#de paso el otro día se fue la luz y no hay corriente en el segundo piso HAHAHAH
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smileflowcr · 11 months ago
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Salí con promedio 6,6 (la escala acá en Chiles de 1 a 7) así que sí sirvió matarme este semestre 🥲 (?)
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vicfdreamer-blog · 1 year ago
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Ícaro.
"Un ángel, sabe cuándo llega el momento de caer desde el sol al ocaso."
A Anakin, le parecía que esta semana, fue una mierda total. En primer lugar, el lunes... Ese día se había levantado temprano, preparó el desayuno para su dulce Maestro, quien aún dormía después de haber hecho el amor, tenían reunión con el consejo para discutir la ubicación de Grievous, lejos de Coruscant, además que, sabía que su amado Maestro iría a buscar al General, sin embargo, su corazón estaba con un mal presentimiento desde el principio, sus manos temblando por el sentimiento de perderlo todo a manos de la guerra cruel e infame.
¿Cómo no sentirse así? Su sol iba lejos, lejos de él, lejos de su propia órbita haciéndole doler el alma y sintiendo el frío, la oscuridad, que cruelmente se estaba instalando en sus huesos últimamente, a través de las visiones que no lo han dejado en paz. A su vez, mientras se sumergía en estos oscuros pensamientos, Obi-Wan despertaba de su sueño, acercándose a él.
—Un crédito por tus pensamientos—le dijo con una sonrisa que se llevó todo lo malo.
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Siendo honestos, jamás podría mentirle a su Maestro, a pesar de todo, ya que el corazón de él latía y se moría por el otro, por cada suspiro, por cada respiración que den los pulmones de Kenobi, por cada latido en el cual el corazón del hombre pelirrojo, bombeara sangre hacia su cuerpo. Su sol, tan cerca de él, tan lejos de otros mortales que no pueden sentir sus brazos que protegen la débil flama que era la luz de Anakin, quien sentía en sus huesos más y más la Fuerza, en cada paso, en cada atardecer...
Lo miró a los ojos sonriendo—Solo, tengo un mal presentimiento, asentándose en mi corazón.
—¿La guerra? —pregunta suspirando de nuevo por el tema—Temo, que siento lo mismo.
Entonces, ambos desayunan, sus corazones al borde del precipicio, pensando que hay algo más aquí que trata de apagar las llamas de sus corazones con la peor de las ráfagas, más como las aves necias, ellos vuelan en contra de esta oscura corriente. El martes, para Anakin la esperanza se iba de a poco junto a Obi-Wan, ambos sintiendo lo mal que estaba el Canciller al obligar a los Jedi a participar en la guerra, en dejarle un asiento en el consejo a Skywalker que, lo único que quería era volar lejos con su sol de esta guerra que los rodea, como un Ícaro, trata de volar lo más cerca del sol, aunque el de ojos claros, hijo de Tatooine, sabe que puede suceder con esto.
Con ello, se queda solo, con la misión de espiar al Canciller, lo acepta esperando en una parte de su corazón equivocarse, sin embargo, al pretender vivir en una vida como la que quiere, no ve las mentiras sangrientas que se clavan como puñales en las alas de su libertad.
El miércoles, se reúne con Sheev en la ópera, pensando en ella, a Obi-Wan quien estaba volando lejos y luchando por el futuro de ambos, lejos de todos, en la conexión misma de la Fuerza. Escucha la ópera, una canción de dos corazones que huyen de un mismo mal, entre tanto, usaba sus habilidades de espionaje para saber más acerca de está mancha oscura que con su fuerza en la Fuerza, podía ver en el alma de Sheev Palpatine, el hombre siempre lo ha tratado bien, no de manera condescendiente, como usualmente, el consejo, en ocasiones lo trataba, o bueno, eso fue antes de que Obi-Wan lo salvará de las garras de arder en su propia ira, llevándolo con los sanadores mentales para que estos, le enseñen como es realmente volar, amando cada parte de Kenobi al salvarlo de esta oscuridad.
Aunque, al parecer, esto no puede ser suficiente para ambos.
Le cuenta acerca de la tragedia de Darth Plagueis, cosa que él, gracias a noches de insomnio con su amado, conocía, de manera resumida, el hombre les había confirmado lo que sabían, sintió lastima por el pobre hombre, sabiendo que mañana, estaría en una prisión. Se retira sin más, pero esa noche...
Esa noche tiene una pesadilla, que le hace ver su destino, sabe que puede hacer algo para cambiar ese futuro en el que Obi-Wan muere, cayendo por culpa de un disparo, que sabe muy bien que es fuego amigo... Más la Fuerza canta, exigiendo que proteja las flamas de su sol, que no las deje apagarse.
El jueves, los Jedi van a arrestar al Canciller, no funciona, el hombre asesina a Kit, Fisto y a Mace... Anakin en cambio, tiene un objetivo en mente, antes de que el hombre pueda siquiera manipular la situación para él, Skywalker decide caer.
¿Cómo es caer lector?
¿Cómo es sentir que tú alma se divide en dos?
¿Un Ícaro pierde sus alas o gana unas nuevas?
Pues este, se sacrifica para poder ver otro amanecer, corta la cabeza de la serpiente y se convierte en el nuevo rey del veneno, sus manos alcanzan a proteger a su sol. Dando como Orden, al ser el nuevo emperador que la orden 66 sea anulada, sus manos dejando de temblar por alzar vuelo, aunque sus alas duelen al estar lejos de este sol que requiere, para que el frío que trae el lado oscuro deje de entrar en sus huesos.
Y el viernes, luego de proclamarse el Emperador, ve a su sol llegar como un ángel enviado del más dulce paraíso. Los Jedi, le temen por su nueva mirada, llena de un sentimiento al caer, pero es diferente cuando llega Obi-Wan, sus ojos, no son amarillos, ni algún tipo de color condenatorio, son, azules, como el cielo que quiere recorrer con su sol, en un eclipse, pues ahora era su luna. Kenobi lo mira, aún impresionado al verlo así, las capas dignas de un mandatario, vistiendolo de manera que nadie más lo ha de recordar. Obi-Wan estaba golpeado, herido en ciertas partes, pero vivo...
¿Y Ícaro?
Feliz de que su sol, no se haya apagado. Aunque, este ahora le tenía miedo, miedo por no saber cuánto dolió la caída, miedo por no saber si era el mismo, aunque luego de un día, sabe que nada ha cambiado.
—¿Te dolió? ¿La caída?
—No, fue como volver a volar.
Y con eso, ambos aprenden, el sábado Anakin es coronado y Obi-Wan junto a él, comienza a planear como arreglar este desastre, el viento soplando a su favor para volar cerca del sol, sin miedo de que todo se arruine. Ícaro ahora, es una nueva estrella que se acerca sin miedo hacia las flamas de su sol, para sentir el viento en sus alas. El domingo comienza la nueva era, la oscuridad que torturaba el corazón del Elegido fue cambiada, un descanso de días extenuantes expuesto al sol doloroso que no era como su Maestro...
¿Pero caer que puede hacer por él?
Hacerle despertar, quitarse la venda y ser realmente libre.
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nicolasxiv · 8 months ago
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 LA OTRA DIMENSIÓN
CAPÍTULO-1
Hada vivía en un vecindario normal 
y corriente junto con su madre ya
que su padre había muerto sin que
ella lo conozca, a su lado había
una misteriosa casa, a simple vista,
no parecía haber nada raro. Pero en
esa casa vivía un anciano, cuya
tardes siempre salía afuera de su
casa a fumar con una vieja pipa,
en su casa el misterio era que él
trabaja con barias teorías, la 
de cuerdas, la de mundos alternos o
dimensiones el viejo anciano había,
creado una máquina que media algo
de 10 metros, pronto activo la máquina,
esta hizo un extraño sonido y pronto
se había apagado, el viejo dijo maldita
Porquería creo que perdí toda mi vida
en esto y para nada, pronto la máquina
hizo un extraño sonido y comenzó a moverse,
temblando creando una onda expansiva que
Cubrió toda la zona y así la máquina sé
apago y dejo de funcionar —el viejo dejo
de darle importancia pensó que solo había
ha sido una avería, producto de sus malos
Cálculos. Así hada entro a su habitación,
como todos los días apago la luz dejando
solo la lámpara prendida, pronto se tapó
con una manta y pego un grito, mirando
con asombro que había un joven de la misma
edad que ella en su habitación, no grites
dijo el muchacho quién, quien eres, dijo hada,
 mi nombre es gekon y yo mismo estoy tan sorprendido,
¿cómo tú —a qué te refieres dijo hada? —gekon dijo
vengo de otro mundo aunque no lo creas yo
estaba en el patio trasero de esta casa, pero
luego aparecí en esta casa y note que había 
gente viviendo, todo es muy parecido, pero
Algunas cosas no tanto, por ejemplo el árbol
que crece en el patio trasero de tu casa,
en mi mundo no hay ningún árbol y respecto
a tu madre ella si es igual a la mía, pero
tiene otro nombre —eres un ladrón dijo hada
o tal-vez peor un violador largo o gritaré
más fuerte para que venga mi madre y llame,
a la policía, está bien dijo gekom me iré,
pero no llames a la policía, con el tiempo,
te darás cuenta lo que acaba de pasar, pero
te dejo a solas, ya que no me crees, así gekon
se fue de la casa de hada, saliendo a la calle,
todo le pareció extraño, pero noto que la casa
del viejo profesor estaba tal cual la recordaba,
Así llamo a su puerta, tras golpear barias 
veces un anciano salió y dijo tú eres gekon,
¿pero como sabe mi nombre? —es porque yo vivo
al lado de tu casa —pero esta no es mi casa
 ni mi mundo dijo gekon —lo se dijo el profesor,
pero tampoco el mío, al parecer el viejo profesor,
que habitaba aquí termino en tu mundo o vaya a saber,
¿donde?, pero parece que las dos máquinas se activaron,
en el mismo tiempo y espacio generando así una reacción,
que genero que las dimensiones se vean alteradas,
es muy extraño eso pasa en un número muy pequeño
de probabilidades en el universo, pero paso ahora
hay que ver como regresamos a nuestro mundo, la
máquina parece estar averiada, la puedo reparar,
pero si el profesor de este mundo que termino en
el nuestro no hace lo mismo en el mismo tiempo y
espacio creo que nos quedaremos varados en este
plano para siempre —gekon dijo pero profesor debe
a ver otra solución? —no, ¿no la hay dijo el profesor,
el mismo suceso que sucedió aquí y haya se debe repetir,
 a la misma hora , minutos y segundos —bueno mientras,
reparo la máquina, podrías no involucrarte con la gente
de por aquí puede que sean muy diferentes a nuestra 
realidad dijo el profesor —gekon dijo ya lo hice hablé,
con una chica que su madre era igual a la mía, pero tenía
otro nombre, la chica no me creyó nada —no la sigas molestando,
Pudrías causarle un daño mental irreparable, dijo el profesor,
bueno, pero parece que nos quedaremos aquí mucho tiempo tal-vez
Podría dar un paseo o está en contra de eso? Dijo gekom —esta
bien, pero te prohíbo hablar con esa chica al parecer es tú
 tu versión alterna de tantas que hay en las infinitas,
Dimensiones - bueno trataré de no verla, pero dígame la verdad
¿es posible regresar?, lo veo muy difícil que su otro yo este
haciendo lo mismo que usted en este mismo instante dijo gekon,
— pero si no lo intentamos que será de nosotros, existe una
Posibilitad y una ya es suficiente —bueno iré a dar un paseo
dijo gekon mientras, afuera estaba hada y dijo hey chico loco,
no llamaré a la policía, disculpa si me asuste pero nadie te
enseño modales, no debes entrar a las casas de las personas,
sin una invitación y menos de noche - gekon dijo ya te dije 
la verdad, pero tú no me creíste —qué pastillas tomas, o
no estas medicado dijo hada, no quiere ser dura con gente 
con problemas mentales, pero sé que no tengo seguir sus
delirios —en cierto modo tienes razón dijo gekon, yo
tampoco te hubiera creído, pero esa es la verdad chica,
pero ahora mismo no puedo hablar contigo ni siquiera 
Tendríamos que habernos visto así gekon se fue a dar
un paseo por el vecindario, mientras que hada saco
su celular y llamo a la policía diciendo maldito maniaco,
otro mundo si como no? …
FIN -CAPITULO 1 -NIKKO-XIV
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sarapb · 3 years ago
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He estado soñando contigo (aunque no sabía tú nombre)
Él quiere dejar de soñar con ella. Y ella lo único que quiere es soñar con él. RayEmma Week 2021 Day 1: Reunion/Dream
Una semana después de llegar al mundo humano, Ray deja de dormir. O al menos lo intenta. Intenta por todos los medios no dormir, pero como sabe que es imposible vivir sin hacerlo, intenta la mejor opción alternativa: llegar a la cama tan agotado que sea incapaz de soñar.
Porque el problema en verdad no es tanto dormir como soñar. Porque cada vez que entra en el mundo onírico, ella está allí.
No quiere verla. Probablemente sea el único de todos los niños que piensa así, pero Ray no quiere verla.
No quiere porque cada vez que sueña con ella siente rabia. No quiere soñar que le sonríe, recordando que le estaba mintiendo mientras lo hacía. No quiere soñar con sus ojos, sabiendo que no va a volver a verlos nunca más.
La odia, pero en verdad la persona que más odia en el mundo es a sí mismo. Una voz en el fondo de su cabeza, una que suena escalofriante parecida a la voz de su madre le dice que es su culpa, que debería haberse dado cuenta. Hay viejos hábitos que es difícil dejar morir, y la autoculpabilidad es uno de ellos.
Pero hay otro motivo, uno más importante todavía, por el que se niega a soñar con ella. Y es que no quiere consolarse con una versión suya hecha de sueños e ilusiones. Porque construirla a base de recuerdos cada noche significa que no está ahí en su día a día para crear unos nuevos. Significa que nunca la va a volver a ver.
Quiere abrazar a la versión real, a su yo de carne, hueso y cabezonería, quiere abrazar un cuerpo que no se deshaga en humo cuando la estreche entre sus brazos, desvaneciéndose como sus esperanzas e ilusiones.
Pero no importa lo que Ray quiere, nunca importa, no cuando se trata de ella. Da igual lo temprano que se levante, lo mucho que trabaje, estudie y juegue con sus hermanos, da igual lo agotado que caía en la cama al anochecer. Da igual, porque cuando cierra los ojos, ella siempre lo está esperando, haciendo con él lo que quiere sin ni siquiera tener que esforzarse por ello, incluso cuando no está verdaderamente ahí.
Una semana después de que Alex la acoja, empiezan los sueños. Empiezan como vagos trazos de imágenes inocentes, casi bucólicas: un enorme jardín, extendido más allá de la vista, lleno de brillante césped verdes y árboles con frondosas copas, una casa gigantesca y bonita, sábanas blancas que se agitan con la brisa, la risa y los pasos acelerados de los niños al jugar. La sonrisa amable de una mujer hermosa.
Son tan tenues, como imágenes superpuestas con rapidez, que podría pensar que son sueños, salvo que está segura de que no lo son. Son recuerdos de una vida, toda una vida perdida pero que ni siquiera puede asegurar haber perdido.
Solo tiene una única certeza, y es que es incapaz de recordar nada. Sabe que cada noche sueña con los rostros de las personas, pero cuando abre los ojos sus imágenes están difuminadas y es incapaz de verlas con claridad. Alcanza a recordar destellos, como cuando se gira muy rápido y el mundo es borroso pero se puede entender que se está viendo: hay una voz suave, hay el reflejo de la luz sobre los cristales de unas gafas, una mano morena sobre su hombro. Hay cientos de voces de niños que gritan un nombre que se deshace en el aire, como briznas de hierba arrancadas y arrastradas por la corriente. Un nombre que nunca llega hasta ella.
No está particularmente feliz por los sueños, pero tampoco son una incomodidad, así que acaba acostumbrándose a ellos. Cada noche se va a dormir con la esperanza de poder recordar algo, aunque sea mínimo. Al menos, cuando sueña, no se siente perdida, como si le faltara una parte de sí misma que no recuerda dónde dejó y por lo tanto es imposible de recuperar.
Puede calificar los sueños hasta de apacibles, en cierto modo, porque la hacen añorar, pero son tan poco claros que lo hace de una manera platónica y lejana, casi ajena a ella. 
Entonces él aparece en sus sueños.
La primera mañana tras soñar con él su pecho está lleno de un sentimiento extraño, le tiemblan las piernas y le hormiguean las manos. Tiene los ojos llenos de lágrimas que no derrama pero no por ello dejan de ser amargas.
Y todo ello es porque en verdad no recuerda absolutamente nada de esa persona al despertar. No puede estar segura si de verdad es un él, tal vez sea un ella, pero lo que más la agobia es que es incapaz de rememorar nada, ni una sola pincelada, de esa persona. Es extraño, porque se siente como si todo su sueño hubiera girado en torno a él, pero donde debería estar él lo que hay es una enorme mancha blanca, un montón de nieve sobre la hierba. Y sin embargo juraría que su sueño había estado lleno de oscuridad hasta que una cerilla se había prendido.
A diferencia de los demás, no hay destello alguno, no hay una mirada perdida, un lunar travieso, no hay nada que recuerde. La única prueba de que no se está imaginado esta nueva presencia que puebla sus sueños es el enorme vacío en su interior, todavía más grande que antes, y el loco latido de su corazón, que galopa perdido sin rumbo, buscando algo que no encuentra nunca en las horas de vigilia.
El día a día se convierte en un tormento, y añora la llegada de la noche como nunca había pensado que lo haría. Desde que aparece por primera vez, no deja de estar presente en sus sueños, cada pequeño detalle parece pertenecer, y todo lo que le pertenece se fractura y se aleja de ella. Su subconsciente no le permite tener ni un solo recuerdo de esta persona aunque su corazón muera un poco cada día al despertar y no encontrar ni rastro de él en sus recuerdos.
Sueña cada noche con él, pero con su aparición también vienen el resto de sueños. Sueños de agonía y desesperación, de correr por un bosque de árboles que se extiende más allá del cielo. Sueños de criaturas escalofriantes que parecen sacadas de cuentos de terror, de ojos vacíos sin vida que no ven nada flotando tras un cristal, sueños de flores rojas empapadas en una sangre que palidece en contraste con el color de sus pétalos. Sueños de un mundo lejano y que a la vez parece grabado en sus venas.
Se despierta agitada, sudando y con el corazón desbocado. No por la muerte y el terror, nunca por ello. Siempre por él.
Intenta despertarse de sobresalto varias veces, utilizando relojes para marcar las horas. Espera que al despertarse de golpe, pueda recordar algo, lo que sea.
Pero esa misteriosa persona sigue siendo misteriosa.
Se despierta una mañana más agotada de lo que se fue a dormir, y es incapaz de hacer otra cosa más que acurrucarse sobre sí misma y llorar desconsoladamente hasta quedarse dormida de nuevo.
Cuando abre los ojos, despertada por Alex diciéndole que se apresure que tienen que ir al mercado, hay un destello de una mirada oscura en el fondo de su mente. Su corazón se salta un latido, pero el anciano la apura y cuando sus pies tocan el suelo, el recuerdo se ha desvanecido de su mente, como si nunca hubiera estado allí.
Ha sido incapaz de ver su rostro, de oír su voz o de sentir sus manos, pero cuando por fin lo tiene frente a ella, mirándola como si fuera el mayor milagro jamás contemplado, solo puede pensar que el milagro es él. Porque es él, está aquí por fin. Su persona misteriosa. Incluso sin recuerdos algunos habría sabido que el chico que tiene delante, pelo negro, ojos profundos y el menor de los indicios de una bellísima sonrisa, es la persona que lleva apoderándose de sus sueños desde hace meses.
El chico la envuelve en sus brazos, la estruja tan fuerte que parece temer que se escape. 
Susurra un nombre.
Emma.
Su corazón late desbocado pero esta vez no es porque esté perdido buscando un camino que seguir. Es porque por fin lo ha encontrado, y corre  apresurado. Corre para llegar a casa, por fin.
Cuando por fin la abraza, cuando por fin estrecha su cuerpo contra el suyo con mucha más fuerza de la que debería, cuando entierra su rostro en su cabello y susurra su nombre, ahí es cuando descubre que no hace falta cerrar los ojos para soñar.
Espero que os haya gustado mucho. Este fic tiene una ilustración complementaria realizada por la maravillosa Mermaizing.Art, que podéis encontrar en los siguientes enlaces https://mermazing-art.tumblr.com/ , https://www.instagram.com/p/CQWRi82hfBz/ y https://twitter.com/inmiuuus/status/1406650550796566528?s=20
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invampirehellorheaven · 4 years ago
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Persona extraña
¿Exactamente qué piensa esa persona de orbes castaños?
De repente la joven de orbes rosado escuchó como alguien tocaba a su puerta. Hasta ahora la única persona que conocía en esta mansión y que tenía la cortesía de realizar ese gesto era Reiji-san, pese a esto procedió a preguntar quién tocaba.
--Soy yo… ¿Puedo pasar, Yui-san?
Aquella voz no le pertenecía a ninguno de los hermanos, era la joven castaña que había llegado unas horas atrás. Tras haber escuchado su voz un alivio la recorrió y procedió a darle permiso de entrar.
Con paso temeroso la antigua novia de sacrificio se adentró a la habitación. Dio una leve mirada recorriendo aquel lugar hasta finalmente visualizar a Yui. Soltó un suspiro de alivio, si bien se había cerciorado de que era Yui gracias a la voz, ver una habitación distinta de los chicos la relajaba, ya que era prueba de que esta vez no se había perdido.
--¿Sucede algo I-chan?
--¡Ah…! No… Digo… Sí…
Al ser sacada abruptamente de sus pensamientos la joven empezó a tartamudear. Por un momento Yui llegó a preguntarse si es que I había olvidado el motivo de su visita.  Cuando estuvo a punto de acercarse a ella fue interrumpida.
--D-disculpa… ¿Podrías hacerme un favor y colocarte esto?
La castaña se acercó y le pasó una camisa. Yui parpadeó varias veces al no entender esta situación. Era una camisa abotonada de color gris, similar a la que la joven frente a ella se encontraba utilizando. Alzó la vista para ver como la otra humana apartaba la mirada.
--Está bien, ¿pero por--?
--Gracias, entonces estaré mirando hacia otro lado.
Sin ser capaz de preguntarle algo solo pudo acceder a la petición la joven se limitó a obedecer. Como era de esperar, a causa de la diferencia de estaturas la camisa le había quedado un poco larga.
--Ya me la puse I-chan. Puedes voltear.
--¿P-podrías cerrar los ojos?
--¿Eh?
Otra petición extraña. La situación cada vez se volvía más rara. Normalmente no aceptaría la petición de alguien desconocido a menos que la amenazaran, pero quien se hallaba allí era una joven que había vivido el mismo infierno que ella. Incluso sin entender su actuar decidió seguirle la corriente y cerrar sus ojos.
--Está bien, ya los cerré.
--¿D-de verdad?
--Sí, te lo prometo.
En medio de la oscuridad pudo escuchar un suspiro y acto seguido como la joven se aproximaba. Por alguna razón un leve escalofrío empezó a recorrerla en el momento en que sintió como los botones que había abrochado cuidadosamente empezaban a ser desabrochados.
--¿I-chan…?
--Quédate quieta y asegúrate de no abrir los ojos.
El tono tembloroso de antes de repente se había tornado serio. Por un momento llegó a imaginar lo peor, que tal vez de haber estado tanto tiempo junto a los Sakamaki esta chica se hubiera teñido de sadismo. Su especulación solo aumentó cuando sintió un dolor punzante en el pecho. Ya no podía aguantar más, necesitaba abrir sus ojos, pero el dolor que sentía se lo impedía.
--No llores… ¿Acaso debería pasarte una almohada para que la muerdas?
La joven se asustó. Ya no podía seguir aguantando ese dolor y terminó por empujar a la castaña y acto seguido abrir sus ojos.
-¡¿Qué es lo que estás--?!  
Se quedó en blanco cuando observó lo que la chica frente a ella tenía en sus manos. Un frasco de alcohol y algodón. Tras eso procedió a llevar una mano a su clavícula y notar como en la zona de las mordidas andaba levemente mojado. Tras entender la situación se acercó rápidamente a I, quien andaba en un leve shock.
--¡P-perdón por haberte empujado!
--¿Eh? No… creo que es la reacción más normal en esta situación… Yo soy la que lamenta no haber explicado nada. Bueno, ahora que llegamos a esto no queda de otra… ¿Puedo sentarme a tu lado? Voy a… curarte un poco…
--¡S-sí! Siéntate por favor.
Tras eso la joven procedió a sentarse al lado de la rubia y seguir curando las marcas de mordidas que tenía. Partiendo por la clavícula y luego siguiendo al cuello. La sensación del alcohol tocando sus heridas causaba que inevitablemente soltara uno que otro quejido de dolor.
--Por eso pregunté si querías morder una almohada.
--Estoy bien, no te preocupes. Por cierto… ¿Solo viniste a curarme?
--Uhm… La razón principal es esa… Pero también quería comprobar algo.
--¿Qué cosa? ¡Ugh…!
Un quejido volvió a salir de su boca cuando el algodón tocó su delgado hombro. Hace poco había sido mordido en esa zona, así que le escocía bastante al ser una herida más abierta.
--Eres demasiado obediente. ¿Por qué no insististe más cuando te pasé esa camisa?
--¿Eh? Es que no tenía por qué dudar de ti…
--Duda más. Ni siquiera me conoces… ¿Qué harías si esto ni siquiera fuera alcohol?
--Pero huele a alcohol.
--Es un ejemplo, un ejemplo…
La castaña apartó la mirada por un momento antes de seguir curándola. Pidió permiso antes de correr un poco la camisa para bajar un poco más y observar mejor las heridas que bajaban hacia el antebrazo.
--Por cierto… ¿Lo de la camisa es para que te sea más fácil curarme?
--E-es que… D-de lo contrario habría tenido que pedirte que t-te desnudaras… E-es imposible que le pida eso a cualquier persona.
--¿Y los ojos cerrados?
--Uno normalmente se pone más nervioso cuando ve sus heridas y como alguien más entra en contacto con ellas… ¿O solo soy yo…?
--Ya veo, sabía que eras una buena persona.
--No lo soy…
Tras eso empezó a abotonarle la camisa. Acto seguido desabotonó las mangas y al divisar unas pequeñas heridas a punto de desaparecer decidió dejarlas intactas.
--¿Son todas hechas por la misma persona?
--Bueno…
--Habían… otro tipo de marcas cerca de tu hombro… Solo se me ocurre un posesivo capaz de hacer eso… Y tienes unas marcas leves en tus dedos…
La rubia se había sorprendido un poco. No esperaba que las marcas de mordidas que le había hecho Kanato en los dedos o que las marcas de Ayato aún fueran visibles tras haber pasado unos días tras el incidente.
--¿Ayato es el que más te muerde…?
Se formó un silencio. No tenía por qué ser una pregunta extraña que llegara a provocar incomodidad o al menos eso era de lo que Yui intentaba convencerse. Tras eso llegó a preguntarse si es que acaso Ayato era quien más atacaba a I durante su estadía. ¿Por qué se preguntaba eso? ¿Por qué eso tenía que incumbirle o preocuparle?
--Tomaré ese silencio como un sí.
La castaña procedió a guardar en su bolsillo la pequeña botella y a desechar en la papelera de Yui los algodones que había estado ocupando.
--Mañana hay clases, así que descansa… Buenas noches.
--S-sí… Buenas noches I-chan.
Tras despedirse vio como la figura de la joven desaparecía tras cerrar la puerta. No podía entender su forma de actuar. Pero de momento se convencía a sí misma de que no se trataba de una mala persona. Mientras intentaba quedarse dormida recordó que aún conservaba la prenda de I, había pensado en ir a devolvérsela de inmediato, pero temía molestarla ahora que se había ido a dormir. Se la retiró para ponerse su camisón, dejándola ordenada en su silla. I… Una joven que no reveló su nombre y que vivió anteriormente en la mansión Sakamaki como novia de sacrificio y que ahora por orden del padre de los chicos tuvo que regresar a cumplir con la estadía que le habían asignado y vigilarla.
En la habitación que le habían prestado a la castaña esta lentamente se recostó en la cama. De repente soltó un fuerte suspiro y hundió la cara contra una almohada.
--¡Hablar con mujeres es difícil…!
Ese grito se ahogó en la almohada. Tras sentirse un poco más tranquila despegó su cara, para solo volver a ponerse nerviosa al ser consciente de lo que había hecho. Había pasado mucho tiempo desde que curaba a alguien más, en especial porque nunca había pasado de curar muñecas.
--Pero al menos logré verificar lo que quería… Quién más la muerde es Ayato…
Se levantó un poco y miró hacia la ventana. Había un murciélago al otro lado de esta. La mirada del pequeño animal se cruzaron con los ojos castaños de I. Tras un momento ella cerró sus ojos y fue hacia el interruptor de la luz.
--A partir de mañana todo será complicado…
Tras esto la luz se extinguió dando paso a la oscuridad de la noche.
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ochoislas · 4 years ago
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EL LIMÓN
Sentía constantemente aquella inexplicable y aciaga cargazón en el pecho. ¿Eran nervios? ¿Nausea acaso? Como la resaca que sigue a una noche de borrachera, pero que se instala cuando no paras de beber un día y otro... Pues en esas estaba, y no pintaba bien. Y no ya por el catarro pulmonar o la debilidad nerviosa resultantes; tampoco por las deudas que se emboscaban a mis espaldas. Lo que acababa conmigo era aquel malaventurado peso en el pecho.
Toda aquella sublime poesía o música que antaño me deleitaran, no las podía sufrir ya. Aunque me tomara el trabajo de ir a buscar a un amigo para escuchar su gramófono, a los pocos compases me levantaba y me iba. Había algo que no me dejaba parar quieto. Y como siempre, acababa vagando de un lado a otro por la ciudad.
Ignoro la razón, pero en aquella época me atraían tremendamente las cosas bellas y maltrechas. Los paisajes que buscaba eran los barrios deteriorados de la ciudad, y en ellos, no las acongojantes vías principales, sino la intimidad de los recoletos callejones donde colgaba ropa mugrienta, se acumulaban los desperdicios y a los que se abrían sórdidos cuartos. Tales lugares, corroídos a golpe de intemperies y prontos a retornar a la tierra, con casas derrengadas y tapiales que se desmoronaban, tenían su aquél. Sólo las plantas medraban allí: de pronto te topabas con cañacoros en flor o con un empingorotado girasol.
En ocasiones, recorriendo aquellas callejas trataba de forjarme la ilusión de que ya no me encontraba en Kioto, sino a cientos de kilómetros, en Sendai o en Nagasaki. Más que nada anhelaba huir como fuera de Kioto e ir a parar donde nadie me conociera. Lo primero, descansar. Un cuarto en un albergue vacío. Ropa de cama limpia. El olor de la mosquitera. El tacto de un quimono de algodón bien aprestado. ¡Y quedarme allí tirado un mes entero sin pensar en nada! ¡Ay, si hubiera podido trasladarme a ese lugar por arte de magia! Una vez que mi alucinación empezaba a imponerse, agotaba yo todos los colores de mi imaginación pintando cada detalle. Todo se reducía a la superposición de aquella quimera sobre los destartalados callejones. Y con todo y con eso disfrutaba perdiéndome de vista en aquella ilusión.
Después me chiflé por los fuegos de artificio. Bueno, los fuegos en sí no me interesaban. Lo que me entusiasmaba eran los atadillos de cohetes listados de rojo, morado, azul y amarillo, con nombres como Lluvia de estrellas sobre Chūzanji, Batalla floral o Panochas mustias. Y luego estaban los de cola de ratón, que venían enroscados uno por uno y en su caja. Todo aquello me encalabrinaba del modo más singular.
Y luego me dio la ventolera de las canicas de colores —las que tienen dentro flores y peces— y los abalorios de cristal. Lamerlos era un placer inefable. ¿Acaso existe en el mundo un sabor más fresco y delicado que el de esas cuentas? Cuando era pequeño muchas veces me riñeron mis padres por meterme una en la boca. Quizá fuera por reminiscencia de esa grata experiencia infantil por lo que todavía percibía —incluso a mi edad y en tan lamentable estado— aquel sabor increíblemente sutil y refrescante, poético incluso.
Supongo que ya lo habrán adivinado: estaba sin blanca. Y sin embargo, si tales objetos me cautivaban lo más mínimo, solo podía consolarme despilfarrando. Y cualquier cosa que costara un par de céntimos ya era un despilfarro en mi caso. Las cosas bellas —o mejor dicho... cualquier cosa que cascabeleara mis aletargadas antenas— se convirtieron en mi instintivo consuelo.
Pongamos los almacenes Maruzen. Ese era el tipo de tienda que yo solía disfrutar antes de estar minado. Frascos de colonia amarilla y tónico rojo. Perfumeros de elegante cristal tallado, color ámbar o verde jade, con sofisticados realces rococó. Finas pipas, cortaplumas, jabones, cigarrillos. Me pasaba fácilmente una hora mirando esos chirimbolos para, finalmente, escoger un único lápiz de calidad superior en que derrochar el dinero. Pero en mi nuevo estado, Maruzen se me había vuelto demasiado agobiante con tantos libros, estudiantes y cajas registradoras, que se me antojaban otros tantos espectrales cobradores que me hostigaban.
Una mañana me vi solo en el cuarto vacío de un amigo —en aquel tiempo andaba quedándome en casa ya de uno ya de otro— después que éste se fuera a la escuela. No me podía quedar allí metido. Algo me tiraba de mí. Vagabundeé por las callejas que dije antes, de un vecindario a otro de la ciudad, remoloneando delante de tenduchos de dulces baratos o mirando los camarones secos, salazones y obleas de flor de soja en las tiendas de comestibles. Después enfilé la calle Teramachi hasta la Segunda Avenida y me detuve ante la frutería que hay allí.
De todas las tiendas que conocía no había ninguna que me gustase más, con eso está todo dicho. No es que fuera nada imponente, desde luego, pero constituía un ejemplo supremo de la belleza única de tales negocios. La fruta estaba expuesta en rampa bastante empinada, sobre lo que parecían viejos tablones lacados de negro. Era como si la mirada de Medusa hubiera cuajado el raudal de un allegro de extraordinaria belleza en los colores y formas de la fruta allí expuesta. Las verduras se encaramaban cada vez más alto hasta el fondo. ¡El lustre de las hojas de zanahoria era despampanante! Y qué decir de las legumbres en remojo o el arrurruz...
La belleza del local resaltaba sobre todo de noche. Toda la calle Teramachi bullía, aunque no era el gentío de calles semejantes en Tokio u Osaka, claro, y la luz de los escaparates se derramaba en las aceras. Sólo el frente de la frutería, por alguna razón desconocida, permanecía extrañamente rodeado de oscuridad. Quizá fuera perfectamente lógico, porque hacía esquina con la Segunda Avenida, que no estaba iluminada, aunque eso no explicaba por qué el número inmediato de Teramachi también estaba a oscuras. Pero de no haber sido así, la frutería probablemente no me habría cautivado de aquel modo. Además había otra cosa. Y era cómo sobresalía el tejaroz sobre el piso bajo, igual que el ala de un sombrero encasquetado hasta los ojos, y no se trata de una figura rebuscada . Era imposible pasarlo por alto: «¡Hala, esa tienda parece un ratón debajo de una taza!». Por encima del alero el resto del edificio se hundía de nuevo en la sombra. Por eso mismo las abundantes bombillas colgadas en la entrada parecían chorrear por la fachada como un aguacero estival, iluminando espléndidamente y sin competencia el fulgurante espectáculo, de una vistosidad casi ostentosa.  En toda la calle Teramachi no había nada cuya vista me exaltara tanto como esta frutería, ya fuera cuando, de pie en la acera, dejaba que los filamentos de las bombillas desnudas se me clavaran los ojos, o cuando la atisbaba desde el ventanal del primer piso del café Kagiya, que estaba justo enfrente.
Aquel día hice una de mis raras compras en la tienda. Se debió a que, por caso extraordinario, tenían a la venta limones. Es verdad que los limones son mercancía corriente. Pero aunque tampoco fuera pobretona, al fin y al cabo la tienda no era más que una frutería de barrio, y nunca los había visto allí.
¡Y cómo me gustan los limones! Con ése color liso como un grumo endurecido de óleo estrujado del tubo Amarillo limón, y su forma chata y ahusada. Decidí comprar uno.
No sé dónde fui luego. Caminé por la ciudad mucho tiempo. Pero fue coger el limón en la mano y el siniestro burujo que me oprimía el pecho comenzó a disolverse. Sentí una alegría atroz allí en medio de la calle. ¡Algo tan simple había bastado para disipar aquella infame y morosa hipocondría! Aunque costara creerlo, el hecho era paradójicamente cierto. En fin ¡qué misteriosa es el alma humana!
La frescura del limón me procuraba un placer indescriptible. Por entonces mis pulmones estaban fatal y siempre tenía fiebre. De hecho alardeaba de ella estrechando la mano a todos mis amigos. No había mano más caliente que la mía. Quizá fuera por eso, el caso es que el frescor del limón se expandía por todo mi cuerpo desde la palma de la mano con una sensación en verdad deliciosa.
Una y otra vez me llevaba el limón a la nariz para olerlo. Una visión de California, donde se criara, se alzó ante mis ojos. Retazos del texto chino Dichos de un vendedor de mandarinas, que había estudiado en la escuela, me vinieron a la mente; en concreto la expresión: «se metía por la nariz». Al colmar los pulmones de aquel aroma —hacía mucho tiempo que no me atrevía a respirar hondo— sentía que mi sangre se agitaba y corría por mis venas, templándome los miembros y la cara, y parecía que una nueva energía despertaba en mí.
¿Cómo podía ser que la simple frescura de un limón —aquella consonancia táctil, olfativa y visual— fuera lo que llevaba buscando tanto tiempo? Estaba convencido de ello... tal era mi estado de entonces.
Caminaba con una exaltada ligereza y cierto desplante altanero, imaginándome que era un poeta que se pavoneaba por la ciudad con aires de dandi. Probé a contrastar el viso del limón con mi mugriento pañuelo. Lo sostuve sobre mi pelliza.
Y de pronto pensé: «¡Anda, si es el peso!».
Y en efecto su peso condensaba todo aquello tras lo que me había afanado siempre y que ya desesperaba de encontrar. Era, sin la menor duda, la quintaesencia de todo lo bello y benéfico. Tales dislates alumbraba mi nuevo talante jovial y descomedido. Qué más daba... era feliz.
No tengo ni idea de cómo llegué allí, pero al final me encontré plantado ante la entrada de los almacenes Maruzen. Los había estado evitando últimamente, pero en aquella ocasión me sentí con arrestos. «Vamos a ver qué pasa», me dije cruzando la puerta con paso decidido.
No sé qué pasó, pero la alacridad que me colmaba hasta entonces empezó a menguar. Ya no estaba yo para perfumeros ni pipas. «Me va a caer la murria otra vez, además del cansancio de haber caminado tanto», pensé. Me dirigí a la estantería de libros de arte, por más que sabía que no tenía fuerzas para levantar los pesados volúmenes de aquella sección. Pero de todas maneras me puse a ello. Los fui sacando uno por uno; hojeándolos sin ganas. Aún así bajaba el siguiente, como si fuera un suplicio. Y vuelta a empezar. Seguía allí clavado y no estaba contento hasta haber pasado unas cuantas páginas. Luego ya no aguantaba más, y lo dejaba en el montón; porque de devolverlo al estante, ni hablar. No sé cuántas veces repetiría aquello.
Finalmente dejé caer también un pesado infolio naranja con las pinturas de Ingres —que siempre me habían gustado—, con el que casi no podía. ¿No acabaría aquel tormento? Las manos me dolían. Miré descorazonado el rimero de libros que había dejado ante mí. ¿Dónde había quedado el encanto que ejercían sobre mí los libros de arte? En el pasado nunca dejaba de paladear la extraña sensación de despropósito que me asaltaba cuando, tras largo rato embebido en las ilustraciones, levantaba la vista y percibía la pura ordinariez que me rodeaba.
«¡Ah, ya está!», me dije, acordándome del limón que tenía guardado en la manga del quimono. Tenía que ir amontonando los libros de colores al tuntún y someterlos a la prueba del limón. «Eso es.» Recuperé mi anterior alborozo. Iba amontonando y desbaratando al azar, una y otra vez, frenéticamente. Devolvía unos libros a la estantería, sacaba otros. El estrambótico y quimérico castillo se tornaba ya rojo, ya azul...
Por fin quedó terminado. Procurando refrenar mi corazón desbocado, todo tembloroso, coroné mi torre con el limón. Y fue un éxito total.
Mirando el conjunto, advertí que el limón absorbía serenamente la cacofonía de aquel batiburrillo de colores en su forma ahusada y tornaba a su prístina pureza. Sentí que la atmósfera polvorienta de la tienda se crispaba extrañamente en torno al limón. Me quedé allí contemplándolo un rato.
Entonces tuve mi segunda inspiración. Casi me asustaron mis maquinaciones. ¿Y si lo dejaba todo tal cual y salía como si nada? Sentí un raro cosquilleo. «¿Lo hago? Venga, sí.», y salí a buen paso de los almacenes.
Ya fuera en la calle, el mismo raro cosquilleo me hizo sonreír. ¡Qué bueno! Yo era el estrambótico malhechor que había armado una pavorosa y reluciente bomba dorada en el mostrador de la sección de arte de los almacenes Maruzen, que en diez minutos saltarían por los aires con un zambombazo.
Seguí en esa vena, fantaseando a ultranza: «¡Sí! ¡El vetusto y mohoso Maruzen se hará pedacitos!».
Luego bajé por la calle Kyōgoku, que las carteleras de los cines coloreaban de un estrafalario encanto.
Kaiji Motojirō
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el-amor-te-libera · 4 years ago
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#0531-0534 LA LEY DE SANACIÓN EXPLICADA 
Comentario por Jorge Carrizo: mayo 30, 2007
Son muchas las personas (entre las cuales hay muchas a quienes quiero mucho) que saltan al ruedo ante la perspectiva de SANAR a otras personas… e insisten en seguir haciéndolo a pesar de todos los argumentos que con todo amor y respeto pueda presentarles yo en cuanto a la imprudencia de tales acciones (v.g. asumir el karma ajeno)….. al “relajo” con que se asume la labor de curación (v.g. curar “a distancia” a gente que no cree en la Enseñanza ni mucho menos se le ha preguntado si se quiere curar)… y, por supuesto, la tentación de generar ingreso por ello o sencillamente cobrar por sanar.
Voy a aprovechar la traducción que estoy haciendo de la Enseñanza que la MADRE MARÍA descargó a través de Geraldine Innocente y que fuera publicada en el “Diario del Puente a la Libertad” para presentar a consideración de ustedes el tratado completo de la “Ley de Sanación explicada” por la mismísima Madre María, en la cual se consideran los puntos antes mencionados. 
Por la Amada Madre María
Tomado de “Diario del Puente/Madre María”. Serapis Bey Editores, S.A.
ACTIVIDAD DE SANACIÓN
Amados Míos, Mi actividad ha estado relacionada con la sanación durante muchas, pero muchas centurias. Es natural que, así como Mi amado hijo Jesús realizó muchas curaciones milagrosas durante Su encarnación —en cuanto a la mente externa de la gente concernía, si bien utilizó meramente la Ley Espiritual de Amor— así también Yo he dedicado Mi vida a partir de Mi propia Ascensión, a ayudar a quienes sinceramente desean sanar las mentes, cuerpos y almas de los hombres en sea cual fuere la actividad en que sirvieren: trátese de estudiantes avanzados que conocen la ciencia mística de la sanación, de misioneros, de doctores y enfermeras bajo el cuidado de Hilarión; de quienes trabajan bajo el Rayo de la Pureza y en el claustro; de quienes trabajan en pro de la hermandad mundial, del aspecto humanitario del amado Pablo El Veneciano; de hombres y mujeres que utilizan las actividades del Segundo Rayo en investigación y acumulación de conocimiento que ponen a buen uso, o si se trata de individuos honestos y sinceros que sanan por fe.
POCOS DESEAN CONOCER LA LEY
Particularmente en el caso de Jesús, son muchas las conciencias que lo rechazaron en vida, pero que lo aceptaron cientos de años después. Así opera la conciencia humana. Sólo cuando uno ha pasado con toda seguridad allende la puerta de la susodicha muerte, pareciera resultar seguro para lo humano aceptar sus Verdades. ¡Eso no siempre será así! Yo ví a un hombre, majestuoso allende toda descripción verbal, caminar humildemente en Judea y hablar a hombres y mujeres por cientos, dándoles la Ley, y luego probando esa Ley surgiendo de la susodicha “muerte”, haciendo ver a los ciegos, oír a los sordos, caminar a los tullidos, y limpiar a los leprosos. ¡Ese hombre fue Mi hijo! ¡Ví cuán pocos deseaban conocer la Ley, si bien eran muchos los que deseaban el fruto de dicha Ley!
AUTO-PROTÉJANSE PRIMERO 
Hoy, al medir a cada chela, vemos sobre la pantalla de la vida que más y más de ustedes están aplicando la Ley por cuenta propia, y esto es realmente magnífico ya que ese no fue el caso en Nuestra época en la Tierra. A aquéllos de ustedes que están particularmente involucrados con las actividades de sanación, les digo que si constantemente recuerdan en tanto que sean no-ascendidos, auto-envolverse en la luminosa Presencia de algún miembro del Ámbito de los Maestros Ascendidos antes de siquiera comenzar a habérselas con los problemas y aflicciones que vendrán a su atención, de manera que, tal cual dijera el MaháSahib ayer, no atraigan a sí esa zozobra, sino más bien encerrados, sellados y aislados en Mi presencia, en la del amado Jesús, la del Señor Miguel o la de Saint Germain, puedan ustedes dirigir entonces las corrientes sanadoras dentro de esos individuos que necesitan la asistencia ya sea de su propia Presencia “YO SOY” o de cualquier Maestro Ascendido, invocando todas las Llamas y Rayos del Reino de la Divinidad con que ustedes se han familiarizado, dentro de esas corrientes para darles asistencia.
ELIMINEN LAS CAUSAS Y NÚCLEOS DE ZOZOBRA
Permítanme recordarles una vez más —por más que ya lo hayamos hecho todos— que primero ES MENESTER ELIMINAR LA CAUSA Y NÚCLEO DE LA AFLICCIÓN en los Niveles Internos —donde no se le ve— ANTES DE PODER TENER UNA SANACIÓN PERMANENTE aquí en el plano terrenal —donde sí se le ve. De otra manera, lo que harán será precisamente lo siguiente: mediante el poder mental, ustedes colocarán una pañoleta sobre la condición, y durante un tiempo no será aparente, particularmente cuando el practicante o sanador está vivo, cuyas mismísimas energías y vida repelerán esa causa y núcleo, y que muy a menudo aceptará dentro de sí. Pero cuando el individuo que está prestando ese servicio sanador sale del cuerpo antes de que desencarne el individuo que ha sido afligido, en la mayoría de los casos la condición regresará aún mientras todavía está en esa encarnación; o si desencarna el individuo que ha sido temporalmente sanado, y la causa y núcleo de la condición no ha sido eliminada en los Niveles Internos, tendrán que volver a experimentar esa condición hasta que alguien haga el Llamado.
Hay una causa y núcleo detrás de toda condición —trátese de algo mental, emocional, etérico, físico, financiero o lo que sea. Cuando eso ha sido sacado de raíz por alguno de los Seres Divinos que se ofrecen a hacerlo (yo misma, la Diosa de la Luz, Astrea, Kwan Yin, cualquier cantidad de Seres Ascendidos), cuando eso es eliminado, ENTONCES TENDRÁN USTEDES UN PACIENTE SANADO PERMANENTEMENTE. Y de paso eliminen las tendencias a crear nuevas causas y núcleos… ¡porque lo que encontrarán en la Tierra será mucha gente ocupada!
GENEREN CONFORT, NO AFLICCIÓN
Los individuos están creando constantemente —despiertos o dormidos, día y noche, constructivamente y lo contrario. Tal cual el amado MaháChohán lo dijera ayer, las personas crean más zozobra (lo cual requiere más confort) o más confort, más luz.
Aquellos de ustedes que están interesados en sanación, saben muy bien que los individuos a quienes sanan (o a quienes Dios sana a través de ustedes) re-crearán esas condiciones a menos que ustedes estén alerta e invoquen la Presencia “YO SOY”, la Santa Llama Crística, la Llama de esa persona para eliminar la capacidad de crear una nueva causa y núcleo. Yo he practicado esto, Amados Míos, lo he estado haciendo durante casi dos mil años ahora. Se lo doy a ustedes como una explicación de la Ley de Sanación para quienes escojan tenerla.
COMPARTO MI LUZ CON USTEDES
No siempre resulta confortable que se te haga una presentación de la plena Verdad, y Yo sé que es siempre más cómodo sencillamente decirles —y esto es verdad— que los amo con todo Mi corazón. Los amo lo suficiente para compartir Mi Luz con ustedes, creer en ustedes como creí en Jesús, aún cuando estaba en la cruz en el Gólgota, cuando cada célula y fibra de Mi ser reconocía la realidad de la Luz inmortal, sosteniendo ese sentimiento para Él hasta que Su forma resucitada Me relevó de esa vigilancia en particular.
De manera que Yo creo en ustedes, y sostengo para ustedes el Concepto Inmaculado, para cada uno de ustedes… y para el otro también, aún cuando por un tiempo pierdan el patrón de su propio sendero de regreso a casa.
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hanna-chan-otaku · 4 years ago
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💌❣Salva por una persona inesperada❣💌
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🌹❣ .....Había una vez⁓⁓⁓♪...❣🌹
-Hay no....creo que me perdí-decía (T/N) mirando a su alrededor los arboles de todo el bosque que cubrían casi la luz del día.
Te estarás preguntando como llego nuestra querida (T/N) bueno la respuesta es muy sencilla, todo comenzó en nigh raven...resulta que tenían que hacer un importante proyecto sobre las plantas especiales que habían en el bosque en la isla de los sabias, crowley decidió aprovechar este trabajo para ir de excursión a el bosque y mientras trabajan en su trabajo.
Todo fue bien por un rato hasta que tuvieron que comenzar explorar el bosque para estudiar las plantas, (T/N) sin que nadie se diera cuenta en ese momento se separo del grupo y cuando regreso ya no estaban.
Hay ella empezó a buscar a sus compañeros pero nada....no había nadie...estaba sola en la mitad del bosque sin nadie quien la pueda ayudar. ella estaba punto de ponerse mas nerviosa pero (T/N) no se iba a rendir tan fácilmente.
-No no debo bajar mi animo-decía para ella misma tratando de alentarse-no puede rendirme debo seguir buscando seguro que me encuentro con alguien o el camino de regreso a nigh raven-y con eso dicho (T/N) comenzó su búsqueda de encontrar la salida del bosque.
Un tiempo paso desde que (T/N) empezó a buscar el camino de regreso y estaba muy cansada había camino un montón en el bosque tratando de encontrar la salida o encontrar a alguien que la pudiera ayudar.
Pero no encontró nada....estaba tan agotada que empezó a tambalearse de un lado a otro cuando llego a un rio, (T/N) pensaba en descansar en la oriya del rio para recuperar fuerzas para caminar y seguir buscando. pero cuando se estaba acercando a la oriya del rio sintió como sus piernas ya no podían mas.
-!!!-cae en el rio quien se la lleva corriente bajo y (T/N) trata de nadar pero no puede.
La pobre intento mover algunos de sus brazos y piernas pero parecían entumecidos, tal parece que tanto caminar hiso que las piernas se agotaran y ya no pudieran mas al igual que todo el cuerpo de (T/N).
La joven con todas sus fuerzas intento pedir ayuda lo mas fuerte posible pero entre mas gritaba mas se ahogaba y se hundía......hasta que el agua la hundió por completo lo unció que pedía con todas sus fuerzas en su mente era que alguien la ayudara quien sea.
De pronto sintió como en el agua al parecer algo había entrado, lo ultimo que vio antes de serrar sus ojos fue la silueta de alguien familiar.
.
.
.
(T/N) empezó a despertar y ella lo primero que vio fue una luz que resulto ser una fogata...y luego al miro a su alrededor vio que estaba en una cueva por el sonido de afuera estaba lloviendo y fuerte.
-Pero como llegue aquí...-decía un poco confundida mientras se acomodaba y miraba todo el lugar iluminado por el fuego-además quien fue el que me ayudo y me trajo aquí.
-Creo que yo podía responder a tus preguntas...
(T/N) casi salta del susto pero reconoció esa voz altiro, volteo y hay vio a la (versión de merida) quien estaba recostado en la pared de la cueva con su arco y flechas en su espalda, abrió uno de sus ojos para mirar a la chica quien estaba sorprendida.
-Hola...al final despertaste niña de nigh raven-decía esto mientras veía como la chica le devolvía el saludo y empezaba a acomodarse.
-Asique eras tu...eres el chico de el cumple años de rook o me equivoca-decía la chica viendo como el chico le asentía-tu fuiste quien me salvo del rio.
La (versión de merida) le conto que si el fue quien la salvo y también como la había encontrado cuando ella estaba ahogándose en el rio.
El chico (versión de merida) estaba practicando su arquería cuando escucho los gritos de (T/N) pidiendo ayuda mientras que se hundía, en cuanto la (versión  de merida) llego y vio esto el salto sin dudar al agua para rescatarla. en cuanto la agarro no fue fácil salir del agua pero este chico  pudo nadar sin problema alguno por la corriente fuerte hasta llegar a la oriya junto con la joven.
Después de hacerle el ya saben 7w7 cof cof de el boca a boca y de asegurarse que la chica no tenia heridas vio que en el cielo se vendría una fuerte lluvia. asique mientras ella estaba inconsciente la llevo al estilo princesa a una cueva donde estarían refugiados de la  fuerte lluvia y después de contar su parte le pidió a la chica explicaciones sobre por que y como llego al rio.
-Con que era eso...ten mas cuidado la próxima vez.
-Lo tendré en cuenta-decía (T/N) quien paseo su mirada al brazo y rostro del chico quien desde hace rato se sobaba y noto que tenia algunos raspones y que algunos de ellos empezaban a sangrar-espera estas herido!?
-Herido?-el chico ve donde indica (T/N)-a no es nada ya se me pasara-decía alejando la mano de la joven pero esta por su mirada no lo iba a ser.
(T/N) después de insistirle sin parar el chico (versión de merida) al final asedio y dejo que la chica curara su brazo con algunos parche curitas que ella tenia bien guardados en uno de sus bolsillos y que por suerte no se los llevo el rio.
-O-oye niña p-podría alejar tu cara de mi rostro-decía el chico (versión de merida) mirando como la chica estaba a centímetros cerca de su rostro.
-A s-si disculpa jejeje-dijo la joven alejando su rostro del chico y siguiendo curando sus heridas-listo-decía la chica orgullosa viendo como había terminado de curar las heridas de el joven.
-El chico miro su donde le había curado (T/N) para luego mirarla-nada mal, gracias.
Las horas se fueron volando y (T/N) se la paso hablando un rato con la (versión de merida) hasta que ya era la hora de dormir, el chico (versión de merida) se acomodo en el piso de la cueva en una poción de dormir.
-Vas a dormir-pregunto (T/N) a la (versión de merida) quien con un voz cansada dijo.
-Por lo que veo la tormenta no parara hasta mañana, asique tendremos que ya empezar a dormir-bosteza-ya mañana te llevare de regreso a nigh raven-ve el chico como al chica entiende y se empieza a acomodar también el piso-y que esperas.
-Eh-lo miro confundida el chico (versión de merida) quien se para de donde estaba costado.
-No pienses que te dejare morir de frio con la ropa casi mojada o si-dice el chico se acerco a la chica, la arropo a ella junto a el con su chaqueta de royal y la abraso para que ella escuchara como el chico le susurro en el odio-esto es por a verme ayudado con mis heridas, asique tómalo como regreso del favor que me hiciste.
Antes de que la chica pudiera decir algo el joven ya se había dormido en solo un segundo después de decirle eso a (T/N), no dijo nada y se acomodo en el abraso para dormir.....este chico puede parecer particular pero es muy amable con los demás.
.
.
.
A la mañana siguiente la lluvia seso y el chico comenzó a despertar sintiendo a un el abraso de la chica....para el chico la niña quien le estaba abrasando le parecía tierna...
-No, no en que estoy pensando despierta-se choco la cara unas cuantas veces para luego pararse-bueno es hora de que e lleve a casa.
Luego de ver que había pagado el fuego agarro sus cosas y a la joven (T/N) quien sequia a un dormida en sus brazos, salió de la cueva y fue corriendo rápidamente a nigh raven que por los pensamientos del chico seguramente ya estaban muy preocupados por ella.
-Bueno ya llegamos-decía viendo la entrada de nigh raven para luego mirar a (T/N) a un dormida.
El chico tapándole los oídos para no despertar a (T/N) hiso ruido en la reja para que alguien fuera a ver que pasaba y si capto la atención de alguien que estaba viniendo y con rapidez dejo a (T/N) recostada en la reja para luego irse.
-Nos vemos pronto pequeña niña-decía esto para ir a su camino atreves de los arboles royal sword donde ya lo están esperando.
.
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Fin
❛🍬▥🕉❣🕷 Creado por : ↝@Kobydoll↝♪
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srtaelisa2802 · 4 years ago
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Mundos Opuestos (Raiden x Reader x ¿Kung Lao?) (Cap8)
¡Esto está delicioso!
Después de acompañar a los chicos en una agradable mañana me dispuse a buscar algo que pudiera distraerme de mis pensamientos y mis locos sueños. No es que haya mucho por hacer aquí, supongo que será otro día sin hacer nada, otra vez.
Pateas una piedra que se interponía en tu camino una y otra vez en cada paso que dabas, sin querer lo envías un poco lejos a lo que aceleras el paso para alcanzarlo, sin embargo tu atención se vió interrumpida de un repentino golpe.
Te das vuelta viendo a tus pies una manzana, levantas la vista y como era de esperarse, cayó de un árbol, se ve bastante madura, aunque no tenias hambre decides guardarlo para más tarde.
Por otro lado, vuelves a dirigir tu mirada en el árbol, otra manzana está por caer, rápidamente levantas tu mano en un intento de atraparlo, entonces sucedió lo inesperado.
De tu palma brotó una corriente de neblina rojiza deteniendo la manzana en el aire, asustada y con tus nervios aumentando dejas caer la manzana, el terror fue más allá de tus sentidos, sin quitar la mirada de tu palma retrocediendo unos pasos que sin darte cuenta tropiezas con la piedra perdiendo el equilibrio finalmente desplomándote difuminando tu visión.
"¡S/n!"
Cortinas blancas de marfil acompañados de la luz de la luna penetrando débilmente el vidrio de la ventana, junto al intenso olor a eucalipto te saludaron al despertar. Aunque no fue de suficiente ayuda para calmar los molestos latidos en la cabeza gracias al fuerte golpe.
De pronto te hallas con una silueta que se encontraba frente a la ventana mirando al horizonte, no tardó en darse cuenta que despertaste, por lo que dió pasos hasta sentarse al filo de tu cama, forzaste un poco tu visión para revelar a nadie más que Kung Lao.
—¿K-Kung Lao? ¿dónde est-...?
—Tranquila, debió ser un buen golpe ¿verdad?
Rió entre dientes retirando un paño húmedo que llevabas en la frente.
—No tienes idea.. ¿cuánto tiempo estuve dormida?
—Como unas seis horas aproximadamente, me preocupaba que no despertaras por la forma en que te encontré.
Ves a Kung Lao caminando hasta su mesita de noche preparándote una bebida, puesto que molía las hierbas con una piedra seguido de aumentarle agua, el olor es tan agradable.
Notas algo diferente en él, no tardaste en darte cuenta que no lleva puesto su sombrero dejando en libertad una pequeña cola de caballo, hay que admitir que se ve bien así.
—Ten, lo preparé para ti, te ayudará con el dolor.
Se acercó entregándote la taza de porcelana sobre un pequeño plato, el olor a hierbas sin duda es indescriptible.
Le das un pequeño sorbo al té seguido de cruzar miradas con el monje shaolin, sus pupilas dilatadas en la que puedes ver a la perfección tu reflejo.
—Está delicioso Kung Lao, gracias, diría que tienes buena mano.
Kung Lao soltó una risa entre dientes sin quitarte la mirada de encima.
—Los monjes solían prepararlo para mi cuando sufría lesiones o luego de un largo día de entrenamiento.
—¿Qué tipo de ejercicios hacías como para terminar lesionado?
—Tendría que regresar a cuando empecé a tener memoria ya que no lo recuerdo muy bien.
—D-Desde... ¿desde que eras un niño?
Kung Lao asintió desviando su mirada al suelo.
Seguiste bebiendo de tu té, pensando en como un jóven monje podría someterse a todo tipo de torturas, imaginar su dura infancia rodeado de monjes, incluso de no haber tenido una vida normal como un chico de su edad.
Kung Lao se puso de pie con mucha urgencia, buscó entre sus cajones una vela seguido de colocarla frente el marco colgado en la pared, la luz iluminó una parte del cuadro revelando la pintura.
—No es algo que realmente desee... pero es mi destino seguir sus pasos.
Expresó su dolor en palabras forzadas, podías sentir toda la angustia dentro de él.
Con cautela decides acercarte, el pobre tenía ambos ojos cerrados manteniendo la cabeza baja casi al punto de romper en llanto, tu vista se dirigió al nombre escrito bajo la pintura.
"El Gran Kung Lao"
—Kung Lao, yo...
Posas suavemente tu mano sobre su hombro, ni bien hiciste contacto de inmediato unas imágenes pasaron por tu mente, veías perfectamente a Kung Lao quitándose el sombrero en son de despedida escuchando una débil voz destrozada rogándole..
No lo hagas, por favor...
Regresas a la realidad perdiendo el equilibrio sosteniéndote del borde de la cómoda, Kung Lao rápidamente se percató puesto que tu respiración comenzó a agitarse.
—¿Qué te sucede, S/n? ¿estás bien?
—Y-Yo...
Preguntó Kung Lao ayudando a sostenerte, miras a tu alrededor asegurándote que solo haya sido una de tus visiones.
—Estoy bien, solo..
Te das un momento para observar la pintura antes de cruzar miradas con el monje shaolin, quien no se dió cuenta que mantiene contacto contigo puesto que tiene sus manos posando sobre tu antebrazo.
Kung Lao rápidamente retiró ambas manos manteniendo su distancia, podrías que jurar que notaste un leve rubor rojizo en sus mejillas.
—Necesito descansar, aunque no voy a negar que ese té me ha ayudado bastante.
Kung Lao sonrió ante el cumplido llevando una mano detrás de su cuello sintiéndose halagado.
—¿Quiéres que te acompañe? Ya sabes, para asegurar que no te desmayes en el camino, a no ser que quieras despertar nuevamente en mi habitación.
El doble sentido se vió desde las montañas, ambos terminaron riendo por asi decirlo de manera incómoda, quien diría que un monje shaolin tiene unos pensamientos bastante pecaminosos.
—Solo esperemos que no se haga costumbre.
Casminaste hasta el marco de la puerta sin antes darle un rápido guiño, Kung Lao se mantuvo a tu lado con una vela sobre un plato iluminando los pasillos, en el camino volteabas la mirada un par de veces solo para verlo perdido en sus pensamientos con una cálida sonrisa dibujada en su rostro.
Ambos se detuvieron al llegar, deslizas lentamente la puerta encontrándote con el ambiente fresco de tu habitación.
—Espero algún dia pueda agradecerte, de alguna manera...
Kung Lao dió un paso adelante, la flama reflejada en su mirada perdido en sus pensamientos al tener el sinónimo perfecto de belleza frente suyo lo impedía encontrar las palabras correctas.
—Cuando te vi ahí, no sé que fue lo que me pasó, pero tenia que ayudarte.
Permaneciste en el marco de la puerta maravillada por lo que acababas de escuchar por lo que miras hacia un lado dibujando una sonrisa de manera avergonzada sin mencionar que debes tener tus mejillas ruborizadas.
Kung Lao se dió cuenta de lo que está pasando por lo que hizo una reverencia a lo que deslizas la puerta lentamente.
Una vez en tu privacidad dejas salir un largo suspiro tumbándote sobre tu cama mirando al techo recopilando lo sucedido el dia de hoy.
Kung Lao...
~Fin del Capitulo~
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elvis-conti · 3 years ago
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Desasosiego
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- ¿Un ratón? - Se preguntó.
Ni siquiera se lo contestó, tomó la almohada y le hundió la cara. Un pánico inexplicable la había dominado a partir de que la última gota de luz vespertina se diluyó en la noche. Dos horas después ahí seguía, inmóvil y tratando de adivinar la forma de las cosas en medio de la obscuridad.
Se quitó la almohada para respirar mejor, aunque fuere el aire extrañamente helado de la habitación. Una tenue luz de luna roja se filtraba por el manto de nubes negras que la tenía secuestrada allá arriba, hasta meterse de a poco por la diminuta y única ventana de la buhardilla. No obstante, ese tímido haz le daba suficiente para distinguir el filo de la mesa y, desde ahí, perfilar la jarra con agua y algo cruciforme en la pared. Con toda seguridad algún Cristo colgado que no notó al entrar.
Después de una prolongada decisión, por fin saltó al piso para dar los dos pasos que la separaban del apagador del foco. Ella, agitada, supuso que bastaría guiarse por el tacto. Seguir la moldura rústica de la puerta hasta asir la perilla y, a unos 15 centímetros, supuso, podría alcanzar el botón.
Inexplicablemente, aquella maniobra aparentemente sencilla, resultó fallida por varios segundos, al grado que, acusando taquicardia, llegó a pensar que el apagador había desaparecido.
Hizo un esfuerzo por serenarse. Respiro hondo mientras se repetía una y otra vez que no era posible que desapareciera lo que hace apenas unas horas se encontraba justo ahí, a un lado de esa puerta. Después de porfiar en contra de esa absurda situación, lo palpó al fin, no sin soltar un ridículo grito de júbilo. Empero, aquella alegría espontánea fue fugaz, se encontró completamente frustrada al confirmar que el foco simplemente no prendía. No había corriente eléctrica.
Su siguiente pensamiento fue ir a quejarse con el encargado de la hostería.
Abrió la puerta sin meditarlo mucho, pero el ímpetu inicial se difuminó después de la fuerte impresión que recibió y terminó por descorazonarla. Se encontró con un pasillo largo y lóbrego al que no se le distinguía un fondo, ausente de luz y sin una sola señal de vida, aquello la confinaba de regreso al cuarto.
- ¿No estaba ocupado totalmente el hostal? - Se dijo mientras daba un paso hacia atrás sin apartar la vista al frente. Cerró finalmente la puerta de un portazo cuando, entre la obscuridad reinante y los nervios que la afectaban, creyó ver algunas sombras.
Cerrada la puerta se sacudió esas ideas. Le causaba coraje cuando su imaginación la ponía en jaque.
Enseguida, se lanzó sobre la cama como si esta fuera un sitio inexpugnable para cualquier tipo de amenaza, especialmente esas que su mente le fraguaba. Estando ahí, recordó que no había regresado el botón al modo de apagado. Poco le importó, ¡ya no se aventuraría más!
Deseaba dormir desesperadamente. Estaba convencida que, si lo lograba, despertaría hasta el nuevo día y se libraría de esa noche tan… ¿inquietante? Solo por darle un adjetivo.
Cerró los ojos y casi enseguida empezó a percibir algo que le sonaba amortiguado, algo francamente muy cerca de ella. No era un ratón. Ella conocía perfectamente el ruido de un ratón. Con sus pequeñas uñas y dientes rasgando y ruñendo lo que sea que encuentren a su paso. De hecho, hay que dejarlo consignado, ella había sido dotada de un sentido del oído realmente extraordinario, tenía la rara habilidad de desentrañar los sonidos más extraños y sutiles. Tanto era así, que continuamente le provocaba temores diversos, sobre todo durante aquellas noches en las que, como hoy, se hallaba en un sitio fuera de sus dominios y querencias. ¿Que sería si se llegara a topar con algo que no quisiera escuchar? O peor aún… ver.
Luchó para deshacerse de esa idea. Se disgustaba tanto cuando constataba como se sugestionaba gratuitamente. Se hizo un ovillo para enterrarse bajo una gran zalea de buey y una gruesa cobija de lana rasposa con un olor añejo de baúl.
Y hasta ese refugio improvisado le llegó otro rumor. Este era distinto. Parecía un murmullo que lo atravesaba todo, incluidas sus manos, con las que insistía en cubrirse los oídos. Desesperada por no poder ignorarlo, extrajo coraje desde algún punto de sus adentros para destaparse y, muy decidida, hacerle frente a aquello, lo que sea que fuere. Se sentó sobre la cama con las piernas en flor, siempre con el buen cuidado de no dejar colgando los pies, por figurarse que se los podría tocar algo o alguien.
Era inevitable la regresión a su niñez, cuando estaba segura de que, anidado en las paredes, vivía un ser con grandes extremidades que se descolgaba lentamente, como un reptil, para irse a habitar abajo de su cama, encaramado a los resortes del antiguo camastro de latón de allá, su casa paterna en Morelia.
Salvo la luz roja mortecina de la luna, el negro ahí era espectral. Por si aquello no fuera suficiente, en el cuarto primaba una sensación glacial incomprensible. Ella no lo veía, pero estaba segura de que soltaba un vaho cada que su respiración caliente chocaba con el ambiente polar que la tenía entumecida.
Otra vez, apenas audible, escuchó algo que la puso en guardia y a su concentración a prueba. La tensión estaba desbordada, claramente algo la acechaba adentro de ese cuarto de apenas 4 por 4.
Lo que estaba oyendo era muy similar a un jadeo. – Sí, ¡eso… un jadeo! – Se decía. Pero era uno muy peculiar: un jadeo diminuto.
En el pasado, cuando llegó a sentir que el misterio se impondría sobre la razón, ella optaba por la explicación más lógica y se aferraba a ella como a la vida misma, no daba pie al terror. Sabe que el terror paraliza, trastorna y la deja sin defensa. Ella prefiere por encima de todo al miedo. El miedo avispa los sentidos, abre la mente e inyecta chorros de adrenalina que la ponen alerta como espada desenvainada.
Un escalofrío lento le recorrió la espina cuando oyó con absoluta fidelidad la caída al suelo de algo metálico. Ella supo de inmediato que había sido un tornillo, uno minúsculo y ligero. Instintivamente se hizo pequeña, como una tortuga en su caparazón. Para ese momento, sus oídos se habían sensibilizado tanto que podrían haber identificado los pasos de una hormiga caminando sobre el piso.
Volvió a escuchar nuevamente esa respiración que, de tan pequeña, le parecía más y más enigmática. Unos minutos después un nuevo sonido se sumó.
Inadvertidamente, una suave pero pertinaz llovizna empezó a estrellarse contra el techo de dos aguas justo a metro y medio encima de su cabeza. Muy pronto, las gotas se fueron haciendo más gruesas y el golpeteo inicial se convirtió en un martilleo incesante que terminó por confundirse, al menos un poco, con aquello que la tenía completamente absorta, sumida en el desconcierto y la angustia.
Se quiso convencer de que así estaba mejor, sin escuchar nada, sin provocar a sus propios demonios. Decidió acostarse nuevamente y cubrirse con aquella zalea gigante y la colcha de lana con olor a granero. Dormir tan hondamente que terminara por olvidarse de todo. De los ruidos, de esa noche y de lo que sea que la amenazara.
Pero también quería expulsar de su pensamiento, aunque fuera momentáneamente, su vida presente, tan cargada de tristezas y desazones, de soledad, de nostalgia por tiempos y personas ya idos. No quería detenerse tampoco en su trabajo ni en el dictamen que debía emitir a primera hora en la mañana, y que era la razón por la que se encontraba hospedada en aquella hostería de mierda en Tepoztlán.
Quería en una palabra olvidarse de todo aquello.
Sin poder impedirlo, empezó a llorar. Su llanto era quedo y reprimido. Un llanto sin gimoteos ni grandes lamentos. Pero no por eso dejaba de ser desgarrador y doloroso. Y tuvo que ser en medio de esa tregua que, al final, liberó un poco su mente del entresijo que la había estado sobrecogiendo prácticamente desde que arribó a ese sitio. Aquello, además del cansancio por la tensión acumulada, hizo que se durmiera pesadamente.
Pero aquello no resultó ni plácido ni reparador. Ni siquiera duró mucho. Casi una hora después, un sueño terrible la expulsó de regreso a la realidad. Y aunque no podía recordar un solo detalle de la pesadilla, si se quedó con un sentimiento de desasosiego muy intenso. Todavía amodorrada, necesitó de unos segundos para percatarse que había estado sumida en un sueño muy tortuoso. En ese breve tiempo que pasa mientras se transita de un sueño profundo a la realidad, cuando la cabeza está concentrada en reordenar las ideas, en separar la realidad de lo onírico, hasta esa frontera donde lo fantástico se niega a regresar al inconsciente, llegaba el mismo rumor que la había mantenido en zozobra. Un jadeo incesante, un resuello casi angustioso. Algo que ocurría muy cerca de donde estaba.
Ese retorno le estaba resultando horrible. Después de la pesadilla despertó para encontrarse sumida en la incertidumbre, en el desconsuelo, el miedo hacia lo desconocido, hacia lo que no se puede controlar. Instintivamente se volvió a cubrir con la gran piel, cuando un poderoso trueno le recordó que afuera caía una tormenta, y que el topeteo de las gordas gotas de lluvia sobre el techo no eran ni escasas ni pacíficas. A pesar de esa batahola, en la que primaba un estrepito incansable, aquella respiración prevalecía por encima de todo.
En esas estaba cuando, inesperadamente, el foco de la habitación prendió. La energía eléctrica había regresado. Todavía incrédula volteaba en todas direcciones para cerciorarse que no era otro sueño. Aunque al principio quedó deslumbrada, sintió un alivio instantáneo al saber que la obscuridad había sido desterrada por una bombilla de 100 watts. El regocijo y el bienestar que la embargó era abrumador, tanto que terminó desternillada por una risotada loca.
Ahora, hay que decirlo, los seres humanos solemos atribuir todo lo enigmático y la ignominia a la obscuridad y, consecuentemente, la verdad y la justicia a la luz. Creemos que la claridad nos va a mantener siempre bajo buen resguardo de todos aquellos peligros que el misterio nos puede deparar. Ignoramos que el terror es más probable y severo bajo una luz plena.
Cuando sus ojos finalmente recuperaron su visión normal, se sorprendió de volver a oír aquel jadeo. Su vista siguió hasta donde parecía que ese rumor se originaba.
Estremecida observó con absoluto y profundo espanto, como nunca en su vida, que a unos tres metros de ella, el cristo del crucifijo se esforzaba denodadamente con su brazo derecho para liberarlo del tornillo que le tenía sometido su brazo izquierdo.
Fuera de sí, totalmente despavorida, escuchó como ese pequeño tornillo caía finalmente y se estrellaba contra el piso.
Entonces el cristo negro se dedicó a desenroscar el tercer tornillo que sujetaba sus dos pies. Ella, sin movimiento ni gesto alguno, absolutamente congelada, no movía otra cosa que los ojos que, abiertos como dos ventanas, seguían con un terror crudo aquel ente sin rasgos que respiraba copiosamente.
Sin saber cuánto tiempo transcurrió, el tercer tornillo cayó. El hombrecito se había liberado finalmente.
Ella trató de moverse, de reaccionar, pero no podía, seguía clavada en esa cama, estaba hipnotizada por esa visión tan detestable como fascinante.
Con un terror mayúsculo, vio como el aquel hombrecito se descolgó y se dejó caer sobre la mesa, después corrió diagonalmente a toda prisa para saltar hacia la silla. La que bajó por una de sus patas hasta el suelo.
Lo siguiente que ocurrió es que, raudo, no se detuvo hasta meterse debajo de su cama.
Ella, consumida por la andanada emocional que la tenía presa en esa habitación, sentía que perdía la conciencia. El corazón, a riesgo de colapsar, ya no podía latirle más fuerte.
A veces, cuando las circunstancias nos llevan hacía algún extremo, cuando nos apremian poniéndonos pruebas casi imposibles de superar, solo a veces, puede pasar que todo empeora.
Repentinamente, la luz se apagó. Nuevamente se había cortado la energía. Una negritud definitiva lo devoró todo.
Lo siguiente que escuchó fue distinto... se trataba del sutil reverberar de un resorte, lo que se terminaría mezclándose con unos gritos destemplados que nadie escuchará.
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simplementehachiko · 4 years ago
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El Segundo Strike
Fue un fin de semana de enero, cuando el veranito de San Juan se apodero de mi ciudad natal, para darle un respiro a sus habitantes de su ola de calor. Tormenta y granizo fueron los protagonistas a partir de ese viernes.
Mi computador trabaja relativamente bien, digo, no estoy con las condiciones óptimas, pero puedo darme el lujo de trabajar sobre la marcha, ir evaluando las alternativas que me quedan por sobrevivir en este particular sitio.
El día lunes yo entraba a las 8:30 hrs. Como de costumbre, llegando siempre más temprano, encuentro la puerta abierta, como todos los lunes, cuando mi empleador limpia los pisos jactándose de que realiza las labores domesticas correctamente. Pobre ser de luz, tan esforzado, se nota que invierte en su empresa y quiere lo mejor para sacarle el mayor partido posible. Cuida y protege la herramienta que le da de comer.
Esa mañana amaneció el cielo cubierto, hacía frío y no hay nada más hermoso para mi que un día de lluvia, yo seguía rezando para que el verano se aplacara un poco y durará más esa corriente de la niña que a veces se provoca cuando hay movimientos telúricos en nuestro país, no digo que sea el motivo por el cual cambia el clima, solo digo que coinciden las fases con un temblor.
Todos los días, ingreso a mi lugar de trabajo abriendo con un cuchillo, cabe mencionar, entró hasta donde está mi oficina y ¡Vaya! ¡Sorpresa! El techo se había derrumbado, la humedad se sentía en el aire, por pandemia utilizamos nuestras mascarillas, que habitualmente, nos las quitamos por ser tan poquitos en la empresa. Ese día la toxicidad era evidente, no quise ni pensar en la posibilidad de quitármela, era Chernobyl.
Procure de salir para hablar con mi jefe, que, en horario regular, llega antes que yo, él había ingresado a la oficina, pero cerro, creyendo que sería lo bastante estúpida para no darme cuenta que había llegado, o eso pienso que cree de mí. Llegó 30 minutos después, con una sonrisa de perro en la boca.
Riéndome, creyéndole su personaje decente. Que quiere que le diga, le comento, haciendo ironías de la situación actual. Entre risas, jijis y jojos, me dijo que me fuera a casa, que mañana empezaba desde su oficina al otro lado del baño. En ese momento no me cuestione nada, solo me fui, feliz de tener la fría tarde libre, poder pasar tiempo con mi gatita y pasearla en el parque.
Lo realmente decente era avisarme que no fuera a trabajar, lo decente hubiera sido comunicarme oportunamente que no me dirigiera a mi lugar de trabajo, tomar cartas en el asunto y sacar los escombros y habilitar el espacio en su oficina para que yo pudiera mudarme a un sitio donde pudiera realizar mis actividades con normalidad. 
Pensé, que le puede pasar a cualquiera, pero a estás alturas, el 50% de las cosas que me decía, podían ser ciertas como falsas, me enteré, tiempo después que había ocurrido anteriormente, que era una probabilidad que pasará, habiendo un clima tan salvaje como que el nos ataco esa semana. Soluciones parches, solían ser su especialidad.
Pero paso, otra más sucedió en esta empresa de cartón. El strike dos era inminente, pero el trabajo lo necesito, no puedo dar pie atrás, en este minuto, el Troll tiene el sartén por el mango.
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mishellroodbarr · 4 years ago
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No llevo tu sangre ni me parezco a ti pero eso es lo que menos importa cuando llegaste como un milagro a la familia, nuestra bonita y pequeña familia
No sé cómo empezar este texto, no sé cómo expresar con palabras y plasmar todo el agradecimiento que siento en mi corazón… no sé…
Creo mucho en el destino, sé que todos estamos viviendo un camino que ya estaba escrito, algo como una corriente, como si desde que fuimos creados ‘algo’ ya supiera cómo sería nuestra vida: con quién nos íbamos a cruzar, a qué nos íbamos a dedicar, nuestros tropiezos, logros e incluso cuánto tiempo estaremos aquí en la tierra. Es algo que mamá no entendía, hasta que llegaste tú.
No sé qué estabas haciendo mientras yo nacía, quizá trabajando en el transporte ya, o incluso solo en casa tomando café sin imaginar que a unos kilómetros el amor de tu vida estaría dando a luz a tu hija mayor.
En ese momento mamá creía que su destino estaba resuelto: una familia feliz, papá, mamá y ahora una hija. Todo pintaba bien. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que papá se acobardara y llenara de miedo -dice- y se fue… ¿a dónde? No lo supimos por mucho tiempo. Era lo que menos importaba. Lo que giraba y giraba en la cabeza de mamá era un constante ¿por qué? ¿qué hizo mal? y sobre todo ¿qué haría conmigo, sola?
Yo, mientras tanto, crecía confundida viendo los ojos de mamá todo el día llenos de lágrimas, una piel sin luz y un corazón partido que salía por cada uno de sus poros. Me destrozaba el corazón pero siendo sincera, no entendía muy bien qué pasaba, incluso hacía comentarios que ahora sé eran más que dolorosos para ella: ¿Dónde está papá? ¿Por qué hoy no llego a casa? ¿No lo esperaremos para comer?
Fui muy dura, de cierto modo me enojaba con mamá por trabajar todo el día sin pensar que estaba luchando muy duro por sacarme adelante. Siendo una niña me repetía por qué no se quedaba a jugar conmigo al menos un día y regresaba tan noche de trabajar que yo ya me encontraba dormida.
Fueron momentos duros. Días, meses, incluso años confusos donde al final me hice a la idea de que así sería… sin un papá.
Mi papá decidió irse, pero mi abuelo se quedó conmigo hasta el fin de sus días
Pero llegaste Justamente 5 años después de mi vida
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Años después empecé a ver de nuevo la sonrisa de mamá, incluso déjame contarte que volvió a cantar en la ducha y prepararse el licuado con chocolate que desayunaba en días felices. ¿Recuerdas los vestidos claros? Era su prenda favorita cuando todo era felicidad. La había dejado de usar. Cuando la vi de nuevo con ella supe que algo estaba pasando. Su cara tenía una luz diferente, su mirada llena de vida y sí, un corazón recuperado.
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Te conocí y ciertamente al principio me negué un poco porque en mi cabeza decía “no es mi papá”, además de encelarme porque hasta ese momento, todo el amor de mamá era para mí y no quería compartirlo con nadie. Le pediste tiempo para que no insistiera que debía quererte y yo decidí poner una barrera entre nosotros.
Han pasado días y grandioso momentos ¿sabes qué? ahora puedo decirte que te amo, que eres un milagro para mi familia y sobre todo para el corazón partido de mi mamá.
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No sabes la felicidad que sentía al verla sonreír y disfrutar de tu compañía, me doy cuenta ahora de muchas cosas que hiciste por mi, fue recibirnos con amor incondicional.
No eres mi padre biológico, no llevo tu sangre en mi cuerpo, tampoco tu apellido, pero para mí tú eres mi padre en toda la extensión de la palabra.
Cualquier hombre puede tener un hijo pero un padre es aquel hombre de verdad que cuida, protege, educa, ama y guía a un niño, pero tiene mucho más valor cuando lo hace con un niño que no es suyo.
¿Qué te puedo decir sobre lo que significas en la vida de mi mamá? Sé cuánto se aman, son el uno para el otro. Pero ojalá nunca tenga que pasar un momento tan gris como el que mi padre biológico le hizo vivir a mamá.
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Sé que trabajas mucho, llegas cansado a casa y que tienes tus problemas pero que quieres que formemos ese hogar por darnos lo necesario a tu familia, a esta familia por elección. Nunca te das por vencido y así como le dijiste a mamá ‘dame tiempo para ganármela’ así lo haces con todo. A tiempo, poco a poco, hasta que consigues tus objetivos. Y ganas, siempre ganas. Te admiro. Eres mi ejemplo de perseverancia en la vida. Nunca te lo dije pero así sucedió No podía pero intenté, ‘le di tiempo’ así como tú lo hiciste conmigo, y mira, lo logré. Tu me guías y quiero ser como tú de grande .
No te imaginas todo lo que he aprendido de ti, el modelo en el que te has convertido en mi vida. Tú me has enseñado lo que es un hombre de verdad. Quiero que sigas estando aquí a mi lado en cada etapa: desde mi primer baile, mis presentaciones, mis XV años y hasta mi graduación. Siempre en primera fila. Aplaudiendo mis triunfos y apoyándome en mis derrotas, nunca dejándome caer.
GRACIAS, te lo digo con todo el agradecimiento que mi corazón puede expresar, porque no sé qué te llevó hasta aquí pero quiero que sepas que no hay nada que agradezca más en este mundo.
Gracias, papá, por tantos momentos significativos juntos. Tantas risas, lágrimas, juegos, enojos y ¿por qué no? hasta regaños. Porque gracias a ti sere la mujer que seguirá tu pasos y jamás me arrepentiré de decir tu nombre cuando me preguntan quién es mi padre.
Gracias por cuidar a nuestra familia, por cuidar a mamá y cuidar de mí.
No me importa no parecerme a ti ni que tu nombre no esté en mi acta de nacimiento. Lo único que me importa es que me has convertido en tu hija y me has amado y protegido cada día desde tu llegada a mi vida. Me siento muy orgullosa de llamarte ‘papá’ y sé que tú jamás me decepcionarás como muchas figuras masculinas lo han hecho en mi vida, porque aunque ellos me dejen, sé que siempre te tendré a ti a mi lado.
No eres mi padre de sangre pero sí mi padre por decisión y eso para mí es mucho más valioso. GRACIAS, te amo
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elbiotipo · 5 years ago
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Argentina Post-Magicapocalíptica
Año 2012 después de Cristo: nadie sabe exactamente que pasó; si fueron dioses locos de furia, o demonios vengativos, o naves extraterrestres, o algún cometa perdido. Pero la civilización que existía entonces colapsó por completo, y el planeta cambió para siempre.
*Indeterminados Años Después* la civilización industrial prácticamente ya no existe. La humanidad vive en aldeas y pueblos que apenas se dignan a llamarse “ciudades” amuralladas. La naturaleza retomó el resto.
No todo el conocimiento se ha perdido. En bibliotecas y universidades han sobrevivido enciclopedias enteras de eras pasadas. Molinos de viento proveen electricidad intermitente a los pueblos, y viejos ferrocarriles funcionan aisladamente. Incluso algunas películas y músicas de aquellas épocas sobreviven, salvadas por diligentes archivistas y fanáticos. Pero al leer las enciclopedias, es claro que los hombres antiguos desconocían totalmente sobre los seres sobrenaturales y las técnicas de la magia.
Cosas siniestras acechan en las noches. Fantasmas de soldados que luchan guerras que ya terminaron, o quizá nunca fueron. Lugares (o son horas?) donde la realidad y el tiempo se retuercen en sí mismas. Seres de las profundidades vagan en las playas iluminadas por la inquietante luna. Pueblos a los que nadie va, habitados por mutantes y lunáticos. Sectas que hacen rituales de sangre y dolor. Aparatos de eras pasadas que despiertan con una inteligencia sobrenatural. Nadie cuerdo anda solo de noche, y nadie se queda a dormir sin cuatro paredes, un techo y una luz.
De día las cosas no son menos extrañas. Los espíritus de la naturaleza susurran para los que saben escuchar. Santos y Demonios caminan las rutas, haciendo milagros con poderes desconocidos. Seres casi humanos, de otros mundos, quizá otras realidades, buscan su destino en las ciudades. Animales extintos caminan en el monte y las pampas, desde gliptodontes hasta argentinosaurios. Las calles de Buenos Aires reviven iluminadas con publicidades de productos que ya no existen, con autos y peatones que se desvanecen con el atardecer. Líneas de colectivos que van a ninguna parte, ministerios que nadie sabe para que existen, héroes que nacen de la imaginación popular, salvan al país, y luego desaparecen.
Buenos Aires sigue siendo la mayor ciudad de Argentina, aunque en realidad no es más que una colección de pueblos y asentamientos separados por extensiones de ciudad abandonada y peligrosa. Algunos son tan sólo edificios o escuelas rodeados de barrios retomados por la naturaleza. Pese a que muchas partes del Gran Buenos Aires están envenenadas con contaminantes tóxicos o embrujadas por magias desconocidas, muchos aventureros vienen a buscar “repuestos” y pedazos de tecnologías y artes olvidadas en lo que alguna vez fue el gran centro comercial e industrial de la nación. Artistas y científicos protegen sus museos y laboratorios con recelo, aferrándose a retazos de un mundo alguna vez comprensible. Ingenieros y técnicos errantes son muy valorados; son ellos los que mantienen los molinos y paneles solares que le dan luz a la ciudad, y conservan aquellos cassettes y CDs de tiempos pasados; incluso conectandosé al antiguo Internet, hoy lleno de memes y sitios incomprensibles, capaz hasta peligrosos. Gran parte de la ciudad está inundada; el gran río inmóvil está solo a unos pasos de la Casa Rosada.
La Gran Pampa es un pastizal natural sin fin: los alambrados se han oxidado hasta desaparecer y la soja no es más que un yuyo más. Manadas de venados, caballos, ñandúes y ocasionalmente gliptodontes y perezosos se cuentan por los millones: las cabezas de ganado de los gauchos parecen minúsculas en comparación. Sin murallas que los protejan, los habitantes de esta región pasan sus vidas a caballo y conocen bien como tratar con eventos sobrenaturales en los campos infinitos; cada rezo, cada amuleto, cada hechizo. Los ranchos y pulperías ostentan de una infinidad de símbolos santos para ahuyentar a los malos espíritus; brujas, curas, y otras personas tocadas por lo transmundano bravean a gualichos, espíritus, bandidos y las tretas del Mandinga, galopando entre los ranchos aislados, protegiendo a las personas desde las sombras.
El río Paraná es la arteria comercial de la región. Barcazas, veleros, y los ocasionales vapores cruzan los puertos del litoral; Rosario, Paraná, Corrientes, Barranqueras, Asunción, llevando fruta, maderas, y la tan valiosa yerba mate... Los bosques han recuperado toda su extensión y los yaguaretés de vuelta llegan hasta el bien llamado Delta Del Tigre. Las selvas en galería ocultan pueblitos de pescadores, ranchos de contrabandistas y cabañas de curanderas, perdidas en la infinidad de la naturaleza. Los que viven en estas regiones saben el nombre y el uso de cada planta y animal que vive en estas regiones, desde el magnífico quebracho con su leña de acero hasta los más mínimos yuyos para el mate. De noche, los espíritus de la tierra están más vivos que nunca; las curanderas recomiendan ante todo respeto por ellos. Meteoritos magnéticos en bosques impenetrables, árboles centenarios cubiertos de imágenes sagradas, bestias extintas que acechan en la noche de los esteros… El Gran Chaco guarda muchos misterios, y no se los devela a cualquier persona.
Las sierras y valles del oeste son lugares de una majestuosa belleza, pero secos en su mayoría, en donde la vida transcurre en los pequeños oasis y ríos. Aquí, los pueblitos de adobe blanco con sus viñedos y olivos siguen iguales como si el tiempo se hubiese detenido (y en un par, eso puede ser cierto…). La música suena entre las quebradas, a veces de los festivales y los asados, a veces sin ninguna fuente aparente (y ahí, hay que cuidarse…). Pequeñas iglesias y refugios protegen a los viajeros del frío de la noche y de las funestas luces que acechan en los cerros. En algunos lugares más antiguos, ruinas de pueblos alguna vez extintos viven de nuevo, las terrazas llenas de maíz y papas de miles de colores… y algunos dicen los secretos palacios y ciudades perdidas entre las nubes eternas de las Yungas. Aún más al oeste, se extiende la gran cordillera de los Andes. Aquellos que saben de las leyendas antiguas hablan de los Apus, las montañas y rocas sagradas de Tawantinsuyu.
Al sur, la Patagonia se extiende como si no tuviera fin. Los bosques al oeste, pisando la cordillera, poco a poco se vuelven estepas caminadas por grandes criaturas extintas; más de un paleontólogo ha visto su tema de tesis revivir en bosques petrificados. Jinetes viven arriando ovejas en toldos y cabañas, los pueblos conectados por antiguos trenes que misteriosamente siguen funcionando, la vieja Ruta 40 ocasionalmente tiene camionetas atrapadas en un viaje infinito. Abrazando al frío mar, tranquilos pueblos pesqueros conviven con gigantes manadas de ballenas y el ocasional e inexplicable monstruo marino. Hay rumores de criaturas escamadas que viven en las aguas del Atlántico y salen por las noches de luna, pero nadie está seguro.
Argentina, en teoría, sigue siendo una república representativa federal. En la práctica es una alianza de intendentes y caudillos que le juran lealtad a gobernadores que le juran (teórica) lealtad a un congreso (teóricamente) electo en Buenos Aires que le jura lealtad a un presidente con mandatos casi vitalicios. Este sistema casi feudal está dominado por tradiciones burocráticas, y el estado nacional hace poco más que resolver disputas y mantener algunas instituciones vitales argentinas, como las Universidades Nacionales y la AFA.
Uruguay y Paraguay son naciones amigas de Argentina; Montevideo y Asunción son puertos importantes. Brasil es un imperio nuevamente, aunque la autoridad del Imperador es poco clara, y en la gran extensión hay estados y ciudades que son prácticamente independientes. Al norte, Tawantinsuyu domina el Altiplano, un imperio de una riqueza fenomenal y poderes mágicos extraoordinarios. La República de Chile y su poderosa flota dominan el Pacífico. Poco se sabe del resto del mundo, más allá de lo que hay en mapas de libros antiguos. Ocasionalmente, llegan barcos con visitantes de lugares lejanos, del Sacro Imperio Romano-Germánico, de la Confederación de Malí, de los Estados Pontificios o de la Dinastía Hongsé, y algunos de otros lugares (¿o planos, o dimensiones?) aún más exóticos, buscando cosas que solo ellos comprenden. Al sur, las aguas frías del Cabo de Hornos ocultan a la misteriosa Antártida, donde dicen, dicen, que hay ciudades supertecnológicas bajo los glaciares, mantenidas por reactores nucleares...
“Cuidáte” es una expresión que tiene mucho peso en este mundo. Después de todo, lejos de la acogedora luz de los pueblos, las cosas se vuelven incomprensibles y peligrosas. Las personas que se atreven a bravear a estos misterios y caminar entre las ciudades, manteniendo a las comunidades conectadas entre sí, son personas respetadas pero temidas. Algunos eligen confiar en sus habilidades de jinetes y cuchillo, otros en su fe y su conocimiento de magias milenarias, y algunos incluso en aparatos tecnológicos que siguen funcionando para ellos. Algunos son criaturas o espíritus que no son humanos en cuerpo, quizás, pero sienten y aman como nosotros. Otros son gente común y corriente, aburrida de la vida en un solo sitio, que se animan a vivir algo más, solamente confiando en su viveza criolla, y lo demás que sea lo que Dios quiera. Pero todas son personas particulares, bizarras, raras, que atraen miradas torcidas en pulperías, bares y cafés.
Pero alguien tiene que hacer lo que ellas hacen, para enfrentar a lo que acecha entre las sombras, para conectar a los pueblos distantes, para que la llama de la humanidad siga viva, para que no andemos perdidos en la oscuridad...
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miguelmarias · 4 years ago
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Heart Beat (John Byrum, 1980)
HAY películas que, por razones difíciles de explicar, le remueven a uno profundamente; no se suele hablar de ellas, pero se recuerdan siempre con admiración y afecto que pocos comprenden y menos comparten. La soledad en el entusiasmo quita las ganas de seguir el primer impulso: llamar a los amigos y decirles que no se la pierdan. Años después se descubre, con sorpresa reconfortante, que otras personas, tal vez desconocidas, sintieron esa conmoción y piensan también a menudo en aquella película, ignorada entonces y ya totalmente olvidada, lo que establece una complicidad subterránea entre sus partidarios. Así resulta que, donde menos se piensa, surge una pequeña banda de fanáticos de L'important c'est d'aimer (Lo importante es amar), 1974, el alucinante, terrible y emocionante filme de Andrzej Zulawski.
Heart Beat (1979) ha sido para mí —y un par de personas más, que yo sepa— una revelación: inesperada y casi instantáneamente, cuando apenas había arrancado, sentí con asombro y alarma que el filme de Byrum creaba una corriente de excepcional intensidad y me arrastraba; algo parecido me había pasado con el de Zulawski, con New York, New York (1977), de Scorsese; con Im lauf der zeit (En el curso del tiempo), 1976, de Wenders. Aquello iba en serio, era algo serio; electrizante, demente, serenamente tempestuoso, vibrante, impulsivo... El filme avanzaba a paso sólo en apariencia vacilante, en realidad lógica y deliberada, a la vez que instintivamente entrecortado, jadeante, por sacudidas, descargas y temblores convulsionados, con una respiración propia, apresurada, angustiosa: Heart Beat latía de verdad. Aunque Inserts (Insertos), 1975, era un controlado y fascinante ejercicio obsesivo, nada hacía prever que el siguiente filme de John Byrum —tras cuatro años de forzada inactividad— pudiese llegar a tal extremo.
Si —como mantenía Allen Ginsberg— «la poesía es la articulación rítmica de la emoción», Byrum ha resultado ser no ya un dramaturgo, sino un poeta. Y un poeta que sigue las consignas de Jack Kerouac: «No pienses con palabras, es mejor que procures ver la imagen... Esfuérzate en determinar el raudal todavía inédito que hay en tu espíritu... Respira, respira tan fuerte como puedas... Vive tu memoria y asómbrate... Acepta perderlo todo.»
De J. K. sé poco más de lo que explican las contraportadas o las instrucciones de sus obras, lo que revelan o delatan sus novelas y poemas (sobre todo los recopilados en Scattered Poems, «Poemas desparramados», cuya foto de cubierta —tomada por William S. Burroughs en 1957, en Tánger— recuerda a John Heard, que le encarna en el filme); de Neal Cassady —que firmó Pull my Daisy con A. G. y J. K.— lo que On the road («En el camino») refiere de Dean Moriarty y lo que da a entender su autor en un poema sin nombre —hacia 1952— que empieza: «Es tu amigo, déjale soñar», y más abajo exclama: «Oh, Neal; fuera hay hombres, cosas que hacer./Grandes tumbas inmensas de Actividad/en el desierto de África del corazón»; de Carolyn, la esposa que compartió con su amigo J. K., lo que quede de su libro en la película, la amarga sabiduría de sus palabras finales: «Neal pensaba que los compromisos destruían la vida. Jack creía que los compromisos eran la vida, ésa fue su debilidad. Yo pienso que es como ir al dentista: si vas, lo pasas mal; si no vas, lo pasas peor.» Ignoro, pues, hasta qué punto es Byrum fiel a la realidad, a los hechos, a la historia; sospecho que se atiene más bien a la leyenda, a la perspectiva que hoy tenga sobre la Beat Generation —«cascada», «derrotada», «batida», «golpeada», «apaleada», «cansada», pero no «perdida»: ésa fue la de Thomas Wolfe, F. Scott Fitzgerald, Hemingway, Dos Passos, Steinbeck...— y la trayectoria final o más reciente de sus variopintos y más o menos valiosos integrantes: J. K., N. C., A. G., Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, Philip Lamantia, W. S. B. y compañía y —sobre todo— al estilo y al espíritu que traslucen más sus novelas —On the road en especial— y poesías que sus declaraciones, panfletos, manifiestos y proclamas (salvo excepciones).
«Ser beat es estar en el fondo de la propia personalidad, mirando hacia arriba» (John Clellam Holmes), como N. C. (Nick Nolte). «Espiritual, apasionada, sentimental, poética, la Beat Generation es juventud, querella, desilusión de un sueño querido, testimonio de honor y de respeto... Prevé que los jóvenes abandonarán sus hogares para ir a vivir entre extranjeros» (G. Corso), como se ve en el filme; las palabras de Corso acerca de sus compañeros de presidio —«todos los que allí conocí eran orgullosos, tristes y magníficos, y perdidos, perdidos»— son aplicables a los personajes de Byrum, en particular a su Neal Cassady. Pero Heart Beat —título que no significa «Corazón beat» ni «Corazón vencido», sino «Latido de corazón» y viene a recordar que beat quiere decir también golpe, redoble, ritmo, compás, pulsación— parece más atenta a traducir al cine el lenguaje poético de sus personajes que a narrar sus andanzas y desventuras. Según J. K., «poesía y prosa habían caído desde hacía tiempo en las falsas manos de los falsos. Estos nuevos poetas puros están dispuestos a confesar por la misma alegría de la confesión. Son NIÑOS. Son también infantiles homeros de barba gris que cantan en la calle. CANTAN, SE MENEAN (...) tienen la disciplina de señalar las cosas directa, pura, concretamente, sin abstracciones ni explicaciones, wham wham, el verdadero canto del hombre». Para ello, no dudaron —explica Corso— en introducir «elementos de prosodia espontánea, ritmo bop, imágenes reales-suprarreales, rupturas, golpeteos, medidas extáticas... y, sobre todo, alma». ¿Cómo dotar de soul —en su acepción también musical— a un filme? Mediante la libertad expresiva necesaria para saltar de unos lugares y personajes a otros, para puntuar rítmicamente el relato con planos alucinantes, equivalentes a las fases descriptivas que intercala Kerouac («el club nocturno cerró y todos salimos a vagabundear por las calles tambaleantes y polvorientas. Miré hacia el cielo; las puras, maravillosas estrellas, estaban todavía allí, ardiendo»); gracias a una estructura díptica, que da a la narración inestabilidad, tensión, fiebre, nerviosismo, falta de rumbo —«Neal, Jack y yo decidimos tirar el mapa», dice en off Carolyn (Sissy Spacek)— y una conmovedora sensación de paso del tiempo, de desgaste físico —ese terrible plano de Nolte, drogado y envejecido, camino de México en un autobús multicolor de hippies—, de ocasiones perdidas, de rendiciones («Algo había acabado: lo solían llamar inocencia».)
Como Sal Paradise —el «alter ego» de Kerouac— en On the road, Byrum podría decir: «La única gente para mí son los locos, los que están locos por vivir, locos por hablar, locos por ser salvados, deseosos de todo al mismo tiempo, los que nunca bostezan o dicen una cosa trivial, sino arden, arden, arden.» Byrum se pega a sus personajes, nos aboca a una proximidad quizá excesiva, casi agobiante, al tiempo que nos impide identificarnos con ellos y los recluye en el pasado (con el comentario en off de Carolyn, con una foto granulada —a veces parece 16 mm. ampliados— que pone lado a lado luces y sombras en movimiento, con una música que va de The Four Aces a Jimi Hendrix pasando por Shorty Rogers). Pero su recurso fundamental son los actores, admirablemente escogidos y dirigidos, entre los que destaca Nick Nolte —aún mejor que en Who'll stop the rain/Dog Soldiers (Nieve que quema), 1978, de Karel Reisz—, impresionante como volumen, como peso en movimiento, con una fisicidad y una estilización gestual comparables a las de James Dean en Rebelde sin causa y Gigante; Andy Griffith en A face in the crowd; Peter Breck en Shock Corridor; Steve McQueen en Nevada Smith; Lou Castel en I pugni in tasca, y muy pocos más (en los 70 sólo Harvey Keitel y Robert De Niro, en Malas calles; este actor —una mezcla de Don Murray, Dan Duryea y Dean, pero más fuerte y sobrio, a lo Sterling Hayden— sabe colgarse de un columpio, apoyarse en una pared o un mostrador, sentarse e irse incorporando como un bloque o apurar un cigarrillo como Dean Moriarty —«fumando colillas recogidas de los ceniceros a la luz gris de un día triste»—, con una autenticidad asombrosa y reírse con esa «risa enorme, una risa tan dura que haga daño» en la que Henry Miller depositó sus esperanzas de hallar el buen camino.
Miguel Marías
Revista “Casablanca” nº4, abril-1981
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sweetandcrime · 4 years ago
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“Sunshine”, II.
La casa en la que Lilian Jie residía era la última vivienda en un callejón sin nombre, marcado con el número 54; solitario, casi abandonado.
El sol rojo se derrama sobre las crestas más elevadas de las montañas y el cielo arde en su luz, lleno de color y vida. Una corriente de aire fresco barre los pastizales altos y resecos que ondean como llamas doradas hacia los valles extensos.
La tarde está por finalizar cuando el recién llegado se presenta frente al domicilio señalado con el número 62; presiona el timbre y espera, mientras le dedica una mirada de pura curiosidad a la fachada de la propiedad. Es una vieja casa de dos pisos, construida en madera y velada por dos altos e imponentes árboles, cuya especie desconoce. Hay flores y enredaderas por doquier, dejando entrever que la dueña es acérrima amante de la naturaleza.
El Mustang aguarda callado a su espalda, igual que las dos maletas que descansan en el suelo. De fondo sólo escucha el trino de los pájaros. Es extraño e impresionante, apenas hace cuarenta y ocho horas se hallaba aturdido por el griterío de los automóviles de la ciudad. A punto de casarse. El aire de este nuevo lugar se siente puro, fresco; es el cambio radical que necesitaba. No pudo haber tomado una mejor decisión.
El portón viejo rechina cuando se abre, detrás se asoma una mata gris de cabello recogido y ojos marrones, bordeados por las evidencias de una larga vida. La sonrisa que lo recibe y le da la bienvenida lo contagia, así que sonríe en respuesta.
—Señora Jie —el chico se inclina hacia el frente con respeto—, soy Kazuki Matsumoto.
—Pude notarlo desde que olí ese perfume caro —menciona ella, con toda amabilidad—. Te estaba esperando. Llegaste más temprano de lo que me imaginé —ella comienza a alejarse de la entrada, con su andar pausado. Kazuki levanta sus valijas y las pone un momento de vuelta en el suelo para cerrar el portón, después continúa el camino.
—Tuve un... pequeño inconveniente —explica, siguiendo a su guía—, estos caminos son confusos.
—Son confusos —confirma ella, asintiendo—. El té está casi listo. Tu abuelo me dijo que te gusta el té de canela, ¿verdad? Pasa, pasa.
Kazuki vuelve a sonreírle cuando sus miradas se encuentran. La gentil atención que le brinda la mujer le produce sentimientos ambivalentes, colisionan en su pecho y por un momento, más breve de lo que puede durar un suspiro, lo oprime una sensación de sofoco.
—Siéntate, muchacho —Lilian está yendo a la cocina.
Matsumoto está quitándose el calzado y dejando sus pertenencias. Curioso, echa un rápido vistazo a la sala de estar, a primera instancia, lo que más llama su atención son las escaleras y su sencillo diseño, de madera reluciente. Parece que alguien acaba de pulir el barandal.
Silencio. Todo lo que escucha es el tic-tac del reloj que pende de la pared, cerca de la puerta que conecta con la cocina.
Lilian vuelve, Kazuki ni siquiera se ha sentado cuando la ve, así que apresura el paso hacia ella, haciendo amago de tomar la bandeja que ella está cargando.
—No, no. Estoy vieja, no imposibilitada para cargar la bandeja del té —refunfuña ella y el chico se disculpa con un "lo siento", apenado—, no quise ofenderla.
—Siéntate hijo, siéntate.
Él obedece sin chistar. Se siente algo cohibido, viéndola servir el té mientras él simplemente espera.
—Las galletas de mantequilla son mis preferidas —comenta, cuando está finalizando su labor—, yo misma las preparé; espero que te gusten.
El olor a canela del té, cuando finalmente toma la taza y la acerca a sus labios, lo traslada a las tardes nubladas de abril, en Busan, cuando compartía la merienda con sus primos. De eso ya hace varios años.
—Así que... japonés —comienza ella, Kazuki asiente—. Tu coreano es realmente bueno, muy bueno.
—Mi abuelo me contó que ustedes se conocieron en Hong Kong.
—Ese viejo Matsumoto siempre tuvo un espíritu aventurero —ella sonríe—, yo tenía quince años cuando él llegó de vacaciones con su familia. Era apenas una campesina sin educación y él apareció con su porte de heredero millonario a alborotar a toda mi comunidad —mientras habla, hace ademanes que concuerdan con lo que está contando, estirando el cuello, irguiendo la espalda y moviendo las manos con gracia, para imitar el porte de aquel hombre—. Era un muy buen hombre, realmente buen hombre, tu abuelo —asiente, se toma un sorbo de té. Kazuki está sonriendo, siente un pinchazo de orgullo—. Después se marchó y por azares del destino, cuando mi familia se mudó a Busan, nos volvimos a encontrar. Ya estaba comprometido con una coreana bellísima, de excelente apellido. Tu abuela y yo nos hicimos grandes amigas. Conocí a tu madre cuando era una niña, con el tiempo, fuimos perdiendo comunicación, pues él era un hombre de ciudad, igual que toda su familia, y yo... Bueno, como ves, hijo, yo nunca dejé de ser una campesina.
— ¿Usted, uhm... no tuvo hijos? —la conversación se ha tornado tan interesante que ahora siente curiosidad por todo. Bebe el té, come un par de galletas, sin dejar de ver a su anfitriona.
— ¡Por supuesto! Un hijo único. Él trabaja nuestra granja, herencia de mis padres.
— ¿Vive aquí, con usted?
—Oh, no, no... Para nada. Él ya es un hombre mayor al que le gusta su independencia. Ha trabajado muy duro. Vive en la granja, no muy lejos de aquí. Pero viene a diario, tomamos el almuerzo juntos. Lo conocerás pronto.
—Su casa es muy bonita, señora.
—Gracias, Kazuki —hay una pausa, el chico se siente nervioso, ella lo observa fijamente—. ¿Quieres contarme por qué estas aquí? El camino no es muy corto hasta este lugar y la ciudad es completamente distinta a esto. Cuando recibí la llamada de tu abuelo, me sorprendió muchísimo. No pude decirle que no al favor que me estaba pidiendo, esta siempre será su casa y la de su familia.
—Estaba... estaba cansado —murmura, desviando la vista hacia sus propias manos—, la ciudad puede ser realmente agobiante. Necesitaba un cambio que fortaleciera mi salud, el estrés comenzaba a ser dañino.
—Espero que te adaptes pronto a Yeoryang-myeon. Es una localidad muy pequeña, un poco difícil de dominar cuando se viene de fuera, pero sabe abrir sus puertas a los que llegan.
—Me ha recibido muy bien hasta ahora —la sinceridad de sus palabras también se nota en su sonrisa. ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ _________ ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ La madera cruje suavemente bajo sus pies a medida que sube, escalón por escalón. Su vista fija en la espalda de la anciana, que avanza hacia arriba cuidadosamente.
—No me molesta preparar el desayuno para todos. Me levanto muy temprano, así que no tienes que preocuparte por eso.
— ¿Para todos?
— ¡Oh! No te lo comenté, ¿cierto? Tengo un inquilino. Él vive conmigo desde hace un par de años, también llegó de la ciudad, así como tú, pero decidió quedarse y hacer de este pueblo su hogar.
Cuando se da cuenta, ya han llegado al segundo piso. El pasillo está oscuro, así que Lilian presiona el interruptor y una tenue luz blanquecina ilumina el pequeño corredor. Hay cuatro puertas.
—La casa es grande. Mi cuarto está abajo, la que antes fue la biblioteca de mi difunto esposo. Como comprenderás, una mujer de mi edad ya no puede darse el lujo de subir y bajar escaleras todo el día —ella ría, no suena como una anciana, como se empeña en recalcar, sino como una adolescente, risueña y jovial—, así que dos de estas habitaciones se usan como bodegas, sólo tienen muebles, libros y cosas muy viejas que no he querido deshechar. Soy una vieja sentimental, hijo, aferrada a los recuerdos.
—Yo también, señora.
La segunda puerta del lado izquierdo se abre, Kazuki entra después de ella y se encuentra con una habitación muy ordenada, tiene un olor muy fresco, la cama está recién hecha. Los muebles son escasos, pero suficientes; una mesa, un librero, un sofá individual y un armario. Todo lo que alguien podría necesitar. La ventana es amplia, supone que por las mañanas deja entrar una buena cantidad de luz, le gusta. No es a lo que está acostumbrado, pero de eso se trata el viaje, ¿no? De salir de lo que conoce, de olvidarse del mundo en el que ha vivido toda su vida y respirar otros aires.
—Aquí está el baño —ella se acerca al jovencito y toma su mano, en cuya palma deposita un juego de llaves—, estas son tuyas. Esta es del portón, esta de la puerta de entrada, la de tu habitación y la de la puerta trasera que da al jardín.
—Es usted muy amable, señora. Gracias.
—Si necesitas algo, por favor, dímelo. Esta es tu casa, Kazuki.
Ella se marcha poco después y cuando la puerta se cierra, Kazuki siente cómo un peso cae sobre sus hombros. Es como cargar cemento. Es el peso de la soledad, del cambio. Toma asiento en la orilla de la cama y observa a la nada, las líneas irregulares de la madera se asemejan al laberinto que siente que es su vida.
Atrapado, sin salida.
Se supone que este es un nuevo comienzo, su puerta hacia la libertad; pero sólo siente que se ha mudado de jaula.
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lamaravillosama · 4 years ago
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Estas Son Todas Las Novedades De Apple: 4 IPhone doce, Altavoces, Cargadores
Un iPhone 12, 4 modelos diferentes. Es el plato fuerte que Apple tenía dispuesto para el menú de el día de hoy, pero ha presentado muchas más sorpresas
IPhone
Llegó el día. Apple ha presentado hoy de forma oficial sus nuevos iPhone y, como ya ocurriera en los anteriores acontecimientos, lo hizo de manera especial debido a la pandemia del covid-diecinueve. No hubo presentación en riguroso directo ni asistentes, todo fue enlatado en una suerte de gran anuncio en vídeo. Esto le ha quitado emoción al asunto ya que, además, buena parte de lo que vimos ya se había filtrado de antemano con determinada confiabilidad. ¿Cuáles son las novedades? El acontecimiento arrancó a las 19:00 horas en España (10:00 hora local en la ciudad de San Francisco) y se pudo continuar en riguroso directo en el canal oficial de Apple en YouTube y através de su página web. Además, lo contamos en riguroso directo detalle a detalle. Estas fueron todas las novedades:
20:15. Estos son los costos de los nuevos iPhone en euros:
- iPhone 12 Mini: desde 809€ (64 GB)
- iPhone 12: desde 909 euros (sesenta y cuatro GB)
- iPhone 12 Pro: desde mil ciento cincuenta y nueve euros (ciento veintiocho GB)
- iPhone doce Pro Max: desde mil doscientos cincuenta y nueve€ (128GB)
20:08. Y con esto, ¡se acaba el acontecimiento! Dentro de poco toda la info actualizada, con costos en euros. Mas puedes ver debajo ya todos y cada uno de los detalles para el iPhone 12 y doce Mini.
[Este es el iPhone 12 mini: el móvil accesible de Apple ahora también recorta el tamaño]
20:05. ¿Qué hay de los costos del iPhone doce Pro y Pro Max? Desde novecientos noventa y nueve dólares americanos y 1099 dólares americanos , respectivamente. Se podrán reservar desde este viernes 16 de octubre. El iPhone doce y iPhone 12 Mini, sin embargo, no se podrán reservar hasta el seis de noviembre y en venta el 12. Debajo todos los costos en dólares americanos (pronto en euros!): 19:59. Y la otra novedad del iPhone doce Pro: sensor LIDAR. Sirve para edificar un mapa de la zona en la que estás y está concebido para nuevas experiencias de Realidad Aumentada, pero asimismo para mejorar el enfoque en escenas de poca luz, tanto para fotos como vídeo. Se puede conseguir que el enfoque sea hasta 6 veces más veloz. 19:56. Otra novedad interesante: vas a poder grabar en vídeo HDR por primera vez con un iPhone y grabar en Dolby Vision HDR. 19:50. Hay novedades en el procesamiento de imagen HDR y un sensor telefoto de 65mm de distancia focal (52mm en el iPhone 11 Pro). Se mejora también el sistema de estabilización de imagen (OIS). Las specs del sensor del gran angular del Pro: 19:46. Vuelve Cook a escena para introducir los iPhone 12 Pro y 12 Pro Max. En el frente del diseño, se añade una banda de acero inoxidable brillante. Vienen en cuatro colores y también incluyen el material "ceramic shiel" comentado abajo. Pantalla Super Retina XDR de 6,1 pulgadas para el 12 Pro y 6,7 el Max.
19:45. ¿Coste? seiscientos noventa y nueve dólares americanos el iPhone 12 Mini y setecientos noventa y nueve dólares americanos el iPhone doce.
19:44. Y un pequeño resumen visual de las novedades del iPhone 12. 19:41. Y ahí viene el otro iPhone: el 12 Mini. Pantalla Retina XDR, pantalla de 5,4 pulgadas. Viene también con 5G, y con las mismas specs, mas solo que es más pequeño. Apple dice que es el más pequeño, fino y 5G del mundo. 19:36. Y una de las sorpresas se hace realidad: cargador inalámbrico, MagSafe. Con esta tecnología se podrá cargar el iPhone con varios accesorios, como carcasas y carteras. Se adhieren al iPhone en la parte posterior con imanes y listo. Se va a poder asimismo cargar al unísono el iPhone y el Apple Watch a la vez con MagSafe Duo. 19:33. ¿Qué hay de la cámara? Doble sensor, com un veintisiete por cien de mejora en condiciones de baja luz. Estas son las especificaciones: 19:31. El A14 Bionic chip tiene 6 núcleos de CPU y cuatro de GPU. Es un cuarenta por ciento más potente que el modelo precedente, el A13. ¿Uno de los grandes favorecidos? Los videojueogos. 19:27. Apple dice que ha probado el 5G en el iPhone 12 en 30 países, se supñone también que en España pero no han dado detalles. Sobre las tripas, el iPhone doce integra el A14 Bionic.
19:25. Un detalle de la pantalla y ese nuevo material para hacerla más resistente y del borde:
19:23. Pantalla OLED, el doble de pixeles que el iPhone once. El brillo es asimismo el doble que en el iPhone once, conforme Apple. La pantalla cuenta con un material que la compañía llama "Ceramic Shield" que lo hace más resistente a las caídas. 19:20. "Este es el primer iPhone con 5G", afirma Cook. Llega el iPhone doce. Nuevo diseño. Efectivcamente, bordes planos que recuerdan al iPhone 4 o al iPad Pro. Apple ha rediseñado la ubicación de las antenas, 5 colores y pantalla de seis,1 pulgadas. Es un once por cien más delgado y un quince por ciento más pequeño que el iPhone once. 19:13. Turno para el iPhone. Y confirmado: los nuevos modelos van a funcionar con 5G. Hans Vestberg, el CEO del operador Verizon se une a Tim Cook en el evento para anunciar las novedades. "El 5G se acaba de hacer realidad". Bueno, en España los operadores llevan ya meses con el 5G en marcha, mas vale. 19:12. ¿Qué hay de la privacidad? Apple no asocia tus solicitudes con tu Apple ID. Se usa cifrado, asegura Apple. ¿Costo? noventa y nueve dólares americanos desde el seis de Noviembre y con entregas desde el 16 de noviembre. Precio bastante rompedor. 19:10. Con la app HomeKit es posible integrar el HomePod con el resto de aparatos conectados del hogar. Y una función interesante, Intercom: puedes charlar a HomePod a fin de que los mensajes le aparezcan en los dispositivos Apple del resto de miembros de la familia. 19:08. Hay una enorme integración con Siri, asegura Apple. Tanto en complejidad del reconocimiento de voz en el estruendos de la casa, como en reconocer las distintas voces de la casa. 19:06. Emplea tecnología Ultra Wideband (UWB) para advertir automáticamente cuándo hay un iPhone cerca para conectarse al instante. En diseño, y en blanco, nada mal: 19:04. Y, efectivamente, es el diseño esperado, con forma de bola y pantalla lumínica en lo alto. Mucho énfasis en la privacidad. Veremos. Y con una presentación en una casa virtual. Explican que todo el sistema de sonido interno está rediseñado: cuenta con sonido 360º. Estas son las tripas: 19:00. Arranca el evento. Tim Cook a escena... bueno, en vídeo. "Enormes anuncios", dice. Y arranca con el HomePod. 18:50. Apenas 10 minutos para que arranque el evento, y vale la pena recordar el diseño del cartel de la Keynote de este año: círculos concéntricos. ¿El nuevo diseño del HomePod? ¿Cargadores inalámbricos circulares? ¿Los sensores de la cámara? ¿Todo al unísono? Dentro de poco saldremos de dudas. 18:29. ¿Vamos a ver alguna otra sorpresa? Las quinielas apuntan a nuevos auriculares de Apple, que podrían llamarse AirPods Studio, una especie de reinvención de los Beats, mas todo apunta a que puede ser uno de esos 'one more thing' que nunca llegan. En base a toda la información filtrada, se espera que, de aparecer, tengan un diseño redondeado y minimalista, algo como esto debajo. ¿Probabilidad de que los veamos hoy, del 1 al diez, donde 1 es 'fake' total y 10 un 'toma el dinero y corre'? Pongamos un 5. 17:27. ¿Nuevos cargadores? Otra de las apuestas a que suenan fuerte para este acontecimiento es el lanzamiento de cargadores inalámbricos. Algunos filtradores hasta les han puesto nombre: el MagSafe Charger (una superficie en la que poder cargar el iPhone) y el MagSafe Charger Duo (para cargar dos dispositivos al unísono en exactamente el mismo cargador, un iPhone y un Apple Watch, por ejemplo). ¿Lo vamos a ver? 17:15. Otra de las grandes incógnitas es saber si van a ser 5G o bien no. Todo apunta a que sí, mas es probable que solo lo sean los 2 modelos Pro. Lo que sí se da por hecho es que Apple dejará de incluir en la caja los auriculares EarPods (los de cable de toda la vida) ni tampoco el adaptador de corriente, ambos los deberás adquirir aparte. Conque ojo con los costos finales porque, a pesar de que puedan parecer rompedores, si añades auriculares y adaptador, la cosa cambia. 16:58. ¿Qué hay de la cámara? Todo apunta a que este año veremos más bien una evolución silenciosa más que un enorme salto. Todo apunta a que los dos modelos de iPhone 12 básicos adoptarán el doble sensor (gran angular y ultra gran angular) al paso que los 12 Pro agregarán como hasta ahora el teleobjetivo de dos incrementos, mas con una novedad: un posible sensor LIDAR. Esta pieza puede ayudar a prosperar la eficacia de 'apps' y funcionalidades de realidad aumenta y puede ayudar en el momento de conseguir un resultado más fino en el momento de utilizar el modo retrato. 16:52. ¿Y del diseño? Todo apunta a que no solo habrá cambios productos cosméticos, como en otras ocasiones. Apple parece que va a alterar el diseño del iPhone, adoptando bordes planos en lugar de redondeados como hasta ahora, algo semejante al iPad Pro o bien aun al diseño del iPhone cuatro. Para hacernos una idea, estos son ya los bordes del iPad Pro: 16:42. Hablemos de tamaño. ¿De qué forma de grandes van a ser los nuevos iPhone? Los rumores apuntan a una pantalla de solo cinco,4 pulgadas para el terminal más económico, el Mini. Una delicia para los amantes de esta clase de 'smartphones' sólidos, abarcables en su totalidad con un sola mano. El iPhone doce normal va a calzar seis,1 pulgadas. Si miramos a los Pro, la versión Max alcanzará las 6,7 pulgadas, lo que transformaría a este en el móvil inteligente con la pantalla más grande que hayan puesto en circulación los de Cupertino. El iPhone doce Pro de entrada repetirá las seis,1 pulgadas. 16:30. Ojo, que asimismo habrá nuevo diseño del HomePod. Conforme Evan Blass, este va a ser su aspecto. No pinta nada mal: 15:55. El filtrador por antonomasia, Evan Blass, acaba de publicar ciertas fotos de prensa de de qué forma van a ser los 4 modelos del iPhone 12. Blass siempre y en todo momento ha dado en el clavo en el pasado, con lo que esto tiene toda la pinta de ser el real deal.
Este es uno de los cuatro colores del iPhone 12:
Este es el iPhone 12 Mini, el barato:
Este es el iPhone doce Pro:
Y el iPhone 12 Pro Max: 15:47. ¿Dónde seguirlo? Debajo tienes el 'streaming' en riguroso directo del canal oficial de Apple en YouTube. Si hacen lo mismo que en otras ocasiones este año, va a ser un vídeo envasado con todas las novedades. Realmente bien editado, eso sí, pero no esperes ni un falso directo.
Moncloa cita a los ministros para declarar la alarma frente a la petición de 10 comunidades
El Papa recibe a Sánchez en el Vaticano: "La patria la debemos construir con todos"
En directo: Fc Barna - Real Madrid (1-tres)
Pedro en San Pedro: el éxtasis (interruptus)
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