#¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
Explore tagged Tumblr posts
Text
∞
Gastémonos, como se gasta lo que no perece, con abrazos que contengan nuestras almas enamoradas una y otra vez, como las olas del mar que van y vienen, que parece que terminan en la orilla, pero nunca se detienen. Gastémonos como lo que no deja de ser, que no cambia, que no muere, que se engrandece mientras más nos alimentamos de él, crece y crece mientras más ingerimos de lo que nos da, como aquello que se expande mientras más bebimos de su fuente. Gastémonos, como lo que no se agota , como todo aquello que no se consume, como todo aquello que al gastarse se propaga, se amplia, se extiende, vuelve a renacer, se regenera, pasa el tiempo y no envejece. Gastémonos, como todo aquello que se extingue después de arder, de estar en llamas, de ser incendio, y espontáneamente se vuelve a encender, no puede apagarse, no se puede mitigar, nada lo puede sofocar. Colmémonos de nosotros mismos, saturémonos con caricias, vaciémonos a besos, volvamos a llenarnos con lo mismo, para gastarnos nuevamente. Gastémonos los labios en besarnos, las manos en tocarnos, el tiempo en pensarnos, la realidad en soñarnos, los sueños en cumplirnos, las palabras en versarnos, las ganas en nosotros, las noches en sabernos, los días en amarnos, la vida para revivirnos, repitámonos perpetuamente, porque tú y yo, no tenemos fin. ¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
#versosdisonantes#mis dedos tienen vida propia#Lady#lunáticos#esbozos lunáticos#entre lunáticos#tengopeores#de cabeza#letras con aroma a jazmín#sueña un pequeño sueño#de cursilerías y otros síndromes#¿qué pasó contigo Alejandro?#que escriban lo que saben#meditaciones irreflexivas#frases#citas#letras#notas#textos#frases en español#citas en español#letras en español#notas en español#textos en español#escritos#escritos en español#antipoesía#¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
30 notes
·
View notes
Text
𝒄𝒉𝒆𝒎𝒊𝒄𝒂𝒍𝒔 — another story ; original ; 13.6k [span]
Author: Petrov
Language: Spanish
Warnings: Graphic violence.
Other things: One of the starring characters belong to an user that gave me consent of writing. Do not repost and translations are open!
—Ravú, quédate, la única verdad está contigo — le ruega el contrario, aún parado al borde de la puerta —. No importa lo que tenga que darte, lo último de mi mundo lo tienes tú.
Toda célula proviene de otra, ese es uno de los principios básicos de un ser vivo, que, al final de toda una gran ecuación nunca será él mismo, sino una mera réplica, un número y una posibilidad de tantas otras.
Él no ha nacido de una mujer, mejor dicho, de una máquina; tiene mis mismos años en sus células y es idéntico a mí, el color de su pelo, la tez de su piel, una flor de mi juventud frente a mí. Es una réplica exacta que reposa ahora en un cilindro lleno de líquido.
Me temo que no me queda mucho tiempo en estas instalaciones, ya que Klaus cada vez se acerca más mí, pretendiendo eliminarme con todo lo que esto pueda significarle, al menos no hasta que pueda facilitarle la bestialidad y, luego su fiebre de los dólares lo llevará a asesinarme como a un pobre puerco.
Haré lo que sea para que él sea libre, al menos hasta mi último aliento.
Klaus me apunta a la cabeza y yo suelto a mi creación, del cual nacen pequeñas alas de ángel de sus brazos, lo dejo al lado de su hermano, un sujeto de prueba especialmente resistente, el primero del exterior que es capaz de aguantar a una bestia cornuda en su cuerpo. Antes de asesinarme lo veo ordenar que desmantelen mi laboratorio y luego mira con asco en sus ojos a mis hijos, mis amados hijos que he creado y mejorado con estas manos. Incluso cuando no hemos compartido más que cortos momentos me invade un sentimiento extraño. El angelito me mira soñoliento. Lo siento tanto, pequeño. Mis ojos quedan fijos en los suyos.
Bang .
—Creo que podríamos purgar las impurezas que ha dejado su creador en él — habla un hombre con tono desinteresado. Su sombra opaca con creces a la luz que viene de algún sitio; al parecer, el objeto en su mano está perforando entre su piel, quizá tras su mandíbula —debemos reinsertarlo y entrenarlo, ya que no sabemos lo que ese lunático le ha puesto en el cuerpo.
—Haz lo que sea necesario, no podemos dejar que este experimento se pierda mientras los otros socios no vuelven.
Recuerda muchas cosas de aquel sitio, el constante miedo que alguno de sus hermanos, del mismo hombre que lo fuerza a asesinar y enfrentarse sangre con sangre. Lo vuelve loco el hecho de no poder parar, por lo tanto, su cuerpo busca adaptarse rápidamente, creando uno después de otro mecanismo para sobrevivir con tanta creatividad que no puede siquiera pensar en cuán útil le puede ser.
No es capaz de recordar otra cosa que no sea él. Es abrumante.
Antes del inminente contraataque a una de las mutaciones por parte de Padre decide desaparecer, huir y evaporarse de su vista y nunca más volver. Sabe muy bien que esto hizo que el hombre enfurezca, pero, ¿qué es la verdadera vida si arrebatas incluso la que te pertenece?
La desesperación le hizo cometer esa falta, no importó que uno de sus hermanos se interpusiera en su camino, había mutado para ese entonces. Sus pupilas se dilataron y fue cosa de aplastar su cabeza contra un pilar para que olvidase lo sucedido.
“Estoy mal, definitivamente” esto fue lo que se me vino a la mente apenas tuve contacto con un humano, que cae hipnotizado apenas sus ojos se encuentran con los míos. No responde a mis palabras, está como muerto, a pesar que la arteria en su cuello aún bombea sangre. Ese humano es solo carne, no tiene plumas pelaje o garras que le faciliten a la hora de protegerse, es más, se ve como un cachorrito con linda ropa y grandes ojos, a lo cual no puedo siquiera aspirar a parecerme. No estoy hecho, según parece, a asemejarme a él, pero sí puedo infundir terror con mi aspecto.
Aunque, de lo contrario... no, definitivamente no, me van a matar si no se quedan congelados como este.
Me escondí en lo más profundo, fui arrancándome plumas de a poco para tener dónde caerme muerto entre los humanos, también comí basura y robé. Me hice lo más cercano a la miseria, completamente encubierto para vivir entre estos seres extraños que no ven la mínima oportunidad para arrancarse la yugular. De algún modo, no se diferencia mucho a lo que solía vivir.
No tengo idea de cuánto tiempo me tomó hacerme a la idea de surgir de este sitio, en lo que todo es relativamente fácil si eres listo y buen ladrón. Ya no me quedaba más fondo que tocar. Decidí negar este destino que me facilitaron y lo único que me quedaba por hacer era llegar hasta el mismo cielo, decidí negar esto mismo que Padre hizo en mí, me hice más humano que el arma que él deseaba.
“¡Yo soy un humano, no una bestia!” grité apuntando hacia la luna, en una noche silenciosa de invierno. “¡No importa cuánto sea el precio por existir, pero estoy dispuesto!” El grito se diluyó en el aire nocturno.
Sin embargo, ¿cómo puedo pasar desapercibido en este mar humano? Probé camuflarme y lo hice bastante bien, tan bien que pronto tuve acceso a privilegios que nunca soñé, como dormir en un cuarto limpio y espacioso y también gracias al tiempo pude lograr tenerlo.
Quizá, creé lo único bueno que pude.
Es un líquido amarillento de olor dulzón que hizo un cambio radical en mi organismo. La Bestia cayó en un largo letargo, pero tenía tanto miedo que no fue tan solo una dosis, pronto pasaron a dos, cuatro y seis en menos de lo que me esperaba.
Casi en paralelo a este descubrimiento pudo alzanzar lo imposible, no solo salir de allí, del mismo modo, convivir con aquellos seres que hubiera jurado desmembrar apenas tuviera uno en la vista, los comprendía, se impregnaba con su presencia y nunca los dejaba ir de su memoria, a pesar que todos estos rostros quieren huir de su mente. A pesar de pagar el precio de apenas respirar, lo valía todo e incluso más, solo el hecho de no ser una bestia se ha convertido en la única libertad que posee.
Apasionados por las plantas, criminales, aviadores... cada humano es extrañamente único, lo que lo hace fallar en amar sus defectos. Esta increíble singularidad lo droga y le hace fantasear, es tan preciosa, como un vino exquisito que él no tiene el derecho de beber.
La noche parece caer por la gravedad y pronto se llevará su esperanza de la mano.
Le duele tanto la cabeza, no puede sentir sus propios pies ni oír sus gritos desgarrado, es tan solo un efecto secundario del elixir, no puede ser en verdad serio, tan solo bastará sonreír como que nada ha ocurrido.
Todo sería mejor que MK, ¿no?
Ya no le quedan tantas plumas y ha adelgazado considerablemente, alucina a menudo, pero todo esto está muy bien, mientras tenga su pequeño paraíso del apartamento en un barrio pequeño y es muy feliz, ¿no, Ravú? ¡Estás muy contento de vomitar sangre a la madrugada! No puede ser más allá de un evento aislado, ¡no olvides tu café! Así tu cabeza no terminará aplastada en la carretera.
Nadie se dará cuenta de lo enfermo que estás, ni siquiera tú eres capaz, ¡eres un buen chico, Ravú! Tampoco olvides intentar que te guste una chica de la oficina, si no, serás un rarito más.
… Ah.
La fantasía de ser humano es tan complicada de mantener y no se soluciona con lanzarse de un puente, contaminarás con tus asquerosos restos lo que hay abajo, además, nadie te conoce, nadie te recogerá de allí, inservible.
A la salida de tu jornada laboral bajas por la calle al café más cercano. No puedes pedir ese postre nuevo, apenas llevas veinte dólares. Cuando saliste del local dejaste el vasito plástico a un lado para amarrarte los cordones de tus zapatillas y, en ese instante, miraste a tu alrededor con desconfianza.
Sí, es una calle común y corriente, llena de empresas y casas de gente con mayor ingreso que tú, que no van a dudar en mirarte hacia abajo cada vez que pasas por allí.
Ese no es tu lugar, no perteneces al barrio.
Cuando te das cuenta de lo que estabas pensando, sacudes la cabeza y te vas de allí a trote, tomando sorbos rápidos del café a dos dólares.
Al final de un día pesado, decides irte por el subterráneo. Está lleno. Hay distintos olores, tabaco, comida frita del puesto de la estación, tu figura no se nota entre la diversa gente a tu alrededor, ¿esto era lo que querías, Ravú? Ahora eres un humano del montón, ¿qué se siente ser tan solo la aguja del pajar, insignificante peón de la masa? Te veo pensativo y absorto en la vista de las vías y luego miras al sujeto que está a tu lado, que su aspecto al menos debió intimidarte, muy alto y el rostro apenas visible, pero no le tomas atención.
Me imagino que jugar a ser humano te ha llenado la cabeza de aire.
Él te mira como si te conociera de algo, pero no te puedes preocupar menos, que vas a tu casa caminando lento para tentar a la suerte que vaya siguiéndote.
Tiras tus pertenencias en tu apartamento, echas llave y, antes de dormir, consumes el rastro de élixir que has dejado en el refri.
No has soñado nada en años, como si estuvieses tan cansado que no te quedan energías ni siquiera para eso.
Cuando despiertas hay un silencio.
“¿En verdad vale la pena ser un humano?” Tu voz ronca apenas sale. Estás en lo cierto, tienes los minutos contados para arreglarte e ir corriendo al transporte público. No dices nada en mucho rato, pero vas pensando en qué hacer.
Dejar tu trabajo, dejar el élixir... ¿vas a dejar todo tu esfuerzo justo ahora? Es más, ¿qué vas a hacer si no eres un humano?
El silencio se prolonga, pero la decisión no.
Nuevamente, Ravú lo logró, fue quitándose cada cosa que lo hacía humano, poco a poco, cortando estos finos hilos que tiraban de sus manos y pies en una montuosa rutina. Dejó de dormir en el apartamento, pero sigue pagándolo, en cambio, ha cambiado su perfil como guarda en una bodega y se ha dedicado en asentarse en la azotea de otro edificio.
No obstante, cortó el consumo de la cura, la única droga que por años le permitió levantarse con cierta voluntad, no propia, sino del efecto del brebaje en su cuerpo.
Los efectos de la privación de esta sustancia eran incluso peores en comparación a aquella época en la que tuvo la adicción, sensaciones físicas, más vómitos y su piel palideciendo a un punto terrible que apenas se diferenciaba de un papel.
Por supuesto que no pudo aguantar mucho en este estado, en cierta ocasión en su incesable delirio sus manos actuaron solas para reproducir el élixir, pero, en ciertas cosas de la vida falla en mezclar y esto cambia completamente el efecto del brebaje, y, no es capaz de reparar en esto. Tiene un olor incluso más atractivo y uno de los cambios de color no apareció en el matraz, pero esto no le puede molestar menos en ese instante.
El líquido baja de su garganta en un gran sorbo, su estómago lo recibe y aguarda a los efectos, percatándose a los instantes que algo no iba bien, se suponía que no debe reaccionar así ante su cura.
Fue como tomar veneno, una sensación paralizante, una llamada a la Bestia que adormeció por tanto tiempo que apenas pudo tomar posesión de su mente lo hizo, liberando la rabia del encierro, arrancando piel para crecer más rápido las uñas, la córnea quemándole a tal punto que cree que ha quedado ciego y con cada respiración que le quema los pulmones. ¿Qué es esto?, ¿por qué? Se pregunta cuando puede pensar ligeramente mejor, aunque no espera que esta catastrófica reacción le cause un bienestar extraño poco después, como si su organismo hubiese necesitado esta sustancia por demasiado tiempo.
La satisfacción le dura poco, puesto que en breve debe de devolver todo en el retrete.
Hace muchos años que no le dolía la cabeza de este modo, hasta había olvidado la sensación del dolor asentarse en sus sienes e impedirle pensar por horas. Ravú se hunde en la bañera fría, inmutado por la sensación de perderse entre el líquido, a pesar que esto le hace olvidar por unos instantes la incomodidad que hay entre su propia carne, que ha reaccionado a este otro químico con tanta violencia que no le queda otra. Ha intentado arrancarse el corazón para darle fin a su sufrimiento, pero sólo ha logrado acelerarlo, dándole espacio a las plumas para que emerjan bañadas en su propia sangre, las garras mezclándose entre los restos de uñas mordisqueadas... no hay manera, han pasado más de diez años desde que vio zarpas en sus dedos y tan sólo bastó un descuido para terminar con todo su progreso.
Saca la cabeza rápidamente y toma una gran bocanada de aire. El líquido gotea desde su rostro, parte se pierde por su cabello húmedo y, lo invade una llamarada, que se extiende por todo su cuerpo. Le falta la respiración.
Más, más.
Nueva York te mira desde abajo y le devuelves la mirada. No están hablando de nada, cada uno está en relativo silencio en una noche de otoño. Los anuncios y el neón danzan entre las venas de la ciudad.
Te devuelves al cuarto de la azotea y te recuestas sobre lo que te has traído de tu apartamento, comiendo el techo de la estancia lleno de aburrimiento. A veces, te dejas reposar así cuando hay muchas dificultadas, pero hoy, nada te apura, inconscientemente estás esperando a que algo ocurra. Hay plumas por toda tu espalda, unas con restos rojos entre la suave textura, pero, de tal modo que eres irreconocible como un humano.
Con una mano se quita el pelo del rostro, que no ha ido a recortar al menos en unos meses, y la deja reposar sobre su ojo izquierdo, más que nada como un gesto de cansancio. Apenas te alejaste de la vida de los humanos, aquello que estaba oculto se hizo más claro que la misma agua, él estaba de vuelta, a pesar de no haberlo visto entre las multitudes, tiene una corazonada muy certera que está merodeando en la ciudad.
Y, en medio de aquella reflexión, sus manos se mueven como electrificadas por un dolor de cabeza. Debe ser rápido, en caso que no consiga recrear el contraélixir a tiempo... Dios sabe lo que le puede ocurrir, ya que no se le ha ocurrido pasar a un hospital humano para revisarse, en caso que Él también se haya percatado de su presencia.
Al cabo de unos meses dejaste un montón de plumas desparramadas en el cuartillo y te salieron unas nuevas, más pardas que las anteriores, dándote un aspecto más definido. La ropa que solías usar ahora te aprieta, de modo que te resulta más fácil robarte un retazo de tela en la calle y cubrirte con el mismo. No ha salido del pequeño nido en un buen tiempo.
Está esperando a que eso ocurra.
Perdió la noción del tiempo, no sabe cuánto ha pasado entre las cuatro paredes que, cuando sale, la luz del sol le ciega. Le cuesta acostumbrarse al brillo, pues sus ojos le arden y se ve obligado a mirar hacia abajo hasta resolver en bajar, sin dirigirle la mirada a nadie, a pesar que todas están sobre él.
Un guardia lo detiene en el piso de abajo, agarrándole del hombro. Frena en seco y se rehúsa a dirigirle la mirada, si le han crecido las plumas, seguramente cuando lo mire lo va a hipnotizar; aun así, el uniformado insiste que levante la vista. En una pequeña pugna interior se decide en probarlo y, se horroriza al percatarse que las pupilas del humano se dilatan a medida que se encuentran con las suyas; el agarre se desaparece de su hombro y le cede el paso con una sonrisa de oreja a oreja.
Ravú contiene el vómito al salir corriendo de allí.
No, no de nuevo, la misma pesadilla, Él sucumbiendo ante su mirada y viéndose obligado a verle inválido, sin poder detener la maldición que le significa.
Termina devolviendo sobre una bolsa de basura en algún callejón, podrán haber pasado años, casi una década, que no veía ese exacto cambio en las pupilas de una persona y no puede darle más que asco y horror, pues es lo que ha evitado por un largo tiempo. Se apoya en la pared contraria una vez que parece haber terminado, asqueado con el sabor a vómito en su paladar, su corazón palpita con fuerza y rapidez.
Apenas se recupera del episodio se dedica a vagabundear por las calles bajas, cruzando un par de miradas con tipos extraños, evitándolos sin tener que decir una sola palabra al respecto.
Ravú se relaja un instante y aprovecha de disfrutar la caminata —en lo posible, ya que con el estómago vacío difícilmente va a llegar de una pieza al otro lado de la ciudad—, despreocupado en mirar el trazo de las nubes entre las edificaciones y el olor a tabaco.
Y una extraña esencia, familiar y sutil. No puede distinguir de dónde viene, pero es suficiente para que despierte su curiosidad.
Estar en Bajo Manhattan por años le ha dado un pequeño sabor de lo que puede haber oculto entre las callejuelas, pero nunca se había animado a pasearse por allí, que le da tanto unos recuerdos bastante malos de MK como una felicidad extraña, sintiendo que el barrio le diera la bienvenida.
El aroma lo guía entre adoquines hasta una figura de unos dos metros fácil, que no puede ser confundida por una estatua gracias a un hombrecillo de negocios bajo su sombra, tan asustado que no puede hablar. Sin siquiera ser inmutado por la presencia del extraño, se acerca al hombre y lo busca con la mirada, luego, observa al otro, notando similitudes con alguien que parece haber visto a la ligera. No le toma mucha importancia y se separa de la situación con unos pasos demasiado tranquilos, al menos en comparación al peligro que pudo haber tenido de no ser que el gigante se retiró en dirección contraria.
Continuó caminando por las calles, viendo de lejos la silueta del One World Observatory, evitando la ajetreada Wall Street a todo costo, encontrándose un par de veces más con el hombretón con distintos humanos, aunque, en cada encontronazo, sin importar si fuese hombre o mujer, todos compartían el rostro de horror puro al encontrarse minimizados al lado del matón.
Le quitó importancia al asunto, no es que no le haya tocado entregar sus pertenencias a un ladrón cuando trabajaba entre los humanos.
La tarde se pasó con rapidez, aprovechó de pasar a una peluquería y conseguirse unos buenos disfraces para la próxima sallida, haciéndole un gran cambio a su aspecto, esperando que cuando crezca la cabellera no le impida ver. Como no puede pagarle al profesional y ya le ha mirado por mucho rato no le cuesta irse de allí sin levantar sospechas.
A la noche, no se devolvió al nido, sino a su apartamento para repetir el ritual de llenar la bañera de agua fría, apagar las luces y tomar el nuevo brebaje, que le ha significado más ganancias en comparación al élixir. Con los pulmones llenos y una mano apretando su nariz se deja caer. Sus oídos se llenan de agua y mantiene los ojos cerrados, sin ninguna preocupación sobre el exterior, su mente vaga en una paz tan ligera como un velo que apenas puede diferenciar la realidad, la cual se mezcla con el pasado y su futuro.
Ravú no quiere salir de este trance, a pesar de que se pueda estar ahogando en ese instante.
Frente a él se muestra una figura alta, de cabello blanco, tan parecido a un ángel que duda si en verdad podrá mirarlo cuando se voltee a verlo. Se acerca dubitativo, reconociendo más detalles de la aparición, cicatrices, quemaduras y dos cuernos que nacen de cada hemisferio de su cráneo, doblándose sobre sí mismos, brillando de manera que parecen ser de ónix.
—¿Cuánto más voy a tener que esperarte? —le pregunta el contrario. Le faltan las palabras, de su garganta no puede salir ningún ruido con el nudo que tiene. Lo consume la desesperación de no poder hacer nada y despierta fuera de la bañera, hiperventilado y tosiendo lo que haya entrado a sus pulmones.
Con el tiempo, su nido se ha expandido a otras azoteas y, hay una que le ha tomado un cariño muy especial al tener una cierta estructura de vidrio que le resguarde de la lluvia. Se ha convertido en su laboratorio, en donde tiene por ahí restos del elixir y su contraparte junto a una gran variedad de hongos y bacterias, como si tuviese un pequeño arreglo para trabajar allí.
Se hallaba examinando un cultivo de penicilina que creció bastante de un día a otro y, se lo llevó a un lugar con mejor iluminación —la cual se compone de ampolletas a medio morir y unas velas viejas—, examinando a sus pequeños con un singular amor. Le gustaban mucho los hongos, muy adaptables, silenciosos y amigos de la humedad y oscuridad. Luego de un rato de compartir con los hongos, los dejó en su lugar, para luego dedicarse a mirar a la ciudad. Podría hacer esto todas las noches, nadie que se fije en su refugio mientras se dedica a cuidar a los pequeños, justo donde no molesta a los humanos y pueden coexistir en el mismo espacio.
Algunos vidrios están rotos y dejan pasar el aire helado de la ciudad, pero no le puede importar menos, puesto que la vista nocturna de Nueva York es suficiente para que pueda relajarse. A su alrededor hay unas cuantas plumas que se le han ido cayendo con el tiempo, sin embargo, tampoco es un tema que le preocupe, ya que está muy cubierto de las mismas al punto que no necesita de camuflarse con su anterior ropa de humano por ahí.
No obstante, fue muy difícil obviar una presencia ajena en el nido, una de esas tantas noches salió en busca del extraño, el cual no parecía muy enfrascado en pasar desapercibido para él.
Fue cosa de tiempo para encontrarlo, al parecer, si es que sus ojos no le engañan, es el hombre que vio en una de sus caminatas por las calles bajas, con una capucha gruesa sobre su cabeza, probablemente aterrorizando a los civiles, ahora examinando su laboratorio, como si buscase algo allí.
—¿Puedo ayudarte en algo? — El contrario salta de susto al oír su voz —. Este es mi laboratorio, pero, no te voy a hacer daño, lo prometo, — Los ojos del contrario no parecen confiar en lo que acaba de decirle — estás frente a mi cultivo de penicilina, aunque no te veo realmente enfermo como para que la necesites. Lo sé bien, casi soy un doctor a estas alturas.
—Entonces, necesito una cura para esto — Antes que pueda preguntarle a qué se refiere, el contrario destapa su cabeza, revelando dos cuernos a cada lado, luego, le muestra una de sus plumas — te seguí con el olor.
Ravú guarda silencio. Está casi completamente seguro de que se trata de otro híbrido, al menos esto le hace pensar al saber que lo pudo seguir gracias a las feromonas.
—No hay una cura para eso, —El extraño abre los ojos sorprendido — la he buscado por años, pero sólo he podido retrasar los síntomas y perjudicar mi salud... antes me veía igual de fuerte que tú.
—Pero, ¿en verdad pudiste pararlo?
—Sí, pero el costo fue muy alt-… — No pudo terminar la frase, ya que el contrario se había acercado peligrosamente.
—No me importa, dame lo que sea que hayas conseguido.
Tener al hombre de cerca le da escalofríos y no quisiera probar lo que ocurre si no le administra el élixir, pues, en tema de combate, tiene todas las de perder al primer instante. Lo guía en silencio hacia el pequeño compartimiento en el cual guarda las dosis de los brebajes, al lado derecho, el élixir y, al contrario, su reverso. Toma una jeringa y una dosis del primer brebaje, esterilizando la aguja a vista y paciencia del intruso.
—Pásame uno de tus brazos.
El contrario obedece y no se inmuta cuando inyecta el líquido, el cual tiene un avance lento en él, aunque unos efectos más intensos. Cuando separa la aguja de la carne del intruso y pretende cerrar la herida con una gasa, el contrario colapsa, ahogándose al parecer en su misma saliva, sin embargo, apenas intenta ayudarlo se repone y huye.
Se queda estupefacto con esto último y pasa al menos una hora pensando en esto. De todos modos, no le toma mucha importancia y guarda todo en su respectivo lugar, dejando de lado el bloque de apartamentos abandonados que tiene como nido, dirigiéndose ahora a la zona poblada de Nueva York, esperando llegar a tiempo a su cuarto para dormir antes que salga el sol.
Unas noches después volvió a encontrarse con el extraño en el nido y se repitió el episodio, luego otra noche y otra más, hasta que llegó a formar parte de su rutina nocturna. Este otro siempre fue reacio a hablar más del “necesito otra inyección”, aunque cada noche veía algo extraño, algo nuevo en cada visita, ya fuese una marca o un arañazo, como si estuviera metido en el mundo de las peleas en los barrios bajos. Quizá también fuera otro híbrido libre, aunque le preocupa en qué anda metido como para que se haya dado el tiempo de buscarlo.
El contraélixir no sólo se ayudó a recuperar masa muscular, las plumas y su agilidad, sino que también hizo aflorar unas cosas nuevas en él, específicamente, una capa más sobre su piel que nace de una antigua cicatriz —la cual no tiene idea de su origen, pero está justo detrás de su mandíbula—, blanca y delgada que le protege del frío cuando intenta volver a volar, cosa que nuevamente ha podido retomar gracias a las alas que le han crecido en los últimos meses. No recordaba lo extraño que era levantar vuelo con los dos pesos bajo sus brazos.
Ni tampoco recordaba cómo se sentía huir de un verdadero peligro.
En una noche cualquiera, estudiando a las bacterias nuevas, se oyó un ruido seco, un cristal roto y otro más, luego, el sonido de las aspas de un helicóptero sobre su cabeza. Definitivamente no puede tratarse del extraño, al menos, esto no va solo.
Ravú aguardó con calma, sentado y mirando por el viejo microscopio a sus pequeñas moverse en el matraz, ya que pensaba que no iba a ser contra él. Cuán equivocado estaba, tuvo que ver a un uniformado apuntarle a la cabeza para caer en cuenta de lo que estaba ocurriendo. Se le cortó la respiración en un instante, en el cual tomó unas cosas —la mayoría de los instrumentos, ingredientes y un puñado de muestras— y las guardó en un bolso, tomando cubierta bajo los muebles roñosos.
Las balas cruzaron toda la estancia, impactando con vidrios, instrumentos y cosas varias. El híbrido se cubre los oídos para evitar oír el caos que se forma alrededor suyo.
—Sujeto, sal de tu escondite y no te asesinaremos en el acto. Padre te llama para hablar— se forma una pausa. Ravú traga saliva, expectante —. Tienes treinta segundos para salir o abriremos fuego nuevamente.
La voz monótona del soldado no le hace obedecer, todo lo contrario, lo exhorta a quedarse en su sitio y consumir una dosis del contraéxilir, puesto que el caudillo no parece hablar en broma. Apenas oye una segunda bandada de disparos se encoge en su sitio, pretendiendo no ser visto.
Con una pausa es suficiente para que salga de cubierto y de un brinco termine al borde de una vidriera rota, observando hacia abajo. Aquel bolso está cruzando sobre su pecho, por tanto, no caerá cuando esté en medio vuelo. El sonido del gatillo de un arma suena peligrosamente cerca, se da vuelta sobre sus talones sin inmutarse un segundo, quitándole el casco al soldado, perforándole con la mirada. El cambio en sus pupilas fue notorio y, el resto del escuadrón comenzó a entrar en pánico apenas se percataron que su líder no estaba atendiendo a sus llamados.
Aprovechando este instante, Ravú se deja caer de espaldas al vacío, cerrando los ojos.
No sabe a dónde se dirige, pero no le importa, sólo le preocupa que sea lejos de allí.
El ángel blanco descendió a las cloacas, chapoteando en agua sucia y llena de hedor, siendo casi el mismísimo infierno de aquella ciudad que acostumbraba a ver tan colorida en su superficie. La estancia le impide caminar correctamente, por lo que avanza dudoso entre los estrechos caminos, llevándose unos golpes y cortes gracias a la pobre iluminación en un lugar lleno de peligros. Va siguiendo en silencio el flujo del líquido, percatándose de las luces de emergencia encendiéndose repentinamente y de un pequeño susurro tras su nuca.
Mientras arrastra los pies bajo aquel líquido marrón nota cómo las ratas corren entre sus pies, nadando y otras atrapadas en una sustancia viscosa en la parte más alta del canal. Intenta examinarla, pero se queda satisfecho al segundo en el que un roedor se queda atrapado en la viscosidad blanca, chillando por ayuda.
Pronto, en lo que explora halla un trazo extraño en la superficie, luego, luz al final del corredor. Piensa que esto es todo lo que el lugar puede ofrecerle y se dirige a paso tranquilo a este sitio, tan despreocupado que apenas le da tiempo para percatarse que el final del corredor da en una fosa. Se agarra de ambos lados del borde de ladrillo para no caer, observando el paisaje bajo sus pies: un remolino de agua servida, siendo alimentado por otros canales a su alrededor, formando así una cámara cilíndrica que se ilumina con una tapa de registro agujereada.
Mira tras de sí y se convence que no puede devolverse, sin embargo, tampoco es cosa que levante vuelo, puesto que sus alas se han humedecido y esto le hará pesar más, incluso puede lograr que termine ahogado.
De todos modos, no pierde nada en intentarlo.
Y, de algún modo se las arregló para perder algo. Estaba cansado y el peso era mucho, por lo que terminó cediendo ante su propia fuerza, aunque se las arregló para entrar en uno de los canales para recobrar el aliento.
Fue cosa de recostarse y cerrar los ojos un instante para que todo su alrededor cambiase de un momento a otro.
—Vaya, vaya, mirad quién ha bajado hasta lo más profundo —comenta una voz burlona que hace eco —. Me pregunto cómo un ángel puede caerse accidentalmente al infierno a cuenta propia, quizá venga buscando algo.
Todo se encuentra oscuro, como si nunca hubiese abierto los ojos. Ravú se incorpora y con las manos a ambos lados va tanteando.
—He llegado por mera coincidencia, pero necesito respuestas — Ravú inhala, intentando mantener la compostura —. Padre. No tengo idea de quién es y al parecer quiere cazarme.
El ruido de las ratas llena la estancia, como si estuvieran corriendo hacia una fuerza mayor. Qué extraño. Tenía entendido que los roedores podían ser sensibles al campo magnético o a estímulos fuertes, pero no se hace una idea de lo que está ocurriendo.
—Qué desafortunado, un traidor.
Estas palabras hacen eco. Le recorre un escalofrío. No es la misma voz.
—Será mejor que nos deshagamos de él, al menos será uno menos y no podrán encontrarnos.
(…)
Viene un ruido del exterior, ahogado, rebota en la recámara, en donde estaba analizando unas pruebas que trajo el Búho para Padre. Un trabajo limpio, loable, aunque esto no quitaba que fuese desobediente, aguardando la oportunidad de escaparse, además, con el hecho que es especialmente listo para ello. A este paso, sólo los químicos van a poder erradicar su consciencia propia.
Para Xenxo esto es tan extraño, ya que ha asumido que no podrá huir de la familia, aunque quisiera.
No les tomaría mucho tiempo encontrarlo.
Mientras piensa esto, oye cómo al exterior del habitáculo se forma un pequeño disturbio territorial entre sus hermanos, lo más probable es que se trate del inicio de un celo o un accidente tan nimio como que hayan intentado cazarse entre sí. De todos modos, no le concierne si es que no le llegan órdenes para apaciguar la situación. Le es más conveniente mantenerse a raya del asunto.
Xenxo se quita los guantes, dando por finalizada la revisión del cadáver para colocarlo nuevamente en su sitio de la morgue, tranquilo como nunca; redacta una breve autopsia y la guarda en un sobre amarillento. Sale de la estancia y camina por el inmenso corredor que está apenas iluminado por unos apliques pequeños, que más que apoyarle a la vista, se la dificulta. A veces, le gustaría tener un tercer ojo para ver mejor su camino. Quizá se lo comente a Padre para la siguiente mejora, aunque está consciente que no lo tomará en cuenta.
A medida que se adentra en las instalaciones con el documento en mano, ignora los largos lamentos agonizantes, que se imagina que deben venir de sus hermanos más débiles luego de una mejora. No importa, si mueren en el proceso, se convertirán en donantes y serán reciclados con rapidez.
—Ayuda, por favor — oye a una voz frágil, que apenas se nota entre el resto —se ha escapado, se ha escapado el MOCOSO, ese bastardo, ¡aah! — hace una pausa para tomarle atención —. ¡El búho anda suelto! Ese mocoso, infame...
No. Simplemente no puede ser cierto, ese canijo apenas ha desarrollado fuerza propia, no podría tener una sola oportunidad ante la seguridad de las instalaciones. Está casi seguro que, cuando vaya llegando a la recepción lo verá siendo arrastrado por tres guardias, unos sedantes en su cuello y quizá un ojo morado.
Le quita importancia al asunto y continúa con su camino, dobla dos veces a la izquierda y una a la derecha, sin embargo, su camino comienza a llenarse de cuerpos, algunos vivos, aunque fuera de este mundo entre sus balbuceos, otros ya muertos y mordisqueados en las zonas blandas. Quizá sea una coincidencia, que otro de sus hermanos carnívoros se haya escapado de su cautiverio en lo que se demoraba en caminar.
La situación comienza a preocuparle, la sangre es fresca y los cortes casi perfectos, calculados en su sitio. Llega a pensar que pudo haber sido uno de los camaleones, gracias a que el más fuerte fue encarcelado y lo necesitan de vuelta, sin embargo, pronto deja este pensamiento de lado. Hay una puerta con una marca de sangre, está ligeramente abierta.
Es un lugar que conoce muy bien, no podría engañarlo.
(…)
Las luces de seguridad vuelven a resplandecer, revelando una figura grotesca de un híbrido de gran tamaño, tal que se le dificulta ver una salida o tan solo evitarlo. Está atrapado entre una pared de roedores que no parecen querer moverse. Es una mezcla horrorosa de inmensas patas de araña, moho, una sustancia viscosa y retazos de lo que podría ser un humano lo que intenta abalanzarse sobre el ser alado.
Con cada arremetida más se cansaba, mientras que su oponente parecía ganar más fuerza.
Y, como un modo de rendirse, dejó de moverse.
Lo más sorprendente fue que el contrario también paró en seco, como si no supiera dónde se encontraba. Ravú se percata de esto y piensa tomarlo como una ventaja.
Se agacha y saca algo de debajo de la superficie. Es un fierro pequeño, pero hará el ruido suficiente como para distraer, al contrario. Mientras este lo busca desesperadamente, con el objeto agarrado sobre su cabeza apunta y luego lo lanza; el objeto corta el aire rápidamente y cae de un chapuzón bastante lejos y, este otro híbrido se abalanza hacia ese sitio.
Ravú busca frenéticamente la salida y termina abriéndose paso entre la pared de roedores, que casi le arrebatan el bolso que trae desde el nido, a punto de caer en el remolino de agua servida. Mira hacia atrás y no se atreve a decir que ha visto una segunda figura, significativamente más pequeña que la atrocidad que vio al primer instante, la cual chilló como si hubiese visto al diablo.
Pronto comprendió por qué, era una presa y no había notado sus feromonas a tiempo. Al parecer, tenía a su próxima víctima allí mismo, sin siquiera necesitarla. Y actuó por instinto, su mano estrujó un cuello delgado y el cuerpo que lo sostenía dejó de resistirse.
—¡Déjalo ahí mismo, desgraciado! — No le puede importar menos que herir a este otro híbrido haya logrado que el otro viniese — No te lo voy a repetir, ¡suéltalo!
No obstante, ya no era cosa de él decidir, pues ya había mordido la carótida, la sangre se revuelve en su boca y luego sale a borbotones. Este otro soltó un quejido, como si compartiese este dolor, aun así, no le puede importar menos y lanza el cadáver al remolino bajo sus pies.
El grito desgarrador de aquella abominación resuena en sus oídos y esto le hace despertar. Antes que el contrario pueda asestarle un golpe bate rápidamente sus alas, esfumándose de su tacto como si fuera humo; el contrario maldice y luego se las arregla para encaramarse en la pared.
Lo observa desde cierta distancia, relamiendo los restos de sangre en su comisura. Este otro híbrido se mueve cual araña en las paredes de las cloacas hacia él, pero, no hay caso intentando matarlo, puede simplificar las cosas. Le deja acercase y le permite que lo persiga por la gran estancia cilíndrica y, una vez que lo tiene cansado, asciende hacia la tapa de registro, la abre y sale por ella, pero, aguarda a que este otro lo siga para asestarle un golpe preciso con el objeto.
Cuando termina de cerrar la entrada, se oye un chapuzón fuerte.
Se ve obligado a devolverse a su primer apartamento, en vista que el nido ya no es seguro. Evita las miradas extrañadas y las narices fruncidas por el olor y se cuela por la ventana, puesto que hace mucho tiempo perdió las llaves. Tira el bolso sobre el colchón desnudo.
Una vez bajo un chorro de agua tibia se percata de todo lo que ocurrió en la noche, cómo actuó en respuesta al peligro y la respuesta de los instintos. A pesar de haber pasado años, su cuerpo actuó como si volviera a ser uno de los soldados. Le cuesta caer en cuenta de esto, de todos modos, ambas ocasiones podrían haber terminado con él muerto de lo contrario.
Una vez limpio se escondió al lado de la lavadora, puesto que ese era el único sitio que le pareció seguro para dormir.
No recuerda bien qué día despertó en medio de la noche con una necesidad de ir a buscar a un humano en específico, no tiene idea de por qué, pero necesita sacarlo de donde está. Siente su corazón latir en sus oídos. Puede que sea una corazonada muy boba, pero termina siguiendo su intuición, enredado en las calles neoyorquinas con sus vestimentas de humano. Las zapatillas no dejan de desarmar el nudo, por lo que termina agachándose para asegurarlo con otro más, apretándolo para asegurarse que no se desarmará tan fácil, como unos años antes lo habría hecho.
A medida que ha pasado más tiempo con su plumaje de vuelta ha retomado la práctica para esconderlo a medida que no lo necesite, de modo que no levante sospechas caminando por las grandes avenidas de la ciudad.
Aun así, no puede acostumbrarse del todo a sentir la camisa suelta y los pantalones apretando sus piernas.
Las aceras están repletas de gente de todas las edades, no hay más que el olor a fritura y conversaciones varias, desorientando al ángel. La segunda piel lo recubre del frío que ha comenzado a cernirse sobre las calles.
Mas, hay una fragancia suave que le está llamando, pero no tiene ninguna intención de seguirla en primera instancia. Pronto se ve obligado a cambiar de opinión, ya que la esencia se hizo tan fuerte que no puede contenerse más.
El rastro lo llevó a lo alto de un edificio, pasando sobre cadáveres y balas tiradas. Una pared rota, un humano encogido de miedo y el Minotauro cerniéndose sobre él a meros instantes de bañarlo en golpes. Se desabotonó la vieja camisa de su trabajo, el logo descosido entre las rayas rojas sobre negro, y dejó que esta colgase de su cintura, permitiendo que el plumaje emerja de entre su piel, acercándose a zancadas para interponerse entre ellos. Los ojos de la bestia se encontraron con los suyos, pero ésta ya iba cargando en contra del humano, por tanto, se limitó a dar un brinco, esperar apoyarse con ambos pies en su espalda y guiar la cornada con ambas manos sobre los cuernos, logrando que el contrario quede estancado en la pared de concreto.
De este modo, se compró tiempo para salir de la escena empujando al humano al vacío, siguiéndolo poco después para llevarlo colgando en su vuelo. Dieron un par de vueltas para asegurarse que no les siguen el rastro y no se molesta en dirigirle palabra a su protegido antes de desvanecerse tan rápido como vino.
Mientras menos lo vean, menos podrán recordarlo o cazarlo.
Al cabo de unas horas se hallaba sobre la escena saboteada, habiendo dejado al humano en un lugar seguro y pasando al apartamento a por unas dosis, para luego seguirle el rastro a dos solados, quienes inspeccionan el gran salón del edificio, en busca de algún rastro suyo. Los observa con tranquilidad y luego descuelga de la viga principal, escuchando de cerca el murmullo de sus acciones.
La estancia se hallaba silenciosa para su gusto, puesto que sus dos presas comenzaron a reunir evidencias antes de volver a su base. No puede permitirles esto así de fácil.
Los observa más de cerca y se percata de un equipo que llevan en sus cabezas, que consiste en un gran lente cuadrado que les cubre los ojos y la banda que lo mantiene les cubre uno de sus oídos, probablemente siendo un audífono para recibir las órdenes. El visor del artefacto es de un negro perfecto, que apenas refleja las luces del exterior.
Puede ser que ya hayan informado de su presencia y que estas sean las medidas de Padre al respecto.
—Asesinó a toda una unidad — comentó uno, mas, poco después se da cuenta que sólo los ha dejado inconscientes — no, de hecho, no lo hizo, ¿qué quiere lograr esta bestia? Sin duda es de un tipo que piensa muy bien... oye, prueba con el sensor de infrarrojo, puede que haya vuelto a rematarlos.
Se mantiene oculto tras una mesa destrozada, consumiendo otra dosis. Ya comenzaba a tener los síntomas. Sabe que en algún momento lo encontrarán, pero, ese no es su problema.
—Parece que ha vuelto a por algo, pide refuerzos —La segunda voz suena nerviosa. Sabe que se tratan de híbridos una vez que se escucha el “clic” de la cápsula de catalizador.
Ravú toma precauciones, queriendo asegurarse de su posición, toma un objeto y lo lanza a la esquina de su derecha. Ambos soldados abren fuego, reventando los pedazos de vidrio. Aprovechando que necesitan recargar, toma la ventaja de recortar la distancia con uno, arrebatarle el arma y llevársela. Termina de recargar mientras se aleja.
No cree que tengan mucho entrenamiento como para que los hayan enviado con armas de este calibre. Luego, se apresura en volver a cubierto.
Al parecer sí ha conseguido descolocar al par, aunque no por mucho tiempo.
—Entramos en escaramuza con el objetivo — Se le agitan los sentidos al oír esto. No puede dejar que continúe esa transmisión y, por esto, aquello que oculta dentro de sí sale a la luz, como si lo hubiese llamado. —. Repito, necesitamos …— Se oye el sonido del dispositivo roto y una maldición. Le ha dado de lleno, ahora falta que le arrebate el casco que separa sus ojos. Es tan solo cosa de tiempo.
En una noche de luna nueva, el ángel se moviliza como el escurridizo ser que es, incluso cuando le perforan un costado de un disparo se las arregla para darle una batalla digna a los forasteros, los cuales se encuentran en desventaja gracias al mismo dispositivo que los protege de su habilidad.
Ha aguardado lo suficiente como para que el catalizador comience a hacer efecto, aunque este parece ser una nueva variante, pues se ha demorado en actuar en los híbridos, a cambio de un efecto más potente, puesto que entre el dolor de los mismos la transformación es más rápida. Quizá no le queda mucho tiempo. Ravú mira cómo se contorsionan en su miseria y toma la oportunidad para quitarles el dispositivo.
Derriba a uno y tira del casco hacia atrás, observando horrorizado cómo el rostro del mismo se deforma a medida que el artefacto se va soltando. El cráneo se alarga e incluso puede sentir los músculos retorcerse al interior de su piel, casi hechos para aguantar una transformación tan agresiva. Los ojos del mismo están teñidos de furia y dolor, pero estas emociones llegaron a ser banales una vez se encontraron con los suyos, adoptando una actitud sumisa ante su voluntad.
Al menos tiene a uno de ellos, por desgracia, no al más fuerte por lo que parece. A su espalda se levanta la silueta del otro híbrido, proyectando una sombra amenazante sobre ambos. Está coronado con dos cuernos y el dispositivo está muy ajustado sobre su rostro.
Esquiva la primera cornada con facilidad, pero el aire corta sobre su plumaje con fuerza. Pronto, la atención de la bestia de vuelca sobre su compañero, que ahora le muestra los colmillos y pretende atacarle, lo cual no demora, ambos enzarzándose entre golpes sin importar lo que pueda haber a su alrededor. Una vez que ha tomado distancia de la escena, en sus ojos ahora queda horror en verlos destrozarse mutuamente, algunas veces no puede distinguir sus figuras entre la penumbra, pero los jadeos no faltan, indicándole que ninguno ha muerto.
No hay ningún sentimiento muy arraigado a él cuando es testigo de la acción de la naturaleza en estos seres, quizá ha terminado acostumbrándose al salvajismo.
Para Ravú, no hay nada más que ver. Le echa un último vistazo al lobo intentando someter al Minotauro y se va de allí caminando, a sabiendas que no le seguirán.
(…)
Hay un olor familiar flotando en el aire.
Xenxo se agazapa y aguza el oído, está segurísimo que el hermano que se ha escapado está allí y no pretende arruinar la captura por ser visto. A pesar del silencio, casi puede percibir la otra presencia, serán sus feromonas o simplemente el sonido de su respiración, no importa en lo absoluto. Revisa que sea seguro salir y va a paso lento examinando la habitación, a la cual le faltan marcas de sangre que seguir.
Aun así, no demora en divisar la figura del culpable, la cual le sorprende siendo el búho, observando en silencio al exterior.
Se acerca cautelosamente, listo para ahorcarlo, pero, no se percata que quizá es justo esto lo que el contrario espera que haga para girar sobre sus talones, clavándole la mirada. En ese instante se siente incapaz de realizar algo, sólo puede mantenerle la mirada, esperando a lo que sea que esté ocurriendo termine.
—No vas a hacer nada, te vas a quedar sentado justo detrás de este pilar y le dirás a Padre que he muerto.
La voz del híbrido resuena en su mente. No ve por qué no debería hacerlo. El tacto de su mano deslizándose por su cabello y la cornamenta le da un escalofrío, que no le deja más que obedecerle. No queda nada más en su mente que pueda distraerlo de esto.
Incluso no le puede importar menos que le haya tomado la cabeza con fuerza.
Y todo se volvió negro.
(…)
Luego del incidente decidió privarse de salir del apartamento por su propia seguridad. Muy de vez en cuando tomaba sus ahorros y bajaba a comprar víveres en un almacén pequeño a la vuelta de la esquina.
Al interior de las habitaciones a menudo se pregunta por qué lo que queda de MK le persigue, puesto que han pasado tantos años desde que pisó las instalaciones, incluso se ha olvidado de un puñado de cosas que le ocurrieron allí, pero esto no parece ocurrir con ellos, que fue cosa que uno de los hermanos lo encontrase y llevara todo el caos a la puerta que se esforzó en erigir detrás de su espalda.
Es más, luego de tanto tiempo, una coincidencia tan insignificante le devolvió todo este escenario. De no haber sido por esto, podría haber terminado su vida en paz, sin necesidad de meterse en aquellos problemas que son más antiguos que él mismo.
Simplemente no le hace sentido, él, uno de los híbridos más inútiles que pudieron crear y le están pisando los talones. No puede llegar a imaginarse el desastre que debe estar hecho allí como para que intenten traerlo de vuelta.
Unos golpes en su puerta lo distraen. Los ignora y vuelven a interrumpirlo, pero repite el proceso una vez más, hartándose que quienquiera que fuera al otro lado fuese tan insistente, no hay nada más que puedan quitarle. Cuando abre la puerta se ve obligado a alzar la mirada, encontrándose con un par de ojos azulados y dos cuernos. Cierra la puerta sin pensarlo un segundo más.
No sabe cuánto lo repudia, encontrándolo en cada uno de sus escondites para arrebatarle algo y traerle más problemas de lo que él mismo puede soportar.
—Ni pienses que te voy a dejar pasar, ya he visto lo que le sigue a tu presencia. —advierte, apoyándose contra la puerta.
Hay un silencio incómodo.
—Friedrich. Ese es tu nombre, ¿no?
Se queda helado en su sitio, ese nombre le causa náuseas. Se supone que nadie más podría saberlo.
—Friedrich, voy a pedirte una invitación tan sólo una vez más, a la próxima voy a reventar tu puerta. — seguido de esto, siente las vibraciones del hombre al golpear la madera. Aguarda un segundo antes de abrir el pomo con rapidez, apartando la mirada.
—Puedes entrar rápido, antes que me arrepienta de compartir mi espacio contigo.
Ve cómo el contrario se agacha para ingresar a su humilde morada. Procura que sus miradas no se encuentren bajo ningún concepto, temeroso de lo que puede ocurrir si esto termina provocándolo. Se le forma un nudo en la garganta, sin embargo, debe preguntarle.
—¿Cómo conoces ese nombre?
Este otro parece escoger sus palabras
—De oídas, no pensé que en verdad fuera a hacer efecto contigo —Al ver que no tiene intención de responderle, continúa —. He venido a pedirte algo.
Ravú sonríe, lo sabía, siempre aparece con lo mismo, pero no se lo iba a tolerar más, se supone que al ser otro híbrido podría protegerlo de la mira de aquel hombre, resultando en todo lo contrario.
—No.
El contrario se apartó como si le hubiese tocado con un hierro al rojo vivo y, en ese preciso instante, algunas cosas le hicieron más sentido. Este otro se encuentra débil gracias al élixir, está lleno de cicatrices y también está desprendiendo feromonas. Lo último le desconcierta, ya que no tiene idea de cómo actuar, puesto que tiene la pequeña tentación de morder su cuello igual que lo hizo con el otro híbrido en las cloacas, en busca de un nuevo sabor, pero tampoco quiere arriesgarse a que lo mate ahí mismo.
Ravú se queda paralizado.
Está pensando en tantas cosas a la vez que sólo resuelve en huir del otro híbrido, que pronto le va siguiendo tras sus pasos casi tan o más r��pido que él.
Sobre sus cabezas el sol se va cayendo, como si la gravedad intentase llevarlo a rastras, haciendo que el plumaje brille junto a sus últimos rayos del día. En dado momento, este otro logra alcanzarlo e inmovilizarlo, un pie sobre su espalda, casi impidiéndole respirar.
—Si no me vas a dar lo que necesito, al menos me vas a responder unas preguntas. — su cabeza está entre la palma de su mano y el suelo — ¿Por qué el olor siempre termina contigo?
—Suéltame y te lo diré.
—No lo haré, porque yo sé que vas a huir; ahora, respóndeme, ¿por qué?
Ravú se remueve en descontento.
—En verdad no lo sé, ni siquiera puedo saber por qué termino involucrado contigo, hermano .
—¿Hermano? No te conozco de nada — le espeta el contrario al oído.
—Porque así lo quise, desaparecí de tu memoria y se suponía que no vendrías a buscarme luego de tantos años.
El aliento del Minotauro sobre su cuello le da escalofríos, y pensar que pueda destrozarlo de una mordida lo hiela de susto, porque no sólo puede que actúe el contraélixir que lleva en las venas, sino que pueda recordar más de lo que debería. Tiene un ligero tacto con su mejilla.
Está realmente asustado, que lo único que es capaz de hacer es cerrar los ojos con fuerza, esperando lo que sea que venga termine rápido.
Al menos, no esperaba que esto podría apartar al otro y, cuando este tuviese la guardia baja, poder perforar con sus dientes un hueco en la curvatura de su cuello, apartando la cornamenta con una mano para evitar ser herido. El sabor lo deja inmerso en sí mismo, puesto que era exactamente lo que estaba buscando.
Ahora no podría evitar querer cazarlo.
Con este pensamiento se separa y se pierde entre las luces nocturnas, dejando una marca en este otro.
Hizo algo que no se suponía que debía ocurrir.
El sabor es exquisito.
(…)
Luego de esto, cada día en su ausencia hacía que esa marca creciera, como parte de la sombra de Friedrich sobre su piel. Esta parece ser incapaz de cicatrizar por completo, punzando cuando parece estar cerca, quemando cuando parece estar muy lejos. Lo está volviendo loco de a poco.
Ha comenzado a desobedecerle a Padre con tal de tener otra noche para perseguirlo, a pesar que suele resultar siendo lo contrario, cosa que no le molesta ni la mitad de lo que debería. Está tan intrigado en desenmarañar el misterio que oculta esa silueta pequeña que no tiene tiempo para atender otros asuntos.
(…)
Él vino otra noche más tras sus pasos, haciendo la misma introducción ruidosa que lo caracteriza.
En medio de las calles, se ve tan intenso, tanto que sólo Ravú puede igualarse. El tiempo vibra en sus oídos y procura pasar desapercibido con los humanos apelotonados a ambos lados. La camisa nueva está completamente abotonada, su blancura prístina combina con su cabello recién cortado, dejando su nuca descubierta. Se había arreglado para este encuentro. Iba a colocarse sus viejas zapatillas, pero decidió que esta noche sería especial y lustró un lindo par de zapatos.
A pesar que todo lo que hace es huir, de MK, de uno de sus hermanos, de sí mismo inclusive, esto no le impide que lo haga con su mejor aspecto.
En lo que intenta descifrar el paradero del Minotauro termina robándole una moto a un civil, amarrando su túnica sobre ambos soportes del manubrio —de este modo no dejará su huella dactilar— antes de apretar la tela entre sus manos y acelerar. Siente al viento cortarle el rostro a medida que se aleja del centro de la ciudad, sin ser seguido aparentemente. Zumba entre los autos y esquiva camiones de carga para dirigirse al puente de Brooklyn.
Fue cosa de tiempo para que escuchase una segunda motocicleta tras suyo, confirmándolo apenas ve por el pequeño espejo. Sus comisuras se levantan en una sonrisa burlona. Lo ha encontrado.
Se permite dar vueltas por los barrios, intentando perderlo de vista, luego, acercándose a él a propósito para tentarlo y alejarse con una gran acelerada. Aparece como el viento y desaparece como el humo, así se lleva jugueteando con el Minotauro, al que poco a poco se le acaba la paciencia.
Ravú se aburre de ser el perseguido y pronto cambia los papeles, desestabilizando a su contrincante un instante para luego acelerar de frente hacia su vehículo, causando que este otro también acelere para evitarlo. Este otro lo guía erráticamente entre túneles y calles estrellas, esparciendo un verdadero miedo a que lo alcance.
Aquello le entretiene mucho, a pesar que el contrario posee mayor aptitud física, quien termina siendo el carnívoro es el mismo Ravú, es inevitable que esto ocurra.
La noche hace que las luces brillen más, los carteles sobre su cabeza pasan como flashes e ignora las recomendaciones de velocidad al lado izquierdo de su camino, ya que estas no le ayudan a acercarse a su presa. No hay un olor específico más que el rastro del Minotauro. Sobre su cabeza pasan las luces nocturnas con mucha rapidez, dejando un camino con pequeñas pausas oscuras antes de la siguiente luz.
A Ravú se le hace agua la boca con la idea de encerrar al contrario en algún lugar, pero debe esperar a que se le presente la oportunidad.
Gira con la motocicleta junto a los autos al interior del túnel, con la mirada fija en la espalda del contrario, como si pudiese abrir un orificio en la misma con la atención que le tiene puesta. Las luces en el paso subterráneo son de un color ambarino y estas observan la persecución de ambos híbridos.
Hay un cartel que indica que, a la salida del túnel, a quinientos metros, hay una salida a un estacionamiento. He allí su oportunidad. Se acomoda mejor, se reclina y acelera, pasando a su objetivo por un buen palmo. Una vez que lleva la delantera y ve la salida lateral, aguarda un poco a que este otro se acerque para apretar la maneta con fuerza, frenando casi en seco, de este modo, obliga al otro a abrirse paso en la salida, reventando la cadena que la mantenía cerrada. Ravú aprovecha de recoger esta misma antes de continuar persiguiendo al otro.
Por el espejo retrovisor no se ve a nadie que los esté siguiendo y el camino frente a él está casi vacío a excepción de su perseguido. El motor ruge ante una nueva acelerada para ponerse a la altura del susodicho, adentrándose en los estacionamientos vacíos. La oscuridad los recibe, las luces de los vehículos los delata del mismo modo, pero esto le ayuda a lanzar la cadena hacia una de las ruedas del contrario, logrando que este frene repentinamente.
Ravú usa esta oportunidad para encerrarlo, dando vueltas alrededor del Minotauro, que se ha bajado de su motocicleta.
Cuenta los segundos y este otro logra tomarlo de la camisa, colocando sus rostros muy cerca. Como reflejo, pega un frenazo y le da una mirada burlona. La camisa brilla sobre su piel gracias a la luz y luego amenaza con salirse de la seguridad de los suspensores.
—Todavía no me has alcanzado. —Se forma una sonrisa en la boca de Ravú.
Casi puede sentir la respiración de este otro sobre sus labios, pero no le puede inmutar menos gracias al semblante que este tiene. No se cuestiona que este otro no parece estar afectado por el efecto de mirarle directamente.
—No será necesario. — le devuelve.
Los interrumpe una luz que nace a su derecha, la cual mira por el rabillo del ojo, encontrándose con soldados apuntando a su captivo, como si viniesen a buscarlo. Son demasiados, al menos cuarenta, no podría dejar a todos inconscientes incluso con la ayuda del Minotauro.
Él también se ha percatado de estos otros y aprieta más su camisa.
Pero el impulso de correr, de huir, es más fuerte, porque es lo único que sabe hacer.
Su sombra se extiende sobre la figura del híbrido, sin llegar a cubrirlo por completo. Ve la marca en su cuello y le entra sed. Incluso si intenta borrarla, la marca se hará más grande, no importa si quema vivo a su hermano, crecerá más, hambrienta. Aun así, se resiste y forcejea, intentando evitar que el contrario se acerque mucho hasta que está suelto. Hay una grieta en su segunda piel por donde brota sangre y, esta misma se derrama por la boca de quien tiene enfrente. Sus manos dan un agarre firme y desaparece de la escena dejando el rugido de la motocicleta atrás suyo, asustado.
Ha ocurrido otra cosa que no debía pasar por nada del mundo. Puede que Xenxo comience a recordar.
Luego del incidente no lo ha vuelto a ver, la segunda piel ha mutado y se ha hecho más gruesa, en cambio, se ha dedicado a meditar sobre las azoteas de la zona poblada, mirando los movimientos de Padre en su busca, manteniéndose alejado de problemas.
Incluso cuando no hace más que alejarse, que nada lo persiga le deprime. Ravú pronto se encuentra buscando sin éxito al híbrido cada noche, encontrando pistas de su paradero, unas le guían a callejones de salida y otras le van facilitando la búsqueda.
Una de estas noches, el pájaro enmascarado observa la claraboya de las instalaciones con un extraño brillo en sus pupilas, que le da un aspecto tétrico al otro lado de la máscara que ha formado la segunda piel, resaltando en una noche neoyorquina cualquiera. Su figura blanca como un pilar se irgue, alzándose cual serafín entre los escombros y paredes desnudas que rodean a la edificación.
En su boca aún queda un rastro perfecto de sangre, el cual se curva en una sonrisa macabra. Prueba el aire un instante y luego levanta vuelo, batiendo ambas alas al unísono; una vez en altura, las plumas cortan el sonido y, entre lo que sobrevuela el edificio, nota ciertos puntos en los que se puede colar tan fácilmente que parece que se los regalaron. Planea y aterriza en la azotea, en donde hay un letrero publicitario a medio quemar. Aún se lee parte del eslogan de la compañía, “... creando un futuro para ti”, escrito con una letra pulcra y perfecta. Se le forma una acidez en la boca del estómago de solo mirarlo.
Decide buscar una entrada al recinto, hallando unas escaleras de emergencia en la brevedad. Sus pasos hacen que el metal se queje.
Aquellas plantas están vacías, los vidrios rotos y únicamente iluminadas con los brazos de luna que pueden colarse entre lo que queda de los cimientos; olisquea en caso que se trate de una emboscada, pero, está tan solo como nunca antes. El híbrido baja entre las ruinas de este lugar cautelosamente, ya que, a pie descalzo está muy propenso a cortarse. Bajó al menos diez pisos, revisando por restos, pistas o algún cadáver que le dé alguna idea de lo ocurrido y, a pesar de no hallar mucho —no más que contenedores de órganos vacíos y cultivos de bacterias rotos—, no dudó en echarle un vistazo a los subterráneos.
Puede que Friedrich le haya dejado lo que busca en un lugar mejor resguardado, puesto que el laboratorio está patas arriba.
Allí se encuentra con una recepción con el logo de MK destrozado y una pared de vidrio sin un solo rasguño. A un lado hay un detector de huella dactilar, pero, no se molesta en probarlo, existe el riesgo que podría delatarse, en cambio, se acerca a la vidriera y desliza sus dedos en la superficie, la rasguña y le propina un puñetazo, asombrado en que apenas se le ha formado una grieta.
Se aleja y mira a su alrededor, en busca de cualquier cosa que pueda permitirle el ingreso. Termina probando con la silla, con las cajas, el fax y un par más, formando una grieta considerable, aunque dejándole exhausto de intentarlo. Reposa un poco y luego se abalanza, asestando un buen puñetazo que termina abriendo un buen hueco, por el cual termina colándose, enterrándose unos pedazos entre los dedos de sus pies, que termina quitándose en el camino.
Luego de explorar el entramado se encuentra con una habitación peculiar; al otro extremo hay una entrada circular, adornada de luces con distintas separaciones y cuatro candados circulares que la mantienen sellada. Se acerca inseguro, mirando sobre su hombro cada tanto y examina un grabado que hay al centro, pasando sus yemas sobre las letras.
“La Luna da vueltas, la Tierra también. Tauro huye a contrarreloj y Escorpio lo persigue.” reza el acertijo. Se queda pensativo frente a los candados, pensando en la solución, que comienza con el círculo más pequeño, que debe ser la Tierra, lo hace girar a la derecha una vez, otra y luego a la izquierda; el siguiente lo hace girar tres veces a la izquierda, al igual que el tercero, mientras que al último lo hace girar a la derecha. Se escuchan cuatro “clacs” antes que el sello de la puerta se abra junto a la misma.
Desde la abertura deja pasar un olor asqueroso, como si lo que hay en el interior nunca se hubiera ventilado. Deja la puerta abierta y se introduce en la estancia de puntillas. A su alrededor hay unas luces verdes que parpadean de vez en cuando, más matrices y caldos de cultivo, lo cual le construye mucha tensión.
Mientras avanza, se oyen ruiditos que está segurísimo que no son sus pasos, pero, no se acobarda con esto y continúa avanzando, hasta hallar una vista desoladora: un tanque inmenso, lleno de un líquido azulado, que contiene al Minotauro, aparentemente inconsciente. Se acerca con la espalda encorvada para parecer más pequeño y rasguña el vidrio del tanque, sin inmutar al híbrido del interior. A su tacto, el vidrio está frío.
Intenta moverlo, pero este no parece responder en este plano.
—Magnífico, ¿no lo crees? La peor bestia de este mundo dormida como una pequeña oveja, — Una voz corta el silencio inmaculado; se prende un halo de luz que asciende lentamente hacia un trono de bronce, en el cual se encuentra sentado un hombre de frac tomando vino. Cuando sus miradas se encuentran le da un escalofrío —¿has venido a interrumpir su sueño con otra de tus jugarretas, 152? Una pena, no puedo permitírtelo.
A Ravú le entra un pánico efímero, no puede que sea esto de lo que el Minotauro ha estado huyendo
— Me he preguntado por tu paradero por mucho tiempo, 152, pero, mi niño Xenxo te ha encontrado primero, delgado, VULNERABLE , me pregunté si en verdad eras la copia de Friedrich... de todos modos, viniste a mí más rápido de lo que creía, más sano que la última vez que te vi, incluso mutaste algo más para resguardar tu miserable pellejo, ¡cuán adorable! — de un sorbo, la copa de vino vuelve a estar vacía — Ahora luces como la bestia que ha estado profanando a mi hijo, a mi mayor orgullo, con tu propio veneno... oh, no tienes idea de cuánto me ha costado siquiera tenerle , como para que tú, un niñato, venga a arrebatarme lo que por derecho es MÍO — Este se para de su trono, aumentando a cada palabra el tono de su voz, acumulando la misma furia que antaño vio en sus ojos —. Niño, por saber una pizca, la nada misma de ciencia, no puedes controlar a la naturaleza, menos podrías comprender a lo que Xenxo está destinado a ser; tú eres un chiste a su lado, él no tiene parangón aquí.
El contrario se acerca a pasos seguros, obligándolo a retroceder, puesto que no sabe lo que es capaz de hacer luego de tantos años de huir del mismo. El contrario termina a una distancia considerable, aún con cierta altura de diferencia.
—Él no es tu hijo — replica en tan solo un siseo —. Tú lo tomaste como un muñeco, le quitaste todo lo que pudo tener para poder maquinar con él como se te diera la gana, lo hiciste tu herramienta, ¿y así te llamas su Padre? —Ravú se encarama sobre el tubo, sosteniéndole la mirada —Eres un cobarde, mandas a matar a un búho con un conejo, te escondes como la rata que eres, no hay humano que pueda tener pena de ti ahora.
Ambos se ven como dos reyes en un reino muy pequeño, tan cerca de acabar con el contrario al mínimo descuido. Las lentillas del hombre resplandecen bajo la iluminación irregular. Debe ser por esto el por qué no se ha hipnotizado aún.
—Parece que no has oído de tu creador — muestra las garras cuando el contrario se acerca más —, muy sentimental, no quería crear a mi hijo, sin embargo, te hizo a ti, prácticamente su gemelo, porque confió en que le darías una segunda oportunidad para detenerme de terminar.
Sin bajarle la mirada al hombre, tantea en la superficie y se encuentra con una perilla. La desenrosca con cuidado. Baja de un brinco y busca si hay una segunda y, al hallarla repite el proceso, dejando que el líquido se derrame entre sus pies.
—No me molestaría matarte de nuevo, Friedrich —comenta el contrario, quitándose el frac para tirarlo a algún sitio —, pero podría perdonarte si mejoras el armamento, nos haremos ricos con las bioarmas, puedes cosechar las células mutadas, podemos donar los órganos, crear nuevas curas, tú y yo, controlando el nuevo negocio sin necesidad de morir en el proceso.
El híbrido exhala con fuerza, demostrando su descontento.
—Los humanos son extraños, envidian, odian, aman... pero tú no has creado humanos, en primer lugar, en cambio, creaste a los perros-lobos de la humanidad, tomaste dos mitades que no debieron cruzarse. — El tanque comienza a vaciarse — yo he decidido velar por ellos, no requiero riquezas ni tampoco entiendo su ciclo de guerras o lo que llaman moral, pero lo respeto. Respeto que avancen lento, nunca podría interferir en su evolución, iría en contra de mí mismo, sin necesidad de ser bueno o malo. — hace una pausa apreciativa, intentando descifrar la mirada que le llega del contrario — ¿qué tan difícil puede ser entender esto?
Padre suspira como si hablase con un niño que no atiende a razones o que simplemente no está consciente de su realidad, fijándose del mismo modo en su creación, que poco a poco sale de su estado de inconsciencia. Dos seres se observan a detalle, formando un tenso instante que se rompe apenas ambos se abalanzan hacia el contrario, enzarzándose entre golpes varios, alrededor del cilindro que contiene al híbrido.
—Friedrich, tú no comprendes que mi voluntad no sólo está atada a este cuerpo, no importa si me matas, siempre va a quedar una parte de mí en lo que tú juras proteger. Va a ser imposible que mi voluntad desaparezca por completo.
Ravú se ve obligado a retroceder, subiéndose a escritorios y lámparas. Buscando la oportunidad para tomar al hombre desprevenido.
Es cosa de tiempo para que pueda lanzarse sobre él, apretando su cuello con sus manos, inmovilizándolo desde atrás, sin embargo, esto sólo le dio la oportunidad a este otro de deshacerse de su agarre y estamparlo contra el vidrio del cilindro con una fuerza descomunal, logrando que le falte la respiración en un instante. Aquel brazo que logró torcerlo lo mantuvo sujeto en el aire, mientras que el otro sacaba una jeringuilla con una sustancia que conoce muy bien, un catalizador, para inyectarla en la cara interna del codo.
—Parece que también te quedan unos trucos sucios, Padre — le escupe estas palabras con disgusto, logrando que el susodicho se ría, lo suficiente para distraerlo y tirar la jeringa lejos de un manotazo y deshacerse del agarre. Cuando lo suelta y puede respirar se abalanza hacia la lavativa, forzando la entrada del filo y de la sustancia a su organismo.
—No voy a jugar mucho más contigo.
Ante esta advertencia no hace más que sonreírle con burla, sabe que ha logrado asustarlo como para que quiera matarlo rápidamente. Espera a que el hombre se lance de nuevo y, aprovecha el éxtasis que ha generado la sustancia en él para desarmarlo y morder su cuello y arrancar un pedazo de carne. El contrario suelta un alarido e intenta quitárselo de encima con todo lo que puede, sus manos tirando de su cabello desesperadamente, sin éxito, pues perfora más con cada intento.
El sabor de la sangre le hace entrar en un frenesí, pero de algún modo termina en el sitio del contrario, con este intentando arrancarle el ojo. No tiene idea de cuándo ocurrió esto hasta ver por el rabillo del ojo una segunda jeringa en el suelo.
Una de las manos del hombre le tapa la boca y la otra se acerca a su ojo derecho. Se sacude todo lo que pude, incluso intentando abrir más la herida que hizo en el cuello del otro, sin éxito del mismo modo, puesto que los dedos de aquella mano están sobre su cuenca ocular y tiran del globo que hay en ella. Ravú grita. Los ojos de Padre no emiten ningún brillo a medida que extirpa su orbe, el cual no lo quiere dejar y su carne se aferra a este por todos los modos físicos posibles. El dolor lo consume y en dado momento ya no está allí.
Ahora, la imagen de Padre está nublada con las lágrimas de su único ojo.
En la desesperación que el contrario pretenda arrebatarle el que le queda, se escurre del contrario y emprende la huida. La segunda piel que nace de la cicatriz de su mandíbula se arremolina en la cuenca ocular vacía, intentando cicatrizar. En lo que huye va tirando todos los muebles o cosas que ve a su camino con tal de ralentizar al demonio que le pisa los talones. Busca la salida y emerge de los subterráneos, subiendo por las escaleras en ruinas, tomando atajos y esquivando unos disparos inesperados, que seguramente son del hombre que lo persigue.
Una vez llega al punto muerto de la azotea, retrocede hacia el borde, que luego del asedio ya no tiene barandales. Se hace una idea, tiene un plan.
—Friedrich, siempre te va a faltar campo para correr —advierte este otro. Se oye el sonido de la recarga —. Te di una segunda oportunidad y aun así la rechazaste, ¿es que no sabes a lo que te estás oponiendo?
Los efectos secundarios del catalizador se están haciendo presentes, no puede ver correctamente, le cuesta esconderse tras la fuga de un gas negro. Ravú intenta controlar su respiración y lo que queda de la segunda piel se abre, puesto que se está sofocando luego de aquella persecución. Padre se acerca aprovechando su vulnerabilidad y lo toma del cuello una vez más, poniéndolo en contacto con aquella emisión de gas, la cual comienza a quemarle.
—Padre, yo soy tu consecuencia — balbucea al mismo tiempo que intenta quitárselo de encima una vez más — soy uno de los cuantos fallos que creaste y, eso lo incluye a él del mismo modo, le quitaste su vida y ahora tendrás que pagar con la tuya.
Mira hacia atrás, notando el acantilado y no demora en hacerlo. Con ambas manos sujeta el brazo de Padre y toma impulso para colocar sus pies en el pecho del mismo, empujándolos hacia el vacío. La caída fue liberadora, el agarre se desvaneció y los ojos del contrario se tiñeron en desesperación, ya que se separó de él rápidamente, así que no puede forzarlo a volar, sólo puede atenerse a su propio destino al final del acantilado. Aun así, decide seguirlo y aprovechar el cadáver, ya que no ha comido en días.
De allí se lleva sus ojos como trofeo.
(…)
Un ser que se ven tan etéreo no podría perderse por mucho tiempo entre tantos colores, más teniendo en cuenta su inmaculada aura blanca que parece rodearle, aun así, se encuentra buscándolo hambriento entre la multitud, siguiendo una mera intuición. Xenxo se remueve intranquilo entre los cúmulos de gente, observando hacia arriba por si atrapa al menos un segundo, un retazo del extraño de cabellos rubios. No puede describir la apabullante necesidad de encontrarlo.
Entorna la vista hacia los anuncios que parecen colgar de los edificios, cada uno brillando por cuenta propia, promocionando diferentes productos, sin embargo, en uno nota una pequeña figura que obstruye el brillo, por tanto, se acerca a un punto que casi puede ver con claridad de qué se trata. Desde esa distancia parece reconocer un gesto para que se acerque, aunque si no lo fuera, ya está en ello.
Después de haber despertado, siente que sabe algo más, que el misterio que tuvo la noche en la que el Búho escapó y de su pasado está más cerca de llegar a la luz, pero necesita la última parte, que parece guardarla este individuo.
La química dentro de su cuerpo se dispara, como si estuviese cerca de un híbrido de feromonas fuertes, lo cual le hace flaquear mientras sube los escalones. Se supone que tiene resistencia a este tipo de cosas, mas, por alguna razón se siente pequeño y vulnerable, casi como si fueran a cazarlo.
A pesar de la dificultad logra llegar al lugar en donde vio la silueta, encontrándose con una aparición que parece haber salido de un cuadro de Miguel Ángel para mezclarse con la civilización. No comparten la mirada, pero sabe que está atento a lo que haga.
Las palabras salen a borbotones de su boca, casi llevándole a las lágrimas.
—No se suponía que esto iba a pasar, yo me iba a quedar en la penumbra y no iba a haber un lazo que me obligara a quedarme cerca — responde — no entiendo por qué estás obsesionado con saber toda la verdad, ya ha pasado mucho tiempo y no cambiará nada.
—Quiero saber qué parte de la verdad te involucra.
Este voltea su rostro hacia él, revelándole la falta de su ojo derecho que, en su reemplazo hay retazos de piel arremolinados, pareciéndose a una rosa en la cuenca ocular, luego, levanta un par de ojos en un saco, como un premio.
—Los ojos de este hombre son la parte de la verdad que quieres saber, ¿no? Él fue uno de los culpables, me imagino que lo sabes, luego de que encarcelaron a nuestros hermanos y nos dejaron andar sueltos, Klaus fue a asesinar a Friedrich.
—Entonces, ¿tú no eres...?
—Sólo soy una de sus creaciones, pero más artificial que tú. Yo soy una copia, una esperanza para que hiciera lo mismo que acabo de lograr; el hecho de tener estos ojos en mis manos es mi propósito, ahora no soy nada más que una herramienta vieja sin su dueño — A medida que habla se incorpora con dificultad. Tiene la misma camisa blanca ahora embadurnada en sangre, sin impedirle un brillo sobrenatural, unas zapatillas viejas con la suela despegada y unos jeans rasgados que dejan en evidencia unos hematomas —. Yo lo supe hace más de diez años atrás después de una modificación, estando en riesgo de convertirme en un donante más, gracias a los informes que iban dejando en la sala de rehabilitación.
Hay un nudo en su garganta, pero allí tiene la verdad que tanto ha esperado por oír, aunque va perdiendo retazos de sus palabras con el ruido de la multitud. Cierra la puerta y se acerca con prudencia.
—Estaba hecho para controlarte, hermano , sólo que los experimentos se hicieron tan violentos que no tomaste el camino que nuestro verdadero Padre esperaba. Esto fue terrible. Te hiciste el ejecutor y me estaba muriendo, entonces decidí en irme, huir, como siempre. Para ese entonces, no sabías lo que pasaba con mirarme a los ojos y te hice caer inconsciente, intentando apartarme del destino como un cobarde — el contrario lanza a sus pies el botín en el saquito —. Esto te pertenece, tengo entendido que lo odiabas.
Sólo queda un silencio entre ambos, a pesar de los ruidos de la ciudad llenando el ambiente, la gente mezclándose en el pavimento con rapidez, las luces brillando más fuerte que antes.
—Mátame. — le pide el otro, encogiéndose de hombros — Ya no tiene sentido que esté aquí, el secreto de MK se irá conmigo y ninguno de esos humanos tendrá que vivir para contarlo. Es un buen final, ¿no, Xenxo?
—Incluso si lo hago, esto me llevará contigo.
—El lazo, ¿mmh? Se supone que no debería funcionar, no sabes mi nombre.
Xenxo se acerca más, inclinándose hasta que su boca se encuentra con el lóbulo de uno de sus oídos. Sus ojos ven un lugar específico entre la camisa.
—Hazlo, ya no importa, ahora sabes la verdad.
Se impide abalanzarse apenas este se lo concede, aguardando un poco más casi en contra de su propia voluntad.
—Dime tu nombre.
El silencio se extiende, su corazón palpita con fuerza, a punto de perder el control. El exterior no puede importar menos.
—Ravú — simple y corto —. No se suponía que lo conocieras, aunque no me queda nada que perder.
Sus labios tantean la piel del cuello, buscando el pulso. Apenas lo encuentra, mordisquea con la dentadura el lugar, insistiendo hasta obtener un hilo rojo supurando de este sitio. Lo atrapa y bebe de él, sintiendo cómo esta sustancia electriza su cuerpo y logra que sus piernas flaqueen, dejándolo de rodillas ante Ravú, quien pronto le devuelve el mordisco sobre la marca.
Las feromonas que desprende se impregnan en su nariz, impidiéndole alejarse hasta que le falta la respiración. Tiene la vista nublada apenas separa el rostro de la curvatura del cuello de Ravú, pero reacciona a tiempo, atrapándolo en el acto con una de sus manos, antes que huya.
—Por favor, Ravú, quédate.
A pesar que no puede ver correctamente, los ojos del ser alado le perforan. Corre un hilo de saliva por sus comisuras. Aún está hambriento. En los ojos de este otro ve duda, como si recién se percatase de lo que estaba a punto de hacer.
¿Qué va a decidir?
2 notes
·
View notes
Photo
Batman: The killing joke.
Reseña:
La historia da inicio con Batman en Arkham, no hay una narrativa que pueda decirnos que hace el murciélago allí, pero no tardamos en descubrir que fue para hablar con el Joker. Toma asiento en frente de él y comienza a decirle que ha estado analizando su situación, que quiere intentar arreglar las cosas y dejar de tener esa relación tóxica y enfermiza que terminara con la muerte de uno de los dos (o ambos). El Joker no parece tomarle importancia, está demasiado ocupado con sus cartas, por lo que Batman pierde la paciencia y en un intento de llamar su atención toma la mano de su rival. Nota como sus traje queda manchado por pintura/maquillaje blanco, por lo que inmediatamente descubre que quien estaba ahí no era más que un impostor. Se lanza sobre él, diciéndole que no tiene idea de lo que hizo. Jim Gordon entra, diciéndole que no está permitido agredir a los reclusos, pero antes de que pudiera seguir hablando Bat le hace saber qué está pasando y le pregunta al farsante dónde está el príncipe del crimen.
Cambia la escena y ahora vemos al Joker hablando con un personaje desconocido. Inmediatamente se entiende que está en un circo que padece abandono, pero que él está interesado en comprarlo. Marca todos los puntos negativos del lugar y cuando este personaje, el dueño del lugar, le pregunta si quiere comprarlo y si el precio no le parece muy excesivo él le responde que en la actualidad el dinero no es un problema.
Hace un breve flashback del Joker, antes de ser el Joker, donde se lo muestra con su esposa embarazada. Muestran los problemas que tenían económicamente, y el estado en el que vivían, pero su esposa afirma que todo aquello en realidad no importa y le expresa cuanto lo quiere.
Volvemos en la actualidad, donde termina de cerrar el trato y afirma que comprará la propiedad, pero vemos como asesina a su vendedor.
Bruscamente cambia la escena donde ahora, tenemos a Jim Gordon con su hija, Barb, mejor conocida como batgirl. Mientras Jim acomodaba unos recortes de periódicos relacionados a Batman, Barbara menciona las pesadillas que tuvo de pequeña al saber del Joker, y es ahí cuando golpean la puerta. Ella es quien atiende y se encuentra con quien alguna vez fue el dueño de sus pesadillas, sí, el mismísimo Mr. J, quien sin decir ni una sola palabra logró shockearla con su mirada, haciendo que ella no emitiera ni un sólo sonido y así pudiera dispararle sin ningún problema. Jim se altera, y se lanza a ella, mientras que el Joker no deja de alardear, sacando lo peor de él, y cuando intentó hacer algo uno de sus hombres le dio un golpe frenandolo.
Tenemos un segundo flashback, donde continua con su historia pero ahora muestra como intentaba arreglar las cosas en su hogar, sometiéndose a un trabajo con unos criminales donde se haría pasar por capucha roja en una planta química en la cual trabajaba antes de haber decidido convertirse en un comediante.
Al regresar al presente nos encontramos en el hospital, donde Barbara está siendo atendida. Le dan un breve informe a Batman, en el cual le hacen saber que no podrá volver a caminar y hacen una sutil insinuación de violación, donde él pide que los dejen a solas. Ella despierta, y con desesperación trata de decirle qué pasó, mostrando que su primer pensamiento y mayor preocupación es su padre, quien el señor J. se lo llevó mientras la desnudaba.
La historia ahora continua en el circo del cual el Joker se había apoderado previamente, pero esta vez no está sólo, tiene a los típicos fenómenos como ayudantes y a Jim como una especie de rehén. Se encarga de torturarlo, con la ayuda de sus reclusos físicamente y con sus palabras, mentalmente. No deja de enseñarle su razonamiento sobre la locura y la razón, diciéndole que sólo necesitaría de un mal día para vovlerse loco, ese era su punto y lo demostraría con él como si de un experimento se tratase. Dice cosas que se conectan a su pasado, como si en cierta manera quisiera crear cierta empatía para ser convincente con Jim y llegar a algo, llegando al punto de nombrar a Barbara.
Volvemos a la memoria del Joker, ahora la noche donde le informan que su mujer falleció al sufrir un accidente, justo cuando él estaba terminando de organizarse para hacer el trabajo sucio.
De regreso al circo, Jim se encuentra en el típico tren fantasma, con grandes pantallas donde no deja de ver al príncipe payaso del crimen, quien canta una canción siguiendo con el tema de la locura, y para el gran cierre de este musical traumático le enseña a Jim las fotografías de su hija desnuda, en las que también se reflejaba su dolor y en algunas incluso se la veía llorar.
Pasamos a Batman, un montón de secuencias que no necesitan diálogos ni narrativas para hacernos saber que está buscando a su mayor rival, hasta que finalmente le llega un comunicado de él, diciendo que vaya a dicho circo.
Antes de que Batman llegara, el joker y sus ayudantes seguían con la tortura hacia Jim, pero éste ya dejaba de responder, lo que hizo que por un momento desviara su atención sobre él y recordara aquella noche en la planta química donde cayó al ácido, su origen más conocido y considerado por muchos como el oficial.
Cuando Bat llega tiene una breve conversación con Jim, quien le dice que está bien y le ruega que vaya por el Joker sin irrumpir la ley con el anhelo de demostrarle que su modo, lo racional y moralmente correcto, funciona. Batman va tras el Joker sin responderle, entrando al mismo tren donde el comisionado había sido torturado mentalmente y de inmediato comienza a oír a su mayor rival hablar, quien le hace el mismo tipo de tortura, aún intentando probar su punto.
''Todo lo que toma es un mal día para reducir al hombre vivo más cuerdo a la locura. ¿Tú has tenido malos días alguna vez, verdad? Yo sé que sí. Lo puedo deducir. Tuviste un mal día y todo cambió.''
Después de una búsqueda interminable, Batman finalmente se encuentra con él, pero tienen un encuentro violento. Y después de unos cuantos golpes, ambos se encuentran a fuera bajo la lluvia. Mrs. J sostiene un arma, con el cual apunta a Batsy, pero al disparar resultó ser un arma de broma, mejor conocidas como ''Bang gun''.
Sorpresivamente (para el Joker, yo me lo esperaba) Batman se muestra sereno y tienen una conversación sin necesidad de recurrir a la violencia. Éste le muestra su deseo por salvarlo, le hace saber que puede ayudarlo, que quiere hacerlo, que ya no quiere lastimarlo ni correr el riesgo de salir herido él. Pero el Joker se niega, cree que ya no hay vuelta atrás y cambia el ambiente diciendo que la situación le recordó un chiste.
''Estaban estos dos tipos en un lunático asilo y una noche decidieron que no les gustaba vivir más en un asilo. Entonces, se subieron al techo, y ahí, justo a través de este estrecho espacio, vieron las azoteas del pueblo, extenderse en la luz de la luna... Ahora, el primer tipo salta de un extremo a otro sin problemas. Pero su amigo no se atrevió a saltar. Verás, tiene miedo de caerse. Entonces el primer tipo tuvo una idea, él dijo ''¡Oye! Tengo mi linterna conmigo. Iluminaré a través de los espacios entre los edificios. Puedes caminar junto a la luz y reunirte conmigo.'' Pero el segundo tipo sólo mueve la cabeza y dice ''¿Qué crees que estoy? ¿Loco? ¡La apagaras cuando vaya a mitad de camino''.''
El Joker comienza a reír por su propia broma, llegando al punto de causarle gracia a Batman también, y todo se termina reduciendo a la risa de ambos en un paisaje lluvioso.
Opinión:
La verdad, ni siquiera sé por donde empezar. No tengo palabras para expresar lo encantada que me tiene sin dar la sensación de tenerlo en una especie de pedestal. Y no quiero hacer eso, pero es que esta historia es realmente fascinante. Fue de los primeros cómics de Batman que leí, pero para esa época ya conocía bien al personaje gracias a las series animadas, adaptaciones live action y otras historias que había leído anteriormente. Sin embargo, cuando leí the killing joke no dejaba de preguntarme cómo me había demorado tanto en recurrir a esta historia, teniendo en cuenta que era vista como un referente más las aclamadas críticas de personas que admiraba como Tim Burton. Creo que esto me hizo entender con mayor facilidad a Batman, mostrando su necesidad de salvar a todos y justificando un poco mejor su regla de no matar y de ir siempre por el camino correcto. Admito que soy de esas tantas personas que más de una vez pensó que era necesario matar al enemigo, en especial a alguien como el Joker, teniendo en cuenta que siempre hallaba la forma de escapar de Arkham y siempre terminaba siendo un gran desastre. Pero con esta historia tuve empatía con él, con Batman y sus reglas, y me sentí culpable por mis pensamientos. Esto expone una vez más la realidad que todos conocemos; no existe un Joker sin Batman y viceversa. De esta historia también tenemos el inicio de Oraculo, uno de mis personajes favoritos de DC. De hecho, cuando Barbara toma el alter ego de Oraculo, terminó de ganarse mi corazón, ya que, al principio, como Batgirl no dejaba de ser una típica adolescente inconsciente del peligro, así que a veces no llegaba a caerme del todo bien o inclusive me parecía una molestia. Volviendo a los protagonistas, no sé si sea algo morbosa, pero amé el punto que el Joker quería probar. Me encantó su juego psicológico de principió a fin, y en un momento me hizo sentir que yo era su victima. Cuando terminé de leerlo no dejaba de pensar en su razonamiento y en como podía estar en lo correcto. Siempre me gustó la psicología y lo poco que pude estudiar de esta me hacía creer que sólo se necesitaba de un trauma muy grande para perder la razón, y que no todos teníamos la misma capacidad de pelear contra ello. Siempre fui de la idea de que una buena historia debe hacerte sentir algo, y esta no sólo me hizo sentir algo, también me hizo cuestionarme. Si no fuera poco, tenemos la libre interpretación. Hay dos cosas que se discuten mucho en la actualidad: El final y la posible violación a Barbara Gordon. Creo que es genial que todos tengamos la posibilidad de interpretar estos hechos a nuestro gusto o parecer, en mi caso pienso que el chiste del Joker refleja su realidad con Batman y que por ello ríen tanto, por la ironía. Y no sé si es porque me guste la crueldad y mientras más cruda me parezcan las cosas me resulte mejor, pero también pienso que sí violó a Barb, pero queda en cada quien y me gusta ello.
#batman#joker#jack napier#jim gordon#barbara gordon#batgirl#oraculo#dc comics#alan moore#reseña#opinion#spolier alert#gotham#DC#the killing joke#la broma asesina#la broma mortal#comics
1 note
·
View note
Text
Audición para Lysander Scamander II (Tarjei Sandvik Moe)
¡Por los calzones de Merlín, si eres LYSANDER SCAMANDER II! ¡Bienvenido, bienvenido! Me complace informarte de que tu expediente ha sido satisfactoriamente registrado en el Ministerio de Magia. Aunque costó lo suyo con ese maldito archivador, ¡casi me muerde! Pero ya está solucionado. Eres un miembro más de nuestra comunidad. Recuerda que debes hacer acto de presencia en 24 HORAS contando desde este momento, y no olvides también tener tu varita siempre a mano. No corren buenos tiempos, muchacho.
OOC.
▬ NOMBRE/APODO: Vero. ▬ PAÍS/ZONA HORARIA: España, GMT +1 ▬ ¿PERMITES +18?: Yep, sir. ▬ ¿ALGO MÁS?: Nada más.
Datos básicos del personaje.
▬ FACECLAIM: Tarjei Sandvik Moe (x). ▬ NOMBRE COMPLETO: Lysander Scamander II. ▬ EDAD: 16 años. ▬ NACIONALIDAD: Inglesa. ▬ SANGRE: Mestiza. ▬ O. SEXUAL: Pansexual.
▬ CASA Y CURSO: Hufflepuff, 6º curso. ▬ PUESTO: Ninguno. ▬ EMPLEO: Ninguno. ▬ IDEALES: Neutral.
▬ VARITA: Madera de acacia. Núcleo de pelo de veela. 25 cm. Ligera y flexible. Es de color marfil, ligeramente curva. Su empuñadura tiene dibujos en relieve y, en la base, la letra X de Xenophilius. ▬ HABILIDAD ESPECIAL: Ninguno que se precie, aunque le gustaría poder hacerse invisible. ▬ PATRONUS: Una iguana. ▬ BOGGART: Tiene dos: un ejército de inferis disfrazados de payasos y la tumba de su hermano. ▬ MASCOTA: Tiene un erizo llamado Pascal y una lechuza atigrada que atiende al nombre de Spaguetti. ▬ DESTACA EN: Estudios muggles, aritmancia, herbología y cuidado de criaturas mágicas. ▬ LE REQUIERE ESFUERZO: Pociones, defensa contra las artes oscuras, duelo y quidditch.
Antecedentes históricos.
▬ HISTORIA:
Lysander Scamander II, llamado así en honor a su padre, nació apenas unos minutos después que su hermano gemelo. No nacieron en la Inglaterra que vio nacer a sus padres, sino en Papúa Nueva Guinea, concretamente en una tribu mágica con la que estaban conviviendo sus padres mientras perseguían por el vasto bosque el rastro de una de las criaturas que estudiaban en ese momento. Los lugareños los ayudaron en todo lo que pudieron, e incluso hicieron uno de sus rituales tradicionalista del nacimiento para darles la bienvenida (su abuela fue muy entusiasta con esto). Sus padres tuvieron que suspender el viaje después de eso, pero muy a regañadientes porque no querían perderse el encuentro con el animal; en cambio, sus abuelos, Luna y Rolf, sí siguieron adelante con promesas de que después los guiarían hasta el nido, si lo encontraban.
Y en eso consistió desde entonces la vida de Lorcan y Lysander, en una vida nómada por los más recónditos lugares del planeta. Siempre en un constante estado de estudio y observación de plantas y animales: aprendiendo a leer y a escribir acampados en medio de la selva amazónica, matemáticas cuando llegaran a la sabana. Se empaparon también de conocimientos sobre las distintas culturas mágicas alrededor del mundo, algunas inclusive más primitivas. Nunca han vivido en grandes ciudades, ni siquiera han ido a muchas, pero se puede decir que su vida ha sido mucho más interesante que la de los chicos normales de su edad.
Siempre supieron que en algún momento tendrían que ir a Hogwarts y acostumbrarse a estar allí durante todo el año, suponía un reto y una novedad para ellos, pero tenían ganas de conocer el lugar. Y el bosque prohibido, para qué engañarnos. Cuando cumplieron los once años sus padres compraron una casita no muy lejos de donde vivía su bisabuelo Xenophilius, para tener un lugar en el que asentarse durante las vacaciones de navidad y pascua, porque ellos sí que pensaban seguir viajando el resto del año (y a veces sus cartas tardan semanas en llegar, pero siempre están cargadas de interesantes anécdotas).
Lorcan fue el primero en ser llamado para la selección, debido al orden alfabético. Lysander estaba seguro de que su gemelo sería el perfecto Ravenclaw, y pensar que iban a separarlos le causaba profunda tristeza. Él, en cambio, siempre había tenido claro que acabaría siendo Hufflepuff y, aunque no le molestaba en lo más mínimo porque era la casa que más iba con su personalidad, en esos momentos no la recibía con mucho entusiasmo. Al menos no fue así hasta que la raída prenda anunció que su hermano sería un tejón. La felicidad no tardó en cambiarle la cara, y no tardó en reunirse justo después con él en la mesa nombrada.
Ellos no tenían mucha idea de cómo debían relacionarse con tanta gente de su edad y al principio fueron vistos como bichos raros, apodados maliciosamente como “Salamander”. Pero especialmente fue porque aquel primer año consiguieron colar en el castillo un escarbato que estuvo durante el primer y segundo trimestre haciendo desaparecer pertenencias de sus compañeros. Cuando los descubrieron, les cayó una terrible bronca por parte de su Jefe de casa y sus compañeros les miraron bastante mal. Empezaron a encontrarlos interesantes cuando compartieron sus conocimientos y aventuras, cuando les mostraron algunas de sus pertenencias extrañas de otros países. Y poco a poco consiguieron buenos amigos, que toleran estoicamente sus rarezas.
Al final, aquella casa que sus padres compraron únicamente para instalarse en vacaciones, acabó convirtiéndose en una especie de clínica y refugio para animales. Sus padres los recogían cuando se colaban en jardines de magos y brujas, o cuando se perdían por lugares muggles, o incluso rescatados de esos magos terribles que pretendían venderlos ilegalmente. A partir del segundo curso de los gemelos, la casa ya se había convertido en un hervidero de seres extraños y peculiares que pululaban libremente por dentro y fuera de la casa.
▬ FAMILIA: φ Newton Scamander y Porpentina Goldstein (tatarabuelos). φ Xenophilius Lovegood (bisabuelo). φ Rolf Scamander y Luna Lovegood (abuelos).
φ Lysander Scamander. Padre • Puro • Trabajo • Ex-Casa • Vivo. φ Serena Duchannes. Madre • Hija de muggles • Trabajo • Ex-Casa • Viva. φ Lorcan Scamander II. Hermano gemelo • Mestizo • Hufflepuff • Vivo.
Descripción psicológica.
▬ VIRTUDES: Justo, leal, . ▬ DEFECTOS: Temeraria, desvergonzada, molestosa, rencorosa, vengativa.
“La comprensión es el primer paso para la aceptación.”
Y eso es, básicamente, lo que ocurre con Lysander. Pocas son las personas que le aceptan porque el resto ni siquiera le comprende; aunque tampoco se molestan en intentar hacerlo. Cuando piensan en él la primera palabra que les llega a la mente es raro. Porque sí, es un chico raro, pero raro no quiere decir malo. Tiene ideas muy extrañas en la cabeza, la mayoría creadas por su abuela y bisabuelo. No sería algo fuera de lo normal encontrarlo intentando comunicarse con su erizo y, para colmo, seguro que te dirá que están teniendo una conversación muy interesante. Quizá por esa misma razón es que otros le llaman lunático. Y aunque finge que no le importa, en el fondo sí que le gustaría ser como todos los demás y poder tener más amigos de los que tiene. Es sensible hasta decir basta, y muchas veces incluso puede pecar de llorón, por lo cuál se gana unos cuantos apodos hirientes para sumar a su lista. Le encanta la naturaleza, la libertad, los animales y el aire fresco. Es gran defensor de toda criatura, del medio ambiente y todo lo que tenga que ver con el tema. Muy centrado y trabajador, amigo de sus amigos, tímido y bastante reservado. No se le da demasiado bien entablar conversaciones con los demás, mucho menos si es alguien que le atrae físicamente. Se pone nervioso, se le traba la lengua, tiembla, enrojece, tartamudea y acaba soltando alguna tontería que hace que la otra persona salga corriendo. La historia de su vida. Pero cuando coge confianza se vuelve un chico divertido y sonriente, con el que tienes asegurado pasar un buen rato. Si te dejas guiar por lo que es realmente y no por las habladurías de los demás ten en claro que te sacará más de una sonrisa con sus alocadas historias y su forma de ver la vida.
“No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir.”
Prácticamente su padre y su hermano pasan el tiempo diciéndole esa frase, aconsejándole. Lysander es un chico realmente soñador, y su escasa facilidad para relacionarse logra que se enierre más en sí mismo, que se aisle en su mundo del que tienen que sacarle a tirones. Aunque a pesar de esto sabe distinguir la realidad de lo que solo es imaginación. O al menos a veces es así. Dicho mundo le convierte en alguien inocente, de esas personas que piensan que todas las personas tienen su lado bueno, que hasta el peor de los villanos guarda bondad en su interior. Y aunque ese villano destroce todo lo que toca, seguirá pensando que en el fondo es un incomprendido. Positivo, además. Sabe sacar el lado bueno a todo lo que esté algo desviado del buen camino; si le ocurre algo que no es demasiado agradable, tiene ese don para sacarle el punto, algo de lo que muchos carecen. Ser tan crédulo consigue que sea bastante manipulable. Con la idea ferviente de que nadie es malo, confía en la palabra de todo el mundo sin pararse a pensar si debería hacerlo. Esto consigue que se ponga en ridículo a sí mismo más de una vez, pero jamás escarmienta. Es pacifista, no le gustan las peleas, no le gusta la guerra, no le gusta pensar siquiera en tener que golpear a alguien. Pero al ser un defensor de la justicia suele meterse en muchos problemas; puede ser tímido y callado, pero cuando siente que algo es injusto esas facetas cambian por completo. Es algo torpe, también, si no le sujetas es posible que sus propias piernas se enrollen entre ellas y le hagan caer de bruces. Pero es así. Se vuelve a levantar con una sonrisa a pesar de las burlas que haya a su alrededor, con esa apariencia de despreocupación, ese aura de paz que desprende. Ese es Lysander, el dulce y patético Lysander.
“Las personas no se dividen en buenos y en malos; todos tenemos luz y oscuridad en nuestro corazón. Lo importante es qué parte decidimos potenciar.”
Información extra.
▬ GUSTOS:
■ Nadar en el lago, aunque a veces le da algo de miedo pensar que el calamar pueda agarrarle un pie o que los grindylows intenten ahogarle. Por eso lo hace cerca de la orilla. ■ Jugar al ajedrez, aunque no es especialmente bueno. Simplemente le hace gracia cómo las fichas se golpean entre ellas. ■ Los animales le vuelven loco. Cada vez que va al callejón diagon pasa no menos de una hora en la tienda, simplemente observándolos. Cuando Lorcan le regaló a Pascal lo besó tanto que casi lo asfixia. ■ Comer; come muchísimo, prácticamente de todo. Verdura, carne, pescado, dulce, salado… solo dale algún alimento y él se lo llevará a la boca en menos que se dice quidditch. ■ Las varitas de regaliz son su perdición. Tanto es así que ha llegado a comer más de lo que su estómago podía soportar y acabado en la enfermería por el atracón. ■ Es adicto al chocolate. Además cuando lo come se vuelve hiperactivo, tal y como un gremlin cuando se moja. ■ Estar con Lorcan. Por esa razón parecen más siameses que gemelos separados: van juntos hasta al baño. ■ La historia. No, no le gusta nada la asignatura, pero sí que le gusta leer libros que cuenten sucesos pasados, que cuenten la historia del mundo mágico. A veces también se ha interesado por la del mundo muggle. ■ Que le cuenten cuentos. Él no es capaz de leer libros de cuentos por sí solo, se aburre y acaba dormido, pero adora que sea otra persona la que le lea. Si dicha persona pone voces y actúa un poco al leer mejor. ■ Los idiomas, todos. Le encanta la idea de aprender todos los idiomas posibles para poder comunicarse con gente de todos los países. Incluso quiere aprender sirenio. ■ La risa de la gente. Le encanta ver reír a los demás, que estén felices. Siente paz cuando la gente esta feliz. ■ Cantar en la ducha. Su hermano dice que se le da fatal, que parece un duendecillo estrangulado.
▬ DISGUSTOS:
■ Los payasos. Cuando era pequeño su madre los llevó a una feria muggle y un hombre vestido de payaso se les acercó. Le tendió un globo y lo estalló frente a su rostro. Lys se puso a llorar y desde ese momento supo que los payasos eran seres malvados. ■ La gente que se mete con los demás tan solo porque no son como ellos. Ser diferente es bueno. Aunque es algo que se tiene que repetir día sí y día también. ■ Ver a alguien llorar. No le gusta nada ver triste a la gente, hace que algo en su interior se rompa. Pero, de todos modos, tampoco es bueno consolando a los demás. ■ Las aglomeraciones de gente, las reuniones. No es muy bueno haciendo amigos, mucho menos socializando con gente que no conoce de nada. Por esa misma razón odia ir a reuniones donde, prácticamente, se queda medio escondido detrás de Lorcan hasta que es hora de marcharse. ■ Odia que le lleven la contraria, aunque nunca lo dirá en voz alta. No es cabezota, para nada, y dejará que creas lo que quieras mientras él es feliz con sus pensamientos. ■ La música mágica no es muy de su agrado. Prefiere la muggle, aunque a muchos les parezca feo que escuche grupos que no son de su rango. ■ Está harto de toda aquella gente que llama chiflada a su familia. Su familia es la más increíble que existe y, sobre todas las cosas, está muy cuerda. No permite, y esto sí que saca su poca valentía, que nadie hable mal de su familia. Su madre, su padre, su hermano, sus abuelos: son lo más importante que tiene. ■ Odia la leche: su sabor, su olor, su color… todo. No le gusta nada de nada, aunque sabe que debe beberla. Es intolerante a la lactosa por pronóstico propio.
▬ OTROS DATOS:
■ Tiene problemas de calcio. El hecho de que no le guste la leche no ayuda demasiado a que sus huesos estén fuertes. Éstos son muy débiles y quebradizos. ■ Nunca ha besado a una chica, tampoco ha tenido novia. Es demasiado cerrado para eso, por mucho que lo odie. Su hermano intenta por todos los medios presentarle chicas, pero al no saber qué decirles piensan que es un rarito y le dejan solo. ■ Tiene pocos amigos, muy pocos, pero los aprecia más que a sí mismo. ■ Posee una marca de nacimiento en forma de flecha en la cadera derecha. ■ Su abuela Luna le regaló un colgante con el símbolo de las reliquias de la muerte cuando era pequeño; ella misma tenía uno algo más grande. Según ella, aporta protección al que lo lleva. Lysander nunca se lo ha quitado.
1 note
·
View note
Text
¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna? ¿Cómo puede la luna estar tanto tiempo sin él? ¿Quién le salva la vida a quién? ¿Es él, quién la mira en cada una de sus fases? ¿Es ella, quién lo observa en sus en delirios?
De los arrepentidos es el reino de los reproches.
Quisiera de vuelta los años perdidos, tener el valor otra vez de saltar al vacío, quisiera de regreso el tiempo que desperdicié, y volver a desgastarlo cada día, soñando contigo. Quisiera robarle al pasado el coraje imprudente aquel, con el que enfrenté el miedo que ahora resurge y me desafía, poner tu imagen de portada en mi presente y olvidarme de lo que fue, poder borrar lo que ayer mal escribí para dedicarte palabras frescas, tener la posibilidad de ir hacia atrás y despojarme de todo lo sucio adherido, quitarme de encima lo añejo incrustado y dejar que tus brazos sean mi abrigo, para avanzar a tu lado sin arrastrar peso muerto, para que me quieras y te quedes conmigo.
Esbozos Lunáticos.
#mis dedos tienen vida propia#versosdisonantes#que escriban lo que saben#Lady#letras con aroma a Jazmín#de cursilerías y otros síndromes#frases#sueña un pequeño sueño#de cabeza#meditaciones irreflexivas#lunáticos#esbozos lunáticos#frases en español#cosas de lunáticos#citas#citas en español#letras#letras en español#notas#notas en español#textos#textos en español#antipoesía#escritos#escritos en español#tumblr#¿qué pasó contigo alejandro?#si no lo hago yo ¿quién carajos?#¿cómo puede vivir un lunático sin su luna?
41 notes
·
View notes
Text
¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
El regalo envuelto en lo único que tengo, nada más que palabras. Lamento Nº 2
Te regalo la sinceridad con la que quise conocerte, para que nadie venga a mentirte, los años que me sobran para que en ellos descubras que como tú, nunca a nadie conocí, la experiencia para que la guardes en el cajón de lo inservible, mis horas de insomnio para que ya no te afanes y puedas dormir, te regalo los versos que ya no te dirán nada, para que veas que la magia no era mía, sino tuya. Te regalo la disonancia con la que me conociste, para que ya nadie te venga con ambigüedades, te regalo mis palabras para que sea quien sea que este contigo, las vuelva hechos, haga realidad lo que ya no podré, te regalo mi credo para que creas, aunque no sea en mí, mi fe para que confíes, aunque no sea en mí, te regalo los pedacitos de mi corazón, para que te veas en ellos, y sepas que realmente fui tan tuyo, que de verdad te pertenezco, para que hagas con ello lo que se te dé la gana. Te regalo mi pecho, como una señalética, para que la frialdad que encontraste en él, te lleve a la calidez sensata de otros brazos, te regalo mi ser apasionado para que lo taches, y ya no seas víctima de tanto amor desbordado, te regalo lo que vivimos, que si fue tan malo no quieras vivirlo nunca más, lo sublime que contigo alcance, para que si fue tan poco, lo puedas obtener a destajo en otro lado, los restos de las nubes donde camine a tu lado, los vestigios del cielo donde me llevaste. Te regalo esta tristeza que me embarga, para que la diluyas en tu risa y la dejes escurrir sin que te roce. Te regalo el principio de lo nuestro donde tanto dije no, para que ahora que es el final, no te metas más con tipos como yo, te regalo ese momento en que nos encontraríamos para abrazarnos y no soltarnos más, para que sepas que imposible nunca fue, que difícil siempre será, conmigo o sin mí, para que cuando ames a corazón lleno, nada te lo impida, para que lo feliz que fui contigo, llegue a ser verdad también en ti, que la felicidad te acorrale y nada te la quite. (Gracias por esas noches de tanta risa. Por mi parte, no te digo adiós, aquí estaré por si algún día necesitas. Solo, dejo de insistir. )
Alejandro.
#misdedostienenvidapropia#versosdisonantes#letras con aroma a jazmín#Lady#letras#¿qué pasó contigo alejandro?#letras en español#si no lo hago yo ¿quién carajos?#¿cómo puede vivir un lunático sin su luna?#citas#citas en español#frases#frases en español#notas#notas en español#textos#textos en español#escritos#escritos en español#tumblr
44 notes
·
View notes
Text
¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
P E R D Ó N A M E.
No tengo poesía para decirte cuanto es que lo siento. No habrá versos que me quiten el peso de tu silencio, ni frases que rimen bonito para que duela un poco menos. Me equivoqué, es todo lo que sé, arruiné lo más hermoso que vivía por esta torpeza crónica, por dejarme llevar por la idiotez. No conseguiré inspiración para construir con palabras algo que haga que regreses, nada servirá, lo sé, te perdí. Perdóname, quise tu bien y mira, que mal me salió. Ya ves, no fui lo que creías, el personaje aquel detrás de lo que escribe, es solo un tipo más, con más defectos que virtudes, con un corazón que parecía bonito pero que al final, te diste cuenta de lo turbio, de sus miedos, sus temores, todo eso que nos llevan a veces a tantas malas reacciones. Daño nunca quise hacerte, desde un principio te lo decía, que era lo que menos pretendía, y me doy en este instante de cabezazos contra la pared, eres más de lo que sabía, te quise luchando contra ello, y te amo como nunca lo sabrías. Alejandro.
#misdedostienenvidapropia#versosdisonantes#Lady#letras#letras en español#notas#¿qué pasó contigo alejandro?#notas en español#¿cómo puede vivir un lunático sin su luna?#si no lo hago yo ¿quién carajos?#citas#citas en español#frases#frases en español#escritos#escritos en español#textos#textos en español#antipoesía#perdón#letras con aroma a jazmín
19 notes
·
View notes
Text
¿Cómo puede un lunático vivir sin su luna?
Entre orgullos.
Ojalá el orgullo te haga reír como lo hacías conmigo, y no te deje ver jamás, que entre tus miedos y los míos, me decidí por ti, porque de eso se trata el amor ¿no? Una decisión. De hacer de los errores de cada quien los puentes para acercarse, y no usarlos de dinamita para echarlos abajo. Ojalá el orgullo te quiera mucho más que yo, que te amé tanto más de lo que yo lo hago, te extrañe a rabiar y te sepa cobijar, ojalá te siente bien, mucho más que mi cariño, ojalá el orgullo se vuelva persona y sepa quererte con detalle, que no le sean excusa tus defectos, ojalá te dé lo que precisas, que a la hora de poner en la balanza, mi amor te sea poco, ojalá que el orgullo te lo haga tan fácil que me borres en un chasquido, que haga que me veas como un enemigo y me pongas en un paredón. Pero ojala, el orgullo te sea tan jodido, y te rompa tanto como a mí, y haga que quieras volver por un abrazo, por los besos de pingüinos, por lo que decías que era tuyo y yo te lo confirmaba, ojalá, que en el momento de los pro y los contra, me veas tan humano como tú, ambos vulnerables, y con todo, tanto nos quisimos, tanto nos reímos, tanto suspiramos, tanto nos vivimos. Alejandro.
#misdedostienenvidapropia#versosdisonantes#Lady#letras con aroma a jazmín#letras#¿qué pasó contigo alejandro?#orgullo#¿cómo puede vivir un lunático sin su luna?#letras en español#notas#notas en español#escritos#escritos en español#citas#citas en español#frases#frases en español#textos#textos en español#tumblr
16 notes
·
View notes
Text
Lamento Nº2 Te regalo la sinceridad con la que quise conocerte, para que nadie venga a mentirte, los años que me sobran para que en ellos descubras que como tú, nunca a nadie conocí, la experiencia para que la guardes en el cajón de lo inservible, mis horas de insomnio para que ya no te afanes y puedas dormir, te regalo los versos que ya no te dirán nada, para que veas que la magia no era mía, sino tuya. Te regalo la disonancia con la que me conociste, para que ya nadie te venga con ambigüedades, te regalo mis palabras para que sea quien sea que este contigo, las vuelva hechos, haga realidad lo que ya no podré, te regalo mi credo para que creas, aunque no sea en mí, mi fe para que confíes, aunque no sea en mí, te regalo los pedacitos de mi corazón, para que te veas en ellos, y sepas que realmente fui tan tuyo, que de verdad te pertenezco, para que hagas con ello lo que se te dé la gana. Te regalo mi pecho, como una señalética, para que la frialdad que encontraste en él, te lleve a la calidez sensata de otros brazos, te regalo mi ser apasionado para que lo taches, y ya no seas víctima de tanto amor desbordado, te regalo lo que vivimos, que si fue tan malo no quieras vivirlo nunca más, lo sublime que contigo alcance, para que si fue tan poco, lo puedas obtener a destajo en otro lado, los restos de las nubes donde camine a tu lado, los vestigios del cielo donde me llevaste. Te regalo esta tristeza que me embarga, para que la diluyas en tu risa y la dejes escurrir sin que te roce. Te regalo el principio de lo nuestro donde tanto dije no, para que ahora que es el final, no te metas más con tipos como yo, te regalo ese momento en que nos encontraríamos para abrazarnos y no soltarnos más, para que sepas que imposible nunca fue, que difícil siempre será, conmigo o sin mí, para que cuando ames a corazón lleno, nada te lo impida, para que lo feliz que fui contigo, llegue a ser verdad también en ti, que la felicidad te acorrale y nada te la quite.
¿Cómo puede un lunático vivir sin su luna?
El regalo envuelto en lo único que tengo, nada más que palabras. Lamento Nº 1.
Te regalo lo mucho que te extraño, los días futuros amándote sin poder olvidarte, las ganas de no querer hacerlo. Te regalo el silencio de las cosas que dije y el eco de todo aquello que no, el brillo que en mis ojos pusiste, la luz que encendiste y que ilumina a esta sombra que se hace humana de tanto pensarte. Te regalo este sueño para que se cumplan los tuyos, mi vida compleja para que nunca te olvides de vivir sin aprensiones, el aire que se me va en cada suspiro, para que ya no te ahogues con la incertidumbre, el milagro que me concediste para que entonces, sea a ti que no te falten las sonrisas, la dicha que me entregaste para que te sea de brújula y te indique el camino hacia ella y te sea sólida, la fortuna que adquirí por saberte, para que te lleve a ese tesoro en la presencia de alguien y te sea palpable. Te regalo mis errores, el desajuste en el que me estaba poco a poco acomodando, para que me borres de tu memoria, mis pretextos para que me dejes expuesto, mis argumentos para que la razón por la que me alejas sea contundente, las excusas con las que a mí mismo engañé, para que no exista duda en tu juicio, de que con alguien como yo, todo era de agras. Te regalo las canciones que te dediqué para que nunca más escuches y te sean de advertencia de lo que no quieres para tu vida, para que tararees todo aquello que nunca pude darte; melodías sin miedos, tonadas sin desconfianza. Te regalo mis lágrimas para que humedezcas tus días y coseches un futuro mejor, te regalo el pasado para que me dejes ahí, enterrado, lo que siento, para que siempre tengas claro, que es precisamente eso lo que no te mereces, lo que no te hace falta. Te regalo lo que vi en ti para que te mires y sepas lo poco que era yo, lo grande que me quedabas, para que alguien más pueda observarlo y cuidarlo como yo no pude, te regalo lo que no tengo para que nunca te falte lo que realmente necesitas, para que lo encuentres en la persona adecuada, y te regalo lo que tengo, lo que puse a tus pies, que aunque ya no sirva, que aunque venga del tipo equivocado, sepas, que aun así, quiso intentarlo. Te regalo el universo que tenía disponible en mis manos, para que pequeñeces como esa ya no las aceptes, porque sin acciones, nada vale, de nada sirve. Te regalo esta promesa, que sabes bien que nunca hago, que siempre serás tú, que no hay otra como tú, que no quiero a nadie más que no seas tú. Te doy este juramento, que te llevaré tan dentro de mi corazón, porque corazón, de ti me sé enamorado. (Soy yo quien te da las gracias por tanto y se disculpa por tan poco. No creí que hubiese otro nombre que pudiera tatuarse en mi corazón, hasta que se me cruzó uno que nunca antes había escuchado, y a fuego se me marcó. El tuyo.)
Alejandro.
#misdedostienenvidapropia#versosdisonantes#Lady#si no lo hago yo ¿quién carajos?#letras con aroma a jazmín#letras#¿qué pasó contigo alejandro?#letras en español#¿Cómo puede un lunático vivir sin su luna?#frases#frases en español#notas#notas en español#escritos#escritos en español#citas#citas en español#textos#textos en español#tumblr
42 notes
·
View notes
Text
Si no lo hago yo, ¿quién carajos?
∞
Gastémonos, como se gasta lo que no perece, con abrazos que contengan nuestras almas enamoradas una y otra vez, como las olas del mar que van y vienen, que parece que terminan en la orilla, pero nunca se detienen. Gastémonos como lo que no deja de ser, que no cambia, que no muere, que se engrandece mientras más nos alimentamos de él, crece y crece mientras más ingerimos de lo que nos da, como aquello que se expande mientras más bebimos de su fuente. Gastémonos, como lo que no se agota , como todo aquello que no se consume, como todo aquello que al gastarse se propaga, se amplia, se extiende, vuelve a renacer, se regenera, pasa el tiempo y no envejece. Gastémonos, como todo aquello que se extingue después de arder, de estar en llamas, de ser incendio, y espontáneamente se vuelve a encender, no puede apagarse, no se puede mitigar, nada lo puede sofocar. Colmémonos de nosotros mismos, saturémonos con caricias, vaciémonos a besos, volvamos a llenarnos con lo mismo, para gastarnos nuevamente. Gastémonos los labios en besarnos, las manos en tocarnos, el tiempo en pensarnos, la realidad en soñarnos, los sueños en cumplirnos, las palabras en versarnos, las ganas en nosotros, las noches en sabernos, los días en amarnos, la vida para revivirnos, repitámonos perpetuamente, porque tú y yo, no tenemos fin. ¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?
#mis dedos tienen vida propia#versosdisonantes#esbozos lunáticos#entre lunáticos#que escriban lo que saben#frases#citas#letras#notas#textos#frases en español#citas en español#letras en español#notas en español#textos en español#escritos#escritos en español#meditaciones irreflexivas#antipoesía#¿Cómo puede vivir un lunático sin su luna?#si no lo hago yo ¿quién carajos?#Lady#lunáticos#de cabeza#sueña un pequeño sueño#de cursilerías y otros síndromes#letras con aroma a jazmín#¿qué pasó contigo Alejandro?#Crónicas de Amarte
30 notes
·
View notes