#Con el señor sesshomaru para siempre
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dknlkv · 2 years ago
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Inu no Taisho e Inu no kami con Sesshomaru bebé 😍❤️
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samfictionworld · 3 years ago
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The gift is you
Donde Rin intenta hacerle un regalo de aniversario a su Señor Sesshomaru.
Light Angst
Eventual Fluff
Comfort
Post-Canon
Established Relationship
¿Aniversario de bodas?
Rin no sabía que tal cosa existía, no hasta que Kagome le instruyó en el tema un día que la visitaba. Era una costumbre del lugar donde venía; cada vez que se cumple un año de la fecha en que una pareja contrajo matrimonio, se suele festejar dicho día y darse regalos mutuamente, en recuerdo de la unión que se llevó a cabo.
Rin había quedado encantada con la idea, y en su mentecilla inquieta, se habían formado ya varias ideas de cómo podría celebrar el que fue, hasta ahora, el día más feliz de su vida. Aquel en que unió para siempre su vida con la de su Señor Sesshomaru.
No le había dedicado mucho tiempo a pensar cuánto había pasado ya desde ese entonces, pues para ella cada día era un idilio que se prolongaba con el ir y venir del sol, no le hacía falta preocuparse por cuánto tiempo llevaban juntos, pues sabía, sería para siempre.
Aún así, la idea de tener un día especial, sólo para ella y su Señor le parecía encantadora. Un día en que pudieran pasar el tiempo sin distracciones, sin tareas por atender, sin pequeños demonios verdes que molestaran. Lo había decidido: le daría a Sesshomaru el mejor regalo de aniversario.
Bendita era su alma comprensiva y amable, pues era su naturaleza la que le había salvado de muchas cosas, incluso de ella misma; de los disgustos que a veces podía tener pero decidía ignorar por su bien, y el de los demás.
Se encontraba en una situación parecida a muchas anteriores, dónde debía recurrir a su corazón amable para no sentirse decepcionada. Su Señor tenía que atender asuntos importantes en tierras lejanas, conflictos entre clanes de demonios se habían desatado y debía ir a calmar las aguas.
No estaba realmente molesta, ella entendía que su Señor era una persona muy importante, no solo para ella si no para muchos otros que le seguían y admiraban. Tenía que cumplir con su deber, y ella lo sabía muy bien.
Se sentía honrada de poder estar al lado de su Señor, solo que, deseaba al menos una vez, poder estar con él como quería. Tenerlo sólo para ella. A veces, la culpa la devoraba, pues sus deseos le hacían sentir egoísta.
¿Cómo podía privar a los demás de la grandeza de su Señor?
"Volveré en tres días" le dijo Sesshomaru antes de dedicarle una mirada de disimulada preocupación, "¿Estarás bien sola?"
"Rin nunca está sola mi Señor" respondió sonriendo.
"Mn" Sesshomaru asintió.
Después de terminar con los últimos arreglos, se acercó a ella y acarició su rostro suavemente, con cuidado de no exponer la delicada piel a su garras.
Sintió la necesidad de hacer algo más, algo de lo que gustaba hacer cuando nadie más los veía, pero ahora se sentía expuesto, nadie más que ella merecía ver ese lado de él. Se contuvo.
"Que tenga buen viaje"   dijo finalmente Rin partiendo el silencio.
Y con esas palabras, el daiyoukai se marchó.
No era la primera vez que Sesshomaru tenía que ausentarse, como cosa hecha adrede, después de su matrimonio con Rin, parecía que la vida se había encargado de llenarle la agenda de faenas diplomáticas.
En varias ocasiones se había encontrado pensando si tomar un rumbo diferente sería mejor, dejar atrás cualquier atadura que lo relacionara con su título de noble.
Pero pronto, aquellos pensamientos se disipaban al recordar quién había empezado todo esto. Su sentido de la responsabilidad le golpeaba de frente, tenía la tarea de cumplir con aquel legado que se le fue heredado, así dudara ahora si realmente quería continuarlo o no.
Se sentía culpable de dejar a Rin sola tanto tiempo, aunque la conocía bien y sabía que eso no afectaba en absoluto su relación, le preocupaba de alguna manera hacerla sentir triste. Pensó en recompensarla de alguna manera, seguro que encontraría algo en su viaje que pudiera llevar como presente, ¿eso ayudaría, cierto?
A pesar del tiempo que había pasado ya conviviendo con humanos, no se sentía aún seguro de cómo proceder en cuanto a sentimientos se trataba. Sesshomaru aún tenía mucho que aprender.
Rin pasó los tres días ideando planes para cuando Sesshomaru regresara, el pobre Jaken no se daba a basto con todos los encargos que tenía que hacer para su joven ama, los sirvientes del palacio igualmente ya no hallaban dónde esconderse, pues la esposa del amo Sesshomaru no los había dejado en paz pidiendo ayuda aquí y allá, pero nada parecía satisfacerle.
“¡No, esto no está bien!” exclamó intentando no gritar, la joven de cabellos azabache e intrincados kimonos de flores, “Recuerdo haber pedido lirios y geranios”.
Rin no cabía en su descontento, no le gustaba alzar la voz, pero había ya intentando varias de sus opciones y simplemente ninguna parecía funcionar. Estaba empezando a desesperarse. Sesshomaru regresaba hoy, había planeado recibirlo con una gran comida en el salón principal, mandó a traer los ingredientes más exóticos en la región para preparar los platillos más exquisitos, decoró el lugar con los mejores óleos y enseres, dignos de un rey, y las flores, sólo dios sabía cuánto empeño puso en las flores.
Pero como si éste mismo estuviera en su contra, no había nada frente a ella parecido a lo que había imaginado. Estaban a solo unos días del dichoso aniversario, y Rin empezaba a pensar que la idea de uno ya no le atraía tanto como antes. La señorita Kagome lo había pintado todo tan sencillo.
¿Siquiera su Señor recordaba tal fecha?
Ese tipo de pensamientos de derrota la inundaron, veía sus esfuerzos en vano, probablemente, una persona tan ocupada como su Señor no tendría tiempo para estas cosas.
“Ah, Rin…” el demonio verde la llamó suavemente, no quería empeorar su ánimo, “El Amo Sesshomaru ha regresado.”
Los ojos del color de la caoba pulida se disolvieron en pequeños aguaceros. Había fracasado. No le dio tiempo de ponerse triste, pues el demonio de cabellos blancos entró a la estancia donde se encontraba, tomándola por sorpresa.
Sesshomaru divisó como su esposa huía de su mirada, avergonzada. Había alcanzado a ver, mientras se dirigía a dónde ella, los preparativos a medias de lo que intentaba ser una gran celebración. Supuso, era obra de su joven amante.
Rin no había notado que el hombre frente a ella cargaba consigo algo, algo grande por lo que pudo suponer en la fugaz mirada que le dedicó. Quiso excusarse, quería salir y llorar a gusto, no quería que su Señor la viera en ese estado.
“Rin…” la voz sonó serena, sin prisas, le dió a la joven un momento para soltar el aire que guardaba con recelo, pues creía sería recibida con alguna reprimenda por sus derroches.
Al no recibir respuesta el daiyoukai se limitó a poner sobre la amplia mesa que los separaba, aquel objeto que traía desde muy lejos. Se produjo un sonido opaco, que causó curiosidad en Rin, quién empezaba a limpiar sus lágrimas con la manga de su costoso ajuar.
Un melón.
Un melón.
Rin no pudo esconder la sorpresa y el desconcierto, arqueando una ceja, inclinó la cabeza hacia un lado tratando de comprender lo que veía frente a ella, “Esto.. eh, ¿Señor Sesshomaru?”
“Te gustan los melones” dijo él con simpleza.
En ese momento Rin olvidó por completo qué era lo que la tenía hasta ese momento tan abrumada, se abrió paso entonces una sensación de calma y felicidad. Sí, su Señor siempre sabía cómo hacerla feliz.
Comenzó a reírse como chiquilla despreocupada, alterando a Jaken, que aún se encontraba en la habitación, “¡Cuida esos modales!”. El pequeño demonio fue echado de la habitación con una simple mirada. A pesar de sus regaños, era muy tarde, Rin se había deshecho entre chirridos y lágrimas de alegría.
Sesshomaru por su parte no mostraba cambio alguno en su expresión, como de costumbre, pero sólo alguien que lo conociera tan bien como él mismo, su fiel sirviente o su amada esposa, sabría que estaba encantado ante tal escena. Aunque aún sentía curiosidad por el motivo de aquel previo recibimiento, sentía un peso menos al ver que ahora Rin se encontraba mejor.
Una vez se calmó, Rin se apresuró a por el melón, lo tomó entre sus delgados brazos y lo cargó cual bebé. Se volvió hacía su amado Señor y le dedicó una tímida sonrisa.
“Rin de verdad siente todo el alboroto, fue mi culpa, yo…” hizo una pequeña pausa, de verdad le daba pena recordar todo el caos que provocó, “Sólo intentaba darle una sorpresa, por nuestro aniversario.”
“¿Aniversario?” Sesshomaru se notó sinceramente confundido.
Rin no esperaba menos, lo invitó a sentarse y se dispuso a explicarle. Le contó lo que había escuchado de la señorita Kagome, Sesshomaru no pudo evitar rodar mentalmente los ojos. Esa mujer, siempre con sus ideas extrañas.
No se sorprendió de que Rin se entusiasmara tanto por la idea, tendía a ser una romántica soñadora. Sesshomaru no veía la necesidad de tener una fecha especial, pero si para ella era importante, no tenía problemas con participar en tal rito.
“Entonces quería tener todo listo para cuando llegara. No sabía si estaría aquí para esa fecha, así que quería aprovechar.”
“Mn, ya veo”. Sesshomaru sopesó la situación. “Si lo deseas, podemos intentarlo de nuevo.”
“¿Intentarlo? ¿Qué cosa?”
“La celebración.”
Ah. Ya no estaba segura si de verdad quería seguir con aquello.
“Siempre he pensado...“ Rin intentaba volver palabras sus sentimientos, aunque le era sencillo hablar con él, a veces, la mera presencia de su esposo le nublaba la mente. “Que cada día con el Señor Sesshomaru es precioso y valioso, está bien si no tenemos una fecha especial. Para mí, solo saber que el Señor Sesshomaru está conmigo es suficiente”.
A veces podía llegar a ser demasiado el poder que Rin tenía sobre su corazón. Sesshomaru se sintió conmovido hasta el punto de no saber qué responder. Sentía lo mismo, cada día con Rin era un regalo para él, la había extrañado tanto durante el tiempo que estuvieron separados, que ahora darse cuenta que estarían juntos hasta que la vida lo permitiese, le parecía aún un sueño.
No queriendo dejar que el silencio se apoderara de la situación, Sesshomaru cerró la distancia entre ambos, acercando su rostro a pocos centímetros del de ella. Habían pasado sólo tres días, pero le pareció una eternidad desde la última vez que había rozado la cálida piel de su esposa, había extrañado la sensación del contacto con ella, las chispas que corrían desde las yemas de sus dedos hasta lo más íntimo de su ser.
Pasó las manos por sus mejillas, contorneando sus pómulos, jugueteó con su pequeña y sonrojada nariz, hasta que finalmente, depositó un suave beso en los labios que ya lo esperaban. Abriéndose paso por el sendero cálido y húmedo, dejó correr en él la excitación que había estado conteniendo.
Después de unos minutos, la joven tuvo que separarse para tomar aire. Su Señor podía llegar a ser realmente muy apasionado.
"Me hubiera gustado— al menos poder darle un regalo" dijo Rin entre jadeos, mientras hacía entre sus manos el cabello de su esposo.
"Ya me has dado uno" respondió Sesshomaru, y volvió a sellar sus labios con los de ella.
Dejándose llevar por el cosquilleo y el calor que se apresuraba desde su intimidad hacia el resto de su cuerpo, Rin no cuestionó.
Después sabría ella que en efecto, hace un año, le había dado el mejor de los regalos, lo único que podría haber necesitado jamás aquel daiyoukai: el haber elegido seguir a su lado.
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yashira150fanwork · 6 years ago
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El Comienzo. / The Beginning.
Ok, así que finalmente decidí comenzar a publicarlo. Dado que ya había comenzado a publicar el cómic, decidí traducir el prólogo antes de continuar, y seguiré publicando las páginas con su respectivo segmento de texto y todo vendrá en dos idiomas. Con negro en español y con azul en inglés. Esto es el comienzo de todo entre Inuyasha y Sesshoumaru, y naturalmente esto comienza sin sentimientos entre ambos, pero los habrá eventualmente. Ténganlo en mente y siéntanse libres de leer cuanto quieran. Si no les gusta la pareja, son libres de irse ^^
La historia comienza con un Sesshoumaru apenas entrado en la adolescencia, y la pareja principal es SesshInu, con algunos toques de TougaSessh en los recuerdos de Sessh, porque vamos, era de esperarse que su crush infantil fuera con semejante ejemplar XD Ok, comenzamos.
Ok, so I finally decided to start publishing it. Since I had already started posting the comic, I decided to translate the prologue before continuing, and I will continue posting the pages with their respective text segment, and wll with be in two languages. Black for spanish and blue for english. This is the beginning of everything between Inuyasha and Sesshoumaru, and naturally it starts without feelings between them, but they will eventually exist. Keep it in mind and feel free to read as much as you want. If you don’t like the pairing, you’re free to go ^^
The story begins with a Sesshoumaru that has barely reached adolescence, and the main pairing is SesshInu, with a few hints of TougaSessh in Sessh’s memories, because, come on, it was to be expected for his childish crush was such a specimen! XD Ok, let’s start, and sorry beforehand for any mistakes in my writting! English it’s not my mother tongue ^^”
~*~*~*~*
Prólogo.
Nunca podría aceptarlo.
Eso es lo que el joven inuyoukai pensaba el día en que su padre había dejado este mundo. No había forma en que aceptara a la hembra humana y al cachorro hanyou que habían sido los responsables de que el poderoso general del oeste ignorara sus mortales heridas y se lanzara a la batalla por protegerlos. Heridas que podrían haber sanado si se hubiera dirigido al palacio para descansar y ser atendido.
Él sabía que era también responsable de la muerte de su progenitor. Si tan sólo por un momento hubiera dejado de lado su propio orgullo y hasta el dolor de saber que su padre había formado otra familia…pero no lo hizo. Probablemente porque pensó, en algún recóndito e infantil lugar de su mente, que su padre era invencible. Que sin importar qué tan terribles fueran sus heridas o qué tan grande su debilidad, siempre volvería. Sin embargo, esa noche, por alguna razón, Sesshoumaru había recordado las palabras que su padre le había dicho hacía tanto tiempo, cuando había estado al borde de la muerte por una batalla: “Sesshoumaru…tu padre no es invencible…” y poco después, la noticia de su muerte había llegado hasta sus oídos…
La incredulidad y la negación fueron la principal razón por la que Sesshoumaru volvió a las ruinas de aquel Palacio en el que la princesa humana había habitado, y hacia donde su padre había corrido aquella noche.
El adolescente se acercó lentamente, sin permitir que su necesidad de correr a comprobar lo que su nariz ya le decía, se apoderará de él. Esos últimos pasos fueron más duros de dar que ningún otro en su joven vida. Sintió sus piernas temblar en cuanto sus ojos se fijaron en la figura calcinada y marchita que reconoció como su gran padre. Touga, el poderoso Inu no Taisho y general del Oeste yacía sin vida frente a él.
Escuchó a Totosai cuando llegó, mencionando algo como que no esperaba verlo allí, pero su voz sonaba muy lejana. -Largo.- fue la única palabra vacía que Sesshoumaru le dedicó, sin apartar su mirada de los restos de su padre. En cuanto el viejo herrero titubeó, una sola mirada carmesí sobre su hombro fue suficiente para que Sesshoumaru le infundiera el pánico suficiente para que huyera. El joven devolvió entonces su mirada a su padre. Y, lentamente bajó hasta quedar de rodillas a su lado. Sentía la madera de las ruinas clavándose de forma incómoda en sus piernas, pero su mente apenas lo registraba. En esos momentos un dolor incomparablemente mayor comenzaba a surgir en su corazón.
Estaba muerto.
Su cabeza bajó, su cabello cubriendo la mitad de su rostro.
Estaba muerto.
Sus manos, temblorosas se acercaron al cuerpo de su padre y lo levantaron con cuidado, atrayéndolo a un último y quebrado abrazo. Sus ojos ardían con lágrimas no derramadas aún, pero su dolor era tan grande que poco pudo hacer para evitarlo mucho más, así que, mientras el nuevo señor del Oeste sostenía en brazos a su antecesor, gruesas lágrimas de pesar corrieron por sus mejillas, mientras su cuerpo comenzaba a ser sacudido por ligeros y silenciosos sollozos. -Padre…- llamó con voz dolida y quebrada, pero, por primera vez en su vida, ese llamado no tuvo respuesta.
Estaba muerto.
Tres días y dos noches transcurrieron, sin que Sesshoumaru se apartara del lado de su padre. Había bajado el cuerpo varias horas después de abrazarlo, y sus lágrimas habían salido hasta que ya no le fue posible derramarlas más, quedándose entonces sólo allí, mirando con ojos vacíos los restos del general, llorándole sin lágrimas ni sollozos. Estaba perfectamente consciente que no volvería a verlo abrir los ojos y levantarse, que no volvería a escuchar su voz o su risa, pero una parte del joven shiroinu no podía evitar pensar que quizás si lo deseaba con la fuerza suficiente, esa situación cambiaría.
Al tercer día, una familiar presencia, que el joven había comenzado a percibir hacía casi un día, llegó finalmente a las ruinas de aquel Palacio.
-Sesshoumaru.- llamó una voz familiar, que el joven ignoró. El sonido de pasos acercándose resonó en sus oídos, pero de nuevo, lo ignoró. Silencio.
-Levántate, Sesshoumaru.- vino de nuevo aquella voz tras un silencio que le pareció eterno. El muchacho no pronunció palabra o dio muestras de haber escuchado la orden, y poco después una mano se posó sobre su hombro de manera firme. Sesshomaru movió bruscamente el hombro para apartarlo, pero eso no era aceptable, pues esa mano pronto sostenía su codo con un agarre de hierro y lo forzó a levantarse de un tirón. Sesshomaru gruñó de forma amenazante al ser forzado a encarar a su madre.
-No voy a perderte a ti también, viendo cómo permites que el dolor te consuma.- le dijo la dama del Oeste con una voz firme y severa, viendo a su único hijo apartar su rostro con una expresión herida e impotente.
-Él pudo salvarse…si no hubiera venido…si yo…si lo hubiera ayudado…- comenzó, cada palabra infundida con el veneno del dolor.
-Basta. Tu padre amaba a su familia más que a nada en este mundo, y esa decisión fue producto de ese amor. Él sabía perfectamente lo que hacía. No hay forma que te culpase por ello.- le dijo con afecto y tristeza en su voz y en su mirada.
El joven señor del Oeste parecía al borde de quebrarse, pero hacía un valiente intento por evitarlo, y una de las suaves y cálidas manos de Irasue acarició su mejilla con afecto, y cuando Sesshoumaru devolvió la mirada hacia los ojos de su madre, Sesshoumaru pudo ver lágrimas no derramadas brillando en éstos. -No eres el único que lo perdió, Sesshou…yo también perdí a mi compañero…-le murmuró la hembra, y una solitaria lágrima corrió por su mejilla izquierda. -Está bien que llores por él, está bien que desahogues el dolor de la pérdida, pero lo que no está bien es que, a cambio de ocultarlo, permitas que tu pesar te consuma…- le dijo la hembra mientras atraía a su cachorro a un abrazo maternal y de mutuo consuelo, y entonces, sólo entonces, Sesshoumaru se permitió llorar genuinamente la pérdida de su padre y de la persona que se había convertido en su primer amor.
 Los rituales de despedida del general se llevaron a cabo, y sus restos fueron sellados en una tumba de la cual Sesshomaru no tenía conocimiento.
Cinco años habían pasado desde entonces.
~*~*~*~*
Prologue.
He could never accept it.
That was what the young inu youkai thought the day his father left this world. There was no way he would accept the human female and the hanyou pup that had been responsible for the powerful general of the West ignoring his fatal wounds and going into battle to protect them. Those wounds could have healed if he had gone to the palace to rest and be healed.
He knew he was responsible for his sire’s death too. If he had pushed aside, for only a moment, his own pride and even the pain from knowing his father had had another family…but he didn’t. Probably because he thought, in a far and childish end of his mind, that his father was invincible. That no matter how terrible his wounds were or how weakened he was, he would always come back. However, that night, for some reason, Sesshoumaru had remembered the words his father had pronounced so long ago, when he had been at the brink of death after a battle: “Sesshoumaru…your father is not invincible…” and, not long after, notice of his father’s death had reached him…
Incredulity and negation were the main reason for Sesshoumaru to go back to the ruins of that Palace in which the human princess had lived in, and to which his father had run off to that night.
The teen approached slowly, not allowing his need to run and make sure what his nose could already tell him, take over. Those last steps were much harder to take than any other in his young life. He felt his legs falter the moment his eyes fell on the burned and consumed form he recognized as his great father. Touga, the powerful Inu no Taisho and general of the West laid lifless before him.
He heard Totosai when he arrived mentioning something like he wasn’t expecting to see him there, but his voice sounded far away. –Leave.- was the only empty word Sesshoumaru pronounced, his eyes never leaving his father’s remains. The moment the old smith hesitated, a single crimson glare over his shoulder was enough for Sesshoumaru to instill enough panic for him to flee. The younth turned then back to his father. And, he slowly lowered himseld until he was kneeling beside him. He could feel the ruins’ wood pressing uncomfortably against his legs, but his mind was barely registering that. Right then an incomparably deeper pain had started filling his heart.
He was dead.
His head was lowered, his hair covering half his face.
He was dead.
His trembling hands approached his father’s body and carefully lifted him, pulling him into a last and broken hug. His eyes stung with yet unspilled tears, but his pain was so great that little could he do to prevent it any longer, so, as the new Lord of the West still embraced his predecessor, thick tears of grief ran down his face, as his body started trembling with soft and silent sobs. –Father…- he called with a hurt and broken voice, but, for the first time in his life, that call wouldn’t be answered.
He was dead.
Three days and two nights went by, without Sesshoumaru ever leaving his father’s side. He had lowered the body a few hours after hugging him, and his tears had been spilled until it was no longer possible for him to do so, staying then just there, watching with empty eyes the general’s remains, crying without tears or sobbing. He was perfectly aware he would never again see him open his eyes and get up, that he would no longer hear his voice or his laugh, but a part of the young shiroinu couldn’t help but think that maybe if he wished it strongly enough, that situation would change.
The third day, a familiar presence, that the boy had started to perceive almost a day ago, had finally reached that Palace’s ruins.
-Sesshoumaru.- called a familiar voice, that the youth ignored. The sound of steps approaching reached his ears, but again, he ignored it. Silence.
-Get up, Sesshoumaru.- came that voice again after a seemingly eternal silence. The boy didn’t pronounced a word or even seemed to have heard the order, and a little after a hand was firmly put on his shoulder. Sesshoumaru moved his shoulder harshly to get it away, but that wasn’t acceptable, for that hand was soon holding his elbow with an iron grip, forcing him up in one pull. Sesshoumaru growled threateningly for being forced to face his mother.
-I will not lose you too, watching how you let yourself be consumed by pain.- said the Lady of the West with a firm and severe voice, watching her only son turn away from her with a hurt and helpless expression.
-He could have been saved…if he hadn’t come…if I…if I had helped him…- he started, every word injected with the pain’s poison.
-Stop.  Your father loved his family more than anything in this world, and that decision was the result of said love. He was perfectly aware of what he was doing. There is no way he would blame you for this.- she said with affection and sorrow in her voice and eyes.
The young Lord of the West seemed at the brink of breaking, but was making a brave effort to prevent it, and one of the soft and warm hands of Irasue caressed his cheek with affection, and when Sesshoumaru looked back to his mother’s eyes, he could see unspilled tears shimmering in them. –Your are not the only one who lost him, Sesshou…I too lost my mate…- she murmured, and a lone tear ran down her left cheek. –It’s alright for you to cry for him, it’s alright for you to vent the pain of the loss, but what it’s not alright is that, in exchange for you to hide it, you let your sorrow consume you…- the female told him as she pulled her pup into a maternal hug of mutual consolation, and then, only then, did Sesshoumaru allowed himself to genuinely cry for the death of his father and the person who had become his first love.
 The parting rituals for the general were made, and his remains were sealed in a tomb Sesshoumaru knew nothing about.
 Five years had passed since then.
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dknlkv · 2 years ago
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Este dibujo lo hice para un capítulo del fanfic "Con el señor sesshomaru para siempre" 🥰
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dknlkv · 2 years ago
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Sesshomaru cuando era joven 🤭😍💖💖
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dknlkv · 2 years ago
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Inu no Taisho vs Kirinmaru
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