#en realidad conocí a ese hombre una vez (<- lo vio de cerca en una cena con actores de doblaje y le dio un chungo y no habló con él)
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beanghostprincess · 10 months ago
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Como anon español quiero decirte que las traducciones en español de algunas cosas son graciosisimas.
Me estoy viendo el anime doblado (adoro la voz de Luffy, es literal un chavalín y me encanta) y cada vez que Sanji habla me muero de risa, o cuando quieren insultar y oo censuran también me hace mucha gracia, en plan, di gilipollas o algo por favor/pos
SON INCREÍBLES FNSJKDNFJKWENEFLKFEWNEF
Yo el anime me vi como hasta Skypiea en Catalán y luego me pasé al Japonés, pero las maravillas del doblaje en Español y Catalán??? Si es que a mí creo que nunca se me va a olvidar Luffy diciéndole a Smoker "HOSTIA EL FUMETA. NO TE HA DADO UN CÁNCER????" y Aokiji diciendo que "estaba dando un rulo". Por no mencionar el mítico "no estaba muerto, estaba de parranda" y "galleta galleta metralleta". Also, never forget "ANDA, CHOPPER, TU PRIMO!". Yo es que cada vez que hablan me ahogo de la risa. En Castellano en realidad no he visto nada (eso mi novia, que es la Sevillana que se tragó la serie en emisión en Español) a parte de vídeos random, pero en CATALÁN??? Ahí te aseguro que sí que les dejan insultar. A mí no se me olvidan estos diciendo "hostia puta", eso te lo aseguro yo. Live laugh love doblaje de España my beloved.
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bookishnerdlove · 1 year ago
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NDC 25
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Aunque en un principio solo estaba durmiendo en el agua tibia, al parecer esta se fue enfriando poco a poco. Sentí como si la sangre de todo mi cuerpo estuviera siendo drenada. Mi condición no era tan grave, en realidad nunca pensé que pudiera sentir tantas emociones seguidas en tan poco tiempo, pero esto era diferente a los que sentía con Baek Do-ha. Cuando estuve con Baek Do-ha podía tolerar el dolor, es más al final pareció sentirse bien, pero esto definitivamente era diferente. Tuve realmente miedo de poder morir, tanto que sentí un gran escalofrió recorrer por todo mi cuerpo. En ese instante cerré los ojos, parecía como si todo acabara. Tenía miedo, así que preferí abrir mis ojos de nuevo y me colgué desesperadamente de Baek Do-ha sin hacer ruido. Él me vio y dijo- Si hago que mis feromonas de Alfa Real fluyan hacía a ti para calentarte, causarán un gran problema. Yoo Seol-Woo, temo que no puedas soportarlas. -Hey oye, Seol-Woo, respóndeme. -Ayúdame... -Miré a Baek Do-ha y apenas pude pronunciar una palabra. Las lágrimas corrieron por mis ojos abiertos. -No... No quiero morir... No quiero morir... -¡Hey! ¡maldición! -Baek Do-ha me abrazó. Tomó mi cuerpo débil, me sacó de la bañera y me secó suavemente con una toalla. Buscó apresuradamente mi ropa y me la colocó, sacó uno de sus abrigos y me cubrió y envolvió con una manta. Luego me abrazó de nuevo e inmediatamente me llevó corriendo. No estaba muy consciente así que no pude ver muy bien. Cuando ingresé al baño había una luz brillante del atardecer, pero ahora todo estaba oscuro, ya era de noche. Podía ver algo que se nublaba. Los recuerdos de mi infancia me vinieron a la mente, era todo tan abrumador. Los copos de nieve eran como los de esa época, cuando esperaba a mi madre acurrucado en un rincón frío de la habitación. En ese tiempo cogía muchos resfriados severos, mientras ella disfrutaba emborracharse con algún extraño. Cuando volvía a casa, me echaba y el hombre que la acompañaba me daba algo de dinero para que me alejara. Yo visitaba la tienda de conveniencia cerca de casa, compraba una taza de fideos y me sentaba a esperar. Estaba tan frío y la nieve caía haciendo que mi nariz se tornara roja. No tenía ni el más mínimo sentimiento por querer llorar, puede ser que hasta de eso me olvidé debido a las preocupaciones que tenía. -Seol-Woo, ¡hey, contesta! Todo eso había quedado atrás y ahora estaba llorando en los brazos de un hombre al que recién conocía. Todo era muy extraño. Incluso cuando fui un niño nunca lloré, pero ahora estaba llorando sin parar en los brazos de este hombre. Mis emociones estaban todas incontrolables, mis glándulas lagrimales estallaron. Las lágrimas, que creía secas, se derramaban sin parar por primera vez frente a este hombre. -Está bien, está bien. Tú ocúpate de llorar todo lo que quieras. Nadie se ha muerto, no eres una persona desafortunada por favor no pienses eso. Mi cuerpo húmedo había comenzado a sentirse cómodo, tal vez sea por la temperatura cálida de este hombre. Desde el día que lo conocí en la competencia de Inglaterra me convertí en su objetivo. Ese día lo vi y recuerdo que lucía como un hombre ardiente bajo la luz solar que caía directamente sobre su piel. Su mirada hacía mí, su aliento, su cuerpo cuando me roza y sus feromonas; todo logró desvanecer las barreras que protegían con tanta fuerza mis sentimientos. -¿Dónde está al hospital que frecuentas y quién es tu médico? -Me metió en el coche y me abrochó el cinturón de seguridad. Tan pronto como respondí con un murmullo, puso en marcha el coche. -Ugh... -De repente me acurruqué y temblé, apretando mi pecho por un gran dolor de corazón. Uno que me hacía no poder respirar. Era un hábito de niño llamar inconscientemente a mi madre. En realidad, no significó mucho pero siempre lo hacía. En este momento lo único que salía de mi boca era la palabra madre. Baek Do-ha conducía con una cara seria y rígida, pude observarlo un poco borroso por las lágrimas. Su bello rostro contrasta con las luces de la cuidad, y hace que el paisaje de la nieve cayendo por fuera de la ventana se vea fantástico. -Estarás bien -dijo en voz baja, cuando se dio cuenta que lo estaba mirando. Mientras respiraba sus feromonas se clavaron en mi nariz e hicieron que me estremeciera. Tan pronto vio esa reacción suprimió por completo sus feromonas para que no me molestaran. -No tengas miedo, estarás bien. No pude soportarlo y cerré los ojos, el interior del coche era cálido y acogedor. A diferencia del interior de la tienda de conveniencia donde me resistía a llorar de joven y miraba el paisaje nocturno nevado. -Yoo Seol-Woo. -El profesor Choi corrió tan pronto llegué. Él había alistado una camilla en donde me recostó e ingresó a la sala de emergencias. -¿Qué le ocurrió? ¿Por qué se ve así? ¿Como ocurrió esto tan extraño? -La reacción del profesor Choi era de perplejidad cuando me vio en ese estado, sin siquiera poder mover un dedo. La voz de Baek Do-ha continuó de inmediato - ¿Por qué Seol-Woo está pasando por esto? -Este aroma parecen ser feromonas, pero ¿por qué está expulsando este aroma? ¡Eso es ridículo! -Él es un Omega, ¿eso no es natural? -No, el Sr. Yoo Seol-Woo es diferente de un Omega Normal. Por cierto... ¿Usted sabía que él es una persona que no puede recibir feromonas por su condición? ¿Sr., usted es un Alfa Real? -El profesor Choi, que habla en voz alta, decía cosas sin parar. Escuché que mencionó algo sobre una calificación, pero en realidad no entendía nada. Quise pensar en cómo responder, pero mi cabeza dolía demasiado así que no puede pensar en nada. -¿Está marcado? -La pregunta del profesor Choi parecía estar dirigida a Baek Do-ha, no a mí. Pude escuchar la voz de Baek Do-ha - ¿Hay algún problema? -¿Qué? ¿No entiendes?, Seol-Woo está lleno de feromonas por todas partes. Puede estar en Shock por tantas feromonas y todo eso es debido a ti. -... -Seol-Woo no es un Omega normal, pero en este momento presenta la misma reacción excesiva de feromonas como en un ciclo de calor. -Entonces Yoo Seol-Woo está liberando feromonas, pero eso ¿qué tiene de malo? -¡Agh! -Escuché al profesor Choi suspirar ruidosamente mientras se golpeaba el pecho. Se sentía frustrado y confundido porque no entendía cómo pudo cambiar de esa forma mi condición. -Uff... ¿tú, Alfa Real, estás al tanto que tu amante no es un Omega Real, o siquiera un Omega normal? En ambos casos un Alfa como tú, no debe liberar tantas feromonas. -¡Atiéndelo no ves que está sufriendo frente a ti! Pareciera que no estás calificado para ser un médico. -¿Discúlpe?. -Empieza con el tratamiento, ahora mismo. Haz todo lo imposible. Si a él le pasa algo definitivamente no lo dejaré pasar. -No puede ser, ¿me estás amenazando? Por favor dejen de pelear, ya no puedo respirar. No podía soportarlo más así que comencé a quejarme del dolor y de ese modo, el doctor Choi finalmente volvió su atención hacía mí. -Debido a una exposición grave, parece un choque de feromonas, así que te recetaré el medicamento. También hay una secreción excesiva de feromonas, por lo que también podrías necesitar un inhibidor para controlar tus propias feromonas ¡Ja! ¿Cómo pudo suceder todo esto? ¿Qué le hiciste a Seol-Woo? -El Profesor Choi charlaba y suspiraba, exclamó que no podía creerlo, y finalmente culpó a Baek Do-ha. Es la primera vez que veo al profesor Choi en ese estado, siempre es tan genial y racional haciendo su trabajo. -Seol-Woo debe descansar. Necesito hablar contigo. Luego de eso, el profesor Choi colgó una cortina divisoria alrededor de la cama y colocó a Baek Do-ha fuera de la cortina. Detrás de las cortinas, el sonido de las dos personas conversando desapareció. Quedó solo el silencio. Me agaché, apreté mi pecho, respiré y me retorcí en la cama estrecha. Es doloroso, pero no salían los sonidos de mis quejidos. Todo mi cuerpo estaba tan adolorido que no podía pensar en nada. En ese momento se abrió la cortina y entró una enfermera, me colocó una aguja en la muñeca y colgó la solución. No sabía qué tipo de medicamente era, pero era muy fuerte porque debido a eso sentía como si mis vasos sanguíneos se desgarraban. A medida que el medicamento fue ingresando a través de mis venas, podía sentir como se expandía hacia mis nervios, haciendo que me relajara lentamente desde la punta de mis pies y luego hacia todo mi cuerpo. -¿Te sientes bien? -Fue una voz la que despertó mi espíritu debilitado. El profesor Choi estaba frente a mí. La medicina que me dio era realmente buena. El dolor que sentía definitivamente desapareció, pero, en cambio, sentí como si este no fuera mi cuerpo. -Afortunadamente, el choque de feromonas ha disminuido, así que todo estará bien. El fenómeno de secreción excesiva de feromonas también disminuyó, pero todavía tienes fiebre así que echaré un vistazo. -El doctor Choi golpeó ligeramente mi antebrazo inerte. La cara de Baek Do-ha era inexpresiva. Quizá era debido a la luz sombría, pero su rostro se veía pálido. Mis ojos, que apenas se habían abierto, se cerraron de nuevo y mi mente se calmó. Luego comencé a sentir un leve ardor de garganta. Cuando volví a abrir los ojos el paisaje había cambiado completamente. Ya no estaba en la sala de emergencias, era un lugar distinto, era una habitación individual. Baek Do-ha estaba sentado junto a mi cama en una silla muy pequeña para su tamaño, incluso debía estirar las piernas para poder sentarse. Todo estaba tranquilo como si las demás personas no existieran o estuvieran muertas. Cuando verifiqué la hora en el reloj de pared, eran más de las 2am. -¿No estás cansado? -¿Te preocupas por mí? -Baek Do-ha sonrió. En su mirada no había ni una sola señal de cansancio y, aun así, tiene que atender su trabajo. -Estoy bien así que puedes irte a casa. -Solo me observo en silencio. Luego se sentó en ángulo, puso las manos en los apoyabrazos de la silla, dirigió su mano hacía su barbilla y comenzó a frotarse. -El profesor Choi me lo comento, ¿en verdad tienes una constitución sin feromonas desde que naciste? Lo había escuchado tantas veces, pero esta vez escucharlo de su voz fue tan desalentador como la primera vez que me lo dijeron. -¿Cuántas veces te lo he dicho? -Entonces, ¿por qué tu olor hace que me relaje y tus feromonas inducen instantáneamente mi Rut? ¿Cómo diablos se explica eso? Incluso el profesor Choi se sorprendió de que pudiera suceder algo tan ridículo como eso. Incluso yo quiero saber que me pasó ¿Por qué me afectó tanto? Me miró por un momento luego volteó la vista hacía un rincón y sacó sus propias conclusiones. -Bueno, no importa. De todos modos, el hecho de que seas un Omega no cambia nada. No te transformarás de repente en beta o Alfa. Entonces, ¿qué quieres decir con eso? ¿Tú crees que el destino nos unió? En mi cabeza esos pensamientos daban vueltas ¿Cómo dices eso ahora? ¿Tú crees que esto es tan simple? -Si continúas mezclándote conmigo, te acostumbraras a las feromonas de tu compañero y disminuirán los choques como este. Levanté mis cejas y le di una gran mirada a Baek Do-ha. Las palabras solo salieron de mi boca. - No quiero acostumbrarme a esto. -Yo sí quiero. Ja ¿Cómo se le ocurre decir todo eso sin que le duela la boca? De nuevo volvió el dolor de cabeza, así que volteé la cabeza a un lado y cerré mis ojos con fuerza. El cansancio me cubrió los parpados. Cuando abrí ligeramente los ojos, Baek Do-ha estaba parado junto a la cama mirándome fijamente. Estaba asustado, ¿por qué su mirada era demasiado seria? -... No me toques. -¿Qué estás pensando? No haría nada a un paciente débil. -Extendió la mano y tocó mis ojos. Dijo que no me tocaría, entonces ¿qué piensas hacer? La punta de sus dedos me rozaba los ojos y me producían un leve cosquilleo. Él siguió tocando y yo no tuve fuerzas para alejar su mano. -Bueno, eres tan pequeño y débil. Tengo temor de dañarte si te toco con más fuerza. Eres débil, tiemblas y lloras. Es lindo verte así, pero también es algo triste. Pareces un gatito bebé. Estaba volviéndome loco. Pensaba que era igual a un ciervo bebé y ahora me dice que parezco un gato. Alejó su mano de mi rostro cuando notó que tenía un cosquilleo en los ojos. Instantáneamente la deslizó hacía abajo, pasando por mis mejillas, rozándome con la punta de sus dedos. -Eres complicado y difícil de manejar, eso eres tú. -Entonces encuentra a otra persona más fácil. -Lo fácil de manejar, no es nada divertido. -Giré mis ojos hacía otra dirección. ANTERIOR Read the full article
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natsu-tokio · 3 years ago
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For the love of my life
Mi amor, ya hemos cumplido un mes juntitos, un mes desde que esa noche me pediste oficialmente ser tu novia y nuestra historia dio un pequeño vuelco pero uno totalmente hermoso… Pero nuestra historia comienza de mucho antes, hace unos cuatro meses atrás quizás, cuando dos extraños quisieron conocerse en busca de cambiar el rumbo de sus vidas y ser sociables cuando se escondían detrás de los amigos que ya tenían. Recuerdo a la perfección ese día en que te encontré y nos saludamos con mucho ánimo, yo me retrase un poquito pero llegué a ti y comenzamos una amistad a pacitos de tortuga, una hermosa y que recuerdo con mucho cariño. Si, eras un poquito desaparecido en ese momento y yo luego lo fui, éramos unos fantasmas que se buscaban de vez en cuando, hablaban de sentimientos hasta comprenderse por completo y así estuvimos mucho tiempo. Nunca paso por mi cabeza que este chico dulce que comenzaba a conocer iba a quedarse a mi lado cuando siempre me he considerado un desastre andante, alguien con demasiadas inseguridades encima y siendo muy colgada de vez en cuando, pero allí estuviste tú incluso cuando pude ausentarme y tú también te tomaste un tiempo. El esperarte fue la mejor decisión y cuando llegaste a mis brazos, no dudé ni un segundo en acogerte en ellos, te había extrañado tantas noches que ahora que estabas junto a mí, parecía casi mágico.
Natsu ah, volviste a mi vida como un regalito hermoso y allí te quedaste, te abracé queriendo sentirte, queriendo aceptar que eras real y con el tiempo, con cierta timidez y nerviosismo, robé de tus labios un primer beso que pensé podía acabar con todo o empezar algo bonito, aunque seré honesta, siempre pensé que todo iba a acabar por mi impulsividad o quizás porque no sentías la atracción que esta noona sentía por ti… Pero no me diste la razón y correspondiste a mis besitos, nuestros labios se unieron como si hubieran sido hechos el uno para el otro y lentamente empezaba una historia que ninguno había planeado, que nadie había siquiera previsto o que se diera la posibilidad que pasara como pasó. Lentamente nos conocimos y como te dije el otro día, fuimos como la tortuga que le ganó a la liebre; siempre fui aquella liebre que iba rápido y terminaba lastimada porque no tomaba las mejores decisiones y se perdía con otras liebres, pero contigo me convertí en una tortuga que iba tan lentito al punto que pude experimentar de verdad lo que era esa etapa de coqueteo inicial, me sentía como una adolescente con su primer amor y un tanto torpe porque realmente nunca había vivido algo así de bonito, algo así de sano, algo tan maravilloso como sacado de un cuento de hadas o mejor aún…  Nos conocimos de a poquito y las similitudes en nosotros hicieron que nuestros corazones conectaran al instante, nuestros sentimientos florecieron como una flor en plena primavera y lentamente fuimos haciéndonos parte de la vida del otro hasta que no cabía duda en mí que tú, Natsu Choi, eras el hombre de mi vida.  
Amor, me enamoré de ti a segunda vista, porque antes estaba cegada por un amor que no merecía y que me destruía por dentro; me enamoré de ti a segunda vista y aunque era temerosa, fui a golpear la puerta de tu corazón esperando a que pudieras recibirme en ellos. Nuestra historia ha sido lenta pero preciosa, me he encontrado profundamente con tantos sentimientos que creía no merecer, siempre me cuestiono si merezco a un chico tan hermoso como tú, alguien que no solo es mi novio actualmente sino que también mi mejor amigo, mi compañero de vida, mi pareja y mucho más. No soy más que una simple humana más dentro del montón que existe en este mundo y aun así, me escogiste a mi entre tantos peces que nadaban cerca de ti. ¿Será el destino o el universo que nos hizo encontrarnos en el momento perfecto? Eso creo, amor, que estábamos tan destruidos y con una percepción de amor que no merecíamos, que el mundo dijo finalmente que ya era demasiado sufrimiento para dos personitas tan hermosas y nos entrelazó con un hilo rojo que siempre estuvo en nuestras muñecas, solo que muy enredado y finalmente nos encontramos.
Natsu ah, ¿sabes? Me haces recordar un paradigma que leí hace un tiempo en un libro que amé, en él se relataba la historia del padre del personaje principal en que se había separado de su esposa que más que amarla como pareja, era su compañera de vida y en un viaje de tren se encontraba con esta chica de ensueño un tanto joven, casi de la edad de su hijo en tal tiempo y que lo tomó por sorpresa, porque desde el instante que la vio, sintió cosas que antes habían muerto en él. El padre de la chica, que ya estaba con una fecha límite de vida, relataba el paradigma que leía para corregir una tesis y esa decía que el tiempo no iba a la par de la vida, a veces estábamos en el embarque equivocado sin darnos cuenta y tomábamos un barco que no era el nuestro pero creíamos con cierta inocencia que era el camino de nuestra vida y terminábamos perdidos, desorientados y adoloridos en otro muelle preguntándonos qué barco tomar ahora o permanecer en un muelle que no era el nuestro. Así es la vida, la vida odia al ser humano y el ser humano no entiende al tiempo, por eso odia al tiempo cuando en realidad es la vida la culpable. Mhm, para que entiendas mucho mejor, te daré un ejemplo. Había una pareja durante la Primera Guerra Mundial en que luego de salir del instituto, se casaron y a las semanas de vivir en la casa de los papás de la novia, al chico le llegó la notificación que debía enlistarse y luchar por su país. La pareja quedó en parte destruida pero creían que volverían a encontrarse cuando en un ataque aéreo en la Alemania nazi, el avión en que iba el esposo de esta chica, murió sin existir registros formales del ataque o restos para devolverlos a los seres queridos. Pasaron años y cuando la chica entró a la universidad, allí conoció a un chico que se parecía muchísimo a su difunto esposo y también era veterano de guerra; con el tiempo se enamoraron, tuvieron hijas preciosas y cuando la madre de ellas estuvo por morir, las hijas se enteraron que se habían encontrado luego de muchos años los restos del ex esposo de su madre, lo cual las tomó por sorpresa porque su madre nunca había hablado de esta persona. Finalmente se explica el paradigma con que este piloto, este ex esposo, hijo, hermano, primo y más, llegó a una ciudad que ya no era la de antes, nadie estaba para llorar sus restos porque todos los que le conocían estaban muertos y la mujer que amaba también, con ello unas chicas que solo habían escuchado hablar de él por una fotografía que escondía su madre en un marco con su actual esposo, recibieron a aquel extraño como si de un pariente se tratara.
Amor, con todo esto trato de decirte que yo tomé muchos barcos en distintos muelles durante toda mi vida, algunos me dejaron destruida y otros con una pizca de esperanza hasta que el siguiente muelle arrebataba esa luz en mí y finalmente la quemaba con otra cicatriz que quedaba dentro de mí, así que cuando llegué a tomar el barco indicado, yo no lo sabía, la vida me odiaba y yo creía que el tiempo era culpable pero no fue así… Tomé el barco indicado en el muelle que siempre debí estar y allí subí para conocer, para vivir, para amar, para ser yo por primera vez… En ese barco te encontré a ti, al amor de mi vida, a un Natsu Choi que tal como yo ya había experimentado muchos dolores y no confiaba en otra oportunidad, pero al dármela y al dárnosla nos dimos cuenta que este amor era real, que tú y yo siempre estuvimos destinados a encontrarnos y amarnos tal como somos.
Natsu ah, este mes, estos 31 días a tu lado han sido más que un sueño hecho realidad, me emociona la simple idea y mi corazón está agitado que no sé si su palpitar es normal… Tengo miedo que vaya a explotar, pero si lo hace, será de este amor tan hermoso que siento por ti cada día, que aumenta a cada segundo y es para el resto de la vida, cariño. Eres un chico maravilloso, me quedo corta de palabras al describirte, simplemente siendo tú eres fantástico… Eres atento, cariñoso, comprensivo, amigable, cálido, lindo, inteligente, capaz de todo lo que quieras realizar, amoroso, tierno, un coqueto desinhibido cuando quiere serlo, eres especial, tu personalidad en sí es hecha por los mismos dioses griegos y diría más, por los ángeles y las constelaciones; eres todo lo que siempre quise siendo simplemente tú.
Amore mío, te amo por la persona que eres, no por tu físico ni por lo que tienes en tema material, te amo a ti, a ese Natsu Choi que conocí desde el día uno, con sus inseguridades, virtudes, con todo lo que tienes en ti… Te amo tal como eres, Natsu Choi, con locura e intensidad que no hay forma de medir o expresar mi sentir y quiero que lo entiendas y lo repetiré miles de veces, cariño mío. No existe duda en lo que soy, en lo que me he convertido y en lo que siento por una persona tan maravillosa como tu y que no quiero perder nunca. Nunca vas a llegar a perderme, cariño, y este mes lo he confirmado, lo confirmaré por todos los meses y años que vengan porque mis sentimientos son verdaderos y ante el más mínimo problema, vamos a hablarlo, superarlo siendo las tortuguitas hermosas que somos.
Gracias por todo lo que me has dado, cariño mío, gracias por existir, por ser tú mismo, por cada segundo que me has regalado y por tanto más… Estoy en deuda contigo hasta el día de hoy por el amor que he recibido y siempre intentaré estar a la par de ti, cariño.
Feliz primer aniversario, amore.
Te amo.
De tu Tokio.
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wingzemonx · 3 years ago
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El Tigre y el Dragón - Capítulo 30. La petición de Chinai Mogatari
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Rurouni Kenshin
El Tigre y El Dragón
Wingzemon X
Capítulo 30 La petición de Chinai Mogatari
Nagasaki, Japón
01 de Agosto de 1878 (Año 11 de la Era Meiji)
La presencia y las palabras del misterioso Chinai Mogatari bastaron para calmar los ánimos, y que el autodenominado Grupo Ninja Sanada aceptara bajar sus armas y escuchar lo que éste tenía que decirles.
El restaurante continuó cerrado al público. Chinai, Aoshi y Misao tomaron asiento en la misma mesa que Misanagi les había ofrecido a estos últimos dos en cuanto llegaron, estando el anciano de un lado y los dos visitantes sentados delante de él. Misanagi también estaba presente a un lado de la mesa, escuchando con atención todo lo que decían, mientras uno de sus hombres le curaba el brazo en el que una de las kunai de Misao le había dado. El resto de los ninjas permanecían sentados o de pie alrededor de la mesa, también al pendiente de oírlo todo.
Chinai era el que deseaba explicarse, y comenzó a hacerlo lenta y claramente, cuidando cada palabra como si hubiera practicado con anticipación todo lo que diría; como una confesión. Aquel hombre ya mayor y pequeño podía parecer insignificante en una primera vista. Sin embargo, ya viéndolo de cerca uno podía notar que no era un hombre ordinario. Su cuerpo grueso debajo de su desgastada capa no era sólo grasa, sino también musculo, sobre todo sus brazos que dejó a la vista cuando los colocó sobre la mesa. Y su rostro, especialmente sus ojos, dejaban en evidencia que había pasado y visto demasiadas cosas; algunas quizás inimaginables para los dos ninjas de Kyoto.
—Hace dieciocho años —comenzó a relatar—, recibí la encomienda por parte del shogunato de venir aquí con un grupo de mi mayor confianza, y crear una red de inteligencia en toda el área de Nagasaki y sus alrededores. Esto con el fin de poder tener vigilados a los extranjeros que comenzaban a ir y venir de este puerto, así como a los grupos radicales que se estaban volviendo cada vez más audaces. Para el inicio de la Era Genji, ya teníamos ojos y odios en cada rincón de la prefectura, y nos movíamos con absoluta discreción incluso bajo las narices del gobierno local. Gracias a esto no tardamos mucho en enterarnos del grupo cristiano que vivía en Shimabara, aledaño al monte Unzen, y guiados por un hombre llamado Tokisada Mutou y su esposa. Al inicio, más allá de profesar una religión que aún seguía prohibida, no parecían representar ningún peligro. Sin embargo, igual les pusimos principal atención debido a los antecedentes de esa zona; después de todo, aún ahora siguen resonando por estos lares los nombres de Shiro Amakusa, y la Rebelión de Shimabara. Pero también llamaron nuestra atención debido a los informes que hablaban de cosas más… preocupantes. Como rumores de un niño al que todos en el grupo consideraban el Hijo de Dios.
—Shougo Amakusa —señaló Misao con seriedad, como si aquel nombre le provocara rabia con tan sólo pronunciarlo.
—En aquel entonces era simplemente Shougo Mutou —explicó Chinai—, el hijo mayor de Tokisada Mutou, pero que al parecer éste usaba como un símbolo de unidad entre sus seguidores.
Chinai calló unos segundos, y agachó un poco más su cabeza en esos momentos, contemplando sus propios puños cerrados sobre la mesa.
—En julio de ese año, las cosas se pusieron más graves. Los informes hablaban de una posibilidad real de peligro, pues al parecer este grupo de cristianos había comenzado a contemplar la opción de unirse a Satsuma y empezar una revuelta para derrocar al gobierno. Debí reportar aquello a mis superiores de inmediato, pero no lo hice. E igual no sirvió de nada, pues de todas formas un funcionario local de nombre Kasai fue informado por un traidor del grupo.
—¿Kasai? —Pronunció Misao con asombro—. ¿Habla acaso de Itou Kasai?
—Sí, ese mismo —asintió Chinai lentamente.
Aquello realmente dejó atónita a la kunoichi.
«La segunda víctima en Kyoto» pensó la joven. Recordaba claramente a aquel hombre, el mismo que había ido a suplicarle al señor Aoshi por ayuda, y había muerto asesinado la misma noche que ella vio por primera vez a Shougo Amakusa. «Entonces todo aquello fue en verdad un acto de venganza��»
Chinai prosiguió con su explicación, sin percatarse de momento de la reacción que sus palabras habían tenido en la joven delante de él, o simplemente de momento no dándole demasiada importancia.
—Kasai mandó a un grupo numeroso de sus hombres a la aldea, y realizaron una verdadera masacre en aquel sitio. Hombres, mujeres, ancianos, niños… nadie sobrevivió. Los rumores dicen que tenían la orden de perdonarle la vida a aquellos que repudiaran de su religión y juraran lealtad al Shogun. Si acaso alguien lo hizo y de todas formas lo mataron, eso es algo de lo que ni siquiera nosotros estamos seguros. Entre las víctimas confirmadas se encontraban Mutou y su esposa, y se intuyó en ese momento que sus dos hijos habían corrido con la misma suerte que sus padres. Todo esto pasó hace ya más de catorce años…
Un aire sombrío y melancólico rodeó al anciano, que seguía mirando a la mesa como si sintiera vergüenza de alzar la mirada hacia el resto de los presentes. Por su lado, Misanagi y la mayoría de los miembros de su grupo conocían muy bien esa historia, así que en realidad no les sorprendió lo que oían. Lo que sí les confundió un poco era la reacción de su viejo líder, y como esto al parecer lo afectaba más de lo que sabían. Pero, ¿por qué?
Sus antiguos compañeros no fueron los únicos en notarlo. Aoshi, además de ello, le había llamado particularmente la atención una parte de su relato.
—¿Por qué no reportó lo que sabía? —Cuestionó Aoshi con algo de severidad—. Dijo que supo de los planes de rebelión del grupo antes que el gobierno local, pero decidió no reportarlo. ¿Por qué tomó esa decisión en realidad?
Chinai cerró unos segundos sus ojos y suspiró pesadamente. Sus hombros parecieron relajarse un poco, como si se hubieran revelado de un peso importante; casi como si hubiera esperado que alguien le hiciera justo esa pregunta.
—No lo hice porque yo… —murmuro despacio, vacilando por un segundo pero luego sentándose con la espalda recta, y fijando su mirada firme justo en el hombre delante de él—. Porque yo también soy cristiano…
Aquella repentina afirmación provocó una reacción mucho más palpable en Misanagi y los otros ninjas, y también en Misao. Por su parte, el rostro siempre apacible de Aoshi permaneció inmutable, pues de hecho él ya se había formulado la misma hipótesis.
—¿Cristiano? —Murmuró Misanagi, sonando un tanto incrédula—. ¿Es usted un cristiano, señor Chinai?
El hombre asintió dos veces con su cabeza.
—Me había convertido poco antes de viajar acá, y no pude evitar empatizar con Mutou y sus seguidores hasta cierto punto. Yo sabía lo que era tener que ocultarse y vivir con miedo por lo que uno creía. Cuando me enteré de lo que planeaban, quise hacer tiempo antes de verme forzado a reportarlo. Quería averiguar si acaso había alguna forma de evitar que las cosas fueran por ese camino. Pero, al mismo tiempo, cuando me enteré de lo que Kasai tenía planeado, tampoco hice nada para prevenirlo. Al final no pude elegir entre mi deber y mi fe… y terminé traicionando a ambos. El sentir que pude haber hecho algo para evitar aquella desgracia, es algo que me ha perseguido durante todos los años que le siguieron. Y cuando el Shogun se rindió, poco después yo me fui del país hacia el continente. Viajé entre los puertos controlados por los occidentales, ayudando a los cristianos refugiados de mi país de otras partes a tener aunque fuera un poco de tranquilidad y paz. Esa fue la penitencia que yo mismo me impuse… Y entonces, el octubre pasado, él se presentó justo en el Barrio Cristiano de Shanghái. Y en cuanto se presentó, supe exactamente quién era.
No era necesario qué explicara a quién se refería; todos podían fácilmente darse una idea.
—De todos los sitios del mundo, venimos a cruzarnos justo ahí. ¿Obra de Dios o una simple coincidencia?, no lo sé. Lo más importante para mí fue la motivación que lo había llevado a ir hasta ahí: profesar sus deseos de levantarse contra el gobierno Meiji, independizar Shimabara y crear en ese sitio una Tierra Prometida, donde todos los cristianos podrían practicar libremente su fe sin miedo. —Chinai soltó en ese momento un resoplido despectivo tras pronunciar todo aquello—. Era una locura, incluso peor a la de su padre. Pero todos los demás lo escucharon y siguieron. Yo sabía muy bien que todo aquello terminaría en una matanza aún peor que de hace catorce años, y no podía permitir que eso ocurriera; no de nuevo. Intenté hablar con él, y también pedí el apoyo de un buen amigo que conocí en el continente y que había vivido de primera mano las consecuencias de la Rebelión Taiping, para intentar de alguna forma hacerlo recapacitar. Pero nada de eso funcionó. Siguió obstinado en sus planes, y no le importaba arrastrar a todas esas personas inocentes con él.
»Supe entonces que sólo había una forma de detenerlo de una buena vez… Lamentablemente, yo no era el enemigo adecuado. Su manera de pelear y su velocidad estaban sencillamente fuera de mi alcance. No me consta que tan cierto sea lo del Hijo de Dios, pero definitivamente es uno de los espadachines más extraordinarios que he conocido. Y ahora ha vuelto a Shimabara, ha reunido a un gran número de sus seguidores, y se prepara para lanzar al fin su ataque, Y si no lo detenemos cuánto antes, creará un desastre mucho peor que el de la primera Rebelión de Shimabara o la Rebelión Taiping. Las consecuencias en vidas serán enormes, y las políticas incalculables si alguna nación extranjera decide intervenir. Es por eso que debe ser eliminado, ¡antes de que sea demasiado tarde!
Lo último lo pronunció con gran ahínco en su voz, e incluso se permitió chocar su puño derecho contra la mesa, haciéndola saltar un poco. La fiereza con la que se expresaba dejaba bastante en evidencia lo mucho que todo aquello lo tocaba a modo personal. Quizás en efecto la culpa por lo ocurrido catorce años atrás lo tenía atormentado.
Tras tomarse unos segundos para calmarse, Chinari alzó de nuevo la vista y miró atento directo a Aoshi, como si fuera la única persona en esa habitación.
—He oído muchas historias sobre ti, Aoshi Shinomori —dijo con bastante solemnidad—. Eres el guerrero más extraordinario que el Oniwabanshu ha tenido. Si alguien en todo el mundo puede ser capaz de derrotar a este sujeto, ese eres tú; en especial si tienes el apoyo del Grupo Ninja Sanada para respaldarte. Así que te lo pido, como antiguo miembro del Oniwabanshu, y como cristiano devoto que soy, que nos prestes esa fuerza tuya. —Colocó en ese momento sus dos manos en la mesa, y se inclinó hacia adelante hasta casi pegar su frente contra ésta—. ¡Te pido que mates a Shougo Amakusa!, antes de que por su culpa más personas tengan que sufrir…
—Señor Chinai… —pronunció Misanagi, azorada por todo lo que su viejo maestro estaba diciendo, y toda la desesperación que radiaba en cada palabra. Y justo después de eso, todo el lugar se quedó un largo rato en silencio.
Las dudas y la confusión flotaron por todo ese espacio, embargando a cada uno con diferentes pensamientos. La que parecía sin embargo más preocupada, era Misao. No sabía qué pensar del hecho de que ese hombre le estuviera pidiendo con tanto ahínco al señor Aoshi que matara a Amakusa. Y por supuesto, tampoco tenía idea de qué era lo que el hombre a su lado pensaba al respecto. Y al voltear a mirarlo de reojo y contemplar su rostro sereno y estoico, la respuesta a ese cuestionamiento le resultó aún más evasiva.
¿Estaba pensando en hacerlo? ¿Para eso había querido ir hasta ese sitio acompañando a Himura? De entrada aquello ya le había parecido raro en un inicio, pero ahora parecía tener sentido. ¿Aún estaba obsesionado con demostrar que era el más fuerte? ¿Qué enfrentarse a este sujeto que también practicaba el mismo estilo que Himura para derrotarlo y demostrarse algo a sí mismo?
Misao comenzó en un sólo segundo a llenarse de una gran preocupación. Sin embargo, estas fueron disipadas al escuchar la respuesta del espía, y remplazadas por un enorme asombro.
—No puedo hacer lo que me está solicitando —murmuró Aoshi despacio y calmado—. Así que le pido no ponga sus esperanzas en mí.
Aquello no sólo tomó por sorpresa a Misao, sino también al autor de la petición.
—¡¿Por qué no?! —Exclamó Chinai, molesto e incluso algo ofendido—. Como protector de Edo y de la paz de Japón que alguna vez fuiste, debes de darte cuenta del peligro inminente que representa este hombre. Es por eso que viniste hasta acá, ¿no es cierto?
—Vine aquí para obtener información sobre Amakusa, es cierto —aclaró Shinomori sin cambiar ni un poco su semblante—. Pero no tengo intención de intervenir en este asunto más de lo que sea necesario. El hombre que ha venido hasta aquí para enfrentar y derrotar a Amakusa es otro, y él no tiene intención de matarlo como usted tanto desea.
—¿Derrotarlo sin matarlo? —Musitó Chinai, pronunciando aquellas palabras como si le resultaran del todo incomprensibles—. ¿Y qué piensan hacer entonces? ¿Hablar con él e intentar convencerlo? Eso no funcionará, ¡le estoy diciendo que yo ya lo intenté! La única forma de detener esta tragedia antes de que pase, ¡es matándolo…!
En ese mismo momento Aoshi tomó su espada del suelo y se paró abruptamente. Ese cambio tan repentino puso en alerta a varios de los ninjas que los rodeaban, que de inmediato se pusieron en posición de defensa, y algunos sacaron sus armas. Sin embargo, no había en realidad alguna postura de hostilidad de parte del ninja, y eso Chinai lo percibió claramente.
—Si tanto desean la muerte de ese hombre, háganlo ustedes mismos —contestó Aoshi con brusquedad—. No tengo pensado interponerme si es lo que desean. Yo sólo estoy aquí para saldar viejas deudas, y entenderé si ustedes no están interesados en ayudarnos. Así que será mejor que nos retiremos de una vez.
Y sin más le sacó la vuelta a la mesa baja, y comenzó a caminar en dirección a la puerta de salida.
—Espere, señor Aoshi —musitó Misao perdida, pero rápidamente se paró también y se apresuró para alcanzarlo—. ¿Enserio nos iremos sólo así?
Aoshi no respondió, pero igual tuvo que detener su avance pues los ninjas que estaban entre la puerta y ellos no se movieron de su sitio ni un poco para abrirles el paso. Incluso por sus miradas se podía intuir que no estaban peleados con la idea de enfrentarse de nuevo con él si se ponía difícil. Aoshi los observó en silencio, su mano lista para desenvainar si así resultaba necesario.
—Déjenlos que se vayan —ordenó Misanagi con fuerza, y al tiempo que dio esa orden los ninjas comenzaron en ese instante a hacerse a los lados para dejarles el camino libre. Aoshi prosiguió entonces con su partida sin mirar atrás.
—¿Quién es el hombre que ha venido a enfrentarse con Amakusa sin matarlo? —Inquirió Chinai con fuerza, virándose a ver a los dos Oniwabanshu sobre su hombro—. ¿Con quién tienes esa deuda que intentas pagar, Aoshi Shinomori?
—Si su red información es tan buena como presumen, no tardarán mucho en descubrirlo —fue la respuesta simple y rápida de Aoshi, un instante antes de hacer correr la puerta de madera hacia un lado. Un segundo después, tanto él como Misao salieron a la calle, y otro los Ninja Sanada se apresuró a volver a cerrar la puerta.
—Pero qué sujeto tan pedante —pronunció molesto uno de los ninjas, mirando con expresión dura hacia la puerta—. ¿Cree que puede hablarnos de esa forma sólo porque fue el líder del Oniwabanshu hace tanos años?
Su malestar parecía ser compartido por la mayoría de sus compañeros. Misanagi debía admitir que también se sentía molesta por la actitud de ese sujeto, aunque también de cierta forma estaba fascinada.
Así que ese era Aoshi Shinomori, quien se convirtió en okashira de los guardianes del Castillo Edo con tan sólo quince años. Hacía honor a su reputación, debía aceptarlo. Y presentía que aún no había visto todo de lo que era capaz.
—Recojan todo, curen a los heridos, y prepárense para volver a abrir el restaurante en una hora —ordenó Misanagi con fuerza para que todos la escucharan—. Todo debe parecer normal, así que muévanse.
Sin chistar, todos comenzaron a moverse para acatar su instrucción. Levantaron las mesas y platos rotos, comenzaron a barrer los rastros de comida del suelo, y aquellos que tenían alguna herida o golpe se les terminó de curar. Todos volvieron a sus labores, menos Misanagi. Ella permaneció de pie en su sitio, hasta que todos se dispersaron. Y sólo entonces fijó su vista de nuevo en Chinai, que continuaba sentado en la misma mesa y en la misma posición. Su expresión era dura y pensativa. El resultado de esa plática definitivamente había sido inesperado para él. Y, de hecho, mucho de lo que había oído resultaba también inesperado para la joven okashira.
Sin decir nada, Misanagi se sentó en la mesa de Chinai a su diestra. El anciano siguió mirando hacia abajo, como si la presencia de la mujer le pasara desapercibida.
—¿Por qué nunca me dijo que era un cristiano, señor Chinai? —le preguntó Misanagi muy despacio, casi como si temiera que alguien más la oyera.
—¿Qué hubieras hecho de haberlo sabido? —musitó Chinai, virándose lentamente hacia ella—. No te sientas responsable por nada de esto, Misanagi. Tú eras apenas una niña cuando todo aquello ocurrió.
—Pero ya no soy una niña —declaró la kunoichi con fuerza—. Me he vuelto más fuerte y más hábil, y he fortalecido aún más al Grupo Ninja Sanada. Si el tal Amakusa es un peligro tan grande como dice, no necesitamos de los Oniwabanshu para encargarnos de él. Yo personalmente…
—Es admirable lo que has hecho, Misanagi —pronunció Chinai de pronto, cortando de tajo lo que la joven mujer decía—. Incluso en esta época moderna, y en esta ciudad que poco a poco va perdiendo su identidad, has sabido seguir adelante con nuestra labor y modo de vida. Estoy muy orgulloso de lo que has logrado… Pero Shougo Amakusa no es un rival adecuado para ti o para el resto de tu grupo. De momento lo mejor será mantenernos alejados, hasta que veamos la forma prudente de encargarnos de él.
—¿Encargarnos? —Musitó Misanagi despacio—. ¿Quiere decir que se quedará?
—Tú eres la líder del Grupo Ninja Sanada, eso no está ni estará a discusión —explicó Chinai con firmeza—. Además, no pienso quedarme demasiado. Una vez que este asunto termine me iré otra vez. Hasta entonces, espero me aceptes temporalmente como otro más de tus espías.
Dicho eso, el anciano se puso de pie, se acomodó su vieja capa, y también se dirigió a la salida, pasando entre el resto de los ninjas que recogían todo.
Misanagi lo observó en silencio. La presencia de su viejo maestro realmente le traía una serie de emociones que no lograba identificar del todo. Y aunque él le había dicho prácticamente que no se metiera, la realidad era que la joven okashira ya había tomado su decisión.
— — — —
Saliendo del restaurante, Aoshi y Misao se dirigieron calle abajo hacia el puerto, y luego hacia la plaza que habían acordado sería su punto de reunión con Himura y los otros. Esperaban que al menos sus compañeros hubieran tenido mejor suerte en conseguir hospedaje para esa noche.
—¿Quién diría que los Oniwabanshu de Nagasaki ya no existen? —Musitó Misao con pesar, con sus manos atrás de su cabeza—. Ahora al parecer son el Grupo Ninja Sanada. Ese tonto de Okina nos mandó hasta acá sin tener toda la información actualizada y exponiéndonos. Cuando vuelva a Kyoto me las pagará…
Soltó entonces un pesado suspiro combinado de cansancio y resignación.
—Es una pena que hayamos pasado por todo esto y no obtuviéramos al menos un poco de información útil —añadió la kunoichi—. Mucho de lo que ese hombre nos dijo es igual a lo que el señor Nishida le dijo a Himura antes de morir, o lo que pudo sacar de sus notas. Pero seguimos sin saber la localización exacta de su base, o qué planea hacer con exactitud.
—Averiguamos sin embargo que ha estado reuniendo seguidores en el continente —comentó Aoshi mientras miraba atento hacia adelante—, y que está reuniendo a todos en Shimabara para preparar su ataque. Eso significa que debemos actuar aún más rápido de lo que pensábamos.
«¿Debemos?» pensó Misao con sorpresa, mientras volteaba a verlo pensativa. ¿Tenía decidido seguir adelante y acompañar a Himura a Shimabara? Por lo que había dicho en el restaurante, había pensado que sólo iría a conseguirle la información y luego, quizás, pensaba volver a Kyoto en el siguiente barco.
Pero ahora se daba cuenta de que, aunque por fuera seguía siendo el mismo hombre frío e indiferente ante todo, algo realmente había cambiado en el interior del señor Aoshi. Todo este tiempo meditando y pensando de seguro le habían dado la respuesta que estaba buscando. ¿Cuál era?, Misao no tenía ni idea. Pero aunque todo aquello fue inútil para su misión, la joven se sentía feliz de haber pasado por ello para poder darse cuenta.
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en los delgados labios de Misao, y de manera discreta se aproximó sólo un poco más a Aoshi, para así poder caminar más cerca a su lado.
— — — —
El embajador Elsten pasó a sus invitados hacia el comedor de la elegante mansión, compuesto en su mayoría por la larga mesa de manteles blancos, con sillas suficientes para ocho comensales; tres a cada lado, y una silla en cada extremo. Elsten se sentó en la cabecera como le correspondía al ser el señor de la casa, con un enorme ventanal a sus espaldas por el cual entraba la brillante luz de la tarde, y se podía apreciar además el amplio y hermoso jardín, Sus visitantes, mientras tanto, se sentaron a sus lados; Yahiko y Sanosuke de un lado, Kenshin y Kaoru del otro.
Los sirvientes no tardaron en traerles la comida justo después de que se sentaron, como si ya la hubieran tenido lista para esa cantidad de personas. Y, ¿acaso había sido así? Los platillos consistían de un jugoso pedazo de carne guisado, acompañado de algunas verduras y puré de papa. Nada muy extravagante, pero al menos se les cumpliría a Yahiko y Sanosuke el deseo de probar algo de comida extranjera. Y por lo mismo, en cuanto les pusieron sus platos en frente ambos comenzaron a usar lo mejor que pudieron el cuchillo y tenedor para cortar la carne y tratar de metérsela a la boca lo más pronto posible.
—No está mal —murmuró Yahiko mientras masticaba un pedazo grande.
—Me gusta más la sazón del Akabeko —añadió Sanosuke, teniendo igualmente la boca llena.
—Compórtense ustedes dos —los regañó Kaoru con un susurro despacio, sintiéndose visiblemente avergonzada por el comportamiento de sus acompañantes.
Como fuera, parecía que al Sr. Elsten no le molestaba la conducta tan poco refinada de los dos, o quizás no la notaba pues estaba muy concentrado en su plática con Kenshin. El hombre holandés parecía fascinado por todo lo que Kenshin le relataba de lo que había sido su vida tras el final de guerra. Muchas de esas cosas Kaoru ya las sabía; otras… no tanto, y por eso no podía evitar querer parar oreja disimuladamente para poder escuchar un poco mejor.
—Ya veo, así que hizo el juramento de no matar nunca más —indicó Elsten—. Es una decisión realmente noble y admirable, especialmente porque encontró la forma de seguir protegiendo a las personas con su espada en esta nueva era de paz. Cuando lo conocí pensé que una vez que terminara la revolución, le darían algún puesto público de altura, ya sea en el gobierno o en ejército.
Sanosuke soltó en ese mismo momento una sonora y nada discreta risa irónica.
—Más de una vez se lo han ofrecido —declaró el peleador callejero, señalando al pelirrojo con su tenedor—. Pero Kenshin no tiene interés en alguna de esas tonterías, ¿cierto?
—No creo ser el tipo de persona que pudiera ayudar a la gente con un puesto político como ese —respondió Kenshin con una sonrisa tranquila—. No como usted, señor Elsten, que ahora es un embajador.
—Sí, supongo que desde mi posición actual tengo el poder de influir en más personas y hacer la diferencia —murmuró Elsten pensativo, entrelazando sus dedos delante de él—. Pero si le soy honesto, señor Himura, creo que una parte de mí hubiera preferido mejor seguir haciendo mi labor de médico errante. Y, ¿quién sabe?, tal vez continuar un poco más con mi búsqueda de la Santa Medicina Milagrosa.
Aquella repentina mención, hecha de una forma bastante casual además, llamó de inmediato el interés de los presentes.
—¿La santa qué? —murmuró Yahiko, aún con medio pedazo de carne en su boca.
—La Santa Medicina Milagrosa —repitió Kenshin despacio, más para él mismo en un intento de hacer memoria, que con intención de responderle su pregunta a Yahiko—. Recuerdo que me habló de ella hace tiempo. ¿Aún sigue creyendo que no es sólo un mito?
—No, para mi pesar ya hace tiempo que dejé esa historia de lado —respondió Elsten, negando lentamente con su cabeza—. Desde que me fui de Japón la primera vez, decidí concentrarme más en mi labor y menos en viejas leyendas.
—¿Qué es la Santa Medicina Milagrosa? —Inquirió Kaoru, a todas luces llena de curiosidad—. Me gustaría escuchar sobre esa leyenda de la que hablan.
Elsten rio un poco, y agitó una mano en el aire, como queriendo quitarle importancia al asunto. Aun así, no podía negarse a la petición de una dama, especial si era en busca de conocimiento.
—Es sólo uno de esos tantos cuentos viejos —explicó el embajador—, que se relatan entre los médicos de diferentes países; como la leyenda del Elixir de la Juventud o la Piedra Filosofal. Relatos y rumores sobre sustancias casi mágicas con las cualidades de curar cualquier enfermedad o herida, o incluso vencer a la muerte misma. Sin embargo, hace mucho tiempo conocí en Europa a un médico alemán de nombre Hans. Era un hombre muy inteligente y estudiado, que había investigado a fondo todos estos mitos hasta el escrito y rumor más desconocido de cada uno. Y tras tantos años de estudio, había llegado a la conclusión de que algo muy parecido a lo que esas historias narraban sí existía en realidad, justo aquí en Japón.
—¿Aquí en Japón? —Exclamó Sansouke, incrédulo—. ¿Una medicina capaz de curar cualquier herida? Ya quisiera que eso fuera cierto.
—Sí, por qué te lastimas tan seguido que ya tienes a Megumi harta de tener que curarte —comentó Yahiko burlón acompañado de una risa aguda, ganándose un pequeño golpe por parte del peleador justo en su cabeza.
—No había oído nunca de que algo así existiera aquí —añadió Kaoru, quizás igual de escéptica que sus amigos, pero aun así bastante interesada—. ¿Por qué creía eso ese doctor?
Elsten estaba terminando un último bocado de su pedazo de carne, por lo que se tomó su tiempo antes de poder responderle. Luego de pasar el bocado, tomó una servilleta blanca y se limpió con cuidado sus labios y mentón.
—Hay una historia proveniente de China —comenzó a relatar el hombre holandés—, que se remonta a los tiempos del primer emperador, Qin Shi Huang. Espero haberlo pronunciado bien —comentó con un tono divertido, y luego prosiguió con más seriedad—. Se dice que teniendo ya una edad avanzada, se obsesionó con la idea de no morir, y de buscar cualquier medio que pudiera alargar su vida, o incluso darle la inmortalidad. Y las cosas que hizo para alcanzar su deseo fueron muchas, algunas incluso más perjudiciales para su salud que benéficas. Pero en su búsqueda al parecer escuchó sobre el rumor de una sustancia milagrosa que existía únicamente en una isla lejana del este, inalcanzable para cualquiera que la buscara. Una simple leyenda para muchos, pero una oportunidad para este desesperado emperador. Así que envió una expedición comandada por un general de su confianza a encontrar esa isla, y la sustancia mágica que le daría al fin su ansiada inmortalidad. La expedición, sin embargo, nunca regresó. Y el qué pasó con ellos realmente es un misterio para la historia. Quizás su barco se hundió en el mar, o al no encontrar el dichoso elixir que el Emperador deseaba, no se atrevieron a volver con las manos vacías bajo la amenaza de ser ejecutados por su fracaso.
»Sin embargo, la profunda investigación del Dr. Hans lo llevó a concluir que la expedición en realidad sí tocó tierra, y que la isla al este que buscaban era justamente Japón. Y me dijo además que él creía que estos hombres y mujeres sí encontraron lo que buscaban, justo aquí —señaló en ese momento con su dedo hacia la mesa para enfatizar sus palabras—. Pero que al darse cuenta del tremendo poder que éste tenía, no podían permitir que cayera en las manos de una sola persona, mucho menos en las de su loco emperador. Así que en lugar de volver a China con la sustancia mágica, se quedaron aquí para esconderla y protegerla. Y aquello había sido una misión pasada de generación en generación, hasta que con el tiempo se fue olvidando junto con la ubicación final del ansiado elixir.
»El Dr. Hans la llamaba la Santa Medicina Milagrosa, y estaba convencido de que podía ser la clave para curar las enfermedades más graves de la actualidad. La última vez que lo vi en persona fue antes de que hiciera mi primer viaje a Japón, y me pidió que la buscara por él. Yo estaba maravillado con la historia, y decidí que durante mis viajes por este país intentaría recabar más información al respecto.
—¿Y la encontró? —Preguntó Kaoru apremiante, con sus ojos bien abiertos como platos como habían permaneció durante casi todo el relato—. ¿Encontró acaso esa medicina mágica?
Elsten no pudo evitar reír, inspirado por la contagiosa inocencia de la joven.
—No, me temo que no —respondió con una amplia sonrisa despreocupada—. Sí escuché muchas historias diferentes que hablaban de algo similar a lo que buscaba, pero nada concreto. Y luego las cosas se pusieron más caóticas en el país y tuve que salir. Cuando le escribí al Dr. Hans contándole todo, en su respuesta me expresó claramente su decepción. Yo no sé a estas alturas si realmente la Santa Medicina Milagrosa exista o no. Pero si en efecto es real, quizás sea mejor que se quede oculta.
—¿Por qué dice eso? —Cuestionó Yahiko, bastante confundido por su afirmación—. Una medicina que puede curar cualquier mal sería una bendición para las personas, y podría salvar muchas vidas.
—Sí, pero también podría ser un peligro en las manos equivocadas —respondió Kenshin de pronto, tomando por sorpresa al muchacho, aunque también a sus demás acompañantes.
—Justo como bien llegaron a pensar los expedicioncitas chinos —añadió Elsten con algo de pesadez—. ¿Se imaginan a una sola persona teniendo el poder de decidir quien vive y quien muere? ¿A quién curar y a quien no? ¿La gente de poder y dinero que daría todo con tal de curarse a sí mismos o a un ser querido? Al igual que una espada, hay otras cosas en este mundo que pueden generar mucho bien, pero también mucho daño.
Kaoru y los otros guardaron silencio, quedando prácticamente desarmados para poder argumentar algo contra eso. Ciertamente el escenario que describía resultaba un poco preocupante de imaginar. Una persona malvada con poder sobre los oprimidos y pobres siempre era una horrible combinación. Aun así, la posibilidad de poder curar cualquier enfermedad o herida sonaba simplemente fantástico. De tener algo así en su poder, no tendrían que preocuparse de nuevo por casi morir como había ocurrido hace meses en Kyoto…
Alguien llamó a la puerta del comedor de pronto, rompiendo el reflexivo silencio en el que se habían sumido.
—Adelante —pronunció Elsten con fuerza, y una de las sirvientas de la casa pasó a abrir la puerta, más que nada para dejarle el camino libre a otra persona.
—Embajador Elsten, disculpe la intromisión —pronunció el hombre recién llegado en lengua extranjera, mientras caminaba a la mesa. Era un hombre alto y delgado, de cabello oscuro muy corto, rostro afilado con ojos pequeños y nariz puntiaguda. No era precisamente muy agraciado, aunque se movía con bastante suficiencia a cada paso. Bajo su brazo cargaba una carpeta con papeles.
—Ah, Santoy; pasa, adelante —pronunció Elsten en idioma neerlandés, haciendo un ademán con la mano para que se aproximara—. ¿Nos acompañas a merendar?
—No quiero ser inoportuno, pues veo que tiene… invitados —respondió aquel hombre, recorriendo en ese mismo momento su vista por la mesa, contemplando a las personas sentadas en ella. Cuando sus ojos se posaron en Kenshin, el espadachín pelirrojo en particular lo miró de reojo con ligero recelo—. Sólo hay unos papeles que requieren de su firma.
El recién llegado le extendió entonces la carpeta que cargaba al embajador. Elsten la tomó, se colocó sus anteojos que tenía consigo colgando de su bolsillo, y la abrió para echarle un vistazo. Pero antes de meterse de lleno en ello, volvió unos momentos a hablar en japonés y se fijó justo en su viejo amigo de Chosu.
—Señor Himura, déjeme presentarle a Wensley Santoy, mi mano derecha en el consulado Holandés. Es un verdadero experto para la administración y el papeleo.
—Quiero pensar que mi trabajo es un poco más que eso —comentó Santoy con un poco de ironía, sorprendentemente hablando también en un japonés bastante fluido.
—Claro, por supuesto —respondió Elsten, divertido—. Él es el señor Kenshin Himura, un viejo amigo que conocí en mi estadía en Japón hace doce años, y estos son sus amigos: la señorita Kaoru, el señor Sanosuke y el joven Yahiko.
—Encantado, señor Himura —comentó Santoy, extendiendo entonces su mano derecha hacia Kenshin, ofreciéndosela a modo de saludo como a los occidentales al parecer les gustaba hacer, incluso con aquellos que no conocían.
Kenshin contempló unos segundos la mano que aquel hombre con seriedad, pero al final extendió también la suya para darle un sutil apretón
—Mucho gusto, señor Santoy —murmuró el espadachín, intentando no ser grosero, mas tampoco esforzándose mucho por ser amable. Y, al parecer, Santoy se percató fácil de esto.
—Usted también habla muy bien el japonés —indicó Kaoru en ese momento, maravillada y al parecer ignorante del tenso momento que se había suscitado justo a su lado.
—Gracias, señorita —pronunció Santoy, inclinándose un poco hacia ella con respeto—. Es parte de mi trabajo el saber hablar muchos idiomas diferentes. La comunicación verbal es crucial para la diplomacia, después de todo.
Kaoru sólo asintió como respuesta a su comentario. Era cierto, quizás en el pasado no importaba demasiado hablar cualquier otro idioma que no fuera el japonés, pero era evidente que en esa nueva era quizás en algún momento sería indispensable. ¿Aún estaría a tiempo de aprender alguno por su cuenta?, ¿o quizás ya era demasiado vieja para eso?
—Aquí tienes, Santoy —pronunció Elsten en neerlandés, pasándole de nuevo la carpeta con los papeles firmados al hombre de pie a su lado. Luego cambió de nuevo a japonés—. ¿Seguro que no quieres comer algo?
—Estoy bien, señor, no se preocupe —respondió Santoy con gentileza, y una vez que tuvo de nuevo los papeles bajo su brazo, se dirigió a la salida—. Con su permiso, disfruten de su tarde.
—Tú te lo pierdes —comentó Elsten con algo de humor, y se viró de momento de regreso a sus invitados en la mesa—. Con tanta plática del pasado y viejas leyendas, se me ha pasado preguntarles qué los trae a Nagasaki. ¿Vienen por algún asunto en especial?
Aquella pregunta puso un poco en alerta a Kenshin. Al instante siguiente miró de reojo en dirección a la puerta del comedor. Santoy aún seguía ahí, y pudo notar de inmediato que antes de salir se había detenido unos instantes a verlos sobre su hombro… como si aguardara escuchar su respuesta.
El primero que se dispuso a responderle a su anfitrión fue Yahiko, que en cuanto pasó un bocado de comida por su garganta pronunció con fuerza para explicar su misión:
—Estamos aquí para...
—Se trata sólo de un viaje de diversión —le interrumpió Kenshin abruptamente con una amplia sonrisa amistosa, cortando de golpe cualquier otra cosa que el muchacho quisiera decir—. Hace un par de meses tuvimos una situación complicada —prosiguió el espadachín—, y quisimos hacer un viaje todos juntos para distraernos un poco. Como unas pequeñas vacaciones, se podría decir.
Aquello dejó realmente desconcertados a sus tres acompañantes, pero ninguno dio un paso adelante para desmentirlo o para cuestionarle porque estaba diciendo eso. Sólo les quedaba suponer que era por algún buen motivo. Como fuera, Elsten no notó en lo absoluto la confusión en los rostros de los otros tres.
—Oh, eso suena grandioso —comentó animado el embajador—. Si necesitan cualquier cosa mientras estén por aquí, no duden en buscarme. Será un placer para mí ayudar al señor Himura y a sus amigos en los que sea.
—Agradezco su ofrecimiento, Dr. Elsten —pronunció Kenshin, inclinando un poco su cabeza—. Pero procuraremos no molestarlo si no es necesario. De todas formas es probable que mañana partamos para Shimabara…
—Bueno… —se escuchó de pronto la voz de Kaoru pronunciando despacio, e incluso luego la joven alzó su mano sobre su cabeza para hacerse notar. Su rostro se encontraba muy ruborizado, y se notaba algo cohibida, pero aun así se armó de valor para decir lo que quería—. Abusando un poco de su gentileza… si quizás pudiera prestarnos sólo un poco de dinero para los pasajes a Shimabara, yo en lo personal se lo agradecería mucho.
Aquella repentina petición tomó por sorpresa a sus tres amigos.
—Kaoru, ¡pero qué desvergonzada! —pronunció Yahiko con tono de regaño.
—Sí, si vas a mendigar dinero al menos pídelo para que podamos comer un banquete como se debe —pronunció Sanosuke, más indiferente que molesto.
El rostro de Kaoru se puso totalmente rojo, invadida por el coraje y la vergüenza.
—¡Para ustedes es muy fácil juzgarme! —Les gritó molesta, quizás alzando un poco de más la voz—. Pero ya le debo dinero al Dr. Gensai y a Okina por todo este viaje, ¡y no saben lo estresante que es tener deudas con los amigos! Y les recuerdo que ustedes dos no han puesto ni un penique, ¡así que cállense!
Aquella última acusación les cayó como piedra tanto a Sanosuke como a Yahiko, por lo que cada uno desvió su mirada hacia otro lado disimuladamente. E indirectamente Kenshin sintió que eso también le incumbía a él. Y quizás más, debido a que todo este viaje era por su causa, y aun así había tenido que hacer que Kaoru cargara con toda esa responsabilidad económica. No era justo, en efecto.
—Tranquilos —pronunció Elsten de pronto, riendo un poco al parecer divertido por sus reacciones—. Con gusto los apoyaré en lo que pueda. La deuda que tengo con el señor Himura es invaluable, y sus amigos son también los míos.
—Muchas gracias, Dr. Elsten —agradeció Kenshin, inclinando su cabeza hacia él con respeto.
— — — —
Una vez que terminaron de comer, el embajador Elsten los invitó a tomar el té y comer algunos panecillos duces europeos. Y aunque Yahiko estaba más que encantando por aceptar, tuvieron que declinar la invitación pues ya casi era la hora de encontrarse con Aoshi y Misao como habían acordado, y ni siquiera habían todavía encontrado una posada en dónde quedarse. Así que era tiempo de volver a la ciudad. Elsten les ofreció su carruaje para llevarlos de regreso, y debido a la distancia el grupo aceptó.
Una vez de camino y con la discreción que les daba el interior del carruaje, aunada a que el chofer que los llevaba era el mismo hombre extranjero que los trajo y que al parecer no entendía su idioma, Kaoru aprovechó para preguntar la duda que le invadía, al igual que a Sanosuke y a Yahiko.
—Kenshin, ¿por qué no quisiste decirle al señor Elsten el verdadero motivo por el que estamos aquí? —susurró despacio la maestra de kendo. Estaba sentada justo al lado del espadachín.
—Sí, yo creí que ese extranjero era tu amigo —comentó Yahiko—. ¿Acaso no es de confianza después de todo? Incluso nos dio el dinero que Kaoru tan groseramente le pidió sin objetar.
El último comentario definitivamente hizo enojar a Kaoru, pero se contuvo las ganas de volver a darle otro zape, más que nada por el riesgo de que el coche se agitara de más por el movimiento.
—Al contrario, el Dr. Elsten es un hombre muy confiable y recto —respondió Kenshin con serenidad—. No era mi deseo mentirle, pero de momento es primordial que las autoridades no se enteren de lo que ocurre en Shimabara. Después de lo que pasó en Kyoto, es evidente que la primera medida que tomaría el gobierno local sería erradicar a Shougo Amakusa y a todo sus seguidores de la forma más rápida y discreta posible. Nuestra misión aquí es la de prevenir derramamiento de sangre innecesario y hacer que esto termine de la manera más tranquila posible. Y aunque el Dr. Elsten es un amigo en el que confío, él en estos momentos se encuentra aquí en el papel de embajador de una nación extranjera, y hay obligaciones que debe cumplir como tal. Lo que menos quisiera es ponerlo en la incómoda situación de saber que hay una posible insurrección fraguándose, y tener que pedirle además que oculte dicha información al gobierno. Si se descubriera que él lo sabía con anticipación y no advirtió al respecto, eso podría causar un problema más grave; en especial por qué, según las notas de la investigación del señor Nishida, hay rumores de que hay una nación extranjera apoyando el movimiento de Amakusa, y dicha nación podría ser precisamente la del Dr. Elsten.
Kaoru, Yahiko y Sanosuke se maravillaron un poco al escucharlo y darse cuenta del nivel de detalle con el que su amigo había analizado toda la situación y decidido el mejor camino a seguir. Pero claro, no era de extrañarse viniendo de él; siempre había tenido esa sorprendente cualidad.
Aunque claro, además de todo lo que había dicho, Kenshin también tenía otra motivación: la mala impresión que le había dado aquel hombre, el tal Santoy. No sabía por qué, pero había tenido el presentimiento de que no sería nada favorable para ellos que ese sujeto supiera el motivo de su presencia en Shimabara. Sin embargo, de eso no tenía más pruebas que sólo un mal presentimiento, así que de momento prefería no expresar sus dudas tan abiertamente.
—Pero Kenshin —comentó Kaoru de pronto llamando su atención—, si fuera cierto lo que el señor Nishida comentó, ¿eso no significaría que en realidad el señor Elsten podría estar coludido con Amakusa?
—No, no lo creo posible —respondió Kenshin con bastante seguridad—. E igual tampoco consideró del todo que dichos rumores sean ciertos. Pero aun así, cuando el gobierno se enteré de ellos, no vacilará en tomar acciones. Si eso ocurre, lo mejor que puedo hacer es mantener al Sr. Elsten lo más alejado posible. Aunque si las cosas se salen de control, su apoyo podría sernos de gran ayuda. Además de un doctor y un embajador, es también un devoto cristiano. Si se entera de lo que está pasando en Shimabara, no podrá evitar querer involucrarse.
—Kenshin —murmuró Sanosuke con tono pesado, mirando con inusual seriedad a su amigo—. ¿Y en serio crees que sea posible terminar este asunto de forma pacífica?
El pelirrojo agachó un poco su mirada, pensativo.
—No lo sé —susurró despacio, más como si fuera una reflexión para sí misma—. Pero debemos intentarlo.
El carruaje siguió su camino hacia la plaza en donde se reunirían con sus dos amigos, y tendrían que decidir qué hacer a continuación.
FIN DEL CAPITULO 30
Shougo Amakusa se dirigen de regreso a Shimabara sin saber que el hombre que ha estado buscando ya está más cerca de lo que cree, o que Misanagi y el Grupo Ninja Sanada han decidido ir por él también.
Capítulo 31. El Regreso del Salvador
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nethwan · 5 years ago
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Day 7- Any Prompt
Nota: El prompt sería “Encuentro afortunado”
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Mei dio unos cuantos pasos más, a sus 5 años, el centro comercial parecía un lugar enorme. Miró por todas partes, tratando de recordar el camino que había tomado, sin éxito. Esa tarde había acompañado a su madre a comprar algunas cosas, pero mientras ella hablaba con un empleado, Mei se distrajo mirando las decoraciones de corazones que había por todas partes, era sobre algo llamado San Valentín, porque en clase la maestra les pidió hacer unas tarjetas.  
Al no ver a su mamá por ningún lugar, se quedó sentada en unos escalones, ocultó su rostro en sus rodillas y comenzó a llorar desconsolada. De pronto, alguien le tocó el hombro, ella levantó la vista y se encontró con un niño que la miraba molesto. Ella se enjugó las lágrimas con la manga de su blusa para verlo mejor. Era un chico rubio con grandes ojos verdes, tenía un vendaje en la frente y además parecía que él también había estado llorando.
“Deja de llorar” murmuró él.
“Es que perdí a mi mamá” sollozó Mei.
El chico se quedó en silencio, tratando de buscar algunas palabras de consuelo. A sus 8 años, no contaba con gran experiencia en esos casos. Nunca sabía qué hacer cuando veía que alguien lloraba, ya bastante tenía con escuchar los llantos de su hermano pequeño. Se sintió mal, porque la niña seguía lamentándose. Además, ella era menor que él, así que debía comportarse de manera educada, como su abuelo siempre decía.
“Yo también perdí a la mía” admitió y se sonrojó al sentirse descubierto, pero con eso, ella se había tranquilizado. “Si quieres podemos buscarlas juntos” propuso él con timidez.
Mei se enjugó las lágrimas y se le iluminó el rostro porque ya no estaba sola. Se sonó la nariz con un pañuelo que llevaba en su bolso color de rosa y luego lo tomó de la mano. Para él fue un movimiento inesperado, quiso que lo soltara, pero supuso que debía cuidarla, además ella se aferraba a él fuertemente como si temiera perderlo. Se pusieron en marcha, caminando por todo el lugar.
La niña lo observó con cuidado y como era bastante curiosa y parlanchina, empezó a hacerle plática.
“Soy Mei ¿Cómo te llamas?”
“Lars”
“¿Por qué tienes eso en la frente?” preguntó Mei.
“Me caí de la bicicleta”
“¿Te dolió?”
Él vaciló un poco antes de contestar, pero solo se limitó a asentir con la cabeza. Ella siguió hablando de cualquier cosa que se le venía a la mente. Pronto, ambos supieron que el cumpleaños de ella era en octubre, y el de él, en abril; que a ambos les gustaban los chocolates y los conejitos, y que los dos odiaban los pimientos. Por primera vez, Lars se mostró relajado en compañía de una desconocida, después de todo, era mejor estar con alguien que seguir llorando.
En su opinión, aunque era ruidosa, también era un poco tierna, con ese rizo raro fuera de lugar y su ropa rosada como si fuera una bailarina. Lo hizo reír con las historias extrañas que le contaba, la forma tan graciosa en que hacía gestos y como abría muy grandes los ojos.
Siguieron andando sin rumbo, curioseando entre las diferentes tiendas, pero sin rastro de sus madres. Luego de unos minutos que parecieron eternos, volvieron a sentarse. Ella hizo un puchero y quiso volver a llorar porque no las encontraban, así que Lars trató de pensar en un modo de tranquilizarla. Sacó de su bolsillo un conejito de peluche, era pequeño y su favorito porque su abuela se lo había regalado, pero tal vez Mei lo necesitaba más que él.
“Toma, te lo regalo, ya no llores” le dijo, ofreciéndoselo, con cierta ternura tosca.
Mei lo tomó con ambas manos, examinando el precioso regalo que acababa de recibir. Volvió a abrir grandes los ojos y sonrió. Haciendo que sus mejillas se tornaran de color rosa. Lars quiso sonreír, pero en su lugar hizo un gesto de disgusto, era demasiado tímido para seguirle la corriente.
“¡Gracias! Yo no tengo nada para darte, ah ya sé” dijo contenta y acto seguido, se puso de puntitas para darle un beso en la mejilla.
Lars se quedó paralizado, ninguna niña lo había besado antes, y ese había sido un beso tan pegajoso, pero a la vez suave y dulce. Ella lo miró sonrojarse y se rio, pero al menos no volvería a llorar en un buen rato. Ya hasta estaban planeando quedarse a vivir allí cuando un guardia de seguridad los vio y enseguida les preguntó si estaban perdidos. Ambos niños asintieron y él los llevó donde dos mujeres estaban desesperadas por volver a tener a sus pequeños de vuelta.
“¡Mami!” dijo Mei, corriendo a refugiarse en los brazos de una de ellas.
Lars se acercó más tímido, tratando de no llorar delante de todos, no quería que lo vieran así. Su madre sonrió y lo abrazó. Él se enjugó una lágrima, mientras la mujer le revolvía el cabello cariñosamente y le decía que no volviera a separarse así de su lado.
Después de que las mujeres intercambiaran unas cuantas frases acerca de sus hijos, se despidieron y caminaron en direcciones opuestas. Los niños voltearon a verse y se hicieron adiós con la mano.
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Mei entró al supermercado y caminó por los pasillos curioseando. Ese día festejaría San Valentín tranquilamente en la comodidad de su casa, viendo películas y comiendo golosinas. No era que odiara ese día o que estuviera triste por no tener novio, era solo que todavía no llegaba el indicado.
Cuando llegó a la sección de dulces, se dio cuenta de que las galletas que quería estaban en la parte superior del estante. Sin ningún empleado cerca, decidió alcanzarlas por sí misma. Se puso de puntitas pero estaba demasiado alto, entonces alguien más las tomó por ella y se las ofreció. Era un hombre joven, muy alto, rubio, con los ojos verdes más lindos que ella había visto y una cicatriz arriba de la ceja derecha.
“Gracias” dijo ella, con torpeza.
“De nada” Luego él la miró fijamente y le preguntó: “Disculpa, ¿nos hemos visto antes? Tu cara me es familiar”
“No lo creo, pero si eso fue un piropo, debo decir que fue uno muy malo” dijo ella entre divertida y avergonzada.
Él se sonrojó sorprendido hasta de su propia audacia, en realidad no planeaba decirlo en ese tono. Era solo que la había visto desde hacía un rato y su rostro se le hacía tan familiar que no pudo evitar preguntarle.
“Perdón, no lo quise decir así. Creo que me equivoqué de persona” dijo apenado, poniéndose rojo hasta las orejas.
“No, está bien, yo lo malinterpreté” replicó ella, dándose cuenta de su error. Ya decía que era demasiado bueno el que un hombre atractivo le coqueteara y mucho menos en ese día tan especial.
Ambos desviaron la vista, luego volvieron a disculparse y se despidieron. Pero cuando ella giró para seguir su camino, él notó el llavero que llevaba en el bolso: era un conejito de peluche.
“Espera, disculpa por molestarte, sólo una última pregunta, ¿cómo conseguiste al conejo?”
Ella miró su bolso y tomó el muñeco con delicadeza, como si fuera un objeto muy preciado.
“Es algo así como un amuleto, lo llevó conmigo a todas partes. Me lo regaló un niño al que conocí cuando era pequeña, es una larga historia” dijo ella, sonriendo y sonrojándose.
“Entonces eres tú”
“¿De qué estás hablando?” le preguntó ella confundida.
“Cuando era un niño, me perdí en el centro comercial y allí conocí a una niña que también estaba perdida. Yo le regalé ese conejo para que dejara de llorar” le explicó, pensando que tal vez ella no le creería y encontraría su historia completamente inverosímil, y que probablemente estaba ligando con ella por ser San Valentín.  
Pero en lugar de recibir un rechazo, ella lo miró con curiosidad. Mei recordaba poco de aquél día, pero sí podía evocar esos ojos verdes tan lindos y el cabello rubio, iguales a los de ese hombre. También que ese niño tenía una venda en la frente. Sin embargo, ella tenía dos pistas para comprobar si era realmente él, después de todo, a nadie más le había contado la historia detrás del conejito. Era como su secreto.
“Bueno, si tú eras ese niño, entonces dime cuál es tu nombre y cómo te hiciste esa cicatriz” le retó.
“Mi nombre es Lars Janssen y la cicatriz me la hice cuando me caí de una bicicleta”
Mei se llevó las manos a la boca, no lo podía creer. Incluso él le mostró su ID para comprobar que no estaba mintiendo. Era una maravillosa coincidencia, un encuentro muy afortunado. Entonces, ella lo invitó a tomar un café para ponerse al día.
“Si es que no tienes planes o… novia…” le pidió, comentando lo último con cierta amargura.
“Me encantaría, y no, no estoy saliendo con nadie” replicó él.
Ella sonrió más tranquila. Caminaron hacia la caja para pagar sus compras, luego salieron del lugar, caminando lado a lado, viéndose de vez en cuando y sonriendo, mientras hacían comentarios de sus compras. Ya tendrían mucho tiempo para conocerse, rememorar el primer encuentro y no separarse jamás.
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cuadernodeliteratura · 7 years ago
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«Mujer de pie», 筒井康隆
Me qued�� levantado toda la noche y al fin terminé un cuento de cuarenta páginas. Era una obra trivial, de entretenimiento, incapaz de hacer bien o mal.
En esta época uno no puede escribir cuentos que hagan bien o mal; es inevitable, me dije mientras aseguraba el manuscrito con un clip y lo metía en un sobre.
En cuanto a si hay en mí materia prima para escribir cuentos que puedan hacer bien o mal, hago todo lo posible por no pensar en eso. Si me pusiera a pensar en eso, tal vez quisiera intentarlo.
El sol de la mañana me hirió los ojos cuando me puse los zuecos de madera y abandoné la casa con el sobre. Como aún faltaba un tiempo para que llegara el primer camión postal, dirigí mis pasos hacia el parque. Por la mañana no vienen niños a este parque, un simple cuadrado de ochenta metros en medio de un barrio residencial apiñado. Aquí se está tranquilo. Así que siempre incluyo el parque en mi caminata matutina. Hoy día hasta el escaso verde suministrado por diez o doce árboles es invalorable en la megalópolis.
Tendría que haber traído un poco de pan, pensé. Mi perrogajo favorito se alza cerca del banco del parque. Es un perrogajo afectuoso de piel color gamuza, bastante grande por tratarse de un perro mestizo.
El camión de fertilizante líquido acababa de pasar cuando llegué al parque; el suelo estaba húmedo y había un tenue olor a cloro. El caballero mayor a quien veía a menudo estaba sentado en el banco cercano al perrogajo, alimentando el poste de color gamuza con lo que parecía carne picada. Por lo común los perrogajos tienen un apetito excelente. Tal vez el fertilizante líquido, absorbido por las raíces bien hundidas en el suelo y que sube a través de las patas, deja algo que desear.
Comen cualquier cosa que uno les dé.
—¿Le trajo algo? Yo hoy salí apurado. Olvidé traer mi pan, le dije al hombre mayor.
Se volvió hacia mí con ojos amables y una suave sonrisa.
—Ah, ¿a usted también le gusta este muchacho?
—Sí —contesté, sentándome junto a él—. Se parece como una gota de agua a un perro que yo tenía.
El perrogajo alzó hacia mí una mirada de ojos grandes, negros, y meneó la cola.
—En realidad, yo también tenía un perro parecido a este muchacho —dijo el hombre, rascando el pelo del cuello del perrogajo—. Lo convirtieron en perrogajo a los tres años. ¿No lo ha visto? Entre la bonetería y la tienda de artículos de cine, sobre el malecón. ¿No vio allí un perrogajo que se parece a este muchacho?
Asentí con un movimiento de cabeza, agregando:
—¿Así que ése era suyo?
—Sí, era nuestro favorito. Se llamaba Hachi. Ahora está vegetalizado por completo. Un hermoso perrárbol.
—Ahora que lo dice, se parece mucho a este muchacho. Tal vez provenían de la misma raza.
—¿Y su perro? —preguntó el hombre mayor—. ¿Dónde está plantado?
—Nuestro perro se llamaba Buff —contesté, sacudiendo la cabeza—. Lo plantaron junto a la entrada del cementerio que está a las afueras de la ciudad. Pobrecito, murió apenas lo plantaron. Los camiones de fertilizante no van por allí con mucha frecuencia, y quedaba tan lejos que yo no podía llevarle de comer todos los días. Tal vez lo plantaron mal. Murió antes de convertirse en árbol.
—¿Lo arrancaron entonces?
—No. Por suerte en esa zona no importa demasiado que huela o no, así que lo dejaron allí y se secó. Ahora es un esquelegajo. Me enteré de que es un material espléndido para las clases de ciencias de la escuela primaria cercana.
—Qué maravilla.
El hombre mayor acarició la cabeza del perrogajo.
—Me pregunto cómo llamaban a este muchacho antes de que se convirtiera en perrogajo.
—Prohibido llamar a un perrogajo por su nombre original —dije—. ¿No es una ley extraña?
El hombre me miró con ojos penetrantes, después contestó con tono casual:
—¿Acaso no se limitaron a extender a los perros las leyes que tenían que ver con las personas? Por eso pierden el nombre cuando se transforman en perrogajos —asintió mientras rascaba la mandíbula del perrogajo—. No sólo los nombres antiguos: uno tampoco puede darles un nombre nuevo. Porque no hay nombres propios para las plantas
Caramba, pero por supuesto, pensé.
Miró mi sobre, que tenía las palabras MANUSCRITO ADJUNTO.
—Disculpe —dijo—. ¿Usted es escritor?
Me sentí un poco avergonzado.
—Bueno, sí. Hago algunas cosillas triviales.
Después de mirarme con atención, el hombre siguió acariciando la cabeza del perrogajo.
—Yo también acostumbraba escribir algo.
Logré reprimir una sonrisa.
—¿Cuántos años hace que dejé de escribir? Parecen muchos.
Miré el perfil del hombre. Ahora que él lo decía, era un rostro que me parecía haber visto antes en alguna parte. Empecé a preguntarle el nombre, vacilé, y me quedé en silencio.
El hombre mayor dijo bruscamente:
—El mundo se ha vuelto difícil para escribir.
Bajé los ojos, avergonzado de mí mismo, que aún seguía escribiendo en semejante mundo.
El hombre se disculpó confundido ante mi repentina depresión.
—Fue grosero de mi parte. No lo estoy criticando a usted. Soy yo quien tendría que sentirse avergonzado.
—No —le dije, después de mirar con rapidez a nuestro alrededor—. No puedo dejar de escribir, porque no tengo el valor necesario. ¡Dejar de escribir! Caramba, después de todo, ese sería un gesto contra la sociedad.
El hombre mayor siguió acariciando al perrogajo. Después de una larga pausa habló:
—Es doloroso dejar de escribir de pronto. Ahora que hemos llegado a esto, creo que me sentiría mejor si hubiese seguido escribiendo temerariamente crítica social, y me hubiesen arrestado. Incluso hay momentos en que creo eso. Pero sólo era un diletante, nunca conocí la pobreza, perseguía sueños de tranquilidad. Deseaba llevar una vida cómoda. Como persona de gran dignidad, no podía soportar verme expuesto a los ojos del mundo, ridiculizado. Así que dejé de escribir. Una historia lamentable.
Sonrió y sacudió la cabeza.
—No, no, no hablemos de eso. Nunca se sabe quién puede estar oyendo, incluso aquí, en la calle.
Cambié de tema.
—¿Vive cerca?
—¿Conoce el salón de belleza de la calle principal? Pase por allí. Me llamo Hiyama —hizo un movimiento de cabeza hacia mí—. Venga a visitarme alguna vez. Estoy casado, pero. . .
—Muchísimas gracias.
Le dí mi nombre.
No recordaba a ningún escritor llamado Hiyama. Sin duda escribía con seudónimo. No tenía intenciones de visitar su casa. Estamos en un mundo en que incluso dos o tres escritores que se reúnen son considerados asamblea ilegal.
—Es hora de que pase el camión postal.
Miré mi reloj pulsera mientras me paraba.
—Temo que es mejor que me vaya —dije.
Volvió hacia mí una triste cara sonriente y se inclinó. Después de acariciar un poco la cabeza del perrogajo. abandoné el parque.
Desemboqué en la calle principal, pero sólo había una cantidad ridícula de coches que pasaban; los peatones eran pocos. Junto a la acera estaba plantado un gatárbol, de treinta o cuarenta centímetros de altura.
A veces doy con un gatogajo que acaba de ser plantado y aún no se ha convertido en gatárbol. Los gatogajos nuevos me miran la cara y maúllan o gimen, pero aquellos cuyas cuatro patas plantadas en el suelo se han vegetalizado, con los rostros verdosos rígidamente inmóviles y los ojos bien cerrados, sólo mueven las orejas de vez en cuando. Después están los gatogajos a quienes les brotan ramas del cuerpo y puñados de hojas. La mente de estos parece estar vegetalizada por completo: ni siquiera mueven las orejas. Aun cuando pueda distinguirse un rostro de gato, sería mejor llamarlos gatárboles.
Tal vez sea mejor convertir a los perros en perrogajos, pensé. Cuando se les termina la comida, se vuelven malos y hasta atacan a la gente. ¿Pero por qué tienen que convertir a los gatos en gatogajos? ¿Hay demasiados gatos perdidos? ¿Para mejorar la condición alimenticia, aunque sea un poco? O tal vez para reverdecer la ciudad...
Cerca del hospital enorme que se encuentra en la esquina donde se intersectan las autopistas hay dos hombrárboles, y junto a estos árboles un hombregajo. Este hombregajo viste uniforme de cartero, y no se puede distinguir hasta qué punto se le han vegetalizado las piernas, por los pantalones. Tiene treinta y cinco o treinta y seis años, es alto, un poco encorvado de hombros.
Me acerqué a él y le tendí mi sobre, como siempre.
—Por certificado, entrega especial, por favor.
El hombregajo, asintiendo en silencio, aceptó el sobre y sacó estampillas y un formulario de correo certificado de su bolsillo.
Me di vuelta con rapidez después de pagar el franqueo. No había nadie más a la vista. Decidí tratar de hablarle. Siempre le llevo el correo cada tres días, y aún no había tenido oportunidad de hablar con él con cierta calma.
—¿Qué hizo? —le pregunté en voz baja.
El hombregajo me miró sorprendido. Después, una vez que recorrió la zona con los ojos, contestó con expresión amarga:
—Decir cosas innecesarias no me hará ningún bien. Se supone que ni siquiera tengo que contestar.
—Lo sé —dije, mirándolo a los ojos. Cuando vio que no me iba, suspiró hondo.
—Sólo dije que la paga es baja. Lo malo es que me oyó el patrón. Porque la paga de un cartero es realmente baja. —Con expresión sombría, sacudió la mandíbula hacia los dos hombrárboles que estaban juntos a él—. A estos tipos les pasó lo mismo. Sólo por dejar escapar algunas quejas acerca de la paga baja. ¿Los conoce? —me preguntó.
Señalé a uno de los hombrárboles.
—Recuerdo a éste, porque le entregué una gran cantidad de correspondencia. Al otro no lo conozco. Ya era un hombrárbol cuando me mudé aquí.
—Ese era mi amigo —dijo.
—¿El otro no era encargado, o jefe de sección?
Asintió.
—Correcto. Era encargado.
—¿No tiene usted hambre, o frío?
—No se siente demasiado —contestó, aún inexpresivo. Cualquiera que es convertido en hombregajo pronto se vuelve inexpresivo—. Incluso creo que ya me parezco bastante a una planta. No sólo en cómo siento las cosas, sino también en el modo en que pienso. Al principio era triste, pero ahora no importa. Solía tener mucho hambre, pero dicen que la vegetalización se desarrolla más rápido cuando uno no come.
Me miró con ojos opacos. Era probable que esperase convertirse pronto en hombrárbol.
—Dicen que a la gente con ideas radicales les hacen una lobotomía antes de convertirlos en hombregajos, pero tampoco me hicieron eso. No había pasado un mes desde que me plantaron aquí y ya no me sentía furioso.
Le dio un vistazo a mi reloj pulsera.
—Bueno, ahora será mejor que se vaya. Casi es la hora de llegada del camión postal.
—Si —pero aun no podía irme, y vacilé, inquieto.
—Oiga —dijo el hombregajo—. ¿Por casualidad algún conocido suyo fue convertido hace poco en hombregajo?
Herido en lo más hondo, lo miré a la cara por un momento, después asentí lentamente.
—Mi esposa, para ser precisos.
—Ajá, su esposa, ¿eh? —Por unos instantes me miró con el mayor interés—. Me preguntaba si no se trataba de algo así. De otro modo nadie se molesta en hablarme. ¿Qué hizo entonces, su esposa?
—Se quejó de que los precios eran altos en una reunión de amas de casa. Si eso hubiera sido todo, perfecto, pero además criticó al gobierno. Estoy empezando a tener éxito como escritor, y creo que la ansiedad de ella por ser la esposa de ese escritor hizo que lo dijera. Una de las mujeres la delató. La plantaron sobre el costado izquierdo del camino mirando desde la estación hacia el ayuntamiento, cerca de la ferretería.
—Ah, en ese lugar —cerró los ojos un poco, como recordando el aspecto de los edificios y los negocios de la zona—. Es una calle bastante tranquila. Mejor así, ¿verdad? —Abrió los ojos y me miró, inquisitivo—. No va a ir a verla, ¿no? Es mejor no verla con mucha frecuencia. Tanto para ella como para usted. Así los dos pueden olvidar más pronto.
—Sí, lo sé.
Dejé caer la cabeza.
—¿Su esposa? —preguntó, con un matiz comprensivo en la voz—. ¿Alguien le ha hecho algo?
—No. Hasta ahora nada. Sólo está allí, de pie, pero aún así...
—Eh —el hombregajo que hacía las veces de buzón alzó la mandíbula para llamarme la atención—. Llegó. El camión postal. Mejor que se vaya.
—Tiene razón.
Di unos pasos tropezantes, como empujado por su voz. Luego me detuve y me di vuelta.
—¿Quiere que haga algo por usted?
Logró arrancar una sonrisa a sus mejillas y sacudió la cabeza.
El camión rojo del correo se detuvo junto a él. Seguí mi camino, más allá del hospital.
Pensé en ir a mi librería favorita y entré en una calle de negocios atestados. Se suponía que mi libro saldría en cualquier momento, pero ese tipo de cosas ya no me hace feliz en lo más mínimo.
Un poco antes de la librería, sobre la misma acera, hay una pequeña heladería barata, y a la orilla de la calle, frente a ella, se encuentra un hombregajo a punto de convertirse en hombrárbol. Es un varón joven, al que plantaron hace ya un año. El rostro ha adquirido un tinte marrón matizado de verde, y tiene los ojos cerrados con fuerza. Con la larga espalda un poco doblada, está levemente inclinado hacia adelante. Las piernas, el torso y los brazos, visibles a través de las ropas reducidas a harapos por la exposición al viento y la lluvia, ya están vegetalizados, y aquí y allá brotan ramas. Se ven hojas tiernas en los extremos de los brazos, alzados por encima de los hombros como alas batientes. El cuerpo, que se ha convertido en árbol, e incluso el rostro, ya no se mueve en absoluto. El corazón se ha hundido en el tranquilo mundo de las plantas.
Imaginé el día en que mi esposa llegaría a ese estado, y una vez más se me retorció el corazón de dolor, tratando de olvidar. Era la angustia de tratar de olvidar.
Si en la esquina de esta heladería doblo y sigo derecho, pensé, puedo ir hasta donde está mi esposa, de pie, puedo encontrarme con mi esposa. Puedo ver a mi esposa. Pero no es conveniente ir, me dije. No hay modo de saber quién podría verte; si la mujer que la delató te interrogara, te verías realmente en problemas. Me detuve ante la heladería y me asomé calle abajo. El movimiento de peatones era el de siempre. Perfecto. Cualquiera lo pasará por alto si sólo te detienes y hablas un poco. Si sólo intercambias una o dos palabras. Desafiando a mi propia voz que gritaba " ¡No vayas!" avancé vivamente por la calle.
Con el rostro pálido, mi esposa estaba de pie al borde de la acera, frente a la ferretería. Sus piernas no habían cambiado, y sólo daba la impresión de que los pies se hubieran enterrado en el suelo hasta los tobillos. Inexpresiva, como esforzándose por no ver nada, por no sentir nada, miraba fijamente hacia adelante. Comparadas con cómo se las veía dos días antes, sus mejillas parecían un poco huecas. Dos obreros que pasaban la señalaron, hicieron una broma vulgar, y siguieron su camino, con risotadas estruendosas. Me acerqué a ella y alcé la voz.
—¡Michiko! —le grité al oído.
Mi esposa me miró, y la sangre le invadió las mejillas. Se pasó una mano por el cabello enredado.
—¿Viniste otra vez? No tendrías que hacerlo, en serio.
La empleada de la ferretería, que vigilaba el negocio, me vio. Con aire de fingida indiferencia, apartó los ojos y se retiró al fondo del local. Lleno de gratitud por su consideración, me acerqué unos pasos más a Michiko y la enfrenté.
—¿Te vas acostumbrando?
Reunió todas para lograr una sonrisa en el rostro endurecido.
—Mmmm. Estoy acostumbrada.
—Anoche llovió un poco.
Mirándome aún con ojos amplios, oscuros, asintió levemente.
—Por favor no te preocupes. Apenas si siento algo.
—Cuando pienso en ti no puedo dormir —dejé caer la cabeza—. Siempre estás de pie, afuera. Cuando pienso en eso, me resulta imposible dormir. Anoche hasta pensé en traerte un paraguas.
—Por favor, no higas nada de eso —mi esposa frunció apenas el entrecejo—. Seria terrible que hicieras algo así.
Un camión grande pasó detrás de mí. El polvo blanco cubrió el cabello y los hombros de mi esposa con un tenue velo, pero a ella no pareció molestarle.
—En realidad estar de pie no es tan desagradable —habló con deliberada despreocupación, esforzándose por impedir que yo me preocupara.
Percibí un cambio sutil en las expresiones y el modo de hablar de mi esposa respecto a dos días antes. Parecía como si sus palabras hubiesen perdido algo de delicadeza, y como si el alcance de sus emociones se hubiese empobrecido hasta cierto punto. Observarla así, desde afuera, ver como se vuelve poco a poco inexpresiva, es aún más desolador por haberla conocido como era antes: las respuestas agudas, su alegre vivacidad, las expresiones ricas, plenas.
—Esa gente —le pregunté, señalando con los ojos hacia la ferretería—, ¿se portan bien contigo?
—Bueno, sí. Tienen buen corazón. Sólo una vez me dijeron que les pidiera cualquier cosa que necesitara. Pero aún no han hecho nada por mí.
     —¿No tienes hambre?
Sacudió la cabeza.
—Es mejor no comer.
Eso es. Incapaz de soportar ser una mujergajo, esperaba convertirse en mujerárbol aunque fuera un solo día antes.
—Así que por favor no me traigas nada de comer. —Clavó los ojos en mí—. Por favor olvídame. Estoy segura de que incluso sin hacer ningún esfuerzo en especial, voy a olvidarte. Me alegra que hayas venido a verme, pero después la tristeza dura mucho más. Para los dos.
—Tienes razón, desde luego, pero... —Despreciando a ese ser que no podía hacer nada por su propia esposa, dejé caer otra vez la cabeza—. Pero no te olvidaré —hice un movimiento afirmativo con la cabeza. Llegaron las lágrimas—. No olvidaré. Nunca.
Cuando alcé la cabeza y la miré otra vez, ella tenía clavados en mí ojos que habían perdido algo de su brillo, con todo el rostro resplandeciendo en una sonrisa tenue como una imagen tallada de Buda. Era la primera vez que la veía sonreír así.
Sentí que estaba teniendo una pesadilla. No, me dijo, ésta ya no es tu esposa.
El traje que llevaba puesto cuando la arrestaron se había ensuciado y arrugado terriblemente. Pero como es lógico no me permitirían llevarle ropa para cambiarse. Mis ojos captaron una mancha oscura que tenía en la falda.
—¿Eso es sangre? ¿Qué pasó?
—Oh, esto —habló temblorosa, bajando los ojos hacia la falda, confundida—. Anoche dos borrachos me hicieron una broma.
—¡Bastardos! —sentí una rabia feroz ante la inhumanidad de los borrachos. Si la hubiera expresado ante ellos, habrían dicho que dado que mi esposa ya no era humana, no importaba lo que ellos hicieran.
—¡No pueden hacer ese tipo de cosa! ¡Es contra la ley!
—Es cierto. Pero no puedo reclamar.
Y como es lógico yo tampoco podía ir a la policía y reclamar. Me considerarían aún más una persona problemática.
—Te verán —dijo mi esposa con ansiedad—. Te lo ruego, no te entregues.
—No te preocupes —le sonreí, autodespreciándome—. Me falta valor para eso.
—¡Bastardos! Qué es lo que... —me mordí el labio. El corazón me dolía casi hasta romperse—. ¿Sangró mucho?
—Mmmm, un poco.
—¿Duele?
—Ya no duele.
Michiko, que había sido antes tan orgullosa, ahora sólo dejaba ver un poco de tristeza en la cara. La forma en que había cambiado me sacudió. Un grupo de muchachos y muchachas, que nos compararon penetrantemente a mí y a mi esposa, pasaron detrás de mí.
—Ahora debes irte.
—Cuando seas una mujerárbol —dije al separarnos—, pediré que te transplanten a nuestro jardín.
—¿Puedes conseguirlo?
—Tendría que ser capaz de conseguirlo —asentí con energía—. Tendría que ser capaz.
—Me gustaría mucho que lo lograras —dijo mi esposa, inexpresivamente.
—Bueno, hasta la próxima.
—Me sentiría mejor si no regresaras —dijo ella en un murmullo, con los ojos bajos.
—Lo sé. Esa es mi intención. Pero es probable que venga, de todos modos.
Nos quedamos unos minutos en silencio.
Después mi esposa habló bruscamente.
—Adiós.
—Ummm.
Empecé a caminar.
Cuando miré hacia atrás al llegar a la esquina, Michiko me seguía con la mirada, aun sonriendo como un Buda tallado.
Con un corazón que parecía a punto de partirse en dos, caminé. De pronto advertí que había llegado frente a la estación. Sin querer, había regresado a mi trayecto de costumbre.
Frente a la estación hay una pequeña cafetería a la que siempre voy, llamada Punch. Entré y me senté en un reservado de un rincón. Pedí café, lo tomé amargo. Hasta entonces siempre lo había bebido con azúcar. El sabor áspero del café sin azúcar, sin crema, me atravesó el cuerpo, y lo saboreé con masoquismo. De ahora en adelante lo beberé siempre amargo. Eso fue lo que resolví.
En el apartado vecino tres estudiantes hablaban sobre un crítico que acababan de arrestar y a quien habían convertido en un hombregajo.
—Oí que lo plantaron en plena avenida Ginza.
—Le gustaba el campo. Siempre vivió en el campo. Por eso lo ubicaron en un lugar como ése.
—Parece que le hicieron una lobotomía.
—Y los estudiantes que trataron de recurrir a la fuerza en la Asamblea, protestando por el arresto... los arrestaron a todos y también los convertirán en hombregajos.
—¿No eran casi treinta? ¿Dónde los plantarán a todos?
—Dicen que los plantarán frente a su propia universidad, a ambos lados de una calle llamada Camino de los Estudiantes.
—Ahora tendrán que cambiarle el nombre. Ponerle Avenida de la Violencia, o algo así.
Los tres dejaron escapar risitas.
—Eh, no hablemos más de eso. Puede oírnos alguien.
Se callaron los tres.
Cuando abandoné la cafetería y enfilé hacia casa, me di cuenta de que ya empezaba a sentirme yo mismo como un hombregajo. Canturreando para mis adentros las palabras de una canción popular, seguí mi camino.
Soy un hombregajo al costado del camino. Tú también eres una mujergajo. Qué diablos importa, nosotros dos, en este mundo. Hierbas secas que nunca florecen... Autor:  筒井康隆
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bdr-jazzism · 4 years ago
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Recomendación quincenal #4
Por: Hopper Munch (quiero decirles que esta quincena no salieron discos tan buenos de todos los que escuché, sin embargo les dejaré recomendaciones de aceptables que espero disfruten. Por este motivo es que tampoco había subido las recomendaciones.)
Ariano-America the Anxious (lanzado el 15 de junio de 2020)
Ariano es un rapero que comenzó siendo un ghostwritter con más de 20 años de carrera que cuando decidió sacar su música por cuenta propia, tenía ya el respaldo de lo que había escrito para otros raperos. Y esta vez llega con un disco especialmente dedicado para el Zeitgeist en el que nos encontramos ahora mismo, lleno de racismo, abuso de poder, pandemias, manifestaciones, saqueos, cuarentena, y demás tragedias que pasan en su entorno, da su perspectiva desde su propia realidad, desde una realidad muy propia pero a su vez, pensando en la colectividad de todo individuo que busca un cambio en medio de tanta violencia e incertidumbre; por lo que, por medio de audios de entrevistas y vídeos de lo ocurrido en las calles de Minneapolis y las perdidas por todo Washington, D.C., cerca de la Casa Blanca, narra esta lucha, esta cuarentena, esta pandemia y estas injusticias en 20 canciones, llenas de interludios, con mensajes de dolor, tristeza, esperanza y alivio que dan cierto alivio para quien este viviendo tales acontecimientos más de cerca.
Aquí pueden escuchar el disco completo: https://music.youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_nfqoeCT-5A6CDXR9zP7wd6jAGKQcF9lio
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Paul Wall & Lil Keke-Slab Talk (lanzado el 6 de junio de 2020)
Paul Wall y Lil Keke son dos personajes ya muy conocidos de principios de los años 2000 quienes se colocaron en el mapa gracias al Chopped N’ Screwed y el Dirty South de Texas, donde Big Poke fue uno de los primeros en crear estas cintas que iban más lento de lo normal, dando un ligero acercamiento a como es que se sentía estar drogado con Lean; así que Paul Wall sacó varios discos a mediados de la primer década del 2000, siendo aceptados por la crítica, en ese entonces salían sus vídeos en canales como BET, MTV 2 y en el tercer juego de la saga Def Jam, que no fue muy recibido por cierto. Después de todos sus lanzamientos y colaboraciones con Slim Thug, T.I., Bun B, Pimp C., Lil Keke, entre otros, se alejó un rato del rap para volver hace unos meses con un disco junto a Statik Selektah y ahora con este disco junto a quien lo vio crecer y quien encontró en él alguien con un talento para hablar sobre lo que vivían en el sur del país, lleno de coches tuneados, ridin’ spinners, lean y toda esa jerga de Texas. Ahora viene a retomar lo que evolucionó gracias al sub género al que pertenecía en un pasado, pues el trap no hubiera sido posible sin el Crunk, el Dirty South y el Chopped N’ Screw, además del Drum N’ Bass y demás estilos que eran muy famosos a principios del milenio. Así que si viviste las tendencias de esas épocas y aún si no lo hiciste, los sonidos te recordarán mucho a Underground Kings, T.I., David Banner, Slim Thug, Dr. Teeth, Lil Keke y demás raperos y productores que se hicieron notar en ese entonces. 
Aquí puedes escuchar el disco completo: https://open.spotify.com/album/3vWHNUDmAzhqaVeKyZsL1v?si=XTJ6qlxIROi-xaEzCXO4KQ
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Chris Rivers-Self Inflicted Bubble Boy (lanzado el 20 de junio de 2020)
Chris Rivers, hijo de Big Pun, que ha hecho un camino en la música por su propio talento más que por ser una sombra de su padre, ha lanzado este nuevo EP que es un poco más introspectivo que anteriores álbumes, pues utiliza beats Chill Hop y Jazzy Hop para contar sus experiencias y dar sus opiniones acerca de temas como la fama, el amor, la soledad, la muerte, las drogas, las calles y demás temas que le quitan el sueño y decide dejarlos eternamente en 8 canciones que nos llevan por un viaje tranquilizante por mucho y que nos alienta a seguir esforzándonos por lo que queremos y sin importar qué es lo que opinen los demás, hagamos eso que amamos, pues ningún hombre ha sido tan talentoso como su práctica y constancia se lo han permitido, pues por más oscuro que esté todo, hay personas que han pasado por peores situaciones y continúan luchando por vivir, siendo esta, el mejor regalo que nos han entregado, por lo que si es la única vez que vamos a tener la oportunidad de respirar, hay que aprovecharla al máximo.
Aquí puedes escuchar el EP completo: https://open.spotify.com/album/5HkER44d05ugamK9pN9byE?si=VLw4eOGuSOyjDzX8iVKPVg
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Skyzoo-Milestones (lanzado el 19 de junio de 2020)
Skyzoo se ha convertido en un rapero que tiene de las mejores letras actualmente, a pesar de estar en el underground, destaca mucho por su estilo enteramente lleno de Jazzy Hop, además este disco es especial pues está hecho para explicar como son vistos los padres en el Hip Hop, así que es una carta de amor para los padres de familia que merecen su propio reconocimiento por ser el sustento de su familia y no fallar a esa labor, ni al labor de educar y enseñar a sus hijos los valores y ética necesarias para desarrollarse en este mundo tan salvaje. Pues dice Skyzoo que la figura de padre siempre ha sido negativa en el Hip Hop, por lo que él busca cambiar este tópico y convertirlo en una referencia a cómo cada uno de nosotros se convierte en su padre, siendo esto bueno o malo y que otros, siendo más sabios, deciden quedarse con las enseñanzas buenas que les dejó su padre, así haya sido alguien con el que no valía la pena pasar tiempo de calidad, convirtiéndose en todo lo contrario a lo que sus padres eran. Por esto es que para el día del padre que fue hace 3 días (al menos en México) es un buen material para escuchar y reflexionar sobre como un padre es o debería ser un referente de acuerdo a la persona que queremos ser cuando crecemos. Aquí les dejo el disco para que lo escuchen: https://mmg-skyzoo.bandcamp.com/album/milestones
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Black Josh-Mannyfornia (lanzado el 10 de junio de 2020) A Black Josh lo conocí cuando descargué su disco y me sorprendió, no porque hiciera algo diferente o que tuviera las mejores letras, sino porque rapea bien y se escucha excelente en los beats que eligió para este álbum, porque esto demuestra que conoce su voz y el tipo de instrumentales que van de acuerdo a su timbre. Este disco es más una mezcla entre rap abstracto, industrial rap y boom bap, no puedo decir mucho de las letras, pues llegan a ser ambiguas y muchas otras son ego trip, así que es un disco más para disfrutar el sonido y los rapeos que las letras, porque todo lo demás es algo para disfrutar, es un disco que podrías escuchar sin saltarte canciones. A parte, la portada es del príncipe del rap, donde Will ve a su padre, tan sólo para darse cuenta que su mayor regalo para sus hijos será no ser como él y sí como el Tío Phil. Un gran capítulo. Aquí les dejo el link para que lo escuchen: https://blackjoshape.bandcamp.com/album/mannyfornia
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casualfartfun · 5 years ago
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¿Cómo se cumple la profecía de la venida del Señor Jesucristo?
Los últimos días ya han llegado. Todos los hermanos y hermanas esperan con ansias el regreso del Señor. ¿Cómo aparecerá y obrará el Señor Jesús en la tierra? Este artículo le ayudará a resolver el problema.
En los últimos años, algunas personas han testificado en Internet que Dios ya se ha hecho carne de nuevo y ha expresado palabras para hacer la obra de juzgar y purificar al hombre, lo que ha causado no poca conmoción en el mundo religioso. Alguien publicó lo siguiente en Internet para referirse a esto: “Los cuatro Evangelios señalan claramente: El Señor Jesús se apareció al hombre durante cuarenta días en Su cuerpo espiritual después de Su resurrección. Cuando Él ascendió, dos ángeles dijeron a los apóstoles del Señor Jesús: ‘[...] ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). La Biblia lo dice claramente: El Señor Jesús ascendió al cielo en Su cuerpo espiritual, así que ciertamente vendrá en un cuerpo espiritual. Por lo tanto, cuando el Señor Jesús regrese, no podrá hacerse carne”.
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Esta pregunta provocó una gran controversia. Algunos dijeron: “El Señor Jesús regresará haciéndose carne”. Otros afirmaron: “El Señor Jesús no puede volver en forma carnal, sino en un cuerpo espiritual”. Estos dos puntos de vista diferentes parecen razonables. Sin embargo, ¿cómo aparecerá y obrará el Señor cuando regrese a la tierra? Yo estaba muy confundido: Ahora, muchas de las profecías en la Biblia se han cumplido y los últimos días han llegado. Si no sé cómo aparecerá y obrará el Señor, no podré darle la bienvenida. Pensé en esto y me sentí ansioso por encontrar la respuesta. Así que empecé a explorar y a investigar en Internet con algunos hermanos y hermanas en el Señor.
Agradezco al Señor por Su plan. Conocí al hermano Pedro en Internet. Gracias a la comunicación que tuve con él, supe que era un cristiano que había servido celosamente al Señor durante muchos años. Después de conversar y de investigar juntos, descubrí que sus enseñanzas eran perspicaces y esclarecedoras. Así que le conté mi problema. El hermano Pedro dijo con seriedad: “Muchos hermanos y hermanas piensan que cuando el Señor regrese, descenderá con las nubes y se nos aparecerá en Su cuerpo espiritual. De hecho, no solo hay profecías de que el Señor aparecerá en un cuerpo espiritual en la Biblia. También hay muchas profecías de que el regreso del Señor será ‘la venida del Hijo del hombre.’ Estas son algunas: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre’ (Mateo 24:44). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Todas estas profecías mencionan que “vendrá el Hijo del Hombre”, o ‘la venida del Hijo del Hombre’. Decir ‘El Hijo del hombre’ significa una persona que nace del hombre y tiene una humanidad normal. El Espíritu no puede ser llamado ‘el Hijo del hombre’. Es decir, el Hijo del hombre se refiere a Dios haciéndose carne como hombre, y a que Él tiene una humanidad normal y una divinidad completa. Especialmente en estas palabras, ‘Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’, si Dios aparece en un cuerpo espiritual, entonces no hace falta decir que no sufrirá por ello. Porque el cuerpo espiritual de Dios es sobrenatural y maravilloso, y el hombre no tiene un concepto del cuerpo espiritual y no se atreve a acercarse a Él. Solo cuando Dios esté encarnado como el Hijo del hombre sufrirá el rechazo del hombre. Debido a que el Hijo del hombre es ordinario en Su apariencia exterior, el hombre no lo conoce y tendrá un concepto de Él, juzgando y condenando al Cristo encarnado. Esta es una prueba más de que el Señor regresará en Su forma carnal”.
Al escuchar la enseñanza del hermano Pedro en relación con la Biblia, comprendí el significado de estos versículos y me sentí un poco más alegre. Pensé: En el pasado, he leído estos versículos muchas veces, pero ¿por qué no tengo tal comprensión?
En ese momento, el hermano Pedro dijo:
—Hermano Li, ¿puedes entender lo que te estoy compartiendo?
—Sí puedo —respondí con alegría.
El hermano Pedro siguió hablando, “¡Gracias a Dios! Sigamos hablando y compartiendo! En realidad, si podemos entender mejor por qué el Señor se hace carne como el Hijo del hombre cuando regrese, estaremos más seguros de que el Señor regresará al hacerse carne. Vi un pasaje de palabras en un libro: ‘La salvación del hombre por parte de Dios no tiene lugar directamente a través de los medios del Espíritu o como el Espíritu, porque el hombre no puede tocar ni ver Su Espíritu, ni tampoco acercarse a Él. Si Él tratara de salvar al hombre directamente en la manera del Espíritu, el hombre sería incapaz de recibir Su salvación. Y de no ser porque Dios asumió la forma exterior de un hombre creado, sería incapaz de recibir esta salvación. Porque el hombre no puede acercarse a Él en absoluto, como nadie podría ir cerca de la nube de Jehová. Sólo volviéndose un hombre de la creación, esto es, poniendo Su verbo en la carne en la que se haría, puede obrar personalmente el verbo en todos los que le siguen. Sólo entonces puede el hombre oír por sí mismo Su verbo, verlo, recibirlo, y sólo a través de esto ser totalmente salvo. Si Dios no se hubiera hecho carne, ningún hombre de carne recibiría una salvación tan grande ni se salvaría un solo hombre. Si el Espíritu de Dios obrara directamente entre el hombre, sería herido de muerte o Satanás lo llevaría cautivo, porque el hombre es incapaz de relacionarse con Dios’ (‘El misterio de la encarnación (4)’). A partir de estas palabras, podemos entender lo siguiente: No podemos ver ni tocar el Espíritu de Dios, y no es fácil acercarnos a Él. Si Dios obra a través del Espíritu, no podemos obtener el riego y el suministro de la verdad, y mucho menos obtener la salvación de Dios. Tal como señala la Biblia: ‘Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos’ (Éxodo 20:18-19). ‘Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado’ (Juan 12:28-29). De estos versículos, podemos comprender lo siguiente: Cuando Dios nos habla en el cielo, no podemos entender Sus palabras, ni captar Su voluntad con exactitud. En cambio, nos sentimos aterrorizados y temerosos, y no nos atrevemos a acercarnos a Él. Además, si Dios obra a través del Espíritu, expresará Su carácter majestuoso e iracundo. Así como en la Era de la Ley, mientras la gente cometiera pecados, eran quemados por el fuego celestial o apedreados hasta la muerte. Debido a que todos somos corrompidos por Satanás, cada vez que revelamos nuestro carácter corrupto, Dios nos puede derribar fácilmente por ofender Su carácter, y hacer que perdamos de manera irremediable la oportunidad de ser salvos. Por el contrario, si Dios se hace carne como el Hijo del hombre y expresa la verdad desde la perspectiva de la humanidad, transformando el lenguaje divino en un lenguaje humano claro para abastecernos y guiarnos, entonces podremos captar con mayor precisión la voluntad de Dios y entender Su carácter. Por ejemplo, cuando revelemos caracteres corruptos, conoceremos nuestra desobediencia y corrupción a través de la lectura de las palabras de Dios, para poder detener a tiempo nuestros pasos para hacer el mal. Cuando seamos débiles y pasivos, las palabras de Dios nos animarán, consolarán y exhortarán, dándonos fe y fuerza... En resumen, el regreso del Señor a la carne para obrar es lo más beneficioso para la salvación de la humanidad, y para salvarla mejor”.
Me sentí profundamente conmovido después de escuchar las palabras de Pedro. Le dije: “En cuanto al regreso del Señor, siempre viví en mis conceptos e imaginaciones, esperando que el Señor que había regresado se nos apareciera en un cuerpo espiritual. Solo entonces me di cuenta de que la mejor manera de salvar a la humanidad corrupta es que el Señor se haga carne como el Hijo del hombre para hacer Su obra cuando Él venga. El Señor Jesús fue el Hijo encarnado del hombre, y lo que Él expresó fue todo el lenguaje humano que podemos entender. Como, por ejemplo, la parábola del sembrador, la parábola de la levadura y la parábola de la oveja descarriada. Estas verdades se han arraigado profundamente en nuestro interior y han guiado la dirección de nuestro progreso. Si no podemos entender estas palabras expresadas por Dios, ¿cómo podemos conocer a Dios, acercarnos a Él y obtener Su Salvación? El Señor profetizó que Él expresaría más verdades para hacer la obra de juicio y purificación. El Espíritu de Dios es supremo y santo. Así que si Dios hace esta obra en un cuerpo espiritual de acuerdo a nuestra imaginación, la gente como nosotros, que a menudo peca y se confiesa cada día, vive en la esclavitud de los pecados y no puede salir de ella, debe ser golpeada por Dios debido a nuestro pecado, sin mencionar ser salvos y entrar en el reino de los cielos. Parece que solo cuando Dios se hace carne como el Hijo del hombre —al igual que el Señor Jesús, que era íntimo con la gente—, habla y obra para juzgarnos y purificarnos, podemos obtener la salvación de Dios, romper con el pecado y ser santos”.
Después de escuchar mis palabras, Pedro dijo conmovido: “Puedes dejar de lado tus ideas e imaginaciones, y darte cuenta de que el propósito de la segunda encarnación de Dios es salvar a la humanidad; este es el efecto de la iluminación y la guía de Dios. ¡Demos gracias a Dios! En realidad, cuando Dios se hace carne por segunda vez y hace Su obra, no sólo expresa la verdad para salvar a la humanidad, sino que realiza una obra crucial: separa el trigo de la cizaña y las ovejas de las cabras, separando a todos según su especie, recompensando a los buenos y castigando a los malos. Si el Señor hace Su obra en un cuerpo espiritual cuando regrese, todos lo tratarán con respeto y no se atreverán a resistirse a Él; ni siquiera la prole de Satanás se atreverá a hacerlo. Si es así, el Señor no aprovechará la situación para separar lo bueno de lo malo.
“Un libro espiritual dice: ‘Las nociones originales del hombre sólo se pueden revelar por medio de su contraste con el Dios encarnado. Sin la comparación con el Dios encarnado, las nociones del hombre no se podrían revelar; […]’ (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’). Debido a que muchas personas no conocen al Cristo encarnado, lo tratan como a un hombre ordinario, resistiendo y condenando a Dios arbitrariamente. Mientras que algunas personas pueden buscar con humildad aunque no conozcan al Dios encarnado, obtienen sin saberlo esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo y reconocen al Cristo encarnado. Tal como dijo el Señor Jesús: ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). De esta manera, las ovejas pueden separarse de las cabras, y el trigo puede separarse de la cizaña. Si Dios no se hace carne para realizar Su obra en los últimos días, pensaremos que somos las personas más leales a Dios, que amamos más a Dios, y quien más merece las recompensas de Dios. Es precisamente debido a que la encarnación del Señor regresado es normal y práctica, que los conceptos e imaginaciones, la rebeldía y la resistencia dentro de nosotros, quedan completamente expuestos. Veamos, por ejemplo, cuando el Señor Jesús se hizo carne para obrar: Los fariseos y el pueblo judío vieron que el Señor Jesús era normal y ordinario en apariencia, así que lo consideraron como una persona ordinaria, y lo juzgaron, se resistieron y lo condenaron deliberadamente. Dijeron que el Señor Jesús era el hijo de un carpintero, y que había expulsado demonios de Belcebú, el príncipe de los demonios. No buscaron la verdad expresada por el Señor Jesús en absoluto. Sin embargo, los verdaderos creyentes en Dios, como Pedro, Juan y Natanael, reconocieron la voz de Dios por la obra y las palabras del Señor Jesús, le siguieron de cerca y obedecieron Sus enseñanzas. Podemos decir que Dios hace Su obra en los últimos días haciéndose carne para revelar a las ovejas y a las cabras, a los buenos siervos y a los malos, lo cual manifiesta plenamente la omnipotencia y sabiduría de Dios y Su carácter justo”.
Después de escuchar el testimonio de Pedro, mi corazón estuvo mucho tiempo sin poder calmarse. Anteriormente, yo sabía simplemente que cuando el Señor regrese, recompensará al bueno y castigará al malo, y separará a las ovejas de las cabras, pero ignoraba cómo haría Su obra. Yo entendía lo siguiente: El Señor hará esta obra en Su forma carnal cuando regrese, y probará si los creyentes en Él son verdaderos creyentes o no por la obra normal y práctica del Hijo del hombre, para que el bien pueda ser separado del mal. Tal obra de Dios es realmente demasiado sabia y no puede ser concebida y comprendida por el hombre.
Después de un tiempo, Pedro me envió otro pasaje de palabras: “La primera encarnación fue para redimir al hombre del pecado por medio de la carne de Jesús, esto es, Él salvó al hombre desde la cruz, pero el carácter satánico corrupto todavía permaneció en el hombre. La segunda encarnación ya no es para que sirva de ofrenda por el pecado, sino para salvar por completo a los que fueron redimidos del pecado. Esto se hace de tal forma que los perdonados puedan ser librados de sus pecados, ser purificados completamente, y alcanzar un cambio de carácter, liberándose así de la influencia de las tinieblas de Satanás y regresando delante del trono de Dios. Sólo así puede el hombre ser plenamente santificado. […] La segunda encarnación es suficiente para eliminar los pecados del hombre y purificarlo plenamente. Así pues, la segunda encarnación pondrá fin a toda la obra de Dios en la carne y completará el sentido de la encarnación de Dios. A partir de ahí, la obra de Dios en la carne habrá llegado totalmente a su fin. Después de la segunda encarnación, no se hará carne de nuevo por Su obra. Porque toda Su gestión habrá llegado a su fin. En los últimos días, Su encarnación habrá ganado totalmente a Su pueblo escogido, y todos los hombres en los últimos días habrán sido catalogados según su tipo. Él ya no hará más la obra de salvación ni regresará a la carne para llevar a cabo obra alguna” (“El misterio de la encarnación (4)”). Y luego compartió esta enseñanza conmigo: “La primera encarnación de Dios fue hacer la obra de redención para redimir a la humanidad del pecado; la segunda encarnación de Dios es hacer la obra de juicio y purificación para limpiar y cambiar completamente a todos Sus verdaderos creyentes, para que puedan llegar a ser el pueblo que está en sintonía con Su voluntad. Cuando Dios gane a quienes quiere salvar, hará la obra de separar a todos de acuerdo a su especie y recompensar a los buenos y castigar a los malos. Finalmente, llevará a toda la gente perfeccionada por Él al maravilloso destino. Por lo tanto, las dos encarnaciones de Dios han completado toda la obra del plan de gestión de Dios y han completado el significado de Sus encarnaciones. Aparte de esto, no habrá una tercera o cuarta encarnación de Dios”.
Luego de escuchar la enseñanza de Pedro y las palabras del libro espiritual, mi problema finalmente se resolvió. También entendí que la segunda encarnación de Dios es hacer la obra de concluir la era y completar el significado de las encarnaciones de Dios. A partir de entonces, Dios no se encarnará para hacer Su obra por tercera o cuarta vez. ¡Demos gracias a Dios! Parece que es muy importante aceptar la obra de la encarnación de Dios de los últimos días.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
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thelastdada · 6 years ago
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Tus Ojos Brillan Diferente - Capítulo 2
Capítulo Anterior.
...
Capítulo 2: "Interrupción a la rutina"
Quizá pasaban de las tres de la mañana, yo me levante una vez más por la culpa de mi insomnio. Me quedé estirándome un poco en la orilla de la cama, amplié mis brazos hacia arriba cuando me interrumpió un bostezo, estaba cansado, sin embargo, no conseguía dormir. Sin poder evitarlo más abrí la laptop que dejé cerca, revisé mis correos pendientes, donde no había nada relevante. Estaba sumamente aburrido, me asomé por la ventana para ver la luna, la cual no estaba de mi lado, bajé las escaleras y fui hasta la cocina. Serví un poco de leche que había en la nevera, me quedé mirando como la compra estaba hecha, sonreí por el gesto tan lindo que tuvo mi pareja.
He vivido solo desde hace más de un año, mi padre jamás vendió el terreno de su casa de soltero, puesto que quería que fuera mía. Me entregó las llaves el día de mi graduación junto con la remodelación completa, uno de los gestos que tuvieron ese día. La universidad no fue de mis mejores etapas, en realidad ni las anteriores lo fueron, pero al ingresar a mi empleo considero que todo cambió para bien, me ayudaron de muchas formas para desarrollarme aún más profesionalmente. Luego de terminar mi master en programación, de inmediato me aceptaron en esa empresa, además de que ellos también comenzaban a formarse, y luego de un año nuestros resultados eran impecables. Yo conseguí un ascenso hace pocos meses, ya era líder de programación. Y en la empresa estábamos más que listos para crecer, por lo que enviarían a alguien importante para tomar la presidencia del lugar en Madrid. Pensando en todo eso es que conseguí algo de sueño, regresé a la cama y me envolví en mi cobija azul.
Durante mi sueño escuché mi canción favorita, sentí que por fin descansaba, me acurruqué todavía más para disfrutar. Aunque la canción se repetía mucho...
—¡El trabajo! —grité, era mi teléfono y eran mis alarmas, iba cuarenta minutos tarde. Me levanté lo más rápido que pude, me duche en menos de una canción, cepille mis dientes a la vez que me ponía un pantalón. No me fije claramente lo que elegí del closet, pero al final se veía bien, esa clase de suerte que a veces me perseguía.
Estaba por comprarme algo en mi cafetería favorita, pero antes de cruzar la calle vi cómo había muchas personas, incluso alguien estaba luchando por entrar junto con dos maletas grandes, cuando el local no era precisamente amplio. Me olvide de la idea y corrí al edificio, no había algo así como alguien que revisara mis horarios. Pero, siempre hay un 'pero', yo junto con mi equipo habíamos comenzado una temporada de llegar muy tarde a la oficina, y la otra mitad del equipo que si era puntual nos hicieron un trato. Quien llegara tarde iría a comprar todos los cafés.
—¡Willy! ¿Por qué no me sorprende? —se burló Anna, ella era prácticamente mi mejor amiga, estudiamos en la misma universidad solo que ella se graduó en Marketing— aquí está la lista y el dinero, animo —dijo con gracia, me entregó el papel donde anotamos lo que queríamos, incluso yo escribí teniendo esperanzas de que podría llegar antes, que iluso.
Corrí a la cafetería, la señora me reconoció y me dijo que sabía lo del trato, tanta confianza teníamos en ese lugar que ya nos conocían a todos, le entregue la lista y mientras esperaba todos los cafés sentí como alguien jaló mi camiseta.
—Llegue detrás de ti —era Alan, el practicante. Habíamos peleado mucho para conseguir que estuviera en el último piso con nosotros, era agradable y ya tenía confianza con la mayoría por una cena que tuvimos antes. Además, estaba por terminar la carrera de programación y me consideraba su mentor, era un buen compañero— creí que solo elegirían a uno, ¿Qué hago yo aquí? —se quejó recargando su cabeza en mi hombro.
—Alguien tenía que ayudarme, como es posible llevar todo eso solo —asintió dándome la razón.
—Mientras venía escuche que el presidente ya está aquí, dijeron que estaba presentándose con todos —me gire para darle atención.
—¿De verdad? ¿En el último piso? —pregunte sorprendido, puesto que deberíamos estar allí.
—No, o sea todo el edificio... todos —enfatizó la palabra, era extraño, presentarse con todos en su primer día, que humilde pensé.
—Sorprendente.
—¿Verdad? Debe ser un buen líder —sonrió emocionado, la verdad es que cuando me enteré sobre él me sentí molesto, ya que el encargado actual tomaría el puesto de vicepresidente, y sentí que merecía un mejor trato en lugar de traer a un extranjero a hacerse cargo. Recuerdo que Anna dijo que era español, la verdad no había prestado atención a los rumores.
—Cafés listos —musitó la señora, nos dividimos los vasos y nos encaminamos al edificio. Ir con casi quince cafés no era nada sencillo, nos ayudaron en la entrada haciendo todo más sencillo, dijeron que el presidente ya se estaba presentando en nuestro piso, caminamos más deprisa.
Pocas veces había sentido esa sensación de asfixia, donde el corazón se hunde tanto que parece que saldrá por la espalda, cuando estar debajo de la tierra sería lo más conveniente, cuando tienes enfrente a la persona que guio tantas experiencias en tu vida. Buenas y malas. En ese momento él estaba allí, saludando a mis compañeros de trabajo, con quienes llevaba más de un año juntos, él se presentaba como el presidente. Ese chico cobarde que me rompió el corazón cuando éramos jóvenes, que me cambio por miedo y prefirió huir al extranjero. Él había vuelto y estaba frente a mí.
—Preséntense, es el nuevo presidente —exclamó Anna, yo... yo no podía dejar de mirarlo.
—Alan, mucho gusto —se saludaron a pesar de que él seguía mirándome, a ese paso todos notarían algo.
—Gui-Guillermo Díaz —aclare mi voz y no lo salude de mano, excusándome con los cafés— Samuel De Luque, ¿me han dicho que son los practicantes? —dejó de mirarme, si lo hubiese hecho por unos segundos más habría sido muy extraño.
—Solo Luis, Will es líder de programación —no pude sino alejarme poco a poco, me sentía mareado de la impresión.
—Bueno, entonces pueden seguir trabajando —explicó Carlos, asentimos y se entraron a su oficina. Deje mi cuerpo caer en la silla, cerré los ojos y trate de asimilar lo sucedido.
—¿Estás bien? —no, no lo estaba.
—Ahora regreso —salí de la oficina casi corriendo, subí a la azotea del edificio donde la mayoría iban a fumar, por suerte no había nadie, me recargue en la orilla y respire profundamente.
Regresó. Desconozco mis propios sentimientos, no sé si me siento molesto, triste o incluso alegre. Solo sé que estuvo frente a mí, que esbozaba una sonrisa que para mí era confusa, ya que tal vez tampoco esperaba verme allí. Sus ojos se fijaban en los míos como si quisiera averiguar que pasó después en mi vida. Me pregunto si fue su nerviosismo, había muchas personas mirándolo, además entre él y yo hay toda una historia, la cual nos tiene ahora con incertidumbre.
—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? —se acercó de nuevo Anna, la había preocupado.
—Me sentí mareado, pero estoy bien —mentí, no sentí que fuera adecuado decirle quien era esa persona para mí.
—El presidente parece buena persona —encendió su cigarro y se recargo de la misma forma, vimos como la puerta se abrió y subió Eduardo, el líder de diseño, otro de mis amigos cercanos.
—Apenas llega el jefe y huyen —burló, ahora si me sentía mareado y no era el humo del cigarro, por desgracia estaba acostumbrado a rodearme con él, eran mis pensamientos lo que me ponía mal— les dije que era español.
—Y qué cuerpo tiene, ¿será soltero? —dijo Anna sonriendo.
—Dicen los rumores que su vida sentimental es su único problema, según un compañero de Londres que trabajaba en el departamento de junto, todos conocían a sus parejas y que incluso una vez un novio le hizo un escándalo allí —lo miré sorprendido, no me creía del todo algo así.
—¿O sea que es gay? —se quejó y me pegó en el brazo— anda, para ti —sonrió burlona, estoy seguro de que mi reacción fue tardía y extraña.
—Willy no parece su tipo, aunque serviría para que dejes al otro —lo mire molesto, a lo que solo respondió con una sonrisa falsa, sentí mi teléfono vibrar y de inmediato comenzó a sonar— joder, le invoque tío —conteste dándole esa mirada otra vez.
—¿Cariño? —respondí sonriendo y ellos se fueron.
—¿A qué hora sales hoy del trabajo? —me preguntó de inmediato.
—Puedo salir a las seis, ¿vendrás por mí?
—No, tengo una cirugía en la noche y tengo que prepararme todo el día, disculpa, pero ¿puedes cenar sin mí?
—Está bien —me sentí desanimado, sin embargo, era su trabajo.
—Te prometo que mañana iré por ti cuando salgas, te amo —y colgó.
Un día fui a la biblioteca cuando estaba terminando mi maestría, baje las escaleras y un chico chocó contra mí, tenía casi ocho libros enormes en sus brazos, de alguna forma uno me corto en la muñeca al tratar de sostenerlos. Ambos caímos sin poder evitarlo más, él se disculpó de inmediato y ofreció curar mi herida, ya que era egresado de medicina. Antes de él mi vida romántica era nula, quizá una que otra noche con hombres que conocía en bares, pero nunca una relación seria. Declaraciones tuve muchas, no era precisamente guapo, Anna me dijo que ella también me vio de esa forma, debido al "encanto" que poseía en ese tiempo. No sé a qué encanto se referían cuando parecía un vagabundo algunos días de tanto estudiar.
Pero Santiago, él consiguió fácilmente ayudarme a creer de nuevo en las relaciones serias, insistió en que me lo comprobaría. Me negué durante varios meses a pasar la noche con él, me agradaba y no quería verlo de esa forma, luego de varias citas concertadas por él es que consiguió llevarme a la cama. Allí me di cuenta de que no era tan inocente como parecía, conocí otra faceta de él y me enamoré.
—Tierra a Willy —las manos de Eduardo me regresaron a la realidad, el trabajo se había terminado, respondí correos como zombi durante varias horas— ya nos vamos, nos vemos mañana.
—Esperen, también me iré.
—¿Ese hombre ya llegó? —hablaba de Santiago.
—No vendrá —me miro molesto y negó con la cabeza— tiene una cirugía —lo excuse, a mis amigos no les agradaba en lo más mínimo, ellos alegan tener razones.
—Vámonos —Anna nos miró comprendiendo, ella lo conocía desde antes ya que él salió con varios de sus amigos, cuando me contó esas historias yo insistí en que no me importaba su pasado, así como a él no le importaba el mío.
...
La mañana del viernes anunciaron que el presidente nos había convocado a una reunión en la sala de conferencias, no tuve opción. Seguía con esa sensación de que las cosas no serían agradables desde ahora. Al menos mi rama podía fácilmente evitar conversaciones con él, o al menos eso creía.
—Buenos días —entró junto con su asistente, Carlos. Yo me encontraba casi hasta el fondo, por lo que podía evitarlo un poco más, aunque al entrar me busco con la mirada, hasta que me vio. Sus ojos se fijaron por solo un momento y comenzó a explicar asuntos de trabajo, tome mi libreta y fingí tomar notas... termine dibujando un árbol con muchas hojas. A momentos lo miraba, notando que sus palabras estaban llenas de seguridad, lucía exitoso, sin embargo, su mirada y la mía no duraban más de tres segundos fijas... como si algo estuviera pendiente entre ambos.
—Will —sentí que movieron mi silla y rayé mi árbol del movimiento, giré a mirar feo a Anna quien estaba a mi lado, sus ojos se dirigían al frente, donde todos me miraban
—¿Líder de programación? —me pregunto mirándome fijamente, tan solo asentí torpemente— entonces eso es todo, me alegra mucho estar aquí y lo digo sinceramente —se dirigió a todos, dejándome avergonzado— y que nadie falte esta noche ¿vale? —todos sonrieron y asentían... algo me había perdido.
—¿Qué pasó? —le susurre a Anna mientras nos levantábamos de las sillas.
—¿Guillermo Díaz? —el presidente se dirigió a mí.
—¿Si? —respondí desde detrás de ella, ya que no quería acercarme.
—Dígale Will o Willy, nadie aquí usa su nombre real —gracias Anna, gracias por lanzar más leña al fuego.
—Ven a mi oficina por favor —pidió, nos sonrió a ambos y se fue. Me quedé congelado, tanto Eduardo como Anna parecían niños de primaria burlándose de mí, denotando esa intención romántica. Tan solo los mire mal y me dirigí detrás de él, cerró la puerta luego de dejarme entrar y dejó a Carlos fuera. Sentí mi estómago revolverse mientras caminaba frente a mí, se recargo en el frente del escritorio y me miró fijamente.
—¿Necesita algo? —me atreví a decir.
—¿Vamos a fingir no conocernos? —dejé de mirarlo.
—No me gustaría que sepan quien fue el perdedor con el que perdí mi adolescencia —lo mire seriamente.
—Yo pensé que podríamos decir que fuimos... amigos —dijo con el mismo tono que yo, no pude evitar reírme un poco, ¿Cómo se atrevía?
—La próxima vez hablé de trabajo, presidente —salí furioso de su oficina, llegué a mi escritorio y hundí mi cabeza en mis brazos.
¿Amigos? ¡¿Amigos?! Era un descarado, tan solo pudo decir que no nos conocíamos y ya, que clase de relación era esa, seguro se había lastimado la cabeza y olvido lo que hizo. ¿Cómo pudo olvidar eso? Fueron años de mi vida, si él supiera lo que viví...
—Ahhh —grité a la vez que golpee mi escritorio, ganando la atención de todos— lo siento —dije de inmediato, me sacaba de quicio.
...
Trabaje como un zombi de nuevo, tanto por el sueño como por el lío en mi cabeza, Alan tuvo que corregir un par de veces, él como quienes estaban cerca de mi escritorio notaron que algo me pasaba. Me negué y dije que todo estaba bien, me repetí eso quizá mil veces mientras programaba. Recibí un mensaje de Santiago, dijo que me recogería mucho más tarde, me quejé y Anna me miró, le enseñe el teléfono y negó con la cabeza.
—No sé si quedarme o irme a casa —le explique a Eduardo, quien estaba en el escritorio contiguo.
—¿Qué dices? Tenemos que ir a la cena —asentí y luego lo miré confundido— ¿en dónde estás hoy? El presid... el jefe dijo que nos invitaba a todos, tu aceptaste —abrí los ojos, de verdad estuve perdido desde la mañana, aceptar algo así... es que era tonto.
—Joder —me recosté en mi silla y cubrí mi rostro, estaba exhausto— iré y saldré de inmediato, no quiero ver a ese... —me detuve, la expresión de Eduardo era de sorpresa, estuve a punto de maldecirlo sin razón... para él.
—¿Es Santiago? Si pasa algo puedes decirnos, de verdad que estas muy extraño desde ayer.
—Me estoy volviendo loco —asintió— llévame al manicomio, allí estaré mejor —bromee.
—No tío, allí te inyectaran mucho y tú no soportas eso —¿Qué clase de conversación sin sentido teníamos ahora? Sin embargo, me distrajo.
—Pero si estoy loco... tal vez no me importe.
—Jo, es cierto —nos reímos por la tontería, hasta que llegó Anna diciendo que ya nos iríamos todos.
...
Eligieron el restaurante cercano, era muy elegante para mi gusto, pero allí estábamos. Cada quien ordeno, yo pedí algo sencillo ya que no me quedaría mucho tiempo, éramos catorce personas en la mesa. Anna estaba frente a mí y él estaba junto a ellos, o sea no muy lejos como yo quería. Me miraba a momentos, pero yo lo ignore por completo, me dieron dos cervezas y prontamente ya me había dado calor. Mis mejillas se enrojecieron, era normal cada que bebía, mi tolerancia era sumamente baja. Iniciaron preguntando sobre su vida académica, cada quien habló de su alma mater y asuntos así, honestamente yo me sentía muy incómodo compartiendo la mesa con él. Hasta que llegaron a salvarme.
—¿Bueno? —respondí mi teléfono a la vez que me levantaba— está bien, te veo fuera —era Santiago, mire desde los ventanales del restaurante y vi su camioneta estacionarse justo enfrente de nosotros— tengo que irme, perdón —comencé a despedirme— los veo en la oficina el lunes —sonreí mientras me pedían quedarme— me están esperando, ustedes disfruten —salí de allí, baje las escaleras de la salida y lo vi allí recargado en la puerta de la camioneta, se veía muy apuesto. Le sonreí y caminé hasta él, hasta que sentí mis pies cruzarse y casi caía en sus pies.
—Hey, ¿bebiste? —me sostuvo rápidamente.
—Muy poco —le volví a sonreír y me devolvió la sonrisa.
—Qué bueno que vine por ti cariño —pase mis brazos por su espalda, abrazándolo fuerte— ¿estás bien? —asentí y me aferre más. Ese aroma que ahora me impregnaba era lo que quería para siempre, él era mi hombre, no había espacio para dudas, el pasado era eso mismo... pasado.
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rickamers · 4 years ago
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El que se enamora pierde.
Hoy es uno de esos días en los que me he sentido triste y es por que me enamoré de la persona equivocada, una vez más siento el ácido de lo q es tener el corazón roto, y peor aún es que me enamore de alguien q nunca me dio pelota y no fuimos nada.
Así va la historia, resulta q hace casi un año conocí en el trabajo a un mae q me llamó la atención desde el primer momento q lo vi. Por la seguridad de ambos no puedo decir nombres ni descripciones, pero créanme q es demasiado guapo!
Típico q me gustan los famosos Masterpiece, aquellos inalcanzables, los q tiñen los standards más altos en su selección natural. El es de esas personas q llaman la atención con solo entrar en cualquier habitación o espacio, definitivamente sobresale.
Sucede que durante muchos días lo veía pasar por aquí y por allá, a veces cruzábamos la mirada y yo no era capaz de sostener la mirada, por q me sentía súper intimidado por el.
Paso el tiempo y siempre lo veía hasta q un día para Fortunio mío mi computadora se daño y me toco ir a buscar otra para sentarme a trabajar, ese día el salón estaba lleno y no me quedaba mas ir buscando por todo lado un espacio para sentarme, en fin, allá al puro fondo yo sabia q había computadoras disponibles pero, él, el chico en cuestión se sentaba por ahí y me daba demasiada pena estar tan cerca de él y q yo le hiciera bulla y con mis escándalos asustarlo, aún recuerdo mis nervios al respecto de sentarme cerca de ahí y me rio.
Después de andar de computadora en computadora no me quedo mas opción que sentarme literalmente a la pura par de él, si yo describiera mis nervios en ese momento, creo q me ganaría un Nobel de literatura en descripción gráfica hahahaha, por q no hay palabras q me ayuden a describir lo q sentía en ese momento. Por un lado sentía una gran emoción por q sabía q ese día iba a poder tener una razón para hablarle, pero a como soy de atravesado iba a decir alguna yeguada que lo iba a asustar y así fue como paso, mi primera frase al llegar fue: buenas q pena acá vengo a hacerles escándalo........ es en serio q eso fue lo primero q dije? Me acuerdo y me da pena de haber sido tan inocente.
Al final, él sonrió y me dijo: no se preocupe. Y yo me senté al lado de aquella escultura griega tallada por los Dioses. Y aunque ya había dicho mi primera tontera para disque romper el hielo yo seguía súper nervioso por q no sabía cómo comportarme, pero yo siempre “he sido yo”..... un gran pendejo... me acuerdo q el día transcurrió normal hasta q me cayo llamada, y claro q como tenía q hablar en francés, eso llama la atención de cualquier persona, y me acuerdo q ese día le puse mucho esfuerzo al acento q pronunciaba, que sonara súper cool, súper afrancesado. No recuerdo con exactitud cómo fue q empezó la conversación después de q colgué la llamada, pero al final estuvimos hablando de q yo era el único de francés q estaba en la tarde trabajando en la empresa y claro q ese fue un enganche buenísimo para explicarle cómo fue q aprendí francés y todo lo que yo hacía y cómo funcionan las cosas en la empresa en ese idioma.
Afortunadamente el resto del dia transcurrió normal y ya no había tensión y recuerdo q hablamos un montón de cosas ese día, ahora q reflexiono un poco, ese día me sentía feliz, recuerdo q le conté a mi amiga del brete lo q me había psado y todos estábamos demasiado felices y emocionados al respecto.
Después de ese día ya nos podíamos ver en los pasillos y nos saludábamos, con el típico levanta cabezas-cejas-mentón, y allá por allá uno que otro: todo bien?
Todas esas cosas pasaron hace como un año, no me pidan mucho detalle pero contaré todo lo q me acuerde. Por q mi memoria siempre me traiciona y olvido cosas o me acuerdo en un orden diferente.
Con el tiempo describri q él no iba a ser un empleado normal sino q él iba a tener cierta pocision en la empresa y recuerdo q yo decía: que raro yo siempre diciendo o haciendo lo q no debería frente a la persona incorrecta. Pero tal vez sea parte de mi naturaleza.
Se acuerdan q al inicio les dije q había pasado llorando todo el día? Bueno a este punto recordar esas cosas bonitas de cómo nos conocimos me ha hecho olvidar las ganas de llorar, pero mejor no canto victoria por q cuando llegue al día de hoy de fijo me pongo de nuevo a llorar.
Me acabo de acordar de un día estábamos ahí en el trabajo, ya habían pasado varios días si es q no semanas y me acuerdo q él se me acercó y me buscó por q alguien ocupaba a alguien de francés y ocupaba q obviamente le ayudara. No se me olvida cuando mi amiga q se sentaba al frente mío lo vio venir y me dio un zapatazo por debajo de la mesa para avisarme que algo venía o pasaba, evidentemente esa señal me ponía alerta de q tenia q reaccionar pero disimular a la vez, cuando en eso empiezo a girar mi cabeza a la derecha y veo q ahí venia caminando hacia mí, tenía la mirada en mi, y venia con una sonrisa.... la sonrisa q tiene! Enamora! En serio que él es casi perfecto.... o al menos eso pensaba hasta entonces. El punto es q llego hacia donde estaba yo sentado y se me acercó por la espalda y eso de que le hacen “masajito” en la espalda a uno.... en ese momento yo sentí un pedacito de cielo! Imagínense el chico q les gusta les estaba haciendo eso, era así era algo increíble, no recuerdo si el masaje fue bueno o malo, solo recuerdo q me sentía en un punto de extasis y felicidad súper alto.
-Rick ocupo q me ayudes con una llamada en francés q tiene un muchacho por allá. -Si claro! Decile q me la pase de una y yo me encargo, le respondí. -Gracias ya te la pasan. Y con eso un par de palmadiyas en la espalda y se fue. No me acuerdo de que era la llamada o cómo me había ido pero si me acuerdo q yo estaba como loco ese día ante esa situación.
Era típico q todos los días al llegar al trabajo él se encontrara solo en una mesa de la soda viendo su teléfono, hasta la fecha nunca lo suelta. Pero bueno ya más adelante les contaré por q.
Fue pasando el tiempo y cada vez había como más interacciones entre los dos, ya se me iban pasando los nervios al verlo pero igual sentía q se me brincaba el corazón al ver aquel hombre Yam guapo y q me sonreia al saludarlo, a ese punto sentía q había logrado algo mágico, de verdad q sentía q lo tenía todo, por q yo sabía q con alguien así eso era lo más q iba a poder lograr.
Como en toda empresa vinieron cambios y hubo nombramientos, mi amiga había subido de puesto y pronto se le iba a asi ganar grupo de trabajo y líder, así fue, ella y yo comentábamos q de ella no quedar en el mismo equipo q estábamos ella quería quedar con el chico en cuestión, por q ella quería alguien q fuera un verdadero líder y q le ayudara a desarrollarse. Creo q sobra decir q a este punto este chico había demostrado ser un excelente miembro para la empresa y su nombre empezaba a resonar.
Mi amiga y yo en ese tiempo éramos uña y mugre, pasábamos demasiado tiempo juntos y nos contábamos TODO, ella sabía quien me gustaba y ella también lo quería en la vida de ella pero como su líder. Es q tras de todo no es q solo es guapo, sino q es súper inteligente, astuto, tiene presencia, tiene un líder nato en el, si uno pudiera tener un checklist de todas las cualidades q tiene, estoy seguro q tendría la mayoría. No se si estoy hablando desde el enamoramiento o la realidad, pero él realmente si es un excelente líder.... bueno más adelante verán q así es.
Llego el momento de asignación de grupos y adivinen quien tuvo al líder q quería? Si, mi amiga. Tanto ella como yo estábamos demasiado felices de la situación, uno por q ella quería estar con él por q sabía q era la mejor opción y yo por q al yo se tan cerca o a ella iba a tener mas chance de acercarme yo a él. Inocente de mi!
Bueno allá por allá, no estuve tan perdido, efectivamente se empezó a forjar un lazo más fuerte por q yo quería compartir con mi amiga los ratos de receso y resultó q él también, pro q ambos hicieron un click mágico también.
Haré una pausa, no me estoy sintiendo bien, hasta ganas de vomitar tengo ya.
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cut-demons-of-my-mind · 4 years ago
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Voy a contar mi historia por qué ocupo desahogarme.
Conocí a un chico por Whatsapp cuando yo tenía 16 casi 17 años, hable con el durante 4 o 5 meses antes de conocernos en persona. Las pláticas iban de todo! Y teníamos mucha química sexual. Yo pensaba que él tenía 22 años según me había dicho.
Llegó febrero 27 para ser exactos y viajo para conocerme, un viaje largo cabe mencionar 12 horas de camino. El me dijo que llegaba como a las 6:00 AM. Y yo moví mar y cielo para poder salir de mi casa temprano para ir a encontrarme con él... Se dieron las 8, las 9, las 10 y las 11 y él no llegaba (para este punto yo por alguna a razón seguía creyendo que llegaría) Se dieron las 12 y llegó! Por fin conocería en persona a el chico con el que habla, mensajeaba y hablaba por videollamada, cuando lo ví no me contuve y corrí a besarlo, así sin más. Ese día paso de todo, absolutamente todo! Y también nos hicimos novios.
Pasados unos meses él volvió y todo iba increíble. Yo tenía que mudarme por qué iba a entrar a la universidad así que estaría relativamente más cerca de él a sólo 6 horas. Todo transcurria excelente, pero aquí estuvo el primer tropiezo... En una de sus visitas nos pusimos una señora peda con vodka. Yo no estaba tan tomada como él y no sé por qué pero hice algo que nunca había hecho. Revise su celular mientras el están dormido, no sé que esperaba encontrar pero lo que ví no fue bueno, tenía mensaje con una señora bastante grande subidos de tono y muchas fotos no aptas para menores, entre mi borrachera y enojo rompí en llanto y coraje, lo desperté y claro que se la arme de pedo, le dije que ya no quería nada con él y le solté una cachetadas... El problema se puso medio intenso que terminaron corriendonos del motel en el que estábamos o le hablarían a la policía. Yo en ese momento era menor de edad haci que con la poca cordura que me quedaba tome nuestras cosas y nos fuimos. Yo no podía llegar a la casa con él en ese estado y yo toda encabronada, así que hice que caminaramos por como dos horas... Una vez que se le bajó la peda y a mi un poco el coraje le pedí explicaciones, "No es lo que crees, es solo un juego que tenemos en el trabajo, no se por que les hice caso con lo del juego, te juro que no es nada" ( yo con cara de *me quieres ver la cara de estúpida*). Y pues sí, decidí que podría dejar pasarlo.
Transcurrió tiempo y él volvió de visita para su cumpleaños 23 o eso creí yo. Evidentemente lo que había pasado sembró en mi cabeza la duda de si él me era infiel pues estábamos a 6 horas de distancia, y lo volví a hacer, revise su teléfono... Esta vez encontré una conversación medio rara en la que estaba ligando con alguien justo dela misma manera en la que lo hizo al inicio que conmigo pero lo que más llamo mi atención fue que al decir su edad el dijo 24 y yo como ¿?. En ese tiempo que estuvo de visita yo estuve muy insistente con lo de su edad. Diciéndole cosas tipo: "oye mañana es tu cumpleaños, cuántos cumples? 24 o 25? " Así estuve un buen rato hasta que se llegó el día, yo le había comprado su regaló, le había hecho una carta y tenía un día planeado. Pero seguía insistiendo y me planté en mi macho y le solté la sopa sobre que ya sabía que no tenía 22 a lo que me dijo que cumplía 25 y que no me había dicho que por que quizá yo no querría nada con él por qué era muy grande y yo pues tenía 17. Saben algo, no me molestó su edad, me molestó que me mintiera y me engañará, después de llorar y drama drama mío. Hice como si no hubiera pasado nada.
(Mi mamá no sabe cómo lo conocí, ella piensa que él es primo de una amiga y que así lo conocí... Yo le dije que tenía 22 por qué fue lo que él me había dicho y entonces cuando me enteré la verdad no supe como decirle por qué de por sí que fuera más grande y de otra ciudad no está el hit de mi mamá, hasta aquí van dos mentiras a mi mamá)
Pasaron los años y todo grandioso, pero creo ambos queríamos estar más tiempo juntos, un día de los que él me visito me propuso irme a vivir con él, yo de inicio no lo tome en cuenta por qué aún no terminaba la carrera, pero conforme pasaba el tiempo la idea se me iba haciendo cada vez más factible.
Llegó el momento en el que tenía que decirle a mi mamá que me iría a vivir con él y que nos casaríamos, pero la idea era casarse en un futuro cercano... Si embargo todo se complicó y para mis 19 años ya estaba haciendo cambio de universidad, me mudaba de casa y me casaba.
Yo tenía entendido que él le había dicho a sus papás que nos íbamos a casar o eso fue lo que me dijo... Pero para sorpresa mía no lo había hecho. Entonces estábamos casados y viviendo juntos pero su familia ni amigos lo sabían.
(Mis papás son muy lindos y familiares, querían conocer a mis suegros desde hace ya mucho tiempo, mi mamá me insistió que quería hablar con ellos, pero él, no fue que no me dejara pero me decía: "es que a tu mami de le puede salir decir algo" , entonces puse mil y un pretextos para que esa llamada nunca se hiciera realidad... Hasta que mi mamá dejo de insistir)
Decidí que él tenía que ser quien le dijera a sus familiares que estábamos casados. Dentro de mi yo sabía que él no había dicho nada por qué en realidad él no quería casarse conmigo, al menos no en ese momento bajo esas circunstancias. Habían pasado 6 meses de que estábamos casados y fuimos a un viaje a mazatlán con sus amigos. Una de las últimas noches el tomo mucho y cuando toma en ocasiones se pone terco y yo solo quería que dejara de tomar por qué en verdad ya estaba mal y apenas íbamos empezando la noche, total que termine llorando sus amigos consolando me y ayudándome a regresarlo a la casa. Ahí por alguna razón tome su celular y vi unos mensajes y fotos comprometedoras... Se me rompió el corazón pero no dije nada, sólo llore y me dormí como si no hubiera visto nada.
Paso el año de casados y él aún no decía nada sobre eso a nadie. No todo iba mal, en verdad lo amo mucho y él me ama y me trata bien, sólo que...
Casi para noviembre el cambio de turno el la noche, así que mientras el dormía yo me alistaba para ir a la escuela, casi no nos veíamos. Yo iba a la escuela y él dormía, yo llegaba de la escuela y él ya se había ido a trabajar. Solo nos cruzabamos por las mañanas unos minutos. Y un día tome su celular y lo revisé, tenía llamadas y mensajes con alguien y yo sabía que algo no andaba bien, durante un tiempo le di el beneficio de la duda pero yo le preguntaba constantemente que si realmente me amaba, que si confiaba en mí y cosas así o incluso que si el me pondría el cuerno a lo que el siempre me decía que si me amaba, que confiaba plenamente en mi y que no me engañaría (a esto último luego decía cosas como: " de dónde sacas eso" o sólo reía) cuando volví a revisar su celular él había borrado todo. ( Se me hizo muy sospechoso, pero seguí buscando, el que busca encuentra) encontré que en el mismo teléfono tenía otro chip y otra cuenta de WhatsApp. Pero estaba bloqueado, (yo tengo sus contraseñas, menos esa) pero pendeja pendeja no soy. Y un día que él estaba dormido puse su huella y como arte de magia de desbloqueo. Solo había un chat con una muchacha en el que le decía que su otro num de descompuso y que mejor por ese nuevo se comunicarán, él le decía que era hermosa y que le encantaba, que no dejaba de pensar en ella y que si salian a pasear. Dios mi mundo se vino a bajo y no pude más, lo desperté y no le dije nada sólo me vio llorar y me preguntaba que por que?
Y lo dije le dije todo, y el sólo dijo: " no es cierto, de que hablas" y entonces le dije que ví los mensajes y que ya no podía más, que me iría de esa casa. Pero oh sorpresa yo no podía irme por qué no tenía dinero propio para largarme así que me quedé. Y al día siguiente no fue a trabajar más que medio día y hablo conmigo, me pido perdón y me dijo :"todos un juego de ahí del trabajo te lo juro" pero eso lo había escuchado ya antes. Yo en verdad ya no le creía, sólo quería irme de ahí y regresar con mis padres, contarles todo y ya. Eventualmente platicamos y platicamos mucho, él me dijo que podía irme cuando quisiera que él me daba el dinero pero en el fondo no queria irme. Y finalmente no me fuí.
Han pasado ya casi dos años que nos casamos y las cosas si han cambiado pero él aún no le ha dicho a nadie que nos casamos, y creo que ya me acostrumbre a la idea.
De pequeña yo quería estudiar mi carrera, vivir en un departamento con 3 gatos y trabajar. Ese era mi sueño, nunca contemplé a un hombre y creo que la cague en cuanto lo anexe a mis planes por qué nada de lo que soñé está pasando.
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wtnvspanish · 5 years ago
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44-Galletas
No todo lo que brilla es oro. Particularmente esa cosa de allá. Eso es, tal vez, un insecto gigante de alguna clase. Realmente está demasiado oscuro para saber
Bienvenidos a Night Vale
No soy un buen vendedor
Esa es la razón por la que soy un presentador de radio. Porque aunque me guste hablar con la gente –una persona realmente sociable, dice en ruso al final de mi diploma de la universidad –No me gusta conducir una conversación hacia la venta o la compra. Me gusta contarle historias a la gente – historias que les afectan –permitiéndole a mis oyentes a que procesen las historias en su propia manera única. No quiero decirles directamente como pensar
No soy un buen vendedor
Habiendo dicho eso, ¡Tengo galletas de las Niñas Exploradoras! Por favor, si quieren algunas, ¡vengan a la estación! Mi sobrina, Janice, se unió a las Niñas Exploradoras el año pasado, y tengo cajas y cajas de…Delicias de Caramelo, Chocolate y Menta, y aquellas, uh, las de limón. También hay algunas cuantas de esas nuevas galletas, en pesadas cajas negras sin marcas, que creo están hechas completamente de metal
Y hay una caja que es de madera de 1.5 X 1.5 m, con agujeros para el aire encima, y que dice Galletas de Mantequilla de Maní en marcador permanente. Puedo escuchar respiraciones de adentro
Sé que la gente normalmente ordena las galletas primero, y luego las recibe algunas semanas después, pero a veces una madre se va del pueblo, y el padrastro no está enterado de las actividades extracurriculares de su hijastra, y luego la niña no sabe cómo vender las galletas por si sola, así que el amable tío, con un trabajo en la radio muy ocupado, tiene que meterse y comprar muchas cajas, para que ella pueda ir al viaje de campamento con sus amigas ¡mientras tu continuas a decepcionar a todos con tu falta de atención a los detalles, y apuestas en deportes, y tu estúpido gusto en zapatos, Steve Carlsberg! Si, Steve, así es como las cosas a veces suceden
[Suspiro]
De cualquier forma. Radioescuchas, estas galletas son deliciosas. Y tuve que comprar muchas de ellas. Casi no hay espacio aquí en el estudio, o en la cabina de mi productor Daniel. Así que ¡compren algunas galletas! Por favor ayúdenos. Es…difícil moverse, actualmente
Lo siento, no soy un buen vendedor
Muchos de ustedes han escrito preguntando acerca de nuestro gato de la estación, Khoshekh. Fue atacado por un animal que nuestra estúpida… [Aclara garganta]…que nuestra malvada… [Suspiro exasperado]…que nuestra administración de la estación dejo entrar al edificio por alguna irresponsable razón
Bueno, Khoshekh se recuperara. Perdió su ojo derecho, sus piernas están sanando, pero le falta parte de su pata izquierda de enfrente, y caminara cojeando. Hoy está en el veterinario para que le remuevan el tubo de alimentación. Está bien. Esta…bien
Oh, ¡pero aquí hay algo agradable! Khoshekh pasó toda su vida flotando a más de un metro del piso en un punto fijo en el baño de hombres de nuestra estación. Nunca se movió de ahí hasta que fue atacado. Odio pensar en todo el dolor que sufrirá mientras se recupera de sus huesos rotos y graves laceraciones, pero…oyentes, pude sostener a Khoshekh por primera vez la semana pasada. Pude levantarlo, abrazarlo, y cargarlo alrededor de mi casa
Carlos es alérgico a los gatos. Pero le compre algo de Claratin, así que estará bien mientras Khoshekh sana
Gracias por su preocupación, queridos radioescuchas. Es maravilloso tenerlo de vuelta
¡Oh, hey! ¡Las galletas de las Niñas Exploradoras de Janice realmente se han estado moviendo! Los chicos de ventas vinieron y compraron algunas galletas clásicas de mantequilla. Todos los chicos traían trajes y sombreros de lana que combinaban, y arrojaron las cajas de galletas los unos a los otros mientras gritaban “¡Hup!” y “¡Atrápala!” y “¡Piensa rápido, Sean!”  Mientras trotaban de vuelta a sus cubículos. Todos los chicos de ventas se llaman Sean
Así que, ¡si te gustan las galletas deliciosas, ven a la estación!
Ya compre todas estas galletas con mi propio dinero, pero le dije a Janice que donaría todas las ganancias de vender estas cajas. Así que es como un regalo extra para las Niñas Exploradoras de Night Vale
Varios radioescuchas y compañeros han comprado galletas, pero…aun nadie de la administración de la estación lo ha hecho
Es realmente lindo cuando tienes el apoyo de la administración. Digo, seamos honestos. Ningún trabajo es perfecto, y las relaciones entre empleados y jefes no siempre son amigables. Van a haber desacuerdos, por supuesto, pequeñas disputas –a veces grandes disputas…enormes –pero superas esas cosas. Perdonas y olvidas…tan solo para retractar ambas cosas, y estar lleno de rencorosa rabia e implacables memorias del dolor infligido. Tales son las dificultades de la vida profesional
¡Realmente espero que la administración de la estación nos ayude con esto! ¡Después de todo, todos somos amigos aquí! ¡Te estoy viendo a ti dentro de la cabina, Daniel!
Aww, oyentes, ¡Daniel se está sonrojando! Está muy, muy rojo. ¡Tienes mucha sangre, Daniel!
Oyentes, realmente quiero decir eso. Daniel parece como que tiene mucha sangre
Démosle un vistazo al tráfico
¡Cecil!
¿Hola?
¿Radioescuchas? Acabo de ver un destello…un parpadeo de algo aquí en el estudio. Un momento simplemente había una pared, y un piso, y aire, y luego en otro momento había una silueta de una persona. De una mujer, una…
¡Cecil! ¡Es tu antigua pasante! ¡Soy yo, Dana!
¡Dana! ¿Dónde estás? ¿Cuándo estas?
Por ahora, estoy aquí en el estudio, pero también sigo atrapada en el desierto cerca de la montaña, cerca del faro. Pero estoy aprendiendo más acerca de cómo funciona esto. Si giro mi cabeza de la manera correcta no solo puedo ver lugares sino…estar en lugares. No puedo hacerlo por mucho tiempo, pero es increíble a donde puedo ir, cuando puedo ir
He estado visitando a John Peters –el granjero ¿sabes? –quien aparece aquí algunas veces. Conocí brevemente a una de tus antiguas pasantes, Maureen, quien parpadea dentro y fuera de la realidad. Incluso me hice amiga de algunos hombres y mujeres de este ejército sin nación que merodea por el desierto
Dana, ¡Estoy tan feliz de que estés aquí ahora! ¡No había escuchado de ti en meses! Les dije a tu madre y a tu hermano que te vi, y que estabas a salvo, y que los amabas mucho
Si, ya lo sé. ¡Gracias, Cecil!
¿Y sabes qué? Hoy es el cumpleaños de mi hermano. Hoy cumple 26, y use al faro y mis nuevas habilidades para visitarlo. Finalmente pude ver a mi familia de nuevo, muy brevemente
¡Esas son grandiosas noticias, Dana!
Pero aquí esta lo que paso, y esto es…bueno, cuando aparecí en la casa de mi madre, vi a mi madre, vi a mi hermano, vi a sus amigos, vi el pastel, y el pastel decía “Feliz Cumpleaños 33” Y me confundí porque el solo tiene 26. Y vi a una mujer parada cerca de mi hermano. Vestía de traje. Tenía el cabello corto y rizado. Se paraba derecho, resplandecía, lucia importante. La reconocí
Y luego mi hermano me vio parada ahí, y mi madre me vio parada ahí, y los demás me vieron parada ahí… ¡y empezaron a llorar! Eran llantos de miedo, que se volvieron en gritos y alaridos. Algunas personas salieron corriendo de la habitación, mi madre no podía acercarse a mí. Dije “¡Mama! ¡Soy yo, Dana!” y levante mis brazos y trate de acercarme. Y nadie podía controlar su miedo, o sus llantos, nadie podía moverse
Pero la mujer al lado de mi hermano, estaba sonriendo. Ella sabía. Se acercó a mí, y en ese momento, vi quien era. ¡Era yo, Cecil! Ella…yo…debía de tener 29 años, si mis cálculos son correctos. Y ella…yo me gire hacia mi…nuestra madre, y dijo “¡Esta bien! ¡Está bien!” y levanto sus manos, y la gente callo. La gente escucho. Y les dijo a todos quien era yo, quien era ella, quien éramos nosotras, y lo que había pasado. O para mí, lo que pasara
Y las lágrimas pasaron a ser de miedo, a alivio, a felicidad. Y nos abrazamos
¡Te viste a ti misma! ¡Viste…a tu yo del futuro!
¡Deberías haber visto la forma en que todos miraban a mi yo del futuro, Cecil! Ellos…me admiraban. Me veían como a alguien más. Debo de ser importante en mi vida futura. Debo tener un buen trabajo, o ser una parte significante de la sociedad. Debo de haberme convertido en algo
Trate de preguntar en que me había convertido, pero empecé a parpadear fuera de ese tiempo y lugar. Y estaba de vuelta en el desierto, más sola, menos importante
Siempre has sido importante. Siempre has sido algo. La edad tan solo revela los hechos de siempre, Dana. La experiencia descubre el tú que siempre existió. Estoy feliz de saber que estarás a salvo, que vendrás a casa. Que…
¿Dana? Acabas de parpadear. ¡No – no puedo verte!
No puedo quedarme más tiempo. Siempre estoy yendo a alguna parte. Algún día no tendré que irme, tan solo estaré en el lugar en el que este. Nuestro tiempo y espacio coincidirá otra vez algún día, Cecil
Y estoy feliz de saber eso
¡Oh! Dile hola a Maureen
¡Adiós, Cecil!
El Departamento de Carretera de Night Vale les pide a todos los motoristas que por favor enciendan sus faros cuando conduzcan a través de las zonas de construcción. Si ven trabajadores, por favor enciendan las luces. Si ven trabajadores en chalecos naranjas y pasamontañas negros sosteniendo grandes aparatos de metal que lucen como antenas satelitales en miniatura, y susurrando instrucciones codificadas a sus walkie-talkies, mientras que un objeto volador con forma de disco planea muy bajo, de la clase que nunca habías visto antes de alejarse rápidamente, por favor: enciendan sus luces
Por favor, por la seguridad de nuestros trabajadores, reduce la velocidad de tu vehículo. Por favor enciende los faros y reduzcan la velocidad. Reduce la velocidad de tu vehículo, con tus faros claramente encendidos, hasta ir a vuelta de rueda
Detente completamente
Para la seguridad de nuestros trabajadores de la carretera y sus vastos secretos interplanetarios, por favor salgan de sus vehículos y caminen hacia el zumbido. Oirán un ruidoso zumbido desde arriba. Por favor, sigan el zumbido hasta que sean completamente alzados fuera de la tierra, de este mundo, para nunca regresar
Bueno, para regresar eventualmente, pero no a esta época. A una época completamente diferente. Tal vez milenios en el futuro. Tal vez milenios en el pasado. ¿Quién sabe? ¡Tú lo sabrás! Eventualmente
Este aviso de servicio público ha sido traído a ti por el Departamento de Carretera de Night Vale
¡Buenas noticias, radioescuchas! Daniel me dice que StrexCorp y toda la administración de la estación está muy emocionada sobre mi apoyo a las Niñas Exploradoras de Night Vale, ¡y quieren comprar todas las cajas de galletas de Janice! De hecho, Lauren Mallard, nuestra directora de programación y ejecutiva de StrexCorp, está nuevamente de vuelta, aquí en mi estudio, con un anuncio que dar
¡Gracias, Cecil!
StrexCorp ha sido por mucho tiempo un promotor de organizaciones públicas y las Niñas Exploradoras, con su empeño en enseñarle a los jóvenes niñas acerca de la naturaleza, sobrevivir en la intemperie, controlar la naturaleza con sus mentes, inmunidad a la radiación, y habilidades avanzadas de lucha con cuchillos, son una institución importante aquí en Night Vale. No solo para nuestras jóvenes líderes del futuro, sino también para StrexCorp, justo ahora, aquí en el presente
Las Niñas Exploradoras no solo tienen una grandiosa reputación acerca de su entrenamiento para jóvenes líderes, sino una base de datos muy extensa de casi todas las niñas de Night Vale. Sus nombres, direcciones, teléfonos, emails, y niveles de aptitud para varios talentos – como pintura al óleo, o parapente, o ciencias bibliotecarias, o resorteras, o…pilotear helicópteros
Sería muy lindo saber dónde están esas jovencitas quienes son tan buenas para pilotear helicópteros
Muy pocas jóvenes son entrenadas para volar helicópteros. Nos gustaría capturar, o –Hmm…termino extraño. Borren eso. Nos gustaría encontrar, y conocer a esas talentosas niñas
Así que StrexCorp está orgulloso de anunciar que han comprado a las Niñas Exploradoras de Night Vale, y también se harán cargo de la administración de la organización inmediatamente
Gracias, Night Vale. Anticipamos guiar a sus niños
¿Daniel? ¿Puedes, uh, ayudarme a sacar estas galletas afuera de aquí?
Umm, gracias, Lauren, por eso
Sabes, Cecil, yo nunca fui una Niña Exploradora, pero puedo decir que estoy encantada de apoyar tus esfuerzos para ayudar a llevar a tu sobrina a…
Lo siento ¿Cuál era su nombre otra vez?
Yo…no…quiero…
Janice. Sí. Era Janice. Amo la forma en la que eres parte de la vida de Janice. Realmente debes de amarla mucho
Si, con todo mi corazón, pero yo no…
[Ríe] ¡Se lo que vas a decir! Es mi parte favorita de tu programa ¿Puedo hacerlo? ¿Solo esta vez? ¡Siempre he querido hacerlo!
Puedes… ¿hacer qué?
¡Oh que emocionante! Gracias Cecil
[Se aclara la garganta]
Oyentes, ahora los llevo al clima
[Haunted - Maya Kern]
Acabo de hablar con Janice, radioescuchas, ¡para decirle que vendimos todas las galletas! ¡Y está muy contenta acerca del próximo viaje para acampar! Ella es una niña muy dulce quien ama el exterior. Gracias radioescuchas, y compañeros de la estación
Ningunas gracias a Steve Carlsberg, a quien no le importó
Gracias, umm, eso creo, a StrexCorp, por contribuir a una gran causa. Por favor continúen apoyando el gran trabajo de las Niñas Exploradoras. Por favor. Son una buena organización y merecen mucho ma- [se aclara la garganta]…merecen tantas cosas buenas
Espero que todas las chicas allí afuera estén a salvo en su próximo viaje para acampar. No hay muchos lugares en donde esconderse en el desierto, niñas. Pero, ustedes son muy creativas. Digo, para jugar a las traes, ¡por supuesto! Me refiero a simples juegos ¡por supuesto! No a la…sobrevivencia. O… ataques estratégicos bien planificados hacia un enemigo altamente organizado. ¡Nunca necesitaran esconderse por esas razones! ¿Por qué diría eso? ¿Por qué diría cualquier cosa?
¿Palabras? ¡No! Estos tan solo son extraños sonidos que hago con mi cara
¡Extraños sonidos!
Y para el resto de ustedes ¿Qué necesitan? ¿Ya les llegaron sus galletas? ¿Fueron alentados por un par de dólares dados hacia una buena causa a cambio de un dulce capricho? ¿Sienten que han hecho lo suficiente para ayudar a las jóvenes – a una joven en específico con conocimientos sobre helicópteros – para lograr grandes cosas por un pueblo que necesita, ahora más que nunca, alcanzar grandes logros?
¿Hicieron lo suficiente con su compra de galletas para lograr eso en lo que creen? ¿Para empoderar a niños que algún día se levantaran y dirán una gran verdad mientras agitan copias empapadas de lágrimas de Sonetos del Portugués de Elizabeth Barret Browning?
¿Lo hicieron?
Lo siento [risa] no soy un buen vendedor
¡Oh! Oyentes, ya es hora de ir a recoger a Khoshekh del veterinario
Manténgansen sintonizados a continuación para toda una vida de auto cuestionamientos, seguida de respuestas contradictorias de una fuente poco confiable
Buenas noches, Night Vale. Buenas noches
El proverbio de hoy: En tus componentes más pequeños, no hay diferencia de ti y un incendio forestal
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mrscastellanos · 5 years ago
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ARGOS: capitulo 1
10 MESES DESPUÉS....
[Noticias en la tele] Reportera: Ya hace 10 meses hubo un atentado en el palacio de Argos, el resultado fue el fallecimiento de la Emperatriz Sarah Labarus, la desaparición de la princesa , el emperador Laryos Alferet de Labarus, no ah mencionado ni ah dado luz verde para encontrarla, otro reyes y emperadores comentan que lo sucedido fue planeado por él mismo Laryos, nadie sabe qué fue lo que paso en realidad. Por otro lado... [Apagan la televisión]
Ignis: Que criterio da al respecto sobre este caso?
R.Regis: No sé qué decir, no puedo dar mi criterio así nada más, sin conocer el hecho verdadero
Ignis: En este caso estamos hablando de un criterio y no de un juzgado señor
R.Regis. Lo se
Ignis: Entonces cual es su criterio
R.Regis: Aun así no tengo palabras..
Ignis: Bien entonces no lo molesto más, me retiro para ver si ya está listo el joven Noctis para regresar al instituto
R.Regis: Ya que vas, coméntale que hoy tiene que estar aquí temprano, para ver los preparativos del festival de la luna
Ignis: Se lo comentare, con su con permiso
Ignis se retiro del despacho del Rey y se dirigió a la habitación del príncipe, cuando llego , toco la puerta.
Noctis: Puedes pasar -Respondió detrás de la puerta-
Ignis entro a la habitación y vio que Noctis se encontraba listo.
Ignis: Después de una semana ausente en el instituto, por fin hoy iras
Noctis: No me queda de otra, pero aun así prefiero estar en ese lugar que estar aquí encerrado y estar cerca de mi padre
Ignis: Si tu lo dices , veo que ya estás listo, el auto te esta esperado, ten tu desayuno
Noctis: En un momento bajo, solo guardo unas cosas -agarra el desayuno-
Ignis: No tardes, por cierto, me dijo tu padre que hoy saliendo del instituto te vengas al palacio, ya que hoy habrá una reunión para la organización del festival de la luna y quieres que estés presente, así que si tienes un compromiso con tu amigo posponlo para otro día
Noctis: Como siempre tiene que molestar con eso
Ignis: Solo hazlo para que no tengas problemas con él
Noctis: Esta bien, saliendo del instituto vengo al palacio
Ignis: No faltes
Ignis salió de la habitación, mientras que Noctis seguía guardando sus cosas y el desayuno, salió del palacio y entro a su lujoso auto para luego encenderlo y se dirigió al instituto, 20 minutos después se estaciono a una cuadra para no alborotar a las personas y empezó a caminar hasta llegar, en el camino se encontró con su buen amigo Prompto.
Prompto: Hola Noctis !
Noctis: Hola Prompto
Prompto: Ya te siente mejor?
Noctis: Si ya estoy mejor gracias por preguntar
Prompto: Me alegro que la fiebre se haya ido después de una semana
Noctis: si, ya quería que se me quitara rápido para poder venir al instituto y no quedarme en el palacio junto con mi padre.
Prompto: Ya veo, oye siempre iremos a la cafetería el chocobo en la central a probar el nuevo postre que tanto anuncian?
Noctis: será para la otra Prompto, mi padre quiere que esté presente para los preparativos del festival
Prompto: Bueno...no te preocupes, iré solo a probarlo
Noctis: Sabes que yo quería ir contigo, pero las ordenes del rey son primero.
Prompto y Noctis empezaron a caminar hasta recorrer los pasillos de los aulas para llegar al suyo, veían que en todas las aulas tenían clases, cuando llegaron vieron que no tenían clases, todos sus compañeros estaban en grupos charlando, entraron al lugar y Noctis había visto en el fondo del aula a una joven de cabello castaño oscuro con una cola de caballo, ella miraba mucho a la ventana en ignoraba su alrededor.
Noctis: Quien es ella?
Prompto: Ella es nueva, llego cuando tú estabas enfermo
Noctis: Sabes cómo se llama?
Prompto: se llama Dánae, sus apellidos se desconoce, el profesor solo la presento con su nombre
Noctis: Me acercare para presentarme
Prompto: Estas seguro?
Noctis: Obvio
Prompto: Muy bien, iré a sentarme, cualquier cosa te estaré esperando
Prompto se dirigió a su lugar y Noctis se dirigió donde estaba la joven para luego sentarse aun lado y aclaro su garganta y empezó hablar.
Noctis: Parece que eres nueva verdad
Dánae: Ni tan nueva, ya llevo una semana aquí -respondió sin dejar de ver la ventana-
Noctis: Bueno tienes razón, me han dicho que te llamas Dánae, y pues no sabía que eras nueva, ya que me había enfermado y ahorita me estoy enterando
Dánae: Y eso te molesta?! -respondió con molestia-
Noctis: N-No para nada me molesta, solo quería conocerte y poder si podemos ser amigos
Dánae: Te lo voy aclarar, no me interesa ser tu amiga, si no tienes nada que decir por favor te puedes ir- comento mientras lo miraba-
Noctis: Bien si así lo quieres
Se levanto del lugar donde estaba y se dirigió a sentarse atrás de Prompto.
Noctis: Que le pasa a esa mujer
Prompto: Tal vez sea anti social, si te das cuenta los de aquí del aula nadie se le acerca, ni para que pertenezca a su club
Noctis: Si sigue así morirá sola
Prompto: No te vayas a morder la lengua
Noctis: Disculpa?, soy social
Prompto: si tu lo dices, pero yo creo que la manera en como le dijiste se haya puesto de malas
Noctis: A caso la conoces?
Prompto: No, solo supongo, pero mira intenta hablar nuevamente con ella pero de manera amable y cariñosa
Noctis: No lo intentare, ella me lo dijo claro que no quería ser mi amiga
Prompto: Si tu lo dices
El profesor de Biología había llegado y la clase había empezado, el profesor explicaba sobre la anatomía de las personas , todos prestaban atención, excepto Noctis, se estaba durmiendo, trataba de estar despierto, la batalla lo había perdido, se había quedado completamente dormido, el profesor se dio cuenta y se dirigió al lugar de Noctis, con su regla de madera golpeo fuertemente sobre la mesa y este se despertó de golpe.
Profesor: Parece que el descanso que te diste, no le basto
Noctis avergonzado miro por todos lados, todos los compañeros se lo quedaban mirando incluso Dánae, luego miro el profesor
Profesor: Joven Noctis debe de prestar mas atención a la clase si sigues ai estarás reprobado en mi materia
Noctis: Lo lamento profesor, no volverá pasar
Profesor: Eso espero príncipe -se dirige a los alumnos- Jóvenes abran su libro en la página 30, van a realizar una investigación y un dibujo de la anatomía humana y animal, y me lo entregaran en la siguiente clase, pueden salir a receso.
Todos salieron del aula, Noctis y Prompto se dirigieron a la azotea para desayunar.
Noctis: Es increíble que el profesor se haya referido como el príncipe
Prompto: Relájate hombre, debes de acostumbrarte, ya que algún dia, todos te llamaran Rey
Noctis: Todavía falta para eso, pero lo que digo es que no puedo convivir tranquilamente con alguien por que siempre me tratan de la realeza
Prompto: Deja de quejarte y desayuna
Noctis: Como quieres que desayune tranquilamente , si Ignis le pone vegetales a mi desayuno
Prompto: hagamos un intercambio, dame de tu desayuno y yo te doy del mío
Noctis: Gracias.
Los dos empezaron a comer, de gustaban tranquilamente , hasta que Noctis vio a Dánae estaba sentada en una esquina con una libreta
Noctis: Ya viste quien está en la esquina
Prompto: Si ya la vi, porque no intentas hablar otra vez con ella?
Noctis: No, para que voy a insistir, si de todos modos que me va a decir lo mismo
Dánae se levantó de su lugar y se dirigió a ellos con la libreta, Noctis se había puesto un poco nervioso, pero fue en vano ya que la intención de ella era con Prompto
Dánae: Prompto, gracias por prestarme tu guía de fotografía, aun así hay cosas que no pude entender, no sé si cuando estés un poco disponible me puedas explicármelo
Prompto: Claro, sin ningún problema yo te explico cuando esté disponible
Dánae: Gracias, me retiro, nos vemos -dijo mientras de despedía del rubio
Dánae se había retirado del lugar, mientras hacia señas de despedida con una sonrisa, cuando dirigió su mirada hacia Noctis, vio que tenia una expresión fría y de reclamo, en esos momentos, Prompto dejo de sonreír y se puso nervioso ante lo que le iba decir el príncipe.
Noctis: Se puede saber y nada de excusas Prompto argentum, acaso en mi ausencia, aprovechaste tener una amistad con ella
Prompto: Bueno si, pero fue por que ella se acerco primero, y me dijo que era el único que parecía ser de confianza y amigable, y durante los días ausentes que no estabas, la trate un poco, sabes que yo soy amigable con todos
Noctis: Eres amigable hasta con las serpientes
Prompto: Vamos hombre, trata un poco de convencerla, tal vez si le sacas platica, podrán crear una amistad así de simple
Noctis: De lo que paso hace rato, no quiero saber nada de ella
Prompto: No quiero que te me ofendas mi buen amigo, pero en un principio cuando te conocí así eras igual.
Noctis: No voy a discutir sobre eso.
Prompto: Y entonces? Que piensas hacer
Noctis: Ya te dije que no.
Prompto: Si tu lo dices.
El receso se había acabado al igual que las clases, Noctis se despidió de su amigo y se dirigió a la su automóvil que estaba a una cuadra, después de eso entro y lo arranco e irse directo al palacio, pasaron los minutos y por fin llego a su hogar, estaciono su auto y se adentro al palacio, miro al su alrededor y vio que el personal se encontraban esperando la junta respecto al festival que se llevara acabo dentro de una semana, Noctis se dirigió a su habitación para cambiarse de guarda ropa, mientras se cambiaba alguien, le tocaba la puerta, así que termino de vestir y abrir la puerta.
Noctis: Ignis, que haces aquí, pensé que te habías ido a tu departamento
Ignis: Desgraciadamente hoy me quedare a trabajar hasta tarde sobre la organización del festival, fui seleccionado como el organizador y administrador
Noctis: Me compadezco de ti, cierto por otro lado, esas personas que están allí abajo quiénes son?
Ignis: Las personas que están abajo, son dueños de algunas tiendas y restaurante que serán voluntarios para el festival, hay personas también que serán ayudantes a la decoración de toda la ciudad, se me estaba olvidando algo, tu padre me ordeno que te mandara este traje casual, tendrás que utilizarlo ahorita en la junta y la que llevaras en el recorrido hoy
Noctis: Espera..quieres que yo me ponga este traje y que me encamine por toda la ciudad con esto?
Ignis: Exactamente, son ordenes del rey, y aparte no será por toda la ciudad, si no serán en ubicaciones donde estarán los puestos, los juegos y entre otras cosas mas
Noctis: Que mayormente es todo Insomnia
Ignis: Bueno si, entonces ponte este traje y te veo dentro de 15 minutos en la sala de reunión vestido con este traje
Noctis: Si madre-respondió con sarcasmo mientras cerraba la puerta
17 minutos después la junta había empezado y Noctis se sentía extraño con el traje, no entendía nada de lo que estaban hablando, solo escuchaba de lo mismo sobre el festival, solo ponía cara de atención para que no levantara sospechas de aburrimiento frente a su padre, hasta que desde lejos escuchó la voz de su padre.
R.Regis: Entonces Hijo, que opinas al respecto de lo que han dicho los comerciantes?
Noctis: Eh..
Miraba a Ignis para que lo ayudara ya que no escuchó lo que decían,solo miró al joven que le hacía señas de Aceptación
Noctis: Pues..mi gran opinión es que son muy buenas ideas de lo que han dicho y que me parece perfecto ponerlo en el festival
R.Regis: Entonces vayamos por las calles para ponerles ubicación y empezar con la decoración
Todos salieron del palacio y empezaron a recorrer por los lugares dando ubicaciones y comentando que decoración iría, todos estaba entretenidos excepto Noctis, él estaba aburrido y cansado, lo único que deseaba en esos momentos es estar sentado en el Chocobo café con Prompto para comer el famoso postre que anunciaban, cuando llegaron a la central Y todos entraron al café donde supuestamente se iba a reunir con Prompto, Noctis entró de último y escuchó una risa familiar, dirigió su mirada al fondo y lo vio felizmente con Dánae mientras comían, Prompto entre risas escuchó un fuerte reclamo y vio que era Noctis que estaba detrás de él.
Prompto: Eh.. t-te lo puedo explicar..
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libretaencomposicion · 5 years ago
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«Mujer de pie», 筒井康隆 Me quedé levantado toda la noche y al fin terminé un cuento de cuarenta páginas. Era una obra trivial, de entretenimiento, incapaz de hacer bien o mal. En esta época uno no puede escribir cuentos que hagan bien o mal; es inevitable, me dije mientras aseguraba el manuscrito con un clip y lo metía en un sobre. En cuanto a si hay en mí materia prima para escribir cuentos que puedan hacer bien o mal, hago todo lo posible por no pensar en eso. Si me pusiera a pensar en eso, tal vez quisiera intentarlo. El sol de la mañana me hirió los ojos cuando me puse los zuecos de madera y abandoné la casa con el sobre. Como aún faltaba un tiempo para que llegara el primer camión postal, dirigí mis pasos hacia el parque. Por la mañana no vienen niños a este parque, un simple cuadrado de ochenta metros en medio de un barrio residencial apiñado. Aquí se está tranquilo. Así que siempre incluyo el parque en mi caminata matutina. Hoy día hasta el escaso verde suministrado por diez o doce árboles es invalorable en la megalópolis. Tendría que haber traído un poco de pan, pensé. Mi perrogajo favorito se alza cerca del banco del parque. Es un perrogajo afectuoso de piel color gamuza, bastante grande por tratarse de un perro mestizo. El camión de fertilizante líquido acababa de pasar cuando llegué al parque; el suelo estaba húmedo y había un tenue olor a cloro. El caballero mayor a quien veía a menudo estaba sentado en el banco cercano al perrogajo, alimentando el poste de color gamuza con lo que parecía carne picada. Por lo común los perrogajos tienen un apetito excelente. Tal vez el fertilizante líquido, absorbido por las raíces bien hundidas en el suelo y que sube a través de las patas, deja algo que desear. Comen cualquier cosa que uno les dé. —¿Le trajo algo? Yo hoy salí apurado. Olvidé traer mi pan, le dije al hombre mayor. Se volvió hacia mí con ojos amables y una suave sonrisa. —Ah, ¿a usted también le gusta este muchacho? —Sí —contesté, sentándome junto a él—. Se parece como una gota de agua a un perro que yo tenía. El perrogajo alzó hacia mí una mirada de ojos grandes, negros, y meneó la cola. —En realidad, yo también tenía un perro parecido a este muchacho —dijo el hombre, rascando el pelo del cuello del perrogajo—. Lo convirtieron en perrogajo a los tres años. ¿No lo ha visto? Entre la bonetería y la tienda de artículos de cine, sobre el malecón. ¿No vio allí un perrogajo que se parece a este muchacho? Asentí con un movimiento de cabeza, agregando: —¿Así que ése era suyo? —Sí, era nuestro favorito. Se llamaba Hachi. Ahora está vegetalizado por completo. Un hermoso perrárbol. —Ahora que lo dice, se parece mucho a este muchacho. Tal vez provenían de la misma raza. —¿Y su perro? —preguntó el hombre mayor—. ¿Dónde está plantado? —Nuestro perro se llamaba Buff —contesté, sacudiendo la cabeza—. Lo plantaron junto a la entrada del cementerio que está a las afueras de la ciudad. Pobrecito, murió apenas lo plantaron. Los camiones de fertilizante no van por allí con mucha frecuencia, y quedaba tan lejos que yo no podía llevarle de comer todos los días. Tal vez lo plantaron mal. Murió antes de convertirse en árbol. —¿Lo arrancaron entonces? —No. Por suerte en esa zona no importa demasiado que huela o no, así que lo dejaron allí y se secó. Ahora es un esquelegajo. Me enteré de que es un material espléndido para las clases de ciencias de la escuela primaria cercana. —Qué maravilla. El hombre mayor acarició la cabeza del perrogajo. —Me pregunto cómo llamaban a este muchacho antes de que se convirtiera en perrogajo. —Prohibido llamar a un perrogajo por su nombre original —dije—. ¿No es una ley extraña? El hombre me miró con ojos penetrantes, después contestó con tono casual: —¿Acaso no se limitaron a extender a los perros las leyes que tenían que ver con las personas? Por eso pierden el nombre cuando se transforman en perrogajos —asintió mientras rascaba la mandíbula del perrogajo—. No sólo los nombres antiguos: uno tampoco puede darles un nombre nuevo. Porque no hay nombres propios para las plantas Caramba, pero por supuesto, pensé. Miró mi sobre, que tenía las palabras MANUSCRITO ADJUNTO. —Disculpe —dijo—. ¿Usted es escritor? Me sentí un poco avergonzado. —Bueno, sí. Hago algunas cosillas triviales. Después de mirarme con atención, el hombre siguió acariciando la cabeza del perrogajo. —Yo también acostumbraba escribir algo. Logré reprimir una sonrisa. —¿Cuántos años hace que dejé de escribir? Parecen muchos. Miré el perfil del hombre. Ahora que él lo decía, era un rostro que me parecía haber visto antes en alguna parte. Empecé a preguntarle el nombre, vacilé, y me quedé en silencio. El hombre mayor dijo bruscamente: —El mundo se ha vuelto difícil para escribir. Bajé los ojos, avergonzado de mí mismo, que aún seguía escribiendo en semejante mundo. El hombre se disculpó confundido ante mi repentina depresión. —Fue grosero de mi parte. No lo estoy criticando a usted. Soy yo quien tendría que sentirse avergonzado. —No —le dije, después de mirar con rapidez a nuestro alrededor—. No puedo dejar de escribir, porque no tengo el valor necesario. ¡Dejar de escribir! Caramba, después de todo, ese sería un gesto contra la sociedad. El hombre mayor siguió acariciando al perrogajo. Después de una larga pausa habló: —Es doloroso dejar de escribir de pronto. Ahora que hemos llegado a esto, creo que me sentiría mejor si hubiese seguido escribiendo temerariamente crítica social, y me hubiesen arrestado. Incluso hay momentos en que creo eso. Pero sólo era un diletante, nunca conocí la pobreza, perseguía sueños de tranquilidad. Deseaba llevar una vida cómoda. Como persona de gran dignidad, no podía soportar verme expuesto a los ojos del mundo, ridiculizado. Así que dejé de escribir. Una historia lamentable. Sonrió y sacudió la cabeza. —No, no, no hablemos de eso. Nunca se sabe quién puede estar oyendo, incluso aquí, en la calle. Cambié de tema. —¿Vive cerca? —¿Conoce el salón de belleza de la calle principal? Pase por allí. Me llamo Hiyama —hizo un movimiento de cabeza hacia mí—. Venga a visitarme alguna vez. Estoy casado, pero… —Muchísimas gracias. Le dí mi nombre. No recordaba a ningún escritor llamado Hiyama. Sin duda escribía con seudónimo. No tenía intenciones de visitar su casa. Estamos en un mundo en que incluso dos o tres escritores que se reúnen son considerados asamblea ilegal. —Es hora de que pase el camión postal. Miré mi reloj pulsera mientras me paraba. —Temo que es mejor que me vaya —dije. Volvió hacia mí una triste cara sonriente y se inclinó. Después de acariciar un poco la cabeza del perrogajo. abandoné el parque. Desemboqué en la calle principal, pero sólo había una cantidad ridícula de coches que pasaban; los peatones eran pocos. Junto a la acera estaba plantado un gatárbol, de treinta o cuarenta centímetros de altura. A veces doy con un gatogajo que acaba de ser plantado y aún no se ha convertido en gatárbol. Los gatogajos nuevos me miran la cara y maúllan o gimen, pero aquellos cuyas cuatro patas plantadas en el suelo se han vegetalizado, con los rostros verdosos rígidamente inmóviles y los ojos bien cerrados, sólo mueven las orejas de vez en cuando. Después están los gatogajos a quienes les brotan ramas del cuerpo y puñados de hojas. La mente de estos parece estar vegetalizada por completo: ni siquiera mueven las orejas. Aun cuando pueda distinguirse un rostro de gato, sería mejor llamarlos gatárboles. Tal vez sea mejor convertir a los perros en perrogajos, pensé. Cuando se les termina la comida, se vuelven malos y hasta atacan a la gente. ¿Pero por qué tienen que convertir a los gatos en gatogajos? ¿Hay demasiados gatos perdidos? ¿Para mejorar la condición alimenticia, aunque sea un poco? O tal vez para reverdecer la ciudad… Cerca del hospital enorme que se encuentra en la esquina donde se intersectan las autopistas hay dos hombrárboles, y junto a estos árboles un hombregajo. Este hombregajo viste uniforme de cartero, y no se puede distinguir hasta qué punto se le han vegetalizado las piernas, por los pantalones. Tiene treinta y cinco o treinta y seis años, es alto, un poco encorvado de hombros. Me acerqué a él y le tendí mi sobre, como siempre. —Por certificado, entrega especial, por favor. El hombregajo, asintiendo en silencio, aceptó el sobre y sacó estampillas y un formulario de correo certificado de su bolsillo. Me di vuelta con rapidez después de pagar el franqueo. No había nadie más a la vista. Decidí tratar de hablarle. Siempre le llevo el correo cada tres días, y aún no había tenido oportunidad de hablar con él con cierta calma. —¿Qué hizo? —le pregunté en voz baja. El hombregajo me miró sorprendido. Después, una vez que recorrió la zona con los ojos, contestó con expresión amarga: —Decir cosas innecesarias no me hará ningún bien. Se supone que ni siquiera tengo que contestar. —Lo sé —dije, mirándolo a los ojos. Cuando vio que no me iba, suspiró hondo. —Sólo dije que la paga es baja. Lo malo es que me oyó el patrón. Porque la paga de un cartero es realmente baja. —Con expresión sombría, sacudió la mandíbula hacia los dos hombrárboles que estaban juntos a él—. A estos tipos les pasó lo mismo. Sólo por dejar escapar algunas quejas acerca de la paga baja. ¿Los conoce? —me preguntó. Señalé a uno de los hombrárboles. —Recuerdo a éste, porque le entregué una gran cantidad de correspondencia. Al otro no lo conozco. Ya era un hombrárbol cuando me mudé aquí. —Ese era mi amigo —dijo. —¿El otro no era encargado, o jefe de sección? Asintió. —Correcto. Era encargado. —¿No tiene usted hambre, o frío? —No se siente demasiado —contestó, aún inexpresivo. Cualquiera que es convertido en hombregajo pronto se vuelve inexpresivo—. Incluso creo que ya me parezco bastante a una planta. No sólo en cómo siento las cosas, sino también en el modo en que pienso. Al principio era triste, pero ahora no importa. Solía tener mucho hambre, pero dicen que la vegetalización se desarrolla más rápido cuando uno no come. Me miró con ojos opacos. Era probable que esperase convertirse pronto en hombrárbol. —Dicen que a la gente con ideas radicales les hacen una lobotomía antes de convertirlos en hombregajos, pero tampoco me hicieron eso. No había pasado un mes desde que me plantaron aquí y ya no me sentía furioso. Le dio un vistazo a mi reloj pulsera. —Bueno, ahora será mejor que se vaya. Casi es la hora de llegada del camión postal. —Si —pero aun no podía irme, y vacilé, inquieto. —Oiga —dijo el hombregajo—. ¿Por casualidad algún conocido suyo fue convertido hace poco en hombregajo? Herido en lo más hondo, lo miré a la cara por un momento, después asentí lentamente. —Mi esposa, para ser precisos. —Ajá, su esposa, ¿eh? —Por unos instantes me miró con el mayor interés—. Me preguntaba si no se trataba de algo así. De otro modo nadie se molesta en hablarme. ¿Qué hizo entonces, su esposa? —Se quejó de que los precios eran altos en una reunión de amas de casa. Si eso hubiera sido todo, perfecto, pero además criticó al gobierno. Estoy empezando a tener éxito como escritor, y creo que la ansiedad de ella por ser la esposa de ese escritor hizo que lo dijera. Una de las mujeres la delató. La plantaron sobre el costado izquierdo del camino mirando desde la estación hacia el ayuntamiento, cerca de la ferretería. —Ah, en ese lugar —cerró los ojos un poco, como recordando el aspecto de los edificios y los negocios de la zona—. Es una calle bastante tranquila. Mejor así, ¿verdad? —Abrió los ojos y me miró, inquisitivo—. No va a ir a verla, ¿no? Es mejor no verla con mucha frecuencia. Tanto para ella como para usted. Así los dos pueden olvidar más pronto. —Sí, lo sé. Dejé caer la cabeza. —¿Su esposa? —preguntó, con un matiz comprensivo en la voz—. ¿Alguien le ha hecho algo? —No. Hasta ahora nada. Sólo está allí, de pie, pero aún así… —Eh —el hombregajo que hacía las veces de buzón alzó la mandíbula para llamarme la atención—. Llegó. El camión postal. Mejor que se vaya. —Tiene razón. Di unos pasos tropezantes, como empujado por su voz. Luego me detuve y me di vuelta. —¿Quiere que haga algo por usted? Logró arrancar una sonrisa a sus mejillas y sacudió la cabeza. El camión rojo del correo se detuvo junto a él. Seguí mi camino, más allá del hospital. Pensé en ir a mi librería favorita y entré en una calle de negocios atestados. Se suponía que mi libro saldría en cualquier momento, pero ese tipo de cosas ya no me hace feliz en lo más mínimo. Un poco antes de la librería, sobre la misma acera, hay una pequeña heladería barata, y a la orilla de la calle, frente a ella, se encuentra un hombregajo a punto de convertirse en hombrárbol. Es un varón joven, al que plantaron hace ya un año. El rostro ha adquirido un tinte marrón matizado de verde, y tiene los ojos cerrados con fuerza. Con la larga espalda un poco doblada, está levemente inclinado hacia adelante. Las piernas, el torso y los brazos, visibles a través de las ropas reducidas a harapos por la exposición al viento y la lluvia, ya están vegetalizados, y aquí y allá brotan ramas. Se ven hojas tiernas en los extremos de los brazos, alzados por encima de los hombros como alas batientes. El cuerpo, que se ha convertido en árbol, e incluso el rostro, ya no se mueve en absoluto. El corazón se ha hundido en el tranquilo mundo de las plantas. Imaginé el día en que mi esposa llegaría a ese estado, y una vez más se me retorció el corazón de dolor, tratando de olvidar. Era la angustia de tratar de olvidar. Si en la esquina de esta heladería doblo y sigo derecho, pensé, puedo ir hasta donde está mi esposa, de pie, puedo encontrarme con mi esposa. Puedo ver a mi esposa. Pero no es conveniente ir, me dije. No hay modo de saber quién podría verte; si la mujer que la delató te interrogara, te verías realmente en problemas. Me detuve ante la heladería y me asomé calle abajo. El movimiento de peatones era el de siempre. Perfecto. Cualquiera lo pasará por alto si sólo te detienes y hablas un poco. Si sólo intercambias una o dos palabras. Desafiando a mi propia voz que gritaba “ ¡No vayas!” avancé vivamente por la calle. Con el rostro pálido, mi esposa estaba de pie al borde de la acera, frente a la ferretería. Sus piernas no habían cambiado, y sólo daba la impresión de que los pies se hubieran enterrado en el suelo hasta los tobillos. Inexpresiva, como esforzándose por no ver nada, por no sentir nada, miraba fijamente hacia adelante. Comparadas con cómo se las veía dos días antes, sus mejillas parecían un poco huecas. Dos obreros que pasaban la señalaron, hicieron una broma vulgar, y siguieron su camino, con risotadas estruendosas. Me acerqué a ella y alcé la voz. —¡Michiko! —le grité al oído. Mi esposa me miró, y la sangre le invadió las mejillas. Se pasó una mano por el cabello enredado. —¿Viniste otra vez? No tendrías que hacerlo, en serio. La empleada de la ferretería, que vigilaba el negocio, me vio. Con aire de fingida indiferencia, apartó los ojos y se retiró al fondo del local. Lleno de gratitud por su consideración, me acerqué unos pasos más a Michiko y la enfrenté. —¿Te vas acostumbrando? Reunió todas para lograr una sonrisa en el rostro endurecido. —Mmmm. Estoy acostumbrada. —Anoche llovió un poco. Mirándome aún con ojos amplios, oscuros, asintió levemente. —Por favor no te preocupes. Apenas si siento algo. —Cuando pienso en ti no puedo dormir —dejé caer la cabeza—. Siempre estás de pie, afuera. Cuando pienso en eso, me resulta imposible dormir. Anoche hasta pensé en traerte un paraguas. —Por favor, no higas nada de eso —mi esposa frunció apenas el entrecejo—. Seria terrible que hicieras algo así. Un camión grande pasó detrás de mí. El polvo blanco cubrió el cabello y los hombros de mi esposa con un tenue velo, pero a ella no pareció molestarle. —En realidad estar de pie no es tan desagradable —habló con deliberada despreocupación, esforzándose por impedir que yo me preocupara. Percibí un cambio sutil en las expresiones y el modo de hablar de mi esposa respecto a dos días antes. Parecía como si sus palabras hubiesen perdido algo de delicadeza, y como si el alcance de sus emociones se hubiese empobrecido hasta cierto punto. Observarla así, desde afuera, ver como se vuelve poco a poco inexpresiva, es aún más desolador por haberla conocido como era antes: las respuestas agudas, su alegre vivacidad, las expresiones ricas, plenas. —Esa gente —le pregunté, señalando con los ojos hacia la ferretería—, ¿se portan bien contigo? —Bueno, sí. Tienen buen corazón. Sólo una vez me dijeron que les pidiera cualquier cosa que necesitara. Pero aún no han hecho nada por mí.     —¿No tienes hambre? Sacudió la cabeza. —Es mejor no comer. Eso es. Incapaz de soportar ser una mujergajo, esperaba convertirse en mujerárbol aunque fuera un solo día antes. —Así que por favor no me traigas nada de comer. —Clavó los ojos en mí—. Por favor olvídame. Estoy segura de que incluso sin hacer ningún esfuerzo en especial, voy a olvidarte. Me alegra que hayas venido a verme, pero después la tristeza dura mucho más. Para los dos. —Tienes razón, desde luego, pero… —Despreciando a ese ser que no podía hacer nada por su propia esposa, dejé caer otra vez la cabeza—. Pero no te olvidaré —hice un movimiento afirmativo con la cabeza. Llegaron las lágrimas—. No olvidaré. Nunca. Cuando alcé la cabeza y la miré otra vez, ella tenía clavados en mí ojos que habían perdido algo de su brillo, con todo el rostro resplandeciendo en una sonrisa tenue como una imagen tallada de Buda. Era la primera vez que la veía sonreír así. Sentí que estaba teniendo una pesadilla. No, me dijo, ésta ya no es tu esposa. El traje que llevaba puesto cuando la arrestaron se había ensuciado y arrugado terriblemente. Pero como es lógico no me permitirían llevarle ropa para cambiarse. Mis ojos captaron una mancha oscura que tenía en la falda. —¿Eso es sangre? ¿Qué pasó? —Oh, esto —habló temblorosa, bajando los ojos hacia la falda, confundida—. Anoche dos borrachos me hicieron una broma. —¡Bastardos! —sentí una rabia feroz ante la inhumanidad de los borrachos. Si la hubiera expresado ante ellos, habrían dicho que dado que mi esposa ya no era humana, no importaba lo que ellos hicieran. —¡No pueden hacer ese tipo de cosa! ¡Es contra la ley! —Es cierto. Pero no puedo reclamar. Y como es lógico yo tampoco podía ir a la policía y reclamar. Me considerarían aún más una persona problemática. —Te verán —dijo mi esposa con ansiedad—. Te lo ruego, no te entregues. —No te preocupes —le sonreí, autodespreciándome—. Me falta valor para eso. —¡Bastardos! Qué es lo que… —me mordí el labio. El corazón me dolía casi hasta romperse—. ¿Sangró mucho? —Mmmm, un poco. —¿Duele? —Ya no duele. Michiko, que había sido antes tan orgullosa, ahora sólo dejaba ver un poco de tristeza en la cara. La forma en que había cambiado me sacudió. Un grupo de muchachos y muchachas, que nos compararon penetrantemente a mí y a mi esposa, pasaron detrás de mí. —Ahora debes irte. —Cuando seas una mujerárbol —dije al separarnos—, pediré que te transplanten a nuestro jardín. —¿Puedes conseguirlo? —Tendría que ser capaz de conseguirlo —asentí con energía—. Tendría que ser capaz. —Me gustaría mucho que lo lograras —dijo mi esposa, inexpresivamente. —Bueno, hasta la próxima. —Me sentiría mejor si no regresaras —dijo ella en un murmullo, con los ojos bajos. —Lo sé. Esa es mi intención. Pero es probable que venga, de todos modos. Nos quedamos unos minutos en silencio. Después mi esposa habló bruscamente. —Adiós. —Ummm. Empecé a caminar. Cuando miré hacia atrás al llegar a la esquina, Michiko me seguía con la mirada, aun sonriendo como un Buda tallado. Con un corazón que parecía a punto de partirse en dos, caminé. De pronto advertí que había llegado frente a la estación. Sin querer, había regresado a mi trayecto de costumbre. Frente a la estación hay una pequeña cafetería a la que siempre voy, llamada Punch. Entré y me senté en un reservado de un rincón. Pedí café, lo tomé amargo. Hasta entonces siempre lo había bebido con azúcar. El sabor áspero del café sin azúcar, sin crema, me atravesó el cuerpo, y lo saboreé con masoquismo. De ahora en adelante lo beberé siempre amargo. Eso fue lo que resolví. En el apartado vecino tres estudiantes hablaban sobre un crítico que acababan de arrestar y a quien habían convertido en un hombregajo. —Oí que lo plantaron en plena avenida Ginza. —Le gustaba el campo. Siempre vivió en el campo. Por eso lo ubicaron en un lugar como ése. —Parece que le hicieron una lobotomía. —Y los estudiantes que trataron de recurrir a la fuerza en la Asamblea, protestando por el arresto… los arrestaron a todos y también los convertirán en hombregajos. —¿No eran casi treinta? ¿Dónde los plantarán a todos? —Dicen que los plantarán frente a su propia universidad, a ambos lados de una calle llamada Camino de los Estudiantes. —Ahora tendrán que cambiarle el nombre. Ponerle Avenida de la Violencia, o algo así. Los tres dejaron escapar risitas. —Eh, no hablemos más de eso. Puede oírnos alguien. Se callaron los tres. Cuando abandoné la cafetería y enfilé hacia casa, me di cuenta de que ya empezaba a sentirme yo mismo como un hombregajo. Canturreando para mis adentros las palabras de una canción popular, seguí mi camino. Soy un hombregajo al costado del camino. Tú también eres una mujergajo. Qué diablos importa, nosotros dos, en este mundo. Hierbas secas que nunca florecen… Autor:  筒井康隆
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Danilo Díaz Granados recomienda: Toda una vida en el día de un sexólogo
**Mi interés por la sexología viene desde mi niñez**. Obviamente, no la tenía identificada con un nombre concreto, pero para mí, todos los procesos de la sexualidad me parecían fascinantes. Debí de ser casi una pesadilla para mi madre, con todas las preguntas que le hacía y muchas veces me contestaba cualquier cosa. Lo primero que le venía a la mente. Alguna vez me llevé un guantazo por expresar en voz alta mis dudas relacionadas con el sexo. Allí, mi madre, más que decirme lo primero que le venía a la mente, simplemente reaccionaba de forma automática. Para ella, **todo el tema del sexo y la sexualidad siempre había sido un tabú**. Nunca he sentido especial interés por lo prohibido, pero sí por lo desconocido. Mi curiosidad frecuentemente me ha superado y, para cuando me he percatado plenamente de lo que estaba ocurriendo, ya había sucumbido a la curiosidad. Esto, a pesar de sentir casi siempre un miedo intenso. Pero no lo suficiente como para detenerme. Llevo trabajando en el ámbito de la sexología desde 1982. Durante todo este tiempo, he oído miles de historias sobre la vida sexual de mis pacientes. En ocasiones, **cuando me preguntan al respecto, suelo contestar que valgo más por lo que callo que por lo que cuento**. Es verdad. * Artículo relacionado: "[5 principios básicos para disfrutar de una sexualidad plena y satisfactoria](/sexologia/principios-disfrutar-sexualidad-plena)" ## El trabajo del sexólogo Mi primer trabajo como psicólogo fue en una prisión para menores, y ahí estuve a cargo de los internos acusados por delitos sexuales. Encadené éste con otro trabajo en una prisión para hombres y mujeres adultos. Aproveché esta experiencia para realizar mi tesis de licenciatura, que fue el resultado de un estudio de investigación con hombres y mujeres que se prostituían en la enorme Ciudad de México. **Cada semana recibo pacientes con historias que pueden resultar inverosímiles** para el ciudadano de a pie. No me canso de decir que la realidad (en mi experiencia) supera la ficción. He oído el testimonio de cientos de pacientes con parafilias. Parece que hay tantos tipos de parafilias, o más, como hay personas. Una parte importante de mi trabajo la he desarrollado para ayudar a pacientes que sufren adicción al sexo. Gracias a ellos, he comprobado que **la fantasía es capaz de generar un estado alterado de conciencia**. Esto produce un cierto confort en la mente de la persona y ésta desea acomodarse y huir así de su realidad. En el caso del consumo de sustancias, es el efecto de esas sustancias lo que produce el estado alterado de conciencia. También es posible generar un estado alterado de conciencia a través de la fantasía sexual. * Quizás te interese: "[Los 9 principales trastornos sexuales y psicosexuales](/clinica/trastornos-sexuales-psicosexuales)" ### La necesidad de la educación sexual y la formación El trabajo en consulta incluye el remedio del sufrimiento por cuestiones sexuales, así como la optimización del placer. La necesidad de educar sexualmente es una constante. Casi todas las personas han recibido una educación sexual y ésta ha sido mala. Inconscientemente, los adultos, progenitores, educadores, etcétera, emiten mensajes continua y repetidamente, **de que el sexo es algo malo, pecaminoso, sucio, indecente**, vulgar… Los genitales a menudo simbolizan toda la actividad sexual posible entre humanos y en la mayoría de familias queda prohibido tocarlos. Muchas veces también se prohíbe mostrarlos y verlos. En las sociedades occidentales en general, se ocultan y hasta se censuran. Todo ello, combinado con otros aspectos, provoca confusión, presiones y problemas en las personas que se ven abocadas a pedir ayuda sexológica profesional. Los motivos más comunes de consulta son las disfunciones masculinas (disfunción eréctil, eyaculación precoz, eyaculación retardada, anaeyaculación…) y las disfunciones femeninas (anorgasmia, vaginismo, dispareunia…). **La terapia debida a la falta de deseo sexual es un reclamo constante** por parte de individuos y parejas. Por problemas derivados de parafilias o por adicción al sexo también puede haber necesidad de ayuda sexológica. Qué decir de las víctimas de abuso sexual. **Ser sexólogo es fascinante** y no hay semana en la que no encuentre algo que me sorprenda: un nuevo reto. Es sumamente reconfortante el poder ayudar a los pacientes que acuden con cualquier problema sexológico, o de relación de pareja. Es satisfactorio comprobar que cuando un paciente quiere, es posible ayudarle a resolver su problema y a que sea más feliz. Una persona que se dedica profesionalmente a la consulta sexológica **habitualmente es psicólogo o médico**. Además, ha realizado la especialización en sexología y terapia sexológica a través de un curso de máster o similar. Es una profesión que requiere de una continua actualización, ya que cada vez hay más información y formas de solucionar los problemas sexuales. Asistir a congresos es de importancia para relacionarse con otros sexólogos y conocer los últimos avances. ### La faceta activista de la profesión Como profesional de la sexología también es importante realizar trabajo de difusión, ya sea participando en campañas educativas o impartiendo clases. Otro aspecto importante es **el activismo en defensa de los derechos sexuales**. Personalmente, he tenido la oportunidad de trabajar en un comité de vigilancia para el respeto de los derechos sexuales en el mundo a través de la WAS. Esto puede incluir el participar en campañas en las que se mandan miles de mensajes y correos electrónicos a determinados gobiernos o instituciones. Se trata de hacerles saber que los estamos observando y los presionamos para que respeten los derechos sexuales de alguna persona en concreto. Recordemos que, por ejemplo, en un número de países los derechos de las mujeres o los del colectivo LGTBI no se están respetando. A través de este tipo de acción hemos llegado a conseguir que se detuviera la dilapidación de algunas mujeres concretas o la liberación de hombres gays encarcelados por su orientación sexual. ## Dos historias que marcan Si tuviera que contar las historias que más me han impactado, destacaría una o dos, pero hay muchísimas más. **La primera ocurrió en mi primer trabajo, en la prisión para menores**. Ahí conocí a un menor de 16 años, que había estrangulado a su padre. Cuando me contó su historia, sólo pude empatizar con él. Según relató, un día estaba jugando en la calle con unos amigos, muy cerca de su casa. Entonces su padre, que pasaba por ahí y se encontraba en un profundo estado de ebriedad, lo vio divirtiéndose y, a golpes, lo llevó de vuelta a casa. Al llegar ahí, el padre empezó a maltratar a su esposa e hijas, al extremo de intentar violar a una de las menores. Entonces el chico de 16 años, recordando las muchas veces que los había maltratado y las ocasiones en que había violado a sus hermanas, sintió mucha rabia y se abalanzó hacia su padre, estrangulándolo. Aseguraba que no se arrepentía y que lo volvería a hacer si ello significaba que su madre y sus hermanas dejaran de sufrir. ¡Si tan sólo el sufrimiento parase ahí! Sus ojos brillaban y se agrandaban de rabia cuando él me contaba su historia. Lo recuerdo como si fuera ayer. **El otro caso que destacaría también tiene elementos de violencia**, pero cuenta con una serie de ingredientes que conviene recordar. Se trataba de un chico de 20 años que acude a la consulta sumido en la ansiedad y habiendo sufrido algunos ataques de pánico. Estaba por irse fuera de España para un programa Erasmus, y le preocupaba tener estos problemas ahí también. Su historia es conmovedora. Me contó que tenía mucho miedo de sentir atracción sexual hacia su perro… Tras un trabajo terapéutico profundo, descubrí que el chico en realidad era gay y que, cuando era pequeño, su padre lo torturaba de una peculiar manera. **Cuando el hijo no obedecía, el padre golpeaba al perro, que era la adoración del menor**: empatizaba con el can y sufría al ver cómo su padre maltrataba a su querida mascota. Estuvo a punto de sufrir un brote psicótico, que por fortuna se pudo detener. Entre las causas de su estado se encontraba una educación sumamente estricta, controladora y punitiva. Obviamente, la experiencia profesional ayuda sobremanera a formarse. Me siento afortunado de llevar décadas estudiando y dedicándome a la sexología. 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theyellowgalaxy · 8 years ago
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EDÉN AMERICANO -- PARTE TRES: ESPÍRITU
-"El caballo es mi animal favorito desde que tengo memoria." -dijo Finn, mientras acariciaba suavemente la cabeza de uno en el establo de la granja de su amigo. Aunque el sol ya se había ocultado, el lugar no perdía su encanto. Contaba con árboles, flores y animales que hicieron que Alice se olvidara del urbanismo por un rato. No se escuchaban autos ni personas. Realmente no había ningun otro ruido a parte del chillido de los cerdos, el mugido de las vacas, el relincho de los caballos, y la gruesa vóz de Finn, que era música para sus oídos. La hacienda era realmente hermosa. Eran hectáreas y hectáreas de pura naturaleza, y junto a él, era la definición perfecta del paraíso. Él continuó acariciando la cabeza del animal, mientras decía: -"Cuando se piensa en la palabra libertad, la mayoría de las personas imaginan a un caballo corriendo por una pradera. Este animal se asocia con el estado de independencia, pero esto siempre me ha parecido muy irónico, en especial en estos momentos, que estoy acariciando a uno que esta acorralado y no puede salir del límite de esta granja. El hombre pone cadenas sobre cualquier animal o cosa que pueda dominar. Como especie, hemos arruinado toda posible definición de libertad, tanto que, aún teniendo esta hacienda gran predomino humano como aquella casa de campo, los postes de electricidad que se encienden de noche, los bombillos incandescentes; igual la vemos como un espacio rural, sólo porque no hay presencia de edificios. No se, tal véz sea yo, pero esto no es libertad. Es tan sólo...un espejismo de ella. Pero algo de ese concepto me atrae, pues al final del día, ¿no somos todos caballos de nuestra raza, individuos ilusos que creemos que somos libres cuando en realidad somos plenamente dependientes?" Alice veía a través de sus ojos y podía comprender cada letra de cada palabra que pronunciaba. Él se sentía felíz de ver sus ojos y hallar comprensión. Finalmente, alguien lo entendía. -"Mi animal favorito es el camaleón." -rompió ella su silencio. -"A diferencia del caballo, el camaleón es totalmente libre. Aún cuando es domesticado. Aún cuando lo encierran detrás de un cristál, el camaleón puede desaparecer. Puede esfumarse de la vista de los demás, a pesar de que sigue ahí. Eso es tan hermoso, Finn. Eso quise ser yo hace un tiempo." -"¡No te dejaría!" -la interrumpió. -"No imagino el dolor que invadiría mi cuerpo al saber que estas frente a mi pero no puedo verte a los ojos." -"Todo es diferente desde que te conocí." -Alice miró el cielo, que ya comenzaba a llenarse de oscuridad, tanto como sus palabras. -"Antes de eso, yo..." -"No lo digas." -volvió a interrumpirla él, sintiendo que eso era lo que ella quería que hiciera, acertando en su adivinanza. -"Ya te lo dije, Alice, no necesito que me digas nada de quien fuiste ni de quien serás. Sólo necesito que nunca cierres los ojos mientras los míos esten abiertos. ¿Puedes prometerme eso?" Ella asintió, sintiendose aliviada de no tener que colocar en los hombros de Finn todo el peso que ella llevaba en los suyos, aunque el sentimiento de oscuridad no abandonaba su mente. Algo la había estado tormentando, pero decidió que el silencio sería la mejor opción, al menos por ahora. Finn comenzó a arrear al mismo caballo que acarició mientras daba su discurso de libertad, pero cuando Alice lo vio de cerca, gritó: -"¡NO, FINN! ¡NO LO ACERQUES!" -No pudo evitar exponer su miedo por aquél animal, pero no era de menos, tan sólo sus ojos negros como el carbón y expandidos como el universo eran capaces de crear temor en cualquiera. -"No me digas que Alice, la valiente chica con peluca roja que se lanzó de un auto que iba a gran velocidad y aún así logró vivir para contarlo, le tiene miedo a un animal domesticado. Déjame decirte algo, el único animal al que deberías tenerle miedo lo estas viendo parado frente a tí, lo ves todos los días cuando sales a la calle, y tambien lo ves en el espejo." -"Hay algo muy macabro en estos animales, jamás me han gustado." -confesó ella, y para tomar en cuenta sus palabras, continuó diciendo: -"Siento que el peor infierno debe ser aquél que es dominado por una criatura mitad hombre mitad caballo." -"Te daré la razón en eso, pero eso no impedirá que te ayude a superar tu miedo irracional. Una de las razones principales por la cual Nicholas compró este lugar, a pesar de que ya ni vive en este país, es la sensación que le causaba montar a caballo. Las personas que dicen que el sentimiento más libre debe ser el de volar claramente jamás han cabalgado. El animal sufre, pero tú exprimentas felicidad pura." Ella no podía negar que le atraía la idea, pero aún así, no podía evitar sentirse invadida por el pánico. Sin embargo, a su nariz llegó el olor del perfume de Finn y su cuerpo se relajó un poco. Él montó al animal con gran destreza, antes de ofrecerle la mano para que ella hiciera lo mismo. Respiró ondo, y aceptó su tacto, siendo halada gentilmente hasta llegar a la cima del caballo. Rodeó sus brazos en el abdomen de Finn, aferrándose a él como si su vida dependiera de ello, mientras que él le ordenaba al animal que comenzara su movimiento. Finn no había exagerado. La libertad que Alice sentía en ese momento no era como ninguna otra. No era como la libertad de estar en el club con peluca roja e identidad falsa. No era como la libertad de su sueño mientras volaba por las nubes. Ni siquiera era como la libertad de la ruta 66 y su amplio desierto. Era otra clase de libertad. Era una libertad que no tenía excepciones ni clausulas. Era una libertad que permitía que el cuerpo y el alma se unieran y sintieran exactamente lo mismo. Era, en palabras de Finn, felicidad pura. Pero Alice no podía darse el lujo de sentir esa felicidad. Recordó lo que la había estado molestando todo este tiempo. El pequeño detalle que aún no le había mencionado a Finn, que sentía que tenía atorado en la garganta y que no terminaba de sacar. Buscaba evitar exponerlo al sol, pero cada vez que tocaba, escuchaba o siquiera veía a Finn, sentía una gran culpa. Lo que empezó como euforia y libertad pasó a ser tristeza y enojo, y aunque, como había comprobado, no había mejor definición de libertad que cabalgar en la llanura de aquella granja, Alice jamás se sintió tan encadenada y ahogada como en aquél momento. No pudo con tanta presión. Sentía que al abrazar a Finn, se estaba quemando, asi que soltó rápidamente su cuerpo y se desplomó del animal hasta caer en la fría grama. La sonrisa de Finn desapareció tan rápido como se bajó del caballo, el cual siguió cabalgando hasta desaparecer entre los árboles. Tomó los signos vitales de una Alice ensangrentada, y notó que su superficie corporal estaba helada y su pulso y frecuencia respiratoria comenzaban a descender. -"¡NO! ¡NO ALICE! ¡NO TE ATREVAS A DEJARME, ALICE!" -repetía, se rasgaba su camisa para cubrir las hemorragias mientras lágrimas caían sobre su cuerpo, antes de hacerle RCP y respiración boca a boca. Luego de unos segundos, el pulso se restableció, pero la temperatura continuaba bajando. Recordó los insumos de primeros auxilios que había comprado en la farmacia, y se dirigió al Ford a buscarlos, por lo que no pudo presenciar el momento en el que Alice volvió a la consciencia. -"¿Finn? ¿Finn, d-donde estas? ¿Qué pasó?" -preguntó ella, pero el perímetro parecía estar totalmente vacío. Los ruidos de los animales eran la única señal de vida, e incluso estos parecían estar muy muy lejos. Se dio cuenta que las suturas que él le hizo en la mañana se habían roto, y que sangre salía de su cuerpo como un río. Ella pensó que se encontraba sola, pero al levantar su mirada, se dio cuenta que no era así. Su cuerpo se tensó y su temperatura comenzó a elevarse al darse cuenta de quién estaba ahí, mientras escuchaba como se aceleraban los latidos de su corazón, como si tuviera un estetoscopio en sus oídos. -"¿Q-qué haces tu aquí?" -dijo, intentando sonar valiente, pero fallando en el intento. Estaba llena de miedo, un miedo mucho peor al que sintió por el caballo, que aumentó aún más cuando escuchó su profunda e inhumana vóz: -"Tú me llamaste." -contestó el ser de más de tres metros de altura, que ella vió por última vez ese mismo día, en la puerta de la iglesia. Ella permaneció inmóvil y callada. Hay dos tipos de fobias: la que invade tu cuerpo por no tener idea de lo que podía ocurrir, y aquella que invade tu cuerpo por saber exactamente lo que iba a ocurrir. Alice nunca pudo decidirse de cuál era peor, pero en esos momentos, el segundo tipo de fobia recorría sus venas como una víbora, consumiendo cada uno de sus latidos. La figura de pie delante de ella era de pesadillas. Parecía ser un holograma de un hombre extremadamente alto y gordo, cuyo rostro se mostraba desfigurado de forma inexplicable en el campo de la ciencia y de la genética. Definitivamente, no era una cara humana. Su piel discontinua era de un color mucho más oscuro que el negro que se conoce en este universo, y la única variante a ese horrible tono eran los ojos, cuyo color podía compararse al de un incendio en su climax: rojo vivo. -"Ponte de pie." -le ordenó, y olvidando su dolor, casi hipnotizada por el mandato, ella obedeció. -"D-dejame explicartelo, yo..." -"NO." -la intensidad de su voz al pronunciar esa palabra encogió a Alice aún más. -"Deja que yo te explique. No necesito palabras para entender. No soy de tu raza ni de ninguna similar. Sólo con escuchar la manera en la que exhalas desde el cuarto universo más lejano de aquí, puedo ver con mis propios ojos tu pasado, tu presente y tu futuro. Y dejame decirte, no podrás llegar a un futuro limpio si sigues engañando en tu presente." -"N-no es engaño...es sólo..." -"Le estás ocultado toda tu alma a quien vomitó su confesión más oscura por tí. Matar es ilegal en este mundo, y aún así, él confesó ser responsable de la muerte de ese hombre. ¿Y tú, en cambio, te atreves a seguir escondiendote? Entonces no puedes decir que él realmente te ama. Él no te ama, ama a una ilusión de lo que en verdad eres tú." Ella no podía negar que todo lo que la oscura figura le decía era cierto. Sus piernas volvieron a temblar cuando escuchó a la gruesa voz pronunciando: -"Tienes hasta que salga el sol para ordenar tu desastre. Si el cielo aclara y aún no lo has hecho, te arrastraré conmigo hasta el rincón más oscuro de mi hogar. Confieso que deseo que falles miserablemente." -dijo, antes de reirse de manera macabra y empujar a Alice bruscamente al suelo. -"¿ALICE? ¡ALICE!" -gritaba Finn desde lejos, al notar que ella se movía. -"¡GRACIAS A DIOS! ¡ALICE!" Por un momento, olvidó las hemorragias y la envolvió en sus brazos, aliviado, expulsando un par de lágrimas mientras decía: -"Creía que...creía que te había perdido...debo, debo hacerte nuevas suturas y, y...¿d-donde dejé las gazas? Yo..." Pero ella no parecía adolorida. Puso su mano sobre la boca de Finn, lo cual lo tranquilizó. Él, con el verdor de sus ojos empapado, lleno de tristeza, y el corazón a punto de salirle del cuerpo por la preocupación, jamás le pareció tan atractivo como en ese momento. Su lado emocional era lo que más le gustaba de él, e intentando olvidar tanto su conversación con el ser malévolo como aquél grave error que cometió en su pasado, paseó su mano por el rostro de Finn, justo antes de decir: -"La única medicina que necesito esta aqui." Ella recordó lo que él le dijo cuando se conocieron y la besó. "Sólo quería ver el paraíso más de cerca". En ese momento, a Alice le pareció sólo otro piropo más, pero ahora comprendía muy bien el significado de estas palabras. Podía hablar con él, verlo a los ojos e incluso abrazarlo, pero no había mejor sentimiento que besarlo. Ella no sabía qué era, pero había algo mágico en la conexión de sus labios. Podía sentir como ellos subían y bajaban, daban vueltas por el espacio sideral hasta dimensiones ilógicas, y aterrizaban nuevamente en la tierra para repetir el recorrido en cuestión de milisegundos, todo esto sin separar sus labios ni por un instante. Sin embargo, había una demostración de afecto mucho más íntima que el beso, y si un beso la hacía sentir así, no podía imaginar lo que algo más profundo causaría en ella . Borró la idea de su mente, pues a pesar de todo lo que había ocurrido, aún se sentía apenada por tener esos pensamientos. Además, ella ya había visto parte de él desnudo, la parte más íntima: el alma; pero él no había ni saboreado la suya. De nuevo, apareció en su cabeza la desesperación del secreto que había estado guardando de Finn, pero intentó no darle mucha importancia y se dejó llevar. Antes de que la idea creciera en su cabeza, Finn borró cualquier preocupación de la mente de Alice mientras pasaba sus manos por su pecho, pero no de manera obscena, sino más bien con gentileza y dulzura, como si tuviera pintura en sus dedos y los senos de Alice eran su lienzo. Poco a poco, la mano de Finn fue deslizándose, y cuando finalmente entró en ella, el césped debajo de ellos y todo en la finca desapareció. Sus cuerpos unidos comenzaron a ser rodeados por humo de color morado y verde, encerrandolos en varios círculos de gas. Alice abrió los ojos y se encontró con una versión muy ampliada del cielo nocturno. Las estrellas se veían maximizadas, e incluso juraba ver a un par de planetas a lo lejos. Por supuesto, fue despues que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. En efecto, Finn y ella ya no estaban en la granja. Se encontraban volando en el espacio sobre una estrella fugáz. Pero el detalle estaba en el que no había nada debajo de ellos. Ellos eran la estrella fugáz, recorriendo miles de galaxias a una velocidad indescriptible. Aunque la lógica intentaba negarlo, Finn y Alice habían pasado a ser un mismo cuerpo. Cuando ella intentó mover su mano, no fue la suya que reaccionó, sino la de Finn. Buscó su cabello rizado y negro, pero en cambio, se encontró con uno corto y rubio. Sentía el aliento de Finn saliendo por su boca, y él sentía los latidos de ella en su pecho. Incluso su piel comenzó a oler a limón dulce. Un mismo cuerpo. Cuando abrió los ojos, ya no se hallaba en el espacio, ni en el césped. Estaba acostada en una cama con Finn, a quien por primera vez veía durmiendo. Se levantó y notó que las suturas en su cuerpo habían regresado. Adivinó que, luego de compartir intimidad, él se quedó despierto sanandola mientras ella dormía. Sonrió imaginandolo pasando algodón con alcohol en su cuerpo, tejiendo su piel y cubriendola con gazas. Si hace unos días le hubiesen dicho lo felíz que estaría, no lo habría creído. El pequeño momento de euforia fue nuevamente interrumpido. Se dio cuenta que se hallaba en la casa de campo de la granja, en la habitación del piso superior. Bajó por las escaleras para lavarse la cara. Pensó que eso la haría sentir mejor, pero como no encontró el baño, se dirigió al fregadero de la cocina. Al sentir el agua escurrirse por su rostro, se calmó un poco, pero su estado de calma duró unos segundos, pues en la llave metálica del fregadero vió el reflejo de aquél ser temible. Al voltear, no había nadie ahí. Volvió a lavarse la cara, pero aún así, su reflejo seguía ahí. Su oscura vóz retumbó en los oídos de Alice: -"El sol esta a punto de salir. ¿Lista para irte conmigo?" -"¡No!" -exclamó ella, con lágrimas en los ojos. -"Yo...no....¡no puedo hacerlo!" La alta figura se acercó a Alice y se inclinó para secarle las lágrimas. Por primera vez, mostraba compasión. -"Dime, ¿Por qué no puedes hacerlo?" -"Yo...es que...no quiero perderlo." -soltó finalmente, llorando sin parar. Por supuesto, el maquiavélico ser ya sabía de esto. Lo había oído en uno de sus suspiros, pero al escucharla confesarlo, sabía que ya era un progreso. -"Él es...él es perfecto. Es el indicado para mi. Hace una semana me burlaba de todos los enamorados en la plaza cerca de mi casa, y ahora...él me hace sentir cosas y...¡no quiero perderlo!" Aquél ente oscuro consoló a Alice, sobandole la espalda mientras le decía: -"Tu lo aceptaste tal y como es, con todo y errores. Si él no hace lo mismo, entonces no es el indicado." -"Pero..." -Alice quería refutar, pero nada de lo que diría era excusa suficiente. Había hecho un muy buen punto. Al hallar las palabras correctas, continuó: -"...pero él es médico. No lo entenderá." Pero para cuando Alice se dio cuenta, la alta deidad había desaparecido. La lúz de la cocina fue encendida por un muy preocupado Finn, interrogandola mientras se acercaba corriendo: -"¿Q-QUÉ PASA? ¿QUÉ SUCEDE ALICE? ¿POR QUÉ LLORAS?" Ella sonrió, y citó las palabras exactas que él usó cuando le confesó su secreto: -"¿Quieres saber por qué lloro, Finn? Porque...te amo. Y es una pena, porque significa que tengo que buscar la herida más profunda en mi corazón y sacarla a la lúz, solo para mostrarte lo mucho que significas para mi." Él quedó aliviado y tambien sonrió al darse cuenta de lo que ella hizo, pero borró su sonrisa y la vio directo a los ojos, para sentir con todo detalle lo que estaba a punto de decirle. -"Tengo diecinueve años. Me gradué de la escuela secundaria hace un año." -la confesión de Alice no causó mucho impacto en Finn, pues él sabía que no podía tener más de veinte. No le importaba su edad, no hacía diferencia en lo que sentía por ella. Sin embargo, no sabía si estaba listo para lo que escucharía a continuación. -"Era la decepción de la familia, porque, por otro lado, mi hermana, la perfecta Madeline Stone recibía su licenciatura en Derecho. ¿Y yo? Yo me encerraba en las cuatro paredes de mi habitación y de mi universo, llorando y deseando tener la capacidad intelectual que ella poseía para que papá me sonriera al menos una vez. Escribía mucha poesía, en eso si era buena. Pero, ¿quien prefería a una poeta suicida ante una abogada que se graduó a los veinte años de edad porque adelantó un par de años de secundaria en el verano? Realmente comencé a guardar rencor hacia ella, pero jamás le hubiese deseado lo que le sucedió la noche de su fiesta de graduación. Mis padres habían salido para apartar las mesas en el evento, mientras Madeline terminaba de arreglarse. Yo estaba escuchando música a todo volumen, pero incluso a través de mis audífonos retumbó un horrible sonido. Un grito. Me quité el aparato de mis oídos y me dirigí rápidamente a la habitación de mi hermana. La puerta no estaba totalmente abierta, pero aún así, lo poco que ví fue suficiente como para dejarme horrorizada. La pared blanca de mi hermana estaba llena de un dibujo extraño, un símbolo que en ese momento no entendí, pero que ahora me es claro como el amanecer. Entré al cuarto y chillé cuando vi a mi hermana sangrando en el suelo, con las pupilas expandidas como el sol, siendo asesinada por una criatura que debía pertenecer a otra dimensión del universo. No hay palabras para describir a ese ser, pero era como un holograma, del doble de tu tamaño, Finn, con rostro y cuerpo amorfo y de un color tan oscuro que hacía que la noche fuese incandescente, con ojos tan rojos como la sangre que salía del cuerpo de Madeline. Con tan sólo mirarla con esos ojos infernales, succionaba todo rastro de vida en su interior. Yo estaba paralizada. No me podía mover. El malévolo ser se volvió aún más temible cuando comenzó a hablar con la voz más gruesa que he escuchado en mi vida. Jamás olvidaré las palabras exactas que usó: 'Debo confesarlo, querida mía. Jamás te habías visto tan hermosa como en este momento, tumbada en el suelo, sin vida. Tus hermosos ojos expandidos le dan a la escena un efecto dramático, pero es todo tu rostro, tan puro y perfecto, que convierte a la imagen en una obra de arte, a pesar de ser la escena de un crimen. También esta a tu favor ese vestido rojo. Siempre me gustó como se veía en tí. Es una lástima, supongo, pero nos veremos al otro lado del sueño americano. Te quiero mucho. Es más, me atrevo a decir que te amo. Descansa en páz.' Tenía miedo, pero sabía que debía hacer algo para salvar a mi hermana. Pero cuando finalmente me armé de valor y me acerqué a la escena, ya era tarde. La figura había desaparecido, junto al pulso de Madeline. Lloré por lo que pareció una eternidad, pero mis lágrimas no se debían a que no entendía lo que había ocurrido. Al contrario, era porque comenzaba a entender." Alice hizo una pausa en la historia para secarse las lágrimas. Finn estaba atento de cada parpadeo, pero como vio que ella no hablaba, le preguntó: -"El símbolo de la pared...¿Qué era?" -"Era japonés. Shitto (嫉妬)). Lo comprendí cuando me levanté porque algo en el espejo llamó mi atención. Mi piel se erizó. Ahí estaba, de nuevo. Aquella horrible figura oscura. Sus ojos sangrientos me veían e imitaban cada movimiento que hacía." -la voz de Alice quebró al finalmente confesar. -"Era yo, Finn. En el espejo, era yo. Yo asesiné a mi hermana." La cocina se llenó de un silencio rotundo. Ni siquiera se escuchaban los relinchos de los caballos. Alice clavó su mirada en el suelo, no sólo avergonzada por su confesión sino tambien por lo que había hecho. Aunque no lo veía, podía sentir a Finn juzgandola. Él era médico, su misión era salvar vidas, no terminarlas. Para él, ella debía ser un mounstro. Pero no fue así. Él tomó gentilmente su rostro y lo levantó. Estaba sonriendo. -"¿Q-qué te parece gracioso?" -dijo ella, llorando a cascadas. -"Que no terminaste la historia." -Ella quedó confundida. -"Luego de eso, te sentiste tan culpable que te colocaste una peluca, tan roja como los ojos de la entidad que describes y saliste a perderte en la ciudad. Querías dejar tu vida atrás. Empezar desde cero, igual que yo. Y luego...nos conocimos. Dos ángeles caídos." -"¿Cómo sabes eso?" -"Porque esa noche, cuando te lanzaste del auto y te llevé al Motel para cuidar de tí, estabas hablando dormida. Me contaste todo eso y mucho más. Hablaste sobre la primera vez que fuiste al dentista, y sobre la primera vez que te gustó un chico: Phil, de segundo grado. Debo confesar que sentí un poco de celos." Ella rió entre lágrimas. -"¿Por qué eres tan bueno conmigo? Maté a mi propia hermana, deberías irte de aquí y dejar que me ahogue en mi miseria." -"No te tengo una respuesta concreta para esa pregunta, Alice, pero te lo dije desde el momento que te conocí. Tu boca. Tu vóz. La manera en la que caminas y ruedas los ojos. Tus ojos. Tu iris. Es mi droga, y no es como cualquier otra droga. No puedo controlarla. Ahora ya no puedo vivir sin ella. Te amo, Alice. Podrías asesinarme ahora mismo con ese cuchillo de ahí, y aún así volvería a la vida para besarte." Ella cerró los ojos. No podía creer las palabras de Finn. Por primera vez, se sintió desnuda ante él. Ya no tenía nada que ocultarle, asi que rompió su silencio, se secó las lágrimas y dijo: -"Entonces no me hagas matarte y bésame."
El sol comenzaba a salir, pero ellos seguían viajando por galaxias que los humanos jamás conocerán. Pasaron horas hasta que finalmente Finn comenzó a vestirse. -"Debemos irnos de aquí. Si nos quedamos por mucho tiempo, los rusos lo sabrán." -"¿Sabes a donde siempre he querido ir? A Alaska. Ese si es el paraíso." -"¡Entonces, vamos ya mismo!" -exclamó Finn, aunque sabía que era dificil llegar allá en automovil, pues estaba en la cima de america del norte. -"Pero primero, vayamos por unas hamburguesas." -"Me parece perfecto." -dijo ella, sonriendo. No podía creer la páz que sentía en su interior. Al salir de la granja, lo primero que hicieron fue ir a una estación de gasolina. Si realmente querían llegar a Alaska, necesitaban mucho combustible. Y como cualquier gasolinera de la Ruta 66, estaba totalmente desierta, por lo que Finn bajó a llenar su tanque por su mismo. Alice se relajó en el asiento del copiloto, entonando una canción que había escuchado en su alucinación el día anterior. 'Hay truenos en nuestros corazones', cantó, mientras observó algo extraño en su retrovisor. Sus pupilas se maximizaron mientras le gritaba a Finn, pero no fue necesario, pues él ya estaba nuevamente dentro del vehículo y hundiendo su pie en el acelerador. Eran ellos, nuevamente. Las tres camionetas negras. Sin embargo, de lo que no se dieron cuenta fue que arrancaron con la manguera aún en el tanque del auto, desprendiendola del surtidor de combustible, causando que se comenzara a desbordar gasolina por todas partes. Cuando los sujetos comenzaron a disparar, le dieron a los surtidores, causando una gran explosión en la estación de gasolina que Alice prefirió no ver. Pero ellos aún seguían a sus espaldas, disparando sin parar. Estaban más preparados que la vez anterior. Sabían los movimientos de Finn. No tenían escapatoria. Él notó la preocupación en el rostro de Alice, y sujetó fuerte su mano, sonriendole al decir: -"Mientras sienta la suavidad de tu piel en mis manos, mientras vea el reflejo del desierto en tus ojos, nada ni nadie será capáz de detenerm..." -Pero cuando iba a terminar la oración, fue interrumpido por cuatro balas seguidas que perforaron su corazón. A pesar de que fue él quien recibió las balas, Alice sintió que habían enterrado un cuchillo en su estómago, siete veces. El cielo, los cactus, la carretera, el vehículo...todo perdió su color y pasó a ser blanco y negro. Su naríz dejó de percibir el perfume de Finn por primera vez desde conocerlo. Su boca se agrietó en cuestion de segundos. Sus ojos no enfocaban nada claramente. A sus oídos no llegaba ningun sonido. Sentía que gritaba, pero no podía oírse haciendolo. Sentía que lloraba, pero no sentía las lágrimas en su mejilla. No sentía absolutamente nada. Lo único que pudo notar fue que el auto seguía en movimiento. Giró su cabeza y se encontró con que las camionetas habían dado la vuelta y se encontraban retornando. Despues de todo, habían culminado exitosamente con su misión. En cuestión de segundos, Alice abrió la guantera del Ford y tomó la primera pistola que vió. Solo bastó con apuntarle a la rueda de uno de los vehículos, para que todos volcaran y murieran. El Ford seguía avanzando, y ella no pretendía quitar el pie de Finn del acelerador. Escondido en la parte posterior de los asientos de atrás había alguien más que ella no había notado. Ahí estaba aquella figura infernal de cuerpo amorfo y oscuro y ojos rojos. Sin pensarlo, tambien le apuntó con el arma, pero cuando tiró del gatillo y escuchó el disparo, sus ojos se abrieron. Tenía la mano en la entrepierna de Finn, y justo como en el día anterior, él estaba sonriendo de oreja a oreja. -"Idiota." -le dijo, removiendo su mano, pero él la tomó de nuevo y la posicionó en su rostro. -"Eres hermosa, Alice." -dijo, sin quitar el pie del acelerador. Ya no estaban en la ruta 66. Estaban mucho más arriba, sobre las nubes, volando en el espacio. No sólo eran una estrella fugáz, sino que eran la estrella fugáz más colorida de todas. Una estrella fugáz naranja. -"Y eres mía." -"Cuidado con esas palabras, chico americano. No soy un objeto." -le dijo audazmente. Una canción comenzaba a sonar en la radio. Ella subió el volumen justo antes de que él dijera con mucho entusiasmo: -"Lo logramos, Alice." -Sus ojos verdes irradiaban felicidad, y no pudo evitar sacar un par de lágrimas. El iris de los ojos de ella mostraban la misma euforia. Al intercambiar miradas, se quedaron hipnotizados por una cantidad de tiempo indescriptible en las matemáticas. -"Lo logramos, Finn." -dijo ella, mientras él se acercaba a ver su paraíso más de cerca. Sus labios jamás se separaron, justo como el pie de Finn jamás se separó del acelerador. 'Corriendo ese camino, corriendo esa colina, sin ningún problema' entonaba Kate Bush en la radio, mientras ellos intercambiaban palabras de afecto en dialectos desconocidos en este y siete mundos más. Para siempre.
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