#zipolite
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Enjoying the Sunset in Zipolite, Oaxaca, Mexico.
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#zipolite#beach#mine#sea#ocean#mexico#waves#cocktails#pina colada#piña colada#pipe#420#overcast#coastal#tropical#Oaxaca
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Patitas al mar...
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Hotel Neptuno Zipolite 🏨🐩🌈 ・・・ #HotelNeptuno #NeptunoZipolite #Playa #Zipolite #Oaxaca #VisitaZipolite ⊙ #zipolitebeach #visitzipolite #Hotel ・・・ ℹ️ https://visitazipolite.com/lugares/hotel-neptuno-zipolite/ (en Hotel Neptuno Zipolite) https://www.instagram.com/p/Cp0Wia6pcaD/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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🌊🌞
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There are places in this world that are really in my heart. It’s almost like entering an inner sanctuary, where really truly only you as your true self can be, same as the work of yoga. A place that you are not feeling in a rush to get anywhere, and yet it feels like currents start to gently guide in a direction that is at once new and old. I simply close my eyes, turn my attention inwards and feel my way through to the next step. #namaste Upcoming Workshops and Retreats 18/19 February #berlin @actionoflove_gbtq 19-26 March #Crete #menonlyspiritualyogaretreat 02-26 April #yogateachertraining #crete www.angelosanandayoga.com #zipolite #oaxaca #beachyoga #yogaeverywhere #meninyoga #mexico #yogaretreat #ytt #yogalifestyle #yogateacher #yogaeveryday #yogaliving (at Zipolite Oaxaca) https://www.instagram.com/p/CoFg3IGr4rm/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Zipolite, Oaxaca
Bye 2022.
Hello 2023
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No. 10
LA METÁFORA DE MANEJAR.
Durante una gran parte de mi vida siempre vi el acto de manejar un automóvil como aburrido, no me llamo la atención nunca a pesar de que mi padre me enseñó a manejar cuando recién cumplía los 20 años. Sinceramente había algunas barreras que me frenaban a manejar y la principal era que yo no quería hacerme cargo de los asuntos del negocio de mi padre, sentía que, si aprendía y tomaba el auto activamente, mi papa me pondría a repartir su trabajo por la Ciudad de México, entonces pues fui dejando de lado eso de manejar durante mucho tiempo sin verle los beneficios.
Pasaron los años y mis gustos personales me llevaron a siempre tener novios que traían su coche y les encantaba manejar. Entonces tampoco me preocupe mucho por manejar, siempre lo hacía cuando era necesario y cuando me lo pedían, pero no era algo que saliera de mí. Además, nunca me gustaron los coches, me gustaban las camionetas, siempre pensé que, si yo tuviera un automóvil, sería una gran camioneta Toyota o algo que se notara, eso de traer un auto compacto como que no me llamaba la atención.
En el año en el que conocí a Fernando, nos comprometimos a sacar una camioneta y pagarla entre ambos, fue un compromiso bonito, 50 y 50 de los gastos y yo con el ego en lo alto porque le estaba comprando su camioneta a mi señor. Fernando siempre se miró muy feliz en esa camioneta, era suya, el escogió el color, el modelo, la marca, absolutamente todo. No solo yo percibía eso, toda la gente alrededor de nosotros lo veía. Surcamos gran parte del país y del estado de Jalisco en esa camioneta, nos llevó de vacaciones a Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Ciudad de México y muchas veces nos llevó a Puerto Vallarta... ¡Ahhhhh que lindos momentos en Puerto Vallarta en esa camioneta! Fuimos muy felices en esa camioneta, sinceramente me cuesta mucho trabajo escribir estas líneas, porque los recuerdos vienen y van y traen dolor, alegría y llanto, a veces más de lo último en esta etapa de mi vida.
Tras la muerte de Fernando, tenía miedo de agarrar y manejar la camioneta para moverme, la veía como una extensión de él y el solo hecho de sentarme como piloto de ese vehículo, me hacía llorar, enojarme, no podía incluso encenderla. Era un dolor muy muy grande, porque me recordaba que Fernando ya no estaba conmigo. Me recordaba los momentos en los que me llevaba al trabajo, platicábamos de la vida y de lo felices que éramos, suena muy romántico, pero es que en verdad pasaba eso, esos momentos de ida y vuelta platicando nuestro día sobre el periférico eran momentos especiales, era “nuestro momento”.
Analizando un poco la situación, me di cuenta de que el temor a manejar realmente era el temor para manejar mi vida, durante unos buenos años lo hizo Fernando por mí, él hacia muchas cosas que como les he contado, no éramos codependientes, pero si Fernando era quien mandaba hasta cierto punto, y en retrospectiva todas mis relaciones y la vida que compartimos habían sido manejadas por otras personas, siempre fui el copiloto de mi propia vida. Con Fernando hicimos el match perfecto, porque él era controlador hasta mas no poder y yo me adapte a su forma de manejar las cosas en nuestra relación. Lindo o no, así era nuestra vida juntos y yo la disfrutaba muchísimo.
Ahora han pasado un poco más de 3 meses y pues ya llevo un mes aproximadamente manejando y supere ese pequeño reto, sin embargo, sigue costando mucho dolor saber que ahora soy el piloto de mi vida, vida que jamás imagine. Soy buen piloto, pero me resultaba más sencillo tener la ayuda de una persona. Estos son los retos que hay que ir superando poco a poco en el proceso de duelo, no descarto en un futuro deshacerme de esa camioneta y comprarme una más a mi estilo, pero mientras ese trabajo y actitud resiliente me mantienen al día. Sigo a veces de manera automática abriendo la puerta del copiloto y sentándome ahí, cuando eso me pasa me he puesto a llorar porque son momentos que me recuerdan lo duro que es la muerte para los que estamos vivos, también me ha pasado que estiro el brazo izquierdo para agarrar su pierna mientras manejaba, ese reflejo no se murió, sigue buscando su pierna derecha. Ha sido un reto muy difícil y ahora entiendo con un poco más de claridad que ese es el camino del duelo.
Gracias por leerme, te comparto una foto que tomo Fernando, de nuestra camioneta blanca (la Jac2 del medio) en Zipolite Oaxaca, uno de los viajes mas hermosos que hice con él.
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