COMIDA NO ES LO MISMO QUE ALIMENTO
Para llenarnos la panza como dicen por allí, podríamos consumir cualquier cosa, indiscriminadamente, y sin fijarnos demasiado en si tiene propiedades positivas para la salud o no. Sin embargo entendemos que nutrirse es otra cosa más sería que comer.
Muchas veces comemos sólo por necesidad, para seguir “aguantando” y poder continuar con nuestras tareas. Comemos sólo como un medio, olvidando que nutrirnos debería ser un fin, un objetivo de comer.
Nutrirse es algo mucho más serio y comprometido que comer.
¿COMER O NUTRIRSE?
Cuando se habla de salud, con frecuencia no se piensa en la comida diaria. Sin embargo, son sus componentes, pequeñísimos ingredientes, los que van formando nuestro cuerpo. Las células se construyen diariamente a partir de los nutrientes, y son éstos los que determinan la calidad de nuestra sangre.
Según qué alimentos se elijan, se está ayudando al cuerpo a depurar toxinas, quemar grasas y evacuar los deshechos, o por el contrario, se lo está obligando a trabajar con elementos de bajo valor nutricional y alto poder congestionante.
Si esto se continúa a lo largo del tiempo, se van generando depósitos de ácido úrico, colesterol, grasas, y toxinas en general que llevan a aumentos de peso, disminución de las defensas y distintas enfermedades, dado que se ha perturbado el buen funcionamiento de los órganos y sistemas.
Entre los aditivos más comunes, podemos encontrar:
Antioxidantes: colorantes y aromatizantes que preservan los alimentos por tiempos prolongados de las alteraciones químicas o biológicas.
Saborizantes: resaltadores del sabor y edulcorantes artificiales. Modifican las características organolépticas (sabor y aroma).
Estabilizantes: emulsionantes, espesantes, gelificantes, humectantes, mejoradores, leudantes químicos y anti-apelmazantes. Mejoran las características físicas, o sea el aspecto, la consistencia, turgencia, etc. del alimento.
Reguladores de la acidez: acidificantes y gasificantes que mejoran las características del producto o corrigen sus defectos.
Estas sustancias son de difícil metabolización, sobrecargan el trabajo del hígado y del riñón, acidifican la sangre y con frecuencia quedan almacenados en los tejidos, ante la imposibilidad del cuerpo de expulsarlos. Para evitarlos, es conveniente prescindir de los alimentos semi preparados y muy industrializados (enlatados, salchichas, fiambres, zumos envasados, gaseosas).
Muchos de estos alimentos que consumimos diariamente, con alto contenido de sustancias químicas, pueden ser fácilmente reemplazados por otros más saludables. Hagamos el intento de mejorar la elección.
CAMBIA LAS HARINAS BLANCAS POR OTRAS INTEGRALES
Las harinas blancas son fuente de almidón y aportan calorías, pero no nutren. Este reemplazo es una elección cotidiana al alcance de todos: elegir harinas integrales en panes, galletitas, cereales. Estas conservan las proteínas, vitaminas y minerales de la corteza del grano y la fibra, que permite mejorar el funcionamiento intestinal, aumentar la eliminación de toxinas, y disminuir la absorción de grasas previniendo algunos tipos de cáncer.
CONSUME ALIMENTOS FRESCOS EN VEZ DE FIAMBRES
Los fiambres pueden reemplazarse por infinidad de cosas, como aceitunas, champignones, tomates, o incluso algún queso magro, o mejor aún, disminuye o elimina su consumo.
REEMPLAZA GASEOSAS Y ZUMOS ARTIFICIALES POR ZUMOS NATURALES
Las gaseosas y zumos sintéticos son absolutamente prescindibles; es una mera cuestión de hábitos. Si se extrañan mucho se pueden elegir gaseosas no coloreadas y comunes, no diet, como un primer paso. Lo ideal es reemplazarlas por limonadas caseras, con limones recién exprimidos.
Nuestros niños no necesitan ni jugos ni gaseosas; éste es un hábito impuesto por los adultos. Su paladar aprecia más el agua y los zumos de frutas naturales que estas bebidas fabricadas. Si ya se han adoptado, deben reemplazarse gradualmente hasta desintoxicar las delicadas papilas gustativas del niño (¡y de los adultos!).
UTILIZA ESPECIAS AROMÁTICAS EN VEZ DE CALDOS INSTANTÁNEOS
Los caldos instantáneos, a los que se recurre con tanta frecuencia para realzar el sabor de las comidas, pueden ser sustituidos con enormes ventajas por las hierbas aromáticas y especias. Éstas ejercen excelentes efectos en nuestra salud: son antibacterianas, antiparasitarias, conservantes, y nos regalan un aroma y gusto insustituibles.
¡BASTA DE EDULCORANTES! USA STEVIA
Los edulcorantes conforman un grupo que sería necesario analizar en un artículo aparte. Los ciclamatos y sacarina son formadores de sustancias pre-cancerígenas. De hecho, ya se están conociendo de sobra los efectos secundarios del aspartamo.
Por lo tanto, es mejor no consumir alimentos de bajas calorías, que causan más problemas que soluciones, ya que contienen unos u otros edulcorantes; así, si se ingieren diariamente alimentos dietéticos como yogures, bebidas gaseosas, mermeladas, gelatinas, postres, y además, se utilizan edulcorantes para endulzar las infusiones, se produce una sobrecarga en el organismo que resulta imposible de eliminar. Lo ideal es utilizar endlzantes naturales a base de cereales o de una hierba dulce llamada Stevia rebaudiana, siempre en forma natural. ¡Nada de pastillas o soluciones líquidas!
PARA ELEGIR MEJOR
Es importante encontrar aquellos alimentos que tienen efectos beneficiosos para el organismo, y además producen placer, liviandad y mayor energía.
Se trata entonces de informarse adecuadamente, de leer las etiquetas de aquello que consumimos, y de asegurar un consumo diario de alimentos naturales.
Así, el agua, las frutas, las verduras, los cereales integrales, las legumbres, los pescados de mar, las frutas secas, son preciosos aliados de nuestra salud.
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