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postcard-from-the-past · 4 months ago
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Flemish nationalist priest, author and Nazi collaborator Cyriel Verschaeve on a vintage postcard
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famousdeaths · 24 days ago
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Cyriel Verschaeve was a Flemish nationalist priest and writer who collaborated with the Nazis during the Second World War. He was recognised as the spiritual le...
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jgmail · 2 months ago
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De Theodor Herzl al sionismo contemporáneo
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Por Robert Steuckers
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Jean Mabire, según me han contado, se sentía fascinado por los «despertadores del pueblo», Grundvigt, Petöfi, Pearse, etcétera. Por el abate Cyriel Verschaeve, pero también por la figura del judío vienés Theodor Herzl, que lanzó la idea entre las poblaciones judías de Europa central y oriental de retornar a la tierra, la cual, al principio, no era necesariamente Palestina, en ese entonces administrada por los otomanos. En primer lugar, veamos el contexto en el que Herzl se desenvolvió en la Viena de finales del siglo XIX: era el famoso «movimiento de las nacionalidades» que había animado a toda Europa desde el hundimiento de los planes de Napoleón tras la desastrosa campaña de Rusia y la batalla de Waterloo. La emancipación a través de las ideas universalistas de la Ilustración y la Revolución Francesa ya no resultaba tan atractiva como antes. Los pueblos querían liberarse adoptando sus propios valores, en sus territorios natales, legados por sus antepasados y organizados por el derecho consuetudinario (no por códigos derivados de la ideología de la Ilustración). Herzl nació en un mundo judío que también estaba moldeado por las ideas del «movimiento de las nacionalidades». Pensadores judíos como Léon Pinsker y Moses Hess habían reflexionado, sin éxito, sobre la emancipación judía, la hipótesis sionista y el problema de las lenguas que debían adoptarse mucho antes que Herzl, que era con mucho su hijo menor.
Moses Hess, nacido en Bonn en 1812, fue inicialmente compañero de viaje de Karl Marx y Friedrich Engels, acompañándolos en su exilio de Bruselas y luego en París. Fue un teórico del socialismo que acabó criticando la idea marxista de la «lucha de clases», sustituyéndola por la «lucha popular» o incluso la «lucha de razas». Hess, consciente de que las poblaciones judías nunca serían plenamente aceptadas en Europa, teorizó un socialismo que ya no se basaba en las ideas revolucionarias habituales, sino en fundamentos científicos y biológicos, lo que le llevó a rechazar el universalismo, que era irrelevante cuando se adoptaba un enfoque científico, y prefirió explorar las particularidades reales, tangibles y concretas de cada población. Para sus lectores judíos, este recurso a las particularidades étnicas (o etno-religiosas) implica una reinmersión en el judaísmo tradicional. Sin embargo, Hess desarrolló un sistema de pensamiento más complejo: el judaísmo es una «nacionalidad» (biológica) antes que una religión; el modelo a seguir es el Risorgimento italiano de Mazzini, porque la unificación italiana confirmó la primacía de la nacionalidad sobre las entidades estatales, que él consideraba obsoletas por estar dominadas por extranjeros o dinastías; según Hess, la vanguardia del judaísmo combinaría el socialismo (nacional) con la aspiración a construir un Estado propio «en la tierra de los padres» y, mientras tanto, los judíos podrían, si así lo deseaban, recurrir a la ortodoxia religiosa para preservar su identidad, rechazando al mismo tiempo el «judaísmo reformista» liberal vinculado a los ideales etéreos de la Ilustración.
Léon Pinsker, nacido en 1821 en la Polonia rusa, era médico de profesión. Su compromiso intelectual estuvo profundamente influido por el antisemitismo de los progromos rusos, el cual causó grandes estragos en el siglo XIX, especialmente tras el atentado que costó la vida del zar Alejandro II, emancipador de los campesinos y conquistador de Asia Central. La violencia de los pogromos y la judeofobia (que él percibía como una enfermedad psicológica hereditaria, que se podía encontrar en toda Europa y no sólo en Rusia) le llevaron a rechazar el judaísmo asimilacionista y humanista del movimiento liberal de la Haskalá en favor de una visión «autoemancipadora» que reclamaba el advenimiento de un «Estado judío» en algún lugar del mundo. Sus ideas hicieron eco en Rumania y Odesa, donde se las discutió y trató de hacerlas progresar en la mente de la gente por medio del Chovevei Zion o Chibbat Zion, que se unió a los «Congresos Sionistas» lanzados por Herzl y fue disuelto por los bolcheviques en cuanto llegaron al poder.
Estas son las principales raíces del sionismo (hay otras) antes de la aparición de la persona que más nos interesa hoy. Las ambiciones del joven Theodor Herzl eran inicialmente convertirse en un «escritor alemán», autor de obras de teatro populares. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para promocionar sus obras y conseguir que se representaran en teatros alemanes y austriacos, pero su éxito fue limitado. En 1891 se trasladó a Francia, donde trabajó como corresponsal en París del diario vienés Die Neue Freie Presse. Pero el contexto social y político que observó en la capital francesa como periodista político le obligó a reflexionar sobre su judaísmo: en 1892, el marqués de Morès, en una reunión antisemita, «pidió la expulsión de los Rothschild del Banco de Francia» y «la prohibición de extranjeros y judíos en suelo francés». Al mismo tiempo, el periódico La libre parole de Edouard Drumont, lanzado en 1892, publicó una serie de artículos, firmados con el pseudonimo de «Lamasse», denunciando «la influencia judía en el ejército». Drumont fue retado a duelo y herido. Para vengarse, el marqués de Morès desafió al testigo contrario, el capitán Armand Mayer, que resultó herido de muerte en el duelo. Estos fueron los inicios del caso Dreyfus. El ministro de Guerra, Charles de Freycinet, condena el deseo de los antisemitas de enfrentar a los oficiales por motivos religiosos. Pero las amonestaciones del ministro no disminuyeron la virulencia antisemita que sacudía Francia en aquel momento. Drumont redobló sus ataques, acusando a los diputados de estar sobornados por Alphonse de Rothschild. El diputado radical Auguste Burdeau le llevó ante los tribunales y fue Theodor Herzl quien cubrió el juicio para su periódico vienés. Ese mismo año, el juicio por el escándalo de Panamá volvió a despertar las pasiones (antisemitas): la «Compañía del Canal de Panamá» había quebrado a pesar del prestigio de Ferdinand de Lesseps (el arquitecto del Canal de Suez). El ingeniero y su hijo fueron citados a comparecer ante los tribunales de París, al igual que los financieros Jacques de Reinach y Cornélius Herz (nacionalizado estadounidense). Ambos banqueros eran judíos. Herzl asistió al juicio en nombre de su diario. Drumont denunció la corrupción de muchos diputados. Fue en ese momento cuando todo cambió: Herzl observó que, aunque ninguno de los directores de la Compañía era judío, la presencia de los dos banqueros de religión mosaica desató la furia de los accionistas estafados y de las masas.
Así tomó conciencia de su judaísmo y abandonó gradualmente sus opiniones asimilacionistas, típicas de los judíos liberales. Sin embargo, dudó en que él y sus hijos se convirtieran con tal de escapar de la venganza antisemita. Pero no dio el paso: «Ofendería a mi padre si lo hiciera» y «no se debe abandonar el judaísmo cuando está siendo atacado». La conversión total era imposible. Por tanto, Drumont fue en cierto modo el detonante de este movimiento sionista, que acabaría triunfando, ya que el sionismo anterior, incipiente, no era más que un juego intelectual para unos cuantos soñadores letrados que los judíos de a pie de Europa Central y Oriental, Francia y otros lugares de Occidente apenas comprendían. En respuesta al panfletario de Drumont Le Testament d'un antisémite (1891) y al boulangiste Gabriel Terrail (alias «Mermeix») Les antisémites en France, Herzl consideró necesario dar una respuesta y, al mismo tiempo, encontrar una solución original al antisemitismo que estaba propagándose entre el público.  Herzl consideraba, tras su atenta lectura de la prensa antisemita francesa, que los cataclismos que podía provocar el antisemitismo serían en última instancia una «dura, pero buena prueba».
En enero de 1893, Regina Friedlander ofreció a Herzl la posibilidad de editar el periódico Das Freie Blatt, órgano de la Liga Austriaca contra el Antisemitismo. Sin embargo, él declinó la oferta porque, escribe su biógrafo Rozenblum (véase más adelante), «no creía en la eficacia de las interminables protestas contra los brotes antisemitas». Entonces, ��qué había que hacer? ¿Mezclarse con la gente mediante la conversión? La idea le estimuló durante un tiempo. Con el barón Leitenberger, de la Liga Austriaca contra el Antisemitismo, urdió el plan de dirigirse al Papa para pedirle que ayudara a los judíos contra el odio que los perseguía por todas partes, a cambio de lanzar, en el seno de todas las comunidades judías, un vasto plan para empujar a los judíos a convertirse al cristianismo.
Los acontecimientos que se sucedieron posteriormente a un ritmo frenético le distrajeron del proyecto sionista que medita en sus ratos libres. A finales del verano de 1894, tras cubrir el proceso del anarquista italiano Sante Caserio, que había matado a puñaladas al presidente de la República, Sadi Carnot, Herlz regresó a Viena para pasar unas semanas de vacaciones. En la capital del Imperio Austrohúngaro, el antisemitismo también estaba a la orden del día: el alcalde de la ciudad, Karl Lüger, había capitalizado la judeofobia latente de los vieneses, desencadenando una serie de incidentes y ataques hostiles contra personalidades judías, entre ellas Nothnagel, presidente de la Liga contra el Antisemitismo. Lüger, que al principio de su carrera había sido un defensor de los pobres, había sido elegido tres veces alcalde de Viena sin obtener el aval del emperador. Presionado por el Papa León XIII, Lüger, que se definía a sí mismo como un «cristiano social», fue finalmente nombrado alcalde de la capital austriaca, que gobernó con mano maestra, al tiempo que lanzaba grandiosos proyectos urbanísticos que sólo se realizaron parcialmente cuando la Gran Guerra degradó la metrópoli imperial a la condición de capital de un pequeño estado alpino sin salida al mar. Antisemita declarado que fustigaba a banqueros, míseros inmigrantes judíos de los guetos del mundo eslavo y periodistas críticos con su política (etiquetados como «judíos del tintero»/«Tintenjuden»), Lüger era perfecta y maquiavélicamente consciente del impacto de sus discursos: consideraba el antisemitismo un excelente trampolín electoral, una eficaz estrategia de agitación y un «deporte amado por la chusma» («Pöbelsport»).
La doble experiencia de Herzl en París y Viena confirmó sus sentimientos y aprensiones. Esto le llevó a iniciar una larga investigación periodística sobre la historia de las comunidades judías en Rusia, Galitzia (una provincia austrohúngara en aquella época), Bohemia y Hungría. Su conclusión: «Los judíos han abandonado físicamente el gueto, pero sus muros siguen encerrando sus mentes. El gueto ya no existe, pero sigue vivo en la mente de la gente». Intentó lanzar una nueva obra de teatro, acertadamente titulada El gueto, que pretendía impulsar una «política judía» en las mentes (judías). Los temas que maduraron en su atormentada mente aparecen en la obra: se rechaza la idea de la conversión personal o colectiva y los personajes hacen explícitos sus pensamientos germinales; por ejemplo, el personaje del rabino Friedheimer dice en la obra: «Disfrutamos de la protección de las leyes. Es cierto que se nos vuelve a mirar de reojo, como cuando vivíamos en el gueto, pero aun así los muros han caído». Sin embargo, Friedheimer aboga por un judaísmo rabínico y tradicional y canta sus virtudes, que han desaparecido o al menos se han diluido desde la gran ola de la emancipación. El personaje Samuel Jacob, en cambio, busca otra solución, consciente de que el gueto generaba «vicios» que él deploraba. Quiere abandonar el gueto, tanto el visible como el invisible, y muere en un duelo, asesinado por su oponente, un vagabundo prusiano. La obra no gustó porque Herzl no incluyó suficientes personajes judíos simpáticos. Él lo justificaba por su visceral misantropía.
Luego vino el caso Dreyfus, que llevó el antisemitismo francés a su punto más álgido. La política revolucionaria de asimilación, nacida en 1789, había fracasado. Una vez más, fue Drumont quien reforzó las convicciones de Herzl: en un artículo para La libre parole, pedía a los judíos «que regresaran a Oriente». Durante el «asunto Dreyfus», Herzl conoció a Alphonse Daudet, un antisemita con el que, sin embargo, mantuvo una amistosa discusión. Daudet le disuadió de escribir una investigación sobre la condición judía y más bien que escribiera una obra similar a La case de l’Oncle Tom. La sugerencia tocó las fibras más sensibles de Herzl. A partir de entonces, se propuso escribir un libro en el que, como recuerda su biógrafo Rozenblum, «ya no se trataría de suscitar compasión, sino de pasar a la acción», de «no trazar un itinerario individual, sino de sugerir un proyecto colectivo». Para apoyar su proyecto, se dirigió al barón Moritz de Hirsch, un rico banquero filántropo que había amasado una fortuna financiando ferrocarriles en los Balcanes, Rusia y Turquía. Hirsch financió la formación profesional y técnica de jóvenes judíos de Galitzia y Bucovina, y más tarde de Rusia, que debían emigrar al Nuevo Mundo, en particular a Argentina, para establecer colonias agrícolas. Los seguidores de la sociedad Hovevei Zion suplicaron que estos jóvenes emigrantes fueran enviados a Palestina, pero Hirsch se negó, pues era muy consciente de que el sultán otomano no cedería en nada. Edmond de Rothschild, en cambio, financió las colonias judías en Palestina. Herzl observó que las colonias de Argentina y Brasil no despertaban gran entusiasmo y pidió una audiencia con Hirsch para explicarle su proyecto, ya que «es con ideas a la vez sencillas y extraordinarias como se puede conmover a la gente». 
Herzl no tuvo pelos en la lengua con su interlocutor. Describió con vehemencia el generoso proyecto del barón Hirsch como «completamente perjudicial» porque los beneficiarios de su filantropía no eran más que «mendigos» («Schnorer») que sólo sobrevivían en sus lejanas colonias sudamericanas o canadienses gracias a su generosidad. La entrevista con Hirsch revela un rasgo del carácter de Herzl que nunca antes se había puesto de manifiesto: la exaltación. El pequeño dramaturgo sin éxito, el periodista moderado, el tímido judío que había considerado la posibilidad de convertirse para escapar de la furia antisemita, se convirtió en el ardiente suplicante que quería convencer a multimillonarios, diplomáticos y ministros (¡e incluso al Kaiser!) de que aceptaran la idea de una emigración general de judíos a una «tierra prometida», para que ya no tuvieran que soportar un antisemitismo inerradicable. Se le ocurrió la idea de convocar un «congreso judío internacional» para propagar este entusiasmo en un pueblo temeroso y desmoralizado. Herzl quería un «despertar». Pretendía recurrir a los jóvenes profesionales judíos que no encontraban trabajo (por diversas razones, entre ellas el antisemitismo) y que, por lo tanto, se habían convertido en un «proletariado intelectual»: «Con ellos», escribió Herzl, «formaré al personal y a los cuadros del ejército destinado a identificar, reconocer y construir el futuro país».
Fue en Munich, en las habitaciones del famoso Hotel des Quatre Saisons (¡que más tarde se convertiría en la sede de la Sociedad Thule!), donde tuvieron lugar largas discusiones entre Herzl, por un lado, y el rabino Moritz Güdemann y el banquero berlinés Heinrich Meyer-Cohn, por el otro, a raíz de las cuales el libro programático de Herzl empezó a tomar forma. Tanto el rabino como el banquero se mostraron muy escépticos y se dieron cuenta de que estaban tratando con una persona exaltada. Pero Herzl convenció vagamente al rabino, que cambió de opinión, sin conseguir ganarse el entusiasmo del banquero berlinés. El rabino Güdemann aconsejó a Herzl que leyera una novela de un utópico judío, Theodor Hertzka, originario de Pest, Hungría. La novela se titulaba Eine Reise nach Freiland («Un viaje al país de la libertad») y que fue publicada en Leipzig en 1883. Este panfleto, seguido de otro publicado en Dresde en 1890 (Freiland, ein soziales Zukunftsbild/Tierra de libertad, una visión social del futuro), evocaba falansterios agrícolas formados por hombres libres que vivían en medio de la propiedad colectiva. Un precursor de los kibbutzim, por supuesto. Pero los intentos de aplicar las ideas utópicas de Hertzka en Kenia, colonia británica, resultaron un fiasco. Herzl introdujo correcciones en este plan de los falansterios que parecían más racionales y, por lo tanto, más factibles. Se dio cuenta de que su proyecto no podía ser utópico, sino basado en el derecho y la economía. Incansable viajero de su propia idea, Herzl conoció al francés Narcisse Leven, vicepresidente de la Alliance Israélite Universelle, que se mantuvo tan escéptico como Güdemann, pero le dio algunos consejos: que se pusiera en contacto con el Gran Rabino de Francia Zadoc Kahn, con el coronel inglés Albert Goldsmid (que quería fletar barcos para reconquistar Palestina) y, sobre todo, que leyera las obras de Léon Pinsker (véase más arriba).
Finalmente, Herzl escribió su libro Der Judenstaat, del cual un resumen apareció en Londres en el Jewish Chronicle el 17 de enero de 1896. Al día siguiente, la editorial vienesa Breitenstein aceptó el manuscrito. Había nacido la idea sionista, que echaría raíces desde entonces. Un periodista vienés, Alexander Scharf, intentó frenarlo: «Usted es un segundo Cristo que hará un gran daño a los judíos (...). Si yo fuera Rothschild y no supiera que no se te puede comprar, te ofrecería cinco millones para que no publicaras tu panfleto. O le haría asesinar porque va a causar un daño irreparable». El 14 de febrero de 1896, Herzl se enteró de que habían salido a la venta los primeros 500 ejemplares de los 3.000 previstos. ¿Su reacción? «Ahora mi vida puede estar dando un giro».
La publicación del libro allanó el camino para la organización de los primeros «Congresos Sionistas»: Basilea (1897, 1898, 1899, 1901 y 1903) y Londres (1900). En el primer Congreso de Basilea, celebrado en 1897, se creó la Organización Sionista Mundial. El 2 de noviembre de 1898, Herzl obtuvo una audiencia con el Káiser en Jerusalén, pero el emperador Hohenzollern no quiso dar el paso para generar una ruptura diplomática con los otomanos. En 1899 se creó en Londres el Jewish Colonial Trust Limited, con el objetivo último de crear colonias judías en territorios bajo el control británico, siguiendo el espíritu del sionismo naciente. Tras la muerte de Herzl, el VII Congreso Sionista de Basilea rechazó la propuesta británica de ofrecer a los judíos un territorio en África Oriental. En 1903, una comisión de investigación consideró la idea de establecer un asentamiento judío en el Sinaí, pero sin éxito.
A partir de 1905 se produjo el segundo retorno de judíos según la historiografía sionista. El primero había tenido lugar después de 1881, tras el asesinato del zar Alejandro II por nihilistas rusos, seguidores del revolucionario radical Netchaev (¿con el apoyo de los servicios británicos? Se podría plantear tal hipótesis). Esta primera migración a los vilayets otomanos de Palestina estaba formada por sionistas avant la lettre, motivados sobre todo por ideas socialistas, a menudo utópicas. La segunda, en 1905, siguió a la revolución abortada desencadenada por la derrota de Rusia ante Japón, apoyada entonces por las potencias anglosajonas. Fue principalmente obra de revolucionarios radicales procedentes de los shetls (comunidades) del imperio zarista, de esa vasta región que incluye las actuales Bielorrusia y Ucrania y que a veces se denomina Yiddishland. La tercera migración judía a Palestina se produjo tras la revolución bolchevique de 1917 y la consiguiente guerra civil rusa: ciertamente esto incluía otros elementos social-revolucionarios, pero también mencheviques y elementos de derechas que darían lugar a la derecha sionista y, más tarde, a la derecha israelí, cuyo principal teórico fue Vladimir Zeev Jabotinsky, oriundo de la comunidad judía de Odessa, italianista de buen nivel y admirador del fascismo italiano, oficial británico en la Legión Judía durante la Primera Guerra Mundial y propagandista fascista de entreguerras. La quinta gran emigración se produjo después de 1933 y 1938, en su mayoría judíos de habla alemana que abandonaron el Reich tras la llegada al poder de los nacionalsocialistas y el subsiguiente Anschluss de Austria y Bohemia-Moravia tras la anexión de los Sudetes. La sexta oleada de emigración siguió a la Segunda Guerra Mundial y condujo a la creación del Estado de Israel.
Tras la muerte de Theodor Herzl el 3 de julio de 1904 en la Baja Austria, a pesar de la lealtad de muchos judíos alemanes al Reich de Guillermo II, hubo un marcado pro-britanismo en los círculos sionistas antes y durante la Primera Guerra Mundial, que debe compararse con un marcado pro-sionismo de la élite inglesa, moldeada por una ideología bíblica inducida por el protestantismo puritano. Philipp Kerr, editor de la influyente revista imperialista británica Round Table, influyó en el diplomático Mark Sykes, que estuvo detrás de los llamados acuerdos «Sykes-Picot» de 1916, siendo Picot su homólogo francés. Sykes era lo que podríamos llamar un «sionista bíblico» inglés, que soñaba con devolver a los judíos el territorio que habían perdido en las revueltas contra el Imperio Romano en los años 70 y 135, revueltas que, según la narrativa sionista, habían provocado la dispersión de los judíos por el mundo mediterráneo, Mesopotamia y otros lugares. El razonamiento de Kerr era puramente geopolítico y tomaba el relevo de lo que aún eran los confusos planes de la intervención británica en el Mediterráneo oriental. Uno de ellos se había visto coronado por el éxito: el apoyo a los otomanos frente a los rusos, búlgaros y rumanos había permitido apoderarse de Chipre en 1878, para disponer de una base cerca del canal de Suez, la puerta de la India, que fue excavado en 1869. En 1882, los británicos, aliados singulares de los otomanos, a los que cortaron en seco, consiguieron el protectorado de Egipto por medio de la rebelión de Mehmet Ali, privando así a Francia de toda oportunidad de controlar la zona del Canal en beneficio propio. Palestina, si se judaizaba, sería un activo adicional para el Imperio en esta región altamente estratégica.
Para Kerr, una Palestina judaizada bajo control británico sería «una bisagra entre tres continentes» (Europa, Asia y África), en el centro neurálgico que le permitiría vigilar la ruta hacia la India. Para el sultán otomano, que temía con razón los designios rusos sobre el estrecho y el apoyo de San Petersburgo a los eslavos rebeldes de los Balcanes otomanos, la llegada de refugiados judíos «proto-sionistas» representaba una afluencia de personas hostiles a la Rusia pogromista, así como de gestores potenciales (médicos, ingenieros) para su imperio moribundo («el enfermo del Bósforo» según Bismarck). La primera reacción árabe-palestina, aunque a escala modesta, fue anterior al manifiesto del libro de Herzl: en 1891.
Los esfuerzos de Kerr y Sykes desembocaron en la famosa «Declaración de Balfour», llamada así por el ministro británico que la emitió. Balfour prometió a los sionistas la creación de un «hogar judío en Palestina», que era diferente de la promesa de un «Estado judío» formulada en el libro de Herzl. Pero los británicos jugaban a dos bandos: apoyaban simultáneamente a los hachemitas en el norte de la península arábiga y a los sionistas que participaban en la Legión Judía, donde servía el futuro fascista Vladimir Zeev Jabotinsky. Los hachemitas recibieron los tronos de Irak y Jordania (Transjordania en el vocabulario del Imperio Británico de entreguerras) pero no obtuvieron nada de los franceses en Siria, que optaron por un mandato basado en la ideología republicana, laica y masónica, lo que provocó una violenta revuelta drusa entre 1925 y 1928. En Versalles, los británicos obtuvieron un mandato sobre Irak, Transjordania y Palestina, mientras que los franceses ejercieron el suyo sobre Líbano y Siria, que finalmente fue despojada de las regiones de Kirkuk y Mosul porque los británicos habían descubierto allí yacimientos de petróleo. El sionismo se convirtió rápidamente en un instrumento del imperialismo británico, a pesar de la hostilidad hacia Gran Bretaña que algunos maximalistas cultivaron a partir de 1931 (véase más adelante).
En la Palestina del Mandato, los británicos trataron de hacer convivir a árabes palestinos e inmigrantes judíos, procedentes sobre todo de Europa Central y Oriental. Las revueltas árabes, apoyadas por el joven muftí de Jerusalén, se sucedían, al igual que las represalias sionistas: las tropas británicas tenían que mantener el orden. Bajo el impulso de Vladimir Zeev Jabotinsky, un oficial británico a la postre leal, se organizó el «sionismo militarizado». Para evitar disturbios cerca del Canal de Suez y de los pozos petrolíferos iraquíes, los británicos, sin abandonar su idea de un «hogar judío en Palestina», limitaron la inmigración judía al territorio bajo su mandato. En 1939, un «Libro Blanco» publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores limitó la inmigración a 75.000 almas en los cinco años siguientes, a pesar de las innumerables solicitudes judías de emigración que venían desde Europa Central, la cual estaba bajo control nacionalsocialista. Al mismo tiempo, las autoridades británicas frenaron el celo potencial de los sionistas restringiendo el acceso de los judíos a las tierras de Palestina de forma obligatoria.
La militarización del sionismo comenzó muy pronto: ya en 1920, los inmigrantes judíos de Palestina formaron la Haganah o Irgun Haganah (= «Organización de Defensa»). En 1931, los maximalistas sionistas se escindieron de esta organización para formar el Irgún, cuyos objetivos ya no eran contener la agresividad de las multitudes árabes, sino optar por una política más agresiva, en oposición a un sionismo socialdemócrata o comunista más conciliador con los árabes y el Poder del Mandato. Uno de sus líderes haría carrera: Menachem Begin. En 1940, mientras el Reino Unido estaba en guerra con Alemania e Italia, apareció una facción aún más radical, la Lehi, a la que los británicos llamaron la «Banda de Stern» por su principal activista, Avraham Stern, que pretendía luchar frontalmente contra las tropas británicas estacionadas en Palestina y Transjordania, ¡mientras pedía ayuda a la Italia de Mussolini y a la Alemania de Hitler! Stern fue ejecutado sin juicio por la policía británica en 1942.
La muerte de Stern no puso fin a la hostilidad hacia Londres por parte de los «sionistas militarizados», inspirados en las teorías del IRA irlandés de Michael Collins. En mayo de 1941 se formó el Palmach, una organización combativa de 2.000 hombres y mujeres decididos. Más prudentes que Stern y su Lehi, los militantes del Palmach se limitaron a unas pocas operaciones de asalto y huida contra la presencia británica, mientras proseguían una guerra de desgaste contra la población palestina, prefigurando la expulsión de los árabes en 1947-48, que los palestinos llamaron la Nakba (o «catástrofe»). El 10 de octubre de 1945, el Palmach reanudó las hostilidades atacando el campo de detención de Atlit para inmigrantes judíos ilegales, liberando a 200 detenidos que naturalmente se unieron a sus filas.
La ideología del «sionismo militarizado» no tiene su origen en Herzl, un utopista exaltado, sino en Max Nordau y Vladimir Z. Jabotinsky. Max Nordau, también de Pest (Hungría), organizó el primer Congreso Sionista en Basilea con Herzl en 1897. Se convertiría en uno de los principales impulsores de los congresos posteriores. Apreciado orador, teorizó sobre el abandono de la postura del «judío nervioso» o «judío talmúdico», un ser puramente intelectual, en favor del advenimiento, a través del sionismo, de un «judío musculoso» que debería inspirarse en los principios hebertistas franceses o en las «sociedades gimnásticas» alemanas promocionadas por Jahn (en la época napoleónica como parte del nuevo ejército prusiano de 1813). Los que le siguieron fundaron la sociedad gimnástica vienesa la Hakoah. Al principio, Nordau (cuyo verdadero nombre era Maximilian Simon Südfeld) no era necesariamente un partidario de que los futuros emigrantes sionistas se establecieran en Palestina: se había interesado por el plan británico de crear colonias sionistas en Uganda. El 19 de diciembre de 1903, en París, un maximalista favorable al asentamiento judío en Palestina, Chaim Selig Louban, joven judío ruso, le disparó dos balas de revólver, pero falló. Súbdito austriaco, tuvo que abandonar Francia inmediatamente después del estallido de la guerra en 1914 y se refugió en Madrid. Tras la guerra, se trasladó a Londres, donde conoció a Chaim Weizmann, a quien había criticado antes de la guerra por sus opiniones moderadas, y a Vladimir Z. Jabotinsky. Hasta su muerte en 1923, Nordau defendió ideas radicales, más próximas al futuro nacionalsocialismo que a la socialdemocracia profesada por la mayoría de los intelectuales judíos no comunistas. Socialdarwinista, defendió el colonialismo europeo y, radicalizando a Moses Hess (véase más arriba), aceptó la validez de las teorías raciales en boga en su época. Lector de las obras del italiano Cesare Lombroso, desarrolló, en su estela, una interesante teoría sobre la «degeneración», fenómeno mortífero revelado por la literatura desde finales del siglo XIX y que, en las décadas siguientes, anunciaba una catástrofe sin precedentes para la civilización europea: «Los fenómenos de degeneración irán en aumento y provocarán la muerte de nuestras culturas». Nordau menciona también el «parasitismo» y el «ilusionismo», males de los que adolece la humanidad y que deben ser superados mediante el conocimiento de los hechos y los principios social-darwinistas de solidaridad (y no la lucha de todos contra todos).
Jabotinsky fue su discípulo, que pidió que se construyera en Palestina un «muro de hierro de bayonetas judías» contra los árabes autóctonos. Conoció a Herzl en el Sexto Congreso Sionista, cuando se estaba produciéndose un pogromo en Chisinau, Moldavia, cerca de su ciudad natal de Odessa. Jabotinsky se convirtió en el portavoz de los judíos de Rusia que tenían que hacer frente a la violencia de las turbas del imperio zarista. Activo en el Imperio Otomano, donde los judíos sefardíes, bien integrados, prestaron poca atención a la idea sionista, se trasladó después a Egipto al servicio de los británicos, los cuales le permitieron en 1917 la creación de la Legión Judía, la cual comandó como una compañía y participó en los combates del valle del Jordán. Decepcionado por la reticencia británica a mantener unidades exclusivamente judías en la Palestina del Mandato, creó el movimiento juvenil Betar y fundó el movimiento «sionismo revisionista». El término «revisionista» se refiere aquí a un maximalismo radical, hostil no tanto al Mandato británico (Jabotinsky permaneció leal al país que le había dado el rango de capitán en su ejército) como a las políticas moderadas de Weizmann y de la izquierda sionista en Palestina. Por ejemplo, Jabotinsky pretendía extender el territorio del futuro «Estado judío» a ambas orillas del Jordán, lo que Weizmann consideraba totalmente irrealizable. Jabotinsky también rechazó el proyecto del sionista Chaim Arlosoroff (1899-1933) que había conducido a los llamados acuerdos «Ha'avara» con las nuevas autoridades nacionalsocialistas, que habrían permitido a los judíos alemanes emigrar a Palestina al tiempo que habrían fomentado la importación de productos industriales alemanes. A su regreso de Alemania, Arlosoroff fue asesinado.
Poco a poco, su lealtad inicial a sus padrinos británicos se fue desvaneciendo y asumió el mando del Irgún, donde militaba Menachem Begin, que sería su sucesor, tras su muerte fortuita en Estados Unidos, donde buscaba reclutar combatientes judíos para la causa sionista.
Tras la guerra sionista-británica que asoló Palestina entre 1945 y 1948, se creó el Estado de Israel, gobernado hasta 1977 por mayorías socialdemócratas («laboristas»). En 1977, Menachem Begin llegó al poder tras la victoria de la derecha israelí, unida alrededor del partido Likud. Fue la victoria póstuma de Nordau y Jabotinsky. El sionismo más radical tomó el timón de Israel. Pero esta victoria de la derecha israelí, que iba a tener muchas variantes, a menudo con disidentes religiosos aún más radicales, llevó a varios intelectuales e historiadores israelíes a criticar la narrativa sionista, que se había convertido en la doctrina del Estado.
Benny Morris, Colin Shindler, Ilan Pappé y Shlomo Sand (francófono especializado también en Georges Sorel) son las principales figuras de lo que hoy se conoce como el movimiento «post-sionista». En su opinión, el sionismo es una construcción ideológica arbitraria en la que ciertos intelectuales judíos del siglo XIX trataron de imitar a los nacionalistas europeos imaginando una «esencia de lo judío» del mismo modo que los posrománticos alemanes lo hacían con respecto a una «esencia de lo alemán» o los eslavófilos rusos frente a una «esencia de lo ruso». Shlomo Sand explica que esta esencia nació a partir del relato de Flavio Josefo, escritor latino de la antigüedad romana, que describió el exilio de los judíos tras la destrucción del templo por las legiones de Tito. La narrativa sionista evoca una Judea martirizada y, como resultado, un «pueblo de Judea» disperso por el mundo antiguo, lo que resumiría la experiencia judía en su totalidad. Sand, explorando la historia de la antigua Palestina, demuestra que existió un judaísmo «asmoneo» helenizado y luego romanizado, que practicaba la conversión forzosa de las tribus semitas vecinas y no practicaba un monoteísmo riguroso. Esta población asmonea no se dispersó. Más allá de la escuela post-sionista, podemos retomar la tesis de Arthur Koestler sobre la 13ª tribu que tiende a sostener que muchos judíos de Rusia y Ucrania, cuyos antepasados nunca vivieron en la Judea romana, tienen su origen en la conversión masiva de los jázaros. En Israel se libra una guerra cultural entre la narrativa sionista y los historiadores post-sionistas.
Así pues, el sionismo ha sido un instrumento primero del Imperio Británico y luego del imperialismo estadounidense, promoviendo el asentamiento judío en Oriente Próximo y convirtiéndolo en enemigo de todos los Estados árabes de la región. Israel se encuentra, por lo tanto, en una posición que el famoso historiador inglés Arnold J. Toynbee calificó de «herodiana», es decir, no sionista según la narrativa sionista, en la medida en que los antiguos herodianos judíos, helenizados, romanizados y aliados del Imperio Romano, se alinearon con la geopolítica implícita de un imperio situado al oeste del Mediterráneo, como lo era el Imperio Británico desde principios del siglo XIX hasta 1956 (durante el asunto de Suez) y posteriormente Estados Unidos. Según el historiador y geopolítico Luttwak Estados Unidos se ve a sí mismo como una continuación de la geopolítica romana en la cuenca oriental del Mediterráneo, ya que los romanos, y más tarde los bizantinos, se habían fijado el objetivo de impedir que los imperios persa, parto y sasánida alcanzaran las costas del Mediterráneo.
La crítica del sionismo debe pasar inevitablemente por el estudio de la obra de los historiadores israelíes de la escuela post-sionista, muy críticos con la «Nakba» sufrida por los palestinos en 1948. De lo contrario, cualquier crítica a esta vertiente ideológica judía se basará probablemente en eslóganes y excesos antisemitas infundados, dando la razón, retrospectivamente, a Leon Pinsker cuando los describió como «enfermedades mentales incurables».
Bibliografía:
Alain BOYER, Les origines du sionisme, PUF, Paris, 1988.
Franco CARDINI, Lawrence d’Arabia, Sellerio Editore, Palermo, 2019.
Maurice-Ruben HAYOUN, Le judaïsme moderne, PUF, 1989.
Serge-Allain ROZENBLUM, Theodor Herzl – Biographie, Kiron/Editions du Félin, Paris, 2001.
Shlomo SAND, Les mots et la terre – Les intellectuels en Israël, Champs/Flammarion, Paris, 2010.
Colin SHINDLER, The Triumph of Military Zionism – Nationalism and the Origins of the Israeli Right, I. B. Tauris, London, 2010.
Richard WILLIS, «The Hebrew Insurgency», en: History Today, Vol. 72, Issue 6, June 2022.
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organisationskoval · 2 years ago
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763) IJzerbedevaartcomité, Bedevaart naar de Graven aan de IJzer, Yser Pilgrimage Committee, Committee for the Pilgrimage to the Graven aan de Yser, Komitet Pielgrzymki Yser lub Komitet Pielgrzymki do Graven aan de Yser - flamandzkie stowarzyszenie, które organizuje Pielgrzymkę Yser i zarządza Wieżą Yser. Ich misja, którą sami opracowali, brzmi: „Rozpowszechnianie potrójnego przesłania: Pokój – Wolność – Tolerancja”. Komitet ma swoje miejsce w ruchu flamandzkim i ruchu pokojowym. Cyriel Verschaeve, Hugo Verriest, Frans Van Cauwelaert, Jan Oscar De Gruyter i Joris van Severen byli jednymi z pierwszych członków w 1920 roku. Frans Daels został pierwszym prezesem w 1924 roku. W 2010 roku rozszerzono działalność Komitetu Żelaznej Pielgrzymki. Oprócz istniejącej organizacji non-profit Pielgrzymka do grobu aan de Yser, powstała druga organizacja non-profit, organizacja non-profit Na rzecz Pokoju, Wolności i Tolerancji. Ta nowa organizacja non-profit składała się z trzech grup roboczych, z których każda miała określone zadanie. Grupie roboczej 1 powierzono zarządzanie Muzeum Żelaznej Wieży oraz rozwój inicjatyw związanych z obchodami 100. rocznicy wybuchu I wojny światowej. Grupa robocza 2 jest odpowiedzialna za organizację Festiwalu Ten Vrede i ogólną kwestię pokoju. Wreszcie, Grupa Robocza 3 była zaangażowana we wszystko, co dotyczyło emancypacji flamandzkiej.
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mitsi-be · 2 years ago
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Voor de deconstructie van de ijzertoren een symbolische torenconstructie werd.
De deconstructie van geschiedenis is een van de meest populaire thema’s vandaag, al blijft het altijd een toren van Babel bouwen. Haar popularisering heeft immers zulke discussies en controverses tot gevolg dat, de meeste mensen hun kop liefst eeuwig in het zand blijven steken. -Of in een slachtofferrol kruipen (nee woke zijn onderdrukt u niet maar wil balans brengen)- Bij een poging mijn eigen positie als wit en aangeboren arisch meisje meer te situeren en contextualiseren, en mijn eigen deconstructie nu ook empirisch en contextueel aan het licht te brengen, heb ik geprobeerd mijn fantasie niet meer helemaal de vrije loop te laten gaan. Want al ben ik het leven van mijn voorouders inderdaad vergeten, zij vormen mij, en hoe ik mij vandaag zal gedragen wel.
Het instrument dat gebruikt zal worden om en de hoofdrol zal spelen in de uitwerking van deze masterscriptie, vindt zijn roots in een workshop genaamd ‘hacking monuments’ . Ik volg deze tijdens de research week op sint Lukas Antwerpen. De uit italie overgevlogen artieste die deze geeft, Simona Da Pozzo, volgde enkele jaren geleden nog een research jaar op sint Lukas Antwerpen, en doet vandaag de dag onderzoek naar monumenten die, voornamelijk efemere, interventies ondervonden. Buiten monumenten met een koloniaal verleden of duistere geschiedenis, neemt zij ook monumenten met een niet per definitie duistere geschiedenis onder de loep. Het gaat haar dan ook voornamelijk over de ingreep die is ondernomen en het, negatief of positief en kritische of ondersteunende karakter van deze monumenten. Ze vroeg ons bij aanvang van de workshop elk een monument klaar te hebben staan. De conversatie die daaruit zou volgen was het eigenlijke doel van de workshop. Ik maakte de veelvoorkomende fout de term monument en standbeeld over een kam te scheren. Zo zoekt Simona enkel naar beelden geplaats op een sokkel. Sculpturen die bijgevolg vanzelfsprekend zullen getuigen van een hogere staan en zo een machtsverhouding creëren. De sokkel plaatst een monument boven onze ooghoogte en net zoals god, op een ongrijpbare en beschaduwde plaats.
Tijdens de workshop stuit ik op mijn duistere familiegeschiedenis, een Vlaams nationalistisch verleden dat me even, waarvoor mijn oprechte excuses vanaf nu steek ik niet meer mijn kop in het zand, was ontgaan. Het monument dat deze geschiedenis voor mij opnieuw verlicht is; ‘de ijzertoren. En waar de gemiddelde toren ook een monument is, heeft deze toren, gebouwd in Diksmuide als monument voor de overleden en in WOI aan het front vaak slecht behandelde Vlaamse soldaten, een politiek gekleurd verleden. Het kruisvormige ding dat je vandaag nog ziet, werd opnieuw opgebouwd nadat het in 1946, na WOII, door het verzet tot ontploffing was gebracht. Vandaag wordt de ijzertoren nog steeds gelinkt aan de tijdens de oorlog collaborerende Vlaamsgezinden, en vindt het zo, een eerder mager uitgesproken aanhang. Daarom werd er, om verdere controverse te vermijden en in de hoop de toren van al z’n smaad te ontdoen, een wetenschappelijk team op gezet. Maar is het wel mogelijk om een vormelijk redelijk agressief, fallusvormig en geschiedkundig geschaad monument opnieuw te doen bestaan? Het monument staat vandaag voor sommigen, uitgesproken voornamelijk flaminganten, nog steeds symbool voor de Vlaamse onderdrukking. Deze was, ondanks zijn, tijdens de oorlog verschrikkelijke politieke keuze, vroeger in 1940 ook nog echt een reëel probleem. 
De heropbouw van deze toren, die in een nog grotere en agressievere grafzerk resulteerde, werd onder meer gefinancierd door enkele, reeds gestorven familieleden en overgrootouders van mij. Op de bovenkant van de nieuwe toren blinken nog steeds de grote letters, AVK,VVK. Dit staat voor ‘Alles voor Vlaanderen, Vlaanderen voor Kristus.’  De eerst steen bij de heropbouw van de huidige toren, werd gelegd door bekend collaborateur en schrijver, Cyriel Verschaeve. Deze man, die buiten nog steeds de eer van straatnaam geniet, zal nog een grote rol spelen als personificatie van al het mannelijk kwaad in de geschiedenis van dit politiek gekleurd monument. Hij wordt gelukkig vandaag de dag nog maar door enkele gekken aanbeden. De reusachtig gevormde grafzerk die de ijzertoren vormelijk is, straalt Spartaanse mannelijkheid. Is dat verbazingwekkend als je je bedenkt dat ook bij extreemrechts in bestuur maar weinig vrouwen aanwezig zijn? Vrouwen zijn geen leiders en hebben immers andere kwaliteiten. (zacht, voorzichtig en ) Wij volgen en aanbidden in een wereld die nog steeds gebouwd is voor de man die nog steeds de maat van alle dingen is. En het moet gezegd, in de wereld van de extremist komen nu eenmaal niet veel vrouwen voor. Het beroemdste vers van Verschaeven, mij door broer, Bruno de Wever aan het licht gebracht, is in beeldspraak moeilijk niet met mannelijkheid in verband te brengen;
Verschaeve legde destijds de eerste steen van de IJzertoren in Diksmuide. Hij schreef ook het beroemde vers ‘Hier liggen hun lijken als zaden in ‘t zand. Hoop op den oogst, o Vlaanderland’ dat boven de crypte op de IJzervlakte prijkt. In Knack
Bruno De Wever heeft in de Knack ook nog een interessante uitspraak gedaan: ‘Het waren figuren zoals hij die het kader hebben geschapen waarbinnen het mogelijk was dat duizenden jonge Vlamingen naar het Oostfront trokken.’
Ik kon het vervolgens toch even niet laten:) want klinkt deze zin ons niet bekend in de oren :
‘Het waren figuren zoals hij die het kader hebben geschapen waarbinnen het mogelijk was dat duizenden, voornamelijk jonge mannen, naar het zogenaamde ‘islamitisch front trokken.’
Zie hier pak aan en stop het in uw oren Vlaams belang. 
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osobypostacieludzie · 7 years ago
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Cyriel Verschaeve - belgijski duchowny, teolog, poeta, filozof i historyk sztuki, nacjonalista flamandzki. W 1886 r. rozpoczął naukę w małym seminarium duchownym w Roeselare. W 1892 r. przeniósł się do Brugii, aby dokończyć studia. W 1897 r. otrzymał święcenia kapłańskie. Następnie studiował na uniwersytecie Friedricha Schillera w Jenie. W 1911 r. powrócił do Belgii, gdzie objął probostwo w Alveringem. Po zakończeniu I wojny światowej zaangażował się w działalność w ruchu pacyfistycznym; współuczestniczył w budowie pomnika IJzertoren (Wieża Yser) w miejscowości Diksmuide nad rzeką Yser. W okresie międzywojennym sympatyzował z Niemcami. Zwolniony w 1939 r. jako kapelan, w 1940 r. napisał pracę pt. „Het Uur van Vlaanderen”, w której przedstawiał dowody sympatii Flamandów do narodowo-socjalistycznej Rzeszy, co podkreślał swoim romantycznym uwielbieniem dla XIX-wiecznej niemieckiej kultury imperialnej, symbolizowanej m.in. przez twórczość Ryszarda Wagnera. W rezultacie po zajęciu Belgii przez wojska niemieckie w maju 1940 r., podjął kolaborację z okupantami, dyktowaną względami kulturalnymi. W poł. 1941 r. zaangażował się w akcję rekrutacyjną do Legion Flandern, przeznaczonego do walki z Sowietami na froncie wschodnim. Cyriel Verschaeve uważał ZSRR i „szatański bolszewizm” za największe zagrożenie dla europejskiej kultury i pokoju. W 1944 r. spotkał się z Reichsführerem SS Heinrichem Himmlerem w sprawie przyszłości sprawy flamandzkiej. Powiedział mu, że pomimo odrzucenia narodowo-socjalistycznego pogaństwa, widzi w tej ideologii dużo pozytywnych cech potrzebnych kościołowi katolickiemu. Do samego końca działań wojennych na obszarze Belgii prowadził propagandę rekrutacyjną do flamandzkich oddziałów Waffen-SS. Na pocz. 1945 r. uciekł do Austrii, gdzie ukrywał się aż do swojej śmierci 8 listopada 1949 r. W międzyczasie władze belgijskie skazały go zaocznie na karę śmierci. W 1973 r. członkowie ekstremistycznej organizacji Vlaamse Militanten Orde przenieśli jego prochy do Flandrii.
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marcvangheluwe · 5 years ago
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4. SEMPER FIDELIS
Er spookt weer van alles door mijn hoofd… De Gouden Eeuw, de collaboratievlag, het klimaat…. En als dat het geval is dan moet ik eens alles op orde zetten. Ongetwijfeld wordt het een verhaal in vele stukjes. De rode draad : de Vlaamse canon. Soms weggelachen met de zin “ ‘t zijn weiden als wiegende zeeën”.
1.      Semper fidelis
2.      Ik weet nog hoe het was
3.      Het einde der tijden? Eschatologie, apocalyps en schuldgevoel
4.      Hoe opvoeden?
Zoals velen weten wappert bij mij altijd de leeuwenvlag. Een geel veld met een zwarte leeuw uiteraard. Sommigen noemen dat nu de collaboratievlag. Anderen lachen wel eens omdat ik dat doe. Wees gerust, de vlag hangt er het ganse jaar, ik heb er al een nieuwe besteld voor volgend jaar ergens in mei. “This land is my land” denk ik soms. Waarom? Dat is een heel verhaal.
Vijftien september 2019: kermis in Alveringem. Zoals gewoonlijk veel volk, kermisattracties oude tractoren of  reenactors of…. Vandaag : motoren. Veel merkwaardig volk in ’t leer, heel veel tattoos en ook wel gothics. Ik ontvlucht even de drukte en ga wandelen op het mooie kerkhof. Ik ben er helemaal alleen. Plots sta ik voor het graf van de kapelaan van operatie Brevier (VMO), Cyriel Verschaeve. In gedachten spreek ik hem toe “Cyriel je ligt hier goed jongen, zo onder een stevig stuk beton, blijf nu maar liggen”. Op zijn graf liggen er drie verdorde kransen : één van Schild en Vriend, één van de Ijzerwake (Steenstraete) en één van ? Ik bekijk die laatste krans en er valt een zwart-geel lint op de grond en daarop staat “Semper fidelis”. Ik stop het lint, er is niemand te zien,  in mijn zak, het siert nu mijn toetsenbord. Ik onderzoek het : semper fidelis is blijkbaar de spreuk van het NSV.
Semper fidelis, dàt is het helemaal! Eeuwige trouw. Dit is mijn land, ’t was altijd zo, ook nu en hopelijk voor altijd. Hier ben ik thuis. Dit is geen imperialisme of een soort bekrompen nationalisme. Het is gewoon “hier hoor ik thuis” en niemand moet dat veranderen. Want veranderen : dat kan! Ik ken onze recente geschiedenis.
Bellegem grenst aan Dottenijs, tot 1964 was dit Vlaanderen. Moeskroen en Luigne (spreek uit “Loendje”) ook. Tot voor de tweede wereldoorlog zei men niet Marke maar Marcke-Lez-Lys en ik heb de inmiddels overleden onderwijzers nog gekend die ervoor gezorgd hebben dat Aalbeke Vlaams gebleven is.
’t Is misschien romantisch maar vroeger reed ik veel met de fiets tussen Kassel, Sint-Winoksbergen en Duinkerke. Allemaal verloren land. Onlangs was ik nog in Burburg, een prachtige streek dicht bij de zee, Ik verkende er “Le Puythouck”. En zo passeerde ik ook twee cafés : “Le Praetelaere” en “Le Kouckestuute”.
En als wij naar Brussel rijden dan doen wij dit via de Hennuyère, een mooie autostrade op de taalgrens. Edingen , Lettelingen, Hove…. Allemaal het Waals gewest nu met faciliteiten die systematisch geboycot worden. Het Vlaams verdwijnt hier zeer snel.
En een laatste voorbeeld heel wat verder: Aubel, Hendrik-Kapelle, Sippenaken en de dorpen van Overmaas… In Aubel zaten wij ooit op restaurant naast 4 bejaarde autochtonen. Ik kon hun Limburgs dialect probleemloos volgen net zoals je dat kan tot in Kelmis, Plontzen en Lontzen. Allemaal slachtoffers van het Waals en Frans imperialisme. Wij zijn nogal wat kwijtgeraakt en daarom zeg ik “’t is genoeg geweest”.
Er is nog iets : Thuis spreken wij Westvlaams.  Ik moet bekennen dat wij al veel kwijt zijn. Zeg niet “lente of herfst” maar zoals ik “n’uutkom en ’t achterjaar”. Ik zeg ook wel eens “een buurmeisje trouwt en we zijn gevraagd voor ’t beschienk.” Of nog straffer: “Hanne die enkele huizen verder woont is bevallen van een dubbelzaad”. Maar eigenlijk is dat al een beetje gekunsteld. Veerle komt uit Bachten de Kupe en zegt nog wel eens “we gaan de kosjie moeten steperen met de ruuscher” (den trottoir vegen met de harde borstel). Of “je gaat de keuns moeten strievelen” maar ook dat zit al ver. Haar ouders en een schoonzus en schoonbroer die al tientallen jaren vlak op de Franse grens wonen dat zijn echte native speakers waar ik toch  jaloers op ben. “è lietje bei’n ” zeggen ze tegen een kleinkind (wacht eens een beetje) en nog heel veel meer. De mikke en een stuutje butteren De maandag na kermiszondag is er kandeel. En hun taal zit vol “ingweonismen (taalverschijnselen): kats en rats, aons, kieks , keuns en mols, zwiens en uuls. En wijze spreuken als “de schurse groeit nao den boom” (dat koppel begint op elkaar te lijken).
Mijn kinderen spreken ook nog ons dialect maar het is al een soort tussentaaltje. Zelfs Stéphanie, mijn jongste schoondochter, geboren en getogen in Moeskroen spreekt Vlaams en ik hoor haar zeggen “mijn broer is garagist en zijn wuuf zit up de mutuelle”. In Marke en Aalbeke zijn er twee rusthuizen : de Ruysschaert en de Weister. Geen één van mijn kinderen weet dat een ruysschaert een oude perensoort is en weister “Ruimte “ betekent. Een bijna honderdjarige buurman zei ooit “’k heb geren een beetje weister”. Ze weten ook niet dat er van onze 8 kleinkinderen zes “eigenrechtsweerds “ zijn en ook twee “gebroken rechtsweerds “(die van mijn dochter).
Alle kleinkinderen spreken vooral algemeen Nederlands, en straks als ze naar de middelbare school gaan misschien een soort algemeen gekuist westvlaams. En in een nog  verdere toekomst spreken de achterkleinkinderen allicht verkamelingsvlaams. Misschien zegt een kleindochter later : opa van Bellegem zei eens in de winter tegen mij “je zie geklid lijk ne rauw’n andjoen”? Ja zei d’ander, en na een barbecue zei die altijd “ ‘k zien dikke lik nen ‘oed’n oend”.
Kort samengevat: nuze grond, nuus huus, nuze sprake. En de kerk in ‘ t midden. Semper Fidelis. Oppassen voor die Vlamingen die dwepen met de eurometropool. Zij dienen de verfransing! Oppassen ook voor de verengelsing van ‘t onderwijs. En als ik hoor dat volgens sommigen de allochtone kinderen in Gent in  de lagere school les moeten krijgen in het Turks of Syrisch enzovoort om beter te integreren dan verklaar ik hen helemaal gek!
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hannahvanspauwen · 5 years ago
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VERSCHAEVE, Cyriel DE MEEUW Waar men geen kleinheid kan ontwaren,
Maar zij alleen nog blijven leven:
De hemel waar de wolken varen,
De zee waarop de baren streven,
Daar streeft zij, vaart zij met haar mee
En hangt in de hemel boven de zee.
Als zeeschuim wit, blauw als de baren,
Mag zij haar moeders kleuren dragen;
Haar wentlend-boogde vleugels varen,
Gelijk de baren wiegewagen,
Ver, eenzaam ver van elke ree,
Alleen bij zijn moeder, ‘t kind van de zee.
In ‘t maatloos ruim van ijle luchten
En wijde zeeën blijft zij hangen;
Hun eenzaamheid doet haar niet vluchten.
Hun woede ziet zij zonder bangen,
Hoog in des zeewinds storm of vree
Daar hangt zij en volgt het leven der zee.
De zeewind is de zeedrift, vogel!
Als zeeliefde breed, als zeehaat machtig.
O span en stijf uw sterke vlogel,
Houd in de wind u, worstel krachtig,
Leef ‘t reuzen-driftenleven mee:
Al wie haar drift voelt, leeft met de zee.
Zij houdt haar driften eeuw op eeuwen;
Zij doen haar naar de hemel zingen
Of naar de donkre helle schreeuwen.
Blijf hangen in haar eeuwige kringen,
Al kost het moeheid, worstlen, wee;
Slechts wie van haar drift lijdt, vat ook de zee.
De zee te zien, haar drift te voelen
De afgrond-wijden zieleboezem
Met brede golven binnenspoelen,
O daarvoor mag men tot de droesem
De kelk wel legen van haar wee.
Slechts ‘t bittere water wordt ook de zee.
Blijft heel uw deel in de zeedrift vergen,
En, stormt hij langs de oneindige banen,
Huil, lijk uw broeder uit de bergen,
Met al de stormen en de orkanen
Het eindloos lied der grootheid mee,
O wildschone meeuwe, o arend der zee.
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blogpresso · 7 years ago
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Nouveau post sur http://www.blogpresso.com/le-bourgmestre-de-lanaken-ne-veut-plus-dune-rue-qui-porte-le-nom-dun-collaborateur/
Le bourgmestre de Lanaken ne veut plus d'une rue qui porte le nom d'un collaborateur
Belgique
Le bourgmestre de Lanaken, Marino Keulen (Open Vld), veut modifier le nom d’une rue de sa commune baptisée du nom d’un prêtre nationaliste flamand qui a collaboré avec l’occupant nazi lors de la Seconde Guerre mondiale. La Cyriel Verschaevestraat existe depuis les années 70, mais M. Keulen veut mettre fin à cette situation. « Cet homme a été condamné à mort après la guerre car il avait choisi l’Allemagne nazie. Il est impensable qu’une rue porte encore son nom en 2017 », estime le maïeur de la localité du Limbourg.
Le débat a été relancé à Lanaken après que des émeutes ont secoué la ville américaine de Charlottesville concernant le retrait d’une statue du général confédéré Robert E. Lee d’une place.
D’après M. Keulen, le choix de nommer une rue d’après Cyriel Verschaeve dans les années 70 était une erreur. « Je pense qu’à l’époque des gens connaissaient encore l’histoire du prêtre lors de la Première Guerre mondiale. Il soutenait alors les soldats flamands au front », explique-t-il. Mais nommer une rue d’après cet homme était clairement « une mauvaise décision ». « Il n’y a finalement rien de positif à dire sur lui, surtout lorsqu’on voit le rôle qu’il a joué lors de la Seconde Guerre mondiale », insiste le libéral flamand.
Ce dernier entend s’entretenir du sujet avec les habitants de la rue, avant d’entamer des démarches. Un changement pourrait intervenir dans les deux ans.
Des rues baptisées d’après Cyriel Verschaeve existent également à Breendonk, Marke, Zoersel et Capelle-au-Bois. A Breendonk, où se trouve le Memorial abritant les cendres des morts dans les camps de concentration nazis, la question d’une nouvelle dénomination a été posée aux habitants de la rue qui à une très large majorité n’en ont pas voulu. Le bourgmestre a estimé qu’il devait clore le dossier.
Le nom de Cyriel Verschaeve n’est pas le seul mis en cause. Dans « De Morgen », l’historien et recteur de l’Université d’Anvers, Herman Van Goethem, a appelé à un débat national sur les monuments.
Sur les réseaux sociaux, la question de la statue du général Lee à Charlottesville a également réveillé la mémoire coloniale. La Belgique ne manque pas d’inscriptions et de monuments rappelant cet épisode de l’histoire nationale, tumultueux et souvent sanguinaire.
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postcard-from-the-past · 10 months ago
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Flemish nationalist priest, author and Nazi collaborator Cyriel Verschaeve on a vintage postcard
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postcard-from-the-past · 11 months ago
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Flemish nationalist priest, author and Nazi collaborator Cyriel Verschaeve on a vintage postcard
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postcard-from-the-past · 3 months ago
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Flemish nationalist priest, writer and Nazi collaborator Cyriel Verschaeve on a vintage postcard
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postcard-from-the-past · 5 months ago
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Flemish nationalist priest, author and Nazi collaborator Cyriel Verschaeve on a vintage postcard
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marcvangheluwe · 5 years ago
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4. SEMPER FIDELIS
Er spookt weer van alles door mijn hoofd… De Gouden Eeuw, de collaboratievlag, het klimaat…. En als dat het geval is dan moet ik eens alles op orde zetten. Ongetwijfeld wordt het een verhaal in vele stukjes. De rode draad : de Vlaamse canon. Soms weggelachen met de zin “ ‘t zijn weiden als wiegende zeeën”.
1.      Semper fidelis
2.      Ik weet nog hoe het was
3.      Het einde der tijden? Eschatologie, apocalyps en schuldgevoel
4.      Hoe opvoeden?
 1.     Semper fidelis
Zoals velen weten wappert bij mij altijd de leeuwenvlag. Een geel veld met een zwarte leeuw uiteraard. Sommigen noemen dat nu de collaboratievlag. Anderen lachen wel eens omdat ik dat doe. Wees gerust, de vlag hangt er het ganse jaar, ik heb er al een nieuwe besteld voor volgend jaar ergens in mei. “This land is my land” denk ik soms. Waarom? Dat is een heel verhaal.
Vijftien september 2019: kermis in Alveringem. Zoals gewoonlijk veel volk, kermisattracties oude tractoren of  reenactors of…. Vandaag : motoren. Veel merkwaardig volk in ’t leer, heel veel tattoos en ook wel gothics. Ik ontvlucht even de drukte en ga wandelen op het mooie kerkhof. Ik ben er helemaal alleen. Plots sta ik voor het graf van de kapelaan van operatie Brevier (VMO), Cyriel Verschaeve. In gedachten spreek ik hem toe “Cyriel je ligt hier goed jongen, zo onder een stevig stuk beton, blijf nu maar liggen”. Op zijn graf liggen er drie verdorde kransen : één van Schild en Vriend, één van de Ijzerwake (Steenstraete) en één van ? Ik bekijk die laatste krans en er valt een zwart-geel lint op de grond en daarop staat “Semper fidelis”. Ik stop het lint, er is niemand te zien,  in mijn zak, het siert nu mijn toetsenbord. Ik onderzoek het : semper fidelis is blijkbaar de spreuk van het NSV.
Semper fidelis, dàt is het helemaal! Eeuwige trouw. Dit is mijn land, ’t was altijd zo, ook nu en hopelijk voor altijd. Hier ben ik thuis. Dit is geen imperialisme of een soort bekrompen nationalisme. Het is gewoon “hier hoor ik thuis” en niemand moet dat veranderen. Want veranderen : dat kan! Ik ken onze recente geschiedenis.
Bellegem grenst aan Dottenijs, tot 1964 was dit Vlaanderen. Moeskroen en Luigne (spreek uit “Loendje”) ook. Tot voor de tweede wereldoorlog zei men niet Marke maar Marcke-Lez-Lys en ik heb de inmiddels overleden onderwijzers nog gekend die ervoor gezorgd hebben dat Aalbeke Vlaams gebleven is.
’t Is misschien romantisch maar vroeger reed ik veel met de fiets tussen Kassel, Sint-Winoksbergen en Duinkerke. Allemaal verloren land. Onlangs was ik nog in Burburg, een prachtige streek dicht bij de zee, Ik verkende er “Le Puythouck”. En zo passeerde ik ook twee cafés : “Le Praetelaere” en “Le Kouckestuute”.
En als wij naar Brussel rijden dan doen wij dit via de Hennuyère, een mooie autostrade op de taalgrens. Edingen , Lettelingen, Hove…. Allemaal het Waals gewest nu met faciliteiten die systematisch geboycot worden. Het Vlaams verdwijnt hier zeer snel.
En een laatste voorbeeld heel wat verder: Aubel, Hendrik-Kapelle, Sippenaken en de dorpen van Overmaas… In Aubel zaten wij ooit op restaurant naast 4 bejaarde autochtonen. Ik kon hun Limburgs dialect probleemloos volgen net zoals je dat kan tot in Kelmis, Plontzen en Lontzen. Allemaal slachtoffers van het Waals en Frans imperialisme. Wij zijn nogal wat kwijtgeraakt en daarom zeg ik “’t is genoeg geweest”.
Er is nog iets : Thuis spreken wij Westvlaams.  Ik moet bekennen dat wij al veel kwijt zijn. Zeg niet “lente of herfst” maar zoals ik “n’uutkom en ’t achterjaar”. Ik zeg ook wel eens “een buurmeisje trouwt en we zijn gevraagd voor ’t beschienk.” Of nog straffer: “Hanne die enkele huizen verder woont is bevallen van een dubbelzaad”. Maar eigenlijk is dat al een beetje gekunsteld. Veerle komt uit Bachten de Kupe en zegt nog wel eens “we gaan de kosjie moeten steperen met de ruuscher” (den trottoir vegen met de harde borstel). Of “je gaat de keuns moeten strievelen” maar ook dat zit al ver. Haar ouders en een schoonzus en schoonbroer die al tientallen jaren vlak op de Franse grens wonen dat zijn echte native speakers waar ik toch  jaloers op ben. “è lietje bei’n ” zeggen ze tegen een kleinkind (wacht eens een beetje) en nog heel veel meer. De mikke en een stuutje butteren De maandag na kermiszondag is er kandeel. En hun taal zit vol “ingweonismen (taalverschijnselen): kats en rats, aons, kieks , keuns en mols, zwiens en uuls. En wijze spreuken als “de schurse groeit nao den boom” (dat koppel begint op elkaar te lijken).
Mijn kinderen spreken ook nog ons dialect maar het is al een soort tussentaaltje. Zelfs Stéphanie, mijn jongste schoondochter, geboren en getogen in Moeskroen spreekt Vlaams en ik hoor haar zeggen “mijn broer is garagist en zijn wuuf zit up de mutuelle”. In Marke en Aalbeke zijn er twee rusthuizen : de Ruysschaert en de Weister. Geen één van mijn kinderen weet dat een ruysschaert een oude perensoort is en weister “Ruimte “ betekent. Een bijna honderdjarige buurman zei ooit “’k heb geren een beetje weister”. Ze weten ook niet dat er van onze 8 kleinkinderen zes “eigenrechtsweerds “ zijn en ook twee “gebroken rechtsweerds “(die van mijn dochter).
Alle kleinkinderen spreken vooral algemeen Nederlands, en straks als ze naar de middelbare school gaan misschien een soort algemeen gekuist westvlaams. En in een nog  verdere toekomst spreken de achterkleinkinderen allicht verkamelingsvlaams. Misschien zegt een kleindochter later : opa van Bellegem zei eens in de winter tegen mij “je zie geklid lijk ne rauw’n andjoen”? Ja zei d’ander, en na een barbecue zei die altijd “ ‘k zien dikke lik nen ‘oed’n oend”.
Kort samengevat: nuze grond, nuus huus, nuze sprake. En de kerk in ‘ t midden. Semper Fidelis. Oppassen voor die Vlamingen die dwepen met de eurometropool. Zij dienen de verfransing! Oppassen ook voor de verengelsing van ‘t onderwijs. En als ik hoor dat volgens sommigen de allochtone kinderen in Gent in  de lagere school les moeten krijgen in het Turks of Syrisch enzovoort om beter te integreren dan verklaar ik hen helemaal gek!
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