#Picos de Nieve
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Jour 2
Une journée sur le thème des graffitis. J'adore croiser ces petites drôleries.
Et puis un dernier sommet à gravir, ensemble, et voir encore et toujours, d'où que l'on soit, celui de la veille.
C'est vraiment possible d'aller là haut!!!
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#Hoy una de las vistas más asombrosas de Gran Canaria: las fascinantes rocas de Roque Nublo y#al fondo#emergiendo del mar#el monumental volcán Teide en Tenerife. La foto fue tomada desde el Pico de las Nieves!
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Mirá. Mirá allá. ¿Ves estos dos picos? Ahí no hay nieve. ¿Lo ves? Ahí está Chile. ¿Lo ves?
Lo veo.
[Nando] "Look. Look there. See those peaks? There's no snow there. See it? That there's Chile. See it?" [Roberto] "I see it." -La Sociedad de la Nieva
Those two peaks were 130 km away from them. And over the course of 10 days, with only a week supply of food, Nando Parrado and Roberto Canessa had trekked over 60 km of uncharted, unforgiving high Andes terrain until they found help for their 14 friends back at the crash site across the Argentinian border.
"I told Roberto; "Look, Roberto there's no way we can go back, the only way is forward. We'll die but we'll die trying," And you know, he looked at me and said; "Okay. We have done so many things together, let's do one more; let's die together." -Nando Parrado, 2010.
#i'm not normal about this film#fuck anyone who's ever posed thought problems about how humans are cruel and desolate and selfish when push comes to shove#cuz when people were in that impossible desperate situation in REAL LIFE; they showed the WORLD what bravery & will & community looks like#la sociedad de la nieve#society of the snow#nando parrado#roberto canessa#agustín pardella#matías recalt
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ESTHER FERRER & GUADALUPE GRANDE
Jardín de las variaciones
Aún no había llegado la maleta de los objetos perdidos, la caja de seda para los zapatos anfibios, es decir, el pequeño ataúd para tu mano.
Cegada por la luz de otros días, giras el rostro hacia la tarde: el caracol deja su baba transparente sobre la fotografía, una silla en el mar de los días y un muro de viento que empuja el brocal del recuerdo convertido ahora en ceniza, nunca estuvimos allí, a la orilla de aquel jardín, al borde de la distancia, en el párpado de aquel naufragio blanco, festejando las nupcias de los animales de la nostalgia en el umbral de la escarcha.
Y ahora miramos absortos las horas con la infancia atravesada en los labios, quietos, muy quietos, recostados en el muro de viento antes de que desaparezca este copo de ayer que arde en nuestra pupila: arde la muleta para el pie que nunca tuvimos, y en ese instante somos sólo eso, una ráfaga de miedo en el viento.
* Un mirlo atraviesa el jardín, lleva en su pico rojo la vela azul para nuestros años, lleva, entre salto y vuelo, la esquirla de hielo bajo su lengua de flecha, la gota de cera para la doble despedida de nuestra edad.
La cicatriz cruza el jardín hacia el agua, la vereda parte los días y deja una escama del silabario, una brizna de días en el monóculo del tiempo que se balancea en la dulce higuera, funambulista del extravío para la correa del lazarillo del porvenir. Imposible mansedumbre del vigía, inútil docilidad de quien se ata por vez primera los zapatos con el crespón de los átomos del duelo.
*
Sea el diente de leche quien tire del pomo de la puerta.
Viene y va la caligrafía del tiempo, viene y va.
Está lejos la luz y no importa, lejos las mariposas del olvido, las que callan su memoria, lejos la raíz del vocablo que florece en el aroma, lejos la cuchara con su hueco, con su nido de levadura, el pan ácimo lejos, lejos el pabilo, el aceite y la oscura leyenda del cuenco con su hondura, está lejos la vida y no importa.
*
Al otro lado de la vida, al otro lado de la infancia, al otro lado del jardín.
Todos se han ido y sólo queda regresar.
Giran los días, giran bajo la púa de nieve, bajo la implacable batuta del porvenir, hipótesis de luz en la sombra, al otro lado de la dársena, donde el ala pliega su duelo, donde el perro esconde tu mano en la grieta del muro y el pez muerde el sedal, la semejanza que hilvana el vestido para el viaje de las últimas cosas, la incesante madeja, fundación de penumbra en la penumbra.
Un soplo, un resplandor, la nieve. Hoy, mañana, nunca, cuando ayer y hoy son ya un mismo día en tu corazón.
Entonces, el regreso, para llegar al lugar donde la cicatriz siembra su íntima voluntad, texto borrado donde te sientas a escuchar los días mientras el mundo gira cuando cae la noche. Aquí.
_ Guadalupe Grande. de «Hotel para erizos» Calambur Editorial, 2010
_ Las cosas, performance, Festival Le Lieu, Québec (Canadá), 1990 © Esther Ferrer, VEGAP, Bilbao, 2018. Foto: F. Bergeron.
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El corazón se me hace flor cuando le digo tu nombre. te dibujo en mis manos y te abrazo... eres mi corazón y el latido- verte alegre es mi oración continua... Mis cabellos de mujer se anidan con una cascada al arrollo de tu manos - te veo en el silencio de la brisa, entre las ramas, al vuelo de los pájaros, cuando cierro los ojos y siento el corazón, al sonreír y sentir las curvas en mi boca, en el rayo cálido de la luz, en las auroras, al cerrar y abrir los ojos, en las noches y las mañanas. mi alma está prendada de tus letras, de tus espacios, de los colibrís con pico de flor, y la risa de las nubes cuando llueve, estás en el centro de mi pecho, en los bordes y las esquinas de mis ojos. En todo lo que me rodea y me hace sentir el palpito. Entre los poemas y las letras, en un día soleado, en las tardes oscuras, en las orillas del aire, en los rincones de la sangre. Te hiciste parte de mi alma, sonido en mi latido, beso en los besos, suspiro en la boca, risa en las pestañas, abrazo en mis brazos, vivo y amo pensando en ti; sí amo el color de una flor, pienso en tu mirada, si amo el canto de un pajarito pienso en tus silencios, si abrazo el calor de un escrito a la orilla del bosque me veo en tu regazo, y amo contigo; si escucho la risa de las rosas naranjas les hablo de tu risa y reímos. Cuando miro mis ojos me sonrojo violentamente; se muerde mis labios como nieve en clavel, porque en ellos estás tú, está tu nombre y risa, está tus letras carmines y el balido de tu sueño cordero, el olor del mar envuelto a tus labios, el calmo de tu palabra, la denudes de mi sonrisa en tus dedos, el vestido de mis dedos escribiéndose en ti-
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Habías visto a las bailarinas de ballet en una cinta de sombra sobre cubos de hielo y sensaciones de nieve con ondina. Una fotografía, la cámara en picos de metal y un ligero polvo de campana de cristal.
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solo lean
En lo más profundo de las heladas montañas del lejano oriente, un guerrero formidable, despertó de un profundo sueño. Confundido y desorientado, se encontró en un lugar desconocido, rodeado por la blancura de la nieve y el silencio de las cumbres.
Con un rugido furioso, el guerrero golpeó el suelo con sus poderosas garras, liberando una onda de choque que hizo temblar los picos cercanos. Su mente estaba nublada por la confusión, pero un recuerdo empezaba a tomar forma el rollo, el panda, la llave dactilar Ushi... fragmentos de un pasado que parecía distante pero que aún resonaba en su interior y un rugido sordo resonó una vez mas en las grandes montañas nevadas, espantando a cualquier animal y ser vivo que vivía en esa montaña. !!AAAAAH¡¡ *GOLPE AL PISO* ¡¡AAAH!! *GOLPE AL PISO* ¡¡¡¡ROOOAAR!!!! *GOLPES AL PISO* ...... *jadeo, jadeo* *exhala* aaah...La ira y la frustración se apoderaron de él mientras intentaba recordar cómo había llegado a aquel lugar inhóspito acaso ¿murio por la llave dactilar ushi?, ¿acaso el panda que peleaba como un niño lo mato? eran preguntas internas que se hacia el gran guepardo de las nieves. Cada golpe al suelo parecía una búsqueda desesperada de respuestas, la punta de la montaña se redujo a nada debido a los fuertes golpes que lanzo el gran guepardo de las nieves que había parecido ahí de la nada...el viento helado susurraba mientras Tai Lung continuaba sus frenéticos golpes. Sus sentidos felinos se agudizaron, escudriñando (no me invente la palabra).
Entre el estruendo de sus golpes y la furia que lo consumía, un destello de claridad comenzó a emerger en la mente de Tai Lung. Recordó las palabras de su padre adoptivo shifu después de casi matarlo "yo siempre estuve orgulloso de ti, desde el primer momento siempre estuve orgulloso y fue mi orgullo lo que me cegó, te amaba demasiado para ver en que te convertías... en lo que yo estaba transformando lo siento" esas palabras que resonaban en su mente, esas palabras, cargadas de arrepentimiento y amor, resonaban en su mente con una claridad que no había experimentado antes. Lentamente, la furia que lo consumía comenzó a ceder ante una profunda sensación de reflexión y autoevaluación. A medida que Tai Lung se sumergía en sus pensamientos, comenzó a comprender la complejidad de su relación con Shifu y los eventos que llevaron a su caída. Reconoció que su sed de poder y su obsesión por el rollo y la llave dactilar Ushi habían sido impulsadas por una profunda necesidad de reconocimiento y amor, un anhelo que nunca había sido completamente satisfecho, Sin embargo, también se dio cuenta de que su búsqueda de poder y reconocimiento lo había llevado por un camino oscuro y solitario, alejándolo de aquellos que realmente lo amaban y se preocupaban por él. La traición que había sentido al ser rechazado por Shifu y el resto de la aldea había alimentado su ira y resentimiento, cegándolo ante la verdad más profunda que se escondía detrás de sus acciones. Con un suspiro pesado, Tai Lung dejó caer sus garras, deteniendo su frenética búsqueda de respuestas. Se dio cuenta de que continuar golpeando el suelo no lo llevaría a ninguna parte, y que la verdadera solución residía en mirar hacia adentro y enfrentar las verdades incómodas que había evitado durante tanto tiempo, Decidió que ya no sería definido por los eventos de su pasado, ni por las expectativas de otros y a si tai lung decidió caminar por las montañas heladas.
Este caminaría montaña abajo viendo pinos de gran tamaño pinos que probablemente sean mas duros y resistentes que los bambús de el valle de la paz, a si solo por curiosidad se detuvo frente a un imponente pino de gran tamaño. Su tronco macizo y su color verde oscuro irradiaban una sensación de fortaleza y resistencia con un gesto de curiosidad, el guepardo de las nieves decidió probar la dureza de la madera, lanzando un golpe casual, el golpe resonó en el aire, y tai lung observó con fascinación cómo su puño dejaba una marca en el tronco del pino, la madera se astilló, pero el árbol se mantuvo firme e inquebrantable, resistiendo el impacto con una solidez impresionante a impresionado por la resistencia del pino y con eso confirmo que eran mas duros que los bambús del valle, tai lung sonrió para sí mismo y continuó su camino descendente. Tai Lung continuó su descenso por las escarpadas laderas de la montaña, sumergido en sus pensamientos mientras el viento gélido soplaba a su alrededor. El paisaje invernal era desolador y majestuoso a la vez, con picos nevados que se alzaban hacia el cielo y bosques de pinos robustos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, a pesar de la desolación y la soledad de las montañas, encontró una sensación de paz y serenidad en la naturaleza que lo rodeaba. Así, entre las frías ventiscas de las montañas, tai lung continuó su viaje hacia lo desconocido, tai lung descendía por las montañas con pasos pesados, su pelaje gris se perdía entre la bruma del aire gélido que lo rodeaba el paisaje árido y desolado apenas ofrecía consuelo a su confusión y furia latente, encontró una cueva entre las rocas, no por deseo de refugio, sino por la necesidad de apartarse del viento cortante que azotaba las laderas. Entró con cautela, sintiendo el frío penetrar sus huesos a pesar de ser un guepardo de las nieves este viento no era normal a si este buscaría abrigo momentáneo que le brindaba el interior de la cueva. ya en la cueva se recostó en un rincón, su mente teñida con pensamientos de confusión y ira mientras el tiempo parecía desvanecerse a su alrededor, no había paz ni claridad en sus pensamientos, solo una confusión constante que lo consumía desde dentro. Las sombras se alargaban en la cueva a medida que el sol descendía en el horizonte, y tai lung se sumió en un sueño intranquilo, donde la ira y la confusión se entrelazaban en un torbellino interminable de emociones turbias.
En la oscuridad de su sueño, tai lung se encontraba perdido en un laberinto de sombras y susurros siniestros. Cada paso que daba resonaba en el vacío, mientras las paredes se cerraban a su alrededor, aprisionándolo en un mundo sin salida, de repente, una figura oscura emergió de las sombras, con ojos brillantes llenos de malicia y una sonrisa retorcida en los labios. Era una manifestación de todas las dudas y temores de tai lung, una presencia que lo atormentaba desde lo más profundo de su ser. La figura se acercó lentamente, susurros amenazantes llenando el aire a su paso. Tai Lung sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras la presión de la oscuridad lo aplastaba, haciéndole sentir como si estuviera siendo arrastrado hacia abajo, hacia un abismo sin fin, intentó gritar, luchar contra la oscuridad que lo rodeaba, pero sus esfuerzos fueron en vano. Se sentía atrapado en un bucle interminable de miedo y desesperación incapaz de escapar de la pesadilla que lo consumía, y así, en el abrazo frío de la noche, Tai Lung luchó contra sus demonios internos, enfrentándose a las sombras que amenazaban con devorarlo vivo. Aunque la pesadilla parecía interminable, tai lung sabía que debía encontrar la fuerza para resistir, para enfrentar sus miedos más oscuros y encontrar una salida de este tormento interminable, pero eso fue una falsa ilusión... la macabra sombra solo comenzó a reír con eso tai lung se encontraba paralizado por el miedo, su corazón golpeando con fuerza en su pecho mientras la figura oscura se acercaba cada vez más. Con un estremecimiento, se dio cuenta de que lo que había pensado que no había una esperanza, ni una posibilidad de escape, era simplemente una ilusión creada por su mente atormentada, la sombra se detuvo frente a él, sus ojos brillando con malicia mientras una risa macabra resonaba en la oscuridad de la caverna era una risa que helaba la sangre y envolvía a tai lung en un aura de terror y desesperación, sin opciones de escapatoria, Tai Lung se enfrentó a la sombra con una resolución forjada en el fuego de su ira y confusión. Sabía que debía luchar, resistir contra las fuerzas que intentaban arrastrarlo hacia la oscuridad infinita de la pesadilla, con un grito de desafío, tai lung se lanzó hacia adelante, enfrentando a la sombra con todo lo que tenía aunque la oscuridad lo envolvía, tai lung sabía que debía encontrar una manera de salir de esta pesadilla, de encontrar una luz en la oscuridad que lo rodeaba. En medio de la oscuridad de la pesadilla, Tai Lung se encontraba luchando contra la sombra que lo acechaba, su corazón lleno de determinación y su mente enfocada en encontrar una salida de aquel tormento. Con cada golpe y cada esfuerzo, tai lung se esforzaba por liberarse de las garras de la oscuridad que lo aprisionaban, de repente, en un giro repentino de los acontecimientos, el suelo bajo sus pies cedió, y tai lung se precipitó en un abismo sin fin, el viento silbaba en sus oídos mientras caía hacia la oscuridad, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras la sensación de vértigo lo envolvía, durante un momento eterno, tai lung sintió como si estuviera flotando en el vacío, su mente zumbando con pensamientos confusos y emociones revueltas, pero entonces, con un sacudón repentino, abrió los ojos y se encontró de vuelta en la cueva, el resplandor de la luna llenando el espacio con su brillo plateado se incorporó lentamente, su corazón aún palpitando con fuerza en su pecho mientras miraba a su alrededor, tratando de discernir si lo que acababa de experimentar había sido real o simplemente una ilusión de su mente atormentada. Con cada respiración, el guepardo de las nieves se esforzaba por encontrar la calma y la claridad que tanto ansiaba, decidido a superar los demonios de su pasado y encontrar la redención en el presente no tenia de otra tenia que cambiar...esa pesadilla lo iso sudar frio, este ya no pudo dormir bien por esa noche.
Al día siguiente este despertaría y se iría de su lugar, al día siguiente el gran guepardo despertó con el recuerdo de la pesadilla todavía fresco en su mente, se levantó con cautela y se sacudiendo los últimos vestigios del sueño perturbador mientras se preparaba para partir. Sin mirar atrás, dejó la cueva detrás de él y continuó su descenso por las montañas, el sol brillaba en el horizonte, disipando las sombras de la noche y llenando el paisaje con una luz dorada que parecía prometer un nuevo día, el viento soplaba suavemente a su alrededor, llevando consigo el susurro de los árboles y el canto de los pájaros. tai lung respiró profundamente, llenando sus pulmones con el aire fresco de la montaña mientras continuaba su viaje hacia el horizonte, su camino hacia el horizonte se desplegaba ante él como un sendero solitario en medio de las montañas, la luz del sol, fría y distante, apenas lograba penetrar la densa capa de nubes que colgaba sobre el paisaje desolado y nevado, cada paso del guerrero resonaban en el silencio que lo rodeaban, solo interrumpido por el susurro del viento entre los árboles y el crujir de la nieve bajo sus pies, no había signos de vida a su alrededor, solo la quietud y la majestuosidad de la naturaleza en su estado más primitivo, aunque el guepardo se sentía solo en medio de aquel vasto y desolado paisaje, también encontraba en él una sensación de libertad y tranquilidad, era como si las montañas mismas le ofrecieran un refugio contra las tormentas de su mente, un lugar donde podía encontrar la paz interior que tanto anhelaba, pero aun a si este siguió su camino por horas hasta llegar al final de las montañas y el bosque de pinos, este miraría a lo lejos una aldea.
La aldea se erguía en la distancia como un oasis en medio del paisaje desolado, con sus casas de madera y tejados cubiertos de nieve. Humo se elevaba de las chimeneas, mezclándose con el aire frío de la montaña y creando un halo de calidez en el horizonte, el gran guepardo se detuvo por un momento, observando la aldea con curiosidad y un ligero atisbo de esperanza en su ser, era un recordatorio de que e incluso en medio de la soledad y la desolación, aún había lugares donde la vida florecía y la comunidad prosperaba, con paso firme, el guerrero comenzó a descender hacia la aldea, este caminaría por una hora y llegaría a la aldea que parecía desolada pero no estaba desolada había gente dentro de las casas se podía ver por las ventanas a familias felices acurrucadas tomando te caliente, oh puede que sea chocolate cual sea el caso estaban leyendo libros oh los niños estaban jugando, el guerrero solo camino con por la aldea viendo a gente/animales en sus casas, algunos adultos estaban recogiendo la nieve de sus casas y de ves en cuando miraban a tai lung, este solo ignoro las miradas y miraría un local que decía comida por suerte estaba en chino y pudo leer el cartel a si este se metería al restaurante y no llamaría tanto la atención ya que había osos comiendo en ese lugar a si que no llamo tanto la intención a si este se sentaría y en unos minutos una camarera iría a donde esta tai lung y preguntaría que se le ofrece señor el guepardo de las nieves miraría el menú y solo pediría agua fría que era gratis a si que no tenia que pagar ¿nada mas señor? preguntaría la camarera si respondería el guepardo de las nieves a si la camarera se iría del lugar, el lugar era pacifico el olor a comida estaba en el aire, tai lung solo se pondría a reflexionar sobre esa pesadilla que tuvo...después de 2 minutos le darían su jarra y baso de agua fría a si el guepardo de las nieves solo tomaría agua este no aria nada, todo seria normal y tranquilo este dejaría su la jarra vacía en la mesa y se iría del lugar a si este miraría el pueblo de una ves mas y se iría de ahí, este caminaría sin rumbo fijo.
Continuara.
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— nombre: jun sakmin
— edad: 19 años
— género: no binario
— subgénero: omega
— esencia: montaña nevada, flor de las nieves y granadas
— energía: positiva
— tipo de magia: hielo (ilusionista de fuego azul)
magos dotados con la habilidad de crear hielo o en un defecto, nieve, de prácticamente la humedad en el ambiente. De frías manos y venas, los hechiceros dotados con este don pueden servir de forma defensiva como ofensiva, siendo Sakmin uno de los últimos. Puede crear grandes paredes de perfecto cristal helado, al igual que estalagmitas de un material que se considera frágil pero fuertemente peligroso cuando atraviesa un cuerpo manchando de rojo lo prístino del poder; al igual que puede infundir cualquier arma en hielo. Sakmin puede crear pequeñas nevadas en espacios pequeños, al igual que formar animales pequeños de hielo o nieve y que puedan cobrar vida por un periodo corto de tiempo. No es un material fácilmente degradable, por lo que el fuego normal y el sol no le hacen daño, solo el fuego mágico puede derretirlo.
Sakmin al convivir con una familia que nunca aceptó el poder de hielo de su padre omega, y que lo encontraba repulsivo y poco digno del Clan Jun, le envió a una vieja y oscura montaña a entrenarse un poder digno, un maleficio, el fuego azul. El fuego azul a diferencia del fuego rojo, no cauteriza, sino que abre las heridas y no cierra con facilidad. No es una magia de nacimiento, son una serie de hechizos y maleficios negros para crear la ilusión de que es un hechicero de fuego azul, ocultando su poder real. Puede infundir sus armas en fuego azul, inclinándose mucho más a su poder físico para matar a sus enemigos, sin grandes muestras de magia. Puede utilizar sangre, de preferencias la suya, para crear estalagmitas. Al no ser un poder inherente, su maná se consume más rápido que si usase el hielo.
— familiar: Alcor (cuervo)
Alcor fue un hechicero entre sus 20’s y 30’s, que navegaba por los mares en un barco pirata, saqueando a los más ricos y llenándose ellos bolsillos con oro y joyas. Alcor fue sacrificado por su tripulación a un monstruo marino que atacaba la nave, consiguiendo con esto una muerte prematura y desgarradora. Tiene experiencia con otro hechicero antes que Sakmin, siendo relativamente joven con el trabajo. Tiene una personalidad relajada y siempre motivada para los juegos y las apuestas, no obstante, es una entidad sumamente protectora y leal a su mago por la experiencia pasada de su vida, sin dudarlo, daría su vida por Sakmin. Tiene más desarrollados sus sentimientos por el muchacho, gracias a que nunca nadie ha cuidado de él y lo ve como su responsabilidad de adulto. Alcor llegó al hechicero de hielo en una aldea oscura en las montañas, recién presentado como un omega y abandonado por su familia real para ser entrenado en magia negra, consiguiendo así una sinergia entre los dos inmediata y que lo nuevo que Sakmin aprendía, Alcor lo copiaba y lo potenciaba sin problemas.
— habilidad conjunta: Alcor es ofensivo, por ende, se convierte en un ave gigantesca de plumas gélidas parecidas al cristal y de un color azulino claro, en su frente se forma el tercer ojo y el graznido de su pico suena como un maleficio. Puede formar una cúpula de hielo que cubra a su hechicero y a si mismo, potenciando lo frío del ambiente y, por ende, sus habilidades. Puede lanzar plumaje como proyectiles, al igual que sus garras son peligrosas si te alcanzan en su forma gigantesca. Suele cubrir a su hechicero si le ve en desventaja, agitando las alas y creando una pequeña ventisca de nieve y hielo.
Al estar en la ilusión del fuego azul, también oscurece el cielo con una cúpula negra, se vuelve un ave gigantesca de plumas negras encendidas en el fuego y el tercer ojo de su frente, brilla en azul rey. Mantiene el mismo tipo de ofensa y defensa que con el poder de hielo. No obstante, Alcor pierde más el control con este tipo de maleficios.
— arma: lanza ( pre time skip / post time skip )
— habilidades extras:
Excelentes habilidades de supervivencia Al haber vivido como un beta gran parte de su adolescencia, conoce un poco de pócimas
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ bio ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ jun sakmin ⠀ ❫#* ⠀ 🧁 ⠀ ╱ ⠀ plot ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ sing me a tale so beautiful that the stars will strain to hear ⠀ ❫#mi tercer guaguaaaa#mi hijo el más sufrido fdkslds#volveré con fichas de verdad someday(?)
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H U E L V A // "El frio que recuerdo" ❄️Un par de años de aquella impresionante nevada que paralizó el país y, hasta ahora, no me estoy parando a ver las imágenes que pude captar aquel maravilloso día, quedará en el recuerdo y en mi memoria haber disfrutado la #sierra de #huelva con unos paisajes maravillosos. Espero que os guste. I @sigmaphotospain I #sigma1424mmart I . . @huelvaturismo #landscape #nieve #paisaje #nevada #exclusive_shots #exclusive_wildlife #exclusive_landscape #ig_huelva #ig_europe #ig_andalucía #nature #naturephotography #spain🇪🇸 (en Parque natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche) https://www.instagram.com/p/Cng1eWwKc8N/?igshid=NGJjMDIxMWI=
#sierra#huelva#sigma1424mmart#landscape#nieve#paisaje#nevada#exclusive_shots#exclusive_wildlife#exclusive_landscape#ig_huelva#ig_europe#ig_andalucía#nature#naturephotography#spain🇪🇸
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Receta de tres leches rica y fácil 😋
Ingredientes
4 Unidades Huevo
1 Taza Azúcar
1 Taza Harina De Trigo
1 Cucharada Esencia De Vainilla
1 Pizca Sal
1 Litro Tres Leches La Lechera®
4 Unidades Huevo (claras)
1 Taza Azúcar
1 Cucharadita Jugo De Limón
1 Cucharadita Canela en polvo (opcional)
40 gramos Frutillas (al gusto
Paso a paso
1. Precalienta el horno a 180°C.
2. Separa las claras de las yemas, colócalas en un recipiente y bátelas con ayuda de una batidora eléctrica, una vez espumosas, añade el azúcar y bate hasta que la mezcla este brillante, baja la velocidad y aumenta la vainilla, yemas y sal. Bate bien.
3. Incorpora la harina, poco a poco y júntala a la mezcla con ayuda de una espátula y movimientos envolventes.
4. Coloca la mezcla en un molde de 20 x 20 cm previamente engrasado o cubierto con papel para horno. Lleva al horno durante 30 a 35 minutos o hasta que el bizcocho al introducir un palillo este salga seco.
5. Una vez listo, deja enfriar completamente has unos pequeños huecos con un palillo en la superficie del bizcocho y cúbrela con el litro entero de Mezcla 3 Leches La Lechera®. Coloca en refrigeración y deja reposar.
6. Para el merengue: Coloca un poco de agua a hervir en una olla, disuelve el azúcar en el agua hirviendo formando un almíbar, coloca las claras, jugo de limón y canela en un recipiente amplio. Bate enérgicamente montando a punto de nieve las claras, antes de lograr el punto incorpora el almíbar en forma de hilo y continua batiendo durante 8 a 10 minutos. Bate 3 minutos adicionales hasta que las claras formen picos firmes. Es muy importante que no dejes de batir.
7. Cubre el bizcocho con el merengue, usa una espátula, manga pastelera o una cuchara y decora con tu fruta favorita
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Los Andes son simplemente exuberantes. Sus majestuosas montañas, cubiertas de nieve y envueltas en un aura enigmática, ofrecen una vista sorprendente. Los altos picos se extienden hasta donde el ojo puede ver, creando un impresionante paisaje. Además, la cresta alberga impresionantes lagos y exuberantes valles, proporcionando un increíble contraste con las rocas escarpadas. La diversidad de colores y texturas presentes en la Cordillera de los Andes es verdaderamente fascinante. No es de extrañar que esta región atraiga aventureros, exploradores y amantes de la naturaleza de todo el mundo, ansiosos por experimentar la magnificencia de estas increíbles montañas.
Echa un vistazo a algunos hechos interesantes:
1- La Cordillera de los Andes es una extensa cadena montañosa que se extiende por unos 7.000 km a lo largo de la costa oeste de América del Sur, pasando por siete países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
2- La Cordillera de los Andes es conocida por ser la cordillera más larga del mundo y por el hogar de algunas de las montañas más altas, incluyendo el monte Aconcagua, que con su altura de 6.962 metros es el pico más alto del hemisferio sur. Esta región también es famosa por su belleza panorámica, con impresionantes paisajes de montañas, volcanes, lagos como el magnífico Titicaca, valles y glaciares.
3- La cordillera desempeña un papel importante en la geografía y el clima de la región. Actúa como una barrera natural que influye en los patrones climáticos, creando diferentes ecosistemas y microclimas a lo largo de su duración. En las laderas orientales, donde prevalece el clima húmedo, hay selvas tropicales y una amplia diversidad de fauna y flora. En las laderas occidentales más secas, puedes encontrar desiertos y mesetas secas.
4- Los Andes tienen una rica historia cultural. Fueron habitados por civilizaciones antiguas, como los Incas, quienes dejaron un impresionante legado arquitectónico, incluyendo la ciudad de Machu Picchu en Perú. La región también es el hogar de las comunidades indígenas que tienen tradiciones ancestrales y estilos de vida conectados a las montañas.
5- Además de su valor cultural y paisajístico, las montañas de los Andes también tienen gran importancia económica. Contienen ricos yacimientos de minerales, como cobre, plata y oro, y se utilizan para la práctica de actividades agrícolas, como la producción de vino en zonas de gran altitud.
6- Una de las regiones de este asombroso lugar que me dejó aturdido fue el desierto de sal, el Salar de Uyuni, ubicado en Bolivia, que cubre una superficie de unos 10.582 km2, siendo la más grande del mundo, es una vasta extensión de sal blanca plana, que se extiende hasta el ver cómo alcanza. Se formó hace millones de años cuando un antiguo lago prehistórico se evaporó dejando atrás una corteza de sal. Durante la temporada de lluvias, una delgada capa de agua cubre el Salar Uyuni, creando un impresionante reflejo. Este paisaje reflectante hace que el desierto de sal parezca un espejo gigante, proporcionando vistas espectaculares.
7- Echa un vistazo a algunas fotos de este fascinante lugar:
instagram
Fuente de la imagen: https://i.redd.it/detalhes-do-mapa-topogr%C3%A1fico-da-am...
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Historieta Dwarf Fortress
Os voy a contar la historia de mi última fortaleza y asentamiento enano en Dwarf Fortress, es una historia con amor, desgracias e involucra principalmente a tres mineros y la mujer de uno de ellos, esta historia cuenta como he tenido que abandonar esta fortaleza por culpa de una serie de desgracias.
Todo empezó como empiezan estas cosas, un grupo de 7 enanos llegando en carreta a una nueva tierra, una tierra fría y helada y llena de nieve a principio de primavera, como de costumbre comienzan a crear agujeros en la montaña para hacer su fortaleza, habitaciones para animales y cultivos etc
A los primeros días de juego y con el avance de la primavera, la nieve comienza a derretirse y es cuando Litast una enana granjera, se da cuenta de que donde creían que había tierra había hielo, la carreta estaba aparcada en un lago helado y por desgracia casi toda su mercancía seguía en ella.
Los enanos comienzan a descargar rápidamente la carreta, sacando todo lo que queda en ella, pero es un proceso lento y la primavera sigue avanzando.
Mientras tanto, los 3 mineros de la fortaleza siguen trabajando, abriendo cuevas, haciendo habitaciones, ellos son Stukos, el más joven y jovial, Iden, el anciano sabio y Solon, un enano con dificultades sociales que busca escapar de la soledad. Su trabajo les acaba uniendo y forman una gran piña, además en la fortaleza solo existen 2 picos así que se los tienen que ir turnando entre los 3 para trabajar y esto les da momentos para hablar y organizarse.
Es cuando llega el mensaje, la descarga de la carreta se convierte en algo prioritario y dos de ellos salen a descargarla, Strukos y Solon deciden salir y comienzan su trabajo.
Y aquí es cuando los dioses jugaron su primera carta, el hielo crujiendo les avisa que queda poco tiempo, pero ellos siguen trabajando, Solon entra y coge varias cosas y Strukos le sigue, los dos cargados hasta arriba de objetos comienzan a salir del lago mientras el hielo cada vez más mojado y quebradizo se rompe a sus pies.
Solon, no puede hacer nada y en su mente queda grabada la cara de Strukos que junto a la carreta cae al lago helado y desaparece para siempre.
La fortaleza no tarda en seguir creciendo, han perdido algunos materiales y a un buen enano, algo que es muy común en estos asentamientos. Iden culpándose por haber perdido al joven del grupo, comienza a ir más a la taberna y allí conoce a Litast, la enana del principio, los dos acaban enamorándose y comienzan una vida juntos. Por otro lado, Solon el ya de por sí enano que le costaba socializar, no puede borrar de su mente la muerte de su amigo Strukos y comienza a caer en depresión, alejarse de la gente y volverse más huraño.
La fortaleza sigue creciendo y llega el momento de empezar a trabajar los metales y es cuando ocurre algo, nadie encuentra el yunque que necesitan para poder hacerlo, no tardan en atar cabos y darse cuenta de que Strukos estaba descargando el yunque cuando cayó al lago. Sin el yunque la fortaleza no puede progresar y no puede trabajar los metales y necesitaría el yunque para crear otro yunque.
Los enanos toman una decisión, es final de verano y el lago no tardaría en congelarse otra vez, así que tocaba recuperar el cuerpo de Strukos y con ello el yunque. Iden como experto minero y sintiéndose culpable por la muerte de su joven aprendiz, se ofrece voluntario. Se pasa los días previos minando por la zona, preparando caminos para poder llegar y finalmente el frío llega y el lago se congela.
Iden avanza por las cavernas que ha construido y comienza a picar el hielo, pero lo que no sabe es que dentro del lago hay una bolsa de agua y en menos de un segundo esas cavernas se convierten en su tumba helada.
Los enanos no saben donde está y al cabo de una semana Iden es declarado muerto, su viuda Litast acaba frecuentando de más la taberna y allí pasa los días, la fortaleza se queda sin yunque y sin dos mineros. Además, ese año el mercader no pudo llegar, ¿Unos goblins le atacarían por el camino? ¿Se habría perdido por los senderos? Solon era el único minero que quedaba y seguía con una gran depresión que le afligía día y noche, pero se da cuenta de algo, horrorizado, comprende algo sobre los picos, uno lo había perdido Iden en su desaparición y el otro cayó al lago junto a Strukos al principio de la fortaleza. Para hacer un pico necesitan un yunque y sin pico no pueden excavar ni expandir la fortaleza y así es como esta fortaleza terminó. Los enanos que estaban allí tenía comida y bebida, una gran taberna, un templo, casas y las tumbas de dos grandes enanos, pero no podía hacer nada más que esperar un año entero y rezar a sus dioses para que el mercader llegara con un yunque.
Ahora en la taberna hay dos estatuas, una titulada "El yunque de Strukos" y la otra "El pico de Iden" Los enanos se reúnen allí hablar de los dos enanos que sin querer les condenaron un año y ríen de sus desgracias entre trago y trago.
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Cóndor - Orígenes - Capítulo 4 (Final)
Hacía un frío terrible, el aire gélido congelaba los pulmones de Dante y enterraba cada paso en la nieve pensando que todo había llegado a su final. Todo, incluso su vida. Lo rodeaba un mar interminable de nieve, no había ni principio ni final, estaba completamente perdido, y a punto de sucumbir ante el frío. Un último escalofrío de pánico recorrió su espina dorsal; quiso gritar, pero sentía una opresión en el pecho. Entonces, una voz apareció de la nada y comenzó a perseguirlo, una voz salvaje que gritaba incoherencias se acercaba por su espalda, aunque parecía no haber nadie más, hasta que en un parpadeo aquella voz gritó su nombre frente a él. Era una bestia de varios metros de altura con plumaje negro, alas gruesas y un prominente pico. Una punzada de horror penetró el cuerpo de Dante, y desde ahí no recuerda nada más.
─¡DANTEEEEEEE! ─escuchó como gritaba una voz familiar.
Abrió los ojos, todo su cuerpo hasta la raíz de su cabello estaba cubierto de sudor. Había tenido una pesadilla. Fausto sostenía una camisa con la que secaba el cuello y la frente de su hermano, estaba asustado porque nunca lo había visto hiperventilar y moverse tan erráticamente dentro de un sueño. Ninguno de los dos sabía si la humedad del rostro de Dante era únicamente sudor o si había soltado algunas lágrimas.
─Dante, ─intentó tranquilizarlo─ estás bien, estoy aquí.
Al hermano mayor le tomó varios segundos quitarse de la mente la imagen de esa ave negra y enorme que lo llamaba. Se sentía como si la hubiera visto por primera vez, no solo porque no había visto nunca esa especie que parecía casi ficticia, sino porque nunca había sido más que una sombra en sus recuerdos. Pero ahora que ya podía visualizarla le parecía aterradora. Se sentó luego de unos momentos y se incorporó en la realidad.
─¿Qué soñaste?
─Vi un ave enorme.
─¿Un ave otra vez? ¿La misma de siempre?
─Eso creo.
─¿Y qué pasó? ¿Te hizo algo? ¿Te atacó?
─No. No pasó nada, solo me estaba llamando, pero sentí como si algo horrible hubiese ocurrido.
Fausto se quedó en silencio asintiendo con la cabeza. Siempre le intrigaron los sueños de su hermano, más las otras particularidades que lo caracterizaban. Dante vio su rostro preocupado, también la cicatriz sobre su frente, aquella por la que comenzó ese largo viaje que los llevó tan lejos de casa. Ya habían perdido la cuenta de los días que llevaban en el mar, quizá eran dos semanas, y ya se habían acostumbrado al son del barco.
─¿Qué tal si subimos y tomamos algo de aire fresco? Estás bañado en sudor. Toma ─Fausto le extendió una botella de agua─, bebe un poco.
En lo que subían a la cubierta se encontraron con Ernesto, uno de los hombres más desagradables que Dante ha visto en su vida y que también había salido de prisión. Le gustaba burlarse de los demás, salvo de los que eran más grandes que él. Los saludó con evidente intención de provocarlos, pero lo ignoraron.
─¿La princesa durmió mal? ─insistió con su voz ronca y aguda.
─¿Qué tal si cierras la boca? ─contestó Fausto parándose frente a él─, tu aliento de mierda huele hasta aquí.
Ernesto se plantó frente a él a centímetros de su nariz, pero antes de que pudiesen comenzar a pelear llegó el capitán Pizarro.
─¡Caballeros! Es muy temprano para peleas. Sepárense.
Ninguno de los dos apartó la mirada del otro, hasta que Dante jaló levemente a Fausto por el brazo. Este cedió y se dio la vuelta.
─Aborrezco a ese animal ─masculló Fausto.
─Déjalo ir. Deja que esa emoción te traspase.
─Lo voy a traspasar yo a él un día con un...
Se detuvo y suspiró. Su hermano comprendió lo que iba a decir.
─Respira. Está bien.
De alguna manera terminó él consolándolo, tal como cuando eran pequeños, y a pesar de que ahora el menor fuera el más alto y más fuerte. Fausto cambió de tema y le preguntó por su sueño, pero Dante no le dijo nada nuevo, incluso él estaba desconcertado por la sencillez del sueño.
─A veces así son ─intentó explicar─ las pesadillas, ¿no? No es lo que ves, sino lo que sientes.
De repente un grito llamó la atención de todos. Alguien en la proa divisó la tierra firme. Todos se acercaron para observar. En la distancia aquella montaña parecía tener apenas un dedo de grosor. Pizarro comenzó a reír y a felicitar al hombre que vio la tierra antes que él, no había un solo día en que el capitán no mostrara una gran reserva de energía, siempre estaba hablando, comiendo o simplemente inquieto. Dante sintió una gran emoción, por un momento se olvidó incluso del sueño, pues por fin estarían en tierras nuevas y frente a nuevas oportunidades.
Llegaron a tierra firme. Era realmente un nuevo mundo para ellos, el aire olía diferente, incluso la luz del sol se veía diferente. Dante se sintió tan maravillado de cada detalle. Conforme avanzaban vio a hombres de su misma tierra, pero más le impresionó la gente de tez oscura con rasgos faciales diferentes, ropas distintas, y ese lenguaje que no entendía. Solo caminaron de extremo a extremo por la costa, pues Pizarro estaba esperaba la llegada de algún viejo amigo.
─¡Diego! ─exclamó al acercarse aquel hombre─ ¡mi buen amigo, qué alegría verte!
El señor De Almagro era un tipo más reservado, se veía incluso más maduro, pero correspondió al saludo del capitán. Comenzaron a hablar de trivialidades sobre la señora de Diego, ya que había hecho una familia en esas tierras.
─¿Te sientes mejor? ─preguntó Fausto aburrido de esa cháchara personal.
Dante recordó que se refería al sueño y contestó afirmativamente. Él ansiaba pasear por esa tierra, hablar con la gente aunque no les entendiera nada, probar sus comidas, ver más paisajes, o incluso perderse en algún bosque. Sin embargo, fue una visita bastante corta. Llenaron los barcos de provisiones y volvieron a partir con nuevos hombres abordo ese mismo día, y esta vez no viajarían con el capitán. Despedirse le causó tristeza, pero aún conservaba la emoción de la expectativa.
─Nunca estoy preparado para despedirme ─confesó Dante.
Ya era de noche, algunos hombres dormían, pero sabía que su hermano estaba despierto.
─¿Por qué lo dices? ¿Extrañas a Lizzie?
─No. Bueno, sí, también. Todas las personas que se han ido la mayoría de las veces ni siquiera pude decirles adiós, pero aún si así fuera, nunca estoy realmente listo para dejar ir.
─Quizá nadie lo está.
─Quizá.
Fausto creyó que hablaba ahora de Trisha, pero Dante hablaba de todo al mismo tiempo. Se refería a dejar esa tierra fascinante, a su Sevilla, y a las personas que lo han marcado con su ausencia. De las cuatro embarcaciones ellos se estaban quedando atrás, pero todo parecía marchar relativamente bien. No obstante, una noche uno de los hombres comenzó a llamar la atención de todos, anunciaba con tono de alarma que algo andaba mal. Nadie le prestó atención al principio, no era el primer hombre que deliraba por la fiebre o por alguna enfermedad mental, pero entonces el agua comenzó a llenar el barco.
─¡Está entrando agua, se está hundiendo el barco!
Todos los hombres se espabilaron y comenzaron a buscar por dónde estaba entrando el agua. “Es por la parte trasera” dijo uno, pero ya el barco estaba empinado hacia atrás y no había forma de encontrar qué los estaba hundiendo.
─Todos a la cubierta ─ordenó uno de ellos.
Había hombres en la cubierta, pero los que aún dormían, como Dante y Fausto, tuvieron que pelearse con los demás para subir corriendo por las escaleras. Había casi una centena de hombres en esa embarcación. Algunos se golpeaban y se empujaban, ya que el capitán del barco no era Pizarro sino un tal Moya nadie le hacía caso cuando se armaban las peleas. La luz de la luna los alumbraba lo suficiente como para ver el paisaje más escalofriante que hayan visto: una eterna negrura, no había nada más que agua helada y oscuridad.
Dante vio a su hermano, que estaba más preocupado por los hombres a su alrededor. Empujó a algunos cuantos para hacerse paso e intercambió insultos con otros tantos, pero consiguió llegar a proa con su hermano. Algunos hombres estaban más preocupados por pelear que por salvarse, Dante pensó que quizá el miedo los ponía violentos. El capitán Moya dijo algunas palabras para calmarlos, pero nadie lo escuchó. El barco poco a poco se hundía y tampoco se divisaba a los otros barcos.
─Fausto...
─No digas nada.
─Vamos a estar bien.
Fausto vio a su hermano mayor, tenía cara de que decía la verdad, aunque no tuviera idea de cómo sobrevivirían. Algunos hombres comenzaron a lanzarse al agua e intentaban nadar hacia el norte, pero al poco tiempo se los tragaba el agua. La marea era violenta esa noche de luna llena, las olas no parecían tan grandes estando a babor, pero cuando los hombres se lanzaban parecían un grano de arroz a la deriva. El agua llenó el barco hasta que tuvieron que agarrarse del mástil y de la borda para no caer por la inclinación.
Dante veía todo pasar frente a sus ojos como si no comprendiera la gravedad del asunto. No había nada que hacer, no había ni botes, solo algún salvavidas por el que unos hombres comenzaron a pelear. Intercambiaron puñaladas matándose por el salvavidas. El capitán veía hacia el frente, hacia la nada en la punta del barco, quizá imaginaba cómo se hundía con él ese sueño de encontrar las riquezas en Birú. Dante permanecía en shock.
─Qué final tan patético ─se quejó Fausto.
Su hermano quiso contradecirlo, pero tenía razón. Pensó que quizá Lizzie se preocuparía porque no le habían enviado ninguna carta, podría incluso molestarse, o quizá se enteraría de la noticia del naufragio y se sentiría devastada. También recordó el rostro de Trisha, había un alivio en la espera de la muerte porque tal vez se encontraría con ella en algún cielo si existía. Los hombres comenzaron a gritar, el barco tomó una inclinación de noventa grados. De los pocos hombres que se agarraron de la borda solo algunos lograban sostenerse. El agua se tragó el mástil y con él a la mitad de los hombres en el barco. Las olas los alcanzaban, el corazón de Dante comenzó a latir con más fuerza, hubiese querido evitar su muerte o al menos la de su hermanito.
─Te quiero, hermano ─dijo el mayor.
─Yo también te quiero, Dante.
Fausto pensaba que había desperdiciado su vida, esto lo mortificaba enormemente. Dante, por su parte, se sintió culpable porque la idea de ir al Nuevo Mundo había sido suya. Quiso disculparse, pero ya no tenía caso, y entonces el agua los arropó a todos con su fuerza descomunal. Tomó la mano de su hermano bajo el agua, aún a punto de ahogarse quiso encontrar una solución, pero no podían pelear contra el capricho del mar, así que simplemente se dejaron morir. El agua era helada, todo se tornó negro, sin luna ni estrellas.
Los cuerpos de los hermanos terminaron en la costa luego del naufragio. Fueron los únicos hallados con vida. Dante despertó vomitando agua, también tosió el agua que tenía en los pulmones y se sintió como si hubiera muerto y regresado a la vida. Estaba desorientado, no recordaba nada de lo que había ocurrido. Se frotó los ojos y vio caras desconocidas, lo veían fijamente como si él fuera el extraño. Entonces las imágenes del barco hundiéndose y del agua tragándolos vinieron a su mente.
─¿Fausto? ¿Y Fausto? ¡¿Dónde está mi hermano?!
Un hombre hizo “Shhh, shhh” y dijo algunas palabras para calmarlo, pero Dante no entendió nada de lo que dijo. Señaló a otra habitación separada por una cortina, estaba Fausto inconsciente y con dos mujeres cuidándolo. El mismo hombre volvió a decir cosas que Dante no entendió. Quiso levantarse de la cama, pero estaba extremadamente débil y todo le daba vueltas, como si todavía estuviese en el barco.
─Dice que despertó ─intervino un hombre blanco─ igual que tú, pero hace rato. Estaba tan agotado que se desmayó luego de escupir toda el agua.
Dante comenzó a llorar, no sabía si de alivio, de alegría, o de miedo por haber encarado a la muerte y haber sobrevivido. Sintió que no merecía esa segunda oportunidad, que debían haberla tenido sus padres, o Trisha, o quién sea, pero volvió a ver a su hermano y se alegró de que todo estuviera bien.
─¿Tú eres Dante? ─preguntó el hombre blanco.
El muchacho lo vio sorprendido.
─Cuando él despertó ─explicó─ solo decía ese nombre, se puso un poco violento porque no entendía a la gente de aquí, entonces cuando te vio aquí en la cama de al lado se tranquilizó y se desmayó casi al instante.
─Sí ─contestó Dante luego de asimilar la información─, es mi hermano. Yo soy Dante, y él es Fausto.
El hombre blanco se presentó como Leo, también le presentó a su esposa Qwi y al resto de su familia. Había muchas personas para ser una casa tan pequeña, especialmente en esa habitación. Era una construcción hecha de madera con pilares que sostenían un techo de paja. Dante seguía mareado y todo le daba vueltas, estuvo a punto de vomitar, pero en algún momento se volvió a quedar dormido. Horas más tarde despertó con su hermano al lado de él. También estaban Leo y su esposa.
─Buenos... ¿días? Ya es casi de noche ─bromeó Fausto.
─¿Noche? Dios mío. ¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?
─Los encontramos ayer por la mañana ─intervino Leo.
A Dante le dolía todo el cuerpo. El mareo no se le había quitado.
─Todavía siento el vaivén del barco bajo mis piés ─confesó Fausto al verlo desorientado aún.
─Yo también, siento que aún me llevan las olas.
Alguien se asomó por la cortina, un visitante intercambió palabras con Leo en esa lengua ininteligible, y detrás de él apareció un hombre mayor que vestía diferente a los demás. Tenía una corona de plumas y un collar de caparazones, caracoles y algunos colmillos. Saludó a Leo también, pero rápidamente posó su mirada sobre los visitantes, sobre todo en Dante, que al verlo entrecerró los ojos como si hiciera un esfuerzo por reconocer algo que ya conocía. Dante sentía una energía pacífica, pero al mismo tiempo imponente proveniente de ese señor. Se acercó a él y le habló.
─Pregunta que cuál es tu nombre ─tradujo Leo.
─Dante ─aclaró su garganta─, me llamo Dante.
Y el hombre asintió con la cabeza. El joven quiso preguntar su nombre también, pero le dio vergüenza.
─Él es Lurk Pqi, es el chamán del pueblo.
─¿Chamán?
─Sí. Es un hombre, digamos, que tiene capacidades especiales. Es como el sanador del pueblo.
─¿Es un médico o algo así? ─quiso saber Fausto.
─No exactamente. Él es más... cómo lo digo.
La señora a su lado intervino para decirle algo en su lengua y Leo lo tradujo después.
─Sí, exacto, su especialidad es ayudar en los malestares espirituales. Puede sanar enfermedades, conoce todas las plantas medicinales, como también puede comunicarse con los ancestros.
─¿Habla con espíritus? ─preguntó Dante exaltado.
─Sí, pero no te asustes. Aquí tienen creencias un poco diferentes a las nuestras, pero no es nada por lo que debas preocuparte.
Fausto miraba al chamán con cierta incredulidad, pero el hombre veía con atención a Dante. Pronunció algunas palabras en su lengua, pero esta vez Leo no tradujo lo que dijo. El chamán se fue poco después. Le habían pedido a Dante que descansara hasta que recuperara fuerzas. Fausto y él fueron alimentados por las mujeres de la casa, y pasados unos días ya se sentían totalmente recuperados. Un día Dante se acercó a Leo, quería visitar al chamán y hacerle algunas preguntas.
─Tenía razón ─le confesó a Dante antes de entrar a verlo─, él dijo que querrías verlo pronto.
El joven le preguntó sobre sus poderes, sobre cómo funcionaban y cómo ayudaba a la gente con esas habilidades. Sin embargo, Leo tenía que estar presente todo el tiempo para traducir lo que ambos decían. Dante quería hablarle de sus sueños, de la última pesadilla, del incidente con Fausto cuando lo hirieron en la frente y de las personas supuestamente muertas con las que había hablado, pero todo esto le resultaba muy incómodo frente a Leo.
─¿Hay algo más de lo que quieras hablar? ─preguntó el intérprete.
El chamán sabía que Dante tenía una inquietud, pero este se negó a hablarlo por el momento. El joven salió de ahí con un nuevo propósito: aprender la lengua de los indígenas para poder comunicarse con el anciano. Dos años transcurrieron de su naufragio, años en los que Dante aprendió una nueva lengua, a hacer menjurjes y tés medicinales con plantas del territorio, y no solo ayudaba a las personas sino a los animales. Por otro lado, Fausto se aburría cada vez más, a veces comenzaba peleas con algún hombre o se perdía durante horas para entrenar con una lanza como si fuera una espada. Mejoró significativamente su puntería, y se hizo aún más alto y más fuerte. Entonces un día recibieron la noticia de que los barcos de Pizarro habían vuelto a esa costa. Dante no sabía que pensar, pero Fausto se alegró como si su llegada fuese un rescate.
─¡Muchachos! ─exclamó Pizarro cuando aparecieron en la playa─, ¡Pero si son ustedes, vivos y en persona!
Los recibió con alegría y los recordaba perfectamente a pesar de sus cambios físicos. La conversación los llevó al tema del naufragio, ningún hombre había sobrevivido salvo por ellos dos. Para Dante había sido un renacer, nunca había estado tan cerca de la paz espiritual como cuando se integró en ese pueblo indígena, pero Fausto aún tenía la esperanza de volver a navegar, entonces el capitán Pizarro les a ofreció viajar otra vez con él.
─¡Seguro que sí! ─respondió Fausto inmediatamente.
Pero Dante no tenía la misma certeza. Su hermano ya estaba listo para subirse a bordo, pero él decidió hablar con el chamán para tomar una decisión.
─Creo que tú ya sabes la respuesta ─contestó─, sabes lo que tienes que hacer.
─No tengo idea ─replicó─ de qué es lo que debería hacer, siento que hay una parte de mí que no quiere ir a esas tierras.
─¿Por qué no?
─Hay algo que me llama ─pensó durante unos instantes antes de continuar─, no es el oro, ni siquiera es la aventura, es como si alguien esperara por mí, pero como si algo malo fuera a pasar.
─Yo también creo que debes ir. Hay algo en tu destino a lo que le temes, pero no debes luchar contra ello.
─Es que ni siquiera sé a qué le temo.
─Le has temido a tus sueños que te han dado respuestas, a tus manos que han sanado heridas, y a tus sentidos que han aprendido a ver más que con los ojos. Aquello a lo que le temas es una prueba para tu espíritu.
─¿Y si no es lo que deseo? ¿Y si quiero quedarme aquí?
─Si deseas quedarte aquí y dejar ir a tu hermano, entonces hazlo.
Muy en su interior Dante ya sabía la respuesta. La comodidad del pueblo lo había adormecido, pero desde que oyó por primera vez la frase "Nuevo Mundo" en boca de su antiguo mentor supo que debía descubrir algo en aquellas tierras misteriosas, llenas de riquezas materiales y espirituales. Fausto había dado por sentado que debía despedirse de su hermano, pero lo sorprendió cuando le dijo que lo acompañaría.
─¿Estás seguro?
─Sí. Creo que mi propósito desde el inicio ha sido llegar a ese destino.
─¡Vaya que sí! ─exclamó Fausto con exaltación─, montañas de oro y de plata, tendremos suficiente para vivir el resto de nuestras vidas. Que se pudra Sevilla.
─Ahí sigue Lizzie, ¿recuerdas?
─Qué más da. Tendremos hasta para darle a Lizzie también.
Los hermanos se subieron al barco, Fausto desbordaba emoción e incluso se encontró con algunos conocidos de la prisión. Se amistó con ellos rápidamente, Dante se dio cuenta de que a Fausto le hizo mucha falta interactuar con gente semejante. Solo él había se había sentido a gusto en el pueblo esos dos años, no había esperado despedirse, pero su hermano no había dejado de esperar un rescate. Las charlas vulgares y los juegos rústicos donde los hombres peleaban y apostaban no le sentaban a Dante. A veces su hermano intervenía cuando alguno que otro bribón intentaba retarlo a pelear, pero cada vez se aislaban más el uno del otro. Era un ambiente casi familiar, pero todavía hostil.
Finalmente llegaron a las tierras de Birú, habían oído los rumores de las riquezas inconmensurables, pero también de una cierta resistencia hacia los españoles. En los últimos años había reinado el emperador Huáscar, al menos hasta que su hermano Atahualpa tomó su lugar por la fuerza. Los rumores de la guerra civil a raíz de la disputa entre los hermanos llegaron a los oídos de los españoles. Dante se enteró de que irían al encuentro con ese tal Atahualpa, ya que su hermano Huáscar estaba preso, así que Pizarro planeaba hacer negociaciones con él, pero el capitán también era un estratega habilidoso.
Al momento del encuentro estuvo presente un intérprete que medió las palabras entre el capitán y el ahora emperador. Pizarro le ofreció una biblia para cerrar el pacto antes de oír su respuesta:
─Nosotros creemos ─dijo extendiéndole la biblia─ en un Dios todopoderoso, mediante y él en su nombre honraremos nuestra cooperación.
Y el intérprete tradujo sus palabras. El inca tomó esa pila de hojas cosidas, la observó con desconcierto y la tiró al suelo. Exclamó palabras en su lengua indígena y antes de que el intérprete pudiese traducir algo Pizarro dio la orden de ataque. Dante, Fausto y el resto de los hombres oyeron la señal para disparar sus armas desde el escondite en el que estaban, tenían rodeados a los hombres de Atahualpa y cada uno de ellos murió a causa de las pistolas y cañones españoles, todos salvo el emperador que fue aprisionado. Dante vio la masacre y quedó paralizado.
─Será solo una estratagema ─había dicho Pizarro─, solo deben estar atentos a que de la señal en caso de que sea necesario.
Todos dispararon sin pensarlo dos veces, excepto Dante. Él no había pensado que realmente matarían a los nativos. No pudo disparar a matar. De vuelta hacia el campamento todos comenzaron a hablar de que fue el único que no disparó. “El imbécil se quedó petrificado" dijo uno antes de que Fausto saltara a defenderlo. El mayor, cansado de ese día sangriento y agotador, simplemente le dijo a su hermano que no valía la pena pelear.
─¿Ves que es un cobarde? ─le dijo el provocador a Fausto.
Pero esta palabra tocó la fibra sensible del ego de Dante. Sabía que podía simplemente ignorarlo, pero quiso demostrar su valía.
─Te reto a un duelo con espadas.
Todos los hombres alrededor, incluido Fausto, quedaron sorprendidos. Pizarro llegó a calmar la conmoción, pero al ver que Dante había retado a otro sujeto más alto y más fuerte que él a un duelo con espadas, accedió a que hicieran un espectáculo para entretener a los hombres. Fausto intervino para preguntarle si estaba seguro.
─Confía en mí, Fato.
Y los hombres tomaron sus espadas. Dante inspiró, exhaló, y desenvainó el arma. Se hizo consciente cada articulación de su cuerpo, y se lanzó al combate. Su contrincante tenía una fuerza descomunal, tenía el ataque de un vikingo, pero Dante era ágil y veloz. La espada del oponente le rozó la mejilla y por poco le corta el cuello si no se agachaba, pero Dante esquivó los ataques y comenzó a devolverlos también. Pegó un brinco para asestarle un golpe en el yelmo y esto dejó al grandulón atontado. Siguió con los ataques consecutivos, uno tras otro, no le dio más alternativa que echarse hacia atrás y solamente bloquear la ofensiva del joven.
─¡Acaba la pelea! ─gritó alguien.
Y otros más lo imitaron. Dante pudo haber terminado el combate cortando la garganta del oponente, pero lo golpeó en la cabeza una vez más y lo empujó con su propio cuerpo. El hombre cayó al suelo y todos armaron un griterío en apoyo del ganador. Pero, a pesar de las felicitaciones de Fausto, del capitán Pizarro y de los otros hombres, Dante no se sintió mejor consigo mismo.
Al cabo de los días las matanzas seguían, los hombres comenzaron a robar y a abusar de los nativos que no los apoyaban. Aquellos que sí estaban a su favor no lo hacían por amor a los españoles, sino por desprecio y rechazo a Atahualpa. Dante no quería ver más masacres, no pudo unirse a sus compañeros que asesinaban a gente inocente por conquistar una tierra que no les importaba más que por el oro. Pizarro y Atahualpa al tiempo de interactuar mientras el segundo estaba prisionero incluso se hicieron amigos, pero Diego de Almagro mandó órdenes para Pizarro que debían ser cumplidas.
─No tengo más opción ─dijo Francisco─, no puedo evitar tu ejecución.
Atahualpa había mandado a matar a su hermano Huáscar mientras este también estaba encarcelado, y De Almagro alegó que no podrían dejarlo vivo después de sus acciones.
─Ya le hablé sobre la propuesta de oro y de plata, sé que ya habíamos hecho un trato, pero no tengo más opción que llevarlo a cabo.
Y Atahualpa aceptó su destino, fue ejecutado. Dante sintió que a Pizarro le afectó más que al propio Atahualpa. Las tropas se movieron hacia el Cusco, el centro del imperio que debían tomar por la fuerza. Dante intentó convencer a Fausto de escapar, de esconderse, de no seguir matando personas inocentes, pero su hermano lo rechazó de forma cruel.
─¿Eres imbécil, Dante? Hay oro, plata, riquezas, ¿y te preocupas de unos analfabetos? ¡Tenemos la gloria aquí! Somos guerreros y seremos parte de una historia que será recordada para siempre. ¡Deja de lloriquear y agarra tus armas!
Dante quedó petrificado con las palabras de Dante, ¿cómo no se había dado cuenta? Su hermano llevaba todo este tiempo conviviendo con criminales, burlándose de los nativos sacrificados, y siento totalmente indiferente a las masacres y los saqueos. Además, no podían huir, ¿adónde? ¿A que lo mataran los indígenas afectados por la invasión? ¿O para que los encontraran luego y los acusaran de traición? De alguna manera tenía que resistir con la única esperanza de volver a casa, pero ¿cuál, si tampoco tenía un hogar al que volver?
En la toma del Cusco cientos de nativos intentaron pelear, pero las tropas no tuvieron piedad. Dante siguió a su hermano, que peleó fuertemente contra un hombre fornido que parecía haber entrenado para el combate, Fausto parecía disfrutar de la pelea cuerpo a cuerpo donde tenía cierta ventaja, pero cuando se cansó cayó al suelo Dante intervino para defenderlo. Vio a los ojos a aquel hombre indígena, tenía ojos de miedo, y detrás de él se escondían en una pequeña choza una mujer y dos niños.
─Por favor, perdón, perdón ─le rogó Dante cubriendo el cuerpo de su hermano.
El hombre vio al joven cubriendo el cuerpo de su hermano, y no pudo seguir golpeándolo. Vio a su esposa y a sus hijos, y retrodeció lentamente de cara hacia los hermanos para acercarse a su familia. Alrededor aún se escuchaban tiros y gritos de agonía.
─Quítate de en medio ─espetó Fausto.
Se quitó a Dante de encima, desenfundó su pistola y le disparó al hombre. La mujer y los niños gritaron por el padre y esposo caído. Los niños salieron por el cuerpo del hombre, y Dante les disparó también. La mujer dejó salir de su garganta el grito de agonía más espantoso que se haya escuchado jamás, se arrastró hacia el cuerpo de su familia muerta, tomó una piedra del suelo y se la lanzó a Fausto, pero apenas llegó a la punta de sus pies.
Dante no había podido levantarse del suelo, estaba petrificado y consumido por el horror, veía como unas sombras espantosas envolvían en cuerpo de su hermano y se movían a su alrededor, tenían una energía densa y escalofriante. Fausto vio a la mujer y volvió a jalar el gatillo. El sonido del disparo y la salpicadura de sangre hizo reaccionar a Dante. Se levantó del suelo.
─Qué has hecho, Fausto.
Fausto observó a su hermano, tenía lágrimas en los ojos, luego vio nuevamente la matanza que había hecho recién. Dante tomó su arma y apuntó al rostro del menor.
─Dante, lo siento.
Las sombras seguían danzando a través del cuerpo de su hermano, temblaba y parecía querer luchar contra sus impulsos, pero alzó su arma contra Dante y este disparó antes de que Fausto lo hiciera. La bala le dio en la frente, justo en lugar de la cicatriz, y cayó muerto al suelo. Todos los aliados de alrededor se volvieron contra Dante y comenzaron a gritar “traición". Dejó atrás el cuerpo de su hermano y huyó de los perseguidores que disparaban en su dirección. Recibió balazos en un brazo y la cadera, pero tomó un caballo y se dirigió hacia las montañas.
Comenzó a subir una montaña huyendo del sonido de las tropas que lo perseguían. Se cayó del caballo y se lastimó la rodilla, pero siguió a pie. El dolor se hacía más agudo con cada paso, había perdido sangre y se sentía más débil. Sin embargo, el paisaje le resultaba familiar. Instintivamente tomó el camino correcto para encontrar un arroyo donde beber agua y limpiar sus heridas. Siguió andando, todo estaba cubierto de nieve, pero inexplicablemente encontraba caminos con un sendero de tierra libre de nieve, como si alguien hubiera despejado el camino. Cada paso que daba se sentía seguro y estable, a pesar de que caminaba por un barranco. La tierra era sólida, no había piedras en su camino, el pasaje era como una entrada hacia algún lugar misterioso.
Sus heridas le dolían, tenía el brazo y la rodilla inflamados y la herida en su cadera incluso entorpecía más su caminar, pero vio en la cima de la montaña una silueta que lo llamaba poderosamente. Mientras más se acercaba más dolor sentía. Al borde del precipicio, a punto de desfallecer por el dolor y con sus extremidades entumecidas por el frío al fin vio a esa ave con la que había soñado durante toda su vida. En una enorme grieta que dividía la montaña en dos estaba plantado el Cóndor gigante.
─Te he estado esperando durante años ─la voz retumbó dentro de la cabeza de Dante─, y por fin has llegado.
El joven tenía un torrente de emociones contradictorias fluyendo en su interior. Quería reír y llorar al mismo tiempo.
─Has llegado al final de este camino, ahora debes tomar la decisión de continuar con uno nuevo y seguir tu destino.
─No puedo ─dijo Dante sollozando en voz alta─, mi hermano... ¡Mi hermano! ¡Yo he matado a mi hermano!
La voz profunda del ave volvió a sonar con eco en su cabeza.
─Te hemos estado observando desde que naciste, Dante. Tú y Fausto tienen un lazo mucho más profundo del que crees, pero, para bien o para mal, esta lucha no ha terminado.
─¿Qué quieres decir? ¿Y a quiénes te refieres?
─Todo dependerá de tus decisiones. Tú eres un elegido, Dante, tu conexión con Pachamama es algo de lo que no puedes huir, y de aquí en adelante todo dependerá de tus decisiones.
Y antes de que Dante pudiese preguntar más, la voz prosiguió:
─Tú tienes el poder de conectar este mundo terrenal con el mundo espiritual. Sin embargo, se aproxima el comienzo de una nueva era, y la desconexión entre ambos planos puede traer un desequilibro devastador para todo el mundo.
─¿Y por qué yo?
─Tú eres un guardián elegido por la Pachamama para proteger a la Madre Tierra. Yo soy un achachila y mi deber es proteger esta montaña, pero ahora estoy aquí para cederte mi lugar.
Dante seguía sin comprender la profundidad de las palabras que el Cóndor le había explicado.
─Yo soy la confluencia de todas las conciencias de todos los guardianes a lo largo del tiempo. El concepto del tiempo que manejan los humanos es algo práctico, pero para nosotros es un todo aquello que ha existido, que existe, y que existirá. El tiempo es un eterno ciclo donde todo esta interconectado. Sí, también hay más como yo, incluso en muchos planos de realidad diferentes a este. He vivido durante más tiempo del que puedas imaginar, he visto guerras, imperios alzarse y decaer, civilizaciones construirse y ser destruidas, pero la muerte y el renacer son cosas que no se pueden separar. Todo lo que acaba trae consigo un nuevo comienzo.
Dante no había dejado de sentir dolor, a pesar de que el frío entumeció sus extremidades. Vio hacia abajo, las tropas se habían separado y algunos subían por el mismo camino que él había encontrado.
─Mi ciclo como guardián ha llegado a su final, has llegado a la cumbre de tu destino y ahora tienes la oportunidad de seguir con el mismo propósito de proteger esta montaña. No obstante, hay algo que debes saber: tu identidad y todos tus recuerdos en esta vida terrenal serán borrados, pero a cambio tendrás la sabiduría que tu cuerpo humano no podría obtener en su forma natural, obtendrás el conocimiento sobre tus habilidades y dones innatos.
Dante vio a las tropas que estaban cada vez más cerca de su posición. Pensó en su hermano, y es todas las personas que había dejado atrás en su vida. Pensó en todos y cada uno, "adiós, los amaré siempre" le susurró a sus recuerdos. El ave abrió sus enormes alas y la nieve de alrededor se movió. La grieta en el pico de la montaña era increíblemente profunda y enorme, ahora podía divisarla mejor ya que se aproximó al borde de ella. El ave y él se lanzaron juntos al precipicio y comenzaron a fusionarse.
Dante vio imágenes de recuerdos ajenos, vio distintos seres de distintas dimensiones, vio épocas diferentes a las que él conocía, tiempos del pasado y del futuro, y se transformó él mismo en un cóndor que salió volando por la grieta de la montaña. Esta nueva consciencia tomó poco a poco los recuerdos de Dante e instintivamente luchó contra esa fuerza. El ave chocó contra la montaña y cayó. La metamorfosis fue dolorosa, un montón de imágenes surgieron en su cabeza y le impidieron ver con claridad, también cientos de voces hicieron ruido dentro de su cabeza y no pudo escuchar su propia consciencia. Poco a poco dejó de ser Dante, entre agonía y gritos de dolor se transformó en un ave herida que convulsionaba bajo la rama rota de un árbol.
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LAS AGUAS TENDIDAS
I
Si acaso piensan las abejas, no lo sabemos, pero la trasera del gusano es lo que más se menea, los piscardos oyen, y las mariposas, jaldes y azules, gozan con el lenguaje de aromas y baile. Por tanto rechazo el mundo del perro por más que escuche más alto que el do y el tordo detenido en medio de su canto.
Y admito mi veleidad con Dios, mi anhelo de picos, negros collados, rolantes nieblas que mudan con cada quiebro del viento, los campos no canoros donde no resuellan bofes, donde la luz es piedra. Vuelvo donde hubo fuego, a la orilla socarrada del mar donde cetrinos puones de yerba alfileran la ceniza renegrida, y rimeros de troncos se pelan al sol de la tarde, donde el agua dulce y la salada se encuentran, y las brisas del mar corren entre los pinos, un país de abras y ancones, y de arroyuelos bajando al mar.
II
Mnetha, Madre de Har, guárdame del avance y retirada del gusano, del estrago de la mariposa, del lento hundirse del tómbolo-isla, del florecer del coral, de incierta mudanza marina, pulsantes arenas, y marinos deudos tentaculados.
¿Pero qué hay de ella...? quien engrandece la mañana con sus ojos, la estrella que guiña más allá de sí, la voz de grillo hondo en el campo a medianoche, la chara azul rutando del pino chaparro.
¡Qué despacio muere el goce!... La flor enjuta reventando en la cuarteada nava, la primera nieve del año en el fosco abeto. Sintiendo, aún me recreo en mi caída final.
III
Cuando la trucha y el joven salmón brincan tras los insectos que vuelan bajo, y el estolón de yedra, derribado al suelo, hinca raíces en el serrín, y el pino, de una pieza con sus raíces, se hunde en el estero, donde se inclina, escorado al este, posadero del guincho, y un pescador trastea en un pontón de madera, estas olas al sol me recuerdan flores: el blanco punzante de la azucena, la atigrada, mejor en el rincón de un humedal, el heliotropo, venado como pez, la vivaz ipomea, y el bronce de un lampazo muerto orillas de un lago del prado, abajo junto al fiemo que se encoge con el ojo alcalino.
He llegado aquí sin lisonja de silencio, agraciado por los labios de un viento flojo, a un opulento erial de viento y agua, a un regolfo encañonado, donde el agua salada se refresca con arroyuelos que corren bajo abetos caídos.
IV
En el brumoso gris de la madrugada, sobre las finas, plumosas ondas que rompen leves contra el litoral remellado... plumas del largo tumbo, lustrosas, oleosas casi... una única ola arriba como el cuello de un gran cisne surcando lenta, su dorso erizado por vientos cruzados, hasta un árbol tendido, de copa medio rota.
Recuerdo una peña tajando la voraginosa corriente, ni blanca ni roja, en el muerto tablazo, donde no rige ya el impulso, ni la sombra que lobreguece, un lugar vulnerable, cercado de arena, conchas rotas, despojos del agua.
V
Como la luz que refleja un lago, al anochecer, cuando vuelan murciélagos, cerca del agua oblicua y parda, y la mareta barre una ribera guijosa, como la lumbrarada de un fuego, que ya parecía muerto, al refregón de la chimenea, o como brisa que cubre las rodillas barriendo desde una loma, así el viento del mar despierta el anhelo. Mi cuerpo cintila como una llama tenue.
Veo en las aguas que se adelantan y arredran la forma que vino de mi sueño, plañendo: la eterna, el niño, la tremolante rama de enredadera, el numinoso anillo que ciñe la flor que se abre, el amigo que me adelanta corriendo por el ventoso morro, aquello que no es ni voz ni visión.
Yo, que torné de la hondura riendo estentóreo, me convertí en otra cosa; mis ojos abarcan allende el remoto florar de las olas; me pierdo y me encuentro en el agua tendida; me reconstituyo una vez más; abrazo el mundo.
*
THE LONG WATERS
I
Whether the bees have thoughts, we cannot say, But the hind part of the worm wiggles the most, Minnows can hear, and butterflies, yellow and blue, Rejoice in the language of smells and dancing. Therefore I reject the world of the dog Though he hear a note higher than C And the thrush stopped in the middle of his song.
And I acknowledge my foolishness with God, My desire for the peaks, the black ravines, the rolling mists Changing with every twist of wind, The unsinging fields where no lungs breathe, Where light is stone. I return where fire has been, To the charred edge of the sea Where the yellowish prongs of grass poke through the blackened ash, And the bunched logs peel in the afternoon sunlight, Where the fresh and salt waters meet, And the sea-winds move through the pine trees, A country of bays and inlets, and small streams flowing seaward.
II
Mnetha, Mother of Har, protect me From the worm’s advance and retreat, from the butterfly’s havoc, From the slow sinking of the island peninsula, the coral efflorescence, The dubious sea-change, the heaving sands, and my tentacled seacousins.
But what of her?— Who magnifies the morning with her eyes, That star winking beyond itself, The cricket-voice deep in the midnight field, The blue jay rasping from the stunted pine.
How slowly pleasure dies!— The dry bloom splitting in the wrinkled vale, The first snow of the year in the dark fir. Feeling, I still delight in my last fall.
III
In time when the trout and young salmon leap for the low-flying insects, And the ivy-branch, cast to the ground, puts down roots into the sawdust, And the pine, whole with its roots, sinks into the estuary, Where it leans, tilted east, a perch for the osprey, And a fisherman dawdles over a wooden bridge, These waves, in the sun, remind me of flowers: The lily’s piercing white, The mottled tiger, best in the corner of a damp place, The heliotrope, veined like a fish, the persistent morning-glory, And the bronze of a dead burdock at the edge of a prairie lake, Down by the muck shrinking to the alkaline center.
I have come here without courting silence, Blessed by the lips of a low wind, To a rich desolation of wind and water, To a landlocked bay, where the salt water is freshened By small streams running down under fallen fir trees.
IV
In the vaporous grey of early morning, Over the thin, feathery ripples breaking lightly against the irregular shoreline— Feathers of the long swell, burnished, almost oily— A single wave comes in like the neck of a great swan Swimming slowly, its back ruffled by the light cross-winds, To a tree lying flat, its crown half broken.
I remember a stone breaking the eddying current, Neither white nor red, in the dead middle way, Where impulse no longer dictates, nor the darkening shadow, A vulnerable place, Surrounded by sand, broken shells, the wreckage of water.
V
As light reflects from a lake, in late evening, When bats fly, close to slightly tilting brownish water, And the low ripples run over a pebbly shoreline, As a fire, seemingly long dead, flares up from a downdraft of air in a chimney, Or a breeze moves over the knees from a low hill, So the sea wind wakes desire. My body shimmers with a light flame.
I see in the advancing and retreating waters The shape that came from my sleep, weeping: The eternal one, the child, the swaying vine branch, The numinous ring around the opening flower, The friend that runs before me on the windy headlands, Neither voice nor vision.
I, who came back from the depths laughing too loudly, Become another thing; My eyes extend beyond the farthest bloom of the waves; I lose and find myself in the long water; I am gathered together once more; I embrace the world.
Theodore Roethke
di-versión©ochoislas
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