Minhocao
El Minhocão ("gran lombriz de tierra" en portugués brasileño) es un gran críptido parecido a una lombriz de tierra que supuestamente existe en los bosques de América del Sur. Según los informes, se asemeja a un gusano gigante, con piel negra escamosa, una boca fácilmente visible y un par de estructuras similares a tentáculos que sobresalen de su cabeza. Según al menos un testigo, también tiene un hocico parecido al de un cerdo.
Aunque esta especie es principalmente fosorial, también tiene hábitos acuáticos. Se ha informado que se alimenta de animales de gran superficie, incluido el ganado, al capturarlos repentinamente debajo del agua.
Se cree que es un animal excavador, que produce enormes trincheras a medida que excava, lo que sugiere un diámetro corporal de hasta tres metros. Se dice que la longitud de su cuerpo varía, de 75 a 150 pies. Ha habido casos de casas y otras estructuras hechas por el hombre que se derrumbaron, y ríos que cambiaron su curso, supuestamente debido a la actividad de excavación del minhocão. Estos túneles suelen aparecer después de períodos de lluvia continua, lo que indica que el minhocão es más activo durante esos períodos, e incluso puede permanecer oculto durante los días secos. Los túneles de la bestia a veces se inundan, creando masas de agua subterráneas.
El criptozoólogo Karl Shuker ha sugerido que este animal puede ser un ejemplo de una cecilia gigante. Los cecilianos son un grupo poco conocido de anfibios con cuerpos sin extremidades parecidos a gusanos, hábitos subterráneos/acuáticos y órganos de los sentidos parecidos a tentáculos en la cabeza. Además, la mayoría de las cecilias habitan en los bosques de América del Sur. que encaja bien con la descripción del minhocão. Sin embargo, las cecilias conocidas ni siquiera comienzan a acercarse al supuesto tamaño de este animal.
En el libro On the Track of Unknown Animals, Bernard Heuvelmans sugiere que el animal puede ser un gliptodonte sobreviviente. Sin embargo, a diferencia de sus parientes modernos, los armadillos, no hay evidencia de que los gliptodontes tuvieran hábitos de madriguera. Cualquiera que sea el tipo de criatura que haya sido el minhocão, si es real, parece estar extinto ahora, ya que no se han reportado avistamientos de minhocão en los últimos 130 años.
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Título: Desmontar una casa
Autora: Cecilia Moscovich
ISBN 978-987-4430-14-4
Poesía. Año 2021
Obra en tapa: Sin título (acuarela, 2019). Juan Hernández
Desmontar una casa viene a completar una trilogía involuntaria. La manguera y Barranca, publicados por la ya mítica editorial santafesina Diatriba, acompañan este libro hasta ahora inédito. A través de los tres podemos apreciar los movimientos, a lo largo de una década, de una voz ineludible de la poesía litoraleña pos-2000. Cada libro está signado por una circunstancia de vida crucial. Los elementos que mantienen un flujo constante frente a la volatilidad de la contingencia vuelven esta voz familiar: la conciencia del paso del tiempo, el cuidado de una misma y de los demás, la belleza hogareña descubierta por una espectadora solitaria, la exuberancia del río Coronda y la laguna Setúbal, la compañía de libros, animales y plantas, la ecología de lo que llega y lo que se va. Cecilia Moscovich es una alquimista que extrae de la pérdida un néctar que nos comparte en secreto, y construye con honestidad y fortaleza una morada que podemos visitar mientras duran estos versos, recorriendo habitaciones, muebles y cajones, hasta llegar al corazón de la casa: su patio, una extensión del litoral.
De La manguera:
Verano
De nuevo está el verano aquí
como una promesa húmeda.
De nuevo está el verano aquí
como un veneno fino.
Mi perro persigue a un sapo
mi vecina ha salido a la puerta
a tomar fresco
y abre un paquete de celofán
que vibra igual que los grillos.
Mi papá me llama de adentro.
Voy por porrón.
He salido de nadar y mi cuerpo se siente ingrávido
y elástico y frío.
Mi quiosquero me dice
qué gordo está tu perro
pero qué lindo.
No hay nada como salir de nadar
ir por porrón
y sentir que mañana,
mañana seguro sí
llegará el amor.
La isla
Me acerco a ella como en un barco iluminado
la isla está furiosa de verde e insectos
el sol se cocina lentamente
en la marmita zumbante de la siesta.
Me hundo en el mar
donde el pensamiento se detiene
y todo es asombro
y silencio.
Los peces se hamacan
como pétalos en las olas
los peces son tenues y hermosos.
Allá va una mantarraya,
cubierta de arena fría
allá una tortuga
como una nube pasajera
con su nadar en cámara lenta.
Hay un pez globo
que da mucha risa
y un pez erizo
que a nadie lastima.
Quisiera quedarme aquí.
Descubro un molusco
palpitando entre las rocas
entre cardúmenes chispeantes
me acerco para observarlo.
Me lleva un tiempo entenderlo:
hasta que veo que se trata
de mi propio corazón.
De Barranca:
Setúbal
Ando en bici por la Setúbal
el sol estalla en el agua
y la música en mi alma
Jarvis Cocker, Pulp, The Cure
debería haber nacido en Londres
(quién no lo ha pensado)
pero nací en la Setúbal
que ahora mismo
se estira perezosa como una mancha de aceite
como un gato mimoso
o una iguana
dormida al sol
y me dice que puedo
de verdad puedo
sentarme calma
en un hilito de sol
y pensar en ayer
y en hoy y en mañana
y quedarme tranquila
porque ella me cuida
aunque haya días
demasiado pálidos
en los que el río se llena de viento
hay otros
como este
en que ando con mi bici
por los paisajes de mi infancia
con la música de Inglaterra en las orejas
y digo
esta soy yo
yo soy esta,
y me gusta.
Quiero un aturdimiento fino
Quiero un aturdimiento fino
apenas, apenitas aturdida
lo suficiente para ver con claridad
la danza de mis pensamientos
lo suficiente para verlos tan agudos
que podrían perforar paredes
e iluminar el mundo en un solo instante.
Amo este instante y todos los otros
de quietud que me sostienen.
Afuera murmuran las hojas
con su voz de planta
—no podría vivir sin esas voces queridas—
la gracia está en no entender
su vegetal cuchicheo
su secreto vespertino.
Las plantas saben cosas que nosotros no sabemos
invadirán el mundo con sus ramas y raíces
cuando ya no estemos.
Ellas y el viento
hacen hablar al mundo.
Por ejemplo ahora
habla tenuemente
el móvil de vidrio
que cuelga tranquilo
de la galería del patio.
Escuchen…
De Desmontar una casa:
María Selva
Acá antes pasaba el tren.
A los costados de la vía ahora
brotan jardincitos
que extienden los límites de las casas
sobre terreno ferroviario.
Amo esos lugares
donde se vuelve difusa
la frontera entre lo íntimo
y lo que puede ser mirado.
Como en patios con tapiales transparentes
aparecen mesas
bancos de piedra o madera
asadores
canteros
macetas improvisadas.
Da ternura la infinidad de recipientes
en los que la gente cría sus plantas:
malvones en latas de aceite y pintura
helechos en viejas cubiertas de auto
suculentas en botellas pet partidas
azucenas en tambores de lavarropas
alegrías del hogar en carcazas de baterías de plástico.
Los perros salen a ladrarnos
al Beto y a mí
a medida que pasamos.
Es domingo así que los jardincitos
que habitualmente veo vacíos,
hoy tienen dueños.
Dos señoras que estiran un mantel de hule
sobre un tablón con caballetes
una chica que cuelga la ropa
un señor que corta el pasto.
Veo al chico del delivery de la rotisería
hoy no va apurado
va con un nene
y en vez de la habitual caja de pizza
de cartón grisáceo
lleva balanceándose en su mano
una caja de pesca
amarilla y anaranjada.
El naranjo
Con el contrato vencido
antes de devolver la llave
entré como una ladrona
en la que seis años fue mi casa.
Fui con propósito firme:
sacar por última vez
las naranjas del árbol.
Vacié los cajones
de envases de cerveza
que quedaron ahí
en el lavadero.
Encimé dos
para hacerme alta.
Mi cabeza se volvió
parte de la copa
y pude espiar
la luz dorada.
Dentro de ella
orondas y buenas
flotaban las naranjas.
Pero las arranqué con furia,
despechada
no queriendo aceptar
que yo lo abandonaba.
El naranjo me arañó
con sus espinas
me llenó del olor
de sus catangas
me dejó enredados
en el pelo
sus pedazos
de corteza blanda.
Cecilia Moscovich nació en Santa Fe en 1978. Publicó los libros de poesía La manguera (2009), Barranca (2012) y Llegar finalmente a casa (2020), la nouvelle La ballena (2016) y los libros de literatura infantil La llamarada verde (2012), Poemas del patio (2013), El cerdo Rosendo y otros cuentos (2013) y Gliptodonte gigante y otros cuentos de mi abuela (2016). Es Profesora de Historia por la Universidad Nacional del Litoral y dicta clases en escuelas secundarias. Trabajó muchos años en diversos proyectos alrededor de la democratización del acceso al libro y la recopilación y publicación de historias de la tradición oral. Coordina talleres de lectura y escritura creativa para chicos.
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Kelenken guillermoi
By Scott Reid
Etymology: For Kélenken, the Bird of Prey Spirit of the Tehuelche Tribe
First Described By: Bertelli et al., 2007
Classification: Dinosauromorpha, Dinosauriformes, Dracohors, Dinosauria, Saurischia, Eusaurischia, Theropoda, Neotheropoda, Averostra, Tetanurae, Orionides, Avetheropoda, Coelurosauria, Tyrannoraptora, Maniraptoromorpha, Maniraptoriformes, Maniraptora, Pennaraptora, Paraves, Eumaniraptora, Averaptora, Avialae, Euavialae, Avebrevicauda, Pygostaylia, Ornithothoraces, Euornithes, Ornithuromorpha, Ornithurae, Neornithes, Neognathae, Neoaves, Inopinaves, Telluraves, Australaves, Cariamiformes, Phorusrhacoidea, Phorusrhacidae, Phorusrhacinae
Status: Extinct
Time and Place: Between 15.5 and 13.8 million years ago, in the Langhian age of the Miocene of the Neogene
Kelenken is known from the Collón Curá Formation of Rio Negro Province, Argentina
Physical Description: Kelenken was a Terror Bird, a type of large flightless terrestrial dinosaur from the late Cenozoic era, mostly in South America though a few reached North America when the continents collided. These were some of the top predators of their environments, built for chasing down food over long distances and then using their monstrous beaks to tear into flesh. Kelenken was one of the biggest members of the group, about two meters tall, and it had one of the largest known skulls of any bird, with fused bones to give it significant strength in its head and strong bire force. Its limbs were very robust, probably allowing for powerful movements of the legs. It had very small wings, as other Terror Birds did, and as such they probably weren’t used very much (think of the arms of Carnotaurus but the bird version). It had a long, winding neck, and its head was mostly beak. The beak was hooked at one end. It had a short tail, though we don’t have any feather impressions to know if it had any sort of feather decoration at the end of it. It would have had a huge bite force, and it possibly was a faster runner than other Terror Birds.
Diet: Kelenken primarily fed on large animals, especially faster moving ones such as hoofed mammals
Behavior: Kelenken probably spent most of its time chasing down its prey, though it’s uncertain how. It’s possible that it would chase down prey, catch it, and shatter its bones with its beak by repeatedly pecking at it (if… pecking is an accurate word to use with such a huge beak doing the pecking). It’s also possible that it would chase down smaller prey, pick it up, and shake it vigorously to break the prey’s back. It also possibly scavenged off of prey. Honestly, it seems likely that Kelenken would utilize all these strategies, and those not even come up with, to get any prey it could in an opportunistic fashion.
By Michael B. H.
Kelenken was a fairly fast animal, and probably able to run for longer distances. As its environment was transitioning to an open grassland rather than a forest, this ability to run moreso than its earlier relatives was probably a direct adaptation for that open habitat. As such, Kelenken would have been extremely alert and on the lookout, both for food and for potential dangers, as it was tall enough to poke out above the grass and be visible to anything looking for it. Kelenken could fight with others of its species and against other animals both with its beak and with its feet, as it had very robust legs that would have been good for kicking, possibly very rapid and sharp kicks.
As only a few specimens of Kelenken are known, it’s difficult to determine its social behavior, especially since its closest living relatives are the Seriemas - a much smaller sort of dinosaur. Still, it’s possible to at least glean some behavioral patterns from seriemas. It’s possible that, like living seriemas, Kelenken only spent its time in pairs and small groups, which may have worked together cooperatively to take down larger mammalian sources of prey. It’s also possible that it may have been territorial over its nests, with breeding pairs avoiding other Kelenken and fighting with those they come across. This is all speculative, but would make sense given the environment and size of the animals. Kelenken, being a bird, almost decidedly took care of its young, though we cannot know if both parents took care of the young as in modern Seriemas, or if only one parent did the job at a time as in modern flightless birds. More fossils might be able to clear up this picture, though of course, it’s possible we’ll never know.
By Ripley Cook
Ecosystem: Kelenken lived in the part of the Miocene that was the hottest, called the Middle Miocene Climatic Optimum. This was immediately followed by drastic cooling. Thus, Kelenken lived in a uniquely warm period of the time in which Terror Birds dwelled. The formation was surrounded by extensive rivers and lakes, as basins formed in South America due to tectonic plates separating. This environment was a growing grassland, with the pampa overtaking the old deciduous forest that had once been there.
Kelenken is the only dinosaur known from the formation, but there were many different types of mammals present. There were the heavy-bodied hoofed mammals Protypotherium, Epipatriarchus, and Interatherium; the smaller hoofed mammals Hegetotherium and Pachyrukhos; the weird fast hoofed mammal related to Macrauchenia, Theosodon; armadillo relatives such as Proeutataus, Paraeucinepeltus, Peltephilus, Prozaedyus, and Stenotatus; the anteater relative Neotamandua; the rodents Galileomys, Guiomys, Maruchito, Microcardiodon, Neosteiromys, Protacaremys, Acarechimys, Alloiomys, Megastus, Neoreomys, Prolagostomus, and Stichomys; the new-world monkey Proteropithecia; the sabre-toothed marsupial Patagosmilus; and the extinct shrew opossum relative Abderites. There were also reptiles such as boa relatives like Waincophis, lizards, and turtles like Chelonoidis. There was also the horned frog Wawelia.
Kelenken probably would have hunted a variety of these things, especially the hoofed mammals, though some would have been too big for it to eat. It definitely would have been in direct competition with Patagosmilus, which probably would have specialized on different prey than Kelenken.
Other: Kelenken is most closely related to phorusrhacids such as Phorusrhacos and Titanis, two of the other more famous genera in this group.
~ By Meig Dickson
Sources under the Cut
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