#LA CAJITA DE LOS DINOSAURIOS
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Deja que te Cuente un Cuento: La cajita de los Dinosaurios
Let me tell you a story: The Dinosaur Box MARGARITA VAZQUEZ. Luz Violeta, Escritora.Columnista La abuela Ali estaba muy feliz. Sabía que muy pronto su nieto Daniel llegaría a jugar con ella. Por fin, Ali, aunque no tuvo niñez, disfrutaba mucho al pensar que, aun siendo mayor, el alma de niña quería conservar. Grandma Ali was very happy. She knew that very soon her grandson Daniel would come to…
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A veces es un desafío, poner tu mente aquí, saber que estás aquí, que esto es lo que está pasando, que esto es lo que te está doliendo.
Quisiera no pensar, pero los terrores de la mente se reafirman con los dolores del cuerpo. Se nutren, van de la mano, desgarran mi percepción de mi misma y de la realidad.
Tu hermana está muerta.
Tu casa ya no es tuya.
Ya no puedes volver.
Nada tiene sentido.
Por la noche mientras sacudía la cama me acordaba de cuando mi papá me gritó que era una puta. Era el día que recogí mi certificado de la prepa, había sacado 8.5, iba al concierto de Belle and Sebastian y antes de salir en camino, me había visto un vestido rosa precioso que mi mamá me había comprado un mes antes y me dijo puta. Ni siquiera lo usaba para sexualizarme solo quería sentirme bonita. No le importó ni mi calificación ni hacerme llorar.
Estoy tratando de aterrizar todo.
Esta es la casa de mi madre, está persona es Alexa, yo soy Daniela. Me han lastimado lerl también me han querido. No todo es esto o lo otro, a veces ambas cosas son lo mismo, la herida y la sanación.
Mi papá se va entre mis dedos, ha sido cruel y ha sido violento. Ha sido tierno y ha sido noble. Ya solo nos damos los buenos días, las buenas noches y hablamos siempre de los Beatles. Yo sé que sufre pero no me lo dice. El no cree que yo sufra y tampoco lo saco de su error. Mi hermana era su vida y en el dolor de su muerte, derrama la sustancia básica que te mantiene aquí. Eso que no es sangre ni agua. Eso que nos hace sentir.
Siento en mis entrañas miedo, me abrazo y me repito que no puedes contar con nadie con nada. Todo se va, todo se acaba. Aprende a consolarte, todos se van a morir. De chica siempre decía eso, para que se besan si de todas maneras se van a morir. Para que se quieren, si de todas maneras se van a morir. Para que se abrazan si de todas maneras se van a morir.
De Omar invisible solo me quedó un abrazo. Siempre me acuerdo que la última vez que tocó, yo no llegue porque la estúpida de D4nik4 nos retrasó mil años y cuando llegué al Alicia, Omar ya había tocado. Me enoje muchísimo y cuando me encontré después a Omar, me abrazo muy fuerte y sentí todo su ser, vibrando. Nos abrazamos mucho, de esas veces que haces que los demás se sientan incómodos y luego ya no nos dijimos nada. Se suicidó. Dos años después me mudé muy cerca de su casa y siempre pienso en que qué desperdicio no haber sido vecinos, que no me enseñará las garnachas del barrio, que no me presentará a los vagos lugareños, que no me dijera las anécdotas de su infancia repartidas en las calles de al rededor.
Y tengo que acomodar esa y todas las demás realidades y respirar primero por la nariz y luego la boca, pensar que soy una piedras al fondo de un río y todas las desgracias corren en el agua que me aplasta pero no es malo, solo es la vida.
La otra vez leí una cosa que decía que no quieres terminar con tu vida, solo quieres que está etapa se termine y es verdad, quiero detener el deterioro de las cosas, conservar la intacta imagen de mi padre que cree desde la infancia, detener su escurrimiento, guardarlo en una cajita con el título de héroe, que ya no me lastime, que un borrador me borre lo puta, que se entere que saque 8.5.
Necesito que Omar me cuente cosas, que me diga por qué se acabó Zooey 101 y acompañarlo a su primera cita, que me diga que siempre le enseño cosas bien raras y que haga más sonidos de dinosaurios.
Necesito ver a mi hermana, dejar de retenerla en mis lágrimas porque lloramos igual, ver en sus facciones las mías y decirle que la entiendo, que sus dolores también los he sentido y que todo se puede arreglar.
Las cosas siempre aterrizan después de escribirlas, cuando dejó de comerme a mi misma en silencio. Cuando me permito existir de verdad.
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Jaboncitos Para Peques "Mundo De Colores" Desde el inicio de contingencia, y en últimos días donde el regreso a clases presenciales es inminenete, la preocupación de todo papá es la salud y cuidado de nuestros hijos. Sin una motivación, difícilmente mantendrán los protocolos de limpieza debida. Por ello,en Ki-Ann te ayudamos a descargar una parte de tu preocupación: jaboncitos de colores, con diseños de atractivas figuritas: 🎈Mickey Mouse 🎈Dinosaurio 🎈Corazón 🎈Osito Gomita 🎈Flores Sólo proporcionales una pastillita, y mientras juegan entre sus manos las figuritas, cubren los 20 segundos reglamentarios para eliminar microbios y bacterias de sus manitas. Con químicos de jabón neutro y potente aceite de citronela, este jabón te asegura un buen lavado de sus manitas. Llévate la cajita con 5 pastillitas y estuche en tan sólo $18.⁰⁰ En la compra de 5 ó más, te damos precio de mayoreo. Entrega sin costo en La Piedad, Santa Ana y Numarán * Este producto no se ingiere. * Requiere supervisión de un adulto * En caso de irritación en la piel, suspenda de inmediato. * En caso de ingerir por accidente, acuda a su médico. https://www.instagram.com/p/CTQgVhcpAOA/?utm_medium=tumblr
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Glee «April Fools' day» Part II
Abril de 2040
-Pasa «Papáblen»… —dijo Noah entrando de los primeros en su habitación. -Gracias hijo… —respondió Blaine mientras cruzaba la puerta y afinaba la guitarra al mismo tiempo— ¿dónde esta «Desmond»?... —agrego sentándose en la cama. -Estaba aquí… tal vez se fue a un lugar donde pudiera dormir.. —respondió Noah encogiéndose de hombros. -Pues si yo no pudiera dormir, también haría lo mismo… —dijo Blaine mientras tocaba las cuerdas de su guitarra produciendo una melodía extra conocida. -Lo buscare… espera un segundo «Papáblen»… —agregó su hijo mirando primero bajo la cama, luego dentro del baño y el closet y por ultimo metio la cabeza por la abertura de la tienda de campaña— ¡«Papáblen»!... —exclamó Noah como en un grito ahogado. -¿Que?... —pregunto de vuelta Blaine dejando la guitarra sobre la cama -«Desmond» se durmió… —agrego llevándose las manos a la cara. -¿En serio? -Si… lo acabo de ver… esta en la tienda, así… —respondió Noah fingiendo un sueño profundo con la boca abierta y la lengua afuera y todo. -¿No necesitaremos la canción entonces?... —pregunto Blaine queriendo reír de la representación que hacía su hijo de un dinosaurio durmiendo. -Creo que no… disculpa «Papáblen»… —agregó el pequeño haciendo un gesto como de complicación. -No hay porque pedirlas… ven… —respondió su Papá agachándose y abriendo los brazos de par en par, Noah accedió de inmediato a aquel ofrecimiento de abrazo y se quedó cobijado en él un buen rato— cuando necesites de mi ayuda, solo tienes que pedirlo… ¿de acuerdo?... —añadió apartándose, sonrió y le dio un toque en la nariz, Noah gesticulo un si bien coqueto— ahora, ¿que tal… si le demostramos a tu amigo Lincoln que no eres desafinado como él dice?… -¿Y como haremos eso «Papáblen»?... -Pues cantando… ven acércate, te enseñaré una canción que significa mucho para mi…
-¿Como se llama?... —pregunto Noah trepándose en la cama. -Pues se llama «Blackbird» y... -¡«Goblin»!... ¡«Goblin»! —interrumpió Lizzie entrando como desaforada sin golpear ni nada— ¡«Papáblen»!... aun estas aquí… —agrego deteniéndose en seco al verlo sentado en la cama con la guitarra en el regazo— cuantas canciones necesita un dinosaurio… ¡hola!... —murmuró por lo bajo. -¡Lizzie Anderson Humme!l, ven, con el «Papáblen» cantaremos una canción que significa mucho para él… —dijo Noah haciéndole señas a su hermana para que se uniera a ellos. -¡Ay «Goblin»!, no estoy en modo musical en ese momento… ¡hola! —respondió Lizzie cruzándose de brazos -¿Todo bien Princesa? -Si… disculpen… «Papáblen», ¿podría pedirte un favor?… -Por supuesto… —contesto dejando nuevamente la guitarra sobre la cama. -¿Podrías dejarme a solas con el «Goblin» un segundo? -¿A solas?... —repitió Blaine mirándolos de manera alternada. -Si… necesito decirle algo y nada que ver que tu escuches porque es una cosa de hermanos… —insistió señalándose a ella misma y a su pequeño hermano unas cuatro veces, Blaine los volvió a mirar a ambos— ¿«Papáblen»?... -Claro… —respondió levantándose— ¿estas segura que todo esta bien?... —insistió al pasar por su lado. -Lo estoy… es solo una cosa entre hermanos… cuando tu tengas una cosa entre hermanos con el Tío Cooper, te juro y no te interrumpiré… —dijo Lizzie casi empujándolo a la salida. -Créeme que no me importaría si lo hicieras, solo déjame… —Blaine hizo ademán de devolverse a buscar su guitarra pero se vio con la puerta en la cara, luego de un par de segundos su hija se la entrego sin decir mas. -Ok, … —agrego recibiendola sorprendido, se dio media vuelta girando sobre uno de sus pies y decidió sentarse a esperar en el suelo a un costado de la puerta.
-«Goblin»… escúchame… —comenzó a decir Lizzie subiéndose de un salto a la cama de su hermano. -¿Vamos a hacer una reunión de los hermanos Anderson-Hummel?, porque Henry Anderson Hummel no esta… —advirtió Noah como si su hermana no supiera eso. -Lo se «Goblin», y esta no es una reunión, es algo entre tú y yo… —dijo Lizzie cruzando las piernas— ¿recuerdas lo que te pidió el niño Abraham Lincoln ese?... ¿que?.. —añadió al ver que su hermano se tapaba la boca riendo. -Es Lincoln Garcia, Lizzie Anderson Hummel, Abraham Lincoln era el presidente de Estados Unidos... -Ah, claro… en fin… el Papá ya sabe que te enseñe unas bromas para hacerlas en la escuela mañana y como que se enojó un poco… ¡hola! —Noah se tomó la cabeza y abrió sus ojos al máximo. -¡Lizzie Anderson Hummel!, ¡a él no le gustan las bromas!... ¡Lizzie Anderson Hummel!... —exclamó sintiéndose nervioso. -Es lo que me dijo… y yo no tenía idea… ¡hola! -Yo sí, porque él me «epsplico» todo al «respepsto»… -¿En serio?, ¿cuando? -Cuando conversamos... -¿Y cual es el motivo?... -No puedo decirlo porque fue una conversación «prevada»… —respondió Noah haciéndose el interesante, Lizzie blanqueo los ojos un par de segundos. -Esta bien… el asunto «Goblin», es que me tienes que super prometer que no harás nada más que esas dos bromas que te enseñe… —agregó su hermana haciendo múltiples gestos de promesa. -Lo prometo Lizzie Anderson Hummel … —dijo Noah imitándolos todos. -Muy bien… ¿donde tienes las cosas?... —pregunto mirando a su alrededor. -Allí, en mi cajita secreta… —respondió el pequeño apuntando hacia el interior de la tienda de campaña. -¿Tienes una cajita secreta acaso? -Si, el Papá dice que es bueno tener donde guardar cosas importantes… -Claro… ni que me fuera a olvidar de todo el lío que se armó con la tal «caja de preciosidades» famosa… —dijo Lizzie haciendo el gesto de comillas con sus dedos cuando mencionaba lo de la caja de su Papá— ¿tenemos un trato entonces? —pregunto alzando una de sus manos para sellar el acuerdo con un «high five» como dos compadres de fraternidad lo harían. -¡SI!... —exclamó Noah dándole un manotazo bien dado.
-Creo que le falta el sombrero Señor Anderson-Hummel… ——dijo Kurt al ver a su esposo sentado en el suelo tocando la guitarra como lo hacían los artistas callejeros de New York— sino, ¿como le va a dar dinero la gente que pasa y escucha su música? —agrego mientras se acercaba. -Vaya…tienes razón… —respondió mirando a su alrededor— con razón la gente no me ha dado nada… —dijo siguiendo el juego… -Obvio… es un requisito fundamental… aunque debo decir que si todos los cantantes callejeros que me encuentro en la Av Broadway lucieran como tú, te aseguro y quedaría en la ruina en una semana o menos… -Yo solo me conformaría con su aplauso Señor Hummel-Anderson… —dijo Blaine sonriendo mientras le sacaba un ritmo armónico a las cuerdas del instrumento. -Mejor aún… ¿«Desmond» se durmio? — pregunto parándose delante. -Se durmió, pero yo… no tuve nada que ver… —respondió dejando la guitarra apoyada en la pared. -¿Como así?... —preguntó su esposo sentándose a su lado. -Porque, cuando llegamos ya «se había ido» a dormir a la tienda… no pude hacer más… —dijo Blaine haciendo el gesto de comillas cuando describía el comportamiento del dinosaurio azul de su hijo. -Vaya con «Desmond», esta resultando bien consentido, pero me alegra que nuestro hijo tenga una preocupación menos... por lo tanto... la pregunta siguiente sería... ¿qué haces aquí en medio del pasillo si ya todo se soluciono?... —agrego Kurt apoyando su cabeza en el hombro de él. -Pues iba a enseñarle una canción a Noah pero llegó Lizzie y me pidió que saliera porque quería hablar a solas con su hermano. -¿Como?... —dijo irguiéndose de inmediato. -Eso… ¿por qué reaccionas así?... bien sabes que nuestros hijos son muy hermanables entre ellos, tal vez están planeando algo… no se... -Pues espero y no estén planeando nada … ¿te dijo de que quería hablarle? —pregunto levantándose. -No… como dije, solo me pidió que saliera porque quería hablar con su hermano… —repitió Blaine también poniéndose de pie. -Con un demonio Lizzie Anderson… —murmuró Kurt haciendo ademán de abrir la puerta enseguida. -¿Que pasa?, ¿por qué reaccionas así?... —repitió Blaine poniéndose entre su esposo y la entrada a la habitación de su hijo.
-...
-¿Kurt? -Lizzie le enseño unas bromas a Noah… se supone y todos harán algo mañana en el colegio y Noah le pidió ayuda… -¿Y eso es malo por que…? -¡Blaine!... —exclamo Kurt dando un zapatazo en el piso. -Ok, entiendo porque es malo… pero… ven… —dijo tomándolo por el antebrazo para llevárselo unos cuantos metros más hacia el otro extremo de la pasillo, Kurt intentó zafarse dos veces antes de conseguirlo— entiendo que no te gustan las bromas, pero… no creo que Lizzie le haya enseñado algo diferente a lo que todos los niños de su edad hacen… ¿le preguntaste? -Por supuesto que le pregunte… -¿Y? -Y… me dijo… algo sobre unas galletas pegadas y una botella de gaseosa con algo dentro… ¿por qué me miras así? —pregunto Kurt al ver que su esposo tenía la cara de alguien que quiere reír, llorar y maldecir al mismo tiempo. -No es nada, y no es por ti, porque respeto lo que sientes y piensas al respecto… es solo que… esas bromas son muy… -¿Muy? -Aburridas… —dijo Blaine comenzando a reír como en cámara lenta, Kurt lo miró con desconcierto un par de segundos para luego reír también. -Por dios tienes razón… —dijo tapándose la boca— espero y nuestra hija nunca esté a cargo de las bromas en la NYU… -También lo espero… dios... eres una delicia cuando sonríes… —agrego Blaine acariciándole la cara. -Diría lo mismo sobre ti, pero temo una acusación de plagio… ¿abrázame Blaine Anderson-Hummel?... —dijo estirando los brazos. -Pensé y no lo pedirías nunca… —respondió su esposo acortando distancia. -¿Quien decia eso?... —quiso saber Kurt sintiéndose extra cómodo entre los brazos del amor de su vida. -No lo se… -¿No era la maestra esa sustituta? -¿Holly Hollyday? —dijo Blaine como adivinando. -¡Ella!... me pregunto si seguirá sustituyendo maestros a lo ancho del país... -Con su edad, asumo y estará jubilada… -Claro… —dijo Kurt suspirando. -Oye… —agrego Blaine apartándose para mirarlo a la cara— todo estará bien, lo sabes, ¿verdad?… -Lo se… solo espero no vivir para ver a Noah haciendo cosas estilo película de fraternidad o algo… -No lo veras, es el más juicioso de todos los que habitan esta casa, incluso hoy que tiene solo cinco años… -Tienes razón… —dijo Kurt mirándolo un instante— entonces… Blaine Anderson-Hummel… —agregó abrazándolo de nuevo— ¿nadie te ha dado nada mientras cantabas en el pasillo? -La verdad es que no… -Yo puedo darte algo si gustas… -¿Si? -Si… pagare tu talento como se hacía en tiempos de pandillas, aquí en New York… -¿Las verdaderas o las de Martin Scorsese? -Ambas… —respondió sonriendo con travesura.
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para dianna: 2, 3, 4, 5. para flynn: 17, 18, 19, 20. para amy: 1, 8, 22, 23.
-`.♡ dianna .’-
2. una ocasión en la que se haya perdido: una vez a los cuatro estando de paseo con sus papás en central park. no le pasó nada malo, de hecho al no encontrarlos por ningún lado optó por quedarse sentada en una de las bancas hasta que un policía la halló. su mamá estaba histérica y su papá también pero dianna sólo quería un hot dog.
3. un miedo que tenía (y que tal vez todavía tiene): los payasos. en especial los que tienen colores trajes con colores brillantes y un maquillaje muy exagerado.
4. su comida favorita cuando era pequeña: súper básica era fan de las hamburguesas de mcdonalds y las papas aunque nunca en su vida se pudo acabar una cajita feliz.
5. algún alimento que no le gustaba y ahora sí: todas las verduras. dianna era la t��pica niña remilgosa que no comía ni un solo vegetal porque no le gustaba el sabor; tenía una guerra eterna con el brócoli. ahora mírala, es vegetariana.
-`.♡ flynn .’-
17. una pesadilla: la más recurrente y que duró hasta poco antes del divorcio de sus padres era una sin mucho sentido. estaba ella en un parque de diversiones abandonado por la noche, se subía a una montaña rusa al lado de uno de sus hermanos y ésta misma se descarrilaba al dar una vuelta. de la caída sólo se pronunciaba la oscuridad y cuando se volvía para buscar a su hermano él ya no estaba allí. hoy en día es la razón por la cual no le gustan los parques de diversiones.
18. algo que lo asustaba: el mar y los tiburones.
19. algo que lo hacía reír: era la típica niña que se reía cuando su papá hacía ruidos de pedo con sus cachetes o le picaba las costillas.
20. su persona o familiar preferido: su papá. hasta la fecha lo sigue siendo.
-`.♡ amy .’-
1. un amigo de la infancia: se llamaba roger y se conocieron el primer día de la escuela primaria, hablaron porque él tenía una mochila con dibujos de dinosaurios. se mantuvieron muy cercanos hasta la secundaria cuando él se mudó a michigan, intercambiaron teléfonos pero eventualmente dejaron de hablarse, se encontraron en facebook hace poco. roger está casado y con un hijo.
8. el primer recuerdo que tiene de su vida: su padre llevándola a ver el juego de los cubs contra los red socks, tenía por ahí de cinco y no entendía mucho de béisbol pero recuerda perfecto lo mucho que su papá quería atrapar alguna de las pelotas que por casualidad cayera en las gradas (no tuvo éxito) y estar sentada en sus hombros para ver los hits mejor. le compró una gorra de los cubs que le tapaba la mitad del rostro saliendo del estadio; su madre les tomó una foto a ambos luego de volver del partido, es una de sus favoritas y la tiene enmarcada en su mesita de noche.
22. algo que solía coleccionar: rocas que se encontraba en las orillas de las banquetas cuando iba de regreso de la escuela.
23. cuál era su animal preferido: los dinosaurios. she was That kid.
envíame un númerito para que mis musas respondan preguntas de su infancia
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De aparadores y amores
No lo soporto. Recorrer una y otra vez los pasillos con pisos abrillantados, rodeados de un aparador tras otro, con cúmulos interminables de gente que se cruza en mi camino. Entrar en una tienda, mirar de un lado a otro, sin comprar algo que realmente desee, comer en los mismos restaurantes, ¿qué prefieres pizza, hamburguesa, alitas o tal vez sushi? ¿vamos por un café? Siempre es lo mismo. Además son carísimos y a mí ni me gusta el café.
Desde que mi papá se fue de la casa, le he agarrado cierta repulsión a las plazas comerciales. Claro que cuando era pequeña lo disfrutaba muchísimo. Cada ocho días, sin falta, me llevaban a comer, al cine, por un helado y en ocasiones especiales, regresaba a mi casa con una o hasta dos Barbies nuevas.
Poco a poco la rutina comenzó a cansarme, la sorpresa del fin de semana radicaba en el hecho de no saber a qué plaza íbamos a ir. Sería tal vez Perisur, Plaza Universidad, Santa Fe o Satélite. Hasta eso que mi papá le iba variando.
Es muy cagado. Tengo tantas memorias padre e hija dentro de un mall, que yo creo que no es normal. Con decirte que fue en Galerias Plaza de las Estrellas donde conviví con mis hermanos por primera vez. ¡Qué plaza tan más pinche del lado feo de Reforma y esas cosas! Nunca he sido muy buena para ubicarme.
Así como lo oyes, yo me enteré que tenía dos hermanos mayores hasta que cumplí seis años. Fue algo como
—Hay alguien que quiere desearte feliz cumpleaños.— me dijo mi papá, sosteniendo la bocina del teléfono.
Cuando contesté sonó una voz de anciana, era mi abuela, hasta entonces también desconocida. No recuerdo qué fue lo que me dijo, ella siempre tan indiferente y distante.
Sólo tengo grabado un
—Te paso a tus hermanos.— tan seco como su cara.
Hablamos como dos segundos, ¿qué esperaba mi papá?, “Hey, hermanos, grax por la felicitación. Los amo, nunca cambien.” Claro que no. Yo era la ex hija única más confundida del mundo, con mi vestido verde de flores, dos coletas en la cabeza, adornadas por unos preciosos moños blancos y una inmensa cara de “what the fuck?”.
** “Qué le sople, qué le sople” ***
Pocos días después fue la gran reunión. Mi papá fue por mí al kínder, uno de monjitas llamado María Isabel Dondé. ¿Dónde qué o qué? Siempre me sacó de onda el nombre. La verdad estaba en una zona bien feita por el metro Niños Héroes, o sea, la famosa Doctores, donde si la banda no te ubica, debes andar con cuidado.
Por suerte para mí, el barrio me respalda. Digamos que tengo familia de renombre, por los barrios bajos, pero de renombre. Mi bisabuela materna creció en esa colonia, así como mi abuelita y mi mamá. Yo crecí en la Navarte, cerca de ahí, pero en un mundo completamente distinto. Es muy fácil darte cuenta, en cuanto cruzas el Viaducto es realmente significativo, de un lado ves perros callejeros por todos lados y del otro hay perros que usan sudaderas y hasta botitas para la lluvia.
Como era día del niño, yo iba más que soñada con la ropa de calle. Recuerdo que no me bastaban unos jeans y una playerita de Las pistas de Blue o algo por el estilo. Yo le echaba ganitas, pantalón negro de pana, una playera con escote en la espalda, sandalias y hasta unos lentes oscuros, de esos que te daban en las bolsitas de dulces.
Mi papá iba emocionadísimo en el coche.
—Él se llama Ángel y el pequeño de ahí es Patricio—, me dijo mientras me mostraba una foto de unos niños sentados en la fuente de Los Coyotes, en Coyoacán.
Sólo el más alto sonreía genuinamente, el otro se veía como enojado. Llegamos a un conjunto habitacional en la San Rafael, otra zona medio feita, pero que tiene cerca el Ángel y esas calles bonitas.
La puerta se abrió, una señora salió de la mano de dos niños, mis hermanos pues. Su mirada se clavó con la mía y me dio un miedo terrible, casi lloro. Le susurró algo a Patricio, para que él volteara a verme con la misma cara de su madre. Los dos caminaron hacia la camioneta, yo me pasé al asiento justo detrás de mi papá. Era una Windstar blanca, por lo que mis hermanos se sentaron en la parte de hasta atrás.
—Saluden niños. Ella es Katya, su hermana—, les dijo mi papá en cuanto se sentaron y él arrancó. ¿Casual, no?
Ángel se estiro para darme un fuerte abrazo y me regaló una sonrisa que me tranquilizó un poco. No es mi culpa que desde entonces sea mi hermano favorito. Actualmente hasta está casado y es el marido más cariñoso del mundo, es de esas parejas que te hacen creer en el amor. Mientras tanto, Patricio ni siquiera volteó a verme.
Al llegar a la plaza, después del tráfico horrible que se genera en Marina Nacional, mi papá no cabía en su felicidad. Y nosotros tres ahí, con cara de ya me quiero ir. Sobre todo Patricio y yo. Él porque me consideraba la causa del fracaso de su familia feliz y yo porque en esos momentos hubiera preferido ir a la fiesta de cumpleaños de mi amiga Miyuki en el parque de los venados.
Todos los del salón iban a ir, o sea, los cool kids. Es cagado porque yo de chiquita era de esas niñas mamonas, de las bonitas y populares. ¡En el kínder! Yo creo que fue por culpa de tantas telenovelas infantiles que veía en el canal dos. Por alguna razón me caían mejor las villanas, como Silvana o Simoneta.
—¿A dónde quieren ir a comer?—, nos dijo mi papá. Con esa misma voz de extrema felicidad, que seguía sin hacerme sentido.
Terminamos yendo a Mc Donald’s. Atascadísimo claro, porque era día del niño.
—Yo quiero la cajita feliz y un helado de vainilla—, dije.
Mi papá terminó pidiendo cajitas felices para todos, hasta para él. Aunque después se compró un hot dog y unos nachos al entrar al cine. Porque claro, no podía faltar una ida al cine, donde vimos Dinosaurio. Cada que la veo recuerdo esa extraña sensación y déjame decirte que no es nada bonita.
Para acabarla de amolar, mi papá pidió que nos tomaran una foto junto a la camioneta, en el estacionamiento, porque había olvidado la cámara en el coche. Y ahí salgo yo, abrazadota de mi papá, con una muequita de lado y con mis lentes chafitas de micas moradas y mariposas en el armazón.
Cuando pasé a quinto de primaria las salidas cada ocho días comenzaron a escasear. A veces nos veíamos cada quince días, cada tres semanas y luego una vez al mes, pero siempre tenía que ser en una plaza. Mientras más escaseaban los encuentros, más grandes iban siendo los regalos, cualquier juguete que quisiera, ropa, zapatos, etcétera.
Mi primer celular costó casi cinco meses sin vernos. Mis amigas ya tenían uno, para tomarse fotos en el espejo del baño de la escuela, jugar viborita y llenarlo con miles de temas e imágenes de perritos o de Zac Efron. Obviamente necesitaba uno en mi vida. Mi papá me llevó a una nueva plaza, de esas Outlets enormes hasta San Juan de no sé dónde. Te digo que no soy buena para ubicarme, pero es por Mundo E, ¿eso se sigue considerando ciudad?, creo que ya es provincia.
La plaza esta estaba enorme, con decirte que hasta te regalaban un mapa en la entrada. Íbamos los mismos cuatro, más mi mamá, quien junto a mi papá, intentó durante muchos años crear algo que era realmente imposible, la dichosa happy family. Los años le dieron a Patricio una barba increíble a sus apenas dieciséis años, pero con la misma actitud del asco. Y yo, once años, igualita, con cara de niña y sin chichis, sólo que más gorda.
Para ese entonces, Ángel y yo ya éramos los más amiguis, me contaba de las chicas con las que salía. Se las llevaba a lugares súper bonitos en La Roma y Condesa, era un alma fiestera como él solo y yo que moría de ganas por salir de antro con él. Mi hermano no era precisamente guapo, pero es el único que heredó los ojos verdes de mi papá, además que se metió en la política y tenía un pegue increíble.
Una vez me llevó a Colegio Militar, ése que está por la salida a Cuernavaca y yo me sentía en el video de La Incondicional de Luis Miguel. Ambos la pasábamos tan bien, que para mí, Patricio ya era y es, un cero a la izquierda. Después me invitó a conocer a su novia Polette, una chica lindísima que me daba tips de belleza, dietas y otras cosas que me salvaron en mi primer año de secundaria, el Colegio del Valle, en la Del Valle, obviamente. Ojalá se hubiera casado con ella.
La verdad es que la secundaria fue mi época de más pocker face, tuve que crecer de chingadazo, porque por mucho que moría por salir de antro como Ángel, las Barbies seguían siendo mi debilidad. A esa edad ya nadie jugaba con muñecas, aunque Polette sí. En realidad sólo me ayudaba a vestirlas, a acomodar la Casa de los Sueños que me regaló Santa Claus, o sea, mi papá y a veces hasta les hacíamos pequeñas sesiones de fotos en el jardín de su casa.
Polette vivía en una casa increíble en Jardines del Pedregal, uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Era como una mega cabaña, con detalles en madera por todos lados, algo entre rústico y moderno. Su papá era general del Estado Mayor Presidencial y su mamá se dedicaba a viajar por Europa cada que podía, era muy raro encontrarla en casa, con excepción de la época navideña, donde pasaba semanas planeando la inmensa decoración. Cada año era algo distinto e increíblemente hermoso, lleno de luces y de esos muñecos inflables que venden en Costco.
Fue ahí donde me enamoré por primera vez. Con casi trece años, castigándome sin comer para bajar de peso, aún sin chichis y con un gusto musical cien por ciento Disney Channel, llegó Carlos Garduño. Ángel, Polette y yo estábamos en la mesa de la cocina, cuando Oscar, hermano de Polette, –quien por cierto era la persona más burlona del mundo y mi mejor amigo–, entró junto a el chico más guapo que hubiera visto jamás.
—¿Qué onda?—, nos saludó Oscar. Polette se paró de un saltó y corrió para abrazar a Carlos. —Carlitos, mira lo enorme que ya estás—, dijo Polette, en un tono extremadamente de tía. —Ángel, él es Carlitos, el hijo de Felipe–, añadió.
—¿Qué tal?—, lo saludó Ángel estrechando su mano.
—Y ella es Kit Kat, mi querida cuñis—, dijo Pol, mientras me abrazaba por la espalda. Carlos me miró y me sonrió. —Hola—. —Hola—, le contesté con voz tímida. Mis mejillas ardían y yo podía sentir como el color rojo me devoraba por la pena.
Obviamente Oscar se burló de mí hasta el cansancio, pero cuando Carlos y yo cruzábamos miradas, algo dentro de mí se encendía, era un sensación increíble que nunca antes había experimentado. No podía cansarme de observar el hermoso verde de sus ojos, justo como el que tanto anhelaba haber heredado de mi papá, por el cual comía todas mis verduras cuando era chiquita. Sólo porque mi mamá inventó que éstas eran capaces de conceder deseos a quien las comía.
Sus cejas, me transportaban a la profundidad de un bosque y por ende a ese peculiar olor a tierra mojada que tanto amo. Tenía una sonrisa perfecta y sus labios parecían tan suaves y rosas, que me daban unas ganas horribles de besarlos. La primera vez que lo hice fue en un cine, tan cliché.
Nuevamente las plazas comerciales siendo parte de mis momentos más importantes. Esa vez estábamos en Reforma 222, un lugar increíble con enormes cristales y todo un nuevo concepto en cuanto a malls. Actualmente es simplemente equis, sin embargo el cine era algo especial, con butacas rojas de piel y donde la sala era prácticamente nuestra. Carlos tomó mi mano, y yo toda mensa la quité por la sorpresa. Al darme cuenta, tomé su mano en seguida, lo cual le ocasionó una pequeña risa, ambos nos vimos por un momento y ¡pum! O sea, que nos besamos, ¿ok?
Salimos aproximadamente siete meses, aún conservo un álbum en Facebook, con toneladas de fotos nuestras editadas a lo Picnic, donde le juraba mi amor eterno. Íbamos a Six Flags, Starbucks, al cine, a la comida rápida o simplemente a dar la vuelta… ¿a dónde más? pues a las plazas. Por suerte no me cortó en una, fue peor. Carlos es un patán de ojos bonitos, que se besó con mi mejor amiga Less, en mi propia fiesta de quince años. Más dramático, imposible.
Pero yo también he roto corazones. Fue en Parque Delta donde bateé a un chavito que estaba loquito por mí. Loquito en serio, trabajaba en un módulo de Virgin Mobile, por donde yo vivo y cuando apenas si lo conocía (tres días), me llegó con flores y un oso de peluche a la puerta de mi casa. Obviamente no le abrí y al día siguiente decidí ir a su trabajo para devolverle las cosas y me dejara en paz de una vez. El pobre no se lo esperaba y me armó toda una escenita de no me dejes y toda la gente viéndome con cara de “eres una mal nacida”. Me sentí horrible y tuve que dejar de ir a Delta por un buen rato.
Actualmente prefiero ir a cualquier lugar menos a una plaza. ¿Para comer? Pues Rappi o un restaurante individual, como los que están en Insurgentes. Incluso amo comprar en línea, ropa, maquillaje, cualquier cosa, los servicios de envío a domicilio son el mejor invento del mundo.
Así que a ti, te puedo aconsejar, ¡no vayas a plazas! Si tienes hijos no pases sus fines de semana en esos horribles lugares. Sal a un parque, conoce lugares escondidos de la ciudad o los típicos puntos turísticos. Date una vuelta por Madero… aunque ahora que lo pienso, Madero ya se ha convertido en un tipo de centro comercial pero al aire libre, lleno de ópticas y bares baratos. Mejor sal de la ciudad, los mall son lo peor y nos están invadiendo cada vez más. Si no me crees, date una vuelta por todo Periférico y dime cuántos cuentas.
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Aquí te quería agarrar.
La última vez que estuve aquí, tenía por ahí de 26, 27 años, era Febrero y durante una semana, estuvimos diario a 5 grados centígrados, con sensación térmica de -3. El frío era absurdo, jamás había sentido algo así, ese frío que sientes que se te mete hasta los huesos y crees que te vas a morir, hasta que tomas café o te abraza tu mamá.
Después de una mañana de caminar en varios museos y concluir que el MoMa, huele a yogurt, un olor medio fermentado lactoso yoguresco, que combina con el color de sus paredes, subí al mirador de “Top of the rock”.
Me paré, en este mismo punto, en el que estás de pie en este momento. Pasé por lo menos 2 horas viendo eufóricos edificios alzarse hacia el cielo, imaginando elevadores subir y bajar entre 30 y 50 personas cada 5 minutos, todo el día, todos los días, como si fuera un hormiguero gigante y pequeñito a la vez.
Imaginé, allá arriba, asomada por el balcón del piso 70, por vigésimo sexta vez en la vida, que seguramente alguien nos mira desde arriba, cómo si la humanidad fuera un experimento dentro de una cajita de petri.
Vi a 8 millones de personas debajo de mi, autos pasear, barcos cruzar el Hudson, bicicletas tocando timbres, ejecutivos caminando hacia Manhattan, parejas besándose, niños cargando mochilas apurados hacia la escuela, corredores, una pista de hielo al centro, almendras cubiertas en azúcar, señoritas en leggins cargando tapetes de yoga, abuelas yendo a desayunar en par y hasta un homeless en una esquina, quedarse dormido abrazado de su perro, igualito al personaje que vimos en el centro, te acuerdas?
Toda esa gente yendo y viniendo, moviéndose, toda esa fuerza, me hizo sentir tanta melancolía... y pensé..: somos un enorme hormiguero azul, llamado tierra.
Después de eso, volteé la cabeza hacia Central Park.
Ahí, seguramente pasé 2 horas más, intentando imaginar cómo se veía el parque en otoño, como ahora, con las hojas de los árboles cayendo, pintando el suelo color maple, imaginado que caminar por ahí en esa temporada del año, olería a Hot Cakes, caminando hasta llegar a “Imagine”, en medio de un campo de fresas... y empezar a tararear alguna otra canción de Lennon, porque “Imagine”, creo es la más sobre valorada y menos favorita de John, en mi muy humilde opinión, así que seguro en la rocola de mi cabeza le pondría play a “Love”:
Love is real
Love is you
Me and you.
Mientras corrían las imágenes en mi cabeza, con la vista perdida en el horizonte, deseé mucho tener un café conmigo, o algún símbolo que me recordara a casa.
Sientes el viento? Hace años este soplaba, con tal vigor, que sonaba cuando se colaba entre las estructuras metálicas del edificio, ese sonido tan particular, que es adictivo y ligeramente terrorífico a la vez. Yo tenía las manos congeladas, y aún así, no podía dejar de sonreír, seguramente, se me había congelado la sonrisa en la cara también.
Tenía tanto frío, y los guantes no eran los adecuados, que tuve que ponerme debajo un par de calcetines en las manos, inutilizándome todos los dedos. Me daba igual parecer muppet, tampoco los necesitaba en ese momento, incluso si estuviera sosteniendo una taza de café.
Lo único en ese instante que necesitaba, era seguir ahí, encima de todo el mundo, dueña de todo el mundo también.
Eventualmente bajé al mirador que está a puertas cerradas y con calefacción, me senté a la orilla de una ventana donde pegaba el sol, y comprendí, porque los gatos pueden pasar horas, al pie de la ventana cuando hace sol, viendo fantasmas pasear en la calle.
Lamiéndome los bigotes, pensaba: “Joder, qué bonito es “Top of the rock”, cuan afortunada soy de estar aquí y sentir por lo menos por un rato, que estoy en la cima del mundo.
INTERMEDIO
INSTRUCCIONES:
Tomemos una breve pausa (5 segundos para respirar)
1.- Levanta la mirada
2.- Mírame
3.- Ahora ve en dirección al parque
4.- Inhala profundamente
5.- Retén 5 segundos
6.- Exhala.
LISTO
CONTINUEMOS
Ahora que entiendes esto, debes saber lo siguiente:
Coff coff*
Toma valor antes de lanzarse al vacío*
A los 26 o 27, decidí que decidiría a los 33 pasar el resto de la vida con alguien y luego hacia los 35, tendría un hijo. Planner al final de cuentas, planner que no se le da otra cosa más que planear. Mira Ariel que yo no pienso en aquí y ahora, y eso tú ya lo sabes, a mi lo que me sale es planear.
El hombre, con el que pasaría el resto de mi vida, me pediría matrimonio, en este mismo spot, en el que estamos parados tú y yo en este momento.
Seguramente se hincaría, porque me parece el gesto más bonito, es cómo humildemente aceptas poner tu mundo a los pies de alguien y es ahí donde tú te hincas también, poniendo tú mundo a la par, ves?
Ahora míranos aquí, para este entonces, seguro yo ya estoy hincada, y tú tienes los ojos más abiertos que una bola de billar y sientes que el corazón te va a explotar.
Seguramente, ya me viste de reojo y sonreíste, con esa sonrisa tan dulce que tienes, cuando algo te provoca ternura.
Todo el tiempo siento que me ves así sabías? cuando me dices escuincla o dinosaurio también.
Pero no Ariel, no te estoy pidiendo matrimonio, no te asustes, ya puedes respirar, es más bien que todo esto un símbolo de amor y humildad hacia ti, de decirte cuánto te amo, cuanto te adoro...
“Adoro”, como cuándo me explicaste la diferencia entre querer, adorar y amar, te acuerdas? y yo ahora, devotamente profeso las dos por ti: absoluta adoración y profundo amor. Todo esto es también para decirte, cuánto pongo mi mundo a tus pies, en el punto más alto, de por lo menos esta ciudad.
Y sí, sí quiero pasar el resto de mis días contigo, después, cuando estés listo, cuando se hayan curado los traumas del pasado, los tuyos y los míos, cuando las cicatrices hayan cerrado y cuando los dos confiemos en qué envejecer juntos es lo mejor que podría pasarnos jamás.
Cuando no quieras morir joven y quieras morir conmigo, rodeado de caras familiares, y con uno o dos nietos a tus pies; Preguntando:
Cómo está él abuelo, Mamá?
Y tú le sonrías.
Se lo que quiero, antes te lo dije, te lo digo ahora y sé que eres igual.
Y por eso, aquí te quería agarrar, para decirte esto, para que ahora te hinques conmigo y nos demos un beso y más tarde vayamos a desayunar.
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Este 29 de marzo Nintendo Switch recibe una nueva aventura de plataformas 2D protagonizada por uno de sus personajes más queridos. Yoshi’s Crafted World sigue la línea de sus predecesores, aunque cambiando los hilos de Yoshi’s Wolly World por cartones y otros materiales caseros. Eso sí, la jugabilidad clásica que hemos conocidos desde el primer Yoshi’s Island de Super Nintendo, y continuada ahora por Good-Feel se mantiene… aunque incorporando novedades que lo hacen destacar aún más. ¡Descúbrelas!
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Yoshi rastreador, poco saltador
Los juegos de plataformas de Yoshi son algo particulares, incluso dentro del propio universo Nintendo. Al contrario que los niveles del fontanero o de los simios, donde cada plataforma o enemigo está colocado al milímetro y la misma mecánica es exprimida al máximo, los del dinosaurio narizota parecen más desordenados, muchas veces sin un leitmotiv claro. Hay excepciones a la regla, pero en muchas ocasiones los niveles son impredecibles: pueden empezar jugando con enemigos e ideas nuevas y terminar con otras completamente diferentes, sin ninguna lógica aparente. Por otro lado, el ritmo es lento, los abismos son muy escasos, las penalizaciones por daño son muy permisivas y el avance no siempre es lineal, bifurcándose en más de una ocasión.
Todo esto me ha llevado a cuestionarme la propia identidad de los juegos de plataformas de Yoshi, al tiempo que revisaba el Yoshi’s Island original de SNES y el (insípido) Yoshi’s New Island de 3DS. Son juegos muy pausados, sin situaciones que requieran una especial destreza a los mandos, o al menos un timing específico. Llegar a la meta apenas supone reto o satisfacción alguna, y por la propia estructura de los niveles, tampoco hay especial interés en intentar hacerlo en el menor tiempo posible (es un juego sin interés alguno para los speedrunners… al menos en principio). Sin embargo, están plagados de tareas secundarias, como recolectar un número (muy elevado) de objetos escondidos o llegar a la meta con todos los corazones (algo no siempre sencillo). Son niveles que, más que otra cosa, nos convierten en exploradores, o más bien observadores, pues todos los objetos están ocultos detrás de pistas visuales, que tenemos que estar avispados para que no se nos pasen por alto.
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El ADN de los juegos de Yoshi tiene más en común con pasatiempos de encontrar las diferencias o juegos de mesa como El Lince que con títulos de plataformas 2D de corte similar, como Mario, Donkey Kong o cualquiera que se te ocurra. Pero eso no es necesariamente malo, simplemente diferente, y hacen de estos unos juegos muy particulares, que a pesar de su extrema sencillez, encuentran la manera de elevar el reto a los jugadores más experimentados. Por supuesto, son ideales para jugadores casuales o jóvenes (algo que los adorables diseños de sus personajes dejan patente), aunque limitarse a llegar a la meta, sin buscar los coleccionables, sería desperdiciar la mayor parte de su potencial.
Eso es algo que con Yoshi’s Crafted World queda más claro que nunca. Esta nueva entrega para Nintendo Switch encuentra nuevas formas para que no despeguemos los ojos a la pantalla, escudriñando hasta el último píxel para que no se nos escape nada. Primero, por supuesto, están las flores, escondidas muchas veces dentro de nubes “bloque” invisibles o en zonas ocultas por el propio escenario. Antiguamente había cinco por nivel, ahora algunos llegan a tener hasta ocho. Luego están las 20 monedas rojas, la gran pesadilla de muchos, mimetizadas entre las normales, algunas veces también invisibles.
Termina el nivel, y puedes rejugarlo en el reverso (es decir, girando la cámara 180º y recorriendo desde la meta hasta el inicio), con el objetivo de encontrar tres poochitos perdidos. Los perritos suelen estar en lugares ocultos, algunos bastante rebuscados, aunque es fácil encontrarlos gracias al sonido. Lo que no siempre es fácil es hacerlo en el límite de tiempo impuesto. Algo que, para nuestra sorpresa, y deshaciendo nuestras palabras, da al juego una nueva dimensión speedrunner muy interesante (gracias, precisamente, a eliminar en esta segunda vuelta del nivel todos los coleccionables, lo que hace que ya no tengamos que sacrificar puntuación por tiempo).
�� Regreso a clase de Plástica
Todos los secretos se ocultan tras patrones similares: un grupo de monedas en lo alto de una plataforma de difícil acceso casi seguro que incluyen monedas rojas, un amplio espacio vacío significa casi con total seguridad que esconde un objeto invisible, un rastro de monedas señala una ruta alternativa… No son excesivamente evidentes, pero sí lo suficiente como para delatarse solos, siempre que tengas un poco de intuición. Aprender a distinguir todas esas señales casi como avezados detectives es donde reside la maestría del juego. Me di cuenta que encontrar esa última flor que me faltaba, cuya ubicación era tan evidente que me maldije por haber tardado tanto en darme cuenta, es tan satisfactorio como superar ese salto imposible en ese nivel infernal de Tropical Freeze (y la mitad de frustrante cuando no lo consigues).
Un jugador curtido en los mundos de Yoshi no tardará nada en pillarle todos los trucos al juego. Quizás como respuesta a eso, a Good-Feel se le ha ocurrido la brillante idea de multiplicar el número de coleccionables (y de paso prolongar la vida de juego haciéndonos entrar una y otra vez en los mismos niveles). Se trata de las manualidades, una serie de objetos simplemente decorativos, que tenemos que localizar en los niveles una vez hayamos acabado el mundo (que ahora son muchos minimundos temáticos muy pequeños, de no más de tres niveles). Para hacerlo, basta con lanzarles un huevo, movimiento característico por excelencia de Yoshi junto con el pataleo, que ahora nos permite apuntar con libertad, incluso lanzarlos hacia objetivos y enemigos en el fondo (o hacia el frente) del scroll lateral. Algunas de estas manualidades se ven enseguida, pero otras están escondidas con muuuuuuy mala leche. Y aquí no hay pista que valga, no nos queda otra que andar y desandar el mismo camino como locos hasta que las encontremos.
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Aquí entra en juego otro factor, quizás el fundamental para entender el juego: su apartado artístico. Si los juegos de Yoshi, al menos desde Yoshi’s Story de Nintendo 64, se han caracterizado por tener un aspecto artesanal, Crafted World lo lleva a la máxima expresión y construye auténticos dioramas en cada nivel, a base de cartón, papel, algodón… y reciclaje. Bricks de leche, cajas de cereales, latas, botellas, pilas… todas pintadas y decoradas como si fueran casitas. Un aspecto de maqueta casera que nos retrotrae a las manualidades que hacíamos de pequeños, de una forma mucho más impactante (aunque sin desmerecer tampoco) que los mundos de lana de Yoshi’s Wolly World en Wii U y 3DS. Efectos como las físicas del agua, animaciones Stop-Motion en jefes finales, utensilios como tijeras olvidadas por allí o las propias etiquetas de los envases (solo visibles, lógicamente, en los niveles reverso) contribuyen a la ilusión de estar jugando en auténticas maquetas, como si las hubieran construido los hijos de los desarrolladores del juego (y en donde los propios Yoshis no serían más grandes que una minifigura LEGO). Por si fuera poco, a los propios Yoshis los podemos vestir con “trajes” que compramos con las monedas. Los hay a patadas, y más allá de protegernos de golpes, lo realmente interesante es ver al dino metido dentro de estas pequeñas manualidades, hechas con tapones de botellas o cajitas pintadas con rotus. Ojo, que si tenemos amiibo de la serie Super Mario podemos utilizarlos aquí para obtener algunos diseños exclusivos.
Yoshi’s Crafted World es un juego realmente precioso, de los más bonitos que jugarás en la consola, eso te lo garantizamos. Y eso que la resolución no siempre acompaña: según análisis técnicos, rinde por debajo de los 720p en televisión, y aún menos en portátil. Sinceramente, en televisión se ve estupendamente, aunque sí que es cierto que en modo portátil desmerece mucho más, como ya muchos criticaron tras la demo. En cualquier caso, estos sacrificios significan que tenemos 60fps estables. Y aunque no los hubiera: el valor visual de este juego es muy superior a las especificaciones técnicas. Por eso, no podemos evitar pensar que toda esta idea de las manualidades es una estrategia para que prestemos especial atención a todo el trabajo puesto en el apartado artístico, y no quede en segundo plano. No olvidemos, son juegos muy pausados, cuya gracia no reside en el plataformeo “puro y duro”, el de saltar y esquivar enemigos, sino en el explorar y rastrear cada palmo del nivel.
Yoshi´s Crafted World – El intrépido Detective Yoshi
Los juegos de Yoshi siempre se han diferenciado de otros plataformas 2D de Nintendo, y eso ha dado resultados dispares. Por debajo de su extremadamente baja dificultad y su irregular diseño de niveles, se encuentra la verdadera alma del juego, que es la exploración y la observación, encontrar las pistas que llevan a los numerosos secretos de los niveles, como un juego de detectives. Crafted World entiende eso y lo potencia con nuevos retos que multiplican la duración del juego, y curiosamente, al menos en mi caso, hacen que el interés por el juego aumente con la rejugabilidad en lugar de descender.
Todo esto aderezado con todo lo que se pudiera esperar de un juego de Nintendo, como cooperativo a dobles, ayudas para jugadores iniciados y garantía de sobra respecto a variedad de mecánicas de juego. Es, sin embargo, el diseño artístico lo que termina diferenciando a Crafted World de sus competidores, gracias a su aspecto de manualidad artesanal, que emociona con toda la inocencia y creatividad que solo los niños son capaces de tener.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga cedido por Nintendo España
Análisis – Yoshi’s Crafted World (Nintendo Switch). El intrépido Detective Yoshi Este 29 de marzo Nintendo Switch recibe una nueva aventura de plataformas 2D protagonizada por uno de sus personajes más queridos.
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Libro pag:1
El carpintero y la tetera La pelota de sol me sonríe me sonríe, y no para de sonreír, el trampeador está maldito, lo maldijo la escoba por tener una cabellera más linda que la suya, la tetera hace ruido y el reloj hace tic tac, hay un simio en la puerta esperando lo reciban, la permanecía del simio me inquieta, estoy preparando mi arma mortal, le lanzaré esta pelota, el simio, este mundo es un martirio, dijo la papaya, y explote en cólera y saltando desnudo por la entrada iba a recibir al simio, aún que en sus ojos había miedo no se alejaba y solo gritaba, yo saltaba de puntitas con los ojos desorbitados y pegando tremendas carcajadas, recuerdo su mirada, recuerdo cuando la quería, quisiera olvidarme de sus recuerdos, quisiera volar a la luna en una nave espacial, sembrar tomates en marte, sembrar moras en plutón, y cantaba y cantaba, y al simio me hacercaba, pegando tremendas zancadas me colgué de la chapa, era de mañana, cuando el simio pasó a mi casa ambos nos pusimos a bailar, en círculos danzando, con una alegría sin igual nadie detenía ese momento y del cielo llovió pizza, los ríos de chocolate y un jacuzzi de capuchino, y llegaron el dinosaurio parlanchín junto con la jirafa y la garrafa tomaríamos mezcal, tomaríamos tequila con limón y sal, y de la bañera salían dulces de cereza, los vidrios vibraban y la habitación se iluminaba, luz neón teníamos sexo con prostitutas en el sillón, inhalábamos poesía y nos inyectábamos sobre el calzón, bailando y bailando nuestras caras sonreían, y una suave melodía dejaba salir a la bailarina, pero de la cajita musical salió un tubo, ya sabia lo que venía, coma coma coma dijo el señor en la alfombra y con su dedo señalaba , espacio espacio espacio dijo la señora del piso de abajo, la morsa caminaba con su hombro alto y en su mano llevaba una bolsa, sus cigarros y sus pendientes que no se le fueran a olvidar, estaban sobre las líneas de coca que aún seguían en la botella, cada quien tomó su baso, y sobre el eyacularon, y encendiendo las velas y cantando en cierculos lo tomaron, una orgia comenzo todos contra todos, todos los orificios eran una oportunidad y todos los palos lizos lubricados y enfundados estaban listos, chic chic comenzó la fiesta entre humo y panditas todos gozando.
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(vía Deja que te Cuente un Cuento: La cajita de los Dinosaurios)
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Pues esto es lo que salio de las dos cajitas de dinosaurios jajaja Estava harta de dejar Las cartas por casa tiradas a partir de ahora ya se donde guardarlas para no perderlas🤣los colores y telas no me convencen mucho pero es lo que tenia por casa.... 😢jiji #cajitaCorreos📬📤📥 #con2 SimplesCajitas #deja volar tu imaginación💭✏️ #proyectoHandmade #hazlocontuspekes😜 #aPasarBuenDomingo!!! #Mamimao🌼
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Glee “15 days for Christmas”
Diciembre de 2041
-¡Dios!, adoro ese ruidito qué haces cuando acabas… —susurro Kurt mientra le acariciaba la espalda . -¿En un buen sentido? —pregunto Blaine trepando sobre él. -En un excelente sentido… es un como quejido silencioso pero… varonil y lleno de sensualidad… como si exhalaras testosterona o algo... —agrego tomando aire, se acomodó entre el colchón y su esposo entrelazando sus piernas en él, Blaine sonrió complacido al sentirse atrapado de cierto modo, le quitó el cabello humedecido de la frente y lo beso un par de veces con calma propia de la satisfacción que lo embargaba. -Pues yo debo decir que a mi gusta ese sonrojo que tienes aquí… aquí … y aquí… —dijo Blaine besándole ambas mejillas y una de las orejas— te hace ver muy dulce… y guapo… ¿por qué luces tan guapo cuando terminas de amarme?… -No lo se… —contestó Kurt sonriendo— pero lo que si se… —añadió retorciéndose un poco debajo de él— es que es puro mérito suyo Señor Anderson Hummel… —respondió Kurt retomando el ritmo normal de su respiración luego de un suspiro hondo y largo. -Me complace saber que he vuelto a ser el hombre que necesitas… y que no he quedado al debe como fue para nuestro aniversario. -No digas eso… lo que te dije hace un par de días no fue un reclamo, solo expuse un punto de vista del asunto… -¿”Asunto”?... —repitió Blaine levantando una ceja, se apartó un poco y lo miró de medio lado. -Acto, asunto… intercambio… ponle el nombre que quieras… —dijo su esposo deleitándose con el camino que seguían las gotas de sudor en el cuello de su esposo. -Pues yo lo llamaría amor… tan simple como eso... —recalcó Blaine recostándose en su pecho.
-Por supuesto que yo también lo llamo así… y te advierto que nunca has quedado en deuda conmigo en ninguno de los aspectos de nuestra vida… o era al menos lo que creía hasta hoy… —explicó blanqueando los ojos. -¿A que te refieres?... —quiso saber Blaine incorporándose un poco. -A qué, Señor Anderson Hummel, la promesa de mis regalos de Navidad, o de «pre navidad» mas bien, llego solo hasta ayer, quedan… —Kurt se estiró un poco para alcanzar su teléfono y ver la hora— tres horas para que se acaba este día, por lo tanto asumo y me quede sin mi décimo obsequio… —termino por decir tirando el aparato a un costado de la cama. -Pues supones mal... porque de hecho… te lo iba a dar justo ahora… -¡Mentira!... solo lo dices porque te lo recordé, estoy seguro y no tienes nada para mi en este frio 10 de diciembre de 2041. -Claro que lo tengo… —insistió Blaine subiendo un poco por él para alcanzar sus labios— lo que sucede es que lo de los ensayos para el programa, lo de Noah… me confundieron un poco… pero tenga por seguro Señor Kurt Hummel Anderson, que su regalo esta aquí… -¿Estas hablando enserio?... —preguntó su esposo mordiéndose el labio. -Mucho… es mas… —agrego abandonando la cama— te lo daré ahora mismo— dijo dando otro beso antes de retirarse del todo, así, tal cual estaba. -Ok… —dijo Kurt mirándole el trasero— si realmente lo olvidaste y quieres compensarme inventando algo con lo que hay en el closet, te digo de inmediato que la vista que tengo de ti en este momento me sirve para este décimo día… y para Janucá, y Kwanza… y cuanta cosa haya que celebrar —agregó suspirando deseo, Blaine sonrió y lo miro coqueto por sobre su hombro— ¿te dije que Noah aún esta nervioso pensando que no podrá ir a Londres? —dijo dirigiendo su voz hacia el armario. -No… -Pues lo esta… —añadió Kurt irguiéndose un poco por si es que conseguía ver lo que su esposo hacia en donde estaba. -¿Por que?... la doctora dijo que estaba en perfectas condiciones… -Si pero… ¿me estas escuchando?... -¡Fuerte y claro!… —respondió Blaine asomando medio cuerpo. -Ok… ¿que decía?... ¡ah!... como le dio otro control preventivo para el mismo día del viaje, piensa que le dirá que no podrá ir o algo… -¿Le aclaraste que podrá de todas maneras? -Se lo aclare… —dijo peinándose con los dedos— ¿podrás el viernes ir a la cena con los padres del niño Garcia?… ¿verdad? -¡Obvio que si!… solo tengo que acomodar unos horarios y estoy listo… —aseguró volviendo a asomarse. -¿Por que si tenias listo mi regalo te demoras tanto?... —pregunto sentándose en dirección a la puerta del closet, tomo una de las almohadas y se cubrió la entrepierna -Porque me faltaba un detalle… —Kurt lo miro con los ojos empequeñecidos pensado que solo estaba haciendo tiempo y saldría con un par de calcetines envueltos en papel de periódico o algo peor. -¿No me vas a dejar plantado con esas personas?... ¿o si? -Por supuesto que no… fueron muy amables en ofrecer disculpas por el incidente de las galletas… nosotros no podemos ser menos ante eso… —dijo saliendo con una pequeña caja entre sus manos, era cuadrada, un poco mas pequeña que una caja de zapatos y tenía una cinta enorme que servía tanto para darle un aspecto navideño al regalo, como para cubrir sus partes pudendas. -¿Mi regalo es esa cajita o lo que esta detrás?… —dijo Kurt levantando una ceja de lo más lujurioso. -Es la cajita… lo otro ya es tuyo hace tiempo… —respondió Blaine besándolo y entregando el regalo— feliz 10 de diciembre… —agregó subiéndose a la cama, se metió entre la sabanas y espero a que Kurt descubriera su décima sorpresa. -Vaya… es mas pesado que todos los anteriores… —dijo meneando la caja, le quito la cinta y la enrollo con cuidado. -¿Para futuros obsequios?... —pregunto Blaine divertido. -Por supuesto… nada debe desperdiciarse, has escuchado a nuestro pequeño… ¿escuchaste eso?— dijo poniendo oído hacia el exterior. -No… -¿Seguro? -Seguro… ¿que cosa?... -No se… como un tintineo de algo… —agregó moviendo sus dedos como si tocara pequeñas campanillas. -No escuche nada… pero tal vez es Santa que se adelantó… —dijo Blaine poniendo cara de asombro. -Pesado… y estoy seguro de lo que escuche… —contestó desenvolviendo el regalo— ¿tú envolviste esto? —preguntó señalando la cantidad extra de cinta adhesiva en cada una de las puntas. -Por supuesto... -¿Y porque no lo pediste envuelto en la tienda? -Porque lo compre por internet… -¿No es una de esas cosas raras autografiadas por no sé quién y se que uso no sé cuando?, ¿o si? -No se a que cosas te refieres —dijo Blaine riendo— pero esto es algo que te gustará y que viene desde Londres… —añadió dando un toque a un lado de la cajita. -Londres… elegante… —agregó como catando, terminó de quitar el papel y quitó la tapa— ¡«Promegranate Noir» de Jo Malone!, ¡por Dios!, ¡me encanta! —dijo destapando una de las botellas se la acerco a la nariz y sintió el aroma con los ojos cerrados— Blaine… por favor, siente esto... —añadió acercándole la botella de espuma de baño. -Es bastante bueno en realidad… -Obvio que lo es, como todo lo que viene de Londres… excepto Dylan claro… —dijo haciendo una mueca de disconformidad. -El es la excepción a todo, qué duda cabe… ¿te gusto? -Me encanto… —respondió dándole un beso— ahora… estos productos son para el mejor baño de tina… ¿asumo entonces querido esposo que me acompañara cuando decida estrenarlos? -¿A qué me está invitando Señor Hummel Anderson? -Sabes bien a qué… —dijo Kurt tirando la almohada hacia un lado— ¡por Dios!, ¡dime que si escuchaste ahora! —exclamó tomándose la cara. -Lo escuche… —respondió Blaine levantándose, tomó su pijama y se puso el pantalón mientras caminaba hacia la puerta— espérame aquí… —dijo mirando a su esposo que hacía lo mismo con su ropa de dormir. -¡Estas loco!, no te dejaré solo, ¿te imaginas si alguien entró en nuestra casa?… —sentencio Kurt poniéndose un cardigan sobre la camiseta. -Nadie a entrado a esta casa Kurt, debe ser cualquier tontería... -Con mayor razón entonces… si es una tontería me gustaría verla contigo… pero… si por esas casualidades de la vida hay alguien queriendo apoderarse de lo nuestro… esconderé mi cajita de «Promegranate Noir» -Bien pensado… —dijo Blaine sonriendo, Kurt dejo su regalo bajo los cobertores y puso arriba dos de las almohadas— ¿listo?— agregó mirándolo con ternura. -Listo… —respondió su esposo mirando un par de veces el escondite de sus productos como si no terminara de convencerse de que estaban a salvo de cualquier intento de robo, Blaine volvió a sonreír y abrió la puerta para él, Kurt le agradeció con una sonrisa y salio de los primeros. -¡Cariño!... —exclamo Kurt al ver a Noah junto a «Desmond» en medio del pasillo— ¿cuánto llevas aquí? -No mucho… ¿están despiertos acaso? —pregunto restregándose un ojo. -Lo estamos… —contesto Kurt tomándolo en brazos— ¿y tu?... ¿por que no estas en al cama?, es tarde bebé. -«Desmond» escucho unos ruidos y yo también, ¿ustedes los escucharon? -Los escuchamos hijo… por eso vamos a ver que pasa… —explicó Blaine acariciándole la cara. -¿Puedo ir con ustedes?, con «Desmond» estamos curiosos al «respepsto» —dijo señalando a su dinosaurio, Kurt miró a su esposo y este le hizo una mueca de que estaba de acuerdo. -Claro bebé, pero debes prometerme que te quedaras muy pegadito a mi… ¿de acuerdo? -Si… —contesto Noah sujetándose con fuerza del cuello de su Papá. -Muy bien… —añadió Kurt dándole un par de besos en la frente, Blaine se paró delante y comenzó a avanzar hacia la escalera de la galería. -¿No bajaremos por la cocina? —susurro tomándolo de la camiseta como si fuera parte de una fila de alumnos de kindergarten que salen a un paseo. -Si bajamos por la cocina, entraremos de inmediato a sala… mejor vemos que pasa desde afuera primero… -Bien pensado… ¡dios mío!… —exclamó al escuchar otro ruido más fuerte, esta vez seguido de una quebrazón como de vidrios— ¿esa no fue una ventana o si?... —añadió agarrándole más la camiseta, Noah se tomaba la cara con la mano que tenia libre. -Por supuesto que no… —dijo Blaine tomando un candelabro desde una de las mesas de arrimo del pasillo— te juro que me sentiría mejor si tú y Noah me esperaran en la habitación. -Ya explique mi punto… no me lleves la contraria… —insistió Kurt comenzando a bajar tras de él, Noah se mantenía atento y de vez en cuando se ocultaba en el hombro de su Papá— ¿ves algo? —agrego mirando por encima del hombro de su esposo. -Nada… —respondió Blaine casi llegando a la puerta vidriada de la sala, la abrió con sigilo y encendió con el mismo cuidado una de las lámparas, avanzó con el candelabro de manera amenazante siguiendo el ruido, paso el piano y el sofá de mediados de siglo y reparo en que el disturbio venía del árbol de navidad. -Por favor dime que lo compraste en lugar autorizado y no al costado de una reserva de mapaches o algo así… —dijo Kurt dándose cuenta de lo mismo. -Obvio que no, lo compre en Soho como siempre… y creo que la explicación la tiene que dar un miembro de nuestra familia… —dijo al escuchar el maullido de Mister Stephen Whiskers, dejo el candelabro en la mesa de centro y se encamino a encender las luces. -¿Ese gato esta en mi árbol? -Se llama Mister Stephen Whiskers Papá y me dijo que venía a la sala, pero no sabia que se subiría al árbol… -Pues míralo donde esta… —dijo Blaine iluminando la sala, en efecto, el gato estaba encaramado en la punta del árbol como si fuera la estrella principal, y en su intento de alcanzar la cumbre había quebrado algunas ramas y botado más de un par de adornos, incluyendo la estrella de cerámica que tenia un montón de años. -Esta super «equilisbrado»… —dijo Noah riendo y mirando hacia arriba— ¿como lo hace?. -Creo que solo él puede tener ese equilibrio cariño… —respondió Kurt comenzando a recoger los trozos de las esferas rotas. -Tu también lo tienes… —susurró Blaine acercándose a él, Kurt sonrió medio chueco para luego volver al semblante serio que le había provocado la «gracia» del gato. -No bromees.. ¿sabes cuantos años tenia esta estrella? —dijo tomando ambas partes. -No se… ¿muchos? -Casi cien, y tu me la regalaste cuando fuimos a ese mercado de las pulgas en Chelsea...—dijo mirándola. -Tal vez se pueda pegar. -Pues se vería horrible… y ademas le falta una parte —respondió mirando el piso— ¿puedes hacer que ese animal se baje por favor?... —dijo disimulando frente a Noah que insistía en llamar la atención de su mascota con ruidos que querían imitar a los de un gato pero que terminaban oyéndose como los de un ratón con catarro. -Ok… —dijo Blaine acercando el sillín del piano, lo instalo a un costado del árbol y se estiro para alcanzar los dos metros de altura de la punta, Noah abrió sus brazos como si se creyera una red de seguridad humana. -Cuidado hijo…. —añadió Blaine entregándoselo, Noah lo tomo con cuidado y antes de dejarlo en el piso le dijo un par de cosas al oído, el gato quedo estático un par de segundos para luego partir corriendo hacia la cocina. -Tal vez le dio hambre escalar… permiso Papás… —dijo Noah yendo tras de el. -No te distraigas bebé, es hora de dormir…. -No lo haré… —exclamó Noah levantando una de sus manos. -Creo que esto es lo que le faltaba… —dijo Blaine entregando la base entubada de la estrella, Kurt la recibió negando con su cabeza, la junto con las otras dos partes y miro como quedaría si le aplicaba pegamento. -¿Ves que se puede pegar?... -Aunque se pudiera… no me gusta tener objetos rotos en mi casa. -¿Desde cuando? -Desde siempre… —dijo tirando todas las partes sobre el sofá más grande— aunque se peguen bien, nunca vuelven a ser lo que eran. -Hay cosas que si… —agrego su esposo recogiendo unas campanitas doradas para colgarlas de nuevo en la ruta de ascenso de Mister Stephen Whiskers. -¿Cuales si puede saberse?... —pregunto Kurt poniendo la voz de una persona con trastornos mentales al tiempo que cambiaba de inmediato la posición de las campanitas recién colgadas. -Pues un buen tapiz… un mueble de madera noble… y lo mas importante…. —dijo tomándole la mano— esto… —agrego poniéndola sobre su corazón— por muchas veces que se rompa… igual sigue funcionando, te paso a ti, me paso a mi… solo hay que encontrar la persona adecuada que junte las piezas. -¿Y no queda inestables? -Depende del pegamento que se use para unirlas… —dijo Blaine abrazándolo por la cintura con la mano que tenía libre. -Esa es la relación más tierna, extraña y sin sentido entre pegamento y amor que nunca había escuchado en mi vida… -Lo es… —dijo Blaine soltando una risa— te amo Kurt Hummel Anderson… y gracias por ser el pegamento de mi vida. -De nada… —respondió Kurt suspirando amor. -¿Vamos a la cama? -¿La cama?... tenemos productos de baño que probar Señor Anderson Hummel… ¡nada de camas!… —terminó por decir Kurt moviendo sus cejas de manera traviesa.
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