#cabeza en alto
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sem-piterno · 4 months ago
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Tengo tantos deseos de perderme en un libro. O leer un buen comic de esos europeos con buenos argumentos.
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mearpsdyke · 2 years ago
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vanina correa será histórica de la selección etc etc pero ya está. YA ESTÁ. hay que dejar que lauchi sea la titular y solana la segunda. este año vanina cumple 40, no me vengan a pretender que siga atajando hasta el siguiente ciclo mundialista porque hago piquete afuera de la afa.
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alejandromeloflorian · 3 months ago
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Liderazgo: se hace o se nace con él?
Seguramente ambas, los factores externos terminarán interactuando con el carácter o temple de la persona para coordinar el trabajo de un grupo que esté dirigido a un objetivo.
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soft-pxachy · 1 month ago
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⤷  ❝voyeur❞ — jjk (s.m)
➤ Pareja: jungkook!voyeur x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 9.2k
➤ Género: voyerismo! smut y obscenidad!
➤ Resumen: La culpa de ser un mirón pervertido consumía a Jungkook cada día, no sabía admitir si eran sus propias tendencias voyeristas las que lo empujaban a mirar a escondidas a su vecina por su ventana, o si realmente ella estaba bromeando con él, de todas formas, todo era parte de tu elaborado plan para hacerlo enloquecer y jugar un poco con tu adorable vecino.
➤ Advertencias: 20+| lenguaje maduro y explícito | Jungkook es un mirón | masturbación | charla sucia | sexting | exhibicionismo | halagosy bromas durante el sexo | sexo oral (r. Jungkook) | juego y estimulación del clítoris | juguetes sexuales | mucha sobreestimulación | lágrimas | nalgadas | jalar del cabello | sexo duro | sexo sin protección | Jungkook tiene un gran pene!
➤ Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
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Jungkook sabía que estaba mal, Dios, él sabía que estaba mal, pero aquí estaba una vez más.
Actuando como si no tuviera la intención de dejar las persianas entreabiertas; inclinadas en el ángulo correcto que le permitía seguir viendo la vista que le otorgaba su propia ventana a solo unos cuantos metros de distancia.
Era divertido ahora, cuando compró la casa en la ciudad por primera vez, Jungkook odió lo cerca que estaban sus vecinos de él, y ahora aquí estaba, siendo un pervertido absoluto que estaba agradecido por la estrecha distancia entre sus edificios.
El autoproclamado pervertido con tendencias voyeristas, como se hacía llamar, simplemente se sentaba en su escritorio, revisando sin pensar demasiado en los correos electrónicos de su trabajo mientras sus ojos continúan mirando hacia arriba una y otra vez; observando a través de las ventanas de su habitación en busca de cualquier señal de movimiento al otro lado.
Podía sentir su pecho agitarse mientras esperaba, mirando el reloj en la esquina de su pantalla y viendo que a cada minuto la hora se acercaba más a las nueve de la noche y T/n, su vecina, aún no llegaba a casa.
Tal vez ella tenía planes para esta noche, salir con sus amigos, tal vez tenía una cita con algún chico, o simplemente salió a caminar, pero la mente demasiado preocupada para poder complacer un poco las sucias fantasías en la mente Jungkook lo tenían dándole vueltas a su cabeza. Le costaba admitirlo, pero se había convertido en su actividad diaria favorita echarle un vistazo a escondidas a su vecina, a veces viéndola hacer cosas simples como relajarse con una máscara facial o tener una fiesta de baile.
Por supuesto, todos esos momentos eran adorables, pero sus momentos favoritos eran aquellos en los que la miraba caminar por toda su casa en topless o cuando se cubría el cuerpo en loción después de una ducha, apenas logrando ver el destello de su piel brillando hermosamente y solo tentándolo a querer tocarla.
Incluso Jungkook podía asegurar que su vecina estaba llevando las burlas más allá de lo que él podía manejar; viéndola abrir las persianas de su habitación casi por completo y solo dejando que la cortina transparente se interpusiera entre él y su silueta sombreada, atrapándola en el acto de lo que solo su mente estimulada podía suponer que era ella mastubandose, y casi podía jurar que la vez que dejó una ventana abierta; pudo escucharla gimiendo tan hermosamente a sus oídos.
Y como era de esperarse, aquella vez tuvo una noche bastante acalorada con su mano, sus dominantes fantasías y la soledad de su habitación, dando fugaces vistazos hacia la ventana frente a él mientras frotaba su miembro duro a lo alto una y otra vez; alimentando su propia excitación y deseando que fuera T/n la que estuviera frente a él ayudándolo a calmar un poco el calor en su cuerpo que ella misma había instigado, y a decir verdad, ni él mismo entendía la fijación tan intensa que tenía por su vecina, solo sabía que la deseaba, demasiado, y sabía que se volvería loco en cualquier momento si no podía tenerla.
De cierta forma, Jungkook solía pensar que todo lo que pasaba era puramente accidental, solo una vecina descuidada que no tenía idea de que su habitación tenía la vista perfecta a la suya, pero Jungkook podía jurar que T/n había hecho contacto visual con él demasiadas veces como para que esto no fuera intencional.
Y antes de que su mente pudiera girar más en espiral, el repentino parpadeo de luz alumbrando el departamento frente a él lo hizo fijar sus ojos como un imán en su objetivo; viendo a T/n entrar a su habitación con una toalla pequeña sobre el hombro, un sostén deportivo y unos diminutos pantalones cortos para hacer ejercicio, mostrándole en primera fila como su piel y cuerpo brillaban en sudor.
Empujándose lejos de su escritorio, la silla rodó rápidamente a lo largo del piso para poder tener una mejor vista, completamente interesado en ver la forma en que su vecina intentaba relajarse y sentirse cómoda después de su viaje al gimnasio.
Llámenlo espeluznante o atento, pero Jungkook había aprendido horario de cada día de T/n;y de alguna forma sabía que ella disfrutaba dándole espectáculos, por lo que no fue difícil darse cuenta de la rutina habitual que tenía. Sin embargo, ésta era la primera vez que la veía regresar del gimnasio tan tarde.
Jungkook gimió de frustración al darse cuenta de eso, la palma de su mano frotó su rostro mientras podía escuchar sus propios pensamientos, casi comportándose como un hombre que tiene un cuaderno donde anota cada uno de sus horarios.
No lo tenía, pero aun así, se sentía como un pervertido. Un jodido pervertido.
Con los ojos bien cerrados, movió la silla de regreso al lugar que le correspondía como un niño avergonzado por sus pensamientos, inclinando su cuerpo hacia su computadora para evitar que sus ojos errantes miraran a través de la ventana una vez más, sintiendo como la vergüenza lo carcomía una vez más como lo hacía cada vez que caía en cuenta de su estado.
¿Realmente su vecina hacía esto a propósito?
Por supuesto que sí, T/n no era tonta.
Desde el momento en que Jungkook se mudó a su vecindario rápidamente se convirtió en la comidilla de la cuadra; las amas de casa suburbanas, las jóvenes adolescentes, incluso su vecino, el anciano del #13 comenzaron a preguntarse quién era el chico lindo que salía a correr por las mañanas.
Él gritaba atractivo sexual por todos lados, sin siquiera darse cuenta de lo desmayados que tenía a todos con su entrenamiento matutino, y no fue extraño que Jungkook pensara que todos lo saludaban y le sonreían por pura amabilidad, y aunque no tuviera idea de lo sexy que se veía, T/n había sido bendecida con el don de la buena vista y el sentido común. Sólo le tomó una mirada de él saliendo de su casa, con el cabello largo parcialmente atado hacia atrás y pantalones cortos para correr abrazando sus gruesos muslos que fácilmente T/n quedó encantada con él.
Y cuando se dió cuenta de que era su vecino de al lado, fue como si una bombilla se encendiera sobre su cabeza, ese simple hecho era una bendición disfrazada y T/n no iba a dejar pasar la oportunidad de que esto fuera a su favor. Darle un asiento de primera fila para ella y todo lo que tenía que ofrecer eran las cartas que escogió para jugar, y hasta ahora todo había ido de maravilla.
Eso fue hasta que salió de la ducha, podía sentir la emoción recorrer todo su cuerpo mientras se preguntaba cómo iba a burlarse de él esta noche. Con la toalla colgando holgadamente alrededor de su pecho T/n estaba lista para el pequeño espectáculo, pero cuando se colocó en su posición habitual, rápidamente notó que las persianas del departamento de Jungkook estaban bien cerradas, sin espacio entre ellas para permitirle verlo ni que pudiera verla.
Esta era una cadena de eventos repentina e inesperada, con un pequeño resoplido de decepción se sentó en el borde de su cama, directamente frente a la ventana mientras pensaba que sus planes descarados para esta noche se habían arruinado por completo.
Y prácticamente se pasó toda la noche preguntándose qué podría haber hecho que Jungkook no quisiera ver un poco de acción de su parte, así que cuando lo vió llegar a su casa de su rutina matutina justo cuando estaba punto de irse a su trabajo por la mañana, no lo pensó ni siquiera dos veces antes de hablarle.
Tuvo que reprimir soltar una risita al verlo estremecerse cuando lo saludó de buenos días, y no pudo encantarse más con la forma en que se puso nervioso al estar tan cerca de él.
— Ah, buenos días…— Jungkook respondió sonriendo cortésmente, al mismo tiempo que sacaba su AirPod para detener la música por completo y brindarle toda su atención sintiendo las palmas de sus manos sudar de repente, solo había hablado con ella una sola vez y no sabía a dónde iría esta conversación, ¿Acaso estaba a punto de llamarlo un pervertido repugnante?
— ¿Tuviste una noche tranquila? — T/n preguntó al instante formando una suave e inocente sonrisa que no revelaba sus verdaderas intenciones, pero Jungkook lo supo de inmediato, y la forma en que sus ojos se abrieron ligeramente ante sus palabras lo hicieron todo mucho más obvio.
— Sí…— Balbuceó a medias limpiándose las manos sudorosas en sus pantalones cortos negros, odiando la forma en que su corazón se aceleró al escucharla, ella lo sabía, y su culpable consciencia le hizo creer que lo que su vecina había hecho fue intencional para que él no se sintiera como el mirón que claramente era, pero escucharla admitir que sabía que no la había observado anoche lo hizo sentir como si le hubieran echado un balde de agua fría encima.— No he estado durmiendo muy bien últimamente, así que...
Y T/n simplemente asintió con la cabeza mientras él se desvanecía en una mentira, sus labios se abrieron en una sonrisita mientras lo miraba detenidamente, enfocándose en la apretada camisa que estaba usando y en la forma en que exponía por completo su brazo musculoso y cubierto de arte en forma de tatuajes, y cuando su vista bajó un poco más no pudo evitar imaginarse a ella misma brincando sobre su polla y sobre esos gruesos muslos una y otra vez, gimiendo de pura felicidad, tuvo que suspirar levemente ante esa fantasía dándose cuenta de que su vecino realmente estaba ciego a su buena apariencia.
— Lamento no haberte dado una buena bienvenida cuando te mudaste, ¿puedes darme tu número? — T/n habló al mismo tiempo que sacaba su teléfono de su bolso sabiendo muy bien que Jungkook no diría que no, pero aún así agregó una mentirita inocente para que su coqueteo fuera un poco más sutil.— Los vecinos tienen un chat grupal, te agregaré para que puedas obtener todos los chismes del vecindario.
Si Jungkook sabía que estaba mintiendo, no lo demostró, en cambio su semblante cayó a uno decepcionado de que T/n quisiera su número para agregarlo a un chat grupal del vecindario. Pero independientemente de eso se apresuró a recitar su número con una sonrisa y al momento su teléfono vibró en su palma con un mensaje de texto de ella; un amistoso "hola vecino" con un emoji saludando al final.
— Te enviaré un mensaje de texto si alguna vez necesito azúcar… u otras cosas de vecinos.— T/n agregó por lo bajo llamando su atención una vez más.
La provocación sugerente en su tono no se le escapó a Jungkook, sintiendo sus mejillas sonrojarse ante las implicaciones detrás de sus palabras, así que asintió con su cabeza mientras mordisqueaba levemente el piercing en su labio inferior antes de responder.
— Sí, lo que necesites.
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Era cierto que Jungkook estaba aún más que decepcionado cuando el hilo de su mensaje se agotó por completo, y T/n ni siquiera lo había agregado al chat del grupo de chismes por el que tenía curiosidad. Ni siquiera le había dado un espectáculo desde la noche en que cerró las persianas, pero todo era parte del plan de T/n diseñado por expertos para ir a su favor.
Porque mientras estaba en su trabajo, recibió el correo electrónico que pondría todo en marcha, una notificación de que su paquete estaba listo para ser entregado. Un juguetito color rosa bebé muy lindo se colocaría en el escalón de su puerta en un paquete discreto y, si las cosas salían como T/n esperaba, haría su debut esta noche, con suerte con una audiencia de uno.
Jungkook se alejó de la pantalla de su computadora cuando su teléfono vibró sobre su escritorio, el nombre se iluminó en la pantalla de inicio e hizo una pausa por un momento, preguntándose si esto era simplemente un mensaje de texto de que había sido agregado a ese maldito chat grupal que no tenía idea de que en realidad no existía, pero cuando lo desbloqueó y abrió el chat, vio que solo era su vecina.
T/n: Hola Jungkook, lamento hacer esto, pero hoy me entregarán un paquete súper importante, ¿podrías mantenerlo seguro hasta que llegue a casa más tarde esta noche? 🥺🖤
Quería que cuidara un paquete, solo cosas de vecinos, exactamente por lo que le había dicho por la mañana.
Jungkook: Claro, ¿Qué es?
Y de inmediato se sintió estúpido después de presionar enviar, sus manos se cerraron en puños mientras miraba la pantalla, ¿Por qué demonios iba a preguntar qué era el paquete? Ser un mirón claramente no era suficiente, no, él tenía que saber acerca de sus compras en línea.
T/n: Solo algo para los músculos adoloridos 😅
Al igual que lo haría un típico adolescente cachondo, su mente vagó por lo que podría haber exactamente en la caja, y rápidamente le envió un mensaje de texto con un "¡bien! 👍🏻" antes de bloquear su teléfono por completo. Estaba seguro de que iba a perder la cabeza.
Todo según el plan.
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Jungkook guardó ese paquete con su vida, colocándolo delicadamente en el mostrador de su cocina desde el momento en que vió que el cartero lo dejaba en la puerta de su vecina, y había estado pegado a su sofá desde entonces, mirando regularmente por encima de su hombro para asegurarse de que la caja marrón no fuera a desaparecer espontáneamente.
Y justo cuando estaba punto de mandar todo al carajo e intentar abrir la caja, unos suaves golpes en la puerta principal lo hicieron saltar de su sofá, deteniéndose a unos metros de la puerta mientras miraba la perilla antes de volver a mirar el paquete. ¿Debería saludar a su vecina con él en sus manos, o parecería que estaba tratando de alejarla rápidamente?
Cuando T/n tocó por segunda vez, Jungkook optó por abrir la puerta de una vez, viéndola allí de pie con esa sonrisa amistosa, vestida con una pequeña falda y top a juego, mostrándole que acababa de salir del trabajo, sus ojos rápidamente se posaron en sus piernas expuestas por un momento demasiado largo hasta que su voz lo sacó de eso.
— Hola, Jungkook…— T/n lo saludó con esa dulce voz de miel, y el pequeño brillo en sus ojos casi la traicionó pero él no lo notó.— ¿Recibiste mi paquete?
— Hola, sí lo hice.— Jungkook respondió encontrando su voz y dejando la puerta entreabierta, adentrándose más en su casa, recuperando rápidamente la caja y regresando con ella hacia su vecina que todavía lo esperaba pacientemente con esa sonrisa, como si no supiera lo que estaba empaquetado dentro de esa caja.
— ¡Eres un ángel! — T/n habló sosteniendo el paquete cerca de su pecho con un pequeño suspiro.— No sé qué habría hecho si me lo robaban…
Jungkook pudo sentir que su rostro se calentó de inmediato ante eso, incapaz de evitar que su boca funcionara en piloto automático, y sin querer mostrarse como un vecino extremadamente observador.
— Debes estar muy adolorida por ir al gimnasio todo el tiempo, ¿eh? — Preguntó y el silencio que vino después de su pregunta casi lo hizo querer golpearse la cara, casi pudo jurar que la mirada de T/n parpadeando con la misma picardía de antes se posó sobre él, haciéndolo tragar en seco.
— Definitivamente…— T/n respondió con una risa antes de regresar a su postura y despedirse de él.— Gracias de nuevo, ¡Que tengas una buena noche!
Y así como así, su vecina ya se había ido de su departamento, dejando a Jungkook con la frente presionada contra la puerta de la entrada mientras se sentía como todo un idiota. "¿De verdad, debes estar adolorida?" Se burló de su propia voz poniendo los ojos en blanco antes de enderezarse y retirarse a su habitación para terminar el trabajo que había descuidado por proteger el dichoso paquete.
El mismo paquete al que T/n se estaba aferrando mientras subía las escaleras de su casa con un par de tijeras en la mano opuesta, y no pudo evitar no sentirse como una mujer loca cuando las clavó en la cinta transparente para romper el sello, quitando las solapas antes de soltar una risita maliciosa cuando vio la elegante caja blanca con una foto del dispositivo impresa en el frente.
Se apresuró a sacar el preciado juguete, tirando descuidadamente las cajas vacías a un lado y escuchándolas aterrizar con un ligero ruido sordo al piso. La sensación de la silicona suave contra sus dedos la llenó de anticipación duplicada, y el clic silencioso contra el primer botón apagó la emoción en su cuerpo cuando se negó a encenderse.
— Malditos estúpidos cargadores.— T/n gruñó dejando el dispositivo de lado e inclinándose para buscar entre todas las cajas descartadas en el piso hasta dar con el diminuto cable blanco para enchufarlo.
El folleto que venía junto al juguete indicaba que la carga estaría completa en una hora, eso era mucho tiempo para que pudiera controlarse un poco, todo lo que necesitaba era abrir las persianas y encontrarse cara a cara con su vecino caliente y comenzar con la acción, pero ya se había divertido demasiado viéndolo todo nervioso, realmente no necesitaba asustarlo antes del evento principal.
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Y claramente Jungkook no la estaba pasando nada bien mientras se deslizaba sin pensar a través de los datos interminables de su computadora frente a él, sus ojos flotaban a través de los números de una manera aturdida y su mente estaba demasiado ocupada pensando en ese estúpido paquete. Sabía exactamente lo que era, orgullosamente descifró el código de algo que era supuestamente algo para los músculos adoloridos para terminar deletreando vibrador en letras gigantes de color neón.
¿Lo estabas usando ahora, en tu dormitorio a un metro de distancia del suyo, sobre tu cama directamente en su línea de visión? Su mente continuaba representando todos esos escenarios lascivos uno tras otro y solo lo hacían desear estar contigo para comprobar si sus sospechas eran ciertas. Pero sabía que era algo imposible, algo que nunca pasaría, y eso era lo peor de todo para él.
Para cuando T/n terminó de darse una ducha y mientras aplicaba su loción corporal favorita notó como los botones del juguete rosa sobre su cama parpadeaban indicando la carga completa y sonrió sabiendo que su plan estaba de nuevo en marcha. Abrió lentamente las persianas de la ventana, formando un puchero al darse cuenta de que las de Jungkook estaban cerradas, miró hacia el cielo viendo cómo se oscurecía lentamente; formando nubes sobre su cabeza y una sonrisita se dibujó en sus labios mientras pensaba la forma perfecta para hacer que su vecino abriera las persianas para el espectáculo.
El teléfono de Jungkook vibró con un mensaje de texto unos segundos después, y sus ojos se abrieron un poco cuando se dió cuenta de que era de T/n.
T/n: Jaja, ¿Te parece que va a llover?
Su cabeza se inclinó hacia un lado con confusión ante su pregunta, sin embargo, se levantó de su escritorio, subiendo completamente las persianas para mirar al cielo y dándose cuenta de las nubes grises, miró su teléfono de nuevo para comenzar a escribir cuando el pequeño destello de movimiento desde el otro lado lo hizo congelarse en su lugar; viendo directamente a través de la ventana de T/n una vez más, ahí estaba; sentada en su cama y mirándolo con una sonrisa felina en todo su rostro.
Jungkook casi juro que se quedó sin aire cuando observó con atención su posición, con una pierna cruzada sobre la otra y descansando sobre sus palmas, con la cabeza inclinada hacia un lado mientras T/n lo saludaba con la mano, teniéndolo justo donde ella quería.
Su mano se elevó para devolverle el saludo, pero la voz en su cabeza estaba gritando todas las obscenidades que se le ocurrían y que quería hacerle a su vecina en ese preciso momento mientras intentaba sonreír a medias, y la mueca en su rostro casi le hizo difícil a T/n no reírse al verlo.
Empezó despacio, queriendo darle el tiempo suficiente para cerrar las persianas si realmente no quería participar en esto, su mano se levantó para comenzar a quitarse la bata de su hombro solo un poco más, apenas dejando expuesta una pequeña porción de su piel a los ojos de Jungkook, quien quería gritar al verla mientras su cabeza caía hacia adelante golpeando contra el vidrio de su ventana levemente viendo la forma en que su piel brillaba, sabiendo muy bien que se había aplicado aquella loción que siempre le encantaba ver.
Y cuando Jungkook no se movió de su posición, T/n dejó caer la otra manga de su bata, la hinchazón de sus senos sostuvo el suave material contra su piel, protegiéndolos de su vista por otro momento más, sus ojos no dejaban de ver el rostro de Jungkook, sabiendo que necesitaba ver la reacción de su vecino cuando se sentó derecha sobre la cama; haciendo que los extremos de su bata se deslizaran por su pecho y se acumularan en sus caderas, dejando sus senos completamente expuestos para que él los pudiera ver.
Y por supuesto la reacción de Jungkook valió la pena, abriendo sus labios levemente al ver la forma en que sus rosados pezones se endurecieron en el aire expuesto, su frente casi chocó contra la ventana una vez más cuando vió a T/n elevar una de sus manos para delinear el contorno de uno de sus pezones suavemente; acariciando su piel con calma y haciendo rodar su pezón entre sus dedos antes de darle un pequeño y juguetón pellizco, y Jungkook pudo sentir como su pene se agitó dentro de sus pantalones viendo a T/n dejar caer su cabeza hacia atrás y abrir sus labios para dejar escapar lo que él sabía era el gemido más bonito antes de volver a mirarlo fijamente y morderse el labio inferior.
Jungkook no sabía que hacer mientras seguía observándola, viendo hipnotizado la forma en que las curvas de su cuerpo resaltaban gracias a la bata color negro que todavía enganchada alrededor de sus codos, y fue ahi cuando la vio inclinarse hacia un lado de la cama para tomar el juguete color rosa que había comprado hoy, la tapa metálica brilló con la poca luz de su habitación y lo hizo tragar duro mientras la veía exhibirlo a él.
Por un momento, su atención se movió de la figura casi perfecta y mirada maliciosa de su vecina para aterrizar en su teléfono, viéndola escribir rápidamente un mensaje antes de dejarlo a un lado una vez más. Y al instante su teléfono cobró vida en su mano, casi asustándolo con las vibraciones.
T/n: Tócate, por favor.
Y Jungkook pudo jurar que soltó un gemido ahogado ante eso, sintiendo como todo el calor de su cuerpo se acumulaba en su creciente erección, apenas pudiendo escribir un rápido “bien” y enviarlo, un mensaje que T/n obviamente ignoró por completo mientras encendía el juguete. Un destello de emoción brilló en sus ojos sintiendo como el dispositivo vibraba en su mano, y sonrió divertida viendo a Jungkook mover sus dedos ansiosos hacia la hebilla de su pantalón, desabrochando el botón casi con torpeza justo cuando la vió comenzar a arrastrar la cabeza vibrante del juguete por su pecho, pasándolo sobre sus pezones levemente y haciéndola jadear por la sensación de cosquillas contra su piel.
La vista de T/n regresó a la ventana, notando la mirada de Jungkook clavada en ella, la silueta de su cuerpo estaba iluminada por la luz de su habitación, lo que le permitió ver sus manos bajar apresuradamente su pantalón llevándose su bóxer al mismo tiempo, viendo su como su erección salía disparada a lo alto, y le fue imposible no morder su labio inferior al verlo elevar su palma para escupir desordenadamente sobre sus dedos antes de volver a bajar y apretar la base de su pene para empezar a masajearlo lentamente de arriba a abajo notando como el pecho de Jungkook se agitaba con un resoplido cuando trasladó los movimientos de su mano hacia arriba y hacia la punta rosada e hinchada de su pene, cubriendo su palma con las gotas sueltas de líquido preseminal que goteaban por todo lo largo de su pene.
Eso solidificó aún más que Jungkook era un pervertido, al menos en su propia mente, quién más estaría tan ansioso por masturbarse a la vista de su vecina tan fácilmente. Pero sin embargo, T/n no lo veía así, más aún sabiendo que cada una de sus acciones tenían un propósito, Jungkook no era un pervertido por ser un chico predecible, solo estaba haciendo exactamente lo que ella quería que hiciera.
A medida que la punta del juguete bajaba por su pecho, T/n se tomó su tiempo sólo para verlo perder la cabeza un poco más; moviendo el juguete sobre su vientre hasta llegar a sus caderas, deslizándose hacia abajo al mismo tiempo que comenzaba a separar sus piernas tan lentamente que Jungkook no pudo apartar la mirada de ella, y cuando finalmente se reveló ante él, los pliegues húmedos de su entrada brillaron con su excitación ante sus ojos, cubriendo la parte interna de sus muslos y permitiendo que el juguete se deslizara con facilidad.
Jungkook gimió en voz alta viéndola pasar el juguete zumbante sobre su clítoris de a poco, casi en un toque similar a una pluma que fácilmente la hicieron temblar y gemir sobre la cama, su mano se apretó firmemente alrededor de su pene mientras su pelvis se movía hacia adelante a la par de sus movimientos, bombeandose a sí mismo y buscando desesperadamente un poco más de fricción, y ahí se dió cuenta de que T/n era el pecado personificado frente a él; dándole un espectáculo mientras jugaba con ella misma, separando sus labios en un gemido cuando finalmente presionó el juguete contra su clítoris firmemente; haciéndola jadear y retorcerse sobre la cama antes de que soltar una risita entrecortada por la sensación mientras volvía a mirarlo los ojos con timidez.
Joder, Jungkook sólo quería poder escucharla gimiendo de puro placer, solo podía pensar en lo que haría para poder tocar su piel, ser él quien sostuviera ese juguete contra su coño hasta que se retorciera de puro placer.
Y T/n podía verlo en sus ojos, ese deseo carnal nublando su visión mientras la miraba, con su mano aún bombeando su dura longitud cada vez más fuerte y su rostro arrugándose en muecas de placer, y cuando alejó el juguete de su entrada las cejas de Jungkook se fruncieron en desconcierto, liberando su pene de su agarre para colocar su palma pegajosa contra la ventana, preguntándose qué estaba planeando ahora mientras la veía alcanzar su teléfono una vez más.
A T/n sólo le tomó unos segundos escribir el mensaje y presionar enviar, volviendo a mirarlo con la misma mirada depredadora que había estado usando toda la noche, y cuando lo vió desbloquear su teléfono, se puso de pie, dejando que la bata se deslizara por completo de su cuerpo, cayendo alrededor de sus pies mientras se acercaba a la ventana, con los brazos cruzados debajo de su pecho para empujar sus senos hacia afuera mientras lo miraba.
T/n: Ven.
Jungkook leyó ese mensaje tres veces, todavía con su pene de fuera para que su vecina lo viera mientras contemplaba todas sus opciones, y finalmente, cuando elevó su vista de nuevo hacia arriba casi se ahogó al ver la forma en que T/n estaba parada frente a la ventana, completamente desnuda y con esa dulce y maliciosa sonrisa en sus labios, y eso fue suficiente para tomar su decisión; bloqueando su teléfono y gimiendo mientras deslizaba su polla dentro de su bóxer y volvía a ponerse los pantalones.
Los ojos de T/n brillaron cuando lo vió darse la vuelta y salir de su habitación, la luz se apagó cuando Jungkook bajó las escaleras hacia la puerta principal y cuando salió al porche vió que el suelo estaba húmedo, las pequeñas gotas de agua comenzaron a caer con más fuerza y el frío se deslizó a través de su ropa mientras caminaba a través de las entradas conectadas de los apartamentos, haciendo todo lo posible de cubrir con sus manos el bulto extremadamente prominente en sus pantalones.
— Gracias, dios…— Susurró por lo bajo con alivio cuando giró la perilla de la puerta y cuando esta se abrió, ni siquiera le importaron los modales cuando entró cerrando la puerta detrás de él, subiendo instantáneamente las escaleras de dos en dos, sabiendo ya dónde estaba su habitación ya que la casa era una copia exacta de la suya.
Y cuando finalmente empujó la puerta de la habitación para abrirla, fue bienvenido con la vista de T/n sentada en su cama, completamente desnuda y esperándolo con ese mismo juguete arrastrándose hacia arriba y hacia abajo por su abdomen haciéndolo jadear de solo verla así, la necesidad de presentaciones se desvaneció por completo cuando cruzó la habitación a pasos firmes hasta llegar donde ella para sentarse a su lado, fue rápido para ahuecar su rostro y atraerla hacia él para poder besarla con dureza de una buena vez.
T/n ni siquiera pudo reprimir el pequeño gemido ahogado que dejó escapar de pura sorpresa contra sus labios, su vecino normalmente tímido que se ponía nervioso cada vez que lo sorprendía mirándola fijamente no esperaba que fuera del tipo que perseguía lo que quería de esta manera, y la forma en que tomó el control de ese posesivo beso la hicieron apoyarse en su toque.
Sus labios eran suaves pero la forma en la que la estaba besando dejaban de lado toda ternura, y tembló contra él cuando su caliente lengua se unió a la de ella, chocando la una con la otra y llenando el espacio con sonidos húmedos y respiraciones pesadas.
A menudo T/n había fantaseado con besarlo, preguntándose si Jungkook era del tipo que se burlaba, el que retrocedía y te dejaba con ganas de más, pero la desesperación en su cuerpo era la que guiaba sus movimientos justo ahora y la que le impedía no cumplir sus propios deseos. Jungkook la besaba con pura pasión, y el hambre dentro de él lo llevó a empujar su cuerpo hacia atrás y hacerla caer sobre la cama de espaldas, sus manos bajaron para sujetar suavemente su cuello y un nuevo gemido escapó de T/n al sentirlo, haciéndola arrojar el juguete hacia un lado y llevar sus manos hacia su cabello, deslizando sus dedos entre su largo cabello negro cuando lo sintió mordisquear su labio inferior.
— Quítatela…— T/n murmuró contra su boca, arrastrando sus manos por su pecho y tirando con fuerza de la tela de su camisa, decidida a arrancarla de él para finalmente poder ver su glorioso cuerpo y solo ganándose otro rápido y húmedo beso de Jungkook antes de verlo arrodillarse frente a ella para quitarse su camisa por el cuello, dejando cada centímetro de su piel expuesta a sus ojos.
T/n ni siquiera podía apartar la mirada de la forma en que sus músculos se ondearon y se tensaron cuando tiró la tela negra hacia un lado, abultándose cuando finalmente se relajó, ni siquiera pudo evitar no relamerse sus labios cuando pasó sus dedos entre cada surco de su abdomen, y una especie de jadeo pesado salió de sus labios cuando trasladó su atención a las líneas de cada uno de sus tatuajes por todo lo largo de su brazo hasta llegar a su hombro, antes de escucharlo soltar una risita oscura.
— ¿Te gusta lo que ves? — Jungkook preguntó con su voz ronca mirándola con sus ojos entrecerrados y mordisqueando su labio inferior dándole un repaso a todo su cuerpo, sintiendo su boca salivar al notar el rápido ascenso y descenso de sus senos con cada respiración que daba y la forma en que sus caderas se movían hacia arriba; buscando cualquier tipo fricción que pudiera encontrar.
— Eres jodidamente irreal.— T/n admitió en medio de un jadeo dándole un par de caricias más en su abdomen antes de ponerse de rodillas frente a él y comenzar a desabrocharle los pantalones, con toda la prisa por ver su polla sin la distancia que los separaba.
— Esto es lo que querías, ¿no? — Jungkook preguntó con firmeza, dándose cuenta de todo y con su mirada completamente desfasada en su rostro y en el movimiento rápido de sus manos, los textos perfectamente ejecutados y la entrega del paquete, solo sabiendo que había hecho todo lo que querías que hiciera.
— Fue divertido, ¿verdad, Jungkook? — T/n preguntó de la misma forma, bajándole los pantalones de un solo tirón junto a su bóxer para lanzarlos junto a su camisa en el suelo.— ¿Dime, qué te gustó más? ¿Verme hacer cosas cotidianas o mirarme tocándome y jugando conmigo misma?
Jungkook ni siquiera tuvo tiempo de responder cuando un gemido ahogado se le escapó de sus labios al sentirla envolver una de sus manos alrededor del duro eje de su pene, comenzando a bombearlo de arriba abajo una y otra vez mientras lo interrogaba, disfrutando de la forma en que luchaba por responder a sus preguntas.
— Dios, eres tan sucia…— Gruñó apretando su mandíbula al verla inclinar su cuerpo a la altura de su pelvis, quedando frente a frente con su enorme erección antes de clavar su mirada sobre él mientras pasaba la punta de su lengua por sus labios, justo antes de verla sonreírle con total astucia.
Y esa misma sonrisa le hizo saber que ella sabía muy bien que lo era, T/n sabía exactamente lo sucia que era llegando al punto de usar todo a su favor solo para obtener lo que quería, Jungkook contuvo el aliento mientras observaba la forma en que T/n avanzaba poco a poco hacia él, sacando la lengua para lamer suavemente la punta hinchada de su pene; atrapando la gota salada de líquido preseminal que amenazaba con escurrirse por todo lo largo para saborearlo con hambre, escuchándolo gemir sobre ella.
Y eso fue suficiente para envolver sus labios alrededor de su grosor por completo; haciendo rodar su lengua varias veces en la punta rosada antes de darle una ligera succión y comenzar a mover su cabeza de arriba abajo por todo lo largo de su pene, Jungkook soltó un suspiro al sentir el calor envolviendo todo de él, amando la forma en la que la humedad y calidez de su lengua lo cubría por completo haciéndolo tensar su abdomen evitando empujar su pelvis hacia su boca.
El pequeño gemido que T/n dejó escapar contra su longitud al sentir su pene duro y caliente sobre su lengua la hicieron envolver su mano en la base para estabilizarse mientras movía su cabeza una vez más hacia abajo, tratando de tomar todo de él, pero era tan jodidamente grande y estaba cien por ciento segura que esto era mucho más satisfactorio que verlo masturbarse a unos metros de distancia, los suspiros y gruñidos que brotaban de sus bonitos labios la animaban a seguir adelante, deseando verlo desmoronarse solo por ella.
Jungkook ni siquiera supo en qué momento sus manos se enredaron en su cabello; tirando con la suficiente fuerza de sus mechones para guiar sus movimientos de arriba hacia abajo por todo lo largo de su longitud, marcando un ritmo firme y constante; los sonidos húmedos y obscenos inundaron todo su cuerpo y solo lo hicieron obligarla a moverse con más fuerza, empujando su cabeza contra su pene y follando su boca con fuerza una y otra vez, gruñendo guturalmente al sentir como su garganta se cerraba alrededor de su punta en una audible arcada y formó una sonrisa cuando se encontró con su rostro, viendo sus ojos llenos de lágrimas y su nariz presionada contra su ingle mientras gemía alrededor de su polla, y estaba seguro que te veías tan bonita así.
Jungkook la apartó de su pene unos segundos después, el húmedo jadeo que T/n dejó escapar rasgó el aire mientras intentaba recuperar el aliento sin borrar esa sonrisa burlona de su rostro mientras observaba su longitud desordenada y húmeda balanceándose ligeramente de lado a lado con cada movimiento que hacía, sintió a Jungkook inclinarse sobre ella y a su mano tomarla por su mejilla con total ternura.
— Joder, apuesto a que te ves tan bonita cuando lloras…— Murmuró por lo bajo pasando su pulgar por su labio inferior hinchado y resbaladizo, notando las pequeñas lágrimas en sus ojos y en sus pestañas inferiores, casi a punto de deslizarse por sus mejillas.
— Hazlo.— T/n susurró sintiendo como el tono ronco de su voz hizo que su estómago se retorciera y que más humedad cubriera sus muslos, sonriendo cuando vió sus cejas levantarse en forma de pregunta.— Hazme llorar Jungkook.
Y Jungkook juró que sintió su polla palpitar ante sus palabras, queriendo nada más hacer lo que T/n le pedía, convertirla en un desastre de llanto mientras rogaba que la follara con fuerza.— ¿Estás segura?
Con un pequeño asentimiento T/n se arrastró hacia atrás sobre la cama antes de girarse sobre tus manos y rodillas, arqueando su espalda y poniendo su trasero en pompa; exponiendo su entrada húmeda frente a Jungkook justo antes de mover sus caderas levemente de lado a lado.— Estoy segura.
Y Jungkook no necesitó nada más convincente que eso, envolviendo una mano en su pene para bombearse un par de veces mientras se acercaba a ella, colocando sus rodillas entre sus muslos y siseando cuando apoyó su polla contra su húmedo coño comenzando a rodar su pelvis una y otra vez hacia enfrente; haciendo que la punta se deslizara entre sus pliegues con cada movimiento y escuchándola gemir cuando rozó su necesitado clítoris un par de veces antes de alinearse correctamente en su entrada y empujar su pelvis; presionándose dentro de ella poco a poco.
Los ojos de T/n se cerraron con fuerza ante la sensación, sus manos apretaron con fuerza las sabanas mientras sentía a Jungkook deslizar cada centímetro de su longitud dentro de ella, ajustando su interior a su tamaño y llenándola de una forma tan deliciosa, un gemido de placer goteó de sus labios cuando Jungkook le dio un tirón a sus caderas hacia su pelvis, asegurándose de que todo su pene estuviera dentro de ella, apenas deteniéndose para respirar correctamente, viendo hipnotizado la forma en que su coño lo tomaba, amoldándose tan bien a su alrededor como si estuviera destinado a estar allí.
— Esto es…— T/n balbuceó por lo bajo, quejándose cuando sintió a Jungkook deslizarse un poco hacia fuerza antes de recibir una nueva y rotunda embestida.— Así es como me lo imaginé…— Agregó en medio de un jadeo antes de soltar una risita baja que despertó el interés de Jungkook, inclinándose sobre su cuerpo para verla con la cara presionada contra las sábanas y una sonrisa burlona en su rostro.
— ¿Si? — Jungkook preguntó con su voz aireada y apretando el agarre en su trasero; clavando sus dedos en su piel y sin duda marcándolos para que los pudiera ver más tarde.— ¿Te imaginaste siendo follada por detrás por tu vecino?
— Mhm-hu…— T/n musitó sin poder evitar la risa ahogada que salió de sus labios cuando Jungkook comenzó a follarla con fuerza, saliendo casi por completo de su interior solo para volver a introducirse en una dura penetración, haciendo que el sonido de sus pieles chocando se mezclara con su risa y gemidos.
— Lo sabía…— Jungkook gruñó mientras deslizaba una de sus mano por toda su espalda desnuda hasta llegar a su nuca; rodeando su cuello con sus dedos hasta que su palma presionó su cara contra el colchón con fuerza, sosteniendo su cuerpo debajo de él mientras sus penetraciones se volvían más duras y desordenadas.— Sabía que lo estabas haciendo a propósito, joder, ¿sabes lo culpable que me sentí? — Un nuevo gruñido salió de sus labios al sentir su interior apretarse ante sus palabras, deleitándose con los sonidos húmedos y lascivos de su coño cada que volvía a hundirse dentro de ella cada vez más fuerte.
— L-lo siento…— T/n susurró con falsa inocencia en su voz rota por sus bruscos movimientos, pero Jungkook sabía que no lo decía enserio y la sonrisa juguetona que se sintió contra su palma le dió la razón.
— Oh, ¿lo sientes? — Jungkook preguntó tomando un puñado de su cabello y dándole un tirón hacia atrás con fuerza, escuchándola gimotear feliz cuando aceleró aún más el ritmo de sus penetraciones dentro y fuera de ella, sabiendo que había encontrado el ritmo correcto cuando la vió arquear su espalda más para él; rozando ese punto dulce en su interior una y otra vez, T/n podía sentir las primeras chispas de su orgasmo destellando dentro de ella, y el hecho de que obtuviera lo que quería la acercaba al límite más rápido de lo esperado.
— No, no lo siento.— admitió gimiendo descaradamente con cada embestida. De ninguna manera se arrepentía, si este fuera el resultado, haría todo de nuevo y exactamente de la misma manera.
— Sé que no lo haces, te encantó montar un espectáculo para mí, eh, sabiendo que te estaba mirando desde mi ventana mientras jodías conmigo.— Jungkook escupió deshaciéndose de la culpa que alguna vez llegó a sentir, soltando su cabello y viéndola colapsar de nuevo sobre el colchón, su mano volvió a presionar su cabeza contra las sábanas ahora siendo reemplazada por hambre pura que sólo aumentó cuando sus gemidos comenzaron a volverse más entrecortados, calientes y pesados contra su mano.
Sus palabras fácilmente hicieron que la mente de T/n diera vueltas, el balanceo embriagador de sus caderas contra su trasero la estaban arrastrando al mismo estado de desesperación en el que Jungkook estaba, fueron semanas de tortura sin sentido que los alimenta a ambos con más que suficiente frustración sexual para follarse como tantas veces habían deseado e imaginado.
— Me encantó hacerlo…— T/n se quejó en medio de un nuevo gemido roto sintiendo como su cara era empujada con más fuerza contra las sábanas, la aspereza que Jungkook le estaba mostrando hacía que su estómago se retorciera, como pudo se las arregló para abrir sus muslos más para él y dejó escapar un gemido tembloroso cuando lo sintió hundirse más profundamente en ella rozando ese punto dulce en su interior con cada rotunda embestida que daba solo arrastrandola al borde.
T/n iba a correrse, Jungkook lo supo por la forma en que su cuerpo se tensó, por la forma en que sus paredes se cerraron a su alrededor haciéndolo maldecir mientras continuaba embistiéndola, sin poder evitar sonreír al escucharla gemir con fuerza ante otra dura penetración; viéndola tirar de las sabanas con desesperación hasta que de repente, la sintió correrse alrededor de su polla con un grito de su nombre.
— J-joder, Jungkook…— Gimió una vez más sintiendo sus piernas temblar con la fuerza de su orgasmo, escuchando a Jungkook gruñir detras de ella sintiendo como todo su interior aprisionaba su pene dentro de ella, goteando por sus muslos y cubriendo su pene por completo con su orgasmo; dejándolo resbaladizo con su excitación y solo haciéndolo tararear de puro gusto.
Jungkook no perdió ni un segundo saliendo de su interior para girar su cuerpo hacia él, haciéndose espacio en entre sus muslos necesitando ver su rostro mientras se volv��a a hundirse de nuevo dentro de ella en una deliciosa penetración, amando el suave gemido que T/n dejó escapar cuando tocó fondo una vez más, sus brazos se envolvieron alrededor de sus fuertes hombros cuando comenzó a moverse dentro de ella antes de sentirlo volver a estampar sus labios juntos.
El gusto salado de su transpiración potenció mil veces más su excitación, todo era tan carnal y tan sucio, el calor de sus cuerpos se fusionaba con cada empujón duro y decidido que Jungkook daba dentro de ella, sus lenguas calientes se juntaron, pero apenas y pudieron mantener la unión a causa de los desesperados jadeos en busca de oxigeno, y fue ahí cuando Jungkook se alejó solo un poco para poder mirarla; formando una sonrisa aturdida al ver su rostro sonrojado y su cabello húmedo cayendo sobre sus ojos, y T/n apenas y pudo sostenerle la mirada; admirando cada una de las expresiones de placer que hacía, creando un espectáculo privado tan erótico y sensual solo para ella.
— Quiero hacerte llorar…— Jungkook confesó inclinándose sobre ella para besar una vez más sus labios al mismo tiempo que su mano derecha golpeaba la cama torpemente hasta que encontró lo que estaba buscando, ese maldito vibrador que había guardado con su vida antes.
En el momento en que las pequeñas vibraciones llegaron a los oídos de T/n sus ojos se abrieron de par en par, apenas captando la sonrisa malvada en los labios de Jungkook mientras sostenía el juguete entre sus cuerpos, jugueteando con los ajustes hasta que las vibraciones fueron lo suficientemente bajas como para comenzar.— Espera Jungkook, soy muy sensible…
— Me dijiste que te hiciera llorar, ¿no es así, bebé? — Jungkook recordó comenzando a arrastrar la cabeza del juguete por su vientre y por su monte de venus lentamente, burlándose de ella mientras llegaba poco a poco al lugar deseado.
La emoción atravesó el cuerpo de T/n una vez más, haciéndola soltar un jadeo tembloroso cuando la cabeza del juguete apenas y rozó su sensible clítoris, todo su cuerpo se sacudió de placer y su interior se apretó con fuerza alrededor de su polla haciendo que Jungkook cerrara los ojos ante la sensación, volviendo a presionar el vibrador contra su pequeño clítoris, los ajustes bajos hicieron un zumbido a través de ella y sus uñas se hundieron en sus hombros.
— ¡Ah, Jungkook! — T/n lloriqueó su nombre una vez más, sintiendo su pecho agitarse con cada desesperada respiración que daba cuando Jungkook comenzó a follarla de nuevo; haciéndola girar sus caderas hacia arriba y contra su pelvis, sin saber exactamente si quería alejarse del juguete o presionarlo con más fuerza, el ligero dolor entre sus cuerpos rápidamente se transformó en placer cuanto más sentía su pene moviéndose dentro de ella.
— ¿Qué pasa, cariño? — Jungkook preguntó con falsa inocencia, elevando los ajustes del juguete hasta que un gemido particularmente fuerte resonó en la habitación, haciéndolo reír al sentir sus muslos apretarse en su cintura por reflejo, pero él sabía que a T/n le estaba encantando esto, con sus dientes mordisqueando su labio inferior mientras lo miraba con sus ojos llenos de lágrimas, instándolo a follarla más fuerte, rogándole silenciosamente por más.
Y por supuesto que Jungkook hizo lo que T/n mudamente le pedía, empujando sus caderas dentro de ella con la fuerza suficiente para empujar su cuerpo contra la cabecera de la cama, creando un audible y repetitivo golpeteo contra la pared que estaba seguro despertaría a más de uno de sus vecinos, pero eso le importaba una mierda, demasiado perdido en las olas de placer que se mezclaban con las vibraciones contra su clítoris. Jungkook podía sentir su propio orgasmo acercándose sigilosamente a él, arrastrándose por su columna vertebral con cada embestida húmeda y con cada gemido de su nombre.
Con unos cuantos clics más el vibrador alcanzó la configuración más alta, zumbando intensamente contra su sensible clítoris y casi haciéndola golpearse ante la sensación repentina, arqueando su espalda hacia el pecho de Jungkook mientras jadeaba una serie de cosas sin sentido que ni ella misma entendía, solo escuchándolo reír sin dejar de verla mientras presionaba el juguete con más fuerza.— ¿Vas a correrte de nuevo en mi polla, bebé?
— Jungkook…— T/n volvió a lloriquear su nombre buscando desesperadamente con sus manos sujetarse de su cuerpo, necesitando algo que la conectara de nuevo a tierra del abrumador placer al que estaba siendo sometida.
— Vamos, quiero verte llorar…— Jungkook la animó una vez más, observando con asombro cómo su cuerpo se tensaba por completo por un momento, sabiendo muy bien que estaba a punto de correrse de nuevo.
— Joder, joder...— T/n gimoteó sintiendo como sus palabras se mezclaban con los espasmos de su orgasmo brotando alrededor de su pene, sintiendo todo su cuerpo temblar cuando la sensación de euforia la inundó por completo, sus cejas se fruncieron mientras maullaba ante la sensación de su orgasmo llegando al punto máximo y fue ahí cuando las lágrimas finalmente se derramaron por sus mejillas, sintiendo todos sus sentidos abrumados por la cantidad de placer que sentía.
— Tan jodidamente perfecta…— Jungkook murmuró ante las altas vibraciones que se sentía contra su pene, el aleteo de sus paredes aterciopeladas evitaban que quisiera apagar el vibrador, deslizándolo un poco más cerca de su entrada hasta que él también jadeo.
— Es demasiado…— T/n suplicó por lo bajo, mirándolo con sus ojos empañados y aún llorosos de placer, los labios de Jungkook se abrieron en un gemido silencioso cuando aumentó sus embestidas buscando su propia liberación y elevó su mano libre para ahuecar su mejilla y poder limpiar las lágrimas perdidas que habían caído sobre su piel, corroborando que realmente te veías bonita cuando llorabas.
— Ya casi llego bebé, ¿estás bien? — Jungkook preguntó en medio de un suspiro, cerrando los ojos al sentir su interior palpitar alrededor de su longitud.
Su preocupación hizo sonreír a T/n, asintiendo levemente mientras colocaba su mano sobre la de él, luchando un poco más con la hipersensibilidad de él para obtener su propia liberación.— Sí, córrete dentro de mí, por favor…
Y Jungkook gimió en respuesta a sus palabras, deslizando el vibrador más abajo hasta que descansó contra la base de su pene, las fuertes vibraciones se arrastraron por todo lo largo de su longitud en cada una de sus desordenadas y torpes embestidas que daba dentro de ella, y cada zumbido solo hizo que su cuerpo se estremeciera.
— Ah, mierda…— Jungkook gruñó empujando su pelvis contra su coño con más urgencia, hundiéndose dentro de ella descuidadamente, sus ojos se abrieron hacia ella mientras llegaba, y la mirada llena de lujuria que T/n le dio fue todo lo que necesitó para dejarse ir por completo.
Un gemido murió en su garganta cuando se hundió dentro de ella lo más profundo que pudo con una descuidada y fuerte embestida, sintiendo como los chorros clientes y espesos de semen brotaban de su punta; llenando su interior y empujándose superficialmente unas cuantas veces más para asegurarse que todo estuviera dentro de ella hasta que finalmente se detuvo de a poco para apagar el juguete con sus manos temblorosas, lanzándolo a un lado de la cama sin cuidado antes de colapsar sobre el cuerpo de T/n en puro dramatismo. Ni siquiera se preocupó por su peso sobre ella y solo se concentró en tratar de recuperar el aliento mientras sentía a T/n pasar sus dedos entre su cabello húmedo.
— Me siento sudoroso y sé que hice un desastre en tus sábanas.— Jungkook murmuró después de unos segundos, con su mejilla presionada contra sus senos y los ojos cerrados mientras intentaba darle sentido a todo lo que acababa de pasar.
— Está bien, me gusta el desorden.— T/n respondió de la misma forma, y aunque parecía ser una broma, la forma en que el pene de Jungkook palpitó aún dentro de ella demostraba que él se tomaba en serio todo lo que decía.— Eres un pervertido.
— ¿Yo soy el pervertido? — Jungkook se burló sintiéndose completamente ofendido mientras salía de su interior, y cuando la vió asentir con su cabeza no pudo evitar soltar una risa y señalarla con su dedo.— ¡Lo dice la que me daba espectáculos gratis todas las noches!
— No es mi culpa que seas fácil de atrapar, te enganchaste en el segundo que me viste tener esa fiesta de baile aquí, ¿eh? — T/n preguntó de forma divertida y Jungkook asintió de inmediato sabiendo exactamente de qué noche estaba hablando.
— Bien, ¿Qué debería hacer ahora? — Jungkook preguntó poniéndose de pie y entrando al baño para tomar una toalla, pensando que lo mínimo que podía hacer era limpiar el desastre que había causado entre tus muslos.— ¿Debería enviarte un mensaje de texto sobre el clima mañana, y llamarte a mi departamento esta vez? Dejaré que me ahorques si te gusta eso.— Agregó de una forma tan casual que hizo que T/n soltara una risa ante sus palabras.
— ¿Te gusta eso? — T/n preguntó sintiéndolo limpiar con calma sus muslos y alrededor de su entrepierna, sintiéndose más que sorprendida cuando lo vió regalarle una mirada traviesa.
— Tal vez...— Jungkook agregó antes de formar un guiño coqueto, regresándole la bata y colocándose su bóxer de nuevo para dejarse caer sobre la cama a su lado.
T/n estaba segura que eso era algo con lo que podía trabajar, pensando en la próxima vez que torturaría a su vecino, preguntándose cómo se verían sus manos envueltas alrededor de su cuello, quién sabe, tal vez podría ver si se veía bonito cuando lloraba.
Y por supuesto que Jungkook notó la travesura en todo su rostro, pero antes de que pudiera sugerir una segunda ronda, había una cosa que lo estaba devorando por completo.— Por cierto, nunca me agregaste a ese grupo de chismes de los vecinos.
Los labios de T/n se fruncieron en una sonrisa tensa mientras sus manos regresaban a su cabello, haciendo girar un dedo alrededor de un mechón suelto y tratando de aguantar la risa, sabiendo muy bien que tal grupo no existía en absoluto, pero no estaba de humor para aplastar su espíritu, sabiendo que él quería desesperadamente conocer los chismes del vecindario, así que simplemente se encogió de hombros en una falsa disculpa, diciendo otra mentirita piadosa.
— Mi error, te agregaré mañana.
Y Jungkook sonrió en respuesta inclinándose para presionar un beso contra su muslo, mientras en su mente también se imaginaba cuán lindas se verían tus manos alrededor de su cuello.
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N/A: He vuelto por aquí titis🥺 yo sé que no me van a perdonar haber desaparecido así como así pero espero poder recompensar mi ausencia con este OneShot que muchas de ustedes me pedían que publicará de Jungkook y su vecina y no podía decirles que no porque estos dos me tienen mal sooo les prometo publicar la segunda parte de este oneshot muy pronto ♡
Una disculpa enormee por la tardanza, la vida de adulto no es muy bonita que digamos 🥺
Prometo estar más seguido por aquí ♡
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deepinsideyourbeing · 1 month ago
Text
Into Your Arms (Surrender) - Enzo Vogrincic
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+18! Intro I/Intro II/Intro III.
SoftDom!Enzo. Creampie, dacrifilia, dirty talk, fingering, hand kink, hiperespermia, masturbation, sexo oral, sexo sin protección, size difference/size kink (porque Enzo es más alto y la tiene grande), aftercare, edades no especificadas. Español rioplatense.
Enzo es tu amigo.
Es extraño, considerando que es también tu creador de contenido favorito hace meses, probablemente más de un año, y quien provocó los mejores orgasmos de tu vida, pero no significa que la amistad que formaron no sea válida y una de las mejores que tuviste hasta el momento. Probablemente ese fue el motivo que te molestó porque, bueno, ¿no se supone que un amigo comentaría a otro amigo que está visitando su ciudad?
Descubrir vía Instagram que frecuentó tu sitio favorito, la cafetería que tantas veces le mencionaste, te parece ofensivo como mínimo. Y el colmo fue la fotografía de la florería ubicada en una esquina no muy lejana a tu hogar, donde capturaste atardeceres para él. ¿Está haciendo un tour por tu ciudad tomando como referencia todos los lugares que le enseñaste, pero no pensó en decirte que venía?
Puede que intente sorprenderte, repite la voz en tu cabeza, pero no estás segura de que tenga motivos para hacerlo. ¿Por qué te escogería, justo a vos, de entre sus quién-sabe-cuántos miles de suscriptoras y suscriptores? Y de querer sorprenderte, ¿no te habría ocultado sus historias? ¿No habría evitado compartir las fotos para que no sospecharas?
Definitivamente tiene que tener otros motivos, razonás en un intento de sepultar cualquier patética esperanza, y puede que no le importes lo suficiente como para molestarse en recordar dónde vivís. La cafetería es famosa en redes sociales y esa florería es imposible de ignorar, ¿por qué se molestaría en comentarlo con vos en caso de recordar que le hablaste de ellas?
Decidís desactivar las notificaciones, tanto para sus historias como para sus publicaciones, antes de silenciar tu teléfono y continuar con tus ocupaciones. Tu vida no gira en torno a Enzo, por mucho que lo adores, así que no es una opción permitir que lo-que-sea que esté haciendo durante su tiempo libre impacte en tu humor y en tu relación con él.
Una relación que fue, antes que nada, profesional.
El resto de tu día se desarrolla con calma hasta que chequeás tu teléfono nuevamente y te encontrás con una notificación informándote sobre el nuevo video en su OnlyFans. Lleva una semana sin publicar más que fotos y un audio de corta duración que escuchaste antes de dormir, pero ignorás lo que te provocan las etiquetas que incluye en la descripción (sobre todo las de orgasmos múltiples y dirty talk) para continuar con tu trabajo.
Intentás concentrarte, esforzándote como siempre, pero el contenido que te envió la editorial para la que trabajás es insípido, tan terrible que resulta doloroso de leer. Masajeás tus sienes y  pensás qué hacer con los horrores presentes en el manuscrito: el informe que confecciones para el editor será el que determine qué tan rápido acepta o rechaza leer este material y, consecuentemente, qué tan rápido lo publican o no.
Entre notas que pretendés incluir en el informe, correcciones de errores absurdos en el archivo, descansos y suspiros de frustración, tu mirada siempre termina sobre tus audífonos. Considerás buscar audios de otros creadores; entre ellos Esteban con su literatura erótica o Matías, que no tiene límite a la hora de degradar a sus suscriptoras, pero sabés que no tienen el mismo efecto. Nadie puede hacer lo que hace Enzo.
Escondés tu rostro entre tus manos, molesta por pensar en él, incapaz de recordar cómo era tu vida cuando su ser no invadía tu mente cada minuto del día. ¿Qué hacías antes de obsesionarte y reproducir sus audios y videos para sentirte acompañada en la soledad y el silencio de tu sala de estar? ¿Qué pensabas cuando despertabas sin sus mensajes de buenos días? Imposible recordar.
Es indignante y vergonzoso reconocer que ahora él significa muchísimo más, que ya no es sólo su contenido, es patético. ¿Quién podría enamorarse de un completo desconocido? ¿Quién podría enamorarse del desconocido con el que desarrolló una amistad? La parte lógica de tu cerebro intenta argumentar que es imposible no enamorarse de alguien como él, pero…
El reloj marca las cinco. Dejás de lado las preguntas que te asfixian y también tu trabajo.
Ignorás los mensajes que recibiste hace horas, minutos luego de esa notificación de OnlyFans, pero aún así esta página es la que reclama tu atención en cuanto te escondés bajo las suaves sábanas luego de un baño. Tu respiración se vuelve irregular con sólo ver la miniatura del video: Enzo recostado en su cama, desnudo, sus uñas enterrándose en su muslo y en su abdomen un océano de semen.
El sonido de su voz es suficiente para despertar esa sensación cada vez más recurrente en tu estómago. No es excitación, tampoco nervios o vergüenza por disfrutar esta clase de contenido, es un sentimiento que provoca que esperes sus cumplidos por razones que van más allá de satisfacer tus necesidades sexuales. Es ese motivo que te mantiene despierta cada noche.
-¿Qué tal?- pregunta cuando la cámara por fin hace foco en su rostro. Una sonrisa tira de sus labios y peina su cabello con una mano mientras continúa buscando el mejor ángulo, batallando por unos minutos antes de dejarse caer sobre el colchón. Jamás elimina la introducción de sus videos y ese es un detalle que te fascina.
Desabotona su camisa lentamente, los anillos en su índice y meñique derechos brillando, para permitir ver su abdomen tonificado y su erección contenida por su ropa interior. El color oscuro de su bóxer no oculta la humedad del mismo y te mordés el labio pensando en qué estaría pasando por su mente o qué estaría haciendo minutos antes de comenzar a grabar.
Suspira. Lo imitás.
-Tenía tantas ganas- dice en voz baja-. Necesito…
En lugar de terminar la oración desliza la prenda unos centímetros para poder liberar su miembro. Infinidad de veces lo admiraste, en todos sus estados, pero jamás deja de sorprenderte el sentimiento de anhelo que despierta en vos. Esta vez no es la excepción, por supuesto que no, mucho menos considerando las prominentes venas que recorren toda su extensión junto con las gotas de líquido preseminal.
Utiliza su pulgar para esparcir su humedad, primero por todo el glande y luego más allá, sin ocultar esa arrogante media sonrisa en su rostro cuando se desnuda. El recuerdo de la primera vez que comprendiste el significado de su expresión, cuando gemiste por la sorpresa mientras él te enseñaba lo que era un anillo de silicona y  explicaba sus beneficios –que no le hacen falta, claro está-, te hace temblar.
Y no sólo su sonrisa es la misma, pensás una vez que el recuerdo se desvanece lo suficiente como para concentrarte en la pantalla, también lo es el estado desesperado de su erección. No estás segura de poder con su tamaño pero, Dios, es tan tentador que de tenerlo en tus manos intentarías todo lo posible para lograr complacerlo. Utilizarías cada centímetro de tu cuerpo para satisfacer a Enzo.
Deslizás una mano hacia tu centro una vez que comienza a masturbarse.
Tu excitación humedece tus pliegues pero ignorás tu entrada y te concentrás, sólo por el momento, en tu clítoris. Algunas caricias suaves, otras ejerciendo más presión, círculos que siguen el ritmo lento de la mano de Enzo; su respiración profunda y algún que otro suspiro se derraman directamente y con claridad en tus oídos gracias a tus audífonos.
-Estuve toda la semana pensando en esto- confiesa. Se estira para tomar el lubricante y arroja unas gotas en su palma para luego continuar-. Todos los días pensando en vos...
Cerrás los ojos y suspirás. Sólo su voz bastaría para guiarte hacia el orgasmo.
-Necesito tenerte conmigo.
Un gemido escapa de tus labios.
No hay forma de ignorar la necesidad que se expande por tu cuerpo o el latir de tu corazón…  y tampoco el de tu clítoris -repentinamente más sensible que antes-. Normalmente intentarías comportarte justo como lo hacés durante las videollamadas con Enzo: paciente, calmada, permitiéndote disfrutar cada sensación, esperando el momento indicado y su indicación.
Aún así, consciente de lo rápido que podría terminarse este momento por tener como estímulo el video, comenzás a mover tus dedos con más energía y vigor para imitar la rapidez con la que él masajea su miembro. Imaginás que son sus dedos los que juegan con tu cuerpo, permitiéndote saborear un muy necesitado orgasmo, no dejándote más opción que dejarte llevar por el placer.
Tu respiración termina sincronizándose con la suya y cada vez que Enzo suspira o jadea vos gemís. Las palabras continúan cayendo de sus labios, algún que otro cumplido y esos apodos cariñosos que te hacen sonreír como una idiota, pero lo que más te provoca son las miradas cargadas de intensidad y deseo que arroja hacia la cámara.
Muerde su labio inferior una y otra vez en un intento de contenerse. Espera que el dolor sea suficiente para olvidarse del placer, lo sabés, pero los músculos de su abdomen tensándose y la manera en que arroja la cabeza contra el respaldo de su cama son claros indicios de que está fracasando. Separa más las piernas, exponiéndose sin timidez, mostrándote el lugar que te corresponde.
Estás considerando introducir un dígito en tu interior cuando te interrumpe su voz.
-Necesito tenerte para poder cogerte toda- se aclara la garganta-. Tu boca, tus tetas, esa conchita toda apretada.
El orgasmo te golpea y te mordés la lengua para no gritar.
Mantenés los ojos fijos sobre la pantalla mientras en su desesperación él utiliza ambas manos para tocarse. Enzo tiene manos grandes, perfectas para utilizarlas como gargantilla o capturar tus muñecas y someterte, pero aún así no cubren por completo su miembro y esa imagen, en combinación con tus dedos todavía torturando tu clítoris, te hace retorcerte de placer.
Respirás lenta y profundamente, tu mano ahora descansando sobre tu abdomen mientras con la otra sostenés tu teléfono, arrepintiéndote inmediatamente de esto último cuando por error tocás la notificación en la parte superior de la pantalla. Es un mensaje de Enzo: “¿Estás enojada conmigo?”.
Parpadeás rápidamente. El gesto no te saca del trance.
Todavía no recuperás el control de tu cuerpo y tu mente batalla por comprender el mensaje, pero un sonido distante te obliga a reincorporarte y arrancar tus audífonos. El timbre suena, suena y suena, no escuchás la voz de la persona que está del otro lado y sea quien sea parece tener la única intención de interrumpir tus actividades.
Estás segura de que no esperabas la llegada del correo.
Tomás la ropa que dejaste doblada sobre tu escritorio, sin importarte que se trate de tu pijama, para vestirte rápidamente y correr en dirección a la entrada. Tu liberación corre por tus muslos, incomodándote y recordándote que necesitás regresar a tu cama, pero ignorás el llamado de tu cuerpo para ocuparte del llamado en la puerta.
-Perdón, estaba en el…- tu voz se quiebra a media mentira-. ¿Enzo?
Respira temblorosamente y vos retrocedés.
Humedecés tus labios con tu lengua una, dos, tres veces, buscando las palabras para preguntar qué está haciendo allí, pero permanecés en silencio y él sólo se encoge de hombros, como si no tuviera una explicación lógica que justifique encontrarse en tu puerta un viernes luego de las seis p.m. Intenta hablar, falla, vuelve a intentar, su pulgar juega con el anillo en su índice.
Te recibe entre sus brazos cuando te arrojás contra su pecho y el aroma de su perfume golpea tus sentidos. La sensación de sus manos sobre tu cuerpo, masajeando tu espalda y aferrándose desesperadamente a vos, resulta irreal y mágica. Es como una extraña especie de déjà vu, pensás mientras sus dedos se deslizan por tu cabello, pero sabés que jamás te habían abrazado así.
Nunca antes habías sentido que tu lugar era en los brazos de otra persona.  
-¿Qué…?
-Quería verte- besa tu cabello, ignorando todo lo que su ser (y su voz, más grave en persona) genera en tu sistema-. Necesitaba verte.
Abandonás tu refugio en su pecho para mirarlo y él sostiene tus mejillas entre sus manos. Cuando tomás sus muñecas podés sentir bajo tus dedos sus pulsaciones descontroladas, pero es un detalle en el que no podés concentrarte porque toda tu atención está puesta en sus ojos oscuros y sus pupilas que parecen esconder un algo.
-¿Por qué no me dijiste nada?
-Porque no sabía si querías verme.
-¿Cómo no iba a querer verte?
-Pensé que estabas enojada conmigo porque…
-Estoy enojada con vos.
-¿Por qué?
-Porque no me dijiste que venías- lo empujás pero se rehúsa a dejarte ir-. Porque estuviste en todos los lugares de los que te hablé pero no me mandaste un solo mensaje preguntando si…
-Porque quería que me respondieras las historias cuando vieras las fotos- explica casi sin respirar-. Quería que vos decidieras si verme o no, no quería proponerlo e incomodarte y…
Deja de hablar en cuanto ve tu expresión.
-No, pará, ¿cómo sabías mi dirección exacta?
-¿Recordás ese sorteo que hice para quienes pagaban la membresía más cara?- asentís. Suspira y cierra los ojos con fuerza-. Era mentira.
Tu mueca de incredulidad lo hace reír.
-Quería hacerte un regalo por tu cumpleaños- sus pulgares acarician tus pómulos y cuando derramás una lágrima él la limpia-. En ese momento se me ocurrió que era la única forma de conseguir tu dirección. Todavía tenía los datos.
Guardás silencio. Enzo una su frente con la tuya y ambos fingen que los milímetros que separan sus labios de los tuyos no son tan peligrosos.
-Jamás pensé que te vería en persona- decís en un susurro y, sin poder controlar tu lengua, agregás:- Justo antes de que llegaras estaba viendo tu video.
-Pensaba en vos.
-No mientas.
-Nunca te mentiría- jura-. No sabés las ganas que tenía de conocerte y...
-¿Y…?
-Estás temblando.
Es patético, te dice tu cerebro, temblar en sus brazos sólo por lo mucho que te emociona conocerlo. Reparás entonces en tu falta de ropa interior, en tu cabello todavía húmedo y un poco despeinado, en tu pijama arrugado, en tu confesión sobre haber estado viendo su video hasta hace pocos minutos. Siempre pensaste que llegado el momento de encontrarse todo sería diferente. Planeado. Perfecto.
Enzo, sin embargo, no parece notar todos esos detalles y continúa observándote con esa intensidad característica de sus ojos oscuros, como si intentara descifrar tus pensamientos, ignorando que su cabello cayendo sobre tu rostro y el calor de sus manos sobre tu piel sólo empeoran tu estado porque son una confirmación de que esto es real.
Horas atrás estabas enojada por su falta de comunicación y en este momento lo tenés en tu puerta, confesándote que pensaba en vos mientras grababa su video, dejándote saber lo mucho que anhelaba conocerte y negándose a soltarte. Te encantaría reclamarle por su mentira, bromear, pero el gesto te resulta conmovedor y las palabras mueren en tu garganta.
-¿Te puedo besar?
Un pequeño gesto afirmativo de tu parte basta.
En un principio sólo es un roce prácticamente imperceptible, sus labios y los tuyos conectándose por pura inercia para deshacer el ínfimo espacio que los separa, pero cuando suspirás contra su boca cualquier delicadeza queda en el olvido. Es un beso hambriento e impaciente que sólo interrumpe cuando delinea tus labios con su lengua, preguntando.
Explora el interior de tu boca mientras te obliga a retroceder y gemís por la fuerza de sus manos sobre tu rostro. Cierra la puerta rápidamente para seguir besándote y te acorrala contra la pared, su mano en tu nuca para prevenir que te golpees, deslizando su pierna entre las tuyas antes de tomarte por la cintura y forzarte a sentirlo contra tu centro.
-¿Esto está bien?- pregunta cuando encuentra tu mirada.
Escucharlo preguntar por tu consentimiento en sus audios jamás te preparó para lo excitante que sería escucharlo preguntar en la vida real. El deseo que nubla su mirada no nubla su juicio, reflejándose su preocupación y consideración por tu comodidad en su voz ronca. Sonreís.
-Está perfecto- contestás y tirás de su ropa para volver a besarlo. Tu respiración irregular empeora mientras entre besos continuás hablando:- No puedo creer que estés acá.
En lugar de contestar te empuja aún más sobre su muslo y cuando utiliza su agarre en tu cintura para moverte bajás la mirada, encontrándote con que tu humedad mancha la tela de su pantalón. Tu expresión de mortificación y timidez, lejos de lograr que se detenga, sólo lo provocan más.
-Te estabas tocando cuando llegué, ¿no?
-Sí.
-¿Qué usaste?
-Nada. Sólo me toqué.
Desabotona la camisa de tu pijama sin romper el contacto visual y tira con fuerza de tu pezón izquierdo. Ignora tu mano cerrándose sobre su muñeca y masajea tu pecho, todavía sujetándote por la cintura con su otra mano, sus ojos ahora fijos en tus pechos y en las reacciones que sus acciones despiertan en tu cuerpo.
-Me encantan tus tetas, ¿sabías? Son perfectas.
-No…
-Sí, son perfectas, mirá.
Obedecés sólo para terminar arrepintiéndote por lo que la escena genera en tu cerebro. La imagen de tu pecho en su mano parece extraída de tus fantasías, sobre todo considerando la manera en que encajan perfectamente y con el frío material de sus anillos provocando que tu pezón continúe erecto, dejándote sin palabras.
-Son perfectas, ¿viste?- repite mirándote a los ojos. Su mano asciende hasta descansar donde puede sentir tus latidos-. Estás hecha para mí.
Temblás.
-Enzo…
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-A vos.
No tenés idea de en qué momento y cómo llegan a tu habitación.
Enzo te recuesta sobre las almohadas y luego de deshacerse de algunas de sus prendas se posiciona sobre tu cuerpo. Llena tu rostro, tus labios, tu mentón y tu cuello de besos mientras su mano juega con tus pechos hasta el cansancio, masajeando y pellizcando, haciéndote llorar con la sugerencia de utilizarlos para satisfacerse y nada más. Los golpea, justo como siempre dijo que haría, pero sus golpes son más caricia que tortura.
Utiliza sus uñas para recorrer el valle entre tus pechos, la zona de tus costillas y tu estómago, haciéndote sisear y regañándote cuando no permanecés quieta. Llega hasta el elástico de tu pantalón, frenando justo debajo de tu ombligo para hacerte cosquillas, regalándote así un momento para que lo detengas en caso de desearlo.
-¿Querés que te toque?
-Quiero que me cojas.
-Entonces primero tengo que tocarte- besa tu mejilla-. Necesito prepararte.
Retira tu pantalón, sin desperdiciar la oportunidad de acariciar tus piernas con vehemencia mientras lo hace, para luego deshacerse también de tu camisa y detenerse para contemplar tu cuerpo desnudo. Estás totalmente expuesta mientras él aún mantiene su camiseta y su ropa interior y el contraste te hace sentir vulnerable.
Sus manos en tus rodillas son una indicación que comprendés en cuestión de milisegundos y separás tus piernas para permitirle verte. Su respiración se entrecorta y su mandíbula se tensa. Intenta recuperar la compostura, esforzándose para no reclamar tu cuerpo como un salvaje, piensa en todo lo que le gustaría hacerte (nada de esto sirve para frenar sus impulsos).
-Tenés una conchita tan linda- se recuesta entre tus piernas y besa tu muslo-. Y es toda mía, ¿no?
-Tuya, sí.
Utiliza dos dedos para trazar una línea desde tu entrada goteante hasta tu clítoris, donde se detiene para dibujar círculos con una exasperante parsimonia que te hace rogar por más. Ignora tus súplicas, sus dedos recorriendo múltiples veces el mismo camino, antes de posicionar uno contra tu entrada y ver cómo se contrae con anticipación.
-Estás muy mojada, mi amor- vuelve a besar tu muslo y sólo para torturarte continúa:- Me parece que no vamos a necesitar el lubricante.
-Enzo...
-¿Qué?
-Apurate.
-Mirame- ordena. Cuando no obedecés decide morderte para llamar tu atención-. Necesito que me hables, ¿sí? Cualquier cosa que quieras, cuando algo no te guste, si duele...
-Está bien.
Te recompensa introduciendo su dedo medio y mordés tus nudillos. Sus dedos, más grandes y más largos que los tuyos, te hacen sentir llena y tocan en tu interior todos esos puntos que por lo general no podés encontrar. Mientras realiza pequeños movimientos, arrastrando el dígito dentro y fuera de tu estrecha entrada, gira su muñeca y curva la punta del mismo.
-Acá, ¿no?- sonríe cuando te escucha gemir.
Besa tu clítoris un par de veces, el contacto breve y suave, como una especie de advertencia antes de utilizar su lengua y labios en vos. Está tan desesperado por probarte que no se molesta en medirse y cuando te quejás por la sensibilidad, producto de tu anterior orgasmo, no parece importarle en lo absoluto. Continúa devorándote y tantea tu entrada con un segundo dedo.
Tirás de su cabello -es tanto o más sedoso de lo que pensabas- y te movés contra su boca, cualquier remanente de autocontrol ahora perdido, porque nunca antes habías experimentado algo así. El sonido producido por la mezcla entre tu humedad y su saliva es obsceno, ambos fluidos empapan tu centro, tus muslos, su mano y su rostro, pero eso parece excitarlos más.
-Más- exigís cuando sentís la proximidad de tu orgasmo.
Enzo introduce otro dedo y no podés hacer nada más que dejarte ir entre sollozos. En lugar de detenerse aumenta su tempo, sujetando tu pierna para impedir que escapes y manteniendo sus labios adheridos a tus pliegues para beber de tu liberación. Tus manos en su cabello, batallando por alejarlo y simultáneamente presionándolo más contra tu cuerpo, su nombre en tu boca, las contracciones de tus paredes y todo tu ser comienzan a volverse una adicción para él.
Se obliga a dejar de frotarse contra el colchón. No quiere arruinarlo todo.
-¿Querés más?- ofrece cuando vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo. Tus pestañas brillan por las lágrimas que derramaste y él besa el rastro húmedo en tus mejillas mientras tu mano baja por su torso antes de colarse en su ropa interior. Cuando comenzás a tocarlo la calidez de tu palma amenaza con desbordarlo y busca refugio en tu cuello-. Dios... Me vas a matar.
-¿Así está bien?
-Sí, sí.
Cuando se reincorpora tomás su mejilla en tu otra mano y él gira su rostro unos centímetros para poder besar tu palma. Sólo deja de mirar tus ojos para ver tu boca, la manera en que mordés tu labio inferior con fuerza, tu mano envolviéndolo con dificultad y llevándolo hacia el límite. Cuando bajás la mirada comprendés el motivo de su fascinación y no podés evitar gemir.
Gotea cantidades absurdas de líquido preseminal sobre tu estómago.
-¿Enzo?
-¿Qué?
-Es muy grande- intenta ocultar su sonrisa, pero es en vano, ya conocés el significado y no te molestás en ocultar tu frustración ante su reacción arrogante-. No es gracioso.
-Perdón, bebé, es que…- se interrumpe con un gemido profundo que te hace apretar los muslos-. Está bien si querés parar.
-No quiero- aclarás-. Es que...
-¿Tenés lubricante?
Estirás el brazo para tomar el lubricante, perdido entre tus almohadas, sin dejar de tocarlo. Quién lamenta más el tener que separarse del otro es una pregunta sin respuesta, pero lo hacen, porque es necesario y porque saben que sólo será cuestión de unos minutos. Con expresión serena, intentando calmar tanto tus nervios como los suyos, Enzo deja caer unas gotas del producto en tu centro.
Vuelve a deslizar sus dedos en tu interior, separándolos y maravillándose con la imagen de tu entrada dilatándose, antes de arrojar un poco más de producto con la esperanza de facilitar la penetración. Tirás de las sábanas cuando un tercer dedo entra en tu cuerpo y ambos fingen ignorar la manera en que tu mirada permanece siempre sobre su mano.
-¿Qué decís?- pregunta mientras utiliza la base de su mano para ocuparse de tu clítoris-. ¿Estás lista?
-Sí.
Hace una pausa para desnudarse y perdés la capacidad del habla cuando por fin podés apreciar todo su cuerpo: los músculos en sus brazos, su pecho y su abdomen tonificado, el rastro de vello en la base de su miembro. Intentás dejar de mirarlo, concentrarte en su rostro, pero no parece molestarle y tampoco tenés la fuerza para despegar tu mirada de su persona.
Ocupa el lugar entre tus piernas, sosteniéndose con un brazo mientras guía su miembro hacia tu entrada, su rostro sobre el tuyo para poder mantener el contacto visual. Cuando delinea tus pliegues con su punta gemís y colocás una mano en su pecho, tus uñas rozando su piel, suplicándole silenciosamente y también rogándole para que se dé prisa.
Una pequeña exclamación hace que separes los labios -tu mandíbula cayendo exageradamente- una vez que comienza a penetrarte. El dolor te sorprende, pero es tolerable, sobre todo porque Enzo se mueve con la lentitud y la suavidad necesarias para permitir que te acostumbres a su tamaño. Rasguñás su pecho con los siguientes centímetros y él frunce el ceño, concentrado, intentando no provocarte más dolor.
-¿Necesitás que pare?
-No- negás rápidamente-. No pares.
Continúa hasta que la mitad de su miembro desaparece en tu interior y sólo entonces se detiene. La contracción de tus músculos sobre su extensión ya es exquisita y puede ver en tu rostro que necesitás un minuto o dos para recomponerte. Junta con su pulgar la saliva que mancha tu mentón y lo utiliza para jugar con tu clítoris.
Tu expresión de vulnerabilidad y total entrega le hacen perder el control. Mueve sus caderas sin pensarlo y gritás, pero tu cuerpo cede, recibiéndolo sin oponer mucha más resistencia. Termina de hundirse sin dejar de tocarte, esforzándose por mantener un ritmo constante para relajarte, ignorando el irrefrenable deseo de utilizarte de todas las maneras posibles hasta que sólo recuerdes su nombre.
Llevás una mano hacia tu abdomen bajo mientras balbuceás incoherentemente (sólo comprende las palabras profundo y llena) y él la cubre con la suya antes de ejercer presión. El gemido roto y tu respiración son la única advertencia que recibe antes de ver cómo otro orgasmo sacude tu cuerpo, tu espalda arqueándose y tus piernas rodeando su cadera para tenerlo más cerca (es imposible), tus párpados cerrados con fuerza y las lágrimas que no dejan de caer.
Sólo deja de tocarte cuando intentás apartar su mano, presa de la sobre estimulación, aunque escoge ese momento para comenzar a moverse. Sus estocadas no son precisamente lentas, pero el ritmo te permite acostumbrarte a la sensación de plenitud y el insufrible placer que produce la fricción entre su cuerpo y el tuyo.
Descansa sus codos a ambos lados de tu rostro para poder estar más cerca.
-Estás muy apretada- dice contra tu boca-. Me encantás.
-Me…- te interrumpís y humedecés tus labios en un intento de reunir valor. Cerrás los ojos antes de confesar:- Me encanta tu pija, Enzo.
Captura tus labios en un beso lleno de una pasión que se refleja también en el brutal golpe de sus caderas. Tu cuerpo se sacude sobre las sábanas y cuando Enzo rompe el beso –sus bocas permanecen unidas por un hilo de saliva- su mirada termina en tus pechos, hipnotizado por cómo suben y bajan con cada embestida, tus pezones erectos provocándolo.
El sonido de sus cuerpos colisionando resuena entre las paredes de tu habitación junto con tus gemidos agudos y su respiración pesada, el contacto de sus labios y tu piel con cada beso que deja en tu mandíbula y tu cuello, tus protestas cuando utiliza los dientes. Se queja cuando tus uñas se clavan en sus brazos, dibujando como lo hicieron en sus hombros y espalda, pero no intenta detenerte. Quiere un recordatorio de este momento.
En un fugaz movimiento intercambia sus posiciones, recostándose sobre el colchón y dejándote sentada sobre él, sus manos ahora sujetando con firmeza tu cadera para guiarte. El nuevo ángulo y el constante roce de tu clítoris sobre su pelvis te hacen delirar: repetís su nombre como una plegaria, rasguñás su pecho, rodeás su cuello con una mano y sujetás su mandíbula con la otra, desesperada por sentirlo.
-Sos hermosa, ¿sabías?- pellizca tu pezón y cuando intentás zafarte de su agarre golpea tu pecho con su palma abierta-. Y sos mía. Toda mía.
No estás segura de si son sus palabras o el placer lo que motiva tus acciones, pero plantás tus pies sobre el colchón y tus manos sobre su pecho en busca de apoyo, robándole con tus rápidos y pequeños saltos un gemido gutural. El esfuerzo hace arder tus músculos luego de unos pocos minutos pero no te detenés, querés volverlo loco y se siente muy bien como para parar.
Cada vez que tus muslos impactan con su cuerpo su punta besa tu cérvix y gritás. La línea que separa el placer y el dolor termina de difuminarse cuando sentís sus uñas en tu pierna y en tu cadera, cada vez más profundo, como si intentara marcarte de todas las maneras posibles.
Cuando Enzo rodea tu cintura con sus manos y toma impulso para embestirte te frustrás, molesta por ser incapaz de controlarlo como él te controla y también excitada por el poder que tiene sobre vos, pero la fuerza de sus movimientos termina haciéndote caer sobre su pecho y allí olvidás cualquier pensamiento que no sea su nombre.
Besás sus clavículas y él besa tu cabello antes de abrazarte con fuerza. Gemís sin control.
-Me vas a dejar llenarte toda, ¿no?- pregunta. Cuando no respondés tira de tu cabello para obligarte a mirarlo y no está seguro de qué disfruta más: las lágrimas que caen en cascada por tus mejillas o el hilo de saliva que escapa de tus labios-. ¿Querés que te llene la conchita?
-Sí, sí, sí.
Besa tu frente y cuando buscás su boca te corresponde. Tus suspiros, jadeos y gemidos se derraman sobre sus labios, así como las palabras inentendibles que le dirigís, pero él no necesita de palabras para saber lo que intentás comunicarle. Puede sentir tus pezones erectos contra su pecho y la manera en que tu interior succiona su miembro desesperadamente.
Golpea tu mejilla para llamar tu atención.
-Sos mía, ¿entendiste?
-Y vos sos mío.
-Siempre- con su mano en tu nuca te obliga a descansar tu frente sobre la suya. La intensidad y devoción que brillan en sus ojos te hace temblar entre sus brazos-. Somos el uno para el otro.
Sus palabras te empujan hacia el orgasmo y arrastrás tus labios por su mandíbula antes de buscar refugio en su cuello, desbordada por su confesión, por cómo sus brazos te rodean, por la forma en que abusa de tu cuerpo sin consideración.
El placer es intolerable y sentís el impulso de cerrar las piernas, pero la cadera de Enzo se interpone, así que mordés su hombro para lograr sobrellevar la brutalidad de tu clímax. Esto parece ser el último empujón que necesita para su propio orgasmo, porque sus embestidas frenéticas se tornan erráticas.  
-Toda, Enzo, toda- suplicás-. Por favor.
Intenta contenerse, prolongar el momento, pero es imposible considerando lo que estás pidiendo con tanta desesperación. Recorre todo tu cuerpo con sus manos y finalmente se deja ir (sus yemas sobre la piel que rodea tu entrada y rozando su miembro cada vez que entra y sale) con un gruñido. Llena tu interior con su semen caliente y no deja de moverse hasta que está seguro de que no queda nada más por derramar.
Besa tu hombro mientras intentan recuperarse.
-¿Estás bien?
-Sí- contestás con un hilo de voz-. ¿Vos…?
-Mejor que nunca.
Soltás una risa tímida.
-Estás temblando otra vez- susurra cuando abandonás tu lugar en su cuello. Peina tu cabello y busca cualquier señal de incomodidad o dolor en tu rostro-. ¿Estás segura de que estás bien?
-Sí.
-Voy a...
Abandona tu interior lentamente y protestás por la sensación de ardor en tu entrada. Besa tu mejilla para disculparse y te recuesta sobre el colchón, estirándose para poder tomar su camiseta y cubriéndote con ella. Suelta una carcajada.
-¿De qué te reís?
Se arroja a tu lado.
-Nunca imaginé que esto iba a pasar- acaricia tu mejilla-. Pensé que sería diferente.
-¿Te arrepentís...?
-No. Nunca. Jamás pienses eso- vuelve a acercarse a tu rostro-. Es así como tenía que ser.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto.
-¿Qué estabas haciendo antes de venir?
-Fui a ver la obra que protagoniza un amigo.
-¿Y por qué recién cuando llegaste me mandaste un mensaje preguntando si estaba enojada?- tomás un mechón de su cabello entre tus dedos-. ¿No se te ocurrió que podía estar ocupada?
-Qué suerte que no lo estabas, ¿no?- ríe-. Pensaba hablar con vos antes, ¿sabés? Cuando no me respondiste las historias pensé en decirte.
-¿Y qué pasó?
-No podía esperar más. Quería verte.
Tu sonrisa es reemplazada por una mueca de disgusto rápidamente y cuando bajás la vista Enzo comprende el motivo. Su liberación corre por tu piel y mancha tus muslos de manera tentadora, pero la cantidad que cae humedece y oscurece las sábanas.
En silencio abandonan la cama y te conduce hacia el baño. Espera pacientemente junto a la puerta y cuando lo invitás a entrar te sigue hacia la ducha, donde no puede evitar besarte mientras el agua caliente impacta de lleno en sus hombros y su espalda.
-Lo dije en serio- asegura cuando el vapor los rodea por completo-. Somos el uno para el otro.
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caostalgia · 9 months ago
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Cabeza en alto, estrategia rápida y aprendizaje continuo, frente a "Personas estrago".
-S.B
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largativa55 · 3 months ago
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La conejita de Sainz
Carlos "Chilli" Sainz
cw: obscenidad/pwp, lectora-esposa, apodos, lectora borracha, fetiche paternal, fetiche de tamaño, diferencia de edad (24/36), misionero, charla sucia, apodos.
La historia original pertenece a @bunnys-kisses
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El licor corría suavemente por tu cuerpo mientras caminabas por el borde de la piscina. Te reías mientras tratabas de mantener el equilibrio.
" Conejita", escuchaste la voz de Carlos mientras te alejabas de la piscina y te apoyabas contra su pecho.
Te aferraste a la parte delantera de su camisa blanca y te reíste. Miraste hacia arriba y sonreíste, "Chilli". Intentaste ponerte de puntillas para besarlo, olvidando la realidad de que estabas en medio de una fiesta en la piscina.
Alguien había tomado demasiadas sangrías y estaba borracho y un poco tonto junto a la piscina. Carlos casi lo encontró adorable, si no estuviera tan cerca de la piscina. No quería que su pequeña conejita se golpeara la cabeza.
Él ahuecó la parte de atrás de tu cabeza por un momento y presionó tu cara contra su pecho. Gemiste un poco en su camisa mientras la oleada de borrachera corría hacia tu cabeza. Pobre conejita.
"¿Qué estás haciendo, conejita ?" preguntó mientras te alejaba de la piscina y te acercaba a las sillas del patio. Te bajó y se agachó a tu lado.
"Quería nadar", cantaste y pateaste un poco los pies, lo que solo te hizo reír a carcajadas. Eras dolorosamente adorable.
Estabas vestida para la ocasión, con un bikini estampado de color amarillo pastel y azul oscuro que mostraba felizmente tus curvas a los asistentes a la fiesta. Podrías llamar la atención de cualquier hombre, pero luego tendrían que lidiar con la mirada asesina del piloto madrileño.
Carlos tomó tus manos y te miró, "no creo que sea la mejor idea ahora mismo". Frotó tus nudillos por un momento mientras miraba tus manos, "no te pares demasiado cerca del borde, conejita . podrías lastimarte".
Lo miraste y te reíste, "Carlos, ¡te preocupas demasiado!" y uniste tus dedos con los de él juguetonamente, "Estoy tan bien como la lluvia".
Carlos te miró, claramente no estabas "bien como la lluvia", estabas más borracho que un marinero y todavía tenías más en tu taza. Afortunadamente, lo dejó en una mesa auxiliar cercana antes de que terminaras todo el tiempo. Besó tus manos amorosamente y dijo: "¿Qué tal si entramos un rato?" Su tono era tierno.
"pero la fiesta."- dije con un puchero.
Carlos se inclinó para besarte en los labios. "Sé que eres el alma de la fiesta". Se inclinó un poco más hacia tu oído y dijo: "Pero papá quiere que no tengas resaca. ¿Te gusta mi persona ?"
Hiciste pucheros por un momento antes de asentir con la cabeza y dejar que Carlos te ayudara a levantarte de la silla. Él se mantuvo cerca de ti mientras te llevaba adentro. Afortunadamente, la mayoría estaban afuera, disfrutando del sol del verano italiano.
Pero la pobre Conejita de Carlos había tomado demasiado licor y demasiado sol. Le preocupaba que te quemaras con el sol mientras te llevaba a través de la casa de verano hasta el dormitorio en el que ibas a dormir durante la semana.
Carlos te detuvo al pie de la cama antes de desatar los cordones de tu bikini y dejarlo caer de tu cuerpo, fue fácil nada los mantenía sujetos a tu cuerpo.
Pobre niña, las líneas de bronceado iban a ser interesantes en unos días. Puso sus manos sobre tus caderas desnudas y te miró a los ojos. Se arrugaron cuando sonrió. "Buena niña". Frotó círculos en tus caderas con sus pulgares. "Sé que querías festejar más, pero papá tiene que cuidarte".
Hiciste pucheros, "Ni siquiera estoy tan borracha. ¡Puedo probarlo!" cantaste patéticamente. Hoy eras su pequeña princesa borracha.
—¿Y cómo lo harías, mi pequeña conejita ? —preguntó mientras te miraba. Se detuvo sobre ti como una sombra alta, era más alto que tú.
"¡Podría chuparte la polla!" le sonreíste.
Él te miró y sonrió, "Creo que te he malcriado, ¿no?" preguntó mientras sostenía tu barbilla para que siguieras mirándolo. Se rió entre dientes, "Te malcrié muchísimo, ¿crees que puedes obtener lo que quieras si me chupas la polla?" Sacudió la cabeza.
No podía creer que había dejado que su pequeña se volviera tan malcriada, pensando que ella podría salirse con la suya si tan solo lo hacía correrse. Te dejó en la cama y se puso encima de ti. Su cinturón fue lo primero que se quitó.
Rápidamente ajustó el cinturón alrededor de tus muñecas, asegurándose de que su pequeño ángel se quedara quieto. Con tus muñecas atadas, miró tu cuerpo desnudo. Sus manos recorrieron tus costados, lo que te hizo retorcerte.
"Por eso no quería que usaras ese bikini", dijo sacudiendo la cabeza y con los ojos clavados en tu figura, "todos se quedarían mirándote. Eres la mujer más hermosa que jamás habían visto". Se acurrucó más cerca de ti y te besó la cara con tanto cariño, "no quería que mi pequeña esposa saliera lastimada. Habías bebido demasiado, Tienes que escuchar a papá o podrías lastimarte".
Su ternura te hizo retorcerte, podías sentir la pegajosidad entre tus muslos crecer por sus palabras suaves pero fuertes. Él no estaba arrojando a su princesa sobre su regazo y abofeteando sus mejillas hasta que se amorataran. Él solo pensó que simplemente no lo sabías mejor, que no estabas acostumbrada a que las cosas estuvieran en tanta abundancia.
Eras la esposa de Carlos, más pequeña, más débil, más inocente, dolorosamente más joven. Carlos sintió una sensación de protección sobre ti cuando capturó tus labios en los suyos y sus dedos encontraron su camino hacia su cabello. Gemiste en el beso y pudiste sentir tu calor irradiando tu cuerpo.
Cuando él se apartó, tomaste su camisa blanca y comenzaste a desabrochar los pequeños botones. Te estabas impacientando y, como la mocosa que eras, dejaste caer tus manos sobre la cama y gemiste: "¡Papi!"
Él se rió entre dientes y se inclinó hacia atrás para sacarse la camisa del cuerpo. Una vez que se la quitó, junto con la camiseta blanca, tus manos recorrieron su torso desnudo.
Tu núcleo palpitaba mientras gemías: "Papi, vamos. ¡He sido buena!"
Él te sonrió y dejó que las prendas cayeran de la cama en un montón en el suelo. Su pequeña diosa del sol, su pequeña conejita... no había suficientes palabras en ninguno de los idiomas que se hablaban que describieran con precisión lo que sentía por ti.
Se quitó los pantalones sin tu ayuda y tu mirada se detuvo en el bulto de sus calzoncillos. Su polla estaba dolorosamente dura, lo que significaba que sentirías su longitud en lo profundo de tu coño.
Él era una ducha, seguro. Sin cortar y pesado. Incluso después de todo este tiempo de tener sexo con él, todavía era un ajuste apretado. Una vez dijo que era como tratar de caber en un lugar de estacionamiento estrecho . Cuando hiciste una mueca por su broma, él simplemente te tiró las rodillas a las orejas y te hizo ver estrellas.
"¿Te gusta lo que ves, conejita ?" preguntó con curiosidad, agarró tus manos atadas y te hizo tocar su polla a través de su ropa interior. Su impresionante tamaño todavía te hizo tragar saliva mientras lo sentías.
No te hizo ninguna gracia admitirlo, pero en otra ocasión, cuando estabas borracho en una fiesta en la piscina, charlaste alegremente con Charles o Lando (no te acordabas) de que Carlos tenía la "salchicha española más rica" ​​y luego te echaste a reír antes de irte tambaleándote a buscar a tu marido. Todo lo que sabías era que ambos conductores no pudieron mirar a su amigo a los ojos durante unos dos meses después. Saberlo todo era demasiado para ellos.
Asentiste, "Sí, papi. Creo que se ha vuelto más grande".
Él se rió entre dientes mientras bajaba su ropa interior debajo de su polla, esta se balanceó y tú tragaste saliva al verla. Te dijo mientras estiraba la mano para acariciar tu suave mejilla, "es solo para satisfacer tu apetito insaciable, conejita ".
Hiciste pucheros, el zumbido en tu cabeza era fuerte mientras decías, "¡No soy tan codicioso!"
Te dirigió una mirada severa mientras decía: " Conejita, no mientas. Ya sabes lo que les pasa a los mentirosos". Te dijo enarcando las cejas y observando tu movimiento incómodo. Podía notar que te estabas poniendo caliente por todas partes.
"Lo siento, papi."
Se quitó la ropa interior y la dejó en el suelo con el resto de su ropa. Se sentía como si el resto del mundo se hubiera apagado, ni siquiera podía concentrarse en los sonidos de la fiesta afuera. La música y las conversaciones llegaban a través de las ventanas abiertas, pero estaba tan embelesado por tu belleza desnuda debajo de él.
Sus manos rozaron tus costados mientras te veía reír. Te retorciste un poco, qué niña tan cosquillosa. Él se inclinó para besarte, estaba arrodillado entre tus piernas y sus manos estaban toqueteando tus pechos.
El beso fue descuidado y desordenado, te hizo sentir caliente por todas partes. Tener a tu apuesto esposo demorándose sobre ti, su lengua dentro de tu boca. Su polla estaba completamente firme, ansiosa por hundirse en ti. Se frotó contra ti, su dura polla presionada contra tu estómago.
El empujón hizo que tu corazón se acelerara antes de que él se alejara y miraras fijamente esos hermosos ojos. Te moviste un poco, el placer y el alcohol hicieron que tus pensamientos fueran turbios. Parecías estar impulsada por el único propósito de alcanzar el orgasmo.
Él te agarró por los muslos y los levantó, mantuviste la posición mientras él colocaba una almohada extra debajo de tus caderas para hacer palanca. Se lamió los labios al verte.
"Hermosa, pequeña conejita ", se rió, " cariño". Su tono estaba vidrioso con afecto mientras se colocaba completamente entre tus piernas y frotaba su polla contra los labios de tu vagina.
Gimoteaste y trataste de cubrirte la cara con tus manos atadas, pero Carlos no quiso saber nada de eso. Se tumbó de nuevo en la cama y se inclinó sobre ti. Con su polla dura en la otra mano, "No te escondas de mí", dijo, su voz teñida de más lujuria, "Quiero ver la cara de mi hermosa esposa cuando la estoy follando". Sus palabras fueron sucias, "Quiero que recuerdes esta cara para cuando no esté y te sientas tan necesitada. Pequeña necesitada".
Tu corazón latía con fuerza mientras él frotaba su polla contra tu coño, casi deslizándose dentro. Te retorciste un poco con anticipación, pero Carlos te mantuvo abajo.
—No, no —dijo—. Quédate quieto.
"Pero papii", hiciste puchero.
Él negó con la cabeza, "compórtate". Dejó un dolor en ti que pronto fue llenado por su polla entrando suavemente en ti. Él te observó hacer una mueca y esperó un momento para que te adaptaras porque él se hundió por completo.
Su mente se quedó en blanco por un momento antes de salir de ella para continuar empujando toda su longitud dentro de ti. Tenía tus piernas envueltas alrededor de su cintura. Amaba la sensación de tu suave piel contra la suya. Te veías divina, nerviosa y borracha, pero anhelándolo.
un dolor carnal, de esos que te dejaban la cabeza dando vueltas. el placer te dejaba ahogado mientras tus gemidos eran dulces ruidos para sus oídos. su encantadora esposa. ¿Cómo tuvo tanta suerte?
Te mantuvo inmovilizada contra la cama con sus manos en tu muñeca y comenzó a empujar. Usó su agarre en ti como palanca. Su polla estaba cómoda en tu apretado coño, un ajuste apropiado. Empujó dentro y fuera de ti y te dejó sin aliento. Escuchó tus gemidos aéreos mientras empujaba su polla dentro de ti.
Eras tan dolorosamente dulce. Su pequeña y tonta conejita , la pequeña cosa que lo tenía alrededor de tus dedos. Te miraba con amor, dándote besos abrasadores. Sus caderas chocaban contra ti mientras arqueabas la espalda fuera de la cama. No tenías la fuerza para soltarte de su agarre.
Incluso a su edad, él todavía era capaz de inmovilizarte y follarte sin parar. Hacerte ver estrellas cuando el placer te invadía. Algunos gemidos quedaron atrapados en tu garganta, lo que lo incitó a follarte duro.
El marco de hierro de la cama chocaba contra la pared blanca del dormitorio. La luz de la tarde entraba por las ventanas. Eras un espectáculo digno de contemplar en el resplandor del día. Su pobre ángel, estabas un poco quemado por el sol.
pero estaba bien, papá se encargaría de eso, tal como cuidaba de ti en todo lo demás. Sus besos eran delicados en tus mejillas y clavículas, a diferencia del ritmo en el que te estaba cogiendo.
Fue opresivo y fuerte, hizo que se te hiciera un nudo en el estómago mientras sentías los latidos de tu corazón en tus oídos. Él te abrazó y te hizo rebotar sobre su polla.
Tus retorcimientos solo alimentaron el fuego en sus entrañas mientras empujaba su polla dentro de ti hasta la raíz. Se aseguró de que recordaras firmemente la sensación de él dentro de ti. Tus expresiones, desde el poco dolor hasta el inmenso placer, solo hicieron que el hombre mayor se sintiera más excitado por ti.
Sus palabras eran sucias mientras se frotaba contra ti, "¿Te gusta cuando te cojo? ¿Cuando se siente tan bien? Te gusta cuando te tengo inmovilizada en la cama y te cojo como a un animal. Hay gente afuera que quiere verte y hablar contigo, pero en cambio estás demasiado ocupada tomando la polla de tu marido como la buena chica que eres". Te besó en la entrepierna, estaban húmedos y te pusieron caliente por todas partes, "hermosa, niña". Ronroneó, "Sabes exactamente cómo hacerme sentir bien. No es tu culpa que te emborraches tanto, solo te dieron vaso tras vaso. Pequeña tontería", se rió entre dientes mientras dejaba un lindo chupetón en tu cuello.
Estabas en las nubes, dejando que tu marido te follara. Sentías el placer en tus entrañas cuanto más fuerte embestía. Estabas perdida en un mar de lujuria mientras sentías que tus paredes se aferraban a su polla. Dos mitades de un agujero perfecto.
Jadeaste salvajemente y trataste de aferrarte a él, pero él te tenía por las muñecas. Estabas atrapada debajo de él, con las piernas alrededor de su cintura mientras él empujaba dentro de ti.
Su ritmo comenzó a tambalearse y sentiste el calor acumularse en tus entrañas. Gemiste y te retorciste tanto como pudiste. Y antes de que te dieras cuenta, sentiste la oleada del clímax consumirte por completo. Tus ruidos se cortaron cuando quedaron atrapados en tu garganta y tu cabeza palpitaba por la emoción.
" Conejita ", ronroneó.
"ahmh papii", respondiste, sintiendo la lengua pesada en tu boca.
Él empujó más dentro de ti, doblando tu espalda para perforarte con su polla. Podías saborear el líquido preseminal en el fondo de tu garganta. Te cogió sin demasiado abandono hasta que sintió la intensa experiencia del orgasmo.
Él entró en ti y tú lo aceptaste como la buena esposa que eras. Gimoteaste su nombre mientras él disminuía la velocidad. Su pobre chica ya estaba sobreestimulada. Él quería una segunda ronda, pero tú estabas drogada. Tu cabello era un desastre, parcialmente quemado por el sol con el alcohol todavía en tu sistema.
"Pobrecita, conejita ", te susurró mientras sostenía su polla dentro de ti por un momento.
Luego se retiró y frotó su polla ablandada contra tu coño para una última sensación de tu sexo. Estabas feliz, exhausta debajo de él.
—¿Mi conejita ya terminó por hoy? —preguntó mientras palmeaba tus pechos, sintiendo la masa entre sus dedos.
Asentiste lentamente: "Sí, papi".
—Bueno, descansa ahora, Conejita . Voy a ver cómo están nuestros invitados. Si te sientes mejor, puedes unirte a nosotros nuevamente. Pero no más alcohol, no es bueno para una chica como tú. —Besó la parte superior de tu cabeza antes de salir de la cama para buscar su ropa.
Permaneciste acurrucada desnuda con la manta sobre tu cabeza, miraste desde la manta y tuviste una buena vista del trasero de tu marido mientras se inclinaba para recoger sus calzoncillos. Te reíste para ti misma antes de seguir vigilándolo.
Aquí les dejo la historia original por si gustan leerla.
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koishhiteru · 7 months ago
Note
hola linda! podes hacer algo de orgasm denial con enzo? 😵‍💫💗
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౨ৎ AGUANTA un poco MÁS
warnings: smut. +18. orgasm denial. unprotected p in v. dacryphilia.
n/a: lo siento por la inactividad, es que el último post tuvo poco apoyo y me desanimé haksbjs😓
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Enzo no paraba de juguetear con tú clitoris mientras te embestía lentamente. Llevabais así varias horas, con una de tus piernas en su hombro y sin dejar que te corrieras.
“Enzo… por favor” lloriqueaste mientras intentabas apartar su mano de tu clitoris.
“Shh, ya está chiquita. Solo un poco más, respira hondo y aguanta” dijo con una gran sonrisa, viendo como te corrompías debajo suya.
Gimoteabas mientras arañabas sus fuertes brazos en busca de alivio, sus embestidas te brindaban placer pero el se las apañaba para hacer que no te vinieras.
Lágrimas caían por tus mejillas y eso solo le prendía más. Sus caderas empezaron a moverse más rápido haciendo que ambos gimieran alto.
Enzo bajó tu pierna de su hombro y se recostó encima tuya para besarte apasionadamente. Sus caderas chocaban frenéticamente con las tuyas, volvías a estar al borde del orgasmo y ya te estabas exasperando, arañabas la espalda de tu novio mientras enrollabas tus piernas en su cintura.
“Enzo, te lo suplico, déjame correrme” suplicaste en su oído mientras tus ojos rodaban detrás de tu cabeza por el placer.
“Lo sé bebé, estás siendo una buena chica, aguanta, ¿si?” contestó con una pequeña sonrisa de lado mientras apartaba algunos mechones de tu pelo fuera de tu cara.
Ahora fuiste tú la que juntó sus labios con los tuyos, os besabais sin cesar mientras la mano que masajeaba tu clitoris fue a apretar uno de tus pechos, haciendo que jadearas. Enzo aprovechó que tu boca estaba abierta para meter su lengua en tu boca y así explorar el interior de esta.
Sus besos hacían que te distrajeras del hecho de que aún después de tantas horas que Enzo se había pasado dándote placer, todavía no te habías podido venir.
“Ya casi estoy pequeña, solo un poco más y te podrás correr” susurra sobre tus labios mientras cierra los ojos echa la cabeza hacia atrás, acto seguido suelta un sonido gutural gracias al placer y empieza a moverse lento de nuevo, pero de manera en la que su pene toque todos los lugares correctos.
Poco tiempo después el hombre pellizca uno de tus pezones, dándote vía libre a que te corras ya que él iba a hacer lo mismo.
Con un grito tuyo y un gruñido de parte de Enzo ambos se corren. Tus paredes vaginales se tintaban de blanco mientras la masculinidad del pelinegro se manchaba con tus jugos.
Enzo disminuyó progresivamente sus estocadas y apoyó su cabeza en tu hombro, intentando recuperar su respiración. Tus manos fueron instintivamente a su cabello y lo acariciaste mientras cerrabas los ojos, dispuesta a dormir después de tanto esfuerzo.
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oinorinoyaiba · 5 months ago
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Miyabi es alto, pero bastante delgado y con facciones envidiables... Aún así nunca ha tenido problema para intimidar a nadie con su voz, con su actitud, con su expresión o con algo menos físico. Y hoy parece ser de esas noches en las que cualquiera con ojos, orejas y sexto sentido es lo suficientemente sabio como para apartarse de su camino.
El viejo casino de la calle Murata, uno de los primeros "negocios" a los que su padre le mandó para "ofrecer sus servicios" y cuyas deudas llevo al dueño a, según informes policiales, ahorcarse en su despacho... Allí se había asentado el enjambre de Takeuchi Daisuke bajo la idea de tener a hombres en ese barrio para lo que pudiera ser, una zona privilegiada no por la cantidad de clientela que hiciera vida nocturna si no por la "calidad" de esta.
Perfecto para que una rata sarnosa llenara los bolsillos de posibles alianzas, o influenciara a cualquier joven con malas ideas y peores notas.
Ahora no era más que un local con un par de paredes de pachinko funcionales, dos mesas de apuestas y una amplia barra de alcohol... Pero las coloridas luces del exterior le hacen entender rápidamente de que efectivamente, ese sigue siendo el nido de la serpiente.
Miyabi no es de sutilezas, Miyabi no es de pensar en estrategias ni mucho menos... Pero por la calle en la que va tiene justo delante la caja de fusibles del edificio y, en ese momento, le parece buena idea dejar que Kuroha la derrita.
En apenas unos segundos las luces del edificio saltan, dejando solo las parpadeantes luces de emergencia como única fuente de luz. Nadie parece especialmente alertado, la energía general parece ser la de una fiesta momentáneamente fastidiada.
A punto de demostrarles lo contrario, Miyabi entra en el edificio. No conoce tan bien el edificio como los que están en él, y eso le pone en desventaja. Pero tanto el factor sorpresa como su increíble sintonía con su perra son sus ases en la manga. Eso y el no estar borracho, no como sus contrincantes.
Desenvaina su espada y se queda con la saya en la mano izquierda. Corta la primera cabeza tras ver a su primera víctima en un destello de luz. Engancha a su acompañante usando su brazo y la funda, solo para clavarle la espada en la espalda.
Un grito, que le indica donde está su próxima víctima. Kuroha salta al cuello del primer idiota que, entre el pánico, se le ocurre disparar al aire revelando también su posición.
Entre gritos, disparos, golpes y ladridos, ninguno de los presentes es capaz de esconderse de Miyabi en la intermitente oscuridad. Y cada uno de ellos recibe la misma porción de ira que el anterior, la cual no parece tener fin y más parece crecer mientras la adrenalina se adueña de su cuerpo.
Porque cuanta más carne corta, más cerca está de Takeuchi.
Cuando finalmente está delante de esta se detiene. Sabiendo perfectamente que el jaleo ha sido oído de todos modos, manda a Kuroha a derretir la puerta. Las llamas reciben alguna que otra bala, de algún comensal intentando eliminar la amenaza, clavándose en las paredes y el techo.
Aparece, sin miedo ninguno, de entre las llamas una vez estas se han calmado un poco, como un espíritu colérico mandado desde el mismísimo infierno.
Para los presentes, de hecho, ahora mismo lo es. Porque el hijo del Oni está muerto, y lo que tienen delante no puede ser más que un fantasma.
De nuevo Kuroha, como si fuera invocada y creada desde las llamas, salta en escena a acabar con el primero que alza su arma. La espada de Miyabi acaba con los más sorprendidos y con aquellos que han creído que ahora es un buen momento para creer en Dios.
Takeuchi queda el último. Está sentado en el suelo, reculando con las manos, llorando. Tan patético como lo recordaba... Solo que con mejores camisas y un bigote bajo el que seguramente ha ido escondiendo su nueva sonrisa de soberbia ese último año.
E-Espera... ¡Espera! Podemos llegar a un acuerdo... ¡T-Te daré lo que sea! Su voz se vuelve más y más nerviosa al ver que los pasos del ahora ensangrentando Miyabi no se detienen. ¡Te diré lo que se-!
Ni siquiera le permite terminar la frase, deja que sea la hoja de su katana el que le interrumpe.
Miyabi yergue después del movimiento, sin dejar de mirar a los ojos de la ahora inerte cabeza del yakuza. Siente su sudor empapar su cuerpo, los golpes que ha recibido en algún que otro forcejeo arder, y la sangre ajena que tiñe su ropa gotear al suelo.
#rp
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nebulamorada · 4 months ago
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Tu esposo, Cregan Stark, quien a pesar de su gruesa y estoica constitución jamás fue más que tierno entre las sábanas; su gran cuerpo sobre ti brindando proteínas y calor en lugar de dominación mientras ambos hacían el amor durante las largas noches del invierno.
Tu esposo, Cregan Stark, quien comparte una mirada de complicidad contigo cada que debe irse fuera de Winterfell, sabiendo lo que les espera a ambos en su regreso.
Tu esposo, Cregan Stark, quien luego de unas semanas cumpliendo algunos deberes en el muro irrumpe en sus aposentos compartidos, despidiendo a las damas que te asistían ordenándoles cuidar de Rickon y prohibiendoles interrumpir el resto del día.
Tu esposo, Cregan Stark, quien acaricia toda la piel que se muestra de tu cuerpo a medida que quita las ropas, completamente desesperado por sentirte de nuevo a su alrededor.
Tu esposo, Cregan Stark, que pasa al menos una hora con la cabeza entre tus piernas una vez te tiene en la cama, después de días que se sintieron como años lejos de ti, de tu calor, de tu olor...de tu sabor.
Tu esposo, Cregan Stark, quien hace que cada quejido y gemido que tengas para decir sea lo suficientemente alto como para que gran parte del castillo lo escuche.
Tu esposo, Cregan Stark, quien no importa como te haya tomado, siempre hace que haya una bañera de agua caliente para cuando terminen, en la que ambos se meten para que él cuide de ti, frotando suavemente la esponja enjabonada contra tu piel, mientras una vez que ordenas tus pensamientos y recuperas la capacidad de decir algo más que su nombre, está feliz de responder cada pregunta que tengas de sus días en el muro.
Tu esposo, Cregan Stark, el responsable de que la mañana siguiente tengas a tus damas sonrojadas entre risitas cuando aplican cremas y aceites en tus marcas y chupones.
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mondosalamone · 1 month ago
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📗El palacio
El palacio municipal proyectado por Salamone, para el que hizo varios bocetos en Pellegrini, era el de la cabeza distrital de un partido más grande. Hoy Salliqueló y Tres Lomas, de mayores poblaciones, ya no le pertenecen. De allí que este sea el más grande y alto de la zona. El palacio se ve de lejos, desde la ruta. En el territorio que lo circunda es una especie de faro blanco que indica, señala y marca aquella presencia estatal. Salamone le construye una mentada fuente delante, para que la torre de 34 metros se refleje en el cielo, en una duplicación de metafísica estatal. El Estado en los cielos, y dándole la espalda al poder religioso. Las discusiones de época, me dicen, llevaron a ubicar un reloj también mirando a la iglesia, para que desde allí, digo, esta pudiera quedar delante. La fuente se tapó de tierra, pero no hay certezas de cuándo fue. A la versión de la dictadura, se suma una que dice que en los cuarenta, otra que se rehabilitó en el 83, pero también me dicen que se destapó mucho después. Las versiones múltiples y encontradas son habituales en la obra de Salamone. Pero en este caso, la trama estado-iglesia-dictadura reconfigura y actualiza la cuestión. Me dice Norma, la dueña del hotel, que el edificio y la plaza se iban a hacer en alto, y los coches pasarían por debajo, pero que no se pudo hacer por lo arenoso del terreno. Es otra versión incomprobable, pero que ubica una vez más la obra de Salamone no solo en las retóricas futuristas, sino en las monumentales. Y de una funcionalidad más ligada a reafirmar tales imaginarios que a “solucionar los problemas de la gente”. Una ciudadela a lo Metrópolis, donde utopía y distopía encuentran su correlato. Un mutuo abrevarse, un otro/mismo espejo opaco.
Matadero
Me despierto temprano. Desayuno en el bar Barrabás y emprendo caminata hacia el matadero. Hoy en el predio del viejo matadero funciona el corralón municipal donde se guardan cosas de gran porte, hierro, puertas, arena, piedras para la construcción. Los camiones de basura, del agua, las máquinas de construcción.
✍🏻 Sebastián Russo Bautista  📖 Ruta Salamone, Ediciones bonaerenses 📷 2022
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hwangrfrnd · 4 days ago
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He only dates pretty girls
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ー♡̵ pairing. hwang hyunjin x female!reader
ー♡̵ género y warnings. smut - sin muchos detalles, fluff, uni!au
ー♡̵ autora original. @leeknow-thoughts
ー♡̵ wc. 0.7 K
masterlist
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Fue una comprensión vergonzosa cuando descubriste que te habías enamorado de él. Estaba fuera de tu alcance y lo sabías. Oh, cómo lo sabías.
"Sólo sale con chicas bonitas", parecían decir todos sus amigos.
Como si ellos mismos te recordaran cuál era tu lugar.
Era inteligente, solo necesitaba clases particulares de matemáticas. Todos los martes y viernes ibas a su casa de fraternidad para ayudarlo con trigonometría. Cada vez que ibas, aprendías algo nuevo sobre él. Cada vez que ibas, él también aprendía algo nuevo sobre ti.
La semana pasada ambos hicieron menos matemáticas y hablaron más. Hablaron de todo, desde música hasta exámenes y zapatos.
Era guapo. Hasta un ciego podía ver su belleza, porque su belleza no se limitaba a su apariencia. Era hermoso en su voz, en su pasión, en su bondad.
Su presencia también era hermosa, aunque fugaz. Cada momento con él parecía fugaz, suave como una pluma, pero tan pesado como un ladrillo.
Te encuentras en una de sus fiestas. Sentada en el sofá de su fraternidad, rodeada de cuerpos sudorosos. "Ahí estás! No puedo creer que hayas venido!", escuchaste su voz frente a ti.
Cuando miraste hacia arriba, lo viste. Estaba hermoso, como siempre, con unos sencillos jeans azules y una camiseta negra sin mangas. Sin embargo, lucía elegante.
"Uhm, por supuesto! Gracias por invitarme!", intentas hablar lo suficientemente alto como para poder escuchar las palabras que salen de tu boca por encima de la música.
"¿Quieres volver a mi habitación? Hay un poco de ruido aquí", pregunta.
Por supuesto que accediste. Te tomó del brazo mientras te guiaba por los pasillos de la casa. Subiste por la escalera y llegaste a la primera puerta a la izquierda. Su habitación era así, él.
Estaba limpio y ordenado. "Apuesto a que tienes muchas chicas aquí", el pensamiento se te escapa de la mente antes de que puedas evitar que salga de tu boca.
Él se burla con fingida ofensa "¿Eso es lo que piensas de mí?"
Te encoges de hombros, él se sienta en la cama y da unas palmaditas en el espacio que hay a su lado. Quiere que te sientes a su lado. "Quiero decir que solo sales con chicas bonitas", te ríes entre dientes.
Su rostro se rompe por la sorpresa, "¿Jisung te dijo eso?"
Asientes, recordando cómo el chico te lo dijo después de que le informaste que Hyunjin fue quien te invitó. "Bueno, ¿es cierto?", le preguntas mientras balanceas ligeramente tus pies de un lado a otro sobre la cama.
"Sólo salgo con chicas que me parecen bonitas", responde con sinceridad, "me gustan las chicas que son inteligentes y divertidas y que no suelen salir de fiesta. Me gustan las chicas que son amables y que son buenas en matemáticas, esas son las que me parecen realmente bonitas", tararea.
"Mhm", haces una pausa, "¿te gusta alguna de las chicas de nuestra clase de matemáticas?"
"Oh", su tono baja, "no, estaba hablando de ti, pero sí, también estás en nuestra clase de matemáticas, así que sí"
Todos los pensamientos abandonan tu cabeza en ese instante "¿Crees que soy bonita?"
"¿Por qué crees que es imposible que piense que eres bonita?", cuestiona.
"Tú eres tú", le señalas, "y yo soy yo", te señalas a ti misma.
"Y eres perfecta!" exclama.
Una ola de silencio invade la habitación, no se oye nada más que el latido de tu corazón. Se siente como si te estuvieras viendo golpearte el dedo del pie, pero esperas unos segundos para que el dolor aparezca. Pero el dolor nunca llegó. Tal vez no tenía por qué doler de la forma en que esperabas que dolería. Tal vez nunca hubiera dolido de la forma en que creías que dolería.
Y antes de que puedas pensar, antes de que puedas hablar, sus labios están sobre los tuyos y sus rostros están a centímetros de distancia y él te está besando. Sabe a cerezas y tequila que debió haber bebido antes. Te está besando. Hyunjin te está besando. Te está besan-
"¿Por qué?" suspiras contra sus labios, sin atreverte a separarte de él por completo.
"Porque te necesito, te deseo, por favor", murmura contra tus labios agrietados.
No puedes evitar sonreír contra sus labios cuando dice eso "¿Me deseas?"
"Joder, sí", murmura contra tus labios antes de atraerte hacia otro beso húmedo, "te necesito, joder. Te he necesitado durante tanto tiempo"
No sabes de dónde sacas la confianza para decir, "Entonces tómame"
Y no duele cuando toca fondo dentro de ti. Sus cuerpos se aferran el uno al otro, temerosos del vacío sin el otro. Tus manos recorren suavemente su estómago. Cada una de sus embestidas te acerca cada vez más al borde, te aferras a él cuando te caes sobre él. Y oh es, tan perfecto.
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rubywolffxxx · 2 months ago
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Horas extra (Bjorn x lectora)
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Masterlist de mi autoría
Advertencia: +16 (¿alguien le da bola a las advertencias? Creo que más que advertir es una invitación a leerlo más emocionada xd)
Sinopsis: El minero solía pensar mucho en lo que haría cuando cumpliera con sus horas establecidas. A dónde iría, qué trabajo buscaría allí y lo sencillo que sería todo entonces. Pero en cierto punto, otra razón se convirtió en la principal de su esfuerzo. Ya no le preocupaba tanto poder irse de las minas en si, sino dejar las minas junto a ella.
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Cuando un grave virus de origen desconocido comenzó a causar la muerte de un gran número de trabajadores en tu área, los altos rangos decidieron cerrar el sector, distribuyendo a los trabajadores sanos en otros ámbitos. Por esa razón, terminaste en el área de las minas.
Al principio fue difícil. A pesar de que las mujeres estaban asignadas a tareas más leves que los hombres, seguía siendo un lugar horrible. Insalubre.
No todo fue malo, pues ahí conociste a tu nueva amiga. Navarro. Y por consecuencia a su hermano. Bjorn.
Las interacciones comenzaron como simples intercambios de saludos, escalando a pequeñes charlas cuando se topaban por casualidad. Luego comenzaron las salidas juntos.
Eran buenos chicos. Esa era tu opinión sobre el par de hermanos. No iba a mucho más.
Fue así hasta que cierta tarde-noche, te topaste con Bjorn en una de las áreas ya minadas.
—¿Bjorn? ¿Qué haces aqui solo, amigo?—____ se acercó al barandal donde el chico estaba sentado—. Ya casi son las ocho, vamos a firmar el cierre y larguémonos de aquí.—
—¿Cuántas horas te faltan, ____? ¿Y qué harás cuando se terminen?—Bjorn siguió mirando el desolado paisaje, perdido en las oscuras fauces de la cueva apenas iluminada. Aquella pregunta tan seria tomó por sorpresa a la mujer, quien ya no tenía apuros por irse. En su lugar, se sentó junto a Bjorn.
—Pues me quedan poco menos de 600... Y cuando las terminen quiero que me pasen al sector de oficinas.—el chico finalmente la miró, y en su rostro se notaba cierta indignación—. ¿Por qué la cara larga?—
—Podrias pedir el pase a otra colonia, otro planeta... ¿Por qué diablos elegirías quedarte en este lugar de mierda?—
____ revisó su muñeca, donde aquel reloj de la compañía cubria su piel.
—597 horas. Tres meses, menos si hago extras...—habló con tono relajado—. En esos tres meses, la población actual de Jackson se reducirá. Mucho más si no controlan esa enfermedad pulmonar que esta matando a la gente.—Bjorn frunció el ceño—. No hay muchos jóvenes en la colonia, y a eso súmale que nos morimos lentamente... ¿Crees que la compañía nos dejará ir a Yvaga a tomar limonadas y trabajar de floristas en el soleado centro de la ciudad?—
—Terminamos el contrato. Es lo que corresponde.—
—Cosita linda, cree que la compañía es fiel a su palabra.—Bjorn se ofendió con el tono burlón con el que dijo aquello—. Van a extenderlo en cuanto te pares ahí, con tu sonrisa tonta a pedir el traspaso.—la inconfundible sirena que anunciaba el fin del turno resonó sobre sus cabezas—. Lo último que quiero es destruir tus ilusiones, Bjorn... Pero considero que tenemos la suficiente confianza para decirte esto... No saldremos de esta mierda, asi que haz que esta mierda sea más amena.—presionó su hombro—. Y podríamos empezar por comer unas pizzas ¿No crees?—
Desde ese día, los encuentros con Bjorn ya no eran por casualidad, sino que él te buscaba para compartir un momento de charla.
La idea de viajar a Yvaga no se había extinguido por completo de su cabeza, pero Bjorn entendió que tenías razón, así que en sus tiempos libres discutían sobre qué área era "no tan mierda" para poder pedir el pase.
Todas las tardes, mientras tomaban y bebían algo para reponer energías, buscaban algún rinconcito apartado para revisar el nuevo tema en cuestión.
Fue una de esas tardes, mientras se refugiaban del agobiante calor en una cueva, que la línea de amistad entre ambos comenzaba a desdibujarse.
—Jardinero... ¿Qué tal?—
—Estamos en un puto carbón gigante ¿Dónde diablos viste un árbol?—____ rió bajito, quitándole a Bjorn aquella revista con toda la lista de trabajos elegibles de la compañía.
El par llevaba apenas unos minutos sentados en la fresca cueva, iluminados por la precaria iluminación instalada en las paredes. Había sido descartada para minar hacía unos días, por lo que se había convertido en su lugar preferido para perder el tiempo. Nadie los molestaba ahí.
—Son opciones en general, para todas las colonias. No todas aplican aqui.—____ hojeó las páginas de forma rápida—. ¿Qué tal... Mensajero?—
—¿Y usar ese ridículo traje marrón mierda? No, cariño. Busca otro.—intentó quitarle la revista, pero ____ la apartó. Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.
—Oh, vamos. Es una idea más que buena. Además, asi podríamos vernos seguido.—aquello llamó la atención de Bjorn—. Porque no olvides que si me dan el puesto en la oficina, me trasladarán al sector norte. Y si las minas son el trasero, el sector norte son las tetas, estaremos muy separados. No nos veremos tan seguido.—Solo entonces el chico comprendió que en solo unas semanas, no volvería a ver a ____. Al menos no con la frecuencia que lo hacía ahora. Se sintió extrañamente mal—. O podrías venir a las oficinas conmigo. Pero dudo que estar encerrado en un cubo de 3 metros cuadrados te guste.—
—¿Estaría encerrado contigo? Porque en ese caso no sería tan malo.—la chica rió con aquello, levantándose del suelo y sacudiendo vagamente el polvo de su pantalón.
—Me retracto. No sé si quiero aguantar tus tonterías todo el dia.—
—Pensé que te agradaban mis tonterías.—Bjorn se levantó también, mirando como la chica se quitaba la chaqueta y la amarraba a su cintura.
—Por un rato. Pero algo me dice que después de unas horas te vuelves insoportable.—lo escuchó quejarse—. Nav en cambio... Me gustaría tenerla como compañera. Sí... tú serás el mensajero color mierda y Nav mi vecina de oficina.—Bjorn miró a la mujer refrescarse con el agua de su cantimplora, mojando un poco su cabello para amarrarlo mejor.
Algo del agua que escurría por su pecho empapó su camiseta, y Bjorn pudo ver el sujetador negro traslucirse un poco bajo la blanca tela. Se sintió un idiota por enfocarse en eso, apartando la mirada apenas reaccionó.
—Aún es temprano... No debemos irnos todavía.—soltó mientras recogía la revista, evitando mirarla de nuevo.
—Pero ya elegimos tu trabajo, mensajero. Ahora debemos adelantar horas para apurar el asunto.—____ le lanzó la cantimplora, invitándolo a usar el agua restante��. Porque temo informarte que en dos meses ya me largo de aquí, y no volverás a ver mi dichoso rostro hasta que cumplas tu cuota.—
Ah... Bjorn no había pensado en eso.
—Me quedan 6 meses... A Navarro 4.—____ se acercó a él, extrañándose al ver lo pensativo que se había puesto de un momento a otro.
—Pues 6 meses no es tanto.—
—Ya me acostumbré a pasar las tardes contigo, querida. 6 meses sin escuchar tus tonterías sí es mucho.—____ sonrió, mirando como Bjorn volcaba algo de agua en su mano y la pasaba por su nuca.
—Aww, ¿Me extrañarías? ¿De verdad?—recibió la cantimplora—. Yo no sé si te extrañaría a ti, la verdad.—
—Que graciosa.—
—Pero echaría de menos a tu hermana, y que me dieras tu postrecito del almuerzo...—lo vio rodar los ojos antes de comenzar a caminar hacia la entrada de la cueva—. Y tal vez, un poco... Echaría de menos compartir el ascensor contigo.—
—¿Y eso por qué?—
—Porque la luz del ascensor hace que tus ojos resalten ¿Sabes? Y por si no lo notaste, son muy bonitos.—aquel comentario hizo que Bjorn la mirara enseguida—. Oh no, te inflé el ego. Ya vámonos.—
—¿Mis ojos? ¿Son lindos?—sonrió enseguida, acercándose a la mujer que ignoraba ese repentino aumento de energía—. ¿Y el resto de la cara?—
—Es la cara de un idiota, no acompaña mucho a los ojos.—Bjorn se paró frente a ella, sin dejar de sonreírle con diversión—. Ya, hazte a un lado.—
—Pues si me preguntas...—
—No lo hice.—
—... En mi opinión, toda tu cara es jodidamente linda.—____ se sorprendió con aquello—. No... Tú eres jodidamente linda de pies a cabeza... asi que sí, voy a extrañar verte... haré horas extras para que la separación no sea tan larga.—
—¿te parezco linda?... ¿Yo?—la chica se autoseñaló, y Bjorn asintió enseguida—. No creo... De seguro es porque no has visto muchas chicas que tengan menos de 40 años en las minas... que no sean Navarro, tu prima o la hija del supervisor.—
—No es eso. De verdad me pareces bonita ¿No puedes aceptar el halago?—
—Bueno bueno, lo tomo.—la sirena que indicaba el fin del descanso rompió el raro ambiente—. Ya, mensajero. Volvamos a trabajar.—
—Y luego horas extra, cariño.—
—No te sobreesfuerces.—
Desde ese día, la actitud de Bjorn cambió bastante. Se volvió más coqueto, adulador. Y a pesar de que no insinuaba nada más, era evidente que comenzaba a desarrollar ciertos sentimientos.
No es que no tuvieras interés, por supuesto que lo tenías. Pero algo en la forma de ser despreocupada del chico -sumado a algunos chismes de Navarro relacionado a parejas anteriores de su hermano- te advertía sobre posibles problemas a futuro.
Ya te habían roto el corazón hacía no mucho, no querías que volviera a pasar. Y Bjorn era un buen amigo, no querias arruinar eso.
Ese coqueteo disimulado era divertido de recibir, y no dudabas en responderlo también.
Lo veías como algo inocente, una tontería. Una que no le haría mal a nadie.
Pero cierto día, mientras hacías tus últimas horas, Bjorn terminó destapando todo.
—Disculpa, eres ____ ¿Verdad?—la chica levantó la mirada, encontrándose un rostro nuevo—. Soy Adam, tu reemplazo.—le extendió la mano—. En la agencia dijeron que en unos días te cambian de sector y que yo cubriré tu lugar, vine a ver cómo es el trabajo.—
La chica le estrechó la mano dudosa, pues era un puesto que usualmente se le atribuía a mujeres debido a no ser tan pesado.
—Hola, Adam. Un placer... Disculpa la pregunta pero-
—Ya no hay mujeres que quieran venir a las minas, asi que quien sea que esté disponible ¡Pum! de cabeza a las minas.—respondió divertido al ver que había adivinado la pregunta de la mujer—. Asi que sí, tuve suerte.—
—Bueno, compañero. Será un trabajo liviano, pero es tan repetitivo y aburrido que en lugar de cansancio físico caerás en la locura... Ven, te mostraré.—
El resto del turno ____ se dedicó a explicarle al chico cómo era el trabajo. Cargar, llevar, descargar, volver y repetir... Unas 200 veces por día. Adam era simpático. El chico aprendió rápido y se ofreció a hacer el último tramo las tareas de la chica. Quería tomarle ritmo al asunto antes de empezar a trabajar, además de que notó que ____ estaba algo cansada ese día.
—Bueno, tenías razón. Fácil es, divertido no mucho.—Adam recibió la cantimplora que la mujer le extendió, descansando un momento junto al carrito.
—Harás amigos que hagan más pasadera la tarde, no te preocupes.—se sentó a su lado—. ¿Quieres comer algo? Ya casi es hora del descanso.—
El chico no pudo responder, cuando un tercero se paró frente a ambos. Era Bjorn. Su mirada era de confusión, pero en el fondo también se sentía inquieto. Ver a la chica sonreírle a un desconocido no le hizo mucha gracia.
—¿Y tú quién eres?—miró a Adam, controlando las ganas de decirle que se apartara dos metros de la mujer.
—Mi reemplazo ¿Me harías el favor de no espantarlo?—____ se levantó, para alivio de Bjorn—. Adam tomará mi lugar aqui, le estoy enseñando cómo es todo.—Bjorn entonces se enfocó en la chica, dando por terminado el asunto del extraño.
—¿Vamos a almorzar?—
—Justo le pregunté a Adam si quería almorzar. Puedes unirtenos.—
Al diablo, por supuesto que Bjorn no quería. Y mucho menos que ella almorzara con el otro idiota.
—... Es que Nav quería almorzar juntos, los tres... Porque... Ya sabes... Podría ser el último almuerzo.—
Ah... Mentirita piadosa.
—Oh, ya veo...—____ miró a Adam—. Lo lamento, en otro momento hablamos ¿Si?—el chico asintió con una sonrisa algo decepcionada, mirando como la chica tomaba su mochila y salía detrás de Bjorn.
—¿Y... Dónde está Nav?—____ miraba confundida hacia la entrada de las minas, extrañándose al ver que su amiga no estaba en el lugar de siempre.
—Nav esta en casa, durmiendo. Tuvo el turno de noche.—
—... Osea que mentiste.—la chica frunció el ceño—. Dejé a Adam solo y es su primer día aquí, Bjorn.—
—Que se pudra Adam... El viernes terminarías tus horas ¿No?—Bjorn revisaba su reloj vagamente, ignorando el enojo de la chica—. Ese día, si mis cálculos no fallan... tendré 4 meses y Nav 2.—
—¿Vamos a ignorar el hecho de que mentiste entonces?—
—Querida, tus almuerzos son conmigo. Yo debería ser el ofendido aquí ¿Por qué lo invitaste a él a comer?—____ sonrió apenas.
—¿Celoso de mi reemplazo?—
—Pues sí, obvio.—respondió sin problemas—. La idea de que voy a ver su tonta cara en lugar de la tuya me hace enojar...
—Pues acostúmbrate.—
—Voy a hacer muchas horas extras para ir contigo más rápido...—
—No te sobreexijas.—la chica tomó la mano de Bjorn, mirando el cronómetro de su reloj. El chico sonrió por el tacto—. Si haces dos horas más por día, y te cambias al turno nocturno, podrías reducirlo a un mes.—
—Un mes sigue siendo mucho tiempo sin verte.—Bjorn bajó la mirada a su mano, que aún era sujetada por la mujer. La presionó un poquito al ver que ella quería soltarlo—. Asi que veamos la forma de vernos cada tanto ¿Si? Aunque sea para tomar una cerveza, o lo que sea.—
—... ¿De verdad es para tanto?—
—¿Tú no me extrañarás?... Bueno, a mi o a Navarro.—se excusó enseguida, siguiendo su camino como si nada.
—Solo es un mes, Bjorn...—lo miró por unos segundos, debatiéndose si aquello era una buena idea—. Incluso... Yo podría hacer una semana más aquí y cederte mis horas... Así estarías parejo con Navarro y vendrían juntos al sector norte.—
Bjorn se emocionó con aquello, sin entender que se estaba exponiendo demasiado con la mujer.
Cada vez que ella mencionaba lo poco que le quedaba en las minas, Bjorn se ponía de mal genio. No sabía disimular. Ni un poco. Y ____ comenzaba a pensar, para alegría de su corazón enamoradizo, que lo del chico era algo más serio.
Caminaron en un silencio algo raro por un rato, hasta que llegaron al puestito callejero donde solían comprar la comida.
—Deberian comprar y marcharse, niña. Lloverá en cualquier momento.—el vendedor metió unas hamburguesas en una bolsa de papel, luego unas papas fritas—. Este mes las lluvias tendrán una acidez algo alta, asi que lo mejor será que no se empapen.—
—Ya veo... ¿Vamos a mi departamento? Esta aquí cerca.—____ miró a Bjorn, quien tomaba las gaseosas y pagaba la comida. El chico se sorprendió por el ofrecimiento, pues nunca había ido a su casa. Solían comer en las minas, o ese puestito de la calle. Nunca en su casa. Se sintió algo ansioso.
—Bueno... Pero tú lleva la comida. Yo llevo las bebidas.—
Al llegar al departamento, Bjorn se sorprendió al ver que era bastante bonito. Y mucho más grande que cualquier casa de mineros.
—¿Por qué no nos dijiste que eras ricachona?—se sentó en el sofá que la mujer le señaló, dejando la comida en la mesita ratona de la sala.
El departamento tenía una sala y la cocina, separabas por una pequeña barra, al fondo dos puertas, Bjorn supuso que eran el baño y el cuarto de la chica. La sala era el lugar central, eso era evidente. La decoración era simple, pero Bjorn entendió que a la chica le gustaban las plantas. Había decenas de ellas, por todas partes. Y una pecera repleta de peces adornaba un rinconcito.
—Si fuera ricachona, estaríamos por comer algo más sano que unas hamburguesas ¿No te parece.—____ se sentó junto al chico, dejando las bebidas en la mesita—. Es una casa prestada. Recuerda que éste no era mi sector, yo era del lado oeste.—
—¿Oeste? ¿Investigación?—Bjorn la miró sorprendido, pues ahora que lo pensaba, la chica nunca le había contado de dónde venía.
—Era de laboratorio, yo en específico era la encargada de actualizar la base de datos. Era un trabajo simple. Pero un idiota se enfermó y todos empezaron a caer como moscas.—tomó la hamburguesa—. Y ahora aquí estoy, comiendo una hamburguesa contigo.—
—Pues me alegro de que eso suceda... No de que muera gente... Ni de que te degraden... Bueno, tú me entiendes.—____ le sonrió—. De verdad... Siento que conocerte fue algo que debía pasar.—
La chica dejó de comer, mirando como Bjorn tomaba un poco de su bebida.
—Bjorn... ¿Puedo hacerte una pregunta?—
—No.—la miró divertido—. Ya, solo bromeo. Dime.—
—... ¿Yo te gusto?—
Mal momento para llenarse la boca de papas fritas.
Bjorn se ahogó apenas, sintiendo como la papita seca se le atoraba en la garganta. La chica le dio unas palmaditas en la espalda.
—¿Qué preguntas tan de repente?—el rostro de Bjorn se puso completamente rojo, y ____ no supo si era por vergüenza o por casi haberse muerto por asfixia.
—Algo que quiero saber, claro... No quiero molestarte, ni estoy bromeando. Es solo que... te comportas raro a veces, y yo... No lo sé, no quiero confundir las cosas.—la chica bajó la mirada a su hamburguesa, apretándola un poquito—. Solo di sí o no, tampoco es que importe mucho.—un silencio algo raro los rodeó.
—¿Por qué me preguntas si no te importa?—Bjorn se llevó unas papitas a la boca, sonaba desilusionado—. Si te digo sí o no, dices que te importa un carajo.—
—Yo no dije "un carajo".—
—Es lo mismo...—
—Di sí o no, Bjorn. No compliques una pregunta simple.—
—No es tan simple, ____.—el chico apoyó las manos en sus rodillas, comenzando a sentirse nervioso. El leve tic que comenzaba a nacer en su pie lo delató.
—¿Por qué no?—
—... A ver, dime tú primero ¿Te gustó o no?—
—Un poquito.—respondió sin más—. ¿Lo ves? No es complicado.—
—... ¿Qué es esa mierda de "un poquito"? O mucho o nada. Poquito no existe.—____ enarcó una ceja.
—Existe, y es una respuesta. Tú no me diste nada.—
Bjorn la miró sin creerse que realmente estaban discutiendo por esa tontería.
—Poquito roza la nada, es menos que poco. Entonces no te gusto nada.—frunció el ceño con tal seriedad que ____ no pudo evitar reir—. No sé qué te causa gracia, es algo serio.—
—Si te molesta que te quiera poquito, es porque tú me quieres más que poquito.—Bjorn se indignó al verla robarle de sus papitas, pero comenzaba a ver que todo aquello comenzaba a darse de forma natural, sonrió apenas—. ¿Mucho tal vez?.—
—... Demasiado, mucho.—soltó sin más, tomando con la guardia baja a la mujer—. Tanto que la idea de no poder verte por al menos un mes... Diablos, me esta volviendo loco desde hace días.—tomó una papita, mordiéndola apenas—. Dijiste que responda sí o no... La respuesta es mucho. Mucho de mucho y nada de poco ¿Esta bien?—
La chica lo miraba completamente anonadada. Creía conocer a Bjorn, creía que se haría el tonto y evitaría la pregunta. No creyó sacarle una respuesta tan seria. O al menos la consideraba seria teniendo en cuenta que se trataba de Bjorn.
Y era justo lo que quería escuchar.
Sus manos se aferraron a las mejillas de Bjorn con necesidad, y sus labios no tardaron en chocar con los ajenos. Suspiró al sentir que Bjorn la tomaba de la cintura, apretándola un poco.
La cena pasó completamente a segundo plano, y el par de jóvenes se desplomó en aquel sofá, recorriendo el cuerpo ajeno con total necesidad.
—Poquito... A mi no me parece que esto sea poquito, cariño.—Bjorn se separó apenas de la mujer, mirándolo con una sonrisa agitada.
—Poquito mucho, tal vez.—____ gimió bajito al sentir la mano del chico colarse en su camiseta—. Se... enfriará la comida.—Bjorn levantó la prenda, y sus labios no se tardaron en dejar besitos por todo su abdomen, ____ amó eso.
—Comeremos luego... En la cena. Que en esa sí estará Navarro.—subió hasta su sostén, levantándolo sin una pizca de duda—. Diablos... Tal vez nos salteemos la cena también.—
Esa noche, cuando Navarro recibió al par de jóvenes en el restaurante del centro, no tardó en cuestionar dónde diablos habían estado.
—¿no te enteraste, hermanita? Hubo lluvia ácida.—Bjorn arqueó las cejas, dándole una seriedad que aquello no tenía—. Tuvimos que refugiarnos en la casa de ____... muy juntitos, por seguridad.—la chica no tardó en golpearle el hombro.
—¿Podemos cenar en paz, Bjorn?—
—Sí, corazón... algo tenemos que comer ¿verdad?— el chico sonrió, y esa vez ____ no pudo enojarse con él.
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alasdepaloma · 7 months ago
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Vuelve a ti y conviértete en tu propio cuidador. Mírate tierno, puro e inocente a pesar de las fallas y errores pues, se condena la acción más no al ser humano que resguardas en ti. No naciste sabio, veniste a errar y a levantarte con la cabeza en alto, orgulloso de ejercer tu humanidad y tener la posibilidad de crecer, de madurar, de superarte a ti mismo, de ser tu propio objetivo, meta, obsequio y aplauso.
Déjate ser niño pero con el cuidado del adulto que también eres.
—PalomaZerimar.
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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holii, vi que estabas abierta a escribir sobre Felipe y se me ocurrió esto 🤭, pensás que Pipe tendría un size kink? es que es re alto y solo me lo puedo imaginar aprovechando lo grande que es para intimidar a su pareja 🫠 Amo tus escritos y pense que vos desarrollarías esta idea de la mejor manera💗
+18! Roommate!Pipe <3
Felipe parece hacer lo imposible para complicarte la vida: colocar tus pertenencias en sitios que no lográs alcanzar, colmar el tendedero con las camisetas del equipo de fútbol que le gusta, el constante manspreading al sentarse en el pequeño sofá de la sala, pasearse en ropa interior permitiendo así ver sus muslos musculosos y el contorno de su miembro (que incluso flácido, es más que prometedor).
También tiene la horrible costumbre de ser dulce en extremo y demostrar su cariño a través del contacto físico, sus grandes manos siempre acariciando tu cuerpo de manera inocente y sus dedos tocando tu cabello en momentos inesperados. Intentás controlar la forma en que te hacen sentir su personalidad y el contacto de su cuerpo con el suyo, pero es complicado...
No, no es complicado, es imposible decidís cuando lo ves entrar en la pequeña cocina que comparten. Lo ignorás y continuás con la tarea de alcanzar tu taza favorita porque, como suele suceder cada vez que él se encarga de guardar la vajilla, Felipe volvió a colocarla en el estante más alto.
-¿Qué hacés?- pregunta con fingida inocencia-. ¿Por qué no usás una silla?
-¿Por qué no me la pasás vos, que sos el que la dejó ahí?
Estás a punto de voltear, de mal humor y harta de la situación, pero te detiene su mano rodeando tu cintura y el calor de su cuerpo contra tu espalda. Cuando te acorrala contra la encimera y estira su brazo para tomar tu taza sentís su bulto chocando contra tu espalda.
Un gemido escapa de tus labios y apretás los párpados con fuerza, tan avergonzada como para desear que la tierra te trague. Felipe no dice nada pero oís la manera en que traga saliva antes de alejarse.
Te mantenés en silencio, petrificada hasta que desliza la taza sobre el mármol... volviendo a rozarse contra tu espalda. Un escalofrío te recorre y él toma tu cadera entre sus manos, acortando cualquier distancia y suspirando cuando vuelve a sentirte.
-No te gusta dónde dejo tus cosas pero te gusta usar mi ropa- reprocha, aunque a juzgar por su voz dirías que le divierte-. Las camperas, la remera del mundial, el bóxer que me desapareció...
Te obliga a voltear y observás casi en trance la forma en que su mano se desliza lentamente entre su piel y su ropa interior, bajando la prenda para descubrir su miembro. La palabra grande no es suficiente para describirlo y son tentadoras la vena que recorre su extensión y también su punta ya húmeda, que parece pedir tu atención a gritos.
Con la respiración entrecortada tomás entre ambas manos su miembro, tan grande como para que tus dedos no se toquen al rodearlo, y él arroja la cabeza hacia atrás cuando comenzás a masturbarlo.
-No va a entrar- lamentás.
Se atreve a besar la comisura de tus labios y el gesto resulta tan natural como la sonrisa que tira de sus labios.
-Yo voy a hacer que entre...
No estoy para nada convencida de este drabble, siento que no le hice justicia al dulce de Pipe, pero igualmente espero que lo disfruten mucho ♡
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anon-402 · 9 months ago
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Para los pocos hispanos fans del Pissa que andan por aqui, ahi les va un WIP de un fic que ando haciendo:
Dear Dopamine
Tags: No RPF, Fluff, Mutual Pining, Awkward Flirting, Humor, Dialogue Heavy, Dirty Jokes, Letters
La vida de Philza era el tipo de comedia romántica barata que los críticos bombardearían con bajos ratings bajo el pretexto de ‘sobre-esforzarse’ y ser ‘demasiado cínica’. Es el mimos tipo de comedia que sería vendida como un romance pero era todo menos eso, e incluso cuando lo intentaba ser, el protagonista siempre era reacio con sus sentimientos; vacilando entre caminar esta línea firme de rechazo perpetuo y aceptación ambigua, y odiosamente ocasionando en más de un espectador confusión.
Lamentablemente para Philza, esa no era la única paralela existente que se podía inferir entre su vida y los romances de bajo presupuesto, pues había notado que las personas en su vecindad parecían moverse más en números pares estos últimos días. Claro, aun con las miradas calurosas y caricias asquerosamente cursis que otros intercambiaban en público, esto no presentaría un problema sino fuera porque también tenían un deseo descomunal en entrometerse en su vida personal.
Algunos optarían por señalar que la razón detrás de sus intromisiones eran bien intencionadas y se debía al hecho de que irónicamente, aun teniendo un esposo encantador que lo amaba y precedentes de varios otros pretendientes, el hombre no reconocería el amor aunque le golpeara directo en las bolas. Pero por supuesto, al no tener el concepto universal de la afinidad en un pequeño recipiente físico capaz de golpearlo, con Foolish bastaría.
Fue una suerte para él el seguir durmiendo en el templo de Rose mientras Foolish merodeaba por el centro de la ciudad. Después de todo, ¿Qué era mejor que dejarle el destino de tus relaciones interpersonales a un policía?
Si Philza tuviera la conciencia para contestar probablemente diría que cualquier otra cosa. Sin embargo, con la situación actual, fue inconscientemente forzado a otorgarle control sobre la escena del crimen que se estaba produciendo en la cima de la muralla. Los instintos policiacos de Foolish captaron en seguida al hombre encapuchado de negro que se escabulló en el elevador que llevaba a la casa de Philza, y Foolish no dudó en usar su gancho para subir y enfrentarlo.
“¡Alto ahí!” Gritó detrás del hombre que le daba la espalda, arma en mano apuntando su cabeza.
Foolish no le había ordenado levantar las manos, pero el hombre lo hizo de todas formas con un pequeño salto. Después, como si se hubiera percatado de quien provenía la advertencia, su comportamiento cambió en un instante. Sus hombros tensos cayeron en un suspiro junto con sus manos, y el hombre se dio la vuelta despreocupado. “Pendejo, casi me cago del susto.”
“Oh. Roier.” Bajó el arma, vergüenza curiosamente surgiendo dentro de él al haber apuntado a su hijo con ella. “¿Qué haces aquí?”
“Nada, nada. Solo visitaba.” Contestó demasiado rápido. Sospechosamente rápido, diría Foolish. Sus ojos se dirigieron a las ventanas de la casa de madera, “Hace mucho que no veo al Missa y quería ver si estaba en casa.”
“Missa no viene muy seguido.” Dijo Foolish, explicando lo obvio, tal vez solo para llenar la conversación y hacer sentir a Roier menos nervioso. No obstante, cuando regresó su mirada a él, se sorprendió de verlo considerando saltar de la muralla y huir. “¿Tenías algo que hacer aquí o…?”
“No, no, como crees.” Agitó una mano en desconsideración. “Bueno, a lo mejor. Pero no le digas a nadie.” Cualquier pizca de incertidumbre fue borrada de su voz, dando paso a un raro entusiasmo. Foolish asintió a su pregunta, y ambos se acercaron para susurrar a pesar de no necesitarlo. “Voy a ayudar a Missa con Philza.”
Tomado por sorpresa, retrocedió con una risita, “¿Qué?”
“Missa anda chinge y chinge con el Felipe y que no se merece su amor y no sé qué tanta verga– así que lo voy a ayudar a ver si así se calla.”
“Okay,” Digirió sus palabras con lentitud, “¿Pero no Phil y Missa ya eran… algo?” Finalizó estúpidamente, confuso de la posible relación de ambos. Estaba seguro de haber escuchado por ahí que estaban casados los primeros días de conocerse, pero considerando el tiempo que había pasado y la falta de presencia de Missa, bien podría haber sido solo un rumor.
Viendo la cara de Roier, él también parecía estar igual de confundido. “No. Creo. La neta no sé.”
“¿Entonces qué? ¿Tienes planeado irrumpir en su casa y buscar, como, evidencia de ellos siendo pareja?”
“¿Qué? No. Ni que estuviera pendejo.” Como si fuera por arte de magia – y distrayendo a Foolish al preguntarse si las había sacado del culo – produjo una pluma y varias hojas de papel, todas de un color amarillo suave con un estampado floral. “Voy a escribir una carta a Philza en nombre de Missa para empezar un intercambio de letras entre los dos. De esta manera, aun si fueran algo, seguiría ayudando a Missa con su crush.”
Dejando de lado la posibilidad de que los otros dos hombres fueran tan emocionalmente constipados como para estar casados pero no al tanto de sus respectivos sentimientos, Foolish comentó sobre algo que le interesaba más. “Eso no explica porque estás aquí.”
Roier sonrió. Era la clase de sonrisa de alguien que no sabía de lo que estaba hablando. “¿Dónde más las voy a entregar? Esta es la casa de Philza, ¿No?”
“Uhm, ¿En la biblioteca? Tenemos un sistema de correo y todo.”
“¡¿Tenemos una biblioteca?!”
“¡¿Dónde más pondríamos las cartas?! ¿En el buzón donde nadie pudiera encontrarlas?”
“Bueno, me vale madre. Ya estoy aquí.” Resopló tomando asiento al lado del trampolín y recostándose bocabajo al igual que una niña con su diario.
“Podrías simplemente dejarle una nota a Missa con tu idea y que él lo hiciera.”
“Missa nunca va a dar el primer paso. Es demasiado pussy para hacerlo.”
Instinto policiaco o no, cualquiera hubiera notado el tono inusual en su voz. Aun si Foolish no podía captar del todo qué era. ¿Anhelo? ¿Arrepentimiento? Fuera lo que fuese, era mejor no insistir. La pérdida de Cellbit era muy reciente todavía.
“¿Y si te atrapan?” Preguntó después de un minuto, llamando la atención del perpetrador.
“Pos culpamos al pinche Badboyhalo y que le haga como pueda.”
Foolish parpadeó, asimilando lo que acababa de decir su hijo. Honestamente, no era la peor idea que se había concebido en la Isla Quesadilla. Se encogió de hombros y tomó lugar a su lado. “¿Cómo piensas empezar?”
“No sé, con algo que diga que lo extraña o una mamada así. ¿Tú qué piensas?”
“Podría funcionar; algo que diga que tanto lo extraña. O, qué, no importa que tanto tiempo pase, él tendrá, ya sabes,” Foolish soltó una risa entrecortada, de repente cohibido ante el uso de la pareja como un reflejo de su propia relación. Quizás aquello podría servirle como un incentivo para armarse de valor e intentar reconectar con Vegetta a través de cartas. O Quizás debería prestar más atención y notar que Roier seguía escribiendo y diciendo en voz alta “Algo así como ‘Oh, Philza, estás bien pinche guapo vamos a coger–” al mismo tiempo que Foolish terminó con un “Seguirá regresando a su lado– Oh.” 
“¿Qué?”
“Tal vez– Tal vez no deberías de ser tan directo. No creo que Phil aprecie un trato tan directo…”
Rodó los ojos, “Le va a gustar cualquier cosa que venga de Missa.”
Pero pese a su comentario, Roier frotó su pulgar sobre la frase, tratando de borrarla con su sudor. Pensó en usar su saliva para dispersar la tinta, más pareció olvidarlo cuando Foolish volvió a hablar, y dio vuelta a la hoja como si nada hubiera sucedido.
“¿Qué tal si mejor comienzas con un saludo?” Roier asintió y se encaminó para escribir ‘Mi amor’ solo para ser interrumpido otra vez. “Creo que ‘Mi amor’ sigue siendo muy directo para ambos, o sea, si fueran solo amigos creo–” Roier chasqueó su lengua, tachando el escrito  y colocando ‘Pendejo’ como saludo, “No, no me refería a eso–”
“¡Cabrón, decídete! ¡No soy pinche documento de Word para darle control zeta cada que se te ocurra algo nuevo!”
“¡Solo estaba intentado ayudar!” Tratando de bajar su voz, suspiró, “‘Mi amor’ está bien.”
Roier entrecerró sus ojos con sospecha, pero regresó al papel para tachar el saludo una última vez y volver al apodo cariñoso. Jugueteó con la pluma paseándola entre cada valle de sus nudillos, no quitando los ojos de las palabras recién redactadas y esperando la luz verde de Foolish. “¿Y ahora?”
Hizo una pausa, considerándolo. “Supongo que podríamos irnos por algo más poético. Eso nunca fallaba con Vegetta.”
“A Vegetta solo le gusta lo poético porque es un viejo–” El movimiento de la pluma paró. “¿Qué tan viejo es Philza?”
“No lo sé, pero probablemente muy viejo.”
“Muy, muy viejo.”
Para ser dos personas excepcionalmente ruidosas, ambos se sumieron en un silencio.
“¿Entonces poético?” Foolish fue el primero en hablar.
“Nos van a llamar el mismísimo Paulo Coelho después de esto.” Roier contestó con una sonrisa, sumergiéndose dentro del rol de escritor fantasma.
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