#fiesta elegante
Explore tagged Tumblr posts
Text
Francesc Miralles i Galaup (Spanish, 1848-1901) Fiesta elegante (An elegant soirée), n.d.
#Francesc Miralles i Galaup#Francesc Miralles#spanish art#spanish#spain#fiesta elegante#An elegant soirée#1800s#art#fine art#european art#classical art#europe#european#regency#western civlization#culture#fine arts#oil painting#europa#mediterranean#society#european fashion#fashion#blonde#brunette#redhead#ladies and gentlemen#piano#ladies
121 notes
·
View notes
Text
Alguna vez en la vida hay que vestirse elegante...
2 notes
·
View notes
Text
Accesorios para el cabello que te harán deslumbrar en fin de año
¡Hola, Curly! Seguro que ya andas como loca buscando el vestido perfecto, los zapatos ideales y todo el kit para deslumbrar en Nochevieja o el fin de año. Pero antes de que me ponga a soltarte el rollo sobre las últimas tendencias en ropa, vamos a hablar de algo que muchas veces se pasa por alto: los accesorios para el cabello. Sí, esos pequeños detallitos que pueden marcar la diferencia entre un…
#Moda y belleza#Accesorios brillantes#Accesorios glamorosos#Accesorios para el cabello#accesorioscabelloafro#acesoriocabelloafro#Complementos para el cabello#Detalles para el cabello#Diademas de fiesta#Estilo de fiesta#Estilo sofisticado#Horquillas decorativas#Ideas para eventos#Inspiración para fiestas#Peinados elegantes#Tendencias en accesorios#Tocados modernos
0 notes
Text
#- 🔥 **Chimenea portátil de mesa con 3 quemadores**#- 🌿 **Etanol de combustión limpia#sin ventilación**#- 🏠 **Perfecta para uso interior y exterior**#- 🎉 **Ideal para fiestas y reuniones en patios**#- 🛋️ **Decoración elegante con estilo tradicional**#- ⚪ **Acabado pintado para un toque refinado**#- 🪑 **Fácil instalación sobre la mesa**#- 🔥 **Portable tabletop fireplace with 3 burners**#- 🌿 **Clean-burning ethanol#no ventilation required**#- 🏠 **Perfect for both indoor and outdoor use**#- 🎉 **Ideal for parties and patio gatherings**#- 🛋️ **Elegant decoration with traditional style**#- ⚪ **Painted finish for a refined touch**#- 🪑 **Easy to install on any table**
1 note
·
View note
Video
youtube
Tutorial de Peinado Elegante para Fiestas 💃 Bodas 👰 o Graduación 🎓
#youtube#tutorial de peinado#peinado elegante#Peinado Elegante para Fiestas#peinados para bodas#peinados para grados#peinados para graduacion
0 notes
Text
𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑯𝑨𝑳𝑳𝑶𝑾𝑬𝑬𝑵 | DOS DISPAROS (PT 3)
Pairing: Hwang Jun-ho x (T/N)
Género/Tags: Drama, Suspense, Acción, Angustia, Juegos Mortales, Romance Trágico.
Advertencias: Violencia, Secuestro, Lenguaje Explícito, Temas de desesperación.
----------------------------------------------------
La noche era un caos silencioso mientras el operativo llegaba a su clímax. En medio del bullicio de máscaras, trajes elegantes y secretos que habían permanecido en las sombras, Jun-ho seguía a Gi-hun y al equipo con pasos calculados. Los detalles del plan se entretejían en su mente como un rompecabezas que no podía permitirse fallar. Todo apuntaba a esa noche: la captura de Frontman, la exposición de los juegos y el fin de ese retorcido sistema.
Sin embargo, una sombra persistente se alojaba en su pecho. A pesar de haber dejado a (T/N) encerrada en la habitación del motel, no podía deshacerse de la sensación de que algo andaba terriblemente mal. Pero ahora no había tiempo para distracciones. Debía enfocarse en el objetivo.
En el motel, (T/N) se encontraba entre la frustración y el agotamiento. Había golpeado la puerta, intentado romper la cerradura, incluso gritado hasta quedar afónica, pero todo había sido inútil. Jun-ho había sido meticuloso al asegurar que no saliera.
—Maldito obstinado —murmuró, deslizando la espalda contra la pared hasta sentarse en el suelo.
El silencio de la habitación solo era interrumpido por el leve zumbido del aire acondicionado. Fue entonces cuando lo sintió: un olor químico, apenas perceptible al principio, pero que comenzó a llenarlo todo.
Sus ojos se abrieron de golpe.
—No...
Corrió hacia la puerta, golpeándola con todas sus fuerzas mientras el gas adormecedor invadía sus pulmones. Intentó cubrirse la boca y la nariz con la manga de su chaqueta, pero era demasiado tarde. Su visión comenzó a nublarse, y antes de que pudiera reaccionar, las piernas le fallaron.
Las figuras de los guardias aparecieron a través de la neblina. Uno de ellos la levantó mientras el otro inspeccionaba la habitación para asegurarse de que no había evidencia.
—Tenemos lo que vinimos a buscar —dijo uno de ellos, con voz firme.
El operativo había terminado en un desastre. Aunque Gi-hun había logrado infiltrar la fiesta y obtener algo de información crucial, el equipo había sido descubierto antes de poder capturar a Frontman. Los disparos y las explosiones habían llenado la noche, y ahora solo quedaba el caos.
Jun-ho estaba en el punto de extracción, esperando a que todos se reagruparan.
—¿Dónde está Gi-hun? —preguntó, mirando a uno de los agentes.
—Lo tomaron —respondió el hombre, jadeando—. Los guardias se lo llevaron.
Jun-ho sintió que el mundo se detenía.
—¿Qué?
—No pudimos alcanzarlo... Lo tomaron con vida.
Antes de que pudiera procesar la información, una segunda revelación lo golpeó como una bala.
—¿Y (T/N)? —preguntó, la voz cargada de urgencia.
El agente lo miró, confuso.
—¿No estaba en el motel?
Fue entonces cuando Jun-ho sintió que algo dentro de él se rompía. Giró sobre sus talones y corrió hacia la camioneta que los esperaba, sin importarle las miradas de los demás.
Al llegar al motel, Jun-ho irrumpió en la habitación, con la respiración entrecortada y el arma en la mano. Lo que encontró fue un vacío que confirmó sus peores temores: la puerta estaba abierta, la habitación desordenada y el olor químico aún impregnaba el aire.
—¡No! —gritó, golpeando la pared con toda su fuerza.
Se arrodilló en el suelo, pasando las manos por su cabello, tratando de encontrar sentido a la situación. Había sido tan cuidadoso, tan meticuloso, y aun así, ellos la habían encontrado.
Gi-hun estaba en sus manos. Y ahora, también lo estaba (T/N).
Cuando (T/N) despertó, lo hizo en un entorno que reconoció de inmediato: la sala principal de los juegos. Los participantes estaban alineados, los guardias observaban desde las esquinas, y la tensión en el aire era palpable. Entre ellos, distinguió a Gi-hun, quien la miró con incredulidad.
—(T/N)... —murmuró, acercándose a ella.
Ella lo miró con una mezcla de sorpresa y desesperación.
—Gi-hun... ¿Cómo llegaste aquí?
—¿Yo? ¿Cómo llegaste tú aquí otra vez?
(T/N) abrió la boca para responder, pero las palabras murieron en su garganta. Miró a su alrededor, reconociendo los rostros de los demás participantes. Todo era igual y, sin embargo, peor.
—Me encontraron... —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.
Gi-hun asintió lentamente, procesando la situación.
—No importa cómo llegamos aquí. Lo importante es salir de esta maldita pesadilla.
Pero ambos sabían que escapar no sería fácil. Y en algún lugar fuera de ese infierno, Jun-ho estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para traerlos de vuelta.
#hwang jun ho#squid game#hwang junho x reader#squid game fanfic#squid game oc#the salesman x reader#el juego del calamar#el juego del calamar fanfic#jun ho x reader#squid game one shots#wi ha joon#wi ha joon x reader#fanfic
32 notes
·
View notes
Text
Hijo desconocido (Lando / Charles / Lewis)
Resumen: años después de una relación fallida, descubren la existencia de un hijo.
Nota: uso de ____ (tu nombre).
Masterlist de mi autoría.
Shot de Lewis Shot de Charles
Lando
Cuando el piloto conoció a la diseñadora de moda en cierta fiesta de Mónaco años atrás, no tardó en caer profundamente enamorado de ella. Y fue correspondido. Se amaron con locura y una intensidad tan maravillosa que cualquiera que los veía pensaría que eran la pareja perfecta. Pero entonces Lando cometió un error, uno que la mujer no pudo perdonar.
Lando cenaba en casa de sus padres cuando una noticia proveniente del televisor llamó su atención.
~ La reconocida diseñadora de moda ____ Romano, que lleva más de 4 años fuera de los focos, volverá a la escena este viernes. El sorpresivo anuncio de una nueva colección acaba de explotar en Mónaco. Se hará un gran y exclusivo desfile, además de una cena benéfica. Lo recaudado será... ~
—¿Estás bien?—
Cisca miró a su hijo preocupada, pues sabía lo importante que era la mujer en la vida de Lando.
—... Es como si no hubiesen pasado 4 años... Esta igual de hermosa que la última vez que la vi.—Lando tragó en seco, sintiendo como si una roca bajara por su garganta.
La mujer hablaba emocionada en el programa, con un brillo y emoción que Lando creyó haber olvidado ver de ella.
No hubo nada de eso en los últimos días que la vio.
—¿Irás a ese desfile?—su padre lo miró, mientras se llevaba un bocadillo a la boca.
—¿Por qué lo invitaría?—Cisca intervino—. Lo último que esa chica querría ver es la cara de este tonto.—
—Gracias por el aliento, ma.—
—Me hiciste perder a la nuera más linda y amable del mundo.—la mujer suspiró frustrada—. La tristeza que le causaste la hizo desaparecer por años ¿Crees que verte en su evento de regreso será sano para ella?—
Cisca tenía un punto, y Lando lo entendía.
Pero aún así...
—Tienes razón, no me invitará al desfile de ninguna forma... Pero podemos pagar el asiento en la cena, y ayudar en su causa ¿No crees, mamá?—Cisca no se veía muy segura—. Solo iremos a cenar, prometo no meterme en problemas.—
—No sé si quiero avalar tu actitud acosadora pero... Quiero volver a ver a esa niña.—
El evento finalmente había llegado, y a pesar de que no asistieron al desfile, madre e hijo Norris pudieron ver a las modelos usar los vestidos en una pequeña presentación antes de la cena.
Y entonces ella apareció.
____ se paró en el centro del enorme comedor, agradeciendo a los presentes por su ayuda y explicando a dónde iría lo recaudado. Pero Lando no estaba asimilando nada de aquello. Su mente solo podía concentrarse en algunas cosas específicas de ese momento.
Su voz...
Su sonrisa...
Los pequeños holluelos en sus mejillas...
Lando entendió algo.
Aún la amaba. Amaba todo eso. La amaba por completo.
—Hijo ¿Estás bien?—
—... Pensé que ya la había superado pero no, mamá... Quiero hablar con ella.—
—Prometiste no hacerlo.—Lando la miró con cierta desesperación—. Ah, ni se porqué te creí la primera vez... Si vas a hacer una escena, espera al final del evento. No hagas un desastre antes, no arruines la noche.—
El piloto decidió obedecer el pedido de su madre, y solo se limitó a comer y observar a la mujer que comía en la mesa principal acompañada de un grupo de personas que Lando reconoció como colegas del ámbito. Él había estado muy presente en el mundillo del diseño por la mujer, asi que conocía a sus amigos, colegas, mentores... ____ quería que él fuera parte de su vida, lo presentaba a todo el mundo como su novio.
Y él destruyó eso...
—Iré al sanitario, querido. Quédate aqui y no hagas nada raro.—Cisca bajó a Lando de su burbuja—. Ya casi termina el evento, no lo arruines.—
—Si, ma...—
Cisca caminaba algo desorientada por los inmensos pasillos del elegante lugar. Ya ni siquiera tenía tantas ganas de ir al baño, pues había quedado encantada por toda la edificación.
Comenzaba a creer que estaba llegando a un ala del edificio ajena a la fiesta cuando una vocecita llamó su atención.
—¡Abu Cici!—
Cisca se llevó una grata sorpresa al ver a la pequeña Danah correr hacia ella.
Durante el noviazgo de Lando y ____, la pequeña sobrina de la diseñadora la acompañaba cual koala a todos lados, razón por la cual Cisca la veía seguido en reuniones familiares. Y llegó a tomarle un gran afecto. Verla años después ya más grande, y ser recordada hizo que su corazón se entibiara. Pero mientras la niña la abrazaba con fuerzas, habia otra cuestión por atender.
—Me alegra verte, princesa... ¿Tu amiguito quién es?—
En cuanto el pequeño levantó la mirada y Cisca vio la carita oculta con aquel gorrito de pescador, casi se desmaya.
Lando caminaba a paso apresurado por todo el lugar, intentando encontrar a su madre. El evento había terminado, y la gente comenzaba a irse. No quería perder la oportunidad de hablar con ____, pero tampoco quería perder a su madre en aquel inmenso lugar.
Caminaba algo perdido por el área de sanitarios cuando su celular sonó.
"estoy en el jardín interno, tras las escaleras. Ven ahora."
Le extrañó lo corto y directo del mensaje de su madre, pero decidió no darle muchas vueltas y acercarse al lugar señalado.
—¿dónde estabas? Llevo casi media hora buscándote... ¿Estás bien?—
Lando se acercó a su mamá, quien no se veía nada bien. Estaba pálida, sentada en un banco junto a un árbol.
—Cici dijo que le dolía la cabeza asi que la trajimos aquí y fuimos por agua.—
—... ¿Danah?—
Lando no llegó a asimilar aquello, cuando le dedicó mayor atención al niño que le extendía una botellita de agua a su mamá. Y lo notó.
Hasta el más tonto en la faz de la tierra notaría el inmenso parecido de aquel pequeño de gorrito con Lando. Era su viva imagen de pequeño.
—¿... Es tu amigo?—Lando se agachó frente al par de niños, y por un segundo se olvidó de su madre.
—Valentino es mi primo, hijo de tía ____.—la pequeña se llevó las manos a la boca, arrepentida por lo que acababa de decir—. Pero no debía decirlo... Creo que debemos irnos.—
Danah tomó al niño de la mano y juntos comenzaron a alejarse.
Lando se sentó junto a su madre, en un silencio extraño pero impaciente.
—Se llama Valentino... Supongo que es el último dejo de aprecio para ti ¿No crees?—Cisca miró a Lando, quien no parecía estar asimilando nada de aquello—. Ahora... Creo que sí debes hablar con ella.—se levantó—. Porque a esa pequeña cosita hermosa la quiero volver a ver ¿Viste sus ojitos? Sus mejillas regordetas... Eres tú, diablos. Ni ADN se necesita...—
Lando no la estaba escuchando.
—¿A dónde fueron? Me dijo la nana que fue al baño y cuando volvió ya no estaban en la sala.—____ miró preocupada al par de niños sentados en el sofá.
Mientras la mujer atendía el evento, los pequeños estaban en un ala no concurrida del predio. ____ no quería exponerlos, mucho menos a su hijo. Después de todo, no mucha gente sabía de su existencia. Sería una noticia de primera plana, un escándalo. Uno que ____ no quería enfrentar.
Se llevó un buen susto al despedir a todos, volver con ellos y encontrarse con que no estaban.
—Vimos fuegos artificiales por la ventana y quisimos ir al patio a verlo mejor.—explicó Danah—. Volvimos enseguida después de eso.—
—Abu Cici.—Valentino tiró apenas de la falda de la mujer, quien sintió enseguida un pinchazo en el pecho por el nombre.
—¡Shh! No hablas nunca y si lo haces nos metes en problemas.—Danah lo señaló indignada.
—... ¿Vieron a Cisca?—____ se desesperó un poco—. Dime qué pasó.—
La pequeña le explicó de forma torpe y apresurada qué había pasado. Como Cisca se alegró de verla, y como se sorprendió por Valen. Pero antes de poder mencionar a Lando, la niñera de los pequeños llamó a la mujer. Alguien quería verla.
—Cici.—
Cisca casi se derrite al ver al pequeño acercarse a ella. Intentó enseguida tomarlo en brazos, pero se detuvo y miró a ____.
—¿Puedo...?—
—Adelante, Cisca... Es su nieto después de todo... ¿Puede llevarse a Danah también? Quiero hablar con Lando un momento.—
La mujer no se hizo rogar, atrapó al niño entre sus manos, estrujándolo con cariño. Lo acomodó en un brazo, y con su mano libre tomó la de Danah y juntos salieron del lugar.
Lando no sabía qué hacer.
Durante toda la travesía de encontrar a la mujer, pensó en mil situaciones.
Él enojado reclamándole por el niño.
Él arrepentido pidiendo perdón.
Ella dándole una cachetada.
El niño no queriendo conocerlo...
Pero ahora ahí estaba, y no sabía qué hacer.
—... Si quieres tener trato con él, yo no me opondré. O si quieres solo hacerte a un lado, tampoco habrá problemas. No me interesa..—
—... ¿Esa es tu solución a todo esto?—Lando no podía creer lo que escuchaba—. Para empezar, debiste decirme que ibamos a ser padres.—
—Oh, iba a hacerlo, de hecho.—por la expresión eufórica de la mujer, Lando supo que estaba acabado—. Pero ¿sabes qué? El día que lo supe fui emocionada a casa, para contarte la noticia ¡Y tú te estabas cogiendo a otra en nuestra puta cama!—
—____, no
—¿Debía decirlo ahí o después, cuando intentabas justificarte?—soltó con ironía venenosa—. Vete a la mierda, Lando... Valentino es mio, mi hijo, a quien crié y cuidé SOLA. No te necesitamos... pero no te negaré nada si quieres estar presente. Hablaré con mi abogada para que arregle todo. No quiero problemas.—
Lando se sorprendió -para mal- del inmenso cascarón defensivo que la mujer armó a su alrededor. Se estaba descargando un enorme peso que seguramente llevaba años aguantando.
Lo odiaba, lo había borrado de su vida.
Y él no podía culparla.
—... Lo último que quería era que pensaras que iba a atarte con un hijo. Decidí seguir adelante con el embarazo pese a tus mierdas... Y no me arrepiento.—
—Lo entiendo... Y yo... Realmente no termino de procesar todo esto, ____.—Lando no sabía cómo continuar—. Quiero estar presente para el niño... Y por si no fue obvio, mamá ya no lo soltará.—la mujer se relajó un poco con eso último.
—Cisca siempre pidió un nieto... Danah era el alivio para ello.—resopló con cierta gracia—. Valentino tendrá una gran abuela.—La mujer revisó su celular en cuanto sonó—. Es tarde... Me pondré en contacto con mi abogada, ella arreglará con tu abogado una cita... Tal vez mañana en la tarde ya esté todo acomodado.—Lando asintió—... Y lamento si no lo dije antes, no gue correcto... Pero creo que entiendes la complicada situación ¿no?—
Te engañé, te rompí el corazón... Por supuesto que entiendo la mierda que te hice pasar...
~ Tres meses después ~
—¿Y qué tal?—
—Es el peor cuarto infantil que vi en mi vida... Debiste contratar a un diseñador de interiores. Que horror.—Lando miró decepcionado la expresión de desaprobación en el rostro de su madre—. Tino tiene 4 años ¿Qué es esta cama de universitario? Y este color de pared... es un espanto.—
—Ya ya, entendí... Devolveré todo y compraré otras cosas.—
—Y no olvides la ropita, que tenga sus propias cosas aquí. Éste también tiene que ser su hogar.—
—Lo gracioso es que si no hubiese sido una mierda hace 5 años, éste SI sería su hogar... Y también el de ____.—
—Bueno, hijo. Asi son las cosas... Al menos agradece tener buen trato ahora.—
—____ apenas y me saluda...—
—Conociendo a ____, es demasiado bueno. Podria ser peor...—Lando suspiró.
El hombre comenzaba a pensar en qué diablos hacer con el cuarto, cuando su celular sonó. Era ____. Aquello lo preocupó, pues no era dia de visita, y tampoco era un horario muy regular.
—Hola, ____.—contestó enseguida—. Es raro que me llames ¡No es que me moleste ni nada! Pero... Me sorprendió...—
~Hola, Lando. Escucha, eh... No es muy importante pero...~suspiró~. De la guardería de Valen piden una foto familiar, para armar un árbol con las familias de cada niño y... No voy a negar que solo iba a mandar una del enano y yo pero... Creo que deberías estar en la foto. Para que el niño sepa que ambos estamos para él... ¿Te parece bien?~
Cisca se dio un pequeño susto al ver que Lando alzaba las manos emocionado.
—¡Sí sí, por supuesto! Gracias por tenerme en cuenta.—sonrió emocionado contra el celular—. ¿Cuándo tomamos la foto?—
~En la tarde vendrá un fotógrafo a casa... Vístete con ropa clara.~
—Imagino que planeaste toda una escenografía.—
~Ya lo sabes. O lo hacemos bien-
—O no hacemos nada, sí... solías decírmelo todo el tiempo, cuándo hacíamos cualquier cosa.—un silencio raro los rodeó, y Lando se arrepintió del comentario—... Estaré a las 5 ¿bien?—
~Bien, si...~
La mujer cortó, pero Lando se quedó un segundo más con el celular en la mano. Se sintió bien.
—Tomaremos una foto familiar para la guardería de Tino.—el piloto miró emocionado a su madre—. Ella me tuvo en cuenta, me quiere presente.—
—Pero es lo que corresponde, hijo... No te ilusiones con cosas que no están ahí...—
—Tarde, ya me emocioné.—Lando sonrió—. Bueno, iré a alistarme... Debo vestirme bien o se arruinará la foto.—
—¿Qué tal? La diseñadora lo aprueba?—
—... Después de tanto tiempo juntos, algo de estilo tenías que aprender... Quítate esa chaqueta y abróchate esos botones.—Lando negó divertido antes de obedecer.
Valentino se acomodó en un pequeño sofá, y sus padres se acomodaron detrás.
—¿Es mucho pedir un abrazo?—el fotógrafo se paró frente al par.
—¿A padres divorciados? Cómo cree.—Lando supo que era en tono burlón, pero al fotógrafo lo incomodó.
—Tal vez... Tengo una idea ¿Te parece?—____ asintió enseguida.
—Perfecta. Seguro será la mejor del salón.—
____ tomó la foto emocionada.
—No quieras competir con otros niños por una foto.—
—Con los niños no, con sus papás.—____ le sonrió divertida, olvidando por un segundo esa postura fría que intentaba mantener con él. Lando disfrutó ello.
—¿Hacen... Algo ahora? Pensé que podríamos ir de compras.—Lando se apresuró antes de que la mujer lo rechazara—. Quiero comprar cosas para que Valen tenga en casa. Ropa y muebles. Lo de tonterías y juguetes ya lo cubrí.—
—... No sé qué tan buena idea sea, Lando.—
—Solo será un rato. Compramos ropa, vemos algunos muebles... Para que tenga un cuarto lindo en casa.—La mujer suspiró.
—Bien... Pero si algún periodista se acerca a preguntar, lo mandaré al diablo.—la mujer comenzó a juntar algunas cosas de la sesión de fotos—. Si hay algo que no extraño es tener que ser amable con todo el mundo por miedo a que la FIA te sancione.—
—Evita los insultos y estaremos bien.—
—Ah, no evitaré nada. "estoy comprando una maldita cajonera de mierda, váyanse al diablo, ustedes y el idiota de Lawson. Debían subir a Tsunoda.—Lando no pudo evitar reír por eso.
—Eso fue muy personal... No pensé que siguieras las carreras.—la ayudó a mover el sofá.
—No te creas tan importante como para arruinarme mi deporte favorito...—
Auch...
—¿Sabes...? Nunca me dijiste porqué escogiste Valentino.—
____ terminó de acomodar el sofá y volteó a mirarlo.
—¿No es evidente?—
—Un poco... Pero quiero saber bien la decisión.—
La mujer se sentó en el sofá, mirando pensativa al niño que jugaba con unos autitos en la alfombra de la sala.
—"Valentino Rossi es mi idolo supremo y es el mejor de todos... El número 1".—volteó hacia Lando—. Eso me dijiste la primera vez que nos conocimos ¿Recuerdas?—Lando asintió, sintiendo un nudo en la garganta de solo rememorar esa primera charla. La única necesaria para entender que quería a la mujer a su lado—. Iba a llamarlo Ayrton... El que SÍ es el mejor piloto, ídolo supremo, número 1...—
—No compares-
—"Peras con manzanas, autos y motos no son lo mismo" sisi, dijiste eso aquella vez también. Te ofendiste como un niño cuando los comparé.—____ sonrió apenas—. ¿Que porqué le puse Valen?... Pues no lo sé con exactitud... Al tenerlo en brazos, pensé en ti... En si sería importante para ti... Si llegarías a quererlo en algún momento... En lo mucho que amaría que él también fuera tu número 1.—lo miró—. Tal vez yo no lo fui, pero Valen creo que podría serlo ¿No?—
Lando sintió que se derrumbaba con eso último.
El hombre se acercó enseguida a la mujer que se levantó del sofá, atrapando sus manos y mirándola con una desesperación pocas veces vista en él.
—Tú eres mi número 1, siempre lo has sido.—presionó apenas sus manos, acercándose aún más—. Y sé que me equivoqué y que soy una mierda por ello... Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea para arreglarlo... No quiero hacer un hogar solo para Valentino y para mi... Quiero un hogar para los 3, hacer una familia.—la miró suplicante—. Por favor... Solo una oportunidad.—
____ no pudo mantener su postura defensiva, pues las manos de Lando atrapando las suyas le trajeron sentimientos antiguos nuevamente. Quería abrazarlo. Toda esa frustración y soledad que había sentido en todos esos años quiso pasársela a él, compartir ese peso que tanto la había acompañado. Pero no lo hizo.
—... Fueron muchos años, Lando.—
—Recuperaremos el tiempo perdido, lo prometo. Tengo dos meses de vacaciones, podemos irnos los tres juntos a algún lado, a Hawái que tanto te gusta.—se emocionó de su propia idea.
—Yo no puedo hacer de cuenta que nada de esto pasó y jugar a los padres perfectos, como si en realidad no hubiera estado sola.—
—Empecemos de cero entonces, de a poco... Haré que vuelvas a enamorarte de mi... Yo te sigo amando igual que siempre, asi que esa parte ya esta solucionada.—
La mujer rió apenas, abrazándolo finalmente. Y Lando se derritió en sus brazos. La estrechó con necesidad, temeroso de que aquello se tratara de una ilusión.
—Hawái entonces... Tú pagarás y organizarás todo.—la mujer se separó finalmente.
—Será nuestra primera cita, le pondré el máximo esfuerzo...—
Tal vez las cosas aún se sentían algo extrañas entre el par de padres, tal vez aún tenían inseguridades sobre cómo recomponer la relación.
Pero Lando estaba dispuesto a mover cielo y tierra para recomponer su pequeña familia y recuperar al amor de su vida.
Y ____ pensaba dejarlo intentar.
#español#x lectora#formula 1#lando norris#formula uno#formula one#formula x reader#lando x y/n#lando norris x reader#lando x you#lando x reader#formula 1 x lectora#formula 1 x reader#formula one imagine
36 notes
·
View notes
Text
He only dates pretty girls. ✰ hwang hyunjin
ー♡̵ pairing. hwang hyunjin x female!reader
ー♡̵ género y warnings. smut - sin muchos detalles, fluff, uni!au
ー♡̵ autora original. @leeknow-thoughts
ー♡̵ wc. 0.7 K
MASTERLIST
Fue una comprensión vergonzosa cuando descubriste que te habías enamorado de él. Estaba fuera de tu alcance y lo sabías. Oh, cómo lo sabías.
"Sólo sale con chicas bonitas", parecían decir todos sus amigos.
Como si ellos mismos te recordaran cuál era tu lugar.
Era inteligente, solo necesitaba clases particulares de matemáticas. Todos los martes y viernes ibas a su casa de fraternidad para ayudarlo con trigonometría. Cada vez que ibas, aprendías algo nuevo sobre él. Cada vez que ibas, él también aprendía algo nuevo sobre ti.
La semana pasada ambos hicieron menos matemáticas y hablaron más. Hablaron de todo, desde música hasta exámenes y zapatos.
Era guapo. Hasta un ciego podía ver su belleza, porque su belleza no se limitaba a su apariencia. Era hermoso en su voz, en su pasión, en su bondad.
Su presencia también era hermosa, aunque fugaz. Cada momento con él parecía fugaz, suave como una pluma, pero tan pesado como un ladrillo.
Te encuentras en una de sus fiestas. Sentada en el sofá de su fraternidad, rodeada de cuerpos sudorosos. "Ahí estás! No puedo creer que hayas venido!", escuchaste su voz frente a ti.
Cuando miraste hacia arriba, lo viste. Estaba hermoso, como siempre, con unos sencillos jeans azules y una camiseta negra sin mangas. Sin embargo, lucía elegante.
"Uhm, por supuesto! Gracias por invitarme!", intentas hablar lo suficientemente alto como para poder escuchar las palabras que salen de tu boca por encima de la música.
"¿Quieres volver a mi habitación? Hay un poco de ruido aquí", pregunta.
Por supuesto que accediste. Te tomó del brazo mientras te guiaba por los pasillos de la casa. Subiste por la escalera y llegaste a la primera puerta a la izquierda. Su habitación era así, él.
Estaba limpio y ordenado. "Apuesto a que tienes muchas chicas aquí", el pensamiento se te escapa de la mente antes de que puedas evitar que salga de tu boca.
Él se burla con fingida ofensa "¿Eso es lo que piensas de mí?"
Te encoges de hombros, él se sienta en la cama y da unas palmaditas en el espacio que hay a su lado. Quiere que te sientes a su lado. "Quiero decir que solo sales con chicas bonitas", te ríes entre dientes.
Su rostro se rompe por la sorpresa, "¿Jisung te dijo eso?"
Asientes, recordando cómo el chico te lo dijo después de que le informaste que Hyunjin fue quien te invitó. "Bueno, ¿es cierto?", le preguntas mientras balanceas ligeramente tus pies de un lado a otro sobre la cama.
"Sólo salgo con chicas que me parecen bonitas", responde con sinceridad, "me gustan las chicas que son inteligentes y divertidas y que no suelen salir de fiesta. Me gustan las chicas que son amables y que son buenas en matemáticas, esas son las que me parecen realmente bonitas", tararea.
"Mhm", haces una pausa, "¿te gusta alguna de las chicas de nuestra clase de matemáticas?"
"Oh", su tono baja, "no, estaba hablando de ti, pero sí, también estás en nuestra clase de matemáticas, así que sí"
Todos los pensamientos abandonan tu cabeza en ese instante "¿Crees que soy bonita?"
"¿Por qué crees que es imposible que piense que eres bonita?", cuestiona.
"Tú eres tú", le señalas, "y yo soy yo", te señalas a ti misma.
"Y eres perfecta!" exclama.
Una ola de silencio invade la habitación, no se oye nada más que el latido de tu corazón. Se siente como si te estuvieras viendo golpearte el dedo del pie, pero esperas unos segundos para que el dolor aparezca. Pero el dolor nunca llegó. Tal vez no tenía por qué doler de la forma en que esperabas que dolería. Tal vez nunca hubiera dolido de la forma en que creías que dolería.
Y antes de que puedas pensar, antes de que puedas hablar, sus labios están sobre los tuyos y sus rostros están a centímetros de distancia y él te está besando. Sabe a cerezas y tequila que debió haber bebido antes. Te está besando. Hyunjin te está besando. Te está besan-
"¿Por qué?" suspiras contra sus labios, sin atreverte a separarte de él por completo.
"Porque te necesito, te deseo, por favor", murmura contra tus labios agrietados.
No puedes evitar sonreír contra sus labios cuando dice eso "¿Me deseas?"
"Joder, sí", murmura contra tus labios antes de atraerte hacia otro beso húmedo, "te necesito, joder. Te he necesitado durante tanto tiempo"
No sabes de dónde sacas la confianza para decir, "Entonces tómame"
Y no duele cuando toca fondo dentro de ti. Sus cuerpos se aferran el uno al otro, temerosos del vacío sin el otro. Tus manos recorren suavemente su estómago. Cada una de sus embestidas te acerca cada vez más al borde, te aferras a él cuando te caes sobre él. Y oh es, tan perfecto.
TAGLIST - @monbxby-blog - Comenta si quieres ser agregado al taglist 💗
#hyunjin x reader#stray kids x reader#hyunjin x you#hyunjin scenarios#hyunjin imagines#stray kids imagines#stray kids scenarios#hwang hyunjin x reader#hyunjin#stray kids#hwang hyunjin#stray kids x you#hyunjin x yn#stray kids x y/n#hwang hyujin x yn#skz scenarios#hyunjin smut#hyunjin fluff#skz fluff#stray kids smut#skz smut
51 notes
·
View notes
Text
Delicious temptation on a cold heart
-Ran Haitani x fem!reader
/ You can traslate to your lenguage if you want to dead it /
Words: 14,5k
Synopsis: the Haitani´s Empire is wealthy and powerwful over all Roppongi. Bonten is dangerous than ever.
First chapter, second chapter, thrid chapter, fourth chapter, fifht chapter _Masterlist_
El salón brillaba con la luz suave de las lámparas de araña, y el sonido de la música de cuerdas llenaba el aire, mezclándose con el murmullo elegante de las conversaciones. La fiesta estaba en pleno apogeo, con camareros deslizándose entre los invitados, sosteniendo bandejas de champán y aperitivos delicados. Hope estaba de pie cerca de una de las ventanas grandes, mirando hacia el exterior, intentando calmar el torbellino de emociones que la había estado acosando toda la noche.
Se había vestido como le dijeron. Elegante. ¿Qué era eso? Solo había vestido dos estilos en toda su vida. El formal que la obligaban a llevar en la residencia de su familia y del que se deshizo con la boda y luego el que ella llamaba "despreocupado". Este consistía en vaqueros ajustados o sueltos y jerseys y chaquetas. Nada de vestidos ni ropa con sus medidas y que adaptaban cuando cogía o perdía peso. Y, ahora, parecía más un disfraz entre toda ese gente. Un vestido blanco hasta las rodillas, fluido, que había encontrado entre toda la ropa de su armario y tacones que entendió que por el color iban a juego. De joyas había cogido un collar plateado y largo con pequeñas joyas verdes -esmeraldas reales, supuso- y unos pendientes a juego. Por supuesto, llevaba la alianza de matrimonio. En ese mundo para apariencia lo era todo.
Ran se encontraba unos metros más allá, hablando con un grupo de conocidos del trabajo, sus sonrisas y risas ocasionales retumbando en los oídos de Hope como una burla cruel. Estaban ahí, en esa fiesta perfecta, con la gente perfecta, pero dentro de ella todo estaba mal. Se sentía fuera de lugar, atrapada en un mundo donde cada palabra parecía un desafío, cada gesto una acusación velada. Los tacones le hacían daño. La poca gente con la que hablaba eran extraños y acababan hablando de inversiones y beneficencia.
Las miradas que había intercambiado con Ran durante la noche no habían sido las usuales. Ya no eran cómplices ni llenas de lo que fuera que vivieron en Osaka. Eran frías, tensas, como si estuvieran esperando el momento en que todo estallara. Era como vivir en una realidad paralela, lejos de un momento inicial lleno de diversión a su manera de ser y, de repente, nada. Frialdad. Y cuando una de las mujeres del grupo soltó una risa demasiado alta tras un comentario de Ran, algo en Hope se quebró.
Estaba cansada. Le dolía el cuerpo, con la presencia de los daños en el cuerpo y mentales por lo ocurrido en Osaka y días antes, y solo quería regresar a casa y sentarse y descansar. Hablar con Ran, tal vez, sobre lo que pasaba entre ellos. Podía intentar, al menos, convencerlo de que no estuviera tan enfadado si le prometía a cambio no hacer ninguna imprudencia como la de salir a la tormenta.
El corazón le latía fuertemente. Una mujer castaña y con un traje verde de lo más elegante se le había acercado a preguntarle sobre su interés en una asociación. Hope la escuchaba, pero apenas le prestaba atención. Los dedos le temblaban en la copa de champán, del que bebió otro trago. ¿Debía hacerlo en su estado? De todos modos, no sabía nada. ¿Qué diablos hacia ahí? ¿Por qué no estaba en su casa?
-Discúlpeme un momento.
La mujer le sonrió con educación, aunque era capaz de distinguir la tensión en sus facciones cuando empezó a alejarse. Dejó su copa de champán sobre una mesa cercana y caminó hacia Ran, sin pensar realmente en lo que estaba a punto de hacer. Su corazón latía rápido, y su mente estaba nublada por una mezcla de resentimiento y dolor.
-Ran, ¿podemos hablar? -dijo, interrumpiendo la conversación con más brusquedad de la que había planeado.
Los ojos de Ran se encontraron con los suyos, y Hope vio una sombra de incomodidad cruzar su rostro. Las personas a su alrededor guardaron un breve silencio, percibiendo la tensión, antes de volver a sus propias conversaciones, pero la atmósfera ya se había cargado.
-Mi esposa -presentó en voz baja. La mujer que tenía delante asintió, con una sonrisa hambrienta en unos rasgos simétricamente perfectos. Ran le puso una mano en la parte baja de la espalda, inclinándose hacia ella-. Ahora no -respondió Ran en voz baja, sin alterar la calma superficial que mantenía-. Estamos en medio de algo, Hope. Es importante.
Pero Hope no podía esperar. El silencio era lo último que necesitaba. En lo que se había convertido... Sintió la humillación acumulándose en su garganta, una mezcla de inseguridad y frustración que no podía contener más.
-¿No podemos hablar ahora? Estoy muy cansada. De verdad -su voz temblaba, y aunque trataba de no levantarla, estaba claro que había un filo afilado en sus palabras.
Ran soltó un suspiro pesado, y la sonrisa social que había mantenido hasta entonces se tensó visiblemente. Solo para ella. A ojos de los demás, debía de seguir siendo el encantador hombre que amaba la atención. O lo que diablos fuera que pensasen esas personas ridículamente ricas.
-No es el momento ni el lugar -dijo con los dientes apretados, la tensión en su mandíbula evidente. Estaba tratando de mantener el control, pero su mirada revelaba la frustración que intentaba reprimir.
-¿Cuándo es el momento, entonces? -replicó ella, sintiendo cómo la rabia y el cansancio se mezclaban. Sabía que estaba haciendo una escena, sabía que todos a su alrededor probablemente estaban escuchando, pero en ese instante no le importaba demasiado.
Las miradas furtivas de los otros invitados no pasaban desapercibidas. Algunos se alejaron discretamente, pero otros permanecían, fingiendo no prestar atención, aunque era evidente que estaban atentos al desarrollo de la situación. Ran, consciente de las miradas sobre ellos, dio un paso hacia Hope, bajando la voz, pero con una frialdad que la hizo estremecerse.
-Ahora no.
Hope sintió cómo un calor incómodo subía por su cuello, mezclando el enfado con una profunda vergüenza. Estaba allí, frente a él, delante de todos, y lo único que sentía era humillación. ¿Por qué tenía que ser ella la que se sintiera mal? ¿Por qué, si realmente lo estaba mal y él era consciente? O es que tenía que enseñarle la tímida cicatriz al lado de su frente disimulado con el peinado. Pero a esas alturas, ya no podía dar marcha atrás. Había aguantado demasiado, y ahora todo estaba saliendo a la superficie de la peor manera posible.
-Solo te estoy preguntando si podemos irnos -le intentó explicar-. O si yo puedo irme. No me gusta esto.
-Suficiente -exclamó, de forma que sólo ella lo viera. La mano en su parte baja se volvió tenso, como si quisiera agarrarla y alejarla de todo eso, pero se contenía-. Te he dicho que ahora no.
-Solo te estoy pidiendo una cosa.
Después de lo que pareció una eternidad en medio del salón lleno de gente, Ran asintió con la mandíbula tensa y tomó del brazo a Hope, guiándola hacia uno de los rincones menos concurridos de la fiesta, al lado de una elegante columna de mármol decorada con guirnaldas unidas a una cadena de tímidas luces cálidas que la envolvían. Nunca entendería si teniendo una cultura se aceptaba la invasión y dominio de otra al otro lado del mundo. La música y el bullicio continuaban, pero a su alrededor las miradas furtivas no dejaban de seguirlos.
-No puedes hacer una escena así aquí -dijo con voz baja pero firme-. Lo único que estás haciendo es fastidiar una oportunidad como esta. Necesito esto, Hope, y a la larga tú también te vas a beneficiar de esto.
Se quedó muy quieta y con la boca abierta. Nunca lo había visto así. Fuera lo que fuese... Daba miedo. Hope negó con la cabeza. Estaba sorprendida, muy sorprendida, de que de repente toda la furia y el veneno que hubiera en Ran fueran hacia ella. Se quedó inmóvil, viéndole aflojarse ligeramente el cuello de la chaqueta.
-Pero...
-¿Pero, qué? Dijiste que vendrías y actuarías -replicó, apuntando lo obvio. Con el pequeño matiz de que ella no había aceptado del todo, sino que se le había puesto encima una responsabilidad-. Pero lo único que has hecho es aislarte como si no fuera tu mundo.
Tal vez es que no lo fuera.
Que ese mundo lleno de excentricidad y dinero no fuera suyo porque no lo quería ni realmente había tenido la oportunidad de vivir en él. Sin duda, su hermana se pavonearía con el mejor de sus trajes y joyas y se relacionaría con todos. Pero ella… Ella era otra persona. Una más simple.
-Estoy cansada -respondió, con la verdad por delante. Pero a esas alturas, en ese contexto, solo sonaba como una niña mimada en vez de lo que proponía.
-¿Crees que todo es tan fácil? -respondió, casi con veneno en la lengua y la vena de su cuello a punto de estallar-. Ahora, cumple tu papel y habla con los demás como yo sí estoy haciendo. Aquí hay un orden.
Pestañeó un par de veces en el intento de contener las lágrimas vacilantes. Las palabras de Ran eran duras, pero lo peor era que Hope sabía que tenía razón. Lo sabía. En todo había un orden, lo sabía y conocía por el lado malo de la historia, pero que alguien como él se lo echase en cara le dolía y le quemaba en el pecho. El mismo que le había dicho que la respetaba a su manera de ver las cosas en el matrimonio, y que protegería sus votos a pesar de no ser un matrimonio normal.
Hope tragó saliva, las palabras atascadas en su garganta. Lo que más la desgarraba era que Ran tenía razón. Pero tampoco podía ignorar el dolor que la invadía y le machacaba el cuerpo y los pies, ese vacío que él no parecía comprender, esa sensación de que cada vez que intentaba acercarse, algo se rompía aún más.
-¿Tanto te cuesta hacer las cosas? ¿Tanto te cuesta hacer lo que has hecho toda tu vida, viviendo entre lujos y con una educación de las mejores? -le preguntó él, sin mirarla, y dando sorbo a la copa de champán que el camarero se había acercado desfilando con la bandeja-. A veces parece una salvaje.
Solo le había pedido marcharse antes. Solo eso. ¿Y le estaba haciendo una escena diciendo todas esas cosas horribles de ella? Las piernas de Hope temblaron ligeramente. Los pies le dolían, pero se las arregló para mantenerse en pie como pudo. Sentía la cara arder de vergüenza y rabia. Vergüenza porque la estaban regañando como una niña y rabia porque era incapaz de hablar; sentía la lengua pegajosa en la boca y los dedos crisparse en los puños temblorosos de una dama. No. Ella nunca había sido una dama. Aunque la hubiesen criado de esa manera, seguía siendo una persona normal. Una bastarda.
Tal vez él tuviera razón. Con la cara roja y ese aspecto, podía decir que la había cagado de verdad. Que nada de eso era un juego. Nada lo era. Aunque la vistieran y la adornaran a ese nivel, nada iba a cambiar lo que realmente era. Una intrusa en ese mundo. Una persona que fue abandonada por su madre a los pocos meses en la casa de su amante, que resultaba ser una persona de gran estatus y una pésima persona. Una que recibió una educación excelente para el poco valor que tendría. Ni las palizas de su padre y tutores la habían convertido en alguien decente... El peso de todo se echó sobre ella. Tal vez... Tal vez su madrastra tuvo razón el día de su boda:
«-Es una pérdida de tiempo y de dinero esforzarse contigo. Eres una desagradecida. Me he esforzado tantos años contigo y fíjate, no eres más que una pérdida de un tiempo que podría haber dedicado en mi hija -le había dicho, mirándola a través del espejo una vez le pusieron el vestido. Uno que le apretaba y apenas dejaba respirar, y el velo, como si pudiera cubrir algo de valor personal-. El señor Haitani tendría que haber elegido a tu hermana, pero como siempre, tienes que arruinarlo todo. Ahora, más te vale que te comportes a no ser que quieras que tú pequeña jugarreta se tuerza».
Hubiese sido más fácil habérselo jugado como decía ella. Haber hecho una escena que la degradase hasta el punto de que nadie la viera como una figura decente de tradición y elegancia. Que nadie se quisiera casar con ella. Perder su valor y vivir encerrada en una casa maldita. Si no lo hizo fue por huir de ese lugar. Si estaba como estaba ahora, era por sus deseos.
Por su egoísmo.
Por querer algo que nunca conseguiría.
La música y las risas a su alrededor parecían más lejanas de lo que realmente estaban. Para Hope, la habitación parecía encogerse, el peso de las palabras de Ran cayendo sobre ella como una losa. Sabía que tenía razón. Sabía que ella misma estaba contribuyendo al muro que se alzaba entre ellos, pero escuchar a Ran ponerlo en palabras, frente a toda esa gente, la hacía sentir más humillada que nunca.
Porque se había casado con el trofeo que todos ansiaban, mientras que ella era las sobras de una familia que habría dado cualquier cosa por hacerla desaparecer y cederselo a su perfecta hija de rizos y piel claros.
-Ya veo. Lo siento.
Hope intentó controlar su respiración, que comenzaba a agitarse por el descontrol emocional que sentía en su interior. El hambre también influía negativamente, sustituyendo ese apetito por una incapacidad de contenerse. Pensaba que aguantaría, pensaba... No pensaba nada. Le temblaban las manos, y el cuerpo. No sólo por el miedo y los recuerdos exactos que se repetían en su cabeza, sino por el alcohol que la confundía.
-Ni se te ocurra volver a hacer una escena -respondió él sin mirarla-. Parece que lo único que sabes hacer aparte de pintar y comportarte como una niña. Tendría que haber traído a otra persona.
Hope sintió cómo la presión en su pecho se intensificaba, como si una cuerda invisible la estuviera apretando hasta asfixiarla. La sola mención de esa otra persona le dolió como un puñetazo en la boca del estómago, como unas manos estrangulándola hasta dejarla sin sentido… Pero, en el fondo, sabía que Ran tenía razón en eso, sabía que ella había mantenido todo dentro durante demasiado tiempo, pero ahora que estaba allí, frente a él, incapaz de contener sus emociones, todo parecía salir de la peor manera posible.
Hope se dio la vuelta y se marchó. Pero no a otra zona para seguir con aquello, donde las miradas estuvieran sobre ella juzgándola o haciéndola sentir enferma. Se mezcló entre la gente, sí, que todavía los miraban con curiosidad por saber qué hablaban, pero su destino fue otro. Uno muy diferente.
No tendrían que haberla sacado de casa. No tendría que haber salido. Su única función en aquel adorno de matrimonio era no molestarle. Y lo había jodido todo pensando que podría funcionar algo que nunca estuvo en marcha. Tendría que haberse quedado como estaban, sin hablarse e ignorándose como lo que ambos querían; una liberación de aquel papel.
Se tropezó con un par de personas y se disculpó con ellas mientras buscaba la salida. Desaparecer de ahí es lo que necesitaba. Nadie la conocía, así que nadie la echaría de menos. Contuvo las lágrimas hasta el final, y se sentía orgullosa de aquello. De no haberse humillado más de lo justo cuando encontró la salida y bajó los escalones del edificio hacia la calle. Los tacones la estaban matando. Casa. Solo quería llegar a casa, quitarse aquel disfraz que la habían hecho llevar pensando que cambiaría algo y no volver a salir en mucho tiempo. No ver a nadie, también.
Porque estaba segura de que a la perfecta de su hermana pequeña le hubiese quedado mejor que a una pelirroja fea y enferma. Una cuyo futuro estaba marcado por la decadencia tanto laboral como emocional.
Una vez dentro y sola del coche, se quitó los tacones. Tenía los dedos rojos y los talones hinchados con heridas. Hope dejó caer los tacones en el asiento a su lado, centrándose en las heridas recientes y sangrantes. Entonces, se permitió el lujo que hasta el momento había contenido de llorar. Las primeras lágrimas cayeron sobre el vestido intacto de la velada, y las siguientes continuaron el camino hacia sus miembros descubiertos. Intentó limpiarlas sin éxito. Estaba siendo ridícula. Estaba humillándose con eso. Había gente muriéndose de hambre en cualquier parte del mundo y ella estaba llorando porque su pareja le había dicho la verdad a la cara.
La vergüenza y humillación volvieron como una ola que arrasaba todo a su regreso al mar. Las palabras de Ran dolían, pero dolía más la verdad que había en ellas. Que hubiese preferido llevar a esa persona en vez de a ella. Era ridícula y una egoísta, una persona que solo se preocupaba por ella y veía a todos como enemigos. Otra lágrima cayó, pero para ese momento eran un río en descenso sobre su mejilla. Una niña patética que siempre había recibido atención. La amargura se instaló en ella, como una segunda capa. ¿En qué momento pensaba así? Todo eso era mentira. Solo hacía falta verlo en una radiografía. La cantidad de huesos rotos y soldados, los partes médicos en los que se hablaba de inflamación en zonas superficiales y sus continuos sangrados.
Volvió a mirar los tacones. Y al vestido que seguía llevando. El collar y la pulsera se sentía como cadenas alrededor de ella. Se quitó una, seguida de otra que acabaron al otro lado del coche.
-A casa -consiguió decir, con un hilo de voz.
En silencio, el coche se puso en marcha. Lejos del edificio, lejos de la fiesta, lejos de absolutamente todo ese mundo que la detestaba.
Hope no salió de su estudio en una semana. A Ran Haitani tampoco le importó. Seguramente porque nunca me había importado ella.
La noche en la que regresó a casa descalza y con la cara hinchada de llorar en la parte de atrás del coche, fue cuando lo decidió. Después de comerse un plato recalentado de macarrones y llorar en el suelo del cuarto de baño para quitarse todo aquel disfraz que la adornaba. Luego hubo lanzado el anillo de matrimonio a cualquier lado de la habitación para no volver a verlo. Se encerró en su estudio y pintó. Pintó toda la noche hasta que se durmió en el sofá lleno de apuntes sucios tapada con una manta que apestaba a acetona. Si Ran volvió a casa esa noche, le dio igual.
La criada le dejaba la comida delante de la puerta, y la merienda y la cena. Supo que tenía que hacerlo cuando se negó a aparecer el primer día y la criada le dejó las comida y ropa limpia. Había un baño en esa habitación. Nunca se imaginó tener que usarlo.
Otras veces, en vez de pintar, se quedaba mirando a la nada. La batería se le acabó al segundo dia. Estaba segura de que su tía se iba a preocupar por no llamarla ni ir a verla... Pero de todos modos, no hizo nada por remediarlo. Lloraba la mayor parte del tiempo, y la otra se dedicaba a gasta ríos montones de pintura que había en los armarios en cuadros iracundos y lamentables a la vista.
Ahora, entre pinceles y lienzos a medio terminar, su mente volvía una y otra vez a esa noche. Las palabras de Ran seguían ahí, clavadas como espinas. No es que él no la entendiera, pero había algo en su comentario que tocaba una herida profunda, una inseguridad que Hope nunca le había confesado. Inseguridades, probablemente. Y una fragilidad que él había aprovechado. Sabía que no podía culpar a una persona que perdía los estribos de esa manera por algo que era su culpa, pero sí a una que le había gritado lo inútil y tonta que era continuamente. El perfecto Ran Haitani había decidido humillar a su esposa en vez de así mismo, porque nada iba mal con él. Dejar a salir las imperfecciones de ella era mejor que asumir muchas otras cosas.
El sonido familiar de la puerta del estudio entreabriéndose hizo que Hope levantara la mirada, pero no dejó el pincel. Era la criada, una mujer silenciosa y meticulosa que había trabajado para ellos desde que recordaba esa casa. Hope siempre la apreciaba por su discreción, pero desde la discusión con Ran, incluso la presencia de esa mujer le resultaba incómoda. Era como si su vergüenza se hiciera más palpable cuando había alguien cerca.
Cruzó el umbral con su paso suave, cargando una bandeja con algo de comida que Hope había ignorado en las últimas horas. ¿Qué hora era? Todavía hacía sol. Sin decir nada, la dejó en la mesa pequeña junto a la ventana. Al colocar el vaso de agua, Hope notó el leve titileo del teléfono móvil que Amalia llevaba en la mano, y supo, antes de que ella siquiera abriera la boca, lo que estaba por pasar.
-Es el señor -respondió, con cuidado. Conocía la situación entre ambos mejor que ninguno en esa casa. Probablemente la habría escuchado llorar varias veces.
Hope contuvo la respiración. Los ojos de la mujer eran neutrales, pero Hope sentía el peso del momento, de la decisión que estaba por tomar. Podía sentir el nudo su estómago apretandose y tirando de ella al fondo del largo helado. No estaba lista. No estaba preparada para escuchar de nuevo su voz, su tono, volver a soportarle a él y su carácter. Sus manos temblaron, pero no extendió el brazo para tomar el teléfono que la criada le tendía con tanta amabilidad en su cara.
En cambio, negó con la cabeza lentamente, una expresión firme, pero doliente, y volvió la vista hacia el cuadro. La pintura roja chorreaba como sangre... Hayakawa. Él ya no estaba.
Silencio por parte de ella.
Escuchó de fondo un cuchicheo, un parloteo rápido al otro lado de la línea, con seguridad. Odiaba pensar en que estaba tan acostumbrada a escucharle hablar que lo echaba de menos. «No».
-Insiste, señora.
Hope no se movió. Lentamente, dejó el pincel sobre la paleta en la mesa...y cogió una
-Y yo insisto también.
-Señora...
-¡Dile...! -no pudo evitar alzar la voz. El sonido de la radio quedó opacado en el proceso-. Dile que si tiene tiempo para llamar, tiene tiempo para buscar a otra persona que entretener. Pero yo también tengo cosas que hacer.
La criada asintió en silencio, entendiendo que no podía insistir más. Dio media vuelta, y mientras se dirigía hacia la puerta, Hope sintió una punzada de culpa, una especie de vacío que se expandía dentro de ella. Justo antes de que saliera, Hope habló, su voz quebrada.
-Gracias.
La mujer asintió sin mirarla, cerrando la puerta tras de sí con un cuidado excesivo, como si temiera romper algo más que el silencio de la habitación. Se lo merecía. Por ser una niña arrogante y quejica. Que todos se apartaran de ella.
Tal vez fuera lo mejor.
El estudio volvió a sumirse en la calma asfixiante de los días anteriores. Hope se quedó mirando el lienzo, su mente dando vueltas, pensando en lo que Ran habría dicho si hubiera contestado. Quizás estaba equivocado, quizás también estaba sufriendo, pero ella no podía darle lo que pedía todavía. No sin resolver antes su propia maraña interna. ¿Por qué iba a estar sufriendo? ¿Por qué una mancha no salía de su camisa favorita? Podía comprar otra. Como siempre hacia la gente con dinero. También podría comprarse una nueva esposa, una sumisa y que supiera comportarse.
Cerró los ojos, recordando las palabras de Ran en la fiesta, su tono despreocupado, casi burlón, como si no hubiera considerado el daño que podían causar. Pero la verdad era que no fue solo el comentario lo que la hirió. Fue el subtexto, la sensación de que Ran, la persona que debería entenderla, no valoraba lo que ella hacía, su arte, su dedicación. Su vida se había convertido en una acumulación de grandes sacrificios, pero esa noche... esa noche se sintió como si todo eso no hubiera significado nada para él.
Su atención se posó en la mesa donde había dejado las cosas el primer día que se encerró ahí. El bolso colgaba de un lateral... Su contenido se había desparramado cuando lo lanzó lejos. Tickets, chicles, monedas sueltas, el monedero... Y una bolsita.
Hope abrió la bolsita. Varias cayeron en su palma abierta y con restos de pintura al inclinarla. Pequeños círculos con relieve e inscripciones iguales en diferentes colores, igual que en los folletos que repartían en los hospitales para evitar las adicciones. Parecían golosinas, tal vez fuera eso lo que más le atrajese. Tal vez fuera por eso que los adictos se volvían locos por ellas, no sólo por lo que contenían.
Se tomó una.
Rindou Haitani estaba en su salón.
Al día siguiente, mientras Hope aún estaba sumida en su rutina de aislamiento, una serie de golpes inesperados en la puerta del estudio la sobresaltó. No eran los golpes suaves de la criada. Eran más firmes, casi autoritarios, y su sonido rompió la calma tensa del estudio. Hope se levantó del sofá con una mezcla de curiosidad y molestia, su mente aún revuelta por la pastilla que había leído la noche anterior. Solo la había hecho sentirse peor.
Cuando abrió la puerta, se encontró con una figura que no esperaba en absoluto.
Rindou, el hermano menor de Ran, estaba de pie en el umbral, con los brazos cruzados y un ceño serio que lo hacía parecer incluso más intimidante de lo habitual. Hope parpadeó, sorprendida. Apenas tenía relación con él; su presencia en la casa era rara, casi inexistente. Por lo menos, mientras ella estaba dentro. Fuera, podria pasar cualquier cosa. Aunque eran familiares, siempre había sentido una distancia entre ellos, lo había demostrado el que le hubiese conocido de la peor manera posible.
-¿Puedo pasar? -preguntó, sin molestarse en suavizar su tono. Por alguna razón, ni eso consiguió enfadarla.
Hope se detuvo en seco.
-¿Vienes a decirme que hable con tu hermano?
Los ojos grises de Rindou se posaron sobre ella. Si le daba asco cómo estaba, no dijo nada y lo camufló muy bien.
-Eh... -dijo, no muy seguro-. No me pagan por ello.
Hope asintió, aún demasiado sorprendida para articular una respuesta. Dio un paso atrás, dejándole espacio para entrar. Él cruzó el umbral con la confianza de alguien que no estaba acostumbrado a pedir permiso. Justo como su hermano... Pero de otra manera que no sabría descubrir.
Una vez dentro, Rindou se detuvo en el centro del estudio y observó brevemente el desorden que lo rodeaba: lienzos a medio terminar, pinceles abandonados y, sobre todo, el aire denso y cargado de días de aislamiento. La mirada de Hope seguía clavada en él, aún tratando de entender qué hacía ahí. Una persona estaba en su lugar sagrado, y era el hermano de la persona que más detestaba en ese momento por debajo del abusador de su padre. Hope no sabía qué le pasaba. ¿Serían los efectos de la pastilla? Probablemente la estaba juzgando. Por el desorden y el sin sentido que era tener un espacio como ese cuando se carecia de un talento en primer lugar.
-¿Y mi hermano?
Las palabras de Rindou, tan directas, le atravesaron. Hablar con él era como enfrentarse a una versión de Ran, pero más cruda, sin la calidez ni la sensibilidad que a veces encontraba para su beneficio. Sin embargo, había algo en su tono que no era solo crítica, sino preocupación, aunque fuera difícil de detectar. Tal vez eso fuera mejor que oculta sus pensamientos, directamente.
-Donde sea -respondió, encogiéndose de hombros-. Con su amante. Matando. Contigo... -sacudió la cabeza-. No lo sé. Pero no aquí.
Hope se apoyó en la encimera sucia del estudio. Estaba todo manchado de pintura ya seca. Había dejado sobre unos periódicos antiguos los botes de pintura vacíos. Los había acabado todos, y en algún momento había decidido usar las manos para esparcir la pintura húmeda que quedaba al fondo sobre el lienzo. Los tres lienzos estaban al lado de la ventana secándose. El caballete sucio estaba vacío, a excepción de la paleta que colgaba de un extremo y los pinceles.
Sentía los ojos de Rindou sobre ella aún con la cabeza clavada en él suelo. Aún tenía las manos en los bolsillos de los pantalones, como si esperase algo más de aquella visita inesperada. Ahora que lo pensaba, era la primera persona que entraba en aquel estudio con su permiso.
-Los problemas maritales de mi hermano mayor no son mi problema -dijo con un tono bajo, pero firme-. Ran es idiota, pero al menos conoce su lugar. Y no está en el trabajo o donde lo pueda encontrar.
Al menos en sentimiento era compartido. Hope no se movió de donde estaba, pero sí que se atrevió a mirarle a la cara.
-Pero está raro -continuó, con su tono monótono-. Ha aceptado viajar a Shanghái con uno de nosotros para... Unas cosas que no deberías saber. Da igual. Quédate con lo primero. ¿Sabes dónde puede estar?
Hope apretó los labios. Otro viaje. No le sorprendía. Su matrimonio había sido así desde el inicio; él viajando y ella en esa ciudad que comenzaba a aborrecer. No era ninguna sorpresa, más allá de que al menos ahora sabía que aquello sí era un viaje de trabajo y no una... Hope sacudió la cabeza.
-¿Y por qué me lo dices?
Vio que Rindou sacaba una mano del bolsillo y se la pasaba por el pelo, un corte mullet atractivo y moderno. Un gesto rápido para quitarse un mechón de la cara.
-Shanghái no tiene una buena relación con nuestros negocios.
Arqueó una ceja, instándolo a continuar.
-En el sentido personal. Uno de sus distritos comerciales en la capital era Roppongi hasta que empezaron con la competencia. Nos los quitamos de encima y ahora nos toca buscarnos las vidas con sus jefes. Si no hacemos un acuerdo, comenzarán una guerra que perderán y que no nos beneficiaría.
Para lo poco que necesitaba saber, le estaba contando más cosas de las que esperaba. Entonces sí que se habían criado en Roppongi y eran cercanos a ese mundo del comercio. Al menos eso resolvía parte de los misterios de Ran Haitani. Una parte de todos ellos.
-¿De verdad te crees que me hará caso? Soy la última persona que quiere ver -acabó por decir, en un tono distante y frívolo que rivalizaría con cualquier persona de su familia-. Además, tú pasas más tiempo con él y le conoces. Sin ofender. A mí no me quiere ni ver en pintura.
-No me ofendo -dijo él con sencillez-. Es la realidad.
Al menos él sí que era sincero. Puede que empezase a caerle bien, aunque fuera por la realidad que era esa relación nefasta y desastrosa. Hope se apartó del mueble arrastrando los pies. Los ojos de Rindou se movieron con ella.
Hope suspiró, frotándose la frente y quitándose el sudor.
-Hablar con su amante sería más fácil. Seguro que está con ella, donde sea que estén.
-Ran no tiene una amante, eso lo sé.
Le dieron ganas de echarse a reír, solo por lo gracioso que sería verle la cara al hermano menor que tan fielmente creía en él. No podía evitar pensar en si una vez fue esa persona, que confiaba ciegamente en Ran a pesar de conocer la realidad del matrimonio. Una vez había pensado en la posibilidad de criar a un hijo que no fuera de ellos solo para ahorrarse el pato y compartir cama con él… Y ahora estaba actuando como todo lo contrario, como si le hubiera importado siempre ese hecho y compartir a su marido.
Estaba confundida. Pero estaba más enfadada que eso, y triste. Dolida y destrozada. A veces era mejor no descubrir la verdad.
-¿Te ha dicho algo de por qué estamos enfadados? -preguntó, seguida de una cierta curiosidad.
-Como he dicho, no me importan mucho vuestros problemas maritales.
Cómo no.
Tal vez se lo hubiera dicho y lo ignoraba, pero dudaba que fuera así. O tal vez supiera más de lo que decía, pero era cierto que no quería meterse en los problemas de su hermano. Preferiría quemarse las manos que la humillación pública. Hope miró los cuadros pegados a los ventanales para que se secaran. Una semana entera dibujando y pintando sin sentido para unos cuantos garabatos y manchas. Por no decir que estaba perdiendo el tiempo en abandonar su verdadera responsabilidad: su trabajo de final de grado. Necesitaba acabarlo para entregarlo y que le dieran el título, pero en ese momento, estaba tan mental y físicamente destruida que no sacaba fuerzas para nada. Solo para expresarse a base de brochazos y gastar pintura que en su momento reservó para su obra de final de carrera.
Vio de reojo cómo Rindou se paseaba por el estudio. Las manos en los bolsillos, en una postura tan dolorosamente similar a la de su hermano que solo le daban ganas de gritarle en el caso de que le estuvieran gastando una broma. La última que lo había visto, fue en la casa de Osaka, antes de que Ran la llamara estúpida y forzara a actuar como una verdadera mujer casada; y ella, en consecuencia, se volviera loca. Lo único bueno que podía decir de esa persona a que tampoco conocía era que al menos, a su manera de ver, no era tan estúpido de insultar a la primera. Si los cuadros al lado de las ventanas le parecían horribles, lo camuflaba bastante bien.
-¿Kandinsky? -fue lo único que preguntó.
-No -respondió, mirando hacia lo que él señalaba. Un cuadro con pinturas rojas y azules, en colores oscuros que representaban… Lo que diablos hubiese sentido. Tristeza, tal vez. O rabia-. Él tenía un don y seguía pautas musicales. Nunca habría pintado esto. Y yo tampoco.
Rindou abandonó el estudio minutos después, después de intentar debatirle un aspecto del arte contemporáneo que, según él, se lo habían enseñado en el instituto, y probablemente el apartamento acompañado por la criada. El estudio se sentía repentinamente frío a pesar de la calefacción encendida. ¿Era así como sería su vida? Hope miró a su alrededor.
Y se quedó sola de nuevo.
Ran apareció a la una de la madrugada por casa.
Ella estaba sentada en el final de las escaleras. Las luces de la planta de abajo estaban tenuemente iluminadas, pero podía verse más allá de la nariz de uno. Se había duchado una hora antes, pero tenía el pelo húmedo todavía y ropa cómoda.
Tuvo que verle algo en la cara, porque lo primero que dijo fue entre dientes y rodando los ojos. Él levantó la vista, sorprendido de verla fuera del estudio. Sus ojos se encontraron, y Hope pudo ver el cansancio en su expresión, y la molestia de tenerla ahí. Los días de silencios absolutos en casa, de ignorarse de diferentes formas y, puede, que el haber rechazado la llamada, habían dejado huella. En ambos, seguramente. Dejó de mirarse al espejo hacía mucho para no saber cuál era el nivel de daño que supuso esa fiesta. Pero su mirada no era de ira, sino de algo más difícil de descifrar: tal vez decepción, tal vez resignación.
-No. No voy a discutir hoy contigo.
-¿Y yo sí? -preguntó, sin poder evitar la hostilidad.
Ran suspiró, inclinando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos por un momento, como si estuviera debatiéndose internamente. Aquello demostraba todavía más que no la soportaba, que todo fue un paripé. Exactamente como se merecía. El silencio se alargó, y Hope sintió que el aire entre ellos se volvía más denso, como si la distancia emocional que había crecido entre ambos en esa semana fuera más fuerte de lo que esperaba.
-Tenemos que hablar. Sobre Shanghái.
Había esperado resistencia, pero no esa frialdad, casi distante. Ran no solía evitar las discusiones; era el tipo de persona que enfrentaba los problemas de frente. Pero en ese momento, algo en él parecía haberse cerrado.
Hope pudo ver que algo había cambiado en él, algo que la hizo sentir una culpa aún más profunda. E irritación. De todo. Justamente lo que trató de evitar aquella toda esa semana de silencio; pero mientras ella había estado encerrada en su estudio, procesando su dolor, él parecía haber llegado a un punto de alejarse todavía más. Sabía que no pasaba las noches en casa por lo que escuchaba fuera el escritorio cuando la criada hablaba con la otra mujer de la limpieza. Que el cuerpo seguía como si nadie viviera en esa casa.
-¿Quién te ha dicho eso? -preguntó, tensando la mandíbula.
-Rindou.
Ran suspiró una risa llena de sarcasmo.
-Por supuesto que él haría eso.
-Estaba, está, preocupado. Vino hace unas horas para hablar conmigo-respondió ella, ignorando como podía las manchas rojas del cuello de su camisa y su apariencia-. Te ha llamado varias veces.
Ninguno dijo mucho más. Ran sacó del bolsillo su teléfono, con una funda negra, con el ceño fruncido y una expresión seria que le confirmó lo que ella estaba diciendo. Hope distinguió la molestia en su mirada.
-Vete a la cama -dijo él-. Estaré en...
-Te va a decir que eres un imbécil por irte a Shanghái y pensar que puedes solucionarlo. Tú, de entre todas las personas, y la persona que te lleves contigo-dijo ella-. Y yo también te lo diría, pero visto lo visto eso te va a dar igual. Así que por una vez, imagina que soy Rindou quien te lo dice.
Los dedos de Ran se crisparon alrededor del teléfono, pero al menos ni lo rompió ni se lo lanzó a la cara. Siempre había sido alguien que evitaba las confrontaciones directas, pero esta vez la tensión estaba empezando a romper su fachada fría. Comenzaba a saber cómo leerlo. Hope le vio pasarse la mano de nuevo por la cara. De nuevo, sus ojos volvieron a posarse en las manchas rojas de su camisa. No dijo nada, solo apretó los labios y los dedos y esperó una respuesta en silencio.
-No te metas en mis asuntos.
Las palabras no fueron un grito, pero dolieron igual. Hope sintió que su corazón se encogía al escuchar el reproche en su voz, y entendió la situación. Pero había algo en ella que la empujaba a intentarlo, porque sabía que, si no lo hacía ahora, quizás esa distancia entre ellos se volvería insalvable. Sólo por Rindou. Sólo porque su hermano pequeño se preocupaba por él, porque parecía el único de los dos que se preocupaba por los dos.
Hope decidió dejarlo pasar. Justo lo que esperaba. Había aprendido que no servía de nada echar más leña al fuego, pero también no provocarle sin salir una herida. Y no estaba de humor para soportar una discusión con él. Simplemente estaba cansada de todo, quería tumbarse y que el día acabase para volver a la monotonía básica.
Se levantó del escalón, guardando las manos en los bolsillos de la sudadera cerrada, apartándose el pelo con un movimiento de cabeza. Estaba dispuesta a irse sin empezar una pelea. Esta vez. Lo cual ya era de por sí una hazaña para lo que era ella. Una niña mimada y egoísta. Lo recordaba demasiado bien.
-Hazlo por él -le pidió, a la desesperada, pero sin parecer que iba a lanzarse a sus pies para que le hiciera caso. No haría eso nunca más-. Ha venido hasta aquí y me ha dicho que...
Una familia se preocupaba. Una familia se quería. Incluso si ella no tenía, la familia de él sí se preocupaba por él. Tal vez no se mereciera aquello, tal vez tenía más de lo que una persona como él necesitaba, pero era Rindou el que la había visitado y metido entre ellos para él.
-Alguien tiene que resolver esto, Hope. Son asuntos que nunca entenderías -respondió él, con un tono que la cortó-. No todo se revuelve moviendo las pestañas y esperando sin hacer nada. Y tú no tienes que entender nada. No algo tuyo, sino mío y de mi trabajo. Si no puedes aceptarlo, entonces mejor déjalo en paz.
La brutalidad de sus palabras la golpeó como un puñetazo en el estómago. Sintió que le arrancaban el aire de los pulmones. El silencio que siguió fue denso, opresivo, solo roto por su respiración acelerada y el ruido lejano de la calle que se colaba desde la ventana.
-Dijiste que tu hermano era una de las cosas que más te importaban. ¿Era mentira? Ha tenido la molestia de venir y pensar que yo puedo ayudar. ¿Sabes la humillación que eso? Pensar que eres importante en la vida de alguien. ¿En qué más estabas pensando para que tu hermano viniera a hablar exactamente conmigo?
Él no respondió de inmediato, pero en ese silencio, ella entendió todo. No necesitaba que lo dijera en voz alta, pues esa respuesta siempre había sido lo más transparente entre ellos. Lo vio en la manera en que la evitaba con la mirada, en la rigidez de sus hombros, en la manera en que sus palabras se habían convertido en cuchillos. Siempre había sido así. Él siempre había sido así.
-Bonten.
Bonten. Rindou y Bonten, fuera lo que fuese eso. Siempre sería eso, nada más. El dolor en su pecho era insoportable. Como un saco que había tomado todo lo posible de ella hasta reventar y destrozarla. Pero tenía que aguantarlo. Porque acabar destrozada en frente de alguien como él era ser la imagen de la decadencia, de lo que una vez juró que nunca sería ni en su peor pesadilla.
No se trataba solo de la discusión o de Shanghái. Era la certeza de que, en el fondo, él ya había tomado su decisión, independiente de lo que pudiera ocurrir en el futuro y de lo que la persona que más amaba y conocía le hubiera recomendado, y no había vuelta atrás. El rostro de Rindou se le apareció en la mente, en el momento exacto que le pidió que hablara con su hermano. Las lágrimas que tanto había contenido finalmente escaparon, pero no se movió, no intentó detenerlo.
-Siempre quieres más, ¿no? Aunque eso signifique destruir todo a tu alrededor. Entonces vete -murmuró, dándose la vuelta, su voz vacilando. No supo de dónde había sacado fuerzas para responderle con esa frialdad-. Vete a donde te dé la gana, pero no esperes que alguien se quede esperando lo que ocurre.
-Nunca te pedí que lo hicieras -replicó, con la misma frialdad.
Ella lo miró una última vez, sus ojos llenos de un dolor silencioso pero devastador, camuflado en la sombra de la ignorancia y el desdén más absolutos. Las manos en los bolsillos de la sudadera sudaban y temblaban. Quería irse. Necesitaba... Necesitaba salir de ese lugar, respirar aire, sentir la luz del sol, aunque ahora fuera de noche.
-Tienes los restos de la cena en la nevera.
Luego, sin decir más, dio media vuelta y salió de la habitación, el eco de sus pasos resonando en el pasillo vacío. El golpe de la puerta resonó con fuerza en el pasillo mientras ella salía del departamento, sintiendo como si hubiera dejado algo irremediablemente roto a sus espaldas. Tal vez fuera así, por exactamente eso.
Sus pasos eran rápidos, casi frenéticos, mientras intentaba contener la rabia y el dolor que latían bajo su piel, a punto de estallar. Estaba demasiado abrumada por la discusión, por las palabras hirientes que se habían lanzado el uno al otro como dagas todo ese tiempo y el desdén que sentían el uno por el otro. Sus palabras amables se habían acabado desde el momento que ella se perdió en la tormenta y despertó en una nueva realidad matrimonial.
¿Cómo había llegado todo a esto? Se preguntaba una y otra vez mientras apretaba los puños, sus uñas clavándose en las palmas. Siempre había sido así. Desde que nació, se le dio a entender que nunca tendría opción a elegir y menos cuya opinión fuera a tener en cuenta. La educación estricta, las palizas, los dolores en las articulaciones que podía sentir solo con pensar en los momentos dentro de aquella casa lujosa y jaula por dentro... No había cambiado absolutamente nada. Esa constante necesidad de más. De algo más grande, más peligroso, más poderoso. Pero ella siempre había pensado que, al final, en algún momento de su vida podría respirar.
Durante dos años fue así. Los dos se ignoraban y no mediaban palabra, pero al menos podía tolerarse. Y ahora no quedaba nada de eso; solo podía tomar el camino fácil que era irse con la única persona que en ese mundo la apoyaba, por poco que le quedase. Caminó directamente hacia el dormitorio, encendiendo la luz con un rápido movimiento. Hacía una semana que no entraba en ese lugar, a excepción de un momento en el que salió para recoger algunas de sus cosas sabiendo que la casa estaba vacía. El cuarto estaba ordenado, las sábanas intactas, todo en su sitio, pero a ella le parecía un lugar ajeno. Un escenario vacío, sin la calidez que alguna vez sintió para llamarlo como "suyo". Decidió no perder el tiempo en ñoñerías.
Se dirigió al armario, las luces del techo encendidas, y sacó una pequeña maleta, el sonido de la cremallera llenando el aire mientras la abría con determinación. El armario olía a la colonia de Ran. Comenzó a meter ropa en la maleta: un par de camisetas, unos jeans, ropa interior, y un suéter abrigado. No estaba empacando mucho, solo lo esencial para pasar la noche fuera. Pero mientras sus manos doblaban las prendas y las colocaban cuidadosamente en la maleta, sentía que este simple acto tenía un significado mucho más profundo. Era como un acto de afirmación, de reafirmar que podía elegir su propio camino, aunque solo fuera para una noche. Se estaba yendo, al menos por ahora, para poner distancia entre ellos, para aclarar sus pensamientos sin la presencia opresiva de Ran.
A aquellas alturas, lo que le ocurriera no iba a ser responsabilidad suya. Que hiciera lo que quisiese. Ella también lo haría, y a su manera de ser. No iba a dejar que sus tonterías le afectasen durante un segundo más.
A medida que iba llenando la maleta, sus movimientos se volvieron más rápidos, más seguros. Tomó su cepillo de dientes, algunos productos de cuidado personal, y los metió en un neceser pequeño. Intentó convencerse de que era lo correcto, que era lo que se merecía por esas semanas de insomnio y malas experiencias. Que después de haber vivido todo aquello, no había lugar para ella en ningún lado de esa casa y de la vida de él. Cerró la maleta de golpe y la levantó, sintiendo el peso físico y emocional de lo que estaba a punto de hacer. Mientras caminaba hacia la puerta, algo en ella se relajó ligeramente.
Esta noche, al menos, se iba a elegir a sí misma.
Uno de los guardaespaldas estaba ahí. Miraba al a uno de los cuadros abstractos que siempre había visto ahí cogiendo polvo y odiado. Su tía tenía una casa a su nombre, ahora vacía por su estancia en el hospital. Muchas veces le dejaba claro que podía usarla cuando le diera en gana, sin necesidad de avisar… Ese podría ser su escondite, o su mausoleo. Un lugar donde realmente pudiera descansar y pensar; saber qué hacer a continuación.
-Señora -el hombre hizo una reverencia por la mitad al verla. Sus ojos se clavaron en la bolsa que llevaba en el hombro-. ¿Va a…?
-Llévame al hospital. Quiero estar con mi tía.
Al principio, el hombre se quedó quieto y en silencio. Estaba pensando. Era la una de la madrugada, los hospitales no dejaban entrar a las visitas a esa hora. Y él lo sabía, pero a ella le daba igual lo que pensaran de ella a esas alturas.
-El señor Haitani no nos ha dicho nada.
-Lo que el señor Haitani diga me da igual -respondió, y casi se sintió mal por hablarle a alguien que no tenía la culpa de nada, que solo seguía órdenes-. Dame las llaves del coche. Tiene GPS, ¿no? Con eso servirá para que no os despidan.
El hombre la miró en silencio, con los hombros tensos y sin saber bien qué hacer, pero una de sus manos ya estaba hurgando en los bolsillos de su traje. Lo estaba poniendo en un compromiso; si obedecer al hombre que le pagaba el salario con una generosa cuenta u obedecer a la mujer de este, que al parecer no tenía el mismo papel autoritario por ser un objeto conseguido con un contrato. A la mierda de todo. Podía llamar a un taxi y marcharse a donde le diera la gana que nadie la encontraría. Al final, a nadie le importaba lo que dijera.
Hope se marchó esa noche a casi la una y media de la madrugada, y condujo por las calles de Roppongi hasta salir del famoso distrito y adentrarse en un mundo que apenas reconocía. La casa de su tía no estaba en el distrito, sino en un barrio tranquilo pero rico donde muchas celebridades importantes del sector residían o tenían sus segundas casas. Era una residencia amplia, con ese detestable estilo minimalista pero que al menos se compensaban con una decoración cuidada y de color por los cuadros abstractos que recordaba haberle recomendado una vez… Resultaba que su tía era probablemente la única que le prestaba atención, al parecer.
Ahí iba a quedarse. En esa casa tan vacía y silenciosa, pero con una alarma de protección que al menos la acompañaba y hacía sentir segura. La piscina en el patio exterior estaba bien cuidado cuando salió a revisar las cerraduras, y a recoger una segunda llave que había debajo de un jarrón. Decidió al instante que iba a dormir en el cuarto de invitados, más que nada porque aquello no era su casa y no quería resultar una invasora.
Después de una semana, sabría lo que hacer.
Después de una semana, puede que hablase con Ran.
Pensaba quedarse una semana.
Pensaba que aguantaría solo aguantó cuatro días hasta volverse loca.
El primer día, la primera vez que se despertó pensaba que estaba en una pesadilla. Con la respiración acelerada y el cuerpo empapado en sudor, se había despertado violentamente de una pesadilla. Pero eso fue por la noche. Aquella noche de antes, la noche que decidió marcharse del apartamento de Roppongi, fue la noche que pudo dormir. Una noche tranquila en la que durmió sin interrupción, sin soñar, sin el miedo constante… Hasta que se despertó por el sonido de la alarma que la asustó. Y todo estaba en silencio, uno al que no estaba acostumbrado; a la calma, a estar lejos de las tensiones de la vida cotidiana… Fue como respirar por uno mismo. No duró mucho hasta que llamó a su tía y habló con ella. No iba a ir a verla, pero se pasaría por el hospital cuando se acostumbrase a aquel silencio y soledad.
Llevaba dos años acostumbrada a la presencia de la criada, la amable mujer a la que casi había despedido cuando estuvo a punto de pasarle el teléfono con Ran al otro lado. No debería haberlo hecho, pero estaba enfadada. Solo tendría que haberle hecho pasar un mal momento a la persona en el teléfono, pero no a ella. Y se arrepentía. Ese día no hizo mucho, solamente pasear por la casa, por el patio con la piscina, y respirar. Y pensar en…nada. Realmente no había pensado en nada.
Al día siguiente, fue casi de lo mismo. Empezó a hacer cosas de la universidad, conectada al ordenador de la casa con su cuenta de alumno. Estuvo todo el día trabajando, buscando referencias históricas y pictóricas, buscando ejemplos que sirvieran para lo que estaba haciendo con su lienzo. Todo lo que sirviera para distraerse y avanzar en lo que realmente tenía interés para ella.
Su carrera.
Su carrera y su futuro.
Pero, esa noche, el silencio la volvió loca. Dio otro paseo, y cenó por segunda vez una pieza de fruta al lado de la piscina mojándose los pies, angustiada por toda esa soledad y sobre todo el silencio. Se preguntó cuánto hacía que nadie se bañaba en ella, del por qué la cuidaban un lugar que dentro de poco dejaría de funcionar correctamente. Las fotos de su tía en el pasillo de arriba le recordaban a una parte de su infancia, de cuando la mujer iba a la casa familiar para las celebraciones más por compromiso que por querer, y se quedaba con ella sentada en las escaleras mientras los hombres fumaban y la pesada de su hermana lloraba por la atención que rápidamente las criadas le daban por miedo. Había sido la única persona en apoyarla, dentro y fuera de esa casa, y pensar en perderla… Era como perder su único apoyo en aquella vida. ¿Qué haría sin ella? Tenía que verla graduarse, verla convertirse en lo que había participado.
El tercero decidió dividir el día para tener tiempo para ella misma. Por la mañana, hizo la comida mientras veía tutoriales de comida básica y limpió. Descubrió antiguos bocetos de ropa que su tía había descartado en algún momento de su vida, pero guardado en la calidez de su hogar. También descubrió el retrato de su antiguo marido, un hombre que le fue infiel y ella se divorció por adulterio. Por la tarde, comió y dejó los restos para la cena en la nevera, apenas llena, lo que indicaba que pronto tendría que salir para hacer la compra. Su tía la habría provisto de comida en silencio después de avisarla del tiempo que pasaría en su casa. Continuó con su trabajo, y se atrevió por primera vez a investigar sobre la aplicación de trabajo y las ofertas que más le interesasen para el futuro; descubrió de paso que habían empresas que contrataban becarios todavía en la universidad que fomentaban su futuro y le daban oportunidades para cuando comenzara su vida laboral.
Nada como tener un Plan B en caso de emergencia.
Por la noche, se fue a la cama después de darse un largo baño donde leyó en las noticias que su universidad había aceptado una donación de diversas empresas para financiar el arte y la cultura de las letras.
No pudo dormir bien. De hecho, tardó más entre vuelta y vuelta en coge una postura adecuada para hacerlo.
El silencio en la casa era abrumador, roto solo por el leve zumbido del aire acondicionado. No hacía calor, pero la temperatura interior era calurosa por la calefacción, decente. Hope se despertó de golpe, su garganta seca y la mente aún confusa por los retazos de un sueño inquieto. ¿Desde cuándo soñaba con Anabella rechazando su último trabajo? Eso la hizo pensar fugazmente en que debería quedar con ella para que revisara sus escritos. Con un suspiro cansado, se levantó de la cama, incapaz de soportar la pesadez en el pecho, y salió al pasillo en dirección a la cocina, incapaz de quedarse quieta hasta volver a dormirse, el frío del suelo acariciando sus pies descalzos. Todo parecía normal, como siempre. Terriblemente aburrida, silenciosa, vacía…
¿Su tía se habría sentido en algún momento de esa manera? Después del divorcio, se centró en su carrera laboral y fue el momento de mayor éxito, pero a la vez que se le sumaban los problemas de la enfermedad y la disputa por los bienes familiares.
El apartamento estaba oscuro, pero la luz tenue de la luz entraba por los enormes ventanales hasta el techo. Las luces de la piscina y el exterior guiaban el camino. Al menos los arquitectos fueron inteligentes en el diseño del hogar, sin perder detalle. Las luces, eso sí, creaban sombras de las que hasta el momento no se había percatado, tanto de muebles como del movimiento del agua. ¿Iba a pasar otra vez mirando el movimiento del agua de la piscina? Si lo hacía, esta vez cogería una manta para no helarse. No había cogido un pijama, y dormía ahora con la ropa interior puesta y una camiseta, cosa que el tiempo no le agradecía. ¿Iba a comerse medio tarro de helado como la primera noche después de soñar de nuevo con lo ocurrido en Osaka? No quería recordarlo, solo le daba dolor de cabeza, en la pequeña cicatriz, de cuando se había caído y golpeado contra una piedra en el camino. Cómo el frío le había helado el cuerpo mientras intentaba regresar a la casa.
No encendió las luces; la penumbra ya le era algo familiar. Abrió la puerta de la nevera y sacó una botella de agua, el brillo frío iluminando la pequeña habitación durante un instante. Bebió, sintiendo su garganta y cuerpo refrescarse, y enseguida se dio cuenta de lo exagerada que estaba siendo solo por una pesadilla. Al menos, ya que todavía estaba despierta podría continuar redactando o estudiando todo lo atrasado. Sí, podría ser… Al darse la vuelta, el corazón le dio un vuelco. Mientras giraba para servirse, notó algo que hizo que el aire se le atascara en la garganta. Una figura, inmóvil, sentada en el sofá del salón. El susto fue tan repentino que casi dejó caer la botella.
-¿Qué co…? -se quedó por la mitad al darse un golpe contra la encimera, que la asustó, su voz rompiendo el silencio.
Ran estaba sentado en el sofá, como si hubiera estado allí toda la noche. Sus codos descansaban sobre las rodillas, y las manos entrelazadas colgaban entre sus piernas. Tenía la cabeza inclinada hacia adelante, pero sus ojos estaban fijos en ella, oscuros y serios bajo el cabello desordenado que le caía sobre la frente. Estaba quieto, demasiado quieto, como un muñeco de tienda al que vestía y movían a su antojo. Como un depredador analizando a su presa en silencio, antes de que esta la descubra. Supuso que ese era su trabajo; analizar y saber quién era cada persona.
Pero esa forma de observar… Era aterrador, por quedarse corto. Sus dedos se aferraban a la botella de agua fría, pero el frío en su pecho era más fuerte, tanto que se había quedado congelada en el sitio. ¿Cómo había llegado? ¿Cuánto tiempo llevaba…? Un momento. ¿Cómo había entrado? Lo primero que hizo al llegar a la casa fue asegurarse de su propia seguridad.
-¿Qué haces aquí? -preguntó en voz baja, apenas en un susurro, su voz temblando un poco de lo que le habría gustado. Dejó la botella sobre la encimera, pero no la soltó.
Ran levantó la cabeza lentamente, como si fuera consciente del impacto que su presencia tenía en ella. En su rostro no había ni rastro de la arrogancia habitual, ni de la sonrisa socarrona que muchas veces la desconcertaba. Esta vez, solo la miraba con una intensidad que la hacía sentir vulnerable, desnuda ante sus ojos. Y nada de eso le gustaba. Porque la primera vez que se sintió así, habían acabado en otra discusión entre muchas a lo largo de esas semanas.
-Te fuiste -fue lo primero que dijo, en un tono neutro que aun así se sintió como una pesadez en los hombros-. Sin permiso y sin seguridad.
Ran se recostó hacia atrás, a una lentitud aterradora, pasándose una mano por el cabello en un gesto que ella conocía bien. Estaba intentando contenerse, buscando las palabras adecuadas y que no consiguieran una mala reacción de ella, algo que rara vez hacía. Empezaba a entenderlo, a leer a través de él, aunque a él no le gustara. Era directo, sin filtros, siempre diciendo lo que pensaba, pero esta vez parecía caminar sobre una cuerda floja.
-Pensaba que habrías hecho una locura hasta que ese guardaespaldas me dijo que te había dado las llaves del coche -continuó él, con una sinceridad que rara vez mostraba y una parsimonia envidiable. A la vez, la estaba retando-. ¿Sabes que tiene GPS? Has estado tres días sin moverte del mismo sitio, al menos en coche.
El rostro de Hope se endureció por un instante, recordando cada palabra hiriente que se habían lanzado ese día, aunque no fuera la intención por la que había empezado a hablar con él esa noche, sino en nombre de Rindou. Pero cuando Ran llegó hasta ella, quedó atrapada por sus ojos, esos ojos que lograban derrumbar las defensas que intentaba levantar.
-Necesitaba espacio, y no necesitaba permiso ni de ti ni de nadie para marcharme. Quería, y quiero -remarcó esto último para hacerse entender, aunque sabía que era imposible-, estar sola.
-¿Espacio? -la interrumpió, en un susurro afilado, casi como una advertencia-. ¿Te parece que después de todo puedes simplemente desaparecer y pedir espacio? Podrían haberte secuestrado solo por esta tontería. Hacerte daño. ¿Te parece que es una situación que me agrada vivir?
Se levantó lentamente del sofá, y a pesar de la oscuridad, su movimiento tenía una fluidez que era casi intimidante. Con la agilidad de un felino acechando a su indefensa presa… Sus pasos fueron lentos, deliberados, mientras se acercaba a ella, la mirada fija, penetrante, como un depredador que no había decidido aún si atacar o no.
Lo primero que hizo Hope fue retroceder un paso, sin quererlo, su cuerpo reaccionando antes que su mente. Fue como un instinto, un movimiento instintivo de su cerebro para huir de lo que podría avecinarse. El apartamento que había sido su refugio ahora se sentía demasiado pequeño, demasiado claustrofóbico. Ran no era un hombre fácil de leer, pero la energía que emanaba en ese momento era densa, casi sofocante. Podía conocer algunos de sus gestos, pero no sus verdaderos pensamientos. Había tensión en cada músculo de su cuerpo, en cada paso que daba hacia ella.
-No podía estar en esa casa más tiempo o me volvería loca, y lo sabes -dijo, sabiendo que no le importaba lo que dijera-. De todas formas, ¿qué más te da? Deberías estar en Shanghái. O no. Porque me da igual a estar alturas. Supongo que si estás aquí es porque Rindou ya te habrá llamado imbécil.
-¿No podías soportarlo? -su voz era como una bofetada, pero baja, casi susurrante, haciendo que fuera… Más peligroso-. ¿Pensabas que marchándote de esa manera ibas a salirte con la tuya?
-Lo he conseguido y sin problemas. No ha estallado la guerra, ¿no? Porque estás aquí después de… -miró el reloj encima de la nevera, marcando la hora que era y lo tarde que era. Solo podía pensar en que era demasiado tarde y que llevaba ahí esperando como un verdadero psicópata-… Cuatro días. Ya son las doce.
Él no respondió de inmediato. Se enderezó, separándose unos centímetros de ella. Deslizó las manos por los bolsillos de su chaqueta de cuero, como si aquello fuera la cosa más casual del mundo, pero su mirada no perdió ni un ápice de intensidad o significado.
-Deberías estar en Shanghái, o donde sea. Pero no aquí. ¿Por qué has venido aquí, Ran? ¿Te aburrías? ¿O es tu misión enfadarme o hacerme sentir como si fuera una mierda?
De repente, sin previo aviso, sacó las manos de los bolsillos y las posó en la encimera a ambos lados de ella, encerrándola entre sus brazos. Hope no pudo evitar retroceder un poco más, su espalda chocando con el borde de la cocina. Ahora estaba atrapada, literalmente, con su cuerpo pegado al de él, sintiendo el calor y la tensión que emanaban de Ran.
-Lo que necesitamos -continuó, su voz baja, casi ronca— es que dejes de huir de lo que ocurre. No puedo soportar verte correr cada vez que las cosas se complican. Y tú tampoco deberías quererlo.
Hope se quedó sin aliento, atrapada entre el miedo y la familiaridad de lo que significaba estar tan cerca de él. El peligro en su tono, esa mezcla de posesión y frustración, la hacían sentir una espiral de emociones que no podía controlar. Había querido distancia. Quería pensar. Pero él la había alcanzado. Y ahora, con su cuerpo tan cerca, su mirada penetrante y su presencia envolviéndola, sentía que estaba perdiendo el control de nuevo.
-No entiendes nada -dijo ella-. Nunca lo has hecho. ¿Para qué? Si tu vida era y sigue siendo sencilla cuanta menos atención me prestes o mires a tu alrededor. Seguro que habría sido un alivio dejarme en esa montaña, casado con otra mujer a la que sí quieres.
La observó en silencio por un momento, sus ojos recorriendo su rostro, como si buscara algo que le parecía interesante. Y eso, la ponía de los nervios.
-No he venido aquí para discutir más, pero me estás tentando -susurró, inclinándose lo suficiente para que su aliento rozara su piel-. He venido porque no puedo dejar que esto termine así. Las cosas no funcionan así, Hope. Y deja de hablar como si tuviera una mujer en cada brazo porque sabes, te dije, que no es así. No soy un mujeriego como te gustaría que fuera. Ni siquiera tengo el tiempo que me gustaría para ello.
Tenía valor que le dijera eso después de lo que vivieron. Hacía mucho ya que su mano se había enfriado, y cambió la botella de extremidad. Luego, lentamente, retiró una mano de la encimera y la levantó hasta rozar su mejilla, un gesto que contrastaba con la intensidad de todo lo demás.
-No dejaré que te vayas -murmuró, cargada de una amenaza latente-. Te guste o no, estamos casados.
Hope lo sabía. Sabía demasiado bien que estaban casados, pero que a nadie más le importaba lo que ocurriera de puertas para dentro. Lo único que se buscaba con esa alianza, eran beneficios. Extender el linaje de los Wägner a través de una gran familia y exitosa para dar beneficios a lo que los Wägner perderían por tener dos hijas; una bastarda y una legítima, pero mujeres al final de la noche. Ninguna heredaría, sino que a través de su descendencia daría un buen uso a su género. Hope llevaba atrapada en esa vida años, hasta que se casó con Ran Haitani en un intento se alejarse y al poco tiempo, hacía poco, descubrió que no era más que una herramienta.
Ahora, estaba atrapada entre el calor de su cuerpo y el frío gélido de la amenaza. Su respiración se aceleraba, pero esta vez no era solo por el miedo. Era por la rabia que había estado acumulando durante días, por la frustración de que él quisiera tener el control, de que nunca le permitiera espacio para respirar, para pensar. De volver un enser inútil y la tratase como le viniera en gana. Estaba tan cansada.
-Cállate ya.
Hope cerró los ojos, su cuerpo respondiendo a la mezcla de sensaciones contradictorias: la familiaridad de su toque, el miedo a su intensidad, y la parte de ella que sabía que, a pesar de todo, nunca la dejaría ir por mucho que lo intentase. El silencio de la habitación se hizo aún más notable, casi podía saborearlo. Ran, que siempre tenía el control, aplacado por dos simples palabras.
-¿Qué?
Hope le sostuvo la mirada, sin apartar los ojos, a pesar de que su corazón palpitaba con fuerza y sus oídos comenzaban a escuchar su flujo. Ya no iba a dejar que la callasen. No iba a dejarse intimidar. Estaba cansada de que todos la manejaran a su antojo. Ahora, iba a ser ella la que rindiera cuentas.
-Te he dicho que te calles -repitió, su voz más firme con una fuerza desconocida-. No voy a escuchar más de lo que tengas que decir. Estoy cansada de todo, y tu ni siquiera te das cuenta. Ni siquiera te das cuenta de por qué estoy aquí. ¿Para qué? Es más fácil arrastrarme de los pelos, ¿no? O atarme.
Hope respiró hondo, su pecho subiendo y bajando mientras sentía la furia crecer dentro de ella. No tenía miedo de él en ese momento, no como lo había sentido antes. No iba a ceder más terreno.
-No tienes ni idea de lo que dices nunca, del daño que haces. O tal vez sí, que es lo probable, porque siempre consigues que la gente se sienta mal incluso sin tener la culpa de nada. ¡Y no es justo, joder! -le echó en cara, por primera vez usando un tono serio y duro, sin dejarse achacar por la situación-. ¡Eres un egoísta! Siempre lo has sido. Desde que apareciste por la casa de ese hombre y dijiste que te casarías sí o sí. No sabes ni siquiera lo que…
Su otra mano se levantó y se posó en su cadera, firme, tirando de ella con un gesto suave pero inevitable, su palma apretando la parte de piel cubierta por la ropa interior. Hope sintió el calor de su cuerpo acercándose aún más, una presión que la atrapaba, que la mantenía en ese espacio donde cada fibra de su ser respondía a la cercanía de Ran. Tampoco parecía importarle que su única ropa fuera la de estar en la cama; ropa interior y una camiseta de tirantes. Podía sentir su aliento en su cuello, sus labios peligrosamente cerca de su piel.
-Lo que necesitamos -la interrumpió él, su tono bajo y amenazante- es dejar de huir cada vez que las cosas se complican. Porque no voy a ir detrás de ti como si no tuviera derecho a estar en esto. ¿Crees que voy a dejar que te alejes solo porque estás asustada? -sus ojos se oscurecieron aún más, su mano en su cadera aferrándola con más fuerza-. Eso es de cobardes.
Sentía la presión de su cuerpo sobre el suyo, la manera en que su proximidad la envolvía, atrapándola entre el deseo y el miedo. Ahogándola, amarrándola a un destino del que ella no saldría viva. Como una araña con sus víctimas. Sabía que Ran tenía una forma de no aceptar el “no”, de empujarla hasta sus límites, de volverla completamente loca, y ahora lo estaba haciendo de nuevo.
-Estás huyendo porque es más fácil que enfrentar lo que realmente piensas. Lo que sientes.
Su rostro se inclinó aún más cerca, su nariz rozando la de ella, su aliento cálido sobre sus labios. Hope sintió su pulso acelerarse aún más, el calor de su cuerpo haciéndola sentir vulnerable, atrapada. Sabía que Ran podía leerla (había aprendido en ese corto tiempo pasando tiempo juntos), y lo odiaba por eso. Odiaba cómo siempre encontraba el modo de desarmarla, de hacerla confrontar sus emociones, incluso cuando lo único que quería era huir. Huir del destino, de un futuro incierto que no le gustaba.
Quería ser artista, vivir esa vida bohemia de la que todos hablaban, encontrarse a sí misma en un estilo, y una vez se replanteó hasta aceptar la beca estudiantil para marcharse a Europa a estudiar el tiempo que necesitase, abandonando todo porque a nadie le importaría… Pero no lo hizo. Por miedo a exactamente eso. A abandonar todo, a abandonar una vida que en el fondo disfrutaba de que fuera así; aburrida y simple, lo que ella siempre había buscado. Sin palizas, sin órdenes… Pero ahora, estaba huyendo.
-No puedes alejarme -murmuró él, su voz apenas en un susurro mientras sus labios rozaban los de ella, temblorosos-. Lo que hay entre nosotros es más fuerte que esto. Esa tensión, esas discusiones, nuestras miradas.
Las palabras de Ran se clavaron en su mente, dejando a Hope en una confusión emocional. Una parte de ella no podía soportar la manera en que él manejaba todo, como si el control fuera su derecho. Como si ella no tuviera otra opción de aceptar… Pero también había otra en la que sabía que tenía razón, que lo que había entre ellos dos era algo que no podía ignorarse. Ni huyendo, ni alejándose lo máximo posible.
Y, sin embargo, en ese momento, con su cuerpo atrapado entre él y la encimera, sus dedos aferrándose a su cadera, y su mirada inquebrantable clavada en ella, Hope sintió que cualquier resistencia que quisiera mostrar se desvanecía. Lo odiaba, pero también lo amaba. Lo temía, pero también lo deseaba. Y esa dualidad la estaba destrozando.
-Tal vez sí sea una cobarde, pero tengo motivos -susurró, las lágrimas empezando a acumularse en sus ojos después de un rato de silencio tenso-. No sabes absolutamente nada de mí, ni de cómo me siento ni nada.
-No, no sé nada, pero porque tú tampoco dejas que lo sepa -repitió, casi como un suspiro. Ran exhaló, su aliento cálido acariciando la piel de su rostro. Bajó la mano de su muñeca, dejando que sus dedos trazaran una línea lenta y calculada por su brazo, generando escalofríos, hasta entrelazarse con los suyos. El simple contacto la hizo temblar-. Pero eres la mujer que se negó a ponerse mi apellido. Eres la mujer más necia que me he encontrado nunca. No puedes huir cada vez que te sientas abrumada, porque esa no es la mujer que vi en esa casa pintando y debatiendo sobre qué color debía usarse.
Hope sintió una mezcla de emociones aplastándola, sofocándola. Lo recordaba; recordaba lo que le dijo, la mezcla de pinturas, la breve conversación que tuvieron antes de su compromiso repentino… Pero también sabía que estar con Ran significaba aceptar todo lo que él traía consigo: la intensidad, el peligro, la posesión. Él la quería, pero a su manera, y esa manera la hacía sentirse atrapada, como ahora, con su cuerpo rodeado por el de él, sin escapatoria.
-Yo… -susurró, intentando encontrar las palabras correctas, pero él la cortó antes de que pudiera continuar.
-No. No hay más excusas, más huir -voz se volvió aún más baja-. Soy tu esposo. Y te guste o no, estamos juntos en esto. No te voy a dejar marchar, Hope. No voy a dejar que sigas pensando que solo eres la decoración de una casa vacía.
Sus palabras cayeron sobre ella como una sentencia, y por un momento, el miedo la envolvió por completo. Sabía que Ran no era de los que se rendían, y ahora lo veía más claro que nunca. Había una posesión en su mirada, una determinación implacable que la hacía sentir pequeña, acorralada. Casi como la del día de su boda, cuando le puso el anillo el dedo y dijo sus votos. Pero al mismo tiempo, esa misma intensidad, esa fuerza arrolladora que siempre había sido parte de él, también la atraía de manera irremediable.
-Eres un imbécil.
Ran Haitani la miraba con cierta adoración.
La tensión en la habitación era palpable, envolviéndolos como una tormenta que amenazaba con desatarse en cualquier momento. Los dedos de Ran seguían entrelazados con los de ella, su tacto firme pero no agresivo, como si tuviera el control absoluto incluso en ese gesto aparentemente inofensivo. Cada milímetro de espacio entre sus cuerpos parecía electrificado, cargado de una energía que era imposible ignorar. Y Hope lo sentía en cada respiración, en cada latido de su corazón acelerado.
-No me mires así -murmuró ella, sin saber si sus palabras eran una súplica o una advertencia. Sus ojos lo evitaban por momentos, pero algo más profundo la obligaba a mirarlo, atraída por la intensidad que él irradiaba-. Lo odio.
Ran no apartó la mirada. Al contrario, sus ojos recorrieron cada centímetro de su rostro, descendiendo lentamente hasta sus labios, como si cada parte de ella fuera un terreno que él reclamaba sin necesidad de palabras. Era esa misma intensidad la hizo tambalearse durante su beso en el ascensor, ese modo en que podía hacerla sentir deseada y vulnerable al mismo tiempo.
-¿Cómo quieres que te mire, entonces? -preguntó él en voz baja, su tono teñido de una provocación peligrosa-. ¿Quieres que pretenda que no me vuelves loco cada vez que estás cerca? ¿Que no me importa que hayas intentado huir de mí desobedeciendo mis órdenes más directas?
Su aliento se hizo más pesado, su proximidad llenando el espacio que quedaba entre ellos. Ran no necesitaba alzar la voz para que sus palabras la alcanzaran de lleno, cargadas de una promesa velada. Y aunque en su mente, Hope luchaba por mantenerse firme, su cuerpo la traicionaba. Sentía el calor de él irradiar hacia ella, una atracción magnética que no podía negar, incluso si quería.
-No estoy huyendo de eso -dijo, pero su voz sonó más suave de lo que pretendía, y sabía que Ran lo notaría.
Ran soltó una pequeña risa. Era más una afirmación de control, como si ya supiera lo que ella estaba sintiendo, lo que intentaba negar.
-¿Ah, no? -susurró, su rostro inclinándose aún más cerca, hasta que su nariz rozó suavemente la de ella-. Entonces dime, Hope, mi querida Hope… ¿qué es lo que quieres ahora? -su tono era bajo, seductor, casi un desafío-. ¿De verdad quieres que me vaya, que te deje sola aquí, cuando sé perfectamente lo que estás pensando, lo que sientes?
Hope cerró los ojos por un instante, luchando contra el deseo que se agitaba en su interior. Podía sentir la calidez de los labios de Ran apenas a unos centímetros de los suyos, el latido constante en su pecho aumentando con cada segundo que pasaba. Él la rodeaba, no solo físicamente, sino con su presencia abrumadora, con la manera en que siempre sabía cómo desmantelar cada barrera que intentaba levantar.
No respondió de inmediato, pero su silencio solo parecía alimentar la seguridad de Ran. Y no podía evitar sentir ese desprecio naciendo de nuevo por su personalidad arrogante. Sus dedos, aún entrelazados con los de ella, se movieron lentamente, trazando círculos suaves sobre su piel, un toque que era a la vez tranquilizador y cargado de intenciones.
-No tienes que decir nada -murmuró él, su voz casi un ronroneo mientras sus labios rozaban la línea de su mandíbula, apenas un roce, pero lo suficiente para hacer que Hope contuviera el aliento-. Puedo sentirlo. Siempre lo he hecho. ¿O es que no recuerdas nuestros anteriores besos?
Sus labios siguieron bajando lentamente, casi rozando su piel, lo suficientemente cerca como para que el calor de su aliento la hiciera estremecer, pero sin tocarla completamente, lo que solo aumentaba la tensión. Hope apretó los labios, tratando de resistir esa atracción que la envolvía, pero su cuerpo reaccionaba antes que su mente. Sus respiraciones se volvieron más rápidas, más profundas, y su piel hormigueaba bajo el contacto de Ran.
-Ran… -intentó protestar, pero su voz sonaba quebrada.
La interrumpió, levantando la otra mano para deslizarla por su espalda, acercándola aún más a él en un gesto inesperadamente placentero y despreocupado. Sus largos dedos se posaron sobre la tela de su espalda baja, acariciando la zona distraídos.
-No tienes que luchar contra esto, Hope. No puedes luchar contra lo que ocurre entre nosotros -sus labios descendieron lentamente, apenas rozando la piel de su cuello, enviando una descarga eléctrica por su cuerpo-. Contra mí -Hope sintió que sus fuerzas flaqueaban.
Su resolución desmoronándose ante la forma en que Ran la tocaba, cómo su voz parecía calmar y encender sus sentidos al mismo tiempo. Sabía que debía poner distancia entre ellos, que este ciclo de atracción peligrosa y discusiones intensas los estaba consumiendo. Pero, al mismo tiempo, cada centímetro de su ser gritaba por esa cercanía, por esa conexión tan poderosa que la dejaba sin aliento.
No podía ser. No podía ocurrir nada entre ellos, porque entonces perdería el control. Solo pensarlo, le recordaba las amenazas de su padre sobre que fingiera que había perdido la virginidad con él en vez de dejar que lo descubriera al momento. ¿Cómo podía hacer eso? ¿Cómo iba a ser tan mentirosa y humillarse de esa manera? Le dejó claro que si no lo fingía, el matrimonio sería anulado porque se siempre buscaba esa inocencia para demostrar que los hijos no fuera ilegítimos.
-Esto no está bien. Me estoy volviendo loca, no puedo pensar con la claridad -murmuró débilmente, aunque su cuerpo traicionaba esas palabras al acercarse más a él, al dejar que la calidez y la firmeza de Ran la envolvieran por completo.
-¿No está bien? -repitió él, su tono cargado de una seguridad absoluta mientras sus labios seguían trazando una línea peligrosa en su cuello-. Entonces, ¿por qué no te apartas? ¿Por qué no me dices que pare?
Su boca llegó a su oído, a las pecas que decoraban las puntas y que ella había odiado a medida que pasaba la adolescencia, y Hope sintió el escalofrío que recorrió su columna vertebral cuando el susurro de Ran la envolvió.
-Porque no quieres que lo haga -terminó él, con una convicción que la dejó completamente expuesta-. Quieres esto tanto como yo, pero desde hace tiempo.
Ran tenía razón, y ambos lo sabían. Sus cuerpos estaban tan cerca que podía sentir su corazón latiendo contra su pecho, y el deseo latente entre ellos era imposible de ignorar. Las manos de Ran, una en su cadera y la otra aún entrelazada con la suya, la mantenían atrapada, pero de una manera que su propia piel ansiaba. Cada roce, cada palabra susurrada, cada mirada oscura y cargada de deseo estaba llevándola al límite.
Hope exhaló un suspiro tembloroso, sus pensamientos enredados en la maraña de emociones que la envolvían. Parte de ella quería resistir, quería recuperar el control de la situación, pero otra parte, una mucho más profunda y poderosa, estaba rindiéndose al magnetismo que Ran siempre había ejercido sobre ella.
-Dime que pare, Hope -susurró él, su voz grave y cargada de desafío mientras sus labios finalmente rozaban los suyos, apenas un contacto superficial, pero lo suficiente para hacerla temblar y jadear-. Dime que no lo quieres, y lo haré.
Hope abrió los ojos lentamente, su respiración acelerada mezclándose con la de Ran. Lo miró fijamente, viendo la intensidad en sus ojos, el fuego que ardía entre ellos, y se dio cuenta de que no podía decir esas palabras. Porque en ese momento, con él tan cerca, lo único que podía sentir era el deseo de estar aún más cerca.
Era tan diferente a ese catastrófico fría. El día que decidió perder la virginidad a modo de venganza personal contra su familia con un chico cualquiera. Hope sintió su pulso acelerarse bajo la mirada penetrante de Ran, sus cuerpos tan cerca que podía percibir el calor irradiando de él, mezclándose con el suyo. El desafío en su voz, el roce apenas perceptible de sus labios, todo estaba diseñado para empujarla al límite, para que cediera completamente a ese deseo que la envolvía. No era lo mismo que con ese chico, que apenas había hecho más que meterse entre sus piernas y decirle cosas bonitas mientras la ligera capa de sangre corría y él buscaba su placer.
Sabía que debería decirle que parara. Que lo que pasase entre ellos no podía continuar. Las discusiones, la intensidad abrumadora, esa pasión extraña que jugaba entre ellos como un partido de tenis, cada un pasándose el relevo... Todo eso la estaba destrozando lentamente. Pero cuando lo tenía tan cerca, cuando sentía cómo él podía reclamarla con esa seguridad implacable, era como si todo lo demás se desvaneciera. Como si el mundo a su alrededor le rogara que por una vez fuera ella quien bajase los muros.
-Eres cruel -susurró de nuevo, su voz temblando entre el anhelo y la resistencia-. Siempre lo has sido. Primero, llamándome niñata sin conocerme lo más mínimo y ahora viniendo a este lugar pensando que voy a volver así porque sí.
-Dilo -insistió él-. Dime que me detenga.
Pero Hope no pudo. En otro momento y en otro contexto, podría haberlo hecho sin dudar un solo segundo. Sus pensamientos eran una maraña de emociones, de deseo, de furia y de miedo. Las palabras no salían. Y Ran lo sabía. Él la conocía demasiado bien a aquellas alturas, sabía exactamente cómo hacerla perder el control, cómo desmantelar cada muro que intentaba levantar entre ellos. Era peligroso, seductor, y en ese momento, completamente imparable. Un maldito psicópata que le había metido una bala en la cabeza a un hombre que fingió ser su guardaespaldas y luego sacó de la ciudad y salvó de la muerte.
Con un suspiro ahogado, Hope levantó la mirada hacia él, sus ojos cargados de una mezcla de emociones que ni siquiera podía desentrañar completamente. Ran la observaba, esperando su respuesta, sus labios aun peligrosamente cerca de los suyos, y el silencio entre ellos era denso, cargado de esa tensión que parecía a punto de explotar.
-No puedo -fue lo único que logró decir, su voz un susurro roto, casi inaudible.
#ran haitani bonten#ran haitani#ran haitani x you#tokyo revengers ran haitani#ran haitani x reader#haitani brothers#tokyo revengers
14 notes
·
View notes
Text
¡Los temas para la Cartman Week 2025 están aquí! Este evento será desde el 10 hasta el 16 de febrero. Si necesitas más información, ¡revisa nuestro carrd!
DÍa 1 | Juguetes / Snacks favoritos
★ Juguetes - Después de todo, él es un chico a quien le encantan sus muñecas y sus figuritas de acción. ¡Este tema está dedicado a Cartman y a sus juguetes! Fiestas del té, duelos de vaqueros, tramas de asesinatos complejas y trágicas… ¡Desata tu creatividad! ★ Snacks favoritos - Cheesy poofs, Snacky cakes, bombas de cereal… Este tema es para que Cartman disfrute comiendo sus snacks favoritos, de la forma en la que más gustes.
Día 2 | Un divertido día fuera / Animales
★ Un divertido día fuera - Así, ¡como el propio nombre indica! Quizá Cartman pudiese ir a Casa Bonita, a un parque temático, o simplemente dar una vuelta con todos sus amigos, quienes lo aman taaaaaaanto. ★ Animales - Animales pueden ser cualquier cosa que imagines, desde Cartman pasando tiempo con sus mascotas (Mr. Kitty y/o Fluffy, su cerdito) hasta representar a Cartman como un animal, furry o kemonomimi.
Día 3 | Pelea / Maquinación
★ Pelea - Este chico se pegará con cualquiera, ¡vamos a verlo! Quizá sea una pelea entre Cartman y alguno de sus conocidos rivales como Kyle o Wendy, o incluso una pelea contra su mamá, la escuela, el gobierno… ¡o el mundo!
★ Maquinación - Esta… joyita se la pasa siempre maquinando planes perversos. Este tema puede ser dedicado a alguno de sus ideas que ya hemos visto en el show, o algún truquito nuevo y malvado que tu imagines.
Día 4 | Familia / Destino
★ Familia - ¡Cartman y familia! Liane, Scott Tenorman, un bowl de chili, Post COVID Cartman con su mujer y sus hijos, ¡o tu propio AU familiar, con o sin hijitos incluidos! ★ Destino - Lo que significa este tema… lo dejamos a tu interpretación. El destino del futuro de Cartman, el hilo rojo que une a tu ship favorita… ¡No hay respuesta incorrecta!
Día 5 | San Valentín / Alter-ego
★ San Valentín - Hoy es San Valentín, ¡y por eso elegimos esta semana para dedicársela a nuestro casamentero favorito! ¿Crees que este día será tan maravilloso como él esperaba? ¿O quizá se haya convertido en un completo desastre? ¡Tú decides! ★ Alter-ego - Un hombre de diversas personalidades. Desde Cupido Yo hasta Mitch Conner, pasando por Cartman el Mago, y muchas más. ¡Este tema está dedicado a tu alias favorito de Cartman!
Día 6 | A vestirse / Interpretación
★ ¡A vestirse! - ¡Nos ponemos elegantes con este tema! Drag, disfraces, un traje formal… Elige tu atuendo favorito para Cartman, ¡o diséñale uno nuevo! ★ Interpretación - ¡Este tema está dedicado al amor de Cartman por actuaciones extravagantes! ¿Algunos ejemplos? Cartman persiguiendo sus múltiples aspiraciones musicales (Fingerbang, Faith +1, Moop), Teatro, ¡o incluso puedes combinar este tema con ¡a vestirse!
Día 7 | Día Libre
★ Día Libre - ¡El último dia es libre! Al carajo, ¡haz lo que quieras!
#south park#eric cartman#sp cartman#kyman#sp kyman#kenman#sp kenman#sp cartters#sp buttman#sp candy#sp stanman#CartmanWeek2025
14 notes
·
View notes
Text
New month, new My Candy Love chapter! So, here's what I chose in episode 3 (as always, spanish bc that's my server!!)
+positive -negative /neutral
Devon: …
(Miro la mesa, un tanto incómoda con tanta atención.) +Amanda +Elenda
(A modo de agradecimiento, inclino humildemente la cabeza.) +Thomas +Brune +Elenda
(Sonrío y me uno a los aplausos.) +Devon +Roy +Elenda
Devon: Puedes ir con uno de nosotros; para acabar lo que queda nos basta con cinco…
Amanda, ¿quieres venir conmigo? /
Roy, ¿te apetece dar una vuelta por el centro comercial? /
La verdad es que si vinieras conmigo, me parecería más justo utilizar esta tarjeta… /
¿Quieres dar una vuelta, Thomas? /
CONJUNTO CON FALDA LILA (Amanda, Thomas): 50 PAS / CONJUNTO CON JERSEY AMARILLO (Devon, Roy, Jason): 50 PAS
Amanda: Con los vasitos y todo… Es mono, ¿no?
(DULCE) ¡Es verdad que es una preciosidad! +Amanda
(ENÉRGICA) Es mono, ¡pero cuesta un ojo de la cara! /Amanda
(REBELDE) ¡Tiene gracias, no habría pensado que fuera de tu gusto! -Amanda
Amanda: ¿Y tú? ¿Hay algo que te guste?
¿Crees que me quedaría bien ese short? /
Me gusta ese vestidito de ahí. Sencillo, elegante…
¡No me quedaría mal ese peto! /
Roy: Todo tiene buena pinta.
(ENÉRGICA) ¡Y además, tú puedes permitírtelo! /Roy
(REBELDE) Tiene gracia. Pensaba que los grandes deportistas prestaban mucha atención a su alimentación… -Roy
(DULCE) Sí, siempre es un dilema… +Roy
???: ¡Eh! ¡Mire por dónde va!
(ENÉRGICA) ¿¡Y usted?! ¿¡No puede ser más educado!?
(DULCE) Perdone, tenía la cabeza en otra parte… /
(REBELDE) ¡Mira tú por dónde vas!
Roy: Bueno, lo principal está a salvo, entonces.
(REBELDE) Gracias, pero lo habría solucionado yo sola. /
(DULCE) Gracias. Es muy práctico ir acompañada de un hombretón como tú.
(ENÉRGICA) ¡Hacemos un buen equipo! /
Devon: …
(REBELDE) Yo diría que… ¿las tiendas de ropa infantil? -Devon
(ENÉRGICA) Yo diría que… ninguna. Es la primera vez que pones los pies aquí. +Devon
(DULCE) La tienda de juegos, o la de DVDs… /
Devon: En general, quiero decir. Supongo que aún no has tenido tiempo de explorar el centro comercial a fondo…
¡Me gustan mucho las tiendas de decoración! /
Las librerías. No hay tienda que me guste más. /
Cualquier tienda de ropa. Me encantan.
Thomas: Cuando tenemos hambre, podríamos dejarnos llevar por el instinto y comprar todo lo que nos apetece.
Nunca he prestado atención a eso… Apuesto a que es una leyenda urbana.
Desde luego. Siempre voy a hacer la compra después de haber comido. /
Pero eso es lo divertido. /
Thomas: No tanto, no.
(DULCE) Tiene sentido lo que dices. Tal vez lo pruebe. +Thomas
(REBELDE) Yo no podría hacerlo así. Me sentiría demasiado limitada. /
(ENÉRGICA) Pero, ¿no te apetece alguna sorpresa? -Thomas
Thomas: Las mismas personas que igual dejan a los perros lamerles la mano…
No me molesta en absoluto. Toma. /
Creo que formo parte de esas personas…
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
Las cosas de picar. Mejor no ir cargando con las cosas pesadas hasta el final. /
Las bebidas. Así, tendremos las cosas pesadas en el fondo de la cesta. / JASON
La comida. Así, elegiremos el resto en función de eso. /
Jason: ¡Vaya! ¿¡Y qué voy a hacer esta noche…!?
Seguro que aburrir a este pobre señor hasta las tantas.
Usted, señor, si quiere puede venir. / IMAGEN JASON
No tengo ninguna gana de saberlo. /
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
(Pizzas, canapés y tartas saladas para compartir.) /
(Decidimos elegir distintos platos directamente en un catering.) /
(Todo un surtido de cosas para picar y hacer un aperitivo que sirva de cena.) /
Amanda/Roy/Devon/Thomas: …
El aperitivo a modo de cena es un acierto seguro. /
Platos para compartir: es lo ideal para un ambiente relajado. /
Vamos a comprar platos preparados: así estaremos seguros de comer bien. /
Archibald: …
No debo llegar tarde. /
No me seguirás hasta allí, ¿verdad?
Oh, por cierto… ¿quieres venir? / ROPA TAKI
Brune: …
La verdad es que me apetece mucho hacer la fiesta en mi casa. / DEVON, ROY, ELENDA van a la fiesta, los demás NO
¡Vayamos al parque! / AMANDA, THOMAS, BRUNE van a la fiesta, los demás NO
FIESTA EN CASA
Elenda: …
¿Y tú…? Bueno, quiero decir… Háblame un poco de ti… /
¿Y tú? Parece que te llevas muy bien con Brune… /
¿Qué piensas de Roy? /
¿Y tú? ¿Te entiendes bien con Devon? /
¿Y tú? ¿Qué piensas de Thomas?
¿Tú te llevas bien con Amanda?
Devon: …
(DULCE) Quizá podría convertirme en periodista de investigación… /
(ENÉRGICA) Creo que empezaría por ir a vengarme de mi ex. /
(REBELDE) Está claro: iría a robar un banco. /
Elenda: No, no, es una broma. No quiero saber nada más.
(ENÉRGICA) Yo no estoy en contra de algún detalle más… +Roy -Devon
(DULCE) (Me guardo mi opinión para mí.) /
(REBELDE) Yo tampoco. Creo que no me interesa saber nada más… +Devon -Roy
Devon: …
(Espero que sea para Roy…) /
(Me pregunto qué me reserva esta carta…) / ELIGE ENTRE LOS 2 ALEATORIAMENTE
(Me gustaría que la carta fuera para Devon…) /
Roy: …
(Al fin y al cabo, así es el juego… Roy es atractivo… ¡allá voy!) / IMAGEN ROY
Hace unos minutos, hablabas de un comodín…
¡”Besar” puede ser en la mejilla! /
Devon: …
(Sonrío a Devon de oreja a oreja, encantada.) / IMAGEN DEVON
¿No es… un poco inapropiado…?
Hace unos minutos, hablabas de un comodín…
FIESTA EN EL PARQUE
Brune: ¿Has elegido el parque para no ofender a Amanda?
(REBELDE) En realidad, no lo he hecho por eso… +Brune
(DULCE) Sí, he pensado que sería lo mejor.
(ENÉRGICA) Me ha parecido bien lo de buscar un terreno neutral. -Brune
Amanda: …
Creo que me dejaré tentar por tus tapas, Brune… /
¡A ver esa ensalada! Quiero dejar sitio para la tarta. /
¡Formo parte del noventa por ciento de la gente a la que le gustan las miniquiches! /
Confieso que las tostas con espárragos me intrigan…
Brune: Digamos que a mí, a medias… ¿Y tú, Ysaline?
A mí tampoco me apasiona. /
¡A mí también me encanta!
Yo como tú, Brune. /
Thomas: …
Entonces Thomas, ¿tienes una moto? / THOMAS
¿No será ya la hora del postre? / AMANDA
Thomas: ¿Has ido en moto alguna vez?
Nunca me ha interesado mucho.
No he tenido ocasión, ¡pero te diré que siento curiosidad por probar! / IMAGEN THOMAS
No… Me da un poco de miedo.
Amanda: …
¿Qué? ¿No es lo suficientemente glamuroso para ti? / IMAGEN AMANDA
¡Venga, ven! ¡Sola no es divertido! /
Yo voy… Si no vienes conmigo, será aún más ridículo. /
Amanda: Los buenos tiempos. Cuando todo era más sencillo…
¿Ahora es complicado? /
Es verdad que cuando éramos niños todo parecía más sencillo. /
A mí me llevaba mi madre al parque. /
#my candy love#my candy love new gen#my candy love spoilers#my candy love new gen spoilers#mcl#mclng#mcl guides
19 notes
·
View notes
Text
CAPITULO 3 - PROMESAS DE LUZ (A little 🔥Ⓜ️)
|| ¿Dónde estabas? Pensé que me seguirías a la cocina || me pregunta Maxwell, visiblemente ansioso.
|| Preferí quedarme aquí || le respondo, nerviosa por la conversación entre Liam y Drake. Aunque el camino por delante será largo y complicado, al menos hay un atisbo de luz al final del túnel.
|| Casi olvido mencionártelo, pero tu papá ha estado llamando hace un buen rato. Aquí tienes tu celular || dice Maxwell mientras me lo entrega.
|| ¿Y por qué no contestaste o le dijiste algo? || le reclamo, preocupada.
|| No sabía cómo estabas antes de verte y no quería preocuparlo más || responde Maxwell con serenidad, y no puedo evitar estar de acuerdo.
|| Está bien, es verdad. Iré a llamarlo afuera, ¿ok? || Maxwell asiente, y salgo al patio de la casa segura. Miro mi reloj y veo que son alrededor de las once de la mañana. Marcar el número de mi papá me da un pequeño consuelo en medio de todo esto.
P: Riley, hija, ¿cómo estás? Te he llamado varias veces y estaba realmente preocupado.
R: Papá, estoy bien, aunque asustada. Fue una noche terrible para todos... Drake me salvó la vida.
P: Vi las noticias, y no pude evitar preocuparme más. Todo el mundo hablaba del atentado. ¿Cómo está Drake? Solo dijeron que le dispararon intentando salvarte, pero no dieron más detalles. ¿Y Liam, cómo está?
R: Afortunadamente, el disparo de Drake no fue grave y está fuera de peligro. Liam solo recibió algunos golpes, pero está bien. Me alegra mucho escuchar tu voz.
P: Me alegra saber que estás bien, pero no puedo evitar sentirme inquieto. Tenía muchas ganas de que vinieras para las fiestas, pero con todo esto, supongo que se complicará, ¿verdad?
R: Sí, papá, va a complicarse. La gente en Cordonia está asustada y, ahora más que nunca, Liam necesita mostrar fortaleza. Como su futura reina, debo estar a su lado.
P: Entiendo, hija. Mi preocupación por ti solo crece. Ethan también ha estado preocupado por ti ¿Todo está bien allá? ¿Te sientes segura?
R: Sí, todo está bien, aunque me siento un poco abrumada… Me alegra saber que Ethan también se preocupa.
P: Por supuesto que sí, Riley. Son hermanos, la sangre llama.
R: Gracias, papá... Tienes razón (De repente, Liam sale al patio y me observa pensativo) … Papá, debo colgar, te llamo después, ¿sí?
P: Claro, hija. Cuídate mucho. Estoy deseando verte. Te mando un fuerte abrazo.
Me acerco a Liam, sintiendo una ligera preocupación.
|| ¿Pasó algo, amor? || le pregunto con curiosidad.
|| No, nada malo, mi amor. Pero me preguntaba si podríamos tener un momento para hablar. Espero no haberte interrumpido || responde, un poco serio.
|| Todos mis momentos son tuyos || le digo mientras lo abrazo con afecto || Estaba hablando con papá. Estaba bastante angustiado por lo que pasó. Le dio mucha pena que no podamos ir a pasar las fiestas allá. ||
|| Es cierto, las cosas se han complicado un poco. No pensé que las noticias se difundirían tan rápido || dice Liam con una expresión pensativa.
|| Bueno, así parece… Estamos en el centro de la atención mundial || le respondo con una sonrisa para aligerar el ambiente. Él se ríe conmigo.
|| Ok, dejemos al mundo a un lado por un momento y sígueme, preciosa || me dice, tomándome de la mano. Juntos regresamos al interior del refugio. Liam me guía hacia una habitación en la parte superior de la casa, un espacio que raramente se usa y que solo él solía frecuentar. Al abrir la puerta, nos encontramos con un ambiente minimalista y acogedor. Las paredes, de un tono gris claro, están decoradas con algunas piezas de arte moderno. La habitación está iluminada tenuemente por un par de linternas de diseño elegante que emiten una luz suave y cálida || No he visitado este lugar en años, pero lo recuerdo bien. El interruptor debería estar... aquí || dice, buscando en la pared junto al armario. De repente, la habitación se ilumina con una luz más intensa y natural, revelando un espacio bien cuidado pero simple.
|| Bingo… Y ahora que tenemos luz… ¿Sobre qué querías hablar? || le pregunto, mientras ambos nos sentamos al pie de la cama. Liam toma mi mano y me mira con atención.
|| Quiero confesarte que nunca sentí tanto alivio como cuando vi tu cara esta mañana. Por un momento anoche, tuve que enfrentar la posibilidad de que tal vez nunca volviera a verte. Y descubrí que nunca podría aceptar eso || En su voz, percibo la desesperación y angustia que llevaba guardadas.
|| Espero que nunca tengas que hacerlo, Liam || le digo, acariciando con ternura su mejilla. || Yo también estaba preocupada por ti... No quiero perderte, sentí mucho miedo ayer. Hubo momentos en los que pensé que era mi final. ||
|| ¡Cielos! Cuando pienso en lo que pasaste… || Liam toma mi mano y la presiona suavemente contra su pecho. Puedo sentir el ritmo de su respiración, cada inhalación y exhalación marcando su preocupación || Haré lo que sea necesario para encontrar a los atacantes y asegurarme de que nunca tengan otra oportunidad de lastimarte o lastimarnos. Nunca debiste haber tenido que soportar algo así. ||
|| No podías adivinar que iba a pasar algo así, Liam. No te culpes… Solo porque eres un rey no significa que puedas predecir el futuro. Dime, ¿realmente no tienes idea de quiénes eran los que nos atacaron? || exclamo, preocupada.
|| La verdad es que no… Mi padre tampoco tiene idea. Por el momento, la prioridad ha sido asegurar el palacio y cuidar a los heridos. La investigación apenas está en sus primeras etapas, pero prometo que averiguaremos quién fue el responsable. Se lo debo a mi gente... y te lo debo a ti || Liam se levanta de la cama, comenzando a caminar con pasos firmes que resuenan en el piso de madera || Mi padre siempre me advirtió sobre los enemigos de Cordonia. He enfrentado algunas de sus amenazas antes, pero han pasado tantos años desde el último ataque que empecé a pensar que nos habían dejado en paz. Ahora veo que nunca se fueron; solo estaban esperando su momento. No volveré a cometer ese error. Encontraré a nuestros enemigos y los destruiré ||
|| Amor, es fácil mirar atrás y preguntarse qué podría haberse hecho de otra manera, pero como te dije, esto no es culpa tuya || le digo, acercándome a él y tomando su brazo, notando la tensión en su cuerpo. || Las únicas personas que merecen la culpa son las que intentaron lastimarte… lastimarnos. Todo lo que podemos hacer ahora es aprender de lo que pasó ayer. Estoy segura de que la próxima vez que haya una amenaza, estarás listo... Estaremos listos ||
|| Prometo que nunca te fallaré de nuevo, Riley || exclama, su voz cargada de emoción y determinación. || Mientras estabas aquí, no he dejado de pensar en lo que puedo hacer para asegurarme de que esto no vuelva a suceder. Necesitamos hacer de Cordonia un lugar seguro para todos. Y no hablo solo de ti, de mí o de nuestros amigos, sino de todos en nuestra tierra. Cordonia necesita algo para unirse, una demostración de fuerza y unidad. Estaba pensando que un evento de la corte con la asistencia de toda la nobleza podría funcionar. Un evento como... Una boda ||
|| ¿Una boda? ... ¿Estás hablando de nuestra boda? || pregunto, sintiendo cómo mi corazón se acelera, una mezcla de sorpresa y emoción comenzando a arremolinarse en mi pecho.
|| Así es, y debería ser pronto, mucho antes de lo que había anticipado || Liam afirma, su mirada intensa clavada en la mía, como si necesitara asegurarme de que entiende la urgencia.
|| ¿De verdad? || exclamo, sin poder contener la emoción que estalla en mí, lanzándome hacia él en un abrazo. || Liam, cuanto antes me case contigo, mejor || susurro, sintiendo una mezcla de ansiedad y felicidad al pensar en lo que eso significará para nosotros, especialmente después de lo que acabamos de vivir.
|| Exactamente || responde Liam, mientras sujeta mi rostro entre sus manos, sus ojos brillando con una mezcla de amor y determinación. || No solo es un gesto personal para nosotros, Riley, sino un acto de unidad para todo el reino. Después de lo que hemos pasado, Cordonia necesita esperanza. Nuestra boda será más que una celebración, será una declaración al mundo de que, a pesar del dolor, la incertidumbre y los ataques, seguimos en pie. Quiero que nuestro pueblo vea que juntos, como Rey y Reina, podemos superar cualquier adversidad ||.
|| Liam... || susurro, tocada por la profundidad de sus palabras. || No sabía que veías nuestra boda de esa manera. Es... increíble. Quiero estar a tu lado, enfrentando lo que venga, y si nuestra boda puede traer esperanza y fortaleza a Cordonia, entonces estoy más que lista ||.
|| Sé que todo esto es precipitado, pero no puedo esperar más. Después de lo que pasó, me di cuenta de lo frágil que es la vida. Quiero que el mundo sepa que Cordonia es fuerte, que nosotros somos fuertes. Nuestra unión será el faro que guíe a nuestra gente en estos tiempos oscuros || dice Liam, su voz vibrando con pasión.
|| Tienes razón. Juntos, podemos hacer mucho más que solo sobrevivir. Podemos sanar las heridas y construir algo más grande y más fuerte || añado, sintiendo cómo la energía de sus palabras resuena en mi interior.
|| Entonces, hagámoslo. Emitiremos un comunicado de prensa después de las fiestas de diciembre. Luego, recorreremos las casas más importantes de Cordonia, demostrando nuestro apoyo y compromiso. Después de eso, nos prepararemos para nuestra boda, que podríamos celebrar a finales de enero o a mediados de febrero. ¿Qué te parece? || dice, sus labios curvándose en una sonrisa llena de determinación. || No solo por nosotros, sino por todos los que confían en nosotros. Cordonia merece ver que, incluso en medio de la tormenta, hay luz al final. Y esa luz... somos nosotros ||.
|| Es perfecto, Liam... Me encanta || susurro, y él se acerca más, su mano cálida apoyándose sobre la mía mientras me mira con una intensidad que me hace sentir más cerca de él que nunca. Luego, toma mi rostro entre sus manos, acunándolo con una ternura que hace que mi corazón lata más rápido.
|| Ahora que estamos juntos, todo parece estar en su lugar. Cuando estabas lejos, imaginé lo peor. Pero tenerte aquí, a salvo en mis brazos… es más de lo que podría haber esperado. ¿Sabes lo que realmente deseo en este momento? || susurra, su voz cargada de deseo, mientras me atrae hacia él. Nuestros labios se encuentran con una urgencia que apenas puedo contener. Siento cómo sonríe contra mis labios antes de besar suavemente el lóbulo de mi oreja, su aliento cálido enviando escalofríos por mi columna. Sus labios viajan lentamente por la curva de mi cuello, cada beso más intenso que el anterior, encendiendo cada fibra de mi ser. || Espero que eso haya sido lo suficientemente claro || murmura, su voz ronca de emoción.
Nuestros ojos se encuentran, y la intensidad en su mirada me deja sin aliento. Nos besamos de nuevo, esta vez con una pasión desenfrenada que me hace olvidar todo lo demás. Mis manos, ansiosas, comienzan a desabrochar su ropa con rapidez.
|| Esto tiene que irse || digo entre susurros, pero al quitarle la camisa, me detengo al ver los moretones en sus costados y en sus brazos. || ¡Liam, estás herido! || exclamo con una mezcla de preocupación y sorpresa, mientras él baja la mirada hacia las marcas en su piel.
|| No te preocupes, amor || responde Liam con una sonrisa tranquilizadora, acariciando mi rostro. || Son solo moretones, no es nada. Lo único que importa ahora es que estamos aquí, juntos, y no pienso dejar que nada nos detenga ||. Liam se inclina hacia mí, sus labios buscando los míos con un deseo que no deja lugar a dudas. || Quiero que este momento sea solo nuestro, sin preocupaciones ni miedos. No hay dolor que me aleje de ti ahora || Retrocedemos lentamente hacia la cama. Liam se sienta, y me arrodillo frente a él, besando suavemente uno de los moretones en su brazo. Me tomo mi tiempo, rozando cada herida con besos ligeros como plumas, deteniéndome en el hematoma que cubre sus costillas. Liam suspira, satisfecho. Lo empujo hacia la cama, quitándole la última prenda de ropa. A mi merced, él murmura: || Soy completamente tuyo, Riley... Pero creo que tu ropa también tiene que irse ||.
Liam se incorpora ligeramente para ayudarme a desvestirme con habilidad. Comienza a besar mis hombros desnudos, y no puedo evitar jadear ante la calidez de su toque.
|| Quiero aprovechar al máximo este momento || susurra mientras me pone suavemente en la cama. Besa mi estómago, subiendo por las curvas de mi pecho y finalmente mordiendo delicadamente mi oreja, susurrando mi nombre. Al apartarse ligeramente, extiendo mi mano para acariciar su mejilla.
|| Liam, no puedo creer que casi te pierdo ||
|| Estoy aquí, Riley... Siempre estaré para ti, lo prometo ||.
Presiono un dedo sobre sus labios.
|| Lo sé, solo... Solo quiero recordar este momento. Necesito recordar que seguimos vivos ||
|| Entonces déjame probártelo ||. Liam se acomoda sobre mí, entrando suavemente. Apoya una mano en la cabecera mientras comienza a moverse despacio, alargando cada momento de placer.
|| Liam, no... pares. Por favor... no te detengas || gimo, completamente perdida en la intensidad de lo que me da.
Liam aumenta el ritmo, empujando más rápido y más fuerte, golpeando mi punto con cada impulso. Siento la liberación construyéndose en mí antes de que su mano descienda, su pulgar frotando círculos en mi punto de hormigueo. Eso es todo lo que necesito para dejarme ir completamente, tratando de contener mis gemidos mientras una ola de fuego recorre mi cuerpo, y un estallido de humedad cubre su longitud.
|| Oh, Riley... || gruñe Liam ante la sensación, empujando a través de su clímax hasta encontrar su propia liberación, dejando caer su cabeza con un gemido. Cuando ambos terminamos, se acerca a mí en la cama, y nos deslizamos bajo las sábanas, nuestras respiraciones lentamente volviendo a la normalidad.
Después de unos largos momentos, me acuna en sus brazos, apartando un mechón de cabello de mi rostro, buscando mis ojos mientras susurra:
|| Te amo, Riley... Te amo... ||
Lo atraigo hacia mis labios, y sus brazos envuelven mi cintura mientras lo beso de nuevo.
|| Yo también te amo ||.
♛♛♛
Después de algunas horas, ambos seguíamos bajo las sábanas, acurrucados y satisfechos, disfrutando del calor y la cercanía del otro. Nos mirábamos en silencio, intercambiando sonrisas y pequeños gestos de cariño, como si el mundo exterior hubiera desaparecido por completo.
|| ¿Te sientes bien? || me pregunta Liam, su voz suave y llena de ternura.
|| Estoy más que bien, Liam. Estoy... viva y feliz. Es tan bueno tenerte de vuelta junto a mí. || Le respondo y Liam me besa en la mejilla, y veo un destello de felicidad en sus ojos.
|| No hay otro lugar donde prefiera estar, Riley. En tus brazos me siento seguro || Me acurruco más cerca de él mientras acaricia mi brazo con la yema de los dedos. Pasamos un momento en silencio, disfrutando de la comodidad mutua, hasta que de repente su teléfono suena. Liam se incorpora y responde la llamada || ¿Jacob? ... Entiendo... Sí, estamos listos. ¿Cuál es el tiempo estimado? ... Perfecto, mantennos informados ... Gracias, nos vemos pronto || Liam cuelga y se gira hacia mí con una expresión seria, pero reconfortante || Ese fue el llamado de la seguridad del palacio para avisarnos que podemos regresar ||.
Rápidamente recogimos nuestra ropa esparcida por el piso y nos vestimos, ayudándonos mutuamente con sonrisas cómplices. Una vez listos, salimos del dormitorio para reunirnos con nuestros amigos. Al bajar las escaleras, los encontramos a todos en la sala principal de la casa segura. Liam aclara la garganta para llamar la atención de todos.
|| Amigos, Riley y yo estábamos hablando sobre lo imp--- ||
|| Sí, claro... hablando || interrumpe Maxwell, con una sonrisa traviesa.
|| ¡Max, por favor! || le reprende Hana, rodando los ojos. Tanto Liam como yo no podemos evitar reírnos entre dientes, mientras mi rostro se ruboriza por completo. Liam, divertido, niega con la cabeza antes de continuar.
|| Como decía, estábamos hablando sobre lo que la gente de Cordonia necesita ver de la monarquía en este momento, y hemos decidido adelantar la boda. Este evento será una oportunidad para unificar al país, una demostración de fuerza y estabilidad... para Cordonia, para nuestros amigos, para nuestros enemigos... en general, para todo el mundo. Comenzará después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, con un tour por las casas más importantes de Cordonia para solicitar su apoyo en la unión de toda la nación ||.
Al terminar sus palabras, todos se levantan de sus asientos con expresiones alegres, aunque no todos comparten el mismo entusiasmo.
|| ¡Qué emoción! || exclama Hana, saltando para abrazarme.
|| Es un gesto muy hermoso para restaurar la fe de todos || dice Sara, sonriendo con ternura. Drake, por su parte, evita mirarme directamente. Noto el dolor en sus ojos, pero después de cerrar los ojos por un momento, sacude ligeramente la cabeza y nos mira con una expresión renovada.
|| Grandioso, chicos... Es... Es una muy buena noticia || comenta, con voz algo forzada.
|| ¿Y por eso se demoraron tanto? || pregunta Maxwell con una sonrisa pícara.
|| ¡MAXWELL, BASTA! || exclaman Hana y Bertrand al unísono. Bertrand lanza una mirada de reproche a Maxwell antes de enfocarse en nosotros con atención.
|| Me parece una excelente idea utilizar la boda real para levantar la moral del pueblo de Cordonia. Puede ser el impulso perfecto para restaurar la fe, tal como dice Sara. Es un plan perfecto, chicos || dice Bertrand, esbozando una gran sonrisa.
|| Amigos, estoy muy feliz por ustedes || añade Maxwell, abrazándonos a los dos con entusiasmo.
|| Gracias a todos. Esta es una muestra de esperanza y renovación. Pero, sobre todo... de amor || responde Liam, mirándome con ternura. Cuando nuestros ojos se encuentran, un calor especial se eleva en mi pecho. Por fin, voy a casarme con el hombre de mis sueños, y mucho antes de lo que esperaba. Suspiro, llena de alegría y emoción.
|| Bueno, entonces supongo que todos tendremos que añadir varias cosas a nuestra lista de tareas pendientes: el regreso al palacio, Navidad, Año Nuevo, el tour por Cordonia, los preparativos para la boda || exclama Bertrand, su voz cargada de ansiedad. Se pasa las manos por el cabello, su estrés es palpable mientras anota frenéticamente en su teléfono, con los ojos muy abiertos || Oh, Dios, esto es una locura. ¿Cómo vamos a hacer todo eso en tan poco tiempo? || continúa, la preocupación dibujada en su rostro mientras sigue escribiendo sin cesar. || Necesitamos planificar cada detalle al máximo y no puedo permitirme cometer errores. Esto es... abrumador. || Antes de que pueda seguir, lo interrumpo tocándole suavemente el brazo.
|| Bertrand, no te estreses. Yo me encargaré de los arreglos del palacio para las festividades. No habrá baile esta vez, pero aseguraremos que tengamos un hermoso árbol. Así que puedes tacharlo de tu lista... En cuanto al resto, lo iremos resolviendo poco a poco. Tenemos tiempo y contamos con la ayuda de muchos amigos || digo, mirando a todos con una sonrisa. De repente, Liam me abraza fuertemente de costado.
|| ¿Qué haría sin ti? || murmura, con gratitud en su voz.
Mientras nos abrazamos, una sensación de calma y determinación llena la habitación. El caos y la preocupación que nos rodeaban empiezan a desvanecerse, reemplazados por un renovado sentido de propósito.
@tessa-liam, @kingliam2019, @choicesficwriterscreations, @delmissesryanandcassi, @OneNoeOne, @scentedeclipseghosteggs, @s0m3thingkmp , @gabycros , @abc-ds-things , @alexabeta
If anyone else wants to be tagged, just let me know. I hope you enjoy this wonderful love adventure.
#choices trr#choices the royal romance#choices#liam x mc#trr fanfic#liam x riley#trr liam#trr fanfiction#novela romantica#liam rys#princesareal
13 notes
·
View notes
Text
Gossip Girl Lifestyle
Estilo y Vestimenta:
Serena van der Woodsen: Si te identificas con su estilo sexy y glamoroso, opta por vestidos elegantes, tacones altos y accesorios llamativos.
Blair Waldorf: Si prefieres la sofisticación y la elegancia, inspírate en Blair con faldas plisadas, blusas de seda y diademas.
Redes Sociales y Blogging:
¿Recuerdas a la misteriosa “chica indiscreta”? Mantén un blog o redes sociales donde compartas tus pensamientos, secretos y detalles de tu vida.
Eventos Sociales y Fiestas:
Asiste a eventos de moda, lanzamientos y fiestas. Conoce a personas influyentes y crea conexiones.
Confianza y Actitud:
Sé segura de ti misma y mantén una actitud positiva.
Secretos y Escándalos:
Mantén algunos secretos intrigantes. No necesitas un blog como Gossip Girl, pero un poco de misterio siempre añade emoción.
Amistades y Alianzas:
Cultiva amistades cercanas y alianzas estratégicas. ¿Quiénes son tus “Blair” y “Serena” en la vida real?
Explora Nuevos Lugares:
Visita lugares emblemáticos de Nueva York, como el MET, Central Park y los restaurantes de moda. ¡Vive la ciudad como si estuvieras en la serie!
tiktok: nayygirl1
instragram: nayybienestar
youtube: nayybienestar
pinterest
🎀🎀🎀
#xoxo gossip girl#gossip girl#blair waldorf#serena van der woodsen#lifestyle#vision board#famous birthdays#famous rp#fama#elegance#⭐️ ing motivation#wow 😍#self love#self concept#self improvement#that girl#it girl energy#it girl#girlhood#girlblogging#my blog#thank you 💗💗💗#hyper femenine#dark femenine#so femenine so perfect#writers on tumblr#wish me luck 🍀#wishlist#pink blog#pinterest
10 notes
·
View notes
Text
﹙ 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂: 𝑁𝐸𝐹𝐸𝑅𝐴 𝐷𝐸 𝑁𝐼𝐿𝐸 ﹚𝄒ㅤ ㅤⓘㅤ 🪽
Diario de Nefera de Nile [W9115] lanzada en 2012. Hasta abajo podrás encontrar la versión gráfica.
TAGS: Diario, Nefera de Nile, Cleo de Nile, Monster High.
CR: Mattel.
La traducción fue hecha por mí, NO ES OFICIAL. ♱⎯⎯ 𝑀𝐴𝑆𝑇𝐸𝑅𝐼𝐿𝑆𝑇𝑆 𝑀𝐻: 𝐺𝐸𝑁𝐸𝑅𝐴𝐿 | 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝑂𝑆 | 𝐶𝑂́𝑀𝐼𝐶𝑆
30 de Julio Mi padre me citó hoy con otra agencia, pero lamentablemente no pude asistir. Anoche debí haber comido algo que no me sentó bien porque esta mañana me sentí mareada y creí detectar el principio de una sombra de imperfección. Inmediatamente hice que los sirvientes prepararan un tratamiento de spa de emergencia y temí moverme para que mi cutis no se alterara por el cambio de humedad que se produciría si salía del penthouse. Todo el incidente fue muy traumático y lo fue aún más tras enterarme de que una monstruo con mucha menos belleza y talento había sido elegida por la agencia para su nueva campaña. Padre me llamó y se enfadó mucho conmigo, incluso después de que le explicara los terribles detalles de mi situación. Me ha amenazado con venir él mismo y escoltarme personalmente a la próxima cita si no, en sus palabras, "Deja de vaciar las arcas reales sin tener que mostrar nada a cambio". Puede que nunca me recupere de semejante golpe a mi delicada psique. El único remedio para esta situación, por supuesto, es hacer una fiesta.
12 de Agosto Todo está listo para la fiesta de mañana por la noche. Todos los agentes y modelos han recibido su invitación y han confirmado su asistencia. El mejor diseñador de interiores de la ciudad está dando los últimos retoques a la decoración, el servicio de catering y el DJ vendrán por la mañana y compré el piso de abajo para evitar posibles problemas con los vecinos. Solamente yo tengo la capacidad de ser la anfitriona más majestuosa y elegante desde... desde siempre. Soy incomparable a cualquiera que haya habido antes de mí y así lo seguiré siendo. Yo soy la reina.
13 de Agosto Debió haber sido mi noche. Recuperé la inversión de mi padre. Se suponía que todo iba a ser sobre mí. ¡MÍ! Todo empezó como debía. La decoración, la comida y la música lo envolvían todo y yo era el centro de todo. Yo brillaba como el Sol y todos los monstruos querían estar en mi órbita. Excepto, excepto un grupo de modelos monstruos que estaban sentadas en mi sofá alrededor de algún tipo de libro. No sé porqué las había invitado a la fiesta y no recordaba que hubieran entrado, pero allí estaban. Las había conocido cuando me mudé por primera vez a la ciudad. Supongo que me fijé en ellas en ese entonces porque actuaban igual que el grupo de perdedoras con las que se arrastra mi hermana en Monster High. Llegaron a Milán por pura casualidad y, a pesar de que les ofrecí venir a vivir conmigo al penthouse, insistieron en compartir un piso que todas pudieran pagar. Entonces decidí ofrecerles el beneficio de mi sabiduría y liderazgo. Pero lo rechazaron. No, querían que simplemente fuera y "pasara el rato" con ellas. Cómo no. Ahora estaban sentadas en mi sofá hojeando... MI FEARBOOK... y se reían... de mí. Debía ser de mí. ¿De qué mas podría ser? Entonces toda la habitación empezó a dar vueltas y parecía que todo el mundo me señalaba y se reía de mí... Supongo que me desmayé porque cuando me desperté todo estaba en silencio y podía oír el sonido de... de alguien limpiando. Salí a tientas de mi habitación y allí estaban esas mismas modelos ayudando a los criados a limpiar después de la fiesta. Todos los demás monstruos habían desaparecido. Todo se había echado a perder por su culpa. Quería gritar, pero eso habría sido muy... corriente. En lugar de eso, les pedí en voz baja que se marcharan y les dije que los criados terminarían el trabajo. No se opusieron, simplemente se fueron, pero antes de que la puerta se cerrara, la última en salir, una licántropa con el pelo demasiado rubio y las puntas abiertas se detuvo y dijo: "Yo también fui capitana de mi equipo de Desanimadoras, a todas nos pareció gracioso que tuviéramos eso en común." ¿Común? Yo nunca he sido común.
25 de Agosto Sigo en Milán, pero ya están listas las maletas y estoy preparada para irme. Tendría que haberme ido ayer, pero los criados que padre envió a hacer el equipaje de mi penthouse eran más perezosos que los que envió a desempaquetarme a mí cuando me mudé. Son sólo 10 habitaciones, por el amor de Ra, y sólo estuve aquí un año. De hecho, intentaron utilizar la excusa de que el ascensor no funcionaba y que cargar con todo por 15 tramos de escaleras ralentizaba el proceso. Uno de ellos incluso tuvo la osadía de levantar los ojos del suelo mientras me hablaba. ¡Qué insolencia! Le habría castigado, pero padre me ha prohibido disciplinar a los criados. Un día, sin embargo, seré reina y yo no olvido.
26 de Agosto Antes de marcharme esta noche hice que mi chófer me llevara por el pequeño y horrible mausoleo donde ese grupo de modelos se agolpaban como zombis hasta que pudieran ser "descubiertas". Tenía algo especial que quería dejarles como regalo de despedida y, aunque normalmente lo habría considerado trabajo de los criados, quería asegurarme de que, en este caso, estuviera bien hecho. Mientras subía las escaleras les oía murmurar, de la forma más mezquina, sobre alguna modelo fracasada que todas conocían. Pensé que sus comentarios eran bastante reveladores, sobre todo porque la probabilidad de que alguna de ellas pisara alguna vez una pasarela era ridícula. Llamé a la puerta y esperé... Oí a una ghoul reírse adentro y decir: "Sí, pero lo que le faltaba de generosidad lo compensa con crueldad". "Y no olvides la inseguridad", añadió otra en zombi. Seguían riendo cuando una gárgola española cuyo nombre había olvidado pero cuya miserable complexión me resultaba completamente familiar abrió por fin la puerta. El mausoleo enmudeció como una tumba y todas se quedaron boquiabiertas. Nunca pasa de moda ver el efecto que causo en los monstruos inferiores. Finalmente, la gárgola recobró sus sentidos lo suficiente como para reconocerme. "Hola Nefera, pensábamos que te habías ido ayer". "La realeza no se rige por los horarios", respondí. "Me voy esta noche, pero antes de irme quería entregarte estas invitaciones. Son para el restaurante que dijeron sería el primer lugar donde les gustaría cenar después de conseguir su primera gran oportunidad. Es de lo más exclusivo, ya lo saben, y hay una mesa con sus nombres reservada para ustedes esta misma noche. Dejé un automóvil a su servicio abajo y el primer plato estará en la mesa dentro de dos horas. Así tendrán tiempo de arreglarse para que se vean presentables". Intentaron darme las gracias, pero su gratitud está tan por debajo de mi conocimiento así como mi belleza está por encima de su vulgaridad. "Todo está arreglado", dije mientras caminaba hacia el vehículo que me esperaba. Más tarde, mientras el avión de mi padre despegaba y las luces de Milán desaparecían bajo las nubes, pensé en el postre y las risas que debían de estar disfrutando y me pregunté en cómo es que aquella patética pandilla de fracasadas iba a conseguir el dinero para pagar la cuenta que iba a llegar a su mesa en tan solo unas horas.
31 de Agosto Tras varias paradas y algunas compras por el camino, por fin volábamos a casa. No había luna y el cielo estaba despejado. El piloto de papá anunció que esta noche iba a haber lluvia de meteoritos. Azula salió de su escondite para posarse en mi mano y mirar por la ventanilla justo a tiempo para ver cómo empezaban a caer las estrellas. Yo estaba bastante aburrida con todo el espectáculo hasta que me fijé en un pequeño grupo que parecía caer justo a la misma velocidad. Hasta que un meteorito mucho más grande y rápido salió de la nada y se estrelló contra el pequeño grupo, lanzándolo en espiral hacia la oscuridad. Ah, sí, estoy de camino a casa, hermanita, y tú y tu pequeña vida feliz ni siquiera me ven llegar.
SOBRE MÍ Nombre: Nefera de Nile Edad: Soy infinita, obviamente... pero para quienes llevan la cuenta de esas cosas, soy tres años mayor que mi hermana pequeña Cleo. Padres Monstruos: La Momia. Estilo matador: Prefiero la moda y los accesorios que acentúan mi belleza eterna, como el azul del Nilo eterno o el oro que no se deslustra con el tiempo. Igual que yo. Monstruosa Imperfección: ¿Imperfección yo? ¿Quién dijo que tengo una imperfección? Quiero nombres y un espejo, ¡rápido! Mascota: Azura es mi escarabajo mascota, Scarabeus Sacer, para ser exactos, es todo un sol. Actividad Favorita: Asegurarme de que mi hermana conoce su lugar en la línea de sucesión real. Atrás de mí. Espantoso Fastidio: Si alguien o algo me molesta, hago algo al respecto. Inmediatamente. Clase favorita: Era Dragonología. Tengo un don con los reptiles. Clase Menos Favorita: Solía ser Lenguas Muertas. ¿Para qué aprender algo que mis criados pueden hacer por mí? Color Favorito: Azul del Nilo. Comida Favorita: Caviar de almas y trufas blancas. Mejores amigos: Reino sola.
ㅤ 𔘓 ﹙ 𝔓HI⎯⎯ 𝐸𝑅𝐴𝐿 ﹚ 🪦 ̸̷ׅ ׄ ㅤ “𝑚𝑒𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖” 26 de junio de 2024
10 notes
·
View notes
Note
Cultural context: in Brazil there's a big party that happens from June to August (it's called Junine/Juline/Augustine Party when it's not a quermesse) and it's common for churches to throw big parties that are called 'quermesses' and it's common to have A LOT of food, bingo, games, prizes and a bunch of other things. I always help on them at my parent's church and this year I'm responsible for the 'correio elegante' or, literally translating, elegant mail! You can buy cards and flowers to send to someone you're interested and we'll deliver it for you!
THAT ALL SAID
I'm preparing my outfit because I'm going to be a cupid deliver 🥰 I decided to add fringes to my jacket because of that one fanart of cowboy Hobie-
Anyways I'm TOTALLY in the vibes of OPIN and it's so!!! My hat will arrive next week! I'll show it when it comes 🥳
That sounds like the equivalent of a fiesta over here!!! Sounds so fun!
ELEGANT MAIL!!! SO CUTE! AND YOU'LL BE CUPID!! (Ehem is there a letter from a certain punk for me mayhaps?) THE FRINGES!!! PINK AND WHITE MY FAVE COLOUR COMBO!!! AHHHHHH I CAN ALREADY TELL IT'LL LOOK SO GOOD!
A hat too?!!! Hell yeah bleaky represent all of us!!!
10 notes
·
View notes
Text
En España de los años 60, la Navidad no solo se vivía en las casas, sino también en las calles, donde la comunidad tenía gestos que hoy se recuerdan con añoranza. Una de esas tradiciones entrañables era el aguinaldo navideño a los guardias de policía, aquellos hombres que, con sus elegantes uniformes y sombreros de época, velaban día y noche por el orden en los barrios en España.
En esa época, los guardias no solo eran figuras de autoridad, sino también parte del día a día de la gente. Saludaban a los niños que pasaban al colegio, ayudaban a los ancianos a cruzar la calle y conocían a cada vecino por su nombre. Por eso, cuando llegaban las fiestas, las familias les mostraban su gratitud llevándoles pequeños regalos.
No era raro ver al guardia en su puesto, junto a una mesa improvisada llena de cestas con dulces, mantecados, frutas del tiempo o botellas de anís y vino de la tierra. Las abuelas les llevaban los primeros pestiños de la temporada, las madres les dejaban algún detalle envuelto con cariño, y los niños les regalaban una sonrisa o incluso una tarjeta hecha a mano.
El aguinaldo no era una obligación, sino un gesto sincero de agradecimiento y cercanía. Representaba una época en la que las relaciones eran más humanas y los vínculos entre la autoridad y el pueblo estaban cargados de respeto mutuo. Hoy, esta tradición ha quedado en el recuerdo, pero su espíritu sigue siendo un símbolo de aquella España cálida y auténtica, donde lo simple se volvía extraordinario.
Maremia... un nostálgico del dictador ha escrito esto..
5 notes
·
View notes