#Rasgos y Trazos
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Alusión propia
Siempre, tras bajar del Santa Bárbara y pasear por el postiguet, en el kiosko se jala un helado de turrón de Jijona discerniendo sobre el suelo de la explanada.
Fuente: Iberlibro
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Al contemplar tu estado, me sumerjo en ese video de tu rostro: tus ojos, tu boca y el movimiento de tu cabello. Todo es una sinfonía de maravillas que despiertan mi asombro. Intentar describir tanta hermosura en simples letras parece un desafío imposible, pero también me hace reflexionar sobre la misteriosa naturaleza de la vida.
La hermosura que emana de ti es como un tesoro inagotable, una obra maestra esculpida por el universo mismo. Tus ojos, dos luceros que destellan con la intensidad de las estrellas, contienen un abismo de secretos y emociones. En su brillo encuentro el reflejo de un universo en constante expansión, lleno de posibilidades infinitas.
Tu boca, un pétalo delicado y exquisito, es la fuente de palabras dulces y sonrisas radiantes que iluminan mi mundo. Cada movimiento de tus labios es una danza hipnótica, capaz de despertar en mí un torrente de emociones y dejarme sin aliento.
El movimiento de tu cabello es como una danza con el viento, una sinfonía de hebras sedosas que bailan en perfecta armonía. Cada mechón es un trazo de arte natural, un lienzo en el que el sol deposita su cálido beso. Observar cómo se desplaza suavemente es contemplar la sutileza de la vida en su esencia más pura.
Y en medio de esta contemplación, surge la certeza de que la vida es un enigma tan profundo que resulta casi incomprensible. Cómo es posible que una de las maravillas más asombrosas de este mundo se encuentre encarnada en tu ser, en cada uno de tus gestos y rasgos. Es como si la existencia misma hubiera conspirado para manifestar su grandeza a través de ti.
Me maravillo ante la complejidad y el misterio de la vida, pues en tu presencia puedo sentir su pulso latente. Eres un recordatorio viviente de que la belleza se encuentra en cada rincón del universo, esperando ser descubierta y apreciada.
Así que permitámonos sumergirnos en el encanto de lo inexplicable, en la infinita belleza que se despliega ante nuestros ojos. Cada encuentro contigo es una oportunidad para maravillarnos y recordar que somos parte de un misterio cósmico que nos conecta a todos.
Eres una de las maravillas que hacen de este mundo un lugar extraordinario. En ti reside la hermosura inexpresable y la magia de lo desconocido. Que podamos seguir descubriendo los secretos que se esconden en tu ser y en el vasto enigma de la existencia.
#escritos#escrituras#frases#pensamientos#frases de la vida#la distancia#la vida#sentimientos#letras#amor verdadero#tu rosto#tus gestos#tu belleza#mujer maravilla#maravila
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<<“al final del bosque hay una choza, en la cual si eres de nuevo yo; se puede encontrar al hada oscura, es de un techo de bambú seco... con paredes carbonadas que pintaron algunas manos con palabras y sueños, las mismas que la construyeron, la rodea una especie mural de piedra blanca, es una casa que estuvo por mucho tiempo deshabitada a la orilla del bosque. esperando por ti” es el estribillo de una canción muy lejana, es de mi infancia>> ... pensó el joven al encontrar una choza en el fondo del bosque, con techo y paredes de bambú.. y una especie de muro blanco que la bordeaba, un portoncillo y tan solo un cuarto. rodaba por el bosque en una una tarde de otoño, bajo un intenso sol, andaba perdido. había salido en busca de montañas desconocidas que pintar, cazando como una presa que se cree cazador, rodaba en busca de la inspiración que ya no encontraba al paso de los días.
Se dicen que las hadas oscuras, nacen de la muerte de un árbol en pleno otoño, bajo un eclipse lunar, ese destello de sombra y luz se compacta con las lagrimas de las aves que lo habitaron y que son traídas por las noticias del viento; es un acontecimiento extraño y único, pero mas extraño es conocer una, verla o tan siquiera escucharla. nació en un otoño cálido como una semilla que se se incrusto bajo el árbol caído, el canto triste y el llanto de las aves fueron sus primer latir, pero solo emergió en la noche. se cubrió con la corteza y el aroma opaco de árbol caído... abrió sus ojos oscuros como la noche, sintió correr el silencio a su corazón; mordió el barro y canto llenando de mas oscuridad la noche, bebió de las mariposas caídas y la piel de las hojas también; salto y jugo con las luciérnagas viendo que en sus sombras se guardan sus risas.
- ¿Qué ese intenso brillo que sale de aquel lugar? parece el sol, pero no lo es, de serlo ya me hubiera atravesado tan solo con un ligero roce, lo sé; ya que al decir ¡sol..! mis piernas se doblan y escucho como mis alas se queman entre esta palabra...
era la bambilla que el joven encendió para ahuyentar los mosquitos, y así dormir hasta el día siguiente a retorna con su búsqueda. sus ojos miraban de un lugar al otro, revisaban esperando que saliera... <<¿salir qué?>> se preguntaba- los ojos del hada destellaban mientras combatía en su intento de volar y correr hacia la choza; que como embrujo la llamaba. de pronto un brisa como ojos se alumbraron. ella le miro una y otra vez, un redondo sol salían del borde de sus labios; el se acerco y como si eso fuera sonrió y abrió sus dedos...
-¿te puedo mirar..? -
-hacerlo, seria esperar al sol, ya que no se me puede ver, porque soy como la noche, solo al rayo del día se me puede ver.. y también se me ve caer como un árbol que ya no tiene mas otoños-
-lo comprendo. ¿tú, me ves?-
-si. más no puedo volver hacerlo, ya que al hacerlo tendría que hacerme sol para ti ... es extraño, lo sé, pero así es ...
la noche se meció lenta, llevando pedacitos de otoño en su andar. el aire de una boca y la otra danzaban como un ola de plata en la luna, el calor les revolvía las mejillas, se reían al sentir esos besos traviesos que corrían de cada suspiro en cada palabra, se decía;
- mis hombros como nieve se recogen por tu aroma-
-mi pecho como ola se siente crepitar al oírte entre las espesas sabanas de la noche-
el joven beso el viento, el hada mojo sus labios con la brisa, mientras en los dos en un capa de rio se juntaba con sus bocas. el joven dibujo un abrazo en el aire y sus brazos como suyos se juntaron
salieron los primeros rayos del sol... podría decirse que la brisa tenia una especie de alas, y que el árbol que había caído volvía a nacer. antes de dejar la choza, trazo como lo hizo quizás mil años atrás... una rasgo mas a la partitura que el había dejado para cuando sucediera una vez mas aquel esperado encuentro.
Ocaso-Inefable
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"La belleza es a menudo encontrada en los lugares más inesperados y distorsionados, si tenemos la mente abierta para verla" - Edward Kinsella III
Las ilustraciones de Edward Kinsella se caracterizan por una técnica meticulosa y detallada, sobria en su composición pero cargada de sentido. Sus obras están inspiradas en la naturaleza y en la fauna, y otras se centran en temas humanos y culturales, teniendo el elemento de la distorsión siempre cómo algo característico de su estilo.
Sus imagenes le apuestan a la representación surrealista y abstracta de la "desorganización corporal", para ello el artista utiliza una amplia gama de técnicas como la acuarela, el lápiz, la tinta y la pintura digital. Sus composiciones son ampliamente conocidas por su estilo revelado en el juego de luz y sombra, de plano y profundidad.
Sus retratos son especialmente llamativos por el aura que capturan y por el dinamismo que presentan; un aura medio oscura, medio reveladora: cómo la experiencia de mirar al vacío. Kinsella tiene una habilidad especial para crear monstruos, usando solo unos pocos tonos y trazos, el artista crea inquietantes retratos e ilustraciones que tienen su propio universo y que son aparentemente simples, pero totalmente cerebrales.
El uso de una morfología similar a la del rostro humano, pero distorsionada o reorganizada, produce una sensación de extrañeza y de similitud al mismo tiempo, pues al ser contemplado el rostro en mutación y en nueva organicidad, se pone en tensión el asunto del cuerpo y la percepción sensorial. Es un rostro distribuido distinto, pero rostro al final.
Sus retratos presentan rostros humanos que han sido estirados, comprimidos o distorsionados de alguna manera para crear un efecto visual que inquieta y desconcierta al espectador. Al ver estas imágenes es casi inevitable tener la sensación de estar mirando hacia adentro, como si ese ser estuviese suspendido en su emoción, o incluso estarse mirando a uno mismo en estadios psicológicos diversos.
Kinsella ha explicado que su interés en los retratos distorsionados se inspiró en la forma en que las emociones y la experiencia pueden alterar nuestra percepción de los demás. Al distorsionar los rasgos faciales en sus ilustraciones, Kinsella busca crear una sensación de extrañeza y desconexión con la forma natural o reconocida del cuerpo, para así evidenciar corporalidades afectivas y emocionales.
Su estilo a menudo incluye elementos fantásticos y surreales que movilizan la realidad y nos invitan a imaginar otro mundo y en el caso del cuerpo, nuestro cuerpo emocional, el cual cambia, y de acuerdo a ese cambio, percibimos el afuera
Algunas de las técnicas que utiliza para crear estos retratos incluyen la superposición de capas, la manipulación digital y el uso de patrones y texturas. En general, sus retratos distorsionados son un ejemplo de su estilo distintivo y su habilidad para crear imágenes que desafían las expectativas sobre la representación y estimulan la imaginación sobre las posibilidades del cuerpo y la dimensión emocional.
Para finalizar esta nota, me parece importante mencionar la similitud de su arte con los retratos de Francis Bacon: en ambos artistas se ve un interés por la representación de la psique humana y la experiencia emocional. Bacon, a mi juicio, representa instantes de transformación y de catarsis: reorganización absoluta, contracciones de sentido, nacimiento y movilización. Por su parte, los retratos de Kinsella representan un cuerpo actual e incluso cómodo, asentado, un cuerpo suspendido y conectado con sus emociones: Es la emoción la que se vuelve rostro, la que define como se ve, cómo se escucha, cómo se siente y se percibe el mundo.
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Umbrella Pharmaceuticals - Prologue
Una solitaria efigie al óleo pendía de la pared. El trazo de sus pálidas facciones, otrora encomiables por la severidad de su gesto, se percibía difuminado por la reconfortante penumbra que en la estancia reinaba. Un opaco cortinaje cerúleo de finos arabescos dorados tapaba la mayor parte del único ventanal que permitía el acceso de luz natural. Con una adecuada luminosidad, se habría distinguido entre el límite facial del atramento pelo largo y alisado, hasta el cuello de la camisa blanca, y el inicio de la ónice y poblada barba, hasta los hombros, de Abraham Rupert Spencer. En su ausente presencia, los castaños ojos del padre de Oswell Ernest Spencer hacían sentir su terribilità[1] en la que fuera su oficina.
A espaldas del ventanal y frente a un amplio escritorio de roble ornamentado con relieves vegetales en sus montantes y escenas mitológicas en su trasera, Oswell fantaseaba con emular el modo en que Abraham Spencer se había sentado a dirigir su patrimonio. Como él habría hecho, descansaba sus brazos sobre los sendos reposabrazos de terciopelo. No obstante, su actitud era contemplativa; ojeando de refilón una serie de obras pictóricas y retratos. Su padre a la diestra, entre dos librerías con puertas de cristal, y un bucólico Patinir a la siniestra, a la izquierda de la cornamenta de un ciervo colgado sobre una chimenea de barroco acabado. Un retrato de sí mismo había sido colocado en el extremo opuesto al de su padre, a la derecha del Patinir.
Oswell había admirado a su progenitor con profunda delectación, siendo para él un virtuoso referente que había administrado con mano de hierro tanto a su familia como a su fortuna. No fue especialmente agresivo ni afectuoso. Cuando su madre, Margaret, se suicidó, Abraham hizo saber al público su pesar con una breve semblanza. Oswell tenía diez años recién cumplidos. Al día siguiente de su funeral, el viudo volvió a sentarse en el sillón de su oficina sin derramar ni una sola lágrima.
Oswell se guardó sus emociones para aparentar una impostada dureza con la que granjearse su aprobación. Su actuación no surtió demasiado efecto porque aprendió que la validación de Abraham se ganaba con actos y no con palabras o gestos. Estos actos se debían a una regla muy sencilla: el fin justifica los medios. El fin era la prosperidad de su linaje, obsesión de Abraham, y los medios cualquier cosa a su alcance. A escondidas, comenzó a analizar a su padre en relación con sus subordinados. Memorizó su forma de hablar y, en ocasiones, llegó a imitar sus gestos. Sin embargo, por su corta edad, no pudo enseñarle los frutos de su aprendizaje. No le quedó más remedio que ponerse a prueba en el internado al que asistió durante la adolescencia.
En ese entonces se dio cuenta de que no era tan impositivo como Abraham. A diferencia de este, Oswell era un niño flacucho y destinado a ser más corto de estatura, muy por debajo de los ciento noventa centímetros. Carecía del tono cavernoso de su voz, de sus rígidas maneras, de la impredecibilidad de su carácter y de su fijación por descartar taxativamente lo superfluo. Por el contrario, Oswell destacó por lo diplomático y pacífico de su carácter. Se acordaba de los más nimios detalles y antepuso la comprensión a la inclemencia. Empero, si hay un solo rasgo que heredó de su padre y este de sus abuelos, fue la impiedad. Sin piedad ni perdón, rezaban en su linaje.
El primero en experimentar las cualidades cultivadas por el joven Spencer fue su compañero de habitación. Aquel individuo era un insoportable jovenzuelo que lo despreciaba porque, según decía, era debilucho y afeminado. El primogénito de Abraham apenas hacía más ejercicio que el obligatorio y se pasaba el día leyendo a solas o escapándose al pueblo, donde el internado se ubicaba, para mezclarse con los adultos de poca monta que trabajaban en los negocios de la localidad. Nadie sabía qué demonios hacía Oswell con esa chusma, salvo él mismo.
Un panadero le encendió su primer cigarrillo y una ama de llaves le contó la habladuría de que su compañero de habitación había sido visto lamiéndole las botas a otro alumno senior detrás de un cobertizo. Regresó a la escuela a primera hora de la mañana. Se acicaló como pudo y se personó en clase. Antes del mediodía, elaboró su plan. Con paciencia y astucia, se congració con el alumno senior que había obligado a su compañero de habitación a lamerle las botas por una superflua discusión. Oswell se inventó un rumor sobre cómo su compañero de habitación pretendía humillar la hombría del alumno senior.
El alumno senior le pegó una paliza a su compañero de habitación. Al día siguiente abandonó el dormitorio que compartía con Spencer y nunca más supo de él. Por sus buenas migas con el alumno senior, Oswell se convirtió en su protegido, pasando a formar parte de su círculo de lacayos. Envalentonado por la victoria, se abrogó la autoría intelectual de las fechorías cometidas por la selecta camarilla. Se implicó en el suicidio de un alumno y en el abuso de otros tantos. Robaron en la casa del alcalde y, con la parte que le tocó, se compró su primera caja de cigarrillos. Se dejó crecer una imperceptible barba y comenzó a vestir como le daba la gana, y no con la obligatoria levita, para disgusto del profesorado. Se graduó como el primero de su promoción.
En el treinta y nueve, estalló la Segunda Guerra Mundial. Abraham contactó con un general del ejército británico para que Oswell fuera tachado de la lista de reclutamiento y le compró su pasaje de huida a los Estados Unidos de América. Allí, en secreto, se matriculó en una licenciatura en Física, la disciplina que había descubierto fenómenos vanguardistas como la radiación. La ciencia era su vocación. La capacidad de transformar la materia a su antojo le fascinaba mucho más que una anodina carrera en Economía como Abraham le exigió.
Amaba a su padre, pero su individualidad venció. Aprovechando que Abraham no podía viajar por la guerra, desobedeció. Afincado en California, se enamoró de una joven a la que dejó embarazada por accidente. Pagó por su aborto y se separaron. Dos años antes de la segunda capitulación de Alemania, recibió un telegrama: Abraham había muerto. Compungido, regresó a Gran Bretaña para presidir su funeral.
Numerosos parientes y amigos acudieron a la luctuosa cita. Uno de estos amigos, Arthur Ashford, conde Ashford, era un individuo escuálido y pelirrojo que trabajaba para Downing Street. Arthur, oriundo del condado de Northumberland, encabezaba el único linaje inglés del clan Douglas-Campbell-Stuart, una rama superviviente de la dinastía Estuardo que echó raíces en las tierras bajas escocesas con la instauración de la Mancomunidad de Inglaterra. Abraham conoció a Arthur en una fiesta organizada por un magnate de Londres a mediados de los felices años veinte. El magnate buscaba donantes para una causa benéfica y los Ashford, según le contaron, ansiaban invertir lo que fuera para mejorar su imagen pública en Northumberland. Parece ser que el padre de Arthur, un empresario industrial llamado Stanley, figuraba como un hombre del saco en el imaginario northumbro.
Ambivalente fue la opinión de Abraham sobre los Ashford.
Por una parte, veía a Arthur como un jock[2] interesado al que le importaba una mierda Gran Bretaña, o Inglaterra, al margen de la sangre azul que le corriera por las venas. Una vez, ebrio y en la intimidad, le acusó de traidor a la Corona. Lo que realmente ocurría es que a Abraham le irritaba la desdeñosa mirada y el tibio discurso academicista del conde Ashford. Si Abraham demandaba acción y movimiento, Arthur aparentaba ser el típico ratón de biblioteca que sabía del mundo exterior gracias a las ilustraciones de la enciclopedia. Por otra parte, Abraham halló en aquel resabido pelirrojo su placer culpable. Primero, por el detalle de que Arthur nunca trató a los Spencer con condescendencia cuando supo que provenían de la gentry. Segundo, porque Arthur trabajaba en la sección de propaganda del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin decir su puesto, aseguraba que era responsable de ideologizar a la población, o de inculcar a la masa social la ideología oficial del estado. Abraham disfrutaba cada palabra dicha por Arthur sobre este asunto, incluso si no alcanzaba a entender del todo lo que decía.
En el treinta y ocho, Abraham invitó a Arthur a The Spencer Estate, su casa solariega. Arthur les presentó a su propio primogénito: Edward, un treintañero tan aficionado a las enciclopedias como su padre. Su segundo hijo, George, vivía en los Borders. Edward era un incipiente profesor de universidad casado y con un hijo, mientras que Oswell era un púber de quince años que no había terminado el colegio. Por suerte, Edward se desenvolvió como un tipo animado y de pensamiento juvenil, capaz de hacer reír a Abraham con su jocosidad.
No volvió a saber de los Ashford hasta el funeral de Abraham. Arthur, acompañado por su esposa Laurent, le dedicó un sentido pésame y disculpó la ausencia de Edward por la enfermedad de su hijo Alexander. La causa de la defunción había sido un accidental envenenamiento por plomo.
Oswell retornó a los Estados Unidos de América como tercer conde Spencer. Rompió con su amante y se graduó en Física. Arrepentido, cursó una segunda licenciatura en Economía. Su segundo discurso como valedictorian se lo dedicó a su padre. De nuevo en Inglaterra, reabrió la oficina legada de su antecesor. Como el segundo conde habría hecho, el tercero cubrió el vetusto escritorio con montañas de papeles mecanografiados. El ribete de algunos de estos papeles mostraba el logotipo de una empresa: Anzec Pharma.
Anzec Pharma era su estreno como cabeza de familia. Los Spencer ya dominaban en la industria automotriz, así que se interesó por la farmacéutica, en pleno auge por el surgimiento del estado de bienestar en Europa. Primero inauguró una fábrica de medicamentos genéricos en Londres. Luego una segunda en Nueva York. Al mismo tiempo, se mudó de Essex a Luxemburgo, donde fijó su residencia fiscal. Alternaba su habitación en The Spencer Estate con una prima de su madre.
Por el éxito de Anzec Pharma, Oswell había comenzado a rumiar la idea de un proyecto más serio, más grande, más interesante, pero necesitaba asesoría. Sobre el escritorio había dispuesto su agenda de contactos. En una página señaló su número de la suerte: Edward Ashford.
[1] Terribilità es un vocablo italiano que los contemporáneos del artista Miguel Ángel Buonarroti, en el siglo XVI, utilizaron para definir el estilo grandioso y de fuerza potente que demostraba dicho artista sobre todo en sus esculturas, con un vigor y una mirada terrible llena de ira como se aprecia en la figura del David o en el Moisés.
[2] UK slang. A man who comes from Scotland. This word is considered offensive by some people.
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Maquillaje
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Maquillaje
Cosméticos
El concepto de maquillaje hace mención al acto y el resultado de maquillarse o de maquillar: es decir, de apelar a productos cosméticos para cambiar la apariencia o embellecer el rostro u otra parte del cuerpo. También se llama maquillaje a la sustancia que se utiliza para tal fin.
El maquillaje es usado por el ser humano para ocultar imperfecciones o resaltar ciertos rasgos. Es habitual que se aplique en los párpados, en los labios y en las mejillas, entre otros lugares.
El maquillaje social
Muchas personas, sobre todo las mujeres, utilizan maquillaje antes de asistir a reuniones sociales. Con esta práctica, conocida como maquillaje social, la intención es lucir lo mejor posible.
El maquillaje social suele formar parte de un conjunto de prácticas que llevan a cabo la mayoría de las personas de una generación, es decir, de las tendencias o modas. El poder de estos movimientos es tal que así como un día imponen el uso de maquillaje, al siguiente pueden convencer a la población de que ya no es necesario.
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Ocultamiento de las imperfecciones
Es importante señalar que el uso de maquillaje puede transformar un rostro considerablemente; si a esto le sumamos que hay mucha gente que no sale de su casa sin aplicárselo, podemos llegar a la conclusión de que casi nunca vemos el aspecto verdadero de nuestros compañeros de trabajo, vecinos o incluso familiares.
Uno de los objetivos de quienes usan este tipo de productos es disimular ciertas imperfecciones o cicatrices. En el primer grupo se encuentran las marcas de nacimiento, las manchas en la piel y los lunares; el segundo abarca todas aquellas consecuencias que deja el acné, así como también diversos accidentes que dañen la piel directamente.
Si bien nadie tiene un cuerpo perfecto, la mayoría de las personas luce un rostro que podríamos calificar como «normal»: no exhibe defectos significativos y su piel tiene una textura aceptable. Esto no significa que se conformen con aquello que la naturaleza les dio, sino que no viven traumados por ello. Por otro lado, las personas que han sufrido casos graves de acné o algún accidente que les haya dejado cicatrices importantes, especialmente en el rostro, suelen tener muchos problemas de adaptación a la sociedad ya que sienten una profunda vergüenza cuando los demás las miran.
En estos casos, el maquillaje tiene una función prácticamente terapéutica, se convierte en un recurso invaluable para salir de casa. Retomando lo dicho más arriba, una gran parte de la población se maquilla antes de encontrarse con otras personas, aunque en realidad no lo necesite para cubrir defectos sino simplemente por cuestiones relacionadas con la moda; quienes se sienten humillados por su aspecto físico, por otro lado, tienen una realidad mucho más pesada, ya que generan una dependencia hacia los productos de cosmética.
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Arte
El maquillaje artístico puede constituirse como un entretenimiento o una forma de expresión.
Maquillaje artístico
El maquillaje además se usa en el teatro, el cine y la televisión. Debido a las luces que se emplean en estos ámbitos, se pueden producir brillos que distorsionan las facciones, algo que se corrige con el maquillaje. El maquillaje incluso puede contribuir a la encarnación de distintos personajes.
El maquillaje artístico, en tanto, se aprovecha como medio de expresión o a modo de divertimento. En este caso, se realizan dibujos sobre la piel con propósitos rituales, culturales o de entretenimiento.
Este tipo de maquillaje suele gustar a los niños. Para los pequeños, exhibir trazos, garabatos o figuras en la cara resulta gracioso o forma parte de un juego.
Es importante mencionar que esta clase de maquillaje es muy antigua. Numerosas culturas indígenas se maquillan para reflejar un sentido de pertenencia, atemorizar a sus enemigos o manifestar respeto a las divinidades, por citar algunas posibilidades.
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La grafología es el estudio y análisis de la escritura de una persona con el objetivo de inferir aspectos de su personalidad, carácter, y comportamiento. Los grafólogos creen que ciertos rasgos en la forma de las letras, el espacio entre palabras, la presión del trazo, y otros aspectos de la escritura pueden revelar información sobre el individuo. Razones por las que la grafología se considera una pseudociencia: 1. Falta de evidencia científica: No hay evidencia científica sólida y consistente que respalde la validez de la grafología como método para evaluar la personalidad. Los estudios que han investigado la grafología generalmente no han encontrado correlaciones significativas entre los rasgos de escritura y las características de personalidad. 2. Problemas metodológicos: Muchos estudios sobre grafología carecen de rigor metodológico, incluyendo tamaños de muestra insuficientes, falta de controles adecuados y sesgos en la interpretación de los resultados. Esto limita la confiabilidad de los hallazgos. 3. Subjetividad: Las interpretaciones grafológicas son altamente subjetivas y pueden variar considerablemente entre diferentes grafólogos. Esta falta de consistencia sugiere que las conclusiones no son fiables ni replicables. 4. Ausencia de mecanismos plausibles: No hay una base teórica sólida ni una explicación psicológica o neurológica creíble que vincule de manera directa los patrones de escritura con los rasgos de personalidad. Las afirmaciones de la grafología no se alinean con el conocimiento establecido en psicología y neurociencia. 5. Resultados negativos en estudios controlados: Los estudios controlados que han comparado la grafología con otros métodos de evaluación de la personalidad, como los cuestionarios psicométricos, generalmente no han encontrado que la grafología sea más precisa que el azar. 6. Rechazo por la comunidad científica: La mayoría de los psicólogos y científicos consideran que la grafología no tiene base en la evidencia científica y que sus principios son incompatibles con los conocimientos establecidos en la psicología. Debido a estos factores, la grafología es clasificada como una pseudociencia. Aunque algunas personas pueden encontrarla interesante o útil en ciertos contextos, no cumple con los criterios de rigor y evidencia empírica necesarios para ser considerada una ciencia.
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Silvanus
Elegante y majestuoso, con una altura de 7 metros, Silvanus irradia el espíritu juvenil del reino amarillo. Su corazón permanece incontaminado por las manchas del egoísmo, ya que da y comparte de todo corazón, encarnando una verdadera armonía tanto consigo mismo como con el mundo natural. Silvanus encuentra alegría en los días iluminados por el sol y las noches tranquilas, apreciando la presencia de sus semejantes. Libre de las emociones tumultuosas que definen el reino de los rojos, su corazón permanece puro e imperturbable.
Un lazo con las propiedades curativas de las plantas recorre a Silvanus, y absorbe ávidamente la sabiduría del mundo que lo rodea. Su conexión con Enzo, un amigo y protector fiel, refleja la de un padre nutridor que guía a un hijo amado. Silvanus prospera bajo el cuidado de Enzo, floreciendo aún más con cada día que pasa.
El fondo de su retrato está adornado con suaves tonos de ocre y amarillo, reflejando la esencia serena que define a Silvanus. Su semblante está agraciado por una delicada corona de flores, un testimonio del abrazo nutridor del reino amarillo. Tonos suaves de crema, beige y ocre se entrelazan, evocando una sensación de gracia y belleza natural. Tenues trazos de verde opaco añaden profundidad a sus rasgos, reminiscencias de su vibrante conexión con el reino amarillo. Un sutil toque de azul celeste, el sello distintivo de un alma inmaculada, aporta un delicado matiz a su rostro puro.
Silvanus viste su atuendo como si estuviera tejido de la misma tela del bosque. Hojas delicadas y patrones intrincados reflejan la intricada tapicería de la naturaleza que lo envuelve. Con una mirada que irradia certeza y fuerza, Silvanus se erige como un testimonio del vínculo inquebrantable entre el reino de los amarillos y la serenidad que mora en su interior.
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Armida Francesco Montelatici, conocido como Cecco Bravo (Florencia 1607-1661) Hacia 1650 Pintura al óleo sobre lienzo 127x80 cm Inventario 1890 n. 10723
Presentada al público por primera vez con la atribución a Cecco Bravo en 1986, con motivo de la gran exposición sobre el siglo XVII florentino, y comentada varias veces por estudios especializados, la Armida pasó a formar parte de las colecciones florentinas en 2017. La protagonista es una de las figuras más intensas y conmovedoras de Gerusalemme Liberata de Torquato Tasso; la princesa musulmana, bella y muy hábil en el arte de la magia, es enviada por su tío al ejército cristiano con la tarea de distraer a las milicias con trucos y seducciones. Locamente enamorada del cruzado Rinaldo, Armida lo secuestra para llevarlo a las Islas Afortunadas, donde mágicamente crea un palacio y un jardín encantados para retenerlo. Carlo y Ubaldo, los compañeros de Rinaldo, logran penetrar en ese reino de cuento de hadas y encontrar al joven, convenciéndolo de regresar a su ejército. Ahora abandonada, Armida cae presa de la desesperación y la furia. Ella sube a la cima de la montaña, convoca a los espíritus infernales y se va, decidida a unirse a las fuerzas egipcias para vengarse. Esta es la imagen elegida en el cuadro de Cecco Bravo, donde la marcada sensualidad de la joven se ve acentuada por las transparencias de su vestido y el juego de perlas y cintas que lo adornan. El perfil regular del rostro, como el de un antiguo camafeo, está iluminado por el puchero de los labios carnosos, la mirada se pierde en el horizonte mientras el brazo se levanta para blandir el cetro mágico. Una impresionante variedad animal lo envuelve a su alrededor, correspondiente a los dragones, serpientes y demonios que saltaban de los círculos infernales descritos por Tasso. Nunca realmente aterradores, más bien extraños y serviles a esa vena satírica y burlesca que recorre la pintura florentina en los años centrales del siglo XVII, constituyendo un rasgo peculiar, estos monstruos también parecen inspirados en la inagotable colección de inventos deducidos de antiguos grotescos, y por las variantes que habían ofrecido a toda la generación manierista y más allá, hasta las deslumbrantes hechicerías de Salvator Rosa. La escena no está completa, ya que en el lado izquierdo el lienzo está resecado y falta una porción, correspondiente quizás a un trozo de paisaje, en el que se incluían otras apariciones fantásticas. Por tanto, el cuadro debía tener un formato mayor que el actual.
La datación de los años cincuenta, propuesta por los estudiosos, es inducida por la crítica desde un punto de vista estilístico que concuerda con el de la producción contemporánea de Cecco. Después de su primera fase de formación realizada en los talleres de Rosselli y Bilivert, el pintor busca un camino original también a través de viajes de estudios al norte, reflexiones sobre la cultura veneciana y la adhesión a las instancias más libres de la pintura contemporánea de Francesco Furini. Investigación que titubea en su característica pintura efusiva, construida sobre pinceladas de color descascarado, sobre contrastes entre transparencias y trazos de materia más sustanciosa, entre resplandores y efectos de contraluz. Con el cambio de siglo, Montelatici abandonó definitivamente la vena naturalista que caracterizó su producción hasta los años 40, y cedió a composiciones donde el espacio era menos tridimensional, la escena principal pasaba a primer plano y los fondos se perdían. en paisajes lejanos y borrosos, velados en tonos grises
Compra por los Amigos de la Galería Uffizi 2017
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, fotografía de mi autoría.
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Las inimitables plumas [Romance] | Sor Juana Inés de la Cruz
En reconocimiento a las inimitables plumas de la Europa, que hicieron mayores sus obras con sus elogios: que no se halló acabado
¿Cuándo, Númenes divinos, dulcísimos Cisnes, cuándo merecieron mis descuidos ocupar vuestros cuidados?
¿De dónde a mí tanto elogio? ¿De dónde a mí a encomio tanto? ¿Tanto pudo la distancia añadir a mi retrato?
¿De qué estatura me hacéis? ¿Qué Coloso habéis labrado, que desconoce la altura del original lo bajo?
No soy yo la que pensáis, sino es que allá me habéis dado otro ser en vuestras plumas y otro aliento en vuestros labios,
y diversa de mí misma entre vuestras plumas ando, no como soy, sino como quisisteis imaginarlo.
A regiros por informes, no me hiciera asombro tanto, que ya sé cuánto el afecto sabe agrandar los tamaños.
Pero si de mis borrones visteis los humildes rasgos, que del tiempo más perdido fueron ocios descuidados,
¿qué os pudo mover a aquellos mal merecidos aplausos? ¿Así puede a la verdad arrastrar lo cortesano?
¿A una ignorante mujer, cuyo estudio no ha pasado de ratos, a la precisa ocupación mal hurtados;
a un casi rústico aborto de unos estériles campos, que el nacer en ellos yo, los hace más agostados;
a una educación inculta, en cuya infancia ocuparon las mismas cogitaciones el oficio de los ayos,
se dirigen los elogios de los Ingenios más claros que en Púlpitos y en Escuelas el Mundo venera sabios?
¿Cuál fue la ascendente Estrella que, dominando los Astros, a mí os ha inclinado, haciendo lo violento voluntario?
¿Qué mágicas infusiones de los Indios herbolarios de mi Patria, entre mis letras el hechizo derramaron?
¿Qué proporción de distancia, el sonido modulando de mis hechos, hacer hizo cónsono lo destemplado?
¿Qué siniestras perspectivas dieron aparente ornato al cuerpo compuesto sólo de unos mal distintos trazos?
¡Oh cuántas veces, oh cuántas, entre las ondas de tantos no merecidos loores, elogios mal empleados;
oh cuántas, encandilada en tanto golfo de rayos, o hubiera muerto Faetonte O Narciso peligrado,
a no tener en mí misma remedio tan a la mano, como conocerme, siendo lo que los pies para el pavo!
Vergüenza me ocasionáis con haberme celebrado, porque sacan vuestras luces mis faltas más a lo claro.
Cuando penetrar el Sol intenta cuerpos opacos, el que piensa beneficio suele resultar agravio:
porque densos y groseros, resistiendo en lo apretado de sus tortüosos poros la intermisión de los rayos,
y admitiendo solamente el superficial contacto, sólo de ocasionar sombras les sirve lo iluminado.
Bien así, a la luz de vuestros panegíricos gallardos, de mis obscuros borrones quedan los disformes rasgos.
Honoríficos sepulcros de cadáveres helados, a mis conceptos sin alma son vuestros encomios altos:
elegantes Panteones, en quienes el jaspe y mármol Regia superflua custodia son de polvo inanimado.
Todo lo que se recibe, no se mensura al tamaño que en sí tiene, sino al modo que es del recipiente vaso.
Vosotros me concebisteis a vuestro modo, y no extraño lo grande: que esos conceptos por fuerza han de ser milagros.
La imagen de vuestra idea es la que habéis alabado; y siendo vuestra, es bien digna de vuestros mismos aplausos.
Celebrad ese, de vuestra propia aprehensión, simulacro, para que en vosotros mismos se vuelva a quedar el lauro.
Si no es que el sexo ha podido o ha querido hacer, por raro, que el lugar de lo perfecto obtenga lo extraordinario;
mas a esto solo, por premio era bastante el agrado, sin desperdiciar conmigo elogios tan empeñados.
Quien en mi alabanza viere ocupar juicios tan altos, ¿qué dirá, sino que el gusto tiene en el ingenio mando?...
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Alusión propia
Homenaje a un pintor contemporáneo del que tengo su firma balbuceando en la punta de mi lengua
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Y fue entonces cuando pense; quiero morir, y pense en cada detalle del dia de mi muerte, en cada sensacion de pulcritud que esperaba ansiosa, en cada rasgo y chirrido de las cuchillas cortando la blanca piel, pense en cada lagrima que jamas derrame, en sus particulas y sus sabor, pense en la roja sangre contaminando la pulcritud, pense en el rio que me esperaba, pense en la incertidumbre recorriedo mis venas, pense en cada segundo con cada microsegundo y lo lento de mis trazos poeticos, pense en mis piernas moradas mis cabellos enrojecidos, la mugre de mis uñas la peste de estas y su sabor, pense en mis ojeras y el rojizo de mi cabeza, pense en mi insomnio y cuanto diria este si pudiera hablar, pense en mi cuaderno donde guardo lo que pienso y en lo que pienso guardado en mi cuaderno. Conciente del tiempo pese en mi muerte, en cuanto la deseaba en cuanto daria por tenerla a mi lado, pense solo en eso, y pense y pense, por dias, por meses, por años, siempre encerrada en una pared blancca decorada por delirios, recuerdos, alejada de lo que por fin seria mi salvacion, un cristal que vagamente me separaba del mundo exterior, pense y pense y pense y pense y pense! y pense!! y pense!!! no pare de hacerlo...hasta que llegaste tu.
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Actividad 3: Descripción escrita
Una vez realizados los dibujos redactar una carta de presentación en la que se describa lo descubierto durante el proceso de observar y dibujar. Además, responder a las siguientes cuestiones:
Carta de presentación, descripción poética de liquen:
Dibujo 05
Entre el musgo y el tronco, un mundo diminuto cobra vida,
Liquen, simbiosis en danza, hongo y alga tejidos en armonía.
Con lápices y pinceles, trato de capturar su esencia,
Un sujeto complejo en su estructura, una obra de naturaleza.
Desde el papel a la pantalla, explorando su tridimensionalidad,
Un baile de formas que desafía la simple linealidad.
Observación y escucha, intento comprender su lento devenir,
El tiempo se convierte en un lienzo donde el liquen quiere existir.
En el silencio de la naturaleza, susurra el misterio del crecimiento,
Como un pequeño secuestro, del pino se extrae, un acto de conocimiento.
En los trazos se entrelazan las palabras de María Zambrano,
El porqué de escribir, resonando en cada dibujo, cada plano.
El liquen, ser sutil, bioindicador de la pureza o la contaminación,
Un testigo silente, capaz de despertar empatía con su quietud en acción.
Cautivo en mi mirada, cada minuto un regalo en esta pieza visual,
La paciencia del espectador, un tributo al liquen, un acto trascendental.
Que el límite del tronco no sea prisión, sino escenario,
Donde el liquen se erige como protagonista, en su mundo extraordinario.
Así, entre trazos y versos, el liquen se revela en su complejidad,
Un pequeño sujeto, un rincón de vida, en mi obra y en la realidad.
¿He podido constatar procesos en los que se muestren aspectos de "inmaterialidad", de "huella", de "permanencia" y de "multiplicidad"? Explicar.
Durante el proceso de observación e investigación gráfica, utilizando diversos formatos como dibujo en soporte físico, herramientas digitales y lectura de textos, he constatado la presencia de aspectos relacionados con la “inmaterialidad”, “huella”, “permanencia” y “multiplicidad”. La realidad plasmada a partir de un pequeño trozo de liquen arrancado del tronco de un pino se revela como un motivo enriquecedor y justificativo para una profunda investigación.
En este contexto, he logrado representar elementos inmateriales, como la posible personalidad de este ser vivo convertido en sujeto de estudio. La observación detenida ha permitido capturar el devenir del tiempo, plasmando su paso en dibujos, textos y hasta en una pieza audiovisual. La permanencia se manifiesta en la capacidad de registrar en papel no solo la forma física del liquen, sino también sus rasgos intangibles.
Asimismo, se destaca la multiplicidad inherente a la investigación. Los diversos enfoques y puntos de vista, tanto en mis propias indagaciones como en los abordajes de mis compañeros y compañeras de clase, han generado una riqueza de perspectivas. Esta multiplicidad refleja la complejidad de la realidad estudiada y enriquece la comprensión global del objeto de investigación, revelando capas y matices que van más allá de la apariencia física del liquen.
En conclusión, el proceso ha confirmado que la representación de un modesto trozo de liquen puede ser un catalizador para explorar dimensiones inmateriales, dejar huellas, buscar la permanencia y reconocer la multiplicidad de miradas que convergen en la comprensión de una misma realidad.
¿Hay alguna idea que pueda estar relacionada con mi obra inicial, o nuevas ideas que pueda incorporar al desarrollo de mi de obra personal?
El dibujo número 04, donde represento el liquen mediante la yuxtaposición de dibujo entrelazado con texto, constituye una manifestación consciente de mi aproximación artística. En este contexto, he buscado integrar conceptos fundamentales de mi obra personal, enfocándome particularmente en el registro gráfico de los sucesos observados y en la experimentación con formatos de gran escala que faciliten la portabilidad, al tiempo que establecen vínculos con la noción de mapas visuales.
En primer lugar, la elección de combinar dibujo y texto se orienta hacia la intención de ofrecer un registro detallado de los aspectos relevantes del liquen observado. Esta técnica, al permitir la interconexión entre elementos visuales y narrativos, potencia la capacidad de comunicar de manera integral no solo la apariencia física del objeto de estudio, sino también sus connotaciones conceptuales y contextuales.
La elección de trabajar con formatos de gran tamaño responde a la necesidad de crear obras que se puedan ver de un solo vistazo y, al mismo tiempo, prácticas en términos de movilidad. Esta decisión facilita la exposición de la obra en distintos contextos y espacios, permitiendo que el espectador se sumerja completamente en la complejidad de la representación del liquen y sus significados subyacentes.
La asociación con mapas visuales añade una capa adicional de significado a la obra. Al adoptar este enfoque, busco establecer una conexión visual y conceptual entre los diferentes elementos presentes en el dibujo. Este proceso de mapeo visual permite la articulación de ideas, la representación de relaciones y la creación de una estructura que guía al espectador a través de las diversas capas de significado presentes en la representación del liquen.
En resumen, el dibujo número 04 se puede entender como una síntesis de mi enfoque artístico, incorporando el registro gráfico detallado, la experimentación con formatos de gran tamaño y la utilización de mapas visuales como estrategias clave para expresar de manera integral la complejidad del objeto de estudio, el liquen, y sus resonancias conceptuales.
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¿lo tiene? el comentario le hace apartar la mirada a uno de los espejos de la zona, atenta a su reflejo y a las cuestiones que la embaucan. ¿será que su afecto por la actuación la ha convertido en un ente cambiaformas? no, mejor dicho, ¿no es ese mismo el deseo de aquelles con quien comparte profesiones? se lo toma como un halago, permite que el trazo risueño se cincele entre pétalos, encantada por la charlatanería de lola; un rasgo que, por cierto, ha podido reconocer desde el primer instante que cruzó palabra con ella. ’mejor cuídate y evita lo francés, hace no mucho tiempo que se puso de moda como un interés de nicho entre los que se pelean por quién es más inteligente ’ cuando, al final, todo se reducía a la mismísima batalla de egos que la fatiga. ‘ emilia, emilia … ’ la palma se posa en el mentón, cae en búsqueda de un apellido que pueda casar a la percepción con la historia que se están montando. ‘ ¿wagner? la vibe alemana es diferente y refrescante ’ una buenísima opción, si es que tiene la opción de sumar opinión. ¡no sólo porque se le había ocurrido a ella! ‘ ¿tú crees? yo no sé si hubiese soportado a este tipo de personas en un estado de ebriedad mirando por encima del hombro a todo ser viviente ’ al final, se ha de cruzar de brazos. ‘ en estas condiciones es complicado fijarse en las gemelas, ¿no? vi a una por un instante y, de repente, no sabía de cuál de las dos hermanas trataba ’
‘ ay, me gusta, tienes pinta de chloe ’ asintió, exhibiendo una amplia sonrisa. sus manos subieron hasta su cabello suelto y lo llevó hacia un lado, para poder ver mejor a su reciente compañía. lastimosamente, le daba pudor moverse demasiado con el vestido y que algo se escapase de su lugar. ‘ ¿tú crees? uh, no sé mucho del cine independiente, generalmente veo los estrenos grandes ’ se le escapó una risita al final, nunca ha sido de las personas más intelectuales de la habitación, ¡pero al menos se divertía en el proceso! ‘ lo dudo, no suelen ver películas subtituladas por aquí ’ recordó algunas chicas con las que se encontró en las olimpiadas. ‘ me gusta el nombre emilia, el apellido suele ser más importante, ¿no? ¿sartre? nadie ve cine francés ’ el problema recaería si le pedían decir algo en idioma foráneo y sólo conocía las pocas palabras que aprendió en clases. ‘ podría inventarme algo si me piden hablar en francés ’ quizás el vasco un poco más rápido le serviría. golpeó con su índice su mentón y se rió de sus propias ocurrencias. ‘ habría sido más simple si me tocaba de mesera o guardia ’ también quizás estaría más cómoda, temía arruinar los pliegues que colgaban de sus hombros.
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AL PINTOR. AL POETA
Pintor y Poeta desde la horizontalidad de vuestra expresión: Seducirme; con el movimiento de vuestras manos, sobre el blanco lienzo, sobre la blanca brisa de papel. Embrujarme; con el trazo de los pinceles, con las manchas inquietas, con los rasgos de la pluma, con los borrones encuadrados. Enamorarme; con la forma de vuestras criaturas, con las rimas de vuestros…
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“Ningún Antinoo más majestuoso, más característico, más magistralmente esculpido; todo trasluce su fisonomía: los rasgos y aberturas de los ojos; la perfecta nariz; la redonda barbilla; el pecho levantado y el rostro entre suave y triste… Nada más bello y bien acabado que la cabeza; los ojos tienen indicadas las pupilas tan ligeramente que los trazos son casi invisibles… la lisura y morbidez de la epidermis, así en el rostro como en todo el cuerpo es tal, que no podría imitar mejor la verdadera carne…”.
Francisco de la Maza.
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