#Vacaciones viena
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3 consejos para escoger, cuidar, tu estilo protector durante las vacaciones.
3 consejos para que tú y tus rizos seáis felices durante las vacaciones. Hola, Curly. Las vacaciones de navidad se acercan así como el crudo invierno. Por lo que, es muy importante elegir bien tu estilo protector para proteger tu cabello durante los meses fríos. Pero además, debes saber cuidarlo mientras estas de vacaciones. ¡Ha, y no te olvides del plan B. Porque las cosas, a menudo, no salen…
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2 semanas
Ya pasaron 2 semanas desde mi último viaje, mi primer viaje a Europa. No puedo evitar tener sentimientos encontrados por este viaje; mucha felicidad por lo que representa haber viajado con mis propios medios además de haber invitado a mi hermana y mi pareja a esta aventura, pero a la vez una mezcla de enojo y tristeza por que no pudimos cumplir el objetivo principal del viaje: Ir al concierto de The Eras Tour.
Lo surreal de la situación supera por mucho la realidad, al inicio no podíamos creerlo, cuando nos enteramos de la cancelación nos encontrábamos en el metro (subterráneo le llaman en otras latitudes) de Londres (sí, el metro de Londres), eufóricos por que pudimos pasear por esa ciudad, habíamos ido de compras a la Paddington Shop y a la tienda de Harry Potter; eso combinado con el jetlag nos dejó sin palabras, en ese momento no sabíamos cómo procesar la noticia. Además el motivo de la cancelación nos llenaba de miedo "¿Debemos viajar aún así a Viena?", "¿Y si mejor cambiamos los planes y nos dirigimos a otro país?", "¿Tenemos que volver a México antes de lo esperado?".
Al final decidimos continuar con los planes del viaje (quitando la parte del concierto),y tuvimos las mejores vacaciones que hemos tenido hasta ahora. Europa, y en especial Austria, es hermoso; la cultura e historia que guardan los lugares que visitamos me dejaron impresionado como pocas veces lo he estado.
No puedo dejar de esperar mi próxima visita a Europa...
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La ROSS toca al Mahler más popular
[Bertrand de Billy en un ensayo con la ROSS. / MARINA CASANOVA]
En su cuarto programa de abono de la temporada, la Sinfónica de Sevilla ofrecerá jueves y viernes la 5ª sinfonía de Mahler, una de las obras más populares de todo el repertorio orquestal
Vuelven los conciertos de abono de la ROSS, esta semana con la segunda cita de las cinco programadas la presente temporada en torno a la música de Gustav Mahler. Será Bertrand de Billy (París, 1965) el encargado de dirigir al conjunto para la ocasión. Se trata del debut al frente de la orquesta sevillana de un maestro bien conocido en España por los años en que fue Director musical del Liceo de Barcelona (1999-2004) y que también ha tenido titularidades en conjuntos de renombre europeos como la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena o la Filarmónica de Dresde.
En atriles, una única partitura, la 5ª Sinfonía en do sostenido menor de Gustav Mahler (1860-1911), una obra que tiene una duración estimada de entre 70 y 75 minutos y que se ha convertido en la sinfonía más difundida de Mahler, porque su cuarto movimiento, un Adagietto escrito para cuerdas y arpa, se popularizó extraordinariamente cuando en 1971, en una época en la que el compositor no tenía ni la fama ni el prestigio de los que goza hoy, Lucchino Visconti lo empleó como el motivo sonoro esencial de su Muerte en Venecia. Desde aquel momento, esos poco más de diez minutos de música han trascendido no sólo la sinfonía de la que forma parte, ganando cierta independencia, sino todo el conjunto de la obra de su creador, para convertirse casi en un icono del recogimiento y la melancolía puestos en música.
Mahler compuso su 5ª sinfonía entre los veranos de 1901 y 1902, en un tiempo en que era Director Artístico de la Ópera Imperial de Viena. Como solía hacer, llegada la estación veraniega se tomaba un período de vacaciones en que se retiraba a algún refugio cercano a la capital y allí se dedicaba a componer. El gran especialista en el compositor, Henry-Louis de La Grange piensa que los dos primeros movimientos de la obra fueron esbozados en el verano de 1901 en Maiernigg y su carácter trágico tienen que ver con la hemorragia intestinal que el músico había sufrido en febrero de aquel año, que lo puso al borde de la muerte, aunque es cierto que las marchas fúnebres eran habituales en su música, hay una ya en la 1ª (que la ROSS interpretó en septiembre en la apertura de esta temporada) y la 2ª empieza con otra.
Con la 5ª, Mahler volvía a las sinfonías puramente instrumentales, después de que 2ª, 3ª y 4ª tuvieran importantes pasajes vocales. La instrumentación es la típica de sus obras anteriores e incluye la tradicional cuerda en cinco partes, maderas a tres (salvo flautas, que son cuatro), seis trompas, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, arpa, timbales y un variado set de percusión, es decir, la gigantesca orquesta sinfónica característica de la música centroeuropea del posromanticismo.
La sinfonía se abre con una marcha fúnebre ("Con paso mesurado. Severo. Como una procesión fúnebre", escribe el compositor) de un tono más patético que verdaderamente trágico y se continúa con un segundo movimiento ("Tempestuoso y animado. Con la mayor vehemencia") violento y angustioso. Construido en la clásica forma sonata, la música parece conducir a un final victorioso, pero se retrae y se cierra en clave oscura, casi desesperada. Y de repente, un extenso Scherzo radiante como tercer movimiento, en el que por una vez el compositor prescindió de esos toques grotescos tan habituales de estos momentos de sus sinfonías.
Para cuando en el verano de 1902, Mahler terminó la sinfonía, su vida había cambiado de forma importante, pues el 9 de marzo se había casado con Alma Schindler y con su esposa llegó a finales de junio a Maiernigg. Es entonces cuando escribe el Adagietto, especie de romanza sin palabras de la más alta inspiración, y concluye la sinfonía con un quinto movimiento, un rondó de una brillantez y una variedad temática inusitadas. Mahler siguió trabajando en su obra hasta su estreno en octubre de 1904 en Colonia, pero la sinfonía, que fracasó cuando el propio autor la presentó en Viena al año siguiente, tardó en ser entendida y valorada. Como tantas veces, décadas después, el cine vino en su rescate.
[Diario de Sevilla. 17-03-2022]
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déjame ayudarte. complaciente zumbido separa líneas de comisuras, doblando rodillas con tal de igualar altura foránea. cosquilleos empujan contra la jaula blanda de sus costillas, hasta creer que bochorno se adueñará de ellas. la simpleza de fémina actúa como positiva influencia, esbozando sonora risilla. ' gracias, sin embargo no es necesario. en realidad era un decir, no le presto atención a las opiniones de los demás. ' pasillo entra a campo de visión otra vez, reanudando caminata a la cafetería. sorpresa absoluta que arreglase rebeldes hebras, guardando manos dentro de bolsillos. ' ¿contacto físico? ' un atisbo de diversión oscila por voz, ensanchando poquito a poquito curvatura de labios. el mundo es un pañuelo, ¿o él un imán? cualquier razón válida, estudiando facciones opuestas por rabillo del ojo. ' puedes abrazarme cuando gustes, no me molestará. ' al contrario, sus amistades brillan en esa área, acostumbrándolo a recibir afectivos contactos. vuelve a encaminarse por tópico principal, deteniéndose unos latidos a pensar. ' mh, veamos. como fanático de la cafeína elegir es complicado. más o menos depende de mi humor, hoy por ejemplo se me apetece un almond latte. ' dulzura será bienvenida. una recarga extra para espíritu, mezclándose por fisionomía curiosidad como también ternura. no escuchó mal, ¿cierto? inclinando a la mitad anatomía, mero capricho para susurrar contra su oído. ' ¿significa que no he perdido la chispa? ' endereza postura con semblante amistoso, calmándola a traves de cruda honestidad. ' sé que bromeas. ha pasado mucho desde que dieron a entender que podría enamorar. ' última relación amorosa apagó la vela de sus esperanzas. ruptura golpeó directo a su orgullo, retirándose del mundo de las citas. pasaron cosas que le hicieron dudar de todas las cualidades que poseía como persona, temblando mentón al respirar entrecortado. ' ¿por dónde empiezo? nací en corea del sur, pero alemania es el país que conozco como mi hogar. abandoné corea con apenas cuatro meses y no he vuelto. aunque viví pocos años en madrid, croacia, romania y viena. por supuesto que había estado aquí antes por vacaciones. ' finalmente llegan a destino, llamando su atención con índice hacía área de café. ' el momento justo. ' no hay alumnos como creía, al menos la cantidad es menor. acercándose a servicio para pedir sus bebidas. mientras esperan se regresa a contraria, siendo turno de conocerle más. ' ¿de dónde vienes exactamente? no ubico el acento. ' o tal vez sea una mala jugada, cabeceando. ' ¿había estado en europa antes? ' los ojitos de gacela del castaño transmiten confianza e inocencia, centelleando debajo de alborotado cabello. ¿sus preguntas la incomodaran? ¿viola sus límites? ojalá no, tragando despacio. ' de hecho, estaré bien si decides no contestar. respetaré su privacidad. ' aclara previo a entrega de bebidas, entregándole correspondiente. ¿buscarán una mesa próxima a ventanal u otro rincón? comunicándole por medio de lenguaje corporal su indecisión.
no subestima sus capacidades a la hora de cambiar vestimenta, sólo es camiseta y chaqueta, acabando tarea con suma velocidad. usual de cuando era un muchacho torpe universitario que no escuchaba alarmas, saliendo de dormitorio a la carrera con temor de perder sus clases. debido a los inconvenientes de clases matutinas aprendió a cortar minutos de sus actividades básicas, alisando segunda prenda con manos. primavera en berna aún es una estación fría, contemplando desde atrás mientras busca sus tenis. ' no es necesario, he acabado. ' sacude calzado con diestra en señal de victoria, sumergiéndose en cuestiones anteriores. quizás se adelantó a creer que no disfrutaría conversar de mascotas, suavizando facciones así como orbes caobas que son literalmente las ventanas de su alma. ' hey, está bien. comprendo que no estés familiarizada. lo hemos tenido por aproximadamente cinco años. lo adoptamos después de nuestras vacaciones en japón. ' casi por accidente. la historia de minino es chistosísima, arreglando mochila con artículos primordiales; audífonos, celular, cargador, cartera además de los panecillos de avellana. mostrándoselos antes de guardarlo. ' mi padre los compra en mi panadería favorita. desde hace tres años soy adicto a ellos, sabor es impresionante. ' articula con ojitos en medias lunas, cerciorándose de no olvidar nada. curioso que hasta para visitar áreas cercanas lleve siempre backpack o algún bolso, una vieja costumbre que tal vez nunca lo abandonara. ' ¿vamos? ' pide con todo en orden, abriendo la puerta para ella. de todas las personas, no imaginó que sería fémina la primera en contactarle, apreciando con cariño su compañía. en casa hubiese tenido a padres y felino para consolarlo, pero al encontrarse lejos de los tres, permanecer en habitación era sentencia segura. asiente, colgando bulto del brazo, caminando junto a ex mabom. ' ¿cómo te gusta el café? ' interrogante escapa normal pese a sus bajos ánimos, presionando labios como antesala de hondo suspiro. ' debo saberlo, te llevaré cuando estés esforzándote mucho. ' le parece correcto. sin sus palabras o presencia se encontraría posiblemente más hundido en el pozo de lamentaciones, observándola de reojo. ' mi lenguaje de amistad y amor es el servicio. no dudes de llamarme cuando necesites de alguien. si es que lo deseas. ' porque imponerse es poco característico de surcoreano, apartando despeinada cabellera de frente. ' debo cambiar mis productos para el cabello. ' en realidad no le funcionan, esponjado las hebras el doble y dándole aspecto desaliñado. ' pensarán que no me peino, ¿cierto? '
#alexxv#te cuento algo gracioso#y así sabrás lo distraída que soy#creía que se llamaba alex#hoy descubro que es alexa#puedes bloq por boba#jksbdkjsbk
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Palacio Belvedere, Viena.
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Bienvenidos a Viena, la elegante ciudad a orillas del Danubio, la ciudad de los Babenberg, la ciudad de los Habsburgos, donde las artes y la cultura florecieron principalmente durante los siglos XVIII y XIX, convirtiéndola en la capital europea de la música clásica. Pero no sólo eso. Viena es una ciudad de amplias avenidas e impresionantes edificios donde pasado y modernidad se entremezclan para mostrarnos esta ciudad viva llena de monumentos majestuosos. ¡Reserva tu viaje a la capital de Austria con Tour & Travel!
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Moisés, Miguel Ángel y Freud
De un Entrelazamiento de historias en la Historia
a algunas sugerencias para la teoría del tratamiento.
XIV Internacional Forum of Psychoanalysis
Roma 23-27 Mayo 2006
Freud, turista de élite
El viaje a Italia ha sido en el pasado una etapa “obligatoria”; era la atracción de una moda elitista, la del Gran Tour. Era un must que a partir del siglo XVIII, siguiendo las huellas de Goethe, obliga a la Intelighenzia europea, de Byron a Shilley, de Keats a Mendelsshon, de Joyce a Thomas Mann, a visitar Italia y residir un tiempo en Roma.
Tampoco Freud se sustrajo a la fascinación de la empresa y así, desde 1895 inicia la costumbre de, como él dice, “ dirigir su corazón hacia el sur, hacia las higueras, las castañas, el laurel y los cipreses” ( Carta a Marta fechada el 1 de septiembre de 1900), pero también hacia la luz y la monumentalidad del pasado, transmitiendo las sensaciones y las imágenes de estas estancias a la correspondencia de viaje dirigida a sus familiares (véase Togel, 2002).
La ciudad de Roma, sin embargo, ocupa un lugar especial en el imaginario freudiano: es un lugar que nos es restituido en las memorias de Freud con carácter ambivalente. En su deseo “neurótico” de Roma, como él mismo lo define (Carta a Fliess del 3 de enero de 1887) Freud se debate entre la curiosidad por conocerla y el temor de llegar a ella. De ello da testimonio la Traumdeutung en la que nuestro autor nos relata una serie de sueños que dramatizan su agobiante y controvertido deseo de llegar a Roma (Freud, 1900, págs. 183-5). Tal vez por eso mismo hasta el 1901, Freud, como un moderno Anibal, no consiguió llegar más allá del lago Trasimeno (Carta a Fliess del 3 de enero de 1887). Y sin embargo, siempre que Freud emprende sus vacaciones en Italia, durante sus habituales viajes de septiembre, va avanzando cada vez más hacia el sur: primero el Véneto, después Lombardía, más adelante Umbría y por fin la Toscana, parecen ser progresivas etapas de un recorrido de iniciación a lo largo del camino hacia Roma (v. Flem, 1991, pág. 78).
Por último, Freud superó todo tipo de dudas y, venciendo el miedo al tren, al cólera, a la malaria, al siroco y a las pulgas, encontró el camino de Roma.
Llegó allí en el 1901. “Parece increíble que no haya venido aquí antes” escribía a su esposa (Tarjeta postal a Marta, del 2 de septiembre de 1901). “Es la ciudad más bella y eterna, de una belleza sin igual” (Carta a los hijos, del 12 de septiembre de 1913). Visitó el Panteón, la Capilla Sixtina, la Vía Appia Antica y el Palatino, echó la moneda en la fontana de Trevi y el gesto propiciatorio dio sus resultados. Volvió otras seis veces, familiarizándose cada vez más con el entramado urbano hasta llegar a caminar por las calles de la ciudad «como un romano” , como contaba a Marta (carta a Marta, del 24 de septiembre de 1907), lamentándose “lástima que no se pueda vivir siempre aquí” (carta a la familia, del 24 de septiembre de 1907).
Moisés, ¡qué pasión!
Pero Freud visitó también, y varias veces, casi invadido de un sacro furor, la iglesia de San Pietro in Vincoli para “espiar” al Moisés de Miguel Ángel. El papel que desempeño Moisés en relación con los avatares del pueblo hebreo ejerció siempre una fuerte impresión en el ánimo de Freud, de la cual es testimonio la obra de 1913 ‘El Moisés de Miguel Ángel’ (Freud, 1913) y la vuelta sobre el tema al final de su vida en los tres fascinantes e sugestivos ensayos sobre ‘Moisés y la religión monoteista’ (Freud, 1934-38).
Las referencias autobiográficas son explícitas: la figura de Moisés provoca en Freud un notable interés que se traduce en una temerosa reverencia hacia la dimensión heroica de un Moisés padre y caudillo. El mismo Freud admitía que no lograba “sostener la mirada hosca y desdeñosa del héroe y de escabullirse agazapado en la penumbra” de las naves de San Pietro in Vincoli (Freud, 1913, pág. 301).
Moisés, además, satisfacía en Freud una necesidad narcisista de identificación con el jefe profeta y conductor de una multitud de seguidores en la empresa admirable de conducirlos a su destino final. Si Freud se emparienta con Moisés, la tierra prometida en la identificación freudiana se hace metáfora de la afirmación del movimiento psicoanalítico. El paralelismo se explicita en una carta a Jung: “Si yo soy Moisés, [usted] como Josué tomará posesión de la tierra prometida de la psiquiatría que a mí me está permitido ver solo desde lejos.” (Freud, 1974, pág. 211). Al igual que el héroe Moisés, Freud, con su psicoanálisis, trata de dar a la vida y a la cultura un destino superior, una ambición, un ideal, un valor.
Freud encontró al Moisés de Miguel Ángel en su primera visita a Roma, como atestigua la fecha de una tarjeta postal a Marta, el 6 de septiembre de 1901. En el 1912, en una de sus estancias en Roma en compañía de Ferenczi, confiesa que iba todos los días a la iglesia de San Pietro in Vincoli (carta a Marta del 25 de septiembre de 1912). Al año siguiente, Roma acoge de nuevo a Freud que se queda tres semanas y también esta vez rendirá homenaje cotidiano a la estatua (carta a Weiss del 12 de abril de 1933).
A su vuelta a Viena, Freud escribe en diez días su ensayo sobre el Moisés de Miguel Ángel. ¿Qué puede significar tanta afección expresada en estas visitas tan reiteradas y casi obsesivas? Es el propio Freud quien contesta a esto al admitir que “ninguna otra escultura ha ejercido un efecto tan fuerte sobre mí” (Freud, 1913, pág. 301). Pero su motivación no es ni estética ni contemplativa; el impulso que le empuja es exquisitamente psicoanalítico. Freud, como él mismo explica, desea «comprender el misterio de la estatua” (carta a Marta, del 25 de septiembre de 1912), quiere resolver un enigma. Se trata de descubrir qué acontecimiento, y exactamente qué instante de él, representa la estatua. Freud, con decisión, determina cual es el acontecimiento. El hecho es bien conocido: Moisés, descendiendo del Sinai con las Tablas de la Ley, distingue desde lo alto la escena de idolatría de su pueblo. Más difícil le resulta a Freud localizar el preciso momento de la acción en la que, según Freud, Miguel Ángel inmortalizó la imagen de Moisés, deteniéndola y fijándola en un instante atemporal . La tarea requiere de Freud un refinado uso de un método de investigación que llamaré método indiciario.
¡Por las barbas de Moisés!
Freud construyó su interpretación centrándose en la observación de algunos detalles precisos que desempeñan la función de indicios y que son los siguientes:
La inclinación de las Tablas
La postura de Moisés en su asiento
El juego de los dedos de la mano derecha y la ondulación de la barba
La inclinación de la cabeza
La dirección de la mirada
La reconstrucción que propone Freud, en base a estos detalles, de los cuales la mano y la barba resultan ser el eje principal, se obtiene mediante la presentación de tres diseños que, al igual que un barrido de la moviola, representan la sucesión de tres momentos – secuencia.
Secuencia primera: Moisés está quieto, sentado en posición de reposo
Secuencia segunda: Moisés vuelve la cabeza y se da cuenta de la escena. En un rapto de ira, afloja la presión sobre las Tablas, que están a punto de escurrírsele de las manos.
Secuencia tercera: Moisés se da cuenta, se detiene, acerca la mano que tenía sobre la barba a las Tablas para sujetarlas, desviando involuntariamente aquélla también.
En síntesis, la interpretación que hace Freud del Moisés de Miguel Ángel es la siguiente: el escultor ha querido representar a Moisés en el momento en que recupera la compostura exterior no cediendo a la emoción interior y en que, refrenando la pasión, salva las Tablas de la Ley.
Moisés ha sublimado.
El Moisés de Freud, o la subjetividad del intérprete
En este punto quisiera dejar a un lado el interrogante de si este Moisés de mármol que Freud va interpretando corresponde a la intención de Miguel Ángel. La intención que ha guiado la mano de Miguel Ángel al esculpir esta obra es una tarea que dejo de buen grado a la competencia de los historiadores del arte. Lo que sí es sin embargo de nuestra competencia es si la interpretación freudiana refleja la intención que aporta Freud al interpretar “su” Moisés. En otras palabras, ¿quién ha sublimado la propia rabia, Freud o Moisés? La pregunta nos conduce a un terreno propio del campo de las investigaciones de los psicoanalistas, desde el momento en que nos induce a reflexionar sobre la relación entre la subjetividad del intérprete y el trabajo de la interpretación (De Robertis, 1995). Dentro de este espíritu me dispongo a verificar la subjetividad de la interpretación freudiana.
Al comentar las vicisitudes de Moisés, ya antes había surgido la amarga reflexión de Freud, que veía a “Moisés recompensado (…) con rebeliones, odios e ingratitud por aquel mismo pueblo que él intentaba liberar” (Freud, 1900, pág. 349). La “traición de los seguidores” es un tema que trae a colación los acontecimientos biográficos de Freud y que hace intervenir su subjetividad ante la dolorosa desilusión padecida. Cuando Freud “espia” a Moisés y escribe el ensayo correspondiente, en aquel periodo de su vida estaba encolerizado por lo que estaba viviendo: apenas terminada la redacción del ensayo, Freud escribía a Ferenczi: “Estoy invadido por la rabia” (carta del 12 de enero de 1914). Era un momento candente en la historia de la Institución Psicoanalítica y Freud sufría el abandono de Adler y de Stekel, al mismo tiempo la polémica con Jung estaba en todo su apogeo. Por tanto, la génesis de la motivación que llevó a Freud a inspeccionar, casi a hurgar, en los rasgos del simulacro de Moisés, es una vivencia emotiva que radica en lo íntimo de sus experiencias personales.
El año antes de escribir el ensayo, ante el comportamiento de Stekel, Freud confesó a Ferenczi que la situación que reinaba entonces en Viena, lo hacía más similar al Moisés “histórico” que al de Miguel Ángel (carta a Ferenczi, del 17 de octubre de 1912).
De todos es sabido que el Moisés “histórico”, el que nos ha llegado con la tradición bíblica, es un personaje dominado por la ira que, traicionado e indignado, cedió a sus impulsos y destrozó las Tablas de la Ley, dispersando sus valores. A Freud le influyeron la reactividad e impulsividad del carácter de Moisés, sobre el cual escribía 20 años después: “la misma descripción bíblica calificaba a Moisés (…) de irascible, fácilmente excitable como cuando, indignado, mató al vigilante que golpeó a un hebreo, o como cuando , amargado por la apostasía de su pueblo, destrozó las Tablas de la Ley que había traído del Monte de Dios, por esto Dios lo castigó al final por aquel gesto de impaciencia” (Freud, 1934-1938, pág. 359 y sig.).
El mismo Jones intuyó las referencias subjetivas que animan la interpretación freudiana, cuando subrayó, a propósito de la identificación con Moisés, el esfuerzo de Freud por dominar sus pasiones (Jones, 1953, pág. 441). En esta misma dirección, otros ilustres biógrafos de Freud (Gay, 1988, pág. 286, n.2; Robert, 1964, págs 305-6; Rodríguez, 1996, vol. II, pág. 125) confirman que Freud había ejercitado un notable control sobre sí mismo para frenar su ira, sobre todo en los momentos de encuentros oficiales, como el Congreso de Munich del 1913, y éste año es precisamente el de la escritura del Moisés.
Y no en último lugar, también el libro del Éxodo confirmaba que Freud puso de su parte, desde el momento en que la interpretación freudiana llegó hasta invertir la tradición testamentaria según la cual Moisés, por el contrario, invadido por la rabia no protegió las Tablas de la Ley, sino que las destrozó (Èxodo, 32, 15-19).
Al parecer,el hecho de que no se trate de ningún otro Moisés sino del de Freud y que sea una lectura ajustada a la subjetividad del intérprete (Gonzalez Torres, 1996) no pasó por alto ni siquiera en aquel entonces. De ello dan testimonio las dudas de Freud y las distintas vicisitudes que acompañaron la publicación del ensayo en cuestión; contrariamente a Jones, Abraham y Ferenczi, que le animaban a publicarlo, Freud no estaba seguro de que lo debiera hacer; “en cuanto al problema del Moisés, tengo otra vez dudas” –confesaba – y así se llegó a la componenda de que, en 1914, saliera publicado en Imago pero en forma anónima, como si la reticencia envolviese el misterio de su autor. Abraham se muestra escéptico y cree que el anonimato de la publicación es un escamoteo inútil y que, de todos modos, se reconocerá “el zarpazo del león”.
Sólo muchos años después, en el 1924, cuando salieron las obras completas, Freud reeditará el trabajo asumiendo su paternidad: “he legitimado a este hijo mío no analítico” dirá (Carta a Weiss, del 12 de abril de 1933). La lectura que hizo Freud del Moisés de Miguel Ángel mantiene su fascinación puesto que abre un resquicio para observar las vivencias de Freud, la autenticidad de su experiencias personales y, en definitiva, la subjetividad de Freud como hombre. Más allá del refinado ejercicio de estilo del que Freud hace gala en su ensayo sobre Moisés, basado en el examen de los detalles, método que me gustaría analizar más adelante, ahora quisiera detenerme en estudiar la actualidad que reviste hoy el tema de la dimensión subjetiva de la interpretación y de la “persona” del analista. Tomaré como punto de partida la subjetividad de la interpretación freudiana y para ello empezaré por San Pietro in Vincoli.
En la quietud de la nave, durante las visitas que se suceden día a día, como en una imaginaria sucesión de sesiones, Freud se ocupa del “paciente” Moisés. La suya no es contemplación sino una serie ordenada de observaciones y, estudiando minuciosamente la estatua, parece que le haga hablar… pero su interlocutor se mantiene congelado. A diferencia del convidado de piedra de Don Juan, que al final del banquete se anima, la estatua de Moisés permanece muda, no responde a las conjeturas de su observador. Quisiera por tanto marcar simbólicamente la relación entre Freud y la estatua como el escenario de un setting carencial desde el punto de vista relacional.
El paciente, a diferencia de los textos sobre los que opera la praxis hermenéutica, que permanecen mudos y que basta con saber leer (Gadamer 1967; Habermas, 1968) es un texto vivo que, preguntando y respondiendo, en el discurso que desarrolla con el analista-intérprete, entabla un diálogo, negociando las propuestas y las pistas que da el analista y que a su vez el matching de la pareja analítica relanza.
Del mismo modo que Fre
ud, razona para su coleto ante la estatua , sin poder tomar en consideración la posición del otro, sin tener en cuenta la contraparte dialógica, así puede verificarse en la estancia del análisis, donde la presencia de un paciente que habla y se expresa, no garantiza por sí misma que la atención del analista tenga auténticamente en cuenta la experiencia del otro que actúa en ese momento (Stern, 2004, parte III) y que, junto a él construya una narración compartida (La Torre y otros, 2002). Me refiero a la consideración de que la intencionalidad del analista, su subjetividad (Fosshage, 1995; Hirsch, 1996), su inevitable “intervencionismo” produce briznas de trabajo fundados en sus vivencias, sus experiencias y sus emociones; es irrelevante que todo este conjunto de subjetividades sea consciente o inconsciente, el problema es si después funciona en la mente del analista como un a priori interpretativo, en la medida en que pasa por alto la intencionalidad de la comunicación del paciente.
En el fondo, de forma intermitente o de vez en cuando, hay momentos en toda sesión en que todos los analistas trabajamos “a solas”. Si esto sucede porque somos obedientes al modelo teórico que utilizamos en la lectura del paciente o depende de los mapas subjetivos que utilizamos en la lectura del mundo que habitamos, es indiferente, porque en ambos casos nos privamos de ese precioso recurso que es el paciente. Al final, sólo él es depositario de la posibilidad de comprobar o falsear nuestras conjeturas, del mismo modo que sólo él es la única vía de acceso a sus fuentes documentales.
Y aquí llego al meollo de la cuestión. ¿Qué son las fuentes documentales que nos refiere el paciente y de qué manera entenderlas? Por fuentes documentales no me refiero solamente al pasado del paciente y a su historia, sino más bien a las informaciones relativas a su presente. Es innegable que, en la medida en que el pasado colapsa sobre el presente, lo que el paciente comunica en el presente de la sesión expresa sin duda su pasado, repropuesto con rigidez y conservación. Pero esto no es todo. El paciente comunica también, y a pesar de todo, elementos de flexibilidad y transformación (Mitchell, 1993), que pueden manifestarse alternativamente pero también conjuntamente, con sus patrones mentales estáticos y consolidados, sintomáticos y disfuncionales.
Sin embargo, a diferencia de las referencias históricas y conservativas que, de modo consciente o inconsciente, se acumulan en el texto del paciente, los índices del cambio en función de las necesidades evolutivas de norma se manifiestan a través de una escasa visibilidad, entran a hurtadillas en el relato del paciente, con una presencia silenciosa y discreta que se perfila en el discurso del paciente como un microscópico inciso, un pequeño espacio entre comillas o un diminuto paréntesis. Son justamente estos particulares de escaso relieve, estos detalles en sordina, estos indicios minimalistas los que pueden ser índices de fenómenos de desarrollo futuro de notable importancia y relevancia. Pero para explicitar mejor este tema, el tema de los indicios de cambio que se manifiestan mediante detalles “invisibles”, me serviré de un sistema transversal, recurriré al ámbito de las artes figurativas.
El método de los detalles
A finales de 1800 se abre camino en Europa un paradigma interpretativo basado en el método indiciario. Se servía de él, en el ámbito de la historia del arte, su inventor, el italiano Giovanni Morelli, que, al igual que Freud, era médico y, al igual que éste, había adquirido de la semiótica médica la habilidad de un consumado observador (Ginzburg, 1986). Los museos del mundo están llenos de cuadros con falsas atribuciones. ¿Cómo se puede entonces restituir la pintura a su verdadero autor?, se preguntaba Morelli. He aquí su fórmula: la paternidad de un cuadro no debe reconstruirse según la valoración general o el conjunto de la obra. En ese caso, la atribución se basaría en aquellos caracteres que saltan a la vista más fácilmente y que, por lo tanto resultan más fácilmente imitables, como, por ejemplo, la mirada elevada al cielo de los santos del Perugino o los ojos almendrados de Botticelli o la sonrisa típica de los personajes de Leonardo. Para efectuar la peritación de una pintura, es necesario sin embargo apuntar a los detalles secundarios – sugería Morelli – a aquellos indicios mínimos, insignificantes e irrelevantes que pasan inobservados.
Justamente este tipo de indicios, menos influidos por las tendencias de la escuela a la que pertenece el pintor en cuestión, figuran en los originales y no en las copias: caen en esta categoría, por ejemplo, los lóbulos de la oreja de Botticelli o de Cosme de Tura, los detalles naturistas como las flores, las plantas, los animales o los detalles del paisaje. Son detalles que descuida el copista y precisamente este descuido lo traiciona. Aplicando este método, Morelli descubrió muchas falsas atribuciones: el descubrimiento más sensacional fue la Venus de la Galería de Dresde ; considerada como una copia del Sassoferrato de una pintura perdida de Tiziano, Morelli identificó en ella a una de las poquísimas obras de segura paternidad del Giorgione.
El método de Morelli, como todos los procedimientos indiciarios, incluida la investigación policiaca, remite a una perspectiva minimalista que considera revelador el dato residual y marginal. Un método cuyo sentido interpretativo está en el hecho de que la revelación o la interpretación no proceden de la observación directa de lo que se manifiesta, sino de la atención dirigida a seleccionar los indicios indirectos, imperceptibles y aparentemente casuales. En la cultura árabe, la palabra firasa indica el órgano del saber indiciario, de un pensamiento penetrante, capaz de pasar de lo evidente a lo ignoto, aprovechando los indicios.
Nosotros somos psicoanalistas y no historiadores del arte, pero tengo la impresión de que la lección de Morelli con su foco en los indicios secundarios es exportable con utilidad a nuestro campo de investigación con el paciente. Se podría preguntar sin embargo, ¿porqué tomarse la molestia de incomodar a Morelli, desde el momento en que el propio Freud ha aplicado en su dominio el método fundado en el análisis de los indicios de la psique?
Indicios conservadores e indicios transformadores
En mi opinión, excepción hecha de los diversos campos de aplicación, ambos procedimientos son muy distintos, no tanto por el método indiciario, común a ambos, sino por el distinto tipo de indicios que cada uno busca. Los detalles que el método morelliano rebusca representan indicios de autenticidad. Los indicios que el Psicoanálisis clásico toma en cuenta son los correspondientes a los aspectos repetitivos y estereotipados, referentes al pasado del paciente y transmitidos por el inconsciente dinámico. Lo que representa la despersonalización y la disociación del sujeto con respecto a sí mismo. Pues se trata de indicios que, por supuesto, representan la “inautenticidad” del sujeto. Al transferir la palabra autenticidad del campo de la historia del arte al dominio del psicoanálisis, no quiero atribuir al término un significado ontológico sino funcional; me refiero a la posibilidad de que el paciente, adoptando otra modalidad funcional, lea su realidad presente no con las lentes deformadas de sus vivencias y sus patrones mentales elaborados en función de su pasado, sino a través de las modalidades de su estar en el presente, un estar que sea presencia de sí mismo y a sí mismo.
El método clínico freudiano “peina” el inconsciente, con la evidencia de que las referencias al pasado y a sus vivencias, obviamente por un analista entrenado para recogerlas, están siempre en primer plano en la narración del paciente. Si bien estoy convencida d
e que la escucha analítica no puede subestimar indicios de tal naturaleza, no estoy inclinada a pensar que los recursos de la terapia consistan en dedicar la interpretación a estas referencias. Creo sin embargo que deben acogerse y trasladarse a la autorreflexión del paciente otros indicios de diversa naturaleza, que expresan el registro de su“autenticidad”, de sus “elecciones”, de su personal plasticidad.
La intervención del analista debería restituir al paciente elementos utilizables como factores de crecimiento y evolución, no de reificación e impasse (Ferro, 2003).
Me refiero por tanto a aquellos indicios que aparecen desvinculados de los habituales patrones dinámicos del paciente, indicios de autenticidad, en la medida de que no están al servicio de un falso Self, si queremos utilizar el lenguaje de la Selfpsychology .O, si queremos usar otro léxico, indicios de algo que no está al servicio de la propia funcionalidad conservadora o de las propias imágenes consolidadas. Gracias a esta perspectiva, suena hoy como nunca profética la intuición fuerte de Hartman en relación con la autonomía del Yo y de la esfera libre del conflicto, olvidada por desgracia por las sucesivas generaciones de los psicólogos del Yo.
Precisamente con respecto a estos “otros” indicios, a este lenguaje alternativo, pienso que es estimulante el método de Morelli en lo que respecta a los indicios de autenticidad del pintor. Son indicios reveladores – precisa Morelli – porque representan momentos en los que el artista, desvinculándose de los cánones de la tradición cultural a la que pertenece, recurre a expresiones personales “que se le escapan, sin que se dé cuenta” (Morelli, 1897, pág. 71, subrayado del autor).
¿Y no es exactamente este el trabajo que hace el paciente cuando se “permite” expresiones auténticas, que son así por el simple hecho de haberse desvinculado de sus cánones tradicionales, es decir, de sus dinámicas estereotipadas? Efectivamente, cuando a un paciente se le escapan expresiones que sortean el control ejercitado por sus creencias inadecuadas, manifiesta un estado emotivo de reticencia, decontrariedad, de embarazo e incluso de temor, como si algo se le hubiera escapado de las manos, tal como piensa Morelli cuando dice, “que se le escapan, sin que se dé cuenta”.
Quisiera subrayar que la atención clínica a estos elementos indiciarios remite a un modelo de tratamiento e intervención más amplio, que no incluye sólo los indicios reprimidos de las fantasías y de las vivencias históricas que pueden llegar a eludir las defensas. Paralelamente, conviene resaltar también a los indicios evolutivos que escapan al control conservador de lo que es intrapsíquicamente consolidado.
En definitiva, sacar a la luz la forma de actuar de Morelli es para mí un simple medio que funciona como expediente para precisar que, mientras el método del Psicoanálisis clásico se polariza sobre la aparición de los indicios conservadores, el método de algunas orientaciones psicoanalíticas actuales se posicionan también sobre la epifanía de los indicios transformadores.
El recurso terapéutico
Son estos últimos los elementos reveladores de potenciales transformaciones (Fosshage, 1997) y cambios progresivos. No obstante, estos elementos residuales que aparecen al margen de la narración del paciente y que indician un potencial de evolución y de cambio futuro, en el momento en que aparecen, asumen un tono silencioso, una coloratura tenue y casi imperceptible.
Por ser detalles “discretos”, no sólo escapan al control del paciente, afortunadamente, sino que pueden escapar también al escucha del analista, y aquí con resultados menos felices.
Asumiendo esta perspectiva, no quiero subestimar el frente de la represión, de las defensas estructurales, de la resistencia al tratamiento, de las compulsiones a la repetición, de los patrones desadaptivos o de las creencias patógenas, en cualquier modo que se desee definirlos. Todo este “ajuar” debería continuar manteniendo un peso privilegiado a los ojos del analista, en la misma medida en que domina la vida psíquica del paciente. Pero lo que veo de forma diversa, es el distinto destino del uso que debiera hacer de ello el analista. Se trata de elementos que no siempre y no necesariamente habría que restituir al paciente bajo la forma de interpretación, sino que el analista debiera vigilar continuamente, en una especie de diálogo interior o de interpretación silenciosa, para calibrar sus intervenciones, es decir para ensayar el margen de maniobra y los pasadizos de acceso que el paciente está dispuesto a concederse y a concederle con el fin de encontrar soluciones alternativas. En otras palabras, hay que examinar el pasado/presente para poder interpretar el presente/futuro (De Robertis, 2004).
El analista entonces se ocupará, como si observara un partido de ping-pong, a equilibrar el peso de la dificultad de crecimiento del paciente con el de la potencialidad de evolución. De hecho, y llego aquí a lo que quería decir, considero que el recurso terapéutico no está en la toma de conciencia del pasado, como referencia a las vivencias experienciales, pero tampoco en la funcionalidad y en las estrategias de supervivencia con las que se identifica y se reasume el paciente, sino en una parte muy distinta: en aprovechar la posibilidad de poderse pensar de modo diverso y poder actuar de modo diverso. Me gusta atrapar las sugerencias de Ferro cuando califica un análisis “no tanto por los contenidos ( reprimidos o escindidos) sino por su capacidad de desarrollar los instrumentos para sentir, pensar, soñar, y de mirar así al futuro” (Ferro, 2006, pág. 403).
Tengo en la mente una teoria de la cura que apunta a y apuesta por la lógica del cambio, por los espacios potenciales (Ferrario, Garella, 2001) y por las intervenciones perspectivistas: un espacio en el cual la llamada restitución al paciente no le proponga la dimensión del pasado/presente, sino que sea sensible a la trayectoria del presente/futuro que el paciente saque a colación. Me inclino a pensar que el análisis del pasado no baste, es más que si se hace de manera exclusiva pueda resultar iatrogénico y reificante, concordando con Di Benedetto cuando afirma “que muchas veces los pacientes no saben qué hacer con la fotografía psíquica de su vida” (Di Benedetto, 1998, pág. 8).
Sin duda, estos recursos transformativos varían de un paciente a otro y todos hemos aprendido en nuestra propia piel cuan reducidas son en algunos pacientes, pero pensar que no son posibles en todos los pacientes sería una paradoja y un fracaso de la cura.
Lo implícito, el símbolo y el tiempo
Una última nota. Los recursos del cambio no aparecen en el proceso analítico como un producto confeccionado y listo para usar, sino que ocupan un espacio potencial, se manifiestan in fieri y se colocan en un work in progress a lo largo del tratamiento (Badoni, 1998). Es por esto por lo que los indicios de la alternativa son imperceptibles, como si el paciente inconscientemente se avergonzara de haberlos dejado escapar fuera de su control conservador, tanto inconsciente como automático. Pero también con embarazo, como nos sucede a todos ante una novedad inesperada aunque sea prometedora.
Opino de hecho que los elementos de cambio, en el momento en que aparecen, justamente por no estar todavía mentalizados (Bion, 1962), son inconscientes, pero no se deben a un inconsciente dinámico, como expresión de la represión, sino a un inconsciente descriptivo como dimensión de lo implícito, que yo considero como dimensión del tiempo interno necesario para aprender a.
Tener en cuenta a la dimensión de lo implícito del inconsciente, temática que la Ciencia Cognitiva, y más recientemente la Neurociencia, han te
nido el mérito de sacar a la luz, captando la atención de algunas comunidades psicoanalíticas, no es fácil de afrontar. Por parte de quien ha abierto el camino a la gestión clínica de la comunicación implícita en el setting, sucede a menudo que se convierta en objeto de fácil simplificación. En este sentido, no comparto la postura de quien asume el lenguaje de lo implícito, dentro de la comunicación clínica, como un dato de hecho, una consideración de realidad que hay que tomar por lo que es, ni más ni menos. Creo que sería oportuno tener presente que, si bien lo implícito no lleve consigo funcionalidad y significación dinámico-defensiva, y aunque sea siempre una dimensión inconsciente, imita los caracteres de lo que no pertenece a la conciencia “profunda”, colocándose fuera de la gestión de la autorreflexión. Sin embargo, esto no significa que lo implícito no presente una peculiaridad específica. Características que tiendo a pensar se centran en dos puntos fundamentales: la presencia del símbolo y su conexión con el tiempo interior. Trataré de examinarlos por separado.
Con respecto a la presencia del símbolo, quisiera subrayar que la consideración de que el “lenguaje” del inconsciente implícito no se pueda adscribir al inconsciente dinámico y que, por consiguiente, no cumpla funciones defensivas, no comporta – como consecuencia – que asuma una configuración no simbolizada, por así decir directa, desprovista del recurso y del carácter intermediario del símbolo, sin requerir por lo tanto un enfoque hermenéutico y una disposición interpretativa.
Justamente por ello, encuentro indebida la desconexión entre el código implícito y el registro de lo simbólico utilizada por algunos autores (vease Daniel Stern, 2004 o Beebe y Lachmann ,2002) que, inclinados a considerar la comunicación implícita como expresión de un dato de hecho,no devuelven la riqueza y la compleja articulación del vocabulario de lo implicito.
Creo que el símbolo estructura la forma que asume lo implícito, si bien la formalización simbólica no se pone al servicio del enmascaramiento defensivo, según la lógica simbólica freudiana, sino que pertenece a la economía de otra finalidad que tiene que ver con el tiempo psíquico y, siguiendo ese hilo, voy a comentar el segundo punto.
Legitimar la presencia del símbolo en el inconsciente implícito se cruza con el tema de la función absuelta por el lenguaje simbólico como forma de lenguaje metafórico. Viene aquí en nuestra ayuda la lingüística cognitiva ( Lakoff, Jonshon, 1980; 1998 ), subrayando en qué medida la configuración metafórica es el código lingüístico específico utilizado en la activación de los procesos de cambio. La finalidad del empleo de la metáfora no es la de camuflar o de despistar, sino de poner en palabras, por parte del sujeto, a una zona suya de transición entre lo que no es todavía y lo que será. La metáfora corre en ayuda de la evocación de lo imprecisable. Dentro de esta óptica, la alternativa que aparece de modo implícito e indiciario como potencialidad de cambio, representa lo que espera convertirse en pensamiento explícito y presente y, como tal, vehículo de realidad para el futuro.
En ese sentido, el código de lo implícito contrae un fuerte ligamen con el tiempo, y más específicamente con el tiempo de espera. Lo implícito y el índice alternativo del que se hace portavoz, vendría a configurarse como algo inédito que existe en el sujeto y que está producido por él, pero que al mismo tiempo no existe todavía, en cuanto no es todavía mentalizable y gestionable y exige una progresión psíquica gradual hacia su aproximación y adaptación por parte del sujeto. Lo implícito es ciudadano de un territorio en el que se anuncia un cambio que hay que considerar como futuro y preanunciado, en la medida en que el sujeto está creando una petición de significado (Thanopolus, 1998).
El analista se encuentra ante una serie de señales e indicios que, no obstante, se mantienen indecibles y “indecidibles” (Badoni, 1998), en cuanto están referidos a un pensamiento que no se puede nombrar todavía, que habita en una zona de suspensión media. Me refiero al tiempo de la espera, al tiempo de la expectativa, durante el cual el cambio asumirá su forma explícita y caerá en el momento oportuno, el kairós, como llamaban los griegos al momento “justo”. Se trata de un proceso temporal que yo definiría como futurización , ámbito de preeminencia para Bollas (1987), en la indagación de la experiencia que parta de lo conocido-nopensado para llegar a la pensabilidad, para poder ser mentalizado.
A un proceso análogo se refiere también Bion (1962) cuando explora el proceso de alfabetización. La dimensión de lo implícito, en el sentido de lo que vendrá, de lo que se hará, hace que el analista tenga que escuchar en sintonía con los recursos potenciales del paciente que se manifiestan a través de pequeños indicios, a veces tan simbólicos como los indicios dinámicos, aunque dotados de un valor de adaptación muy distinto. Indicios que no se manifiestan abiertamente y que deben ser interpretados simbólicamente dentro del proceso analítico. Indicios que hablan, aunque silenciosamente, y que a menudo, en medio del bullicio del inconsciente dinámico, pueden no ser advertidos.
Por esto, se me ocurre pensar, ¿Y si, como sucede con la atribución de autenticidad a un cuadro, también con respecto a la atribución de “autenticidad” al paciente, Morelli, con su método de los detalles, hubiese acertado?
https://www.centropsicoanaliticomadrid.com/publicaciones/revista/numero-13/moises-miguel-angel-y-freud/
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La trilogía Before y lo efímero
Hablando de la trilogía Antes del amanecer (Before sunrise, 1995), Antes del atardecer (Before sunset, 2004) y Antes del anochecer (Before midnight, 2013), todo el mundo me dice lo mismo: “la primera me gustó, las demás…”. Pero yo creo que ese es precisamente el objetivo.
Antes del amanecer nos presenta a Jesse y Celine, dos extraños que se conocen en un tren y deciden bajarse juntos en Viena, donde darán un paseo y charlarán durante horas hasta el siguiente tren, a la mañana siguiente, momento en el que tendrán que separarse. Antes del atardecer nos cuenta el reencuentro de estos dos protagonistas nueve años después en París, y se repite la fórmula narrativa del paseo, solo que esta vez permanecen juntos. Por último, Antes del anochecer, aunque tiene un ritmo un poco distinto, es muy parecida a las anteriores, y a la vez muy diferente.
¿Por qué a la gente le gusta tanto Antes del amanecer y tan poco Antes del anochecer? Por el mismo motivo que a los propios personajes les gusta la situación de la primera película y les incomoda la de la tercera. En Antes del amanecer, como ya he dicho, Jesse y Celine pasean por Viena durante horas, teniendo conversaciones profundas, banales, contando anécdotas, hablando de la vida… en resumen, conociéndose. Esto es lo que hace que ambos se enamoren. La conversación empieza desde que se bajan del tren y de aquí en adelante tenemos dos cosas que nos llaman la atención: la ausencia de música en gran parte del metraje y los planos de seguimiento largos, y ambas cuestiones están relacionadas. La película transcurre casi en su totalidad en tiempo real, lo que vemos es un largo paseo con una larga conversación, con planos muy largos que siguen a los personajes de frente y uno al lado del otro (esto es determinante en la percepción) en los que casi nunca les vemos el cuerpo entero. Cuanto más corto es el plano, más cerca estamos de ellos, más íntima es nuestra interacción, tanto como la suya. Estamos cerca, les seguimos (por detrás, por delante), nos paramos cuando ellos se paran, prácticamente podemos ser partícipes de la conversación con esa lluvia de matices, ese choque de ideas. ¿Y por qué no hay música? El paseo en sí y el constante flujo de palabras ya marcan un ritmo. Variar el más mínimo detalle resultaría extraño: por ejemplo, si los personajes estuvieran quietos, el ritmo sería distinto. Si percibimos la conversación como un frenético cambio de tema y un bombardeo de información es, en parte, porque los personajes no están quietos. Por otro lado, aunque en un filme nunca escuchamos la música de fondo conscientemente, en este caso la ausencia de ella nos permite concentrarnos más en las palabras, que juntos con los pasos, marcan el tempo de lo que sería la canción de sus voces.
En esta película tenemos una de las escenas más románticas que he visto nunca, y es cuando Jesse y Celine escuchan música en la tienda de discos. En esta escena sí tenemos música (además diegética, es la que sale del vinilo que pone Jesse). Aquí los protagonistas están en un espacio pequeño, ambos muy juntos y escuchando la canción, todo lo necesario para crear una atmósfera íntima. Es un minuto que se hace eterno, tanto para nosotros como para ellos. Ambos quieren mirarse, cuando Jesse mira a Celine y Celine le devuelve la mirada, él la aparta rápidamente, y lo mismo a la inversa. Aquí no hay conversación, solo música (con un ritmo más lento) y las ganas de mirar al otro sin ser descubierto. La tensión es tal que se puede tocar. Jesse y Celine deciden no volver a verse, ni escribirse, ni ponerse en contacto, porque una relación a distancia sería doloroso, pero cuando llega el momento de separarse el deseo puede con ellos y acuerdan verse en esa misma estación exactamente seis meses después, cosa que no sucederá.
Antes del atardecer transcurre nueve años después. Jesse escribe un libro basándose en su encuentro con Celine y, durante la presentación en París, ambos se reencuentran. Esta película en su totalidad nos muestra el tiempo real que Jesse y Celine pasan juntos, sin elipsis, sin saltos, sin demasiados cortes en el montaje, es decir, no nos ocultan nada, lo que vemos es lo que hay, y gracias a esto cada vez los conocemos más a la vez que ellos se conocen más. Repetimos la fórmula del largo paseo y la conversación, solo que esta vez con un toque más pesimista: los protagonistas han madurado. Incluso a niveles de espacio encontramos algunos paralelismos con la primera película (se sientan en un café, dan un paseo por un parque…). Recuerdan su primer encuentro nueve años atrás mientras se cuentan lo bien que les va ahora con sus nuevas parejas, pero cuanto más hablan, cuanto más se conocen, más valor ganan para confesarse que no son tan felices como decían en un primer momento.
¿Y la música? Bueno, hacia el final de la película Jesse le pide a Celine que le cante una de las canciones que ha compuesto y ella lo lleva a su casa. En las escaleras del edificio repetimos la escena de la tienda de discos, pero sin música: ambos suben despacio por las escaleras, mirándose de vez en cuando, sonriendo, de nuevo en una atmósfera cargada de deseo. En el apartamento, Celine canta con la guitarra un vals que ha compuesto inspirándose en Jesse, después pone música y la película se acaba con la decisión de Jesse de perder el avión que le llevaría de vuelta a su vida en los Estados Unidos y quedándose con Celine. Hablaremos de esto más tarde.
Antes del anochecer tiene un ritmo distinto. La película nos cuenta unas vacaciones en Grecia de Jesse y Celine, nueve años después, casados y con dos hijas. Ya no transcurre en tiempo real, hay algunos saltos de tiempo y espacio, pero seguimos manteniendo, en cierto modo, las conversaciones entre ellos, aunque ahora son menos. La escena del hotel es la más incómoda de la trilogía. Mantenemos el ritmo de una larga conversación, es decir, los personajes son los mismos, pero el montaje, la relación entre ellos, es distinto, más frenético, más violento. Si en las dos películas anteriores el formato conversación se nos presentaba en un plano frontal muy largo, con los personajes uno al lado del otro y caminando lentamente, en este caso la conversación (que más bien es una discusión), se nos muestra en constantes planos-contra-planos, con los personajes enfrentados y en muy pocas ocasiones en el mismo plano, en muy pocas ocasiones de acuerdo, y caminando constantemente de un lado de la habitación al otro. Ambos se dicen todo lo que no soportan del otro y la pelea acaba con Celine diciéndole a Jesse que ya no le quiere.
En esta película la música aparece en contadas escenas de Jesse y Celine y, sobre todo, siempre que aparecen sus hijas. Si recordamos las situaciones en las que aparece la música a lo largo de toda la trilogía (en la tienda de discos que visitan juntos, la canción que le canta Celine a Jesse y posteriormente el disco de Nina Simone que suena cuando Jesse decide quedarse en París, y en las escenas en las que aparecen sus hijas), podríamos decir que la música simboliza la unión entre ellos, sobre todo en las niñas (¿qué une más a dos padres que sus hijos en común?). Aparece en las escenas en las que están juntos, en las que se quieren.
Nada en la producción de esta trilogía es casualidad. No es casualidad que cada película se estrene nueve años después de la anterior (pues es el tiempo que tardan en reencontrarse Jesse y Celine). No es casualidad tampoco que por título lleven un fenómeno efímero: amanecer, atardecer y anochecer son momentos que duran unos pocos minutos, son preciosos en su existencia pero al poco tiempo desaparecen. Por ese mismo motivo nos gusta más Antes del amanecer que Antes del anochecer, porque mientras que en la primera nos muestran el encanto de un encuentro efímero, místico, íntimo y finito, en la última nos muestran el deterioro de eso que estaba destinado a quedarse en un breve momento en el tiempo y que al estirarlo pierde su magia. En Antes del anochecer nos dan muchas pistas: mencionan bastante el carácter efímero del anochecer, el personaje de Anna admite que sabe que algún día ella y su novio no estarán juntos, incluso Celine al inicio de la película advierte que será el principio del fin. Cada película nos gusta menos que la anterior porque sabemos que va contra natura alargar algo que era bonito en su finitud. El encanto de lo efímero reside, precisamente, en es que es efímero.
#antes del amanecer#antes del atardecer#antes del anochecer#before sunrise#before sunset#before midnight#julie delpy#ethan hawke#analisis
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Lise Meitner y la importancia de recordar para qué estudia uno.
Lise Meitner nació en 1878 en Viena, en el seno de una familia aristocrática judía, pero sus padres estaban interesados en el protestantismo y así la educaron a ella. De adulta se convirtió a la iglesia luterana. Pasó toda su vida estudiantil en una sociedad donde algunas instituciones aceptaban mujeres y otras no lo hacían, y las que las aceptaban cambiaban todo el tiempo debido a los vaivenes de los partidos políticos, los cambios de rectores, y hasta algunos motivos razonables cada tanto. Esto les llevó a estar semiescolarizada y ser semi autodidacta, de lo que absorbió lo mejor de dos mundos.
Al principio del siglo XX fue aceptada como alumna en el curso de estudios superiores en física de la Universidad de Viena. Todas las materias de este curso la dictaba una sola persona: Boltzmann, quien de la que se convirtió en la discípula más brillante. Meitner recordaba años después esas clases con especial afecto por dos razones; una, lo increíblemente rico en ideas que era ese ambiente; y la otra, que fue la primera vez que estaba en una clase donde a nadie le importaba lo más mínimo que ella fuese mujer, mientras que había padecido toda clase de forma de segregación en los años pasados entre estudiantes y profesores mediocres.
Cuando Max Planck fue nombrado primer director del instituto que ahora lleva su nombre, le escribió Boltzmann pidiéndole que le enviase «al mejor hombre que tenga». Boltzmann, razonablemente, no se tomó esa petición de modo demasiado literal y le envió a Meitner con una carta de recomendación. Meitner en en cambio sí estaba preocupada por el texto literal del telegrama, pero cuando se presentó ante Planck éste no puso ninguna cara de sorpresa, leyó la carta hasta el final, le dijo «si Boltzmann la recomienda eso es suficiente para mí», la acompañó a su oficina y le explicó su trabajo. Básicamente Meitner era un filtro, su trabajo era leer todas las publicaciones científicas relevantes en física así como la correspondencia profesional del Planck: separar la basura y seleccionar lo que le convendría leer. Era un trabajo que le dejaba bastante tiempo libre. Meses después, Planck le dijo que podía usar su laboratorio para sus propios experimentos, pero sólo en las horas en que éste estuviese libre. Meitner tuvo así a su disposición el mejor laboratorio de física de su época.
Meitner tuvo una idea brillante que guio toda su carrera profesional: formó un equipo de trabajo con un químico orgánico. ¿Porque esta idea fue tan buena o siquiera porque fue buena idea? Bueno, básicamente porque una física de partículas y un químico orgánico, es decir, una experta en la forma más simples de la materia y un experto en las formas más complejas, se complementan de modo maravilloso; cada uno entiende cómo la palma de la mano la porción de la realidad que al otro le es completamente desconocida. Meitner cambio varias veces el compañero de trabajo pero conservando siempre la misma fórmula. Pronto empezaron a hacer descubrimientos y les aparecieron imitadores.
En 1913 se ganan el premio gordo de la física: descubren un elemento. En 1936 hacen un descubrimiento desconcertante: al bombardear un trozo de uranio con protones, la composición química del uranio cambia, apareciendo elementos muy raros cuyo peso atómico sumado parece ser casi igual al del peso del uranio. Meitner primero descartó esto como un error creyendo que el uranio estaba contaminado y que esos elementos estaban ahí ya presentes desde antes, pero finalmente tiene que aceptar los resultados del experimento. Otra cosa llama la atención: el uranio se calienta en este proceso, hasta el punto de que esto se siente al tacto sin necesidad de un termómetro. Meitner aprovecho unas vacaciones familiares para conversar de esto con un sobrino suyo quien también era físico de profesión. Meitner se tomaba largas vacaciones de aveces meses en el medio de su actividad profesional. Hay quien dice que esto estuvo motivado por el suicidio de Boltzmann en 1906, hecho que le afectó mucho emocionalmente. Le hizo ver esto el peligro de una vida totalmente dedicada a la investigación sin descanso. Ambos —su sobrino y ella— habían llegado por separado a la hipótesis de que el uranio se dividía en dos átomos más simples al ser bombardeado por neutrones. Meitner le llamó al proceso fisión nuclear y se puso a pensar en cómo demostrarlo experimentalmente. En 1938 la fisión nuclear se demostró experimentalmente en parte con indicaciones hechas por Meitner por correo desde el exilio.
En marzo de 1939 sólo unos pocos meses después, Bohr pública en Estados Unidos los cálculos sobre la energía liberada en la fisión nuclear (esta velocidad en el progreso indica que todos los físicos del mundo se habían puesto a trabajar en la fisión nuclear). Bohr afirma que la fisión de menos de 100 mil átomos de uranio pueden levantar un ladrillo de un kilogramo a un metro del suelo, la publicación es recibida con escepticismo en Estados Unidos y otras partes, donde la mayoría piensa que tiene que haber un error de cálculo, que eso no puede ser. En Alemania, en cambio, Heisenberg (ex alumno de Bohr), se da cuenta en el acto de que de que su maestro tiene razón y convence a Hitler de crear un programa cívico militar para estudiar la fisión nuclear. Se forma así el llamado Club del Uranio. Mientras tanto Meitner la estaba pasando bastante mal. En 1938 Austria es anexada por el imperio Nazi, Meitner por ser Austriaca recibe la nacionalidad Alemana para perderla de inmediato por ser judía. Tras este extraño abracadabra legal que la convirtió en apátrida, se refugia en Holanda desde donde intercambia correspondencia con los investigadores en Viena que estaban demostrando la fisión nuclear. Previendo que Holanda va a ser anexada en breve también por el imperio Nazi, se auto exilia en Suecia, llega ahí con lo puesto y tiene que vivir un tiempo debajo de un puente como homeless.
En 1941 su situación había mejorado un poco, tenía un empleo como maestra de escuela primaria enseñando matemáticas elementales y podría alquilar una pequeña habitación en una pensión. Las cosas sin embargo no marchaban bien en los países escandinavos: Noruega se había unido voluntariamente al imperio Nazi, los rusos habían sido repelidos por los Finlandeses tras lo cual éstos cambiaron de bando de inmediato y le declararon la guerra a Noruega, el conflicto se extendió rápidamente en una guerra civil sueca. Suecia se había vuelto un lugar muy peligroso pero no había donde más huir. En eso estaba cuando recibe una carta de su colega Robert Oppenheimer, quien le dice que ha sido puesto al frente de un programa destinado a investigar las aplicaciones militares de la fisión nuclear y que la quiere en su equipo. Oppenheimer le ofrece una muy buena paga, trasladarla de modo seguro a Estados Unidos, la ciudadanía norteamericana y participar en un proyecto que sería histórico junto con varios de los mejores físicos del momento. Meitner le responde con una sola línea al dorso de la misma carta: «no estudie física para fabricar una bomba».
El Proyecto Manhattan, equivalente norteamericano del Club del Uranio, se lanza en el medio del más profundo pesimismo: sabían que se habían quedado dormidos dos años, lo cual es demasiada ventaja, y además dos de los mejores físicos que creían que tenían disponibles (Einstein y Meitner) se habían negado a formar parte. En 1945 cuando los aliados toman las instalaciones del Club del Uranio, toda la documentación científica es incautada, clasificada como ultra secreta y enviada al Proyecto Manhattan para que la estudien. Oppenheimer y compañía que habían pasado los últimos tres años y medio de su vida trabajando obsesivamente con la creencia de estar dos años rezagados se quedan asombrados de la ineficiencia de su equivalente Nazi. Comenta Oppenheimer «después de seis años estaban en el mismo punto que nosotros habíamos alcanzado en seis meses». En los años que siguieron a la guerra Meitner se dedicó mayormente a la enseñanza y a la política, casi sin trabajar en nuevas investigaciones. Los físicos que trabajaron en el club del uranio y otros proyectos similares fueron considerados botín de guerra, se los repartieron entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y su pasado se blanqueó y se olvidó, llegando incluso sus nombres a incorporarse a la cultura pop. Meitner los consideraba criminales de guerra y expresaba esto en público, cosa de la que jamás se retractó. Murió de un ataque cardíaco en 1964.
La biografía del Lise Meitner tiene la peculiaridad de que seleccionando lo que sirva y silenciando el resto puede servir como bandera para casi cualquier causa política. Personalmente a mí me interesa destacar su profundo sentido de la ética resumido en su lacónica respuesta a Oppenheimer, y rescato no tanto de los ideales pacifistas de Meitner, que respeto pero no comparto, sino el espíritu de compromiso con su pacifismo que se refleja en esa carta. Si uno ha tenido la oportunidad de estudiar, de dedicar parte de su vida a formarse intelectualmente, quiere decir que se ha encontrado —momentáneamente al menos— en una situación de privilegio y ha sabido aprovechar esa situación. Pero las cosas pueden cambiar y es en ese momento, cuando estás en la ruina, oyendo caer las bombas, o cuando se te presenta la amenaza de la ruina económica, es cuando tenés que recordar para qué estudiaste. Para qué estudiaste física, para que estudiaste medicina, para que estudiaste enfermería, o lo que sea que hayas estudiado. Alguien dice «pues si no hago esto voy a terminar debajo de un puente». Sí, esas son tus opciones. Pero es una opción. Puedes terminar abajo un puente, probablemente no tan dramático. Probablemente no vayas a terminar abajo de un puente pero sí tengas que ir a trabajar de uber con tu auto. Es en ese momento cuando tenés la opción «bueno, si hago esto o me tengo que ir a manejar un uber» es cuando tenés que recordar para qué estudiaste; cuando te inscribiste en una carrera para estudiar física, medicina, lo que sea que hayas — ¿qué es lo que querías hacer con tu vida? En ese momento, cuando estabas en la buena época, cuando tenías la posibilidad de estudiar lo que quisieras y dijiste «esto es lo que quiero hacer con mi vida» ¿Qué es lo que tenía pensado hacer? ¿era fabricar una bomba, o qué era? Creo que es ese momento. Cuando estás en una en una habitación de dos metros en una pensión oyendo caer las bombas a la distancia y recibís una carta donde te ofrecen seguridad, dinero, prosperidad, prestigio —prestigio artificial, el prestigio del mundillo, el prestigio mundano. Ahí es cuando tenés que recordar para qué estudiaste.
Lise Meitner y la importancia de recordar para qué estudia uno, por Oscar Chao (Filosofía de Película).
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Viajar en coche por Europa
Para viajar en coche por Europa es preciso que su automóvil cumpla con ciertos requisitos técnicos. Por supuesto, si su coche ya ha pasado la inspección de la ITV en Madrid, o en cualquier otra comunidad autónoma, puede estar seguro de que lo más probable es que cumpla con esos requisitos técnicos básicos. Si su coche no ha pasado la ITV, es recomendable que se anticipe a cualquier tipo de posible problema que pueda surgir y se disponga a pedir cita ITV en Madrid.
El requisito más importante para que un automóvil viaje a Europa es su fiabilidad. Solo se requiere que el coche pueda recorrer sin averías importantes la distancia que tiene planificada para sus vacaciones. La confiabilidad de un automóvil depende completamente de su propietario y muy poco depende de la marca. Si el automóvil se mantiene de manera regular y oportuna, cualquier automóvil funcionará fielmente durante muchos años. Y si lo prepara correctamente para el viaje, en cualquier viaje de larga distancia no tendrá grandes problemas con él.
Un artículo separado está dedicado al proceso de preparación técnica de un automóvil para un viaje largo (para conductores que no tienen experiencia en viajes largos). Pero si el propietario del automóvil es solo una "junta" entre el volante y el asiento, tarde o temprano cualquier automóvil lo decepcionará, ya sea un automóvil extranjero caro o un automóvil simple.
Si ya pasó la ITV hace unos meses, pero quiere estar más seguro, realice el mantenimiento y la inspección del automóvil en un servicio de automóvil sensato antes del viaje, ajústelo a las normas de tránsito, complételo como se describe a continuación y listo. Todo estará bien. Además, existen opciones de seguro, donde, en caso de algo (un accidente o una avería crítica), se proporciona (paga) una grúa hasta un taller de confianza.
Requisitos para el equipamiento del automóvil para un viaje a Europa
En todos los países europeos, hay una serie de requisitos obligatorios para el equipamiento del vehículo cuando se opera en la carretera. En la mayoría de países suelen ser: un extintor, una señal de parada de emergencia, un botiquín de primeros auxilios y, más recientemente, se ha agregado a esta lista un chaleco reflectante.
Por supuesto, estos requisitos se aplican, en primer lugar, a los ciudadanos de estos países (nadie verificará específicamente a los extranjeros por la disponibilidad de equipos), pero sin embargo, les recomiendo que aún los cumplan. Porque nadie lo comprobará específicamente, pero si sale a la carretera sin un chaleco reflectante, o no coloca una señal de parada de emergencia mientras cambia una rueda pinchada, entonces en muchos países europeos corre el riesgo de obtener una preciosa multa.
También existe el requisito, en muchos países en los que es obligatorio conducir con las luces encendidas durante el día, de la presencia de un juego de luces de repuesto en el automóvil. Además, en algunos países (Turquía, Rumanía, España), se requieren dos señales de parada de emergencia incluso si se viaja sin remolque. Para xenón, etc. faros similares, no se aplica el requisito de tener una bombilla de repuesto. Si va a visitar Turquía, Rumanía, o si viaja con un remolque, compre un triángulo de advertencia adicional. En principio, se trata de equipar un coche para un viaje a Europa.
Triángulo de advertencia de peligro
No hay requisitos especiales. Debe ser rojo y reflectante, son todos los requisitos. Cualquier letrero estándar comprado en cualquier concesionario de automóviles es adecuado para el viaje. En muchos países, al remolcar un remolque, es necesario tener 2 señales de parada de emergencia, y en Turquía, Rumanía y España, es necesario tener dos señales de parada de emergencia en todo momento porque de acuerdo con las normas de tráfico, en caso de accidente, se deben instalar dos señales. Botiquín de primeros auxilios para coche No hay requisitos especiales.
Los botiquines de primeros auxilios
Los botiquines son el elemento (entre muchos otros) cuyo contenido específico viene dado por la Convención de Viena sobre Circulación por Carretera a merced de los legisladores de países concretos. Es decir, en todos los países europeos (en aquellos de ellos donde generalmente se necesitan botiquines de primeros auxilios), los requisitos para ellos pueden ser algo diferentes. En Francia, por ejemplo, cada conductor debe llevar consigo un alcoholímetro desechable individual. Y en Suecia, por ejemplo, no se necesita ningún botiquín de primeros auxilios (como en Dinamarca, España o Noruega). Pero si vas a Francia sin un alcoholímetro individual, no habrá nada de malo (considerando que eres un turista y te estás mudando en un coche matriculado en el extranjero). Si pasa algo, la policía simplemente sacará su alcoholímetro (ni esperes, lo tienen). Y los "requisitos y estándares europeos generales" mencionados por el autor anteriormente significan que desde hace relativamente poco tiempo (quizás hace diez años), el énfasis principal en el contenido de los botiquines de primeros auxilios para automóviles (en aquellos países donde deberían estar legalmente) ha cambiado en la dirección de aumentar la cantidad de agentes hemostáticos en ellos. Es decir, más vendajes y torniquetes y menos pastillas.
Entonces, los estándares de los botiquines de primeros auxilios son diferentes para todos los países, y es imposible adaptarse a todos ellos. Pero nadie te castigará por esto (y en general, nadie revisará el botiquín de primeros auxilios ). Pero, un botiquín de primeros auxilios es imprescindible, en cualquier caso, en aquellos países donde se requiera su presencia en el coche por ley. Porque de acuerdo con la legislación de algunos países, si usted (después de haber provocado un accidente) no proporciona primeros auxilios a la víctima (incluso porque simplemente no hay nada con qué proporcionárselos) y esta falta de asistencia tiene tristes consecuencias, puede suponer muchos problemas para usted.
En resumen: como se mencionó anteriormente, cualquier botiquín de primeros auxilios que cumpla con los requisitos modernos generales es adecuado para un viaje.
Chaleco reflector
No hay requisitos especiales, excepto que la pintura debe ser luminiscente, o se deben coser rayas reflectantes (o todas juntas). Cualquier color: rojo brillante, naranja, amarillo, amarillo verdoso, verde brillante . Para un viaje, en principio, cualquier chaleco es adecuado: uno especial para automovilistas, para trabajadores de la carretera o para oficiales de policía de tránsito, ferrocarril, etc. Las inscripciones en el chaleco no importan.
Lo siguiente es mucho más importante: los chalecos deben estar en la cabina, no en el maletero. Desde el punto de vista de las normas de tráfico en algunos países, pisar la carretera sin chaleco, ya supone violar las normas (y esto puede ser una multa si la policía lo ve), y no importa si sale de el coche, o simplemente camina unos pasos. Por lo tanto, colóquelos (al menos uno, para el conductor), en la guantera o debajo del asiento, o en otro lugar, pero para que puedan alcanzarse y lanzarse sin salir del habitáculo a la carretera.
En general, en muchos países europeos, todas las personas en la carretera (fuera del automóvil) deben usar un chaleco (no solo el conductor). Aquellos. salga del automóvil deben ponerse el chaleco, incluso si es un pasajero.
Cuando llevar chaleco
Aquí las reglas difieren de un país a otro. En algunos lugares se requiere ponerse un chaleco solo cuando se detiene en una carretera, en otros, cuando se detiene en cualquier camino, en algún lugar se requiere solo por la noche, y en otros países es obligatorio durante el día: tantos países como reglas existan. Por eso, para no memorizarlos todos, te diré el universal: En Europa, use siempre un chaleco reflectante cuando salga del automóvil, cuando se detenga fuera de las áreas designadas en la carretera fuera de la ciudad o en la autopista (no es necesario en la ciudad).
En Europa, no sorprenderás ni harás reír a nadie si te colocas un chaleco reflectante sobre los hombros al dejar tu coche en la carretera. Por el contrario, allí se considera un signo del sentido común de una persona. Pero muchos problemas realmente se pueden evitar realizando esta simple acción antes de dejar el automóvil. Esto es especialmente cierto para las paradas nocturnas fuera de las áreas de estacionamiento especialmente designadas.
Extintor de incendios
No hay requisitos especiales, excepto que no debe estar caducado. En principio, cualquier composición extintora estándar con un volumen de 1 kg o más servirá.
Kit de luces de repuesto
Tener un juego de luces de repuesto en el automóvil es una característica recomendada en la mayoría de los países. Se recomiendan bombillas de repuesto en países que requieren el uso diurno de los faros delanteros (e incluso entonces, no en todos). En principio, si en Europa lo atrapa la policía mientras se mueve con un solo faro en funcionamiento o con una iluminación inoperante de la matrícula, es posible que tenga problemas. Bien pueden exigir que se elimine la infracción en el acto. Aquí es donde las lámparas de repuesto son útiles. El requisito de una bombilla de repuesto para los faros no se aplica a los vehículos equipados con bombillas de xenón, neón, LED o similares.
Conclusiones sobre el equipamiento del automóvil
Nadie verificará específicamente la presencia de equipo obligatorio en el automóvil. Ni al cruzar la frontera, ni al detenerse en la carretera (si ocurre). Pero en los casos en que las normas de tráfico exijan el uso de equipos especiales (una señal de parada de emergencia, por ejemplo, o ponerse un chaleco al dejar el coche por la noche en la vía), y no cumple con este requisito (porque simplemente lo haces no contar con el equipo necesario), entonces es muy probable que reciba una multa. Por romper las reglas. Sí, sí, el último elemento de la lista anterior es el mismo caso en el que el desconocimiento de la ley no exime de responsabilidad.
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Mi musa está o muerta o tomándose las vacaciones de su vida. Me ha tomado dos meses escribir este oneshot. Se desarrolla en el mismo universo que este otro. Durante una época tuve la fantasía de desarrollarlo en una historia larga y llegué a realizar buena parte de un esquema para desarrollarla. Quedó abandonada mucho antes de que la musa se fuera porque tenía ideas nuevas constantemente y las nuevas derrotaron a las ampliaciones de los universos en los que ya me había entretenido con anterioridad. En este nuevo oneshot dejo de lado la relación floreciente entre Sasuke y Sakura en la convención de cómics y me centro en otra de las relaciones de Sasuke, en este caso con su amiga de la infancia, Hinata. De hecho este one se desarrolla *antes* que el anteriormente mencionado. Y no, no hay romance.
Fandom: Naruto
Pareja (BrOTP): Sasuke y Hinata (AU: Convención de Cómics)
Trigger warning?: No
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1. The vacuum of time
La cafetería en la que Hinata había concertado su encuentro con Sasuke tenía un aspecto tan femenino desde fuera que la idea de entrar solo le hizo sentir incómodo. Había nacido en el seno de una familia con un concepto muy tradicional de la masculinidad y debido al mismo no soportaba hacer cosas como dedicarle atención a cómo combinaba su ropa, sostener ramos de flores o preguntar por la reserva a nombre de Hinata a la camarera de ese sitio con tartas decoradas y una especialista en latte art en plantilla. Tuvo que acabar venciendo sus reservas porque en la calle hacía un calor del diablo y a pesar de la decoración de flores y frutas que dominaba el local había dos objetos que le atraían hacia el interior como la miel a las moscas: una pareja de estilizados ventiladores de pie de color blanco gracias a los que la clientela, en su mayoría chicas, parecían estar pasándoselo de maravilla. El instinto de supervivencia prevaleció y Sasuke se aventuró en la cafetería.
Una ráfaga de agradable aire fresco le dio la bienvenida. Sasuke hizo contacto visual con una de las camareras, que le dedicó una sonrisa cortés y una profunda reverencia.
-Bienvenido a Afternoon Tea, ¿en qué puedo ayudarle? –Preguntó.
-Una amiga ha hecho una reserva para hoy –contestó Sasuke-. Se llama Hyūga Hinata.
La camarera asintió antes de dirigirse a un rincón de la barra, donde comprobó la reserva en un iPad que contrastaba con el aspecto cuidadosamente británico imaginario de la decoración.
-Sígame, por favor –pidió la camarera. Sasuke lo hizo. De camino explicó-. La señorita especificó que deseaba una mesa en la terraza. Es una suerte que tuviésemos una mesa libre, normalmente es nuestro espacio más solicitado.
Joder, ¿fuera?, se lamentó Sasuke para sus adentros, pero se limitó a decir:
-Hn.
La camarera le indicó una mesa junto a una fuente ornamental, la única de las cuatro que había que estaba a la sombra. Una pequeña cartulina con la palabra “Reservado” había impedido que las ocupantes de las otras dos mesas ocupadas de la terraza la tomasen al asalto. Se trataba, por suerte, de un rincón bastante fresco pero Sasuke estaba acalorado, así que cuando la camarera le preguntó si quería tomar algo mientras esperaba, pidió un té verde con mucho hielo. Sin saber muy bien qué hacer se sacó del teléfono del bolsillo y se entretuvo leyendo un artículo sobre las novedades programadas por su editorial favorita para los meses siguientes.
Hinata y la camarera llegaron casi a la vez. La segunda dejó el vaso de Sasuke, perlado de gotas de condensación, sobre un posavasos de papel que imitaba el encaje y tomó la comanda de Hinata, que pidió un chai latte con hielo mientras se desembarazaba de su bolso y dejaba en el suelo una bolsa de papel que llevaba consigo. Una vez la camarera se hubo marchado Hinata se dirigió a Sasuke:
-Hola.
-Hola –respondió él. Había dejado el móvil encima de la mesa.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos –comentó ella.
-Una eternidad –puntualizó Sasuke.
Aunque se conocían desde niños siempre les costaba arrancar después de largas temporadas sin verse. Esto sucedía cada vez más a menudo desde que la fama de Hinata empezó a despegar.
-¿Qué tal la gira? –Se interesó Sasuke.
-Muy bien –sonrió Hinata-. Viena es muy bonita. He tenido ocasión de hacer turismo…
-Mi madre me contó que Neji ha dejado la carrera para ser tu agente a tiempo completo. ¿Ha ido contigo?
Hinata asintió con la cabeza:
-Sí, fue una decisión complicada porque no contaba con el respaldo de toda la familia pero acabó haciéndolo. Yo estaba dividida. Me sentía muy mal porque Neji abandonase los estudios por mí, estaba sacando tan buenas notas… Al mismo tiempo no estaba contenta con mi agente y ya sabes que Neji ha estado muy pendiente de mí desde que era pequeña así que me siento mucho más a gusto con él. Además respeta mi personalidad de una forma que Ebisu nunca intentó siquiera hacerlo. –La camarera regresó con el té de Hinata y dos menús que entregó a los comensales antes de volver a marcharse. Hinata hojeó el suyo, distraída-. Cuando le hablé a Neji de mis reservas les restó importancia asegurando que de todas formas sólo estudiaba Derecho por continuar la tradición familiar y que estaba más que satisfecho de dejarlo.
Sasuke entornó la mirada. Al igual que el primo de su amiga él sabía bien lo pesado que era el yugo de la profesión familiar y tenía sus propios problemas tratando de conciliarlo con lo que quería que fuese su vida.
Las familias Uchiha y Hyūga tenían un vínculo profesional que trascendía generaciones. Mientras que los primeros regentaban un conocido estudio de arquitectura los segundos poseían un despacho de abogados especializado en trámites de construcción, reformas y seguros. La relación había acabado saliendo del ámbito de trabajo para acabar forjando una sólida amistad entre las dos familias. Sasuke y Hinata habían nacido el mismo año y se conocían desde que podían recordar. A pesar de ser muy diferentes en lo superficial tenían en común muchas de sus características personales. Varios años de visitas de cortesía, comidas en común y eventos conjuntos ya fuese dentro o fuera de las oficinas de ambas empresas habían acabado haciendo de ellos una pareja de improbables buenos amigos. Hinata era, además, la única referencia femenina en el mundo de Sasuke más allá de su madre, mientras que este era, junto a Neji, el único chico de su edad en su sobreprotectora esfera privada. Los dos sabían cosas del otro que nunca le habían contado a nadie más y de hecho Sasuke había extrañado sincerarse con Hinata acerca de lo que sentía en lo relativo al final de sus estudios de Arquitectura, que se acercaba tan deprisa, y la idea de ponerse a trabajar en el estudio de los Uchiha sin poder siquiera elegir. Ella no había tenido la presión que Sasuke para desarrollar una carrera en el ámbito del Derecho porque los Hyūga no depositaban expectativas profesionales en las mujeres y se asumía que se limitarían a ser madres y esposas. Hinata había sorprendido a propios y extraños con un talento innato para la música que dedicó al viejo piano de su casa. A los veintiún años, sentada con modestia en la silla al otro lado de la mesita, era considerada una de las promesas musicales de Asia Oriental y tenía el estatus de pianista profesional. Aquel era su primer encuentro con Sasuke después de una gira de verano por Austria y Alemania y su amigo se moría de envidia sana. Él nunca había salido del país y si su vida se parecía en lo más mínimo a la que su padre había proyectado para él, jamás lo haría.
La camarera regresó a la mesa para comprobar si estaba listos para pedir. Sasuke tenía la carta abierta en la página de comida salada y se decidió por una tostada de aguacate, tomates y arenques. A Hinata le tomó un instante más escoger una porción de tarta de limón con helado de vainilla. Cuando volvieron a quedarse solos se dirigió a su amigo:
-Te he traído un regalo de Alemania.
Sasuke enderezó la espalda.
-No hacía falta –se apresuró a asegurar.
-Me dio mucha pena no estar en tu cumpleaños –apostilló Hinata.
-No te perdiste gran cosa –repuso él.
Como su cumpleaños caía en las vacaciones de verano y sus amigos de la universidad eran de sitios distintos nunca tenía nada parecido a una celebración salvo que a Naruto se le ocurriese alguna barrabasada. Solía ser el caso pero Sasuke tenía demasiado buen juicio para dejarse llevar así que se limitaba a presenciar cómo su amigo la liaba en su nombre. Sí era cierto, sin embargo, que la fecha marcaba, como lo hacía el cumpleaños de Hinata en diciembre, una ocasión para verse. Su vigesimosegundo cumpleaños había sido el primero en que no pudieron hacerlo.
-De todas formas… -Hinata no acabó la frase sino que le tendió la bolsa de papel que había dejado junto a su silla.
Sasuke sacó una caja de cartón impresa con inscripciones en lo que supuso que sería alemán gracias a la pista de Hinata. La imagen exterior no dejaba mucho a la imaginación: se trataba de seis botellas diferentes de la misma fábrica de cerveza.
-Gracias –dijo.
-No sé qué tal son –admitió-. Nos llevaron a visitar la cervecería pero las explicaciones eran en inglés así que se me escaparon todas las partes técnicas. Neji probó una de ellas y no le disgustó, pero no recuerdo cuál. De todas formas ya sabes que prefiere el sake.
-Pienso bebérmelas todas –declaró Sasuke-. Muchas gracias.
Hinata esbozó una sonrisa.
-No hay de qué.
Sasuke colocó la bolsa a su lado. La camarera apareció con una bandeja y les puso delante su comida además de sendos pares de cubiertos. Sasuke observó cómo Hinata se colocaba la servilleta en el regazo antes de tomar los cubiertos con modales de señorita. Él, en cambio, ni siquiera utilizó los suyos, y cogió la tostada con la mano.
-¿Tienes alguna otra gira para lo que queda de año? –Se interesó.
-No, me quedo aquí. Daré unos conciertos en otoño y puede que en invierno empecemos a grabar –respondió Hinata.
-¿A grabar qué? ¿Un disco? –Su amiga asintió con la cabeza y Sasuke se sorprendió-. ¿Vas a grabar un disco y no me lo habías dicho?
-No es para tanto, sólo es parte de mi contrato. Casi nadie compra discos de música clásica. Los pondrán a la venta en las tiendas de los teatros en los que toco, poco más.
-Pues si me dices dónde puedo comprarlo me harás un favor. Me solucionas el regalo de cumpleaños de mi madre –dijo Sasuke. Hinata se rio discretamente-. Hablo en serio. De todas formas va a querer tenerlo en cuanto se entere de que existe. Ya sabes que te quiere mucho.
Hinata bajó los ojos con modestia.
-Lo sé. Mikoto-san siempre ha sido muy cariñosa conmigo.
La muchacha había perdido a su madre tan sólo tres años después del nacimiento de su hermana menor y conservaba pocos recuerdos de ella. Cuando Sasuke y ella empezaron a hacerse amigos Mikoto Uchiha se tomó la presencia de una niña como un soplo de aire fresco y le prodigaba todos los afectos que le permitía su educación japonesa tradicional.
-No hace mucho estaba hablando de ti con mi padre. Durante las vacaciones de verano, creo. Yo estaba con ellos en el salón y en un momento que mi madre se levantó y se fue mi padre bajó el periódico y me soltó: “Tu madre os cambiaría a Itachi y a ti por Hinata. Si no lo hace es porque no cree que Hiashi aceptaría el cambio”.
Hinata se rio tapándose la boca con la mano.
-Si estuvierais dispuestos a estudiar Derecho se lo pensaría –replicó.
Sasuke soltó una risa nasal.
-Yo, ni de coña. Itachi… no sé. Creo que sería capaz sólo por fardar.
-Si tu hermano ya lo mola todo con una carrera, imagínatelo con dos… -Apuntó Hinata.
-Sería insufrible. Es decir, más aún.
Sasuke apuró su té y llamó a la camarera con la mano para pedir otro que acompañase los últimos bocados de su comida.
-¿Qué tal está Itachi, por cierto? Hace casi un año que no le veo –comentó Hinata.
-Bien, como siempre. Se ha buscado un curso de posgrado en Estados Unidos y ha conseguido una beca que cubre tres cuartos de la matrícula. Va a ir al puto MIT. Me muero de envidia –confesó.
-¿Por qué no solicitas tú algo parecido al terminar? –Quiso saber Hinata.
Él dudó un instante antes de responder con sinceridad:
-El curso al que va a asistir Itachi es muy específico y yo todavía no sé qué quiero hacer cuando termine. Sé que mis padres cuentan con que entre en el estudio, pero la verdad es que no estoy nada seguro de que sea lo que quiero. No es algo que les haya dicho, por supuesto.
-Pues deberías hacerlo –opinó Hinata-. Estás a punto de acabar la carrera.
Sasuke se revolvió incómodo en su asiento.
-Ya sabes lo difícil que es decirle cualquier cosa a mi padre. Sobre todo si es algo que no quiere oír.
Hinata entornó los párpados. Aunque le había aconsejado lo contrario sabía exactamente a qué se refería su amigo porque los dos tenían progenitores inflexibles.
La camarera regresó con el segundo té para Sasuke. Él dio un largo trago. Contempló el vaso antes de comentar:
-Está bueno este té. Cuando he llegado no las tenía todas conmigo de que fueran a tener algo que me gustara, pero tengo que reconocer que me he apresurado al juzgarlo.
-Bueno, las tartas son lo que más fama tiene, pero no habría quedado contigo en un sitio en el que sólo sirvieran dulces –repuso Hinata, que estaba terminando de comerse la tarta empapando los trozos en el poco helado que se había derretido en el plato.
-Muy considerada –contestó Sasuke.
-¿Sabes cómo oí hablar de este sitio? Me lo recomendó un chico en Hamburgo. Figúrate, viajar a Alemania para conocer a un italiano que habla japonés y que te recomiende una cafetería en Tokio. El mundo es un pañuelo.
Sasuke esbozó una sonrisa levemente traviesa.
-Así que ligaste.
Como esperaba, Hinata enrojeció hasta la raíz del pelo.
-¡N-no, para nada! –Tartamudeó-. Bueno, Neji piensa que lo intentó. Yo creo que sólo estaba siendo amable.
Sasuke estaba dispuesto a conceder que en ocasiones podía ser difícil distinguir las intenciones cuando se era muy sutil, pero Hinata no se daría cuenta de que coqueteaban con ella aunque uno tuviese la discreción de un autobús de dos pisos.
-Lo malo de que Neji sea tu agente es que no vas a tener la oportunidad de hacer nada cuando estés fuera. Me parece un poco un desperdicio que vayas a viajar a tantos países, que puedas conocer a tanta gente diferente y que Neji no te vaya a dejar salir del hotel. –Sabía de lo que hablaba. El primo de Hinata era bastante sobreprotector con ella.
Ella bajó la mirada hacia su plato vacío.
-Si por conocer gente diferente te refieres a irme con cualquiera… -empezó a decir. Su voz de pajarillo adquirió cierto matiz grave.
-No he hablado de que te vayas a ir con cualquiera –se apresuró a aclarar Sasuke. No añadió que conocía a Hinata lo bastante bien como para saber que las interacciones sociales con chicos eran pruebas de fuego para ella porque no necesitaba que se lo recordasen-, pero la gente es muy diferente fuera. Tus posibilidades de conocer a alguien increíble son exponencialmente superiores a las que tenemos los demás.
Hinata recorrió la doblez de su servilleta de papel con una uña.
-Me gustan los chicos japoneses –enunció. Sasuke pensó que añadiría algo más, pero Hinata se quedó en silencio. Transcurrieron unos segundos hasta que comentó-. Me parece que tienes una visión demasiado romántica de mi trabajo.
-Te dedicas a dar conciertos de piano por todo el mundo –apostilló Sasuke-. Es romántico de por sí.
Hinata se permitió sonreír con timidez.
-Creo que mi próximo agente deberías ser tú –dijo.
-No creo que Neji renuncie jamás –repuso Sasuke-. Pero puedo llevarte el agua. O ser tu chófer.
Esa vez Hinata se rio.
-Qué imagen tan sugerente –desvió la mirada hacia la fuente ornamental con aire pensativo. El cielo se reflejaba en la superficie del agua que no dejaba de manar.
-El sueño de cualquier chica –bromeó Sasuke con cara de póker.
Hinata apoyó el rostro en los nudillos para estudiar a su amigo. Se había convertido en un hombre alto y atractivo de espalda ancha, cuerpo fibroso y mirada intensa que no dejaba indiferente a nadie, aunque había sido guapo desde que le conoció. La genética favorecía a Sasuke Uchiha y el hecho de que él no le diese la menor importancia a su aspecto no hacía sino potenciar de algún modo su atractivo. Quizá el contrapeso era su carácter tan arisco que sólo mostraba facetas amables con personas muy señaladas, y ella tenía la suerte de encontrarse entre las mismas. Sasuke era su confidente y nunca dejaba de maravillarse de que cada vez que volvían a verse, aunque cada vez esas ocasiones se espaciasen más, pasasen en cuestión de minutos de contemplarse como extraños a acabar retomando su amistad como si el tiempo no hubiese pasado.
-Y hablando de chicas –retomó la conversación Hinata-. ¿No has vuelto a tener novia? Me contaste que lo habías dejado con esa Ino, ¿no?
Sasuke volvió a dar un sorbo a su té.
-Sí, rompimos. No he estado viendo a nadie desde entonces –contestó-. Estoy bien así.
Difícil y solitario como siempre, pensó Hinata. Sus motivos para no tener pareja diferían de los suyos propios y aun así le entendía como sólo los viejos amigos podían hacerlo. Ese pensamiento despertó en Hinata el impulso de ser sincera con él. A fin de cuentas se habían contado durante años todos sus secretos.
-¿Sabes una cosa? Cuando tenía catorce años vi una película en la que los protagonistas, un chico y una chica que son buenos amigos, prometen casarse si no han encontrado a nadie más al llegar a los treinta. En esa época me pareció el colmo del romanticismo. De hecho me planteé… me planteé proponerte hacer lo mismo.
Sasuke frunció el ceño, confundido. Nunca había visto a Hinata de esa manera y desde luego no se le había pasado por la cabeza que ella hubiera pensado en él de cualquier otra forma que la que conocía.
-¿Es que no pensabas que fueras a conocer a nadie más? –Preguntó.
Ella exhaló un pequeño suspiro.
-No, bobo. Es que estaba colada por ti. -Sasuke la contempló atónito. Hinata soltó una risa avergonzada-. No te preocupes, que se me pasó. Hace tiempo que no te veo de esa forma.
Él desvió la mirada sin saber bien cómo reaccionar, frotándose las palmas de las manos en los pantalones para ganar tiempo. No comprendía la motivación o el objetivo de Hinata para contarle eso después de tanto tiempo. Ella le contempló a su vez, consciente de que Sasuke estaba incómodo por su confesión pero sin saber exactamente por qué. Bajo su punto de vista no tenía nada de malo hablar de sus sentimientos, y menos si se encontraban en el pasado. Era algo que había aprendido con el paso del tiempo.
-¿Y ahora qué? –Fue cuanto pudo preguntar Sasuke.
-Ya te he dicho que ya no… -empezó a decir ella.
-No hablo de eso. Quiero saber qué esperas que diga o haga con esa información –la interrumpió.
-Nada –Hinata se encogió de hombros-. Precisamente porque ya no significa nada especial me parece que puedo contarlo y que quede en una simple anécdota. –La mirada fija de su amigo la compelió a añadir-. No espero que digas que me correspondías o algo por el estilo, Sasuke. Nunca te has esforzado por agradarme particularmente y no tienes que empezar ahora.
-Vaya, qué alivio saber que tengo tu permiso –replicó Sasuke, ácido.
Ella entornó la mirada reprimiendo un gesto de disgusto. Hasta entonces había escapado al tinte de sarcasmo que Sasuke empleaba en sus palabras cuando hablaba con casi todo el mundo. Su sinceridad, al parecer, había abierto la caja de Pandora y la había situado en el mismo escalón que los demás. Quizá eso fuese lo que significaba hacerse mayor.
Sasuke, por su parte, desestimó el leve sentimiento de culpa que le provocó la reacción de Hinata a sus palabras. Los sentimientos no eran su fuerte, ya fuese experimentándolos o hablando sobre ellos, pero siempre que había una chica en su vida, amiga o algo más, acababan saliendo a colación. Irónicamente esa Hinata de catorce años a la que le había gustado no se habría atrevido a sacar el tema pero la edad y la experiencia como concertista internacional la estaban haciendo más resuelta.
-Al parecer he cometido un error creyendo que puedo contarte cualquier cosa –dijo entonces Hinata-. Siento haberte importunado.
Sasuke cambió de postura, incómodo.
-Por mucho que nos hayamos contado tantas cosas y sepamos que podemos confiar el uno en el otro, ninguna relación está exenta de secretos, Hinata –apostilló Sasuke-. Al final siempre habrá cosas que no quieres que la otra persona sepa porque forman parte de tu intimidad o porque crees, o sabes, que no reaccionarían bien a enterarse, incluso aunque puedas compartirlas con terceras personas. Creer honestamente que puedes ser completamente sincero con otra persona y esperar que nada cambie para peor es pura ficción.
-¿Cómo puede cambiar para peor nuestra amistad que sepas que me gustaste cuando era una cría? –Quiso saber Hinata-. Estás intentando darme una lección acerca de la importancia de guardarse las cosas sólo porque crees que tú debes hacer algo, lo que sea, con lo que te he contado, y sospecho que eso te molesta, pero no tienes que hacer nada, Sasuke. No tienes que cambiar nada ni reaccionar de ninguna forma. Si yo pude seguir siendo amiga tuya mientras albergaba ese sentimiento, tú puedes hacer lo mismo en lo sucesivo tan sólo teniendo conocimiento de que existió en el pasado.
Sasuke abrió la boca para replicar pero volvió a cerrarla al darse cuenta de que no tenía nada que responder a eso. Hinata tenía razón, no podía negarlo. Tragó en grueso entornando la mirada para evitar confrontar los ojos de su amiga. Estaba hundiéndose en el terreno resbaladizo que eran los sentimientos y que prefería evitar a toda costa. Quizá por eso nunca había durado demasiado con ninguna chica y en ese preciso instante estaba a una frase de perder a otra.
Hinata ladeó la cabeza hasta que quedó apoyada en la palma de su mano.
-Sé que estás acostumbrado a sentir el peso de la responsabilidad que te ponen otros sobre los hombros sin que tú tengas demasiado poder de decisión al respecto –continuó Hinata-, sobre todo de la responsabilidad de cumplir con un papel que se ha escrito para ti. Espero que llegue el momento en que comprendas que no es eso lo que he hecho al sincerarme contigo.
-Entiendo lo que quieres decir –terció Sasuke-, pero me sigue resultando complicado aceptar que no esperas una reacción por mi parte.
Ella exhaló un suspiro.
-Tienes la tendencia de ver el mundo en blanco y negro. Un lado para la gente que percibes autoritaria y demandante como tu padre y otro para quienes te dejan tranquilo, como tu amigo Naruto o yo. Es fácil ceñirse a esa visión mientras quienes estamos en ese lado no te digamos nada que creas que debes confrontar como alguna clase de lucha, pero te irás dando cuenta de que todas las relaciones evolucionan y la gente como yo deja de ser complaciente contigo. Cuando lo hagas tendrás que aceptar distintos matices de gris para no quedarte atrás.
Sasuke dedicó una larga mirada a su amiga. Nunca habría creído a Hinata capaz de darle una lección como la que le estaba dando. Se vio forzado a admitir en su fuero interno que posiblemente una parte de sí mismo la había subestimado, como habían hecho muchos otros antes que él. La pequeña pianista que nunca alzaba la voz se había transformado en una mujer capaz de darle una lección vital. Tal era el poder misterioso del tiempo y de la experiencia humana.
Hinata se apartó el pelo con un gesto elegante y pidió la cuenta.
-Tengo que ir a hacer unas compras –se dirigió a Sasuke-. ¿Me acompañas?
Él reconoció la mano tendida de su amiga de la infancia, que a pesar de haber logrado que se pusiera en guardia tenía la paciencia necesaria para no mandarle a tomar viento aunque tuviese la sensibilidad de un ladrillo. Se tomó un instante antes de responder:
-Claro.
El rostro de Hinata se iluminó con una sonrisa. Cuando la camarera les llevó la cuenta, Sasuke insistió en pagar. Hinata protestó, pero él no cejó hasta que hubo conseguido pasar la tarjeta.
-Es una forma de disculpa –argumentó.
Hinata hizo una mueca discreta antes de volver a sonreír:
-Una forma no muy buena. Me conformo con que sigamos siendo buenos amigos, como hasta ahora.
Sasuke desvió la mirada, un tanto azorado. Parecía que el tema describía círculos y no dejaba de volver.
-Haré lo que pueda –terminó diciendo.
Su amiga se colgó el bolso del hombro mientras se levantaban. Tratándose de Sasuke, sabía que no le decepcionaría.
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DÍA 1
El diario de este viaje empieza con una pequeña confesión. El primer día del #AnaPisaEslovenia no ha sido sencillo para mi cabeza. De hecho, empecé a estar rara desde que salí de la oficina el viernes y activé el modo vacaciones.
> El lío en mi cabeza y la logística de la llegada
Estoy acostumbrada a compartir las ganas y la emoción por montarme en un avión y plantar los pies en otro lugar con, al menos, otra persona. Revisas juntos que todo está listo, sales a comprar alguna cosa de última hora, repasas que la maleta tiene todo lo que puedes necesitar y te quejas del tostón que es el control de seguridad al llegar al aeropuerto. Además, antes has comentado qué lugar tienes más ganas de conocer de todos los previstos, qué te apetece comer o qué vino probaréis.
En los últimos años, he viajado con gente conocida y con gente que estaba por conocer. A Perú fui con Toñi, en Botsuana y Zimbaue conocí a Lupe, en Birmania tuve la suerte de cruzarme con Ana y Marina, y el año pasado a Tíbet y Nepal me acompañó Elena. Este año es distinto. No voy a Eslovenia con ninguna amiga, no está programado que me una a ningún grupo de viaje.
A mi cabeza a ratos le parece un planazo lo de aterrizar, alquilar un coche y tener toda la libertad para ir dándole forma al viaje sobre la marcha. Decidir qué ver, dónde perderme más, dónde no detenerme y cómo aprovechar para conocer a gente nueva. La otra mitad de mi cabeza al principio parece no entender bien qué hacemos en el aeropuerto, por qué no hemos hecho otro plan sin tantas complicaciones.
Para colmo la logística del primer día no acompaña. Hace una semana me cancelaron el vuelo de enlace entre Munich y Lubliana (la capital de Eslovenia) y sólo conseguí que me asignaran otros después de tostarle la oreja a un señor de atención al cliente durante más de 1 hora. El caso es que ahora tengo vuelos asignados pero con tan poco margen de tiempo que llegar la primera noche al hotel que tengo previsto va a ser algo casi milagroso.
En Barajas todo va bien. Voy en el primer vuelo viendo capítulos de Netflix y escuchando una playlist de viajes de Spotify fabulosa. Se me empieza a pasar la nube gris de esta mañana y empiezo a disfrutar. Aterrizo en Munich con retraso y sólo tengo 20 minutos para encontrar la puerta de mi siguiente vuelo. Llego corriendo para nada, porque han decidido retrasar el vuelo 1:30 horas. Eso hará que aterrice en Lubliana a las 22.45, cuando la oficina de alquiler de coche cierra a las 22.30.
Llamo por teléfono y convenzo a los de la oficina de que me esperen hasta las 23.00 para entregarme el coche. El avión no va directo de Munich a Lubliana. Nos dicen que nuestro vuelo se ha combinado con el de Viena, así que tenemos que aterrizar allí, dejar pasajeros y volver a despegar. Lo hacemos y, por supuesto, eso nos suma minutos de retraso. No llegaremos a las 22.45 sino a las 23.05 horas.
Nada más aterrizar en Lubliana llamo al del alquiler del coche. Le digo que ya he llegado pero tengo que bajarme del avión, esperar mi maleta y salir disparada a su oficina. Parece simpático y creo que me escucha con relativa voz de desesperación, así que me repite un “No problem. I wait for you here” en el que decido confiar.
Las maletas empiezan a salir por la cinta. La gente va saliendo con las suyas mientras otros dos chicos y yo nos miramos con cara de “nuestra maleta tarda demasiado y esto no pinta bien”. La cinta se para y las maletas no han aparecido. Decido salir para al menos tener las llaves del coche. El chico del “No problem” me espera, rematamos los papeles y me quedo con las llaves. Al menos ya no dormiré en el aeropuerto :)
En ese momento mi cabeza cambia. Se ha puesto en modo disfrutón. Ya he pasado del “qué rollo irme sola a Eslovenia” al “qué días más guays y qué oportunidad de conocer el país a mi bola tengo delante”. Y entonces las buenas cosas empiezan a pasar. Vuelvo a entrar al aeropuerto (enano, por cierto) y hay un señor que nos espera a los dos chicos y a mi con nuestras maletas desaparecidas.
Todo en orden. Me montó en el coche. Arranco el GPS y en 20 minutos estoy aparcando en el hotel. De noche no se ve demasiado, pero el chico de recepción me dice que tengo una habitación con vistas al lago. Escucho grillos, hace fresco y se intuye el lago con la poca luz que esta noche deja la luna. Mañana amaneceré mirando a un lago y habré aprendido que ser valiente no es hacer cosas que no te dan “miedo”; ser valiente es hacer cosas que te dan “miedo” a pesar de todo.
> Un mapa que se irá llenando de puntos
Eslovenia es un país que está relativamente fuera del radar del turismo pero que pinta fabuloso. Dicen que es un auténtico paraíso de profundos verdes valles, cimas alpinas nevadas, ríos turquesa, lagos brillantes y costas venecianas. Un pequeño país lleno de encanto que dicen te provoca amor a primera vista (https://elhedonista.es/hallazgos/escapadas/slovenia-amor-primera-vista-85465/)
He leído que lo mejor de Eslovenia es que cualquier rincón en la montaña es un cielo terrenal: una carretera serpenteante por un valle verde rodeado de montañas y una casa mirando a las aguas de un transparente lago.
Más de la mitad del país está cubierta de bosques, así que el verde no va a faltar. Voy a pasarme los primeros días viendo los valles del noroeste del país. Me pasaré el día viendo los alpes julianos de fondo. Pasaré varios días por el lago Bled, haré en bicicleta el recorrido alrededor del lago Bohinj, tengo vistas un par de excursiones a pie hasta cascadas escondidas, haré rafting por el río Soca, dormiré en una cabaña colgando de un árbol en el parque nacional de Triglav y he reservado una comida en un precioso restaurante en la zona de vinos Del Valle de Vipava.
Después creo que bajaré hasta el castillo de Predjama y la zona de cuevas karsticas de Postojna y Skocjan. Reservaré algún día para ir hasta la costa veneciana de Piran y después subiré para perderme por Lubliana antes de volver a casa.
En este mapa todavía faltan muchos puntos pero se irán llenando poco a poco de rincones, aventuras y aprendizajes. Allá vamos #AnaPisaEslovenia.
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Hoy 14 de septiembre es un día de sentimientos encontrados en la familia del presidente Masaryk de la Primera República checoslovaca. Tal día como hoy en 1935 falleció Tomáš Garrigue Masaryk en el castillo de Lány, del distrito de Kladno. Pero este día también fue el nacimiento de su hijo Jan Masaryk, pero del año 1886, quien fallecería el 10 de marzo de 1948 bajo extrañas circunstancias, en el Palacio Cernín. Padre e hijo fueron participes de la historia de Checoslovaquia, actual República Checa. Ambos hicieron lo que creyeron mejor en sus respectivos cargos. Tomáš Garrigue Masaryk El primer presidente checoslovaco fue científico, filósofo, pedagogo, político y periodista checo. Nació el 7 de marzo de 1850 en la ciudad de Hodonín en Moravia Meridional. Sus padres fueron Josef y Terezia Masaryk, el padre eslovaco y la madre alemana. El padre de Masaryk trabajaba como cochero en las haciendas imperiales de la región de Hodonín, por lo que la familia se trasladaba a menudo. Escultura de TGM en su ciudad natal de Hodonín El joven Tomáš se graduó en la escuela Čejkovice, e hizo secundaria en Hustopeče. A partir de los 15 años, se ganó la vida como maestro orientador para los hijos de padres adinerados. Amplió sus estudios universitarios de filología clásica, filosofía, en la Universidad de Viena. Después de graduarse en Viena, comenzó a estudiar en la Facultad de Artes. Durante sus estudios, conoció a Franz Brentan y la familia de Rudolf Schlesinger, a cuyo hijo enseñó. En su viaje de vacaciones con el joven Schlessinger, después de graduarse, conoció a Charlotte Garrigue, la hija de un empresario de Nueva York. El 10 de agosto de 1877 se comprometieron. Después de la división de la Universidad Charles-Ferdinand en las partes checa y alemana, Masaryk volvió a Praga en 1882. Donde en la recién creada Universidad Checa trabajó hasta 1914, entrando a formar parte forma permanente en el centro de la vida científica, cultural y política checa. La carrera política En el entorno checo, formó muchos oponentes con su enfoque controvertido a los estudiantes universitarios. Participando en el ritmo acelerado del desarrollo de la ciencia y la educación checas en conferencias universitarias, la constitución de la sociología checa, la revisión científico-crítica creando finalmente la revista .Athenaeum La disputa sobre la autenticidad de los manuscritos de Královédvorský y Zelenohorský se convirtió en un asunto de ámbito nacional. Masaryk defendió su iniquidad y fue un traidor para muchos de los nacionalistas. De esta manera Masaryk comenzó a trabajar en el campo de la política. Donde encontró los apoyos de Josef Kaizl y Karel Kramář quienes a finales de 1890 fueron admitidos en el Partido de la Joven Bohemia. En la primavera de 1891 ganaron escaños en el Consejo Imperial, Parlamento de Austria, y en diciembre de 1891 Masaryk fue elegido miembro del Landtag. Los sentimientos encontrados en la familia Masaryk, permanecer en el viejo imperio o crear un nuevo estado checo. Siguió escribiendo numerosos estudios y artículos condenando la visión limitada de intereses hacia los checos. Le molestaba el nacionalismo checo, que se basaba únicamente en el odio ciego de todo lo alemán y no soportaba el creciente antisemitismo. Sobre todo, publica una serie de escritos sobre la cuestión checa con el título 1895 - La cuestión checa , nuestra crisis actual ; 1896 - Karel Havlíček , Jan Hus, Buscando desarrollar un programa nacional positivo y basarlo en la filosofía de la historia checa basada en la Reforma Checa. El nacimiento de Checoslovaquia https://www.youtube.com/watch?v=W5NcwR47v2c Primer día de la Primera República Checoslovaca. Durante la Primera Guerra Mundial, Masaryk se pronunció sobre la independencia de la nación checa y su retirada de la Unión de Austria-Hungría. En su libro Nueva Europa: la posición eslava justifica la lucha contra la monarquía, la necesidad de un mejor orden constitucional
en Europa del Este e incluso anticipa algunos aspectos de la cooperación futura entre los estados europeos, posiblemente en forma de una federación de países democráticos. Para lograr la independencia política, era necesario elevar el perfil de la nación checa y convencer a los estadistas de las grandes potencias de la necesidad y utilidad de un estado checo independiente. Primero fue a Ginebra. Más tarde, junto con Edvard Beneš, se trasladaron a Francia, donde se les unió Milan Rastislav Štefánik. En septiembre de 1915, Masaryk fue a Londres y confió la situación en Francia a su amigo Beneš. Después de la Revolución de febrero, se trasladó a Rusia, donde inició la formación de legiones separadas de desertores y prisioneros checos y eslovacos. Cuando Estados Unidos entró en la guerra, viajó a través del Lejano Oriente hasta los Estados Unidos para servir al presidente Wilson, quien hasta entonces tenía la intención de mantener la monarquía austríaca, aunque nacionalmente libre. En Estados Unidos, organizó una importante campaña de persuasión entre checos y eslovacos estadounidenses para apoyar un estado independiente. Foto: Josef Jindřich Šechtl CC BY-SA 3.0. Checoslovaquia fue reconocida como un estado independiente y Masaryk fue elegido primer presidente el 14 de noviembre de 1918. El 24 de mayo de 1934 fue elegido por cuarta y última vez, a pesar de su mala salud. El 14 de diciembre de 1935 abdicó por motivos de salud y permaneció en el castillo de Lány. Muriendo a la edad de 87 años el Presidente Libertador, un símbolo de grandeza moral cuyo lema era: No tengas miedo ni robes. Jan Masaryk Jan Masaryk, hijo de Tomáš Garrigue Masaryk, nació el 14 de septiembre de 1886. Cursó sus estudios de secundaria en Praga, y luego se fue a los Estados Unidos donde estuvo trabajando y estudiando desde 1907 hasta 1913. Cuando regresó participó en la Primera Guerra Mundial como oficial del ejército austrohúngaro. En 1919 volvió de nuevo a los Estados Unidos como el primer encargado de negocios de Checoslovaquia y en 1925, Masaryk fue nombrado embajador en Gran Bretaña. Tras el Acuerdo de Munich de 1939 Masaryk dejó el servicio diplomático y en 1940 se convirtió en el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno checoslovaco con sede en Londres en el exilio. De 1944 a 1945 ocupó también los cargos de ministro de Defensa Nacional y ministro de Hacienda. Después de la guerra, Jan Masaryk regresó a Checoslovaquia, donde se desempeñó nuevamente como ministro de Relaciones Exteriores, en lo que se conoció como el gobierno del Frente Nacional, que incluía a los comunistas. Jan Masaryk tuvo que respetar a los comunistas que ganaron las elecciones de 1946. https://www.youtube.com/watch?v=MV5qYMwxun8 Regreso de Rusia de Jan Masaryk tras dejarle el gobierno soviético las cosas claras. El 25 de febrero de 1948, se negó a dimitir con los demás ministros democráticos, tras el golpe de estado. Dos semanas después de que el Partido Comunista asumiera el poder en Checoslovaquia, Jan Masaryk, el ministro de Relaciones Exteriores del país, fue encontrado muerto. Su cuerpo fue encontrado debajo de su ventana en el patio del edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores. Jan Masaryk murió el 10 de marzo de 1948. Los sentimientos encontrados en la familia Masaryk, fueron es este caso por la echo y la falta de transparencia de lo acontecido. La duda de las extrañas circunstancias de su muerte Desde 1948 se han hecho varias investigaciones sobre las extrañas circunstancias de su muerte, algunas durante el régimen comunista y otras ya durante la democracia. Y se ha llegado a conclusiones tan diversas: desde el suicidio, el asesinato, e incluso que Masaryk cayó por la ventana accidentalmente. En todas y cada una de las investigaciones las conclusiones concluyen que no existen pruebas suficientes para decantarse por alguna de las opciones. Y siempre con la polémica de que si todos y cada uno de los estudios han estado llenos de negligencias, con la idea de cerrar el caso como un puro trámite.
La última investigación comenzó cuando agentes de la Oficina de Documentación e Investigación de los Crímenes del Comunismo reabrieron el caso de Jan Masaryk en otoño de 2019. Llegando a una conclusión hace unos días, tan confusa como las circunstancias que rodearon la muerte de Jan Masaryk: La investigación sobre la muerte de Jan Masaryk ha terminado. La policía no pudo probar el asesinato de manera inequívoca. Mire por donde se mire, siempre aparecen los sentimientos encontrados en la familia Masaryk.
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hotel artis viena
#hotelartisviena #hotel #hoteles Reservas de gran hotel en hotel artis viena. ¿Estás planeando un reposo en hotel artis viena? ¿cuán configuraciones de alojamiento permanecen disponibles para usted? ¿ya ha podido elaborar su decisión y confidencial su complejo turístico, o ama pedir más? Es fácil de trasladarlos en la emoción de la planeación de unas vacaciones y concluir descuidando…
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Consejos de Burgenland: fascinantes castillos, naturaleza y viñedos (2022)
Cuando piensa en unas vacaciones en Austria, probablemente piense inmediatamente en áreas como Viena, Tirol, Carintia o Salzburgo, ¿no es así? Pero sobre todo, si quieres pasar tus vacaciones de verano con toda la familia en la tierra de las montañas y los lagos, debes saber más sobre el mágico Burgenland . En el llamado "lado soleado de Austria" puede sumergirse en paisajes naturales únicos, experimentar aspectos culturales destacados y realizar numerosas actividades. Si tienes curiosidad, no debes perderte los siguientes consejos sobre Burgenland . Allí conocerás Austria desde un lado completamente diferente y, como su nombre indica, te sumergirás en un paisaje de cuento de hadas.https://carreteandoblog.com/consejos-de-burgenland-fascinantes-castillos-naturaleza-y-vinedos-2022/ Read the full article
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