Tumgik
#vino en lata
feriasymesas · 1 year
Text
Spice Cocktails. Cócteles al instante
De la lata a la copa! Es la propuesta de Spice Cocktails. Cócteles al instante, listos para disfrutar. Las bebidas alcohólicas enlatadas están ganando popularidad entre los consumidores. Se estima que este mercado alcance los 59.370 millones de dólares para 2030, según el informe de Research and Markets. Los cócteles listos para beber se vuelven cada vez más populares, representando un mercado…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
relatosparacompartir · 7 months
Text
Noches de campamentos
Todo empezó cuando me fui a quedar unos días a la casa de mi pareja, que era de región (Yo soy de Santiago) y bueno era verano en plena época de vacaciones por lo que el calor era bastante insoportable. Uno de esos días la familia de mi polola la llaman invitándola a un lugar pre cordillera de una región del sur de Chile, obviamente ella acepta y yo le digo que sí también ya que nunca había ido a acampar. Fuimos a una tienda X y compramos una carpa para la ocasión.
Llegó el día y fuimos a acampar, cuando empezamos a descargar las cosas me percaté de todo el alcohol que llevó la familia de mi ex, muchas latas de cervezas y 3 'chimbombos' de vino (Capacidad de 5 litros puede ser?) y bueno yo no tomaba vino así que estaba feliz con la cerveza, nos cambiamos para irnos a bañar al río, más helada que la mierda el agua pero rica después de mucho rato. En fin, se nos hizo corto el día y llegó la noche, los niños se habían ido a acostar y los abuelos de mi ex también, quedamos sus tíos/as y nosotros, tomamos como condenados hasta que se acabó la cerveza y sólo quedaba vino, me negué a tomar por la sencilla razón de que no me gustaba, pero mi pareja mi insistió y terminé cediendo. Los dos terminamos muy ebrios y teníamos que saber llegar a la carpa que la habíamos dejado un poco alejadas del resto (Menos mal teníamos un colchón inflable en el lugar) llegamos como pudimos y ya me estaba bajando la calentura…
Me acosté, sacándome la ropa, quedando solo en bóxer y ella acostándose al lado mío con pijama, la empecé a besar colocando mis manos en su cuerpo, partí por la espalda hasta llega a su culo, se lo agarraba y apretaba más fuerte mientras nos besábamos, mi pene estaba duro ya, sólo por el hecho de estar en el aire libre a medias y estar rodeado de otras personas, el morbo que tenía era bastante.
Escuchaba como gemía cuando le apretaba bien fuerte y la apegaba a mí, llegó el punto en que empecé a besar su cuello y bajé a sus pechos, donde se terminó sacando la parte de arriba quedando solo en calzones. Apegué mi pene (en bóxer aún) a su vagina (en calzones) y lo frotaba solo para calentarla más, me comía sus pezones clarito que tenía y los mordía mientras apretaba más su culo con mi mano y apegaba su vagina a mi pene.
Estaba tan caliente que decidí subirme arriba de ella y (aparte de seguir frotando mi pene con su vagina) empecé a recorrer su cuerpo desde su cuello hacía abajo de manera lenta y brusca, le fui dando besos, llegado al entrepecho le empecé a dejar marcas, fui bajando más lento pasando por su vientre y llegando a su entrepierna donde le saqué los calzones rosados que tenía y me empecé a comer su vagina, pasaba mi lengua por todo el contorno de ella sin tocar el clítoris, quizás rozándolo, pero no tocándolo con mi lengua explícitamente, sentía que estaba muy mojada y por dios que me encantaban sus fluidos al nivel de que le metía mi lengua por su vagina solo para tragármelos. Seguí chupándolo por un buen rato y ella estaba gimiendo, no tan fuerte obviamente, aguantando por el entorno... esto último hacía que me calentara más y más, todo mejoro cuando le empecé a comer su clítoris, la empecé a dedear al mismo tiempo que se la chupaba, levantando mis dedos y ella solo atinaba a taparse la boca con las dos manos.
Estuvimos un buen rato así hasta que le dije que se pusiera en cuatro, en ese momento quería hacerle una anal, por lo caliente y duro que estaba, por lo que intenté meterla y no pude porque estaba muy apretada, puse saliva y un poco de su fluido en mis dedos masajeando su ano y no pasó nada al volver a intentar meterlo, por lo que decidí a hacer algo que nunca había hecho antes en mi vida sexual, que fue hacerle el famoso beso negro o sexo oral anal, cuando le pasé mi lengua sentí un gemido distinto a los otros, era más profundo quizás, le abrí los cachetes del culo y empecé a pasar mi lengua (de manera improvisada por la nula experiencia) hasta el punto que le metía la lengua y uff ese sabor distinto que tenía era hermoso, estaba más excitado que nunca y ella también, le empecé meter dos dedos y entraba fácilmente, por lo que decidí meter mi pene y entro todo sin problemas, se lo empecé a sacar y meter de manera rápida mientras tomaba su cintura (de manera incomoda por cierto por la carpa) le daba nalgueadas, lo suficientemente fuerte para que le doliera y no se escuchara tanto, le tiraba el pelo y rajuñaba la espalda, escuchaba sus gemidos y escuchaba como mi pene entraba en su ano de manera fácil, incluso se escuchaba como si fuera su vagina por lo mojada que estaba, fue una sensación única en el momento, no cambiamos de posición, seguimos así un buen rato hasta que me quería ir y obviamente deposité todo mi semen dentro de su ano sin antes ella soltar un gemido al sentir mi semen en su culo.
Descansamos un rato y yo seguía duro, así que le dije que se subiera, me empezó a montar y puta que lo hacía bien, se movía muy rico y al estar arriba me daba la posibilidad de apretar sus pechos, le daba nalgadas y apretaba su culo, de igual forma masajeaba su ano que ya estaba húmedo pero sin meterle un dedo, le encantaba esa sensación y cabalgaba más rápido, le dije que cambiáramos de posición de patitas al hombro y empezamos de nuevo, ella era bien elástica en ese sentido por lo que podía estar metiéndosela, mientras tenía sus piernas en mi hombro y le comía la boca, el cuello o sus pechos, seguíamos ambos muy excitado por lo que otra vez me dieron ganas de acabar y le dije, obviamente no quería acabar en su vagina así que le dije que se lo tragara, ni tan desobediente me dijo que si, así que me recosté y ella de inmediato me la empezó a chupar hasta tragarse la leche que me quedaba. Volvimos a recostarnos y aún ebrios le dije que estuvo todo rico al mismo tiempo que tomaba sus pechos.
Decidimos terminar ahí y dormir porque al otro día había que levantarse temprano, desconozco el tiempo que estuvimos haciendo todo, pero fue un tiro largo.
27 notes · View notes
sambuchito · 4 months
Note
Hola, buenas noches!
Cuando tengas tiempo, podrías hacer un post con tu receta de tacos? Es que se ven buenísimos y me gustaría probarlos. Gracias 🫂
obvio chicos, igual es todo a ojo y aviso que si algún mexicano me sigue ignoren este post lol
🍖 Carne: depende presupuesto que tenga, pero casi siempre los hago de - pollo (ni siquiera pechuga que está cara, pata muslo en promo) - carne (bola de lomo en tiritas o algún corte blando que se desmeche, así como para guiso viene bárbaro, el más barato)
A los dos primero los doro con mostaza, sal, pimienta y pimentón, (lo que más les guste) si tienen plata ese mes pónganle una birra que les guste al pollo si no así como viene, una cebolla a la mitad y laurel, o a la carne le meten vino y salsa de tomate, más agua que hasta tapar y le van agregando. Fuego lento y se olvidan. Hervido es menos complicado pero si no se cortan la carne bien fina fina, la doran en la sartén y le ponen un poco de agua para que no se seque (opcional salsa de soja y azúcar) y les queda el juguito para mojar Los caldos knorr su mejor aliado, pero ⚠ OJO con la sal porque la reducción final les queda más salada, no sean como yo vayan probando y de a poco. De última es mejor ponerle media cuchara y mucha agua
🥙 Acompañamientos: me guio así hoja, crocante, húmedo, pegamento
-verde: cebollita de verdeo, hoja de espinaca porque odio la lechuga o lechuga morada, rucula etc -crocante: cebollitas encurtidas fáciles de hacer y les duran una semana aprox papitas cortadas bien finas (ponen la papa cortada en el microondas unos minutos y se acelera la cocción) -húmedo: tomate no hay otra, tomate haters no me importan, últimamente tengo un frasco con morrones asados también cortado en tiras -pegamento: hummus (fácil garbanzo de lata, hielo, sal, limón y aceite) o mayo casera, si no les gusta está la lactonesa . Pongo primero el pegamento abajo para que no se desarme lol
🌮 Tortillas: como soy media pajera, uso las tapas de empanadas. No hay mucha diferencia entre marcas, lo que este de promo. Si quieren hacerlos tipo flauta compren las más grandes. Las tiran a la plancha bien caliente, sin aceite, vuelta y vuelta y las ponen sobre algo redondo para darles forma. Le ponen arriba perejil o cilantro y ta
Siganme para mas recetas!
16 notes · View notes
mate-y-viajecito · 4 months
Text
Tip de camping N° 3: siempre es bueno tener una navaja suiza. No tiene que tener mil cosas ni ser de las más caras, pero tener en el bolsillo la posibilidad de abrir latas o botellas de vino es muy útil.
6 notes · View notes
nvzareno · 8 months
Text
@aurvras dice : ' solo salí a comprar vino, pienso pasarla en casa esta noche '
Tumblr media
' ¿te gusta el blanco o el tinto? ' por el horario, no pensó que hubiera muches vecines en aquel pequeño supermercado. falta poco para el cierre pero es que se acordó a último momento de que tocaba reponer su heladera: ' estoy en la misma ' le acerca la canasta que contiene lo que va a pagar como para que pueda ver su contenido. algunas latas de cerveza, snacks salados. ' ¿tienes que madrugar mañana? '
6 notes · View notes
princesademarfil · 2 years
Text
Una chinche expatriada
Tengo un bicho que viene todos los días de visita. Siempre aparece en distintos lugares: a veces en la terraza, otras trepando la pared, encima de las luces, incluso entre las sábanas de mi cama.  Es negro, de caparazón rígido, no llego a distingir sus ojos pero veo sus antenas, sus patitas diminutas que avanzan trepando las paredes más empinadas.
Al principio me dio miedo, siempre es tenebroso ser sorprendida por un insecto que aparece de la nada y camina lento, casi pixelado, cerca de la piel. Ese primer encuentro fue en mi escritorio, mientras escribía tomando vino, lo vi atravesar mi cartuchera y toparse con el parlante color rojo, me dió un escalofrío y por piedad lo tomé con un papel y lo saqué al balcón, deseandole una gran vida a pesar del frío y la altura.
Pasaron días sin verlo, no apareció y por supuesto no pensé más en él y nuestro encuentro fortuito de aquella noche. Pero el segundo encuentro fue en la terraza, yo estaba despierta hace rato, era ya el mediodía, había puesto en el lavarropas un lavado de media hora y como había sol, subí con almohadones y un libro a disfrutar del falso calor de la lejana primavera. Mientras leía, sentí un cosquilleo en la parte exacta entre el pantalón y la media, en mi piel caminaba despacio el insecto, parecido a una chinche, hasta que la vi y se frenó casi como si ella también me mirara. Quise apoyar mi lata de cerveza para apoyarla dedicadamente en el piso pero ella sola pareció darse cuenta de mi leve incomodidad y de un salto se bajó. Nos quedamos toda la tarde, yo leyendo y ella paseando por la terraza. Cuando llegó la noche temí que tuviera frío así que mantuve la puerta abierta para que, cuando ella cediera a su timidez, también entrara. Así fue, me dic cuenta porque entró el suficiente frío para que recordara que la puerta de arriba estaba abierta pero sobre todo porque la vi al lado mío mientras cocinaba, reposaba al lado de la tabla de madera en la que había cortado las verduras hace un rato, quizás ya estaba ahí pero se hizo invisible por su tamaño casi imperceptible contra la mesada también negra. Se subió a mi brazo cuando levantaba el plato ya preparado para irme a mi cuarto a cenar, y esta vez lo permití con el placer de la compañía en medio de tanta soledad. Creo que durmió al lado de la estufa de mi cama pero no lo sé con certeza, es solo una sospecha o una esperanza, esa noche estaba especialmente fría.
Empezaban las vacaciones de invierno y todas las mañanas abría la ventana del balcón para ventilar el cuarto, a veces la veía salir mirándome de reojo, casi pidiéndome que no cierre la ventana hasta que ella volviera y así fue, yo me iba a París a leer bajo el tímido  sol o simplemente pasear sin rumbo escuchando música y cuando yo volvía ella también llegaba de sus andanzas. Nunca supe si volaba, pero fue construyendo una pila de hojas y restos de flores, algunas más verdes y otras ya secas, como una cama o un banquete de comida porque cuando yo subía con mis preparaciones delicadas ella se acercaba a su tesoro y ahí se quedaba disimuladamente, hasta que terminábamos y yo ponía alguna película en mi computadora, ella se trepaba a los estantes detrás de la cama y miraba también. Yo reflexionaba detenidamente, buscaba películas que podrían gustarnos a las dos, películas con insectos y llenas de naturaleza y hasta llegué a poner documentales solo por el placer de verla que se quedaba dormida en esos prados verdes enormes artificiales.
Las dos estábamos solas en Francia, yo imaginaba que quizás ella se había colado en la valija de un viajero que venía desde Latinoamérica, la India o quizás países que desconozco,  y luego de un largo viaje había llegado acá, a Issy les Molineaux y tampoco tenía donde ir. Y tampoco conocía a nadie. Y como dos expatriadas compartíamos nuestro tiempo en silencio.
Un día durmió sobre mi manta gris y supe que quizás le faltaba más calor, en lugar de comprar un abrigo miniatura recogí una flor de pétalos grandes que yacía en el parque y aunque seca, era suave y la dejé entre sus cosas y esa noche la vi dormir debajo suyo.
Una de esas mañanas todas en las que abría la puerta del balcón, más que para que ella salga a pasear que para ventilar, se hizo noche y no volvió, decidí no cerrarla aunque el frío era gélido y la mañana siguiente me desperté con la habitación fría y sus hojas repartidas por el piso con el viento. Aunque no hablara, yo escuchaba siempre sus diminutas patas contra el piso y sabía que estaba ahí, esa mañana no la oí pero llegaba tarde al trabajo así que me fui, dejando la puerta abierta por las dudas. El fin de semana me iba a Portugal.
Ahí estaba cuando llegué a mi casa, esperándome del otro lado de la puerta, casi pidiéndome disculpas por la demora de la noche anterior. Como siempre, cocinamos, mientras cortaba mis verduras en un pequeño plato cortaba las hojas y los pedacitos de pasto que recogía todos los días para que ella también tuviera una cena decente. Prendí las velas, pusimos música, cenamos, vimos una película, dormimos. Al otro día me iba de viaje y si bien eran dos noches, me debatía entre dejarla dentro o fuera. El frío ya no era tan terrible, por lo cual ella podía dormir afuera y disfrutar sus paseos en el día más que quedarse encerrada, porque no era opción dejar la ventana abierta, motivos varios. Mientras guardaba la ropa elegida en mi  mochila, la vi parada frente a la puerta cerrada, pidiéndome que la abriera, sabiendo que yo partiría la casa sin mi presencia no tenía sentido. Abrí, mientras sacaba sus pertenencias afuera, bien cerquita de la puerta para que no se volaran, sus hojas, ramas secas, flores muertas y las dejé ahí para que tuviera su casa aunque no pudiera entrar.
Me fui dos noches y volví una tarde, aunque no fuese un horario en nuestra rutina cuando llegué, miré por la ventana y la vi llegar caminando lento, acompañada por una mariposa. Me miraban las dos desde afuera, abrí la ventana con una sonrisa y creo que ella también me sonrió, la mariposa se acercó también, se pusieron muy juntas las dos y se pararon frente a mí un rato. La mariposa movía un poco sus alas y mi chinche me miraba, queriendo decir algo que no podía, pero yo entendía aunque no supiera hablar su idioma. Se fueron volando las dos, las vi desaparecer entre las nubes grises, no sabía que mi chinche volaba y dio vuelta su cabeza para devolverme una última mirada de gratitud, de complicidad. Nunca más la vi. Dicen que las mariposas viven un día, ojalá ese día haya sido el mejor de sus vidas, o mejor aún, que hayan desafiado las leyes de la realidad y vivan para siempre, como los cuentos de amor que escribía antes de entender el mundo.
15 notes · View notes
elchefvanguardista · 1 year
Text
Receta de pollo al kalimotxo, el guiso más sencillo que dejará a todos sorprendidos por su increíble sabor
Tumblr media
Lo llames guiso de pollo al kalimotxo o al calimocho, esta receta es un bombazo de sabor. Si es famoso el clásico pollo a la Coca-Cola al igual que el pollo guisado con vino, en este plato vamos a combinar ambos líquidos, cocinando así el pollo troceado en kalimotxo, al igual que ya hicimos con estas deliciosas costillas al kalimotxo que os enseñamos hace tiempo.
El sabor del vino entra en la carne del pollo, aportando además ese bonito color granate oscuro. Por otra parte, la Coca-Cola aporta su toque dulzón y la combinación resulta deliciosa. Finalmente, para no olvidar el limón, también presente en esta popular bebida, vamos a añadir unas tiras de cáscara bien lavada, que soltarán su esencia, alegrando la salsa.
Por lo demás, la receta es sencilla, como todos los estofados o guisos clásicos. Un buen sofrito a base de puerro, unas zanahorias cortadas en rodajas y un buen caldo de pollo concentrado o consomé de sabor intenso, consiguen que este pollo al kalimotxo sea un plato de diez. Además, como el alcohol se va a evaporar durante la cocción, es apto para todos los públicos.
Ingredientes
Para 4 personas
Pollo troceado1
Puerro2
Zanahoria3
Coca-Cola (refresco de cola) una lata
Vino tinto una buena copa
Piel de limón1
Aceite de oliva virgen extra 4 cucharadas
Sal y pimienta al gusto
Cebolla frita crujiente dos cucharadas soperas
Caldo de pollo una copa (de igual tamaño que la del vino)
Cómo hacer pollo al kalimotxo
Dificultad: Media
Tiempo total55 m
Elaboración10 m
Cocción45 m
Preparamos los trozos de pollo, retirando los excesos de grasa o de piel que no queramos en el guiso y picamos las hortalizas, en este caso, las zanahorias y el puerro. En una cacerola amplia cocinamos las distintas presas del pollo con un poco de aceite de oliva, sazonándolas al gusto y retirándolas cuando tengan un bonito color dorado.
En el mismo aceite, rehogamos ligeramente los trozos de puerro y zanahoria y cuando hayan empezado a tomar color, reintegramos los trozos del pollo reservados y la cebolla frita crujiente, agregando entonces la copa de vino y la lata de Coca-Cola, llevando a ebullición.
Seguidamente agregamos el caldo de pollo casero y dejamos que el pollo se cocine a fuego lento durante 45 minutos, removiendo ocasionalmente o dando la vuelta a las presas.
Tumblr media
Cuando el guiso de pollo esté casi terminado, comprobamos el punto de cocción en los muslos o las tajadas de pechuga más gruesas, rectificamos de sal si fuera necesario y añadimos la cáscara de limón, dejando reposar quince minutos con el fuego apagado, hasta el momento de llevar a la mesa.
4 notes · View notes
leregirenga · 2 years
Text
Tumblr media
Usted es el culpable de que mi corazón se paralice y después lata aceleradamente; de mis suspiros sin tregua y mis noches en vela.
Usted vino a ocupar un lugar en mi alma marchita, y por fin mis brazos tienen un destino al cual abrazarse.
Usted ha hecho que mis labios rojos se vuelvan de tanto besarlos, que mi piel se renueve al tacto de sus manos, al roce de sus caricias. Usted y solo usted es el culpable.
Leregi Renga
15 notes · View notes
versosdeunlunatico · 1 year
Text
35 días.
Sigo sintiendo el mismo vacío en el pecho, el mismo dolor asfixiante, como cuando se te viene abajo el mundo y tu no tienes nada con que levantarlo.
He intentado recoger cada uno de mis pedazos, así como las latas de cerveza y las botellas de vino vacías que escondías en el closet.
Ayer lavé la ropa y me quedé en casa tratando de llevar una vida más tranquila y haciéndole frente a la soledad que precede a un desastre natural.
—Asi me siento, como una ciudad que acaba de ser devastada por un huracán y ahora tiene que empezar a recoger los escombros de todas las cosas que nos dijimos.
Todas las mañanas me sigo preguntando porque siento que debimos ser nosotros aunque me aterra la idea de volver a lo mismo, aún no entiendo cómo llego a extrañar algo que desde hace mucho tiempo no tenía.
Me siento a enumerar las cosas que debía cambiar y veo aún la falta que me haces o la falta que le haces a la costumbre que tenía de vivir acompañado de mis propios demonios.
—Una señora me regaló una piedra y dijo que era la piedra de mi vida.
Lo acojo, porque no tengo otra cosa a la que aferrarme más que a la fantasía de que cuando el mar regrese a su lugar y tus lluvias fuertes terminen, aún tendremos el chance de empezar a reconstruir la ciudad que desde hace mucho nos imaginamos.
#unlunatico
03/06/23
3 notes · View notes
displaceri · 2 years
Text
Miserable : 06
Se volvió costumbre desahogarme entre lienzos blancos, desenfundar mis pensamientos por medio de unos cuantos párrafos que nunca más volví a leer y expresar el arrepentimiento de mis decisiones, en base a las palpitaciones de mi corazón. Tenerte o no tenerte, ¿Cuál es la diferencia en ello? ¿Me volvería más sabio o más idiota? Supongo que el peso de los años me ha llevado a tropezar unas cuantas veces con mis propios problemas.
Roble y cenizas, ambos han sido protagonistas en las historias de mi vida, con cadenas en compañía de lágrimas que se arrastraron conmigo en cada paso que di hasta ahora. No lo sé, supongo que soy un hombre frustrado que pasa sus noches deseando que algo cambie. ¿Debí tomar un camino diferente cuando me ofreciste tu mano? Lo pensé, créeme que pasé madrugadas en vela pensando si volver a trepar mis dactilares por tu piel sería suficiente para llenar el vació insaciable que yace ahora mismo en mi corazón. Tenerte o no tenerte, ¿Cuál es la diferencia de ello? Te tuve y te solté, te solté y volviste, volviste y lo arruiné. No he sido un buen hombre, siempre lo he dicho, pero sólo una pequeña porción de las almas que atraviesan mi camino me toman la palabra.
¿La verdad? Sólo estoy haciendo tiempo entre palabras, letras, sentimientos. Miro a la luna y te veo en ella, los pequeños cráteres que logro visualizar me recuerdan a los lunares que decoraban tus pómulos. Una leve brisa me acompaña siempre entre colillas de cigarro; uno, dos, tres, cuatro. Las cajetillas comenzaron a desvanecerse entre el alba junto con mis anhelos y sueños, quienes tomaron el mismo rumbo. Me siento miserable.
¿En qué momento las estrellas dejaron de iluminar mis noches? Sólo existe una ligera niebla, frío y remordimiento. Puedo sentir el eco del teclado mientras escribo esto. La soledad es un crudo enemigo si no sabes cómo manejarlo, pero aquí está la cosa. Saber estar solo es un tema, pero sentirse solo es otro completamente diferente. No me engañaré a mi mismo diciendo que la soledad no me afecta, claro que lo hace, como humanos siempre estamos en busca de lazos que nos vuelvan a recordar el por qué seguimos despertando cada día. Estrellas o no, tu rostro en la luna o no, el sonido de tu risa con las olas del océano o no. . . No puedo seguir pretendiendo que al observar fotos de kepler, no recuerdo la manera en la que sanaste cada una de las heridas en mi ser.
Es sólo un planeta a millones de kilómetros en Pangea similar a la tierra hace unos años, lo sé, y nosotros sólo somos dos fantasmas separados por millones de preguntas sin responder, similares a la nada. Si la nada existe, ¿tú y yo seríamos parte de la misma? Donde nada duele, donde nada sana.
Sabes, es profundo pensar que cada vez que miramos al espacio estamos viendo el pasado de las estrellas que nos acompañan cada noche, la luz que alguna vez tuvieron viaja a millones de años luz sólo para cerciorarse de que nosotros sepamos que alguna vez estuvieron allí. El espacio y yo no somos tan distintos en ese sentido, tampoco quiero morir sin antes haber reflectado mi luz sobre unas cuantas personas. No quiero morir sin antes saber qué camino tomaste.
¿Lograste graduarte? ¿Qué hay sobre tu abuela, mh? Sigo recordando las noches de vino e historia clásica. ¿Aún bebes jugo de arándano? ¿Sigues bailando bajo la lluvia?
Tengo tantas preguntas proyectadas hacia el cielo, esperando que viajen hacia ti y presencies mi última lucha por hacerte saber que aún pienso en ti.
Porque te amaré hasta que la luna se fracture, el sol se apague, los planetas pierdan su rumbo en nuestra vía láctea y las estrellas comprendan que proyectar su luz no les salvará del inminente final.
Porque eres café en mis venas, y tal como el café cuando sólo queda una lata vacía, me convierto en miseria con aroma a latte.
Sáname, ámame, vuelve a mi una vez más y déjame saborear la esperanza de tus labios, como las noches de octubre durante el 19'.
4 notes · View notes
naadienadanuncaa · 2 years
Text
Un comerciante de muebles que acababa de comprar un sillón de segunda mano descubrió una vez que en un hueco del respaldo una de sus antiguas propietarias había ocultado su diario íntimo. Por alguna razón -muerte, olvido, fuga precipitada, embargo- el diario había quedado ahí, y el comerciante, experto en construcción de muebles, lo había encontrado por casualidad al palpar el respaldo para probar su solidez. Ese día se quedó hasta tarde en el negocio abarrotado de camas, sillas, mesas y roperos, leyendo en la trastienda el diario íntimo a la luz de la lámpara, inclinado sobre el escritorio. El diario revelaba, día a día, los problemas sentimentales de su autora y el mueblero, que era un hombre inteligente y discreto, comprendió enseguida que la mujer había vivido disimulando su verdadera personalidad y que por un azar inconcebible, él la conocía mucho mejor que las personas que habían vivido junto a ella y que aparecían mencionadas en el diario. El mueblero se quedó pensativo. Durante un buen rato, la idea de que alguien pudiese tener en su casa, al abrigo del mundo, algo escondido -un diario, o lo que fuese-, le parecía extraña, casi imposible, hasta que unos minutos después, en el momento en que se levantaba y empezaba a poner en orden su escritorio antes de irse para su casa, se percató, no sin estupor, de que él mismo tenía, en alguna parte, cosas ocultas de las que el mundo ignoraba la existencia. En su casa, por ejemplo, en el altillo, en una caja de lata disimulada entre revistas viejas y trastos inútiles, el mueblero tenía guardado un rollo de billetes, que iba engrosando de tanto en tanto, y cuya existencia hasta su mujer y sus hijos desconocían; el mueblero no podía decir de un modo preciso con qué objeto guardaba esos billetes, pero poco a poco lo fue ganando la desagradable certidumbre de que su vida entera se definía no por sus actividades cotidianas ejercidas a la luz del día, sino por ese rollo de billetes que se carcomía en el desván. Y que de todos los actos, el fundamental era, sin duda, el de agregar de vez en cuando un billete al rollo carcomido.
Mientras encendía el letrero luminoso que llenaba de una luz violeta el aire negro por encima de la vereda, el mueblero fue asaltado por otro recuerdo: buscando un sacapuntas en la pieza de su hijo mayor, había encontrado por casualidad una serie de fotografías pornográficas que su hijo escondía en el cajón de la cómoda. El mueblero las había vuelto a dejar rápidamente en su lugar, menos por pudor que por el temor de que su hijo pensase que el tenía la costumbre de hurgar en sus cosas. Durante la cena, el mueblero se puso a observar a su mujer: por primera vez después de treinta años le venía a la cabeza la idea de que también ella debía guardar algo oculto, algo tan propio y tan profundamente hundido que, aunque ella misma lo quisiese, ni siquiera la tortura podría hacérselo confesar. El mueblero sintió una especie de vértigo. No era el miedo banal a ser traicionado o estafado lo que le hacía dar vueltas en la cabeza como un vino que sube, sino la certidumbre de que, justo cuando estaba en el umbral de la vejez, iba tal vez a verse obligado a modificar las nociones mas elementales que constituían su vida. O lo que el había llamado su vida: porque su vida, su verdadera vida, según su nueva intuición, transcurría en alguna parte, en lo negro, al abrigo de los acontecimientos, y parecía más inalcanzable que el arrabal del universo.
Juan José Saer, en "La mayor"
2 notes · View notes
feriasymesas · 2 years
Text
Vino en lata. Un nuevo formato para un nuevo consumidor.
El consumo de vinos en lata crece con fuerza, especialmente en países como EE. UU., Sudáfrica y Australia. En Chile varias viñas, desde hace unos años, apuestan por este este formato. ¿Logrará el vino en lata ser también tendencia en el conservador mercado del vino chileno? Vino en lata, una tendencia al alza. ProWein, una de las ferias más relevantes del mundo sobre vinos y bebidas…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
maeda-ai · 2 years
Text
Happy Christmas, sexy girl _C2_
Tumblr media
Anime: Yu-Gi-Oh!
Rating: M
Pareja: Joey & Mai
Sinopsis: Mai se recordaba a sí misma durmiendo en el piso, justo bajo el brillante pero solitario árbol de navidad. Más esta vez sería diferente, esta vez tendría una navidad para dos, para ella... y su amante.
Advertencia: Lemon (NFSW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 2 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Lo único que intentaba brillar en la habitación eran los ojos miel del muchacho.
Un par de horas mirándola y ni siquiera supo si había parpadeado o no. La miró con mucha atención, tanta... que ya había memorizado perfectamente todos los hermosos rasgos que la hacían ser ella.
 Joey sonrió ligeramente; incluso disfrutó de las distintas posiciones que la chica, sin saber, adoptó para dormir.
Primero de forma sensual... kami !!, lo disfrutó mucho y eso que solo la estaba observando; luego una pose un tanto graciosa, si la chica se enteraba de lo que el rubio había visto seguro lo mataba.
Por último, ella adoptó una forma muy tierna para dormir... esa imagen fue la que más le agradó a Wheeler; el corazón se le derritió por completo y tuvo enfermizos deseos de subir a la cama y dormir a su lado... abrazarla, solo abrazarla.
  Entonces, aun sentado en la pequeña silla, recordó cómo fue que Mai Valentine había terminado durmiendo en su habitación, en su cama...
~*~
~*~
~*~
 Había llegado a casa después de “pedirle” una cita a la duelista; el resto de la noche la pasó viendo televisión hasta muy altas horas y cuando el sueño por fin iba a vencerlo, el timbre de la casa sonó insistente, quiso ignorarlo... pero era tan fastidioso y molesto.
  * Maldición, mataré al bromista que no me deja dormir. *
 Joey estaba molesto, tanto así que no le importó salir con nada más que sus pantalones, descalzo y nada que le cubriera su pecho varonil.
 Abrió de mala gana la puerta, y de solo ver a la persona que “destrozó” el timbre, la furia abandonó sus ojos dando paso a la sorpresa y curiosidad.
  * ¿Puedo pasar?. *
 Su fina voz conoció el aire frío de la noche, y aun cuando sus palabras parecieron una súplica, la joven entró así como así sin esperar respuesta alguna por parte del joven duelista.
 Joey cerró la puerta mientras veía a su amiga dejarse caer sobre el sofá de la sala.
Se acercó a ella y la miró con paciencia; seguro iba a escuchar algo no muy bueno. Sin embargo ella solo permanecía allí, con los ojos cerrados.
  * Oye, Mai... *
* ¿Tendrás algo de beber?... sake, vino, cerveza, que sé yo. *
  Joey dejó escapar un resignado suspiro.
No quería discutir con ella y el sueño se le había escapado de solo verla, así que prefirió complacerla.
 La dejó sola un momento, tan solo un momento; cuando regresó lo hizo con seis latas de cerveza. Eran de su padre, aunque no podía negar que él probaba una de vez en cuando.
El rubio se sentó frente a ella y entonces la miró... la tristeza había vuelto a cubrir sus hermosos ojos. Quiso preguntarle la razón de su visita, pero solo miró atónito como la chica se bebía el contenido de una lata en menos de veinte  segundos; una vez terminada ésta, abrió una segunda cerveza sin esperar tiempo para bebérsela de igual manera.
 Wheeler prefirió tomar una antes de que la chica acabara con todas.
Mai ya iba con la tercera, esta vez con más calma; comenzó a hablar, más con ella misma que con su amigo... esperó a sus padres por horas tal y como había pensado, cuando los vio lo primero que hicieron fue juzgarla, que si su ropa, el maquillaje o si seguía jugando con las estúpidas cartitas...
  “Por dios, Mai... ya no eres una niña.”    
Eso le dijeron, como si el duelo de monstruos fuese un juego exclusivo para niños.
 * ¿Puedes creerlo?... y pensar que los mejores duelistas pasan de los diecinueve. *
Sonrió, después de todo no era aquello lo que le molestaba, fue lo que vino después... le exigieron, sí, le exigieron que volviera a la casa y no precisamente para convivir con la familia, no !!.
Ya habían hecho planes para arreglarle la vida, hasta le habían buscado pareja; de entre los candidatos eligieron a un hombre al que la palabra “millonario” le quedaba corta.
  * Y... es eso tan grave?. *
 Por fin, después de un rato, Joey se atrevió a participar en la “conversación”.
Sabía que ese hombre le daría a Mai todo cuanto ella quisiera... ¡todo!.
  * Por favor, Joseph, podría ser mi padre... o mi abuelo, que sé yo. *
 El chico sonrió.
Se le había olvidado que esa rubia era demasiado especial y exigente como para aceptar a cualquier hombre así como así. Más luego la triste voz de la joven disolvió su anterior sonrisa.
  * Me siento tan mal... *
 Wheeler la miró incrédulo; sus bellas pupilas violáceas se deformaban al retener tantas lágrimas. ¿Esa era Mai Valentine?, la única mujer a la que nunca había visto llorar y ahora...
  * Que tonta soy !. *
 La joven duelista se reprendió.
La culpa era suya por creer que sus padres en verdad querían verla y nada más. Ella sí deseaba verlos, después de todo eran sus padres, los quería aun sabiendo que ese cariño nunca fue reciproco.
Por eso se comportó así durante la tarde, porque en el fondo deseaba que por fin, después de tanto tiempo, ellos la quisieran.
  * ¿Cómo pude pensar que en verdad querían verme?. *
 El dolor se convirtió en decepción, y la decepción trajo consigo el coraje. Mai estaba tan furiosa consigo misma que oprimió fuertemente la lata de cerveza que tenía en las manos.
El poco líquido escurrió por las fisuras del envase y la joven se quejó levemente, una punta de aluminio había rasgado ligeramente la piel de su mano y un pequeño dolor le provocó un gesto de incomodidad.
  No fueron ni dos segundos los que pasaron y Joey ya estaba sentado a su lado, observando la pequeñísima herida de la chica. No era nada grave, algo poco más que un rasguño; dejó de sangrar en cuestión de segundos.
Mai se sonrojó, él estaba ahí a pocos centímetros, estrechando su fría mano. Podía sentir el calor humano, percibir la fragancia del muchacho, dios !!... no importaba como lo mirase, él era una ternura hecha hombre.
  Luego pasó algo que no hubiese imaginado ni en el más loco sueño... Joey le había besado la palma de la mano y no una sino dos veces.
  * ¿Q-qué, qué haces?. *
 No hubo respuesta, ésta no existía pues ni el mismo chico comprendía muy bien su propio comportamiento.
No le gustaba verla así, deseaba verla sonreír pero no sabía cómo podía lograrlo. No se había dado cuenta de cuando lo hizo, solo sabía que había depositado un beso en la suave mano de la chica, y poco después otro más.
 Sus bellos ojos violeta brillaban intensamente.
Fue como magnetismo, no podía dejar de mirarlo; sus ojos, su rubio cabello, esas lindas mejillas... dios !!, sus labios tan irresistiblemente tentadores.
  De pronto Joey comenzó a actuar de una forma poco común en él, se atrevió a delinear con su dedo índice los labios de Mai. Quería hacerlo... sentirlos, probarlos, embriagarse de ellos y hundirse en el mar de sensaciones que le prometían, sin embargo no pudo moverse un centímetro más, simplemente no pudo... pero ella sí...
 Mai tomó con ambas manos el rostro del joven; su mirada se había vuelto incitadora, tan sexy, tan irresistible.
Wheeler solo supo que sus ojos se estaban cerrando, esperando ansioso lo que sucedería; la unión de sus labios era algo que de pronto deseó desesperadamente.
Lo último que vio fue el hermoso rostro de la rubia acercarse al suyo. Aguardó impaciente a que el contacto se diera, pero este no llegó...
Tan solo pudo sentir un ligero peso sobre su hombro derecho; abrió los ojos, no lo podía creer...
 Mai se había quedado dormida repentinamente, era obvio que la chica eligió el peor momento para rendirse ante el sueño.
Suspiró, ¿que más le quedaba?. Pero sonrió con ironía... con todo y la decepcionante situación, tenerla tan cerca era muy agradable; le resultaba increíble percatarse de ello hasta ahora.
  Mientras la miraba dormir, acarició suave y tiernamente la rubia cabellera de la joven.
* No dormirás sobre mi hombro toda la noche, Mai. *
 Dicho esto, Wheeler se puso de pie con sumo cuidado de no despertarla aunque, con el licor y el cansancio, dudaba mucho que abriese los ojos; así que entre sus brazos la llevó hasta su desordenada habitación.
 Depositándola cuidadosamente sobre la cama, como pudo le quitó los zapatos y la chamarra que hasta hace unas horas fuera suya. Luego la cubrió cariñosamente con un cobertor que seguramente la protegería del implacable frío.
 Iba a salir de la habitación para que ella descansara, pero era tan difícil dejar de contemplar su fino y hermoso rostro, por lo que prefirió permanecer un rato más a su lado.
Así fue como había terminado sentado en una silla, observando tranquilamente a la mujer que sobre su cama dormía.
  De cualquier forma se encontraba cansado, prueba de ello fueron los últimos cinco bostezos continuos.
Se levantó, dispuesto a dormir en el sofá de la sala, no sin antes besar suavemente la mejilla de la rubia; su boca se posó cerca de la comisura de los labios femeninos.
  *¡Maldición, Mai!... me dejaste con deseos de sentir tus labios...*
 Con una frustración como esa, Joey terminó saliendo de la habitación, permitiéndole a la joven duelista descansar por el resto de la fría y oscura noche.
  Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Segundo capítulo y nada de lemon hasta ahora ¬¬’ .
Este fic es una gran ambición; crear un ambiente para la relación de los personajes y después... el amor, o la parte interesante, se podría decir ^^.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai  y es material de "Paradise".
Totalizado el 13 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
|| Capítulo 3 ||
2 notes · View notes
perdiendoaceite · 3 days
Text
Algo
¿Que pingo hago un martes de primavera con un clima hermoso para estar tomando una birra sólo sentado en un bar vacío de General Paz o tomando una birrita en patas en la vereda?
Ni idea boloh. Me dio un poco de pena por los perros, que están cada vez más sensibles cuando nos vamos o bah, un poco así lo siento.
Me bajó un sueñazo ni bien salí del laburo así que me eché un ratito mientras mi novia se arreglaba para juntarse con sus amigas. En un principio la idea era salir a caminar un rato, encontrar un kiosco, comprar una lata y caminar un poco más hasta que estuviera ya agobiado por las ideas y volver a casa a ver una peli o capaz carle a un amigo que tiene un estudio de tatuajes en el centro. Pero luego de la siesta me costó despabilar. Medio estúpido me puse ver videos y conforme me iba despertando trataba de convencerme en que tenía que hacer algo. No importa que. Sea limpiar toda la casa, salir a caminar o ponerme a putear viejas desde la venta. No sé, algo. Así que cuando pude despertarme del todo, algo así como a las dos o tres horas, me puse a lavar los platos, a sacar la basura, me pegué un baño y me reservé un lujo, un mimo para después de bañarme. Tomarme unas copas del vino que sobró del domingo, fumando una tuca que encanuté en mi cumpleaños, escuchando a Calamaro.
¡Las bolas! Al vino le quedaba menos de un cuarto de copa y la tuca de mi cumpleaños era puro cartón de filtro, osea no había. Al menos me queda Calamaro y una hora antes que me cierre en kiosco en donde puedo conseguir una birra a esta hora así que me las pico.
0 notes
desnervadero · 21 days
Text
Hasta luego, camarón
HASTA LUEGO CAMARÓN
Carta de despedida a una cámara (la Sony EX-3 con la que se filmaron los largometrajes La sociedad del semáforo, Memorias del Calavero, Señorita María: la falda de la montaña, El valle sin sombras e inumerables cartas y rarezas), a Patrimonio Fílmico Colombiano a través de Rito Alberto Torres, parte de esta institución desde hace 25 años. 
Cali, 28 de agosto de 2024.
Respetados Rito Torres y equipo de Patrimonio Fílmico Colombiano:
He recibido con emoción y alegría, a través de la voz de un muy dedicado aliado de Patrimonio, de vos,  querido Rito, la noticia de que para ustedes sería valioso conservar, en el museo que están gestando, mi cámara Sony X3, compañera de trocha desde 2009. La compramos en la escalada de sueños que se nos vino encima con un hermano del alma: mi amigo y productor Daniel García, con quien firmamos socia y muchos de los trabajos que aquí nombraré por más de 20 años, casi sin darnos cuenta. Cuando era nueva le puse un nombre que ya no recuerdo. Relacionado con Erice o con Kiarostami. Hoy tal vez le diría Márta Mészáros. Lo que sí me acuerdo es que le pegué en varios lugares una calcomanía que imprimí de la foto del letrerito que el sindicalista, músico, activista, escritor y corazón Woody Guthrie tenía pegado en su guitarra: decía, o dice “This machine kills fascists” “esta máquina mata fascistas”. La máquina era la guitarra. Él el maquinista. Máquina, maquinista y letrero decían la verdad. Basta leer el hermoso libro que escribió, Bound For Glory, para entenderlo. La primera escena es escalofriante, espeluznante de hermosa.
Trato de contártela a vos que sos de Patrimonio Fílmico porque esto es patrimonio, y fílmico, y hermoso, matrimonio más bien, y es una película que te pido que guardes en tu corazón porque no la han filmado: estando en uno de sus acostumbrados trenes de carga (eran su hogar), sofocado por el hacinamiento decide subirse con su guitarra al techo del vagón. No es que haya espacio, pero sí brisa. O humo veloz que algo refresca el aliento espeso y aceitoso de dentro del vagón, donde se turnan el aire de la puerta con viejos enfermos que tienen prioridad. Donde se cuidan y enfrentan para poder llegar a pelear por el pan a grandes cultivos, o por propuestas insondables de empleo. Es un vagón atestado de humanos negros salvo por un par de excepciones. Entre esas Woody. Ya en la incomodidad de ese techo intercambian palabras y tragos con algunos compañeros de viaje. Creo que toca algo o le dicen que toque o cante. No recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que empieza a llover, empieza un aguacero terrible, y Woody Guthrie se quita su chaquetilla y su camisa para proteger la guitarra. Algunos se le ríen y otros lo cuestionan en un slang negro de los años 30 que transcribe hermosamente, y él responde con amor a las burlas y con la verdad: algo como que su espalda y su ropa se pueden mojar pero “su tiquete del almuerzo por nada del mundo”: cuando llama así su guitarra desaparece el slang y todo lenguaje porque el idioma del hambre lo conocen y lo vienen padeciendo todos. El cinismo da paso a la ternura y el cielo como si entendiera ese momento de humanidad llora más fuerte y más frío, y entonces uno a uno se van quitando chaquetas y camisas y le ayudan a Woody a cubrir su guitarra o máquina de alimento: su azadón… recuerdo mucho cómo narra su propia emoción. Como paga a todos dejando que un peláo negro que se acuesta en el techo, como él para que el túnel no los golpée, ponga su cabeza en el brazo de Woody y no contra la lata que martilla el cráneo. 
Mí cámara. Mi camarada. Mi cámara hada. Esa también es mi azadón. Mi guitarra. Mi cordón umbilical con el mundo. Por eso tenía la calcomanía (la conserva). También en horas de lluvia fue resguardada por mí y por mis cómplices… y tal vez una de las cosas que más le agradezco a la cámara, y a esta precisamente, es a los corazones que convocó para que anduvieran conmigo un tiempo. A veces poco. A veces solo allí. A veces salimos bien de andar a sus tres patas, a veces no tan bien: seguro con muchos y algunas ya nos olvidamos. 
Así que pienso en la cámara como una hoguera; una trampa de versos. Pero como pasa con los animales, si uno empieza a compartir mucho con un individuo ya no es otro de esa especie: es Ese. Ya no es un barranquero más, es Pancita (por dar un ejemplo verdadero de amistad que con un individuo animal que se dio en el rodaje de la película que estoy haciendo desde 2021). Esta no era “una Sony X3”, era “la cámara”, era “la X3”, “la cámara”. Es como cuando uno se cruza con un extraño: escasamente deja la huella de la luz de su rostro. Pero si uno para a observarse, aparecen los lunares, y cicatrices, y poros, y asimetrías: y empieza a conocerse. Y yo me sabía mi cámara sin verla, con las yemas de los dedos, como en braile, como un clarinete.
No es ni siquiera 2k en este mundo de culto a la exageración, a cosas que ya ni los ojos perciben pero sí los bolsillos. Esto que te escribo y que te escribiré es para ESTA cámara. Este amado juguete con el cual pude estar en modo de alabanza con el mundo. No he tenido los recursos ni he sido de estar cambiando los aparatos, las herramientas, ni tener las últimas siempre. Esta cámara llegó a mis manos cuando estaba con mi imaginación, suerte, magnetismo, colaboradoras, colaboradores y planetas alineados. Sentía el favor de la Vida, la misericordia de Dios (esto sigue hoy), que es algo que amo experimentar y que se facilita con la cámara. Como tantas cosas. 
Pese a que juego con cámara fotográfica desde los 4 años, con cámaras de video desde los 5 (siempre prestadas hasta mis 14 que hubo la primera VHS-C en casa), vine a sofisticar con esta algunas definiciones y formas de hacer, y fue gran cómplice en el más grande de mis insumos: querer ver los corazones ajenos: de animales o gente, de paisajes o piedras… es un subrayador de la realidad (o resaltador); es la primera forma de edición pues es en el cuadro de la cámara donde se decide, se recorta, y se guarda algo de la realidad mientras se desecha el resto: algo específico, esto que grabo y no todo lo otro: como el fuego que tiene un tamaño y no lo enciende todo. Es una refiladora de la realidad. Es también un cine pequeñito al pegar el ojo al visor, un teatro, ese rectángulo en una inmensidad negra, en este caso diminuta, que no deja ver otra cosa. 
En 2010 lo resumí en un texto: 
CAMARADA. Cámara, camarada, camarita. / Pija camarita, te decía en el Casanare. / Guitarrita de clavijas eléctricas. / No alcanzas a ver cómo tengo los dedos ampollados de tocarte. / Por tu culo miro al frente. / Ojo de punta de lápiz. / Ya no tenemos que escribir nada, camarita. / Si no quiere que le escriba, ni leer mis cartas, / me rasgaré en trocitos la lengua para que ni me entienda las palabras. / Y la destazaremos en 24 tajadas por segundo, camarita. / A los 3 segundos no será ni la cuarentayochésima parte de lo que fue hace un rato. / Mi lapicito, mi hembra, mi flauta.
Eso lo pusimos como uno de nuestros posts de la época de promoción de La sociedad del semáforo. La cámara se compró para hacer esa película que prefería un formato dócil y guerrillero, elástico, a una cámara de formato mayor que se habría tenido que alquilar… pero nosotros necesitábamos poder desenfundar en cualquier momento. Grabar antes de decir acción y después de decir corte (esto salvó la edición incontables veces).
Dejo esta cámara de una manera muy amorosa al cuidado de ustedes. Agradecido primero porque sí quieran guardarla (dejaré alguna sorpresa indescifrable a simple vista), venderla no me suena para nada, y regalarla es un encarte casi para cualquiera. Así que la voy a dejar junto a esto que escribo como aplazando el momento o el guayabo de entregarla, después de que juntos atestiguamos tantas cosas incluidas lágrimas, embotellamientos de ambulancias, eclipses… 
Las guitarras se valorizan entre más viejas sean. Músicos como Dylan (devoto de Guthrie), Niel Young, o Willie Nelson procuran instrumentos con historia: algunas pasaron por Robert Johnson, Odetta o Hank Williams, por ejemplo. Jerry García tocaba su famosa guitarra Tiger. Willie Nelson ha tocado desde siempre su amada guitarra Trigger(otra arma), que ya venía rota y así la conserva pese al chequeo anual que le hace un gurú de esos asuntos en Austin, Texas: supongo que revisa que siga abierta la herida, que siga bella la herida. Si se le llegara a perder esa guitarra, se retiraría, decía. Le dejó componentes mixtos de un anterior dueño porque le permitía evocar el sonido de su admirado Django Reinhardt. Nelson se quejaba de que con las nuevas y maravillosas guitarras sonaba a una copia de sí mismo y que “en cambio con un instrumento que es parte de mí todo es como un nuevo original”. 
Eso sentía yo con la X3. Nos entendíamos perfectamente. Éramos un trío con ella y con mi trípode cuyas patas ya cumplen 23 años conmigo en todas las posiciones. Para mí siempre es mejor una herramienta que uno conozca a la supuesta “mejor herramienta”. Y si yo en la vida ya me sentía protegido, con cámara, con esta, fue una fusión de cuidado absoluta. Yo siento que la cámara ha sido como un órgano que me faltaba. Tengo más equilibrio cuando estoy con una en la mano. Aunque me defino como un torpe con buenos reflejos, con cámara la torpeza se va y se conservan los reflejos. Es como un peso que debería tener para ser equilibrado, para estar “más entero” (como diría Antonio López en hombros de Erice). Con la cámara se van o endulzan mis taras sociales o profesionales. Mi torpeza se camufla. Es como si fuera un peso que me hace falta. Camino sin resbalarme en las resbalosas piedras del río, y puedo filmar en su superficie tocando prácticamente el lente con el agua pero el agua no la toca. Cae el aguacero sin desteñirme. 
Con la cámara no solo no me caigo: cuelgo tranquilo la vida de helicópteros o precipicios: se que soy un médium trabajando con las verdades y la verdad de otros, armando la mía…  y la siento como una camándula, como una verdadera herramienta de oración: como si la Vida entendiera que filmar es un acto de reconocimiento y de agradecimiento, aún enfrentando a la cámara las más duras situaciones, realidades, o dolores; la cámara vuelve la amarga realidad una fiesta de máscaras: donde uno se puede tapar la cara (que es la máscara más cara) con esa máscara: la cámara: la más cámara. Uno pasa disfrazado de recolector de tajaditas del tiempo, de muestras del mundo, de la experiencia humana, de la experiencia en la Vida.
Nombrando de nuevo a La sociedad del semáforo, empiezo una lista de trabajos y asuntos que han pasado y posado frente a esta cámara, así sea ignorándonos descaradamente, mientras estuvo en mis manos o las de miembros de los equipos con que trabajamos (procuraré memoria, que es poca, y cronología). Solo 3 de los largometrajes que he hecho se hicieron con otra cámara, con cámara grande (Tierra en la lengua, Niña errante, BambúMoon, pero en todas ha rondado la X3 en desarrollo, ensayos o detrás de cámaras, aún en la última nombrada que está actualmente en edición). Estas son algunas de las cosas que hice con ella en mano y al hombro: 
La sociedad del semáforo (largometraje), videoclips de Velandia en el Llano y otros parajes (hicimos en 3 días como 14 videos: haciendo el de la canción Gloria del monte, en Casanare, Velandia se tiró a un estero (acumulación de agua del invierno que dura parte del verano, y yo lo seguí y sumergí accidentalmente la cámara en el barro, como si fuera un barequero tras perlas en el barro: el lente quedó destrozado y con el zoom eléctrico inservible: aún así con el lente crujiente y carrasposo de arena seguimos rodando. Era el segundo trabajo de la cámara tras la película y solo el destino que sonríe y los caminos del cine que me protegen y curan, permitieron que la empresa que nos vendió, La Curaçao, decidiera darnos el lente de nuevo “por garantía”. Muy hermosos. El lente era lo exquisito de esa cámara, aparte de su ergonomía de cojín en el hombro y la cabeza: tan cómoda que algunos podían filmar con ella y hacer siesta al mismo tiempo. 
Y aunque siempre amé hacer cámara (o serlo), en muchas ocasione trabajé con maestras y maestros tan grandes que entendían con pasión, compasión y paciencia, que era parte de mi misión y de mi gozo. Y que aunque ellas podían reinventarse en cada proyecto, varias veces al año, para quien dirige esos chances de ejercitarse son más escasos y distantes. Mucho mejores cinematografistas y camarógrafos que yo, siempre respetaron mi deseo de tener la cámara en mis manos y hombros, o turnarla, y aunque son muchos más recuerdo al vuelo de largometrajes y cortos a Sofía Oggioni, Juan Carlos Gil, Pedro Vega, Mauricio Vidal, Paulo Pérez…
De mis 10 cortos no filmé sino Montañita con la X3 (corto que hice bajo la batuta y embrujo de Abbas Kiarostami, uno de mis ídolos, como tutor). De mis 7 largometrajes terminados, 4 los hice con esta hermosura: además de La sociedad… (en orden de filmación): Memorias del Calavero, El valle sin sombras (salvo la parte del volcán), Señorita María: la falda de la montaña. Aparte infinidad de momentos y video clips, o eventos excepcionales como habiendo sido llamado por el propio amado Fernando Vallejo, filmar como un boxeador que entra al ring, su discurso de la Filbo en 2016. Tanto filmado. Tanto pescado. Desde promesas de amor, desde amor amor, desde amistad, amistad amistad, amistad amor, hasta fenómenos naturales inabarcables. 
Alcancé a filmar a mis abuelas. Con esta cámara y mi hermano del alma Martín llevé a mi barbado papá a un bosque de árboles con barba a que me contara los sueños que tuvo en la cuarta cirugía de cerebro abierto. Cirugía de 12 horas de la que salió cuadrapléjico y como en las 5 veces que tuvo que operarse, volvió a andar perfectamente y jamás perdió la lucidez, el lenguaje o el humor. En esa cuarta cirugía estuvo mucho tiempo adentro del hospital y 9 días en coma. Allí soñó cosas maravillosas que algún día filmaré (cuando la inteligencia artificial me permita dictarle buenos efectos desde la luz de mis axones) y que incluían enfermeras con la quijada de madera, una competencia de mil tractomulas en una pista de mil carriles, una al lado de la otra… entre otras cosas… y la constante de muchos sueños: junto a mí, y a veces con toda la familia, íbamos a robar su cuerpo para tratar con el neurocirujano de que siguiera en esta vida así fuera como un zombie. Mi papá mismo nos ayudaba a robar su propio cuerpo pues él iba con nosotros como en un nivel espiritual. Así vio pájaros que eran iguales de cabeza y cola bajo un tapete de tierra que se despercudían a su paso y volaban… y así… cosas que este no es el espacio ni quiero aún. 
El caso es que en ese bosque y con esta cámara logré que me contara todos los sueños que yo ya recordaba como míos: como con una visión subjetiva, en primera persona, como desde mis ojos mientras él los relataba. Cuando terminó, como 90 minutos después, pidió permiso para grabar sobre otro asunto y expresó su visión y voluntad para su muerte que sucedería 3 meses después. 
Esta cámara filmó a mi amado y extrañado Luis Ospina y parte de su Todo. Filmó mis montañas amadas de niño. Filmó las sabanas entre Aguazul y Maní por un lado, y entre y el Dumagua y el río Unete por otro. Y al río amado. Grabé amor. Grabé amistad. Grabe enemistad. Grabé desamor. Grabé los secretos del Cucho (protagonista de Memorias del Calavero) por petición de él y para que le diera a su familia tras su muerte en 2016 (no lo he hecho). Grabé indignación. Grabé el momento en que el bazuco da una patada de mula en el bulbo raquídeo a quien la porta. La llevé aunque en caja a ver el Nevado del Ruíz con una ruana de nubes mientras se nos escurrían las lágrimas de emoción al verlo, tan blanco, tan ajeno al dolor de Armero.
La verdad es que he filmado innumerable cantidad de cosas con ella. Materia bella. O hace y produce materia bella al operar filmando. O transforma materia en belleza. O transforma belleza en materia. Esa cámara ha sido también reteñidor de lo que he imaginado, de mis sospechas, de mis fantasmas. Ha sido el lugar en el que sueño y materia encajan como piezas de Lego. Teoría y artesanía. Es el crisol, el molino, en el que los sueños, los textos, las ilusiones, se hacen materia cinematográfica. 
He filmado, para rematar, y con lo que se fue quedando quieta cuando la fui apagando, ya por necesidad de un nuevo fierro (que ya conozco y amo desde hace casi 5 años), lo más dulce y emocionante que he podido filmar en mi vida: Amalia, mi hija, creciendo. Diciendo luces. Diciendo chispa que viene de otra parte. Diciéndome claves. En el mar. En la Sierra. En el carro. En la casa. En la misma panza de su mamá en Montañita.
Quedó registrado con la X3 cuando aprendió a nadar y a montar en bici, cuando armaba cosas durante 3 o 4 días, cuando hicimos animación, cuando planeamos los dibujos de un cuento que saldrá escrito por mí y dibujado por ella. Quedó allí el mantra que me dijo a los 3 años y medio cuando la llevé a cortarle el pelo, en Luna llena, como hago cada 3 o 4 meses desde que es una bebé y en cuanto su pelo tomó alguna forma entendible (he sido su único peluquero, he filmado todas las peluqueadas pero no he vuelto a ver aún ninguna). Ese día la recogí para ir a cortarle el pelo a mi casa. Le dije que estaba contento porque pensé que iba a ser más complejo encontrarnos en dos casas: me dijo como si supiera la respuesta o la pregunta con antelación con su voz de hilito mínima “Papá, el amor nunca es difícil”. El mantra del que he sacado tanto alimento y aguante.
En todo caso la cámara es donde toda la aventura de creación del cine que he hecho hierve por primera vez (la cámara en realidad es el punto de vista: a veces ni existe, como cuando se trabaja en computador o en ciertas formas de animación con material escaneado). En mi caso, en mis casos, todo lo que se planeó, lo que se hace y lo que se planea hacer pasa por la cámara: la cámara es el lugar de la “cita” porque casi todo en esta vida y especialmente con el cine es una cita. 
Adorado fierro del siglo. Yo la amo. La entrego agradecido y sin condiciones en el fondo pero con una condición en el fondo: como la entrego perfectamente con cargador y baterías y etc., si alguna vez necesito usarla, o me sirve por su textura, o porque la extraño mucho para ir a perseguir algún pájaro o cometa o alma, les pido que tenga la potestad de sacarla de allí y dejar un letrero en su lugar que diga “Vuelve a la lucha”, y tal vez otro que prometa “ya regresamos…”
Ha sido una caminadora de este país. Ha sido leal. No ha fallado. La llevo en el alma que es el lugar donde palpita vivo el agradecimiento. 
Ha sido un honor apretarte los bonotes, cámara ardiente.
Un honor entregarla a ustedes, 
Rubén.
0 notes
recetasdelacarmi · 1 month
Text
ESPAGUETI CON ALBONDIGAS RELLENAS
Tumblr media
INGREDIENTES;
60 grms. (2 onzas ) de piñones (nueces)
2 dientes de ajo
40 grms. (1 ½ onza) de queso parmesano
40 grms. (1 ½ onzas) de albahaca
2 cucharadas de aceite de oliva
60 grms (2 onzas) de mantequilla
PARA LA SALSA;
240 grms.(8 onzas) de cebolla
3 dientes de ajo
2 cucharadas de aceite de oliva
½ taza (4 onzas) de vino blanco seco
3 latas de tomate pelado
2 hojas de laurel
2 ramitas de perejil
sal, pimienta negra, azúcar
420 grms (14 onzas) de espagueti
30 grms (1 onza) de queso parmesano recién molido
PARA LAS ALBONDIGAS:
45 grms(1 ½ onzas) de cebolla
4 rebanadas de pan de molde
720 grms (1 ½ libras( de carne molida de res especial
3 huevos, sal y pimienta
PREPARACION:
Para el relleno: tostar los piñones en una sartén sin grasa, pelar los ajos y rallar el queso. Deshojar la albahaca, lavarla
y secarla bien. Mezclar todo con aceite y pasarlo por la trituradora hasta convertirlo en puré, sazonando con sal
Agregar la mantequilla y mezclar bien hasta que se forme una masa homogénea. Sazónala una vez más.
Poner la masa en una manga de repostería y hacer 16 bolitas de tamaño de tomatitos de coctel y colocarlas sobre
papel encerado, llevarlos al refrigerador para que se pongan duritas para la salsa. Pelar las cebollas y cortarlas en
tiras finitas a lo largo. Pelar los ajos y majarlos hasta convertirlos en puré. Sofreír ambos por 5" a fuego lento en una
sartén con aceite, añadir el vino blanco y calentar hasta que se consuma a la mitad.
Poner los tomates con su jugo en un recipiente, aplastar un poco y pasar al sofrito anterior. Añade el laurel y el perejil
y cuécelos a fuego medio por 40" revolviendo frecuentemente. Sazonar todo con sal, pimienta y azúcar. Retirar el
laurel y el perejil.
Para las albóndigas, pelar las cebollas y cortarlos en pedacitos. A los panes, cortar la corteza y suavizarlos en agua
caliente. Exprimirlos bien y mezclar con las cebollas, la carne molida y los huevos, amasando para que todo se junte.
Salpimentar fuerte esta masa y separe en 16 porciones. Colocar cada porción en la palma de la mano y aplanar. Poner
en el centro una bolita de relleno y cerrar dándole forma de bolita. Colocar en una parrilla forrada con papel encerado.
Poner las albóndigas en la parte mediana del horno precalentado a 210°C (420°F) y cocerlas de 25 a 30°.
Preparar los espaguetis siguiendo las instrucciones del paquete, en agua con sal y aceite. Escurrirlos. Poner la salsa
caliente encima y acomodar las albóndigas. Servir con queso parmesano rallado.
0 notes