#aitzol iturriagagoitia
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Günter Raphael (1903 - 1960) - Streichquartett No. 2 C-Dur op. 9 (1925)
Präludium - Fuge Zart und innig Äusserst schnell, sehr launenhaft Tarantelle
Iturriaga-Quartett : (Aitzol und Iokine Iturriagagoitia, Violinen / Miguel Ángel Lucas, Viola / Rebekka Riedel, Violoncello)
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Mi crítica de On Air, el espectáculo de Laia Falcón, esta noche en el Espacio Turina.
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Silvia Márquez en clave moderna
[Silvia Márquez con los solistas del Concierto de Falla / JORGE GUILLÉN]
La clavecinista aragonesa afincada en Murcia rescata el 'Concierto para clave' de Bacarisse y lo pone en relación con dos grandes conciertos para el instrumento del siglo XX, los de Falla y Poulenc
Aunque es más conocida por sus desempeños antiguos como solista y fundadora y directora del conjunto de instrumentos de época La Tempestad, Silvia Márquez (Zaragoza, 1973) se acerca, después de Herbania, álbum en el que recogiera música para clave del siglo XX español, a tres conciertos escritos para el instrumento en el mismo siglo.
–Se ha convertido en una auténtica especialista en el clave moderno.
–Igual soy la única que le hace un poco de caso. No me hace mucha ilusión que me encasillen sólo en este lado del repertorio, porque me apasiona la música barroca y renacentista y todo lo que he hecho en mi vida. Pero tú no te puedes llamar clavecinista titulado y no tener ni idea de lo que se ha escrito en los siglos XX y XXI, que ha sido un montón de música. Luego te centrarás en lo que quieras o prefieras, pero idea tienes que tener.
–De las obras desconocidas que grabó en Herbania a los muy difundidos conciertos de Falla y Poulenc. ¿Qué proceso le hizo pasar de lo insólito a lo conocido?
–El de Poulenc es el concierto de clave que más me gusta, desde siempre. Es una ocasión extraordinaria para pasárselo bien con una orquesta sinfónica, que es una de las pocas oportunidades que tenemos los clavecinistas. Si tocas como continuista, sí, pero como solista hay muy poquitos conciertos. Y este es de los más audibles. Está también el de Górecki. Disfrutaba mucho antes ya de poderlo tocar con orquesta, porque no había muchas oportunidades de hacerlo, así que ahora que puedo… El de Falla lo he tocado muchas veces. Me encanta. Me parece una vuelta sobre el pasado, pero a la vez de una modernidad tremenda. Pero el paso decisivo para hacer este disco fue el Concierto de Salvador Bacarisse.
–Que estaba sin publicar…
–Exactamente. Bacarisse vivió en el exilio. No era un compositor muy estudiado. Seguramente, su obra más conocida es el Concertino para guitarra. El material de la obra estaba en la Fundación Juan March. Si se conocen poco las piezas para clave del siglo XX de los grandes compositores internacionales, imagínese las españolas, y entre ellas estaba esta para clave y pequeña orquesta. Empecé a establecer relaciones. Bacarisse vivió en París, siendo contemporáneo absoluto de Poulenc, pues murieron hasta el mismo año. Un París decisivo también para Falla. Poulenc no habría escrito su concierto si no hubiera sido por la influencia del de Falla. Y luego estaba el vínculo de las mujeres. Wanda Landowska inspiró los dos conciertos de los años 20, pero tras el de Bacarisse hay otra mujer, Jeanne Chailley-Bert.
–¿Quién la puso en la pista del concierto de Bacarisse?
–Pues otra mujer, Christiane Heine, musicóloga y profesora en la Universidad de Granada. Ella había hecho el catálogo de Bacarisse, que está en la Juan March y me habló de la obra. Me picó la curiosidad y fui a ver lo que había.
–¿Y qué se encontró exactamente?
–Pues me encontré el manuscrito de la partitura general. Y luego otro manuscrito revisado para el momento del estreno, que se hizo para la RTF en octubre de 1962. Bacarisse trabajaba en la Radio Francesa, donde había dedicado algún programa ya al clave. Debo decir que ambas partituras están exquisitamente cuidadas, con todas sus indicaciones, pero había algunas diferencias, sobre todo en la parte del clave. Y luego estaban también las partes de orquesta para el estreno, con más diferencias. Y he tenido que hacer una edición moderna para que la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, que es la orquesta con la que lo he grabado, tuviera el material correcto y revisado.
–¿Esa edición se va a publicar?
–Sí, y además curiosamente, de la Editorial Tritó me dijeron que estaban preparando una integral de la obra de Bacarisse, así que si a ellos les interesa, bien, y si no, pues la publicaré yo.
–¿Cómo está hoy el repertorio contemporáneo para el clave?
–Difícil. Lo vemos con las gafas de nuestro mundo. En el siglo XX se ha escrito mucha música para el instrumento, y, aunque sea una gran desconocida, alguna es de mucha calidad. Pero ya sabemos lo que ocurre con la música contemporánea, que tiene que pasar los filtros. Filtros muy diversos. Ahora mismo es difícil que haya música que se quede en el cajón, porque en nuestro mundo digital cualquiera puede publicar, pero ya es bastante más difícil que se lleve al escenario. Se está escribiendo mucho, y detrás hay también mujeres. Después de Elisabeth Chojnacka, que murió hace unos años, ahora trabaja en Ámsterdam otra polaca, Gośka Isphording, que está impulsando mucho la composición. Además está también el Premio Annelie de Man, dedicado a la que fue mi profesora de repertorio contemporáneo en Ámsterdam y dejó un corpus de nuevas composiciones tremendo. Es un concurso que se hace cada dos años y no es sólo para intérpretes de clave sino también de composición para el clave, y está dando sus frutos, porque se reciben muchas obras para clave solo y para clave y otros instrumentos. Este movimiento tiene mucha fuerza en países como Holanda y Alemania. Los compositores tienen a veces más interés en los instrumentos antiguos que los propios instrumentistas en hacer música de hoy. En España tenemos por ejemplo el caso de Sánchez Verdú, que escribe para clave, flautas de pico, viola da gamba… Tanto Falla como Bacarisse como Poulenc volvieron la mirada al pasado. En esa mirada al pasado, el clave es ya hoy un instrumento habitual y a muchos compositores les llama la atención y les permite mirar al pasado pero con creación nueva. Así que composición nueva hay, ahora falta que intérpretes y programadores le demos salida.
[Silvia Márquez y Virginia Martínez junto a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. / JOAQUÍN CLARES]
–¿Es difícil que un programador le pida esta música?
–En España es muy difícil. He hecho alguna cosa mezclando con música antigua. En algunos casos incluso me han pedido meter algo de contemporánea en un recital de antigua, pero es raro. He hecho propuestas al CNDM, que tiene y apoya festivales especializados de música contemporánea, y les asusta.
–¿Piensa seguir por esta senda del clave moderno?
–Tanto Herbania como este disco son parte del proyecto que presenté a la Fundación BBVA, por el que me concedieron una Beca Leonardo, que incluía estos discos, la edición del Concierto de Bacarisse y un documental que está por salir en torno al clave español en el siglo XX, espero que llegue antes de final de año. En ese documental se destaca el gran protagonismo de otra mujer, Genoveva Gálvez, que introdujo el clave en la enseñanza en España: fue la que ostentó la primera cátedra, en Madrid. Gracias a ella se movió la composición, y grandes maestros como Luis de Pablo, Tomás Marco o José Luis Turina le dedicaron obras.
–¿Y el repertorio del siglo XXI lo tiene en mente?
–Tengo algo en mente, sí, pero también tengo en mente a Bach, que conste.
–Hábleme de sus acompañantes en el disco.
–Estoy contentísima. Grabamos el año pasado, en medio de la pandemia. Imagínese julio de 2020, recién salidos del confinamiento, con los espacios comunes del Auditorio de Murcia cerrados, y con muy poco tiempo para trabajar juntos… El registro se había pospuesto ya dos veces por otras razones y esta tenía que salir. Hicieron todos un esfuerzo enorme de concentración, incluida Virginia Martínez, que estoy contentísima de colaborar con ella, eficacísima en todo momento. El Falla lo grabamos en octubre en Granada, y qué puedo decir. El quinteto de solistas es de ensueño. Todos están en el top musical, pero además mostraron una conjunción personal extraordinaria. Yo había tocado el Concierto de Falla muchas veces y en mi vida la primera lectura fue de ese nivel. No es nada fácil el Concierto de Falla, tiene una complejidad rítmica tremenda y sacar todos esos efectos que propone Falla con la cuerda no es fácil, y desde el principio funcionó genial. Así que muy contenta y agradecidísima a todo los que participaron.
–Hace este año el Concierto de Poulenc con la Orquesta Ciudad de Granada...
–Sí, lo hacemos en la temporada de abono en Granada y aprovechamos para llevarlo al Festival de Música Española de Cádiz.
–Volvamos a lo barroco. ¿Cuál es la situación de La Tempestad?
–Tenemos ahora dos conciertos en la Semana de Música Antigua de Logroño, uno además es un proyecto pedagógico, que me hace mucha ilusión. La pandemia ha supuesto un parón enorme, descalabro e incertidumbre, como a todos los grupos. Algunos conciertos que se cancelaron se han recuperado y otros estamos esperando, porque hay festivales que no levantan cabeza. Parece que vamos remontando poco a poco. Estaremos en octubre en Madrid con el ciclo Sabatini y luego tenemos programas pequeños a lo largo del otoño.
–¿Y su Bach irá también al disco?
–Tengo muchas ganas de meterme en Bach, sí. Si todo va bien, serán dos discos, uno como solista y otro con La Tempestad, pero no quiero dar detalles todavía.
–Serán en IBS...
–Por supuesto. Cuando encuentras a alguien que trabaja así de bien, de rápido, con esa profesionalidad y lo tienes tan cerca, sería absurdo desaprovecharlo.
EL CD EN SPOTIFY
Las mujeres y el clave
Puede considerarse a Wanda Landowska (Varsovia, 1879 – Connecticut, 1959) como la auténtica redescubridora del clave para el mundo de la composición en el siglo XX. La música antigua estaba ya en proceso de reconstrucción, pero Landowska fue más allá. Insatisfecha con las restauraciones de los instrumentos que tuvo ocasión de probar, encargó uno específico a la casa Pleyel y, aunque sin duda poco tenía que ver con los claves históricos, gracias a él se impuso en escenarios de medio mundo e inspiró el Concierto para clave y cinco instrumentos que Falla escribió en Granada entre 1923 y 1926 y el Concierto campestre, para clave y orquesta, que Poulenc escribió entre 1927 y 1928 inspirándose en el bosque de la pequeña ciudad de Saint-Leu-la-Forêt, lugar de residencia de Landowska.
[Wanda Landowska. / D. S.]
En la segunda mitad del siglo XX, también desde Francia, otra polaca, Elisabeth Chojnacka (Varsovia, 1939 – París, 2017) ejerció igual fascinación entre multitud de compositores, que le dedicaron obras (entre los principales, Xenakis, Górecki, Bussotti, Donatoni, Halffter, Ligeti, Nyman, Ohana o Penderecki). En la actualidad, Ámsterdam es el lugar de residencia de Goska Isphording (Lublin, 1973), una de las principales instigadoras de la escritura actual para el clave.
En España, sin olvidar el papel jugado por la valenciana Amparo Garrigues (1903-1945), fue la recientemente desaparecida Genoveva Gálvez (Orihuela, 1929 – Madrid, 2021), primera catedrática de clave del país, la que más hizo por crear una tradición clavecinística de cuyo peso Silvia Márquez es hoy buen ejemplo.
[Diario de Sevilla. 06-09-2021]
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El abismo de la eternidad
[Desde la izquierda, Iturriagagoitia, Apellániz, Estellés y Rosado. la foto es de IBS Classical]
IBS Classical reúne a cuatro grandes solistas españoles para un registro histórico de una de las obras definidoras de todo el siglo XX, el 'Cuarteto para el fin del tiempo' de Messiaen
José Luis Estellés (Bétera, Valencia, 1964) tiene una relación muy estrecha con una de las obras magnas del camerismo del siglo XX, el Cuarteto para el fin del tiempo de Olivier Messiaen. "Es la obra que más veces he tocado en mi vida. Cuando dejé de contarlas iban más de ochenta. De hecho, esta obra fue el motivo de la fundación del grupo Manon en 1988. La hicimos por muchos festivales entonces. Y tuvimos oportunidad de grabarla en 1994, pero pasó completamente desapercibida, porque la publicó un sello muy pequeño [Anacrusi]. No tuvo ni crítica. Entre las mucha veces que tocamos la obra, lo hicimos en el concierto homenaje que el Círculo de Bellas Artes de Madrid dio a Messiaen poco después de su muerte". En el cuarto de siglo transcurrido desde aquel registro, "la obra de Messiaen, junto a alguno de los quintetos con cuerda, ha sido un poco el espejo que ha ido mostrando mi evolución como músico, especialmente en ese terreno tan bonito y exigente de la música de cámara".
Para esta nueva grabación ("la primera española de la era moderna") se han juntado cuatro solistas que llevan tiempo colaborando de distintas formas entre ellos. Al lado de Estellés el violinista Aitzol Iturriagagoitia, el violonchelista David Apellániz y el pianista Alberto Rosado. "He tocado mucho con todos ellos y tuve la idea de reunirlos, porque sabía que iba a funcionar muy bien. Todos habíamos hecho la obra, pero nunca juntos. La primera vez fue hace tres o cuatro años en el ciclo de órgano de la Catedral de León, ante dos mil personas. Fue genial, y salimos de allí pensando que teníamos que llevar la experiencia al disco".
El CD se abre en cualquier caso con una obra que el japonés Toru Takemitsu (1930-1996) escribió en homenaje a Messiaen, Quatrain II. En 1975 Takemitsu había estrenado Quatrain, para la misma plantilla de la obra de Messiaen y orquesta, y dos años después hizo una nueva versión de la obra, pero ahora sin la orquesta. "También la he tocado mucho. Takemitsu no fue alumno directo de Messiaen, pero lo consideró siempre su mentor espiritual. Y sabemos que Messiaen adoraba la música oriental. En su música hay ese estatismo tan orientalizante. Se trata de una música que yuxtapone, no desarrolla a la manera alemana. Así que pensamos que esta obra era la pareja ideal para el Cuarteto de Messiaen. Además decidimos poner la obra de Takemitsu al principio del disco para darle relevancia. Es una joya de color, una obra muy delicada, muy exigente. Es de una gran espiritualidad, que al fin y al cabo es lo que trata de representar el disco, de ahí su título: Fin du temps, la referencia al título de la obra de Messiaen y a la vez a ese Hacia la eternidad con que ha titulado sus notas para el álbum Yvan Nommick".
Nommick, musicólogo francés muy vinculado a Granada (fue durante una década director del Archivo Manuel de Falla), aclara en sus notas algunos de los malentendidos habituales con esta obra, que a veces hasta se traduce mal como Cuarteto para el fin de los tiempos. Inspirada en un fragmento del Libro del Apocalipsis, la obra "no evoca el fin de los tiempos –considerado como desaparición de la civilización humana–, sino el fin del Tiempo, es decir, el advenimiento de la Eternidad", dice en su texto introductorio. "Con Yvan tuve una relación estrecha y prolífica, porque con TAiMA Granada y con su participación hicimos esta obra en formato de concierto didáctico muchas veces".
Pero, ¿es posible decir aún algo nuevo de una de las obras de referencia de los últimos cien años? "Creo que sí. Hay una serie de cuestiones puramente camerísticas que puedes trabajar para encontrar un determinado sonido, unos balances determinados. Hay muchos pasajes homofónicos, unísonos, en los que puedes potenciar un tipo de sonido en tu instrumento o en las relaciones entre instrumentos para profundizar en las indicaciones de Messiaen. Al final se trata de sacar el máximo sentido a lo que escribe el compositor. Él dejó además unas pocas palabras, muy poéticas, sobre su obra que te anima a hacer un desarrollo subjetivo. Se trataría así de combinar lo objetivo de la partitura con eso. Y en ese sentido sí que hay mucho campo para la exploración, tanto en el terreno personal, en los solos, como en los pasajes en que los cuatro hablan como un solo instrumento. Desde mi propia experiencia, me sigo desarrollando a través de esta obra.
Cuando la toqué por primera vez en 1989 en Barcelona era como cruzar el desierto. Tenía una percepción muy diferente a la actual. A través de los años y las veces que la tocas la vas viviendo. Y está claro que cada interpretación es única. Una obra hecha por el mismo intérprete en otro momento se convierte en otra obra diferente. Desde luego, no puedes caer en una interpretación rutinaria, porque siempre hay detrás un reto en cuanto a la conexión con el sonido o con el concepto en el que se apoya la música. Pese a su complejidad, la obra se transmite de una forma muy sencilla. He tenido la experiencia de tocarla en pequeños pueblos y la gente ha estado conectada con ella exactamente igual que en salas grandes con públicos más experimentados".
[El cuarteto durante la grabación en el Auditorio Manuel de Falla de Granada]
El Cuarteto para el fin del tiempo incluye uno de los números para clarinete solista más célebres del repertorio, el tercer movimiento de la obra, que lleva el título de Abismo de los pájaros. "Se ha ido desarrollando dentro de mí. A medida que progresas vas conociendo mejor la técnica con la que afrontar este tipo de pasajes. Así, va desapareciendo poco a poco la preocupación por lo físico, por la respiración, hasta el punto de que puedes llegar a olvidarte de ello para dejar fluir la poesía. Detrás de estas notas tan largas, que parecen interminables, o de estos gestos que pueden parecer pájaros en la parte central de la pieza hay significados latentes. Con el tiempo te vas olvidando de ti mismo y conectas con esos significados para transmitir toda su poesía con más fuerza".
Pese al poder comunicativo de la obra, el Cuarteto de Messiaen resulta de notable complejidad y "la épica que está detrás de la composición y el estreno de la obra forma ya parte de ella, sin duda". Como se sabe, Messiaen fue movilizado como sanitario al principio de la Segunda Guerra Mundial y capturado por las tropas alemanas cerca de Nancy en mayo de 1940. Trasladado primero a un campo al aire libre en Toul y definitivamente al Stalag VIII A, campo de prisioneros en Görlitz (Silesia; hoy, parte de Polonia), donde sería liberado en marzo del año siguiente, Messiaen coincidió con otros músicos (el clarinetista Henri Akoka, el violinista Jean Le Boulaire y el violonchelista Étienne Pasquier), y en condiciones bastante extremas fue "capaz de crear un micromundo en aquel lugar. La pieza de clarinete la compuso en Toul, poco después de su captura. Cuando llega a Görlitz lo primero que escribe es el Intermedio, una pieza en la que no participa el piano. Es decir, empieza escribiendo para los otros. Como contaría más adelante la pianista Ivonne Loriod [que acabaría convertida en su segunda esposa] procuró que le asignaran guardias para salirse de los barracones y poder pensar a solas en la obra. Los famosos solos para violín y violonchelo los hizo reescribiendo de memoria obras anteriores. De alguna manera, dentro de ese campo conectó consigo mismo, con la realidad de fuera del campo para crear el mundo especial de este cuarteto. Fueron emocionantes las condiciones del estreno en el mismo campo, en enero de 1941, el estado de los instrumentos, la atención con la que los prisioneros atendieron a la obra, el frío que pasaron... Es casi un guion cinematográfico…".
Clarinete solista de la Orquesta Ciudad de Granada, José Luis Estellés valora positivamente el reciente nombramiento de Roberto Ugarte como nuevo gerente del conjunto. "Es un hombre con experiencia que ha estado en varias orquestas. Supongo que tendrá herramientas para manejarse en la actual situación. Nos han dicho que la deuda fue saldada. Hay que adaptar los presupuestos: se habían bajado más de un millón de euros respecto a la mejor época. Hay que adaptar los presupuestos para que la situación de angustia financiera no se vuelva a repetir. Espero que todo lo demás entre en una espiral positiva. En Granada tenemos la cosa magnífica de que el público no ha abandonado a la orquesta en ningún momento".
La pandemia ha retrasado la difusión de la programación de la nueva temporada del conjunto granadino. "Tenemos ya un calendario, pero supongo que se quiere ser prudente por la venta de abonos. Dependerá de las condiciones para que este programa inicial pueda ratificarse. Una orquesta es muy compleja, porque tienes que tener en cuenta también las agendas de los directores y solistas invitados. Y lo cierto es que hay mucha incertidumbre. De todos modos, yo he tenido un verano en el que no he dejado de trabajar. Los festivales se han hecho con protocolos estrictos. Aplicando buenas prácticas se ha demostrado que la cultura es mucho menos peligrosa que otro tipo de actividades. Así que con prudencia supongo que se podrá empezar. Yo tengo un compromiso en Finlandia en diciembre y me piden llegar quince días antes, y, claro, no puedo, no es posible algo así. A ver si la situación cambia y lo resolvemos". Ese compromiso nórdico es como director, otra faceta del músico valenciano que "ha estado parada, por diversas razones, los dos últimos años. Pero ahora tengo muchas cosas, alguna surgidas muy recientemente por las cancelaciones de algunos colegas. Cuando lo combinas con una carrera de instrumentista en la que tienes que tocar muchas obras nuevas también, llevar una carrera como director es complicado. Pero bien, sigo adelante. Aquí tengo encima de mi mesa siete u ocho obras para estudiar".
[Diario de Sevilla. 31-08-2020]
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