#Autobiografía
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El hombre que mueve una montaña empieza por llevarse piedras pequeñas.
Nunca te pares. Página: 66
#Nike#Phil Knight#Autobiografía#Emprendimiento#Atletismo#Innovación#Deporte#Zapatillas#Bowerman#Running#Liderazgo#Negocios#Marketing#Inspiración#Motivación#Superación#Riesgo#Pasión#Sueños#Competencia#Estrategia#Creatividad#Cultura#Marca#Historia
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Poemas inéditos
Tanto pretendí, tanto soñé, que tanto
De tantos tantos hizo nada en mí,
Mis manos quedaron frías
Sólo de esperar el encanto
De aquel amor que las calentase al fin.
Frías, vacías,
Así.
#Fernando Pessoa#Poemas inéditos#Pretendí#Soñé#Nada#Mí#Manos#Frías#Esperar#Encanto#Fin#Vacías#Personaje#Viaje#Sentimientos#Emoción#Pensamientos#Ideas#Escritura#Escribir#Escritor#Autor#Autobiografía#Letras#Palabras#Libro#Poemario#Textos#Literatura
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¿Quién soy?
Mi historia comienza con mis padres, una pareja que se conocían de toda la vida, trabajaban juntos en el campo y eran amigos de sus amigos y claro vivían en el mismo pueblo. Decidieron casarse jovenes unos 23-24 años y al poco tiempo empezaron a tener hijos.
En total somos 3 hermanos, mi hermano mayor (el rebelde y autosuficiente), el mediano (el que ni pincha ni corta pero al que todos queremos, si es el gracioso) y yo ( la princesa mimada, pero no una fresa).
Tuve una infancia normal, no tengo muchos recuerdos de ella, fui a un colegio de monjas ( es una larga historia) donde me hacían bulling ( no se si se escribe así, no se ingles), después me cambie a un colegio público donde por fin hice amigos. Jugaba con mis hermanos, veía como regañaban al mayor por no querer estudiar, al mediano por no sacar demasiadas buenas notas. Y luego yo, bueno digamos que era muy callada, y siempre me portaba bien, pero ese bien es un tanto oscuro, en verdad me daba miedo, miedo a que mis padres me regañaran por hacer algo mal, algo que no les gustaba, por ello decidí desde muy pequeña que quería estudiar, pero no el que. Como no sabia hacer amigos me dejaba llevar por las personas que conocía de mi entorno, en este caso mi prima ( hija única) me mude a su colegio, después de que conseguí hacer ver a mi madre que no quería estar con las monjas.
Me juntaba con sus amigos y todo iba bien, mi vida estaba prediseñada yo solo debía seguir las normas y el camino que se supone que debo hacer, sacarme el graduado escolar, sacarme la ESO, hacer el bachiller, selectividad, entrar a la universidad ( ahora estoy en este último punto) después .... ¿ que viene después? ¿un master? ¿ un novio? ¿un compromiso, un trabajo, comprarme una casa y reproducirme? Sobrevivir de la manera más aburrida lo llamo yo.
Si eso es superficial, lo que todo el mundo ve o quiere ver, pero dejan de lado lo importante, el crecimiento personal, encontrar tu propio camino. Ahora que tengo 22 años casi la edad a la que mis padres se casaron, me arrepiento de haber tomado decisiones desde el miedo.
Soy una persona con baja autoestima, empece a engordar a las 9 años, porque no tenía recursos para afrontar el miedo y la ansiedad a la que me enfrentaba cuando iba al colegio de monjas, por lo que empece a comer ( típica historia de gordos) pase de ser una chica mona, delgada y tímida, a una chica gorda y tímida ( que si antes no hacia amigos ahora menos). En casa bueno no he sufrido abusos ni castigos, siempre he sido complaciente, para que el mundo me aceptara incluidos mis padres, que no puedo ponerme esto pues no me lo pongo, que no me dejas salir bueno, pues no saldré, queréis que estudie lo intento, quería complacer a mis padres que no me regañaran por ser mala, pero me olvide de lo que hacen los niños, me olvide de experimentar, de jugar, de aprender a socializar y conocer el mundo.
Ahora, que estoy acabando la universidad he aprendido ha hacer muchas de esas cosas que no hice de niña, aprendí a hacer amigos, pero con secuelas, me convertí una persona dependiente y complaciente, para hacer amigos y mantenerlos busco complacerlos y hacerlos felices. para que siempre quieran estar a mi lado, pero al mismo tiempo, se hecha a aquellos que no me convienen y me caen mal.
Una de las cosas que me ha llevado a crear una personalidad oculta que es la que manda en mi mente (pero solo cuando estoy sola) es ese miedo, cree un alter ego en mi cabeza que era y es todo lo que yo quiero ser, completamente distinta a esa niña tímida y gorda de la que os hablo.
Aa esta niña como os imagináis tampoco le ha ido bien en el amor, digamos que mi unica relación seria a sido con mi perro, no he tenido pareja formal pero si decepciones amorosas con "casi algo" con "aprovechados" y "mentirosos" que buscaban aprovecharse de esa mentalidad de persona complaciente. Muchos de ellos ya olvidados, pero hay uno del que no consigo desacéreme, y necesito ayuda.
¿ Si queréis saber cosas concretas? solo tenéis que preguntar aun que iré subiendo cosas según mis reflexiones diarias.
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Los jueves de noviembre, El Telar de Penélope! (2da edición)
Arquetipos femeninos y exploración personal desde La Odisea de Homero y el viaje del héroe EL TELAR DE PENÉLOPE Un viaje original e introspectivo para escribir re/conociéndose Este es otro módulo para mujeres que escriben, quieren escribir y/o se animarían a intentarlo. Y si bien se utilizará la escritura como herramienta narrativa e introspectiva, no se trata de una propuesta específicamente…
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#Arquetipos femeninos#Arquetipos y símbolos#Autobiografía#escribir#Gabriela Onetto#Gabriela Palma#La Odisea#literatura#Mitología#Montevideo#mujeres#narrativa#Talleres intensivos
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Tu propia autobiografía
Con esta actividad, podrás trabajar una de las destrezas comunicativas básica más importantes y menos trabajadas, la expresión oral.
Esta actividad está diseñada para un nivel B1.
Antes de todo, es necesario que hagas un mini-esquema para estructurar la autobiografía. Este esquema lo puedes poner en comentarios y será corregido por mí lo antes posible para poder continuar con dicha actividad.
Después tendrás que grabarte. Haz diferentes tomas de vídeo (diferentes lugares, momentos del día...) y por último a través del programa Movie Maker junta todas las partes, crea un pequeño corto y súbelo a Youtube.
Puedes añadirle texto, animaciones y todo lo que creas conveniente para que el trabajo sea lo más creativo y original posible.
Para que yo lo pueda ver y darte la retroalimentación oportuna pon el enlace de Youtube en los comentarios de esta actividad.
Enlace para descargar el programa “Movie Maker”:
https://www.videowinsoft.com/es/videowin-movie-maker-es.html?gclid=Cj0KCQjw8qmhBhClARIsANAtbofVhubxOj07Lzemen2FRZxjp5T27TvoBnfudDMopnmVP2eQH--5BCsaAt1eEALw_wcB
Tutorial para usar “Movie Maker”
youtube
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Evocación sefardí en Yugoslavia
🇪🇸 El artículo Evocación sefardí en Yugoslavia, escrito por Ernesto Giménez Caballero y fechado entre 1930 y 1988, es un relato autobiográfico donde el autor describe su paso por las juderías de Yugoslavia en 1930. Este manuscrito, que consta de 14 hojas principales y otras 4 adicionales, fue posiblemente pensado para ser publicado en varias entregas en prensa. Se presenta en formato mecanografiado con correcciones manuscritas, en tinta azul, y pertenece al Archivo personal de Giménez Caballero. Este documento, que se conserva en la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de España, fue adquirido en 1993 de sus herederos y ofrece una visión detallada de las experiencias del autor en las comunidades sefardíes de la región balcánica, capturando aspectos históricos y culturales del período.
🇺🇸 The article Sephardic Evocation in Yugoslavia, written by Ernesto Giménez Caballero and dated between 1930 and 1988, is an autobiographical account in which the author describes his visit to the Jewish quarters of Yugoslavia in 1930. This manuscript, composed of 14 main pages and 4 additional pages, was likely intended for publication in multiple installments in the press. Presented in a typewritten format with handwritten corrections in blue ink, it is part of Giménez Caballero's personal archive. This document, housed in the Cervantes Hall at the National Library of Spain, was acquired in 1993 from his heirs and provides a detailed view of the author’s experiences in the Sephardic communities of the Balkan region, capturing historical and cultural elements of the period.
#Evocación#Sefardí#Yugoslavia#Giménez#Caballero#Autobiografía#1930#Manuscrito#Judíos#Balcán#Cultura#Historia#Archivo#Madrid#Correcciones#Artículos#Biblioteca#España#Herederos#SalaCervantes#judaísmo#judaism#jewish#judío#cultura judía#jumblr
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Libro “Neige Sinno”
Ficha técnica y comentario del libro: Título original: Triste tigreTítulo en español: Triste tigreCalificación edad: +18 (Recomendada para mayores de 18 años)Autor: Neige SinnoPaís: FranciaIdioma original: FrancésGénero: Autobiografía / EnsayoCalificación calidad: 9 (Excelente) Argumento y comentario “Triste tigre” es una poderosa obra autobiográfica y ensayística que aborda el tema del abuso…
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La autobioficción renacentista. Lázaro de Tormes y Teresa de Jesús
Lázaro de Tormes y Teresa de Jesús
¿Qué tienen en común la vida del Lazarillo de Tormes y el libro de la vida de Teresa de Jesús? En principio, al menos, la presencia de un yo narrador, que nos cuenta algo sobre sí mismo. De este tema nos habla el trabajo que hoy os presentamos. «La autobioficción renacentista. Lázaro de Tormes y Teresa de Jesús», escrito por Jesús Pérez‑Magallón, de McGill University, forma parte del libro…
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Sometimes the worst of him have the best disguises
Aquél de entre ustedes que se hace llamar servidor, es en realidad quien paga al inocente a cambio de su silencio. Su lealtad no es la que aparenta. Él es uno de los Nueve Reyes, que custodian al Único.
Es por esto que me veo forzado a no expresar mi mensaje como quisiera. Tendré que cambiar nombres, omitir lugares, encriptar el mensaje, con la esperanza de que el Nazgul que me acecha no me encuentre mientras llevo el Anillo en mi dedo, y así no ser silenciado.
He tenido muchos nombres, algunos que preferiría enterrar en el ayer, y otros que desearía poder poner por escrito. Mas mientras la maldición que debí aceptar para mantenerme con vida permanezca sobre mí, deberé andar bajo esta Sombra que se yergue encima mío desde mi pasado. Espero pronto poder, como el marido de Isabel, recobrar la voz y poder clamar el nombre, todos los nombres. Hasta entonces, me conocerán como Necrónimo.
Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto.
The Devil is a Gentleman (Merci Raines) | Sub. Español (youtube.com)
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Voy combinando la primera autobiografía que leo y mangas 🤓 Me encanta Phil Collins 🥰
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Si alguna vez se trata solo de negocios, significará que es uno muy malo.
Nunca te pares. Página: 412
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Moby 'Porcelain: Mis memorias' | 2016, fragm.
En 2016, Moby escribe una autobiografía que comprende diez años de su vida, van de 1989 a 1999. Donde relata con en un estilo sencillo, fluido, sus memorias como aspirante a DJ, las dificultades, logros, y su ascenso en la industria musical, como uno de los compositores de música electrónica más importantes de la actualidad.
Dicen que en alguna reunión, Moby contó algunas historias del Nueva York de principios de los noventa y los presentes estaban tan fascinados que le sugirieron que plasmara esos relatos en un libro.
Una crónica notable que nos ubica en Nueva York a finales de la década de los ochentas. Todo ocurría allí: la moda, el arte, la literatura, los movimientos sociales, políticos e ideológicos que más tarde repercutirían en el mundo, Wall Street en su apogeo como centro financiero del mundo. Y ciertamente convulsa, tanto por su nivel de delincuencia como por las drogas - el crack fundamentalmente - que asolaba multitud de barrios.
Todo ello junto con la incipiente eclosión de una cultura de club que terminará por emerger a principios y mediados de los años 90. La vida nocturna de la isla es una leyenda. La música que sería un éxito mundial, sonaba primero en los clubes de la ciudad. No había escenario más importante para un joven aspirante a DJ que los clubes neoyorquinos, eran la punta de lanza para convertirse en estrellas de la música electrónica, el techno y demás géneros relacionados.
En el epicentro de este sinsentido, encontramos a un joven originario del Harlem que dormía en una fábrica abandonada llamado Richard Melville Hall, hoy mundialmente conocido como Moby. Quien satisfecho por vivir en la ciudad que ama da sus primeros pasos en el panorama musical, bien a través de su actividad como Dj en el Club Mars o con sus primeras grabaciones y relativos éxitos como “Go”.
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[...] Aquel día iba a Nueva York a entregar una cassette con una mezcla de dj para un club que acababa de abrir. Me lo había dicho mi novia, Janet, con quien llevaba saliendo unos cuantos meses. Janet se había dedicado a criar caballos de monta en Greenwich -Connecticut-, pero ahora vivía en la residencia universitaria de Columbia -estaba en el segundo año de la carrera- y tenía un contrato de prácticas en la revista Interview. Se parecía a la Katharine Hepburn de la época de Historias de Filadelfia, pero sus héroes eran los columnistas de Paper y Village Voice, y estaba obsesionada con las galerías y los clubes nocturnos.
Uno de los periodistas de Interview le había dicho que en un local nuevo, llamado Mars, estaban contratando gente y que, si me daba prisa, les podría llevar una cinta. Así que allí estaba yo, con una cassette de sesenta minutos en el agujereado bolsillo de mi abrigo mojado. De un lado, había grabado mis mejores mezclas hip hop y en la otra, música house. Le había dedicado varios días de trabajo. Había mezclado ritmos en mi grabadora de cuatro pistas y les había agregado voces a capella sacadas de singles poco conocidos de música disco y hip hop. Y, como no quería parecer un sintecho, me había puesto mi mejor ropa de club bajo el abrigo: un jersey de cuello alto, unos vaqueros y unos zapatos de vestir, todo de color negro y todo sacado de Goodwill y del Ejército de Salvación.
Estuve sentado cuarenta y cinco minutos en el baño del tren, tragándome el olor a pis y a desinfectante y mirando el dibujo que mi amigo Jamie había hecho para la carátula de la cinta. ¿Era suficientemente cool? ¿Era cool? Me había diseñado una especie de logo, con complejos trazos de grafiti y bordes dentados. Jamie era un aspirante a grafitero, pero también era un chico blanco de Norwalk que estudiaba contabilidad en la Universidad de Connecticut. ¿Lo sabría alguien más? Quizá fuera cool. Yo no tenía ni idea.
Yo había enviado cintas parecidas a un promotor radiofónico de California. Había visto un anuncio en una revista de dj que decía así:
« Buscamos mezclas para una emisora de redifusión nacional ».
Llamé al número del anuncio y hablé con un tipo malhumorado de Oakland, con los berridos de un bebé como trasfondo. Me dijo que podía poner mis cintas en la radio, así que le empecé a enviar mezclas de hip hop de treinta minutos. No me había pagado nada, y yo ni siquiera sabía si las estaba emitiendo; pero se las enviaba de todas formas, con la esperanza de que alguien, en alguna parte, las oyera.
Cuando el tren llegó a Grand Central, salí del baño, me abrí paso entre la gente que llenaba el vasto espacio de la estación y bajé al metro. Quince minutos más tarde, tras haberme saltado dos molinetes, iba corriendo por las aceras llenas de sangre de animal de la calle 14, a la altura del Meatpacking District. Llegué a Mars sin aliento, pero con ilusión y entusiasmo. El club estaba en un enorme, sucio e imponente almacén abandonado. Lo había alquilado un empresario de hostelería llamado Rudolph, con la intención de convertirlo en el mayor y mejor club nocturno del mundo. Desde la fachada se veían la West Side Highway, algunos establecimientos de sexo y bondage y el gris pizarra del río Hudson. En el Meatpacking District no había bares ni restaurantes, pero en la entrada del club se había formado una cola de cientos de neoyorquinos modernos que buscaban trabajo. Yo me puse en ella con mi ropa negra, cruzando los dedos para que nadie se diera cuenta que, en realidad, no era más que un pequeño chico blanco malvestido que vivía en una fábrica abandonada de Connecticut.
Una hora después, llegué a la entrada. En el vestíbulo del club había una mesa plegable, con tres personas sentadas detrás. Tenían papeles en la mano, y uno me preguntó:
– ¿Qué solicitud quieres? ¿De ayudante de camarero, barman, seguridad?
– Yo… ¿Tienen solicitudes de dj?
Los tres se quedaron en silencio y, acto seguido, rompieron a reír.
– No, no tenemos – contestó la única mujer con desconcertante tranquilidad. Era una negra preciosa, que llevaba un largo abrigo negro sobre una camiseta desgastada de los New York Dolls
–. Yuki ya ha contratado a los dj's.
– Ah, bueno… ¿Les puedo dejar una cinta? Hay música house en una cara y hip hop en la otra. ¿Se la podrías entregar a la persona que los contrata?
Ella me miró con pena, pero aceptó la cinta antes de girarse hacia la siguiente persona de la cola. Yo me quedé inmóvil, helado.
– Bueno, gracias – acerté a decir –. Adiós…
Me alejé a toda prisa y me dirigí a la cabina de la esquina para llamar a Janet. Estaba rota, así que fui a la más cercana, a una manzana de distancia; pero también estaba rota. Tenía frío, el cielo era una mole pesada y oscura y yo me había humillado delante de una preciosa y elegante mujer en lo que iba a ser el mejor club del planeta. Había cometido la temeridad de creer que podía trabajar en Mars. Era un imbécil. Y ahora estaba en un charco de lluvia y sangre de animal, mirando una cabina destrozada.
Tenía unos cuantos dólares, así que decidí ir a la tienda de comida sana que estaba en la esquina de la calle 13 y la Octava Avenida. Había salido de la fábrica y viajado a la ciudad con la ilusión de ser por fin un dj de Nueva York, y ahora caminaba bajo la lluvia, con los hombros encogidos, para comprarle comida a unos hippies. Compré leche de soja y pan integral y me salté el molinete de la línea F, pensando que F era la inicial perfecta para mi fracasado viaje a Nueva York. Luego, me bajé en la calle 42, cogí el tren a Grand Central y pagué el billete hasta Stamford porque no me apetecía sentarme en el baño. Durante el trayecto, me comí el pan y me bebí la leche mientras miraba el South Bronx a través de las rayada ventanilla y leía el ejemplar del New York Rocker que alguien se había dejado en el asiento.
Los grupos del New York Rocker tenían contratos con discográficas, daban conciertos, concedían entrevistas y sacaban discos. La gente miraba sus fotos. La gente oía sus canciones. Eran todo lo que yo soñaba. Quería trabajar para un público de verdad y pinchar discos en abarrotadas y oscuras salas neoyorquinas. Pero sólo era un sintecho de veintitrés años; un artista de música electrónica con dos únicas fuentes de ingresos profesionales: las actuaciones de los lunes en un minúsculo bar de Port Chester -Nueva York- y las de los sábados por la noche, en un club para todas las edades que tenía su sede en una iglesia de Greenwich.
Estaba diluviando cuando llegué a Stamford, así que volví a la fábrica a toda prisa. Caminé por uno de los largos pasillos, me dirigí a mi apartamento y llamé a Janet. Aún no podía creer que me hubieran dado un teléfono. Cuando me mudé a la fábrica, llamé a la compañía telefónica y les pedí uno. Al día siguiente, mandaron a un hombre; y cinco minutos después de que llegara, ya tenía un teléfono activado. No me preguntó si vivía ilegalmente en aquel lugar; se limitó a poner unos cables y a instalar la conexión. Cuando se fue, estuve a punto de pedirle que me diera su nombre para ponérselo al primer hijo que tuviera.
– ¿Qué tal te ha ido? – dijo Janet con entusiasmo –. ¿Te han contratado?
– Bueno, había mucha gente en la cola, y todos buscaban trabajo. Pero le dejé la cinta a una mujer del club.
– ¡Genial! ¿Cómo te sientes?
– Bien – mentí.
Hablamos unos minutos, quedamos en ir a la iglesia el domingo y colgamos.
Yo había hecho todo lo posible para que me contrataran en Mars. Había ido a Nueva York bajo la lluvia y les había dejado la cinta con el diseño grafitero de un estudiante de Contabilidad. Ahora estaba en manos de Dios. La situación, no la cinta, porque daba por sentado que la habrían tirado a la basura o que alguien la usaría para su contestador automático.
Como no podía hacer nada, hice lo de siempre: encender mis equipos y trabajar. Hice música ambient-house hasta medianoche, momento en el cual me quité los cascos y lo apagué todo. Después, me preparé unas gachas y me puse a leer un castigado libro de Star Trek en edición de bolsillo mientras oía un cassette de Debussy. Sentado allí, con los motores de la nave a plena potencia y la lluvia golpeando los enormes ventanales de la fábrica, era feliz. Estaba sucio y apestaba; vivía en una fábrica abandonada, en un barrio repleto de crack, y mi día había sido intensamente decepcionante. Pero estaba tranquilo y era feliz.
A las cuatro de la madrugada, me metí en el catre y me quedé dormido con el sonido de la lluvia.
Por la mañana ya no llovía, aunque hacía frío y el cielo estaba cubierto. Me hice otras gachas en el hornillo y fui a mi tienda habitual a comprar almendras y una naranja. Las almendras y las naranjas eran lujos para mí, pero el día anterior había sido difícil y necesitaba darme un capricho. Luego, me di cuenta de que me estaba quedando sin agua; así que, después de desayunar, bajé a la calle y me acerqué a la tienda, donde compré un par de botellas grandes. Al volver a la fábrica, me fijé en los enormes montones de tierra que había en el aparcamiento; los habían dejado allí con la intención de empezar una obra, y se habían convertido en simples montañas de barro.
Ya en el estudio, vi que alguien me había dejado un mensaje en el contestador. Pulsé el « Play », el cassette rebobinó y, acto seguido, oí el mejor mensaje de toda la historia de los contestadores automáticos.
– Hola, soy Yuki Watanabe, del club Mars. Estoy buscando a dj Moby. He oído su cinta, y me gustaría hablar con él.
Yo me quedé helado. Puse la cinta otra vez. Y otra. Alguien llamado Yuki, con fuerte acento japonés, había oído mi cinta. Y esa misma persona estaba interesada en contratarme.
Escuché el mensaje una vez más, para asegurarme de que no lo había soñado. Y lo volví a escuchar. Y, como aún no me lo creía, repetí la operación.
Por fin, levanté el auricular del teléfono. Estaba aterrorizado. Tenía que hablar con el tal Yuki y encontrar la forma de convencerlo para que me diera un trabajo en el club Mars. Pero sólo se me ocurría una cosa: pedírselo por favor. Era lo único que podía decir. Por favor.
Sostuve el auricular con una mano sudorosa y marqué el número.
– Hola, soy Yuki Watanabe – dijo lentamente.
– Hola, soy dj Moby – dije yo, hablando deprisa –. ¿Querías hablar conmigo?.
– Sí, he oído la cinta. Es muy interesante. ¿Podrías trabajar el viernes por la noche?.
– Sí, sí… claro que puedo.
– En ese caso, tocarás en el sótano. De diez de la noche a cuatro de la madrugada. Serán cien dólares.
– ¡Gracias! Nos vemos el viernes.
– Vale, dj Moby.
Colgué y me acordé de Walker Percy. Hay una escena en su novela El cinéfilo donde el protagonista está en un museo después de haber sufrido un accidente. Al ver un haz de sol, se fija en las motas que flotan en él y tiene un momento de revelación.
Mi vida también había cambiado, y de un modo que no alcanzaba a imaginar. Hasta pude ver motas de polvo en la luz invernal que atravesaba los enormes ventanales.
Me senté en la alfombra, sin soltar el teléfono. Mis neuronas giraban y giraban como los átomos en un documental científico de la PBS. ¿Había ocurrido de verdad? ¿O estaba alucinando? ¿Me habría dañado el cerebro alguna emanación tóxica de la fábrica? Volví a oír el mensaje del contestador. Era verdad. Me acababan de contratar para que actuara en el sótano del club más cool del planeta.
Me sentí como si el mundo se hubiera evaporado. Ya no veía ni el teléfono ni la fábrica abandonada ni el cielo detrás de los cristales. Sólo veía el sótano del Mars. Imaginé una sala pintada de negro, con techos bajos y un sistema de sonido perfecto. Un lugar oscuro, lleno de gente demoníacamente cool. Yo me subiría a la cabina de los dj's y pondría hip hop y house.
Llamé a Janet. No estaba en casa, pero saltó el contestador.
– Janet, no vas a creerte lo que me ha pasado. Me ha llamado Yuki, del club Mars. Voy a pinchar el viernes por la noche. No me lo puedo creer, no me lo puedo creer… ¡Llámame! No me lo puedo creer… – dije, y colgué.
Pero tenía que dar gracias a Dios, así que me arrodillé en la alfombra robada y susurré
– Gracias, Dios, gracias. Sólo eso… Gracias.
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Moby: Porcelain MIs Memorias [2016] para descargar pdf desde Google Drive
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Iniciando otro curso de escritura Taller de Autobiografía, un gusto reencontrarme con mis compañeros y la maestra.
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Reseña: Camino de espinas
Reseña 246. Camino de espinas, de María Rivera
Título: Camino de espinas Autora: María Rivera Sello: Editorial Autografía Precio ebook: 2,84 € Precio papel: 14 € Temática: autobiografía Fecha de la 1ª edición: 2023 ⭐⭐⭐⭐⭐ Rating: 5 out of 5. En Abril de 2017 me diagnostican cáncer por primera vez y me intervienen de urgencia. A partir de ese momento, mi vida empezó a ir cuesta abajo y sin frenos, empecé a ver las cosas de forma muy…
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Mitología y escritura: ¡vuelve el taller grupal por internet creado en 2006, pero tuneado a las herramientas de hoy! (2024)
Tus Zonas Mitológicas un taller de exploración personal que usa como herramienta la narrativa literaria (autobiográfica y de ficción). mayo, junio, julio 2024/ módulo II/ por internet es posible integrarse en cualquier módulo Para todo público (¡aceptamos incluso a aquellos que no distinguen a Poseidón de Zeus!😅) A cargo de Gabriela Onetto coordinadora de talleres de escritura creativa…
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