#ya esta bien oscuro por donde vivo
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Lo que otros pensaban que pasara en el eclipse
What others thought would happen in the eclipse:
Lo que mi estupido cerebro piensa 🥺:
What my stupid brain thinks 🥺:
#ya duermanme#fnaf sun and moon#moon x sun#solar eclipse#ya esta bien oscuro por donde vivo#sun and moon fnaf#aqui no hay opinión de la gente normal ajajja#dinoclownday#garabatos payanescos
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Preguntitas para Auspicia: 1 (el anterior y el actual, claro), 5, 15 Y preguntitas para Lavinia: 3, 10, 15
Auspicia
1. How does your OC feel about their full name?
Esta pregunta me pegó fuerte, porque es un tema muy significativo.
Empezando porque si te casas por amor, no duele tanto que te quiten tu apellido; pero cuando es por obligación o por negocio, se siente un poco más sucio.
A Auspicia le gusta sentirse libre de responsabilidad y que alguien más le apunte el camino (de ahí su dependencia de Aleria), en parte se siente bien sentirse propiedad de otra persona pero también le activa una crisis de identidad.
De que poco a poco se vuelve menos ella y más él. Y él no simboliza NADA de lo que ella quiere ser (pureza, santidad), el llamarse Calohan representa más guerra y sangre.
Porphyria es su padre, a quien amaba pero es un recuerdo constante de la tragedia. También es su tío, quien le hizo mucho daño.
No importa por donde lo mires, ambos apellidos representan hombres que le ensombrecen la vida.
Actualmente Auspicia lo toma como un deber y una obligación (en sus momentos más oscuros/enloquecidos, quizá le cause rechazo compartir apellido con Mirein), pero en el futuro y el desarrollo de la relación aprenderá a sentirse orgullosa de llamarse Calohan y se moverá más fluida en esa identidad.
¿Eso es bueno, es malo? No sé, tú dime jajajaja
5. Do they have a “tell” for when they’re lying?
Ya respondí esta pero voy a expandir: se le potencian las máscaras. Si es algún juicio moral, se pone EXTRA arrogante. Y si es en un escenario intimo, se pone extra coqueta. En un escenario social, saca su encanto x100.
15. Are their greatest flaw and their greatest strength related and in what way? (ie very caring and helpful but a doormat, or very observant and shrewd but often paranoid)
También la respondí pero voy a expandir hehe:
Auspicia es muy dependiente, depende de todos y esperan que la salven o la guíen, en parte porque le gusta evadir la responsabilidad, especialmente de sus propias acciones.
En un futuro, me gustaría explorar cuando encuentre su propia voz y aprenda a rebelarse un poco o hacerse cargo de sí misma.
Lavinia
3. How does their social personality differ from how they act when they’re alone?
Lavinia después de muerta, solo sale de día. Durante el día tiene cuerpo y parece una mujer normal, se rodea de gente y se le ve muy feliz. Durante las noches se encierra y está muy confundida, es apenas un recuerdo o un espectro que no entiende realmente nada a su alrededor. Esa confusión no le permite ser muy normal o alegre, entonces en privado Lavinia es irreconocible, está más en el mundo de los muertos que en el de los vivos.
10. What is a weird quality that they have (ie their hands are always cold, they’re always hungry, they snort when they laugh, etc)?
Luego de morir, se le ve demasiado feliz y radiante (porque no se acuerda mucho de sus tragedias, o no se sienten propias)
La veo siempre impecable, radiante, llena de luz y todo sonrisas. Incluso cuando tiene aparente humanidad, me imagino su presencia muy etérea.
15. Are their greatest flaw and their greatest strength related and in what way? (ie very caring and helpful but a doormat, or very observant and shrewd but often paranoid)
Sí y no. Creo que su falla es que es un poco encerrada en su propia burbuja y ha sido siempre muy privilegiada. También es enamoradiza o romántica con todo en su vida. Como su fortaleza, creo que es una persona de un corazón genuinamente bueno, que se preocupa por el bien de todos y que quiere ver y verse feliz.
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Los tres tiempos del pasado
El pasado es mi enemigo, ya sea porque contiene congeladas cosas horribles que me pasaron o cosas maravillosas. Las horribles son las que me impulsan hoy a esta tarea titánica en la que me veo envuelto, la de construir una máquina del tiempo para retroceder y cambiar todo aquello que me hizo sangrar. No confío en quienes dicen que no cambiarían nada. Yo cambiaría. Y si eso me convierte en alguien peor por perderme alguna enseñanza de la vida de suma importancia pues que así sea. No me interesa la sabiduría, me interesa que no me rompan las pelotas, que paren un poquito de traicionarme, que dejen de comprar puñales para usarlos sobre mí.Tampoco tengo mucho apego a ser quién soy, cambio de vez en cuando de ser, entierro al que fui en algún lugar inhóspito donde nadie busque jamás, o dejo flotando el cadáver en el río para que lo arrastre la corriente. Para que fluya, que es lo único que puede hacer un cadáver en un fluido. Viajaré al pasado y me evitaré alguna que otra horripilancia, no me preocupa si termino en una línea temporal alterna siendo otro mejor o peor. Las cosas maravillosas que viví también son tortura, porque ya no están, son la constante amenaza que alimenta la nostalgia, contra la cual pienso defenderme hasta el último de mis días. Algunas son especialmente espantosas porque fueron vividas junto a personas que pensé eran una cosa y terminaron siendo otra, lo que alguna vez fue alegría terminó siendo un simulacro nivel la serie 1899. Un show lleno de antifaces que terminó cuando el ácido de sus almas diluyeron sus máscaras, exponiendo una fétida mirada y sus oscuros planes para acabar conmigo. Hay, eso sí, una porción del pasado que es lo único que me mantiene vivo: toda experiencia vivida con quiénes aún siguen en mi vida. Sostienen la estructura de cada vínculo cuya puerta tiene una cerradura que cambio constantemente, cada día, esto es una doble ventaja: solo quienes me conocen bien pueden forjar una llave que funcione, y quienes ya no saben quién soy se quedarán afuera. Así es como me ahorro futuros viajes en el tiempo para solucionar cagadas.
(imagen: Ron Francis)
Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
#acostumbrado al fin del mundo#pasado#enemigo#tiempo#horrible#maravilloso#sabiduria#enseñanza#fluir#fluido#nostalgia#simulacro#cerradura#llave#vinculos#ron francis
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Cuando nos haga falta [Relato - NSFW]
Teresa y yo nos conocíamos desde hace mucho tiempo, al menos siete años atrás. De hecho, por unos cuantos meses estuvimos en algo que podríamos llamar "relación", que básicamente consistía en ver series, salir a comer a restoranes caros, tener sexo salvaje y discutir hasta por la cosa más nimia. Por razones obvias decidimos (cordialmente) no continuar la relación y seguir cada uno por su camino. Tiempo después ella se mudó a otra ciudad en busca de nuevas oportunidades de trabajo en su campo, mientras que yo me quedé acá. Todo esto pasó antes de la pandemia y las cuarentenas así que había pasado bastante agua bajo el puente y ya ni me acordaba de ella, hasta que un número desconocido me llama durante la tarde-noche del viernes. Pensando ingenuamente podría ser algo del trabajo o alguna emergencia, contesto:
- Aló?
+ Aló, Jota, eres tú?
- Sí, Con quién hablo? (Su voz se me hizo conocida)
+ Hablas con Teresa, ¿Cómo estás?
- Hola Teresa, ¿Bien y tú? (efectivamente, era ella)
+ Bien, gracias. Oye perdona pero quería pedirte un favor. - Cuéntame (respondo intrigado)
+ Mira, lo que pasa es que hoy tuve en tu ciudad una reunión de la empresa donde estoy trabajando y me acabo de desocupar; y para remate se me fue el bus que tenia de vuelta a la capital. ¿Existe la posibilidad de que me alojes por una noche en tu departamento?
- Mmmm... Bueno, tendría que ordenar la pieza de visitas o puedes acomodarte en el sofá cama. Ahí lo vemos.
+ Gracias Jota, te pasaste. ¿Es en la dirección "de siempre"? (Nota: Cuando salía con Teresa vivía en otro departamento en la parte alta, al cual le está haciendo referencia).
- No, tranquila, yo te paso a buscar. Mándame tu ubicación por Whatsapp.
+ Dale, muchas gracias, te pasaste. (Cuelga)
Circunstancialmente, la ubicación que me manda es cercana al supermercado donde estaba comprando para el fin de semana. Aprovecho de echar unas cosas más para comer a la noche, y me dirijo a la ubicación que me indicó. De camino pensaba a lo mejor fui el único que le contestó. ¿Y sus amigas? Verdad que se fueron a trabajar a las mineras y ella no quiso. O no quiere pagar un hotel. Nah, a lo mejor esta pasando por un mal momento económico. Bueno, todos hemos pasado por eso. Mientras seguía caminando abstraído en mis pensamientos siento que me tocan el hombro y me hablan:
+ Jota, ¡Llegaste!
Efectivamente, me había pasado de la ubicación en media cuadra. Y efectivamente, era Teresa, con el de una persona que estuvo casi 10 horas en reuniones que al parecer, no llevaron a ningún lado. Como ya estaba oscuro no pude ver en mucho detalle como estaba vestida. - Teresa, ¿Cómo estás, aparte de regia?
+ Hoy estoy más cansada que regia, lo siento, pero gracias.
- Ya queda poco, vamos caminando al departamento.
+ No me digas que me vas a hacer subir hasta allá con tacos.
- No, tranquila, me cambié cerca del centro así que no es tanto.
Después de 15 minutos caminando llegamos al edificio donde vivo, para luego entrar al departamento. Mientras prendía la luz y Teresa dejaba su abrigo gris colgado en una silla del comedor, pude verla en más detalle: Su cabello castaño ondulado levemente aclarado, una blusa negra que resaltaba su figura y dejaba traslucir sutilmente su sostén de encaje, una falda plisada en rojo oscuro que combinaba con su boina y que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, pantimedias negras (aparentemente) y unos botines de cuero negros de taco bajo. Por un breve instante me quedé contemplándola en silencio, como si fuera una cita romántica, o algo más. Por mi parte, tenía la común tenida de oficinista: Pantalón de tela y zapatos negros, un chaleco grueso de color burdeo y una camisa gris claro.
+ Jota, ¿estás bien? Te quedaste pegado.
- Ay, perdón, también he tenido un día largo hoy. Pero por lo menos ya es viernes. ¿Has comido algo?
+ No, nada. Un jugo y una barrita a la hora de almuerzo.
- Ya, déjame preparar algo para comer y luego puedas descansar.
El preparativo fue rápido: Hervir agua, poner un par de tazas con sus respectivas bolsitas de té y unos pastelitos que compré para la ocasión. Mientras comíamos nos pusimos al tanto de nuestras vidas: Después de terminar nuestro amago de relación, Teresa estuvo trabajando con una agencia local, pero por temas de sueldo, decidió ir a probar suerte a la capital. Le costó al principio, pero encontró un lugar donde supo encajar bien como profesional y le pagaban bien. En cuanto a lo sentimental, me contó que intentó buscarse a una persona, pero sin apuro, que no le era de interés por el momento algún tipo de relación seria. Yo por mi parte le conté de mis andanzas: de mis idas y vueltas en el trabajo, de mi mudanza, de mis problemas y mis soluciones, de mis citas fallidas y conquistas a medias, para llegar a la misma conclusión que ella: las relaciones serias como que no se nos dan (tal vez por eso terminamos).
Mientras conversábamos, no podía dejar de mirar sus labios, y una parte de mi empezaba a sentir ganas de volver a devorarlos como antes, de fundirse en un sórdido y apasionado beso que nos hiciera abandonar la razón. Creo que Teresa se dio cuenta de ello, y de tanto en tanto empezó a morderse el labio, muy sutilmente, como para que lo notara y siguiera viéndola con un poco más de lascivia. De tanto conversar se nos hizo tarde y Teresa se notaba, por sobre todo, cansada, así que le sugerí que fuera a acomodarse a la pieza de visitas, mientras yo lavaba las tazas y ordenaba el comedor.
Mientras terminaba de ordenar y lavar recordaba los multiples momentos de placer que tuvimos en ese tan breve tiempo: aquellas noches en ese departamento pequeño que arrendaba, donde no dejamos de mirarnos a los ojos mientras lo hacíamos; el aroma de sus pechos en mi rostro, sus manos arañando mi espalda y sus gemidos entrecortados en mi oído; sus fluidos rebozando sobre mí y mi miembro mientras pedía que la penetrara más y más hasta dejarse caer en el más profundo de los placeres; la manera en que me devoraba con su boca, sus manos y su mirada mientras yo sólo gemía y me dejaba llevar por sus movimientos. Pensar en ella, en su pasión y en su placer no hacía más que excitarme más y más, y sentía como mi respiración empezaba a agitarse, mientras mi miembro se iba poco a poco endureciendo y agrandando, hasta ya incomodarme dentro del bóxer y el pantalón. Mierda, ya me calenté - pensé - ¿Qué hago ahora? Si llego y le caigo encima así como así me puedo meter en problemas, Si le pregunto sin más se lo puede tomar a mal, aparte ha estado hueveando todo el día y de seguro solo quiere dormir y descansar. Pero creo que voy a explotar esta noche, ya estoy durísimo.
Nuevamente abstraído en mis lascivos pensamientos siento la voz de Teresa al lado mío:
+ Jota, ¿Tienes algo que pueda usar para dormir?
- Ah, sí, dame un segundo - Respondo, tratando de ocultarme el bulto de manera sutil con el paño de platos - ¿Vas a necesitar un cargador para tu celular?
+ Cierto, eso se me olvidaba, gracias.
Voy a mi dormitorio a buscar un pantalón de buzo, una polera y un cargador que tenía tirado en un mueble, y se los paso. Teresa me mira un poco intrigada:
+ ¿Estás bien? te noto un poco perturbado.
- Sí, estoy bien, un poco cansado, tengo que dejar limpio ahora y me acuesto.
+ Bueno, está bien. Que descanses, buenas noches.
- Igualmente, que duermas bien.
Al parecer, no iba a pasar nada. Afortunadamente para ambos, o no tan afortunadamente. En realidad no lo sabía del todo, pero quería saberlo de alguna forma. Aunque la erección había bajado un poco y la respiración ya se había tranquilizado, la curiosidad me mataba. Mientras terminaba de ordenar y apagar las luces del comedor pensaba: ¿Qué hacer? ¿Actuar prudentemente, como un caballero, o dejarme llevar por el carnal instinto que me inunda de manera implacable? ¿Dejar esto sólo como un pensamiento, o llevarlo a la carne y asumir el riesgo? Los cinco pasos a oscuras entre el living y la puerta de mi dormitorio se me hicieron eternos, sólo guiado por la luz que salía por debajo de la puerta de la pieza de visitas, donde Teresa, seguramente, ya debe estar preparandose para dormir.
Al entrar a mi dormitorio y prender la luz noto que esta se quemó recién. Ni modo, tendré que cambiarme con la luz de la mesita de noche. Noto que, al cerrar la puerta del dormitorio, habían quedado abiertas desde la mañana las cortinas. Afuera se veían las luces de la ciudad, tan tranquila a esas horas que no pareciera que viviera a dos cuadras de la avenida principal. Me saco el chaleco y lo dejo sobre un mueble, me miro en el espejo que está detrás de la puerta y me desabotono la camisa. Ahí estoy: a medio desvestirme, a media luz y con unas ganas enormes. Pero prefiero no cagarlas, es lo correcto. Si pasa, pasa, pero por hoy, parece que no.
De pronto, tocan a mi puerta.
- ¿Sí?
La puerta se abre. Es Teresa, cubierta por una manta de polar. De a poco se me empieza a acelerar el corazón.
+ Ya sé lo que te pasa, Jota. A mi también me está pasando.
Teresa deja caer la manta de polar y se deja al descubierto: no lleva más que su sostén de encaje negro floreado, combinado con una pantaleta de igual color y formato más sus pantimedias negras. Mi corazon está a mil.
- Pero es que...
+ Shhhh, no digas nada, - me replica Teresa mientras pone su dedo índice sobre mis labios - sólo disfrutemos.
Acto seguido posa sus labios sobre los míos, a lo cual instintivamente pongo una mano en su cuello y la otra en su cintura, acercándola a mí. Era el beso sórdido y apasionado que estaba imaginando hace un rato, y que ella también, seguramente, imaginó. Mientras nos besábamos, Teresa terminó de desabotonarme la camisa y tirarla en algún lado, para luego proceder con mi pantalón: sacando el cinturón lentamente para posteriormente desabotonarlo y empujarme a la cama. No hago más que caer y dejarme caer. Teresa se abalanza sobre mí, para besarme nuevamente con más pasión; luego baja y besa mi cuello, mi pecho, mi abdomen. Se detiene para mirarme justo antes de hacer el amago de sacarme el bóxer.
- ¿Qué tratas de hacer? - le pregunto.
+ ¿Quieres que te lo diga o quieres que lo haga? - me responde.
Mientras me responde, con sus manos, toca mi miembro por encima del bóxer, inconscientemente suelto un gemido.
+ Eso me encanta de ti. Quiero oírte - Me dice Teresa.
De a poco empieza a retirarme el bóxer, dejandolo al descubierto. Está erecto y humedecido. Luego lo introduce en su boca, chupándolo gentilmente, mientras me acaricia los testículos con una mano. Empiezo a gemir: se siente rico, muy rico. Cada tanto, Teresa se saca mi miembro de la boca, para recorrerlo con su lengua desde la base hasta la punta, para recorrer el glande con delicadeza y volver a introducirlo en su boca. No podía parar de gemir y ella lo sabía, de hecho le encantaba y me lo hacía saber al chuparme con más ganas. Entre temblores y gemidos, procedí a poner mi mano sobre su cabeza, para guiarle el ritmo de su actuar. Mas despacio, más rápido, mas fuerte, juega con el un rato, y sigue. Despues de unos minutos, Teresa se detiene. Ahí aprovecho para levantarme, tomarla de la cintura y lanzarla a la cama.
- Ahora me toca a mí - digo.
La contemplo por un par de segundos mientras ella trata de acomodarse de alguna forma. De reojo, veo mi cinturón en la cama y un plan perverso se me viene a la cabeza.
- Tengo una idea, y sé que te va a gustar.
Tomo mi cinturón, me pongo encima de ella y tomo sus brazos. Con mi cinturón los amarro a la altura de las muñecas, para luego dejarlos sobre su cabeza. La miro a los ojos.
- No digas nada, solo disfruta.
Empiezo dandole un beso en sus muy húmedos labios, mientras sostengo su rostro con mi mano. Luego, voy recorriendo lentamente su cuerpo: muerdo los lóbulos de sus orejas, beso y muerdo su cuello, le desabrocho su sostén para acceder a sus fragantes pechos y poder dejarme caer en ellos: intercalo besos, caricias, mordidas y apretones en sus pezones, mientras empieza a gemir con más y más fuerza.
Dirijo mi mano hacia su pantaleta de encaje: la toco sutilmente y está muy mojada. Sigo bajando con mis labios, recorriendo su cuerpo y me detengo frente a su braga. Siento el aroma del placer inminente, y le beso por encima de ella. Acto seguido, empiezo a quitarle lentamente la braga, mientras que de pasada voy llenando de besos y caricias sus piernas. Teresa está temblando, y no de frío.
- ¿Algo que quieras? - Le pregunto, mientras tengo su braga en su mano y siento su aroma.
+ Devórame, por favor - Responde.
Abro sus piernas y lentamente me acerco a su vagina. Está muy mojada, y eso me excita aún más. introduzco mi lengua en su vagina, lo que vino acompañado de un fuerte gemido y un espasmo de Teresa. Paso mi lengua por sus contornos: subo, bajo, doy vueltas; doy pequeños apretones con mis labios en las paredes de su cuerpo mientras siento como gime desbordando de placer y sus fluidos me inundan. Sigo comiéndola y devorándola con más ganas, con más fuerza; ahora me hago ayuda de dos de mis dedos, los cuales introduzco de a poco y se empapan de su humedad. Busco su punto con mis dedos, mientras que por fuera estimulo su clítoris con mi lengua. En vista de sus reacciones y gemidos cada vez más fuertes creo que ya lo encontré. De la nada, empiezo a sentir sus manos (amarradas) sobre mi cabeza, tirándome el pelo.
+ Por favor, detente.
- ¿Quieres que me detenga?
+ ¡No!
- ¿Segura?
+ ¡Dame más!
Continúo estimulando su clítoris y su vagina, y en cada movimiento siento como se funde más y se chorrea aún más, hasta ponerse a temblar gemir desesperada. Es el momento propicio: la tomo, la acomodo en la cama, tomo parte de sus fluidos para humedecer mi miembro, me pongo sobre ella y dejo tocar la punta de mi miembro sobre su cuerpo. La miro y la siento temblar de placer, mientras me mira de vuelta. Fueron sus manos las que desataron esta locura, y ahora, ahí amarrada, es poco lo que puede hacer salvo dejarse llevar por sus instintos. Le digo al oído:
- ¿Tu sabes lo que sigue, no?
+ Sí.
Paso la punta de la lengua por sus labios. Acto seguido, introduzco mi miembro en su vagina. Inmediatamente, Teresa suelta un gemido profundo, como si le hubiera tocado el alma. Empiezo a moverme lentamente, penetrándola con suavidad, mientras miro su rostro como derretirse. Pongo mi mano sobre su cuello y le aprieto suavemente, mientras voy cambiando la velocidad de la penetración. Más rápido. Más despacio. Más suave. Más fuerte. Más rápido. Más despacio. Más suave. Más fuerte. Teresa vuelve a gemir como con la desesperación de hace un rato, pero de manera errática. Mientras sigo penetrándola, empiezo nuevamente a besar y morder su cuello, a acariciar y apretar sus pezones, a sentir la suavidad de su cuerpo frotándose y retorciendose junto al mío. Sus manos amarradas tratan de arañar mi espalda.
- ¿Quieres que te suelte?
+ Por favor.
Le retiro el amarre de sus muñecas, no sin antes acomodarme para luego, sin aviso, penetrarla con fuerza. El gemido se volvió un grito, pero de placer y lujuria. Teresa se aferra a mi espalda y la rasguña mientras la embisto con fuerza. Siento como mi miembro se sentía más y más apretado, a la vez que sentía sus fluidos chorrear y empapar la cama. Yo también empiezo a descontrolarme, y empiezo a embestirla con más y más fuerza. Estoy consciente que me queda poco para venirme, y quiero disfrutarlo a concho.
+ Vente, por favor - me gime Teresa, tratando de contener la respiración
- ¿Segura?
+ Sí, vente, hazlo.
Respiro profundo y me acomodo para poder embestirla con la mayor fuerza y profundidad posible. Levanto sus piernas, y me dejo caer sobre ella, embistiéndome contra su cuerpo, cada vez más fuerte y más rápido. Ambos estamos gimiendo. Ambos estamos sudados. Ambos hemos abandonado toda razón y nos hemos convertido en bestias sedientas de placer y perversión. Ambos sabemos que nos queda poco para el final, y queremos satisfacernos como corresponde. Cuando siento que voy a eyacular, me muevo con aún más fuerza, me abalanzo sobre Teresa, pongo mi mano sobre su cuello y termino de penetrarla con un gemido de ambos que nos hace temblar. Siento cómo todo mi semen la inunda por dentro. Siento cómo ella tiembla, se retuerce y busca algo de consuelo o sosiego en mi pecho.
La miro, le doy un beso en sus labios, me retiro para que pueda acomodarse y le traigo unos pañuelos desechables para que pueda limpiarse. Afuera es de noche, mucho más tarde de lo que yo creía. Mientras me acuesto a un lado de Teresa, pienso mañana será otro día.
La mañana nos pilla desnudos con la cortina del dormitorio abierta y con la luz de la mesita de noche aún prendida. Hay prendas tiradas en toda la pieza y rastros de una noche de sexo salvaje (en el fragor de la noche botamos un cuadro que había colgado). Teresa está aún durmiendo en mi pecho. Yo estoy mirando el techo como si no pudiera creer lo que pasó. Actué prudentemente, o al menos lo intenté, pero mi carne al parecer es muy débil y todo se dio vuelta en cuestión de segundos. Teresa se despierta y me mira:
+ ¿Qué hora es?
- Son como las 8 y media - Respondo.
+ Aún es temprano, pero tengo que viajar. ¿Me prestas tu ducha?
Luego de darme un beso, se levanta, y empieza a recoger su ropa interior. Entretanto, me levanto para buscarle una toalla limpia, se la paso, y la veo entrar a la ducha pero sin cerrar la puerta. Curioso: hace más de cuatro años que no nos veíamos y ahora se pasea desnuda por mi departamento como si lleváramos más de cuatro años juntos. Ingreso al baño, la miro y le digo
- Estuviste espectacular anoche.
Teresa me ignora y abre la llave del agua caliente. La miro buscar el frasco del jabón y del shampoo. Entro a la ducha, tomo un poco de shampoo desde el frasco y lo deposito en su cabello, masajeándolo. Mientras ella toma la posta y continúa masajeándose el cabello, tomo un poco de jabón y lo reparto sobre su cuerpo: sus hombros, su espalda, sus pechos, sus caderas. Me detengo en su culo, tomo un poco más de jabón y le acaricio las nalgas con suavidad, separándolas un poco y haciendo el dejo de tocar su ano con uno de mis dedos. Teresa reacciona:
+ Por ahí no, Jota. Al menos por hoy no.
- Ok, comprendido.
Le doy un beso en su hombro y terminamos de ducharnos. Luego de vestirnos y tomar un café, me ofrezco para acompañarla al terminal, a lo que accede. Todo el trayecto desde el departamento hasta la terminal fue en el más absoluto silencio, como si hubiera hecho algo inmoral o ilegal. Trato de meterle algo de conversación pero es inútil, está abstraída en sus pensamientos. ¿Qué estará pensando? ¿Si fue buena o mala idea? ¿Estará arrepentida? ¿La habré lastimado? Llegamos al terminal y la dejo frente a la garita. Ahí, Teresa recién me habla.
+ Jota
- Dime
+ Primero, gracias por acogerme.
- De nada.
+ Lo otro: también estuviste genial anoche, lo pasé muy rico. Me hacía falta.
- Digo lo mismo, al parecer era necesario. Con respecto a que me haya...
+ Tranquilo, estoy con pastillas. Si pasa algo, tengo un plan B.
- Ah, ok, entiendo. Espero que te vaya bien en lo que te propongas.
+ Muchas gracias. Una última cosa - Dice Teresa mientras se acerca el bus que la llevará a la capital - ¿Nos volveremos a ver algún día?
- No lo sé - respondo - yo creo que sí, cuando nos haga falta. De todos modos nos quedó un pendiente.
Teresa se sonroja y se ríe. Con un beso en la mejilla, Teresa se despide y se sube al bus.
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Mis palabras son como un suspiro, sólo las tengo a ellas y a los rumores lejanos. Que parecen como olas. No los entiendo muy bien, al parecer son murmullos. No quisiera entenderlos tampoco, por eso tengo un tapa oídos. Quizá ya me he cansado de ver las mismas escenas y de encontrar las mismas palabras. Sí. Tal vez este no sea mi horizonte y deba estar en otro lugar donde sí se tomen como importantes mis pensamientos. Sí, quizá fui pre juiciosa. Asalte con mis palabras y mis palabras hicieron daño. No lo sé. Sólo me queda el silencio, es lo que siempre me ha quedado. La sustancia del silencio. Sólo quisiera estar triste y ya. Se derraman mis lágrimas. Se caen como en un pozo y estoy yo sola. Me estresa la rutina. Quizá es un prejuicio mal infundado. Quisiera volver a ser semilla, volver a ser vientre oscuro. Da igual, es absurdo, vivo en el absurdo circular donde nada importa. ¿Qué importa? Nadie tiene que hacer lo que yo quiera, eso no es lo que yo quiero. Mejor seamos amigas, sí quizás sea lo mejor. Pero ahora todo es absurdo. Me quedo aquí encerrada en mi habitación tan blanca como el vacío de este momento. Este silencio. No queda nada. Es absurdo este instante de saber. Y huele tan profundamente, aquél olor me penetra hasta el corazón. Es un lago verde como el bosque. Tal vez nunca me he hecho entender, o tal vez nunca he sabido escuchar a nadie. Sólo quedará este recuerdo absurdo y triste. La verdad es que mi reporte del amor no es muy bueno, nunca me ha ido tan bien. Quizás no sea lo mío. Lo único que me consuela es que soy un ser que tiene sentimientos y lágrimas. Imperfecto quizás. Esta habitación parece tan grande esta noche. Y escribo. Ojalá mañana sea un buen día. Ni siquiera este es el problema. Ahora hay otro olor, que pareciera que quisiera confundir el del olor del bosque. El olor del bosque nunca ha sido el problema… Podría estar despierta toda la noche, pero tengo tantas cosas que hacer. Mi habitación representa mi pequeña crisis. No es muy grande. No quiero salir, estoy de nuevo en mi mundo. Mi pequeño mundo. Por fin, mi pequeño caos. Las palabras externas no me perturban porque tengo un tapa oídos. No tengo oídos en este momento. Sólo a mí, mis pensamientos, mi pequeña crisis. Las palabras que están en el fondo como una hoja tan blanca como mi cuarto. Soy tan sólo un pensamiento flotante. No quería armar el bonche, tampoco quería pelear. Pero bueno, esto es lo que hay. Estoy herida. Desconsoladamente solitaria. Un poco en ruinas. Los que no oyen se libran de muchas cosas. Pasar por encima de lxs otros. Quizá por eso no duro mucho, tampoco lo tenía planeado. Quizás lo de nosotras no pudo ser. Es absurdo, tal vez para lxs dos esto represente un paso. Hasta una liberación. No quiero salir, hay una posesión demoníaca. Y yo soy tan sólo un fantasma, o en eso me he convertido los últimos años. Por eso he decidido que quiero morir. He perdido el tren tantas veces. Mis escritos mis leyes dijo Aris. No me quería quedar sola en mis pensamientos. Esto es un libreto, ya se sabe lo que sigue. Hoy he decidido no escuchar, las palabras de afuera a veces hieren…
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Transformación
Transformación
Título: Transformación.
Author/Artist/Creator: Annie/Nekoannie-chan/SharlotteMayfair
Fandom: Marvel, Captain America.
Ship: Brock Rumlow X Lectora, ligeramente Steve Rogers X Lectora.
Tags: Halloween Horror Bingo 2024
HHB2024
Notas personales: Secuestro, obligar a tomar un líquido, HYDRA.
A/N: Esta es mi entrada para Halloween Horror Bingo 2024.
Links: Wattpad, Ao3, Spanish version.
Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
Las luces titilaban de manera intermitente, reflejándose en las paredes de acero y hormigón en la base de HYDRA, no obstante, sabías que esta noche sería diferente. Llevabas semanas, quizás meses, planeando este momento junto a Brock.
—Está listo —comentó Brock, mientras ambos avanzaban por el corredor hacia la sala de interrogatorios donde Steve Rogers estaba retenido. Lo habían capturado tras una emboscada perfecta.
—¿Está consciente? —preguntaste en un susurro.
—Todavía no —respondió Brock.
Cuando llegaste a la sala, sentiste cómo el frío te calaba hasta los huesos. La habitación estaba casi vacía, con solo una silla de metal en el centro, y en ella, Steve Rogers. Sus muñecas y tobillos estaban asegurados con gruesas correas de cuero que impedían cualquier movimiento. Estaba herido, su traje estaba desgarrado, y la sangre manchaba su rostro.
—Nunca pensé que caerías tan bajo, Rumlow —murmuró Steve.
—Rogers, esto no es personal —dijiste, intentando sonar firme, aunque tu voz tembló levemente.
—No es personal, ¿eh? —replicó él, sin apartar la mirada—. Para ustedes nunca lo es. Pero sé que hay más en ti que esto.
Brock se acercó a Steve, llevando en sus manos una pequeña botella con el suero. Era de un color oscuro, casi negro, y parecía vibrar en el interior del vidrio, como si estuviera vivo.
—Bebe esto, Rogers —dijo Brock—. Y todo esto terminará. Ya no habr�� lucha, ya no habrá dolor.
Steve no respondió de inmediato.
—¡Bébelo, Rogers! —rugió Brock, perdiendo la paciencia. Se acercó más a Steve.
Steve con un movimiento brusco, intentó levantarse, inclinándose hacia adelante lo suficiente como para lanzar un golpe con la cabeza que sorprendió a Brock, haciendo que la botella casi cayera al suelo.
El sonido del cristal chocando contra el piso te hizo reaccionar. Brock logró atrapar la botella antes de que se rompiera.
—¡Sujétalo! —gritó Brock, dándote una orden directa.
Atrapaste a Steve por los hombros, presionándolo de nuevo contra la silla. Él forcejeó, pero estaba demasiado debilitado como para hacer algo más que intentar liberarse.
—No… no tienes que hacer esto —murmuró Steve.
Brock no perdió más tiempo. Se acercó de nuevo con la botella, abriéndola frente a los ojos de Steve. El olor del suero llenó la habitación, un aroma metálico y repulsivo que te revolvió el estómago.
—Vamos, Cap —dijo Brock, acercando la botella a los labios de Steve—. Esto es por el bien de todos.
Steve apretó los labios, negándose a beber.
Brock te miró, esperando que hicieras tu parte. Tenías que sujetar la cabeza de Steve y obligarlo a abrir la boca. Tomaste una respiración profunda, y tu mano tembló cuando tocaste el rostro de Steve. Brock te miró, sorprendido por tu reacción.
—¿Qué demonios haces? —gruñó, acercándose a ti—. Maldita sea —murmuró Brock, levantando la botella y dispuesto a hacer el trabajo él mismo.
Tus manos dejaron de temblar cuando rodeaste la mandíbula de Steve con firmeza. Brock te observaba, desconcertado por tu reacción anterior.
—Vamos a terminar con esto, Rogers —dijiste en un tono bajo y controlado.
Steve forcejeó de nuevo, intentando apartar su cabeza de tu agarre, pero apretaste su mandíbula con más fuerza, obligándolo a mirarte.
—No tienes que hacer esto —murmuró Steve con la voz entrecortada.
—Cállate —le interrumpiste—. Esto es por el bien mayor. Tú ya perdiste, Rogers.
Brock, observando la escena, esbozó una sonrisa y te pasó la botella con el suero.
—Hazlo rápido —dijo Brock, manteniendo una mano en el hombro de Steve, como una advertencia.
Tomaste la botella y la acercaste a los labios de Steve. Él apretó los dientes, negándose a cooperar, así que aumentaste la presión en su mandíbula, empujando hacia abajo, obligándolo a abrir la boca poco a poco.
—Sé que esto no es lo que tú querías —murmuraste, inclinándote cerca de su oído—. Pero esto es lo que necesitábamos.
Con un movimiento rápido y calculado, vertiste el contenido del frasco en su boca. El líquido negro fluyó por su garganta mientras intentaba cerrarla para no tragar. Brock sostuvo su cabeza hacia atrás para asegurarse de que Steve no pudiera escupirlo, y tú mantuviste la botella hasta que el líquido desapareció por completo.
—Buen trabajo —Brock dijo, asintiendo con aprobación.
—¿Cuánto tiempo crees que tardará en hacer efecto completo? —preguntaste.
Brock se cruzó de brazos, observando con interés cómo Steve comenzaba a perder el control de su propio cuerpo.
—Pocos minutos, tal vez.
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Domingo 6 Octubre 2024
Hoy quiero hablar de la depresión y las oportunidades que te hace perder estar en este estado de vacío crónico.
He estado durante años en este estado, necesito terapia y ver qué es lo que realmente ocurre y cómo "cambiarlo" (por llamarlo de alguna manera) porque entre que un psicologo me dice una cosa y otro me dice otra yo solo sigo sin entender qué hacer con esto. He tenido muchas oportunidades para sacar a flote mi música y con ello sacarme a flote a mi a final de cuentas. Estuvo el evento Destiny o el PAF que no asistí dos veces a causa de la ansiedad. ¿Suena muy tonto no? Decir que no asistí a eventos que me hubiesen dado un poco más de visibilidad a mi arte, mejorado mi animo y quizá mejorar un poco en mi estabilidad emocional solo porque me dio ansiedad, cualquiera en este momento no me lo creería y quizá hasta se burlan de lo tonto que suena. Sin embargo es real, y esto es algo que no le pasa a cualquiera o por lo menos no he conocido a nadie así, que literalmente la ansiedad lo haga ni siquiera poner una mano entre su torso y el colchón. Ocurren muchas cosas dentro de mi cabeza, yo no vivo la realidad que todos viven, yo vivo varias realidades xd pero hoy solo hablaremos de dos haha, la física y la mental. La física es a la que le he llamado así (Todo esto es mi forma de entenderme alv) porque es la realidad que creo que todos viven a mi al rededor que es básicamente la constante recepción de estimulos externos a través de los sentidos que dan percepción de lo que está pasando. Y por otro lado mi realidad mental, que es una especie de lugar oscuro y aparentemente vacío donde de repente escucho mi propia voz hablar de cosas consigo misma. Algo así como lo que estoy haciendo ahorita al escribir pero en mi cabeza y de manera constante, o sea no puedo parar (a menos que la realidad física intervenga) y esto es a lo que le llaman disociación. Ahora bien, estar en ese estado mental muchos dicen que es igual que meditar solo que la diferencia es la voluntad. Y hablando de voluntad recordemos que soy un maldito drogadicto de mierda así que no es como que haya mucha voluntad de mi parte, así que sí o sí necesito un estimulo externo. Entonces digamos que paso horas en ese estado.
Anhedonia.
Es la incapacidad de sentir placer por cosas que antes te resultaban placenteras. Imaginate que todo ser vivo tiene como instinto primario el sobrevivir y subir su potencial al máx. Sobre todo los humanos que cada vez queremos ser más exitosos. ¿A qué se debe ese instinto de empoderamiento? Al sentimiento de auto-realización y la satisfacción que provoca el esforzarte para obtener mejores resultados. Sin embargo en la anhedonia eso ya no existe, digamos que se perdió esa sensación de autorrealización en ti y por consecuente cualquier cosa que hagas ya no te resulta atractiva, benefactoria o incluso ociosa, le pierdes el sentido al principio más básico del ser vivo. Vivir.
Depresión.
Un circulo vicioso donde el único que tiene el poder de salir soy yo, pero cada que lo intento vuelvo al punto anterior, nada me satisface, nada me llena y por más que intente buscar algo que me llene no existe, y entonces me programo a que realmente nada de lo que merezco existe, entonces para qué existo yo? Yo siempre he sido buena persona, a pesar de mis errores y mis tropiezos sigo siendo buena persona, pero la gente siempre se ha aprovechado y ha abusado de mi confianza. No estoy cerrado a conocer nueva gente, pero necesito ese clic que me haga levantarme de la cama y buscar a esa gente que sé que no hará lo mismo. Pero vuelvo. Y vuelvo y vuelvo y es un circulo vicioso donde parece que yo realmente ya no tengo poder de cambiar nada, por lo menos no solo. Y adivina quién está solo. Xd
Resignación.
Supongo que me toca batallar esto, veremos hasta dónde llego. Espero que sea muy lejos la verdad, siempre he querido confiar en mi y esta vez no será la excepción, a fin de cuentas solo yo cuento conmigo y si la parte de mi que me odia simplemente es un espejo que me hace odiar en mi lo que odio de los demás entonces mejor dirigiré mi odio hacia aquello y no hacia mi. Y yo, como siempre, intentaré seguir mejorando.
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Hoy presento Cinturón de fuego en San José del Cabo
La última vez que pasé por este proceso fue hace siete años, con la salvedad de que no tuve que ocuparme del diseño, ni de coordinar presupuestos ni tiempos de entrega con la imprenta. Tampoco sufrí en carne propia cualquier tipo de premura en cuanto a las correcciones, logos, derechos de autor, portada, contraportada, bio, y todo lo que atañe a la publicación de un libro. Esta vez, todo lo viví en carne propia. Ahora ya sé lo que es autoeditarse o autopublicarse. Antes, un editor o una editora, amorosamente, siempre se encargaba del trabajo pesado. ¡Y cuánto les agradezco! Era una labor de equipo, minuciosa, y ahora entiendo la tarea que los editores tienen en sus manos.
Hace siete años no sabía lo que era pasar por todo este proceso de edición, pero tampoco sabía lo que era ser beneficiada con tan hermosa oportunidad, como es la que otorga México en cada Estado con el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales.
Aplicar no fue sencillo, miré cantidad de tutoriales y traté de hacer todo al pie de la letra. A mi favor, digo que soy muy aplicada. Recuerdo que mientras iba llenando cada formato y recopilando la información, ya soñaba con este libro que hoy estamos presentando. Para proponerlo, tuve que imaginarlo, ponerle título, crear el concepto, pensar en los tiempos, imaginar tipografía y tamaño de las letras, entre otros detalles.
En cuanto al concepto de Cinturón de fuego, me pareció que, como migrante, tenía la oportunidad de hablar con ojos ajenos acerca de lo que es la vida en Baja California Sur, más precisamente en Los Cabos, donde llegué hace casi nueve años con una historia triste. En este libro quise hablar de la extrañeza de vivir en un país diferente pero que, a través de los años (voy para 9, con casi dos años en el medio de estar en Argentina, donde fui a tener a mi hija Juana para luego volver a Los Cabos, ya siendo una familia de tres). Decía que con el tiempo, este lugar se va sintiendo más conocido, más familiar, más propio. Tal vez porque soy argentina y está en mi ADN, tengo la necesidad de pasar el rato en una mesa de café, y me acuerdo que cuando llegué a Los Cabos no podía encontrar un lugar así. Necesitaba ese espacio sin tiempo donde dejarme ir, con un cuaderno, una pluma, la computadora, mi música, un rico café y los sueños por delante.
El poema que inaugura Cinturón de fuego habla de la gratitud al lugar que me sostiene “como la Tierra a los volcanes” y siempre está tironeado por la pertenencia de mi Sur que, aunque no me protege, sabe hablarme. Y en esa nostalgia me voy entre el desierto, el mar, y una nueva y singular experiencia: la maternidad que pude experimentar siendo migrante. Si Argentina me dio la materia prima para aprender a cocinar, sin dudas México no escatimó en darme los utensilios para terminar el platillo. Por eso estaré siempre agradecida, por esta oportunidad de haber escrito un libro más, con todo el trabajo que significa, porque esta beca fue una apuesta a hacerlo nuevamente, sin miedo y, sobre todo, con muchas ganas.
La poesía es la visión de un mundo enriquecido, al menos para mí, la poesía suaviza el mundo, suaviza la existencia, la sensibiliza, tiñe de un matiz más amable aquello que puede ser un poco más oscuro. Y a esa vida apuesto, aquí y ahora, porque, entre otras cosas, aquí trabajo, crío, aquí soy vivo aunque de una manera nostálgica; aquí, también, ya encontré dónde tomar café. Y, sobre todo, aquí me quedo, en el lugar que me sostiene como la Tierra a los volcanes en el Cinturón de fuego.
Quiero dar las gracias a estas mujeres maravillosas que me acompañan en esta mesa de Girl Power, cómplices y aliadas en la tarea de hacer: Pili Báez y Mariana Chávez, gracias.
Gracias a Edu y su fantástico Beershop por ser anfitrión con sus magias mixólogas y la siempre bien dispuesta Happy Lager. Gracias a Benjamín, Mariela y Koral y El Merkado, por ponerse amorosamente a disposición. Gracias, Martín y Juana, por ser incondicionales en este viaje de locos, mis papalotes cósmicos. Gracias a mis amigas de Argentina, Cecilia Martínez Ruppel, editora de los poemas e ilustradora de la portada e interiores, a Aldana Antoni, talentosa diseñadora y maquetadora, y a Violeta Gorodischer, que amorosa y diligentemente, escribió un prólogo que, si lo leen, sabrán que no merezco. Gracias a mi familia de Argentina por acompañarme siempre. Y, sin dudas, y sobre todo, gracias, México
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Varek & Varok, relato
Ella estaba segura de que al fin había encontrado su nido. Los rumores apuntaban directamente a que sus objetivos se escondían en el bosque, por la zona este, la más oscura y densa, donde suelen perderse los aventureros. Una vez llegó al lugar se percató de dos presencias muy extrañas.
Dos hombres, uno junto al otro parados bajo un árbol, con el brazo por encima del cuello del otro y Alicia pudo percatarse inmediatamente de los detalles en su comportamiento que buscaban ocultar un ‘’algo’’ que solo creaba un aura sospechosa en ellos.
Estaban petrificados, el atardecer no tardaría mucho en llegar y posteriormente la noche. Se notaban pálidos, asustados, pues en el fondo creían saber quién era aquella joven, casi de la misma manera en que Alicia creía saber quiénes eran ellos. Es aquí, en este encuentro fortuito, donde ambos bandos reaccionan a la situación.
—Sí crees que somos unas figuras de cera —inició Varek, de pie a la derecha desde la perspectiva de Alicia, rompiendo el silencio —deberías de pagar la entrada. Ya lo sabes, las figuras de cera no están ahí por nada. ¡De ninguna manera!
—Por el contrario… —intervino de forma repentina Varok–. Sí crees que estamos vivos, ¡Deberías hablarnos!
—Lo lamento mucho, aseguro que estoy apenadísima —dijo Alicia.
—Ya sé lo que estás pensando —continuó Varok—; pero no es como tú crees. ¡De ninguna manera!
—¿Y qué se supone que estaba pensando?, o …¿Hay algo que desean ocultar? —Inquirió la joven, cortésmente a pesar de sus palabras—En fin, no es tampoco de mi incumbencia, yo soy solo una mente curiosa deseando saber cuál sería la mejor manera de encontrar la entrada de la guarida de los lobos, se está poniendo muy oscuro. ¿Quieren ustedes indicarme cuál es el camino?
Pero los dos hombrezuelos tan sólo se miraron, sonriendo el uno al otro, asustados.
—¡Lo has empezado todo muy mal! —exclamó Varek—. Lo primero que se hace en una visita es saludarse con un «Hola, ¿qué tal?» y luego ¡Un buen apretón de manos!, claro, sin olvidar preguntar a qué hora duerme el Rey Rojo—Y diciendo esto los dos hermanos vieron los relojes en sus muñecas y se dieron un fuerte abrazo, tal escena era casi teatral— Tampoco debes pedir entrar así como así, ¡Oh, no! —continuó Varek–. Si hubiese una entrada, que no la hay, entonces lo diría; y diciéndolo, que no lo diré, quizá podría pedir una contraseña, que no pediré; pero como no hay una guarida aquí, tampoco hay nada que pedir. ¡Es lógico!
Alicia no se atrevía a darles la contraseña, pues la sabía, la había escuchado en los mismos rumores que la llevaron hasta el lugar donde ahora estaba, temía caer en una trampa elaborada, no por miedo, simplemente la experiencia de su labor la había vuelto precavida, astuta. Debía entonces de buscar una salida a este problema; de forma que recordó entonces que el mencionado Rey Rojo entre los licántropos no es otro más que el astro sol, y cuando duerme es cuando la luna llena sale para darle poder a estas bestias humanoides, es así que Alicia de lo más natural tomó de su enorme bolsa algo que traía para la ocasión, y entonces, sabiendo la naturaleza egoísta de los licántropos, dice:
—No tengo contraseña, pero si un regalo —los dos hermanos miran fijamente el enorme bolso, atentos al momento en que la joven saca un hueso gigante, casi del tamaño del mismo bolso.
—Lamentablemente solo tengo uno y ustedes…¡Pues son dos! —exclamó Alicia, con una tristeza tan bien fingida que parecía inocencia genuina.
—¡No tenemos más remedio que batirnos a duelo ahora mismo por el premio!; pero no me importaría que no fuese por mucho tiempo —decidió Varek sin pensarlo dos veces —. ¿Qué hora es?.
Varok consultó su reloj y respondió: —Son las cinco y media.
—Pues entonces, combatamos hasta las seis y luego ¡A cenar! –propuso Varek.
—Muy bien —convino el otro hermano, algo emocionado— y ella, que presencié el duelo… sólo que no se acerque demasiado a mí —añadió —porque cuando a mí se me sube la sangre a la cabeza…, ¡Vamos!, ¡Que le doy a todo lo que veo!, incluso a esas horribles ardillas..
—Pues si es así —rió Alicia sabiendo que la susodicha cena sería ella —Apuesto que debes ser el más fuerte.
—No estaría tan seguro de eso, jovencita —exclamó Varek —Ya verás y verás muy bien. Observa ya mismo lo que va a pasar…
Alicia, que entendía muy bien lo que estaba pasando, decide permitir que estos dos se batan a duelo, así podría ella tomarlos cansados y acabarlos de una vez por todas. Además, después de tanta charla, ya había deducido dónde quedaba la guarida; el rastro de las huellas de ardillas, -las cuales seguramente huían despavoridas de esos dos brutos- delataban un sendero que finaliza en una tenue luz en el corazón lejano del bosque, que, entre más oscuro se ponía el día, más se podía vislumbrar en la lejanía. La cazadora no se dio más a la espera y bajo los últimos rayos de la tarde levantó el enorme hueso por encima de su cabeza y lo arrojó en medio de ambos licántropos.
…
Estaba oscureciendo tan velozmente que Alicia no se percató del paso del tiempo, pareciera que tampoco los dos hermanos quienes se mantenían sumidos en una pelea feroz. La joven pensó que debería terminar con esto de una buena vez, comenzaba a aburrirse y ya quería permitirse la diversión de cazar.
—¡Qué aburrido duelo y que insípidos son! —exclamó, dejando por fin su fachada de ingenuidad —¡Y qué rápidamente se está encapotando el cielo! Pero…, ¿Qué veo? ¡Sí me parece que tengo algo acá guardado!.
Los zarpazos y mordiscos cesaron. Los licántropos, pasmados, heridos y agotados fijaron su atención en la muchacha, observan que el sol ya se ocultó y la luna emerge detrás de la figura de la joven mujer, cuya sombra se alzó sobre sus cuerpos que poco a poco se transformaban hasta revelar su monstruosa apariencia, la real, la de las bestias que eran. Alicia saca entonces de su enorme bolso un par de dagas de plata, una para cada hermano. ¿Cómo cabían tantas cosas en esa bolsa?, no se podría decir a ciencia cierta que tanto tenía ahí. Lo que sí se puede deducir es lo que pasaría a continuación, cuando en medio de la oscuridad, con calma y confianza, Alicia sonríe levemente y se dispuso a cumplir su cacería con una brutalidad que no podría distinguirse en ella a primera vista.
A la luz de la luna, bajó el destello de las hojas de las dagas, se reflejan dos recién transformados hombres lobos, tan pálidos y asustados que, por un segundo, parecieron cachorritos indefensos.
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"Misión suicida"
Definitivamente hay un color más oscuro que el negro y ya me imaginé un futuro sin vos.
De encontrarme con la muerte tantas veces que ya me hice amigo y me aconsejó que todavía no me vaya, que te siga escuchando. El amor y sus palabras. Las palabras que te brotan de los labios, los mismos que me hacen sangrar cada vez que dicen algo.
Repetidas veces escuché cosas que no esperaba, pero sabía que ibas a decir. Así que el dolor ya estaba antes que aclames una palabra.
Honestamente nunca me cansé de pedirte y esperar. "El deseo es lo que me mantiene vivo".
El impulso de seguir amándote ahora que me diste motivos ¿debo creer con los ojos cerrados? ó simplemente te gusta saber que soy tuyo.
Hay miel en tus labios, hay miel en tu cuerpo. Y lamentablemente siempre tengo sed.
Hablo de un futuro sin vos donde nos volvamos a encontrar. Siempre quiero enamorarme como la primera vez. Voy apostando sin mirar. Debe ser también que es la primera vez que pienso en mí.
Porque siempre, siempre hice todo por vos.
No me arrepiento.
La vida es eso que te da y te saca a conveniencia, quiero encontrarte haciendo las cosas que te gustan. Me gusta la incertidumbre de no saber que nos depara, me gusta caminar sin saber a dónde voy aunque tenga las cosas bien claras. Me gustaría verte hacer eso que hace que brillen tus ojos, los mismos que me enamoraron.
Aunque sangremos, todo esto es nuestro. Vos y yo. Y esta parte de nuestra vida esta teñida de rojo.
-H.
29/07/2024
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El inicio de la tercera guerra mundial, parte 35 (esto es solo una historia inventada y una continuación del cuento «Las flores»)
Y con mi amiga estuvimos varias horas practicando el idioma coreano. Ella no era de origen coreano, solo habia estudiado y dictaba clases por privado, de forma en línea.
—¿Vos pensás que lo de tus padres fue un atentado en Corea? —le pregunté, curiosa como siempre.
—No lo sé, Hala, ellos viajaban por la isla Chechu y el micro de turismo explotó. La policia de Corea no averiguó nada.
—Charo, ¿sabés una cosa? Me enteré por esta amiga nueva, de origen coreano, que la conocí en el sanatorio, que Corea remontó mucho con los Jesuitas. Y muchos dicen que esa secta cristiana estaba vinculada a las logias secretas.
—No sabemos, Hala, no hablemos mal. Yo por eso no soy de ninguna religión. Trabajo toda la semana y esto del idioma coreano lo hago porque me gusta.
—Ahora en los colegios lanzaron proyectos educativos en donde nos vemos obligados a trabajar todos juntos. Para mí, esto de la Nes es una porquería que inventaron para controlarme a mí —le expliqué, de manera serena.
—¿Y por qué no te vas de ese colegio? Ahora ya ganás con tus cuentos —inquirió ella.
—Estoy tramitando la jubilación, no quiero regalarle al gobierno todos esos años de trabajo. Charo, yo vivo una vida irreal, porque siempre estoy rodeada de los illuminatis. Dios me dice que no quiere que los discrimine, porque alguno se puede arrepentir. Pero ellos me hacen un daño moral.
—Yo no sé si será verdad lo que soñás o lo que escuchás, pero es evidente de que Dios no es tu amigo. ¿No te das cuenta de que te perjudica? ¡Vamos, Hala! Hasta tu hija se murió de forma extraña. En el edificio nadie escuchó nada.
—¡Y qué querés que haga! Yo no me voy a poner en contra de Dios, porque Él me dio la vida. Pero vos, Charo, tampoco sos atea.
—Yo estoy abierta a cualquier posibilidad. Es muy probable que esa secta de los illuminatis o de la masonería deben tener la Biblia verdadera escondida en algún lugar —me dijo Charo.
—¿Vos pensás que está la Biblia escondida en el Vaticano? —le pregunté, pero ella quedó pensativa.
Y seguimos hablando. Lo que me gustaba de Charo es que sentía su cariño auténtico. Y además, no era parte de ninguna religión. Ella me repetía que no podía confiar en Dios, porque habia sido Él quien me había separado de mi esposo; sumado a esto, el martirio de mi hijo en años anteriores. Y la muerte de mi hija en la Tierra. Sin embargo, yo había decidido hacer todo a mi manera, sin la influencia de nadie. Según Dios, yo tenía vida ilimitada, después de la operación, pero eso no significaba vida indefinida en la Tierra, sino una composición de mi persona. Algo había cambiado en mí, y yo sentía miedo de que mi familia me viera tal cual se observa a un fenómeno. Si tenía tiempo para planificar mi vida, podría tomarme todo el tiempo del mundo. Dios había puesto un as en mi mano, porque ahora, la que ve movía todos mis asuntos en la Tierra, y yo, la que no ve, solo era un títere de ella. No obstante, lo que no entendía era que debía negociar con Dios ciertas cuestiones. Dios me dijo que solo a mi esposo podía tener, y eso me parecía bien. Pero me sentía limitada por mi entorno. De alguna forma, los illuminatis conocían sobre las profecías del futuro y llevaban una ventaja. Habían escondido las escrituras bíblicas, pero bien que sabían quién era yo. Y lo que me molestaba se relacionaba con que no me permitían asociarme con gente normal, que no fuera de la secta de ellos. Y por eso siempre tenía problemas. Dios había permitido que varios seres oscuros vivieran en nuestro planeta, y yo sentia miedo de mi frutilla. Por Dios me enteraba de varias cosas, pero como Él mentía, entonces, no sabía qué era verdad o qué mentira. Y me había contado que cuando mi frutilla, es decir el cantante surcoreano, había ido a la Onu, Dios sintió ganas de hacerle algo malo. Entonces, la que ve, es decir yo en el más allá, amenazó a Dios y le dijo que si llegaba a querer tocarlo, viviría fuegos artificiales. Dios con la operación había puesto en mis manos un poder increíble. Empero, yo solo lo utilizaba para defender a mi familia. La Onu era la cuna de los illuminatis, pero nada sabía mi frutilla. El grupo musical había ido ahi, tal cual los que van a Disney en donde ya hubo varios niños desparecidos. Cantaban de forma inocente, pero corrieron peligro. Y la que no ve abrió un ojo y lo amenazó a Dios y le dijo que el trato debía cumplirse, porque yo ya habia cumplido el castigo que Él me había impuesto. Yo vivía una lucha en el más allá, pero la que no ve no sabía nada. Y yo soy la que no ve.
—No creas que voy a dejar de ser tu amiga, Hala. Todas esas amigas illuminatis que tuviste son unas hipócritas.
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¿Decidimos amar o solo es casualidad? ¿Tú decidiste que me ibas a amar o solo pasó? ¿Yo decidí que te iba a amar o solo pasó? ¿Fue planeado o inesperado? ¿Sabíamos lo que era amar? ¿Estuvimos tristes por amar?
—Es que, Migue, usted también en esas relaciones, esos muchachos… —Eso no tiene nada que ver, ni siquiera son relaciones. Pero ese no es el problema. —¿Entonces? —Pues nada, nada me motiva, no sé.
Ambos miramos por el parabrisas; los rayos de sol hacen que el interior del carro sea sofocante. La tensión entre los pensamientos de mi papá y los míos hace que el calor del auto sea aún más asfixiante.
—Jaja, mire a esa niña, la llevan como un perro, llevan al perro con la correa y a la niña también.
Volteo a mirar; una familia cruza la calle, la niña tiene una correa en mano y su madre la lleva de esta, el padre lleva un perrito.
—Jajaja, sí.
Bajo la ventana y el aire me deja respirar.
—¿Y Felipe cómo está? —No sé, bien, supongo. —¿Y por qué siguen? —Costumbre. —Pues, Migue, hay momentos en que las cosas ya se acaban. —Sí, yo sé.
Estoy acostado, mirando Instagram como de costumbre.
—¿Sabes que compartes luna con Lana del Rey? —No, pero era de esperarse. —Sí.
Estoy acostado, mirando Tumblr como de costumbre.
—Hola. —Hola. —¿Cómo estás? —Todo bien. ¿Y tú?
Corrimos, nuestros pasos retumbaban entre las cuadras donde se alzaban altos edificios y la basura inundaba los asfaltos. La soledad y el silencio del centro de Bogotá eran tan envolventes y fríos, la luz amarilla llenaba los espacios más oscuros de cada rincón de la carrera 7ma. Yo corría por delante, él me perseguía. Llegamos al parque y me tiré en el pasto. Sabía que estaba vivo porque mi respiración inundaba el silencio de la noche y se unía con la suya. Él se acercaba y la luz de la ciudad dibujaba la silueta de su cuerpo acercándose a mí. Se sentó a mi lado.
—¿Qué te pasa? —¿De qué? —Pues, ¿por qué corrías? —¿Por qué no? Jaja. —¿Quieres agua? —Sí.
Me pasó su termo y bebí casi toda el agua.
—Ay, perdón. —Tranquilo.
Él terminó de tomar el agua, yo saqué el vino de mi maleta y seguimos tomando. Puse mi cabeza sobre sus piernas y miré la Torre Colpatria que había frente a nosotros; las luces azules se movían de arriba abajo. Sus dedos se movían entre mi cabello, apenas rozando el cuero cabelludo, se sentía como un respiro suavecito sobre mi cabeza. La estela de la luz azul que emanaba la torre nos alumbraba, no nos dejaba ver en medio de los árboles y la oscuridad.
Caminando entre la montaña, intenté no resbalar del camino de piedra que marcaba el destino. El frío no era lo suficientemente fuerte para hacernos temblar más por el calor que nuestros cuerpos ya tenían de la caminata que llevábamos. El silencio dejaba sonar el más mínimo movimiento. Seguimos caminando, escuchamos a lo lejos el agua descender desde lo alto de la roca y caer con fuerza al precipicio.
—Ya estamos cerca.
El agua diluida que flota en el aire llega hasta nuestras caras. Estamos de frente mirando la cascada. Nomás esa brisa se siente helada. Ambos nos vemos y nos reímos.
—¿Sí o no? —Pues sí, obvio… pero qué frío, jaja.
Nos desnudamos. Empezamos a caminar uno al lado del otro, temblamos. Siento que mis pies se van a congelar, me duelen.
—No sé. —Vamos.
Me adelanté.
—Eso, toca de una y ya el frío se va, el frío es mental.
Llegué al frente del agua cayendo, creando la bruma blanca. Respiré hondo. El agua cayó con fuerza sobre mi espalda, no pude abrir bien mis ojos, el frío invadió mi cabeza, no pude pensar en más que en la sensación del agua helada cayendo sobre todo mi cuerpo. Intenté controlar mi respiración. Él me cogió de la mano, ambos estábamos debajo del agua que caía con fuerza sobre nuestros cuerpos desnudos.
—Bueno, ya.
Nos alejamos un poco de la cascada, nos sentamos en el agua helada.
—¿Ves? Ya casi no se siente.
Él torció los ojos. Yo me reí. Me sumergí en el agua; el frío me permitió estar unos pocos segundos sumergido.
—¿Salimos? —Sí.
Nos sentamos sobre una piedra enorme que hay cerca de la cascada; ambos temblamos. Yo intenté controlar mi respiración pero parecía imposible, no pude evitar temblar y me generó un poco de estrés. Miré la cascada, el agua caía infinitamente y llegaba hasta la piedra, con calma, la atravesaba y continuaba. Él me miró, yo lo volteé a mirar. Se acercó, nos besamos. Sus labios estaban fríos, como una paleta; nuestra saliva era como un bálsamo labial calentito que hacía que la piel de nuestros labios se deslizara con suavidad, nuestra respiración se mezclaba y el temblor me hizo apartarme de él.
—Tengo mucho frío. —Yo también.
Nos pusimos de pie, nos vestimos. Mi cuerpo empezó a recuperar su calor, por fin pude respirar con normalidad. Suspiré. Me acerqué a él y lo besé, deslicé mis labios sobre los suyos, no diría que lo estaba besando, diría que intentaba acariciarlo. Comenzamos a caminar de regreso. Vimos un camino que se abría entre unos arbustos, caminamos entre ellos, llegamos a un pequeño valle, lleno de hierba bastante alta. En una parte del valle hay un árbol en una pequeña montaña; caminamos hacia el árbol, nos sentamos debajo de él, uno al lado del otro. Hay completo silencio, apenas se escucha cuando alguna mínima ráfaga de viento mueve las ramas de los árboles y la hierba. Puedo oír su respiración, no la había notado antes, parece ser que sí está vivo. Saqué un bocadillo de mi maleta, lo partí en dos; cada uno comió un pedazo. Nos besamos, sus labios eran un dulce de guayaba y el calor de su alma se mezclaba con el mío a través de nuestros labios. Saqué mi lengua con suavidad y él hizo lo mismo; se encontraron y la fuerza de una hizo mover la otra, pero era una fuerza delicada como el caer de una pequeña hoja. Pasé mi mano sobre su cachete, intentando entender cada poro que componía la totalidad de su rostro. En mis ojos cerrados se pintaba el brillo del sol y del universo, llenos de rojos y azules que se mezclaban entre rosados pálidos y morados de un chupón tímido. Su mano se movía entre mi cabello y la mía se movía entre el suyo; sentí que quería que el beso fuera transparente para poder fundirme con su piel y ser. Nuestra respiración precipitada era lo único que se escuchaba en la inmensidad del páramo. Deslicé mis labios por su mentón y bajé a su cuello; lamí y pasé muy suavemente mi labio por su piel, yendo hacia su nuca, con la punta de mi lengua rocé la parte baja de su oreja. Sentí su respiración en mi oreja; el pequeño calorcito de su respiración invadía cada centímetro de mi cuerpo. Puse mi mano sobre su cintura y apreté apenas un poco, me comencé a poner sobre él, y él se acostó sobre el pasto. Le besé el cuello, lo lamí, con mis labios agarré una pequeña parte de su piel al tiempo que succionaba apenas con fuerza la zona. Solté su piel; se llenó de rojo donde estuvieron mis labios sosteniéndolo.
El amor es fugaz pero claramente es lento y puedo precipitarme al sentir.
Me acostaste sobre la yerba y empezaste a besarme el cuello. Sentía tu lengua cálida recorrer cada poro de mi piel, dejando un rastro de saliva tras cada acción. Mi respiración estaba agitada. Me besas, y tu lengua acaricia mis labios, creando hilos de saliva cada vez que te separas. La dulzura del bocadillo parece permanecer en la retina de mi mente. Nos besamos, intercambiando posiciones sobre quién está arriba. El pasto y la tierra impregnaban nuestra ropa. Nuestra respiración se hacía más fuerte, y nuestros corazones estaban a punto de estallar.
Estás encima de mí, y tu mano roza mi pantalón, sintiendo mi erección. Agarro tus nalgas y te siento sobre mí. Nos movemos y dejamos de besarnos. Mi mentón se apoya en tu hombro, y tu mejilla en el mío. Escucho tu respiración en mi oreja, y los pequeños gemidos que salen de nuestras bocas se mezclan con nuestra respiración. Me siento y tú permaneces sobre mí. Te quito el buzo que llevas puesto, subo tu camiseta y comienzo a besar tu pecho. Lamo tus tetillas, paso mi lengua lentamente por tu pecho, doy picos por todo tu pecho, bajo a tu abdomen y regreso a besarte. Te quito la camiseta, tú me quitas el buzo y la camiseta. Nos besamos. Agarro tu espalda con fuerza mientras nuestras caderas se mueven danzando entre sí. Me agarras fuerte de la espalda, me arañas. El calor de nuestros torsos disipa el frío del ambiente. Nos separamos, y nos quedamos mirando. Nuestros ojos se pierden entre sí. Tus ojos son más claros que los míos, y los míos más pequeños. Nuestras frentes se unen y nuestra respiración disminuye. Bajas, me quitas el pantalón y quedo desnudo. Te quito tu ropa y ambos estamos desnudos. Nuestra ropa es la cama que queda sobre la yerba, que nos sirve de escenario para nuestros cuerpos desnudos. Nos besamos mientras cada centímetro de nuestros cuerpos se roza. Te beso por todo el cuerpo. Te sientas sobre mí y llenas de saliva tu mano, me masturbas. También lleno de saliva mis dedos y los paso por tu culo. Nos miramos mientras continuamos jugando con nuestras manos.
Estoy dentro de ti. Intento moverme, pero claramente tienes el control. Te beso, rasguño tu espalda. Tengo mi cabeza recostada sobre tu pecho, el sudor baja por mi frente y escurre por tu pecho. El sudor de tu espalda hace que mis dedos se resbalen con facilidad. Estás acostado sobre nuestra ropa, boca abajo. Estoy sobre ti mientras me muevo. Nos besamos. Nuestras manos se entrelazan y aprietan con fuerza. El sudor de nuestros cuerpos es lubricante natural para nuestros cuerpos que se rozan y se mezclan.
Vamos en la moto. Mis manos están heladas y casi ni puedo apretar bien el freno. Tiemblo. Te acercas a mí y me abrazas. El calor de tu abrazo me da confianza para saber que el frío es mental.
Estamos en mi cuarto. Estás sobre mí, moviendo tus caderas sobre las mías. Te miro moverte. Me besas. Sudamos. Te masturbo hasta que te vienes sobre mi abdomen.
- No la saques.
- Me haces caso.
Te acuestas sobre mí, descansamos. Ya me empieza a incomodar la sensación del fluido entre nuestros abdómenes. Te levanto. Me limpio. Nos acostamos. Me quedo dormido. Me despiertas. No sé qué hora es. Me preguntas algo y me besas. Me vuelvo a quedar dormido. De nuevo, me vuelves a despertar:
- Abrázame.
Mis ojos apenas se abren, te abrazo. Me despierto, saco mi brazo de debajo de tu cuerpo y me doy vuelta, dándote la espalda. Estás dormido, así que no te das cuenta. Es de madrugada. Me empiezas a besar y te pones sobre mí. Tengo demasiado sueño y no me despierto. Sigues besándome.
- Cógeme.
- Ahorita, tengo sueño.
Te quitas y sigo durmiendo. A los minutos te vuelves a poner sobre mí. Me besas, me agarras la verga, me bajas el pantalón y comienzas a mamármela. Yo sigo entre dormido y despierto. Te subo la cara.
- ¿Por qué estás tan arrecho?
- Solo quiero que me cojas y no quieres.
- Sí quiero, pero ni me dejas dormir, siempre me despiertas a decirme no sé qué mamadas jajaj.
- No lo vuelvo a hacer.
- Por favor.
Te quitas y te acuestas al lado, dejando un espacio entre nosotros. Yo te veo la espalda y sonrío. Me quedo dormido unos minutos, mi mente se queda en ese momento. Me acerco a ti, te beso la oreja.
- Es que no me dejas dormir, en serio jajaja eres mamón.
- Bueno.
- ¿De quién es ese culo?
- Tuyo.
Te agarro el culo.
- Pero no, en serio tengo mucho sueño, más tarde.
Te beso, te arruncho y me quedo dormido.
- Ya me voy.
Abro los ojos.
- Bueno.
- Ush, qué estrés.
- ¿Ahora qué hice? Jaja.
Nos acostamos mirando hacia el techo.
- No sé si volver.
- ¿Por qué? La pasamos bien, ¿no?
- Sí, pero no sé, tú no quieres nada.
- Y tú tampoco. ¿Cuál es el problema?
- Y si sí quiero.
Me miras.
- Mmm no sé la verdad. Ya te he dicho, es mejor así.
Te sientas en el borde de la cama.
- Culié con un man en la fiesta del trabajo.
- ¿Te cuidaste?
- Estaba muy borracho.
- O sea no… chico, protégente. ¿Qué tal estuvo?
- No sé, no me acuerdo bien… solo me la metió.
- Ah, ya.
El sigue sentado en el borde de la cama mientras mira su celular. Yo acostado mientras miro el mío. Se voltea y me dice.
- Te odio.
- Jaja quieres pero no puedes.
Tuerces los ojos.
- Ush, bueno ya me voy.
- Está bien.
Te comienzas a vestir, tus movimientos son fuertes. Caminas de un lado a otro por el cuarto buscando tu ropa. No encuentras tus bóxers, comienzo a ayudarte a buscar. Te los pones. Te agarro del brazo y te acerco a mí.
- ¿De quién es ese culo?
Me miras tan mal, tus ojos quieren ahogarme. Me río. Te beso. Te agarro de las caderas con fuerza y te siento sobre mí.
- Ya pedí. Me voy.
- Mmm.
Te separas y te terminas de vestir. Te sientas en la esquina de la cama, miras el suelo.
- No, no creo que vuelva.
- ¿Pero por qué?
- A ti solo te importa eso y yo no sé.
- No solo me importa eso, es nice parchar contigo.
- Bueno, chao.
Te cojo del brazo.
- Espera.
- ¿Qué quieres?
Agarro mi celular y pongo “Yo no nací para amar”. Jalas tu brazo para que te suelte. Te vas mientras yo me quedo en la cama cantando la canción.
Miro mi WhatsApp.
- No puedo volver, tú no quieres nada y yo estoy confundido y no sé si puedo ser solo tu culito.
- ¿Ya no quieres ser solo mi culito?
- No.
- Ay, ¿pero por qué?
- Porque eres un perro.
- Sí, pero ¿por qué?
- Porque no, porque me siento mal y a ti no te importa.
- Mmm está bien.
- Te odio.
- Quisieras.
- Sí, no te odio.
Me quedo mirando la pantalla de mi celular, mis ojos se pierden en la luz blanca. El amor es muy extenso, no se describe, de pronto se compara por su ausencia, situaciones, personas. El amor a veces está y otras, aunque se quiera, no puede arder. Es un incendio que parece prenderse sin aviso, no hay tiempo, el tiempo se diluye y el espacio no existe. No puedo escribir el amor. Este no es el amor, solo es el punto donde se empieza a escribir la palabra.
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鏡 の うさぎ (Kagami No Usagi) - El conejo en el espejo.
Nota antes de leer. Yo intente rolear con IA y acabo en esta trama. Posiblemente algunos vacíos los rellene para dar coherencia.
Dia 1.
Arthur tuvo la opción de liberarse y huir en el espejo, o ¿acaso preferiría quedarse encerrado por siempre? Tan sensible como era, tomo la primera oportunidad que tuvo y se aferro a esta en virtud de volver a su antiguo hogar, de encontrar a su padre y su mejor amigo y quizás, tal vez solo quizás, encontrar finalmente donde era feliz.
El lugar dentro del espejo era muy parecido al espacio, un lugar oscuro, carente de sonidos, pero lleno de pequeñas estelas de luz que eran en si cristales fragmentados de pequeños e infinitos lugares a donde, quien estaba adentro, podía optar por entrar o salir. Arthur se armó con una capucha olvidada de Kazuya y mucho valor para avanzar, llevo consigo una de las plumas de la sombra como amuleto y mientras deambulaba mirando los miles de fragmentos nunca dejo de sujetarla con una de sus manos.
Entonces, el primer mundo al que llegaría, parecía no ser su hogar. No obstante, tuvo suerte pues llegaría a una aldea de muchos animales antropomórficos como él. Sin embargo, pese a que logro escabullirse como un ciudadano más, los aldeanos no tardaron en notar que un forastero había llegado a la ciudad y Arthur no tardaría en encontrarse con sus primeros problemas por saltar a otra realidad.
“¡ACHK!”
Y allí estaba él, siendo empujado al suelo mientras la bolsa que llevaba con comida se repartía en el suelo, algunas verduras, huevos rotos y dos manzanas que rodarían a los pies de los agresores. Tres lobos de pelajes entre negro y marrón mostraban sus dientes al muchacho mientras lo despojaban de su capucha.
“¡Tu, forastero!. ¡Explícate que haces en nuestro territorio!” diría un primer lobo gruñendo.
“Debes seguir nuestras reglas así que muéstrate obediente y RESPONDE” diría un segundo lobo levantando su hocico con haraganería.
Arthur sintiendo el frio pavimento se incorporaría aun sin mirarlos directamente sino más bien removiendo el polvo en su ropa, los lobos eran criaturas que ciertamente detestaba y su simple hedor lo hacia arrugar la nariz. No obstante, y pese a la situación, se volvió hacia ellos, levantando la mirada y sonrió con arrogancia.
“¿Que les importa?" Respondería el conejo. “¿Acaso son el comité de bienvenida?”
Los lobos solo gruñirían agresivamente mientras los aldeanos se alejaban, ignorando la situación con cierto pesar. Este pueblo parecía estar custodiado por una jauría de idiotas pensó Arthur antes de recibir un segundo empujón, pero esta vez permaneció de pie mirando con desprecio al canido frente a él.
“¿Vas a responder o no?” pregunto el segundo lobo, ya mas cansado de las evasiones del conejo, lo sujetaría de su polera levantándolo del suelo unos centímetros. “Mírate, eres tan pequeño. Que cosas podríamos hacer-” pero el lobo cerraría el hocico cuando el conejo lanzara una certera patada, cerrando la quijada del animal antes de que pudiera terminar siquiera de hablar. El pobre animal se quejaría de dolor por el golpe en su nariz y retrocedería uno pasos solo para ser protegido por sus dos compañeros.
“Oh niño. Estas muerto...estas bien muerto” diría uno de los lobos dispuesto a lanzarse sobre Arthur junto a su compañero.
“Tsk, eso si me atrapan primero.” Respondería el conejo quien rápidamente huiría del lugar, tan veloz como pudiera y sin mirar hacia atrás.
Arthur corrió y corrió, sintiendo en un inicio los gruñidos de los lobos detrás de él, pero luego…ya no los escucharía, mas solo su propia respiración agitada le acompañaría cuando llegara a los limites del pueblo, donde encontraría refugio en la que parecía ser la ultima estación de bus…allí y en completa soledad se sentaría, fatigado, hambriento, pero al menos estaba vivo.
“ Ah, Papa… ¿acaso también tuviste que enfrentarte a estos problemas cuando buscabas a tu princesa?” el conejo busco su amuleto y lo apretó cerca de su corazón sonriendo mientras recuperaba el aliento.
“Tu padre no está acá, niño” diría una voz grave y par de ojos celestes protegidos en la oscuridad pero peligrosamente cerca aparecerían mirando al muchacho.
Y Arthur sintió escalofríos mientras volvía su mirada hacia la voz.
Extra. ¿Cómo conseguido Arthur dinero para la comida si no es de esa realidad?
A: Pues porque ayude a un castor que bajaba cajas de mercadería apenas llegué, lo hice sin esperar nada a cambio pero bueno, me regalo algunas monedas y dos manzanas. /Suspira/ Vaya desperdicio ahora que termino todo en el suelo, perdóneme abuelo Castor.
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CHITA PRESENTA SU NUEVO ÁLBUM, "atelier"
Chita hace su tan esperado regreso al escenario musical con el lanzamiento de su sensacional nuevo álbum "atelier", disponible en todas las plataformas a partir del 6 de mayo (19 hs AR) y con presentación oficial en vivo el 7 de junio en C – Complejo Art.
"Sola" y "Maldito Mío", los dos primeros singles que vieron la luz en marzo y abril, son sólo un vistazo de lo que ofrece este nuevo trabajo, donde Chita se sumerge en un pop sofisticado que resalta la sensualidad y riqueza de su voz en una narrativa de desamor, pérdida, dolor y venganza.
En "atelier" Chita consolida esta reinvención, posicionándose como una de las artistas jóvenes más destacadas de la escena musical argentina, con una proyección internacional evidente. La artista remarca: "Siento que es el primer paso firme de muchos que voy a dar en mi vida, tanto musical como artísticamente." Grabado en Los Ángeles con la colaboración de Claudia Brant, Josh Cumbee y Nico Cotton, el álbum fusiona influencias de diversos estilos en nueve cautivadoras canciones, cada una de ellas con el potencial de convertirse en un éxito.
"atelier" está marcado por una energía de fluidez, liviandad y diversión: "Si bien cada uno puede escuchar este disco como quiera, los invito a que lo hagan canalizando esta misma energía con la que encaré este proyecto, y sin perder de vista que una de las grandes características del pop es su festividad". El focus track, "aguja", sigue la línea sonora del álbum pero se destaca al ofrecer un sonido más oscuro. Con una energía más rebelde y evocadoras imágenes oníricas, marca una nueva etapa en el arte de la cantante, que explora nuevos horizontes.
Cabe destacar que álbum ya tiene fecha de presentación oficial, el viernes 7 de junio en el C – Complejo Art Media, ubicado en el centro de la ciudad de Buenos Aires, en Av. Corrientes 6271. En esta noche especial, donde la artista tiene preparadas algunas sorpresas para su fiel público porteño, Chita promete deslumbrarnos con su cautivadora y seductora voz, invitándonos a adentrarnos en el templo que es su nuevo álbum.
Entradas a la venta a través de www.passline.com.
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No tengo por qué
-¡Vete al demonio! No tengo por qué quererme sentir mejor. Con tu estúpida psicología motivacional. Cuando tu... Tú no sabes una mierda de mi. Así que no intentes hacerme sentir mejor, porque aún que sepas de psicología, no tienes, ni idea de quién diantres soy yo.
-Espera, Rally . Detente...
Sólo le hizo una señal obsena y se marchó. Rally no vivió a su terapia, ni ese día ni las semanas siguientes. Después de todo nadie podía ayudar le con sus problemas paranormales. Richar estaba convencido de que podía ayudarla así que tomando aire, fue a buscarla al domicilio que había en su archivo . Pero ella le había metido al juez del procesal para menores. Después de investigar mas al fondo Richardson descubrio que Rally había usado un nombre falso, el nombre era de una mujer que ella conocía en el pasado y la cual le había dado un cuarto para vivir, pero de la misma forma ella había vuelto a mentir de su nombre y domicilio anterior. Richar estaba perturbado, con ese caso, lo obsesiono. Pero después de dos meses decidió claudicar a el. Hasta el 26 de febrero día en el cual llovió a cántaros. El no quería muy bien ir a abrir el consultorio, sin embargo fue ahí donde le sorprendió la tormenta, dudando en la entrada y sin posibilidad de irse. Decidido cerrar pese a la lluvia pues no había tenido paciente. En la entrada de la calle y con la lluvia callendole en su indecision a lo lejos vio una figura larga de semblante erguido y de vestimentas oscuras que lo obsevaba lentamente entre el agua se fue acercando a el.
-Buenas noches. Usted debe ser Richar.- Asintio el hombre largo de piernar t sombrero oscuro en punta y con ojos profundos. Y quien de una carpeta saco la foto de la supuesta mujer. -La conoce, yo se que si, ya que el juez se la asigno a usted-
Mientras decía esto en medio de la lluvia saco una caja de cigarros y tomo uno guardando los demás en su abrigo para proceder a encenderlo. -Ella es rara ¿ no doctor? Que paso... Vamos a ver... no me diga, nunca vi no a sus terapias.
-Se equivoca si si ....
En eso el hombre extraño lo interrumpio....
-No mientas, usted a estado reportando que ella viene pero la realidad es que ella desde la primera vez se fue. No es raro que ella siempre se largue. Siempre lo hace y nunca la podemos atrapar. Siempre cambia su nombre, todo sus huellas dactilares y hasta su rostro y fisonomia. -¿Queee- le contesto Richardson desconsertado. -Si así es... es un maldito y bastardo fatasma, que por mas que intentamos condenarla, siempre termina así huyendo. - Y pues solo vine a ver qué usted estuviera vivo Doctor Richardson, pero veo que no lo esta.
-¿Como que no lo estoy?
-No... no lo esta. Hace ¿Cuanto tiempo no a atendido paciente? Le aseguro que su ultima paciente fue ella y desde entonces le da vueltas una y otra vez su imagen. -¿Como? ¿Dios, no pue de ser cierto? Yooo pero yo estoy vivo?
-No...¿no lo esta? le aseguro que lleva meses tratando de irse y siempre llueve a cántaros y siempre termina por quedarse aquí en el consultorio. En ese momento se volteó a ver traía la misma ropa que cuando ella lo mando al demonio. La misma camisa, la misma sudadera, las mismas llaves en la mano.
Cuando levanto la mirada aquel hombre ya no estaba. Solo el estaba parado, detenido en la entrada sin poder dar un paso a fuera de aquel, lugar infernal.
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Nina Simone
Esta artista fue muy importante en la música estadounidense, creando un ejemplo de empoderamiento femenino, pasión y liberación a través de su música. Se le atribuyó el apodo High Priestess of Soul y fue reconocida a nivel mundial por su discografía compuesta por más de 40 álbumes originales.
Nació en 1933 en Carolina del Norte y demostró que tenía un gran talento musical desde temprana edad al tocar el piano. Fue criada con una alta influencia religiosa, tocando el piano en la iglesia. A pesar de su gran talento y de haber estudiado importantes obras musicales bajo la tutoría de Muriel Mazzanovich, fue denegada su admisión al Curtis Institute of Music in Philadelphia, según sus propias palabras, debido al racismo. Ella comenzó a enseñar música en escuelas locales y fue contratada para tocar y cantar en el Midtown Bar & Grill en Atlantic City en la década de los 50s. Luego, logró grabar con disqueras y distribuir su música y comenzó a tocar en vivo en centros de eventos más grandes y prestigiosos. A lo largo de su carrera compuso y tocó temas que se volvieron muy populares, pero también temas que le daban voz a problemáticas de las que era activista, como el Movimiento de los Derechos Civiles (Civil Rihts Movement). Ella vivió en muchos lugares durante su vida y tuvo muchas relaciones interpersonales con gente diversa. Todo esto lo presenta en su música, en la cual quería que la gente sientiera algo en un nivel profundo. Ella murió en 2003 en Carry-le-Rout, Bouches-du-Rhone, rodeada de amigos y familiares.
Una de sus canciones más reconocidas es Feeling good, en donde no sólo habla de tragedia, sino también de libertad y de vivir sin ataduras. Utiliza muchos ejemplos y metáforas para decir que ya no se encuentra en un lugar oscuro, un lugar que la hizo sufrir, sino que ha superado esto y se siente bien. Esta canción evoca tristeza por el pasado, pero también una inmensa alegría y paz con el presente.
Referencia: Biography. (n.d.). The Official Home of Nina Simone | The High Priestess of Soul. Retrieved February 17, 2024, from https://www.ninasimone.com/biography/#
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