Tumgik
#emergencias ambientales
cborrador · 3 days
Text
RefuerzaN acciones para mitigar incendios forestales en San Martín
El ministro de Defensa, Walter Astudillo Chávez, realizó un sobrevuelo de reconocimiento en el distrito de Huicungo, provincia de Mariscal Cáceres, para evaluar las áreas más afectadas por los incendios forestales que continúan activos en la región San Martín. A bordo de un helicóptero Mi-17 del Ejército, Astudillo encabezó esta misión con el objetivo de focalizar las acciones conjuntas…
0 notes
jujuygrafico · 2 years
Text
Incendios de Vegetación en Salta: Jujuy asiste y refuerza tareas preventivas sanitarias y en terreno
#MedioAmbiente | #IncendiosdeVegetación en #Salta: #Jujuy asiste y refuerza tareas preventivas sanitarias y en terreno
La ministra de Ambiente y Cambio Climático, María Inés Zigarán, junto a su equipo técnico diagraman tareas y estrategias ante los diferentes incendios en la provincia de Jujuy, pero sobre todo existe gran preocupación por el de Colonia Santa Rosa en Salta, muy cerca al límite, que está generando un gran impacto ambiental y de salud.En ese marco, Zigarán, explicó la situación y el impacto que está…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
estudio-gerencial · 10 months
Text
Ley Penal del Ambiente
La Ley Penal del Ambiente es una ley que tiene como objetivo proteger el medio ambiente y prevenir la contaminación. Esta ley establece sanciones y obligaciones de orden público para garantizar que las empresas y los individuos cumplan con las normas ambientales y eviten dañar el medio ambiente.
Tumblr media
Desde el punto de vista de un estudiante de gerencia industrial, es importante tener en cuenta que la Ley Penal del Ambiente afecta directamente a la industria y a las empresas que operan en el país. Las empresas tienen la responsabilidad de cumplir con las normas ambientales y evitar cualquier actividad que pueda dañar el medio ambiente. Esto incluye la gestión adecuada de residuos, la prevención de la contaminación, la conservación de los recursos naturales y la reducción de emisiones contaminantes.
La Ley Penal del Ambiente establece sanciones para las empresas y los individuos que no cumplan con estas normas ambientales.
Las sanciones pueden incluir multas, cierre temporal o permanente de las instalaciones, e incluso prisión en casos graves de contaminación ambiental. Es importante que las empresas tomen medidas preventivas para evitar cualquier actividad que pueda resultar en sanciones y dañar su reputación.
Tumblr media
Comenta sobre las sanciones que conoces por el incumplimientos de estas leyes!
Además, la Ley Penal del Ambiente establece obligaciones de orden público para garantizar que todas las empresas operen de manera responsable y respeten el medio ambiente. Estas obligaciones incluyen la implementación de medidas preventivas, la realización de auditorías ambientales periódicas, la notificación inmediata de cualquier incidente ambiental y la cooperación con las autoridades ambientales en caso de emergencias ambientales.
Tumblr media
En resumen, siendo estudiante de gerencia industrial, es importante comprender la importancia de cumplir con las normas ambientales y la Ley Penal del Ambiente. Las empresas tienen la responsabilidad de operar de manera sostenible y respetar el medio ambiente para proteger nuestros recursos naturales y garantizar un futuro sostenible.
Con el objetivo de aportar algunos datos adicionales que encontré en la web y que podrían enriquecer el artículo.
Uno de los datos que me pareció interesante es el número de casos que se han procesado por la Ley Penal del Ambiente desde su entrada en vigencia en el año 2012 hasta el año 2020. Según un informe del Ministerio Público, en ese período se registraron 1.571 casos de delitos ambientales, de los cuales se obtuvieron 216 sentencias condenatorias y 1.355 acuerdos reparatorios. Esto significa que solo el 13,8% de los casos terminaron en una condena penal, mientras que el 86,2% se resolvieron mediante un acuerdo entre las partes para reparar el daño ambiental causado.
Otro dato que me llamó la atención es el ranking de los estados con mayor número de casos de delitos ambientales en Venezuela. Según el mismo informe del Ministerio Público, los estados con más casos registrados fueron: Zulia con 270 casos, Bolívar con 238 casos, Miranda con 136 casos, Carabobo con 125 casos y Aragua con 115 casos. Estos estados representan el 55,6% del total de casos a nivel nacional. Esto podría deberse a que estos estados tienen una mayor actividad económica e industrial, que puede generar mayor impacto ambiental, o a que tienen una mayor presencia de autoridades ambientales, que pueden detectar y denunciar los delitos ambientales.
Un último dato que me pareció relevante es el impacto que ha tenido la pandemia de COVID-19 en la aplicación de la Ley Penal del Ambiente. Según una nota de prensa del Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, en el año 2020 se registró una disminución del 40% en el número de casos de delitos ambientales, en comparación con el año 2019. Esto se debió a las medidas de confinamiento y de restricción de la movilidad, que redujeron la actividad humana y, por ende, la presión sobre el ambiente. Sin embargo, también se advirtió que la pandemia generó nuevos desafíos para la protección ambiental, como el manejo adecuado de los residuos y desechos sanitarios, y el control de la minería ilegal.
11 notes · View notes
jgmail · 1 year
Text
Decrecionismo y (eco)socialismo. ¿Perspectivas afines o en disputa ante la crisis ecológica?
Tumblr media
Por Esteban Mercatante
Fuentes:
La izquierda diario
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
Los desastres ambientales en múltiples dimensiones que viene produciendo el capitalismo, cuyos efectos vienen resultando cada vez más devastadores, dieron un –necesario– sentido de urgencia a las discusiones de cómo encararla. La rutina de reuniones internacionales en las que los representantes estatales realizan performances en las que se muestran preocupados, para después realizar compromisos apenas cosméticos respecto del nivel de emergencia –especialmente en materia de emisiones de carbono, pero lo mismo vale para muchos otros planos–; el lavado de cara verde que realizan numerosas firmas con campañas que sirven sobre todo –y a veces únicamente– de marketing para estimular un crecimiento de ventas, y el negacionismo del cambio climático que impera en sectores ligados a la extrema derecha (como el trumpismo en EE. UU. o Javier Milei en la Argentina), actuaron de ariete para la puesta en discusión de alternativas que se proponen ser más disruptivas. Entre ellas se ubica el planteo decrecionista, que plantea que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. André Gorz en la década de 1980 planteó abiertamente la necesidad de que la economía de los países ricos, imperialistas, decreciera, para recuperar un sendero sostenible. Wolfgang Harich también habló en los ‘70 de una perspectiva de “comunismo sin crecimiento” que asociaba necesariamente a un régimen autoritario, noción esta última con las que polemizó Manuel Sacristán (sin rechazar este último la idea de que un régimen comunista debiera ser decrecionista, pero sin renunciar nunca a la posibilidad de una perspectiva de “democratismo radical directo”) [1].
Pero fue, sobre todo en las últimas dos décadas, gracias a las contribuciones de autores como Serge Latouche y a la luz del recrudecimiento de las señales de emergencia ecológica, que esta perspectiva ganó terreno.
En los países desarrollados, responsables casi exclusivos de los mayores trastornos ambientales, empezando por la emisión de gases acumulada en doscientos años de acumulación capitalista, el decrecionismo se ha vuelto una mirada de gran consenso en sectores activistas y académicos ligados a las problemáticas ecológicas desde perspectivas críticas –es decir, entre quienes no adscriben a la noción de que puede ser viable un “capitalismo verde”, con sus soluciones para los problemas ambientales a la medida del sostenimiento de la ganancia y de la acumulación de capital–.
El crecimiento como ideología
El blanco principal del decrecionismo, como su nombre lo indica, es el crecimiento económico. El PBI como indicador económico cargado de ideología es un punto de partida de casi todos los tratados que se ubican en esta corriente. Encontramos un importante espacio dedicado a revelar la construcción selectiva que produjo este índice, que identifica “la economía” con la producción de mercado y otras esferas como los servicios prestados por sector público, mientras deja afuera otras –como el trabajo doméstico–. Al mismo tiempo, se deconstruye la idea de que el crecimiento económico continuado, medido en términos de un Producto Bruto Interno siempre en aumento está necesariamente asociado a una mejora del bienestar. Por empezar, como nos recuerda Jason Hickel en el libro cuyo libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará el mundo, recientemente editado en español por Capitán Swing, durante la mayor parte de la historia del capitalismo, “el crecimiento no trajo mejoras en el bienestar en las vidas de la gente común; de hecho, hizo todo lo contrario” [2]. La “acumulación originaria”, que Karl Marx aborda en el Capítulo XXIV de El capital para recordarnos que el capitalismo llegó al mundo “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” [3], con su “liberación” del campesinado que dejaba de disponer de medios directos para su reproducción, creó las bases para poder imponer a la fuerza de trabajo, en Inglaterra primero y luego en el resto de Europa, largas jornadas laborales. El hacinamiento en las ciudades y la insalubridad laboral contribuyeron a un aumento de la mortalidad y reducción de la esperanza de vida. Esta misma “acumulación originaria” tuvo como presupuesto el colonialismo, que devastó poblaciones de África, América Latina, y Asia. La “correlación” entre crecimiento y bienestar se puede observar recién desde mediados del siglo XIX en Europa, y más tarde en otras geografías. Pero, incluso entonces, la mejora en muchos indicadores como la reducción de la mortalidad por enfermedades, la mortalidad infantil, y el aumento de la esperanza de vida, se debió menos al crecimiento que la aplicación extendida de medidas sanitarias básicas, como el acceso a agua potable y cloacas [4]. Sin embargo, el principal argumento es que, pasado un determinado umbral de PBI per cápita, este correlato se disocia, e incluso puede haber casos en los que “más es menos”. Hickel argumenta que “la relación entre PBI y bienestar humano se despliega en una curva de saturación, con retornos decrecientes pronunciados: después de un cierto punto, que las naciones de altos ingresos han superado hace rato, más PBI adhiere poco o nada al florecimiento humano” [5].
Algunos autores, como Latouche, refuerzan la crítica a la asociación entre riqueza –en un sentido amplio– con PBI, apelando a la experiencia –truncada por la fuerza por la imposición de políticas procapitalistas– en los países dependientes y semicoloniales (hablando en nuestros términos, no en los del autor que más bien se refiere al mundo “no occidental”): la ideología del crecimiento y del “desarrollo” (entendido siempre bajo los términos capitalistas impuestos por las potencias imperialistas) se usó como vara para tildar de pobres a sociedades en las que la reproducción estaba ampliamente organizada bajo formas de subsistencia no capitalistas, que eran sustentables en su relación con la naturaleza. La “pobreza” en términos de PBI –que quedaba magnificada por el limitado desarrollo de la esfera mercantil que podía medirse con este indicador pero resultaba más discutible con otras medidas más cualitativas de la satisfacción de necesidades– apuntaba a “remediarse” a través del impulso de las medidas “necesarias” para iniciar el camino del “desarrollo” bajo los lineamientos de las agencias internacionales, que no eran otra cosa que políticas de desposesión que abrían el paso a la acumulación capitalista. Acumulación que, bajo las condiciones de dependencia, produjo cualquier cosa menos desarrollo en casi todos los casos y que, al abrirse paso mediante la desarticulación de las formas de reproducción social preexistentes, no capitalistas, produjo un aumento de la pobreza en gran escala en estas sociedades. En el planteo de Latouche puede haber alguna inclinación a romantizar aspectos de las relaciones de producción no capitalistas, pero es indiscutible el resultado de los programas de ajustes y reformas estructurales implementados bajo mandato del FMI y el Banco Mundial en el mundo periférico.
¿Por qué el decrecionismo toma la crítica a la meta del crecimiento perpetuo del PBI como punto de partida? Básicamente porque, afirman varios autores de esta corriente, este objetivo –ligado a otro concepto con connotaciones todavía más positivas, el de “desarrollo”– es el que ordena todas las herramientas de política económica al menos desde las primeras décadas del siglo XX.
El ya mencionado Jason Hickel, es más específico: el problema no es el crecimiento en sí, sino la ideología del crecimiento, “la búsqueda del crecimiento por sí mismo, o por el bien de la acumulación de capital, en lugar de satisfacer necesidades humanas concretas y objetivos sociales” [6]. Esta pulsión está inscripta en la lógica básica de funcionamiento del sistema capitalista, en el que “el dinero se convierte en ganancia que se convierte en más dinero que se convierte en más ganancia […] Para los capitalistas, la ganancia no es solo dinero al final del día, que se utilizará para satisfacer alguna necesidad específica: la ganancia se convierte en capital. Y el punto central del capital es que debe reinvertirse para producir más capital. Este proceso nunca termina” [7]. Este autor se distingue por plantear de manera más clara que otros decrecionistas la necesidad de un horizonte anticapitalista, y considera claramente que el crecimiento es una pulsión inevitable de este sistema, y por ende que para decrecer la economía hay que ir más allá del capitalismo. No obstante, comparte con la corriente poner el foco en atacar la compulsión al crecimiento como cuestión nodal.
Y este objetivo de mantener el crecimiento sin pausa del PBI se está, literalmente, devorando el planeta.
PBI per cápita y huella material
El crecimiento del PBI no ocurre en el vacío; toda producción social es un proceso material. El crecimiento infinito del PBI significa un aumento también sin fin de la utilización de materiales, apropiados de la naturaleza, y de generación de desechos. No faltan entonces motivos para plantear que la hipertrofia de los aparatos de producción capitalista de los países imperialistas, orientados a una perpetua acumulación acrecentada de valor que se consigue a través de procesos de producción material que ocurren en escala necesariamente acrecentada, alcanzó niveles insostenibles en relación con los límites biofísicos del planeta. Una reorganización en gran escala de la producción en estas economías, para reorientarla hacia la satisfacción sostenible de las necesidades sociales de la mano de una reducción de la jornada de trabajo, tendrá que pasar inevitablemente por el desescalamiento de numerosas ramas de la producción –cuestión que con el desarrollo de las cadenas globales de valor implica reorganizaciones que atraviesan fronteras, lo que le otorga otra complejidad–.
Hickel repasa muchos de los indicadores que ilustran los trastornos generados por este crecimiento de los procesos materiales de producción, y la manera drástica en que se aceleraron. Vale la pena detenerse en ellos.
El consumo de materias primas pasó de 7 mil millones toneladas en 1900, a 14 mil millones poco antes de mediados de siglo. Pero desde 1945 hasta hoy creció hasta más de 100 mil millones de toneladas. Al ritmo actual, observa Hickel, vamos encaminados a superar las 200 mil millones de toneladas para 2050, cuando algunos estudios estiman que lo manejable para el planeta –lo que puede extraerse sin dañar de manera irreversible a los ecosistemas– equivale a 50 mil millones de toneladas. Es decir, la mitad de lo que se extrae actualmente. La ONU estima que el 80 % de la pérdida de biodiversidad global se debe a la extracción material [8].
El cambio climático, impulsado por las emisiones de los combustibles fósiles, responde a la misma mecánica. “¿Por qué estamos quemando tanto combustible fósil en primer lugar? Porque el crecimiento económico requiere energía. Durante toda la historia del capitalismo, el crecimiento siempre ha causado un aumento en el uso de energía” [9].
Pero las responsabilidades por este estado de cosas están claramente localizadas geográficamente. El tamaño del PBI per cápita está muy asociado al consumo de materias primas por persona y al impacto ambiental de conjunto. La huella material en los países de bajos ingresos (su consumo de materias primas) es de 2 toneladas por persona por año. Los países de ingresos medianos bajos consumen alrededor de 4 toneladas por persona, y los países de ingresos medianos altos consumen alrededor de 12. Los países desarrollados, de ingresos altos, consumen alrededor de 28 toneladas por persona por año, en promedio. Hickel observa que “un nivel sostenible de huella material, expresado en términos per cápita, es de unas 8 toneladas por persona. Las naciones de altos ingresos superan ese límite casi cuatro veces” [10].
Este exceso tiene consecuencias en variadas dimensiones. “Aumentar la extracción de biomasa significa arrasar bosques y drenar humedales. Significa destruir hábitats y sumideros de carbono. Significa agotamiento del suelo, zonas muertas del océano y sobrepesca. Aumentar la extracción de combustibles fósiles significa más emisiones de carbono, más descomposición del clima y más acidificación de los océanos. Significa más remoción de cimas de montañas, más perforación en alta mar, más fracking y más arenas bituminosas. Aumentar la extracción de minerales y materiales de construcción significa más minería a cielo abierto, con toda la contaminación aguas abajo que conlleva, y más automóviles, barcos y edificios que demandan aún más energía. Y todo esto conlleva más residuos: más vertederos en el campo, más tóxicos en nuestros ríos y más plásticos en el mar” [11].
El problema con el crecimiento económico, afirma Hickel, “no es solo que nos quedemos sin recursos en algún momento”, que era como tendía a presentar la cuestión el informe Los límites del crecimiento presentado por el Club de Roma en 1972. El problema “es que degrada progresivamente la integridad de los ecosistemas” [12]. El autor se apoya en trabajos recientes, como el presentado en 2009 por Johan Rockström, James Hansen y Paul Crutzen que desarrolla el concepto de “límites planetarios”. La biosfera de la Tierra “es un sistema integrado que puede soportar presiones significativas, pero pasado cierto punto comienza a descomponerse” [13]. Basándose en datos de la ciencia de los sistemas terrestres, identificaron nueve procesos potencialmente desestabilizadores que tenemos que mantener bajo control para que el sistema permanezca intacto. Estos son: el cambio climático; la pérdida de biodiversidad; la acidificación de los océanos; los cambios en el uso del suelo; los ciclos del nitrógeno y del fósforo; el consumo de agua dulce; la carga de aerosoles atmosféricos; la contaminación química y la destrucción de la capa de ozono. Los científicos han estimado “límites” para cada uno de estos procesos. Por ejemplo, la concentración de carbono atmosférico no debería sobrepasar las 350 ppm si el clima se mantiene estable (cruzamos ese límite en 1990 y hoy supera los 415 ppm); la tasa de extinción no debe exceder las diez especies por millón por año; la conversión de tierras boscosas no debe exceder el 25 % de la superficie terrestre de la Tierra; etcétera. “Estos límites no son límites ‘duros’, en sentido estricto. Cruzarlos no significa que los sistemas de la Tierra se apagarán de inmediato. Pero sí significa que estamos entrando en una zona de peligro en la que corremos el riesgo de desencadenar puntos de inflexión que eventualmente podrían conducir a un colapso irreversible” [14].
Son muy interesantes y pertinentes las páginas que Hickel dedica a desmontar las nociones de que pueda haber un “capitalismo verde”; o, en otros términos, de que puedan desarrollarse soluciones tecnológicas que puedan eventualmente hacer compatible el crecimiento económico continuado con un metabolismo socionatural equilibrado. Muchas de estas soluciones se centran en el problema de las emisiones de carbono, proponiendo soluciones que puedan absorberlo. De hecho, en la idea de que pueda implementarse en un plazo no muy lejano una tecnología de este tipo, se basan las proyecciones del acuerdo de París de que, con los compromisos de emisiones realizados por los distintos países (que no dan visos de cumplirse) la temperatura aumente “solamente” 1,5 grados a finales del siglo. Sin una tecnología de absorción de carbono, el aumento sería del doble con el nivel de emisiones proyectadas. El problema es que una tecnología de este tipo, aún si fuera realmente viable para absorber todas las emisiones (algo que no está probado ni técnica ni económicamente) requeriría construir decenas de miles de fábricas dedicadas a esto. Un trastorno ecológico formidable.
La energía “verde”, como puede ser una matriz basada en generación solar y eólica, si se pone en función de sostener el crecimiento “verde” también es garantía de desastres. Como observa Hickel, la explotación de litio para producir baterías “apenas está comenzando y ya es una catástrofe [15].
Hickel desmonta de manera implacable muchos de estos mitos, sin renunciar de plano a la idea de que ciertos desarrollos tecnológicos –desembarazados de la lógica capitalista que guía hoy a la innovación– deban ser parte de la respuesta a los desastres ambientales.
¿Más allá del capital?
A remediar los trastornos en las condiciones materiales que ha producido y seguirá profundizando el “crecimiento compuesto” del PBI es que apunta el decrecionismo.
El nombre en el que se embanderan, y las diatribas –bien fundamentadas– contra las ideologías que rodean al PBI como indicador excluyente, podrían llevarnos a concluir que el planteo decrecionista se reduce –nada más ni nada menos– que en una reducción del tamaño de la economía. Si así fuera, todo el planteo se reduciría a poner en el centro un aspecto cuantitativo, o “técnico”, un medio, sin ligazón con aspiraciones claras de una transformación social más amplia. Pero no es este el caso.
Giorgos Kallis especifica que la meta no es simplemente la reducción del PBI, sino que esta sería más bien una consecuencia de las transformaciones buscadas. “El objetivo del decrecimiento no es hacer que el crecimiento del PIB sea negativo. En términos económicos, el decrecimiento se refiere a una trayectoria en la que el “rendimiento” (energía, materiales y flujos de desechos) de una economía disminuye mientras que el bienestar mejora. La hipótesis es que el rendimiento decreciente vendrá con toda probabilidad con el producto decreciente, y que estos solo pueden ser resultados de una transformación social en una dirección igualitaria” [16].
En todos los trabajos encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital. Según Latouche
El decrecionismo es fundamentalmente anticapitalista. No tanto porque denuncia las contradicciones y las limitaciones ecológicas y sociales del capitalismo como porque desafía su ’espíritu’, en el sentido que Max Weber ve el “espíritu del capitalismo” como una condición previa para su existencia Si bien es posible, en abstracto, concebir de una economía ecológicamente compatible con la existencia continuada de un capitalismo de lo inmaterial, esa perspectiva es poco realista cuando se trata de lo imaginario fundamentos de una sociedad de mercado, a saber, el exceso y el desenfreno (pseudo-)dominación. Un capitalismo generalizado no puede sino destruir el planeta de la misma manera que está destruyendo la sociedad y cualquier otra cosa que sea colectiva [17].
El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Kallis compara en Degrowth las propuestas realizadas por distintos exponentes del decrecionismo. Algunas de las principales que encontramos son:
– volver a tener una huella ecológica menor recortando consumos intermedios (transporte, energía, envases, publicidad); –  aplicar impuestos que graven la contaminación; – poner fin a la obsolescencia programada; – relocalizar actividades priorizando la escala urbana; – revitalizar la agricultura campesina; – transformar ganancias de productividad en reducción de jornada y creación de empleo; – incentivar la “producción” de bienes relacionales, como la amistad y vecindad – limitar el rango de desigualdad en la distribución del ingreso con un ingreso mínimo y un ingreso máximo; – cortar el desperdicio de energía por un factor de 4; – imponer sanciones por gastar en publicidad; – declarar una moratoria en innovación tecnocientífica; – desmercantilizar los bienes públicos y expandir los comunes; – establecer un jubileo de deudas; – aplicar un impuesto global sobre transacciones financieras, ganancias transnacionales, un impuesto global a la riqueza, un impuesto sobre las emisiones de carbono y un impuesto sobre los residuos nucleares altamente activos; – rerregular el comercio internacional con el objetivo de alejarse del libre comercio, y restringir la libre movilidad de capitales; – degradar a la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI [18].
Es indudable que muchos de estos planteos atentan contra la viabilidad del capitalismo. Otros, no incompatibles per se con los imperativos básicos de este modo de producción, apuntan contra algunos de los pilares fundamentales que conquistó la clase dominante durante las décadas de ofensivas bajo la ideología neoliberal. Pero, aunque pueda ser un conjunto de propuestas destinados a generar una movilización en favor del decrecimiento, están esencialmente planteadas –y pensadas– como un programa de reformas a ser implementadas por el Estado capitalista, garante de las relaciones de producción que tienen su fundamento en el sostenimiento del crecimiento de la acumulación de valor (y de producción material).
Esta limitación resulta inevitable, ya que hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de los medios de producción. Por el contrario, sostiene que “eliminar a los capitalistas, proscribir la propiedad privada de los medios de producción y abolir la relación salarial o acabar con el dinero” todo lo que hará es “sumergir a la sociedad en el caos, y no podría hacerse sin usar el terror a gran escala” [19]. Latouche, pero también Kallis, apuntan que el “socialismo realmente existente” fue productivista, y extienden esto a todas las principales corrientes del marxismo, incluyendo al trotskismo. Hay una cierta incongruencia entre el reconocimiento que encontramos en autores decrecionistas de que los países que no pertenecen al selecto club de los ricos tienen derecho a invertir esfuerzos en elevar las condiciones de vida, mientras se achaca sin distinción el mote de “productivismo” a pensadores marxistas que en muchos casos no bregaban por un crecimiento sin fin, sino por superar los problemas del atraso en países que eran a todas luces pobres y con estructuras económico sociales distorsionadas por el lastre imperialista. Dicho esto, es innegable que para la burocracia estalinista en la URSS y en Europa del Este, así como para el maoísmo, el productivismo dominó la planificación económica, y la búsqueda del desarrollo estuvo acompañada de numerosos desastres ambientales que podrían haberse evitado. También podemos observar, aún hoy, la existencia de fuertes impulsos productivistas en corrientes y autores marxistas y socialistas. Pero basarse en esto para dar por cerrada cualquier perspectiva de salida anticapitalista y socialista, es cerrar la única puerta que pude sacarnos de las encerronas del capitalismo y su impulso al crecimiento sin fin con miras a la ganancia.
Se trata de una cuestión de estrategia, pero también de los actores llamados a intervenir para favorecer una perspectiva decrecionista. El “sujeto” es la ciudadanía, ante la cual es necesario librar una batalla por la opinión para movilizarse ante el Estado, para presionar por medidas decrecionistas y para que modifique sus propias conductas de consumo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Una contradicción en los términos, si lo que se pregona es el decrecimiento.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Como lo pueden sugerir algunas de las propuestas del compendio presentado más arriba, están quienes propugnan una estrategia de crear espacios de autonomía, no regidos por el crecimiento. Esto se vincula al fuerte énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, que también está muy presente en Latouche.
Algunos planteos decrecionistas lo señalan como una salida tanto individual y colectiva en clave “anticapitalista”, cuyo sujeto está también en general en la ciudadanía, pero especialmente en las comunidades rurales, campesinas, originarias, etc.. Así, la crítica al hiperconsumismo y las relaciones mercantilizadas de las grandes ciudades desemboca en una idealización de la vida local y rural; y a menudo la crítica de las consecuencias devastadoras de determinadas tecnologías se convierte en una impugnación general al desarrollo industrial y tecnológico (como se expresa en la “moratoria” a la innovación que forma parte del compendio señalado más arriba). Latouche y muchos otros decrecionistas cuestionan la asociación de la corriente con una romantización de formas de vida precapitalistas o como una propuesta de “retorno” al pasado. Pero esta crítica encuentra asidero en algunos de los planteos del decrecionismo.
Una lógica emparentada con la recientemente señalada, es la bregan por establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes. Esto lo vemos entre quienes se definen como anarquistas, libertarios (no confundir con los libertarianos), autonomistas o incluso algunos ecosocialistas. Para Giorgos Kallis, por ejemplo, la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades no regidas por la valorización, que puedan dar lugar a “economías alternativas”.
meros microcosmos o prefiguraciones de un mundo en decrecimiento. Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [20].
Incluso aunque una transición de este tipo –que reproduce a grandes rasgos la que dio lugar al surgimiento del capitalismo de las relaciones feudales– fuera factible en los marcos del capitalismo (cuya reproducción ampliada opera presionando permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable), implica una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Tenemos otros autores, como el mencionado Hickel, que ponen más énfasis en las propuestas que apuntan a poner palos en la rueda de la valorización del capital. Pero incluso acá, poner en primer plano el decrecionismo y dejar apenas sugerida la perspectiva ecosocialista, le quita una cierta coherencia estratégica al planteo.
Incluso en los autores que, como Hickel, delinean un –difuso– horizonte postcapitalista, no emerge en ningún momento ni una hoja de ruta clara para alcanzarlo ni los actores sociales que puedan motorizar una transformación que vaya en ese sentido. El autor incorpora a una sumatoria de propuestas que incluye algunas de las mencionadas más arriba, la necesidad de un “imaginario” postcapitalista, y la necesidad de organizar la producción y consumo social “asegurándose de devolver como compensación, haciendo lo posible para enriquecer, en vez de degradar, los ecosistemas de los que dependemos” [21]. Son cuestiones muy importantes, pero no definen las alianzas ni estrategias para hacer ese imaginario realidad. El mismo abismo entre horizonte estratégico ambicioso, sujetos sociales indefinidos y propuestas inmediatas de reformas no transicionales, ocurría con el planteo de comunismo decrecionista de Saito, como hemos señalado en otra oportunidad.
Por otra parte, aunque los autores le atribuyan al decrecionismo un carácter anticapitalista y progresivo, sus coordenadas son tan generales que la bandera de decrecer no está exenta de apropiaciones bastardeadas de algunos de su planteos, que en nombre de la sostenibilidad ecológica puedan abrazar un neomalthusianismo e imponer políticas socialmente regresivas, buscando “desescalar” a costa de los ya raleados consumos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Las coordenadas para el ecosocialismo
El decrecionismo no es sinónimo de socialismo, aunque algunos ecosocialistas decrecionistas busquen minimizar la diferencia de perspectivas debida a la heterogeneidad de visiones entre los proponentes de la primera perspectiva. Vista como alternativa, es apenas una variante de las propuestas de reformas del estado de cosas existente, aunque las más drásticas –sin las cuales no hay una hoja de ruta “sustentable”– resulten incompatibles con el capitalismo, y por tanto resulten inviables sin una estrategia anticapitalista articulada, que solo puede ser socialista.
Por otra parte, la cuestión no es simplemente reducir la escala de los procesos de producción de acuerdo a los límites biofísicos. Es necesario cambiar de conjunto una lógica de producción de acuerdo a la ganancia, que tiene otras implicancias, como la implementación siempre de los procesos productivos más baratos aún cuando pueda haber otros más costosos pero menos dañinos en términos ambientales. Esta última dimensión del metabolismo socionatural no está claramente presupuesta en el término “decrecimiento”. Por eso, para abordar todas las dimensiones de la problemática ecológica, es necesaria una clara perspectiva anticapitalista y socialista.
Dicho esto, la advertencia decrecionista sobre la urgencia de equilibrar el metabolismo socionatural en concordancia con los límites biofísicos del planeta largamente superados por el capitalismo, no debe ser tomada a la ligera. Es necesario llenar el vacío de estrategia y articulación de fuerzas de clase que los decrecionistas dejan sin resolver, pero no dar la espalda a su diagnóstico y lo que esto significa para la transición poscapitalista, y socialista, en la actualidad. Si es el desarrollo de las contradicciones del capitalismo el que crea las precondiciones para que se desarrolle en el seno de esta sociedad una alternativa superadora, estas potencialidades hoy vienen acompañadas de una pesada herencia ecológica de la que habrá que hacerse cargo.
El objetivo fundamental de los planteos decrecionistas, que es alcanzar un metabolismo socionatural equilibrado, que no imponga sobre el planeta una extracción mayor a la que los sistemas vitales son capaces de regenerar y reduzca la huella material drásticamente desde sus niveles actuales, que busque mitigar los efectos de la emisión acumulada de gases de carbono en el menor plazo posible y apunte hacia un ordenamiento económico que no tenga como meta el crecimiento sin fin; este objetivo, es enteramente compatible y solamente alcanzable con una estrategia socialista. Solo si la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre, interviene para socializar los medios de producción estratégicos y los reorganiza priorizando la satisfacción plena de las necesidades sociales en los marcos de un metabolismo socionatural equilibrado, se pueden volver realizables los objetivos que propone el decrecionismo. Esto implica también nacionalizar las tierra urbana y rural para rediscutir los usos del suelo y liquidar la especulación inmobiliaria, nacionalizar los bancos, como algunos de los resortes fundamentales para reorientar la producción social. Sobre esta base, en los países ricos imperialistas se podrá discutir el drástico desescalamiento de muchos sectores de la producción e imponer la redistribución de la riqueza por la que brega el decrecionismo, pero que sin esta “redistribución” de la propiedad de los medios de producción resulta una utopía.
¿Deberá abandonar el socialismo cualquier perspectiva de “abundancia material”? No nos parece que esto deba ser así, pero esta abundancia no puede entenderse como un incremento ilimitado de la disponibilidad individual de bienes de consumo, que es la única manera en que nos permite entenderla el capitalismo. Autores como el ya mencionado Sacristán tienen el mérito de haber intuido tempranamente esta cuestión, abordando a la vez los “atisbos político-ecológicos” de Marx (al decir de Sacristán) para repensar el comunismo frente a la crisis ecológica.
Una crítica central de Marx al modo de producción capitalista, se encuentra en el empobrecimiento que impone a la fuerza de trabajo al establecer una relación enajenada con esta, como mercancía y forzarla a ponerse al servicio del capital para sostener la rueda constante de la acumulación. La dinámica de la producción por la producción misma, que apunta hacia la máxima extensión posible o socialmente tolerable del tiempo de trabajo en pos de la valorización, niega todas las posibilidades del desarrollo de la riqueza social en el amplio sentido planteado en la cita que reproducimos más arriba de los Grundrisse. De igual modo, esta dinámica arrasa con la riqueza de la naturaleza. Romper con esa enajenación, socializando los medios de producción, sienta las bases para un desarrollo más pleno de las potencialidades negadas bajo el capitalismo. A esto apunta Marx cuando discute el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad.
La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica [22].
Creemos que John Bellamy Foster está en lo correcto cuando señala que:
la sociedad, particularmente en los países ricos, debe avanzar hacia una economía de estado estacionario o de estado estacionario, lo que requiere un cambio a una economía sin formación neta de capital, que se mantenga dentro del presupuesto solar. El desarrollo, particularmente en las economías ricas, debe asumir una nueva forma: cualitativa, colectiva y cultural, enfatizando el desarrollo humano sostenible en armonía con la visión original del socialismo de Marx. Como argumentó Lewis Mumford, un estado estacionario, que promueve fines ecológicos, requiere para su cumplimiento las condiciones igualitarias del “comunismo básico”, con la producción determinada “según la necesidad, no según la capacidad o la contribución productiva”. Tal alejamiento de la acumulación de capital y hacia un sistema de satisfacción de las necesidades colectivas basado en el principio de lo “suficiente” es obviamente imposible en cualquier sentido significativo bajo el régimen de acumulación de capital. Lo que se requiere, entonces, es una revolución ecológica y social que facilite una sociedad de sostenibilidad ecológica e igualdad sustantiva [23].
Esta perspectiva ecosocialista requiere más que nunca actuar internacionalmente. Ante los desafíos que plantea la crisis ecológica, es hoy más claro que nunca que no hay transformaciones posibles “en un solo país”; atacar las múltiples dimensiones de la crisis ecológica requiere respuestas globales, que deben ser radicalmente distintas a los formalismos habituales de las cumbres de países donde la batuta la tienen las potencias imperialistas y el gran capital. Las transformaciones en los países imperialistas ricos, que hace tiempo han excedido los límites biofísicos, hacia sociedades socialistas “estacionarias” a, decir de Foster y los desafíos de los países oprimidos y semicoloniales, en los cuales la pelea de la clase trabajadora y los sectores populares para cortar los lazos con el imperialismo y sus socios capitalistas locales –socios en el extractivismo– es clave para poder satisfacer demandas sociales fundamentales –sin repetir los patrones ecológicos insostenibles del desarrollo capitalista pero sí concentrando esfuerzos en inversiones impostergables para elevar el nivel de vida– deben estar como nunca entrelazadas. Solo un movimiento revolucionario ecosocialista internacionalista que derrote a la clase capitalista y sus agentes políticos, podrá cambiar los juegos de “suma cero” que hoy dominan la (ausencia de) política ecológica bajo la batuta de las potencias imperialistas, que en los discursos de las cumbres hablan de coordinación y de “responsabilidades” pero evitan cualquier reconocimiento significativo de la “deuda ecológica” –es decir, el saqueo acumulado contra los países oprimidos–. En las luchas de hoy contra grandes grupos trasnacionales imperialistas que generan en todo el planeta numerosos desastres ecológicos aunque sean muchas veces los mismos que apelan al “greenwashing” en vistosas campañas publicitarias, debemos ir forjando la necesaria la unidad internacionalista de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el planeta.
NOTAS:
[1] Ver por ejemplo Manuel Sacristán Luzón, “Presentación” a Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento?, Barcelona, Materiales, 1978, p. 27.
[2] Jason Hickel, Less is More. How Degrowth Will Save the World, Londres, William Heinemann, 2020, p. 156. Las citas son traducción directa de la edición original en inglés.
[3] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, vol 3, México DF, Siglo XXI Editores, 1976, p. 950.
[4] Jason Hickel, ob. cit., p 157.
[5] Ibídem, p. 159.
[6] Ibídem, p. 95.
[7] Ibídem, p. 83.
[8] International Resource Panel, Global Resources Outlook (UN Environment Programme, 2019).
[9] Jason Hickel, ob. cit., p. 98.
[10] Ibídem, p. 101.
[11] Ibídem, p. 97.
[12] Ibídem, p. 113.
[13] Ibídem, p. 114.
[14] Ídem.
[15] Ibídem, p. 132
[16] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 20.
[17] Serge Latouche, Farewell to Growth, Cambridge, Polity, 2009, p. 91.
[18] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 128.
[19] Serge Latouche, ob. cit., p. 91.
[20] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 138.
[21] Jason Hickel, ob. cit., p. 236
[22] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política. Tomo 3, Vol 8, México D. F., Siglo XXI editores, 1981, p. 1044
[23] John Bellamy Foster, Marxism and Ecology: Common Fonts of a Great Transition, en Great Transition, consultado el 05/07/23. Sin embargo, el propio Foster, después de señalar este horizonte, argumenta que si bien “está clara la necesidad objetiva de tal revolución ecológica, queda pendiente la cuestión más difícil de cómo llevar a cabo las transformaciones sociales necesarias”, y por eso plantea, erróneamente en nuestra opinión, una estrategia en etapas que debería atravesar primero una “fase ecodemocrática”, en la cual “es necesario luchar por una amplia gama de cambios drásticos dentro de un movimiento radical de base amplia”. Mientras que el “objetivo a largo plazo de la transformación sistémica plantea la cuestión de una segunda etapa de la revolución ecológica, o la fase ecosocialista”. Creemos que esta diferenciación etapista es errónea, y pone límites casi insuperables a la posibilidad de construir un horizonte de superación del capitalismo como el que el autor propone.
Esteban Mercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015). @EMercatante
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Decrecionismo-y-eco-socialismo-perspectivas-afines-o-en-disputa-ante-la-crisis-ecologica
4 notes · View notes
ecoportalnet · 6 days
Text
Incendios devastadores en el Amazonas: Sudamérica enfrenta una catástrofe ambiental sin precedentes
Tumblr media
Sudamérica se encuentra envuelta en un fuego incontrolable, con el Amazonas en el centro de esta crisis. Desde los densos bosques de Brasil hasta los humedales de Bolivia, la región está siendo consumida por más de 340 focos de incendio, una cifra alarmante que sigue aumentando. Estas llamas, que devoran vastas áreas de selva, se ven alimentadas por una prolongada sequía y condiciones climáticas extremas, haciendo que los esfuerzos de las autoridades para controlarlas sean casi inútiles. Récords de incendios en Brasil y Bolivia El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), que monitorea los incendios mediante imágenes satelitales, ha registrado hasta el 11 de septiembre un total de 346,112 focos de incendio en Sudamérica. Esta cifra ya supera el récord anterior de 345,322 incendios, establecido en 2007. En Brasil, solo en los primeros días de septiembre de 2024, se han reportado más de 57,000 focos, superando los números totales de todo el mes en años anteriores. A pesar del despliegue masivo de bomberos en Brasil y Bolivia, la mayoría de los incendios continúan fuera de control, empujados por una extrema sequía. En Bolivia, la situación es igualmente desesperante, ya que los focos de incendios también avanzan sin tregua. Las autoridades luchan contra un enemigo difícil de combatir, mientras las condiciones climáticas extremas dificultan su labor. Perú: el fuego cobra vidas humanas y destruye ecosistemas En Perú, la situación es igualmente grave. Las llamas han consumido vastas áreas de la región de Amazonas, donde más de 15 personas han perdido la vida desde julio. El Gobierno, encabezado por la presidenta Dina Boluarte, ha movilizado a las Fuerzas Armadas y desplegado aeronaves equipadas con tecnología especializada para intentar sofocar los incendios. Helicópteros con sistemas de “Bambi bucket” realizan vuelos constantes, transportando hasta 3,000 litros de agua en cada misión. A pesar de estos esfuerzos, el fuego sigue avanzando, amenazando a la flora y fauna local, así como a comunidades enteras. Según datos del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), el fuego ha afectado 22 regiones del país, siendo Amazonas la más devastada. Además de las 15 muertes, se han reportado casi un centenar de heridos. A pesar de los esfuerzos, las autoridades han logrado extinguir solo el 60% de los incendios registrados en lo que va del año, una cifra que refleja la magnitud del desafío.
Tumblr media
El impacto del cambio climático y la mano humana Científicos y expertos han advertido que, si bien muchos de los incendios son provocados de manera intencional, las condiciones actuales de calor y sequía exacerbadas por el cambio climático están empeorando la situación. Desde 2023, Sudamérica ha sufrido olas de calor sin precedentes, y la sequía en regiones como Brasil ha sido la peor registrada en décadas, según datos del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden). El humo de los incendios ha llegado incluso a países vecinos como Argentina y Uruguay, generando una nube tóxica que afecta la calidad del aire en varias ciudades. En Brasil, las investigaciones policiales han revelado que muchos de los incendios fueron provocados por agricultores que buscan expandir sus tierras de cultivo, una práctica que ha sido duramente criticada por activistas ambientales. En el estado de Río de Janeiro, más de 20 personas están bajo investigación por presuntamente haber iniciado focos ígneos en áreas protegidas. Las autoridades han intensificado los esfuerzos para identificar a los responsables y prevenir futuros incendios, pero la magnitud de la catástrofe deja claro que Sudamérica enfrenta una crisis ambiental de proporciones históricas.
Tumblr media
La necesidad de una respuesta global Mientras los incendios continúan arrasando el Amazonas, la necesidad de una respuesta global se hace más urgente que nunca. El Amazonas, conocido como el "pulmón del planeta", juega un papel fundamental en la absorción de dióxido de carbono y la regulación del clima global. Sin embargo, la continua deforestación y los incendios forestales están poniendo en riesgo su capacidad para cumplir esta función vital. Organizaciones internacionales, científicos y activistas han pedido una acción coordinada para combatir no solo los incendios de Sudamérica, sino también las causas subyacentes, como la deforestación ilegal y el cambio climático. Sin una intervención decisiva, el Amazonas podría llegar a un punto de no retorno, con consecuencias devastadoras para la biodiversidad y el equilibrio climático mundial . Sudamérica arde, y el mundo observa. Lo que está en juego no es solo la supervivencia de una región, sino el futuro del planeta. Ecoportal.net Con información de: https://andina.pe/ Read the full article
0 notes
yo-sostenible · 7 days
Text
Reactivo ante el anuncio de la nueva Comisión Europea La organización ecologista Greenpeace, considera una buena noticia el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva si esto se traduce en un impulso en la lucha contra la emergencia climática y ambiental Por el contrario, Greenpeace alerta de la contradicción que supondría reducir los estándares ambientales y sociales en favor de los grandes lobbies industriales que en el pasado reciente han buscado frenar la agenda verde La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado la lista de comisarias y comisarios designados para dirigir la UE hasta el final de la década. Aunque la política verde ha sido incluida en varias carteras, quedan dudas sobre los verdaderos beneficios sociales y ambientales de un nuevo ciclo de impulso de la competitividad. La Comisión aún no ha publicado todavía el detalle de las orientaciones políticas de cada candidatura (las conocidas como cartas de misión). “El nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva es una buena noticia si esto se traduce en un compromiso firme con una descarbonización verde y justa y una restauración de la naturaleza en el continente. Desde Greenpeace esperamos que su compromiso personal y la relevancia del cargo se traduzcan en una mayor ambición climática y también una mayor velocidad de dichas transformaciones. En este momento crucial, Europa debe mantener su liderazgo, en especial para las futuras generaciones, con las que la presidenta de la Comisión ya se comprometió, y evitar que el cortoplacismo y el retardismo ocupen un lugar central en la política de la UE. Además, la fórmula para la transición ecológica tiene que beneficiar a la gente, y no a las élites o los oligopolios, y tiene que disponer de los recursos suficientes para abordar el reto tan grande que tenemos entre manos”, ha declarado Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España. El director de Greenpeace para la UE, Jorgo Riss, ha señalado: “Europa ya es el continente que más rápido se está calentando, con una naturaleza devastada por la agricultura industrial y la contaminación. El desafío es claro, pero no es tan evidente si esta Comisión va a poder sacar a Europa del camino hacia el colapso ecológico y proteger los medios de vida de las personas. A pesar de que algunos cargos puedan sonar muy bien, hasta la fecha la agenda verde y social de la UE ha sido inestable y ha fallado a la población que se enfrenta a inundaciones, incendios forestales o inseguridad laboral. Si la competitividad significa reducir los estándares sociales y ambientales y ceder ante los grandes contaminadores, a largo plazo eso no generará más puestos de trabajo ni protegerá la vida de las personas ni la naturaleza de la que todos dependemos. El tiempo dirá si esta Comisión está más interesada en los beneficios de los accionistas o en la resiliencia social, económica y ambiental que garantizará que las próximas generaciones tengan un futuro”. En la conferencia de prensa en la que ha presentado su nuevo equipo de comisarios, Von Der Leyen ha asegurado a los periodistas que el cambio climático seguirá “predominando” en la agenda de la Comisión, y que la competitividad y la seguridad son prioridades paralelas. Las y los científicos predicen que el planeta podría calentarse 1,5 ºC para cuando la nueva Comisión termine su mandato, lo que haría inevitable el camino hacia los peores escenarios del calentamiento climático con incendios forestales, inundaciones e impactos sin precedentes en los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Como firmante del Acuerdo de París de las Naciones Unidas sobre el clima, la UE se ha comprometido a actuar para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 ºC. Las y los científicos predicen que el planeta podría calentarse 1,5 ºC para cuando la nueva Comisión termine su mandato, lo que haría inevitable el camino ...
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
tecnotergroup3 · 2 months
Text
Grupo Tecnoter: Líderes en innovación en equipos y soluciones industriales
Tecnoter Group es reconocido por sus soluciones de vanguardia en el sector industrial, ofreciendo una gama de productos de alta calidad diseñados para mejorar la eficiencia operativa y la productividad. Con sede en Italia, Tecnoter se especializa en lava-ruedas automáticos y bases de lavado, herramientas esenciales para mantener entornos de trabajo limpios y eficientes. Estos sistemas son particularmente valiosos en sectores donde la limpieza del vehículo es crucial, como sitios de construcción e instalaciones de fabricación. Los lava-ruedas automáticos están diseñados para soportar los rigores del uso intensivo, asegurando que los vehículos salgan de los lugares de trabajo limpios y libres de contaminantes, lo que ayuda a mantener la seguridad y el cumplimiento de las regulaciones ambientales. lavadora de ruedas
Además de sus sistemas de lavado, Tecnoter Group ofrece una selección de generadores de energía avanzados equipados con motores hidráulicos. Estos generadores están diseñados para brindar confiabilidad y rendimiento, proporcionando una fuente de energía confiable para diversas aplicaciones. Ya sea para construcción, uso industrial o respaldo de emergencia, los generadores de energía de Tecnoter están diseñados para satisfacer las exigentes necesidades de las operaciones modernas. Como complemento de los generadores, Tecnoter también produce compresores de aire de alto rendimiento que brindan una presión de aire constante y eficiente, esencial para una amplia gama de tareas industriales. lavado de ruedas
Otra área de especialización de Tecnoter son los kits hidráulicos para excavadoras. Estos kits están diseñados para optimizar la funcionalidad de las excavadoras, mejorando su rendimiento y versatilidad en diversas tareas. Los imanes hidráulicos y otras soluciones innovadoras también forman parte de la línea de productos de Tecnoter, que proporciona herramientas potentes y eficientes para el manejo de materiales y otras aplicaciones especializadas. lavado de ruedas
El compromiso de Tecnoter Group con la calidad y la innovación es evidente en su variada oferta de productos. Al centrarse en la tecnología avanzada y el diseño robusto, Tecnoter garantiza que sus equipos cumplan con los más altos estándares de rendimiento y durabilidad. Para las empresas que buscan soluciones confiables y efectivas en lavado de ruedas, generación de energía y sistemas hidráulicos, Tecnoter Group se destaca como una opción líder.
Ver más - lavadora de ruedas portátil
0 notes
nexormedical · 3 months
Text
La importancia del diseño hospitalario: cómo la arquitectura impacta la atención al paciente
En el ámbito de la atención sanitaria, donde el bienestar del paciente es primordial, el diseño hospitalario desempeña un papel crucial que se extiende mucho más allá de la estética. La arquitectura de los hospitales influye no sólo en el entorno físico sino que también influye significativamente en la calidad de la atención y los resultados de los pacientes. Este artículo explora las diversas formas en que el diseño hospitalario da forma a las experiencias de los pacientes y contribuye a una mejor prestación de atención médica.
1. Mejorar los entornos curativos
La arquitectura hospitalaria puede crear espacios que promuevan la curación y la recuperación. La luz natural, las vistas de la naturaleza y los interiores bien diseñados pueden reducir los niveles de estrés entre los pacientes, las familias y el personal. Los estudios han demostrado que el acceso a la luz natural y a las vistas puede mejorar el estado de ánimo, reducir la percepción del dolor e incluso acortar las estancias hospitalarias. Consideraciones de diseño bien pensadas, como paletas de colores relajantes, muebles cómodos y zonas tranquilas, contribuyen a crear una atmósfera relajante que favorece la curación.
2. Mejorar la seguridad del paciente
El diseño hospitalario eficaz prioriza la seguridad del paciente mediante una planificación cuidadosa de los diseños y los flujos de trabajo. La señalización clara, la orientación lógica y la zonificación adecuada de los diferentes departamentos minimizan el riesgo de errores médicos y garantizan operaciones eficientes. Diseñar teniendo en cuenta el control de infecciones, como utilizar materiales que sean fáciles de limpiar y reducir las superficies donde se pueden acumular patógenos, es crucial para prevenir infecciones asociadas a la atención sanitaria.
3. Facilitar la colaboración y la comunicación
El diseño hospitalario moderno fomenta la colaboración interdisciplinaria entre los equipos sanitarios. Elementos de diseño como estaciones de enfermería descentralizadas, espacios de trabajo colaborativos y áreas comunes compartidas fomentan la comunicación y el trabajo en equipo. Este entorno de colaboración mejora la coordinación de la atención y promueve mejores resultados para los pacientes.
4. Mejora de la eficiencia y el flujo de pacientes
Los diseños hospitalarios eficientes pueden optimizar el flujo de pacientes y reducir los tiempos de espera. Los departamentos de emergencia, las clínicas ambulatorias y las unidades de internación bien diseñados respaldan flujos de trabajo eficientes para los proveedores de atención médica y garantizan el acceso oportuno a la atención de los pacientes. El diseño de espacios adaptables que puedan adaptarse de manera flexible a los cambios en el volumen de pacientes o las tecnologías médicas mejora la eficiencia operativa.
5. Apoyar la atención centrada en el paciente
La atención centrada en el paciente es el núcleo de la prestación de atención sanitaria moderna, y el diseño hospitalario desempeña un papel crucial para respaldar este enfoque. Diseñar habitaciones que acomoden a los miembros de la familia, brindar espacios para la educación y consulta del paciente e incorporar tecnología para la participación del paciente contribuyen a un entorno centrado en el paciente. La privacidad, la dignidad y el respeto son fundamentales para estos principios de diseño, asegurando que los pacientes se sientan valorados e involucrados en sus decisiones de atención.
6. Adoptar los avances tecnológicos
El diseño hospitalario innovador integra tecnologías de vanguardia que mejoran la atención al paciente. Desde sistemas de edificios inteligentes que monitorean las condiciones ambientales hasta capacidades de telesalud que conectan a los pacientes con especialistas, el diseño impulsado por la tecnología mejora la prestación de servicios de atención médica. La integración cuidadosa de estas tecnologías garantiza que apoyen, en lugar de restar valor, a la experiencia del paciente.
7. Adaptarse a las necesidades futuras
La arquitectura hospitalaria debe ser flexible y adaptable para adaptarse a futuros avances en tratamientos médicos, cambios en los modelos de prestación de atención médica y cambios en la demografía de los pacientes. Diseñar teniendo en cuenta la escalabilidad permite a los hospitales responder a las demandas cambiantes y mantener altos estándares de atención a lo largo del tiempo.
Conclusión
En conclusión, no se puede subestimar la importancia del diseño hospitalario en cuanto a su impacto en la atención al paciente. Más allá de la estética, la arquitectura de los hospitales influye directamente en los entornos de curación, la seguridad del paciente, la colaboración entre los equipos sanitarios, la eficiencia de las operaciones y la experiencia general del paciente. Al priorizar un diseño reflexivo que integre elementos naturales, promueva la seguridad, facilite la comunicación, respalde la atención centrada en el paciente, adopte la tecnología y permita la adaptabilidad futura, los hospitales pueden mejorar la calidad de la atención que brindan.
0 notes
gracelily131 · 3 months
Text
certificación iso 14001
Introducción
La certificación ISO 14001 es un estándar internacional para sistemas de gestión ambiental (SGA). Diseñado para ayudar a las organizaciones a mejorar su desempeño ambiental, este estándar proporciona un marco para gestionar responsabilidades ambientales de manera eficaz. La certificación ISO 14001 no solo demuestra el compromiso de una empresa con la sostenibilidad y la reducción de su huella ambiental, sino que también puede mejorar su eficiencia operativa y reputación en el mercado. Este artículo explora los aspectos clave de la certificación ISO 14001, incluyendo sus principios, beneficios, el proceso de implementación y los desafíos asociados con su obtención y mantenimiento.
1. Principios de la ISO 14001
La norma ISO 14001 se basa en varios principios fundamentales que guían a las organizaciones en el establecimiento de un sistema de gestión ambiental eficaz. El primero de estos principios es el compromiso con la mejora continua. Esto significa que una organización debe estar comprometida a revisar y mejorar constantemente sus procesos y prácticas ambientales para reducir su impacto negativo en el medio ambiente.
Otro principio clave es el cumplimiento de los requisitos legales y otros requisitos. Las organizaciones certificadas bajo la ISO 14001 deben identificar y cumplir con todas las leyes, regulaciones y otros requisitos ambientales aplicables. Este principio asegura que las organizaciones operen dentro de los límites legales y adopten prácticas sostenibles.
La prevención de la contaminación es otro principio central de la ISO 14001. Las organizaciones deben implementar medidas para prevenir la contaminación en todas sus formas, ya sea a través de la reducción de emisiones, la gestión adecuada de residuos o la conservación de recursos naturales. Este principio destaca la importancia de tomar medidas proactivas para minimizar el impacto ambiental.
La gestión del riesgo ambiental es también un principio esencial. Las organizaciones deben identificar y evaluar los riesgos ambientales asociados con sus actividades, productos y servicios. Luego, deben desarrollar planes y procedimientos para gestionar estos riesgos de manera efectiva. Esto incluye la preparación para emergencias y la respuesta rápida a incidentes ambientales.
Finalmente, la participación y competencia del personal es un principio crucial. La ISO 14001 requiere que las organizaciones aseguren que sus empleados tengan la competencia, la conciencia y la formación necesarias para cumplir con los objetivos y metas ambientales. La implicación activa de los empleados en el sistema de gestión ambiental es vital para su éxito.
2. Beneficios de la Certificación ISO 14001
La obtención de la certificación ISO 14001 ofrece numerosos beneficios a las organizaciones. Uno de los beneficios más evidentes es la mejora del desempeño ambiental. Al seguir un marco estructurado para la gestión ambiental, las organizaciones pueden identificar y controlar los impactos ambientales de sus operaciones, lo que resulta en una reducción de la contaminación y una mejor conservación de los recursos.
Otro beneficio significativo es la mejora de la reputación corporativa y la relación con las partes interesadas. Las organizaciones que obtienen la certificación ISO 14001 pueden demostrar a clientes, inversores y reguladores que están comprometidas con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental. Esto puede aumentar la confianza de las partes interesadas y fortalecer las relaciones comerciales.
La certificación ISO 14001 también puede llevar a una mayor eficiencia operativa y reducción de costos. Al identificar y eliminar prácticas ineficientes que resultan en desperdicio, las organizaciones pueden ahorrar en costos de materiales, energía y manejo de residuos. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también mejora la rentabilidad de la empresa.
Además, la ISO 14001 facilita el cumplimiento de requisitos legales y reglamentarios. Al tener un sistema de gestión ambiental en su lugar, las organizaciones pueden asegurarse de que están al tanto de las leyes y regulaciones ambientales aplicables y de que las cumplen. Esto reduce el riesgo de sanciones y multas y asegura operaciones continuas sin interrupciones debido a incumplimientos legales.
Finalmente, la certificación ISO 14001 puede abrir oportunidades de mercado. Muchas empresas y organizaciones gubernamentales prefieren o requieren trabajar con proveedores que tengan certificaciones ambientales reconocidas. Por lo tanto, la certificación puede ser una ventaja competitiva y puede ayudar a las organizaciones a acceder a nuevos mercados y contratos.
3. Proceso de Implementación de la ISO 14001
El proceso de implementación de la ISO 14001 requiere una planificación cuidadosa y un enfoque sistemático. El primer paso en este proceso es realizar un análisis inicial para evaluar el estado actual del sistema de gestión ambiental de la organización. Esto implica identificar aspectos ambientales significativos, evaluar el cumplimiento legal y determinar las brechas en el sistema existente.
Una vez completado el análisis inicial, la organización debe desarrollar una política ambiental que establezca sus compromisos y objetivos ambientales. Esta política debe ser comunicada a todos los empleados y estar disponible para el público. La política ambiental proporciona una base para el desarrollo de objetivos y metas ambientales específicos.
El siguiente paso es planificar el sistema de gestión ambiental. Esto incluye identificar los aspectos e impactos ambientales, establecer objetivos y metas, y desarrollar programas para alcanzarlos. La planificación también implica identificar y evaluar los riesgos ambientales y establecer controles operativos para gestionarlos.
La implementación del sistema de gestión ambiental es el paso siguiente. Esto implica asignar recursos, definir roles y responsabilidades, y asegurar que todos los empleados reciban la capacitación adecuada. También incluye la implementación de procedimientos y controles para gestionar aspectos ambientales y cumplir con los objetivos y metas establecidos.
Una vez implementado el sistema de gestión ambiental, la organización debe llevar a cabo auditorías internas para evaluar su efectividad. Las auditorías internas ayudan a identificar áreas de mejora y asegurar que el sistema cumple con los requisitos de la ISO 14001. Las organizaciones también deben realizar revisiones periódicas por la dirección para evaluar el desempeño del sistema y tomar decisiones sobre mejoras necesarias.
El paso final en el proceso de implementación es la certificación. La organización debe solicitar una auditoría de certificación por parte de un organismo de certificación acreditado. Esta auditoría evaluará si el sistema de gestión ambiental cumple con los requisitos de la ISO 14001. Si la organización cumple con los requisitos, recibirá la certificación.
4. Desafíos en la Obtención y Mantenimiento de la Certificación ISO 14001
Aunque la certificación ISO 14001 ofrece muchos beneficios, también presenta varios desafíos que las organizaciones deben superar. Uno de los principales desafíos es el compromiso y la participación de la alta dirección. Para que un sistema de gestión ambiental sea efectivo, la alta dirección debe estar completamente comprometida y proporcionar los recursos necesarios. Sin este compromiso, es difícil implementar y mantener un sistema de gestión ambiental eficaz.
Otro desafío significativo es la formación y competencia del personal. La implementación de la ISO 14001 requiere que todos los empleados comprendan sus roles y responsabilidades en relación con la gestión ambiental. Esto puede requerir una inversión considerable en formación y desarrollo de capacidades, especialmente en organizaciones grandes o con operaciones complejas.
El costo de implementación y mantenimiento de la certificación también puede ser un desafío. Además de los costos de auditorías y certificación, las organizaciones pueden incurrir en costos asociados con la mejora de procesos, la compra de equipos y la formación del personal. Sin embargo, estos costos a menudo se ven compensados por los beneficios a largo plazo de la certificación, como la reducción de costos operativos y la mejora de la reputación.
La gestión del cambio es otro desafío importante. La implementación de la ISO 14001 a menudo requiere cambios significativos en los procesos y prácticas de la organización. Esto puede encontrar resistencia por parte de los empleados, especialmente si no comprenden los beneficios del cambio. La comunicación efectiva y la participación de los empleados son esenciales para superar esta resistencia y asegurar una transición suave.
Finalmente, el mantenimiento de la certificación requiere un enfoque continuo en la mejora. Las organizaciones deben realizar auditorías internas periódicas, revisar su desempeño ambiental y realizar mejoras continuas en su sistema de gestión ambiental. Esto requiere un compromiso constante y la capacidad de adaptarse a cambios en las regulaciones ambientales y las expectativas de las partes interesadas.
Conclusión
La certificación ISO 14001 es una herramienta poderosa para que las organizaciones gestionen su impacto ambiental de manera efectiva y demuestren su compromiso con la sostenibilidad. Al entender y aplicar los principios de la ISO 14001, las organizaciones pueden lograr beneficios significativos, incluyendo la mejora del desempeño ambiental, la eficiencia operativa y la reputación. Aunque el proceso de implementación y mantenimiento de la certificación presenta desafíos, estos pueden superarse con una planificación cuidadosa, el compromiso de la alta dirección y la participación activa de los empleados. En última instancia, la certificación ISO 14001 no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fortalece la posición competitiva de una organización en el mercado global.
0 notes
solartechmexico · 4 months
Text
Desbloqueando la energía sostenible con los paneles solares Serie River
En un mundo donde la conciencia ambiental se está volviendo cada vez más una prioridad, la demanda de soluciones de energía renovable nunca ha sido tan alta. La energía solar se encuentra en la vanguardia de esta revolución, ofreciendo una fuente de electricidad limpia, confiable y sostenible. En el corazón de esta revolución solar se encuentran los paneles solares Serie River, diseñados para aprovechar el poder del sol y transformarlo en energía utilizable con una eficiencia notable.
Tecnología innovadora
Los paneles solares Serie River son el resultado de una tecnología de vanguardia y años de investigación y desarrollo. Diseñados a la perfección, estos paneles cuentan con celdas fotovoltaicas avanzadas que convierten eficientemente la luz solar en electricidad. Esta tecnología innovadora garantiza una producción máxima de energía, permitiendo a los usuarios optimizar sus sistemas solares para obtener un mayor rendimiento.
Calidad excepcional
La calidad es fundamental cuando se trata de paneles solares, y la gama Serie River sobresale en este aspecto. Fabricados con materiales de primera calidad y cumpliendo con estrictos estándares de control de calidad, estos paneles están diseñados para resistir las condiciones ambientales más adversas. Ya sea calor abrasador, fuertes lluvias o temperaturas heladas, los paneles solares Serie River ofrecen un rendimiento constante, garantizando fiabilidad y durabilidad a largo plazo.
Rendimiento optimizado
Con un enfoque en la optimización del rendimiento, los paneles solares Serie River están diseñados para ofrecer niveles de eficiencia excepcionales. Al maximizar la absorción de la luz solar y minimizar la pérdida de energía, estos paneles generan más energía por metro cuadrado, maximizando el retorno de la inversión para los propietarios de sistemas solares. Ya sea para aplicaciones residenciales, comerciales o industriales, la gama Serie River garantiza un rendimiento óptimo en diversas condiciones de operación.
Solución sostenible
Uno de los aspectos más convincentes de la energía solar es su sostenibilidad. A diferencia de las fuentes de energía convencionales que dependen de recursos finitos y producen emisiones dañinas, la energía solar es limpia, renovable y abundante. Al aprovechar el poder del sol, los paneles solares Serie River ofrecen una solución sostenible a las necesidades energéticas del mundo, reduciendo las huellas de carbono y mitigando el impacto ambiental.
Aplicaciones versátiles
La versatilidad de los paneles solares Serie River los hace adecuados para una amplia gama de aplicaciones. Desde alimentar hogares y negocios hasta respaldar instalaciones fuera de la red y la infraestructura remota, estos paneles ofrecen una flexibilidad y adaptabilidad incomparables. Ya sea para techos residenciales, edificios comerciales o granjas solares a gran escala, la gama Serie River satisface diversos requisitos energéticos con facilidad.
Otros productos:
La estación de energía portátil EcoFlow Wave 2 es tu solución para obtener energía portátil y confiable donde quiera que vayas. Compacta pero potente, esta estación de energía portátil es perfecta para aventuras al aire libre, emergencias o uso diario. Con su batería de alta capacidad, la Wave 2 proporciona suficiente energía para mantener tus dispositivos funcionando sin problemas. Ya sea que estés acampando, en un viaje por carretera o enfrentando un corte de energía, la EcoFlow Wave 2 te tiene cubierto. Explora la libertad de la energía portátil con EcoFlow Wave 2.
Experimenta el poder ilimitado sobre la marcha con la estación de energía portátil EcoFlow River Max 2. Diseñado para aventureros y entusiastas del aire libre, este dispositivo compacto pero potente proporciona energía confiable donde la necesites. Con su batería de alta capacidad y múltiples puertos de salida, puede cargar tus dispositivos, alimentar pequeños electrodomésticos e incluso alimentar tus dispositivos electrónicos esenciales durante emergencias o aventuras fuera de la red. Di adiós a las limitaciones y abraza la libertad de la energía sostenible con EcoFlow River Max 2.
Experimenta energía confiable y versátil con el EcoFlow River 2 Pro. Perfecto para aventuras al aire libre y situaciones de emergencia, esta estación de energía portátil cuenta con una batería de alta capacidad y múltiples puertos de salida. Carga tus dispositivos sin esfuerzo, alimenta pequeños electrodomésticos y mantiene tus electrónicos esenciales funcionando dondequiera que estés. Con el EcoFlow River 2 Pro, disfruta de la conveniencia de la energía sostenible dondequiera que te encuentres.
1 note · View note
engel2011-blog1 · 4 months
Text
Honduras: Alcances y Limites del Decreto de Emergencia Ambiental
Tumblr media
Escritor por: Engels Bladimir López Sánchez[1]
El pasado 28 de mayo del 2024 el Gobierno de la República a través del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, en el marco de la crisis ambiental que golpea a la sociedad hondureña, producto de la quema del bosque y la contaminación del aire, entre sus resoluciones principales destaca la creación de la Comisión “Cero Deforestación al 2029” y la presencia de los militares en la gestión de la actual crisis climática y ambiental.
Las resoluciones y medidas acontecen en un contexto de país marcado por una ola imparable de incendios y de calor, que según datos oficiales de Instituto de Conservación Forestal (ICF), en lo que va del 2024 se contabilizan más de 4.800 hectáreas afectadas por 146 incendios forestales y las temperaturas alcanzan aproximadamente los 40 grados centígrados.
En ese contexto es importante responder a tres preguntas de fondo: ¿Cuál es el abordaje de la crisis climática y ambiental propuesta por el Gobierno? ¿Cuáles son las implicaciones de la presencia de los militares, en el marco de un proceso de securitización ambiental? ¿Que implica el Decreto de Emergencia Ambiental para las organizaciones sociales comunitarias y movimientos sociales que defienden el territorio? En ese sentido, proponemos un abordaje desde el enfoque del Desarrollo Territorial en los esfuerzos por dimensionar desde una perspectiva critica el alcance y limitaciones de dicho Decreto, en la resolución democrática de la actual crisis climática y ambiental en Honduras.
El Decreto de Emergencia plantea alcances de interés. Primero, reconoce la forma en la cual el narcotráfico y el crimen organizado se han asentado de manera amplia en los territorios, desencadeno un amplio proceso de desterritorialización de gran alcance con fuertes impactos abversos en el medio ambiente y en la vida de las comunidades. Segundo, si bien no se cuestiona la acción institucional en materia ambiental y climática, existe un esfuerzo de articulación interinstitucional para gestionar la actual crisis climática. Sin embargo, una de las limitaciones de esta articulación, es que se basa exclusivamente en el tema legal y penal y en menor medida la reforestación, desconociendo temas como la gestión social del riesgo, desarrollo territorial, entre otros. Tercero, se ordena al Poder Judicial crear Juzgado de Letras en Materia Ambiental, de suma importancia para gestionar de manera jurisdiccional los delitos ambientales, con el peligro que los terratenientes y los ganaderos utilice esta herramienta para criminalizar a las comunidades indígenas y campesinas. Cuarto, se pone en el centro de la acción una de las demandas históricas del movimiento territorial, el abuso con el que actúan muchas Corporaciones Municipales al momento de extender permisos que promueven actividades que van en detrimento el ambiente y el territorio.
El Decreto de Emergencia Ambiental: Tan lejos y tan cerca de las alternativas a la crisis climática
En el marco de la Pandemia de la COVID-19, se reabrió de manera amplia el debate sobre los enfoques para gestionar la crisis climática y ambiental. Tres enfoques sobresalen: i) Pacto Ecosocial, ii) Pacto Verde Europeo y, iii) El Green New Deal de Estados Unidos. El primero surgió en los países del Sur Global y su propuesta consiste en atacar los problemas estructurales que determinan la actual crisis climática, determinados por el sistema capitalista. El segundo surge en el seno de los países de la Unión Europea y su propuesta consiste básicamente en hacer reformas el actual modelo económico para conseguir la neutralidad climática. Y el tercero, nació en los círculos académicos y progresistas Demócratas, con el objetivo de abordar la crisis del cambio climático y la desigualdad económica mediante un proceso de modernización del sistema capitalista.
En términos políticos e ideológicos el pacto ecosocial tiene sus orígenes en las propuestas del ecosocialismo y la ecofeminismo, reiterando la importancia de transitar hacia sociedades y economías socialistas. El pacto verde, tiene sus orígenes en la propuesta del liberalismo verde, que consiste en promover la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sostenible. Y el Green New Deal de Estados Unidos, tiene sus orígenes en las propuestas de capitalismo progresistas alrededor de la llamada transición energética y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Asier Arias (2020), expone abiertamente la forma en la que el liberalismo verde y el capitalismo progresista considera que la actual crisis climática en curso no tiene nada que ver con la dinámica depredadora del modelo capitalista y que, por tanto, se debe a una explosión demográfica de los países del Sur Global.
En ese sentido, como lo recuerda Eduardo Gudynas (2020), existen distintos horizontes a las alternativas para hacerle frente a la crisis climática y ambiental: desde posiciones conservadoras, que sostienen que la vía es reforzar el capitalismo en cada país; posiciones moderadas, que afirman que el imperativo actual es emprender diferentes medidas de reformas o cambios en el capitalismo; y posiciones radicales, que promueven de modo explícito de concebir el futuro preferido no-capitalista. Las vías para hacerle frente a la crisis climática y ambiental dependerán de la capacidad política de los gobiernos y de la presión que se pueda ejercer desde los movimientos y organizaciones sociales.
El abordaje de la crisis climática y ambiental expuesta en el Decreto de Emergencia Ambiental está próximo al liberalismo verde y distante del pacto ecosocial. Lo anterior, con base a la idea que dicho Decreto no enfatiza en la necesidad de crear una nueva generación de leyes ambientales, territoriales y climáticas que pongan en el centro la importancia de transformar el modelo económico y transitar a una sociedad sustentable y equilibrada, en el marco de un proceso de biocentrismo ampliado (reconocer los derechos de la naturaleza). Por otro lado, no existe un reconocimiento tácito que uno de los principales problemas que impide la gestión de la crisis y climática es la debilidad de la institucionalidad pública y la importancia de avanzar en un proceso de refundación institucional desde una mirada democrática y estratégica. La mirada política sobre la crisis climática y ambiental tiene que pasar por valorar elementos de carácter interno que giran alrededor de la económica política y el orden institucional del gobierno, es decir, es necesario poner en perspectiva la acción gubernamental climática y ambiental de las instituciones públicas de Estado y la dinámica del modelo económico hondureño.
El Decreto de Emergencia Ambiental y el peligro de la securitización militar ambiental
En las últimas 4 décadas han proliferado los estudios sobre la forma en la cual la crisis climática posiciona a los militares en la gestión ambiental. Esta tendencia ha tomado fuerza en el marco de la Postpandemia de la COVID-19 y es parte de una estrategia geopolítica más amplia impulsada por el Consejo de Seguridad de la ONU y la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que presionan a los gobiernos para que las fuerzas militares vayan tomando el control sobre dichas crisis. Juan Pablo Vasques (2022), expone que la crisis ambiental está siendo vista por los gobiernos nacionales como una amenaza de seguridad nacional, ya que estas crisis producen el auge de conflictos nacionales, desplazados climáticos y masivas olas de migraciones que se viven en Latinoamérica, Europa y Asia.
La securitización ambiental como problema político en la gestión de la crisis ambiental, obliga a ir más allá de la noción clásica de la militarización de la sociedad. El hecho que los militares estén al frente de la crisis ambiental pone en cuestión principios referentes a la soberanía y autonomía territorial que extrapola aspectos como el derecho, la cultura territorial y las formas políticas autónomas de organización territorial, desarrolladas históricamente por las comunidades urbanas, rurales, indígenas y campesinas. La securitización ambiental, promueve una especie de ecointervencionismo militar con grandes impactos en la gestión democrática del territorio y la crisis ambiental en general, en un marco de vulneración de derechos internacionales, como el Convenido 169 de la OIT, entre otros.
En el caso del Decreto de Emergencia Ambiental, la securitización ambiental se manifiesta en tres grandes categorías: emergencias ambientales, ecocidio o crímenes contra la naturaleza y el terrorismo territorial por el narcotráfico, a través de acciones unilaterales del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa. Esta intervención verde pone en fuerte crisis el concepto más básico de soberanía territorial, que, en el marco de un amplio proceso de defensa ecológica el uso preventivo de la fuerza en respuesta a un daño ambiental inmediato influye hacia el territorio de las personas víctimas de la crisis ambiental. En conclusión, la securitización ambiental requiere de un análisis más amplio a la luz del derecho internacional y de la dinámica de los actores sociales que resguardan el territorio.
El Decreto de Emergencia Ambiental y la falta de participación de las organizaciones y movimientos sociales
En el actual abordaje de la crisis climática y ambiental, las organizaciones sociales y movimientos socioterritoriales han sido relejados. Lo anterior abre un escenario crítico para la gestión ambiental, ya que la experiencia hondureña indica que las políticas ambientales cuando son dictadas desde los centros de poder no logran el impacto esperado, debido a una serie de limitaciones institucionales, burocráticas y comunicacionales. Por otro lado, la presencia de los militares en el proceso abre un proceso de vulneración de derechos humanos y territoriales, ya que diversos focos de ecocidios ambientales se centran en espacios territoriales donde existe presencia de comunidades indígenas y campesinas, ante los procesos de concesión territorial otorgados en el régimen de Juan Orlando Hernández.
Desde una perspectiva territorial la crisis climática y ambiental, se viene abordando desde la propuesta de la economía política del cambio climático. Esta propuesta consiste en emprender medidas encaminadas a desarrollar cambios profundos en los modelos económicos territoriales priorizando los siguientes elementos: transición energética, justicia fiscal progresiva, protagonismo de las organizaciones sociales y sociedad civil, justicia climática y ambiental y la ambientalización de la sociedad en sus diferentes niveles (Josep Roca, 2019). En esa dirección, la justicia climática y ambiental encuentra un punto de encuentro en el territorio, comprendido como un espacio social de interacción y encuentro de diversos actores que se disputan el control de los bienes comunes naturales y la representación social del desarrollo económico y social.
Para lo anterior es importante que las políticas ambientales refuercen la idea de gobernanza territorial, como mecanismo democrático para la resolución de conflictos y la identificación de medidas para enfrentar la crisis climática y ambiental. En Honduras sobresalen importantes experiencias de gobernanza territorial en relación a la gestión del agua y el bosque, que pueden servir de punto de partida para que la a actual crisis ambiental y climática se gestione de manera democrática y abra nuevos causes para el desarrollo territorial rural y urbano. Es por esto, que es importante que las comisiones que se van a conformar en el marco del Decreto de Emergencia Ambiental prioricen el enfoque de la economía del cambio climático y la gobernanza territorial.
Referencias bibliográficas
Arias, Asier, La batalla por las ideas tras la pandemia: Crítica del liberalismo verde. Editorial Catarata, Madrid, 2020.
Gudynas, Eduardo, Tan cerca y tan lejos de las alternativas al desarrollo: Planes, programas y pactos en tiempos de pandemia. Centro Americano de Ecología Social (CLAES), Perú, 2020.
Vasques, Juan Pablo, La securitización ambiental en los aliados de Estados Unidos y el Consejo de Seguridad Nacional, Capitulo 2, en, La Geopolítica ambiental de Estados Unidos y sus aliados del norte global: Implicaciones para América Latina. CLACSO, Buenos Aires, 2022.
Roca, José, Crisis climática: la eclosión actual entre ecologismo y capitalismo. Editorial Otaedro, España, 2019.
[1] Egresado de la Escuela de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Pasante de la Maestría en Desarrollo Territorial-Rural, en la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO-ECUADOR).
0 notes
centraldenoticiasmx · 4 months
Text
Fortalecen coordinación interinstitucional en prevención y combate de incendios forestales
🖊#MedioAmbiente | Fortalecen coordinación interinstitucional en prevención y combate de incendios forestales +INFO:
La Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), a través de la Dirección General de Gestión Ambiental y el Centro Estatal de Emergencias y Contingencias Ambientales (CEECA), participó en la reunión de coordinación interinstitucional para reforzar la prevención y combate de incendios forestales en el municipio de Tepoztlán. Las y los asistentes de diferentes instituciones, acordaron mantener la…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
matthew-blake · 5 months
Text
Planificación para el futuro: peligros ambientales y gestión de residuos-Matthew Simpson
Buenos Aires, siendo una ciudad grande, enfrenta desafíos especiales debido a los peligros ambientales que requieren una planificación cuidadosa. Por su alta población y su compleja infraestructura, es muy vulnerable a problemas como inundaciones y contaminación del aire. Una buena planificación en Buenos Aires puede ayudar a reducir estos riesgos, proteger la salud de las personas, asegurar que los edificios y caminos resistan eventos extremos, y mantener la economía de la ciudad estable. Además, al tomar medidas preventivas, Buenos Aires puede cuidar su entorno, lo cual es vital para la calidad de vida de sus residentes. Por eso, es crucial planificar bien para hacer frente a los riesgos ambientales y mantener a Buenos Aires habitable y segura ante los desafíos del futuro.
Tumblr media
Buenos Aires ha implementado una variedad de sistemas para mitigar los impactos de desafíos ambientales como inundaciones, contaminación del aire y eventos meteorológicos extremos. Para abordar las inundaciones, la ciudad ha desarrollado una extensa red de drenajes pluviales y cuencas de retención, destacándose el Túnel Maldonado, que desvía el exceso de agua de lluvia hacia el Río de la Plata, reduciendo considerablemente las inundaciones urbanas. En la lucha contra la contaminación del aire, Buenos Aires ha enfocado esfuerzos en expandir las áreas verdes y promover opciones de transporte sostenible, incluyendo una mejora significativa de sus sistemas de transporte público y la introducción de programas de bicicletas compartidas, destinados a reducir las emisiones de vehículos. Además, en respuesta a los eventos meteorológicos extremos, Buenos Aires ha establecido un sistema de alerta temprana y protocolos de emergencia para responder rápidamente a eventos como olas de calor y tormentas severas, con el objetivo de proteger a sus residentes e infraestructuras de los duros efectos de la variabilidad climática.
Tumblr media
En Buenos Aires, una ciudad grande y con mucha gente, es muy importante manejar bien los residuos. Esto significa recoger, transportar, procesar, reciclar y desechar la basura de manera eficiente. Hacer esto ayuda a mantener la ciudad limpia y saludable, evita la contaminación y protege el medio ambiente. Además, al reciclar y reutilizar materiales, la ciudad puede usar menos recursos naturales. Es esencial educar a los ciudadanos sobre cómo manejar sus residuos de forma responsable para que todos contribuyan a hacer de Buenos Aires un lugar más sostenible y agradable para vivir.
Tumblr media
Buenos Aires aborda el problema del exceso de residuos mediante la implementación de programas integrales de reciclaje y gestión de residuos. La ciudad fomenta la separación de residuos en origen, lo que facilita el reciclaje y la reutilización de materiales, y ha establecido centros de reciclaje accesibles para incentivar la participación ciudadana. Paralelamente, los servicios de salud pública desempeñan un papel crucial en la educación de la población sobre la prevención de la contaminación y la generación excesiva de residuos. Estos servicios ofrecen talleres y campañas informativas que enseñan prácticas sostenibles en el hogar y en la comunidad, destacando la importancia de acciones como el uso adecuado de recursos, la reducción del consumo de plásticos de un solo uso y la correcta disposición de residuos químicos y electrónicos para proteger el medio ambiente y promover una ciudad más limpia y saludable.
Tumblr media
En Buenos Aires, una ciudad grande con muchos retos ambientales y de movilidad debido a su alta densidad poblacional, es vital planificar con enfoque en la sostenibilidad para mantener un ambiente urbano saludable y accesible. Los espacios verdes como los Bosques de Palermo y la Reserva Ecológica de Buenos Aires no solo ofrecen un hogar para muchas especies y un lugar de descanso para la gente, sino que también funcionan como importantes pulmones urbanos que ayudan a combatir problemas como la contaminación del aire y las inundaciones. Además, la ciudad ha implementado programas eficaces para gestionar los residuos y mejorar el transporte público para enfrentar los desafíos del cambio climático y la urbanización intensiva. Estas iniciativas muestran el compromiso de Buenos Aires hacia un futuro más verde y sostenible. Todos estos esfuerzos no solo mejoran la vida de sus residentes, sino que también sirven de ejemplo para otras ciudades que buscan crear entornos urbanos más sostenibles y justos. Si te interesa leer más sobre el desarrollo de los países, te recomiendo seguir el blog de @chilefuerte, donde describen los cambios históricos de Chile. Además, para enfocarte en eventos en otro país, @joshandlukas es una excelente opción, ya que discuten los problemas de ciertas comunidades en Brasil.
Las Fuentes:
https://www.news-medical.net/health/Environmental-Health-Hazards-An-Overview.aspx
https://www.britannica.com/technology/solid-waste-management
https://www.soils.org/news/science-news/tile-drainage-impacts-yield-and-nitrogen/
https://www.smithsonianmag.com/science-nature/recycling-you-may-be-doing-it-wrong-180951192/
https://buenosaires.gob.ar/noticias/city-recognized-its-waste-management-and-recycling-0 
Matthew Simpson
0 notes
jgmail · 11 months
Text
Ecología y comunismo
Tumblr media
Por Esteban Mercatante
Fuentes: La izquierda diario
La manera irrefrenable en la que el capitalismo dislocó el metabolismo socionatural, se ha vuelto quizás una de las muestras más contundentes de la necesidad de superar este modo de producción. Su continuidad se ha vuelto una amenaza para la supervivencia de la humanidad y de muchas otras especies. La seguidilla de eventos disruptivos, vinculados muchos de ellos al cambio climático, pero también a otros trastornos ambientales que produce la dinámica desquiciada de la acumulación, plantean con urgencia la necesidad de activar los “frenos de emergencia”.
La evidencia de que no hay “planeta B”, y que al único que tenemos el capitalismo se lo devora de manera cada vez más acelerada, acerca a sectores, sobre todo de la juventud, a las posturas críticas anticapitalistas. Los proyectos de “capitalismo verde”, que afirman la posibilidad de una transición energética bajo comando de los empresarios y afirman que es posible encaminar este sistema a un sendero “sostenible” en términos ambientales, se paran sobre pies de barro. A pesar de los negocios rentables que muchos sectores vienen haciendo cada vez más exitosamente con energías “limpias”, estas van de la mano del desarrollo de nuevos desastres ambientales como el que genera el extractivismo del litio, que se desarrolla hoy con métodos altamente invasivos que producen numerosas consecuencias negativas allí donde se desarrollan. Al mismo tiempo, las energías de transición no significaron una disminución en la utilización de hidrocarburos, sino que se sumaron a esta para aumentar el total de energía consumida.
Esto explica el dinamismo del ecosocialismo, una de las vertientes de la crítica anticapitalista de gran vitalidad en la actualidad. No se trata de una corriente homogénea, sino que, por el contrario, encontramos planteos divergentes de cómo debe responderse a los legados de crisis ecológica que deja el capitalismo y hacia dónde debe apuntar una sociedad poscapitalista, o más precisamente, comunista. Hay dos posturas, que tienden a polarizar el debate en el campo ecosocialista. Son, por un lado, quienes apuntan hacia el decrecionismo, y, por otro, los “ecomodernistas” que depositan un optimismo excesivo sobre las soluciones tecnológicas para responder a la crisis ecológica y continuar con el aumento generalizado de la producción y el consumo. En contrapunto con estas posturas, vamos a proponer algunas coordenadas para pensar la perspectiva comunista ante la necesidad de responder al metabolismo socionatural trastornado que el capitalismo agrava diariamente.
¿De lujo completamente automatizado?
Para una mirada del comunismo que podríamos llamar ecomodernista, la respuesta está en la aceleración del desarrollo tecnológico. El diagnóstico central es que la innovación en el capitalismo se encuentra más limitada para desplegar todas sus potencialidades, porque le cuesta cada vez más traducirse en modelos de negocios rentables que justifiquen las inversiones. Este es el diagnóstico de Aaron Bastani, autor de Comunismo de lujo plenamente automatizado. Liberar el desarrollo tecnológico de estas trabas que le imponen las relaciones de producción capitalistas permitiría, en opinión de Bastani, automatizar plenamente los procesos productivos. Pero esta automatización comunista sería compatible con la resolución de los problemas ecológicos. Abundancia (entendida como acceso a bienes sin fin a la vista) y sustentabilidad pueden ir de la mano, gracias a numerosos cambios, grandes y pequeños, que en algunos casos ya están en marcha pero se podrían acelerar bajo nuevas relaciones de producción comunistas. Estas iniciativas van desde la introducción en gran escala de energías renovables, a la implementación de mejores métodos de aislamiento para mantener las temperaturas sin requerir calefacción, o aprovechar mejor el calor solar, pasando por el reemplazo de la cría de ganado a gran escala para la alimentación por el consumo de carne sintética. Pero Bastani no se detiene ahí. Como la automatización requiere materiales, y especialmente hará falta capacidad de almacenamiento de energía, imagina que la minería espacial (la extracción de metales de los asteroides) puede ofrecer la respuesta. También debemos imaginar, aunque no lo explicite tan claramente, que el espacio puede ser destino para la chatarra que se acumula de manera cada vez más insostenible en numerosas partes del planeta.
Un supuesto que le permite a Bastani concluir que un comunismo de lujo completamente automatizado y ambientalmente sustentable es alcanzable si se termina con los límites que impone el capital al desarrollo tecnológico, es que, en buena medida, el “lujo” tiende a desacoplarse del impacto ambiental. Aunque no lo explicite así, el autor hace suya la noción de que, con el peso creciente de las tecnologías de la información en los más variados ámbitos de la vida, los procesos de producción se desmaterializan, y por tanto la huella ambiental se reduce en relación con el crecimiento económico. La información, una vez producida, se puede reproducir con costo tendiente a cero. Si extrapolamos esto hacia todas las esferas de una producción que aparece cada vez dominada por la información en el control de distintos procesos, podemos concluir que tiende a haber una desmaterialización generalizada, al menos parcial.
No faltan quienes aportan estadísticas de que este desacople es lo que viene ocurriendo en los países más desarrollados; pero muchas de esas evidencias del desacople se obtienen haciendo abstracción de cómo esos países ricos, imperialistas, sustentan su reproducción (incluyendo con este término los procesos de acumulación capitalista que sus multinacionales comandan desde ahí explotando trabajo y recursos en todo el globo) en numerosos procesos materiales que ocurren fuera de sus fronteras. No hay desmaterialización sino deslocalización de los procesos materiales en terceros países, a donde “tercerizan” los impactos ambientales. Cuando introducimos esta “deslocalización” de la huella material en la ecuación, no ocurre tal desacople.
Sustentar la idea de que un comunismo de lujo automatizado tiene un camino despejado sobre la base de estos débiles presupuestos, puede ser ruinoso.
Para Marx, nos recuerda Terry Eagleton, la posibilidad del socialismo estuvo dada por el desarrollo de las fuerzas productivas que realizó el capitalismo,
pero la tarea de expandirlas no corresponde al socialismo […] El socialismo viene aupado sobre la base de esa riqueza material, pero no es el constructor ni el acumulador de la misma […] La labor del socialismo no consiste tanto en espolear esos poderes como en someterlos a un control humano racional [1].
Bastani no estaría de acuerdo con estas apreciaciones; su “comunismo de lujo” abraza un crecimiento de la riqueza incluso más rápido que el del capitalismo, aunque socializada para todos y todas.
El comunismo de lujo plenamente automatizado de Bastani prefigura más un cambio en la distribución que en las formas de producción y consumo que imprime el capitalismo. Es notable cómo no hay en la hoja de ruta hacia el comunismo que plantea, ningún protagonismo de la fuerza de trabajo, enajenada bajo el capitalismo, para pensar una profunda reorganización y rearticulación de ambos procesos, de producción y consumo, que bajo el capitalismo se encuentran separados por la transformación de la fuerza de trabajo en una mercancía, alienada de los medios de producción y obligada a venderse a cambio de un salario para alcanzar los medios de subsistencia. La clase obrera no aparece, para Bastani, como un agente capaz de ingresar en el terreno de la producción para terminar con esa separación forzada. Se limita a proyectar una automatización plena de la producción, proceso donde la protagonista sería la tecnología en sí misma más que la clase social, y a apuntar en paralelo a una extensión de las formas de consumo vigentes para el conjunto de la sociedad. Una especie de “comunalización” de los patrones de consumo capitalistas, sustentada en proyecciones extravagantes sobre la posibilidad de expandir la extracción de recursos más allá de las fronteras planetarias. No hay una crítica del trabajo alienado bajo el capitalismo, sino una suscripción lisa y llana a lo que Dave Beech denomina los “discursos del rechazo al trabajo, del antitrabajo y del imaginario post-trabajo” [2], tendencia por la que se inclinan la mayor parte de los postcapitalistas contemporáneos. De esto se desprende, en opinión de Beech, que “la tendencia política contemporánea del poscapitalismo no alinea adecuadamente la abolición del trabajo [que se piensa simplemente como su eliminación, como automatización; N. de R.] con la superación del capitalismo” [3].
No debería sorprendernos, entonces, que muchos postcapitalistas que sueñan con “eliminar” el trabajo, al que rechazan, en vez de pensar en su profunda transformación, proyecten la continuidad, más allá del capitalismo, de formas de consumo que son intrínsecas de este modo de producción, con lo cual contribuyen a naturalizarlas y deshistorizarlas. Como estas no resultan universalizables de manera sustentable en los límites que plantea el planeta, no sorprende la necesidad de imaginar soluciones intergalácticas a los desafíos ambientales, como las que propone Bastani, que nos ofrece una variante “comunista” (de lujo) de los desvaríos espaciales de Elon Musk o Jeff Bezos.
¿Comunismo decrecionista?
Kohei Saito desarrolla, en crítica a los planteos comunistas economodernistas, un planteo diametralmente opuesto. Aunque en su primer estudio sobre las obras más tardías de Marx, La naturaleza contra el capital no lo planteaba tan abiertamente, en sus libros más recientes, como Marx in the Anthropocene, Saito manifiesta claramente que el comunismo hoy debe ser decrecionista, una cuestión que es planteada casi como de sentido común. Con este posicionamiento, no está haciendo más que plegarse a una corriente que viene ganando influencia [4], en la que también encontramos otros autores de posturas anticapitalistas y que coquetean con que el decrecionismo solo puede llegar a ser viable con alguna variante de socialización de los medios de producción, como es el caso de Jason Hickel y –en cierta medida– de Giorgios Kallis, de quienes ya hemos hablado en artículos anteriores. En los últimos tiempos, la publicación Monthly Review, en la que tienen una importante responsabilidad editorial John Bellamy Foster, también ha suscrito a una perspectiva decrecionista.
El planteo comunista decrecionista, se distingue de la corriente más general (y extendida) del decrecionismo que plantea que es necesaria una drástica reducción planificada de la producción social con los fines de bajar la presión sobre los recursos del planeta pero no es muy clara respecto del tipo de transformaciones sociales requeridas para llevarla adelante. Si bien esta reducción del volumen del metabolismo social está asociada en la mayor parte de los enunciados decrecionistas a una transformación en los modos de “cómo se produce”, nunca termina de estar claro qué tipo de organización de la producción social, alternativa al capitalismo, prefiguran. Tampoco, donde estarían los puntos de apoyo ni los agentes sociales capaces de transformar en estrategia los postulados de “cambio cualitativo” que prescriben. No obstante estas serias dificultades para articular una perspectiva coherente, la idea de que la salida a los problemas contemporáneos pasa por alguna variante de decrecionismo gana terreno entre sectores del ecologismo crítico del capitalismo. Esto ocurre sobre todo en los países imperialistas desarrollados [5].
Quienes unen la defensa del decrecionismo con la perspectiva del comunismo, como Saito, no son ambiguos en estos aspectos; plantean claramente que este puede ser socialmente equitativa e hipotéticamente viable sólo terminando con el capitalismo. Su énfasis está en que comunismo y decrecionismo pueden acoplarse sin mayores contradicciones, minimizando o ignorando aquellos aspectos de algunos de los principales exponentes del decrecionismo que contradicen o rechazan cualquier horizonte socialista. Obviamente, que algunos decrecionistas sean críticos del comunismo, no es suficiente motivo para afirmar que una estrategia comunista no debería tener en cuenta los planteos decrecionistas o introducir sus coordenadas.
Hay cuestiones, que llevan a estos autores a propugnar un “comunismo decrecionista”, que deben ser tomadas muy en serio, y no se pueden descartar a la ligera. El nivel de expoliación de la naturaleza alcanzado por el capitalismo, que además de traducirse en el calentamiento global y otros varios trastornos significa que en la actualidad se consume cada año el doble de los recursos que el planeta es capaz de reponer, condiciona la manera en que podemos pensar el comunismo hoy. Si la acción revolucionaria de la clase obrera lograra expropiar al capital e imponer una transición al comunismo en porciones considerables del planeta, deberá lidiar con esta herencia de deterioro del metabolismo socionatural producida por el capitalismo. ¿Cómo entender bajo estas condiciones la posibilidad de alcanzar un mundo donde se haga posible el lema “a cada quién según su necesidad”?
Pero la buscada síntesis de perspectivas que se encierra en el “comunismo decrecionista”, termina constriñendo el horizonte de posibilidades con las que podemos contar, si arrebatamos el control de los medios de producción de la minoría capitalista y los gestionamos colectivamente, para establecer un metabolismo socionatural equilibrado. Solo aquellas variantes que sean compatibles con los postulados decrecionistas entran en consideración.
En el caso de Saito, podemos ver que en su “comunismo decrecionista” hay, por momentos, planteos sobre el rol del desarrollo tecnológico que pueden tener rasgos unilaterales. El autor critica correctamente las dimensiones despóticas que conlleva el desarrollo tecnológico en el capitalismo, donde “depende del carácter antidemocrático y verticalista del proceso de producción, con la concentración del poder en manos de unos pocos” [6]. Partiendo de esta advertencia correcta, por momentos parece desestimar la importancia que puede tener un mayor desarrollo de las fuerzas productivas en una sociedad comunista, en la cual el metabolismo equilibrado con la naturaleza sea un objetivo central. Nos advierte que “para Marx en la década de 1870, una sociedad post-escasez no tiene por qué basarse en el desarrollo tecnocrático de las fuerzas productivas” [7]. Por momentos da la impresión de homologar todo aumento de la productividad con aumento del volumen de producción, cuando en realidad puede lograrse produciendo lo mismo en menos tiempo para ahorrar trabajo social, que es lo que podría proponerse una sociedad no basada en la explotación del trabajo como el capitalismo. Al sugerir este tipo de identificación, Saito se inclina por hacer hincapié más bien en que se puede llegar a la abundancia aún bajando la productividad, lo cual, en algunos sentidos, puede ser cierto y necesario, pero no puede necesariamente convertirse en norma. No podemos dar la espalda a la posibilidad de desarrollar nuevas tecnologías más productivas en una sociedad comunista aunque esta no busque producir siempre más y más como fin en sí mismo –como ocurre en el capitalismo–, sino con la meta de aumentar el rendimiento del trabajo para economizarlo. Es decir, determinados desarrollos tecnológicos pueden ser aliados de una sociedad que busque reducir el trabajo necesario, siempre y cuando se tenga, en todo momento, presente la meta de sostener una relación racional o equilibrada con el metabolismo natural. Al mismo tiempo, las “soluciones tecnológicas” a los problemas ambientales que está dejando como herencia el capitalismo a cualquier formación económico social que lo suceda, que pueden ser falaces como la estrategia de mitigación propuesta por el capitalismo verde para seguir creciendo desenfrenadamente, o en la manera en que son encaradas por los postcapitalistas con su fetichismo tecnológico, pueden ser parte del arsenal necesario en una sociedad de transición al comunismo. No se puede confiar que la tecnología por sí sola resolverá los trastornos del desarrollo capitalista; la tecnología nunca es neutra sino que sus desarrollos dependen de la sociedad en la que se inscriben. Pero tampoco dar la espalda a la posibilidad de introducir, bajo el dominio de otras relaciones sociales basadas en el desarrollo más pleno de las personas y en la búsqueda del equilibrio con el metabolismo natural, mejoras tecnológicas que vayan en el sentido de alcanzar estos objetivos, o de revertir los lastres legados por el capitalismo.
Imponernos que el comunismo deberá ser decrecionista termina cercenando un abordaje más rico de las decisiones que podrán plantearse para una sociedad basada en la socialización de los medios de producción para asegurar un bienestar material para el conjunto de la sociedad, y lidiar al mismo tiempo con el legado de crisis climática, proponerse alcanzar y sostener un metabolismo socionatural equilibrado, sin renunciar a la idea de asegurar un bienestar. Si bien la “herencia” de desastres ambientales que lega el capitalismo restringe las opciones, estás son bastante más amplias que lo que puede compatibilizarse con los planteos decrecionistas, aún en sus variantes más “comunistas”.
Planificar el metabolismo socionatural
En los debates entre exponentes de las posturas mencionadas, hay una tendencia a barrer la complejidad detrás de la polarización, como señala correctamente Ståle Holgersen. Se simplifican las posiciones criticadas, desmereciendo los puntos atendibles que cada perspectiva tiene para aportar. La cuestión se traba en binarismos sobre si una sociedad postcapitalista debe proponerse “menos” o “más”. Pero, “para los socialistas, la cuestión principal no es si estamos a favor o en contra del crecimiento. Esta no debería ser una línea en la arena que divida a los movimientos desde el principio” [8].
Lo que necesitamos, continúa Holgersen, son
programas de transición ecosocialistas para planificar, construir y organizar una nueva hegemonía, y un movimiento ecosocialista para hacerla realidad, para un mundo que dé prioridad a las necesidades humanas dentro de límites ecológicos. Esto lo podemos hacer sin quedarnos estancados en el “crecimiento” [9].
¿Cuáles son las coordenadas por las que debería guiarse ese “mundo que de prioridad a las necesidades humanas dentro de límites ecológicos”? Troy Vettese y Drew Pendergrass plantean algunas pistas interesantes en su reciente Half-Earth Socialism (Socialismo de medio planeta). Los autores muestran una inclinación claramente decrecionista, y el libro podría criticarse por achacarle a Marx una mirada enteramente prometeica, minimizando los matices y tonalidades que siempre caracterizaron a este respecto al autor de El capital. Esto último lleva a los autores a minusvalorar la centralidad de los aportes marxianos a la crítica ecológica, y en muchos casos vemos ideas claramente alineadas con el pensamiento de Marx que no son justamente reconocidas. Pero más allá de las discusiones que podrían abrirse por estos y otros puntos, Vettese y Pendergrass aciertan en mostrar la fuerza de una planificación socialista del conjunto de los recursos para encarar la emergencia ecológica con la rapidez que esta exige, lo que incluye destinar vastas áreas del planeta a la regeneración de vida silvestre. De ahí la idea de “medio planeta”, que toman del biólogo Edward Osborne Wilson y que resulta fundamental para asegurar la biodiversidad y poner límites a la sexta extinción en curso.
Los autores destacan que la única manera de compatibilizar los objetivos de “proveer a todas las personas las bases materiales para una buena vida –sustento, refugio, educación, arte, salud– mientras al mismo tiempo se protege la biosfera de la desestabilización” [10]. Este es el desafío que se plantea el estudio de “los límites planetarios”, que en opinión de Vettese y Pendergrass solo puede ser un programa de investigación “incompleto si fracasa en reconocer la imposibilidad de alcanzar estas metas dentro del capitalismo” [11].
Los autores construyen su argumento en crítica directa del ambientalismo mainstream, más allá de los matices que pueda haber entre políticas más libremercadistas o de tinte más keynesiano, cuyos límites están marcados por lo que resulte compatible con el capitalismo. Pero el capital, esa personificación impersonal que se guía simplemente por la búsqueda de la acumulación de capital en escala cada vez mayor, “dirige ciegamente la nave de los tontos hacia el desastre ecológico […] el capital puede sentir solo señales de precios para guiar su paso”. Este pasaje nos remite claramente a lo que Marx apunta en El capital cuando analiza el fetichismo de la mercancía, que determina una objetivación de las relaciones sociales, que los individuos personifican pero no pueden alterar sin modificar sus bases sociales.
Si el capitalismo es una sociedad caracterizada por el control inconsciente, entonces el socialismo debe ser la restauración de la consciencia humana como una fuerza histórica. En la práctica, esto significa que el mercado debe ser reemplazado por el planeamiento [12].
Half-Earth Socialism hipotetiza cómo podría llevarse a cabo una planificación in natura, es decir, en términos materiales (es decir, sin necesidad de recurrir a valores). Se apoyan en los esquemas propuestos por Otto Neurath, socialdemócrata alemán que en 1919 fue nombrado responsable de la Oficina de Planificación Económica destinada a promover la completa socialización de la economía bávara. Si el objetivo del socialismo “es permitirle a la humanidad regularse conscientemente a sí misma y su intercambio con la naturaleza”, la mejor forma de alcanzar este objetivo es elegir entre planes alternativos que representen “distintas visiones de cómo la capacidad productiva de la sociedad puede ser desplegada”. Half-Earth Socialism encuentra en la programación lineal desarrollada por el economista y matemático soviético Leonid Kantoróvich un método posible para presentar distintas alternativas de acuerdo a cómo se combinen de manera concreta las “dos restricciones esenciales” que surgen del corpus científico de los límites planetarios: “limitar la extracción para mantener a la biosfera saludable, y al mismo tiempo distribuir de manera equitativa suficientes recursos naturales para proveer a las necesidades humanas”. Objetivos generales que se pueden traducir en múltiples combinaciones, que a través de instrumentos como la programación lineal se pueden convertir en planes alternativos. La planificación, sobre bases socialistas, “puede trazar varios caminos hacia un planeta sustentable e igualitario”. La cibernética de Norbert Wiener, Andrey KLolmogorov, y Anatoly Kitov, entre otros muchos investigadores, así como los aprendizajes que dejó el proyecto Cybersyn llevado a cabo por Stafford Beer en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, también juegan su parte para que la planificación pueda desarrollarse y aplicar las correcciones necesarias sobre la marcha. Vettese y Pendergrass muestran también como desarrollos más recientes como los modelos de evaluación integrada usados por los científicos del clima también pueden enriquecer los mecanismos de planificación.
Lo interesante del ejercicio propuesto por Half-Earth Socialism es que sale de los binarismos entre ecomodernismo y decrecionismo. Sin confiar en un prometeísmo tecnooptimista del “comunismo de lujo automatizado” ni resignarnos a las estrecheces que propugna el decrecionismo, poner el eje en la planificación socialista puede permitir discusiones más sobrias sobre la manera en que una sociedad basada en la socialización de los medios de producción que hoy están en manos de una minoría de explotadores, puede hacer compatibles los objetivos de (re)establecer un metabolismo socionatural equilibrado y la satisfacción más plena de las necesidades sociales.
Notas:
[1] Terry Eagleton, Por qué Marx tenía razón, Barcelona, Península, 2011, pp. 222-223
[2] Dave Beech, Art and labour. On the Hostility to Handicraft, Aesthetic Labour and the Politics of Work in Art, Londres, Brill, 2020, p. 36. Traducción propia del original.
[3] Ibídem, p. 245.
[4] Con la particularidad de que Saito afirma haber descubierto que el propio Karl Marx adscribió en sus últimos años a la perspectiva de un “comunismo decrecionista”, como podría leerse según su opinión en los últimos textos manuscritos del revolucionario alemán. Ya hemos señalado los forzamientos en los que debe incurrir Saito para sostener estos hallazgos que dice encontrar en el recorrido teórico de Marx.
[5] En los países dependientes, el decrecionismo tiene su traducción en algunas de las corrientes ecologistas que rechazan legítimamente los proyectos extractivistas por ser una falsa vía al desarrollo; pero, tal como ocurre en los países ricos, en este caso el planteo de una necesaria transición postextractivista tampoco se inscribe en una estrategia articulada de ruptura con el imperialismo y sus aliados locales, bases sin las cuales no es posible sentar las bases de una alternativa a los proyectos de “modernización” capitalista-imperialista.
[6] Kohei Saito, ob. cit., p. 241
[7] Ibídem, p. 247.
[8] Ståle Holgersen, “Neither Productivism nor Degrowth. Thoughts on Ecosocialism”, Spectre, consultado el 30/10/2023 en https://spectrejournal.com/neither-productivism-nor-degrowth/.
[9] Ídem. Los destacados son del autor.
[10] Troy Vettese y Drew Pendergrass, Half-Earth Socialism. A Plan to Save the Future from Extinction, Climate Change, and Pandemics, Londres, Verso, 2022, libro electrónico sin paginado, traducción propia.
[11] Ídem.
[12] Ídem.
Esteban Mercatante. @EMercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015).
Fuente https://www.laizquierdadiario.com/Ecologia-y-comunismo
2 notes · View notes
gabrielerner · 6 months
Text
"LISTAS California": sobre el empoderamiento de mujeres ante emergencias
El jueves 4 de abril, Ethnic Media Services (EMS)  y California Black Media (CBM) organizaron una conferencia de prensa sobre esta campaña del gobierno estatal. Se trata de un proyecto para apoyar a grupos demográficos vulnerables, que serán “claves” de cara a los desastres ecológicos o ambientales; privilegiando la intervención de las mujeres. Sandy Close, directora y fundadora de EMS, abrió la…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
yo-sostenible · 19 days
Text
Alrededor de mil temporeras y temporeros han pasado el verano sin agua en los asentamientos de chabolas en la provincia de Huelva. Las Administraciones públicas no han respondido al llamamiento de los colectivos sociales que solicitaron su intervención para solucionar este problema. En la estación estival, donde se agudizan las duras condiciones de vida en unas chabolas construidas con cartón, palés y plásticos, viven un millar de personas trabajadoras de los frutos rojos. Hasta la fecha no se ha realizado ninguna acción para revertir esta situación. Las organizaciones sociales y ambientales denuncian el racismo institucional y exigen a las Administraciones locales, autonómicas y estatales el empadronamiento y regularización de las personas trabajadoras así como la creación de una mesa de trabajo de emergencia que ponga fin a los problemas de agua, basuras e incendios Cuarenta colectivos sociales, ecologistas, sindicatos y partidos políticos solicitaron a las Administraciones públicas, a finales de julio pasado, la creación de un corredor de emergencia para garantizar el acceso a agua potable y la recogida de basura en los asentamientos de chabolas de la provincia de Huelva. Dichas organizaciones sociales, entre las que se encuentra Ecologistas en Acción,  han difundido ahora un vídeo donde muestran la realidad de los asentamientos del entorno de Doñana y Lepe. En la provincia de Huelva existen unos 40 asentamientos, donde llegan a vivir más de 4.000 personas jornaleras en la época de la campaña de recogida de la fresa que va de enero a junio. Desde los colectivos se denuncia el abandono por parte de las distintas Administraciones competentes a las que recientemente urgieron a establecer un corredor de emergencia para asegurar el acceso de agua potable y salubridad en los asentamientos ante las sucesivas olas de calor de este verano. Las condiciones de vida de los asentamientos —que aparecieron hace más de 25 años por la necesidad de gran cantidad de mano de obra para el cultivo de los frutos rojos y la falta de alojamientos— atentan contra la salud y la vida de las personas que los habitan: los incendios son continuos ya que los materiales de construcción de las chabolas son altamente inflamables; los/as trabajadores/as viven rodeados de basura, roedores, mosquitos y culebras; y para conseguir agua o llegar a un centro de salud hay que recorrer kilómetros en bicicleta o andando. Ante esta situación, las organizaciones sociales denuncian la inacción de todas las Administraciones. Por un lado, lejos de los anuncios que viene realizando en los últimos meses la consejera de Inclusión Social de la Junta de Andalucía, Loles López, en torno Plan EASEN para erradicación de los asentamientos, la realidad sobre el terreno muestra una situación de emergencia que únicamente está siendo atendida por asociaciones como La Carpa con personas voluntarias. Esta asociación, como se muestra en el video difundido, ha efectuado en lo que va de verano una decena de repartos en los asentamientos en los que ha distribuído más de 10.000 litros de agua embotellada en los asentamientos del entorno de Doñana y Lepe. Asimismo, tal y como denuncian las organizaciones, hay que lamentar la falta de avances significativos en la implementación del Marco de Actuaciones socioeconómicas del entorno de Doñana coordinado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que establece la “mejora de las condiciones de vida y habitabilidad de vivienda de los temporeros agrícolas” estableciendo “a corto plazo, módulos portátiles con acceso a agua potable, aseo y puntos de carga eléctrica”. Tampoco las Administraciones locales de Lepe, Palos de la Frontera, Moguer y Lucena del Puerto, municipios donde se encuentran situados los asentamientos y, por tanto, las más cercanas a los mismos, han puesto en marcha ninguna acción significativa para mejorar las condiciones de vida de las personas temporeras. Por su parte, los alcaldes se niegan a empadronar y, por tanto, a rec...
Tumblr media
View On WordPress
0 notes