Tumgik
#decorar sala
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Papel de parede de renomados fabricantes internacionais em belas coleções disponíveis em nossa loja online, confira:
https://www.papelpintadoonline.com/pt/7-loja-papel-parede-decoracao
3 notes · View notes
daiivieirah · 10 months
Text
Dicas para decorar uma mini sala
Mini sala é uma sala pequena, sim um pequeno cômodo que agora ganhou um nome fofinho. Quem tem cômodos pequenos em casa, sabe como pode ser difícil decorar esses ambientes. E sim decorar uma mini sala pode ser um desafio, mas com um pouco de planejamento é possível criar um ambiente aconchegante e funcional. Por isso separamos umas dicas para você decorar a sua. Dicas para decorar uma mini…
Tumblr media
View On WordPress
2 notes · View notes
vickymiles · 1 year
Text
Cuáles son los mejores muebles para organizar el hogar
Un hogar es un espacio destinado a habitarlo de manera segura, tranquila, relajada y en armonía. Ya sea que lo ocupe una familia o una persona sola, los ambientes del hogar necesitan una gran dedicación, cuidado, limpieza y orden. Por eso, en este sentido, disponer de muebles elementales y funcionales es uno de los primeros pasos para que habitar el hogar sea positivo. En ese sentido puedes…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
deepinsideyourbeing · 4 months
Text
Tiempo - Enzo Vogrincic
Tumblr media Tumblr media
+18! SoftDom!Enzo. Age gap, creampie, (posible) dacrifilia, dirty talk, fingering, (breves descripciones de) girly!reader, innocence kink (implícito), sexo oral, sexo sin protección. Uso de español rioplatense (y mucho texto, sorry).
Enzo recuerda la primera vez que te vio.
Llevaba ya un tiempo preguntándose quién había ocupado el departamento que dejó cuando terminó su última relación e intentando a su vez sepultar el pensamiento para no recordar nada que tuviera que ver con aquellos momentos, pero luego comprendió que su curiosidad poco tenía que ver con los fantasmas que creía ver en el edificio al que regresó.
Era la tarde de un aburrido sábado y él deambulaba por el corredor con su cámara en las manos, intentando encontrar el ángulo perfecto para capturar la luz del sol iluminando su puerta. Entre tantos viajes decidió recostarse sobre las cerámicas de su hogar, perdiéndose en la oscuridad y conteniendo la respiración hasta que la imagen que vio a través del lente logró convencerlo.
Tus zapatos arruinaron la fotografía.
Se apartó de la cámara con una expresión de disgusto dibujándose en su rostro y un sonido mitad frustración-mitad enojo dejando sus labios, aunque dichas emociones se esfumaron cuando alzó la vista y encontró tus ojos observándolo desde la puerta. Se reincorporó y permaneció sobre sus rodillas, con una extraña sensación recorriéndolo al mirarte.
-Hola.
-Hola- le sonreíste-. Enzo, ¿no?
-Sí. ¿Vos sos…?
Te presentaste con cierta timidez, confesando que sólo te detuviste porque te asustó ver la puerta abierta y aclarando también que en el tiempo que llevabas allí jamás habías tenido oportunidad de presenciar tal fenómeno. Se declaró culpable con una sonrisa y abandonó su posición.
-Vos vivías ahí, ¿no?- señalaste tu puerta y él asintió-. ¿Y por qué volviste?
Cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gesto de indiferencia.
-Me gusta este lugar. Y tengo muchos recuerdos con mis gatos.
-Menos la lámpara- arqueó una ceja-. Una lámpara con rasguños, ¿la querés…?
-Era mía- apretó los labios-. Pero no, no la quiero, gracias.
-Bueno…- dijiste, alejándote lentamente de su puerta-. Fue un gusto.
Pero él no podía permitir que te fueras.
-¿Te molesta si subo la foto…? Te puedo etiquetar.
Y de pronto no había lugar en el que no se encontraran… Ya fuera en el parque a medio kilómetro de distancia o la vieja tienda de libros en el centro de la ciudad, sus caminos se entrelazaban y siempre emprendían juntos el regreso a casa. En alguna que otra ocasión se detenían a comprar alguna bebida –un simple espresso para Enzo y para vos una bebida con nombre e ingredientes que él no podría pronunciar-, flores o sólo para acariciar gatos del barrio.
Los no-tan-breves intercambios durante las caminatas se convirtieron en charlas interminables que tenían lugar en su cocina o en tu sala de estar. Allí Enzo descubrió por fin el misterio de la playlist que reproducías todos los sábados por las noches, el nombre de las canciones que no lograba encontrar y por qué decidiste no colocar tu apellido en el timbre de la entrada, entre otros detalles con los que completó el puzzle que era para él tu persona.
Recuerda también el día en que pediste su ayuda para decidir cómo decorar la sala para tu cumpleaños, comentándole que organizarías una pequeña reunión con tus amigas e invitándolo a acompañarte luego de preguntar por su agenda. Observó por un largo rato los productos que le señalabas en la pantalla de tu laptop y luego recordó preguntar:
-¿Y cuántos años cumplís?
-Veintidós… ¿De qué te reís?
-Dale- insistió entre risas-. Decime.
-Veintidós, Enzo.             
Su sonrisa se esfumó y se desplomó contra los cojines del sofá, notando en ese entonces que sus jeans rozaban tus muslos. No pareciste notar su reacción o decidiste ignorarla, pero poco podía importarle aquello cuando la voz en su cabeza gritaba que había cometido un error. Cuando se despidió besó tu mejilla con cierta reticencia e hizo un esfuerzo para no voltear antes de cerrar su puerta.
Aquella noche lo encontró en vela. Contó ovejas hasta aburrirse, el té caliente que debía ayudar quemó su lengua y ningún programa en la televisión llamaba su atención el tiempo suficiente; releyó conversaciones, fingió tener la intención de borrar todas tus fotos y tu contacto, juró romper las notitas que dejaste cuando regaste sus plantas durante su último viaje. Gritó y maldijo contra la almohada a sabiendas de que no sería capaz de hacer esas cosas.
Pensó en todas las señales que pasó por alto: algunas de tus prendas y los moños en el cabello, los cuales creyó parte de la reciente y creciente aceptación de la feminidad, las bromas y referencias que no comprendiste, parte del contenido que consumías en redes y que habías compartido con él. Sin ir más lejos, había visto la forma en que interactuabas con otros habitantes del edificio o cómo huías descaradamente (cosa que él envidiaba) para evitarlos.
Todas las mañanas al despertar juraba frente al espejo que era el último día, que pondría fin a lo-que-fuera que estaban haciendo con vos y que era la decisión más sensata para protegerte… Pero entonces recibía un mensaje tuyo deseándole un buen día o te veía regando tus plantas, todavía en pijama y un tanto despeinada, y decidía que podía permitirse unas últimas veinticuatro horas disfrutando de tu compañía.
Fue en una de esas tardes que acabaste sobre su regazo mientras él guiaba tus movimientos. Sólo unas capas de tela separaban tu piel de la suya y eso fue probablemente lo único que pudo lograr que se detuviera a tiempo… Bueno, eso y el hecho de que horas atrás le habías enseñado una página donde se apreciaban fotografías tomadas de tu cuenta de Instagram y el artículo que regalaba detalles sobre tu vida.
Con sus manos aún sobre tu cadera, tal vez un poco más por debajo de lo aceptable, Enzo te obligó a detenerte y fingió no notar el hilo de saliva que conectaba sus labios con los tuyos. Tu respiración era agitada, tus párpados parecían pesar con los vestigios del placer que te arrebató y podía ver tus pezones erectos a través del adorable top floreado que llevabas puesto, pero por muy tentadora que fuera la imagen no podía permitir que cometieran una equivocación.
Acomodaste tu cabello, nerviosa.
-¿Hice algo…?
-No- se apresuró a contestar y besó tu mejilla-. Pero no podemos.
Un sonido dejó tu garganta y tus labios fueron incapaces de contenerlo. Cuando te arrojaste sobre el sofá abrazaste tus piernas, ignorando que la posición había desacomodado tu ropa y dejaba al descubierto tu lencería humedecida. Enzo apartó la mirada y tomó un par de respiraciones profundas, su mano acariciando tu tobillo para ofrecerte consuelo.
-¿Por qué?
-Porque sos muy chica para mí.
-¿De verdad importa?- asintió-. Es que pensé… No pensé que podía gustarte.
-Y yo no pensé que eras diez años menor.
-Nueve- corregiste-. ¿Y entonces...? ¿Por qué estábamos…?
-Porque soy un imbécil.
-Y… sí.
-Creo que tendríamos que… no sé, evitar vernos por un tiempo- lo miraste confundida y él señaló tu celular-. Si te ven conmigo van a hacer y decir esas cosas, es así. Perdón.
-Pero acá no nos ven- intentaste razonar con él.
-Los vecinos sí.
Ambos comprendieron en ese momento lo que significaba evitar verse por un tiempo. Tu labio inferior temblaba mientras hacías un esfuerzo para contener el llanto y cuando Enzo se estiró para acariciar tu mejilla apartaste su mano, te pusiste de pie y te dirigiste hacia la entrada.
-Andate- te aclaraste la garganta-. Andate, Enzo.
Abandonó tu hogar sin atreverse a mirarte a los ojos y la mañana siguiente no se acercó para dejarte la copia de sus llaves ni para reclamar la manta que había caído en tu sofá durante su visita el día anterior. Dejó el edificio con prisas, temiendo que ante el mínimo retraso ambos pudieran encontrarse y él se viera obligado a pensar todavía más en todo lo que hizo mal.
Jamás se había sentido tan ansioso en un avión… Por lo menos no en uno real.
Se arrepintió en ese momento y durante una semana sus conocidos parecieron tratarlo como si fuera un frágil adorno de cristal, aunque no lograba comprender si se debía al evidente estado anímico que arrastraba junto con su maleta o al mal genio que dejaba entrever cuando todas las entrevistas y eventos diarios comenzaban a abrumarlo.
En algún momento comenzó a sentir que había cometido un crimen.
Empeoró cuando lo bloqueaste en todas tus redes. Y cuando los periodistas no dejaban de preguntar si estaba soltero, si tenía novia, si podían saber tu nombre; cuando alguien difundió fotografías que habías subido a tus historias luego de que configuraras tu cuenta como privada, cuando notaron que la lámpara en tu sala era la misma que se apreciaba en viejas publicaciones en su feed, cuando señalaron que tu sala era también la misma sala que él posteó en ocasiones.
Se arrepintió entonces, por supuesto que se arrepintió. Y también se arrepiente ahora, aunque no puede precisar si su arrepentimiento es producto de haberte arrastrado al circo mediático que lo rodea o si se debe a la distancia que los separa. Tampoco sabe qué duele más.
El taxi se detiene en la puerta del edificio y al bajarse lo sorprende el característico sonido del cristal haciéndose pedazos bajo sus pies. Se aparta rápidamente y observa la lámpara destrozada en la acera durante unos segundos, sus ojos ardiendo cuando finge que chequea las suelas de sus zapatillas en caso de que el dolor que siente provenga de una herida.
Arrastra su cuerpo hasta entrar en el elevador y presiona el botón. Odiaría quedarse atrapado o sentirse encerrado como sucedió en el avión, pero está demasiado cansado y prefiere evitar el tramo de escaleras. Toma una respiración profunda antes de abandonar las paredes metálicas y se apresura hacia su puerta, sus manos temblando mientras introduce la llave en la cerradura.
Suelta su maleta de inmediato cuando nota las hojas marchitas de las plantas en su sala, el único sobreviviente de su ausencia siendo el cactus que dejaste allí la última vez que lo visitaste. Pasa una mano por su rostro antes de abrir las puertas del balcón, las ventanas de su habitación y por último las de la cocina, las cuales permiten que a sus oídos llegue la música que suena en tu departamento.
Revisa el calendario. Recuerda la foto de tus zapatos. Respira.
El reloj da las nueve cuando alguien toca tu puerta. Estás sola con tus pensamientos hace horas y te parece un tanto extraño ya que tus amigas te habrían enviado un mensaje en caso de haberse olvidado alguna de sus pertenencias, pero de todas formas echás un rápido vistazo a la cocina y la sala en busca de cualquier objeto que reconozcas como ajeno.
Cuando abrís la puerta te encontrás con Enzo esperando del otro lado, un ramo de flores en una mano y un regalo mal envuelto bajo el brazo: permanecés inmóvil a la espera de una explicación lógica a su presencia y él, que no deja de mirarte a los ojos, contiene la respiración preparado para que lo eches. Te hacés a un lado para dejarlo pasar.
-Esos son regalos para mí, ¿no? Porque si no me trajiste un regalo te tenés que ir.
El tono pasivo-agresivo de tu broma lo obliga a tragarse su risa y se planta en medio de tu sala.
-Te tengo que pedir perdón.
-En eso estamos de acuerdo- cruzás tus brazos sobre tu pecho-. ¿Y por qué, exactamente?
-Por todo.
Tomás asiento en el sofá y Enzo ocupa el otro extremo, manteniendo cierta distancia que para ambos resulta abismal. Coloca el ramo de flores sobre la mesita de café y también la caja, luego pasa sus manos por su pantalón una y otra vez, nervioso e inquieto como jamás lo habías visto. Te gustaría poder consolarlo pero aún te sentís herida y tu corazón latiendo en tus oídos no te permite pensar con claridad.
-Sé más específico.
 -Primero me gustaría pedirte perdón por lo de tus fotos.
-No es tu culpa- negás-. De verdad, no sos responsable.
-Entonces te quiero pedir perdón por haber sido un pelotudo…- acorta la distancia entre ambos-. Sé que lo que hice estuvo muy mal, tendría que haberme quedado para que pudiéramos hablar bien y no tendría que haberme ido sin despedirme o prometer que íbamos a aclararlo cuando volviera. Seguro estás enojada y tenés todo el derecho del mundo, pero te pido que me dejes explicarte.
Suspirás y hacés un gesto para que te dé un momento. Buscás refugio en la cocina para ocultar tus lágrimas y deshacerte de la horrible sensación de opresión en tu pecho, colocando un par de cupcakes en unos pequeños platos de porcelana pintada que recibiste por la tarde. Estás a punto de voltear para regresar a la sala, pero la presencia de Enzo a tus espaldas es evidente.
-Perdón- susurra, tomando ambos platos para dejarlos sobre el mármol y poder sostener tus manos-. Sé que dije que sos muy chica para mí, pero sólo lo dije porque no me gustaría que en algún momento…
-¿Qué?
-No me gustaría que dejes de ser como sos sólo para encajar conmigo, que te pierdas de esas experiencias que yo ya viví, no me gustaría que la gente nos mire y piense “Ah, sí, ahí van Enzo y la nena”, no…
-No sos como DiCaprio, Enzo- te liberás de su agarre-. ¿De verdad te importa tanto lo que piensen los demás? Porque yo juraría que normalmente no sos así.
-¿Vos leíste todo lo que dijeron sobre nosotros? Tenés que entender.
-¿Entender qué…? ¿Por qué creés que hacíamos algo incorrecto?
-Porque yo ya sé muchas cosas que a vos te faltan aprender.
-Podés enseñarme- apoyás las manos en su pecho y sentís que tiembla bajo tus dedos-. Me dijiste todo lo que no te gustaría, ¿por qué ahora no me decís lo que sí te gusta?
Toma tu mano y besa tus nudillos.
-Me gustás vos, pero no sé si te merezco- cubre de besos tu palma antes de llevarla a su mejilla-. Perdón, chiquita, te juro que voy a encontrar la manera de…
-Podemos seguir donde nos quedamos- sugerís. Tus mejillas arden.
Enzo rodea tu cintura con sus manos y sus pulgares trazan figuras sobre tu ropa.
-¿Estás segura?- asentís.
Ataca tus labios con una delicadeza brutal, su desesperación evidente en los gemidos que dejan su garganta y en la urgencia con la que comienza a frotarse contra tu abdomen; entre besos y roces toma tu mu��eca y te arrastra en dirección a tu habitación, deteniéndose sólo al ver su manta en tu cama deshecha. Cuando evitás su mirada toma tu mentón entre sus dedos.
-No te voy a dejar sola nunca más- besa tu frente-. Nunca.
Te ayuda a recostarte en la cama y se posiciona sobre tu cuerpo con cuidado. Comienza a besarte, su mano acariciando tu cintura con movimientos suaves que le permiten estudiar tus reacciones y sus labios delineando tu mandíbula, tu cuello y tus clavículas hasta hacerte estremecer.
Se aleja por un segundo para observar tu expresión y se siente casi orgulloso del efecto que tienen en vos sus besos. Vuelve a acercarse a tu boca y tus brazos rodean su cuello para acortar toda distancia entre sus cuerpos, tus piernas abrazando su cintura para poder sentir la evidencia de su excitación contra tu centro. Comienza a rozarte por sobre la ropa y se deleita al oír tus gemidos, tímidos al principio y desesperados con el pasar de los minutos.
-¿Puedo?- pregunta al deslizar sus dedos entre la cintura de tu pantalón y tu piel. Asentís-.  Necesito palabras.
-Sí, sí podés.
-Muy bien- te sonríe y tira de la prenda hasta lograr deshacerse de ella. Observa los tiernos detalles de tu ropa interior pero lo que más llama su atención es la mancha de humedad en el centro. Comienza a deslizar sus dedos sobre la tela y jadeás-. ¿Querés que te toque?
-Sí.
Es adictiva la manera en que reaccionás a sus caricias y se siente casi cruel al preguntar:
-¿Dónde?
Cerrás los ojos, avergonzada, y presiona sobre tu entrada aún cubierta.
-Ahí.
-¿Acá?- repite el movimiento y gemís. Se acerca a tu rostro y besa tus labios-. Perdón, bebé, es que sos muy linda…
El temblor que te recorre hace que se apiade y te despoja de la última prenda que lo separa de tu intimidad. Se arroja sobre el colchón y besa tus muslos con algo similar a la devoción mientras te observa desde su lugar tal como lo hizo la tarde en que se conocieron. Arrastra sus labios sobre tu piel hasta acercarse peligrosamente a tus pliegues y tu entrada brillante.
El primer beso te hace gritar y mientras sus labios te recorren de arriba abajo Enzo aparta la mano que cubre tu boca. Su lengua caliente y experta juega con tu entrada, se introduce en ella y realiza pequeños movimientos hasta sentir que tus dedos se enredan en su cabello para acercarlo aún más, alejarlo y también guiarlo en busca de más placer.
Las yemas de sus dedos recogen tu excitación y frota tus pliegues para lubricarlos. Cuando se detiene brevemente sobre tu clítoris para dibujar círculos estos arrancan un sinfín de sonidos incomprensibles de tus labios y Enzo sonríe complacido contra tu piel ardiente.
Introduce un dedo muy, muy lentamente en tu interior y suspira cuando siente tus paredes contrayéndose hasta prácticamente succionar el dígito en tu interior: gira su muñeca y curva su dedo hasta hallar tu punto dulce, obteniendo un gemido casi pornográfico como recompensa.
Comienza a abusar de tu sensibilidad y no decide si prefiere ver la forma en que te retorcés sobre las sábanas o tus fluidos haciendo brillar tu piel y deslizándose hasta manchar su manta. Intenta obtener algo de fricción, frotándose desesperado contra el colchón y capturando tu clítoris entre sus labios para acallar sus propios gemidos.
Desliza en tu interior otro dedo y te oye quejarte segundo cuando tus paredes oponen resistencia, pero pronto tus gemidos cobran más y más intensidad y movés tu cadera para encontrar sus movimientos. Otro dedo le sigue y cuando sollozás Enzo se pregunta cuántas noches pasaste tocándote en soledad, tus manos incapaces de darte el placer que él logra brindarte en este momento.
Una serie de balbuceos -entre los cuales cree distinguir su nombre- son la única advertencia que ofrecés antes de alcanzar un orgasmo que arquea tu espalda y provoca que arañes las sábanas al intentar aferrarte de algo que te ayude a tolerar el placer. Enzo prolonga tu orgasmo hasta sentir que los espasmos dejan de sacudir tu cuerpo y ver que tu respiración agitada se regula.
Se recuesta a tu lado para poder apreciar tu rostro de cerca y besa tu mejilla.
-Feliz cumpleaños- dice contra tu piel-. ¿Querés más?
 -Todo- asentís-. Quiero…
Se deja caer contra la almohada.
-Si lo hacés no voy a aguantar- lamenta-. Pero…
-Sí- te apresurás a decir-. ¿Y puedo intentar más tarde?
Besa la comisura de tus labios y emite un sonido de afirmación.
Se desnuda bajo tu atenta mirada y regresa a su lugar entre tus piernas. Descansa su peso sobre un brazo y acaricia su miembro, jugando con su punta brillante y suspirando sobre tu cuerpo sólo para tentarte más. Juega con tu clítoris, se desliza entre tus pliegues y te hace delirar posándose sobre tu entrada una y otra vez.
-¿Segura?
-Segura- acariciás su mejilla.
Aunque el ardor de la penetración te resulta placentero esto no evita que un par de lágrimas se deslicen por tus mejillas cuando agachás la mirada para ver la escena entre tus piernas. Enzo es grande y las venas que lo recorren parecen gritar pidiendo que tus dedos las acaricien, pero tus manos acaban sobre su pecho desnudo y tus uñas dejan marcas en su piel al sentir que alcanza los lugares más profundos en tu interior.
-Enzo…- temblás y su pulgar comienza a dibujar círculos en tu clítoris para calmarte.
-Ya sé, bebé, ya sé…
-Más, por favor.
Mueve sus caderas con suavidad para no herirte y arroja la cabeza hacia atrás, incapaz de contenerse ante el placer que siente y esforzándose por no perder el control. Abandona tu interior hasta que sólo la punta permanece dentro de tu cuerpo, que suplica contrayéndose deliciosamente, y cuando vuelve a introducirse lo hace de una sola estocada.
-Más, Enzo, más.
Acelera el ritmo y jura que podría morir en esa posición, con tu calidez abrazándolo y tus gritos opacando cualquier sonido que pudiera llegar a sus oídos. Se deja caer sobre sus codos y busca tus labios, embargado por la necesidad de besarte hasta olvidar cualquier pensamiento que no seas vos.
Su mano se desliza bajo tu camiseta hasta llegar a uno de tus pechos, masajeándolo y girando tu pezón entre sus dedos hasta que tus dientes muerden su labio inferior. Rompe el beso para poder observar las expresiones que transforman tu rostro cuando comienza a profundizar sus movimientos, el vaivén de sus caderas permitiendo que su pelvis estimule también tu clítoris.
-Ahí...
-¿Sí, acá te gusta?- la pregunta es casi retórica. Sin esperar confirmación comienza a atacarte con embestidas que te hacen delirar, su punta golpeando tu cérvix y sus movimientos provocando que tu cuerpo se mueva sobre las sábanas de manera casi violenta.
Tus pestañas brillan con las lágrimas que nublan tu visión y Enzo besa el rastro que estas dejan mientras se pregunta si alguna vez alguien logró hacerte llorar de placer, si te aferraste con tanta fuerza al cuerpo de otra persona para no perder la cabeza por la intensidad de las sensaciones… Sabe que no y los músculos de su abdomen se tensan peligrosamente al pensarlo.
Hace una breve pausa para recuperarse y acaricia tu rostro antes de manipular tu cuerpo con facilidad, recostándose contra las almohadas y posicionándote sobre su cuerpo. Puede apreciar en tu rostro tus dudas, por lo que te toma por el cuello para poder acercarte a él y besar tus labios de manera casi voraz.
Colocás tus manos sobre su pecho y comenzás a rozar tus pliegues sobre su miembro húmedo y brillante por los fluidos de ambos, un hilo de saliva cayendo de tus labios cuando bajás la vista para apreciar la imagen entre tus piernas.
Te cuesta creer que lo que sucede es real y que Enzo está con vos en todos los sentidos, más aún cuando humedece su pulgar -como si hacerlo fuera necesario- con la saliva que moja tus labios y lo lleva hacia tu clítoris.
-Enzo, no, me voy a…- intentás advertirle pero tus palabras sólo parecen motivarlo más. Gritás-. Es mucho…
-Hacelo.
Temblás y Enzo te empuja con su cadera hasta que el ángulo le permite volver a penetrarte. La intensidad de los estímulos sacude tu cuerpo y de tu garganta surge un sonido agudo cuando te golpea otro orgasmo que blanquea tu visión y te obliga a arañar su abdomen.
Tus movimientos se apagan gradualmente y las manos de Enzo acarician tu cintura, tu cadera, tus muslos y cualquier centímetro de piel que sus ojos ven. Su miembro palpita en tu interior mientras te recuperás de tu orgasmo, algún que otro espasmo atravesándote y una capa de tus fluidos haciendo brillar tus pliegues, tus muslos y también su abdomen.
La escena es terriblemente obscena y te sentís avergonzada al ver el desastre, pero Enzo no permite que te disculpes y te rodea con sus brazos para aprisionarte contra su pecho. Besa tu cuello y tus paredes se contraen sobre su miembro, tu cuerpo aún sensible rogando por más.
Llenás su hombro de besos y susurrás contra su piel.
-Adentro.
Un gemido resuena en su garganta al oírte y toma impulso con sus pies para volver a asaltar tu interior. Su miembro parece rozar cada fibra de tu ser y la habitación se llena con los sonidos de su piel colisionando con la tuya y tus sollozos cuando decide lamer y morder tu cuello. Mantiene en tu cadera un agarre lo suficientemente fuerte para dejar huellas.
Dejás caer tu frente sobre su hombro, rendida al sentir el cosquilleo entre tus piernas. Enzo tira de tu cabello para obligarte a mirarlo.
-¿Querés que te llene la conchita…?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Tu expresión es patética, pero Enzo cree que es tierna la forma en que tus cejas se curvan y tu boca entreabierta le permite ver tus dientes y tu lengua. Captura tus labios entre los suyos y jura que puede saborear su orgasmo en la forma en que permitís que invada el interior de tu boca.
Sus estocadas son frenéticas y erráticas y sus uñas marcan tu piel. Ahoga un gemido contra tus labios y en medio de la desesperación rompe el beso, mordiendo tu mejilla cuando su liberación mancha tus paredes hasta hacerte lloriquear.
Te abraza con más fuerza mientras las últimas gotas de su semen llenan tu interior y besa las marcas de sus dientes en tu rostro.
-Ahora sos mía.
Gemís en respuesta.
-Y vos sos mío- decís con voz temblorosa-. Para siempre.
-Para siempre, sí- jura, tomando tu mano para besar tus nudillos, tu palma y tus dedos, deteniéndose sobre estos cuando ve tu expresión de dolor-. ¿Qué te pasó acá?
-Estaba limpiando y se rompió tu lámpara. Perdón.
-No me pidas perdón. Nunca- vuelve a besar tu mejilla y te sonríe-. Creo que te va a gustar tu regalo.
-¿Cuál…?
-El que dejamos en la sala.
-Ah, sí- soltás una risa.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y terminamos de celebrar tu cumpleaños juntos?- propone-. Podemos pedir algo para comer y ver una película.
-Quiero quedarme así un ratito- descansás tu mejilla contra su piel caliente-. ¿Enzo…?
-¿Qué pasa, bebé?
-Te quiero.
La fuerza de su abrazo amenaza con dejarte sin respiración.
-Yo también te quiero. Mucho- toma tu mentón entre sus dedos para llamar tu atención-. ¿Puedo ser tu novio…?
Espero hayan disfrutado la lectura ♡
}taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
231 notes · View notes
afinidade082323 · 1 month
Text
Tumblr media
A orquídea amarela é uma flor conhecida por sua beleza e exuberância. Ela emana uma energia vibrante de alegria, felicidade e prosperidade. Ao ter essa flor em seu ambiente, você pode atrair boas energias e elevar o humor de todos ao seu redor. A orquídea amarela é perfeita para decorar espaços de convívio, como salas de estar e escritórios, trazendo uma sensação de otimismo e vitalidade.
43 notes · View notes
thelettersgames · 7 months
Text
El ladrón de flores.
Hoy quiero contar el caso más extraordinario que me encontré en mi carrera como detective en la comisaría del pueblo. No hacía mucho que me habían trasladado aquí cuando ese caso llegó a mi escritorio. No recuerdo que llevaba puesto aquel día, seguramente un pantalón de vestir y una de mis camisas blancas con bordados en los puños. A mamá le encantaba bordarmelos con distintos estampados. Estábamos a mediados de marzo y el sol comenzaba a calentar y entrar por la ventana cuando dejaron el informe del crimen en mi mesa.
Caso 47104, relataba los sucesos acontecidos en la última semana de febrero y las primeras de marzo. Robaban flores todos los martes y jueves en las floristerías de la calle Esperanza y la calle Sol de Invierno, eran cuatro en total. Según los dependientes de las tiendas todo ocurría de forma extraña, comenzaban a sentirse mareados y somnolientos, cercionaban la hora y cerraban los ojos y, al abrirlos, se encontraban en el suelo habiendo pasado veinte minutos desde cerrarlos. La tienda siempre se quedaba sin flores naturales y solo descansaban en su lugar las artificiales. Así en las cuatro floristerías.
En las cámaras no había nada y las huellas no eran una fuente fiable porque cada día pasaban por allí decenas de personas para comprar sus flores favoritas. Entonces, decidí hacer uso de mi ingenio y busqué la causa de que los trabajadores se durmieran antes de los robos. Mandé revisar todos los establecimientos en busca de algo que los uniera. Solo nos encontramos con que todos bebían café de la calle en medio de ellas, la Avenida Trovador, y que siempre lo pedían para llevar, por las prisas. Pero no encontramos que en los turnos estuviera siempre la misma persona y tuvimos que descartar la teoría.
Fue complicado después de quedarnos sin esa teoría y tuvimos que volver a registrar los locales, esta vez me encargué yo. Recuerdo que aquel día mientras entraba en cada local había un hombre de negocios paseando cerca de ellos, de los cuatro, pero no me pareció importante en su momento. En un local de repente me encontré con que tenían aire acondicionado, que servía para mantener frescas las flores y que no se marchitaran demasiado rápido. Y, en un arranque de lucidez, lo revisé encontrándome con un dispensador de olores. Lo mandé estudiar y allí encontramos el cloroformo que dormía a los dependientes y el ADN de un hombre que no figuraba en el registro. Ya teníamos algo, por fin, pero la muestra no coincidía con nuestras bases. De nuevo estábamos en un callejón sin salida.
Entonces, un día, se me encendió la cabeza con una idea un tanto descabellada. Retiramos la vigilancia en los locales y me dispuse a esperar, un martes 29 de marzo, a que el ladrón de flores apareciera. No apareció ni ese martes ni el jueves siguiente. Tampoco la semana que le siguió, pero yo no desistí y estuve cerca de un mes esperando que volviera. Siempre escondido en las sombras y con una máscara para evitar posibles intentos de cloroformo en el aire. El último jueves de abril, apareció. Era el hombre de negocios, con una gorra negra y ropa más juvenil, pero tenía las mismas facciones que me habían detenido al comenzar la investigación durante unos segundos.
Recuerdo esperar a que terminara de robar las flores para salir tras él y detenerlo. "Alto ahí, ladrón de flores" recuerdo que le dije. Él se detuvo en el acto y me miró sonriendo, no se arrepentía. Me lo llevé a comisaría mientras le leía sus derechos, aunque él repitiera que ya se los sabía, que era abogado. Nunca le creí hasta que en la sala de interrogatorios me dieron su información y confirmamos que decía la verdad. No podía entenderlo, ¿por qué un abogado robaria flores? Recuerdo preguntárselo y su respuesta, que a día de hoy, sigue recitandome en el aniversario de su captura.
"Porque las flores no deberían ser arrancadas de su hogar, la tierra, para decorar casas y morir después de unos días. No deberían sufrir el marchitarse de forma apresurada y después terminar en la basura con los restos de comida y las pelusas del recogedor. No debería ser legal matar a seres vivos por el simple hecho de que son bonitos, ¿no cree detective Nick? Porque yo a usted no lo mato porque me parezca hermoso, al contrario, disfruto de la vista y la vida que desprende. Eso deberíamos hacer también con las flores."
Aquel día me hizo pensar mucho, mientras redactaba el informe que decidiría su destino. Bien es cierto que sus modos no eran los correctos, pero dejaba una suma de dinero en cada floristería. De eso nos enteramos más tarde, aquel día que lo detuve robando. Cosa que los dependientes no nos decían. Él solo trataba de llevárselo todo, porque de otra forma no iban a dejar que lo hiciese y pagaba, siempre pagaba. Al final, en un acto un poco personal, decidí hacer un informe favorable para que no hubiese prisión ni antecedentes para él. Solo una multa un poco alta para pagar el caos que había montado.
Unos meses después, me lo encontré en la Avenida Trovador, con una maceta con un rosal, que salvé por poco de la caída. El me invitó a un café para darme las gracias y me regaló una sonrisa joven que no había apreciado hasta aquel momento. Era atractivo y entonces entendí lo que quiso decirme aquella tarde en comisaría. Yo también empecé a disfrutar la vista y la vida que transmitía y por el camino, nos enamoramos de nosotros y nuestras taras. Por eso es el caso más extraordinario de mi carrera, por lo raro y lo bonito que me regaló después. Y porque a nuestros hijos les encanta oír la historia de como nos conocimos.
Katastrophal
22 notes · View notes
virtuallghosts · 10 months
Text
Tumblr media
— Suuuuuurrpresa! — Disse animada quando o Iudex entrou na sala. Chegou umas duas horas mais cedo pra decorar a sala dele com coisa de natal com ajuda das Melusines ?Sim.
@house-of-tales
28 notes · View notes
1dpreferencesbr · 1 year
Text
Imagine com Liam Payne
Tumblr media
Lies
diálogos: Por favor, não minta / Eu já sei de tudo / Você estava com ela(e) e depois mentiu sobre isso / Eu não preciso ouvir, é sempre a mesma coisa / Você pode ser honesto comigo pela primeira vez? / Já estou farta das suas promessas vazias / Me deixe te amar como você merece
Meu nariz arde de tanto passar o lenço, meus olhos doem e eu me sinto horrível. Encaro toda a decoração ridícula de comemoração que preparei. As velas já queimaram até o final, o jantar esfriou há muito tempo e a foto de Liam e Cheryl em um restaurante chique ainda estampa a tela do meu telefone. 
Já é quase meia noite quando decido acabar com a humilhação própria e volto para a minha casa. 
Era para ser uma boa noite, uma noite para comemorar o primeiro ano do começo das nossas vidas juntos, mas, pelo visto, meu namorado preferiu passar essa noite com a ex mulher. 
Sentada no tapete no meio da sala, deixo mais uma vez que as lágrimas escorram. 
Meu peito dói. Não tem alívio. 
Batidas fortes na porta me acordam. 
Três da manhã, só pode ser uma pessoa. 
Sem encará-lo, deixo que entre. Liam dá passos nervosos até a sala pequena, encontrando em cima do sofá a caixa do presente que demorei semanas para conseguir escolher. 
— Eu cheguei em casa e você já tinha ido… — Ele fala baixo, ainda de costas. Sua voz me causando ainda mais dor do que posso suportar. 
— Onde você estava? — Pergunto, sem esconder a mágoa em minha voz. 
— Bear teve uma emergência médica e… 
— Por favor, não minta. — Imploro. — Eu já sei de tudo. — Como se estivesse em câmera lenta, Liam virou. Encaro seus tênis brancos, sem coragem nenhuma de olhar em seu rosto, isso apenas me destruiria ainda mais. 
— Amor… — Ele tenta se aproximar, mas eu dou um passo para trás. 
— Você estava com ela e depois mentiu sobre isso. — Sussurro, sentindo meus olhos inundarem mais uma vez. 
— S/N, eu… 
— Você pode ser honesto comigo pela primeira vez? — Grito. — Eu não mereço a verdade pelo menos uma vez? — Pergunto, passando as mãos com força pelas bochechas para afastar as lágrimas. 
— Eu estava com a Cheryl… mas não é o que você está pensando. — Sem apressa em dizer. — Eu juro que…
— Eu não preciso ouvir, é sempre a mesma coisa. — Digo com ironia. — “Não é o que você está pensando, não foi bem assim, não vai mais acontecer” — Enumero as coisas que tantas vezes escutei de sua boca. — Já estou farta das suas promessas vazias. 
— Amor. — Ele tenta se aproximar mais uma vez, mas eu não deixo. 
— A verdade, Liam. É só o que eu quero. 
— Encontrei com Cheryl para falar sobre a escola do Bear, fomos jantar para isso. — Ele suspira.
— No dia do nosso aniversário? — Pergunto, finalmente encarando o rosto que tantas vezes me trouxe alegria. A expressão de Liam se contrai, demonstrando que ele havia esquecido completamente da data. Sem conseguir mais segurar, deixo o soluço dolorido fugir, é preciso segurar na parede para que meu corpo não ceda. 
— S/N… 
— Você imagina como foi humilhante? — Sussurro. — Decorar toda a sua casa, fazer seu jantar favorito e esperar por horas como uma idiota enquanto você estava com outra. 
— Amor, eu… — Ergo a mão para que ele não chegue perto, e para que note que ainda não terminei. 
— Imagina como eu me senti quando vi em todos os sites de fofoca especulações sobre vocês? Eu fiquei horas esperando por você, Liam, horas. Sabendo que você chegaria e mentiria de novo sobre onde estava. — Escorrego pela parede, sentando no chão, sem forças para me manter mais. — Você sabe como eu me sinto, e mesmo assim você mente. Toda vez. — Dói. Tudo dói. O meu corpo e até mesmo os sentimentos que estou colocando para fora. 
— S/A, você sabe que eu não posso simplesmente deixar de conviver com Cheryl, ela é mãe do meu filho e… 
— Você quer que eu aceite seu filho, Liam? — Bato com a mão no piso. — Tudo bem! Quando começamos com isso, eu aceitei o pacote completo! Você e ele. O que eu não aceito é uma mentira nova cada vez que vocês dois se encontram! — Grito, sentindo minha garganta doer. Ele parece atordoado com as palavras, pisca lentamente algumas vezes e puxa o ar com força pela boca. — Eu não aguento mais. Não posso mais fazer isso. — Puxo minhas pernas para perto do peito, escondendo o rosto ali. 
— O que você quer dizer? 
— Não dá mais. — Dou de ombros. — Não posso viver assim. 
— Amor, não faz isso. — A voz embarga, me fazendo soluçar alto. — Eu amo você, por favor… 
— Se você me amasse mesmo, Liam, não mentiria pra mim. 
— Eu não vou mais, eu juro. — Sinto as mãos frias afastarem meus braços para erguer meu rosto. — Por favor, não me deixa. — Ele sussurra, me encarando com os olhos molhados. — Eu te amo. 
— Só amor não é suficiente. — Suspiro. — Não confio em você, Liam. 
— Vamos dar um jeito nisso, amor. Não desista assim. 
— Você acha que é fácil? Eu não aguento mais, Liam. Tenho guardado isso há meses, contando cada uma das suas mentiras, fingindo que eu não sei. 
— Eu não traí você, S/N. 
— Mentira também é traição. — Liam soluça, apoiando a testa em meus joelhos, deixando que suas lágrimas escorram pelas minhas pernas. 
— Me perdoa. Por favor, me perdoa. — Sussurra. — Me dê a chance de te amar como você merece.
— Liam… 
— Eu não vou mentir nunca mais, eu não vou dar motivos para que você vá. E, se no futuro você quiser ir embora, eu deixo. Mas vamos tentar, amor, por favor…
— Eu não sei se consigo. — Ele ergue o rosto, aproximando o corpo do meu, me tomando em um abraço desajeitado. Choro alto contra seu peito, molhando completamente a camiseta. 
— Vamos conseguir. — Sussurra, deixando beijos pelo meu cabelo. — Uma última chance. — Implora, me fazendo olhá-lo. — Por favor, meu amor. 
É uma decisão difícil de ser tomada assim. A mágoa ainda está muito recente, todos os sentimentos que transbordaram e foram expostos. 
Peço por tempo, e mesmo hesitante, Liam aceita. 
Por três dias inteiros considerei todos os prós e contras de seguir com a nossa história. A confiança abalada era difícil demais de ser reconstruída. Mas, em contrapartida, desistir do nosso amor sem tentar pelo menos mais uma vez também me parecia injusto. 
Digitei a senha na fechadura eletrônica para que a porta se abrisse. 
Ainda havia alguns resquícios da surpresa que havia preparado espalhados pela casa. Caminhei em silêncio, notando o corpo longo de Liam deitado no sofá, de costas para mim. 
— Liam. — Chamei, fazendo-o pular para sentar e me encarar. Seu rosto inteiro se transformou em uma expressão de choro no momento em que ele focou os olhos em mim. Como um furacão, ele se ergueu do sofá, praticamente correndo em minha direção, quase me sufocando em seus braços. — É a última chance. — Sussurro, passando os braços em sua cintura para retribuir o abraço. 
— Obrigado — Ele sussurra muitas vezes, com a voz embargada. — Obrigado, amor. Eu te amo. 
— Eu te amo, Liam.
32 notes · View notes
hangcdmanx · 3 months
Text
Starter fechado com @yoonwonk Des Moines - 2023
A sala de Damien parecia um quartel general de um adolescente nerdola com a quantidade inimaginável de consoles de video game expostos em prateleiras, além de algumas figuras de filmes e funkos pops para decorar o que já parecia decorado até demais - tinha certeza que se sua mãe entrasse ali, teria um surto de tantas informações, já que sempre fora adepta de uma decoração mais clássica e suave.
Sentado no sofá, Damien tinha um controle nas mãos, aproveitando que estava um tanto quanto livre no trabalho para tentar passar uma fase no jogo novo que comprara - Baldur's Gate III -, fase essa que estava começando a irritá-lo um pouco por ser muito difícil e ainda estar no começo do jogo. Seu concentração foi interrompida por uma batida na porta que acabou lhe assustando ao ponto de morrer novamente para o boss que estava penando para matar.
Xingando baixinho, o rapaz ergueu-se do sofá preguiçosamente, espreguiçando-se antes de caminhar na mesma calma para ver quem poderia ser, já se preparando para mandar a pessoa embora. A última vez que tivera uma visita surpresa, era seu pai para tentar encher sua cabeça com reclamações e estava preparado para o caso de ser ele novamente. A expressão de surpresa foi tão espontânea que ele tinha certeza que alguém daria risada. - Aron? Achei que tinha virado um burguês que não ligava mais para quem não era do mesmo nível. - soltou a piada, ainda não dando muito indício se deixaria o melhor amigo entrar na casa ou não. - O que veio fazer aqui? Ver se eu ainda 'tô vivo? - agora colocou o corpo para o lado, dando passagem para o rapaz entrar e fechou a porta em seguida. - Vai cara, me fala o que aconteceu antes que eu pense que alguém morreu e precisamos esconder um corpo.
Tumblr media
2 notes · View notes
lylaa-bc · 1 year
Text
Eu meio que gostaria que Togashi tivesse dedicado um pouco mais de tempo para desenvolver a família Zoldyck.
Eles tem tantas peculiaridades e acho que teria sido muito legal ver mais sobre eles em geral, não apenas no contexto das lutas e tal.
Obs: eu não li o mangá, então não sei se isso acontece lá.
Em todo caso, fiz meus próprios hcs, e aqui estão eles:
🤍 Para contratar o serviço de assassinato deles, você precisaria acessar uma espécie de deep web.
Um mordomo faz uma triagem e seleciona os contratantes que oferecem trabalhos seriam mais lucrativos.
🤍 Cada membro da família é designado para um alvo de acordo com suas respectivas habilidades e capacidades.
Por exemplo, Killua (quando ainda fazia isso) seria mandado para executar uma missão onde os alvos fossem civis, como um político ou alguém que devia dinheiro à máfia, ou o próprio chefe da máfia, enquanto Illumi seria enviado para missões onde o alvo também fosse um usuário de nen ou ao menos estivesse sendo protegido por eles; ou ainda missões onde mais de uma pessoa fosse o alvo.
🤍 Existe uma certa idade para iniciar os treinamentos, e eles são introduzidos gradativamente. Isso é uma regra, não um consenso.
🤍 Além de doses não letais de veneno, eles também dão pimentas às crianças desde a fase da introdução alimentar para que possam suportar temperos extremos.
Silva, Killua, Alluka e Milluki sempre as odiaram; Zeno e Kikyo suportam, mas Illumi e Kalluto aprenderam a gostar.
♥️ Eles não são contra os casamentos arranjados, desde que a união favoreça a família de alguma maneira.
♥️ Qualquer um dos filhos que entrar em um relacionamento, deve apresentar a pessoa à família o mais rápido possível. Todos os membros da família devem estar presentes para a apresentação, e a pessoa tem que ser aprovada pelos adultos para que o relacionamento continue.
Zeno já não se importa muito com quem seus netos vão se casar, mas Silva e Kikyo são rígidos quanto aos critérios.
♥️ Relacionamentos entre mordomos e membros da família são terminantemente proibidos.
Ainda assim, a primeira paixão de Illumi foi uma aprendiz de mordomo. Eles tiveram um caso às escondidas quando ele era adolescente, mas não acabou bem.
♥️ Quando alguém se casa, o ideal é que continue morando na mansão junto com a pessoa.
O cônjuge deve aprender todas as regras da casa e seguí-las à risca.
No entanto, não é exigido que o cônjuge também seja um/a assassino/a. Os filhos, caso os tenha, porém, é esperado que sejam.
♥️ Como são cinco filhos, nenhum é muito cobrado, mas é sabido que algum deles deve ter ao menos um herdeiro.
🩵 A casa toda é decorada com algum artigo de arte. Seja um quadro, vasos, esculturas, etc. A maioria tem um estilo sombrio e excêntrico.
🩵 Além de uma câmara de tortura, eles também têm uma sala com todo tipo de armas, uma academia, uma biblioteca e uma área externa onde ficam alguns animais, como os cachorro-monstros, cavalos e qualquer animal exótico pelo qual Kikyo se interessou.
🩵 Todos têm direito a decorar o próprio quarto como quiser. Isso, porém, é uma recompensa por um número x de missões bem sucedidas, e cada ítem que queiram, deve ser comprado com o fruto do próprio trabalho. Não é permitido pedir à Alluka.
🩶 Os filhos são criados para serem extremamente independentes, então não há interferências em decisões pessoais, como fazer tatuagens ou piercings, estilo de roupas/cabelo, gostos, etc.
🩶 Em geral, eles não têm muitos momentos em família, então Kikyo exige que todos que estão em casa, sentem-se à mesa para jantar juntos, todas as noites.
🩶 Como assassinos, espera-se que tenham um controle maior das emoções e não é comum demonstrações de afeto. Entretanto, se um membro da família é ameaçado por um problema realmente grave, todos o defendem.
🩶 A regra de não matar um membro da família é levada muito a sério. Mesmo ameaças são encaradas como algo grave e sujeito à punições.
💙 Eles não comemoram aniversários, mas fazem festas de casamento na mansão.
💙 Silva queria que a família tivesse um brasão, mas Zeno não concordou com a ideia.
💙 Embora a aparência deles seja um mistério para os outros, os assassinos têm um fandon estranhamente grande entre os moradores da República de Padokea.
7 notes · View notes
Text
Tumblr media Tumblr media
Papel estilo étinico com opção de imitação madeira para composição de ambientes interiores com decoração exclusivas e encantadoras. Conheça a coleção Cascading Gardens em:
3 notes · View notes
belasadventures · 2 years
Text
COMO TER UM GLOW UP MENTAL
Tumblr media
EDIT: LER ESSE BLOG
a gente vê muitas pessoas falando sobre glow up físico mas pouco se fala do glow up mental, o que realmente importa. hoje eu trouxe dicas e afirmações para você ter o seu glow up mental de uma vez por todas.
dica número um: você pode. “bela, eu posso manifestar que todos são apaixonados por mim?” pode! “bela, eu posso manifestar que meu corpo é de tal tipo?” pode! “bela, eu posso…” pode! a resposta sempre vai ser a mesma porque você PODE.
dica número dois: tudo o que eu quero, eu tenho. você precisa colocar na cabeça que você pode ter tudo o que quiser. se você quer ser a pessoa mais atraente daquela sala, você será, você já é.
dica número três: “if i let you in my circle, you a winner”. escolha suas amizades. é muito importante você ter pessoas por perto que agregam na sua vida de maneira positiva, você não precisa de pessoas que te deixam para baixo ou te dizem constantemente coisas rudes. lembre-se que você é importante, incrível e uma pessoa magnífica, você merece coisas boas na sua vida e se suas amizades não percebem isso é porque elas não merecem sua amizade.
dica número quatro: se encontre. o que você gosta de fazer? você gosta de escrever? pintar? dançar? algum esporte? o que faz você feliz? se questiona, teste novos hobbies, experimente, se force a mudar positivamente. faça coisas que te relaxem, que te dão vontade de repetir aquilo.
dica número cinco: journaling. o que é isso, bela? é tipo um diário onde você pode escrever e decorar do jeito que quiser. você pode escrever como foi seu dia, o que você fez e o que deixou de fazer, o que gostaria de ter feito. nele você pode escrever suas metas do dia, semana, mês, ano… no seu journal/diário você coloca o que você quiser. por exemplo o meu: tem algumas anotações, afirmações (todas riscadas porque elas já aconteceram), washi tapes, uma florzinha que eu ganhei. nele você também pode por em prática o método do wishbook, que se consiste em você escrever todos os seus desejos e eles se manifestarem, é uma especie de caderno mágico.
dica número seis: “90% of life is confidence”. chegamos na minha parte favorita: confiança. você pode fingir ter confiança ou então ter confiança e nesse tópico eu te dou dicas dos dois. em primeiro lugar, fingindo ter confiança: confiança é algo que vem de dentro para fora, mas aqui vai uma dica de ouro para fingir ter confiança externamente que é postura reta, sua postura diz muito sobre você e é importante que ela esteja alinhada; sempre mantenha seu rosto alto, não abaixe ele em hipótese alguma, isso passa um ar de confiança extrema; repita para si mesma/o que tem confiança até isso se tornar verdade. ainda sobre repetir que tem confiança, vamos para a parte em que realmente temos confiança: você precisa se lembrar que é você que tem o comando de tudo, você tem o poder de mudar as coisas a hora que quiser, você é a/o chefe da sua vida, a/o personagem principal, é maravilhoso como você sabe desse poder e usa ao seu favor.
afirmações sobre seu glow up:
- eu tenho o meu glow up
- eu tenho o meu glow up mental
- eu tenho o meu glow up físico
- eu posso ter tudo o que eu quero
- eu consigo tudo o que eu quero
- eu tenho amizades verdadeiras
- eu tenho muitas amizades verdadeiras
- eu sempre posso contar com meus amigos
- tudo o que eu escreve no meu caderno/journal/diário acontece
- eu sou confiante
- eu tenho confiança
- eu tenho extrema confiança
33 notes · View notes
pascaltesfaye · 6 months
Text
TAKE MY SOUL
Chapter 3 - A friend?
- Desculpe não ter me apresentado ainda - Disse o homem loiro ao entrarmos no carro - Meu nome é Frank Garcia e esse - Ele apontou para o homem grisalho que estava sentado no banco do carona - É Jeffrey Morgan, meu parceiro!
Ele então se virou e sorriu gentilmente pra mim. Ele aparentava já ter seus 50 anos, com alguns fios de cabelo e barba já grisalhos. Mas ele era sexy. Muito sexy. Seus ombros eram largos e seus olhos eram extremamente penetrantes.
- Minhas condolências pelo o que aconteceu com seus pais - Ele disse, ainda olhando em meus olhos - Não cheguei a trabalhar com seu pai mas eu o conhecia, ele era um homem admirável.
- Obrigada - Sorri tímida e logo desviei o olhar para a janela
Era tão bom estar de volta no lugar em que nasci e cresci, apesar de toda a situação que fez com que eu voltasse pra cá, era boa a sensação de estar novamente em casa.
- Hank já alugou um apartamento pra você - Frank retomou a palavra - É localizado no bairro mais seguro de Santiago, e é no prédio onde eu moro. Jeffrey também está sempre lá - Ele me olhou pelo espelho retrovisor e sorriu novamente
Fomos quase que completamente em silêncio até o prédio, trocamos apenas algumas palavras referente a cidade e o quanto algumas coisas haviam mudado em 4 anos.
Depois de subirmos com as minhas malas, Frank me entregou a chave do apartamento e entramos. Para a minha surpresa, já estava completamente mobiliado.
- Hank - Frank deu de ombros e riu - Ele já quis deixar tudo pronto pra você, aí só precisa decorar do jeito que você quiser, coisas de mulher e tal - Ele fez uma careta e eu ri
- Bem, está entregue, moça - Frank disse após ele e Jeffrey colocarem as malas no chão da sala - Hoje a noite temos uma pequena “festa” do DEA no salão do prédio, todos estão ansiosos pra ver você. Aqui está meu número e do Jeffrey - Ele me entregou um papel com dois números de telefone anotados - Hank já nos passou o seu, se precisar de qualquer coisa urgente o número do meu apartamento é o 36. - Ele sorriu e eu o abracei
- Obrigada, de verdade! - Apesar de meio tímido, ele retribuiu o abraço
Me despedi dos dois e comecei a desfazer as malas. Depois de algumas horas e tudo no seu devido lugar, me sentei no sofá e liguei o som. Não conseguia acreditar que eu realmente estava de volta no Chile, não conseguia acreditar que meus pais não estavam mais aqui. De todos os cenários que existiam em minha cabeça a um mês atrás, esse definitivamente não era um deles. Despertei de meus pensamentos ao ouvir a campainha tocar, espiei pelo olho mágico e não vi ninguém, ao abrir a porta me deparei com uma caixa de cerveja com um bilhete.
“Regalo de bienvenida a Chile. Con cariño, Jeffrey”
Deixei um sorriso escapar ao terminar de ler, era bom saber que eu teria com quem me sentir bem aqui.
Voltei pra dentro de casa, peguei uma das cervejas e guardei o restante na geladeira. Me sentei no sofá novamente e me assustei ao perceber que já eram 18h30 da tarde. Frank não havia dito nada sobre o horário da festa, então decidi mandar uma mensagem para Jeffrey.
Tumblr media
Senti minhas bochechas corarem ao ler a última mensagem, mas terminei de beber minha cerveja e logo corri para o banho para não me atrasar.
Ao terminar, coloquei um vestido vermelho de mangas longas, uma meia calça de fio 40 e um pequeno salto, só para disfarçar um pouco o fato de eu ter apenas 1,60 de altura.
Terminei minha maquiagem rapidamente e quando bati os olhos no relógio os ponteiros já apontavam 20h45, será que algum dia eu não vou me atrasar?
Guardei apenas meu celular, documento e chave de casa na bolsa e fui em direção ao elevador sem fazer a mínima ideia de onde é o salão. Pra minha sorte, havia uma pequena placa informando que o salão de festas era no rooftop do prédio.
Logo que adentrei as portas do salão, Frank apareceu para me receber.
- Boa noite! - Ele sorriu, o loiro vestia um terno azul marinho e parecia muito elegante
- Boa noite, Frank! - Sorri de volta e o acompanhei até onde todos estavam
Encontrei alguns antigos amigos de meu pai, era tão estranho me referir a ele apenas no passado, as vezes parece que a ficha não ia cair nunca.
- Helena? - Um senhor mais de idade, porém de baixa estatura me abordou, logo o reconheci como ex colega de minha mãe - Lembra de mim?
- Mais ou menos - Sorri envergonhada - Lembro que você trabalha na inteligência do DEA.
- Trabalhava - Ele me corrigiu - Também me aposentei. - Ele me encarou por uns segundos - Mas sinceramente, eu gostaria de entender o que te traz de volta ao Chile depois do que aconteceu. Aliás, sinto muito pelos seus pais - Assenti com a cabeça e ele continuou - Mas o que te fez voltar pra cá? E o que a DEA tem a ver com isso?
- Bom, eu… - Comecei a falar mas logo fui interrompida
- Helena! - Olhei para trás e pude ver Jeffrey se aproximando com dois copos de cerveja na mão - Eu estava te procurando - Ele me entregou um dos copos e encarou o senhor - Diaz. - Ele o cumprimentou com a cabeça.
- Morgan - O homem retribuiu o aceno, mas havia uma grande tensão entre os dois.
- Helena, vem, quero te mostrar algo!
Jeffrey saiu andando e eu o segui, fomos para parte de fora do salão que dava para uma linda vista da cidade de Santiago.
- Eu senti tanta falta daqui. - Respirei fundo e bebi um gole da cerveja
- Sim, é realmente lindo. Mas, eu só queria te tirar de lá mesmo - Eu o encarei confusa - Diaz sempre foi um pé no saco enquanto trabalhava no DEA, depois que se aposentou virou dois pés no saco - Nós rimos - Aliás, nem todos sabem o motivo de você estar aqui, ok? - Concordei com a cabeça - Hank pediu para que o mínimo de pessoas soubesse. Quanto menos gente, mais seguro.
- Mas eles sabem que meus pais…? - Minha garganta secou e não consegui continuar
- Não. Eles acham que foi o acidente de carro.
Jeffrey bebeu um gole de sua cerveja e eu pude reparar nele. Ele vestia uma camisa social branca com dois botões abertos no peito, deixando suas tatuagens amostra, uma calça jeans preta e sapatos sociais. Ele sorriu de canto ao perceber que eu o observava e eu desviei o olhar.
- Helena, eu sei que você está determinada no que você quer, mas não faça nada que ponha sua vida em risco, ok? - Ele segurou meu queixo com a ponta dos dedos - Seu tio ficou transtornado com a morte dos seus pais e está completamente preocupado com sua segurança. Ele quase nos enlouqueceu essas duas semanas - Nós rimos - O que você precisar, o que você pensar em fazer, você tem que me avisar, ok? - Concordei com a cabeça - Como eu te disse, não cheguei a trabalhar com seus pais mas sei que foram pessoas incríveis, pois todos que estão aqui os admiravam muito. O DEA é como uma grande família, então eu e o Frank vamos fazer de tudo pra te proteger.
Nossos olhos se encontraram por um segundo e quando Jeffrey foi falar novamente, seu telefone tocou.
- Só um minuto - Ele sorriu e atendeu o celular - Morgan. O QUE? Filho da puta! - Sua expressão mudou rapidamente e parecia que a qualquer momento iria sair fogo de seus olhos - Os dois carros? Quer que eu vá pra aí? Tá bem, qualquer coisa me liga de novo e nós vamos pra aí. - Ele desligou o celular e chutou um vaso de plantas que estava lá - PORRA!
Ao ouvir o barulho, Frank logo apareceu para acalmar Jeffrey.
- Deu errado? - Frank perguntou já sabendo a resposta
- Óbvio que deu errado, porra! - Jeffrey bufava de raiva - Aquele desgraçado. Ele já sabia que iríamos fazer a operação, eles pegaram os dois carros.
- Alguém ferido?
- Os carros sumiram com todo mundo dentro. Essa hora já estão todos mortos. - Senti um arrepio percorrer minha espinha ao ouvir
- Filho da puta - Frank respirou pesado - Eu vou lá ver essa porra, você fica aí.
- Não, eu vou!
- Você fica! - Frank levantou a voz e Jeffrey concordou, o sistema de hierarquia na DEA é levado muito a sério.
Frank rapidamente se despediu e foi embora, Jeffrey se sentou em um banco e eu me sentei ao seu lado.
- Me desculpa - Ele respirou fundo - Eu perdi a cabeça.
- Eu sou filha de um ex agente - Sorri fraco - Já vi isso acontecer várias vezes, acredite. Mas, se você não se importar de falar, o que aconteceu?
- Essa pedra no meu sapato que me atormenta a três anos aconteceu. Logo depois que seu pai se aposentou, esse desgraçado assumiu o comando do narcotráfico e faz da minha vida um inferno. Ele tá sempre a um passo a frente, sempre fazendo seus joguinhos doentios.
Permanecemos em silêncio por alguns segundos até que outro homem se aproximou.
- Jeffrey, o que aconteceu?
- A porra do Javier Peña aconteceu, de novo.
4 notes · View notes
m0onyz · 2 years
Text
eu vou estudar muito pra passar em algum concurso publico, quero morar sozinha em um AP até meus 23 anos essa é a minha meta, junto com os meus gatinhos, decorar ele como eu quiser, dormir na sala vendo filme, convidar quem eu quiser pra me fazer companhia em algum dia
7 notes · View notes
jxeward · 2 years
Text
...one more house, trick or treat.
Era como Stanford de novo. Menos pior, é claro, porque estavam há menos de uma hora de distância de um do outro, e não seis como na época. Mas era um relacionamento à distância, para todos os efeitos, e Genevieve Hudson e Joel Ward não estavam acostumados a namorarem à distância. Chegaram a ficar mais de uma semana sem se ver, por conta do trabalho da Hudson e também de todo o processo de mudança que estava passando mas, finalmente, finalmente!, ele estava à caminho. Ela havia acabado de sair do banho quando ouviu o interfone tocar, os cabelos molhados e o corpo coberto por um roupão enquanto corria para abrir a porta. Literalmente correu, abrindo-a e pulando no colo de Joel. “Ahhhh, I missed you!” Declarou, as pernas ao redor do corpo masculino e o rosto enterrado em seu pescoço, só se despendurando dali depois de deixar um beijo contra a pele. “Hi!” Ela sorriu, claramente contente.
O sábado tinha sido um inferno com a ausência de dois garçons, Joel sendo convocado de última hora e tendo que lidar com um grupo de empresários mal-educados no hotel. Quando liberado, passou em casa, tomou um banho e separou a roupa para o Halloween na casa nova de Genevieve. Pegou estrada, então, com a música em volume alto para não correr o risco de dormir, afinal, tinha dobrado o turno, dormido muito pouco.
Chegando no novo apê da namorada em Los Angeles com uma mochila no ombro, ele a recebeu com surpresa quando ela pulou no seu colo. "Ei, você." Joel sustentou Gen pelo bumbum e a cumprimentou, rindo, um pouco menos tenso que antes só de ter aquele pouco de carinho, e também o bom-humor da namorada. Mas logo sua expressão se tornou uma de lamento, quando a colocou no chão. "Desculpa ter atrasado." Já tinha explicado por áudio para Gen a ausência dos dois caras e que precisou trabalhar. E seus olhos se esticaram para o cenário. O apartamento. "Caralho, it's... huge."
"It’s okay! Aly veio mais cedo me ajudar, demos conta de tudo." Os planos iniciais era que Joel a ajudasse a decorar o novo apartamento para a festa, a festa que inicialmente seria na casa de Aliyah mas acabaram mudando os planos para um housewarming de Gen. Ela se desenroscou do namorado quando ele varreu os olhos pela sala extensa do apartamento, assentindo uma só vez. "I know, it’s crazy. Vem, vou te fazer a tour. Normalmente não tem tantas teias de aranha." Brincou, fazendo referência à toda a decoração que estava em cada canto do imóvel. Ela havia se empolgado mas, em sua defesa, Halloween era sua festa preferida do ano.
"I'm sorry, babe. Mas aposto que Aly conseguiu uma porrada de empregados pra ajudar vocês." Era típico de Aliyah. Gostava de dirigir pessoas em fazer as coisas para ela, mas participava de todo o processo. Joel ficou realmente impressionado com o novo apartamento de Gen. O local era muito elegante, para dizer o mínimo. Quando olhavam o banheiro, ele celebrou o espaço maior. "Aí sim. No meu novo apartamento também teremos uma área de banho espaçosa. Te prometo."
"Ééé, ela trouxe algumas mãos extras, sim." Gen riu, achando graça que Joel conhecesse a melhor amiga quase tão bem quanto ela. Chegando no banheiro, logo pressionou os lábios para conter um sorriso, porque imaginava qual seria a reação do namorado… e acertou. "Se me lembro bem, foi o único requisito de vossa senhoria, certo?" Genevieve sorriu e encolheu os ombros. "Esse é seu novo apartamento. Sabe disso, né? Não tô te convidando pra morar comigo, nem nada assim…" Okay, era algo assim. Mas Gen não queria apressar as coisas. "Mas espero que saiba que quero compartilhar esse lugar com você o máximo possível. No pressure. Bom…" Porque ficou meio nervosa de jogar o comentário e com medo de Joel reagir mal, logo emendou outro assunto: "Tenho que me arrumar. Quer tomar um banho? Tem cerveja na geladeira, make yourself at home."
"Eu sou um cara simples." Ele sorriu. O local de banho espaçoso realmente foi a única exigência em que conseguiu pensar. Encostado à parede com as mãos nas costas, Joel escutou a namorada falar que o apartamento também pertence a ele e virou a cabeça de lado, tentando decidir o que achou da história. Parte ficou com o coração quente, vendo que estava mesmo de volta à vida da Hudson. A outra parte foi o velho Joel se preocupando mais uma vez com a iniciativa de Gen de fazer com que entre no seu mundo. Ela parecia mais disposta a isso do que nunca. "Já tomei banho, mas também preciso me arrumar." Ele respondeu depois de ter ficado em silêncio com os lábios pressionados, sem chance de responder porque Gen já emendou um assunto no outro. Era melhor assim. "O plano é me fantasias de Indiana Jones. O que acha?" Ele começou a sair do banheiro e apontou na direção da cozinha. "Mas antes vou aceitar a oferta da cerveja."
"That you are." Sorrindo contido ainda, ela gesticulou para que voltassem à sala principal do apartamento, passando pelo closet de Gen que já começava a ficar meio bagunçado com os preparativos da noite. "Indiana Jones?! That’s hot. Will I be allowed to play with the whip?" Questionou-o inocentemente enquanto chegavam à cozinha e ela abria a geladeira, puxando uma blue moon ao namorado. "Meus planos era ser Carrie, a estranha, mas não sei se gosto da ideia de ficar grudenta de sangue a noite toda. Talvez eu improvise algo no meio do caminho." Riu.
"Ah, é? Vai querer brincar com o chicote pra quê?" Joel se fingiu de inocente, apertando a boca para não sorrir enquanto chegavam à cozinha. Abriu a cerveja e já virou um gole. "Bom, se quiser mesmo ser a Carrie, te ajudo a tomar banho depois da festa." Falou com a garrafa na boca novamente para outra virada de gole. "Ei, pode começar a arrumação, eu me viro a partir daqui." Joel pensou que Gen tomaria banho ainda. Ele já começaria a vestir a roupa. "Só vou precisar de você na maquiagem, colocar um pouco de sangue e tal. Um Indiana Jones que já passou por algumas dificuldades."
"Não sei ainda, mas acho que ideias podem surgir." Fez a misteriosa e então riu. Agradeceu a oferta de ajudá-la com a meleca do sangue falso caso seguisse como Carrie, mas ainda sem decidir. "Okay, get dressed and then I’ll fuck your face up later. Se precisar de mim estou ali no closet, ok?" O closet que ainda não tinha armários, improvisado como muitas coisas no novo apartamento recém mudado. Gen resolveu improvisar com a sua fantasia, também. Vestido de Prom, check, cabelo e maquiagem, check, faixa "Miss Halloween" pela qual estava apaixonada também, check… foi com o sangue que improvisou, limitando-se a fazer um corte agourento no pescoço e com gotas de sangue escorrendo pelo colo. Genevieve sorriu para o resultado final no espelho, decidindo que era própria para o tema e ainda estava gostosa. Dois fatores importantes para uma garota no Halloween. Ela ajeitava os brincos nas orelhas ao retornar pra sala, buscando Joel com o olhar.
Joel se trocou na sala mesmo, já que estavam sozinhos no apartamento, colocando a fantasia parcialmente improvisada, exceto pelos acessórios. A estes dedicou bastante atenção, visitando lojas de artigos próprios em Orange Province até conseguir o que precisava. Bebeu mais uma cerveja e se sentou no sofá da sala, meio largado no meio da decoração, para assistir alguma besteira na Netflix no celular enquanto esperava pela namorada. Quando Gen finalmente apareceu, Joel abaixou o celular para o estofado do sofá e seu queixo caiu no meio de um sorriso. "Well, well, well." Ele a acompanhou a medida que caminhava, virando a cabeça. "Not bad at all." Surpreendeu-se, apreendendo os detalhes da roupa alheia. Ele se levantou para analisar o corte no pescoço. "Isso ficou bom, amor. Muito bom."
Gen deu uma voltinha no lugar enquanto ele reagia, contendo um sorrisinho porque ela havia gostado do resultado e tinha certeza que Joel também. "Né? Aprendi um truque ou dois de maquiagem nos últimos meses. Ah! Espera, o toque principal..." Ela pegou a faixa de "Miss Halloween 2023" que havia deixado pendurada na mesinha de canto do sofá e a colocou por cima do vestido preto. "There you go. And you... mister Jones..." Os olhos claros abaixaram-se pela fantasia do namorado, sorrindo abertamente agora porque também aprovou. "Look hot. Só precisa de um pouco de sangue. Vem, vamos terminar no closet porque já tenho sangue falso no meu piso novo por lá, não quero acabar com o sofá branco também." A Hudson os guiou até lá e gesticulou para que Joel se sentasse no banquinho. "I'm really excited for tonight." Comentou. "I'm excited for you to meet everyone."
"Eu aposto que sim... Me admiro ter aprendido até maquiagem de Halloween. Ficou muito bom mesmo." E foi engraçado porque nem Joel tinha dito que Gen estava gostosa, mas lá estava ela avaliando o namorado assim. Ele riu baixo. "O chapéu tá ali." Apontou para a sua mochila, onde repousava essa peça de acessório. Seguindo Genevieve, se sentou obediente no banquinho que ela lhe indicou. Ficou paradinho para a Hudson trabalhar. "And who's everyone, exactly?"
"Fiz uma campanha pro Halloween algumas semanas atrás." Explicou. No closet, depois, ela puxava os pigmentos vermelhos enquanto Joel se sentava obedientemente no banquinho indicado. "Pessoas com quem trabalhei nos últimos meses e se tornaram amigos. Modelos, fotógrafos, agentes… Aly deve vir também, e Jack." Adicionou na esperança de que a presença do amigo fosse deixar Joel mais a vontade. Mas o que Gen queria mesmo era inseri-lo em seu atual ciclo social. "E Isla! Você vai finalmente conhecê-la. É o sonho da vida dela conhecer Joel Ward e convencê-lo a posar pra ela." Contou enquanto começava a trabalhar nos machucados falsos.
Joel soltou um ruído com a boca. Não estava concordando nem rejeitando a ideia. Apenas estava sendo Joel, meio bronco. "Eles são como os seus amigos do High Province?" Era bom Jack estar no meio, sim. Joel se viu colado no amigo a festa inteira, como teria sido se ele não tivesse se metido em briga na festa de aniversário. "A posar, como assim? As a model?" Joel riu, sem imaginar a menor possibilidade de uma coisa daquela acontecer, tentando não se mexer para não atrapalhar o trabalho de Gen.
"Ei." Gen desaprovou, porque sabia o que a comparação com High Province queria dizer. Joel ia conhecer seus novos amigos cheio de preconceitos. "Mente aberta, cara. Preciso que você fique de mente aberta, tá?" Bufou e voltou a dar batidinhas na têmpora do Ward para simular um machucado. "As a model, yeah. Toda vez que eu postava foto sua ela vinha me falar sobre como você tem pinta de modelo, nunca te falei não? Eu até ficaria com ciúmes, se ela não jogasse pro outro time."
Mente aberta, ela pediu. Joel fez cara de poucos amigos, literalmente. "Desde que eles não sejam babacas... I'll do my best." Joel deu de ombros, como se fosse ele uma pessoa muito fácil de lidar também. Sempre disposto e nada teimoso. "That she want me as a model? Never." Ele se lembraria, certamente. "Uma puta loucura, eu não soube agir nem bêbado na nossa sex tape."
"É, sei." Ironizou, pensando justamente o mesmo que o namorado: sobre como ele também era difícil de lidar. Satisfeita com os machucados, Gen passou a manchar um pouco o nariz e boca de Joel e logo estaria pronto. "You’re just camera shy. Like every model ever was when they start." Ela deu de ombros, fazendo pouco da pouca performance dele na sex tape. "Acho que seria uma experiência legal. Principalmente se quiser fazer comigo, hey, meu aniversário está chegando, seria um ótimo presente." Gen piscou, brincalhona, e então achou por bem adicionar mais séria: "Seriously, though. This is aaaall Isla. Sei que não é sua praia e nem vou te forçar à ideia, só achei melhor te adiantar o assunto porque certeza que ela vai falar."
Joel negou com a cabeça. Rejeitou a ideia de pronto, porque realmente não se via como um cara das câmeras. "Eu fui feito pros bastidores, amor. Sou o cara que serve a água pra vocês." Riu-se, fazendo pouco caso de si mesmo. De novo, negou com a cabeça. "Eu adoraria te dar um presente bem maneiro de aniversário, mas esse está fora de cogitação. Vou procurar dizer isso pra Isla de uma forma bem educada, não se preocupe." Joel se espiou com o canto do olho no espelho. "Tá pronto?" Perguntou logo, não querendo que Gen insistisse no assunto anterior.
Ela revirou os olhos, contendo todo o discurso que já tinha na ponta da língua toda vez que Joel Ward fazia pouco de si mesmo. Mas, pelo bem da festa e da vibe boa entre eles… deixou para uma próxima. "Você é quem sabe." Gen suspirou, passando a guardar a bagunça que havia feito ali e acabando por virar ao espelho, enxergando ela e seu namorado ridiculamente atraente espelhados. "Mas eu vejo um… puto desperdício." Suspirou novamente, dessa vez por ter se distraído com a visão do corpo masculino e piscando para a vida quando a campainha tocou. Parece que a festa iria começar.
Joel se levantou e se olhou no espelho. Não que não se considerasse um cara atraente. Ele sabia que era. Mas, se fosse parar na frente de uma câmera para ser fotografado a sério, ele provavelmente ficaria paradão com os braços para baixo, como um poste sem graça. E não teria coragem para posar como pensa que um modelo deve fazer. "Poso pra você um dia." Ele tentou aliviar o clima depois de ter negado tão veemente a ideia, dando um beijo rápido nos lábios de Gen. A campainha tocou. A festa estava para começar.
"Okay!" Gen animou-se mais com a ideia, sabendo que ele se sentiria mais confortável com ela. E não abordou mais o assunto para não pressiona-lo, e também porque logo logo a festa tomaria toda a sua atenção.
Muito, muito mais gente do que o esperado. A maioria ela conhecia mas não necessariamente tinha convidado, e outros não fazia ideia de como chegaram até ali. Mas ninguém pareceu reclamar, a música era boa, as fantasias estavam divertidas e, bem… Gen avistou algumas drogas rolando aqui e ali.
Perdeu Joel eventualmente, tendo-o apresentado à algumas pessoas mas sendo roubada por amigos para contar tudo sobre a Fashion Week. Talvez uma meia hora tivesse se passado quando ela o encontrou, no pátio que a cobertura tinha ao lado da sala. Joel em um canto, um casal aos beijos em outro. e dois amigos fumando em um terceiro. "Hi, Indiana Jones. Teve a chance de usar esse chicote já?" Ela imitou o som do objeto estalando no ar.
Joel passeou pela decoração por parte do tempo que ficou sozinho, depois de Gen tê-lo apresentado a algumas pessoas, se certificando que uma coisa ou outra estavam no lugar. Chegou até a salvar o tabuleiro de Ouija de uma garota que quis puxar uma carreira em cima dele enquanto fazia um vídeo e quase fez com que caísse no chão. Ele sequer bebia, sentindo-se como o tio chato do rolê, como um velho no meio de um bando de adolescentes. Joel possivelmente estava exagerando e sendo um estraga-prazeres, porque seus amigos ali criariam uma enorme bagunça também. Mas fato é que se sentiu deslocado no meio daquela gente. Não tinha Jack, como pensou que teria. E não tinha a companhia constante da namorada, pois era a anfitriã e tinha que dar atenção pra muita gente.
Ele tinha acabado de negar um cigarro de maconha que lhe ofereceram quando Gen apareceu. Estava no pátio, ao ar livre, respirando oxigênio puro que a parte de dentro não tinha. "Quase amarrei umas garotas descontroladas lá dentro..." Respondeu Genevieve sobre o chicote, olhando-a de lado, o corpo voltado para a vista de LA. Joel tentou manter o tom de voz menos rabugento possível, mas o fato de estar sóbrio colaborava para ter uma expressão de merda na cara.
Gen riu da resposta dele mas logo notou a cara séria do namorado, sentindo que suas preocupações estavam se concretizando. Joel não parecia muito à vontade em seu meio. Ela se encostou com as costas voltadas à vista, também fitando-o de lado. "Gen! Elvis rebolando ao som de Ariana Grande." Morgan, um de seus amigos modelos, aparentemente sentiu a necessidade de avisá-la da atração imperdível que era um de seus amigos fantasiados de Elvis Presley dançando. Estava obviamente chapado. Gen riu e fez sinal que entraria depois. Voltou-se para Joel e sentiu a risada morrer. "Não está se divertindo?" Fez um biquinho.
Não ajudou a pessoa chamando por ela para falar do Elvis rebolando ao som de Ariana Grande, porque Joel achava aquelas pessoas um tanto patéticas no momento. Joel respirou fundo e fez que mais ou menos com a cabeça. "É que não conheço ninguém, por mais que você tenha apresentado." Ele pensou em completar que não era seu mundo, mas soaria muito como o Joel antigo falando do High Province e o Ward se censurou. "I'm sorry, I tend to be stubborn like my father." E fez uma careta para si mesmo.
Ela o ouviu em silêncio, tentando manter as expressões limpas de julgamento ou coisa parecida. Sabia o que estava rolando e entendia, mas não conseguiu evitar de sentir uma leve frustração. "You know me." Argumentou, piscando os olhos claros para o namorado. "Eu sei o que pensa deles. Que são riquinhos idiotas e superficiais. Mas... eu, Joel, era uma riquinha idiota e superficial quando você me conheceu, esqueceu? E você se apaixonou por mim." Gen sorriu quase imperceptivelmente, virando o corpo de frente para a vista e agora lado a lado do Ward. Ela bateu o ombro no dele com leveza. "You do look like Albert right now. Quiet and serious."
Joel, de cenho franzido, assentiu uma vez. Ela estava certa. O casal estava unido há tanto tempo apesar de suas diferenças. O que impedia o Ward de tentar suportar outras diferenças, em relação a outras pessoas? Só a teimosia dele mesmo. Joel sorriu com a piada, percebendo-se muito igual ao pai. "Certo. Acho que eu posso tentar ser mais parecido com minha mãe." Beatrice, que era o oposto, sempre se misturava às pessoas com naturalidade, sempre sabendo seu lugar, sim, mas com muita capacidade de se enturmar. Mais ou menos como Gen. "Você sabia que seus amigos usam drogas pesadas?" Perguntou, como um menino ingênuo.
"Acho que você é uma perfeita mistura do dois." Opinou, embora não conhecesse Beatrice. A conhecia o suficiente pelas histórias, ou pelo menos Gen pensava assim. Para a pergunta das drogas pesadas ela abriu um sorriso amarelo. "Yeah, welcome to Hollywood. Coke is like beer to them." Havia passado da época de ficar chocada, tendo frequentado festas o suficiente para evidenciar esse tipo de coisa. "Mas, na real, tem uma galera que eu nem conheço. Vou precisar da sua ajuda pra..." Não completou a frase, o pedido de ajuda para se livrarem de penetras, porque avistou no meio da baderna alguém erguer a mão pra ela em cumprimento. Isla havia chegado. "Genevieve Harriet Hudson! My beautiful bitch." A fotógrafa riu, passando para o pátio com aquele seu jeito meio hiperativo e a abraçando. "E esse aqui... o famoso, o ícone, o deus na vida da minha modelo preferida." Disse ao soltá-la e se virar pra Joel com um sorrisão. "Joel Ward, in the flesh." Gen apresentou, também sorrindo. "Joel, this is Isla."
Joel não era tão sonso assim para achar que as pessoas não usam drogas. Ele mesmo já tinha fumado maconha algumas vezes. Era mais a forma como agiam, parecido com o que se vê nos filmes de classificação +18. E o fato de ser cocaína e ácido, conforme tinha visto em outra parte da festa. Ele estava prestando atenção à namorada, atento ao que ela precisaria dele quando foram interrompidos. A famosa Isla chegava com uma personalidade expansiva. Joel se inclinou para cumprimentá-la com um aperto de mão. Como mais a cumprimentaria? Com um abraço como foi com Gen? Já era muito estar sendo chamado de deus da vida da Hudson. "Nice meeting you, Isla. I've heard so much about you."
"Well I'll be damned." A mulher expressou, aceitando a mão de Joel e o observando claramente de cima a baixo antes de soltá-la. Gen ficou feliz por ter adiantado com o namorado o assunto do interesse da fotógrafa, ou então Joel certamente se assustaria. "Alto, cabelo perfeito, dentes retos... garoto, as coisas que eu faria com você..." Isla suspirou. "Com uma câmera, pra ficar claro. Eu gosto de mulher." A Hudson riu, se aproximando de Joel para segurar uma de suas mãos com ambas as suas. "Eu te disse." Falou para Isla mas, em parte, poderia servir para o namorado também. "Disse, sim. Não que eu já não soubesse, já vi milhares de fotos suas no Instagram dessa aqui. Já pensou em modelar, Joel Ward?"
Isla começou a elogiá-lo e a avaliar Joel como se ele fosse uma mercadoria, o que, por incrível que pareça, não incomodou tanto o Ward como ele pensou que incomodaria. Ficou apenas tímido e entrelaçou os dedos em uma das mãos de Gen, que faziam sanduíche com a sua. "Nunca pensei não, senhora." Ele se viu tratando-a como uma cliente do The Diamond, mas não conseguiu evitar. A mulher transmitia essa superioridade. "I don't see this as a possibility, I mean, Gen's talented, but I'm not. I wouldn't know how to behave in front of a camera."
"Que isso, garoto. Com uma cara dessas não precisa de muito. Não acha não, Gen?" Isla voltou a opinião para ela e a Hudson hesitou, querendo ser sincera mas sem pressionar o namorado. "Acho, é. But I’m biased, you know I think my boyfriend is a fucking model by nature." A fotógrafa ergueu as sobrancelhas e assentiu, como quem dizia "se sei", porque Gen falava para quem quisesse ouvir que é fã de Joel Ward. "Bem, se quiser fazer um teste, sem compromisso nenhum… estamos aí. Ugh, preciso de uma bebida, ei, bora?" Ela chamou os dois para voltarem a festa e Gen disse que iriam logo. A Hudson sorriu para Joel quando ela entrou, soltando as mãos da alheia para abraçá-lo pelo pescoço. "My boyfriend, a fucking model."
Joel estava a fim de perguntar para Gen se ela acredita que ele seja preparado para modelar, de verdade. Esperou Isla se afastar com a oferta de um teste no ar para questionar, olhando as costas de Isla se afastando. "Você acredita de todo coração que eu não me comportaria como um grande idiota na frente de uma câmera? Responde com honestidade. Se você realmente achar que eu dou conta dessa tarefa, faço o teste com a Isla." Ele concluiu que seria suas desculpas a Gen pela forma como vinha se comportando na festa.
Olhou-o com atenção ao início da pergunta, as sobrancelhas ligeiramente arqueadas naquela expressão muito Gen Hudson de ser. Um sorrisinho ameaçou aparecer no fim da fala alheia. "Eu acredito de todo o coração que a câmera te ama. Quer que eu te mostre minha galeria de fotos?" Sorriu mais um pouquinho, acariciando a base do pescoço masculino. "Eu acho que você se daria bem, e seria divertido. Mas só se você realmente quiser, I know you’re making an effort as it is to be part of this new world of mine." Gen inclinou-se pra deixar um beijinho no queixo dele. "O que eu quero, de verdade, é fazer uns shots com você. Não de fotos, de tequila." Riu. "Talvez fumar umzinho… quero que você se divirta hoje. Comigo."
Joel entendeu e concordava em nível. Gen já tinha feito algumas fotos do namorado que ficaram razoáveis. "I am, yes. Porque o que é importante pra você, é importante pra mim." Ele respondeu sobre estar fazendo um esforço enorme para estar no mundo dela. O novo mundo. Fazer parte como um modelo seria nada Joel Ward do Jump-Street de sua parte, mas não tão estranho ao namorado-da-Gen, alguém que já superou tanto por ela. "É? Mas não quero monopolizar tua companhia. Eu entendo que precise dedicar atenção aos seus convidados, como o Elvis ao som de Ariana Grande." Ele a abraçou pela cintura com os dois braços, curvando-se para frente e consequentemente inclinando Gen para trás.
"Você é importante pra mim, bobo. Você." Ela resumiu, como se nada mais importasse. E era bem isso mesmo. Claro que apreciaria o esforço de Joel porque precisariam do mesmo para estarem juntos em ambientes como aquele, mas Gen faria o possível para não ter que forçar a barra demais. Não queria que ele acabasse ressentindo-a por forçá-lo para além do necessário. Riu com o corpo sendo inclinado pra trás com o alheio fazendo o contrário, Gen abraçando mais o pescoço do namorado. "Monopolize minha companhia, Joel Ward." Pediu, levando uma das mãos para acariciar a pequena cicatriz no rosto masculino. "Fiquei meses sem ela e agora a gente tá na porra de um relacionamento a distância, tecnicamente falando. Preciso que você monopolize minha companhia o máximo que conseguir, pode ser?"
Joel foi sorrindo, mais e mais, curvando o cantinho da boca conforme Gen implorava para ele monopolizar sua companhia. Gostosinha, é o que a namorada é. Pensou ele, ainda inclinado sobre ela um tantinho, juntando seus lábios aos da mulher em um beijo simples mas demorado. "Então me leva pra aquelas shots agora." Subiu os lábios até a base do ouvido de Gen. "E juro terminar essa noite te comendo na cama nova."
Aceitou o beijo de bom grado, assim como ouvi-lo concordar por fim ao convite das shots e, é claro, a frase final que trouxe arrepios à pele do pescoço da Hudson. "See? That’s all I wanted to hear." Gen inclinou o corpo para frente pra dar mais um beijo nele antes de se separar, puxando o namorado pela mão de volta à festa.
Foram até o bar montado na cozinha, dezenas de garrafas diferentes decoradas com teias e aranhas. Gen preenchia dois copinhos quando Henry, um de seus amigos modelos (um dos poucos que considerava de fato decente) se aproximou. "Hey, miss Halloween. Tô sendo o tiozão da festa e botando um povo sem convite pra fora, okay? Tava virando bagunça e se seus vizinhos chamassem a polícia com esse tanto de droga rolando…" Ele ergueu as sobrancelhas, nem precisando terminar a frase. "Fucking hell, de onde surgiu esse tanto de gente? Ah, Henry, esse é o Joel."
O bar não deixava espaço para decepção, Joel pensou enquanto ajudava Gen com a tequila, segurando os dois copinhos sendo cheios. A festa era boa. Não admirava tanta gente surgir para tentar participar. Joel observou o rapaz quase da sua altura falando sobre isso com a sua namorada e tocou a base das costas dela em sinal de marcação de território depois de largar os copos. Just in case. "Internet, probably." Sugeriu o Ward, entrando na conversa cumprimentando o outro com um aceno de cabeça simplesmente. Henry era seu nome. "Uma pessoa chama a outra. Mas posso ajudar com os penetras, basta vocês me indicarem quem são."
"O famoso." Henry respondeu à introdução com um sorriso pequeno mas educado. "Todo mundo tá respondendo isso quando te apresento, tá ficando embaraçoso pra mim." Gen achou graça ao comentar com o namorado, internamente notando que ele havia se aproximado para lhe tocar no segundo em que o amigo apareceu. Seu bom e velho Joel. "Por que será, né? Wonder if it is cause you never shut up about him." O modelo riu pelo nariz e assentiu por fim para Joel, aceitando a ajuda. "Tem um grupinho de idiotas cheirando linhas lá no banheiro que me ignoraram quando pedi pra sair, dois caras chegando neles talvez seja mais intimidador. Podem fazer o shot de vocês, eu espero." Gen assentiu, achando boa a ideia. Não só para se livrar dos penetras, mas porque Henry era uma das pessoas que gostaria que se aproximasse de Joel. Ele havia se tornado um de seus amigos mais próximos na indústria. A Hudson ergueu seu copinho para brindar com o do namorado antes de virar a shot. "Thanks babe. Vou lá tirar uma foto com a Isla enquanto isso, sei que ela não vai me perdoar se não registrar seu look de Medusa."
Joel estava justamente pensando aquilo, que todo mundo dizia que ele é famoso. E ouvir isso fez com que relaxasse da postura diante do cara, Henry, assim como aliviar ainda mais a tensão anterior, de não se encaixar. "Eu não tenho moral alguma pra falar, pra te ser sincero, meus amigos também pegam no meu pé porque meu mundo gira em torno dessa mulher." Ele olhou para ela com cumplicidade e piscou com o olho direito. Assentiu ao pedido de ajuda, sem receio de precisar colocar algumas pessoas para fora. Não seria a primeira briga que Joel arruma em festas, afinal. E como garçom precisa lidar com bêbados de todos os tipos, território familiar. Ele tocou no copo pequeno com o seu e então virou a shot. "Se ouvir algum barulho de briga, saiba que vou precisar da minha enfermeira em breve." Brincou com Gen antes de se afastar, fazendo um sinal para Henry, para seguirem rumo ao banheiro.
Gen tinha um sorriso apertado nos lábios com a resposta do namorado, enquanto Henry os assistia com um próprio sorriso mais controlado. Torcia pela felicidade da amiga, mas tinha algumas preocupações pelo relacionamento, pelo pouco que sabia. "Sem brigas, por favor. Henry tem razão, se alguém ligar pra polícia eu tô fodida." Gen mandou um beijo no ar pra ele e se afastou para a pista de dança enquanto os meninos iam para o banheiro.
Os três rapazes ali dentro de fato se sentiram mais intimidados com a presença de dois, afinal mesmo estando em maioria Joel e Henry eram muito mais altos que eles. Saíram xingando mas saíram, o terceiro chegando a correr quando Henry fez que ia pra cima.  O modelo riu. "Assholes." Xingou e caiu os olhos nas linhas brancas abandonadas sobre a pia, abaixando o corpo pra cheirar uma delas. "Nem pra ser pó de primeira. Quer?" Ofereceu a última restante para Joel.
Eles conseguiram intimidar e constranger os rapazes a deixarem a festa. Bando de filho da puta usando drogas bem no banheiro da casa de Gen. Pareceu tão errado. Joel, que ficou na porta de lado, fez todos os caras se espremerem para sair ao passar por ele. E forçou um sorriso para Henry mesmo ficando agora ele, Joel, um pouco constrangido com o cara cheirando uma carreira sobre a pia. "No, man. I don't do coke." Respondeu erguendo uma das mãos, os braços antes cruzados. Joel se desencostou do batente. Tentou parecer menos travado. "Uh, obrigado por ajudar a manter o controle da festa."
"Se alguém perguntar, eu também não." Henry devolveu com um sorrisinho meio debochado, formando um bico nos lábios para assoprar a linha restante no ar. "Principalmente a Gen, por favor. She gets kinda mad with this stuff, and she’s scary when she’s mad, I’m sure you know." Ele fungou e limpou o nariz enquanto fazia um gesto de "sem problemas" com o agradecimento. "So you two are really back together then?" Questionou ao fazer sinal para que voltassem à festa, queria uma bebida.
Joel gostou de ouvir que o envolvimento da namorada com aquele tipo de droga era mínimo, restrito ao acesso de seus novos amigos, como o tal Henry. "Oh, we don't want that." Gen brava e, consequentemente, assustadora. Saiu porta afora com o cara vindo junto e Joel adivinhou que Henry queria uma bebida, porque foi na direção das bebidas. Falou alto, gritando por causa da música: "É, nós somos aquele tipo de casal chato que briga, mas acaba voltando a ficar junto." Respondeu assim, sem detalhar que a última vez foi muito mais que um término. "How was she as a single woman?" Questionou o Ward enquanto pescava uma garrafa de cerveja.
A festa havia esvaziado um pouco depois que ele começou a caçar os penetras e, enquanto Henry caçava uma garrafa de seu gosto, também varria os olhos vez ou outra pelo apartamento para ver se identificava mais algum desconhecido. Parte de sua atenção seguia com o Ward, porém. "É, foi o que ela disse." Que já haviam terminado e voltado algumas vezes. Era parte da preocupação do modelo. "Eu conheci ela pouco antes de vocês terminarem, acho. Digo isso porque ela ficou muito, muito mal uma época, e então... man, it was beautiful to see. She took all that pain and focused on the job. Realmente acho que foi isso que fez a carreira dela deslanchar. And then, yeah, there were parties and all, and shit you probably won't want to hear about, but she was fine." Os olhos de Henry caíram na Hudson, dançando ao lado da fotógrafa enquanto ambas dividiam uma garrafa de vodka. Ele sorriu inconscientemente antes de ficar mais sério e voltar-se pra Joel. "I'll be a douchebag right now, okay? Vou ter que te dizer... nós todos meio que a adotamos no nosso meio, ninguém gostou de vê-la sofrer, eu sei que eu não gostaria de ver aquilo novamente. So... you better not hurt her again, man."
Para Joel, todas as pessoas na festa eram convidadas de Genevieve, não conseguindo diferenciar entre penetras e pessoas do convívio de Gen. Os próprios garotos expulsos do banheiro se pareciam com modelos, aos olhos do Ward. Se precisassem tocar mais alguém para fora, teria de ser por indicação de Henry. Joel estava alheio à lista de convidados. Ele também olhou para a namorada durante a fala do rapaz, vendo-a de longe dançando ao lado de Isla com uma garrafa. Parecia feliz. Bom, o término trouxe alguma vantagem, afinal. Pensou com as palavras ditas por Henry, em relação à carreira de Gen. E foi pego de surpresa com o aviso, precisando de segundos para entender, porque no fim das contas, Gen é quem terminou o noivado, não ele. A não ser que Henry estivesse considerando a morte de Phillip, neste caso, Joel se sente sim, culpado pelo sofrimento da Hudson. “I... would never hurt her. Consciously.” Franziu o nariz com a última palavra. Na verdade, Joel não gostou muito daquela chamada de atenção; aquele cara que mal havia chegado na vida de Gen achando que pode falar alguma coisa a respeito da relação deles. “Não se preocupe, Henry. A felicidade da Gen importa pra mim mais do que a minha própria felicidade.” Joel abriu a garrafa de cerveja e a ergueu para o rapaz antes de beber um gole. “Nós temos muita história, sabe? Ela e eu.”
14 notes · View notes
ficjoelispunk · 1 year
Text
Capítulo 03 - A história.
Avisos da Fic : angústia, Joel, tímido!, relembrando o passado, fugindo da morte/perda, leitor não tem descrições físicas, linguagem vulgar/imprópria, descrição leve de violência, temas perturbadores/angustiantes, flashbacks, trauma, mortes, agressões, esta é uma fic que se passa após -surto, então lembre-se de que haverá temas sombrios/desencadeadores, mas lembre-se também de que esse não é o enredo principal da história. Por favor, leia com cautela.
Capítulos anteriores: Capítulo 02 - Recuperação.
Tumblr media
Uma semana depois.
Você foi particularmente grata por Maria ter deixado a casa abastecida com comida o suficiente pra um mês. O que significava que você não precisaria sair dali tão cedo.
Você também conseguiu por algum tempo ficar aliviada. Apesar de sempre conferir todas as trancas das portas e janelas, mais do que qualquer ser normal faria. Você encontrou meios de se acomodar na casa imensa.
E também agradeceu por Maria ter cedido uma casa para você.
Quem morava ali antes, tinha deixado tudo para trás. Você limpou, e desceu para o depósito algumas coisas que você não queria, e não tinham utilidades. Deixou os ambientes mais minimalistas.
Você também tomou o cuidado de decorar cada som da casa. Onde o chão rangia. Qual porta fazia barulho. Qual degrau da escada precisava de manutenção e quanto degraus faltavam desde aquele para chegar até o segundo andar.
Você fez pequenos buracos nas paredes para que pudesse ver através dos cômodos, nos lugares que você se esconderia caso precisasse.
E embora a casa tivesse três quartos. Com camas. Você dormia no chão, porque nele você poderia se esquivar com mais facilidade, e escutaria o ranger do assoalho caso alguém se aproximasse.
Você não conseguia se importar muito com alimento. Se acostumou a comer o mínimo possível. Parecia errado comer. Parecia que você estava desperdiçando comida. Você era acostumada a comer os restos de outras pessoas. E só se alimentava bem, se fosse ser usada para alguma missão. Estando aqui em Jackson, não parecia correto comer.
Uma semana. Era o tempo que havia passado desde que você saiu do hospital. Você olhava pela janela. As vezes via algumas pessoas do lado de fora. Também agradeceu silenciosamente Maria, por ter escolhido um local afastado.
Você estava fazendo alguns exercícios funcionais. Quando ouviu o degrau da varanda ranger. Automaticamente, você parou de respirar. Aguardou. Passou a mão por baixo da mesa de centro da sala, e destravou a faca que você havia deixado escondida ali, caso precisasse.
O som de alguém batendo na porta, demorou mais do que você esperava.
Você não respondeu, ao invés disso, se esgueirou abaixada por entre o sofá, caso alguém olhasse pela janela.
O som das batidas na porta agora foram mais confiantes.
"Ei, sou eu. Ellie. Sei que você está aí."
Você respirou finalmente, e fechou os olhos.
"Vamos lá, eu sei que você está aí. Até porque você não poderia estar em nenhum outro lugar já que não coloca o nariz pra fora dessa casa..."
Ellie foi interrompida pelo som do móvel sendo arrastado da porta. O clique infinito das travas sendo abertas. E a porta abrindo um palmo, só o suficiente para que o seu rosto estivesse entre a porta, e seu campo de visão.
"Oi" Ellie falou sorrindo.
"O que você precisa?"
"Tão simpática, e educada..."
Você revirou os olhos.
"Certo, mal humor matinal. Maria pediu para que eu avisasse a você que ela passaria aqui está tarde, precisa conversar com você."
"O que ela quer?" Você franziu a testa.
"Eu não sei, talvez cobrar o aluguel, ou coisas assim..."
Você fechou os olhos, e balançou a cabeça.
"Meu Deus, um pouco de senso de humor não faz mal para ninguém. Tenha dó!"
"Era só isso?" Você perguntou já fechando a porta.
Mas Ellie colocou o pé entre a porta, impedindo você de fechar.
Seus olhos ficaram enfurecidos.
"Calma Miss estress, eu trouxe cartões de alimentação, você vai precisar para comprar comida, pelos nossos cálculos você vai precisar reabastecer em breve então..." ela esticou os cartões.
Você olhou para as mãos dela. E para ela novamente. Ela arqueou as sobrancelhas como quem fala "o que?", e você esticou o braço pela fresta na porta, chutou o pé dela, e fechou a porta, trancando novamente. E arrastando o móvel.
"Jesus!" Você escutou Ellie falando do lado de fora.
O que Maria queria com você? Você se perguntou enquanto coçava a cabeça, e fechava os olhos.
Você suspirou. E então, só se fez esperar por ela. Sem conseguir produzir mais nada no seu dia.
Tumblr media
Ellie, Joel, Maria e Tommy estavam almoçando, enquanto Ellie e Tommy faziam piadas um com o outro.
"Você é um cretino" Ellie falou para Tommy, que lutava para gargalhar sem mostrar toda a comida dentro da boca.
"Ellie! O que eu falei sobre a linguagem?" Joel chamou a atenção dela.
"Desculpe".
As risadas foram interrompidas quando Maria começou a falar, "Pedi para que Ellie fosse até a casa dela hoje, e avisasse que eu passaria la para que nós conversássemos."
O clima leve foi quebrado.
"Você acha que ela vai colaborar?" Tommy perguntou.
"Eu espero que sim. Precisamos saber com o que estamos lidando. Infelizmente não tem outra forma."
Joel pensou que poderia ter outra forma. Se eles encontrassem algum dos invasores, eles mesmos poderiam fazer com que eles falassem, e contassem a história.  Mas ele não iria sugerir isso, Maria iria aproveitar e dar alguma lição de moral, e politizar a forma como eles costumam lidar com esse tipo de  problemas.
Era final da tarde quando você escutou novamente alguém bater na porta.
Novamente você alcançou sua faca. Aguardou.
O toque veio mais uma vez, acompanhado da voz de Maria.
"Olá, é Maria."
Você guardou a faca. Se direcionou até a porta, arrastou o móvel, e desfez todas as trancas.
Quando abriu a porta, Maria estava com as sobrancelhas arqueadas, e as mãos no bolso.
"Precaução." Você disse, e liberou a porta para ela passar.
Ela sorriu sem graça, e entrou.
Você trancou a porta, apenas com a chave. E guardou no bolso.
Maria olhou para trás, desconfiada do seu gesto. Mas você a ignorou, passando por ela, indo em direção a cozinha.
"Sente, fique a vontade." Você falou, enquanto alcançava um chá e enchia a chaleira de água.
Maria andou pela casa lentamente.
"Você redecorou" ela falou sem perguntar.
"Achei que apenas o necessário era o suficiente"
Maria assentiu mas você não viu, concentrada com as xícaras, e o chá.
"O que te trás aqui?" Você perguntou.
Maria caminhou até a cozinha, e se encostou na ponta da mesa. Cruzando os braços.
"Preciso falar com você sobre algumas coisas."
"Quais coisas?" Você se virou para ela, encostada na pia, mantendo a distância usual.
Maria olhou para baixo, e se relutou em iniciar a falar.
"Eu sei que você..." ela iniciou, "você tem todo o direito de não querer falar" ela colocou as mãos na cintura "mas eu preciso saber de algumas coisas para que nós saibamos com o que estamos lidando..."
Você cruzou os braços. A água na chaleira começando a ferver.
"O que você quer saber?"
"Preciso que você me conte como você foi parar naquela cabana"
Você assentiu. A chaleira apitou do seu lado. Você desligou o fogo.
"E se eu disser que não?" Você perguntou enquanto passava o chá.
Maria engoliu. Ela sabia que não seria simples. Que você não iria simplesmente falar. Mas ela precisava tentar.
"Olha, antes de mais nada, eu quero deixar claro que, você está aqui porque Ellie e Joel te resgataram"
A informação fez você pensar. Você achava que tinha sido Ellie quem tinha te trazido. Mas com Maria falando, você entendeu da onde vinha a lembrança da voz de Joel. Provavelmente tinha sido ele quem tinha te trazido, e era por isso que você lembrava de um colo quente.
Maria continuou.
"E esse é seu único álibi. Não sabemos quem você é. O que você é. Se representa algum risco para nós. Se é uma boa pessoa. Se podemos confiar em você." Ela fez uma pausa, mas você ainda estava de costas para ela, mexendo com o chá.
Estão ela continuou.
"Se você quiser continuar aqui, precisamos saber quem você é. Sei que não deve ter sido fácil, mas hoje não existe julgamento pelas coisas do passado, o que foi feito está feito. Você tem uma nova vida aqui, a oportunidade de ter. Uma segunda chance. Todos nós fomos submetidos a situações extremas, e isso nos deu passe para fazer coisas extremas também. Mas aqui e agora é diferente."
Você sabia onde Maria queria chegar. Maria era sábia. Ela era política. Sabia ser reconfortante e ameaçadora. Mas você entendeu a posição dela.
O que eles tinham ali era algo inédito. Em 20 anos você nunca encontrou nada parecido.
Você só não achava que era merecedora de estar ali. Não se via pertencente aquele lugar. Não sabia se iria conseguir se adaptar. Não queria estar com pessoas.
Deus sabia o sacrifício que você estava fazendo, recebendo-a naquele lugar que você não conseguia chamar de casa.
Você não tinha certeza de nada. Mas sabia que estar ali. Era algo que tinha um preço. Sabia que sua presença ali poderia colocar um alvo imenso bem no meio de Jackson. E sabia que ela tinha o direito de saber onde estava se enfiando.
Acontece que nesses dois meses, mesmo sendo caótico para você. Sendo engolida por insegurança, medo e desconfiança, você teve um descanso. Um respiro.
Você precisava reconhecer que estava bem ali. Mas você não queria reconhecer. Você não queria ter que reconhecer para que daí então, tivesse que se despedir dessa pequena paz.
Houve um silêncio entre vocês.
"Você me entende?" O silêncio foi interrompido por Maria.
Você se virou para olhar para ela. Você entendia.
Maria ficou te analisando. Você abaixou no balcão abaixo da pia, e puxou uma garrafa de vodka.
"Vodka então" você falou, abandonando o chá.
"Onde você arrumou isso?" Maria sorriu.
"Parece que essa casa não foi muito explorada." Você falou por cima dos ombros enquanto alcançava dois copos.
Andou ante a mesa, e colocou um na frente dela.
Ela tampou com a mão. Você inclinou a cabeça.
"Não posso beber" ela falou um pouco sem jeito.
Você afastou a garrafa, e se sentou na outra extremidade de mesa, enquanto derramava um pouco do líquidos branco no seu copo.
"O que você representa aqui Maria?" Você perguntou, e deu um gole na bebida.
"Fui eleita democraticamente, para fazer parte do conselho, para servir as cerca de 300 pessoas que vivem aqui."
Você assentiu.
"Então, eu vou te contar a minha história, e você vai contar para os outros membros do conselho, e vocês vão decidir se eu sou útil para vocês ou não?" Você deu mais um gole na sua bebida.
Maria se endireitou na cadeira.
"Não. Não é assim que funciona. Eu quero que você me conte se eu preciso me preocupar com alguma coisa. Vivemos aqui, é tudo perfeito e organizado. Compartilhamos tudo uns com os outros, mas não somos idiotas. Sabemos o que tem la fora." Ela olhou seriamente pra você.
Você ergueu as sobrancelhas e deu mais um gole na bebida.
Maria continuou.
"Não vou abrir sua história, se você quiser me contar, para ninguém mais. O conselho só saberá o que eles precisam saber, e isso envolve tudo aquilo que pode ser prejudicial para Jackson."
Você sorriu sarcasticamente e virou o copo.
"Bem, então basicamente, você pode me colocar para fora daqui."
Maria se inclinou sobre a mesa. Olhando para as mãos.
"Ninguém vai te julgar pelas coisas que você teve que fazer para sobreviver"
Você levantou as sobrancelhas e arqueou os lábios.
"Tão bondosos." Você falou enquanto colocava mais uma dose de bebida no seu corpo.
Maria balançou a cabeça.
"Se você quiser ficar, é bem vinda. Eventualmente terá que trabalhar e ajudar aqui dentro. Mas agora, a única coisa que eu te peço. É que você me fale com o que eu preciso me preocupar. Caso contrário, eu lamento, mas não posso abrigar alguém que não me fala com o que eu vou ter lutar."
Você virou a vodka do copo todo. E sacudiu a cabeça. O gosto queimando sua garganta. O álcool saindo pelo seu nariz.
"Ok, Maria" Você falou enfatizando o nome dela. E agora bebendo diretamente do bico da garrafa.
Você não tinha muitas escolhas. Eventualmente as pessoas saberiam. Se você chegou até ali. Nada impediria alguém que te conhecesse, chegasse ali também, e abrisse a boca. Afinal de contas, não tinha sobrado muitas pessoas. O mundo que já era pequeno, tinha ficado menor ainda.
"Vou te contar tudo" você sorriu maliciosamente, era quase doentio o humor que você tentava transmitir nisso.
Maria relaxou na cadeira.
"Antes do surto, eu servia ao exército dos Estados Unidos. Eu era capitão." Você se encostou na cadeira, jogou um dos braços no encosto de cadeira atrás de você, e outro braço descansava sobre a mesa, enquanto rodava a garrafa na sua frente.
"Quando o surto começou, nós estávamos preparados, os casos começarem em Jaquarta na Indonésia, recebemos um alerta, e acompanhamos a proporção se alastrando. Achávamos que tínhamos controle aqui. Que conseguiríamos acabar com os casos. Mas as coisas saíram do controle. As ordens que recebemos começaram a se contrastar com a ética e a moral. Quando o mundo está acabando na sua frente, você começa a questionar coisas óbvias. Quando o inimigo pode ser seu pai, seu filho, ou sua esposa, você repensa antes de puxar o gatilho."
Você viu Maria abaixar a cabeça.
"A dúvida fez com que algumas atitudes fossem negligenciadas. E o desespero fez com que alguns generais tivessem atitudes extremas. Foi quando os bombardeios nas cidades começaram. O meu esquadrão foi designado a evacuar cidades do interior, e levar as pessoas para as zonas de quarentena. Mas na metade do caminho, recebi uma ordem, que nem eu, e nem meu esquadrão estava disposto a acatar. Haviam outras unidades que nos acompanhavam, e fomos denunciados ao superintendes por não cumprir as ordens."
Maria te interrompeu, "Quais ordens?"
Você molhou os lábios, e inclinou a cabeça.
"Ordenam que nós mateássemos todas as pessoas que encontrássemos, vivas ou infectadas. Infectadas, ou não infectadas. Gente morta, não é infectada. Nós não concordamos. Haviam crianças. Adolescentes. Famílias inteiras, vivas e saudáveis. Até no meio de um apocalipse a gente sabe o que é certo e o que é errado. Bom, pelo menos algumas pessoas sabem." Você sorriu sarcasticamente.
Maria ficou em silêncio te ouvindo. Você deu um outro gole da vodka.
"Fomos denunciados, e nos declaram desertores. Começaram a nos caçar. Meu esquadrão conseguiu salvar e montar acampamento em algumas áreas retiradas na floresta. Mas conforme nos direcionávamos pra cidades em grupos menores para conseguir alimentos, sempre acabávamos perdendo pessoas. Aos poucos, tudo foi se perdendo. Nada do que conhecíamos antes era como antes. Começamos a nos desentender entre si. Alguns foram infectados. Outros decidiram se separar. Outros foram mortos em confrontos com outros grupos. Percebemos que não existia mais limites. As pessoas não se respeitavam mais. A ganância começou a falar mais alto com algumas pessoas. Começamos a ficar sem alimentos. Sem mantimentos, sem medicamentos. E começaram a haver conflitos entre as pessoas que estavam conosco. Não conseguíamos encontrar a ordem novamente, e eu decidi seguir meu próprio caminho."
Você fez uma pausa. Ergueu seus olhos para o teto. Suspirou profundamente. Se inclinou sobre a mesa, as mãos fechadas em punho, apoiando sua testa.
"Fiquei um bom tempo sozinha. Até encontrar abrigo, em uma fazenda bem retirada, no meio do nada, com uma família. Era um casal, e duas crianças. Eles me acolheram. Me deram abrigo, comida, em troca de serviços. Eu ajudava no campo. Na casa. Com as crianças. Eu só não podia andar armada. Tentei explicar. Avisar como as coisas não eram como antes. Que havia invasores, saqueadores, pessoas que escravizavam as outras pessoas. Pessoas que matavam por prazer. Que eu não era útil ali se não pudesse protege-los. Mas eles ignoravam. As vezes a bondade é a ignorância das pessoas."
Você fez mais uma pausa. Tomou outro gole da vodka. Maria continuava em silêncio te ouvindo.
"Fiquei com essa família por um bom tempo. Eu perdi a noção. Mas acredito que pudesse ser cerca de um ano, ou dois. Infelizmente em uma noite invasores chegaram. Eu não pude ajudar muito. Consegui apenas salvar uma das crianças. A mãe foi estuprada e morta. O pai foi morto assim que eles chegaram. Era um grupo grande de pessoas. Mas eu consegui escapar com o garoto mais velho. O bebê eu não sei o que aconteceu. Viajamos juntos, acampando e sobrevivendo. Ele era um bom garoto. Esperto. Fomos apenas ele e eu por muito tempo. O inverno estava chegando e tivemos que procurar abrigo. Parecia seguro. Mas cometi o erro de ficar tempo demais no mesmo lugar. Cedi ao capricho dele, ele não queria ir embora, queria ficar por mais um tempo, antes de sairmos. Eu aceitei. Uma manhã, sai pra caçar, enquanto ele ficou na casa. Quando eu voltei, notei irregularidades no cenário da casa. Eu soube na hora que não estávamos sozinhos. Ele estava sendo feito de refém. Amarraram os pés dele, e penduraram ele, enquanto dois homens agrediam. Eu não tinha nada para oferecer. E se não tivéssemos não éramos úteis. Iriam nos matar. Então eu me apresentei. Eu propus uma aliança. Eles tinham armas e munições. E eu poderia ajudá-los a encontrar mantimentos, ou o que quer que eles precisassem. E em troca eles deixariam o menino viver. E não encostariam em mim. Eu só não imaginava que, seria realmente qualquer coisa. Saqueadores, e escravistas são dominados pela ânsia da destruição. Não importa o quanto eles tenham, eles sempre querem mais. Mesmo que eles não precisem, eles vão distruir o que você tem, mesmo que você não tenha nada, estão eles vão se certificarem de destruir você. Cada pequeno pedaço de você. Essa proposta que eu fiz a eles, não teve fim. Eles escravizaram a mim, e ao garoto. Nos separaram. Não me deixavam ter contato com ele. Fizeram ele fazer coisas..."
Seu estômago ficou embrulhado. Você passou às mãos pelo seu rosto.
"Eu fiz coisas. Eu sou capaz de fazer coisas que não se encaixam com esse lugar, Maria." Você balançou sua cabeça.
Maria suspirou.
"Você fez o que podia para sobreviver. Para proteger seu menino."
Você se levantou, e caminhou até a pia, ficando de costas para Maria, se apoiou na bancada, e olhou pela janela.
Você tentava a todo custo apagar essas memórias. Os flashbacks que você tentava tanto apagar, estavam passando pela sua cabeça rapidamente. Passando como um filme. Tudo o que você luta todo dia para esquecer. As imagens que não te deixam dormir.
As vozes implorando. Os gritos.
Você sentiu seu corpo se contrair. Você soltou o ar pela boca. Você olhou para o lado, falando pro cima do seu ombro. Se você fosse dizer essas palavras, e se elas fossem em voz alta, você não  conseguiria dizer enquanto encarava alguém.
"Eu tentei fugir muitas vezes. Em uma delas, quando me acharam, e me trouxeram para o acampamento de volta, quem teve que me punir, foi o garoto. Eles fizeram ele me machucar em troca da vida dele. Se ele não fizesse o matariam. E na última vez, ficamos frente a frente, eu livre de um lado, e eles segurando o garoto na frente, para que eu voltasse. Não havia negociação. Eu voltei. Estava voltando. Mas quando eu estava a uns 10 passos deles, cortavam a cabeça dele fora. E jogaram em mim. E serviram a carne dele como alimento para o acampamento."
Você ouviu Maria sussurrar baixinho uma lamentação.  Suas lágrimas escorregaram pelo seu rosto.
"Eu fui possuída por alguma coisa. A raiva que eu sentia. A angústia. O ódio. A ira. A sede de vingança. Era algo que me consumiu. Me corroeu. Eu não sentia fome e nem sono. Eu não sentia medo e nem dor. Eu corri em direção a eles, matei alguns. Mas não tinha chance. Eu queria que eles me matassem. Eu queria que aquilo acabasse ali. Eu tive a oportunidade naquele momento, mas eu fui egoísta e em vez de me matar, e acabar com aquilo, eu fui atrás de vingança. Eles me mantinham presa. Longe de tudo e todos. Não tinha contato com ninguém. Eu era ardilosa o suficiente para ludibriar qualquer pessoa. Não tinha nenhum objeto. Porque eu sou uma assassina e eu posso descobrir formas de matar com uma colher. Não tinha muitas roupas, porque eu poderia tentar me matar com elas. Eles me aprisionaram e me isolaram. Eu só era solta, quando eles precisavam de uma arma. Alguém sem medo. Alguém que não se importasse em morrer. Alguém que não se importava em ser ferida. Quando eles precisavam de alguém violento o suficiente. Eu comecei a ter reconhecimento pelas atrocidades. Pessoas queriam me comprar. Fui vendida várias vezes. O último grupo de invasores, os que me prenderam na cabana. Fui presa como punição. Eu liberei mulheres que seriam feitas de escrava. Estão eles me espancaram. E me prenderam na cabana."
"Eles abusaram de você?"
Você ainda está de pé, olhando para a janela, de costas para Maria.
"Não."
"Mas eles tentaram" ela não perguntou. E você não falou. Mas ela entendeu a explicação para as suas cicatrizes nas pernas, nas coxas, e nos seus braços.
Houve um silêncio. O ar era denso.
"Esse grupo, quantas pessoas tem?" Maria perguntou.
Você se virou, e andou em direção a mesa, para se sentar.
"Cerca de 50 a 70 pessoas." Você respondeu.
"É um grupo grande. Você acha que eles estão atrás de você?"
Você assentiu.
"Você acha que se ficar aqui representa um risco para Jackson?"
Você assentiu.
"Por que?" Maria franziu a testa. Você a olhou com surpresa. "Você está aqui há dois meses, não tivemos nenhum sinal deles ainda. Eles são 50 e nos somos 300"
Você inclinou a cabeça.
"Vocês são 300 mas acho que você não está disposta a diminuir esse número. Eles são invasores Maria. Estupram mulheres e crianças. Matam crianças. Matam homens e servem como almoço. Eles não tem limites. Eles são perversos. E eles não tem amor a nada, queimar Jackson seria um parque de diversões, não importa que tenha água quente e energia"
Você viu o semblante de Maria mudar. Você viu os olhos dela escurecerem. Ela se levantou.
"Eles nunca chegariam aqui"
"Não. Eles comeriam pelas beiradas. Matariam as patrulhas. Um por um. Roubariam os cavalos. Os mantimentos. Analisariam as rotas. Se infiltrariam. Eles não tem pressa. Eles tem uma vida toda pra fazerem isso."
Você levantou a cabeça o suficiente só para que Maria olhasse em seus olhos que estavam inebriados, era como um demônio pacifico esperando para ser acordado.
Ela andava de um lado para o outro. Enquanto ouvia suas palavras. Maria não parecia preocupada. Ela parecia estar pronta para a guerra.
Depois de um certo tempo, você observando ela andar de um lado para o outro. Os braços cruzados.
"Preciso passar essas informações sobre o grupo dos invasores, para o conselho. Tudo bem para você?"
Você assentiu.
"Precisamos estar preparados." Ela fez uma pausa, se inclinando sobre o encosto da cadeira que estava na sua frente, e olhando diretamente para você. "Sua história estará segura comigo. Não vou compartilhar nada disso com ninguém."
Você assentiu.
"Quando você estiver pronta. Pedi para que Ellie te mostrasse as vagas de serviço, você pode ver o que você mais se identificar. Se você escolher ficar. Você é bem vinda aqui."
Você assentiu.
Maria deu alguns tapinhas na cadeira. E se virou andando em direção a porta.
Você se levantou, e acompanhou.
"Se eu ficar, o que vocês vão fazer a respeito do grupo? Se eles vierem atrás de mim, o que eu tenho certeza que acontecerá... E quando as pessoas descobrirem que eu os ajudei a fazer essas coisas?" você perguntou olhando agora pela primeira vez diretamente para Maria.
"Não podemos partir em uma missão de vingança aqui. Mas vamos proteger nosso povo, se algum perigo nos ameaçar. Você fez o que precisava para sobreviver. " Maria respondeu, sabendo onde você queria chegar. "E se ficar, você é parte do povo. Então é nosso dever te proteger também."
Você assentiu.
"O lugar que vocês me encontraram fica muito longe daqui?"
"Não, cerca de 1 hora de cavalo."
Você assentiu, e balançou a cabeça. Cruzando os braços na sua frente. Maria sabia que você estava nervosa.
"O que foi?"
"Eles já devem saber que estou aqui. As pessoas estão em perigo." Você garantiu. "Você quer correr esse risco?"
"Aonde você quer chegar?"
"Eu posso ir embora. O alvo está nas minhas costas."
Maria suspirou.
"Vou me reunir com o conselho, e as patrulhas, e decidir o que vamos fazer. E depois conversamos novamente."
Você deu um passo na direção de Maria.
"Posso estar presente?" Você caminhou, até ela lentamente, e tirou a chave do bolso. Era tão estranho alguém fechar a porta, que Maria já havia esquecido que se você não quisesse ela não sairia da sua casa.
"Vou analisar as possibilidades".
Você assentiu. E abriu a porta para Maria sair.
Já era noite. Você fechou todas as travas da porta. Arrastou o móvel. Fechou todas as janelas. E bebeu mais algumas boas doses de vodka. Você precisaria. Não iria dormir depois de hoje.
Você adormeceu no esconderijo embaixo da escada, com a garrafa de vodka na mão.
Capitulo 04 - O trabalho.
2 notes · View notes