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#armería
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¡Conoce a Grace Ashkore! Una nefilim al servicio de la Armería y miembro, cómo no, de la ancestral familia Ashkore de cazadores. ¡Acércate un poco más a su historia a través de su playlist oficial!
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ancientoriginses · 1 year
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Se ha descubierto una armadura completa que consta de casi 50 partes individuales en un castillo del siglo XIV en España.
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fotograrte · 4 months
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(vía Plaza de la Armería, Palacio Real de Madrid, de noche y de día – FOTOGRARTE)
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lalaverdecia · 4 months
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School of Dragons: SoDOFF
After School of Dragons shut down, the fans were able to save it by making their own version of the game! By basically downloading the game before it was shut down so it’s literally School of Dragons, just under a different name. So here are my new dragons along with my avatar!
My avatar
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My dragons:
Fuego
(Monstrous Nightmare: Male)
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Luces
(Light Fury: Female)
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Garras
(Scuttleclaw: Female)
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Loro
(Deadly Nadder: Male)
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Armería
(Razorwhip: Female)
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Veneno
(Slitherwing: Male)
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steellegacy · 8 months
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1) Burgonet of Philip II, Northern Italy, c. 1560–1565
Medium: gold- and silver-damascened steel, fabric
2) Shield, Milan, c. 1565–1570
Medium: gold- and silver-damascened steel, leather, fabric
Ancient wars were a popular subject for Renaissance parade armor, as on this shield and burgonet depicting scenes from the Trojan War.
The left side of the helmet shows the Judgment of Paris, the Trojan prince who declared Aphrodite the most beautiful goddess after she promised him Helen, wife of the king of Sparta.
On the right side, Trojans tear down part of their city walls to make way for the huge Trojan horse in which Greek warriors were hidden. Paris’ abduction of Helen and the Greeks’ departure for Troy appear in the center of the shield.
🏛 Patrimonio Nacional, Real Armería, Madrid
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1) Бургиньот Филиппа II, Северная Италия, ок. 1560–1565 гг.
Материалы: Сталь, дамаскирование золотом и серебром, ткань.
2) Щит, Милан, ок. 1565–1570 гг.
Материалы: Сталь, дамаскирование золотом и серебром, кожа, ткань.
Древние войны были популярной темой для парадных доспехов эпохи Возрождения, как на этом щите и бургиньоте: сюжет со сценами Троянской войны.
На левой стороне шлема изображен Суд Париса, троянского принца, объявившего Афродиту самой прекрасной богиней после того, как она пообещала ему Елену, жену царя Спарты.
На правой стороне - троянцы сносят часть городских стен, чтобы освободить место для огромного троянского коня, в котором прятались греческие воины. Похищение Парисом Елены и уход греков в Трою изображены в центре щита.
🏛 Королевская Оружейная палата в Мадриде
#armsandarmor #medievalarmour #armour #knight #armor #armure #harnisch #harness #armatura #armadura #Burgonet #Philip_II #Бургиньот #Филипп_II #Shield #щит
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joseandrestabarnia · 5 months
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Vasnetsov Apollinario (1856-1933) NUBES Y CÚPULAS DORADAS. MONASTERIO SIMONOV 1920 Tamaño - 79 x 62 Material: Lienzo Técnica - óleo Número de inventario - MKV Zh-121 Dar V.A. Vasnetsova. 1986
En los últimos años de su vida, Apollinary Vasnetsov pareció regresar nuevamente a los orígenes de su obra, los temas de la década de 1880: la pintoresca admiración por Moscú. El destacado talento del paisajista ayudó al ya no joven maestro a crear un ciclo de obras bellamente coloreadas de la década de 1920. En una carta de 1925 a su amigo N. Khokhryakov, Vasnetsov señaló: “¡Los bocetos te hacen parecer más joven!... ¡Especialmente cuando estás en la naturaleza y cuando la naturaleza es hermosa!” Los motivos paisajísticos, como antes, son sencillamente sencillos y líricos. El artista encontró temas para sus obras poéticas y alegres en los parques de la ciudad, entre casas antiguas, fincas y antiguos monasterios escondidos en el verdor. Muchos de ellos se perderían a principios de la década de 1930.
El tema de los monasterios rusos fue del agrado de muchos de los contemporáneos de Apollinary Vasnetsov. La belleza de su austera arquitectura fue admirada por Alexei Savrasov en el cuadro "Convento Novodevichy" de 1890, Nicholas Roerich en los bocetos de Suzdal de 1903 y muchos otros. En un esfuerzo por capturar el encanto de un Moscú que se desvanece, Vasnetsov eligió soluciones compositivas inusuales y hermosas vistas. El pequeño lienzo “Nubes y cúpulas doradas” destaca con especial optimismo y colores sonoros. Monasterio Simónov.
Al comienzo de su historia, la antigua fortaleza era la fortificación de guardia más formidable en el camino a la capital, como lo demuestran las poderosas torres de piedra en la orilla alta del río Moscú. El monasterio fue fundado en el siglo XIV, durante mucho tiempo, fue uno de los más grandes y ricos, en los siglos XVI-XVII formó parte del cinturón de fortificaciones que protegía los accesos del sur a la ciudad. El monasterio fue devastado y abolido más de una vez. En 1771, por orden de Catalina II, se convirtió en una sala de aislamiento para los infectados por la peste y en 1795 fue restaurada nuevamente. Después de la Revolución de Octubre, los objetos de valor del monasterio fueron trasladados a la Cámara de la Armería y en 1923 se cerró el monasterio. Siete años después, un monumento arquitectónico único fue volado, la Catedral de la Asunción, el campanario y mucho más desaparecieron para siempre. Milagrosamente, sólo sobrevivieron el muro sur, varias torres, un refectorio y una dependencia de cinco pisos.
Como anticipando la inminente destrucción del monumento arquitectónico, el artista capturó el templo perdido con un alto campanario y la cámara del refectorio: todo está lleno del triunfo de la vida y los colores. Las sombras juegan pintorescamente en los muros de piedra, el oro de las cúpulas refleja el azul del cielo y el verde sonoro de los árboles. Es interesante la estructura compositiva del boceto. El eje central del espacio de la pintura era el alto campanario; debajo de él, al lado, estaba el monolito de la catedral de cinco cúpulas. Un detalle inusual fue el refectorio, cerca del espectador, ligeramente cubierto de sombras.
Las obras de los últimos años de la vida de Apollinary Vasnetsov fueron transferidas a la colección de la Galería Tretyakov por su hijo Vsevolod. Una serie de pinturas de cámara de los años 20 demuestran, de manera especialmente convincente, el talento del artista como excelente colorista y maestro del paisaje arquitectónico.
Información e imagen de la web de la Galería Tretyakov.
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bi-hanslefttittie · 10 days
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Ok, sabemos que bi-han es bastante abierto en cuanto a la tecnología, eso me hizo llegar al pensamiento de que él trajo al linkuei TVs en las habitaciones y WiFi. Ahora, me da muchísima curiosidad saber que piensa de las consolas. ¿Qué tal él con una pareja que le encantan los video juegos de consola? :>
Personalmente, creo que no les prestaría atención y los vería como una tontería o pérdida de tiempo, pero que si tuviera que jugar un solo juego, sería Tomb Raider. Después de todo, sabemos que admira a las mujeres fuertes.
Holiii, disculpa mi demora 😭😭
Pues si, es bastante abierto con la tecnología... En la armería y avances tecnológicos relevantes para su gobierno. Cuando pienso en televisores, creo que Bi-Han es de la opinión que la televisión es una perdida de tiempo y una distracción para los Lin Kuei. Además el tema de la exportación de materiales y importación de televisores le complicaría un poco. No digo que esté prohibido tenerlas, pero creo que no sería tan bien visto por Bi-Han.
Me imagino que un soldado puede comprarse un televisor en el mercado. Va más en el soldado. Usualmente los altos rangos tienen televisión en su habitación, al menos una.
Eso dicho creo que Sektor no solo tiene un televisor. Tiene al menos 10 pantallas en su lugar de trabajo, y 3 más en su habitación. iPad baby.
Bi-Han tiene solo una televisión en su habitación, es antigua y la usa para ver noticias. (Huh, I wonder if after the introduction of TV and Wifi into the Lin Kuei, they made a special broadcast channel)
Y ahora me tengo que disculpar por qué no sé mucho de videojuegos 😭😭 osea, me gusta mucho Mortal Kombat pero aparte de eso y el Ocarina Of Time no juego mucho, sorry bb 😭
Probablemente con una novia q le guste jugar pasaría al lado suyo y le diría que si acaso no prefiere leer un libro, escuchar o tocar algún instrumento musical, entrenar, salir a la naturaleza, meditar... Cualquier cosa que no sea eso. Bi-Han entiende que debe ser algo entretenido, pero cree que su exceso puede ser un detrimento. Le molesta q esté 24/7 en frente de la pantalla jugando. Aunque... Cuando lo sentaron a jugar Smash Bros, se volvió medio iPad baby.
Hablando de Zelda. Si, le gustó mucho Ocarina Of Time y Majora's mask. Le parece interesante el camino del héroe y esa nobleza de defender tu reino, a pesar de que, bueno. El es más por la conquista... Which is why God of War is also something he likes a lot.
Probablemente juegue resident evil con su novia si ella insiste, y le parece bien.
Creo que a Bi-Han le gusta tocar instrumentos musicales. Y los juegos de ritmo puede que le ayuden a concentrarse, como el Taiko no Tatsujin.
Pero de todas formas no le dedica más de una hora a la semana al juego. Y su novia intenta hacer que su límite sean dos horas diarias. Le preocupa que pierda sueño por estar jugando, y también él quiere dormir bien porque la escucha gritándole a gente por partidas online y eso le parece molesto. En todo caso, mientras ella se alimente, tenga sus ocho horas de sueño y mantenga una vida productiva, él está de acuerdo con que juegue.
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peligrosapop · 1 month
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https://www.tumblr.com/peligrosapop/759533794714959872/good-good-good-good-bien-bien-bien-bien
Glad to hear he wants to stay and fight for his position, it’d be sad to see him let go and for what? A name I’ve seen recently pushed to sign is Marc Pubill and because I could give two shit’s about Almeria, I don’t really know how good he is. So maybe it’s just the Barça bias in me, but is Pubill that much better than Fort or have a higher ceiling than him? I don’t think so.
Pubill is good, he was good the at the Olympics and decent with Armería, but Hector is 3 years younger and I feel has a higher ceiling. I think Pubill edges him in some aspect bc of experience and age but I think Fort is more talented and eventually a better fir bc he is a barça system player. Fort’s problem is that he didn’t have an amazing pre-season and maybe Flick feels he is lacking certain aspect of his game vs other players in that position. Valle played RB in the pre seaon but he is a LB just like Gerard Martín. Jules can play RB and CB but he is getting better and better at RB so, we need a bench player that’s real good there. Let’s see. If he doesn’t stay fully in the first team I expect him to go to Barça Atletic and come up if needed. He’s very young and wants to make it, I don’t doubt he will take a Casadó/Fermín route if necessary.
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mikaelao28 · 2 months
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El sabor del rojo
Capítulo 3
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La brillante luz del sol que se adentraba desde una enorme cúpula de cristal que adornaba el techo y descendiendo desde el centro del esqueleto dorado de la cúpula colgaba un enorme candelabro de araña, de finos cristales en cada pata que daban la impresión de poseer inmensos diamantes refractando la luz en hermosos arcoiris por todo el salón. Era una vista hermosa durante esa hora de la mañana, cuando la la dirección del sol apuntaba más fijamente al trono de Kaliz, pero imaginaba que en la mitad del día las luces se dispersarían por todo el salón como jugueteando entre ellas y harían de las columnas de mármol un collage de colores y destellos. Miguel imaginó las tantas noches en las que allí mismo celebraron y bailaron nobles aristócratas, burgueses, las princesas y el propio Rey junto con su Reina, y pensó si acaso ese hermoso acontecimiento de la luz sería igual bajo la tenue iluminación de la luna llena, pero en ese preciso momento la belleza imaginaria era opacada con la ardiente satisfacción de saberse finalmente victorioso tras décadas entregándose a tal causa y, aunque él no era consciente de ello, también por hacerse con la promesa de tu mano.
Miguel saboreó el recuerdo de tener a su enemigo postrado de rodillas ante él luego de haber arrasado las puertas de sus murallas tal como su padre le había encargado en su última voluntad, pero una parte de él se había negado a destruir todo lo que ustedes los humanos habían construido con el paso de los años. ¿Por qué? Era algo de lo que él no era consciente por completo, pero sabía que algo ocurría dentro suyo desde el momento en que te vió tan anhelante por matarlo, tan determinada y testaruda. Lo habías atravesado por una inquietante dosis de adrenalina que recorría cada nervio de su cuerpo, que alteraba el ritmo de su corazón que creyó por tanto tiempo apagado. ¿Qué le habías hecho? ¿Qué poder tenías sobre él para hacerlo retomar el control de sus propios anhelos? Esas preguntas llenaban su cabeza mientras te veía refunfuñar por la decisión de tu padre antes de irte. ¿Qué había de encantador en tu actuar tan defensivo que no disimulaba tu odio hacia él? Nunca pensó siquiera en la posibilidad de comprometerse con una humana ni estuvo en sus intereses, pero cuando te vió entre las princesas y escuchó tu nombre decidió dejarse llevar, y sin pensar mucho te quiso reclamar.
Luego de tu estrepitosa huida, Miguel continuó discutiendo ciertos asuntos con tu padre: posibilidades comerciales, aspectos jurídicos y la recuperación de ciertas propiedades ancestrales de su pueblo, pero luego de un tiempo decidieron dejar otros tantos temas importantes de tratar para otra ocasión. El soberano de los dragones fue el primero en abandonar el salón para entonces caminar casi que perdido en el palacio como si tu olor fuera lo único que lo guiaba a esa ansiosa conversación que deseaba tener contigo.
Llegó hasta donde tu aroma en el aire era más intenso, en ese momento desde el extremo opuesto del pasillo te vió salir de una habitación que suponía era la armería por el olor a metal y los dos guardias que custodiaban la puerta; tus labios rojos se curvaban con una sorprendente ternura en una sonrisa mientras mirabas al interior de la habitación y te despedías de alguien que él no era capaz de ver. Nuevamente la descarga de adrenalina apuñala a su corazón, una inquietante sensación que lo deja anhelante por poseer aquello que recién ve en ti y que lo hace sentir la garganta seca, como si verte causara en él la más tortuosa sequía que juega con su mente y con cada una de sus imaginaciones. Enfoca toda su atención en tus labios; ni demasiado finos ni demasiado gruesos, enrojecidos por un tenue labial que los hace brillar y añora la idea de degustar su sabor, creyendo que quizás serían capaces de endulzar en exceso su paladar como dos frutillas maduras en almíbar o que tal vez ese dulce se mezclaría con una sensación picante como el néctar de una azucena en la lengua que no lograría jamás saciar por completo su hambre ni su sed y que lo castigaría sólo por atreverse a saborearlos. La idea de ser torturado por tus labios le gustó y a causa de ese imaginario se quedó paralizado por unos segundos, entonces anheló esa sonrisa y esos labios para sí mismo. Quiso entender lo que le estabas haciendo, porque en ese momento nada le pareció más tentador que comprobar por él mismo si sus especulaciones eran ciertas; si tus labios quemarían sobre su piel como un castigo divino, como un veneno que él siendo consciente bebería hasta no dejar ni una sola gota.
Desterró todo pensamiento tan pronto sus miradas se encontraron y tu sonrisa se desvaneció. No haces intento alguno por dirigirle la palabra ni tampoco logras hacerte una idea de lo que él piensa en ese momento, así que solo emprendiste camino por el lado contrario con tal de evitarlo. Apretó la mandíbula frustrado, pero no le quedó de otra más que aceptar ser la persona con la que no deseabas tratar en ese momento y tal vez nunca. Él tuvo que intervenir antes de que te fueras: “¿Vas a fingir que no me has visto, princesa?”, dijo él con suavidad, pero la disposición abovedada del pasillo permitía fácilmente que el sonido se percibiera aún más alto. Escuchaste el lento sonido de sus zapatos con cada pisada que daba al acercarse, pero no ibas a darte la vuelta para verle el rostro.
“Me encantaría hacerlo”. Te detienes antes de llegar a las escaleras que dan al segundo nivel del palacio. “¿Acaso tienes algún asunto que tratar conmigo?”.
“No realmente, pero no hay nada de malo en querer conversar con mi prometida por un simple capricho”. Sentiste su fuerte presencia llegando por tu espalda antes de plantarse enfrente tuyo. Cada movimiento en su caminar era elegante al igual que intimidante, como sentir los gráciles pasos de un depredador rondando a una presa llena de miedo. Alzaste la mirada y finalmente lo confrontaste, pues tú no serías esa presa llena de miedo.
“Pareces muy a gusto llamándome de esta forma. Debes estar disfrutándolo. ¿No fue suficiente con humillarme cuando nos enfrentamos que además le pides a mi padre que te ofrezca mi mano?”, le cuestionas mientras tratas de mantener la compostura, pero te sientes tentada a empuñar una vez más tu espada contra él. Quizás bañar la nueva espada con su sangre sería una buena manera de bautizarla, pensaste.
“Admito que nuestro primer encuentro logró emocionarme y fue bastante estimulante luego de tanto tiempo perdido, pero no pretendo humillarte al hacerte mi esposa”. Su explicación no fue la mejor para hacerte sentir mejor, a lo cual rodeaste los ojos. “Nuestra guerra ya ha terminado, así que ya no tengo nada en contra tuya como para querer tal cosa…”. Sus ojos rojos resplandecían como fuego, pero presentías que había algo que él no decía aún.
“¿Entonces me dejaste viva sólo por que logré divertirte? Me hace sentir como un ridículo bufón”, le cuestionas mientras te cruzas de brazos y él ríe.
“Exageras, princesa. Aunque estoy seguro que comprendes la sensación de deseo cuando ves algo bonito”. Él intenta seguir mostrándose de esa forma arrogante, pero entonces sus ojos perdieron repentinamente su chispa como si hubiera recordado algo que no deseaba. “Algo tan bonito que… quieres hacerlo tuyo…”. Él levantó su mano derecha y enseguida pasó el dorso de su mano sobre tu mejilla apenas acariciándote para luego recorrer un lento sendero sobre tu piel hasta llegar a tu barbilla y luego a tu cuello, en donde la marca de sus manos se notaba aún. Sientes la yema rasposa de sus dedos y las peligrosas puntas de sus garras apretando, pero no presionaban con demasiada fuerza.
“Suéltame”, advertiste al tiempo en que colocas tu mano sobre la empuñadura de tu arma. “No seré tu tonto trofeo”.
“Nunca dije que lo fueras”. Sus manos dejaron tu cuello para subir por tu nuca hasta hundirse suavemente en tu cabello. Él dió un paso hacia adelante y tú en respuesta retrocediste sin esperar que él volviera a hacer lo mismo hasta llevarte contra la pared. Se apoyó sobre su antebrazo en la pared, evitando que pudieras huir hacia las escaleras en ese momento. Su cuerpo es tan grande que te sientes diminuta entre él y la pared, su cuerpo siendo capaz de cubrir el tuyo demasiado fácil. Él no quería que huyeras ni lo ignoraras, quería tener tu mirada fija en él y sentirse dueño de toda tu atención. “Cuando dejas de sentirte dueño de tu vida… simplemente te aferras a lo primero que te hace recuperar la consciencia. ¿Me creerías si te dijera que te envidié tan pronto nuestras miradas se cruzaron? Esa mirada llena de vida, llena por un propósito que ya no sé si yo tenga. Ódiame todo lo que quieras, pero no soy el hombre despiadado que crees que soy”. Ahora que lo tienes tan cerca puedes ver más detenidamente sus rasgos: esos pómulos marcados, las largas pestañas, las ojeras oscuras bajo sus ojos y más que nada las grietas en sus cuernos. “No tiene sentido que siga insistiendo y no lo haré. No he venido a hostigarte con tal de conseguir algún tipo de perdón”.
¿Ibas a creerle? Sigues sin entender su comportamiento, pero tampoco hiciste más preguntas al respecto. Miguel era demasiado orgulloso como para admitir su realidad de manera tan sencilla, pero se atrevió a ser un poco más abierto con tal de convencerte.
“¿Entonces para qué?”, respondes con tu respiración algo agitada por tenerlo tan cerca.
Él nota que estás un poco nerviosa y se separa para darte tu espacio. “En dos días liberaré a mis prisioneros tal como ha quedado estipulado en mí acuerdo con ustedes. Mis soldados y yo permaneceremos aquí en Kaliz durante un poco más de una semana mientras se concluyen los términos del acuerdo y me aseguro de que se cumplan gran parte de las promesas que se me han hecho, luego de eso regresaré con mis soldados a Ingis en donde se llevarán a cabo los preparativos para los ritos fúnebres…”. Parecía querer decir algo más, pero no se atrevió de inmediato. Hiciste un gesto con tu cabeza, llevándola ligeramente hacia adelante como incitando a que continuara. “... Puedes acompañarme si gustas. No te obligaré en el caso que prefieras permanecer aquí. Seguramente también vestirás de luto por tus soldados…”.
Por supuesto que planeabas ofrecer una ceremonia conmemorativa a los soldados que dieron sus vidas durante el terrible combate y no sólo por ellos, pero habías estado tan cerrada con la idea de tus propias pérdidas que habías ignorado la realidad; él también había perdido a muchos. “Dudo mucho que tu gente considere apropiado que lleves a la comandante de los humanos a sus lutos…”.
“Yo considero que tu presencia podría ser una forma de lograr el perdón entre nuestras naciones”, dijo él, tal vez sólo para buscar una excusa para que asistieras. ”Pero si lo que te preocupa es lo que puedan pensar de ti, entonces dejaré en claro quien eres para que seas recibida como un reina. Nadie se atreverá siquiera a juzgarte”, añadió con una voz más imponente. “Aún así, esa es tu elección. Hasta entonces, T/N”.
Escuchar tu nombre en sus labios te dejó una sensación extraña en él pecho que perduró hasta después que se marchara. Miguel te había dejado sola en el pasillo, retirándose por donde había llegado hacia algún lugar del que no tenías certeza alguna.
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alittlereader1 · 2 months
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"—Lo siento, de verdad que lo siento —añadió—. Yo no elegí... ser como soy. —Echó a andar hacia la armería con pasos pesados.
—Te han hecho daño —le gritó Jon—. Mañana lo harás mejor.
—No. —Sam lo miró por encima de un hombro, con gesto triste—. No lo haré mejor. —Parpadeó para contener las lágrimas—. Nunca lo hago mejor."
—Juego de Tronos, George R. R. Martin.
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eldiariodelarry · 2 years
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Clases de Seducción II, parte 16: Culpa
Temporada 1
Temporada 2: Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15
Sebastian y Matias tomaron un móvil del ejército que los estaba esperando en el aeropuerto de Arica para transportarlos hasta el regimiento.
Olivares ya no insistía en sacarle tema de conversación a Sebastian, y él lo agradecía. Sabía que después de todo lo que habían conversado, habían llegado a tal confianza entre ambos que los silencios ya no eran incómodos.
Al llegar al regimiento, Matias se presentó como el escolta de Sebastian, y los hicieron pasar a ambos a la oficina del Capitán Guerrero.
—¿Lo hizo pasar muchas rabias, Cabo? —le preguntó el Capitán a Olivares.
—No, Capitán —respondió con sinceridad Matías—. Él sabe que cometió un error, y está arrepentido.
Sebastian levantó la ceja levemente, sorprendido por las palabras de Matias, porque claramente estaba mintiendo: de lo único que estaba arrepentido era de haberle creído a su padre.
El Capitán resopló sonoramente, en señal de incredulidad ante las palabras de Matias, y miró directamente a los ojos a Sebastian, quien ya había recuperado su semblante inexpresivo.
—¿Es cierto eso, soldado? —le preguntó directamente.
Sebastian se demoró una milésima de segundo más de lo necesario para sonar convincente.
—Si, capitán —respondió finalmente.
—Parece que el pequeño paseo no le sirvió para sacar la voz de hombre y hablar fuerte, Guerrero —comentó con sarcasmo el capitán.
—Está cansado —lo defendió Matias—, no ha dormido nada desde hace dos días, me comentó.
—Bueno, se habría evitado ese problema si no se hubiese arrancado —argumentó con lógica el Capitán—. Como sea, muchas gracias por su servicio, Cabo Olivares —agregó, a modo de cierre de la conversación para despedir a Matias, y luego se dirigió a Sebastian—. Y usted, Guerrero, vaya a las barracas a darse una ducha y a vestirse. Lo espero en la armería en cinco.
Sebastian obedeció al capitán, y salió de su oficina apurando el paso. Al cabo de unos segundos se percató que el capitán no venía detrás de él y caminó con normalidad hacia las barracas.
—Oye —Sebastian escuchó la voz de Matias acercarse a él por la espalda—. Recuerda guardar bien lo que te pasé —le dijo, dándole unas palmaditas fraternales en el hombro, mientras disimulaba la falta de aliento.
—Gracias —Sebastian no atinó a decir nada más. Estaba abrumado por la amabilidad y empatía de Matías.
Olivares le sonrió, como indicándole que era lo mínimo que podía hacer, y luego dio la media vuelta y se fue.
Sebastian dio un suspiro de alivio, al saber que no estaba totalmente solo en el mundo. Aun había gente buena que valía la pena conocer y potencialmente a futuro poder llamar amigos.
Siguió caminando hasta llegar a las barracas, donde se dirigió rápidamente al baño para lavarse la cara y mojarse el pelo, y luego se fue al dormitorio, abrió su casillero y sacó su ropa de militar, aprovechando en el momento de guardar disimuladamente el celular que le había pasado Matías, envolviéndolo con un par de calcetines limpios. Se vistió rápidamente y al salir del dormitorio para dirigirse a la armería se cruzó con Andrés, quien lo saludó con alegría.
—¿Dónde estabas? —le preguntó, dándole un abrazo.
—Fui a comprar cigarros —respondió con sarcasmo.
Andrés se rió.
—Qué bueno tenerte de vuelta —le dijo el muchacho—. ¿Llegaste con Javier? —Sebastian negó con la cabeza—. Uy, su castigo va a ser más pesado entonces.
Como si a Sebastian le hubiese hecho falta ese comentario. El recordar que su amigo probablemente no volvería, y que tenía todo un castigo por delante, por su ausencia de dos días del regimiento le hizo revolver el estómago.
—Oye, hay algo que tienes que saber —le dijo Andrés, pero Sebastian no tenía ganas de seguir con la conversación.
—Sorry, Andrés, ¿podemos hablar después?, el capitán me está esperando —le dijo Sebastian, y sin darle tiempo para responder, se alejó del lugar.
Al llegar a la armería, estaba el capitán Guerrero junto a Ortega esperándolo.
—Guerrero, llega justo a tiempo —le dijo el capitán, con sorpresa, provocándole una leve sonrisa de satisfacción a Sebastian—. Sígame.
El Capitán comenzó a caminar por el amplio terreno del regimiento, sorprendiendo a Sebastian, que pensó que lo encerrarían en la armería a contar casquillos nuevamente, como la vez anterior.
Caminaron hasta una de las torres de vigilancia, que en la base tenía una puerta de metal cerrada con un candado. El Capitán le indicó a Ortega que abriera el candado y Sebastian esperó ansioso a ver qué había dentro.
Al abrir la puerta, desde donde estaba de pie, Sebastian solo vio profunda oscuridad, hasta que Guerrero iluminó una parte del interior con su linterna.
—Bienvenido a su dormitorio —le dijo el hombre, mientras alumbraba específicamente un viejo catre metálico sin colchón ni sábanas, con solo una gruesa malla de resorte del mismo material para soportar su cuerpo.
Aparte del catre, Sebastian solo pudo divisar que tanto el suelo como la pared eran de un color gris cemento, sin pintar.
Sebastian no dijo nada, e intentó mantener una expresión seria en el rostro.
—Aquí tendrá mucho tiempo para pensar en lo que hizo —comentó Ortega, y Sebastian lo odió por eso.
Lo que menos quería era pensar en todo lo que había pasado en las últimas 48 horas, el haberse escapado, con el único propósito de ver a Rubén, el enterarse que había tenido un accidente, y ser obligado a volver sin poder saber su estado. De todas maneras, aunque no lo quisiera, sabía que iba a pensar en todo eso durante la noche.
Guerrero le hizo una seña con la mano para que Sebastian ingresara a la habitación, y él obedeció. Cruzó el umbral de la puerta intentando acostumbrar la vista para descifrar qué más había dentro, pero la oscuridad se apoderó de todo el lugar rápidamente cuando Ortega cerró la puerta, y Sebastian solo pudo escuchar el candado cerrarse al otro lado.
Caminó lentamente en dirección hacia donde estaba la cama y se quiso sentar, sobresaltándose levemente al sentir el frío metal del catre. Dio un suspiro, y decidió tratar de descifrar qué más había en esa habitación. Volvió hacia la puerta y desde ahí comentó a caminar con ambas manos apegadas a la pared a modo de guía.
El corazón le dio un vuelco cuando sintió un chirrido al llegar a una de las esquinas del lugar. “Ratas”, pensó Sebastian, con un escalofrío recorriéndole la columna, justo en el momento que sintió que algo pasó por encima de su mano derecha, caminando por la pared hacia el suelo.
Sebastian dio un salto y se alejó lo más rápido que pudo de la pared, sacudiendo las manos y tratando de ubicar el catre, donde se recostó en posición fetal y con el corazón latiéndole a mil por hora, y con lágrimas cayéndole por los ojos, las que no tardaron en desencadenar un llanto real.
Rubén despertó con un profundo dolor en la mayor parte de su cuerpo. Apenas podía mover la cabeza gracias al cuello ortopédico, el que no evitaba que le doliera, y simplemente agregaba una gran incomodidad a su estado.
Pasó una pésima noche, entre dolores y sueños raros, no pudo conciliar el sueño como habría deseado para descansar de todo lo malo que había pasado en las últimas horas.
Se levantó a duras penas y salió de su habitación hacia el comedor, donde su padre estaba tomando desayuno con Darío, quien había llegado esa misma mañana desde Santiago.
Su hermano tenía los ojos llorosos y sonrió aliviado al verlo despierto. Darío se levantó con ímpetu y le dio un largo abrazo.
—¿Estás bien, enano? —le preguntó Darío, mirando cada moretón en las zonas visibles del cuerpo de Rubén, quien asintió, y usó toda su energía para esbozar una sonrisa—. No sabes lo asustado que estuve —le dio un abrazo con suavidad.
Rubén quiso decir alguna palabra para bajarle el perfil a todo el asunto, pero sabía que no tenía cómo, y que sería un estúpido por intentar hacerlo. Simplemente trató de responder con optimismo.
—Tranquilo, que al menos a mi no me pasó nada —dijo finalmente, algo avergonzado al saber que el regalo que le había hecho su padre había quedado prácticamente inutilizable.
Rubén se fue a servir un poco de cereal con leche fría, y se percató de la expresión de Darío, que tenía una actitud de querer ayudarlo, pero tampoco quería agobiarlo con su ayuda. Al menos eso intuía Rubén, y en el fondo lo agradecía. No quería que lo vieran como alguien frágil en ese momento. Seguía siendo funcional.
Mientras comía en silencio, pensó en el sueño que había tenido la noche anterior: “Vengo por Sebastian”, la frase en boca de una voz masculina que se repitió en sus sueños durante toda la noche.
Estaba seguro que el sueño estaba condicionado por la noticia que le había entregado su padre. Le había dicho la noche anterior antes de dormir que Sebastian lo había ido a saludar para su cumpleaños, pero ya había vuelto al regimiento, según lo que había dicho el padre de su amigo.
A pesar de todo, la frase de su sueño le generaba una sensación preocupante, como si ese “vengo por” fuese una especia de búsqueda para matar.
—Voy a ir a la casa del Seba —comentó Rubén, a ninguno en particular, tras llevarse a la boca la última cucharada de cereal.
Su padre levantó la vista, pero no dijo nada para impedirlo, aunque Rubén sintió que quería hacerlo. A pesar de lo que Jorge le había dicho, Rubén esperaba que el padre de Sebastian le hubiese mentido, y que en realidad Sebastian estaba en ese momento en su dormitorio, aun indeciso si ir a verlo finalmente o no.
—¿Quieres que te acompañe? —le ofreció Jorge.
Rubén negó con la cabeza, aunque luego dudó de su respuesta, al pensar que no sabía cómo podría moverse por un trayecto tan largo con muletas. Apenas sabía cómo usarlas.
Finalmente se mantuvo firme con su respuesta. Se las ingeniaría.
Prefería ir solo, y no interactuar con Sebastian frente su padre o su hermano.
Quería mucho ver a Sebastian. Deseaba verlo con todas sus fuerzas, pero casi todas esas ganas de verlo eran para enfrentarlo, para gritarle por haberse marchado en la forma que lo hizo, por haber terminado con su amistad de toda la vida por razones estúpidas y sin sentido, y por haberlo dejado sufriendo su partida, quitándole todos los buenos pensamientos que pudo haber atesorado de no haberse marchado de esa forma.
Rubén salió de la casa en dirección al domicilio de su mejor amigo, mientras Darío lo observaba desde la reja.
Al llegar a la casa de Sebastian, después de andar a duras penas con ambas muletas, abrió la reja aparatosamente y se acercó a golpear la puerta de entrada, como hacía siempre.
—Rubén, qué sorpresa —lo saludó el padre de Sebastian, con un muy falso tono cordial.
—¿Está Sebastian? —preguntó Rubén, esbozando una sonrisa a modo de saludo.
—Sebastian está en el regimiento, en Arica —le contó el padre.
—Mi papá me dijo que estuvo aquí el otro día —desafió Rubén. No iba a aceptar que le mintiera.
—Si, estuvo aquí antenoche —admitió el hombre—, pero como se había arrancado del regimiento, lo vinieron a buscar y se lo llevaron. Ayer vino tu papá y le conté lo mismo.
Rubén sintió una impotencia enorme. Después de haber estado tan cerca de verlo y de decirle todo el rencor que había guardado por meses, Sebastian se había marchado nuevamente.
—¿Y como supieron que estaba acá? —interrogó Rubén, algo molesto.
El padre de Sebastian soltó una risita burlona y despectiva.
—Es protocolo del regimiento ir a buscar a los que se fugan a sus domicilios particulares —argumentó.
Rubén se mordió el labio por la rabia. Tenía sentido lo que había dicho el padre de Sebastian. Y realmente no tenía pinta de que estuviera mintiendo. No le daba la impresión de ser una especie de psicópata que tendría a su hijo encerrado en algún dormitorio de la casa, atado de pies y manos y con una mordaza en la boca.
—¿Y no dejó nada para mí?, ¿ningún recado? —preguntó Rubén, aferrándose a la última esperanza que le quedaba para tener algún tipo de contacto con Sebastian.
—Nada —el hombre se encogió de hombros y negó con la cabeza.
Rubén miró fijamente a los ojos al padre de Sebastian, intentando buscar alguna señal de que estaba mintiendo, pero finalmente tras largos segundos de silencio, aceptó la realidad.
—Gracias —dijo finalmente Rubén, asumiendo que su mejor amigo ya no estaba en la ciudad, y ya era imposible hablar con él.
Dio media vuelta y salió a la calle nuevamente rumbo a su casa, con una velocidad bastante imprudente para haber recién empezado a andar con muletas, lo que le provocó un tropiezo mientras iba cruzando la calle, cayendo de bruces al asfalto.
—Cresta —murmuró con rabia, tomando una de sus muletas y lanzándola con fuerza lo más lejos posible.
Le dolía todo el cuerpo y estaba ahí tirado en mitad de la calle, humillado, solo.
Se quedó tirado por largos segundos, mirando el cielo despejado, intentando vencer las ganas de llorar por la rabia. Cuando pudo dominar sus emociones se puso de pie, tomó la muleta que tenía a su lado, y con dificultad se fue a buscar la que había lanzado lejos, que se había torcido por el golpe.
Al voltear la esquina de su casa, vio a Darío que lo seguía esperando, y no le dijo nada, solo sonrió aliviado al verlo regresar en buen estado.
Felipe salió de clases al mediodía y se fue rápidamente a la clínica donde sabía que estaba internado su padre.
Tenía un profundo sentimiento de culpa después de todo lo que había pasado, el accidente de Rubén, las discusiones que habían tenido, y por último la llamada que había hecho para que fueran a detener al amigo de Sebastian, evitando por todos los medios que Rubén tuviera algún tipo de contacto con su mejor amigo.
Intentó convencerse por mucho rato que lo había hecho por el bien de su pololo. Esa persona era un total desconocido, y su presencia en el hospital donde estaba internado Rubén podría significar un riesgo para él.
Sin embargo, muy en el fondo, tenía claro que lo había hecho por celos y egoísmo. Rasgos que no eran propios de él, o al menos eso prefería creer, así que se propuso tomar las acciones necesarias para enmendar las causas que le habían provocado actuar de la forma que lo había hecho últimamente, y determinó que la principal razón era la relación con sus padres.
Tomó la micro con premura al cruzar la calle de su liceo para no darle tiempo a la posibilidad de arrepentirse.
Se bajó de la micro a dos cuadras de la clínica, porque sabía que en esa calle vendían ramos de flores, ideales para subirle el ánimo a los pacientes que permanecían ingresados en el centro de salud.
Recorrió varios puestos donde vendían flores, sin poder decidirse por ninguna. Las encontraba todas muy bonitas, ideales para llevarle a su padre, pero no era capaz de comprar alguna. Sabía que su inconsciente estaba aplazando el momento de verlo, y abriendo la posibilidad de desistir de su decisión, y sin quererlo Felipe lo estaba permitiendo.
Pero fue fuerte. Y se mantuvo firme con su decisión.
Compró un ramo de margaritas sin importarle mucho el precio, y se dirigió con determinación hacia la clínica.
Al cruzar las puertas de acceso la duda se apoderó de él al no saber dónde estaría su padre. No tenía detalles del piso, habitación o unidad en la que se encontraba. Esa pequeña duda hizo tambalear su determinación, proponiéndose ir mejor otro día, cuando supiera exactamente dónde estaba.
No.
Iba a ingresar ese mismo día, en ese mismo instante.
Se acercó al mesón de recepción, procurando mantener una actitud segura.
—Buenas tardes, ¿sabe cómo puedo encontrar la habitación de mi padre? —le preguntó a la señora al borde de la tercera edad que atendía el mesón.
—¿Cuál es el nombre de su padre? —le preguntó la mujer, con atención.
—Guillermo Ramirez —respondió Felipe.
Le pareció raro decir el nombre de su padre en voz alta, considerando que era el mismo nombre que tenía él de nacimiento. Un nombre que hace años se había prometido enterrar y olvidar.
Después de un par de tecleos en el computador que tenía la señora en el mesón, y un par de llamados telefónicos para contactarse con la unidad, le indicó a Felipe que su padre estaba en el quinto piso, ala sur, habitación 510.
Felipe agradeció la amabilidad de la señora, y caminó con paso decidido hacia las escaleras, prefiriendo esa via en lugar del ascensor porque le daría más tiempo para pensar.
Subió peldaño a peldaño, tomándose su tiempo, con la mente dándole vueltas al hecho de que estaba a punto de ver a su padre voluntariamente, después de todo lo que había pasado. Pensaba que ya había dado por olvidada a su familia, o ex familia en ese caso, que ya había cortado todo tipo de conexión con ellos a raíz de la forma en que lo habían rechazado. Pero se dio cuenta que estaba muy equivocado, inconscientemente seguía teniéndolos presente en su interior, por mucho que odiara la idea.
Llegó al quinto piso y comenzó a recorrerlo sin mucho apuro, mirando las señales al costado de cada puerta para ver qué numero de dormitorio tenía, hasta que encontró la que buscaba: 510.
Felipe se asomó al dormitorio y notó que en el interior habían dos camas separadas por una cortina plástica. En la cama que estaba más cerca de la puerta había un anciano acompañado de quien seguramente era su esposa: ambos hablaban en bajo volumen tomados de la mano, y en sus miradas conectadas entre sí se podía apreciar el infinito amor que se tenían.
La segunda cama, que estaba al otro lado de la cortina y junto a la ventana, Felipe no veía quien la ocupaba y quien se encontraba de visita, pero estaba seguro que era la cama de su padre. De hecho, no había otra alternativa, ya que era el dormitorio que le había indicado la señora del mesón.
Ingresó a la pieza, saludó a la pareja de ancianos con cortesía, y caminó con paso decidido hasta la otra cama, donde había un hombre sumamente delgado y demacrado recostado de espaldas: era su padre.
Felipe quedó impactado por el aspecto físico que mostraba su padre, y el cambio radical que había tenido desde la última vez que lo había visto hace un par de semanas. La piel del rostro le marcaba la forma del cráneo, como si ya no tuviese nada de materia grasa para darle forma al rostro.
El hombre estaba acompañado de la madre de Felipe, un hombre de lentes ópticos vestido con pantalón de tela, camisa blanca y chaleco de lana (a quien Felipe no conocía, pero suponía quién podía ser), y una mujer que usaba una blusa floreada y pantalón de color café.
—Hijo —dijo su padre al verlo, con una leve expresión de sorpresa—, viniste.
Felipe asintió con seriedad, mientras su madre se ponía de pie para acercarse a él.
El hombre desconocido se aclaró la garganta para llamar la atención.
—Mucho gusto, soy el Pastor Ortiz —se presentó el hombre—, y ella es mi esposa, Marta.
Felipe asintió serio, incómodo por la presencia de aquel hombre que se quiso presentar antes de permitirle hablar con su propia madre.
—Yo soy Felipe —dijo sin dar más detalles, y por la reacción del pastor, que se esforzó por ocultar su cara de desagrado, Felipe se dio cuenta que sabía perfectamente quien era él: el hijo homosexual.
—Marcela —dijo el pastor dirigiéndose a la madre de Felipe—, creo que, para asegurar la salvación de Guillermo, es mejor evitar el contacto con las fuentes de pecado.
—¿Qué? —preguntó molesto Felipe.
Había entendido perfectamente qué había querido decir: Él era a los ojos de ellos la fuente de pecado, que podría poner en riesgo el destino celestial de su padre si es que se atrevía a perdonarlo.
La madre de Felipe se volteó a ver a su esposo sin decir una palabra. Después de unos segundos de comunicación no verbal, la mujer se volvió a sentar en la silla contigua a la camilla sin mirar a los ojos a Felipe.
—¿Esto es en serio? —preguntó enfurecido Felipe—, ¿y quien chucha se cree que es usted para venir a decidir a quienes puede ver o no mi papá?
—Es el Pastor jefe de la Iglesia…
—Me importa un pico que sea el mismísimo Papa —Felipe interrumpió a su madre—. El viejo se está muriendo.
—Guillermo, compórtate que tenemos visitas —lo retó su madre poniéndose de pie nuevamente, refiriéndose al pastor y su esposa—. Es un sacrificio que debemos hacer por la salvación de tu padre. No puedo creer que seas tan egoísta…
Felipe estaba sin palabras. Tenía un nudo en la garganta tan fuerte que le provocaba dolor físico, y pensó que incluso podía ser visible para los demás. Miró a su padre quien le devolvía la mirada triste, pero resignado.
—¿Yo soy egoísta? —desafió a su madre con sus propias palabras—, ¿eres tan cara de raja de decirle eso al hijo que abandonaste cuando tenía quince años?
—Tu sabes que lo que insistes en hacer está mal —argumentó la mujer.
Felipe miró fugazmente al pastor, quien tenía una mueca de satisfacción en el rostro, como si se sintiera orgulloso de lo que estaban haciendo los padres de Felipe.
—¿Y tú no piensas decir nada? —le preguntó a su padre, quien simplemente se encogió de hombros.
—Hijo, no me quiero ir al infierno —se excusó el hombre.
Con esas palabras Felipe sintió como una puñalada en el pecho. No podía creer que, después de todo lo que había pasado entre ellos, y ahora con la enfermedad de su padre, siguieran prefiriendo sus creencias por sobre su propio hijo.
La situación le provocaba mucha pena, pero se obligó a no llorar, y producto de reprimir esa emoción, la furia empezó a dominar su estado de ánimo.
—Lo único que queremos es que recapacites —intervino su madre
Felipe no quiso escuchar más a su madre, y la interrumpió acercándose a su padre, evitando el bloqueo de su madre.
—Deseo de todo corazón que te vayas al infierno —le dijo a su padre, mirándolo a los ojos, lleno de furia—. Tú y todos ustedes —se dirigió a todos los presentes.
El rostro de su padre se desfiguró por la pena, mientras que su madre se llevó las manos a la boca sin poder creer lo que su hijo había dicho.
Felipe salió de la habitación con el ramo de flores en la mano, pero se devolvió casi de inmediato para entregárselo al compañero de cuarto de su padre.
—Espero le guste —le dijo al desconocido, con un tono bastante agresivo.
La anciana estiró la mano para recibir las flores.
—Muchas gracias, hijo —le dijo la mujer, con expresión de lástima, mientras que el anciano dijo lo mismo, pero apenas audible.
Felipe no dijo nada más, bajó la mirada y se marchó.
Bajó corriendo las escaleras, para alejarse de ahí lo más rápido posible. La rabia y la pena lo estaban inundando y no quería llorar ni liberar la furia con violencia.
Salió de la clínica chocando con la gente a su paso, todo con el afán de abandonar el lugar con rapidez, como si acabara de plantar una bomba y necesitara arrancar antes de que explotara.
Hizo parar la primera micro que vio pasar en la calle, y se subió sin importarle el recorrido.
Felipe pensó que era una pésima persona, y sobre todo un pésimo hijo. Desearles el infierno a sus padres era lo peor que podría haberles dicho. Se arrepintió casi de inmediato por haberlo dicho, pero la rabia fue más fuerte.
“Merezco que me pasen todas las cosas malas de mi vida” pensó. Por eso sus padres lo habían abandonado. Tuvieron buen ojo, él no era una buena persona, por mucho que había intentado ser un joven maduro y bueno, simplemente su maldad era demasiado grande para permanecer oculta, que incluso llegó a manchar su relación con Rubén.
Felipe se bajó de la micro lo más cerca posible de la casa de Rubén. Tenía que verlo. Necesitaba verlo.
Con el corazón acelerado y la respiración entrecortada, caminó más de diez cuadras hasta la casa de su pololo y gritó desde la reja para anunciar su llegada.
—Vengo a ver al Rubén —le dijo Felipe a Jorge apenas salió a abrir la puerta.
—El Rube está durmiendo —le dijo su suegro—. Y la verdad dijo que no quería ver a nadie.
Felipe se sorprendió por lo que escuchaba.
—¿En serio? —preguntó, intentando ocultar su decepción—, ¿incluso yo?
Jorge asintió.
—Necesita descansar —le explicó Jorge—, descansar de verdad, después de lo que pasó.
Felipe asintió resignado.
—¿Te puedo pedir un favor, Jorge? —le preguntó Felipe, sintiendo unas ganas incontrolables de gritar por la impotencia—. ¿Me avisas cuando Rubén esté listo para recibir visitas, para venir a verlo?
—Por supuesto Felipe —respondió su suegro.
—Y otra cosa —Jorge escuchó atento—. Dile al Ruben que lo amo.
La ultima palabra salió un poco débil, quizás por el hecho de que nunca se la había dicho a Rubén, o porque sentía que las energías de su cuerpo se estaban acabando, pero una cosa era segura: realmente lo sentía.
Felipe se dio media vuelta y comenzó a caminar resignado a su realidad. Su pololo no quería verlo, justo en el momento que más lo necesitaba. Aceptó su destino, por la culpa que sentía por haber actuado tan mal en el último tiempo. Estaba pagando todo el daño que había hecho.
Después de enterarse que Sebastian había vuelto al regimiento, Rubén se sintió aun más desganado de como ya se sentía antes.
“Me voy a acostar, estoy cansado” le había dicho a su hermano después de explicarle que no había podido ver a su mejor amigo.
Su energía solo le permitió fingir buen ánimo para su hermano y su padre, pero por eso mismo evitó mantenerse en el comedor conversando con ellos.
Se acostó en la cama mirando el cielo raso de su dormitorio, pensando en lo poco oportunos que habían sido todos los hechos ocurridos los últimos días.
Intentó convencerse que, quizás había sido para mejor: después del accidente sentía un impulso incontrolable de complacer a los demás, de mantener una fachada de optimismo y vibras positivas, producto de la culpa y vergüenza que le provocaba haber tenido el accidente. No quería mostrarse deprimido o pesimista frente a su padre o hermano, y tampoco quería hacerle sentir a su pololo que había sido su culpa.
Pero con Sebastian era distinto. Quería que supiera lo molesto que estaba con él por la forma en que se había marchado, lo mucho que había sufrido con su partida.
Cuando despertó de una siesta de un par de horas, Rubén le dijo a su padre que no quería ver a nadie. Se sentía cansado física y mentalmente por todo lo que había pasado últimamente: sus peleas con Felipe, el accidente, la pérdida del automóvil en que su padre había trabajado por años. Por eso mismo necesitaba estar solo.
—Necesito descansar bien —argumentó Rubén, y su padre sin agobiarlo a preguntas aceptó su decisión.
—Igual quiero que sepas que estamos para lo que necesites —le hizo saber su padre.
Rubén siguió acostado en su cama, soportando los dolores que seguía teniendo en todo el cuerpo, y sintiendo ansiedad cada vez que pensaba que quizás esa posición en la que estaba acostado le podría hacer quizás más daño que bien.
Sebastian escuchó la puerta del dormitorio abrirse de par en par. No había dormido prácticamente nada, escuchando demasiado cerca los chirridos de lo que pensaba eran ratas, e intentando aguantar el frío que hacía en ese lugar.
El cielo aun estaba oscuro así que supuso que aún era más temprano de las seis de la mañana.
—Soldado Guerrero, puede ir a las barracas a asearse —le indicó Ortega, de quien solo divisó su silueta.
Sebastian se levantó y sin responderle salió del lugar y se dirigió a las barracas, donde sus compañeros seguían durmiendo. Pasó al baño a lavarse las manos y la cara, y luego se fue a recostar a su antigua cama, para ver si podía recuperar algo del sueño perdido. Sin embargo, apenas apoyó la cabeza en la almohada, las bocinas comenzaron a sonar dentro del dormitorio anunciando la hora de levantarse.
Se levantó nuevamente y vio que todos sus compañeros hacían lo mismo que él, con mucho más ánimo. Miró hacia la cama de Javier, que obviamente estaba vacía, y sintió un poco de pena al recordar que no estaba ahí con él. Luego miró hacia donde dormía Simón y se dio cuenta que tampoco estaba ahí. Se preguntó qué le había pasado, y asumió que estaba en la guardia nocturna, y que se sumaría al resto en la formación de la mañana, pero no apareció.
—Tuvo un ataque de pánico, creo —le respondió Andrés cuando Rubén preguntó dónde estaba Simón.
—¿Cómo?, ¿Tuvo uno?, ¿o crees que tuvo uno? —presionó Sebastian para obtener una respuesta concreta.
—Es que nunca supimos qué pasó. Una noche le tocó hacer la guardia, como casi siempre, y al otro día ya no estaba. El capitán dijo que fue un ataque de pánico, pero en verdad varios dudan que haya sido eso.
—¿Y tú qué crees que le pasó? —Sebastian quiso saber su opinión.
—Yo creo que el Capitan nos dijo la verdad —respondió Andrés, y Sebastian pensó que su opinión era bastante predecible.
Sebastian no le preguntó a nadie más al respecto porque simplemente no tenía ganas de hablar con nadie. Sentía que todo su mundo se estaba desmoronando lentamente: estaba solo en el regimiento, con la incertidumbre del estado de salud de Rubén, y ahora con el desconocimiento de la situación de Simón. Solo esperaba que tanto Rubén, como Simón y Javier estuvieran bien y a salvo.
A pesar de todo, su preocupación por Rubén era lo principal. Sabía que había tenido un accidente automovilístico con potenciales consecuencias mortales, mientras él estaba encerrado en el regimiento.
Se escabulló hacia el dormitorio en las barracas todas las veces que pudo durante el día para revisar el celular que le había pasado Matías, en busca de algún mensaje con novedades sobre Rubén.
—Hasta que volvió La Novia Fugitiva —comentó Julio a las espaldas de Sebastian, haciendo que se sobresaltara.
Eran cerca de las seis de la tarde, y la hora de la cena se acercaba.
Sebastian se dio media vuelta y vio a Julio, Luis y Mario mirándolo desde la puerta del dormitorio, que acababan de cerrar tras ellos.
Se puso nervioso. Había evitado hablar con ellos durante todo el día porque no los soportaba: eran unos matones homofóbicos que ni siquiera se esforzaban en ocultarlo.
—¿Qué pasó?, ¿te comieron la lengua los ratones? —le preguntó Julio, buscando una respuesta, provocando las risas forzadas de sus dos amigos.
Sebastian se puso serio y no respondió, se dio media vuelta dándoles la espalda, guardó el calcetín con el celular en el fondo del casillero, y luego cerró la puerta de su casillero.
Se volvió para salir del dormitorio, pero el trío de idiotas estaba a menos de metro y medio de distancia de él, sobresaltándolo porque ni siquiera había escuchado sus pasos acercarse.
—¿Qué tenías ahí? —preguntó Mario con prepotencia.
—¿Qué te importa? —respondió Sebastian, sintiendo una breve ráfaga de euforia.
“No son más que tres pobres idiotas que hablan mucho pero no hacen nada. Perro que ladra no muerde”, se decía Sebastian en su mente.
—Esas no son formas de responder —le dijo Julio acercándose, y Sebastian aprovechó la oportunidad para evadir el contacto físico y pasó por su lado, derecho hacia la puerta—, ¿o acaso quieres terminar como la Simona?
El corazón se le detuvo a Sebastian. Las palabras de Julio indicaban que la ausencia de Simón se debía a que le habían hecho algo. La rabia se apoderó de sus impulsos, y se acercó rápidamente para enfrentar a Julio.
—¿Qué le hiciste a Simón? —le preguntó, quedando a escasos centímetros del rostro de Julio.
Los tres matones soltaron una risa burlesca.
—¿Qué crees que le hicimos? —le preguntó con sorna Luis.
—Es interesante igual lo vulnerable que queda la gente cuando se les va su guardaespaldas —comentó Mario con sarcasmo.
—Cuando los maricones se quedan sin defensores, es súper fácil sacarles la chucha, a tal nivel que son físicamente incapaces de decir qué pasó realmente —añadió Julio.
Sebastian se imaginó a Simón internado en un hospital, completamente desfigurado, imposibilitado de hablar.
El corazón se le aceleró tanto que pensó que los matones lo escucharían desde la distancia en que estaban. Su cuerpo temblaba de terror, y quedó completamente paralizado, incapaz de responder, o de siquiera aventar un golpe a alguno de los abusadores.
—Así que ten harto cuidado, princesa —continuó Julio, dándole una palmada agresiva en el trasero a Sebastian, que se mantenía inmóvil—, porque en cualquier momento te toca a ti.
Sebastian se mantuvo dándole la espalda a la puerta, escuchó cómo la abrían para salir, y el murmullo de las voces lejanas de los demás soldados entró de forma casi inmediata.
Bajó la cabeza, y miró sus manos que estaban empuñadas y le ardían. Las levantó tembloroso, mientras lágrimas de impotencia y miedo caían por su rostro. Abrió los puños y las palmas las tenía bañadas en sangre. Había presionado con tanta fuerza que se había herido con sus propias uñas.
Se dio media vuelta para mirar hacia la puerta, para comprobar que Julio, Luis y Mario ya se habían ido: efectivamente se habían marchado, y él se encontraba completamente solo.
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S. Denna Fiore es una de los cazadores que se encuentran actualmente en Mystic Falls. De origen italiano, es parte de una familia de cazadores de larga historia. ¿Sabías además que acaba de unirse a la Nueva Armería?
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spanishroyals · 1 year
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King Felipe will open the Museum of the Royal Collections this june:
The Royal Collections Gallery, the most important museum project in Spain for decades, opens this summer. It is located beside the Royal Palace of Madrid.
The building is dug out of rock, from the Campo del Moro gardens to the Armería square. It has two entrances: from the square, at the level of the Royal Palace, and from the Cuesta de la Vega, at the highest point of the Campo del Moro gardens. The views of Madrid, the Casa de Campo parkland and the mountains are incomparable.
From this summer onwards, the Gallery will be the main vehicle for promoting Patrimonio Nacional's cultural activities. Its aim is to display the richness, excellence and diversity of the Royal Collections as well as serving as a showcase for all the Royal Sites. It will also help publicise the work of Patrimonio Nacional in supporting the Spanish head of state and in restoring, conserving, disseminating and safeguarding the impressive historical, cultural and natural heritage it manages in six autonomous regions.
Ana de la Cueva, president of Patrimonio Nacional, told the Guardian during a preview tour: “Unlike other museums in Madrid, this is a museum of different collections – it’s not just a museum of painting or sculpture.”
“This museum shows all the luxury goods that our monarchs collected: fans, clocks, glassware, reliquaries, tapestries, rugs, furniture, gilt ware and musical instruments.”
In its different areas – the Habsburg monarchs, the Bourbon dynasty and 20th century Spain – the gallery aims to gather together five centuries of history and to map both the changing country and the changing tastes of its rulers.
De la Cueva said: “You can see the history of Spain in the history of these collections, and I think that really complements the royal palace. Many of these pieces have never been seen and they’re just spectacular when it comes to the artists who made them.”
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Plaça de Armería, Madrid. Agosto ‘23 🇪🇸
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gabygirl1243 · 11 months
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Undead Unluck, capítulo 2. Comparación del anime con el manga
Este capítulo abarca los capítulos 2 y 3 del manga.
Okey, empecemos con las diferencias entre el anime y el manga.
Para empezar, de nuevo el anime no agregó a civiles caminando por las calles. Si hay algo de lo que me quejo de esta adaptación es que toda la ciudad parece vacía, que a aparte de los protagonistas y antagonistas no hay absolutamente nadie.
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Otro cambio es que en el manga no te dan fecha de cuándo sucede este capítulo, pero en el anime aclara que ocurre el 2 de agosto (el día siguiente de lo del capítulo anterior).
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Un cambio sin importancia, rediseñaron la armería de Andy e hicieron más grande el almacén (es de esos almacenes donde rentas un espacio para guardar tus cosas).
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En el manga en la autopista no se ve que pasen muchos autos (pero sí pasan). En cambio, en el anime la ausencia de autos en la autopista se debe a que la vía está cerrada por la demolición del edificio. Por eso las calles estaban vacías aquí.
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La autopista no está sobre el agua como en el anime. en el manga están en la ciudad pues a los alrededores de la calle se ven edificios, y la calle está bardeada en su totalidad.
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En el anime Fuuko se queda con el chaleco puesto, en el manga se lo quita de repente. Me alegra que se lo dejaran, estuvo raro que se lo quitara en el manga.
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Ni idea de por qué agregaron lo que sea esta madre de secuencia, supongo que sólo para las risas, pero en el manga no estaban en esa posición jajajaj
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En el manga, cuando Fuuko lo llama, Andy por un segundo se queda pensativo pues el nombre "Andy" es nuevo para él y tardó en darse cuenta que ella se dirigía a él.
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Cuando Fuuko pregunta por qué la organización no está persiguiendo a los que mandaron a capturarlos, el manga deja claro que Void (así se llama el de la armadura) la escuchó. Por eso Void a continuación quiso interferir en la conversación entre ella y Shen.
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Me encanta los detalles que le agregó el anime a la mesa redonda; esa maquinaria y ese sonido de tic toc es algo que no existe en el manga, pero el anime le da ese toque para que parezca más un reloj. Que la mesa tenía forma de reloj era más cosa que se teorizaba al principio para los lectores de manga, pues como ven, sólo hay 10 números en lugar de 12. Con el tiempo fue claro que era un reloj, pero en el anime es obvio desde el principio.
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En el manga la conversación entre Shen y Void (mientras Fuuko dice que no está enamorada) son sólo dos líneas, mientras que en el anime es más larga y repetitiva. En el manga se dan cuenta al mismo tiempo que Andy de que viene un camión.
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En el manga también vemos sus reacciones al camión.
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El anime muestra el camión vacío, sin conductor. Dejo en claro que en el manga no se ve si hay o no conductor, pero en un extra se ve que al parecer el conductor saltó antes de estrellarse.
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Después de la explosión del camión, en el anime dan un gran salto hasta llegar a un edificio; aunque en el manga también saltan muy alto, el edificio está considerablemente más cerca de la autopista puesto a que como mencioné arriba, la autopista está en la ciudad en el manga.
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Para alcanzarlos, Fuuko le pidió aventón a otro camión que pasaba.
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El anime agregó una buena presentación para Void "Unavoidable". En el manga el nombramiento de su poder fue sólo en un globo de texto sin más entre el dialogo, pero aquí realmente lo destacaron con letras en grande y todo. Espero que las presentaciones de los demás poderes sean parecidos.
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En la explosión del edificio, se ven a los trabajadores celebrando, también ellos hicieron el conteo para la demolición. Una vez más, el anime no anima a los civiles También se ve que Fuuko se baja del camión y agradece a quien la llevó, aunque al conductor se le hace raro que ella quiera bajar en un edificio recién demolido.
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En el anime Shen se espantó al ver a Void muerto, por el contrario en el manga se mantuvo tranquilo. Un cambio pequeño, pero me alegra, al inicio del manga parecía que los de la Union (la organización) eran crueles y no les importaban sus compañeros, cosa que no es verdad. También, en el manga parece que Shen toma las amenazas de Andy como a juego.
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En muchas partes donde en el anime Shen tiene los ojos cerrados, en el manga los tiene abiertos. Posiblemente el mangaka aún no pensaba bien en la forma en que funcionan los poderes de Shen y esto fue arreglado en el anime.
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Cuando Fuuko llega al lugar, en el manga hay gente curiosa viendo también.
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Es todo. Los cambios se mantienen al mínimo Pero sigue molestándome que no animen transeúntes. Hasta con gente estática me conformaría. Pero es mi única queja.
Pueden ver también mis comparaciones con el manga del capítulo 1.
Después subiré mi análisis del opening y ending.
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houseares · 2 years
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Uno de mis productos del CTE de Hoy!!!🖤👑💋🖍🖌✏️ #ModoCreativo #七つの大罪 #メリオダス #meliodas #acuarelas🎨 #Houseares (en Armería, Colima) https://www.instagram.com/p/CpD0ed3PHhzRiavg7tCzUZsXA_oD2yTueXyrpQ0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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