#El Hombre de las Narices
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El Hombre de las Narices
El Hombre de las Narices, Home dels nassos; "Man of the noses" is a character whose tradition is kept in Catalonia and other regions from Spain like Aragon, La Rioja, Navarre, Álava, Burgos, etc. The legend says that this man has as many noses as the year has days, and loses one every day and can only be seen on December 31. In this way, children of Catalonia are led to believe that there is a man with 365 noses, and they are asked to search him on last day of the year. Being the last day of the year, he has only one nose remaining, the rest have been already lost.
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Unfortunately for Gregory, even the most skilled swordsman can't keep their full balance when drunk.
After a little wobbling, he fell to the ground face first.
"Fucking hell! It's all over me!" He muttered with irritation, now dusting off the sand over him.
"That was incredible! You really are skilled"
The look on Thomas's face was one of genuine awe, Gergory thought. Such a simple fellow he was if he didn't find that an embarassment. So he decided to take the compliment.
"Like I said, Lady Anne's best."
Thomas was quite relieved to see the drunkard in front of him sheathe that blade. The admiration for that display wasn't disingenuous, but it made all the more clear how dangerous the man in front of him was. Someone this capable with a sword while being drunk would be an absolutely scary oponent at his finest.
And then, the faint glint of a mark near the crossguard caught his eye. That odd mix between a fish and a horse felt familiar to him. ---
Desafortunadamente para Gregory, incluso el mejor espadachín no tiene muy buen equilibrio cuando está ebrio. Después de tambalear un poco, cayó de narices en la arena. "Con una mierda ¡Esta por todos lados!" Bufó con irritación mientras se sacudía la ropa. "¡Eso fue increíble! ¡Eres muy hábil con esa arma!"
La mirada de asombro en el rostro del joven era sincera, pensó Gregory. Muy sencillo de pensar si no le pareció vergonzoso, así que decidió aceptar el cumplido.
"Como te dije, el mejor del Lady Anne." Thomas se sintió aliviado de ver al hombre enfrente suyo envainar su espada. Si bien su admiración por esa demostración no era un acto, esto dejaba en claro lo peligroso del hombre que tenía en frente. Si estando borracho ya era así de hábil, cuanto sería de temer en todos sus cabales. Y entonces, el pequeño destello de una pequeña marca cerca de la empuñadura captó su atención. Esa extraña mezcla entre un pez y un caballo le pareció familiar.
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warning: contenido sexual explícito
Ya es la tercera noche en el desierto y cada vez que lo pensás, te brotan las lágrimas de desespero ¿Y qué si los mensajes de rescate no llegaron a tiempo? ¿Y qué si tu esposo Aemond desesperó y salió a buscarte pero su coche también falló?
"¿Si temió porque nunca llegamos y está muerto ya?" Tu llanto se agrava mientras te tomas el rostro dañado por la sequía de la arena y el verano, aún así es de noche y estás frente a una fogata porque el clima cambia rotundamente de noche.
"No seas tan trágica, Aemond sabrá que adentrarse en el desierto es peligroso" Aegon te envuelve en una manta de cuero que lo viste, a tu vista su gran espalda percudida por la arena y rasgada que simula no tener frío para abrigarte a ti.
"¿No ser trágica? Es fácil para ti que tu esposa Helaena te esperará en casa como Penélope a Ulises, tejiendo y destejiendo. Mi esposo es capaz de venir a buscarme a pie" exclamas indignada ya harta de que minimice la situación. No se hablaron en todo el día porque él pareciera disfrutar estar lejos de la familia, de su tonta esposa, de su exigente madre y sobre todo de su arrogante hermano que es tu marido. Disfruta estar a solas con vos incluso si el asunto es de vida o muerte.
"Pues sería muy tonto de su parte venirte a buscar a pie" sonríe burlón y celoso mientras sus labios se tornan morados, al fin y al cabo es el único que habla tu idioma porque una comunidad de nativos los está acogiendo en su tribu. Molesta pero conmovida lo cubres con tu manta y sus cuerpos prontamente comienzan a recibir el calor.
"Acuéstate" murmura y sin previo aviso te abraza fuerte para no morirse de frío. Algo en ti late tanto que no te deja dormir. De repente logras dormirte pero al despertar, al abrir los ojos te encuentras con sus pectorales remarcados y sucios por el desierto. Observas su barba justo cuando sale el sol y casi tanto como a este astro un día de invierno. La barba está crecida, como tu esposo jamás la dejó crecer, Aegon tampoco se dejaba crecer la barba quizá por eso te sorprendió tanto aquellos días esos vellos dorados. El despierta y sonríe al verte observando su boca y con la excusa del viento te acomoda el cabello que te cubre el rostro porque también quiere mirarte. Con la excusa de brindar calor junta su pecho plano con el tuyo y sus narices chocan, ambos buscan dormir ya que tu eres la esposa de su hermano. Pero no lo logran.
La única vez que habían olvidado que Aemond era tu esposo, habían emprendido por diversión un viaje al desierto y todo salió muy mal. Entonces pareciera que ya no buscan olvidarlo. Él no se puede dormir, tus pechos junto a su pecho, tus muslos junto a sus piernas, la hebilla de su cinturon rozando tu vientre no le permiten pensar en dormirse. Y ahí piensas que se va a olvidar que su hermano es tu esposo, que se olvidará como aquella vez que se emborracharon y se besaron con pasión desubicada. Pero totalmente ubicado, y a tu pesar porque lo quieres junto a tu cuerpo desubicado, se levanta.
Detrás de él camina unos metros hasta donde está el coche y te comunica que ya lo arregló y podrán volver a casa. Pero ninguno de los dos quiere marcharse allá donde las obligaciones de la familia esperan, sus hijos y su esposa, tu marido y su exigente vida.
Aegon y tú suben al coche, hacen unos cuantos metros y antes de que se termine el desierto, se miran fijamente recordando todo lo malo pero también todas las noches que durmieron juntos por el frío, también el motivo que los condujo hasta allí. Se bajan del coche y se sientan en el capot, ninguno dice nada. Él se ha ocupado demasiado de aprender a ser un hombre respetuoso, Aemond muchas veces lo enfrentó porque te miraba descaradamente.
Te le acercas, sus piernas lo piden pues se abren dándote paso y prontamente con la libertad que el desierto te dio, le besas los labios no sin antes observar y acariciar su barba dorada.
"Debemos irnos, nena. Estabas tan apresurada para volver" murmura entre tus labios buscando sostenerse y que todo quede en un beso como siempre, que no pasen los límites.
"¿De verdad quieres irte?" sonríes abriendo tu boca lentamente, disfrutando de la textura de su barba en tus labios y esperando que te bese. Te aprieta la cintura y te acerca a él, prontamente sentís tu vientre rozar su entrepierna. Su lengua se entromete lenta en tu boca mientras busca estratégicamente que su bulto acaricie con violencia el interior de tus piernas.
"Quisiera quedarme para siempre aquí, ser un salvaje contigo y no hablar" vuelve a murmurar gravemente con su pulgar acariciando tu labio.
"¿Entonces cómo sabremos qué necesita el uno del otro? ¿Cómo sobreviviremos?" le preguntas mientras desabrochas su camisa encontrándote con su pecho tan dorado y crecido en sus vellos como su barba divina. Él te besa el escote rasgándote la piel con el filo de sus bigotes mientras te acaricia la cintura bajando lentamente tus pantalones. Sus labios filosos se entrometen faltando el respeto de tu sostén y llegando a uno de tus pezones, mientras que suspiras. Cada vez más fuerte se vuelve el placer y el verano allí en final del desierto, cada vez más fuerte te embiste contra su bulto ya rígido y un gemido se te escapa. Él que mueve su lengua y sus dientes contra tu pezon decide hablar mientras se deleita con la humedad de entre tus piernas que se delata al traspasar el pantalón.
"No hacen falta las palabras cuando verdaderamente necesitamos" te dice y a la arena cae tu ropa interior. Te deshaces de sus pantalones y apenas ves su ropa interior que también cae, ya que te sube encima suyo para que, así como en sus sueños más prohibidos, empieces a dar horcajadas que rápidamente enlazan sus humedades más íntimas. El capot promete y jura abollarse ante la fuerza de gravedad que desafías hundiéndolo en tu flor inmediata mientras le rasgas la nuca con tus uñas y él acaricia desafiante tu clítoris. El placer se denota en sus respiraciones y pronto como si transitaras un orgasmo permanente, tu cuerpo parece gastarse de energías. Aegon es mucho más grande entre tus piernas que tu esposo y deseas que vaya aun más profundo, entonces él te toma de la cintura y comienza a estrellarte una y otra vez disfrutando que tus gritos al unísono de sus fluidos hacen eco en toda la llanura desértica.
Esperaron tantos años que pareciera un sueño hecho realidad, de manera rabiosa y mugrienta seguís gimiendo vocablos vacíos de culpa y repletos de lujuria, como nunca antes. Y él comienza a acompañarte para estallar en ti con suprema potencia, dejando un blanco en tus ojos. Junta tus pupilas y las suyas.
"Sobreviví tanto tiempo a esta necesidad de ti que no hay desierto que me mate"
#tom glynn carney#hotd aegon#aegon ii x reader#aegon targaryen x reader#aegon ii targaryen#aemond targaryen#team green#asoiaf
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Otro ataque
The Amazing Spider-Man (1999) #554 Bob Gale (Escritor), Phil Jimenez (Dibujante)
— J. Jonah Jameson: ¡Tú! Supongo que has venido a regodearte. A pisar a un buen hombre cuando está caído. — Spider-Man: Claro, sonrisas. Siempre traigo flores y puros cuando quiero humillar a alguien. — J. Jonah Jameson: ¿Puros? ¿Me has traído puros? Bendito seas, Spider-Man, siempre supe que no eras tan malo. — Spider-Man: Lo mismo digo, J.J.J. Solo quería pasarme y… Bueno, decirte que siento lo que ha pasado… — J. Jonah Jameson: ¡Ja! ¡Hace falta más que un ataque al corazón para matarme! Volveré. ¡Y le retorceré el pescuezo al canijo de Parker por meterme aquí! — Spider-Man: ¿Sí? Qué gran noticia… Bueno… en cierto sentido, claro. ¿Así que lo que Marla hizo con Dexter Bennett solo es temporal? — J. Jonah Jameson: ¿El qué? ¿Qué tiene que ver con nada ese miserable traidor rastrero de Bennett? — Spider-Man: ¿Quieres decir que no te lo dijo? Marla vendió el Bugle a Bennett y lo ha rebautizado como el DB. — J. Jonah Jameson: ¿Lo ha vendido? Entonces este periódico es… ¡¡¡ESTO… ES… UNA… VERDADERA…!!! — Spider-Man: Oh, vaya. ¡¡Infarto!! ¡No es un simulacro! ¡¡Infarto!! ¡¡Ya!! ¡Aguanta, triple J!
— Spider-Man: Bueno, allá vamos de nuevo… ¡No te mueras, Jonah! ¡Por favor, no te mueras! ¿Y dónde narices está el médico? — Médico: ¿Tú quién eres? — Spider-Man: ¿Quién te parezco? ¡El poderoso Thor! ¡Ocúpense de este hombre! — Médico: Eh… ¿No te buscan por asesinato? — Spider-Man: Ah… Es otro tipo con el mismo disfraz. — Médico: Está estabilizado. Y no podía ser el verdadero Spider-Man. Se odian el uno al otro. Nunca hubiera venido. — Spider-Man: Bueno, se acabó el llevar alegría a los enfermos. Creo que me voy a empapar la cabeza.
#comics#comic books#comic book panels#marvel#marvel comics#amazing spider man#spider man#spider-man#j jonah jameson#bob gale#phil jimenez
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Yandere Game Of Thrones x children of the Forest Reader.
El Muro se veia desde distancia desde el bosque donde estabas, hacia frio pero no mucho,se veia tu respiracion por la temperatura; asi que comenzaste a moverte lejos de ahi.
En Poniente era sabido de las leyendas de los hijos del bosque; seres que habitaban antes el continente antes de la llegada de los primeros hombres, se sabia que tenian poderes pero se pensaba que se extinguieron hace mucho.
Bueno, tu eras uno de ellos, uno vivo y real, cruzaste el muro debajo de las narices de los hombres que vigilaban ¿ como lo hiciste?.
Encontraste un pequeño lugar para pasar por el muro y aunque sabias de la restriccion, igual lo hiciste para saber como era el resto del mundo mas alla.
Ahora estabas viajando hacia el norte, pero de forma discreta para no llamar la atencion de la gente y no levantar sospechas. Decidiste descansar en un punto del bosque y la mañana siguiente seguirias el viaje.
Antes de que se hiciera de noche,buscaste ramas para hacer una fogata y pudiste ver desde lejos de la entrada del mismo una fortaleza que se alzaba un poco lejos de ti.
La bandera que ondeaba antes que se ocultara el sol y tenia un lobo como emblema.
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La Bruja de la Colina
Francisco vive en un pueblo donde todo el mundo teme a la horrible bruja que vive en la colina a los deslindes del bosque. Se dice que es una mujer cruel e inhumana, capaz de mandar volando a un ejército de hombres con su sola mirada, y de romper el cielo con su furia.
Por ello, cuando se adentra en los territorios de la bruja para recuperar a su perro y se termina topando con una niña de su edad, lo puede la sorpresa. Les comparto un pedacito de lo que escribí sobre el encuentro, para que comprendan la escena:
Francisco abrió la boca, ahogado en su propia sorpresa. Delante de él una niña de su edad lo observaba con una mezcla de sorpresa e irritación. Su cabello castaño caía largo y sedoso tras su espalda, enmarcando su rostro redondo. En su mano descansaba una canasta llena de yerbas, y sobre sus hombros, mecido por el viento, un chal más verde que el bosque mismo la envolvía entera, ocultando parcialmente su falda rojiza. Cuánto más la observaba, más irreal se volvía a sus ojos.
No cabía duda alguna. Por más inesperada que resultase su apariencia, debía tratarse de la bruja que vivía sobre la colina. El mal hecho persona.
Asustado, cerró los ojos con fuerza. Expectante ante lo que seguramente sería su final, o al menos el final de su vida como había sido hasta ese entonces. Sin embargo, para su sorpresa, ninguna maldición cayó sobre sus narices, ni aconteció tampoco transformación alguna en su cuerpo. Y los segundos empezaron a diluirse en minutos en la tensión de un silencio mutuamente ininterrumpido.
Nervioso, Francisco volvió a abrir los ojos, encontrando que nada había cambiado: ni la yerba a su alrededor, ni el susurro del viento en sus oídos, ni la niña aguardando a su lado.
La bruja, por su parte, le dedicó la mirada más penetrante que hubiese visto jamás, estremeciéndolo hasta la médula. “¿Qué haces aquí?” Lo increpó finalmente, sin miramiento o cordialidad alguna.
Francisco abrió la boca tratando de sonsacarse alguna clase de explicación, pero los nervios lo traicionaron, y no logró soltar más que un gritillo ahogado.
Y bueno no quiero dar spoilers pero de su encuentro nace un romance prohibido, rumores, envidia, celos, gente muere. Ya saben, lo usual.
Espero poder terminarlo en el futuro cercano. Y también que les haya gustado el dibujo Con esto termino mi participación en el Ecuchifinde c:
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—Dime, Sócrates: ¿tienes una nodriza?
— ¿Y eso por qué lo dices? ¿No sería mejor contestarme que preguntar esas cosas?
—Porque se nota que te deja con las narices moqueando cuando necesitas que te las haga sonar; y si tuvieras nodriza, ella te habría enseñado a reconocer ovejas y pastor.
—¿Cómo es eso?
—Porque crees que los pastores y los boyeros atienden al bien de las ovejas y las vacas, y las engordan y cuidan mirando a otra cosa que al bien de los amos y al de ellos mismos; así como también estimas que los gobernantes de los Estados —los que gobiernan verdaderamente— piensan acerca de los gobernados de otro modo que lo que se ha establecido respecto de las ovejas, y que los atienden día y noche de otra manera que de aquella que les aprovechará a ellos mismos. Y has ido tan lejos en lo concerniente a lo justo y a la justicia, a lo injusto y a la injusticia, que desconoces que la justicia y lo justo es un bien en realidad ajeno al que lo practica, ya que es lo conveniente para el más fuerte que gobierna, pero un perjuicio propio del que obedece y sirve; y que la injusticia es lo contrario y gobierna a los verdaderamente ingenuos y justos, y que los gobernados hacen lo que conviene a aquel que es más fuerte, y al servirle hacen feliz a éste, mas de ningún modo a sí mismos. Es necesario observar, mi muy cándido Sócrates, que en todo sentido el hombre justo tiene menos que el injusto.
Platón: «República», en Diálogos, vol. IV. Editorial Gredos, pág. 84. Madrid, 1986.
TGO
@bocadosdefilosofia
@dias-de-la-ira-1
#platón#república#trasímaco#Θρασύμαχος#justos#justo#injusto#injustos#justicia#injusticia#el más fuerte#fortaleza#fuerte#gobierno#lgobiernos#estado#estados#feliz#felices#felicidad#sofística#sofista#sofistas#filosofía política#ética#moral#derecho del más fuerte#teo gómez otero#moscóforo
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A veces confundimos seriedad con ser un soso.
Porque a menudo son la misma cosa.
Vemos a alguien superficialmente aplomado y pensamos, qué temple, qué calma, qué dominio de si, cuando lo que el tipo está realmente es anestesiado y apagado por dentro y además, desde esa anestesia, no se entera de nada de lo que sucede a su alrededor ni de lo que le sucede a él.
Conocí hace meses a un hombre así, desactivado emocionalmente, víctima (sin enterarse, de una psicopatilla de merendero que se va a aprovechar de él hasta dejarle en el tuétano).
Personalmente desconfío de la gente que no se emociona.
La gente que no se estremece, no se conmueve, no deja salir sus emociones, está un poco muerta por dentro.
Son robotitos de la vida. Maquinas biológicas en un sentido literal del término.
Y yo no soy de esos.
Y no me llevo muy allá con los muermos que si lo son.
Y tenía que decirlo.
Y como me toques las narices vas y te bajas del taxi 🤣🤦🏼♂️
#guasinton post#eugenio sánchez arrate#Marco Eugenio Sánchez#Marco Eugenio SArt#Guasinton#eugenio sart#gestalt#eugeniosart#espiritualidad#psicoterapia#narcisismo#amor#eneagrama
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Somos extranjeros en tierra desconocida. Hijos de un reloj con la capacidad de cálculo del ancho del propio mundo. Alterados para ser la llave que abre los candados del tiempo. Somos la espada que Tomorrow Tech blande contra las anomalías. Somos el escudo hacia la población que sobrevive en la ignorancia. Vestirnos como pescadores y acercarnos a unos pescadores no cambiará eso. Aún si damos un paso en dirección a Moony, manteniéndonos cerca de ella, porque ahora somos su esposo.
Afirmativo, ordenador. Debemos vigilar que no la miren demasiado, que no crean que es hija cuando la realidad es que es nuestra esposa. Es deber de todos cuidar las formas, es deber nuestro mantenerlas para que nadie se pase de listo. El respeto debe ser mutuo para que no engendre violencia. La violencia es el último escalón que queremos tener en cuenta. Demasiado cercano es el combate con la fantasma, el agujero, la caída, la daga, el abandono.
Respiramos hondo y soltamos los tobillos de Reed. Las barcas van viniendo desde el mar, cientos de peces que solo podemos estimar contar. El ruido de la obstinación de su nado, los gritos que desafían toda lógica junto a las miradas determinadas son el caldo de cultivo que prolifera ante nuestras narices. Somos privilegiados por aspirar el salitre del mar, por admirar el océano en su máximo esplendor. Por saborear la plenitud en una quietud pasajera.
—Extranjeros. Bien, bien, bien. Hijo, los cestos.—El mayor señala al pequeño que de un salto se gira, cargando tres o cuatro canastos en dirección a su padre—. ¿Es mudo?
—Gritamos como si la mismísima fantasma hubiera aparecido entre los barcos, blandiendo sus dagas. Pero ahí no hay nada por lo que asustarse, nada por lo que gritar. El hombre observa con recelo y señala las redes—. Es para hoy—pronuncia antes de escupir en el suelo.
El trato está hecho. Las palmadas apremian mientras las miradas caen sobre el obstáculo a suplir. Una red repleta de peces que hay que arrastrar y alejar de la barca. No sea que los peces se lo piensen mejor y, al verse cercanos a su libertad, decidan nadar de nuevo y caer hacia el mar que los devolvió.
—Andros A. Horne
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El timbre sonó apenas por unos segundos antes de que Shiro abriera de par en par la puerta. En su rostro, Tatsuma podía ver acongojo y cansancio mientras se movía repetida y suavemente para aplacar a los infantes que llorando yacían entre sus brazos.
—Finalmente— exhaló el hombre cuyos lentes se encontraban un poco fuera de lugar—. Pasa. Estos mocosos no paran de llorar y no sé qué hacer.
—Probablemente solo se sienten muy mal, sobre todo ahora que su mamá no está. Saluda, Ryuji.
Imitando a su padre, el pequeño de grueso cabello castaño hizo una torpe reverencia, aunque mantuvo su mano bien afianzada a la del mayor quien enternecido sonrió.
Si bien el hijo único de la familia Suguro era capaz de caminar, aún era un poco descoordinado, por lo que entrar a la parroquia y quitarse los zapatos para dejarlos en la entrada supuso un gran trabajo que Tatsuma felicitó.
—Quizás. Porque no se calman con nadie, ni conmigo, ni con Izumi…
—¿Satán no está?
—¿Te parece que ese idiota está?— Shiro no evitaba quejarse mientras guiaba el camino hacia la sala que estaba en completo desorden; pañales limpios regados por ahí, mamilas, envases de medicamentos abiertos, vasos de agua y café a medio terminar, ropa y mantas extendidas y dispersadas por el suelo y los sofás—. Y aún si estuviera, no me ayudaría en lo absoluto. Mejor así.
—Mh… Bueno. Entonces, ¿qué has hecho?
—Les di un antigripal y algo para la fiebre. Conseguí que durmieran un poco, pero cuando se despertaron comenzaron a llorar otra vez y… Realmente tienen que comer algo.
—¿Tienen mucha fiebre?
—Les bajó un poco.
—¿Puedo?
—Ten. Yukio es más tranquilo.
Con mucha delicadeza, Tatsuma acunó al bebé de pocos meses en sus brazos y tocó sus mejillas y frente con el dorso de la mano. Sí, tenía un poco de temperatura, pero no era nada como para salir corriendo al hospital.
—¿Has succionado su nariz?
Los ojos exhaustos de Fujimoto miraron, llenos de confusión, al otro hombre mientras Ryuji miraba a los bebés con claro agobio por tan estruendoso y prolongado ruido que de sus cuerpecitos salía.
—¿Cómo?
—Sí. ¿No mencionó nada el médico?
—No. Solo me dio medicamentos.
—Ah, mira. A lo mejor tienen mucho moco. Pasó un par de veces con Ryuji. Solo se calmaba cuando le limpiabamos la nariz.
—¿Eso cómo lo hago?
Así, Shiro partió hacia la farmacia más próxima para comprar una pera succionadora de goma y un poco de solución salina, aprovechando el escaso momento de paz que tenía lejos de todos esos berridos y gritos intensos que, por un momento, pensó que le harían sangrar los oídos, en cambio, Tatsuma se quedó con los gemelos en la parroquia; intentó darles aunque sea un poco de formula, pero ellos se encontraban tan irritados que apenas hacían pequeñas pausas para respirar.
Como si se tratase de un milagro, la sugerencia del hombre robusto hizo que, finalmente, Rin y Yukio dejaran de llorar paulatinamente, pues podían respirar con normalidad y no tenían una bola asquerosa y molesta de mucosidad en sus pequeñas y sensibles narices.
—Por poco iba a enloquecer— confesó Fujimoto a la par que preparaba más fórmula para los gemelos quienes, tranquilos aunque hinchados por tanto esfuerzo y por la enfermedad, reposaban aún en los brazos de Suguro.
—Me imagino—rio el otro hombre, apreciando los ojos enormes y azules del par—. ¿Por qué no llamaste a Yuri? Seguro ella te hubiese dicho qué hacer.
—Está ocupada.
—Uhm… ¿Eso cuando te ha detenido? Ah, ¿le dijiste que podrías cuidarlos sin depender de ella? Admitir que no podemos no es nada malo.
—Por supuesto que puedo. Además, no le voy a dar esa satisfacción.
Orgulloso como siempre.
Cada uno de los adultos se encargó de alimentar a uno de los bebés. Aunque Shiro había insistido que él trataría con Rin, Tatsuma le restó importancia y con palabras y miradas dulces se dispuso a darle el biberón.
—¿Quieres intentar cargarlo?— le preguntó a Ryuji cuando lo vio muy interesado en el pequeño de cabello azabache que bebía apasionadamente.
Pero el menor de los Suguro negó con un movimiento de cabeza. Eran lindos, escandalosos, pero lindos, y aun así se veían como seres diminutos como para atreverse a tanto cuando difícilmente podía consigo mismo.
—Lamento molestarte con esto.
—No te preocupes. Hay que ayudarnos entre nosotros.
Después de todo, ambos eran padres primerizos, sin embargo, Tatsuma tenía una ligera ventaja porque su hijo ya rondaba el año y los gemelos apenas si tenían algunos meses de vida. Era bueno que se tuvieran el uno al otro, no porque Yuri y Torako fueran inservibles como madres, todo lo contrario, eran mujeres estupendas y dedicadas tanto a su familia como al trabajo, pero, obviamente, entre ellos se entendían mejor. Claro, de todas formas Shiro preferiría que Satan estuviese más dispuesto a compartir la responsabilidad de la paternidad, solo que no podía esperar mucho de un hombre que a veces, por no decir siempre, se comportaba como adolescente.
Como si fuera poco, Rin vomitó sobre toda la túnica del monje cuando éste le dio palmaditas para hacerlo eructar.
Una pendejada que tuve que quitar de un AU que estoy escribiendo sobre BonRin con Shiro, Yuri y Satán en un poliamor complicado.
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¡Este es el rediseño de Filemón para el reboot!
Más información sobre este rediseño bajo el corte.
Si Mortadelo tiene sus disfraces, ¿qué tiene Filemón que aportar como agente? Este es un aspecto que nunca se ha explorado en los cómics, ahora es la oportunidad.
Construyendo a Mortadelo me he dado cuenta de que va a ser un agente muy físico, metido en el meollo de la acción e improvisando sobre la marcha. Entonces, ¿qué podríamos hacer con Filemón? Explorar su faceta de “jefe”, como le llama Mortadelo. Él podría ser quien gestione el transporte, los recursos, los contactos… Esto no necesariamente implica que sea muy inteligente, pero sí posee una predisposición natural para organizar las misiones, los informes, etcétera. Es más, siendo Mortadelo más jóven… Podría ser su mentor.
En los cómics vemos una increíble capacidad de regeneración. Allí se utiliza para no tener que dibujarlo lisiado por el resto de la historieta, pero aquí se me ocurre que Filemón tiene nociones básicas de primeros auxilios. No llega a los conocimientos de un médico licenciado pero oye, te hace un apaño rápido y al menos no te mueres antes de llegar al hospital. En caso de luchar, Filemón sería más técnico que Mortadelo. Al igual que los cómics, usará armas para defenderse o atacar si es necesario (pero no le apasiona especialmente la idea).
Al igual que Mortadelo, ¿qué define a Filemón como individuo al margen de su trabajo? Amigos, familia, aspiraciones… Creo que deberíamos expandir esto.
En algunos cómics, la serie de Estudios Vara y la versión interpretada por Pepe Viyuela, vemos a un Filemón que presume mucho de su cultura. Sugiero que esta nueva versión de Filemón realmente sea culta, no hasta el punto de convertirlo en un erudito, pero sí con una base de conocimientos que le ayuden a enriquecer su rol como el mentor de Mortadelo.
Considerando estos nuevos roles y añadiendo el look de la pajarita, se me ocurre que podría ser un profesor. Más de una vez vemos su colección de vinilos en los cómics, así que un profesor de música es lo que más sentido tiene para mi. ¿Cómo ha acabado trabajando para la TÍA? Fue militar antes de ser profesor. Esto daría la oportunidad de replicar los momentos del cómic donde saca un arma de a saber dónde para castigar a Mortadelo. Aunque en este reboot solo sería para intimidar si le tocan las narices. Justificaría también que una persona aparentemente corriente obtuviera un trabajo en la TÍA.
La idea resulta muy cómica, especialmente cuando la gente que lo conoce por "el amable pero poco remarcable docente Pí" descubra su secreto. Sería incluso más hilarante que, de ser la TÍA un organismo secreto, solamente sus alumnos sepan a qué se dedica cuando no está en las clases. Lo descubrieron un día de casualidad y desde entonces intentan que hable de sus aventuras en lugar de dar la clase (serían chavales adolescentes seguramente). Y siendo más viejo y culto que Mortadelo, las expresiones tan antiguas de los cómics como "cenutrio" o "mastuerzo" serían un excelente contraste contra la jerga juvenil (tanto de los críos como de Mortadelo).
En conclusión, Filemón es un hombre de mediana edad emocionalmente curtido por los altibajos de su vida. Su expediente militar no es algo que le avergüence, pero prefiere mantenerlo separado de su perfil cotidiano. Si bien ha aprendido a actuar según las convenciones sociales establecidas, a veces podemos ver atisbos de un tipo que está en constante alerta. Quizá por esto sigue soltero a su edad, pues establecer lazos afectivos profundos requiere permitirte a ti mismo ser un poco vulnerable. ¿O tal vez ya lo intentó y se llevó un chasco?
Ama la música y se dedica a enseñar sus mecanismos y su historia, pero está capacitado para educar en otros aspectos si se le da el material necesario. Aunque no lo parezca por su poca paciencia, le gusta tener alumnos bajo su tutela y ver cómo progresan adecuadamente. Esto a veces lo lleva a ser un poco pesado y dar lecciones que nadie le ha pedido (y si lo juntas con Mortadelo, que se piensa que ya ha nacido sabio…).
¿Cómo acabó trabajando para la TÍA? ¿Era su plan desde el principio, o tenía otros planes de futuro? De ser lo segundo, ¿por qué no los cumplió?
Filemón formó parte de la Agencia de Información en su juventud. Por motivos directamente conectados a la historia (más adelante se explican), su relación personal y profesional con el Súper (Vicente) acabó en muy malos términos. Por eso renunció para ser profesor. Pero a raíz del evento sobrenatural anteriormente mencionado, el Súper no ha podido evitar que se incorpore de nuevo a sus filas, esta vez bajo la sucesora espiritual de la Agencia: La TÍA.
Ha aceptado un poco a regañadientes porque si por Vicente fuera le daban por saco a la TÍA. Pero sabe que la situación con las personas afectadas por el evento es algo que no puede ignorar, así que emplea su mejor esfuerzo en arreglar la situación. También quiere reconectar con el profesor Bacterio, a quien también conoció por la época de la Agencia.
Rediseño: Al igual que Mortadelo, el color rojo y la pajarita se mantendrán (y son elementos que me ayudarán a definirlo como personaje).
Ahora que lo hemos establecido como profesor, el look que luce normalmente me gusta mucho más. Sólo habría que añadir algún detalle extra que refuerce esa estética (chalecos de lana, coderas en la chaqueta del traje, etc). En referencia a Deadpool, "cuando vas de rojo cuesta menos lavar la sangre", así que Filemón mantendrá su rojo clásico. Usa gafas, pero sólo son para leer después de varios años de vista cansada por corregir exámenes.
Tendría navajas y otras armas pequeñas escondidas por su vestimenta pero rara vez las usaría. Se siente más a gusto orquestando (jeje, referencias musicales) a otros agentes, principalmente Mortadelo. Además, con la nueva dinámica que tengo pensada, Filemón es más viejo y se encuentra más físicamente oxidado que su coprotagonista.
Sobre su calvicie, vamos a descartarla porque ahora necesito dibujarle canas. El motivo es que me gustan los hombres con canas y no tengo por qué responder ante nadie. Es más, siendo profesor de música podríamos hacerle el cabello alborotado como Beethoven. También se considerará la opción de cicatrices de guerra, pero lo bastante ocultas como para que nadie las vea a simple vista.
Biografía:
La única otra persona presente en su vida era Saturnino Bacterio, hijo del científico que lo "desarrolló". Con él aprendió conocimientos más mundanos (“humanos”) y recibió algo de empatía en su vida… Aunque fuera de forma un poco pasiva, ya que temían la reacción del científico al verlos congeniar (“¡Es un producto, no es tu amigo!”).
Un día, siendo jóvenes adultos, el señor Ruínez (padre) “compró” al proyecto Pi para que fuera el guardaespaldas de su hijo Vicente. Esa fue la oportunidad perfecta para marcharse de casa con Saturnino, quien alegó la “supervisión y mantenimiento del producto” como excusa. Cuando por fin fueron libres del laboratorio, comenzaron a ser amigos de verdad.
La sorpresa fue que Vicente no quería un guardaespaldas, así que despidió al proyecto de inmediato. Al no tener nombre, el propio Vicente lo comenzó a apodar "Filemón" con cariño porque le recordaba a un pájaro ("No sé qué cojones quieres decir con eso, pero vale…"). Pero su pelotón de la mili y, más tarde, la Agencia de Información, lo conocía como "El Hurón", debido a su capacidad para colarse en cualquier lugar y hacer su trabajo.
Sintiéndose magnéticamente atraído hacia la música, Filemón dejó que Vicente lo introdujera en sus actividades de niño rico y le enseñara a tocar el piano y otros instrumentos, siendo Beethoven el músico favorito de ambos. Se tatúo por encima del número de serie mencionado anteriormente, convirtiendo los unos y ceros en el inicio del Minueto en G de ese autor, ante el cual Vicente respondió tatuándose un ave del género "Philemon".
Tras la desaparición de Saturnino Bacterio, Filemón dimitió como agente de la Agencia de Información y desterró a Vicente de su vida. Se mudó a un barrio modesto de Madrid, en 13 Rue del Percebe, y allí conoció a Pepe Gotera recién casado y con su primer hijo Otilio aprendiendo a caminar. El señor Gotera simpatizó con él casi al instante, aunque debido a la naturaleza hosca de Filemón su relación es un poco extraña. Son lo bastante amigos como para ayudarse y hacerse favores, pero no como para salir a tomar una cerveza. Aún así, es lo más cercano a un “colega” que Filemón ha llegado a tener desde el incidente.
Pi encontró un trabajo como profesor de música unos años más tarde. Se volcó de lleno en su nueva profesión, siendo muy formal con todos, pero nunca tan expresivo ni emocionalmente vulnerable como antes. Era mejor estar sólo que arriesgarse de nuevo a que le destrozaran el corazón, pero… En el fondo anhelaba tanto vivir en sociedad, que sin darse cuenta los de 13 Rue Del Percebe lo asumieron como a uno más de la familia. Aunque se haga el duro y seco, lo tienen caladísimo (especialmente los niños del edificio).
Poderes y habilidades:
Sus habilidades se basan no solamente en la preparación para el combate cuerpo a cuerpo, sino en una serie de conocimientos estratégicos y una gran capacidad de improvisación. También cuenta con una increíble capacidad de recuperación, fruto de los experimentos del profesor Bacterio Padre. Siempre tuvo un físico bastante pequeño para su edad, por lo que tuvo que aprender a usar la fuerza del adversario en su beneficio y descubrir puntos débiles donde atacar sigilosamente. No solamente posee nociones de primeros auxilios… Sino también los mecanismos necesarios para matar de forma rápida, sencilla y discreta. En los pliegues de su ropa suele llevar ocultas navajas de diversos tamaños, tasers, hilo de pescar, frasquitos de veneno, algún puño americano, pero nunca armas de fuego.
Desventajas: Los años comienzan a pasarle factura, puede llegar a ser muy impulsivo, y por mucha frialdad que aparente se deja llevar muchísimo por lo que siente su corazón.
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Tuve el día más bendecido, cantidades de dinero que nunca imaginé gastar, lugares a los que no pensé ir, todo fue el día de hoy, lo atraje porque sentí que lo merecía y aún así, llegué a casa y mi padre me hizo sentir que no estaba bien haber gastado así, haber comido así, haberme sentido así de feliz. Cómo decirlo sin sonar a alguien que exagera para provocar lastima? Nadie me cree cuando hablo de él porque cuando lo conocen en persona muestra su mejor cara, hace reír, juega con los niños... Quien lo imaginaria ignorando a su hija cuando esta era pequeña? Y ahora soy mayor y sigue sin quererme, yo lo sé. Habla mal de mí, las vecinas tienen una idea equivocada de mí porque él les habla cosas malas, que su hija es muy "rara" que no dejo a mi hija hacer nada y no es así. Yo estoy enojada todo el tiempo cuando él está en casa. No puedo ni siquiera explicar porque estoy tan enojada y preocupada que las palabras no salen naturalmente.
Es el colmo, yo dejé al papá de mi hija para no tener peleas ni preocupaciones que estaba teniendo con él, él me dijo que no me proeupara, que dejara a ese idiota... Mamá dice que su mente ya no funciona bien, ya se le olvidan las ideas, ya no piensa con claridad 💔 y está afectando me a mí.
Yo no lo quiero, pero lo necesito, porque no tengo dinero para mantenerme.
Yo quisiera estar lejos de él pero sé que sin su dinero no soy nada.
El tiempo que viví alejada de él fui más feliz, libre, amé a quien quise amar, bailé las veces que quise también, bebí, reí, tuve todos los amigos que quise, me fueron a visitar y visité, lloré, salí y caminé, tomé el sol. Aquí ni siquiera puedo salir en calzones a la sala, ni tomar sol, ni hacer absolutamente nada porque ese señor está metiendo sus narices en donde no le llaman. Salgo al sol? Ya está juzgando, como algo, ya está juzgando, me río, lo hace, cualquier cosa que yo haga es una oportunidad para él, para entrometerse en donde no le llaman. Yo no lo odio, porque no tengo una emoción tan fuerte hacia él, pero sí lo quisiera tener lejos de mí. Me cansa vivir con él, su mirada, sus palabras, es siempre tan idiota? Siempre le cuesta tanto hilar palabras? Ser coherente? Tampoco me avergüenza ya, porque ni siquiera lo siento algo mío ni parte de mí. El nombre que él me puso lo odio también, por qué tenía que ponerme el nombre de su mamá? Me condenó de por vida a repetir, a ser lo que soy ahora, tan aburrida, tan encerrada, rutinaria, yo detesto mi nombre y lo que significa en mi familia y todo es debido a él.
Me ignoró cuando le dije buenas noches. Ignoró a mi mamá y desaprueba sus decisiones, llega con esa actitud rígida, yo detesto que él sea mi papá.
Siempre lo defiendo y justifico su idiotez, pero no puedo hacerlo todo el tiempo, menos cuando me afecta directamente a mí, mi vida.
Mi vida está hecha una porquería, no es todo culpa de él, pero él tuvo mucho que ver.
No pensé que se pudiera odiar tanto a los padres. No pensé que un hombre que me dió la vida podría intentar tantas veces verme infeliz.
No pensé que el hombre que más debería amarme sería un hombre al que yo le caigo tan mal. Los hijos pueden caer mal y lo descubrí siendo hija.
Me voy a dormir desaprobada, rechazada e ignorada, correspondida en mi inconformidad hacia mi padre. Él tampoco quería que yo fuera su hija, pero entonces qué quería él? Un hombre para jugar al fútbol americano con él? Quien cuidara a su hija y esposa cuando él muriera? Cochecitos, patines o pistolitas? Le dí todo lo contrario, salí una niña femenina, con ansias de Barbies, trastecitos y cosas llenas de brillos. Yo nací llena de arte, de curiosidad, de inteligencia y talento por el dibujo, después por el canto. Su hija era brillante en la escuela, él tenía envidia?
Quisiera ser brillante y exitosa y tengo una versión menor de él, frustrada y amargada, ansiosa, enojada. Me da gusto que se vaya mañana en la mañana, me daría gusto que se fuera mañana para siempre.
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Hay veces que el amor duele
Es como estirar musculos
Que ya no se mueven
Es respirar donde
Un dia se vivió feliz
Y respirar
Ya no es igual
Desde que el aire
Contaminado existe
Mocos
Toses
Ronquidos
Narices
Ojos y oidos
Oidos sobretodo
Oidos
...
Es un laberinto
Y yo caigo en el
Se que no estoy solo
Pero se que estoy solo otra vez
Pero un avión pasa
Otro vuelo que mueve
Mañana seremos nosotros
Trayendonos la victoria a casa
Pero ser victoriosos poco importa
Importa más ser correctos
Y hacer las cosas que
Se pudren en el alma
...
Los poemas continuan...
...
Los camiones se encomiendad a su virgen
Porque ellos saben cuantas veces
Han estado vivos es de milagros
Consebidos por el espiritusanto
Delejada la virgan maria
Es correcto delegada
Es correcto
...
Reparaba con mi imaginación
Una cruel realidad
Le halle valor
A la verdad
Esvribiendo
...
El dolor del cuerpo es evidente
Pero nosotros ocultamos su ruido
Como si fuera cosa solo de hoy
El silecio de las cosas que se pudren
No las conocemos
Pero al menos si el movimiento
De las hojas
Al caer
..
Hoy es martes
Nadie nos detiene
O no todavía
Por el momento
Los dias siguen
Siendo los mismos
La vida sigue
La vida pasa
...
Tengo que continuar
Seguir la inercia
De los pasos
Con las malas
Y las buenas
Decisiones
Al lado
De mis pies
...
Hombre dirigente
Oyeme otra vez
Dime por qué
Dime qué
Dime la razón
Un cómo
Un cuando
Un donde
Un por qué
...
Buñuelos
Ondulados
No son circulos
Precisamente
...
Bajar por la loma
Cuesta arriba
En Bucaramanga
Es posible
...
Dejar el celular más rato
Pero igual volver a el
Ver que mi soledad
Es un espacio
Vacio de notificaciones
...
Pero el silencio también es
Mi cuerpo
Quizás sea el único silencio
Que realmente existe
Un silencio
Que me acompaña
Todos los días
Haciendome ver
Que las cosas
No cambian
Aunque
Se las lleve
El viento
...
A las cinco
Comineza a retirrarse el sol
Se desplenden sus hilos
De las nubes
Y lentamente
Oscurecen las
Ventanas
Y las lozas
Del suelo
Que se ven
Desde la ventana
También
...
Una terapía es quiźas todo menos una terapia
Que es lo mismo a decir que en cualquier lugar y con cualquier persona la terapia es la forma como soy en el instánte en que me interpelan.
Soy porque me interpelan.
Interpelar no necesariamente algo amable. Es más bien algo violento. Quiźas precise una explicación:
Ser violento es ante todo un impulso inconciente. Parasojicamente ese impulso habla más sobre nosotros mismos. Quizás siempre lo fuimos de primitivos. Y la civilización no sea más que evitar la violencia con palabras o golpes menos fuertes.
...
Sin embargo la violencia (también) es silenciosa.
Derramar lagrimas ya no puedo
Quizás mi vida consiste
En hallarle otro sabor
A la tristeza
...
Solo pero no tanto
Más que sufociente
A veces
...
El tiempo transcurrido
Escuchando una canción
Que duran todos los recuerdos
Que un trago pueda traer
Para luego tirarlos al barranco
Porque ni de cubrelecho ya valen
...
Mañana será tarde
Por eso hoy estoy dispuesto
A medir mis pies
Con el suelo
...
Del suelo venimos
Y del suelo nos vamos
Apartir trazos
De madera podrida
...
Todos los días se muere alguien
Todoa los días nace alguien
Todos los días todos los vivos
Todos los días todoa los muertos
...
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Hijos de la ira
Oh hijos de la ira, hijos de Caín, ¿por qué arremetéis contra lo que percibís injusto? Sois presos de vuestras amarguras, títeres de vuestra odiosidad. ¿Hasta cuándo seréis zarandeados de una parte a otra por vuestra rabia insana? Irascibles, iracundos, despojaos de vuestro furor. Exorcizad ese demonio que os posee, ese demonche que se regodea en vosotros. El demonio de la ira se apodera de todo el que se deja dominar de ella y se rinde a sus impulsos. Liberaos. Dad lugar a la serenidad, a la paz de Dios que vence iras y calma sentimientos ofendidos.
La ira es virulencia y abre el pecho a la inquina y al rencor, que irremediablemente mata a quien les da albergue. Recordad que el hombre violento abunda en transgresiones. Se enoja fácilmente y comete locuras, desvaríos, de los que luego se arrepiente.
Oh ira, hija endiablada de este siglo, que vestida de indignación se justifica. Eres promotora de la violencia y hermana del homicidio. Instigadora del caos. Siempre llevas al exceso y al desborde.
Chocan ira y caridad, mas la caridad siempre sale airosa.
La ira hiere las almas y es asesina, como Caín que la abrigó; o la que se arrebata contra otro, al modo de Esaú, o al tenor de Simeón y Leví que vengaron en exceso el ultraje de su hermana. Es necio el que pierde los estribos, fuego brota de sus narices.
Aunque también hay iras santas. Moisés se enciende en cólera contra la falta de fe de los hebreos. Elías se enfada y da muerte a los falsos profetas. Pablo en Atenas se indigna al ver la ciudad entregada la idolatría. Jeremías se colma de la ira del Señor. Jesús se enfurece con los cambistas y les voltea las mesas.
Dios puede airarse, porque lo hace justamente. La justicia y la venganza son de Dios; no nuestras. En Dios obra la ira, pero también la misericordia. En nosotros, en cambio, seres falibles y débiles, la ira se suele enseñorear y nos lleva por el camino de la destrucción.
Oh, hijos de la ira, apartaos de ella y acoged la gentileza y la misericordia. Dejad el camino de los insensatos. Haced lugar a la comprensión. No seáis llevados de la ira, sino del amor. Zafaos de su influjo. Venced ese demonio revistiéndoos de Cristo.
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Romulus Hillsborough
Serizawa Kamo había nacido en el primer año de la Era Tenpō -1830-, cuatro años antes que su rival Kondō Isami. Era el consentido hijo menor de una próspera familia samurái de bajo rango del han de Mito y también un experto espadachín del estilo Shintō Munen. Era alto y tenía una postura muy erguida —era un individuo excesivamente orgulloso, bien formado y dotado de una extraordinaria fortaleza física—. Haciendo alarde de su fortaleza siempre llevaba consigo un pesado abanico de varillas de hierro con el que amenazaba a todo aquel que se cruzaba en su camino. En este abanico estaban grabados ochos caracteres chinos que decían: «Serizawa Kamo, samurái leal y patriótico».
El «leal y patriótico samurái» era un individuo apuesto, de complexión ágil y pequeños ojos oscuros que penetraban las defensas de sus innumerables adversarios. Era tan cortés como brutal, tan valiente como cruel, un individuo temerario de buena crianza, un bebedor patológico que, cuando salía de copas, era conocido por desenvainar la espada ante la más ligera provocación. Antes de unirse al escuadrón Rōshi ya había servido como capitán en el grupo extremista, xenófobo y partidario del imperio, el destacamento Tengu del han de Mito, lugar de nacimiento del Sonno-Joi. Serizawa estaba al mando de cerca de trescientos hombres del destacamento Tengu. Se rumoreaba que había castigado a muchos infractores del grupo cortándoles los dedos, manos, narices u orejas.
Finalmente sería hecho prisionero y sentenciado a muerte en Edo por el asesinato a sangre fría de tres subordinados que habían provocado su ira debido a alguna trivialidad. En prisión rehusó a comer. El plomizo cielo invernal, apenas visible a través de la pequeña ventana de su fría y húmeda celda, le evocó el nevado paisaje exterior y comparó su destino con el de la flor del ciruelo cargada de nieve. Se mordió el dedo meñique, y con su sangre compuso su obligado poema de despedida.
En medio de la desolación de la nieve y de la helada, el ciruelo es el primero en florecer con un brillante color. Las flores mantienen su fragancia, incluso después de haber sido dispersadas.
Antes de que su ejecución pudiera llevarse a cabo, fue liberado durante una amnistía general proclamada por el bakufu a fin de reclutar hombres para el escuadrón Rōshi. En la primavera de 1863, estaba al mando no ya de un grupo de rebeldes, sino de un grupo oficial de guerreros al servicio del shogun.
En la capital imperial, la fama de Serizawa lo precedía. Cuando el escuadrón Rōshi llegó a Kioto en febrero, se cree que los lugareños temblaron de miedo ante el «diablo Serizawa». Poseía una personalidad dominante y un feroz apetito sexual, no en vano el «demonio» era famoso por acostarse con las esposas de otros hombres. En su juventud se creía que había violado y dejado embarazadas a tres criadas en la casa familiar. Como comandante del Shinsengumi era su deber proteger la corte imperial. Pero eso no le impidió insinuarse a la amante de Anenokoji Kintomo, un noble de la corte y líder de la facción Sonno-Joi que rodeaba al emperador. Cuando el asunto llego a oídos del protector de Kioto, este ordenó a Serizawa de manera directa cesar sus transgresiones contra los nobles.
Serizawa presuntamente había violado a la esposa de un rico mercader en su Mito natal. La esposa posteriormente quedó cautivada por su persona y le rogó a Serizawa quedarse con él. Se ha sugerido que el comportamiento patológico de Serizawa era resultado de la sífilis, y que había contraído la temible enfermedad de esta mujer, una antigua geisha. Quizás fue debido a su ira hacia ella por haberle contagiado la enferme dad lo que provocó que atacara a la mujer, partiendo su cuerpo en dos y arrojándolo a un río cercano.
«El egoísmo que el oficial Serizawa Kamo exhibió durante el viaje [de Edo a Kioto] desafía toda descripción», escribió Shimosawa. Mientras que Kondō y Hijikata se habían unido al escuadrón Rōshi como meros soldados rasos, Serizawa, samurái de nacimiento, exigió un tratamiento especial desde un principio. Había sido reclutado como uno de los veintitrés oficiales que supervisaban el escuadrón Rōshi. Mientras tanto, a Kondō se le había asignado la tarea impropia de viajar en la vanguardia de la comitiva con la misión de encontrar alojamiento para los oficiales y el resto de miembros en las estaciones que había a lo largo del camino.
En cierta ocasión se olvidó de conseguir alojamiento para Serizawa, por lo cual se disculpó profundamente. Pero Serizawa no se tomó la ofensa a la ligera, ni aceptó las disculpas. Aseguró a sus compañeros oficiales, en un tono irónico cargado de descontento, que se las arreglaría sin alojamiento esa noche y que encendería un fuego para calentarse. A lo que añadió: «Pero no os sorprendáis si la hoguera que enciendo es enorme».
Tras esto reunió leña y la apiló en el centro de la ciudad donde encendió una enorme hoguera al caer el sol. Las llamas se alzaron altas en el cielo nocturno y saltaron chispas a los edificios de madera cercanos incendiándolos. La gente llevaba baldes de agua y subía a los tejados para extinguir el incendio, pero el ardiente resentimiento que envolvía el alma de Serizawa no podría extinguirse fácilmente.
En Kioto, Serizawa se vanagloriaba de su poder recién adquirido. Cuando a sus oídos llegó el rumor de que el tigre de un circo era en realidad un hombre vestido con piel de esta fiera, decidió desenmascarar al impostor. El espadachín se dirigió al edificio donde se encontraba la bestia. Serizawa se pavoneaba mientras iba directo hacia la jaula; sacó su espada corta y dio una estocada entre las barras. Mientras la multitud a su alrededor contenía el aliento, el supuesto impostor emitió un ensordecedor rugido, lanzando una mirada asesina a los oscuros ojos del comandante del Shinsengumi, que envainó su espada y con una sonrisa sardónica anunció: «Es un tigre auténtico».
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POETAS A LOS SIETE
Y la madre, cerrando el libro de deberes, se iba ufana y pagada, sin ver, tras los zarcos ojos, bajo la frente llena de realces, el alma de su niño entregada a lo inmundo.
El día entero sudaba de obediencia; muy capaz; con todo negros tics, algunos rasgos, parecían dar fe de huraños disimulos. Por hosco corredor de rancias colgaduras, los puños en las ingles, sacaba la lengua, y apretaba los ojos para ver lunares. Puerta abierta a la noche: a la luz del quinqué lo veían rumiando arriba en el rellano, bajo un golfo de luz pegado al techo. Es más, en verano, abatido, lerdo, se emperraba en ir a las letrinas frescas a encerrarse: allí pensaba, en calma, sueltas las narices.
Cuando, de los olores diurnos aclarado, el traspatio en invierno se alunaba: tendido al pie de un muro, hincándose en la marga, y estrujando visiones de su ojo tarumba, oía pulular la tiñosa espaldera. ¡Qué contradiós! Sus íntimos eran los niños, canijos, destocados, de ojos que destiñen, con dedos amarillos y negros de roña bajo los pingos viejos que apestan a rastro, cuya conversación era de un candor necio. Y si lo sorprendía en sus caridades sucias la madre horrorizada, las hondas ternuras del niño se lanzaban contra su estupor: tenía, en fin, la azul mirada… ¡mentirosa!
Con siete ya escribía cuentos de la vida del yermo, donde luce feliz libertad: ¡selvas, soles, sabanas, ríos! Se valía de ilustradas revistas donde espiaba, rojo, la risa de las mozas de España o de Italia. Si venía, ojinegra, loca, de percal, la chiquilla de junto, la de los obreros, menuda bestia, de ocho, y que en algún rincón, a pídola saltaba, agitando sus trenzas, cuando estaba ella encima, le mordía el culo, porque nunca llevaba calzones debajo, y, magullado a coces y puñadas, luego se llevaba a la cama el sabor de su carne.
Domingos de diciembre, tan murrios, odiaba, cuando en un velador de caoba, engomado, de una biblia con cortes verde col, leía. Sueños lo acongojaban de noche en la alcoba. A Dios no amaba, sino a los hombres tiznados, con blusas, que veía volver a la tarde, cuando con tres redobles los voceadores hacen reír la gente en torno a las proclamas. Soñaba el amoroso prado, donde tumbos de luz, aromas sanos, oros pubescentes, van rehilando serenos y se esponjan libres.
Y pues la oscuridad gustaba sobre todo, cuando en el mondo cuarto, las persiana bajas, agriado de humedades, alto y azulenco, leía su novela, estudiada sin pausa, con sus terrosos cielos, junglas anegadas, carnes en flor cuajando siderales bosques, ¡vértigo, cataclismos, estampidas, lástima! —mientras el arrabal empezaba a bullir allá abajo—, sentado solo en un retal grosero, ¡barruntaba el brío de las velas!
*
LES POÈTES DE SEPT ANS
Et la Mère, fermant le livre du devoir, S'en allait satisfaite et très fière, sans voir, Dans les yeux bleus et sous le front plein d'éminences, L'âme de son enfant livrée aux répugnances.
Tout le jour il suait d'obéissance ; très Intelligent ; pourtant des tics noirs, quelques traits, Semblaient prouver en lui d'âcres hypocrisies. Dans l'ombre des couloirs aux tentures moisies, En passant il tirait la langue, les deux poings À l'aine, et dans ses yeux fermés voyait des points. Une porte s'ouvrait sur le soir : à la lampe On le voyait, là-haut, qui râlait sur la rampe, Sous un golfe de jour pendant du toit. L'été Surtout, vaincu, stupide, il était entêté À se renfermer dans la fraîcheur des latrines : Il pensait là, tranquille et livrant ses narines.
Quand, lavé des odeurs du jour, le jardinet Derrière la maison, en hiver, s'illunait, Gisant au pied d'un mur, enterré dans la marne Et pour des visions écrasant son œil darne, Il écoutait grouiller les galeux espaliers. Pitié ! Ces enfants seuls étaient ses familiers Qui, chétifs, fronts nus, œil déteignant sur la joue, Cachant de maigres doigts jaunes et noirs de boue Sous des habits puant la foire et tout vieillots, Conversaient avec la douceur des idiots ! Et si, l'ayant surpris à des pitiés immondes, Sa mère s'effrayait ; les tendresses, profondes, De l'enfant se jetaient sur cet étonnement. C'était bon. Elle avait le bleu regard, — qui ment !
À sept ans, il faisait des romans, sur la vie Du grand désert, où luit la Liberté ravie, Forêts, soleils, rios, savanes ! — Il s'aidait De journaux illustrés où, rouge, il regardait Des Espagnoles rire et des Italiennes. Quand venait, l'œil brun, folle, en robes d'indiennes, — Huit ans, — la fille des ouvriers d'à côté, La petite brutale, et qu'elle avait sauté, Dans un coin, sur son dos, en secouant ses tresses, Et qu'il était sous elle, il lui mordait les fesses, Car elle ne portait jamais de pantalons ; — Et, par elle meurtri des poings et des talons, Remportait les saveurs de sa peau dans sa chambre.
Il craignait les blafards dimanches de décembre, Où, pommadé, sur un guéridon d'acajou, Il lisait une Bible à la tranche vert-chou ; Des rêves l'oppressaient chaque nuit dans l'alcôve. Il n'aimait pas Dieu ; mais les hommes, qu'au soir fauve, Noirs, en blouse, il voyait rentrer dans le faubourg Où les crieurs, en trois roulements de tambour, Font autour des édits rire et gronder les foules. — Il rêvait la prairie amoureuse, où des houles Lumineuses, parfums sains, pubescences d'or, Font leur remuement calme et prennent leur essor !
Et comme il savourait surtout les sombres choses, Quand, dans la chambre nue aux persiennes closes, Haute et bleue, âcrement prise d'humidité, Il lisait son roman sans cesse médité, Plein de lourds ciels ocreux et de forêts noyées, De fleurs de chair aux bois sidérals déployées, Vertige, écroulements, déroutes et pitié ! — Tandis que se faisait la rumeur du quartier, En bas, — seul, et couché sur des pièces de toile Écrue, et pressentant violemment la voile !
Arthur Rimbaud
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