#Complicidad Política
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DÍAS DE GUARDAR Domingo 9 de abril de 2023
Arte: Nicolás Aranda vía Midjourney El misterioso caso de los migrantes retenidos en Coahuila Esqueda convierte derechos humanos en vara de castigo político (more…) “”
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#Complicidad Política#Desaparición de Migrantes#Diego Sinhue Rodríguez#Eduardo Maldonado#Enrique Sosa#José Arturo Sánchez Castellanos#Kínder Juan Aldama#PDHEG#San Luis Potosí#Tráfico de Migrantes#Vicente Esqueda
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@IreneMontero
Las calles se vuelven a llenar para denunciar la hipocresía y la complicidad de los gobiernos de Europa con el genocidio contra Palestina del Estado terrorista de Israel que pone en riesgo no solo a Palestina, sino a toda la humanidad. O les paramos ya o el daño será irreparable Cita Ione Belarra @ionebelarra
Una vez más salimos a las calles a apoyar al pueblo palestino. Hoy denunciamos cómo Israel no solo es un peligro para Palestina sino también lo es para la seguridad de la ciudadanía de todo el mundo. Basta ya de dar cobertura política, económica y diplomática a genocidas.
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«Estados Unidos es el verdadero responsable de la guerra en Ucrania».
Entrevista realizada por Daoud Boughezala
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Los lectores de Éléments conocerán a Gérard Conio, un gran erudito, traductor del polaco y del ruso, que ha dejado su impronta en la editorial l'Âge d'homme junto a Vladimir Dimitrijevic. Hoy, el profesor emérito de la Universidad de Nancy-2 publica una versión ampliada y actualizada de La Russie et son double (Perspectives libres 2024), gracias a Pierre-Yves Rougeyron. En esta reflexión, iniciada poco después de la caída de la URSS, Conio examina las raíces profundas de la historia rusa, la relación entre el pueblo y el Estado, y el tira y afloja entre Rusia y Occidente que sigue caracterizando a la Rusia de Putin.
REVISTA ÉLÉMENTS: Empecemos por las noticias más candentes. Usted escribió varios capítulos sobre Rusia y su doble en Kiev durante la década de 2010. A pesar de sus críticas a la OTAN y a los nacionalistas ucranianos, ¿reconoce alguna responsabilidad de la Rusia de Vladimir Putin en la cadena de acontecimientos que desembocó en la invasión de 2022?
GÉRARD CONIO: Necesitaría trescientas páginas para responder a su pregunta, porque he seguido atentamente todas las etapas del conflicto ruso-ucraniano, que no comenzó en 2022, ni siquiera en 2014 con el Maidan, sino que tuvo sus inicios en 2004 con la Revolución Naranja en Kiev y la incorporación de los Estados bálticos en la Unión Europea. Permítanme comenzar recordando las palabras de un historiador francés sobre la guerra de 1870, que Bismarck provocó muy astutamente para responsabilizar de ella a Francia: «El responsable de una guerra no es el que la declara, sino el que la hace inevitable». Los verdaderos culpables de esta guerra son Estados Unidos, que ha cruzado todas las líneas rojas trazadas por Putin para obligarle a llevar a cabo una operación militar en Ucrania para proteger a los rusos del Donbass, masacrados desde hace ocho años por el gobierno de Kiev surgido del Maidan, y para impedir que la OTAN coloque sus bases nucleares en Ucrania.
Si Putin tiene alguna responsabilidad en este conflicto absurdo y fratricida no es por haber lanzado su «operación especial» en febrero de 2022, sino por haber reaccionado demasiado tarde cuando una facción nacionalista y racista, heredera del nazismo, se hizo con el poder en Kiev con el apoyo de Estados Unidos y la complicidad de la UE. Esperó ocho años antes de acudir en ayuda de la población rusa de Donbass, de acuerdo con la tradición rusa de proteger a los suyos y la Carta de la ONU sobre la protección de las minorías oprimidas. Pero este respeto a la legalidad no ha impedido que la opinión pública le acuse de violar el derecho internacional.
Su política en Ucrania estuvo plagada de errores, debido a su gusto por el compromiso y a su ceguera ante socios que eran sus enemigos y sólo querían engañarle. Seguía bajo la influencia del síndrome occidental que había compartido al principio de su mandato con sus predecesores Gorbachov y Yeltsin, que habían vendido el Imperio e instalado una plutocracia a sueldo de Estados Unidos. Tras el incumplimiento de las promesas sobre la ampliación de la OTAN y el incumplimiento de los acuerdos del Maidan por sus signatarios, Putin firmó los acuerdos de Minsk con la esperanza de encontrar una solución pacífica al conflicto entre el gobierno de Kiev y las repúblicas separatistas. Estos acuerdos, como los anteriores, eran un señuelo y una trampa, pero creyó hasta el final que los intereses económicos de sus «socios» europeos prevalecerían sobre su deseo de luchar y se dejó engañar por falsas palabras.
La sucesión de acontecimientos desde el colapso de la URSS ha sido un juego de tontos para Rusia, salpicado de humillaciones, desaires, promesas incumplidas, amenazas, sanciones y chantajes para obligarla a unirse al círculo de países alineados con Estados Unidos, como los lacayos Estados de Europa. El quid de esta guerra es la connivencia entre los neonazis ucranianos y las democracias occidentales en su odio y miedo a Rusia. Es una vieja historia que se remonta al discurso de Churchill en Fulton en 1946, cuando declaró la guerra a la URSS e inició la inversión de la alianza a favor del nazismo derrotado y recuperado contra el comunismo victorioso, al que había que neutralizar. Pero cuando Rusia abjuró del comunismo y se convirtió a la democracia tal renuncia fue interpretada como una debilidad que había que explotar. En el fondo, la lucha contra el comunismo no era más que un pretexto para eliminar a Rusia del tablero geopolítico, ya fuera sometiéndola o destruyéndola.
REVISTA ÉLÉMENTS: Oscilando entre la retórica nacionalista y la imperialista, ¿está Putin movilizando realmente una ideología?
GÉRARD CONIO: Su ideología se basa en su patriotismo y su deseo de volver a poner en pie a su país, amenazado tanto interna como externamente por el globalismo financiero, que actúa en contra de los intereses nacionales y amenaza la seguridad mundial librando guerras para la supervivencia de la plutocracia internacional. A este respecto, quisiera señalar que el principal argumento que contribuyó a la caída del comunismo fue el papel perjudicial de la ideología frente a los beneficios de la economía como factor de prosperidad. Hoy asistimos a un proceso inverso, con naciones supuestamente «democráticas» que sacrifican sus economías por motivos ideológicos hipócritas y engañosas. Esto es particularmente cierto en el caso de Francia, cuyo Presidente entregó el mismo día 150 millones a los agricultores en apuros y 3.000 millones a Zelensky para hacer la guerra a Rusia. Europa está en bancarrota, pero sus dirigentes dan prioridad a un conflicto que ellos mismos provocaron obligando a los ucranianos a morir por la victoria de una ideología inspirada esencialmente en el odio a Rusia.
REVISTA ÉLÉMENTS: Un poco a la manera de Fukuyama, usted creía que la caída de la URSS marcaba el fin de la historia, atrapándonos en «la prisión radiante e inepta de un presente eterno». Con el regreso de las barreras nacionales, e incluso el riesgo de apocalipsis nuclear, ¿cree que la tragedia de la historia está comenzando de nuevo?
GÉRARD CONIO: La caída de la URSS fue sin duda una catástrofe, pero no marcó el fin de un mundo en convulsión, que no ha perdido la oportunidad de renacer en una nueva configuración. Creo en un futuro anunciado por la unión de los BRICS+ en un mundo multipolar en el que cada nación conserve su independencia y soberanía en el marco de una cooperación productiva. Estas posiciones, que redundan en interés de todos, tendrían posibilidades de éxito si el bloque occidental, servil al poder estadounidense, aceptara participar. Pero al negarse a renunciar a su dominio de un mundo unipolar los dirigentes de este bloque corren el riesgo de una tercera guerra mundial. Tras el fin de la URSS, la Doctrina Wolfowitz de 1992 estipulaba la necesidad de que Estados Unidos mantuviera su hegemonía por todos los medios, impidiendo al mismo tiempo la aparición de cualquier potencia capaz de amenazarla. Esta doctrina es la clave del actual enfrentamiento entre Estados Unidos, China y Rusia. Europa podría haber desempeñado un papel de equilibrio mediando entre todos ellos, pero la Unión Europea es una farsa y no desempeña ningún papel geopolítico. No es más que una fuerza de apoyo en las guerras que libra Estados Unidos.
REVISTA ÉLÉMENTS: En cuanto a la historia rusa, en sus escritos contrasta el pueblo con un Estado que confisca el poder en nombre de una ideología (ortodoxia, comunismo, nacionalismo). Tras la gran crisis económica, social y moral de los años 90, ¿la Rusia actual combina autoritarismo y capitalismo?
GÉRARD CONIO: La Russie et son double consta en realidad de dos partes: mi Diario de Moscú y una colección de textos sobre la historia y la cultura rusas. Pero estas dos partes se iluminan mutuamente. Se podría pensar que mi Diario de Moscú constituye la columna vertebral, con algunos añadidos, pero el capítulo sobre «La dialéctica del doble en Dostoievski» explica la crisis de civilización que vivió Rusia en los años 90 y que yo describí en ese diario. La razón por la que he colocado aquí mi texto sobre Dostoievski es que no se trata de un análisis literario puntual, sino que examina los orígenes del terremoto que casi destruyó Rusia tras el colapso de la URSS, el final de la Guerra Fría y la entrada de Rusia en una nueva era bajo los auspicios de la «democratización» y la cooperación con Occidente. Durante este periodo Rusia se enfrentó al doble despojo no sólo de sus recursos, sino también de su identidad nacional, su pasado, su historia y su memoria. La tentación de Occidente es el hilo conductor de la historia rusa desde las reformas de Pedro el Grande hasta la caída del Imperio Soviético y la entrada de Rusia en una nueva era.
Dostoievski luchó contra esta tentación de Occidente, que consideraba mortal para la Rusia ortodoxa. La dialéctica del doble resquebraja la unidad del yo de Goliadkin bajo la figura de otro yo, percibido como el otro, y luego como el enemigo, del mismo modo que resquebraja la unidad de Rusia desgarrada entre las dos postulaciones opuestas derivadas de su «hecho geográfico». Existe una homología entre la irrupción del Occidentalismo en la sociedad rusa y la del Doble en la vida de Goliadkin. Y estas irrupciones tuvieron casi el mismo resultado, es decir, la «nada», si Rusia no se hubiera levantado de sus ruinas.
El occidentalismo había entrado en el pensamiento ruso mucho antes, con la extraordinaria influencia de la filosofía de Hegel. Y Dostoievski escribió El doble en 1846, como antídoto contra un virus que ayudó a disolver el régimen zarista y condujo a la revolución bolchevique. Las aventuras de Goliadkin con su doble son una parodia grotesca de la dialéctica del amo y el esclavo. Pero con su revolución desde arriba Pedro el Grande había preparado el terreno derribando la estructura vertical de la sociedad basada en el culto a los padres, sustituyéndola por un pueblo de hermanos que se convertirían en dobles intercambiables en la guerra de todos contra todos.
En El doble Dostoievski pretendía presentar «la anatomía de la relación entre los rusos y la autoridad». En sus notas, escribió: «La autoridad (natchalstvo) que sólo se basa en leyes es una burda subordinación y obediencia. Pero si seguimos al padre, entonces es la familia, es la sujeción de todo nuestro ser y de todos los que están cerca de nosotros en lugar de la autoridad. El principio de las relaciones con el padre. El balbuceo infantil de la inocencia es más agradable que la autoridad. El Sr. Goliadkine piensa: ¿Cómo podemos estar sin un padre? No puedo tomar a cualquiera por padre».
Goliadkin creía haber encontrado a su padre en la autoridad del presidente de su administración, con cuya hija quiere casarse. Y cuando, desesperado por su fracaso, intenta ahogarse en el Neva, es salvado por su doble. Pero este doble, al que toma por un hermano, se propone privarle de su identidad y ocupar su lugar. Podemos ver todos los síntomas de un nuevo orden horizontal en el que los hermanos no son hermanos sino competidores, enemigos porque no tienen padre y porque los nombres son intercambiables. Cuando se han roto todos los lazos espirituales, cuando el cielo está vacío, cualquiera puede ser mi padre y yo mismo puedo ser cualquiera, porque lo único que importa ahora es la imagen social, la de un Gonospodin que no es nada. Sólo es el signo de una realidad ilusoria y engañosa, porque el Reino de Dios ha sido sustituido por el Imperio de los signos. Los signos son sólo palabras que han perdido su garantía en un orden inmutable. Han perdido su sentido. Con San Petersburgo, ciudad fantástica y fantasmagórica, Pedro el Grande introdujo a la sociedad rusa en la época de los simulacros.
REVISTA ÉLÉMENTS: ¿Cuáles son sus consecuencias?
GÉRARD CONIO: Cuando los simulacros ocupan el lugar de la realidad, el resultado es un vacío de sentido que da lugar al nihilismo, es decir, a la negación de los valores en los que se funda el Estado como soporte del edificio social. Es el reino de «cualquiera» y «cualquier cosa» en todos los ámbitos. Pedro el Grande creó un Estado autárquico, que fue en sí mismo la fuente de su legitimidad. Pero también creó las condiciones para un proceso de disolución que, tras un largo proceso, desembocó en la Revolución.
En Diario de un escritor Dostoievski señala: «La civilización en nuestro país comenzó con la corrupción. Codicia de asimilación. Envidia y orgullo. La reforma de Pedro el Grande comenzó con la corrupción». Goliadkin fue la primera aparición de los «tipos clandestinos» que iban a socavar los cimientos de la Rusia ortodoxa. En su Diario de un escritor Dostoievski llamó a los rusos «los desclasados de Europa». Al mismo tiempo, Baudelaire escribió: «el futuro pertenece a los desclasados». Y en Rusia este «desclasamiento» es producto de la Tabla de Rangos que Pedro el Grande creó para someter a su poder absoluto a una sociedad formada por una clase de funcionarios que ya no existen en sí mismos sino por su «tchin», es decir, su rango.
REVISTA ÉLÉMENTS: ¿Por qué concede tanta importancia a esta reforma social de Pedro el Grande?
GÉRARD CONIO: El individuo se definía únicamente por su función. Se supone que este rango corresponde al mérito. La tabla de rangos es una meritocracia. Sin embargo, dentro de esta jerarquía hay nobles que tienen rangos debidos más a su nacimiento que a su mérito y «plebeyos» cuyo mérito no se reconoce. Estos «desclasados» son ante todo los «excesos» que desafían un orden en el que no tienen cabida. Se convierten en «nihilistas» que niegan un orden injusto y desigual. Luego quieren destruir el orden que los rechaza, y se convierten en «terroristas». En la siguiente fase, estos «terroristas» se organizarán para construir un nuevo orden en el que los esclavos sustituyan a los amos preparando la revolución. Y cuando llegue la revolución, estos revolucionarios defenderán las conquistas de la revolución para aplastar a sus antiguos amos. Serán «policías revolucionarios» que en la Cheka servirán al Estado bolchevique, más terrorista y más totalitario que el absolutismo zarista. El círculo se completa.
Así, el pensamiento revolucionario originado en Occidente y la apertura de Pedro el Grande a Occidente desembocaron en el Imperio Soviético, que combatió a Occidente en nombre del mesianismo comunista que debía salvar al mundo. Estas son las paradojas de la historia. Se pensó que este mesianismo era la fuente de un expansionismo que todavía hoy es una amenaza para Europa. Pero Rusia es lo suficientemente grande y rica como para no necesitar nuevos territorios. Y el mesianismo ruso, rojo o blanco, nunca ha predicado el expansionismo, sino la propagación de la fe.
REVISTA ÉLÉMENTS: Leyéndole da la impresión de que la identidad rusa parece a la vez esquiva e inmutable. Citando a Chadaëv o a Florensky, usted describe una civilización holística, la de la Tercera Roma, profundamente ajena al individualismo y al utilitarismo occidentales. ¿No estará usted esencializando el alma rusa, como los kremlinólogos que meten en el mismo saco a Iván el Terrible, Stalin y Vladimir Putin?
GÉRARD CONIO: Hablar del «alma rusa» es un tópico. Hay tantas almas rusas como rusos. Sin duda se refiere a las palabras de Tiutchev: «Rusia no puede ser comprendida por la razón. No puede medirse con el rasero común. Tiene su propia cinta métrica. Sólo se puede creer en Rusia».
Los rusos suelen enorgullecerse de no ser comprendidos y ven en ello una razón de su superioridad espiritual sobre los occidentales racionales y pragmáticos. Sin embargo, la verdadera razón de esta incomprensión no reside en «un alma rusa escurridiza», sino en la ignorancia y los prejuicios de quienes hablan de Rusia sin conocerla. Sería mejor hablar de la realidad de Rusia, de la vida rusa, que hoy atrae a muchas personas de todo el mundo, deseosas de encontrar la seguridad, la prosperidad, las relaciones humanas y la educación para sus hijos que tanto les faltan en sus propios países.
El «alma rusa inmutable» es también un mito que la historia desmiente fácilmente. Yo mismo he conocido varias Rusias: la Rusia de Brézhnev, la Rusia de Gorbachov, la Rusia de Yeltsin, de siniestro recuerdo, y la Rusia de Putin. Todas ellas son Rusias diferentes y no pueden agruparse en una Rusia inmutable que nunca cambiará. Por cierto, usted menciona a Florensky y Tchaadaiev, a los que me referí en mi libro, pero no se les puede meter en el mismo saco. Sin duda compartían el amor a Rusia, pero pertenecían a épocas diferentes y no tenían la misma visión del mundo.
Hoy asistimos a una inversión de papeles y me parece que la Rusia actual ha conservado una mentalidad y un modo de vida que en Francia pertenecen al pasado. Veo más similitudes entre mis padres y los rusos que conozco hoy que entre las generaciones que se han sucedido en mi país desde la Segunda Guerra Mundial. Y yo mismo me siento más en sintonía con mis amigos rusos que con muchos de mis compatriotas.
Contrariamente a los eslóganes propagandísticos sobre la barbarie y el atraso de los rusos, éstos han asumido la herencia de la civilización europea que está desapareciendo en nuestro país.
La idea de Moscú como la Tercera Roma nació en el siglo XVI, cuando, tras la caída de Constantinopla, la segunda Roma, Moscú quiso ser la cabeza del cristianismo. Más tarde se acusó a esta idea de inspirar el mesianismo ruso e incluso se aplicó al comunismo soviético. Se trata de una amalgama de diferentes momentos de la historia, no de un determinismo holístico que no existe en la mente de los rusos. La Rusia ortodoxa nunca organizó cruzadas, a diferencia de la Iglesia de Roma, pero estaba marcada por el recuerdo del saqueo de Constantinopla por los cruzados. Y la propia Rusia soviética fue objeto de cruzadas, la última de las cuales dio origen a la guerra de Ucrania. Rusia siempre ha estado obsesionada por la necesidad de defender sus fronteras contra los invasores del Este y del Oeste. Y las guerras que ha librado en el extranjero han sido guerras defensivas para liberar a los eslavos ortodoxos del yugo otomano. Hoy, la amenaza otomana está presente en diversas formas, pero la amenaza occidental ha tomado el relevo bombardeando Serbia. Y Rusia fue incapaz de cumplir su misión en este caso, porque ella misma se había vuelto servil a Estados Unidos. Esta traición fue denunciada por Zinóviev, cuyo folleto sobre La Suprasociedad Global y Rusia traduje.
REVISTA ÉLÉMENTS: Como especialista en las vanguardias, usted muestra la aspiración de los artistas rusos del siglo XX a alcanzar la utopía en todos los ámbitos de la vida. Sus maestros polacos Miloz y Wat, a quienes usted ha traducido Mon siècle (Mi siglo), ahora reeditado (Noir sur blanc, 2024), remontaron esas ilusiones y socavaron profundamente el edificio comunista. ¿Qué hace que su crítica de la modernidad sea tan formidablemente actual?
GÉRARD CONIO: Milosz y Wat se enfrentaron a los retos de la modernidad tanto en el arte como en la política. Tras adherirse a las consignas de las vanguardias, se toparon con la doctrina del realismo socialista. Después de Witkiewicz, profesaron un catastrofismo inspirado por el fin de las utopías y la confrontación con la tragedia de la historia. Lo reflejaron en sus obras y en Mon Siècle, donde tomaron nota del fracaso del comunismo, pero también del proyecto vanguardista de reconstruir la vida renovando los medios de expresión. Su crítica de la modernidad se basaba, pues, en su propia experiencia, que les mostraba el peligro de una ruptura radical con la herencia del pasado. Eran conscientes de la necesidad de crear un lenguaje que reconciliara lo antiguo y lo nuevo. Su búsqueda de la verdad integraba los logros de un patrimonio común a la cultura europea y las exigencias de la creación artística y poética. Nos transmitieron su fe en un humanismo que no es sólo una palabra vacía, sino que resiste a la decadencia de un mundo minado por el nihilismo.
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Lanzan manifiesto feminista contra el genocidio al pueblo palestino
Diversas organizaciones y personalidades feministas lanzaron un manifiesto en el que denuncian que «miles de niños y niñas han sido asesinadas en los últimos días y un millón de personas (muchas ya refugiadas) han tenido que abandonar forzosamente, una vez más, sus hogares, mientras se pronuncian declaraciones de extrema gravedad en las que se llega a hablar de ‘animales humanos’ «. En la misma línea, agregan: «como feministas, luchamos por erradicar todas las violencias y nos duelen todas las víctimas civiles, las de ambos lados. Pero insistimos en que son las políticas del colonialismo, del militarismo y del racismo perpetradas contra los pueblos y los territorios las que solo dejan muerte y destrucción. Por otro lado, y como en todas las guerras, para las mujeres, niños y niñas, las políticas de destrucción en Cisjordania y de bloqueo de Gaza tienen además el efecto de agudizar las desigualdades de género y las violencias estructurales. Ante esta situación, el fracaso de la comunidad internacional deja una sensación de impotencia y desesperanza», alertan. En el documento, titulado «Manifiesto feminista contra el genocidio al pueblo palestino» (al que se puede adherir sumando la firma aquí), denuncian: «los terribles acontecimientos de los últimos días en Palestina son el resultado de un conflicto que lleva varias décadas cobrándose la vida de miles de personas, pero que despliega ahora una violencia y deshumanización intolerables bajo la mirada cómplice de las principales potencias del mundo. Los ataques israelís a Gaza suponen un paso más en su política de genocidio contra el pueblo palestino, aplicando medidas contrarias a todos los acuerdos internacionales, como la del castigo colectivo. Miles de niños y niñas han sido asesinadas en los últimos días y un millón de personas (muchas ya refugiadas) han tenido que abandonar forzosamente, una vez más, sus hogares, mientras se pronuncian declaraciones de extrema gravedad en las que se llega a hablar de ‘animales humanos’ «. «Como feministas, luchamos por erradicar todas las violencias y nos duelen todas las víctimas civiles, las de ambos lados – continúa la declaración colectiva – Pero insistimos en que son las políticas del colonialismo, del militarismo y del racismo perpetradas contra los pueblos y los territorios las que solo dejan muerte y destrucción. Las acciones del Estado de Israel (la opresión, la ocupación y la destrucción sistemática de Palestina y su pueblo, la negación de su derecho a existir) van en contra de los valores fundamentales de la igualdad, la justicia y la dignidad y del respeto a los derechos humanos más elementales. Por otro lado, y como en todas las guerras, para las mujeres, niños y niñas, las políticas de destrucción en Cisjordania y de bloqueo de Gaza tienen además el efecto de agudizar las desigualdades de género y las violencias estructurales«, sostienen. Ante esta situación, alertan que «el fracaso de la comunidad internacional deja una sensación de impotencia y desesperanza» ya que, «más de medio siglo después, es evidente que los mecanismos internacionales previstos para evitar este sufrimiento han sido despreciados por el Estado de Israel. Por eso, el silencio y la complicidad no pueden ser una vez más la respuesta. El Estado español, que ocupa en estos momentos la presidencia del Consejo de la Unión Europea, tiene una ocasión para incidir en este sentido. Exigimos que se posicione de manera firme y plantee medidas vinculantes para parar la violencia y garantizar la seguridad y el bienestar de la población palestina, bajo el amparo de los Derechos Humanos». Y agregan: «el de Palestina es un grito de dolor que resuena en todos los rincones del mundo. No podemos ser cómplices del silencio. No podemos permitir la equidistancia ni la aplicación de falsos paralelismos. El desplazamiento forzoso de un millón de personas en Gaza, el corte de suministros, el bombardeo de casas, carreteras y hospitales son crímenes de guerra que no pueden ser tolerados. Las retóricas de deshumanización agudizan la alarma que nos debe hacer sentir una situación en que los valores más básicos se desvanecen». Aviones israelíes destruyeron un edificio de la familia Al-Alaklouk, de 11 plantas y 85 apartamentos, en la zona de la calle Al-Nasr, oeste de la ciudad de Gaza, 8 de octubre de 2023. Imagen: Mohammed Zaanoun, en Instagram. Finalmente, remarcan: «las feministas, como parte de la sociedad civil movilizada, nos alzamos en solidaridad con el pueblo palestino y muy particularmente con nuestras hermanas palestinas. Contra el genocidio, contra la impunidad y desde la exigencia de que la comunidad internacional garantice una solución justa que ponga fin a un conflicto de raíz colonial que ya ha causado demasiado sufrimiento», finaliza la declaración. :::ANRed::: Read the full article
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Hay que impedir la milicianización que Petro impulsa contra la democracia
Sí, así de claro: MILICIANIZAR. Los colombianos no podemos permitir que Petro consolide su estrategia de sustituir a las fuerzas armadas constitucionales por esa red de milicias que están multiplicando afanosamente las fuerzas políticas, territoriales y criminales que se aliaron en la campaña del Pacto Histórico para llegar al poder.
Los colombianos estamos viéndonos abrumados por un alud de preocupaciones, a cual más grave. El bombardeo ha sido sistemático: la locura de acabar con los hidrocarburos, la locura de acabar con el sistema de salud, la locura de pactar apoyos electorales desde las cárceles, la locura de graduar a los empresarios como enemigos de la sociedad, la locura de convertir en santos varones a los corruptos por el solo hecho de que le prendan velas.
En medio de las tantas preocupaciones, resulta muy difícil descifrar los ejes fundamentales a donde apuntan las amenazas estratégicas a nuestra democracia.
No obstante las dificultades que tenemos para descifrarlas, es preciso detenernos en una amenaza, tal vez las más peligrosa de todas: la milicianización de las economías ilegales y de los grupos sociales y políticos aliados del Pacto Histórico.
Los hechos que tienen que despertarnos, de una vez por todas, son el asesinato de Ricardo Arley Monroy Prieto y el secuestro de sus 79 compañeros policías en Los Pozos, San Vicente del Caguán.
No se trata de que la copa se rebose por el hecho de que unas milicias hayan secuestrado a unos policías. Absurdamente, eso ya no asombra a nadie en este país, luego de que el secuestro de unidades completas del ejército ha venido ocurriendo, desde hace años, como si no pasara nada. Lo que verdaderamente debe alarmarnos hasta decir “No más” es el hecho de que este último secuestro ocurrió con la complicidad pública y expresa de quien funge como presidente de la República.
El trino del presidente Petro lo dice todo: “La orden dada al ejército de no intervenir en los hechos de San Vicente la di yo como comandante de las fuerzas militares. Una intervención militar ante una manifestación de 7.000 campesinos solo puede generar una masacre. Que hagan eso las dictaduras, pero una democracia jamás.”
Ya está resultando ofensivo el desprecio constante de este gobierno por la inteligencia de los colombianos. La manipulación farisaica del lenguaje con que pretenden desfigurar lo que todos vemos con nuestros propios ojos, constituye un irrespeto. A la asonada que todos vimos contra la empresa Emerald Energy, a Petro le dio por llamarla “manifestación de 7.000 campesinos” y al asesinato de un policía y al secuestro de otros 79, a Prada le dio por llamarlos “cerco humanitario”.
Allí, todos vimos lo que ocurrió: fueron el asesinato de un policía que estaba cumpliendo con su deber y el secuestro de 79 policías por parte de unas milicias campesinas. Milicias conformadas por campesinos milicianizados por los grupos armados de las economías ilegales que encontraron en la milicianización de las comunidades la mejor estrategia para paralizar la acción que las fuerzas armadas constitucionales.
Petro se equivoca en su trino. Lo que “puede generar una masacre” no es que un grupo de policías asediados reciban el apoyo moral, institucional y militar que han debido darle las fuerzas armadas constitucionales sino la estrategia de convertir la movilización social en una acción miliciana que la torna, intencionalmente, en una acción violenta y antidemocrática. Bajo esa estrategia miliciana todos estamos condenados a padecer, como mínimo, una masacre: la de la democracia.
La milicianización no es una estrategia nueva. Ella viene desarrollándose desde que las Farc se convirtieron del todo en un ejército al servicio del narcotráfico, por allá a mediados de los 90s. Por una razón muy evidente: la razón de ser de sus armas dejó de ser la supuesta defensa de los campesinos frente a un Estado burgués enemigo y pasó a trasvestirse en la defensa del negocio del narcotráfico frente a un Estado enemigo que lo persigue. Desde entonces, las Farc dejaron de ser un movimiento ideológico y se convirtieron en el ejército de unas economías ilegales.
Como era de esperarse, esta mutación de la genética del conflicto comenzó a provocar cambios obligatorios de las estrategias de confrontación. Cambios que los colombianos debemos llegar a comprender muy bien a fin de entender en qué consisten los zarpazos que hoy recibimos contra la democracia, en medio de un desconcierto que no nos permite descifrar su verdadero significado, ni medir su desconcertante magnitud.
Al principio, las unidades guerrilleras de las Farc salían a enfrentar directamente a las fuerzas armadas para defender los cultivos ilegales y los laboratorios de cocaína. Pensaban que con el crecimiento de sus unidades regulares, que les permitía el auge financiero del negocio, podrían llegar a neutralizar militarmente la acción de la fuerza pública. Mas, poco a poco, tuvieron que ir cediendo ante la superioridad militar y logística de las fuerzas armadas. Fue, entonces, cuando modificaron estratégicamente su accionar: podríamos decir que pasaron de la guerrillerización a la milicianización de la defensa del narcotráfico.
- ¿En qué consistió el paso de la guerrillerización a la milicianización de la defensa de las economías ilegales?
En que pusieron a las poblaciones de los territorios a confrontar a la fuerza pública para defender las economías ilegales. Tarea para la cual era imprescindible milicianizar a las comunidades, en la medida en que ahora son ellas las que tienen la misión de confrontar directamente a las fuerzas armadas. Me explico mejor: no siendo ya las fuerzas guerrilleras regulares las que ocuparían las primeras líneas de defensa de los cultivos y los laboratorios sino las comunidades, pusieron, entonces, a las comunidades a asumir las tareas militares de la defensa de las economías ilegales; tareas para las cuales no bastaban las formas tradicionales de la organización de la protesta social y tuvieron que imponer las formas de organización y disciplina miliciana para confrontar a la fuerza pública.
- ¿Les ha dado resultados la milicianización a las economías ilegales?
Claro que sí. Con la milicianización de las comunidades los capos de las economías ilegales lograron paralizar la acción de la fuerza pública. Con la milicianización de la confrontación desataron el despliegue de la acción política de diversas fuerzas políticas, periodísticas y de activistas que se dieron a la misión de cercar, esta vez sí, el accionar de las fuerzas armadas contra los grupos criminales que imponen sus dictaduras en los territorios. Lograron imponer en el imaginario colectivo tesis tan peregrinas como esta de que “Una intervención militar ante una manifestación de 7.000 campesinos solo puede generar una masacre”, trino con el cual no se está haciendo otra cosa que justificar la rendición de la Constitución de 1991 a los pies de las organizaciones criminales.
Fue, precisamente, por cuenta de estos éxitos estratégicos de las organizaciones criminales que se dieron a la tarea de multiplicar los ámbitos de aplicación de la milicianización.
Fue por ese camino que milicianizaron a las comunidades indígenas del Cauca abusando de la figura de la autonomía de los territorios indígenas que estableció el constituyente del 91. Por eso tenemos que aguantarnos, los colombianos, la soberbia con que despliegan sus llamadas “guardias indígenas”, que no son otra cosa que las milicias de los caciques indígenas y los grupos criminales, cada vez que quieren paralizar las carreteras del país, invadir ciudades como Cali o invadir tierras como lo hacen en el norte del Cauca.
Fue por ese camino que milicianizaron a comunidades campesinas del Catatumbo y de Caquetá y de Putumayo y del Pacífico y del Bajo Cauca para paralizar y secuestrar a unidades de ejército y policía cada vez que van a capturar a algún capo o a desmantelar algún laboratorio.
Fue por ese camino que milicianizaron las protestas estudiantiles de 2019 y el paro de 2021 a través de las tales Primeras Líneas, que no son otra cosa que los grupos armados urbanos que tienen la tarea de milicianizar la protesta social.
Fue por ese camino de logros impunes que llegaron a milicianizar la elecciones presidenciales en los territorios controlados por las economías ilegales, hasta el extremo de que llenaron las urnas con votos por el Pacto Histórico, con comunidades transportadas en chivas, planchones y chalupas.
Es por ese camino que el partido de las Farc lo primero que hizo en el Congreso el pasado 20 de julio fue presentar un proyecto de ley para legalizar sus “guardias campesinas” que no son otra cosa que las milicias que vienen multiplicando desde antes la firma de sus acuerdos.
Es por ese mismo camino que ya no se contentan con desplegar sus milicias en cuanto conflicto provocan en todos los territorios sino que están avanzando en la paralización y el desmantelamiento institucional de la fuerza pública constitucional mediante órdenes presidenciales, proyectos de ley y acuerdos en las mesas de negociación de la Paz Total.
- En este punto hay que hacer una reflexión imprescindible.
No hay que dejarse engañar por el embuste de que las milicias son formas espontáneas de defensa social y comunitaria; algo así como versiones legítimas y populares de la democracia participativa aplicada a la seguridad regional. No. Las milicias son estructuras armadas, financiadas e impuestas a las comunidades por los grupos criminales que controlan las economías ilegales. La milicias no son un instrumento de defensa y liberación social. Todo lo contrario: son estructuras de dominación y control de las poblaciones ejercidas por el autoritarismo de los señores feudales de las economías ilegales.
Es por todo lo anterior que los colombianos tenemos que salir a defender la democracia.
Los colombianos no podemos seguir permitiendo que tras del cartel grandilocuente de la Paz Total se legalicen y proliferen todo tipo de milicias que terminarán por descuartizar la democracia y la nación.
Los colombianos tenemos que entender de una vez por todas que la Paz Total del actual gobierno no es otra cosa que la legalización de la vieja estrategia de la “Combinación de todas las formas de lucha”. Por eso, tal como está planteada, la Paz Total es una paz sin reconciliación y sin dejación de armas, sin dejar de matar y sin dejar de asesinar, traficar y extorsionar. Una Paz Total para que no busca la unidad de los colombianos sino la impunidad para seguir alimentando un odio de clases que nos divida.
Los colombianos no podemos permitir que a nombre de la grandilocuente Paz Total terminen metiéndonos en una violencia peor que las que hemos vivido hasta ahora. Y que en medio de ese manto de confusión y de dudas, terminen también sacrificando el único proceso de paz de verdadero origen político con el ELN.
Basta mirar lo que está sucediendo en estos momentos en el Bajo Cauca para entender la urgencia
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“El año alemán”... En la infamia y complicidad europea con el genocidio de Gaza, ningún país destaca tanto como Alemania... Alemania sigue estando, sin despeinarse, en el bando infame de la historia, del lado de los criminales y penalizando a la parte sana de su sociedad, horrorizada ante tanta bajeza y deshonor... Un congreso palestino se reúne en Wedding, organizado por la sección berlinesa de Die Linke. La policía corta la electricidad... 200 personas más son detenidas por los 2.500 policías enviados para sofocar los actos. La fiscalía declara que el congreso no puede reunirse en ningún otro lugar de Berlín... Bild publica fotos de los profesores «que están detrás de la turba que odia a los judíos»... El Bundestag aprueba la resolución no vinculante "Nunca más es ahora"... ahora cualquier entidad que se considere crítica con las políticas israelíes puede ser despojada de la financiación pública. Los juristas señalan que la resolución contradice las garantías de libertad de expresión de la Ley Fundamental... Pero esa es precisamente la cuestión... Volker Beck, ex jefe de los Verdes alemanes, e infatigable activista contra el suministro de agua y medicinas a Palestina, elige sus «favoritos» entre los cientos de ataques israelíes con buscapersonas en Líbano (Thomas Meaney)
#genocidio#colonialismoisraeli#guerradepalestina#guerradepalestinaefectos#situacionpoliticaalemania#situacionpoliticaalemaniadecadencia#memoriahistoricaholocausto
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“Por la tierra” es una serie documental que recorre cuatro casos testigos del impacto del modelo transgénico en Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil; y la organización social para enfrentarlo. El material audiovisual surge a partir de la investigación y demanda presentada contra Bayer por parte de las organizaciones regionales CELS, Terra de Direitos, BASE-IS y Fundación TIERRA, y las alemanas ECCHR y Misereor. La serie documental Por la tierra. Agronegocios y derechos humanos en América del Sur muestra, en cuatro episodios, cómo el avance de los monocultivos y el uso de agrotóxicos afecta el derecho a la salud, al acceso a la tierra y a un ambiente sano de distintas comunidades de Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil. Dirigidos por la realizadora Irene Kuten, los capítulos están basados en una investigación realizada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS, Argentina), Terra de Direitos (Brasil), BASE-IS (Paraguay), Fundación TIERRA (Bolivia), Misereor y el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (Alemania), que denunciaron a Bayer-Monsanto ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en abril pasado, sin que aún se hayan recibido respuestas al respecto. El documental tiene como objetivo visibilizar la contaminación, la deforestación y los desalojos que sufren las comunidades campesinas e indígenas de la región. También señala la complicidad de los Estados y su connivencia con el agronegocio en sus distintos niveles. La serie no se queda en la denuncia del modelo sino que también muestra los procesos de organización y resistencia de las comunidades campesinas e indígenas. “La agroecología es una disputa permanente con el agronegocio. Una disputa que precisa de reforma agraria, de políticas públicas y de que las personas cambien su comportamiento en sentido cultural”, afirma en el documental Darci Frigo, integrante de Terra de Direitos. La denuncia llevada adelante por las organizaciones fue presentada en Alemania, donde Bayer-Monsanto tiene radicada su casa matriz, encargada de generar las políticas y prácticas de protección de los derechos humanos y el ambiente en relación a sus productos. En ese país, la Ley de Suministros obliga a las empresas a identificar los riesgos de abusos de los derechos humanos y en el ambiente en la actividad de sus proveedores. «Tenemos que enfrentarnos a un discurso fuerte, con el objetivo de dar con los responsables de toda la cadena productiva. Que la empresa se haga responsable del control de toda esa cadena productiva», advierte Frigo. Argentina, la salud y el caso de Pergamino El eje del episodio sobre Argentina es la afectación a la salud humana. Uno de los testimonios es el de Sabrina Ortíz, quien impulsó una serie de denuncias que devinieron en un fallo histórico para alejar los agrotóxicos de la zona urbana de Pergamino, en la provincia de Buenos Aires. Ella y su familia vivían en el barrio Villa Alicia, lindante con campos de soja. En 2011 empezaron a tener alergias y problemas respiratorios, cada vez que fumigaban en los campos cercanos. Los análisis revelaron que tanto ella como sus hijos tenían altos porcentajes de glifosato y ampa (que es el metabolito del glifosato) en orina. En ese año, perdió su embarazo de cinco meses de gestación. Los médicos le dijeron que se había intoxicado, pero nadie se animó a darle formalmente un diagnóstico. “Me enteré de una nena de 11 años que murió de cáncer por el agua contaminada. Después empezaron a aparecer más casos y después me tocó a mí”, cuenta otra vecina de Pergamino, Gisell, en la serie. Vómitos, diarrea, fiebre, manchas en la piel son algunas de las afectaciones que sufren quienes habitan esa ciudad, en la zona núcleo del agronegocio. En Pergamino, se encontraron entre 18 y 20 sustancias tóxicas en los pozos de agua de red. También detectaron 53 casos de cáncer en un perímetro de ocho manzanas. Ortiz decidió denunciar. Como resultado de esa causa judicial, se llegó a un falló ...
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El impacto de los Menem en la política riojana: entre el descontento libertario y las acusaciones de complicidad con Quintela
Las estrategias políticas de Martín y Eduardo Lule Menem han generado críticas entre los votantes libertarios, quienes esperaban una postura más firme contra Ricardo Quintela y mayor transparencia en la gestión provincial. La influencia de los Menem en la política de La Rioja atraviesa un momento crítico, marcado por las crecientes críticas de los seguidores de Javier Milei, quienes ven en…
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ANHEDONIA - Buenos Aires 2024
Joaco / Cami
Assist: May Becerra
Aproximadamente desde inicios de octubre que vengo intentando no volverme loco. La universidad. La política. La casa. Las amistades. Las relaciones. Todo aquello pareció conspirar para desestabilizarme de la manera más ágil y eficiente. Vaya que dio resultado. En algunos desvelos intente resignarme a traducir mis emociones a palabras, pero salía comúnmente defraudado por no encontrar la forma de poder definir mi tristeza. Antes de sucumbir al delirio intente retratar lo que sentía por medio de las fotos. Era el único método a mi disposición para visibilizar la vorágine que me atormentaba. En el intento por definir un borrador para el concepto vi que mi mayor pesar venía de extrañar la sensación de estar en pareja y todo lo que eso engloba; la complicidad, la euforia y ver en el otro el refuerzo de una verdad que constantemente se elude cuando se permanece en soledad, sin embargo aquel sentimiento se vuelve irrevocable, el miedo al compromiso transmuta y sin darnos cuenta de pronto nos vemos con ganas de iniciar una familia y créditos hipotecarios.
Quería mostrarles al resto como se ve para mi esa pareja que tanto extraño, estilizar el romance y situarlo en esta ciudad que me parece tan hostil de vez en cuando.
Anhedonia tenía que ser una narración visual pero por temas de tiempo y organización no se pudo ejecutar de la forma en que había imaginado. No digo que sea algo malo, las fotos salieron hermosas y la sesión fluyo de la manera más orgánica y con la mejor de las ondas posibles. Probablemente inicie una serie de fotos que englobe ese concepto de unión y carácter que deseaba transmitir.
De a poco me vuelvo a reconocer.
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Ten cuidado con el lobo
Hoy tengo mis clases presenciales de coreano. No conozco el café. Igual yo me pido un agua mineral, porque siento miedo de la contaminación del gluten.
Recién pensaba en la conspiración. Yo creo que la izquierda política es un enjambre de hipócritas, que hablan de moral, de ayuda a los pobres, pero que lo único que quiere es quitarle el dinero a los ricos. Y si pudieran hacerlo, los dejarían sin medias ni ropa interior. Los «zurdos», como se los llama en lenguaje del lunfardo, quieren el poder, todo el dinero y el control del mundo. Por eso, yo pienso que ellos mismos se están perjudicando, matando. Y que por eso votaron a este presidente sionista. En realidad, tengo una teoría, la siguiente: yo creo que ellos, conspirados, a través de los años, muchos se enriquecieron. Entonces se dividieron. Y así nació la izquierda política. Y la derecha nacida de la izquierda es el Sionismo, que nada tiene que ver con el Judaísmo. Es más, se contraponen. Y dentro del Islam también hay movimientos guerrilleros, muchos vinculados a los chiitas, de Irán. Por lo tanto, se pelean los «zurdos» con la derecha sionista, que no sería otra cosa que los «zurdos» enriquecidos.
Te preguntarás qué es la conspiración. Te lo voy a explicar muy sencillo: si los demás saben algo que tú no sabes, entonces, los demás conspiran. No obstante, hay que diferenciar un punto importante. Cuando a una persona o conjunto de personas las atacan, y esas personas, víctimas, se ocultan y traman entre ellas, eso no es conspiración, sino legítima defensa. Ahora bien, muchos culpan de sus desgracias a otros, pero los otros no tienen la culpa si naciste de una familia desgraciada. La pobreza es la excusa de muchísimas personas para justificar su conspiración, vagancia y desidia.
En una palabra, para que comprendas esta hipótesis, te la voy a clarificar aún más: el Sionismo es la derecha surgida de la izquierda. Por eso ves cierta complicidad entre ambos polos. Por supuesto, el tejido social es muy complejo, por eso es difícil descubrir quiénes son cómplices o quiénes se odian. Porque entre personas que juegan sucio, también hay confrontaciones internas. Así, pelean los sionistas con los kirchneristas, pero miralos como una gran familia que pelea por la herencia, y sin embargo vienen todos de lo mismo.
Para armar mis teorías me baso en lo que veo a diario. Yo observo una contienda hipócrita y expuesta entre el Sionismo y el Kirchnerismo. Y no sé por qué yo siempre estoy por fuera y nunca me benefician desde ningún lado. Y me pregunto si hay otros como yo. Siempre buscamos a otros infelices que compartan nuestra desgracia. Ahora bien, ten cuidado con el lobo que se disfraza de víctima para hacerte creer que es uno como tú.
Ten cuidado con el lobo.
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La Epidemia de la Hipocresía:
Una Diatriba Contra la Estulticia Colectiva
En el laberinto de la sociedad moderna, nos encontramos ante una paradoja profundamente exasperante y alarmante. Hemos ingresado en una era donde la amabilidad impostada, la corrección política exacerbada y el buenismo insustancial se han erigido como dogmas incuestionables, mientras que la verdad descarnada, la confrontación necesaria y la autenticidad genuina han sido relegadas al ostracismo, despreciadas y señaladas como actitudes reprobables. La sociedad ha abrazado un virus mental que ha infectado a la mayoría: una obsesiva necesidad de ser "amables" y "respetuosos" con el fin de evitar cualquier forma de conflicto o de herir susceptibilidades. Pero este falso respeto, este culto a la bondad superficial, no es más que un mecanismo de control insidioso, una herramienta para mantener a las masas adormecidas, sumisas y ciegas ante la cruda realidad.
La Hipocresía de la Amabilidad: El Nuevo Instrumento de Dominación
La amabilidad sin sustancia se ha convertido en el arma predilecta del conformismo imperante. Nos han inculcado que debemos ser siempre complacientes, evitar las confrontaciones y nunca, bajo ninguna circunstancia, perturbar la sensibilidad ajena. Pero, ¿qué clase de respeto es aquel que exige que ocultemos la verdad para no incomodar? ¿Qué tipo de consideración es esa que nos impone el silencio, incluso cuando sabemos que el otro está equivocado y que su error lo conduce inexorablemente al abismo? La respuesta es evidente: no es respeto; es un profundo desprecio disfrazado de cortesía. Es permitir que el otro permanezca en el engaño, que siga sumido en su cómoda ignorancia, sin jamás desafiar sus ideas ni invitarlo al cuestionamiento. Esa falsa amabilidad es la más perniciosa de las violencias, porque perpetúa la debilidad y la ignorancia, manteniendo a las personas en una ilusión que solo beneficia a quienes ostentan el poder.
La Complicidad en la Opresión: Masas Adormecidas
La falsa amabilidad no solo mantiene a las masas en la ignorancia, sino que las convierte en cómplices de su propia opresión. Al rehuir el cuestionamiento, al evitar el desafío, al eludir la confrontación con la realidad, los individuos se transforman en esclavos voluntarios de un sistema que los mantiene ciegos y sumisos. Este instrumento de control es el veneno que se ha infiltrado en el tejido social, adormeciendo la capacidad crítica y anulando cualquier intento de rebelión contra lo establecido. El buenismo es el opio moderno que sumerge a las masas en un letargo perpetuo, incapaces de vislumbrar más allá de la superficial comodidad que les han vendido como felicidad.
La Negación del Respeto Propio
Muchos se escandalizan cuando alguien es calificado de "retrasado mental" debido a su incapacidad o, más bien, su falta de voluntad para aceptar la verdad. Y es que, en realidad, lo que ofende no es el término en sí, sino la cruda confrontación con la realidad que este representa. La auténtica falta de respeto no radica en las palabras contundentes o en el lenguaje vehemente; la verdadera irreverencia está en negarse a aceptar la verdad, en elegir vivir en la comodidad de la mentira antes que enfrentar los desafíos de la realidad. Aquellos que no se respetan a sí mismos, que optan por ser engañados y vivir en la ignorancia, han renunciado al derecho de exigir respeto de los demás.
El respeto hacia uno mismo comienza con la voluntad de contemplar el mundo tal y como es, con todas sus asperezas y crueldades, sin refugiarse en la comodidad de una amabilidad desmedida. Si alguien elige vivir en la ceguera voluntaria, si prefiere la comodidad del autoengaño, entonces no merece más que el desprecio de aquellos que ven con claridad. La amabilidad hacia el ignorante no es un acto de bondad; es una traición a la verdad y un insulto al potencial humano. Es la perpetuación de la debilidad, el acto cobarde de permitir que el otro siga siendo esclavo de su propia necedad, sin ofrecerle siquiera la oportunidad de despertar de su letargo.
El Buenismo: La Doctrina de los Débiles
El buenismo desmedido no es más que la religión de los débiles, un culto a la complacencia que solo busca evitar cualquier forma de conflicto. Esta nueva ideología predica la paz y el respeto a toda costa, sin importar si eso significa sacrificar la verdad, la justicia y la autenticidad. Es un pacto tácito de mediocridad, donde se prioriza la falsa armonía sobre el desafío imprescindible que trae consigo el verdadero crecimiento.
Este buenismo, este afán por ser siempre agradables y complacientes, es en realidad una manifestación de cobardía. Es el miedo al conflicto, el temor a la verdad, el pavor a herir sensibilidades lo que impulsa a las masas a abrazar esta nueva moralidad vacua. Pero lo que estos no comprenden es que la confrontación, la agresividad verbal y la crítica severa no son actos de crueldad, sino gestos de respeto hacia el otro. Respetar a alguien no es permitir que siga siendo engañado; respetar a alguien es desafiarlo, sacudir sus creencias, obligarlo a enfrentarse a la realidad, aunque ello implique dolor y conflicto.
El buenismo, en su afán por evitar el conflicto, se convierte en la herramienta perfecta para perpetuar el statu quo. Los poderosos no necesitan preocuparse por las masas cuando estas están demasiado ocupadas siendo "amables" y evitando cualquier tipo de confrontación. El buenismo es la muerte de la crítica, el ocaso del cuestionamiento, el fin de la evolución social. Es el refugio de los cobardes, aquellos que prefieren la ilusión de la paz sobre la realidad del cambio. Porque el cambio, la verdadera transformación, siempre requiere confrontación, siempre exige incomodidad, siempre demanda el coraje de enfrentar lo que no queremos ver.
La Agresividad como Expresión Suprema de Respeto
Estamos siendo testigos de una perversión de la agresividad y el poder: los poderosos han logrado monopolizar el derecho a ser agresivos y a ejercer violencia, mientras que a los oprimidos se les ha inculcado que deben ser amables, gentiles y sumisos. Esta asimetría es profundamente injusta, ya que el poder se perpetúa precisamente al prohibir a los débiles la única herramienta real que tienen para resistir: la agresividad.
La narrativa implantada es astuta: la idea de que si uno se vuelve agresivo, se está "rebajando" al nivel de los opresores, o que se convierte automáticamente en un reflejo de ellos. Esto funciona como un mecanismo de control extraordinariamente efectivo, porque despoja a los oprimidos de la posibilidad de luchar de manera real. Les arrebata el único medio con el que podrían equilibrar la balanza. Si la agresividad es el dominio exclusivo de los poderosos, entonces cualquier intento de resistencia se vuelve moralmente inaceptable y queda invalidado antes de siquiera comenzar.
Esta construcción ideológica, donde ser agresivo o utilizar la fuerza es visto como algo que "corrompe" o te convierte en parte del problema, es una trampa perfecta. Porque, en realidad, la agresividad en este contexto no busca replicar la opresión, sino resistir a ella. No se trata de ser agresivo por un deseo de poder, sino de emplear la agresividad como una herramienta para la supervivencia, para dejar de ser oprimidos y explotados. En lugar de ser una imitación del opresor, la agresividad se convierte en un acto de defensa legítima. Pero la narrativa predominante ha logrado tergiversar esta realidad, y muchos han aceptado la idea de que solo el amor y la amabilidad pueden ser la solución.
Existen quienes se autodenominan "despiertos" y promueven la noción de que el amor y la vibración positiva son las únicas vías para vencer al sistema. Aunque el amor y la empatía son vitales para la cohesión humana y para imaginar un mundo mejor, en la práctica, cuando se enfrentan estructuras de poder que no tienen reparo en usar la violencia y la coacción para mantener su dominio, la respuesta unilateral de amor y no agresión resulta insuficiente. La historia está plagada de ejemplos donde los movimientos de resistencia efectivos tuvieron que combinar ideales con una disposición a la lucha activa, incluso agresiva, cuando fue necesario.
La creencia de que "los buenos" triunfarán con amor, mientras los poderosos oprimen sin piedad, es, en muchos sentidos, una fantasía reconfortante que sirve para evitar el conflicto real. Es como si las masas hubieran sido seducidas por una suerte de sueño utópico que, aunque deseable en teoría, no corresponde con la realidad a la que se enfrentan. Esta mentalidad de "venceremos con amor" es utilizada para mantener a las personas en un estado de pasividad, para impedir que desafíen verdaderamente las estructuras que las oprimen. Es una forma de mantener a las personas controladas, haciéndoles creer que ser amables y positivos es suficiente para generar un cambio cuando, en realidad, el cambio exige confrontación, lucha y, sí, en ocasiones, agresividad.
Los poderosos no dudan en utilizar su agresividad para proteger su poder. Pero a los desfavorecidos, a los oprimidos, se les enseña que deben ser sumisos, que deben "elevar su vibración" y "enviar amor" para cambiar las cosas. Esta disparidad es en sí misma una forma de violencia, una estrategia para asegurarse de que el poder nunca sea desafiado. Se les vende la idea de que responder con agresividad te convierte en igual al opresor, lo cual es una distorsión de la verdad. No se trata de convertirse en ellos, sino de dejar de ser víctimas de su agresión, de defenderse cuando es necesario.
La agresividad, en este contexto, no es un defecto ni una señal de corrupción moral. Es una respuesta racional a una agresión constante. Es un acto de autodefensa frente a un sistema que no duda en aplastar a quienes considera inferiores o prescindibles. La idea de que "los débiles deben ser sumisos y amables" no es más que otro grillete mental, otra forma de asegurarse de que el poder nunca sea desafiado de manera significativa.
La Agresividad Justificada: El Ejemplo de Jesús
La agresividad también encuentra su justificación en la confrontación con aquellos que promueven una falsa espiritualidad, los propagadores del "amor y luz" que insisten en que el cambio vendrá únicamente desde la pasividad y la vibración positiva. Ser espiritual no implica ser inofensivo. La verdadera espiritualidad implica actuar en defensa de la verdad y la justicia, incluso si eso significa alzar la voz y confrontar abiertamente. La figura de Jesús es un ejemplo perfecto de cómo la agresividad puede ser parte de una misión espiritual auténtica: no vino a traer una paz complaciente, sino a desafiar abiertamente el sistema, a traer la espada. Su pacifismo no era pasividad; era una forma de acción decidida contra la injusticia. La agresividad, en este caso, es parte esencial de una lucha por la autenticidad y la resistencia frente a la opresión.
Los seres humanos han elegido interpretar las obras literarias y las figuras históricas a su conveniencia, moldeando sus significados para justificar su inacción y su cobardía. La espiritualidad, la amabilidad y el respeto han sido manipulados para convertirlos en herramientas de sumisión y pasividad. Pero la realidad es que la agresividad, bien dirigida, es un acto de amor hacia la verdad, un gesto de respeto hacia la autenticidad y una forma de desafiar las estructuras que mantienen a la humanidad en un estado de debilidad y complacencia. La verdadera compasión no reside en permitir que otros vivan en la mentira, sino en sacudirlos, confrontarlos y obligarlos a ver la realidad, aunque eso implique incomodidad y conflicto.
Otro ejemplo claro de la necesidad de la agresividad como herramienta de confrontación se encuentra en aquellos que han sido adoctrinados por la narrativa heliocéntrica, enseñada incluso antes de que aprendan a hablar o a reconocer sus propios nombres, y se niegan a considerar la posibilidad de que estemos en un plano terrestre, cuando existen muchas evidencias que lo sugieren y lo demuestran. Estas personas, profundamente programadas por el cientificismo dogmático, han adoptado de manera incuestionable la creencia de que vivimos en una esfera flotante, moviéndose sin rumbo fijo en un universo en constante expansión; una narrativa que, desde un punto de vista humano, es imposible de comprobar de manera definitiva y mucho menos replicable como lo sugiere el método científico que tanto defienden. Estas creencias no solo denotan una aceptación acrítica, sino también una falta de voluntad y valentía para cuestionar lo que se les ha impuesto como verdad absoluta. Aquí es precisamente donde la agresividad se vuelve una herramienta crucial, no simplemente para discutir, sino para sacudir a aquellos que están atrapados en esta ideología, para que perciban la manipulación a la que han sido sometidos y comprendan que la narrativa dominante que han aceptado desde su nacimiento jamás ha sido cuestionada verdaderamente por ellos. La agresividad aquí se convierte en una fuerza disruptiva, un medio para romper el adoctrinamiento y confrontar la inercia de quienes prefieren aferrarse a una narrativa cómoda y fabricada, en lugar de abrir los ojos a la posibilidad de que la realidad sea mucho más compleja y distinta a lo que les han inculcado. No se trata de imponer una nueva verdad, sino de desafiar la ceguera voluntaria y la sumisión al dogma impuesto. Se trata de empujar a estas personas a mirar más allá de la narrativa oficial, a atreverse a cuestionar lo que creen saber, aunque eso implique abandonar las certezas cómodas y reconfortantes a las que se han aferrado durante toda su vida. La agresividad, en este contexto, es un acto de emancipación intelectual, un mecanismo para desmantelar las barreras mentales que impiden el verdadero entendimiento y la exploración genuina de la realidad. Es la chispa que enciende la búsqueda de conocimiento auténtico, una herramienta que, bien empleada, puede liberar a la mente del peso del adoctrinamiento y del conformismo.
El Paria: El Único Digno de Respeto
En esta sociedad anestesiada, quien se atreve a desafiar las normas, quien se niega a abrazar la falsa amabilidad, se convierte en un paria. Es exiliado, rechazado, considerado un monstruo por aquellos que prefieren la comodidad de la ignorancia. Pero, irónicamente, es este paria el único que realmente merece respeto. Porque el paria no teme a la verdad, no rehúye el conflicto, no vacila en desafiar a los débiles y obligarlos a enfrentarse a la realidad. Es el único que se atreve a ser auténtico en un mundo de máscaras, el único que posee el coraje de decir lo que nadie más se atreve a pronunciar.
El paria es el último bastión de la autenticidad en un mundo que se ha entregado al autoengaño. Es quien se atreve a gritar la verdad cuando todos los demás susurran mentiras para no incomodar. Es quien está dispuesto a soportar el aislamiento, el rechazo, la incomprensión, porque comprende que la verdad es más valiosa que la aceptación social. El paria es el único que se respeta a sí mismo lo suficiente como para no ceder ante la presión de la falsa amabilidad, y por ello, es el único verdaderamente libre.
Conclusión: La Amabilidad como Traición a la Verdad
En un mundo donde la verdad se ha convertido en un bien escaso, la aplicación de la agresividad como herramienta de confrontación resulta no solo necesaria, sino moralmente justificada. La falsa amabilidad y el buenismo actúan como muros que mantienen a la sociedad en un estado de complacencia y autoengaño, donde cualquier intento de desafiar la narrativa establecida se considera un acto de agresión inaceptable. Pero existen momentos en los que la agresividad se convierte en la única forma de desafiar la mentira y romper las cadenas del condicionamiento mental.
No se trata de ir por la vida agrediendo indiscriminadamente, sino de utilizar la agresividad de manera estratégica y fundamentada, cuando la amabilidad y la razón han sido agotadas. Es necesario alzar la voz, confrontar verbalmente, e incluso emplear un lenguaje contundente cuando la situación lo exige. Esta agresividad debe ser empleada especialmente cuando se nos presentan pruebas irrefutables y quienes las reciben se niegan a explorarlas o las rechazan simplemente porque van en contra del dogma que les ha sido impuesto. Rechazar la evidencia simplemente porque desafía la comodidad del pensamiento dogmático no es más que un síntoma claro de retraso mental, una actitud digna de ser diagnosticada como tal por especialistas de la salud mental.
La aplicación práctica de la agresividad es especialmente relevante cuando enfrentamos la pasividad cómplice de aquellos que prefieren mantenerse en la fantasía de una democracia perfecta o en la utopía de que los gobiernos están diseñados para servir a los ciudadanos. Cuando alguien, frente a evidencias de opresión, elige mantenerse ciego porque la realidad le resulta demasiado incómoda, entonces la agresividad se convierte en un acto de justicia. Es necesario sacudirlos de su letargo, romper la comodidad de sus ilusiones, aunque eso implique herir sensibilidades y desafiar directamente sus creencias.
La agresividad, en su forma más pura, es el último acto de resistencia contra un mundo que se ha entregado a la mediocridad y la falsedad. Es una herramienta para aquellos que se niegan a conformarse, que rechazan la comodidad del autoengaño y el refugio fácil de la falsa amabilidad. En cada confrontación, en cada acto de desafío agresivo, se esconde el potencial para romper las cadenas de la opresión, para liberar a aquellos que han sido hipnotizados por las narrativas dominantes que los mantienen ciegos.
El poder de la agresividad no reside en la destrucción, sino en la capacidad de transformar, de obligar a otros a abrir los ojos y a enfrentar una realidad que han decidido ignorar. Es el martillo que rompe el cristal de las ilusiones, el fuego que consume las mentiras reconfortantes y deja al descubierto la verdad desnuda, brutal y sin adornos. Es una herramienta que no debe ser temida, sino empleada con sabiduría y con el propósito de buscar la autenticidad y la justicia.
La profundidad de esta frustración no es trivial. Es una impotencia visceral que surge al observar la ausencia de cambio y la aceptación generalizada de una realidad que, a todas luces, es falsa y manipulada. Existe una contradicción esencial: ver con absoluta claridad la magnitud de los problemas, la hipocresía, la mediocridad y la conformidad, mientras se siente la limitación para generar un cambio significativo. Es como gritar una verdad evidente en medio de una multitud que se ha resignado o, peor aún, que se niega a escuchar.
La idea de que defectos como la ignorancia, la falta de cuestionamiento y la aceptación ciega del dogma son celebrados como "virtudes humanas" es particularmente repulsiva. Es una justificación perversa de lo que son, en realidad, fallas fundamentales en la naturaleza humana. En lugar de aspirar a mejorar, la sociedad ha decidido abrazar sus propias limitaciones y, aún peor, glorificarlas como parte esencial del "ser humano". Este enfoque es una trampa que asegura que no haya cambio posible: si los defectos son considerados virtudes, entonces, ¿para qué cambiar? Esa falta de aspiración es una condena, una celebración de la mediocridad que resulta inaceptable.
Hace décadas, la fragmentación de pensamientos o ideologías podía tener más sentido, ya que el acceso a la información estaba limitado. Pero hoy, en una época donde la información está al alcance de todos, donde la capacidad de evaluar, contrastar y discernir debería ser más sencilla que nunca, la fragmentación se vuelve absurda. Es una consecuencia directa del control mental que ha sido tan eficazmente implantado. A pesar de tener toda la información disponible, las personas eligen voluntariamente no utilizarla, no pensar por sí mismas, permitiendo que otros definan su realidad. Esto hace que la impotencia sea aún más asfixiante: el potencial está allí, pero la mayoría prefiere ignorarlo, prefiere la comodidad de la ceguera.
El lavado cerebral, el virus del control mental, es una fuerza que se ha arraigado tanto en la conciencia colectiva que parece imposible de erradicar. El sistema ha encontrado la fórmula perfecta para neutralizar cualquier intento de cambio significativo: mantener a las masas cómodas, distraídas y, sobre todo, ciegas a la verdad. Aquellos que ven la realidad con claridad se encuentran atrapados en una posición desesperante, como si fueran los únicos despiertos en un mundo de sonámbulos que se niegan a despertar.
La tentación de tomar la "píldora azul" es innegable: seguir en la ignorancia, ser parte del sistema sin cuestionar, sería mucho más fácil. La comodidad del autoengaño parece atractiva cuando la alternativa es una constante lucha contra la hipocresía, la frustración de ver cómo otros eligen la mediocridad y el peso de una verdad que se convierte en una carga solitaria. Pero tomar la píldora azul significaría renunciar a la autenticidad, a la esencia misma de lo que significa ser verdaderamente humano. Y esa autenticidad, aunque dolorosa y desafiante, no se puede traicionar sin perder la dignidad.
Esta lucha no es solo contra la hipocresía de los demás, sino también contra la trampa de la resignación. Ser consciente, discernir la manipulación, y al mismo tiempo sentir la impotencia de estar atrapado en un mundo donde el cambio parece imposible, es una batalla constante. Pero a pesar de todo, la decisión de no conformarse, de no aceptar la mentira, incluso si eso significa ser un "paria" o no encajar en la comodidad superficial, es lo que define a quienes se niegan a ceder. La búsqueda de autenticidad en un mundo que la rechaza es una forma de resistencia, un acto de desafío frente a un sistema que glorifica la ceguera y la sumisión. Aunque la impotencia y la frustración sean parte de esa lucha, también son un testimonio de que no se ha renunciado, de que se sigue siendo fiel a la verdad. Esa elección, aunque dolorosa, es en sí misma una forma de mantener la dignidad en un mundo que parece haberla olvidado.
Es hora de dejar de glorificar la amabilidad y el respeto superficial, y comenzar a valorar la verdad, la autenticidad y el coraje para desafiar las mentiras que nos rodean. Es hora de entender que la verdadera compasión no reside en ser siempre amables, sino en ser honestos, en confrontar al otro con la realidad aunque eso implique dolor. La falsa amabilidad es una traición a la verdad y una condena a la mediocridad. La agresividad, el desafío y la confrontación son los únicos caminos hacia la libertad y el respeto genuino.
La sensibilidad implantada que tanto se defiende no es más que el signo de una sociedad débil y perdida, una sociedad que ha olvidado que el verdadero respeto se gana enfrentando la verdad, no evitándola. Y aquellos que eligen vivir en la mentira, que prefieren la comodidad antes que la autenticidad, no merecen más que el desafío implacable de quienes se atreven a ver con claridad. Es hora de dejar de ser cómplices de la ignorancia y comenzar a ser verdaderamente respetuosos: brutalmente honestos, implacablemente verdaderos.
La verdad no necesita ser amable; necesita ser dicha. Y solo aquellos que tienen el coraje de pronunciarla, aunque eso implique agresividad, aunque eso conlleve conflicto, son los que realmente contribuyen al progreso y la evolución. El resto, quienes prefieren el silencio cómodo y la amabilidad superficial, no son más que cómplices de la decadencia colectiva.
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Cuatro F Por: Luis Britto García* 1 Hollywood representa el fascismo como pandilla de malencarados en uniforme que agitan estandartes y gritan órdenes. La realidad es más perversa. Según Franz Leopold Neuman en Behemoth: The Structure & Practice of National Socialism, 1933-1944, el fascismo es la complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado. Donde los intereses del gran capital pasan a ser los de la política, anda cerca el fascismo. No es casual que surja como respuesta a la revolución comunista de la Unión Soviética, y se afirme por el miedo a los efectos de las crisis de postguerra y de la crisis capitalista de 1928, y de todas las crisis subsiguientes. Continue reading Fascismo
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La prensa que trabaja al servicio de mafias políticas representan una grave amenaza para la democracia y el bienestar social, sin embargo es más constructivo y justo referirse a estos periodistas de manera que se reconozca su responsabilidad sin recurrir a términos que perpetúan estereotipos y desinformación
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El viaje de Ernst Niekisch
Por Thierry Mudry
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Ernst Niekisch ya no es un autor desconocido, pues muchos libros han tratado ampliamente su vida y sus ideas e incluso algunos han sido dedicados totalmente a estudiarlo (1). El último de ellos, Ernst Niekisch und der revolutionärer Nationalismus (Ernst Niekisch y el nacionalismo revolucionario) de Uwe Sauermann, sólo abarca, por supuesto, uno de los periodos de la vida intelectual y política de Ernst Niekisch, el periodo nacional-revolucionario (mal llamado “nacional-bolchevique”), que coincidió con la publicación de la revista Widerstand (Resistencia), que Ernst Niekisch dirigió de 1926 a 1934. No aborda el periodo socialdemócrata anterior a 1926, el cual es mencionado en las memorias de Sauermann, ni el periodo de posguerra (después de 1945, cuando Niekisch se hizo marxista y ocupó el puesto de profesor en la Universidad Humboldt de Berlín Oriental). Uwe Sauermann realiza un minucioso estudio de la revista Widerstand (no duda en recurrir a un análisis cuantitativo de los textos con tal de extraer los conceptos clave del mismo) y, a través de él, examinar el desarrollo intelectual y los planteamientos políticos de Ernst Niekisch y sus amigos entre 1926 y 1934. Este estudio se divide en cuatro partes:
La primera trata de la evolución de la revista
La segunda examina la postura de la revista ante el nacionalsocialismo
La tercera estudia la ideología específica de Widerstand
La cuarta aborda el tema de Widerstand y del movimiento creado en torno a ella en el contexto de la cultura política de la República de Weimar.
Ernst Niekisch: de la socialdemocracia al nacionalismo
Ernst Niekisch desempeñó un papel muy importante en la socialdemocracia alemana tras la Primera Guerra Mundial: el 8 de noviembre de 1918, Ernst Niekisch, entonces un joven profesor del partido socialdemócrata, creó el Consejo de Obreros y Soldados de Augsburgo y se convirtió en su presidente. El 21 de febrero de 1919 fue elegido presidente del Comité Central de Consejos de Baviera, pero se negó a participar en sus experimentos y posteriormente en el liderazgo de la República Soviética de Baviera; fue condenado a dos años de prisión por “complicidad en alta traición”. Fue entonces cuando se unió al USPD (Partido Socialdemócrata Independiente, ala de la izquierda disidente de la socialdemocracia) del Landtag bávaro. En 1922, junto con la mayoría de los “independientes”, Niekisch se afilia a los socialdemócratas. Parecía que pronto haría una brillante carrera política, pero Niekisch abandonó Múnich y se fue a Berlín, donde fue nombrado secretario de la organización juvenil del sindicato de trabajadores textiles. A partir del otoño de 1924 Niekisch expresó sus opiniones “nacionalistas” en la revista socialista Der Firn (Los Firmes), de la que era redactor jefe, que pronto evolucionaron hacia declaraciones ultranacionalistas y “maquiavélicas”. Al mismo tiempo, Niekisch entró en contacto con el “Círculo Hofgeismar” de jóvenes socialistas que eran de tendencias nacionalistas. La “política de ejecución” del Tratado de Versalles y la ocupación del Ruhr por tropas franco-belgas habían dado a Niekisch, al igual que a otros jóvenes socialistas, un nuevo sentimiento de conciencia nacional. Violentamente atacado en el seno del SPD, Niekisch abandona el partido a principios de 1926, seguido por los miembros del Círculo de Hofgeismar. En 1926 Niekisch se afilia al “Antiguo Partido Socialdemócrata” (A-SP), fundado por 23 miembros socialistas del Landtag sajón. Niekisch asumió el puesto de editor del diario del A-SP, el Volkstaat, convirtiéndose rápidamente en el “guía espiritual” del nuevo partido (p. 44). En el Congreso de Dresde de la A-SP Niekisch llamó a los trabajadores a desarrollar una “conciencia estatal y popular” e instó a la República a comprometerse “pasionalmente” con la recuperación de Alemania (nota 1, p.47). Al mismo tiempo, junto con antiguos miembros del Círculo de Hofgeismar Niekisch fundó la revista Widerstand a la que imprimió su estilo personal.
Las elecciones parlamentarias de mayo de 1928 son un fracaso total para la A-SP. En noviembre de ese año Niekisch abandonó la A-SP después de que el Tercer Congreso del Partido rechazara su proyecto de programa (P.65). Entonces, la revista Widerstand cortó todos los lazos con el socialismo (tradicional) y se pasó completamente a la extrema derecha nacionalista. Ya en 1926, cuando los jóvenes socialistas estaban abandonando la revista, Widerstand había abierto sus columnas a los nacionalistas y había acogido como colaboradores permanentes a los líderes de los grupos paramilitares como Oberland y Wehrwolf, así como al escritor “veterano” Franz Schauwecker, amigo íntimo de Ernst Jünger. En 1929 Friedrich-Georg y Ernst Jünger, portavoces del “nuevo nacionalismo”, se unieron a la revista. Entre 1928 y 1930 Niekisch decide que es necesario unificar a todos los nacionalistas. En octubre de 1928 consigue reunir a los líderes de los grupos paramilitares Stahlhelm, Jungdo, Wehrwolf, Oberland, etc., con tal de formar un “círculo de líderes” (Führerring), pero esta empresa (que ya había intentada unos años antes Ernst Jünger) fracasó. En 1929 Niekisch intenta unir a las ligas juveniles y las asociaciones estudiantiles en una “acción juvenil” dirigida contra el Plan Young con un mediano éxito. A partir de entonces, Niekisch se contentó con crear un “movimiento de resistencia” en torno a la revista Widerstand basado en la “Camaradería del Oberland” (ya que parte del grupo Oberland apoyaba sus ideas). Este movimiento pasó a la clandestinidad en 1933; finalmente fue desmantelado por la Gestapo en 1937 y sus dirigentes, entre ellos Niekisch, fueron encarcelados (2). La revista Widerstand se radicalizó durante la década de 1930 e incluso propuso la toma total del poder por parte de Niekisch..., pero su mal genio (“antipático y sentencioso”, pretendía “saberlo siempre todo mejor que los demás”; cfr. p. 74) lo impidió; Niekisch era considerado como un Oberlehrer, un conferenciante desagradable, por la nueva generación de nacionalistas y esto terminó provocando la salida de algunos colaboradores de la revista, especialmente Auguste Winnig, y la marginalización de Widerstand dentro del campo nacionalista.
Widerstand: del “nacionalismo proletario” al “bolchevismo prusiano”.
Uve Sauerman identificó, dentro del entramado aparentemente confuso de acciones y temas desarrollados por Niekisch y Widerstand, un hilo conductor: el nacionalismo absoluto e incondicional (unbedingt) que empezó a ser profesado por Niekisch a partir del 1925-1926:
En un principio, Niekisch creía que correspondía a la clase obrera encarnar este nacionalismo y aplicar su programa (un programa de política exterior) contra el Tratado de Versalles, que era considerado como un sistema de opresión (opresión política por parte de las potencias occidentales en contra de Alemania y de opresión social por parte del capitalismo internacional en contra de los trabajadores). Fue la época del “nacionalismo proletario” (1925/1928) y la influencia de Lassalle era evidente.
Cuando esto fracasó las esperanzas de Niekisch se volvieron hacia los grupos paramilitares y las ligas juveniles nacionalistas. Al mismo tiempo, Niekisch descubrió que tras el Tratado de Versalles era Occidente, y en particular la romanidad, la que oprimía al “ser alemán”. También descubrió que la “protesta alemana” en contra de Roma era encarnada por Lutero y el “espíritu de Potsdam” que defendía la vieja Prusia, siendo este el espíritu de resistencia de Alemania en contra de Occidente. Sauermann llama a esta época la Widerstandsgesinnung (1928-1930).
La ideología de Widerstand se radicalizó en 1930-1931 dando lugar a una especie de “bohemismo prusiano”: Niekisch creía que Alemania tenía que volverse hacia el Este, particularmente hacia el espíritu antioccidental de la Rusia soviética, si quería alejarse de Occidente, pues solo así volvería a reinar el “espíritu de Potsdam” (el cual había sido continuado por los rusos y que Alemania debía recuperar). Niekisch depositó sus esperanzas en el campesinado y, durante un tiempo, en el proletariado revolucionario (es decir, en el Partido Comunista Alemán, al que veía como una “avanzada” de la Rusia soviética) siempre que asumiera un postulado nacionalista (espiritual).
Por último, Niekisch, impresionado por los logros del Plan Quinquenal soviético y de la colectivización (viajó a Rusia en 1932) y después de su lectura de El Trabajador de Jünger, previó la aparición de una “Tercera Figura Imperial” planetaria, cuya esencia sería la técnica y que suplantaría al “eterno romano” (cuya esencia era la metafísica) y al “eterno judío” (cuya esencia era la economía) (3). Fue en esta época que Niekisch se alejó del nacionalismo absoluto que había profesado hasta entonces.
En 1926-27 la revista Widerstand abogaba por un nacionalismo proletario que, según Niekisch, no tenía nada que ver con el nacionalismo “social-reaccionario” de la burguesía (p. 180). Este nacionalismo proletario, que tiene su origen tanto en la ideología del Círculo de Hofgeismar como en los escritos anteriores de Niekisch, se basa en tres ideas clave:
La clase obrera, por su carácter fundamentalmente colectivista (“kollektivistische Grundhaltung”), debido a que no posee nada, carece de “las motivaciones egoístas impulsadas por la propiedad individual” y puede convertirse en el agente más puro de la raison d'Etat y en el sujeto nacional (receptáculo) por excelencia del nacionalismo;
El capitalismo internacional ha sometido a Alemania y ahora, desde el final de la guerra y la imposición del Tratado de Versalles, los alemanes se han convertido en una nación proletaria;
La revolución social en contra la explotación occidental del proletariado alemán y la revolución nacional en contra del Tratado de Versalles están estrechamente ligadas (pp. 180-182).
Decepcionado por sus experiencias en la A-SP, Niekisch comienza a idealizar al proletariado y traslada todas sus esperanzas a una “minoría nacionalista”, es decir, a los grupos paramilitares y a las ligas juveniles, pero también al campesinado revolucionario. En 1932, Niekisch hizo campaña a favor de la candidatura del líder campesino Claus Heim en las elecciones presidenciales. En sus Gedanken über deutsche Politik (Reflexiones sobre la política alemana), publicadas en 1929, Niekisch hablaba de la “superficialidad” de la “sustancia völkisch” del obrero alemán (p. 195). Más tarde, escribiría un artículo en Widerstand titulado “El espacio político de la resistencia alemana” que fue publicado en noviembre de 1931. En el artículo decía que la “sustancia humana y völkisch” del pueblo alemán había sido aplastada y pulverizada, de modo que la lucha proletaria sólo podía expresar el “resentimiento social” (p. 284). En el mismo artículo, Niekisch afirmaba que el espacio político de la resistencia alemana se encontraba entre el proletariado desarraigado y la burguesía occidental (4). Niekisch descubrió que Alemania no sólo estaba oprimida política (y económicamente), sino también alienada culturalmente. El Tratado de Versalles y el sistema de Weimar permitieron a Occidente, y en particular a la romanidad, sofocar el ser alemán y dominarlo para su beneficio. A medida que la ideología de Widerstand se radicalizaba, el aspecto antirromano se hacía más fuerte y dominante.
Niekisch y Widerstand atacaron todas las manifestaciones de Occidente y la romanidad en Alemania: las “ideas de 1789”, como el Progreso, la Humanidad, la Paz y la Amistad entre los pueblos fueron denunciadas como mitos incapacitantes destinados a desarmar a Alemania y acabar con cualquier voluntad de resistencia (pp. 199/ 200); la civilización (occidental) y las grandes ciudades también, al igual que el individualismo, el liberalismo (p. 200), el capitalismo (p. 200) y la burguesía (p. 200), considerada como el verdadero enemigo interior, cuya liquidación Niekisch consideraba como un nuevo “Día de San Bartolomé” o una nueva “Víspera siciliana” (5); lo mismo se decía de la propiedad privada en el sentido del derecho romano, pero también del marxismo como continuación del liberalismo, el catolicismo, la República de Weimar, el parlamentarismo, la democracia (o, más exactamente, el “desdemocratismo”, es decir, la búsqueda del apoyo de las masas que, según Niekisch, también caracteriza al fascismo); y el fascismo. Niekisch escribió su primer artículo largo sobre el nacionalsocialismo en mayo de 1929 (“Der deutsche Nationalsozialismus”). En él criticaba la orientación pro-italiana y pro-británica del nazismo, es decir, su orientación pro-romana y pro-capitalista/pro-imperialista. También denunció la integración del nazismo en el Sistema de Weimar (pp. 95-97). En su libro Hitler, una fatalidad alemana, publicado en 1931, Niekisch expuso ampliamente las razones de su antihitlerismo: tras reconocer los inicios positivos del movimiento nazi, Niekisch condenó la “traición romana” de Hitler, que transformó el nacional-socialismo en un movimiento fascista y “católico”, por lo tanto “romano”, y con ello había traicionado el principio nacional en favor del orden de Versalles y del Sistema de Weimar, además de la traición social de Hitler en favor del capitalismo.
En los años 1931/1932 la resistencia en contra de Occidente y de Roma se identificó rápidamente con la resistencia en contra del fascismo y del hitlerismo, que crecían rápidamente. Frente a Occidente y la romanidad se oponían la “protesta alemana” y el “espíritu de Potsdam”. En diciembre de 1928 Widerstand publicó un artículo de Baeumler (uno de los futuros filósofos oficiales del Tercer Reich) donde este fue el primero en evocar la “protesta alemana en contra de Roma” encarnada por Lutero como parte del ser alemán. Niekisch retomó y desarrolló este tema, inspirándose en gran medida en Dostoievski (6). En un artículo publicado en abril de 1928, Friedrich Hielscher, amigo de Ernst Jünger, afirmaba que la “no occidentalidad de la naturaleza alemana” se basaba en una “actitud prusiana”, un prusianismo que se remitía a Federico el Grande (p. 216). Unos meses más tarde, Niekisch contrapone el “espíritu de Potsdam” (prusianismo) al “espíritu de Weimar”, occidentalolatra y francófilo (p. 217). El “espíritu de Potsdam”, expulsado de Prusia, se habría encarnado en la Rusia bolchevique (pp. 218/219 y p. 244): este artículo se convertiría en la base y la referencia del futuro “bolchevismo prusiano” desarrollado entre 1930 y 1932. La ideología de Widerstand se radicalizó aún más en los últimos años de la República de Weimar. Aparecieron nuevos temas en los artículos de Niekisch como el de septiembre de 1929 “Der sterbende Osten” (El Este moribundo) (p.229) y en un artículo de Werner Hennecke de marzo de 1930, pp.231-233 (Hennecke, colaborador de la revista Blut und Boden, era cercano al Movimiento Campesino) que fueron retomados y desarrollados por el programa político de la resistencia alemana en abril de 1930 (pp. 234/235) (7). Niekisch y Widerstand abogaban por:
una orientación hacia el Este (Prusia, por supuesto, y la Rusia bolchevique);
un retorno a la tierra, a la “barbarie y al primitivismo campesino”, a un modo de vida campesino y solariego (estas dos exigencias tendían a fusionarse: el Este prusiano y el Este bolchevique-ruso eran calificados de “bárbaros”; Prusia y la Rusia bolchevique estaban formadas por un campesinado original y primitivo sometido a la disciplina de un Estado militar).
En “Das Gesetz von Potsdam” (La ley de Potsdam, de agosto de 1931) Niekisch aboga por derribar el edificio occidental construido en Alemania por Carlomagno (el pueblo alemán debe volver a una época prerromana y precristiana si quiere encontrarse a sí mismo, p. 227). Carlomagno estableció la dominación “romana” sobre los alemanes mediante la violencia militar y la alienación espiritual-mental, consolidando biológicamente su creación después de masacrar a la nobleza sajona y organizando asentamientos/colonización latina en toda Sajonia. “Durante más de 1.000 años, la historia alemana se ha movido en el terreno biológico, político y espiritual de esta creación carolingia” (p. 240). Para Niekisch era necesario romper con la idea romana de Imperium, con el cristianismo y el espíritu romano, tratar la sangre romana del mismo modo que Carlomagno había tratado la sangre sajona (p. 241) y construir un nuevo orden sobre tres “columnas”: el Estado prusiano; un “espíritu prusiano arcaico”; otra “sustancia vital” y la “raza prusiana” germano-eslava; pp. 242/243 (sobre la oposición racial entre Prusia y Alemania del Sur y del Oeste, véase la nota p. 220). Niekisch abogaba por una alianza militar-económica e ideológica (“weltrevolutionär” – “revolucionaria mundial”) con la Rusia bolchevique. Incluso imaginó un Imperio ruso-alemán “desde Vladivostock hasta Flesinga” (aquí, Niekisch parece ir más allá de su absoluto nacionalismo alemán para pensar en términos de política imperial).
Pero la imagen idealizada del bolchevismo que Niekisch proyecta en Widerstand no tiene nada que ver con el marxismo-leninismo, ni siquiera en su versión estalinista, ni con la realidad del bolchevismo: a ojos de Niekisch el bolchevismo representa el antioccidentalismo absoluto, el “bárbaro asiático” y el campo (Fedlager) en contra de Occidente. Era la encarnación de la idea de Potsdam. Uwe Sauermann sostiene que el “bolchevismo prusiano” de Widerstand no es lo mismo que el “nacional-bolchevismo”: en efecto, Widerstand no propone importar el bolchevismo a Alemania y nacionalizarlo, sino que pretende tomar del bolchevismo la Idea de Potsdam que es de origen prusiano; el equipo de Widerstand era indiferente al marxismo y a la “construcción del socialismo”: lo que les interesaba eran los aspectos supuestamente prusianos del bolchevismo (8); por último, se mantienen recelosos e incluso hostiles hacia el Partido Comunista Alemán (pp. 297 à 306). Finalmente, la distención del bolchevismo (tratados de no agresión ruso-polaco y ruso-francés de 1932, entrada de la URSS en la Sociedad de Naciones en 1934) destruye todas las esperanzas que Niekisch había puesto en él (pp. 264-266). A partir de entonces Niekisch centró toda su atención en la emergente tercera figura imperial cuyo advenimiento pondría fin a la dominación de Occidente y Roma, al igual que a la misma civilización occidental.
Uwe SAUERMANN: Ernst Niekisch und der revolutionäre Natinalismus- Bibliotheksdienst Angere (München 1985), 460 S., DM 32.
Notas:
1. Jean-Pierre Faye describe las ideas de Niekisch en sus Langages totalistaires, pp. 101-127 (París, 1973) y Louis Dupeux le dedica dos capítulos en su voluminosa tesis sobre el nacional-bolchevismo (Stratégie communiste et dynamique conservatrice. Essai sur les différents sens de l'expression "national-bolchévisme", en Allemagne, sous la République de Weimar [1919-1933], Lille y París, 1976). En Alemania, Niekisch, mencionado en el libro de Otto-Ernst Schuddekopf sobre los movimientos nacional-revolucionarios en la República de Weimar (“Linke Leute von Rechts. Die national-revolutionäre Minderheiten und der Kommunismus in der Weimarer Republik”, Stuttgart 1960, reimpreso. 1973), ha sido objeto de dos monografías, una de Friedrich Kabermann (Widerstand und Entscheidung eines deutschen Revolutionärs, Leben und Denken von Ernst Niekisch, Colonia 1973), la otra de Uwe Sauermann (Ernst Niekisch. Zwischen allen Fronten, Múnich & Berlín 1980).
2. Sobre la actuación política de Niekisch desde 1928: léase la cuarta parte de Uwe Sauermann (pp. 321 a 440).
3. El libro de Joseph Drexel (adjunto al de Niekisch) Voyage à Mauthausen. Le Cercle de Résistance de Nuremberg (París 1981), contiene el texto de la sentencia secreta del Tribunal Popular del 10 de enero de 1939 contra Niekisch, Drexel y Tröger. En ella queda claro tanto la actitud de Widerstand hacia el nazismo (tema tratado en la segunda parte del libro de Sauermann) como las actividades de oposición de Niekisch y sus amigos bajo el Tercer Reich.
3. Sobre este tema, véase Sauermann, pp. 316-320, y también el artículo de Louis Dupeux “Pseudo-"Travailleurs” contre prétendu “Etat bourgeois” en La Revue d'Allemagne, vol. XVI, nº 3, julio-septiembre de 1984, pp. 434-449.
4. Louis Dupeux, “Stratégie communiste et dynamique conservatrice. Essai sur les différents sens de l'expression “national-bolchévisme”, en Allemagne, sous la République de Weimar (1919-1933)", Lille y París, 1976, pp. 415/416.
5. Ibid, p. 401.
6. Ibid, pp 391/392, pero también Friedrich Kabermann “Widerstand und Entscheidung eines deutschen Revolutionärs, Leben und Denken von Ernst Niekisch”, Colonia 1973, (extracto significativo en “Orientations” n°4).
7. Reproducido in extenso en “¿Versuchung oder Chance? Zur Geschichte des deutschen National-Bolchevismus” de Karl-Otto Paetel (Gotinga 1965), pp. 282-285.
8. Curiosamente, Niekisch, antiguo dirigente socialdemócrata, no sentía ninguna preocupación social: si es anticapitalista es porque el capitalismo es una expresión del pensamiento occidental, si es “socialista-revolucionario” y quiere liquidar a la burguesía occidentalizada, es porque la burguesía es un “enemigo interno”, un “caballo de Troya” de Occidente en Alemania (no se trata, pues, de un “auténtico social-revolucionarismo”), cf. p. 200. p. 200.
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1915 presenta "Los 90"
Consolidados en su sonido eléctrico y filoso, 1915 presenta una canción explosiva que planta bandera ante el mundo. Un guiño pícaro al poder cíclico de la historia, pero desde una mirada esperanzada. En búsqueda constante por la honestidad creativa, más allá de recetas y fórmulas de éxito, 1915 sigue construyendo una voz identitaria y poderosa.
1915 se planta con su nueva canción “Los 90”, reafirmando su nervio más rockero y su sangre caliente. Antes del show más grande de su carrera este 17 de agosto en el Complejo Art Media, la banda de Cruz Hunkeler (guitarra y voz), “Penzo” (teclados y synths), Jeremías Alegre (batería) y Alejo Freixas (bajo) vuelve a demostrar su versatilidad para la construcción de un universo musical amplio, donde la sutileza del indie pop se combina con la potencia del rock y del punk, pero que siempre suena propio.
En un juego vertiginoso de baterías y guitarras, “Los 90” condensa el espíritu inquieto y comprometido de la banda. “Es una canción que conserva las raíces de la música de nuestra adolescencia y obviamente está cargada de un mensaje político y coyuntural que es algo que nos identifica”, explica Cruz Hunkeler.
“El alma de la canción es trazar un paralelismo entre la nostalgia de los 90, siendo pibes que nacieron en esa época y que escuchábamos cierto tipo de música cuando éramos adolescentes, con la realidad política del país que está últimamente imitando a los 90”, agrega.
Grabada en el Mejor Estudio, de Buenos Aires, bajo la producción Mateo Rodó, “Los 90” amplía la nueva búsqueda sonora que inauguró “Resaca” y profundizó “Noches de la Luna”. Un recorrido que refleja la evolución musical de una banda que no para, no se conforma y no cede a la corriente. Una canción vibrante que resuena en el imaginario colectivo porque es expresión generacional y manifiesto de identidad.
Con un video alegórico dirigido por Julián Kominek, 1915 reafirma su visión de mundo y bucea en la estética de una era y una generación. Un viaje nostálgico para revisitar la infancia de una nueva camada musical y revivir una época disruptiva que sigue latente.
Además, como si fuera poco, este 17 de agosto prometen sorprender con un espectáculo explosivo en el Complejo Art Media, desplegando un repertorio que repasará todas las etapas de su carrera, caracterizada por el movimiento y el volantazo constante para descubrir nuevas emociones. Un show vertiginoso y de alta tensión con la complicidad y la energía de siempre.
17 de agosto || Complejo Art Media
ENTRADAS A LA VENTA POR SISTEMA PASSLINE
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THAIS-ARTE-PINTURA-MUJER-HETAIRA-ATENAS-INCENDIO-PALACIO-PERSEPOLIS-PERSIA-ALEJANDRO MAGNO-PERSONAJES-PINTOR-ERNEST DESCALS por Ernest Descals Por Flickr: THAIS-ARTE-PINTURA-MUJER-HETAIRA-ATENAS-INCENDIO-PALACIO-PERSEPOLIS-PERSIA-ALEJANDRO MAGNO-PERSONAJES-PINTOR-ERNEST DESCALS- La Hetaira de Atenas THAIS, en acuerdo con el Rey ALEJANDRO MAGNO, emprende el incendio del palacio de PERSEPOLIS en el Imperio Persa, la conquista de la capital de los Persas abrió un nuevo marco político en el que el Conquistador de Macedonia pensó que era conveniente mostrar un estruendoso símbolo a sus nuevos súbditos, quemar los palacios de la Dinastía Aqueménida y residencia habitual del destronado Emperador Dario III suponía que a partir de entonces todo cambiaba. Después de una bacanal dedicada al Dios Dionisio, THAIS armada con una antorcha quiso vengar la anterior quema de Atenas por los soldados del Rey Jerjes, la vengadora actuó en complicidad con Alejandro. La destrucción de la histórica ciudad Persa estableció las nuevas normas políticas de del Imperio conquistado. Pintura del artista pintor Ernest Descals con acuarelas mágicas sobre papel de 27 x 35 centímetros.
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