#CORAZÓN AMARILLO
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fannyjemwong · 4 months ago
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Del poemario Caligrafía China de Marco Martos
Del poemario Caligrafía China de Marco Martos CALIGRAFÍA CHINA MARCO MARTOS Presentación de libro y cuentacuentos KIKÍN, EL SALTARÍN de Pilar González Vigil por fannyjemwong April 27, 2024 REVISTA ORIENTAL : ESTAMOS DE ANIVERSARIO CUMPLIMOS 93 AÑOS INTEGRANDO LAS COMUNIDADES ASIÁTICAS DEL PERÚ Y AMÉRICA LATINA por fannyjemwong April 20, 2024 Artista chino da vida a criaturas mitológicas de…
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michnposts · 2 months ago
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Tan hermosa flor.💛
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johancm-21 · 1 year ago
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MÍRAME (ESTOY ENAMORADO)
Mírame, estoy loco por tiMe encanta tu forma de ser¡Todo sobre ti!No me quiero alejar de cada parte de nuestro futuroEres mi completa felicidad…¿Cómo puedo evitar sentirme así?¡Eres el mejor!Tú puedes llamarme loco…Pero es por ti.Deberías llamarme ‘amor de mi vida’ para siempre.Cuando estoy contigo siento brillar como una luz estelarCuando estoy contigo siento algo tan hermoso y sin igualCuando…
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rubywolffxxx · 27 days ago
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Short Dress (Cregan / Benjicot / Aegon)
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Masterlist de mi autoría
¿Cómo reaccionarían los personajes al ver que su esposa crea un vestido que apenas roza sus rodillas?
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En esas épocas y en ese lado del mundo, no era normal que una princesa o cualquier mujer de cuna noble usara vestimentas reveladoras. No era propio de una mujer de bien mostrar al mundo lo que solo le correspondía a su esposo en sus "momentos de intimidad".
Pero ese verano en Westeros fue más que insoportable, e incluso más en la capital.
Fue por eso que la joven princesa amante de las telas, modas y, aún más importante, de los vestidos, decidió crear una nueva tendencia, una donde la mujer pudiera usar vestimentas más acordes al clima.
Ya casi era hora de la cena cuando ____ llamó a su esposo a su taller, indicándole desde detrás de unos vestidores que tenía una sorpresa para él.
—¡Tará~! ¿Qué te parece, amor mío?—
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Cregan: *no le agrada mucho la atención que recibiría la mujer por sus vestimentas, pero permitiría que ella sea libre de usar lo que quiera. De todas formas, el señor de la nieve era libre también... Libre de romperle la cara a cualquiera que se sobrepasara con su hermosa mujer*
cuando el lord de Winterfell vio a su mujer emerger de aquellos biombos usando un delicado vestido gris claro con flores bordadas, tardó algunos segundos en procesar todo. Los hombros estaban desnudos, tal cual le gustaba usarlos para lucir las pequitas en su piel. El corsé era hermoso, un trabajo de confección impecable -como cada trabajo de la mujer- y reconoció en la falda los tules que comerciaron con vendedores de Essos.
En otras circunstancias alabaría sin más el trabajo de su esposa, siempre lo hacía. Siempre eran una obra de arte. Pero en esta oportunidad, algo le impidió soltar sus halagos de siempre.
—... Pensé que ya estaba terminado, amada mia.—tomó la mano que ella le extendió, dándole una vuelta para ver la parte de atrás del corsé.
—Lo está, amor mío. Quería que fuera fresco y cómodo.—dio algunas vueltas emocionada, y las livianas telas ondearon con gracia—. Es una falda corta, sí. Pero por debajo se ponen unos pantaloncitos sueltos... Como tus calzones.—lo miró divertida.
—Esta precioso, corazón. Pero no puedes usarlo en la fiesta de hoy.—La sonrisa de la mujer se desvaneció un poco.
—Pero trabajé mucho en él... ¿Por qué no?—
—Ninguna otra mujer usa vestidos tan cortos, y no quiero ojos curiosos sobre tu cuerpo... los hombres te mirarán.—
—¿Y qué? ¿Tú no estarás ahí para velar por mi seguridad?—El ceño de Cregan aún estaba levemente fruncido.
—Aún así, corazón...—
—Lobito...—
Ah... Cregan amaba que le dijera lobito...
—En Winterfell me la paso haciendo capas y capas, y aún más capas... y vestidos de muchas capas... Por favor, aquí en King's Landing puedo tomarme la libertad de hacer algo diferente... ¿Podrías permitirme usarlo solo una vez?—el hombre suspiró, asintiendo finalmente.
—... Esperemos que la reina no se enoje si le rompo la cara a alguien.—
Esa noche, mientras Cregan bailaba en el gran salón con su esposa, una mano descarada se deslizó por los muslos de la mujer, quien enseguida sintió que su hermoso momento se había quebrado. Pero no.
Lo realmente quebrado fueron las manos de aquel caballero cuando Cregan descubrió quién fue.
—A la señora de Winterfell se la respeta, basura... Arrodíllate y pídele perdón.—
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Aegon: *el rey usurpador no era para nada alguien celoso en ese aspecto. Sabía que su mujer era hermosa, y la presumía cuanto podía. Es por eso que en cuanto la vio en aquel hermoso vestido tan amarillo como el sol del verano con flores de todos los colores adornando su cintura y resaltando sus delgadas y largas piernas, sonrió como nunca*
—¿Crees que tu madre me permita usarlo?—
—¿A quién diablos le importa lo que diga esa mujer?—Aegon dejó un besito en los nudillos de la mujer, alzando su mano al cielo y con la otra indicándole que girara lentamente para observarla mejor. Sonrió al ver que aún se notaban marquitas en su cuello de la noche anterior. Había sido bastante salvaje—. El amarillo resalta de maravillas cada perfecta parte de ti, mi linda flor.—rodeó su cintura y se pegó a su espalda, dejando un besito en su hombro—. Lo usarás sin dudas en el baile.—
—¿seguro de que estará bien?—
—¿Por qué no lo estaría?—Aegon llevó sus manos a los muslos ajenos, subiendo poco a poco—. Mira, hasta facilitaría las cosas luego de la fiesta.—El hombre rió bajito en cuanto ella le dio un golpecito en las manos y lo alejó. Había subido demasiado por su piel.
—Tu madre ya me ha tratado de impresentable antes, no sé si quiero arriesgarme a que suceda otra vez... Solo lo usaré durante la cena, en el baile me pondré el dorado.—Aegon se quejó en voz alta, rodando los ojos enseguida.
—Tú eres MI reina, LA reina. Lo que Alicent diga ya no vale de una mierda... Y si yo quiero que tú te sientes en mi falda desnuda lo harás.—
—No es gracioso, no lo haría nunca.—
—No, para nada...—retrocedió enseguida al ver que a la mujer no le resultó gracioso—. Pero se entiende el punto ¿No?—Volvió a tomar sus manos, dejando un camino de besos en uno de sus brazos—. Usa tu vestido, éste o el que quieras... y el que se atreva a decir algo, perderá la cabeza.—
—Eso es demasiado por un vestido.—
—Nada que se refiera a ti es demasiado.— Aegon tomó sus mejillas, mirándola con una mezcla armoniosa de amor y deseo,—. Corto o largo, lo único que me importa de ese vestido es que al final del día yo sea el único que te despoje de él, esposa mia.—
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Benjicot: *A benjicot no le gustaba nada. No podría soportar que ella lo usara en ningún lugar público. No es que le preocupe el "qué dirán" es solo que el poco autocontrol que tenía cuando se enojaba iba a terminar en medio Riverlands muerto. Quien sea que mirara a su esposa, perdería la cabeza. Y ____ era consciente de eso*
—¿Te gusta?—
Benjicot tensó la mandíbula al ver a su esposa usar aquel vestido rojo, con delicados patrones de ramas plateadas  bordados a sus lados. Pequeñas gemas negras decoraban el pecho.
—Es... Maravilloso.—____ sonrió orgullosa, buscando las manos del chico y comenzando a bailar con una melodía inexistente—. ¿Por qué tan corto?—
—Porque hace un calor de los 7 infiernos ahora, y con este vestido, si me siento en la gran mesa, estaré fresquita y nadie lo verá por debajo.—
—¿Tanto detalle solo para usarlo en las reuniones?—
—A los aldeanos tal vez no les guste, no es normal.—
—... puedes usarlo cuando damos paseos juntos.—
El par seguía moviéndose suavemente de un lado al otro, sin apartarse la mirada mutua.
—Pensé que no te gustaría eso, puedo atraer miradas indeseadas.—
—Pues esas miradas indeseadas serán calladas cuando les arranque los ojos de la cara.—Ben rió bajito al sentir que ____ le hacía cosquillas en el cuello.
—Justo por eso creo que es mejor no mostrarlo a nadie que no seas tú.—
—... Tal vez tengas razón... Pero ahora que lo pienso, sí tendría utilidad en la gran mesa...—Benjicot dejó de bailar, atrapando el rostro ajeno con demanda—. Sería más fácil bajar a atenderte ¿No lo crees?—
—Que inapropiado. No le des fines lujuriosos a mi ropa tan cuidada.—
—¿Qué? No me digas que no lo has pensado.—
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gyusimp · 4 months ago
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𝐘𝐨𝐮❜𝐫𝐞 𝐭𝐡𝐞 𝐨𝐧𝐥𝐲 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐢𝐧 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞 (Spanish request)
°•Solicitud especial para: @blaubeeren 💜🫂
Ninguna molestia, espero que te haga sentir al menos un poquito mejor, te quiero mucho
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Has estado algo decaída últimamente. Te sientes con ganas de llorar y no te lo has impedido, las lágrimas escapan de tus ojos rodando sobre tus mejillas cuando nadie puede verte y te desahogas hasta dormir, esperando que mañana sea mejor.
Pero otra vez, esa sensación está ahi. No sabes ni siquiera cómo llamarla. Podrá ser ¿tristeza? ¿Soledad? ¿Inseguridad? Hay algo en tu pecho que duele y se siente mal cuando te miras al espejo. Esa horrible sensación de sentirte sola incluso cuando estás rodeada de personas.
Te deshaces de la gente tan fácil, ha pasado un tiempo desde que tuviste un mejor amigo o amiga y ni hablar del amor. Ni siquiera sabías qué se sentía experimentarlo. Suspiraste soltando tu cabello, acabando otro día más antes de irte a la cama y colocarte ropa más cómoda para ir a dormir. El futón en la esquina de tu cuarto te esperaba gustosamente para envolverte en su suavidad y disipar tus penas.
Te habías metido debajo de las suaves sábanas cuando casi involuntariamente tus ojos ardieron, borrando la claridad de tu visión en medio de lágrimas que salían con desesperación. Tu pecho subía y bajaba entre sollozos entrecortados, ahogados con la tela que cubría tu boca intentado callarlos. Cerraste los ojos en busca de consuelo pero una mano sobre tu hombro se encargó de voltearte boca arriba y ver tus mejillas mojadas.
Lo primero que viste en su rostro fueron sus brillantes ojos amarillos dentro del oscuro manto de la noche invadiendo tu cuarto. No te sorprendió su presencia pues seguro había entrado por la ventana como suele hacer siempre, si no que de cierta forma, te había encontrado llorando, frágil y vulnerable. Eso era nuevo.
Tus ojos estaban abiertos, tus pestañas húmedas pegándose entre sí mientras él te observaba con algo de incredulidad dibujada en sus facciones.
—¿Estás llorando? —él sabía que lo estabas, fue más bien una pregunta para sí mismo. Sorprendido de cierta forma porque nunca antes te había visto hacerlo.
No sabías que hacer, habías sido atrapada y por la persona que menos esperabas. Tus mejillas se tiñeron de rosa al no saber qué hacer o cómo reaccionar. Lentamente te sentaste entre las cobijas arreglándote el cabello e inhalaste con fuerza, evitando verlo a los ojos. Él ya no era humano, habían pasado siglos desde eso pero sabía mejor que nadie el pesar del dolor mental. El rechazo, la soledad y las cosas que dolían más que una herida física.
Gyutaro tenía dentro del pecho una inusual necesidad de consolarte, de hacer que dejaras de llorar al igual que lo hace con su hermana. Su mano fue hacia tu cabeza y dió un par de palmadas en ella, tratando de ser cuidadoso pero aún así sintiendo la torpeza de sus movimientos en su tacto pesado. El pequeño gesto llenó tu corazón de mil emociones haciendo inevitablemente que te derrumbaras frente a él.
Su pecho fue tu resguardo, aferrando tus manos a los huesos de su columna en un abrazo desesperado mientras tus lágrimas dejaban trazos cálidos por su piel mientras hacia todo lo posible por sostenerte entre sus brazos, sin saber que decir. Era muy malo con las palabras. Sus ojos miraron vagamente hacia el techo y sus manos acariciaron tu espalda tratando de brindarte confort y refugio. Eras el único ser humano en la Tierra que le importaba.
—Shh...ya. Todo estará bien, ya verás
Su naturaleza demoniaca le quitaba de la mente cualquier palabra de consuelo para dedicarte pero sus brazos no te soltarían hasta que tú lo quisieras, asi él tuviera que estar ahí hasta el amanecer, hasta que llegara el sol y le hiciera escapar antes de poder ser calcinado.
Pasaron algunos minutos desde que te acomodaste en su fuerte agarre, inconscientemente, el demonio de alta estatura se movía despacio de adelante hacia atrás en un suave arrullo a tu cuerpo para brindarte una sensación de seguridad hasta que dejaste de llorar. Tus sollozos pasaron y luego de un rato, su ronca voz en casi un murmullo resonó en su pecho contra tu oreja.
—¿Quieres hablar?
Cerraste los ojos rendida, era tan dulce de su parte hacer esa pregunta. Querías abrazarlo eternamente perl elegiste romper un poco la distancia entre ustedes dos y alejarte solo lo suficiente para mirarlo a los ojos. Tus mejillas brillaban bajo la luz de la luna donde habían estado corriendo todas tus lágrimas.
—Quiero pero...no lo sé. Es difícil
—Entonces no lo hagas —su tono era seco, pero para nada grosero. A diferencia de otras veces.
Sus  dedos largos fueron hacia tu cabello para acomodar uno de tus mechones detrás de tu oreja sin despegar sus ojos de tí, admirando mentalmente toda tu belleza. Ambas manos se quedaron sobre tus hombros, acomodando tu ropa o simplemente para tocar la calidez de tu piel debajo de la tela.
Un suspiro soltó sus labios, entreabriéndolos dejandote ver sus afilados y peligrosos dientes pero las palabras se quedaron ahí, volviendo a cerrar la boca, aparentemente arrepentido de lo que pudo haber dicho, prefiriendo callar y admirarte.
—Sabes que mientras yo este aquí jamás vas a estar sola...
Una frase cliché tal vez pero para tí, fue lo más hermoso que pudiste haber escuchado en este momento. Mucho más viniendo de él. Todo era más importante cuando venía de él.
Su rostro estuvo sobre el tuyo en un instante, demasiado rápido como para poder notarlo, acunando tus mejillas en sus manos cuando decidió dejar un beso lento y casto sobre tu frente, solo para bajar hacia tu naríz y depositar otro ahí, luego uno en tu mejilla derecha y otro en la izquierda, llenando tu rostro de suaves besos sintiendo un leve temblor de nerviosismo en sus labios humedeciéndose en los rastros de tus lágrimas a medio secar dejándote llevar mientras cerrabas los ojos.
—Eso es todo lo que necesito... —tu voz casi un suspiro.
—¿Entonces era afecto lo que querías?
—...a tí. Tú eres todo lo que necesito —sus ojos se abrieron ante tu declaración.
Te observó detenidamente sin moverse, seguías sin abrir los ojos y en su lugar cubriste ambas de sus manos con las tuyas para mantener sus palmas contra tus mejillas y acercarlo a tí, sentirlo que estaba ahí.
Se acercó por instinto, como si todo tu ser fuera su única fuente de vida, sentiste solo por el tacto la cercanía a la que estaba cuando su respiración chocó con la tuya y su frente se dejaba caer sobre la tuya.
—Me alegra que sientas lo mismo...
Los labios de Gyutaro buscaban necesitadamente los tuyos, un deseo inmenso creció por su pecho cuando estuvo sobre ellos, queriendo quedarse para siempre y jamás soltarlos mientras te tomaba con calidez para tratar de llenar toda tu alma de amor asi como tú habías hecho con la suya.
"ᴱᵛᵉʳʸᵗʰⁱⁿᵍ ⁱᵗ'ˢ ʷʳᵒⁿᵍ ᵇᵘᵗ ⁱᵗ'ˢ ᵃˡʳⁱᵍʰᵗ⸴ ʸᵒᵘ'ʳᵉ ᵗʰᵉ ᵒⁿˡʸ ᵍᵒᵒᵈ ᵗʰⁱⁿᵍ ⁱⁿ ᵐʸ ˡⁱᶠᵉ‧"
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°•Song Inspo: You're the only good thing in my life - Cigarettes After Sex (la canción es medio romántica/nostalgicona, no la busques si estás triste plox)
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irismaebe · 7 months ago
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Fanfic: Lo hice por ti / traición
Escribir Angst es mi pasión | Writing Angst is my passion
Cuando escribí esto lo hice pensando en que el morado es el opuesto en el círculo cromatico al amarillo
When I wrote this I did it thinking that purple is the opposite of yellow on the color wheel.
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«─Te amo Mabel Pines, mi estrella fugaz… y se que en tus manos nuestra pequeña flama no se extinguirá─
«Yo también» contestó desde el fondo de su corazón en donde la llama de su amor ardía fervientemente pese a todo. Aunque todo el llanto sin derramar parecía querer apagarlo. Lentamente se acercó y beso su frente cómo él hacía cuando ella buscaba consuelo. Poco a poco el brillo dorado se extinguió en el techo y desapareció.»
Translator
─I love you Mabel Pines, my shooting star... and I know that in your hands our little flame will not be extinguished──.
"Me too" she replied from the bottom of her heart where the flame of her love burned fervently despite everything. Although all the unshed tears seemed to want to extinguish it. Slowly she came closer and kissed his forehead as he did when she sought comfort. Slowly the golden glow faded into the ceiling and disappeared...
Fanfic:
Este fanfic merecia un mejor dibujo que los dos anteriores (aparte tenía que practicar mis dibujos sin líneas)
This fanfic deserved a better drawing than the previous two (plus I had to practice my drawings without lines)
Referencia queria pintar no dibujar.
Los dos dibujos anteriores del fic.
The two previous drawings of the fic
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yurnu · 6 months ago
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||🔱👑 Deadly Sin!Adam AU 👑🔱||
Tulipanes amarillos y rojos.
Adam se encontraba en su jardín trasero, regando las flores con su pequeña regadera rosada. Miraba los tulipanes rojos con nostalgia, recordaba perfectamente que este tipo de flores eran los favoritos de Eva, cualquier tulipán era su favorito sin importar el color, como los tulipanes amarillos que están en su cabello. Recordaba con anhelo y nostalgia aquellos días en el Edén con ella, y los previos que le siguieron cuando fueron expulsados del jardín. Pero aún así, sin importar las dificultades nunca se separaron.
Hasta ahora, cuando renunció a su divinidad solamente para que ella pudiera descansar en el cielo.
Solamente esperaba que ella la estuviera pasando bien, y que, aunque le desgarrara el corazón, ella hubiera logrado conseguir a otra alma o persona a quien amar.
Ella merecía la felicidad, aunque no fuera con él.
Se lo merecía después de las penurias que le influjo Lucifer aprovechándose de su ingenuidad.
— ... Lewis—llamó a su mayordomo Imp de mediana edad, quien estaba a un lado suyo con las manos en su espalda — ¿Crees que lo que hice fue... Egoísta?—preguntó—
Lewis fue su más grande confidente, y hasta cierto punto una figura paterna, le confío su más grande secreto después de que dicho imp lo viera en su estado más vulnerable.
— Mi señor, sus acciones son todo menos egoístas. Tuvo su oportunidad para ir al paraíso, pero en cambio, le dió esa oportunidad a su esposa con el precio de tomar sus pecados y que así su alma esté limpia para poder ingresar al cielo. —miró fijamente los ojos dorados de Adam — usted se convirtió en el pecado original para que su esposa descansará en el cielo, señor. Es la acción más desinteresada que jamás lograre ver en milenios, porque nadie dejaría ir su oportunidad para ir al cielo por otra persona, a excepción de usted — declaró el imp de mediana edad, colocando su pequeña mano en el gran brazo musculoso de Adam—
— ... Muchas gracias, Lewis...— miro a los tulipanes rojos, pequeñas gotas de agua caían de sus rojizos pétalos —
Había veces que se sentía inseguro, pensando que podría haber encontrado otra manera para hacer las cosas. Pero lo único que le importaba era que Eva estaba a salvó en el cielo.
Ella era su todo.
En el cielo, en una enorme casa, había una mujer pelirroja frente a un lienzo. Dicho lienzo tenía la imagen de un hombre de cabellos castaños, ojos dorados y una hermosa sonrisa, rodeado por las plantas que estaban en la pintura.
La mujer miro su pintura con añoranza.
— ¿Dónde estás?... Mi hermoso león...— suspiro Eva —
Ella lo extrañaba mucho.
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caostalgia · 2 years ago
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—El mundo es seguramente muy hermoso —dijo un pequeño buscapiés. —Miren esos tulipanes amarillos. ¡A fe mía, ni aun siendo petardos de verdad podrían resultar más bonitos! Me alegro mucho de haber viajado. Los viajes desarrollan el espíritu de una manera asombrosa y acaban con todos los prejuicios que haya uno podido conservar.
—El jardín del rey no es el mundo, joven alocado. —dijo una gruesa candela romana—. El mundo es una extensión enorme y necesitarías tres días para recorrerlo por entero.
—Todo el lugar que amamos es para nosotros el mundo —dijo una rueda unida en otro tiempo a una vieja caja de pino y muy orgullosa de su corazón destrozado—; pero el amor no está de moda; los poetas lo han matado. Han escrito tanto sobre él, que nadie los cree ya, cosa que no me extraña. El verdadero amor sufre y calla… Recuerdo que yo misma, una vez… pero no se trata de eso aquí. El romanticismo es algo del pasado.
Oscar Wilde. (1888) El famoso cohete.
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depoesiaypoetas · 2 years ago
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En este rincón del mundo siempre es verano. Calor y lluvia. Y 140 metros sobre el nivel del mar. No tengo alergias. Pero hay sapos. Me dan miedo los sapos y me molestan las alergias. Riesgo beneficio. El ser humano está preparado para todo excepto para dejar de mirar a quien se quiere, y para el calor de verano. He podido con lo segundo. Es más fácil colocar un ventilador que perder la memoria. No es el tiempo sino lo que hacemos mientras pasa lo que nos dice que quizás este ventilador sí sople un poco y cuando llegue el verdadero verano, en las ciudades altas a menos dos grados, con bufanda y guantes amarillos, a medio día mientras me tiritan los dientes y pienso en que prefiero el frío con mi vasito de café deslactosado, cuando sea un verano que no se sienta verano, miraré la herida que ya no es herida y ha cicatrizado junto al miedo de sentir tanto, porque el sol puede quemar pero ya no volverá a arder mi corazón que alguna vez fue tu casa.
Clara Ajc
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entre-el-cielo-y-la-tierra · 8 months ago
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Una cita junto al mar.
Me preguntaba si iba a venir. ¡Qué ilusa era! De seguro ni se acuerda de mí y mucho menos de esta cita en el mar que habíamos concertado hacía ya cinco años. Y, sin embargo, había una parte de mí que quería creer que todavía me recordaba, que no había olvidado todo lo que habíamos vivido y sido el uno para el otro.
Era aquí, precisamente, donde nos habíamos conocido hace siete años. Yo era una arquitecta recién divorciada, después de un largo pero muy infeliz matrimonio, y él era un joven estudiante de pos-grado. Ambos fuimos llevados al mar por diferentes cuestiones. Yo al buscar paz y consuelo, y el que sólo encontraba al mirar las olas mientras sentía la brisa acariciarme el rostro y peinar mis cabellos, y él al encontrar un espacio para reflexionar y pensar sobre su futuro. Recuerdo la primera vez que lo vi. Estaba descalzo sobre la arena, las olas llenando sus pies de espuma para luego retroceder y dejar un espacio entre la arena mojada y ellos. Yo miraba hacia el horizonte, a ese ocaso precioso que se dibujaba. Los ocasos en el mar me eran de un sabor diferente, le daban a mi alma un sentido más precioso por ser tan apacible y maravillosos a la mirada. Llevaba puesto un vestido amarillo de algodón con tirantes que dejaban al descubierto a mis brazos, un sombrero de playa ancho y blanco. Tenía los brazos cruzados y me abrazaba a mí misma, mientras lloraba en cuclillas viendo el horizonte. Hoy se había finalizado mi divorcio después de dos años de litigio arreglando la división de bienes y la custodia de nuestras hijas. Había luchado tanto por ese matrimonio que se había despedazado. A los treinta y cinco años me sentía hueca, como si hubieran arrancado de tajo todas mis ilusiones. Cinco años es todo lo que había tomado, sólo eso. Los últimos tres ya habían sido necedad de mi parte por tratar de salvar lo insalvable. Luis ya no disimulaba su flagrante infidelidad y su excesivo derroche de dinero que yo misma ganaba. No sabía cómo había podido escoger tan mal, sólo podía achacarlo a la locura del primer amor y a todas esas fantasías románticas que, leer tantos libros de romance, me habían metido en la cabeza. Diez años después yo era una mujer cambiada, más realista y menos idealista, con heridas en el alma que todavía sangraban. Me sentía aliviada, pero a la vez destrozada. Había venido aquí porque no quería llorar frente a mis hijas, pero necesitaba desahogarme. El mar siempre me traía consuelo y sosiego. Podía pasarme horas perdida, contemplándolo, aunque sólo alcanzaba a verlo borroso, siendo difuminado por mis lágrimas. La brisa soplaba fuerte. No podía evitar pensar que, ojalá así como se llevaba mis lágrimas, se llevará también todo lo que guardaba en el corazón: mis sueños hechos pedazos, el dolor del desamor de Luis y la desilusión por mi hogar roto.
En una ráfaga de viento, mi sombrero de paja salió volando. No me moví, no me importaba en lo más mínimo. Seguí sollozando cuando, de repente, sentí que una sombra me tapaba el sol. Volteé y lo primero que divisé fueron unos pies descalzos. Eran pies delgados, largos, algo huesudos, unos pies masculinos, pero bien cuidados, los cuales yacían parcialmente enterrados en la arena. Entonces, una profunda e igualmente masculina voz, llena de una gentileza inconfundible, me preguntó...
“Disculpe, ¿esto es suyo?”
Fue entonces que mis ojos recorrieron el camino desde los pies hasta la fuente de esa voz tan llena de ternura que había penetrado mi desdicha. Tenía los ojos más azules que jamás había visto. Eso fue lo primero que pensé. Era un hombre joven, bronceado, de cabello castaño y ondulado que no podría tener más de veinticinco años. Me despejé la garganta y, apresuradamente, me limpié las lágrimas del rostro para incorporarme. Era un hombre muy alto, yo no le llegaba ni al hombro.
“Si, es mío. Gracias”.
Acepté el sombrero de la mano del hombre y agaché el rostro. Había algo en este hombre me hacía sentir vulnerable.
“Disculpe mi atrevimiento, pero la he observado desde hace rato, mas no quise inmiscuirme. Creo que su sombrero fue la señal que necesitaba para acercarme. No la conozco ni sé por qué llora tan desconsoladamente, pero si algo he aprendido en esta vida es que, a veces, tener con quien hablar, hace un poco más llevaderas las penas. Quiero ofrecerle eso. Un par de oídos que la escuchen atentamente y que no la juzgarán. Permítame invitarle un café. Me llamó Rodrigo”.
Había algo en su semblante, una gran gentileza, una suavidad en su mirada, un sincero deseo de ayudar que terminó por convencerme. Esa tarde me llevó a un café a la orilla de la playa. Allí conversamos por horas. Yo le conté mi historia. De cómo había conocido a Luis mientras estudiaba en la universidad y todo lo que había sucedido desde entonces. Él me escuchó con cuidado sin interrumpir. Cuando ya había purgado todo lo que me volvía pesado el corazón, él empezó a contarme de su vida.
Creo que quería tranquilizarme y ponerme más cómoda al ponernos en igual condición de vulnerabilidad. Me contó que él recién había llegado a la ciudad a estudiar una maestría en Finanzas, también que extrañaba a su madre y a su hermana, pero que, por el deseo de superarse para poder sacarlas adelante, había decidido seguir con su educación, aunque lejos de casa. Me confesó que por eso había venido al mar. Estaba reconsiderando su decisión de seguir estudiando tan lejos de casa. Su madre era viuda y él, su único hijo varón, se sentía sumamente responsable por ella y por su hermana menor, pero entendía también que el programa de maestría le abriría puertas y podría proveer para ellas un mejor futuro. Había trabajado mucho para ganarse la beca que le permitiría seguir con sus estudios, pero a veces desfallecía en su determinación. Estaba solo y no tenía amigos, además de extrañar mucho su hogar. Así pasamos toda esa tarde, la cual se volvió noche, platicando. Ambos nos sentíamos muy bien. Al despedirnos, intercambiamos números de teléfono y prometimos seguir en contacto.
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Al día siguiente recibí un mensaje de texto de Rodrigo.
"¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor?"
Así empezamos a platicar, regularmente, vía texto. Nos fuimos conociendo cada día más. A veces hablábamos por teléfono, cuando necesitábamos escuchar una voz amiga. Pasaron varias semanas así, hasta que Rodrigo me invitó a tomarme un café. Ese día caminamos por la playa, platicamos y nos tomamos un café en la cafetería a la orilla de la playa, aquella en donde nos habíamos conocido. Había pasado por Rodrigo a su universidad y, ya entrada la noche, lo fui a dejar a su modesto apartamento cerca del campus. Al estacionarme enfrente de su edificio, procedí a despedirme de él con un beso en la mejilla, así como se despiden los buenos amigos; lo consideraba precisamente eso. Pero, al momento de acercarme a su mejilla, él volteó su rostro y capturó mis labios con los suyos. La sorpresa me hizo abrir la boca, a lo cual aprovechó para poner su mano sobre mi cuello y profundizar el beso. Dios, había pasado tanto tiempo desde que un hombre me había besado así. El deseo floreció en mi vientre, recordándome que, a pesar de todo lo que me decía, constantemente, era una mujer de carne y hueso. Me besaba con un hambre que me hizo gemir en su boca. Me hacía sentirme deseada, sexy y tan mujer. Sí, no la madre ni la galardonada profesional, sino simplemente mujer, tan mujer. Me bebió el aliento e hizo de mi boca una extensión de la suya. Cuando tuvimos que respirar, soltó mis labios y, sosteniéndome el rostro con ambas manos, me miró directamente a los ojos.
“Laura, quédate, por favor”.
Ese fin de semana, mis hijas estaban en la casa de su padre, así que nadie me esperaba en casa y Rodrigo lo sabía. Lo vi a los ojos. Podía ver la sinceridad en ellos, la misma que relucía en los míos. Esa noche me dejé llevar y la pasamos juntos. Por un instante se nos olvidó todo: el mundo, nuestras familias, nuestras responsabilidades y planes, las diferencias de edad y posición. Éramos sólo Rodrigo y Laura, un hombre y una mujer.
Así comenzó nuestro idilio. Aún ahora, después de tantos años, me hacía suspirar. Fueron tantas memorias y vivencias las que pasamos juntos. Él me devolvió la fe, el gozo de vivir, la confianza en mí misma y la seguridad de que aún había hombres buenos. Nos ayudábamos mutuamente, nos escuchábamos y ofrecíamos apoyo en lo que podíamos. Éramos amigos, confidentes y amantes. Yo me volví su hogar lejos de casa y él mi refugio anhelado. Nos amábamos mucho y a pesar de todo. Aunque Rodrigo era menor que yo, él era muy maduro y respetuoso, además de ser el más apasionado de los amantes, también era el más tierno y cariñoso de los hombres. Vivimos dos años maravillosos, llenos de felicidad, pero llegó el día que habíamos previsto desde el comienzo de nuestra relación. Rodrigo terminó su maestría y era hora de regresar a casa. Quizás por eso nunca quisimos hacernos promesas. Vivíamos día a día. Ese último día lo pasamos juntos y amanecimos en la playa, viendo el amanecer y prometimos volvernos a encontrar, pasara lo que pasara.
Era así que aquí estaba, parada en esa playa, esperando por él, cumpliendo mi promesa, aunque ya había esperado más de una hora. Seguramente, Rodrigo ya me había olvidado; eso pensaba. Miré el mar, una última vez, y me presté a regresar a mi auto. Fue entonces que lo vi. No había cambiado nada y, al mismo tiempo, había cambiado mucho. Mi corazón se volvió loco en mi pecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero no podía despegarle la vista. Se aproximó hasta estar frente a mí. Veía las lágrimas también en sus ojos. Tomó mis manos en las suyas y, por un momento, fuimos otra vez sólo Laura y Rodrigo, nada más. Me abrazó y estuvimos así por largos minutos, después me llevó a ese café en la playa que era tan nuestro.
Me contó que había regresado a su ciudad y que su hermana y madre habían estado tan contentas de volverlo a ver. Había conseguido un buen trabajo en una compañía transnacional, lo cual le permitió comprarse una casa. Su madre vivía con él, aunque su hermana no, ya que se había casado con un muy buen hombre que la hacía feliz. El también se había casado con una compañera del trabajo y estaban esperando su primer hijo en unos meses. Lo oí platicar sobre su vida. Se le notaba la felicidad y eso me llenó de alegría. Yo le conté de cómo mis hijas habían crecido y estaban en la secundaria ya. Le conté de mi éxito en el trabajo y del proyecto que actualmente ocupaba mi tiempo. Le conté de Armando, un doctor divorciado con quien estaba saliendo desde hace un tiempo, cómo era tan especial conmigo al cuidarme y al hacerme reír. Le conté, también, cómo Armando me había propuesto matrimonio, pero yo insistía en esperar hasta que mis hijas se graduaran de la secundaria. Así estuvimos varias horas platicando. Alegrándonos de las alegrías y simpatizando con las penas y dificultades que el otro había experimentado durante estos cinco años.
Llegó la noche y la hora de despedirnos.
“Te ves más hermosa que nunca. Cuídate mucho, Laura. Recuerda tu valor y sigue persiguiendo tus sueños. Eres una mujer asombrosa. Siempre daré gracias por el tiempo que te tuve en mi vida. Fuiste la forma que el Universo utilizó para hacerme crecer, para cobrar aliento. Aprendí tantas cosas valiosas a tu lado, todo ese amor que me brindaste, tan desinteresadamente, me dio la fuerza que necesitaba para seguir y el valor para afrontar lo que vendría después. Te llevo siempre en el corazón con gratitud y mucho cariño. Te deseo lo mejor”.
“ Yo también te agradezco, Rodrigo, por todo lo que me brindaste; un hombro donde llorar, unos brazos siempre listos para abrazarme, un compañero y un amigo que me dio su compañía y escucha en el que fue el tramo más difícil de mi vida. Me alegra sobremanera que hayas logrado lo que te propusiste y que, tú y tu familia, sean tan felices. Siempre te recuerdo, doy gracias por ti y pido por tu bienestar. Mi cariño y respeto los tienes siempre. Yo también te deseo lo mejor”.
Así nos despedimos y volvimos a renovar nuestra cita en el mar. Nos volveríamos a encontrar, después de cinco años más, y veríamos dónde la vida nos tendría, pero mi corazón agradecía que, lo que ya habíamos vivido, nada ni nadie podría arrancárnoslo del alma.
E.V.E
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kaos-literario · 4 months ago
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Casita del árbol que vive en el corazón.
Desde la profundidad de mi alma, la luz de entrada se enciende y los cimientos de la casa comienzan a temblar. Me sostengo como puedo de las paredes, algunos objetos de decoración se caen al suelo y la sangre que bombea el corazón va ingresando por las ventanas. Las fotos que están colgadas frente al sillón se tambalean, una se cae y los cristales se esparcen por el piso de madera. Trago saliva, intento lo más que puedo no ceder al suelo y cortarme con los vidrios que poco a poco buscan algo que perforar. El ambiente está frio. Hagas lo que hagas, no regreses por mí, y si estás ahí, golpeando... moriré. El librero se cae sobre mi, alguno de los libros me produce una herida en le frente y la sangre comienza a deslizarse con suavidad por mis mejillas, al igual que tus caricias en algún momento de nuestras antigua relación. Dos toques a la puerta, me vas a prender fuego el corazón. Te llevaste el amarillo, aquí solo hay gris, ¿que más quieres robarme? Porque ya no tengo nada de mi, estoy a oscuras en está casa, a penas fotos que intentan animar la deprimente habitación y flores marchitas sobre la mesa. Cartas con mi nombre pero no palabras para mi. La luz pone más intensidad. Déjame en paz; te haz llevado todo, aquí no tienes nada más ¿porque me quieres dañar? Hagas lo que haga, no regreses por mí, porque si me tocas una vez más... moriré. No me queda nada de amor, no puedo respirar y un beso más, me quitará la vida.
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fannyjemwong · 4 months ago
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CORAZÓN AMARILLO 14 : RECOPILACIÓN Y SELECCIÓN DE FANNY JEM WONG
CORAZÓN AMARILLO 14 : RECOPILACIÓN Y SELECCIÓN DE FANNY JEM WONG Presentación de libro y cuentacuentos KIKÍN, EL SALTARÍN de Pilar González Vigil por fannyjemwong April 27, 2024 REVISTA ORIENTAL : ESTAMOS DE ANIVERSARIO CUMPLIMOS 93 AÑOS INTEGRANDO LAS COMUNIDADES ASIÁTICAS DEL PERÚ Y AMÉRICA LATINA por fannyjemwong April 20, 2024 Artista chino da vida a criaturas mitológicas de “El Clásico…
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ocasoinefable · 1 month ago
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No sé cómo comenzar a escribir sobre este sentir que es tu sueño. Es la primera vez que siento a mi alma, piel y corazón en un sonrisa mientras te sonrío. es la primera vez que se revuelve mis suspiros, mi sed, el rocío de mis palabras, el gris de mis manos y el color de tu risa, en un beso que doy al viento cuando te veo. Quiero de ti hasta el dejo de tu sombra, el vacío de tu lengua, tu risita con aroma a mar. Todo. Cada espacio y linea. Me tiendo a pesar bajo los enarbolados mezquites, amarillos y lluviosos. y al primer latido te sé aquí, me siento y entonces te siento latir en mí. Es la primera vez que hay en la ternura de mi piel la fantasía de tu boca, el gemir de tus miradas, el aire que muerdes. Es pesado a veces sentirte tanto, más aun es tan dulce que es mi hogar sentirte aquí. Danzan tus labios desde mis hombros a mi cintura, como río al mar. respiro la prisa que llevan tus dedos.. bebo entre suspiros tu latir. Dos verbos en mis labios al tarde tus labios, devorarte y cobijar en cada nuevo día tu corazón. Ruedan de mis dedos el aire de tu boca, mis labios como aves zurcan el silencio y la brisa, el dejo de tu voz.
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johancm-21 · 1 year ago
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AGRADECIDO
Estoy agradecido por todo lo que me has dadoPor estar conmigo cuando me siento solo‘No estás buscando nada a cambio, salvo mi amor’‘Eres esa persona incondicional que todos quieren a su lado’.Esto es real…Estoy sintiendo la mejor satisfaccionEs poder estar en paz con mi ser y estar libre de tormentosos pensamientosDespués de tantos fracasos…No puedo dejar a la persona de mis sueños‘Estoy…
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rubywolffxxx · 4 days ago
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Pole Position (Formula 1 x lectora)
Resumen: después de la cena, una tensa sensación se dió entre los pilotos. La existencia de Tania comenzaba a ser relevante en la parrilla.
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~ X ~
—No fue para tanto.—
—¡Ganaste con medio auto al rojo vivo!—
Tania comía su pizza apenada, pues los halagos de Franco solo la avergonzaban frente a sus compañeros.
El grupo de pilotos había decidido ir a una pizzeria de la ciudad, nada muy llamativo para cenar tranquilos. Tania estaba entre Franco y Kimi, debatiendo con el segundo, como siempre, las posibilidades en un apocalipsis zombie. O al menos fue así hasta que Franco sacó el tema del TC2000.
—Cuando escuché del TC, pensé que eran tus iniciales.—Carlos rió de forma tonta—. Me temo que no es una competición muy conocida por estos lares.—
—... Apenas ahora me doy cuenta de que en realidad son mis iniciales... le daré uso comercial.—rieron por aquello—. Pero siendo serios, el TC es muy importante en Argentina. Supongo que cada país tendrá su competencia nacional y por ello ustedes no lo conocen para nada.—
—¿Y cómo terminaste aquí, charlando de zombies y defendiendo al pequeño Kimi de un encierro injusto?—Charles la miró con interés, uno que Lando percibió.
—Si estoy aquí comiendo pizza con ustedes es por Mary...—probó su comida pensativa—. Mary vio algo en mi, un algo que yo aún no termino de dimensionar... Pero supongo que es algo bueno, me inventó una escudería...—
—¿Reparas tu propio auto?—Lando llamó su atención.
—Yo lo armé de cero, corazón.—lo vio sonreír—. Es mi bebé.—
—Eligió el color que menos me favorece.—Franco suspiró—. Justo el amarillo...—
—Diseña tú un monoplaza entonces, no te quejes.—
Después de la pizza, Franco, Kimi y Oliver se retiraron para descansar. El resto siguió paseando por el centro, al menos hasta que algo llamó la atención de la chica.
—¿Entramos?—señaló emocionada el arcade del otro lado de la calle.
—¿Ahora?—
—Es una buena idea.—Carlos la apoyó enseguida.
—También te pareció buena idea patinar y mira tu rodilla.—Charles suspiró rendido—. Pero si... suena divertido. Vamos.—
—¿Qué dices, Lando?—Tania llamó la atención del chico—. ¿Empezamos mi racha de victorias corriendo en el Daytona?—lo vio sonreír.
Comprar tarjetas y cargarles un buen saldo fue suficiente para que el grupo de pilotos pasara un par de horas entre risas y tonterías.
Carlos y Charles jugaban al hockey de aire cuando Tania y Lando encontraron las dichosas máquinas de carreras al final del local.
—Por tu cara de felicidad deduzco que has jugado demasiado con estas cosas... No sé si quiero hacer el ridículo.—Lando miró a la chica dejar su refresco sobre el tablero y sentarse emocionada en el asiento, seleccionando con demasiada facilidad los comandos.
—Tranquilo, yo te enseño.—aquello lo hizo reír—. Para alguien que alabó el F1 24, esto no será fácil.—
—Fue publicidad paga, debía suavizar la critica.—
—Es un juego de mierda... Y la cara de Oscar es rarísima.—Lando no pudo reprimir la risa que aquello le generó.
—¡Y su pelo!—Tania rió también—. No le digas que me reí de su avatar...—
—El tuyo también se ve raro, asi que no te rías tanto.—Lando pagó su partida, sincronizando la carrera con la mujer. En cuanto Tania vio que eligió caja automática, bufó decepcionada—. No seas gallina...—
—No estoy acostumbrado a la palanca de cambios en las carreras...—
—Pobre piloto de monoplazas...—Tania llevó su mano a la palanca, haciendo los diferentes cambios de memoria. A Lando le resultó atractivo de cierta forma—. Si no puedes dominar un auto básico, creo que tendré que sacarte la pole position en mi top de favoritos.—
—No no, señorita. A mi me dejas en la cima.—Lando activó los cambios manuales—. Si pierdo, es por culpa del juego.—
La carrera finalmente empezó, y Lando entendió que la habilidad de la chica en Overwatch no era algo específico. Era buena jugando, en lo que sea. Claro está que perdería. En ese y otros tantos juegos del lugar.
—Si ya terminaste de hacer el ridículo, podemos irnos.—Carlos se acercó junto a Charles—. Ya es algo tarde, debemos volver al hotel.—
—Déjame cambiar los tickets que he juntado.—Tania alzó su tarjeta emocionada—. Hay un premio que vi antes y lo necesito a toda costa.—
Para cuando llegaron al mostrador y vieron lo que la chica quería, todos rieron.
—Con lo que gastaste juntando puntos, hubieras comprado 5 muñecas de esas.—Carlos llevaba un balde infantil repleto de dulces. Fue lo que le alcanzó por sus puntos.
—Si, pero esta la gané con esfuerzo.—Tania le mostró emocionada la caja, donde la muñeca rosa con rasgos vampiros se mostraba coqueta.
—¿Cuántos años tienes? ¿10?—Lando tomó la muñeca con curiosidad.
—La campeona de TC y Formula 2 gasta sus puntos como quiere, muppet.—lo vio sonreír.
—¿Vienes con nosotros?—Charles llamó su atención apenas llegaron al estacionamiento, señalando el auto en un rincón.
—Claro.—
—O puedes venir conmigo.—Lando intervino—. Asi no voy solo.—
—Iré contigo, Lando.—Carlos alzó la mano de forma inocente—. Que Tania vaya con Charles.—
Carlos sabía que Charles tenía interés en Tania, por lo que quería darle una ayuda con ello. Lo que no sabía era del naciente interés de Lando también.
—Es lo mismo, no den tantas vueltas.—Tania se acercó a Charles, decisión que a Lando no le gustó demasiado—. Nos vemos en el lobby, señores.—
—¿Qué tal la noche?—Charles miró por un segundo a la mujer, volviendo su atención enseguida al frente—. ¿Te divertiste?—
—Demasiado, sí... Supongo que me alivia un poco saber que la gente que tanto admiraba es real... ¿Tiene sentido?—
—No.—ambos rieron con aquello.
—Me refiero a que son chicos comunes y corrientes... algo asi. Quiero decir... No sé.—
—Creo que entiendo a lo que te refieres.—se detuvieron en un semáforo en rojo.
—Son graciosos, amables... Nada arrogantes ni egocéntricos.—Tania lo miró, notando que Charles también la miraba a ella—. Asi que a menos de que me hayan estado mintiendo, puedo decir que son buena gente.—
—Jamás le mentiría a alguien con quien compartí una pizza.—la chica sonrió—. Y menos con alguien que le destrozó la rodilla a otro. Que miedo.—
—¡Carlos se cayó solo!—
El par llegó entre risas al lobby, notando que Carlos y Lando seguían ahí.
—Se divirtieron, parece.—Carlos sonrió con cierta complicidad.
—Un poco, hablábamos de cómo esta señorita te desgarró la rodilla.—
—Solo fue un inchident.—Tania sonrió al ver el ceño fruncido de Charles—. Jamás lastimaría a Carlitos.—
—No sé, creo que sentí el empujón que me dejó en el suelo.—Carlos rió entre dientes apenas la chica le dio un empujón.
—No es gracioso... Bueno, caballeros. Me retiro.—la chica dejó un casto beso en la mejilla de cada uno—. Descansen, mañana será un día importante. Estaré ahí, alentándolos a todos.—
La chica se desvaneció en el ascensor, siendo lo último que los chicos vieron un saludo inocente con la mano.
—...¿Y? ¿Qué tal te fue?—Carlos rompió el silencio, mirando a Charles con curiosidad.
—¿Con qué?—
—Oh, vamos. Te dejé el camino libre con la chica.—Lando se sorprendió con eso.
—¿Te gusta?—soltó sin más, mirando a Charles de forma seria.
—Algo, si.—Lando hizo cierto gesto que a Charles no le gustó—. ¿Por qué?—
—Nada. Solo curiosidad.—comenzó a alejarse—. Suerte mañana, señores. Esperemos que el clima sea decente.—
Cuando el duo Ferrari quedó a solas, Charles habló.
—A él también le gusta, o al menos le interesa.—caminó al ascensor—. No me digas que no te diste cuenta.—Carlos se encogió de hombros.
—Si ese fuera el caso, estás en problemas. Lando es su super mega archi ídolo. Tiene ventaja.—
—Que alentador.—
—Peeero tú eres genial, puedes hacer algo al respecto.—Carlos sonrió divertido—. Yo mejor me mantengo neutral, soy amigo de los dos, no quiero dramas.—
La suave melodía de el Hobbit resonó desde la mesita de noche, y Tania se apresuró en desactivar la alarma.
Se estiró con pereza, tomándose unos segundos en espabilar lo suficiente para chequear su celular. Se sorprendió al ver la exagerada cantidad de notificaciones que tenía en Instagram.
Solo cuando entró vio el porqué.
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Tania sonrió sin darse cuenta.
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psicologa-rolera · 2 months ago
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💛 Reflexión de cierre: Septiembre Amarillo 💛
Este mes, dedicado a la concientización sobre la prevención del suicidio, ha sido un espacio para hablar sobre temas difíciles, pero necesarios. En comunidad, hemos compartido experiencias, dudas y apoyo. Cada reflexión, mensaje o aporte ha sido una pequeña luz en este camino que a veces se siente pesado.
Quiero cerrar este mes recordando algo importante: no importa si las batallas que enfrentas te parecen pequeñas o insignificantes. Cada una es válida y, si estás aquí leyendo esto, ya has dado un paso enorme. La empatía, el cuidado mutuo y el simple hecho de existir son actos de valentía.
Como despedida de este Septiembre Amarillo, me encantaría invitarte a que compartas tu propia reflexión o experiencia. ¿Cómo te ha impactado este mes? ¿Qué pensamientos te han acompañado? Tus palabras pueden resonar en otras personitas que quizás estén pasando por algo similar o que necesiten sentirse acompañadas y comprendidas, así que no dudes en abrir tu corazón si así lo deseas.
Gracias por ser parte de esta comunidad que no solo rolea, sino que también se apoya y cuida mutuamente. Sigamos construyendo espacios de respeto, empatía y acompañamiento. Cada día es una oportunidad para ser un poco más gentiles con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
¿Qué te llevas de este Septiembre Amarillo?
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