#el silencio es luz
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irvingggggggggg · 7 months ago
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Edgar Bajo El Agua // Casa de Nacho
Holy Wave // Sangriento
The Buttertones // Foro Indie Rocks
Mint Field // Sangriento
Holy Wave // 316centro
Sonic Emerson // 316centro
Constituyentes
El Silencio es Luz
MUAC
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estefanyailen · 8 months ago
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Migrañas de mierda.
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colision-de-palabras · 4 months ago
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Hay personas tristes con el alma más bonita que cualquiera. Caminan en silencio, con una melancolía que no todos pueden ver, pero dentro de ellas, existe su linda forma de querer, sienten el placer de sentir, brillan de la forma como no lo puedes imaginar. Sus corazones guardan todo el amor a quienes han amado con profundidad, y aunque esas personas no hayan sabido valorar ese sentimiento, aun siguen amando de la misma manera, reflejando una luz que ilumina a los que tienen la fortuna de vibrar de la misma manera.
Murasaki 紫.
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deepinsideyourbeing · 10 months ago
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Movie Night - Enzo Vogrincic
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+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
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elcorazondealis · 1 year ago
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Partes de ti🤍
Amo cuando nuestras manos se entrelazan,
amo poner mis manos en tu rostro,
ver esa sonrisa cuando te digo
que es lo más hermoso que eh visto.
Amo incluso la manera en que sonríes,
y como se te ven tus gafas,
amo cada centímetro de tu cuerpo,
y llenarme de tu esencia en cada instante.
Amo cada beso de ardiente pasión,
incluso tu aliento es un vicio grato,
amo tu energía, tus ansias de acción,
y cómo te esfuerzas por alcanzarlo todo.
Amo cada una de las cosas que eres,
Amo cada una de las cosas que te hacen ser tu.
Así, entre versos de amor y sentimiento,
se entrelazan nuestras vidas, cual redes.
En cada encuentro, en cada mirada,
amo la forma en que me envuelves,
el fuego que arde en tu mirada,
y el amor que en nuestras almas vive.
Amo la pasión que nos transforma,
en cada abrazo, en cada caricia,
amo el tiempo congelado cuando estamos juntos,
y en ese instante, siento que la eternidad existe.
Amor que crece y se renueva,
publicando en tu corazón un decreto,
amo cada palabra que me susurras al oído,
amo cada verso que en tus labios recito.
Y cuando la noche se adueña del día,
y la luna llena ilumina nuestro rincón,
amo el silencio compartido,
amo el abrazo que nos llena de emoción.
Amo cada latido que nos une,
cada promesa que llevamos en la piel,
amo la libertad que juntos encontramos,
y el amor que en cada gesto se revela.
Amo ese eco de pasión que nos guía,
que nos empuja a seguir adelante,
amo construir contigo un futuro brillante,
y en cada paso, hacer historia con poesía.
Amo cuando nuestros cuerpos se abrazan,
amo el cariño que en tu pecho habita,
amo cada instante que a tu lado paso,
porque en tu amor, la vida se nos cuela.
Amo el brillo en tus ojos,
Cuando hablas apasionadamente,
Amo escucharte hablar de tus sueños,
De tus deseos y anhelos.
Amo cuando ríes a carcajadas,
Y tu risa se convierte en música,
Amo la forma en que me abrazas,
Y me haces sentir protegida y amada.
Amo cada momento que compartimos juntos,
Cada conversación profunda y sincera,
Amo la forma en que tu presencia
Llena de alegría mi vida entera.
Eres mi inspiración y mi motivo,
El fuego que enciende mi ser,
Amo amarte con cada fibra de mi ser,
Y hacerte sentir amado también.
Así que hoy celebro y alabo
A ese ser maravilloso que eres,
Tu luz ilumina mi camino,
Y cada día renuevo mi amor por ti.
-Pararuby
Esto lo escribí esa vez en tu casa cuando se te dije que hora entendía la diferencia entre sexo y hacer el amor recuerdo que 5 segundos después me di cuenta de lo ridículo que sonó y tú querías que repitiera lo que dije por qué según no habías entendido bien pero se que si escuchaste nose si te estabas burlando o si era verdad que no entendiste pero si esa noche muchas cosas cambiaron en mi.
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ansiedad-incertidumbre · 6 months ago
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Eres la ternura que dibuja sueños de amor en mi alma, así lo siento. Tienes un jardín hermoso dentro de ti, lo sé porque tu aroma es la fragancia que me envuelva de paz. Eres un deseo eterno en mi corazón, uno que se ha escrito la primera vez con tinta indeleble y jamás nada pudo borrar. El paraíso se vuelve de papel contigo porque entre las palabras y la hoja están todas las razones que me hicieron admirarte, amarte y sentirte como si tu pincel me pintara el alma, como si cada palabra pudiera atravesarme y tocara cada fibra de mi ser porque todo desaparece si estás tú y yo solo te veo a ti, te siento a ti, te suspiro a ti; así de sublime es sentir el efluvio divino que respiro cerca de ti, de tu alma de amor. Las luciérnagas de mi mirada te acompañan, la melodía de mis susurros te bendicen, la emoción de mi espíritu se aferra a la ternura que eres y solo puedo amarte. El silencio se vuelve un instante de luz cuando mis sueños quieren alcanzarte. Vuelo en el viento para encontrarte, para protegerte, para guardarme dentro tuyo... para poder vivir en ti.
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hurzzuzzrodea · 1 month ago
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Cuando era un niño
hace más de mil años
les vi prendiendo en la oscuridad
yo no sé explicar
soy lo más tonto que camina
sobre la fas de la tierra
pensé que eran sueños
sueños muy chiquitos con alas
pasaban casi adentro de mi corazón
y la endija de mis ojos
entonces fue cuando sentí
amor por la luz
sentí pero no me gusta mucho
porque luego el aire
duele
duele cuando pasa por cada olvido sobre olvido
por cada hueso duele el aire
y entonces envidio a las piedras
ellas no se mueven nunca
solo les arrastra el agua fuerte
recuerdo cuánto me a caído encima
pregunto al silencio porque
no me dice nada
entonces me arrepiento
y después me llueven los ojos
y vuelvo a ser yo
una lámpara sin sueño
que escribe solitariamente
en la noche
sueños chiquitos es decir
luciérnagas azules
sin sueño
.
.
.
Crónica azul sin sueño
Diciembre de 2023
patas de gato 🐾🐾🐾🐾🐾🐾
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cassavdy · 2 months ago
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⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀📍⠀⠀ 𝗽𝗹𝗮𝘇𝗮 𝗳𝗲𝘀𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗵𝗼𝗹𝗶𝗱𝗮𝘆 𝘀𝗾𝘂𝗮𝗿𝗲.
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‘ ——oh, no, no. no estoy llorando. tengo un poco de hipersensibilidad a la luz. ’ aclara, aunque eso no lo lleva a dejar de mirar el árbol con total fascinación. permanece unos segundos en silencio antes de decir: ‘ es muy bonito, ¿no? ’ y dar un sorbo a su taza de chocolate.
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silvertice · 3 months ago
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Dad's Friend?
Hugh jackman x fem!reader
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࣪ ⠀ ⠀⠀˒⠀⠀⠀⠀⠀𝅅⠀⠀⠀⠀⠀⠀/⠀⠀⠀ ⠀-⠀⠀ ⠀
summary: ella se encuentra sola con el mejor amigo de su papá. Mientras comparten copas de vino, el aire cálido de la noche, sus palabras en voz baja y el vínculo silencioso que se crea entre ellos crean un momento que ninguno reconoce en voz alta, pero que ambos sienten profundamente.
Categories: Romance, Forbidden Relationship, Age Gap, Family Friend Dynamic, Unspoken Desires, Emotional Comfort, Slow Burn, Mutual Longing, Tension. {TW}: Age difference, family friend relationship, intimate vulnerability, physical touch, hints of forbidden attraction, emotional dependency soft manipulation.
...
Era jueves por la noche, y estaba en mi habitación, sumergida en mis pensamientos mientras escribía en mi diario. Llevaba puestos unos shorts ligeros, ajustados pero cómodos, y una camiseta de tirantes finos. Mi cabello estaba recogido en un moño desordenado, como siempre cuando me quedaba en casa, sin planos más allá de relajarme en la comodidad de mi habitación.
La casa estaba en silencio, y el único sonido era el leve rasgueo de mi bolígrafo sobre el papel. La noche parecía igual a tantas otras, tranquila y sin sobresaltos, hasta que un par de luces atravesaron mi ventana, proyectándose en el techo. Me detuve, curiosa, y caminé hacia la ventana para ver quién estaba afuera.
Ahí, bajo la luz tenue de la calle, vía a Hugh bajándose de su auto. Mi respiración se detuvo por un instante; él, el mejor amigo de mi padre, el hombre que siempre había sido como una presencia familiar, pero que en mi adolescencia había comenzado a despertar en mí algo diferente, algo que apenas entendía.
Sentí mi pulso acelerarse mientras lo observaba desde arriba. Él parecía venir a ver a mi papá, como tantas otras veces. Pero esta vez, papá no estaba en casa.
Bajé las escaleras, manteniendo una sonrisa mientras escuchaba el timbre. Sabía que era Hugh, y algo en mí quería aprovechar la situación. Cuando llegué a la puerta, me apoyé en el marco, dejándome ver con esa misma postura relajada de quien simplemente está en casa.
Abrí lentamente y, con una expresión inocente, lo miré como si no lo reconociera. "¿Puedo ayudarte en algo?" Pregunté, alzando una ceja y poniendo mi mejor cara de indiferencia.
Hugh me observó con una media sonrisa, claramente divertida por mi tono. “¿Así es como recibes a las visitas ahora?” Replicó, sin poder evitar mirarme de pies a cabeza, notando mi atuendo relajado.
"Bueno, depende de la visita", respondió, encogiéndome de hombros. "Pero diez centavos, ¿quién eres y qué buscas en esta casa a estas horas?"
Hugh dejó escapar una risa suave, y por un segundo vi un destello en su mirada, como si percibiera mi pequeño juego. "Vine a ver a tu padre. No sabía que ahora tiene una portera tan estricta". Su tono era casual, pero su sonrisa delataba una complicidad silenciosa.
Abrí la puerta por completo y, sin decir nada más, me acerqué para darle un leve abrazo. Fue algo rápido, pero no pude evitar que se sintiera un poco cargado de emoción. Hugh se quedó un instante quieto, como si la cercanía lo hubiera tomado por sorpresa, y al separarnos, mantuve mi sonrisa mientras le decía: “Papá se fue a ver a la abuela… No anda muy bien últimamente, pero dijo que regresó en unas horas. Puedes pasar si quieres.”
Hugh caminaba lentamente, aunque parecía pensativo. “No quisiera molestar, puedo volver otro día”.
Le sostuve la mirada y con un gesto tranquilo le dije: “Pasa a la casa, de todas formas no tengo nada que hacer, y papá seguro no tardará”.
Él dudó por un segundo, como si estuviera evaluando si era buena idea, pero finalmente dio un paso hacia adentro. Mientras cerraba la puerta detrás de él, sentí cómo el ambiente cambiaba, y un silencio pesado se instalaba, solo roto por el suave crujido de sus botas sobre el suelo.
Lo seguí mientras avanzaba hacia la sala, y antes de adentrarnos más, eché un vistazo rápido en el espejo del pasillo, arreglándome un poco el cabello de forma distraída. Cuando entramos a la cocina, me adelanté hacia el mueble de las bebidas y lo miré de reojo con una sonrisa despreocupada.
“¿Qué quieres para tomar? ¿Cerveza, whisky, agua… o vino?” Pregunté, sin darle realmente tiempo para contestar. Antes de que pudiera responder, ya había sacado una botella de vino blanco y estaba sirviendo en dos copas.
Hugh arqueó una ceja y me observó con una mezcla de sorpresa y diversión. “¿Vino a esta hora?” comentó, con un toque de ironía en la voz, pero tomó la copa de todas las formas. “¿No crees que estás aprovechando mucho la libertad, ahora que tu papá no está?”
Le dediqué una sonrisa juguetona, levantando mi copa. “Que sea un secreto entre nosotros, ¿sí? Además, ya soy grande para que me hagan esas preguntas, Hugh”.
Él soltó una risa baja, negando con la cabeza, como si aún no pudiera creerlo del todo. “Claro… ya eres toda una adulta”, comentó con un toque de sarcasmo en la voz, pero con una sonrisa divertida mientras tomaba su copa.
Con las dos copas en la mano, me dirigí hacia el jardín y él me siguió en silencio. Me acomodé en uno de los sillones al aire libre, y él se sentó a mi lado, tomando su copa con una mano. A pesar de la cercanía, el ambiente era cómodo y tranquilo, como si por un momento se hubieran desvanecido las barreras que solían estar entre nosotros. La noche era fresca, y la luz tenue del jardín le daba un toque especial al momento, haciéndolo casi íntimo en su simplicidad.
Mientras tomaba un sorbo de vino, noté que Hugh miraba a la distancia, con la vista perdida, casi como si estuviera en otro lugar. Había algo en su expresión que no podía pasar por alto, un dejo de cansancio y tal vez… una pizca de tristeza. Sabía que había estado esquivando este tema en sus últimas visitas, pero la curiosidad y la preocupación me ganaron.
“Escuché que las cosas… han sido complicadas últimamente”, comenzó con cautela, mirándolo de reojo. “Con tu divorcio, digo. Sé que es un tema delicado, pero… si necesitas hablar de eso, sabes que estoy aquí.”
Él apartó la mirada hacia su copa, y por un segundo, pensé que no diría nada. Finalmente, soltó un suspiro y giró hacia mí, esbozando una sonrisa cansada.
“Tu padre te contó algo, ¿verdad?” preguntó con un tono resignado, aunque con una ligera sonrisa, como si la situación le resultara irónicamente divertida. “Supongo que ya no hay secretos en este vecindario”.
Sacudí la cabeza, sonriendo mientras lo miraba. “No es así, Hugh. No creas que mi papá anda divulgando tus secretos por ahí. Es solo que... bueno, eres famoso, ¿sabías? Y, además, estamos en el siglo XXI. Las cosas vuelan”, bromee, tratando de aligerar el ambiente.
Hugh soltó una pequeña risa, aunque noté que sus ojos seguían reflejando algo de esa tristeza. “¿Así que soy famoso ahora, eh?” murmuró, con una media sonrisa.
“Digamos que he escuchado algo… en alguna de tus visitas”, admití, sin entrar en demasiados detalles, y miré hacia el jardín para darle algo de espacio. “Y sé que no es fácil. No tienes que hablar de eso si no quieres, pero, ya sabes… estoy aquí.”
Hugh me miró, tomó un sorbo de su vino y, de repente, estiró una mano hacia mí, revolviéndome el cabello con un gesto cariñoso. “Sabía que lo harías, pequeña”, dijo, su voz suave pero cargada de ese tono familiar que siempre me hacía sonreír.
“Las cosas… bueno, están un poco desordenadas”, continuó, mirando la copa en sus manos como si buscara las palabras en el reflejo del vidrio. “No es fácil dejar atrás algo que creíste que duraría. A veces siento que me falla el instinto, ¿sabes? A veces me pregunto si todo esto es solo… cosa mía.”
Asentí en silencio, tomando un sorbo de mi vino antes de mirarlo de nuevo. “¿Y qué hay de Oscar y Ava?” Pregunté, con un nivel de preocupación en mi voz. Sabía lo importantes que eran para él y no quería imaginar cuánto más difícil se volvería todo con ellos en medio de la situación.
Hugh suspir y se le pas una mano por el cabello, claramente cansado. “Supongo que… están bien, o tan bien como se puede estar en medio de todo esto”, murmuró, con una tristeza que se hacía evidente en cada palabra. “Ellos entienden algo, o al menos lo intentan. Pero es complicado… ya sabes, también están los rumores, y trato de mantenerlos lejos de eso, pero…”
Desvió la mirada, como si quisiera esconder algo de lo que sentía en ese momento. Lo sabía lo suficiente para entender que, detrás de esa fachada fuerte, estaba luchando mucho más de lo que dejaba ver.
Asentí despacio, lamiéndome los labios mientras buscaba una forma de alivianar el ambiente, aunque fuera solo un poco. “Sí…” murmuró, mirando hacia el jardín. Después, tomé aire y, con una pequeña sonrisa, cambié de tema. “Pero, ¿sabes? No entiendo cómo es que tú tienes problemas… mientras que yo aquí ni siquiera consigo a alguien.”
Hugh soltó una risa suave, sorprendido por el cambio arrepentido en la conversación. “¿Así que la pequeña está teniendo problemas en el amor, eh?” Bromeó, mirándome con una ceja arqueada y un tono divertido.
“Ni que fuera tan pequeña”, respondí, medio en broma, medio en serio, mientras cruzaba las piernas y volvía a tomar un sorbo de vino, sintiéndome cada vez más cómoda en su compañía.
Solté un suspiro y me reí, apoyando la copa de vino en mi rodilla mientras lo miraba. “Es que no lo entiendo, de verdad. A mis 20 años, todos los hombres que conozco son unos completos imbéciles o actúan como princesas”, dije, rodando los ojos con una mezcla de frustración y humor.
Hugh se rió con fuerza, esa risa genuina que siempre lograba sacar cuando algo realmente lo divertía. “¿Princesas, eh?” Comentando, negando con la cabeza mientras me miraba. “No sé si es la palabra que habría usado… pero parece que los tiempos han cambiado un poco”.
“Bastante, diría yo”, respondió, cruzándome de brazos y mirándolo de reojo, en un tono cómplice.
Él me observó con una sonrisa ligera, aún entretenido. “Bueno, si todos actúan como princesas, supongo que estás buscando algo… distinto”, dijo, con una voz que llevaba un toque de curiosidad.
Mis ojos se alzaron y se encontraron con los suyos, y por un momento, el aire pareció cargarse con algo que no esperaba. Me sonrojé un poco, sin saber bien si responder o simplemente desviar la mirada. Había algo en su última palabra, en cómo la había dicho, que me desarmaba.
Él pareció notarlo, porque su sonrisa se suavizó y, sin romper el contacto visual, llevó su copa a los labios y bebió en silencio. Ese pequeño hizo gesto que mi corazón diera un vuelco. No era solo lo que había dicho, sino cómo lo había dicho... como si entendiera más de lo que quería admitir.
Sonreí y traté de disimular el calor en mis mejillas, intentando no darle demasiada importancia a la forma en que me había mirado. Pero cuando fui a girarme un poco en el asiento, mis dedos rozaron la copa de vino, y antes de darme cuenta, un pequeño chorro de vino blanco aterrizó en su camisa.
“¡Oh, lo siento!” exclamé, llevándome las manos a la boca mientras una risa nerviosa se me escapaba.
Él se miró la mancha en la camisa y luego a mí, con una sonrisa que combinaba exasperación y diversión. “¿Intentando sabotear mi estilo?” Bromeó, alzando una ceja.
Reí y busqué alguna servilleta, sintiéndome aún más torpe. “Eh, no… sólo intento… añadirle un toque de diseño abstracto”, contesté, mordiéndome el labio, sin poder contener la sonrisa. Con cuidado, presioné la servilleta contra la mancha en su pecho, sintiendo de cerca su calor y su respiración, lo que sólo hizo que el rubor en mis mejillas se intensificara.
En un movimiento inesperado, me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él, sin decir una palabra. Mi corazón dio un brinco, y en lugar de alejarme, me permití descansar contra su pecho, sintiendo el ritmo constante de su respiración. Él me acurrucó suavemente, con un gesto que me envolvía en una calidez que no había sentido en mucho tiempo.
El aroma de su colonia mezclado con el vino y su propia esencia era embriagador. Me quedé quieta, cerrando los ojos, dejándome llevar por el momento, sintiéndome extrañamente segura y en paz. Los minutos se deslizaban en silencio, y ninguno de los dos parecía querer romperlo, como si ambos supiéramos que algo importante estaba ocurriendo en ese simple abrazo.
“Sabes”, susurró, rompiendo el silencio con una voz suave, “hace mucho que no me sentía tan... tranquilo. Es lindo poder hablar así, sin preocupaciones.” Su mirada se perdió en algún punto lejano, como si estuviera grabando algo, y luego volvió a encontrar la mía. “Es raro, pero... contigo me siento cómodo, en paz”.
Sus palabras resonaron en mí, y me di cuenta de lo especial que era para él este momento. Sentí un calor inexplicable expandirse en mi pecho, un deseo de seguir allí, de sostener esa calma que compartíamos, de ser parte de ese refugio que él necesitaba.
“Me alegra escucharlo”, respondí en voz baja, apenas un susurro, sin querer romper el encanto que nos envolvía. Nos quedamos en silencio de nuevo, pero ahora, el peso de sus palabras me daba otra perspectiva, algo nuevo y esperanzador que no esperaba sentir.
Hugh me miró de nuevo, sus ojos brillando con una suavidad inesperada. Con un gesto tranquilo, acomodó mis piernas sobre las suyas, y sintió el roce de sus manos en mis piernas, cálido y cuidadoso. Deslizó su mano en una caricia lenta, casi como si quisiera guardar este momento también.
“Esto…” murmuró, con una leve sonrisa en sus labios, “esto también se tiene que mantener en secreto, ¿de acuerdo?”
Mi corazón dio un vuelco mientras asentía, sintiendo cómo una pequeña chispa de complicidad se encendía entre nosotros. Nos quedamos allí, en silencio, en un momento que era solo nuestro.
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olee · 1 year ago
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Amor y Odio II | Enzo Vogrincic
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Para: los que quieren volver con su ex!
Parte 2:
Lo primero que cruza por tu mente es recordar todo lo compartido con la persona con la que te has encontrado de manera inesperada. Al mirar a Enzo, percibes sorpresa en su rostro, y te das cuenta de que la colisión ha causado que tu nariz sangre.
Enzo, también asombrado, busca rápidamente una servilleta en la cafetería y te la ofrece para cubrirte la nariz. Sin embargo, con un tono agresivo, le retiras la servilleta de la mano y le dices: "Déjame, yo me encargo". La tensión en el aire es palpable mientras tratas de manejar la situación de manera independiente, incluso en medio de la sorpresa de encontrarte con tu ex en un lugar tan inesperado.
Enzo te mira, aún visiblemente impactado, y te pregunta de manera titubeante: "¿Cómo estás?" Luego, señala la mesa cercana en la cafetería para que te sientes. Asientes y lo observas con seriedad, sosteniendo la servilleta en tu nariz. Él busca dos vasos de agua y te entrega uno, sentándose a continuación, mientras el silencio se instala, cargado de pensamientos reflexivos.
La realidad es que todavía estabas impactada, como si el universo los hubiera juntado sin explicación. Al mirarlo seriamente, Enzo rompe el silencio y pregunta de nuevo: "Eh... ¿cómo estás? Veo que no andas por Uruguay". Respondes bruscamente, "¿no es obvio?" Enzo te mira y corrige su tono, "Cierto. Eh... ¿cómo va todo?" Tú le respondes con seriedad, sin mirarlo a los ojos, "bien, trabajando... ¿y vos?" Enzo pone una sonrisita y te dice, "muy bien, mejor dicho, me siento fantástico". En ese momento, lo miras a los ojos y te reís cortamente con sarcasmo, comentando, "me imagino".
Un tenso silencio llena la cafetería y decides levantarte del asiento, tomando tu cartera. "Bueno, si es así, me voy", anuncias. Enzo, rápidamente, se pone de pie y te detiene: "¡Espera! Por favor, (tu nombre), hablemos. Si quieres, nos vemos mañana o algo, eh... ¿hasta cuándo vas a estar aquí?" Tu respuesta es contundente, con un tono de rechazo: "Yo no quiero hablar contigo para nada. Vos decidiste dejarme, y ahora no me tenés. Así que vete pal carajo", expresás antes de marcharte rápidamente por las calles de Madrid.
Entonces, en medio de la calle que estabas cruzando, Enzo te agarra y te dice con urgencia: "(tu nombre), porfa, hablemos". Tu mirada se encuentra con la suya en un tenso intercambio, la luz se pone roja y los autos detrás comienzan a tocar bocina. Ante la presión del momento, decides ir con él al Parque del Retiro para hablar. La tensión persiste en el aire mientras se adentran juntos en el parque, dejando atrás el caos de la calle y permitiéndose un espacio para desentrañar las complejidades de sus emociones.
Caminando por el Retiro, intentas evitar mirar a Enzo y él hace lo mismo. Un silencio incómodo envuelve la conversación, pero él finalmente comienza a contarte las cosas que le han sucedido desde que se separaron. "Pues, en dos días voy para Los Ángeles para una audición con, puede ser que sea con la producción de Star Wars y...", pero tus pensamientos se dispersan observando a la gente haciendo ejercicio, los pavos reales, los niños jugando en el parque. Intentas no prestar atención a Enzo.
Sin embargo, él se detiene y te pregunta, "¿todo bien?" No puedes contenerlo más y lo miras intensamente, como si estuvieras a punto de llorar, y le dices, "tú no sabes lo preocupada que estaba por vos. No sabes las noches que no he dormido pensando que estabas sufriendo. Y ahora, horas después, estás súper bien. Nunca viniste a buscarme, me dejaste como una cucaracha muerta, tirada. Ahora, no quiero saber nada de vos. Mejor quédate con esas actrices, fóllatelas a todas y vive tu vida en Hollywood. Yo estoy súper bien aquí en mi trabajo", dices, temblando de enojo y con ganas de soltarle más verdades.
Enzo te mira intensamente y admite: "Vos tenés toda la razón. Yo no te voy a decir un pero. Sé que me alejé y no volví. La verdad es que no sabía cómo, y estoy sumamente de acuerdo en que es mi culpa", se apuñala metafóricamente en el pecho mientras te mira con tristeza y esperanza. "Así que por favor, perdóname. Sé que me odias, me odias demasiado, pero por favor, perdóname".
Tú lo miras y, a pesar de tus esfuerzos por contener las lágrimas, una se escapa. Le respondes: "Enzo... de verdad no sé qué hacer. Me he quedado esperándote, una llamada tuya, un mensaje, pero solo recibía mensajes de tu manager, no de vos. Era como si me odiaras o te diera asco, es que—" Él te interrumpe apresuradamente: "Asco para nada, amor. Yo nunca te odié. Vos sos todo para mí. ¿Cómo que asco, (tu nombre)?", te dice agitado.
Tú te tapas la cara con las manos, sintiendo la tensión y el coraje que te genera Enzo. Internamente, sabes que lo amas y que deseas volver al pasado, anhelas esos besos, tocarlo, abrazarlo como hacían todas las noches. Extrañas las caminatas por Montevideo, los cafecitos con la abuela, extrañas todo lo que compartías y decías con Enzo. Pero en ese momento, no sabes realmente qué decir. Solo logras murmurar: "Creo que es muy tarde ya".
Enzo te mira fijamente y te pregunta con sinceridad: "(tu nombre), ¿eso es realmente lo que quieres? ¿Sabes algo? No he dejado de pensar en vos, te amo demasiado. El amor es tan intenso que siento que mi pecho quiere salirse. Vos conoces todo de mí, eres la única que me entiende. No me importa lo que haya pasado hasta ahora, y le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de volverte a ver. ¡Vos no sabes cuántas veces le he pedido a Dios!", dice con emoción, como si estuviera al borde de las lágrimas.
Tú lo miras, sorprendida por la intensidad de las palabras de Enzo. Nunca lo habías escuchado hablar de esa manera. Siempre fue tranquilo y ansioso, pero en ese momento, su desesperación parece temblarte a ti también. Enzo confiesa: "Te amo, (tu nombre)". Mirando a ambos lados y contemplando el atardecer, los rayos del sol iluminan el rostro de Enzo. Respondes, un poco más relajada y con una pequeña sonrisa: "Enzo, por favor, deja esa bobería de romántico que eso no es vos".
Enzo te mira, sonríe pero a la vez llora, y te dice: "Te puedo decir algo". Miras justo en la terminada del atardecer y le animas: "Dale, dime". Con sus ojos enrojecidos, Enzo confiesa: "Quiero besarte, pero todita". Tú le sonríes sarcásticamente y le respondes: "Como si yo quisiera lo mismo". Él se acerca, acariciando tu brazo y llegando a la muñeca, masajeándola en círculos. "Ven acá, chiquita,” te dice, tomándote del rostro y dándote un beso apasionado mientras el sol completa su despedida. Fin.
VOLVIMOS CON EL EX! 😬
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somos-deseos · 4 months ago
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🌺 Acerca de mí:
ִֶָ࣪☾. Intento hacer algo hermoso con mi dolor, pero lo único que he podido hacer ha sido aceptarlo. Solamente eso. Intento tejer una tela de oro, con hilos de dolor y desgarro. ִֶָ࣪☾.
ᯓ ᡣ𐭩 Quiero crear algo hermoso y puro, pero lo único que logro es solamente aceptar. Acepto el vacío que me queda, la herida que no cierra. Acepto las lágrimas que caen, y el silencio que me envuelve.ᯓ ᡣ𐭩.
ᡣ𐭩 No hay colores vibrantes ni luz, solo la oscuridad y la cruz. Pero en esa sombra, encuentro paz, y un susurro que me dice: “estás”. No he creado nada hermoso, no hay obra maestra que mostrar. Solo hay una aceptación, una rendición sin condiciones. Y en ese acto de entrega, encuentro una extraña belleza.ᡣ𐭩
𐙚 Una belleza que no brilla, pero que me sostiene. Acepto mi dolor, acepto mi alma, con todas sus heridas y cicatrices. Y en esa aceptación, encuentro calma, y un refugio donde puedo descansar. 𐙚
— Seguen Oríah 🌺.
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la-cafeina-de-tus-ojos · 6 months ago
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Nada existe aquí,
nada aquí es poesía,
la poesía no permanece
en este lugar de ojos tristes,
nada rima
en el país del ciego,
los versos se desangran
en la espera
del poeta que no es.
Y todos tocan teclas
de un piano que no suena,
que llega al oído
de quien solo escucha
su aliento con sabor
a un ayer que quiere
ser eterno,
no,
no hay poesía aquí,
aquí todo huele a frío,
a un frío cristal templado,
a teclas asesinas de plumas,
a paisajes de luz recargada,
a hojas que huyeron
lejos de manos
que rechazan sus caricias,
se que me repito mucho,
pero aquí nada es poesía,
ni yo,
ni tú,
ni ellos,
aquí somos seres huecos,
el eco de un sueño,
y aún así,
queremos estár,
permanecer,
salir,
y que nos abran
las puertas del mundo,
y que la vida
nos llene los silencios.
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victormalonso · 2 months ago
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[ EN LA ESFERA PERDIDA QUE ES MI ALMA SIN TI | in the lost sphere that is my soul without you]   photo and words by víctor m. alonso
eres el origen del fuego; en tu sangre fluye la esencia de mis noches, el vacío infinito de lo nocturno, la luz que penetra el alma de las cosas.
Te amo, te amo, en el infinito sonoro de tus ojos.
Te amo en la catarsis salvaje de tu boca.
Dame, dame el silencio del incendio rojo de tu lengua, dame el idioma sonoro, la métrica negra que lleva a lo nocturno, al golpe erótico del amor, al fuego eterno de tu persona.
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You are the origin of fire; in your blood flows the essence of my nights, the infinite void of the nocturnal, the light that penetrates the soul of things.
I love you, I love you, in the sonorous infinity of your eyes.
I love you in the wild catharsis of your mouth.
Give me, give me the silence of the burning red of your tongue, give me the sonorous language, the black metric that leads to the nocturnal, to the erotic blow of love, to the eternal fire of your person.
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deepinsideyourbeing · 1 month ago
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Solstice Tales - I. Car Sex (Enzo Vogrincic)
La luna llena baña el paisaje con una tenue luz plateada mientras las luces del tablero proyectan un resplandor suave y cálido dentro del vehículo. Enzo insistió en conducir, escogió el destino –un sitio desértico cerca de la carretera- y también la música (típico).
Llevan una eternidad repitiendo las mismas canciones de Radiohead cuando voltea a verte con una sonrisa. Están ocupando el asiento trasero y hasta el momento Enzo observaba el cielo nocturno a través del cristal.
-No- suplicás cuando escuchás esa línea específica de All I Need-. La metáfora de la polilla otra vez no.
Tu reacción de pánico lo hace reír a carcajadas.
-¿Qué tiene de malo?- pregunta mirándote a los ojos mientras juega con tu suéter. Cuando intentás cubrir su boca, consciente de sus intenciones, captura tus muñecas con una mano y luego desliza sus dedos por tu cabello-. Sos muy linda, ¿sabés?
Dejás escapar una risa nerviosa y observás el paisaje del otro lado del parabrisas por un momento. Es tarde, el cielo está repleto de estrellas que titilan, el silencio del lugar sólo se ve interrumpido por la conversación y la música, mientras ustedes repiten por milésima vez una tradición que todavía se siente nueva.
Querés decirle que su metáfora en realidad te fascina.
-No tiene nada de malo- es todo lo que lográs formular-. Me hacés dar una re bronca.
Otra carcajada endulza tus oidos.
-¿Por qué?
-Porque nunca se me ocurre nada que supere esa metáfora- confesás-. Y vos sos lindo.
Es su turno de desviar la mirada, tímido como de costumbre, vulnerable, pero mientras evita tus ojos entrelaza sus dedos con los tuyos. Permanecen en silencio durante un largo rato, cómodos con la ausencia de palabras, disfrutando de oír las mismas canciones en loop.
Cuando vuelve a mirarte lo sorprendés inclinándote más cerca, recostando tu frente contra la suya y cerrando los ojos, gesto que él imita para permitirse sentir más y mejor la cercanía entre sus cuerpos. El calor de su respiración golpeando tus labios es tentador y un suspiro escapa de tu boca.
En un rápido movimiento te deja sobre su regazo y sujeta tu rostro entre sus manos en busca de una señal de consentimiento. En lugar de contestarle con palabras optás por dejarte caer por completo sobre su cuerpo. No es suficiente.
-¿Querés?- pregunta en un susurro-. ¿Sí o no?
-Obvio que quiero- contestás y comenzás a frotarte contra él. Buscás su boca y mordés su labio inferior hasta que emite un corto y patético gemido de protesta-. ¿Hace cuánto estás así?
-Desde que llegamos.
La escasa iluminación basta para ver que sus pupilas están dilatadas y cuando sujetás su cabello entre tus dedos, tirando cada vez más, sus párpados pesados por el placer caen en contra de su voluntad. Intentás no dejarte llevar por la placentera sensación entre tus piernas para poder ver todas sus expresiones.
Es imposible continuar con tu acto de poder una vez que sentís sus dedos cerrándose sobre tu cuello, sujetándote con más fuerza de la necesaria para impedir que rompas el contacto visual, mientras guía tus movimientos con su mano en tu cadera.
-¿Sentís?- pregunta contra tu boca luego de escucharte gemir. Libera tu cuello para poder manipular tu cuerpo con ambas manos y vuelve a moverte contra su palpitante erección todavía oculta por su ropa-. ¿Sentís lo que me hacés?
Buscás tu habitual refugio en la unión de su cuello y su hombro. Besás su clavícula, lo mordés en un intento de silenciar tus gemidos y luego deslizás tu lengua sobre su piel irritada, provocándolo cada vez más.
La humedad en tu centro es imposible de ignorar. ¿Es suya? ¿Tuya? Pensar que es la mezcla de los dos te hace sollozar contra su cuello y empujarte más, más y más, hasta que la distancia separándolos es inexistente.
Enzo juega con tus pezones, más sensibles de lo usual, mientras te permite utilizarlo para tu placer. Tu espalda se arquea en busca de más, pero luego de unos segundos rechazás el contacto y cuando pregunta silenciosamente negás, sin palabras.
-¿Te duele?
-No- besás la comisura de sus labios-. Quiero...
Una expresión de orgullo se dibuja en su rostro.
-¿Qué? ¿Querés que te la meta?- su voz es ronca y sus dedos se deslizan bajo tu falda para mover tu ropa interior-. ¿Por eso te vestiste así con el frío hace? ¿Tan desesperada estabas?
Querés golpearlo, objetar, burlarte de su propia desesperación, pero cuando desliza su punta entre tus pliegues y presiona contra tu entrada tu respiración se corta. Sólo jadeás en respuesta y clavás tus uñas en sus hombros.
Controla la velocidad de la penetración, más que consciente de la falta de preparación, pero vos disfrutás del dolor que su tamaño provoca en tu entrada. Sentís la prominente vena que recorre su extensión y cada centímetro dentro tuyo hace que un nuevo escalofrío sacuda tu cuerpo.
Vuelve a tomar tu rostro entre sus manos y cuando correspondés su mirada ve en tus pupilas que la coherencia en tu mente es cada vez menor. Besa la lágrima que se desliza por tu mejilla y se relame los labios.
La música es cada vez más lejana.
-Sos hermosa- mueve tus caderas y tu rostro se contrae en una expresión de placer-. Y toda mía, ¿no?
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elcorazondealis · 1 year ago
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Mi sentir🤍
Me haces sentir que mis problemas, pequeños son,
que siempre hay un camino para seguir adelante con fe.
Tu voz, como un susurro, en mi mente resonando,
y tus palabras, claras y dulces, calmando mi ser.
Amo la manera en que me muestras la esperanza,
La mágica forma en que, junto a ti, mi alma avanza.
Es inexplicable todo lo que siento,
solo sé que es inmenso y eterno
Y así, en cada sílaba escrita con cuidado,
intento expresar la admiración,por todo lo que eres.
cada momento a tu lado es como poesía,
en cada verso, canción, en cada palabra,
siento la fuerza del amor que nos guía.
en estas líneas, con amor entrelazadas,
expreso mi gratitud y mi devoción,
porque tu,mi amor, me haces sentir amada.
Tu amor me ilumina, me hace volar,
en tus brazos encuentro mi lugar.
En cada momento, me haces creer,
que no hay obstáculo que no pueda vencer.
Tu presencia me llena de una calma profunda,
como si el universo me susurrara al oído una respuesta rotunda.
Es inexplicable lo que siento por ti,
solo sé que es tan grande  que 
siempre se puede un poco más contigo 
En cada verso, te encuentro, te siento,
tu amor es el poema, la melodía serena,
me inspiras a amar, a creer, a luchar,
contigo, en mis versos, se desvela la pena.
Sensual, evocativa, se vuelve mi voz,
amor, política, mundo natural,
todos mis pensamientos, en uno soy,
equilibrio y unidad, en este baile celestial.
estructura precisa, cada línea une, como en un abrazo sincero,
misterioso, profundo, en cada palabra se atiza,
un poema que evoca un amor sin prisas 
Me gusta cómo me alivias en momentos.
Cosas antes vacías, ahora tienen sentido,
cuando tú estás junto a mí, todo es bienvenido.
Adiós a mis penas, a la tristeza y el llanto,
juntos enfrentaremos cualquier quebranto.
Eres la voz que calma mis pesares,
la razón que enfrenta mis temores,
tus palabras abren nuevos horizontes
y hacen pequeños mis problemas mayores.
Canciones que escuchaba sin razón,
al estar contigo cobran significado,
el amor fluye en cada melodía,
lo que antes era opaco, ahora es amado.
En tu mirada, encuentro esperanza,
como si el universo me hablara en secreto,
me transmites un sentimiento eterno,
algo inmenso, indescriptible y completo.
Tu compañía llena mi alma de dicha,
siento que todo en ti está bendecido,
no todo está perdido, me haces ver,
que en cada paso, el amor está unido.
Tus abrazos son como poesía viva,
que me envuelve con su dulce encanto,
haces aflorar los sueños más ocultos,
y despiertas mi ser con un solo canto.
Eres lo que inspira mis versos,
la luz que guía mis letras en vuelo,
en ti encuentro la pasión desbordante,
que acelera mi corazón y es mi anhelo.
Con cada verso, quiero celebrarte,
y rendir homenaje a tu ser especial,
tú, que eres fuente de amor y alegría,
mereces elogios por siempre, sin final.
Gracias por ser mi eterna inspiración,
por regalarme amor sin condición,
en cada paso, en cada verso cantado,
celebro tu existencia con devoción.
Oh, tú que alivianas mi carga,
Tu presencia sofoca mi difícil situación.
Las melodías una vez vacías de profundidad y significado,
Ahora resuenan con propósito.
el universo me susurrara al oído,
asegurándome que estás cerca,
Un sentimiento inexplicable, tan vasto y grandioso,
Un amor que sé que es infinito y valioso.
Es Indescriptible, la profundidad de mis emociones,
Sin embargo, sé que es inmenso y sin limitaciones.
Infinito y eterno, nuestro amor será,
Un testimonio del poder, entre tú y yo.
Tus palabras, tan pocas, pero llenas de significado,
Responden preguntas que me persiguieron durante años
En tu compañía, mi corazón se tambalea,
En la unidad y el equilibrio encontramos la armonía.
Tus palabras desentrañan misterios que he buscado,
Respuestas reveladas, con claridad aportada.
me haces entender en silencio,
que el amor verdadero es eterno y sin igual y que
Mientras esté contigo nada me puede quebrar.
-Pararuby
Esto lo escribí esa vez que fuy a tu trabajo que llegaste a mi casa en carro y escuchamos música todo el camino y que pasemos todo el día después de tu turno recuerdo que hablábamos de lo bonito que sería tener un auto para nosotros y pasear juntos siempre y también recuerdo que decías que sentías tan bonito el estar paseando conmigo y que te sentías muy feliz.
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tales-untold · 2 months ago
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Su belleza oculta
Hay personas que llevan su luz muy escondida, como si temiesen que el mundo se encandile con ella. Ellos, no brillan a simple vista, no encajan en lo que todos esperan, pero en su silencio y en sus profundos rincones guardan algo tan hermoso, tan cálido, que solo quien se atreve a mirar más allá puede descubrirlo. Son como estrellas ocultas en una noche nublada, esperando a que alguien tenga la suficiente paciencia para encontrar ese bello brillo cálido.
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