#La luna estaba gigante también
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Hoy sali a caminar. Cada vez que salgo me agarro "suvenires" de mis vueltas.
Hoy ya encontré el segundo juguete, un soldadito de plástico color rosa claro, también encontré una moneda de 10$, y me agarré una hojita con degradado de rosa a amarillo, unas flores violetas y una semilla con pinches de un árbol.
Mientras caminaba sentía el olor embriagador de los árboles y puse la cara pegada al árbol y lo olí.
Un chico en bici me llama después cuando estaba llegando a la esquina de la otra cuadra y me dice: "vos estabas besando los árboles recién?, porque yo hago lo mismo y nunca vi una persona que lo haga", a lo que le contesto "no, es que huelen muy bien y me acerque a olerlo".
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LA MOMIA DEL CACIQUE.
El joven ladrón estaba gozoso. Finalmente, tras adentrarse en aquella cueva, tenía ante sí el sarcófago que guardaba las joyas funerarias. Mientras alumbraba la penumbra con su farol, apenas podía contener su avidez por saquear el tesoro oculto durante siglos dentro del viejo y polvoriento ataúd. Dejó su farol sobre el suelo barroso. Debía valerse de ambas manos para remover la pesada tapa del sarcófago. Haciendo un esfuerzo supremo, resoplando y con sus últimas fuerzas, lo logró al fin. La vetusta tapa cedió varios centímetros, y ese mínimo hueco bastó para mostrar el brillo de los rubíes, las esmeraldas, los zafiros y los diamantes.
Todas esas maravillas de mil colores desparramadas encima de los vendajes que cubrían el reseco cuerpo de la momia. Aunque ya sólo un escuálido cadáver quedaba del que fuera un gran cacique y su rostro no era más que un pellejo sobre la calavera, aún conservaba un aire de imponente majestad. Ceñía la momificada frente una gruesa vincha de oro con plumas negras y amarillas, y desde las orejas colgaban redondos aretes, también de oro puro.
Tras los huecos donde antaño habitaban sus ojos brotaba un siniestro destello que el intruso, cegado por la ambición, no advirtió; estaba ajeno al peligro. Sin mostrar respeto alguno, con manos codiciosas, el ladrón comenzó a esquilmar el tesoro de la momia aborigen, quitando la joyería que adornaba torso y estómago, extrayendo cuantas gemas cabían en sus palmas.
Hincado al costado del féretro, casi lloraba de alegría mientras trasladaba esas riquezas al interior de su bolsa. Y lo mejor de todo era que no tendría que repartir el botín. Sus dos cobardes secuaces habían desistido. Su pánico ante la maldición que, según se decía, castigaría a quien profanase la tumba de ese cacique indio momificado los paralizó, y se negaron a acompañarlo. Además, no querían cometer el sacrilegio de violar el sagrado descanso del cacique, le dijeron.
- ¿Sacrilegio?, ¿una maldición india? Vaya par de mentirosos-, pensó el joven profanador. Estaban asustados como conejos. Había que ser muy valiente para, en esa gélida noche sin luna, explorar aquella macabra caverna. Lo del destino fatal que sufriría el sacrílego ladrón de aquel tesoro era una estupidez; pero mejor para él si ellos creían en tamaña superchería. ¡Pobres idiotas! Todo la ganancia sería para el único miembro de la banda que tuvo el coraje de continuar con el plan hasta penetrar por la gruta oculta en ese bosque sombrío.
Creía tener muy merecida la gloria que estaba a punto de alcanzar. - El mundo y sus tesoros sólo son para los audaces- , se dijo, henchido de orgullo. La bolsa estaba llena, pero aún restaba mucho más por expoliar. Abrió su mochila de cuero y empezó a introducir piedras preciosas.
De repente, un extraño sonido retumbó a su espalda. ¿Sus compinches lo habrían seguido hasta allí? Tal vez le mintieron al asegurarle que abandonaban la empresa, que les aterrorizaba la maldición. Pero a la pálida luz del farol el saqueador pudo comprobar que no se trataba de sus cómplices. Lo que vio lo dejó atónito, y las gemas que con tanto afán estaba hurtando resbalaron de sus palmas adormecidas por el miedo.
Aquél que venía hacia él era un sujeto inmenso y espantoso. Vestía un atuendo indígena manchado de sangre. También salpicada de sangre fresca estaban su cara, sus largos cabellos, y sus musculosos hombros, brazos y pecho. Parecía un carnicero indio demente que acabara de consumar una faena atroz. Desde su rostro deforme un ojo tuerto, lleno de odio, miraba con expresión de animal salvaje. La boca del gigante exhibía una dentadura que, más que de un ser humano, semejaba a la de un cocodrilo de pequeños y afilados colmillos. De las sucias encías escurría una sanguinolenta saliva, como anticipación del alimento con que saciaría su hambre. Su respiración agitada y ronca cortaba el aire enrarecido.
Esgrimía una hachuela en su mano diestra aquella bestia humana. Con esa arma atacó al ladrón, aporreándolo con saña en la cabeza. El agredido rodó atontado, inerme sobre el suelo húmedo. El desmayo fue piadoso para con el joven. Le evitó conocer cuál sería su trágico destino.
El desquiciado asesino aborigen levantó otra vez la hachuela. Con un movimiento seco, de terrible violencia, rasgó el aire y cortó. La cabeza limpiamente cercenada se desprendió del cuello sangrante, y dando tumbos se detuvo al pie del sarcófago.
*Texto de Gabriel Antonio Pombo.
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🩸 Dio Brando 🩸 [01] Noche de luna llena
Sinopsis:
Ship: Dio Brando, Marko Dmtriyev
Fandom: Jojo's Bizarre Adventure
Recuento de palabras: 4198
*Un castillo lúgubre y oscuro descansaba sobre la pacífica noche en algún lado de América, había montañas y campos muy amplios con un césped precioso, sedoso y un aroma a petricor que daba satisfacción. Las luciérnagas solían salir a danzar entre los árboles y zonas más bajas, los sapos cantaban en arroyos y había otros sonidos de la naturaleza que asomaban. La noche perfecta. Sin embargo, un intruso estaba por irrumpir aquella pacífica velada, un ruso que cubría su cuerpo y rostro con túnicas negras, estaba corriendo y escapando de su pasado y seguidores de la secta satánica, lo habían encontrado en una ciudad cercana y ahora querían eliminarlo por ser un testigo visual y presencial muy fresco. A pesar de que su cara no era visible, a través de la tela que lo tapaba sí podía ver perfectamente. Estuvo mucho tiempo para subir una de las montañas, bajar y atravesar por campos gigantescos. Al divisar la estructura que parecía desierta y abandonada, tomó la decisión de descansar ahí, pero no esperaba para nada que estuviese habitada*.
Marko: *Una vez se infiltró por una ventana de la planta baja y sin siquiera tener la necesidad de romperla, se dio cuenta que el suelo tenía alfombras elegantes, bonitas y estampadas, se veían antiguas. Alrededor había cuadros, muchas telas de arañas, polvillo, velas apagadas, y lo más curioso eran el resto de las ventanas cubiertas con mucho papel y sus cortinas. A estas alturas sospechaba, pero su nariz entrenada no detectaba absolutamente nada, ni tampoco escuchaba algo llamativo. Luego de confirmar casi al cien por ciento que el lugar estaba desolado, camina con sigilo, estuvo descalzo todo su viaje y tenía algunas heridas en las plantas de sus pies. Camina y revisa cada habitación, había libros por todos lados, tirados o apilados. En la cocina pudo encontrar un poco de comida, eran frutas frescas sobre una mesada isla, le llamaba la atención el hecho de que fuese lo más bonito entre toda la suciedad, pero no aguantó el hambre y comió con desesperación esas tres manzanas y dos duraznos. Luego revisó las alacenas y encontró algunas barras de chocolate que también consumió. Vio vino en botellas dentro de un mueble específicamente para ellos, abrió uno y lo olió, se veía muy bien, luego leyó la etiqueta y se dio cuenta que abrió una reliquia de hace muchos años. Lo tapó y puso en su lugar solo por las dudas. Suponía que este lugar era de un coleccionista, escritor borracho y millonario, o un jubilado con una buena herencia. Siguió recorriendo el lugar hasta ver las escaleras de lo que parecía una habitación subterránea, así que con valor bajó. No sin antes mirar por varios segundos un cuadro gigante y viejo, la pintura se había salido un poco y desgarrado. Se trataban de tres personas en la pintura, un adulto sentado y dos jóvenes atrás, parecían posar únicamente para ese retrato. El chico de la izquierda se veía con una leve sonrisa pacífica y el otro también, pero tenía el presentimiento que hubo roces y diferencias, que una historia profunda ocultaba la pintura. Continuó con su camino recorriendo una biblioteca gigante que estaba junto a una chimenea apagada, los sofás eran variados y una mesa baja de té que los acompañaban, parecía todo abandonado pero se lo imaginaba acogedor. Para ser un castillo que se encontraba en medio de la nada y ahora era su refugio, no estaba nada mal. Luego de recorrer cada rincón, decide salir de la biblioteca y tomar las escaleras hacia las demás plantas. En la subida, le toma varios minutos darse cuenta que las escaleras no tenían fin, intentaba llegar a la cima pero al verse, se encontraba en los primeros escalones. Eso lo aterró y dio dos pasos hacia atrás, pensando en lo sucedido. Intentó una vez más, subía y subía, pero cuando miraba a su alrededor, otra vez estaba donde comenzó. Frunce el ceño y se aleja de las escaleras, tomando distancia. De repente, se escucha una voz masculina viniendo de la penumbra* ¡Mh!
¿Quién te crees para entrar a mi casa y revisar mis pertenencias?
Marko: *La voz venía de un costado suyo, pero cuando lo escuchó por segunda vez, ahora provenía de las escaleras justo en el principio*.
Dio: *Así es, estaba parado en las escaleras mirando a Marko con gran seriedad. Y con ambas manos en las caderas, dejando ver su gran musculatura detrás de aquella musculosa apretada y pantalones amarillos algo holgueados. Levanta su mano y lo señala con su dedo índice, dejando ver su uña puntiaguda y larga*.
Marko: *No pasó ni un segundo que se percató de que la zona de su cuello se entumecía, el frío en su cuerpo se apoderó de él y su nariz estaba siendo invadida por un aroma muy conocido. Acercó su mano a su garganta y lo sintió perfectamente, su propia sangre, manchando las telas de su vestimenta y por supuesto, su mano y brazo, cayendo así por su codo. Salía muy rápido y se coaguló de forma extraña estando en el suelo, como gotas que se formaban y no eran absorbidas por la madera. Miró hacia abajo y vio el charco negro, pero borroso, su vista estaba fallando* ¡G-Gh! *Da pasos hacia atrás tambaleándose*.
Dio: Eso es lo que pasa cuando te entrometes donde no debes, *Dice escupiendo sus palabras con desprecio* intruso *No comenta nada más, simplemente miraba al ruso desvanecerse en el suelo cayendo arrodillado y posteriormente boca abajo sobre una alfombra vieja*.
Marko: *Estaba temblando y sudando mucho, su cuerpo daba pequeños espasmos. Trataba de aferrarse a algo, pero conocía perfectamente su destino. Finalmente, dejó de moverse para cerrar poco a poco sus ojos y descansar sobre esa alfombra tan cómoda*.
Dio: No te preocupes, vendrán a limpiar mañana, van a encargarse bien de ti *Luego de comentar lo último, decidió retirarse a su torre y dormir, no estaba preocupado por ese inquilino. No hasta la siguiente noche*.
*Durante el día, las ventanas se abrían por completo en el castillo, y algunos sirvientes de Dio iban a limpiar el lugar, también se encargaban del mantenimiento, ya que pensaba quedarse ahí una buena temporada para descansar, sus poderes estaban algo limitados luego de usarlos mucho en un entrenamiento no muy pasado, y eso lo agotó. Sin embargo, esa tranquilidad fue sustituída cuando en la noche de aquel día, uno de los seguidores suyos le informó que no encontraron a nadie en la alfombra desangrándose y que tampoco había mancha de nada. Personalmente Dio fue a revisar, y era verdad, no había nadie ni nada sobre la alfombra, aún así, el vino que abrió Marko seguía abierto, los libros que desacomodó tenían sus huellas gracias al polvillo, y las frutas que consumió tenían su mordida. Estaba impresionado, pero más que nada, le causaba curiosidad, así que ordenó que lo buscasen de inmediato. Mandó a todos sus sirvientes en el área para que lo capturen y trajeran al castillo, sea cual sea su poder, era más tentador incluso que detener el tiempo, podría servirle más*.
Dio: *Había pasado más de una hora luego de mandarlos de cacería a sus seguidores, pero le estaba llamando la atención el que no volviesen. Miraba por la ventana de su torre, no se podía ver nada en la oscuridad. Bajó las escaleras y lo vio, a Marko sobre la alfombra mirándolo a los ojos. Hacía mucho tiempo que no se sorprendía y lo expresaba en su rostro*.
Marko: *Se encontraba viéndolo, quieto, muy serio y sus ojos no tenían ningún brillo, pero lo más importante, es que la herida en su cuello ya no estaba, ni siquiera la cicatriz* Tu gente fue entretenida... *Y ahí estaba la respuesta para Dio, él era la razón por la que ellos no volvían al castillo*.
Dio: *Frunce el ceño, al parecer conseguir las respuestas iba a ser un poco más complicado, pero estaba dispuesto a todo ahora* Ruso, ¿no es así? Pero tu acento... provienes de otro lado también *Se cruza de brazos*.
Marko: América latina *Saca de sus vestimentas un arma de fuego y sin dudar un segundo, apunta a la frente de Dio Brando. Dispara*.
Dio: *Al tiempo lo detiene en el momento preciso, fue difícil en su estado no tan potente, y también el hecho de la cercanía de él y el arma de fuego, fue un desafío, la bala quedó a medio metro de su frente e iba a darle justo en el centro. Tomó la bala con su mano con mucha facilidad, se posicionó detrás del no invitado y colocó la bala en su sien. Cuando el tiempo fluyó en su total normalidad, la bala entró perfectamente traspasando carne y hueso, pasando hacia el otro lado. El trozo de metal ahora arrugado y deforme, estaba dentro de un pequeño hueco en una pared. Vio cómo el cuerpo del hombre pálido caía al suelo como un mueble, estático. La sangre negra se expandió por la alfombra una segunda vez, pero la miraba con detenimiento, era verdad, se coagulaba algunas veces y no se expandía por la tela, es decir, no la absorbía como un líquido en sí. La herida en la cabeza permanecía intacta, pero en vez de dejarlo en ese lugar, decide encerrarlo en el sótano de su castillo, dos pisos más abajo de hecho, había catacumbas y celdas con barrotes muy viejos. Encadenó uno de sus pies y lo encerró allí. Miraba la herida en la sien, no había desaparecido ni cerrado, y seguía saliendo sangre negra, el color era muy llamativo. Luego de estar unos minutos viéndolo por si algo cambiaba, decide irse a su habitación y seguir descansando*.
Marko: *Poco a poco su visión se iba recuperando, cuando tuvo conciencia de donde estaba, observó el lugar, su posición. No era el mismo lugar de antes, sus brazos estaban encadenados colgando desde el techo, obligándolo a tenerlos hacia arriba. Sus pies estaban libres, aunque se encontraba descalzo, y su torso también estaba desnudo, dejando ver cada una de sus cicatrices hechas por el culto satánico. La única vestimenta que usaba eran sus pantalones rasgados y holgados. Varias veces sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral, pero su larga cabellera le servía de manta al estar suelto, tres metros de cabello tenían que servir de algo. De repente la oscuridad absoluta se fue disipando tras que una puerta se abriese, era la de aquella habitación. La única iluminación era la luz de la luna que entraba en silencio por la ventana con barrotes*.
Dio: *Entró a la celda con una túnica verde oscuro y una polera ajustada de color negro y mangas largas, haciendo lucir y contornear muy bien cada uno de sus músculos. Cerró la puerta y se cruzó de brazos viendo al ruso con gran seriedad* Recibiste una herida de bala y aún así estás aquí...
Marko: *Mira los ojos brillantes de Dio, marrón almendra pero a veces brillaban de amarillo, obviamente no era un humano cualquiera y de seguro poseía un poder descomunal tras derrotarlo en cuestión de segundos. Decide no responder, solo mirarlo mientras colgaba de las cadenas*.
Dio: *Hace una pausa antes de seguir* ¿Cómo te llamas?
Marko: Marko Dmtriyev *Responde llanamente. Nota cómo los ojos de Dio se agradaba apenas por la voz que tenía, muy grave y gutural, parecía irreal, pues, esa era su voz natural, con la que nació*.
Dio: (Interesante registro de voz) *Pensó, y luego de analizarlo un poco más, decide interrogarlo* Bien, Marko Dmtriyev ¿por qué entraste a mi propiedad?
Marko: Creí que estaría vacía para hospedarme *Debía sincerarse porque presentía que el rubio sabría cuando mentía y cuando no, no quería más consecuencias o dolor innecesario, ya pasó por bastante*.
Dio: ¿De quién escapabas?
Marko: De una secta satánica *Responde sin problemas*.
Dio: No eres muy descriptivo *Da unos pasos hacia adelante. Al ver que Marko no se mueve un centímetro con respecto a su cercanía repentina, estira su mano y toma un poco del cabello azabache del ruso. Lo acariciaba con curiosidad de saber cuál era su textura. Era obvio que se trataba de un pelo muy bien cuidado, excepto por estos días con la falta de higiene personal* ¿Qué eres?
Marko: No puedo responder a eso *Sigue sin cortar el contacto visual, no era ni amenazante ni afilado, solo lo miraba incluso dándole la sensación de tranquilidad*.
Dio: ¿Qué te impide decírmelo? *Aleja su mano y lo toma del mentón ahora, para voltear un poco su cara y revisar la herida de bala que ya no estaba, ni siquiera la marca* Mh...
Marko: El no saber.
Dio: No sabes qué eres *Lo suelta y da unos pasos hacia atrás para verlo mejor. Había aprendido un poco de ruso, entendía la minoría de las palabras grabadas en el cuerpo de Marko, y obviamente sabía cuál era el símbolo en su espalda y pecho* Y supongo que no sabes cómo y porqué tienes esta inmortalidad.
Marko: *Cierra sus ojos dando a entender que así era, no sabía de este poder, ni su origen, nada* Puedo irme de aquí si lo deseas, no volveré a este castillo.
Dio: *Reflexiona por un momento, no quería inquilinos en su propiedad, pero tenía que averiguar más sobre sus habilidades y conocimientos, incluso podría él mismo averiguar sobre su origen y extraña inmortalidad* Trabaja para mí y podrás hospedarte en el castillo. Sé mi seguidor, deberás obedecer cada una de mis órdenes. Serás mi prisionero de ahora en adelante si cedes, y me alimentaré de tu sangre cuanto yo quiera *De su bolsillo saca una insignia que ganó Marko en la milicia hace mucho tiempo* Supongo que no te será difícil seguir indicaciones *Guarda el pin otra vez en su bolsillo*.
Marko: *Piensa al respecto, era una gran oferta, además podría refugiarse de la secta por un buen tiempo*.
Dio: Estarás a prueba, no quiere decir que confíe en ti. Te veré siempre como un pedazo de escombro, una piedra que me defenderá, ¿entiendes eso?
Marko: Bien. Acepto *Dice sin muchos rodeos, tenía sus dudas pero era mejor que estar en un sótano por segunda vez, quien sabe por cuánto tiempo y qué cosas podrían hacerle. La piel de sus brazos y piernas se ponen de punta, de gallina, tenía mucho frío*.
Dio: Sal de tu situación y ve al comedor, te daré las primeras misiones *Sin más para agregar, se fue cerrando la puerta de la celda. Fue al comedor a sentarse en una de las sillas en la cabecera de la mesa y tomó el vino que Marko se atrevió a abrir. No pasaron ni quince minutos que el ruso subió las escaleras de aquel sótano y entró al comedor, su dedo pulgar de la mano derecha estaba dislocado* Mh *Solo hace ese sonido dejando la copa sobre el mantel bordó*.
Marko: *Mira la mesa larga con solo el mantel color bordó y bordado. Decide sentarse en la otra cabecera y ver a Dio a los ojos. Finalmente el pacto se cerró, ahora iba a trabajar para él a cambio de un techo y comida*.
*Durante las semanas siguientes, Marko tuvo que luchar contra los discípulos de Dio mostrándole sus habilidades, manejo de armas, conocimientos en combate cuerpo a cuerpo, velocidad, agilidad, entre otros. Se mantuvo al margen y pudo dar el ancho para lo que Dio estaba buscando, alguien que siga cada una de las órdenes sin titubear, sin dudar de absolutamente nada. Todo iba bien, a cambio Marko recibía mejor alimentación, ropas nuevas, una habitación con cama, todo se lo iba ganando, hasta que hubo un pequeño inconveniente que lo puso en aprietos*.
Marko: *Una noche, tuvo que hacer guardia como regularmente hacía, vigilar los terrenos del castillo y alrededores. Usaba una polera ajustada y algo abrigada, ya que las noches eran frías allí, y debajo unos pantalones buzo común y corrientes, por supuesto, botas de cuero para finalizar. Su cabello estaba recogido en dos increíbles trenzas muy largas, así no le molestaba al pelear. Caminaba por el campo verde, era una sensación extraña el estar ahí tan silencioso y con la luz de la luna como única farola, el viento frío, el sonido de los árboles y algunos insectos nocturnos. Si se agudizaba el oído se podía escuchar muy a lo lejos un arroyo correr, se preguntaba si el agua era tan pura y cristalina como decían. Decidió arrodillarse en el césped, juntar sus manos y rezar en voz baja en su idioma natal, ruso. Pedía por sus hermanos de sangre donde quiera que estén, pedía que Dios los cuide y proteja, también pedía por su madre que estaba en coma en el hospital que despertarse, que su hijo había vuelto después de tantos años, aún tenía fe de ello. Su concentración pasó de rezar a identificar el nuevo aroma que había aparecido tan de repente detrás suyo, ya sabía quien estaba*.
Dio: Sea al Dios que le reces, no existe *Comenta de forma brusca mientras acomodaba su capa de invierno sobre su espalda* El único dios que debes rezar y alabar, es a mí.
Marko: *Baja sus manos y se pone de pie para verlo a los ojos* Sí, Dio *Hace una pausa observando las facciones de su rostro, tan estéticamente bonitas, puntiagudas y mirada afilada, esta noche no, era un poco más suave que las otras veces*.
Dio: No es la primera vez que sabes que estoy detrás de ti. En muchos de mis ataques los repele con facilidad.
Marko: Supongo que no puedo esconderlo por más tiempo *Se le asoma una leve sonrisa y acomoda un mechón fino de su cabello que se soltó de su peinado*.
Dio: ¿No me has comentado todo de tus habilidades? ¿Cómo podría confiar en ti entonces?
Marko: *Levanta una mano y apoya su dedo índice sobre la punta de su nariz* Confía en mi nariz, nunca miente. Mi sentido del olfato es muy agudo y desarrollado, lo entrené por mucho tiempo. Memorizar y recordar los aromas, identificarlos, reconocerlos. Puedo oler muchas cosas a la vez y separarlas entre sí, como... *Piensa en algún ejemplo, así que saca de su bolsillo dos manzanas que robó de la cocina, las llevaba consigo por si le agarraba hambre de repente, además, eran sus favoritas* las frutas. Puedo oler la manzana pero también sus partes *Con su uña puntiaguda retira suavemente la cáscara* La piel de la manzana tiene un aroma muy particular, el vástago también. Toda la carne es aromática, *Refiriéndose al relleno de la manzana* pero el centro es otra historia *Con sus dedos dentro de la manzana habiéndola atravesado, saca dos semillas* Y aunque intente ocultar su presencia, podré oler el interior sin que los demás perfumen me invadan *Abre la boca con la intención de darle una buena mordida a la manzana, pero de un segundo a otro, ya no estaba, no había comido nada* ¿Mh? (Ha vuelto a pasar, este salto tan extraño cuando Dio está presente, ¿él lo provoca?)
Dio: *Tenía en la mano la manzana que Marko perforó* Ya veo, era tu nariz todo el tiempo *Abre su boca dejando relucir sus colmillos, pero antes que pudiese tocar a la pobre fruta maltratada, la pregunta de Marko lo tomó de sorpresa*.
Marko: Si en un combate no puede usar sus poderes por alguna razón, ¿sabe cómo defenderse cuerpo a cuerpo?
Dio: *Baja la manzana para verlo a los ojos, esta vez frunciendo un poco el ceño* ¿Dudas de mí?
Marko: No *Responde sin miedo* Me pregunto cómo pelea usted sin sus poderes.
Dio: Mh *Lo mira de arriba a abajo, analizando su comportamiento, pero no detecta signos de estar burlándose de él* Te permito que me ataques entonces, no subestimes a tu enemigo de ninguna manera.
Marko: *Sin dudarlo, da un salto hacia arriba pero un poco inclinado hacia adelante, estira su pierna derecha y cae justo sobre el rubio*.
Dio: *Toma la pierna de Marko sin mucha dificultad, no iba a usar sus poderes, era obvio, quería demostrarle e incluso presumir sus conocimientos de combate. Una vez lo sujeta muy bien, lo lanza al suelo con una fuerza sobrehumana, dejando que caiga de rodillas*.
Marko: ¡Tch! *Lanza golpes veloces y precisos, notaba cómo Dio se defendía, los bloqueaba rápidamente y seguía atacando, incluso con arañazos mortales. Sus uñas eran un punto de interés, le parecían atractivas, aún así, debía tener mucho cuidado. La velocidad de los movimientos de Dio aceleran considerablemente, incluso recibe una patada en su vientre que lo obliga a retroceder* Uff... uff...
Dio: Eres más pequeño que yo, eso me da una ventaja *Se acerca caminando tranquilamente pero decidido, iba a realizar más movimientos rápidos*.
Marko: *Frunce el ceño y comienza a esquivar cada uno de ellos, pero con más dificultad que antes. Bloquea con ambos brazos, no podía verlos venir* ¡G-gh! *De un buen puñetazo en la cara cae al suelo boca arriba sobre el césped, y siente una presión en sus muñecas* Uff... Uff... Uff...
Dio: *Sujetaba fuerte sus muñecas con una sonrisa ahora mismo, era una malévola. Sin pedirle permiso, se sienta sobre sus caderas* Nada mal, extranjero. Pero no me vuelvas a subestimar.
Marko: Jamás lo hice, Dio *Sentía los ojos del vampiro sobre él, tan penetrantes y sensuales, en la noche era un búho espía*.
Dio: *Decide no responder al respecto, simplemente se inclina hacia adelante y apoya sus labios sobre la piel del cuello, abre su boca y da una mordida para nada gentil*.
Dio: *Succionaba cada gota de la sangre negra que expulsaba, se coagulaba en su boca como pelotitas y las reventaba fácilmente. Fresca y especial, así era la sangre de Marko, no se cansaba de su fuente de alimento, teniéndolo a él bajo su mandato iba a poder recuperarse rápidamente. Aunque, siempre que lo mordía se le escuchaba una risita salir de la boca del albino, era extraño, pero siempre sucedía. Una vez se sacia un poco, toma distancia para susurrarle al oído* Eres mi prisionero, un esclavo en mi casa y vas a alimentarme, te guste o no...
Marko: *No se muta por su comentario, simplemente su cuerpo estaba relajado, en paz, el dolor de la mordida tampoco lo hacía retroceder o arrugar su rostro, solo soltaba esa risita cuando lo mordía* Lo haré, Dio. Puedes morder y alimentarte de mí cuanto quieras.
Dio: *Estaba un poco sorprendido por sus palabras, nunca había escuchado a alguien decir algo similar en ese estado, tan tranquilo y pacífico. Dió un retroceso para ver a Marko a los ojos, ese brillo celeste desaturado que lo hacía reflexionar, algo dentro de él movía y no sabía qué era. Tampoco entendía si eran sus palabras, la actitud de su prisionero o el momento, el lugar, el ambiente y el aroma a petricor que invadía sus sentidos* (Marko Dmtriyev, ¿quién eres?) *No comenta nada más y vuelve a morder unos centímetros más abajo de la mordida anterior, para seguir succionando y alimentándose de más*.
Marko: *El petricor, el sonido del arroyo a lo lejos, el césped haciéndole suaves cosquillas en la piel y el perfume natural de Dio, por alguna extraña razón era una combinación que quería volver a probar si se daba la oportunidad*.
Dio: *Más que satisfecho, se pone de pie y relame sus labios para retirar y consumir lo poco que quedaba* Nada mal *Y sin más para agregar, se retira al castillo dejando que su perfume se lo llevase el viento*.
Las ilustraciones que aparezcan son hechas por mí, son de mi propiedad. Instagram Agash_Rotddom Las ilustraciones de fondos o paisajes son propiedad de sus propios autores, los links de sus trabajos están enlazados.
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Silencio
Capítulo 6
El día de hoy había más revuelo que el de costumbre, todos en la guardia se veían notablemente emocionados y no lograba comprender que sucedía.
Entre en el salón donde había varios vampiros, entre ellos estaba una rubia, recordaba haberla visto en la boda de mi hermana, pero no sabía cuál era el motivo de su presencia aquí en Volterra
“Volterra está muy lejos de Alaska” comenté llamando la atención de los reyes
“Nuestra querida Lilith es muy observadora” dijo Aro “Irina ha venido a mostrar que alguien ha roto las reglas”
“De dónde vengo los soplones son más odiados que aquellos que rompen las reglas” sonreí inclinando levemente la cabeza “¿Puedo saber qué es lo que sucedió?”
“Por supuesto, querida, Los Cullen han creado un niño inmortal” Dijo Aro, miré a Caius esperando confirmación y él asintió “Reuniremos testigos y dentro de unos meses iremos a acabar con ellos por romper tal regla”
“¿Sin juicio ni nada?”
“¿Cómo dices, querida?”
“Hay que ver las dos versiones de la historia, mi padre es policía, sé cómo funciona la ley, pero bueno, quiequiénn soy yo para juzgar”
Me parecía ilógico que después de todo lo sucedido los Cullen hicieran algo que sabía que terminaría en su muerte, no tenía sentido para mí, era todo tan extraño, debía de tener alguna explicación, pero ellos no parecían querer escuchar. Por lo que sé, desde hace muchos años están buscando una excusa para acabar con ellos, por lo que no importará si hay una explicación, no escucharán.
Esa noche hablé con papá.
“¿Cómo están todos por ahí?”, pregunté
“Bien, aunque… olvídalo”
“Papá, puedes decirme”
“Bien, solo promete que no se lo dirás a nadie”
“Lo juro por el meñique” respondí
“Bien” le escucho suspirar “Luego de la luna de miel, tu hermana enfermó, no quise decírtelo porque no quería preocuparte, pero estuvo un tiempo ausente, luego Jacob… él se transformó en un perro gigante frente a mí, es todo muy extraño, te juro que no estoy loco. Luego llegaron Bella y Edward con una niña, según ellos la adoptaron y es sobrina de Edward, pero ella es igual a tu hermana de pequeña, es una mezcla de ambos. Lo más extraño de todo, es que crece muy rápido, crece demasiado rápido y ahora tu hermana tiene los ojos de otro color, no entiendo lo que sucede, pero tu hermana dice que mientras menos sepa mejor, ya que es más seguro para mí”
“Te creo papá, creo todo lo que dices, porque lo que tú viste con Jacob yo lo vi con Billy Black cuando yo era una niña” confesé “Confía en Bella, es verdad eso que dice, mientras menos sepas es más seguro para ti, ella solo encontró un vacío legal para que sigas en su vida”
“¿A qué te refieres?”, guardé silencio “Bien, no debo saber más, lo he entendido ¡Espera! ¿Tú también eres parte de esto?”
“Sí y no, lo soy, pero no del todo, no puedo decir más, papá”
Esa fue nuestra conversación, mi padre claramente no lo sabía, pero había resuelto la gran duda que tenía. No habían roto ninguna regla, pero la pregunta ahora era ¿Cómo es posible algo así?
Los híbridos son un cruce sobrenatural entre dos o más especies diferentes.
Los híbridos poseen tanto las fortalezas como algunas de las debilidades de sus razas, junto con potentes atributos únicos para ellos, debido a su herencia combinada. (wikia the vampire diaries)
Los Dhampirs, son hijos mestizos de un progenitor vampiro y otro humano, con todas las fortalezas de un vampiro y pocas o ninguna de sus debilidades, salvo la sed de sangre.
El dhampir es capaz de tener hijos de humanos o vampiros, dado que ellos mismos son ambos. (wikia castlevania)
Eso explicaba muchas cosas.
Llevaba mucho tiempo intentando explicar eso a los reyes, pero parecía ser imposible, nunca estaban, cada uno estaba buscando testigos para mostrar como ellos hacen justicia. Cuando por fin se calmaron las cosas fue cuando ya quedaba menos para ir a por los Cullen.
Estaba junto a Caius en su cama, en realidad estaba recostada sobre él, sobre su pecho mirándole directamente a la cara,
“¿En verdad creen que ellos hayan hecho algo malo?”, pregunté “¿Por qué no intentan hablar las cosas primero?” En cuanto dije esas palabras él me separó de golpe y me dio una bofetada.
“No intentes usar eso conmigo”
Me vestí lo más rápido que pude y salí de ahí para ir a la que era mi antigua habitación. Cerré la puerta con un gran golpe y me recosté en la cama haciéndome bolita.
Me había golpeado
¿En verdad había dicho algo malo? ¿En verdad creyó que intenté embelesarlo? No iba a hacerlo ¿Y si lo estaba haciendo sin darme cuenta?
Nunca debí volver a hablar.
Escucho la puerta abrirse a lo que me tapo aún más con las mantas y me acurruco como puedo con ellas mientras siento las lágrimas caer de mis ojos.
“¿Lilith? Te vi venir corriendo ¿Qué sucede? ¿Estás llorando?” Era Jane.
No dije nada, solo la abracé y dejé que mis lágrimas mojaran su ropa
“Estás sangrando, tienes el labio partido y la mejilla roja ¿Quién te ha golpeado? Al amo Caius no le gustará esto” me aferré más a ella y pareció entenderlo “Ya veo… Deja que te limpie la herida, iré por hielo y por algo para que comas”
Jane limpió mi herida y envolvió hielo con un paño para ponérmelo en la mejilla y así no dañarme con el contacto directo del hielo. Me trajo un té para que tomara y me calmara junto a unos pequeños bocadillos, luego se quedó a mi lado hasta que me dormí.
Así fueron los días, ella me hacía compañía y me traía de comer mientras yo me quedaba en absoluto silencio a su lado.
Cuando el teléfono sonó fue ella la que contestó
“¿Señor Swan? Soy Jane, amiga de Lilith” se presenta ella “Verá, ha tenido una recaída y no está hablando, quizás escucharle la anime” Pone el teléfono en mi oído para que pueda escuchar
“Hola cariño, sé que no puedo hacer mucho por ti desde aquí y desde nuestra última conversación… ya entiendo un poco mejor las cosas y creo que ya entiendo por qué te caían los chicos de la reserva, es por culpa de Billy que no hablabas ¿verdad? En verdad perdóname por no haberme dado cuenta, te amo, en verdad te amo, hija, eres muy fuerte y sé que podrás con todo, estamos para apoyarte, puede que yo no esté ahí, pero le diré a Jane que te abrace de mi parte”
Así fueron pasando los días hasta que noté que algo no iba bien y no fui la única en notarlo
“Es muy leve, pero escucho más de un latido”
Estaba embarazada
“No entiendo cómo es posible” dijo ella, tomé mi libreta y le mostré mi libreta con mis apuntes “¿Hibrido? ¿Dhampir? ¿Cómo es que no lo sabíamos? Conociendo a la mayoría de los vampiros, de seguro habrán dejado embarazadas a muchas chicas… A menos que las hayan matado después o hayan mantenido esto en secreto”
A pesar de tener muchas dudas se quedó a mi lado y cuidó de mí, me traía comida y sangre para que me mantuviera fuerte y sana.
Caius no se había aparecido por mi habitación, sinceramente ni siquiera sabía si quería verlo, me aterraba la idea de que se quisiera deshacer de nosotros.
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Corriditas
Bajé en Retiro apurado, y de vez en cuando a las corriditas para verla rápidamente de una buena vez. A lo lejos la vi sentada en un banco de la plaza del reloj británico con una remera de un color muy llamativo. Corridita.
Estaba solo a unos metros de ella y ni se paraba para saludarme, y darme UN FUCKIN ABRAZO, no. Nos saludamos así no más, y nos fuimos sin saber bien a dónde ir. ¿Qué importaba? La onda era estar juntitos.
Vimos un EGG gigante, y luego dos tipos cambiándose de ropa en la plaza, uno de ellos con semejantes rulos que me hacían acordar al cantante de Control Test, actualmente baterista de Lysol. Íbamos como en dirección al obelisco. Cruzando la calle le pregunté si le gustaba ir al cine. Yo realmente no creía que fuese una buena idea ir al cine en aquel momento, porque las películas duran una hora y pico, y en una hora y pico prefiero hablar de lo que sea con ella y de tanto en tanto acercarme a su cara para buscarle un beso. Pero se lo pregunté para saber si algún día podríamos ir, pero no me respondió, se puso nerviosa mirando otro lado como pensando qué decir.
Dijo de ir a Puerto Madero. Le preguntamos a un gordo por dónde quedaba y nos guió bien, tenía la posta el gordito. Era la primera vez que iba a ir a ese lugar y me encantaba que fuese con ella, sólo con ella. Era un lugar de gente de plata muy lindo. Fuimos no sin antes comprar unas latas, unas Miller, cerveza que nunca había probado, muy buena, la verdad. Lo que me molestaba de esa ciudad es que habían vagos, indigentes y fisuras, ¿en todo momento que estás por entrar a un negocio te tienen que pedir algo? Encima te pedían mercadería , cualquiera. Prefiero que me pidas plata, darte y que en vez de comprarte un pan rallado te vayas a comprar pasta base. El primero que me mangueó fue un negro mulato afrodescendiente que dijo "yo no le voy a pedir plata, ni nada, sólo quería pedirle por favor si me compra un aceite". Claro, un aceite que debe salir como 3 lucas el más barato. Le dije que no podía y luego salí con las cervezas.
Nos compramos 3 latas y fuimos contentísimos hacia Puerto Madero por la calle Paraguay. Caminábamos por entre medio de edificios altos, subiendo y bajando escaleras, todo eso mezclado con la ebriedad me hacía flashear que estaba en un mapa de algún GTA. Luego cruzamos una avenida muy peligrosa y en frente había una plaza. Lo único que vi eran asientos y me senté y aprendí que Nini Marshall era de Banfield. Desde ahí podíamos ver el Luna Park, donde alguna vez se presentó ella.
Al acercarnos al puerto había un viento frío que me recordaba mucho al frío de playa que amaba cuando era un niño. En aquél momento ya sentía que éramos uno.
Pasamos, habían negocios donde vendían ropa, lugares para comer, pero mucha atención no les di, hasta que vi muchas lanchas sobre un agua que no sabía de dónde salía. Recién ahí comenzaba el paseo al lado de ese sea lo que sea, pero ella prefirió que nos sentemos en un cantero que tenía un arbustito arbolito que servía como techito. Muy buen lugar para dos tortolitos. Había mucho viento y a ella le agarró frío, se puso una campera y me pidió que la abrace. Luego se acostó en mi regazo. Hablamos mucho, de pavadas, y de cosas interesantes e importantes. Dijimos de ir a comprar más cerveza antes de caminar por Puerto. Ella se paró de inmediato. Anteriormente había dicho que cuando empecemos a caminar le iba a pedir que me guarde mi campera en su mochila. Yo quedaría en remera. Había mucho viento, sí, pero el alcohol te hace entrar en calor y además me sentía extasiado, el contexto no daba como para que me altere el frío. Cuando veo que se para le dije que se acerque porque la tenía que besar. Había que hacerlo en ese lugar, era ideal, era romántico, además se notaba que quería que la bese. Personalmente fue mi beso más esperado, y uno de los que más me gustó, por cómo se lo pedí y por la sonrisa que se pintó en su rostro posteriormente.
Ella también hacía corriditas, me ponía muy contento verla así, la notaba muy suelta. Los dos hacíamos corriditas. Habíamos tomado poco alcohol, pero ese poco mezclado con nosotros cerquita y de la mano ya es una ebriedad total.
Fuimos por el mismo camino por donde venimos, y cruzando la avenida escuchamos unos bocinazos y vimos un coche viniendo muy rápido hacia nosotros y nos cagamos de risa mientras nos apurábamos para salirnos de su camino. Me sorprendió que recuerde tan bien el trayecto, ella seguro conoce muy bien ese lugar. Llegamos al mismo supermercado donde habíamos comprado y un vago me pidió algo para comer y le dije que no podía. Nos compramos más latas, y le di un mil de más, pudo haberme cagado pero no lo hizo. Salimos y fuimos para Puerto Madero.
Comenzamos a caminar y todo era muy nuevo para mí. Apenas llegamos al puente de la mujer vimos a Spiderman y de inmediato le hablé y lo halagué por ser una persona flaca. Charlamos un rato los tres. El tipo vivía ahí cerca. Nos contó de un Spiderman gordo que se sacaba la máscara para fumar matando la fantasía de los niños. Eso es un crimen. Corté la charla en el momento adecuado. Le dije "te invitaría un trago pero..." - "no, gracias, no tomo" - "no, no por eso, sino porque tenés prohibido sacarte la máscara". Verla a ella mirando a Spiderman, sonriendo por lo bizarro de la situación me daba años de vida.
Me sacó fotos prendiendo un cigarro en el puente ese, salí feo pero ella dijo que no. Mi vieja dijo que soy un pelotudo de mierda por no haberle sacado fotos a mi mujer en el puente de la mujer, me parece que tiene razón, encima ella hubiese salido hermosa.
Miramos vidrieras, y me gustó mucho Rochas, me eché un meo al lado, y la hora no me importaba, ya no me importaba, no me importaba.
Nos sentamos en unos asientos raros, al principio ella estaba sentada frente mío, pero me gustó más cuando se sentó arriba mío y estábamos abrazaditos viendo judíos pasar. Fue una de mis partes favoritas de la noccio.
No sé cómo, pero de repente estábamos mirando la Casa Rosada a lo lejos, en aquella escalera nos habíamos puesto más serios y hablamos de cosas más profundas e importantes. Fue una de sus partes favoritas. Y después nos pusimos a escuchar Catupecu Machu y otros grupos muertos de rock nacional.
Veo en partes lo que tú ves, quieras o no estás adentro.
Nos paramos de aquellas escaleras del CCK y nos fuimos a caminar. Vimos a una señora con una copa en la mano caminando entre medio de dos buenos hombres. Estaba borracha, entonces me acerqué y le pregunté si me podía prestar su copa para tomar un trago de mi cerveza, dijo que sí. Me serví y tomé, empezamos a hablar y nos dijo que era de Chile. Yo pensé que era italiana. El señor chileno me enseñó que Equinoccio significa media noche, equi es medio, y noccio noche. ¿O cómo? No me acuerdo.
¿Quiere? Dijo ella , "sí". Yo no quise ofrecerle cerveza a la señora porque imaginé que a los señores no les iba a caer bien.
Qué extraño es el amor ¿no? Porque no tiene vuelta atrás.
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El Gran Eclipse Americano De 2024: "Nínive"
Muchos detractores lo descartarán como una "coincidencia" que realmente no significa nada. Pero, ¿Cómo es posible que un número tan grande de "coincidencias" tenga lugar en abril de 2024?
Hay un descubrimiento asombroso sobre cómo el sol, la luna y los otros siete planetas de nuestro sistema solar se alinearán durante el Gran Eclipse Americano del 8 de abril.
Vamos a centrarnos en siete lugares específicos que se llaman "Nínive" y que se encuentran dentro de la trayectoria del Gran Eclipse Americano del 8 de abril.
El 21 de agosto de 2017, el primer Gran Eclipse Americano fue noticia en todo el país. También fue conocido como "el Eclipse de los Siete Salem" porque el camino de ese eclipse cruzó sobre siete lugares de EE. UU. llamados "Salem"...
-Salem, Oregón
-Salem, Idaho
-Salem, Wyoming
-Salem, Nebraska
-Salem, Missouri
-Salem, Kentucky
-Salem, Carolina del Sur
Salem es la abreviatura de "Jerusalén", y es por eso que muchos de los primeros estadounidenses eligieron ese nombre para sus comunidades.
Ahora el segundo Gran Eclipse Americano está casi aquí, y el camino de ese eclipse cruzará siete lugares de EE.UU. llamados "Nínive"...
-Nínive, Texas
-Nínive, Misuri
-Nínive, Indiana
-Nínive, Ohio
-Nínive, Pensilvania
-Nínive, Virginia
-Nínive, Nueva York
El eclipse también cruzará un lugar llamado "Nínive" en la provincia de Nueva Escocia en Canadá.
Es por eso que a veces se ven listas de "8 Nivás" en las redes sociales. En algunos de estos lugares, los residentes podrán ver un eclipse solar total, y en otros solo se podrá ver un eclipse solar parcial.
Entonces, ¿qué se sabe acerca de Nínive? El capítulo 10 de Génesis nos dice que Nínive fue construida por Nimrod, y creo que eso es muy notable.
Además, Wikipedia nos dice que la trayectoria del eclipse de Bur-Sagale cruzó sobre Nínive el 15 de junio del año 763 a.C.
El eclipse asirio, también conocido como eclipse Bur-Sagale, es un eclipse solar registrado en las listas epónimas asirias que probablemente data del décimo año del reinado del rey Ashur-dan III. El eclipse se identifica con el ocurrido el 15 de junio del año 763 a.C. en el calendario juliano proléptico.
Algunos creen que el eclipse de Bur-Sagale ocurrió al mismo tiempo que Jonás estaba en Nínive advirtiendo a la población que la ciudad sería destruida...
El eclipse de Bur-Sagale ocurrió sobre la capital asiria de Nínive a mediados del reinado de Jeroboam II, quien gobernó Israel desde el 786 hasta el 746 a.C. Según 2 Reyes 14:25, el profeta Jonás vivió y profetizó en el reinado de Jeroboam. El erudito bíblico Donald Wiseman ha especulado que el eclipse tuvo lugar alrededor de cuando Jonás llegó a Nínive e instó a la gente a arrepentirse, de lo contrario la ciudad sería destruida. Esto explicaría el dramático arrepentimiento del pueblo de Nínive, tal como se describe en el Libro de Jonás. Las culturas antiguas, incluida Asiria, veían los eclipses como presagios de destrucción inminente, y el imperio estaba sumido en el caos en ese momento, luchando contra revueltas, hambrunas y dos brotes separados de peste.
Puedo entender cómo la aparición de tal eclipse pudo haber sido vista como una fuerte confirmación del mensaje de Jonás al pueblo de Nínive. Ahora un eclipse solar histórico está aquí.
Pero en lugar de cruzar una sola "Nínive", este eclipse solar cruzará siete "Nínive". Se informa que el Gran Eclipse Americano de 2024 será el evento astronómico más visto en toda la historia.
Curiosamente, de las más de 19.000 ciudades, pueblos y aldeas de Estados Unidos, la primera comunidad de Estados Unidos que tocará la trayectoria del eclipse será Eagle Pass, Texas.
Eso es extraño, porque la trayectoria del Gran Eclipse Americano de 2017 y la trayectoria del Gran Eclipse Americano de 2024 se cruzan en Illinois.
Una "X" gigante sobre América se está formando por las trayectorias de esos dos eclipses, y esa "X" gigante finalmente se completará el 8 de abril. Lo que se presenciara el 8 de abril es una señal y una advertencia para muchos.
Al igual que la ciudad de Nínive en el mundo antiguo, ¿se está dando la oportunidad de cambiar de dirección? ¿O será el año de un nuevo "Nimrod" que quiso un Gobierno mundial en Genesis 11?
#diario digital#noticias#tiempos finales#noticias cristianas#diario noticias#ultimas noticias#ultimos tiempos#biblia#cristianismo
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buenas a todos y todas, aqui les traigo el primer capitulo de mi fic, espero que les agrade
el milagro de la vida y el amor de una madre
f Se podía ver una gran estructura que tenía forma de castillo; sus torres eran gigantes, al igual que sus pasillos. Este castillo no le pertenecía a otra persona que a la Princesa Celestia, la gobernante del reino de Equestria, una tierra llena de ponis humanoides. Habían varios tipos, como los más comunes, los ponis terrestres; los más rápidos, los ponis pegasos; y los más poderosos, los ponis unicornio. Celestia se alzaba como la gobernante de todos ellos, pues esta era una variación de poni especial; ella era una alicornio, aunque no era la única, pues su hermana menor, Luna, también lo era. Tristemente, el poder la corrompió, convirtiendo a la hermosa Luna en la temible Nightmare Moon, por lo que Celestia tuvo que sellarla en la superficie de la luna con toda su fuerza y el poder de unos artefactos conocidos como los Elementos de la Armonía. Varios años han pasado desde ese terrible suceso. ¿Dónde se encuentra Celestia ahora? Pues supervisando la prueba final de su alumna más sobresaliente, una unicornio de tan solo 4 años de edad que tenía el nombre de Twilight Sparkle. La prueba final consistía en que lograra incubar un huevo de dragón, el cual Celestia encontró en una exploración de terreno recientemente. La pequeña Twilight usaba todos los hechizos que conocía, pero ninguno funcionaba.
-No puedo, no funciona... soy un fracaso -decía la pequeña unicornio, agachando la cabeza-
-No eres un fracaso, pequeña. Hasta a mí se me dificulta hacer un hechizo así-
Celestia consolaba a su pequeña alumna acariciando su cabeza de forma gentil
-¿Qué tal si te tomas un descanso?-
-Está bien, princesa. Tomaré un descanso-
La pequeña poni se acercó a una ventana de el cuarto para observar el paisaje en busca de una respuesta y, más pronto que tarde, esta escuchó un fuerte estruendo, tapándose los oídos para luego mirar al cielo. Ella vio cómo una enorme explosión con colores arcoíris se extendía por todo el cielo. Esto hizo latir el corazón de la poni con fuerza. Ella rápidamente volvió donde estaba el huevo y empezó a usar su magia para incubarlo.
-Por favor, huevito, ábrete. Confío en que quieres nacer en este hermoso mundo. Por favor, nace-
El huevo empezó a abrirse poco a poco. Celestia quedó con una expresión de asombro al ver cómo terminó de abrirse y un adorable dragón de color morado y espinas verdes salió de él. La pequeña criatura vio a Celestia y rápidamente asimiló que era su madre, por lo que empezó a llorar fuertemente.
-Princesa, ¿qué hago? ¿Por qué llora? ¿Le duele algo?-
La pequeña unicornio estaba feliz por pasar la prueba pero también preocupada por el llanto del dragón.
-Tranquila, Twilight. Solo está llorando. Creo que sé cómo calmarlo-
Celestia tomó al pequeño dragón en sus brazos y lo empezó a arrullar suavemente mientras empezó a cantar una canción de cuna que alguna vez escuchó de la madre Gaia.
-Hijo del corazón
Deja ya de llorar
Junto a ti yo voy a estar
Y nunca más te han de hacer mal
Tus ojitos de luz
El llanto no ha de nublar
Ven, mi amor
Nadie nos ha de separar
Si te vieran como yo
Te darían su calor
Todo aquel que te hizo a ti llorar
Te tendría ahora entre sus brazos
Hijo mío, mi amor
No me importa el sufrir
Como un sol, tú me das luz
Y das calor a mi vivir
Todo aquel que te hizo a ti llorar
Te tendría ahora entre sus brazos
Hijo mío, mi amor
No me importa el sufrir
Como un sol, tú me das luz
Y das calor a mi vivir
Ven, mi amor-
Con eso, el pequeño dragón calló profundamente dormido en los brazos de Celestia, pero parecía no ser el único, pues la pequeña Twilight también se durmió al escuchar la canción.
-Aww, parecen angelitos. Los dejaré descansar. Deben tener mucho sueño-
La princesa susurró antes de irse a hacer otros deberes. En la cama aún se podían ver a los dos pequeños, el dragón recién nacido estiró su manito y agarró el pulgar de la unicornio, la cual luego con un reflejo inconsciente sonrió al sentir el toque. Ambos quedaron sumergidos en el mundo de Morfeo con una sonrisa.
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El mar nocturno era hermoso. La pálida luz del pequeño satélite reflejaba en las aguas marinas un resplandor casi místico. Por suerte, la deidad del océano estaba tranquila así como su respiración, propiciando un oleaje sereno para el navío del capitán Kruger. Era un pequeño pesquero que estaba ocupado por el capitán y su yerno Jack, el biólogo.
En los últimos años, Jack se encontraba muy entusiasmado estudiando a una misteriosa y fascinante criatura, familiar directa de los cetáceos. Su mayor sueño era verla en directo y nadar junto a ella, aunque fuera por sólo unos escasos minutos.
K: ...
K: Todavía sigo preguntándome qué hacemos aquí a nuestra suerte, en mitad del misterioso océano...
J: Según mis estudios, estamos a punto de presenciar un fenómeno que tiene lugar cada 200 años. ¡Mi proyecto de toda la vida será tu regalo de cumpleaños, Sr. Kruger!
K: Menudo regalo...Los lobos de mar también tenemos un proyecto de vida: Se llama dormir, para mantenernos cuerdos...
J: No te quejes, suegro... Bien que aguantas las 11 horas en el pesquero cuando quieres ver a tu hija. En vez de coger un tren...
K: Tú lo has dicho. Para ver a mi hija, no a un vete a saber qué de no se cuántos años. Además, el tren está por las nubes, y yo soy más de mar.
-BROOOM-
K: ¡Por la Luna! ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
J: 30 de agosto de 2023. Veintitrés horas y cincuenta y ocho minutos...
K: ¡JACK!
J: ¡AJÁ! El próximo sería... en el 2223! Hmm... aunque el fenómeno podría diferir en un margen de 1 a 3 meses...
K: ¿¡JAAAACK!?
J: Hmmm... Veintitrés horas y cincuenta y nueve minutos...
-SPLASH-
*La ballena emerge a la superficie en un elegante salto y baño de sales de marinas. Las aguas son brillantes y luminiscentes, de un color cian intenso que complementa a la luz lunar en una perfecta composición para el eterno recuerdo. Instantes después, el gigante cuerpo de aquél cetáceo se retira solemne, para esconderse entre las suaves sábanas de espuma y dormir por otros doscientos años.*
K: ...
K: D-diantre...
K: Te quiero, yerno.
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SLHP 235
Es deber del invitador proporcionar información relevante antes de ingresar a una grieta. Choi Yohan recitó brevemente la información básica sobre . Tumbas interminables, zonas horarias que cambian irregularmente y legiones infinitas de muertos vivientes que vierten por la noche. No era muy diferente de lo que Lee Bobae escuchó de Lee Haegi. El regresor, a quien le gustaba mostrar que sabía mucho, agregó una información más. ‘¿Dijo que el final comenzará cuando aumente el número de muertos vivientes en la grieta?’ La oficina de administración utilizaba el como centro de capacitación para nuevos reclutas. Su utilidad era hacerlos acostumbrarse a los enemigos humanoides antes de tratar con villanos. Además, cada vez que Park Mano estaba aburrida, entraba en el y aniquilaba al ejército de zombies. Teniendo en cuenta las condiciones de cierre no descubiertas, la oficina de administración estaba administrando de una manera verdaderamente deseable. Si alguien no hubiera acelerado artificialmente el cierre de la grieta, habría seguido siendo utilizado como herramienta de capacitación para nuevos miembros de la oficina de administración y como una forma de aliviar el estrés de la gerente Park. -Dificultad: Clase A (???) - Fecha límite: Cuenta regresiva pausada. Programada para reiniciar pronto (?) -No es posible mostrar más información. Falta de información. - ?????????????????????????? - Recibiste una misión para conquistar esta grieta. Asegúrese de atacarla. Cuando Lee Bobae entró en la grieta, apareció una ventana de notificación del sistema. Fue una nueva experiencia mirar la ventana de notificación y suspirar antes de mirar dentro de una grieta. Además de la pila de signos de interrogación, no tenía idea de lo que significaba la programación de retorno de la cuenta regresiva de la fecha límite, y cuando miró a Choi Yohan, él también suspiró. “Hay una opinión pesimista, pero esto podría sugerir que el equipo de ataque pronto será eliminado o huirá, y una opinión aún más pesimista, esto sugiere que la cuenta de la fecha límite y las olas monstruosas volverán independientemente de si la fuerza de ataque está dentro o no. ¿Cuál prefieres?" "Ambos no son buenos." De cualquier manera, el tiempo era apretado. Lee Bobae cerró la ventana de notificación y miró dentro de la grieta. Era una noche oscura, sin luna ni estrellas. Era una grieta donde el día y la noche cambiaban rápidamente, pero Lee Bobae tenía la intuición de que el día en que el sol se elevaría a través de esta grieta nunca llegaría. “Aaaahhh. Ughhh." Un terrible grito sonó desde lejos, rascando las almas de los que lo escucharon. Cuando Lee Bobae giró su mirada hacia la dirección desde la que escuchó el grito, el monstruo más aterrador que había visto en su vida estaba allí. Era un gigante hecho de cadáveres. Como si demostrara que la muerte era igual para todos, cadáveres de todas las edades, géneros y carreras se aferraron entre sí y asumieron la forma de un gigante. Lee Bobae casi gritó por un momento, pero perseveró con su excelente fuerza mental. Choi Yohan, que se estaba preparando para cubrirle la boca, bajó la mano con calma. Su apariencia no era nada original. Era un enorme monstruo de cadáver creado agrupando muchos cadáveres. La imaginación y la creatividad humana eran interminables, por lo que los artistas a menudo dibujaban monstruos con formas aún más aterradoras y más horribles. Sin embargo, los monstruos creados por artistas sólo estimulaban el sentido de la vista. Los monstruos que aparecen en películas pueden estimular a las personas a través de la vista y la audición, pero el olor, el gusto, el tacto y el sexto sentido se mantenían seguros. Ese monstruo caminando debajo de ese cielo nocturno sin luna o estrellas estimuló todos los sentidos de Lee Bobae, visión, audición, tacto, olor y su sexto sentido, incluyendo su sentido del gusto. Solo verlo era aterrador y la sensación que afectaba su alma continuaba sin parar. Un olor terrible rodeó a Lee Bobae como una niebla gruesa, y la energía siniestra que vertía del gran cuerpo hizo que el cabello corporal de Lee Bobae se quedara erizado. El aire sabía de sangre y pudrición. Finalmente, el sexto sentido de Lee Bobae gritó. ‘Esa cosa proviene de un mundo que ya está muerto.’ Lee Bobae fue testigo de la historia interna del que realmente pasó en día de la ruptura en su sueño. Lo olvidó todo, pero la experiencia que presenció permaneció en ella de alguna manera y advirtió a Lee Bobae. El era la tumba de un mundo entero. No una tumba de personas que murieron dentro de un cierto período de tiempo, sino la tumba de todos los seres inteligentes nacidos y criados en ese mundo muerto. ¿Los zombies aparecen infinitamente? Por supuesto. Antes del día de la ruptura, el número de personas que vivían en la tierra excedía los 8 mil millones, entonces esta tumba no incluía a todos los seres que murieron en toda la historia de ese mundo? Y ahora los muertos vivientes estaban reunidos para formar una gigantesca criatura de la muerte. Más grande, más gigante, más aterrador. Para difundir la muerte más ampliamente. Fue una comprensión que habría vuelto loca a una persona común, pero Lee Bobae lo soportó con facilidad. Porque existía una criatura más atroz que esta en su casa. “¿Bobae-ssi? ¿Estás bien?" "Sí, estoy bien. Estaba un poco sorprendida." "Algunas personas no pudieron soportar verlo y se volvieron histéricas, así que los noqueamos. Por favor, dígame si estás pasando mal." "Estoy segura de que, si me desmayo ahora, no podré levantarme durante una semana. Entonces no puedo." "¿Qué?" "Tenemos que matar eso para cerrar la grieta, ¿verdad?" 'Pronto alcanzará el nivel 100.' Lee Bobae sacó la lengua. Incluso sin desperdiciar pergaminos de observación, la criatura parecía estar en un nivel más allá de 90. Dado que continuó aumentando de tamaño combinándose con los monstruos zombies circundantes, su nivel también continuaría aumentando. Tenían que eliminarlo rápidamente antes de que su nivel subiera más. De lo contrario, el monstruo cadáver más grande que la abuela Seolmundae pisotearía la península coreana. “¿Cómo lo van a matar? ¿Qué tal cada cazador usando sus golpes y movimientos especiales todos a la vez?” Era una estrategia en la que incluso un perro que pasaba por la calle podía pensar, pero ¿había alguna otra forma que eso? Choi Yohan sonrió tímidamente a la pregunta de Lee Bobae. "En primer lugar, por eso te traje aquí." * * * “Cazadora Park Mano. Estaba seguro de que mi poder de ataque instantáneo era insuperable... " “Cazador Hwang Hwaseong. Nos hemos enorgullecido de no permitir ataques a distancia y acuerdos acumulativos en Corea.” "Me siento deprimida. No me copies." "No te estaba copiando, era lo que quería decir. Gerente, estoy agotado." "Oh, prefiero verte enfermo que hablando." La conversación fue divertida, pero nadie se rió. Esto se debió a que un cadáver gigante del tamaño de un edificio de 10 pisos deambulaba detrás de ellos. El gigante incluso se hacía más grande al absorber los cadáveres a su alrededor. "No se trata solo del tamaño. Su grado y nivel también están aumentando. Por lo general, algo así se derrumba si destruyes algo como su núcleo central, pero este ni siqueira tiene un núcleo central." "No hay múltiples núcleos, no tiene ninguno." “Entonces, ese enorme monstruo necesita ser muerto en un solo golpe, o utilizando continuamente un daño acumulativo especial de nivel de ataque. ¿Pero es eso posible?” Era un momento oscuro cuando se pensaba que si el monstruo salía de la grieta, el mundo terminaría. "Entonces pensé en Bobae y Uro." Lee Bobae escuchó la historia de Park Mano y Hwang Hwaseong, que bebía pociones de recuperación de maná como si fuera agua, y preguntó con cuidado. "Si aseguramos y destruimos el núcleo de la grieta, ¿no desaparecerá ese monstruo?" "Eso no es posible. Ese monstruo en sí es el núcleo de la grieta." "¿Entonces hay un núcleo de grieta dentro del monstruo?" El monstruo del cadáver gigante fue creado por la fusión de cinco grietas. Por supuesto, el equipo de ataque asumió que cinco núcleos de grietas estaban siendo utilizados como núcleo de la grieta actual fusionada, pero ese no era el caso. "El núcleo de la grieta no existe. Todo ese monstruo que sigue volviéndose más grande es el jefe y el núcleo de la grieta. Y si incluso queda un rastro de él, se regenera en un instante." A pesar de que faltaban fuerzas principales como el Mago de Hielo y el Swordmaster, tenían un equipo de ataque compuesto solo por figuras prominentes. Naturalmente, centraron su ataque contra el monstruo cadáver gigante. Los resultados fueron desastrosos. "Todos usamos movimientos especiales, pero solo logramos lastimarlo en una altura de aproximadamente 3 pisos." Incluso en el momento del ataque, el monstruo cadáver era más pequeño y débil de lo que era ahora. "De los tres pisos, un piso de daño fue hecho únicamente por mí y la gerente." Park Mano y Hwang Hwaseong hicieron todo lo posible, pero la mano de obra era limitada, por lo que el resto guardó su fuerza y regresó. Incluso Kim Hyuk, que había estado ocultando su fuerza, ayudó, y todos trabajaron juntos para apenas lograr otorgar el equivalente a otro piso de daño, pero él luego se rindió y salió de la grieta para actuar como mensajero nuevamente. "¿Kim Hyuk-ssi ocultó sus poderes?" "Claramente le dije que no presumiera demasiado, pero él estaba escondiendo mucho … Cuando no había suficientes mensajeros, alas salieron de su espalda y pensé que me desmayaría. Escuché que puede cambiar a una forma completa de dragón, pero es una locura. Al menos es cierto que alas de dragón estaban sobresaliendo de su espalda." Kim Hyuk, quien desató su poder oculto para proteger a las personas, cooperó con otros y logró hacer que el gigante se volviera más pequeño, pero era imposible ir más allá de eso. “Esa cosa continuará creciendo hasta convertirse en el edificio 63. Si eso sucede, incluso si el tatarabuelo del Swordmaster, no él, viene, no podrá detenerlo." Park Mano finalmente reveló la razón para llamar en secreto a Lee Bobae. "¿Cómo dijiste que se llamaba la habilidad de Uro? ¿Era ? El fuego no se apaga hasta que el objetivo se destruya por completo.” "No hay una descripción de la habilidad en la ventana del sistema, pero si adivinas por mirar el nombre, sería así." "¿Podemos destruir a ese monstruo con ?" Lee Bobae hizo una expresión confusa. El número de veces que se lanzó la habilidad era solo una, por lo que no solo había una falta de comparación y grupo de control, sino que no estaba claro si un ataque de una bestia fantasma de nivel 1 funcionaría en un monstruo de un nivel y un grado tan alto, quien Incluso tenía un gran poder regenerativo, a pesar de que era una habilidad de nivel SS. "Supongo que podríamos probarlo, por si acaso ..." "Sí. Tenemos que intentar de todo rápidamente y eliminarlo de alguna manera. Yo ... no, simplemente te lo diré todo. Le dije a Yohan que saliera y te buscara. La vida no es un rompecabezas, pero a veces lo es. Recoges 500 wones en la calle al azar, y cuando vas a una tienda, ves que tu factura es 500 won a más de lo dinero que llevabas, así que lo completas con la moneda que recogiste. Estaba perdida cuando vi al cadáver gigante, pero las llamas que vi justo antes aparecieron en mis cabeza... " Anterior Tabla Read the full article
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Estaba en una bodega gigante que parecía una tienda. La única luz que se veía venía de la luna y, conmigo, había unas 50 personas más, todas con cara de susto. Un tipo nos tenía atrapados, pero no me acuerdo de su cara, no sé si no quería verlo o simplemente no aparecía en el sueño. Nos puso a jugar cosas tipo SAW o Juegos del Calamar. En el primer juego, estábamos todos sentados y teníamos que pasarnos algo al ritmo que él decía. Si te equivocabas, te disparaba. Tras los primeros disparos, la gente se comenzó a levantar asustada y entonces vino otro juego, de caminar en cierto patrón. Como me tardé en levantarme, no caché bien las reglas y me iba a disparar. Pero le rogué que no lo hiciera y en vez de eso, soltó un montón de granadas sobre mí en una alfombra que no había visto. Me daban dos opciones: o las dejaba explotar cerca de mí o levantaba la alfombra para que explotaran cerca de los demás. Levanté la alfombra, y no recuerdo más.
En otro sueño, estaba viviendo con mi papá, pero en una casa que parecía de las del centro, de esas viejitas. Aunque parecía que la habían arreglado hace poco, aún se sentía antigua. En el baño, los mosaicos eran amarillos y cada vez que tiraba de la cadena del baño, se fugaba agua del piso que se dirigía a la regadera. También había un mueble raro de mi papá, parecía viejo, pero tenía un mecanismo muy moderno y raro que abría varios compartimentos.
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Esa era mi vida en SEVILLA en 2014..dormir en la calle x lo q estaba en pie a las 6 AM ..ir a los Hospicios a comer y ducharme..y pasear para ver q foto o personaje revelador me podía encontrar como el entrenador JOAQUIN CAPARROS [Nacido en UTRERA como malogrado J.A. REYES y grupo los MUERTOS DE CRISTO , el cual hizo debutar al malogrado PUERTA en SEVILLA FC] o el grupo MAGO DE OZ [autores del cd JESUS DE CHAMBERI..y en cuyo último CD IRAI DEI crucifican a una mujer con cola de DEMONIO como se ve en la contraportada bajo un montón de calaveras y de la q hicieron gira APOCALIPSIS..FOTOGRAFIANDO como firmaba a un tipo con camiseta de luna ensangrentada y lema resurrecion.. TXUS=JESUS..de FELLATIO=FELACION..o su batería y cantante de BURDEL KING o lo q me parece el REINO DEL ANTICRISTO..UN BURDEL GIGANTE con todo tipo de PUTAS o que venden y utilizan el SEXO como un PODER=EVA Y $ATANA$ hasta el FINAL] o IR A LA FERIA DE ABRIL q cayó en MAYO, o hacer EL ROCIO JURADO o PROMETIDO hasta mas alla de la ALDEA o hasta MATALASCAÑAS famoso x su TORRE de LA HIGUERA=higos..q esta al REVES x TSUNAMI_TERREMOTO de LISBOA de dia de TODOS LOS SANTOS DE 1755...desde su auditorio en la ISLA DE LA CARTUJA DE SEVILLA [malograda cantante ROCIO JURADO q se caso con BOXEADOR Y TORERO..del q dijo q ya era todo frialdad y ella necesitaba hacer el amor todos los dias]..al q fue JUAN PABLO II..y escuchando o revelando MUSICA, siguiendo las noticias de este mundo apocaliptico y satánico temiendo q en cualquier momento haya algún CATACLISMO O TRAGEDIA , ETC
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Tengo el corazón roto por tu partida, pero no sé si estar enojada porqué te fuiste tan pronto o estar feliz porqué estarás tranquilo en un mejor lugar, no quiero sonar egoísta pero no te tenías que adelantar a ser una estrella, nos dejaste acá anhelando unos años más a tu lado, dime qué les diré a tus hermanos, que le diré al Werito Jr, a la Luna y a la Coquito.
Llegar a la casa y no preguntar por ti es algo que no me hago idea, pero vamos a suponer que estás durmiendo y no te he querido despertar, en fin, cómo si fuera fácil no morir por darte un mimo, te digo que me harás mucha falta acá; ahora mismo estoy en la mesa tratando de estudiar, y me duele ver qué no estés aquí como siempre debajo de la silla o en la alfombra hecho bolita; dime quién estará con el Werito jr acostado tomado el sol, dime quién estará molestando a la Luna o huyendo de la Coco, quien va a perseguir a mi papá a todos lados, dime quién nos va a chillar como bebé.
Sabes que siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón, y bueno, que te puedo decir solo me queda agradecerte muchísimo todos los momentos lindos, las sonrisas y enojos que nos diste; creo que es tan poco por qué nada se comparará a verte a diario, abrazaré todos esos momentos que me regalaste, gracias por ser un gran compañero, por alegrarnos nuestra vida y cuidarnos, eres un gran perrito.
Siempre te voy a recordar, extrañare aquellos ojitos cafesitos gigantes bien brillosos, esos chillidos de bebé que hacías cuando andabas de berrinches, y también aquel sentimiento que no podía explicar por lo que sentía al ver que te esforzabas al irme a saludar porque ya estabas viejito.
Gracias bebé, gracias por coincidir en esta vida conmigo, te amo Coffito.
Siempre en mi corazón... ❤️
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domingo de resurreción
Esta noche fue diferente, te mostrabas más cálido, amistoso y cerca... Tu lenguaje corporal era muy descriptible.
Se notaba un aire muy tenso, debido al ambiente, mis limites de adrenalina habían rebasado esta vez, era demasiado creo que también era por la situación en la que estaba pasando el estado era peligroso ya.
Sin embargo ahí estaba saliendo a media noche a platicar contigo, aunque mi familia me haya visto, la verdad no me importaba y no sabía porque.
Reí recordando que no saliste antes porque había un perro y te daban miedo los perros, mientras me explicabas el porque no confiabas en los perros, yo estaba viendo enfrente sonrojada porque sabía que mi familia me iba a decir algo que iban hablar de esto después.
Pero ¿qué importaba? estaba contigo. Saludaste a todos.
"Uy uy se fueron en carros diferentes"
"Ah, sí... aquí abundan muchos amantes." dí una sonrisa socarrona mirándote a los ojos. Esperando que notaras la indirecta pero algo que me he dado cuenta es que no sabes captarlas, sólo cuando te conviene. O cómo una vez me dijiste "No me estoy haciendo pendejo, aveces me gustaría no estarlo"
No sé en que momento te acercabas más a mi que llego un momento en el que ya no me podía seguir haciéndome a la derecha, no era incomodo pero eso sólo iba a provocar que tuviéramos más contacto el cual estaba tratando de evitar.
Como el que tocaras mi mano...
"Dame tu mano"
Varias veces.
También mi pierna.
Y varias veces mi camisa.
"Me gusta mucho tu camisa" me sonreíste.
Me pare para que la observaras mejor, agradecí traer una camisa larga para que ocultará mi trasero. Sin embargo creo que ya me habías visto toda.
Como no parabas de mencionarla hice la seña de quitármela y dartela, porque yo también quería jugar.
Te sonrojaste un poco y reíste para el enfrente y no verme.
"Un intercambio." seguiste
"Yo creo que si te queda" me paré para que se notara más la camisa.
"Estas muy chiquita." se paró, le llegaba apenas al pecho, era gigante.
"No te la puedo dar, me la dio alguien especial."
"A Man?" sonreíste coqueto
"No, una amiga"
"Ahh entonces si me la puedes dar, porque yo soy muy bueno y nunca me dan cosas."
Me di cuenta por tu lenguaje corporal, como el de respirar profundo con los dientes cerrados, como sueles hacer cuando algo te preocupa, encogiendote los hombros y arrastrandote las manos por las piernas, que te incomodaba que te preguntara por tu novia. La omitiste al principio, era serio y tomabas un poco la distancia.
Pero después hablabas de otra cosa y se te pasaba volvías, no sé como es que te acercabas más y más. Yo me quería recargar en tu hombro porque me estaba dando sueño, me gustaba mucho estar contigo y platicar pero quería dormir y mejor ahí.
No tenía tanto contacto visual contigo porque sólo provocaría que se me escapará una sonrisa, sintiera mis mejillas calientes y se mis ojos se iluminaran como siempre terminabas provocando en mi.
Pusiste tu pierna arriba las mías y la estiraste, me di cuenta que era enorme.
"¿Estás cómodo?" di unas palmaditas a tu pantorrilla.
"La verdad sí, estoy aquí terapiandome contigo, por cierto volveré a terapia."
Me alegro mucho escuchar eso. Me contaste que te gustaba ir, y la primera vez que fuiste lloraste mucho, te gustaba tu psicólogo porque era serio y audaz.
Me quede viendo a la luna en un momento de silencio, estaba justo arriba de nosotros, sentía su luz directa.
"Te dedico la luna de hoy"
"No se puede porque no es tuya."
"Si lo es porque me apellido así"
Te sorprendiste. "¿Apoco te apellidas Luna?"
Sonreí "Sí, ¿Viste la luna rosa?"
Empezaste quejarte sobre que no se vio nada, la viste junto con tu hermano, que también describiste como te había dejado un manchas de un moretón porque no sabía pegar bien, era gracioso cuando actuabas como un macho alfa "pareces j*to"
Me gustó como describiste la luna "Se ve como un arco alrededor como...más..."
"Iluminada"
Mucha luz como la luna y brillo como el oro
Yo también toque tu mano y le di palmaditas. "A terapia" quería también tener contacto contigo.
Me daba ilusion contarte que había jugado fútbol, tu sólo abriste mucho los ojos y sonreíste, me cuestionaste mucho sobre lo que había hecho era muy divertido.
"Jugar fútbol toma mucho tiempo."
"¿Me estás retando?"
Al final pasaste tus dedos por los cortos los cabellos que me quedaban atrás de mi oreja "Y esa patilla de lesbiana?"
"¿Te agrada?" sonreí sarcasticamente.
"No, me gusta más rapado." volteé sorprendida y asustada a la vez. La inseguridad q había desplegado en mi al no gustarle por un comentario de alguien más, pero también que me importara una mierda por eso me seguía rapando porque me gustaba "Pero pues ya lo tienes que dejar crecer, porque es parte de"
Me hizo sentir segura lo que dijiste; eso significaba que tanto como yo me gustaba también a él.
Mi mamá salió ya era hora.
Me subí al escalón de mi barandal, como siempre para poder despedirte y darte un buen abrazo, en el que mis brazos encogieran tu cuello y tocar tu espalda.
Te acercaste a que te diera un beso en la mejilla.
"Me da mucho gusto que puedas volver a terpia." acaricie tu espalda "Hiciste lo correcto"
Me sonreíste "Que es lo correcto?" tomaste mi mano para que te diera otro abrazo, y después te fuiste caminando en la dirección contraria a la que siempre sueles irte.
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| harringrove | e s p a ñ o l | en AO3 [+ un poco de billy & will | básicamente fluff y toneladas de pining y billy enamorado a dolor y hasta las trancas | ya había publicado una pequeña parte, ésta es la versión completa]
~
piel (y todo lo que hay por debajo)
Hay un punto intermedio. Entre el instituto y el colegio. Un pedazo de terreno pelado, amarillento de falta de hierba y de exceso de sol y, en el medio, una caseta vieja.
Es una cosa destartalada y que acumula falta de manos de pintura y humedad, pero que queda fuera de la vista, de esa forma en que quedan fuera de la vista las cosas que están justo ahí pero que ya nadie pierde el tiempo mirando.
Ahí es dónde se encuentran.
Billy se enciende un cigarrillo. Desliza el culo sobre un antiguo pupitre retirado hace tiempo y abandonado pasto de la humedad y la podredumbre, apoyado contra la parte de atrás. Asiento de primera y última fila a la larga columna de árboles que el viento hace ondular al otro lado de la alambrada. La brasa le calienta los labios cuando inhala una calada profunda y exhala un,
“Te estás ablandando, Billy Hargrove”
Apoya hacia atrás la cabeza y cierra los ojos, escuchando ese continuo trinar de los pájaros que entreteje las horas lentas de los días y las noches de Indiana, y los gritos de alegría de los alumnos de la preparatoria, recordando que, en alguna parte ahí, hay un puñado de críos que aún va a seguir riendo con las mismas ganas a unos cuantos años vista. Que igual hasta Max puede ser uno de ellos, si Billy se da prisa. Que igual él también, si Billy es capaz de controlar esa reacción instintiva que le tira de la piel hacia dentro y le grita que pareparepare, que la piel blanda se hace trizas.
Pero igual pueden ser los dos, si Billy es capaz de apretar fuerte los dientes y seguirse ablandando.
Y la piel blanda que se rompe duele pero,
“¡Hey!”
A veces compensa.
Will sonríe inmenso. Detiene la carrera en abrupto y se queda ahí enfrente, jadeando. Tiene nariz divertida y ojos gigantes. La clase de flequillo que te dan ganas de soplarle fuera de los ojos aunque en realidad lo que está es demasiado corto y Billy siempre ha pensado que le iría mejor en la vida si no se diera tanta cuenta. De las cosas. Si no le viera esa sonrisa anchaanchaancha y pudiera leerla tan fácil.
“¡Me moría de ganas de enseñarte esto!” Will se arrodilla en la hierba, las palabras entrecortándose entre exhalaciones. Tira de la cremallera de la mochila con el pecho aun temblando y no se da cuenta de que se le van a ensuciar las rodillas de los vaqueros ni de que Billy puede leerlo. El alivio. De encontrar aquí a Billy y no solo un pupitre vacío. De cómo para un crío cada día más significa ‘Te importo’.
Fué a principios de Diciembre. Viernes a última hora y una de esas cosas tontas que solo pasan en las pelis. Una cosa tan de guión y tan de coreografía que a Billy le dieron hasta ganas de levantar la vista al techo para asegurarse de que John Hughes no les estaba observando, tomando notas desde arriba. Chocaron en mitad de una esquina. Billy aceleró porque tenía prisa y la única manera de pillar a Max a tiempo últimamente era interceptarla justo a la salida. Will porque va siempre así. Siempre a mil por hora. Siempre rozando la velocidad necesaria para un salto en el tiempo para luego ser la clase de crío que parece tan calmado que asusta. Chocaron. En mitad de la esquina. Apuntes por todos lados y una maldición (Will) y un gemido ahogado (Billy) y acabaron tirando de la misma hoja uno por cada esquina. Trolls y magos y un castillo y una luz verde, una estrella en la lejanía, augurando malos presagios. A Billy se le olvidó darle miedo y a Will debió de olvidársele que se lo tenía cuando se le escapó sin pensar un,
“Joder, Byers. Esto es una puta pasada”
Ni miedo ni reticencia ni esa forma que a veces tiene de chocarse con las palabras y trastabillar, solo un “¿En serio?” y ojos enormes y el flequillo rozando las pestañas al parpadear cuando a Billy se le olvidó también que debía― bueno, que debía ser Billy Hargrove.
“¿Tienes más?”
Así que ahora se salta lengua en vez de álgebra, todos los Martes y Jueves. Se escapa a ese lugar entre medias donde sabe que ya nadie mira para echarse un cigarro a la hora que a Will le coincide con el recreo. No siempre consigue darles esquinazo a su panda de pardillos pero algunos días hay suerte. Lleva los dibujos. Orcos y trasgos y montañas encantadas al noroeste y a Billy le parece que hay más príncipes que princesas y que si las hay, son casi siempre magas, casi siempre reinas y la mirada siempre se te va a los ojos que les arden, no a las prendas que les faltan y a Billy le parece que es un grano de arena pequeño. Esto. Que hacen. Y sabe que alguien ya mantiene firme el suelo bajo los pies de Will (‘Joyce’, le dice Will que se llama. Y a Billy le escuece la manera en que hace caber tanto, tanto amor en una sola palabra). Pero le parece también que tal vez no haga falta mucho más, para Will, solo―algunos granos de arena, para reponer los que cada día le quita ser un niño distinto en un pueblo pequeño y enfermo de extrañeza para lo que le resulta extraño.
Así que Billy va a tener que apretar los dientes hasta que le sangren las encías porque es eso, o endurecerse. Es eso. O cagarla.
Otra vez.
Y por la Virgen, Billy no quiere volver a cagarla.
Así que chupa el cigarro. Enarca una ceja. Apresura al crío con la mano.
“Mmm. ¿Tan cojonudo te parece que es, canijo? Venga, que me empieza la siguiente clase”
Will sobrevuela papeles. Cabeza asintiendo y dedos rápidos. Encuentra lo que busca y tira, lo alza triunfal con la mano. Es la espada en la piedra y la lleva hasta Billy con las rodillas húmedas y solo un poco manchadas de barro. Es Febrero y el sol arde fuerte sobre toda la humedad que se ha pasado la noche llorando. El dibujo es un dragón enorme, alas oscuras y desplegadas en eclipse y solo unos pocos rayos de luz de luna iluminando al caballero desde su espalda. Tiene parpados ribeteados en negro y rizos rubios desparramándose en cascada y Billy estaba apretando los dientes pero se le separan porque el dibujo se parece demasiado a él para ser coincidencia. La sonrisa le devora toda la boca. Blando. Le pica la broma en la punta de lengua. Gruñe un,
“Me han llamado muchas cosas. Pero creo que esta nunca, Byers”
Solo se le ve la mitad de la expresión, con ese flequillo que le tapa las cejas y Billy vuelve a resistir las ganas de soplarlo.
“¿Hum?”
“Caballero” dice, deja entrever el tono coña “De armadura brillante”
Una puta pena, lo del flequillo. Porque casi no se le ve, así. Para el que no le conozca. Que se le suben las cejas y se le acumulan en las arrugas de la frente las ganas de bromear de vuelta. Pero por suerte llevan ya un par de meses y Billy―
Billy ya le conoce. Lo suficiente.
“Ya sabes cuál es el trato, William. Escupe. Se te ve a kilómetros que te lo estás aguantando”
“¿Tu? ¿Y brillante?” suelta Will, arrugando la nariz y lanzando una mirada significativa a las pintas que lleva Billy, más cuidadas que no, más intencionales. Pero de eso ya se dará cuenta cuando crezca.
Billy carcajea. La sonrisa de Will se amplía, satisfecha. Se desliza de un salto en el pupitre de al lado. Billy le pasa el cigarro.
“¿Y esto?” Will se encoge un poco. Le mira. Luego al intercambio entre sus manos. Coge el cigarrillo entre dos dedos y el filtro no quema pero Will lo aprieta solo lo justo, como si le diera miedo que de repente lo abrasara.
“Venganza” dice Billy, medio gruñido medio risa, y Will frunce el ceño, pero respira hondo para coger fuerza. Exhala. Da una calada y―
“Argg” tosetosetose “Esto es. Ufff. Es horrible!. No se cómo―” le devuelve el cigarro “Ufff, que―” duda “Asco”
Billy suelta una risotada. Piensa en Max inhalando profundo un par de semanas atrás, sosteniéndole la mirada. Rompiendo a toser cinco segundos después. A Will también le palmea la espalda.
“Eso es bueno” dice “Mejor que no te guste” y Will arruga toda la cara “Y esto también” añade Billy, agitando un poco el dibujo “Esto es muy. Pero que muy bueno, tío”
Will. Le mira. Uno. dos. Tres segundos. Largos. Y Billy le duelen un poco, todos y cada uno. Tres puñaladas profundas con esa espada recién liberada. Un tipo diferente de ‘te importa' cada una: ‘me parece imposible (que te importe)’. ‘Si tú lo piensas, igual es verdad (y me importa, que tú lo pienses)’. ‘Gracias (porque te importe)’. Y luego. Esas cejas escondidas. Los carrillos hinchándose un poco cuando se muerde la punta de la lengua y―
“¿Billy?” los ojos le brillan de malicia mal contenida.
“¿Uh?”
“Tú eres el dragón”
“Serás―”
Billy le empuja de lado. Pero Will solo se mece. No pierde pié sobre arena firme. Vuelve la vista al dibujo, encoge un hombro.
“Pero también el caballero”
Lo dice en un tono que atraviesa el pecho entero y ‘Gracias’ piensa Billy, aunque le duela la piel blanda. Y no le sopla fuerte ese flequillo de tazón de dónde le cubre toda la frente pero―
Sí que le revuelve todo el pelo.
“Ah―!!”
“Hey, canijo, ¿quieres ver el que yo he hecho?”
Will asiente rápido. Todo velocidad contenida y reverberando y a veces Billy no sabe cómo tan poca gente lo puede ver, lo pequeñísima que se le queda la piel y piensa que ojalá, ojalá acumule suficientes granos de arena para elevar ese suelo firme bajo sus pies, y llegar muy alto.
“Claro!”
Lo lleva guardado en el bolsillo de la chaqueta. Doblado. Como lo guarda todo. Pliegues y capas y en el fondo de bolsillos que nunca mira nadie pero.
Lo desdobla para enseñárselo a Will Byers.
“Vaya” Sonríe como ‘Dos meses desde que nos chocamos y me parece que yo te conozco un poco también, Billy Hargrove’ y Billy tocó fondo pero ahora por lo menos Max y él cantan AC/DC a coro en los viajes de vuelta a casa y la voz de Will suena a ‘Eres bueno’ cuando pasa las yemas de los dedos por los contornos en grafito de la calavera y repite, “Vaya”
“Pienso hacérmelo” Billy inspira una calada profunda de Marlboro y de ‘Cuatro meses para los dieciocho’ y le parece sentir como el humo se enrosca en el interior de sus pulmones antes de soltarla. Es una imagen tan bonita como estúpida. Mira la mandíbula abierta del dibujo y piensa que tal vez a él también le apetezca una calada “Tenerlo curado para cuando empiece el verano y―”
“¿Qué pasa aquí?”
Steve.
Harrington.
Brazos en jarras, las solapas del polo subidas y las Ray-Ban sujetándole esa forma en que se le arremolina el pelo sin llegar a domarlo. El sol de las doce pasadas le ilumina medio de espalda y es guapo. A dolor. Es tan, pero que tan guapo. Billy está seguro de que es imposible que este paleto criado a base de maíz y de dinero amasado en negocios de dudosa moral sea lo más bonito que ha visto nunca pero a veces se le olvida. Que es imposible porque. Joder. Lo parece. La luz encendiéndose las puntas del pelo dónde se le ondula. Bajo la oreja. En la curva larga de su cuello. Y el mundo no se para ni los pájaros dejan de trinar ni las nubes se abren y no pasa ninguna mierda sobrecogedora porque esto es el agujero negro dónde va a parar toda la basura del mundo, Indiana. Pero. Lo parece y,
Billy.
Billy sabía respirar pero esa es la otra cosa que siempre se le olvida. Cada vez que Steve Harrington le pasa por delante.
Se tiene que obligar. A asentir. A dejar de ahogarse. Cuando Will le busca con esos ojos grandes a modo de pregunta.
A modo de disculpa.
Billy Hargrove, de recién coronado terror local a―
“Le estaba―” empieza Will. Respira. Frunce la boca antes de soltar la verdad porque sabe que es la única escapatoria “Enseñando mis dibujos. A veces―”
―el blandengue al que se le sube garganta arriba el orgullo cada vez que un crío de apenas once años le dice ‘Billy, esto es bueno. Es muy. Muy bueno, Billy’.
“A veces interca-eh―”
Los ojos grandes de Will se hacen aún más, más grandes. Como si se diera cuenta de que donde ha metido el pie sigue embarrándose hasta meter la pata entera y Billy le sonríe un poco, del lado de la boca que queda oculto para Steve Harrington, por eso de las fachadas y lo difíciles que son de mantener, cuando por un lado presiona lo que se supone que debes ser y por otro, fuerte, cada vez más fuerte, lo que escondes.
“¿A veces―”
Pero Will suspira hondo, hondo, labios fruncidos y ojos gigantes y Billy piensa ‘A la mierda, Hargrove. No te escondas’.
Es él quien contesta,
“Intercambiamos dibujos, Harrington”
Y Steve.
Tiene esos ojos. Son como un mar revuelto en mitad del invierno, esos ojos. Duros, duros, duros. Imponentes. Pero suaves. Joder tan suaves. Cuando algo le pilla desprevenido. Cantos rodados en el oleaje. Y Billy querría dejarse arrastrar por ellos como caer con la curva de una ola. Steve le mira, y al dibujo que tiene en la mano, sus ojos un remolino y, cuando alza la vista, la calma. Y Billy se siente igual que cuando le parecía a veces que las olas querían. Envolverle y atraparle. Suaves como las nubes que reflejan. Y Billy se siente igual que cuando las dejaba. Llevarle. Arrastrarle hasta orilla. Sano y salvo.
“¿Lo has hecho tú?” Steve frunce el ceño. Cuando hace eso. Está siempre guapísimo. Y a Billy el corazón se le rompe. A cachos. Piensa. Esto es lo que cuesta. Piensa. Joder. Piensa. Así es como duelen las cosas cuando te conviertes en un puto blando.
Lo que no tienes. Lo que quieres. Lo que podrías―
Joder.
Lo que podrías querer tanto que quisieras arrancarte la piel, para que pudieran tocarte el corazón directamente con las manos.
Billy asiente. Will sonríe. Steve suaviza el ceño y― olasolasolas. En una mañana de otoño. Batiendo la superficie de un mar en calma.
Y ahora. Billy canta AC/DC con Max. Le hace aguas el corazón cuando desafina y a ella se sujeta los pulmones cuando la risa se le atraganta. Si sienta en la parte de atrás de una caseta a medio camino entre quien es y quién debería ser y pasa con muchísimo cuidado las páginas del cuaderno de dibujo de Will Byers.
Y Billy Hargrove tocó fondo un día a finales de Octubre. Tocó fondo y le dejó a Steve Harrington hecha papilla esa cara que no puede dejar de ver en sueños. Cuando está dormido. Cuando está despierto. Tocó fondo y ahí se va a quedar. Es eso. O arriesgarse a subir a la superficie equivocada. Se está bien, aquí en el fondo. Se ve mejor lo que importa, cuando alzas la vista hacia la superficie.
Aquí, duele mirar lo que no tienes pero, al menos. Te devuelve la mirada.
Aquí, Billy respira muy, muy hondo. Coge aire para para tener algo que le mantenga vivo bajo el agua cuando Steve le arranca el dibujo de las manos. Lo estudia con detenimiento. Dice,
“Es. Eh. Bueno―” Sonríe “No es. Bonito. Al uso.” Mira a Billy y su mirada se deshace en espuma, se rompe en esa suavidad que no puede evitar, como si lo demás fuera tan de mentira como ‘Billy Hargrove’ y todas esas paredes imaginarias “Pero―”
Dice ‘Pero’ y, entonces. Suena la alarma.
“¡Oh!” Will bota en el sitio “¡Tengo que―” cierra a tirones la mochila y “¡Clase!”
Sale corriendo, girándose antes de desaparecer tras las esquina de la caseta para saludar, dedicándoles a los dos una de esas sonrisas que Billy ha categorizado sin darse cuenta como ‘de las buenas’, ancha y ya casi jadeante otra vez, antes de desaparecer a la velocidad de la luz en dirección a la escuela y a, espera Billy, ser uno de esos pocos críos que aún va a seguir riendo con las mismas ganas a unos cuantos años vista, con un poco de suerte.
Steve Harrington sigue ahí, plantado frente a él cuando se detiene la alarma.
“¿Te sobra alguno de esos?” pregunta, la barbilla señalando el cigarrillo que Billy aprieta entre los dedos. En la deriva de su pelo las Ray-Ban se mantienen a flote, zozobrando.
Billy golpea el culo del paquete contra el muslo, le ofrece el cigarro que sobresale. Rasca la piedra del encendedor y, Steve se inclina hacia delante y es pleno día pero a la luz delgada de la llama da casi la sensación de ser ese instante exacto en que empieza a apagarse el mundo, y la oscuridad convierte los espacios abiertos en pequeños universos estrechos: Steve Harrington y sus labios rojos alrededor de cigarro y un dolor pequeño en la yema de su pulgar de seguir manteniendo vivo el fuego y querer cosas con un dolor más grande y sentir que se le cauteriza el corazón de mantener dentro la rabia al saber que nunca va a tenerlas pero―
“¿Pero?”
Steve le agarra la muñeca. Ahueca las mejillas. Inhala hondo. Se separa pero tarda un momento. En soltarle. Lo bastante para que sus dedos pudieran leer la forma en que a Billy se le encabrita el pulso en la muñeca, si quisieran.
“Pero―” Steve sonríe. De medio lado. Se sienta en el sitio de Will. Alarga el cuello hacia el cielo. Alarga la espera. Exhala. “―es mono”
Le encuentra, con esos ojos. A Billy, que nunca puede dejar de mirarle. Le devuelve la mirada.
Y Billy―
Billy.
“¿Mono?”
Billy. Parpadea. Se le para la mano a medio movimiento de llevarse a la boca su propio cigarro. Se le para el corazón y le parece que se para el tiempo, también, en esta estrechez a la que la presencia de Steve ha reducido el momento. La sonrisa entera ahora. Ojos suaves. Joderjoderoder. Tan suaves. Y Billy piensa,
Te estás ablandando. Te estás ablandando tanto, Billy Hargrove, cuando Steve dice.
“Tú” dice, bufa una risa suave “Con Will. Dibujando”
Billy quiere que no deje nunca de mirarle así. Quiere besarle.
“Fúmate el puto cigarro” gruñe.
Y Steve hace rodar los ojos de una forma que dice a gritos ‘Te pillé, Hargrove’, pero apoya la espalda contra la madera pelada de la caseta.
Y le hace caso.
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El Martes siguiente no es solo Will quien aparece, cuando suena la alarma.
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“Igual unas flores alrededor, o algo”
“Para parecer imbécil, dices”
“Para eso no te hacen falta”
“Pero que graciosísimo eres, Harrington”
“Rosas”
“En serio, ¿rosas? ¿Lo más trilladísimo que hay?
“No sé” Steve se encoge de hombros, baja la cabeza, mirada en las semi-lunas que trazan en la gravilla las puntas de los zapatos “A mí me gustan”
Cohibido, y van ya casi dos meses así que Billy sabe que también sintiéndose un poco tonto. Y no. Nono. Eso sí que―
“Supongo que no están tan mal,” gruñe, y sabe que con Steve es siempre más arisco, incluso ahora. Como si todo lo a flor de piel que se siente por dentro se le resistiera, por fuera. Pero es que con Steve la piel no solo se le hace más blanda, sino finafinafina, tantísimo que transparenta “las rosas”
Y es que lo que Billy esconde debajo― eso no sabe si Steve querría verlo.
Pero Steve alza la vista. Sonríe suave. La clase de chico que aparecería con un ramo envuelto en papel brillante y lazo a juego. Y a Billy le late el corazón tan fuerte que le retumba contra la piel y sabe de repente que va a llegar el día en que dará todo igual porque va a ser imposible.
Que no lo va a poder seguir escondiendo.
“Que sepas que eres un puto ñoño, Harrington” le dice.
“Supongo que sí”
Y no le dice ‘Me gusta’ pero Steve ya le espera con una sonrisa cuando Billy le mira a los ojos y se da cuenta de que ya ha empezado, a no ser capaz de esconderse.
(Se da cuenta, también, de que Steve ya lo sabe)
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“No. Ni de puta coña” Billy inhala hondo por la nariz, se le aprietan solos los dientes “No, no. no, y no. Lo siento”
Steve le mira con el ceño fruncido. Billy le aprieta el sobre todavía más fuerte contra el pecho.
“Pero―”
“Espero y listo. No me importa. Ya habrá tiempo de hacerlo”
Lo dice y no se cree y Steve no le cree tampoco y ojalá Billy fuera de esa gente que nunca se acuerda de nada cuando se emborracha, porque no tendría que acordarse ni del dolor punzante de las costillas, ni del sabor de la sangre, ni de la forma en que a Steve le huele a suavizante y a piel como recién nacida y a calor y calor y calor, la curva del cuello. No tendría que acordarse de que sí, claro que sí que hacen cosquillas, esos rizos que tiene bajo la oreja.
Steve le mira como si doliera, un corte de papel. Fino y casi invisible pero que escuece. Y no parece más que un puto sobre, blanco y estrecho y aburrido, pero es por lo visto una arma de doble filo también porque a Billy le hace la misma clase de herida, y joder. Joder.
Cómo duele.
Pero Billy― No. Puede.
No puede aceptarlo.
“Oye―” empieza Steve. Ojos suaves y voz suave y dedos suaves, yemas acariciando el anverso de su mano hasta cubrirla, ahí, sobre su propio corazón. Tanta suavidad que Billy tiene que cerrar los ojos porque va a soltarle un mordisco, si se deja llevar, cuando lo que quiere en realidad es echarse a llorar y que Steve Harrington le bese fuerte, que no le importe que los labios de Billy sepan a sal, que no le suelte ni cuando ya se le hayan secado las lágrimas “Oye. Me lo devuelves y ya está. Cuando puedas. Más adelante. Olvida lo del regalo, ¿vale?. ¿Qué te parece un préstamo?”
Los dedos de Steve aprietan fuerte, yemas presionando la palma. El sobre cruje, de un blanco impoluto pero mil veces arrugado, como el dinero que guarda dentro. Debe llevarlo encima hace días, Steve. Tal vez desde aquella noche, ni siquiera una semana entera atrás. Los nudillos de Neil acertando de pleno contra sus pulmones. Los pocos ahorros de Billy pasando del bote que aún se agitaba en el suelo al fondo sin final de su cartera “¿Así que tienes dinero escondido pero tengo que ser yo el que te pague por los caprichos?”. Horas de cortacésped y descargar camiones los Viernes y de sumergirse en el olor a carne quemada y aceite viejo de freidora en la hamburguesería de Benny los Sábados y Domingos. Billy lo mandó a la mierda y se ganó un derechazo y vió rojo durante todo el camino, desde la entrada de hierba pelada en su casa de Cherry Lane hasta la avenida de setos podados y flores elegidas con excelentísimo gusto flanqueando el camino hasta la mansión de su niño rico favorito. Steve echó whiskey en un algodón, le desinfectó la herida. Dejó que Billy se tragara la botella entera a pesar de saber de sobra que ya no se puede desinfectar, lo que Neil le ha hecho por dentro.
Se lo acabó diciendo. Apretado contra él en la cama.
(En su cama)
Que no es solo un puto tatuaje, que es,
“Dieciocho, Steve. Y va a seguir siendo su techo pero yo―” ya “podría―” no “Irme” seré “A dónde quisiera. Cuando quisiera” suyo.
Dieciocho y,
“¿Te―?” Steve cogió aire. Profundo. Tenían las frentes pegadas y las bocas cerca y a Billy nadie le había respirado el aire antes así, inhalándolo directo desde sus propios pulmones “¿Te vas a ir?”
“No” y después “Aún” después “Quiero graduarme. Intentar―” Ser algo, joder. Ser alguien. O solo ser. Ser. Lejos de Neil. Solo que “Y están Max y Will y―” Tú. Y no lo dijo pero Steve. Steve nota las cosas. Le abrazó fuertefuertefuerte y a Billy le dieron ganas de echarse a reír porque sabe que es una gilipollez, que no hay realmente diferencia. Entre los nudillos de Neil y marcarse la piel con lo que quiere. Entre diecisiete y dieciocho si realmente nada cambia excepto por unos cuantos mililitros de tinta. Entre estar atrapado por su padre a dejarse atrapar por Max, por Will, por Steve. Porque quiere.
No hay diferencia. Pero―
“No puedo” repite ahora, y le tiemblan la voz y el aliento cuando Steve asiente despacio y Billy se da cuenta de golpe de que quiere también. Aceptar el dinero. Dejar que Steve le ayude a hacerse un tatuaje de mierda que no cambia nada pero que lo significa todo. Se da cuenta de que quiere rosas envueltas en papel brillante y lazo a juego y de que quiere suave. Quiere que alguien le cuide como Steve aquella noche y le diga que no pasa nada, que se lleve a Billy a la cama y le abrace y que le importe menos de una mierda lo que tenga que decir diga el puto mundo entero.
Te estás volviendo un puto blando, Billy Hargrove piensa cuando nota cómo se le rompe el corazón Y este es el precio.
“No es―” empieza Steve, agachando la cabeza, y van cuatro meses ya y Billy sabe lo que va a decir antes de que vuelva a abrir la boca. Piensa nonono cuando reconoce la vergüenza ”No se lo he pedido a mi padre. Si es lo que piensas”
“Steve. No―”
“Es mío. ¿Más o menos?” Exhala una risa pequeña. Le mira con ojos grandes. Enormes. Se muerde los labios “Ya sé que todo sale del mismo sitio pero. He estado ahorrándolo. Quería regalarte― algo y. Entonces. Paso lo de tu padre y el dinero y pensé―”
“No tienes que regalarme nada” suelta Billy, rápido, en acto reflejo. Y Steve aprieta una sonrisa entre sus labios plegados, como si ya se esperara que Billy podría esa es la clase de cosa y,
Estuviera preparado.
“No lo hago porque tenga que, Billy” y la forma en que le mira es demasiado y Billy se siente en carne viva y sangrando,
“Es mucha pasta, Harrington” pero la voz le falla y Billy ya sabe bien a estas alturas que Steve Harrington puede olerlo, ese instante en el que casi ha ganado.
Sonríe. Da un paso hacia delante. Si alguien les viera ahora. Parecería que están cogidos de la mano. Busca los ojos de Billy y los agarra fuerte. Billy se muerde los carrillos para no cometer el error de sonreír de vuelta, y alentarlo.
“Vale. Ni regalo ni préstamo. Entonces, ¿ qué te parece un trato?”
Billy bufa.
“Un trato”
Steve asiente, lento, y Billy se pregunta si puede sentirlo, cómo se le dispara el pulso en ese punto donde sus muñecas se siguen tocando.
“Es mío. El tatuaje y toda la piel que haya debajo” hace un gesto. Pequeño. Rápido. Ladea un poquito la cabeza, arruga la nariz, la mejilla, la punta de una sonrisa se le curva de lado. Y Billy quiere besarle tantotantotanto “Mi propio pedazo de Billy Hargrove”
Billy traga saliva. Sigue de una pieza por fuera pero―
“Eso es una puta tontería, Harrington”
―por dentro, se rompe en mil pedazos.
“¿Y?” Steve enarca las cejas. Suelta una risa y tiene la mano todavía ahí, firme contra su mano. Y Billy sabe de sobra que nunca va a tener las clase de cosas que quiere pero. Esto. Lo que si puede tener es esto y la forma en que Steve le sostiene y dice, casi susurrando, como si él se diera cuenta también, de que nunca mantienen una sola conversación a la vez, de que está la que vive por encima de la superficie pero también ésta otra, ésta que se habla en miradas y susurros y que habita justo por debajo,
“Sé que es importante. Así que aunque sea solo por esta vez, ¿me dejas?”
¿Me dejas cuidarte?
No lo dice, pero está ahí, en sus ojos. Y a Billy le satura los pulmones de una forma parecida al ahogarse. Tanto aire fresco para respirar que no alcanza a respirarlo. Piensa Estoestoesto, piensa Cómo hago para no quererte, piensa Confórmate con lo que puedes tener, Hargrove. Así que coge una bocanada grande de ese aire puro que el estar enamorado de Steve Harrington hace casi irrespirable. Se le sale todo de golpe cuando la mano libre de Steve le toca suave la mejilla, arrastra el pulgar sobre una lágrima.
Billy asiente.
Tiene que apretar los dientes fuerte cuando Steve se inclina, lo dice bajito contra su oreja.
“Feliz cumpleaños”
Y Steve no le besa. Pero le abraza otra vez. Como esa vez.
No le suelta hasta que se le secan las lágrimas.
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“Quiero que lo hagas tú” le dice a Will, dos días más tarde. Y debe ser la forma en que lo dice, porque Will va a preguntar o a replicar, o algo.
Pero no lo hace.
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“¿Qué quieres que qué?”
Billy bufa, simula fastidio. Tiene que volver la cara a un lado para no mirarla.
“No es tan difícil, Maxine. Tu elige y calla”
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En algún momento, empezaron a aparcar lado a lado por las mañanas. A echar un cigarro a medias antes de ir a clase. Los Lunes y Miércoles los dos tiene lengua a primera hora.
Se la saltan.
“Hoy es el gran día, ¿no?” pregunta Steve, estirándose, estirándose, estirándose contra el costado del coche, brazos arriba cuan largo es y las espalda arqueada siguiendo la curvatura del Camaro “¿Acojonado?”
“¿Cuando me has visto tú acojonado?”
Steve enarca una ceja, sonríe frunciendo los carrillos. Meses. Meses desde aquel primer día en la caseta y Steve no lo dice pero Billy los escucha, las palabras y el tono de ’Mas veces de las que te crees, Hargrove’ y Billy quiere sentir bajo las yemas de los dedos las ondulaciones de sus costillas así que en vez de eso, le roba el cigarro.
Steve gruñe una risa. Intenta golpearle la bota con la punta del pié pero solo consigue rozarle medio de lado. No parece que le importe mucho porque entrelaza las manos detrás de la cabeza, se escurre hacia abajo un poco, deja que se le cierren los párpados. Al sueño siempre le cuesta dejarle ir, tan temprano, y Billy lo entiende porque quién querría, si le tuviera. Quien no rogaría por solo un poquito más, de oírle respirar bajito y del calor de las mantas y de ese pelo desparramado sobre la almohada y las frentes rozándose.
Billy solo lo ha tenido una vez, y nunca va a poder olvidarlo.
“Seguro que es por eso que no quieres que te acompañe. Para que no te vea cagado” se le nota algo en el tono, en la manera en que aprieta los labios justo después de decirlo. Y Billy no volvería a hacerle daño nunca pero por lo visto se lo ha hecho, aunque no haya sido queriendo. Podría decirle la razón pero quiere que sea una sorpresa: de alguna manera, en su mente, Billy va a devolverle el regalo.
Pone los ojos en blanco.
“Ya te gustaría. Max quiere venir y―” dice, e intenta que también se le note a él, lo mucho que querría también que Steve pudiera acompañarle. Blandoblandoblando “no dejan entrar a más gente”
Steve asiente. Ojos hecho de otoño y de esa forma en que los sueños se le quedan enredados en las pestañas, cada mañana.
“Lo entiendo” dice, pero se le arruga algo la comisura y Billy puede leerlo ahí, que es verdad que lo entiende, pero que no le gusta la idea.
Y a Billy le gusta. Que no le guste.
Piensa Venga ya. No seas imbécil, Hargrove.
“Te lo enseñaré en cuanto esté listo”
“Uhm”
Steve cierra los ojos de nuevo, manos detrás de la cabeza, entrelazadas. El sol le baña la piel de luz fría todavía, color azul de mar y promesa cercana de verano. La misma clase de luz que rompería contra el arrecife de las mantas, se enredaría en espuma sobre el blanco de la almohada si no estuvieran aquí, sino juntos otra vez, en su cama.
Pero lo que Billy tiene es esto, así que moldea su propia columna a las formas del Camaro, se apoya junto a Steve, trata de hacer el esfuerzo de no pero al final resulta absurdo, así que solo se queda ahí, en silencio, mirándolo.
“Entonces vas a tener que decírselo tú”
“¿A qui―qué?”
“Al tío que te lo haga”
Cuando Steve gira la cabeza, a Billy le late el pulso en la garganta. No las abre casi, las pestañas. Solo lo justo. Y es peor, piensa Billy, peor que ver tan de cerca el color de esos ojos castaños, porque suena a más, cuando Steve habla y eso es imposible. Suena a más de lo que Billy podrá nunca tener, cuando Steve le empuja un poco, hombro contra hombro, las bocas tan cerca que las palabras suenan a calor y a más, más, mucho más, cuando Steve se lame los labios,
“Que esto es mío ahora, Hargrove. Así que ya puede tratarlo con cuidado”
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“¿En serio?”
“Dijiste que eligiera y elegí” suena cabreada. No lo está. Mira al frente mientras se abrocha el cinturón del coche.
“¿Alguna razón en especial?”
Max se encoge de hombros. Frunce los labios. Tiene esa manera de subir la barbilla y bajar los parpados que siempre consiguen que a la gente se le quiten las ganas de seguir haciendo preguntas. No funciona con Billy pero hace como que sí, esta vez.
Acciona el contacto.
“Que te parece si la pones, ¿entonces?”
Los labios de Max se arrugan de forma diferente. Es fuego y hielo, todo a la vez, pero de una forma que quema siempre.
Rebusca entre los casettes hasta dar con AC/DC. Sube el volumen tan alto que Billy casi puede sentir como el ritmo de batería se clava en el esqueleto de acero del coche, la música vertiéndose dentro como la tinta de un tatuaje.
Billy dobla el papel, lo mete en el bolsillo de la chaqueta, junto al dibujo. Piensa Es la última vez. La última vez. No más pliegues. No más capas. No más secretos guardados en el fondo de bolsillos en los que nunca mira nadie.
Sino ahí, expuestos sobre la piel. A plena vista.
‘Livin' easy. Lovin' free’.
Vuelven la casette al principio una y otra vez. Cantan a coro hasta Indianápolis.
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“¿Como que no? Dijiste que cuando estuviera listo”
“Pues eso. No está listo”
“Pero si está―”
Steve estira la mano. Suficiente verano ya en el cielo para que el asfalto queme bajo las suelas y Billy pueda vestir manga corta y Steve trata de colar los dedos por debajo. Billy le agarra la muñeca a medio camino y se gana un bufido y un,
“Venga ya, Hargrove”
“―sin curar”
“Cua―?”
“Cuando esté listo, cara bonita” dice Billy, y si tarda un segundo en soltarle porque se le embelesan las manos al tocar tanta suavidad, a ver quién puede culparle.
Steve pone los ojos en blanco, se le desinfla una risa como si estuviera pensando ‘Pero mira que eres imbécil’ pero después de todo eso no le molestara tanto, en realidad.
Cuando esté listo, piensa Billy.
‘Livin' easy. Lovin' free’
Solo una semana más.
Hasta que se cure.
Hasta que termine de florecer.
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Último día de instituto. A Billy le dan un cuadernillo de notas con una leyenda que le despide alegremente hasta ‘¡Un maravilloso año más!’ y Steve se gradúa “Sin pena ni gloria ni futuro,” un diploma sellado y una carta de despedida que le va traduciendo a “La versión sin edulcorar” hasta rematar con un “¡Bienvenidos a un flamante día más de tu puta mierda de vida!”.
Deberían estar el uno lanzando el birrete y el otro poniéndole caras desde la fila de asientos pero―
Se lo saltan.
Acaban en la cantera, como siempre.
Todo Hawkins se respira en luz radiante y promesas por cumplir pero es a esta orilla a dónde el verano ha venido a quitarse la ropa y robarles el aliento. La tierra pelada del invierno se mece ahora en verdes y amarillos y flores de azules salvajes y el agua arranca chispas a la luz como en un puto anuncio de Coca-Cola. Y resulta sofocante, el calor, y la forma en que Steve se sube las gafas sobre el flequillo húmedo de sudor y apoya el culo sobre el capot del Camaro con esa satisfacción de pensar que a Billy le molesta. Y a Billy le molesta, pero le molestan más la forma en que sus labios se curvan sobre el cigarro y se le justa por todas partes, ese pantalón azul de traje que lleva. Mangas blancas y carísimas arrugadas hasta por debajo de los codos y solo un botón cerrado más de los que Billy quisiera.
Es este verano sofocante el que le hace señas desde el agua y le deja sin aire pero― es en Steve en quien Billy querría ahogarse, si pudiera.
“¿Y ahora qué vas a hacer?”
Se sienta a su lado en el capot y Steve parece aún más satisfecho si cabe, al notarlo ceder. A Billy le dan ganas de echarle cojones y probar a morderle el cuello, y que sea lo que dios quiera.
“¿En serio? ¿Tú también con esa pregunta de mierda?” Bufa, y el cigarrillo se le bambolea en la boca y las palabras solo se le entienden a medias pero el tono no es de que le moleste, realmente. Más bien de que le hace un poco de gracia, al principio, y se precipita rápido a algo que parece dolor o amargura o añoranza, justo después “Ser un fracaso” se encoge de hombros, suelta una carcajada corta “Ya ves. Todo lo demás se me da de puta pena.”
Y Lo veo, piensa Billy, y a veces le gustaría a arrancarse los ojos y ofrecérselos y decir, ‘Mírate con éstos y dime lo que ves ahora’ porque nonono,
“No eres―”
“¿Y qué si―” Steve le corta. Con las palabras. Con la mirada. Se le parte su propia voz antes de terminar. Y Billy coge aire. Nunca hay sitio para nada más, cuando Steve Harrington le mira de esa manera “Si lo soy” hace un pausa que es un suspiro. Se muerde los labios “Ya me cansa. No poder solo―serlo y ya está, ¿sabes?”
Y la sonrisa de Steve es algo triste y algo cansada y la brisa le revoluciona el pelo, lo baña de sol y recuerdos que Billy va a llevarse para siempre en la memoria, vaya donde vaya.
No está de acuerdo. Pero Steve necesita que lo entienda, así que Billy lo entiende. Asiente. Le empuja suave hasta hacerle zozobrar de lado y esa sonrisa se hace espuma. No más tristeza. No más cansancio.
“Además” sigue. Calada larga y le pasa el cigarro y Billy no lleva la cuenta pero lleva la cuenta, de todos estos besos de segunda mano “Eso quiere decir que estoy atrapado aquí. Así que ni tan malo”
“¿Qué quieres decir?”
“Qué no me voy a ir a ninguna parte. Y tú tampoco” Steve baja la mirada. La alza otra vez “Al menos por ahora, ¿verdad? Así que. Bueno. Ya sabes”
Y suena contenida pero está ahí, la forma en que la voz de Steve está empapada de esperanza.
(Y joder. Ese es el problema.)
(Que Billy no quiere. Ya no quiere marcharse.)
Le corta por la mitad. El dolor. Porque no importa, lo mucho que lo sepa ya. No importa la cantidad de veces que se lo diga a si mismo Cuanto más duela, más rápido te acostumbras porque la verdad, es que no cree que vaya a hacerlo. Acostumbrarse. No cree que a ésta forma que tiene Steve, de quererle tanto sin quererle, no como Billy quiereque le quiera, vaya a poder acostumbrarse.
Pero lo más triste de todo es que―
No cree que deba. Livin’ easy. Lovin’ free. No es esto lo que quiere. No es así, como quiere vivir.
Acostumbrándose.
No más pliegues. No más capas. No más secretos guardados en el fondo de bolsillos en los que nunca mira nadie.
Pasa tan de golpe que le pesa como hecho de hormigón el corazón. Se le encharcan los pulmones. Pero Billy ya tocó fondo una vez y ahora no quiere, volver atrás. Desde el fondo se ve mejor lo que importa, cuando alzas la vista hacia la superficie.
Pero ese es también el precio que pagas.
Tiene que decírselo. Ahora. Antes de tener tiempo de acojonarse.
Es eso o vivir para siempre así. Es eso, o vivir para siempre a medias.
Y va a doler más que cualquiera de los golpes que Neil le haya dado nunca.
“Steve. Oye―” empieza, y Billy casi nunca le llama por su nombre pero suena suave. A roce de besos y susurros en la oreja y a esa sensación de cuando entierras las cara en la almohada. Suena a esa forma en que le mira. Suavesuavesuave. Steve. Suena a estar a punto de perder cosas que en realidad no has tenido nunca. Pero No te escondas piensa No te escondas “Hay algo que tengo que―”
“¿En serio? Pff. Ya iba siendo hora”
Billy pestañea. Los dedos de Steve le buscan el borde de la camiseta, se curvan, nudillos rozando su ombligo. A Billy se le encoge la barriga, se le eriza la piel al tacto.
“Qué―?”
“Venga”
“Venga qu―?”
Steve frunce el ceño. Una esquina de sonrisa, de duda tentativa. No entiende que Billy no entienda. El viento le agita el cuello blanco e impoluto de la camisa abierta, las puntas onduladas de pelo castaño. Si no hubiera sido inevitable, Billy elegiría este momento para pensar en cuanto se arrepiente de haberse enamorado.
Steve se exaspera. Clarifica,
“El tatuaje”
Joder.
“No es lo que―”
“Billy” Extiende la y en una queja. Esos nudillos se le encajan certeros entre los huecos de las costillas.
“Oye!”
Steve le deja la tripa al aire.
“Quiero ver lo que es mío, Hargrove” dice. Voz de mando. Y Billy se queda quieto. Congelado.
“Steve―”
Y se suponía que era una sorpresa. Y hoy. Hoy es cuando Billy pensaba enseñárselo. El problema es― ¿Qué cojones le pensaba decir? He hecho esto para ti y cuando Steve pregunte Porque es la primera vez, y no quiero olvidarme nunca y cuando Steve pregunte Por todas las razones que te van a parecer equivocadas. Pero los dedos de Steve están enredados en el blanco de su camiseta y Billy piensa que ésta ni siquiera es la peor de todas las formas en que ha conseguido desnudarle así que―
“Déjame, Hargrove”
Billy le deja. (Claro. Claro que le deja). Levanta los brazos. La piel de Steve le acaricia los costados, esa parte sensible debajo de los brazos. Le saca las orejas con cuidado y Steve ya no para, ya no deja de tocarle. Dedos en la curva de su hombro, la piel ya curada del tatuaje. Suavesuavesuave. Tan suave. Le toca como Billy quiere que le toque siempre y Billy se tiene que morder los labios para no gritarle Paraparapara.
Para. Por favor. Para. O vas a destrozarme.
“Joder” Steve respira hondo. Exhala. Es tinta lo que Billy tiene calado profundo dentro de la piel pero piensa que esto va a tatuársele también. Aliento caliente y esa mirada, cuando Steve la levanta, el pulgar apretando el dibujo. Esa mirada “Rosas. Te las has―” Lo tiene ahí siempre piensa Billy, El puto corazón. En la mirada, se le para el suyo cuando piensa Y se lo tienes que decir, que se lo quieres robar de la manera equivocada. Steve sonríe, una risa diminuta, dubitativa, ojos grandes, pregunta “¿Por qué te las has―?”
Y Billy piensa Ya tocaste fondo, Billy Hargrove.
“Porque a ti te gustan” dice. Sol y murmullo de agua y primer día de verano. Camisa blanca y brisa y Steve y la forma en que le brillan esos labios. Antes y después y Billy piensa. No quiero olvidarme “Y porque es tuyo. El tatuaje”
Y Steve no contesta. Solo se queda quieto ahí. Le devuelve la mirada.
Y Billy piensa, Venga, Billy, venga. Ya tocaste fondo. Ahora es cuando tienes que ahogarte.
“El tatuaje. Y también todo lo que hay debajo”
Steve. Se le ve el dolor en los ojos. Todo de golpe. Se le empañan el marrón y las pestañas y se le extiende a la forma en que aprieta los dientes y se le mueve la garganta y Billy piensa Ya está piensa que por fin se le deben de ver sin necesidad de nada más, todos estos meses de verdades a medias y de soñar despierto y pensar en la forma en que el olor de Steve tenía una clase de calor diferente, en la tela de su almohada. Que de tan blando se ha vuelto completamente transparente.
Que ya está. Que ya se acaba.
Steve sonríe una risa que tiembla un poco, justo al final y luego, coge aire.
Acaricia los pétalos rojos que se abren sobre la piel de Billy con tanto cuidado como si fueran reales.
“Todo, ¿eh?” Y suena triste. Triste. Tan, pero que tan triste. El tono bajo de su voz convirtiendo el inmenso espacio abierto en un universo pequeño, termina la interrogación en un susurro que lo reduce a un grano de arena.
“Ése era el trato” Billy traga saliva. Le quiere decir Pero es un trato estúpido, porque ya lo tenías desde muchísimo antes. Le quiere decir que la piel blanda se le rompe con todo lo que quisiera. Ser capaz de conformarse. De acostumbrarse. Le quiere pedir que no se vaya. Quiere decirle que es esta es la primera vez, y que no se arrepiente. Duela lo que duela. De haberse enamorado. Aunque haya sido inevitable.
Pero Steve está diciendo “No todo” dedos en su clavícula y dibujando una curva nueva y desconocida contra el hueco de su garganta, yemas templadas bajo su oreja y ojalá pudieran quedársele impresas ahí. Dejar una marca suave sobre cada pedazo de piel que tocan, hasta pertenecerle entero a Steve Harrington.
“Steve que―?”
“No es todo” Steve traga saliva. Demasiado corazón en esos ojos, como para que Billy hubiera podido evitarlo “Lo que quiero es―”
Y entonces le roba todo el aire.
Steve le besa y no es― joder. No es suave. Es las uñas de Steve en la piel y los dientes de Steve en los labios y Steve inhalando profundo, profundo, de la boca de Billy, y Billy quiere morderle las palabras en la boca, (quiere) Dime (saber) Tú también(necesita saber) Dime que tú también te estabas ahogando.
No es suave.
Solo que Steve se separa, dedos todavía en su pulso y en los ojos la misma clase de dolor. Que ya está. Que ya se acaba. Dice “Lo que quiero es esto” Y Billy piensa Oh, piensa, Tanto tiempo solo en el fondo, y resulta que los dos éramos náufragos. Entierra los dedos en esa camisa blanca y tira. Le habla en la superficie de los labios. Dice.
“No lo has entendido, cara bonita” Le besa un poco más de aire. Nota como la corriente les arrastra fuera. Las olas les llevan. La espuma les acaricia los tobillos. Y se estaba bien en el fondo pero aquí, aquí, aquí es dónde Billy quiere quedarse “Ya es todo tuyo. Toda la piel. Y todo lo que hay por debajo”
Y Steve ríe en su boca. Sal y suavidad y el corazón en los ojos cuando le mantiene la mirada, la palma extendida sobre el tatuaje: la calavera, dibujada ahora por Will. Max, y AC/DC y su frase favorita (cincuenta kilómetros y dos vueltas completas al álbum es lo que le llevó, contestarle“Porque eso es lo que quiero para ti” y le ardían los ojos tan fuerte al decirlo que les acabó quemando a ambos). Rosas rojas. Porque Billy quería hacerle también un regalo. Porque de la forma en que Billy está enamorado de Steve Harrington solo te enamoras una vez en la vida, y se le iba a quedar para siempre tatuado por debajo de la piel, al fin y al cabo.
Billy suelta una risa suave. Roba una bocanada de aire puro de la boca de Steve Harrington, se le ensanchan los pulmones cuando sonríe contra la forma que marcan sus labios.
“¿Qué?” le pregunta Steve, ojos de torbellino y calma.
Billy le besa otra vez, frente contra frente. No quiere dejar nunca de besarle.
“Que al final me he tenido suerte, y me he convertido en un puto blando”
Y la arena es firme bajo sus pies, cuando Steve se separa un poco, se inclina hacia delante. Le deja un beso sobre la piel del hombro. Templado. Suave. Labios sobre tinta y sobre todo lo que Billy es, lo que Billy tiene. Sobre todo lo que quiere darle.
Le sonríe con toda la boca cuando se separa. Ojos rebosantes de todo lo que Billy quiere. Sonrisa un poco canalla.
“Es mono” pero por la forma en que lo dice, Billy no está del todo seguro,
“¿El tatuaje?”
Steve asiente, esos rizos bajo su oreja le hacen cosquillas en la mejilla cuando entierra la cara en el cuello de Billy, respira hondo, y su voz le hace cosquillas en la piel transparente cuando exhala,
“Y tú también, Billy Hargrove”
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una cosa muy pequeña que se convirtió en una un poco más grande. no puedo dejar de pensar en billy y will dibujando desde que volvía a ver la s2 y puede que hasta escriba alguna cosilla más al respecto porque <3<3 . título en ingés porque es ya como la spanish tradition haha.
#harringrove#more spa bc the change in peace is wow#and you people have fueled me with writing energy these last few days#thank you so much for that#this i'll probably translate bc i kinda like it?#<3<3<3<#even if it's a bit m+ssy but. yk. i loved writing it. and that's what counts#harringrove en español#harringrove español#queued#xwspaharringrove
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Avatar: La leyenda de Aang
Katara fue llevada de su tribu por la nación de fuego (No Zuko), y a pesar de que apenas era una novata no maestra agua sin entrenamiento y en un nivel muy bajo, escapó del barco luego de algunas semanas en alguna parte del recorrido de barco. El lugar en el que escapó ya no estaba rodeado de hielo, y ya no sabía donde estaba. Comienza a moverse sin saber hacia adónde, aunque quisiera volver con su hermano sabe que realmente ella no es de mucha ayuda, no sabe pelear muy bien y su control en el agua es muy torpe, decide muy tercamente que puede moverse hacia el norte e intentar encontrar a la otra tribu agua que queda, y así quizás conseguir un maestro que pueda enseñarle. El destino decide poner muchas rocas en su camino y termina teniendo muchas peleas, heridas, robos... Y no está muy orgullosa de muchos de ellos, pero puede asegurar que todo es por un propósito y fue aprendiendo algunas cosas de todo lo que paso, ya no seguirá siendo débil. El fuego quemo su cuerpo y varias armas lo cortaron, pero ella se mantuvo firme y huyó en cuanto pudo, manteniendo en su corazón el collar que ahora no sólo le recuerda a su madre, sino que a todo su pueblo, su padre, su hermano, su gran gran, las pocas mujeres adultas y los pocos niños y niñas que fueron quedando solos. Su cabello se recortó en el camino, pues el fuego lo fue chamuscando con los encuentros, pero ella siguió adelante y le comenzó a crecer de nuevo, hasta que se encontró con el hielo una vez más. (Pudo encontrar a alguien que compartía su dolor de la separación, luego de pelear y mostrar todo lo que tenía) Aprendió a curarse a si misma y a los demás, y luego volvió a salir. Su pensamiento en su familia, su hermano. Estrujando en su corazón con dolor el pensamiento real de haber abandonado a su hermano para que protegiera a la aldea solo, un solitario guerrero y sin respaldo. Su resolución la empuja a patinar sobre el hielo y luego crear el propio cuando es sólo líquido. Ella es más poderosa ahora, ahora puede demostrar que es una verdadera maestra agua, y nada ni nadie impedirá que regrese a defender lo que más ama. Y como se equivocó. Cruzó en su camino dificultades tan grandes como su propio crecimiento, dificultades en su mente y su corazón. En un bosque rodeada de plantas y árboles gigantes siguiendo la ilusión de su hermano herido. Y luego una titiritera de la muerte que sólo obligó a su cuerpo a doblarse y su alma a romperse. Aprendió más de lo que pensaba, se volvió maestra de otro elemento. Su alma estaba quebrada ante la confianza destrozada a alguien que le hizo pensar que era de la familia, pero sólo junto sus pedazos y continuó su camino, sus dedos no controlarán la vida de nadie más. (Se susurro una y otra vez las primeras noches) No llego a su hogar, pero se detuvo, se detuvo a pesar de todo. Se estancó en una aldea abandonada por todo y todos. La nación del fuego controlando las pobres vidas de hombres, mujeres, niños y ancianos por igual, y ella no pudo soportarlo. Allí decidió esconder su nombre y volverse la dama pintada. ________________ Zuko en algún momento de su viaje de redención cruza está aldea y se encuentra con La dama pintada y no puede creerlo. Quizás se vuelven a encontrar cuando él estuviera bajo su máscara azúl. ____________ Vuelven a encontrarse en Ba Sing Se, cuando el grupo del Avatar está buscando su Bisonte Volador y Zuko se encuentra en medio de una redención apoyado por su tío. Katara no ve a su hermano con el Avatar y sólo ayuda los anillos inferiores de Ba Sing Se ya que nadie más lo hace. Se encuentra con un muchacho llamado Jet que realmente sólo la hace enojar, porque interrumpe su trabajo e intenta coquetear intentando convencerla de hacer cosas que ella no quiere hacer. Y nadie más la va a obligar á hacer cosas que no quiere. ____________ No podía darle la espalda a las personas que me necesitaban, personas que necesitaban la ayuda que cualquiera estuviera dispuesto a dar. Y no había nadie que intentará o pudiera detenerme. ____________ Armas de Sokka - Garrote - Hoja
de mandíbula - Machete - Espada ________ La guerra se comió a una chica / No puedes / Soy damisela / Pensé mi alma / "Me sacaron del mar. Y la sal, nunca salió de mi cuerpo ..." / El mar es cruel, entonces yo soy más cruel. ___________ “Acabo de ver morir al hombre que amo… la peor parte es que nunca le dije que lo amo; ni una sola vez" __________ Calcular donde está Katara cuando muere Yue en el Polo Norte. (Ella llora a la luna, porque el cielo se baña en sangre y su conección con el agua se esfuma de su consciencia) (Final alternativo: Ella siente la pérdida, el espíritu de la Luna murió y algo dentro de ella la está empujando a la ira incontrolable, la furia en todo su esplendor, doblando agua sin una luna presente, las olas bailando con furia a su alrededor y las lágrimas irreconocibles. El vacío en su pecho y su cuerpo en sincronía con el dolor. Ella se mueve de nuevo por donde vino, las telas oscuras en su cuerpo queman mientras las aguas que se volvieron turbias, enfrían su carne. Ella no se detiene, es la fuerza de un pequeño vínculo de familiaridad con el dolor de todo el océano (Y la conexión con el espíritu también). Su cuerpo se funde con el agua, y no estaba muy lejos del norte, sus malas señales no le permitían alejarse tanto los últimos días, ahora siente el porqué. Sus ojos brillan azules, y en su frente una media luna que mira hacia el cielo, hacia la luna por la que llora, se hace presente. Sus manos se mueven sobre el agua como sino fueran parte diferente del elemento, y sus piernas bailan una danza tan mortal como los deseos de venganza bañados en dolor. Apunta con su dedo anular hacia el cielo y toda el agua se eleva por los barcos de metal antes de empujarlos contra el muro de hielo. Ella camina hacia el borde. Y todo el agua salta sobre el muro.) ___________ (Los pedazos rotos que guardo en mi bolsillo tienen filo) (Por la forma en que miras a la luna me doy cuenta de que no es a ti a quien buscas en tu viaje)
#Avatar#avatar the last airbender#Idea de fanfic#Sad#Zutara#Zuko#Katara#Aang#Toph#Zoka#Zuko entra en el grupo de Aang mucho antes que Katara#Zuko es dadzuko#Katara es la mamá#Momtara#Katara es el respaldo del espíritu del océano como Yue#¿Por qué no?#Triste travesía
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Desnudez
Mientras lo veía sintió que lo conocía por primera vez. Ese momento lo percibió más pequeño que nunca, no por su altura (que para ella de metro y medio su metro setenta seguía siendo inmensidad) sino por su forma de moverse, de estar puesto. Siempre lo vio flotando, moviéndose con gracia, vestido con elegancia, pero esa vez le pareció que le sobraba holgadez a su ropa, estaba tensionado.
Mientras asentía con la cabeza para confirmar que la tarjeta, en efecto, era para él, la miraba cada tanto, como agradeciéndole por estar ahí entre tanta tensión. Ella por su parte lo miraba con atención pero con calidez, devolviéndole ese agradecimiento de estar ahí con él, viendo por primera vez una desnudez de sí mismo nueva e incómoda.
No pasó mucho tiempo para que ella recordara la primera vez que compartieron cama.
Ese cuarto mediano con ventana grande en la que se filtraba la luz de la ciudad y de la luna que hacía de la silueta de él encima de ella fuese clara y perfecta. Esa vez lo sintió grande y seguro a pesar de su falta de prendas.
Mientras la rodeaba con los brazos en el momento justo antes de quedar completamente profunda, sintió que ese instante se convertiría en un recuerdo eterno al cual volver.
También recordó la otra desnudez, cuando empezó a mostrarle todo lo que escribió cuando era menor. Esa vez lo sintió aún más gigante porque sabía que lo que veía a través de sus pequeños ojos era sinceridad y apertura de quién no acostumbra, pues por cada palabra que revelaba intimidad se disculpaba en voz alta por estar abriendo uno a uno cofres que le habían costado cerrar.
Y por último recordó el momento en el que sintió menos complicidad pero mucha reciprocidad cuando ella confesó apenada que el contacto físico la arropaba y la hacía sentir amada, mientras él declaraba ser lo opuesto, un hombre bien puesto y siempre sereno sin necesidad de demostrar afecto físico. Sin embargo, esa vez justo antes de cruzar la calle buscó su mano a tientas y supo entre caricias tímidas que estaba ante un pequeño enigma que se acercaba más y más dejando turbulencia en cada paso que daba hacia su corazón. Supo entonces que cada desnudez que le presentaba era un centímetro más cerca para romperla en mil pedazos. Y supo que seguiría plácidamente acercándose a él, aceptando también su propia desnudez.
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