#alta fanfic idea
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Zutara au idea:
'finding love in each other later in life zutara' (idk why but i love them the most at older adult/middle age/elderly lol)
but the show would end the same with kataang and maiko and kataang would have a kid pretty early (like early 20s) and upon having Bumi they realize that they never really got to experience romance other than with each other and both crave those experiences so they break up. Katara would allow herself to date n stuff while still co parenting with Aang and doing her political duties and maybe after a few years of being single/short term relationships she suddenly starts seeing Zuko in a new light! (i cant really think of the spefici inciting incident rahh) Zuko and Mai were probably really really on again off again type relationship (could also have a child together) and rn theyve been off for a while . And so after some pining and small flirting on each side they eventually start dating! I imagine it being fairly slow burn once the pining starts, both not wanting to rush things like they had in their pervious relationships (kataang and maiko) and both being a bit nervous to mess this up! but then once they start dating its like. MEGA cutiepie sweetieness!!!!! Katara and Zuko would both be really great parents to the others kid and i think it could be really interesting way to explore finding love later in life and blending of 2 pre existing families with a healthy healthy dose of the sweetest fluff ever :3!!!!!
might try 2 draw some scenes or attempt writting something for it idk I just love to come up with ideas ^_^
#atla#avatar the last airbender#zuko#katara#zutara#zutara au#atla zuko#atla katara#past kataang and maiko#older zutara#alta fanfic idea#alta prompt#idk lol i just like 2 think abt ships i like :3
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zukka fic where sokka keeps reciting haikus for zuko whenever zuko is in like a royal fit or whatever (bc in my head i feel like zuko prefers casual robes to the royal firelord ones and doesn't wear them unless he absolutely has to and he tell sokka it's cuz he's uncomfy so sokka is like oh yea u know what i'll just tell him how hot he looks in prose bc im such a good bro and absolutely not in love w my BRO i just want him to be comfortable and safe and protected and-) and at first this annoys the hell out of zuko and he's always incredibly embarrassed but eventually he ends up realising he's in love w sokka and now it's even worse bc as embarrassing as the haikus are HE STARTS TO LIKE IT- cue idiots in crisis :) someone please write this PLEASE PLEASE PLEASE PLEASE pLEASE PLEASE-
#atla zuko#fire lord zuko#sokka#zukka#water tribe#fire nation#avatar#atla fanfic idea#atla sokka#atla zukka#prince zuko#zuko#sokka x zuko#zukka fanfic#zuko is an awkward turtleduck#sokka has rizz#sokka avatar the last airbender#the gaang#avatar the last airbender#alta aang#atla suki#atla hakoda#atla bato#atla azula#atla katara#atla toph#atla mai#atla ty lee#iroh#atla iroh
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eu biotipo, sabés que vengo viendo tus posts desde hace rato y siempre me pregunto cómo haces para manejar un inglés tan bueno!! literalmente parecés nativo por la manera en que te expresás y artículas las oraciones. yo hace poco terminé mis clases de inglés sin embargo no siento tener la fluidéz que quisiera, tenés algunos tips para dar? ya sea en el tema de habla o escritura. btw sos un rincón del internet del que aprendo mucho!!
Creo que lo dije algunas veces pero yo no tengo idea como aprendí inglés! Lo aprendí de chico autodidacta con manuales de inglés y diccionarios que tenía en mi casa (mi familia vendió libros por un tiempo lo cual explica mucho) y después simplemente jugando juegos y leyendo páginas y asociando cosas con cosas. Realmente no estoy seguro de como aprendí inglés porque no conozco a nadie que haya tenido mi experiencia.
El único consejo que te puedo dar es que, sí tuviste clases de inglés, significa que ya manejás lo básico del idioma. Metete de lleno a leer artículos en inglés de lo que te guste, Wikipedia (la mayor parte de lo que leo en inglés es en Wikipedia), jugar juegos en inglés, leer literatura (incluso fanfics), etc. Y después mandarse a escribir. Yo creo que aprendí a escribir en inglés por años y años que pasé en foros donde es más escribir que otra cosa (Tumblr me resulta muy cómodo por eso, acá se escribe).
En cuanto a hablar, yo no soy muy bueno hablando porque tengo poca práctica, pero una cosa que resulta es cantar en voz alta canciones en inglés, poco a poco vas aprendiendo la pronunciación.
Esto también sirve para otros idiomas, por ejemplo, escuchar canciones en italiano me ayudó mucho con la pronunciación (aunque no puedo decir que sé italiano)
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Full color drawings commissioned by CodyMacArthurFett for Scipio Smith's fanfic SAPR . As you see, in his story Blake is transferring to Atlas, and Penny is transferring to Beacon.
"I can believe that I can do more in the Atlesian military than I ever could as a huntress."
— Blake
She had found Freedom, in every single way.
— describing Penny's Semblance and her journey
Should I even mention that I absolutely loved drawing these two? The first three Volumes of RWBY have such a special place in my heart, so I enjoyed going back to the old designs. And if Penny in Beacon uniform is not a new idea (after all, she expressed her wish to stay at Beacon), Blake going to Altas is a pretty fresh and unexpected take, at least for me. If you're interested in how it comes to this, go on and check the story!
SAPR sources:
ArchiveOfOurOwn
Fimfiction
Spacebattles
SufficientVelocity
Fanfiction
Tvtropes
#rwby#rwby fanart#rwby au#blake belladonna#penny polendina#rwby fanfiction#atlas academy#beacon academy#commission#art commissions
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La heredera del Infierno
Avisos: Durante estos meses estuve terminando el cuatrimestre y gracias a dios ya pude aprobar las materias que me quedaban. Ahora voy a escribir mayoritariamente el fanfic.
El capítulo transita la misión que Liu Kang les da a Kenshi, Johnny y Kung Lao, pero desde la perspectiva de Mariano. También, durante estos acontecimientos ocurren varios días desde su llegada y regreso a la Tierra.
La canción que canta Mariano es Spaceman de Electric Callboy. El CBC (Ciclo Básico Común) es un curso de ingreso obligatorio que se hace en la Universidad de Buenos Aires para poder comenzar a estudiar allí. Por último, la tortilla santiagueña es un tipo de pan que se hace a la plancha y está hecho con grasa y harina.
La misión
Daniela continuó reuniéndose con Shang Tsung las semanas siguientes a su primer encuentro. Ella siempre llevó algún postre para pasar la noche con él y hablaban de muchas cosas. Se besaban cerca de un árbol que estaba en los límites del bosque hasta que llegaba el momento de volver a la Academia Wu Shi. Se prometían verse en cuanto pudieran.
En cada reunión, ambos se abrieron más y más en sus vidas pasadas. Shang Tsung le contó su vida en las calles, cómo con el pasar del tiempo logró ser un médico ambulante atendiendo a los necesitados y luego, ayudar a la familia imperial. Por el lado de Daniela, se abrió sobre su estancia en el orfanato, su huida y algunas anécdotas en la crianza con el Viejo Mario.
Daniela le escribió cartas a Adelina y esperaba con ansias sus respuestas. La extrañaba mucho y quería planear una salida con ella en cuanto volviera de Arctika. Quizás, podría contarle las reuniones en secreto que tenía con Shang Tsung, probablemente hasta presentarlo a sus amigos. Esa idea invadía su mente en algunas noches.
Por otro lado, veía a Mariano seguir con su idea de hacer una torre de radio. Todas las noches lo escuchaba con la música apenas perceptible al pasar por la puerta unido a los chisporroteos y sus maldiciones. A veces, le dejaba algunas tortas fritas u otras facturas en la puerta y al día siguiente, no quedaban ni una sola migaja.
Cuando terminaban los arduos entrenamientos, todos se sentaban a las afueras de las habitaciones y pasaban la tarde charlando hasta que las campanadas de la cena sonaran. Muchas veces, Mariano o Daniela hacían mates y los compartían con el resto de luchadores.
La muchacha se le dificultaba el equilibrio en los entrenamientos, pero lentamente los mejoraba. También, el grupo practicaba con los postes de madera golpeándolos hasta que los puños de todos sonaban como uno y le ayudaban a Daniela acallar las expectativas de una nueva carta o reunión con Shang Tsung.
Una noche, cuando iba a reunirse con el hechicero, Daniela casi fue descubierta por uno de los monjes. Se ocultó detrás de los árboles del bosque conteniendo el aliento y rezando para que no la atraparan a altas horas. Para su alivio, los pasos del monje se alejaban y Daniela escuchó cerrarse las puertas de la academia cerrarse. Se hundió entre las profundidades del bosque chocando con ramas y pisando hojas secas.
Llegó a la colina donde siempre lo esperaba llevando una tortilla santiagueña para compartir. Se sentó en una roca con una sonrisa soñadora y admiró el cielo estrellado. El viento sopló levemente besando su rostro y sus nervios lograron calmarse.
De repente, un destello blanco familiar reveló poco a poco la figura de Shang Tsung. Daniela no supo si estaba sonriendo más de lo que podía, se abalanzó hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas transfiriendo todas sus emociones.
��Buenas noches, Daniela.
–Hola, Shang Tsung.
Se miraron momentáneamente, el hechicero enredó una de sus manos en su cabello acercándola y la otra, se ubicó en su cintura. La besó con pasión sorprendiéndola y aceptó con alegría el gesto. Sus brazos se cruzaron detrás del cuello de Shang Tsung e intensificó más el momemnto. Daniela no quiso separarse ni un solo milímetro de él, lo extrañó demasiado en esas semanas separados.
Los labios de Shang Tsung seguían sabiendo algo exquisito, pero desconocido para Daniela. Sin darse cuenta, la mano que estaba enredada en su cabello bajó hacia su cintura y la acercó más. El aire comenzó a faltarle y se separó, pero Shang Tsung no quiso apartarse. Se miraron por unos minutos sonriendo y olvidándose de todo lo que los rodeaba.
Se sentaron en el pasto, Daniela le ofreció un poco de la tortilla santiagueña que había hecho y empezaron a comerla de a pedacitos disfrutando la compañía del otro. El sonido de los grillos y las titilantes luces de las luciérnagas aquí y allá los acompañaron en la noche. A veces, se miraban y se tomaron las manos apreciando el tacto del otro. Daniela recostó su cabeza en el hombro cálido de Shang Tsung y observó el cielo estrellado.
–Te extrañé, Daniela.
–Yo también –la mano del hechicero acunó el rostro de la muchacha–. Me gusta hablar con vos.
–El sentimiento es mutuo.
–Contame de tu día.
–Fue ajetreado –soltó Shang Tsung en un suspiro–. Fueron más que nada huesos rotos de niños juguetones y algunas heridas del ejército imperial. Después, me refugié en mi laboratorio para mejorar mis pociones.
–¿Descubriste algo nuevo?
–No, por ahora –contestó el hechicero con una sonrisa tranquila–. Es un proceso lento, pero traerá sus frutos ¿cómo fue en el tuyo?
–Entrenamiento de equilibrio. Siento que algún día me voy a romper algo –soltó la joven mirando a la nada y el brujo rio–. De enserio, no sé cómo lograr el equilibrio. Me caigo y el pelotudo de Mariano no para de reírse como una foca con asma.
–Es una comparación bastante peculiar –dijo el hechicero–. Burda, diría yo.
–Encima, para empeorar más las cosas, cada vez que lo intento hago posiciones raras antes de caer al piso.
Shang Tsung vpolvió a reir y la rodeó con el brazo estrechándola aún más de su cuerpo. Daniela disfrutó el momento y sintió que las mariposas revoloteaban en su estómago. El hechicero acarició suavemente la piel expuesta de su brazo y una electricidad la recorrió por todo el cuerpo.
La luna fue subiendo más y más con el pasar de las horas, mientras que la pareja continuaba hablando hasta que el sueño inundó a Daniela. Se levantaron del frio pasto y se aproximaron a los límites del bosque. Daniela despidió al hechicero con un beso apasionado y le tomó las caderas sin intenciones de apartarla, pero el momento tristemente tuvo que parar.
Shang Tsung se esfumó en un resplandor blanco y Daniela se sumergió en el bosque hasta llegar a las puertas de la academia. Pasó entre los caminos de piedra repletos de hojas anaranjadas y diferentes flores coloridas hasta llegar al recinto de estudiantes iluminados por faroles chinos antiguos. Entró con cuidado a sus aposentos y se preparó para dormir.
El niño rubio caminaba por las calles mugrosas del barrio Lugano. Había llegado a lo que parecía una pequeña casa con un portón de chapa que daba a un galpón. No encontraba un lugar donde pasar la noche y sin darse cuenta sus pies lo llevaron a esa humilde casa.
El frío lo estaba haciendo temblar como una hoja. Fue uno de los inviernos más crudos que su corta vida había presenciado y no tenía intenciones de volver a su antiguo hogar para pasar la noche. Miraba hacia la ventana, que desprendía una luz anaranjada y el niño rubio se acercaba más al portón de chapa. Al costado, había una puerta desprendiendo un calor reconfortante y sin dudarlo, se sentó.
Se daba calor en los brazos sobre la gastada campera y el vaho salía de su boca divirtiéndolo e imaginando formas extrañas por momentos. Sin darse cuenta que soltaba una risotada, se tapó la boca y deseaba que el dueño de la casa no lo haya escuchado.
Unos pasos fuertes se acercaban y la puerta se abría revelando a un anciano con bigote en una bata antigua y una linterna en mano. Movía la linterna buscándolo y cuando la luz iluminaba el rostro del pequeño, su mente quedó paralizada. El anciano lo miraba con curiosidad y parecía que detrás suyo tenía algo metálico y pesado.
–Por poco creí que era una laucha, pendejo –exclamaba el anciano bajando la linterna del rostro del niño–. Casi hacés que te meta un tiro, salamin.
El apodo había hecho que el niño soltara una sonrisa, pero luego se maldecía por haber hecho eso. El anciano lo seguía observando y preguntó:
–¿Por qué no estás en tu casa, nene?
–Soy Mariano.
–Bueno, Mariano, ¿qué hacés afuera con este frío de mierda?
No se atrevía a responder ni una sola pregunta y guardaba silencio.
–Entra a mi casa, antes de que te agarre gripe –decía el anciano dándole la espalda y el pequeño se dio cuenta de que cargaba con un rifle de francotirador–. No quiero mañana hacerme cargo de un nene muerto por frío.
Mariano dudaba de si aceptar la oferta, pero la casa acogedora y maravillosamente cálida, sus pies lo llevaban con el anciano.
–Soy Mario ¿querés algo de comer?
Mariano Baldor se enfocó en el pequeño prototipo de radio que tenía frente. A veces, soltaban chispazos haciendo que maldijera de todas las formas posibles acompañado con la fuerte música que reproducía su celular. Otro chispazo surgió de entre los cables haciendo que Mariano soltara más improperios.
–¿No deberías salir un rato, Mariano? –la voz de Daniela se escuchó detrás de la espalda del muchacho–. Pobre Kung Lao, lo estás dejando electrocutado.
–En realidad, siento que quedaré sordo –espetó el granjero sosteniendo los claves–. La música de Mariano está haciendo que me piten los oídos.
–Hice tortilla santiagueña.
–Oh, que bien –dijo Mariano dejando todo lo que hacía y fue con Daniela sin antes apagar la música.
El sol estaba posicionándose para el atardecer, mientras los campeones de la Tierra se sentaron alrededor del recinto para pasar un momento de calidad. Daniela preparó los mates y los compartió con la tortilla. Mariano comió con emoción y se permitió pensar en cómo organizar la torre de radio. Los cables quizás no eran los indicados o cambiar su ubicación, también buscar más materiales para construirla.
Entre risa y risa, las campanadas de la cena llegaron y fue entre los primeros en llegar al comedor. Cuando se trataba de comida, era el más hambriento de los tres, seguido de Daniela y Adelina. Se sentó con gusto en la basta mesa y esperó ansioso la comida. Al recibir el cuenco de comida, lo devoró tan rápido como la luz y, como siempre, excepto Daniela, lo miraron sorprendidos por su velocidad en comer.
Pidió otro plato y un monje shaolin se lo concedió. Mariano devoró el contenido del cuenco tan rápido en cuanto estuvo en sus manos y soltó un eructo generando que Daniela le diera un golpe detrás de la cabeza.
–¡Puerco!
Kung Lao y Johnny imitaron la acción, el rostro de Daniela mostró más asco y los hombres soltaron risas, mientras que Kenshi y Raiden negaban con la cabeza. Poco a poco, el resto de monjes y maestros terminaron sus platos y anunciaron la hora de dormir.
Mariano y el resto se pusieron de pie y dejaron el basto salón para ir al recinto de estudiantes. Los faroles comenzaron a iluminar los caminos de piedra con verdín y hojas anaranjadas desperdigadas y los monjes marcharon a sus aposentos.
Mariano entró con alivio a su cuarto, tras la ducha que se había dado, y caminó entre las migajas de comida, metales y cables tirados de un lado al otro. Encendió varias velas y continuó construyendo la torre de radio con una música baja hasta que la cera de las velas estaba derretida y los párpados le pesaban. Dejó todo y se sumergió en el cómodo futón aceptando con gusto los brazos del sueño.
Al día siguiente, el gong sonó y Mariano maldijo mentalmente con todas sus almas el puto sonido. Detestaba levantarse temprano, más los fines de semana, pero debía admitir que pudo despertarse a un horario decente y hacía tiempo que tenía una rutina de sueño desordenada. Se levantó con quejas del futón y caminó bostezando hacia la puerta.
Escuchó el sonido de otra puerta abrirse y Daniela apareció al lado suyo con un pijama de "Attack on Titan". Tras lavarse la cara, se vistió con el uniforme anaranjado de la Academia Wu Shi y cargó con su equipo de mate hacia el gran salón. Lo preparó entre el barullo de los maestros y monjes y sorbió el agua caliente de la bombilla. Luego, compartió con el resto de sus compañeros hasta que el gong anunció el inicio de los entrenamientos.
Durante el resto de la mañana, Mariano y los demás entrenaron sus técnicas de combate y aprendían el uso de armas antiguas enloqueciendo al muchacho por las tantas posturas que había. Cuando llegó la hora del almuerzo, Mariano cayó al suelo, como tantas veces previas, y dijo:
–Dejame en el frío suelo, Daniela. Es reconfortante y cómodo.
–Vamos. Levantate.
La mano de su amiga estuvo frente a sus ojos y la aceptó. Tras terminar el almuerzo, los entrenamientos siguieron con meditación y lo más odiado por Daniela, equilibrio. Clases que para Mariano le resultaban lo más cercano a ver estupideces del celular, por las caídas de su amiga. El equilibrio era mayormente su fuerte junto a Kenshi estuvieron bastante bien posicionados en los postes más altos. Le entretuvo mirar un punto fijo y pensar en cualquier cosa que su mente le proporcionara.
El hilo de sus divagaciones se esfumó con el grito de Daniela y el sonido sorde de su cuerpo chocando con el suelo. Estaba en posición fetal sosteniendo su pierna izquierda y Raiden se acercó a verla. Mariano bajó lo más rápido que pudo del poste y le preguntó:
–¿Qué te pasó, Dani?
–¡Mi pierna, pajero! ¡La puta que lo parió! –gritó la muchacha sin soltar la extremidad–. ¡Duele mucho!
–Lo sé, Dani…
–¡NO LO SABÉS!
–Daniela, necesitamos ver tu pierna para que se lo podamos explicar a los médicos –dijo Raiden calmadamente.
La muchacha con lágrimas en los ojos, retiró con cuidado las manos de su pierna y quedaron perplejos por lo que veían. En la parte de la fractura estaba rojo y morado y el hueso sobresalía queriendo ser visto por todos. El rostro de Daniela quedó horrorizado y con la boca abierta en una gran o soltando quejidos bajos.
–En el espectáculo siempre pasa –soltó Johnny con una leve sonrisa–. Te dolerá, pero después te acostumbras.
–Vamos con los médicos –dijo Kenshi y entre todos quisieron cargarla.
–¡No me toquen! –soltó la chica temblando.
En lo que llevaban juntos habían tenido heridas desde la infancia, pero nunca el nivel de huesos rotos. Esperaron a que Daniela procesara lo ocurrido y su respiración lograra estabilizarse.
–Dale cárgame, Mariano –dijo, pero alzó el dedo índice–. Pero no me toquen la pierna… Ni se les ocurra tocarla, porque si no los mato. Lo juro.
El rubio pasó un brazo de la joven sobre su hombro y Raiden lo imitó, mientras que Kenshi, Kung Lao y Johnny quedaron detrás siguiéndoles el paso. Daniela siguió soltando pequeños quejidos y Mariano intentaba hacerla reír sin éxito. Cuando estuvieron cerca de la enfermería, gritaron para que la ayudaran. Un par de monjes acudieron velozmente cargando a Daniela y la colocaron en una camilla.
Cuando quisieron avanzar, les negaron la entrada y les informarían cuando visitarla, pero por ahora debían atenderla. Desilusionado, Mariano se fue con el resto de sus compañeros a sus entrenamientos hasta que el atardecer dio sus últimos rayos de sol para dejar pasar a la noche estrellada. Al terminar la última clase, Mariano cayó nuevamente al suelo sintiendo su frialdad como una anestesia a sus músculos cansados.
Con la ayuda de Kenshi para ponerse de pie, fue hacia la enfermería para ver el estado de Daniela, pero los doctores le negaron la entrada y le confirmarían cuando podría verla. Volvió al recinto de estudiantes a continuar con la torre de radio.
La pequeña caja cuadrada ya estaba casi lista, tenía espacios donde se podía ver los cables sueltos. Solo le faltaba una forma de poder unir los últimos enchufes para el micrófono e instalar correctamente la pequeña antena en los techos del recinto. Se perdió en la música que había puesto y entonó algunas letras de las canciones que escuchaba.
–My name is Tekkno, I am travelling space/I got a rocket on my back fueled with big bang bass –gritó Mariano fuertemente sin remordimientos–. I am Tekkno, my religion is rave/And I bring it to the outerworld, so let me hear you say…
–¡Mariano! Es hora de cenar –llamó Kenshi–. Es la tercera vez que te llamo. Baja el volumen a la música
–Nunca.
Se puso de pie y fue con el resto del grupo. Antes de que pudiera sentarse en la mesa, Raiden le dio un golpe en la cabeza haciendo que su cabellera rubio bloqueara su visión e iba maldecirlo cuando se percató del por qué de su regañada. En la gran mesa, había entrado Liu Kang y los presentes se inclinaron ante él recibiéndolo con halagos y agradecimientos.
La cena para Mariano fue basta, pero se preocupó por el estado de Daniela e incluso de Adelina. Nunca habían estado separados tanto tiempo, le resultó extraño. Mientras divagó entre plato y plato, una parte de su mente pensaba en los siguientes pasos para la torre de radio y la otra, en cómo todo había cambiado en tan poco tiempo.
Sin darse cuenta, terminó con el quinto plato que le habían dado y los presentes se inclinaron ante la deidad para luego retirarse del comedor. Mariano y los demás caminaron lentamente hacia su recinto entre los caminos apedreados e iluminados con faroles.
Al entrar a su habitación, buscó su pijama y fue a bañarse. El agua caliente le relejó los músculos y la mente del ajetreado día. Se preguntó por qué la venida de Liu Kang, seguramente para ver cómo se encontraban las cosas en la Academia Wu Shi o si Adelina había finalizado su entrenamiento en Arctika.
Volvió a su habitación y soltó un suspiro al acostarse en el futón. Una alegría lo invadió al envolverse entre sábanas y colchas y deseó no salir de la cama nunca más. Sus párpados se cerraron esperando con dicha que el sueño le trajera más comodidades.
–Cuentenos más, Viejo Mario –exclamaba Daniela en su cama–. ¿Qué pasó luego con usted y sus amigos?
–Volamos hasta llegar a tierra. Cuando me bajé, unas nauseas me dieron… Tuve que alejarme de mis compañeros para vaciar el estómago –reía el anciano–. Ese primer vuelo fue tan malo, pero me hizo sentir tan vivo que inmediatamente fui a inscribirme en las Fuerzas Aéreas.
–¿Tiene otra historia, Viejo Mario? –preguntaba Adelina.
–Para otro momento. Ahora vayan a dormir.
Apagaba las luces y Mariano podía escuchar los ronquidos de Adelina antes de que el sueño lo consumiera y lo recibía con dicha.
Un ruido despertaba Mariano, vio que la puerta estaba entreabierta y revelaba una luz en la cocina. Mariano se levantaba silenciosamente tratando de que Adelina y Daniela no despertaran, caminaba hacia la cocina frotándose los ojos y bostezando y veía a el Viejo Mario colocando la pava en la hornalla. La mesa estaba repleta de galletitas y pan a medio cortar y el anciano preparaba el mate en el silencio de la noche.
Mariano notaba las pequeñas aspiraciones calladas del anciano, también sus moqueos. Se acercaba a él y lo sigueía observando en silencio. El Viejo Mario se enfocaba en el la pava en el fuego, luego tomaba una galletita y se la comía.
–¿Qué pasa, Viejo Mario?
–Nada, Mariano. Anda a dormir, es tarde.
–¿Seguro?
El anciano asentía sentándose en la mesa y Mariano lo imitaba. El Viejo Mario se limpiaba las lágrimas y empezaba a comer galletitas con tranquilidad. El niño lo observaba un rato más y se acercaba a él.
–Pesadillas, Mariano. Son solo eso.
–¿Son horribles?
–No valen la pena contarlas.
–Pero sería bueno que las cuente a alguien –dijo Mariano–. Para que no se las guarde y le hagan mal.
–No quiero que las escuches –contrarrestó el anciano–. Son cosas que debo afrontar solo.
–Pero necesita hablarlo con alguien…
–Anda a dormir, Mariano.
El niño sabía que era por la Guerra de Malvinas. Había muchas noches previas que lo escuchaba levantarse y el anciano se quedaba despierto para evitar conciliar el sueño por los horrores que vivió. Cuando Mariano era más niño, aceptaba sin discusión lo que le ordenaba el Viejo Mario, pero con el pasar del tiempo empezó a preguntar teniendo siempre las mismas respuestas.
Se quedaba con el veterano dándole compañía hasta que el sueño le era imposible de disimular. Mariano se levantaba, abrazaba al anciano y lo estrechaba con fuerza.
–Los extraño mucho. Los perdí a todos.
–Lo sé, Viejo Mario.
Se quedaba abrazando por mucho tiempo al anciano que no podía recordar cómo lo habían llevado a la cama. Pero le alegraba poder estar ayudando, aunque sea un poco al Viejo Mario.
A la mañana siguiente, Mariano, Kenshi, Kung Lao y Johnny fueron llamados por Liu Kang. Le fue extraño para el muchacho que el dios los necesitara para algo. Un maestro los guio hasta un recinto apartado de la academia y se marchó para notificar a la deidad.
–¿Para qué nos habrá llamado Lord Liu Kang? ¿Por qué no solicitó la presencia de Raiden? –preguntó Kenshi.
–Para felicitarnos por como avanzamos los entrenamientos –respondió Johnny orgullosamente.
–Sería la visita más boluda del universo –argumentó Mariano–. Un gasto de tiempo al pedo.
–Lord Liu Kang no nos llamaría solo por eso –espetó Kung Lao–. Debe ser por algo importante.
–Quizás sí, quizás no.
El maestro que los había llevado les permitió pasar y llegaron a un área despejada repleta de árboles y columnas chinas con faroles. Le transmitió tranquilidad a Mariano y se ajustó mejor la cola de caballo.
El dios apareció observando con sus ojos blancuzcos al cuarteto. Su silencio le ocasionó una incomodidad a Mariano que le recordaba sus tiempos en el colegio.
Cuando el maestro miraba a los alumnos para ver quién respondía la pregunta del cuestionario. Momentos de tensión para el joven Mariano de ese entonces, porque había hecho la mitad de las tareas y buscaba la siguiente forma de molestar a Adelina y Daniela.
–Gracias por aceptarme un poco de su tiempo.
–No hay de que –soltó Mariano y los tres guerreros lo miraron–. ¿Qué? Es educación.
–Les encomiendo una misión en el Mundo Exterior –dijo el dios seriamente–. Les daré más detalles en cuanto se preparen. Partirán cuanto antes.
Los cuatros campeones se inclinaron en silencio y fueron a vestirse. Los pantalones holgados negros le quedaban bastante cómodos a Mariano junto con la remera manga corta blanca con la camisa negra china, pero el calzado le fue molesto. Salió a buscar sus botas militares, recogió su mochila, metralletas y el rifle antiguo que el Viejo Mario le había regalado.
Al reunirse con Kenshi, Johnny y Kung Lao, un maestro le notificó que Daniela estaba despierta y que podía visitarla antes de partir al Mundo Exterior. Mariano llegó a la enfermería con la cara roja, por su loca carrera, y vio la pierna de la muchacha elevada con la cicatriz roja y cocida. Sonrió al verlo y se acomodó mejor en la cama.
–¿Cómo anda esa pierna rota? –cuestionó Mariano con una vaga sonrisa.
–Duele como la mierda.
–Me lo imagino.
–¿Por qué tan bien vestido? –preguntó Daniela–. ¿Adónde vas?
–Al Mundo Exterior.
El rostro de Daniela mostró sorpresa y Mariano detectó algo más en sus ojos cafés… Una expectativa perdida. Desde la partida de Adelina, algunos días, mostraba nervios y miradas a la nada pensando en algo o alguien y preguntó:
–¿Qué van hacer?
–Liu Kang nos dio una misión.
–Raro.
–Nos va a dar más detalles en cuanto nos vayamos.
–¿Viniste a darme un saludo, entonces? –preguntó Daniela con una sonrisa melancólica.
–No, vine a buscar mis armas y mis botas, porque el calzado chino me mató los pies.
–Oh… –dijo la muchacha observando lo que llevada detrás de su espalda–. Estás llevando el rifle del Viejo Mario.
–Es el arma de repuesto.
–Te acordaste de él ¿verdad?
–Sí –La afirmación le salió inmediatamente y sin titubear. Mariano quiso demasiado al anciano en vida–. Me va a servir y de paso, le doy mayor uso.
–Está bien.
–Quería avisarte que agarré tus silenciadores.
Daniela le revoleó una almohada furiosa.
–¡¿Cuántas veces te dijimos con Adelina que no entres sin preguntar?! –el muchacho rio por el arrebato–. Comprate tus propios silenciadores, puta que te parió.
–Porque me olvido, por eso.
–Después, no vengas pidiendo que alguno de los muchachos y te salve de la patada en el ojete que te vamos a dar –espetó la pelirroja indignada.
–No quiero repetir el incidente.
–Entonces pregunta antes, boludo.
El silencio se hizo presente, Mariano la abrazó fuertemente riendo y la chica aceptó el gesto.
–Volvemos en un rato. Mejorate de la pierna.
–No hagan nada estúpido.
Se hicieron una última mirada de aliento y, antes de partir al portal, Mariano fue a la cocina a tomar todo lo que encontraba.
El sol estaba saliendo, algunos faroles seguían encendidos y moviéndose con el leve viento que se había levantado. Las hojas de los árboles se balancearon levemente y crujían por las pisadas de Mariano.
Kung Lao llevaba su sombrero con cuchillas y tanto Kenshi como Johnny portaban katanas. Liu Kang le entregó al ex mafioso un retrato, que pudo visibilizar Mariano. Era de un hombre de cabello largo hasta los hombros y rasgos bien definidos. Poseía una mirada misteriosa e inteligente como si analizara su entorno por más que fuera un retrato bien hecho.
–¿Qué hay que hacer con él? –preguntó Mariano.
–Debemos buscarlo en el Mundo Exterior y traerlo para interrogarlo –explicó Kenshi.
–Sí –afirmó el dios firmemente–. Si sucedió lo que temo, él es una grave amenaza para los reinos.
–¿Algo más? –cuestionó Kenshi enrollando el retrato.
–Shang Tsung es un maestro del engaño –argumentó Liu Kang con calma–. No crean ni una palabra de lo que dice.
–Ah, está bien –soltó Mariano.
–Me recuera a mi primer representante –agregó Johnny.
–Es una misión compleja. Preferiría ir con Raiden que con este –la voz de seria de Kenshi se hizo presente enfatizando en el actor.
–¡Oye! –los ojos de Johnny mostraron ira–. “Este” hará el trabajo.
–Seguro y yo soy Luffy –exclamó Mariano en una risotada.
–Esta misión requiere discreción –el tono del dios hizo que la pequeña riña se apagara–. Falto a mi palabra de enviarlos al Mundo Exterior sin que la emperatriz Sindel lo sepa. Tras el torneo, Raiden ya es una cara conocida allí. Enviarlo solo aumentará la probabilidad de que los descubran.
Liu Kang buscó de entre sus bolsillos y sacó lo que parecía una brújula bastante peculiar. Les explicó que era un talismán para llevarlos hacia el hechicero. Mariano detectó que los ojos blancos de Liu Kang reflejaban severidad y determinación.
Tras desearles una buena suerte para su búsqueda, el portal de fuego surgió y el cuarteto pasó sin titubear. El vuelco del estómago se hizo presente en Mariano y sin darse cuenta, cayó en una zona desértica. Se levantó maldiciendo por el peso de su mochila y las armas y vio que Kenshi ya estaba ubicándose en la dirección que guiaba el talismán. Johnny y Kung Lao fueron los últimos en ponerse de pie.
–Es por aquí –dijo el ex mafioso.
Mariano caminó detrás de él acomodándose la cola de caballo recibiendo el calor abrasador del sol. La caminata hizo que el rubio se cansara del silencio y cantó una melodía medieval de aventura. Cuando se hizo repetitiva, comenzó a cantar canciones de Rata Blanca y Megadeth. Algunas veces, Johnny lo acompañó en los estribillos que recordaban, para que luego Mariano siguiera por su cuenta.
Poco a poco, el sol se fue ocultando dando paso a la noche y el estómago de Mariano empezó a rugirle por el hambre junto con el de sus compañeros. Sacó unos aperitivos para calmar el apetito y el de los otros. Comió tranquilamente la manzana verde sintiendo su sabor ácido en su boca y al terminarla, la tiró lejos.
La caminata continuó en el calor de la noche y Mariano compartió linternas para iluminar el desierto. Kenshi siguió liderando al grupo y soportando la pregunta repetitiva de Johnny sobre cuánto faltaba para encontrar a Shang Tsung y Mariano tuvo que acumular muchísima fuerza de voluntad para no amordazarlo. Al poco tiempo, el actor volvió a preguntar:
–Agh ¿Ya llegamos?
–¿De nuevo? ¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? –repreguntó Kenshi enojado.
–¿Qué puedo decir? Estas botas no se hicieron para caminar.
–Qué pedazo de pelotudo –exclamó Mariano–. ¿Por qué no te pusiste otras?
–Si ese es el máximo dolor que sientes hoy, tienes suerte –soltó Kung Lao sonriente.
–Ya tengo suerte –dijo Johnny con sorna–. Llevo a Sento a la espalda.
–Será mía, Cage –afirmó Kenshi.
–¿Tienes tres millones? Es tuya.
–Y dale con eso –soltó Mariano cansado por sus disputas por la espada.
Presenció diversos insultos y hasta peleas entre ambos por el arma. A veces, en las cenas guardaban el silencio o hacían comentarios pasivo-agresivos constantemente y Mariano estrellaba su frente sobre la mesa cada vez que las disputas surgían. Daniela los frenaba siempre y el rubio se unía en ocasiones.
–Sabes que no los tengo –continuó Kenshi con desdén.
–Seguro tus amigos yakuza los conseguirían –soltó Johnny burlonamente–. Ah, es cierto, que los abandonaste.
Cuando no estaba el actor, Kenshi se abría un poco de su pasado oscuro y Mariano escuchaba junto a los demás. A veces, todos le daban algún pequeño consejo en esas charlas y los ojos marrón claro de Kenshi reflejaban agradecimiento. Mariano supo que Johnny estaba tocando una fibra sensible y se guardó la contestación que iba hacerle. Detectó cómo Kenshi sostenía con fuerza la linterna y su postura se volvió más rígida.
–Si algo aprendí de Hollywood, es a no quemar las naves –continuó–. Nunca sabes quién te puede ayudar.
En ese instante, Kenshi se detuvo y se volteó con brusquedad. Mariano vio furia en sus ojos marrones y tenía una mueca de disgusto en el rostro.
–Los yakuza son sanguijuelas que absorben la sangre de quienes son débiles –Kenshi se aproximó abruptamente iluminando la cara del actor con ira en los ojos–. Crecí viviendo así y nunca entendí por qué, para ganar, otros debían sufrir –confesó enojado–. Me salí y necesito que mi clan lo haga. No podemos seguir participando en sus crímenes.
De repente, el talismán comenzó a hacer ruidos extraños y Kenshi retomó la atención al camino de arenas y rocas dándole la espalda a los tres. Johnny se quedó de pie en silencio viendo pasar a Kung Lao con una mirada de disgusto y detrás, Mariano.
–Te lo buscaste, aguántate –dijo el rubio enojado.
El actor soltó un suspiro exagerado y los cuatro siguieron con la tortuosa caminata nocturna. Las piernas de Mariano le pesaron como plomo y se sintió tentado de hacer la misma pregunta de Johnny, pero se abstuvo. No soportó más el paisaje vacío, las linternas iluminaban arena, rocas y huesos desperdigados.
Los cuatro llegaron a un cañón que dejaba cerca un acantilado. Mariano se sintió un poco feliz por el cambio de paisaje e incluso pensó que allí, seguramente, estaría Shang Tsung. Las rocas del cañón mostraban sus relieves y poca vegetación seca. El muchacho avanzó detrás de Kenshi con la esperanza de ser el primero en ver que el talismán cambiara de dirección. Al mismo tiempo, escucharon lo que parecía gritos y espadas, se miraron entre ellos y avanzaron con cuidado hacia el acantilado.
Al llegar, vieron casas de barro entre las rocas mostrando iluminación en las ventanas. Mariano pudo visualizar algunas escaleras improvisadas entre los techos de las casas para poder conectarlas, pero lo que más lo sorprendió fue lo que ocurría cerca de la entrada de la colonia.
Soldados estaban conteniendo a los habitantes con lanzas. Estos, soltaban gruñidos y rugidos como animales salvajes. La mayoría eran calvos, con heridas y dientes puntiagudos como alfileres. Mariano miró a sus compañeros, Johnny sacó su celular para grabar lo que ocurría abajo y preguntó:
–¿Qué dice tu precioso?
–Que Shang Tsung está entre esas… cosas –respondió Kenshi.
–Son las provincias del Norte, solo que más desérticas –soltó Mariano abruptamente.
–Ah, mis fans enloquecerán disfrazándose de ellos en la Cage-Con.
Por el celular de Johnny, Mariano, Kenshi y Kung Lao vieron que unos soldados tomaban a uno de los habitantes y lo llevaban cerca de la persona que buscaban… Shang Tsung. Tenía en sus manos una gran jeringa.
–Ese es Shang Tsung –exclamó Kung Lao.
–Entremos cuando haya terminado –dijo Johnny emocionado–. En “Puños de Acero” hicimos eso de…
–No haremos estrategias con tus películas, Cage –negó Kenshi severamente.
–Yo no quiero que Johnny me humille –dijo Mariano–. Me basta y sobra que me humillo borracho y sin estarlo.
Los soldados obligaron a que el habitante se pusiera de rodillas a espaldas del hechicero y pudo hacerle inyección. Inmediatamente, mató a los soldados y se enfrentó a Shang Tsung. Seguido de eso, el resto de la colonia comenzaba a luchar con los otros soldados.
–Pensándolo mejor, la escena está bien sin nosotros –dijo Johnny bostezando–. Dejemos que la terminen.
–Debemos salvar a Shang Tsung. Liu Kang lo necesita con vida –dijo Kenshi.
–Menos mal que tengo ambas balas –soltó Mariano alegre–. Las de goma les va a doler como la concha de la lora.
Las cuatro bajaron del acantilado deslizándose entre las piedras y corrieron hacia la colonia. El habitante desplegó sus cuchillas y, al aproximarse lo suficiente, Kenshi retuvo al habitante para alejarlo de Shang Tsung. El extraño comenzó a forcejear dándoles patadas a Kung Lao y Johnny, mientras Mariano trataba de atrapar al hechicero. Se alejó de la riña e instantáneamente, su apariencia cambió al de un miembro de la colonia para perderse entre el polvo.
–¡¿Cómo hizo eso?! –preguntó Kung Lao abriendo los ojos como platos.
–Ni la más puta idea –susurró Mariano.
Volteó la cabeza para ver cómo estaba Kenshi. El habitante se había soltado del agarre preparándose para pelear, mientras que Mariano, Kung Lao y Johnny vieron al resto de la colonia acercarse lentamente. El rubio sostuvo sus armas, pero se percató que los superaban en número y los masacrarían en un abrir y cerrar de ojos. Los rodearon un pequeño círculo que se achicaba con cada miembro de la colonia que aparecía.
Escuchó el choque de los puños y metales entre Kenshi y el habitante del Mundo Exterior. Mariano volteó la cabeza y vio al habitante caer al suelo. El ex mafioso enfundó su katana, se puso en postura firme y dijo:
–Por favor, déjame explicarte.
–Tu nos metiste en esto –dijo Johnny–. ¿Qué te parece si nos sacas?
–Que la explicación sea rápida. Lo único que te pido, Kenshi –dijo Mariano. Los gruñidos y rugidos de los habitantes se hicieron más fuertes.
–Sé cómo se ve esto, pero no trabajamos para Shang Tsung –aclaró. Mariano, Kung Lao y Johnny se voltearon hacia él y al habitante.
Mariano le sorprendió más su aspecto de cerca que visto de lejos. El habitante era calvo con algunas heridas abiertas y con formación de costras. Sus dientes mostraban filo como agujas y sus brazos exhibían algunas escamas. Las manos del habitante relucían uñas filosas y las cuchillas retraídas en los antebrazos. Sus ropas estaban sucias por el polvo y la tierra.
–Si no –dijo el habitante con agresividad–. ¿Por qué salvarlo?
–Porque Liu Kang, el protector de la Tierra, quiere interrogarlo –respondió el ex mafioso–. Cree que Shang Tsung puede ser una amenaza para nuestros reinos.
–Soy Kenshi Takahashi. Soy… –el japonés extendió su mano, pero el habitante se alejó.
–Nuestra raza no estrecha las manos.
–Perdón. No quise ofenderte.
–¿Acaso no sabes lo que somos? –preguntó el habitante.
Los cuatro negaron con la cabeza como respuesta.
–Somos víctimas de tarkat –explicó–. No te contagiamos con facilidad, pero no puedes arriesgarte a exponerte más.
Inmediatamente, Johnny se pasó las manos por el traje, Mariano sacó una botella de alcohol y se bañó las manos completamente. El penetrante olor invadió la nariz del rubio y se sintió un poco más seguro de no contagiarse.
–Te desfigura y luego te debilita –continuó–. Con el tiempo, nos convertirá en monstruos sedientos de sangre. Solo la muerte nos liberará.
–Lo lamentamos mucho –dijo Mariano y los ojos del habitante reflejaron apenas amabilidad.
–Entonces ¿no siempre fuiste así? –preguntó Kung Lao.
–Solía ser un comerciante rico, pero cuando me enfermé, me desterraron –respondió el habitante–. Ahora dirijo esta colonia. Soy Baraka.
–¿Qué pretende hacer Shang Tsung con tu médula ósea, Baraka? –preguntó Kenshi.
–No lo sé. Pero viene aquí todos los meses a extraerla –contestó Baraka.
–Libéranos y lo capturaremos –ofreció Kenshi–. Y descubriremos por qué ha estado viniendo aquí. Lo prometo.
Baraka miró a sus compañeros decisivamente y luego puso sus ojos en el cuarteto.
–Dejen que se vayan –ordenó.
–Gracias. No te decepcionaremos.
Kenshi y el resto miraron lo que quedaba del talismán. Su cristal estaba roto y su luz roja se marchó.
–Mierda –maldijo–. Nos guiaba hacia Shang Tsung. Ahora no podemos hallarlo.
–Qué cagada –dijo Mariano.
–Su laboratorio está cerca –soltó Baraka–. Te llevaré.
En ese instante, Mariano quiso morir. Amaba las caminatas, pero su amor tenía un límite. Baraka habló en su idioma natal con los miembros de la colonia y no paraban de observar con ojos curiosos al cuarteto. Mariano mantuvo su distancia de cualquier infectado teniendo el alcohol cerca.
Los ojos de Baraka observaron a los hombres y con un gesto de cabeza, lo siguieron. Las botas de combate comenzaron a generarle calor y las plantas de los pies le dolieron como nunca antes. De su mochila tomó un poco de agua y compartió con el resto de sus compañeros.
Durante su caminata, estudió a Baraka y lo que había dicho antes. Le resultó extraño que no se haya visto ningún infectado en la capital, Sun Do. Podrían haber sido contagiados y transmitirla a la Tierra sin enterarse absolutamente nada. Notó una mirada de aflicción e ira en Baraka, por más que esté demacrada por las heridas del tarkat. Mariano se compadeció del habitante del Mundo Exterior.
Las arenas siguieron alrededor con rocas desperdigadas y huesos de animales desconocidos. Para la alegría del rubio, lentamente, se desvanecieron reemplazadas por los colores verdes. Los árboles camuflaron la vista de la luna y estrellas y las plantas chocaron contra Mariano. Cuanto más se sumergían, más hojas se metieron en su boca sintiendo su sabor asqueroso. El calor del desierto cambió por la humedad del bosque haciendo que el cuerpo del muchacho sudara como si no hubiera un mañana.
–Descansemos aquí –dijo Kenshi–. Durmamos por unas horas y luego continuemos.
–Me parece lo más adecuado –dijo Baraka manteniendo distancia del grupo.
Mariano junto a Kung Lao y Johnny buscaron ramas secas y armaron una pequeña fogata. Las llamas comenzaron a dar calor y desesperó más al muchacho. Detestaba con todas sus fuerzas ese clima y nunca logró entender como a sus amigas les gustaba. Sacó de su mochila bocados matando el hambre y también el de sus amigos. Tomó otra manzana verde y su sabor ácido y reconfortante inundó su boca apagando los rugidos de su estómago. Tuvo que tener un gran autocontrol de no devorarse lo que había en la mochila.
–¿Querés algo de comer, Baraka? –preguntó Mariano–. Para que no te quedes con hambre.
–Agradezco tu amabilidad, habitante de la Tierra.
Mariano buscó entre las profundidades de su mochila y le dio carne seca. Baraka la aceptó con gusto y volvió a su sitio alejado de los demás. Mariano continuó comiendo la manzana y notó el silencio entre sus amigos, sobre todo de Johnny y Kenshi.
Decidieron turnarse la vigilancia y Kung Lao fue el primero en ofrecerse. Mariano se acomodó en un árbol y cargó una ametralladora en sus manos pegada a su pecho. Los ojos del muchacho se cerraron y su cabeza se apoyó en el duro tronco.
Despertó con los leves golpes en el hombro de Kenshi y se levantó bostezando. Continuaron la caminata con el sueño agobi��ndolo y la visión borrosa. Se frotó los ojos sintiendo los párpados pesados como plomo e intentó despejarse el sueño con pellizcos en los brazos.
Baraka estuvo detrás del cuarteto y a veces, Mariano le preguntaba si quería algo para comer, pero se negó en todas las ocasiones. Poco a poco, escuchó el ruido del agua y sus pisadas se hundían en el barro. Soltó un bostezo exagerado y observó el cielo que mostraba sus primeros indicios del amanecer. El color amarillo, rosa y anaranjado se hicieron presentes acompañados del sol, pero este era tapado por la densidad de los árboles.
Se detuvieron a unos metros de la salida del bosque esperando a Baraka. Un río se hallaba frente a ellos y del otro extremo una rueda hidráulica unida a una pequeña torre. La única conexión que había era un puente de madera y detrás, varias casas y algunas no terminadas.
–¿Y sabes qué esperamos? –preguntó Johnny.
–No –respondió Baraka–. Nunca estuve adentro.
–Quédate aquí –dijo Kenshi–. Entraremos.
–Gracias por la ayuda –dijo Mariano con una sonrisa.
Los cuatro fueron hacia el puente y la madera crujió con cada paso que daban. Las aguas chocaban contra los postes, pero mostraron ser lo suficientemente resistentes. A Mariano le sorprendió la poca vigilancia que había en el sitio, pero tampoco le disgustó.
Llegaron a una gran puerta de madera bloqueada y la abrieron sigilosamente con el sombrero de cuchillas de Kung Lao. Soltó una risa orgullosa y entraron. Lo primero que vieron fue escaleras espiraladas y tapices antiguos. Kenshi siguió liderando la marcha y Mariano contuvo sus ganas de soltar respiraciones fuertes con cada escalón que pisaba. Detestó las escaleras, cada vez que creía que habían llegado, otro tramo aparecía y Mariano quería llorar. Cada uno de estos tramos estaba decorado con diferentes trajes de combates, armas antiguas, muebles sofisticados, jarrones delicados, retratos de extraños y más tapices antiguos.
Milagrosamente a sus plegarias, Kenshi abrió la última puerta y escucharon la voz de un hombre. Se agacharon con cuidado y pisaron el suelo como si fuera vidrio. Alzaron la cabeza del barandal de piedra viendo lo que ocurría.
En una silla, estaba recostada la princesa Mileena, a su lado había una Umbgadi. Del otro lado, la observaban un brujo de trajes violetas y a la persona que buscaban, Shang Tsung sosteniendo una inyección. Tenía una sonrisa orgullosa en la cara y Mariano tuvo la inexplicable necesidad de sacársela a tiros.
Shang Tsung hablaba con la soldado y el brujo. Por lo poco que escucharon, parecía que querían inyectarle un suero que contenía la médula de Baraka.
–Va infectar a Mileena con el tarkat –soltó Kung Lao.
–Tiene mucha soberbia –dijo Mariano–. Y ego. Es un golpista.
–Y dos de los jefes de Sindel están con él –siguió Johnny seriamente–. No me extraña que Liu Kang se preocupe por este sujeto.
–Debemos detenerlo –afirmó Kenshi.
–¿Salvar a una doncella angustiada? Dalo por hecho –afirmó Johnny con júbilo.
–Odio a los fascistas –dijo Mariano–. Que se cague.
Los cuatro salieron de su escondite y Mariano alzó sus ametralladoras. La Umbgadi y los hechiceros se sorprendieron
–¡Aléjate de ella! –gruñó Kenshi.
–¡Maldita! –dijo Johnny.
–¡¿Perdón?! –exclamó Kung Lao indignado.
–Ya sabes, la película –explicó Johnny– con la niña y la alienígena gigante ¡Ripley!
Tanto Kenshi como Kung Lao se quedaron confundidos por los dichos del actor.
–¿No? –preguntó sorprendido–. ¿En serio?
–��Dale, Kenshi! –soltó Mariano bajando las armas–. Me lo puedo tragar de Kung Lao, porque vive en el campo, pero de vos no. Mira que yo vivo en un país con quinientos problemas, pero sé de Alien.
–¿Habitantes de la Tierra? –preguntó el brujo de trajes violetas–. ¿Cómo nos encontraron?
–Ya vieron demasiado –afirmó la Umbgadi furiosamente.
Arremetió rápidamente hacia los cuatro y Kung Lao y Johnny la bloquearon, mientras que Mariano y Kenshi fueron hacia Shang Tsung. El ex mafioso le dio una patada giratoria ocasionando que la inyección y su contenido se perdieran.
–Necesito tiempo –dijo Shang Tsung al brujo de ropas violetas–. Consíguemelo.
–Tiempo las pelotas –contestó Mariano–. Vos no vas a hacer ni un golpe de Estado.
Mariano alzó sus ametralladoras y Shang Tsung se posicionó para la pelea. Se abalanzó contra el muchacho y disparó sin dudar, pero el hechicero esquivó las balas y en un forcejeo arduo le quitó las ametralladoras. Mariano tomó el rifle antiguo de sus espaldas e intentó atacarlo con la culata, pero Shang Tsung volvió a evitar el golpe.
Creó una llamarada de sus manos dirigiéndola a Mariano y se aproximó para darle un puñetazo. Pero en la parte superior de su puño se desplegaron tres cuchillas afiladas como garras y Mariano se alejó del rango de golpe con la camisa negra rota. Antes de que pudiera bloquearlo, le asestó un golpe directo a la cara seguido de una patada. El rubio notó el dolor en su estómago y mejilla y se reincorporó tambaleante.
Mariano arremetió con un golpe directo usando sus puños y Shang Tsung no pudo desviarlo. Ante esa desprevención, el rubio volvió a usar el rifle antiguo para golpearlo con la culata y la dura madera chocó con el rostro del hechicero. Mariano sonrió victorioso, pero Shang Tsung se incorporó y lo miró con odio. Antes de que pudiera reaccionar, lo empujó con una oleada de llamaradas y Mariano sintió el vidrio de las ventanas en su espalda.
Soltó un quejido y cayó al suelo viendo el techo borroso y escuchando un pitido en sus oídos. Su mente no había reaccionado cuando vio a Kung Lao y a Johnny llamándolo y este le tendió la mano. La cabeza le dio vueltas al ponerse de pie y agradeció en un susurro la ayuda. Quitó de su mente las incomodidades y fue con sus amigos.
–Aléjate de la mesa –gruñó Kenshi alzando su katana hacia el hechicero.
–Es la segunda vez me molestas –espetó entre dientes–. Los habitantes de la Tierra tienen costumbres malsanas.
–Ya lo oíste –dijo Johnny con un dedo acusador–. No la vas a infectar con el tarkat.
–Intento protegerla, no infectarla –argumentó Shang Tsung.
–Nos enteramos de que mientes. Disculpa nuestro escepticismo –contestó Kenshi y les dio la espalda–. Cúbranlo.
Mariano alzó sus ametralladoras, mientras que Johnny y Kung Lao se posicionaron en postura defensiva. Los ojos del hechicero irradiaron ira y lo que además creyó el rubio, secretos. La voz tranquilizadora de Kenshi se hizo presente junto a los susurros de la princesa e inmediatamente, escucharon gritos. El muchacho apretó con fuerza sus ametralladoras y Kung Lao habló:
–¡¿Qué le hiciste, brujo?!
–¡Fue tu culpa, tonto! –espetó Shang Tsung–. Déjame ayudarla antes de que sea tarde.
Los gritos angustiosos de la princesa Mileena se volvieron más fuertes transformándose en rugidos de un animal. Mariano miró sorprendido la escena, la boca de la princesa ya no era normal, sino que estaba cubierta con dientes filosos desplegando una fina lengua como de una víbora. Se soltó de sus ataduras como si fueran plástico y miró a Kenshi salvajemente.
–¿Ahora me creen, habitantes de la Tierra? –cuestionó el hechicero.
–¿Qué hacemos? –repreguntó Kenshi, la princesa acercarse más y más a él como si fuera un depredador.
–Manténganla ocupada –respondió Shang Tsung y se dio la vuelta mirando su mesa de trabajo–. Necesito tiempo para hacer más suero.
–¡Johnny! ¡Mariano! –llamó Kenshi–. ¿Me ayudan?
–Ahí vamos –respondió el rubio.
–¿Tenemos un guion? –preguntó el actor–. ¿O solo estamos improvisando?
–Hagan lo que hagan, no podemos herirla.
–¿A ella? –cuestionó el actor–. Más bien ella a nosotros.
–Nos va a matar –dijo Mariano.
La princesa saltó como un puma y rasguñó a Johnny, pero su traje impidió que sufriera heridas profundas o peor… el contagio. Luego, arremetió contra Mariano y la esquivó de puro milagro cayendo de espaldas. Escuchó unas palabras sin sentido y la espada resonando en los oídos de Mariano y se levantó rápidamente para ayudar a Johnny. En cuanto lo encontró y ayudó a levantarse, el ex mafioso logró contener a la princesa Mileena.
–¡Johnny! ¡Kung Lao! ¡Mariano! –llamó–. ¡Ayuden a sujetarla!
Johnny y Kung Lao sostuvieron ambos brazos de la princesa, mientras Mariano la retenía por la espalda. A pesar de la fuerza de los tres, el rubio creyó que la superaba de manera olímpica por todo el forcejeo y gruñidos que hacía.
–¡Es ahora o nunca, Shang Tsung! –dijo Kenshi.
–¡Agiliza el trámite, hijo de puta! –gritó Mariano.
Inmediatamente, la princesa Mileena le dio un fuerte cabezazo enviándolo hacia atrás, recuperó el equilibrio y fue a ayudar a Johnny porque la joven iba a matarlo. Antes de poder hacer algo, Kenshi la tomó por detrás alejándola. La mente de Mariano no pudo procesar lo que había ocurrido después. Solo sintió las salpicaduras de sangre y los gritos aterrorizantes de...
–¡KENSHI! –gritaron Johnny y Mariano al mismo tiempo.
La princesa le había clavado un par de cuchillas en los ojos. Rápidamente, Mariano se sacó la mochila de los hombros y buscó los primeros auxilios. Los ojos de Kenshi estaban cubiertos de sangre y mancharon la remera blanca de Mariano. Los quejidos del ex mafioso invadieron el lugar e intentó calmarlo, mientras pasaba gaza con desinfectante alrededor de los ojos. Fue un milagro que siguiera con vida.
Se enfocó tanto en su tarea, que no escuchó los gritos de la hermana de la princesa, Kitana y al verla, tenía detrás a la guardia imperial y al General Shao. Kung Lao y Johnny los miraron con firmeza y Mariano siguió tratando las heridas de Kenshi, mientras escuchaba las mentiras de Shang Tsung. Una historia trazada en base por culpar al cuarteto de querer revelar la enfermedad de la princesa Mileena y generar un escándalo para la familia imperial.
–¡Mentiroso de mierda! –gritó Mariano enojado–. ¡Es un golpista!
–¡¿Qué?! –soltó Johnny indignado y Mariano alzó la vista–. ¡Eso es totalmente falso! Princesa, nosotros…
Inmediatamente, Johnny fue golpeado por un shokkan y Kung Lao se preparó para combatirlo, pero fue noqueado. Mariano se puso de pie lo más rápido posible y se posicionó para pelear, pero un fuerte dolor invadió su nuca, soltó un grito y cayó al suelo en un sonido sordo.
Un Mariano de diecisiete años llevaba su mejor traje de egreso. Un chaleco y pantalones elegantes de color azul marino, una remera de Goku y un par de zapatillas recién compradas. El cabello rubio le llegaba a los hombros haciéndole recordar a Ozzy Osbourne. Estaba sentado cerca del escenario junto a sus compañeros.
La directora estaba dirigiendo sus últimas palabras a los alumnos y luego de que todos aplaudieran, llamaba a cada estudiante para darle el diploma. Cuando había llegado el turno de Mariano, miraba hacia los diferentes padres hasta ver al Viejo Mario con su uniforme militar y a Adelina y Daniela en vestidos de verano. Sonrió al verlos y seguía manteniendo esa sonrisa cuando se sacaba la foto.
Tras terminar el acto, fue hacia el anciano y lo abrazó con todas sus fuerzas. El fotógrafo los llamaba para la foto, los cuatro sonrieron y Mariano dijo:
–Gracias por todo, Viejo Mario.
El anciano no podía contener sus lágrimas y los abrazó como si fueran sus hijos. Salieron del colegio y fueron a comer en un restaurante cercano pidiendo toda la comida que pudieran ver en el menú. En la noche, el Viejo Mario y Mariano había hecho un asado lo suficientemente abundante para que sobrase toda la semana.
Pasado un año, el anciano se encontraba débil por la edad y en su cama, miró a Mariano, Adelina y Daniela. Su mirada reflejaba tristeza, por lo poco que el rubio aprendió del CBC en la facultad. Las muchachas habían ido a prepararle algo caliente para beber, mientras que Mariano acompañaba al Viejo Mario.
–Dejame contarte una historia, Mariano –había dicho el anciano.
–Descansa, sino te va a hacer mal –espetaba Mariano.
–No me importa –argumentaba el Viejo Mario con orgullo en su débil voz–. Es sobre mi rifle.
Mariano lo miraba expectante sintiéndose nuevamente como un niño.
–Cuando estaba en Malvinas –decía seriamente–. Me hice amigo de un chico, Victor y nos juntábamos a descansar después de la colimba. Hicimos muchas cosas alguna broma pequeña, escondernos de los altos mandos cuando bebíamos. También, me contaba de querer ver a su novia, a sus hermanas y nos hicimos la idea de viajar siendo mochileros por todo el país. Pero le tocó ir a la parte terrestre y yo me quedé en las fuerzas aéreas.
Mariano se quedó en silencio mirándolo seriamente. Pocas veces, fue serio en su vida.
–Pero entre mis luchas –continuó el anciano con tristeza–. Victor falleció en combate a pocos días de que la guerra terminara. Nadie lo ayudó –las lágrimas del anciano se hicieron presentes–. Cuando fui a ver a su familia, no quisieron el rifle y me lo dejaron a mí –Mariano sintió las lágrimas derramarse por sus mejillas–. No querían ver nada de guerra y yo lo conservé como parte de su memoria… De la buena amistad que tuvimos –el Viejo Mario tomó el rifle de guerra entre sus débiles manos–. Por eso, te lo doy. Cuidalo como una extensión de Victor y de mí. Como también cuidas como tus hermanas a Adelina y Daniela.
Mariano quiso contestarle que no podía aceptar tal objeto patrio, pero sacó el pensamiento intrusivo y sostuvo el arma con firmeza. Vio la sonrisa triste del anciano y escucharon a Adelina y Daniela cargando un matecocido con galletitas.
Mariano recuperó la conciencia sintiendo un dolor espantoso en la nuca y escuchando golpeteos de algo metálico y quejidos. Abrió con todas sus fuerzas los ojos y su nariz fue invadida por el olor a carne descompuesta, químicos y eses.
–Llevas horas con eso –dijo Kenshi con voz queda.
Recordó todo lo que había pasado antes de llegar aquí. La misión de Liu Kang, el enfrentamiento con Shang Tsung, la sangre y las heridas de Kenshi. Inmediatamente, intentó levantarse e ir hacia él.
–Si pudieras ver, sabrías por qué –espetó Baraka.
–Kenshi –dijo Mariano acercándose a él–. ¿Estás bien?
–Mis ojos me duelen.
Mariano los examinó, estaban rojos y si no se apresuraban podrían acabar infectados. Observó por los alrededores algún rastro de su mochila, pero solo vio horrores. Lo que parecía un habitante del Mundo Exterior desgarrado de pies a cabeza y, aun así, continuaba vivo gimiendo y moviendo sus extremidades deformes. Otras celdas habían infectados por el tarkat y en el pasillo abundaba en carne estirada como masa de juguetes. Tanques de laboratorio repletos de líquido de un verdoso amarillo se ubicaban aquí y allá y dentro había cuerpos flotando entre las burbujas.
–Eso no va a pasar o sí. Sigue hablando. Así me distraigo. Cuéntame sobre tu vida antes de enfermarte –dijo Kenshi dirigiéndose a Baraka.
–Me estaba yendo bien comerciando artículos por la costa de Fartakh. Mi familia estaba cómoda y feliz –Baraka soltó un suspiro desalentador–. Luego llegó el tarkat. Terminó con la vida de mi esposa y después con la de mis hijos. Pero tuvo la crueldad de perdonarme la mía, por ahora. Creo que disfruta de consumirme el cuerpo de a poco.
–¿Y tú, Mariano? –preguntó Kenshi–. ¿Qué hacías además de ser piloto?
–No voy hablar de eso. Tus ojos están mal y necesito mi puta mochila. Ahí tenía todo y no quiero comprar otra.
–Por favor, Mariano –pidió el ex mafioso–. ¿Y por qué no quieres comprar otra?
–Porque es la cuarta mochila que me compro este año.
–¡¿La cuarta?! –exclamó Kenshi sorprendido–. ¿Qué hiciste para perder las otras tres?
–Me las robaron.
–¿Cómo? –cuestionó Baraka
–La primera me quedé dormido en el colectivo y aprovecharon para manoteármela –respondió Mariano alzando el dedo índice–. Por eso, tuve que batallar para hacerme el DNI. La segunda caí en una marcha y cuando quise salir me la robaron. La tercera fue cuando me noqueé en la avioneta por hacer volteretas y dejé las puertas abiertas –soltó una risa–. Lo bueno es que guardé mi billetera y el DNI en el bolsillo.
–¿Y antes de ser piloto? –preguntó Kenshi.
–Quería ser psicólogo –respondió el rubio–. Pasé el puto CBC y apenas un año de la facultad. Me fui porque no lo aguanté. Mucha presión y desastres.
–¿Por qué?
–Primero, el CBC es una mierda –contestó Mariano–. Segundo, no me alegraba el primer año y detestaban a mis compañeros.
–¿Qué hicieron?
–Todo el puto rato entrando a mis salones de clase creyéndose el centro del mundo –siguió el rubio–. Las ganas de mandarlos a cagar eran monumentales. Además de las marchas y las votaciones, fue una pesadilla. No sé cómo Daniela pudo soportar eso y conseguir el título.
–¿Fue la única en graduarse?
–Mas o menos. Adelina pagó muchos cursos de dibujo de terciarios y le dio títulos –respondió Mariano mirando al ex mafioso–. También, hizo la carrera para ser arqueóloga e incluso haciendo investigaciones pagadas. Yo solo hice cursos rápidos de primeros auxilios.
–Son bastante unidos.
–El Viejo Mario nos crio juntos.
–Son raros ustedes tres –dijo Kenshi.
–Vivo en el mejor país del mundo –afirmó Mariano–. Es divertido vivir en Argentina.
–¿Cómo que divertido? –cuestionó Baraka.
–No nos tomamos en serio ni nuestras propias desgracias –respondió–. Ni las de los otros. Podemos ver que el país se va al carajo, pero nos vamos a reír de la estupidez que dijo un político y burlarnos hasta el cansancio. Nuestra mejor anestesia a todo son los memes.
–¿De enserio? –preguntó Kenshi.
–Sí, cuando era niño recuerdo que nos burlamos de un jugador francés –respondió Mariano–. Y después de todos los franceses. Valió la pena –la risa lo invadió–. El país puede arder y seguramente nos vamos a burlar de cómo ardemos. Nos reímos de nuestras propias provincias, pero incluso nuestras risas tienen un límite y podemos enojarnos. Aunque eso desencadena que nos burlemos de los que se enojan.
–Debe ser una locura.
–Somos un manicomio, pero eso lo hace divertido –dijo Mariano riendo.
De pronto, escuchó los quejidos de Johnny y Kung Lao y los observó.
–Agh. Qué resaca –exclamó el actor y se acercó al ex mafioso–. ¡Kenshi! ¡Maldición! ¿El dolor es muy fuerte?
–Terrible.
–Me salvaste. No lo olvidaré.
–Pero puede que te arrepientas –dijo Baraka.
–¿Qué…?
De repente, otro grito famélico se oyó por los calabozos y no le inspiró confianza a Mariano.
–¿Qué rayos? –preguntó Johnny–. ¿En qué momento pasamos a un terror de supervivencia?
–Este es el verdadero laboratorio de Shang Tsung –respondió Baraka.
–Estamos debajo del lugar de antes –agregó Kenshi–. Era una fachada falsa.
–Me recuerda una película de bajo presupuesto que vi hace mucho: “Los Fosos de Carne” –dijo Johnny–. Vaya porquería.
–Es un psiquiátrico abandonado –afirmó Mariano.
Unas puertas se abrieron y el rubio escuchó pisadas entre los gritos agónicos y quejidos de los infectados.
–¿Quién es? –preguntó Johnny.
–Nuestro carcelero –respondió Baraka.
Vio a un hombre encapuchado y con la mitad de la cara cubierta por una máscara verde. Sus ropajes eran entre ese color y negros y llevaba sandalias. Mariano pudo ver que un brazo tenía tatuajes y llegaban hacia un lado de su rostro cubierto. De una mesa repleta de sangre, tomó un pedazo de carne y se la tiró a unos infectados que la comieron en un santiamén. El extraño se dio la vuelta y caminó lentamente hacia la celda del grupo y preguntó:
–¿Cómo está?
–Le arrancaron los ojos –dijo Johnny con desdén–. Adivina.
El carcelero se mantuvo callado y extendió la mano hacia una mesa que tenía al lado. Sostuvo un recipiente, se lo dio a Johnny y dijo:
–Eso aliviará el dolor.
–Es una vileza ser parte de esto –argumentó Baraka.
–Eres prisionero de Shang Tsung… –explicó el carcelero– y yo soy su esclavo. Tiene a mi familia. Los matará si no le obedezco.
Johnny sacó una venda roja de su cinturón y velozmente le pasó el ungüento, se lo ató a Kenshi y soltó un suspiro de alivio. Mariano luego revisaría las heridas al pasar unos minutos, por ahora solo quedaría esperar e ingeniar una estrategia para escapar de los laboratorios.
–¿Por qué te eligió? –preguntó Baraka al carcelero.
–Para descubrir cómo cambio de forma.
–¿Qué carajo? –soltó Mariano.
–¿Lo aprendió de ti? –preguntó Kung Lao–. Lo vimos hacerlo. Fue irreal.
–¿Cómo funciona? –cuestionó Johnny–. ¿Adoptas la forma que quieres sin más?
–Solo puedo cambiar entre esta forma y mi estado natural.
Inmediatamente, el carcelero dejó su aspecto humano y pasó al de un reptil. Parecía una lagartija humana repleta de escamas y uñas como garras. Mostró de su boca dientes como agujas filosas y Johnny soltó una exclamación.
–Eres de Zaterra –afirmó Baraka–. ¿Tu raza puede cambiar de forma?
–Nadie puede, excepto yo.
En ese instante, un resplandor blancuzco con arenas tomó la forma de Shang Tsung e inmediatamente el carcelero recobró su forma humana. Sus ojos fueron invadidos por el pánico y el miedo. El hechicero mostró una sonrisa maliciosa y orgullosa y Mariano le invadió nuevamente la necesidad de sacársela a golpes.
–¿Están listos? –preguntó maliciosamente–. Llegó la hora.
–¿Para qué, brujo? –cuestionó Baraka.
–Experimentos de replicación –respondió Shang Tsung orgullosamente ocultando una mano detrás de su espalda–. Comenzaremos por la vivisección. Usaré las partes que extraiga de tu cuerpo para nuevas creaciones. El proceso es letal, claro.
–Seguí participando –dijo Mariano entre risas falsas.
–Liu Kang no te dejará salirte con la tuya –soltó Johnny con furia y Shang Tsung rio maliciosamente.
–Solo si llega a enterarse de lo que ocurrió –dijo el brujo orgullosamente–. Una vez que termine, no quedarán rastros de ustedes. Volveré pronto a ver los avances. Ahora debo ocuparme de otros asuntos.
En ese instante, Shang Tsung desapareció con una sonrisa maliciosa y misteriosa. El carcelero se dio la vuelta y Baraka intentó razonar en vano con el carcelero. El carcelero caminó hacia una celda repleta de infectados, pero no parecían enfermos sino copias deformes y macabras.
Tiró cadenas oxidadas y las rejas de metal subieron chirriando lentamente. Los rugidos y gruñidos de los clones se hicieron más fuertes y las celdas se abrieron. Se acercaban velozmente hacia ellos y el grupo se posicionó para pelear. Baraka desplegó sus cuchillas y Johhny fue el primero en atacar usando los barrotes como columpios. Se balanceó y cayó frente a un infectado dándole un puñetazo a la cara.
Mariano se quedó cerca de Kenshi repeliendo con patadas a los clones. Entre el alboroto, encontró un fierro y golpeó a cada atacante que se aproximaba, pero alguien lo tomó por la espalda y forcejeó.
–¡Soltame, forro! –gritó Mariano furiosamente.
Vio que Kenshi cayó en la misma situación y peleaba por soltarse de los clones. Fueron tirados como perros a jaulas oxidadas y sangre seca y Mariano golpeó con todas sus fuerzas. Vio a Kung Lao y Baraka luchando contra los clones y rápidamente el granjero tomó de una mesa su sombrero decapitando a los enemigos que aparecían.
Entre los golpes hacia la jaula, Mariano se percató que Johnny acabó en la misma situación y que a la vez las jaulas comenzaron a soltar chispas y electricidad. Desesperado, Mariano siguió golpeando los barrotes y se detuvo inmediatamente al notar pasos más pesados.
Una celda se abrió revelando un clon obeso superando el tamaño de todos, cuchillas más gigantes a las de Baraka, cara deforme y repleta de heridas. Mariano siguió forcejeando con la jaula, mientras escuchaba el choque de los filos una y otra vez, al mismo tiempo, de los puños de Kung Lao y su sombrero. Baraka terminó de pelear con el clon y corrió hacia las jaulas donde estaban encerrados. Con una fuerza titánica, quebró los barrotes de los tres y cuando liberó a Kenshi, Johnny y Kung Lao lo sostuvieron antes de que cayera al suelo. Mariano estuvo adelante para buscar una salida, pero el carcelero dijo:
–¡Estoy acabado! ¡Shang Tsung torturará a mi familia para castigarme! ¡Pagarás por su sufrimiento!
Todos se voltearon, Baraka y Kung Lao se encargaron de él, mientras Johnny y Mariano cuidaban de Kenshi. El rubio con cuidado elevó la venda y se dio cuenta que el ungüento se había acabado. Necesitaba con urgencia los primeros auxilios.
Baraka y Kung Lao siguieron combatiendo con el carcelero transformado en su aspecto reptil. El sombrero del granjero y las cuchillas del enfermo lograron hacer un gran ataque hacia el enemigo y este solo retrocedía más y más. Escupió ácido en varias ocasiones, pero el dúo logró esquivarlo y contraatacaron más fuerte hasta que el carcelero cayó al suelo.
–Nos marchamos –afirmó Baraka.
Mariano pudo ver el terror en los ojos verdes del carcelero y se quitó la máscara revelando completamente su rostro exhibiendo el resto de su tatuaje.
–Entonces, mátame –dijo desesperado–. Si muero, tal vez deje en paz a mi familia.
–No –negó Baraka firmemente sorprendiendo a Mariano–. No te mataré.
–Es misericordia, no homicidio. Aunque, por lo que hice, no la merezco.
–Protegías a tu familia –contrarrestó Baraka–. Yo habría hecho lo mismo.
Los ojos del carcelero se suavizaron y se puso de pie. De pronto, el resplandor blancuzco reveló a Shang Tsung y el rostro del carcelero fueron invadidos nuevamente por el terror. El hechicero observó consumido por la ira sus creaciones derrotadas y mutiladas.
–¿Qué pasó aquí? –cuestionó.
Mariano alarmado buscó sus armas y mochila y los encontró en una mesa junto a la katana, Sento. Tanto él como Johnny tomaron sus pertenencias, les sacó el seguro y las sostuvo sosteniéndolas firmemente.
–Syzoth, ¡idiota! –exclamó Shang Tsung señalando con el índice–. ¡Permitiste que arruinaran todo!
–Nos vamos, brujo –dijo Baraka.
–Y te llevaremos con nosotros –continuó Johnny–. Liu Kang quisiera hablar contigo.
–No me pueden atrapar tan fácilmente –gruñó Shang Tsung.
Soltó un conjuro soltando un vapor verde y Mariano instintivamente disparó, pero las balas solo atravesaron los ladrillos sucios.
–Sí, esto me da mala espina –soltó Johnny.
–No veo un carajo –espetó Mariano–. Fallé.
–Me despido de todos ustedes –dijo Shang Tsung sonriendo con orgullo–. Alégrate, Syzoth. Voy a reunirte con tu familia.
–¿Están muertos? –recriminó colérico–. ¿Los mataste?
–Hace varias lunas. Odio los cabos sueltos.
Mariano volvió a disparar a lo que parecía la silueta de Shang Tsung entre el humo verde y Syzoth se abalanzó contra él. Pero desapareció entre las arenas y el resplandor blanco. El rubio tosió sintiendo su garganta apretada y la desesperación por el aire lo invadió. El maldito lanzó veneno.
–Tenemos que salir de aquí –dijo Johnny.
Syzoth corrió hacia la puerta y la golpeó varias veces. Las respiraciones pesadas y las toses se volvieron más frecuentes. El cerebro de Mariano dio vueltas, los mareos se volvieron náuseas y su garganta se apretaba cada vez más y más. Los puños de Syzoth no pudieron contra la fuerte puerta de madera. Mariano intentó apuntar, pero las ametralladoras, el rifle del Viejo Mario y la mochila le parecieron plomo y concreto.
–¿Qué sucede? –preguntó Kenshi.
–La puerta se debe de haber cerrado cuando se liberó el gas –respondió Syzoth.
–Hazte un lado –dijo Baraka guardando sus cuchillas.
Mariano, con la vista borrosa, vio como el infectado golpeaba la puerta un golpe, dos y tres hasta romperse como si fuera cristal. El veneno fue disipándose y el rubio sintió cómo sus pulmones recibían oxígeno limpio. Avanzó junto a los demás, con Baraka a la delantera y detrás de él Syzoth.
–Síganme –dijo el zaterrano–. Por aquí.
Mariano estuvo cerca Johnny y Kung Lao, que sostenían a Kenshi. El rubio cargó con mejor fuerza las armas y caminó unos pasos delante de ellos.
–Déjenme –dijo Kenshi entre jadeos–. Solos los retrasaré.
–Ni en pedo te dejamos –argumentó Mariano seriamente, pero notó su voz atrofiada–. Todos vinimos, todos nos vamos.
–¿Qué? –exclamó Johnny incrédulo–. Si Shang Tsung te encuentra, te mata.
–¡Mírame, Cage! Sólo estorbo. No arriesguen sus vidas por la mía.
–Oye. No te vas a rendir –dijo el actor–. Los Taira te necesitan ¿recuerdas? Volveremos a casa y veremos cómo ayudarte ¿Entendido?
Syzoth los guio entre pasillos de ladrillo repletos de suciedad, cadenas colgantes y celdas sin prisioneros con los barrotes hechos añicos y torcidos. El olor a carne podrida y eses continuó agobiando su nariz y deseó que el laberintico camino llegara a su fin. Los faroles destrozados iluminaron apenas y Mariano se preparó para cualquier ataque sorpresa de entre los calabozos o pasillos con menos luminosidad.
Poco a poco, el aire se convirtió en puro dejando la podredumbre y Mariano vio la luz del sol al final de los bastos pasillos. La salida del laboratorio de Shang Tsung quedó apartada del pueblo. El pasto le llegó hasta las rodillas y una dicha indescriptible lo invadió al sentir el calor en el cuerpo. Pasaron por una bajada chocando contra las ramas de algunos arbustos verdes. Los árboles pequeños se volvieron gigantes con troncos del grosor del cuerpo de Mariano y las ramas empezaron a medir metros teniendo miles de hojas.
–Si nos demoramos, nos capturarán –dijo Syzoth.
–Necesitamos ayuda para llevar a Kenshi al portal en Sun Do –afirmó Kung Lao.
–Tengo los primeros auxilios, pero no sé si pueden durar mucho –informó Mariano–. Necesita un mejor tratamiento.
–Solo puedo llevarlos hasta la puerta de la ciudad –afirmó Baraka–. Los tarkatanos tenemos prohibido entrar.
–Los acompañaré el resto del camino –ofreció Syzoth–. Es lo menos que puedo hacer para compensarlos.
Los árboles cubrieron toda la vista del grupo, rocas se desperdigaron aquí y allá invadidas por el musgo y un arroyo recorría una parte del paisaje. Las flores de colores irreales decoraron la tierra desplegando aromas desconocidos para Mariano, recordándole los aromatizantes y perfumes para las casas. El sol se posicionó en su más alto punto generando un calor desquiciante, pero gracias a las vastas hojas y ramas, la sombra hizo que no fuera un infierno.
En un momento, Mariano pidió detener la caminata y atendió las heridas de Kenshi. Con cuidado, le subió la venda roja y sacó las pocas gasas que tenía. Los ojos de Kenshi seguían rojos y Mariano les pasó delicadamente las gasas repletas de desinfectante. El ex mafioso hizo una mueca de disgusto por el ardor, pero no emitió ni un sonido. Johnny se quedó cerca de ellos y ayudó en todo lo que podía a Mariano. Una vez terminado su corto tratamiento, continuaron caminando por el gran bosque.
Lentamente los troncos de los árboles cambiaron drásticamente a rostros emitiendo llamas verdes claras. A veces movían sus bocas en palabras silenciosas y en otras ocasiones se escucharon el sonido de aves y animales del alrededor correteando por los árboles.
–Vaya, esto me recuerda a Planeta malvado –soltó Johnny–. Había un bosque en el segundo acto…
–¿La batalla de la mantícora? –preguntó Kenshi.
–¡Sí! –respondió Johnny emocionado–. Fue muy difícil de filmar, pero el resultado fue épico.
–Me imagino con detalles.
–Ni vi esa película –dijo Mariano mirando el alrededor–. Lo que sí vi con las chicas fue puro terror y anime.
–¿De enserio? –preguntó Johnny–. ¿Cuáles?
–La saga de Alien es una –respondió Mariano sonriente–. Algunas de Jason, Freddy e Evil Dead, pero lo que más asustaba a Daniela eran las de metraje encontrado.
–¿Cuál es ese género? –preguntó Kenshi.
–Son las que se hacen con cámara en mano y con bajo costo –respondió Johnny.
–Sip, La bruja de Blair es una y Gonjiam –dijo Mariano entre risas–. Daniela estuvo gritando como una niña chillona. Juro que ese día pensé que me quedé sordo.
–¿Qué otras películas vieron? –preguntó el actor–. ¿Las mías debieron cautivarles?
–Las miraba para hacer la siesta –respondió Mariano–. Prefiero mirar One Piece o Jojo. Incluso Daniela me apoyó en mirar un anime que tus películas y Adelina quería ver una película clásica.
–Eso duele, Mariano –dijo el actor en tono dramático.
–Mejor las verdades crueles que las mentiras –dijo el rubio sonriente.
–Esto es el Bosque Viviente –afirmó el enfermo.
–¿Hay algún bosque que no esté vivo, Baraka? –preguntó Kung Lao.
–Ningún otro tiene árboles que albergan las almas de los muertos.
–Espera un segundito –pidió Johnny confundido–. ¿Hablas de fantasmas?
–Buenos, no malignos –calmó Baraka–. Una deidad lo creó, tiempo atrás haciendo un trato con el emperador Jerrod y la emperatriz Sindel.
Mariano recordó lo que le había dicho Adelina después de entrevistar a la emperatriz. La diosa era Hela y lo que memorizaba era que tenía una guardia personal.
–¿Ustedes conocen a alguien aquí? –preguntó el actor.
–Algunos parientes lejanos –respondió Baraka.
–No encontrarás zaterranos –espetó Syzoth.
–¿Por qué no? –preguntó Kenshi.
–A los de sangre caliente no les agradamos –contestó Syzoth con severidad–. Así que mantenemos la distancia y vivimos bajo tierra en la provincia de Zikandur.
–Entonces ¿cómo conociste a Shang Tsung? –preguntó Kung Lao.
–Mi capacidad de adoptar una forma humana hizo que mi gente me viera como un bicho raro –contestó Syzoth–. Me intimidaban y escapé. Hambriento y sin dinero, me uní a una feria ambulante. Resultó que había muchas personas dispuestas a pagar bien por ver mi “don”. En aquel entonces, Shang Tsung era un vendedor ambulante. Nuestros caminos se cruzaron y vio mis habilidades. Cuando empezó a aprender brujería de verdad, quiso estudiarme. Y como me negué, capturó a mi familia.
–Vaya –soltó Johnny–. Una oferta que no se puede rechazar.
–Es peligroso… –advirtió Syzoth– y tiene planes. El General Shao, Rain y él están conspirando.
–¿Para hacer qué? –preguntó Kenshi.
–No lo sé con certeza, pues apenas oí fragmentos –respondió Syzoth.
–Es posible que quiera hacer un golpe de Estado –pensó Mariano en voz alta–. Si no ¿por qué aferrarse a la familia real con mentiras?
De repente, se escucharon rugidos salvajes y todos se detuvieron. Baraka desplegó sus cuchillas y Syzoth se transformó en su estado natural. Los rugidos siguieron oyéndose por el bosque y los habitantes del Mundo Exterior salieron a la carrera a una velocidad imposible para el cuarteto. Los rugidos continuaron e inmediatamente se detuvieron.
Mariano y Kung Lao estuvieron delante y preparados para cualquier ataque sorpresa, mientras que Johnny se quedó con Kenshi caminando velozmente. Cada poco tiempo, Mariano volteaba la cabeza para ver cómo estaban y Johnny alzaba el pulgar positivamente.
Caminaron lo más rápido que podían y con cada paso escucharon los rugidos de Syzoth, las filosas cuchillas de Baraka y una voz femenina. Las ramas chocaron contra ellos y Mariano preparó los cartuchos de las armas. Al llegar, la batalla de los habitantes del Mundo Exterior y encontraron a una mujer muy peculiar.
Sus ojos eran negros como la tinta igual a su cabello atado en una cola de caballo. Sus prendas eran blancas, la parte superior tenían mangas cortas estilo capa y parte del contorno parecían alas de ángel. En sus manos portaba una espada filosa y alrededor de sus ojos tenía tatuajes de líneas diagonales.
Mariano miró impactado los cuerpos de los alrededores. Eran monstruos con orejas puntiagudas y colmillos gigantescos. Sus rostros no parecían del todo humanos, pero tampoco eran infectados por el tarkat. Mariano y el resto pasaron al costado de una cabeza decapitada hasta estar cerca de Baraka y Syzoth.
–¿Qué es eso? –preguntó Kenshi mirando alrededor y olfateando.
–Mejor viví en la ignorancia –dijo Mariano.
–Solo sigue nadando –respondió Johnny–. Y… ¿quién es nuestra femme fatale?
–Soy Ashrah, demonio del Infierno.
–¿Demonio? –preguntó Johnny–. Te ves humana, o casi ¿Y qué es el Infierno?
–Los monjes lo explicaron –respondió Kenshi–. ¿Te dormiste en todas las clases?
Johnny hizo una mueca de enojo y contestó:
–Parece que sí en esa.
–El Infierno es la encarnación del tormento –informó Kung Lao.
–No me digas –dijo Johnny sarcásticamente.
–Parezco casi humana porque purgué la mayor parte de la maldad de mi alma –explicó Ashrah–. Cuando termine, habrán desaparecido los últimos vestigios de mi forma demoniaca.
–¿Por qué te perseguían esos demonios? –preguntó Kung Lao.
–Los envió Quan Chi, mi ex maestro –respondió –. Yo era parte de la Hermandad de la Sombra. Su intención era y es dominar los reinos. Me aparté de él cuando me di cuenta de que no podía ayudarlo a corromperlos.
–Y ahora quiere matarme –finalizó Syzoth.
–Exacto –afirmó–. Seguí a Quan Chi desde el Infierno hasta aquí. Está construyendo dispositivos que roban almas a gran escala. Primero los esta está probando con los muertos que residen en el bosque.
–¿Por qué robar almas, Ashrah? –preguntó Baraka.
–Quiere usar su poder ¿Para qué? No lo sé –respondió–. Pero sí sé que su intención es contribuir a los planes de otro brujo, Shang Tsung.
–¿Se conocen? –cuestionó Mariano boquiabierto–. ¿Cómo?
–Maldita sea –maldijo Johnny–. Está en todos lados.
–¿Seguro que Quan Chi está aquí? –preguntó Kenshi.
–Mi kris lo percibe. Está cerca.
–No, no –dijo Johnny firmemente a el ex mafioso–. Irás a casa.
–Tenemos trabajo que hacer –espetó Kenshi–. Quan Chi nos puede llevar hasta Shang Tsung.
–Liu Kang tiene razón –dijo Baraka–. Shang Tsung es un peligro al que debemos enfrentar. Les ayudaré.
–Yo igual –se unió Syzoth.
–Los votos a favor mandan –dijo Johnny en un suspiro–. Moción aprobada. Ashrah, guíanos.
La demonio alzó su kris y guio el camino entre la abundante vegetación. Siguieron caminando por unos minutos y todos estaban al pendiente. En un momento, la espada comenzó a reaccionar en la hoja en un destello blancuzco.
–Quan Chi se aproxima –dijo Ashrah–. Las emanaciones de su maldad se intensifican.
–Esa es un arma poderosa –comentó Baraka.
–Y eso me sirve mucho –agregó–. A medida que destruyo el mal que encuentra, me purifico cada vez más.
–He ido a terapia y estoy a favor de la autoayuda –dijo Johnny–. Pero ¿desde cuándo un demonio quiere tener menos maldad?
–Pasé una eternidad condenada en el Infierno –respondió Ashrah–. Había asumido que no existía ninguna otra cosa. Pero luego conocí la Tierra y el Mundo Exterior. Vi que había una mejor manera de vivir. Pero, para tener algo así, debía limpiar mi alma. Mis hermanas demonios se enfurecieron cuando cambié de parecer. Kia y Jataaka fueron las primeras en perseguirme.
–¿Quan Chi también es un demonio? –preguntó Syzoth.
–En realidad, es el del Mundo Exterior –contestó Ashrah–. Pero dominó la magia negra necesaria para viajar sin restricciones hasta mi reino.
–¿Alguna idea sobre cómo se alió con Shang Tsung? –cuestionó Johnny mirando con asco al zaterrano tras comerse un insecto.
–Comparten una benefactora –respondió Ashrah–. Ella sacó a ambos seres de la oscuridad y les enseño lo que saben. No la conozco, pero no hay duda de que es una hechicera incomparable. Quizás más poderosa que la gobernante que hubo en el Infierno.
La curiosidad de Mariano despertó recordando la investigación de Adelina con la interacción que acaban de tener. Quizás podría ayudarle sacando un poco de información para ella. Si salían del Mundo Exterior podría escribírselo en las cartas.
–¿Cómo que una gobernante? –preguntó Mariano.
–Fue una diosa que estableció un orden.
–¿Qué le pasó?
–Una revuelta fue lo que la hizo caer –contestó Ashrah–. A pesar de eso, muy pocos demonios le siguen siendo leales y esperan su regreso. También, muchas almas de guerreros caídos aguardan su retorno.
–¿No murió? –preguntó Kenshi.
–Algunos demonios dicen que sí –contestó Ashrah mirando la vegetación–. Otros rumorean que quedó en un sueño sin fin. Su poder fue bastante imponente y logró ser una líder bastante temida y respetada.
–Debió ser una diosa con mucho carácter –agregó Kung Lao.
En ese instante, la kris de Ashrah volvió a emitir sonidos y su luz más brillante y dijo:
–Quan Chi está cerca.
Llegaron a un conjunto de arbustos y árboles lo suficientemente bastos para ocultarlos a todos. Mariano visualizó a cinco personas frente a una gran maquinaria extraña y terrorífica. Tenía rostros esqueléticos y un par de columnas espiraladas del color cobre hacia el cielo emitiendo un resplandor verde.
Cada uno del grupo era más peculiar que el anterior. Una chica pelirroja con alas como gárgolas llevaba en sus manos una especie de rubí al igual que un hombre con vendajes en los brazos y heridas por todo el pecho. El brujo las colocó en un orificio como si fuera una boda con colmillos y empezó a conjurar en un idioma extraño.
–Vaya, la trama se complicó –soltó Johnny.
–¿Qué mierda es eso? –preguntó Mariano sorprendido.
–La tierra corre grave peligro –dijo Ashrah–. Un solo ladrón de almas basta para matar a cientos de miles. Si despliega muchos…
–Morirán millones –terminó Baraka con firmeza.
Ashrah alzó su espada. Sus ojos negros como la brea destilaron furia y dijo:
–Yo me encargaré de Quan Chi. Ustedes cuatro, contengan a los demás.
Todos avanzaron, pero Mariano se percató que Johnny y Kenshi se quedaron atrás por unos minutos. Mariano volteó la cabeza y vio que ambos intercambiaban las katanas. Junto a los demás, salieron a la carga de los secuaces de Quan Chi alertando a la pelirroja con alas. El brujo detuvo su encantamiento y dijo:
–Una vez más, evitaste que te capturaran, Ashrah. Y parece que tienes aliados.
–Te enfrentaremos en grupo, brujo –espetó–. ¡No robarás ni un alma!
Se prepararon para arremeter y la chica con alas de gárgolas se abalanzó hacia Ashrah. Mientras, Mariano junto a Johnny se enfrentaron a un hombre de color calvo de vestimenta negra y naranja. El hombre le dio una patada en la cara al actor y el rubio quiso golpearlo con las ametralladoras, pero lo esquivó y le respondió con un puñetazo.
Johnny volvió a contraatacar con un combo de golpes que fueron casi todos bloqueados, Mariano se reincorporó con una patada en las costillas al hombre calvo. Se desestabilizó, el rubio aprovechó para intentar darle un golpe con la culata del rifle viejo y luego, Johnny le dio un puñetazo a la cara. El hombre calvo se reincorporó, atacó a Mariano con una patada voladora y un golpe directo al pecho. Su espalda chocó contra los árboles y se levantó rápidamente con mareos y la vista borrosa.
Golpeó al hombre calvo con la culata del rifle y luego, Johnny le asestó un combo de golpes que no pudo esquivar. El contrincante quedó tambaleante, ambos aprovecharon y le dieron una patada haciendo que cayera entre uno de los arbustos.
En ese instante, Quan Chi terminó su encantamiento y el resplandor verde se desplegó con ferocidad a los cielos…pero, desencadenó algo mucho peor. El grito de una mujer se escuchó por todo el bosque seguido de aullidos y chillidos de lobos. Mariano se tapó los oídos tratando de bloquearlos, aunque sus manos fueron inútiles. Como si la mujer quisiera que todos sufrieran como ella lo está haciendo. Creyó que perdería la conciencia y luego comenzó a escuchar en su mente palabras de la voz femenina.
” ¡Ladrones! ¡Ladrón! ¡Los maldigo! ¡Mi creación! ¡Ladrón!”
El bosque perdió su vida. Los troncos con rostros humanos mostraron su dolor y el destello de sus ojos se esfumaban. Las almas de un color verde oscuro se dirigían hacia el ladrón de almas girando a su alrededor y perderse dentro de su resplandor macabro. Los árboles perdieron sus hojas y el pasto se volvió seco y quebradizo. Poco a poco, sus oídos comenzaron a soportar los gritos femeninos y los aullidos.
–Dios mío. Es un… –dijo Johnny mirando al cielo–. Tornado de almas.
–Megadeth… –agregó Mariano imitando su acción.
Los rostros de los troncos se transformaron lentamente en cráneos y Quan Chi volvió a conjurar un hechizo sobre el ladrón de almas. Del resplandor verde de la maquinaria surgió una figura casi humana. Estaba encapuchado, su piel grisácea mostraba sus venas y sus ojos eran completamente verdes haciendo que su mirada fuera amenazante. Pareció que la presencia de este ente fue mucho peor, porque los gritos se volvieron más fuertes e imposibles de contener y una vez más comenzó a hablar en la mente de Mariano:
” ¡Mi balance! ¡Ladrón!”
–¿Qué tipo de magia oscura es esa? –preguntó Ashrah en vos alta.
–Somos Ermac. Un conjunto de almas unidas por la magia de Quan Chi. Vivimos para obedecer sus órdenes.
–Mátalos –ordenó el brujo señalando con el dedo.
Ermac salió del tornado de almas y disparó un halo verde hacia los compañeros de Mariano. Pero no pareció mostrar un ápice de dolor y lo alejó con su magia oscura. Mariano sintió el dolor al chocar contra un árbol y su vista se volvió borrosa.
Recobró la conciencia escuchando gritos de batalla. El rubio se levantó a trompicones y pudo ver a Kenshi atacando a Ermac, pero lo lanzó atrás con su magia. Mariano intentó ayudarlo, mientras recargaba sus ametralladoras escondido en un tronco tirado y Ermac le disparó con su halo verde. Una vez recargado, vació todos sus cargadores en la creación de Quan Chi, pero lo lanzó por los aires.
Mariano se levantó y Kenshi atacó usando su katana contra Ermac. Intentó darle estocadas y esquivó con agilidad cada ataque como si pudiera ver al enemigo. En un momento, Kenshi logró encestarle su katana y Ermac gritó. Sus ojos y boca emitieron un aura celeste y Ermac expulsó al ex mafioso, pero se sostuvo con su espada evitando un impacto. Los gritos de la mujer se debilitaron, pero su agonía todavía no.
Mariano quedó boquiabierto cuando vio a la katana de Kenshi moverse sola. Evadió cada ataque de Ermac de la forma más natural posible y al terminar, retornó a la mano de su portador. Se unió a Ashrah a pelear contra Ermac, Mariano tomó el rifle y corrió a ayudarlos. Si no pudo usar las balas, usaría la culata y los puños.
–La pelea no terminó –dijo Ashrah–. Derrotaré a todos los secuaces de Quan Chi.
–Nosotros somos muchos –dijo Ermac con fiereza–. Tú eres una. Te destruiremos.
Ashrah y Kenshi atacaron con estocadas, pero esquivó los esquivó y Mariano aprovechó para darle un golpe con la culata del rifle. Al mismo tiempo, el demonio usó su espada para emitir un halo blanco haciendo que Ermac retrocediera y Kenshi le propició una patada directo al rostro. Mariano quiso darle un puñetazo, pero Ermac usó su poder generando una presión indescriptible y lo alejó. Luego, lo hizo levitar por los aires y lo tiró más lejos haciendo que Mariano soltara un quejido.
Al levantarse, vio a Ashrah moverse tan rápido como la luz haciendo un corte limpio al pecho de Ermac y como contraataque generó la hizo levitar. Al mismo tiempo, Mariano corrió lo más rápido que pudo e hizo una patada voladora. El enemigo volvió arremeter, pero la katana de Kenshi se movió en el aire cortando cada intento de ataque. Ashrah aprovechó para darle un golpe final con una estocada con un resplandor blanco y Ermac cayó al suelo.
–La resistencia nunca es inútil –proclamó victoriosa.
–Nosotros somos muchos. Tú eres una. Te destruiremos –repitió Ermac como una radio vieja y se arrastró por el suelo.
–¿Qué le sucede? –preguntó Kenshi.
–El combate debe haber debilitado la magia que mantiene sus almas unidas.
–¡Sindel! –exclamó Ermac–. ¡Te encontraré!
El aura celeste volvió a salir de su boca y ojos y cayó al suelo. Se miraron confundidos y Kenshi preguntó:
–¿Qué fue eso?
–Vigílenlo –ordenó Ashrah–. Yo apagaré el ladrón de almas.
Mientras ambos se encargaban de Quan Chi, Ashrah con la espada en mano, intentó sacar la gema carmesí de la maquinaria, pero al hacerlo fue expulsada por una explosión. Las almas salieron del resplandor verde perdiéndose en el cielo… excepto una. Voló hasta Quan Chi tirado en el suelo y lo tomó por la cara. El brujo intentó evitar el fuerte agarre, fue en vano y Mariano pudo escuchar al alma decir:
–Nuestra diosa y señora sufre por tu culpa. Te haré sentir su dolor.
La piel aceitunada de Quan Chi pasó a ser blanca como la nieve en cuestión de segundos. Sus gritos se escucharon por todo el bosque, volvió a desmayarse con un ruido sordo y el alma se evaporó. En ese instante, Mariano se percató de que los gritos de la mujer y aullidos de lobos pararon. Sus oídos pitaron fuertemente y no pudo percatarse de que Ashrah caminaba desenvainando su espada.
–Ya que eso no te mató, yo lo haré –dijo alzando su kris.
–¡Para! –gritó Mariano–. No hay que matarlo.
–¡No, Ashrah! –exclamó Kenshi.
–Es muy peligroso para dejarlo vivir.
–Liu Kang debe interrogarlo. Él conoce los planes de Shang Tsung –explicó el ex mafioso.
Ashrah bajó su espada soltando un suspiro de derrota y con resentimiento en su voz aceptó. Los demás se pudieron reincorporar con lentitud y se acercaron hacia ellos.
–Bueno, está claro que pagué muy poco por ella –soltó Johnny refiriéndose a la katana, Sento–. ¿Sabías lo que podía hacer?
–En la leyenda no se menciona poderes místicos –respondió Kenshi–. Las almas de mis ancestros viven en su interior. Intentan guiarme.
–Bueno, solo no olvides quién te la dio, Takahashi –dijo Johnny orgulloso.
–Nunca, Cage. Ahora, llevémoslo a la Tierra –habló el ex mafioso enfatizando en el brujo.
–Sé que para ti este es tu lugar, Baraka… –empezó el actor–. Pero Syzoth, Ashrah; ustedes pueden venir si quieren. Seguro Liu Kang los recibirá.
–Nunca tuve un hogar –dijo la mujer con una sonrisa esperanzadora–. Eso sería maravilloso.
–Lamento cagar el momento emotivo –dijo Mariano–. Tratenme de esquizofrénico, aunque creo que todos lo escuchamos había una mujer sufriendo cuando Quan Chi activó el ladrón de almas. Literalmente, un alma dejó así al forro este porque supuestamente la lastimó. Segundo, tenemos que agilizar el trámite porque va venir el ejército y nos van a matar.
–Fue muy terrorífico lo que pasó –dijo Kung Lao–. Todavía puedo escuchar sus gritos y lo que decía.
–Lo veremos en cuanto lleguemos a la Tierra –dijo Ashrah con seriedad–. Tenemos que cargar a Quan Chi.
Johnny y Kung Lao cargaron al brujo por los hombros y continuaron caminando hacia la capital, Sun do. Pasaron por lo que quedaba del Bosque Viviente repleto de los árboles con rostro transformados en calaveras y otras plantas invadidas por llamas verdes. El pasto crujió con cada paso que daban y Mariano sintió el vacío del ambiente.
Alejado de los horrores del bosque, el grupo llegó a un pequeño río y se sentaron a descansar. Mariano se refrescó un poco y lo despejó de la loca carrera. El reflejo del agua mostró su rostro cuadrado con moretones por los combates, se enjuagó la cara y pasó el agua fresca por la nuca. Hizo una mueca al tocar la herida cicatrizada del golpe que le hicieron en el laboratorio de Shang Tsung. Luego, se remojó parte de la cabeza y el cabello y un alivio lo recorrió al disfrutar el agua fresca recorriendo su piel sudorosa.
Invitó a comer a Ashrah, Syzoth y Baraka, pero el único que se negó fue el zaterrano. Repartió lo último que tenía de comida y empezó a comer la carne seca soñando despierto en las comidas que ansiaba probar nuevamente y saciar su infinito apetito. Después, revisó las heridas de Kenshi con los últimos suministros que le quedaban. La inflamación en los ojos había disminuido considerablemente, pero seguía estando y cualquier indicio de infección desapareció gracias al ungüento de Syzoth y los primeros auxilios.
Durante el descanso, todos escucharon a Quan Chi removerse y quejarse en sueños. Mariano mantuvo cerca el rifle del Viejo Mario para golpearlo en caso de que despertara. Ashrah destiló su mirada de odio hacia el brujo inconsciente y volvía a comer en silencio sumida en sus misteriosos pensamientos.
El día dio paso a la noche y llegaron a la entrada de la capital del Mundo Exterior. Todos se despidieron de Baraka y le agradecieron con mucho su ayuda en batalla. Lo vieron marcharse entre los arbustos y árboles hasta no escuchar sus pisadas y choques con las ramas.
El grupo logró infiltrarse entre los guardias hasta llegar al mercado. Syzoth se había ido a los techos a ver cuánto faltaba para el portal y si había vigilancia. Mientras, Mariano y Johnny lograron robar un poco de ropa y máscaras para camuflarse entre la basta multitud. El rubio encontró un poncho lo suficientemente grande para esconder su mochila y armas sin problemas.
Johnny y Kung Lao intentaban ponerle los atuendos a Quan Chi, mientras Mariano vigiló el callejón oscuro y mugroso en el que estaban. Los ciudadanos pasaron y se apelotonaron en las grandes calles. Los puestos de comida desprendieron sus exquisitos de carne desconocida y de las masas fritas. Los músicos tocaron sus instrumentos y algunos habitantes del Mundo Exterior se agruparon a bailar y otros, lanzaron fuegos artificiales soltando risas al ver el cielo iluminado. Mariano se escondió cuando pasaron guardias del General Shao y notó que las calles estaban repletas de ellos.
–Buenas noches, Príncipe de la Oscuridad –dijo Johnny a Quan Chi inconsciente y miró a sus compañeros–. Perfecto. Encajarán a la perfección.
–¿No podías robar un sombrero más práctico? –preguntó Ashrah y Mariano contuvo una risa.
–Pareces un mariachi –dijo el rubio.
–¿Qué? Te oculta la cara –espetó Johnny–. Y, a decir, verdad te queda bien.
Ashrah sonrió por el comentario y Kenshi dijo:
–Todavía me quedan mis dudas. Llevarlo llama la atención, y no queremos eso.
–Además, para cagarla aún más hay bocha de guardias –agregó Mariano señalando con el pulgar a la salida del callejón–. Cada cuadra hay como dos y creo que son del General Shao.
–Miren allá afuera. Me recuerda a los carnavales –espetó Johnny–. La gente pensará que la fiesta estuvo buena.
En ese instante, Syzoth bajó de los tejados y el actor preguntó:
–¿Qué pasa?
–Vayan hacia el escenario, luego a la derecha y hasta el portal. Pero hay soldados y oficiales por todas partes.
–¿Seguro que es suficiente? Si alguien nos ve estamos muertos –dijo Kung Lao.
–Por eso mismo crearé una distracción –espetó el zaterrano.
–También te buscan a ti, Syzoth –agregó Kenshi.
–Si no ve me ven no podrán atraparme.
Inmediatamente, desapareció de la vista de todos y dejó a Mariano boquiabierto.
–Maldición –soltó Johnny–. No me contaste que eres como el depredador.
Mariano oyó levemente las pisadas de Syzoth perderse en la multitud y los demás salieron con lentitud del callejón mugriento. Los ciudadanos de Sun Do fueron de un lado al otro con risas alegres y bailaban al compás de la música. Mariano se quedó atrás de Johnny y Kung Lao que cargaban a Quan Chi, mientras que Kenshi y Ashrah iban a la delantera.
En un momento, caminaron más lento y Mariano vislumbró a un par de guardias imperiales. El pánico lo inundó, pero el sonido de una explosión y los gritos de la multitud hizo que su corazón no explotara. Volteó para ver un fuego en los techos de las casas hecho por los faroles. El grupo apresuró el paso entre la gente que se apelotonaba y corría despavorida.
Mariano no tenía balas para pelear con los soldados y solamente preparó el rifle del Viejo Mario. Entre la carrera, se percató de que Kenshi no estaba y le invadió la preocupación, pero quedó opacado con las pisadas fuertes y al girar la cabeza, el General Shao y sus soldados estaban encima de ellos.
–Están detrás nuestro –dijo Mariano y Johnny y Kung Lao se detuvieron.
El brujo pareció recomponerse de su sueño y se soltó de ellos. Se tambaleó y Johnny y Kung Lao le dieron una pequeña paliza por turno. Antes de que Quan Chi cayera al suelo, Mariano le pegó con la culata del rifle y se arrastró por el suelo hasta perderse en la multitud. El General Shao no le dio importancia y se prepararon para pelear.
–Si fuera una de mis películas, nos salvaría un personaje cómico e intrépido –dijo Johnny.
–Prefiero a Adelina o a Daniela, muchas gracias –espetó Mariano.
A lo lejos, Mariano le pareció escuchar una risa y cuando giró la cabeza, vio a Kenshi y Syzoth bajar por una soga.
–Si hoy morimos será juntos –dijo el zaterrano.
–No sé si cómico, pero intrépido, seguro –soltó Johnny.
Inmediatamente pateó al shokkan que tenía enfrente y Mariano golpeó con la culata del rifle a un soldado dejándolo noqueado. Se abalanzó a otro y bloqueó el ataque con su espada. Mariano retrocedió a la embestida y aprovechó para darle al soldado un puñetazo en la cara seguido de una patada en la espalda. Sonriente, lo golpeó en la nuca con la culata y rápidamente, esquivó la estocada de un enemigo cercano. Mariano lo empujó con todas sus fuerzas haciendo que chocara contra un puesto de comida. Cuando todos los soldados cayeron, la multitud dejó pasar a los refuerzos liderados por un centauro y Syzoth gritó:
–Debemos irnos ¡Ahora!
El grupo corrió entre los habitantes del Mundo Exterior con el soldado centauro pisándole los talones. Algunos transeúntes les dejaron el paso libre y Mariano se alivió al ver el portal. Junto al resto, corrieron hasta pasar por este y el vuelvo en el estómago alivió a Mariano. Los oleajes violetas se volvieron naranjas y llegaron a la reconfortante Academia Wu Shi.
El aire fresco del lugar reconfortó al rubio, junto al sonido de los pájaros. Las respiraciones agitadas quedaron opacadas y Mariano se posicionó con los demás viendo si del portal salía un enemigo. Milagrosamente, el portal se cerró y el corazón de Mariano se tranquilizó más. Cayó al suelo de madera y soltó una risotada alegre. Sus ojos miraron por arriba el calzado del dios Liu Kang y algunos monjes.
–Hola, Liu Kang ¿todo bien?
–Johnny, Kenshi, Kung Lao, Mariano. Volvieron a salvo –el dios miró a cada uno del grupo y sus ojos blancuzcos se posaron en el ex mafioso–. ¡Por los Dioses Antiguos!
–Tuvimos un encontronazo con los demonios internos de la princesa Mileena –aclaró Johnny.
–Me quitó la vista. Pero Sento, a su manera, me la devolvió.
–Me alegra que Sento y tú se unieran –dijo Liu Kang con una sonrisa triste–. Aunque tenía la esperanza de que esta vez los medios fueran distintos.
¿Esta vez? ¿De qué hablaba el dios? La curiosidad de Mariano despertó rápidamente y lo miró como pudo desde donde estaba.
–¿Esta vez? –cuestionó el ex mafioso.
–Perdón, Kenshi. Me confundí. Ve, los monjes atenderán tus heridas.
Mariano vio como el ex mafioso se marchaba del lugar y dejó de oír sus pasos. Kung Lao decidió acompañarlo dejando a Syzoth, Ashrah, Mariano y Johnny con el dios.
–Encontramos a Shang Tsung, pero se nos escapó –explicó el actor–. Entiendo por qué te preocupa. Está hasta el cuello en cosas muy serias.
–Sospechamos que quizás quiera hacer un golpe de Estado… –agregó Mariano.
–Descansen y coman. Luego hablaremos.
–¿Me pueden traer un martini también? –preguntó Johnny–. Batido, no mezclado.
–Yo quiero un choripán y empanadas de jamón y queso fritas, por favor.
El rostro del dios mostró una pequeña sonrisa. Luego, miró a Syzoth y Ashrah y el actor soltó un suspiro.
–Perdón –dijo–. Estos son los nuevos jugadores de la Tierra. No habríamos logrado volver sin ellos.
–Son buena gente y pelean bien –dijo Mariano alzando el brazo con el pulgar arriba.
El dios se acercó al par y los llamó por sus nombres. Eso hizo que Mariano levantara la cabeza y abriera más los ojos de la curiosidad y sorpresa.
–¿Nos conoces? –cuestionó Syzoth.
–Como protector de la Tierra, sé muchas cosas.
–¿También conoces a mi exmaestro Quan Chi? –preguntó Ashrah–. Conspira junto con Shang Tsung,
–¿Una nueva alianza letal? –repreguntó el dios–. Vengan, todos. Díganme todo lo que saben.
Mariano vio desde el suelo a Ashrah y Syzoth marcharse con el dios y se quedó con Johnny.
–Vaya. Adiós al martini –dijo.
–Y a mi choripán y empanadas –agregó Mariano–. Che, ¿me ayudas a levantarme?
Johnny le extendió la mano y el rubio la aceptó con gusto. Siguieron a los tres y le contaron al dios todo lo que había pasado en el Mundo Exterior. Sobre todo, los gritos y aullidos en el Bosque Viviente. La mirada del dios era seria y sin exponer ni una emoción. Tras contarle cada pedacito de la información, el dios les dio permiso para irse a sus aposentos.
Antes de marcharse, Mariano le preguntó por el estado de Daniela. La amenaza de Shang Tsung opacó sus preocupaciones por su amiga. Deseó que su pierna haya mejorado e incluso, pudiera caminar con normalidad. El dios solo le otorgó con una sonrisa tranquila y le dijo:
–Creo que ella está cerca de los jardines. Se alegrará de tu regreso.
Mariano se retiró dejando a Ashrah y Syzoth a manos del dios. Corrió desesperadamente hacia los jardines y no la vio por ningún lado, fue hacia la enfermería, el recinto de estudiantes y luego, a las cercanías de los entrenamientos. Sonrió al ver a Daniela con muletas tratando de caminar y alzar la cabeza su rostro mostró sorpresa. Mariano corrió y la abrazó con fuerza. Le besó la mejilla y Daniela lo imitó entre risas.
–¿Cuándo volvieron? –preguntó sonriente.
–¿Cuándo pudiste caminar? –repreguntó Mariano alegre.
–Primero contéstame a mí.
–Más o menos –dijo Mariano mirando la herida de su pierna cicatrizada–. No pudimos atrapar al hechicero, pero conseguimos algo de información de él. Ahora vos.
–Los monjes hicieron algo mágico y puedo caminar un poco. Me enteré de lo que le pasó a Kenshi –dijo Daniela con tristeza.
–Sí, fue un duro golpe, pero lo importante es que estamos acá. También, tenemos nuevos compañeros.
–Uh, que bien –soltó Daniela con un brillo en sus ojos cafés–. Los quiero conocer ¿cómo son?
–Una es un demonio del Infierno y el otro es medio un furro, pero simpático. Y quiero comer tengo mucha hambre.
Daniela sonrió y fue con Mariano para ver a Ashrah y Syzoth y luego saquear lo que pudiera de las cocinas hasta llenar su estómago.
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FANFIC.
Yllätys yllätys Hietala. (Vuoden Hietala shippaaja🏆)
TW: itsetuhoisuus, alkoholiongelma ja masennus.
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Koskela pyöri pedissään. Teltassa tuntui jo viileältä. Syksy siis oli alkanut tehdä tehtäväänsä. Niin oli myös nikotiini. Koskela oli illalla jättänyt polttamatta ja nyt kello oli ehkä noin 5 aamuyön pintaa. Kaikki oli hiljaista, kun hän päätti nousta ja mennä ulos tupakoimaan. Sisällähän sitä muuten, mutta Riitaoja säälitti häntä. Tuo poika oli herkkä tupakansavulle. Mahtoi olla helvettiä joka päivä kärvistellä polttavien sotilaiden keskellä sodassa jota tuo pelkäsi hulluuteen asti. Koskela nojasi puuhun ja sytytti tupakkansa. Hän veti savun henkeensä ja puhalsi ulos. Päätä särki ja oli voimaton olo. Kuumeinen.
Teltan oviaukko kahisi takana. Hietanen käveli Koskelan vierelle ja kaivoi askia taskustaan. Hietanen nauroi itselleen miten tyhmältä tuntui toista seurata. Huoli kuitenkin teki mitä huoli teki.
-Ville miks et sää nuku?
-Pää huutaa tupakkaa. Mikset itse?
-Sama. Ja no mää haluisi vähä jutella.
Koskela nyökkäsi ja katsoi palavaa tupakkaansa. Oli ainakin hetken hyvä. Kylmän ilmankin hän jätti huomiotta. Molemmat olivat hiljaa kunnes Hietanen kysyi aidon oloisena:
-Onks sul jotai huoli?
-..Ei. ei mitään ihmeellistä.
-Ni, sitä.. sotaa vaan koko aja. Käy kaikille raskaaks.
Kaikista maailman asioista Koskelaa innosti vähiten puhua itsestään. Erityisesti Hietasen seurassa. Jollain tapaa Vilho kai taikauskoisesti suojeli näitä hetkiä. Kuin ne olisivat pyhiä. Turha niitä oli mielen heikkoudella tahria. Ennemmin se oli jopa loogista. Niiden juttelu hetkien oli hyvä olla irtautuminen hetkeksi kaikesta harmaasta. Tosiaan, Vilho olisi puhunut mielummin Urhosta.
-niin... Kai sinulla on kaikki hyvin?
-Mh? Mikäs mul, Mää e paljo mieti ikävii.
-hyvä.
Hietanen katseli kiinteästi vanhempaa miestä. Koskela oli hiljaa ja tuijotteli tupakkaansa. Taas tuo vaitelias mies käänsi koko keskustelun pois itsestään. Kysyäkkö uudestaan vakavammin vai kokeilla myöhemmin? Ei pitäisi painostaa. Hietanen tumppasi tupakkansa, vaikka poltto oli selvästi jäänyt kesken. Hietanen kääntyi ja otti hitaita laiskoja askelia ovelle.
-No. Öit kai sit.
-Odota.
Hietanen kääntyi takaisin häneen ja odotti kai ihmeen tapahtuvan.
-..Saattaa olla että otat komppaniasta vastuun huomenna. Taitaa minulle nousta kuume. Vähän sellainen olo.
Hietasen mieltä kaiversi pettymys, vaikka hän kyllä oli hyvin tiennyt ettei hän saisi Ville vaiteliaasta mitään irti.
-Mää ota. Mee sääki koht nukkumaa sit.
-Menen menen.
-Öit.
-Öitä.
.....
Koskela oli saanut ainakin alustavasti 4 päivää vapaata toipua. Ensimmäisenä päivänä aika oli jo alkanut kulua hitaammin. Sota ja kaikki muukin tuntui pysähtyneen. Koskela nousi istumaan pedilleen. Koko teltta oli tyhjä lukuunottamatta häntä itseään. Pojat olivat kuuntelemassa papin puhetta, jonka jälkeen jaettaisiin ansioituneille ristit. Olo tuntui heikolta. Hän ei ollut syönyt juuri mitään kahteen päivään, kun kuume vei ruokahalun. Silmien alla olevat varjot olivat käyneet yhä tummemmiksi ja kasvot sodan ja syömättömyyden tuella kapeammiksi. Posket näyttivät jo inhottavan teräviltä. Repun alta hän tunnusteli sinne kätketyn vodka pullon. Hän joi muutaman kulauksen. Ne kulaukset muuttuivat pidemmiksi. Tyhjällä vatsalla ja pullon prosenteilla ei päähän nousuun mennyt kauaa. Pikkuhiljaa sumentuva mieli ei vienyt sotaa taikka tunteita sieltä pois. Huono idea se oli aina juoda murheeseen, Koskela tiesi sen entuudestaan. Samat asiat päähän jäivät ja niitä käsiteltiin yhä huonommin. Mielessä yhä velloi hänen ja Hietasen keskustelu. Oliko Urho huomannut jotain vai miksi tämä oli yhtäkkiä kysellyt? Ja oliko Koskelan pidättäytynyt olemus vaivannut Urhoa jonka takia tämä niin nopeasti takaisin sisään lähti. Jos vain osaisi keskustella toisen kanssa vaivattomasti. Olla Hietasen huolen arvoinen. Tuon ajan ja mielenkiinnon arvoinen.
Kädet löysivät kaapista myös partateriä. Hän teki muutamia viiltoja ja jatkoi juomista. Mikään ei tekisi sellaisesta kuin Koskela oli Hietasen huomion arvoista. Hietanenkin ymmärtäisi sen viimeistään silloin jos tietäisi mitä hän luutnantin sydämessä oikein herätti. Jo nuorena Koskela oli oppinut rankaisemaan itseään niistä luonnon vastaisista ajatuksista. Hän selitteli sen olevan vain vähän vaarallisen kasuaali tapa. Nyt se edes niin pahasti tuntunut, kun mies alkoi olla kännissä.
Hietanen palasi yksikseen korsulle etuajassa. Koskela oli kuullut viimeisimmät askeleet sisäänkäynniltä ja yrittänyt nousta. Sitä hän ei kuitenkaan pystynyt tehdä huimaukseltaan tai alkaneelta humalaltaan. Hän oli vain onnistunut valahtamaan uudelleen maahan ja kaatamaan vodkan maahan. Hietanen avasi teltta kankaan ja näki ensimmäisenä Koskelan käsi veressä pedillään. Hietanen näki terän toisessa kädessä ja kaatuneen pullon maassa. Koskela katsoi hieman säihkähtäneenä Hietasta ja käänsi sitten itsensä tämän katseelta pois korjaten pullon maasta. Hietanen hivuttautui miehen luo ja polvistui tämän tasolle siirtäen vodka pullon kauemmas. Hietanen oli järkytyksestään huolimatta yllättävän päättäväinen ottaessaan terän pois koskelan kädestä ja laittoi sen taskuunsa. Hän katsoi taas Koskelaa.
-Ville mitä helvettii sää ole tehny..?
Hietanen huokaisi silmät suurina. Ääni karkasi osittain pettyneenä. Koskelan ilme värähti ja tämä nojautui kauemmas. kyyneleet olivat jo kohonneet silmiin, eikä sitä ryhdin korjaamisella enää hoidettu. Hietanen otti henkeä ja varovasti yritti vetää Koskelan kättä näkyville. Koskela vetäisi sen takaisin ja kielsi äkäisesti sammaltaen.
-Älä.
Hietanen hellitti säälien otteensa.
-Anna mu kattoa..
-Anna olla. Ihan tosi, ei tässä mitään.
Koskela puhui vaivaantuneen kireänä ja läpsäisi Hietasen käden pois. Jos Urhon tilalla olisi ollut kuka tahansa muu, olisi Koskela varmaan tönäissyt voimalla pois. Mutta se oli Urho ja Koskela pysyi paikoillaan. Hietanen jatkoi lempeämmin:
-Ville, näytä su kättäs. Jooko..? Mää halua auttaa suo
Hän otti taas Koskela kädestä varovasti ja veti sitä lähemmäs. Haavat eivät näyttäneet liian syviltä. Hän etsi lääkekaapista vanua ja sideharsoa. Hän kostutti vanua vähän vedellä. Sitten hän kyykistyi takaisin ja yritti katsoa Koskelaa silmiin.
-Saanko?
-saat.
Hietanen puhdisti haavoja niin varovasti kuin osasi. Kokoajan vilkuillen Koskelan ilmettä peläten satuttavansa. Kun se oli tehty hän otti sideharsoa ja kietoi sitä varovasti ranteen ympärille. Koskela nosti katsettaan vähän. Ei Hietaseen, mutta omaan käteensä. Hietanen solmi sidettä kiinni ja Koskela katsoi apaattisena kersantin sormien liikettä. Humala esti osan häpeästä. Tai siirsi sen moninkertaistaen myöhemmälle.
-Eikö sinun pitäisi olla jossain muualla?
Koskela kysyi hiljaa yhä suoraan katsomatta toista. Taas siirtäen huomionsa Hietasen asioihin.
-Muo ei tarvita ny missää muual ku tääl.
Koskela puri huultaan ja nojasi leuallaan omaan käsivarteensa jonka oli Hietaselle ojentanut. Oli vaikea keskittyä yhtään mihinkään. Kaikki oli sumeaa. Huimaus alkaisi pian oksettaa. Hietanen kävi yksitellen sormia huolellisesti läpi pyyhkien niistä kovaa vauhtia kuivuvaa verta. Vilho yritti keskittyä seuraamaan tätä pikkutarkkaa työtä. Tuntui typerältä kyhnöttää siinä lattialla ja porata miten elämä on kamalaa. Kaikkein vähiten hän halusi Urhoa sillä kuormittaa.
-Anteeksi.
Ville sammalsi omaa kättään vasten. Epämiellyttävä tunne siitä, että Hietasen katse oli noussut tähän ja se etsi epätoivoisena Koskelan silmiä vastaamaan niille, hiipi mieleen. Kyllä tuon silmiä olisikin katsellut, jos ei se vaan uhkaisi värjätä poskia.
-Ville, ei sun tartte mult pyyttää mitä anteeks.
-Mutta Joudut paasata-
-Älä. Sul ei oo Mittää mitä mult pahotel, ymmärräks?
Hietanen sanoi järkkymättömästi, mutta edelleen hiljaa samalla pudistellen päätöän. Koskela ei sanonut mitään, mutta nyökkäsi. Luutnantin silmät olivat punaiset ja edelleen posket kyynelissä. Hietanen pyyhkäisi ne peukallollaan pois. Koskela katseli Hietasta ääneti. Kersantti veti luutnantin halaukseensa. Humalainen Koskela oli sulaa siihen nuoremman käsiin.
-Sää oot laihtunu.
-mm.
-Ville su pitäs syörä.
-mm.
Hietanen hymyili ja matki toisen muminaa. Luutnantti taisi sittenkin olla rakastava juoppo. Tai hellyyden kipeä ilman, että itse sitä myönsi. Vasta nyt tässä lähellä Koskelan kehon lämmössä hän tajusi muistaa, että tämä oli kuumeessa ja varmaan seuraavaksi hän itsekkin.
-Mik olo sul o?
-Huimaa.. vähän
-Lepäät siin. Haluisiks sää puhua?
-niin mistä?
-..miks sää teet nii? Onks se tää sota vai jotai muut? Sää voit kerto mul, oli se sit iha mitä vaa.
Koskela nojasi taakse ja katseli Kersanttia haikeana. Tämän mieli ei kestänyt enää. Katse vaelsi tämän simillä, kaulla, hiuksissa, nenä varrella, huulilla. Luutnantin käsi nousi tämän poskelle ja peukalo harjasi tutkien miehen leuka linjaa. Suupieli nyki.
-Minä rakastan sua aivan liikaa.
Hietanen tuijotti suu vähän raollaan ja silmät häkeltyneenä. Tarkoittiko Koskela siis sellaista rakkautta? Tai miksi muuten sitä tuolla tavalla tunnustaa. "aivan liikaa". Ei, Tämä mies kärsi aivan liikaa. Siis siksikö Koskela teki itselleen... Hietanen nielaisi ja tunsi omien silmiensä vetistyvän. Hän veti Koskelan itseensä kiinni ja kietoi kädet tämän ympärille. Koskela ei vastustellut vaan nojasi tähän väsyneesti. Hietasen mieli jatkoi juoksuaan. Pieni ilon tunne piileksi jostain kaiken huolen alta. Ville tuntui oikealta juuri tässä hänen käsissään. Miten se pystyi tuntumaan oikealta, kun kaikki tässä oli vähän väärin tai oudosti. Kaikki muuttui äkkiä. Pari sekuntia sitten kun Hietanen oli toisen käsiensä "suojaan" vetänyt, oli se tehty lohduttaakseen. Nyt se tuntui anteeksi pyynnöltä, ettei itse ollut tajunnut miettiä asiaa aikaisemmin. Hietanen silitteli Villen niska hiuksia ja työnsi hellästi toisen pois.
-Ehkä su pitäs ny levätä
-anteeksi.
Villen äänestä paistoi tietynlainen halveksunta ja itse inho kun hän jatkoi.
-Lupaan, että teen tälle jotain.
-Ville lopeta.
Hietanen yhtäkkiä lähes käski. Koskela hiljeni.
-Kyl mää sen verran tiedä et sää et voi vaa lopettaa sit. Satuttaisit ittees vaa lisä. Mää en ole vihane sul. Se ei haitta.
Koskela nyökytti hiljaa ja epäuskoisena päätään. Hietanen työnsi hellästi Koskelan makuulleen. Hän epäröi, mutta suukotti Koskelaa hennosti poskelle.
-Meirä pitää jutel täst sit ku sää oot selvän taas.
....
Hietanen meni ulos ja sytytti tupakan. Hän käveli tahallaan hitaasti muiden luokse. Kauanko niillä enää siellä kesti. Hän pysähtyi yhden puun luo ja nojasi siihen. Hietanen ei ikinä ollut luokitellut itseään juuri ateistiksi taikka uskovaiseksi. Molempien puolten edustajat tarjosivat hänelle vain huvia. Yleensä hän itse mietti asian vain niin, että kyllä joku luoja varmaan oli. Mitä se tässä merkitsi? Raamatussa oli sivu tai pari, jotka kielsivät jotain hänelle nyt olennaista. Samoin Suomen laissa. Jumalasta ei tiennyt, mutta poliisille siitä vastattiin ensittäin. Kun Hietanen asiaa tunnusteli hän huomasi ettei tunteet Vilhoa kohtaan olleet muuttuneet aikaisemmasta. Hietanen käsitti ne nyt aivan eri tavalla. Entä Vera? Kyl mää oli hänee ollu.. no ihastunu kai vain. Voiks sellai ol et pitäs molemmist? Miehist ja naisist. Kai.. se sit o nii et mää ole rakastunu siihe miehee.
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This post is mainly to flesh out a fanfic idea I posted a bit go for anyone who wants to read. Also, please be nice :) I'm not good at getting out my ideas into words
Prompt idea
This fanfic idea mainly centres around the arc family and how each of them react to the news of jaunes supposed death (set after volume 8)
And each chapters has each family member finding out in some way the news of what happend at altas.
Jaune's parents
Jaunes parents get a visit from someone who is apart of the atlas military who in as much or as little detail as one likes what happend to jaune and the others in atlas and we get to see how his parents react to the news of their sons 'death' whether negative or positive.
After the person leaves that can be when we get to see their reactions and learn how his relationship mightve been with them.
And How they react can be up to whoever
janues siblings
After jaunes parents react I believe there'd be a domino affect of one by one all of jaunes sisters finding out about atlas too,
Depending on what is wanted they can each have varying different reactions.
Like completely devastated or not being able to process or something in-between.
Jaunes aunts/uncles (optional)
Now this one can be optional since we don't know if jaune has any Aunts ot uncles at this point in time, but if he did I'd assume this could be how it goes down
They could get a call or letter from anyone if the arc family detailing what had been told to them about atlas and we could see how the relationship is between everyone in the family and see whether or not there'd be any more angst.
Ending
I think the ending could go two different ways or both,
The first ending could be some sort of memorial for jaune that his family attend where they share their regrets towards him or share their fond memories and basically see how jaune impacted each of them big or small.
The second ending could go like this, jaunes family one way or another end up in vacuo where they all end up reuniting with jaune (and team rwby) where basically we get to have the happy or sad ending where we see how much or how little he meant to his family with how they react to seeing him alive and well after how many weeks or months he's been presumed dead.
Anyway that's all I have for this Prompt hope you guys enjoyed!
And stay tuned for more ideas down the line :)
Link to orignal post:
https://www.tumblr.com/zozoistireds-blog/724893233057038336/fanfic-idea-im-probably-never-gonna-write-but?source=share
#rwby jaune#jaune arc#arc family#rwby idea#rwby fandom#rwby fanfiction#rwby fanfic idea#rwby prompt#jaune arc idea#rwby fanfic prompts#jaune arc prompt#fanfic prompt#fanfic ideas
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Almuerzo en la Academia Shinigami / Lunch at Shinigami Academy 🏫
Se me ocurrio hacer un dibujo y pequeño fanfic de un flashback del primer almuerzo entre Momo Hinamori y Sosuke Aizen, en el comedor de la Academia Shino, mientras ella era una joven alumna avanzada y él ya era el capitán del 5to Escuadrón, muchos años antes de la traición de él a la Sociedad de Almas:
Traducción en Español:
Momo, en ese momento una muy joven alumna de 15 años, se encontraba esperando su almuerzo en la fila, ella había pedido para comer un plato de carne con arroz. Estaba ansiosa por comer y descansar un poco después de las clases de la mañana. Pero justo cuando iba a recibir su comida, alguien se le adelantó, una figura alta y elegante, y antes de ello, Momo no se quedo conforme con su almuerzo y pidio un poco más de sopa. "Disculpe, ¿podría darme un poco más de sopa? Tengo mucha hambre hoy"-dijo la joven alumna de la Escuela de Shinigamis.
El cocinero asintió y le sirvió un poco más de sopa en su plato. Momo, agradecida, se dirigió a una de las mesas vacías para esperar a sus amigos. Mientras se sentaba, una figura alta y elegante se acercó a ella. Era Sosuke Aizen, entonces el capitán del 5to Escuadrón, quien accidentalmente se le había adelantado en la fila y agarró el plato de Momo.
Sosuke era un joven capitán del Gotei 13 que tenía 21 años, se paró frente a ella y tomó el plato que iba a ser para Momo. Ella lo miró con sorpresa y se quedó sin palabras. Aizen era aquel que había salvado a ella y a sus amigos Renji Abarai, Izuru Kira y Shuhei Hisagi, de un ataque de Hollows en una fábrica industrial de la Ciudad Karakura en un entrenamiento de alumnos, hace varias semanas.
Momo: ¿E-este plato era para mí...?
Aizen: Oh, lo siento mucho. Parece que me confundí. Aquí tienes.
Aizen se disculpó y le entregó el plato a Momo, sin dejar de sonreír. Ella sintió cómo su corazón se aceleraba e instantáneamente se ruborizó.
Momo: Gracias... Capitán Aizen...
Aizen: Por favor, llámame Sosuke. ¿Eres nueva en la Academia?
Momo: Sí, apenas llevo unos meses aquí. Soy Hinamori Momo, soy una estudiante avanzada de la Academia Shino.
Aizen: Un gusto conocerte, Momo. Yo soy el capitán del Escuadrón 5, Aizen Sosuke. Disculpa mi intromisión, pero he notado que siempre estás sola en el comedor. ¿Te importa si me siento contigo?
Momo se sonrojó y asintió, incapaz de articular palabra. Aizen se sentó frente a ella y comenzó a hablar, mostrándose amable y atento.
Aizen: He oído grandes cosas sobre ti, Hinamori. Eres una talentosa estudiante y posees una energía espiritual impresionante. Me preguntaba si estarías interesada en unirte a mi Escuadrón una vez que termines tu entrenamiento en la Academia.
Momo estaba abrumada por la propuesta. Aizen era uno de los Shinigami más respetados y poderosos, y la idea de ser parte de su Escuadrón era emocionante. Sin embargo, también se sentía nerviosa por su presencia imponente.
Momo: S-señor Aizen, sería un honor unirme a su Escuadrón, pero aún estoy en entrenamiento y tengo mucho que aprender.
Aizen sonrió tranquilizadoramente y le puso una mano en el hombro.
Aizen: No te preocupes, Hinamori. Creo que tienes lo necesario para sobresalir. Trabaja duro y sé fiel a tus convicciones. Cuando llegue el momento, estaré encantado de recibirte en mi Escuadrón.
-Los dos jóvenes continúan almorzando mientras seguían hablando de sus planes futuros en aquella Academia que entrenaba a los jóvenes y futuros Segadores de Almas como Momo-
Translation in English:
It occurred to me to make a drawing and small fanfic of a flashback of the first lunch between Momo Hinamori and Sosuke Aizen, in the Shino Academy dining room, while she was a young advanced student and he was already the captain of the 5th Squad, many years before. of his betrayal of Soul Society:
Momo, at that time a very young student of 15 years old, was waiting in line for her lunch. She had ordered a plate of meat with rice. She was eager to eat and get some rest after morning classes. But just when she was going to receive her food, someone stood before her, a tall and elegant figure, and before that, Momo was not satisfied with her lunch and asked for some more soup. "Excuse me, could you give me some more soup? I'm very hungry today"-said the young student of the Shinigami School.
The cook nodded and poured some more soup into her plate. Momo, grateful, went to one of the empty tables to wait for her friends. As she sat down, a tall, elegant figure approached her. It was Sosuke Aizen, then the captain of the 5th Squad, who had accidentally cut ahead of him in line and grabbed Momo's plate.
Sosuke was a young captain of the Gotei 13 who was 21 years old, he stood in front of her and took the plate that was going to be for Momo. She looked at him in surprise and was speechless. Aizen was the one who had saved her and her friends Renji Abarai, Izuru Kira and Shuhei Hisagi, from a Hollow attack in an industrial factory in Karakura City during student training several weeks ago.
Momo: T-this dish was for me...?
Aizen: Oh, I'm so sorry. It seems I got confused. Here you have.
Aizen apologized and handed the plate to Momo, still smiling. She felt her heart race and instantly blushed.
Momo: Thank you... Captain Aizen...
Aizen: Please call me Sosuke. Are you new to the Academy?
Momo: Yes, I've only been here a few months. I'm Hinamori Momo, I'm an advanced student at Shino Academy.
Aizen: Nice to meet you, Momo. I am the captain of Squad 5, Aizen Sosuke. Excuse my intrusion, but I've noticed that you're always alone in the dining room. Do you mind if I sit with you?
Momo blushed and nodded, unable to say a word. Aizen sat in front of her and began to speak, appearing friendly and attentive.
Aizen: I've heard great things about you, Hinamori. You are a talented student and have impressive spiritual energy. I was wondering if you would be interested in joining my Squad once you finish your training at the Academy.
Momo was overwhelmed by the proposal. Aizen was one of the most respected and powerful Shinigami, and the idea of being part of his Squad was exciting. However, she also felt nervous about his imposing presence.
Momo: S-Mr. Aizen, it would be an honor to join his Squad, but I'm still in training and I have a lot to learn.
Aizen smiled reassuringly and put a hand on her shoulder.
Aizen: Don't worry, Hinamori. I think you have what it takes to stand out. Work hard and be true to your convictions. When the time comes, I will be happy to welcome you into my Squad.
-The two young people continue having lunch while they continued talking about their future plans in that Academy that trained young and future Soul Reapers like Momo-
😊😊😊😊🤗🤗🤗🤗🥲🥲🥲🥲
#bleach tybw#bleach#bleach momo hinamori#bleach aizen#aizen#sosuke aizen#momo hinamori#fifth squad#shinigamis#bleach sennen kessen hen#bleach ships#momo#sosuke#aihina#fifth division#anime#anime and manga#anime art#anime ships#academy#school#captain aizen#fanart#fanfic#soul reapers#aizen sousuke#hinamori momo#sousuke aizen#aizen x momo#aizen x hinamori
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https://www.tumblr.com/teddywook/749752851153174528/httpswwwtumblrcomteddywook749699105653227520?source=share
Omggg, sí al fanfic pero con final feliiiiiz, yo no tengo tiempo, ni alta redacción para hacer uno, pero ajá, Sofff, entonces sí la conclusión es "No lo busca, pero si lo encuentra y el lo considera un verdadero amor, no lo ignoraría, sí lo pensaría, no sería un NO directo". Aunque, Soff igual yo tengo ♋️ en mi carta y leo, pero yo digo que sí a un extranjero, porque mi lado cancer dice "Que mis padres lo acepten", pero al mismo tiempo, sé que mis padres siempre y cuando sea una buena persona dirán que sí, por la parte de leo, creo que he visto que por su venus en leo, igual no? Pero en mi lado leo, yo pienso que salir con un extranjero que aparte es buena persona, te hará lucir bastante jaja. En el caso, de la luna en cáncer es cierto que soy muy apegada a mi mamá, pero ella igual mi crío con la idea de que no importa de quién me enamoré mientras me trate bien, tenga una buena vida, salga adelante, etc. Sin importar si es de mi país o no, pero yo creo que si me hubiera criado con "Manten viva a tu patria, solo son buenos los de tu país", pues igual sería algo diferente, pero quiero decir que igual depende mucho de la manera en la que su mamá le haya enseñado a ver las cosas y pues eso solo lo sabrán ellos, verdad
claro, no es como que fuera directamente buscando salirse del 'molde', tipo "voy a romper el status quo" ¿sabes? pero definitivamente no rechazaría un amor que él considere verdadero, duradero es la palabra clave a aquí. por el aspecto de leo en la carta astral no tengo mucha experiencia, mi carta está muy regida por signos de aire (mi ascendente y mi luna son libra so...) pero tengo venus en tauro y marte en sagitario lol. sin desviarme mucho, leo es un signo conocido por su deseo de sobresalir y dejar una huella (según recuerdo, no me creas mucho), así que tienes un buen punto en eso de que una pareja extranjera sería sobresalir jaja pero, si tomamos en cuenta lo previo con la aceptación y demás, ahí encontramos la lucha de ideales y emociones ¿ves?
con eso de la crianza materna tocas un aspecto importante, ahí recalcamos el deseo de querer complacer a los demás. de ser alguien de quien su familia pueda sentirse orgulloso
no puedo decir lo que haría o no a ciencia cierta, porque al final del día, cada persona es un mundo de emociones e ideologías diferentes que en conjunto crean un sin fin de opciones y oportunidades. pero si de algo estoy segura, es que cuando sungchan crea un vínculo especial y muy fuerte con su persona especial, dejaría de importar si es coreana o no
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Este 16 de febrero para mi es muy especial, pues cumplo 20 años desde que llegué al mundo y a menos de un mes para el estreno de kung fu panda 4. Por esto quise hacer un blog con respecto a kung fu panda, como esta gran saga ha estado presente en mi vida y como fue que conoci el TIPO.
Para comenzar, cuando se estreno la primer película recuerdo tener los 4 años de edad. Me compraron una figura de Tigresa (en ese entonces no sabia que era mujer xd), una del mc' donalds y un termo especial. Una película que marcó mi infancia sin duda, personajes entrañables, un villano que llegas a empatizar con el, y por supuesto una banda sonora epica. Nunca llegué a ver los cortos de los 5 furiosos y el navideño hasta que fui un poco más mayor.
Para la segunda ya tenia 7 años, en el cumpleaños de quién era mi mejor amigo por aquellos años fuimos a verla. Como todo niño de ese año se asusto cuando mostraron las imágenes del genocidio panda, pero de ahí en más fue disfrutable. Hasta el dia de hoy me sigue dando sientimiento la escena en la que Po busca la paz interior con su pasado y recuerda como fue que su madre se sacrifico para que el viviera. Además, de darnos a quien para mi es el mejor villano de la saga, Lord Shen. Tenía la película en pirata y recuerdo que la ponía casi siempre. El corto de los secretos de los maestros lo vi unos años tarde, una interesante historia y conserva los actores de doblaje de las peliculas.
A partir del 2011-2016 fui perdiendo el interés en la saga. La serie de nickeledeon nunca me llegó a enganchar, vi los cortos ya mucho tiempo despues de su estreno. Pero por el 2014 o 2015 fue donde conocí el TIPO. Honestamente, en ese momento fue algo muy raro para mí esa dupla, pero después de varios videos y haber leído unos cuantos fanfics, me llego a gustar mucho. Tenía un xbox 360 kinect, donde compramos el videojuego oficial. Sin embargo, jamás llegué a jugarlo pues se me hizo muy difícil.
Ya en la tercera con 12 años, fui a verla con mi hermano en el cumpleaños de un compañero. Si bien, no fue mala tampoco era lo que esperaba, siento que pudieron mejorar mucho. Kai fue un villano decente a la par de Tai Lung y Shen, pero el ritmo y la esencia de este se sintieron muy infantiles a comparacion de sus antecesoras, un punto a destacar en esta fue el concepto del Chi que para ese entonces era nuevo para mi. A partir de este punto fue donde mi interés por el TIPO empezó a crecer más y se volvió en una de mis mayores obsesiones hasta el día de hoy XD.
Por ese entonces explore y vi muchos artistas que dibujaban este ship. Si no mal recuerdo, uno de los primeros fue de los hijos de Tigresa y Po que eran un panda y una tgresa blanca de nombre Hana o algo así, ya por el 2016 fue donde vi por primera vez los dibujos de @ani-dragmire , @masterlan12 y @7oy7iger (aunque por aquel entonces Lan hacía otro ship). Sin lugar a duda tres grandes dibujantes con las que he podido conversar en un par de ocasiones.
Cuando salió la serie paws of destiny tuve expectativas muy altas, (aunque no tenía prime video por aquel entonces) pero terminé algo decepcionado por el resultado final y por la ausencia de los 5 furiosos. Aunque, tiene cosas rescatables como lo son las 4 constelaciones (ya habia oido de estas creaturas mitologicas pero en el folklore japones) y la percepcion que tiene Po de Tigresa como una amiga y gran guerrera. El 2022 fue un año pesado, mi ingreso a la universidad y la noticia de que una próxima película de nuestro querido panda estába muy cerca y que traería de regreso a los 3 villanos anteriores de la saga, estaba mas que emocionado.
No obstante, ese mismo año se estreno la que para mi y gran parte del fandom es una gran falta de respeto a Kung Fu Panda. La serie de Netflix, mi primer error fue pensar en el regreso de Jack Black como Po. Recuerdo que ese año fue de lo mas bajo en cuanto a calidad de peliculas, series, video juegos y demas. La idea de conocer el resto del mundo fuera de China en el lore de Kung Fu Panda fue lo que me cegó de la basofia que vería. Po siendo un torpe y agachado frente a una osa odiosa y empoderada. Lo peor de todo fue que vi las tres temporadas en netflix.
Para diciembre del año pasado vi el primer trailer de Kung Fu Panda 4, aunque fue emocionante ver a Tai Lung de vuelta (probablemente en un arco de redención) debo decir que fue algo decepcionante el no ver a los 5 furiosos. Al momento que escribó esto tengo la esperanza de ver a Shen y Kai en un futuro avance.
Para mi Kung Fu Panda no es una simple saga de películas hechas para niños, es una saga que muestra la evolucion de un fan de las artes marciales al camino de ser el guerrero mas legendario de China. Aunque no es la mejor como las sagas de Shrek o como entrenar a tu dragón, es de las más queridas. Si hay algo que admiro de Po, es como a pesar de tener un pasado doloroso, ser rechazado al inicio, quizas no ser lo que Shifu espera de el. Po nunca se da por vencido y siempre mantiene una sonrisa calida y una actitud optimista, algo así como Peter Parker. Y bueno, esto es todo por ahora, me despido de ustedes.
Nota: No spoilers a partir de Marzo.
#kung fu panda 4#kung fu panda#po and tigress#tai lung#lord shen#kai the collector#dreamworks#furious five
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15, for the fanfic asks?
(Love your work btw 💜)
Hi! So nice to interact with you here, thank you for the ask!
15. Do you plan your fics or let the story unfold as you write?
Okay so I used to be the most chaotic person alive and never plan my multi chapter fics (Speak for Yourself didn't have a plan at ALL I was making that shit up as I went and I got so lucky it ended up being very full circle 😂 I credit @rmd-writes and @athousandrooms for their help with that - absolute icons, couldn't have done it without them).
Fast forward 2 and a bit years and we have ALTA, a murder mystery that absolutely wouldn't have worked without a plan AND I STILL MANAGED TO FUCK UP THE PLAN. So basically, even though I almost always have a plan now, I still don't commit to it. Most of the time my writing starts to stray and I follow the muse and somehow I get another idea that takes form far too quickly and all of a sudden it's a beast I can no longer control. Is it better than the original? Who knows. All I know is it isn't the original 😂
Thanks so much for the ask I appreciate it!
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Wow, tu crossover de ItadorixYui tiene el potencial para un fanfic 👀. Definitivamente Yui sería de mucha utilidad en el mundo de JJK, ya que su sangre es la más rara y poderosa de todo el Mundo de los Demonios, eso la haría objeto de interés de las Maldiciones y de los hechiceros. Ya me la imagino en un triángulo entre Sukuna y Gojo. 🥴❤️ Ojalá escribas más cosas como esta. >\\\<
¡Me alegra que te guste! ¡Además también un hispano hablante! Sinceramente estoy pensando en hacerlo algo así como una serie de Headcanons y talvez algunos mini One-shots de ese estilo, solo tengo que ganar experiencia en escribir así 😅
Definitivamente me gusta pensar en este Au dónde la pareja de Yui la define el lector(aunque mi preferida personal es Itadori) por lo que el potencial para escribir sobre Gojo con una Yui más adulta es una perspectiva tentadora(y realista considerando como actua el clan Gojo).
Gojo pudo o no ser quien salvada en primer Lugar a Yui de los vampiros, por lo que desde el inicio Yui lo tendría en alta estima, no solo por salvarla sino porque se daría cuenta rápidamente de lo fuerte que es y se sentiría inspirada en cierta forma, sobretodo después de darse cuenta de que si bien Gojo viene de un clan fuerte, es solo un humano, puede morir como ella y aún así puede con los monstruos que la aterrorizaron por años. Eso ayuda a que no lo ponga en un pedestal pero que a su vez quiera aprender de el.
Todos sabemos que Gojo no es muy afin con la gente débil, pero me imagino que interactúa mucho con Yui para poder asegurar que nadie intente volver a secuestrarla, lo que lleva a qué se conozcan mejor y entienda el contexto de lo que pasó con los diaboys, lo que lleva a qué respete más a Yui y en si no la vea como alguien "débil" sino más bien como una víctima que hizo lo necesario para sobrevivir.
Me imagino que Gojo es un gran apoyo para que Yui vaya superando su trauma con los Diaboys, ya sea tratando de hacerla entrar en confianza usando su personalidad Normalmente ruidosa y divertida, pero si eso no funciona, creo que podría abrirse un poco a ella para que vea que el entiende lo que es pasar por algo traumático (esto sería lo más probable).
Yui a cumplido años en varios Juegos, por lo que creo que definitivamente tiene más de 18 años al final de Lost Eden, por lo que en el caso de Gojo, no habría mucho problema con la diferencia de edad. Pero aún así hay una diferencia de madurez diferente y en personalidad ni se hable, pero es en parte un punto fuerte.
¿Alguien recuerda ese diálogo de SHIN en Dark fate?
"me dijiste esto un dia
“Soy consciente de lo débil que soy”
Te equivocas.
No eres débil.
¿No eres acaso más fuerte que nadie?
Por eso dejo que tú presencia me rodee, y me abro a ti"
Me da vibras de que sería algo que Satoru le diría a Yui, CHANGE MY MIND.
Aparte, la dinamica con los chicos sería hilarante, ni se creerían que alguien tan adorable y buena como Yui estuviera con alguien como su sensei. Ya lo mencioné en la publicación original, pero Yui es una amiga mamá, por lo que no me sorprenderia si Nobara, Meugmi e Itadori la vieran como tal, e ignoren totalmente a Satoru cuando quiere que lo vean como un papá.
Tomando un poco del canon de los juegos, Yui sabe cocinar, estoy hablando de sopas, platillos grandes para los Sakamakis (6 personas) y lo más importante PRODUCTOS HORNEADOS ¿¿TIENES IDEA DE LO DIFÍCIL QUE ES HACER PRODUCTOS HORNEADOS?? ¡Aparte de que son deliciosos! Satoru se vuelve el catador número uno de Yui y le trae lo que necesite para cocinar a gusto, ayuda de vez en cuando para que no sea tan pesado, pero hay que tener cuidado de que no termine en un guerra de harina.
GojoxYui definitivamente es algo divertido de imaginar con la cantidad perfecta de Fluff y angustia, el paquete cómpleto.
AHORA, con Sukuna tengo sentimientos mixtos, me gusta MUCHO el tropo de "Malo maloso x persona pura", aparte de que (en mi perspectiva) Sukuna no querría matar a Yui por lo útil que sería, lo que ya es un buen inicio, PEEEEROOOOO, sinceramente no puedo imaginarme está relación como algo sano, no me malinterpretes, me gusta, pero sería difícil sacar algo de Fluff sin un contexto medio Yandere o algo por el estilo.
Cómo dije en la publicación original, Sukuna al principio vería a Yui más como un trofeo que como una persona, pero no la mataría por lo valiosa que es, tanto Hechiceros cómo Maldiciones la querrían, pero solo EL podría tenerla porque es EL REY de las maldiciones. Ahora, no creo que Sukuna quería usar a Yui para hacerse más fuerte por una cuestión de Ego, el se cree invencible y en gran parte lo es ¿Alguien asume que necesita de un humano para ser poderoso? Muerte instantánea.
Creo que solo desarrollaria un interés mayor en Yui si ella da el primer paso, osea, Yui ya ha estado con gente perturbada(e incluso antes a interactuando con KarlHeinz) por lo que no tendría tanto miedo como lo tendría la persona promedio, ya a visto la muerte antes, a menos que Sukuna haga algo realmente bárbaro en frente de ella o intenté matarla(MUY poco probable). Probablemente eso le llame la atención a Sukuna y quiera saber más de ella(como el interes que tiene por Megumi con un plus de interacción constante).
Hablé un poco esto con mi hermana y talvez Yui sea capaz de meterse(probablemente no aproposito) en el dominio innato de Sukuna cuando duerme(como cuando soñaba con el Eden en More Blood) y así interactuar más con el. Me imagino a Yui muy curiosa respecto a lo que hacía Sukuna antes de ser sellado, lo que 1. Elevaría las el ego de este Hp y 2. La estima hacia Yui aumenta.
Cuando digo que esto sería medio difícil sin poner vibras Yandere lo digo en serio, para un punto de amistad/enamoramiento más profundo lo más probable es que Sukuna no dude en acabar con lo que considere un posible problema para Yui ¿Los obispos que la mandaron con los sakamakis? Muertos¿KarlHeinz? Muerto¿Los Sakamakis? Oh, como disfrutara esto, después de saber todo lo que le hicieron a Yui se ensañaria con sus muertes y se sentiría orgulloso de su trabajo. También podría o no recurrir a algo de manipulación para que Yui se pase al lado oscuro a su lado y nunca volver a ser la víctima, el se asegura de eso.
Si hablamos de un AU dónde Sukuna tiene su propio cuerpo o su verdadera forma, seamos Honestos, Yui no haría nada contra el con tal de sobrevivir, le funciono antes y le funcionara ahora. Después de todo sabe que complacer a alguien con un ego por las nubes es una buena forma de sobrevivir (pregúntenle a los Diaboys) y Sukuna estaría EN-CAN-TADO con esto, no solo porque le acaricia el ego, sino porque Yui se queda de su lado voluntariamente mientras cumpla con ciertas condiciones (dejar vivo a Seiji, por ejemplo, y si, hablaré de el algún día).
Ya de forma establecida, diría que sería una dinámica donde si bien Yui no participa de las malas acciones de Sukuna, tampoco hace nada para evitarlo, acepta su naturaleza y en cambio ella vive mejor en comparación al resto de humanos. Es su pequeño cordero, adorable e ingenua, pero intocable. Algo demaciado precioso para dañar, pero ya no solo por su sangre.
Es como una nueva versión de la Rosa Blanca para las maldiciones, la Rosa Blanca del Rey de las maldiciones. Sorprendente mente protector con Yui, teniendo el contexto de lo que le pasó, desconfía de todos, excepto talvez de Uraume, al menos Yui tiene alguien más con quién interactuar.
El YuixSukuna definitivamente es algo, tiene los viejos tintes de DL, una relación un poco oscura, con tintes Yandere, pero resulta sorprendentemente reconfortante e irónicamente mucho más amorosa que todos los diaboys
Ya si habría un triángulo amoroso entre los tres, no creo, de por sí no soy buena haciendo algo así, pero definitivamente me gustaría verlo con alguien que sabe hacer ese tipo de escenarios, pero veré lo que prepara el futuro.
Algún otro día hablaré más de este AU y de sus bases, pero por ahora espero que disfrutes esto :3
Te amo Yui
#jujutsu sukuna#jujutsu kaisen#jujutsu gojo#jujutsu sorcerer#animes online#anime fluff#yui komori#yuigod#headcanons#sukuna#gojo satoru#diabolik lovers#yui x gojo#yui x Sukuna#yui x itadori#tw yandere#crackship#crossover
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Ff´s and writings of my authorship
Most of them may be in Spanish, as for I don't consider myself to be a good writer in English yet.
I'll upload the links to the ff's here, so this is a blog with updates.
They're listed to the most older to the current one.
Sin título - Ideas {Charlos - Poetry - Ao3. Pseudo, kei_f1}
Y entonces… ¿Tan fácil sería para ti, dejarme ir?
Academia Escudería F1 {Chestappen & Charlos /Other pairings on the long road - Fanfic - Wattpad. Asivonne}
Este colegio ha sido llamado por muchos años "La prestigiosa Academia reina", a ella llegan solo los mejores, moldeados desde pequeños para generar a grandes hombres y mujeres cuyos éxitos y conocimientos alcancen las más altas esferas de la sociedad, siendo los próximos líderes del mañana... Bueno lo que sea. En este momento Max no estaba pensando para nada en eso, sino en el guapísimo capitán de fútbol americano de último año al que famosamente todos llaman 'Checo'. Quiere conquistarlo, y hallará la forma de hacerlo, a su más distinguida manera, claro.
Composiciones al anuncio de la espera {Charlos - OneShot - Ao3. Pseudo, kei_f1}
Charles está en espera y quiere decírselo a Carlos, quién ha vuelto de viaje.
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Eternal Avenger (12)
https://amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=209696&chapter=12
Asco Y Repugnancia
El Central Park Conservatory Garden estaba repleto de gente de la alta sociedad hablando y riendo cuando Joaquín y Ruth llegaron al centro de la pista de baile. Carol sonreía mirando a su hijo sonreír con su prometida del brazo. Carly estaba grabando hasta el más mínimo detalle, mientras Sam revisaba su celular. Bucky había apagado el aparato, y no le gustaba para nada
Bueno – dijo Joaquín empezando su discurso - ¿por dónde empiezo? - y todos sonrieron – cuando te vi por primera vez me pareciste el ser más perfecto que podía existir. Cuando empecé a tratarte supe, que eras tú la indicada. La próxima señora Wilson. Cuando decidí pedirte que te casaras conmigo, sabía que a donde vaya, iban a murmurar a mis espaldas y decir que esta relación es por el dinero de tu familia. Estaba consciente de muchas cosas, pero mientras tú usarás el anillo de mis padres – dijo sacando una cajita de su bolsillo y mostrando un anillo de oro blanco con una piedra en el centro – nada importaba – y se escuchó a varias mujeres suspirar –. la mujer perfecta... hasta hoy, hasta hoy que te vi tal cual eres... y me disté... tanto... asco. Ya no puedo mirarte y no tener ganas de vomitar.
¿cómo te atreves...? - dijo Miriam indignada
¿cómo se atrevió - interrumpió Joaquín – su hija a decirle a mi papá, al hombre que me crio, ¡a mi papá!, que se fuera de mi fiesta de compromiso, porque según ella, es inaceptable que se presente como lo ha hecho los últimos veinte años, ¡como el esposo de mi padre!
¿que? - exclamaron todos al unísono mirando a la joven
Ruth explícate en este momento – dijo David levantando la voz
Yo... solo quería que fuese un día perfecto – dijo ella nerviosa – seremos una familia, y.… no podemos dar una imagen de algo tan... aberrante.
¡Yo la mato! – dijo Carli lanzándose sobre la chica
¡Carli, no! - dijo Sam deteniéndola
¿sabes que es lo único aberrante aquí? - dijo Joaquín mientras Carol se cubría la boca – ¡yo! Yo que te traje a nuestras vidas convencido de que eras la mujer perfecta. Yo que abrí la puerta para que pasaras. Yo que le pedí a mi papi que se fueran sabiendo que él estaría seguro que me avergüenzo de él. Yo soy lo único aberrante aquí.
¡Joa! - dijo ella sonriendo mirando a todos los invitados – no se preocupen. Es solo una broma
Pero es que me da repugnancia la idea de que algo tan... – continuo Joaquín mirándola de pies a cabeza – asqueroso como tú esté cerca de una de las personas más importantes de mi vida. Y deja de llamarme “Joa” - dijo remedando – ¡lo detesto!
¡Ya basta! - grito histérica Ruth- ¿quién te crees para hablarme así? ¡Mi padre es uno de los hombres más ricos de este país! ¡deberías besar el suelo que piso y después agradecer que te dejé hacerlo, maldito hijo de esclavo! - y un silencio mortal cayó sobre el lugar – yo... no... quise. Joa... perdo...
El día que llegué a casa y le dije a mi familia que te pediría matrimonio – dijo Joaquín – mi mamá dijo que su anillo no era el correcto para eso y miro a mi papi. Él se quitó su anillo sonriendo y me lo dio junto con un “deseo que seas tan feliz como yo”
¿Me ibas... a pedir... matrimonio... con...? – siseo Ruth e intentó tirar el anillo
El problema es que aún no encuentro a la persona correcta para llevarlo – dijo Joaquín guardándolo en su saco –, pero sé que lo haré. Mi papá lo hizo. Mientras le pediré a mi papi que lo guarde por mi - y Ruth levantó la mano iracunda pero una mano la detuvo mientras Carol se interponía entre la ex pareja
¡Basta Ruth! ¡Deja de avergonzarnos! – exigió su madre deteniéndola
¿No escúchate...? - grito Ruth sorprendida
Tu madre y yo conocimos a Sam y Bucky hace años - dijo David – de hecho... yo fui el testigo de Sam en su boda – y miró al moreno –. te juro que no tenía idea de esto.
Nos avergüenza reconocer que no supimos educar a nuestra hija – dijo Miriam –, algo que Bucky y tú sí supieron hacer con los suyos
¡mamá! - dijo Ruth
Por favor, dile a Bucky... – dijo David – cuánto lamentamos esto. Y si podemos hacer algo para...
¡no se vuelvan a acercar a nuestra familia! – siseo Carly
Vamos – dijo Sam
¡Primero tengo que matarla! – grito Carly
Carly, basta – dijo Joaquín –. Ahora es más importante ir con papi
Camina – dijo Carol asegurándose que su hija lo hiciera
La casa de los Wilson se encontraba en una paz inusual. Los ruidos de la ciudad eran un murmullo distante, casi como un susurro que apenas perturbaba la quietud del lugar. La alfombra de tonos cálidos que cubría el suelo parecía burlarse del dolor de su dueño. Sobre una mesa de madera oscura, un par de fotografías enmarcadas mostraban momentos felices de la familia, sus sonrisas inmortalizadas en esos instantes.
A la luz de la luna que se filtraba por las ventanas sin cortinas, los muebles arrojaban sombras suaves sobre las paredes. La única fuente de luz artificial provenía de una lámpara de pie en la esquina, cuya luz amarillenta bañaba la habitación en una cálida penumbra.
Por segunda vez en la vida, su refugio de tranquilidad, se había convertido en un espacio donde el tiempo parecía detenerse y donde las sombras y la luz jugaban a crear un ambiente de terror. En su silencio, guardaba las historias de sus habitantes, esperando el momento en que ellos regresaran para llenarla nuevamente con su presencia y sus historias de heroísmo y camaradería.
Sentado en el sofá de la sala, Bucky lloraba en silencio abrazando a sus piernas mientras miraba un video familiar de cuando Joaquín y Carly eran niños
Mira papi – decía Joaquín agitando sus brazos mientras Sam lo sostenía en alto – soy un halcón
¡Eres un mini Falcón! - dijo el Bucky del video y el pequeño de diez años reía a carcajada
¡yo también quiero ser un Falcon! - se quejaba Carli mientras el llanto del Bucky del presente resonaba en toda la habitación
Esas vacaciones fueron increíbles – dijo Joaquín desde la puerta – hasta que nos comimos los chocolates que papá te regaló – y no puedo evitar reír cuando Bucky lo miro sorprendido – y nos castigaste haciéndonos comer vegetales
Decías que sabían a los chocolates que papá te dio, así que nos iban a gustar – dijo Carly
¿qué hacen aquí? - dijo este poniéndose de pie – deberían estar en la fiesta
Tu hijo escuchó que te hablaron en un tono que a él no le gusto – dijo Sam apoyado en la puerta –, así que no solo... canceló el compromiso, sino que rompió su relación
¿Joaquín? - dijo Bucky mirando sorprendido al chico
Perdóname – suplicó éste – por hacerte creer que me avergüenzo de ti. No es cierto. Yo estoy muy orgulloso de ti y tu matrimonio. ¡Por Dios, quiero uno así, pero con una chica!
Ella es una chica, solo que no se ve como una, y es lo que me encanta – dijo Sam y todos sonrieron
Si te pedí que te fueras era porque me di cuenta que te humillaría públicamente, y no lo iba a permitir – dijo Joaquín y Bucky cerró los ojos
Cuando Joaquín la puso en su lugar – dijo Karli –, gritó cosas... racistas contra papá, por ser afrodescendiente – y Bucky miro a su esposo que sonrió triste
Lo siento – dijo Bucky
Si alguien no acepta a alguno de mis tres papás – dijo Joaquín tomándoles las manos –, no tiene nada que hacer en mi vida
Ni en la mía – dijo Karli
Vengan acá – dijo Bucky abriendo los brazos y ambos chicos se abrazaron a él - mis dos tesoros – y les beso el cabello a ambos – lamento lo del compromiso – y miro a Joaquín –. Tal vez... si hablan... lo que...
No es solo lo de hoy – dijo el chico –. Han pasado varias cosas, pero no las quería ver. Eran sólo detalles... pero estaban ahí, siempre estuvieron... ¡Me molestaban... y mucho! Pero lo de hoy ¡no lo puedo ignorar! - saca el anillo de su bolsillo – te lo devuelvo. Gracias
Encontrarás a la persona correcta – dijo Bucky –, ¡ambos lo harán! Mientras – dijo tomando el anillo – lo guardare por ti – y Joaquín sonrió
¡Hey! – dijo Sam acercándose y tomando unas cajas de video – mi chica estaba nostálgica – y Bucky sonrió
¡Las vacaciones en Disneylandia! - dijo Karli emocionada – ¿puedo? - y los tres hombres sonrieron
Sam tomó el lugar de su hija y abrazó a su esposo quien apoyó la cabeza en su hombro. Joaquín se acomodó mejor, mientras Karli lo hizo en la alfombra. El video comenzó mostrando a una soñolienta Karli que protestaba por levantarse temprano, y un Joaquín intentando cerrar su bolso, mientras Bucky le gritaba a Sam que dejase la cámara y bajase a ayudarle
Habían pasado cerca de media hora, cuando el celular de Karli mientras reían comentando el video. La chica miró la pantalla de su celular y contesto la llamada
Hola mamá - dijo y miró a sus padres – si, está bien. Hablamos un rato y terminamos viendo videos de las vacaciones
Dile que vengan – dijo Bucky –, tenemos muchos videos aun
¡No te hagas de rogar, bruja! - gritó Sam y Bucky le dio un pequeño puñetazo en las costillas que lo hizo reír
¡Y traigan algo de comer! - grito Joaquín – ¡Tenemos hambre!
Ya escuchaste – dijo Karli sonriendo
Veinte minutos después la tranquilidad del momento era interrumpida en casa de los Wilson por el timbre. Fue Karli quien abrió, dejando pasar a su madre y a su actual pareja. Adam Warlock, un médico prominente que había conocido hacía tres años, tras un accidente que no había pasado a mayores, pero que le había abierto la puerta a un nuevo amor. Bucky escucho perfectamente a Karli saludar a la pareja y segundos después los vio entrar
Hola – dijo sonriendo
¡Bucky! - dijo Carol sentándose a su lado y abrazándolo – ¿cómo estás? Pregunta idiota. Lo siento
Estoy bien – dijo Bucky – triste por cómo acabaron las cosas, pero feliz que mi niño no me odie – y miró a su hijastro
Nunca – contestó Joaquín
Tus hijos nunca te podrían odiar – dijo Carol –. Porque son eso ¡tus hijos! - y le tomó las manos – y nadie, escucha muy bien, nadie tiene porque venir a querer quitarte esos derechos y pretender prohibirte estar presente en unos de los momentos más importante de sus vidas. Nadie. Ni siquiera Sam – y Bucky miró a su esposo, quien sonrió – o yo. Te ganaste esos derechos a pulso.
Gracias – dijo Bucky emocionado
¿Viste el discurso que dio Joaquín? - dijo Adam
No – dijo Bucky – me lo perdí
Mira – dijo Adam pasándole su celular con el video ya listo – dejo muy claro quién eres en su vida
Me sentí muy orgullosa de escucharte hablar así – dijo Carol mirando a su hijo
¿por dónde empiezo? - comenzó el video – cuando te vi por primera vez me pareciste el ser más perfecto que podía existir. Cuando empecé a tratarte supe que eras tú la indicada. La próxima señora Wilson. Cuando decidí pedirte que te casaras conmigo, sabía que a donde vaya, van a murmurar a mis espaldas y decir que esta relación es por el dinero de tu familia – y Bucky miro a Joaquín que bajo el rostro –. Estaba consciente de muchas cosas, pero mientras tú usarás el anillo de mis padres, nada importaba. la mujer perfecta... hasta hoy, que te vi tal cual eres... y me disté... tanto... asco. Ya no puedo mirarte y no tener ganas de vomitar.
No debiste decirle eso – dijo Bucky – no está bien
Es lo que siento – dijo Joaquín tranquilamente
Yo... solo quería que fuese un día perfecto – continuo el video – seremos una familia, y... no podemos dar una imagen de algo tan... aberrante – Bucky cerró los ojos.
¡Yo la mato! – se escuchó a Carli
¡Carli, no!- dijo Sam
¿sabes que es lo único aberrante aqui? - dijo Joaquin mientras Carol – ¡yo! Yo que te traje a nuestras vidas convencido de que eras la mujer correcta. Yo que abrí la puerta para que pasaras. Yo que le pedí a mi papi. que se fuera sabiendo que él estaría seguro que me avergüenzo de él. Yo soy lo único aberrante aqui.
Ven aquí – dijo Bucky dejando de lado el celular y abrazando a Joaquín – mi niño hermoso. Gracias
¿que estaban viendo? - pregunto Adam mientras su esposa revisaba las cajas que había en la mesita de centro
Vacaciones – dijo Carol tomando otra caja – esta es la graduación de Joaquín. Se veía tan lindo – y se miró con Bucky sonriendo
Ves ya no lo eres – dijo su hermana y el chico le saco la lengua
Mira amor – dijo Carol - Esta fue la primera navidad que pasamos juntos
Aquí está la pizza – dijo Sam acomodando el plato en la mesa
Super – dijo Karli
Si, todo super – dijo Adam – pero aún no se me ha cumplido lo que se me prometió para casarme
¿y que te prometieron? - pregunto Sam pasándole el plato a su hijo
A tu esposo – dijo Adam al tiempo que Sam se sentaba junto a Karli y todos se rieron ante la cara que puso el moreno –. Carol dijo que estaban a punto de firmar el divorcio, y que después sería solo nuestro.
Estoy trabajando en eso – respondió Carol fingiendo decir un secreto – tenme paciencia. Esta casi arreglado
¡Sal de ahí! ¡ese es mi lugar! - exigió Sam
No, es mío. Igual que Bucky – y se abrazó al hombre haciéndolo reír
Y mío – dijo Joaquín abrazándose a su padrastro
Y mío – dijo Carly abrazándose a su madre
Y mío – dijo Adam abrazándose a Carol
¡Y no lo compartimos! - dijeron todos a la vez haciendo reír a Bucky
Sam sonrió ante la imagen. Bucky le mando un beso. Había sido un día difícil, pero estaban bien. Eran una familia
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Un sol radiante iluminaba el día veraniego en París. El sol brillaba alto en el cielo azul, y una suave brisa acariciaba las calles empedradas de la ciudad. La Torre Eiffel se alzaba majestuosa, resplandeciendo bajo la luz dorada del sol, mientras las hojas de los árboles del cercano Champ de Mars susurraban en un lenguaje de verano.
Sam y Bucky cumplían treinta años de matrimonio, y habían decidido invitar a toda la familia a Paris, un lugar que querían visitar hacía tiempo, pero sentían que la experiencia sería más divertida en familia. La primera parada fue una encantadora panadería en la Rue de Rivoli. El aroma de los croissants recién horneados y las baguettes crujientes los atrajo como un imán
Joaquín estaba parado mirando a los turistas pasar cuando escuchó que lo llamaban por lo que giró. Hacía diez años que no la veía, y le costó reconocerla.
¿Ruth? - pregunto sorprendido ante lo diferente que se veía la mujer
Hola – dijo sonriendo – ¿cómo has estado?
Bien – dijo al tiempo que ella le besaba la mejilla
¿viaje de trabajo? - preguntó la mujer
Mmm... no – respondió Joaquín y sonrió – vacaciones
Super – dijo Ruth – hay muchos lugares interesantes. ¿y dónde te estas quedando?
En el Hotel des Arts – Montmartre – respondió Joaquín sin pensar
Qué casualidad – dijo la chica sonriendo – vivo cerca. Podríamos... tomar algo... hablar
No creo que sea buena idea – dijo él y le mostró su mano derecha
¿te... ¿Te casaste? - pregunto sorprendida
Hace un par de años - dijo Joaquín – tenemos un hijo. Miles. Tiene cuatro años. Es la viva imagen de mi papá. Esperamos el segundo. Kate, mi esposa, cree será una niña
Felicidades – dijo Ruth y Joaquín agradeció – ¿a qué se dedica?
Es arquera olímpica – dijo él - por ahora está dando prioridad a los niños, pero va intentar ganar un puesto en los próximos juegos – y giro escuchando una conversación entre risas – ¿qué tal el paseo?
Maravilloso – dijo Carol mostrando sus bolsas – mira todo lo que compramos
Adivina que –, dijo Bucky – Kate nos acaba de confesar que se muere por un helado
Kate quiere un helado - repitió Joaquín entrecerrando los ojos
Bueno – dijo ella apoyando su cabeza en el hombro de su esposo – en realidad no soy yo, sino tu hija. Uno de Menta con Chocolate
¿Y Gwen quiere algo más? - pregunto Joaquín intentando no reír
Que también les invites a sus abuelas favoritas – dijo Bucky
A las dos – dijo Carol apoyando la cabeza en el hombro de Bucky
A una por estar de aniversario – dijo Kate - y a la otra por ser la mejor amiga de la que está de aniversario – y Carol y Bucky asintieron
De Chocolate para la del aniversario – dijo Bucky
Y de vainilla para la mejor amiga de la que está de aniversario – dijo Carol sonriendo junto con Kate y Bucky
Entonces vamos por ese helado para Gwen y sus abuelas – dijo Joaquín haciendo sonreír a todos
¿Ruth?
Hola Carol – dijo esta – Bucky ¿cómo estás?
Bien gracias – dijo el – ¿cómo están tus padres?
Creo que bien – respondió sonriendo incomoda – a veces mamá me manda un mensaje, pero no hablan conmigo desde... ese día
Lo siento – dijo Bucky y ella sonrió triste
Te presento a mi esposa, Kate Wilson – dijo Joaquin
Mucho gusto – dijo esta – ¿dónde está Miles?
Con mi papá - dijo Joaquín – creo que iban a ver una juguetería con Eli
Allá están Karli y John – dijo Carol
Vamos antes que nuestro “queridísimo yerno” decida informar de Capitán de Ejercito a nuestro Eli – dijo Bucky – aunque se vería tan lindo – y Carol sonrió asintiendo
No te olvides de nuestros helados – dijo la rubia
Fue un gusto verte, Ruth. Cuídate – dijo Joaquín sonríen antes de alejarse con su mano entrelazada a la de Kate
Ruth solo pudo ver a la familia alejarse, mientras pensaba que pudo haber sido ella la que fuese con Joaquín de la mano mientras conversaban entre risas bajas, pero su arrogancia lo arruino
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Mientras revisaba una caja me encontré con una vieja libreta de nota de la secundaria.
¿Recuerdan que les mencioné que me inventaba historias en donde pasaba mis días escolares junto a los Dragon Slayers (de Escaflowne)?
Pues ya que tenía la inquietud de subir historias aquí (todo por ver algunas otras ya publicadas...) creo que puedo transcribirlas con su debida corrección y quizá en una de esas me anime a dibujar alguna escena. Sepan que en su momento me inspire en partes de un fanfic llamado Boys Don't Cry, de Hotaru Albatou (Karina), que leí por ese tiempo (y si andas por ahí, que sepas que te sigo admirando montones 😘✨)
Como no tiene como tal un inicio, creo que es buena idea que le demos un contexto ahora mismo y le pondremos un nombre provisional a la historia, igual si me gusta se lo dejaré. En un principio era la misma premisa de la serie: una chica de la Luna Fantasma llega y pasa diversas aventuras, luego resulta que es una vieja amiga de Hitomi...
Aunque esa premisa está buena, siento que la estructuré un poco mal en su momento y tal vez pueda usarla para otra historia y no en esta. Al final, la prota de esta historia solo quería convertirse en un gran espadachín igual que su padre por lo que viaja probando suerte. Tenía un nombre raro, así que toca cambiarle también el nombre a la prota.
Todo el día de hoy me la pasé estructurando ese principio y el resultado será lo que escribí a continuación. Estará hecho a la carrera seguramente, porque quiero irme directo al grano 🤣, solo es que quizá me dio algo de pereza darle más texto. Igual si solo hubiera aparecido ahí y que fueran adivinando el resto hubiera sido interesante también... Pero no sé, necesitaba darle una base aunque fuera corta XD.
Espero que les guste mucho :3 .
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El Camino de la Espada.
I. Un Sueño Infantil.
Cerca del reino de Fanelia, en medio del bosque vivía un espadachín muy hábil llamado Geraint Rossiter. Había servido al Rey en muchas guerras y aunque no gozaba de un puesto como el de Vargas o los otros samuráis de Fanelia, siempre era llamado al frente por su gran fuerza.
Geraint tenía familia, una esposa y una hija pequeña. Aunque pasó la mayor parte de su infancia cerca de ella, la continua amenaza de guerra le había hecho ausentarse de su hogar cada vez con más frecuencia.
Con lo que no contaba era con la asombrosa tenacidad de su hija, Anaís, a quien le enseñó el arte de la espada desde que pudo caminar. A pesar de los reclamos de su madre, él se dedicó a enseñarle a la pequeña; ya que su parto había complicado, su madre quedó débil después de eso y ya no pudo darle más hijos, por lo que la única persona que podía heredar sus habilidades y proteger su hogar durante sus ausencias era la pequeña Anaís.
Ella, aún a su tierna edad, decía con voz llena de emoción, agitando su pequeña espada de madera.
— ¡Cuando crezca seré grande y fuerte como mi papá! ¡Voy a defenderlos a todos con mi espada!
Para Geraint, un hijo era una bendición, varón o mujer y aunque la sociedad samurái de Fanelia no impedía a las mujeres servir en batalla, no era algo muy sencillo para ellas. Su madre pensaba que era una mala idea, pero la niña ya tenía claro que quería seguir el camino de su padre, lo que hacía que Geraint se llenara de orgullo.
Necesitaba que esa niña fuera lo más fuerte posible. Cuando se ausentó por las guerras, Anaís siguió entrenando por su cuenta y al volver vio a su pequeña más alta y fuerte.
Luego, comenzó a llevarla con él a la ciudad con la intención de que se fuera acostumbrando al ajetreo de la ciudad y del regimiento y cuando cumplió los diez el general Vargas accedió a entrenarla.
— Si tu la entrenaste desde muy pequeña debe ser muy buena para este momento, no creo que necesite que yo haga más por ella.
— me halaga, señor, pero me gustaría que usted le inculque de su sabiduría y técnicas. Quiero asegurarme de que sea fuerte, si acaso no vuelvo un día de la batalla...
— Está bien, Rossiter. Entrenaré a Anaís.
Los primeros días, Anaís entrenó con un chico algunos años mayor que ella. Era rubio y le pareció muy atractivo. Él venía de Asturia, aunque quedó huérfano y vivía en los bosques cercanos.
En su primer duelo, él ganó, aunque se dio cuenta que él intentaba no lastimarla. Vargas tuvo que pedirle que luchara en serio con Anaís. Al paso de los días al chico comenzó a costarle trabajo esquivar los ataques de la niña.
Quizá pasaron algunos de meses y el chico se despidió de ella al haber completado su entrenamiento.
— ¿Vas a regresar a casa?
— Si, ya tengo edad para empezar una carrera militar y ser parte de los Caeli.
— Te irá bien. Tienes mucha habilidad...
Aunque le agradaba, sus sentimientos eran más bien platónicos, por lo que aunque la despedida fue emotiva, fue solo un apretón de manos y el deseo de que le fuera bien a su regreso casa.
Ella por su parte, siguió entrenando con Vargas por varios años, hasta que se convirtió en una joven alta, fuerte y muy hábil con la espada, gracias al severo entrenamiento de Vargas.
Aunque con algunas pausas, ya que las guerras no cesaban en las fronteras del reino.
Un día, después de una cruda batalla llegó a la casa de los Rossiter la terrible noticia de la muerte de Geraint en batalla. Vargas en persona fue a darles la noticia, a pesar de estar herido aún. Los funerales de Geraint Rossiter fueron con los más altos honores que otorgaba el reino de Fanelia.
Tanto Anaís como su madre estaban desconsoladas. A pesar de la fuerza de la joven, le preocupaba que vivieran las dos solas en medio del bosque, así que decidieron irse de Fanelia y vivir en Asturia, donde Nerys, su madre, tenía familia. Allí ella estaría segura, y aunque su padre no las había dejado desamparadas, era mejor que estuvieran en una ciudad. Fanelia no era la mejor opción ya que les traía tantos recuerdos que sentían que no podrían vivir con esa tristeza...
Era curioso como el destino la estaba llevando precisamente al reino de Asturia.
Antes de partir, Vargas con solemnidad le otorgó a Anaís la espada de su padre
— Puede que no me creas, pero ya te he enseñado todo lo que sé y creo que eres apta para valerte tu misma en batalla. Honra la memoria de tu padre con esta espada y procura cuidar bien de tu madre.
Sabiendo que tenía gran habilidad, pensó que era buena idea seguir los pasos de Allen y buscar unirse a los Caeli.
Así empacaron todo y dejaron su cabaña del bosque para dirigirse al reino de Asturia, para conseguir una vida mejor.
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Solo les aviso que me voy a tomar muchas libertades con esta historia, así que puede haber detalles muy inexactos con respecto a la historia de la serie original. Esto solo es basado, antes de que me tiren una carretilla de jitomates :v
Pero está padre, believe me 😎✨
Espero que les haya gustado. Nos leemos en la siguiente, terrícolas 😘
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N/A: Lo siento por tanto Zoyalai, pero estoy obsesionada con ellos. Se me ocurrió una idea mientras terminaba el último fanfic (sí, Moya tsaritsa está llegando a su fin). ¿Qué pasaría si los rumores fueran ciertos, pero estuvieran comenzando a desarrollar sentimientos el uno por el otro?
Los hechos sucederán después de la segunda temporada de la serie.
T/W: Spoilers del grishaverse. Ligero smut.
Su alteza (I)
"Su alteza, solo hace falta la firma y las nuevas leyes serán..."
Zoya no pudo contener el pequeño sonido, entre grito y jadeo, que escapó de sus labios cuando sintió las manos de Nikolai rodear su cintura y meterla en la habitación inmediatamente después de abrirle la puerta.
"¿Su alteza?" El rubio la miró con una ceja levantada, poniéndola contra la puerta mientras sus miradas se mantenían fijas entre ellos. "Nikolai para ti, aunque..."
"¿Sonaría mejor si lo estuvieras gimiendo?" El rey no pudo evitar el rostro de sorpresa, pero rápidamente afirmó mientras su mirada bajaba por el cuello de la vendaval. "Tienes que empezar a buscar nuevas frases, ya son muy repetitivas."
"Pero si te encantan." La voz de Nikolai inundó la habitación, y Zoya no pudo evitar reír.
"¿Tan mal lees las expresiones de las personas?"
Zoya, a pesar de su exterior sin emociones, podía ser leída con mucha facilidad por Nikolai. No sabía cómo, lo único que ella llegaba a comprender era el tipo de relación en la que se encontraban.
Todo había iniciado de una manera algo rara, y no por las primeras palabras que Zoya dedicó sobre él; sino gracias a Alina. La invocadora del sol, cuando descubrió que también el nuevo rey estaba infectado por el merzost, se alejó un poco de él. Pero, sabiendo las consecuencias que eso podría acarrear, decidió pedirle ayuda a la única persona que, por raro que pareciera, sería de total confianza respecto a ese tema.
Cuando la medio shu estuvo segura de que en manos de la vendaval todo estaría bien, tomó la decisión de realizar un largo viaje por toda Ravka a favor del rey Nikolai. Ganaría apoyos entre los nobles, visitaría la zona antes oculta por la sombra y, con la ayuda de un sanador, realizaría pequeños milagros para mantener su rol de sankta; quería que, a pesar de la esmeralda Lantsov que descansaba en su dedo, todo el mundo recordara quién era y qué había hecho.
Zoya, en el puesto de general del Segundo Ejército y con la misión que le encomendó Alina tras su espalda, no tenía ninguna intención de que todo terminara como estaba ahora; simplemente sucedió. Los dos habían mantenido una relación completamente profesional, a pesar que desde el primer día los rumores dijeran otras cosas, pero todo se había ido a pique esa noche.
[FB]
Fue un día largo para los dos, lleno de reuniones y papeles que leer, y la luna ya estaba alta en el cielo cuando lograron terminar. Se veían como las ojeras decoraban sus caras, había sido la semana más difícil de su vida; Alina había desaparecido durante varios días y luego había vuelto a aparecer en la otra punta del mapa, la jurda parem estaba haciendo estragos en todo el mundo, varios grisha habían desaparecido sin explicación alguna y el apparat estaba haciendo de las suyas.
"¿No hay alguna manera de que un grisha sastre haga una copia exacta de mi que gobierne bien durante una semana para yo descansar?"
"¿Gobernar bien?" Una risa escapó de los labios de la vendaval. Todo el tiempo que habían pasado juntos rompió un poco esa barrera de seriedad con la que habían empezado, aunque todavía ella seguía terminando casi todas las frases con 'su alteza'. A Nikolai no le gustaba, preferiría escuchar su nombre de su boca y sentirse un chico normal durante unos minutos, pero se había acostumbrado. "Entonces no sería una copia exacta, su alteza."
"Ya lo sé, es difícil copiar esta belleza." Le respondió él, levantándose de su asiento y comenzando a desabrocharse la camisa mientras Zoya cogía el nuevo ungüento que Genya había preparado.
"Es difícil copiar algo que no existe entonces, su alteza."
Nikolai no pudo hacer otra cosa que reír, dándole la espalda como siempre hacía cuando ponían a prueba uno de los nuevos inventos de Genya para erradicar esa maldición que lo atormentaba cada día más. Su espalda tenía pequeñas manchas negras, aunque la que en especial le preocupaba era la de debajo del hombro por haber sido la primera en aparecer.
Los dedos fríos de Zoya comenzaron a extender una masa pegajosa sobre todos los puntos negros que se esparcían sobre su ancha espalda, pero cuando llegó a la del hombro el simple tacto de esta le quemó con tanta fuerza que apartó su mano con rapidez.
"¿Qué ha pasado?" Preguntó preocupado, girándose para agarrar la muñeca de la vendaval y comprobar que no había sufrido ningún daño. "¿Estás bien?"
Zoya rio. Pero no fue una risa graciosa, sino una asustada, una que solo puede ser soltada cuando los nervios y el miedo te invaden con tanta fuerza que no sabes qué hacer.
"Estoy bien, su alteza." Levantó la mirada, y se fijó en esos ojos color avellana que la miraban con preocupación. "No hay nada por lo que preocuparse." Apartó su mano, por primera vez su toque le había molestado.
Bajó su cabeza para mirar hacia el frente, pero tardó en darse cuenta que ahora sus ojos se tendrían que posar en el torso esculpido del rey; un torso en el que nunca se había fijado con tanta atención como ahora. Sus pectorales marcados daban paso a unos abdominales que terminaban en dos líneas que se unían hasta llegar a... ¡Por los santos!, no sabía si maldecirse a si misma o a ese pantalón que cortó su imaginación.
"Tendremos que avisar a Genya."
¿A Genya? ¿Porqué tendría que avisarla sobre esos pensamientos?
"¿Porqué?" La voz de Zoya sonó dudosa, pero sus ojos volvieron a posarse con rapidez en la cara de Nikolai; ahí es donde deberían de haber estado todo el rato.
"Porque su último ungüento no ha solucionado nada, igual que todos los demás."
Sí, lo mismo que ella había pensado.
"Claro, mañana se lo diré antes del desayuno."
Nikolai se sentó en la cama y, visiblemente apesadumbrado, apoyó sus codos sobre sus rodillas y la cara sobre sus palmas. Se podía notar desde kilómetros de distancia que la esperanza cada vez era menor en el joven rey, tomando ya su problema como un imposible del que solo se separaría en la muerte; o eso esperaba él.
"Zoya..." Su voz destruyó el silencio que había aparecido tras ese momento de desesperación de Nikolai y de prohibición de la vendaval. "Si alguna vez..."
"¿Sí, su alteza?"
Un gran suspiro de molestia salió de sus labios, así que la grisha cerró el bote y lo dejó sobre el escritorio antes de sentarse a su lado y pasar su brazo sobre su hombro en un intento de mostrarle su apoyo. Nunca le había demostrado esa cercanía, pero sabía que lo necesitaba en esos momentos tan difíciles.
"Si alguna vez me escapo y trato de... de hacer daño a alguien, haz lo necesario para evitarlo."
"Claro, pero cuando estés menos pegajoso." Dijo Zoya, en un intento de broma para hacer que el rey mostrara esa sonrisa tan típica de él; y lo consiguió.
"¿Has pensado en buscar un segundo trabajo como humorista?"
"¿Además del de niñera?" Nikolai colocó su mano contra su pecho, simulando estar muy dolido pero sin apartar esa mueca jocosa de su rostro.
"¡Ey! De pequeño tenía una horda y ahora solo una, eso significa que he mejorado."
"O que no hay nadie lo suficientemente desesperado o loco para trabajar de eso, su alteza."
"¿Y tú cuál eres? ¿Una loca o una desesperada, señorita Nazyalensky?"
Zoya no pudo evitar soltar otra pequeña risa. Parecía que ese día su armadura iba cayendo poco a poco, pero solo ante su rey.
"¿Señorita?"
"Sí, ¿o estás casada y no lo sé?" Se volvió a fijar en sus ojos, esos ojos del color de las almendras que le pedían que siguiera; que le ayudara a olvidarse de todos los problemas.
"Has sido el primero que lo ha descubierto." Apartó su mano y comenzó a limpiarla contra los bíceps del contrario, en un movimiento que iba a ser bromista pero, al menos para ella, se sintió demasiado íntimo. Y no ayudaba en nada como sus miradas se unieron. "Por las noches me escapo y voy a mi casa, donde siempre tengo el fuego encendido, una taza de té caliente y un masaje en los hombros."
"Suena como un sueño." Zoya se levantó y caminó hasta el escritorio, contra el que se recostó y apoyó sus manos encima de este sin apartar la mirada de él. "¿Y tienes hijos?"
"Sí." Zoya trataba de sonar seria, pero esa sonrisa que aparecía en su rostro mientras hablaba no ayudaba mucho. Aunque a Nikolai le gustaba. "Son tres. Se llaman Trabajo, Trabajo y Trabajo."
"¿Y no los numeras para diferenciarlos?" Le respondió con una sonrisa, a lo que Nikolai decidió levantarse y cruzarse de brazos. "Aún no me dio una respuesta señorita Nazyalensky. ¿Eres una loca o una desesperada?"
"No lo sé." Agarró su kefta, que estaba sobre una de las sillas, y la colocó sobre su brazo. "¿Y tú, Nikolai?"
"Respondiendo con otra pregunta, me gusta."
"Tratando de hacer que tarde en esposarte a la cama, no me gusta." Zoya abrió el pequeño cajón y sacó las esposas con una sonrisa sarcástica. "Tenemos que evitar que alguien vea lo feo que te pones cuando pasas a ser un monstruo con alas."
"Hasta como monstruo me veo hermoso."
"Y esposado a la cama todavía más."
"Vale, ya voy."
Nikolai soltó un suspiro resignado y se giró hacia la cama, donde se acostó y estiró sus brazos en el aire esperando a terminar su rutina diaria. Zoya se colocó la kefta y con movimientos lentos se acercó hacia el borde para comenzar a esposarlo con cuidado. Sus suaves dedos acariciaban las muñecas del rey con lentitud, como si quisiera memorizar cada centímetro de su piel.
Cuando terminó con la primera, rodeó la cama para comenzar a ponerle la segunda; pero la alfombra estaba ligeramente doblada y al pisarla se desestabilizó. Si no llega a ser por el fuerte brazo del rey alrededor de su cintura, habría caído estrepitosamente sobre él.
Ahora sus caras se encontraban muy cerca, y el suave cabello de Zoya caía como una cascada a un lado del hermoso rostro del rubio. Gracias a la cercanía, se pudo fijar mucho más en su nariz levemente torcida y sus hermosos ojos. Nikolai, sin separar la vista de sus bellos ojos azules, colocó ese pelo que caí con tanta suavidad detrás de su oreja; en un momento muy íntimo pero a la vez extraño entre los dos.
Atraída por su belleza, acercó un poco más su rostro al suyo. Sabía que sus pensamientos y sus siguientes movimientos iban a ser un error, pero no podía evitar esa atracción que sentía. Pero sus dudas sobre si él se encontraría en la misma situación, provocaron que detuviera su cara cuando estaba ya a muy pocos centímetros de la del contrario.
"Nikolai..."
Solo hizo falta ese leve susurro para que él, sintiendo lo inevitable que era responder ante esa situación, acortara la distancia en un movimiento muy rápido en el que sus labios chocaron con furia entre si.
Todo lo que habían contenido durante varios meses estaba siendo liberado, y en sus mentes y sus cuerpos existía un caos que salía al exterior a través de movimientos rápidos y lujuriosos.
Zoya se colocó sobre él sin separar el beso mientras Nikolai subía su mano de su cintura hacia los botones de la kefta, los cuales terminó arrancando con una fuerza insólita desesperado por quitársela para luego seguir con toda la ropa.
Las manos de la vendaval, tras separarse del beso y así recuperar el aire, pasaron a su kefta para quitársela con rapidez y lanzarza al suelo antes de agarrar por la muñeca la mano libre de Nikolai, la cual ya se metió por debajo de su blusa acariciando su vientre por el camino, y colocarla contra el otro poste de la cama.
"Zoya..."
Nikolai soltó un sonido gutural, que era entre un gemido y una súplica, cuando sintió el frío hierro de las esposas rodear su muñeca. Quería tocarla, sentir su cuerpo sin esa ropa que ahora le parecía tan molesta, pero Zoya tenía otros planes en mente.
[°°°]
La luz del sol la estaba golpeando con demasiada fuerza; no recordaba que su habitación fuera tan luminosa. Abrió los ojos poco a poco, desperezándose en el proceso, y giró su cuerpo notando algo que no la dejaba girarse hacia el otro lado de la cama.
Cuando su vista se aclaró por completo, pensó que eso era un sueño. Deseó que fuera una pesadilla, pero ese cuerpo esculpido y tapado ligeramente por una manta era claramente algo perteneciente a una ensoñación. O a la realidad, pensó tras pasar su dedo índice con lentitud por esos músculos trabajados y notar como su dedo se acomodaba a las curvas de estos.
¿Había tenido sexo con Nikolai Lantsov? ¡Había tenido sexo con el rey! Suplicó a los santos o a quién le estuviera escuchando en esos momentos para que nada fuera real. Pero lo único que recibió en respuesta fue los recuerdos de esa noche; las manos del príncipe queriendo salir de su atadura mientras ella lo miraba con sorna y se quitaba la ropa poco a poco lo más lento que podía, los gemidos que soltaba cada vez que besaba o pasaba su lengua con suavidad sobre las marcas que el merzost había dejado en él, sus súplicas para que se dejara de juegos y lo follara, su... Oh, por todos los santos.
En un acto reflejo mordió su labio levemente tras pensar en todos los recuerdos que llenaron su mente. Había cometido un error, pero en el fondo de su interior no sentía remordimientos; solo ganas de repetirlo.
Se levantó de la cama con el máximo cuidado que pudo, buscando su ropa por el suelo y comenzando a vestirse. Pero parecía que no fue lo suficientemente silenciosa porque, mientras se ponía la kefta y miraba sorprendida la falta de botones, esa voz adormilada susurró su nombre en algo parecido a una pregunta.
"¿Zoya?"
Giró la cabeza y vio como su espalda estaba erguida, provocando que la manta descendiera hasta el borde de su cintura y... Por los santos Zoya, no es momento de pensar en esto.
Volvió a mirar al frente, y sin darle ningún tipo de respuesta o palabra salió corriendo de la habitación lo más rápido que sus nervios le dejaron. Había cometido un grandísimo error; una cosa era que todo fueran rumores y otra que hubiera sucedido de verdad.
Pudo escuchar como la voz de Nikolai la volvía a llamar tras las puertas cerradas, y no le importó. Solo retrocedió cuando chocó contra alguien, levantando rápidamente la cabeza para ver como la grisha sastre la miraba con duda a través del ojo que no se encontraba tapado por el parche.
"Por fin te encuentro, me confundí de bote y te di el incorrecto. Aunque solo le dejará la piel más suave, no tiene efectos adversos."
La vendaval agarró con rapidez el nuevo frasco y, tras oír como las puertas de la habitación del rey se abrían, apartó a Genya y salió de ahí sin mirar atrás. ¿En qué momento le quitó las esposas? Su mente le dio la respuesta en unos pocos segundos a través de un recuerdo; sus manos sobre sus caderas, y estas bajando lentamente por su vientre hasta que... ¡Santos!
"De nada." Le dijo Genya mirando como se marchaba, volviendo después la vista al frente. "Oh..." Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, observando el atuendo de Nikolai con una ceja levantada; el pantalón del día anterior y una bata de seda verde. "¿Vas a ir así a tus reuniones?"
Genya se rio y el rey se metió otra vez en la habitación cerrando las puertas tras de él; parecía que había sido un despertar interesante para la vendaval y el otkazat'sya.
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Si Nikolai no dejaba de jugar con ella... iba a explotar. Sus dedos recorrían sus muslos completamente desnudos y sus ojos miraban con lujuria su cuerpo libre de cualquier tela.
A Zoya le encantaba tenerlo debajo de ella rogando por un simple toque, pero esas pocas veces en las que, con sus dedos y su boca, los ruegos solo salían de ella mientras sus piernas temblaban eran igual de excitantes que cualquier otro. Y ahora se encontraba en uno de esos momentos, aunque todavía no había recibido ningún toque por su parte entre sus piernas.
"Nikolai... por los santos."
Después de firmar con rapidez, el rey había tardado muy poco en volver a ponerla contra la puerta mientras empezaba a besar su cuello con una lujuria que parecía contenida desde hacía mucho. Sus manos rápidamente se deshacieron de su kefta y, en menos de un minuto, ya la tenía en brazos dirección hacia la cama que se encontraba perfectamente alisada.
La había recostado sobre esta y comenzó a dejar besos por cada zona de la que quitaba la ropa; incluso a veces había alguna otra marca, pero siempre en sitios donde no se verían bajo la tela.
"Vamos Zoya, hazlo." Su dedo se colocó sobre su bajo vientre, y la vendaval deseo que bajara un poco.
"Nunca voy a rogarte, Nikolai."
La sonrisa del rubio se ensanchó, observando como la fiera Zoya se encontraba sobre su cama completamente desnuda negando lo que su cuerpo pedía a gritos.
"¿Segura?" Su dedo bajó un poco más, lo necesario para que la vendaval mordiera su labio para evitar hablar; pero no lo suficiente para que Nikolai pudiera comprobar de primera mano lo que provocaba en la grisha que tenía delante.
"Joder, hazlo." Abrió un poco más sus piernas, disfrutando de la mirada de contención pero con la lujuria impresa en los ojos almendra del chico que tenía delante. "Por favor, su alteza."
Nikolai colocó sus manos sobre las rodillas de Zoya, y con una sonrisa lujuriosa comenzó a acercarse con lentitud hacia el punto exacto donde la vendaval quería que estuviera. Estaba tan cerca...
"¡Nikolai! ¡Sé que estás ahí!"
Por todos los santos, pensó Zoya empezando a hacer oídos sordos hasta que su cerebro decidió reconocer la voz.
"Alina..." Nikolai formuló con su voz la respuesta que estaba formándose en la mente de Zoya. ¿Qué hacía ahí? No había enviado ninguna carta ni aviso de llegada. "¡Ya voy! Solo... déjame unos minutos."
La grisha y el rey se miraron fijamente; ya no quedaba casi deseo en sus miradas, sino que un leve temor y sorpresa se había adueñado de estas. ¿Ahora como podrían salir de esa?
Zoya sabía que no había ningún tipo de relación entre el nuevo rey y la invocadora del sol, pero también tenía en mente que sin importar ese dato... lo que estaban haciendo era indebido. Por varias razones, entre ellas la relación laboral que tenían.
Así que era mejor ocultarlo, para todos. Estiró sus piernas y golpeó con sus pies el pecho desnudo de Nikolai. Él trastabilló por la acción, ese momento lo aprovechó la vendaval para envolverse en la manta y meterse debajo de la cama lo más rápido que pudo.
El rubio la miró ligeramente confundido, pero rápidamente pareció recordar la situación y corrió por la habitación hasta que encontró una prenda para esconder las marcas del merzost en su torso y se la puso. No sabía si era por los nervios o por otra razón, pero al principio le costó meterse en ella. Alina podría estar acompañada de alguien así que, como a Zoya, tendría que ocultarlas.
Mientras tanto, la vendaval miró con preocupación como varias prendas suyas estaban desperdigadas por la habitación. Se había olvidado por completo de eso, y por la lujuria del momento no se había fijado en donde había caído cada una. Decidió hacer un movimiento arriesgado y desatar su poder con fuerza, convirtiendo la habitación en un completo desorden que ocultaba sus pertenencias.
"¿Nikolai?"
La voz de Alina volvió a sonar y Nikolai corrió hacia la puerta donde, momentos antes, había besado y quitado la... ¡La kefta! Esa prenda con las características de los vendavales estaba enfrente de él, sobre el frío suelo. ¿De qué serviría que Zoya se hubiera escondido cuando su kefta estaba a primer golpe de vista para la invocadora del sol?
La grisha, al ver en qué se fijaban los ojos de Nikolai, volvió a invocar y metió la prenda junto a ella debajo de la cama. Su poder no estaba hecho para ocultar pruebas de una aventura, pero en esos instantes era muy necesario.
No estaría pasando eso sí solo hubiera sucedido la primera vez, si no hubieran vuelto a verse otra vez, si no disfrutaran de la compañía del otro antes, durante y después de tener sexo eso no estaría pasando. Ninguna caricia, ni abrazo, ni beso tras estar moviéndose como animales iba a hacerles olvidar esa situación en la que se encontraban.
"Lo siento." Murmuró Nikolai mirando hacia la cama, antes de volver su vista al frente y abrir la puerta. "¿Te gustan las sorpresas? Al menos habrás traído una tarta, ¿no?"
Alina irrumpió sin contestarle, sentándose con un suspiro pesado en la silla donde un día habían... Nikolai, céntrate. Pero su orden a sí mismo no le sirvió de mucho, no había nada con lo que pudiera distraer su atención de las imágenes de Zoya y su cuerpo perfectamente hecho para acoplarse a sus manos; en ese momento se arrepintió de haber tenido sexo con ella en cada parte de la habitación.
"Nikolai..." Levantó su mirada y el rey vio como esta se llenaba de extrañeza. "Tu... ¿te queda pequeño?"
"¿Qué?" Sus ojos almendra mirando hacia abajo y observó su error; la parte de arriba que llevaba era la de Zoya. "Oh, sí... se confundieron con las medidas."
"¿Y este desorden? Parece como si..."
"Oh, sí..." No había tiempo, tendría que soltar lo primero que se le pasara por la cabeza y rezar a los santos para que no sonara imposible. "Zoya vino a que firmara unos papeles, pero yo estuve todo el rato preocupándome más por el fallo en las medidas. Así que se enfadó y me revolvió todo con sus poderes de vendaval." Colocó sus manos por detrás de su espalda tratando de ocultar su nerviosismo y se apoyó contra el escritorio que... no era tan importante recordar al detalle como se utilizaba. "Cuéntame, rayo de sol. ¿Viniste solo a iluminarme con tu presencial?"
Zoya sintió algo extraño cuando escuchó ese apodo, aunque tenía cosas más importantes por las que preocuparse.
"Estoy embarazada".
Y esa era una de ellas.
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