elrapidito

[elrapidito]

Celebración de las contradicciones/2 Desatar las voces, desensoñar los sueños: escribo queriendo revelar lo real maravilloso, y descubro lo real maravilloso en el exacto centro de lo real horroroso de América. En estas tierras, la cabeza del dios Eleggúa lleva la muerte en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día. En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a la loca aventura de vivir en el mundo.

Eduardo Galeano

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Inefable

Hay quienes tienen una persona que los hace perder la cabeza, sentir cosas inimaginables o trasladarse a otros lugares… O hay otros que por el contrario dejaron esto a cargo de lugares o situaciones específicas, que marcan momentos importantes en sus vidas.

Yo que quisiera ser poseedora de una memoria fotográfica en 4k y de tres teras, no tengo una persona que marque mis recorridos o que me vuelva loca (sí, pobre yo) sino que hago parte de la gente que cree que la música nos puede llevar a un país más maravilloso que el de Alicia y que definitivamente le agradece a una canción por los bonitos momentos que le regala.

Haciendo uso de mi memoria de flojos recuerdos las canciones han marcado momentos muy chéveres de mi vida y justo hoy lo escribo porque al estar viendo un documental suena una canción que hace mucho tiempo escuché, que me marcó y que nuevamente me pone los pelos de punta y los ojos llorosos.

Idealizo los lugares a donde viajo escuchando música propia de esos espacios y siempre hay una canción que se me graba más que las demás… en este caso pasó lo mismo. De mi cabeza no se salía una canción meses antes de mi viaje a Cuba y al oírla casi casi podía verme en ese lugar, pero luego al llegar a La Bodeguita del Medio, el que podría ser un lugar muy representativo de La Habana, la primera canción que escucho es esa… y además tocada en vivo…. LA MEJOR SENSACIÓN DEL MUNDO, imagínese usted algún momento de su vida que no quería que acabara; esa misma canción, en un documental, 5 años después todavía me dan ganas de llorar.

Pero la misma sensación se repitió mucho tiempo después en un bar de mi ciudad, bajo los efectos de la música, pero esta vez en una dosis diferente… Aquí como en las películas sentí como si el tiempo no pasara y como si tuviera el súper poder de combinarme con otra persona, esta vez bailando… Era como si hubiéramos practicado para un concurso y tuviéramos los pasos muy aprendidos y los movimientos calculados, pero sintiendo cada músculo del cuerpo que se movía.

De verdad no sé como explicar lo que siento en esos momentos pero es algo muy raro y muy genial que además me permite grabar esas situaciones específicas, olores, colores, sabores, y lo que sea que se relacione con el momento. En fin, aunque no tengo listas de reproducción para tener sexo, para leer libros de aventura o para domingos de resaca, sí creo que la música puede ser mi droga y que cuando esté viejita todavía iré a conciertos pesados o a discotecas… God bless the music!!!

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La desnudez de las palabras

A diferencia de las películas y de las escenas con luz tenue donde entran algunos rayos de colores por la ventana, ella se para de la cama, la luz que ilumina el cuarto es la restante de las demás habitaciones de la casa y de la magnífica luna que resplandece por la ventana, la misma que a su vez deja ver la ciudad desde un 15° piso (bueno, sí sonó como a película, pero es realidad), ella busca sus cosas en el piso y se detiene a responder los mensajes que están pendientes en su celular, ella está completamente desnuda y mientras tanto él está de lado en la cama, obviamente con sus ojos puestos en ella, pero ella no se percata los recorridos que sus ojos están haciendo.

Esta es una escena a la que cada uno le pone la periodicidad en que acontece, pero que al mismo tiempo refleja la situación en la que nos ponemos a diario con las cosas que salen de nuestra boca, y aunque el papel protagónico se lo lleva el género que me representa, pasa por igual a hombres y mujeres.

Cada vez que tomamos la decisión de decir algo, o que no la tomamos sino que solamente lo decimos, es como si hiciéramos esa caminata desnuda en frente del otro; es como si reveláramos todas nuestras imperfecciones no dejando más opciones que odiarlas o enamorarse de ellas y no poder quitarle los ojos de encima jamás.

Al recoger nuestras cosas mientras estamos expuestos, estamos haciendo o diciendo otras tantas que en medio de lo que ya dijimos y nos dejó ahí, desnudos, expuestos, nerviosos, o hasta preocupados, estamos tratando de salir del hoyo donde caímos y estamos tratando de volver a la zona de confort, algo así como cuando después de decirle a alguien que nos gusta mucho, empezamos a recoger pedacitos y según la respuesta que percibamos... decimos que era una charla, que nunca fue en serio y que no podía ser cierto aquí, ni en ningún otro lugar existente.

Pero lo más importante de todo es que cuando soltamos las bombas y hablamos sin callar, el otro está ahí, en la comodidad de su cama, acostado de lado con la pose más relajada que alguien pudiera tener, mirándonos de arriba a abajo, amando la forma en que lo dijimos, odiando el tiempo que tomamos para hacerlo y grabándose en la memoria cada uno de los pasos que dimos.

Lo más peligroso de todo es que a veces recogemos nuestras pertenencias pero no nos vestimos otra vez, sino que dejamos pasar nuestro tiempo con el otro estando la mayor parte del tiempo ahí, de frente, desnudos; expuestos de principio a fin y enamorados de la luna que entra por la ventana, pero sobre todo de la perspectiva en que nos pone esta situación.

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Autolimpieza, como los gatos

Nunca había presenciado –o por lo menos caído en cuenta- el cambio del mar cuando hay luna llena. Llegué a Koh Rong, una islita de Camboya hace una semana. No hay mucho que hacer en la isla más que playa; no hay ni calles ni carreteras y está toda comida por la selva, entonces los turistas caucásicos – y yo, que para este momento tengo ya pocas partes blancas y tengo pecas en las pecas- nos vemos recluidos en una pequeña franja de arena que la selva no se devoró, entre los matorrales y el mar Adaman. Como no hago mucho mas que ver el mar todo el día me sorprendió levantarme una mañana y encontrarlo todo alebrestado y turbio, cuando el día anterior parecía una piscina para niños. Culpa de la luna llena.

Al subir la marea se trae todo el mugre y basura que tiene el mar adentro y lo deja en la playa, es como un mecanismo de autolimpieza, pensándolo bien es algo como lo que nos pasa a nosotras también cada 28 días –igual que los cambios de ciclo de la luna, somos unas diosas licántropas como dice Shakira- nos limpiamos por dentro.

Además de ver el mar también leo, mucho! En lo que va del viaje ya me he leído tres libros: me vi obligada a leer a Isabel Allende en inglés, leí una novela de otra chilena y ahora leo una colección de cuentos de autores argentinos que alguien dejó en el hostal. No son tan buenos, bastantes clichés la verdad. Uno de ellos se trata de una cuarentona que encuentra en la cama a su esposo y a su mejor amiga y se va a la playa a dibujar y a olvidarse de todo, donde –obviamente- se encuentra con un Adonis bajado del Olimpo de ojos celestes y piel canela de sonrisa perfecta que hace que se olvide la traición de la cual fue víctima haciéndole el amor salvajemente contra los ventanales viendo el atardecer sobre el Pacífico. Mi primer impulso fue burlarme y pensar ¨Ay eso sólo pasa en las novelas y chick flicks¨ y voltear los ojos, sin embargo, echando las páginas para atrás me doy cuenta que sí pasa, me pasó inclusive a mi que tengo la suerte de la ardilla de la Era del Hielo y el muñequito que siempre matan en South Park.

Cuando tenía el corazón hecho pedacitos nivel puré en un arrebato decidí irme a Cuba  a una escuela de cine a olvidarme de lo infeliz que era en Bogotá, la ciudad que me recordaba en cada cuadra que era miserable. Y sí, cliché y todo, en mi primer día en esa isla, después de recorrer La Habana mientras esperaba en un bus se subió el papasito -yo sé que papacito es con ´c´ pero con s me parece mas sexy-  caribeño –nada como un acento caribeño para aflojarme las rodillas- que lo primero que hizo fue ofrecerme ron –lo segundo que mas me afloja las rodillas- y decirme que tenía buenas piernas. Para no hacer la historia larga el mes y medio que estuve en Cuba me la pasaba el día viendo documentales y escribiendo guiones, y la noche teniendo sexo, fumando marihuana y tomando ron: living the dream. Todo el tiempo que pasé en el lugar donde según el lema de la escuela ´la utopía se hace posible´ -cosa que se cumplió en mi caso- mi cuerpo estuvo cubierto de moretones y mi cara siempre con una sonrisa tan grande que parecía que me iba a morder las orejas.

Esas historias sí pasan, solo que mientras uno las vive no se da cuenta que es el protagonista. En uno de los libros que he leído de este lado del mundo la protagonista decía que ponerle palabras a la felicidad era como ponerle agujas a las alas de una mariposa y exponerla en un museo, es verdad. En cuanto a mi historia con el cubano pues mi vida no es una novela; tuve que regresar a Bogotá –donde no duré mucho- nos seguimos escribiendo esporádicamente, nos hemos visto tres veces mas después de que nos conocimos, de hecho hace un año en México yo estaba otra vez llena de moretones y sonrisas.

Ya tuve mi Bardem, sólo que no fue un brasilero en Bali sino un cubano en La Habana –creo que me fue mejor- por eso en este viaje no estoy buscando eso, entre otras cosas porque ya no ando con el corazón roto, sino que estoy como el mar con la luna llena, en ciclo de autolimpieza.

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[no]EAT [just]PRAY [no]LOVE

Llevo 7 días de los 70 que serán mi viaje transatlántico literalmente al otro lado del mundo, sólo llevo el 10% y ya la cantidad de cosas que he aprendido es increíble, especialmente sobre mí misma, pero como este no es un blog de superación personal –mas vale lo contrario, es un lugar para burlarse de mis penas y desgracias- trataré de deslindarme de toda esta atmósfera zen que me rodea por estar en esta zona. Eso es especialmente difícil hoy, es miércoles 9 de marzo, estoy en Bali – no, nunca apareció Bardem por mi, siempre he sabido que las cosas que le pasan a Julia Roberts o a Katherine Heigl jamás me van a pasar a mi-  y hoy se celebra el Nyepi Day.

Este día también se conoce como el Silent Day; desde las 6 am de hoy hasta las 6 am de mañana todas las familias balinesas se encierran, ayunan, guardan silencio y meditan en sus casas. Nadie puede salir a la calle, no se pueden prender las luces de las casas, no se puede poner música, creo que no se puede comer o cocinar por lo menos,  no se puede hablar, en los hospitales solo mantienen abiertas las salas de maternidad y el aeropuerto internacional de Bali esta cerrado todo el día.

 Ayer nos avisaron a los huéspedes del hostal que esto iba a pasar y que nos alistáramos: que compráramos comida y agua porque además de que nadie iba a venir al hostal y las tiendas no iban a abrir nosotros –aunque no pertenezcamos a este lugar ni compartamos las creencias- tampoco podemos salir a la calle. Claramente yo como la bestia tragona que soy casi que desabastecí el mini market mas cercano y ahora –son las 6:39 pm- con 12 horas por delante restantes del Nyepi Day ya me acabé toda la comida.

 Me empecé a imaginar algún tipo de apocalipsis zombie en este hostal: somos como 15 turistas de diversas nacionalidades encerrados, todos compramos pura comida basura y ya se nos acabó. Es sólo cuestión de tiempo para que nos empecemos a comer los unos a los otros – no en un sentido orgiástico- y claramente la primera sería yo, esto esta lleno de australianos y europeos lánguidos y flacos, yo soy la única latina y con una pierna, una cadera y una nalga mía ya están alimentados los 15 por un buen rato, además que es grasa de la buena, como el aguacate, creo que la grasa de esa zona es omega 3, por eso dicen que la mujeres caderonas y nalgonas vivimos más y somos más inteligentes, pero si nos basamos en las decisiones de mi vida adulta podemos tumbar esa teoría en un dos por tres.

 En fin, el apocalipsis de mochileros en Ubud no va a suceder porque este hostal esta lleno de palmas de plátano y están cargados de bananos, la que se va a joder soy yo que odio el banano, cuando termine de escribir esto me tomaré el último milo que me queda con 2 pastillas de dramamine para amanecer mañana con gastritis cuando se haya acabado el Nyepi Day y volver a ser la tragona feliz que soy. De lo que quería hablar no era de eso, era del silencio, siempre he tenido problemas con eso, por eso odio ir al campo y a lugares desérticos y pasar horas sólo escuchando los bichos.

 Los balineses han de tener sus conciencias muy limpias, no me explico como pueden pasar todo el día en silencio, sin hablar sí, de hecho eso lo hago muy a menudo, el silencio es lo que me perturba, yo no puedo nisiquiera dormir con silencio, cuando duermo en hostales me toca dormir con audífonos –obvio me arrullo con reggaetón, de qué otra forma me dormiría yo si no es con Don Omar retumbando el bajo en mis oídos-  porque si no escucho música empiezo a pensar miles de cosas y cuando menos pienso pum! Salió el sol y yo no pegué el ojo. No sé si sea mi conciencia, de hecho pienso que mi conciencia esta limpia, un par de cagadas aquí y allá y la gran mayoría en contra de mi misma, pero es como si ante el silencio empezara a contar todos y cada uno de los demonios, como si esos trolls de pelos de colores de los 90s –nada de el señor de los anillos nah- empezaran a enfilarse y a presentarse cada uno y a mostrarme una película de todo lo que me han hecho hacer: ¨Hola! Yo me llamo daddy issues, por mi es que te andas metiendo con todos los fumadores aunque odies el olor del cigarrillo y también soy la razón por la que amas las barbas¨.

 En Bali esta el Monkey Forest, un santuario lleno de micos por todas partes, brincan, comen banano, pelean y todo acostumbradísimos a los humanos. En la entrada del lugar hay un aviso de lo que no se puede hacer con los micos, una de las advertencias es no hacer contacto visual con ellos pues lo leen como una señal de agresión. Me la pasé todo el tiempo como cuando uno va solo en un barrio peligroso en la tarde o noche: caminando derechito sin mirar a los lados y evitando el contacto visual con estos animalitos para no ser atacada.

 Algo así es mi cabeza con los trolls, como ese bosque de micos: Los micos están ahí pero mientras no haya silencio les puedo evitar la mirada, si de repente hay silencio me toca salir corriendo porque me empiezan a atacar esos salvajes. La paz que sienten los balineses me imagino que es porque su bosque no tiene micos y por eso pueden estar 24 horas en silencio sin ningún problema. Esa es una paz a la que yo nisiquiera aspiro, sé que siempre voy a tener mis micos, a algunos hasta cariño les tengo porque me hacen pasarla bueno a corto plazo. Mi versión de paz interior es que puedo entrar al bosque y no sentir que entré al Bronx en Bogotá –si no saben de que hablo googleen Bronx Bogotá-  sino poder ver los micos a los ojos y decirles: ¨Quiubo ve, andas como desocupado porque hace rato que no lloro por el divorcio de mis papás, nos vemos en un rato cuando empiece a salir con alguien y otra vez todo se vaya al carajo¨.

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Anáfora de la aceptación

Yo también he llorado cuando se bifurcan los caminos. Yo también he cantado cuando el agua se multiplica. Yo también he soñado con los ojos de colores. Yo también he escrito cuando llega la noche. Yo también me he ilusionado con una lágrima. Yo también he esperado que la luna explote. Yo también he caminado de noche cuando las estrellas vigilan los caminos. Yo también he corrido cuando el corazón y la cabeza se sienten perturbados. Yo también he odiado ante la desesperanza y la soledad.

También amé al creer que era una pertenencia que formaba la grandeza de su universo. También conmoví con actuaciones de personalidades prestadas. También fui feliz al sentirme parte de una gama de colores revelados en la noche. También escribí cuando creía que nadie miraba. También mentí creyendo que de esa tarde dependía mi vida. También me ahogué en sabores tan extraños que no pude saciarme. También jugué vidas ajenas en papeles de ciencia ficción. También jugué con emociones que ahora no están, pero que fueron el punto de partida para todo lo que he hecho.

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Gracias Rosa.

Después de cumplir 25 años el pasado noviembre llegó diciembre y me quitó todo lo que me ataba a México: mi trabajo, mi casa y mi gata. Al principio empecé a pensar que era una señal del maquiavélico destino que me gritaba a todo pulmón "lárgate de este país", pero decidí que me gusta México y aunque hubiera sido hostil ese mes -bueno y el primer mes cuando llegué hace dos años, mi pobre estómago, la famosa venganza de Moctezuma es real!- ha sido un país que me ha hecho sentir mas en casa que la fría capital de mi natal Colombia.

Por eso quise ver esas pérdidas como un regalo, eso no es muy típico de mí, dicen que los sagitario somos optimistas pero creo que ese es el único rasgo que dicen los astrólogos y demás Walter Mercado del mundo que no me pega, yo soy la hija de la ley de Murphy, literal: mi mamá tiene un solo ovario, planificaba a sus 20 años pero como si algo puede salir mal saldrá mal PUM! Salí yo. Pero bueno, los detalles de mi concepción se los dejamos a mis padres que no escatiman en detalles y se en qué cama y hasta con qué sábanas fui concebida -guácala- el hecho es que decidí ver la muerte - a s e s i n a t o -  de mi gata como un regalo de ese hermoso felino hacia mi. 

Nunca antes no había tenido nada que me atara, nada que me comprometiera, una razón para no irme, siempre hubo un trabajo, un contrato de arrendamiento con un apartamento, algo que estudiar o una mascota. Ahora era libre, podía hacer literalmente lo que se me diera la gana, lo que se me da la gana frecuentemente es viajar -eso sí es muy sagitario- y eso es precisamente lo que voy a hacer.

Lo único que sé ahora de mi vida y mis planes es que me voy mas de dos meses al Sudeste asiático, cada vez que alguien me pregunta que voy a hacer después o que planes tengo me dan ganas de conseguirme uno de esos yunques marca ACME y aplastarles la cabeza! Porque no me dejan disfrutar mi momento de libertad y me quieren causar un ataque de pánico?! A duras penas sé en que hostal voy a dormir en Bangkok la próxima semana, no me pregunten en qué país voy a vivir dentro de 6 meses porque realmente no tengo la mas mínima idea.

Cumplí 25 años y la vida -y Rosario- me dieron la oportunidad de tomarme un descanso de jugar a ser adulta para empezar a serlo de verdad después de conocer el otro lado del mundo, o quien sabe, de pronto me rapo la cabeza, me compro una túnica naranja y no vuelvo nunca mas. Pero quiero pensar que mi ángel de la guarda tenía garras, bigotes y un amor propio enooooorme, y que se fue para que yo pudiera empezar algo nuevo, por eso la llevo en mi viaje, literalmente, si les cuentan que había una vieja loca tirando las cenizas de su gata en Tailandia, Indonesia, Camboya, Vietnam y Laos, esa era yo, la ultimate crazy cat lady.

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Prácticas recurrentes

Todos tenemos prácticas recurrentes y que en la vista más amplía de la vida, podrían verse como enseñanzas que nos negamos a aprender y que por lo tanto nos siguen pasando una y otra vez.

Sin embargo, también habría que pensar que todo depende de la cara de la moneda que se quiera mirar, -porque por ejemplo usted cuando tuvo sexo por primera vez, fue quien escogió dejarse llevar por sus sentidos y disfrutar o pensar en el dolor, en el caso de las mujeres y me imagino que en el tamaño, en el caso de los hombres – todo siempre depende del color con el que se pinte.

En este caso no son prácticas tan placenteras las que me motivan a escribir un rapidito, sino temas más dramáticos y de novela como los que mueven este blog; el tener constantemente en mi cabeza que si usted quiere viajar, recibir un ascenso que implique mudarse a otra ciudad o vivir en otro país, solo necesita hacerse mi amigo, volverse parte de mi vida, ganarse un pedacito de mi corazón y así hacer un hoyo inmenso cuando todo parece en su mejor momento.

No sé por qué se ha vuelto una constante que las mejores personas que se pasan por mi vida, o por lo menos con las que me siento más tranquila, libre y feliz, empiezan estando en mi misma ubicación geográfica y con el paso del tiempo se alejan embarcándose en cualquier tipo de viaje, que desde luego no implica ausencia de un corto tiempo, sino que por el contrario llegan al punto de cambiar mi estilo de vida y los planes más próximos.

No me siento mal por que piense que se alejen de mí o de las cosas que se construyen, sino porque cuando llega el momento de despedirse se me congela la vida, la cabeza y el corazón y no puedo decirle a esa otra persona la falta inmensa que me va a hacer, las lágrimas que van a salir de mis ojos cuando piense en todo lo que vivimos, y aunque me alegre terriblemente por lo que este cambio puede significar en sus vidas, no podré decirles tampoco que soy egoísta y que me gustaría que todo siguiera igual.

Todo esto para explicar y respaldar por qué conmigo las despedidas se limitan a un abrazo antes de que se cierre el ascensor, un helado en el lugar de siempre, una cerveza en cualquier lugar o una noche de baile impersonal que simplemente quede en mi lista de recuerdos hasta que el tiempo nos vuelva a encontrar.

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Happily Ever After

Todas las personas soñamos con enamorarnos, no nos digamos mentiras: tal vez no sea la prioridad de unos, muchos no querrán reproducirse, muchas mujeres nunca han pensado como será su vestido de novia y muchos hombres nunca se han imaginado jugando fútbol con su primer hijo, pero sí, a todos nos gusta el amor. Pero como yo no he logrado entender como aman los hombres me limitaré a hablar de mi género.

Hay dos tipos de mujeres en cuanto el amor: las que sueñan con el amor producido por Disney y las que deliran por uno donde Shonda Rhimes es la excecutive producer. Las primeras absorbieron toda la información sobre el amor y las relaciones viendo la cenicienta cuando chiquitas y sueñan con salir a la vida -brevemente- y en ese mismo momento encontrar al príncipe azul que luche por ellas y ser felices por siempre, claramente ese 'y comieron perdices' lo sella una boda.

Las segundas -en las que claramente estoy yo porque un dragón cuidando el castillo donde vivo abandonada, una bruja/madrastra y un hechizo que me obliga a dormir por siempre no son drama suficiente- sueñan con vivir un amor sacado de las series de Shondaland. Aquí tengo que hacer un apartado para contar quien es Shonda Rhimes, aunque ella se merece 17 tomos de una enciclopedia sobre cómo se puede ser excelente y miserable a la vez.

Ella es la escritora y productora de las series Grey´s Anatomy, How To Get Away With Murder y -mi nueva droga- Scandal, con ellas he llorado mas que con el Rey León y Marley y Yo juntas -sí, lloré con Marley y yo, era una película con Jennifer Aniston y Owen Wilson, cómo es que se muere el perro?!- En fin, produce unos dramones tan complejos a un nivel al que nisiquiera las telenovelas venezolanas, mexicanas y colombianas podrían aspirar, no voy a hacer ningun spoiler porque de verdad es necesario -para quebrarse un poquito mas por dentro- que vean algo de su trabajo.

Mentiras, hablemos de Meredith Grey -si usted no la conoce se merece la spoileada- una médica con daddy issues porque su papá era alcohólico y la abandonó a ella y a su mamá, su madre era una neurocirujano brillante que se cortó las venas en frente de ella para que ella -con 6 años- llamara al 911 para que su amante no la abandonara y dejara a su esposa -obvio no deja a la esposa- logra crecer digamos que bien, se vuelve médica también, llega a un hospital donde conoce muy buenos amigos, a uno lo vuelve miseria un bus -todavía me duele George- y a otra le da cáncer y se vuelve loca y los abandona. Se hace mejor amiga de una china/japonesa/coreana todavía con mas problemas que ella y después de un one night stand se da cuenta de que con el que se encamó borracha era su jefe, el hombre p e r f e c t o pero así como la canción de Noelia solo tenía un defecto: no era soltero, cosa que Meredith solo supo cuando ya estaba enamorada hasta el tuétano de MC Dreamy. Finalmente después de 7 temporadas de cirugías, llanto en ascensores y sexo en el hospital en los que ambos luchan con sus demonios y karmas internos Meredith y Derek son felices y tienen dos hermosos hijos, pero como así no funciona la vida en Shondaland fuaquete! Shonda nos mata a Mc Dreamy y Meredith queda viuda y con 3 hijos, ahh si, porque el día que matan a su esposo, esa mañana, conciben a su última hija.

Pero regresando al tema, las que soñamos con un amor de Shondaland no queremos un príncipe azul que nos salve -o bueno a veces sí- lo que nos gusta es que el happily ever after se tarda, somos de las que disfrutamos el trayecto del viaje más que el destino final, un final feliz pronto y fácil nos aburre, nos gusta la angustia, el sentir algo imposible, tal vez la caza, el reto, los besos con lagrimas, esa cosa en la boca del estómago que no son mariposas, el tener que esconderse para estar con alguien porque es un amor imposible, el quedarse sin aire, el romperse por dentro. Las Shondalievers somos las que de chiquitas jugábamos con muñecas pero Ken y Barbie no se casaban y tenían hijos no no no, mi Barbie estaba enamorada del jardinero, Ken era amante de la muchacha de servicio y a los niños los secuestraba la guerrilla -bueno esa última parte del drama hay que atribuírsela a que crecí en Colombia en los 90s- por supuesto el Ken jardinero los rescataba, pero sólo porque el también era guerrillero y mi pobre Barbie entraba en un dilema moral tipo Olivia Pope, si no sabe quien es googléela, hágase ese favor.

Las Shondas somos adictas a las buenas historias, las que no se acaban cuando el padre dice puede besar a la novia, las que hacen reír y llorar en la misma cantidad. Queremos tener una buena historia que contar cuando seamos viejas, what´s the fun en decirle a tus nietos "Ahh si, tu abuelo lo conocí en la universidad, empezamos a salir y un par de años después nos casamos" ay no, para esa gracia sigo adoptando gatos. Yo les quiero contar a mis nietos que fuimos amantes secretos muchos años, que viajábamos por todo el mundo para encontrarnos aunque fuera un par de días para desahogar el amor que nos hacía la vida invivible y que mucha gente nos odió por estar juntos pero que nuestro amor venció y duró por muchos años hasta que la abuela decidió que no conocía Kilimanjaro y se quiso ir unos meses a África jajaja -nada mas típico de mi- mentiras, espero que la emoción que siento al viajar algún día sea superada por la pasión que sienta por estar con alguien que me haga echar raíces y esa persona se vuelva el viaje, ay! Ya hasta parezco Paulo Coelho.

En algún momento espero dejar mi Shondinés atrás, porque ser adicta a las buenas historias me ha hecho siempre tener amores truncos y frustrados. Obviamente la diversión está de este lado, pero en algún momento -para el cual todavía falta mucho hombres barbudos y fumadores que alimentan mis daddy issues, por favor no se preocupen- querré tener mi final feliz con algún tipo que conoceré en algún trabajo de oficina y me invitará a tomar un café. 

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Como quien quiere sin reproches... Quien quiere sin pensar en lo que dijo o en lo que hizo... Solo quien quiere por haber sido, Y que lo único que recuerda es que ya no está

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Como los pollos

No soy vegetariana, lo intenté ser por un par de meses y perdí las uñas, el pelo y se me partieron un par de dientes, como siempre: cuando intento hacer algo bueno el universo me cachetea y me grita NO, seguí siendo la misma mujer que deja todo a medias, no te esforcés en ser mejor persona que no se te da, que así vas -medianamente- bien. Mi breve intento por volverme vegetariana -o santera, o meditar, o enamorarme, o fiel, o fitness, o abstemia- fue un fracaso, sin embargo no como carne de res, ni de cerdo -a excepción de la tocineta <3, no me importa que de cáncer- sólo todo lo que salga del mar y pollo. La vaca y el cerdo se me hacen animales muy cercanos al humano, me dan pesar, siento mucha cercanía hacia ellos, por eso comérmelos me genera un poco de cargo de conciencia, cosa que no me ocurre con los pescados ni mariscos: descuartizo cuanto crustáceo se me atraviese, sin piedad como vil paramilitar colombiano de los Montes de María. Con el pollo tengo mis ires y venires; se me olvida totalmente cualquier culpa mientras me devoro 10 alitas como una cavernícola, pero a ratos me sorprende una sensación de estarme comiendo esos pollitos tiernos amarillos que salen en los comerciales -o a la mamá de ellos- y no puedo. Todo viene de haber tenido una infancia en una finca donde habían pollos y alguna vez uno de esos fue MI pollo y tenía nombre. Cuando entendí que mi pollito -que terminó convertido en sancocho y mi primo se aseguró de que yo lo supiera- era como los demás que se compraban en el supermercado pero congelados y en bandeja nació el dilema del pollo: estaban los pollos de la finca que no se deben comer y los pollos de supermercado. Algo similar me pasa con los hombres: hay dos tipos, los de finca y los de supermercado. Los de finca son los que conoces, hablas con ellos, te caen bien, sabes cosas de su vida, algunos de sus amores o traumas pasados, se puede estar con ellos una tarde con la ropa puesta y uno no se aburre. Los de supermercado son con los que no hay vínculo alguno: no sabes nada de ese pollo, sólo que va a ser rico comértelo en un rato y ya, no te da pesar ni cargo de conciencia sacarlo del congelador y disfrutarlo. Los hombres PolloDeFinca son peligrosos, uno no se debe comer al pollo de la finca! Uno conoce ese pollo, hay vínculos así solo sea un animal y ya, uno ya lo 'humanizó' y cuando uno ya humaniza un hombre esta bien difícil verlo como disfrute neto y puro. Si, es verdad, es un hombre pero uno llega a creer que como es 'de la finca' si tiene su corazoncito y siente, lo deja de ver como un animalito que se crió para comerse y que al fin y al cabo es igual que el pollo del supermercado! Por eso he adoptado un mantra y cada vez que el hombre amante empiece a parecer un ser con corazón y sentimientos -aunque claramente no los tenga, por lo menos hacia mi- me repito: "Son como los pollos, no tienen sentimientos". No importa si son criados en la finca o si uno los sacó de una nevera, el pollo es pa' comérselo y al igual que los amantes no se debe humanizar.

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Sentir

Yo sé que en esta época se pone de moda hacer propósitos para el año nuevo y sobre todo hacer una evaluación de las cosas que hicimos y que dejamos de hacer y estamos teniendo presentes y pendientes desde años y años atrás, pero lo que se me pasa por la cabeza en este momento es una compilación, como esa que dicen que se pasa por la mente al momento de morir, de situaciones, personas, y lugares que significaron muchas cosas para mí estos 12 meses que parecen 2000. Desafiando todos mis pensamientos miedosos de niña de primaria, pues de niña ñoña de primaria, este año le confié la renovación de mi círculo social a una de esas aplicaciones que la bonita tecnología nos ha proveído, y en donde me encontré viejos conocidos que renovaron su vida y apariencia, novios de amigas que se encuentran al mismo tiempo en una relación de tiempo completo con ellas, hombres que buscan más de lo suponen estas redes ( y que quede claro que no hablo de sexo o relaciones serias, sino llenar unos vacíos inmensos que les quedaron mientras iban creciendo) y finalmente gente chévere que entró para quedarse en el espacio ese que tengo en la cabeza, para las historias dramáticas que tanto amo tener. Por otra parte me volví a tragar (si hay alguien que lee esto, que no entienda el término, es como enamorarse pero sin el drama de morir de amor, algo más como un crush) pero tragar chévere y feliz, porque lo que antes pudo ser dolor de verlo, no saber qué hacer al tenerlo cerca y otras cuantas estupideces que me perturbaban, este año se volvió dolor en las rodillas, felicidad inexplicable, encuentros inesperados patrocinados por la vida, y sobre todo conversaciones inoportunas, comprometedoras y de gran significado, que me llenaron el alma y me hicieron ratificar ese pensamiento loco que tengo de que el amor no solo se vive cuando existe el vivieron felices, sino muchas otras veces cuando el sentimiento de toma positivamente y se disfruta sin prejuicios. Finalmente, entre muchas otras cosas que pasaron este año, seguí disminuyendo la súper voluntad que me acompaña y por fin pude llenarme de alcohol las venas y la vida mientras estaba de rumba, lo que extrañamente resultó beneficioso porque me obligué a mi misma a salir de mi zona de confort y experimentar nuevas situaciones en las que nunca me había puesto por una noche, pero que me enseñaron tantas cosas de mí misma, que pude reconocer de lo que puedo ser capaz y de las personas que me rodean incluso cuando no se necesitan temas trascendentales. No se trata al final de ser un libro de autoayuda o superación personal, sino de pensar en las cosas pequeñas que nos alegraron una mañana o una noche y que por encima de todo ayudaron a borrar malos sentimientos y energías que a veces nos llenaron todo un día o nos impidieron descansar, no se trata de lo que se dice sino de lo que se manifiesta, no se trata de lo que se puede comunicar con palabras sino de lo que se puede disfrutar con otros sentidos; se trata de eso: se trata de sentir.

[elrapidito]

Don’t even think about it

Yo no sé por qué hay tantos textos dedicados a los amores fallidos y tan pocos a los "amigos" que deberían meter presos por falso testimonio, por hipocresía al extremo y sobre todo por la actitud de moscas muertas que va por ahí convenciendo gente de sus maravillas y buenos deseos, cuando en realidad lo único que hacen es ser como un investigador del FBI que consigue información haciéndose pasar por lo que sea, sola y únicamente para utilizarla en tu contra, o mejor dicho en contra de tu tranquilidad. Creo que este texto terminará siendo una oda a su ingenio e inteligencia, pero además a su desapego emocional y capacidad actoral para parecer buenas personas... Y lo más teso de todo es que solo se le destapan a un grupo selecto de personas por el mundo que quedan con una imagen real, pero ante los ojos de los demás son esa bonita y bien intencionada persona. Yo soy de esas personas que cuando alguien le cae mal o definitivamente no le cae, no es capaz de dar a entender lo contrario, porque también pienso que es un engaño tener a una persona como tu mejor amiga cuando en realidad lo único que querés es sacarle las tripas y cocinarla en un aquelarre a media noche (creo que estoy viendo mucho American Horror Story) entre muchas otras razones que no me dejan ser una hipócrita y pasar por una antagonista de novela que empieza siendo una belleza en pasta y termina muerta con la cara quemada. Sencillamente esto es un llamado a esas personas que son criadas bajo la religión de la hipocresía, para que por favor le dejen la vida en paz a los demás, para que se suden los logros y para que se formen todos los días en esa bonita cualidad que es decir las cosas como son, incluso pueden ensayar en el espejo diciéndose lo malas personas que son y al mismo tiempo para que se hagan una revisión como se dice com��nmente "con la mano en el corazón" y se pongan en el sol a ver si maduran ya que la vida no les ha dado contra el piso varias veces hasta que les salgan arrugas y entiendan que los demás tienen derecho a conseguir sus cosas sin sentirse vigilados y que pueden caminar libremente sin sentir que pueden ser robados por las personas que estaban a su lado.

[elrapidito]

Maldito Mercurio retrógrado

Le echo la culpa a mercurio de este 2015, de verdad, que año -tomo un préstamo mexicano- TAN DE LA VERGA!  Lo único bueno que me trajiste fue trabajo, gracias al cual pude ahorrar y me iré de viaje el otro año, varios meses, a gastarme los dólares que me gane  olvidándome de toda la mierda que me hizo comer este año ¿A alguien mas le fue mal? ¿Así como a perro en misa? Escribo esto mientras me como unos tacos de camarón y me tomo una caguama -1,2 litros de cerveza mexicana- frente al mar, pues si, pobrecita, pero me tuve que venir a la playa 4 días para no enloquecerme y no tirármele al metro en el DF porque el último mes fue la cereza del pastel de este puto año!

Me cayeron las 7 plagas de la biblia, a mi, que si bien no he sido la reencarnación de la madre Teresa de Calcuta no me las merezco. Cumplí los 25 y empezó la desgracia en su grado más avanzado -pues ya todo el año había estado visitándome- me echaron del trabajo, me echaron de la casa y la estocada final: envenenaron a mi gata, el amor de mi vida, mi compañía, mi yo externo y salvaje se murió en la calle y ahora esta en una cajita hecha cenizas. Ay Rosario, vos siempre llena de drama, igual que tu dueña, vos sabes que toda la vida te voy a extrañar. Pero eso solo fue un mes -el peor de mi vida después del divorcio de mis papás y mi nasty break up- los otros 11 fueron los que me prepararon y le abrieron el show a diciembre. Salud, dinero y amor: todo mal. 

 Bueno, no estuve enferma pero puedo estar muy mal, solo que no voy al médico porque le tengo pavor a las inyecciones y, para ser honestos, no creo en la medicina y prefiero que la muerte llegue solita y no que un tipo en bata blanca me la ande anunciando. Mi colesterol ha de estar por las nubes -gracias a la hipercolesterolemia heredada de mi mami: las nalgas, las pecas y el colesterol le saqué- pero morirse de un infarto no me parece algo malo, de hecho es como la mejor de las muertes, ojalá fuera después de un orgasmo, así me gustaría irme del mundo, y después hecha fantasma burlarme del pobre idiota que quedo ahí, jodido, con mi cuerpo satisfecho pero sin vida.

 El amor, ay el amor, esa vaina no es para mi: sólo me enamoro cada año bisiesto por eso tengo algo de fe en el 2016, pero ¿este año? Qué desastre, por primera vez en 3 años intenté hacer las cosas bien con alguien, me dejé sentir, ir más allá de lo físico, conocer al otro ¿Para qué? Para una patada en el culo, andar chillando como marica y reconfirmar -una vez mas!- que siempre tomo las peores decisiones, aun cuando las señales indican lo contrario.

Cada vez que intento hacer las cosas bien me va pésimo; una vez decidí empezar a tener una vida sana: comer bien, meditar, hacer ejercicio y yoga ¿qué pasó? Acto seguido me bloquearon la tarjeta mientras vivía en el extranjero y me quedé sin un peso, me dio diarrea y me enteré que mi ex se había comprometido –ahora me da risa- obviamente todas mis ganas de ser Zen y saluable se fueron a la porra y volví a dormir hasta después del mediodía, tomar cerveza como Homero Simpson y tragar todo lo frito que se me atravesara. Es como si en algún lugar viviera alguien que cada vez que ve que me pongo mi overall de chica optimista ¨go get it/you can do it¨ -tipo comedia romántica de Katherine Heigl- se cagara de la risa y dijera Nah! Just kidding! Esta vez tampoco se te va a hacer: toma lo tuyo! Por eso creo que volveré al puro intercambio corporal, eso de sentir no se me da bien a mi, ah y hablando de sexo -maldito 2015- también hubo muy poco, bueno –si usted fue uno de mis amantes de este año dese una palmadita en la espalda ;)-  pero poco, año de porquería. 

 Por eso este 31 de diciembre me haré todas las brujerías posibles para que el 2016 por fin sea MI año, aunque lo empezaré desempleada, sin hogar y sin gata. Es bisiesto, eso es una buena señal -es muy triste que sólo me vaya bien cada 4 años- y lo aprovecharé haciéndome todos los baños de las hierbas amargas, dulces, pateando el coco, saliéndole a dar la vuelta a la manzana con maleta, usando calzones amarillos y rojos, comiendo lentejas, las 12 uvas, rompiendo el huevo y encomendándome a todos los dioses, jebuses, loas y orishas del universo, pa ver si la suerte se acuerda que existo este año que viene, parece que se demora 4 años en dar la vuelta y volver a mi.

[elrapidito]

Sin mente como las Barbies

Hoy amanecí cansada de pensar, de pensar en todo y en nada, de gastarle neuronas a la gente, las situaciones y las cosas que me rodean, de ser trascendental con las cosas que van pasando, con la gente que entra pero que uno sabe que de seguro sale rápido y a las situaciones a las que me expongo o me exponen y que poco le aportan a mi vida, que no me provocan sonrisas, que no me pintan de colores la vida y que en mi boca no dejan el sabor de nada nuevo.

De seguro hay muchas veces en la vida en que pensamos tantas cosas que ni nos acordamos y que por encima de todo, hay millones de veces que nos prometemos cosas que no cumplimos o mejor dicho que incumplimos a diario; pero hoy de verdad me comprometo a empezar la transformación en Barbie, no por lo rubia ni por el esposo sin órganos reproductores, sino por que de verdad espero que pueda vivir sin mente, que la razón me acompañe menos y que los sentimientos me llenen más... Que se me pegue lo de tantas de mis amigas y me aloque un poco, sin que esto quiera decir que vaya a dejar de ser yo porque sé que es imposible, pero por lo menos que se conserven mas de mis neuronas para cosas importantes o por lo menos que generen mas satisfacción, de cualquier tipo.

De todas las maneras posibles la vida nos enseña cosas y tanto aprendemos con lo que hacemos como con lo que dejamos de hacer, con las personas que nos quieren como con las que nos cagan la vida, con lo bueno y lo malo, y aprendemos el doble cuando nos llegan las cosas, nos sacuden y de ahí tomamos la decisión de cambiar un poco y coger por otra parte, un camino alternativo que nos ofrezca un filtro distinto para guardar los recuerdos y un marco distinto que enmarque los cuadros que estarán colgados en la pared de la sala por el resto de la vida.

[elrapidito]

Pastillas para no soñar

Bien decía, en medio de un vuelo infinito o en un día de lucidez extrema, el magnífico y súper pensador Joaquín Sabina, que si sería posible ir a la farmacia  y preguntarle a la señorita que si tiene pastillas para no soñar?, que si además de vender tanta cosa para expulsar lo que ya se tiene adentro, podría tener una súper receta para prevenir lo que puede ser increíble o impensable mientras se camina o se vive día tras día.

Y digo que bien pensaba porque hay días en que es posible preguntarse de qué sirve imaginarse tanto si cada día trae su afán, si con cada paso que se da se dejan atrás tantas cosas y no por eso se conoce  los huecos en los que se podría caer, si en cada pensamiento se construyen tantos ideales pero al mismo tiempo se pierde tanto tiempo y neuronas cuando uno abre los ojos y se da cuenta que no depende de uno que eso se haga realidad.

No es que yo sea una persona pesimista y además me considero de esas poquitas a las que les gusta soñar despierta, pero simplemente hay días en que uno quisiera ponerse como los computadores en modo hibernación y dejar que pase el tiempo con el menor desgaste, algo así como un mecanismo de defensa ante la fatiga de la vida, de las conversaciones que no van a ninguna parte, de las personas que te roban vida con tan solo mirarte, de las situaciones que te enredan en malos tiempos y de los pensamientos que te inquietan tanto que provocan inundaciones internas que rebozan y afloran sobre la almohada o sobre el hombro menos esperado.

Al igual que en la canción, si no la ha escuchado lo invito a que lo haga, la solución está en vivir y no pensar, en dejar de imaginarse que vendría y sentir lo bonito que se aproxima, en parar los malos pensamientos y atraer la buena energía y sobre todo en buscar  salidas en quien nos rodea y encontrarlas en nosotros mismos, en vacunarnos un poquito con el "I don't care" que bien administran los rockeros y los locos, pero que bien comparten porque yo creo que comprendieron que ahí está el secreto de la felicidad, sino eterna por lo menos la que llena de vida y que reconforta en los días de mierda; pero esa misma que nos estira tanto la boca y nos saca  tanto los dientes que a veces nos vuelve irresistibles para los demás.

[elrapidito]

Pasamos la mitad de la vida tratando de perder la inocencia y la otra mitad tratando de encontrarla

Jardín de pulpos