zaraterendon
zárate rendón
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leo y escribo ensayo
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zaraterendon · 2 months ago
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Detonantes de principios de octubre
Terminé el libro de Aves migratorias de Mariana Oliver y se desplegaron seis meses misceláneos. No encontraba una ruta en la premura, en sortear bomberazos físicos y emocionales: me enfrenté a exceso de trabajo, una enfermedad, una recuperación, una muerte, y mientras tanto procuré mantener el balance que había conseguido meses atrás. Ahora pienso que era justamente una rutina que se balanceaba a la izquierda, a la derecha, a la izquierda otra vez (como la canción), pero no se mantuvo al centro. No había un anclaje.
Ayer me hice el espacio de volver a mis proyectos. Pero ya es muy tarde: la dermatitis en la cabeza volvió, lo que significa que estoy desestabilizada y mi cuerpo lo advirtió antes que mi cerebro, que se cree muy docto en sí mismo.
Pienso en el libro Psicosomática de Jimena Maralda mientras escribo esto y, por supuesto, en mi terapeuta, a quien le obsesiona lo psicosomático y se lo recomendé. Releo mis subrayados en el ensayo "Aneurisma" y pienso en ella, en "cuántos duelos voy cargando a cuestas y qué consecuencia tiene esa circunstancia".
Me rasco la cabeza y sigo buscando respuestas a preguntas que no he elaborado, o que he elaborado pero me apena depositarlas aquí. Pienso en que la tos fue el síntoma de una neumonitis corta con secuelas prolongadas, y que la comezón es el síntoma de un duelo que ya no me da miedo afrontar.
Ambos, la neumonitis y el duelo se depositan muy dentro. O eso creía. Después de todo, los bronquios están a la altura del pecho, y qué puede haber más superficial que la caspa.
Ahora pienso en el ensayo "A veces la casa es la única que habla" de Alaíde Ventura sobre hacer metáforas de la vida propia, en cómo ella va construyendo su escritura y biografía a base de metáforas y símiles, resultado de recuerdos que metió en la licuadora.
No dejo de pensar en que ella murió en mayo y yo me enfermé en junio. En si a caso significará algo. La neumonitis, que me impedía reír y hablar mucho, que me hacía guardar silencio, ¿era parte del proceso de un duelo del que yo me haría consciente meses después?
¿De qué puede ser metáfora no volver a verla nunca más?, ¿con qué puedo comparar el silencio entre ambas durante cuatro años y medio y que ahora se prolonga al infinito?
*
Sigo silenciada. Parece inútil escribir esto que no vas a leer, pero tenía tantas ganas de escribirte, de lanzar este texto visceral (cualquier texto, cualquier cosa, un globo) a que toque la cima del cielo y que te alcanzara, que aquí está. Estoy escribiéndote otra cosa más bonita, como las que te gustaba que te mostrara; algo que solo se trata de ti. Mientras, no creas que te olvido.
Me acuerdo de casi todo e intentaré enlistar lo que es más nítido y no lo que creo que ya se licuó con otro recuerdo.
Me acuerdo del mantel rojo de la mesa del comedor en la cocina. Me acuerdo del picadillo. Me acuerdo de la sopa de pasta con caldo de res y pollo. Me acuerdo del camote con lechera por las noches. Me acuerdo de los cumpleaños con pastel de la Aranzazú. Me acuerdo del chocolate caliente del Jarocho. Me acuerdo de tus remedios para la migraña. Me acuerdo de todas las veces que me inyectaste. Me acuerdo de la Voz México con Montaner. Me acuerdo de tus cobijas en el sofá. Me acuerdo de tu abrazo después del sismo del 2017. Me acuerdo de la planta que me regalaste cuando volví de Chihuahua. Me acuerdo del último gran abrazo que nos dimos ese domingo de diciembre del 2019. Me acuerdo cuando conociste a mi mamá y te dio las gracias.
No me acuerdo si yo te las di.
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zaraterendon · 8 months ago
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Acabo de terminar este libro de ensayos sobre el hogar, la migración, el lenguaje y apropiación. Fue un descubrimiento muy precioso y estoy segura será determinante en mi año de lectura y escritura. Por cierto, me parece que es libro hermano de Papeles falsos de Valeria Luiselli, que dio inicio a este blog, anoche también releí algunos subrayados de algunos ensayos. Además empecé un ensayo sobre la inexistencia del presente y marqué su ruta a seguir, mañana me lo tallerea A.
Esta entrada es como la intención del libro: replantearte la expatriación y el regreso oficial a ser habitante de un depa (no propio) que nunca dejó de ser mío.
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zaraterendon · 1 year ago
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Nostalgia por unx desconocidx
Cuando sientas la nostalgia de mis besos, llorarás. Trío Los Santos
Los domingos pueden ser días solitarios. Son días de introspección forzada por el tipo de actividades que, muchas veces, no nos demandan un esfuerzo mayor del intelecto, como sí lo requiere el resto de la semana. Sobre todo, los lunes, cuando debemos salir del ensimismamiento y alejarnos de todo tipo de seducción a no abandonar la cama y alistarse para ir a la escuela o al trabajo. Mis domingos han sido muy distintos en el último año. Durante algunos, salgo a pasear por la ciudad; durante otros, no vuelvo a casa sino hasta la noche, con una cruda del día anterior. No obstante, los más memorables son aquellos en que me quedo en casa sin más propósito que descansar, limpiar o hacer las compras. Me aventuraría a declarar que, en lo que va del año, he vivido cinco domingos de este tipo. El año pasado, en cambio, eran habituales. Podría decirse que toda la semana esperaba impaciente a que llegara este día, para poder por fin echarme a leer en la hamaca, cerca de la persona que por entonces merodeaba a mi alrededor. 
Después de tanto, lo recuerdo. Es un amigo imaginario que me acompaña cuando estoy sola. Se hace más tangible, como si pensarlo tomara corporalidad, mientras me fumo un cigarro sentada en el patio de servicio, como hacía él; mientras leo fragmentos de un libro interesante del que ansiaría contarle; mientras se acerca la hora de la cena y no hay comida deliciosa para el día siguiente que robar; mientras me hundo más en este sillón fantaseando con el “qué hubiera sucedido si…”. 
A las rupturas vale la pena dejarlas dentro de una gran suposición, sobre todo conforme más lejanas son: cerrar la puerta y desaparecer la llave, por si algún domingo inusual en el universo de los nuevos domingos sin esa persona, se nos ocurriera asomarnos dentro. La verdad es que nos llevaríamos una desagradable sorpresa: encontraríamos un muro, ya imaginado por Eraclio Zepeda: “un cancel de cal y canto, pintado hermosamente de blanco, con grandes contrafuertes de piedra a cada extremo”. Estaría cubierto de vida, por supuesto, porque aún la oscuridad, el calor sofocante y la humedad son condiciones propicias para, por ejemplo, seres fúngicos, harto indeseados por evidenciar lo que se prefiere oculto. 
Una vez dentro de esa habitación cercenada por un muro, tendríamos que sortear a ciegas las trampas y los avisos de peligro, para poder tocar sus ladrillos resbalosos y, con los otros cuatro sentidos, darnos cuenta que hay mucho más por recorrer. Habría que surcar un río infinito, acampar en unas montañas jamás cartografiadas, atravesar una taiga sin nombre, para, al otro lado, encontrarnos con una espalda familiar, con la que despertamos muchas mañanas y a la que besamos tantas noches. Lx dueñx de esa espalda volteará: se acabó el viaje, llegamos al destino: un ser desconocido, idealizado durante su ausencia en el trayecto.
Recordar es ficcionar. Completar una cara, un cuerpo, una casa, una historia con fragmentos que no les corresponden, que son creación de la nostalgia de sentirse sola, abandonada, aun cuando la decisión de separarse fuera propia. Desconfío de mis propios recuerdos cuando siento que todo pasado en mi autobiografía fue mejor al presente que todavía estoy asimilando, porque cada segundo que pasa, se vuelve pasado, y el futuro, presente. Ficcionar nuestra vida corresponde a una amnesia casi sin importancia, más cuando buscamos que lxs culpables de la separación no hayamos sido nosotras mismas; cuando intentamos detectar en qué parte de nuestra memoria guardamos los intachables atributos de lx otrx. 
Será cuestión de cada una si quisiera atravesar ese muro convertido en un territorio inexplorado; si el final de la aventura se justifica por alguien que ya no conocemos y elle tampoco a nosotras. O si acaso es mejor mantener la indiferencia, fingir en público, incluso ante los ojos de tantxs que nos vieron juntxs, que no sabemos ni su nombre. Será cuestión de cada una si un domingo inusual, por solitario, se deja arrastrar por la nostalgia por unx desconocidx y busca desesperadamente la llave o forza el cerrojo, a sabiendas de que la historia se terminó hace mucho. Será cuestión de cada una si decide mejor recordar desde la no-ficción, aprovechar la introspección dominical, para enlistar las razones por las que existe ese muro en constante crecimiento, que desde antes de aquella ruptura se plantó en medio de una habitación compartida, “sin posibilidad de contemplarse uno a otro los rostros ni los cuerpos ni nada”.
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zaraterendon · 1 year ago
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Todo por un colchón
Nosotras no somos de acá, aunque ahora yo lo parezca. Tan no somos que ese día específico, sin la costumbre aún inculcada de abrir Google Maps, escribir cualquier palabra y llegar en unos minutos, un taxista nos cobró 100 pesos por llevarnos de Churubusco al Walmart de Eje 7, sobre Universidad. Ella le aventó el billete y una sentencia por ratero. Tras fallar nuestra búsqueda dentro de la tienda, paró otro taxi y, esta vez con una actitud de citadina impostora, exclamó: “al Walmart de Mixcoac”. Al llegar, se bajó del coche, pagó otra buena cantidad de pesos (aunque menor que la anterior) y se lanzó a la puerta conmigo a rastras, como cuando era niña, sin dirigirme la palabra. Después de todo, esto era solo mi culpa. Intentaba comprenderla, por supuesto: su nivel de irritación podía deberse tanto a la gandallez tan acostumbrada de por aquí, como a la inevitable cercanía de la hora de marcharse de vuelta a nuestra ciudad natal, sin mí. Dos situaciones sumatorias al enfado, pero, sobre todo, por la angustia no dicha de dejar a una adolescente torpe y de naturaleza ensimismada que aprendiera a vivir sola en la capital, ¿en qué momento se les ocurrió permitirlo a ella y a su exmarido? Avanzó casi sin tocar el suelo hasta el departamento “Hogar” y ahí, frente a un catálogo tridimensional de colchones acomodados como hojas plastificadas, a los que fácilmente se les podía dar la vuelta, le pidió a un sujeto que bajara el más económico; una vez en el suelo, nos echamos encima a esperar los años que seguirían, sin aventurar siquiera lo que ese colchón ha tenido que amortiguar hasta la fecha. 
Felices nueve años en la CDMX a mí.
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zaraterendon · 1 year ago
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Detonantes de principios de agosto
Frustración. Vulnerabilidad. Metilfenidato. Impuntualidad.
Durante estos dos meses he recuperado el hábito de la lectura que tenía antes. No obstante, ya no hay manera de reponer mi racha, Goodreads sigue diciendo que estoy once libros atrás para conseguir mi meta de 55 libros este año. Será difícil que pueda leer más rápido de lo que ya estoy intentando leer ahora. Sé que la lectura no es una competencia. En cambio, he estado haciendo otras cosas, como escribir, como reír, como ver más películas, como enamorarme de un sujeto que me lleva de la mano a través de series y música que, resulta, ambos disfrutábamos antes y ahora podemos compartirla.
Sobre todo eso: me enamoré. Le pienso intentando no ser tan cursi. Incluso solo dentro de mi cabeza me avergonzaría descubrirme sonrojada y emocionada por verlo al día siguiente y al siguiente y al siguiente. Está aquí a mi lado, acostado, haciendo otra cosa, mientras escribo esto como si no estuviera. Enamorarse y leer son incompatibles: dispone de tiempo que antes destinabas a estar contigo misma. Pero puedes conciliarlo y llevarte un libro de poesía de bolsillo a todos lados (Ya no tengo fuerza para ser civilizada de Iveth Luna), sabiendo que, en cualquier momento junto a él, puedes estar en silencio (el amor es aprender a estar en silencio) y abrirlo en cualquier página o en la página que seguía y pasear la tinta por tus ojos.
Enamorarse y escribir también chocan. Por un momento, la rutina que habías creado se transforma en una silueta alrededor de dos cuerpos: uno, que busca crear, otro, que acompaña a la creadora, y viceversa. Hay múltiples maneras de trazar una silueta, yo he decidido, primero, bocetar de lejos, luego, puede haber dos opciones: a veces la remarco con una caricia en la mejilla, a veces con un brazo y una pierna en su torso. Enamorarse es hablarle sobre lo que estás escribiendo: es consultarle cómo podría subir un árbol gente diminuta. Enamorarse es desayunar juntos mientras lees a Cristina Rivera Garza, a Claudia Cabrera Espinosa y a Juan Cárdenas, y a cada tanto, le platicas por qué estás absolutamente interesada en las escrituras geológicas, en la idea de los sedimentos, en las reescrituras permanentes en la literatura y que, por ello, nunca escribimos solos. Enamorarse es no escribir a solas. Enamorarse es suspirar mientras escribes sobre enamorarse en tu blog cuando te sientes bloqueada sobre la imposibilidad de escribir (¿de qué otra cosa podría hablar en este instante?) y de pronto tus dedos no dejan de moverse por las teclas y las palabras solo van fluyendo. Enamorarse es verle de reojo dormido mientras piensas que, después de todo, enamorarse fue un detonante para retomar el blog.
Además de lo mencionado en este párrafo gigante que podría parecer que sobra (las bondades del blog personal permiten estas licencias escriturales de meter en medio de una idea genial lo que se te dé la gana), comencé El luto humano de José Revueltas y Dios tiene tripas de Laura Sofía Rivero. Ambos, tienen un lenguaje tan impecable que me cuesta desengancharme de uno para pasar a otro; la buena noticia, es que son libros aparentemente opuestos (si no lo pienso demasiado); por ello, mi mente puede engañarse a sí misma y cambiar el chip cada vez que abro uno de ellos. Debo confesar que empecé El obsceno pájaro de la noche de Donoso, pero decidí tomármelo con calma y lleva dos meses en mis currently reading de Goodreads.
Volveré pronto. Esta entrada se queda a medio aliento, como he andado yo las últimas semanas, pendiente de lo que sigue y queriendo aprehender cada instante que pasa.
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zaraterendon · 1 year ago
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Detonantes de mediados de junio
Pérdida. Hogar. Reconciliación. Escritura.
Esta entrada no la voy a dedicar a los textos que he leído en estos meses, sino a la sensación y al hecho de dejar todo inconcluso, a medias; como una pizca de motivación tirada al aire. Escribo desde el diagnóstico en el que, para ser una persona eficiente, necesito una pastilla de 10 mg por las mañanas. No es ni tristeza ni melancolía. Tampoco hay nada que pueda hacer más que ser paciente y aprender a observarme de lejos, escuchar mis deseos y depositar mi pecho y mi espalda entre mis dos manos, sentir mi ritmo cardíaco y la velocidad de mi respiración.
Si me hubieran diagnosticado con déficit de atención hace muchos años, cuando era niña o adolescente, si mi psicóloga de aquel entonces no me hubiera dicho que no había nada mal conmigo, probablemente sería una persona más satisfecha. Pero no se trata de echar culpas. A veces no es tan fácil vislumbrar y luego nombrar las neurodivergencias. ¿Por qué alguien querría ser diferente? Y, por otro lado, ¿qué urgencia hay por pertenecer a ese grupo creciente de personas diferentes?
Para mí, el tdah era unx niñx moviendo la pierna constantemente, la necesidad de correr sin parar, la incapacidad de mantener la atención en un salón de clases, la mirada perdida en la aparente nada, el desinterés. Siempre en infancias. En infancias que, con tratamiento y "muchas ganas", podrían “curarse”. Lo mental no se cura, se trata y se cuida. En todo caso, ¿por qué tendríamos que querer llegar a la normalidad de lxs adultxs?
Ser diagnosticada en la adultez fue difícil de creer. Y un alivio. Salir del agua y aspirar una bocanada grande de aire. El tratamiento es ir soltando esa bocanada poco a poco hasta que la respiración se vuelva rítmica: aceptar que puedes respirar sin pensar en ello.
El tdah en la adultez es no poder administrar las finanzas personales y saturar la tarjeta de crédito cada mes; tener por mejores amigas a las listas de todo tipo; fijar metas diarias y plasmarlas en un calendario que llevas en la palma de tu mano; asignar lugares específicos para cada objeto; tener dos copias de la llave de la casa porque la pierdes dentro de tu mochila por dos semanas; tener que preguntar cinco veces una instrucción para estar segura que no las entendiste al revés y anotarlo; no poder ver una película de jalón, sino en varias partes.
En algún momento me pregunté por qué tantas personas estamos siendo diagnosticadas hasta nuestros veintes o treintas. Algunas respuestas le adjudican la causa a las rrss y a la necesidad de permanecer conectados en varios lugares al mismo tiempo: Everything everywhere all at once. Hace poco vi un reel en Instagram que representaba mi día a día, el verdadero "sí soy". En él, durante los primeros segundos aparece una persona frente a una computadora, pero al alejarse la imagen, podemos ver que hay un Nintendo Switch, un celular, una tablet y otra computadora encendidos. Puede ser que efectivamente la hiperconexión sea adictiva; en todo caso, aquí no intento ni sacar conjeturas ni referirme a artículos científicos que avalen mis palabras: la referencia en mi blog soy yo.
Plasmo suposiciones de todo y de nada relacionado al tdah; así funciona mi cabeza. Aun siendo una persona admirablemente ocupada, la ansiedad por la velocidad y abarcar tantas actividades y pensamientos como me sean posibles me impide darle conclusión a alguno, ya sean pasatiempos, talleres o cursos formativos o recreativos. Yo creo que sin la disciplina que intentó machetearme mi madre en la infancia, y con la que creo que se disfrazó este transtorno, nada de lo que he logrado habría sido posible.
***
En mayo del 2022 dejé de ir con mi psiquiatra. En parte, porque me había quedado sin trabajo y, en parte, porque el metilfenidato me causaba una ansiedad que no podía controlar (incluso con mis años de expertis en la materia). Me di un año para reconocerme desde el tdah y, así, generar estrategias del día a día para no desesperarme en el intento. Varias me han hecho sentir más aliviada (las financieras sigo descifrándolas).
El mes pasado ocurrió algo inaudito: no dejé algo inconcluso, terminé un manuscrito. Escribir se volvió, además del trabajo, mi actividad principal. Durante tres meses fue mi prioridad durante la lectura, el pensamiento e incluso en el descanso. Sostenerme a mí misma en un solo objetivo que no hacía por nadie más que por mí, ha sido mi hazaña más grande.
No estuve sola. Me leyeron y acompañaron personas que ya estaban en mi vida y otras que conocí en el proceso. La compañía de otres, para una persona con tdah, es en muchos casos la clave para que pueda terminar o avanzar en algo. Las escrituras o sesiones de estudio acompañadas se volvieron un lugar para ser naturalmente neurodivergente y escribir desde la diferencia.
Mayo del 2023 fue un mes atropellado y triste. A pesar de ello terminé un manuscrito y pude hacerlo porque desde hace nueve años que no me sentía estable emocionalmente. También pude vislumbrar esta nueva persona que tiene el control de su día a día con tdah y que puede admitir, sin miedo a la ansiedad y al volver a empezar un tratamiento psiquiátrico, que necesita ayuda química.
Quién sabe si mi manuscrito sea bueno o malo. Lo importante para mí no es eso, sino que logré cerrarlo. Sé que habría sido más fácil escribir con metilfenidato, aunque estoy segura que el proceso de escritura habría sido similar en tanto que cada ensayo fue un reto creativo en sí mismo, independiente del tdah. Y ahí es en donde me quiero quedar, reconociendo que algunos procesos serán duros medicada o no, pero que otros se abrirán a posibilidades antes desconocidas.
Estoy lista para un nuevo año de autoconocimiento. También para no soltar este blog de ensayo, porque qué es el ensayo sino el lugar perfecto para depositar nuestra basura mental y verla, primero, revuelta, apestosa y sin adornos lingüísticos, para después, con calma, modelarla, hacer una escultura de sentido, todavía apestosa, pero con lucecitas que distraigan a la lectora de mis disociaciones. Que dé curiosidad tanto alboroto de palabras y el mecanismo como enlazo cosas aparentemente sin relación. El ensayo es todo en todos lados al mismo tiempo; es una pizca de motivación tirada al aire y que regresa siendo algo completamente distinto.
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zaraterendon · 2 years ago
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Detonantes de principios de febrero
Ruptura. Mudanza. Cartas. Libros sin lugar. Reacomodarse. Abrazar.
El final del año fue por mucho el peor que he tenido en largo tiempo. Luego, enero no fue especialmente bueno, me salí de casa de mi ex novio y mi vida dio media vuelta. En fin, que más que venir a justificar mi indisciplina en la escritura de este blog, me gustaría simplemente quedarme con aquellos momentos que han hecho que cualquier otra cosa tenga menos protagonismo del que merece. Por ejemplo, al fin tengo un trabajo que me gusta y está cerca de mi departamento, estoy tomando más agua y viendo más a mis amigos.
Por supuesto, esto ha tenido repercusiones en mi escritura. Tengo varios cuentos que editar, dos ensayos por escribir y otro por terminar. Lo bueno es que las malas experiencias las voy a monetizar, van a ver. No considero que toda la escritura sea terapéutica, pero me hace bien pensar en formas de entender las experiencias de estos últimos meses, sobre todo, porque es en compañía de mi terapeuta. Empecé escribiendo en una libreta las conclusiones de las sesiones para dar seguimiento, aunque hace rato que no la he ni tocado, y tal vez valga la pena escribir un par de líneas generales, son mis notas y esquemas de ensayos que traigo en la cabeza en donde realmente he puesto mis reflexiones. Mi ensayo sobre no poder llorar resume mucho de lo que aprendí sobre mí el año pasado; ahora preparo otro sobre la resistencia a los abrazos.
Respecto a la lectura, sorprendentemente no he dejado de hacerlo como hace varios meses que ¿seguía en la depresión? En lo que va del año he leído seis libros: Fruta prohibida de Jeanette Winterson, Álbum familiar de Sara Bertrand, Ecos de Atenea Cruz, Leer mata (tendrá su propia publicación) de Luna Miguel, Poemas de amor de Idea Vilariño y Bartlebey, el escribiente de Herman Melville. Mis favoritos han sido los dos primeros y el cuarto. Qué maravilla poder acompañar el inicio del años con esas lecturas. Respecto a Fruta prohibida, ya auguraba que sería el primero del año, y aunque prefiero ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? (que tiene su propia publicación), literariamente es interesante conocer dos puntos de vista para la construcción del yo autobiográfico en el corpus de Winterson.
Empecé La carta como forma de expresión literaria femenina de Camila Henríquez Ureña (tendrá su propia publicación). Fue una de mis compras locas de la FIL, con súper descuento por ser estudiante de la UNAM. Me siento verdaderamente una lectora compulsiva porque estoy subrayando casi todo. Me encontré haciéndolo en el metrobús y me di mucha risa y ternura. Sobre todo porque lo empecé en la estación Doctor Gálvez, cerca de la facultad de Filosofía y Letras. Por último, tengo pendiente terminar Contra los hijo de Lina Meruane, y comprar Fruto de Daniela Rea Gómez y Germinal de Tania Tagle. Todos son ensayos sobre la maternidad, así que espero puedan tener su respectiva publicación en unos meses.
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zaraterendon · 2 years ago
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Detonantes de principios de diciembre
Reencuentros. Reconciliación. Restauración. Aceptación.
El último mes estuvo muy movido. Fui a conciertos, al CC, salí de viaje a Guadalajara, fui a la FIL después de nueve años, compré muchos libros, visité a mi hermano y he estado de trabajo remoto.
Lo más difícil para mí no ha sido tener que estar en casa sin salir, sino no poder concentrarme en mis actividades del trabajo y tener los horarios más retorcidos que se les ocurran para completar con mis objetivos. En fin, que si no hay más remedio, tendré que aprender a aceptar que así soy, y eso he hecho esta semana, tomármelo con calma y ceder ante mi propia necedad de tener un horario que pueda autoimponerme.
Mientras tanto, escribí mucho, planeé proyectos de escritura que quiero poner en una agenda. Leí La compulsión autobiográfica de César Tejeda, que ya tiene su propia publicación, y El lugar donde crece la hierba de Luisa Josefina Hernández, que estuvo re pesado y me dio ansiedad, ajá, como en los memes. No ha sido mucho, pero esta semana quiero terminar Body Works, al fin, y leer el tomo 3 del Sensacional de escrituras de Alejandra Eme y Salomé Esper, ¡antes del lunes! Porque ese día empieza la maratona #GuadalupeReinas2022 de la Asociación de lectoras Libros B4Tipos.
Cada año intento llegar al final, pero de los diez libros, termino leyendo cinco, en 2019 me sentí súper frustrada, pero el año pasado aprendí a que me diera igual e intento aprovechar la maratona para conocer otras escrituras y acomodar los libros que tengo pendientes, las consignas a veces no ayudan mucho porque justamente intentan que conozcas a otras mujeres escritoras.
Esta vez, las consignas se las presento abajo y mi TBR quedó así:
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Yo creo que solo lograré leer Días de navidad de Jeanette Winterson, Hierbas contra la tristeza de Yadira López, Cómo cuidar un pato de Josefina González y Buenas costumbres de Denise Phé-Funchal. El primero son cuentos y recetas para leer durante los doce días previos a navidad; el siguiente es una novela/ensayo; el tercero es una obra de teatro de una escritora chilena que compré en la FIL; y el último, un libro de cuentos guatemaltecos.
El primer libro del año que he leído los últimos tres años me ayudado a tener esperanzas en los doce meses que se aproximan: en 2020 leí La casa de Mango Street de Sandra Cisneros; en 2021, El sueño de toda célula de Maricela Guerrero; y en 2022, El libro de Aisha de Sylvia Aguilar-Zéleny. Entonces, aunque ha sido espontánea la selección de esos libros, tal vez este año no quiero que esté tan echado al azar, puede que me decante por Fruta prohibida de Winterson (porque estoy obsesionada).
En fin, espero que este mes pueda terminar el año con dos Detonantes más. El 2023 va a arrancar muy bonito para mí y mis proyectos personales, y aunque ha sido un año con múltiples altas y bajas, quiero darle el mejor de los cierres.
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zaraterendon · 2 years ago
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El libro del mes de noviembre fue La compulsión autobiográfica de César Tejeda. Lo escuché en Bookmate leído por él. Durante y al final de su escucha, quedé conmocionada y con un montón de dudas resueltas sobre autobiografía y escritura. Hace como dos meses había escuchado a unos compañeros hablar sobre que solo los escritores importantes pueden escribir este género, que quién va a querer leer sobre alguien que no es nadie. Tengo la firme convicción de que los libros llegan cuando estás en el punto más alto de tu diáspora: todas podemos escribir autobiografía y será interesante.
Después de escuchar La compulsión, le escribí un tuit al escritor sin mayor motivo que hacerle saber que lo había leído y estaba muy agradecida porque haya escrito este texto. Me respondió también dándome las gracias por leer. Antier me lo encontré en una fiesta acá en Guadalajara y de nuevo volví a agradecerle. No siempre se presentan oportunidades así.
El texto está conformado por varios ensayos que van entorno a la autobiografía y surgió a partir de los talleres que ha impartido y su propia escritura. Me pareció claro, didáctico, como un mini curso. Recomiendo ampliamente su lectura, no solo por el gran tema que es la autobiografía, sino también porque su vida y la de su familia y lo que piensa al respecto, es muy interesante y te da para pensar sobre ti mismo y los temas que se van entrelazando, como el alcoholismo, la dictadura en Guatemala, la migración, el exilio, Rosario Castellanos y Augusto Monterroso.
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zaraterendon · 2 years ago
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Detonantes de septiembre, octubre y principios de noviembre
Abandono. Titulación. Ansiedad. Trabajo. Impuestos. Libertad. Terapia. Dinero. Bloqueo. Taylor Swift.
Abrí mis borradores y tenía tres. Dos de las últimas entradas que quise escribir sobre detonantes, entonces las puse todas juntas y agregué más palabras clave. El mes pasado estuve imposibilitada a escribir. Estaban los medios, pero mi cuerpo no estaba dispuesto a poner en palabras todo lo que sentía. Empecé un ensayo sobre la cajeta y la incomodidad, desde una idea que surgió en una de estas entradas. Por eso, me hace sentir tan mal abandonar mi blog. Pero he aprendido a no recriminarme cuando algo en tu proceso creativo no lo puedes controlar. Hoy, por cierto, hable de control en terapia. También tengo una idea de ensayo sobre ser mandona.
El mes pasado, una de las razones para sentirme fuera de mi cuerpo, fue que por primera vez sentí que es no tener dinero, más que 18 pesos en la cuenta. Al final, hice un uso bestial de mis tarjetas de crédito y pedí prestado. La sensación de sentirse sola en momentos de carencia no se la deseo a nadie. Aunque los últimos días del mes ya no me sentí tan mal, no solo porque vivo con alguien en quien siempre puedo apoyarme, sino porque intenté verlo todo como una cadena de malas decisiones de mi yo del pasado. Esto permitió que me riera de mí misma.
En octubre también me titulé. La congoja y resignación que me estuvieron persiguiendo el último año empezaron a disiparse. El primer síntoma de mejoría fue que retomé la lectura, ¡ya no estoy bloqueada! Fue como una constipación molesta en la nariz. Entonces, terminé Alguien camina sobre tu tumba de Mariana Enríquez y Golondrinas de Emiliano Ruiz Parra. Empecé Tengo miedo torero de Pedro Lemebel, Alharaca de Javier Raya y Body Work de Melissa Febos. Sobre el último, habrá una publicación (porque ensayo, ajá); sobre Alharaca, también, aunque es un libro de poemas. Raya falleció hace un mes y todo twitterpuntocom ha estado muy conmocionado, compré su libro (que me salió en $55 en las librerías de la UNAM) y estoy mega sorprendida. Este año había decidido darle más oportunidades a la poesía, y aunque lamentablemente llegué tarde a este poeta, estoy feliz de de todo modos poder leerlo. Su blog es este cuadernoderaya.blogspot.com y ahí está su obra disponible.
Estos meses di dos oportunidades importantes. (1) Cambié de trabajo. Ya no soy maestra de tiempo completo (solo los sábados) y estoy más triste de lo que creí, pero en mi nuevo lugar me siento como pez en el agua: ante todo, soy resolvedora de problemas. (2) Salió el nuevo disco de Taylor Swift. Los dos anteriores y el remake de Fearless (Taylor's version) me habían tenido muy emocionada, pero este nuevo terminó por confirmarme lo que me temía: sí me gusta Taylor Swift y ojalá también pueda escribir un ensayo sobre esto. Hay un ensayo en revista Plástico de una morra a la que no le cae bien, pero yo quiero responder algo tranquilo: me gustó en mi adolescencia, y reencontrarme con ella es reencontrarme conmigo y aceptar que está bien que te gusten cosas que son mainstream y tienen muchos haters. Aún no me considero swiftie, pero quién sabe. En unos meses tal vez otra cadena de malas decisiones me lleve a comprar boletos si anuncia una gira en Latinoamérica.
Se siente bien volver.
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zaraterendon · 2 years ago
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El libro de este mes fue Caliente de Luna Miguel. He leído un montón de opiniones controvertidas sobre la autora y su escritura. Mi opinión es una pregunta, ¿existe la escritura sobre bibliotecas personales?, ¿los ensayos sobre sí y bibliotecas? Luna Miguel conjuga el ensayo académico con el personal, y nos da un recorrido sobre la literatura y los estudios sobre sexualidad, masturbación y orgasmos, desde su corazón roto como detonante. Considero que las reseñas en Goodreads son muy injustas. Es un libro inteligente e interesante. Espero que pronto haya un porqué.
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zaraterendon · 2 years ago
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Detonantes finales de julio
Morirse. Llorar. No poder llorar. Bloqueo lector. Bloqueo escritor. Empleada. Rutinas. Lechera.
Quiero ser constante en este blog. Este mes fui constante en la vida. Al fin soy dueña de mis impuestos, quién diría que la libertad tendría el nombre del SAT. Tengo una contadora. Tengo que hacer facturas. Tengo que cuidar mi alimentación. Tengo que cuidar mi vocabulario. Tengo que cuidar mi hora de llegada al nuevo trabajo. Tengo que cuidar mi gramática inglesa y española. Tengo que cuidar textos. Tengo que cuidarme. Tengo. Tengo. Tengo. Y quiero. Sobre todo, quiero.
Este mes he leído pocos libros. Huaco retrato de Gabriela Wiener, Aura de Carlos Fuentes, y comencé Primera persona de Margarita García Robayo y Rito de iniciación de Rosario Castellanos. También asesoré una novela: Sincretismo de Lourdes Ríos, que en unos meses se publicará por entregas en una plataforma que aún no sé cuál es. Este mes no habrá publicación sobre libro favorito de ensayo, pero una nunca sabe.
***
Compramos una lata de lechera, la vaciamos en el bote y me pareció que estaba muy aguada, lo dejé pasar porque no confié en mi percepción. Pero todo el bote ha comenzado a chorrear Lechera, aún cuando está en posición vertical y cada vez es más problemático agarrar el bote para exprimir y servirla en dos panes tostados. Si fuera cualquier otra consistencia, no tendría problema en limpiarla cada vez, pero al ser tan viscosa y azucarada, me da asco y flojera quitar todo el residuo. No fue mi culpa, sin embargo, hay que solucionarlo, y no quiero.
He comido mucha Lechera, necesito endulzar la rutina y la tristeza. Y evito pensar que está todo sucio. Ignoro. Ignoro. Ignoro. Hasta que un día, el bote no podrá soportar más Lechera encima y tendré que hacer algo. No puedo dejar que mi novio se encargue de todo lo que no me gusta hacer en la casa. Quiero hacerme cargo yo misma.
***
En el Laboratorio de escrituras vivas grabamos un podcast a principios de mes. Es sobre procesos de escritura. Pondré el link por aquí cuando esté publicado.
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zaraterendon · 2 years ago
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Mi libro favorito de este mes ha sido ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? de Jeanette Winterson. Es recomendación de mi amiga Grecia y presiento que será una obra a la que volveré durante mucho tiempo. ¡Hasta lo incluí en mi proyecto para el ex-FONCA de último minuto! Pronto habrá un porqué.
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zaraterendon · 2 years ago
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Detonantes de mediados de junio
Encierro. Enfermedad. Responsabilidad. Culpa. Hijitud. Sobrinitud. Organización. Reemplazar.
Pensé que comenzar este blog me traería mucha satisfacción. Así es. Pero parece que a veces ni la mayor fuente de felicidad, no me refiero a mi espacio en Tumblr si no a la lectura y a la escritura, pueden contra la ansiedad y el decaimiento. Ya no me quiero quejar, estoy cansada de eso, tampoco quiero darle una imagen a los lectores, hasta ahora inexistentes, de que quien está detrás del monitor sufre. No porque no quiera seguir hablando de mi tristeza, sino porque me di cuenta que tengo otras cosas más interesantes qué contar.
Soy narradora y ensayista. Apenas lo pude declarar este mes. Hoy. Mandé un proyecto de ensayo para solicitar el apoyo del ex-FONCA y, aunque no tenga más que esperar con paciencia al veredicto negativo o positivo, este paso de armar un proyecto de escritura, para mí, fue como presentar un examen profesional de autoría. Soy escritora y me llena de orgullo que mi cerebro al fin me permita hilar esta afirmación de identidad.
No tengo un año o dos de formación, como erróneamente admito algunas veces, eso sería afirmar que la niña que fui no importa, que sus palabras en libretas perdidas no importan. Cuando la yo niña descubrió que debía leer para escribir, se desanimó, porque lectora entusiasta fui hasta los dieciséis. Pero nunca dejé de escribir, solo comencé a formalizarlo.
Me da rabia conmigo cuando pienso en que no dependí lo suficiente mi intención de volverme periodista o literata. Estudié una carrera que aprendí a amar antes, durante y después; es momento de ser honesta y defender lo que quiero hacer ahora. Esa meta camina lento entre la neblina, pero está más cerca que hace un año, que hace seis meses, hace un mes, ayer.
Todo eso pienso mientras estoy encerrada en casa, no estoy cansada ni fastidiada ni harta, estoy tranquila, por primera vez, de no hacer nada y poner las cartas sobre la mesa.
¿Qué sigue?
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zaraterendon · 3 years ago
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Detonantes mediados de mayo
Panteones. Azulejos. Cúpulas. Caminar. Andar. Observar. Voltear arriba.
Estas últimas semanas he estado escribiendo mucho. A veces me frustro, por supuesto; los textos no quedan como quiero, me arrepiento de haber mandado dos a unas convocatorias y me parece que no tengo nada qué proponer o decir. Sobre todo, a cada rato siento que no he leído lo suficiente.
Hoy tuve clase de canto después de tres meses y mi profesora me dijo que sonaba incluso mejor que la última vez. Me confesó que a veces los cantantes te dicen que debes practicar todos los días, pero tus cuerdas vocales se tensan y deben descansar. Hay que darle tiempo.
Los mismo con la lectura. ¿Cuánta información puedes recibir y procesar en poco tiempo? Goodreads es una herramienta para darle seguimiento a tu lectura, pero al mismo tiempo genera una competencia contigo misma y el resto de los usuarios. La lectura no es algo privado, sino que te ves forzado a hacerlo público (No siempre queremos socializar nuestra lectura, y está bien).
En fin. He estado puliendo mis ensayos para aplicar a una beca y al mismo tiempo no dejo de pensar en nuevos ensayos creativos y en algunos de crítica literaria. En eso se me han ido los días.
Pienso mucho en lo poco que se publica de crítica en revistas independientes en estos días. Es una buena oportunidad para replantearme y configurar hacia los lectores lo que más me gusta hacer: leer.
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zaraterendon · 3 years ago
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ensayo 1, 2, 3
Me gusta el ensayo. Me gusta leer y escribir ensayo. Es la forma primigenia de la escritura, le menos rígida y la más parecida al pensamiento y al diálogo interior. Todo lo que siempre he querido decir y no me atrevo, lo hago ensayo.
Este blog está dedicado a este género. Tomaré fotos de mis referentes literarios en todas partes e intentaré desarrollar por qué me gusta a mí y podría gustarte a ti. Agregaré imágenes de detonantes personales (ojalá te detonen algo). Escribiré sobre mi experiencia ensayando.
Todo allá afuera es ensayo. Todo lo nimio puede ser un ensayo: cualquier letra, palabra, objeto, basura, sensación, paisaje. Todo es postura personal y el ensayo es el espacio que te permite explorar molestias, agrado, inconformidad, admiración.
Bienvenida a un blog sobre ensayo.
¿Listas? 1, 2, 3, ¡a ensayar!
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zaraterendon · 3 years ago
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Tumblr media
Mi libro referente de ensayo mexicano del momento. Papeles falsos de Valeria Luiselli. Editorial Sexto Piso. Pronto habrá un porqué.
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