#UNA VIDA VULGAR
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soft-pxachy · 1 year ago
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⤷ ❝hands on❞ — jjk (s.m)
➤ Pareja: jungkook!tatuado x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.2k palabras
➤ Género: compañeros de clase, smut y obscenidad.
➤Resumen: Cuando conociste a tu compañero de proyecto nunca te imaginaste terminar babeando y obsesionada por sus manos y por un bocado de él, en un esfuerzo por aliviar algo del estrés decides alimentar tus sucias fantasías con algunos textos y mensajes inocentes sobre Jungkook con tu mejor amiga, detallando, explícitamente, lo que quieres que esas grandes y jodidas manos te hagan, hasta que un día le envías por error unos de esos mensajes a Jungkook, y es ahí cuando él decide cumplir todos tus deseos al pie de la letra.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | lenguaje vulgar y obsceno | sobreestimulación | las manos de Jungkook (sí, es una advertencia) | sexting | masturbación | charla sucia | tensión sexual | halagos durante el sexo | sexo oral (r. mujer) | juego y estimulación del clítoris | un poco de insultos | bofetadas en los pechos | chupar pezones | la lectora está atada de manos a una silla | follar con los dedos | jalar el cabello | nalgadas | bromas juguetonas durante el sexo | sexo duro | sexo con protección | JK ama tus tetas y juega con ellas (mucho) es dulce pero también engreído | Jungkook tiene un gran pene! 
➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias. 
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♥︎ softpxachy's
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Esto es malo.
—¿Crees que realmente revisará y contará todas nuestras fuentes? —Jungkook preguntó pero yo no podía escuchar nada de lo que decía.
Esto es realmente malo.    
—Solo tengo diez, pero miré documentos de la época medieval y aún así no encuentro más…
Sus dedos se abrieron paso a través de esos largos mechones negros de su cabello con frustración y sus ojos se cruzaron con los míos por unos segundos.
Esto es jodidamente malo.
—No mucha gente ha escrito sobre este tema en específico y nos estamos quedando sin información…
Jungkook tomó distraídamente su lápiz mientras seguía hablando y mi pulso se aceleró por el pánico creciente en mi cuerpo.
No, por favor no, el lápiz no…
Lo hizo girar hábilmente sobre sus nudillos, moviendo su muñeca casualmente para que crujiera con un pequeño estallido agudo.
Y luego; apretó los puños. Duro. Si, este es el final para mí.
—¡Agua! — casi grité mientras saltaba bruscamente de mi asiento, los papeles de nuestra investigación se deslizaron en todas direcciones y la mirada sorprendida de Jungkook se lanzó hacia mí.
—¿Estás bien? —Jungkook me preguntó sin dejar de mirarme y yo traté de relajar mis nervios.
—Sí. Oh, sí. Solo tengo... sed. —respondí formando una sonrisa forzada, y esas fueron las palabras más verdaderas que jamás había dicho.
Mi dulce, amable y jodidamente sexy compañero de proyecto sonrió; felizmente inconsciente de todas las formas en que lo profanaba mentalmente.
—La cocina está a la vuelta de la esquina, si no tienes problemas en ir sola en lo que investigo más sobre nuestro tema. —Jungkook habló con calma sin borrar su bonita sonrisa y yo solo pude asentir rígidamente antes de desaparecer por el pasillo.
Y unos momentos después, en la relativa privacidad de la cocina de Jungkook, apoyé ambas palmas de mis manos sobre la mesa y traté de respirar correctamente antes de gruñir por lo bajo.
Dios, soy una desgracia.
No siempre había sido así. Todavía podía recordar una época (hace 3 semanas exactamente) en la que era una persona normal, lejos de ser una completa exhibicionista.
Mi carrera era mi prioridad justo ahora, estaba a punto de titularme y debía esforzarme el doble si quería terminar mi último año sin problemas y poder obtener un trabajo decente, tenía todo planeado, nada se me salía de control, sabía lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo, tenía toda mi vida organizada y estable.
Hasta que Jeon Jungkook envolvió sus gloriosas manos alrededor de mi piso de cotidianidad y aburrimiento y me sacó de ahí.
A primera vista, Jungkook no representaba una verdadera amenaza. Sí, era hermoso, no estaba ciega, estaba bien formado y era abrumadoramente educado, pero no era una novata inexperta en eso, el salir un par de veces con Park Jimin me habían dejado en claro que había llegado a un nivel superior de belleza con él.
O eso pensaba.
Tal vez era su costumbre de usar mangas holgadas que colgaban sueltas sobre sus brazos hasta que solo se veía el más mínimo indicio de las yemas de sus dedos, pero mi impresión inicial de Jungkook no fue cuando ingresó de último a clase de arte, eso habría sido inolvidable. Más bien fue hasta que el Dr. Kim anunció a los compañeros de tesis que había descubierto mi error fatal.
—Trabajarás con Jeon Jungkook. 
Y ahí los dos nos miramos el uno al otro a través de la pequeña sala de conferencias e intercambiamos amistosos asentimientos, y después de finalizar la clase, mi nuevo compañero se dirigió a mi escritorio.
—Hola, déjame darte mi número, envíame un mensaje de texto con tu disponibilidad y puedo reservar tiempo en la biblioteca para nosotros.
Y entonces sucedió.
Jungkook se arremangó las mangas de su camisa y mi cerebro sufrió un cortocircuito.
Santa mierda.
Sus manos eran obscenas. NSFW. Básicamente pornográficas.
Sus dedos eran largos y con un toque suave en cada nudillo, uñas bien redondeadas y palmas anchas con un toque de venas que subían por sus brazos hermosamente.
—¿Está bien? —preguntó pero su voz solo se escuchaba de fondo mientras yo seguía observando sus manos sin descaro alguno.
Los diseños hábilmente tatuados en su piel sobresalían de su mano derecha y se entrelazaban con su muñeca y su antebrazo, no podía ver más allá de lo que me permitía la manga de su camisa pero estaba segura que todo su brazo estaba tatuado, y juré que moría por pasar mi lengua por cada trazo en su piel.
—A menos que no te sientas cómoda…— volvió a hablar y casi estuve a punto de decirle que se callara para seguir observando sus manos como tanto quería.
Esos anillos; uno en el meñique y otros dos más en sus dedos índices y… el pulgar, Dios, tragué saliva al imaginarme de rodillas frente a él mientras Jungkook me obligaba a chupar su pulgar como si fuera su polla, preparándome antes de…
—Quiero decir, así no tienes que darme tu número, como sea, escríbeme y nos ponemos de acuerdo.
¿Esas eran pulseras de cadena? ¿Quién era este hombre? ¿Quién era yo? ¿Cuál era mi nombre? ¿Qué tan profundo podrían esos dedos deslizarse en mi...?
¿Por qué se está alejando?
—¡Oh, joder! ¡Espera, Jungkook..!
Y realmente todo se había ido cuesta abajo desde allí.
Sus manos eran solo una droga de entrada al resto de todo lo que era Jungkook. Cada detalle que había ignorado sin esfuerzo ahora fluía repentinamente a través de mi conciencia en alta definición.
Su olor era algo deliciosamente masculino con un toque de vainilla que me dejaba aturdida cada que estaba cerca de él, los suaves rizos de su cabello colgaban románticamente sobre los perfectos rasgos de su rostro y ojos, y ese pecho tan ancho, firme, lamible.
Jungkook era un plato completo. Y yo me estaba muriendo de hambre.
No era un secreto que mi libido había estado encarcelado durante demasiado tiempo por todas las horas extra de trabajo y clases que me exigía a mí misma, y ahora solo se había vuelto completamente salvaje, rasgando mi cuerpo cada que tenía alguna sesión de estudio con Jungkook.
Había logrado milagrosamente compensar el mal funcionamiento inicial en el que prácticamente había babeado sobre sus manos en lugar de darle mi número y establecimos un horario de trabajo, pero en realidad, las reuniones con mi compañero se convirtieron rápidamente en un ejercicio diario de incontrolable sed de deseo.
Y era necesario tomar medidas.
No iba a dejar que Jeon Jungkook y sus gloriosas y varoniles manos destruyeran años de arduo trabajo casi autoimpuesto.
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—Necesitas una salida.
La voz de mi amiga Jungyeon interrumpió otro de mis sueños de clasificación porno que tenía sobre Jungkook; en el que me daba una palmada en los muslos en el parque público en el que estábamos.
—¿Qué tipo de salida? —pregunté en medio de un suspiro de tristeza; mirando mis muslos y viendo la notable falta de la mano de Jungkook antes de arrugar mi nariz al tener una sospecha de cuál era la solución que Jungyeon ofrecería.— Por favor, dime que no vas a sugerir una noche sudorosa con algún tipo sucio del bar al que vas cada viernes.
Jungyeon puso los ojos en blanco y me dio un golpecito en la frente.
—No princesa, estaba pensando en una salida más creativa. Como... escribir.
—¿Quieres que empiece a escribir poemas calientes?
—Se le dice literatura erótica.— Jungyeon me corrigió en tono de burla y ahora fue mi turno de rodar los ojos.— Pero como sea; tu pequeño y sucio secreto podría traer mucha alegría al mundo, específicamente a mi mundo.
—Debes estar bromeando. —respondí casi a punto de echarme a reír ante su sugerencia.
—Por supuesto que no estoy bromeando, en lugar de pasarme horas buscando combustible de fantasía en esos blogs usaré tus fantasías como combustible. —Jungyeon explicó con calma como si fuera la solución a todos sus problemas .—Solo envíame un mensaje de texto cuando tengas otra de tus fantasías y podrás estar más tranquila y yo disfrutar un poco, será como un servicio de suscripción sucio.
—Estás loca.
—Soy una genio.
Pero dejando de lado la falta de límites y tacto de Jungyeon, ella era, de hecho, literalmente una genio, porque todo lo que necesité fue intoxicarme de Jungkook durante nuestra próxima sesión de lluvia de ideas que yo ya me estaba escondiendo en el baño para escribirle mi primera fantasía.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook envuelva sus manos alrededor de la parte de atrás de mi cuello y presione mi cara contra la mesa mientras me folla con fuerza hasta que esté gritando.
Jungyeon: Definitivamente soy una genio. ¿Te sientes mejor?
Yo: Sí, un poquito.
Y así comenzaron varias semanas de lo que cariñosamente llamaba "porno kookie".
Algunos eran bastante explícitos:
Yo: “Quiero que Jeon Jungkook arranque mis bragas empapadas y mueva mi clítoris desnudo en sus gruesos muslos hasta que sus jeans estén mojados con mi orgasmo.”
Otros eran de naturaleza más filosófica:
Yo: “Si muero antes de lamer el sudor de los abdominales de Jeon Jungkook, ¿realmente viví?”
Y algunos otros fueron extrañamente específicos:
Yo: “Quiero pasar mi lengua por cada vena de las manos y antebrazos de Jeon Jungkook mientras lame y muerde mis tetas.”
Jungyeon estaba viviendo su mejor vida por supuesto y esperaba con alegría mis reuniones de estudio con Jungkook para poder tener más “kookies".
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Los textos, sin embargo, no eran más que una curita en la herida de bala que tenía. No eran suficientes.
Cada vez que Jungkook me sonreía o me miraba con esa expresión suave y brillante, o decía algo extremadamente inteligente; el latido insistente en mi entrepierna se intensificaba cada vez más hasta que me veía obligada a buscar un alivio inmediato cuando realmente tenía que hacerlo. Frotando mi entrepierna sutilmente contra el respaldo de su sofá cuando Jungkook iba al baño después de que usara la parte inferior de su camisa para limpiar algunas gotas de agua en la mesa; casi asesinándome con un destello de sus abdominales bien marcados por unos segundos.
Pero la peor parte de todo era que sabía muy bien que mi fijación hacia Jungkook no era simplemente sexual. Cuanto más lo disfrutaba genuinamente como persona, menos efectivos se volvían mis espeluznantes textos.
Y ahora aquí estaba: escondida en su cocina con el calor y la humedad pegándose incómodamente entre mis piernas y sin ningún tipo de alivio a la vista. Gruñendo con irritación, saqué mi teléfono y me preparé mentalmente para servirle a Jungyeon un Kookie humeante recién salido del horno de mi imaginación.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook me ate a la silla de su comedor. Quiero que rompa mi blusa por la mitad, me golpee las tetas y me chupe los pezones hasta que grite...
La fantasía en mi cabeza se construyó a un ritmo alarmante y mis dedos apenas podían seguir el ritmo de la suciedad que estaba imaginando.
Yo: Quiero que me suba la falda y frote mi clítoris a través de mis bragas empapadas hasta que esté gimiendo su nombre una y otra vez…
Yo: Quiero ver como mete sus dedos en mi coño mojado. Quiero que me incline hacia atrás y juegue con mi clítoris hasta que no pueda recordar quién soy.
Yo: Quiero que me parta por la mitad con su polla y me golpee el culo hasta que no pueda sentarme por días. Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él…
Me dolía el cuerpo. Estaba atormentada. Los textos que alguna vez habían sido una válvula de presión ahora estaban aumentando activamente la presión dentro de mi cuerpo. Estaba gimiendo de frustración, presioné el botón de enviar y volví a guardar el teléfono en mi bolsillo, lista para enfrentar una vez más la fuente de mi miseria cuando de repente...
Da-ding
El sonido de un celular a través del pasillo me regresó directamente a la realidad. Y yo conocía ese sonido.
Era el sonido que Jungkook había programado como alerta de mensajes para mi contacto, y ahora… ahora significaba el sonido de mi mundo derrumbándose por completo.
Con las manos temblorosas saque mi teléfono para confirmar la terrible verdad que muy en el fondo de mi ya sabía. No le había enviado un mensaje de texto a Jungyeon.
Le había enviado un mensaje de texto a Jungkook.
Por un momento, un momento increíblemente breve, consideré la idea de que él simplemente ignoraría el mensaje y continuaría con su búsqueda de información para nuestra tesis. Pero no fue así.
El jadeo débil pero insoportablemente claro llegó a la cocina. Fue el grito ahogado de un hombre que acababa de descubrir que su compañera de tesis quería que la "partiera por la mitad con su polla".
Debía correr. Huir a cualquier otro país y cambiar mi nombre. Mis ojos recorrieron frenéticamente el lugar que me rodeaba; buscando desesperadamente un medio de escape.
Había una sola ventana en toda la habitación, justo encima del fregadero, y estaba segura que si debía trepar por el fregadero para poder salir de aquí. Por supuesto que lo haría; saltaría directo a un tiburón si eso significara librarme de la cocina de máxima seguridad de Jungkook.
Tenía un pie sobre el fregadero y el otro colgaba precariamente en el aire a punto de arrastrarme a la salvación y huir de ahí justo antes de que dos manos grandes y fuertes rodearan mi cintura; tirando mi cuerpo hacia atrás de regreso a la cocina con un esfuerzo vergonzosamente pequeño.
El pequeño chillido de sorpresa que solté no fue nada al darme cuenta de que Jungkook me había arrojado cuidadosamente y con suma facilidad  sobre su hombro como un saco de harina mientras se alejaba conmigo en brazos de lo que había considerado como la única forma de salir viva de su casa.
Un quejido de indignación se me escapó cuando sentí mi trasero golpear la silla del comedor y traté de hacer todo lo posible para mantener mis ojos pegados a sus rodillas; estaba segura que sería incapaz de encontrar la mirada del alma inocente que muy probablemente había traumatizado de por vida.
Por un pequeño instante de silencio todo quedó extrañamente suspendido, no podía decir alguna palabra sin que la vergüenza se apoderara de mí después de que Jungkook hubiera descubierto mi sucio secreto acerca de él, y entonces sentí que dos de sus dedos se presionaban firmemente debajo de mi mandíbula; elevando mi rostro hacia él.
—Debo decir...—Jungkook murmuró arrastrando sus palabras pensativamente, dejando que su mirada intensa se posara sobre mi.— Que esto es algo sorprendente dada tu... historia.
Estaba cerca. Demasiado cerca. Lo suficientemente cerca como para que su aroma, esa mezcla familiar de vainilla me hiciera agua la boca.
Y definitivamente no se veía traumatizado. O inocente.
Tragué saliva al darme cuenta del hecho que el hombre frente a mi parecía más una estrella de rock empapada de sexo; con carisma puro envuelto en tatuajes y músculos sólidos.
—¿Oh? —balbuceé por lo bajo sin entender sus palabras y Jungkook solo me sonrió.
—¿Sorprendida? Eso es lindo viniendo de la mujer que quiere que yo…—alardeó con suficiencia en su voz antes de sacar su teléfono para comprobarlo.— La parta por la mitad con mi polla.
Y ahí estaba.
—Obviamente no quise enviarte eso... a ti. —murmuré por lo bajo sintiendo como la vergüenza subía por todo mi rostro.
—Oh, lo sabía incluso antes de que te atrapara queriendo saltar por la ventana. —Jungkook se rio entre dientes sin dejar de mirarme y yo solo me encogí en la silla.— Hablando de eso…
Su cuerpo se inclinó sobre el mío para tomar algo sobre la mesa y cuando regresó a su posición de antes mis ojos se abrieron al ver lo que era; una cuerda para saltar, la misma que había visto colgada en la pared cuando entré a la cocina y que ahora estaba enrollada sin apretar alrededor de su muñeca. Apenas tuve tiempo para procesar eso antes de verlo moverse hacia un lado y tomar mis manos hacia atrás contra el respaldo de la silla.
—¿Me estás… atando? —pregunté aún sin creerlo y jadeando por lo bajo al sentir un tirón fuerte con la cuerda en mis muñecas, fijando mi posición para que no pudiera moverme.
—¿No es lo que querías? —Jungkook susurró suavemente contra mi oído y su voz melosa y profunda me hizo temblar de forma vergonzosa. —Esta fue la solicitud que enviaste, ¿no es así? —agregó inclinándose para inspeccionar su obra y cuando estuvo satisfecho volvió a estar frente a mi. —Además no puedo permitir que intentes saltar por otra ventana, esto es realmente por tu propia seguridad.
Me sonrojé aún más al ver la sonrisita burlona que me regaló y abrí mis labios para decir algo, pero todo lo que salió fue una especie de sibilancia mientras Jungkook seguía mirándome con diversión engreída.
—¿Sabes que eres una especie de leyenda en la universidad? Te llaman la nena pura y casta. —Jungkook comenzó a hablar y no pude evitar rodar mis ojos ante sus palabras.
—Y se preguntan por qué nunca me acostaré con ellos. —farfullé con amargura siendo muy consciente de lo que se decía de mí y eso solo hizo que Jungkook riera por lo bajo mientras le daba un considerable repaso a todo mi cuerpo a su merced. —Sabes que no puedes andar atando mujeres a sillas contra su…
—¿Contra su voluntad? —Jungkook completó con una sonrisa diabólica adornando su perfecto rostro antes de inclinarse y quedar frente a mí, cara a cara. —Supongo que es bueno que tenga tu permiso por escrito aquí mismo.
Sentí mi respiración atascarse en mi garganta al escucharlo hablar, Jungkook me dio un rápido vistazo antes de enterrar su rostro en mi cuello y su aliento cálido aliento me hizo cosquillas en la piel segundos antes de sentir sus bonitos labios besar mi cuello con hambre, ahogué un gemido por la forma en que su lengua se deslizaba por toda mi piel; marcándola con intensas lamidas y pequeñas mordiditas, y cuando se alejó de mí no pude evitar lloriquear en silencio.
—¿Por qué no me lo lees, hmm? —Jungkook pidió elevando su teléfono a la altura de mi rostro.
—Yo no, no puedo…—balbuceé sintiendo como la vergüenza inicial regresaba a mí y respiré entrecortado cuando Jungkook pasó su pulgar por mi labio inferior lentamente; obligándome a mirarlo.
—Hazlo. —Me ordenó con su voz más dura de lo que esperaba.
El áspero timbre de su orden disparó una chispa caliente de placer directamente al centro de mis piernas, y juré que nunca había estado tan nerviosa como ahora, había algo en su mirada, algo que me hacía querer obedecerlo en todo lo que me pidiera, y así lo hice.
—Yo... quiero que Jeon Jungkook…. —comencé leyendo el texto y mi respiración se detuvo cuando el calor de su mano libre se deslizó sobre mi torso. —Me ate a su silla del comedor.
—Listo. —Afirmó en un susurro dejando que sus dedos delinearan las correas alrededor de mis muñecas.— Continua.
—Quiero que rompa, oh Dios… —balbuceé con la respiración agitada al sentir sus dedos deslizándose por mi pecho haciendo que cada palabra que decía se escuchara rota. —Quiero que rompa mi blusa por la mitad, golpeé mis tetas y…
No pude seguir leyendo más porque la mano pecadora de Jungkook se enganchó en el cuello de mi blusa; tirando con fuerza hacia los lados y rompiendo la tela, haciendo que los botones volaran en todas direcciones y que mi piel se estremeciera al sentir el aire fresco colándose por todo mi pecho.
—Me vuelves jodidamente loco… —Jungkook murmuró con una voz tan sensual y ronca mientras sentía sus ojos posarse en mis senos que subían y bajaban con cada profunda respiración que daba, lo vi relamerse sus bonitos labios al notar el sujetador de encaje negro que me había puesto hoy solo porque todos los demás estaban sucios.
Sus manos eran dulces cielos ardientes mientras se acercaban para palmear mis pechos levemente uno por uno, y yo simplemente no pude evitar gemir en voz alta; arqueando mi espalda hacia adelante y hacia sus manos sin vergüenza. Mi dignidad ya había desaparecido hace mucho tiempo a este punto y no deseaba recuperarla por ahora.
—Por favor… —rogué por lo bajo antes de soltar un pequeño gemido cuando sus grandes manos amasaron mis senos con una presión perfecta, podía sentir el peso de sus anillos a través de la tela de mi sostén.
—Nunca pensé que podría hacer esto. —Jungkook habló mientras sus pulgares rozaban con brusquedad mis pezones; arrancándome un gemido involuntario y haciendo que tirara con fuerza de la cuerda en mis manos. —Deberías de ver lo bonita que te ves así… —continuó hablando en medio de un denso suspiro, y el calor de su aliento chocó contra mi pecho haciéndome remover en la silla mientras sus manos seguían amasando con fuerza mis senos. —Pero quiero que sepas que yo también tengo muchas ideas de lo que yo te quiero hacer.
Y tan pronto como dijo eso su boca ya se encontraba sobre mi pecho; dejando besos húmedos y calientes por encima de la tela en uno de mis senos, haciendo que arqueara mi espalda más a su boca y que el calor en mi entrepierna aumentara incontrolablemente.
Había pasado tanto tiempo y estaba tan sensible, demasiado sensible.
—¡J-Jungkook! —jadeé entrecortado al sentirlo mover su boca hacia mi otro pecho sin previo aviso, dándole la misma atención con su deliciosa boca hasta que estaba retorciéndome y apretando mis muslos juntos sobre la silla.
—¿Ansiosa, bebé? —Jungkook preguntó formando una sonrisita burlona aún en mi pecho y yo solo pude lanzarle una mirada desesperada; rogándole mudamente que me diera lo que tanto quería.
Jungkook sonrió al ver mi estado de necesidad y volví a gemir cuando tomó un nuevo bocado de mi seno en su boca, sus dientes mordisquearon mi pezón sin mucha fuerza por encima de la tela que solo envió una punzada aguda de dolor teñido de placer directamente a mi clítoris, a este punto mi interior ya estaba apretando alrededor de la nada.
—Suenas tan bonita, bebé… —Jungkook elogió gentilmente, dejando que sus labios calmaran mi pezón. —Déjame darte lo que quieres…
Solté un pequeño suspiro de alivio al escucharlo justo antes de que sus dedos se engancharan al borde de las copas de mi sujetador tirando con fuerza hacia abajo hasta que mis senos desnudos se derramaron por encima y lo escuché gruñir ante la vista.
—Joder… —Jungkook jadeó antes de estirar sus manos ahuecar mis senos; como si estuviera probando su peso en ellas, su mirada me devoraba con hambre y ya podía sentir mis bragas empapadas bajo sus atenciones.
No hubo pensamientos más allá de ese segundo, mi deseo era desesperado en este momento, necesitaba más de su toque, más de él, lo necesitaba, lo anhelaba tanto que sentía que podía quedarme sin aliento, empujándome hacia él como una gatita necesitada, hasta que…
Slap.
Jadeé de placer por lo bajo cuando su palma se conectó contra mi piel, golpeando bruscamente un lado de mis senos.
—¿Es esto lo que querías, bebé? —Jungkook preguntó encontrando mis ojos llorosos antes de sonreír al ver mi estado y dar otro rotundo golpe justo del otro lado.
Mi boca se abrió de golpe al sentir mi piel arder, pero no surgió ningún sonido, salvo mis suaves y ahogados jadeos de placer, podía sentir como mis bragas empapadas se pegaban a mi entrepierna con cada impacto exquisito que recibía en mi piel ardiente.
—¿Quieres que marque estas tetas perfectas? —Jungkook volvió a preguntar solo ganándose un asentimiento desesperado de mi parte acompañado de un nuevo gemido cuando volvió a golpearme, y un gruñido primitivo retumbó en lo profundo de su pecho mientras los veía rebotar, completamente hipnotizado.
Jadeé cuando uno de sus dedos comenzó a acariciar alrededor de mi pezón adolorido, calmando mi piel rojiza con tiernas caricias en todo mi seno y cuando menos me di cuenta sus bonitos labios estaban en la misma zona; plantando pequeños besitos y erizando todo mi cuerpo una vez más.
—Debo haberte imaginado así mil veces… —susurró por lo bajo con su boca aún pegada a mi pecho solo para completar. —Y aún así nada se le acerca a lo jodidamente sexy que eres…
Sus ojos se lanzaron para encontrarse con los míos antes de sacar su lengua para lamer la punta hinchada de mi pezón una y otra vez, mi pecho se agitó ante la deliciosa sensación y gimoteé con fuerza cuando se metió todo mi seno a la boca; la obscena imagen de Jungkook chupando con hambre mi pecho mientras su mano grande y pecaminosa apretaba el otro era sacada directamente de mis fantasías más oscuras, y sabía que podía correrme con la simple vista.
Jungkook era implacable, mi cuerpo se inclinó hacia atrás contra las ataduras en mis muñecas al sentir como sus manos bajaban por mi cuerpo, acariciando cada porción de piel que tenía a su disposición con casi adoración mientras mi coño se apretaba desesperadamente alrededor de la nada.
—Jungkook, por favor yo… —sollocé por lo bajo antes de ser interrumpida cuando me tomó por mi barbilla con firmeza, su rostro de porcelana y sus rosados labios estaban a escasos centímetros de mí y tuve que reprimir la necesidad de lanzarme a besarlo.
—¿Y ahora qué, cariño? ¿Qué más quieres? —preguntó sobre mis labios, su voz era suave e indulgente, parecía dispuesto a querer complacerme en cualquier cosa, y yo jadeé de solo pensarlo. 
—Yo… necesito tus manos… —rogué sintiendo mis mejillas arder al pedirle aquello, pero él solo me sonrió.
—¿Dónde las necesitas, mhm? —Jungkook instigó acariciando burlonamente mis piernas desnudas haciéndome temblar en mi lugar, sus ojos oscuros estaban observando cada expresión que hacía mientras me tocaba suavemente.
—Más arriba… —balbuceé a medias moviendo de a poco mis caderas hacia él, desesperada por sentirlas donde más lo necesitaba, pero él era un burlón y solo las deslizó una o dos pulgadas más.— Jungkook…
—Dime. —Susurró contra mis labios con su voz ronca y grave antes de robarme un pequeño y casi imperceptible beso que me dejó queriendo más. —Dime dónde quieres mis manos, cariño.
—Por favor, por favor, quiero tus manos en mi coño… —rogué en medio de jadeos desesperados inclinándome para poder besarlo de nuevo y solo recibiendo una sonrisa llena de lujuria de su parte.
—Buena niña. —Elogió con un tono meloso justo antes de acortar la distancia que nos separaba y besarme con dureza.
Apenas y podía seguirle el ritmo a su demandante beso, sus labios sabían delicioso y chocaban contra los míos con firmeza y hambre una y otra vez, una especie de ronroneo se derritió a través de su garganta cuando nuestras lenguas se encontraron para jugar entre ellas, haciéndome tirar de la cuerda detrás de mí para poder besarlo con más fuerza, su aroma varonil se me pegaba como perfume en todo mi cuerpo e inundaba todos mis pensamientos, de repente un gemido salió de mi boca rompiendo nuestro húmedo beso ganándome un leve mordisco en mi labio inferior cuando mi cuerpo tembló al sentir sus dedos frotando suavemente sobre mis bragas, forzando mis piernas a abrirse para que pudiera seguir tocándome, y yo, obedientemente lo hice.
—Mmh, estás tan mojada, bebé… —Jungkook se maravilló mirándome a los ojos; sonriendo con lujuria mientras su mano seguía frotando pequeños círculos sobre la mancha de humedad en mis bragas, ganándose un gemido desesperado de mi parte. —¿Es todo para mí?
Asentí con la cabeza frenéticamente sin poder articular alguna palabra justo antes de ver como el rostro de Jungkook se endurecía en desaprobación mientras chasqueaba su lengua, sus dedos presionaron con dureza directamente en mi clítoris, y el impacto del placer hizo que mi cuerpo se tambaleara hacia atrás con tanta fuerza que la silla raspó el suelo.
—No puedo escucharte, cariño. —Jungkook demandó ralentizando sus movimientos en mi entrepierna, claramente dispuesto a que le diera una respuesta.
—S-sí… —sollocé incoherentemente tirando con fuerza de la cuerda y moviendo mis caderas hacia sus dedos; desesperada porque me tocara más. —Es todo para ti, Kook…
Jungkook me recompensó con una sonrisa radiante antes de verlo moverse hacia abajo por mi cuerpo y depositar un húmedo beso en mi abdomen antes de abrir más mis piernas con sus manos, y lo escuché gruñir por lo bajo cuando pudo ver lo mojada que estaba realmente.
—Que linda… —tarareó para sí mismo mientras deslizaba un dedo justo por la mitad de mi coño vestido; hundiendo la tela entre mis pliegues hinchados y arrancándome un jadeo desesperado.
Lo vi lamer ligeramente la piel de mi abdomen como si fuera un gatito al mismo tiempo que apartaba la tela húmeda de mis bragas hacia un lado para que sus dedos se deslizaran por completo entre mis pliegues resbaladizos; haciéndome gemir con fuerza y recogiendo la humedad cremosa de alrededor con sus largos dedos.
—Entonces supongo que no te importará si pruebo un poco… —Jungkook habló haciendo contacto visual conmigo, observándome expandirme en lujuria cuando colocó sus dedos dentro de su boca, chupándolos seductoramente y gruñendo por lo bajo ante mi sabor mientras me veía morderme el labio con total necesidad.
Y sacó sus dedos con un chasquido de saliva, estaba completamente segura que este hombre me iba a volver loca.
—Sabes tan delicioso… —ronroneó justo antes de hundir su rostro entre mis piernas, jadeé de sorpresa al sentir sus labios envolver mi entrepierna goteante y medio vestida antes de sentirlo cubrir rápidamente la zona con besos profundos con la boca abierta, la sensación era tan extraña y deliciosa que mis caderas empezaron a temblar por la intensidad, pero sus manos me sostenían por mis pantorrillas; obligándome a soportar el placer que me estaba dando hasta que el vacío en mi coño se volvió realmente insoportable.
—¡Ah! Dios, no puedo... yo... —gimoteé negando con mi cabeza sintiendo como Jungkook me daba las últimas lamidas a mis bragas empapadas justo antes de quitármelas por completo. —Mi falda, quítame la falda, quiero...
Jungkook se echó hacia atrás, inclinando la cabeza expectante al no entender lo que quería.— ¿Oh?
Sentí que mis mejillas comenzaban a calentarse una vez más, pero en este punto ya nada se interpondría en la realización de mi fantasía, no cuando ya estaba atada con las piernas abiertas y las tetas afuera.
—Quiero ver tus manos. Cuando tú... quiero verlas en mí…— Pedí en un tono necesitado sin dejar de mirarlo.
Por su semblante pude notar como si algo en su mente hubiera hecho clic y estuviera entendiendo todo; su vista se movió de sus manos a mi rostro sonrojado y de nuevo a sus manos, su sonrisita burlona se ensanchó aún más al darse cuenta de mi pequeño fetiche con sus manos y como si estuviera recordando el mensaje que llegó a su teléfono.
“Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él.”
—Ya veo… —resopló suavemente y luego sus palmas golpearon mis muslos haciéndome jadear y a él reír por lo bajo. —Cualquier cosa para ti, cariño.
Ni siquiera pude entender lo rápido que Jungkook me había quitado mi falda, porque de un momento a otro ya se encontraba amontonada alrededor de mis tobillos; dejándome completamente desnuda a él, su mirada oscura rápidamente regresó a mi coño reluciente y lo vi relamerse los labios ante la vista que tenía.
—Mira este hermoso coño, bebé… —Jungkook tarareó, pasando su pulgar sobre mis pliegues hinchados y resbaladizos, evitando cuidadosamente mi clítoris necesitado, juré que podía morir ahí mismo cuando deslizó su dedo índice dentro de mí, hasta el nudillo, el acero frío de su anillo hizo contacto con mi piel sensible y gemí con fuerza apretando su dedo en mi interior.
Había pasado tanto tiempo desde que algo que no eran mis propios dígitos inadecuados habían estado dentro de mí de esta manera. La sensación era tan diferente y tan deliciosa, y si lo combinaba con la vista erótica de su mano venosa y tatuada presionada lascivamente contra mi coño era como una inyección de puro deseo potenciado burbujeando en mi interior.
—Tu coño está tan apretado… —Jungkook siseó, moviendo lentamente su dedo dentro y fuera de mi antes de agregar un segundo dígito; haciéndome gemir ante el estiramiento. —¿Cómo tomarás mi polla si estás tan apretada, cariño? ¿Cómo lo harás si tu pequeño coño apenas puede manejar dos de mis dedos, eh?
Jungkook hablando de esa forma tan sucia me puso aún más caliente de lo que ya estaba y simplemente no podía apartar la mirada de entre mis piernas, la visión de sus dedos desapareciendo una y otra vez dentro de mí sólo para reaparecer cubiertos de mi humedad me hacía jadear, el sonido lascivo y húmedo alrededor de su mano con cada embestida que daba solo hacia que mi cuerpo se retorciera contra la silla, gimiendo erráticamente mientras la sensación de placer continuaba creciendo dentro de mí, me estaba acercando al borde y él lo sabía. Su mano libre me sujetó por el cuello con la cantidad perfecta de presión para mantener mi mirada enfocada en el lugar donde sus dedos me estaban follando.
—¿Quieres correrte en mis dedos, bebé? —Jungkook preguntó y soltó una risita oscura ante un gemido particularmente fuerte que me dejó cuando su pulgar comenzó a frotar mi sensible clítoris, y todo mi cuerpo se sacudió con fuerza.
—Sí, sí, por favor… —jadeé desesperada moviendo mis caderas lo más que podía hacia su mano; haciendo que sus dedos se hundieran más dentro de mí, sus labios se envolvieron una vez más en mi entrepierna comenzando a chupar mi clítoris al mismo tiempo que sus dedos encontraban ese punto dulce en mi interior, rozándolo suavemente.— ¡J-Jungkook!
Estaba llorando su nombre a este punto, siendo incapaz de poder escapar del abrumante placer que me inundaba, sentí a Jungkook succionar mi clítoris y golpear mi coño con sus dedos sin piedad hasta el momento en el que simplemente me rompí. Mi boca se abrió en un grito silencioso mientras ola tras ola de exquisito placer corría por mi cuerpo una y otra vez, Jungkook susurró sucios elogios contra mi coño tembloroso mientras lamía con hambre mi orgasmo como si se tratara de un néctar de la fuente más dulce.
Solté un sollozo de sensibilidad y Jungkook se apartó de mí, poniéndose de pie entre mis piernas temblorosas antes de tomarme por el cuello e inclinarse para besarme con dureza, sus labios se estrellaron con los míos de forma desenfrenada y yo gustosa lo acepté, estaba tan caliente, y sabía que necesitaba más de él, mucho más.
—Lo juro… —murmuró cuando nos separamos y yo no pude evitar hundir mi rostro en su cuello, comenzando a besar su mandíbula afilada. —Hubo días en que pensé que moriría si no podía tenerte.
—Tómame, entonces… —rogué por lo bajo, mordisqueando levemente su cuello y ganándome un suspiro tembloroso de Jungkook, como si quisiera controlarse un poco.
Casi chillé cuando se alejó de mí para mirarme desde arriba, sus ojos quemaban agujeros en mi cuerpo desnudo, caliente, cubierto de sudor y aún atado a la silla, lo vi relamerse sus bonitos labios y formar una sonrisa arrogante mientras tomaba mi cabello desordenado en su mano con dureza para guiarme hacia su pelvis; solté un gemido cuando movió mi cabeza de lado a lado y cuando mis labios chocaron con brusquedad contra la tela áspera de su pantalón, justo sobre su dura erección.
—Mira lo duro que puso verte así… —Jungkook farfulló con diversión cuando mi lengua salió para intentar lamerlo aunque fuera por encima de la tela y él solo soltó una risita oscura al verme así antes de alejarme jalando mi cabello hacia atrás con fuerza.— Otro día podré sentir tu boquita en mi polla, ahora necesito follarte.
Y tan pronto como dijo eso soltó mi cabello para alejarse de mí y caminar hacia un cajón de la cocina; sacando un condón de él y regresar junto a mi mientras se quitaba la camisa por su cabeza, y yo pude haber babeado ahí mismo sin darme cuenta, joder, este hombre lo era todo, tiré con fuerza de la cuerda en mis manos queriendo poder tocar sus marcados abdominales y eso fue suficiente para que Jungkook soltara el nudo rápidamente y me hiciera ponerme de pie antes de girarme y colocar mi cuerpo con brusquedad sobre la mesa, con mis senos presionados contra la fría superficie.
Sentía mis brazos débiles y adoloridos por tenerlos tanto tiempo atados que cuando escuché a Jungkook bajar la cremallera de sus pantalones con urgencia giré mi rostro hacia atrás queriendo poder verlo, pero ni siquiera pude hacerlo cuando con su pie separó mis piernas; abriéndome para él mientras deslizaba el condón por todo lo largo de su pene en un rápido movimiento.
No podía respirar bien, aún sentía irreal que estuviera aquí, lista para ser follada por Jungkook y sin poder verlo por completo, todos mis sentidos estaban a mil, quería verlo, tocarlo, darle una buena mamada, pero todo eso se esfumó cuando lo sentí frotar la punta de su pene contra mi entrada un par de veces, cubriéndola con mi humedad antes de alinearse correctamente y empujar su pelvis hacia adelante; colando varios centímetros de golpe dentro de mí.
—¡Ah! ¡Jungkook! —me quejé al sentir como si una especie de rampa me hubiera partido por la mitad, había subestimado su tamaño, Jungkook era tan jodidamente grande, y tenía cada centímetro de él en mi interior, tratando de ajustarme a su grosor y lo podía sentir a la perfección palpitando dentro de mí.
—¿Te gusta, bebé? —Jungkook preguntó con su voz ronca y profunda, su densa respiración chocó contra mi nuca enviándome escalofríos por todo mi cuerpo mientras me sujetaba por mis caderas para salir y volver a introducirse en una embestida dura y profunda.— ¿Te gusta mi polla?
—Sí… —sollocé cerrando los ojos mientras lo sentía comenzar a marcar un ritmo más fuerte y constante, sentía mi humedad deslizarse por el interior de mis muslos, cubriendo su polla y haciendo que sus penetraciones fueran más deliciosas tocando lo más profundo de mi.— Me encanta, Jungkook…
Y ante eso recibí un audible gruñido de su parte contra mi oído, su pelvis chocaba con fuerza contra mi trasero, hundiendo su gruesa polla una y otra vez en mi coño, su agarre en mis caderas mantenía mi cuerpo firme contra la mesa justo antes de que la palma de su mano se estrellara contra un lado de mi trasero con fuerza; haciéndome gemir su nombre mientras recibía un nuevo golpe en el mismo lugar, y luego otro, y otro, y cuando menos me di cuenta mis ojos se llenaron de lágrimas ante la dureza de sus azotes y penetraciones.
Sentía la piel mi trasero arder con cada choque de su pelvis cada que volvía a hundirse dentro de mí, podía sentir todo mi cuerpo húmedo de sudor y flujo, solté un gemido particularmente fuerte cuando el ritmo de sus penetraciones se volvió brutal, los jadeos goteaban de mis labios sin que siquiera los pudiera controlar y todos mis pensamientos racionales se esfumaron cuando un fuerte y posesivo jalón en mi cabello me hizo levantarme de la mesa; Jungkook tiró de mi cabeza hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra su firme pecho.
—Tu coño se siente tan bien, bebé… —Jungkook jadeó en mi cuello, su respiración agitada y caliente me hizo cosquillas en la piel y gemí fuerte cuando su gran mano tatuada se envolvió alrededor de mi cintura, manteniéndome al ras de su pecho mientras que la otra se aferraba a uno de mis senos; apretándolo con fuerza y haciendo rodar sus dedos sobre mi pezón endurecido y sensible.
—Jungkook… —gimoteé, incapaz de procesar nada más allá de las deliciosas sensaciones de su polla enterrándose en mi coño con cada embestida dura y profunda, tanto que ya podía sentir el nudo formándose en mi vientre cuando comenzó a golpear repetidamente en mi zona de placer.
—¿A quién le pertenece este lindo coño? —Jungkook gruñó posesivamente al mismo tiempo que sus embestidas se volvían más desordenadas, follándome con una fuerza sorprendente mientras mi orgasmo me esperaba ansioso en algún rincón.
—A ti… a ti te pertenece… —jadeé con fuerza aferrándome a sus manos, sintiéndome tan colapsada con todas las sensaciones de él, en cómo su polla me llenaba tan bien, en cómo su aliento cálido me hacía sentir increíblemente más húmeda, estaba tan cerca del borde.
—Buena niña, ¿Vas a correrte de nuevo para mí, cariño? —Jungkook me alentó mientras sus labios se unían a mi cuello para chupar mi piel sensible con hambre, dejando varias marcas rojizas por toda la zona y haciéndome asentir débilmente antes de que mi cuerpo temblara cuando sus dedos se hundieron en mis pliegues resbaladizos, encontrando mi clítoris para frotarlo furiosamente mientras sus penetraciones perdían ritmo.— Córrete en mi polla bebé, vamos, quiero sentirlo.
Un placer abrasador me atravesó en respuesta a su orden, mis piernas temblaron cuando mi orgasmo golpeó mi cuerpo borrando mis pensamientos y haciéndome gemir su nombre una y otra vez mientras mi interior se apretaba alrededor de su dura longitud, Jungkook gruñó y me sujetó con fuerza mientras seguía empujándose dentro de mí antes de dejarse ir con dos estocadas más, la última hasta me dolió, pero era esa clase de dolor placentero por el que pasarías mil veces en la vida.
Estuvimos así por varios segundos o minutos apretados el uno con el otro, tratando de regular nuestras agitadas respiraciones, hasta que la voz de Jungkook rompió el denso silencio.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad, bebé? —musitó con calma pasando sus manos por mis caderas y cintura con calma.
—¿Qué significa? —pregunté girando levemente mi rostro hacia él y casi volví a gemir ante la erótica imagen de su frente cubierta de sudor y su cabello húmedo pegándose a los lados de su rostro mientras mordía su labio inferior con fuerza sin dejar de mirarme.
—Significa que es mejor que a partir de hoy todos esos mensajes sucios me lleguen directamente a mí. —aclaró formando una sensual sonrisa y yo no pude evitar sonreír también al escucharlo antes de volver a besarlo con pura necesidad.
Bueno, algunas cosas eran más importantes que nuestra dichosa investigación. 
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n/a: omg pupiss por fin estoy de regreso a mis andadas de escribir nsfw y eso me hace feli, gracias a todxs lxs que esperaron pacientemente mi regreso y que me siguieron hasta aquí, las amo demasiado ♡ para las personitas nuevas espero que les haya gustado esta historia, pronto seguiré publicando mas os que tengo por ahí guardados y que algunos de ellos ya conocen, gracias por todo y no duden en comentar lo que piensan ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny
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dansfull · 3 months ago
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me di cuenta que estoy hace mucho tiempo compitiendo e intentando complacer a mis pares. la actitud condescendiente me llevó a perder casi toda mi personalidad difuminar mis límites: no saber dónde empiezo yo y donde termina el otro, a perder de vista a mis deseos.
pienso que lo mejor que puedo hacer a partir de ahora es concentrar mi energía en mí pero dejar de decir esto como un discurso cliché y repetido si no empezar a hacerlo una realidad en la que me posiciono de una manera vulgar y despectiva hacia el otro. pasar de un extremo a otro, encontrarme en esa ambivalencia.
voy a pararme frente a un otro de una manera desenfadada, sin pretensiones. mi vida es solo mia.
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notasfilosoficas · 25 days ago
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“En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud.”
Allan Kardec
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Su nombre era Hippolyte León Denizard Rivail. Fue un traductor, profesor, filósofo y escritor francés, considerado el sistematizador de la doctrina llamada espiritismo. 
Nació en la ciudad Francesa de Lyon en octubre de 1804, y cursó sus primeros estudios en esa misma ciudad y la completó en Yverdon Suiza, como discípulo y colaborador del pedagogo suizo Johan Heinrich Pestalozzi. No realizó estudios universitarios, y en 1824 se trasladaría a París para dedicarse a la enseñanza, primero en una institución fundada por el mismo, y posteriormente en una institución privada, cuando los problemas económicos lo obligaron a liquidar su instituto y desenvolverse como tenedor de libros contables.
En 1832, contrajo nupcias con una institutriz nueve años mayor que el, y fue durante ese periodo que comenzó la publicación de libros, dando cursos prácticos de aritmética, según el método de Pestalozzi, de gramática francesa y catecismo gramatical de la lengua francesa.
Fue hasta 1854 que oyó hablar por primera vez del fenómeno de las “mesas parlantes”, al que solo comenzó a otorgar crédito al ser él mismo testigo con el extraño fenómeno relacionado con mesas ambulatorias y giratorias o “danzantes”, así como con la llamada “escritura automática” dirigida supuestamente por almas inmortales desencarnadas, con las que era posible comunicarse.
Persuadido por la existencia de una región espiritual habitada por almas inmortales desencarnadas, y con la revisión de una voluminosa colección de escritos psicográficos que le fueron proporcionados por amigos espiritistas interesados en su juicio, y con el apoyo de una supuesta entidad espiritual conocida como “la verdad”, publicó la obra conocida como “El libro de los espíritus” en abril de 1857, cuya primera edición se agotó en pocos días, llegando a la decimosexta durante la vida del autor,
El éxito de este libro, precedió a la creación de la Sociedad de estudios espiritistas de París que Kardec presidiría hasta su muerte.
Según Kardec, su espíritu protector le había informado de una existencia previa en el tiempo de los druidas, de nombre Rivail, nombre que adoptaría a lo largo de sus obras.
A lo largo de sus escritos, Allan Kardec habla de la existencia de espíritus superiores e inferiores, y admite que algunos espíritus son buenos y malos, malvados, rebeldes, errantes, vulgares y espíritus mentirosos que usurpan la identidad de hombres conocidos y venerados, siendo esto último, una de las dificultades del espiritismo práctico.
Por otra parte, advierte que al ser simplemente almas de los hombres, no tienen ni conocimiento supremo ni sabiduría suprema, y que su inteligencia depende del progreso que hayan alcanzado y que su opinión no es más que una opinión personal, y que no debe darse ciegamente crédito a lo que dice un espíritu. 
A pesar del carácter esotérico del tema, Allan intentaba llevarlo al ámbito científico, sobre la reflexión del hecho de la experiencia de la comunicación con seres fallecidos.
Sus trabajos lo llevaban a la siguiente conclusión: “El espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones. Podríamos definirlo así: el espiritismo es la ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal”.
Los libros de Allan Kardec fueron declarados por la iglesia Católica como libros prohibidos en 1864, y el rechazo eclesiástico dió lugar en Barcelona en 1864, en donde se quemaron 300 libros confiscados de espiritismo por el obispo de esta diócesis a través del Santo Oficio.
Allan Kardec murió en marzo de 1869 de un aneurisma cerebral en su domicilio en París a la edad de 64 años.
Fuente Wikipedia.
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jartita-me-teneis · 3 months ago
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"Un ladrón entró al banco gritando a todos:
'Que nadie se mueva, el dinero no es de ustedes, su vida en cambio les pertenece'.
Todos en el banco, en silencio y lentamente, se tiraron al piso.
Esto se llama:
"CONCEPTOS PARA CAMBIAR MENTALIDADES"
Cambia la manera convencional de pensar en el mundo.
En eso, una mujer se acostó provocativamente en uno de los escritorios, pero el ladrón le gritó:
"Por favor, compórtese, ¡se trata de un robo, no de una violación"
Esto se llama:
"SER PROFESIONAL"
¡Enfócate en lo que estás especializado en hacer.
Mientras los ladrones escapaban, el ladrón más joven (con una especialidad MBA) le dijo al ladrón viejo (que apenas terminó la primaria): "Oye viejo, contemos cuánto nos llevamos".
El ladrón viejo, evidentemente enojado, le replicó: "No seas estúpido, es mucho dinero para contarlo, esperemos a que en las noticias nos digan cuánto perdió el banco"
A esto se llama:
"EXPERIENCIA"
La experiencia es más importante que un papel de una institución académica.
Una vez que se fueron los ladrones el gerente del banco le dijo al supervisor que llamara de inmediato a la policía.
El supervisor le dijo: "Alto, alto, antes consideremos los 5 millones que nos faltan del desfalco del mes pasado y lo reportamos como si los ladrones también se los hubieran llevado"
El Gerente dijo:
"Correcto"
Esto se llama:
"GERENCIA ESTRATÉGICA"
"Sacar ventaja de una situación desfavorable."
Al día siguiente, en las noticias de la televisión se reportó que se habían robado 100 millones del banco, los ladrones solo pudieron contar 20 millones.
Los ladrones, muy enojados reflexionaron:
"Arriesgamos nuestras vidas por miserables 20 millones mientras el gerente del banco se robó 80 millones en un parpadeo"
Por lo visto conviene más estudiar y conocer el sistema que ser un vulgar ladrón.
Esto es:
"EL CONOCIMIENTO ES TAN VALIOSO COMO EL ORO"
*El gerente del banco, feliz y sonriente, se sintió satisfecho ya que sus pérdidas en el mercado cambiario fueron cubiertas por el robo.
A esto se llama:
APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES
MORALEJA
DALE UN ARMA A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBAR UN BANCO.
DALE "CONOCIMIENTO" A UN HOMBRE Y PODRÁ ROBARLE A TODO EL MUNDO
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valscodblog · 7 months ago
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-ˏˋ♥̩͙♥̩̩̥͙♥̩̥̩ ⑅ 𝕯𝖎𝖆 𝖉𝖊 𝕸𝖚𝖊𝖗𝖙𝖔𝖘 ⑅ ♥̩̥̩♥̩̩̥͙♥̩͙ˊˎ
Alejandro x OC
Warnings: Vulgar language, mentions of sexual themes (no smut but like...talks of having sex-), major mentions of death bc this Holiday revolves around death, descriptions of a character's death, i headcannon that Alejandro had a little sister who died to terroriest and that's why he joined the special forces.
SOOOO IT'S NOVEMBER BITCHESSS AND I'M MEXICAN SOOO!!! I'm writing about day of the dead and what MY family usually does for it. So...welcome to my family's herritage!
also, disclaimer: I always fall asleep when the fucking holiday starts bc i stay up until 3 am backing con mis tias-so i just wrote sum random during the ending-
Tags: @needa-sum-luvn @thebunnednun @writing-with-moss @seconds-on-the-clock @staytrueblue @karlachismylife @tendermanismybaby @devil-in-hiding (if you want tagged just let me know in the comments!)
Dia de Muertos...Day of the Dead. The one and only day Maria truly looked forward to. She always went all out for it-because she has lost so many loved ones it felt wrong not to. Una fiesta, Una Ofrenda...todo. She loved it all...and her love for the holiday only got bigger when she married Alejandro. Who, of course having lost many people he loved as well, asked if they should get a bigger ofrenda-to which she said yes. In short, let's just say...it took up a whole small room in the house.
"Maria-Mi Amor...we have a lot of familia, no?" Alejandro said, his arm wrapped around Maria's back. She laughed and shrugged. "Ohh, Si...but I like a big family! As long as, you know...they like me too-" "Mi mama loves you, don't worry, she's just old and well, a little judgy." "Aww, it's okay, Alejandro. I love your mother, she's sweet, really," Maria said, loosing herself of his grip and saying, "well, if we're going to take food to your Papa y Mi hermanito, I have to get ready-you too." Always and forever the early bird, this one, Alejandro thought smiling. He nodded. "Claro que si, mi alma. Go on, get ready. I'll be in in just a second." He stood, facing the Ofrenda, and soft smile on his face. "...Mi hermanita would've loved her," he mumbled gently. They even shared a name, his sister and her. Marita and Maria...ha. Funny, He thought ad he walked out of the room.
He walked into the bathroom and saw Maria doing her makeup-Skelton style in honor of the holiday. He smiled and asked, "think you could help me do mine, Mi Vida? I'm no very good at the art stuff." Maria didn't reply, but she did tap her foot twice. An old habit she used when she couldn't talk. Meant yes. So Alejandro decied to do his hair in the mean time, throughly brushing it since they were hosting a huge ass party later that night and Maria would've given him la chancla for not brushing it. He split it on the side and smoothed it.
Maria made the last night on her face and nodded. Her hair was n't going to be up tonight. Oh no, it would be down. She took the brush from where Alejandro had laid it down and ran it through her hair. "Just let me brush my hair and I'll do your face paint, Amor." "Claro. No rush." Maria looked at her husband and blinked. "No rush? I have to get cooking soon, and you said you wanted to visit the graves before we started!" and this is what made Alejandro scared of his wife-unlike most women, Maria could argue whilst doing things and not lose track of her thoughts or actions. No, she'd be performing whatever task perfectly in even more so Spanish.
Alejandro put his hands up an surrender. "Okay okay, yo-" KNOCK, KNOCK, KNOCK! "...Alejandro Juan Pablo Vargas-" "No, I didn't invit anyone earlier than you said to! I don't know who's at the door." "well go answer it, you idioto!" "ayy, okay! I'm going, dios mio!" Maria sighed heavily as Alejandro walked off. He answered the door and Rudy was there, smiling as he stood in a full mariachi outfit. Alejandro blinked. and then blinked again. Y otra ves. "...Rudy? Que paso?" "Nada-just thought I'd drop by to see how you two were doing." Alejandro sighed and whispered, "She's a little...stressed, you could say-" "ALEJANDRO! WHO'S AT THE DOOR?" and both men jumped.
"Rodolfo!" he called, back, yaking Rudy inside of his house. "Save me, por favor." "...I...Don't think i can save you from tu esposa, Amigo. You married her-said your vows before God and everything." Alejandro sighed and rested his forehead against Rudy's shoulder. "Yo seeeeeee." he groaned, before getting back up. Maria came out with the face paint and said, "Just as I thought. Both of you don't have face paint. C'ere-ahora!" Rudy listened and walked over. "Pretty makeup, Mari." "Aww, grasias, Rudy." and she sat him down on the couch as she readied the paints.
Alejandro sat down next to Rudy and Maria started on his first. "Prolly would've helped if you shaved first, Amor..." Alejandro put and eyebrow up. "Ey? I thought you liked my stubble?" "I do, I do, it's just in the way of the paint. It doesn't look as smooth as mine...ay, oh well. All the ladies don't need to see you looking good anyways because your married." and Rudy laughed, so Alejandro. Maria gave the pair a smile and continued to paint her husband's face. "...hmm, do you want it plain or sugar skull?" "...whatever you think, Mi Luz."
and so Maria started painted little colorful swirls and dots on his face. Once she was done she did the same to Rudy-matching with Alejandro because he requested it. "You know every skull is different, right?" "Yo se-but Alejandro's looks good. Muy beuno."
Once they were all done, Maria quickly cleaned up and ran into the bedroom to throw on the first dress that came to mind. A simple yet elegant black dress with red, light yellow, and gold marigolds. She then added some skull earrings and elbow long black gloves. She chose a traditional hat with a black veil and, with this addition walked out of her room. Once back in the living room, Alejandro nearly choked on his own spit.
"...Maria...Maria, que-que es esto?" He asked softly, rnning his hands up and down her arms lovingly. She smiled, knowing how he meant the question, and said, "What I'm going to wear." It hugged Every. Single. Curve. The dress did, and it left Alejandro drooling like a mutt. "Mi-Mi Amor, por favor...how come you didn't wear this to our wedding!?" He blurted, and Maria laughed, "Ayy, Ale! I'm not going to wear black to a wedding! Plus-the theme was White and Blue! Our favorites." "Well, Cariño...I dunno whadda say, you look stunning."
Maria giggled, "Ay, Alejo. Such a way with words you have...no wonder why I love you, hm?" and, out of now where it seemed, Alejandro tired to kiss her. He always asked but jeez-this time he didn't. "The makeup, pendejo!" "Ayy, to hell with that! My wife looks like a fucking snack I could devour in one whole bite!" "Mi Amor-Rudy's right there!" "So? He's heard me say worse-" "Alejandro Vargas!" Maria laughed as she pushed her husband away, re relented and sighed. "Fine-I'll wait until we're alone in the shower. Then I'll fuck you-" "VARGAS!" "Hmm? Mi Amortia, Senorita Vargas?" "Cállate!"
Maria laid down three conchas and two cups of flan. Her brother's favorites. She smiled and said, "Hola, Gordito..." Alejandro snorted. "You called him that?" "Alejandro he weighed eight pounds when he was born. Everyone called him that." "...Explains." Maria smiled and whispered, "He also used to sneak food at random times over at our father's. He was the favorite there." and Alejandro laughed. "Oy-Alejandro. Donde esta su hermanita?" "Ahh...Marita is...aqui." He pointed a couple of rows up and Maria's vision landed in a small little headstone with the name "Marita "Sol" Vargas." Maria smiled gently and asked, "Older or younger?" "Younger..." "Mhh..." They stood in silence for awhile before Alejandro rubbed Maria on the back and said, "Don't we have to get cooking?" "Oh shit-your right!" and then they walked to Alejandro's little sister. Well...her grave, more like. He laid down two chicken legs and a three pieces of 'pan de muerto.'
"Hola, Mi Solita...Como estas?" he murmured gently as he did so, Maria smiled. "Cute name for her...was she bright?" "Ooh, Si. Smart too. Very smart...I miss her." "...beuno, you know she's not gone right?" "Yo se, Mi Vida. She's in our hearts...and will still be here after we're gone if we past down her story to our kids, si?" Maria nodded and rubbed Alexandro's shoulders. "That's right...yeah...You wanna stay here for a little while longer?" Alejandro nodded. "Yeah...I do...you can-" "Me too." And Alejandro relaxed and wrapped his arm around his wife's torso.
"AYYYY, MARIA!" Sandrea squeeled as she threw her arms around Maria, Maria hugged her back and grinned. "It's been so long Rea!" "Ayy no, pero Si!" and both ladies laughed. "Maria, como estas?" Alejandro's father asked, Maria nodded and let the older man take her hand and kiss it's knuckles. "Muy bien, grasias, Senor Vargas." Hector nonded and Alejandro's mother glared at her husband. It wasn't a secret she didn't really appreciate how he acted with other women. Alejandro quickly walked over and said, "Ma! Hola!" And put his arms around Maria's waist. No secret that Alejandro didn't like his father either.
"Ayy, Mijo! Bien, muy Bien! Feliz día de muertos!" She said, smiling fondly up at her son. He smiled back and let go fo his wife to hug his mother. His father sized him up and huffed. "Eres grande nino, ¿no?" Alejandro rolled his eyes. "No, Papa. Soy Chiquito." His father scoffed. "Hpph, okey!" and walked away as if he owned the place. Maria could see Alejandro fuming and quickly said, "Uhm...Senora Vargas? Quedes un poco de comida?" Alejandro's mother smiled at Maria and shook her head. "Ay. no...Uhmm...Diet!" she said, and Maria's eye twitched. Maria knew that Alejandro's mother knew she was fluent in Spanish but his mother always seemed to speak English to her because she used to live in the US-and even then they spoke Spanish to her in Texas! Maria just smiled back and nodded. "Okay!"
Alejandro had followed his father the moment Maria began to talk to his mother. "Oye-Puto." Hector turned around and quirked a brow up. "Que?" "It's not a secret that I don't like you, is it?" "...I guess not, no." His father was, by default, on hundred percent Mexican-he just grew up in Florida and therefor didn't know much Spanish. He could understand it though. "Well-I'm tolerating you for one fucking night only, Pendejo! Solo uno noche! Fuck it up and you'll never get to see the kids." "Pfft, what Kids? You'll porbaly end up getting them killed, like your sister-"
"Hector! Qué carajo?" Alejandro's mother shouted, waking her husband. He grunted and glared at Alejandro. "Just remember...your in my house, Cabron...Y mi casa no son tu casa." and Alejandro walked away, fuming. His eyebrows scrunched together-that is until he say Maria. Dancing and having fun with her (and only trusted) family members. "Mhh...Mi Vida, que pasa?" He asked, slipping behind her and taking her cervesa. She laughed gently and said, "Nada..." "Mhh, okay...I told my dad off, finally." "We heard." "...Good. Tio pedro needed to hear that." "Ha!"
Maria turned around and wrapped her arms around his neck. "Wanna dance conmigo?" "Oh, Claro." His arms went around her torso and they started to sway, pausing every now and then to sip off of Maria's beer.
As the sun went down, the party got louder and bigger and then, as soon as it was dark out, everyone flooded the streets of Las Almas and los ninos ran around with sparklers and other handheld noise makers. Maria giggled as some of her younger cousins joined in the fun with their friends. "Tia Maria...do you think I'll see Titi this year?" Maria's littlest cousin asked. Trevor. He was around four, she thought. Titi was a hairless dog as old as time that had passed the previous year. Maria hummed and shrugged. "Well if we do...we won't see him like we did in this life." "Huh?" "He'll be back...but stronger and more playful! He won't act like an old dog...oh no, he'll be acting like a little puppy!" "Really? Why?" "Por que...Será un Alebrije-a spirt guide."
and Trevor grinned and ran off. Maria giggled softly and watched the kids play and felt her heart fall, just a little. "Tres anos...y no ninos...tsk tsk, no es beuno..." she heard from behind her. She didn't turn around, knowing it was Misses Vargas talking. "Ma, por favor! Lo estamos intentando!" Maria blushed at the lie Alejandro told his mother and thanked god she had painted her face. "Alejandro-Por favor. If that were true you'd have at least two of them running in the streets by now!" his father said, and Maria groaned quietly. Why were Mexican families like this?
The yelling went on until the stroke of midnight, which was when Maria really got into festive cheer. "Alejandro-Alejandro Vamanos!" she said, grabbing her husband's arm and running out onto the streets. They ran and ran until the reached la plaza, where they saw Rudy with he new girlfriend. "Oye-Rodolfo!" Alejandro called, waving over. Maria waved too, Rudy and his girl waved back but then Alejandro and Rudy had to hold onto their hats becuase of such an intense wind gust. "Ha ha! It's my sister callin' me stupid!" Alejandro joked, but he was grinning happily. Maria was too. "No-es mi hermanito saying he likes you!" she joked back, and she and Alejandro laughed together for a whole minuet and a half.
It was these kinds of nights that made Maria realize she loved Alejandro...to an amount that words couldn't describe. She looked up at him. He wasn't looking back, he was shouting over the crowd to Rudy, who was shouting back. But Maria gazed at her husbaned and whispered the words, "You really did save me...didn't you?"
Alejandro looked down at Maria and asked if she was drunk, she shook her head and He smiled at her. "...Could i get that beso now, Mi corazon?" "...hm, i dunno, Mi Amor.." "Por favor Mi Linda?" "Mhh, claro que si."
He leaned down just as another gust of wind blew and this time...the mariachi bands started playing their music and the dancers started dancing along with the crowd. Alejandro lost his hat to the mercy of the wind, but crared about un sombero when he was kissing his ermosa esposa?
"Lo se..." "Heh heh, y yo tambien, Mi Amor...yo tambien, Mi Pistolita."
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flan-tasma · 1 year ago
Note
Hello, just wondering if you could possibly write dainsleif xgn! reader modern highschool au? basically the reader always wears a mask due to them having a noticeable scar on their lips? (slightly self projecting but riufhurihwiwkak) what if people were being pushy into getting you to take the mask off and dainsleif comes to save the day
reader is selectively mute and shy ish
💖~ FINALLY SOMETHING ABOUT DAIN. I love you so much, anon💘✨💖
I like to think that in the end Dain carries you to the infirmary.
Warning: Nope now💖, GN!Reader, I think this turned out to be a bit violent... | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Fue un misterio la razón por la que usabas una mascarilla. En un inicio la respuesta para las mentes curiosas era un rumor acerca de tu salud delicada, y mientras se esparcía como la pólvora, las personas se acercaron con un deseo casi vulgar por saber la razón verdadera. Preguntaron con sonrisas, con rostros curiosos y de buena manera en un inicio, pero no recibieron más que el silencio y tu mirada baja.
Los rumores escalaron hasta que habías nacido sin capacidad de habla, y las buenas maneras en las que se acercaron los curiosos fue distinta. La curiosidad empezó a volverse morbo. Y mientras se oscurecían las razones para descubrir tus secretos, también lo hicieron las artimañas de tus compañeros de clase.
Los pedidos acompañados de dulces palabras pasaron a caras aburridas que solo esperaban un nuevo show, algo divertido que ver en ti. Te dijeron que sería más agradable ver tu cara completa al hablarte, y cuando no lo hiciste te dejaron. Dijeron que no eras cortés, que tú falta de educación era un insulto. Todo se vino abajo.
Te lanzaron cosas, acercaban sus manos rápidamente a tu cara para quitarte la máscara, pero solo era una burla. Tu rostro preocupado les divertía como si fuera el mejor show que hayan visto en sus vidas. Y esos imbéciles sin entretenimiento se quedaron.
“Ni siquiera sé por qué te molestas.” La voz femenina resonó en el salón, las clases habían terminado y te apresurabas a guardar tus cosas e irte, pero un brazo en tus hombros te detuvo. “Somos amigos, no vamos a burlarnos ni nada.” Sus promesas estaban vacías y tenían menos valor que un centavo, pero no podías hacer más que quedarte en tu lugar y bajar la cabeza.
“Tal vez está escondiendo una quemadura.” Otro chico habló, sonriendo como si incomodarte no fuera más que una broma inocente. No le importaba en lo más mínimo y su postura relajada te lo comunicaba. “Una quemadura tan fea que si la ves, vas a vomitar.”
“No digas eso, tienes que ser amable. ¿Verdad?” La voz sínica te hizo temblar cuando más se acercaba por tus hombros hasta tu cuello. “¿Puedes decirle que no sea un hijo de perra? Tal vez así te deje de molestar.”
“Solo dejaré de jugar si te quitas la máscara.” Con una perra que te sostenía por los hombros y el imbécil que se acercó para por fin callar a la voz que le gritaba en su cabeza, casi gritaste y te sacudiste. No querías que te vieran, no querías que vieran tu cicatriz. Tus ojos empezaron a llorar cuando el agarre de la chica te sostuvo con más fuerza hasta empujarte dolorosamente contra alguna silla, sentiste el pupitre pinchar tu costado y pataleaste contra el aire cuando viste a esos dos gritarte en la cara que te calmaras y no seas histérica, pisando tus pies para evitar tus golpes.
Las cosas pasaron en cámara lenta mientras tus uñas arañaban lo que lograban sostener de la piel de alguno de los dos. Estabas llorando y el calor de la máscara era aún mayor. Pero cuando sentiste que tus pulmones iban a explotar, de repente la libertad te golpeó junto al sonido de algo cayendo contra otras mesas. Una cabellera rubia estaba frente a ti, un chico alto que miraba a los dos renacuajos que chillaron y se quejaron por haber caído contra los pupitres.
Todo se sentía irreal mientras los gritos te asfixiaban, la voz del hombre se hizo camino para ser escuchada por todos, rugiendo con rabia, sacando a la fuerza a los dos estudiantes. El silencio reinó cuando él cerró la puerta del salón mientras te calmabas. Temblaste por el miedo y te dolía el cuerpo, querías chillar y volver a casa. Tu salvador notó tu nariz moqueando y se acercó lentamente, sentándose en una silla a dos mesas de distancia.
“¿Quieres ir a la enfermería?” Su voz era silenciosa, casi como un susurro, no queriendo alterarte o hacer que te duelan los oídos. Su mirada gentil estaba pintada de azul y buscaba alguna herida grave en tus manos o cuello. En cuidado con el que se mantuvo alejado, pero pendiente, presente y dispuesto a ayudarte mientras aún calmabas tu respiración y tus llantos, sin importarle cuando te cubrías la máscara con algo de temor aun aferrándose a tus huesos.
Entendió que querías silencio, entonces te lo dio, pero te cuidó hasta que ya era más tarde de lo habitual. No había ruido afuera del salón, ni siquiera los conserjes se escuchaban y parecía que incluso los autos de la carretera respetaban sus deseos.
En la escuela se escuchó un nuevo rumor, esta vez uno más cerca de la realidad. A Dainsleif, el misterioso muchacho de la clase D, estaba cuidando del estudiante de la clase B. Claramente nadie volvió a quejarse de tu mascarilla sin tener alguna discusión con él.
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English:
It was a mystery why you were wearing a mask. Initially the answer to curious minds was a rumor about your failing health, and as it spread like wildfire, people came forward with an almost vulgar desire to know the real reason. They asked with smiles, with curious faces and in a good manner at first, but they only received silence and your lowered gaze.
The rumors escalated until you were born without the ability to speak, and the good manners in which the curious approached were different. Curiosity began to turn morbid. And as the reasons for discovering your secrets darkened, so did the tricks of your classmates.
The requests accompanied by sweet words passed to bored faces that were only waiting for a new show, something fun to see from you. They told you it would be nicer to see your full face when they talked to you, and when you didn't, they left you. They said you were not polite, that your lack of education was an insult. Everything fell apart.
They threw things at you, quickly bringing their hands to your face to take off your mask, but it was just a taunt. Your worried face amused them as if it were the best show they had ever seen in their lives. And those unentertained morons stayed.
“I don't even know why you bother.” The female voice echoed in the room, classes had ended, and you hurried to put your things away and leave, but an arm on your shoulders stopped you. “We're friends, we're not going to make fun of each other or anything.” His promises were empty and worth less than a penny, but you could do nothing but stay in your place and hang your head.
“Maybe they're hiding a burn.” Another boy spoke up, smiling as if making you uncomfortable was nothing more than an innocent joke. He didn't care in the slightest, and his relaxed posture communicated that to you. “A burn so bad that if you see it, you're going to throw up.”
“Don't say that, you have to be nice. True?" The sinic voice made you shiver the closer it got over your shoulders to your neck. “Can you tell him not to be a son of a bitch? Maybe then he will stop bothering you.”
“I will only stop playing if you take off your mask.” With a bitch holding you by the shoulders and the asshole reaching out to finally silence the voice screaming in his head, you almost screamed and shook. You didn't want them to see you, you didn't want them to see your scar. Your eyes began to cry when the girl's grip held you tighter until she pushed you painfully against a chair, you felt the desk pinch your side and you kicked against the air when you saw those two yelling in your face to calm down and not be hysterical, stepping on your feet to avoid your blows.
Things happened in slow motion while your nails scratched what they could hold of the skin of either of you. You were crying and the heat from the mask was even greater. But when you felt like your lungs were going to explode, freedom suddenly hit you, along with the sound of something falling against other tables. A blonde haired guy stood in front of you, a tall boy looking at the two tadpoles who screamed and complained about falling against the desks.
Everything felt unreal as the screams choked you, the man's voice made its way to be heard by everyone, roaring in rage, forcibly removing the two students. Silence reigned as he closed the living room door while you calmed down. You shook with fear and your body ached, you wanted to scream and go home. Your savior noticed your runny nose and slowly approached, sitting in a chair two tables away.
“Do you want to go to the infirmary?” His voice was quiet, almost like a whisper, not wanting to upset you or make your ears hurt. His gentle gaze was painted blue and he was searching for any serious wound on your hands or neck. In care with which he stayed away, but attentive, present and willing to help you while you still calmed your breathing and your cries, not caring when you covered your mask with some fear still clinging to your bones.
He understood that you wanted silence, so he gave it to you, but he took care of you until it was later than usual. There was no noise outside the room, not even the janitors could be heard, and it seemed that even the cars on the road respected his wishes.
A new rumor was heard at school, this time one closer to reality. Dainsleif, the mysterious boy from class D, was taking care of the student from class B. Clearly no one complained about your mask again without having some discussion with him.
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esuemmanuel · 4 months ago
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«Sentir» es ese verbo que se conjuga con el corazón abierto, despojado de corazas y nulo de expectativas. Es más que una acción, es una decisión que se lleva a cabo a solas, aunque haya más de un participante en la querella. Se nace sintiendo, pero, conforme se va creciendo, la sensibilidad se va trastornando, transformándose en algo obtuso, vulgar y lóbrego. No todo ser humano está dispuesto a conjugar ese verbo con honesta intención. La mayor parte de la humanidad le teme, le rehuye, le tiene animadversión. ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo sentir? ¿Qué es lo malo? ¿Hay acaso dejos de maldad en el hecho de dejarse llevar por lo que se siente? ¿Sentir es un pecado? ¿Qué es pecar? ¿O es por el dolor que el conjugar dicho verbo provoca en la víctima? Tantas preguntas se hacen presentes ante la curiosidad del que se ha atrevido a sentir, porque, de otra manera, no le hallaría ningún caso a la vida. ¿Puede vivirse la vida sin sentirla? ¿Puede disfrutarse sin tener nada que haga palpitar al corazón? O, siendo soeces y livianos, ¿se puede gozar de estar vivos sin la pulsión del amor? Ah, ya me estoy metiendo en otro tema. Eso lo dejaré para otra ocasión.
To feel is that verb that is conjugated with an open heart, stripped of armor and void of expectations. It is more than an action, it is a decision that is made alone, even if there is more than one participant in the quarrel. One is born feeling, but, as one grows older, one's sensibility is disrupted, transforming into something obtuse, vulgar and dreary. Not every human being is willing to conjugate this verb with honest intention. Most of mankind fears it, shuns it, dislikes it. Why? What is wrong with feeling? What is wrong? Is there perhaps a hint of evil in letting oneself be carried away by what one feels? Is feeling a sin? What is sinning? Or is it because of the pain that conjugating this verb provokes in the victim? So many questions arise before the curiosity of the one who has dared to feel, because, otherwise, he would not find any case for life. Can life be lived without feeling it? Can it be enjoyed without having anything that makes the heart beat? Or, to be coarse and light, can one enjoy being alive without the pulsation of love? Ah, I'm getting into another subject. I'll leave that for another time.
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itsnotmehuman · 3 months ago
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"The past doesn't need you anymore. Your future does..."
"Tu pasado ya no te necesita. Tu futuro si..."
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Tantas cosas que decir, sin encontrar la forma correcta de decirlas.
Alguna vez me sentí amada. Alguien una vez me vio y encontró en mi a su primera musa, la primer mujer a quien dedicarle sus canciones favoritas, sus escritos más humanos y vulnerables, su mirada más intensa y sus palabras más reales.
Hoy, esa persona solo representa mi pasado. Pasado que no estorba, que no se mete en mi presente ni desea, con acciones tan vulgares y poco creativas, llamar mi atención... y tampoco la tuya.
Será que es eso lo que no me permite confiar? Que tu relación con tu pasado está tan presente que me estorba? O es la visión tan distinta que tenemos sobre ciertas cuestiones?
Será que me siento pasajera en tu vida, aunque digas lo contrario?
Será que me deserotiza el saber que cualquiera tuvo acceso a vos, sin un mínimo de esfuerzo. Y sentirte tan accesible, me desconecta de todo lo que podría llegar a sentir por vos.
Me pedis que confíe, y lo hago. Aunque hacerlo signifique no decir nada. Usar a los astros como excusa, y dejar para más adelante la incomoda conversación que elijo guardarme para mi misma.
Será que -en ciertos aspectos- sos todo lo que jamás imagine tener cerca. Lo que jamás quise para mi. Indeciso, tibio, accesible, parlanchin...
Será que en aquellas cualidades que si me gustan, solo me veo siendo el proceso y no el destino? Será mi miedo de pasar por lo mismo otra vez? O la sumatoria de todo?
Quiero arriesgarme, sin embargo la vida da sus señales. Cada vez que doy un paso, algo sucede. Alguna solicitud cancelada, algún mensaje ambiguo y poco certero, personas que no saben ubicarse, personas que vos no queres ubicar.
Será que no lo valgo?
Esa gentileza y amabilidad que tenes conmigo, no es solo para mi. Fue para cualquiera, entonces no se si la quiero. No quiero lo que cualquiera puede tener.
Entonces me aferro al disfrutar el aquí y el ahora, porque entiendo que quizás eso sea todo lo que tengamos, aunque vos apuestes por lo contrario. A decir verdad, me encanta tu mundo abstracto pero yo disfruto de lo concreto.
No quiero quemarme en redes, no quiero dar más de lo que recibo, no quiero dar en absoluto si hay agendas secretas.
Me duele pensar que jamás me vas a ver siendo yo, créeme que intento... pero siempre algo me frena.
Será que soy yo misma tratando de salvarme de otro desastre escondido detrás de palabras lindas y elegantes pero no sinceras?
O será que soy yo con mi autoboicot, obligándome a sobre-analizar todo para disfrutar nada?
O será que nos estamos obligando a querernos porque no nos gustaba la realidad que nos abrazaba antes de conocernos?
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rokugo24 · 2 months ago
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Vs Shadow
SONIC
Sonic recuerda perfectamente los sucesos que lo llevaron a apartarse de Tails. La peor decisión que pudo haber tomado, a opinión de él mismo.
1
Hace algunos meses Sonic comenzó a ver con otros ojos a su mejor amigo, encantándose con el suave cuerpo que había ganado el zorrito con los años. Las curvas de sus caderas, las pomposas colas, la brillante sonrisa y la hermosa personalidad de Tails lo habían hecho comenzar a tener diferentes sueños con el mencionado.
Tails no se parecía en nada a las chicas que él frecuentaba y soñaba (de plano ni si quiera era una), mujeres exuberantes y curvilíneas, de rasgos y personalidad avasalladora, que pudieran competir por la atención que él mismo se ganaba al ser un chico alto, atlético y bastante guapo (a opinión propia y de los demás). El no buscaba a nadie para tener una relación, en especial porque las mujeres con las que se acostaba no eran capaces de seguirle el ritmo ni de comprender su estilo de vida y era por eso por lo que muchas veces lo desanimaba de intentar algo, además ¿para qué iba a mentirse? La pasaba demasiado bien con sus conquistas de una noche, sin ataduras de por medio. Y ahí era donde entraba el conflicto que le causaba Tails y esos extraños sueños…
Sueños en donde se veía siendo amado por el zorro quien lo recibía de forma cálida en su hogar, que le preparaba sus comidas favoritas, quien cuidaba sus heridas después de alguna pelea, quien con un suave abrazo lo invitaba a conciliar el sueño entre ellos (bastante surrealista dormir dentro de un sueño). Todas esas cálidas sensaciones le hacían vivir su amigo cuando dormía y con el paso del tiempo, comenzó a darse cuenta de que estas acciones siempre estuvieron en su vida consciente. Tails hacía todo eso y más por él en su día a día, pero Sonic creía fervientemente que tales acciones eran realizadas por el cariño de mejores amigos, por esa amistad de tantos años. Era normal ¿no? Que Tails se comportara de esa forma con él, siendo tan atento y cariñoso, tratándolo de forma amable y aceptando su turbulento y desenfrenado estilo de vida. Sonic agradecía las atenciones y el cariño entregado por su amigo, por lo que sus sueños, quedaron como lindos y cálidos recuerdos nada más.
Sin embargo todo cambio al escuchar cierta conversación de dos reclutas de GUN, de la cual sin querer comenzó a formar parte en sus pensamientos. Dicha conversación era sostenida por un lobo gris y una liebre, mientras levantaban pesas y se ejercitaban en el gimnasio del cuartel de GUN. En dicha conversación ambos describían y punteaban a toda mujer que recordaran que formara parte del cuartel, siendo bastante vulgares con algunas y crueles con otras. Sonic supuestamente no escuchaba dicha conversación al encontrarse con unos audífonos en sus orejas, pero lo que no sabía ese par era que hace bastante rato la música había dejado de sonar para prestarles atención.
Dentro de la conversación obviamente habían hablado de sus amigas: de Rouge, de Tangle, de Amy y Whisper. Hasta que sorprendido, había escuchado el nombre de Tails.
—Vamos, no puedes negarlo hombre. Todos le han dado aunque sea una revisada al zorro —comentó la liebre.
—Pero sigue siendo un hombre, por muy curvilíneo que sea, es un hombre. Tiene un pene, eso no tiene nada de atractivo —objeto el lobo—. De solo pensar en ver eso, es... —dijo, haciendo una mueca de asco.
—¿Para qué se lo vas a ver? Por detrás no creo que se note, si te das cuenta, de todos los machos que hay, Prower es a quien menos se le nota el bulto. Si lo pones en cuatro no se notaría —dijo burlón haciendo muecas con sus cejas.
—Bueno si lo dices así, por detrás siempre lo confunden con una chica ¿no? —la liebre asintió a las palabras de su amigo—. ¿Por qué su culo tendrá esa forma? Joder y esas colas tampoco ayudan mucho…
—¡AJA! Viste que también le echaste un ojo —rio la liebre—. Esa cinturita y ese culo no son normales. Te aseguro que si le pones los atuendos que usa Rouge tendría el mismo tipo de cuerpo de cintura para abajo. Es una lástima que no entrene con nosotros, podríamos escucharlo jadear un rato jajaja.
—¡Ah cállate! Me estas metiendo ideas en la cabeza —le gritó frustrado el lobo—. No quiero tener esas imágenes mentales, sigo prefiriendo a una mujer como la Agente Rouge en la cama antes que a un hombre por muy femenino que sea.
—Aguafiestas. Bueno, para mí el Agente Prower tiene un “ocho de diez”, si pudiera imaginar su voz en la cama supongo que le daría más puntaje, tiene una voz dulcecita después de todo.
—Deberías ir a darte una vuelta al área de investigación entonces, escuché que cuando Prower está contento con algún experimento se pone a cantar. Así sales de la duda.
—¡Ahhh! —suspiró— pero yo no quiero su voz para que me arrulle, quiero sus gemidos para que me calienten —la liebre carraspeo un segundo—. “Ay sí, así, más duro, más rápido” —comenzó a imitar gemidos y jadeos, poniendo incómodo al lobo.
—¡CALLATE IMBÉCIL!
—JAJAJA amigo no seas mojigato jajaja —reía, mientras ambos se alejaban del lugar.
Por su parte, Sonic seguía dándole vueltas a la conversación. No podía sacarse de la cabeza el dato de que algunos hombres en GUN habían mirado con otros ojos a su mejor amigo. Él no discriminaba a nadie por sus gustos, de hecho, le daban bastante igual, pero pensar que un hombre pusiera sus ojos en Tails cambiaba por completo las circunstancias.
Siempre imaginó que su amigo no estaba interesado en una relación, ya que pasaba más tiempo con sus inventos o con sus amigos, o que a lo mucho buscaría una chica igual de tranquila y dulce que él, que tendría una relación monótona y aburrida debido a su estilo de vida (ganada ahora con su adultez y trabajo). Con todos los años que llevaba conociéndolo, Tails nunca demostró ser un hombre de carácter fuerte o dominante, más bien se mostraba apacible y amable con todo el mundo. Pero el pensar en su amigo con otro hombre le daba un extraño malestar en el estómago. El pensar que otro hombre pudiera dominar y someter al pequeño zorro, le causaba sensaciones contradictorias.
Trato por todos los medios de sacarse esa conversación de la cabeza y lo consiguió lo que resto del día, pero al llegar la noche los sueños recurrentes con su amigo volvieron, aunque un poco cambiados… Ya no eran escenas de una vida tranquila en casa del zorrito, de abracitos reconfortantes y caricias suaves, de palabras dulces y miradas tiernas. Ahora se veía a él mismo tomando fuerte el cuerpo del rubio, recorriendo con gula esas turgentes piernas, jalando con malicia las coquetas colas, masajeando con énfasis el redondeado trasero, dando mordiscos llenos de hambre al pecho de Tails. Esa noche, Sonic despertó alarmado al escuchar claramente un gemido de su amigo quien bajo su cuerpo le llamaba con desesperación. Y dándose cuenta de que todo fue un sueño la vio, ahí entre sus piernas una potente erección.
¿Qué había sido eso?, ¿tanto le había afectado la conversación de esos dos reclutas? Ya había pasado una semana y no deja de tener esos sueños húmedos con Tails. Se estaba volviendo loco ¡Es su mejor amigo por Caos! Y por muy lindo y dulce que fuera, era un hombre. Un hombre con extrañas y sensuales curvas, con suave pelaje y un agradable aroma, con una vocecita que causaba estragos al imaginarla gimiendo. ¡Demonios! No podía sacarse esas imágenes de su cabeza, no podía quitar los pensamientos sexuales que tenía con su amigo y el verlo bambolear coqueto sus colas de allá para acá cada vez que se juntaban no le ayudaba a calmar sus insanas pasiones.
2
Esa noche en particular estaban los tres amigos reunidos en casa de Tails, comenzando con su noche de chicos. Las conversaciones variaban entre la apacible vida de Knuckles en Angel Island, el trabajo de patrullaje a tiempo parcial de Sonic con el servicio de policía y las misiones de GUN y los inventos e investigaciones que llevaba Tails en el cuartel. Todos tenían una vida adulta ya hecha por lo que ya no tenían tanto tiempo y ánimos para pasarla juntos todos los días así que esas reuniones las concertaban cada tanto.
Los videojuegos quedaron de lado cuando el equidna llegó a su límite de derrotas y era en ese momento cuando Tails prefería quitarle los controles antes de que fueran destruidos. Por lo que ahora venían las conversaciones de todo y nada mientras Knuckles y Sonic bebían cervezas y Tails los acompañaba con una copa de vino blanco (ganándose las burlas de ambos por su “sofisticación”). Entre bromas y alcohol el rojo comenzó a soltar la lengua, recordando algo curioso que encontró entre los archivos de Rouge.
—Mi estimado amigo zorro, hace unos días me enteré de que perdiste una puesta —le comentó con la voz más pausada y baja, soltando risitas al recordar la imagen que vio.
—¡Que traidora! —le gritó Tails al entender de inmediato de que hablaba el equidna, quien solo reía sin parar por la cara sonrojada del zorro— ¡Se supone que Rouge no diría nada!, ¡por qué te contó!
—Calma zorro, ella solo me dijo algo sobre una apuesta, pero yo solito descubrí de que se trataba —mencionó, sintiéndose orgulloso.
—¿Alguien me quiere contar? Yo también me quiero reír ¿saben? —comentó el azul perdido completamente de la conversación.
—Pues que aquí, este zorro perdió una puesta contra miiiii-novia y la penitencia fue bastante curiosa, a decir verdad —habló Knux, ya perdiendo un poco el hilo de la historia.
—Rouge nunca debió mostrarte nada…
—No me mostró nada ¡yo solito pille las fotos ja! Pero déjame decirte amigo, que no estabas nada mal en ese atuendo —y levantó su lata de cerveza como un brindis.
—¿Hay fotos?, ¿qué atuendo te pusiste Tails? —preguntó curioso el azul.
—¡Ninguno! Y nunca veras nada de eso…
—Yo apuesto a que te sacaste fotos también ¡vamos Tails! Amy me ha dicho que desde ese día no dejan de acosarte en GUN jajaja, seguramente se filtró alguna foto por ahí —mencionó Knuckles.
Sonic ya estando bastante curioso del hecho, no aguanto más y de forma rápida busco por el hogar del zorro el celular de este que se encontraba en el buró de su habitación. Lo bueno de que Tails fuera un ser tan amable y confiable, era que su equipo tenía reconocimiento facial de sus mejores amigos también. Rápidamente fue a la galería a ver si encontraba alguna foto de lo que hablaba Knux, encontrando solo fotos de nubes y flores, de los amigos en general y de los experimentos del zorro. Cuando recordó que Knux mencionada a Amy y Rouge fue a ver los registros de archivos de las conversaciones de ambas ¡bingo! Dentro de la conversación con la murciélago, habían unas fotografías.
—¡SONIC! ¡DEJA MI TELEFONO AHORA! —le gritó espantado el zorro al ver como Sonic sin ningún tipo de vergüenza revisaba el aparatejo.
—¡Claro que no! ¡Tengo que salir de la duda! —Y el azul corrió, evitando que Tails le quitara el teléfono.
Estaba tan cerca de conseguirlo, pero le distraía el tener que evitar que Tails lograra agarrarlo y las risas estruendosas del rojo, además el alcohol en su cuerpo no ayudaba en la tarea. Cuando por fin logro abrir una y observarla se arrepintió enseguida, porque dicha imagen le causaría serios problemas mentales y físicos. En dicha foto Tails estaba usando una de las típicas calzas negras de Rouge, las de tiro alto que llegaba al inicio de su pecho, apretándose por completo a sus curvas. Consiguió ver otra un tanto desenfocada donde se mostraba la espalda y el trasero del zorro, con las colas siendo apartadas por una sonriente Amy que hacía el signo de paz con su mano libre y cuando estuvo a punto de ver la tercera, sintió como era tacleado fuertemente, llevándolo al piso.
Un poco desconcertado y mareado, pudo sentir un peso sobre su estómago y parte de su pelvis, siendo este el de Tails quien se había sentado prácticamente sobre el cuerpo del erizo para quitarle el equipo de sus manos. Cuando lo consiguió, comenzó rápidamente a teclear en el teléfono completamente muerto de la vergüenza y con la cara sonrojada, sin saber lo que estaba provocando en Sonic por sentir ese suave trasero y piernas a su alrededor. Por su parte Knuckles solo se reía por la escena.
—Jajajaja ¡Vamos Tails!, ¡no es para tanto! Se te ve muy bien la ropa jajajaj —reía sin parar Knux.
—¡Callate Knuckles! No es gracioso, ahora todos me miran raro en el cuartel, que cosas pensaran de mí…
«Que eres absolutamente cogible…» pensó el azul sin querer.
—Que estas jodidamente cogible, supongo —dijo el rojo mientras bebía de la lata de cerveza.
—¡KNUX! —gritó el rubio, tapando su cara por la vergüenza.
—JAJAJAJA lo siento, lo siento. Ya llevo mucho tiempo escuchando a Rouge hablar del tema. Pero vamos Tails, ya es hora de que te consigas un chico, nadie va a regañarte.
Mientras Knuckles y Tails seguían con esa conversación, Sonic solo se dedicaba a disfrutar del agradable cuerpo sobre él. Sus manos, gracias a llevar guantes sin dedos ese día, pasaron a acariciar de forma suave los muslos sintiendo el pelaje sedoso y el calor de estos, embobado con la vista del vientre y el pecho de Tails, y de las colas que furiosas se movían de un lado a otro cada vez que se exaltaba. Pero nada era eterno y el rubio se levantó del cuerpo azul, corriendo hacia Knuckles quien, ebrio como estaba, intentaba escapar de él a tropezones. Sonic no podía dejar de recordar a Tails con esa ropa, de ver la estrecha cintura y los muslos llenos enfundados en ese estrecho material. Su mejor amigo se estaba convirtiendo de a poco en una obsesión para él y eso no podía permitirlo. Cuando los gritos cesaron, el azul pudo darse cuenta de que Tails se encontraba sentado en el sillón con los brazos cruzados y el ceño fruncido, mientras Knuckles trataba de animarlo, así que decidió ir también a sentarse con ellos.
—Vamos Tails, no te enojes, solo fue una broma. Además, esto te ayudará ¿no? ahora Mike se dará cuenta lo que se perdió por ser un imbécil contigo —le comentaba Knuckles a Tails.
—¿Quién es Mike? —consultó Sonic, extrañado. El recordaba a un Mike, pero no sabía de dónde.
—Un chico de GUN que estuvo detrás de Tails —soltó el rojo como si nada.
—¡Buddy! ¿Por qué no me contaste? —ahora recordaba, Mike era uno de los agentes en terreno, un lobo blanco.
—P-porque no creí que fuera de tu interés… —dijo avergonzado el zorrito.
—Vamos Tails, todo lo que sea de ti me interesa —Sonic no aguanto y abrazo a su amigo. Se sentía muy bien ese cálido cuerpo entre sus brazos. Hasta que sintió otros brazos más duros apretándolos a ambos y sacándole el aire.
—Sí Tails, nosotros nos preocupamos por ti, eres el único que no ha disfrutado de las bondades de un amante, por lo que ya te toca amigo jajaja —rio Knux, mientras apretaba el abrazo dado a los otros dos.
—¡KNUX! —gritó avergonzado el zorrito, sin poder tapar su sonrojado rostro al tener ambos cuerpos aferrándose fuerte a él, sin darle libertad de movimiento.
Sonic quedo pensativo, extrañado de la conversación de esos dos «¿Tails nunca ha estado con nadie? ¿Por qué eso lo sabe Knuckles y yo no?» pensaba el azul un poco enojado ¿en qué momento Tails había perdido la confianza de contarle ese tipo de cosas? Cuando el equidna los soltó Sonic no deshizo el abrazo, quería quedarse así un poco más, disfrutando de la calidez del cuerpo ajeno. Por su parte Tails no le dijo nada, disfrutando también del cariño. Unos cuantos minutos después Knuckles se levantó para sacar otras cuantas cervezas del refrigerador de Tails, llevándolas para seguir con otra ronda de videojuegos. La noche siguió así, entre los tres amigos riendo, discutiendo, jugando y pasándola bien, recordando su juventud hasta que la velada acabara al ser lo suficientemente tarde como para ir a dormir.
Ya acabada la velada y con un durmiente equidna que roncaba como locomotora en uno de los sillones, Tails se dedicó a ordenar un poco junto a Sonic, hablando en susurros para no molestar al rojo (aunque sería imposible de despertar debido a los fuertes ronquidos que se escuchaban). Cuando Tails tapo a Knux con unas cobijas y comenzó a preparar el otro sillón para que durmiera el azul, se desconcertó al escuchar la petición que le hizo:
—Hey buddy, tu cama es lo bastante grande para los dos… durmamos juntos como antes —le pidió como si fuera lo más normal del mundo.
—¿N-no te incomoda Sonic? —gracias a la penumbra del hogar, el sonrojado rostro de Tails no fue visto.
—Por qué me incomodaría, eres mi mejor amigo. Además, Knux está roncando más fuerte que nunca —y con la seguridad que le daban los años de amistad con Tails, paso al baño a enjuagarse un poco la boca, para proceder a acostarse sin ningún reparo.
Sonic si sentía nervios por muy extraño que pareciera. No era porque pensara que Tails podría hacerle “algo” ni nada parecido, al fin y al cabo, en su retorcida imaginación, Tails no sería capaz de someter a otro hombre. Para él tenía más sentido que fuera el zorrito quien recibiera a un macho, por mucha rabia que le diera este pensamiento. Sus nervios tenían otra causa, ligada a los extraños sueños que tenía con su amigo que no lo dejan apartar su vista del suave cuerpo que se preparaba para acostarse. Al estar ya ambos bajo las cobijas el erizo comenzó a hablar.
—Hey Tails ¿por qué no me contaste que te gustaban los chicos? —preguntó, mientras miraba el techo de la habitación. Tails solo suspiro y se tomó su tiempo para responder.
—Pensé que sería incomodo, no quería perder tu compañía…
—Hombre, llevamos tantos años juntos que es imposible que se pierda. No te juzgaría ni trataría diferente de cualquier forma, al fin y al cabo, es tu vida, no la mía —Sonic giró su cuerpo, para poder observar el de su amigo.
—Gracias Sonic, m-me alegra que todo pueda seguir igual —y sonrió suave. Y a pesar de la penumbra de la habitación, Sonic podía jurar que veía tristeza en el rostro de su amigo.
—Ahora bien, me di cuenta de que Knux sabe cosas que yo no ¿en qué momento perdimos la confianza colitas? Antes nos contábamos todo… —e hizo un puchero y gracias a esta mueca, la suave risita de Tails se escuchó. Hace tanto tiempo que no escuchaban ese apodo, que puso a ambos nostálgicos.
—Hay cosas que en su momento eran incomodas de preguntar, más a ti, que solo te dedicabas a buscar chicas en cada discoteca a la que ibas y de hablar de lo maravilloso que era el sexo sin ataduras… Yo simplemente, necesitaba otro tipo de consejero.
—Touche amigo, pero hombre yo se muchas más cosas que Knucklehead, podría haberte ilustrado más —alegó el azul.
—No le quites merito a Knux, me aconsejo bien, a su modo. Creo que hay cosas que no estoy listo para contarte aún —Tails giró su cuerpo para encarar a Sonic. Con la suave luz que entraba por la ventana, podía observar los rasgos difuminados de su amigo. Sonic solo lo veía fijamente, con esos brillantes ojos verdes.
Pasaron un rato así, mirándose, sin emitir palabra alguna. Cuando Tails de forma inconsciente suspiró, Sonic tuvo que romper el momento por los escalofríos que sintió al ver el rostro tan dulce de su amigo.
—Ejem, así que te gusta este tal Mike ¿No?, ¿se portó mal contigo?, ¿quieres que le dé una paliza?
—¿Puedes creer que Knux dijo lo mismo? No pueden andar golpeando gente solo porque sí —dijo entre suaves risas—. Pero no, no me gusta. Él estuvo buscándome un tiempo, pero cuando no consiguió lo que quería pues… solo fue grosero conmigo, eso es todo.
—¿Grosero? ¿Qué era lo que quería?
Tails dudo un momento antes de contestar —Solo buscaba acostarse conmigo y como no lo consiguió simplemente empezó a acosarme. Eso no importa, no iba a darle algo así de importante a un idiota que solo piensa con la entrepierna.
—Vaya, entonces si se merece una paliza…
—No seas testarudo, no vale la pena. Además, tengo la bastante madures para entender que lo que dijo no es cierto y que son solo palabras de alguien despechado.
—Entonces colitas, tú… ¿nunca te has acostado con nadie? Me refiero a sexualmente… —preguntó, evitando la mirada de Tails.
—N-no, yo… quiero que sea especial y con la persona que amo —ahora el rostro de Tails hervía por la vergüenza, ya que nunca pensó confesarle eso a Sonic—. Mucha charla por hoy… buenas noches Sonic —y giró su cuerpo, dándole la espalda a su amigo.
—Vamos colitas, no me dejes así —Sonic aprovecho la situación abrazando al zorrito que se tensó por la acción. El erizo trato de mantener la calma lo más que pudo, para poder disfrutar de las mullidas colas que se habían posado sobre su cuerpo como una manta y del agradable olor que emanaba del rubio—. Bueno, cuando ocurra, solo recuerda cuidarte ¿sí?
—Si papá…
Sonic soltó una risa. Encontraba un poco increíble que su amigo quisiera guardar su “primera vez” para alguien especial. Él no encontró que fuera algo importa, solo era sexo y ya, solo sensaciones placenteras y gratificantes para tu cuerpo. Solo el calor y el cosquilleo de tener un cuerpo pegado al tuyo, de eso se trataba. Y ahora que lo pensaba…
—Oye Tails y tú eres de esos que llaman “muerde almohadas” o un estilo de “macho alfa”… —Sonic solo dejo ir la frase, como si estuviera preguntando por el clima.
—Duérmete Sonic…
—Si, si, ya me callo.
La noche siguió tranquila, con Sonic aferrado al cuerpo del rubio, soñando con campos de girasoles y discotecas vacías.
3
El erizo azul estaba un tanto inquieto, por alguna extraña razón de su parte, había comenzado a frecuentar más a Tails, tanto en su casa como en GUN. Mientras que en su casa se entretenían cocinando la cena juntos (más bien Tails cocinaba y el erizo solo hablaba) en GUN se entretenía distrayéndolo de su trabajo y sacándole risas con sus extrañas historias. Sus noches de ir a bailar y buscar chicas habían quedado relegadas gracias a las tranquilas tardes de cenar juntos y ver películas con Tails y sus noches solitarias de bar fueron reemplazadas por salidas en la compañía de todos sus amigos. No quería separarse del zorrito, así que cuando fue llamado para una misión y su apoyo técnico no fue el rubio, se sintió un poco desilusionado y desesperado al pensar que pasaría tanto tiempo sin él. Afortunadamente la terminó en tiempo récord y eso le permitió encontrar a Tails en su habitación en GUN, pero nunca pensó que sería en una escena tan comprometedora.
Nada más entrar vio a su amigo siendo acorralado por un hombre, era Mike. El lobo sujetaba una de las muñecas de Tails mientras que con su otra mano apretaba fuerte las mejillas del zorro tratando de llegar a su boca, intentando besarlo mientras le gritaba pidiéndole explicaciones, sin lograr tal acción al estar Tails empujando con su mano libre el cuerpo ajeno.24. La conversación había muerto en un segundo, en lo que Sonic apartaba de un solo puñetazo en el rostro al otro sujeto, quien raudo se levantó para intentar golpear al azul, sin conseguirlo. Otro golpe impacto al lobo, ahora en su estómago, haciéndolo doblarse del dolor.
—¡Sonic basta! ¡Déjalo, no vale la pena! —Cuando Tails vio que Sonic se dirigía nuevamente a golpear a Mike se lanzó raudo a abrazarlo para impedir su avance.
Sonic estaba furioso, el haber visto esa escena lo había llenado de una profunda ira. Ver como ese sujeto estaba a punto de besar al zorrito solo había hecho que un pensamiento se le cruzara por la cabeza «aléjate de él, aléjate de él, aléjate de él» se repetía.
—¡Vete Mike! No hay nada que discutir. La decisión la tomó Tower, yo no tengo nada que ver —le había dicho Tails al lobo, tratando de mantener la calma.
El zorrito le daba la espalda a Sonic, sirviendo de escudo para mantenerlo alejado de Mike, con sus colas enredadas contra el torso del azul para frenarlo, mientras que Sonic permanencia con los puños listo para atacar nuevamente.
—¡Claro que tienes que ver!, ¡el que no seas mi apoyo técnico justo ahora es bastante sospechoso!, ¡y sabes que te necesito en esta misión maldita sea! —El lobo seguía gritándole furioso, acercándose nuevamente a Tails.
—¡Claro que no me necesitas, Bell es lo suficientemente capaz para esta misión!
Cuando el lobo estuvo a escasos metros del zorro, la luz comenzó a parpadear y al ver Mike los ojos de Sonic, comenzó a sentir temor. La mirada del erizo, ahora de un brillante color azul, era completamente amenazante, con el ceño fruncido y pequeñas chispas destellantes que salían de sus púas, solo le faltaba comenzar a gruñir y mostrar los colmillos. Sus brazos se habían aferrado al cuerpo de Tails cubriéndolo de la mirada del intruso.
—Vete Mike, si tan desesperado estas por ayuda, ve a hablar con Tower —le dijo tajante el zorro.
Al lobo no le quedó más que irse, intimidado por el aura amenazante que tenía Sonic. Cuando por fin los dos amigos estuvieron solos el erizo pudo relajarse, a la par que el zorro soltaba un suspiro recargándose contra el cuerpo contrario que lo recibió sin problemas. Estando en esa misma posición, Sonic cargo a Tails hasta la silla del escritorio donde se sentó dejando en sus piernas al zorro. El rubio trataba de calmar a su amigo dándole ligeras caricias a los brazos que ahora se aferraban a su cintura.
—Qué diablos fue eso Tails... —le gruño prácticamente.
—Nada importante en realidad. Mike solo esta frustrado porque no soy su apoyo técnico en una misión.
—¡Pero ahí había algo más Tails!, ¡el tipo casi te salta encima! —con la suficiente fuerza, Sonic pudo acomodar a Tails para que pudieran verse las caras.
—A estado acosándome estos días, pero yo simplemente lo ignoro. Es una misión de seguimiento en una selva no sé dónde, yo ya no estoy para ser apoyo de ese tipo de misión en terreno, Tower decidió que fuera Belle como apoyo técnico, que sí mantiene su entrenamiento físico y tiene al día sus pruebas de rendimiento.
Sonic entendía la situación, pero no le convencía la actitud del lobo en todo esto. Si era solo una rabieta por quien sería su apoyo técnico, no tenía sentido que pidiera a quien no terminaba de ser el ideal para el trabajo ¿no?
—¿Es por eso por lo que tampoco eres mi apoyo técnico ahora? —le preguntó el erizo, apoyando su cabeza contra el pecho ajeno, descansando en el suave lugar. La risita de Tails se escuchó suave.
—En parte. Ya no estoy para esos trotes, soy más útil aquí en el laboratorio o con el equipo de reparación —le comentó, comenzando a acariciar las púas azules que ahora tenía a mano. Hace tanto tiempo que no podía hacer eso, brindarle una caricia a su amigo.
—¿Es por eso por lo que estas tan rellenito ahora? —y Sonic procedió a apretar un muslo entre sus dedos, de forma suave— Debes de empezar a entrenar colitas, antes de que dejes de ser mi apo- ¡Auch! —gritó, al sentir el jalón en sus púas.
—¡Sonic! ¿¡Acababas de llamarme gordo!? —y Tails siguió tirando las púas ante las risas del azul.
4
Pasó cerca de una semana cuando Sonic vio llegar a Tails al gimnasio de GUN, con el ceño fruncido y apretando una pobre botella de agua en sus manos. También lo notó la mayoría de los reclutas que entre susurros comentaron sobre la presencia del agente Prower en el lugar. El erizo vio más allá, identificando a todos los hombres que dirigían una mirada lasciva al enojado zorro que se acercaba a él.
—Hey colitas, qué te trae a este hostil territorio —comentó alegre el azul mientras se quitaba sus audífonos, tratando de hacer reír a su amigo.
—Por culpa de cierto idiota, Tower me mandó a acondicionamiento físico, para que, aunque sea, logre la prueba básica de rendimiento… —dijo enojado— Además, me carcomió un poco la consciencia cuando dijiste que dejaría de ser tu apoyo técnico —y sonrió suave, mirando a Sonic.
Sonic estaba feliz, el poder tener a Tails junto a él en las misiones era lo mejor que le pasaba, ya que ambos hacían mucho más amena las largas esperas de vigilia o improvisaban de la mejor manera en casos de urgencia, además, la confianza y conección era tanta que ni si quiera las palabras eran necesarias en las misiones.
—Así que, entrenador ¿qué es lo primero que haré? —consulto, un poco más alegre ya.
—Bueno, la prueba básica es de resistencia cardiaca, así que por ahora irás a la trotadora y después trabajaremos para la prueba de obstáculos.
—Suena suuuuuper entretenido. No tengo mucho tiempo hoy, quede de ayudar a Amy con unos equipos médicos dentro de una hora y media, así que afortunadamente mi sufrimiento no será mucho —sonrió, moviendo las colas contento.
Sonic dejo de estar feliz cuando, al subirse Tails a la trotadora, unos cuantos reclutas (la mayoría machos) se cambiaron de maquina a las que, justamente, estaban cerca del área de cardio. Y es que el pequeño zorro estaba dando todo un espectáculo sin darse cuenta, porque a cada paso que daba, sus colas se meneaban de un lado a otro junto a sus caderas, dejando ver de vez en cuando el lleno trasero dar botes de forma suave. Cuando ya el rubio llevaba treinta minutos de carrera y había comenzado a jadear, Sonic decidió que era tiempo suficiente para que se bajara de la trotadora (en especial cuando vio a cierta liebre ocupar la maquina continua al zorro).
Cuando llevo a Tails al área abierta, para comenzar a hacer abdominales y dominadas en barra, vieron llegar a Mike con una sonrisa socarrona, sin apartar la mirada del zorro quien bebía de su botella de agua.
—Así que te enviaron a entrenar, eso es bueno. Así volverás a ser mi apoyo técnico. No te vas a escapar de mi Prower… —cuando estuvo lo suficientemente cerca, Sonic se colocó frente al zorro para evitar el acercamiento del lobo.
—Hey tranquilo Agente Blue, solo venía a ofrecerle a Tails mi ayuda como entrenador, para que así pueda seguirme el ritmo —la última frase la dijo de forma maliciosa, mientras pasaba su lengua por sus colmillos y labios, mirando fijamente al zorrito.
«¿Qué se cree este imbécil?» enojado, Sonic iba a encarar al lobo, pero Tails se le adelanto. De forma suave comenzó a menear sus colas de un lado a otro, caminando lento y mostrando la sonrisa más dulce posible, terminó por estar frente a Mike.
—Es muy amable de tu parte Mike, lo agradezco —y las palabras fueron acompañadas por una suave caricia en el mentón del lobo con una de sus colas—, pero es una lástima que no necesite de tu entrenamiento —y así como vino, la caricia se fue—. Para eso tengo al mejor entrenador del mundo —y de forma coqueta dio la vuelta dándole la espalda al lobo, quien lo miraba asombrado. Las colas se levantaron y comenzaron a menearse de nuevo, llegando hasta Sonic, para después apoyarse en su hombro—. Además, este entrenamiento no es para que sea tu apoyo técnico precisamente, es para volver a ser el de Sonic ¿no lo sabías? Tower me envió a hacer el entrenamiento de nuevo porque me quiere única y exclusivamente para sus mejores agentes en terreno, ya sabes, esos que tienen clasificación y si mal no recuerdo, tú no tienes una —y la sonrisa de Tails a pesar de seguir siendo linda y dulce, ahora tenía una connotación burlona hacia el lobo, quien lo miraba furioso.
—¡TÚ PEQUEÑO PU…! —sus palabras quedaron en el olvido al ver como Sonic se acercaba amenazante, haciendo que finalmente Mike optara por huir del lugar.
Cuando se perdió de vista, Sonic giró a ver a Tails, que se encontraba con las orejas gachas y movía de forma nerviosas sus colas— ¿Estuvo bien? —preguntó tímido.
—Estuvo excelente colitas jajaja —Sonic sonrió mostrando los dientes, orgulloso de su amigo.
Como el entrenamiento fue interrumpido por Mike, Tails y Sonic se pusieron de acuerdo para comenzar a entrenar juntos (más que nada, porque Sonic no quería dejar a Tails con la parvada de pervertidos que lo rondaron durante esos escasos minutos de entrenamiento), así que contentos se despidieron uno del otro, yendo cada uno a sus labores.
5
—Hey Ames ¿qué sabes de ese tal Mike? —preguntó el azul, recostado en una de las camillas de la sala de recuperación, donde Amy hacía su turno.
—¿A qué te refieres? ¿a si lo conozco? ¿por qué la pregunta? —le preguntó extrañada.
—Solo curiosidad…
—¿O lo que quieres saber es que pasó entre Mike y Tails? —y Amy le sonrió pícaramente, sabiendo cual era la gran curiosidad de Sonic por esos dos.
 —Naaa como crees… ¿h-hubo algo entre ellos? Knux no fue muy claro que digamos —le contestó, mirando el techo, haciéndose el desinteresado.
—¡Jajaja vamos Sonic!, solo di que tienes curiosidad de lo que le pasa a Tails. De hecho, a todos nos dio curiosidad cuando Tails nos dijo que le atraía Mike y después nos comentó que era un cretino.
—¿Cómo podía gustarle ese idiota? Ni si quiera es atractivo.
—Vamos Sonic, no a todos le gustan otras personas solo por el físico. Tails es más de sentimientos, de algo íntimo y por lo que supe, Mike compartía afinidad con Tails por el área tecnológica. Se entretenían hablando juntos, pero tal parece que ese idiota solo buscaba acostarse con él y eso no le agrado a nuestro amigo. Sé que Tails le dijo de buena forma que no podían tener nada, porque para que eso ocurriera él buscaba una relación estable y de confianza, y como Mike no iba a dársela no estaba dispuesto a compartirlo con alguien que solo piensa en sexo. Nuestro zorrito dejo de frecuentarlo después de eso.
—¿Por qué es tan insistente ese idiota entonces?, cada vez que me lo topo, el muy imbécil está vigilando a Tails —gruñó enojado.
—Bueno, por lo que escuché de los rumores de pasillo, Mike no se tomó muy bien el rechazo de Tails, más porque nuestro amigo siguió como si nada hubiera pasado —Amy terminó de anotar algunos datos en su libreta, dirigiéndose a la camilla donde descansaba Sonic—. Tal vez Mike pensó que Tails cambiaría de opinión y volvería a buscarlo, pero como no se vio afectado al rechazarlo, terminó de romperle el orgullo ¿quién sabe?, los hombres son tan extraños a veces.
Sonic no podía dejar de pensar en las palabras de Amy, en que su pequeño amigo buscaba una relación especial y duradera. Como le había dicho Tails antes “Que sea especial y con la persona que amo”, el zorrito era material para ser una pareja atenta y cariñosa, no un revolcón de una noche y eso lo desconcertaba bastante porque en su mente no era capaz de juntar en un solo ser la dulce personalidad del zorro y la sensualidad del cuerpo que coqueto se movía por los pasillos del cuartel.
—Tails sería un buen esposo ¿no? —afirmó el erizo, levantándose del asiento.
—Es muy probable… —la oración fue interrumpida al entrar Rookie a la enfermería, carcajeándose, haciendo que los erizos lo miraran curioso.
—¡No van a creer lo que paso!, el Agente Black puso en su lugar a Mike jajajaja ¡fue espectacular! —dijo mientras seguía riendo.
—¿A qué te refieres?, ¿qué hizo? —preguntó el azul.
—Solo alcancé a escuchar como Shadow le exigía a Mike que no tratara de mentiroso a Tails y que Tower había dado la orden de que Tails solo podía ser el apoyo técnico de los Elite, de ningún agente más. El idiota de Mike no fue capaz de abrir la boca y se fue con la cola entre las piernas jajaja.
—¿Dónde está Tails ahora? —preguntó Sonic.
—Escuché que Shadow lo llevaría a su casa —y el azul desapareció.
—Eso fue raro… sabes, siento que Sonic tiene unas actitudes muy extrañas con Tails, aunque no sé si sea debido a todos sus años de amistad o algo más —dijo dudoso Rookie, mientras se acercaba a Amy saludándola con un beso en la boca.
—Cuando éramos más jóvenes Sonic siempre fue protector con Tails. En cualquiera de los casos, también me han extrañado esas actitudes ahora, con Sonic prestándole tanta atención a nuestro zorro.
—Quien sabe ¿tal vez le guste Tails? —inquirió el lobo rojizo.
—Mmmm no creo, sería curioso con lo mujeriego que es Sonic. Nunca ha dado indicios de que le gusten los hombres —y la conversación fue cambiada por temas que solo le interesaban a la parejita.
Por otra parte, Sonic había llegado a casa de Tails, para encontrarlo despidiéndose de Shadow en la puerta. Cuando el azabache desapareció, Sonic se acercó al zorro siendo invitado a entrar al hogar.
—Hey Tails ¿cuéntame que paso en GUN? Rookie llego riéndose de Mike.
—¡Sonic!, ¡fue increíble! Sé que no debo reírme de la desgracia ajena, pero Mike ya estaba comenzando a cansarme —contaba el rubio ente risas, mientras se servicia un vaso de jugo.
Tails le contó la historia completa de lo sucedido. Cuando le dijo a Mike que Tower lo había asignado solo a sus mejores agentes, Tails estaba pensando en Sonic (uno de los pocos agentes con designadores de Elite), de esa forma Mike no podría alegar nada contra la decisión, por lo que ese mismo día fue a consultar con Tower respecto a que si esto era factible y éste le informó que lo pensaría. Tails, nervioso ya que no sabía si la decisión sería positiva, recurrió a Shadow para que convenciera a Tower respecto a hacerle un apoyo técnico asignado a los de elite, debido a que Shadow era bastante apreciado por el ya anciano general.
—Shadow en su momento solo se rio de mi petición y me dijo que lo pensaría, entonces realmente no sabía si me haría el favor o no. Cuando estaba en el laboratorio general Mike llegó a gritarme que era un mentiroso y que Tower nunca me había asignado como apoyo solo para ti, que no me iba a librar de él tan fácilmente y que de alguna forma me iba a tener para él tarde o temprano. Estaba como un loco y cuando iba a ir a agarrarme apareció Shadow y lo detuvo. Le dijo con esa voz tan seria que tiene, que él había solicitado que yo fuera un apoyo técnico exclusivo y que ni se le ocurriera ponerme una mano encima, porque él lo sabría y con eso se ganaría un despido inmediato de la agencia.
Sonic estaba un poco extrañado de que el otro erizo interviniera de esa forma. Era cierto que con los años todo el grupo de amigos había afianzado una cordial relación con el Equipo Dark (en especial porque Rouge y Knuckles se hicieron novios), pero Shadow seguía siendo bastante renuente a pasar tiempo con ellos. Agradecía que haya protegido a Tails, pero también le causaba un poco de aprensión el hecho.
—¿Entonces ahora eres mío? —preguntó, tratando de quitarle peso al asunto para que la frase no sonara con doble sentido. Aunque en su mente si lo hubiera pensado de esa forma.
—Shadow me dijo que le solicitó a Tower que me dejara asignado a ti y a él, y que en algunos casos apoyara en otras misiones a los Agentes de elite, pero que de ninguna forma volvería a estar con Mike.
La charla continuó tranquila mientras cenaban, llegando posteriormente la hora de dormir. Sonic como venía haciendo últimamente y cada vez que podía, le pidió a Tails si podía quedarse, siendo afirmativa la respuesta del zorro. Al momento de dormir y antes de que Tails le diera la espalda en la cama, Sonic hablo.
—Hey colitas, recuerdas esa cancioncita que me cantabas cuando éramos niños ¿con la que me arrullabas para dormir?
—Sí, la recuerdo ¿por qué? —preguntó curioso, quedando de costado para poder ver a su amigo.
—Tú… ¿podrías cantármela?, he estado teniendo problemas para dormirme… —le mintió. Solo quería volver a escuchar la voz de Tails cantando por alguna extraña razón.
—Si quieres, aunque mi voz ya no es la misma que antes, tal vez suene extraño…
Sonic en un arrebato se abrazó al cuerpo de Tails, escondiendo su rostro contra el esponjoso pelaje del pecho del zorro, abrazando la pequeña cintura y enredando sus piernas contra las ajenas —No es cierto, tu voz sigue siendo muy dulce… —se escuchó amortiguado.
Tails solo se rio, comenzando a cantar suave una estrofa de la canción, mientras le daba caricias a Sonic en sus púas. Esa noche, Sonic soñó que bailaba con Tails en la sala de su casa al son de la suave melodía.
6
Esa noche el grupo de amigos quedaron de acuerdo para salir a beber algo, a petición de Sonic que quería celebrar la exitosa misión de Tangle y Whisper, las cuales habían llegado hace unos días. Al llegar todos al lugar, se dieron cuenta que no solo era un pub, también había una pista de baile al fondo del salón. No se extrañaron, después de todo era Sonic y el movimiento era siempre una constante en su vida.
Ya todos acomodados, comenzaron a planear que comer para que el alcohol ingerido no se les subiera a la cabeza tan rápido, todos pidieron tragos suaves para empezar y entre conversaciones y risas comenzó a avanzar la noche. A medida que el tiempo pasaba, de a poco comenzaron a ir a la pista de baile: el primero claramente fue Sonic, quien fue sacado a bailar por una despampanante chica, siendo seguido por Rookie y Amy, mientras los demás seguían conversando. En un momento dado tanto Knuckles y Rouge como Tangle y Whisper, se levantaron para ir a la pista de baile, invitando a Tails quien negó el ofrecimiento, diciéndoles que se divirtieran, que él estaba bien ahí en la mesa. No muy convencidos los restantes se levantaron de la mesa, pero el alcohol ya los tenía tan despreocupados y alegres que en un santiamén ya estaban bailando.
Sonic al ver de reojo como Tails permanecía solo en la mesa, decidió ir a sentarse un rato, pero al ver que Rookie ahora estaba en la mesa con el rubio se tranquilizó. Los minutos pasaban, Sonic vio a Knuckles y Rouge bailando a unos metros, de Tangle y Whisper ni las luces y ahora Rookie bailaba con Amy, extrañado, volvió a mirar hacia la mesa. Ahí estaba Tails y ¿Rookie? No era posible, Amy nunca bailaría con alguien que no fuera su novio. Cuando prestó más atención, se dio cuenta que en realidad era un can rojizo quien estaba con Tails, conversando e invadiendo su espacio personal, razón por la cual el zorrito no parecía muy feliz.
Dejo a su pareja de baile y se dirigió raudo a la mesa, al ver como el tipo ahora acariciaba las piernas de Tails, con este tratando de quitárselo de encima. Cuando llego a la mesa, empujó al sujeto lejos del rubio, haciendo que el tipo trastabillara debido a su embriaguez.
—¡Hey! ¡No ves que estoy ocupado aquí! —le gritó, con una voz pastosa.
—Ni se te ocurra tocarlo imbécil.
—¿Qué te pasa?, ¡yo lo vi primero!, anda a seguir bailando con la chica esa que dejaste en la pista —y el can intento acercarse nuevamente a Tails, sin éxito al ser empujado por Sonic que lo alejó.
—Es mejor que te largues de aquí si no quieres ganarte una paliza amigo —le amenazó el azul.
—Ya ¿y eres acaso el novio para echarme?, no tienes ningún derecho para alegarme.
—Pues sí, soy su novio, así que es mejor que ni si quiera lo mires ¿me entendiste? —Sonic ya estaba furioso, el tipo era tan insistente al intentar acercarse a Tails, que estaba a punto de darle un puñetazo solo para noquearlo y que los dejara en paz.
—¡Vaya novio te conseguiste primor! ¡El muy imbécil te deja aquí solito mientras se va a refregar con una cualquiera!, cuando te canses de este idiota, llámame dulzura —y el sujeto estampó una tarjeta en la mesa, con al parecer su número de teléfono.
«Seguro te va a llamar inútil…» Sonic estaba furioso ¿qué se creían todos los idiotas que acosaban a Tails?, ¿cuál era la necesidad de andar tocándolo? Agarró con furia el papel, despedazándolo. Cuando se dio la vuelta para mirar al zorrito, este estaba impactado devolviéndole la mirada. Afortunadamente y gracias a las luces de tono cálido de esa parte del local, Sonic no pudo ver el sonrojo en las mejillas de Tails.
—¿Estas bien colitas? —se acercó a preguntarle, tomando asiento lo más cerca que pudo del zorro, comenzando a tocar sus piernas como si quisiera borrar las caricias del can.
—S-sí, sí, solo estaba sorprendido. Pensé que se iría cuando lo rechacé la primera vez, pero parece que no soy muy convincente —le comentó apenado.
—Hey tranquilo, siempre hay sujetos como ese, que no entienden lo que es el espacio personal.
A los minutos llagaron el equidna y la murciélago, que desde lo lejos habían presenciado el show entre Sonic y el can. Decidieron que, aunque sea uno debía quedarse con Tails para impedir que volvieran a acosarlo, pero el pequeño zorro negaba fervientemente ya que no quería arruinarle la noche a ninguno, pero sus amigos eran tan insistentes (sobre todo Sonic) que terminaron por hacerlo enojar, haciendo que Tails se excusara con que tenía que ir al baño para ya no escucharlos. Al momento que se iba, Amy y Rookie llegaban a la mesa.
—Hey chicos ¿tan rápido se cansaron?, me extraña de ti Sonic jajaja —les dijo Amy entre risas.
—No es eso Amy, un sujeto estaba molestando a Tails —le comentó, alzando la vista dirigiéndola al lugar donde se encontraban los baños, para vigilar cuando saliera Tails.
—Estábamos viendo quien se quedaría con Tails en la mesa, para que no esté solo y así evitar que le pase de nuevo —dijo Rouge.
—Buenos, lo más lógico es que se quede Sonic. Todos venimos con nuestras parejas y Sonic es el único solo a parte de Tails.
—Pero Amy… —iba a alegar el azul, siendo interrumpido.
—Es por esto por lo que Tails nunca sale con nosotros, porque él siempre es el que queda solo. Y el único que podría hacerle compañía sin descuidar a su pareja eres tú Sonic.
—Tampoco podemos responsabilizar a Sonic de que Tails se quede solo, él es el que no quiere salir a bailar… —murmuro Knuckles.
—Pero tampoco deberíamos haberlo dejado solo en primer lugar. Todos podemos salir a bailar con nuestras parejas cuando queramos ¿no?, el que Tails haya salido de su laboratorio ya fue un gran logro, simplemente no debimos dejarlo —Rouge fue más consiente, entendiendo la situación de que Tails simplemente no tenía un compañero el cual le hiciera compañía en ese tipo de lugar y que por lo mismo prefería no hacer “mal tercio” a sus amigos (a palabras de él mismo).
—Bueno, taaan solo no está —y Rookie señaló a la barra, donde Tails estaba sentado conversando con un erizo de pelaje turquesa.
Sonic giró con velozmente su cabeza para verlo y en efecto, Tails estaba hablando con un erizo en la barra, ambos riendo e inclinándose el uno al otro para poder decirse cosas al oído debido al fuerte sonido de la música (la barra estaba más cerca de la pista de baile que de las mesas de estar). Se notaba bastante cómodo en su compañía, siendo su espacio respetado por el erizo quien nunca intento tocarlo, incluso en un momento, ambos se dieron la mano con solemnidad, para después reír. A Sonic no terminaba de gustarle la situación y cuando iba a pararse a buscar a Tails, Amy lo jaló del brazo para que se volviera a sentar, mirándolo con el ceño fruncido.
—Creo que no hace falta preocuparse tanto, con que le observemos de vez en cuando para asegurarnos que no lo molesten, estará bien —Rouge tenía una sonrisita picara, encantada con la estampa contenta del zorrito y con la furiosa del erizo azul. Le daba mucha risa la situación, ya que pareciera que ella era la única que se daba cuenta de la tensión entre esos dos.
—Lo que es yo, quiero bailar. Nos vemos en un rato chicos —y tomando la iniciativa, Knux se llevó a su anonadada novia, quien contenta le siguió el paso.
—No te preocupes tanto Sonic, Tails está bien, es un chico grande sabe defenderse. Además, tiene que aprender a lidiar con los idiotas por sí mismo —comentaba Amy, mientras bebía de su trago ya casi vacío—. A parte, tiene que conocer más gente, encontrar a su príncipe azul. El único problema es que nuestro pequeño zorro esta tan lindo ahora, que atrae demasiado la atención de los indeseables, pero ese erizo se está comportando bastante bien con él.
—Si tú lo dices —refunfuño Sonic, no muy convencido. De repente vio como Tails se despedía del chico en la barra y se acercaba a la mesa de ellos.
—Hola chicos, me demoré un poco más de lo pensado, pedí más tragos así que hay que ir por ellos después —comentó con una radiante sonrisa.
—Tranquilo Tails, estábamos reponiendo energías. Pero cuéntanos ¿qué te entretuvo tanto? —preguntó Amy mientras levantaba sus cejas de forma pícara, a la par que Rookie solo se reía por las ocurrencias de su novia.
—Ohhh no es nada, conocí a un chico muy simpático en la barra. Sus amigos lo estaban llamando así que tuvo que ir con ellos.
Sonic se mantuvo en silencio, bebiendo lo último de su trago. Un segundo después había ido a la barra a buscar los tragos pedidos por el rubio. Se sentía un poco enfadado, con sus amigos, con Tails, con él mismo. No entendía que pasaba, porque hace unas horas estaba feliz de tener al zorrito a su lado y después todo se arruino gracias a los idiotas que se le acercaban ¿estaba celoso acaso?, era posible, después de todo su mejor amigo muy raramente salía a esos lugares con ellos. Perdido en sus pensamientos solo alcanzó a escuchar como Amy le pedía ir a bailar a Rookie, pero este le pedía unos minutos más para reponer energía. Incluso le ofreció que fuera a bailar con Sonic, quien extrañamente llevaba bastante tiempo ya con ellos ahí en la mesa.
—¡Claro que no! Tú sabes que yo solo bailo con mi hombre. No te preocupes amor, yo te espero —le contesto, mientras lo abrazaba y besaba en la mejilla.
—Hey Tails, ven a bailar conmigo. Podemos quedarnos cerca de estos dos cuando vayan a la pista ¿qué dices? —comentó, tratando de quitarle peso al asunto mientras bebía de su vaso.
—Vamos Sonic, sabes que yo no bailo. No tengo ritmo, es algo innegable, así que es mejor que no pases vergüenza conmigo jajaja —y Tails también tomo de su trago, sorprendiendo a esos tres al ver el gran sorbo que le dio a su bebida— ¡Me encanta este trago! Es tan dulce, sabe muy bien —y Tails siguió bebiendo prácticamente como si fuera jugo.
—Tranquilo Tails, no vaya a ser que se te suba a la cabeza —le dijo preocupado Rookie al zorrito.
—Yo creo que lo que a ti te hace falta es alguien que te guie en el baile. Rookie tampoco tiene ritmo, pero conmigo tiene tanta confianza que se deja guiar por mí —comentó contenta la eriza.
—Vamos colitas, te hará bien salir de esta mesa un rato…
—Chicos —dijo tajante—, no se preocupen por mí, vayan a bailar y diviértanse. Si los hace sentir mejor, si llega a ocurrirme algo iré a buscarlos ¿sí? —y la sonrisa volvió al rostro del zorro.
Lo que sí quedó en el ambiente fue la tristeza y enojo de Sonic al sentirse rechazado. Era la primera vez que iba a ese lugar, precisamente porque era más tranquilo y así podría invitar a bailar a Tails, pero lo había rechazado; un poco enfadado se levantó de la mesa para ir a la pista, a buscar a alguna chica para bailar. No demoró mucho tiempo en que una se le pegara y bailara junto a él de una forma bastante indecente y aunque fuese extraño, esto no termino de agradarle al erizo ¡es que era tan confuso!, y eso que a él le encantaba bailar de esa forma con las chicas, con esos roces calientes y escuchando los jadeos soltados por ellas, pero ahora…
Un poco fastidiado, comenzó a recorrer el lugar con la vista. A lo lejos encontró a todos sus amigos bailando (cada cual con su pareja) y cuando busco a Tails, se sorprendió de verlo nuevamente con el erizo turquesa, ahora ambos en la mesa que ocupaba el grupo de amigos, mientras reían y conversaban, de repente señalaban a alguien y la risa volvía, de repente se ponían a ver algo en la mesa y quedaban pensativos. A pesar de seguir bailando, Sonic no podía quitarle la vista de encima a Tails y cuando este se levantó de la mesa siguiendo al erizo turquesa, por poco empuja a la chica para salir corriendo detrás del zorro. La furia en Sonic bulló como una tetera hirviendo, al ver como ambos chicos se dirigían a la pista de baile, al sector más oscuro donde las luces creaban un ambiente discreto que no permitía las miradas curiosas. Sonic, sacando todos sus dotes de agente (y su velocidad claro está) se escabulló a esa parte de la pista, escondiéndose en los recovecos oscuros para poder observar a Tails.
El pequeño zorro se veía avergonzado mientras se movía de forma suave, mientras reía con el otro chico que al parecer tampoco era asiduo a bailar, los dos eran bastante descoordinados y muchas veces chocaron entre ellos, sacándose risas. El erizo turquesa había tomado a Tails de las manos para poder guiarlo y mantenerse sin chocar o pisarse, ambos mirando el piso de vez en cuando, levantando la vista para poder hablarse al oído y seguir riendo. Sonic estaba impresionado, porque a pesar de que Tails efectivamente no podía coordinarse con su acompañante, movía de forma suave y bamboleante su cuerpo, meneando sus caderas y sus colas que en un coqueto vaivén iban de allá para acá. Siguieron así durante un rato, solo riendo y moviéndose, de repente se detuvieron ya que el erizo saco un celular de un bolsillo en su chaqueta, tratando de contestar, mientras buscaba a alguien por el lugar. Tails algo le dijo y de pronto se despidieron, quedando el zorrito solo en la pista de baile.
Cuando Tails comenzó a caminar para irse un chico intento acercarse a él, de forma infructuosa debido a que Sonic gracias a su velocidad había llegado antes al zorro, abrazando su cintura y apoyando su mentón en el hombro del rubio. Cuando Tails estaba a punto de gritar y golpearlo, el erizo hablo:
—Me lastimaste Tails, yo que te invité a bailar y fui cruelmente rechazado por ti, ahora te veo con un idiota bailando de lo mejor. Me dolió en el alma colitas —dijo, con voz fingidamente compungida.
—¡Sonic! ¡Me asustaste! ¿Qué haces acá? —Tails estaba extrañado, ya que no había visto cerca de él a Sonic, ni mucho menos a sus demás amigos.
El erizo azul no iba a desperdiciar su oportunidad y al ya tener a Tails en sus brazos, comenzó un suave y rítmico vaivén con el cual guiaba al zorro. Ahora ambos estaban bailando al son de la música, con el erizo dirigiendo a su amigo. Sonic no podía apartar su cuerpo del de Tails, quería estar ahí para siempre, sintiendo la calidez ajena, el suave pelaje y el agradable olor. En un arrebato le dio la vuelta a Tails, tomándolo fuerte de la cintura y apegándolo a su cuerpo.
—Yo te enseñare a bailar Tails, así no tendrás que venir a esconderte a estos lugares oscuros porque tu acompañante no sepa guiarte —y suave, comenzó a bailar guiando al pequeño zorro.
—Pero Sonic, no creo poder… —le decía avergonzado, con las orejitas gachas.
—Yo te guio colitas, solo siente la música… —le susurró contra su oreja, que sensible se movió evitando el cálido aliento del azul «Solo siénteme a mi…» pensó fugazmente.
Tails no entendía que pasaba, hace unos instantes estaba saltando y riendo, mientras intentaba bailar con el chico simpático que conoció en el lugar y ahora tenía todo el cuerpo del azul pegado a él, con una de las fuertes piernas de Sonic entre las suyas moviéndose al compás que marcaba el erizo, quien lo apretaba fuerte y que escondía su rostro contra su sensible cuello. Tails comenzaba a marearse, tal vez por producto del alcohol, tal vez por lo caliente que se sentía al tener el cuerpo de su amigo frotándose contra él.
La música comenzó a cambiar pasando a una mezcla entre sensuales y lentos ritmos. Cuando Sonic soltó un poco su agarre, Tails intento alejarse de esos brazos, casi consiguiéndolo, siendo jalado por Sonic nuevamente hacia su cuerpo, quien ahora a sus espaldas lo guiaba nuevamente al estar entre sus brazos. Por extraño que pareciera, el zorro poco a poco soltaba su cuerpo para dejar hacer y deshacer al erizo, quien lo hacía girar, que lo levantaba en el aire, que lo abrazaba y apretaba fuerte. Tails ya estaba tan mareado y contento, que solo siguió con ese jugueteo, sonriéndole coqueto a Sonic, tentándolo al mover sus colas de allá para acá cada vez que lograba alejarse un poco de él aunque nunca perdiendo el contacto, lo cual entusiasmaba al erizo al ser casi un reto el mantener el suave cuerpo del rubio contra el suyo, frotándose de forma más contundente contra Tails al haber cambiado ahora la música por una melodía más desenfrenada y sensual, haciendo que sus caderas se acoplaran al pomposo trasero del zorrito, el cual solo reía y seguía el sensual balanceo que Sonic ejercía sobre él.
—S-Soniiiic, tengo mucho calor… —le dijo Tails, ahora de frente, mientras sus manos se sujetaban fuerte a los hombros del erizo.
—¿Sí?, ¿mucho? —y Sonic estaba peor, porque el zorrito le estaba hablando contra su boca, casi a punto de besarse. Los jadeos de Tails ahora se escuchaban más fuertes a medida que Sonic levantaba aún más su pierna que se encontraba entre las del rubio, ejerciendo presión.
—Estoy mareado… Sonic… —y en un último suspiro, Tails dejo ir su cuerpo hacia atrás, siendo sujetado por un impactado erizo.
—¿Tails? ¡Tails! —y lo cargo entre sus brazos como una novia. Sacándolo de ese oscuro lugar, llevándolo a la mesa donde Amy, Rookie y Tangle se encontraban conversando.
Cuando Amy vio a Sonic con Tails en brazos, corrió a la barra a pedir un vaso de agua, mientras el erizo se acomodaba en una de las sillas con el zorrito sobre sus piernas. Amy llego a atender al rubio, mojando un pañuelo para ponerlo entre sus labios, tratando de que tomara agua.
—Le dije que se le subiría el alcohol —comentaba entretenido Rookie, consiente de los estragos que podía causar una mala borrachera.
Cuando Tails recobro la conciencia, soltó un gran suspiro al estar en compañía de sus amigos. Se sentía mejor ahora, se sentía menos acalorado gracias al vaso de agua que Amy le había entregado y menos mareado al tener a Sonic aun sujetando su cuerpo.
—¿Qué hacían ustedes dos allá? Ahí solo van las parejas a toquetearse ¡Sonic qué le hiciste a Tails! —le grito Amy, mientras jalaba una de las orejas del azul.
—¡Yo nada! Solo estábamos bailando. Yo encontré a Tails allá con un idiota. Debió subírsele el alcohol… —y ahora Sonic era quien miraba suspicaz al zorrito, teniendo las mismas dudas que Amy.
—¡Yo no me fui a toquetearme con Jack! Fuimos a bailar allá porque está más oscuro y como ninguno sabe bailar, no queríamos hacer el ridículo.
—¿Jack es el erizo turquesa? Pasó por la mesa hace un rato y nos dejó esto —Tangle le extendió al zorrito una servilleta, con un número anotado. Sonic solo miró con odio el pedazo de papel.
—¿Así que encontraste un alma compatible contigo Tailsy? —le pregunto burlona Rouge, quien acababa de llegar con Knux y Whisper, quienes llevaban una bandeja con comida y más tragos para todos.
—Podría decirse… —Tails tomo la servilleta— él pasaba por lo mismo que yo. Salió con sus amigos y al no tener pareja, quedo solo en la mesa. Cuando fui a la barra comenzamos a hablar simplemente… —Tails dejo la servilleta en la mesa, frente a él— Nos fuimos a intentar bailar, pero pasábamos chocando y pisándonos al final, debo admitir que fue entretenido jajaja.
—Awwnnn Tails, que lindo —Amy ya estaba planeando cómo hacer que ese erizo volviera a quedar con Tails.
Pero todo se arruinó cuando Sonic derramó “sin querer” el contenido de uno de los vasos sobre la servilleta, haciendo que la tinta se dispersara.
—Ups— y se hizo el desentendido, mientras soportaba los gritos de Amy y las fuertes risas de Rouge.
Tails por su parte no diría que ya había memorizado el número, por la paz mental de Sonic. Aunque si le causo gracia el arrebato del azul y recordando partes de lo vivido en la pista de baile, decidió quedarse así, sobre las piernas del erizo que se aferraba a su cintura.
7
Ese día Sonic se encontraba dando vueltas por GUN, no tenía nada que hacer y tampoco tenía ganas de ir a pasear por ahí ni de estar en su casa, prefería ir a ver a Tails y pasar el rato con él. Decidió tomarse su tiempo y caminar tranquilamente al laboratorio de este, seguramente se encontraría ahí, pero antes de siquiera sonreír gracias al recuerdo del pequeño zorro, el estruendo que hace la gente al correr gritando órdenes y el sonido de ruedas recorriendo los pasillos, lo alerto. Por instinto, busco entre la multitud de gente que se aglomeraba en la entrada del laboratorio general el rubio pelaje de su mejor amigo, sin encontrarlo «Tal vez está en su habitación, a salvo» pensaba, llegando en un segundo a la habitación temporal de Tails, que ocupaba rara vez, sin encontrarlo ahí. Ya con el corazón en la garganta, corrió a la enfermería del lugar, encontrando a Amy dando instrucciones a cada enfermera y enfermero que llegaba con algún lesionado.
—¡Amy! ¿Qué sucedió? ¡¿Dónde está Tails?! —le preguntó desesperado.
—Calma Sonic —lo apartó de la multitud—. Lo están operando en este momento, no podemos hacer nada por ahora. Mantén la calma y ve a prestar ayuda al laboratorio si quieres o a las enfermeras buscando insumos en los almacenes.
—Quiero a Tails… —susurro— Necesito ver a Tails, Ames…
—Lo siento Sonic, no podemos hacer nada… Está en la zona B del área médica, si quieres puedes esperar allá noticias de él —y dándole un rápido abrazo, lo dejo para seguir con su trabajo ayudando a los heridos menos graves que llegaban a la enfermería.
 Sonic se sentía en trance, casi enfermo. En piloto automático se dirigió a la zona B, escuchando las conversaciones de la gente, algunos mencionaban una bomba, otros un experimento fallido, un gas altamente inflamable o un atentado a la agencia. Nadie sabía que había ocurrido realmente hasta el momento, solo se dedicaban a curar a los casi treinta científicos que se encontraban en el laboratorio al momento del desastre, algunos más ilesos que otros, con diferentes grados de lesiones.
«¿Por qué Tails está en cirugía?» se preguntaba el azul ¿qué tan grande había sido el desastre como para que Tails resultara tan grave que estaba siendo operado? Cuando llego al área indicada se acercó a preguntar por el zorro. Una de las enfermeras le dijo que aún se encontraban operándolo, pero que no era tan grave como parecía, que tuviera paciencia y que si quería pasara a la sala de espera.
Sonic sentía que todo estaba ocurriendo aún más lento de lo normal y sentado ahí en esa silla, sin hacer nada, solo hacía que sus preocupaciones y pensamientos intrusivos siguieran su curso llevándolo a pensar lo peor «Dijeron que no era grave ¿por qué demoran tanto?» la espera era interminable para el pobre erizo, pero una luz de esperanza llego.
—Sonic, reacciona Sonic —era Rouge, quien lo movía desde su hombro. Cuando el erizo la vio, ella suspiro aliviada.
—¿Qué haces aquí Rouge? —Sonic vio su comunicador, notando que tenía cerca de diez llamadas perdidas y que sin darse cuenta habían pasado casi una hora desde que había llegado.
—Amy estaba preocupada, me pidió que viniera a verte y a saber sobre el estado de Tails. Ya lo están pasando a una habitación.
Sonic se levantó en un parpadeo —¿¡En qué habitación esta!? —prácticamente le gritó.
—Calma azul, las enfermeras aún no me dicen…
—Agente Rouge, Agente Sonic —se acercó un enfermero—, vengo a comunicarles que el Doctor Prower ya se encuentra en una habitación, aunque por el momento sigue dormido por la anestesia.
—¿Cómo esta él? ¿Qué fue lo que ocurrió? —le pregunto con calma la murciélago, al ver que Sonic seguía en trance.
—Tal parece que la explosión lo alcanzó de lleno, sufrió quemaduras de primer y segundo grado en varias partes de su cuerpo, pero mayormente en su espalda, algunas laceraciones profundas y tal parece que un gas toxico se liberó en el ambiente al momento del accidente. Se encuentra estable, pero estará un tanto adolorido por unas semanas debido a los procedimientos por las quemaduras y heridas que se tuvieron que hacer, además de que su audición pareciera que también tuvo daños, pero aún no es concluyente ya que llego casi inconsciente al pabellón.
Mientras el enfermero hablaba, Sonic solo tomaba su cabeza, dando vueltas por la habitación. ¿Qué demonios había pasado en el laboratorio?, ¿por qué Tails salió lastimado?, estaba enfadado y asustado al mismo tiempo, con todos y con él mismo, pero no sabía porque, por qué se sentía así al saber que su mejor amigo se encontraba en esa situación. Muchas otras veces Tails había salido lastimado en alguna misión o en los antiguos enfrentamientos con Eggman, claro que nunca con la gravedad de ahora, pero era un riesgo que todos los agentes en terreno vivían ¿por qué le afectaba tanto ahora?, lo único que pasaba por su cabeza era llevarse al zorrito a su hogar y prohibirle volver a GUN, mantenerlo en un lugar seguro lejos de toda amenaza…
—Sonic… ¡Despierta azul!, vamos a ver a Tails ¿sí? —y Rouge solo vio el asentimiento de cabeza del erizo, antes de ver cómo se perdía por uno de los pasillos a toda velocidad. No pasaron ni dos segundos cuando volvió.
—N-no sé cuál es la habitación —dijo, cabizbajo.
—Lo sé, sígueme —Rouge lo entendía, después de todo, el zorro era el más pequeño de la extraña manada que ellos formaban. Y también sabía que Sonic era quien más lo quería y protegía.
En unos minutos encontraron la habitación, siendo el azul el primero en entrar. Efectivamente el zorrito se encontraba durmiendo recostado sobre su hombro izquierdo. Su rostro a pesar de tener algunos cortes se veía bien, pero sus brazos y parte de su torso que se alcanzaba a ver al no estar cubiertos por las sábanas se encontraban completamente vendados. Sonic solo se acercó impactado por la imagen, no creyendo que su pequeño amigo estuviera en esa condición, Rouge por su parte, revisaba el acta médica que colgaba en la camilla.
—Lo más grave fue la intoxicación por antimonio, sus pulmones y las quemaduras tenían muestras de este compuesto, aunque obviamente no saben de dónde salió. Sus quemaduras no son tan graves, una que otra dejará cicatriz, pero con su pelaje no se notaran, su piel sanará en unas semanas. Descuida Sonic, se pondrá bien.
Pero Sonic no estaba escuchando, solo se dedicaba a mirar el rostro de su inconsciente amigo. Sentía tanto miedo en ese momento, ver el rostro de su zorrito con aquella mascarilla que le entregaba oxígeno, con las vendas que se apretaban a su cuerpo, con los ojos amoratados… no quería eso para Tails.
Rouge se dio cuenta que Sonic no le prestaba atención, así que decidió dejarlo para ir a ver a Amy y contarle como se encontraba el pequeño zorro. Después volvería con algo de comer para ese erizo, que probablemente, no se movería del lugar hasta ver que Tails despertara.
Los minutos pasaban y Tails seguía inconsciente. Sonic comenzaba a impacientarse porque, a pesar de que ya había recibido la visita del médico, este solo le decía que era normal que siguiera durmiendo debido a la anestesia y los calmantes, pero para el azul esa respuesta no era complaciente porque quería volver a ver esos hermosos ojos azules y la suave sonrisa de su pequeño zorrito. Al sentarse nuevamente a su lado y con las luces bajas, pudo apreciar el agotado rostro de su amigo ahora ya sin la máscara de oxígeno.
Su mano izquierda se posó contra la mejilla de Tails, comenzado a acariciarla de forma suave —Despierta dormilón… —pedía, mientras se inclinaba contra el rostro ajeno—, no puedes dormir para siempre, me harías falta, me haces falta ahora colitas…
El azul junto sus frentes como pudo, sintiendo el silbante aliento de Tails y el suave pelaje de la mejilla de su amigo contra sus labios «¿Qué estoy haciendo?» se preguntaba, pero sin dejar de besar la zona, acercándose cada vez más a los labios ajenos «solo un beso, tal vez así despierte…» y sus labios cada vez se acercaban más a los del zorrito. Pero el beso no llego a concretarse, porque el sonido de la puerta siendo abierta asustó a Sonic, quien gracias a su velocidad fue capaz de esconderse bajo la camilla que era tapada por las largas sábanas, sin dejar ver su cuerpo.
«¿¡Qué estuve a punto de hacer!?» se repetía consternado.
Amy se acercó a la camilla al sentir al zorrito quejándose y comenzó a revisar las máquinas de signos vitales. Los calmantes suministrados se estaban acabando y Tails comenzaba a recuperar la conciencia, viendo a su amiga cambiando algunos viales y revisando sus vendas.
—A-amy… —su voz se escuchaba rasposa y quedita.
—Hola Tails, tranquilo, no hables mucho ¿Recuerdas el accidente? —el zorro asintió—, tuvieron que operarte porque resultaste herido, mayormente quemaduras, así que tendrás que cubrirte un poco estas semanas si no quieres que te vean el trasero desnudo jajaja. No te apoyes en tu espalda, te dolerá si lo haces —dijo Amy tratando de aligerar el ambiente, consiguiéndolo al escuchar reír suavecito a Tails—. Iré a buscar al doctor, ya vengo.
—N-no me dejes solo… por favor… —le pidió de forma suave, moviendo con esfuerzo una de sus manos para tomar la de la eriza. Amy lo vio con ternura, así que acercó una silla a la camilla, se acomodó y tomó la mano de su amigo para reconfortarlo.
—Tranquilo Tails, ya todo paso. Sanaras y podrás volver a tus experimentos…
—N-no quiero volver…—el rostro del zorro se miraba compungido.
—Tails…
—Cuando todo explotó…—jadeo en busca de aire— creí que moriría. Y mientras perdía el conocimiento… me he perdido de muchas cosas por estar encerrado aquí… —la eriza apretó su mano, tratando de consolarlo.
—Tranquilo amigo, cuando te recuperes, podrás hacer todo lo que tengas pendiente ¡yo te ayudaré! —le dijo entusiasmada y conmovida por la situación de su amigo—, ¿qué es lo que hace falta en tu vida Tails?
—Amor… —suspiró el zorrito— Estabilidad, quiero felicidad Amy, quiero una familia —los ojitos de Tails se hicieron brillantes por las lágrimas contenidas—. Y-yo quiero saber que se siente ser amado, quiero demostrar mi amor… tengo miedo a morir sin saber que alguien puede amarme tanto como yo a él —y las lágrimas comenzaron a caer.
—Oh Tails… —y Amy también sintió las lágrimas aglomerándose en sus ojos—. Esa persona especial tiene que estar buscándote ya Tails, solo falta que lo hagas tú también…
—Quiero que me cuiden Amy… —la respiración de Tails se volvió más silbante a medida que hablaba y lloraba.
—Tranquilo Tails, calma…—Amy comenzó a acariciar el rostro del zorrito, que lloraba quedamente.
Cuando pudo calmarse, Tails hablo sobre el accidente. A pesar de que todo era confuso, recordaba una piedra extraña y un resplandor verde que emanaba de ella. Recuerda un extraño ruido, una explosión, calor abrazador y la falta de aire inmediata. Él estaba en primera línea, porque había ido a advertirle al otro científico que estaba ahí que era mejor aislar ese artefacto.
Sentía que moría, el dolor en su cuerpo era terrible, sus oídos zumbaban y sentía su cerebro explotar. Y a medida que perdía el conocimiento, solo podía pensar en lo corta que fue su vida, en que a pesar de dedicarse a lo que más amaba (la investigación y creación) aún sentía que le hacía falta algo… Y él sabía lo que era. A pesar de haber experimentado el amor, de forma pura e inocente, nunca había sido correspondido, por lo tanto, nunca había sentido lo que era amar y ser amado en justa medida. Por su cabeza pasaron sus amigos: Amy y Rookie, con esa linda relación que tenían, Rouge y Knux, quienes ya prácticamente estaban a punto de casarse y ni hablar de Tangle y Whisper que eran la personificación de un matrimonio feliz. Y él quería vivir eso, quería tener un ser especial que lo ame.
—Quiero amor Amy… —y en un último suspiro, se durmió.
—Querido amigo, sé que lo tendrás.
Amy revisó por última vez los equipos y dejo en los goteros nuevos fármacos para aliviar un poco a su amigo. Cuando la eriza se fue y sintiéndose seguro, Sonic abandonó su escondite, sentándose nuevamente en la camilla a un lado de Tails, acariciando nuevamente sus mejillas con sus pulgares.
—Tails, mi Tails… —Sonic se sentía devastado. Nunca llego a imaginar que su mejor amigo se sintiera de esa forma, tan desconsolado y solitario.
Y él como un imbécil apartaba a todos los hombres que se pudieran interesar en el zorrito ¡es que nadie era digno de Tails!, nadie merecía su amor, sus caricias, sus sonrisas, su voz… Primero tendrían que hacerle frente a él si querían tener algo con su zorrito.
—Lo tendrás Tails, tendrás al mejor hombre en tu vida, lo prometo, te encontraré al mejor —y sus ojos no se apartaron del durmiente rostro de su amigo.
8
El alta fue dada a Tails unos días después y más que nada porque los doctores ya estaban hartos de ver a Sonic corriendo de allá para acá, quien complacía todos los caprichos de su amigo (y distraía a muchas chicas del área médica). Se había creado casi un juego entre ellos, en donde Tails pedía algo y Sonic iba por lo solicitado (generalmente helado y revistas), tratando de ser lo más rápido posible, como si fuera una carrera contra el tiempo que los hacía reír a ambos. El diagnostico era favorable, la intoxicación se había curado y las cicatrices por las quemaduras irían sanando con el debido cuidado, con la aplicación de cremas cicatrizantes y aceites para su pelaje, ya que, al haber sacado tejido de sus muslos para curar las quemaduras más graves de su espalda, ciertas áreas se veían desprovistas de pelaje. Para evitar pasar todas esas semanas de recuperación envuelto en vendas como una momia, Rouge le regaló al zorrito unas medias largas hasta el muslo y unas mangas, al igual que varios tops (sueltos y ajustados) para disimular los lugares sin pelaje de su espalda y hombros.
Le dieron una licencia a Tails de su trabajo en GUN, por lo que pasaría un tiempo en su hogar en lo que se recuperaba del todo y por extraño que pareciera, quien primero se instaló en su casa para cuidarlo fue Sonic, quien sin darle oportunidad a nadie se autodenominó el enfermero personal del zorrito. Tails por su parte solo podía reír por las ocurrencias del azul, quien no lo dejaba ni a sol ni sombra, persiguiéndolo por toda la casa, obligándolo a recostarse, no dejándole ir a su taller ni mucho menos subir las escaleras de casa para ir a su estudio.
Tails se sentía un poco abrumado por la avasalladora preocupación del azul para con él, además de las extrañas conversaciones que Sonic iniciaba cuando estaba distraído “¿Qué tipo de hombre te agrada?, ¿cómo sabes que te gustan los chicos?, ¿alguna vez has besado uno?, ¿qué encuentras atractivo de un macho?” la primera semana había sido un interrogatorio al vuelo del tipo de hombre ideal con el que soñaba el zorro, información de la cual el azul pudo recopilar los deseos de su amigo: un hombre de buen carácter, alegre, gallardo, un poco celosillo tal vez, que pueda darle seguridad y protección, que sea cariñoso y que llegue a amarlo tanto como Tails lo amaría. Eso sí, el zorrito nunca describió el aspecto físico de su hombre ideal, causando extrañeza en Sonic.
Con el pasar de los días, llegaron los presentes y actitudes cariñosas. Sonic le dejaba flores en su buró por las mañanas, regados por la casa le escondía pequeños bombones de chocolate y menta, de vez en cuando llegaba un pequeño peluche, una figurita coleccionable de aviones, inclusive tarjetas con pequeñas dedicatorias y letras de canciones que ambos conocían, la guitarra de Sonic se escuchaba más seguido en el hogar al igual que las canciones tarareadas por ambos y los abrazos y toques suaves a la cintura y colas del zorro se hicieron recurrentes. Y cada vez que Sonic veía lo emocionado y contento que se ponía el zorrito con esos presentes y actitudes, tomaba nota mental de lo que debía hacer el hombre ideal para su pequeño amigo.
Luego de haber escuchado esa conversación, no pudo evitar pensar que era su misión encontrar y seleccionar al mejor pretendiente para su zorrito. Porque él seguía pensando que nadie era merecedor del amor de Tails y se encargaría de encontrar a quien nunca hiciera sufrir a su pequeño amigo. Aunque había algo más que le inquietaba y calentaba la sangre esos días…
—Colitas, debo ponerte la crema, ven acá —le llamó el azul.
Una de las tareas que tuvo Sonic, fue aplicar las cremas y aceites para tratar las cicatrices y el pelaje de Tails y es que era imposible tratar su espalda sin ayuda y ni hablar de ir a GUN todos los días a que alguna enfermera le ayudara. Sonic se había ofrecido a hacerlo, pero claro, no pensó en lo que eso acarrearía en él. Cuando Tails se acercaba con su cara sonrojada a su amigo, hacía que el corazón del azul latiera deprisa y cuando se recostaba suave en el centro de la cama dándole la espalda, el erizo no podía apartar más la mirada de él.
El ritual de retirar las prendas de ropa del cuerpo de su amigo era casi sagrado para Sonic. El sentir los suaves y llenos muslos contra sus dedos desnudos le daba un extraño cosquilleo en su bajo vientre, pero cuando sacaba las mangas y levantaba de forma suave la camiseta para exponer su espalda, le hacía aterrizar a la realidad de que su amigo había salido herido y que debía protegerlo de todo. La espalda de Tails tenía partes con piel expuesta y algo rugosa que poco a poco iba mejorando gracias a los cuidadosos masajes que Sonic le daba, afortunadamente y gracias al aceite para pelaje, este poco a poco comenzaba a crecer en las zonas dándoles un mejor aspecto, sus hombros tenían marcas enrojecidas producto de la abrasión, por lo que también eran cuidados con mimo por parte del azul. Ni hablar de su cuello y nuca, que era casi obligación para Sonic masajearlos de forma suave, sacándole ronroneos a Tails. El erizo no podía negarlo, era una imagen sumamente sensual ver el cuerpo de su amigo de esa forma, con el zorrito soltando suaves suspiros por las caricias dadas.
Pero cuando llegaba el turno de tratar las piernas del rubio, Sonic sentía su cuerpo arder. Las zonas por tratar eran mayormente por detrás de sus muslos, de donde habían sacado los injertos de piel para las otras áreas heridas, por lo que Tails tenía dos áreas rasuradas y con piel rosada que necesitaba tratarse. Sonic no podía evitar encimarse más contra el cuerpo ajeno, ver bajo suyo y al alcance de sus manos esa pequeña cintura y el turgente trasero, lo hacían tragar duro. Aunque hace mucho tiempo llego a soñar con el zorrito en situaciones sexuales muy bochornosas, el tener en vivo y en directo el cuerpo de su amigo era completamente diferente. Se deleitaba apartando las colas que con vergüenza trataban de tapar su trasero y piernas, le encantaba poder apretar de forma suave los llenos muslos hasta el nacimiento de los redondeados glúteos (aunque en ese lugar no era necesario el tratamiento, pero eso no tenía para que saberlo Tails), sintiendo como sus manos se llenaban de la carne apretable y el corto y suave pelaje. Esos eran sus minutos del día favoritos, más cuando Tails ya completamente relajado, comenzaba a soltar suaves gemidos satisfechos por las caricias dadas y era en ese momento, cuando el azul se daba cuenta que no cualquier hombre podía tener a Tails.
No cualquiera podía tocar su cuerpo, no cualquiera podía tomarlo, no podían hacerlo suyo… y los pensamientos intrusivos en donde era él quien reclamaba a Tails eran los que lo sacaban de quicio, porque a pesar de la confusión que le causaba su amigo él estaba convencido que era solo eso, una confusión. Tails podía ser una persona muy bella tanto en el interior como en el exterior, pero a él no le gustaban los hombres. No se sentía atraído por ellos, no le gustaban las formas de un macho, mucho menos la voz grave ni el carácter que muchos tenían, ni hablar de lo que colgaba entre sus piernas y mucho menos el pensar dejarse someter por otro en la cama.  Prefería la sensibilidad y calidez de una mujer, las partes esponjosas y suaves, la estreches y el calor de sus cuerpos, la voz dulce y jadeante… el someterlas bajo su cuerpo y enterrarse profundo en su interior. Y Tails no cumplía con nada de eso ¿verdad?
—Sonic, más suave…—y el letargo del azul se detuvo al escuchar jadear suavecito a su amigo, quien tenía las orejas gachas en señal de vergüenza.
«¿Qué se supone que hice?» se preguntó. Y la respuesta fue obvia al ver sus manos acunando el trasero, apretando los esponjosos glúteos, sintiendo la caliente carne entre sus dedos.
—Sorry Tails, y-yo me desconcentré je.
—No te preocupes —y las colitas se mecieron contentas sobre la cama, disfrutando del renovado masaje.
Los días siguieron su curso, con Sonic siendo todo lo que Tails pudiera desear de una pareja y Tails, cada vez más confundido por las cariñosas actitudes del azul.
9
Esa tarde era especial para Tails, llevaban unos días preparando la ocasión con Sonic. Ilusionado fue al salón donde Sonic yacía tocando la guitarra sobre el sillón, con unas hojas delante de él, tarareando una canción. El zorrito se acercó contento a su amigo sentándose cerca de él, con las mismas hojas en sus manos.
—¿Todo listo colitas? —Sonic se acercó lo más que pudo al cuerpo de su amigo, rozando sus piernas al moverse cerca.
—Todo listo Sonic, esperemos que se escuche bien. Gracias por ayudarme con la otra voz —y las colas se mecieron contentas de un lado a otro.
La mano del erizo se posó sobre el muslo del zorro, acariciando suave sobre la media de color negro que cubría la extremidad. A pesar de haber sanado sus heridas y de encontrarse con el pelaje ya renovado, Tails prefería seguir ocupándolas hasta que su rubio pelaje estuviera completamente curado y largo como el anterior (y para qué negarlo, le gustaba como lo miraban cuando las usaba). Cuando Sonic dirigió sus manos nuevamente a la guitarra, Tails aclaró su garganta y ambos comenzaron a tocar la canción.
Sonic movía con agilidad y parsimonia sus dedos, tocando los acordes correctos de la canción, entonando la segunda voz de fondo, mientras Tails cantaba dulcemente la voz principal, con los ojitos cerrados sintiendo cada palabra dicha, dejándose llevar por la emoción de tener a Sonic cantando junto a él.
—I'm gonna reach for the stars —la voz de Tails a pesar de los años seguía siendo igual de dulce y melódica. La canción que entonaban era la misma con la cual acunaba el zorrito a Sonic cuando eran unos niños, siendo modificada ahora para que dejase de ser una nana para dormir y pasara a ser una canción completa, de ellos dos.
—I never felt like this —a medida que Sonic cantaba su parte, no podía evitar mirar fijamente a Tails, quien con sus ojos cerrados disfrutaba de la grave voz del azul.
Sonic no podía evitarlo, estaba embelesado mirando los labios del zorrito, que se movían suaves al cantar la segunda voz. Solo quería tenerlo más cerca, poder sentir su aliento y su calor. Tal vez sentir sus labios. Y su cuerpo de forma inconsciente se inclinaba más contra el de Tails, sus labios cada vez más cercanos, sintiendo las palabras, sintiendo la canción como algo solo de ellos dos.
—Just take my hand, we're gonna reach for the stars —la canción llegaba a su fin y en la última estrofa ambos se miraron fijamente. Sintiendo el magnetismo entre ambos, sus bocas se acercaban cada vez más, a medida que la canción acababa—. Tonight...
Se miraban fijo a los ojos, Tails con un gran sonrojo en su rostro haciéndolo ver aún más adorable y Sonic respiraba profundo, haciendo que su respiración se escuchara pesada en el reducido espacio entre sus bocas. Ningún podía (ni quería) apartarse de ese reconfortante lugar y mientras las manos de Sonic, ya libres de la guitarra, se dirigían a la cintura del zorrito, Tails de forma tímida terminó de acercar sus rostros, cerrando sus ojos al impactar su boca contra la del erizo.
Sus labios se habían encontrado en un casto y puro beso. Solo una presión, que se sintió aún más placentera al soltar Tails un ahogado suspiro. Sonic no podía cerrar sus ojos, impactado al sentir ese calor abrazador y las cosquilleantes ganas que tenía de profundizar el contacto. Tails de forma tímida lamió suave el labio inferior del azul y al sentir que las manos en su cintura se apretaban contra su carne, se animó a tratar de profundizar el contacto. Pero cuando comenzó a dejar caricias más húmedas en los labios ajenos, el hechizo fue roto por Sonic, quien se apartó despacio del rostro de su amigo. Tails no sabía que ocurría, pero era el momento, debía serlo…
—S-Sonic, hay a-algo que debo decirte… —sus orejitas bajaron en vergüenza.
—Tails… —y Sonic solo se ponía más ansioso al ver el rostro sonrojado de su amigo.
—Estoy e-enamorado de ti, d-desde hace mucho tiempo Sonic y… —y las palabras se detuvieron al dejar de sentir el contacto y la cercanía del erizo.
Sonic se había apartado de forma lenta del cuerpo de su amigo y ahora rehuía su mirada. No sabía que decir, porque nunca imaginó que esto podría pasar. Es su mejor amigo, su confidente, un hombre… y los demonios internos de Sonic parecieran que eran tan poderosos, que se veían reflejados en su exterior, haciendo que el zorrito lo mirara asustando, entendiendo la situación.
Tails se sentía devastado, había malinterpretado todas las atenciones del erizo. Por un momento había pensado que su amigo comenzaba a tener otros sentimientos por él, que comenzaba a verlo con otros ojos.24. El que ya no mencionara a ninguna mujer, el que pasara más tiempo a su lado, el que lo apartara de otros hombres, el cuidado casi reverencial que le daba, no eran más que malas interpretaciones de su cerebro y Tails se sentía fatal por poner a su amigo en esa situación.
El zorrito se levantó del sillón, yendo a la cocina para poner distancia con el erizo. Sonic sin embargo al ver la acción había intentado retenerlo con él, pero sin conseguirlo al no alcanzar a sujetar su brazo para evitar la huida.
—Tails, yo no…—sus palabras se vieron interrumpidas por el zorro.
—Descuida Sonic. Perdóname por ponerte en esta situación tan incomoda… —y la voz del rubio se escuchaba quebrada, tratando de mantener la entereza.
—Discúlpame buddy, yo no… siento lo mismo… —el término “buddy” volvió a ser usado. Ya no había más “colitas”, ya no había más intimidad entre ellos.
—N-no te preocupes, olvidado ¿quieres? —y Tails seguía dándole la espalda al erizo, sin poder mirarlo a la cara.
—Pero Tails, somos amigos y… —Sonic quiso acercarse, pero parecía que el zorro lo había sentido, ya que trato de apartarse aún más, enrollando sus colas contra su cuerpo.
—¿Puedes dejarme solo por favor, Sonic?, no te preocupes, todo está bien…
—Yo… —Sonic no sabía qué hacer en esa situación. Su mejor amigo se le había declarado y él no sabía cómo reaccionar. En su interior había tantas ideas contradictorias, porque una parte quería irse y dejar en paz al zorro y la otra quería ir y aferrarse fuerte al cuerpo contrario. Al final optó por la opción más sensata, darle su espacio a Tails.
Sonic se dirigió a la puerta y desde ahí volvió a ver al zorro, quien se sujetaba del mueble de la cocina— ¿Seguimos siendo amigos no? —y la respuesta demoró en llegar.
—Sí… —y el cuerpo de Tails tembló entero al sentir la puerta abrirse y cerrarse unos segundos después. Ya no podía aguantar, así que simplemente dejó salir su llanto desesperado.
El pequeño zorro se deslizó por el mueble hasta quedar arrodillado contra el suelo, tratando de tapar su llanto al llevar sus manos a su boca.
—Lo arruiné, lo arruiné… —y el llanto siguió.
10
Tails llevaba unas semanas sin ver a Sonic, ni en su casa ni en las instalaciones de GUN. Había escuchado por boca de Amy que el azul había vuelto a sus andadas de noches de discotecas y pubs, lo cual preocupaba a la eriza porque pensaba que esa etapa de desenfreno por fin había sido superada por su amigo. Por lo mismo, Tails prefería no verle la cara al erizo para evitar el sufrimiento de pensar que ya se había acostado con cuanta chica se le cruzase, mientras el sufría por un amor no correspondido que no lo dejaba avanzar.
A pesar de sentirse devastado, este rechazo le servía como puntapié para dejar ir esos sentimientos románticos por su amigo. Debía ser racional y entender que era imposible que Sonic se fijara en él, un simple zorro, un hombre, al fin y al cabo. Debía ser fuerte y esperar, el tiempo lo cura todo y lo más probable es que Sonic ya no rondara por GUN, para evitar la incómoda situación de encontrarse.
Pero se equivocó, porque Sonic volvió a sus andadas por GUN unas semanas después de lo ocurrido y aunque todo parecía bien entre ellos, Tails sentía la desazón que provocaba el pensar que sus sentimientos valían tan poco que eran fácilmente olvidables por quien llamaba su mejor amigo. Aunque al mismo tiempo agradecía el que pudieran seguir como siempre, como si nunca le hubiera confesado su amor ¡es que era tan confuso!, no podía dejar de pensar en el rechazo de Sonic, pero tampoco quería apartarse de su lado, prefería seguir siendo amigo del azul a perder su compañía.
Pero al mismo tiempo el pequeño zorro quería paz, quería avanzar. Así que, optando por la mejor opción, había comenzado a pasar sus días y noches en GUN (ya que sabía que Sonic no resistía mucho tiempo encerrado), había comenzado a ser el apoyo técnico de Shadow y tomaba cuanta investigación llegaba a los laboratorios. No podía evitarlo, ver a Sonic y saber que nunca podría estar en sus brazos ni podría sentir su calor, lo entristecía profundamente, pero tampoco quería imponerse a su amigo y evitar que él alcanzara la felicidad que algún día llegaría. Prefería dar un paso al costado y comenzar de cero, tratando de que ese amor imposible fuera su motor para seguir adelante y quizás, en algún tiempo y ya repuesto, volver a enamorarse de alguien más.
—Hey Tails ¿vas a ir a la fiesta del cuartel?, están planeando poner máquinas recreativas ahora —comentó Rouge, quien entraba al cuarto de Tails siendo seguida por Amy.
—Sabes que no me gustan mucho Rouge…
—Vamos zorrito, te hará bien. Te hemos visto muy alicaído últimamente y no nos has querido contar que pasa —le recriminó la albina, recostándose en la cama del zorro.
—¿Es por Mike?, sé que te ha estado siguiendo de nuevo —le preguntó amable la eriza.
—¿Quién? —y Tails estaba sumamente extrañado, porque no recordaba haber visto al lobo últimamente.
—Amigo ¿qué te ocurre? Mike te ha estado comiendo con los ojos todos estos días. Y coincidentemente tienes el ramo de flores que el andaba paseando el otro día —y Rouge le señalo dicho ramo, que estaba sobre su escritorio dentro de un florero.
Tails no tenía idea que había sido el lobo quien se lo había dejado, ya que este estaba en su puerta la tarde anterior, con solo una nota la cual ni si quiera leyó. Cuando se acercó a su buró para buscarla, leyó “Por favor conversa conmigo”, siendo firmada con una M y no había más. El zorrito suspiró, tratando de recordar algo que no fuera la ausencia de Sonic en su vida, dándose cuenta de que era casi imposible.
—Tails, nos estas preocupando ¿es cierto que vas a entrenar a las cinco de la mañana? Amigo que te ocurre… —la eriza lo miraba preocupada, era como si Tails quisiera estar ocupado todo el día, tratando de huir de algo.
—A esa hora esta Shadow, él me está ayudando a entrenar…
—��No que Sonic era tu entrenador? —comentó extrañada Rouge, al saber que su amigo azabache pasaba tiempo con el zorrito.
—E-es que fui el apoyo técnico de Shadow en la última misión y no estaba feliz con mi rendimiento, así que me está entrenando a su gusto.
—Zorrito, Shadow va a destrozarte, ten cuidado, a veces es un bruto de primera y no se contiene —y Rouge le sonrió de forma pícara, levantando sus cejas.
—¡Rouge! ¿¡Qué estas insinuando!? —y Tails se sonrojó, entendiendo el doble sentido. Amy solo rio por la ocurrencia de la albina.
—Amigo, necesitas distraerte. Vamos a la fiesta, Rouge colara a Knuckles, así que estaremos todos ¡anímate!
—Lo pensaré chicas, pero no aseguro nada —y sonrió, dejando más tranquilas a sus amigas.
Tails pasó los días en una rutina sin tregua, tratando de pasar el menor tiempo en compañía de Sonic, poniendo de escusa investigaciones, entrenando cada vez más temprano para evitar pillarse al azul en el gimnasio (que insistente le preguntaba porque ya no entrenaban juntos), yendo como apoyo técnico en las misiones del azabache, aunque no lo necesitara. Las semanas pasaban sobrecargadas para el zorro, dejándolo agotado física y mentalmente, no dejándolo pensar en Sonic, en su amor, en su desgracia. Pero todo tenía un punto de quiebre y ese fue el día en donde Shadow tuvo que llevarlo de regreso a su habitación por desmayarse de agotamiento mientras entrenaban y al despertar unas horas después, solo en el cuarto, se dio cuenta de que no podía seguir así.
«¿Qué estoy haciendo?, matándome para no pensar en él, haciéndome daño…» Cuando logró levantarse, se dio cuenta que había dormido prácticamente todo el día y que, en su buró, había una bandeja con comida saludable, la nota era tan escueta, que sabía perfectamente de quien era “Come” decía en una pulcra caligrafía. A pesar de no tener la amistad más reconfortante del mundo, le alegraba tener a Shadow con él, ya que era el único que no se creía su padre o madre para sermonearlo. También encontró en su pizarra un gran escrito, donde sus amigas le decían que a las ocho de la tarde comenzaba la fiesta y que debía ir cerca de las ocho y treinta. Sobre el escritorio, había un conjunto de ropa, seguramente dejado por Rouge (ya que Tails había optado por seguir ocupando las medias y a veces los tops y hoodies que le regalaba la albina) para que fuera utilizado en esa oportunidad.
Decidió ir a la fiesta para distraerse, más que nada porque sabía que cierto azul no iba a ellas (según él, estaba fuera de sus estándares el enredarse con una compañera de trabajo). Esa noche por alguna extraña razón, quería verse bien y deseable, así que optó por usar la ropa dejada por su amiga. Tal vez podría dejarse llevar por sus instintos o simplemente sacarse de la cabeza al erizo azul por un rato y divertirse como el adulto que era junto a sus amigos. No sonaba mal, comenzar a dejar atrás…
Por otro lado, y siendo las ocho y veinte minutos, el grupo de amigos conformados por Rouge, Amy, Rookie y un equidna de incognito (con sombrero y chaqueta vaquera), se apoderaban de una mesa para pasar esa noche de fiesta. GUN se dedicaba a hacer una fiesta masiva una vez al mes para poder distraer a sus empleados y darles tiempo de esparcimiento y reconocimiento de sus otros colegas, esto resultaba muy bien, en especial para aquellos que vivían enclaustrados en el cuartel. Comenzaron a buscar tragos y comida, saludando de vez en cuando a algunos colegas que por los lugares de trabajo no se veían comúnmente y cuando a lo lejos visualizaron a Tails, los cuatro se sorprendieron. Como nunca el zorrito estaba vestido con un atuendo completo, las medias largas color negro, el short de tiro alto hasta su cintura que se ajustaba a todas sus curvas también en negro, una blusa blanca de mangas largas y abombadas que solo cubría su pecho, zapatillas y guantes blancos cerraban el conjunto.
—¡Tails! ¡Estas para comerte! ¡Te quedo perfecto el atuendo! —y la primera en pararse a recibir al zorrito fue la murciélago, encantada con la estampa de su amigo. Además de que había visto a muchos girar la cabeza para mirar al zorro, que bamboleante se mecía de allá para acá.
Al acercarse Tails y ver la reacción de sus amigos, de forma coqueta dio una vuelta, mostrando todo el conjunto y el detalle que no pasó desapercibido: Una cinta roja, formando un gran moño sujeto de las bases de sus esponjosas colas, como si fuera la cinta de un regalo, detalle que había decidido usar el propio zorro.
—He de admitir que por un momento dudé de mi heterosexualidad —comentó divertido Rookie, haciendo reír a Amy también. Knuckles solo levanto su vaso de cerveza en dirección al lobo, haciendo un salud. Cuando Rouge y Tails llegaron a la mesa, Tails de forma coqueta dio un saltito para sentarse en la silla alta.
—Así que, zorrito ¿a quién buscas impresionar esta noche? —preguntó Amy, sonriéndole a su amigo, feliz de verlo así de repuesto.
—En realidad… no sé, solo quería verme bien y no iba a desperdiciar la ropa que tan amablemente me dejaron —y Tails también sonrió, contento de haber causado esas impresiones a sus amigos.
Siguieron conversando un rato, hasta que alguien inesperado apareció en escena.
—Que maravilloso regalo, me alegra que mi entrenamiento sea de tu agrado Miles —y Shadow pasó de forma sutil su enguantada mano por la curva que hacia la cintura de Tails hasta la base de las colas, comenzando a jugar con el moño rojo. El zorrito por inercia, enredó sus colas en el cuerpo del azabache.
—No es precisamente para ti —y le sonrió.
—¡Tú aquí!, por Caos hay que pedir un deseo jajaja —se reía Rouge, al ver como Shadow se acomodaba en una silla junto a Tails—. Primero Tails y ahora tú, es nuestro día de suerte.
—Hace mucho que no compartía con ustedes, además, algo me llamo mucho la atención para venir ¿te encuentras bien Miles? —le preguntó mientras lo miraba.
—Si, gracias por lo de la mañana. Creo que realmente estaba agotado —y le sonrió tranquilo, mientras bebía del coctel que le acercó Rookie.
—Cuando te vi durmiendo me extrañé, pero cuando vi la bandeja con comida y la nota de Shadow entendí. Debes cuidarte Tails, pero me alegra mucho que estés aquí esta noche —y Amy tomo la mano del zorro por sobre la mesa, contenta de tener a uno de sus mejores amigos con ella.
La conversación siguió entre todos, entretenidos mientras reían y charlaban de todo y nada. Cuando la música cambio a algo más movido, Knuckles y Rouge se levantaron de inmediato. Cuando Rookie invitó a bailar a Amy y esta miró nerviosa al zorro, Tails se dio cuenta de la situación, diciéndole a la eriza que fuera, que él estaba bien y que no se preocupara. Cuando Shadow también le informó a Amy que se quedaría, esta se fue más aliviada al saber que el zorrito no se quedaría solo.
—Así que ¿estas huyendo del faker Miles? —le preguntó sin tapujos el azabache. Tails solo siguió tomando de su bebida, jugando con la pajilla entre sus labios.
—No… solo no hemos coincidido —y Tails volvió a sonreír, aunque de forma triste. Shadow lo miró serio, poniendo nervioso al pequeño zorro que meneo sus colas de allá para acá.
Shadow lo miró fijamente, como si pudiera escudriñar en la mente del zorrito, hasta que al final anuncio —Vamos a jugar a los dardos Miles, no me apetece quedarme aquí sentado —y simplemente tomo la mano del rubio y se lo llevo a un rincón en donde habían instalados juegos recreativos, mesas de pool y dianas para dardos.
Para hacerlo más interesante, Shadow le propuso apostar, pero el zorro negó entre risas ya que obviamente ganaría el azabache al ser un agente de elite con clasificación S+ en manejo de armas, por lo que apostar en los dardos no era una decisión muy inteligente. Shadow un poco desconcertado por todo lo que sabía el zorro, solo comenzó a jugar. Las conversaciones eran entretenidas, más que nada de misiones por parte del erizo y de datos curiosos por parte del zorro. Ambos se la estaban pasando bien, hasta que cierto lobo apareció en escena.
—Tails ¿podemos hablar? —preguntó a una distancia prudente, al ver al Agente Black ahí.
—Ammm… —el zorrito iba a negarse. No quería estar con Mike, aun no se sentía con tanta confianza.
—Yo creo que no, vamos Miles —y Shadow simplemente lo sacó de ahí, llevándolo a la barra donde pidió algo para los dos.
—Él es muy insistente contigo.
—No aceptó muy bien mi rechazo… gracias por sacarme de ahí, aunque tendré que hablar con él en algún momento, para que al menos me deje en paz —y mirando su trago, decidió darse valor de la forma más cobarde posible. El trago dulce paso como un simple jugo, haciéndole escocer un poco la garganta.
—Aunque veo que no escogiste la mejor opción…
—Bien, creo que ya se fue ¿seguimos jugando? —y Tails tomo su mano para llevarlo de nuevo a los dardos, en donde se les unió Rookie y Knuckles, con quienes si apostó Tails.
Un rato después y viendo que el zorrito no se quedaría solo, Shadow volvió a la mesa donde encontró a sus amigas y al faker azul. Se extrañó, ya que Sonic nunca había ido a esos encuentros, alegando que no era su estilo una fiesta con tanto contenido infantil (porque ya muchos sabían que al azul solo le gustaba ir a beber y terminar encamándose con alguna chica de bar). Se veía enfadado, mientras miraba a lo lejos un punto fijo. Sin darle mayor importancia, se sentó junto a ellos.
—Faker —saludó el azabache.
—Imbécil —contesto el azul con enojo.
—¡SONIC! —gritó Amy.
Shadow se tragó el disgusto ante el saludo tan agresivo del azul ¿qué diablos le pasaba?
—Discúlpalo Shadow, parece que Sonic no ha tenido un buen día jajaja —y la murciélago se rio, no importándole el ceño fruncido del azul.
Y claro que el azul no había tenido un buen día, no había visto ni tenido noticias de Tails en todo el puñetero día y eso le extrañaba porque de algún modo siempre encontraba la forma de topárselo, aunque fuera unos minutos en los pasillos de GUN, así que sí, estaba un tanto molesto. Sabía que había sido un cretino al ignorar al zorrito todo ese tiempo después de la confesión, pero él también estaba confundido, no sabía que pensar ni sentir. Así que había recurrido a su rutina segura, salir a bailar y encontrar con quien desfogar sus pasiones. La primera semana estuvo bien, aunque no llego a intimar con ninguna chica (cosa que le extraño bastante ya que llevaba meses sin tener sexo), la segunda semana fue pasable, aunque ya no encontró placentero refregarse junto a su pareja de baile, la tercera semana desistió de buscar compañía y solo se dedicó a beber en la barra de los bares, rechazando a toda mujer que se le acercaba.
Se estaba volviendo loco, el recuerdo de los suaves labios de Tails no lo dejaba en paz. Inclusive intentó mirar a otros hombres que pudieran ser catalogados como “lindos” y solo le causaban rechazo, uno hasta se le insinuó al ver como rechazaba a tanta mujer y el pobre hombre solo se ganó un puñetazo directo al estómago cuando quiso tocar su mano. No era eso, no quería un “hombre”, quería un pequeño zorrito rubio, de dos colas, llamado Tails. Y estaba perdiendo la cordura porque su amigo ya ni siquiera pasaba tiempo con él y resultaban infructuosos sus intentos de volver a esa cercanía tan reconfortante que habían logrado. Y ahora cuando por fin sabía de él (gracias a Amy que por casualidad le comentó que Tails de forma milagrosa estaba en la fiesta), su enojo creció exponencialmente al verlo «¿Por qué está vestido así?, ¿para quién se vistió así?» se preguntaba, furioso al ver como Tails atraía las miradas de tanto hombre, dando saltitos contentos por (al parecer) haber ganado a Knuckles quien solo se tiraba las púas de su cabeza enfadado, mientras Rookie solo reía de la situación. Pudo ver cómo se acercaba un lobo blanco, el muy insistente Mike volvía a la caza de Tails y eso enfurecía más al erizo azul.
—Si que es insistente Mike, pobre de nuestro amigo, no van a dejarlo en paz —comentaba de forma pícara Rouge.
—Igual me da un poco de pena, Mike se ha estado comportando bien con Tails, pero este ha estado tan distraído que ni cuenta se da —respondió Amy.
—Es que lo abordó de mala manera desde un principio y eso asustó a nuestro zorro. Si llegara alguien a ofrecerme una noche de pasión desenfrenada, hipotéticamente claro, yo no tendría problemas en decirle que sí, porque mi forma de ser y de pensar me lo permite. Pero si eso mismo se le ofrece a Tails, quien es un ser tan correcto y sentimental, obviamente lo espantaría —mencionó la albina.
—Mike me ha estado pidiendo consejos, tal vez ahora si quiere algo más serio con Tails…
Y el sonido de un cristal rompiéndose los sorprendió a todos. Sonic había apretado tan fuerte su vaso, que este se había trizado en su mano, afortunadamente, sin llegar a lastimarlo más allá de unos cuantos cortes superficiales (gracias a su guante que ahora se manchaba de carmín). El azul le dio una última mirada al zorro, que se escondía detrás de Knuckles quien al parecer estaba echando al lobo.
—Voy al baño —gruñó, mientras se alejaba de la mesa.
—Eso fue extraño y curioso… —dijo Rouge. A los minutos llegaron los tres amigos que faltaban, sentándose con nuevos tragos cada uno, a conversar. Por alguna extraña razón, ni Amy, ni Rouge, ni Shadow, mencionaron que Sonic se encontraba en la fiesta.
—Vaya, vaya, vaya, el pequeño Tailsy por fin se une a la fiesta ¿qué te trae por estos lugares tan desconocidos para ti? —preguntó al acercarse un chacal. Era Zero, el mejor amigo de Rookie, a quien saludo con un choque de puños.
—Nada que te pueda importar Zero —y sus palabras sonaron lentas y sedosas, ya influencias por el letargo que causa el alcohol.
—Agente Jackal para ti zorrito —le corrigió, con una sonrisa altiva.
—Doctor Prower para ti, chucho —y le corrigió también, mirándolo de forma desafiante. El alcohol hacía que Tails sacara toda esa fortaleza interior que estaba siempre escondida. Para darle más énfasis, el zorrito se sentó derecho en su silla cruzándose de piernas y levantando sus esponjosas colas, de forma desafiante.
Los dos no se apartaban la mirada, casi parecía un reto en donde el que primero apartara la vista perdía. Nadie hablaba en la mesa, todos expectantes de lo que ocurría. Hasta que el chacal comenzó a reír sin tapujos, divertido por la situación.
—Me gusta este nuevo Tails. Lo haces bien chico, vamos a bailar —y el chacal siguió riendo, mientras tomaba una de las manos del zorro, para comenzar a jalarlo a la pista.
—¿¡QUÉ?! —y la mayoría estaba sorprendido de ese extraño enfrentamiento, menos Rookie y Shadow que ya conocían el carácter del otro can.
Tails para no ser menos, simplemente tomó de un solo trago lo que quedaba de su bebida y se dejó guiar por Zero a la pista de baile.
—¿Q-Qué acaba de ocurrir? —preguntó extrañada Amy, quien sentía que se había perdido de algo.
—Zero es así de extraño, demuestra de raras formas cuando le interesa alguien —contesto Rookie, mientras comía—. A mí, por ejemplo, me demuestra su cariño golpeándome y el muy desgraciado no tiene la mano ligera precisamente.
—¡Sí! ¡Tails si o si sale con un hombre esta noche! —y Rouge estaba feliz, porque por fin su amigo estaba olvidando los malos ratos que lo llevaron a estar triste el último mes.
Todos seguían en lo suyo, Shadow conversaba con Rouge, Rookie y Knuckles fueron a las máquinas recreativas y Amy se fue a bailar con sus amigas del área médica. Todos contentos, excepto un erizo azul que se movía por los recovecos oscuros del salón, vigilando, acechando…
Sonic no podía apartar la vista del zorrito que coqueto se movía de allá para acá, siendo guiado por un chacal que en cada oportunidad que tenía, agarraba las colas del rubio, que, al sentir el tacto se apartaban juguetonas haciéndolos reír a los dos. Debido a la distancia no podía escuchar la conversación, pero si veía perfectamente las sonrisas coquetas, los acercamientos innecesarios de sus rostros, los cuerpos frotándose con cada vuelta y paso que daban. Quería ir y apartar las manos de ese idiota del cuerpo del Tails, quería que se apartara y que no volviera a mirar al zorrito. Pero no debía, porque el zorrito debía tener la oportunidad de conocer a alguien más, alguien que correspondiera sus sentimientos y aunque eso le dolía, debía dejarlo ser feliz con otro.
Por su parte Tails la estaba pasando increíble. Zero era un gran bailarín y lo guiaba de las mil maravillas, le enseñaba pasos y lo hacía girar sin problemas. El alcohol también lo ayudaba a desinhibirse, ya que los tres vasos estaban haciendo efecto, haciendo que su cabeza se sintiera ligera y que la vergüenza que pudiera sentir por su forma de bailar o vestir no importara en lo absoluto. Se sentía feliz, en su cabeza no había nada más que no fuera el sentir la música, las manos que se aferraban a su cintura, el toqueteo constante a sus colas, las risas graves del chacal en sus oídos.
—No sabía que bailabas tan bien Tails.
—Yo tampoco jajaja.
—Deberías venir más seguido a las fiestas, incluso, podrías salir a bailar conmigo… —y el chacal, aprovechando que Tails se dejaba hacer, recorría su cuerpo de forma suave, tanteando terreno, fijándose si el zorrito lo apartaba si tocaba en algún lugar muy comprometedor.
Pero no pasaba, porque el rubio estaba en un limbo de felicidad y placer, sintiéndose bien con los toques que recorrían todo lo que tuviera a mano.
—Puede ser… —y el abrazo de Zero en su cintura se hizo más ajustado y el cosquilleo en su cuello se acentuó al sentir los colmillos que recorrían el lugar.
—Puede que no —y el momento mágico se rompió, cuando Tails sintió como era arrebatado de los brazos del chacal, para caer en otros. El ligero mareo que sentía no le permitía identificar quien era, pero el calor de ese pecho y los fuertes brazos no le desagradaban en absoluto.
—Ohhh tu por aquí ¿qué es lo que pasó hoy que tenemos a todos los agentes estrella de GUN en este lugar? —Zero terminó su comentario, en especial cuando vio la mirada penetrante que echaba chispas de electricidad—. Tranquilo Agente Blue, es todo tuyo. Nos vemos después Tailsy, mi oferta sigue en pie… —y se marchó.
Las colitas del zorro se movieron con entusiasmo cuando escuchó el apodo dicho por el chacal y eso solo hizo enfadar más a Sonic, que enojado levantó a Tails y lo cargó contra su cuerpo. Las piernas y brazos del zorrito se enredaron rápidamente contra el cuerpo ajeno, dejándose llevar «Se siente tan bien…» pensaba el rubio, escondiendo su rostro contra el cuello de quien lo llevaba, donde había un olor masculino que le era tan familiar, que lo hacía tan feliz y eso se demostraba en sus colas que no dejaban de menearse de un lado para otro, atrayendo la atención de varios hombres que se apartaban del camino del erizo, quien se mostraba más que enojado con lo que estaba sucediendo.
Cuando Sonic llegó a la mesa, dejo a Tails sentado en su silla, en donde el zorrito al final se acurruco en el hombro de Amy quien le hablaba.24. El erizo se dirigió a la barra a buscar un vaso de agua para su amigo, para intentar que el alcohol abandonara el cuerpo del zorro y lo dejara pensar, pero al volver, solo se encontró con que Tails terminaba de beber el contenido de un vaso que, al parecer, le había quitado a Rouge. Amy y Rookie lo miraban asombrado, Rouge solo se reía de la osadía del zorrito y Knuckles lo alentaba a terminar de beber.
Tails dejó con un golpe el vaso sobre la mesa, riéndose de su hazaña. Ya no le encontraba sentido a nada, solo sabía que estaba muy feliz y que se sentía muy bien. Todos en la mesa comentaban lo que había hecho, pero al zorro poco y nada le importaba, eso sí, se asustó cuando un vaso fue dejado de golpe frente a él en la mesa, con un líquido transparente que Tails tenía la sospecha de que era agua. La mano sin guante acercó el vaso a su cuerpo, pero Tails lo empujo de vuelta, lejos de él. No quería agua, estaba bien, así como estaba. Pero quien le ofrecía el vaso no desistió y con más ímpetu lo acercó a él.
—No quiero agua… —dijo, haciendo un puchero. Sus amigos en la mesa solo rieron de la ocurrencia.
—Vas a tomártelo Tails —y la voz ronca se le hizo tan conocida, que su vista se dirigió hacia arriba, de donde provenía la voz. Era Sonic, que con el ceño fruncido lo miraba.
—¡Sonic!, ¡estas aquí! —y las risas fueron más fuertes por parte del grupo, al darse cuenta de que Tails no se había dado cuenta que, quien lo llevo a la mesa, había sido su amigo azul.
Las colitas del zorro se enredaron contra el cuerpo del erizo y su sonrisa se hizo enorme. Ahora entendía porque estaba tan a gusto entre esos brazos. Sus manos se elevaron para llegar al rostro enojado del erizo, tratando de tocar sus mejillas y púas, pero su habilidad motriz se estaba perdiendo gracias al alcohol. Las risas no se hicieron esperar, la gran mayoría reían menos Sonic, que seguía enojado por todo lo que había visto hacer a su zorrito. Ni tonto ni perezoso se agachó un poco para pasar sus brazos por la cintura del rubio y esconder su rostro contra el cuello ajeno, en donde suspiró cansado, provocándole cosquillas a Tails.
—Eres un desastre Tails, toma el vaso de agua y te llevaré a tu cuarto —le había dicho el erizo.
—Pero no quiero dormir… —y el puchero volvió a su rostro.
—Déjalo en paz Sonic —le recriminó Amy—. Tails, toma el vaso de agua y después sigue disfrutando la fiesta, no te preocupes.
—Si me tomo el agua…—pausa— ¿me dan otro de esos juguitos amarillos? —preguntó, señalando el vaso que vació hace un rato.
—Si —contestó contenta Rouge.
—No —contestó enojado Sonic.
—Sonic, ya que estas tan servicial ¿podrías ir a buscar bebidas para nosotras?, nos encargaremos que Tails se tome el agua —le pidió Amy, quien con una sonrisa forzada le señalo la barra.
Sonic le gruño a Amy, cosa que sorprendió a los presentes, pero al final se fue a la barra. Mientras Knux y Rookie volvían a las maquinitas, entre Amy y Rouge convencieron a Tails de que se tomara el agua, quien a regañadientes lo hizo, más que nada porque realmente se encontraba sediento. No pasaron ni unos segundos cuando Tails se levantó de su silla, impulsado por la necesidad de ir al baño, haciéndolo desaparecer por la puerta principal.
—¿Dónde carajo está Tails? —preguntó enfadado Sonic, al no ver a su pequeño zorro en la mesa.
—De repente se levantó y se fue. A de haber ido al baño, ha bebido bastante esta noche —comentó la albina, quitándole importancia al hecho al comenzar a beber de su nueva bebida.
Y ni tonto ni perezoso Sonic se fue al lugar indicado, pero el pequeño zorro no estaba ahí. Fue a buscarlo en la zona de máquina y tampoco estaba. Lo busco rápidamente por la pista de baile y tampoco estaba ahí. Estaba comenzando a asustarse y decidió volver a los baños a ver nuevamente, cuando a lo lejos en un pasillo divisó las esponjosas colas y el miedo que había sentido se transformó en rabia pura y dura.
Tails estaba en los brazos de un lobo, más específicamente, en los brazos de Mike, quien con desesperación se aferraba a su cintura, mientras compartían un apasionado beso, en donde Tails se abrazaba a su cuello para mantenerse estable. Pero el lobo estaba tan excitado que cada vez se encimaba más contra el cuerpo del zorro, ahora aprisionándolo contra la pared, buscando inmiscuirse entre sus piernas, levantando al rubio desde uno de sus muslos para tener mayor contacto.
Sonic estaba furioso, porque aún recordaba las palabras de su amigo, su “Estoy enamorado de ti, desde hace mucho tiempo” parecía que no era verdad, porque de lo contrario no estaría besuqueándose con el primer imbécil que se topaba, ni se hubiera estado sobando con otro idiota en la pista de baile ¿verdad?, y su rabia fue aún mayor cuando, al acercarse, pudo notar perfectamente como el desgraciado del lobo comenzaba a dar empujones con su pelvis.
Enfadado como estaba, quito de un solo jalón al lobo del cuerpo de Tails, quien termino resbalando por la pared al ya no tener el soporte del otro, quedando sentado en el suelo.
—Vuelve a acercarte a él y juro que eres hombre muerto —le había gruñido el erizo al lobo, cuando lo tomo del cuello de la chaqueta que llevaba. Este solo se asustó y se largó del lugar, intimidado por el palpable enojo del azul.
Sonic tomó con brusquedad al zorrito de sus brazos, levantándolo del suelo y cargándolo entre sus brazos, comenzando a caminar directo a la salida del ala oeste. De reojo pudo ver a Rookie, a quien simplemente le hizo una mueca de despido desapareciendo por otro pasillo. Había pensado llevar al zorro a su habitación ahí en GUN, pero era preferible llevarlo a su casa para evitar que cualquier idiota intentara aprovecharse del estado del rubio. En unos minutos, ya estaba en casa de Tails al cual soltó sin miramientos sobre el sillón de su sala debido al enojo que sentía.
El pobre zorro sentía su cabeza dando vueltas de una forma ya no agradable. Cuando abrió sus ojos se dio cuenta de que estaba en su casa ¿cómo había llegado ahí?, se preguntaba. Cuando logró sentarse, noto una figura azul que lo miraba enfadado, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¿S-Sonic? —preguntó confundido, volviendo a sentir su cabeza embobada por el alcohol.
—Si, Sonic, el hombre que dijiste amar hace un mes —y el azul no sabía porque desquitaba su furia con el zorro, que lo miraba extrañado. Se sentía aún colérico por todo lo que tuvo que ver esa noche.
Pero al mismo tiempo esa furia se transformaba en excitación, al ver al pequeño zorro tan vulnerable, con las orejitas gachas, con las colas que trataban de cubrir su cuerpo, con los ojos brillantes y expectantes. Los labios rojos de haber sido besados hace unos minutos…
Tails lo ignoró olímpicamente. Simplemente se levantó y le paso por el lado, yendo a la cocina donde se sirvió un vaso de agua bebiéndolo de golpe. Al recargarse en el mueble, Sonic lo notó, el moño rojo en las colas del zorrito como si fuera un regalo y no pudo evitar callarse la duda.
—¿Para quién es el regalo Tailsy? —preguntó sarcástico mientras se acercaba por la espalda de su amigo.
—¿Regalo? —y Tails no entendía del todo lo que hablaba el erizo. Su cabeza aún se sentía ligera, pero definitivamente sintió el apretón a las bases de sus colas y el jalón que le siguió a través de toda la extensión de estas. El gemido fue inevitable al ser una zona erógena para él.
Sonic solo gruñó satisfecho, acercándose aún más al cuerpo ajeno.
—Pensé que no ibas a esas fiestas y menos que te ofrecías de esa forma… —y a cada palabra que decía, más se acoplaba a las curvas del zorro.
—Y-yo no me ofrezco… —Tails podía sentirlo, el calor que desprendía el azul contra su espalda y le era inevitable el querer tenerlo más cerca y entre sus colas, que se habían enroscado contra las piernas del azul, acercándolo más.
—¿No?, ¿qué haces vestido así entonces?, ¿qué hacías bailando con el imbécil de Zero? —sus manos fueron a parar a la cintura, que apretó de forma suave—, ¿qué hacías besando al cretino de Mike? —y el agarre fue más firme, llevando todo el cuerpo de Tails contra el suyo, acoplándose a las curvilíneas formas del rubio.
A pesar de aguantar el gemido este se escuchó de forma ahogada en la boca del zorro. No podía evitarlo, tenía al hombre que amaba justo detrás suyo entregándole su calor, pero su cabeza le recordaba una y otra vez que ese hombre lo había rechazado hace poco tiempo y que todo lo que había dicho, hecho y vivido esa noche era para sacárselo de la cabeza, para comenzar a olvidar. No se suponía que Sonic estuviera en esa fiesta y mucho menos que le recriminara su noche «Me rechazó, no tiene por qué pedirme explicaciones, yo no se las debo» pensaba, mientras planeaba como quitárselo de encima, porque Sonic cada vez apretaba más su cintura y lo acorralaba contra el mesón.
—D-déjame, no tengo que explicarte nada. No eres mi padre para que me regañes —y en una arriesgada maniobra, empujo su trasero contra la pelvis del erizo, haciendo que el azul trastabillara al estar tan cerca, pudiendo así huir de sus manos.
—Claro que no soy tu padre, pero hace no mucho me dijiste que me amabas ¿eso no cuenta? —le alegó enfadado, siguiéndolo por la sala.
—¡No!, ¡no cuenta si me rechazaste! —y Tails se estaba poniendo nervioso, porque su corazón se estrujaba en su pecho al pensar que había traicionado ese amor tan puro que hace años sentía— ¿Por qué me trajiste a casa? quería seguir allá, divirtiéndome…
—¿¡Divirtiéndote!?, ¡no iba a dejarte allá!, ¿para qué?, ¿para qué terminaras acostándote con algún imbécil? —y Sonic comenzó a seguirlo.
Casi parecía el juego del gato y del ratón, donde Sonic se acercaba y Tails se alejaba, poniendo como obstáculos los muebles de la sala. De alguna forma, el zorro comenzó a entretenerse con la situación, al ver la cara furiosa que ponía Sonic, al ver que se enfadaba más con cada risita que daba.
—¿Acaso estas celoso? —y lo tentó, apoyando su pecho contra la mesa, levantando sus colas que coquetas se menearon por sobre su cabeza, haciendo un puchero lindo.
—¿Celoso?, ¡claro que no!, ¡te estoy cuidando!, eres mi mejor amigo, no voy a dejar que arruines tu, tu…— y el erizo no sabía cómo continuar, porque realmente ver de esa forma tan desinhibida y coqueta al rubio le estaba calentando la sangre.
—¡No necesito que me cuides!, estaba contento allá, me la estaba pasando bien. Quería que me siguieran besando y tocando… —el alcohol hacía efecto nuevamente en el rubio, haciéndolo hablar de más. Se levantó de la mesa, dispuesto a ir a la puerta principal ignorando al erizo.
Sonic estaba furioso y se demostró cuando en un parpadeo, había llegado frente a Tails. Su brazo izquierdo apreso con fuerza la cintura y su mano derecha tomo la nuca, impidiendo que pudiera apartarse «Ya no hay vuelta atrás» pensó, antes de asaltar la boca del zorrito. El primer beso resulto ser solo un topón de labios, el cual hizo que Tails soltara un suspiro y cerrara sus ojos, disfrutando de la suave caricia. Sonic podía sentir sobre los labios ajenos el sabor dulce de los tragos que había bebido el zorrito, los cuales comenzó a lamer de a poco, entusiasmado por los suspiros que dejaba escapar Tails, disfrutando de los mullidos y suaves labios. Cuando se separó, no pudo evitar mirar el rostro de su amigo: con los ojos cerrados dejando ver las largas pestañas, la boquita entreabierta buscando aire fresco y las colas coquetas que se meneaban detrás del zorro, sujetándose a sus hombros debido a que estaba parado de puntitas por la fuerza que aplicaba Sonic a su cintura, que lo había levantado levemente del suelo.
—S-Sonic… —y el ver los destellantes ojos celestes termino por quitarle la cordura al erizo, que volvió a arremeter contra los labios ajenos comenzando a lamerlos y chuparlos, buscando que Tails abriera la boca para invadirla y hacer suspirar aún más a su amigo.
El beso fue demandante, casi ahogando a Tails quien cada vez que Sonic se lo permitía, daba bocanadas de aire —S-Sonic, d-deten… —y el erizo volvía a asaltar su boca, no dejándole hablar. Cuando los brazos del zorrito se cerraron en el cuello del azul, la mano que se mantenía en la nuca de este paso a recorrer la espalda del rubio, deslizándose fuerte, jalando las colas y terminando su recorrido en el muslo del zorro, el cual levanto y llevo a su cintura, acariciándolo.
Tails de un pequeño saltito subió la otra pierna a la cintura de Sonic donde las enredo juntas, haciendo que el erizo llevaras ambas manos a agarrar el trasero del zorro para mantener su peso.
«Vas a volverme loco, por qué eres tan dulce…» los pensamientos de Sonic no ayudaban, porque en lo único que podía pensar era en lo exquisito que se sentía besar esos labios y en lo fantástico que se sentía el trasero de Tails contra sus manos. No podía evitar apretarlo y amasarlo, recorriéndolo con sus dedos. Lamentablemente al haber quitado su mano de la nuca del rubio, este tenía camino libre para alejarse de sus labios, cosa que hizo para buscar aire fresco.
—S-sonic, no… por favor, Sonic… —y Tails estaba perdiendo todo pensamiento lógico que haya llegado a su cabeza en el momento en que Sonic comenzó a frotar su rostro contra su pecho.
—Prefieres que te bese el imbécil de Mike ¿eso quieres? —y la rabia volvía de solo pensar que el lobo había probado primero los labios del zorrito.
—¿Q-quién? … ¡Ah, Sonic! —el gemido opaco la pregunta, al sentir como el erizo pasaba sus dedos por sus glúteos llegando a la hendidura de estos, frotando sobre la tela.
—No se los daré, a ninguno. No voy a dejarlos… —Sonic ya no sabía que era lo que decía, solo se dejaba llevar por sus pasiones al tener contra su cuerpo el de su zorrito, sintiéndolo por completo.
Sonic cargó a Tails hasta la habitación de este, donde de forma suave lo recostó en la cama, acomodándose entre sus piernas. El zorrito lo recibió contra su cuerpo, tomando el rostro del erizo para volver a besarlo, sintiendo de nuevo las agradables sensaciones de los besos, los cuales eran suaves y profundos, y después de un rato se volvían hambrientos y sofocantes.
—Sonic, Sonic, te amo tanto, Sonic —Tails a cada oportunidad que tenía llamaba al erizo azul, uniendo sus labios, sintiendo como Sonic paseaba sus grandes manos por su cuerpo.
—Colitas… —jadeo contra la boca del otro— nadie puede tenerte, nadie te merece —y los besos volvían.
Ambos estaban en un paraíso personal, ya ninguno pensaba en las situaciones que los llevaron a estar ahí, rozando sus cuerpos, comiéndose el alma a besos. Pero todo tenía un punto de quiebre, y este llego cuando Sonic acomodó el cuerpo del zorrito, llevando sus piernas a sus hombros, dejando a la vista el trasero redondeado cubierto por el short. El erizo acercó su pelvis y comenzó a frotarse, ya perdiendo por completo la racionalidad.
—¡Soniiiic! Sí, sí cariño… —y Tails cada vez se excitaba más al sentir el bulto del erizo frotándose contra su propio miembro y sus nalgas.
—No se los daré colitas… Tu querías que fuera especial, con el hombre que amas —y Sonic se encimó más contra el cuerpo ajeno, llegando hasta el rostro del rubio, comprobando lo flexible que era el zorrito—. Y aquí me tienes, volviéndome loco… —y lo volvió a besar con hambre y necesidad.
Tails estaba perdiendo la razón, entre el alcohol y la excitación, el tener el fuerte cuerpo del erizo sobre suyo, el tener esos labios que lo besaban con ansiedad de más, le hacían olvidar el rechazo vivido hace un tiempo. Lo quería, quería que fuera Sonic, quería ser egoísta y dejarse llevar por la pasión que le demostraba el azul.
«Solo una vez… una vez y lo dejaré» los pensamientos de Tails solo lo llevaban a querer seguir disfrutando de Sonic, de entregarse a él, al hombre del que estaba enamorado. Su tan cuidada primera vez quería que fuera con el erizo, quería recordarla por siempre.
—Sonic… —suspiró, llevando sus brazos al cuello del erizo, para abrazarse a él y comenzar a besarlo de nuevo, ahora de forma lenta y amorosa—. Tómame amor… mi p-primera vez, por favor…
Y Sonic gruño ante la vista que tenía, no podía controlar la excitación que lo recorría solo con ver el rostro de su zorrito —Tan dulce colitas, tan lindo… —y siguió besándolo.
De forma desenfrenada comenzó a quitar la ropa. Los guantes y zapatillas de ambos fueron lo primero, le siguió la blusa que usaba el zorro y cuando paso al short, apretó fuerte la carne de esas caderas porque la excitación que le causaba quitarle la prenda lo estaba enloqueciendo.
—¡Ah!, más suave Sonic… —Tails también estaba perdiendo el norte, se sentía tan bien sentir a Sonic sobre él, tocándolo y mirándolo con hambre. Para facilitarle las cosas al azul giró sobre la cama, quedando recostado sobre su estómago, elevando un poco sus caderas para que Sonic terminara de sacar la prenda atorada sobre sus glúteos.
Pero parecía que eso había sido contra producente porque Sonic había terminado por rasgar con violencia el short, sacándolo a girones del cuerpo de Tails. Las medias largas casi corren el mismo destino si no fuera porque fueron más fáciles de sacar. Solo quedaba el moño rojo sujetando las colas, volviendo loco al azul con el suave movimiento que hacían estas, rozándose contra su torso y rostro en cada meneo que daban.
Sonic no pudo evitarlo y su boca se dirigió raudamente al lugar mordiendo la base de las colas mientras intentaba tomar el moño con sus dientes. El gemido que dio el zorrito fue audible y completamente lleno de placer al sentir las corrientes eléctricas que provenían del lugar. Las manos del erizo agarraron con fuerza las nalgas, llevando su rostro contra estas, comenzando a lamer sin tapujos ni vergüenza el lugar.
—¡N-no, nooo Sonic! ¡Ahí n- Ah no, no! —la voz entrecortada de Tails solo estimulaba más al erizo, quien comenzó a recorrer con su lengua la hendidura, dando fuertes lametones al rugoso lugar que pronto sería llenado por su miembro. Sabía que tenía que aflojarlo, porque de lo contrario sería doloroso para el zorrito, más en su primera vez.
—Lubricante —le gruño contra el oíd, cuando se levantó para acercarse al rostro ajeno, haciendo presión con su cuerpo contra el del zorrito que jadeaba sin parar—, ¿tienes lubricante Tails?... —y mientras esperaba la respuesta, su boca se entretuvo besando y mordisqueando los hombros del rubio.
—Bu-buró, en una caja azul… —respondió entre suspiros.
Sonic abandonó el cómodo lugar, buscando en el mueble la dichosa caja. Al abrirla encontró un tubo de lubricante, unos condones y unos cuantos juguetes sexuales, que le hicieron fruncir el ceño «Así que no eres tan inocente como creí…» y se enojó, poniéndose celoso de que su zorrito buscara satisfacerse con esos inertes objetos. Tomo el lubricante y observó fijamente los condones. No los quería, porque en su cabeza solo estaba el sentir y marcar por completo a Tails, correrse lo más profundo que pudiera, pero su lado consiente le decía que podía ser arriesgado para el zorro a pesar de que él llevaba tanto tiempo sin acostarse con una chica, así que a regañadientes tomó la tira para llevarla a la cama.
Cuando iba a volver a su lugar, vio como Tails tenía sus dedos haciendo presión contra su agujero, rozándolo con las yemas, soltando suspiros por el placer. De forma rápida volvió a llevar su boca contra las nalgas del zorrito, comenzando a lamer y besar el lugar donde los dedos de Tails hacían presión. Subió por el lugar, llegando a estar frente al moño que poco a poco se deshacía, comenzando a jalarlo con sus dientes.
—Acepto tu regalo colitas, voy a tomarlo con mucho gusto —dijo, mientras mordisqueaba entre las colas y esparcía el lubricante contra las nalgas, embarrando los dedos de Tails.
—S-sí, sí, es para ti, tómalo Sonic, es todo tuyo, soy todo tuyo… — el zorro ya no tenía conciencia, perdido en el placer de sentir como el erizo inmiscuía sus propios dedos contra su apretado agujero.
Sonic comenzó lento insertando primero un dedo, tanteando los lugares que podrían darle placer a Tails. Nunca lo había hecho con un hombre, así que no sabía que podía ser placentero de ese acto, pero los gemidos, suspiros y el meneo de las caderas del zorrito le hacía ver que iba por buen camino. Un segundo dedo fue insertado, comenzó a dar leves empujones, tratando de separarlos lo más que podía en ese estrecho lugar, expandiendo; se acomodó detrás de Tails para que ahora, con su mano izquierda ya libre, comenzara a jalar las colas desde su base, haciendo temblar al rubio.
Comenzaba a desesperarse, su falo ya inhiesto y fuera de su funda comenzaba a chorrear pequeñas gotas de preseminal. No quería correrse tan rápido y francamente no entendía cómo es que su pequeño zorro era tan excitante a la vista y al tacto, cuando recordaba perfectamente no haber sentido esa ansiedad antes, ni si quiera con las mujeres más hermosas con las que se había acostado. El solo escuchar su voz jadeante, llamándolo con desesperación, el ver el meneo de sus caderas y el temblor de sus piernas, hacía que por su mente solo pasara la idea de penetrarlo y empujarse fuerte contra ese trasero.
—Me estas enloqueciendo colitas —jadeo fuerte, haciendo que el zorro lo escuchara a pesar de la distancia y de los propios gemidos del rubio—, vas a acabar conmigo, me vas a volver un adicto a ti…
Y con esas palabras otro dedo fue introducido en el ocupado agujero, haciendo que Tails diera un saltito y apretara su trasero. El movimiento de adentro hacia afuera se volvía desesperado a medida que Tails gemía más fuerte y entrecortado.
—¡So-Soniiiic! ¡N-no taaan rápidoooo! ¡Ah! ¡SONIC! —una de las manos del zorro había ido al lugar afectado, tratando de tomar la del azul que de forma desenfrenada empujaba contra su agujero. Estaba perdiendo la razón por la cantidad desmedida de placer que estaba sintiendo.
Y tal parece que, gracias a la presión justa en el lugar correcto, el zorrito se había corrido contra las sábanas. O al menos eso pensaba Sonic, al haber sentido como el interior se contraía apretando sus dedos un poco más adentro, haciendo que las piernas del rubio temblaran con desesperación y su cuerpo quedara laxo sobre la cama, respirando con fuerza. Era una vista tan caliente, las colitas echadas hacia un lado, moviéndose perezosas sobre la cama, el voluptuoso trasero dando pequeños botes a medida que Sonic sacaba sus dedos embadurnados de lubricante, las orejitas gachas y la voz jadeante.
El azul comenzó un recorrido de besos desde el respingón trasero hasta la nuca del zorrito, quien parecía ronronear feliz por la muestra de cariño. Cuando estuvo cerca de su rostro, giró el cuerpo de su amigo por completo quedando ambos de frente, dejándole apreciar la estampa del rubio. Sus manos se dirigieron a tomar las del pequeño, entrelazándolas y llevándolas sobre su cabeza, sus piernas le ayudaron a acomodarse entre las de Tails y su pelvis bajo para comenzar con lentas y tortuosas embestidas, rozando su miembro contra el del zorro. La diferencia de tamaños era contundente y eso solo excitaba más al azul, quien encontraba incluso adorable que el miembro de Tails fuera así de pequeño, contrastando con las turgentes piernas y el lleno trasero. Todo el conjunto que era Tails, era una delicia a la vista y Sonic no podía dejar de pensar que era solo para él, solo para su deleite, porque nadie merecía tener a Tails de esta forma, solo él, ahí entre las piernas de su amigo y pegado a su boca devorándole el alma. Olvidando por completo que era un hombre y que muchas veces negó el que pudiera llegar a gustarle uno…
«Mi mejor amigo… mi Tails» pensaba el azul mientras comenzaba un lánguido beso con el zorrito, disfrutando de la dulzura y calidez de sus labios «Mío… solo mío…» y los besos continuaban, haciendo que poco a poco comenzara a calentarse nuevamente la situación.
—Voy a hacerte mío colitas —las manos del azul tomaron las piernas del rubio llevándolas a su cintura donde se enredaron. El misionero no era la posición ideal para la primera vez de Tails, pero no podía frenar la constante necesidad de someterlo, de ver el placer en su rostro, de tenerlo solo para él. El tubo de lubricante fue exprimido contra el agujero del zorro para hacerlo más resbaloso y Sonic procedió a colocarse el condón, aunque no muy contento con el hecho «Todo sea por la seguridad de mi Tails» pensaba.
—Si Sonic, solo tuyo —Tails se aferró a los hombros de Sonic para darse estabilidad, de reojo podía ver el miembro del azul el cual era mucho más grande que cualquier juguete que haya utilizado.
«Pero es Sonic… es mi amor…» y el zorrito beso al azul lentamente, mientras sentía como este ingresaba a su cuerpo, de forma pausada por la estreches del lugar. La pelvis del erizo iba y venía en contundentes empujones para poder terminar de entrar, pero era tan estrecho que no lograba su cometido. Sonic tuvo que apresar por completo el cuerpo del zorrito para que sus embestidas por fin pudieran hacerlo entrar al estrecho cuerpo, se sentía tan bien que tenía que apretar sus dientes para evitar correrse en ese instante…
—S-Soniiiic… estas muy adentro… —y el abrazo de Tails en el cuello del mayor se hizo más fuerte.
—Falta poco colitas, solo un poquito más… —pero estaba mintiendo, porque en realidad sentía que ya no había lugar para seguir empujándose y aún faltaba una porción de su miembro, y realmente quería meterlo todo, quería marcar a su zorrito en lo más profundo.
Sonic ya no tenía control de sí mismo y a pesar de que sentía que debía esperar a que se acostumbrara el cuerpo del rubio, tuvo que comenzar con las embestidas, empujándose fuerte, haciendo gemir a Tails con desesperación. La cama comenzó a rechinar, sumándose al obsceno ruido que producía la gran cantidad de lubricante que habían usado y que hacía todo más viscoso y ruidoso en el lugar, haciendo excitar más a ambos si era posible.
—S-Soniiiic, lento… más lento amor, por favor —y su boca fue asaltada por los demandantes besos del erizo, quitándole el aliento.
—N-no Tails… no puedo —y los embistes eran cada vez más fuertes y profundos.
—¡Ah! ¡Ahhh Sonic! Es raro… se siente extraño… —Tails se estaba volviendo loco, porque con cada empuje del azul sentía como la punta del miembro chocaba con algo dentro de él, haciéndolo ceder.
—Tan bueno, tan rico Tails… —el rostro del azul se ocultó en el cuello ajeno, donde se dedicó a dejar chupetones y besos—, se siente t-tan bien dentro, tan suave y apretado…
Los jadeos y gemidos de ambos cada vez eran más erráticos a medida que las embestidas se hacían más profundas. Estaban perdiendo la cabeza, Sonic por sentir la estreches del canal del zorrito, por ese lugar que poco a poco era penetrado por la punta de su miembro y Tails por sentir corrientes eléctricas en todos los lugares que tocaba el azul dentro y fuera de él.
—Ya casi colitas…
—T-tan adentro… Oh Sonic, más, más rápido… —pedía ya casi sin voz Tails, abrumado por el placer.
Cuando el cuerpo del zorrito se apretó por completo al sentir como el orgasmo llegaba a él, Sonic en un último empujón encajó por completo su miembro dentro de Tails, en ese lugar que se sentía más caliente y suave, que apretaba la base de su glande sin compasión.
—¡A-ahí! —y Tails perdió la voz y la conciencia, sintiendo el explosivo orgasmo, haciendo que sus piernas temblaran por completo y perdieran fuerza en el agarre que tenía en el erizo, con su simiente desparramándose contra sus vientres juntos.
Sonic dejo que la estreches lo llevara al orgasmo, dejado que toda su semilla se derramara dentro del condón, muy dentro de Tails. Las respiraciones eran fuertes y profundas, tratando de recuperar el aliento, mientras Sonic daba las últimas embestidas contra ese suave interior, no queriendo abandonarlo aún. Cuando el desenfreno había pasado, tomo al zorrito de la cintura para girar sus cuerpos y recostarse en la cama, con el rubio sobre él, sintiendo así su calor. Su miembro aún algo duro se sentía apresado de forma placentera por el interior de Tails, aunque un poco incómodo debido al plástico que ya comenzaba a soltarse. El rubio solo daba suspiros satisfechos por el orgasmo que aún disfrutaba, moviendo perezoso sus colitas de allá para acá, dejando besos en el mentón y pecho de Sonic como una caricia amorosa.
El calor y el cosquilleo seguían presentes en ambos cuerpos, pero el azul con la cabeza un poco más fría no hacia otra cosa que pensar en lo bien que se había sentido tener sexo con Tails. Admitía que se había acostado con mujeres que preferían el sexo no-convencional, pero ni se les acercaba a todas las sensaciones que tuvo con el zorrito, era otra la situación y no lograba entender porque había sido así de maravilloso. Pero lo fue y por su cabeza solo pasaba la idea de repetirlo justo en ese instante, pero sabía que debía contenerse porque probablemente Tails estuviera agotado por el ejercicio.
El zorrito comenzó a mecerse contra la pelvis del erizo, haciendo que el miembro se moviera suave contra su cavidad, hasta que finalmente salió. Los labios del rubio se dirigieron a los de Sonic, comenzando a besarlo de forma lenta y profunda, recorriendo la cavidad bucal en suaves caricias, lamiendo los labios y succionando la lengua. El azul no podía dejar de pensar en lo exquisito del beso y en dónde habrá aprendido el zorro a hacer eso con su boca y el enojo volvió (celoso de no haber sido él quien le enseñara), el cual se tradujo a un contundente agarrón a las nalgas ajenas, que hizo que Tails tuviera que separarse de su boca para dejar escapar el fuerte gemido.
—S-Sonic, te amo tanto… —y el beso se retomó.
De forma tranquila el beso los llevo a un pacífico sueño y así abrazados, finalmente se quedaron dormidos.
11
La mañana sorprendió a Sonic entre las colas del rubio, usándolas de almohada y manta, sintiéndose totalmente reconfortado. Cuando logro recuperar la conciencia por completo, recordó todos los sucesos de esa noche. Un poco aliviado de que aún Tails se encontrara dormido, se preparó para levantarse «Bebió mucho anoche, no creo que despierte pronto…» pensaba el azul, mientras recogía el desastre que causo anoche en la habitación. De forma rápida fue por una toalla húmeda y comenzó a pasarla lentamente por el cuerpo del zorrito, en ciertas zonas un tanto húmedas y pegajosas por la efusividad del acto erótico de anoche.
Sonic no podía apartar la mirada, el cuerpo del rubio era una maravilla que nunca había terminado de contemplar (hasta la anterior noche) y el saber que había sido el primero en tener ese cuerpo le hinchaba el pecho en un orgullo de “macho alfa” que no recordaba tener (cosas de hombres). Tails era suyo, lo hizo suyo. Y Tails lo ama y esa revelación era lo que marcaba el inicio para que los demonios del azul hicieran de las suyas.
Muchas mujeres decían amarlo, se acostara con ellas o no. Era un héroe y además atractivo, las mujeres le llovían prácticamente, pero ninguna tenía la constancia de estar con él o si quiera de seguirle el ritmo, de acoplarse a su estilo de vida. Y esa desazón de saber que nunca encontraría a alguien compatible con él, le hizo ir enterrando con los años la idea de una relación feliz y convencional. La lujuria y el erotismo habían sido su guía para marcar el camino que seguiría lo que restaba de vida amorosa (o eso pensaba Sonic al menos), pero ahora…
Saber que alguien lo amaba, saber que ese alguien podía seguirle el ritmo en todos los sentidos posibles, saber que era alguien completamente compatible con él, lo había desestabilizado. Pero saber que era su mejor amigo, un hombre, quien podía entregarle todo el bienestar del mundo y más, lo había dejado en shock…
Sonic siguió limpiando el desastre en la cama de Tails, tiró el condón que le hizo recordar la pasión de esa noche, escuchó los suspiros del zorrito mientras lo limpiaba y que le devolvían a la mente los besos que, aunque hambrientos y calientes como el infierno, tenían un dejo de dulzura en ellos y cuando cubrió con las mantas el cuerpo dormido, recordó los “te amo” que constantemente repetía Tails.
«Tal vez no sea tan extraño… comenzar una relación con Tails…» pensaba, mientras depositaba un beso contra los labios del rubio, abandonando posteriormente la casa. Y aunque esa acción pudiera ser malinterpretada, por la mente de Sonic sólo pasaban las ideas de qué sería lo mejor para llevarle de desayunar a su pequeño zorro.
 Por otra parte, Tails abría lentamente los ojos. La luz del sol en su rostro solo hacía acrecentar su malestar. El mareo y las ganas de vomitar, aunque leves, hacían que su cabeza diera vueltas de forma desagradable. Sentía el cuerpo pesado, aunque de alguna extraña forma, el dolor era hasta placentero «Como recién follado, diría Rouge…» pensaba, entre suspiros.
—¿Dónde…? —se preguntó—, oh, es mi habitación ¿cómo llegué aquí? —y realmente su pregunta no podía ser contestada por él, ya que simplemente no recordaba nada de anoche.
De repente, unos golpes en la puerta principal se escuchaban estruendosos en su cabeza, prácticamente como si quisieran botarla. La voz que lo llamaba a gritos no era identificable para él, y cada vez se hacía más desesperado el llamado. Afligido se levantó a ver quién interrumpía su descanso, cubriéndose con un chal azul ante los escalofríos que recorrían su cuerpo.
—¡Por Caos Tails!, ¡me tenías preocupada!, ¡no estabas en GUN y ya andaban preguntando por ti!  —y la perorata de Amy hubiera seguido si no fuera por la cara de malestar que mostraba su amigo.
De forma rápida, la eriza tomo del brazo al zorrito y lo sentó en su sillón, llevándole un vaso de agua posteriormente el cual fue bebido con desesperación. Estuvieron así un rato, con Amy sirviéndole de la jarra de agua que había llevado a la mesita, a fin de no pararse a cada rato. Cuando Tails fue al baño y volvió a los minutos, por fin se veía un poco más repuesto.
—Amy ¿qué paso anoche?... —le preguntó Tails, al sentarse nuevamente al lado de su amiga, cubriéndose más al sentir frio.
—Tu no… ¿no te acuerdas? —le preguntó sorprendida. Aunque en realidad era bastante lógico con la cantidad desmesurada de alcohol que había ingerido su amigo.
—Solo me acuerdo de llegar allá… y que jugué con Shadow, baile con ustedes y-y… no sé cómo llegué a la casa…
—Hay amigo, anoche diste todo un espectáculo —Tails se aterrorizo con sus palabras—, ¡pero no de una mala forma!, solo estabas muy contento, pero bebiste de más. ¡Eso te desinhibió un montón!, hiciste todo lo que dijiste, pero también bailaste con Zero y te besuqueaste con Mike ¡hay amigo el pobre chico anda como loco preguntando por ti!
Cuando Tails escuchó que había besado a Mike y bailado con Zero, cubrió de inmediato su rostro por la vergüenza ¡por Caos!, había hecho cosas que no debía justamente con quien no debía. Era un desastre, con qué cara llegaría a trabajar ahora.
—Pero no te preocupes, por lo demás está todo bien. Rookie me dijo que Sonic te saco de la fiesta en brazos, así que debiste estar muy bebido ya. Pensé que te llevaría a tu habitación en GUN, por eso me asusté cuando no te encontré allá… —y Amy retomó su interminable discurso.
Tails estaba un poco en shock, porque venían recuerdos vagos de esa noche: jugar dardos con Shadow, Rookie bailando con Amy a lo lejos, Knux con su sombrero de vaquero y Rouge acercándole esos extraños tragos de colores, y muy de fondo en sus recuerdos, un cuerpo que se frotaba contra él y una boca que lo besaba con desesperación. Esos debían ser Zero y Mike, pero ya a esas alturas no recordada nada más, ni si quiera que Sonic estuviera en la fiesta. Sus pensamientos eran tan turbulentos que ni si quiera escuchó cuando Amy se levantó al escuchar la puerta siendo abierta.
—Hola Sonic ¿qué haces por acá?
—Hola Ames, le traje el desayuno a Tails —y levantó una bolsa.
—Que considerado de tu parte, dámelo, prepararé la mesa. Que nuestro pequeño zorrito no termina de procesar todo lo de anoche jajaja
Sonic a pesar de no estar muy contento con la visita de Amy, ya que quería ser él quien despertara a Tails debido a la importante conversación que tendrían que mantener, se dirigió a sentarse con el rubio.
—¿Cómo te encuentras Tails? —le preguntó con voz suave.
—M-mejor… creo que me excedí anoche jejeje —y el sonrojo en su rostro le produjo sensaciones extrañas a Sonic—. Gracias por traerme, lamento que hayas tenido que ver eso…
—No te preocupes, solo no vuelvas a hacerlo. Podría pasarte algo —le dijo con voz más seria.
—S-si… no creo que vuelva a repetirse… no es agradable no recordar nada de lo que hiciste mientras estabas bebido jajaja —y se levantó al escuchar como Amy lo llamaba a desayunar.
Esa última frase había dejado impactado a Sonic «¿Cómo que no recuerda nada?» se preguntaba, mientras iba a la mesa al escuchar como esos dos hablaban de anoche.
—Hubieras visto lo mal que quedo Knux, fue toda una odisea tratar de sacarlo de GUN, con lo borracho que estaba jajaja —cuando se acercó Sonic, Amy le habló a él—, que inteligente de tu parte traerle este consomé de verduras a Tails, le hará bien comer cosas ligeras ¿de dónde lo sacaste? —preguntó entusiasmada.
—En Station Square hay un puesto de comida que los hace muy temprano… —y la sonrisa de Sonic volvió al ver como su zorrito comía con ganas el caldo y picoteaba algunas frutas que le había llevado.
La extraña mezcla entre desconcierto y felicidad que experimentaba el azul fue opacada al escuchar la puerta principal siendo golpeada, y al abrirla, encontrarse a quien menos quería ver…  Era Mike, por lo que el ceño de Sonic se frunció de forma notoria.
—Qué quieres —preguntó tajante, saliendo de la casa para que no fueran escuchados por Amy y Tails.
—Y-yo necesito hablar con Tails —y el lobo se paró recto, tratando de quitarse de encima el temor que le causaba el erizo.
—No está disponible.
—Solo quiero saber…
—Lo que tú quieras no me interesa. Te lo advertí anoche, no te vuelvas a acercar a él —el azul empujo suave al lobo desde su pecho, alejándolo un poco.
—Es-esto no es asunto tuyo. Ser su mejor amigo n-no te da el derecho a… —y fue interrumpido, cuando escuchó a Tails llamando a Sonic desde dentro.
—Aléjate. Si él quiere, te buscará «en tus sueños imbécil…» —y Sonic entró nuevamente, cerrando la puerta en la cara del lobo.
Ya adentro, inventó que era un vendedor solamente. Y mientras escuchaba a sus amigos charlar por su cabeza solo pasaba la noticia de que Tails no recordaba nada. No besos, no caricias, no placer desmedido, no palabras de amor. Y aunque por una parte Sonic sentía rabia porque todas esas maravillosas sensaciones solo las recordaría él, también estaba el lado que se aliviaba al saber que su pequeño amigo no recordaría ese importante suceso. Tal vez era una señal del destino que le indicaba a Sonic que realmente lo que tuvo con Tails era solo una confusión, que tal vez no era una relación lo que seguía en sus vidas y que debía permanecer solo en una amistad…
Tal vez Sonic se estaba engañando y eso le costaría muy caro, pobre erizo.
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ignorvnte · 1 year ago
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Te das cuenta que tienes una vida relativamente estable cuando no te altera un comentario despectivo. El amor por tu presente actual no se fija en detalles vulgares externos, sino en lo que ocurre en tu privacidad e intimidad. A esto lo llamo tener seguridad.
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caostalgia · 1 year ago
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El mentiroso.
Una mujer joven.
Excluida de la vida, sin conocer nada, ni a nadie decidió enamorarse de un mentiroso.
Obligándose a sí misma a entrar en tan pequeño corazón.
Cortó cada pedazo de ella para meterse ahí.
Entro casi toda, solo que había algo que por más que intentaba, no podía lograr que pasará.
El corazón de esta mujer, ardiente, fuerte, apasionado, no podía entrar en una caja tan pequeña como el corazón gélido de aquel hombre, así que... se lo dio de comer... al mentiroso, al cruel...
Lo cocino de manera delicada, era dulce y suave, condimentado con canela, jengibre, nuez moscada, clavo y un toque de pimienta... endulzado con sus lágrimas de amor.
El mentiroso, por supuesto... solo lo devoró, mientras masticaba con la boca abierta y escupía, decía cosas como:
-Te amo, eres el amor de mi vida, gatita...
La mujer admirada por tal espectáculo, comenzó a llorar cada vez más, pero no sabía porqué, si había dado todo a la persona que más amaba...
Pequeña ingenua, no podía ver que se había entregado por completo, que se había perdido, que se había trasquilado y destruido para poder adentrarse en él.
Que se había quedado sin alma.
Mientras todo esto pasaba, en la esquina de esta pavorosa escena, burlándose de tan vulgar espectáculo... estaba el demonio del mentiroso.
-Mala poesía.
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nevenkebla · 1 year ago
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Reflejos
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Fantastic Four #200 Marv Wolfman (Escritor), Keith Pollard (Dibujante)
— Doctor Doom: ¿Qué has hecho? ¿QUÉ HAS HECHO? ¡Has destruido mi capacidad de lucha! Pero aún no me has detenido. ¡Mi plan supremo triunfará igualmente! Solo tengo que alcanzar los controles… — Reed Richards: Jamás Doom… ¡No lo permitiré! Estás loco… ¡Solo un loco llegaría tan lejos para conseguir lo imposible! ¿No te das cuenta de que jamás podrás lograrlo? Toda tu vida has estado buscando vengarte de un mundo que creías que te había despreciado… Aún hay tiempo, Doom… ¡Únete a nosotros! ¡Tu genio puede beneficiar a la misma gente que crees que te odia! — Doctor Doom: ¡Necio insufrible! ¿Crees que Doom es tan mezquino que solo busca venganza? ¡Patán ignorante! ¡Quiero el poder porque es mío por derecho! Es un derecho de nacimiento que heredé de mi madre… ¡Una mujer asesinada por un puñado de paletos asustadizos e ignorantes que eran demasiado idiotas como para ver la verdad! Yo siempre he buscado obtener lo que es mío por derecho. — Reed Richards: ¿Qué estás haciendo? — Doctor Doom: Has inutilizado mi armadura… ¡Pero aún dispongo de suficiente energía de emergencia almacenada como para activar los controles de refrigeración! Cuando nos conocimos, Richards, te consideré un estudiante inteligente que prometía bastante. ¡Quizás tu intelecto científico crecería, pero tu conocimiento de las motivaciones humanas es increíblemente limitado! ¿Venganza? ¡Bah! Doom está por encima de algo tan vulgar. ¡Pero basta! Debo ocuparme de mi estatua. ¡Hay que activar sus controles!
— Johnny Storm: No hemos tardado mucho en liquidar a los secuaces de Doom. — Susan Storm: Los delegados parecen seguir en estado de shock. — Ben Grimm: Esto aún no ha terminado. ¡Mirad! ¡La estatua está empezando a brillar como un crío con acné en su primera cita! — Susan Storm: ¡Johnny! ¡Ben! Está emitiendo una especie de rayo… ¿Significa eso que Reed no ha podido detener a Doom? — Johnny Storm: ¡Mirad, vienen hacia nosotros! ¿Qué hacemos? — Ben Grimm: ¡Leches! ¡No podemos machacarles! ¡La vida te da sorpresas! — Susan Storm: ¡Decidamos lo que decidamos, hagámoslo ya! No hay tiempo que perder.
— Doctor Doom: ¡Éxito al fin! ¡Aun con todos los presentes problemas, mi plan ha triunfado! Mi estatua tuvo que ser entrada por la fuerza en la asamblea de la ONU… Pero ya está allí… ¡Y funciona tal y como la diseñé! ¡Ahora ya nada me impedirá alcanzar el objetivo que he perseguido todos estos años! ¡El mundo será de Doom! ¡DE DOOM! — Reed Richards: De eso nada, Doom… Aún no has conseguido nada… ¡No mientras yo viva! — Doctor Doom: ¡NO! ¡NO! ¡TÚ OTRA VEZ NO! ¡¿Es que no hay modo de matarte?! — Reed Richards: La próxima vez haz tus trampas de hielo completamente sólidas… antes de que me congelara del todo a mi alrededor, pude formar unos respiraderos… que también sirvieron para debilitar el bloque.
— Doctor Doom: Richards… Normalmente aborrezco los encuentros físicos… Pero tú no me dejas opción. ¡Te has burlado demasiadas veces de mis planes! Pero se acabó… ¡Se acabó! ¡Debo destruirte de una vez por todas! No soy el simple patán que siempre me has considerado, Richards. ¡Aun sin mi energía, mi armadura compensa de sobras ese ridículo poder elástico tuyo! ¡Y eso me convierte en tu superior, Richards! ¿Me has oído? ¡En tu superior! ¡Dilo, Richards! ¡Dilo de una vez! ¡Doctor Doom es tu superior! — Reed Richards: J-Jamás… — Doctor Doom: Oh, muy pronto suplicarás que te deje pronunciar esas palabras… porque quizás me conmuevan como para ofrecerte un pequeño rayo de esperanza. ¡Una esperanza representada por una muerte rápida en vez de un final lento y doloroso! Pero exijo hacerte pagar por todos estos años de frustración… De saber en todo momento que había alguien igual de fuerte… Igual de poderoso… Alguien que podría incluso ser super… ¿Qué? ¿He estado a punto de decir superior a Doom? ¡JA! Siempre he sido mejor que tú. Admítelo, Richards… ¡Siempre! ¡Admite que manipulaste la máquina que destrozó mi rostro! Fuiste tú… ¡Tuviste que ser tú! Dime que envidiabas mi talento… Dime la verdad… Dímela, maldito seas… ¡Dímela y puede que acabe con tu sufrimiento en este mismo instante! ¡Has de decírmela!
— Reed Richards: No hice nada… Traté de ayudarte con los cálculos… equivocados… — Doctor Doom: ¿Aun a punto de morir sigues mintiendo? ¡Sé que tú fuiste el responsable! ¡Yo soy incapaz de cometer errores! Yo… ¿Qué? ¿Pretendes desenmascararme? ¿Así que ese es tu ridículo plan? ¿Tratar de enfurecerme mientras me arrancas la máscara? ¡Pero eres un idiota! Solo mi anillo oculto puede… ¿Qué? ¡Se abrió! ¿Pero cómo…? — Reed Richards: Cuando tu fuente de energía entró en cortocircuito, el mecanismo de cierre se debilitó… — Doctor Doom: ¡Estúpido imbécil! ¡¿Es que no sabes lo que has hecho?! ¡Sin las lentes protectoras de mi máscara, los reflejos intensificados del Solartrón pueden volverme loco! ¡MI ROSTRO! ¡MI ROSTRO! ¡MILLONES DE GROTESCOS REFLEJOS DE MI ROSTRO! ¡NOOO!
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jartita-me-teneis · 9 months ago
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ANARQUISMO CRISTIANO El anarquismo cristiano de León Tolstoi es la única alternativa razonable para abordar el evangelio. Tolstoi niega el parto virginal, los milagros, el pecado original, los sacramentos, el infierno y la resurrección como acontecimiento histórico. El escritor ruso apunta que la conversión del emperador Constantino convirtió el cristianismo en una nueva idolatría vinculada al poder político y económico. Desde entonces, las distintas iglesias solo se han preocupado del poder temporal y han explotado las ideas de culpa e indignidad para exigir una obediencia incondicional y atribuir a sus líderes una grotesca infalibilidad. Jesús fue hijo de José y María, acusó al Sanedrín y a Roma de cometer toda clase de abusos e iniquidades, fustigó a los ricos y poderosos, defendió los derechos de los pobres, los parias, las mujeres, los extranjeros y los excluidos, señaló que Dios no era un poder lejano y terrible, sino un padre-madre, y anunció que su Reino se hallaba allí donde había fraternidad, justicia y compasión. Ejecutado por Roma con el apoyo de las autoridades religiosas judías, su resurrección consistió en revelar que la plenitud de la vida solo se alcanza mediante la comunión radical con nuestros semejantes. Cuando prevalezca el amor sobre el odio, “Dios será todo en todos” (1 Cor 15, 28), lo cual significa que la humanidad reunida vencerá definitivamente al mal, simbolizado por el ultraje de la cruz, un castigo reservado a esclavos y rebeldes. La resurrección es el signo de que el verdugo no triunfa sobre la víctima y una invitación permanente a la desobediencia y el inconformismo. No es un hecho histórico, sino un signo utópico. El Reino de Dios está en el corazón del hombre, no en un más allá desligado de la historia, y exige luchar aquí y ahora contra cualquier forma de injusticia. Los cuatro evangelios canónicos fueron el producto de una elaboración colectiva. Fueron escritos, reescritos, modificados y, en no pocos casos, alteraron el mensaje original de Jesús, ese joven rabino de Galilea que probablemente jamás se proclamó el Cristo, sino el portavoz de una Buena Noticia que el poder temporal de su tiempo consideró peligrosa y subversiva. Las iglesias actúan como vulgares partidos políticos y, en la mayoría de las ocasiones, se alinean con las ideas más reaccionarias. Deberíamos olvidarnos de ellas y aprovechar las lecciones esenciales de Jesús: amar al prójimo, desterrar la violencia, cultivar la sobriedad, vivir solidariamente, no escatimar el perdón y ejercer la autocrítica. El evangelio de Mateo enuncia con nitidez la esencia del mensaje cristiano: “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. No hacen falta templos ni sacerdotes para poner en práctica este mandato.
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No puedo dormir, no puedo concentrarme, no sé si soy buena o mala en la cama, odio el dolor, no puedo tener hijos, me cuesta tomar decisiones, no puedo mantener una relación amorosa, padezco depresiones, y tomo demasiados tranquilizantes. Bebo, miento, y, con frecuencia, deseo morir, aunque tengo pánico a la muerte y a las cosas muertas. Quiero amar, y, al mismo tiempo, lo sacrifico todo por mi carrera. Soy ignorante, tonta y vulgar, y leo libros y tengo maestros que creen que puedo ser una gran actriz, pero no puedo recordar los parlamentos del guion. Soy una estrella, pero las productoras me odian. Creo en el matrimonio y la fidelidad, pero me acuesto con otros... Dios mío, qué confusión “.
—Marilyn Monroe. [Anotación en su diario]
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Se cuenta que Marilyn le dijo a Einstein, con una franqueza encantadora: “tú y yo podríamos tener un hijo: Saldría con mi belleza y tu inteligencia”.
A lo que el padre de la relatividad y de la bomba atómica respondió: “A lo mejor sale con mi belleza y con tu inteligencia”.
Aún no se sabía (las pruebas se hicieron más tarde), que el coeficiente intelectual de Marilyn Monroe era de 165, cinco puntos por encima del “mayor genio de todos los tiempos”.
Marilyn Monroe (Norma Jeane Baker, 1926-1962) era una gran lectora. Tenía en su casa una biblioteca con cerca de mil libros. Se pasaba muchas horas leyendo obras de literatura, poesía, teatro, filosofía, ya que su espíritu, además de muchísimas ganas de vivir, tenía insaciable curiosidad y hambre de conocimiento.
Algunas de las maravillosas citas de esta gran mujer son:
1. Una de las mejores cosas que me han pasado es que soy mujer. Esa es la manera que todas las mujeres debieran de sentirse.
2. La gente comenzó a decir que era lesbiana. Sonreí. No hay sexo incorrecto si hay amor en él.
3. Los perros no muerden. Sólo los seres humanos.
4. No me siento como la primavera. Me siento como un otoño caliente de color rojo.
5. Ríe cuando estés triste. Llorar es demasiado fácil.
6. Quiero envejecer sin estiramientos faciales. Quiero tener el valor de ser fiel a la cara que he hecho.
7. Nadie dijo que yo era bonita cuando era niña. A todos los niños se les debería decir que son guapos, aunque no lo sean.
8. Un símbolo sexual se convierte en una cosa. Odio ser una cosa.
9. Ser un símbolo sexual es una carga pesada de llevar, sobretodo cuando una está cansada, herida y desconcertada.
10. Es mejor estar sola que infeliz con alguien.
11. La imperfección es belleza, la locura es genialidad. Es mejor hacer el ridículo que ser aburrido.
12. Las decepciones te hacen abrir los ojos y cerrar el corazón.
13. Soy una chica pequeña en un mundo grande tratando de encontrar a alguien a quien amar.
14. El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza.
15. Nunca he dejado a nadie en quien haya creído.
16. Nunca he engañado a nadie. A veces he dejado que los hombres se engañen a sí mismos.
17. Si hubiera seguido todas las reglas, nunca habría llegado a ninguna parte.
18. Es más fácil amar a un hombre que vivir con él.
19. Mantén la cabeza arriba, la barbilla alta, mantén tu sonrisa, porque la vida es una cosa hermosa y hay mucho por lo cual sonreír.
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A veces, escucho a personas que hablan con una seguridad desbordante y observo sus obras, y siento, en el fondo de mi ser, una profunda pena por los grandes valores que conozco y que viven en el anonimato. Es curioso ver siempre a los mismos grupos, a los mismos protagonistas escogidos por un jurado que, en su mediocridad, parece preferir la comodidad a la autenticidad. Es preferible vivir libre y solo, descubriendo el brillo en la oscuridad.
El aliento que rodea a los más valiosos se convierte en enigmas; parece que en este mundo se les niega toda suerte y sudario que les permita brillar. Al mismo tiempo, esto revela la falta de valor y generosidad de muchos que los ensalzan. Hay demasiados vacíos en las artes y una inquietante pantomima en las alturas.
Me fascinan los seres invisibles, el murmullo de las corrientes, el silencio de las piedras y los testigos silenciosos de árboles que permanecen activos. No sé si no he entendido nada o si lo entiendo todo; me encanta el secretismo, me gusta ser nadie.
Alba de Luna.
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flan-tasma · 2 years ago
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HOLA, amo como escribes las escenas nsfw, así que podría pedir un escenario con Wriothesley en donde somos una prosti pero el nos enseña un sexo lleno de amor y cosas fluffly pq se enamoro en vez del sexo sucio y feo¿
JSBDKD NO SE SI SE ENTIENDA, PERO GRACIAS DE ANTEMANO 🫶🫶
💖~ aydios amix, ME ENCANTÓ ESTA IDEA DKGDKHD literal podrían ser el típico "Yo te saco de trabajar, mi reina, ntp" KDHKDH gracias por tus palabras~ me hace feliz que te gusten mis escritos! ✨
Me pasé de verg* y esto terminó siendo muy largo, no sé si le debería hacer parte dos pero realmente quiero hacer algo más bonito con esta idea~ Escuché "All you wanna do" del musical Six mientras escribía esto, me gustó en lo personal
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Spanish:
La vida es difícil, está llena de baches y no fluye como el agua de una fuente. Esas eran las palabras que tus padres te repetían todos los días como si fuera un mantra divino. La vida se trataba de trabajar para no morir, hacer lo que fuera necesario para comer un trozo de pan, para asegurar que la niña que criaban no moriría de hambre ni de frío. Trabajaban día y noche, remendaban la ropa y las mantas, los zapatos y los muebles viejos, todo debía cumplir una labor incluso si ya no servía, el reloj era un muerto viviente que tu padre siempre trataba de reparar con algunas herramientas oxidadas y la luz de una vela que casi no tenía cera, pero siempre sonaba a sus horas.
La vida era difícil, se trataba de trabajar para conseguir gas y poder hervir agua para hacer sopa, se trataba de bañarse en agua helada en la mañana y trabajar todo el día para caer rendido en un triste colchón en el piso. Eso aprendiste de tus padres desde joven y entendiste, aquella noche fría en que un mazo oxidado abrió el cráneo de tu padre por la frustración, que sus palabras eran muy sabias. Entendiste, el día en que tu madre falleció por enfermedad y sin disponibilidad de medicamentos, que la vida era tan fría como el agua con el que te lavaste la cara en la mañana, tan dura como el piso en el que dormiste por varias noches, entendiste que tenías que salir de ahí de alguna manera.
Aprendiste muchas cosas en tu vida, que si lavas tu cara antes de salir a vender periódicos tendrías unas monedas de más, que si preferías usar una blusa sin mangas tendrías más atención y eso te podría ayudar a comer más que una hogaza de pan duro. Entendiste que siendo atractiva te podrías salvar cuando un hombre te llevó para trabajar en algo más "adecuado".
Pura mierda. Un edificio con luces extravagantes y cortinas traslúcidas, una prisión lujosa donde has sido reclusa desde la adolescencia. No podías quejarte, se supone, tenías una cama suave y comida, un techo que no permitiría que la lluvia ni el sol te enferme, tenías una habitación y un baño decente por primera vez en tu vida y la ropa que vestías, si bien era incómoda, entallada y lujosa, era ropa y se agradecía. Para alguien que no tenía nada de eso, era una bendición que pagaste con un trabajo sucio.
Bailaste, cantaste, aprendiste a conversar y a sonreír aún si estabas incómoda, aprendiste a no quitar las manos que te hacían temblar de miedo, aprendiste a no chillar de dolor ni de miedo cuando te usaban como si fueras un vulgar agujero o una muñeca bonita para mancillar.
Lloraste al final de cada encuentro, no disfrutaste ninguno, siendo todo jalones y mordidas de demonios que arrancaban tu piel, los ojos de los monstruos que dormían bajo tu cama queriendo llevarte al infierno te veían como un trozo de carne lujosa, preparados para rostizarte con especias asquerosas y comerte, y tirar tus huesos contra el plato para que alguien más limpiara el comedor donde pecaron.
Un nuevo día, una ducha con agua helada y tu cabello enmarañado en el espejo, tu cuerpo dañado ya no era lo que solía ser cuando te preparabas para vender periódicos en las oscuras calles, sino una figura más madura y cuidada, el ejercicio y la alimentación que regulaban para mantenerte como un sujeto atractivo combinaba con los moretones espantosos en tus piernas y en tu cuello. Los odiabas, y te apresurabas a cubrir tu cuerpo con una toalla para seguir llorando una mañana más.
La vida era triste, fría y solitaria. Te trataría como una pieza en un tablero, sin importancia, destinada a ser abusada y manchada por otros. Hasta que te salvaron.
Wriothesley, que sonríe cada vez que lo llamas. Wriothesley, cuyos ojos se suavizan cuando te ve. Wriothesley, que no temió en usar su fortuna para mantenerte. Wriothesley, que te salvó de esa prisión pintada de lujoso pecado, depresión y miseria.
El hombre que llegó al lugar donde trabajabas y se quedó hechizado con tu figura, que casi detuvo una misión para verte un poco más, sentir tu mirada en él mientras bailabas con un traje tan soez. Viendo a través de tus ojos seductores y tu sonrisa caprichosa lo poco que quedaba de una mujer feliz, que buscaba aferrarse a la sugestión como último aspecto verdadero de una personalidad destrozada por las luces rojas y música persuasiva.
Esa noche lo supo, debía sacarte de ese lugar cuánto antes.
El perfume femenino se sentía como humo en tus pulmones, pero era el adecuado para ti, el labial rojo en tus labios y las sombras cuidadosamente difuminadas en tus párpados para que luzcan más bellos eran como se esperaban de alguien como tu, que vestía con poca ropa y joyas asquerosas contra tu piel. Una mujer, un bello trozo de carne que alguien más engulliría hoy.
La puerta se abrió para el caballero de oscuros cabellos, el guardia lo había guiado hacia la recámara de oscuridad tenebrosa. Entró, recibió sus felicitaciones del asqueroso hombre que te miró con una sonrisa repugnante y que después cerró la puerta nuevamente, dejándote indefensa frente a un lobo hambriento. Sonreíste, volviendo a tomar un poco de la seguridad que se supone que tenías como la diva de este maldito lugar.
"Buenas noches, monsieur..." Un tono bajo, como un susurro, bonito y encantador, mezclado con la caricia que diste a tus piernas cruzadas. Sabías quién era el hombre, y precisamente por eso –y porque de lo contrario te castigarían si lo trataban mal– no te permitirse ser nada más que una encantadora bolsa para su semen. Agradecías en silencio que no fuera un viejo otra vez, estabas harta de los vejestorios orgullosos que se hacían llamar hombres entrando por las puertas.
Fue preocupante en un inicio, el caballero no te quitó la mirada de encima pero no se dedicó aa comerte con la mirada, sus ojos no reflejaban sus ganas de arrancarte la lencería de un vibrante color rojo, sino que se mostraba molesto mientras paseaba la vista por el conjunto que tenías puesto. Temblaste, no acostumbrada a cuando te volvió a mirar a los ojos y sonrió compasivo.
"El color no te queda." Habló de lo más calmado, dando algunos pasos hasta atraer la silla que estaba a un lado y dejándote lejos, respetando tu espacio personal cuando se sentó y volvió a mirarte. "Este lugar es muy... pequeño, no parece una buena habitación para ti." Sus ojos analíticos pasearon por toda la habitación, el papel de la pared y la madera del piso, sin cuadros ni carteles de nada, solo una cama, un escritorio y un baño. "¿Vives aquí o me equivoco?"
"Si estamos hoy aquí es porque ha considerado que era el mejor servicio que puede tener, monsieur Wriothesley." Si un hombre deseaba sacar a relucir todos sus fetiches, incluidos los más raros y repugnantes, tendría que usar juguetes especiales que tenían en habitaciones especiales, y claro que un servicio más completo e ilimitado requería una mayor cantidad de mora en los bolsillos del gran señor que te mantenía. Ese no era el plan de Wriothesley, no estaba buscando diversión, no completamente. Wriothesley sonrió y entendió a lo que te referías, suspiró y siguió viendo a todos lados menos a ti en silencio, uno que te estaba atormentando. "¿Se ha estado sintiendo a gusto últimamente, monsieur?"
Preguntaste de manera en la que pretendías estar tranquila, no querías obligarlo a hacer nada y era mejor si era así, pero no entendías la necesidad de pagar por estar una noche con una prostituta y perder tiempo viendo una decoración mundana. Parecía que Wriothesley estaba de acuerdo con tus pensamientos, e incluso parecía que estaba a punto de decir algo pero se quedó aliado mirándote una vez más, otra vez con molestia. "¿Te gusta mucho ese conjunto?"
Es asqueroso, repulsivo, asfixiante y desabrido, querías decirlo pero sabías que no le importaría, reír un poco te ayudaría a sacar el aire que se mantenía incómodo dentro de tus pulmones. "¿No es de su gusto?" Wriothesley sonrió mirándote a los ojos, su mirada iluminada por el sucio rojo de la habitación se notaba cálida a pesar del ardor de todos los colores chillones de la sala.
"Preferiría algo negro en ti, ¿Es de tu gusto?" Wriothesley se levantó por fin de su silla, acercándose a ti con pasos tranquilos y tomando tu mentón para inspeccionar bien tu rostro, soltando ruidos de satisfacción mientras analizaba tus labios y tus mejillas. "Si me lo permitieras podría llenar tu vida de otros colores que no sean este. Violeta, rosa, blanco o negro, si me lo pidieras todo sería tuyo." Su toque era delicado, tanto que te hipnotizó y por un momento olvidaste todo, hechizada por sus palabras. Tal vez eran mentira pero entre cada palabra que caía de su lengua s tus oídos te calentaba el corazón. "No estarías obligada a vestir de esta manera, no te pediría que hagas esto tampoco. Serías una reina a mi lado, mi reina."
"Lo que usted quiere es una esposa trofeo, monsieur." Wriothesley soltó una risa mientras te dejaba caer en la cama, una mano debajo de tu cabeza para que no te lastimarse, otra mano en el colchón para no dejar caer todo su peso sobre ti.
"No, lo que yo quiero eres tú." Te besó, pero a diferencia de besos anteriores que has experimentado no hubo lengua que incomode tu boca, no hubo dientes que choquen con tus labios, solo besos tranquilos y deliciosos, lentos y sensuales que te hacían perseguir sus labios por más. Tus manos lo sostuvieron por sus hombros para que no se aleje, queriendo sentir más del cariñoso acto que te quitaba el aliento con cada caricia en tus labios. "¿Puedo...?"
¿Qué clase de tonterías estaba diciendo este hombre? Que compra a una prostituta y le pide permiso para hacer lo que quería hacer cuando pagó. Aturdida por la frustración, solo asentiste y dejaste que te quitara la ropa, él aún tenía el ceño fruncido y era delicado en sus acciones, quitando tu blusa transparente y revelando tus senos, dándoles una caricia y un beso lento antes de quitar tus medias por el elástico, deslizándolas por tus piernas con cuidado y sosteniendo tus piernas a los lados de su cadera. Cuando quisiste moverte para tomar la botella de lubricante de la mesa al lado de la cama, la mano de Wriothesley te detuvo y besó tu mano.
"Tranquila, yo me encargo de esto." El hombre seguía vestido, lo que te mantenía indefensa ante él, sin contar que sus manos empezaron a delinear tu figura, tus brazos, tu cintura, se estaba esforzando para memorizar tu forma bajo sus manos ásperas y con cicatrices. Sus dedos tomaron tus pezones y jugaron con tus botones con sus pulgares, dando vueltas a sus circunferencias y apretando ligeramente la carne delicada, arrancándote suspiros.
"Si algo no te gusta podemos detenernos." Te miró con cariño, ahora sin molestia en tus ojos, mientras estiraba la tela de tu braga. Asentiste nuevamente, ahora con un murmullo suspirado, y pareció que el ego de Wriothesley creció en ese momento. Te quitó la molesta tela revelando tu intimidad desvergonzada, por extraño que parezca te sentiste demaciado expuesta ante él, pero todo se fue al diablo cuando una de las manos de Wriothesley pasó de tu seno a tus pliegues y pasó delicadamente por tu raja hasta tu clítoris, masajeando los botones de carne con ambas manos en dos zonas distintas que te hicieron soltar un jadeo más alto. Su boca bajó desde tu mejilla hasta tu vientre, dejando tus piernas cómodamente en sus hombros, repartiendo besos como una cascada hasta tu intimidad dónde empezó a lamer y a arremolinar su lengua en ti.
Arañaste la sábana y arrugaste los dedos de los pies, jadeaste por la humedad nueva que estabas descubriendo con su lengua y sus labios besando tu intimidad con hambre, bebiendo todo el líquido que caía por su barbilla y que te enredaba el estómago en una sensación tan exquisita que no pudiste ignorar. Gruñiste el nombre de Wriothesley, lo abrazaste con tus muslos y él fue dichoso de sentir tu miel fluir como un río por su paladar, no se molestó en mojar la sábana de bajo de ti, nada importaba ahora.
"No te puedo pedir que seas mía ahora, pero por favor dame la oportunidad." Amó cada parte de ti, como respirabas con dificultad, tus piernas temblando y deseando más, adoró cuando lo miraste a través de tus pestañas húmedas por tus lágrimas y sonreíste. Ibas a caer, si tenía que ser una ilusión rezabas que fuera eterna, que nunca te rompa el corazón con una verdad amarga si todos los días tendrías algo como esto. Tal vez es amor, pensaste, así se debe sentir estar enamorado, una inmensa felicidad y tranquilidad.
Había pedido permiso y se lo concediste, lo dejaste introducir su polla dura entre tus pliegues, ambos jadearon al sentirse completos, Wriothesley premió tu tranquilidad con más besos dulces y se tomó su tiempo para hacerte el amor entre suspiros y anhelos.
Mientras sus bolas casi entraban profundamente en ti a un ritmo lento pero rudo, los gruñidos del hombre besaban la piel expuesta de tu hombro y mordía delicadamente. Trataba de no hacerte daño mientras te sostenía la cintura con delicadeza, haciendo rodar tu clítoris en sus dedos y meciéndote contra su falo. Wriothesley besó tu clavícula a través de las manchas que dejaban sus labios, chupaba tu piel salada y mojada mientras susurraba frases inentendibles por la dicha de unirse a ti.
La vida no debía ser difícil, no debe estar llena de baches, fluye como el agua de una fuente. Tus noches no deberían pasar entre lágrimas y maldiciones, no deberían tratarte como una pieza en un tablero, sin importancia, destinada a ser abusada y manchada por otros. Estabas destinada a ser amada y mimada, a los ojos de Wriothesley, estabas destinada a vivir una vida honrada y feliz, sonreír todos los días de tu vida y cada noche dejarlo hacerte el amor de manera lenta, empalarte en su polla mientras soltaba más susurros de amor y adoración a ti.
Lo raro no acabó, el cariño no acabó. Cuando ambos estaban saciados por el nuevo tipo de placer que habían encontrado en el otro, no se separaron, él no se vistió y se fue luego de recordarte que fuiste la más hermosa de todas. Wriothesley se preocupó por ti, te ayudó a limpiarte y se quedó a tu lado en la cama, el silencio fue agonizante al inicio pues no sabías qué hacer hasta que empezaste a dormir en su pecho, arrullada por el respirar del hombre y sus brazos que te mantenía caliente. Lloraste una vez más, en silencio, por la felicidad que creías que sería pasajera.
Desde esa noche, todas las mañanas te alegras de despertar perezosamente en los brazos del duque que no te quiere soltar, pasas tus días a su lado vistiendo de los colores del arcoiris pero no el color del infierno, con un anillo con una piedra oscura en tu dedo. Un establecimiento clausurado, una oportunidad junto a Wriothesley y al final tu libertad estaba frente a ti. La libertad que había buscado tu padre, la que había buscado tu madre y la que no pudo encontrar tu yo más joven, ahora resplandecía frente a ti en la figura mortal de un hombre.
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English:
Life is difficult, it is full of potholes and it does not flow like water from a fountain. Those were the words your parents repeated to you every day as if it were a divine mantra. Life was about working to not die, doing whatever it took to eat a piece of bread, to ensure that the girl they were raising would not die of hunger or cold. They worked day and night, mending clothes and blankets, shoes and old furniture, everything had to do its job even if it was no longer useful, the clock was a living dead that your father always tried to repair with some rusty tools and the light of a candle that had almost no wax, but always rang on time.
Life was difficult, it was about working to get gas and be able to boil water to make soup, it was about bathing in ice water in the morning and working all day to fall exhausted on a sad mattress on the floor. You learned that from your parents from a young age and you understood, that cold night when a rusty mallet opened your father's skull out of frustration, that his words were very wise. You understood, the day your mother died due to illness and without the availability of medicine, that life was as cold as the water with which you washed your face in the morning, as hard as the floor on which you slept for several nights, you understood that you had to get out of there somehow.
You learned many things in your life, that if you washed your face before going out to sell newspapers you would have a few extra coins, that if you preferred to wear a sleeveless blouse you would have more attention and that could help you eat more than a loaf of stale bread. You understood that by being attractive you could save yourself when a man took you to work in something more "suitable."
Pure shit. A building with extravagant lights and translucent curtains, a luxurious prison where you have been an inmate since you were a teenager. You couldn't complain, you were supposed to, you had a soft bed and food, a roof that wouldn't let the rain or sun make you sick, you had a decent room and bathroom for the first time in your life, and the clothes you wore, even though they were uncomfortable, fitted and luxurious, it was clothing and it was appreciated. For someone who didn't have any of that, it was a blessing that you paid for with a dirty job.
You danced, you sang, you learned to talk and smile even if you were uncomfortable, you learned not to remove the hands that made you tremble with fear, you learned not to scream in pain or fear when they used you as if you were a vulgar hole or a pretty doll to taint.
You cried at the end of each encounter, you did not enjoy any of them, it was all pulls and bites of demons that ripped off your skin, the eyes of the monsters that slept under your bed wanting to take you to hell saw you as a piece of luxurious meat, ready to roast you with disgusting spices and eat you, and throw your bones against the plate so that someone else could clean the dining room where they sinned.
A new day, a shower with ice water and your hair tangled in the mirror, your damaged body was no longer what it used to be when you were preparing to sell newspapers on the dark streets, but a more mature and well-kept figure, exercise and the diet they regulated to keep you attractive combined with the hideous bruises on your legs and neck. You hated them, and you rushed to cover your body with a towel to continue crying one more morning.
Life was sad, cold and lonely. Life would treat you like a piece on a board, unimportant, destined to be abused and stained by others. Until he saved you.
Wriothesley, who smiles every time you call him. Wriothesley, whose eyes soften when he sees you. Wriothesley, who was not afraid to use his fortune to support you. Wriothesley, who saved you from that painted prison of luxurious sin, depression and misery.
The man who came to the place where you worked and was enchanted by your figure, who almost stopped a mission to see you a little more, to feel your gaze on him while you danced in such a vulgar outfit. Seeing through your seductive eyes and your capricious smile what little was left of a happy woman, who sought to cling to suggestion as the last true aspect of a personality destroyed by red lights and persuasive music.
That night he knew, he had to get you out of that place as soon as possible.
The feminine perfume felt like smoke in your lungs, but it was the right one for you, the red lipstick on your lips and the shadows carefully blended on your eyelids to make them look more beautiful were as expected from someone like you, who dressed scantily. Disgusting clothes and jewelry against your skin. A woman, a beautiful piece of meat that someone else would gobble up today.
The door opened for the dark-haired gentleman, the guard had guided him into the chamber of gloomy darkness. He walked in, received his congratulations from the disgusting man who looked at you with a disgusting smile and then closed the disgusting door again, leaving you defenseless against a hungry wolf. You smiled, regaining some of the confidence you were supposed to have as the diva of this damn place.
"Good night, monsieur..." A low tone, like a whisper, pretty and charming, mixed with the caress you gave to your crossed legs. You knew who the man is, and precisely for that reason –and because otherwise you would be punished if you treated him badly– you were not allowed to be anything more than a charming bag for his semen. You were silently grateful that he wasn't an old man again, you were sick of proud geezers who called themselves men walking through the doors.
It was worrying at first, the gentleman did not take his eyes off you but he did not dedicate himself to staring at you, his eyes did not reflect his desire to tear off your vibrant red lingerie, but rather he seemed annoyed as he looked around. for the outfit you were wearing. You shivered, not used to when he looked back into your eyes and smiled sympathetically.
"The color doesn't suit you." He spoke as calmly as possible, taking a few steps until he attracted the chair that was on one side and leaving you far away, respecting your personal space when he sat down and looked at you again. "This place is very... small, it doesn't seem like a good room for you." His analytical eyes roamed the entire room, the wallpaper and the wood of the floor, no pictures or posters of anything, just a bed, a desk and a bathroom. "Do you live here or am I wrong?"
"If we are here today it is because you considered it to be the best service you could have, Monsieur Wriothesley." If a man wanted to bring out all his fetishes, including the strangest and most disgusting ones, he would have to use special toys that were kept in special rooms, and of course a more complete and unlimited service required a greater amount of mora in the pockets of the great lord that kept you. That wasn't Wriothesley's plan, he wasn't looking for fun, not entirely. Wriothesley smiled and understood what you meant, he sighed and continued looking everywhere except at you in silence, one that was tormenting you. "Has he been feeling at ease lately, monsieur?"
You asked in a way that meant you were calm, you didn't want to force him to do anything and it was better if that was the case, but you didn't understand the need to pay to spend a night with a prostitute and waste time looking at mundane decorations. It seemed like Wriothesley agreed with your thoughts, and it even seemed like he was about to say something but he just stood there looking at you once again, again with annoyance. "Do you really like that outfit?"
It's disgusting, repulsive, suffocating and tasteless, you wanted to say it but you knew he wouldn't care, laughing a little would help you get out the air that remained uncomfortable inside your lungs. "Isn't that to your taste?" Wriothesley smiled looking into your eyes, his gaze illuminated by the dirty red of the room felt warm despite the heat of all the bright colors in the room.
"I would prefer something black on you, is that to your taste?" Wriothesley finally got up from his chair, approaching you with calm steps and taking your chin to inspect your face well, letting out satisfied noises as he analyzed your lips and cheeks. "If you allowed me, I could fill your life with colors other than this one. Violet, pink, white or black, if you asked me, everything would be yours." His touch was delicate, so much so that he hypnotized you and for a moment you forgot everything, enchanted by his words. Maybe they were a lie but between every word that fell from his tongue your ears warmed your heart. "You wouldn't be forced to dress this way, I wouldn't ask you to do this either. You would be a queen by my side, my queen."
"What you want is a trophy wife, monsieur." Wriothesley let out a laugh as he dropped you onto the bed, one hand under your head so you wouldn't hurt yourself, another hand on the mattress so he wouldn't let his full weight fall on top of you.
"No, what I want is you." He kissed you, but unlike previous kisses you've experienced there was no tongue to bother your mouth, no teeth to collide with your lips, just calm and delicious kisses, slow and sensual that made you chase his lips for more. Your hands held him by his shoulders to keep him from moving away, wanting to feel more of the affectionate act that took your breath away with each caress on your lips. "Can I...?"
What kind of nonsense was this man talking? That he buys a prostitute and asks her permission to do what he wanted to do when he paid. Dazed with frustration, you just nodded and let him remove your clothes, he was still frowning and delicate in his actions, removing your sheer blouse and revealing your breasts, giving them a caress and a slow kiss before removing your stockings by the elastic, sliding them down your legs carefully and holding your legs to the sides of his hips. When you wanted to move to grab the bottle of lube from the table next to the bed, Wriothesley's hand stopped you and kissed your hand.
"Don't worry, I'll take care of this." The man was still dressed, which kept you defenseless before him, not to mention that his hands began to outline your figure, your arms, your waist, he was trying hard to memorize your shape under his rough and scarred hands. His fingers cupped your nipples and played with your buttons with his thumbs, circling their girths and lightly squeezing the delicate flesh, drawing sighs from you.
"If you don't like something we can stop." He looked at you lovingly, now with no discomfort in your eyes, as he stretched the fabric of your panties. You nodded again, now with a sighed murmur, and it seemed like Wriothesley's ego grew in that moment. He removed the annoying fabric revealing your shameless intimacy, strangely enough you felt too exposed to him, but everything went to hell when one of Wriothesley's hands moved from your breast to your folds and delicately passed along your slit to your clit, massaging the flesh buttons with both hands in two different areas that made you gasp louder. His mouth went down from your cheek to your belly, leaving your legs comfortably on his shoulders, spreading kisses like a waterfall to your intimacy where he began to lick and swirl his tongue in you.
You scratched the sheet and wrinkled your toes, you gasped at the new moisture that you were discovering with his tongue and his lips kissing your intimacy hungrily, drinking all the liquid that fell down his chin and that entangled your stomach in a sensation so exquisite that you couldn't ignore. You growled Wriothesley's name, you hugged him with your thighs and he was happy to feel your honey flow like a river through his palate, he didn't bother to wet the sheet under you, nothing mattered now.
"I can't ask you to be mine now, but please give me the chance." He loved every part of you, how you were breathing hard, your legs shaking and wanting more, he loved when you looked at him through your eyelashes wet with your tears and smiled. You were going to fall, if it had to be an illusion you prayed that it would be eternal, that it would never break your heart with a bitter truth if every day you would have something like this. Maybe it's love, you thought, this is what being in love must feel like, immense happiness and tranquility.
He had asked for permission and you granted it, you let him insert his hard cock between your folds, you both gasped as you felt complete, Wriothesley rewarded your tranquility with more sweet kisses and took his time making love to you between sighs and longings.
As his balls nearly entered you deep at a slow but rough pace, the man's grunts kissed the exposed skin of your shoulder and bit gently. He tried not to hurt you as he gently held your waist, rolling your clit on his fingers and rocking you against his phallus. Wriothesley kissed your collarbone through the stains left by his lips, he sucked on your salty and wet skin while he whispered incomprehensible phrases for the joy of joining you.
Life should not be difficult, it should not be full of potholes, it flows like water from a fountain. Your nights should not be spent in tears and curses, you should not be treated like a piece on a board, unimportant, destined to be abused and stained by others. You were destined to be loved and pampered, in Wriothesley's eyes, you were destined to live an honest and happy life, smile every day of your life and every night let him make love to you slowly, impale you on his cock while he let out more whispers of love and adoration of you.
The strangeness didn't end, the affection didn't end. When you were both satiated by the new kind of pleasure you had found in each other, you didn't separate, he didn't get dressed and left after reminding you that you were the most beautiful of all girls in that night. Wriothesley worried about you, he helped you clean yourself and stayed next to you in bed, the silence was agonizing at first because you didn't know what to do until you began to sleep on his chest, lulled by the man's breathing and his arms that held you. kept you warm. You cried once again, silently, for the happiness that you thought would be temporary.
Since that night, every morning you are happy to wake up lazily in the arms of the duke who does not want to let you go, you spend your days at his side wearing the colors of the rainbow but not the color of hell, with a ring with a dark stone in your finger. A closed establishment, an opportunity with Wriothesley and in the end your freedom was in front of you. The freedom that your father had sought, that your mother had sought, and that your younger self could not find, now shone before you in the mortal form of a man.
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nynaglezz · 8 months ago
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Cartas a Nyna
Escribo como si dibujara tu cuerpo en el agua; escribí tu nombre como si mis letras fueran fuego en la oscuridad de la madrugada. Escribo para atraerte a mi boca, para que inocules tus luciérnagas en mi memoria. Añoro (entiendo la imposibilidad léxica) la magia, la electricidad que se desliza por tu espalda, la lujuria, el estremecimiento que viene desde tus rodillas y hasta tu pecho, el licor de tu espíritu derramado en las aristas de lo infinito. Escribo como si te hubiera abrazado y todavía guardara tu aroma en mis manos, redacto el tiempo para atraparlo, para encerrarlo en nuestra mordida, en nuestro rasguño, para comtemplarte desnuda en mi mente una vez más, para imaginarte envuelta en las llamas de una pasión delirante. Añoro (me aproximo) tu ferocidad, no la fidelidad ni las promesas; quiero medir tu cuerpo en besos, por ejemplo de tus rodillas a tus clavículas, medir tus labios en mordidas tenues, en interminables caricias que evoquen tu danza sagrada. Quiero medir tu alma, por ejemplo tus vidas pasadas, tus reencarnaciones y la música, en que instantes, has vivido. Escribo cosmologías en tus caderas. Invoco colibríes en tus pechos. Desenvuelvo el universo (con sus presagios, su belleza, su violencia, su oscuridad, su sol, su ternura) sobre tus omóplatos. Te escribo escuchando el ritmo secreto de mi sangre, su ritmo ancestral, de sístole y diástole entonando el rito. Te siento tatuada en la médula de mi alma y escribirte es sentir que tengo el cosmos en la punta de mis dedos. Añoro (ciñéndote de las nalga) tu mirada retándome, tus labios envolviendo mis poemas, tu cuerpo arrojado como sobre un volcán activo. Tus uñas encajadas en mi espalda, leer en tus muslos mi futuro. Escribo la tormenta sobre tu vientre, mi poema naufragando por tu entrepierna, el relámpago sacudiendo tu alma. Escribo la electricidad de soñarte, la creación del fuego, la luna menguando en las venas, la tentación. Los versos satánicos. Los libros abiertos (Orgullo y prejuicio, La insoportable levedad del ser, Lolita, Jane Eyre, Las mil y una noches.) La palabra que circunda tus caderas, la palabra secreta que pone erectos tus pezones. Aullo tu belleza. Gimo tus fotografías. Despierto dioses primigenios en tu mirada. Desenvuelvo la literatura (con su maldad, su fragua, su tango, sus orquídeas) sobre tus pechos. Eres el jardín de las delicias, el cantar de los cantares, el triunfo de la muerte, la maja desnuda, las flores del mal, eres, todo el arte. Añoro (mientras te penetro) tu paganismo, la divinidad de tus clavículas, más libertaria que libertina, más anarquista que ensoñadora, más vulgar que triste. Que me atrapes con tus piernas mientras te penetro de relámpagos y estrellas. Te escribo porque me calienta escribirte, describirte, hacerte valkiria en mi mente; escribirte como si forjara tus sombras con música, dejar que tu nombre tiemble en mis labios mientras ahogo un orgasmo.
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