#daemon targaryen scenario
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diamantar · 1 year ago
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LLAMA SECRETA
→ Rhaenyra Targaryen + Daemon Targaryen x fem!OC [Haella Targaryen] (ft. Aegon Targaryen)
✦ Sinopsis: La posibilidad de ser feliz finalmente aparece luego de insufribles años de matrimonio con Aegon, pero, ¿superará el miedo a las consecuencias?
✦ Advertencias: Incesto / Poliamor / Diferencia de edad / Matrimonio arreglado / Engaño / Violencia / Angst / Confort.
✦ Pedido: Si, de Wattpad.
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—¡Haella! ¿Dónde está Aegon?
Frenó ante la voz de su madre y giró, rápidamente notando el manojo de nervios y ansiedad que era.
—Durmiendo. Intenté despertarlo, pero me echó vociferando maldiciones —suspiró profundo—. La resaca es intensa y aún no he visto a los niños, iba a ordenar que alguien se ocupara de él.
Alicent mordió el interior de la mejilla izquierda y negó, la actitud del Targaryen siendo extremadamente decepcionante y común.
—Yo lo hago, tu sigue y fijate que todos estén listos.
—Entendido.
Separándose, la joven colocó una mano sobre el estómago y cerró los ojos aplicando distintos ejercicios de respiración. En breve la herencia de Lucerys Velaryon sobre Marcaderiva sería cuestionada y todos quienes quisieran reclamar el trono estarían presentes, incluyendo los partidarios y representantes de cada opción. Aquello definitivamente incluía a Rhaenyra y Daemon, los cuales escuchó que llegaron al amanecer.
El simple hecho de saber que las personas que realmente amaba, con quienes hubiera deseado compartir su vida, ocupaban la Fortaleza Roja la hacía temblar. Eternos, tortuosos y angustiosos años pasaron desde que los vio, tanta vigilancia y embarazos impidiendo que pudiera escapar a Rocadragón a al menos pasar una noche con ellos. Cartas y regalos fue el único intercambio que lograron, aunque el mantenerse lejos le provocaba inmenso temor. Ser madre y la progresión de edad marcaron grandes cambios físicos, además que al no estar junto a ambos era fácil que la olvidaran y dejaran de querer… ¿Seguirían anhelando por ella una vez que la vieran?
Sacudió la cabeza y evitó arrancarse la piel alrededor de los dedos, directamente ingresando a la habitación donde sus dos hijas menores descansaban. Sonrió al verlas despiertas y desayunadas, las sirvientas vistiéndolas con finas ropas mientras jugaban con muñecos.
—Buen día —saludó absolutamente amorosa inclinándose en medio para abrazarlas—. ¿Durmieron bien?
—¡Si, e incluso soñamos lo mismo! —respondieron al unísono, según Mellos siendo una característica común en gemelos y gemelas
—¿De verdad? ¿Qué fue? —preguntó genuinamente interesada, en el proceso buscando un broche de cabello a cada una.
—¡Volábamos!
—¡En la noche!
—¡Sobre dragones!
—¡Contigo!
El canturreo intercalado y organizado sorprendió a todas las presentes, Haella inclinando la cabeza por el extraño panorama que planteaban.
—¿Disfrutaron el paseo? —siguió el juego sintiendo ligera pena al ninguna de ellas poseer un dragón.
—¡Mucho! ¡Dorado y rojo! —exclamaron, y eso le hizo fruncir el ceño al no tener razón.
Inspirando y encogiendo los hombros, dio breves indicaciones a las sirvientas y partió a la recamara de su hijo mayor, el cual empezaba a salir cuando llegó.
—Buen día, ¿cómo estás? —preguntó pellizcando suave su mejilla derecha.
—Se supone que es mi jornada libre, ¿por qué tengo que despertar temprano? —refunfuño con el ceño fruncido.
—Lo siento, mi amor, como príncipe hay responsabilidades que debes atender —inclinó la cabeza reconociendo la frustración—. En compensación trataré que mañana tengas menos clases.
—¿De verdad? —inquirió dubitativo, pero el semblante ya cambiaba a uno esperanzado.
Haella le guiñó un ojo y lo abrazó por la espalda para que caminara con ella, en calma admirando uno de los jardines internos hasta que notó a Joffrey pasear junto una niñera. El corazón dio un vuelco y rápido buscó por Rhaenyra o Daemon, pero no encontró a ninguno en las cercanías.
—Vamos al salón principal, nos esperan.
Sin hablar demasiado llegaron y ambos titubearon un momento por la multitud que esperaba el inicio de la audiencia. Los llegados de Rocadragón no estaban presentes, así que con más calma avanzó hacia su abuelo y hermanos.
—¿Dónde está Aegon? —preguntó Otto mientras Helaena sonreía y saludaba al niño.
—Intenté despertarlo… —murmuró levantando la manga del vestido y enseñando rojizos rasguños—. Madre fue hacerlo ella misma.
Disgustado por la noticia, el Hightower asintió y les dejó para ir con el resto del Consejo Privado.
—Asumo que te defendiste y también lo golpeaste un poco, ¿verdad? —inquirió Aemond inclinándose a hablarle al oído.
—Como siempre —suspiró cansada, y él soltó una corta y seca risa.
—Esperemos que llegue a tiempo.
Sin decir más giró el rostro y descubrió que Vaemon Velaryon y Rhaenys Targaryen ya estaban allí. Una de las hijas de Laena se mantenía de pie junto a la rubia y por un segundo conectaron miradas, cortésmente realizando un pequeño asentimiento.
—Están aquí —dijo Helaena en alivio manteniendo ambas manos sobre los hombros de su sobrino.
Alicent y Aegon ingresaron tensos y con expresiones agrias mientras las gemelas revoloteaban igual que mariposas. Risueñas y extrovertidas, saludaron a cada persona y ganaron sonrisas ante tan encantadora actitud, el rubio siendo incapaz de sacudir la resaca e imitar un mínimo a las pequeñas.
—Esposa —saludó al llegar e inclinarse a besarle la mano.
—Esposo —respondió indiferente al saber que madre le había obligado a mostrar respecto.
Tomaron posición y Haella se encargó de mantener a las jóvenes entretenidas junto a breves ayudas de Aemond, inevitablemente tensándose cuando Alicent murmuró que Rhaenyra había llegado. Sumamente nerviosa miró a la entrada y observó como toda la familia ingresaba, la mencionada estando a la cabeza junto a Daemon. Verlos le quitó el aliento y sintió la cabeza ligera, por un momento perdiendo balance y dando un paso en falso.
—¿Qué te sucede? —preguntó Aegon con cierto enfado.
—Me marea tu peste a alcohol —respondió en mismo tono, y él chasqueó la lengua evitando pelear.
Los niños que tanta polémica traían crecieron en bellos jóvenes, especialmente Jacaerys que mantenía la espalda recta y orgullosa ante cualquier mirada desdeñosa. Por su parte, el hermano del Rey usaba el cabello por los hombros y era un estilo nuevo que hasta ese entonces jamás había atestiguado, Rhaenyra manteniéndose tan hermosa como la recordaba.
Acelerada y con el estómago estrujado, giró la cabeza y prefirió ver como su abuelo se sentaba en el Trono de Hierro. Cada presente lo miró y oyó como este anunciaba que representaría al Rey, la pobre salud de Viserys siendo ningún un secreto para quienes vivían en el castillo.
—Dorado y rojo —murmuró la menor de las niñas, y la otra asintió.
Haella hizo un pequeño sonido para que mantuvieran silencio y sorprendida aguantó el aliento cuando encontró los violáceos ojos de Rhaenyra. Detuvo cualquier movimiento y la vio caminar al centro del pasillo dispuesta a comenzar la audiencia, los irises brillando al reconocerla. Quebraron conexión cuando enfrentó al Hightower, bonitos y definidos labios separándose a decir unas pocas palabras cuando fue interrumpida.
Ante la incredulidad de cada presente, Viserys apareció dispuesto a zanjar él mismo el asunto de Marcaderiva. Encorvado y absolutamente débil avanzó con la Escolta Real mientras Alicent quedaba muda de la impresión y Aemond liberaba un suspiro frustrado. Haella, que de por sí estaba abrumada, perdió aún más sentido de la realidad cuando Daemon avanzó y ayudó a su hermano llegar al trono. Le colocó la corona que había caído y al regresar aprovechó a analizarla, en un parpadeo logrando que rubor la dominara al elevar una ceja y darle un vistazo de arriba a abajo.
Avergonzada rompió nexo y con susto notó que Aemond y su madre observaban. Tragó perdiendo capacidad de funcionar normal y prefirió fijarse en Aegon, el cual ignoraba los detalles y simplemente veía a Rhaenys tomar palabra en símbolo de su esposo.
—Mamá —llamó la mayor de las gemelas, la cual alzaba los brazos con aura suplicante.
Sintiendo pena de antemano por su cintura, Haella la tomó en brazos y la apoyó en una cadera. Con caricias suaves dejó que descansara la cabeza en el cuello y dormitara mientras la Targaryen anunciaba que sus nietas y nietos se hallaban comprometidos, fortaleciendo así el derecho de Lucerys en Marcaderiva.
Alguien maldijo por lo bajo y apreció la desganada expresión en Alicent, la cual miraba el suelo en derrota mientras Vaemond tomaba protagonismo de la situación. El enojo y la agresividad con la que hablaba tensó a más de uno, Aegon pareciendo salir del aburrimiento ante el espectáculo.
—¿Te diviertes? —preguntó por lo bajo a su esposo, el cual sonrió.
—Amanecer tal vez no fue mala idea.
Nuevamente evitó poner los ojos en blanco y con preocupación apreció el estrés en Rhaenyra, tantas emociones definitivamente siendo perjudicial para su embarazo. Rápido buscó a Daemon y este hizo lo mismo, sin palabras compartiendo pensamiento en que el hombre definitivamente era un problema.
—¡Esos niños no son verdaderos Velaryon! —exclamó a todo pulmón, el salón cayendo en profundo silencio—. Ciertamente tampoco familia mía.
Haella inspiró profundo y deseó estar en cualquier lugar en vez de allí, la asustada expresión de Lucerys incentivando el fastidio.
—Es suficiente —contestó Rhaenyra tratando de finalizar la escena.
—No veré años de tradición terminar en favor de estos… —detuvo la frase y volteó hacia la heredera al Trono de Hierro decidiendo si continuar o no.
—Dilo —animó Daemon en tono bajo y amenazante.
Alicent y Otto apenas se movieron por la expectativa, de reojo notando que Helaena era la más incomoda del grupo.
—¡Bastardos! —gritó, enseguida una fina sábana de murmullos cubriéndolos—. Bastardos engendrados por una puta —añadió marcando con fuerza cada palabra, cualquier resentimiento escapando de él en ese momento.
Todos los cabellos de Haella se erizaron y detestó que sus hijos atestiguaran tal falta de respeto, entonces Viserys poniéndose de pie y desenfundando la daga que cargaba.
—Tendré tu lengua por eso —anunció entre respiraciones laboriosas.
Una sensación electrizante los recorrió y rápidamente abrazó más a la niña en brazos, entonces mirando a Daemon y notando que tomaba el mango de Hermana Oscura.
—¡Cierren los ojos! —ordenó desesperada usando el brazo libre para hacer que voltearan.
Apenas logró que se enfoquen en ella cuando la espada cortó la cabeza de Vaemond a la mitad, jadeos resonando mientras alrededor todos saltaban en sorpresa. Alicent tomó a su nieto y se aseguró de que no viera, la menor de las gemelas gritando y haciendo que Otto se ocupara de ella.
—Puede quedarse con la lengua —anunció el Targaryen viendo los restos y el reguero de sangre.
Haella retrocedió y llamó a las niñeras para que le ayudaran a llevarse a los niños, explícitamente indicando que evitaran el cadáver. Pasaron por detrás del publico e intentó consolar a los jóvenes, sin frenar llevándolos a su habitación y usando todo el tiempo necesario para estabilizarlos.
Alicent llegó a la hora y anunció que se realizaría una gran cena familiar según la orden de Viserys, con cariño otorgando caricias a los pequeños mientras le echaba miradas extrañas.
—¿Qué sucede? —preguntó al no lograr descifrar lo que pensaba.
—Durante la audiencia Daemon y Rhaenyra no dejaban de mirarte.
—¿En serio? —frunció el ceño fingiendo desentender—. Ciertamente conectamos un par de veces, pero no noté que se fijaran demasiado.
—De joven solías llevarte bien con ellos —comentó mientras juntaba las manos al frente.
—Sucedió hace mucho, prácticamente son desconocidos —mantuvo la calma incluso si el corazón empezaba a agitarse.
—Evita relacionarte, no traen más que peligro y deshonra.
—Por supuesto —asintió firme y solemne.
La Hightower se conformó e invitó a los niños ir a sus propias habitaciones para almorzar, bañarse y dormir hasta la hora de la reunión.
—Nos vemos luego, también descansa.
—Cuídate, madre.
Quedando a solas al llevarse a todos del cuarto, suspiró pesado y se recostó procesando las emociones del día. Ver a quienes amaba después de tanto tiempo la llenaba de un doloroso anhelo, ya que sabía que no podría estar con ellos y de por vida viviría atada a Aegon.
—Señorita, ¿desea comer?
Brincó del susto y respondió afirmativo a la sirvienta al otro lado de la puerta, la cual ingresó con una bandeja.
—Prepara la tina, cuando termine me asearé.
—Excelente —asintió mientras arreglaba el escritorio y llenaba la copa de vino.
Con poco apuro se alimentó mientras las femeninas arreglaban la ropa que vestiría, al tragar añadiendo que seleccionaran un camisón al también aprovechar a dormir antes de la gran cena.
Apenas finalizó ingresó al agua y dejó que su dama de mayor confianza le lavara el cabello, ausente dejando los minutos pasar hasta que tembló por el frío. Salió y aplicó las fragancias que más disfrutaba, con libro en mano sentándose junto al fuego e intentando que los mechones se secaran antes de acostarse.
La relajación del baño fue mayor al esperado y el quiebre de una madera ante las llamas la despertó, torpe levantándose y yendo a refugiarse en las sábanas. La baja temperatura de la telas le erizó la piel hasta que una vez más se deslizó en la inconsciencia, durante horas logrando ignorar el mundo cuando pequeños roces la obligaron a regresar. Frunció el ceño y movió el rostro al percibir toques cerca de los labios, entonces apreciando una mano que se perdía en el cabello y la mimaba.
—¿Aegon? —preguntó sumamente confundida por la delicadeza y el cariño, aunque el aroma a flores fue una clara señal de que no se trataba del mencionado.
Un pequeño sonido a mofa la alertó y entreabrió los parpados, así notando que el sillón junto la chimenea estaba volteado y alguien lo ocupaba.
—Esperamos no decepcionarte.
Inmediatamente se incorporó y al frotar los ojos encontró a Daemon viéndola con una mueca traviesa y las piernas cruzadas, mientras que Rhaenyra sonreía sentada al borde de la cama.
—¿Qué…? —preguntó torpe por el sueño.
—Desapareciste y no recibimos señales de que quisieras vernos, así que te buscamos.
—Los niños quedaron asustados y luego recibí advertencias… No quería levantar sospechas.
—¿Cuál de los Hightower? —preguntó el hombre inclinando la cabeza.
—Mamá.
—¿Con qué palabras nos halagó? —indagó enarcando una ceja.
Suspirando y rodando el cuello, permitió que Rhaenyra la tomara de la mano y le acariciara con el pulgar.
—Recordó que nos llevábamos bien y aconsejó que mantuviera distancia, ya que al perecer traen peligro y deshonra —confesó, y al decirlo la incomodidad le calentó las orejas.
—Si se preocupara tanto por ti no te hubiera casado con Aegon —retrucó venenoso tensando la mandíbula.
—Al menos estando con él pudo seguir viviendo aquí y tener la ocasional oportunidad de verlos.
—¿Has deseado por nosotros? —preguntó la femenina en tono gentil.
Haella encogió los hombros y miró la pared sin saber que decir, especialmente al desconocer donde paraba la relación de los tres.
—Tal vez.
—Eres imprecisa —presionó Daemon apoyándose en uno de los brazos del sillón.
—Las circunstancias han cambiado desde la última vez que estuvimos juntos.
—Tus cartas enseñaban cariño y añoranza, ¿acaso has cambiado? —indagó Rhaenyra inclinando la cabeza y viéndola atenta—. ¿Tienes a alguien más?
—¿Disculpa? —preguntó sorprendida elevando ambas cejas y dejando los labios entreabiertos.
—Por experiencia sé lo que es estar en un matrimonio incompatible y como la calidez de otros brazos reconfortan cuando estás lejos de quien quieres.
Por unos momentos olvidó cómo hablar y dejó los labios entreabiertos, pero finalizó por negar con la cabeza.
—Mi hermano ciertamente no es el esposo que hubiera deseado, pero tampoco busqué un amante, tengo hijos a los que no quiero perjudicar con mis acciones.
—Aegon, en cambio, puede hacer lo que quiera —acotó Daemon.
—Por mi que continúe, lo que sea para evitar compartir cama con él —bufó alterando de actitud y luciendo más vívida que antes.
—¿Te trata bien? —preguntó Rhaenyra sentándose mejor ante el repentino cambio.
—Apenas nos vemos y cuando interactuamos terminamos peleando, ¿quién pensó que casarme con mi gemelo sería buena idea? —gruñó echándole una mirada al hombre y viendo que sonreía.
—Me sorprende que pudieran engendrar.
—Un cometido que no hubiéramos podido lograr sin alcohol, aunque Aegon vive ebrio —rodó los ojos al tiempo que inspiraba profundo—. Agradezco que esas ocasiones no sean más que recuerdos vagos bajo el mareo de la bebida.
—¿No han dormido juntos desde las gemelas? —indagó el mayor afilando la mirada, cada detalle que pudiera obtener siendo oro.
—El día que nacieron hubo un momento donde pactamos que nuestras obligaciones como pareja finalizaron. Tres hijos son suficientes.
—Por lo que, ¿en estos últimos dos años solo has encontrado consuelo en ti misma?
—¿Viniste a ser un pervertido? —regañó con mejillas sonrosadas.
—Ciertamente no —intervino Rhaenyra mirando a su esposo en regaño.
—¿Entonces cuál es la intención?
—Salvarte —respondió la Targaryen con una postura que captó la atención de ambos—. Consideramos que lo sabes, pero eres importante para nosotros y nos encantaría que viviéramos juntos.
Haella elevó ambas cejas y retrocedió unos centímetros, en blanco viéndola sin ser capaz de pensar.
—¿Cómo? —frunció el ceño como si hubiera expresado algo incoherente.
—Imaginar tu estadía aquí, compartiendo tu vida con alguien como Aegon… Deseamos estar contigo, las cartas no son suficiente.
—Nunca lo fueron —añadió Daemon ajustado posición y jugando con un anillo—. Un pedazo de pergamino jamás podría reemplazar tu presencia.
Nerviosa y halagada amagó a sonreír, pero la implicación de tales deseos empezaba a oprimirle el pecho.
—Suponía que el interés en mí se borraría con el pasar de los años. Siendo sinceros, ¿no soy más que un juguete que quitarle a los Hightower?
El miedo a ser un capricho resistía incluso cuando ambos vivían en la Fortaleza Roja, donde recién encontraba el amor e idealizaba una vida de fantasía. Conocía el desagrado entre Otto y Daemon al igual que la antigua relación entre Rhaenyra y su madre, por lo que no podía evitar formular negativas teorías.
—Por supuesto que no —contestó la mujer, en el ceño fruncido notándose la ofensa de que pensara así.
—Espero que entiendan mi inseguridad —aclaró rápido—. Ustedes han podido estar juntos y crear una familia mientras yo formaba otra vida que solo conocían a través de cartas. No es lo mismo.
—Ciertamente —coincidió Daemon al tiempo se ponía de pie—. Aunque debes recordar que nosotros nos unimos luego de años distanciados, apenas sabíamos del otro y aún así quemábamos en añoranza, ¿por qué sería distinto contigo?
Un extraño calor surgió en el pecho de Haella y bajó la mirada, inconscientemente mordiendo el labio inferior ante la realización de que realmente era apreciada por las personas que amaba. Rhaenyra acunó una de sus mejillas y sonrió reconfortante, enseguida inclinándose a besarla de manera suave y tentativa. La joven sintió la consideración y correspondió en señal de que el acto era de agrado, logrando que ella sonriera y la acariciara con el pulgar en el proceso de separarse.
—¿Puedo asumir que nuestros sentimientos son los mismos? —preguntó complacida.
—Absolutamente —asintió pequeño con la piel erizada en nervios y excitación.
La cama se hundió y Haella miró al hombre, la intención en su mirada siendo clara y evitando palabras cuando era su turno de poseerla. El momento fue absolutamente diferente y liberó un pequeño jadeo al sentir que una mano iba a sostenerla entre el cuello y el mentón, la intensidad y dominación surgiendo desde el inicio incluso si no era especialmente agresivo.
—Espera… —murmuró apenada y conmovida en sensaciones poco usuales.
—¿Por qué? —preguntó fingiendo desentender mientras con los labios recorría zonas de piel cercanas y sensibles.
Rhaenyra sonrió disfrutando de lo fácil que se avergonzaba y bajó las pupilas a la única tela que la cubría, en eso mirando rápido la puerta cuando golpearon por entrar.
—¿Ha despertado, señorita?
El tono de la sirvienta congeló a la joven y rápido empalideció ante el peligro de ser descubierta, desesperada mirándolos y apreciando como ambos se elevaban.
—Nos vemos en la cena —murmuró la femenina mientras Daemon asentía y la tomaba de la cintura.
Se acercaron a uno de los muros en el proceso que Haella buscaba un abrigo, asombrada documentando como desaparecían a través de un pasaje secreto.
—Puedes entrar —anunció fuerte, entonces una mujer de mediana edad ingresando.
—Es hora de comenzar con los arreglos.
La Targaryen asintió e indicó que comenzaría lavándose el rostro, después de eso entregándose a que la embelleciera. El vestido verde oscuro abrazó su cuerpo y brilló en combinación con el collar y los aretes de diamante, luego las experimentadas manos dirigiéndose a trenzar el cabello de manera que su cuello y hombros quedaran despejados.
—¿Terminado? —preguntó cuando revisaba los últimos detalles.
—Si, Princesa —asintió dejando que se viera.
La imagen en el espejo realmente no importaba cuando era un panorama conocido luego de tantas veces que debió lucir femenina y formal, por lo que eligió dejarlo e ir por sus hijos. Conociendo que las gemelas pasarían la velada en la guardería, directamente fue por el mayor y sonrió al verlo con un traje nuevo.
—Te ves esplendido en el obsequio de tu abuelo —sonrió encantada tocando la felpa negra del saco.
—Gracias —respondió seco por la timidez, aunque en silencio apreciaba como las prendas le favorecían.
En breve salieron y fueron al salón, donde prácticamente toda la familia se encontraba hablando. Ambos miraron y dudaron a que grupo acercarse, y la idea de ir con Aemond quedó descartada ante la expresión seria y agría que cargaba.
—Buenas noches, madre —saludó cuando Alicent cortó distancia.
Ella sonrió estresada y miró al joven halagando la manera en que lucía, entonces dos sombras aproximándose y tensándolas al saber que era la pareja Targaryen que más las sacudía. Rhaenyra rompió hielo con amable formalidad y la Reina le imitó, Daemon manteniendo su pequeña sonrisa usual hasta que se fijó en el joven.
—En la tarde te he visto entrenar con espada —comentó de manera desinteresada inclinando la cabeza, casi intentando lucir amigable.
—Ah, lamento no haber notado su presencia —respondió ligeramente intimidado tratando de mantener la cortesía.
—Parecías realmente adecuado, ¿te agrada?
—Disfruto de las actividades físicas.
—Posees habilidad, me gustaría practicar contigo en la siguiente oportunidad.
—S-Sería un honor —asintió nervioso poniendo la espalda recta.
Daemon miró a Haella y ella sonrió educada intentando no levantar sospechas.
—¿Imagino que las niñas estarán en su propio espacio al igual que Joffrey? —inquirió Rhaenyra.
—Correcto, aún son muy jóvenes para pasar una cena entera sin levantarse, llorar o corretear.
—Deberíamos hacer que pasen tiempo juntos, seguro disfrutarán la compañía del otro —opinó Daemon mirando a su esposa por aprobación, la cual sabía que tendría—. Estrechar la familia, como Viserys desea.
Alicent carraspeó y asintió indicando que en la próxima visita se ocuparían de aquello, acto seguido llamando a Aemond y haciendo que ocuparan la mesa. Cerca de su hermano, ignoró la mirada de éste y sonrió cuando Helaena llegó, aunque la calma duró poco cuando Aegon apareció.
—Esposa —suspiró, y con pesadez se sentó al lado.
—Esposo —contestó analizando si ya estaba ebrio o no—. Reconoce la presencia de tu hijo —regañó.
El Targaryen elevó las cejas desprevenido y miró al joven forzando una mueca extraña, sin palabra estirando un brazo y dándole unas palmadas en la mejilla. Alicent ganó alivio al ver que se encargaban de mantener las apariencias, fugaz fijándose en los invitados antes de que la Guardia Real abriera las puertas. Sobre un trono movible, los hombres más fuertes cargaban el dañado cuerpo de Viserys entre elegantes ropas, joyería y una máscara que ocultaba mitad de su putrefacto rostro.
—Tomen asiento y disfruten —anunció una vez que lo acomodaron en la cabecera.
Cada uno hizo caso y, en un acuerdo silencioso, evitaron las rivalidades manteniendo buen carácter. De todas maneras, Aemond, parecía poseer dificultades y frío escaneaba los jóvenes de Rhaenyra, en especial a quien fue responsable de herirlo de por vida.
Haella, consciente de la sed de venganza, vigiló hasta que Lucerys soltó una baja risa al los sirvientes poner un gran cerdo cocido cerca de su hermano. Apretó los labios ante el recuerdo de la cruel broma que le jugaron de niño y apreció la furia surgir desde lo profundo del Targaryen. Suspiró en derrota conociendo que de alguna manera cobraría aquella burla y nerviosa recurrió al vino, con copa en labios mirando a Daemon y casi atragantándose cuando él le guiñó un ojo. Rápido analizó alrededor y disimulada carraspeó por el líquido que se desvió hacia el conducto pulmonar, entonces Viserys tomando palabra y dando un prolongado discurso donde exponía la felicidad de tenerlos reunidos. El inquebrantable deseo de ser una gran familia unida persistía y la mayoría de los presentes bien sabía que aquello no progresaría, aunque por un momento la fantasía pareció convertirse en realidad cuando Rhaenyra y Alicent intercambiaron cándidas palabras.
Los jóvenes se miraron desconcertados y Haella buscó descifrar las emociones de su abuelo, aunque, para gran sorpresa, este ya le veía e hizo un gesto a que interviniera a romper el momento de reconciliación. Con la mente nublada al no querer la atención de la mesa sobre ella, inquieta agarró la copa y arrastró la silla hasta apoyarse en ambos pies.
—Me gustaría decir algunas palabras —anunció en tono acelerado, con ligero temblor aguantando la necesidad de colocar una mano sobre el pecho—. Quiero brindar por esta cena compartida entre seres queridos, especialmente a mis adorados padres —realizó una pequeña pausa de respecto, a lo que ambos asintieron complacidos—. Festejo este gran reencuentro familiar y dedico este vino a desearles prosperidad… Especialmente a mi esposo e hijos, para que siempre estemos sanos —miró a Aegon, el cual estaba absolutamente desconcertado.
Avergonzada regresó a la silla y evitó prestar atención al resto, ansiosa bebiendo hasta terminar la jarra más cercana.
—Nunca ingieres tanto alcohol, ¿qué sucede? —preguntó su gemelo analizándola como pocas veces.
—Hoy poseo el gusto, nada más —encogió los hombros como si no fuera importante.
El rubio guardó silencio y pensó por largos segundos, finalmente inclinándose a hablarle al oído.
—Las únicas veces donde te embriagaste fue cuando compartimos aposentos, ¿ver tantos niños pudo haber despertado un nuevo deseo de ser madre? —susurró al tiempo que una mano iba sostenerla del muslo.
Haella no pudo evitar la expresión de espanto y rápido volteó, sus rostros quedando a pocos centímetros.
—Pensé que teníamos un acuerdo.
—Si lo deseas puedo hacer el esfuerzo —aseguró, por un segundo viéndole los labios.
La implicación la dejó sin palabras, especialmente porque fielmente creía que compartían el disgusto romántico y sexual por el otro.
—Estamos en publico —regañó regresando a mirar su plato con las mejillas ligeramente coloradas.
—¿Entonces debo proponer un nuevo heredero cuando nos hallemos a solas? —inspiró apretando la tierna carne bajo el vestido.
Sin dudar agarró la mano y con disimulo la quitó echándole una rápida mirada a Alicent, la cual ya estaba viéndolos con aire severo por el comportamiento del masculino.
—Tres hijos están bien, ni pienses en visitar mi habitación.
—Sería un desperdicio cuando estás a unas copas de no recordar la noche, sabes que madre estaría complacida con otro nacimiento.
Haella realizó un sonido seco y lo pellizcó por debajo de la mesa, a lo que Aegon saltó gracias al dolor y por el momento desistió. Enseguida miró a Rhaenyra y ella brevemente enarcó una ceja ante la escena, apenada evitándola y preguntándose cuándo el evento terminaría. Aguantó y se enfocó en su hijo hasta que Viserys comenzó a sentirse mal, en silencio viendo como los guardias lo retiraban y sintiéndose aliviada de que todo estuviera llegando a fin.
—También deseo brindar —soltó Aemond poniéndose en pie ahora que el Rey no estaba.
—Hermano —suspiró por lo bajo arrugando el ceño en preocupación, aunque Aegon sonrió y agarró el vino a sabiendas de que el espectáculo estaba por comenzar.
Contuvo el aliento en cada palabra que el Targaryen soltó hasta que los cabellos se le erizaron cuando sutilmente llamó “bastardos” a los hijos de Rhaenyra. El primero en reaccionar fue Jacaerys y tal reacción solo logró que Aemond lo provocara más, por lo que en menos de un parpadeo una batalla comenzó.
—¡Hijo, atrás! —exclamó Haella agarrando al joven de los hombros y llevándolo contra una pared alejada—. ¡Aegon! —llamó indignada cuando este fue contra Lucerys al ver iba a entrometerse en la pelea.
Helaena, desorientada y asustada, fue con ella y ayudó a proteger al joven atestiguando como Rhaella retenía a su gemela de ir a defender a Jacaerys. La Reina no tardó en levantarse y regañarle mientras los guardias presentes iban a retener a los Velaryon, aunque lograron zafarse y amagaron a arremeter hasta que Daemon intervino. El salón cayó en silencio y el mayor, relajado y con aire de superioridad, lo enfrentó mostrando una ligera mueca de animo a que siguiera con esa actitud ante él.
—Suficiente, todos fuera —ordenó Rhaenyra a los jóvenes, quienes inspiraron profundo e hicieron caso tratando de calmarse.
Aemond perdió la sonrisa y sostuvo la mirada analizando sus posibilidades, la confianza lentamente descendiendo y prefiriendo pasar de él e irse.
—¿Están bien? —preguntó Alicent analizando a su nieto y dos hijas, el trío asintiendo—. Mejor vayan a los aposentos y traten de… superar este día.
Haella mordió el interior de la mejilla y contuvo el enojo al ver a Aegon, el cual pareció sentir la furia y prefirió retirarse luego de echarle un vistazo. En segundos lo siguió en compañía de Helaena y juntas fueron a dejar al joven en su habitación, donde un sirviente lo ayudaría con las ropas y prepararía el lugar para que tuviera un buen sueño.
—Descansa, hermana —habló la mayor dándole un pequeño abrazo.
—Nos vemos mañana —despidió, con ligera prisa desapareciendo hacia el sector donde vivía.
Inspiró profundo y los eventos del día pasaron como una novela que prefería olvidar, pero entonces recordó el momento compartido con Daemon y Rhaenyra. Inconscientemente puso una mano en el estómago por las repentinas cosquillas y negó por como tenerlos en mente cambiaba su humor en un segundo.
Al llegar cerró la puerta y miró la cama donde horas atrás compartió besos con quienes amaba, de pronto la propuesta de vivir con ellos golpeándola como un coletazo de dragón. Deseaba, sinceramente deseaba una vida de ensueño y romance, pero el miedo a las repercusiones la frenaban de siquiera considerar abandonar el castillo.
En la mañana fue difícil verlos partir y el vacío que la llenó le hizo querer nunca haberlos cruzado, porque ahora los añoraba muchísimo más. Tener que seguir la rutina fue difícil y solo pudo mantener buena cara ante sus hijos, pero interactuar con Aegon, Aemond, Alicent u Otto fue más difícil que antes. Los muros se sentían huecos y congelados hasta que notó que era un reflejo de ella y la gente que la rodeaba, el fuego no existía en aquel lugar y la pequeña llama que poseía se extinguía en cada día que pasaba.
—Madre —llamó el mayor de los niños entrando con cuidado a la habitación—. Mamá… ¿Estás bien? —insistió al ella seguir mirando por la ventana de manera ausente.
—Hijo —susurró saliendo del trance y acercándose, inmediatamente yendo a acariciarle el cabello y la mejilla.
—¿Te sientes mal? Apenas has salido a pasar tiempo con nosotros —frunció el ceño intentando que el labio inferior no temblara.
—Lo siento, mi amor —disculpó rápido entendiendo que ya no era capaz de esconder el sufrimiento—. He estado sintiéndome un poco rara, nada más.
—¿Has visto a los sanadores? —preguntó aún preocupado.
—No es algo que ellos puedan solucionar, pero haré lo mejor para volver a la normalidad —prometió, porque lo que menos quería era generarle ansiedad a los pequeños.
—¿Qué es lo que tienes?
Torciendo la boca y pensando como abordar el tema, lo invitó a sentarse en la punta de la cama con ella.
—La vida aquí… El castillo… No me hace muy feliz —confesó simple sin ahondar en los detalles—. Pienso que podríamos vivir mejor en Rocadragón, amaría que tú y tus hermanas tuvieran gente de su edad para jugar, aprender e interactuar.
—Pero… ¿Papá, la abuela y el resto? —inclinó la cabeza en confusión.
—Seríamos solo nosotros cuatro —sonrió con pena apretando los labios con fuerza—. Ellos no tienen intenciones de estar contentos o sanar; las reglas, el rencor y lo que los demás piensan es más importante que el bienestar general.
Él bajó la mirada al regazo y luego a otras partes de la habitación, claramente analizando y llegando a dudas y conclusiones.
—¿Qué sucede si no voy? ¿Te irás igual? —inquirió amagando a conectar miradas, pero no fue capaz por los nervios.
—Jamás te dejaría, no deseo que sufras o te falte a quien recurrir cuando las obligaciones sean demasiado para ti. Eres mi hijo, lo que más amo, no podría abandonarte.
Increíblemente aliviado, el joven la abrazó y permanecieron en silencio hasta que llamaron a la puerta. Ambos miraron y se pusieron de pie cuando oyeron la voz de Ser Criston, por lo que rápido permitió que entrara después de la Reina. La tensión en ambos fue lo primero que notó, especialmente la expresión estresada, ansiosa y nerviosa de la mujer mientras frenaba y suspiraba pesado.
—Con el mayor pesar vengo a informar que Viserys ha fallecido.
—¿Qué? —preguntó Haella, inmediatamente sintiendo una roca en el corazón.
—Sucedió en la madrugada, los sanadores no han podido hacer nada al respecto.
Los ojos picaron y soportó la angustia para consolar al menor, el cual de por sí estaba triste y aturdido por la conversación anterior.
—¿Cuándo será el entierro? —habló en tono contenido.
—Pronto lo anunciaremos, primero debemos organizar la ascensión de Aegon como Rey.
—¿Cómo? —frunció el ceño y apreció como los oídos empezaban a zumbar por la catarata de noticias.
—Era el deseo de tu padre, lo confesó hace pocos amaneceres —afirmó antes de acercarse y tomarlos de un hombro—. Lamento la pérdida, me encargaré de que todo esté bien.
—¿Has avisado a Rhaenyra y Daemon?
Esos nombres la tensaron y apretó los labios, un destello de culpa brillando en el marrón de los irises.
—Enviaré una carta una vez que todo esté asentado.
La declaración encendió la preocupación en Haella y evitó pronunciar palabra, así quedando nuevamente a solas con el niño.
—El Reino está por cambiar y será inestable… Ambos deben saber que tu abuelo ha fallecido —empezó a decir apretándolo más contra ella���. Hijo mío, ¿me acompañarás a Rocadragón?
—Si, mamá —confirmó al tiempo que escondía el rostro en su vestido, lágrimas mojando la tela.
—Gracias.
Desde esa mañana el plan de mudanza comenzó y ambos mantuvieron las apariencias, en secreto armando el viaje y lo poco que podían llevar considerando que volarían. Fue un proceso rápido considerando que la muerte de Viserys no se podía ocultar demasiado tiempo, así que dos dos días después, en plena noche, tomó a los niños.
—¿Qué haces? —preguntó el mayor mientras sostenía a una de las gemelas.
—Abro un pasadizo, el castillo esta repleto de ellos —murmuró mientras empujaba a un costado y movía la pesada pared—. Mira donde pisas, ten cuidado —indicó estirando los brazos a tomar a la niña mientras la otra colgaba a su espalda en un amarre.
Bajaron escalones y cruzaron pasillos hasta casi perderse, entre laberintos hallando la salida y abandonando la Fortaleza Roja para atravesar la ciudad tapados de pie a cabeza. La actividad nocturna deslumbró a los jóvenes, aunque las acciones moralmente cuestionables y gritos les pusieron los cabello de punta.
—¿Falta mucho? —preguntó el muchacho sintiendo los pies cansados, con dificultad cargando un par de mochilas.
—Un poco más, pronto estarás volando —explicó agitada cambiando de brazo a la menor.
Con sudor e incertidumbre mantuvo el optimismo incluso si dudaba de poder ejecutar la huida, con temor saludando al guardia nocturno e indicando que trajera a la bestias. Miró alrededor intentando dilucidar cuantos testigos existían, pero parecían ser los únicos entre las tenues antorchas del amplio lugar. El rugido de su dragón le erizó los cabellos e hizo que mirara por uno de los pasillos, donde una gran cabeza anaranjada se asomó de manera lenta y adormilada.
—Enseguida traigo al pequeño, Princesa —avisó una vez que el cuidador estuvo lo suficientemente cerca.
—Prepara las cadenas de vuelo asistido, daremos un paseo en conjunto —ordenó suave estirando la mano libre a acariciar las gruesas escamas.
Asintiendo y desapareciendo de nuevo, Haella indicó al primogénito que le ayudara a subir y atar a una de las gemelas y las pertenencias en la montura. Ajustaron los seguros y revisó que la menor a su espalda estuviera bien, al terminar colocándose los guantes de piel mientras el entrenador se acercaba con un energético y joven dragón. El hombre conectó a las dos criaturas con una gruesa cadena y en Alto Valyrio los llevó fuera del edificio, en el proceso la Targaryen dándole indicaciones al menor de cómo volar al ser el primer viaje largo que experimentaría.
La brisa nocturna golpeó su rostro e hizo que inspirara profundo, al cerrar los ojos obteniendo un momento de paz hasta que tomaron posición. Miró al guardia y él le devolvió el vistazo entre dudas, aunque realizó un gesto de cortesía y ocultó las sospechas en una cabeza gacha.
—Estoy listo —avisó el niño apretando las riendas y enderezando la espalda.
Haella observó el cielo y finalmente dio señal de vuelo, el dragón dando largos pasos antes de ganar altura. Mordió el interior de una mejilla y evitó girar a ver lo que abandonaba, lagrimas perdiéndose mientras las luces en Desembarco del Rey se volvían pequeñas. Las prendas se humedecieron al ingresar al techo de nubes y contuvieron el aliento hasta atravesar la sofocante oscuridad, enormes y brillantes estrellas recibiéndolos una vez libres. Estiraron el cuello y admiraron los astros ante la significativa diferencia, por un momento tentados a estirar las manos y comprobar si eran capaces de tocar tal belleza.
—Bonito, ¿verdad? —preguntó a las gemelas también mirar.
Respondieron positivamente y el viaje continuó en absoluta paz, el tumulto sucediendo en secreto dentro del corazón de la Targaryen ante el peligroso e incierto futuro que sus acciones generarían.
Con nariz, mejillas y dedos congelados, todos apreciaron los primeros rayos del sol y cerraron los ojos disfrutando del suave calor. La niebla en el horizonte de a poco se hizo visible y anunció la proximidad al destino, finalmente apreciando el castillo de Rocadragón.
—¿¡Dónde aterrizamos!? —preguntó el niño con nervios ante el nuevo desafío.
—Volemos alrededor un par de veces hasta que los guardias nos vean y den aviso de llegada, luego nos guiaré a un área abierta para descender con comodidad.
Haella los llevó a las torres de vigilancia y enseguida observó como dos arqueros corrían escaleras abajo. Complacida admiró la estructura y sorprendida jadeó cuando una serpentina sombra los cubrió, de pronto un rugido a su izquierda haciendo que encontrara a Syrax planeando.
—Dorado y rojo —murmuraron las gemelas.
Inmediatamente frunció el ceño y elevo el mentón para ver a Caraxes analizarlos, en el proceso realizando particulares sonidos de bienvenida.
—¿Cómo…? —empezó a preguntar al ciertamente atinar con los colores, la frase siendo recurrente desde la primera vez que la dijeron.
Un escalofrío la recorrió y consideró que sus hijas fueran soñadoras en vez de jinetes, una cuestión que en ese momento no podía analizar a pesar de que la descolocó: ¿desde cuándo sabían que terminarían en el otro lado de la familia?
En pocas ordenes empezó a bajar y con cuidado vigiló a los inexpertos, los cuales lograron tocar tierra y parecieron aliviados de finalmente dejar el cielo. La estabilidad la mareó y cerró los ojos notando, por primera vez, el cansancio y el dolor corporal que la torturaba. Con las articulaciones endurecidas, lentamente liberó los seguros de la montura hasta que el eco de su nombre cortó la calma. Adrenalina la llenó y buscó la fuente del llamado, el largo y rubio cabello de Rhaenyra sacudiéndose en el viento mientras se acercaba.
Sonriendo y sintiendo nada más que verdadera felicidad, se puso de pie y averiguó la manera de bajar a las niñas de manera segura hasta que Daemon surgió en el panorama. Él sonrió complacido y ella perdió el aliento, enseguida estirando los brazos y entregándole a una de las niñas antes de que le ayudara a bajar.
—Finalmente elegiste —comentó una vez que la tuvo en frente.
—Si… —dudó al recordar las razones que finalmente la hicieron escapar.
—¿Qué sucedió? —tensó el ceño y analizó las pequeñas expresiones.
—Haella —nombró Rhaenyra antes de encerrarla en un abrazo, sobre el hombro viendo a la pequeña que llevaba colgada.
Cerró los ojos ante el reconfortante contacto y con fuerza contuvo las lagrimas, la emoción mezclándose en ansiosa tristeza por las noticias que entregaría.
—Lo lamento —habló ahogada escondiendo el rostro.
Rhaenyra la estrechó con más fuerza antes de mirar preocupada a su esposo, el cual se acercó intentando consolarla.
—Sea lo que sea, lo superaremos juntos —prometió Daemon acomodándole el cabello en un gesto cariñoso.
Abrumada asintió y entre lagrimas apreció la cercanía, aquellos cuerpos enseguida enseñando que ellos eran su verdadero hogar.
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venusbyline · 4 months ago
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˖ ࣪⊹ ౨ৎ 𝐊𝐢𝐧𝐤𝐭𝐨𝐛𝐞𝐫 𝟐𝟎𝟐𝟒 𝐌𝐚𝐬𝐭𝐞𝐫𝐥𝐢𝐬𝐭 ࿐ྂ 𝐇𝐎𝐓𝐃 𝐄𝐝𝐢𝐭𝐢𝐨𝐧
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Hello, I'm Vênus!
Welcome to my first Kinktober! I chose to write this challenge with two versions: Criminal Minds and House of the Dragon. Each version will be posted every other day.
This is the HOTD Edition. I will update this masterlist and the Criminal Minds Edition every day starting from October 1st, with the AO3 links to the fics. I apologize in advance for any (probable) delays, because I'm gonna try to be consistent but I can't assure you it will really happen. If something goes wrong, don't worry because I will keep writing even after the end of October.
I'm really excited to start, so I hope y'all enjoy! Anyone who wants to be tagged, tell me the specific days you want. And if you want me to tag another or more blog, tell me the usernames.
Each oneshot will have their own trigger warnings. All of them were written with female reader.
⚠️: Most of these fics have dubcon and light dark content, and many of them have Targcest content too.
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— day one (02, oct) breeding kink w/ Aegon II Targaryen
— day two (04, oct) threesome FMM w/ Aemond Targaryen & Aegon II Targaryen
— day three (06, oct) degradation + dumbification w/ Aemond Targaryen
— day four (08, oct) somnophilia w/ Aemond Targaryen
— day five (10, oct) nipple play + cockwarming w/ Jacaerys Velaryon
— day six (12, oct) scissoring + voyeurism w/ Helaena Targaryen & Aegon II Targaryen
— day seven (14, oct) thigh riding w/ Rhaenyra Targaryen
— day eight (16, oct) punishment + exhibitionism w/ Aegon II Targaryen, Aemond Targaryen, Gwayne Hightower & Criston Cole
— day nine (18, oct) primal play + breath play w/ Daemon Targaryen
— day ten (20, oct) period sex + blood kink w/ Alicent Hightower
— day eleven (22, oct) spit kink w/ Jacaerys Velaryon
— day twelve (24, oct) threesome FFM w/ Rhaenyra Targaryen & Daemon Targaryen
— day thirteen (26, oct) creampie w/ Jacaerys Velaryon
— day fourteen (28, oct) breast fucking w/ Daemon Targaryen & Alys Rivers
— day fifteen (30, oct) mirror sex w/ Aemond Targaryen & Aegon II Targaryen
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missglaskin · 1 year ago
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Yan!HOTD Characters as Greek Gods
I want to thank @aphroditelovesu for giving me the inspiration, also side note do not take the gods canonical relationships literally
Viserys as Hades + God of the Underworld and the Dead
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Viserys was a god who stood out from the gloomy darkness of his realm. The seat once shared by his beloved wife is now long dead with all the other souls. No temples were erected in his honor on the earthly soil, for the underworld served as his shrine. Still, Viserys lent many of his powers and crafts to help the other gods defeat their enemies, either it be a monster or a titan. When he needed to see his family, he would emerge to the earth itself. There a moral caught his eye. 
Viserys spent a great deal of time observing your everyday life. He enjoyed catching on to all your little habits and tendencies. The god was prepared to wait until your life's string came to an end. In the mean time, all good things came your way. While he wouldn't be able to stop your death from happening, he can certainly make it as peaceful and painless as possible. Viserys will welcome you with the greatest warmth when you arrive in his realm, and you will be surrounded by servants who will carry out your every wish.
Just as he has done all those other times Viserys will give you the time and space you need to adjust to this new, strange world. Desiring your happiness, Viserys might let you visit Earth but only for a short time. The god can't go too long without you by his side. He detests the idea of using coercion to get what he wants, but Viserys must make sure you never leave him. It is a blessing that you are a mortal, completely unaware of the pomegranate seeds that are given to you.
Daemon as Ares + God of War and Courage 
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It was Daemon, out of all the gods, who was most frowned upon, the one with the endless list of foes. Many came to fear him and they had every reason to. For Daemon was a powerful god-quick to anger and raring for a fight regardless of the consequences. A jest spread among the gods was that Daemon's one and only true love was war itself. But what a shock it was to see the mortal in the god's arms. With his remarks and the severe violence he inflicted upon the mortals, Daemon, again and again demonstrated nothing but contempt and superiority over them.
Why you attracted the god of war's attention will forever remain a mystery. Could it be you had a fire inside of you that never went out or you had such a gentle soul that the god saw it as his duty to ruin you, or perhaps he saw you as a fair trade for one of his victories. Truthfully, Daemon himself is not fully sure what drew him to you. Still, the god comes to you, luring you in with lavish gifts and words sweet as honey. And if you aren’t compliant, the god sees no issue picking you up while you struggle to free yourself-screaming and clawing. 
Daemon has no care for what other Olympian deities thought when he kept you near him. They were already not fond of him and he was amused to no end to see their frustration, even having you displayed seated on his lap. Your life with Daemon is strangely not as dull and miserable as one might anticipate. He will always be rough and harsh, but you are shown a rare side of gentleness. You may never know if the god truly loves you, but you can be sure that if someone takes what he views as his, he will go to war a hundred times over it.
Rhaenyra as Athena + Goddess of Wisdom and War
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Rhaenyra is a goddess with pride. A great warrior. Rhaenyra does not, however, hold humankind in such low regard as the many gods who came before her. She saw herself as their protector and rewarded those who came to worship in her temple. But it's not as if she isn't dangerous. The goddess is unmerciful in her use of curses. Any offense or insult will result in a terrible fate. And what fate bestows upon you when the goddess herself watches you. Desiring you from the very moment she caught sight of you. 
She is a master of disguise. Every word she spoke enticed you further and further into her grasp. There were the fleeting touches the goddess made to your skin to pique your desire. Her lips were painted with a smile that lowered your guard. You find yourself becoming a puppet as Rhaenyra hovers over you, pulling the strings to speak the words she wants you to hear, to touch her how she wants to be touched, and look at her how she wants to be gazed upon. 
Rhaenyra never wants you to leave her realm. The goddess is ready to gift you whatever your heart desires, but the earth is no longer a place you can call home. Rhaenyra will never lay a hand on you; gentle and soft with you. The only times you no longer see your lover but the goddess of war is if you are foolish enough to believe you can get away from her. She won’t understand. Has she not dedicated herself to you. Has she not given you every ounce of her heart. Whatever the reason is, your place remains by her side and she will make sure you know of this.
Rhaenys as Hecate + Goddess of Magic and the Moon
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Rhaenys, the goddess of sorcery and the moon, who her domain also extends to creatures of the night; particularly hounds and ghosts. She’s often seen accompanied by her black hounds, donning a long robe, holding burning torches. Neither was she evil, nor was she wholly benevolent, but she did reveal her nature through actions, rewarding loyalty among her followers. Captivated by your presence in her temple, the goddess of sorcery was drawn to your compassion and innocence. She found herself spending more time just observing you, enchanted by how your features glowed in the gentle embrace of moonlight. 
Rhaenys has always been confident and assertive, when she’s certain that she desires you, she’ll do whatever it takes to have you by her side. However, she’ll stray away from using force. If she’ll seek your companionship, Rhaenys resolutes in waiting it be your choice, to love her the same rather than do it with instilling fear in you. Her introduction was gradual, allowing you to adapt in time to her presence. Much of this is involved in simple conversations, where she enjoys getting to know the little details of your life (even if she already knew most of it). 
Instead of overwhelming you with extravagant gifts, she opted for small trinkets. And adding to the ease of your connection, Rhaenys’s mystical hounds display a fondness for you, allowing you to pet them. Even when you remain in her domain, Rhaenys remains steadfast in not forcing you to love her. She has all the patience as the goddess begins to slowly express her affection more openly with gentle caresses to your face as she presents you with more lavish gifts. Her patience was rewarded seeing how eager you are to spend every moment with her.
Corlys as Poseidon + God of the Sea and Waters
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Not only was Corlys the god of the seas but also associated with earthquakes and horses. He stood out as a highly ambitious deity and known for his unwavering loyalty to Mount Olympus. Unlike some deities, Corlys is willing to engage with mortals, after all, they have a dependence on the seas for trade and travel. However, it’s also known that when dealing with the god of the sea, do not try to trick or cross him, for he has demonstrated a vengeful nature when felt insulted. 
It was during your many ventures near the beach, having a profound love and fascination for the sea that you encountered the god of the sea. In your frequent visits, the shores yielded treasures ranging from the most beautiful seashells to even a literal pearl, a gift from the god. Upon making his presence known, Corlys takes matters into his own hands. Taking you to the temple beneath the sea as he cannot rely on chance encounters by the shore and it’ll save him all the trouble of finding you if you choose to never visit again. 
Your place from now on remains with Corly’s temple. He has made promises to make you visit the shore from time to time once he’s confident you won’t attempt an escape. Eager to please, Corlys has an allure of lost treasures within his home, offering you any if you desire. He also takes great care to ensure your comfort, harboring no intention of causing harm or raising his voice. His desire is clear- to have you willingly at his side. 
Laena as Aphrodite + Goddess of Love and Beauty
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Laena was more than just being thegoddess of beauty and love; she was one of fertility, pleasure, and eternal youth. Occasionally she presided over marriage. Legends went so far as to attribute her beauty to being the cause of the Trojan War. Despite her being desired and adored by everyone, even capturing the affections of the infamous god of war himself, Laena's heart chose you; a mortal who didn’t seem all that extraordinary. But none of that mattered to the goddess of love, who found herself drawn to you, desiring nothing more than for you to share her boundless love and adoration. 
When Laena first approached you, she displayed no hesitation in expressing her clear intentions of wanting to court you. Doves and sparrows seemed to fly around you. In the vicinity of your home, myrtles and roses bloomed abundantly and Laena took it upon herself to personally hand you the blossoms, alongside the most marvelous seashells. Whenever you expressed gratitude or attempted to deny her gifts out of politeness, Laena would firmly assure you that you deserved nothing but the best. As she would engage in conversations, Laena would hold your gaze, running her fingers on your cheek or shoulder with such tenderness. 
Even after you became hers, Laena never stops showering you with praise and luscious gifts. The dresses she adorned you with were among the most lavish you had ever seen, and men would certainly go to war for the jewelry that adorned your skin. And for her home, which she claims is now your home too, she’s willing more than anything to accommodate any of your demands to make it all the more welcoming. Whether it’s placing all your favorite books or presenting you all your favorite foods. After all, you’re destined to spend the rest of your life with her.  
Otto as Zeus + God of the Sky and Thunder 
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Otto stood as the god among gods, the force behind the establishment of order and justice in Olympus. It was his duty as king, to reign and ensure harmony throughout the divine realm. He had a number of children; it counted those that were outside of his marriage. Mortals and gods alike collectively averted their gaze, as the god of thunder desired to maintain an image of a prudent and a pious. And while like any god, he considered himself above mortal beings, he would observe them with keen interest. 
Unfortunate for you, if you happened to catch his eye, resisting him was a futile endeavor. It began with him orchestrating ways to make your life more comfortable — discovering the lushest trees near your home, bearing the most delectable fruits you'd ever savor. An eagle, acting as his messenger, would shower you with all sorts of gifts, from fragrant olive oils to delicate silver coins and ivory trinkets. The weather seemed to dance to his whims, birds serenading under the radiant sun.
It was also his way to signal his presence, a silent acknowledgment a being beyond the mortal realms was watching. And when his presence becomes known, he vows to treasure you for eternity (hinting at what’ll become of your mortal life). It’s difficult to deny him with all the myriad blessings he bestowed upon you. Once you’re brought to his home, he will present you with a luxurious silk robe and servants who dutifully follow your every command. Even if you resist, his determination remains unswayed. As a god, time was his ally and he believed in due course, you would succumb to his temptations.
Alicent as Hera + Goddess of Marriage and Childhood
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Alicent stood as the embodiment of matrimony and domestic life, a revered figure to whom women turned in prayer for the blessings of harmonious marriages, the safe return of their husbands, and in hopes of birthing a healthy child. Despite her attempts to project a demure demeanor, the goddess had a silent reputation for her jealousy and occasional vengefulness. Alicent had divine authority, navigating the intricate game of politics and perhaps that was why no one dared to question her decision to bring a mortal being along.  
It was all under the reason of needing a servant though you were not yet married, still, no one dared to voice it. As her supposed servant, you were strangely exempt from menial tasks such as washing clothes or scrubbing the floor; such duties were deemed beneath you. Instead, the majority of your days were spent in the company of the goddess. You found yourself dressing and brushing Alicent’s hair as she shared her grievances about the perceived foolishness surrounding her court. 
Your time was further consumed by tending to Hera’s children and grandchildren, and her strictures extended to where you were not permitted to eat meals with other servants. In truth, the goddess had little need for another servant. But you a mortal, had sought her prayer, coming to her temple wishing for a happy life for the arrangement your parents orchestrated for you. But Alicent had been watching you long before and you have become the object of her desire. She promised to find you a suitor but the intensity of her gaze and the uncanny resemblance between the necklace of hers and the one she gifted you hints at something beyond that. 
Aegon II as Dionysus + God of Wine and Pleasure 
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Aegon is known for seemingly lazy nature and rarely being seen sober, he’s notorious for the wild parties and dramatic theaters he orchestrates. The many lovers he has are ones that no one bothers to learn their names, as they typically don’t linger beyond a day. The few bastards he fathered are not accounted for. When the god of wines comes upon you, there was an unmistakable eagerness to have you in his bed. While you and others are at no fault to assume that it was driven solely by lust, you soon find it unraveled beyond that. 
As a mortal, the prospect of rejecting a god was not a reasonable one. His presence was suffocating with a possessive jealousy over your interactions with others and an incessant need for you to be near him. At times, he would pull you into his lap, craving for your affection and praise. Besides his constant need to have you share his bed at every turn, his lingering hands, and wanting your every attention, it’s not as terrible as one initially assumes. 
The god of wine provided you with the sweetest food, accompanied of course by his signature wine. He adorned you in exquisite clothing, though in the privacy of his chambers, they were far more revealing and sheer. While it was somewhat accepted to have fleeting lovers for a day, appearing with you by his side on every occasion garnered disapproval from the other gods. However, Aegon was indifferent; no stranger to being considered a disappointment. You were the one thing he was sure of, even harboring a secret desire to make you immortal, hoping you don’t notice how different your wine tastes.
Helaena as Persephone + Goddess of Seasons and Vegetation
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Helaena possessed a kind of gentleness that was unusual among the gods. She carried herself with such grace and consideration. Helaena grew up to be a lovely woman who caught the interest of gods and humans alike. With mortals, the goddess did not look down on them. If anything, Helaena seemed to see the goodness and beauty in them despite all of their flaws. It therefore comes as no great surprise when the goddess seems so enchanted by you-a simple mortal. 
Helaena spent many days watching you. She possessed unending patience. What a fascinating sight you are. Deemed by the goddess to be the most beautiful being to ever walk this earth. Helaena cared nothing more than your happiness hence why you come home to a plethora of gifts and trinkets. It could be the most delicious fruit you've ever eaten or a dress the goddess sewed herself. And wherever you are, you found plants growing all around that never seem to wither-fruits and vegetables you never imagined would ever grow there.
Helaena was content as long as she could see you every day. Even if she couldn't speak or stand before you. All that mattered to her was to see your lovely smile as you open her gifts or to hear your joyful laughter. But shall you wish to meet her. Shall you seem unsatisfied with your life. Helaena will make her presence known. The goddess is nothing but a tender lover. Giving you all the time you need to adjust to her realm. Happy to watch from a distance and just speak with you.
Aemond as Apollo - God of Sun and Art
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Aemond was also a god of music, truth, and healing, he was considered wise even at such a relatively young age. He enjoyed writing poems and believed in law and order. Unlike his brother, Aemond was recognized for his numerous contributions, particularly in the realms of medicine and prophecy. Aemond shows intense loyalty to his family and a great love for his mother but also is known for his jealousy and a wrathful nature; particularly when he perceives insults directed at his family or either himself. 
Many of your actions could’ve caught his eye, your visits to his temple, your singing voice echoing through the fields, how you immersed yourself far away from everyone else with the books you read. He doesn’t wish to frighten you,  guided by a gentle approach to engage you in conversations. You can feel his gaze follow you, a silent presence that seems to accompany your every move. In due time, Aemond would express his desire for you to be his lover, to not only give him your body, but your mind and soul. Even if you do not share his feelings, denying him is not advisable, Aemond is not one for rejections. 
Even if you were to deny him, Aemond would still bring you to Mount Olympus, introducing you to the other gods, making sure you understood that your place belonged with him. And while he attempts to give you some space, the god of the sun cannot bring himself to stay away. Aemond sought to spend every moment of the day with you, from sharing the same bed, to waking together to sharing meals. He yearns to hear your every thought from the flowers you liked to your opinion on the poetry he’s dedicated to you.
Criston as Heracles + Demi- God of Strength and Heroes
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Criston was born a mortal. Yet even as a child, Criston showed such strength and courage unmatched by any other. He has proven to be a fierce warrior over the years. While he was hailed as a hero, many of his rage-fueled actions beg to differ. It took Criston to die to be reborn as the Demi-god. Taken from the flames to Mount Olympus where he was granted eternal youth and the right to live among the gods. He was offered a goddess, but Criston had his eyes set somewhere else.
Criston believes he must protect you. That you need him far more than he needs you. You are just a mere mortal. One fall can be fatal. Doesn't matter that his involvement could be the very reason your life is at forfeit. Makes no difference the many times you struggle and try to escape him. Criston holds you in his arms, repeating the same mantra over and over. That you have a need for him. That he must shield you from all those who will harm you. He rarely leaves your side, and no amount of begging or insults will convince him to do so.
As your lover, you have a man capable of crushing a village to ruins, capable of winning against an army. You bring out the worst in him, the madness. A madness seen in the mere thought of you being in another’s arms. Criston won't accept the possibility of your death. He was blessed with the gift of immortality and will stop at nothing to grant you the same blessing. A wonderful thought to him, but a nightmare to you. Given the chaos that will be left behind, the gods may grant him his wish.
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alvsanne · 5 months ago
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fully cannot stop thinking about rhaenyra and daemon presumably letting rhaena attempt to claim seasmoke even though they Know laenor is out there
they really said eh probably everything’s fine
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jacesvelaryons · 6 months ago
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TAGLIST OPEN
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As I release more work, I wanted to stay organized with tag lists to keep in touch with my readers and keep communicating with everyone.
Feel free to interact with this post by commenting, liking and reblogging or submit on my Google Form to be added to my tag lists, and which of my work you'd like to be updated.
TAGLIST FORM HERE
I write for:
House of the Dragon
-Jacaerys Velaryon
-Lucerys Velaryon
-Daemon Targaryen
-Rhaenyra Targaryen
-Baela Targaryen
-Rhaena Targaryen
-Addam of Hull
and more! Depending on the request, I can be open to writing for other characters
The Hunger Games
-Coriolanus Snow
Again, my ask box is OPEN for these characters so please send more requests as I love fulfilling them.
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addaerontruther · 7 months ago
Note
*Demon escaped death and flew off with twu wuv Nettles*: 🤢 🤢🤢
*Daeron and Addam survived the fight against Vermithor and flew off together*: 😍😍😍
old man abandoning his distressed wife and four living children (5 if you count joffrey) to run off with a 16 year old: broke
two 16 year olds that (almost) gave everything to support their families deciding they aren't going to sacrifice the love that motivated them in the first place: woke
it's not even close tbh
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darkestspring · 6 months ago
Note
If this hadnt been asked yet, but can I ask what it would be like between Maegara and Daemon if her twins with Alexander (boy and girl) were threatened by Blood and Cheese but she fights back but both of her wings are cut off and her son is killed instead of Helaena's? Not sure where Alexander was but he was probably knocked out, sorry if its plain
SPOILERS FOR SEASON 2 EPISODE 2
And when news reaches to Dragonstone and Daemon is acting suspiciously quiet when the letter only reads "The boy is gone" everyone assumes it's Aegon's son but NO. It was Daemon's GRANDSON who died and even Rhaenyra eerily tells him "Your grandson has been killed, Daemon..." and the letter has some tried bits like tears were spilled on it which was no doubt Maegara's. And that would probably be the last time she would ever engage with her father in any kind of way....
i genuinely don't think aleksander would have left maegara's side nor that blood and cheese would have happeneed to maegara (even if it did, she's a fire breathing dragon in human form, literally what would they do to her?????)
i think if it did happen, maegara wouldn't actually be hurt other than a few knife scratches and even then she'd be completely devastated, she'd never forgive her father for this.
(other reason why i think it wouldn't happen is because maegara x aleksander exists in the context of that maegara is daemon and laena's child for all intents and purposes. aleksander dislikes his family. maegara lives in dragonstone with rhaenyra, daemon, aleksander and their family (jace, luke, joffrey, aegon iii, viserys ii, rhaena, and baela))
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shocair · 9 months ago
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This is so husband!daemon when he sees you all wobbly with tear stains from last night's fun :(( He just can't help but be so rough, You can't blame this ass loving man <33
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bohemian-nights · 1 year ago
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HOTD AU: 1940s Reporter Nettles 📰
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wise-blue-cookies · 1 year ago
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Honestly Daemon should have just killed Otto in the beginning,
What would Viserys do? Banish him?
............
Daemon, just after stabbing Otto in the throat with a fork: Whelp looks like I'm banished for the 21426 time. Bye Viserys. Bye Nyra, I'll see you in the next ep✌️
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venusbyline · 2 months ago
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Fire ࿐ྂ Kinktober. 18, oct.
(late post)
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— pairing: Daemon Targaryen x niece!reader
— type: smut, dark, Kinktober (House of the Dragon Edition)
— kink: primal play + breath play
— summary: Daemon wants his other niece to release the dragon fire within her. But things go too far when she stabs him after he leaves Rhaenyra's wedding ceremony early.
— word count: 1.6k
— tags/warnings: kinktober 18th day, Targcest (uncle/niece), female!reader, dark!Daemon, DEAD DOVE: DO NOT EAT, dubcon, primal play, breath play, age gap (older man/younger woman), choking, degradation, vaginal sex, rough sex, loss of virginity, corruption kink, crying, dacryphilia, nipple play, fighting, blood kink, blood licking, violence, head injury, chasing, sexism, underage sex, creampie, breeding kink, overstimulation, dumbification, semi-public sex, curse words, manipulation, stabbing, family issues, sadism, Rhaenyra Targaryen mentioned, minor Daemon Targaryen x Rhaenyra Targaryen, ambiguous/open ending, dom!Daemon, sub!reader, canon divergence, porn with plot. no use of y/n. english is not my first language.
— tagging list: @baybaybear1 @blessedbymoon @p45510n4f4shi0n @lina-lovebug @moonnicole @badger-reads @turdettethefirst
— crossposting: AO3
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After Daemon's involvement with Rhaenyra, you tried to confront him. You were furious with him, already knowing everything he had done to cause that chaos in your older sister's life and now she was paying the price, being forced to marry your cousin Laenor Velaryon.
Even though you were a year younger than Rhaenyra, you were not surprised when rumors about her and Daemon started flying around King's Landing. Your uncle's obsession with her, the heir to the Iron Throne, the future Queen, was nothing new to anyone. You sometimes wondered if all that fire and passion that Daemon seemed to feel for your sister was just because of her personality itself or if it was also an unconscious way of him trying to get as close as possible to the crown.
When Daemon left her wedding ceremony early, you took advantage of the lords and ladies being drinking, dancing or gossiping so you could go after Daemon. You had prepared for this, disguising yourself and being almost an exact, shorter copy of your uncle. It did not take long for you to make it out of the castle and have your sword at Daemon's throat, your anger clear in your tone as you whispered how he had probably ruined your sister's life forever.
He was not surprised by your audacity and lack of respect. In fact, his biggest surprise was that you really had bravery to confront him. You have always been in Rhaenyra's shadow. Never the firstborn and heir, like her. And never the desired son, like little Aegon. You were... Just you. Your less daring personality made Daemon rarely notice you. All he knew was that you were very beautiful, even though he did not like your judgmental and calmer manner.
He wanted you to release the dragon fire that ran in your blood, in your veins. And that is exactly what you were doing.
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When Daemon chased you through the disgusting corridors of Flea Bottom, your heart was racing. You could see the confused and even amused looks from the drunken commoners as you screamed, running desperately to try and hide from your angry uncle. You had crossed a line, you knew it. You had gone too far, the wish to be noticed and have your worth proven had spoken louder than your common sense.
You planned to confront him, threaten him for sealing your sister's fate with a such cruel and selfish way, tell him that Viserys was right about him wanting the throne, not his daughter. However, you did not plan on sticking the sword in your uncle's waist. It had been an impulsive thought, the result of your dark and sensitive emotions after he taunted you about your insignificance to the entire family. He always saw you as a dull shadow of your older sister. Rhaenyra was always busy with Daemon and never really bothered trying to pay attention to you since both of you grew up. Your mother Aemma died and left behind a trauma in your life. Your half-siblings were just babies. And your father Viserys was too busy protecting his firstborn and future queen.
As stupid as it could be, the only person who still cared a little about your existence was your stepmother Alicent. Despite being Rhaenyra's former best friend, you were easier to get along with. You were not impulsive and obsessed with Daemon, and you had not been angry about her marriage to your father, after all, it is not like she had much of a choice.
But no one else in all of Westeros cared about your existence, to the point that Viserys had not even considered marrying you yet.
You hated being seen as Rhaenyra's shadow, especially because you loved your sister despite everything. Then when Daemon pointed out your insignificance and added about being surprised by your boldness, your stomach twisted and you stabbed the blade of your sword into his waist, catching him off guard. It had not been a blow strong enough to make him almost bleed to death or anything like that. However, it had been enough to awaken the dragon within his uncle.
And it caused you to run through the streets, screaming and trying to run away from Daemon Targaryen like a fragile, vulnerable lamb. The chase lasted more than thirty minutes. Daemon was proud about you, he had to admit. He thought you would give in or fall to the floor any moment ago, but you never did. You managed to evade him for the entire thirty minutes. He did not even feel the pain of the cut anymore, despite the blood smeared on his disguise.
Once Daemon finally managed to catch up to you, both of you were in a secluded part, away from all the drunks who walked around like annoying spirits. His large hand grabbed the back of your neck, your smaller body being thrown across the dead end, the sound of your bones hitting the ground almost scared himself. Daemon did not usually hesitate when it came to hurting someone, but despite your fucking insolence, killing the King's daughter would not be forgiven, even if you were the insignificant one.
Then he took a deep breath, approaching you, who was stunned on the floor. He saw the blood dripping from your head, but he also saw that you were conscious and not only terrified, but angry too, the dragon fire in your violet eyes making him smirk. "Yeah, good girl." Daemon mocked, pulling you by the neck and keeping you upright, his bloody hands squeezing your throat so you could not escape, limiting the air from your already weak lungs. "Wake up the dragon inside you, sweet one. Let me find out if you are worth tasting or if you really are just a waste of time."
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Your head was still dizzy, your vision was so blurry as you felt Daemon's hand pressed to your mouth to muffle the loud sounds that escaped your lips. He had already been in enough trouble involving Rhaenyra and that damn brothel. He did not need more commoners commenting on the fact that his other niece was moaning like a little whore every time his hips hit you rough.
His cock was being crushed by your little cunt, he could feel your warm walls squeezing him, the sensation of your wetness mixing with the blood that dripped during his movements. Daemon was no fool, he always knew you were a virgin. Untouchable by any other man. Until then, he had never created any real desire to corrupt you, his mind too focused on Rhaenyra for him to consider looking away. The combination of the sensation of your cunt and the pleasure of taking your blood just like you had done to him before was motivating him to continue. He wanted to take you to your limit.
"Seven Hells. Look at you..." Daemon growled between moans, his hand that was covering your mouth now coming down to grip your neck, while the other had fun exploring your pretty nipples. "Bleeding on your uncle's cock like a fucking stupid whore." The scoff was followed by a tighter grip on your throat, your eyes rolling back as he continued to fuck you like an animal, his balls slapping your thighs and ass so hard you did not even know how he had not already ripped you in half. You felt like your core could tear at any moment.
"D-Daemon..." Your whimper came out strangled, your fingers gripping the masculine shirt of your disguise clothes, trying to ground yourself in reality and not let yourself lose consciousness. You did not know if you should want to go through with it. You did not know if it was right to want Daemon to continue treating you like that, giving you a handout of attention for the first time in all your years of life. Gods, you hated him. He hated you too. You were Rhaenyra's shadow and she was Daemon's shadow. Rhaenyra was everything you wanted to be. And Daemon was everything Rhaenyra wanted to be.
"Just relax, sweet one." Daemon's words sounded breathless, both because of the movements and the slight twinge of pain in his wound, but there was no way that would make him stop. He felt your cunt spasming around his big thick cock, trying to get used to being filled for the first time. You knew that no one else in the world would fuck you like this, like an animal. Like a dragon. "You feel so good, little dragon. I never imagined I would say that, but I could get used to this thing, you know that? Fucking you, corrupting you, hurting you..." Daemon teased, his blood-filled fingers pressing one of your breasts until leaving marks from his nails on your soft skin, your face pressed against the alley wall, hurting your delicate face and increasing Daemon's arousal.
You felt the moment Daemon came, his white and warm essence filling you and making your legs shake from the overstimulation, as Daemon continued fucking you, pushing his seed even deeper. "Well, perhaps you will be a good replacement after all. Perhaps I should let you carry my heirs, princess. What do you think about that, insolent little niece?" You ignored his mockery, the bruises on your cheek burning with the tears that flowed, both of pleasure and sadness, anger and pain. You hated that. You loved that. You hated Daemon. You wanted Daemon. It was all so confusing that Daemon laughed out loud when you finally came around him, your tight and sensitive little cunt milking him.
Daemon's tongue licked the bloody wound on the back of your head and you moaned at the burn. "That is right, my new little dragon. You are so easy to claim. I guess I might start to like all of this."
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HOTD Edition - Masterlist
Criminal Minds Edition - Masterlist
Venusbyline's Kinktober 2024 - Masterlist
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thevelaryons · 1 year ago
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Modern AU!Addam is a scholarship student at a prestigious university who gets caught up in a plagiarism scandal. While the other scholarship students (the dragonseeds), who are accused of plagiarism, get expelled by the dean (Rhaenyra), one of them (Nettles) just drops out to enroll in community college instead with the help of a recommendation letter from her professor (Daemon). Meanwhile, Addam gets placed on academic probation. Another professor (Corlys) tries to vouch for him but ends up getting fired. Addam decides to clear his name by having Hugh & Ulf confess that he had no part in their plagiarism. He gets badly beaten up but manages to get a confession out of them. Later succumbs to internal bleeding from his injuries. The university awards him an honorary degree.
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valaenatargaryensdragon · 1 year ago
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The idea of Rhaenyra’s daughter being able to speak high Valarian like a pro while Jace, the future king is less fluent than a 10 year old is hilarious. It must’ve been obvious who his favourite was.
And Rhaenyra did not even suspect anything as the years went by and only thought that Daemon had a soft spot for Reader because she is a daughter and he viewed her as a daughter like Baela and Rhaena.
Jace is pissed as hell because she refused to teach him as well and Daemon is busy with teaching Reader so he is stuck with the maesters teaching him. Reader is ver sly about it and always hangs off of Daemon asking about different words and expressions especially in front of Jace interrupting their training and Daemon is more than willing to help her instead, instead of it taking a couple of minutes it stretches to several hours.
Rhaenyra always finding them in the library late at night going through books of old Valyria and throughout the years they grow closer as well but still Rhaenyra thinks nothing of it.
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silver-dragonborn · 2 years ago
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The Black Sea & His Red Lady
Lucerys Velaryon fell into the sea, rose from the depths smelling of sea salt, half-dead, and claiming the leviathan, a descendant of the legendary sea dragon, Nagga. All of Westeros and beyond would know him as The Black Sea.
When Rhaena Targaryen heard the news of her betrothed's fall, she swore a terrible oath of revenge and claimed the abominable Cannibal, taking to the skies and laying waste to any and all enemies of her family. It was said that when she saved her Grandmother, Rhaenys Targaryen, from the deadly trap set by Alicent's sons, she set Cannibal upon Sunfyre and permitted her terrible mount to feast upon the golden dragon's remains, all while the Usurper fled atop a heavily injured Vhagar with his brother.
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jacesvelaryons · 2 years ago
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rosie's master list
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REQUEST STATUS: OPEN
Hi everyone! Thank you all for supporting my work. I write House of the Dragon characters her on my blog. As of now I write for the characters:
Jacaerys Velaryon
Lucerys Velaryon
Daemon Targaryen
I'm returning to university in the fall so I will do my best to fulfill my requests alongside my creative and original ideas/works.
Coriolanus Snow
(coming soon)
Billy the Kid
(coming soon)
Tom Blyth
(coming soon)
Archie Baldwin (Gilded Age)
(coming soon)
Jacaerys Velaryon
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the summer i turned pretty au (coming soon) (jacaerys x reader x lucerys)
as bawdy a wench series (coming soon)
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it's yours
the reluctant empress
prologue
ch 1
ch 2
ch 3
ch 4
ch 5
Lucerys Velaryon (soon)
Note: I will only write if it is clearly indicated if he is a legal adult (18) or if he is a minor (it will automatically be rated G wholesome stuff then)
Daemon Targaryen(soon)
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diamantar · 2 years ago
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FARO VERDE
→ Otto Hightower x fem!OC (ft. Daemon Targaryen)
✦ Sinopsis: El matrimonio con el Príncipe Targaryen parecía perfecto hasta que enfrentó la terrible realidad, ¿en que manos caerá su dañado corazón?
✦ Advertencias: Engaño / Angst / Confort / Diferencia de edad.
✦ Palabras: 2704
✦ Pedido: Si, de Wattpad.
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La congoja que inundaba la habitación pesaba en el pecho de quienes eran testigo del sufrimiento ajeno, los escasos presentes guardando silencio mientras la única mujer explicaba qué la tenía tan mal.
—Por favor —suplicó, desesperada arrodillándose y agarrándole las manos—. No puedo seguir con él, no cuando me traicionó así.
—¿Estás segura de tus acusaciones? —preguntó con el entrecejo fruncido en negación e incomodidad.
—¡Los encontré juntos! —exclamó, enseguida respirando más fuerte—. Daemon y la Princesa me han clavado un puñal por la espalda, siempre los he tenido en alta estima... ¿Cómo pudieron hacerme esto?
Viserys apretó los labios y tragó con dificultad.
—Lo que estás pasando es desgarrador, pero has consumado el matrimonio... ¿Quién aceptará tu mano en tales condiciones?
—No necesito volver a casarme, ¡solo no quiero estar con él! —explicó frustrada y atemorizada de que no anulara la unión—. ¿De verdad debo seguir a su lado mientras folla y embaraza a Rhaenyra?
La crudeza de la realidad provocó que los integrantes del Consejo Privado intercambiaran miradas y Viserys deseara desaparecer.
—Ciertamente es un panorama desfavorable —interrumpió Otto Hightower.
Ambos se enfocaron en él y la joven intentó limpiar las lagrimas que no paraban de caer.
—Explícate —ordenó el Rey esperando que su reflexión lo guiara mejor.
—La señorita ha realizado sus deberes de esposa con suma excelencia, no hay razón para que el resto la avergüence cuando regrese a la soltería. En cambio, Daemon ha quitado la virtud de Rhaenyra sin estar en nupcias y eso podría significar un problema para su imagen como heredera al trono —manifestó—. Además, con el mayor de los respetos, la inconsistencia del Príncipe es de publico conocimiento y dudo que su nuera vaya a ser la parte condenada en caso de aprobar el divorcio.
Viserys inspiró profundo y ella ganó esperanzas, a los segundos Mellos tomando palabra.
—Conozco gente que estaría gratamente interesada en incluir tan excepcional dama a su linaje, además que resolver ésta cuestión nos permitirá avanzar al problemático enlazamiento entre Daemon y Rhaenyra.
El espacio quedó en silencio y todos aguardaron la decisión final, el Rey mirándola y tomándola de la mano.
—¿Estás segura?
—Si.
Viserys inspiró profundo, le dio un apretón y asintió resignado.
—Queda en paz, porque tu matrimonio ha terminado.
La liviandad fue inmediata y por un segundo creyó que colapsaría de alivio.
—Gracias, muchísimas gracias.
Borrando los restos húmedos en ambas mejillas, pidió disculpas por la actitud bochornosa que enseñó y abandonó el salón de reuniones luego de una pronunciada reverencia. Caminó a su habitación con una gran mezcla de emociones, pero le alegraba pensar que no estaba perdida a vivir junto un hombre que no la apreciaba.
—¿Qué hacías allí?
La voz del Targaryen le congeló hasta los huesos, pero la furia y el dolor borbotaron su sangre y evitaron que volteara a verlo.
—Déjame, no quiero nada contigo.
—¡Alto! —gruñó, en un par de zancadas logrando agarrarla del brazo.
Forzada a detenerse, lo miró con un enojo imposible de esconder.
—Suéltame.
—¿Qué hablaste con mi hermano?
—La idea de mantenerme con un infiel tan retorcido es inaguantable, así que corté nuestra relación —contestó entre dientes, en secreto deseando ser capaz de destrozarlo hasta que nada quedara de él.
—¿Pediste la anulación? —preguntó incrédulo, por largos segundos olvidando como pestañear—. ¿Estás demente? No conseguirás nada mejor que un Targaryen.
—¿Qué importa? Prefiero la soltería antes que sigas haciendo un bufón de mí.
—Rhaenyra fue algo del momento, ¿abandonarás nuestra relación por eso?
—Te respeté y adoré, pero preferiste quebrar mi confianza y eliminar nuestro futuro… Jamás tendré segundos pensamientos, ¡eres basura!
Daemon la tomó de los hombros y acortó la distancia, la oscura mirada que cargaba hablando por sí sola.
—Si me abandonas nunca volveré contigo, incluso si suplicas tirada en el suelo.
—Preferiría morir —aseguró liberando todo el veneno que cargaba.
—Arrepiéntete —ordenó encajando la mandíbula.
—Incluso si amenazas con tirarte desde tu lagartija roja, en la vida regresaré contigo.
—¡No olvides con quien estás hablando!
—¡Un degenerado pervertido! —respondió, nuevamente intentando liberarse—. Es turno de Rhaenyra de soportar tus caprichos, ¡ahora soy libre!
Daemon perdió cualquier gramo de decencia y empezó a llevarla a una zona desolada, ella pensando en gritar cuando oyó la inconfundible marcha apurada de los guardias del castillo. Torció el cuello y apreció como un grupo de cuatro hombres armados trotaban en su dirección, por lo que Daemon frunció el ceño y aguardó a descubrir que querían.
—El Rey solicita su presencia —anunció Ser Harrold.
—¿Por qué?
—Sabrá una vez que lo vea.
Torciendo el rostro en una mueca que que preocuparía a más de uno, el Targaryen soltó a la femenina y enfurecido los siguió. Desaparecieron por unas escaleras y ella jadeó expulsando el aire que guardaba gracias al miedo y la tensión. Colocó una mano en el pecho y trató de soportar el agobio, pero sus piernas flaquearon y debió apoyarse en uno de los muros.
—¿Señorita?
Exaltada volteó y enfrentó a la Mano del Rey, el cual tenía las palmas juntas y le miraba de forma indescifrable.
—Señor Hightower, ¿necesita algo?
—No realmente, pero atestigüe el encuentro con Daemon y me preocupé por su bienestar.
—El divorcio fue aceptado, pero es una situación difícil —confesó con una sonrisa amarga.
—Solo puedo imaginar la deslealtad que sufre.
—Concluyo que no actuó con intención de favorecerme, pero agradezco sus palabras hacia el Rey, ayudaron enormemente a conseguir la separación.
—Realizaba la función acorde a mi trabajo, pero debo admitir que… —dudó en terminar.
—¿Hm? —frunció el ceño y entrecerró los ojos.
—Usted es de la poca realeza con modales y sentido de la responsabilidad, así que apoyé el matrimonio con Daemon pensando que el Principe podría aprender y centrarse, pero ahora entiendo que fue un error. Una dama como usted no debe desperdiciarse en un hombre como él.
—Gracias —encogió los hombros, aunque fue incapaz de sonrojarse por la tormenta que pesaba en su corazón.
—Lamento si fue inapropiado —indicó de inmediato bajando la cabeza.
—Para nada.
—En todo caso, conozco una buena receta de té que Alicent solía pedir en sus momentos más difíciles. Si necesita ayuda o distenderse, puede contar conmigo.
—Aprecio la oferta, lo tendré en cuenta.
Utilizando saludos formales, Otto se retiró y la femenina quedó sola oliendo la estela de su perfume. Ligeramente ausente al procesar lo sucedido en el día, miró una puerta cercana y frotó los labios en ansiedad.
—¡Señor Hightower! —llamó de golpe, con prisa intentando alcanzarlo.
—¿Si? —frenó sorprendido con las cejas ligeramente elevadas.
—¿Tiene tiempo? Ahora sería un buen momento para degustar aquella formula especial.
—Por supuesto.
Interesada en compartir la tarde con alguien quien parecía reconocer lo que valía, lo acompañó al ala donde el Consejo Privado residía. La habitación era amplia y no enseñaba nada fuera de lo normal, y desde ese día se convirtió en un espacio habitual al disfrutar de la serena compañía de la Mano del Rey. Las diferencias con su exesposo eran abismales y estimaba el cambio de aire, especialmente cuando Daemon le enviaba cartas desde el exilio debido a la transgresión de límites con Rhaenyra.
Meses pasaron y los viajes a la recamara Hightower aumentaron significativamente, de a poco forjando una relación que terminó en sentimientos mutuos. Ninguno esperaba enamorarse del otro cuando procuraban mantener y resguardar el compañerismo ganado, pero señales fueron dadas y finalmente expresaron sus sentimientos.
La relación empezó suave manteniendo el carácter que desde un inicio los unió, con la excepción de que ahora incluía citas, regalos y un contacto más cariñoso e intimo. Viserys, al enterarse, otorgó su bendición y la Fortaleza Roja fue el centro de festividades cuando anunciaron la boda.
A decir verdad, al día de unión llegar, muchos temían la aparición del errático Targaryen. Los cielos fueron observados y la casa Hightower envió su propia gente para evitar interrupciones, pero la misma Rhaenyra, amarga y triste por la indiferencia de Daemon hacia ella, decidió volar y mantenerlo lejos de Desembarco del Rey.
El agasajo sucedió rodeados de alcohol, risas y baile, Otto encargándose de ganar la simpatía de sus suegros y hallando que estaban complacidos por su personalidad y posición. Tal vez no fuera un príncipe, pero era la Mano del Rey y el padre de la actual reina, aunque debido a eso la luna de miel fue corta al tener que cumplir con grandes obligaciones.
De a poco encontraron una cómoda rutina y la recién casada logró forjar una buena e inesperada relación con Alicent, quien la acompañó y ayudó enormemente con su experiencia cuando quedó embarazada. La gestación y el parto en sí no fueron fáciles, padre e hija encargándose de que tuviera lo mejor para que el evento pasara a salvo, sorpresivamente un segundo bebé siguiendo al primero y terminando el alumbramiento en mellizos de distinto sexo.
—¡Qué bendición! —exclamó la sirvienta más antigua de Otto.
—Ciertamente un milagro —coincidió preparando los brazos y recibiendo al recién nacido.
—¿Están bien? —preguntó la inaugurada madre entre ojos cansados.
—Perfectos, por el momento no hay nada de que preocuparse —tranquilizó Mellos observando que la beba respiraba acorde a lo deseado—. Tenga —indicó al inclinarse y entregarle la primogénita.
Momentos después la puerta se abrió y Alicent hizo acto de presencia, los empleados reverenciando mientras ella observaba a los protagonistas.
—¿Cómo se encuentran?
—Sin problemas —sonrió la femenina.
—Dos nuevos integrantes, informaré a Lord Hightower de la magnifica noticia —habló la Reina acercándose a la cama—. Descansa lo que debas, una vez que estés recuperada organizaré un banquete.
—Muy amable, gracias —asintió en afecto y ella le otorgó una pequeña caricia.
Otto intercambió breves palabras con su hija y luego fue a sentarse en el colchón, el matrimonio observándose y prácticamente diciendo todo con la mirada.
—Jamás imaginé ser padre a esta edad, pero formar una familia contigo es sumamente grato —confesó en voz baja evitando oídos curiosos.
—Se supone que traer hijos es mi deber, pero no se siente así cuando deseas tenerlos… Especialmente con el hombre que amas —contestó, la sensibilidad del momento provocando que se le humedecieran los ojos.
—Te amo —respondió mientras le sostenía la mejilla, su personalidad impidiendo que fuera más expresivo con gente alrededor—. Cuida de ti, yo me encargaré de velar por ustedes.
Apreciando la preocupación y dedicación, se enfocó en los mellizos que fueron enormemente celebrados, los hermanos de la regente consorte recibiendo numerosos regalos desde Antigua. Ropa, juguetes y joyas verdes circundaban las cunas en una clara declaración de a que casa pertenecían, el Principe Targaryen no soportando la noticia de aquellos nacimientos y quebrantando el destierro para buscarla.
Pocos sabían de su paradero desde el exilio y su aparición sacudió el pacifico mundo que la femenina logró construir, el hombre silenciosamente interceptándola en un corredor de la Fortaleza Roja.
—¿Es verdad? ¿Has engendrado la semilla de ese hombre?
—¿Qué haces aquí? —frunció el ceño en el proceso de retroceder, susto empezando a dominarla.
—¡Responde! —ordenó, desde el inicio no teniendo una pizca de simpatía—. ¿Te casaste y ahora das a luz?
—No te incumbe, no eres nadie en mi vida.
—¡Soy tu…!
—¡Exesposo! —finalizó la frase en pura exasperación.
Daemon se acercó y una vez más la retuvo agarrándola de los brazos, ella no pudiendo zafar incluso si lo intentaba.
—Te he escrito y enviado obsequios, abrí mis sentimientos y enseñé todo mi arrepentimiento, ¿cómo puedes hacer esto? Nuestro destino es estar juntos.
—¿Mi falta de repuesta no dio a entender que ya no me interesas? ¡No te amo, no te quiero y tampoco te deseo!
—¿Piensas que esa mierda Hightower puede satisfacerte?
—Es todo lo que he querido y más, tenemos una familia hermosa y cada día agradezco no haber quedado embarazada de ti —escupió con malicia esperando hacerle el mismo daño que él le hizo.
La confesión lo empalideció e provocó que aflojara el agarre, la femenina temiendo por el destello de locura que surgió desde la profundidad de sus pupilas.
—¡Daemon!
El grito los petrificó y torcieron la cabeza a ver como Rhaenyra se acercaba entre mejillas sonrosadas y ojos húmedos.
—No ahora... —suspiró el mayor.
—¿Por qué no avisaste que vendrías? —reclamó indignada tomándolo del brazo y acercándolo a ella, sin darse cuenta permitiendo que la mujer se liberara y generara una buena distancia.
—Regresé a comprobar cierta información, no a hacer sociales —respondió áspero vigilando su verdadero objetivo.
La Princesa miró a la chica y contorsionó la cara en resentimiento, pero se enfocó en el hombre.
—Apenas me envías cartas y sigues con tus aventuras nocturnas, ¿acaso ya no te atraigo? —preguntó en un estado completamente vulnerable—. Dijiste que me amabas y estaríamos juntos según nuestra tradición, ¿por qué la sigues buscando?
Daemon puso los ojos en blanco y respiró exasperado, la nueva dama Hightower decidiendo que ese era un drama que no le correspondía. Giró y se retiró con el mentón en alto, aunque debió recurrir al trote cuando oyó que la Targaryen tenía dificultades para mantenerlo con ella.
—¡Ser Criston! —llamó al verlo patrullar en un cruce de pasillos.
—¿Qué ocurre? —preguntó preocupado y olvidando las cortesías ante el claro estrés.
—Daemon ha regresado, está en el castillo —jadeó, las palabras encimándose por el apuro—. Pude escapar ante la intervención de la Princesa, pero es una amenaza para la Fortaleza Roja.
—Póngase a cubierto, daré aviso —asintió solemne escoltándola un par de alas antes de tomar otro camino.
Con angustia fue a sus aposentos y verificó la seguridad de los niños antes de encerrarse con las institutrices. Por seguridad bloquearon la puerta y aguardaron a noticias, las amables mujeres logrando tranquilizarla y distraerla mientras alimentaba o jugaba con los mellizos.
Las horas sucedieron y el atardecer se convirtió en crepúsculo, para ese punto el nerviosismo estando muy bien instalado incluso si ninguna hablaba de la cuestión. Intercambiaron miradas y una de las femeninas se levantó a encender las velas antes de que la noche cayera, en eso saltando y liberando sonidos de sorpresa cuando golpearon la puerta.
—¿Quién es?
—Ser Harrold —anunció potente a través de la gruesa madera—. El castillo es seguro, pueden salir.
Con un nuevo aire de esperanza, las damiselas destrabaron la puerta y observaron que la Mano del Rey también aguardaba.
—¿Cómo estás? —preguntó al acercarse y buscar alguna herida visible.
—Bien, no pudo hacer mucho —sonrió suave encogiendo los hombros y meciendo a la niña entre brazos.
Otto presionó los labios y observó al resto, quienes comprendieron que debían irse y darles privacidad.
—Viserys ha mantenido el exilio, no apreció el traspaso y el estado angustiado en el que halló a Rhaenyra —avisó en el proceso de sentarse a su lado.
—La Princesa cuestionaba el interés en mí y la indiferencia hacia ella… Daemon se ha convertido en un hombre imposible de entender.
—A pesar de que te has casado con él, he lidiado con el Targaryen más tiempo que tú —suspiró agotado de solo recordar todas las discusiones que tuvieron—. Una vez que posee lo que desea se aburre, la caza ha terminado y continua con otra, pero no soporta cuando lo conquistado se escurre de sus manos.
—Tiene sentido… Aún así quiero dejarlo en el pasado y mantener a cualquier dragón al margen de nuestra familia —confesó antes de verlo decidida—. Hoy nuevamente confirmé que eres lo que la vida guardaba para mí. No puedo predecir si será un camino fácil, Daemon terminó siendo un absoluto fracaso, pero no me arrepentiré de haberte elegido.
Otto la abrazó por la espalda y la acomodó contra él, lentamente acariciando su brazo.
—No soy perfecto, pero como mujer, madre y esposa te respetaré. Siempre he sido así y no cambiaré contigo.
Sonriendo pequeño y complacida, recordó como el Hightower siempre mantuvo en alto a su antigua pareja y no dudaba en saltar a defenderla si alguien la deshonraba. Quienes más tiempo trabajaban en el castillo sabían cada detalle, así que enterarse de aquel factor participó mucho a la hora de entregarse a él.
Gustosa bajó los parpados y se acurrucó, el beso que recibió en la cabeza sellando su amor hacía el hombre y la familia que formaron.
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