#Sabiduría a través del Fracaso
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Equivocarse o errar es parte del proceso de aprendizaje
Aprender no es algo que se consiga de manera innata ni sin cometer errores. Como dijo el inventor Thomas Alva Edison: «No he fracasado, he encontrado 10.000 soluciones que no funcionan».
Para aprender siempre debemos explorar nuevos contextos, opciones, propuestas, ideas o retos. Y en esos nuevos contextos podemos equivocarnos. Salir de la zona de confort conlleva un riesgo, pero también es una oportunidad para aprender. Muchos de nosotros tenemos miedo al fracaso, al error o al rechazo que supone fallar. Pero no debemos tenerle miedo al aprendizaje. El fracaso nos ayuda a mejorar, como dijo el escritor Antoine de Saint-Exupéry: «El fracaso fortifica a los fuertes». Es la oportunidad de ser mejor.
El progreso nunca se acaba. Es algo así como hacer las cosas bien y mal a la vez. Fallar significa intentarlo de nuevo, pero con más sabiduría. Eso es lo que nos mostró el empresario Henry Ford: «El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia». Así que no temamos al fracaso, sino a no atrevernos.
#Aprendizaje Continuo#Superación de Errores#Innovación de Edison#Exploración de Contextos#Oportunidades de Aprendizaje#Zona de Confort#Riesgo y Recompensa#Miedo al Fracaso#Valor del Error#Rechazo y Resiliencia#Mejora Continua#Fortaleza en el Fracaso#Progreso Perpetuo#Éxito y Fracaso#Sabiduría a través del Fracaso#Inspiración de Henry Ford#Oportunidad en el Fracaso#Inteligencia Post-Fracaso#Coraje para Intentar#Desafíos y Soluciones#Crecimiento Personal#Aprendizaje a través de la Experiencia#Enfrentando el Miedo#Resiliencia y Mejora#Atreverse a Fallar#dayone
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BENDICION DE LIBERTAD
“Libero a mis padres del sentimiento de que me han fallado.
Libero a mis hijos de la necesidad de darme orgullo; para que escriban sus propios caminos de acuerdo con sus corazones, que susurran todo el tiempo en sus oídos.
Libero a mi compañer@ de la obligación de completarme. No me falta nada, aprendo con todos los seres todo el tiempo.
Agradezco a mis abuelos y antepasados que se han reunido para que pueda respirar vida hoy. Los libero de los fracasos del pasado y de los deseos incumplidos, conscientes de que han hecho todo lo posible para resolver sus situaciones dentro de la conciencia que tenían en ese momento.
Te honro, te amo y te reconozco como inocente.
Me desvisto ante tus ojos, para que sepan que no me escondo ni debo nada más que ser fiel a mí mismo y a mi propia existencia, que caminar con la sabiduría del corazón, soy consciente de que cumplo con mi proyecto de vida, libre de las lealtades familiares invisibles y visibles que pueden perturbar mi Paz y Felicidad, que son mis únicas responsabilidades.
Renuncio al rol de salvador, de ser uno que une o cumple las expectativas de los demás.
Aprendiendo solo a través del amor, bendigo mi esencia, mi forma de expresarme, aunque alguien no me entienda.
Me entiendo, porque yo solo he vivido y experimentado mi historia; porque me conozco a mí mismo, sé quién soy, lo que siento, lo que hago y por qué lo hago.
Yo me respeto y me apruebo.
Honro a la Divinidad en mí y en ti.
Somos libres.”
Juan Carlos el Escritor
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BENDICIÓN DE LIBERTAD
"Libero a mis padres del sentimiento de que me han fallado.
Libero a mis hijos de la necesidad de darme orgullo; para que escriban sus propios caminos de acuerdo con sus corazones que susurran todo el tiempo en sus oídos.
Libero a mi compañero de la obligación de completarme. No me falta nada, aprendo de todos los seres, todo el tiempo.
Agradezco a mis abuelos y antepasados que se han reunido para que pueda respirar vida hoy. Los libero de los fracasos del pasado y de los deseos incumplidos, conscientes de que han hecho todo lo posible para resolver sus situaciones dentro de la conciencia que tenían en ese momento. Te honro, te amo y te reconozco como inocente.
Me desvisto ante tus ojos, para que sepas que no me escondo ni debo nada más que ser sincero conmigo mismo y con mi propia existencia, que caminando con la sabiduría del corazón, soy consciente de que cumplo con mi proyecto de vida, libre de las lealtades familiares invisibles y visibles que pueden perturbar mi Paz y Felicidad, que son mis únicas responsabilidades.
Renuncio al rol de salvador, de ser uno que une o cumple las expectativas de los demás.
Aprendiendo solo a través del amor, bendigo mi esencia, mi forma de expresarme, aunque alguien no me entienda.
Me entiendo, porque yo solo he vivido y experimentado mi historia; porque me conozco a mí mismo, sé quién soy, lo que siento, lo que hago y por qué lo hago.
Yo me respeto y me apruebo.
Honro a la Divinidad en mí y en ti ...
Somos libres."
Paz en sus corazones.
#amor#familia#sanacionparaelalma#fe#paciencia#calma#felicidad#amor de dios#universo#esperanca#metas#libertad#liberación#amor propio#camino nuevo#independiente#reconciliación#divinidad#gratitude#gracia de dios#viva cristo rey
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Ensayo: Enseñanzas de la Vida
La vida es un viaje complejo y multifacético, una sinfonía de experiencias, emociones y aprendizajes que se van acumulando con el paso del tiempo. Es un maestro silencioso, que nos enseña a través de alegrías y dolores, triunfos y fracasos, amor y pérdida. Cada día es una nueva lección, una oportunidad para crecer y evolucionar.
Una de las primeras enseñanzas que la vida nos regala es la importancia de la resiliencia. No todo será fácil, nos encontraremos con obstáculos y desafíos que nos pondrán a prueba. Aprender a caer, a levantarnos con más fuerza y a seguir adelante es fundamental para sobrevivir y triunfar en este viaje.
Otra lección crucial es la autocompasión. A veces nos equivocamos, cometemos errores y nos sentimos decepcionados de nosotros mismos. Aprender a perdonarnos, a ser compasivos con nuestras debilidades y a aceptarnos tal como somos, es un paso importante hacia el crecimiento personal.
La vida también nos enseña la importancia de las relaciones. Las conexiones humanas son un alimento para el alma, nos brindan apoyo, amor, comprensión y compañía. Cultivar relaciones sanas y significativas es un tesoro invaluable que enriquece nuestra existencia.
La vida nos enseña la belleza de la simplicidad. En un mundo frenético, obsesionado con el éxito y el consumo, a veces nos olvidamos de las pequeñas alegrías de la vida. Agradecer por lo que tenemos, disfrutar de los momentos simples y vivir con más presencia nos ayuda a encontrar la verdadera felicidad.
Pero quizás la lección más profunda que la vida nos enseña es la transitoriedad. Somos parte de un ciclo constante de nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte. Aceptar la muerte como parte natural del ciclo vital nos permite vivir con más intensidad y a valorar cada momento como un regalo.
Las enseñanzas de la vida son un camino en constante evolución. Cada día es una oportunidad para aprender, crecer y transformarnos. Si aprendemos a escuchar las lecciones que la vida nos ofrece, podremos vivir con más sabiduría, más compasión y más plenitud.
Es un viaje maravilloso que vale la pena vivir con todo el corazón.
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¿Cuál fue el resultado del último partido entre Casademont Zaragoza y Joventut en la Liga Endesa?
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¿Cuál fue el resultado del último partido entre Casademont Zaragoza y Joventut en la Liga Endesa?
Resultado
El término "resultado" se refiere al efecto, consecuencia o producto de una acción, proceso o fenómeno. En diversos ámbitos de la vida, obtener un resultado satisfactorio es el objetivo final que se busca alcanzar. En el mundo laboral, académico o deportivo, los resultados son indicadores del desempeño y el éxito de una persona, equipo o institución.
Es fundamental tener en cuenta que los resultados pueden ser positivos o negativos, dependiendo de si se lograron los objetivos planteados o no. En muchos casos, los resultados no son definitivos, sino que pueden ser mejorados a través de ajustes, esfuerzo adicional y aprendizaje continuo.
En el ámbito de la salud, los resultados de exámenes médicos, tratamientos o intervenciones son cruciales para evaluar la evolución de una enfermedad o dolencia. De igual manera, en el ámbito financiero, los resultados económicos de una empresa determinan su viabilidad y rentabilidad a largo plazo.
Es importante tener una mentalidad abierta ante los resultados, ya que tanto los éxitos como los fracasos son oportunidades para crecer, aprender y mejorar. Cada resultado, sea favorable o desfavorable, nos brinda información valiosa que podemos utilizar para tomar decisiones más acertadas en el futuro.
En resumen, el resultado es el reflejo de nuestras acciones y decisiones, y nos brinda la oportunidad de evaluar nuestro desempeño, corregir errores y avanzar hacia nuestros objetivos con mayor determinación y sabiduría.
Último partido
El "último partido" es un término que se utiliza comúnmente en el ámbito deportivo para hacer referencia al encuentro final de una competición, temporada o carrera deportiva. Este evento suele estar cargado de emoción y significado, ya que marca el cierre de una etapa y puede determinar al campeón o ganador de la contienda.
En el contexto deportivo, el "último partido" puede ser un momento crucial para los equipos o atletas involucrados, ya que todo el trabajo y esfuerzo de la temporada se concentra en ese momento definitivo. Los jugadores suelen prepararse arduamente para este encuentro, buscando dar lo mejor de sí mismos y alcanzar la victoria final.
Además de la importancia competitiva, el "último partido" también puede ser un momento de celebración y despedida para aquellos que participan en él. Los aficionados suelen llenar los estadios o recintos deportivos para presenciar este evento tan esperado, creando un ambiente de euforia y entusiasmo que añade un componente especial a la experiencia.
En resumen, el "último partido" es mucho más que un simple encuentro deportivo. Es un momento cargado de significado, emoción y determinación, donde los protagonistas buscan dejarlo todo en la cancha para alcanzar la gloria y el reconocimiento. Es un cierre con broche de oro para una etapa deportiva y el inicio de nuevas oportunidades y desafíos en el futuro.
Casademont Zaragoza
Casademont Zaragoza, también conocido simplemente como Zaragoza, es un club de baloncesto ubicado en la ciudad de Zaragoza, en España. El equipo fue fundado en 2002 y actualmente compite en la Liga Endesa, la máxima categoría del baloncesto español.
Casademont Zaragoza ha logrado un gran reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional. Ha participado en diversas competiciones europeas, como la Basketball Champions League y la Eurocup, donde ha demostrado su talento y competitividad.
El equipo ha contado a lo largo de los años con jugadores de gran calidad y ha sido dirigido por entrenadores destacados en el mundo del baloncesto. Su afición es conocida por ser apasionada y leal, brindando un gran ambiente en cada partido que disputa el equipo.
Casademont Zaragoza ha logrado importantes éxitos a lo largo de su historia, llegando a disputar finales y competir con los mejores equipos de España y Europa. Su filosofía de trabajo, su compromiso y su dedicación han sido clave en su consolidación como uno de los equipos más destacados del baloncesto español.
En resumen, Casademont Zaragoza es un club con una larga trayectoria en el baloncesto español, que ha sabido ganarse un lugar entre los grandes equipos de la Liga Endesa y que sigue creciendo y cosechando éxitos en el panorama deportivo nacional e internacional.
Joventut
La juventud es una etapa de la vida llena de energía, curiosidad y posibilidades. Este periodo, que abarca desde la adolescencia hasta la adultez temprana, está marcado por una serie de experiencias y desafíos que moldean la identidad y el futuro de cada individuo.
Durante la juventud, las personas experimentan importantes cambios físicos, emocionales e intelectuales. Es un momento de descubrimiento de intereses, pasiones y vocaciones. Los jóvenes exploran nuevas ideas, establecen relaciones sociales y desarrollan habilidades que les serán útiles en su vida adulta.
La educación juega un papel fundamental en la vida de los jóvenes. Durante esta etapa, se adquieren conocimientos y se desarrollan habilidades que servirán como base para su futuro académico y profesional. Es importante fomentar un ambiente educativo que promueva la creatividad, el pensamiento crítico y la participación activa de los jóvenes en su propio proceso de aprendizaje.
Además del ámbito académico, la juventud es un momento propicio para la exploración personal y el desarrollo de la identidad. Los jóvenes experimentan con diferentes formas de expresión artística, estilos de vida y valores, mientras buscan su lugar en el mundo.
Sin embargo, la juventud también puede ser una etapa de vulnerabilidad, donde los jóvenes enfrentan desafíos como la presión social, el estrés académico y la búsqueda de identidad. Es importante brindarles apoyo emocional y recursos para enfrentar estos desafíos y promover su bienestar integral.
En resumen, la juventud es una etapa crucial en la vida de cada persona, llena de oportunidades y desafíos. Es importante valorar y apoyar a los jóvenes en su proceso de crecimiento y desarrollo, ya que son el futuro de nuestra sociedad.
Liga Endesa
La Liga Endesa es la máxima competición de baloncesto en España y una de las ligas más prestigiosas de Europa. Fundada en 1983, la Liga Endesa ha sido la cuna de algunos de los mejores jugadores de baloncesto del mundo y ha visto enfrentamientos épicos entre los equipos más importantes del país.
Con un total de 18 equipos compitiendo cada temporada, la Liga Endesa ofrece un alto nivel de juego y emoción para los aficionados al baloncesto. Los equipos más destacados, como el Real Madrid, el FC Barcelona y el Baskonia, han logrado forjar una gran rivalidad a lo largo de los años, lo que convierte a cada partido en un espectáculo imperdible.
Además de la competición regular, la Liga Endesa también incluye los emocionantes playoffs, donde los equipos luchan por el título de campeón. Los playoffs suelen ser muy disputados y están llenos de emoción y tensión, lo que los convierte en un momento imperdible para los amantes del baloncesto.
La Liga Endesa también ha sido una cantera de talento para la NBA, con muchos jugadores españoles destacados que han triunfado en la liga americana después de brillar en España. Esto demuestra la calidad y el nivel de competición que se vive en la Liga Endesa.
En resumen, la Liga Endesa es mucho más que una competición de baloncesto, es una parte fundamental de la cultura deportiva en España y un espectáculo que no te puedes perder si eres un verdadero aficionado al baloncesto.
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“Nunca quise ganar dinero o fama. Todo lo que quería era tener una vida interesante y que mis alumnos lo consiguiesen también a través de su infinita creatividad, imaginación y sabiduría.
Craig propuso un concurso para toda la ciudad, gastar dinero en el proyecto mural más grande del mundo, cubriendo miles de trenes, autobuses, edificios municipales.
El fracaso de no hacerlo continúa …
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Perdonando a la otra mujer.
"Los secretos de Dios para perdonar la otra mujer" Perdón y amargura sabiduría_espanol | Este no solo me dejó confundida por el resultado, sino también temerosa de que realmente no supiera nada acerca de la mente de Dios. Quizás es ahí donde Él necesitaba que yo estuviera. Me casé con un cristiano que se estaba preparando para el ministerio de tiempo completo. Anhelaba ayudar a los demás y sentía que ser la esposa de un evangelista sería cumplir un sueño. Tuvimos algunos años buenos, y poco a poco fuimos tomando una dirección completamente diferente. Después de 25 años de matrimonio, asumí que estábamos bien, ya que rara vez discutíamos. Solo entendí más tarde que esta no es una buena medida de la salud conyugal. Jamás consideré la amenaza de un adulterio. Noté un distanciamiento en mi esposo. Se distanció de mí, de la Iglesia, de Dios y de la familia. Solo pensé que estaba deprimido, enojado y decepcionado debido a algunas circunstancias. Confié en que Dios lo ayudaría a superar cualquier molestia. Yo seguí sirviendo a Dios a través de mi familia e iglesia. Entonces, un día, insistí en el tema de su aparente infelicidad. ¡Confesó que había tenido una aventura durante cuatro meses! Sentía que la amaba y quería separarse. Devastación, pérdida, miedo, el dolor al pensar en nuestros hijos todo se arremolinó en mi mente como un tornado furioso destruyendo todo a su paso. Los siguientes meses se convirtieron en dos de los años más desafiantes de mi vida. La ira y el resentimiento hacia la "otra mujer" ardían. La otra mujer (la llamaremos Karina) estaba casada en ese momento y vivía con el marido de otra mujer, ya que ella estaba saliendo con el mío. Me hablaron de su incansable persecución de hombres y la consideré una ramera en todos los sentidos de la palabra. Me sentí justificada en mi odio hacia ella. Por alguna razón, fue más fácil perdonar a mi exmarido con el tiempo, pero cuando pensé en ella, mi ira se avivó. Oré a menudo, rogando a Dios que me ayudara a perdonarla. El tormento que pasaba dentro de mi cabeza era abrumador a veces. No podía entender por qué Dios no respondía a mis oraciones. Solo quería dejar de pensar en eso, dejar de pensar en ella. Me reuní con una consejera cristiana que me ayudó mucho. Ella me desafió con la Biblia, y cuando estaba más angustiada, me preguntó cómo había sido mi tiempo en la Palabra. Ah, necesitaba ese desafío. Había sido tan débil; Me había descuidado. Pronto comencé a alimentar mi alma con el tiempo que tanto necesitaba a solas con Dios. Oraba, caminaba y corría por el parque. Asistí a la adoración en la iglesia, aunque era muy difícil enfrentarme a todos. Dios sabía que necesitaba el compañerismo y el compartir la Palabra. Un día a la vez, le pedí a Dios fuerza para superar cada día. Creía que podía hacer todas las cosas a través de Cristo (Fil. 4:13), pero ¿por qué tardaba tanto esto? Efesios 4:32, “Sean bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, como Dios en Cristo los perdonó a ustedes”, me obsesionaba. Numerosos otros pasajes impregnaron mi alma mientras continuaba orando, pidiendo ayuda para perdonar a Karina. “Soportarse unos a otros y, si uno tiene una queja contra otro, perdonarse unos a otros; como el Señor os perdonó, también vosotros perdonéis”(Col. 3:13). “Porque si perdonas a otros sus ofensas, tu Padre celestial también te perdonará a ti; pero si no perdonas a otros sus ofensas, tampoco tu Padre perdonará tus ofensas” (Mateo 6: 14-15). Nunca había odiado a nadie en mi vida, y el dolor por eso estaba haciendo hendiduras en mi corazón. Poco a poco me sentía más fuerte, recuperando algo de confianza a medida que el Señor me hacía crecer. El divorcio fue definitivo, mis dos hijas mayores estaban en la universidad y comencé a acostumbrarme a estar soltera. Finalmente le dije a Dios que estaba bien si era Su voluntad que permaneciera soltera. Había llegado a un acuerdo con mis circunstancias y confiaba cada vez más en Él con mis miedos. ¿Extender misericordia a la "otra mujer"? Luego, para mi sorpresa, tres meses después, conocí a un viudo maravilloso de poco más de cuarenta años llamado Luis. Impartió clases de Biblia en su iglesia. Amaba a los jóvenes como yo, y nos llevamos bien de inmediato. Luis y yo comenzamos a pasar tiempo juntos y pronto nos comprometimos. Compartí con él algunos pensamientos y me sugirió estudiar la Biblia con Karina. La mera consideración me enojó y le dije a Dios que no era la persona adecuada para hacerlo, haciendo a un lado los pensamientos repetidamente. Mi ex marido y yo logramos mantener una relación amistosa. Tratamos de hacer lo mejor para nuestros hijos al no difamarnos unos a otros y nos tratamos con amabilidad. La iglesia con la que habíamos tenido compañerismo durante más de veinte años era un gran apoyo y se había acercado a él repetidamente, alentando el arrepentimiento y la restauración. Expresó pesar por su comportamiento, pero no estaba dispuesto a dejar a su amante. Elegí perdonarlo mientras seguía adelante con mi futuro. En una ocasión, mi exmarido me dijo que Karina quería conocer a Dios. Sabía que siempre había tenido pasión por enseñar la Palabra a quienes la buscaban. Le dije que encontraría a alguien para que compartieran con ella. Sentí que podría ser demasiado difícil para los miembros de mi congregación reunirse con ella, ya que habían pasado por tanto dolor por mí y nuestros hijos. Entonces, dejé el nombre de Karina y el teléfono de contacto en otra iglesia donde sabía de una mujer que también estudiaba individualmente con los perdidos. Pasaron dos semanas y nadie llamó. Mientras tanto, los pensamientos seguían apareciendo en mi mente. Estaba indignada de que Dios esperara que yo hiciera esto. Continuó susurrándome al oído. . . ¿Conoces esa sensación molesta cuando sabes que se supone que debes hacer algo, pero realmente no quieres hacerlo? ¿Extender misericordia a la "otra mujer"? ¿Cómo puedes pedirme que haga eso, Señor? Luego recordé esos relatos de cómo trataron a Jesús. Mateo 27: 28–30 nos dice que lo desnudaron, lo escupieron, tomaron una vara y lo golpearon en la cabeza una y otra vez. Tú conoces el resto de la historia. Y, sin embargo, Jesús dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Mientras tanto, le dije a Luis que no podía dejar de pensar en compartir la Palabra de Dios con Karina. Él dijo: "Lissa si crees que Dios te está llamando para hacer esto, ¡tienes que hacerlo!" Llamé a mi exmarido y le dije que estudiaría con Karina, ya que nadie se había puesto en contacto con ella. Establecimos la primera reunión en la casa que mi exmarido y yo habíamos construido juntos años antes. Tenía náuseas y quería dar la vuelta al auto y conducir en la dirección opuesta. ¡Le dije a Dios con los dientes apretados que solo estaba haciendo esto por Él! Llamé a la puerta esperando que no respondiera. . . pero ella lo hizo. Nos sentamos a la mesa de la cocina y ella dijo: "No puedo creer que estés haciendo esto". No tomé crédito, explicando que Dios era la razón por la que estaba allí. Podría ayudarla a entender la Biblia y conocer a Dios, pero no hablaría de la relación entre ella y mi exmarido. Ella estuvo de acuerdo. En esa primera reunión, Karina expresó que consideraba que mi voluntad de estudiar con ella era una acción de un verdadero cristiano. Ella comenzó a llorar y a derramar su corazón por mí. Admitió sus fracasos pasados y se disculpó por lo que me había hecho a mí y a mis chicas. Mi corazón comenzó a ablandarse. Ella estaba tan perdida. Ella no conocía a Jesús, y lo necesitaba desesperadamente. Le confesé mi odio hacia ella. Sentados una frente a la otra, éramos dos pecadores, ambas necesitadas de perdón. En ese momento, la raíz amarga me fue quitada. El odio se fue. Sentí una paz increíble. Sabía que estaba haciendo exactamente lo que se suponía que debía hacer, ¡que me había resistido tan firmemente! Dios había respondido a mis súplicas de ser liberado de la falta de perdón. ¡Fui puesta en libertad! Karina y yo seguimos reuniéndonos semanalmente para estudiar la Biblia y, unos meses después, ella se bautizó en Cristo. Con el tiempo, comprendí la sabiduría de Dios. . . enfrentar a mi enemigo me había liberado. Extender la mano de la gracia me dio paz. El secreto de la libertad y el perdón es simple. El viaje de cada persona será diferente y es posible que se le llame a perdonar de una manera totalmente diferente. Pero por favor escuche la insinuación del Espíritu. La ira que abrigamos después de ser traicionados nos roba la alegría. La amargura nos roba la paz. Déjalo ir. Una y otra y otra vez hasta que se acabe! ¿Cómo? Permanezca en la Palabra. Mantente firme en sus promesas. Alabadle en la tormenta. Permita que los demás lo alienten. Ore, ore y ore. Busque asesoramiento cristiano si lo necesita. Romanos 8: 25–28 nos anima a tener esperanza y esperar con paciencia. Ten paciencia contigo mismo. Incluso cuando no sabemos qué orar, el Espíritu intercede por nosotros. Y nuestro Dios puede y usa todo para realizar Su buena y perfecta voluntad en nuestras vidas. Atesora los secretos de Dios que se encuentran solo en Su Palabra. Luego hay algunas cosas secretas de Dios que no debemos entender. Aquellos le pertenecen solo a Él. En Deuteronomio 29:29, Moisés le recordó esto al pueblo de Dios, pero también que "las cosas que se revelan nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de su ley". Él nos da numerosos tesoros a lo largo de Su Palabra que pueden sostenernos durante cada prueba en esta tierra. Ha revelado todo lo que necesitamos saber. Solo debemos elegir seguir Sus directivas. Su Palabra es la clave para encontrar tesoros. Debemos confiar en el mapa y confiar en Él con todas las incógnitas. ¡Que todos deseemos ser buscadores de tesoros! ¡La libertad es nuestra para tomar!
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En la bruma del Coronavirus, no hay expertos
Esta es mi traducción del excelente texto de Ross Douthat en el New York Times. Hice algunas anotaciones, señaladas con cursivas, y que se relacionan a México. Ojalá les parezca interesante.
Desde la elección de Donald Trump, los medios de comunicación estadounidenses han insistido en la idea de que el panorama de la información moderna se define por una gran lucha entre la verdad y la falsedad, los hechos y la información errónea, las noticias reales y las falsas. En este drama, hay enemigos de la verdad, y luego está el edificio de los expertos, -que necesita recuperar vigencia, ya sea a través de mejores verificaciones de hechos o mejores regulaciones de Facebook-, ante los trolls, populistas y estafadores.
Este siempre ha sido un marco dudoso, pero en la era del coronavirus se ha vuelto particularmente inútil. No porque diagnostique erróneamente al propio Trump: nuestro mandatario es, de hecho, muy deshonesto, un abanico de estiércol sin precedentes en la presidencia moderna, un hombre con poca capacidad para manejar incluso una verdad levemente inconveniente. Nadie espera de este presidente una evaluación veraz y realista de la crisis; cualquier persona sensata debería buscar la verdad en otra parte.
Pero una vez que se mira a otra parte, rápidamente queda claro que no existe un edificio de verdad unitario y confiable. El único lugar donde puede encontrarse es en la ficción, específicamente la anticipación cinematográfica de este brote, la película "Contagio" de Steven Soderbergh, en la que las organizaciones profesionales de la salud son admirables, ágiles, basadas en evidencia, con la suficiente reglamentación aquí y allá para dar los saltos necesarios hacia una vacuna. Mientras tanto, Internet es terrible, encarnado por un siniestro bloguero que vende una cura falsa para hacer negocio. Solo se puede confiar en las instituciones; el "conocimiento" externo conduce solo a la tumba.
Esa es la película; La realidad ha sido otra. En nuestra pandemia real, la mayoría de las instituciones que asociamos con experiencia en salud pública y autoridad médica de confianza han fracasado más catastróficamente que Trump.
El peor delincuente ha sido la Organización Mundial de la Salud, que no se puso del lado de los "hechos" y la "ciencia" en los primeros días de la pandemia: siguió sus propios imperativos políticos y se puso del lado de China, aceptando evaluaciones falsas y propagandísticas e ignorando evidencia crucial porque vino de Taiwán y no de Beijing.
(Nota del traductor: La OMS también ha tenido comportamientos erráticos en México, donde, por ejemplo, sus representantes felicitaban a México por una estrategia en el que hacer pruebas no es esencial unos días después de que su presidente, Tedros Ghebreyesus, daba un mensaje global enfatizando la importancia de los tests)
Menos corruptos pero no menos desastrosos, en Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) cometieron negligencia en serie durante el crucial mes de marzo, arruinando, retrasando e impidiendo el desarrollo de las pruebas necesarias. Las autoridades médicas estadounidenses e internacionales mintieron a las personas (o, si se quiere ser más amable, a sí mismas) sobre la eficacia de las máscarillas. Y los expertos en salud pública de Gran Bretaña desarrollaron con confianza un plan complejo que supuestamente era más inteligente que una simple cuarentena, excepto que no tomaba en cuenta algunos datos básicos sobre el virus (NdT: y resultó en miles de muertes).
El fracaso y la imprudencia no son universales; Muchas autoridades de salud pública se han desenvuelto mejor que los asesores de Boris Johnson o la OMS Pero no hay un patrón definido de que las opiniones de gente de fuera sean incorrectas y peligrosas, y la de los de adentro confiables y acertadas y, de hecho, hasta mediados de marzo era mejor confiar en los alarmistas anónimos de Twitter que los pronunciamientos oficiales de los custodios de la salud pública.
En parte, esto refleja la decadencia y la incapacidad de las instituciones occidentales (las instituciones de los países de Asia-Pacífico demostraron ser mucho más confiables), pero en parte no es culpa de ninguna institución. Una pandemia es una nueva circunstancia y desafío, aún más en un mundo globalizado, y las formas institucionales de adquirir información y actuar en consecuencia, el enfoque burocrático de la ciencia y la política, nunca iban a ser proporcionales al problema que planteaba el coronavirus.
Eso no significa que deba ignorar a los expertos y simplemente tomar publicaciones aleatorias y catastrofistas de Twitter como el evangelio. Pero en condiciones de niebla e incertidumbre, la epidemiología del sillón a veces alcanzará verdades antes que los procedimientos oficiales. Si una publicación de Medium estimó tontamente a la baja el contagio de la enfermedad, otra presentó un argumento convincente para ponerse mascarillas mucho antes de que el CDC lo hiciera (NdT: Y esencialmente, cualquier otra autoridad del mundo occidental). Si un no científico ofrece algunas dudosas proyecciones de víctimas, otro puede descubrir las fallas cruciales de un modelo de alto perfil. Y si una cierta línea de argumentación es mala, como creo, y sostuve la semana pasada, que el argumento anti-cuarentena de la derecha es malo, entonces debe juzgarse por sus propios méritos, no solo desestimarse porque carece del sello de la CDC.
Los expertos oficiales, bajo tales condiciones, son muy confiables en la medida en que sus advertencias siguen al sentido común de los no expertos. El enfoque que la mayoría de los especialistas están instando actualmente, por ejemplo, no es un enfoque complicado de alta ciencia para el manejo de enfermedades, sino el método premoderno más básico de control de enfermedades, tan obvio para los florentinos del siglo XV como para los neoyorquinos del siglo XXI –cerrar todo, poner en cuarentena a los enfermos y esperar lo mejor-.
Mientras que cuanto más específicos y granulares se vuelven los expertos, más la fluidez y el caos de la situación hacen que sus pronunciamientos sean dudosos. Es bueno que estemos modelando el arco de la pandemia, pero eso no hace que ninguno de los modelos sea confiable. Es bueno que estemos tratando de descubrir cómo se propaga la enfermedad, pero ninguna de las afirmaciones hasta ahora sobre cómo es más probable que la contraiga (del aire, las superficies o de otra manera) o quién está en mayor riesgo (ya sea por virus condiciones de carga o preexistentes) pueden considerarse definitivas a 100%. Es bueno que estemos practicando el distanciamiento social, pero todas las reglas que estamos implementando son solo estimaciones aproximadas y subjetivas.
Y no deberíamos sobrevalorar los pronunciamientos de la ciencia oficial en una situación que requiere experimentación, adaptación y un cierto nivel de apuesta. Sí, se debe confiar en Anthony Fauci más que en Donald Trump cuando se trata de los beneficios potenciales de la hidroxicloroquina. Pero las exigencias de la crisis requieren que los experimentos superen la confianza de las conclusiones de expertos y el ritmo de la certeza burocrática. Entonces, si eres un médico en primera línea tratando de evitar que tus pacientes terminen en un ventilador, el nivel de precaución del Dr. Fauci no puede ser el tuyo, y no debes esperar a que se realice el ensayo de control doble ciego para experimentar con medicamentos no etiquetados que los médicos españoles y chinos afirman que están ayudando a los pacientes.
La misma lógica se aplica a los legisladores, para quienes nunca habrá un plan definitivo, único para todos, que les diga cómo y cuándo reabrir ciudades o comunidades. Cada reapertura será su propio experimento único, con variables confusas de clima, densidad, edad y genética que son casi imposibles de modelar, y los consejos de los epidemiólogos solo llegarán hasta cierto punto. Los gobernadores y alcaldes tendrán que actuar como los propios científicos, actuando y volviendo a actuar, adaptándose y experimentando, con asesores expertos a sus espaldas pero sin respuestas seguras hasta que comience el experimento.
Y la lógica se aplica también a los individuos. La mayoría de los estadounidenses (NdT: y más aún los mexicanos) que contraigan el coronavirus, en este punto, ni siquiera se harán una prueba, y mucho menos contarán con atención médica sostenida o supervisión. Muchas personas que se hacen un examen tendrán razones sólidas para dudar del resultado negativo. Lo que significa que tendrán que tomar innumerables decisiones importantes: qué preguntarles a sus médicos, en qué sitios web médicos confiar, cómo cuidar a su cónyuge o hijos o padres, si ir a trabajar y cuándo hacerlo, en un contexto donde el único tamaño de muestra relevante es uno, ellos mismos, y donde no hay consejos que puedan considerarse médicamente definitivos.
Sin duda, algunos de ellos se comportarán estúpida o imprudentemente, así como algunos gobernadores y alcaldes cometerán terribles errores una vez que comience la reapertura. Pero todavía no tenemos suficiente información para saber qué cuenta como sabiduría. ¿Es estúpido pedirle a tu médico que le recete un medicamento no indicado en la etiqueta si tienes problemas para respirar, los hospitales están superpoblados y el 2 por ciento de las personas con tu condición terminan muertos? ¿Es estúpido para los estados rurales reabrir escuelas si sus tasas de infección parecen bajas? ¿Es estúpido que las organizaciones religiosas o los grupos comunitarios no cumplan con las reglas de cuarentena para ayudar a las personas a sobrevivir al aislamiento y evitar la desesperación? Ni el Dr. Fauci ni ninguna institución oficial pueden responder a todas estas preguntas. Tendremos que responderlas un experimento a la vez.
Como sociedad, nuestra lucha con el coronavirus se asemeja a la experiencia de la persona enferma que padece un mal desconocido o poco entendido por la ciencia médica. Antes de enfermarse, esta persona imaginó el mundo de la ciencia como una habitación estable, bien construida y bien iluminada, con un piso resistente debajo. Pero ahora el piso ha cedido, el paciente se ha derrumbado y en el sótano hay oscuridad, formas extrañas, cosas que puede identificar al sentirlas pero no puede verlas
Todavía hay algo de luz proveniente de arriba, del mundo de la certeza y la experiencia, y es importante utilizarla para vislumbrar qué te permite ver. Pero esos rayos de luz no llenan todo el sótano, y lo que iluminan puede ser parcial y engañoso. Entonces, si vas a encontrar tu camino hacia la salud y la seguridad, debes estar preparado para andar a tientas, tropezar, hacer tu propia luz y, a veces, moverte por sensación o el instinto a través de la oscuridad.
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Como la emociones dañan al cuerpo
Todas las emociones negativas tienen un aspecto positivo; las hacemos negativas cuando las reprimimos. Aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de nosotros mismos nos permite observarlas y, lo que es más importante, transformarlas.
Antes de abordar el tema de las emociones, quisiera aclarar algo: en la vida, en los seres vivos y, por tanto, en el ser humano, no hay absolutos. No me voy a referir a los arquetipos de Justicia, Belleza o Verdad, pues en el mundo de las ideas existen como absolutos, pero en el mundo de la manifestación, las cosas se relativizan al ponerse en contacto unas con otras. De esta manera, lo que es bueno para una persona puede no serlo para otra.
Esto me recuerda a un paciente que vino a mi consulta por una fuerte depresión; decía que él necesitaba sentirse así para poder componer, que si se encontraba mejor, más equilibrado, el caudal de su inspiración se cortaba.
Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo; las hacemos negativas cuando las reprimimos. Hay que aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo para observarlas y transformarlas. El hecho de tomar conciencia del dominio de los sentimientos puede tener un efecto similar al que provoca un observador en el mundo de la física cuántica, es decir, transformar el objeto de la observación.
Dicho esto, ¿hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?
Emociones que matan
Según el Dr. Edward Bach, a quien admiro profundamente, fundamentalmente hay dos posibles grandes errores: uno es la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma, es cuando enfermamos. Y otro, la crueldad o el mal hacia los demás, porque son pecados contra la Unidad. Cualquiera de ellos provoca el conflicto, el cual conduce a la enfermedad.
El odio es lo opuesto al amor, el reverso de la ley de la creación. Es contrario a todo el esquema divino; tan solo conduce a acciones y pensamientos que son adversos a la Unidad y opuestos a los que serían dictados por el amor.
El egoísmo es también una negación de la Unidad, cuando anteponemos nuestros propios intereses al bien de la humanidad y al cuidado y protección de aquellos que nos son más cercanos.
La ignorancia es un fracaso en aprender, rehusar ver la verdad cuando se nos ofrece la oportunidad, y conduce a muchos actos erróneos como los que solo pueden existir en la oscuridad y que no son posibles cuando nos rodea la luz de la verdad y del conocimiento. Qué cómoda es la inconsciencia, ¿verdad? Ahora hago las cosas mal, porque si enfermo eso será mañana…
La inestabilidad, la indecisión y la debilidad en nuestros propósitos aparecen cuando la personalidad rechaza ser gobernada por el yo superior, y nos conducen a traicionar a los demás a causa de nuestra debilidad.
La codicia conduce al deseo del poder sobre los demás. Es una negación de la libertad y la individualidad de cada alma. En lugar de reconocer que cada uno de nosotros está aquí para desarrollar libremente sus propios caminos solamente de acuerdo con los dictados del alma, incrementar su individualidad, y trabajar libremente y sin obstáculos, la personalidad codiciosa desea dictar, moldear y mandar.
El temor es la ausencia de amor, porque el amor es confianza, y si no hay confianza, hay miedo. Es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos.
Debo confiar en la vida y, sobre todo, desarrollar la confianza en mi capacidad de expresarme y asumirme.
La ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión y el sistema inmunológico.
La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas.
Cada vez más personas sufren ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta. La angustia no se puede superar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera. La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, de que no hacemos lo que debemos hacer.
El estrés es otro de los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, de que quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y, realmente, solo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.
Las emociones negativas como los miedos, rencores, envidias, odios, ira o desánimo bajan nuestra inmunidad, nuestras defensas frente a agentes dañinos externos. Si no las transformamos, se convierten en larvas-parásitos psíquicos y mentales. Rompen nuestra empatía y destruyen nuestras relaciones con el mundo, nuestras relaciones sociales. Anulan la vida interior. Aplastan la alegría, el buen humor y el buen amor, que es nuestra mejor arma contra cualquier enfermedad.
Hasta ahora, ¿qué podemos decir acerca de cómo podemos controlar las emociones?
En la mayoría de nosotros hay uno o más defectos adversos que dificultan nuestro avance particular, y es ese defecto el que especialmente debemos buscar en nosotros mismos. Mientras nos esforzamos en desarrollar y ampliar en nuestra naturaleza el lado amoroso hacia el mundo, al mismo tiempo debemos esforzarnos para borrar ese defecto en particular, inundando nuestra naturaleza con la virtud opuesta. Las cosas no se olvidan, se integran y se transforman. Transmutar el egoísmo en generosidad, la separatividad en unidad.
Emociones que curan
Hay algunas maravillosas herramientas sanadoras, hay emociones que curan.
El remedio más importante es el amor, es la fuerza de la unión. Es la obediencia a la ley universal. Sin embargo, siempre necesitará de una fuerte y sana voluntad de ser mejor, para ser más útil. Y de inteligencia o sabiduría para dar forma a nuestras metas. Tratar de ser cada día menos ignorantes sin duda nos haría más felices y sanos. Ya decía el Buda que la causa del dolor es la ignorancia.
Otra emoción positiva es la confianza en nosotros mismos y en la vida, en la que nada ocurre por casualidad, sino para hacernos comprenderla cada día mejor si estamos atentos a sus mensajes.
Es importante el perdón, las experiencias de unificación y re-armonización, primero en la psique extendiéndose después al cuerpo. «El que perdona, se cura», cura las heridas que guardamos en el corazón. No perdonar o perdonarnos genera destrucción o autodestrucción, causa de las enfermedades autoinmunes.
Y podemos mencionar todos los sentimientos elevados, como el valor, que barre nuestros miedos, o la humildad, que nos pone al servicio de la vida. Somos seres humanos, y por lo tanto, tenemos emociones; es absurdo pretender negarlas, enterrarlas. Comprensión, aceptación, sinceridad para mirarnos adentro son ingredientes necesarios en nuestra lucha para serenar las emociones y conquistar el equilibrio como armonía vertical (hacia nuestro cielo y nuestra tierra) y horizontal (hacia lo que nos rodea).
Para lograr esta «armonía» o este intento constante de armonización, es necesario que la acción se controle por los sentimientos, y estos por la razón, pero que no sea solo la razón la que impone sus criterios. De ser así, incurriríamos en desequilibrios.
Para ello son necesarios una mente clara, un corazón henchido de esperanzas y sueños y unas manos listas para realizar un trabajo eficaz. Ahí encontramos la integridad: saber pensar, saber sentir y saber actuar. O lo que es lo mismo: discernimiento, carácter y trabajo con energía.
Tenemos muchas herramientas que vienen en nuestro auxilio para elevar las emociones (y sentimientos), para pacificarlas: – higiene física – descanso suficiente – ejercicio físico – respiración abdominal – buena música: musicoterapia – buenas lecturas, menos televisión – buenas compañías – soledad para meditar – renovación cotidiana como renacimiento interior o resurrección, «volver a vivir desde más arriba», dejando atrás cargas perjudiciales como las emociones negativas para poder pensar y sentir elementos bellos, justos, buenos y verdaderos.
A esto nos ayuda la filosofía, a pensar y sentir bien, a dejarnos enseñar por tantos maestros como ha habido en la historia. Nos ofrece un eje de estabilidad donde apoyarnos para mantenernos firmes ante los problemas de la vida.
Cuando empecemos a hablar en ese lenguaje de síntesis, que es el de la integridad, ya no vamos a pensar como psicólogos o como neurólogos ni como inmunólogos, sino que vamos a tratarnos como seres humanos totales que se dirigen a seres humanos totales, que no son simplemente un conjunto de órganos que enferma, sino que también sienten, piensan, sueñan, tienen esperanzas, y a través de esos sentimientos están modelando la escultura de su cuerpo, la escultura de su vida.
La medicina global llega a una conclusión trascendente, la de que nuestra psique (sentimientos y pensamientos) incide clara y contundentemente sobre nuestro riesgo de enfermar o de sanarnos. Por tanto, debemos poner toda nuestra atención en modular las emociones, en ayudar a otros a superarlas, en canalizarlas hacia lo Bello, Verdadero, Justo y Bueno. De esa manera el mundo dejará de sufrir. Mientras… tendremos una de las metas más hermosas que puede haber.
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"Sagrado silencio; el sabio tolera todo y no dirá una sola palabra al aire".
El silencio también es comunicación; puede ser tanto un escudo como una daga y través de él podemos tanto escudarnos como lastimar a alguien. Puede transmitir desde ignorancia hasta sabiduría y desde enfado hasta alegría.
Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra por la boca, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu energía. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas.
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo, escucha y refleja la energía. El Universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.
Si te identificas con el éxito, tendrás éxito. Si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos. Así podemos observar que las circunstancias que vivimos son simplemente manifestaciones externas del contenido de nuestra habladuría interna. Aprende a ser como el Universo, escuchando y reflejando la energía sin emociones densas y sin prejuicios, siendo como un espejo sin emociones aprendemos a hablar de otra manera. Con el mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite que una comunicación sincera y fluida exista. No te dés mucha importancia, sé humilde pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen y vives en un mundo de tensión e ilusiones.
Sé discreto, preserva tu vida íntima, de esta manera te liberas de la opinión de los otros y llevarás una vida tranquila volviéndote invisible, misterioso, indefinible e insondable. No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre que nos da de lo que necesitamos. Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, sus virtudes y a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente. Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.
No te comprometas fácilmente. Si actúas de manera precipitada sin tomar consciencia profundamente de la situación te vas a crear complicaciones. La gente no tiene confianza en aquellos que dicen sí muy fácilmente porque saben que ese famoso sí no es sólido y le falta valor. Toma un momento de silencio interno para considerar todo lo que se presenta y toma tu decisión después. Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría. Si realmente hay algo que no sabes o que no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo. El hecho de no saber es muy incómodo para el ego porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal. En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace ver que sabe.
Evita el hecho de juzgar y de criticar, sé imparcial y sin juicios, no critiques la opinión de la gente, te compasión infinita y reconoce la dualidad. Cada vez que juzgas a alguien lo único que haces es expresar tu opinión muy personal, y es una pérdida de energía, es puro ruido. Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades. El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.
Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resulto de ti mismo. Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida. Ocúpate de ti mismo, no te defiendas. Cuando tratas de defenderte en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión. Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que son simplemente opiniones y que no necesitas convencer a los otros para ser feliz. Tu silencio interno te vuelve impasible.
Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo. Practica el arte de no hablar. Toma un día a la semana para abstenerte de hablar. O por lo menos algunas horas en el día según lo permita tu organización personal. Este es un ejercicio excelente para conocer y aprender del Universo. Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial, dejando aparecer la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría del silencio. Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas para realizarte y liberarte completamente. Pero hay que tener cuidado de que el ego no se inmiscuya. El poder permanece cuando el ego se queda tranquilo y en silencio. Si tu ego se impone y abusa de este poder, el mismo poder se convertirá en un veneno, y todo tu ser se envenenará rápidamente.
Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno. Respeta la vida y la opinión de los demás y de todo lo que existe en el Mundo con sus múltiples diferencias abstractas. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen la capacidad de ser.
Excelente y bendecido día para todos los seres de bien.
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⭐️⭐️⭐️⭐️💖⭐️⭐️⭐️⭐️
13 consejos para aquellos que están experimentando tiempos difíciles.
Siddhartha Gautama, o Buda, nos dejó un legado de gran sabiduría. Entre tantas, 13 consejos para aquellos que están experimentando tiempos difíciles. Hay, según Buda, una manera de vivir estos momentos de una manera más tranquila y el secreto tiene que ver con la actitud:
1) Las cosas son lo que son
Nuestra resistencia a las cosas es la principal causa de nuestro sufrimiento. Esto sucede cuando nos resistimos a las cosas como son. Si no puedes hacer nada, relajarte. No luches contra la corriente, aceptalo o de lo contrario serás consumido en el sufrimiento.
2) Si crees que tienes un problema, tienes un problema
Ten en cuenta que todo lo que se ve a través de una perspectiva. En un determinado momento las cosas parecen difíciles, en otros no. Sabiendo esto, cuando tengas una dificultad escoge entenderla como un reto, una oportunidad de aprendizaje. Si lo ves como un problema, esta dificultad será sin duda un problema.
3) El cambio comienza en ti mismo
Su mundo exterior es un reflejo de su mundo interior. Tenemos la costumbre de pensar que todo estará bien cuando las circunstancias cambian. La verdad, sin embargo, es que las circunstancias cambiarán sólo cuando se produce este cambio dentro de nosotros.
4) No hay mayor aprendizaje que equivocarse
El fracaso no existe!!! Entiende esto de una vez por todas. Todas las personas exitosas han fracasado varias veces. Disfruta de tus fracasos como una gran experiencia de aprendizaje. Si lo haces, la próxima vez estarás más cerca del éxito. El fracaso es siempre una lección de aprendizaje.
5) Si algo no sucede como estaba previsto, significa que lo mejor está por llegar
Todo sucede a la perfección, incluso cuando las cosas van mal. A menudo, cuando miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que lo que consideramos malo, de hecho, fue lo mejor que pudo haber pasado. Sin embargo, cuando funciona, sin duda estamos alineados con nuestro propósito de vida. El universo siempre trabaja a nuestro favor.
6) Aprecia el presente
Sólo tenemos el momento presente! Así que no lo dejes ir perdiendo el tiempo con el pasado. Apreciar tu momento presente, ya que es lo único importante. Es a partir de el cuando crea que su vida futura.
7) Deja el deseo de lado
La mayoría de la gente vive la vida guiada por los deseos. Esto es extremadamente peligroso, un deseo no satisfecho se convierte en una gran frustración. La frustración desencadena una fuerte energía negativa y se retrae su crecimiento. Trata de entender que todo lo que necesita vendrá a ti para cultivar su felicidad incondicional.
8) Comprende tus miedos y sé agradecido
El miedo es lo contrario del amor y es otra cosa que dificulta tu desarrollo. Sin embargo es importante, ya que proporciona una gran oportunidad para el aprendizaje. Cuando se vence el miedo, se vuelve más fuerte y confiado. Superar sus miedos requiere práctica, el miedo es sólo una ilusión y, sobre todo, es opcional.
9) Experimenta alegría
Hay personas que disfrutan de todo lo que les sucede a ellos. Incluso en la peor situación, hay que reírse de sí mismos. Ellos son personas que ven el crecimiento en todo. Estas personas aprendieron que es importante centrarse en la alegría, no en las dificultades. El resultado es que atraen a situaciones mucho más felices que tristes.
10) Nunca te compares con los demás
Sólo se vino aquí con una misión propia. Y es tan importante como cualquier otra persona. Sin embargo, si no puedes evitar comparaciones, compararte con los que tienen menos que tú. Esta es una gran estrategia para darse cuenta de que siempre has tenido mucho más de lo que necesitas para ser feliz.
11) No eres una víctima
Siempre eres el creador de tu experiencia. Todo lo que te sucede es atraído por ti mismo y extremadamente necesario para tu aprendizaje. Cuando algo desagradable te suceda, da gracias y pregunta: “¿Por qué he atraído eso a mi vida?”, “¿Qué necesito para aprender de esta experiencia?”.
12) Todo cambia
Todo en esta vida es dinámico, todo cambia en un segundo. Así que no vivas lamentándote. Si no sabes qué hacer, no hagas nada. El universo no para de cambiar, crecer y expandirse, así que espera, porque todo pasará.
13) Todo es posible
Los milagros ocurren todos los días, y nosotros somos responsables de los mismos. Confía y cree eso. En la medida en que consigas un cambio de conciencia, encontrarás en ti el poder de realizar milagros. Creer!✨️
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Myriam Susana Gast Porras
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La primera casa en nuestra Carta natal describe nuestra forma de vivir, lifestyle y personalidad.👇Mirá el signo de tu casa uno y los astros ubicados ahí
♈ Aries (Marte en casa uno): Tu estilo de vida es activo, directo y apasionado, muy presente, cada día es un nuevo día para luchar por lo que querés. Vivís a tu manera, aunque eso te meta en problemas. Vas por la vida sin pensar mucho antes de actuar, te guían tus impulsos e instintos. Ganar, ser el mejor, y lograr tus metas es importante para tí. Te gusta iniciar proyectos y hacer cosas por primera vez. A veces te toca ser un pionero en algo, y ser valiente ante los conflictos. Te aseguras de hacer la tuya, de ser independiente, de sobrevivir, y de mantener tu cuerpo activo, el deporte te recarga y motiva a seguir. :::El que no arriesga no gana el juego de la vida...
♉ Tauro (Venus en casa uno): Tu estilo de vida es relajado, natural, abundante y cómodo, puede que siempre haya sido el mismo..Vas por la vida con paciencia, apreciando las cosas lindas y simples que da la vida. La calidad es importante para ti. Te gusta rodearte de cosas lindas, y ricas, sobre todo dulces. Disfrutas de expresarte a través del arte, y de comprar y vender. A veces te toca compartir tus recursos con otros. Te aseguras de valorar lo que tenés, de dar las gracias por las pausas diarias, de cuidar tus dinero y tu rostro, de usar tu voz , y de ‘parar para oler las flores’. :::Ir tranquilo es vivir pisando firme..
♊ Géminis (Mercurio en casa uno): Tu estilo de vida es dinámico, veloz, todo cambia y se mueve rápido, Social, muy conectado con tu comunidad. Vas por la vida de idea en idea, bien informado, haciendo dos cosas al mismo tiempo. Es importante para tí expresar tus opiniones. Te gusta aprender, leer, hablar y escribir, ejercitar tu mente, y rodearte de personas de espíritu joven. Te aseguras de comunicarte, y de estar conectado con tus parientes a diario. :::Vivir es aprender todos los días algo nuevo, la curiosidad nos hace humanos..
♋ Cáncer (Luna en casa uno): Tu estilo de vida gira en torno a lo familiar, very cozy, cálido, domestico, muy ‘del día a día’, rutinario aunque cambiante, hay ciclos para todo! Vas por la vida guíandote por tus emociones, la intuición nunca miente. Disfrutas de cuidar de otros, y de mostrarte maternal::paternal con los que te rodean. Tener un hogar es importante para ti, te hace sentir que tus raíces son fuertes, y que podés crecer alto y fuerte. Te aseguras de hacer que se sientan cómo en casa, de honrar a tus antepasados, y de expresar lo que sentís [en público o en privado, da igual, expresarse es importante]. :::Vivir es pertenecer..
♌ Leo (Sol en casa uno): Tu estilo de vida es expresivo, todo lo que hacés habla de ti mismo, creativo, consciente, that queen::king lifestyle my friend! Vas por la vida creando cosas, tu corazón te guía por donde ilumina el Sol. Te gusta conocerte a ti mismx, ver tu reflejo, entretener, actuar, y ser cálidx con tus seres queridos. La autenticidad es importante para tí. Te aseguras de dar una buena performance a diario, de poner tu carisma ahí donde todos pueden apreciarlo, y de que tu personalidad o historia de vida inspire a otros. :::Vivir es mostrarse afuera como se és adentro. Llamar la atención es parte de iluminar..
♍ Virgo (Mercurio en casa uno): Tu estilo de vida es uno de constante pensamiento, tu personalidad reservada capaz y crítica se refleja en tu día a día. Una buena rutina te ayuda a ordenar tu mente. Para tí es importante habitar un lugar limpio y ordenado; y que las cosas salgan como las planeaste [la perfección no existe pero que se parezcan lo más posible!] Te gusta estudiar, superarte, ir paso a paso y enfocarte en los detalles. Leer y escribir, hacer listas, y organizar con antelación. Te aseguras de corregirte a ti mismo, y de tener una dieta saludable :::Nada mejor que estar ahí y ser de utilidad para los que nos rodean...
♎ Libra (Venus en casa uno): Tu estilo de vida es armonioso, aestheticly pleasing, agradable y pacífico con los que te rodean, muy social, orientado a las relaciones y al romance. Vas por la vida encantando, mediando, ayudando a la gente a superar sus conflictos, formando asociaciones y vinculándote con gente de buenos sentimientos. Te gusta comprometerte con causas sociales. Para ti es importarte ser igualitario, tolerante, y justo con todos los seres. Te aseguras de tener tiempo para el romance, de combinar tu ropa, de decorar tu espacio, y de apreciar la belleza del mundo a diario. :::Vivir es compartir; y todos tenemos derecho a amar y ser amados, de ser feliz...
♏ Escorpio (Plutón en casa uno): Tu estilo de vida es raw, auténtico, privado. Vivís a tu manera y sin pedir permiso, deal with it, en un estado constante de purificación personal. Vas por la vida guiándote por tu intuición, es inútil para los demás ocultarse detrás de una máscara, porque te es fácil ver las verdaderas intenciones de la gente, por su vibra. Te importa llegar al fondo de los asuntos, y transformar lo que tocas. Valoras las cosas en su estado natural y te gusta llegar al fondo de cada asunto. Te aseguras de exorcizar tus demonios a diario. :::Vivir es morir cada día, y renacer mejor que el anterior...
♐ Sagitario (Júpiter en la primera casa): Tu estilo de vida es internacional, multi-cultural, rico en sabiduría y conocimiento. Vivís en libertad, de aventura en aventura. Vas por la vida enseñando, compartiendo tu filosofía de Vida con los que te rodean. Te gusta saber como se vive en otros lugares.Te encanta viajar, ya sea en avión o con un libro. Para ti es importante ser honesto, generoso, y tener una mente positiva. Por eso te aseguras de estar en movimiento, y de salir a divertirte lejos de casa a diario. :::Vivir es ir más allá del horizonte✈
♑ Capricornio (Saturno en la primera casa): Tu estilo de vida es simple, realista, disciplinado, Hella busy, high standars, y rutinario, estructurado de forma tal que te permite ser productivo aunque estés de vacaciones. Vas por la vida cumpliendo con tus responsabilidades. Disfrutas de estar a cargo y eso requiere de trabajar duro. Para ti es importante ser una autoridad en tu campo. Te aseguras de que tus proyectos están construidos sobre bases firmes, de mejorar con práctica diaria, y de aprender de todas tus experiencias, logros y fracasos. :::Después de todo nadie puede vivir sin un propósito...
♒ Acuario (Urano en la primera casa): Tu estilo de vida es consciente, Inusual, adelantado para la época...Vas por la vida enterado de que encajar es sinónimo de rendirse, o de arruinar más el planeta. Te gusta la vida alternativa, y vivir de acuerdo a la Verdad::Tu verdad. Para ti es importante pensar en el futuro. Disfrutas de tus amistades como nadie, y de estar rodeardo de personas en general, por eso te aseguras de interactuar a diario. Sabés que fuera de la matrix se vive mejor. :::Sin libertad no hay nada, ni evolución ni cielos estrellados. Romper las reglas es parte de inspirar el cambio...⚡
♓ Piscis (Neptuno en la primera casa): Tu estilo de vida es creativo, místico, muchas vidas en una, otherworldly, un poco Hollywoodense a veces, dreamy af. Vas por la vida soñando despierto; Interpretando los símbolos con los que el universo::una fuerza superior guía tus pasos. Te encanta usar tu imaginación, y acompañar con música cada momento. Para ti es importante ser solidario, y ponerte en los zapatos de los demás, para poder ayudar personas al menos haciendo que se sientan mejor. No es fácil vivir en un sólo mundo a la vez. Te aseguras de recargarte en solitario, y de expresar tu mundo interior de alguna forma artística, espiritual::sanadora, a diario. :::Vivir es fluir, y ser uno con todo...
~Lola⚡
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''No puedo hacerlo''.
Las palabras tensaron la lengua de Kegan, casi chocando contra la barrera de sus dientes, pero él las forzó a salir de su boca.
''Maestro. No puedo hacerlo''.
La derrota le permitió recuperar el aliento. ¿Quién diría que el fracaso sería tan agotador? En ese momento, buscó una señal de empatía en los ojos del hombre mayor... para su desagrado, pudo verla ahí, tan clara como un cielo despejado.
Cuando el maestro de Kegan habló, lo hizo con la cadencia de tierras distantes. Su acento era muy distinto al que se acostumbraba escuchar en estos vientos del norte. ''No es una cuestión de poder'', le dijo. ''Es una cuestión de deber''.
El hombre mayor chasqueó sus dedos. Con un destello morado, el montón de ramas secas ardió en llamas; una hoguera había surgido en un instante de fuerza de voluntad.
Kegan le dio la espalda al fuego y escupió en la nieve. Eran palabras que había escuchado anteriormente, y eran igual de inservibles que siempre.
''Haces que parezca muy fácil''.
Su maestro se encogió de hombros, como si incluso esa acusación poco entusiasta hiciera que necesitara meditar por un momento su respuesta. ''Tal vez sea simple. Pero no es fácil. Ambos conceptos no siempre significan lo mismo''.
''Pero debe haber otra forma...'', murmuró Kegan, tocando de forma inconsciente con las puntas de sus dedos las cicatrices de las quemaduras que tenía en su mejilla. Al tiempo que lo decía, se percató de que estaba creyendo en sus palabras. Tenía que ser verdad. No siempre sería así. No podía ser siempre así.
''¿Por qué?'', su maestro observó la luz en sus ojos con sincera curiosidad. ''¿Por qué debe haber otra forma? ¿Porque sigues fracasando con esta?'',
Kegan gruñó. ''Responder una pregunta con otra pregunta es una manera cobarde de hablar''.
Su maestro alzó su oscura ceja. ''Y ahí está. La sabiduría de un bárbaro que aún no sabe leer ni contar más allá de los dedos de sus manos''.
La tensión se disipó cuando ambos compartieron una sombría sonrisa. Calentaron un poco de caldo y lo bebieron en tazas de marfil, mientras que la hoguera los fundió en un brillo parpadeante color ámbar. Sobre ellos, y sobre la tundra que constaba de cientos de kilómetros a su alrededor, el cielo se agitaba con la luz.
Kegan observó la actuación familiar del cielo; el resplandor traslúcido acariciaba a la luna y a las estrellas que lo formaban. A pesar del desprecio que sentía por estas tierras, había belleza a raudales para quienes sabían dónde buscarla.
A veces era tan simple como mirar hacia arriba.
''Los espíritus bailan salvajemente esta noche'', dijo.
Su maestro miró forzadamente al cielo. ''¿La aurora? Esa no es obra de los espíritus, es tan solo la acción de los vientos solares en los tramos superiores de...''.
Kegan lo miró fijamente.
La voz de su maestro se apagó, y torpemente aclaró su garganta. ''Olvídalo''.
El silencio regresó a acecharlos. Kegan sacó un cuchillo de su cinturón, disponiéndose a trabajar en un trozo de madera sin quemar. Comenzó a tallar con movimientos ligeros. Las mismas manos que habían provocado incendios y terminado con vidas ahora estaban enfocadas en un propósito mucho más pacífico.
De reojo, vio que el hechicero lo estaba observando.
''Quiero que respires'', dijo el hombre mayor.
La cuchilla seguía raspando la corteza. ''Ahora mismo estoy respirando. Siempre estoy respirando''.
''Por favor'', dijo su maestro, a punto de perder la paciencia. ''No seas tan obtuso''.
''¿Tan qué?''''.
''Obtuso. Quiere decir... Bueno, no te preocupes por lo que significa. Quiero que inhales y retengas el aire lo más que puedas''.
''¿Por qué?''
Su maestro dejó escapar un suspiro.
''Bien'', Kegan accedió, tirando la rama al fuego y envainando una vez más su cuchillo con mango de hueso. ''Bien, bien, bien''.
Inhaló profundamente, inflando los músculos de su pecho y sus hombros. Conteniendo el aire en silencio, observó a su maestro para saber qué tendría que hacer después.
''Tú no creas el aire que respiras'', le dijo el hechicero. ''Lo atraes a tu interior, permitiendo que te sustente. Lo usas como tu cuerpo lo requiere y después lo liberas conforme exhalas. Nunca es tuyo. Eres solo un recipiente. Inhalas y después exhalas. Eres un conducto por el que el aire fluye''.
Kegan se preparó para liberar el aire, pero su maestro negó con la cabeza.
''No. Aún no. Siente el aire en tus pulmones, Kegan. Siente cómo empuja la jaula de tu cuerpo. Siente cómo se esfuerza por escapar''.
Las facciones del joven bárbaro comenzaron a enrojecerse. Sus ojos hicieron la pregunta que su boca no podía formular.
''No'', contestó el hechicero. Con su mano decolorada le hizo un gesto a Kegan. ''Sigue conteniéndolo''.
Finalmente, cuando la resistencia de Kegan cedió, su actitud desafiante tomó el control, comprándole más tiempo. Y cuando esta comenzó a mermar, acompañada del dolor de su pecho palpitante, la cruda necedad tomó su lugar. Miró ferozmente a su maestro, estremeciéndose del esfuerzo, sabiendo que esto seguramente era una prueba... y que debía demostrar algo, sin saber exactamente qué.
El color gris comenzó a nublar su visión. Su pulso retumbaba como truenos en sus oídos. Todo ese tiempo su maestro solo lo observó, sin decir una palabra.
Finalmente, su respiración estalló hacia el frío ambiente del atardecer y Kegan se dobló, jadeando mientras se recuperaba. En ese momento, él era un lobo; un animal salvaje mostrando los dientes al mundo que lo rodeaba, amenazando a cualquiera que se atreviera a atacarlo en medio de su debilidad.
Su maestro también se percató de eso.
''Comenzaba a preguntarme si en verdad te dejarías desmayar'', murmuró.
Kegan sonrió y golpeó su pecho con su puño, demostrando en silencio cuán orgulloso estaba por el tiempo que había contenido el aire.
''Ahí está el problema'', observó el maestro, leyendo su postura. ''Te dije que el aire no te pertenecía, y no obstante estás encantado por cuánto tiempo lograste mantenerlo dentro de ti. Lo mismo sucede con la magia. La quieres, creyendo que puedes poseerla. Te aferras a ella, olvidando que tan solo eres un conducto por el que esta fluye. La ahogas en tu corazón y en tus manos. Por ello, la magia se estrangula en ti, porque la ves como algo que debe atarse a tu voluntad. No es así, y nunca lo será. Es como el aire. Debes atraer lo que existe a tu alrededor, usarlo por un momento, y después liberarlo''.
Los dos... estudiante y maestro, bárbaro y hechicero... se volvieron a quedar en silencio. El viento aullaba a través de los cañones del sur, trayendo un sonido de lamento en la brisa.
Kegan miró al hombre mayor con recelo. ''Entonces... ¿por qué no solo dijiste todo eso? ¿Por qué hiciste que contuviera la respiración?''
''Yo ya había dicho todo eso. Decenas de veces, de distintas maneras. Esperaba que añadir un elemento práctico a la lección te ayudara a comprender''.
Kegan aspiró y después miró hacia el fuego.
''Maestro. Últimamente algo ha estado acechando mi mente''.
El hechicero rio para sí y dio una palmada al pergamino que se encontraba enrollado y atado a su espalda. ''No, Kegan. No dejaré que leas esto''.
El joven miembro de la tribu sonrió, a pesar de que su mirada carecía de alegría. ''Eso no es lo que quería preguntar'', dijo. ''¿Y si yo no soy un estudiante malo? ¿Y si en realidad solo eres un mal maestro?''
Su maestro miró fijamente las llamas, sus ojos cansados reflejaban la danza de la lumbre.''
A veces yo me pregunto lo mismo'', contestó.
Al día siguiente, ambos viajaron al norte y al oeste. No pasaría mucho tiempo antes de que la escasa tundra se congelara, dejándolos viajando por caminos de hielo inerte. Por el momento, sus botas crujían contra el inútil suelo rocoso, solo quebrantado por la maleza. Los pensamientos del hechicero eran igual de lúgubres que su entorno, pero Kegan se encontraba, como de costumbre, en un estado de perseverancia sin quejas, y sin alegría.
''El otro día dijiste algo'', dijo el bárbaro mientras caminaba junto a su maestro. ''Algo que parecía ser una mentira''.
El hechicero giró ligeramente, sus facciones se ensombrecían por su capucha. ''Yo soy muchas cosas'', dijo el hombre mayor ''y no todas son virtudes. Pero no soy un mentiroso''.
Kegan gruñó lo que probablemente fue una disculpa. ''Tal vez no fue una mentira. Sino... un cuento''.
El hechicero lo observaba mientras caminaban. ''Continúa''.
''Ese lugar. Ese imperio. El reino que dijiste que fue destruido hace mucho tiempo''.
''¿Shurima? ¿Qué hay con ello?''
''Dijiste que yacía en tierras que nunca habían tenido hielo, ni sus fronteras''. Kegan sonrió como si estuviera compartiendo una broma. ''No soy tan crédulo como piensas, maestro''.
La curiosidad del bárbaro sacó al hechicero de su desconsuelo. Pasó la carga de su mochila a su otro hombro, incapaz de ocultar la pequeña sonrisa que dibujaba su rostro.
''Eso no fue una mentira''. Dejó de caminar y giró para señalar hacia el sur. ''Lejos, muy lejos, hacia el sur, a cientos de días de caminar y cruzar otro océano, ahí existe un lugar donde...''
¿Cómo es posible explicar el desierto a un hombre que solo conoce el invierno? se preguntó. ¿Cómo es posible describir la arena a un hombre que solo conoce el hielo?
''... un lugar donde la tierra es polvo caliente, y donde la nieve es completamente desconocida. El sol irradia sin piedad. Incluso la lluvia es inusual. Día tras día, la tierra tiene sed de ella''.
Kegan lo miró fijamente una vez más. Tenía esa mirada en sus pálidos ojos, la que reflejaba que no se atrevía a confiar en lo que le decían, por temor a que fuera algún truco que lo hiciera quedar como tonto. En el pasado, el hechicero había visto esa mirada en los ojos de muchos, tanto niños solitarios como adultos frágiles.
''Un lugar que nunca ha sentido el toque de Anivia'', murmuró Kegan. ''Pero, ¿es tan grande el mundo como para que un hombre pueda caminar durante tanto tiempo y aun así no ver el fin?''
''Esa es la verdad. Hay lugares enteros en muchos lugares del mundo que no están congelados. Con el tiempo, aprenderás que hay pocos lugares tan fríos como el Fréljord''.
La conversación fue forzada durante el resto del día, y cuando establecieron su campamento, parecía que no quedaba nada más que decir. No obstante, el joven bárbaro perseveró. Dirigió la mirada a través de la hoguera hacia donde se encontraba su maestro, con las piernas cruzadas, sumergido en una taciturna introspección.
''¿No deberías estar enseñándome algo?''
El hechicero levantó una ceja. ''¿Debería?''
Siempre tenía una expresión en la que parecía que su aprendiz lo interrumpía con su mera existencia. Llevaban juntos algunas semanas. Kegan comenzaba a acostumbrarse. El joven pasó sus manos por su cabello sucio, retirando de su rostro las baratijas de marfil de su madre. Murmuró algo que podría, con un poco de imaginación, parecer una afirmación.
Cuando el hechicero se negó a contestar, insistió aún más.
''Y, ¿llegaremos hoy a... donde sea que vamos?''
Su maestro lo consideró con detenimiento. ''No. No llegaremos a nuestro destino hasta dentro de varias semanas''.
No parecía que el hechicero estuviera bromeando.
''Y he reflexionado más profundamente sobre las dificultades que tienes para controlar tus dones'', añadió rotundamente.
Kegan no sabía qué decir. Algunas veces el silencio era la única manera de evitar sonar ignorante o impaciente, así que se mantuvo sin hablar. Parecía funcionar, pues el hechicero continuó.
''Tienes talento, eso es cierto. La habilidad corre por tu sangre. Ahora, debes dejar de percibir la magia como una fuerza externa y antagónica. Necesita no ser utilizada, sino... encauzada. Te he observado. Cuando intentas blandirla, buscas forjarla a tu voluntad. Quieres control''.
Kegan comenzaba a frustrarse. ''Pero así es como funciona la magia. Eso es lo que siempre hizo mi madre. Quería que hiciera algo y hacía que sucediera''.
El hechicero reprimió una mueca de irritación. ''Tú no necesitas hacer que la magia suceda. La magia existe en el mundo. La materia de su creación está en todo lo que nos rodea. No necesitas empuñarla y hacer que actúe conforme tus necesidades. Lo único que puedes hacer es... alentarla. Dirigirla hacia el camino que preferirías que tomara''.
Mientras hablaba, movía sus manos como si diera forma a una esfera de arcilla. Un débil repicar resonó en el ambiente, manteniendo una nota perfecta y eterna. Energías nebulosas se escurrieron entre sus dedos, uniéndose unas con otras en latigazos lentos. Muchas de estas desprendieron tentáculos desde la esfera que rodearon sus decoloradas manos, de forma oscura e incandescente.
''Siempre existirán los que estudian magia con una intención estricta, determinando las maneras en las que uno puede ejercer su voluntad ante las fuerzas fundamentales. Y, a pesar de ser algo tan burdo, les funciona. Lentamente y con resultados limitados. Pero tú no necesitas comportarte tan toscamente, Kegan. Yo no estoy moldeando estas energías en una esfera. Simplemente las estoy alentando a moldear una. ¿Lo comprendes?''
''Lo veo'', admitió Kegan ''pero eso no significa que lo comprenda''.
El hechicero asintió y en su rostro se dibujó una pequeña sonrisa. Por lo visto, su aprendiz había dicho algo que merecía la pena.
''Algunos hombres y mujeres, almas de férrea disciplina o imaginación limitada, codificarán la energía mágica que fluye entre los reinos. La manipularán y la someterán como les sea posible. Están mirando la luz del sol a través de una grieta en la pared, maravillándose por cómo se filtra en sus oscuras cámaras. En cambio, podrían salir al exterior y maravillarse por la cegadora luz del día''. Suspiró deliberadamente. ''Tu madre era una de esas magas, Kegan. A través de rituales repetitivos y pociones tradicionales, ella incursionó en magia liviana. Pero lo único que hacía... lo único que cualquiera de ellos puede hacer con sus rituales, talismanes y libros de hechizos... es crear una barrera entre ellos y las fuerzas puras que hay en juego''.
Kegan observó la esfera hacer ondas y girar, sin estar vinculada en lo más mínimo al toque del hechicero, constantemente superponiéndose o amenazando con liberarse.
''Este es el secreto, joven bárbaro''.
Sus miradas se cruzaron en ese instante; burda y humana contra resplandeciente y... lo que fuera el hechicero en realidad.
''Estoy escuchando'', dijo Kegan, con menor intensidad de lo que pretendía. No quería parecer ignorante ni atemorizado, mucho menos porque sabía que encajaba con ambas descripciones.
''La magia quiere ser usada'', dijo el hechicero. ''Está en todo lo que nos rodea, emanando desde los primeros fragmentos de la creación. Quiere ser blandida. Y ese es el verdadero desafío del camino que ambos recorremos. Cuando te percatas de lo que la magia quiere, cuán ansiosa es... Bueno, entonces la dificultad deja de ser cómo comenzar a blandirla. La dificultad es saber cuándo detenerse''.
El hechicero abrió sus manos, empujando con delicadeza la esfera de fuerzas en cascada hacia su aprendiz. El bárbaro tendió la mano con precaución para recibirla, pero esta se reventó en el instante en que sus dedos hicieron contacto con su superficie. Los rastros de neblina se diluyeron hasta desaparecer. El repiqueteo comenzó a disminuir hasta que se convirtió en silencio.
''Ya aprenderás'', prometió el hechicero. ''La paciencia y la humildad son las lecciones más difíciles, pero serán las únicas que siempre necesitarás''.
Kegan asintió, aunque no enseguida, y con un dejo de duda.
Esa noche, el hechicero no concilió el sueño. Se mantuvo despierto, cubierto con una cobija de pieles, observando la aurora ondulante que atravesaba el cielo nocturno. Al otro lado del fuego ardiente, el bárbaro roncaba.
Sin duda, estaba soñando los sueños de los aliviados, pensó el hechicero.
No. Eso fue injusto. Kegan era un salvaje, cierto, pero era un joven proveniente de una tierra de miseria infinita. El Fréljord engendraba almas cuyo instinto siempre estaba enfocado en la supervivencia por sobre todas las cosas. Bestias con pieles duras como el hierro y colmillos del tamaño de lanzas acechaban las tierras. Los invasores de aldeas rivales derramaban sangre por todas las costas heladas. Su invierno había durado cientos de eternidades. Esta gente había crecido en un lugar donde la escritura y el talento artístico eran considerados lujos, donde la lectura de libros era un mito inconcebible, y donde las leyendas se transmitían por generaciones en relatos murmurados por ancianos fatigados y chamanes de tribus.
Y Kegan, gracias a su contundente necedad, estaba lejos de ser un aliviado.
¿Acaso es un error traerlo conmigo? ¿Fue acaso un momento de piedad? ¿Un momento de debilidad?
No parecía existir una respuesta a tal cuestionamiento.
Podría haberlo dejado.. En cuanto el pensamiento surgió, lo demás apareció de súbito, con una rapidez traicionera. Y él no sería el primero al que abandono...
El hechicero alzó la vista a través de la bruma de calor que resplandecía sobre el fuego evanescente, y miró al bárbaro dormir. El labio del joven hombre se retorció, con un reflejo correspondiente en sus dedos.
''Debería preguntarme qué es lo que sueñas, Kegan Rodhe'', susurró el hechicero. ''¿Cuáles son los fantasmas de recuerdos lejanos que vienen a acecharte?''
Todas las noches, en sus sueños, Kegan recorría los caminos de su pasado. Antes de conocer al hechicero, había estado exiliado, deambulando por su cuenta en las heladas inmensidades, calentado solo por su impetuosa renuencia a morir.
¿Y antes de eso? Un alborotador. Un chamán fracasado. El hijo de una madre distanciada.
Seguía siendo muy joven para cualquier estándar que existiera más allá del Fréljord, con apenas diecinueve inviernos soportando el frío en sus huesos. Había tenido una vida dura, acompañado de su ingenio y del filo de su cuchillo, con cierto renombre y una buena cuota de indignidad.
Noche tras noche, en sus sueños, se encontraba harapiento, deambulando perdido en la aullante tormenta blanca, muriendo de frío lentamente. Él era un sanador que escarbaba por las rocas sueltas en la lluvia, en búsqueda de destellos de color que dejaran ver hierbas extrañas en medio de la maleza. Era un chico agazapado en la cueva de su madre; ese lugar era un santuario para huir del resto del mundo, pero jamás de su mirada, cargada con recelo.
Y noche tras noche, en sus sueños, los Dominios de Rygann volvían a arder.
Tenía siete años cuando conoció la verdad detrás de su sangre. Su madre se agachó ante él, tomando su rostro en sus manos, observando los rasguños y los moretones que marcaban su piel. Sintió una inquietante pizca de sorpresa, ya que ella casi nunca lo tocaba.
''¿Quién te hizo esto?'', preguntó, y cuando él estaba intentando tomar aliento para responderle, ella habló diciendo las palabras que él ya estaba muy acostumbrado a escuchar. ''¿Qué fue lo que hiciste? ¿Qué hiciste mal para merecer este castigo?''
Ella se alejó antes de que él pudiera contestar.
Se estremeció como consecuencia de sus manos sobre su piel, su falta de costumbre al contacto, temiendo y atesorando el momento de cercanía incómoda. ''Solo estaba luchando, madre. En la aldea, todos los chicos lo hacen. Y las chicas también''.
Ella lo observó con una mirada escéptica. ''Tú no obtuviste esas marcas por luchar, Kegan'', murmuró ella. ''No soy tonta''.
''Hubo una pelea después de jugar a luchar''. Él limpió su nariz con su manga harapienta, frotando una costra reciente. ''A algunos de los chicos no les agradó mi victoria. Se enojaron''.
Su madre era una mujer delgada, frágil, en un lugar que devoraba a los débiles. Había envejecido antes de tiempo, víctima de tristezas inefables y del aislamiento que le habían provocado sus talentos. Incluso solo teniendo siete años, Kegan sabía todo eso.
Era un chico perceptivo. Esa era la ventaja de tener una madre hechicera.
Al levantar la vista, la vio enmarcada por la boca de la cueva a la que llamaban hogar y pudo percibir cierta suavidad en sus ojos, tan inusual como el momento previo en el que había tocado su rostro. Pensó que tal vez ella se arrodillaría ante él para abrazarlo. Aquel simple pensamiento le aterraba tanto como lo anhelaba.
En cambio, ella volteó la mirada.
''¿Qué te he dicho de hacer enojar a los otros niños? Harás nuestras vidas aún más difíciles si la aldea te odia, Kegan''.
''Pero ellos empezaron''.
Ella se detuvo, dio media vuelta y bajó la mirada hacia él. Su expresión era tan lúgubre y fría como sus ojos. La mirada joven de ojos verdes, como ella mencionaba con frecuencia que había sido la de su padre, se encontró con la de su madre.
''Y tú lo empezaste todas las otras ocasiones. Tu temperamento, Kegan...''
''No fue así'', mintió el chico. ''Por lo menos no todas las veces''.
Su madre se adentró en la cueva, agachándose a un costado de la hoguera, revolviendo el caldo aguado de grasa de elnük hervida; el platillo que sería la cena durante las próximas tres noches. ''Hay magia fluyendo en nuestra sangre. En nuestros huesos. En nuestro aliento. Debemos ser cuidadosos, más que las otras personas''.
''Pero...''
''No causes problemas en la aldea. Nos permiten vivir aquí a regañadientes. El viejo Rygann fue bueno con nosotros y permitió que nos quedemos aquí''.
El instinto movió la boca de Kegan antes de que tuviera tiempo de pensar. ''Vivimos en una cueva, en las rocas, muy lejos de la aldea'', dijo él. ''Deberías dejar de sanarlos si son tan malos con nosotros. Deberíamos marcharnos''.
''No sabes lo que estás diciendo, Kegan. Yo los curo porque tengo el poder de hacerlo, y vivimos aquí porque tenemos que hacerlo''. Ella asintió hacia la ladera, donde los árboles estaban teñidos de negro por la oscuridad y con destellos plateados por la luna. ''Moriríamos ahí afuera, donde los bosques se convierten en hielo y nieve, y se extienden hasta el fin del mundo. Deja que digan lo que quieran decir. No provoques más problemas. No provoques a la magia que fluye en tu sangre''.
Pero el chico permaneció de pie en el borde de la cueva. ''Si dicen cosas malas sobre mí o me agreden... me defenderé. No soy cobarde como tú''.
Esta noche quedaría grabada en su memoria para siempre por lo que ocurrió después. Por primera vez, él no hizo una reverencia con la cabeza ni prometió obedecerla. Por el contrario, cerró sus pequeños puños y entrecerró los ojos.
En el silencio que surgió entre madre e hijo, él esperaba una bofetada (uno de sus débiles azotes contra su mejilla que, de algún modo, conseguiría arder por una hora o más) o tal vez más llantos de su parte. Su madre lloró mucho, en silencio y a solas, muy tarde en la noche, creyendo que él estaba durmiendo.
Pero esta vez, había algo nuevo en su mirada. Algo temeroso.
''Eres hijo de tu padre''. Ella hablaba de forma calmada y mesurada, pero de algún modo, su significado era lo peor. ''Sus ojos, siempre observándome. Su crimen, siempre ahí para recordármelo. Y ahora sus palabras, su rencor, arrojados en mi rostro''.
El chico levantó la mirada, sobrecogido por su rabia infantil. ''¿Es por eso que me odias?''
Ella dudó antes de contestar, y eso significó mucho más que lo hubiera hecho cualquier respuesta. Fue esa duda lo que nunca pudo olvidar, incluso años después, cuando sus huesos delgados fueron reducidos a cenizas y polvo en una hoguera funeraria.
Él tenía trece años cuando vio por primera vez a Zvanna. Llegó a los Dominios de Rygann acompañada de dos decenas más de personas, los sobrevivientes de un clan nómada que había mermado en las tierras salvajes durante el transcurso de una generación. En lugar de saquear como lo habían hecho muchos otros, se establecieron en los Dominios, trayendo consigo sangre fresca, enseñanzas prácticas y lanzas para la gente de la boyante aldea pesquera.
Kegan la conoció un día en la penumbra de la puesta del sol. Él estaba recogiendo brezo y hierbas en las montañas sureñas, arrancando las espinas de los tallos antes de guardarlos en su bolso de piel de ciervo. Cuando la tarea se desempeñaba correctamente, tomaba mucho tiempo, y los dedos de Kegan tenían cientos de pinchazos por su celeridad.
En un instante alzó la vista y allí estaba ella.
Dejó de trabajar. Se puso de pie, quitando la suciedad de sus manos lastimadas, sin saber cómo era que la curiosidad y la sorpresa lucían como recelo en sus rasgos finos. Tú serías apuesto, dijo su madre en una ocasión, si pudieras dejar de mirar al mundo como si quisieras vengarte de él.
''¿Quién eres?'', preguntó él.
Ella se sobresaltó por la pregunta, la cual incluso para los propios oídos del joven había sonado abrupta.
''Quiero decir, eres una de los recién llegados. Eso lo sé. ¿Cómo te llamas? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás perdida?''
Las preguntas bombardearon a la chica. Ella era mayor que él, aunque solo por un año o dos. Esbelta, de ojos grandes, prácticamente hundiéndose en sus pesadas pieles, lo miró fijamente mientras le habló. Tenía la voz de un ratón.
''¿Eres el hijo de la sanadora?''
Él sonrió, mostrando todos sus dientes y nada de humor. Por primera vez en años sintió el dolor de saber que hablaban mal de él en la aldea. Había alguien nuevo en su mundo, y era alguien que ya había escuchado cientos de cosas oscuras sobre él.
''Kegan'', contestó. Tragó saliva e intentó suavizar sus palabras. ''Sí, soy el hijo de la sanadora'', añadió, asintiendo con la cabeza. ''¿Tú quién eres?''
''Zvanna. ¿Puedes venir? Mi padre está enfermo''.
El corazón de Kegan se hundió. Se vio a sí mismo reduciendo el registro de su voz, como si ella fuera una bestia pastando a la que no quería ahuyentar.
''No soy un sanador. No como mi madre''. La confesión le provocó la misma sensación que un diente recién arrancado. ''Yo solo soy su ayudante''.
''Ella está en camino a la aldea'', dijo la chica. ''Me pidió que te encontrara. Tienes las hierbas que necesita''.
Kegan maldijo mientras colocaba la bolsa en su lugar. Fijó su mirada hacia donde ella se encontraba, moviéndose ligeramente por el oscuro pedregal. ''Iré ahora mismo. ¿Quién es tu padre? ¿Qué le ocurre?''
''Es un fabricante de velas'', contestó Zvanna, guiando el camino hacia los Dominios. ''No puede comer ni beber. Le duele el estómago''.
''Mi madre sabrá qué hacer''. Kegan habló con seguridad absoluta mientras la seguía por la colina, descendiendo hacia la aldea. Por dentro, sentía una puñalada cada vez que ella lo miraba, y se preguntaba qué le habrían dicho los otros niños de la aldea.
No tendría que preguntárselo por mucho tiempo. Ella hablaba con gentileza, sin emitir juicio alguno.
''El Viejo Rygann dijo que eres hijo de un invasor. El bastardo de un saqueador''.
Las tinieblas comenzaban a envolverlos ante la puesta del sol. Kegan no mostró ninguna emoción. ''El Viejo Rygann dijo la verdad''.
''¿Eso en verdad te convierte en mala suerte, Como dicen las leyendas?''
''Depende de las leyendas en las que creas...'' Kegan consideró que era una respuesta lo suficientemente ingeniosa, pero ella se la devolvió un momento después.
''¿En qué leyendas crees tú?'', preguntó, mirando por encima de su hombro. Sus miradas se cruzaron en el crepúsculo, y él sintió la fuerza de su gentil contemplación como un hacha en sus entrañas.
En ninguna, pensó. Todas reflejan el miedo que tienen los hombres y mujeres tontos, el temor ante la magia verdadera.
''No lo sé'', contestó.
Ella no tenía respuesta a eso. Aunque sí tenía otra pregunta para el chico.
''Si tu madre es una sanadora, ¿por qué no lo eres tú también?''
Porque conmigo no funciona la magia, casi dijo en voz alta, pero pensó mejor su respuesta. ''Porque yo quiero ser un guerrero''.
Zvanna le llevaba la delantera, dando pasos ligeros en las rocas heladas. ''Pero aquí no hay guerreros. Solo cazadores''.
''Sí. Pero yo quiero ser un guerrero''.
''La gente necesita más a los sanadores que a los guerreros'', señaló ella.
''¿Ah, sí?'', Kegan escupió hacia la maleza. ''Entonces, ¿por qué los chamanes no tienen amigos?''
Él conocía esa respuesta. La había escuchado muchas veces. La gente me tiene miedo, decía siempre su madre.
Pero Zvanna tenía una respuesta distinta.
''Si tú ayudas a mi padre, yo seré tu amiga''.
Él tenía dieciséis cuando le rompió la mandíbula a Erach. Dieciséis años y ya tenía el tamaño y los músculos de un hombre. Dieciséis años y ya estaba acostumbrado a demostrar con los puños que tenía la razón. Su madre le advirtió al respecto una y otra vez, y ahora Zvanna lo hacía también.
''Tu temperamento, Kegan...'', solía decir de la misma manera que su madre.
En su año dieciséis, la celebración del solsticio era un asunto clamoroso, un festejo más ruidoso y brilloso que de costumbre, con la llegada de una caravana de comerciantes y tres músicos de cuerdas del Vacío de Valar, lejos hacia el suroeste. Juramentos se realizaban en las costas y promesas de amor eterno se expresaban apasionada, insensata y frecuentemente. Guerreros jóvenes danzaban en el fuego para impresionar a las lugareñas solteras que observaban desde los costados. Se rompían y se reparaban corazones, surgían y desaparecían rencores. Peleas estallaban por matrimonios, por propiedades, por cuestiones de honor. El abundante alcohol complementaba la atmósfera de fiesta.
Muchos arrepentimientos llegaban con el blanco amanecer del invierno, cuando la claridad de la nieve regresaba acompañada de resacas evanescentes.
Pero la pelea entre Kegan y Erach fue como ninguna otra.
Bañado en sudor por la danza en el fuego, Kegan buscó a Zvanna en la costa. ¿Lo había visto bailar? ¿Había visto cómo había dejado a los otros jóvenes de la aldea jadeando, incapaces de seguir sus salvajes saltos?
Su madre era una delgada aparición en su abrigo de piel de foca. Su cabello era harapiento, con los colgantes y talismanes de huesos atados en los mechones sucios que se encontraban en sus mejillas. Ella tomó su muñeca. El solsticio era una de las pocas noches en que madre e hijo eran tolerados en la aldea, y ambos habían asistido.
''¿Dónde está Zvanna?'', le preguntó.
''Kegan'', le advirtió su madre, sosteniendo su muñeca. ''Quiero que mantengas la calma''.
El calor de las flamas y el sudor de su piel habían desaparecido. Su sangre estaba helada. Sus huesos eran hielo.
''¿Dónde está Zvanna?'', preguntó nuevamente, esta vez con un gruñido.
Su madre comenzó a explicar, pero no había necesidad de que lo hiciera. De alguna forma, él lo sabía. Tal vez solo era un destello de intuición en medio del despertar de su temperamento. O tal vez era (como el hechicero más tarde le explicaría) un centelleo de agudeza proveniente de sus dones mágicos latentes.
Cualquiera que fuera la verdad, él apartó a su madre. Bajó hacia las olas, donde se encontraban las jóvenes parejas con sus familias, llenos de coronas y guirnaldas de flores invernales, haciendo juramentos de permanecer fieles y amorosos por el resto de sus vidas.
Los murmullos se alzaron conforme él se acercaba. Él los ignoró. También surgieron objeciones mientras él se abría paso entre la multitud, y también las ignoró.
Aún no era demasiado tarde. Eso era lo único que importaba. Aún quedaba tiempo.
''¡Zvanna!''
Todas las miradas se posaron en él, aunque la mirada de ella era la única relevante. Kegan vio cómo la alegría abandonó los ojos de la joven en cuanto reconoció su rostro. La corona de capullos blancos de invierno no concordaba con su cabello negro. Él quería arrancarla de su cabeza.
El joven que se encontraba a su lado se paró frente a ella de manera protectora, pero Zvanna lo tranquilizó y lo hizo a un lado, para confrontar ella misma a Kegan.
''No hagas esto, Kegan. Mi padre lo arregló. Y si hubiera querido, me habría rehusado. Por favor, no hagas esto. No ahora''.
''Pero tú eres mía''.
Él le extendió la mano. Ella no fue lo suficientemente rápida para retirar la suya... o tal vez sabía que si lo intentaba, provocaría su enojo aún más.
''Yo no te pertenezco'', le dijo suavemente. Permanecieron en el centro de la multitud, como si fueran ellos los que estaban por unirse para siempre ante los ojos de los dioses. ''No le pertenezco a nadie. Pero aceptaré comprometerme con Malvir''.
Kegan podría haber lidiado con eso, si eso hubiera sido todo. La vergüenza no significaba nada para él. ¿Qué podía significar una humillación pasajera y adolescente para alguien que la había padecido durante casi toda su vida? Él podría haberse marchado en ese instante o incluso (contra todos sus deseos y oraciones) podría haber permanecido entre la multitud y camuflarse entre la risa, los vítores y las bendiciones.
Él lo hubiera hecho por ella. No le hubiera sido fácil, no, pero lo hubiera hecho de buena gana. Lo que fuera por Zvanna.
Ya estaba soltando su mano mientras preparaba una sonrisa falsa y tomaba aliento para disculparse, cuando una mano golpeó su hombro.
''Déjala en paz, chico''.
La voz del Viejo Rygann resonó entre el silencio. Este era un hombre que, además de ser el fundador de la aldea, parecía que había sido anciano incluso cuando el mundo aún era joven. Tenía al menos setenta años de edad, probablemente cercano a cumplir ochenta y, aunque no era su mano la que sujetaba a Kegan, dirigía a los hombres que rodeaban al hijo de la sanadora.
''Vete de aquí, bastardo del saqueador, antes de que nos traigas aún más miseria''.
La mano intentó llevárselo, pero Kegan permaneció firme. Él ya no era un niño. Tenía la fuerza de un hombre.
''No me toques'', dijo, apretando los dientes. La expresión de su rostro provocó que Zvanna se alejara. Otras manos se unieron a la primera, alejándolo de ella, haciendo que se tropezara.
Y, al igual que siempre, el instinto estaba ahí para atraparlo. Se dio la vuelta, rugió y golpeó al hombre más cercano que lo intentaba alejar.
El padre de Zvanna cayó como una marioneta sin huesos, con la mandíbula destrozada.
Kegan se alejó. Algunos en la multitud le gritaron y otros lo insultaron, pero ninguno se atrevió a entrometerse en su camino ni a ir tras él. Eso lo satisfacía. Incluso lo reivindicaba.
Palmeó el contorno de sus ojos camino a casa, rehusándose a llorar, y desagradablemente aliviado por el dulce dolor de sus nudillos palpitantes.
Kegan tenía diecinueve años cuando quemó a su madre en la hoguera funeraria y esparció sus cenizas la mañana siguiente por toda la colina con vista hacia los Dominios de Rygann. Sabía que tendría que soportar la carga solo, a pesar de todo lo que había hecho su madre por la aldea. A pesar de todo lo que le temían, la habían necesitado y valorado.
Y ahí estaba él, arrojando sus restos hacia los vientos glaciales, diciendo una oración a la Hermana Foca, solamente acompañado por sus propios pensamientos.
Imaginó a los habitantes de la aldea; si reconocían la muerte de su madre era por egoísmo, pensando únicamente en su propio sufrimiento. Estarían preocupados por no tener un sanador. Después de todo, no podían contar con que su hijo se hiciera cargo. La cadena hereditaria se había roto cuando su padre invasor lo había engendrado, derramando infortunio en la sangre de un hechicero.
Ahora mismo, todos ellos estarían gimiendo sus inútiles sentimientos sobre su madre, tal vez incluso se estarían intentando convencer de que algunas palabras amables demasiado tardías los eximirían de la culpa y la responsabilidad de cómo la habían tratado mientras vivía. Era aún más probable que estuvieran festejando discretamente porque una sombra había abandonado sus vidas.
Animales de superstición, todos ellos.
Solo tres de ellos salieron de la aldea, y no fue para despedirse. Zvanna se acercó a él después de que la solitaria ceremonia terminó, pero su hijo (quien tenía el cabello negro igual al de su madre) se rehusó a aproximarse a Kegan. El niño, de casi tres años de edad, permaneció al costado de su padre, a unos metros de distancia.
''El pequeño me tiene miedo'', observó Kegan sin rencor.
Zvanna dudó, tal como alguna vez lo había hecho su madre, confirmando lo que él pensaba. ''Ha escuchado algunas historias'', admitió ella.
''Seguro que sí''. Intentó mantener un tono neutral. ''¿Qué es lo que quieres?''
Ella lo besó en la mejilla. ''Siento mucho tu pérdida, Kegan. Era un alma gentil''.
Gentil no era una palabra con la que él relacionara a su madre, pero ahora no era el momento para discutir. ''Sí'', contestó. ''Lo era. Pero, ¿qué fue lo que en verdad viniste a decir? Alguna vez fuimos amigos. Sé cuándo hay algo que no me estás diciendo''.
Ella no sonrió al responder. ''El Viejo Rygann... va a pedirte que te marches''.
Kegan se rascó la barbilla. Estaba demasiado agotado para sentir algo, mucho menos sorprenderse. No necesitaba preguntar por qué Rygann había tomado esa decisión. Aún quedaba una sombra oscureciendo los bordes de la aldea. Una última sombra que por fin se desvanecería.
''Así que ahora que su madre está muerta, el hombre de mala suerte no puede acechar las cercan��as'', escupió en la tierra cubierta de ceniza. ''Al menos ella era útil, ¿no es así? Ella era la que poseía magia''.
''Lo siento, Kegan''.
Por un breve instante, estando juntos en la colina, las cosas eran tal como habían sido unos años atrás. Ella absorbía el enojo incandescente de su corazón solo con estar cerca, y él inhalaba el frío aire, desafiando las ansias de extenderle una mano.
''Deberías irte'', murmuró él, y asintió hacia Malvir y el niño pequeño. ''Tu familia te espera''.
''¿Adónde irás?'', preguntó ella. Se cubrió aún más con las pieles que la rodeaban. ''¿Qué harás?''
Las palabras de su madre resonaron a través de los años. ''Moriríamos ahí afuera, donde los bosques se convierten en hielo y nieve, y se extienden hasta el fin del mundo.
''Encontraré a mi padre'', contestó él.
Ella lo miró, angustiada. Él podía ver las dudas en su mirada y, aún peor, temor. Temor de que él pudiera estar hablando en serio.
''No quieres hacerlo, Kegan. Ni siquiera conoces al pueblo de tu padre, de dónde provienen... no sabes nada. ¿Cómo esperas encontrarlo?''
''Al menos lo intentaré''.
Kegan resistió las ganas de volver a escupir. Incluso una ambición imposible era mejor que un no sé qué haré, Zvanna. Probablemente moriré solo en el hielo.
Ella estaba tomando aliento para discutir con él, incluso después de todos estos años donde solo había existido silencio entre los dos, pero él la silenció negando con la cabeza. ''Iré a verte antes de marcharme. En ese momento hablaremos. Bajaré a la aldea mañana para conseguir suministros. Los necesitaré para mi viaje''.
Zvanna dudó una vez más, y él lo supo.. Kegan lo sabía como si sus ancestros espirituales se lo hubieran susurrado a través del viento.
''El Viejo Rygann lo prohibió'', suspiró. Él no estaba formulando una pregunta ni intentaba adivinar algo. ''No tengo permitido estar en los Dominios. Ni siquiera para obtener suministros antes de marcharme''.
Ella colocó una pequeña mochila contra su pecho, y eso lo confirmó. Él podía adivinar lo que habría dentro: comida deshidratada y las escasas provisiones de las que su joven familia podía prescindir. La ferocidad de la inusual gratitud que sintió lo hizo estremecerse, y casi...casi aceptó el regalo.
Pero se lo devolvió.
''Estaré bien'', prometió. ''No te preocupes por mí. Yo estaré bien''.
Esa noche, fue a los Dominios de Rygann por su cuenta.
Empacó suministros necesarios para una semana, tomó una lanza de marfil y entretejió en su cabello los talismanes de hueso de su madre. Al igual que ella, lucía como un chamán mendigo, a pesar de que llevaba consigo la carga de un guerrero y se movía con la elegancia de un cazador.
Aún faltaban tres horas para el amanecer. Ahí, en el momento más tranquilo de la noche, Kegan avanzó con exagerado cuidado, trasladándose entre las cabañas de las familias que los habían rechazado a él y a su madre durante su corta y dura vida. No tenía sentimientos maliciosos hacia ellos, ya no... el antiguo enojo se había reducido a unas brasas, aún vivas, pero contenidas, consumiéndose lentamente. Si había un sentimiento que lo invadía era una profunda y agotadora sensación de lástima. Ellos eran simples. Eran esclavos de sus errores de juicio.
No, su verdadero odio estaba reservado para una alma en específico.
La casa del Viejo Rygann se erguía orgullosamente en el corazón de la aldea. Kegan se aproximó, evitando las miradas de indiferencia de los vigilantes, permaneciendo en las sombras que provocaba la luna descendiente. Ellos tenían una monótona labor y la realizaban con la informalidad que uno imaginaría. ¿Por qué esperarían que surgieran problemas de la tundra o del océano? Después de todo, hacía mucho que ningún invasor llegaba a los Dominios de Rygann.
Kegan ingresó sigilosamente.
El Viejo Rygann se despertó y encontró una sombra agazapada a los pies de su cama. En los ojos claros de la sombra se reflejaban destellos de la luz de luna y en las manos de la sombra había un cuchillo de marfil, una daga ritualista portada por última vez por Krezia Rodhe, la bruja que había muerto unos días antes. Era un cuchillo que, según decían, se había usado para sacrificios de sangre.
La sombra sonrió y habló en una voz baja, grave y salvaje.
''Anciano, si emites un solo sonido sin mi permiso, morirás''.
En la bruma hambrienta de luz, Rygann aparentaba tener cien años de edad. Sus fosas nasales se irritaron por el hedor del aceite del farol y por el condimento animal que desprendía el sudor del intruso. Indefenso, asintió con obediencia.
La sombra se acercó y el rostro de Kegan, el bastardo del saqueador, sonrió maliciosa y fríamente desde la oscuridad.
''Te voy a decir algo, anciano. Y me vas a escuchar por el simple hecho de que eso te permitirá vivir un poco más''.
La daga, esculpida del diente de un drüvask, centelló en la penumbra. Kegan colocó la punta, tallada para perforar, en la flácida garganta del hombre.
''Asiente si me entiendes''.
Rygann asintió, pertinentemente en silencio.
''Bien''. Kegan mantuvo el cuchillo en posición. Su mirada estaba inundada de odio, sus dientes casi temblaban por la fuerza de su enojo. Era una criatura al borde de la barbarie, contenida solo por sus estropeados pedazos de humanidad.
Rygann tragó saliva con fuerza, sin decir una sola palabra. Él también temblaba, aunque por razones muy distintas.
''Tú asesinaste a mi madre'', gruñó Kegan. ''No fue la enfermedad lo que consumió su interior. Fuiste tú. La asesinaste, día tras día, con tu desconfianza e ingratitud. La asesinaste al exiliarla hacia la fría comodidad de esa cueva. La asesinaste al desterrarla por los caprichos de tus estúpidas supersticiones''.
El cuchillo estaba apoyado en la mejilla del anciano, preparado para cortar la carne.
''Y ahora, me estás matando a mí'', añadió Kegan con suavidad. ''No era suficiente que me avergonzaras por el pecado de la sangre de mi padre, ni maldecirme por ser un augurio de mala suerte. No era suficiente expulsar a un niño fuera de tu preciosa aldea, una y otra vez, y no enseñarme más que a odiar a los demás. Ahora, mientras las brasas de la hoguera funeraria de mi madre siguen calientes, tú quieres condenarme a deambular por una tierra desolada para que muera''.
Y la daga desapareció.
El intruso salió de la cama, alejándose hacia la parte trasera de la habitación. La sonrisa de Kegan se transformó en una mueca, apenas iluminada por la sellada linterna que sostenía la mesa del aposento.
''Eso es todo lo que quería decir. Quiero que reflexiones sobre esas palabras cuando me haya ido. Quiero que pienses en el chico que ayudaste a criar al arrojarlo a él y a su madre al frío''.
Rygann no sabía qué responder, o si el hijo de la sanadora deseaba una respuesta. Permaneció en silencio en una oportuna combinación de sabiduría y miedo, inhalando el aroma aceitoso y mundano que invadió la habitación.
Kegan destapó la linterna, y un repentino brillo ámbar se extendió por el aposento. Manchas de humedad resinosa llenaron las baldosas, los muros, las estanterías e incluso las sábanas. El intruso había hecho un gran trabajo...en silencio... antes de despertar a su presa.
''E... espera'', tartamudeó el anciano, víctima de pánico y falto de aire. ''Espera...''
''No puedo, tengo un viaje que hacer'', dijo Kegan, casi conversando ''y debería calentar un poco mis manos antes de marcharme. Adiós, Rygann''.
''¡Espera! ¡Por favor!''
Pero Kegan no esperó. Mientras se alejaba hacia la puerta, lanzó la linterna como un regalo de despedida. Se estrelló contra las duras baldosas de la habitación.
El mundo se incendió y Kegan se rio a pesar de que algunas llamas alcanzaron su propia carne.
El fuego es como un ser viviente, rapaz y voraz. Tiene hambre propia, caprichos propios y, al igual que el destino, un infame sentido del humor. Saltaba en grandes lengüetazos, como chispas transportadas por los vientos despiadados del Fréljord, y bailaba cerca del techo. Todo lo que tocaba era devorado en instantes.
Kegan fue hacia el norte, dirigiéndose hacia las boscosas tierras bajas, ciego a la devastación que se levantaba a su paso. Tenía asuntos más urgentes que esperar a ver si el salón del Viejo Rygann ardería hasta quedar en cenizas. Tenía que ocuparse de su rostro carcomido por las llamas; un grito ardiente de dolor cubriendo el extremo izquierdo de sus facciones, aliviado solo al presionar su carne contra la tierra nevada.
Se preguntó (y no era la primera vez) si tal vez habría algo de cierto en los rumores del mal augurio en su sangre.
Para cuando alcanzó llegar a un terreno más elevado, al menos lo suficiente para poder mirar hacia atrás y ser testigo de los resultados de su trabajo, el sol comenzaba a surgir sobre el océano y el fuego se había reducido a una nube de humo denso, rizándose en la clemencia de los vientos matutinos. Sostuvo un puñado de hielo contra su mejilla quemada, esperando ver la cabaña de Rygann como un oscuro y carbonizado corazón en el centro de la aldea.
Lo que en realidad vio detuvo su respiración. Mudo ante el horror, traumatizado por su imprudencia, y tambaleándose incómodo en el camino, el invasor se puso en marcha para regresar al escenario de su traición.
Al principio, nadie se percató de que estaba ahí. Los sobrevivientes deambulaban entre las calcinadas estructuras de sus hogares, donde todo lo que poseían se había perdido. Él solo era una silueta más en la neblina de humo, un rostro herido más entre los sobrevivientes.
Encontró a Zvanna afuera de los restos carbonizados de su cabaña. La habían recostado sobre el suelo, junto con su hijo y su esposo. Los tres permanecían quietos y en silencio debajo una manta cubierta de hollín. Kegan se arrodilló junto a ellos durante un largo tiempo, su mente carecía de pensamientos, y su cuerpo carecía de fuerza. Tal vez había llorado. No estaba seguro, ni en ese momento, ni después, aunque sentía el escozor de la sal sobre su mejilla herida.
En el tiempo que estuvo a su lado, solo podía recordar dos cosas con certeza. La primera eran los rostros de la familia cuando levantó la manta para asegurarse de que eran ellos. Cuando obtuvo su respuesta, volvió a cubrirlos.
La segunda estaba descansando en sus manos desnudas sobre la sucia cubierta, rogando que la magia de su madre funcionara a través de él. Al intentar blandir sus supuestos dones, no consiguió nada distinto.
Ellos seguían muertos. Permaneció destrozado.
Poco tiempo después, como era de esperarse, los demás fueron por él. Kegan se quedó de rodillas junto a Zvanna mientras ellos lo insultaban y culpaban, mientras se lamentaban por sus maleficios y por ser de mal augurio, y maldijeron el día en que nació. Kegan dejó que lo inundaran con insultos. No era nada comparado con el vacío que habitaba en su pecho ni con el dolor ácido de su rostro.
Los sobrevivientes no tenían idea. Lo culpaban por una superstición lastimera, porque no tenían a nadie a quien culpar, sin saber el verdadero daño que les había ocasionado. Culparon a su sangre, cuando en realidad debieron culpar sus acciones.
Kegan dejó la devastada aldea sin mirar hacia atrás. Tal como lo había planeado, se adentró en las tierras salvajes, aunque el sentimiento de euforia que había tenido hacía unas horas no era más que cenizas en su boca.
Durante las semanas siguientes, solo deambuló. Kegan viajó hacia el interior, siguiendo los rastros de los animales de caza y los senderos de los comerciantes, sin tener un destino en mente, y sin saber la ubicación de las distintas aldeas. Los únicos lugares que conocía bien eran claros aislados y laderas de montañas con hierbas aprovechables que su madre había usado en sus brebajes medicinales. Incluso el Vacío de Valar, la aldea más cercana, estaba a cientos de kilómetros de distancia, y había una alta probabilidad de que fuera el nuevo hogar de sobrevivientes de los Dominios de Rygann. Aunque Kegan lograra encontrar la manera de llegar, dudaba que lo recibieran cálidamente. Era más probable que fuera una bienvenida mortal.
Cazaba cada vez que tenía la oportunidad, a pesar de que carecía de las habilidades necesarias de un cazador. En una ocasión, se atiborró del cadáver de un conejo a medio cocinar, pero todo terminó siendo un desastre cuando su estómago decidió rebelarse horas más tarde.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en un mes y más, mientras que los cielos permanecieron oscuros y el clima empeoró. No vio a ningún miembro de ninguna tribu. No vio señales de ninguna aldea cercana. Pasaba horas aturdido por la nieve, y otras, en un trance de locura gélida. Día tras día no percibió nada más que la gélida indiferencia de su lugar natal... al Fréljord parecía no importarle si vivía o moría por su corriente aulladora. Ningún otro lugar del mundo enseñaba una lección tan brutal sobre la insignificancia de un hombre.
La suerte, o tal vez un cambio cruel en su destino, lo llevó a una cueva formada con la misma roca del santuario de su madre. Demacrado, debilitado por la exposición y herido por su propio incendio, Kegan Rodhe se acostó sobre las frías rocas, sintiendo cómo su piel se congelaba. Se acostaría ahí y esperaría a que la última tormenta de nieve se extinguiera, o se acostaría ahí y esperaría a que él mismo se extinguiera. Lo que ocurriera primero.
Pero, esa noche, conoció al hombre que terminaría siendo su maestro. Su maestro.
La figura surgió de la tormenta, abriéndose paso con dificultad, con los hombros encorvados y la cabeza baja. Su barba estaba enmarañada y grisácea, no por su edad, sino por las mordeduras de los vientos helados. Debajo de su capucha estaban sus facciones demacradas, y sus ojos brillaban con una iridiscencia inusual. Lo más extraño de todo era la piel del hombre, jaspeada y tatuada; bajo la luz de la tormenta, con cada relámpago, su carne parecía tornarse azul.
Más tarde, bajo la luz de la hoguera, era más evidente que se tornaba violeta.
Como suele suceder con los encuentros decididos por el destino, era muy decepcionante para ser un cuento cantado por un bardo o una epopeya antigua. No se hicieron declaraciones crípticas ni se juraron pactos de vinculación. El recién llegado solo se había parado en la boca de la cueva, fijando su mirada con sospecha en el desastre humano que yacía frente a él.
''Qué...'', murmuró el hechicero ''¿qué tenemos aquí?''
Kegan recobraba y perdía la conciencia, al igual que sus sentidos. Finalmente, cuando pudo formar palabras, acusó al hombre mayor de ser un espíritu o una ilusión.
Como respuesta, el hechicero se agachó junto a él y le ofreció una mano.
Al tocarlo, su calor se propagó por Kegan en un cosquilleo apresurado de... vida. Aunque no era el ardor de una llama, el alivio que trajo consigo fue tan abrumador que casi lo quiebra.
''No soy ni un fantasma ni un ser ficticio'', dijo el recién llegado. ''Mi nombre es Ryze. Y tú, querida criatura desdichada... ¿quién eres?''
Kegan despertó mucho después del alba, retirando el polvo de sus ojos. No le sorprendió ver que su maestro ya estaba despierto, sentado con las piernas cruzadas y con los ojos cerrados. El bárbaro sabía que estaba meditando, pero no podía comprender el objetivo de sentarse inmóvil durante una hora al día. ¿Qué se suponía que lograría? Era como una suspensión entre estar dormido y despierto, sin ningún propósito evidente...
''Buenos días'', dijo el hechicero, sin abrir los ojos. ''No dormiste bien'', añadió. Y muy a menudo, era una afirmación, no una pregunta.
Kegan vació una de sus fosas nasales sobre las cenizas de la hoguera y gruñó. ''¿Por qué tengo la sensación de que me observas, aun cuando tienes los ojos cerrados?''
''Porque cuando estás cerca de los demás, te pones nervioso. Hace que dudes de sus intenciones''.
Kegan volvió a gruñir. ''No tiene nada de malo tener un poco de recelo''.
Ryze se rio, inmóvil en su posición de meditación.
La piel de Kegan se erizó. ''¿Qué es tan divertido?''
''Algunas veces puedo escucharme a mí mismo en tus palabras. La forma en la que consideras la desconfianza como una virtud me resulta familiar. No puedo culparte, tomando en cuenta todo lo que has vivido''.
Kegan lo miró fijamente. ¿Acaso puede leer mi mente? ¿Puede ver mis sueños...?
El hechicero no tuvo ninguna reacción. Ni un solo movimiento.
El joven bárbaro se elevó, estirándose para deshacerse de la inflamación nocturna con un crujido de sus huesos. ''Mmm. ¿Quieres que caliente lo que queda de caldo para el desayuno?''
''Qué amable de tu parte, Kegan. ¿Harás una fogata o usarás tus dones?''
La pregunta tenía una intención evidente, con dejos de condescendencia, y Kegan no tuvo que esforzarse para evitar morder el anzuelo. ''Una fogata. Probaré con la magia más tarde''.
Otra risa. Otra exasperante risa. ''Como prefieras'', contestó Ryze.
Kegan se tomó algo de tiempo para encontrar la madera suficiente para la fogata. Su mente estaba nublada con ecos resonando con las conversaciones que habían tenido las últimas semanas. Algo estaba fastidiando sus pensamientos, algo que provocaba escozor en las cicatrices de las quemaduras de su rostro. No fue hasta que regresó a su campamento provisional y dejó la pila de ramas rotas, que se percató de lo que era.
''Maestro''.
El hechicero no se movió, pero el aire pareció cambiar en su entorno. De alguna forma, se había vuelto más afilado... tal vez más frío y estaba cargado con una fuerza invisible.
''¿Sí?''
Kegan aclaró su garganta en un esfuerzo por encontrar la manera correcta de expresarse. ''Cuando ayer hablaste de magia, mencionaste... mencionaste la materia de la creación''.
Ryze permaneció inmóvil, excepto por sus labios oscurecidos por magia. ''Sí, así fue. Continúa''.
Kegan inhaló profundamente, luchando contra la inmensidad de lo que intentaba decir. ''Bueno. El agua proviene de la lluvia, del hielo y del mar. El fuego proviene de las chispas, de la yesca, o de los rayos impactando contra los bosques. Y los árboles que conforman el bosque provienen de semillas''.
''Hasta cierto punto, todo eso es correcto. Y muy poético para estas horas de la mañana. ¿Cuál es la conclusión de esta tesis?''
''¿De esta qué?''
El hombre mayor sonrió, sin crueldad. ''¿Qué intentas decir, Kegan?''
''Que todo proviene de algún lugar. Todo tiene un... nacimiento. Un origen. ¿Es igual con la magia? ¿Tiene algún origen en el mundo?''
Ryze no contestó de inmediato. Ante los ojos de Kegan, su quietud parecía de pronto reflejar una restricción en vez de serenidad.
''Esa es una pregunta inteligente, amigo mío. Hay pureza en tu forma barbárica de pensar y te felicito por esa línea de pensamiento. Pero no es una discusión que tú y yo estemos preparados para tener''.
El bárbaro apretó los dientes, dejando a un lado su temperamento. Por fin había preguntado algo que valía la pena contestar, y su maestro se lo negaba. ''Pero estaba pensando... Si controlaras la lluvia, podrías hacer nuevos ríos. Y si tuvieras mil semillas, podrías plantar un bosque nuevo. Si tienes hierro, puedes forjar un hacha. ¿Qué pasaría si pudieras controlar la fuente de la magia? No necesitarías guiarla o lanzarla. Tú podríascontrolarla, después de todo''.
Ryze abrió los ojos.
Su mirada era más fría que cualquier viento freljordiano. Había misericordia en esos ojos, y también admiración, pero debajo de ambos elementos había un dejo enfermizo y penetrante de miedo.
Tienes miedo, pensó Kegan, y su piel se estremeció solo de pensarlo.
No sabía por qué. No podía adivinar qué había en sus palabras que inspiraba ese frío y enérgico terror en el alma de su maestro. Pero Kegan sabía exactamente cómo se veía el miedo en las miradas de los demás. Lo había visto durante toda su vida.
''Aún no'', murmuró Ryze. ''Cuando estés preparado, hablaremos de esto. Pero aún no''.
Kegan Rodhe asintió, aceptando sin comprender, intrigado por la inquietud en la mirada de su maestro. Después de todo, el miedo era una debilidad, y las debilidades debían enfrentarse.
Y conquistarse.
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Bendición náhuatl 🌾🌞🌛
Libero a mis padres de la sensación de que me han fallado.
Libero a mis hijos de la necesidad de darme orgullo; para que escriban sus propios caminos de acuerdo con sus corazones, que susurran todo el tiempo en sus oídos.
Libero a mi compañero de la obligación de completarme. No me falta nada, aprendo con todos los seres todo el tiempo.
Agradezco a mis abuelos y antepasados que se han reunido para que pueda respirar vida hoy. Los libero de los fracasos del pasado y de los deseos incumplidos, conscientes de que han hecho todo lo posible para resolver sus situaciones dentro de la conciencia que tenían en ese momento. Te honro, te amo y te reconozco como inocente.
Soy transparente ante tus ojos, para que sepan que no me escondo ni debo nada más que ser fiel a mí mismo y a mi propia existencia, que caminando con la sabiduría del corazón, soy consciente de que cumplo con mi proyecto de vida, libre de las lealtades familiares invisibles y visibles que pueden perturbar mi Paz y Felicidad, que son mis únicas responsabilidades.
Renuncio al papel de salvador, de ser uno que une o cumple las expectativas de los demás.
Aprendiendo sólo a través del AMOR, bendigo mi esencia, mi forma de expresarme, aunque alguien no me entienda.
Me entiendo, porque yo sólo he vivido y experimentado mi historia; porque me conozco a mí mismo, sé quién soy, lo que siento, lo que hago y por qué lo hago.
Yo me respeto y me apruebo.
Honro a la Divinidad en mí y en ti.
Somos libres.
Bendición náhuatl 🌾🌞🌛
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De apuntes y lecturas: "Grafías (Haikus libres de un occidental)", de Francisco García Martínez.
Ficha Técnica Título: ‘Grafías (Haikus libres de un occidental)’. Autor: Francisco García Martínez. Año de publicación: (septiembre) 2021. Colección: Ediciones Carena. Idioma original: Castellano. Género: Poesía. Edición consultada: Ediciones Carena.
No es frecuente leer haikus como estos. Como estas "Grafías" de Francisco García Martínez, profesor de teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, que van más allá de los haikus tradicionales, de métrica y medida bien contada. No se atienen, premeditadamente, a las antiguas normas, modélicas o no. Las traspasa por un lado o por otro, pues el ritmo no está solamente en el número exacto de sílabas, sino en la intensidad. Aquí la reflexión juguetea con paradojas y frases hechas o aparentemente desgastadas por el uso y, a la vez (siempre palabra cálida), ahonda en verdades y en sospechas de verdades. Los títulos ya expresan ese inflexión, que matiza: “Revelación, Creación, Comunión, Resurrección, Dios, Eternidad, Meditación sobre Cristo”… Pero lo excede, dado que los elementos de la Naturaleza (Tierra, Aire, Agua, Fuego) también comparecen.
El libro, dividido en cuatro secciones, donde se reúnen 250 haikus, que se agrupan en 21 poemas, presenta depuradas impresiones/meditaciones. Se aúnan realidad que late y trascendencia. Las observaciones y los pensamientos rebasan la emoción poética, aunque está presente, visible. Las palabras, bien elegidas, juegan seriamente a plantear, sugerir, desvelar. Y para eso sirve la paradoja, como se ha indicado, y lo contrario (la lógica más sensata y aguda). Un tono de serenidad intelectual recorre todos los textos, sobrios, ceñidos. Algunos de esos haikus podrían presentar, o aparentar, cercanía en su sonoridad con una forma de proverbios. De los buenos. Véase: <Canto de alondra / que despierta un mundo / que estaba muerto antes de nacer>. Más. Tierra: <Cuerpo extenso / donde el alma/ se siembra, se dice, se encuentra>. Agua: <Fresca licuación / de la gracia / con que sacia sus anhelos el polvo de la tierra>. Aire: <Invisible movimiento / que aletea / susurrando direcciones posibles>. Fuego: <Impulso tirano / que todo lo consume / si no es la zarza del amor en donde se redime>. Y más espíritu. Respiración: <Aspiración simple / que debe abandonarse / para ser consumada>. Biografía: <Vida ajada, doblada / y desdoblada / como un mapa en el que nos buscamos>. Fracaso: <Carencia, / imposibilidad trágica / de ser lo que somos por nosotros mismos>. Muerte: <Llamada insistente, sin voz / y desde ningún sitio>. Resurrección: <Un rayo de luz / de repente. / La oscuridad ya nunca estuvo sola>. Basta.
No se trata de haikus que miran con extasiada beatitud a lo religioso, sino pensamientos de un creyente que da fe (sin pudores o miedos) del misterio, de la apartada luz que parpadea, pero no se apaga. Con vigor intelectual. En esa línea, o más o menos cercana, también aparecen las ‘definiciones’ sentenciosas de momentos, situaciones y sentimientos. ¿En algún instante suena a lo lejos la voz del misticismo? Sí. En otros, resuena la antigua y bella música de liturgias o el ritmo de olvidadas letanías. La vida y sus territorios (lo existencial, lo material, lo espiritual) son contemplados a través de percepciones emocionales, de intuiciones perspicaces, de fino discernimiento y sagaz introspección. Es un libro que aúna viveza de grafía y, al mismo tiempo, hondura. Con poso de sabiduría y luminosidad. Lo de oriente, austera sutileza, halla nuevo brillo en la voz lúcida de un occidental de Zamora.
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{ROMANOS - 9.}—{REAVIVADOS POR LA PALABRA DE DIOS.}—{Miércoles, 1º de sept. 2021.}— El apóstol Pablo se siente triste por los judíos que rechazan el Evangelio de Cristo. Es por esto que no todos los que son descendientes de Abrahán son hijos de la promesa, ni todos los descendientes de Israel, son Israelitas; sino los que creen en la promesa dada a Abrahán, que de la descendencia de él nacería uno, además de Isaac, que es el verdadero Hijo de la promesa, y se refiere al futuro nacimiento del Mesías.
◇◇◇ En este capítulo se muestra la razón por la cual tan pocos judíos alcanzaron la justicia por la fe.
◇◇◇ “En su Epístola a los Romanos, Pablo expuso los grandes principios del Evangelio. Declaró su posición respecto a las cuestiones que perturbaban a las iglesias judías y gentiles, y mostró que las esperanzas y promesas que habían pertenecido una vez especialmente a los judíos, se ofrecían ahora también a los gentiles [a las personas de las demás naciones].” – {HAp 300.1}. {EGW}.
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◇◇◇ [v.1-3] LA ELECCIÓN QUE DIOS HIZO POR ISRAEL. "En esta carta [a los Romanos], Pablo expresó libremente su preocupación por los judíos. Siempre, desde su conversión, había anhelado ayudar a sus hermanos judíos a obtener una clara comprensión del mensaje evangélico. «La voluntad de mi corazón y mi oración a Dios sobre Israel –declaró él– es para salud [salvación]»." – {HAp 300.3}. {EGW}.
…
◇◇◇ [v.6-29] LA ELECCIÓN QUE ISRAEL HIZO RESPECTO A CRISTO. Dios tenía un plan para todas las naciones de la tierra; pero fallaron las naciones. Dios creó a la nación de Israel, la fundó y la llamó a su servicio; y Yahweh tenía un plan para ellos; pero falló Israel.
◇◇◇ PABLO EXPLICA QUE NO TODOS LOS QUE SON DESCENDIENTES DE ISRAEL SON ISRAELITAS, sino los que creyeran a la promesa de Dios, y los de Israel tropezaron en Cristo, el Hijo de la promesa, al rechazarlo. Por esto fue que Dios llamó también a los gentiles, y a los que no eran pueblo de Dios, los llamó hijos del Dios Viviente, por medio de la fe en Jesucristo.
◇◇◇ Pablo considera ahora un problema que lo llena de "gran tristeza y continuo dolor" (Rom.9:2). ¿POR QUÉ CASI TODOS LOS JUDÍOS, EL PUEBLO DE DIOS, HAN RECHAZADO EL EVANGELIO? Si el Evangelio proporciona segura salvación a los elegidos de Dios, ¿por qué Israel, su pueblo escogido, no se encuentra entre los herederos de esa salvación? Si las buenas nuevas de la salvación son el cumplimiento de las promesas hechas a Israel, ciertamente deberían ser bien recibidas y aprobadas por aquellos a los cuales correspondían de un modo especial. Pero, por el contrario, el Evangelio de Cristo ha levantado una intensa oposición de parte de la mayoría de ellos. Tropezaron en la piedra de tropiezo que es Cristo, y esto ocurrió que al apartarse de la fe, no entendieron la Escritura (ver 1ª.Ped.2.6-8).
◇◇◇ Pablo ha estado preparando el camino para tratar esta difícil y delicada cuestión al recalcar que el Evangelio es para los judíos y también para los gentiles, pero en primer lugar para los judíos (ver Rom.1:16; 2:10). El plan era que por medio de Israel se llevara la salvación a los gentiles, pero Israel tampoco entendió esto. Se ha destacado en la Escritura que Dios no hace acepción de personas, es decir, que no tiene favoritos; si los Israelitas no querían servirle, entonces Yahweh llamaría ahora a los gentiles.
◇◇◇ EN ESTE CAPÍTULO PABLO AFIRMA SU AMOR Y TRISTEZA POR SU PROPIO PUEBLO. Después declara que la causa del rechazo de los judíos no es el fracaso de las promesas de Dios para Israel, y que tampoco hay injusticia alguna de parte de Dios en este asunto, sino que la falta radica en que Israel rechazó "la justicia que es por fe" (ver Rom.9.30 a 10.21), Cristo es la Justicia de Dios, que se acepta por fe, e Israel lo rechazó. Sin embargo, Pablo no está diciendo que la condición de los Israelitas es desesperada. Dios iba a seguir obrando para la salvación de los judíos y gentiles. El apóstol habla de la salvación de "un remanente escogido por gracia" y de la aceptación de los gentiles. Todo lo cual es una evidencia del gran poder de la “gracia”, de la misericordia, la sabiduría y la gloria de Dios.
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◇◇◇ [v.15-16] DIOS TIENE MISERICORDIA DE QUIEN QUIERE TENER MISERICORDIA, es decir, quiere tener misericordia de todos; pero cuando esta misericordia es rechazada, cada cual asume las consecuencias de sus actos. El llamado a los gentiles y el rechazo de los judíos fueron predichos en la Escritura desde tiempos antiguos (ver Isa.28.16-19; Sal.118.22-26).
…
◇◇◇ [v.20-23] DIOS ES EL ALFARERO QUE HACE LO QUE DESEA CON LA ARCILLA, pero Israel no se quiso dejar moldear. Amigo, amiga, ¿hoy te dejarás moldear por las manos divinas? ¿Nos dejaremos moldear? Lo que se debe moldear es nuestro carácter hasta sea semejante al carácter de Cristo, por el poder del Espíritu Santo unido a la voluntad humana santificada.
…
◇◇◇ [v.30-33] LA JUSTICIA OFRECIDA POR DIOS QUE ES OBTENIDA POR MEDIO DE LA FE. Cristo es la justicia ofrecida. ¿La estimaremos? ¿La aceptaremos? ¿La recibiremos?
◇◇◇ Pablo, después de destacar el aspecto de la autoridad y de la justicia de Dios en el rechazo de los judíos y en el llamamiento de los gentiles, ahora subraya el aspecto humano de la responsabilidad nacional, y personal de cada individuo.
◇◇◇ LA PROMESA DE DIOS NO HA FALLADO, pero mientras que algunos gentiles habían obtenido la justicia de Dios sin buscarla, pues la obtuvieron al aceptar a Cristo que es llamado en Jer.23.5-6 “Jehová justicia nuestra”. Pues los judíos no la habían logrado obtener porque la buscaron en una forma equivocada. Querían hallar la justicia haciendo obras buenas, tratando de guardar los Mandamientos de Dios, sin fe y sin Jesús.
◇◇◇ A los gentiles, cuando la salvación les fue ofrecida a través del Evangelio le dieron la bienvenida. Y aunque los gentiles no buscaban la justicia, sin embargo la obtuvieron; pero los judíos, que perseguían "una ley de justicia", no la pudieron obtener al rechazar a Cristo Jesús por falta de fe.
◇◇◇ Los judíos pensaban que obtendrían este principio de justicia, cumpliendo solamente con su sistema de Leyes morales y religiosas; pero como nunca pudieron vivir a la altura de las exigencias de esas Leyes, su principio de justicia no podía producir la justicia que ellos buscaban, ni mucho menos la que Dios pedía y podía aceptar.
◇◇◇ ISRAEL IBA EN POS DE "UNA LEY DE JUSTICIA", PERO NO TUVO ÉXITO EN ALCANZARLA. La razón de ese fracaso es que la justicia basada en la Ley exige un cumplimiento perfecto de esa Ley, y los seres humanos con su propia capacidad no pueden cumplir con esa obediencia. Por lo tanto, los judíos (ni ninguna otra nación) no pudieron llegar a los ideales prescritos por la Ley, ni a la justicia que procuraban, porque dependieron para su justicia de una Ley que no podían obedecer con su propia capacidad (aunque ellos creían que si podían hacerlo). La clave era aceptar a Cristo por fe, pero la gran mayoría de la nación judía lo rechazó como si fuera una piedra inservible. Terrible error.
◇◇◇ CRISTO ES LA PRINCIPAL PIEDRA DEL ÁNGULO, QUE SOSTIENE LA IGLESIA DE DIOS Y EL UNIVERSO ENTERO. PERO LOS JUDÍOS LO CONVIRTIERON EN UNA PIEDRA DE TROPIEZO. La culpa no era, por supuesto, de la piedra que es Cristo, sino de la actitud de aquellos para los cuales se convirtió en un motivo de tropiezo. "Cristo crucificado" era un "tropezadero" para los judíos, pero era “poder” y “sabiduría de Dios” para los “llamados” (1ª.Cor.1.23-24) sean judíos o gentiles. El Señor Jesús es también piedra de tropiezo para los incrédulos, infieles y desobedientes, sean judíos o de cualquier nacionalidad, pero es piedra preciosa para los creyentes (1ª.Ped.2.7-8).
◇◇◇ CRISTO ES LA ROCA DE LA ETERNIDAD. Dios Padre construyó su Iglesia sobre esta Roca. Ahora tú, amigo, amiga, construye tu vida, tu salvación, tu casa, tu matrimonio, tu empresa, tu proyecto, sobre la Roca. Funda tu salvación y tus proyectos sobre la Roca, que es Cristo Jesús. Y TRIUNFARÁS.
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[ROMANOS - 9] _ [Versión: RV1960].
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[LA ELECCIÓN QUE DIOS HIZO POR ISRAEL.]
(1) Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,
(2) que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
(3) Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
(4) que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas;
(5) de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
[LA ELECCIÓN QUE ISRAEL HIZO RESPECTO A CRISTO.]
(6) No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,
(7) ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia.
(8) Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.
(9) Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
(10) Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre
(11) (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
(12) se le dijo: El mayor servirá al menor.
(13) Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
(14) ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
(15) Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
(16) Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
(17) Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
(18) De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.
(19) Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
(20) Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
(21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
(22) ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
(23) y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
(24) a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?
(25) Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada.
(26) Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
(27) También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo;
(28) porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.
(29) Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.
[CRISTO ES LA JUSTICIA OFRECIDA, Y ES OBTENIDA POR MEDIO DE LA FE.]
(30) ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe;
(31) mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.
(32) ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,
(33) como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado.
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[ROMANOS - 9] _ [Versión: RV1960].
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"REAVIVADOS POR LA PALABRA DE DIOS" | Creed en sus Profetas | PLAN de Lectura de un capítulo diario de la Biblia. | #RPSP
La Oración, el investigar la Biblia con entendimiento y obedeciéndola, nos conducirá a un Reavivamiento Espiritual.
Dios los bendiga.
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