#Impuesto a las Ganancias
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Resistencia a los vendepatria
La banda de Milei quiere entregar Malvinas a los piratas. Massa prometió y cumplió y complica el plan de los vendepatria Bullrich y Milei de saqueo express de Argentina. Massa cumplió Milei quiere entregar Malvinas Imagen: Télam.
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#cgt#CTA#Diana Mondino#impuesto a las ganancias#Javier Milei#kelpers#La Libertad Avanza#malvinas#Massa
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Sindicatos del transporte anuncian paro nacional en rechazo a medidas económicas de Javier Milei
Los sindicatos del transporte anunciaron un paro nacional para el próximo lunes 6 de mayo en rechazo a la posible vuelta del impuesto a las Ganancias y la sanción de la “Ley Bases” impulsada por el presidente Javier Milei. La medida afectará a los servicios aéreos, terrestres, marítimos y portuarios de todo el país. La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) realizará…
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#Aceiteros#Asambleas#CATT#condiciones laborales#Impuesto a las Ganancias#Javier Milei#Ley Bases#Libertad Sindical#Paro Nacional#Plan de Lucha#Salarios#San Lorenzo#sindicatos#transporte
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PodCasts: ¡Noticias de Última Hora! (13-10-2023)
¡Bienvenidos a un nuevo episodio de Últimas Noticias! Hoy te traemos un tema que podría sonar como una trama de película, pero es la realidad de una de las mayores corporaciones del mundo: Microsoft y su enfrentamiento con la Hacienda estadounidense. Imaginen esto: una notificación llega a Microsoft reclamando ¡nada menos que veintiocho mil novecientos millones de dólares! Esto no es un episodio…
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#Agencias de Inteligencia#AIE#Ataque de Hamás#Centros de Singapur#Conflicto#Crecimiento de la Demanda de Petróleo#Departamento del Tesoro#Devaluación#Disputa Fiscal#Dublín#Eficiencia Energética#Elecciones#Ganancias#Hacienda Estadounidense#Impuesto GILTI#Impuestos#Inflación en Argentina#Ingresos Petroleros#Irán#IRS#Javier Milei#Microsoft#Opep#Podcast#Precios del Petróleo#Principal#Prisioneros#Puerto Rico#Qatar#Reclamación
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hola, sabes cómo hacer para donar a los gofundme de palestinos desde argentina? o qué se puede hacer? gracias!
Siii creo que hay mucha gente que no sabe que se puede donar en los GoFundMe desde acá. Se hace con cualquier tarjeta de débito o crédito (q no sea cabal x favor 😭). Cositas para tener en cuenta:
- En los GoFundMe hay un mínimo de donación. en todas las monedas "grandes" el límite es de 5 unidades. Cinco dólares, cinco euros, cinco libras, etc.
- Sobre eso recaen las percepciones del cepo (lo que se le dice "dólar tarjeta" q en realidad rige para cualquier moneda) ya que estás emitiendo un pago a una organización (GoFundMe) que está fuera del país. Es cierto que hay una ley que dice que las donaciones están exentas de impuestos, pero eso solo rige para organizaciones avaladas por la AFIP. Para que te des una idea de cómo está la cotización tarjeta, una de las últimas donaciones de 5€ que hice me llegó en la tarjeta como $11500.
- Si no estás bancarizado tambien se puede donar con tarjetas prepagas como ualá, cencopay y la tarjeta de mercado pago
- Si te da paja que este estado pseudolibertario de mierda se quede "con la tuya"(que si bien todos sabemos que los impuestos PAIS y ganancias están para que puedan sostener el precio del dólar sin que se vaya al tuje, no tenemos seguridad de a dónde va concretamente esa plata), podés donar a organizaciones con representación local. Personalmente recomiendo médicos sin fronteras, que se pronunció públicamente contra la ocupación de Israel, y cuyos médicos ya fueron víctimas de varios ataques de la IDF que además de dañar equipamiento y transporte se cobraron las vidas de varios de sus médicos. Donaciones a MSF están exentas de impuestos a las ganancias y se pueden abonar por tarjeta, transferencias y mercadopago. También podés donar una mensualidad bajo las mismas condiciones.
- Si querés donar a un GoFundMe pero no te decidís por un fundraiser en específico, gazafunds te randomiza un fundraiser para sacarte la presión de elegir. Hay también muchos fundraisers generales como el de la municipalidad de gaza y varias organizaciones que se encargan de acercar comida a los campamentos. Este post tiene una lista de organizaciones generales que necesitan donaciones.
- Hay una página que te permite hacer donaciones por abajo de cinco dólares para después juntarlas y mandarlas a un GoFundMe que las necesite. No me acuerdo el nombre y no la puedo encontrar pero si alguno se acuerda chiflen y la agrego.
- Si te mandan muchos fundraisers y te da miedo donar/promocionar a alguien que está estafando, esta planilla de excel está llena de fundraisers verificados por palestinos.
- info de esims que me pasó mi mutual @orfeolookback! esto es muy útil porque se están re necesitando. Podés donar desde CripsforEsims (también en inglés) o abonar una esim y mandarla mediante ESims For Gaza (acá un par de posts en inglés que explican un poco el proceso)
Además de todo esto promover es súper importante. especialmente si tenés una followbase gringa/europea, hacerles entender que ellos con menos esfuerzo hacen mucho más que nosotros, que no se hagan los boludos. Además ellos son los países cuyos gobiernos tienen peso en las políticas internacionales y en los que meter presión a los políticos da resultados. La verdad es que a fin de cuentas que Milei sea un sionista de mierda no le mueve la balanza a Israel porque como país no tenemos ni el peso ni los fondos para intervenir en una guerra.
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Perdon, pero el aumento que se demanda en universidades es de 0,14% del PBI. Un tercio de lo que el estado se esta perdiendo en recaudar por no cobrar impuesto a las grandes ganancias.
Es la misma de siempre; acusar a lo público de que funciona mal y de forma corrupta; auditorías que nos sirven, estudiantes "fantasmas", profesores que cobran millonadas y tienen "3 meses de vacaciones", un largo etcetera. Lo importante es instaurar un debate donde no existe, utilizar y cuestionar medios de comunicación, que todo periodista sea poco creible, que la opinión valga mas que la información, porque en donde nadie es creíble termina ganando el que grita más fuerte. Y creo que ya saben quien gana en eso.
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los diputados de la UCR y HCF son unos hijos de re mil puta. fueron a la marcha universitaria y al otro día no bajaron a dar quorum para tratar el presupuesto universitario.
se la pasaron hablando en contra del mega DNU y la ley ómnibus por twitter, y hoy votaron TODO A FAVOR. las facultades delegadas, la suma del poder, las privatizaciones (ferrocarriles argentinos, AySA, núcleoeléctrica, aerolíneas argentinas, etc), la reforma laboral, la derogación de las moratorias, la destrucción del sistema de ciencia y tecnología, TODO. y qué decir sobre los cagones que se abstuvieron, si son incapaces de votar a favor o en contra, mejor que se dediquen a otra cosa. son un nido de ratas y unos traidores a la patria, votaron en contra de la constitución.
ah, también le votaron a milei poder cerrar cualquier organismo del estado, así que digan adiós al CONICET, las universidades y un largo etc. ojalá también aprueben el impuesto a las ganancias, así todos los forros hijos de puta que decían "no va a hacer lo que dice que va a hacer" lo paguen con una sonrisa de oreja a oreja.
850 mil votos le faltaron a massa para ganar en primera vuelta, SIETE MILLONES DE PERSONAS votaron a schiaretti por ser "más peronista". felicidades, genios del voto. ¿querían apple stores en todas las esquinas? ahora recen no terminar suicidánd0se porque les remataron la casa. bienvenidos a los '90 2.0: ahora vamos a tener nuestra propia tragedia de LAPA, nuestra propia explosión de río tercero, nuestros propios atentados, nuestras propias AFJP y volver a tomar tomar leche con mierda.
escrachen a todos los diputados y empiecen a romperle las pelotas a los senadores, aunque no espero nada de ellos. que gente de mierda.
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El monotributo es considerado una variante de la precariedad laboral porque transforma una relación laboral dependiente en una persona "independiente" que se desempeña por cuenta propia, que emite sus facturas por sus “honorarios” y que debe aportar todos los meses al sistema una suma determinada que incluye el IVA, el impuesto a las ganancias, aportes al régimen previsional y obra social.
No cuenta con los derechos laborales que sí tienen los trabajadores en relación de dependencia, como vacaciones pagas, aguinaldo, licencias por enfermedad, entre otros. Y la atención médica a través de las obras sociales/prepagas es restringida y muy inferior a la de los trabajadores dependientes.
#el fin del recibo de sueldo#neoliberalismo#ajuste#estafa electoral#precarizacion laboral#la pubertad avanza
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La crisis ecológica y la perspectiva comunista
Por Esteban Mercatante
Fuentes: La izquierda diario
Los engaños del capitalismo verde y una mirada sobre las alternativas planteadas ante la crisis ecológica.
A medida que la crisis ecológica se ha vuelto cada vez más difícil de negar, el capitalismo verde se ha ido consolidando cada vez más. Con sus distintas facetas. Tenemos la línea más emprendedorista, que rescata el rol empresarial en tomar medidas de innovación en terrenos vinculados con la sostenibilidad, o la transición energética. Tenemos la regulación más de corte neoliberal sobre “fallas de mercado”, que podemos ver en todo lo que son los impuestos al carbono o los mercados de bonos de carbono, los pagos por conservación, etc. Y después, intervenciones de tipo keynesiano para subsidiar las inversiones que desarrollen energías renovables o impulsen la descarbonización de la industria, o directamente desarrollar iniciativas de inversión estatal. En paralelo, desde los Acuerdos de París se avanzó en compromisos de los distintos países para reducir las emisiones, en niveles que como viene advirtiendo el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en sus últimos documentos están lejos de lo requerido para evitar que el aumento de temperaturas supere los niveles críticos de 1,5 o 2 ºC en este siglo.
Hoy las empresas compiten cada vez más por mostrarse alineadas con objetivos de sostenibilidad, lo que ha dado lugar a un generalizado lavado de cara verde con poco o ningún impacto real en materia de cambio en las formas productivas. Las proyecciones y escenarios del IPCC trabajan en la perspectiva de que seguirá desarrollándose este capitalismo verde en sus distintas facetas. Eso no aparece cuestionado, aunque al mismo tiempo los informes se van haciendo cada vez más alarmistas sobre los umbrales de límites planetarios que van siendo superados, que van mucho más allá del cambio climático que ya está en terreno peligrosísimo.
Pero, la principal medida de éxito del capitalismo verde no está por lograr resultados efectivos en estos planos, sino que está dada por el grado en que estas iniciativas permitan legitimar el ecologismo de las grandes empresas. Mantener el dominio de los discursos ecológicos significa asegurar que primen las propuestas de soluciones ecológicas que pasen airosamente por las consideraciones de costo-beneficio monetario.
¿Puede el capitalismo verde ser algo más que greenwashing? David Harvey nos recuerda que el capital “cuenta con una prolongada trayectoria de resolución de sus dificultades medioambientales” [1]. Pero, acota el autor, el “éxito” del capital en hacer frente a estos trastornos medioambientales se ha dado “en los términos del capital, que son los de la rentabilidad sostenida” [2]. Esto implica que la sostenibilidad de las condiciones ecológicas en el mediano o largo plazo tiene un rol subordinado. De hecho, la idea de desarrollo sustentable se apoya en una noción de sustentabilidad débil según la cual la destrucción de los ecosistemas puede ser sustituida por otras formas de “capital”, lo cual es un absurdo desde el punto de vista ecológico, pero sirve a los fines de este sistema.
El capitalismo verde, aunque parezca cada vez más hegemónico más allá de los cuestionamientos que recibe por derecha (que contribuyen a que sectores progresistas cada vez más tomen sin cuestionamientos la agenda neoliberal contra el cambio climático), no apunta en lo inmediato a un reemplazo del capitalismo contaminante, sino en todo caso a compromisos. Las industrias hidrocarburíferas, y todas las que se apoyan en ellas, siguen funcionando en condiciones de ganancias, aunque se busque subsidiar más a energías de transición. Al mismo tiempo, el capitalismo verde pone foco en algunos límites planetarios, como el del clima, pero no en el conjunto de los mismos, porque reconocer hace más difícil mantener velada la idea de que hay un problema sistémico con el funcionamiento del metabolismo socionatural, lo que implica cuestionar el orden social en su conjunto para resolverlo.
Las armas de la crítica ecológica
Frente a la crisis ecológica, la idea de que pueden generarse soluciones efectivas sin cambios profundos en el sociometabolismo es, probablemente, más peligrosa que el negacionismo. Es una ideología que debe ser profundamente desmentida, revelada como la mistificación que es, y respondida con una alternativa que permita proyectar un sociometabolismo alternativo, que apunte a una relación más razonable en el metabolismo socionatural.
Me interesa, entonces, rescatar los aportes del ecomarxismo, al mismo tiempo como herramientas que permite discutir las raíces sistémicas que tiene la producción de crisis ecológicas de este orden social, y como punto de apoyo para la discusión de los horizontes poscapitalistas, socialistas.
La crisis ecológica viene planteando el desafío de buscar herramientas teóricas adecuadas para abordarla, y esto ha puesto en efervescencia a todas las esferas de la producción de conocimiento. En este marco de crisis que viene atravesando hace tiempo a todas las disciplinas, es que se ha producido una revalorización de las elaboraciones de Marx, Engels y otros autores marxistas sobre la problemática ecológica y la relación sociedad-naturaleza, en una clave no dualista, producto del esfuerzo del pensamiento ecomarxista contemporáneo. Autores como John Bellamy Foster, Paul Burkett, Kohei Saito, por sólo mencionar algunos, han contribuido a la reconstrucción del pensamiento ecológico de Marx a partir del estudio atento de sus trabajos publicados, así como de aquellos que permanecen inéditos como los cuadernos de sus últimos años. En el andamiaje conceptual de la crítica de la economía política, han subrayado las dimensiones de un pensamiento ecológico no sistematizado, pero profundamente arraigado en su comprensión de las dinámicas de la acumulación capitalista, y muy actual. A partir de este rescate, han contribuido al diálogo y polémica con lo que se ha elaborado desde distintas posiciones del marxismo sobre estas cuestiones a lo largo del siglo XX.
Lo que surge de esta propuesta es una teoría que se aleja tanto de los materialismos mecanicistas, como de planteos que, contra estas posiciones, se inclinaron como una separación tajante, unilateral, de las esferas natural y social. Siempre hubo, en el campo marxista ampliamente definido, posiciones que partían de la continuidad entre lo natural y lo social, contra el dualismo antinaturalista, pero que, a la vez, buscaban distinguir en esa continuidad una especificidad de lo que es un constructo social. El distintivo aporte de las lecturas más actuales es que, partiendo de las elaboraciones de Marx, y en parte también de Engels, encuentran conceptos relevantes para el abordaje de las problemáticas ecológicas.
Quizás el aporte más crucial, que distingue el abordaje marxista de la crisis ecológica generada por el capitalismo, tiene que ver con analizarla a partir de la dinámica de funcionamiento del sistema. Que esta es una cuestión de acuciante actualidad, la pone en evidencia, por ejemplo, Nancy Fraser, en su reciente Capitalismo Caníbal. La autora plantea la importancia de inscribir las opresiones de raza y de género, los daños ecológicos y las tendencias antidemocráticas que se observan en el orden social, en una mirada integradora, que aborde las relaciones entre estas dimensiones y las dinámicas básicas de la acumulación capitalista. Una mirada de este tipo es profundamente deudora del herramental crítico construido a partir de El capital de Marx, aunque la autora por momentos no reconozca esto o incluso levante esta crítica, en parte, contra Marx. La producción y circulación de capital es abordada por Marx como un proceso inseparablemente social y material. Podría parecer una obviedad, pero esta doble dimensión tiende a desvanecerse en la economía política, ni que hablar en la disciplina económica contemporánea.
Cuanto más se convierte el capital en la relación social dominante y transforma de manera acorde las maneras de producir, genera formas específicas de dominio sobre la naturaleza humana y no humana. En su crítica de la economía política Marx se propone poner en evidencia todas las mistificaciones que se encierran detrás de las categorías con las que esta disciplina se propone explicar el funcionamiento del sistema. Marx muestra cómo la reproducción del orden social capitalista se apoya necesariamente en toda una serie de procesos materiales y sociales que no resultan visibles desde una mirada estrecha de estas categorías económicas. El aspecto más obvio es la explicación de la explotación capitalista, que aparece en la economía política como un intercambio de equivalentes donde cada parte obtiene un precio “justo”. Pero también encontramos referencias a la expoliación de la naturaleza, el aprovechamiento de trabajos no remunerados y las lógicas económicas del colonialismo con sus derivaciones racistas también. No se trata de menciones anecdóticas. Aunque no podamos decir que en Marx haya una crítica ecológica del capitalismo desarrollada, lo cual sería en cierta forma un reclamo extemporáneo, en el edificio teórico de su crítica el problema de los trastornos de los metabolismos socionaturales fue adquiriendo una presencia cada vez mayor en su crítica de la economía capitalista.
Si seguimos el hilo del razonamiento a través del cual Karl Marx se propone en El capital la reconstrucción conceptual del modo de producción capitalista, podemos ir viendo las distintas dimensiones antiecológicas que distinguen al metabolismo socionatural característicamente capitalista. Seguir todo del camino de la mercancía, desde la circulación de los insumos y materias primas (incluyendo la fuerza de trabajo convertida en mercancía), pasando por la producción, hasta llegar a la circulación del capital y las leyes generales de su acumulación (incluyendo las formas de incremento de la plusvalía) permite delinear la multiplicidad de determinaciones que hacen al capitalismo un orden social profundamente antiecológico. No sólo porque cuantitativamente está llevado a un permanente aumento de la escala de valorización (lo que presupone procesos materiales en escala creciente) sino también cualitativamente porque la traducción de toda las esferas de la vida a valores se desentiende de cualquier impacto en los ecosistemas. La propia separación de los productores respecto de los medios de producción, presupuesto básico de este sistema, es convincentemente formulada por algunos autores como la clave para la relación indiferente y enajenada que puede imponer este orden social respecto de la naturaleza. La naturaleza es convertida en objeto de apropiación en pos de la valorización, algo que se exacerba en los extractivismos contemporáneos que conllevan niveles cada vez más extremos de amputación ecológica.
En suma, el abordaje propuesto por el ecomarxismo, a partir de la extensión de la crítica de la economía política en la veta inaugurada por Marx, resulta fundamental para realizar lo que Paul Burkett definía como un análisis socioecológico, que sea al mismo tiempo “consistentemente social y materialista” [3]. Esto significa reunir dos requisitos al mismo tiempo. Por un lado, abordar las relaciones entre las personas y la naturaleza como algo socialmente mediado de maneras históricas específicas, evitando así las concepciones crudamente materialistas –ya sean deterministas tecnológicas o naturistas– de la realidad social como algo naturalmente predeterminado. Por otro lado, debe evitar caer en una visión social-construccionista que enfatice unilateralmente el papel de las formas sociales en la configuración de la historia humana, descuidando cómo el contenido material de estas formas está limitado por las condiciones naturales de producción y evolución humana.
Esto es importante para discutir, por ejemplo, cómo entendemos al antropoceno. Algunos autores, como Andreas Malm, advierten acertadamente contra la tentación, muy funcional para la perpetuación del orden social contemporáneo, de entenderlo como un resultado de la acción humana en general, y no una situada en determinadas relaciones materiales, las capitalistas, que subordinan la organización de la producción (y las formas de consumo que están determinadas por ellas) a la valorización del capital [4].
Aceleracionismo ecológico
Ahora, dentro del campo de la crítica a las salidas capitalistas verdes, encontramos planteos divergentes de cómo debe responderse a los legados de crisis ecológica que deja el capitalismo y hacia dónde debe apuntar una sociedad poscapitalista. Hay dos posturas que, en cierta forma, tienden a polarizar el debate.
La primera de ellas es la que podríamos llamar ecomodernista. Desde esta perspectiva, la respuesta a la crisis ecológica está en la aceleración del desarrollo tecnológico. El diagnóstico central es que la innovación en el capitalismo se encuentra más limitada para desplegar todas sus potencialidades, porque le cuesta cada vez más traducirse en modelos de negocios rentables que justifiquen las inversiones. Aaron Bastani en Comunismo de lujo plenamente automatizado ejemplifica bien esta mirada. Liberar el desarrollo tecnológico de estas trabas que le imponen las relaciones de producción capitalistas permitiría, en opinión de Bastani, automatizar plenamente los procesos productivos. Este pensamiento poscapitalista, como le han criticado acertadamente algunos autores, piensa más en términos de eliminación del trabajo que de transformación del trabajo. La ausencia de una noción de transformación se encuentra también, aparte, en la manera en que se piensa la abundancia. Que es básicamente “democratizar”, extender, los patrones de consumo de los ricos bajo el capitalismo para toda la sociedad. Esta automatización comunista sería compatible, según estos autores, con la resolución de los problemas ecológicos. Esto puede ser posible gracias a numerosos cambios, grandes y pequeños, que en algunos casos ya están en marcha, pero se podrían acelerar bajo nuevas relaciones de producción comunistas.
El comunismo automatizado podría invertir en gran escala en energías renovables u otras tecnologías. Pero esta vertiente modernista no se detiene ahí. Un supuesto que le permite afirmar que un comunismo de lujo completamente automatizado y ambientalmente sustentable es alcanzable si se termina con los límites que impone el capital al desarrollo tecnológico, es que, en buena medida, el “lujo” tiende a desacoplarse del impacto ambiental. Esto sería, ampliar la escala de lo que supuestamente ya viene ocurriendo en los países más desarrollados, según algunas estadísticas; pero muchas de esas evidencias del desacople se obtienen haciendo abstracción de cómo esos países ricos, imperialistas, sustentan su reproducción (incluyendo con este término los procesos de acumulación capitalista que sus multinacionales comandan desde ahí explotando trabajo y recursos en todo el globo) en numerosos procesos materiales que ocurren fuera de sus fronteras. No hay desmaterialización sino deslocalización de los procesos materiales en terceros países, a donde “tercerizan” los impactos ambientales. Cuando introducimos esta “deslocalización” de la huella material en la ecuación, no ocurre tal desacople. Sustentar la idea de que un comunismo de lujo automatizado tiene un camino despejado sobre la base de estos débiles presupuestos, puede ser ruinoso. Como no quieren poner todos los huevos en la misma canasta, por las dudas, imaginan entonces que, si no hay suficiente desmaterialización, la minería espacial (la extracción de metales de los asteroides) y el uso del espacio puede ser destino para la chatarra que se acumula de manera cada vez más insostenible en numerosas partes del planeta puede ofrecer la respuesta.
Al proyectar más allá del capitalismo formas de consumo que son intrínsecas de este modo de producción, contribuyen a naturalizarlas y deshistorizarlas. Como estas no resultan universalizables de manera sustentable en los límites que plantea el planeta, no sorprende la necesidad de imaginar soluciones intergalácticas a los desafíos ambientales, como las que proponen algunos ecomodernistas como Bastani, que nos ofrece una variante “comunista” (de lujo) de los desvaríos espaciales de Elon Musk o Jeff Bezos.
Decrecionismo
El planteo decrecionista, postula que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. También la discutió, por ejemplo, Manuel Sacristán.
En las propuestas decrecionistas encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad con formas de producción cualitativamente diferentes está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital, como Serge Latouche. El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los principales medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de este tipo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Es una contradicción en los términos esperar que el Estado capitalista atente de esta manera contra la acumulación de capital.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Pero es común el énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, donde sería propio establecer iniciativas decrecionistas. Se otorga un rol clave a comunidades rurales, campesinas, originarias, etc. También es recurrente el planteo de establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes, no regidos por el crecimiento. Giorgos Kallis por ejemplo propone que la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades que puedan dar lugar a “economías alternativas”. Este microcosmos puede prefigurar un mundo en decrecimiento.
Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [5].
Pero, incluso aunque una transición de este tipo fuera factible de irse gestando paulatinamente en los marcos del capitalismo sin ser reabsorbida por este sistema, algo que resulta contraintuitivo porque la acumulación presiona permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable, sería una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Hay distintas posturas y matices, pero el debate global ante la crisis ecológica en los sectores críticos, aparece dominado por variantes de uno u otro polo de los que señalamos. Muchos de los exponentes más firmes de las posturas mencionadas son propensos a barrer la complejidad detrás de la polarización. Se simplifican las posiciones criticadas, desmereciendo los puntos atendibles que cada perspectiva tiene para aportar. La cuestión se traba en binarismos sobre si una sociedad poscapitalista debe proponerse “menos” o “más”.
El comunismo, o la ecología de la emancipación del trabajo
Una ausencia en común en las corrientes que mencionamos, a rasgos generales, porque siempre se pueden encontrar autores que ven más este problema, es no considerar seriamente el problema de que no puede surgir otro tipo de metabolismo socionatural sin romper la relación enajenada de los productores con sus medios de producción. Las relaciones de producción aparecen como una “caja negra”, un terreno inexplorado o sólo tratado tangencialmente. Tanto ecomodernistas como decrecionistas mencionan la importancia de la reducción de la jornada de trabajo, aunque sus perspectivas al respecto puedan no ser las mismas. Pero, lo que no aparece es el protagonismo de la fuerza de trabajo explotada por el capital como agente de su propia emancipación, y, al mismo tiempo, de una transformación cualitativa de las relaciones sociedad/naturaleza.
Poner fin al monopolio de la propiedad privada de los medios de producción, terminando con el dominio social del capital, implica introducir una democracia ausente, la de quienes producen, que son también quienes consumen buena parte de lo producido, en el terreno que hoy es dominio privado del capital. Si, en el capitalismo, producción-consumo es una “unidad diferenciada”, mediada por el proceso de intercambio, en la cual la necesidad social sólo puede expresarse como demanda solvente (y sólo se puede manifestar en la elección de alguna de las mercancías que los capitalistas decidieron previamente enviar al mercado), la socialización de los medios de producción puede permitir restablecer la unidad real de ambos procesos, produciendo sólo en la medida necesaria para satisfacer la demanda social, paso inicial de cualquier planificación. Este es un aspecto clave, para salir de la polaridad entre “más” o “menos” que viene dominando las discusiones en el pensamiento ecosocialista. La posibilidad de dominar racionalmente el metabolismo de la sociedad con la naturaleza, abriendo las bases para tomar de manera colectiva las decisiones de qué producir (en función de cuáles son las demandas sociales que deben privilegiarse y a dónde deben volcarse los esfuerzos de inversión) no evitará las decisiones difíciles sobre cómo manejar el legado de destrucción ambiental que deja el capitalismo. Pero, en vez de que éstas sean saldadas por el poder privado del capital, con apoyo de los gobiernos que tienen como función central la reproducción de las relaciones de producción basadas en la propiedad privada y el trabajo asalariado, será el conjunto de la clase productora, habiendo recuperado el dominio efectivo de los medios de producción, la que podrá delinear las alternativas para saldar estas cuestiones con miras a hacer compatibles tres objetivos: alcanzar la plena satisfacción de las necesidades fundamentales, producir de una forma no alienada, y hacerlo, teniendo presente en todo momento la necesidad de establecer un metabolismo racional con la naturaleza. Pero, además, la “expropiación de los expropiadores”, al poner fin a la enajenación de la fuerza de trabajo y abrir paso para la recuperación de una noción de riqueza más amplia, es la base para romper con la idea de que abundancia debe traducirse en un consumismo creciente, con los mismos esquemas que necesariamente desarrolla el capitalismo para colocar un volumen creciente de mercancías.
A diferencia de las imaginerías poscapitalistas, que proyectan la supresión del trabajo gracias a la automatización (y las propias máquinas, encarnación en última instancia del capital, aparecen como demiurgo de esta realización), el comunismo, como lo entendemos acá, tiene en la transformación del trabajo (y de su relación con la naturaleza) un punto nodal.
Transformar la relación entre la fuerza de trabajadoras y los medios de producción, que va mucho más allá de simplemente bregar por la “supresión” del trabajo mediante la automatización (que, en sí misma, no dice nada sobre cómo se produce, cuánto, ni quién lo decide), es la piedra de toque para recuperar todas las potencialidades negadas a la fuerza de trabajo por la relación enajenada por el capital y, al mismo tiempo, para poner fin a la abstracción de la naturaleza. Estas son las precondiciones para pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad, lo que presupone también un metabolismo socionatural equilibrado (o no “fracturado”).
Ahora, ¿cómo puede forjarse la alianza social que pueda llevar adelante esta perspectiva? Me interesa destacar, en este punto, algunas cuestiones. Por empezar, contrariamente a lo que suele aparecer como preconcepto, el profundo interés de la clase trabajadora en cuestiones vinculadas a la ecología. Muchas veces, desde sectores de la propia izquierda más sindicalista aparece la idea de que para interesar a la clase obrera en estos temas hay que ir por el lado de la economía. Por eso muchos terminan yendo hacia las versiones keynesianas del capitalismo verde que unen crecimiento y transición energética prometiendo a la vez recuperación de empleos industriales, y demás. Bueno, hay muchas experiencias y muestras de que este preconcepto es errado. Un muy interesante trabajo de Karen Bell llamado Ecologismo de la clase trabajadora aporta abundante evidencia del interés de la clase trabajadora en estos temas. Entre otras cosas, porque obviamente la ecología involucra los lugares donde vivimos, y porque las primeras consecuencias de los desastres ambientales recaen sobre las clases trabajadoras y el pueblo pobre. Entonces, la idea de que la clase trabajadora no pueda ser un actor protagónico en las luchas ambientales no tiene sustento.
Podemos mencionar distintas experiencias interesantes en la Argentina que muestran esta unidad entre ecología y activismo clasista. Por ejemplo, cómo los trabajadores de Fasinpat, exZanón, desde los comienzos de la gestión obrera plantearon cambiar la relación con los mapuches, que habitaban los lugares de donde la vieja patronal extraía los insumos. Más acá en el tiempo, dirigentes de esa fábrica como Raúl Godoy jugaron un rol clave en Neuquén en rechazo al acuerdo con Chevron y el comienzo del fracking.
Madygraf, otra gestión obrera de zona norte de la Provincia de Buenos Aires, de la ex Donnelley, también viene hace años presentando numerosas iniciativas de reconversión de la fábrica vinculadas a cuestiones ecológicas.
Es notable que el activismo ecologista juvenil ve hoy la importancia de vincularse profundamente con la clase obrera. La reconocida activista Greta Thunberg se acercó hace pocos días a defender la lucha de los trabajadores de GKN en Italia contra el cierre de su fábrica y por su reconversión ecológica. En su intervención pidió el fin de la oposición entre trabajo y clima. Un sector de activismo juvenil ecológico que ve la necesidad de forjar esta alianza para que, contra las salidas del capitalismo verde, se puedan forjar alternativas de otra clase. Alternativas que puedan trastocar los centros de gravedad de este modo de producción global para generar, así, alternativas donde realmente puedan tener cabida todos los sectores campesinos, semicampesinos, comunidades, etc. que hoy resisten la avanzada del capital. Necesitamos conquistar una sociedad de productores libres asociados, que es lo que básicamente era para Marx el comunismo, para buscar las articulaciones adecuadas a la actualidad de la ambición comunista de poder asegurar “a cada quien según su necesidad”, el respeto a los modos de apropiarse de la naturaleza de las comunidades que hoy siguen resistiendo al margen de (y resistiendo a) las formas de valorización capitalista y es establecimiento de un metabolismo socionatural más racional.
Obviamente, no estamos planteando ninguna solución mágica a las peligrosas herencias de crisis que lega el capital. Conquistar nuevas relaciones de producción que se apoyen en la deliberación colectiva no asegura que podamos, de un día para el otro, revertir los trastornos ecológicos producidos por el funcionamiento de este orden social. La propuesta, más sobria, es que no ilusionarse con un prometeísmo tecnooptimista del “comunismo de lujo automatizado” ni resignarnos a las estrecheces que propugna el decrecionismo. Por el contrario, poner el eje en las potencialidades deliberación democrática basada en la más amplia participación de los trabajadores y comunidades, apoyada en la planificación socialista del conjunto de los recursos de la producción social, puede permitir discusiones más sobrias sobre la manera en que una sociedad basada en la socialización de los medios de producción que hoy están en manos de una minoría de explotadores, puede hacer compatibles los objetivos de (re)establecer un metabolismo socionatural equilibrado y la satisfacción más plena de las necesidades sociales.
Notas: [1] David Harvey, Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, Quito, Traficantes de Sueños, 2014, p. 247.
[2] Ídem.
[3] Paul Burkett, Marx and nature: A Red and Green Perspective, Nueva York, Palgrave Macmillan 1999, p. 17.
[4] Andreas Malm y Alf Hornborg, “¿La geología de la especie humana? Una crítica al discurso del Antropoceno”, Prácticas Artísticas de un Mundo en Emergencia, Centro Cultural Kirchner, Min. de Cultura, 2017.
[5] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 138.
Esteban Mercatante. @EMercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015).
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-crisis-ecologica-y-la-perspectiva-comunista
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Qué cosita los nativos de mi país vociferando que "acá vienen extranjeros porque la salud/educación es gratis, pero si vas a su país tenés que pagar todo. Que paguen," como si, en principio, una persona decida modificar todo su entorno político, social y económico por el simple hecho que consiguen algo gratis y como si el propósito de la educación/salud gratuita sea obtener algo a cambio (muchos de estos defensores acérrimos también son los que, después, vuelan a Europa con su título a cuestas para vivir de su profesión afuera, hipócritas).
Más allá que, por el simple hecho de vivir, los extranjeros ya abonan impuestos y cosas dentro del país (promoviendo el consumo interno), muchas veces trabajando en espacios mal pagos para mantenerse; yo quiero que mi país se base en la noción de ayuda comunal, y no en la necesidad de obtener una ganancia. Quiero que un extranjero quede enamorado/agradecido con mi país por ofrecerle oportunidades que ni siquiera su propio Estado le otorga; todo aquel que vomita que los "extranjeros tienen que pagar" son también los que se quejan de los planes para los propios conciudadanos, que les otorgan monedas para sobrellevar la miseria económica en la que el gobierno nos hunde. El problema nunca es "el gasto estatal", bandera de defensa que se adjudican, es la idea del otro; la idea del "vecino/conciudadano marrón", porque este problema no lo tienen con los europeos que SI se aprovechan y explotan el sistema de salud y educación pública.
Vayanse a cagar.
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Memorias En El Humo
50.000 Gacus. Ese champagne cometario de Fomalhaut resultó buena inversión, al final.
Para un sedentario en un planeta cualquiera, 50 lucas sería suficiente para invertir en remodelar la casa, comprar un virteatro de primera, o capaz unas merecidas vacaciones en algún paraíso orbital. Y sí, incluso para mis estándares caprichosos, tengo que reconocer que fue una buena ganancia.
Pero todos sabemos como es… la Mastropiero se merecía un buen servicio y reparación… el condensador andaba quejandosé con un ruidazo que hasta a Suisni le asustaba. Ahí se me fueron 9 mil gacus. Después, por supuesto, combustible. Ya para asegurarme, tanque lleno, por lo menos para cinco o seis saltos. Ahí le dije chau a 4 mil más. Y no olvidemos que las naves no se manejan solas. 4 mil para Suisni, mi queridísimo y cactáceo ingeniero -Armstrong sabrá en que lo gasta- y 2 mil y algo para los "gastos personales" de Ragua, que técnicamente no tenía un puesto de tripulante pero me costaba plata igual. Por supuesto que había que pagar también el préstamo y las cuotas de la nave, y ni hablemos de como suben los intereses con la inflación. Usada me salía más barato, me dijeron, pero igual ahí se van 8 mil gacus, más o menos, todos los meses… Después la cuota de la Liga Astronáutica, impuestos, la patente, gastos varios, chicha, chicharrón y demases…
Me quedé con 5000 gacus, como mucho. La vida del astronauta será muchas cosas, pero lujosa no es.
Igual, un gustito hay que darse de vez en cuando. Y por más dolores de cabeza que me traiga, quería que Ragua me acompañe esta vez.
Todos los mundos con un espaciopuerto tienen la Calle Del Astronauta. Casi nunca se llama así tal cual (en aquel mundo se llamaba Avenue Gagarin), pero es la misma en todos los planetas. La calle que da directamente a la salida del espaciopuerto, la primera calle que ven los astronautas (y por lo general, la única), el lugar en donde por fin estirás las patas después de días remandolá en el éter.
La Calle Del Astronauta, sea donde sea, se llame como se llame, casi invariablemente es una desfile de bares, tiendas de repuestos, comida callejera, vendedores de naves usadas, hoteles, moteles y hospedajes de bajo presupuesto, bares, comedores, cafés, restaurantes, boliches, arcades, casinos, loterías, bares, tiendas de empeño, bares, masajistas, personas de compañía y otros eufemismos similares, bares, turbias bocas de lobos, bares, y por supuesto, tavernas, pulperías, cantinas, bodegones, osterías, pubs, clubs, y bares.
De todas formas, esas no son las partes realmente peligrosas. No, las partes peligrosas son las calles paralelas a la Calle Del Astronauta. Los Callejones. Si te metés ahí, es porque o no sabés lo que estás buscando, o lo sabés muy bien y estás dispuesto a arriesgarte.
Pero ahí está la mejor comida, también.
Aunque la verdad, de todos los lugares en los que nos habíamos metido, este era uno de los menos riesgosos, el escepticismo de Ragua era entendible. Su escualena cola se movía agitadamente, y sus ojos color noche, siempre alerta, observaban furtivamente las calles llenas de astronautas en varios estados de embriaguez.
-¿A donde me lleva, Capitán? - Me preguntó con ese tonito irónico que siempre le daba a mi rango.
-A comer, ya te dije. Te voy a mostrar lo que es carne de verdad.
-¿…perdón?
…
-Una parrilla. La mejor de esta constelación. - Presumí, pero con razón. -Estoy seguro que vos también estás podrida de las raciones de la nave.
-Bueno, creo que eso es su responsabilidad, Capitán. Usted es quién las compra. - Me contestó con su filosa sonrisa, aún tratandomé de "Usted, el Capitán". -De todas formas no voy a decir que no, si me invitan. ¿Y por qué no invitó a Suisni?
-Porque él no come. Hace fotosíntesis y nada más. Se pasa todos los aterrizajes en algún asoleadero.
-Suena bastante práctico, no tener que decidir que comer…
-No sé, él vive quejandosé de los espectros y esas cosas…. Pero vos… vos sí comés carne, ¿no? - Le pregunté. Como si esa dentadura suya hubiese evolucionado para abrir cocos.
-Así es. Soy una predadora confirmada. - Me sonrió, y casi me corto de solo ver sus dientes.
-Bien, muy bien. Por fin alguien que puede disfruta de un buen asado. - Suspiré, con una ilusión genuina. -Vení, es por acá. - La princesita me siguió, con entusiasmo. Y yo finalmente feliz de que por fin no iba a comer un asadito solo…
La verdad decir que todos los espaciopuertos son iguales es una sonzera mía, de querer hacerme el que se la sabe todas y vio todo. Pero no es así. Hay un mundo para cada estrella, o así dicen los refranes, y ninguno es igual al otro. Fraternité es un planeta en su mayoría tropical, cubierto de manglares que se funden con el mar, creando puentes naturales sobre los largos ríos dorados que serpentean sus continentes. Un astronauta nunca se apega a un planeta, por supuesto, pero este sí me recordaba a casa. El sol naranja, como en Aerolito, los atardeceres casi eternos, y esas nubes de tormentas en el horizonte que vienen y van, meciendo las palmeras de las avenidas a la costa del río.
Si tuviera que sentar cabeza, dejar atrás la vida del astronauta errante y quedarme bajo un mismo cielo… no sería este, pero sería uno muy parecido.
Los antiquísimos edificios de ladrillo cubiertos de helechos (después de todo, las colonias espaciales tienen que empezar desde cero, y el ladrillo siempre es buen material para empezar) eran solamente reconocibles si levantabas la mirada. Los manglares crecían en toda la ciudad como enredaderas, atajando con sus hojas al anaranjado sol tropical, sin duda cuidadosamente mantenidos por el municipio con ese propósito. Las calles estaban abarrotadas de puestos y mantas con comerciantes. Ropa y textiles de todo tipo y color, comida callejera de mil mundos, trajes espaciales en maniquíes posando heroicamente, diversos aparatos y electro-chucherías, sombreros y lentes para el calor y hasta trajes refrescadores automáticos para ciertas especies, artesanías, recuerditos y chiches "locales" (que la verdad, me di cuenta que son sospechosamente parecidos en todos los mundos, pero eso te permite encontrar lo verdaderamente auténtico más fácil). Acá en Fraternité, la especialidad eran las esculturas realizadas con las raíces de los manglares, retorcidas en formas que a mi no me interesaban, pero que Ragua miraba fascinada. Me pregunté si ella, en años pasados, también habrá visto esculturas como esas, capaz en algún mar muy lejano.
La pequeña -no en edad, sin duda, pero más petisa que yo- princesa de los mil mares parecía más interesada en todo el alboroto de una Calle Del Astronauta, no intimidada, pero sí más bien furtiva, curiosa. Como si nunca hubiese visto algo como esto. A mi parecer, un tanto agrandado por tanto viaje, eso era extraño. Leer de historia me había hecho pensar que calles como estas son eternas, no solamente en espacio sino en tiempo. Habrá habido puertos así cuando los trirremes surcaban el Mediterráneo, cuando los galeones navegaban el Caribe, y cuando los cohetes saltaban de asteroide en asteroide, y no solamente en la historia de la humanidad, sino en la historia de cientos de otras especies. Era inevitable. Si había viajeros, había un puerto, y había una calle como esta.
Pero Ragua venía de una época diferente, por supuesto. ¿Como habrán sido los espléndidos espaciopuertos de los Precursores, que recibían a esos navíos con velas solares doradas cargados de las riquezas del éter? Me costaba creer que no tenían, por lo menos, un puestito de choripanes.
Sea como sea, parecía que para ella era una experiencia nueva. Y sí. Vivió su vida encerrada entre simuladores y juegos, conociendo la galaxia de los antiguos por lo que le contaban por el intergaláctico. No había muchos años luz en su marcador.
¿Condescendiente de mi parte? Sí, capaz. Pero yo también estaba aprendiendo muchas cosas de ella. Por algo me agarró nostalgia por tiempos que nunca viví.
En la esquina de Gagarin y Montgolfier, con aquella réplica de la Torre Eiffel elevándose humilde y sucia por el hollín, se veía de lejos el humo de las parrillas. Distintas especies y sus infinitas culturas han interpretado el concepto de "asar comida" de incontables maneras. Los frutos azucarados de Beta Cancri parecían haber nacido para ser caramelizados, como golosinas que los betacancrianos no apreciaban, pero otros compraban como caramelos, recuerdo tan delicioso de mi niñez. También había un tanque de esos amonites (el nombre verdadero me es impronunciable) de Gamma Hydrae, que se tenían que reventar vivos y cocinar en el acto para que tuvieran el gusto correcto. A mí siempre me dieron cosa. Ragua los miraba fascinada, y hambrienta sin duda.
Siendo un mundo poblado por humanos, acá, sin embargo, nos destacábamos nosotros, de cierta manera. Puestos de medialunas (la especialidad de la zona), de kebab, de tacos, de hot dogs (todo el mundo me regañaba cuando les decía 'panchos'). Pero mi vista estaba fija en uno. Aquella parrilla humeante a un paso de la torre, sin ningún otro establecimiento más que sillas y mesas hechas de tanques de combustible rescatados y un holograma caricaturesco, bien nostálgico, de una vaca mordiendo un girasol. Y, por supuesto, una bandera rioplatense.
Ahí, ahí es.
-¡Fua, mirá! ¡Pero si es el Capitán Beto! - Genaro me saludó. Viejo de miércoles, grandote, con una tonadita francesa y una risa que se escuchaba a diez calles, pálido como astronauta jubilado, y por supuesto, con ropa sudada de tanto asar. Siempre tenía carne barata. Armstrong sabrá de donde la sacaba, o cuantas veces la bromatología de Fraternité le hizo controles (quiero creer que le hicieron uno o dos por lo menos). Pero era carne buena en fin, eso no había duda. ¡Y como desaprovechar un asadito a 100 gacus!. Siempre que aterrizaba acá, era una parada obligada.
-Genaro, chamigo. Menos mal que todavía no te cerraron. -Le cargué. -¿Hay mesa para dos?
-¡Más sí, Capitán! ¿Y quien le acompaña?
-Ragua. Un gusto. - Se presentó en esa voz tan elegante que me daba una cosquilla interna, conociendolá como era todos los días.
-Es una compañera de trabajo. - Aclaré. Los rumores entre los rioplatenses corren más rápidos que la luz, y no tenía ganas de andar explicando.
-Ah, 'tá bien. ¿De donde es usted, señorita? - Genaro la miró de cola a cabeza. Sin duda tratando de reconocer su especie. Había más o menos cuatro mil y algo especies inteligentes en el espacio conocido, así que conocer a una nueva no era sorpresa. Pero sí generaba curiosidad.
-De la constelación de Hydrus. - Ragua dio su respuesta ambigua y genérica, sin mencionar una estrella, mucho menos un planeta o similar.
-…Ah, ya veo. ¿Bueno, que les traigo? - Genaro sonrió amablemente y no hubo más preguntas.
No pareciera, pero era un tipo discreto. Cuando vivís cerca de un espaciopuerto, tenés que saber si algún viajero está escondiendo algo, y cuando no hay que preguntar de más. Para mi suerte, Genaro sabía de esas cosas. Seguro algún rumor iba a dar vueltas, pero detalles no, y eso era lo que me importaba.
No, la verdad lo que me importaba era lo que había en la parrilla.
-Traenos una bandeja, ¿Puede ser? Una tira, por supuesto. Algo de faldita, tripa… un par de chinchulines… ah, ¡un pedacito de riñón! ¡Hace mil que no como riñón!
Ragua me miró inclinando la cabeza, como si estuviese listando un montón de palabras inventadas. En fin, ¿que palabras no son inventadas?. Bueno… "riñón", esperaba que esa entendiera al menos.
-Perfecto, caballero. ¿Y para tomar? - Me preguntó Genaro. Acá no había menú ni nada. Era hablar directo con el parrillero. Mejor imposible.
-Un tinto, por supuesto. ¿Que tenés?
-¿Le traigo uno en caja, capitán? - Me probó. Viejo jodón…
-¡Pero, hombre! - Protesté con una sonrisa. - ¿No ve que me acompaña una dama? Traéme una buena botella. Un Malbec, ese el "Rigel", si lo tenés…
-¡Ajá, es una ocasión especial! ¿No quiere que le traiga uno de Mendoza, directo de la Madre Tierra?
-¡'jate de joder! ¡Mirá que soy de River, pero no soy millonario! - Me reí con él. Pero en serio: uno de esos vinos, acá en la Frontera, valía más que toda la hipoteca de la Mastropiero.
-Como usted diga, Capitán. Ya le traigo su pedido. - Genaro se despidió con una sonrisa, y se fue a atender a otros clientes. Que ganas de hacerme pasar vergüenza. Me senté a calcular, no la cuenta (eso me iba a salir barato), sino hasta donde iban a llegar los rumores de "el Capitán Beto anda con una alienígena media rara"…
Ragua, por supuesto, estaba entretenida con toda la situación.
-Tus conocidos son raros…
-Y sí, si te conozco a vos.
Parpadeó un par de veces con una sonrisa pícara. La cuestioné con los ojos.
-Te olvidaste de que no tomo alcohol…
Miré para arriba, con frustración exagerada.
-Será posible…
-No me molesta igual. Puedo pedir otra cosa. De todas formas, hoy no pago…
-No te hagás la viva…
Los dos nos reímos.
De fondo, bastante fuerte, sonaba un chamamé viejísimo, capaz milenario, de Taragüí, que no alcancé a reconocer. El virteatro pasaba un partido de las ligas zodiacales, mucho no me interesaba. Genaro seguía ocupado con otros clientes, muchos ya pasados de copas, así que esperamos nuestro turno con paciencia. Y el humo, el humo estaba en todos lados. Nada que ver con uno de esos restaurantes elegantes en las ecumenópolis de las capitales galácticas.
Miré a Ragua. "Furtiva", siempre describí así su mirada. ¿Porque me recordaba a un depredador de los mares? Millones de años de evolución paralela (sin duda, con algún toque extraño aquí y allá) hacían de nuestras mentes y nuestras expresiones bastantes similares. Al mismo tiempo, sabía bien de nuestras diferencias. La intriga de estar separados por milenios. Si los primeros viajeros casi enloquecieron al conocer almas separadas por el espacio, que quedaba para los pocos que conocíamos aquellas separadas por el tiempo, además…
-¿Y? ¿Que te parece? - Le pregunté. -Puede parecer un lugar barato, pero te juro, mejor carne no hay.
-Asumo que te refieres a carne, o sea… carne. Al menos que "faldita" y "chinchulines" sean código para otra cosa.
-Siempre asumiendo lo peor de mí. Filosa que sos. - Ahí iba mi otro adjetivo. Filosa. Tenía que desprenderme de ellos, pensé.
Pero a ella no parecía molestarle demasiado. Miró a su alrededor. El olor a carne asada nos envolvía, y el calor del verano (o mejor dicho, la estación seca) hacía sudar la camisa de algodón que reservaba para estas ocasiones.
-Esa torre… la vi en una película… - Me dijo, con curiosidad. Me pregunté cual de todas. Ragua vivía mirando películas antiguas.
-Ah. Es la Torre Eiffel. - Contesté. -Es una torre antigua, muy famosa. Bueno, esta es una réplica. La original está en la Tierra, en París.
-¿Es un lugar importante?
-¿París? Dicen qué.
-¿Lo conoces?
-No.
-Me dijiste que estuviste en la Tierra.
-Un par de veces, pero no llegué a ver todo. No porque sea humano sé todo sobre la Tierra.
-Bueno, tú asumes eso de mí. - Me sonrió, cortante.
"Precursores". La palabra acaparó mi mente. El nombre que le dábamos a aquella especie que alguna vez construyó las resplandecientes esferas dyson que hoy eran silenciosas ruinas orbitales, aquellos anónimos arquitectos que quizás, muy posiblemente, hayan tocado los genes de mis ancestros y de tantas otras especies. Leyendas, pero que sabíamos que alguna vez fueron. Ahora ya no existían más, los Precursores. Nadie sabía por qué, pero estaban todos extintos.
Y ahí estaba, una de ellos, en frente mío, a punto de comer un asadito.
Y en mi cabeza, memorias, capaz mías, capaz no, de los mares azules de la Tierra, sus verdes selvas y nubes algodonadas, las calles antiguas de Buenos Aires…
-En… en tu época… ¿Alguna vez visitaste algún mundo como la Tierra? - Le pregunté.
-Ves, lo estás haciendo de vuelta. - Me reprochó, y con toda la razón del mundo.
-Perdón, perdón.
Su mirada pícara se volvió plácida y nostálgica.
Me di cuenta que esos ojos habrán visto muchísimo más de lo que yo podré ver en una vida.
-Es posible. - Finalmente me contestó. -Pero no sabría decirte. No recuerdo mucho. Pasé tantos años dormida. - Su suspiro duró medio segundo, pero lo recuerdo hasta ahora. -¡Hey, no me explicaste! ¿Que son los chinchulines?
Me di cuenta lo rápido que cambió el tema. No fue para nada sutil.
Pero decidí no insistir. Después de todo, ¿Vos confiarías en contarle toda la historia de tu vida, no, de tu cultura y tu civilización, a alguien que conocés hace apenas 2 minutos? Si la memoria de aquellas eras doradas era suya, no se la iba a dar a cualquiera. Y, por más que me doliera, yo era un cualquiera.
Suspiré.
De todas formas, tenía ganas de explicar.
-A ver como te explico. Un chinchulín sería algo como…
…
Siempre fui carnívoro, no por obligación sino por gusto. La carne siempre ha sido una de las cosas más caras de conseguir en la vida del astronauta. Criar un animal para fanearlo es, por lo demás, una inversión grande de recursos, y mucho más si es una vaca, que necesitaba las extensas pampas que solo pocos mundos podían ofrecer. Y después transportar la carne a donde sea… eso sí era lujo. No por nada muchos astronautas eran vegetarianos. Pero yo no, no podía. Capaz por malcriado; en Aerolito, las tropas de ganado se podían ver desde órbita, pastando en los esteros bajo la suave luz de los anillos. Un asado los domingos no era tal lujo.
Pero otras especies eran carnívoras obligadas. Esas sí que la tenían difícil. Hacer sustitutos para los viajes espaciales era sencillo, pero todas las personas de esas especies con las que hablé estaban de acuerdo en una cosa: no era lo mismo. Los chistes de comida de perro, mejor dejarlos de lado.
Por eso capaz, asumiendo, como siempre, esperaba que Ragua lo esté disfrutando como yo.
Estaba comiendo, sin duda. Pero su mirada parecía distraída. Por lo menos estaba disfrutando del trago de agua salada con ron. Todo un éxito. Gracias, Genaro.
Finalmente me animé a preguntar.
-¿Te gusta?
-¿Que cosa?
-La comida.
-Está rica…
La pausa me dio para pensar.
-…Nunca había probado carne de… ¿como se llama? - Me preguntó.
-Vaca.
-Vaca, sí. No sé como decirlo. Me pareció un poco… ¿como se dice? …grasosa.
Mi orgullo rioplatense me hizo fruncir mi ceño un poco.
Ragua lo notó, sin duda.
-¡No es lo que tu piensas! La comida marina no tiene tanta grasa, es eso.
-Supongo que depende de que mares venga. - Contesté. Recordé una especie de bacalao aceitoso, que comí en una luna donde todos hablaban bengalí.
-No de los míos. En realidad… no es tanto eso. Es que la comida en mi época no era así.
-¿Así como?
-Así, ¿Cocinada? Era más bien… automática. Le decías a los Servidores que querías, y te lo preparaban.
Aquellos Servidores, autómatas enjoyados, eran una constante en las historias de Ragua. Pero yo nunca los vi en persona, ni ningún arqueólogo los mencionaba. A todos nos parecía raro.
-¿Pero, como sabías que era rico o no? - Le pregunté.
-No entiendo.
-Digo, si no sabías como cocinar… ¿Como sabías que te gustaba? - Por alguna razón, el concepto me parecía extraño. ¿Como podría vivir sin las empanadas de champiñones de mi Vieja, o los asados del Abuelo? De ellos aprendí lo que era rico.
-Bueno, es cierto que no sé cocinar… - Ella me dijo con un poquito de verguenza en la voz, quizás. Hice una nota mental de enseñarle a cocinar uno de estos días. No vaya a hacer que nos quedemos varados en algún mundo perdido. A Suisni no le confío con una fogata. - Pero, ¡oye! No hace falta que lo sepa. O sea… Ahora que lo recuerdo… Bueno, había esas personas conocidas en todas las estrellas, con escamas brillantes y esas sonrisas eh… ¿como te gusta decirlo? ¡Sonrisas de campeón, sí!, que promocionaban productos, tú me dijiste que aquí se llaman…
-Influencers…
-Sí, esas. Y ellas te contaban cuales eran las combinaciones más ricas.
Por mi cara, Ragua se dio cuenta que era un poco escéptico de ese sistema. Bueno, yo también, me crié comiendo asado tras asado en las bailantas asteroidales. Le decía a ella "princesita", pero capaz el malcriado era yo.
-¿Eran buenas? -Pregunté.
-¿Las comidas, o las influencers?
-Vos sabés de que estoy hablando. - Le reproché su sonrisa pícara.
-Sí que lo eran. Había unos bocaditos de un… - Me di cuenta que le costaba recordar la palabra exacta. - Creo que lo llamarías camarones… -Su tono de voz cambió de repente, como si estuviese esquivando chocar con algo... -…pero, la verdad… esto está muy rico. En serio... Y, tengo que admitir que esta parte me gusta…
Como demostración, tomó una costillita, ya pelada de carne. Con su típica sonrisa, la puso en su boca y la partió en dos con los dientes, triturandolá sin esfuerzo, para luego comerla con satisfacción.
No sabía bien si era para intimidarme, para impresionarme, o solamente porque así comía siempre. Posiblemente las tres. Pero lo interpreté como buena señal. Y como un recordatorio que, pese a su tamaño, podría hacerme pedazos cuando quiera.
Siempre es bueno recordar eso. Te mantiene humilde, viste. Los humanos a veces nos olvidamos que no estamos al tope de la cadena alimentaria.
-Mmmhmm. - Ragua murmuró con satisfacción, saboreando los pedacitos de hueso.
Le interrogué con la mirada.
-La verdad es que tiene un gusto… a algo, no lo sé… - Me dijo.
-¿Algo como qué? - Le pregunté.
-A humo…
-¿Me estás llamando vende humo? - Sonreí. Siempre amé el ida y vuelta.
Ragua saltó a defenderse.
-No, ¡no dije que sea algo malo! - Ella ya estaba acostumbrada a la jerga de los mercantes. Decirle vende-humo a alguien, sin amistad de por medio, es tremendo insulto entre nosotros -Es un gusto interesante. La verdad, creo que nunca he probado algo así.
-Supongo que sería difícil tener una parrilla bajo el mar.
-Shh. - Me mandó a callar la princesa, a mí, adelantado ignorante. -Deberías saber que no somos marinos, somos anfibios. Conocemos el fuego.
Luego de esa aclaración, vi que su cara se llenó de una melancolía como cuando la vida se pone en pausa y te da un respiro para recordar. Las branquias al costado de su pecho se mecían de una manera tranquila, como buscando aliento.
-Hace mucho que no comía nada cocinado al fuego. - Murmuró.
Dejó de mirarme, y sus ojos se perdieron en las brasas de la parrilla. Muy parecidos eran los dos.
Sabía que 'hace mucho' significaba 'hace milenios'.
Sabía que cuando decía 'no somos' significaba 'no soy'.
Hasta donde sabíamos, ella era la única, la última, de toda una civilización.
El piso tembló un poco mientras comíamos, interrumpiendo nuestro silencio. Otra nave despegando, uno de esos inmensos transgalácticos llenos de turistas, haciéndose un hilo plateado en el cielo.
-Espero que te haya gustado de todas formas. No te invité solamente para presumir la comida. Quería que la pases bien, además. - Le dije, bien sincero, como me enseñaron mis viejos.
Ragua sonrió.
-Por supuesto que la pasé bien. En verdad… gracias por invitarme. Sé que estás ocupado trabajando, y comer carne no es barato…
-Nah, ni te preocupes. Justamente vinimos acá porque es barato.
-Tacaño.
-Shh.
Nos reímos un poco.
-¿Acaso no eres tú el que siempre dice "cada minuto que la nave no vuela mi plata sí"? - La señorita me cuestionó.
Era cierto.
-Es cierto. Pero… 'cuchame. Esto es mi trabajo, pero… ¿Vos pensás que valdría la pena sí no parara a disfrutar los mundos que visito? Es lo más lindo de todo. Disfrutar la comida, los paisajes, hacer amigos, como el boludo de Genaro… - lo dije amistosamente, pero Ragua igual sonrió. -…eso es lo que vale la pena de todo este laburo.
La chica quedó en silencio un momento, creo yo, complacida.
-¿Siempre quisiste trabajar de esto?
Lo pensé.
-No sé. Desde chico que lo hago… es como que… es lo único que sé hacer. Pero… sí, lo disfruto. Yo creo que muchos le han perdido el gusto a viajar por el espacio. Es un trabajo más para ellos. Pero yo todavía lo veo un poco como cuando era chico y leía sobre los primeros astronautas. Es como que estoy haciendo el trabajo que siempre quise de chico. El capitán en su traje espacial, en la cabina, partiendo a descubrir nuevos mundos…
Ragua sonrió, seguramente encontrándolo tan infantil como la forma que lo dije. Sí. Me gusta ser "capitán", ¿y qué?
-Les tienes mucho aprecio, ¿No?
-No sé si aprecio, pero son nombres dignos de recordar. Gagarin, Armstrong, Xia, Hachimaki… Bueno, también está Laika…
-Ah, ¡a ella la conozco! - Nos reímos. Debe haber millones de perritas llamadas Laika a lo largo y ancho de la galaxia.
-Era tan linda. Y bueno, nosotros los rioplatenses lo tenemos a Martínez…
-¿El de la estampita en la cabina?
-Sí, pero no es un santo oficial. Le rezamos igual…
-Todavía no entiendo eso.
-No te preocupes. Pero… - Mi curiosidad no pudo más… -¿Ustedes no recuerdan a los suyos? ¿A sus primeros astronautas?
Ragua no se podía sonrojar en verdad, pero con el tiempo, aprendí a asociar ciertas caras de ellas con eso. Esta era una ocasión.
-Sí. O sea, sí, creo que aprendí de ellos cuando era pequeña. Creo. Pero… Nunca presté atención. - Hizo una pausa. - No… me acuerdo mucho de ellos.
Una melancolía indescriptible.
-Ojalá recordara.
Los borrachines en la parrilla gritaron un gol, que nosotros ignoramos. Quise decir algo, pero ella me interrumpió.
-Que tristeza, ¿No? Tú siempre me cuentas historias. Sabes tanto, has visto de todo, y… ¡te da tanto orgullo contarlas!. Y cuando es mi turno… no te puedo contar nada. No, no sé los nombres de los primeros astronautas… la verdad no me acuerdo. No me acuerdo nada de historia, de astrografía, de ciencia… Bueno, mejor lo dejo ahí…
-Pero sabés muchas otras cosas…
-Lore de videojuegos, supongo.
Bueno, sí.
-Bueno, sí, pero también otras cosas. Todo lo que sabés es importante. No sé si te das cuenta. Pero sos la última d-
-Sí. Me doy cuenta. - me interrumpió con una firmeza en su voz. -Por eso me gustaría recordar más.
Me miró con ojos amargos. Yo miré para otro lado, no pude aguantar.
Ragua tenía que cargar con todo eso sola.
Cuando contaba mis historias, hacía algún chiste, tarareaba una canción, en el mero acto de hablar mi idioma, estaba compartiendo algo que compartía con los millones de rioplatenses descendientes de la nave-civilización Esperanza que partió de la Madre Tierra hace siglos; pero no solo con ellos, sino también portaba dentro de mi alma milenios de historia humana, y ya no solamente humana, sino de las miles de especies que formaban la civilización galáctica actual.
Ragua estaba totalmente sola, desarraigada en una campo de estrellas irreconocibles. De quien sabe cuantos miles de millones de Precursores, de maravillosas y complejas civilizaciones y especies, ella era la última. Detrás de ella, ruinas y silencio.
-Sabés mucho más de lo que pensás. Viste cosas que yo ni imagino, conociste la galaxia en su esplendor. - Le dije.
-Digamos que sí.
-Pero lo que me contás es siempre impresionante. Hasta los pequeños detalles. Las canciones, las tramas de tus series, la ropa, todo, todo…
-No las siento así. Pero… gracias. - Dijo, con la boca casi cerrada.
Suspiré.
-Todo lo que sabes importa. A mí me interesa escucharlo. En serio. Y… no hace falta que me cuentes todo. Pero… aprecio que lo hagas.
Ragua asintió lentamente con la cabeza, como agradecimiento y miró al cielo, capaz tratando de encontrar el transgaláctico que ya se había perdido, dejando una estela plateada en la noche.
La capital de Fraternité no era muy grande, pero incluso en una ciudad así, con sus luces era difícil ver las estrellas. Tan solo algunas, las más brillantes, en constelaciones que no reconocía, se animaban a presentarse entre los faroles y anuncios de neón.
Creo que Ragua se dio cuenta que estaba mirándolas también.
-Una vez, Mamá me llevó a la casa de mis abuelos, cerca de un arrecife en medio de la nada. - Empezó a hablarme, su cola agitándose a medida que recordaba. - Ahí si se veían todas las estrellas, no como aquí. Y mis abuelos, bueno, ellos no tenían Servidores. No los soportaban. Ellos hacían todo… ¿como lo dirías?
-¿...Casero?
-Casero. - Sonrío. -Bonita palabra. Yo me aburría mucho en la casa de mis abuelos. No tenían ni conexión al intergaláctico. Pero… Había unas cositas redondas. Eran… sé que te puede parecer raro, pero pequeños huevos de coral. Había unos… camarones. Ellos tomaban esos huevitos y los escondían en una esponja, para alimentar a sus... ¿larvas, creo que es la palabra?. Y mis abuelos tenían un jardín de esas esponjas en su casa…
Me costaba imaginar lo que Ragua me estaba contando. Pero me di cuenta que a ella también le estaba costando encontrar las palabras en rioplatense.
-…Bueno. Mis abuelos cuidaban de esos camarones. Hasta le ponían nombres. Nunca supe el nombre de todos, porque eran demasiados. Pero cada uno tenía un color diferente, y hacían cosas distintas. Algo así como… ¿Como se llama eso? ¿Cuando hay criaturas que hacen cosas diferentes? -Me dijo de una forma vaga, pero sorprendentemente comprensible.
-Colmena…
-¡Colmena, sí! Pero no los comíamos. Comíamos los huevos que recolectaban. El abuelo me decía que mientras más felices eran, más huevos recolectaban para nosotros.
-¿Y como lo cocinabas?
-¡No, no los cocinaban! Los ponían en una especie de frasco, y los mezclaban con unas plantas que no recuerdo. Y los dejaban que.. ¿Como se dice?
-¿Fermenten? ¿Como el vino?
-Sí, supongo que sí. - Me dijo, más entusiasmada, como que ahora entendía lo que estaba hablando. -Y quedaba una cosa… rica. ¡Bien rica! ¿Y sabes lo que es lo más loco?
-¿Qué? - Le pregunté, entusiasmado.
-No tenía gusto salado.
Mi boca se abrió en sorpresa. Exagerada, capaz, pero con razón.
-O sea, ¡Todo en el mar tiene gusto salado! ¡Pero esto no! Es…-
Ragua pausó, su cola dejó de moverse, mientras pensaba.
-Una vez quisiste describirme lo que era dulce… - Me dijo, con brillo en sus ojos.
-…Pero me dijiste que no podías sentir ese gusto.
-Creo que esto sería lo más parecido. Arcorur. - Me dijo, finalmente en su lenguaje, un poco como un rugido, no con una 'r' humana, sino más gutural. -Lo ponías en otra comida, ¡y era como que… se pegaba al gusto de todo lo demás!
-Como la miel…
-¡Exacto! ¡Me recuerda a eso!
Ragua me siguió describiendo como pudo, mezclando el rioplatense con el estándar y con su propia lengua, un montón de comidas con arcorur. Y por un momento, por un ratito, en esa parrilla, entre el humo y el aire tropical de un mundo distante, su civilización revivió, y sus abuelos estaban comiendo acá con nosotros.
Sonreí.
Quería saber más.
Quería que me cuente como sentía vivir en su tiempo. Que me explique lo inexplicable.
Pero inevitablemente…
-Me gustaría poder contarte más. - Ragua cortó la conversación. - Pero… No hay forma de que los puedas probar. - Me dijo, cortando la conversación.
Comí otro pedazo de costilla, pensando en que responder.
-No necesariamente. Hay millones de mares entre las estrellas. Esos camarones pueden estar en alguno de ellos.
Ragua asintió con un suspiro. Como diciendo, "Sí, pero mis abuelos no."
Miré para otro lado.
-Hay muchas comidas para probar. -Traté de seguir la conversación. Creo que ella lo notó, y regresó su sonrisa.
-Sí vos pagás, por mí espectacular. - Ragua me contestó en un rioplatense perfecto.
-No. - Contesté con una seriedad exagerada.
Ragua se rió. Sus dientes brillaron bajo las guirnaldas de focos y las brasas de la parrilla.
-Bueno. Al fin tengo una compañera para los asados. Así que sí, capaz podemos darnos un gustito de vez en cuando… -Admití, siguiendo ese ida y vuelta que tanto me encantaba.
-No me convence demasiado. -Replicó.
-Todo depende de como salga el siguiente negocio.
-No empieces.
Por una vez, ese tambor que retumbaba constantemente en mi cabeza, de números en rojo y en negro, decidió obedecer y callarse. Hoy no, no iba a empezar. Hoy, por lo menos.
-Bueno, comé tranquila. Hoy festejamos. Mañana despegamos.
-¿Y esa coplita de donde la sacaste? - Me ironizó.
Me di cuenta, con una sonrisa, que poco a poco, se le iba pegando mi tonada.
Lo que no me daba cuenta en ese momento es que algo de ella también se me estaba pegando.
…
#espero que les guste hay un par de cosas que no me convencen demasiado pero ya quería publicarlo manden asks si les gustó!#muchas de las cosas son basadas en cosas que viví pero no voy a contar cuales... hay varias referencias que espero que les gusten también#cosas mias#mi escritura#castellano#ciencia ficción#más que nada la idea era hacer como una introducción al mundo y a los personajes como para que se puedan sumergir en algo un ratito#espero haberlo logrado
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Massa cumplió
Prometió disminuir la cantidad de trabajadores que pagan impuesto a las ganancias y cumplió. Se prevén cambios legislativos que, ahora, la oposición no acompaña. Impuesto a las Ganancias: 12 claves de los cambios que regirán desde octubre El Gobierno definió cambios en el impuesto a las Ganancias, que a partir de octubre tendrá un nuevo mínimo no imponible. ¿Cuáles son los otros cambios? El…
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Cumplimiento y tarifas de Amazon
Ya sabes lo que dicen. "Si no puedes vencerlos, únete a ellos". Si es una marca de comercio electrónico, "ellos" es Amazon. El gigante del comercio electrónico captura el 38 por ciento de todas las ventas minoristas en línea en los EE. UU. No solo eso, sino que en la batalla entre Google y Amazon, Amazon ganó. El 54% de todas las búsquedas de productos se realizan en Amazon. Si le intriga vender en Amazon, no está solo. Amazon ofrece muchas ventajas a las marcas de comercio electrónico, pero hay algunos "errores" a considerar, en particular, cómo Amazon toma su parte. Continúe leyendo para obtener detalles sobre cómo funciona el mercado de Amazon, las tarifas que puede esperar pagar y si Fulfillment by Amazon (FBA) es adecuado para usted. Secciones Planes de Amazon Marketplace: ¿individual o profesional? En realidad, es muy fácil comenzar a vender en Amazon. Puede usar su cuenta de cliente existente o crear una nueva cuenta con su correo electrónico comercial. Luego, Amazon lo guiará a través de una breve serie de pasos aquí. Necesitará una tarjeta de crédito, una identificación gubernamental, información fiscal, un número de teléfono y una cuenta bancaria donde desea que se envíen sus ganancias. Una vez que haya configurado su cuenta, podrá elegir entre dos planes: Amazon cobra una tarifa de reembolso con ambos planes: el 20 % de la tarifa de recomendación o una tarifa fija de $5, la que sea menor. ¿A cuánto ascienden las tarifas de recomendación de Amazon? Independientemente del plan que elija, Amazon le cobra una tarifa de referencia por cada producto que vende. La tarifa de referencia es un porcentaje del precio de venta total, incluida la entrega y/o el envoltorio de regalo, pero no incluye impuestos. Las tarifas de referencia de Amazon dependen de la categoría del producto. Normalmente oscilan entre el 8% y el 15%, aunque pueden ser superiores o inferiores. Como mínimo, se le cobrará $0.30 por venta. Estos son algunos ejemplos: Algunas tarifas también cambian en el precio de venta total. Por ejemplo, la tarifa de referencia de Amazon para productos para bebés es del 8% si el precio de venta es inferior a $10 y del 15% si es superior a $10. Las tarifas de Amazon están sujetas a cambios en cualquier momento, así que siempre consulte sus precios aquí para obtener la información más actualizada. ¿Se pregunta qué beneficio puede obtener vendiendo en Amazon? Tienen una calculadora práctica que puedes usar para averiguarlo: ¿Vale la pena el cumplimiento de Amazon? Más allá de su plan y categoría de producto, hay una última cosa que los vendedores de Amazon deben considerar: ¿cumplirán sus propios pedidos o dejarán que Amazon lo haga bajo su programa Fulfillment by Amazon (FBA)? Los vendedores que optan por Logística de Amazon se benefician de los centros logísticos rápidos y ultraeficientes de Amazon que gestionan todo por ellos. Con Logística de Amazon, envías tus productos a un almacén de Amazon y ellos los toman desde allí: gestionan la selección, el embalaje, el envío y el servicio al cliente para cada pedido que recibes en la plataforma. Esto le permite convertir instantáneamente su tienda de un solo hombre en una operación que puede rivalizar con la de Amazon (¡al menos desde una perspectiva de eficiencia!). Sin embargo, Logística de Amazon no es gratis. Cuando venda a través de Logística de Amazon, también pagará por: Hablando de envío, con Amazon FBA, puede ofrecer el envío rápido y gratuito que Amazon hizo famoso, incluido el envío Prime en dos días cuando sea elegible. No paga nada adicional por el envío, ya que los costos ya están integrados en las tarifas de cumplimiento y almacenamiento de Logística de Amazon. Si elige cumplir con sus propios pedidos, Amazon lo ayudará a cubrir el costo de su envío aplicando créditos de envío a cada pedido (como se ve en la calculadora anterior), pero estos créditos rara vez cubren el costo total del envío. Al igual que con las tarifas de referencia de Amazon, sus tarifas de Logística de Amazon también están sujetas a cambios. Le recomendamos que visite la página FBA de Amazon para obtener los precios más actualizados. Desarrolle su estrategia de Amazon Vender en Amazon es una opción inteligente para muchas marcas de comercio electrónico y hay muchas cosas que puede hacer para que sea aún más rentable. Puede optimizar sus listados para Amazon SEO, realizar investigaciones de productos y ofrecer precios competitivos. ¿Quiere ayuda para encontrar la mejor estrategia de Amazon para su marca? Póngase en contacto con Knob Marketing hoy para su evaluación gratuita. Centro de Espectro Dr, Tel: (222) 8879251 [email protected] Somos una agencia de marketing digital de embudo completo en Puebla que ofrece marketing entrante, SEO, búsqueda pagada/pago por clic, contenido creativo y video marketing. Orgullosamente ubicados en Cholula, Pue, servimos a medianas empresas en todo México. © Agencia de Marketing Digital en Puebla | Perilla de Marketing.
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Los pros y los contras de la inversión pasiva frente a la inversión activa
¿Qué es la inversión pasiva?
La inversión pasiva es una estrategia que consiste en realizar inversiones con el objetivo principal de generar rendimientos a largo plazo. Este tipo de inversión suele tratar de minimizar el riesgo y maximizar la diversificación, evitando la sincronización con el mercado, la selección activa de valores o cualquier otra forma de especulación a corto plazo. A diferencia de los inversores activos, que buscan oportunidades para obtener mayores rendimientos mediante la gestión activa de su cartera, los inversores pasivos se centran en lograr un rendimiento constante a lo largo del tiempo a través de fondos indexados de bajo coste y ETF que siguen los principales mercados o clases de activos. Los inversores pasivos también pueden utilizar estrategias rentables como el dollar cost averaging, que ayuda a reducir los riesgos asociados a la entrada en el mercado en determinados momentos.
Qué es la inversión activa?
La inversión activa es una estrategia en la que el inversor asume un papel activo en la gestión de su cartera. Esto implica tomar decisiones sobre cuándo comprar y vender inversiones, así como investigar nuevas oportunidades. Los inversores activos suelen utilizar el análisis técnico o el análisis fundamental para fundamentar sus decisiones, mientras que los inversores pasivos suelen basarse en un planteamiento de comprar y mantener. La inversión activa puede ser más gratificante que la pasiva si se realiza correctamente, pero también conlleva mayores riesgos debido a su dependencia de la sincronización del mercado y la selección de valores. Por ello, las estrategias de inversión activa requieren investigación y planificación para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.
IPros de la inversión pasiva
La inversión pasiva es un tipo de estrategia de inversión en la que los inversores compran y mantienen valores a largo plazo, en lugar de negociarlos activamente. Este enfoque puede ser beneficioso para los inversores que desean minimizar el riesgo evitando la negociación frecuente y las comisiones asociadas. Las inversiones pasivas suelen ser de bajo coste, eficientes desde el punto de vista fiscal, fáciles de gestionar y pueden proporcionar buenos rendimientos con un esfuerzo mínimo por parte del inversor. En este artículo analizaremos algunas de las ventajas de las estrategias de inversión pasiva.
Contras de la inversión pasiva
La inversión pasiva es un enfoque popular entre los inversores, pero no está exenta de inconvenientes. Aunque la inversión pasiva puede ofrecer ventajas significativas, como comisiones bajas y diversificación, también existen varios riesgos y desventajas potenciales que deben tenerse en cuenta antes de optar por esta vía. En particular, la falta de gestión activa significa que las inversiones pueden obtener peores resultados en mercados volátiles o ante acontecimientos inesperados. Además, algunas estrategias pasivas pueden implicar mayores impuestos sobre las ganancias debido a la frecuente actividad comercial. Por lo tanto, es importante conocer los puntos fuertes y débiles de la inversión pasiva para poder tomar una decisión informada sobre si se adapta o no a sus necesidades.
Pros de la inversión activa
La inversión activa es una estrategia que consiste en gestionar activamente una cartera de inversión, ya sea seleccionando acciones y bonos o mediante otros métodos. Este enfoque es cada vez más popular, ya que la gente busca maximizar los rendimientos al tiempo que reduce el riesgo. La inversión activa puede ofrecer algunas grandes ventajas en comparación con las estrategias de inversión pasiva, como los fondos indexados. Por ejemplo, los inversores activos tienen la posibilidad de obtener mayores rendimientos, más control sobre las inversiones y una mayor diversificación. Además, los inversores activos pueden aprovechar las oportunidades del mercado más rápidamente que los que se limitan a seguir los mercados con una estrategia pasiva. Aunque existen riesgos asociados a este tipo de inversión, puede ser beneficiosa si se sabe gestionar las carteras con eficacia y se toman decisiones informadas sobre cuándo comprar o vender activos.
Contras de la inversión activa
La inversión activa es una estrategia muy popular entre quienes quieren ganar dinero en bolsa. Consiste en investigar, analizar y seleccionar valores con potencial para generar rendimientos superiores al índice de referencia o al rendimiento medio del mercado. Aunque la inversión activa puede ser gratificante si se realiza correctamente, también presenta algunos inconvenientes. En este artículo, analizaremos algunos de los contras de la inversión activa y las razones por las que quizá le convenga considerar otras estrategias antes de adoptar un enfoque activo.
¿Cuál es la mejor opción para usted?
Tomar decisiones puede ser difícil, sobre todo cuando se trata de elegir la mejor opción para uno mismo. Con tantos caminos y posibilidades disponibles, puede ser difícil saber cuál es el adecuado para usted. Para tomar una decisión acertada hay que considerar detenidamente todas las opciones y sopesar los pros y los contras de cada una antes de hacer la elección final. Saber tomar una decisión con conocimiento de causa es esencial si quiere tener éxito en la vida y alcanzar sus objetivos. En este artículo hablaremos de algunos consejos que pueden ayudarle a tomar la mejor decisión para usted en cualquier situación.
Conclusión
En última instancia, la mejor opción para usted depende de sus necesidades y preferencias individuales a la hora de invertir. La inversión pasiva es una gran opción si lo que busca es ahorrar tiempo y dinero sin dejar de aprovechar las ganancias del mercado. La inversión activa puede ser más rentable a largo plazo, pero requiere más esfuerzo y conocimientos sobre inversiones. Sea cual sea la estrategia que elija, asegúrese de investigar para saber qué tipo de inversión se adapta mejor a su situación. Si las considera detenidamente, tanto las estrategias de inversión pasivas como las activas tienen el potencial de producir rendimientos positivos a lo largo del tiempo.
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Ingresos por coparticipación: La Rioja acumula $56.416 millones al 25 de noviembre
La provincia de La Rioja ha recibido más de $56.416 millones en concepto de recursos coparticipables nacionales durante noviembre. El flujo de fondos incluye compensaciones fiscales y transferencias directas, con destaque en impuestos como IVA y Ganancias. Hasta el lunes 25 de noviembre, los ingresos por coparticipación federal de impuestos y otras transferencias nacionales para la provincia de…
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“Los superricos pagan una tasa media de impuestos de entre cero y 0,5 %”... La cumbre del G20 puede alcanzar un consenso sobre una atrevida propuesta de aplicar un impuesto sobre la riqueza o la renta de los llamados “superricos” del planeta... De salir adelante, los Estados podrían disponer de entre 200.000 y 250.000 millones de dólares en ingresos adicionales a nivel mundial... Serían impuestos totalmente nacionales... Cada superrico debería pagar un mínimo del 2 % de su riqueza como impuestos. Esto no significa que sea un impuesto sobre el patrimonio. Se puede gravar sobre los ingresos por dividendos, o sobre alguna otra ganancia de capital no realizada... el principio de este impuesto mínimo ha sido aceptado por la OCDE para las empresas. Hay que hacerlo también para las personas superricas... Si ellos dicen que todo su dinero está en las Islas Caimán, pues, el país en el que tiene residencia dice: “Pero usted no está pagando ningún impuesto en las Islas Caimán, así que, según la nueva normativa, yo puedo gravar un 2 % sobre su patrimonio” (Jayati Ghosh)
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¿Comprar o alquilar? Pros y contras según tu situación personal
Tomar la decisión de si comprar o alquilar una vivienda es una de las decisiones más importantes en la vida de cualquier persona. Ya sea que estés en tus primeros años de independencia, buscando una nueva vivienda para tu familia o planificando tu futuro, cada opción tiene sus ventajas y desventajas. Sin embargo, lo que puede ser adecuado para una persona no necesariamente será lo mejor para otra. Por eso, en este artículo vamos a explorar los pros y contras de ambas opciones, para ayudarte a decidir cuál se ajusta mejor a tu situación personal.
Ventajas de comprar una vivienda
Construcción de patrimonio Comprar una vivienda es una inversión a largo plazo. Con cada pago de hipoteca, estás adquiriendo una parte del inmueble, lo que contribuye al aumento de tu patrimonio. A medida que el valor de la propiedad aumente con el tiempo, también lo hará tu inversión, lo que puede traducirse en ganancias si decides vender en el futuro.
Estabilidad y control Al ser dueño de tu casa, tienes control total sobre el espacio. Puedes hacer modificaciones o reformas según tus gustos y necesidades. Además, no tienes que preocuparte por las fluctuaciones en los alquileres. La hipoteca suele ser una cuota fija (dependiendo del tipo de interés), lo que te da mayor estabilidad financiera.
Independencia Al no depender de un arrendador, puedes tener una mayor sensación de independencia. Ya no te verías sujeto a decisiones ajenas, como la posibilidad de que el arrendador decida vender la propiedad o aumente el alquiler.
Desventajas de comprar una vivienda
Costos iniciales elevados La compra de una vivienda implica gastos iniciales considerables, como el pago de la entrada (generalmente un porcentaje del precio de la propiedad), impuestos de transferencia, gastos notariales, entre otros. Estos gastos pueden ser un obstáculo importante si no tienes suficiente ahorro o si te encuentras en una etapa de transición económica.
Menor flexibilidad Si tu trabajo o estilo de vida implica mudarte con frecuencia, comprar una vivienda puede no ser la mejor opción. Vender una propiedad puede llevar tiempo, y no siempre es rentable si decides mudarte en pocos años. Esto limita tu flexibilidad para adaptarte a nuevas circunstancias.
Responsabilidad adicional Ser dueño de una propiedad implica más responsabilidades. Además de la hipoteca, tendrás que encargarte de los costos de mantenimiento, reparaciones imprevistas, impuestos, y otros gastos asociados. Si no estás dispuesto a asumir esta carga adicional, alquilar puede ser una opción más conveniente.
Ventajas de alquilar una vivienda
Menores costos iniciales Alquilar una vivienda generalmente requiere menos dinero por adelantado. Usualmente solo se necesita el pago de un mes de renta y un depósito de seguridad, lo que permite una mayor liquidez a corto plazo. Esto puede ser ideal si estás comenzando tu vida laboral o si no tienes suficiente capital para afrontar la compra de una casa.
Flexibilidad Alquilar ofrece una gran flexibilidad, especialmente si no estás seguro de dónde te gustaría vivir a largo plazo o si tu situación laboral es incierta. Mudarte de una propiedad alquilada es mucho más sencillo que vender una casa, lo que te permite adaptarte rápidamente a nuevas oportunidades.
Menos responsabilidades Los arrendadores suelen ser responsables de las reparaciones grandes y el mantenimiento del inmueble, lo que reduce el estrés y los gastos adicionales. Si alguna parte de la propiedad se daña, es el arrendador quien debe encargarse de la solución.
Desventajas de alquilar una vivienda
Sin beneficio a largo plazo Al pagar un alquiler, todo el dinero que inviertes se va directamente al arrendador sin generar ningún tipo de retorno. A diferencia de la compra, en la que puedes recuperar parte de tu inversión a largo plazo, en el alquiler no hay acumulación de patrimonio.
Aumento de los alquileres Aunque los alquileres no siempre suben, en muchas zonas lo hacen año con año. Esto significa que, aunque hoy estés pagando una cantidad razonable, en el futuro podrías encontrarte con aumentos inesperados que afecten tu presupuesto mensual.
Limitaciones en la personalización Al ser inquilino, no tienes la misma libertad para modificar el lugar a tu gusto. Si deseas pintar las paredes, cambiar el piso o hacer una remodelación, necesitarás la aprobación del arrendador. Esta falta de personalización puede ser un inconveniente si buscas un hogar que refleje tu estilo personal.
¿Cuál opción es la mejor según tu situación personal?
1. Si estás buscando estabilidad y puedes hacer frente a los gastos iniciales: Comprar una casa puede ser la mejor opción si tienes una fuente de ingresos estable, deseas establecerte en un lugar durante varios años y te gustaría construir patrimonio. Además, si estás listo para asumir las responsabilidades del mantenimiento y las reparaciones, la compra puede ser una inversióninteligente.
2. Si tienes un trabajo o estilo de vida cambiante, o prefieres no asumir grandes compromisos financieros: Si estás en una etapa de tu vida en la que no sabes si te quedarás en el mismo lugar durante mucho tiempo, o si no cuentas con el capital necesario para la compra de una vivienda, alquilar puede ser más adecuado. Además, si no te sientes cómodo con la carga de los gastos imprevistos que implica la propiedad, alquilar te da mayor tranquilidad.
En resumen, no hay una respuesta única para todos. Dependerá de tu situación personal, tus metas a largo plazo y tus preferencias. Lo más importante es hacer un análisis detallado de tu situación financiera, tus planes futuros y tus prioridades antes de tomar una decisión tan crucial como esta.
Si deseas más consejos sobre cómo gestionar tu vivienda y tomar decisiones acertadas para tu futuro, visita Rokeatucasa.com, donde te ayudamos a encontrar las mejores opciones según tu estilo de vida.
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