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#el sabor del rojo
mikaelao28 · 2 months
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El sabor del rojo
Lista de capitulos
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Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Próximamente...
8 notes · View notes
hellokittywrites · 2 months
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MOONSTRUCK
teeth, tercera parte.
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¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire!park sunghoon x f!reader
summary: park sunghoon volvió a por ti y esta vez, selló lo que debería haber sellado desde que hace tres meses.
warnings of part 3: sangre, mordiscos, besos en el cuello, menciones de dios, traición de una amistad, lenguaje malsonante y si veis alguno más decidme pls
words: 4587
quick note: esta es la penúltima parte escrita escuchando compulsivamente moonstruck y folklore porque estoy obsesionada, de ahí el cambio de título! disfrutad <3
primera parte segunda parte cuarta parte
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Park Sunghoon miró a la Luna desde aquella azotea, lejos del lado por el cual podías llegar a verle desde la entrada. La miró con un corazón tembloroso y entrañas temerosas. Se sintió un niño, aquel que una vez fue él, mirando desde una de las grandes ventanas de su cuarto a la misma Luna que ahora todavía le proporcionaba esa simpatía que muchas veces, sintiéndose la criatura más horrorosa del mundo, necesitaba.
Te extrañaba.
Su pequeñez e iluminación de plenitud le provocaban paz, la misma que junto a ti minutos antes, dentro de toda la excitación y nerviosismo de vuestro primer encuentro, sentía. Porque os pertenecíais. Erais uno del otro.
Con una mano en su boca, intentando notar la relajación de sus colmillos, se dio cuenta de que todas aquellas veces de niño que hacía lo mismo, mirar a la Luna buscando una compañía específica, ya no se repetirían. ¿Por qué? Porque tú eras esa compañía que siempre su solitario corazón necesitó.
Tú eras su Luna. Y no podía perderte.
Tus manos, agarradas a los soportes laterales que tenía la moto en su asiento trasero, empezaban a congelarse mientras Park Jay conducía por la autopista.
Su camiseta holgada de tirantes sufría cada golpe del viento con pasividad, moviéndose descontroladamente mientras su pelo se revolvía al mismo ritmo. Tu corazón se relajó en tu pecho tras notar la prudencia con la que este ser que suponías inmortal conducía, preocupándose por seguir las normas de tráfico correspondientes pese a conducir una moto, conducta no muy seguida por la mayoría de los mortales.
Y, en verdad, mientras Sunoo te peinaba escasas horas antes preparándote para la fiesta, el trayecto no te había parecido tan largo.
Recordaste lo emocionada que te sentías entre las risas de Sunoo y los comentarios de Aerin y tu estómago se revolvió, rememorando por algún motivo muy claro, el sabor a sangre de animal que habías ingerido pensando que era ese vino de mala calidad que Aerin te recomendó -con ella las recomendaciones son prohibiciones- no beber.
Volver a pensar en ellos, en tus hasta el momento amigos, no te produjo buenas sensaciones. Aerin no estabas del todo segura pero Sunoo sí... Sunoo era lo mismo que el chico que te llevaba a los dormitorios sin pedir aparentemente nada a cambio; un vampiro. No sabías si por esa similitud Jay te había recordado a Sunoo, o si eran sus acciones amables. Comportamientos de Sunoo contigo que ya no te parecían tan bondadosos.
El frío de tus manos empeoró mientras salíais de la autopista, volviéndose sumamente doloroso. El frío quema, y no sentías las cenizas de tus manos mientras Park Jay al entrar en la carretera que dirigía hacia el pueblo cercano a dónde se situaba la Academia Bram Stoker, era parado por un semáforo en rojo.
Rápidamente, tras él sacar sus pies de los soportes de la moto apoyándolos en la tierra para estabilizarla y cuando tuviste la seguridad de que la gravedad no te haría caer, llevaste tus manos a tu pecho, intentando de alguna forma calentarlas. Jay giró la cabeza hacia ti, notando tu movimiento y, tras chasquear la lengua -gesto que te asustó al relacionarlo con molestia por ti cuando en verdad era hacia él mismo por no haberse dado cuenta de que probablemente hacía un frío de muerte- desató la sudadera que tenía atada a la cintura y te la entregó.
Guiada por esa percepción de molestia causada por ti en ese ceño fruncido suyo, negaste con la cabeza efusivamente. El semáforo se puso en verde pero Jay siguió tendiéndote aquella prenda de ropa. Gesticulaste hacia el semáforo -considerabas que al tener el casco no te escucharía si hablabas, en fin- pero Jay ni se inmutó. Pese a coches pitando o adelantándole, la mano de Jay seguía dirigida hacia ti con la sudadera. Tus mejillas se calentaron de, lo que supusiste, frío y decidiste aceptar la oferta, poniéndotela rápidamente. Mañana seguramente te despertarías con fiebre.
Tras terminar de ponértela, te diste cuenta de que Jay seguía girado hacia ti y, antes de que pudieras comentarlo, agarró una de tus manos que llevó consigo hacia delante mientras el volvía a mirar al frente, colocándola en su abdomen, rodeándolo. Tu primer instinto fue apartarte, pero volver a pensar en estar en la posición de antes cuándo ésta era mucho más cómoda te hizo replantearte la situación hasta acabar aceptando, rodeando el otro lado de su abdomen con tu otro brazo.
Además, Jay no tenía intenciones de arrancar y seguir con la marcha hasta que te situaras de esa forma. No viste su sonrisa satisfactoria después de que lo hicieras y antes de encender el motor al sus anchos hombros bloquear tu campo de visión.
No pudiste evitar darte cuenta de lo relajado que estaba tu corazón y pensar en a cuánta velocidad latiría si tus manos estuviesen sobre los abdominales de Park Sunghoon y no sobre los del capitán del equipo de béisbol.
Buscando distraerte de cómo la adrenalina se instauró en tu diafragma ante el mero pensamiento de tener a Park Sunghoon a esta mínima distancia, pensaste en las preguntas que le harías a Jay una vez llegado a la Academia.
Toda las dudas que te podría provocar esta situación (tener pruebas de la existencia de vampiros) se podrían ramificar de muchas maneras, centrándose en diversos efectos. Pero, por tus vivencias y tú ya existente sospecha de la Academia y los alumnos SSR, tus se centraron en la identidad: ¿Quién era vampiro y quién no? ¿Eran todos los alumnos SSR vampiros? ¿Era la Academia una Organización secreta de vampiros? ¿Era Aerin... un vampiro? 
Sunoo, Jay, Jake y Heeseung lo eran. También Sunghoon aunque no necesitaba morder a nadie para demostrarlo. No eras estúpida, la atracción que sentías hacia Sunghoon no era una conexión posible entre dos meros humanos. Ni siquiera os conocíais ni habíais hablado más de las palabras que hacía menos de una hora habíais intercambiado... ¿Cómo podías sentir que lo necesitabas para existir cada vez que vuestros ojos se encontraban y amar semejante disparate? No, los vampiros tenían que tener algún  tipo de poder atrayente o de manipulación física y mental de la que los cuentos de hadas no hablaban. 
Esta era otra de las preguntas que le harías a Jay con confianza y seguridad pero... ¿Entrarías en detalles? Una especie de poder como el mencionado tenían que tener los vampiros y el hecho de que el colmillo de Jay estuviese partido podría ser una explicación de por qué con él no sentías ese indescriptible que se volvía una droga con Sunghoon.
Aunque luego pensabas en Jake y Heeseung, incluso en Sunoo, y te dabas cuenta de que tampoco lo sentías. Sólo con Sunghoon. Recapitulando algunos momentos de vuestra interacción, a veces Sunghoon ni siquiera parecía atraerte voluntariamente, frunciendo su ceño como si no pudiera controlar sus acciones pese a querer la anulación de ellas cuánto antes.
Tenias una pieza de un puzzle que no era parte del que Park Jay podía darte pistas sobre su colocación exacta. Eso sí, el resto de alumnos veían a los SSR con esos ojos de admiración que no solía provocar el simple hecho de una capacidad adquisitiva mayor, no. Eso normalmente daba envidia y no admiración.
Así que llegaste a la conclusión de que los propios alumnos SSR tenían algo que ver siendo ellos los responsables de la actitud de los azules.
Justo cuando ibas a dejar que tus pensamientos buscaran alguna otra cuestión o que simplemente tuviesen la oportunidad de recordar lo bonitos y definidos que lucían los lunares de Sunghoon a la corta distancia a la que habías llegado a estar de él, en el camino oculto por grandes árboles que llevaba directamente a la verja gótica que conformaba la entrada de la Academia, Jay bajó súbitamente de velocidad hasta quedaros parados en medio de naturaleza.
Le miraste extrañado pero antes de que pudieras preguntar, Jay te indicó bajar con la cabeza. Así hiciste, con su sudadera en tu cuerpo, apoyando los tacones en la gravilla de la carretera. Tras unos intentos de encender el motor, un Jay frustrado se dirigió a ti.
—Parece ser que nos hemos quedado sin gasolina de repente. Lo que no tiene ningún sentido porque este cacharro suele avisarme casi horas antes— y no dudabas las palabras de Jay pues aquella moto parecía haber costado una fortuna.
Jay se llevó una de sus manos cubiertas por guantes de cuero a la frente, resoplando mientras bajaba del vehículo y se dirigía a tu figura de brazos cruzados y mirada inocente.
—Creo que vamos a tener que seguir andando, menos mal que estamos cerca— Estableció mientras observaba. Asentiste sin remedio y comenzasteis a caminar: tú más cerca de los árboles y Jay tirando de la moto situándola en la carretera, caminado a tu lado izquierdo. Tras unos pasos de silencio cómodo hablaste.
—Es hora de mis preguntas— Tus palabras sonaron más serias de lo que esperabas y te sentiste una detective en una novela de Poe. Jay sonrió.
—¿Qué es lo que quieres saber?— Ladeó la cabeza mirando al frente mientras seguíais caminando.
—Antes de nada, ¿por qué me has ayudado?— Jay susurró algo entre las líneas de sabía que ibas a decir eso. Te miró de soslayo, girando su cabeza para conectar sus ojos rasgados con los tuyos, dijo — Cuando vives tantos años, los actos pierden mucho significado. Te ayudé porque vamos los dos al mismo destino. Además de que va en contra de mis valores dejar a una chica tirada en la calle rodeada de vampiros a estas horas—.
Te sorprendió sus largas respuestas al tener en tu cabeza la idea de que Park Jay era bastante reservado. Hasta su comentario final te había hecho sonreír.
—Que yo sepa, tú también eres un vampiro—.
—Sí, pero soy algo así como un retirado de guerra— El movimiento burlesco que realizó con sus cejas te hizo reír. Jay te miró con una expresión indescriptible.
Sorprendentemente, te sentías a gusto en la presencia del vampiro, demasiado a gusto. Deberías desconfiar de este sentimiento, de él, ya que no lo conocías. Pero no, seguiste con tu sonrisa, volviendo a mirarle tras tu explosión de risa. Hiciste contacto visual con esa mirada tan extraña y decidiste falsear tu antes verdadera sonrisa.
—No voy a preguntar acerca de vuestra condición porque ahora no podría procesarlo todo. Sólo necesito saber ahora mismo dos cosas, pues mi madre me enseñó a no ser avariciosa y la verdad siempre acaba saliendo a la luz— Tu mirada se tornó un tanto oscura, sorprendiendo a Jay. Ni de broma ibas a aceptar su amable gesto hacia ti como insignificante. Los vampiros no tenían tan mala fama en los cuentos sin razón.
Rápidamente ocultaste tu verdadera desconfianza al continuar con tus preguntas. —Bram Stocker es un refugio de vampiros, ¿verdad? Y manejáis vuestra identidad como secreto a través de la manipulación, ¿verdad? Tal y como ahora lo estás haciendo. Para que sienta confianza contigo sin apenas conocerte—.
Jay permaneció pensativo durante unos segundos mientras miraba al frente, ya distinguiéndose las verjas de entrada a la Academia. No te lo demostró, pero en el fondo estaba sorprendido porque no se esperaba esta forma de actuar por tu parte. Sin duda, eras estudiante becada por alguna razón. Después de varios pasos, habló.
—He de ser honesto, no eres la primera alumna azul o, en general, humana en descubrirnos porque la Academia no es un refugio, no es un escondite. Es nuestro lugar, somos nosotros los que tienen el poder. Si te das cuenta, mira de quiénes somos hijos los alumnos SSR. — En tu cabeza apareció el recuerdo de Aerin relatándote su primer encuentro con su ahora ex suegro, el presidente del país —Básicamente, tu sociedad está gobernada por mi sociedad. Pero no hay nada que temer, no nos interesa acabar con los humanos ya que ellos mismos podrían acabar con nosotros al conocer las formas de matarnos y porque siguen siendo nuestro mayor placer— Evitaste hacer contacto visual con Jay mientras seguíais caminando, reflexionando en sus palabras. Tras aclararse la garganta, Jay prosiguió.
—La paz existente es esta. También está relacionada con lo que acabas de decir. Los vampiros os atraemos, pero no conscientemente como piensas. Hay algunos que sí que lo hacen, al fin y al cabo somos manipuladores por naturaleza, pero lo que tú estás sintiendo ahora, esa confianza, no te la estoy produciendo voluntariamente. Nosotros, por nuestra complexión y físico, hasta por la propia voz, atraemos a nuestras presas sin mover un dedo. Sois vosotros los que venís hacia nosotros— El contacto visual fue ahora inevitable y la sudadera de Jay ya no servía para protegerte del frío mientras un brillo rojo parpadeaba en sus pupilas. —Por eso los que descubren lo que somos, no se escandalizan, porque les gustamos. Quieren más de nosotros. Salvo tú, claro. No sé por qué desconfías. No deberíais y esa condición tuya, sólo aparece en estúpidas leyendas imposibles—.
Sólo se escuchaban el ruido que tus tacones provocaban al entrar en contacto con la gravilla de la carretera y las suaves pisadas de las botas de Jay mientras, pensativa, masticabas sus palabras internamente, siendo consciente de las respuestas que indirectamente te estaba aportando.
La primera, todos los SSR eran vampiros, incluyendo a Aerin. La segunda y que deriva de ésta, nuestro mundo parecía gobernado directa o indirectamente por ellos. La tercera, no había forma de resistirse o denunciar o nada. Parecía ser que su existencia en verdad era un secreto a voces. La cuarta, había una aparente paz que era mejor que no rompieras. La quinta y última, tal y como temías, eras diferente y Sunghoon lo sabía mejor que nadie. 
Buscando poder especificar qué era esa diferencia que te separaba del resto, decidiste preguntar más.
—¿Qué leyendas?— Tras tu pregunta, el capitán del equipo de béisbol te miró por un momento guardando silencio. Un silencio que notaste lleno de secretos.
—Eso yo no te lo puedo decir— Su tono de voz sonó un poco frío, lo que te hizo captar el mensaje que se escondía detrás de éste. Por ahí no podías seguir con tus preguntas.
Finalmente, llegasteis a la entrada de la Academia y la hora de separarse al Jay tener que dirigirse al aparcamiento destinado a los coches y motos de los alumnos SSR.
En silencio os situasteis cara a cara. Te quitaste su sudadera.
—Gracias Jay— Dijiste devolviéndole la prenda de ropa. Jay esbozó una misteriosa sonrisa después de fijarse por unos segundos en tu cuello.
—No hay de qué, amiga de Aerin— Se giró y su oscura figura empujando su moto desaparecieron en la niebla nocturna que se había empezado a formar.
¿Acaso no sabía tu nombre? Aquello te había molestado, especialmente tras el tono de burla que había empleado para designarte como amiga. Ya no sabías muy bien si podías encajar en esa categoría y no necesitabas que alguien como él te lo especificara.
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Mientras caminabas a paso ligero por la bóveda central a partir de la cual se elevaba el resto de la estructura de la Academia, las palabras de Jay te perseguían mentalmente. ¿No era muy pronto para llegar a una conclusión exacta? Sí, te había dejado sola en la guarida del lobo, formando parte ella de la manada, además de todas aquellos comentarios o actuaciones que podían cuestionar perfectamente su moralidad como tu amiga. Siempre fuiste consciente de ello, pero a la vez, Aerin fue quién nunca te dejó sola y quién te hablaba de su vida con una elocuencia un tanto íntima. ¿Verdaderamente no significabas nada para ella? Y, si te lo esperabas, ¿por qué te dolía tanto?
Pero, ¿cómo de buena amiga eras tú si te encontrabas suspirando por su exnovio?
Seguiste caminando inconscientemente, sumergida a gran profundidad en tus pensamientos y emociones. Toda aquella noche había sido digna de las historias más fantasiosas del mundo y, aún así, era tu realidad. Giraste una esquina, acercándote a la salida trasera del edificio de piedra, donde se situaba el camino al aire libre hacia los dormitorios de los alumnos azules.
Pensar en Aerin te hacía pensar inevitablemente en Sunoo y en la proximidad en la que estos dos se habían encontrado durante el evento. Imagen que te hizo recordar la existencia de los vampiros y las palabras de Jay y... Era definitivamente demasiado.
La idea del mundo estar gobernado por vampiros no te hacía sentir muy cómoda. Aunque Jay habló de paz, la Academia te parecía ahora una granja en la que los depredadores criaban a sus presas con amor para después matarlos con esos colmillos. Podía ser que estuvieras exagerando un poco, pero ahora estaba todo demasiado reciente. La necesidad de estar con tus padres casi te atragantó.
Saliste del edificio principal hacia los soportales de los dormitorios, siendo bañada por una lluvia repentina y la luz de la Luna. Mañana definitivamente tendrías fiebre y un resfriado.
Tus pisadas hacían contacto con la hierba y tus pies estaban sufriendo demasiado en aquellos rojos tacones. Sin pensártelo mucho debido a lo agobiada que te encontrabas por toda la situación necesitando tumbarte en tu querida cama cuánto antes, te quitaste esos tacones, liberando tus pies para que hicieran contacto con la húmeda hierba. Estaba muy fría y, si no tuvieses esas heridas en los pies, correrías para resguardarte de la lluvia.
Con cada ligera pisada eras más consciente del silencio que te rodeaba. Con la nieblilla que se había instaurado y la ausencia de luz artificial, la escena que te rodeaba era bastante tenebrosa. Digno de Poe, otra vez.
Cuando tu imaginación empezó a crear sombras oscuras semejantes a seres extraños o personas con la nieblilla, decidiste caminar más rápido y lo escuchaste. El eco de tus pisadas que semejaban otras.
Sentiste los pelos de tu nuca erizarse. Caminaste todavía más rápido, intentando convencerte de que era una ilusión provocada por tu cerebro, que nadie te estaba siguiendo. Pero ahora ese eco que decidiste pensar que era de tus pisadas empezó a sonar más fuerte, diferenciándose de tus pasos. ¿Alguien estaba caminado detrás tuya?
Probablemente sí, pero llegaste a la tranquilizadora conclusión de que seguramente era otra alumna o alumno que volvía de la fiesta. Hasta que tu corazón empezó a latir a una velocidad sólo conocida en momentos determinados y sólo provocada por un único estímulo.
Dejaste de caminar súbitamente, rezando a Dios o a alguien esperando que el alumno o la alumna que te seguía pasase de largo, demostrando que no eran quién creías que era.
Pero con el fin de tus pasos vinieron el fin de los pasos que te seguían. Respirabas lenta pero profundamente mientras lo único que se movía eran las gotas que resbalaban por tu frente hasta decorar tus pestañas, junto con los árboles lejanos por el baile del viento. Con el corazón en un puño, las manos temblando y la boca repentinamente seca pese a la humedad de tus labios mojados por la lluvia, giraste tu cabeza lentamente para después acompañar el movimiento con tu cuerpo, dando un paso hacia atrás, apoyando la punta de tu desnudo pie derecho en la hierba. Dejaste de respirar, forzando los huesos de tu cuello y tu clavícula en un frío instante.
Un Park Sunghoon con la cabeza baja y el flequillo húmedo de la lluvia te recibió. Al escuchar la detención de tus pasos, él también se había parado, esperando con paciencia. Sus piernas ancladas en la tierra con firmeza, sus manos todavía en sus bolsillos. Escuchando como cesó el ruido de tu respiración, levantó la cabeza, dejando de mirar simplemente las huellas que tus pies habían dejado en la hierba para mirarte.
Unos ojos de sangre te recibieron entre las cortinas que su húmedo pero luminoso flequillo formaban. Hiciste contacto visual y tragaste la sequedad de tu garganta, pasando tu lengua brevemente por tus labios, frunciendo levemente el ceño en un gesto de puro anhelo.
Las indescriptibles sensaciones volvieron pero, buscando que no consiguieran dominar tu mente y hacerte perder el sentido, en medio de la adrenalina de su repentina aparición te provocó, hablaste.
—¿Qué haces aquí? Por aquí no se van a tus jodidos dormitorios— Intentaste sonar distante, cortante, fría. —No te acerques ni un segundo, Jay me ha contado todo y esto no es normal. Yo no debería...— Tus palabras finales sonaron débiles llenas de oxígeno más que de sonido mientras el anhelo que sentías por él incrementaba demasiado. Estabas cansada de toda la situación, de sentir incomprensibles.
En medio de tus agotadas palabras pestañeaste y Sunghoon, un vampiro con la antinatural velocidad que los caracterizaba, apareció a un sólo paso de ti, paso que cerró rodeándote con un brazo la cintura y con una mano acariciarte el cuello. Su tacto era gélido. Su voz sonó con el mismo cansancio y el mismo anhelo que habías impregnado en la tuya.
—Jay... Jay... Después de meses, meses aguantando esta estúpida necesidad de tenerte en mis brazos y de que por fin me hicieras el caso que necesito, que necesitamos, te pones a hablar de otros. Lo tuyo es— Se acercó a tu cuello, oliéndolo y sentiste como todo su cuerpo temblaba de necesidad —... Absolutamente increíble. ¿Crees que yo quería sentirme así hacia una mera humana aun sabiendo mi propio disgusto a gustaros, a probaros, a... —Su voz calló y sin fuerza alguna susurró con el limitado aire de una última respiración —¿morderos? Dime, ¿tienes alguna absoluta idea de esto? Hasta romper con Aerin sacando de quicio a mi padre para que luego huelas a ese capitán de pacotilla— Se apartó de tu cuello, haciendo contacto visual contigo.
Este era el momento de apartarlo. Separarte de un vampiro, del ex de tu mejor amiga, del maldito Park Sunghoon hijo del presidente del país. Deberías apartarlo, ¿no? Empujarlo y llamarlo asesino, llamarlo frío y egoísta y narcisista y... —¿Por qué sólo me siento así contigo, Sunghoon? ¿No era que todos los vampiros pueden..?— Tus palabras quedaron apagadas ante la jodida sonrisa y el leve movimiento hacia atrás que Sunghoon realizó tras tú llamarle por su nombre. —Dios, hoy ya no sé quién soy— Murmuró y tus cejas se fruncieron, no entendiendo ninguno de sus actos pero sintiendo un gran aprecio hacia él, pese a ser un desconocido. Sunghoon levantó la mano de tu cuello, acariciándote la mejilla. Su voz sonó rota. —Porque soy jodidamente tuyo y me acabo de dar cuenta—.
Una frustración interna desconocida se desató al verlo en ese estado y, sin darte cuenta, te acercaste a él mientras la lluvia te dificultaba ver claramente sus ojos ahora rojos, su cuerpo entero. Sunghoon, notando aquello, inclinó su cara hacia la tuya y llevó la mano que estaba en tu cuello a tu mejilla, rozando con su pulgar pestañas, quitándote el agua de éstas que no te permitía ver la sinceridad de sus palabras en su rostro, que no te dejaban observar la puerta a sus honestas emociones que sus ojos eran, que toda su expresión era. Lentamente dejó de rodear tu cintura para con la mano de ese brazo, hacer lo mismo en tu otra mejilla, en tu otro ojo.
Tras segundos de este íntimo cariño silencioso, susurró débilmente —Me vuelves loco. Dime que tú también sientes lo mismo, por favor—Notaste el temblor de unas manos que luchaban por no perder el control, por no expresar al cien por cien su deseo.
Aún en las últimas, Sunghoon quería escucharte. Quería saber si esto también lo sentías como él, que tú también compartieras el momento con la misma pena. Porque no deberíais desearos, necesitaros. Te anhelaba de una forma que iba más allá de algo terrenal, casi parecía una unión del destino y él no había elegido esto. Tú no habías elegido esto. Él odiaba notar el fuego de sus ojos ahora carmesís, lo puntiagudo de sus colmillos y el temblor de sus manos. No quería ser lo quién era y toda su vida se había comportado como un humano hasta que tú llegaste y activaste sus más olvidados sentidos. Tú odiabas tu incapacidad de separarte porque lo necesitabas y ¿quién era él? Un vampiro y además, el exnovio de Aerin, de tu maldita mejor amiga.
Pero, ¿cómo podíais resistiros a vuestro propio destino cuando él tenerte en sus brazos y tú estar en ellos se sentía tan correcto? Porque si Sunghoon quitaba su propio miedo a dejarse llevar contigo, ese futuro presentándose como suyo jamás se había sentido tan perfecto, encajando con el resto de su vida sin imperfecciones ni esquinas forzadas, la verdadera pieza de su puzzle existencial.
Lo mismo sucedía contigo. Él te proporcionaba la compañía que en tu solitaria infancia habías buscado en libros con personajes tolerantes y relatos apasionantes. Sunghoon era tu historia.
—No te conozco Sunghoon y aún así..— Te miró con unos ojos rotos de necesidad— Aún así, es como llevase toda la vida buscando tu compañía—.
Sunghoon tras tu confesión perdió cualquier tipo de control.
—¿Puedo probar una cosa que realmente nos ayudará a saber si esto es puro deseo o pura necesidad?— Sunghoon te miró como si te fueras a romper, hablándote con una intimidad muy personal. Tragaste tras escuchar un relámpago y, con tu corazón latiendo de emoción, asentiste mordiéndote el labio. Sabías perfectamente qué es lo que iba a hacer, qué es lo que necesitaba, cómo se podría probar esto.
Así Sunghoon, con una velocidad demasiado lenta buscando grabar cada segundo de este encuentro en su memoria, se acercó con cuidado, como si temiera romperte si actuase con toda la fuerza con la que te deseaba, como si de ti dependiera el silencio, como si necesitase concentración en semejante tiro para que su flecha encajara perfectamente.
Tu mente, cuándo sintió su gélido aliento sobre tu mojado cuello, se bloqueó. No hubo miedos, no hubo nerviosismo. Estabas a absoluta merced de su contacto, sintiéndote lo más segura que te habías sentido nunca. Sunghoon acercó sus carnosos labios casi violetas por la temperatura a tu cuello, permitiéndose rozarlo con ellos, mientras uno de sus brazos volvía a rodearte la cintura, acercándote a él. Vuestros cuerpos chocaron suavemente.
La delicadeza con la que te tocaba no era para nada la de un depredador hambriento, siendo consciente de cada uno de sus movimientos para negar cualquier posibilidad de dañarte. ¿Era verdaderamente deseo si a la hora de la verdad podía ser tan racional?
Notó tu acelerado pulso en sus labios y con el brazo que te rodeaba ejerció más presión, empujándote un poco más hacia él, besándote el cuello con más presión, gesto que hizo que emitieras un sonido ahogado que fue directo a su propio control, desafiándolo. Con una de tus manos, agarraste el bíceps del brazo que te rodeaba, necesitando un soporte.
Sunghoon escuchando tu petición desplazó la mano que había quedado en una de tus mejillas hacia tu otro brazo, deslizando sus dedos por tu desnuda piel hasta llegar a la palma de tu mano, juntándola con la suya y entrelazando vuestros dedos. Cuando apretaste su mano como respuesta, supo que eras suya y así lo selló.
Sus imposiblemente afilados colmillos penetraron tu piel y nunca habías sentido tanta satisfacción en tu vida. No era un placer sexual pero te sentías completa de una manera que sólo eso podía dar. Y Sunghoon, cuando probó tu sangre, sólo supo una cosa.
Estaba destinado a ella.
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taglist (open!): @strxwbloody @baaamkyu
notes: omg la parte 3 está aquí!! espero haberos acelerado un poco el corazón JAJSJAJAJ me gustaría saber vuestras impresiones so... comentarlas pls!!! ilysm <3
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flan-tasma · 5 months
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The painter and the paint [Albedo x Fem!Reader]
💖~ The idea of him being obsessed with you is cute. But being created simply to be adored, because somehow that's okay? It's great.
I've been trying different spell checkers for the english translation! If you notice any mistakes, I will be delighted to review them.
Warning: Nope now💖 | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Albedo, que tiene un atractivo bien conocido para quienes lo vean, siempre se ha sentido reacio a empezar una relación amorosa. Las damas y caballeros que lo han intentado apartar para ellos mismos siempre han fracasado, pues el alquimista siempre ha estado muy enfocado en sus estudios y el trabajo.
Oh, pobres personas, que intentan entregar sus corazones a un hombre tan gentil y tranquilo solo para terminar con una herida sentimental. Quienes lloran luego de que el alquimista los deja para que lidien con sus emociones, quienes se emborrachan por el rechazo de quienes amaban.
Pero claro, Albedo considera que las relaciones son difíciles de llevar. Si bien es cierto que no está en contra de hacer nuevas amistades, aún sigue trabajando en sus propios medios de socialización. Una pareja sería mucho trabajo para él, más del que le gustaría llevar ahora que ha estado ocupado en su más reciente creación, su obra maestra.
Pues es así como la creó: del carboncillo que trazó un rostro experimental, cuya extrema belleza lo dejaron atontados durante una hora, que pasó a ser pintada con acuarelas cuando ya no pudo soportar verla tan apagada en matices blanco y negro. Pintó e iluminó sus ojos coquetos, brillantes como joyas lujosas, que lo mirarían solo a él mientras sonreía. Buscó el color perfecto para sus labios delicados, ¿debería usar un tono naranja cuyos besos pudieran saber como las solsettias, o debía inclinarse por el común rojo que haría que sus besos picaran con sabor a chile? Pues terminó pintando de rosado, poniéndole delicadamente un labial de bayas dulces que le secó la garganta al sentir la frialdad de su campamento.
Pues ella estaba allí, con él, sentada y feliz. Recatada y gentil, mirándolo con ojos preciosos, como si la obra maestra fuera él, y su piel se erizó al casi poder distinguir un perfume frutal que le llenó los pulmones. Parpadeó una, dos veces, buscando algún error en su pintura, solo para sonreír con ternura al ver que no era el lienzo quien se había equivocado.
¿Dónde había visto a esta señorita antes? ¿Su cerebro y sus manos la crearon en ese instante que garabateaba frente al fuego? No lo sabía, pero pensó que no sería un gran problema en ese momento, mientras se sentaba frente al lienzo de su amada, quien lo miraba de igual modo. Sintió que algo en su corazón le apretaba el pecho y su respiración.
¿Es posible que solo sus manos hayan podido crear a su único amor?
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English:
Albedo, who has a well-known attractiveness to those who see him, has always felt reluctant to start a romantic relationship. The ladies and gentlemen who have tried to set him aside for themselves have always failed, since the alchemist has always been very focused on his studies and work.
 
Oh, poor people who try to give their hearts to such a gentle and calm man only to end up with a sentimental wound. Who cries after the alchemist leaves them to deal with their emotions, who become drunk from the rejection of that they loved.
 
But, of course, Albedo considers that relationships are difficult to manage. While it is true that he is not against making new friends, he is still working on his own means of socialization. A partner would be a lot of work for him—more than he would like to handle now that he's been busy with his latest creation, his masterpiece.
 
Well, that's how he created it: from charcoal he drew an experimental face, whose extreme beauty left him stunned for an hour, which became painted with watercolors when he could no longer bear to see it so dull in black and white hues. He painted and illuminated her flirtatious eyes, sparkling like luxurious jewels, that would look only at him while she smiled. He searched for the perfect color for his delicate lips: should he use an orange shade whose kisses could taste like sunsettias, or should he lean towards the common red that would make his kisses sting with jueyun chili flavor? Well, he ended up painting it pink, delicately putting on a sweet berry lipstick that dried his throat as he felt the coldness of his camp.
 
Well, she was there with him, sitting and happy. She was demure and gentle, looking at him with beautiful eyes, as if he were the masterpiece, and his skin crawled as he could almost distinguish a fruity perfume that filled his lungs. He blinked once, twice, searching for some mistake in his painting, only to smile tenderly when he saw that it wasn't the canvas he had any.
 
Where had he seen this lady before? Did his brain and his hands create her at that moment when he was scribbling in front of the fire? He didn't know it, but he thought it wouldn't be a big problem at that moment as he sat in front of the canvas of his beloved, who looked at him the same way. He felt something in his heart squeeze his chest and breathing.
 
Is it possible that only his hands could have created his only love?
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saboraazucar · 4 months
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Helado cremoso de frutos rojos
¡Se viene el verano en varias partes del mundo! Y con ello unos días calurosos, así que hoy te comparto una receta fácil y deliciosa, para aquellos días que se nos antoja algo fresco.
¡Así que, toma nota!
Hacer helado en casa es mucho más fácil de lo que parece. Y es que, al hacerlos tú, puedes prepararlos del sabor que más te gusten y experimentar mezclas que jamás hayas probado.
Y no te preocupes si no tienes una heladera, puedes hacerlo desde tu congelador. Para ello, se introduce el helado en el congelador durante 3 o 4 horas, se saca cada 30 minutos removiendo con un tenedor o varillas. Obtendrás un helado muy cremoso.
Ingredientes
250 ml de jugo de naranja
150 g de azúcar
200 ml de nata líquida
125 g de frambuesas
125 g de arándanos
50 g de mantequilla
Preparación
Lava los frutos, sécalos y tritúralos. Mézclalos con el azúcar, la nata y el jugo de naranja y lleva a ebullición. Retíralos, déjalos enfriar un ratito y reserva de 6 a 8 horas en la nevera.
Coloca esta preparación en un recipiente y congélala durante 3 o 4 horas; retíralo cada 45 minutos y remuévelo bien con un tenedor para romper los cristales de hielo, esto para hacer que quede cremoso.
Retira el helado del congelador unos 20 o 30 minutos antes de tomarlo y saca bolas. Repártelas en vasitos y sírvelas enseguida, puedes añadir cualquier topping de tu preferencia.
¡No te olvides de decirme qué tal te pareció!
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mashirabar · 7 months
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ʚ♡ɞ MASHIRA'S BLOODY VALENTINE DELIVERY SERVICE ʚ♡ɞ
¡Querides Vástagos! Que las adversidades que hoy nos rodean no sean un motivo de sumirnos en tristeza y soledad. Aprovechando las fechas que estas noches nos rondan, desde el Bar Mashira hemos decidido servir de Querubines para quienes deseen darle un regalo a aquellos vástagos que hacen latir sus corazones no-vivientes o bien, a esos amigues que les han acompañado en las buenas y las malas. Si quieres enviarle un detalle especial a esa persona que tanto amas o admiras el día de San Valentín, ¡anota tu pedido y nuestros baristas harán el resto! Pueden escoger de nuestra lista de regalos o uno completamente personalizado.
CHOCOLATES DE VITAE: Ésta receta exclusiva llegó a nosotros gracias a un dedicado chef Toreador que ha pasado toda su no-vida perfeccionando sus dulces recetas. La vitae en el centro del chocolate se asemeja a una jalea con sabor a frutos rojos.
RELICARIO CON RETRATO ANIMADO: ¡Así es! Al mejor estilo Harry Potter, traemos este detalle directo desde la Capilla Tremere, que puede utilizarse en un collar o simplemente cargarlo para recordar siempre a aquel vástago que tanto aprecias. A través de un pequeño ritual, el relicario mostrará con magia la imagen del vástago remitente y el destinatario juntes.
RAMO DE ROSAS NEGRAS: ¡Olvida el lenguaje de las flores victoriano! No hay mayor muestra de devoción que un ramo de rosas negras especialmente seleccionadas por nuestros expertos cultivadores Nosferatu. Han encontrado incluso una manera de que éstas hermosas flores no se marchiten jamás.
GOMITAS DE RECUPERACIÓN: Los maestros de la ciudad de Kioto se dieron una vuelta por Mashira para proveernos un poco más de sus misteriosas gomitas. Esta vez nos han asegurado que tienen poderes de curación y revitalización para quienes no han estado en su mejor estado físico últimamente y quién sabe... ¡quizás tengan un par de efectos más!
ACLARACIONES:
Para enviar un regalo, deberán inscribirse a través del siguiente formulario, en caso de querer enviar varios regalos, podrán rellenar el form varias veces. De desearse, el remitente puede quedar como anónimo, para ésto tendrán que aclararlo en el apartado de Remitente.
La recepción de regalos será hasta el día Viernes 08 de Marzo, a las 24HS GMT-6.
En caso de tener cualquier duda, ¡pueden consultarnos en el ask y con gusto responderemos!
Por último, les pedimos hacerlo desde un lugar de respeto para evitar momentos desagradables e incomodos para todes. De hacer caso omiso de los lineamientos, las dinámicas se cancelaran hasta nuevo aviso.
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zonadelcaos · 15 days
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Resumen Onsoku Aka Chôchin 【音速赤ちょうちん】 - Diario de Dibujo
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Extraído del live streaming Oficial del Sonic Team
El Izakaya “Onsoku Aka Chôchin” (Sonic Red Lantern / El Farolillo Rojo Sónico) se encuentra en algún lugar de Station Square. Es el lugar favorito del Sonic Team, y después del trabajo, los miembros habituales del equipo se reúnen para charlar plácidamente sobre los más recientes y futuros proyectos entre bebidas y aperitivos.
En esta ocasión traemos un resumen sobre una sección llamada "Picture Diary" donde conversan sobre el proyecto SONIC PICT, las ilustraciones que nos muestran situaciones cotidianas de Sonic y los demás, publicadas cada mes en redes sociales. Como cabeza del proyecto, Kazuyuki Hoshino, Director Creativo de la serie Sonic provee de pequeñas anécdotas del proceso de creación de varias ilustraciones y responde preguntas mandadas por los fans.
Febrero - El San Valentín de Cream
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Como la niña pequeña que es, Cream se encuentra muy emocionada e ilusionada festejando su primer San Valentín y poder dar regalos por primera vez.
Cabe aclarar que, a diferencia de otros países, donde el 14 de febrero es principalmente una celebración para las parejas, en Japón es también una ocasión para demostrar afecto y aprecio a los amigos. La costumbre es que las chicas regalen chocolate a sus amigos.
Pregunta: ¿El que se ve detrás de Cheese es el Lobo Avatar (Buddy/Gadget) de Sonic Forces?
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"Probablemente no...¿Quién será?"
Uno de las primeras ideas en bocetos fue este pero decidieron cambiarlo ya que no producía la expectación y emoción que esperaban. Después de todo, ya se sabía a quien iba dirigido el regalo.
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Sin embargo, el regalo con forma de pez se conservó para el arte final ¿Cream habrá repartido regalos entre varios?
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Marzo - Hanami de los Chaotix
El trío Chaotix disfruta de la primavera debajo de los cerezos en hanami.
Esta ilustración fue presentada en el Fan Meeting de Seul, por lo que lo diseñaron para que pudiera ser apreciada por cualquiera que no estuviera familiarizado con la cultura japonesa.
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La taza y los odangos de Espio vienen de un fondo hecho anteriormente por Uekawa.
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"Charmy en vez de te, bebe leche. Al ser un niño pequeño, probablemente piense que el te verde es muy amargo para el."
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Abril - Todos admiran a su heroína de compras
"¿Qué es lo que está mirando Percival? En frente de ella hay un libro interesante, pero si seguís su mirada, en realidad ella está mirando...
¡La piruleta!
Su dulce favorito."
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Pregunta: ¿Esta ilustración ocurre después de los eventos del juego?
"Eso es un secreto. Disfrutad imaginando con todas las posibilidades..."
El dibujo final es el boceto A, y este que sigue es el boceto B
"Los comentarios probablemente sean de Toyoda, mientras que la ilustracion corre a cargo de Karasuno"
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Hablaron sobre la posibilidad de hacer otro libro de Life in Sonic's World (libro de arte que recopila el proyecto Sonic Pict 2019-2021).
Como productor Hoshino comentó que ahora mismo estaban muy ocupados con el desarrollo y lanzamiento de juegos, pero que ya había material suficiente para hacer otro libro.
Mayo - Chao Dôjô
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Se pueden distinguir la personalidad entre los tipos de Chao por los detalles como las toallas.
Mientras que la toalla del Chao normal esta semidoblada, el del Hero Chao está doblada perfectamente y el del Dark Chao está tirada en el suelo.
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La bolsa con la botella de agua también viene de un fondo de pantalla anterior.
En el streaming nos instan a buscar la imagen en la web del Sonic Channel. Por facilitar el trabajo, dejamos aquí la imagen.
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Junio - Cumpleaños de Sonic
Pregunta: ¿Hubo alguna razón para usar bolas de helado tradicionales en vez del Chocolate Chip Sundae de Sonic Unleashed?
"Decidimos usar bolas de helado para mostrar una gran variedad de sabores"
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Presentación SONIC PICT de Agosto
"Kawamura nos comentó que no solemos mostrar a los Flickies tan expresivos. Normalmente siempre solemos jugar con las expresiones de los Chao en los juegos, mientras que con los Flickies los mostramos en grupo o alguno de forma individual, pero en esta ilustración quisimos destacar la diferencia de personalidad entre Flickies"
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Y eso es todo...
¡Por favor, id a saludar en el video original del Sonic Team en youtube para que nos puedan mostrar más cosas así en el futuro!
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Los resumenes del Onsoku Aka Chôchin están realizados por una persona que está en proceso de aprendizaje y no es hablante nativo japonés. Por lo tanto, existe la posibilidad de que puedan surgir errores o malinterpretaciones en la traducción. Aprecio tu comprensión y paciencia. Si encuentras algún error, por favor, no dudes en comentarlo. ¡Vamos progresando! Estoy en un proceso de aprendizaje constante y tu ayuda es muy valiosa ¡Gracias por tu apoyo!
Si también quieres apoyar el Onsoku Aka Chôchin y al Sonic Team en este proyecto, no olvides visitar el video original y también expresar tu apoyo por redes sociales, en la cuenta oficial de Sonic Official en twitter y visitar la web oficial del Sonic Channel
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belvedia02 · 1 year
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I want to take care of you
Wednesday se había quedado apoyada en un árbol, esperando a que Enid siguiera corriendo o lo que sea que esté haciendo mientras todavía permanece en su forma de lobo. La había seguido cerca de un par de horas, sin embargo, Enid en esta ocasión tenía demasiada energía y Wednesday se le dificultaba correr por lo resbaladizo de la tierra mojada, así que le dijo a Enid que la estaría esperando, aunque no sabía si la comprendía completamente.
—Ehm.. Wends— Desvió la mirada que estaba fija en el cielo estrellado hacia su derecha.
—Enid… — Permanecía escondida detrás del árbol, sentía vergüenza presentarse desnuda hacia su compañera de habitación y su enamoramiento secreto.
No le contestó, buscó dentro de la mochila la ropa de Enid y sin mirarla estiró su brazo.
—Gracias Wends— Enid se vistió con rapidez, no quería hacer esperar más a Wednesday y también se quería dar una larga ducha caliente.
— ¿Estás lista? — Wednesday permanecía de pie dándole la suficiente privacidad.
—Sí, gracias por esperar— Enid salió completamente vestida.
—Olvidaste esto— Le entregó el abrigo y Enid se lo colocó de inmediato. —Ahora sí—Dijo Wednesday y caminaron hasta la mansión en un cómodo silencio.
Estando cada una en la entrada de sus respectivas habitaciones, Wednesday sacó el termo que había olvidado darle a Enid.
—Ten— Enid la miró sorprendida y lo agarró— Gracias Wends.
—Buenas noches— Ambas se despidieron, ya era cerca del amanecer y Wednesday no sabía si dormiría un par de horas o solo se cambiaría de ropa y disfrutaría de la salida del sol.
Será mejor dormir— Estaba exhausta.
Enid por su parte se desvistió con rapidez y fue directo a bañarse, estaba sucia y sentía algunos músculos adoloridos. Cuando salió vestida con su pijama, agarró el termo y bebió del líquido que contenía.
Dulce — Pensó tanto por el sabor del chocolate como por la preocupación de su amiga.
Bebiendo completamente el contenido del termo, Enid revisó su celular antes de dejarlo cargando y se durmió con bastante rapidez.
Wednesday despertó cerca del mediodía sintiéndose extraña, le dolía la cabeza y su garganta acompañadas de unos escalofríos.
¿Me enfermé? — Pensó ante sus síntomas, rara vez contraía un resfrío y quizás ahora había atrapado uno.
Lentamente se sentó en la cama y estornudó repetidas veces.
Sí, me resfrié —Pensó con desagrado. Se levantó para ir al baño. Vio que estaba más pálida de lo normal y vio que sus mejillas estaban teñidas de rojo, uno muy visible.
—Lo que faltaba— Dijo con dificultad para hablar. Volvió a su dormitorio y sin cambiarse el pijama salió justo en el instante que Enid estaba tocando su puerta.
—¿Te sientes bien Wends? — Preguntó con preocupación al verla con sus trenzas descuidadas.  Enid estaba vestida con unos pantalones verdes y una playera blanca, su pelo lo llevaba suelto.
—No— Respondió en voz baja y se agarró la garganta con su mano derecha.
—Estás enferma — Se aventuró a decir.
—Brillante deducción Enid — Su voz estaba impregnada de un tono molesto.
—También estás de mal humor— No se sintió ofendida ante ese comentario. Wednesday solo alzó su ceja derecha. — Venga, tienes que acostarte— Sin esperar respuesta apoyó su mano en la espalda de Wednesday conduciéndola hasta la cama.
— Espérame, ya vengo con algo para ayudarte — Enid salió rápidamente en búsqueda de los padres de su amiga. Buscó primero en la biblioteca, no estaban ahí, luego fue al salón donde practican esgrima, tampoco los encontró, la sala de música también estaba vacía. Saliendo de la mansión fue hasta el invernadero donde sí los pudo ver que estaban al cuidado de las rosas de Morticia.
—¿Qué pasa Lobita? — Preguntó Gómez antes que Enid pudiera decirles que Wednesday estaba enferma. Él vio su cara de preocupación.
—Es Wednesday, creo que se resfrío por mi culpa— Dijo mientras se tomaba las manos nerviosamente.
—¿Lo está?  Eso es extraño, casi nunca se enferma, además… — Agarró las manos de Enid, separándolas— No es tu culpa, las personas se enferman, eso es inevitable— Le dijo Morticia calmadamente.
Enid esbozó una leve sonrisa, en señal de alivio.  — Entonces, ¿cuál es la medicina que toma Wends en estos casos?
— Un brebaje especial de la abuela, mañana ya estará mejor— Morticia caminó hasta la salida para buscar la pócima que estaba en la cocina. Enid la siguió cuando Morticia le hizo una seña a su marido.
—Querido, ya regreso— Le dijo a su esposo quien estaba unos pasos detrás de Enid.
El camino la hicieron en silencio, Enid estaba convencida de su culpabilidad y hasta que su amiga no mejorarse iba a seguir creyendo que era su responsabilidad el estado de Wednesday por haberla acompañado anoche.
— Ten querida, son 2 cucharadas en la mañana y otras 2 antes de dormir— El envase del frasco tenía una calavera. Enid no lo cuestionó, ya estaba acostumbrada a las excentricidades de la familia Addams.
Volvió corriendo hasta la habitación de Wednesday sin tocar la puerta, vio que tenía los ojos cerrados, se quedó un momento observándola.
—Enid, estoy despierta— Abrió su ojo derecho.
—Ah, si yo… traje esto— Tartamudeó, porque encontró que estaba más hermosa que lo usual.  Se sentó para beber el contenido de la cuchara que le había pasado Enid.
—Gracias Enid— Apoyó su espalda en las almohadas, mientras Enid permanecía de pie
—¿Necesitas algo?
—No.
—Bueno entonces me voy— Enid estaba saliendo de su habitación, Wednesday la detuvo.
—Espera, si quieres — Hizo una pausa— Puedes quedarte.
—¿En serio?, bueno… iba a tomar desayuno.
—Si quieres puedes traerlo acá.
—No me demoraré, ya vuelvo— Enid corrió hasta la cocina para prepararse un café y un par de tostadas.
Wednesday se quedó pensando en la razón de pedirle a Enid que la acompañara, no le gustaba que nadie la viera débil. Enid no es cualquier persona— Pensó seriamente, ya estaba aceptando que tenía sentimientos del tipo románticos hacia ella.
— Regresé Wends— Dijo Enid con entusiasmo. Dejó la bandeja encima de la cama. — Ten esto es para ti.
—¿Té? — Preguntó confundida.
—Sí— Le guiñó. Wednesday dio el primer sorbo y sintió el sabor del jengibre.
—Gracias, es tal como me gusta— Bebió un poco más. Enid solo la observó mientras bebía su café.
Las dos estuvieron en silencio mientras Enid tomaba desayuno y Wednesday bebía todo su té. Enid agarró la taza, la dejó encima de la bandeja, la cual dejó en el escritorio.
—Wends… quería disculparme — Bajó su mirada, evitando mirarla.
—¿Por qué? — Preguntó con extrañeza.
—Es mi culpa que te hayas enfermado. Anoche pude sentir que volvió a llover por algunos minutos mientras corría por el bosque en mi forma de lobo, así que…
—Enid, mírame— Casi le ordenó. Enid subió su mirada.
—No fue tu culpa, te invité a dar un paseo y fui yo quien decidió acompañarte en la noche de Luna llena, no hay nada que perdonar, solo… —Wednesday recordó la primera acción de Enid después de transformarse.
—¿Qué? — Le preguntó temerosa.
— ¿Era necesario que pasaras tu lengua por mi mejilla, tal como lo hacen los perros con sus amos, para demostrar afecto? Enid se sonrojó furiosamente, esperaba que esa acción solo la haya imaginado.
—Bueno… yo… no recuerdo muy bien, creo que solo estaba feliz— Enid no quería decirle que era la forma de mostrar su afecto y amor por acompañarla durante su transformación.
Wednesday solo la observó, no quiso ahondar más en ese asunto.
—Ahora que lo pienso— Dijo al cabo de unos minutos— Es injusto que yo me enfermara y tú no.
—Digamos que son cosas de hombres lobos— Encogió los hombros. Wednesday tampoco cuestionó esa simple respuesta.  — Y como estoy sana, seré tu enfermera personal hasta que te mejores— Finalizó su declaración con una sonrisa.
@choicesprompts
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victormalonso · 2 years
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la noche cae en gotas sobre tus labios… © víctor m. alonso
[la noche cae en gotas sobre tus labios como lluvia, y es negro tu sabor y es rojo el roce, el tacto, el paso leve y lento de mis manos por cada poro de tu piel: huella impresa que queda marcada del licor que bebo de tu boca, aroma eterno del desierto donde te espero…]
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ocasoinefable · 10 months
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(Nací antes de que la manecilla del tiempo comenzaran avanzar. Escuché debajo de la noche decir.. Mi piel se hizo de la espuma que arde y se consume bajo las plumas que se caen. Abrí los dedos regando la hierba, mientras en mi boca el sabor a rio rojo se conjuraba) Salte de mis ojos con sueño. El olor del lago que corría por el bosque me hizo volver en calma, camina la brisa entre mis piernas, se moja mi espalda y hombros, como las alas de una libélula en el vientre de un clavel. me sumerjo a la orilla y como si el color se pudiera respirar; lo respire. Esas palabras que se tocan en la yemas de los dedos y ruedan bajo dorso de mis manos, aun no me las puedo explicar. Si le preguntas a los tulipanes la causa; pronto vendrá la lluvia. Me desprendi de la tierra, y comencé a correr descalza devuelta al cultivo de algodón, ajuste la cesto, doble el gajo y uno a uno se copo el cesto de algodón, me deslice por el camino con un suspiro largo, llegué ante el jardíncito que se ondeaba pálido, lo regué y recogí algunas flores caídas para armar con el algodón una colcha. Escurrió de mi cintura a mis pies una fisura entre el viento y las palabras. Al sentarme en el borde del peldaño comencé a tejer, así como se cruza el hilo en la tela y mis manos se mueven; cae la lluvia, sale el sol, vuelve de nuevo la brisa y se vuelve a levantar ...
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miltacos · 3 months
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#175 Taco de longaniza chilanga.
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TAQUERÍA GREEN HOUSE Calle Dos 6, San Pedro de los Pinos, Benito Juárez, Ciudad de México.
La longaniza es un embutido de carne de cerdo aderezada generalmente con adobo de chiles secos, vinagre y especias y posteriormente embutida en tripa natural de cerdo. La versión de la Ciudad de México se caracteriza por tener un intenso color rojo producto del adobo de chiles con axiote que comúnmente se refuerza con algún colorante de grado alimenticio.
El sabor es ligeramente intenso en hierbas aromáticas, especias como pimientas, nada picante y con un buen balance entre carne magra y grasa. Esta versión está cocinada en doble cocción (agua con manteca de cerdo) lo que le aporta una textura crujiente por fuera y suave por dentro.
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mikaelao28 · 2 months
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El sabor del rojo
Capítulo 4
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Las noches no tenían importancia tan pronto cerraba sus ojos y cuando el cansancio entumecía su cuerpo al dormir, pero ahora le era difícil diferenciar la realidad de otro sueño más. Sus ojos se entornan en la oscuridad de su habitación como si viera a través de unos ojos de pez que lo marean, pero es incapaz de mover su cuerpo más allá de la naturalidad con la que sus pulmones se hinchan de aire o el sonido de su exhalación al salir de su boca. No puede mover ni sus piernas ni sus brazos, como si estuviera atado a la cama bajo toneladas de peso que lo mantienen despierto, y un sudor frío recorre sus sienes hasta mojar la almohada. Tras años sumido en una especie de inconsciencia que le impedía soñar o siquiera sufrir de pesadillas, algo lo había devuelto a la realidad y la tortura que noche tras noche no lo dejaría dormir. Los recuerdos una vez más correteaban por la habitación con el sonido de un par de pies pequeños y mojados sobre las baldosas, pero él al no poder ver nada más que el techo del dormitorio permaneció escuchando como las pisadas iban de un extremo a otro, rodeando la cama hasta que se detenían a su lado. Como una presencia nacía del propio infierno de sus memorias, un aroma particular bombardea sus fosas nasales; lavanda, miel y sangre, en especial la sangre, ese olor que era capaz de dejar un sabor metálico en la lengua y un nudo en la garganta. ¿Era ella? La que atormentaba su vida con arrepentimientos, odio y culpa. La misma que desde hacía décadas no escuchaba hablar y que aún así la melodía de su voz permanecía nítida en la mente del dragón. Él lo sabía por el olor, por esa risueña risa en medio de la oscuridad y porque no había nadie más que pudiera causar tantos estragos en su corazón como la pequeña niña que en su tiempo le alumbró la vida.
“¿Papá?”. Una voz infantil resonó en la noche, y la sintió tan cerca a él y a la vez tan lejana, como un espectro murmurando sobre su oído.
A Miguel no le faltaron deseos por levantarse de la cama, pero la presión de un peso invisible lo hundía con fuerza en el colchón. Logró apretar sus manos hasta que sus garras se enterraron en su carne, pero ni siquiera el dolor lo hizo despertar de su parálisis.
“¿Por qué me olvidaste?”. Con solo escuchar esa voz infantil podía imaginar a la pequeña niña que ansiaba volver a tomar entre sus brazos. Recordaba la dulce e inocente mirada sonriente de su pequeña hija. “¿No me amabas lo suficiente?”. El ceño de Miguel se frunció cuando escuchó otra de esas preguntas acusadoras que lo afectan como dagas en su pecho, un dolor mayor que cualquiera otro.
Las palabras se hunden en su consciencia y reviven cada instante de ese doloroso pasado. Él quería levantarse y besar las mejillas canelas de su preciada Gabriela, repetirle cada segundo cuando la amaba, darse cuenta que todos esos años habían sido una tortuosa pesadilla y que nunca la había perdido. Sin embargo, había una razón por la cual todo ese tiempo no había pensado en ella, no porque la haya olvidado, sino porque el dolor de su ausencia había sido una carga demasiado pesada como para querer vivir con ella día tras día.
En su vida pocas cosas habían sido importantes para él y nada más que el ferviente anhelo por hacer pagar a los humanos había sido el único motivo de su existencia, un motivo que también había movido a su padre y al padre de su padre. Realmente pocas cosas daban sentido a su vida más allá de cumplir aquel propósito que desde antes de nacer se le había designado, pero consiguió motivaciones que brotaban desde lo más profundo del corazón ante los estímulos de un mundo tan amplio y complejo aunque él no lo hubiera deseado ni mucho menos su padre Tyler, aún así todo eso era el ciclo natural de las cosas ¿no? Emprender un viaje consigo mismo hasta descubrir nuevas cosas, nuevos amores, pasiones y esperanzas, conocerlas cada día, hora y segundo y adorarlas porque su vida dependía de ello, y luego perderlas. Se había enamorado, tuvo una hermosa hija, creyó en el futuro teniendo una familia y, de un día a otro, simplemente lo perdió todo ¿No es acaso la naturaleza de vivir? Sentirse abrumado por la maldad y el despropósito hasta simplemente tomar una vez más el motivo que se le dió al nacer como si fuera lo único en su existencia. Aceptar que la muerte viene y va, que la vida se da y se quita. Sí, por un tiempo se sintió capaz de ser algo más de lo que su padre le había enseñado era lo único que podía y se le permitía ser, se sintió digno de portar un corazón antes de comprender la gran carga que significaba tener uno. La terrible carga de un corazón que terminó por sumirlo en un sueño profundo hasta devolverlo a la marioneta que estaba destinado a ser; un hombre solitario o tal vez una simple arma.
“¿Por qué me dejaste sola? Si tan sólo hubieras estado para mi cuando te necesité”. La voz de su hija repetía una y otra vez esas palabras tan difíciles, tornándose de leves susurros a alaridos desesperados, quejidos de dolor y súplicas entre sollozos. “¡¿Por qué, papá?!”. En ese momento, a pesar de no poder moverse, pudo sentir la humedad entre sus dedos que se tornaba espesa hasta secarse sobre su piel y entre sus garras. Era la misma sensación de la sangre cuando una irremediable herida la destinó a una lenta muerte.
Un último grito lo despertó. Miguel se levantó agitado de la cama, totalmente empapado de sudor, con una terrible jaqueca y un mareo que parecía no querer dejarlo salir de la cama. Él se quedó observando a la nada, pues estaba inmerso en los recuerdos que llegaban sin parar a su mente; el sol en su ocaso, el aroma a cesped, el peso de su hija entre sus brazos y la sangre que no dejaba de brotar. Apretó el puño sobre su pecho, casi para desgarrar con sus garras su propia carne y trató de recuperar el aliento, pero en ese momento sus pulmones ardían como si el fuego del infierno ardiera dentro. En medio de su ataque, sintió la firmeza del ámbar que colgaba de su cuello, una piedra invaluable que parecía latir tal cual un corazón, al sentirla finalmente se sintió algo aliviado. Se sintió nuevamente acompañado.
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Dos días habían pasado y, tal como lo había prometido Miguel, era el día en que liberaría a sus prisioneros humanos. Algo que sin duda te daba algo de esperanza era que después de todo aún quedaba algo por salvar. Imaginaste las familias de los soldados que permanecían vivos y empezaste a considerar tu compromiso como algo beneficioso a pesar de que en lo personal lo odiabas. Por supuesto que todos esos días estuviste sumamente preocupada, pues el guardia principal de tu padre, Jeff Morales, había reportado la desaparición de su hijo el cual era tu escudero y más querido discípulo. Recordabas bien que le habías advertido a Miles no involucrarse en la lucha directamente, pues lo querías lejos de ese peligro y por eso le pediste que se encargara de cuidar a los civiles y apagar cualquier incendio durante el asedio, pero no era de extrañar que aquel adolecente buscara siempre alguna manera de acompañarte o de causar algún problema por equivocación, incluso en los momentos más inoportunos. Lo que más te aterraba era la posibilidad de que estuviera muerto, algo que sin duda sería una carga por el resto de tu vida, pero cualquier incertidumbre y preocupación quedó aliviada cuando su nombre estuvo dentro de la lista de prisioneros que Miguel te había dado el día anterior. Luego de la liberación tú misma te encargarías de reprenderlo.
Caminabas entre las atestadas carpas del campamento igniciano imaginando en donde tendrían a sus soldados, pero por andar tan sumida en tu curiosidad terminaste a la orilla del río, en donde cerca de veinte soldados trabajaban con los cuerpos de sus hermanos caídos, desvistiendolos para luego limpiar todo rastro de sangre y tierra de sus rostros. Te quedaste observando, no por morbo por supuesto, pero sin duda ver cómo cada uno de ellos trabajaba tan delicadamente en los cuerpos te daba cierta sensación de misticismo que logró darte más que inquietudes, pero no parecía algo malo en absoluto, en realidad te sorprendía que ellos mismos lo hicieran y en aquel lugar siendo que estaban tan lejos de su hogar.
En medio de ese proceso viste como se llevaban a algunos de los cadáveres ya limpios al interior de una carpa, de donde cada cierto tiempo era iluminada con destellos ambarinos. Te quisiste acercar para averiguar más, pero entonces una mano te detuvo por el hombro y te volteaste de inmediato. Un hombre de un rostro alargado y cabello castaño te había sacado de tus pensamientos, pero no era un hombre humano; su cabeza era coronada por un par de cuernos mucho más ondulados que los de Miguel y que terminaban detrás de su cabeza, y de una amable sonrisa se vislumbraban unos afilados colmillos.
“Miguel me advirtió de su visita, princesa”, comentó el hombre dando una leve inclinación mientras trataba de alejarla de aquella carpa al plantarse entre tú y la entrada, detalle que no pasó desapercibido para ti. Eso sin duda te inquietó más, pero nada de eso te daba mala espina así que lo ignoraste por el momento. “Soy Peter B. Parker. La mano derecha del rey”, se presentó y te extendió su mano en búsqueda de la tuya como respuesta. “Ahora mismo Miguel no puede estar presente al momento de liberar a los prisioneros, por eso mismo seré yo quien la acompañe. Sígame”. Peter se dió la vuelta para guiarte hasta el otro extremo del campamento.
“¿A qué se debe su ausencia?”, preguntaste mirando por un momento la carpa que se iluminaba una vez más y luego fuiste tras de Peter. “Últimamente estuvo encima mío sin necesidad alguna y cuando hay un asunto importante que tratar simplemente se esfuma”:
“Le suplico que lo disculpe, princesa. Él está ocupado con algunos preparativos para los ritos funerarios cuando volvamos a Ignis en un par de días… y también… trata asuntos personales”.
La manera en la que Peter había dicho aquello obviamente te había dejado con más curiosidad, como si lo hubiera hecho adrede para que preguntaras más al respecto. Enarcáste una ceja sin saber si debías mencionar a que se debían esos asuntos personales o simplemente ignorar la tentativa que el dragón había dejado en medio de la conversación.
“¿Se puede saber qué tipo de asuntos personales?”. Probablemente no te incumbía, pero él ya sabía demasiado de ti mientras él seguía siendo un misterio. Pasaron al lado de unos jóvenes dragones que bebían algún tipo de sidra y que saludaron amistosamente a Peter ofreciéndole una copa que él negó luego de pensarlo un rato.
“Por mucho tiempo estuvo en un sueño de muerte”, dijo Peter, quien se inclinó cerca de ti para responder a tu oído, algo que te llenó de sospecha. Frenó a la entrada de una inmensa carpa de un intenso tono rojo y un emblema dorado impreso en la tela y en los estandartes que bordeaban la entrada; el emblema de los ignicianos con la imagen de un dragón rugiendo en su verdadera forma. “No es una muerte tal como ustedes los humanos la conciben, pero para nosotros los dragones es como una muerte espiritual. Deja de ser él mismo para ser un simple cuerpo en movimiento; no siente, no duda”.
Algo te decía que todo eso era demasiado importante para que te lo mencionara tan fácilmente, pero a fin de cuentas se suponía que Miguel y tú se iban a casar, no había forma que usaras esa información para mal ¿o si? Seguiste preguntando. “¿Por que le temen a ese… ́sueño ́? Así como suena parece un soldado ideal”. No era mentira. ¿Acaso un soldado que no siente ni duda no se convertiría en la más brutal arma en medio de una guerra? Si Miguel de verdad hubiera sido así, ¿por qué había tenido piedad de ella y de todos los civiles de los que te enteraste tiempo después?
Peter pareció haber leído tu expresión y de inmediato te respondió: “Puede que él no estuviera en un estado completo y por eso mismo se ha despertado. Miguel siempre fue muy distinto al anterior rey… él es piadoso. Y en cuanto a su pregunta… El cuerpo es momentáneo, pero nuestros espíritus son lo que prevalece de nosotros… nuestras almas. Un sueño de muerte es como quebrantar nuestras almas y corromperlas”. Más allá de ser simples palabras, lo que Peter contaba era como escuchar la mística experiencia que un humano sería incapaz de experimentar a simple vista. ¿Cómo entender el temor de criaturas tan antiguas y percibir el mundo de la misma manera que ellos? Tal vez con Miguel tenías la oportunidad de experimentarlo. “Se pierde el rumbo y con eso el sentido de sí mismo. No dudan… No sienten… Dejan de ser ellos mismos; sus anhelos, sus miedos. Y si se corrompe el alma, el cuerpo también”, terminó de explicar.
Creíste entender a lo que él se refería, pero sentías que había mucho más detrás de aquello. “¿Y eso es lo que lo ha mantenido ocupado hoy?”, preguntaste con un tono un poco más alto mientras te separabas. Querías hacer más preguntas, pero se las harías a Miguel más adelante.
“Si. Desde que despertó ha sufrido de pesadillas nocturnas que no lo dejan descansar adecuadamente. Lo que lo atormenta… tal vez no deba ser yo quien lo diga”. Dicho aquello, Peter dió unos pasos adelante y abrió la tienda de campaña para que tú entraras. “Pero siendo usted su prometida y también la una Grandwind, Miguel deberá decirle la verdad”.
¿La verdad?, pensaste confundida. ¿Acaso hay algo que te ocultan? ¿Quién? Supusiste que tu padre ante la mención de tu apellido, pero no creías tener la certeza. Ibas a preguntarle sobre eso, pero entonces una voz juvenil te sacó de tus pensamientos:
“¡T/N!”, Miles Morales exclamó con alivió desde el interior de la tienda, llamando la atención de todos los guardias que custodiaban la misma al igual que el resto de soldados que estaban como prisioneros. El chico moreno no dudó en levantarse y dirigirse hacia ti, los guardias reaccionaron tratando de frenarlo pero Peter les hizo una seña para que no lo hicieran. “Me alegra saber que se encuentra bien”. Miles llegó hasta ti y de inmediato te abrazó. Llevabas tanto tiempo entrenando a tu escudero que se habían vuelto tan cercanos como si fueran hermanos.
“Eso digo yo. Creí haber dejado claro que no quería que salieras de las murallas”. Estabas enojada con él, pero eso no te impidió abrazarlo. “Espero tengas una buena excusa”.
Luego de un rato más abrazandolo, se separaron y te dirigiste al resto de tus soldados con un aire más serio pero sin dejar de mostrarte aliviada por verlos nuevamente. Ya no desconfiabas tanto en Miguel, pero preferiste verificar que cada uno de los nombres en tu lista estuviera en esa carpa y luego de eso los llevaste de regreso a Kaliz junto con sus familias. Tu quedaste con aún más dudas. ¿Cuál era esa verdad a la que Peter se refería y que se te ocultaba? ¿Qué hacían con los cuerpos de los dragones muertos? ¿Qué le sucedía a Miguel?
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holydragonthing · 4 months
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lluvia
Se ha vuelto mi vicio verte perder el control lentamente mientras mi lengua se adueña de tus labios.Es una tentación irresistible para mis indecentes intensiones, provocarte espasmos al sentir mi tacto corromper tu divina piel.Ardiente caos el que desatan tus temblores al sentir mis besos sobre esos rojos y mojados labios.Me he vuelto adicto al temblor de tus piernas,al sabor de tu placer,a sentir tus manos aferradas a mi cabello.Me vuelto tan adicto a ese instante en que mi lengua se mueve y causa estragos divinos sobre tu cuerpo que no puedes detener. Hay una intensa lujuria poseyendo tu ser en momento.Es una provocación que no pueden contener mis perverso deseos que sólo ansían escucharte agitada al calor de mis caricias. Deseos que anhelan escuchar tu voz ahogarse en el fuego de cada sutil roce de mis calientes labios. Se ha vuelto mi vicio verte en total éxtasis suplicar que mi lengua jamás deje de tocarte. Hay un éxtasis sublime al que llega mi mente cuando te ve caer en un descontrol absoluto de tu cuerpo cuando te dejas venir en medio de la arremetida insaciable de mis besos.Y aquí estoy, deseando que mis labios arremetan contra tu ser esta noche.Deseando ser el vicio del que jamás quieras escapar.
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Viernes 31may2024
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yinnydegoxs · 5 months
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¿Amor o amistad? Parte 43
Reacciono un par de segundos después, de pie delante de una puerta, con el viento frío pasando por su piel. 
—¡Hey bastardo con bata! ¡¿Dónde demonios te has metido?! ¡Te busque toda la maldita semana! 
Levantó apenas las manos, notando las marcas de daño hechas por las cuerdas, sus muñecas machacadas por lo mismo, pudo sentir como el dolor venía a su cuerpo progresivamente rápido, aun así, apretó los puños con fuerza obligándose a sí mismo a no flaquear, resistiéndose a temblar. 
—¿Por qué… esperaste una semana para volver atrás? 
—Pensé que solo se estaba escondiendo de mí o algo, como sea, cuando todos empezaron a desesperarse porque no aparecía, ¡era una sensación de pánico completamente nueva! 
—No respondiste mi pregunta, —miró de reojo de forma afilada —¿por qué no volviste antes? 
—Después de que sus aburridas vidas por fin dieran un giro, ¡no iba a perdérmelo! Además, pensé que sería divertido buscarte, pero se hizo malditamente frustrante. 
—Divertido… 
Se mordió los labios hasta sangrar, dando un golpe a la madera del marco con la suficiente fuerza como para hacer que la flor saltara de la sorpresa, pero claro que eso no iba a ser lo único que lo sobresaltaría, Gaster no dudo ni un segundo en invocar sus blasters, tantos como su magia actual le permitió aparecer a la vez, todos comenzando a cargarse en el lugar. 
—¡¿Qué demonios son esas cosas?! 
—¡LO VAS A AVERIGUAR SI NO TE LARGAS AHORA MISMO! ¡NO QUIERO VER TU MALDITA CARA EN MUCHO TIEMPO FLOWEY! 
—¡Bien! ¡Está bien! ¡Cielos! ¡Lo averiguare por mi cuenta! 
La alarmada flor desapareció en la nieve, más asustada de lo que le gustaría admitir. 
Apenas Flowey se esfumo, sus ojos volvieron al blanco neutral, desapareciendo su creación mientras pegaba la frente a la puerta, busco torpemente la llave y después de un par de intentos logró abrir, entró a la casa cerrando inmediatamente detrás sin despegar la vista del suelo, respiró hondo apenas manteniéndose en pie, el dolor de todos los días que paso antes del regreso volvía a él, la sensación de sentir que se quemaba por dentro, las heridas en su interior, el dolor de los cortes, arañazos y golpes, el sabor a magia horrible en su boca y como sentía unas nauseas terribles apoderarse de él. 
—¡Nyeh! ¡Papá! 
—¡. . .! —levanto la vista. 
Ambos jóvenes lo veían desde la parte superior de la casa, con los pijamas puestos cada uno desde la puerta de su respectiva habitación. 
—Hey G, ¿Qué fue todo ese escándalo de recién? Se que tenemos un poco lejos a los vecinos y eso, pero apostaría a que te han oído. 
—Yo… lo que pasa… es que… 
En el momento que cayó en cuenta de que estaba a salvo en su hogar, perdió la poca resistencia que aún lo mantenía en pie cayendo de rodillas y apenas dándole tiempo a apoyar el brazo en el suelo, llevó una mano a su boca por reflejo al sentir el reflujo de su interior, más no pudo evitar empezar toser con fuerza hasta vomitar, su cuerpo recordaba perfectamente la sensación de aquella repugnante magia en su vientre, confundiéndose por el regreso repentino y tratando de expulsarlo todo lo que había dentro de golpe cuando finalmente bajo la guardia. 
Los dos esqueletos se quedaron completamente paralizados los primeros segundos, antes de que el mayor se acercara con un atajo al notar no solo vomito caer de su boca y confirmó sus malos pensamientos cuando al apoyar la mano en su hombro, esta se mojó al instante, con un líquido rojo brillante, él sabía de sobra que desapareció casi una semana entera, pero quería creer que no había sido tan jodido como él esperaba. 
Fue mucho peor. 
—¡Papá! ¡Papá! —bajo de un salto por la baranda, justo sobre el sillón y corrió hacía él. 
—Paps, llévalo a su cuarto, hay que curarlo ya, iré por Grillby, sabrá qué hacer. 
Ni siquiera hubo un atisbo de duda en alguno de los dos, Sans simplemente desapareció al instante en busca de ayuda, mientras Papyrus esperaba que su padre se recompusiera lo suficiente como para poder cargarlo, en el momento que él ya solo respiraba agitado y tosía de vez en cuando, lo levantó en brazos, notando claramente como se quejaba audiblemente entre sus dientes cuando paso su brazo por detrás de las rodillas, el joven esqueleto lejos de asustarse por ello se sintió determinado a atenderlo lo mejor posible, lo llevo escaleras arriba, cuidando el movimiento de las escaleras no provocara más dolor del que ya parecía tener. 
Apenas llego al cuarto, lo bajo en la cama, más el mayor no parecía tener intención de recostarse en lo más mínimo a pesar de que su hijo menor intentaba que lo hiciera, más cuando lo vio a los ojos, podía notar un brillo faltante, sin palabras que decir, desistió a cualquier idea de obligarlo a estar en la cama, con delicadeza apartó la tela de su abrigo negro y la bata que traía por debajo, más no pudo quitar la camisa de último ya que el mayor lo tomo por la muñeca, claramente incómodo por la idea de descubrirse. 
Papyrus se resignó a la idea de ver que tan mal estaba y procedió a curar por encima de la tela, notando que su padre relajaba el agarre, como una especie de agradecimiento silencioso a respetar sus límites. 
—¡Gaster! —Entró cargando a Sans bajo el brazo y este tenía con el kit de primeros auxilios. 
—Ah, Grill… no era… necesario Sans…—Gaster lo miró respirando pesado. 
—Bueno, permíteme dudar que no era necesario —bajo a Sans —¿qué demonios te paso? Te ves peor de lo que Sans me dijo. 
—No… no quiero hablar de ello… ¡cof! —se cubrió la boca, tragando esta vez. 
—Chicos, yo me encargo… ustedes vayan a sus tareas, si pasa cualquier cosa los llamaré. 
—¡Nyeh, pero…! 
—Conoces lo cabezota que es tu padre, está bien, déjalo en mis manos. 
Sans solo le tomó de la mano para que se calmara, Papyrus miro un poco a ambos antes de finalmente asentir suave y salir de la habitación. Una vez solos Grill tomó la silla del escritorio y la acerco para sentarse frente a frente al doctor, lo dejo tranquilizarse lo suficiente, al menos para que dejara de aferrarse a su abrigo y bata con tanta dureza, no intercambiaron un dialogo previo, después de alrededor de media hora Gaster solo respiró hondo antes de que él mismo deslizara las prendas, pero solo deslizo parte de la camisa para que se viera la herida más grande, más esta no cubría el resto de las cicatrices que se veían en el límite de la tela. 
—Se que no quieres hablar de ello, pero sabes que tienes que hacerlo —acerca con cuidado la mano a la herida que al menos ya no sangraba. 
—Lo sé… —sintió su respiración acelerarse. 
—Hey, soy yo, tu viejo amigo ¿de acuerdo? Todo está bien, estás en casa G. 
—Sí, lo sé —repitió —solo… no puedo evitarlo ¿sabes? Es… difícil. 
—Voy a limpiar la herida más grave, ¿puedes con eso? 
—Lo intentare. 
—¡DOCTOR! 
Los dos amigos dieron un salto de la sorpresa cuando se abrió la puerta de golpe, de hecho, casi la había partido en dos de una patada, el científico miró algo asustado a como la capitana de la guardia reaccionaba a verlo tal como estaba, ella se quedó congelada en el sitio durante algo más de un minuto, verlo herido y ver que clases de heridas tenía donde tenía descubierto, apretó los puños y puso la vista seria antes de acercarse y sentarse a un lado, sin quitarle la vista. 
Antes de que pudiera decir algo, lo abrazó con cuidado, más cuidado del que cualquiera esperaría. 
—U-Undyne ¿p-por qué estás aquí? 
—Papyrus me llamo diciendo que haría sus tareas y que todo estaba “bien”, pero algo sonaba mal en él, además cuando desperté tenía una sensación de que… no lo había visto en demasiado tiempo, así que vine de inmediato. 
Gaster por un momento tembló, aun cuando Undyne tenía determinación corriendo por su cuerpo, no le afectaba como a Sans o él, ella no podía recordar lo que pasaba y a pesar de eso, ella sintió que algo malo paso, quizá por instinto, quizá por esa sensación de deja vú, o su gran sentimiento de justicia le hicieron saber que él podría desaparecer. 
Sentir que alguien más podía ver que las cosas irían mal, al final, terminaron por quebrar lo poco que quedaba de su guardia. Se permitió acumular magia en sus cuencas para luego sentirla bajar por sus mejillas, se llevó la mano a la cara intentando calmarse. 
—Al menos, deberías traer abrigo… ¿sabes? 
—¿En serio se va a preocupar usted por mí justo ahora? 
—Sigues siendo una niña a veces. 
—No es mi culpa que sea tan viejo. 
—Hey… 
—Dejemos las tonterías aparte, ¿bien? —le tomo suave por el brazo —necesita realmente muchas curaciones. 
—Ah, —paso algo de saliva —no va a gustarte lo que vas a ver. 
—Ya no me gusta lo mucho que hay en tan poco lugar. 
Gaster la miró unos momentos y llevó las manos a la camisa para desabotonarla del todo, deslizándola por sus hombros junto con el resto de las prendas superiores para luego evitar el contacto visual con cualquiera de los dos; esperaba que la chica explotara como la vez que hablo del acoso en el bar y en cierta forma podía casi palpar la ira que estaba emanando de ella y como el fuego de su viejo amigo se crispaba y parecía encenderse más por momentos. 
Aún con el enfado, había asuntos más serios que atender, las preguntas podían esperar. 
Undyne tomó el arduo trabajo de curar las heridas del torso y vientre, más que nada porque por razones que el doctor aún no contaba, temblaba con ciertos toques de manos masculinas, aunque su mente entendiera que estaba a salvo, su cuerpo todavía no lo procesaba. Grillby resopló molesto por ello, limpiando las heridas de las manos y demás articulaciones superiores, se deshizo de la venda del cuello, solo para encontrar marcas moradas alrededor de la zona, además de más arañazos y lo que parecían pequeños huecos, como si hubiesen clavado con maldad para que quedaran en la piel. 
Uso magia para aliviar la zona, suponiendo que claramente del vientre para arriba estaría más o menos tratable con ello y limpiando las heridas más nuevas, ninguno de los dos monstruos quería pensar que habría por debajo, los dos sabían de sobra que posiblemente no iban a poder controlar su enojo si confirmaban sus presentimientos. 
Y que, además, no les correspondía a ellos ser quienes curaran esas partes. 
—¡Dings! 
Gaster dio un salto en el lugar y miró hacía la puerta al ser llamado. 
—M-Majestad… ¿qué… qué hace aquí? 
—Sans debió avisarle también —suspira Grillby antes de darles distancia. 
—Dings, dios mío… —se acercó a tomarlo despacio por los lados del rostro —¿qué te han hecho? 
—Majestad… yo… perdóneme… 
Tomó sus manos, terminando por temblar de nuevo mientras apretaba el agarre, notando de nuevo la magia acumularse en sus ojos para volver a correr por su rostro, cerró fuerte los ojos, sintiendo que ligeros ruidos de llanto contenido escapaban de su control, Asgore solo lo abrazó con el mayor cuidado posible mientras sentía a su científico aferrarse con fuerza a él, no importaba que había pasado, solo quería estar ahí para él en su momento más vulnerable. 
En el momento que se quebraba. 
Lo mantuvo en sus brazos, al menos para poder transmitirle que estaría protegido y que no estaba solo en ello, era su esqueleto, su científico, su pareja, lo era todo. Sus ojos brillaron con furia mientras lo sostenía, no dejaría que aquellas heridas quedaran sin castigo a quien las hizo. Luego de una rápida mirada a los otros que seguían allí, ellos entendieron que seguramente revisaría a Gaster de manera más minuciosa y privada, por lo que era mejor que se retiraran del cuarto, pero no podía obligarlos a irse de la casa, ninguno estaría tranquilo hasta saber que había sucedido. 
—Dings, por favor dime sinceramente hasta donde estas herido. 
— Ah… —se sobresaltó un momento antes de bajar la mirada. —Mucho más de lo que cree… 
—¿Cuánto? 
—Mucho… 
Dudando unos momentos, levanto apenas la cadera para sacar sus pantalones y ropa interior, Asgore contuvo la respiración un instante, notando las marcas de corte profundo en sus muslos, varios de ellos, un conjunto de cuatros y una en vertical, como si fuera una especie de conteo perverso, entonces, una idea cruzó malamente por su cabeza y por desgracia era la acertada. 
—Estos cortes… 
—Solo… es el precio a pagar por… 
—No, esto paso, no es una “premonición”. 
Pego un salto en el lugar. 
—¿D-De que habla majestad? 
—Sans me lo dijo todo Dings, —lo miró a los ojos —lo que hace Flowey no es darte premoniciones, esto es algo que paso y volviste atrás. 
El científico solo se quedó congelado unos momentos, antes de sentir el llanto apoderarse de nuevo de él, cubriendo su cara con uno de los brazos. 
—N-No quería que lo supiera… no quería preocuparlo más… 
—Hablaremos de ello más tarde, —se levantó y arrodillo delante. 
—M-Majestad… 
—Curar, tratar y vendar tus heridas son prioridad… por eso… quiero saber si también hay “cortes” por dentro. 
—Yo… —se llevó las manos al vientre, inquieto. 
—Lo supuse, iré con ello primero va a doler un poco, ¿puedes con eso? 
Gaster asintió, ya había resistido tortura por una semana, ¿qué más daba algo más de dolor ahora? Asgore respiró hondo antes de acumular una buena cantidad de magia verde en su mano, para apoyarla suavemente en el vientre, lo notó temblar al contacto y como escapaba una queja de su boca, intento ser cuidadoso, a pesar de que el enojo al ver tantas pequeñas pero dolorosas heridas internas lo hacían una tarea difícil de completar. 
—M-Majestad…—respiro agitado, notándose muy tenso. —A-Asgore. 
—¡Ah! ¡Lo siento! ¿estoy aplicando demasiada magia de golpe? —lo miró preocupado, desapareciendo su enojo momentáneamente. 
—Un poco, d-duele más de lo que esperaba. 
—Lo siento Dings, iré con una menor cantidad, avísame si es demasiado. 
—Puedo manejarlo, solo quiero desaparecer cuanto antes… ESAS heridas. 
Apretó las sábanas entre sus dedos, especialmente quería que dejara de doler dentro de él, el rey entendía esa petición, así que siguió con la curación, esta vez controlando que su magia no le causara más malestar del que tenía, podía guiarse por su respiración, por como intentaba ocultar que se tensaba o por como sus dedos presionaban más la tela. Pasada casi una hora desde que empezó, prácticamente su interior ya estaba considerablemente mejor, podría decirse que “ileso” aunque su cuerpo tardaría en borrar el mal trato. 
—Asgore… ¿Qué tan posible ve curarme lo suficiente para… caminar normal? 
Aquello le cayó de sorpresa al rey, que levantó la vista, curioso de esa petición. 
—Bueno, tienes las rodillas y tobillos bastante maltrechos, pero puedo intentarlo, ¿por qué? 
—Quiero ir a New Home esta noche. 
—¡¿QUÉ?! —Gritó Undyne desde la pared. 
—Ah —se tensó un momento, había olvidado que esperaban fuera del cuarto. 
—¡¿Qué demonios quiere hacer allí estando como esta?! 
—Esa es la Undyne que conozco —murmuro por lo bajo —El día que desaparecí fue hoy a altas horas de la noche. 
—¿Fuiste a altas horas de la noche solo? 
—Mi celo empezó por la tarde, para la noche ya no estaba pensando demasiado… —mira a un lado. 
—Te dije que podías tener una escolta, ¿por qué no llamaste a nadie Dings? 
—No quise… molestar a nadie a esas horas… —mantuvo la mirada baja —lo siento… si le hubiese hecho caso… —apretó los dedos en las sábanas. 
—Ya, con o sin escolta, nunca hubiese esperado que alguien te atacase, no es tu culpa. 
El científico solo de recordar volvía a sentir nauseas por lo ocurrido. 
El rey tomó el cubo de basura que estaba en el cuarto y se lo acercó para que no hiciera un desastre, y fue buena idea ya que termino por vomitar de nuevo, lo sostuvo con cuidado para que no se moviera demasiado hasta que volvió a calmarse, lo notó respirar hondo, como si intentara volver a controlarse a sí mismo. 
—Está bien si quieres dejarlo salir todo. 
—No, solo… ponerme a recordar me hace sentir enfermo… 
—Realmente no se si puedas ir a New Home esta noche. 
—Tengo que ir Asgore, si la historia se repite él va a estar ahí de nuevo… y si lo atrapan en el acto, no podrá escapar al castigo… me niego a dejarlo en las calles suelto. 
—¿Puedo saber que paso exactamente en esta noche? 
—Fui a altas horas de la noche, con todo cerrado en New Home, estaba distraído por el calor del celo y el abrigo que llevaba, me pare unos momentos para sacármelo y… 
—Siendo el principio del celo, aún podías usar magia cuando te asalto. 
—Si, pero… ¿recuerda que le dije que tenía la sospecha de que una caja de las picanas estaba desaparecida? 
Asgore hizo memoria de aquello y se sobresaltó de golpe. 
—¿Había una caja perdida al final? 
—Él nos vigilaba a mí y a Alphys en el vertedero, debió llevarse la caja perdida en el lapso que nos fuimos… y averiguo su funcionamiento, es un ex trabajador del núcleo, no debió ser una tarea difícil para alguien como él. 
—Ah… —lo miró un instante, sintiendo por un momento su mirada brillar con furia —¿fue Jack? 
Gaster levantó la vista, inquieto y solo asintió, no es que no fuera a decirle quien había sido, ni loco ocultaría esa información, simplemente, sentía demasiado asco en ese momento como para poder siquiera pensar que ese nombre saliera de su boca, no sin volver a vomitar. Y, de hecho, volvió al cubo unos segundos después. 
—Ugh, ahh… maldita sea… —se quejó por lo bajo. 
—No creo que haya forma de que puedas ir a New Home en tu condición… simplemente déjame capturarlo a mí. 
—No aparecerá si no estoy… además… —sus ojos brillaron en rojo —estoy determinado a devolverle el favorcito y hacer su maldita existencia un jodido infierno. 
—¡APOYO LA IDEA! 
—Undyne —Asgore suspiró suave, intentando calmarse, si es que era posible. 
—Te lo pido de nuevo Asgore, quiero estar lo suficientemente estable para caminar sin sospechas en New Home, él vendrá por mí, está esperando que baje la guardia donde no lo vean. 
—Bien, haré lo que sea necesario, puede que tenga que aplicar mucha magia así que dolerá a veces. 
—Tenga por seguro que lo soportare sin problema. 
—No, avísame si es demasiado también. 
El científico solo respiró hondo, asintiendo suave aún con el cubo cerca por si tenía otra arcada aleatoria; tal como el rey dijo, en algunos momentos la concentración de magia se sentía dolorosa sobre todo en sus articulaciones, que habían sido retenidas por demasiado tiempo y ahora posiblemente sería difícil manejarlas como quería, aun así solo apretó los dientes, manteniendo en mente que iría a su encuentro, atraparía a ese bastardo en el acto así tuviera que rogarle a Flowey volver a este día cien veces. 
Cuando llego el mediodía, Asgore decidió tomar un pequeño descanso, más que nada porque probablemente las heridas necesitaban un tiempo de reposo para poder seguir asimilando su magia, Grillby se había retirado cerca de una hora antes para traer comida a la casa, aunque no sabía si Gaster podría comer, así que solo trajo para él una bebida suave de leche de fresas y un postre ligero, a lo mucho lo vería en el cubo de la basura luego de que intentara pasarlo. Undyne se había quedado a un lado de la puerta, sin asomarse a pesar de la curiosidad; iba a barrer todo New Home a base de lanzas si llegaba a ver qué tan serio era el asunto por abajo, más de lo que ya podía deducir con los quejidos del doctor o las disculpas de Asgore por sobrepasar sus límites de dolor. 
Lo único que ella podía hacer en ese momento era decirles a los muchachos que su padre estaba siendo tratado por el rey, que estuvieran tranquilos ya que estaba en buenas manos, sobre todo a Papyrus que, a pesar de su inocencia, en el fondo sabía que algo realmente serio había bajo las prendas del doctor. Mordió con ganas un trozo de pizza traída por el dueño del bar, que si se atrevió a ver desde la puerta como iba todo y podía afirmar sin dudas que era buena idea que ella no viera, no después de ver como calcino con una de sus manos el marco de la puerta y como sus flamas se avivaban con furia. 
Pasadas las horas, las curaciones terminaron por la tarde casi noche. 
—Huele muy dulce aquí—murmuró Undyne. 
—Ah, su celo está empezando a pesar de todo. —Suspira Asgore, tomando un poco de té mientras acompañaba a su pareja. 
—Se lo dije… ah, hubiese estado bien que no pasara… —se acomoda la ropa. 
—¿Qué planea hacer doc.? 
—Intentar caminar lo suficientemente erguido, la hora se acerca. 
—¿Podría decirnos que quiere que hagamos? Porqué está completamente loco si cree que nos quedaremos fuera de esto. 
—Bien, puede que tenga un pequeño plan con ustedes de todos modos. 
Se alistó con la misma ropa que había llevado para ir con Asgore antes del receso, Undyne se había encargado de limpiar un poco el abrigo, claro que igual que la primera vez, este era molesto por el calor que sentía, más era necesario ir con aquello puesto; Asgore procuro ayudarlo a caminar, lo más normal que pudiera, sus articulaciones estaban aún en un estado deplorable pero ya era demasiado doloroso tratarlas más ese día y se acababa el tiempo, según el doctor. 
Para que sus hijos no se preocuparan, termino por mandar un par de mensajes a ambos, a Sans que estaría por el celo fuera de casa varios días y a Papyrus que el rey se encargaría de su recuperación como hizo en otras ocasiones pasadas. Apenas termino de enviar aquello, se acomodó la ropa para salir, siendo sostenido por Asgore mientras caminaban hasta el puerto, Grillby y Undyne tomaron primero la embarcación, la capitana debía prepararse y su viejo amigo tantearía el terreno y se quedaría a una distancia prudente donde no iba a ser visto. 
—Majestad, está bien, creo que podré mantenerme erguido. 
—¿Seguro? Aún te debe doler mucho. 
—Estoy mucho mejor que en la mañana, con eso me basta. 
—Me alegra oír eso, pero me preocupa de todos modos. 
Ambos subieron al bote, haciendo que Asgore bajara en Hotland primero, solo por si Jack sabía el muelle real para ir a la última ciudad antes del castillo, mirando la hora, embarcó solo hasta allí, respirando hondo, necesitaba mantener su magia lo bastante estable y a principios del celo, aún se lo podía permitir. 
Bajó completamente solo, mirando alrededor de forma disimulada, antes de ver que la barca se iba, dejándolo ahí, delicadamente abría el saco mientras caminaba, haciendo creer a su acosador que se estaba distrayendo con el calor, llegó hasta el punto donde había sido capturado y se detuvo, comenzando a deslizar despreocupadamente el saco. 
Solo necesitaba que mordiera el anzuelo. 
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Parte 42 [NSFW/NONCON]
Parte 44
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love-letters-blog · 2 years
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MUJER MADURA...
Es como estar sentado en la orilla de la playa,
y viendo la puesta de sol, tomando del mejor
tequila con la persona amada.
En noches frías frente al fuego, tomando té
caliente y leyendo un buen libro...
Es una orquesta sinfónica en la noche de gala,
es chupar helado, golpear y comer la cáscara,
es agua fría en días calurosos, son pétalos
de rosas rojos en una cama desordenada,
es una cena a la luz de las velas...
LA MUJER MADURA
tiene algo especial que es un misterio,
una belleza sin igual...
LA MUJER MADURA
es luz en forma humana...
LA MUJER MADURA
es condensación de amor, con explosiones
de sentimientos, en la calma del bienestar...
LA MUJER MADURA
se une la niña tierna, con la fuerza
de una leona...
MUJER MADURA
produce calor en las noches frías, tanto sol
como luna...
La MUJER MADURA
es como el polen de una flor, se propaga
y produce vida...
UNA MUJER MADURA
no se permite conducir, maneja sin que
la noten...
LA MUJER MADURA
es algo incomparable, posee una belleza,
que muchas veces, se vuelve invisible
a los ojos de personas con poca sensibilidad,
o incluso de ella misma...
LA MUJER MADURA
es como el vino, su sabor gana valor
con el tiempo...
LA MUJER MADURA
calienta con los ojos y acaricia con las manos,
sin tener que decir una sola palabra, y cuando
dice, es sabia...
LA MUJER MADURA
destaca sus momentos de euforia con gran
categoría...
LA MUJER MADURA
tiene la visión de un águila, se ve lejos,
es perceptiva...
LA MUJER MADURA
no cobra mimos, presta atención, y como
resultado de este cariño natural, los recupera...
LA MUJER MADURA
no elige el momento adecuado, se adapta
a las situaciones según su grado
de necesidad...
LA MUJER MADURA
hace el amor con los ojos, y cuando la tocan, saborea el sexo...
LA MUJER MADURA
no es sabrosa, tiene un sabor, que cuando
se saborea, se vuelve adictivo a ella...
LA MUJER MADURA
une la sexualidad de una hembra, con la pureza
de una virgen...
LA MUJER MADURA
posee atractivo, que combinado con su belleza
externa, cualquiera que sea, la belleza que sea,
se vuelven incomparables...
LA MUJER MADURA
cuando atraviesa situaciones difíciles, no resta
sus días, suma sus días a su aprendizaje...
LA MUJER MADURA
no vaga, llena lo desaparecido...
LA MUJER MADURA
como esposa, es capaz de ser madre y amante,
sin perder la dosis correcta...
LA MUJER MADURA
no le gustan las aventuras, vivir enamorado
de una mujer madura, sería aventurarse
en el placer...
LA MUJER MADURA
cuando habla de sexo, suena como miel
en sus labios...
No puedo decir que la MUJER MADURA sea un
fénix y que renace de las cenizas, eso sería una
frase inventada, sin embargo, es mucho más que
un fénix, es una mujer y renace de la nada...
La belleza de la MUJER MADURA no está en sus
hermosos muslos, trasero redondo, pechos caidos,
sino en su forma de ser y actuar, una forma
especial, que dignifica y adora lo que no es
físicamente visible...
LA MUJER MADURA
puede no robar la escena al principio, pero
pronto será capaz de protagonizar todo
un episodio...
LA MUJER MADURA
no marca asistencia, lo hace mejor,
graba su marca...
LA MUJER MADURA
es lo que podemos llamar, una mujer completa,
o mejor, la medida exacta de lo que el mundo
tiene de placer, la perfecta armonía entre el cielo
y la tierra...
Estas dos palabras, mujer madura, lo dicen todo,
sin embargo, sabemos que todo lo que madura
es más sabroso, tiene más belleza y más sabor...
LA MUJER MADURA
es notable, ella tiene la medida correcta,
entre la razón y la emoción, el equilibrio perfecto
entre pasión y amor...
Y sabes cómo llamaría a algunos hombres
con tanta sensibilidad para entenderlas,
yo les llamaría una joya rara, o mejor dicho,
diamante tono (brillante en escala de colores)...
Porque sigo creyendo, que al igual que existen
MUJERES GRANDES, también existen hombres magníficos, merecedores de tal mujer, que no
es dulce, sino que es pura miel...
—☮️
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unsanegore666 · 2 years
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No sé cómo empezar. Te conocí en el Opium Streap Tease y me dijiste que te llamabas Harlem y también me dijiste que te gustaba el whisky, las mañanas de sol y tantas otras cosas de las que no me acuerdo. Yo te dije que me llamaba Gary, Gary Gilmour y que acababa de morir en la silla eléctrica y no me creíste. Pensaste que estaba loco, que tal vez había bebido demasiado y te fuiste a la pista a sacarte tus ropas, a regar un poco de sudor aquí y allá mientras tocaban Boys Don’t Cry y yo pedí una cerveza y te vi allí desde la barra y me pareció que olías un poco a Boys Don’t Cry, un poco a mañana de miércoles y no parabas de mover tus muslos, tus ojos, tal vez mirabas hacia arriba, hacia esas luces que olían a tomate, tal vez buscabas a Dios en la mitad de aquellas luces amarillas y rojas que daban vuelta encima de tu cabeza, de tus sueños de manzanas podridas y cuando se acabó Boys Don’t Cry volviste hacia mí y nos pusimos a hablar, hablamos de todo, creo que hablé de tus cigarrillos y te pedí que me dejaras pasar la noche contigo pero tu me dijiste que qué va, que no era posible y me dieron ganas de escribir tu nombre en el cielo, cerca de las nubes, ganas de escribir tu nombre con whisky, con vodka, con cerveza, con pequeños gritos, con sudores, con orines. Después te fuiste de mesa en mesa y te pusiste a repartir besos y claveles rojos a todos esos hombres que tenían mirada de pepino cansado y que te decían con sus miradas y desde el fondo de sus vestidos chillones que tú Harlem eras la mujer, que Harlem era esa noche llena de canciones confusas y rotas, Harlem era tener esos labios rojos que decían palabras de amor, Harlem esa no ir a trabajar al otro día, Harlem era tener ese olor a yegua cerca de los vasos de licor, Harlem era Boys Don’t Cry a las doce de la noche, Harlem era noche de lluvia mientras daban en la radio el reporte del tiempo, Harlem era no saber si era sábado o domingo o viernes o martes o cualquier día, Harlem era quedarse mirando tus ojos en medio de aquellas luces, tus nalguitas, tus téticas perfectas, Harlem eran tus manos llenas de lluvia, tus dientes llenos de palabras secretas, Harlem era decir quiero hacer el amor contigo sobre una colina sembrada de tomates rojos en una mañana de verano, Harlem era tu pelo salpicado de sudor y luces de colores, Harlem era mi camisa de recluso y en el bolsillo unos cigarrillos sin filtro, Harlem era fumar al lado tuyo y dejar que el humo azul impregnara tus labios asesinos, esos labios rojos, Harlem era coger una jeringa y llenarla con un poco de tus babas, con un poco de tu olor e inyectársela en la cabeza, Harlem era asaltar un banco o un tren en nombre tuyo y dejar escrito tu nombre, ese nombre, en las paredes, en los rieles, en el aire, en la hierba, Harlem era ir a vomitar al baño todo el whisky y pensar en ti, Harlem era escribir tu nombre con la lluvia, Harlem era ensopar un auto en gasolina y whisky y prenderle fuego, Harlem era tener una erección sin remordimiento en la mitad de aquel bar que olía a opio, a cerveza y a soledad concentrada, Harlem eras tú caminando entre las mesas regalando un poco de tu nombre un poco de tu olor aquí y allá, Harlem eran tus manos llenas de vasos, llenas de monedas, llenas de sueñitos, de palabritas roticas, Harlem era saber que más de media noche y que afuera llovía y hacía calor, Harlem era el sabor de tu boca, ese sabor a carretera, Harlem era el olor de la electricidad, de los voltios, Harlem era soñar contigo en una playa llena de niños, arena y barcos, Harlem era un domingo contigo en la playa, Harlem era cogerte y lamerte todo tu nombre, todo tu cuerpo, toda tu soledad.
Desde que te vi quede envenenado, Harlem. Eres como esa canción, Wild Thing, de Hendrix. Tenias la misma lógica de la heroína, me produjiste el mismo efecto porque te vi y me dieron ganas de inyectar tu nombre en mis venas me dieron ganas de ir al baño del Opium y mirarme frente al espejo y decir mierda You make my heart sing wild thing, me dieron ganas de escribir tu nombre con sangre en el fondo de mi vaso de cerveza, ganas de que me cortaras la venas con tus labios rojos mientras te tocaba las tetas. Ganas de desangrarme entre tus piernas mientras me hablabas de ir a la playa.
Después te esperé en la puerta del Opium Streap Tease. Eran las tres de la mañana y la noche olía a gasolina. El cielo estaba plagado de estrellas y por la carretera pasaban los autos llenos de ruidos y canciones. Caminamos un rato por la carretera sin saber a dónde ir. Simplemente íbamos y te cogí el brazo y te dije que me acompañaras a Zimbawe a una pradera llena de cebras blancas y negras y me respondiste que no, que no sabías nada de animales, que tenias suficiente con los animales que iban al Opium, que más bien nos fuéramos a dormir, que tenias sueño, me pediste que te contara un poco de mi vida y entonces te dije que había estado ocho años en prisión, que mis dos únicos amigos eran Max y un árbol que había en la prisión, que mis dos únicos amigos eran Max y un árbol que había en la prisión y te pareció gracioso, insólito. Tú me respondiste que nunca habías tenido amigos árboles, entonces encendimos un cigarrillo y nos sentamos en el borde de la carretera y te conté que para tener un amigo urapán, por ejemplo, había que acercarse y hablarle en las mañanas y orinar en su tronco en las noches, un poco como los perros y sobre todo hablarle, eso, hablarle al árbol, al urapán y decirle oye amigo urapán, aquí estoy yo, allá estás tú, oye amigo urapán me voy a fumar un cigarrillo bajo tu sombra, bajo tu olor a silencio, bajo ese olor a viernes y a jueves que siempre tienes y tal vez voy a soñar un poco, voy a soñar que soy un boxeador y que riego un poco de sangre en el ring, voy a soñar que me tomo un whisky en una mañana de domingo soleada tal vez voy a leer un libro, un poema, dos poemas tristes, tres poemas tristes, cuatro poemas tristes, llenos de ballenas, cinco poemas tristes que empiezan diciendo un viento salvaje recorre mi corazón, un viento salvaje me arranca de ti. Te reíste Harlem y dijiste que estaba loco, chiflado, que tenia pura mierda en la cabeza. Yo te respondí que en la prisión tenía la cabeza llena de whisky con sol, con alambre de púas y desde que te había visto tenía la cabeza llena de olas de heroína, que estaba envenenado, alucinado por tu nombre, por tu manera de cogerte el pelo, por tu forma de decir ahora no Gary, tócame después de que pase ese auto y me pediste que siguiera con el cuento de la ciencia de tener amigos árboles y te dije claro, pero antes te pedí que me dejaras ver en medio de ese océano de heroína de tu nombre, cosa salvaje, Wild Thing, you make me feel like a wild thing y entonces seguí con mi rollo.
Una vez que se le ha hablado al urapán hay que escuchar sus silencios, sus susurros, pues él te dice muchas cosas, él siempre está ahí, es testigo de los amaneceres, eso es lo más importante y sobre todo es testigo del paso de los días. Pero lo más importante de todo es que se puede dormir bajo sus ramas y sueñas cosas que nunca sueñas en otra parte. Es algo increíble los sueños de todos los hombres, conoces a todas las mujeres, conoces a todos los aeropuertos, todos los cielos, todos los mares, todos los bares. Te dije que solamente había que cerrar los ojos y pensar en aquellas hojas mecidas por el viento, por la noche, y entonces llegaban hasta ti todas las mujeres que hubieras querido conocer, mujeres que llegaban hasta tus sueños y te daban un beso en la frente, en las manos mientras en tus sueños llovía. Luego te ibas con esas mujeres a un bar y hablabas de las puertas, de los parques y en tu sueño seguía lloviendo. Eran mujeres que llegaban hasta tus sueños y se sentaban junto a ti con las manos sobre las rodillas y te miraban por entre la lluvia, por entre las hojas del árbol y te decían que no lloraras, que metieras tu mano entre su cabello, entre sus téticas calientes, entre su boca y luego esas mujeres te llevaban a algún parque donde había muchos árboles y te los presentaban. Eran árboles que tenían nombres, árboles que se llamaban un poco como los leones, un poco como las mujeres, un poco como los silencios, un poco como la lluvia, árboles que se llamaban Marruecos, Lenguadentro, Brooklyn, Corazón de Perro, Castillo Amarillo, árboles que sabían a ojos claros, a lluvia con hojas secas y entonces después me dijiste que ya tenias sueño y nos quedamos dormidos al borde de la carretera. Al otro día cuando el sol salió nos despertamos y fuimos al mar y nos limpiamos la cara. El día olía a opio y también un poco a ti, a Harlem, a labios rojos, a hielo con whisky. Hacia las diez de la mañana me dijiste nene hasta aquí llegó todo me voy y yo te dije está bien, siempre es así no hay nada que hacer. También te dije que cada vez que tuvieras un sueño con lluvia era porque yo estaba debajo de un urapán soñando contigo, con tu olor a opio, a hielo, a noche y me dijiste está bien nene eso pensaré y entonces te fuiste caminando por la playa y yo me quedé sentado viendo el mar, ese mar triste lleno de heroína, cosa salvaje y deseé con toda el alma estar Zimbawe. Cuando ya te habías perdido bajo la luz creo que pasó un avión de propulsión a chorro y me pareció que ese avión escribía tu nombre con gasolina en las nubes. Eran las nueve de la mañana y ese avión escribió Harlem sobre el cielos azul. Cosa salvaje.
Y me dieron ganas de ser nube, ganas de estar allá arriba en ese cielo azul con los ojos cerrados pensando en ti, en tu forma de decir mi nombre, en tu forma decir oye Gary ven a mi lado y me cuentas más cuentos de tus amigos los árboles, ganas de estar en esas nubes y oler el olor de tus senos, el olor de tus zapatos, el olor a lluvia de tus ojos, ganas de estar con una botella de whisky para siempre en el nombre, en tu nombre Harlem escrito por ese avión y marearme en cada una de las letras de tu nombre, H, A, R, L, E, M, y quedarme ahí entre las nubes y tener tu imagen, ser tu imagen, ser el olor de tus calzones, ser el olor de tus licores, ser tu forma de caminar, ser tu forma de mover los brazos, ser tus sueños llenos de lluvia, opio y heroína, cosa salvaje, mierda.
Gary lloró aquella noche y destrozó parte del Café del Capitán Nirvana. Antes de irse abrazó a Max como si fuera su hijo y le sobó la cabeza. Luego cogió una botella de whisky y se sentó sobre la arena. Eran las cuatro de la mañana. Cuando el sol estaba saliendo vino hasta nosotros y se despidió.
- Oye Max, alguna viene Harlem por acá dile que siempre hay un urapán y un sueño con ella.
Después se fue hacia el mar y se metió en el agua. Eran las seis de la mañana. Max se quedó un rato en la playa mirando hacia el sitio donde Gary había desaparecido bajo las aguas. Después vino al Café del Capitán Nirvana, saco la pelota de béisbol y regreso de nuevo a la playa y la lanzó hacia el mar con rabia, con tristeza. El día olía a opio, a pelota de béisbol, a la curva número seis, a Harlem.
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blueeyescleo · 1 year
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Mi amado Hombre:
A ti también te libero del cuento donde siempre tienes que ser el príncipe, el valiente o el rescatador, y por supuesto, el príncipe encantador.
Te libero del cuento donde buscas, rescatas, y amas solo a una princesa..
¡Qué tal que a quien amas es a la bruja,
al dragón, a la campesina, a la que se rescata sola, a la que no vive en el castillo, a la que no es la más bella más que para tus ojos!
Te libero del cuento donde tienes que ser de un color: el azul.
Qué absurda manera de encasillarte habiendo un mundo de colores, sabores y oportunidades para ti. Vístete del color que quieras rojo, amarillo, negro, arcoiris ¡El que tu quieras!
Te libero del cuento donde siempre eres fuerte, el más valiente, el más guapo y el que por supuesto ya posee un castillo.
El que tiene tesoros y riquezas, o por lo menos alguna herencia.
¡A ti también te han dañado y te han impuesto estereotipos de valentía, posesión y fortaleza!
Te libero del cuento donde jamás se te permite llorar, donde la confusión, el caos y la derrota no existe, donde te has dado cuenta que tu papá no es un Rey.
¿Qué tal si no quieres ser el héroe?
Quizá se te antoja ser el villano, el que no puede, el que renuncia a todo, el que es salvado, y el que no quiere tener princesa o un cuento de: “Se casaron y fueron felices por siempre.”
Te libero del cuento donde siempre hay mil batallas, monstruos, dragones, oscuridad, y con ello la consigna de que para todo se tiene que luchar, que todo es guerra y competencia.
¡Qué cansado debe ser tener que ser caballero en guerra por la eternidad!
Te libero del cuento, del hechizo, y del amor mágico e impuesto, para que mejor construyas tu mundo a tu manera, como tú elijas, y desde tu propia identidad.
Nosotras ya salimos del cuento y te esperamos en este lado, en la vida real donde tu puedes ser TÚ, y yo puedo ser YO… sin tanto cuento.
~Autor desconocido
My beloved Man:
I also release you from the story where you always have to be the prince, the brave or the rescuer, and of course, the charming prince.
I release you from the story where you search, rescue, and love only a princess..
What if you love the witch,
to the dragon, to the peasant, to the one who rescues herself, to the one who does not live in the castle, to the one who is not the most beautiful except for your eyes!
I release you from the story where you have to be one color: blue.
What an absurd way to pigeonhole yourself, having a world of colors, flavors, and opportunities for you. Dress in the color you want red, yellow, black, rainbow The one you want!
I release you from the story where you are always strong, the bravest, the most handsome, and the one who, of course, already owns a castle.
The one who has treasures and riches, or at least some inheritance.
You, too, have been harmed and stereotyped about bravery, possession, and strength!
I release you from the story where you are never allowed to cry, where confusion, chaos, and defeat do not exist, where you have realized that your dad is not a king.
What if you don't want to be the hero?
Maybe you fancy being the villain, the one who can't, the one who gives up everything, the one who is saved, and the one who doesn't want to have a princess or a story of: "They got married and were happily ever after."
I free you from the story where there are always a thousand battles, monsters, dragons, darkness, and with it the slogan that you have to fight for everything, that everything is war and competition.
How exhausting it must be to have to be a knight at war for eternity!
I free you from the story, from the spell, and from magical and imposed love, so that you can better build your world in your own way, as you choose, and from your own identity.
We are already out of the story and we are waiting for you on this side, in real life where you can be YOU, and I can be ME... without so much story.
~Author unknown
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