#el misterio de la habitación cerrada
Explore tagged Tumblr posts
Text
un poema
cuando joven nada sabía naturalmente creía saberlo todo era hermoso todos los días
lo animales se amaban en mis piernas con el tiempo decidí actuar en mi propia pelicula y como actuar me confundió y me llenó de luz plateada acá me tienen un hombre lleno de tiempo sumergido en el todo de no saber nada observandos las hermosas explosiones de la mente
un extraño y hermoso paisaje desolado
es importante ir para adelante pero tambien para los costados; la noche es larga las risas se detienen mis últimas palabras son las que terminan de sellar la corona
entonces caerá sobre nosotros por culpa de mi capricho mi necedad y mi ternura una lluvia de cenizas que nos volverá finalmente ancianos de seda
un cielo verde sobre un mar celeste: mi primer invitación
una habitación cerrada y un revolver sin la primer bala mi segunda invitación
el festejo no terminaba mis hijos nunca acababan de bajar de la montaña
en una cueva encontré un cadaver hermoso de ojos verdes mi homenaje fue dormir a su lado. un reptil de piedra observaba desde lo alto
el río estaba lleno de ríos y mientras unos me daban fuerza otros me la sacaban al final llegué a la orilla y descansé en la sombra simulando una iguana nadar a uno lo agota
"a veces soy inmensamente feliz no importa lo que yo te diga" bolaño
"se nos escapa porque no somos capaces de proveer suficientemente a esa exigencia de lo absoluto" juarroz
"nunca se entiende tanto a una cosa cuando se la nombra mediante otra cosa" juarroz
"cuando digo lo que digo es porque me ha vencido lo que digo" porchia
"Si el hombre no encuntra en un grano de su sed interior el sentido de libertad, es que el hombre lo ha perdido para siempre" juarroz
el perro mojado duerme a mis pies el viento mece los arboles yo temo pero me cuido. en un día radiante de sol un joven mira por la ventana y lo gris de la lluvia le recuerda a su hermana ausente. "para que poetas en tiempos aciagos" una sola presencia, la de mi ausencia yo soy cuando no estoy y todo el tiempo estoy barriendo lavando o hablando con mirta en una esquina de rosario me duele la cabeza pelotudo no hay mas helados en toda la ciudad "la realidad es solo un ejemplo de lo real" klee la poesía es un tema demasiado serio para tomárselo en serio
"El mayor misterio no es que hayamos sido arrojados al azar entre la profusión de la materia y de los astros; el mayor misterio es que en esta prisión extraigamos de nosotros mismos imágenes con potencia suficiente para negar esta nada" Malraux
un poeta joven fresco como un poeta joven inocente victima de luz de sangre no hay poetas que no sean jóvenes también hay algunos que lo fueron y después tuvieron que seguir vivos eso es hilarante
leon felipe maestro de la respiración que emprendiste esta aventura lo único que puedo hacer al lado tuyo es decir tu nombre y tu nombre me salva
silencio es la palabra que no puede vislumbrarse con palabras por lo tanto la mas importante de todas
silencio es el nombre silencio es visión silencio no es nada y por lo tanto es lo que mantiene unido este eco
esta bien la idea pero no esta bien el ritmo cantidad exacta de silencio lo mas importante
si existe el silencio no existe el olvido vida mía el silencio destruye todo lo que pasó y que pasaras ¿vos pensaste con quien te gustaría vivir?
asesino piso de madera gato blanco poeta ruso maestro de la risa
y yo que no se ni cambiar un cobre hablo con la gata en tres idiomas diferentes
lo que sobra este es un punto clave hay demasiadas cosas de más demasiadas palabras colores sonidos un poema que realmente quisiera ser comprendido tendría que ser una hoja en blanco
gritan los cuervos en la noche cantan los grillos en la otra noche nosotros sumergidos bajo el río pero tampoco hay silencio
la poesía no puede hablar de la muerte porque para la poesía la muerte no existe es como querer sacar agua de un barril de vino
conozco desiertos calmos donde uno puede caminar sin cruzarse mendigos con ojos de piedra ni animales nocturnos rapidos como un rayo conozco desiertos calmos donde uno puede sentarse y esperar esperar sin esperar nada entonces me sangra la luz y río, cómplice, de costado
buscando el ritmo de l respiración del cerebro saco un turno en una cancha de 5 y en un telo vamos a donde quieras
hoy que la lluvia corroe los surcos de mi cerebro como ratones mordiendo cables mi capricho de quedarme solo es lo mas relevante que podes enontrar en este mar
mucho mas pequeño que el ojo de una aguja voy surfeando el día a día perdón muchachos hoy no puedo asistir
estoy en la pieza afuera llueve y mi madre viaja en la ruta a donde quieren que vaya?
yo se lo que dije yo se muy bien lo que dije porque vivo en el medio
yo soy lo que existe antes de decirlo luego, y sin intención de lavarme las manos todo es responsabilidad del viento
digámosle viento ahora el que cree un genio todos los días el mismo nombre
el tren penetra la pampa y ahí va el poeta italiano huyendo de la ley mirando el cielo y conociendo el mate
si ya no hay verdades que decir esto es la antesala eterna un fuego que nunca enciende
7 notes
·
View notes
Text
Soñé con un espacio parecido a una galería o museo donde había en exhibición muchísimas puertas unas junto a otras. Estas podían abrirse y llevaban cada una a otra habitación vacía donde sólo había más puertas en cada pared. Sin saber que significaba comencé a buscar exhibiciones o instalaciones similares y encontré una de Yoko Ono llamada así, The Doors, del 2011, una exposición de pinturas de puertas de artistas famosos realizadas por Richard Bosman en el 2018 y una imstalación de un artista coreano: Do Ho Suh .
Todas me recordaron mi sueño pero a la vez no eran exactamente la idea.
Las puertas de Yoko Ono, a diferencia de las puertas de mi sueño, están desligadas de las paredes. Según leí en el catálogo de la exposición es para remitir a la idea de la demolición por el vacío entre ellas, que a la vez es un mensaje de posibilidad y esperanza. Fueron realizadas cuando recibió el premio de arte Hiroshima otorgado a los artistas que han ayudado a preservar la memoria de la ciudad por parte del Museo de Arte Moderno de Hiroshima.
Las de Richard Boseman son más parecidas a la forma en que las puertas de mi sueño estaban colocadas, salvo que las mías podían abrirse y llevaban a otras habitaciones con puertas distintas, lo cual implica que fueran puertas dobles o puertas con una vista por un lado y otra distinta por el otro. Él menciona algo que me pareció interesante: que una puerta puede actuar como barrera o como entrada. Tiene una doble función. Esto me hace pensar en la puerta como posible conexión, comunicación, enlace.
Cuando seguí explorando y dí con los espacios transitables del artista Do Ho Suh, que son transparentes y etéreos y hablan sobre lo familiar y lo extraño en la idea global de hogar, sentí de nuevo una conexión. De alguna forma a pesar de tampoco ser exactamente lo que he soñado, su trabajo me ha parecido tener algo que me recuerda mucho a mi sueño. Quizás el aura misteriosa y etérea que me transmiten los espacios, pero sobre todo la capacidad de transitarlos, de atravesar las puertas, a diferencia de las puertas en las obras de los artistas antes mencionados, que no pueden ser atravesadas.
El sueño finalmente me ha puesto a pensar en el simbolismo presente en la idea de la puerta a nivel significativo para el ser humano. Sobre la relación que guardamos con los espacios y la sensación de libertad asociada a la idea de abrirlos, y la de represión, muerte, vacío o misterio cuando no pueden ser abiertos o se les desvincula de su contexto.
En mi sueño todas las puertas estaban desvinculadas y a la vez eran una red. Podían ser todas abiertas, lo cual me transmite una idea de libertad infinita, ya que el espacio era de hecho infinito, igual que las puertas, y ninguna estaba bajo llave. Pero como saberlo?
Aunque nunca terminé de abrirlas, todas estaban disponibles y al alcance, una junto a otra como en una interminable exhibición de pasajes misteriosos, laberínticos. No conducían precisamente a ningún lugar, pero conducían siempre a más posibilidades de elección. Finalmente recuerdo que salía de ese lugar y cerraba con llave la única puerta que era la entrada a ese espacio, casa o galería. Me aseguraba que quedara bien cerrada para preservar el lugar de personas extrañas.
4 notes
·
View notes
Text
Queridas personas:
Una ventana que da a un jardín. El movimiento leve de las copas de los pinos, estremecidas por el aire de la mañana. Un cielo gris. Una lluvia fina. La puerta de la habitación cerrada. Silencio.
Por fin aquí me escucho a mí misma y puedo escribir. Han pasado muchas cosas buenas desde mi última carta: estoy trabajando en un proyecto que me hace ilusión. Sin embargo, estos días he tenido que interactuar con gente más de lo habitual, oír mi voz continuamente, verme desde fuera en fotos y vídeos y, en resumen, llevar la vida que es el día a día de la mayoría de personas del planeta. El problema es que yo cada vez encuentro más agotador eso de «ser una persona». Hacerme cargo de los gestos de un cuerpo, responder a un nombre, moverme de aquí para allá interpretando esa ficción intoxicante que es la identidad, en la que ya sabéis que apenas creo. No es que tenga un problema conmigo misma. Aunque no me gusto cuando me veo en fotos, me caigo bien cuando me oigo hablar en vídeos. Nunca veo mis entrevistas enteras, pero si me estoy riendo en la grabación, me sorprendo a mí misma sonriendo mientras me escucho, como si mi cuerpo en el presente se convirtiera en un eco de mi cuerpo en el pasado. Es extraño y no sé cómo logran conservar la cordura aquellos que viven continuamente expuestos.
Sé que hablo desde el absoluto privilegio, pero en este punto de mi vida, la imagen que los demás tengan de mí o el capital social vinculado a mi nombre son cosas que me dejaron de interesar hace mucho. Nacemos en este universo asombroso y, lo que es más raro, tenemos consciencia de ello, y se nos va la energía y el tiempo atrapados en un complicadísimo juego de espejos que nosotros mismos hemos inventado. El mundo humano está configurado de tal forma, que es fácil pasar por la vida sin pararnos a pensar en los infinitos misterios que nos rodean, en aquello que es mucho más grande que nosotros. Podría decirse incluso que es esa actitud antropocéntrica y reduccionista la que se fomenta, como si intentáramos evitar el vértigo de mirar más allá. La feria de las vanidades parece una fiesta, un entretenimiento, pero es en realidad un trabajo a tiempo completo, una esclavitud. La manera de mantenernos atrapados, haciendo girar los engranajes de un sistema que pocas veces nos beneficia.
Aborrezco el entramado social, pero no es que no me gusten las personas. Todo lo contrario. Pago el precio de ser una porque me interesan las demás. Me encanta escuchar a otros, y compartir ideas, me fascinan los cuerpos ajenos no por el nombre al que responden, sino por lo que hacen, por lo que transmiten, por las historias que cuentan sin hablar. Me gusta el chute de oxitocina que producen ciertos abrazos, me alucina comprobar que si acompaso la respiración a la de la persona que duerme a mi lado, mi cerebro se calma al instante. ¿Qué magia es esa?
Nunca dejará de ser raro para mí estar atrapada en un cuerpo, pero puedo soportarlo si me siento acompañada por el de otros, o si tengo la oportunidad encontrar en el silencio de una habitación las palabras para compartir este vértigo, que es al mismo tiempo cotidiano, aterrador y emocionante.
0 notes
Text
«El diablo toca la flauta», de Seishi Yokomizo
El sonido de una melodía de flauta mientras se cometen crímenes me recordó (y quizá hasta tengan alguna inspiración en la novela) el sonido del piano en un capítulo de Detective Conan (“Asesinato a la luz de la luna”) y el del violín en uno de Escuela de detectives (“Asesinato en el castillo fantasma”), que son dos de mis favoritos. Pero es que además de eso cuenta con otros dos elementos que me encanta encontrar en una novela de misterio: el hecho aparentemente imposible (en este caso, la constante aparición de alguien de quien se había confirmado su muerte) y el asesinato de habitación cerrada. Tenía todo para que fuera mi obra favorita del autor, y lo fue durante el comienzo, pero al final terminó por no entrar ni a mi top tres. Como escribí en otra publicación, Yokomizo suele seguir un patrón general bastante parecido en sus novelas, y eso las vuelve algo repetitivas después de que has leído varias. En cualquier caso, eso fue lo de menos: el verdadero problema está en que en sí misma la historia es mucho menos buena de lo que parecía ser. No se aprovecha lo suficiente el tema de la flauta, el truco de la habitación cerrada no es particularmente sorprendente, lo de la aparición del conde carece de ingenio y el secreto final de los asesinatos es enrevesado y poco satisfactorio. Y tan importante como todo eso es lo poco atmosférico que se siente en comparación con otras novelas. Se queda corto en casi todo (aunque Kindaichi me gustó más aquí que en otras novelas), lo que es una completa lástima.
Hace algunos meses se encontró una película japonesa perdida de 1954 basada en esta novela. A pesar de lo decepcionado que me dejó la lectura, espero ansiosamente que se logre la recaudación del crowdfunding y que pueda ser restaurada, porque todas las adaptaciones de sus obras que hasta ahora he visto me han gustado mucho. Por último, aquí se pueden escuchar cinco versiones distintas de El diablo toca la flauta (el título del libro corresponde al título de la melodía) de las veces que la novela se ha llevado a la pantalla. La primera me encanta.
1 note
·
View note
Text
Lo que la marea esconde, de María Oruña
Lo que la marea esconde es un thriller de misterio que forma parte de la serie Los libros del Puerto Escondido, protagonizada por la teniente Valentina Redondo. La trama se centra en el asesinato de una empresaria en una goleta cerrada por dentro, al estilo de las novelas de la “habitación cerrada”. Valentina tendrá que resolver el caso más enigmático de su carrera, mientras afronta un duro golpe…
0 notes
Text
El secreto de la asistenta de Freida McFadden: Cuando limpiar se convierte en un juego mortal
¿Alguna vez has pensado que tu asistenta podría guardar más secretos que tu armario? Pues agárrate, porque "El secreto de la asistenta" de Freida McFadden va a poner patas arriba todo lo que crees saber sobre el servicio doméstico.
Un ático de lujo, una asistenta misteriosa y un secreto oscuro
Imaginaos esto: un impresionante ático en Manhattan con vistas que te dejan sin aliento. Suena como el escenario perfecto para una vida de ensueño, ¿verdad? Pues resulta que los Garrick, los dueños de este paraíso en las alturas, tienen más esqueletos en el armario que ropa de diseñador.
Entra en escena nuestra protagonista, una asistenta cuyo nombre es tan misterioso como su pasado. Consigue el trabajo sin demasiadas preguntas (primera señal de alarma, ¿no creéis?), y se dispone a limpiar, cocinar y... ¿espiar?
Pistas que huelen a problemas (y no es precisely el ambientador)
A medida que nuestra protagonista se sumerge en la vida de los Garrick, empieza a notar cosas raras:
La señora Garrick es un fantasma: ¿Alguien la ha visto? Porque nuestra asistenta, ni por asomo.
La habitación de invitados: Más cerrada que la bóveda de un banco. ¿Qué guardarán ahí? ¿El Santo Grial?
Sollozos misteriosos: Y no, no es el vecino viendo telenovelas.
Manchas de sangre en los camisones: Último grito en moda o... ¿algo más siniestro?
El momento de la verdad
Un día, nuestra valiente (o temeraria) protagonista decide que ya está bien de misterios y llama a la puerta prohibida. Y lo que ve... bueno, digamos que no es precisamente el armario de Narnia.
Es en este momento cuando hace una promesa que pone en marcha todo el thriller: "Douglas Garrick se ha equivocado. Y va a pagar". Uy, uy, uy... esto se pone interesante.
Temas que te harán pensar (mientras pasas la aspiradora)
Esta novela no es solo una historia de suspenso, sino que toca temas que te harán reflexionar:
Venganza: ¿Hasta dónde llegarías por hacer justicia?
Secretos familiares: ¿Qué se esconde realmente tras las puertas cerradas de los hogares "perfectos"?
Los límites de la moral: ¿Cuándo deja de ser ética nuestra búsqueda de la verdad?
¿Te atreves a descubrir el secreto?
"El secreto de la asistenta" promete ser un thriller psicológico que te mantendrá en vilo. Con cada página, te encontrarás preguntándote: ¿quién es realmente el villano en esta historia? ¿La misteriosa asistenta con un pasado turbio? ¿O los Garrick, con sus secretos ocultos tras una fachada de lujo y perfección?
Y la gran pregunta: ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar para descubrir la verdad? ¿Te atreverías a abrir esa puerta prohibida, sabiendo que lo que hay detrás podría cambiarlo todo?
Si quieres sumergirte en este mundo de lujo, mentiras y venganza, no dudes en conseguir tu copia de "El secreto de la asistenta". Y si necesitas más información antes de decidirte (aunque, seamos sinceros, ¿quién podría resistirse a este misterio?), echa un vistazo a nuestro resumen completo o al vídeo resumen.
youtube
¿Quién sabe? Puede que la próxima vez que veas a tu asistenta, te preguntes qué secretos esconde detrás de esa sonrisa amable y ese plumero. Dulces sueños, queridos lectores... si es que podéis dormir después de esto.
1 note
·
View note
Text
La habitación cerrada y el casero alerta
El tema del misterio de una habitación hermética, que se torna crimen imposible de resolver, no es de mi agrado a estas alturas de mi vida. Por supuesto que la novela clásica policial es un bagaje para todo escritor que intente cultivar el género.
El escritor de la izquierda es un maestro del “misterio de la habitación cerrada”. Su nombre Gaston Leroux, y es ya inmortal contra su muerte, muy joven, a los 58 años en Niza, Francia. El tema del misterio de una habitación hermética, que se torna crimen imposible de resolver, no es de mi agrado a estas alturas de mi vida. Por supuesto que la novela clásica policial es un bagaje para todo…
View On WordPress
0 notes
Text
Todos los sospechosos se encuentran abordo… “La Muerte y Otros Misterios”
Ambientada en el glamoroso mundo de la élite global, la serie se centra en la brillante e inquieta Imogene Scott, quien se encuentra en el lugar y momento equivocado y se convierte en la principal sospechosa de un misterioso asesinato dentro de una habitación cerrada con llave.
¿El escenario?, un transatlántico mediterráneo lujosamente restaurado. ¿Los sospechosos?, todos los huéspedes mimados y todos los miembros de la exhausta tripulación. ¿El problema?, para demostrar su inocencia, debe asociarse con un hombre al que desprecia: Rufus Cotesworth.
Estreno: 16 de enero de 2024 en Star+.
Escrita por Mike Weiss y Heidi Cole McAdams, la serie cuenta con las actuaciones de Violett Beane, Mandy Patinkin, Jayne Atkinson, Linda Emond, Danny Johnson, David Marshall Grant, Lisa Lu, Angela Zhou, Pardis Saremi, Lauren Patten, Rahul Kohli y Hugo Diego Garcia.
#Death and Other Details#La Muerte y Otros Misterios#Violett Beane#Mandy Patinkin#Jayne Atkinson#Linda Emond#Danny Johnson#David Marshall Grant#Lisa Lu#Angela Zhou#Pardis Saremi#Lauren Patten#Rahul Kohli#Hugo Diego Garcia#Series#Star+
0 notes
Text
Luz Lunar en el Abrazo del Vínculo Oculto
En la penumbra del recinto, cortinas cerradas, enredados en un susurro de emociones compartidas, la noche se tiñe de plata, radiante y serena, y una luna espléndida, por el velo, se desliza.
En la alcoba se oculta el deseo clandestino, un encuentro secreto, sin ser puramente obsceno, allí, mi amada y yo, testigos de la magia, bajo el hechizo de la luna, la pasión se hace dueña.
La luz lunar acaricia su figura delicada, como pinceladas celestiales, su esencia realza, desnuda de inhibiciones, su ser se ilumina, un misterio sublime que el corazón abraza.
En esa habitación íntima, donde la noche se desnuda, nuestros cuerpos entrelazados, en una danza sutil, explorando los confines del amor sin reservas, nos perdemos en un éxtasis que el tiempo anula.
Pero más allá de lo físico, un juego de palabras se crea, dos almas que dialogan sin pronunciar una frase, en cada mirada, cada roce, el mensaje se revela, las metáforas secretas que solo el amor abarca.
La luna, testigo mudo de nuestra complicidad, enciende nuestros corazones con su fulgor divino, en su esfera plateada, susurra sueños compartidos, y en la habitación cerrada, el amor florece genuino.
Así, en la penumbra, con la cortina corrida, nos sumergimos en un poema de piel y alma, la noche y la luna, cómplices en nuestra velada, dibujan un retrato eterno de pasión y calma.
En la intimidad de esa habitación, de nuestras almas, nos entregamos a la noche, a su luna seductora, y en la sublime unión de cuerpos y palabras, encontramos la esencia más pura y verdadera.
M. L. Morpheus
1 note
·
View note
Text
cuando alanis la observa como si hubiera pronunciado una locura, se hace un poco más chiquita en el asiento, como si buscara que respaldo de la camioneta la tragara. por algo lugar de residencia continuaba siendo un misterio para todos sus conocidos allí. agradece mentalmente que azabache no diga más nada y se dedique a conducir y recibir sus indicaciones de tanto en tanto, atención fija en camino por delante pero también en la cantidad de cosas que pasan por segundo en su cabeza. no quiere hacerlo parecer que le ha mentido todo ese tiempo ni hacerla sentir incómoda, si tener que sentarse a cenar en esa casa cada noche para ella tampoco resulta del todo agradable. una vez dentro de barrio residencial, está tan desacostumbrada a que alguien le abra la puerta del vehículo que no deja de asombrarle cada vez que alanis lo hace, aunque en esa ocasión el rubor en sus mejillas se debe a la sumatoria de toda la situación. 'ah, ¿de él son los drones que caen en el patio todas las tardes?' devuelve chiste con sonrisita tímida. es consciente de que varias celebridades son vecinas, pero ella no reconoce a muchas. no cree haberlos topado en las veces que sale a caminar por el barrio. 'es la casa de mi papá y su familia' replica interrogante después, distancia en aclaración siendo más bien inconsciente. no es su casa. toma bocanada profunda de aire y señala camino de entrada, dando primeros pasos. 'por aquí' esa vez puerta de entrada se encuentra cerrada con llave solo porque ella ha quedado a cargo. le es rarísimo que allí nadie tenga cuidado con esas cosas. una vez dentro, son recibidas por otro pasillo que las lleva a amplia sala de estar. está segura de que en superficie caben dos ambientes de su casa en argentina, y quizás siga sobrando espacio. '¿quieres tomar algo? podríamos ir al patio o a mi habitación o — no sé. ¿un tour?' ayúdame, por favor. toda la situación le da demasiada vergüenza. '¿es muy raro todo?' pregunta por fin.
siente que está un poco mal que pronunciación de barrio la descoloque, pero no consigue evitar que expresión denote desconcierto cuando la voltea a ver tras unos segundos, como si quisiera confirmar que escuchó bien. las únicas veces que pasó por la zona, fue eso solamente, pasar. ni siquiera podía imaginar cómo eran esas enormes casas por dentro; si ella en sus mejores años solo vivió en un hogar muy promedio. quizás es el hecho de que alfonsina jamás cuestionó ni juzgó la pocilga donde vive, lo que provoca que a alanis le parezca irreal que la esté llevando a una casa en bel air. aun así, no emite comentario y solo sonríe brevemente, como si hubiera pronunciado un silencioso chiste— hay complicidad. se dedica a conducir y a seguir instrucciones que eventualmente castaña le otorga, cerúleos de vez en cuando se desvían hacia las casas que van pasando, y cuando finalmente llega a residencial, hasta le genera un poco de vergüenza adentrarse con su vieja camioneta. cuando apaga el motor y se baja para abrirle la puerta a acompañante, se queda en silencio unos segundos, observando al frente con las manos en los bolsillos. "¿aquí vives?" termina por preguntar directamente. "nunca me dijiste que eras vecina de elon musk," añade, esbozando sonrisita juguetona, porque algo le dice que contraria se siente de un modo particular, y quiere hacerla reír.
#* . ´ 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 ﹕ threads.#al666nis#es pobre y sin inspiraciones solo tuvo un papá ausente#otra biblia soporta 💋
7 notes
·
View notes
Text
La voz de las sombras – El alma de las ciudades: Madrid – Charlie No Face – El dossier del coronel
CUARTO MILENIO – Programa 18×06 – 16/10/2022
LA VOZ DE LAS SOMBRAS
La protagonista de nuestra historia fue a vivir a una casa normal y corriente en una población de Murcia. Era un pequeño apartamento a muy buen precio, pero la propietaria le puso una única condición: no entrar en una de las habitaciones, donde ella guardaba un viejo recuerdo.
Una noche, mientras dormía, se produjo un terrible incendio en la vivienda. Pero algo extraño despertó a la testigo minutos antes, permitiéndole salir de allí con vida, y descubrir el impactante secreto que guardaba la habitación cerrada…
EL ALMA DE LAS CIUDADES: MADRID
Comenzamos una nueva sección con el periodista Enrique de Vicente, en la que nos hablará sobre la cara oculta de las ciudades: su simbología, su historia secreta, sus leyendas, los misterios en torno a su formación y un sinfín de curiosidades que nos harán ver las ciudades de un modo totalmente diferente.
Esta noche nos centramos en los enigmas de Madrid, una urbe muy distinta a la que conocemos al pasear por sus calles. En palabras de De Vicente: “No hay otra ciudad mundialmente representada por su dedicación a todas las grandes diosas-madre mediterráneas, que uniendo las fuerzas cosmo-telúricas regían la fertilidad de la naturaleza”. Junto a Enrique de Vicente estará también el periodista y escritor Javier Sierra, que aportará su peculiar punto de vista a esta cuestión.
CHARLIE NO FACE
Un terrible accidente cambió la vida de Raymond Robinson, un estadounidense, que se vio abocado a llevar una existencia entre las sombras debido al aspecto que presentaba su rostro, y que lo convirtió casi en una leyenda urbana con una salvedad: se trataba de una historia muy real.
Robinson nació el 29 de octubre de 1910 en Monaca (Beaver, Pensinvania). Tras sufrir un horrible accidente, la gente lo llamaba Green Man o Charlie No Face. Esta noche conoceremos su historia de la mano del ingeniero agrónomo y periodista Alfon Arranz y el psiquiatra forense José Cabrera.
EL DOSSIER DEL CORONEL
El coronel Pedro Baños vuelve con otro inquietante tema: las operaciones psicológicas llevadas a cabo por los gobiernos. En principio, el tema no debería de preocuparnos por estar en las esferas militares, que no tendrían que ver con el ciudadano de a pie, pero Baños está convencido de que sí afectan a la población, y mucho. El coronel desgranará en qué consisten estas operaciones y sus consecuencias.
2 notes
·
View notes
Text
Desafios literarios 38
Notas del cap:
Me cae… yo quería terror, misterio y gore… pero no alcanzo a ninguno… ni a lemon llego… así que lo dejo aquí, como una idea que quería desarrollar pero que, aunque tengo una idea global de cómo hacerla, no me convence… así que nada
¡A leer! Porque no sé que me traigo estos días tanto con Japón y Brasil semes de México ¬u¬
38 - En otro mundo (BraMex)
Soltó un adolorido gemido incomodo cuando por fin, sus ojos pudieron abrirse; con la incomodidad de todo su cuerpo doliendo, se sentó en lo que rápidamente descubre, como un piso lleno de tierra, piedras y vidrios que por suerte no le lastiman demasiado; confundido del terrible golpe, su mirada comienza a buscar direcciones
Sus ojos se abren con sorpresa, el cielo yace gris con tonalidades naranjas y rojizas, demasiado oscuras para poder distinguir correctamente el cielo; al mirar por los alrededores, los edificios yacen destruidos, con zonas faltantes, algunos caídos completamente y otros recargados sobre otros edificios, completamente destruidos y desmoron��ndose. México, por fin se pone en pie confundido… todo, absolutamente todo está destruido
Sintiendo un frio calando por su cuerpo entero, comienza a mirar a todos lados… nada es alentador en estos momentos; ahora que mira mejor a sus alrededores, el dolor de su cuerpo pasa a ser algo sin importancia… solo los cadáveres de hombres, mujeres y niños; la peste de lo que ya no son seres vivos, sino cadáveres putrefactos…
Una suave brisa comienza a caer, las moscas son demasiadas, las aceras, el mismo suelo se muestra destruido por completo, México se estremece… no puede reconocer el lugar; las farolas destellan cada cierto tiempo pero no iluminan, el latino se ve obligado a avanzar… ¿Por qué todo luce así? ¿Dónde se encuentra? ¿Qué paso? Son algunas de las tantas preguntas que se hace mientras avanza
La suave brisa se vuelve una lluvia tranquila; la oscuridad invade todo a sus alrededores, México apenas puede caminar entre el frio de la ahora noche y los restos de escombro y personas. Puede ver autos chocados con muros, con farolas y con otros autos; está confundido… no encuentra nada que le diga donde esta, ni un libro, un periódico… ni una bandera… no sabe como reconocer donde es que se encuentra y, que los cadáveres se encuentren casi a punto de putrefacción, dejando salir un hedor repulsivo es suficiente para que el tricolor se niegue a acercarse mas a ellos
-¿Hola? ¡¿Hay alguien?!- pregunta con fuerza, haciendo sus manos forma de cueva alrededor de su boca para buscar crear más sonido… pero no hay respuesta de parte de nadie... solo el silencio y la lluvia que lentamente comienza a volverse mucho mas fuerte entre la noche se acrecenta. El latino suspira, temblado de frio ante el fuerte viento y la lluvia que empapa su cuerpo entero
Opta por refugiarse del frio en un muro; se hace bolita ante el viento gélido que lo acaricia sutilmente, su cuerpo tiembla, sus ojos se cierran y lentamente, se deja caer en un cansado sueño… aun, preguntándose como fue que llego a ese lugar en ruinas y que es lo que estaba pasando…
-------------
-¡Haaa!- la siguiente vez que abre sus ojos, algo lo ha empujado desde su nuca, sus ojos se abren, el frio ya no cala tanto, sus ropas están secas, aunque aun siente el viento frio corriendo por la zona; al subir la mirada, encuentra un piso de azulejos limpios y pulcros además de lo que parecen un par de pies y un traje elegante; al subir más la mirada, sus ojos se abren asustados
-B… Bra…- su voz no suena, su sorpresa es amplia cuando ve a Brasil, el countryhumans de verde, con un rostro frio y una mancha de sangre en su mejilla que, claramente no le pertenecía a él. Traga asustado cuando, un par de escopetas son posicionadas detrás de su cabeza, apuntando y listas para disparar; el latino solo observa con miedo la gélida mirada del brasileño que, escucha con atención como los hombres que le están apuntando desde atrás, explican bajo qué circunstancias es que han encontrado al mexicano y como es que lo han traído… al menos, México también se entera de lo que ha pasado, se dice
Luego de una explicación corta de parte de los que le tienen atrapado, Brasil se pone en pie. Los hombres que anteriormente habían apuntado a México dan un par de pasos de distancia, bajando la cabeza con sumisión. Brasil por su lado avanza, poniendo una rodilla al suelo y tomando con brusquedad la barbilla del latino para elevar su rostro y verse a los ojos… ahora, Brasil muestra una sonrisa burlona al tiempo que desvía por varias zonas el rostro del latino (para verlo por todos los ángulos posibles)
-¿Cuál es tu nombre?- pregunta de un modo frio y burlón, México abre sus ojos confundido, viéndolo sin comprender si es que estaba hablando en serio o si estaba bromeando… aunque, sabiendo lo que había visto hasta el momento, solo baja la mirada desconfiado, mas temeroso de saber que tal vez, el que ha ocasionado todo esto, sea Brasil (y, aun cuando sean claras las pruebas, el latino se niega a creerlo… no podía ser cierto)
-Estados Unidos Mexicanos… México pa los cuates- habla lo más serio posible, Brasil enarca una ceja interesado, sonriendo divertido de medio lado y alejándose para volver a sentarse sobre su trono
-Interesante… nunca había visto al country de México…- tras lo que parece un prolongado silencio de parte de todos, Brasil chasquea sus dedos y mira con burla a sus hombres
-Llévenlo a mi alcoba, luego me hare cargo de él- y tan pronto como da la orden, sus hombres obedecen tomando al latino, amarrándolo con cadenas y llevándolo a empujones y golpes hasta la habitación de Brasil donde es dejado, al menos, sobre la cama, pero completamente amarrado para no poder ni siquiera mover sus piernas o su cuerpo
… … …
-¿Pero qué mierda está pasando aquí?- se pregunta bajito, viendo a todos lados, tratando de comprender que es lo que sucede… el tiempo se prolonga más de lo que él quisiera, sus ojos se sienten cansados y su cuerpo agotado de haber estado lo que parecen horas, luchando por liberarse de las cadenas, sin conseguir nada… suspira agotado, su cabeza se deja caer sobre la mullida cama y suspira cansado… ¿Qué se supone que iba a pasar ahora?
El sonido de una puerta abierta y cerrada le hace pegar un brinco, su cuerpo no se mueve pero, el movimiento en la cama le inquieta, solo hasta que siente que su cuerpo es movido, queda boca arriba, viendo con sorpresa a Brasil que le sonríe de un modo divertido
-Ahora que estamos solos, creo que ya puedes dejar de fingir ¿No te parece?... no te are daño, si me dices quien fue el que te trajo aquí… ¿Acaso fue la resistencia?- pregunta, con voz burlona, México abre sus ojos confundido ¿Resistencia? Eso cada vez le sonaba más a una idea apocalíptica donde el brasileño era el culpable… y no quería creerlo, se aferraba a la idea de que fuera una pesadilla más que una realidad desagradable
-N-No lo sé- susurra temiendo hacerlo enfadar. Contrario a sus ideas, Brasil solo desgarra con la fuerza de sus manos la ropa del latino, primero la camisa, luego, baja sus manos por el pecho hasta llegar al pantalón, acariciando sobre la zona a forma de una amenaza clara
-Tal vez Japón y China… no me sorprendería de ellos- menciona divertido, el latino vuelve a negar, sintiendo como las manos del brasileño se empujan con fuerza contra su piel lastimándolo de paso
-No lo sé… yo solo desperté en medio de un mundo destruido… ni siquiera sé que está pasando aquí- menciona adolorido, aguantando las ganas de llorar. Brasil lo observa por unos momentos, dejando de enterrar sus garras en la piel latina y rasgando las telas del pantalón para dejarlo desnudo y a su merced
-Bueno, no importa quien haya sido… ahora eres de mi propiedad- le escucho mencionar divertido. México abrió sus ojos con temor cuando, vio acercarse a Brasil hacia su cuerpo. México cerró sus ojos y la oscuridad lo invadió por completo
--------------
-¡Waaaa!- pego un brinco, sentándose en la cama y viendo a todos lados a mitad de oscuridad, un grito mas fuerte se hizo presente cuando noto a Brasil, sentándose de golpe en la cama viendo a todos lados, ambos se miraron, el latino salto a los brazos de Brasil y se aferro a ellos con cierto nivel de miedo
-Solo ha sido una pesadilla- menciona el brasileño acariciando gentilmente la cabeza del mexicano que, sonriendo suavemente sin ser visto, asiente
-Gracias al cielo- aunque sabe que no lo fue, cuando nota heridas sangrantes en sus piernas, 5 en cada pierna… suspira, aferrándose a Brasil
-Gracias al cielo tú estás aquí- suspira aliviado…
Notas finales:
La idea original era que México era llevado a otra dimensión alterna donde Brasil se volvió loco y creo algo similar a un genocidio (una supuesta guerra pero acabo siendo más un genocidio de masas) el mundo está destruido y, los pocos countrys que quedan (que no han sido asesinados por Brasil) buscan acabarlo… para ello, traen a lo que seria, un “arma” contra el tirano de Brasil, que esta arma viene a ser México… pero, no les sale bien los planes y México acaba en el medio de la nada, siendo encontrado primero por Brasil quien, al final, decide quedárselo como su propiedad… en este mundo, se supone que hay países que no poseen un countryhumans; si bien, porque murió hace mucho o porque “desapareció” (por obra de Brasil) en este mundo, se supone que Brasil nunca había conocido a México porque este si se había muerto mucho antes de que se conocieran… y, como en el universo del que México fue robado, es pareja de Brasil (y prácticamente son el mismo universo… por un decir) toman a México con la esperanza de que el pueda detener a Brasil (además de que es por esto que México no hace nada contra Brasil cuando lo ve como tirano) por suerte o desgracia, México regresa a su universo real quedando todo como una “pesadilla”
No se… se me hizo épica… pero quería terror, mas muerte y mucha más destrucción (y no solo del culo de México XD hahaha) ¬¬…
Errr… dado que ya explique lo importante de esta idea, no veo necesidad de Datos extras ¿No les parece? Ya saben, si tienen dudas, yo con gusto respondo XD
¿Les ha gustado?
Que tengan lindo día
¡Comenten!
¿¿Les gustaría apoyarme con alguno de estos???
Ko-fi
Patreon (No se muy bien como funciona)
#countryhumans#countryhuman#Desafios literarios#Yaoi#Romance#Comedia#Tragedia#Gore#Lemon#Mis Fanfics Yaoi#Peticiones#Originales#Terror
13 notes
·
View notes
Text
Conectarte. Para hablar con Dios tenemos que quererlo. Querer hablar y quererlo a él. Nadie ama lo que no conoce. Al acercarnos a Jesús, nos dejamos sorprender por su presencia, sus palabras, sus gestos, sus sentimientos. Hoy me quiero detener en los 40 días de su vida terrenal después de su resurrección. Mateo dedica 20 versículos de su último capítulo a la Resurrección, el 24. Marcos también dedica 20 versículos de su último capítulo, el 16. Lucas tiene 50 versículos en su capítulo final, el 24. Juan dedica al tema sus dos últimos capítulos, 21 y 22; 54 versículos en total. Lucas retoma el tema en los versículos 1 al 11 de Hechos de los Ap��stoles. Pablo en su primera carta a los Corintios dedica los versículos 6 al 8 del capítulo 15 a la resurrección aportando un dato que solo él menciona; que Jesús se apareció a 500 discípulos simultáneamente. En total tenemos en el Nuevo Testamente seis crónicas con muchos detalles.
San Josemaría nos aconsejaba entrar al Evangelio como un personaje más. Partiendo del Evangelio de Juan veamos uno de esos momentos. Nos trasladamos con la imaginación a unos días después de la resurrección a orillas del mar de Galilea. Realmente es un lago que tiene de ancho lo mismo que mide más o menos la distancia de la cúpula del capitolio de San Juan a la torre del aeropuerto de Isla Verde. De norte a sur el mar de Galilea mide lo mismo que la distancia de la cúpula del capitolio, para usar la misma referencia, hasta el peaje de Caguas Norte. Es verano, hace calor. Somos 7 personas. Esta Pedro, Tomás que ya vió Jesús resucitado en Jerusalén, Natanael, los hermanos Juan y Santiago. También están otros dos discípulos cuyos nombres no se mencionan y nosotros nos aprovechamos de eso para imaginarnos que esos dos somos tu y yo. Son las ocho (8) pero todavía es de día porque aquí oscurece tarde en verano. Pedro dice que va a pescar y los otros 6 decimos que lo acompañamos. Nos damos prisa porque queremos estar en el mar tan pronto oscurezca que es la hora preferida para pescar. Empujamos la barca, remamos mar adentro y al llegar a la profundidad suficiente vamos soltando la red sin hacer mucho ruido. Trabajamos en silencio. Esperamos y cuando Pedro nos avisa sacamos la red poco a poco. La red viene cargada de algas, palos, y algún pedazo de tela descartado… escombros. No hay peces. Limpiamos la red y repetimos el proceso. Nada. Volvemos a la faena y … nada. Así pasamos la noche. Trabajamos en silencio, sudamos, pero tenemos la mente en todos los acontecimientos de estos días. Resucitó. Lo vimos, hablamos con él. Comió delante de nosotros. Un Ángel le dijo a María Magdalena que Jesús vendría delante de nosotros a Galilea; Mateo 24, 7. El mensaje del Ángel fue claro, << Decid a sus discípulos y a Pedro que él va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis como os dijo >>, Marcos 16, 7. Después Jesús mismo le dijo a Magdalena que nos anunciara que viniéramos; Mateo 28, 10. ¿Dónde está?... Aquella noche no pescaron nada, Juan 21, 3.
Vamos de regreso, estamos a 200 codos de la orilla (el codo real se mide desde el codo hasta el final de la mano abierta, el codo vulgar desde el codo al puño cerrado, en todo caso, más o menos pie y medio), 300 pies, 91.44 metros para los ingenieros de la audiencia. Lo que mide la distancia desde la entrada de la Parroquia de Fátima a las escaleras del Centro Judicial.
Un hombre desde la orilla nos habla:
-Muchachos, ¿tenéis algo de comer?
-No- le contestaron.
-Echad la red a la derecha de la barca y encontrareis.
La echaron, y casi no eran capaces de sacarla por la gran cantidad de peces. Se nos hace un taco en la garganta. Somos 7 en la barca que nos quedamos mudos, pero solo uno de nosotros ve quien es el hombre en la orilla. El discípulo que había acompañado a la Virgen al pie de la cruz le dice a Pedro:
¡Es el Señor!
Le doy stop al video.
Jesús de Nazaret les pidió a los discípulos que fueran a Galilea cuando estaban en Jerusalén. Abraham le dice ¨ve a la tierra que yo te mostraré¨; Genesis 12, 1. A Moisés lo llamó desde la montaña; Éxodo, 19, 3. A nosotros nos llama desde la Eucaristía; <<Hagan esto en memoria mía>>; Lucas 22, 19. Una forma de conectarnos con Jesús es permitir que nos guie.
Si queremos hablar con él tenemos que salir a su encuentro. Escuchen estos versos.
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
no cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Esta estrofa del Cántico de San Juan de la Cruz fue explicada por el poeta diciendo que sus amores son Dios. Los montes representan el camino doloroso y las riberas el camino agradable. Detenerse a coger las flores es quedarse apegado a lo pasajero. Fieras, fuertes y fronteras son el mundo, el demonio y la carne (esto último en el sentido del hombre viejo que vive en mi). Jesús de Nazaret me hace buscarle, él mismo es mi camino y él la puerta que me permite entrar al misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dios es mi origen, mi guía y mi destino. Ver Romanos 11, 36. Vale la pena repetir esto muchas veces como jaculatoria para conseguir paz interior.
Tras ponernos en presencia de Dios, es necesario apagar los ruidos y perseguir un silencio interior que supone cierto esfuerzo. Así será más fácil escuchar la voz de Jesús que nos pregunta: « Muchachos, ¿tenéis algo de comer? » (Jn 21,5). Por eso, el Catecismo de la Iglesia (n. 2725) señala que es necesario un combate por desconectar para conectar y, así, hablar con Dios en la soledad de nuestro corazón. Los santos han repetido muchas veces este consejo: «Deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes (...). Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte para buscarle; y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de Él. Di, pues, alma mía, di a Dios: “Busco tu rostro; Señor, anhelo ver tu rostro” (Sal 27, 8)» San Anselmo.
EL PRINCIPAL TEMA DEL DIÁLOGO ES NUESTRA PROPIA VIDA, ILUMINADA POR LA VIDA DE CRISTO. Esto no siempre resultará sencillo, porque las tareas y preocupaciones captan fuertemente nuestra memoria e imaginación y pueden llenar nuestra interioridad. Sin duda no existe una varita mágica, porque las distracciones son de ordinario inevitables y es difícil mantener una atención sin altibajos. San Josemaría aconsejaba convertirlas en tema de conversación con Jesús, aprovechando «para pedir por el objeto de esa distracción, por aquellas personas, y dejar actuar al Señor, que saca siempre lo que quiere de cada flor» San Josemaría, Apuntes de una reunión familiar 21-II-1971. Es también una ayuda eficaz encontrar buenos momentos y lugares propicios; aunque se puede orar en todo lugar, no todas las circunstancias facilitan el diálogo ni expresan de igual modo los deseos sinceros de orar. Con el objetivo de facilitar la conexión, san Josemaría recomendaba una oración introductoria que él solía utilizar (<<Señor mio y Dios mío: creo firmemente que estas aquí, que me ves, que me oyes…>>). En esas palabras nos enseña a comenzar con un acto de fe y con una disposición humilde: «Creo que estás aquí». Es simplemente una manera de decirle a Jesús: «He venido a estar contigo, quiero hablarte y deseo que tú también me hables; te dedico estos momentos con la ilusión de que este encuentro me ayude a unirme más a tu voluntad». Al decir «creo firmemente» estamos expresando una realidad, pero también un deseo; pedimos al Señor que nos aumente la fe, porque sabemos que «la fe es la que otorga alas a la oración» San Clímaco. Y ese acto de fe nos lleva inmediatamente a la adoración con la que reconocemos, por un lado, su grandeza y, al mismo tiempo, le manifestamos la decisión de abandonarnos en sus manos. A renglón seguido, reconocemos nuestras debilidades pidiendo perdón y gracia, porque «la humildad es la base de la oración» Catecismo n. 2529. Nos sabemos pequeños delante de su grandeza, carentes de recursos propios. La oración es un don gratuito que el hombre debe pedir como un mendigo. Por eso san Josemaría concluía que «la oración es la humildad del hombre que reconoce su profunda miseria» Surco n. 259. Creer, adorar, pedir perdón y solicitar ayuda: cuatro movimientos del corazón que nos abren a una buena conexión. Nos puede ayudar la repetición serena de esta oración introductoria, degustándola palabra por palabra. Quizá convenga repetirla varias veces hasta que nuestra atención quede centrada en el Señor.
Si volvemos a aquel amanecer en el que los discípulos continuaban sorprendidos por la milagrosa pesca, Jesús enciende un fuego para calentar lo que ha preparado. Podemos imaginar cómo lo haría, sorteando los posibles escollos para que el fuego cogiera cuerpo. De la misma manera, si consideramos la oración como una pequeña hoguera que deseamos ver crecer, en primer lugar necesitamos encontrar un combustible adecuado. El combustible que alimenta la hoguera es ordinariamente el conjunto de tareas que tenemos entre manos y nuestras propias circunstancias personales: el tema del diálogo es nuestra vida. Nuestras alegrías, tristezas y preocupaciones, son el mejor resumen de lo que llevamos en el corazón. Con palabras sencillas, nuestra conversación va pegada al terreno del acontecer diario, como podemos imaginar que sucedió en el desayuno pascual. Asimismo, la oración cristiana no se limita a abrir la propia intimidad a Dios, ya que de un modo especial alimentamos la hoguera con la misma vida de Cristo. Hablamos con Dios también de él, de su paso por la tierra, de sus deseos de redención. Junto a todo esto, como nos sentimos responsables de nuestros hermanos, «el cristiano no deja el mundo fuera de la puerta de su habitación, sino que lleva en su corazón personas y situaciones, los problemas, tantas cosas» papa Francisco, Audiencia 13-II-2019. No una ni dos sino en tres ocasiones Jesús resucitado apareció como uno más. Los discípulos inicialmente solo vieron un hombre en la orilla; María Magdalena, un hortelano; los discípulos de Emaus, un caminante. Hay que preguntarle porque hizo eso. Quizás nos está invitando a conectarnos con él y conectarnos los unos con los otros.
Algunos textos fueron tomados de Conocerle y conocerte VII, disponible en audio en opusdei.org (español-Puerto Rico).
2 notes
·
View notes
Text
No sé en qué parte de esta historia
Perdí el argumento primario
No sé que cojones me agobia
Hoy según dice el calendario
Vuelve a llegar la primavera
Y me molesta el sol
Alma que nunca se dehiela
Y se queja del calor
Sacó la cuenta de memoria
No se me pierda algún lucero
Mira que en silenciosa euforia
Sale hierba y me crece el pelo
Y vuelve a llegar la primavera
Y me molesta el sol
Alma que nunca se deshiela
Y se queja del calor
Sufro locura transitoria
Bajo a la tierra y cruzo
La línea divisoria
Que separa en esta historia
La locura y la razón
Coño, un ruido del demonio
Se mete en mi cabeza
Se enciende dentro un puto rayo que no cesa
Tieso, yo sigo todo tieso
La misma trayectoria
Y no entiendo por qué estás cada vez más lejos
Ahora que ya no entiendo nada
Y no me funciona un hemisferio
Quiero saber si entre tus bragas
Está la clave del misterio
Y entro y rebusco en tu colada
A ver si allí estoy yo
Coño, que noche tan cerrada
Hay en tu habitación
Sufro locura transitoria
Bajo a la tierra y cruzo
La línea divisoria
Que separa en esta historia
La locura y la razón
Coño, un ruido del demonio
Se mete en mi cabeza
Se enciende dentro un puto rayo que no cesa
Tieso, yo sigo todo tieso
La misma trayectoria
Y no entiendo por qué estás cada vez más lejos
Tirao' en la calle en una esquina
Justo iba a quedarme dormido
Y ví a las astutas golondrinas
Colgar de tu balcón su nido
Y otra vez, una y otra vez, otra vez
Una y otra vez, otra vez
Me siento ligero
Sin querer me escapo del suelo
Y frente a tu ventana
Y a volverme a posar
De un jilguero aprendo una canción
Y a volver a empezar otra vez
Una y otra vez, otra vez
Cómo un aguacero
Que al caer preguntaba al cielo
Ya no me importa, ya no me hace daño
Ya no me acuerdo si fue imaginario
Ya no me dejo llevar
Pero si el viento no sopla mejor
Y estoy viendo molinos
Ya arreglaremos cuentas
Gigante descomunal
Que seguro que me siento mejor
Después de haber vencido
Siempre soy yo mi guerra
¿Qué hace esta cabra fuera del rebaño?
Vamos a tirarla desde el campanario
Si por mí preguntan diles que me he ido
Del mundo no quiero que llegue el sonido
Si alguien me denuncia dí que yo no he sido
Que el mundo hace tiempo que estaba podrido
Y otra vez me arranco despacito
A sentir que nada necesito
Sólo columpiarme y aunque me duela
Vuelvo a preguntarme "¿a dónde me llevas?"
¿Qué hace esta cabra fuera del rebaño?
Vamos a tirarla desde el campanario
9 notes
·
View notes
Text
«Noche de brujas», de John Dickson Carr
John Dickson Carr es, para la gran mayoría de aficionados al prototipo más clásico de literatura policíaca, el mayor y más logrado exponente. Reconocido por sus conseguidas atmósferas, por lo elegante de sus diálogos y por la ingeniosa construcción de sus crímenes, se le suele considerar el maestro de los misterios de habitación cerrada. Además, seguramente represente más que ningún otro al escritor de misterio puro, al interesado en el género de forma auténtica y total en contraposición a muchos otros que escribieron novelas policíacas por mero entretenimiento o por dinero. Y eso se ve en sus libros: entre su ingente producción (que con más de 80 obras es incluso mayor que la de Agatha Christie) se encuentra la biografía autorizada de Arthur Conan Doyle, una continuación de las aventuras de Sherlock Holmes que escribió junto al hijo de Conan Doyle y un ensayo sobre un asesinato real sin resolver ocurrido en el siglo XVIII. John Dickson Carr es el puro misterio, el puzle, el juego mental, y por eso es mi escritor policíaco favorito.
Noche de brujas contiene todo lo que no les gustaba a los escritores de novela negra del siglo pasado (y que es precisamente lo que me gusta a mí): el escenario cliché (en este caso, la típica mansión), el detective íntegro y excesivamente racional y el truco intrincadamente inverosímil. Dos sobrevivientes del Titanic en conflicto por demostrar quién es realmente quien dice ser (inspirado, al igual que uno de los cuentos de Historia universal de la infamia de Borges, en el caso Tichborne), un asesinato imposible a vista de todos, brujería y un autómata son ingredientes más que suficientes para crear una historia llena de misterio. Precisamente hace unos días había pasado varias horas leyendo sobre autómatas en Internet, por lo que encontrar uno como pieza en una novela de detectives me gustó especialmente. De todos modos, me parece que no sobresale ni por la resolución del crimen ni por el crimen mismo. No logra ser lo suficientemente sorprendente ni encaja todo tan bien como para compensar la esperable inverosimilitud del truco, aunque eso tampoco quiere decir que no sea entretenido. Cumple, pero está lejos de ser la mejor novela del autor.
0 notes
Text
Desasosiego
- ¿Un ratón? - Se preguntó.
Ni siquiera se lo contestó, tomó la almohada y le hundió la cara. Un pánico inexplicable la había dominado a partir de que la última gota de luz vespertina se diluyó en la noche. Dos horas después ahí seguía, inmóvil y tratando de adivinar la forma de las cosas en medio de la obscuridad.
Se quitó la almohada para respirar mejor, aunque fuere el aire extrañamente helado de la habitación. Una tenue luz de luna roja se filtraba por el manto de nubes negras que la tenía secuestrada allá arriba, hasta meterse de a poco por la diminuta y única ventana de la buhardilla. No obstante, ese tímido haz le daba suficiente para distinguir el filo de la mesa y, desde ahí, perfilar la jarra con agua y algo cruciforme en la pared. Con toda seguridad algún Cristo colgado que no notó al entrar.
Después de una prolongada decisión, por fin saltó al piso para dar los dos pasos que la separaban del apagador del foco. Ella, agitada, supuso que bastaría guiarse por el tacto. Seguir la moldura rústica de la puerta hasta asir la perilla y, a unos 15 centímetros, supuso, podría alcanzar el botón.
Inexplicablemente, aquella maniobra aparentemente sencilla, resultó fallida por varios segundos, al grado que, acusando taquicardia, llegó a pensar que el apagador había desaparecido.
Hizo un esfuerzo por serenarse. Respiro hondo mientras se repetía una y otra vez que no era posible que desapareciera lo que hace apenas unas horas se encontraba justo ahí, a un lado de esa puerta. Después de porfiar en contra de esa absurda situación, lo palpó al fin, no sin soltar un ridículo grito de júbilo. Empero, aquella alegría espontánea fue fugaz, se encontró completamente frustrada al confirmar que el foco simplemente no prendía. No había corriente eléctrica.
Su siguiente pensamiento fue ir a quejarse con el encargado de la hostería.
Abrió la puerta sin meditarlo mucho, pero el ímpetu inicial se difuminó después de la fuerte impresión que recibió y terminó por descorazonarla. Se encontró con un pasillo largo y lóbrego al que no se le distinguía un fondo, ausente de luz y sin una sola señal de vida, aquello la confinaba de regreso al cuarto.
- ¿No estaba ocupado totalmente el hostal? - Se dijo mientras daba un paso hacia atrás sin apartar la vista al frente. Cerró finalmente la puerta de un portazo cuando, entre la obscuridad reinante y los nervios que la afectaban, creyó ver algunas sombras.
Cerrada la puerta se sacudió esas ideas. Le causaba coraje cuando su imaginación la ponía en jaque.
Enseguida, se lanzó sobre la cama como si esta fuera un sitio inexpugnable para cualquier tipo de amenaza, especialmente esas que su mente le fraguaba. Estando ahí, recordó que no había regresado el botón al modo de apagado. Poco le importó, ¡ya no se aventuraría más!
Deseaba dormir desesperadamente. Estaba convencida que, si lo lograba, despertaría hasta el nuevo día y se libraría de esa noche tan… ¿inquietante? Solo por darle un adjetivo.
Cerró los ojos y casi enseguida empezó a percibir algo que le sonaba amortiguado, algo francamente muy cerca de ella. No era un ratón. Ella conocía perfectamente el ruido de un ratón. Con sus pequeñas uñas y dientes rasgando y ruñendo lo que sea que encuentren a su paso. De hecho, hay que dejarlo consignado, ella había sido dotada de un sentido del oído realmente extraordinario, tenía la rara habilidad de desentrañar los sonidos más extraños y sutiles. Tanto era así, que continuamente le provocaba temores diversos, sobre todo durante aquellas noches en las que, como hoy, se hallaba en un sitio fuera de sus dominios y querencias. ¿Que sería si se llegara a topar con algo que no quisiera escuchar? O peor aún… ver.
Luchó para deshacerse de esa idea. Se disgustaba tanto cuando constataba como se sugestionaba gratuitamente. Se hizo un ovillo para enterrarse bajo una gran zalea de buey y una gruesa cobija de lana rasposa con un olor añejo de baúl.
Y hasta ese refugio improvisado le llegó otro rumor. Este era distinto. Parecía un murmullo que lo atravesaba todo, incluidas sus manos, con las que insistía en cubrirse los oídos. Desesperada por no poder ignorarlo, extrajo coraje desde algún punto de sus adentros para destaparse y, muy decidida, hacerle frente a aquello, lo que sea que fuere. Se sentó sobre la cama con las piernas en flor, siempre con el buen cuidado de no dejar colgando los pies, por figurarse que se los podría tocar algo o alguien.
Era inevitable la regresión a su niñez, cuando estaba segura de que, anidado en las paredes, vivía un ser con grandes extremidades que se descolgaba lentamente, como un reptil, para irse a habitar abajo de su cama, encaramado a los resortes del antiguo camastro de latón de allá, su casa paterna en Morelia.
Salvo la luz roja mortecina de la luna, el negro ahí era espectral. Por si aquello no fuera suficiente, en el cuarto primaba una sensación glacial incomprensible. Ella no lo veía, pero estaba segura de que soltaba un vaho cada que su respiración caliente chocaba con el ambiente polar que la tenía entumecida.
Otra vez, apenas audible, escuchó algo que la puso en guardia y a su concentración a prueba. La tensión estaba desbordada, claramente algo la acechaba adentro de ese cuarto de apenas 4 por 4.
Lo que estaba oyendo era muy similar a un jadeo. – Sí, ¡eso… un jadeo! – Se decía. Pero era uno muy peculiar: un jadeo diminuto.
En el pasado, cuando llegó a sentir que el misterio se impondría sobre la razón, ella optaba por la explicación más lógica y se aferraba a ella como a la vida misma, no daba pie al terror. Sabe que el terror paraliza, trastorna y la deja sin defensa. Ella prefiere por encima de todo al miedo. El miedo avispa los sentidos, abre la mente e inyecta chorros de adrenalina que la ponen alerta como espada desenvainada.
Un escalofrío lento le recorrió la espina cuando oyó con absoluta fidelidad la caída al suelo de algo metálico. Ella supo de inmediato que había sido un tornillo, uno minúsculo y ligero. Instintivamente se hizo pequeña, como una tortuga en su caparazón. Para ese momento, sus oídos se habían sensibilizado tanto que podrían haber identificado los pasos de una hormiga caminando sobre el piso.
Volvió a escuchar nuevamente esa respiración que, de tan pequeña, le parecía más y más enigmática. Unos minutos después un nuevo sonido se sumó.
Inadvertidamente, una suave pero pertinaz llovizna empezó a estrellarse contra el techo de dos aguas justo a metro y medio encima de su cabeza. Muy pronto, las gotas se fueron haciendo más gruesas y el golpeteo inicial se convirtió en un martilleo incesante que terminó por confundirse, al menos un poco, con aquello que la tenía completamente absorta, sumida en el desconcierto y la angustia.
Se quiso convencer de que así estaba mejor, sin escuchar nada, sin provocar a sus propios demonios. Decidió acostarse nuevamente y cubrirse con aquella zalea gigante y la colcha de lana con olor a granero. Dormir tan hondamente que terminara por olvidarse de todo. De los ruidos, de esa noche y de lo que sea que la amenazara.
Pero también quería expulsar de su pensamiento, aunque fuera momentáneamente, su vida presente, tan cargada de tristezas y desazones, de soledad, de nostalgia por tiempos y personas ya idos. No quería detenerse tampoco en su trabajo ni en el dictamen que debía emitir a primera hora en la mañana, y que era la razón por la que se encontraba hospedada en aquella hostería de mierda en Tepoztlán.
Quería en una palabra olvidarse de todo aquello.
Sin poder impedirlo, empezó a llorar. Su llanto era quedo y reprimido. Un llanto sin gimoteos ni grandes lamentos. Pero no por eso dejaba de ser desgarrador y doloroso. Y tuvo que ser en medio de esa tregua que, al final, liberó un poco su mente del entresijo que la había estado sobrecogiendo prácticamente desde que arribó a ese sitio. Aquello, además del cansancio por la tensión acumulada, hizo que se durmiera pesadamente.
Pero aquello no resultó ni plácido ni reparador. Ni siquiera duró mucho. Casi una hora después, un sueño terrible la expulsó de regreso a la realidad. Y aunque no podía recordar un solo detalle de la pesadilla, si se quedó con un sentimiento de desasosiego muy intenso. Todavía amodorrada, necesitó de unos segundos para percatarse que había estado sumida en un sueño muy tortuoso. En ese breve tiempo que pasa mientras se transita de un sueño profundo a la realidad, cuando la cabeza está concentrada en reordenar las ideas, en separar la realidad de lo onírico, hasta esa frontera donde lo fantástico se niega a regresar al inconsciente, llegaba el mismo rumor que la había mantenido en zozobra. Un jadeo incesante, un resuello casi angustioso. Algo que ocurría muy cerca de donde estaba.
Ese retorno le estaba resultando horrible. Después de la pesadilla despertó para encontrarse sumida en la incertidumbre, en el desconsuelo, el miedo hacia lo desconocido, hacia lo que no se puede controlar. Instintivamente se volvió a cubrir con la gran piel, cuando un poderoso trueno le recordó que afuera caía una tormenta, y que el topeteo de las gordas gotas de lluvia sobre el techo no eran ni escasas ni pacíficas. A pesar de esa batahola, en la que primaba un estrepito incansable, aquella respiración prevalecía por encima de todo.
En esas estaba cuando, inesperadamente, el foco de la habitación prendió. La energía eléctrica había regresado. Todavía incrédula volteaba en todas direcciones para cerciorarse que no era otro sueño. Aunque al principio quedó deslumbrada, sintió un alivio instantáneo al saber que la obscuridad había sido desterrada por una bombilla de 100 watts. El regocijo y el bienestar que la embargó era abrumador, tanto que terminó desternillada por una risotada loca.
Ahora, hay que decirlo, los seres humanos solemos atribuir todo lo enigmático y la ignominia a la obscuridad y, consecuentemente, la verdad y la justicia a la luz. Creemos que la claridad nos va a mantener siempre bajo buen resguardo de todos aquellos peligros que el misterio nos puede deparar. Ignoramos que el terror es más probable y severo bajo una luz plena.
Cuando sus ojos finalmente recuperaron su visión normal, se sorprendió de volver a oír aquel jadeo. Su vista siguió hasta donde parecía que ese rumor se originaba.
Estremecida observó con absoluto y profundo espanto, como nunca en su vida, que a unos tres metros de ella, el cristo del crucifijo se esforzaba denodadamente con su brazo derecho para liberarlo del tornillo que le tenía sometido su brazo izquierdo.
Fuera de sí, totalmente despavorida, escuchó como ese pequeño tornillo caía finalmente y se estrellaba contra el piso.
Entonces el cristo negro se dedicó a desenroscar el tercer tornillo que sujetaba sus dos pies. Ella, sin movimiento ni gesto alguno, absolutamente congelada, no movía otra cosa que los ojos que, abiertos como dos ventanas, seguían con un terror crudo aquel ente sin rasgos que respiraba copiosamente.
Sin saber cuánto tiempo transcurrió, el tercer tornillo cayó. El hombrecito se había liberado finalmente.
Ella trató de moverse, de reaccionar, pero no podía, seguía clavada en esa cama, estaba hipnotizada por esa visión tan detestable como fascinante.
Con un terror mayúsculo, vio como el aquel hombrecito se descolgó y se dejó caer sobre la mesa, después corrió diagonalmente a toda prisa para saltar hacia la silla. La que bajó por una de sus patas hasta el suelo.
Lo siguiente que ocurrió es que, raudo, no se detuvo hasta meterse debajo de su cama.
Ella, consumida por la andanada emocional que la tenía presa en esa habitación, sentía que perdía la conciencia. El corazón, a riesgo de colapsar, ya no podía latirle más fuerte.
A veces, cuando las circunstancias nos llevan hacía algún extremo, cuando nos apremian poniéndonos pruebas casi imposibles de superar, solo a veces, puede pasar que todo empeora.
Repentinamente, la luz se apagó. Nuevamente se había cortado la energía. Una negritud definitiva lo devoró todo.
Lo siguiente que escuchó fue distinto... se trataba del sutil reverberar de un resorte, lo que se terminaría mezclándose con unos gritos destemplados que nadie escuchará.
1 note
·
View note