#cuento fantastico
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2050- Continuamos siendo imperfectos, peligrosos y terribles, y también maravillosos y fantásticos. Pero estamos aprendiendo a cambiar.
(Ray Bradbury)
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Donde las cenizas duermen
Hace mucho tiempo, dentro de un sueño que aún permanece vivo en mi mente, me encontré en medio de un desierto. El sol emitía una luminosidad blanca; el cielo tenía un tono grisáceo, y la arena, espesa y gris, cubría todo a mi alrededor. Era un vasto espacio vacío, desprovisto de cualquier otra presencia. Solo había planicies y dunas.
Comencé a caminar sin rumbo, como si solo existiera la necesidad de avanzar. Pero no estaba seguro de dónde estaba el "arriba" o el "abajo", el "atrás" o el "adelante". Simplemente anduve sobre esas arenas espesas, que con cada paso emitían un sutil sonido de llantos y lamentos, como si el suelo sintiera dolor bajo mis pies.
Mi mirada era vaga, perdida en busca de un punto de referencia, pero nada tenía sentido. Decidí detenerme y recostarme sobre esas extrañas arenas. Reflexioné, intentando comprender qué eventos me habrían llevado hasta este espacio onírico, pero mis pensamientos fueron interrumpidos cuando algo me sujetó las piernas. Eran manos que emergían de la arena, emitiendo lamentos cada vez más intensos.
Quise levantarme, pero me fue imposible. Ahora también sostenían mis brazos. Aunque el tacto de aquellas manos era ligero, escapar de ellas resultaba imposible. El miedo comenzó a apoderarse de mí.
¿Intentarán hundirme en lo profundo?, pensé. Al término de esa desesperada idea, la arena empezó a estremecerse. Vibraba lentamente mientras se alzaba frente a mí, adoptando la forma de una figura humanoide. Alcanzó la altura de una persona común; no demasiado alta ni demasiado baja. La figura esbozaba a una mujer joven, formada del mismo color de aquella arena yerma.
Abrió los ojos, negros con pupilas de un dorado opaco. Luego abrió la boca y fijó su mirada en mí. Su voz era delicada pero distorsionada, como si se mezclara con el sonido de las arenas deslizándose sobre rocas.
—Has llegado a un lugar al que pocos acceden —me dijo—. Aquí no puede habitar ningún ser vivo. Este es el reposo de los tiempos pasados, de la esperanza y la fe desfallecidas. Un sitio donde el arrepentimiento se convierte en cenizas para alimentar esta tierra yerma.
Extendió su brazo y señaló hacia el cielo muerto. Al levantar la vista, vi cómo la arena caía de lo alto, como si un reloj de arena infinito gobernara aquel lugar. Entonces ella se arrodilló frente a mí, tomó un poco de aquella arena y la depositó en mis manos.
—Quizás no has llegado aquí como un habitante más —dijo—. Tal vez has venido a aprender de tu pasado, para enseñarle a tu futuro a no persistir en tiempos que no volverán. El pasado, sea bueno o malo, debe dejarse atrás. Continuar hacia adelante es el único camino. Los arrepentimientos solo traen tristeza y desesperación.
Observé aquel puñado de arena que lentamente se deslizaba entre mis dedos, dejándome una sensación de vacío y dolor. Ella, con delicadeza, levantó mi rostro con su mano y me señaló hacia adelante. Ante mí se había erigido una puerta.
—Es tiempo de que te marches —me dijo—. De lo contrario, te convertirás en uno más con estas arenas.
De repente, las manos que me sujetaban habían desaparecido. Me incorporé y, antes de atravesar la puerta, me despedí de ella, agradeciéndole sus palabras.
—Evita vivir lleno de aflicciones —dijo con voz serena—. No busques alivio en el pasado. Vive el presente y haz que el futuro sea prometedor.
Sin mirar atrás, crucé la puerta. Antes de que se cerrara, dirigí una última mirada a la mujer y a ese extraño mundo. Me despedí de mi pasado, y la puerta se cerró tras de mí.
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Alas llegando a casa - Dharma Martinez
CUENTO GANADOR EN EL CONCURSO DEL BANCO ITAÚ "CUENTO DIGITAL 2023".
Era un día laboral, como todos los lunes porque no me tocaba ni un solo feriado. Trabajo en negro, la peor escoria y la más normal de la República Argentina. El kiosco estaba lleno siempre, no me senté durante toda la tarde. La calle Ayacucho andaba siempre llena por la universidad. Entre la música, las amigas que me venían a visitar y tomábamos mates, las señoras que venían a charlar, pasar de chisme en chisme y las anécdotas de sus nietos como también las incontables veces que tenía que aclarar que no fiaba, las horas terminaron pasando bastante rápido. Se hicieron las ocho y media, no esperé ni que un minuto más para empezar a cerrar la puerta y la ventana porque no tenía ganas de aguantarme a ningún linyera queriendo meterse a manguear una botella de birra. Ya estaba muy cansado, solo quería irme a casa. El fin de semana me fui a un par de jodas que me dejaron hecho mierda. Lo único que quería era llegar a casa, comer algo, tomar una redbull y, lamentablemente, sentarme a leer y escribir por horas los nuevos resúmenes para la facultad. Hice todas las cuentas y cerré la caja, me agarré el sueldo porque ya era principio de mes, empecé a bajar la reja, comencé a encastrar todo y cerré los candados. Me voy a la mierda.
Comencé a caminar hasta la parada del colectivo, por suerte el 115 que pasaba por Lavalle venía a cada rato así que no la iba a sufrir tanto. Igual, a esta hora está todo oscuro ya. Pasé por un chino, tenía que hacer las compras. Agarré los fideos, la manteca y el queso rallado más barato y tres redbull. Aunque había repasado un poco me había atrasado con la lectura, los trabajos y ya se me había hecho un quilombo. No sé para qué carajo me metí en la carrera de programación si ni siquiera me gusta, todo sea por la plata no? Pasé por la caja, la asiática con más cara de orto que te podés imaginar estaba ahí, un poco más y me putea por mirarla, qué sé yo. Era siempre así. Igual que la entiendo; no debe haber nada más horrible que trabajar en atención al público en un país en decadencia que es habitada por cada espécimen y por un sueldo menor que el más mínimo, yo los mataría a todos.
Después de que la señora se peleara como tres veces con el tipo que reponía la mercadería en un idioma que yo creo era chino, me cobró y metí las cosas en la mochila. Le tuve que mostrar que no me robé nada como cinco veces, qué hinchapelotas. Comencé a caminar hasta llegar a la parada, los negocios cerrados siempre le daban más pinta turbia al lugar junto con las bellas vistas de los tipos tomando y las señoras conchetas que paseaban al perrito más gritón que te puedas imaginar.
Llegué, esperé el colectivo como 15 minutos, no llegaba más esta mierda. Menos mal que no llovía porque arrancaba a las puteadas. El chófer no quería ni parar, qué hijo de puta. Subí como pude y le dije:
Hasta Moreno puede ser?
Pasé la sube, "como aumentó el boleto loco" pensé, y medio chillando me senté. Me enganché el celular en el bolsillo y abrí una redbull porque si me quedaba dormido terminaba en la zona más recóndita de la provincia de Buenos Aires, bajarme en Lomas Del Mirador no era conveniente y menos porque llegaba como a las 11 de la noche, esperar el bondi por ahí era demasiado... digamos que ni dos facas, un arma y tres patovas me salvarían de ser robado por un ñeri. Por eso necesitaba energía artificial aunque sea para resistir hasta llegar.
Creo que la lata desapareció, la tomé mucho rápido. Le estaba intentando seguirle el ritmo a la música que estaba escuchando; siempre es reconfortante ponerte SystemOf A Down al palo e ignorar que el bondi empezó a parar en cada puta parada existente.
Me empezó a doler un poco la espalda y me acomodé mejor, me quedaba un toque más en el bondi. El dolor comenzó a ser más... fuerte? supongo que de trabajar encorvado y cargar mercadería de acá para allá. Se me empezó a nublar un poco la vista, la puta madre. Pasando ya por Miserere sentí un ardor y un dolor insoportable, como si mi piel se abriera. Respiré un poco para no gritar, seguro era un exagerado. No aguanté más y me bajé en frente de la estación de servicio, caminé como pude y el colectivo siguió andando. Hice un par de pasos hasta llegar a la vereda, cerré los ojos un poco y dí un paso en falso, sentí la caída pero al abrir los ojos ví que estaba cómo... levitando? Sentí una brisa tras mi espalda, traté de girar pero ví algo como tipo peludo moviéndose, no había consumido tantas drogas como para estar en esta situación. O sí? No, no, estaba sobrio. Pero esa cosa no dejaba tocar el suelo, cada vez parecía como aletear y levantar todo mi cuerpo. Miré mejor; unas alas me habían crecido. Era como una propaganda pero en la vida real. Creo que tardé unos metros de altura para darme cuenta que esto me estaba pasando, comencé a desesperarme y empezar a moverme.
¡AYUDAAAAA! - intenté gritar y gritar, la gente de abajo me veía con temor, tenía más miedo con cada segundo que pasaba.
Vi gente grabando, otra gritando, otra intentando ayudar. Llamaron a la policía, ya llegué tan alto al igual que los cables de la luz. Estaba más asustado, no entendía nada y sentía que moría. Escuché sirenas, muchas sirenas. Me rodearon varios policías, sus armas iluminaban mi pecho. Me veían cómo una amenaza? Si yo soy el que sufre... un enojo interior comenzó a surgir pero no pude hacer nada, intenté agarrarme de algo para no seguir subiendo pero... escuché un tiro. Y otro. Y otro. Todos venían a mi dirección, escuché los gritos de hombres y mujeres; mi vista moría cada vez más pero todo detonaba una cosa: terror.
Todavía no sacaron la bebida de mierda esa? Dispará dale.
No, señor. - respondió otro policía.-
Sentí una corriente por mis dedos, entre que me estaba desangrando y me dió corriente, resistí unos minutos más pero... caí. No veía nada.
"Escuché unos pasos y a alguien hablando; tenía la voz bastante aguda.
"¿Redbull te dio alas y tanto te asustás? ¡Dios mío!"
No sentía mis cuerdas vocales, así que no podía responder. Sentí mi culo chocar con algo, como si me hubiera sentado. Poco a poco, volví a recuperar la vista. Pero esto no era la horrible calle de la Avenida Jujuy, sino algo mucho más extraño: una habitación con muchas piletas de agua roja.
"Perdón, pero te tenemos que dejar acá. Nadie te puede ver. Eres un error y no deberías estar en esta situación", dijo una voz que provenía de unas alas con un ojo en la pared izquierda. "¿Por qué no? Solo quiero volver a casa" quise responder, pero mis cuerdas vocales seguían sin funcionar. El agua comenzó a bajar, como si estuvieran limpiando. Comencé a pestañear intentando recuperar la vista. Me di cuenta de que estaba completamente mojado, al menos lo sentía así. Intenté buscar una salida, descendí y volví a bajar, buscando desesperadamente una salida, pero parecía no encontrarla. Estaba cada vez más abajo, más abajo y más abajo. Probablemente si desciendo más la encuentro.
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Hermes Argifonte
reencarnaciones, si las habrá sólo endulzan la tinta que despide el panal
se agitan las zumbadoras por defender a su reina poniendo al frente las más estrategas
calumnia o intuición no importa mucho para el ardor que carcome vivo mi lóbulo frontal
actuando con pasión delimitando el nunca más arraigando el dolor como base misericordial
sostengo el cetro regalado recorriendo el mundo con mis pies alados me guía el tumulto de desesperados
¿ya no puedes oírlos, verdad? tantas almas has acorralado aun así, no soy quien para hacerlas liberar
a ti ya te han condenado pero a los humanos, les deseo un presente colmado
no seas obstinado, no sirve de nada taparse los ojos si ya te sega la luz
las trompetas re.tumba.m al unísono inesperado todos oyen, pero nadie escucha
¿ya has aprendido a bajarte de la cruz?
© Todos los derechos reservados
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Brumaland - 2
(Actualización de esta historia)
La noche en la cuidad esta poblada por misteriosos seres hechos de niebla a quienes no vemos, con quienes no nos encontramos, y de quiénes no sabemos...
Viven entre brumas en espacios fluidos saltando de un lugar a otro pero limitados por un tiempo estancado que avanza a saltos, a veces rápido, a veces lento.
Normalmente no se relacionan con los humanos, pero uno de ellos fija sus ojos en Martín, y de pronto Brumaland se convierte en el mundo de Martín. ¿Es una presa? ¿Es un cazador? ¿Quién es?
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El origen de las cebras y sus rayas
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Top 5 de escenas Navideñas de Naughty America
El día de hoy les presento una selección de las que podrían ser las mejores escenas Navideñas de la productora Naughty America. Podemos ver una Gran diferencia con las listas anteriores, ya que a mi parecer, las escenas de Brazzers tienen más "magia navideña" por tener un claro elemento fantastico por ser parodias u homenajes de cuentos clásicos navideños. En cambio las escenas de Naughty America está centradas en circunstancias más prácticas o posibles, es decir, es más posible que unas chicas tengan sexo con un vecino a qué Santa Claus se enoje por no haberle dejado galletas...
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(2012)
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(2015)
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Actualización (12/10)
Estudiante Universitaria con estrés por acá, escribiendo de la fakin pega!
Jajaja ojalá fuera broma conchetumadreee :(, ya me queda aproximadamente una semana para terminar este bodrio de semestre. En general bastante aburrido, de no ser por los trabajos exahustivos (ojo, largos, pero nada de dificiles. De hecho sigo diciendo que mi semestre mas dificil fue el pasado.
Ya me estoy preparando mentalmente para la tesis (+no solo mentalmente, sino academicamente mediante articulos y acompañada de profes), ya que al ser una tesina (a.k.a articulo de investigación y/o investigacion de revisión bibliografica) es mas complejo que el formato de una tesis, ya que hay mucho que resumir. Ya tengo decidida mas o menos el tema de mi tesis y también a lo que me voy a dedicar profesionalmente; voy a hacer mi profesion de forma academica, voy a trabajar en investigación; investigación neuropsicologica. Mi tesis partira desde la demencia por enfermedad de alzheimer, centrada principalmente en las afasias (T. Del lenguaje –comprensión y verbalidad—) aunque, aun no decido si será una revisión bibliografica (lo mas seguro debido a que no cuento con presupuesto, sin embargo estoy barajando la posibilidad de pedirlo)
Emocionalmente, estoy mejor, el viernes estuvo de cumpleaños mi madre y termine por ver a mi familia que hace tiempo no veia. Hace un par de semanas me apunte al Gym (otra vez) y estoy bajando de peso de forma considerable ¿Sabes que es fantastico? Que no estoy sola, pues Jorge decidió sumarse. Igual, me genero sentimientos encontrados pues, personalmente me gustan los hombres mas bien "gorditos", en todo orden de cosas y la verdad no se por qué, me parece mas estetico ver a un hombre gordito que a uno muy delgado o muy muscoloso. Sin embargo, entiendo que la gordura trae problemas relacionados a la salud, y eso sumado a que su descendencia es propensa a la diabetes, pues no parece muy saludable. Me gusta mucho su cuerpo como esta ahora ayuda 😭 sndkdkd. De todas formas, sé que es por su bien, y quiza si consigue resultados me guste su nuevo aspecto. A quien engaño, me va a encantar igual ojdksks.
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Cuentos delgados - El día que me atrapó la suerte
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En mi época escolar, además de ser conocido por ser "el raro", también lo era por escribir.
Escribía de todo y de todos. Escribía con motivo y sin el. Escribía mucho, eso me hacía feliz. Poesías, canciones, historias, cuentos y algún que otro libro; exploraba los temas que me apasionan hasta el día de hoy y me encantaba, pues eran mis historias.
Rebeldía, terror, filosofía, magia y amor. Exploré cada uno de esos temas hasta su más mínimo esplendor. Hoy en día, creo que podría definir mi vida en esos términos, o por lo menos serían los términos que me gustaría vivir en esta vida, que por cierto, no me he acostumbrado a vivirla bien.
Y está no es la historia de como escondía mis textos por las burlas que me hacían, porque nunca ocurrió, y si hubiera ocurrido, en aquella época, hubiera reaccionado con la misma violencia con la que alguna vez me expresaba y llevo controlando durante mucho tiempo. Es la historia, de cómo me avergüenzo de mi a diario y me autocompadezco.
¿Qué pensarían de mi todos aquellos seres que "verbalice" en unas cuantas hojas de papel al verme como soy ahora?, ¿Se sentirían orgullosos de su creador?, ¿Entenderian la vergüenza propia que siento?, motivo por el cual nunca volví a ellos. ¿Sería capaz de mirarlos y hablarles?
No tengo respuestas a ninguna de esas preguntas, pero, quisiera volver a hablarles.
Le diría a la pequeña Kuroo, mi personificación de la muerte, quien daba el deceso de los justos e injustos de la forma más meritocracia que no se preocupara, que siempre sería amada por aquella personificación opuesta, la vida, y que se encontrarían para enamorarse y completar el eterno ciclo. Su nombre sería Shiiro y estarían juntas para toda la eternidad inmaterial.
También, le diría al reflejo fantastico de mi persona que luego del terror de su vida, encontraría a aquellos que lucharian a su lado, y hasta se convertiría en su líder, recorrerían todo el mundo encontrando seres, amigos y lugares fantásticos que solo con compañía, tendrían ese valor fuera del comercial y económico.
De ustedes no me olvido. Mis pensamientos más internos, mi ansiedad y mi depresión. Ustedes, seres que siempre escribí y manipulé como si fueran creación propia, cuando yo era su creación más perfecta. No son malas, no son crueles, ni estorban, solo son muchas personas y personalidades enfrascadas en un cuerpo que no ha logrado darles el espacio que merecen cada uno y una en sí.
Y varios otros personajes... Les doy su libertad, aquella con la que podrán construir y crear su propia vida, sin la necesidad de que esté "Dios" miserable deba pensarlos para que existan. Lamento no verlos crecer, pero ya no me creo capaz ni suficiente para escribir sus historias, quizás soy demasiado patético para ustedes. Tienes sus vidas y espero que hagan lo mejor con ellas.
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Hoy me quise poner a buscar libros de fantasia o ciencia ficción escritos por autores latinoamericanos y la mayoría son cuentos o relatos. La verdad que me gustaría algún día leer una buena novela que se inspire en latinoamerica para crear sus culturas y su magia, ya estoy cansada de leer siempre cosas inspiradas en los celtas o arabes o chinos, tenemos un montón de mitos y cosas que disfrutaria mucho si pudiera verlos integrados en algún mundo fantastico, o en alguna ciencia ficción.
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Adela Fernández - La jaula de la tía Enedina
Desde que tenía ocho años me mandaban a llevarle la comida a mi tía Enedina, la loca. Mi madre dice que enloqueció de soledad. Tía Enedina vivía encerrada en el cuarto de trebejos que está en el patio de atrás. Conforme se acostumbraron a que yo le llevara los alimentos, nadie volvió a visitarla, ni siquiera me preguntaban cómo seguía. Yo también le daba de comer a las gallinas y a los marranos. Por éstos sí me preguntaban, y con sumo interés. Era importante para ellos saber cómo iba la engorda, en cambio, a nadie le importaba que tía Enedina se consumiera poco a poco. Así eran las cosas, así fueron siempre, así me hice hombre, en la diaria tarea de llevarle comida a los animales y a la tía.
Ahora tengo diecinueve años y nada ha cambiado. A la tía nadie la quiere. A mí tampoco porque soy negro. Mi madre nunca me ha dado un beso y mi padre dice que no soy su hijo. Goyita, la vieja cocinera, es la única que habla conmigo. Ella me dice que mi piel es negra porque nací aquel día del eclipse, cuando todo se puso oscuro y los perros aullaron. Por ella he aprendido a comprender la razón por la que nadie me quiere. Piensan que al igual que el eclipse, yo le quito la luz a la gente. Es Goyita también la que cuenta muchas cosas, entre ellas, cómo enloqueció mi tía Enedina.
Dice que estaba a punto de casarse y en la víspera de su boda un hombre sucio y harapiento tocó a la puerta preguntando por ella. Ese hombre le auguró que su novio no se presentaría a la iglesia, le dijo que para siempre sería una mujer soltera y que él compadecido de su futuro le regalaba una enorme jaula dorada para que se consolara en su vejez cuidando canarios. El hombre se fue sin darle más detalles.
Tal como lo dijo aquel hombre, el novio no se presentó a la iglesia, y mi tía Enedina enloqueció de soledad. Me cuenta Goyita que así fueron las cosas y deben de
haber sido así. Tía Enedina vive con su jaula y con su sueño: tener un canario. Cuando voy a verla es lo único que me pide, y en todos estos años, yo no he podido llevarle su canario. En casa a mi no me dan dinero. El pajarero de la plaza no ha querido regalarme ninguno, y el día que le robé el suyo a Doña Ruperta por poco me cuesta la vida. Yo lo tenía escondido en una caja de zapatos, me descubrieron, y a golpes me obligaron a devolvérselo.
La verdad, a mí me da mucha lástima la tía y como nunca he podido traerle su canario, hoy decidí darle caricias. Entré al cuarto... Ella, acostumbrada a la oscuridad, se movía de un lado a otro. Se dio cuenta de que eso para mí era fascinante. Apenas podía distinguirla, ya subiéndose a los muebles o encaramándose en un montó de periódicos. Parecía una rata gris metiéndose entre la chatarra. Se subía sobre la jaula dorada y se mecía. El balanceo era algo más que triste. Parecía una de esas arañas grandes y zancudas de pancita pequeña y patas largas.
A tientas, entre tumbos y tropezones, comencé a perseguirla. ¡Qué difícil me fue atraparla! Estaba sucia y apestosa. Su rostro tenía una gran semejanza con la imagen de la Santa Leprosa de la capilla de San Lázaro; huesuda, cadavérica. No fue fácil hacerle el amor. Me enredaba en los hilachos de su vestido de organza, pero me las arreglé bien para estar con ella. Todo esto a cambio de un canario que por más que me empeñaba, no podía regalarle.
Después de aquello, cada vez que llegaba con sus alimentos, sacaba la mano de uñas largas y buscaba mi contacto. Llegué a entrar repetidas veces, pero eso comenzó a fastidiarme. Tía Enedina me lastimaba, me incrustaba sus uñas, me mordía y sus huesos afilados y puntiagudos se encajaban en mi carne, me dañaba. Así que decidí mejor darle un canario, costara lo que costara.
Han pasado ya tres meses que no entro al cuarto. Le hablo de mi promesa y ella ríe como un ratón y pega de saltos. Me pide alpiste. Posiblemente quiere asegurar el alimento del canario. Todos los días le llevo un poco de alpiste, de ese que compra Goyita para su jilguero.
Lo del canario parece imposible. No puedo conseguirlo; ya ha pasado más de un año. Yo no quiero volver a tocarla y le he propuesto para su jaula el jilguero de Goyita.
Ella se ríe como ratón, babea y pega de saltos y mueve negativamente la cabeza. Lo bueno es que se ha conformado con los puñitos de alpiste que diariamente le llevo.
Porque me sentí demasiado solo resolví entrar al cuarto de la tía Enedina. Desde aquellos días en que yo le hacía el amor han pasado ya dos años. A tía Enedina la he notado más calmada, puedo decir que hasta un poco mansa. Pensé que ya no arañaría. Por eso entré, a causa de mi soledad y el haberla notado apacible.
Ya dentro del cuarto, quise hacerle el amor pero ella se encaramó en la jaula. Yo la necesitaba y esperé largo rato hasta que me acostumbré a la penumbra y fue cuando pude ver dentro de la jaula a dos niñitos, escuálidos, esqueléticos, albinos. Tía Enedina les daba alpiste y los contemplaba tiernamente ahí encaramada sobre la jaula.
Mis hijos flacos y dementes, comían alpiste y trinaban....
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Brumaland - 1
La noche en la cuidad esta poblada por misteriosos seres hechos de niebla a quienes no vemos, con quienes no nos encontramos, y de quiénes no sabemos...
Viven entre brumas en espacios fluidos saltando de un lugar a otro pero limitados por un tiempo estancado que avanza a saltos, a veces rápido, a veces lento.
Normalmente no se relacionan con los humanos, pero uno de ellos fija sus ojos en Martín, y de pronto Brumaland se convierte en el mundo de Martín. ¿Es una presa? ¿Es un cazador? ¿Quién es?
#cuento#inmortalidad#lucha#misterio#niebla#oscuridad#relato#sobrenatural#sombras#traicion#fantasia#cosas que escribo#seres sobrenaturales#brumaland#cosas que publico#relatos en español#relatos en tumblr#relatos fantasticos
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Ficciones
En cada relectura de un libro de Borges uno ha sumado lecturas y experiencias, ya no se es el mismo; se revelan, cada vez, detalles de la escritura fantástica del máster. Hasta la futura relectura.
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Un extraño en cuerpo ajeno (Me fui)
—
Hoy me desperté no siendo yo mismo. — Al abrir los ojos, luego de un largo e incógnito sueño, me sentía extraño y diferente de algún modo. Con lentitud me senté en la cama y fue entonces cuando me sentí un completo extraño en mi propio cuerpo. Luego de algunos minutos meditando este extraño suceso, llegué a la conclusión que debo ser alguien más, alguien muy distinto a mí, alguien a quien no conozco, alguien que es ajeno a mi propia existencia.
Me puse de pie, caminé entre pausas y con miedo al espejo para verme, pero esa sensación de sentirme alguien más estaba presente incluso allí frente a mi propio reflejo. Me sentía apartado de mí, como si viera a otra persona, incluso viendo que ese cuerpo aparentaba ser mi propio cuerpo. ¿Qué lo hacía diferente? Simple, se percibía que a pesar de ser idéntico al mío, era totalmente distinto y muy opuesto a quien era yo en verdad.
Después de unos segundos de ver a ese reflejo forastero frente a mí, le dije en voz alta — «¡Esa no es mi mirada, así que no eres yo! ¿¡Dime por favor a dónde me fui y dónde me encuentro en este momento!?» — Pero como era lógico, no hubo respuesta alguna.
Luego fui directo a la ducha y allí, bajo el agua e incluso tocando ese cuerpo, sentía que era la piel de alguien más y eso me hacía sentir incómodo y por completo frustrado, me sentía un usurpador y ladrón de cuerpos; definitivamente no era yo, así que la explicación más lógica era que todo era un sueño, que se trataba de una pesadilla y que pronto despertaría, sin embargo, algo en mis adentros me confirmaba que no era así.
Salí de mi casa y caminé por la calle, recorrí los lugares que frecuento tratando de encontrarme en ellos. Platiqué con mis amigos y familiares, tratando de saber si ellos sabían algo que yo no o si se darían cuenta de que no era el mismo, además busqué por todos lados algo que me permitiera regresar, pero todo fue inútil y al llegar la noche me di por vencido.
Regrese a esa casa, que ya no era mi casa, me senté en el escritorio de frente a la computadora y pensé con resignación: bueno, no me queda más que seguir y vivir está que no es mi vida. Luego solo me puse a escribir, describí con la mayor exactitud posible esto que percibía dentro y fuera de mí.
Al terminar suspiré profundamente y como si nada de esto hubiera pasado, regresé, volví a ser quien era. No sé dónde estuve y no sé por qué esto sucedió, pero las letras, los versos y cada espacio entre ellos me trajeron de vuelta de ese sitio sin nombre al que fui. — Fui feliz por regresar, pero la incertidumbre de no saber el porqué de mi partida afligía mi corazón; sin embargo, presentía muy en lo profundo que en algún momento esto volvería a pasar y volvería a ser un extraño en cuerpo ajeno.
— Cuentos y Relatos Cortos || @jorgema
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La muerte del guerrero Jaguar
Caminaban entre los árboles, fuera del camino, como lo habían hecho muchas veces antes. Un yaokiski caminaba tras de él. “Muy flaco, pero con valor” pensaba mientras le veía quitar las ramas de su camino con determinación. “Es mejor hacerlo al anochecer” había dicho achkautli, pero el sabía que eso no importaba; cuando la batalla inicia el fuego de la guerra enciende los corazones de los que pelean y consume a los que se entregan al miedo. El sol asomaba ya sobre los cerros cuando el guía volvió.
—Es allá detrás de la loma —dijo este.
Todos se dieron miradas de aprobación y mostraron sonrisas de triunfo. Sujetó firmemente su macahuitl e inició la subida.
Se movía tan rápido como sus piernas le permitían para mantener el sigilo. El corazón daba golpes tan fuertes en su pecho, como si quisiera estallar. Alcanzó la primera cabaña y con fuerza derribó la puerta hecha de ramas. De nada le sirvió, al que ahí estaba, la lanza en sus manos. Su golpe fue tan fuerte y certero que le abrió la cabeza en dos. Encontró a dos mujeres y un niño temblando entre lágrimas en un rincón. Hizo un movimiento con la mano, señalando la entrada y estos obedecieron temblando de miedo. Los hizo arrodillarse en el suelo y los entregó al amarrador. Giró la cabeza en busca de oponentes. La sangre le hervía y por sus ojos salía lumbre. Vio entonces a uno de los suyos siendo partido por dos enemigos. Corrió y de un golpe abrió el vientre de uno. Vino a su encuentro el segundo y cerca estuvo de haberle matado, pero su mano fue rápida y tomó la mano con la que este sostenía su garrote. Con la mano que sostenía el macahuitl le rebanó el cuello. La sangre salpicó sobre su rostro, pudo sentir el calor y vio el vapor que salía de esta, pues era una mañana fresca. Se sintió completo y lleno del favor de los dioses.
Vio entonces a un hombre escapando con dos mujeres, entre los árboles. Sin perder un segundo corrió tras ellos. El miedo de sus victimas se convertía en combustible para su espíritu. Los gritos de agonía se alejaban conforme el corría. Un golpe en la cabeza lo detuvo de pronto y lo tiró sobre su espalda. Con un grito horrendo y otro golpe a su cabeza el hombre antes perseguido, ahora intentaba matarle. Alcanzó a reaccionar y con su macahuitl detuvo el que hubiera sido el tercer impacto. Lanzó golpes fuertes contra la cabeza de aquel hombre que se mantenía sobre él y lo empujó. Su rival se puso de pie al mismo tiempo que él y blandía su garrote fieramente. Lo había visto antes, el hombre que tenía en frente moriría antes que ser tlakotli. Se lanzó sobre él con fuertes ataques, pero su oponente se defendió con ferocidad y no dio muestras de temor. Sin embargo su espíritu no era el de un guerrero, solo podría aguantar un poco más. Reanudó su ataque, esta vez logró despojar del garrote a su oponente y con una patada lo derribó. Se acercó y con un corte en el cuello apago el espíritu de aquel hombre. Levantó su arma en el aire y la dejó caer con violencia sobre el pecho de aquel hombre caído. Con sus manos arrancó el corazón de su lecho. Dejó escurrir la sangre, que aún salía del órgano sin vida, sobre su rostro y bebió un trago. Al igual que la sangre de jaguar le había dado fuerza, la sangre de un hombre bravo le haría más valiente.
Gracias al espíritu del jaguar podía sentir el miedo de las dos mujeres que aun seguían en fuga. Continuó con la persecución con más entusiasmo que antes. El sol se colaba ya entre las ramas de los árboles. La tierra mojada le revelaba las huellas que debía seguir. No podían estar muy lejos, la batalla con el hombre no le había tomado mucho tiempo. Las encontró en escondidas entre los restos de un árbol caído. Escondidas entre las ramas trataban de contener los sollozos, muy atrás se habían quedado ya los gritos de sus familias y parientes. La joven mujer era muy hermosa. Jadeante de emoción se acercó para tocarla.
—¡No! —gritó la mujer más vieja al tiempo que lanzó una piedra, la cual le abrió una herida en la frente por la que empezó a correr sangre. Enfurecido por aquella acción tomó su daga de obsidiana, arrastró a la mujer en círculos y después le corto el cabello hasta dejar a la vista la piel debajo. Con un movimiento de su mano apuñaló el pecho de vieja mujer y la vio cerrar los ojos y entregarse al sueño eterno. La sangre del jaguar le pedía sangre, podía sentirlo en su interior. Volvió la mirada hacia la joven y se dirigió a ella. Estaba envuelta en una manta de algodón y no dejaba de temblar. Los dioses podían esperar, el jaguar exigía un tributo de sangre. Arrancó la manta que la cubría y pudo ver una piel suave del color del cedro. Recorrió la daga por su cara y bajó hasta su pecho desnudo. Hizo un pequeño corte en la oscura aureola, un pequeño hilo de sangre se hizo camino cuesta debajo de aquel redondo y virgen seno. Con la daga en el cuello de la mujer lamió la sangre y el pezón. El jaguar exigía más, dio vuelta a la bella hembra y enterró toda su virilidad de un golpe. La poseyó violentamente, hasta que el jaguar estuvo satisfecho. Entonces la recostó boca arriba y montado sobre ella, agarró con ambas manos la daga y la clavó en su pecho. Abrió las costillas y sacó el corazón.
—Mío —dijo el jaguar en su oído. Llevo el corazón a su boca y lo devoró hasta que no quedó nada.
—¡Tlatelchiuali! —dijo la mujer que había dado por muerta. —Maldito seas —sollozó entre lágrimas. —Era mi hija, mi pobre hija, Chalchihuatl, maldito seas, ocelopilli. Tu nombre será olvidado, el tuyo y de todos los de tu clase. ¡Yo te maldigo jaguar! Esa piel que llevas sobre tu espalda te habrá de consumir, será tu perdición. Todo aquel que derrama la sangre de su propia gente será consumido por el olvido. Nadie recordará tu nombre ni el de los tuyos ni ahora ni en mil años.
Se dirigió a ella lentamente y le cortó la garganta.
Z
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