#un par de medias ya es mucho
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꩜ dirty little thing ꩜
enzo vogrincic x reader
tw: +18, phone sex
a/n: mi primera fic, no juzgar 😭pero no doy más de pensar en este chabon, disfruten
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
“¿y este milagro?”
sonreíste con los ojos entrecerrados, dándote vuelta en la cama con tu celular en la mano mientras soltabas un quejido. “¿qué milagro?”
��me contestaste el celular, a las–” escuchaste a enzo resoplar a través del altavoz “–¿dos, son allá?”
“dos y media.”
“disculpáme, chiquita. te prometí que te iba a llamar a penas pudiera. ¿te desperté? aún no me acostumbro a la diferencia horaria.”
enzo llevaba varios días viajando al participar de la premiere de su nueva película; premiere a la cual decidiste no asistir por la privacidad de ambos. lo último que querías era que los titulares de los artículos pasaran de habla de la película a prejuicios sobre tu relación con el.
“no, amor.” respondiste suspirando, acomodándote en la cama. “estaba dormitando nada más. yo te extraño el triple, sabés. no es lo mismo sin vos.”
se rió por lo bajo. “yo te dije que vinieras. no era necesario que me acompañaras a los eventos, podrías solo haber–”
“enzo–” interrumpiste.
“pero escucháme, ángel. te podrías haber quedado acá conmigo en la habitación, hasta tarde.”
“¿hasta tarde, hm?” soltaste una risita al escucharlo reír, imaginándotelo agarrandose la cara por tu comentario. “¿haciendo que?”
“no sé, mi amor. ¿que se te ocurre?”
mordiste levemente tu labio inferior, apretando las piernas en el momento que tu cabeza comenzó a imaginar escenarios en los que podrías estar con tu novio si estuviera cerca.
“¿estás solo?”
lo escuchaste reír. “si nena, acabo de llegar a la habitación. ¿por qué?”
“ya sabes porqué.”
“no, ángel.” pusiste los ojos en blanco. “decime.”
“porque te extraño mucho.” exclamaste en voz baja, suspirando.
prácticamente lo podías escuchar sonreír. “¿cuánto?”
“deja de molestarme, enzo.”
“pero si recién estoy empezando, mi amor.” te quejaste al escuchar sus palabras, mientras el se recostaba en su cama de hotel. “¿dónde me extrañas?”
“¿dónde?”
“¿entre tus piernas, será?”
guardaste silencio por unos segundos, estremeciéndote al escuchar sus palabras cerca de tu oído a través del celular, ganándote una suave risa burlesca del otro lado de la llamada.
“¿si, mi amor?”
“sí, enzo. mucho. no es lo mismo tocarme solita.”
gruñó. “yo también extraño estar ahí, chiquita. no hay lugar mejor que entre tus piernas, escuchando los ruidos que hacés. no sabés como extraño comerte.”
te quejaste en voz alta en forma de suplica, acomodándote en la cama una vez más al no poder estarte quieta.
“extraño tocarte,” continuó enzo en voz baja. “besarte, cogerte. un par de días sin vos y me estoy volviendo loco.”
“enzo–”
“tocáte para mi, hermosa.” es como si fuera capaz de leerte los pensamientos. “dejáme escuchar los ruiditos que hacés para mi, ¿si?”
“mhm” fue lo único que fuiste capaz de escupir, bajando tu ropa interior por tus piernas y colocando tu mano entre las mismas, frotando circulitos al ímpetu de sus palabras. “hazlo conmigo, enzo.”
lo escuchaste reír por lo bajo. “si, mí amor. yo te necesito tanto como vos a mi.”
“te necesito acá, conmigo. en serio.” dijiste frustrada, quejándote por lo bajo mientras te lo imaginabas masturbándose en una pieza de hotel en españa.
“¿que querés de mi?”
“c-cualquier cosa.”
“¿cualquier cosa? ¿me dejarías hacerte lo que yo quiera, ángel?”
asentiste con la cabeza, como si te pudiera ver. “sí enzo, sí. lo que vos quieras.”
“hm.” lo escuchaste gruñir a través del altavoz, gimiendo como respuesta. “primero te comería a besos, como siempre..” se interrumpió a sí mismo con un casi inaudible gemido, haciéndote juntar las piernas con tu mano entremedio en respuesta. “.. y luego bajaría por tu cuerpo, pasaría mi lengua por todos lados, mi amor. como siempre.”
“¿y que más?” dijiste con la voz temblorosa.
“te daría besos por los muslos, y pasaría mis dedos para ver lo mojada que estás.” gemiste, interrumpiéndolo. “te dejaría probarte. no sabés como me pones, princesa. lo que más quiero es que te corras en mi boca, y luego me dejes cogerte hasta que no puedas más.”
“quiero que lo hagas como la última vez que nos vimos.”
te ganaste una risa de su parte. “¿ah, sí? ¿en la cocina otra vez, mi amor?” asentiste entre quejidos. “no tardaste nada en acabar mientras te cogía encima de la mesa. ¿o estás hablando de cuando te metí los dedos mientras cocinabas, chiquita?”
“enzo..”
“¿ya, mi amor?”
“mhm..” gemiste, entreabriendo la boca sin poder controlar los sonidos que hacías.
“esperáme.”
“no me puedes hablar así y hacerme esperar.” lloriqueaste, haciéndolo reír. “no aguanto nada escuchando tu voz.”
“ni yo la tuya, chiquita. extrañaba tanto los ruiditos que hacés. no sabes como me tienes.”
“por favor, enzo.”
“¿por favor qué?”
“acaba conmigo.” ocultaba sus gruñidos, pero podías escuchar su respiración agitada y la forma en la que movía su mano. “por favor enzo, te necesito.”
“hazlo.”
tus oídos cesaron por un par de segundos al dejar de esperar, pero logrando escuchar los gemidos y gruñidos que soltaban ambos al mismo tiempo. después de unos segundos, lo único que se escuchaba en ambas líneas eran las respiraciones agitadas de los dos, seguidas de una risa burlesca por parte de enzo.
“un par de días más aguanta, mi amor.”
te quejaste. “no aguanto ni un par de segundos sin ti acá, amor.”
“dios.” suspiró. “me tenés como un idiota, sabelo.”
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Calmar tu sed pt.2
Mis queridaaaas, les vengo con una segunda parte del fic que tantó le gustó (gracias por hacérmelo saber)
Mucho más desvergonzada que la primera, quedan advertidas.
probablemente el banner más feo que he hecho jamás, perdón
💕Sub!Blas Polidori x f!reader
❤️🔥+18 sexo explícito, blas es aún más insaciable, masturbación, sexo oral, mommy kink
Después de una mañana intensa de trabajo por fin podías relajarte en casa. Bendito horario de verano; la jornada empezaba antes y tenías que madrugar bastante más, pero el paseo hasta la estación al comienzo del amanecer con la brisa de la mañana te daba una tregua respecto al calor sofocante de la ciudad.
Hoy habías picado algo con tus compañeras, así que al llegar a casa ni siquiera tenías que pensar en qué comer. Después de una más que necesaria ducha fría te vestiste únicamente con una fina camiseta de tirantes y unas bragas de encaje, asegurándote de que todo fuera lo más fresco posible.
Recordaste al pasar por delante de la mesa del comedor que tenías que leer un manuscrito antes de que llegase el fin de semana. Habías prometido corregir la gramática del texto para una amiga que estaba iniciando sus andanzas en la escritura, y ya que tú habías hecho una carrera de letras, disfrutabas con ello.
Sin más, te recogiste el pelo aún húmedo por la ducha con una pinza de plástico y amontonaste unos cojines en el cabecero de la cama para leer recostada pero no totalmente tumbada.
La camiseta, además de ser de tirantes era bastante suelta e incluso un poco grande para ti, así que tus pechos amenazaban con fugarse de la tela y las tiras se caían de tus hombros constantemente, pero no le diste demasiada importancia, total, era tu casa.
El sonido de la puerta de la calla abriéndose y cerrándose.
¿Blas había llegado tan pronto?
-¿Amor? – preguntaste alzando la voz
-Sí, mi vida, llegué.
En realidad, habías reconocido el sonido de la forma particular que Blas tenía para entrar, y después, el sonido de sus llaves cayendo sobre el platito de cerámica que teníais junto a la puerta.
A continuación, sus pasos pesados por el pasillo. A Blas le afectaba el calor todavía más que a ti, le agotaba.
Cuando asomó por la puerta quitándose la mochila de la espalda ya te hizo reír con su expresión de sorpresa y su sonrisa.
-Pensaba que los bombones se guardaban en la heladera en verano, che.
Tú reíste ante su comentario-intento-de-chiste.
-¿Qué tal el día, bebé?
-Tch, tch, tch – te quiso silenciar de forma humorística, y, con exageración se pellizcó el puente de la nariz y cerró los ojos a la vez que levantó el índice de forma dramática – no vas a fingir que no te estoy viendo hasta el carnet de conducir desde aquí.
Riendo te tapaste un poco los pechos subiendo tu camiseta, pero uno de los tirantes se deslizó por tu hombro otra vez, dejándote claro que esa prenda ya no servía demasiado para cubrirte, quizás deberías reutilizarla para trapos.
-Y, hace un calor de mil demonios, nene, ¿qué querés?
-Bueno, si me preguntás… - dijo él con media sonrisa sentándose en el borde de la cama y acariciando tu pierna suave.
La verdad es que estaba tan guapo con la camiseta blanca que llevaba…
-Nah, nah, nah – le quitaste la mano de tu pierna como si fuera una mosca de las que molestan en esa época – quietito ahí que nos conocemos y tengo que leer esto, amor.
Blas hizo caso omiso a lo que le dijiste y empezó a juguetear con el elástico de tu ropa interior, pasando el dedo por debajo tentado de bajarlo.
-Blaaaas, sólo dame un par de horas que acabe de leer esto y soy tuya ¿sí? – pediste en tono de súplica.
-¿¡Dos horas!? ¡Pero…!
-Blas – dijiste intentando ponerte seria. En realidad, te estaba costando mucho no reírte ante las pataletas de tu novio. Este se cruzó de brazos y te miró enfurruñado resoplando.
Fingiste no mirar por encima de la pila de folios que sostenías, haciendo como si ya hubieses vuelto sin problema a tu momento de concentración en la lectura. Viste cómo tu novio se acomodaba un poco el pantalón, probablemente ya tenía una incómoda erección; eso te aceleró el pulso. No es que no quisieras, pero estabas muy ocupada y no ibas a adelantar trabajo si te la pasabas en la cama con ese pendejo toda la tarde. Este chico…
Cuando se levantó asumiendo su derrota e iba rumbo a la ducha le paraste.
-Blas, amor.
-¿Sí? – dijo con un tono menos lastimero que antes; a veces tenía que asumir que los adultos con responsabilidades hacían otras cosas a parte de coger, se dijo.
-Podés comer, pero… dejáme leer, ¿ta?
Blas te miró con los ojos muy abiertos como si le hubieses dicho que le esperaba su comida favorita después de estar toda la mañana pasando hambre. Bueno, en realidad, así era.
No perdió tiempo y se quitó la camiseta, dejándote ver ese torso delgado que a ti tanto te encantaba.
Si fuera un dibujo animado ahora mismo se estaría anudando una servilleta al cuello, pensaste divertida.
Se tumbó entre tus piernas poniéndose cómodo. La gran estatura de Blas os había obligado a comprar una cama de gran tamaño para que ambos pudieseis caber en ella.
Como si se tratase de un bombón exquisito, así como te había dicho nada más entrar en la habitación, comenzó a deshacerse de tus braguitas de encaje como si fuera el papel plateado que envolvía su dulce preferido. Las tiró a un costado ganándose una mirada reprobatoria de tu parte, la cual mitigó rápidamente con esa media sonrisa de nene que no ha roto un plato en su vida y por la cual se libraba de todas las veces que querías reprenderle.
Al retirarlas se había dado cuenta de cierta húmeda mancha, pero decidió no decir nada tal y como le habías pedido. Esta vez iba a ser obediente.
Tuviste que hacer uso de toda tu concentración para no gemir cuando sus dedos apenas comenzaron a rozar el interior de tus muslos. Y un carajo ibas a leer tú.
Escondiste tu rostro detrás de los papeles y cerraste los ojos con fuerza. Era un gemido profundo lo que querías dejar salir cuando su lengua caliente dio una primera pasada de cortesía por encima de tu sexo. Sin embargo, sólo te permitiste soltar un suspiro, que esperabas quedase ahogado por el sonido del ventilador del techo sobre vosotros.
Él hizo un ruido de placer al besar y lamer ya sin titubeos tus otros labios.
-Mmmmhhh…
Con una mano, sujetabas la pila de folios, pero con la otra decidiste ordenar los rizos de la cabeza de tu novio, no para marcar el ritmo ni nada de eso, qué va.
La sensación de su lengua era deliciosa, tan húmeda que cualquiera diría que había bebido agua justo antes, aunque que tú supieras, no lo había hecho.
Se introducía en ti con el músculo de su boca, con una fuerza y destreza que te hacía ver las estrellas. No creías engañar a nadie fingiendo leer a estas alturas, pero creíste que era necesario no romper la magia del juego y seguir sin mirar a tu novio.
-¿Está rico, nene?
Blas, que parecía temer que se agotase la fuente de su placer, lamía con auténtica sed entre tus piernas. Pero salió para tomar aire y responder, con los labios y la barbilla húmedos de su propia saliva y tu excitación.
-Sí, mami…
Dios, cómo querías tirar los documentos al mismo sitio donde Blas había tirado tu ropa interior. Doblaste tus rodillas y abriste más las piernas para darle aún mejor acceso.
Notaste - aunque intentabas mirar lo mínimo por si subía la vista hacia ti – como sus caderas se movían, probablemente de forma involuntaria, contra el colchón. Pobrecito.
-¿Y ya estabas muy cachondo? – preguntaste intentando fingir desinterés y casualidad.
Blas asintió con la cabeza, provocando con ese movimiento un pequeño gemido de tu parte.
- Y sí, mami, ya me iba a hacer una paja en la ducha, sabés – dijo rápidamente antes de continuar con su festín, así como uno sale del agua para tomar aire y vuelve a sumergirse.
-Pobrecito… - dijiste en tono de compasión, pasando una página que obviamente no habías leído del manuscrito, habrá que disimular, ¿no?- Pero ya hemos dicho que eso no, mi nene… mami te da lo que vos necesitás, ¿verdad?
Asintió de manera más enérgica y comenzó a dar estocadas en el colchón ya de forma voluntaria, de forma salvaje. Se estaba follando vuestra cama. Gemiste al imaginar como su ropa interior y sus jeans, que no le había dado tiempo a quitarse, se estarían humedeciendo bajo él, eso siempre te había parecido de alguna manera adorable. Soltaba pequeños gemidos mientras se agarraba a tus dos muslos como si su vida dependiese de ello.
-Blasito… la tenés muy dura? – preguntaste como si no lo supieras.
-Sí… - lloriqueó.
-Podés tocarte si querés…
Él te dedicó una mirada rápida como teniendo cuidado de no hacer que te replanteases tu decisión. Después se levantó de un salto y comenzó a bajarse el cierre del pantalón.
Cuando se bajó el bóxer intentaste concentrarte en las palabras escritas que tenías delante, pero fallaste miserablemente. Era un pecado no ver semejante obra de arte de la naturaleza.
Con la mano derecha agarró su miembro y, usando el líquido preseminal que llevaba un rato manchando su ropa, lubricó su punta con alivio, comenzando a masturbarse mientras te observaba aún a los pies de la cama.
Cuando volvió en sí, retornó a su posición, tumbado entre tus piernas, sin embargo, esta vez no lo hizo boca abajo, si no que se recostó de lado, para dar espacio a lo que tenía entre manos.
Aún así no había olvidado su cometido, y apoyó la mejilla en tu muslo, lo suficientemente cerca para poder seguir lamiendo cómodamente mientras conseguía aliviarse con su mano.
-¿Cómo decías vos? Estos adolescentes siempre con la pija dura, ¿no? – dijo con la respiración entrecortada entre lamida y lamida – ¿y que querés mamita? No podés poner a dieta a alguien y después prepararle tremendo dulce…
-Vos ya no sos ningún adolescente, Blasito …tenés- Ahhh!! … un… problema – gemiste sin poder evitarlo.
Él no hizo caso a tu comentario y siguió bebiendo de ti mientras se masturbaba desesperadamente.
Te agarrabas con fuerza a los papeles con una mano y a la almohada debajo de tu cabeza con la otra, no podías más del placer. Si seguía así un par de minutos, ya fue, pensaste.
-¿Puedo, mami? – dijo con voz ronca. No te dijó qué, pero la forma rápida y errática en la que movía su mano y su lengua te dio una idea de qué era lo que quería hacer.
-Sí…. ¡Sí! – gemiste casi gritando.
En un movimiento que ni viste, Blas se incorporó y se colocó entre tus piernas para penetrarte. La exagerada humedad que te había provocado hizo que no tuviese que prepararte primero con sus largos dedos. Antes de que pudieras darte cuenta ya se estaba moviendo dentro de ti, llegando muy profundo y haciendo sonidos que sonaban casi a una queja. Pareciese que no podía ir tan rápido como su miembro necesitaba.
-Mami….!!!
-Venite, mi niño…venite dentro de mami,…todo dentro….
-¡Mami, no puedo más! – gimió y encontró un patrón de embestidas más rápido todavía. Parecía un conejito desesperado entre tus piernas.
Notaste tu orgasmo arrasar dentro de ti, haciendo que te aferrases a su espalda clavándole las uñas.
Un buen grito salió de tu garganta, barriendo consigo todas las tensiones acumuladas de ese día con cada pulsación de tu sexo.
Blas te miró y abrió la boca, como si no pudiese creer lo mucho que le estabas apretando mientras te sostenía entre sus brazos.
-Me vengo, nena… me vengo… - cerró los ojos con fuerza y dejó salir un sonido casi gutural de su pecho.
Después de eso, solo pudiste notar como la corrida que llevaba guardando para ti desde… ¿anoche? ¿no hacía ni doce horas que habían cogido? Llenaba tu interior con fuerza.
Gimió mientras se venía, hundiendo su cara en tu pelo, desparramado por la almohada.
Os tomó un buen rato recuperar el aliento. Ahora ambos estabais empapados en sudor y hechos un completo desastre.
No hacían falta palabras, cuando intercambiasteis la mirada supisteis lo que queríais decir: a la ducha.
Te levantaste con esfuerzo de la cama, como quien se levanta de un viaje muy loco en los toros mecánicos; despeinada, con la ropa movida y sin aliento. Tuviste cuidado de no derramar lo que tu novio había derramado en ti antes de llegar al baño, aunque un poco escapó inevitablemente por tus piernas.
Ya desde la ducha gritaste para que te escuchase en la habitación.
-Si aún querés más vení a la ducha por que luego me tengo que poner a leer sí o sí, ¿ta?
Blas sonrió mientras recogía tus bragas del suelo
-¡Voy!
Agradezco mucho sus comentarios 💕
tags: @madame-fear @deepinsideyourbeing @loveinsprings @lunitt
@lastflowrr @iamjustadoll (como siempre, diganme si quieren que las incluya en la taglist o las borre <3)
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Catalina no tenía pensado ir al cabaret. Su plan era dejar a @highlandsailorcon ese mensaje y reirse en su cuarto mientras piensa en la cara de tonta que se le ha quedado mientras le esperaba. Realmente se la puede imaginar ya, está segura de que se la ha sacado un par de veces, pero aún así le parece una idea graciosísima.
Sabe que Maki trabaja junto a Reigna Young, la otra Regina Young, y no confía en que pueda contener sus ganas de saltarle a la garganta con una precisión mortal si se encuentra con ella. No le importaría rodear su precioso cuello de cisne con las manos y presionar hasta que dejara de respirar… si no fuera porque no es una pelea que esté segura de que vaya a ganar. Regina es una mujer más peligrosa de lo que deja aparentar, o al menos tiene aliados hasta en los rincones más inhóspitos de la sociedad. Incluso el dueño del cabaret, se ha enterado la rubia, es un ex-miembro del Team Rocket que, está segura, no va a dejar que le pase nada a una de «sus» chicas mientras él esté ahí.
Y si no consigue acabar el trabajo, esta vez ella será la presa en la mira de la otra mujer. Nyet, no se puede permitir eso.
Pero por otro lado… no le iría mal hacer trabajo de reconocimiento. Ver la ubicación del local en persona, los horarios de las chicas, las entradas, las salidas… pero lo que acaba de inclinar la balanza es lo divertido que sería. Ir al local en el que se encuentra su adversaria, pasar por debajo de sus narices y que no se dé cuenta. Quien sabe, quizá pueda incluso mandarla una foto de su propia nuca tomada desde el vestuario.
Catalina se muerde el labio. Se levanta del sofá y se va a su habitación.
Hace poco que Alex le gritó por ocupar demasiado espacio en el diminuto armario que comparten entre los tres. Desde que recuperó parte de sus cosas, irónicamente, ha echado más de menos tenerlas, en particular su ropa. Pero está segura de que dentro de una de las bolsas está el vestido que se compró para el entierro del padre de Mihail. Con un cuello de corte Mao y una falda larga y fluida, no solo hacen un buen trabajo escondiendo sus tatuajes, sino también sus curvas.
Lo deja encima de la cama y se mete un momento en el baño. Busca una lata de gomina, la que ha visto usar a Ollie, y se la pone en el pelo para echarselo hacia atrás. Posa unos segundos ante el espejo, se ve guapa con ese peinado… pero quizá en otro momento. Ahora se lo cubre, primero con una redecilla y luego con una peluca pelirroja. No tiene mucho tiempo para estilizarla, pero le gusta como le enmarca la cara. Finalmente, con un poco de base de maquillaje, se tapa la cicatriz de la cara.
Una vez vestida y con las gafas de sol, nadie diría que tiene ante así a Catalina Veloso.
El perro de San Roque no tiene rabo…Murmura para sí mientras sale de la caravana. ...porque un rabino se lo ha cortado. Para en el ultimo momento. Deja el movil apartado para darle un corto y pequeño abrazo a Rokko antes de salir, y le dice a la compañía de taxis que manden a alguien a recogerla.
Una media hora después, la irreconocible figura de la cambiada Catalina aparece ante Malachy. Ni siquiera su forma de caminar es la misma, aunque no es tanto parte del disfraz como que no le gusta demasiado ese vestido.
Buenas noches, рыбка . Le dice con una voz que no parece la suya. Se desliza las gafas por el puente de la nariz y le guiña un ojo.
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HOLA LU! yo sé que ahorita tu lista de cosas que escribir es demasiado larga, pero he tenido esta idea en la mente por mucho rato. Que te parece un escenario de mean!dom Mati que no sea sexual? Me explico. Esto se me pasó por la mente cuando leí Con toda Devoción y Delirio de Condenados, específicamente cuando la lectora se corta y cuando Matías le pregunta porque partió la taza, en especial la segunda. No sé, trato de pensar como reaccionaria en momentos x del día, no sé si me explico.
Ten un fantástico día!
-♠️
(Kind of) Casual dominance con MeanDom!Mati ♡
-Tardaste bastante...- se queja Matías cuando te ve llegar. Ocupás tu silla, con tu cabello todavía goteando después de una ducha de sólo cinco minutos, y lo observás mientras corta un par de naranjas sin dejar de quejarse por lo bajo.
-Podías dejarlo preparado- contestás con el mismo tono-. Dejá que...
-No, callate- te señala con el cuchillo-. Y tenés que tomarlo recién hecho o no sirve.
Un vaso vacío que reposa sobre la mesa es, sin lugar a dudas, el motivo de su molestia. Probablemente lo preparó cuando le dijiste por tercera vez que sólo te faltaban cinco minutos, seguro esperaba que lo bebieras mientras aún estaba fresco, pero...
-Gracias- le sonreís cuando te entrega el vaso, ignorando las vitaminas que deja sobre la mesa; el sabor es horrible, en extremo amargo, pero Matías sostiene -y sabés que tiene razón- que no necesitan tener un buen sabor para hacerte bien.
La casa está en silencio, la televisión apagada y sus teléfonos en la habitación, así que sin esas distracciones sólo te queda fingir concentrarte en el paisaje del otro lado de la ventana, con la esperanza de que así no sean evidentes tus intenciones de no ingerirlas. Matías te conoce, sabe lo que hacés, pero elige callar.
-¿Dónde querés ir primero?- pregunta media hora más tarde, mientras recogen lo necesario antes de salir. Cuando nota que estás luchando por colocarte el calzado, en lugar de ayudar como normalmente lo haría, desaparece brevemente y regresa con las vitaminas que dejaste olvidadas en la mesa.
El tirón en tu cabello te sorprende y cuando separás los labios para protestar arroja las vitaminas en tu boca, utilizando la palma de su mano para impedir que hables. Espera pacientemente hasta verte tragar -sabe que no necesitás agua, él mismo entrenó tu garganta- y te libera.
-Todos los días lo mismo, nena.
Luego de una pequeña discusión en el estacionamiento (porque él sostiene que no, no necesita que le recuerdes poner el freno de mano y no, no va a tener otro incidente con el auto) ambos ingresan en tu tienda favorita y él observa tu gradual descenso hacia la histeria mientras te probás algunas prendas que escogiste.
Vuelve a correr la cortina del probador para examinar la situación en el interior del mismo, esperando no ser el blanco de una de tus miradas cargadas de furia, pero todo lo que encuentra en tu rostro es frustración e inseguridad.
-Me queda todo para el orto.
-Qué boquita, eh.
-No me rompas, Matías, no estoy para...
Entra en el cubículo rápidamente y te acorrala contra el espejo.
-Para empezar, hablame bien- te recuerda-. Segundo, ¿ya te olvidaste de lo que hablamos ayer?
-No.
-¿Entonces?
-Es que no me gusta...
-Entonces elegís otra cosa o vamos a otro lugar, pero esto de "me queda para el orto" no, ¿entendiste?- presiona su cuerpo todavía más contra el tuyo, su mano sobre tu pecho que ahora sube y baja rápidamente.
Ojalá el calor que irradia no fuera tan perceptible, pensás mientras un escalofrío te recorre, porque evita que te concentres por completo en sus palabras. Puede que él intente que dejes de hablar negativamente de tu persona o de tu cuerpo, justo como lo hizo tantas otras veces, pero ahora mismo vos sólo pensás en todo lo que podrían hacer ocultos únicamente por una cortina.
Golpea tu mejilla para sacarte de tus pensamientos.
-¿Entendiste?- repite y asentís. Retira las prendas que cubren tu cuerpo con cuidado y comienza a vestirte, tomándose el tiempo de acariciar tu cuerpo-. Dejá de mirarme así, no vamos a coger acá...
No sé si esto era lo que tenías en mente, pero igualmente espero que disfrutes la lectura ♡ taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @recaltiente @llorented ♡
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Como el sol de verano... (Bjorn x lectora)
Masterlist de mi autoría
Sinopsis: el chatarrero y la mecánica se conocieron cierta tarde soleada, cuando un desperfecto en un carguero y una amenaza por parte de su jefe hicieron que Bjorn se viera obligado a arreglar el desastre solo. No esperaba que un regaño y el miedo de quedar desempleado terminara en él perdidamente enamorado de una soñadora.
"¿Qué diablos le sucedió a tu carguero?"
"Pensé que eras mecánica, no policía."
____ miraba con preocupación el ollin que ensuciaba parte de los rotores de aquel motor. Lo habían sobreforzado. No sería nada raro, de no ser por el hecho de que se trataba de un maldito carguero espacial. Ni siquiera se le ocurría con qué fuerza era posible una sobrecarga.
Pero el chico tenía razón, no era de su incumbencia.
—Bueno, amigo. Esto es complicado.—____ escaneó el motor—. La pieza esta detonada. Necesitas una nueva. O rulemanes nuevos como mínimo para que funcione decente.—
—¿Cuánto cuesta?—por el rostro de la mujer, Bjorn ya se veía venir una locura.
—Dime algo... ¿Eres del nivel D?—
—¿Eso es relevante?—la joven asintió, solo haciendo que Bjorn se sintiera aún más perdido—. Pues si, soy chatarrero ¿Que no ves que te traje un carguero?—
—... Entonces no te alcanza.—____ cerró la puertita, dándole unos golpecitos al metal—. Saca tu trasto viejo de mi taller, chatarrero.—
Bjorn tardó unos segundos en comprender la situación, y no tardó en salir detrás de la mujer.
La idea de volver a su sector con la nave destruida no era ni siquiera pensable. Debía solucionar su desastre cuanto antes.
—¿Y tú qué sabes si puedo pagarlo o no?—caminó a su par, notando como reía entre dientes.
—Siendo nivel C y con un sueldo más grande que el tuyo no me alcanzaría ni para la media docena de los doce rulemanes que necesitas... Menos te alcanzará a ti. Matemática simple, querido. Buena suerte.—
____ entró a la pequeña oficina del taller dispuesta a sentarse a finalmente almorzar algo, cuando la todavía figura presente de Bjorn la hizo bufar sin disimulo.
—¿Quieres que te lo escriba en una carta y se lo llevas a tu posible ex jefe?—
—Por favor. Se supone que esa nave debe estar en funcionamiento para el próximo lunes.—
—Si, el próximo lunes dentro de 20 ciclos solares. Empieza a ahorrar, compañero.—Bjorn se removió ansioso, pensando en algo que pudiera sacarlo de apuros.
—... ¿Hay alguna mínima chance de que esto se solucione y no me quede en la calle?—____ lo miró cansada—. Por favor... Tengo una hermanita.—
____ notó entonces la desesperación en sus ojos.
Ese brillo tan característico de la gente sin esperanza. Había muchos de esos en su sector, pues romper un vehículo en Jackson's Star era una sentencia de muerte si tu trabajo dependía de ello.
—... ¿Tienes tiempo libre?—
Cuando ____ le planteó a Bjorn la idea de ayudarla con el desguace de unas naves, el chatarrero accedió sin dudar.
"alguna de esas naves puede tener los rulemanes que necesitas. Ayúdame y serán tuyos"
Lo que esa tarde empezó como un planteo de ayuda mutua, con el pasar de las horas y días se fue convirtiendo en algo más. Algo mucho más ameno.
—Dijiste "hermanita"... Navarro no tiene nada de pequeña.—____ miró divertida al chico, quien rió sin despegar la mirada del tablero que estaba desarmando.
—Bueno, tenía que darte lástima. Funcionó ¿O no?—
—Medidas desesperadas supongo.—
____ había conocido a la chica esa mañana, cuando Bjorn llegó al taller junto a ella. Le pareció una buena chica. Simpática. Su visita fue fugaz, pues solo estaba de pasada camino al trabajo. Pero prometieron comer algo todos juntos algun día.
—¿Te quedan muchas horas de pago?—Bjorn llamó la atención de la chica, quien tomaba unas llaves y las acomodaba en el bolsillo de su chaqueta.
—En realidad ya las he cumplido, estoy trabajando solo por dinero. El doble.—
—¿Por qué no te vas de éste lugar de mierda entonces? Yo ya estaría en Yvaga, bebiendo una cerveza al sol.—____ rió bajito, abriendo la compuerta de la cabina y comenzando a desajustar los primeros tornillos.
—No es conveniente pedir el pase ahora. No les sirve que me vaya, querrán retenerme.—Bjorn entonces miró a la chica, despegando su atención del tablero.
____ sacaba sin mucho esfuerzo los componentes, dejándolos a un lado. No se molestó en mirar al chico que se acomodaba a su lado.
—No pueden retenerte.—
—Oh, sí pueden. A un colega le sumaron diez mil horas de trabajo en cuanto pidió el pase a Yvaga... La gente sigue muriendo en Jackson, se quedan sin trabajadores. No les sirve que nos mudemos.—Bjorn entonces lo entendió. La chica tenía un punto.
—¿Y qué harás entonces?—la ayudó con unas piezas, acomodándolas a un lado.
—Esperar el momento justo. Mientras tanto sigo ahorrando dinero.—____ entró al pequeño hueco que acababa de despejar, asomándose un segundo para ver a Bjorn—. Cuando vaya a Yvaga, tendré una bonita casa. Prometo invitarte una cerveza cuando me alcances en 40 ciclos, asi veremos las estrellas en el jardín.—
La chica volvió a desaparecer en el hueco, y Bjorn se quedó ahí, pensativo. Ella tenía todo su futuro planeado. Pero él... Él solo tenía en mente trabajar, cumplir y largarse al diablo ¿Era un plan tonto acaso?
—¿Cómo piensas agradecerme si te consigo tus repuestos?—____ se asomó apenas, y Bjorn sonrió al ver su revoltoso cabello, sus ojos divertidos lo miraban desde el hueco del suelo.
—Estoy haciendo tu trabajo hace cuatro días ¿No es suficiente?—
—Me gustan las pizzas... Con mucho queso.—
—¿Es un pedido?—
—Tal vez...—
—Bueno. Entonces te pagaré con pizza y unas cervezas.—
—Bueno, entonces que sea hoy.—____ sacó con algo de dificultad una caja metálica. Dentro estaban los pequeños artefactos redonditos que tanto buscaban—. Tesoro encontrado, chatarrero. Y se ven como nuevos.—
Bjorn gritó eufórico, y la mujer no tardó en reír.
—¡Eres la mejor, cariño!—
—Lo sé, lo sé. Ya, deja eso y salgamos de aquí.—
El par dejó la nave en ruinas, volviendo al taller principal. En el corto trayecto caminando, el par siguió hablando de Yvaga. Dejando volar su imaginación.
Bjorn se sintió la persona más aburrida y básica de la galaxia al escuchar los planes y anhelos de la chica. Al escucharla hablar con tanta ilusión y esperanza de su futuro, sus ojos se iluminaban, y su voz parecía encenderse. A Bjorn le gustó eso...
A Bjorn le gustaba ella.
—¿Sucede algo?—
____ miró confundida a Bjorn, quien se detuvo por un momento en medio del camino. Ese último pensamiento repentino lo tomó por sorpresa.
—... ¿A qué hora vamos por las pizzas?—desvió el foco de atención, volviendo a caminar.
—Ahora que lo recuerdo, hoy tengo que cumplir horario nocturno. Asi que vamos mañana ¿Te parece?—
—Claro, cuando terminemos la nave.—la chica rió bajito—. ¿Qué?—
—Ya cumpliste tu parte del trato, y ya tienes tus rulemanes. No debes seguir viniendo.—a Bjorn esa aclaración no le gustó mucho. Disfrutaba pasar las tardes en el lugar. Incluso si lo analizaba bien, nisiquiera pensaba en las refacciones. No. Él iba a compartir un momento agradable con la mujer.
Otra vez los pensamientos lo desorientaron un poco.
—... Pero debemos reparar el carguero, vendré igual a ayudarte.—
—No hace falta. Mis compañeros del taller se encargarán de eso. No quiero quitarte más de tu tiempo libre.—
—No lo haces.—____ lo miró confundida—. Es... Agradable estar contigo, supongo.—
La evidente sorpresa en el rostro de ____ fue acompañada enseguida por un suave sonrojo, algo opacado por las manchitas de grasa que adornaban sus mejillas. Los labios de Bjorn se curvaron en una pequeña sonrisa al ver que un comentario tan simple la había avergonzado tanto.
—Bueno... Para mi también fue divertido... Tú eres divertido.—se paró frente al taller—. Como sea, ya cumplimos el trato. Cambiar las piezas llevará unas horas, para mañana temprano ya tendrás el carguero.—
—... Pero igual iremos por las pizzas en la noche.—____ sonrió al ver que Bjorn parecía más interesado en la cena que en conservar su empleo.
—Si, Bjorn. Me debes las pizzas.—
—¡Es una cita!—palmeó las manos emocionado—. Nos vemos mañana entonces.—
—No es una cita, es una paga... podríamos invitar a Navarro.—
—No, ella no irá... y es una cita, una de paga.—
El joven comenzó a alejarse antes de volver a escuchar una negativa por parte de la mujer.
Durante todo el viaje hasta su sector de trabajo, Bjorn no dejó de pensar en qué haría la próxima tarde.
¿A dónde irían a comer? ¿De qué hablarían? ¿Le contaría a Navarro sobre la cita?
Sin darse cuenta, Bjorn le dio mil y un vueltas al asunto. Y por primera vez en mucho tiempo, una tarde hurgando chatarra no le resultó tan agobiante.
Primera publicación. Yeiii ✨
#bjorn alien romulus#bjorn x reader#alien romulus#spike fearn#fanfic#español#nigoodafternoonniquenada aquituhablasespañol
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❃ 𝙱𝙰𝙸𝙻𝙰𝙽𝙳𝙾 𝙴𝙽𝚃𝚁𝙴 𝙻𝙾𝙱𝙾𝚂 - 𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 2 ❃
» Temática: SKZ híbridos x Oc (Lis) » Género: Poly, fantasía, OMEGAVERSE » Warnings: Fluff, smut con historia, angst, tensión sexual, sexo, degradación, dinámica A/B/O explícita, dom/sub, sado, amor, entre otros. » Warning de CAPÍTULO: Hyunjin es un horny bitch. Fluff Seungmin. Smut impliícito, ninguno directamente relacionado con Lis. » Tipo: Serie. » Palabras: 3.778.
» Masterlist « | Anterior | Capítulo 3
N de A: Bueeeeno... Seguimos con la serie. Terminaré lo de Halloween, os lo prometo, pero es que esto me encanta y quiero publicarlo. Aquí en tumblr no tiene mucha repercusión, pero en fin. Se hace lo que se puede. Aur revoir!
Esa noche, Lis comprendió que no sería tan sencillo.
Chan la dejó sola para que se acomodara, pero no abrió las maletas de inmediato ni probó la cama, que era sensiblemente más grande que la del goshiwon. En todo caso, tuvo la necesidad de sentirse como esas protagonistas de libros que hacen cosas de protagonistas: Abrir la ventana del balcón y apoyar los codos en la barandilla.
El viento era algo frío y el olor a tierra mojada le inundó las fosas nasales. Por fin, un poco de aire puro entre tanta feromona masculina. Eran muy diferentes a su ex jefe, que olía a eucalipto rancio, y de Jung Han, cuyo olor cítrico y parecido a Chan le decía que pertenecía a otra manada a la que no debería acercarse. ¿Por qué le resultaba tan agradable el aroma de ese grupo? Su nariz se había adaptado en nada.
Al cabo de media hora, su estómago emitió un rugido atronador que la sobresaltó hasta a ella misma. Miró el reloj: Las siete de la tarde. Se había saltado la hora de la cena.
— Chris me dijo que podía comer algo... —echó un vistazo a las maletas, que seguían de pie cerca de la puerta y suspiró—. Antes de deshacer el equipaje, por supuesto.
Cosa que le llevó más tiempo del esperado. Al par de horas y sudando como un pollo al as, metió las maletas vacías en el armario y se desplomó en la cama respirando con fuerza. Le había tomado más rato colocar las cosas en la nueva habitación que empaquetar. ¿Por qué? Misterios de la ciencia.
Los ojos se le cerraban, cansados de tantas emociones, pero el penetrante olor del grupo la distraían del sueño. Se incorporó: Se había olvidado de cenar, otra vez.
— Estúpido trastorno de atención... —se quejó, yéndose de la habitación.
Lo bueno era que los pasillos estaban iluminados aún. Bajó las escaleras hasta el primer piso, reparando en que ambos chicos, Changbin y Felix seguían viendo la televisión, pese a que algo había cambiado entre ellos. El abrazo del segundo chico era mucho más íntimo que la primera vez que los vio, con una mano perdida entre ambos. Advirtió también que el alfa tenía un cojín encima, en la parte superior de las piernas y respiraba agitado... Uy, no. Giró la cabeza bruscamente, evitando mirar más de lo debido. A la penumbra del salón no distinguía lo que estaban haciendo, y tampoco quería saberlo.
Por ahora.
En la cocina pudo pensar con claridad, aunque, mientras se cocinaba unos fideos instantáneos, escuchó un par de voces venir en su dirección.
— Con suerte solo serán cuatro días. —iba comentando I.N—. Hyunjin puede llegar a ser... implacable cuando se pone manos a la obra.
— Ni que lo digas. Pero a Han ya le va bien. Hyunjin es el único que puede apaciguarlo un poco. —dijo Minho, rascándose la nuca—. Recuerdo mi anterior celo. Consiguió que pidiera una pausa.
— Por que tú te agotas en seguida. Normal que te dure una semana si no aguantas lo suficiente como para satisfacer a tu lobo... Oh, hola Lis. —levantó una mano a modo de saludo, y la preciosa sonrisa de zorro le encendió el rostro como miles de luces... Pese a que algo raro oscilaba en ella. ¿Era una sonrisa forzada? Examinó la olla de fideos haciéndose en la vitrocerámica—. Te habríamos guardado algo si lo hubiéramos sabido.
Lis negó.
— No hace falta. El traslado me ha ocupado unas cuantas horas y me he distraído.
— Ignoraba que supieras cocinar. —le espetó Lee Know.
— El ramen me sale exquisito. —hizo el gesto de "chef's kiss" que arrancó una carcajada extraña al maknae del grupo. Minho resopló, pero todos habían visto la media sonrisa en su boca.
Un breve silencio cayó en la estancia, interrumpido únicamente por el sonido de "chup, chup" de la comida. Lis quería hacer preguntas sobre lo que estaban hablando y no hallaba las palabras adecuadas. I.N lo notó.
— ¿Te preocupa algo? —quiso saber, sincero.
— Ese chico, Han... Habláis de su celo como si fuera una anomalía. Sé que cada híbrido posee una forma de ser en esos momentos y, sin embargo, estáis preocupados. Lo veo en vuestras caras.
Los dos se miraron, claramente deliberando si debían o no decírselo. Lee Know asintió y, tras sentarse en la silla alta delante de la encimera dijo:
— Dado que vas a ser nuestra mánager por lo que esperamos que sea un largo período, sí, convendría que supieras algunos pequeños... percances con los que podrías toparte. En el caso de Hannie, digamos que lo pasa bastante mal. No hay nada ni nadie que consiga dejarlo satisfecho al cien por cien. El único que se acerca soy yo por ser su pareja oficial dentro del grupo y Hyunjin, que tiene más energía que una pila.
— No querrías encontrártelo con el celo. —gimió I.N—. Créeme, si vas al baño y tardas más de cinco minutos, prepárate para un a sesión triple de apareamiento.
El beta sacudió una mano en el aire, restándole importancia.
— Tampoco es algo que deba incumbirte. Como humana, sería una experiencia traumática si lograras salir con vida.
— Ya... —susurró, centrando la atención en la comida. Estaba lista—. ¿Y vuestro celo? ¿Cómo es? Para identificarlo en el caso de que tuviera que... alejarme.
— El mío suele ser... ¿Cómo lo ejemplifico? Digamos que no soy una persona cariñosa de por sí, pero cuando se aproxima mi ciclo, hay quien dice que doy muchos mimos. En su caso. —señaló al otro—. Se vuelve irascible y agresivo.
— Eh. —exclamó Minho, molesto—. No es verdad. No me pongo TAN agresivo.
— La última vez agarraste la ps5 de Jisung cuando estaba jugando y amenazaste con tirarla por la ventana solo porque te había contestado cinco segundos más tarde a un "te quiero". Sí, hyung. Eres inestable al comienzo y durante el celo.
Lis se forzó a no reírse. En serio, lo intentó con todas sus fuerzas y no lo consiguió. Ambos chicos —excluyendo a Minho, que los miraba con cara de pocos amigos—, estallaron en carcajadas estridentes que llamaron la atención de los del salón.
La cabeza de Changbin emergió por la puerta con las mejillas sonrosadas.
— ¿Qué chiste habéis contado? Quiero oírlo.
— Ninguno. Hablamos de celo, poniendo a nuestra mánager al día. —le explicó I.N—. ¿Y Lix?
— Se ha quedado dormido en el sofá. Luego me lo llevaré a la cama. —entró pasando por el lado de Lis y abrió la nevera en busca de agua.
Su olor era diferente de los otros. ¿Sabéis la madera que usan en las saunas? Pues solo hay que imaginarse ese aroma a pino tropical con un leve toque afrutado para que absolutamente todos los poros de su piel corearan el nombre de Seo Changbin.
Benditos supresores.
No le quitaban las ansias de procrear, pero mantenían a ralla las hormonas revolucionadas que ya le hubieran hecho cambiar el color de ojos, signo de que la loba había dado un paso al frente. Esa casa iba a ser su perdición.
¡Y qué novedad! Seguía sin poder dormir.
Los chicos le habían dado un poco de compañía (a regañadientes de Minho, que solo quería irse). No obstante, cuando le dijeron que nada lo retenía allí puso los ojos en blanco y empezó a cortar fruta, diciendo que le apetecía algo así como un último aperitivo de la noche. Lo curioso fue que no solo cortó para él, sino para el pequeño grupo de la cocina. En el fondo, muy en el fondo, a Lis le empezaba a caer bien.
Con una exhalación frustrada, se sentó en la cama y decidió que era buena hora de hidratarse. Otra vez, empezó a bajar las escaleras dirección a la cocina, pero un sonido extraño proveniente de una de las habitaciones del tercer piso le llamaron la atención.
Golpe, golpe, golpe... Crujido, gemido... golpe, golpe, golpe...
Lis tragó saliva, notando el calor agolpársele en las mejillas y en otros sitios más privados. Seguramente se trataba de la habitación de Han, y por supuesto de Hyunjin, quien estaba cuidando de él. Se le habían congelado las piernas a mitad de camino.
Golpe, gemido, golpe, golpe... y silencio.
No se atrevía ni a respirar. Sentía que, si lo hacía, la descubrirían. Al cabo de cinco minutos, el pomo de la puerta giró y Lis dio un respingo, asustada. De ella emergió una figura cabizbaja y sudorosa, con el cabello pegado al cuello y jadeando. No llevaba puesta ninguna camiseta, revelando un cuerpo delgado pero bien definido. Al notar su presencia, el omega alzó sus ojos amarillos y la escudriñó con intensidad.
Era obvio que el lobo de aquel chico había tomado control después de horas y horas de apareamiento, su parte humana demasiado agotada como para volver en sí. El híbrido dio un paso al frente, luego otro, en dirección a la figura femenina que no parecía querer moverse del sitio. Pero es que, en realidad, no sabía dónde esconderse. No sabía cómo debía actuar.
Se había pasado toda la vida evitando a los híbridos y ahora, con la edad que tenía desconocía el funcionamiento de su propia especie. El chico se detuvo delante, bajo la cabeza y olfateó su cuello. Lis soltó un gemido indecente cuando sus carnosos labios rojizos se pasearon por las glándulas odoríferas que con tanto esmero ocultaba bajo los parches y la ropa. Seguían siendo sensibles al tacto.
Aquello pareció desencadenar alguna cosa en el interior del omega, porque un gruñido le borboteó del pecho y de pronto sus labios estaban sobre los de ella, hambrientos, deseosos. Liz ahogó una exclamación de sorpresa y se agarró a los hombros perlados de sudor de aquel híbrido que la besaba casi con fiereza. Su boca sabía a sal marina combinada con lo que parecía ser melocotón, una mezcla extraña pero atrayente. Se encontró a sí misma arqueándose hacia el chico, su cuerpo en llamas y la mente nublada de deseo.
El omega bajó una mano por la espalda de la muchacha y le subió una pierna, presionándose contra su entrepierna. Lis notó el creciente bulto en los pantalones de chándal, pero no le importó. Lo que le interesaba era ver de qué maneras lograría hacerla sentir bien esa noche... Aunque una parte de su mente le gritaba que parara, que lo que hacía estaba mal y que ese adonis frente a ella estaba demasiado ido como para ver lo horrible y fea que era.
Solo buscaba satisfacerse con quien fuera.
Con ese pensamiento empezó a recobrar el sentido y a intentar empujarlo. Sin embargo, cuanta más fuerza ejercía, más recibía de vuelta, y la ansiedad se hizo presente.
— Para... —susurró—. No sabes lo que haces...
— Beta... —dijo, al tiempo que atacaba el cuello de la chica. Lis se congeló. ¿La había descubierto? ¿Se habían movido los parches anti olor? —. ¿Te unes a la fiesta...?
No estaba hablando con ella. Una mano delgada apartó al omega y Lis pudo respirar al fin. Los ojos de Seungmin brillaban en tono aguamarino cuando dirigió a su compañero al baño.
— Ahora no, Hyunjin. Beta tiene que dormir porque mañana hay concierto, y tú deberías ducharte y volver con Han. Ya me encargo yo de ella.
Hyunjin asintió. Antes de cerrar la puerta les dirigió una mirada lasciva a los dos que les hizo suspirar. Diablos, qué intensidad de persona. Seungmin la encaró por fin y Lis vio la fina línea de sudor que bajaba por su barbilla.
— ¿Estás bien? —preguntó.
— Sí, creo que sí. —se apartó el pelo de la cara, agotada. Luego sonrió—. Ha sido raro, pero no me arrepiento. Tienes una manada interesante.
— Sí, ya lo verás. —miró hacia un lado y hacia otro y le puso una mano en la espalda, encaminándola hacia arriba—. Te acompaño a tu cuarto. Aquí no es seguro.
Beber agua no era una opción entonces.
Seungmin entró en la habitación de Lis casi con timidez, temiendo invadir su espacio. Se maravilló de lo rápido que había colocado ya sus cosas.
— Ahora parece más una habitación. —habló, reparando en las mantas oscuras que cubrían la cama. No había hecho ningún nido... Qué extraño.
Lis no le prestó atención. Igual que antes, abrió la ventana y se encorvó sobre la barandilla, esperando que el chico hiciera lo mismo. Con un poco de suerte podrían tener una conversación tranquila sin otros híbridos en celo que se plantearan comérselos a ambos.
Lo vio imitarla por el rabillo del ojo, pero no despegó la vista de las luces de la ciudad. Incluso a esas horas de la madrugada, Seúl seguía siendo tan bulliciosa como de costumbre.
— Es temporada de festivales. —dijo el chico, rompiendo el silencio—. Una pena no poder ir.
— Ya.
La muchacha observó su figura recortada, desde los ojos rasgados y oscuros, pasando por la nariz puntiaguda y ligeramente encorvada hasta llegar a los labios finos y rosados. Le llevaba un año, pero se habían hecho buenos amigos cuando Lis repitió curso.
Recordó los días en los que solían observar las afueras del instituto desde los gigantescos ventanales de la clase mientras tomaban el desayuno. El aula, por supuesto, había quedado vacía, pero no les importaba. Solo necesitaban la compañía del otro para ser felices.
De vuelta al presente, Seungmin había cambiado bastante. El híbrido de gafas gruesas que más de una vez se había quedado a dormir en su casa, era ya un joven adulto extremadamente atractivo con una manada propia a la que amaba. Sería el orgullo de su familia... Al contrario que ella.
Si su madre viera en lo que se había convertido, no estaba segura de si se sentiría orgullosa. Quizá la regañaría. Quién sabe. Su padre tampoco había hablado mucho de ella, porque jamás se habían llevado bien. La culpaba de la muerte de su madre. Un poco tópico, ¿no creéis? Pero así era su realidad.
Desde pequeña había sido objeto del odio de su progenitor, ya fuera con constantes palizas por no saber hacerse bien una coleta a los cinco años o encerrándola en su habitación a los dieciséis sin apenas comida o agua durante una semana solo porque empezaba a "apestar" a celo.
Fue entonces cuando comenzó a usar supresores y parches anti feromonas. Tras tanto maltrato y ya con dieciocho, Lis sabía que no podía quedarse en aquella casa, o su padre acabaría matándola.
Se escapó, durmiendo en albergues algunas noches a la par que trabajaba para poder seguir manteniendo un sueldo hasta que descubrió los goshiwon, habitaciones-piso con bajo alquiler. Estaba segura de que su progenitor seguía buscándola en venganza.
Gracias a tener un sitio estable y un sueldo, aunque fuera mediocre, pudo empezar la universidad... Pero por un golpe de suerte, Samsung la fichó como secretaria a tiempo completo. Claro que se vio obligada a dejar la carrera de Administración.
El sueldo era lo mejor que había visto en mucho tiempo y, pese a poder ya alquilar una casa más grande y cómoda, decidió conservar un perfil bajo. Nunca se sabía con su padre. Era capaz de cualquier cosa y no quería echar a perder seis años sin él.
Eso fue hasta que la convirtieron en mánager de un grupo de kpop. Un grupo masculino. Si hubieran sido chicas, o mixto, como KARD, se las hubiera arreglado mejor para controlarse. Pero no, tenían que ponerla con 8 chicos condenadamente atractivos.
Seungmin la miró, serio.
— Sigues fingiendo que eres humana. —no era una pregunta.
Lis asintió a regañadientes.
— Es lo mejor.
— ¿Mejor para quién?
La muchacha gruñó, al tiempo que se ponía de espaldas a la ciudad.
— Seungmin...
— Lo único que supe de ti después de la graduación es que habías desaparecido. —apretó las manos hasta que se le pusieron los nudillos blancos sobre el frío metal—. Creí que estabas muerta por culpa de tu padre, ¿sabes? Estuve a punto de denunciarlo.
— No lo hiciste.
— Las acusaciones criminales en este país se pagan caras sin prueba. Podría haber terminado en la cárcel justo cuando mi carrera como cantante estaba en sus inicios. —suspiró—. No obstante, hace poco, cuando el mánager Jung Han pidió que buscáramos a su substituto, pedí en secreto que escribieran tu nombre, en caso de que existieras aún. No tenía muchas esperanzas, pero entre todos los currículums que revisamos, ahí estabas. Ahí estabas. —Tamborileó la barandilla de hierro con las uñas.
— ¿Fue por eso que me contratasteis? —se cruzó de brazos, ignorando los fuertes latidos de su corazón. Seungmin no había parado de pensar en ella durante un sexenio completo—. ¿A alguien sin estudios, con ninguna formación al respecto como mánager?
— Fuiste delegada de clase.
— En un INSTITUTO lleno de críos sin escrúpulos. —cortó, exasperada—. Y tampoco es que me hicieran mucho caso. Para ellos solo fui una occidental que pretendía ser más que los demás.
— Eso no importa. —el vocalista sacudió la cabeza y sonrió, dándole un apretón en la mano—. Sé que lo harás bien. En el pasado siempre lograbas enfrentar los problemas y solucionarlos. No somos muy diferentes a "críos sin escrúpulos". Ya lo verás. Aunque tu relación con mi manada sea platónica, acabarás acostumbrándote a dirigirnos. Ten más fe en ti misma.
— Es más fácil decirlo que hacerlo. —musitó con las mejillas al rojo vivo.
Sus dedos se entrelazaron casi por inercia, y ambos los observaron, distraídos. Estaban hechos para encajar sin problemas, suaves al tacto. Seungmin tragó saliva y abrió la boca un par de veces, inseguro de si debía decir o no lo que quería.
— Lis...
— ¿Hm?
— ¿Podría... olerte una vez más? Sin los parches. Te... te he echado de menos.
— Oh. —carraspeó, insegura.
Había pasado mucho tiempo desde que alguien la había olfateado a consciencia y por supuesto, el último había sido el chico que tenía delante. Era perfectamente entendible que fuera él mismo quien lo volviera a hacer después de tantos años. Seungmin entendió mal la tensión de su cuerpo, porque trató de echarse hacia atrás.
— Lo siento. Olvídalo, suficientes emociones por hoy para ti. Después de lo de Hyunjin...
— ¡No! No, está... Está bien. Quiero que lo hagas. Como en los viejos tiempos. —se apresuró a desabrocharse la camisa, revelando un top oscuro debajo y los apósitos a cada lado del cuello.
Seungmin los retiró tan delicadamente como pudo y Lis se estremeció ante el contacto de sus dedos fríos.
— Perdona. —se disculpó.
Lis negó y ladeó la cabeza, abrazando el delgado cuerpo de su ex compañero. El vocalista aspiró su esencia directamente de una de las glándulas, calmándola de forma automática. Seungmin la había tranquilizado con esa simple acción siempre que se acercaba un examen importante en el instituto o si estaba muy nerviosa por culpa de su padre. Hasta que no lo tuvo entre los brazos, no supo cuánto lo había echado de menos, y lo mismo pensaba Seungmin. Podría estar oliendo la esencia de algodón de azucar y caramelo que desprendía toda su vida y jamás se cansaría.
Ella tampoco se hizo de rogar e inhaló su penetrante fragancia a frutos rojos y bayas silvestres. En el momento en que sintió la lengua cálida lamiendo dicha glándula, Lis cerró los puños en la espalda del chico. Estaba segura de que escucharía los fuertes latidos repiqueteándole contra las costillas. Qué vergüenza.
Pero solo podía dejar que él lo hiciera, nadie más. Lo de Hyunjin había sido inesperado, algo que jamás se repetiría y estaba segura de ello. La confianza de años atrás le dio de pleno en los recuerdos que conservaba del chico y se vio a sí misma con un nudo en la garganta, llena de nostalgia.
Seungmin notó la fluctuación de tristeza en su esencia, pero no dijo nada. También estaba en la misma situación.
Al separarse, ambos jadeaban levemente y tenían el rostro de un brillante color carmesí. Seungmin la abrazó, temblando de emoción y alegría. Luego, le regresó los parches donde estaban y le apartó un mechón de la cara.
En el grupo se creía que los menos expresivos eran Minho y él mismo, pero al contrario que el otro beta, el vocalista era bastante más sencillo de leer si uno se paraba a observarlo con detenimiento. Sobretodo por los ojos, cuya tonalidad ahora mezclaba el usual color marrón con pinceladas de azul.
— Seguimos manteniendo esta tradición, ¿no? —sonrió Lis, sofocada. Quería mirar a todos lados excepto al chico que tenía delante. Temía que viera los sentimientos que jamás habían desaparecido de su corazón.
— Siempre que quieras. —contestó—. Lo que me lleva a preguntar...
Lis esperó pacientemente a que dijera lo que quería decir. Vio la duda en sus orbes castaños moviéndose de un lado a otro.
— Puedo, si quieres... Si te parece bien... —señaló la cama—. ¿Dormir esta noche contigo en tu nido? Como en los viejos tiempos.
La mirada de la chica cayó en las sábanas oscuras.
— Ni siquiera he hecho uno. —reveló—. Llevo años sin. Con los supresores... no tener un sitio que reclamar mío no es tan doloroso, ¿sabes? No estoy segura de que te sientas cómodo sin uno... y conmigo.
Seungmin sacudió la cabeza con fuerza. Le agarró una de las manos y tiró de ella, dirigiéndola al interior hasta que ambos cayeron encima de la colcha con un leve "plof". Una vez con la cabeza en la almohada, la arrimó contra sí y aspiró el leve aroma del su cabello.
— Con nido o sin él, me siento seguro a tu lado. —confesó, para sorpresa de la muchacha.
No dijeron nada más y al poco, la respiración de Seungmin se hizo pausada y regular, signo de que se había dormido. Lis tampoco tardó demasiado en despegar al séptimo cielo, enterrando el rostro en el pecho de su compañero, feliz de volver a estar rodeada de un olor familiar.
Lo había echado demasiado de menos.
© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤��𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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Emociones
Entre a las oficinas de mi corazón, en un piso basto, vacío y enorme aún un secretario trabajaba arduamente con montañas de papeleo. Todo estaba lleno de polvo y arrumado, así que decidí Acercarme y hablar conmigo mismo.
- Benvenido a las oficina general sentimental, que bueno tenerle de vuelta señor ¿en qué le puedo ayudar?
Me senté y seguí el protocolo
- Si hola, venia porque me estoy abriendo emocionalmente nuevamente y hay 2 personas en particular que me me influencian mucho de manera emocional. Así que queria leer las clausulas del contrato y condiciones de volver a ser alguien emocional.
- Entiendo, supongo que tendrá dudas. ¿Es la primera vez que siente esto?
- En este caso si. Me refiero, eh tenido amistades y aventuras anteriormente pero no después de todo lo sucedido.
- No sé preocupe acá le enseñó un contrato estándar de emocionalidad para mejores amigos/as, refuerzo de amistades con una guía muy clara de responsabilidad afectiva, incluso tiene un folleto sobre relaciones poliamorosas
- Bueno, la verdad me lo esperaba peor veo que tiene muchos beneficios
- Permítame decirle que abrirse emocionalmente tiene muchos beneficios como puede ver, nuestro trabajo es una de las conexiones más profundas que puede tener con otra persona, permite compartir y crear una zona de confort emocional que además es un apoyo en la vida y en definitiva le permite crear una estructura positiva que le empuja a sacar lo mejor de si mismo además claro, sin mencionar el sexo.
Estaba atónito frente a tan perfecta propuesta pero.... No todo es tan perfecto.
- Ya... ¿Pero las condiciones? Porque me imagino que con tales beneficios algunas reglas deben tener.
Pregunte algo desconfiado
- Hombre claro, las normales. Tenemos la de; trabajar la relación, no darla por sentada, honestidad, cariño, escuchar a la otra persona.
La fidelidad viene para dos por defecto pero como ya le mencioné anteriormente podemos hacer un anexo poliamoroso si está interesado.
- Nada nada hombre lo de la monogamia lo tengo bastante claro. ¿Pero que garantía me ofrecen ustedes para saber que tendré un beneficio emocional?
- A ver ¿garantia como tal? Por la experiencia que tenemos y la mala vida crediticia emocional. Pocas son las garantías que podemos darle, pero esto no significa que no sea una inversión muy interesante para usted, porque poniendo lo poco que tiene, el retorno de la inversión puede ser altísimo
- ¿Incluso si sale mal y rompo el contrato?
- Si, porque la reintegración viene bonificada hasta en el peor de los casos, por ejemplo:
obtiene aprendizajes de las personas, madurez, lecciones de vida. Además la propia experiencia sentimental le da algo de crédito para minimizar futuras penalizaciones por ruptura de contrato.
- ¿Penalizaciones? ¿Que penalizaciones? ¿Es la letra pequeña que está acá abajo?
- No no no, nada eso no es nada. Apenas un par de cositas que no tienen que ocurrir pero...
Inmediatamente me interrumpí y hablé casi gritando leyendo la penalizaciones.
- "Ansiedad, irá, depresión, sensación de abandono, celos, perdida del apetito, deshidratación ocular, vision negativa de la vida, perdida de autoestima, miedo a volver a intentarlo" ¡¿Pero esto que es?!
- A ver, calma. Recuerde sobretodo las bonificaciones.
- No, mira yo paso, esto es una locura.
- Pero vamos a ver, ¿tu crees que la vida te dará las cosas gratis?
- No, pero...
- A ver niño, si quieres los máximos beneficios de esta experiencia tienes que jugartela un poco, hacer un sacrificio, en eso consiste vivir.
¿Te quedarás toda la vida preguntándote cómo será el amor de tu vida? o ¿si quizás estás personas que te influyen podrían llegar a ser tus mejores amigos? ¿En vez de ir y averiguarlo y descubrir quienes son? y sobretodo, ¿quien eres tu?
Me mire a los ojos... Nunca me había visto tan vacío e insípido. Me pare de la silla, me di la mano, cerré la conversación con un frío y seco.
- Si, me quedaré solo toda la vida...
Me di media vuelta y mientras caminaba me destruía el hecho de que jamás sentiré algo bonito, jamás tendré una conexión y jamas.... volveré a tener felicidad, pues una cosa es lo que queremos y otra lo que necesitamos. Salí de mis emociones nuevamente, sin intención de abrir esa puerta en un largo tiempo de nuevo.
Arkham
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
Capítulo 20.
Tiempo después.
—¿Qué opinas del horror?—preguntó la mujer mientras se acomodaba sus gafas, durante toda la entrevista, Alana había estado más concentrada en ellas que en las preguntas que le hacía, hace más de media hora notó que el rumbo de la entrevista estaba tomando una dirección que no le interesaba mucho.
—Eh, pues…me gusta leerlo—carraspeó.
—Bueno, no estás aquí para leer, ¿cierto? Al menos que estés buscando un puesto de editora, creo que podría conseguirte algo—dijo Leticia buscando entre los cientos de papeles de su escritorio.
—No—dijo Alana rápidamente—. No estoy interesada en un puesto de editora, como ya se lo había mencionado—le recordó por quinta vez.
Era su tercera entrevista en la semana, por ser la tercera, pensó que esta vez sería la vencida, estaba más que equivocada.
—Mencionaste que llevas un par de meses trabajando en una nueva historia, ¿cierto?—preguntó Leticia recuperando su atención, Alana sintió su corazón latir más fuerte y se acomodó en la silla, una luz de esperanza le invadió el pecho.
—¡Sí!—contestó rápidamente—. Me falta poco para terminar el primer manuscrito, ya sólo faltan pulir algunos detalles.
—¿Es una continuación de Arco de sangre?—preguntó volviendo a acomodarse las gafas.
—No, umm, técnicamente está situada en el mismo universo, pero ni la historia ni los personajes se relacionan entre sí—explicó, Leticia arqueó las cejas.
—Escucha, Alondra—dijo.
—Es Alana—la corrigió.
—Bien, Alana, por el momento no estamos interesados en otra saga de fantasía, tenemos la editorial repletas de ellas—dijo con lástima—. Sin embargo, podría hacer una excepción contigo si conviertes el manuscrito en una continuación de Arco de sangre debido a la popularidad de la serie, conviértela en una precuela, ¿qué sé yo?
Alana resopló, no tenía intención en continuar la saga, había cerrado su ciclo con ella tiempo atrás.
—Leticia, te prometo que mi nueva historia también es interesante, la he acomodado para un público más juvenil y…
—Si no está relacionada con Arco de sangre, no estamos interesados, cariño—dijo con el mismo tono de lástima falsa, Alana mordió el interior de su mejilla.
—Si no están interesados en más escritores de fantasía, ¿entonces en cuáles lo están?—preguntó dándose por vencida.
—Horror, por eso te pregunté qué opinas al respecto.
Nunca se le había pasado por la mente escribir libros de horror, le encantaba el género, pero su pasión siempre había sido la fantasía.
—Tipo Stephen King o algo así—le sugirió, Alana parpadeó varias veces.
—Si te soy honesta, no estoy muy interesada en el género, no quisiera entregar algo con lo que no me sienta satisfecha—dijo Alana, si ya sufría síndrome del impostor con un género que conocía bastante bien, no se imaginaba con uno para nada explorado.
—Alondra…
—Alana—volvió a corregirla.
—He leído tus libros, considero que eres una chica brillante, pero te seré honesta, aquí en España no tienes la misma audiencia que tienes en Latinoamérica, costará el doble, si no es que el triple para que sobresalgas aquí. Usualmente exigimos un manuscrito ya terminado para iniciar el proceso de entrevistas, contigo no fue necesario porque de entrada sé que el trabajo será bueno, pero no te puedo aceptar algo que sea fantasía. Es horror o es nada. O bueno, podríamos darte un puesto de editora.
La noticia le cayó como un balde de agua fría, llevaba años sin sentirse así de perdida antes.
—¿Me lo puedo pensar?—preguntó con un hilo de voz, Leticia inclinó la cabeza y asintió.
—Por supuesto que sí—sonrió mostrando sus blancos dientes manchados de lápiz labial rojo.
—Vale, gracias por tu tiempo—respondió tomando sus cosas, estaba apunto de salir por la puerta cuando la voz de Leticia la detuvo.
—Alondra, necesitamos tener una respuesta en máximo una semana, si no, la vacante pasa en automático a otra persona.
Alana suspiró y sin responder salió de la oficina.
No tenía idea a dónde ir, Enzo le había sugerido que se pasara al estudio de grabación después de la entrevista, al principio había parecido una buena idea, pero después de haber fracasado nuevamente en otra editorial, no le apetecía en lo absoluto ir a un lugar lleno de luces y cámaras y gente gritando por doquier.
Alana se detuvo en el lobby y miró fijamente a la barra de café que había ahí, en verdad le había gustado la editorial Moore, inconscientemente, la había dejado al último creyendo que ahí se quedaría.
Se sentó en el taburete de la barra, se sentía tan decepcionada de la situación que de lejos probablemente ella lucía como si en realidad se encontrara en una barra de un bar, quizá alcohol era lo que necesitaba.
—Disculpa, ¿tienes alcohol?—le preguntó tímidamente a la barista, la cual la miró con una mirada juiciosa, Alana negó con la cabeza rápidamente, en verdad debía encontrarse deprimida para estar ordenando licor en la jodida barra de café de una editorial—. ¿Un americano frío?—sugirió con una mueca, la barista asintió y se dio la vuelta para preparar su café.
Como no tenía nada más qué hacer, decidió sacar su celular para checar Twitter, grave error, pues la primera noticia que le apareció era la de Sebastián anunciando su nuevo libro.
Sintió la furia invadirla por completo, ¿cómo mierda lo había terminado tan pronto? El libro estaría públicado a finales de año, Alana sintió las ganas de estrellar su celular, si Sebastián le hubiera dicho que lo terminaría pronto, Alana hubiera podido seguir en la jodida editorial, pero claro, Sebastián, porque quería arruinarle la vida, había dicho que no tenía una fecha clara, haciéndole creer que tardaría incluso años en publicarlo.
Alana no podía volver a su antigua editorial debido a firmar renuncia, pero incluso si pudiera volver, no regresaría a un lugar donde apoyaban a un abusador.
—Vete a la verga—soltó viendo la imagen de su ex novio en la pantalla, bloqueó el celular con fuerza y lo dejó caer estruendosamente sobre la barra.
—¿Qué me vaya a la qué?—preguntó un hombre a su lado, Alana levantó la mirada para observarlo, no lucía mayor de 35 años, lucía bastante pulcro y llevaba puesto un traje bastante planchado, no era de sorprenderse que se sintiera mortificado por el lenguaje de la chica.
—A la verga—respondió, el misterioso hombre se ahogó con su propia saliva, la barista le dejó el café en la barra y la miró como si acabara de decir la peor cosa del mundo—. Es una expresión mexicana—aclaró.
—Sé lo que es—dijo él, claramente tenía acento español, aunque no tan marcado.
—Pero no me refería a ti—dijo Alana—. Me refería a mi ex—dijo rápidamente, la barista se dio la vuelta nuevamente y desapareció de la incómoda interacción.
—Umm, vale—dijo el hombre mirándola como una loca y procediendo a darle un sorbo a su café—. Claramente no estás pasando un buen día, le pediste un whisky a la pobre chica.
—No pedí whisky—replicó Alana—. Para ser honesta, ni siquiera sé qué tipo de alcohol quería, y sí, es un pésimo día—exclamó dejando caer su espalda contra el respaldo de la silla.
—¿Puedo saber por qué?—preguntó con curiosidad, Alana suspiró.
—Soy escritora—dijo—. Esta es la tercera editorial que visito en la semana y si te soy honesta creí que sería la buena, es decir, ¡tienen su propia barra de café!—dijo ahora levantando las manos.
—Sí, es bastante genial—dijo el hombre riendo.
—Como sea, tuve una entrevista pero no quieren que escriba fantasía, es horror, además, la mujer que me hizo la entrevista seguía llamándome por un nombre que no es el mío.
—¿Y cuál es el problema con ello?—preguntó él.
—Que no es mi nombre—dijo con tono de obviedad.
—No—dijo él hombre soltando una carcajada—. ¿Qué hay de malo en escribir horror?
—Oh, pues nunca lo he hecho, no es o mío.
—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Estoy seguro que si Leticia te está considerando para un proyecto es porque ve algo en ti.
—Supongo, pero es como vender mi alma a algo que no sé cómo va a salir por el simple hecho de estar desesperada por trabajar, hubo una situación que me hizo renunciar a mi última editorial, siempre ha estado en contra de mis valores hacer cosas de las que no estoy completamente segura, pero te repito, estoy desesperada, estoy a nada de comenzar a trabajar en un jodido establecimiento de hamburguesas, ahorita vivo con mi novio y él se está haciendo cargo de la mayoría de los gastos, digo, aún tengo dinero, aún recibo dinero por mis libros pasados pero no puedo mantenerme toda la vida de eso, tenemos una gata, ¿sabes lo qué cuesta su comida y sus vacunas?Soy de México, llegué a España por otra situación completamente diferente a esta y ahora estoy…atrapada aquí—habló tan rápido que se le secó la boca, el hombre asintió con la cabeza todo momento, como intentando seguirle el hilo—. Espera, ¿eres cercano a Leticia? Supongo que trabajas aquí, ¿cierto?—preguntó un poco avergonzada por haber hablado de más.
El hombre abrió la boca y la volvió a cerrar sin responder su pregunta.
—Señor Moore, ¿gusta más café?—preguntó la barista regresando a la barra, él negó con la cabeza y le agradeció con la mano, Alana abrió la boca ampliamente.
—Lo siento tanto—exclamó horrorizada—. ¿Eres Mauricio Moore?
—No, Mauricio es mi padre, yo soy Hector—dijo extendiendo su mano.
—El CEO de la editorial Moore—informó la barista, Alana la miró con mortificación y tomó la mano del hombre.
—Ya no le digas más cosas, parece que se va a desmayar la pobre—le indicó a la barista.
—Lo siento tantísimo por cómo le hablé—volvió a disculparse.
—No te disculpes y no me hables de usted. Te conozco bien, eres Alana Lomelí.
Alana asintió tímidamente.
—Qué vergüenza—exclamó, quería que la tierra la tragara.
—Sé también quién es tu ex novio, recién anunció su nuevo libro, ¿cierto? Supongo que por eso andas tan cabreada—dijo—. No pienses que soy un chismoso, pero digamos que todas las editoriales se enteraron de lo sucedido, lamento que hayas tenido que pasar por eso.
Era la primera persona que le confesaba saber lo sucedido y sentía compasión por ella, no lo verbalizó, pero se sintió verdaderamente agradecida por ello.
—Por cierto—comenzó a decir—. Yo fui el que le dio la orden a Leticia de que no te aceptara en la editorial si querías publicar fantasía, así que no la odies a ella.
—¿Por qué?—preguntó con genuina curiosidad.
—Bueno, si te tenemos en la editorial más importante de España, nos gustaría hacerte un re-brand, además, el horror es mi género favorito, quisiera leerlo desde tu narrativa.
Alana lo miró incrédula, no podía creer que la orden había sido directa del CEO por un simple capricho.
—No contratamos gente latina, pero contigo podríamos hacer una excepción, además, no es mentira que ya no tenemos lugar para otro autor de fantasía, y lamento escuchar que la entrevista no salió como esperaba, le di órdenes claras a Leticia de que si te parabas en su oficina, no salieras de ella sin un contrato.
—Le dije que me lo pensaría—carraspeó.
—Bueno, espero que en verdad te lo pienses—sin decir más, Hector Moore abandonó la barra.
˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖
—Hola, chiquita, pensé que te vería en el estudio—dijo Enzo entrando a la sala y colocando un beso en su coronilla para después dejar otro beso en la cabeza de Zola, la cual se encontraba en su regazo—. ¿Fue muy pesada la entrevista?—preguntó dejándose caer en el otro sillón.
—Demasiado—respondió Alana, aunque se refería más a la conversación que tuvo con Hector que con Leticia.
—¿Y bien?—preguntó Enzo llevando su barbilla a su puño.
—Creo que firmaré con ellos—dijo Alana no muy emocionada.
—¡Eso es genial!—exclamó, Alana apretó los labios—. Me dijiste que es la editorial más importante de España, ¿por qué no estás emocionada?—preguntó moviéndose de sillón y sentándose a lado de ella, Zola rápidamente comenzó a ronronear y se pasó ahora a sus muslos.
—Hay una condición para que pueda trabajar con ellos—dijo.
—¿Cuál es?
—Quieren que escriba horror—dijo con tono abatido, Hector no se había cansado de recordárselo en el resto de la conversación que tuvieron en el café.
—Pero, ¿qué ocurrirá con la historia que llevas escribiendo por meses?—preguntó.
—Pues, supongo que va para la basura—dijo riendo tristemente.
—Lana, llevas meses enteros trabajando en ella, y no es porque sos mi novia y mi autora favorita en el mundo entero, pero es genial, me atrevo a decir que podría ser incluso mejor que Arco de sangre.
Alana sintió las lágrimas formándose en sus ojos, sabía que Enzo tenía razón, le había puesto mucho empeño, esfuerzo y cariño a la historia, la había logrado sacar adelante a pesar de las situaciones tan horribles por las que había pasado.
—Están repletos de autores de fantasía en la editorial.
—Pero ninguno de ellos son vos—dijo Enzo.
—Pero son españoles y yo no—dijo—. El público los prefiere a ellos, no estoy en Latinoamérica, además, soy considerada ahora la escritora más polémica del habla hispana, la editorial sólo me va a aceptar si hacen un re-brand.
—¿Y un re-brand es obligarte a escribir un género que no soportás? Lana, es una completa boludez.
—Me gusta el horror.
—Sí, para leerlo antes de dormir, no para pasar horas enteras escribiendo sobre monstruos debajo de la cama, vos me lo dijiste una vez, preferís escribir cualquier otro género antes que horror. No aceptarás, ¿verdad?
—Enzo, no tengo mucha opción, no tengo trabajo.
—¿Qué decís con qué no tenés trabajo? Te la pasas día y noche en el teclado, trabajás más que nadie.
—Si no tengo editorial, no sirve de nada—dijo ella elevando los hombros.
—Te quisieron convencer, ¿cierto?—preguntó.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque te conozco y la Lana con la que vivo y tanto adoro, jamás aceptaría ese tipo de condiciones.
Alana jugó con sus dedos, mentiría si dijera que Hector no pasó horas persuadiendo para que se adentrará al mundo del horror.
—¿Crees que no puedo escribir un libro como ese?
—No—negó Enzo—. Sé que podrías escribir un libro como ese y eso es lo que temo, porque podrías escribir el mejor libro de horror de la historia y no ser feliz ni un sólo segundo al hacerlo.
Alana no pudo evitarlo más y rompió en llanto.
—Vení—dijo él arrastrándola hacia su cuerpo—. Sabes que te apoyo, pero sólo quiero lo mejor para vos, quiero que vos seas feliz.
—Me siento atrapada aquí, en esta ciudad, este país, siento que no pertenezco aquí, nunca lo haré.
Enzo la miró con compasión, sabía que él la entendía, sabía que él se sentía de la misma manera y sabía que él también haría lo posible para salir de Sevilla.
—Quiero estar en México, con mi familia y mis amigas, aunque sea un instante.
Enzo se despegó de ella y sacó su celular.
—¿Qué haces?
—Comprándote un vuelo de avión a México—dijo simplemente.
—Enzo.
—Mirá cómo estás, estar aquí no te hace bien, necesitas ver a tu familia aunque sea unos días, quizá eso te haga sentir mejor y puedas pensar con la mente más fría.
Alana se limpió las lágrimas, su novio tenía razón, no visitaba México desde que se había mudado a España.
—Ojalá pudieras venir conmigo—dijo Alana apoyando su cabeza sobre el hombro de Enzo mientras veía cómo procedía el pago, era una fortuna pagar un boleto de avión redondo de un día para otro, no tenía idea cómo agradecerle.
—Pronto, ¿sí?—dijo él calmándola. Serán unos días para despejarte, sabes que te estaré esperando acá cuando vuelvas.
Alana lo abrazó, sabiendo que eso era verdad.
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🧊 Bruno Bucciarati 🧊 [02] Parte por parte (1/3)
Sinopsis: Una de las cosas más difíciles a las que uno debe enfrentarse cuando tiene como objetivo bajar de peso y mejorar la salud, es el control de la ansiedad con la comida, ya sea chatarra o no. Regular las cantidades, porciones, gramos de azúcar, proteína o almidón, etc. y para María, este desafío la supera. ¡Por suerte tiene amigos que la respaldan!
Ship: Bruno Bucciarati, Leone Abbachio, María Smith
Fandom: Jojo's Bizarre Adventure
Recuento de palabras: 4776
María: *Un mes, pasó un mes desde que empezó la dieta "paulatina", un recorte a lo que consumía antes, es decir, comer mucho menos y sacar varios alimentos que no aportaban nada al cuerpo, como por ejemplo los paquetes de frituras, alimentos cocinados en aceites, bebidas energéticas o gaseosas en lata, postres, caramelos, entre otros. Sin embargo, a pesar de ese gran avance... las ansias empezaban a consumirla. No agarró ni siquiera un chocolate pequeñito, y lo que más deseaba era una barrita en el desayuno o después de la cena, o en la merienda, solo quería algo dulce. Esa mañana a las seis abrió su heladera para verla bastante vacía, su desyuno se trataba de café, té o leche sola -muchas veces variaba para no cansarse-. Hoy tocb un banana con un vaso de leche, nada más* Oh *Suspira con pesadez, su estómago rugía mucho y ver estos alimentos solos la ponía triste y de mal humor* Uff... *No comentó más, abrió la banana para darle un par de mordiscos y bebió el vaso de leche. Después de ello se abrigó bien para ir al gimnasio de Passione, era nuevo de hace dos años, había equipo como mancuernas, colchonetas, ligas plásticas de diferentes gradaciones, paralelas bajas, medias y altas, entre otros. Le habían dicho que iban a instalar más coss y comprar más suplementos, iba a ser un lugar de entrenamiento de diferentes deportes solo para el personal. También escuchó que iban a contratar a gente específica para enseñar técnicas de pelea, entrenamiento, etc* Bien, a trabajar *Se encontraba en su habitación, había pedido una no tan grande porque le recordaba a la de su casa y eso le recordaba a su padre. Los techos altos la aplastaban de alguna manera, es como que si ese espacio la asfixiara, necesitaba sentirse en una caja cómoda y con un balcón. Con mucha suerte Giorno le concedió esa habitación pequeña con baño propio y un balcón, incluso había otro cuarto que conectaba como un mini-living, incluso tenía una pequeña cocina y heladera. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de Bruno Bucciarati saliendo de su habitación, se había acostumbrado a los ruidos de su alrededor, pero le llamó la atención pasos extras (Debe ser Giorno o Abbachio, son los únicos que se levantan temprano). Ya estaba vestida desde antes con el uniforme de Passione, lista para ir al gimnasio. Salió de su cuarto cuando los pasos cesaron y de allí se fue a hacer su rutina: hoy tocaba calentamiento -obvio-, flexiones de brazos sobre cajón, escaladores cruzados, remos en anillas, fondos en cajón con pausa abajo, plancha, y por último sentadillas zumo alternando con estocadas frontales*.
María: *Durante el almuerzo le sirvieron un gran plato de arroz con verduras, pero al ver esa cantidad empezó a negar en su interior ¡No podía comer eso!* (Come menos de la mitad, debes gastar más y consumir menos) *Su estómago rugía fuerte y firme, pero si comía todo el plato posiblemente pida otro y no podía hacer eso, sino, caería en el círculo interminable de la ansiedad y excusas*.
Mista: ¡Bueno, sí! *Le responde a Fugo* Hoy quiero y merezco en pedir postre ¡recibí una bala en mi trasero!
Narancia: ¡Pff! ¡Jajajajaja! *Ríe con energía señalándolo* ¡Ese idiota disparó ya en el suelo y le dio en el culo! *Le cuenta a Trish que también quería reírse, pero se limitaba para que Mista no se sienta tan mal. En cambio, a Abbachio le daba bastante igual y seguía escuchando música por sus auriculares* Si tu pides algo, yo también. Tengo que acompañar a mi amigo en su travesía *Levanta sus hombros mirando a Bruno esperando su permiso*.
Bruno: *Suspira* Bien, yo también voy a pedir algo dulce, se me antoja *Hoy le había pedido al cocinero personal que Giorno contrató que haga de almuerzo un wok de verduras con camarones y otra con pescado. Amaba el pescado y más con verduras, el agregado de crema le daba la escencia*.
Giorno: No veo porque hoy no *Comenta terminando su plato de wok con pollo, no era tan fan de ciertos pescados —casi del pescado en general—* Un flan no se le niega a nadie *Le hace una leve seña a su mano derecha y deja que sus compañeros pidan el postre de su preferencia*.
Abbachio: Si tanto insisten *Dice sin darle tanta importancia a la conversación ni a Mista que estaba en reposo por una bala que fue extraída de una de sus pompas en la misión anterior*, pediré un pastelillo de coco.
Bruno: Lo mismo, por favor *Mira al pobre Robin de mesero que anotaba todas las órdenes en su cabeza* Muchas gracias *Asiente con la cabeza* ¿María? Venga, date un pequeño gusto y pide algo.
María: *Fue ahí donde sintió su cuerpo congelarse y a la vez sentir un calor insoportable, como una ola que la arrasaba por dentro. Era un momento de decidir ¿pedir o no pedir? ¿darse el gusto o no darse el gusto? Sintió también cómo su estómago se revolvía, ya no tenía hambre, veía la mitad del plato de arroz con camarones y en su interior, tenía ese sentimiento que si seguía comiendo iba a pecar, a cometer un terrible error* Oh, *Responde finalmente después de unos segundos* no, muchas gracias *Levanta su mano en negación*.
Bruno: Esta bien, entonces es todo *Mira a Robin que luego de hacer una leve reverencia, se retira del comedor*.
María: De hecho, no tengo tanta hambre *Dice alejando unos milímetros el plato con mucho arroz aún y camarones* Estoy satisfecha *Da un suspiro*, además debo cuidarme *No permitió que nadie diga más nada, no quería iniciar una conversación con respecto a lo que consumía ni las cantidades, ni su peso, ni nada más* Buenas noches, gracias por la comida *Los saluda con una sonrisa para no preocuparlos y se retira a su habitación. Todos los días desde que empezó la dieta y el ejercicio, sale a correr después de cenar a darse mínimo diez vueltas al complejo de Passione —que pequeño no era—*.
Bruno: Claro *La vio irse con rapidez* Mh, no sé porqué tengo un mal presentimiento *Comenta a la mesa*.
Fugo: También yo. Ha estado comiendo la mitad de los platillos que pide o menos *Termina el suyo ya satisfecho, no iba a pedir un postre solo porque no se le apetecía* ¿Deberíamos hablarlo? *Le habla a Bruno mirándolo con seriedad*.
Bruno: Si sigue haciendo esto, sí. Comer menos o no comer lo que su cuerpo necesita le hará daño a corto y largo plazo.
Abbachio: Posiblemente no quiera tentarse a pedir más cosas si ve que nosotros sí *Deja su plato vacío, había disfrutado mucho el arroz con camarones de hoy*.
Bruno: Buen punto. Pero temo que se martirice por la más mínima cosa. No debe ser nada fácil cambiar tan drásticamente de hábitos, a pesar de que la alentamos y apoyamos, es más una lucha contra uno mismo. Por hoy la dejaría *Dirige su mirada al plato todavía lleno de María, no podía negar que estaba preocupado por ella* ¿Cómo va en los entrenamientos? *Le pregunta a Abbachio* No les des actividades tan pesadas, puede le-
Abbachio: Lesionarse, lo sé. Sí, sí *Dice mirando unas publicaciones en su teléfono* No le estoy dando nada difícil, pero a este paso no creo que logre mucho si no se esfuerza.
Bruno: Lo hace, Abbachio. No hay que dudar de ella, quizás no lo entendamos porque no estamos en su situación.
Abbachio: *Decide no comentar nada más al respecto y simplemente esperar su postre mientras seguía escuchando música*.
Giorno: *Da un suspiro, estaba dispuesto a hablar con su compañera de este tema si la situación se prolongaba. Su salud era primordial, la de todos*.
Giorno: *Mientras todos dormían, se quedó observando por su balcón —con disimulo— cómo María trotaba alrededor del edificio de Passione. Sí, tenían seguridad y estaban armados hasta los dientes, pero solo quería verla. Su esfuerzo y constancia lo inspiraba mucho. No tenía fuerzas en el día como para ejercitarse, pero verla a ella le daban ganas de empezar alguna rutina. Cuando María terminó su trote, se fue a dormir tranquilo*.
Bruno: *Durante los siguientes días, notó cómo su amiga comía cada vez menos. A pesar de ser alimentos buenos, saludables y nutritivos, las cantidades eran muy pocas para el viaje que debía recorrer, podría darles desmayos, presión baja, mareos, falta de energía y mucha ansiedad. Debía tratar el tema de una manera tranquila, no era un tema tan simple como sonaba realmente, así que pensó y pensó cómo podría abordar —y en especial convencerla— de comer lo que le correspondía. Fue un viernes cuando la notó bastante desganada en la merienda. No siempre el grupo completo iba a merendar en la tarde ya que algunos debían cumplir misiones o hacer papeleo, así que era aleatorio quien caía a comer un entretiempo. Cuando se dirigió al comedor, no había nadie. Entendía que Giorno se fue de viaje por dos días con su nuevo asistente a unas reuniones de rutina que amaba (las odia), Abbachio tenía la tarde libre así que se fue a ver ropa nueva, Narancia y Mista a patrullar, Trish estudiando en alguna parte de Passione y bueno, quedó solo. Así que aprovechó a buscar a su amiga y convencerla de cuidarse con los métodos correctos. Una tarde le comentó que prepare sus cosas para que lo acompañe a la mañana siguiente a pescar, iba a enseñarle todas las técnicas que aprendió de pequeño y también a manejar una lancha. Así que sin chistar, pasó lo que pasó, al otro día se levantaron bien temprano y salieron del edificio de Passione*.
María: *Antes de juntarse con su jefe, empacó un lonche con su desayuno, unas revistas de héroes que le gustaba mucho, un kit sanitario y de primeros auxilios siempre por las dudas, y por último, un presente para Bruno que iba a ser una sorpresa. Se puso una campera impermeable y debajo otro saco porque el clima era bastante helado; botas para la lluvia, pantalones ajustados y una coleta sujetando en un rodete su cabello enrulado* Buenos días, capo *Le regala una bonita sonrisa aunque sus ojos se veían un poco dormidos y decaídos, eran las cinco y media de la mañana y el sol apenas asomaba por el horizonte*.
Bruno: *Se encontraba en la puerta de la edificación con su equipo de pesca* Buenos días, señorita María, ¿está lista para la clase de hoy? Debemos ir bien temprano porque a la tarde también tenemos cosas por hacer, así que, andando *Toma la mochila que cargaba María y la suya sin ningún problema* ¿Alguna vez manejaste una lancha?
María: Señor, permíteme llevar mi mochila, puedo cargarla... Creo que debo hacerme cargo de mis cosas y, un poco de ejercicio de musculación no me vendría nada mal *Insiste viéndolo con preocupación, no quería que se hiciera daño la espalda*.
Bruno: Oh, por supuesto *Le devuelve su mochila con todas sus cosas, ambas eran bastante pesadas* Si te cansas, me dices y la llevo sin problema *Camina por las calles con tranquilidad, subiendo escaleras de piedras en algunos momentos y bajándolas. A veces pisaban baldosas que tenían muchos años de antiguedad, y otras suelo con azulejos coloridos* Hoy vas a aprender a manejar una lancha, es momento. Cuando tengamos misiones y te necesitemos al frente, sabrás a la perfección qué hacer. Y por supuesto, pescar la cena, ¿por qué no? Es crucial *Por el momento, todo iba de acuerdo a su plan. Llevaba a su presa, su amiga, a la boca del lobo* Primero navegaré por los canales hasta una zona muy ancha, ahí tendremos todos los metros para practicar y pescar.
María: Sí, señor. Y a su pregunta, no, no había conducido nunca una *Lo escucha atentamente y trataba de seguirle el paso, caminaba un poco rápido ya que él era más alto*.
Bruno: Por cierto, ¿cómo llevas tu dieta? ¿comes bien? *Dice mirando al frente para luego voltear a verla directo a los ojos, quería analizar sus expresiones y su reacción a tal pregunta directa*.
María: ¡O-oh! Muy bien, gracias. Me siento con energías todos los días y cada vez con más fuerza *Desvía su mirada haciéndose la tonta con aquella pregunta y más con la conexión visual que trató de hacer Burno, siempre se ponía nerviosa con ese tipo de cosas*.
Burno: Me alegro mucho, querida *Sonríe ante su respuesta*, estoy orgulloso de todo tu progreso *Después de caminar un rato más, llegaron a un almacén cerrado con plataformas laterales para que pudiesen subir a la lancha, que descansaba en el cubículo de agua* Bien, con cuidado *Toma su mano y la ayuda a subirse* Eso *Sticky Fingers se encargó de abrir el portón corredizo mientras él encendía el motor de la lancha dejando que se calienten un poco, el frío de esta época podía hacerle un poco de daño si no la usaban diario* ¿Y bien? ¿Qué te parece? Giorno me la regaló hace dos años, es una belleza *Comenta mientras acaricia el volante y limpia con un trapo un poco del sector sacando la tierrilla* Queremos comprar una mucho más grande más adelante, de esas que tienen un puso arriba y una habitación abajo. Son un lujo *Se imaginaba manejar esa monstruosidad, ¡era un sueño!*.
María: *Sonríe al verlo tan emocionado hablando de lo que más le gustaba* ¡Oh! Ya veo. Sí, la verdad que es preciosa y creo que lo van a conseguir. Puedo ayudarte apoyando ese sueño tuyo *Deja las mochilas en la parte trasera y toma asiento finalmente mientras frotaba sus propios brazos para ir entrando en calor. Al salir a una zona más abierta iban a haber corrientes de aire muy frías y fuertes, o tal vez no*.
Bruno: No te preocupes, ya casi lo conseguimos. Gracias por el apoyo *Después de presionar un par de botones y encender las luces, arrancó la máquina y avanzó por las aguas de Roma, era un canal permitido solo para barcos pequeños, lanchas o góndolas incluso. Este camino llevaba a una zona abierta bastante alejada pero con unas playas hermosas* ¡Aquí vamos, sujétate! *Cuando pasa el portón, su stand cierra el mismo con seguro y finalmente parten a la aventura... o al terrible destino de María mejor dicho*.
María: ¡W-wow! *Se sujeta de ambos bordes cuando siente el impulso repentino, pero el viento frío en su rostro y las gotitas que mojaban su campera impermeable, era una hermosa sensación* ¡Que increíble! *Miraba las casas pasar a una velocidad moderada y a la gente que poco a poco salía de ellas para dirigirse a sus respectivas actividades del día. El cielo poco a poco empezaba a despejarse, al parecer iba a ser un día hermoso*.
Bruno: ¡Jaja! Sí, es genial manejar *Su cabello corto se movía con la fuerza del viento junto a una sonrisa resplandeciente, disfrutaba mucho estos momentos de paz y fuera de tanto trabajo, le traía recuerdos con su padre* ¿Por qué me mientes? *Dijo de repente saliendo de aquel canal dirigiéndose a aguas más abiertas, a lo lejos se podía ver una isla apartada*.
María: ¿E-eh? ¿Cómo? *De pasar a ver su rostro tan feliz y que su corazón latiese con calor, ahora latía de los nervios por su cambio brusco de expresión y tono de voz* ¿A qué te refieres? No te mentí en nada, jefe...
Bruno: *Su sonrisa se borró de inmediato, y ya cuando estuvieron bastante lejos del sector rural, apaga la lancha y la deja flotar* Sí, María *Suelta el voltando y se damedia vuelta para mirarla a los ojos* Sé sincera, por favor y muéstrame el bento que trajiste, quiero ver qué te preparaste para desayunar.
María: Señor, e-escuche, yo- *Pero es interrumpida de inmediato. Ahora el ambiente se había transformado en uno más tenso y mucho más con el silencio del lugar, solo se escuchaba el golpeteo de las oleas bajas contra la lancha*.
Bruno: Es una orden *Dice de repente levantando un poquito la voz frunciendo el ceño*.
Bruno: *Nunca le había hablado en este tono a su amiga, pero este era un tema necesitaba un choque de realidad ante su propia percepción de las cosas* No me gusta que me mientan, y no deberías hacerlo con nadie del equipo. Estás con nosotros no solo por tu gran fuerza de voluntad, sacrificio y dedicación, sino también por tu sinceridad y buen trato con la gente. No arruines todo tu progreso tan solo porque no quieres decirme que estás comiendo menos *Hace una pausa luego de un suspiro y cruza de brazos esperando a la chica* El lonche.
María: *Se sentía bastante avergonzada. Antes la habían regañado varias veces por errores pequeños para perfeccionarse en su trabajo, pero nunca nada con algo tan personal como su relación con la comida, que era un asunto complicado para ella. No tuvo más opción que sacar de su mochila aquel lonche de plástico que lo envolvía una bolsita plástica. Cuando su kefe lo abrió y vio aquel desayuno tan carente a modo nutricional y de cantidad, no pudo evitar desviar su mirada. Le daba muchísima vergüenza esta situación, se sentía como una niña que se portó muy mal*.
*El silencio perduró muchos segundos que se sintieron como una eternidad, ¿qué tenía para decir? Nada, era evidente su error, no tenía ninguna defensa contra esto*.
Bruno: *Levanta su mano y extiende su dedo índice señalandola* Tienes una sanción, sra Smith. Por esto vas a hacer horas extra en la semana siguiente y el resto del fin de semana, sin excusas. Mentiste a tu jefe y te hiciste daño a ti misma, creo que fui bastante justo.
María: *Se limita a asentir con la cabeza sin mirarlo a la cara porque la suya era espectacular, sentía que le ardía muchísimo de la vergüenza. Otro silencio se apoderó del momento*.
Bruno: Mírame *Ahora relaja su tono de voz, era más suave y no tan autoritario como el anterior, no quería asustarla tampoco, pero creía que fue necesario un poco de realidad* Entiendo que quieres adelgazar, pero desayunando solo una banana no vas a conseguirlo, sino todo lo contrarios: falta de energía, fuerzas, mucha ansiedad. Esta ansiedad se va a transformar en atracones que pueden prolongarse y arruinar su progreso, es por eso que el plan nutricional se arma para que sea todo bien equilibrado. Puede parecer mucha comida, pero es lo que tu cuerpo te pide para que funciones *Extiende su mano y saca de su mochila dos bentos grandes con un buen desayuno nutritivo* Desayunemos, ¿te parece? *Le entrega el bento que le correspondía. Había dos huevos duros, una palta cortada, arroz y unos trozitos de pollo cocinados el día anterior. Su compañera aceptó el bento pero notó que comía muy lento y no había dicho nada con respecto al tema*.
María: *Miraba aquellos dos huevos duros en su bento que se veían deliciosos, y aunque su estómago quería desayunar, su corazón estaba asustado y triste* Lo lamento, Bruno *Murmura*.
Bruno: *Suspira con pesadez y apoya su mano sobre la de la mujer con mirada triste* Tranquila, sé que fui un poco rudo... pero debes entenderlo. Comer menos te hará obtener los efectos secundarios. Haces un muy buen trabajo y entrenas todos los días, antes de ir a dormir trotas varias vueltas alrededor de Passione. Sé que quieres esto más que nadie, pero no le temas a comer y probar cosas nuevas, tu cuerpo necesita de los alimentos para gastar esa energía, ¿si? No quiero verte cansada, que se te baje la presión en una misión, que estés mal porque no te das el gusto de probar ese postre. María, no te castigues *Levanta su mentón con su mano para regalarle una sonrisa* Tranquila, lo estás haciendo bien, confía en ti y en el proceso...
María: *Sus ojos no pudieron evitar cristalizarse por sus palabras. Asintió con la cabeza, dejó el bento al costado y se lanzó para abrazarlo* L-lo siento, lo siento mucho *Deja caer una lágrima, este tema de la relación con la comida era muy difícil y si ella misma se ponía más obstáculos, más lo era*.
Bruno: Está bien, tranquila *Corresponde al abrazo con ternura y cuidado, odiaba verla así, pero sabía perfectamente que este recorrido era uno de los más difíciles, y quería darle a entender que no estaba sola. Acariciaba su espalda y luego su cabeza, su cabello enrulado siempre le gustó, era muy esponjoso* Venga, tranquila. Desayunemos, ¿si? Le pedí al nuevo secretario que haga los desayunos bien temprano *Se separa del abrazo y le pasa un pañuelo* ¿Mejor?
María: *Asiente con la cabeza limpiando sus ojos* S-si, muero de hambre. Seguiré el plan alimenticio que me dieron, haré mi mayor esfuerzo *Toma el bento y empieza a comer* Mhh, delicioso ¿Hablas de Robin? Quiere que le digan Barbie, ya que su segundo nombre es Bárbara *Lo mira mientras saboreaba el delicioso arroz*.
Bruno: *Así mismo, toma su propio bento con tomate extra* Pues, estaré al tanto de eso. Sí, es aquel. Giorno últimamente lo vigilando mucho. Normalmente cuando hay gente que ingresa, los ponemos a prueba o en situaciones difíciles para ver cómo actuaban, pero... tengo un extraño presentimiento. Este chico y Giorno, hablan mucho en la oficina y le corrige en todo, nunca lo vi tan atento con él *Come un poco de huevo con arroz*.
María: Mh, ¿crees que haya algo más en todo esto? No quiero sospechar de él, confío en sus decisiones *Ahora anhelaba tomar un café bien caliente, pero Bruno su adelantó y puso a calentar agua en una latita sobre una mini-cocina eléctrica* Oh, gracias, necesitaba un café.
Bruno: Siempre vengo preparado *Piensa al respecto* No lo sé, tampoco quiero sospechar de él, es mi jefe después de todo... pero... *Hace una pausa* Le preguntaré después, es mejor hablar las cosas. Quizás simplemente vio potencial en aquel joven y quiere perfeccionarlo *Ve que el agua en la latita poco a poco se llenaba de burbujitas, mientras, aprovecha a moler el café*.
María: ¿Cómo está Abbachio? No hablamos mucho, y las veces que intento comunicarme no me ha correspondido o... bueno, es bastante seco, a veces pienso que no le caigo muy bien *Mira su bento y sigue comiendo a gusto*.
Bruno: *Tuvo que ocultar muy bien una sonrisa que quería salir, porque ella no estaba aquí solo por la clase de conducción y pesca, estaba aquí por otras razones y que él no era el único que planeó* No te preocupes, él es así con todos. Es cuestión de conocerlo, ¿sabes? Puede sonar muy seco y cortante, pero es fiel y leal a fin de cuentas. Si necesitas ayuda, se la puedes pedir que él lo cumplirá, posiblemente a regañadientes o protestando, o te lance una mirada seria... pero lo hará.
María: *Sonríe* Tienes razón, intentaré hablar un poquito más en los entrenamientos. Confío mucho en él, como tú me dijiste, debo conocerlo mejor *Acomoda algunos mechones de su cabello detrás de su oreja. Termina de desayunar y sirve el cafesito para ambos, el aroma invadía el lugar* Mhhh~, que delicia *Da varios sorbos más*.
Bruno: *Después de desayunar, se puso de pie y estiró sus brazos hacia el cielo* ¡Bueno, vamos a comenzar la clase! Tendremos una mañana atareada *Y sin perder ni un segundo, le enseñó primero a conducir: los comandos principales, cómo funciona el motor, cómo estacionar y acelerar en lugares amplios, pero también varias maniobras para espacios muy reducidos. Las horas se iban poco a poco de sus manos hasta que se hicieron las nueve, ¡y el día no había terminado todavía! Así que sacó dos cañas de pescar y un balde con carnada* Bien, mi parte favorita *Le entregó un gorrito para el sol, aunque veía nubes a lo lejos que no tenían buena pinta*.
María: Jeje, gracias *Se acomoda el gorrito y agarra la caña de pescar, estaba muy emocionada por aprender a pescar, es un sueño frustrado que tenía desde adolescente. Se hicieron otro café y sin más, arrancó la clase de pesca con su profesor, Bruno Bucciarati. No sabía por qué, pero cada vez pasaba tiempo con él... sentía que estaba en casa, le gustaba estar a su lado, hacer cosas juntos. Mientras disipaba sus pensamientos, escuchaba las explicaciones de su compañero sobre los tipos de peces, qué hacer y qué no hacer cuando había uno presente, qué carnada usar, si estar en silencio o hablar de mientras*.
Bruno: Sujetas así *Posa ambas manos sobre las de María*, y solamente te sientas y esperas *Toma asiento a su lado y se acomoda para esperar en el silencio de la hermosa mañana, que poco a poc se iba nublando*.
María: Bien *Hace silencio varios minutos mirando su caña de pescar atentamente* Mh...
Bruno: ¡Pff! ¡Jajaja! No hace falta que la mires detenidamente... solo debes relajarte, te avisaré si hay movimiento. Las carnadas que puse son bastante tentadoras *Desató su peinado un momento para hacerse un rodete, se daba cuenta que estaba creciendo y ya tenía que hacerse el corte de siempre. Aprovecha a abrir una bolsa de maní, no había nada mejor que picar algo en momentos así*.
María: *Se sienta un poco más cómoda mirando la caña de pescar, de vez en cuando picaba un poquito de maní, pero Bruno se acabó el paquete rápidamente* Mh, que goloso eres *Le dice con una sonrisa*.
Bruno: ¿Ah? ¿Esa es forma de hablarle a tu jefe? *Sonríe* Y eso que te consiento *Saca de su mochila unos bocadillos de chocolate con almendra*.
María: *Abre sus ojos de la sorpresa, pero no sabía si agarrar uno o dos, o ninguno* M-mh, no lo sé... *Rasca su nuca mostrando signos de inseguridad*.
Bruno: Venga, no me dejes solo en esto *Se endereza y come uno* Esto no te hará dar pasos hacia atrás, ya te dije. Hay que vivir también, no nos podemos privar de todo *Levanta sus hombros y come un segundo bocadillo, eran un sueño*.
María: Vale, vale *Suspira rindiéndose a aquella tentación* (Se ven deliciosos, veamos qué tal ¿Hace cuanto tiempo vengo sin comer chocolate? Más de un mes y tiene razón, la ansiedad poco a poco te va consumiendo si no la calmas de forma moderada) Gracias *Prueba uno dejando que el dulzor y el característico sabor inunde sus papilas gustativas* ¡Mhhh! Sí, que delicia *Come un segundo bocadillo mientras probaba el café. Estaba disfrutando mucho del momento. Fue entonces que su caña de pescar se movió más de lo normal* ¡¿E-eh?! ¡P-picó alg- *Pero no pudo terminar de hablar, porque cuando sostuvo firme su instrumento, el pez tuvo tanta fuerza como para tumbarla al agua. Ni siquiera Bruno pudo predecir el movimiento y atraparla*.
Bruno: ¡Mierda! ¡MARÍA! *No dudó un segundo en tirarse al agua de inmediato para nadar hacia ella. El pez o aquel monstruo con ral fuerza descomunal, arrastraba a la pobre chica en el agua y no la dejaba salir a la superficie por alguna razón. Se sumergió para que con su stand, le tome del brazo a tiempo* ¡Gh! *Notó que el hilo de la caña de pescar enredó su pierna con dos vueltas. Sticky Fingers y él hicieron una gean fierza para nadar hacia arriba, pero el pez no iba a dejar que eso pase, así que hizo una cremallera en el hilo para separarla y así salir a la superficie*.
María: ¡AHG! *Toma una gran bocanada de aire y tose escupiendo un poco de agua* ¡Qué carajos fue eso! *Dice entrando en pánico, no sabía nadar* ¡O-oh! ¡N-no quiero estar aquí! *Mueve sus brazos frenéticamente sin un orden alguno y salpicando bastante la visión de su compañero*.
Bruno: ¡María, María! ¡Tranquila, estamos bien! ¡Pero si te sacudes así te vas a hundir! *Intenta calmarla de alguna manera, pero el pez mordió su muslo izquierdo y lo sumergió sin piedad a las profundidades* (¡Mierda! No se trata de un pez noemal, es un enemigo o un usuario de stand!) *Hizo presencia su stand otra vez para golpearlo repetidas veces y aunque recibía daño, no paraba de nadar a grandes velocidades, ¡esto no era nada bueno!*
María: ¡BRUNO! *Se dejó sumergir al agua con valentía y terror a la vez, pero consiguió congelar una enorme distancia desde su punto hacia su amigo. ¡Si no podía dañar al monstruo, al menos detenerlo! Notó que Bruno se quedó con medio cuerpo atrapado en hielo, así que fue directo hacia él. Rápidamente rompe el hielo que lo contenía y con mucho cuidado y sanando su pierna a la vez, lo saca de la boca del pez, este se había quedado atrapado y era una posibilidad que muera de la asfixia ya que tapó sus vértebras. Cuando pudo sacar al capo, empezó a nadar... pero él subía y ella se hundía. Le quedaba poco aire y por el pánico, patalea y se sacude con terror. Lo único que vio fue una bruma negra que poco a poco se apoderaba de ella y un dolor horrible en el pecho*.
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Ella Baila Sola ~ Rafa x Fem Reader
Notas: +18 - Rafa (Narcos México) x Fem Reader. En Español. - Inspirado en la canción: 'Ella Baila Sola' (Eslabón Armado x Peso Pluma)
Resumen: En la noche de tu cumpleaños, una salida de amigos, una simple celebración, termina con un encuentro muy candente.
La noche es perfecta para salir y distraerme un poco. Además, hoy hay un motivo para celebrar: mi cumpleaños.
Mis amigos y yo acordamos que ellos pasarían por mí, asegurándole a mis padres que voy a estar bien y, así como salí de casa, ellos se asegurarán de que regrese.
Retoco mi maquillaje y ya está. Me siento en la sala a esperar que vengan por mí. Cinco minutos después, suena el timbre.
Mis amigos y yo salimos luego de conversar un poco con mis padres. Aunque ya tenga 21 años, ellos aún me ven como una niña de seis y ahora que la inseguridad en el país se ha expandido, su preocupación es aún más latente.
Sin embargo, he ido demostrándoles que soy responsable y que también puedo cuidar de mí. Con mis amigos acordamos que entre todos nos cuidamos y más cuando salimos de noche.
Una media hora después llegamos a la discoteca, es un ambiente agradable. La música es buena, las personas se divierten.
Escogemos una mesa y ordenamos las bebidas. Nos sentamos un rato a conversar, recibo un regalo de parte de ellos. Es un pequeño joyero aterciopelado, de color negro. Al abrirlo, veo una manilla de plata con el dije de la letra inicial de mi nombre.
Sonrió y le agradezco a cada uno por el gesto. Significa mucho para mí. Ellos me dicen que me la ponga de una vez, insisten. Me la coloco en mi muñeca izquierda. Es muy bonita.
En ese instante llegan los tragos. Tomo un sorbo de mi cerveza mientras veo a las demás personas bailar, reír, conversar. Vuelvo a tomar otros sorbos, una de mis amigas toma mi mano y me invita a bailar. Los demás aún están muy concentrados en sus tragos. Así que las dos empezamos a movernos al ritmo de la música.
Es liberador, si bien no bailo mucho, esto era lo que necesitaba para bajar la tensión de las últimas semanas de clase. Bailamos un par de canciones más, cuando me doy cuenta, mi amiga está coqueteando con un chico de la mesa de al lado, bueno, yo sigo bailando sola.
Mis otros amigos bailan en pareja, al parecer, soy la única que aún no tiene novio o novia o algún pretendiente que se aviente a coquetearme.
Un par de minutos después me doy cuenta que a la distancia hay un hombre observándome. Al hacer contacto visual él sonríe, se levanta y camina hacia mí.
Yo lo ignoro y sigo en mi mundo. Cuando vuelvo abrir mis ojos lo veo en frente de mí, sonríe y proyecta una seguridad en sí mismo que inquieta. Su rostro se me hace familiar, sé que lo he visto en alguna parte pero no logro recordarlo.
- ¿Quieres bailar? - Me pregunta mientras me ofrece su mano.
- No, gracias. Yo bailo sola. - Le contesto.
- Insisto. Baila conmigo.
- ¿Y si no acepto?
- Me voy y ya. Te dejo.
Me quedo mirándolo por unos segundos. Sigue sonriendo y debo admitir que es cautivador. Sus ojos miran los míos. Me sonrojo.
- Tengo sed. Lo siento, primero quiero tomarle un descanso. Me aparto y pido un vaso de agua.
Él no quiere darse por vencido. Nos apoyamos cerca de una barra mientras esperamos a que traigan mi agua.
- ¿Nos hemos visto antes? - Pregunto.
- Sí, en tu escuela.
Mierda, claro que sí. Un día interrumpió una clase y sin más, se llevó a mi profesor.
- Fuiste el que se llevó a mi profesor.
- Me lo llevé pero lo devolví vivito y coleando y con un buen varo.
Al oír la revelación completa, no sabía si huir o quedarme hablando con él. Solo me disculpé y me fui al baño a limpiarme la cara.
Cuando salgo, él está esperándome.
- ¿Estás bien?
- Sí... Sí... ¿Rafael, verdad? - Pregunto.
- Dime Rafa.
- Sí... Claro, Rafa. - Nunca me dijo su nombre, pero fui recordando aquella vez en que irrumpió en la clase. Uno de los tipos que venían con él le gritó por su nombre y sin más, llevaron al profesor.
- Suena más chingón. - Responde.
Ambos volvemos hacia la barra. Trato de tener contacto visual con mis amigos, ellos solo sonríen al ver que encontré alguien.
El bartender me pasa el vaso de agua y yo bebo como si mi vida dependiera de ello. Al terminar, pido otro vaso.
Rafa observa mi mano izquierda, atraído por la manilla que me obsequiaron mis amigos.
- Está bien pinche hermosa.
- ¿Mi manilla?
- Simón, aunque la dueña está más bonita. - Guiñe.
- Ah, muchas gracias. - Sonrío.
- ¿Bailamos?
¿Qué malo hay en bailar con un tipo que secuestró a mi profesor? Ese día nos salvó del examen. No es un héroe, tampoco un villano. Y lo que pasó en la escuela se queda en la escuela. No estoy para dramas estudiantiles ni nada por el estilo.
Tomo su mano y él me acerca más a su cuerpo, me toma de la cintura y empezamos a movernos al ritmo de una cumbia.
No deja de mirarme ni por un segundo, sus ojos son tan oscuros, transmiten intensidad, me hace sentir vulnerable pero poderosa. Ver que un hombre me observa con tanta atención es increíblemente misterioso pero actractivo.
Seguimos así por un par de minutos más hasta que la rola acaba.
- Eres muy bueno bailando. - Le digo.
- Tú también. Lo haces bien.
- Claro... Crecí en una familia de bailarines y artistas. Tenía que aprender.
Él vuelve a tomarme de la cintura y bruscamente, me acerca hacia su cuerpo. Siento que la adrenalina se me sube a la cabeza y sin tanto pensarlo lo beso.
Mis manos toman su mentón y profundizo aún más el beso. El olor a tequila y cigarrillo que desprende de él no me incómoda, al contrario, resulta excitante.
Cuando nos apartamos para recuperar el aliento, él sonríe, sus manos no dejan de agarrar mi cintura.
- ¿No lo viste venir, verdad? - Le digo con picardía.
- Caray, me saliste bien brava. - Responde mientras ríe.
- Nunca subestimes a una mujer y mucho menos, a una mujer joven. - Lamo una de sus mejillas y luego su cuello. Siento como algo de su pantalón se levanta.
- Mira lo que me haces. - Se ríe, otra vez.
- No me disculpo por eso. Arréglatelas tú solo. - Tomo el vaso de agua y me voy a la mesa de mis amigos.
Cuando llego me felicitan, no solo por mi cumpleaños, sino por lo que vieron.
- ¿Pensaban que iba a llegar a los 21 sin ligarme a alguien? - Les pregunto.
- ¡Lo hiciste! ¡Nos llenas de orgullo! - Responde mi amiga la coqueta que me dejó hace unas horas bailando sola.
- Míralo, el pobre quedó con ganas de más. - Añade uno de mis amigos.
Yo solo suelto una risa.
- ¿Qué le hiciste? Deberías ir a ver cómo está. - Me insiste mi amiga.
- Ya es tarde. Quiero irme a casa.
- Díselo a tu amigo que viene para acá. - Me responde ella.
- Déjame ver como lo arreglo. - Contesto.
- Creo que tienes que ayudarme con... Con esto... - Su cuerpo se pega al mío y siento que su miembro aún sigue duro. Mi entrepierna empieza a jugarme una mala pasada, voy sintiendo como el cuerpo me tiembla.
- Lo siento, creo que tendrás que ayudarte tu solo. Tienes dos manos.
- Qué fierecilla... Pero mis manos no me servirán si hago esto... - Sus manos empiezan a subirme la falda.
Ayyy, no, aquí no.
Luego va recorriendo mi entrepierna...
- ¿Qué estás haciendo? - Le digo.
- Te la estoy devolviendo.
Siento que la razón me empieza a fallar. El calor va encendiéndose más y más.
Su boca se entrelaza con la mía, su lengua empieza a jugar con la mía y la intensidad de sus caricias aumenta.
Empiezo a jadear.
- ¿Ahora qué? ¿Crees que tus manos te pueden ayudar? - Me susurra. - Su voz cosquillea en mi oído, su respiración eriza mi piel.
- ¡Ayy, Rafa!
- Música para mis oídos.
- Aquí no es un buen lugar.
- Lo sé.
En ese momento deja de acariciarme, me agarra de la mano y salimos hacia un estacionamiento.
Me apoya sobre una camioneta lujosa y empieza a besarme, dejando mordidas por mi cuello, sus manos van desabotonando mi blusa y su lengua lame mis clavículas.
Mi respiración se va acelerando y la tensión del momento es aún más fuerte. Él se detiene y,
torpemente, saca un juego de llaves de un bolsillo de su pantalón.
Abre la puerta, se sienta en la silla del copiloto y luego me ayuda a subir. Me siento sobre sus piernas y con un golpe seco cierro la puerta.
Me toma de la cara y su boca se acerca a la mía, es un beso lleno de furia, de deseo, de hambre. Sus manos terminan de desabotonar mi blusa y luego me quita el sostén.
Mi pecho está a su voluntad. Succiona, lame, muerde. Todo a mi alrededor me da vueltas, el placer va aumentando.
- Rafa...
- Cómo suena de bonito mi nombre saliendo de tu boca, mi fierecilla.
Él va subiendo mi falda y como puede, mueve mi panty a un lado. Yo desabrocho el cinturón de su pantalón y lo desabotono. Bajo la bragueta.
Él me detiene en ese momento y vuelve a besarme. Siento que todo el calor del momento recorre mis venas, lo deseo tanto. Quiero sentirlo entrando y saliendo de mí. Quiero que me tome tan rápido y tan violentamente.
- Ayy Rafa...
- Eres una diablilla.
- Rafa... - Chillo.
Vuelve a besarme.
En ese momento voy sintiendo como él empieza a entrar y a salir, sus movimientos son salvajes. Me gusta. Yo empiezo a moverme, buscándolo más y más.
Empiezo a gemir, mientras que él me cubre la boca con una de sus manos.
- Aquí, no, mi fierecilla. Aquí no.
Eso solo hace que quiera gritar. Que quiera mostrarle al mundo que este hombre es casi que un dios. Que me tiene a sus pies y que me está haciendo llegar al mismo cielo.
Seguimos con este tipo de danza. Su respiración roza la piel de mis senos y la sensación no puede ser más ferviente.
Poco a poco voy llegando al éxtasis. Cierro los ojos y me dejo abrasar por esa llama que él aviva con cada movimiento. Hasta que ambos explotamos y lo que era un incendio ahora es solo una brasa.
Nuestra respiración está agitada. Nuestras frentes se tocan y él vuelve a besarme. Esta vez, el beso es más delicado.
Poco a poco intentamos recuperar el aliento. Mi cuerpo descansa sobre el suyo. Siento como el corazón me late a mil por hora. Mi cuerpo es un saco de huesos que reposa sobre él. Sus manos toman mi espalda, mientras que sus pulgares dibujan pequeños círculos.
Nunca había sentido tanta pasión, peligro y ansiedad al hacerlo en un lugar público. No pensé llegar tan lejos esta noche.
- Feliz Cumpleaños, mi fierecilla. - Susurra.
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Hace un par de semanas fui a ver tocar a Kodomo gun, la banda de mis amigos punks, y descubrí que ya no tolero el ruidazo de la música en vivo. Ni una hora me quedé en el bar y el zumbido en el oído derecho me duró por varios días. Son puras llamadas de atención.
Una de las cosas que más extraño es poder escuchar música a todo volumen con audífonos sin precaución y sin límites. En mi época de universidad todos los días escuchaba música en el trayecto, una hora y media desde Santa Catarina a San Nicolás, tres horas al día entre camiones y metros.
También extraño mucho ensayar; entre más envejece uno, más complejo se hace el hacer música con los demás.
¿A cuántas personas les interesaría hacer música con un señor de 36 años de gustos anticuados?
¿Con quién podría entenderme si no puedo darme a entender la mayor parte del tiempo?
¿Cómo se pueden complementar las sensibilidades de las personas?
¿Los músicos alguna vez se ponen a pensar en su propia sensibilidad?
A veces los músicos (en el ambiente del "rock") parecieran ser los creadores que más se desconocen a sí mismos, y hasta lo expresan con orgullo sin darse cuenta. Mejor recopilar información de miles de músicos y canciones que preguntarse algo acerca de sí mismos. La música como una eterna evasión y como un frágil monumento a su ego.
Hace rato trabajaba corrigiendo un documento que me encargaron, como es sábado en la noche pensé que un poco de música y una cervecita mejorarían mi fin de semana. Pero después de tres o cuatro cervezas sólo pude pensar en cuánto me había esforzado en la música sin lograr tocar esa cosa mágica; esa parte de nuestro cerebro que en realidad le pertenece, y se conecta, a todas las personas.
En el zen, la semana pasada hablaba con otro monje, le comenté de lo mágico que me parecía el practicar zazen con el kesa puesto, para mi sorpresa, él entendió. No estaba tan loco entonces. Me habló un poco de lo mágico del kesa, el único objeto sagrado para el zen, la filosofía más alta.
Se me hizo triste vivir en un mundo donde lo mágico sólo puede ser charlatanería, donde lo racional y lo emocional es lo único que nos sostiene como seres humanos.
Se me hizo triste la vida sólo por un ratito. Lo bueno es que sí me puse los audífonos y escuché canciones viejitas a todo volumen, sólo por un ratito también, como todo.
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El cumpleaños de Blas, parte 1
(Resucitando lentamente de mi letargo creativo)
Hoooola mis queridas, aquí os traigo algo diferente que se me ocurrió una febril noche. Espero os guste mucho y poder continuarla cuanto antes: como siempre, se admiten ideas.
El conejito hoy se divierte 🐇
💕SoftDom!Blas Polidori x female reader
❤️🔥+18 sexo explícito, dominación, deshumanización, sumisión, juegos con comida, intercambio de roles...
El cumpleaños de Blas
El primer cumpleaños que uno pasa con su pareja siempre viene acompañado de una sensación especial en la que uno quiere demostrarle todo el amor que es capaz de dar. Quieres que todo salga perfecto e incluso, impresionar.
Le habías comprado la remera de fútbol que tantas veces le habías visto ojear en su celular, sin animarse a añadirla al carrito.
Pero la verdad es que no lo sentías como suficiente. Blas te había insistido, semanas antes, cuando tú habías tratado de sonsacarle qué es lo que quería, en que realmente no deseaba nada, que ya lo tenía todo estando a tu lado, tan lindo él.
Los días previos, después de la frustración y nervios, decidiste que ibas a desistir en conseguirle más regalos comprados y optarías por esforzarte en que su día fuera lo más grato posible.
Arrancaste el día previo yendo al mercado para conseguir los ingredientes necesarios para su plato favorito: pasta con pesto casero. También habías comprado unasfresas bastante costosas que bañarías en crema batidacomo postre.
Esa mañana despertaste antes que él, y no podías esperar a que él lo hiciera para poder felicitarle y mimarle.
Comenzaste a plantar una serie de suaves besos en su cuerpo, primero por su hombro, encontrando cada peca y lunar de su piel cálida, después por su cuello surcado por algunas venas y donde se movía, provocándote, su nuez de Adán al tragar.
Cuando empezaste a jugar con sus rizos y el pendiente de su oreja, Blas por fin comenzó a despertar y, desperezándose se giró hacia ti.
-Qué fue, mimosa?
-Feliz cumpleaños, mi amor…
A tu novio le costó un par de segundos procesar esa frase, no había recordado aún qué día era. Cuando lo hizo, te sonrió aún con los ojos cerrados.
Te abrazó y te acercó a él, como una criatura somnolienta. Siempre te sorprendió la elevada temperatura corporal que su piel emanaba, especialmente cuando dormía.
-Te doy el regalo que te compré luego, pero mientras tanto quiero que me pidas lo que quieras para que este día sea perfecto…-dijiste acariciando su mejilla.
-Café? – preguntó abriendo los ojos para después frotarlos con sus dedos.
-Ponémelo más difícil, amor…
Tu novio se rio y colocó sus manos a los lados de tu cara para besarte.
Lo que al principio era un simple beso cariñoso de “buenos días” no tardó en transformarse en una violenta y apasionada invasión de tu boca. No demoró tampoco en alcanzar uno de tus pechos para estrujar tu pezón entre sus dedos.
-Pero cielo… - suspiraste.
Él te mira pensativo, con una media sonrisa que no puede significar nada bueno.
Miedo me da, pensaste.
-Entonces… ¿puedo pedir lo que quiera?
-Sí…
-¿Lo que quiera, lo que quiera?
- Ya te dije que sí, dentro de los limites de la cordura y de la legalidad vigente sí – reíste mientras él besaba tu hombro- ¿qué es lo que quieres?
Blas guardó silencio unos segundos mientras estudiaba tus ojos, quizá intentando averiguar si lo que decías iba en serio. Al fin soltó lo que pensaba:
-Quiero tener acceso libre a tu cuerpo durante todo el día -dijo simplemente.
-Pero…si ya lo tienes siempre, no entiendo…
-No, no. Quiero poder usar tu cuerpo siempre que me venga en gana, sin restricciones, todas las veces que quiera.
Pudiste notar como el calor había subido a tus mejillas, aunque no sólo ahí. La humedad entre tus piernas comenzaba a manchar tu ropa interior; no sabías qué decir, simplemente le mirabas a los ojos, y jurabas que tu temperatura tenía que ser visible.
-Claro está, si es lo que quieres, no te estoy pidiendo abusar de ti por un día, amor -quiso aclarar tu novio- pienso que puede ser una experiencia… excitante para ambos.
-Dale…-aceptaste casi suspirando- la idea te había calentado sobremanera.
-Sí? – abrió un poco los ojos con sorpresa – bien, pues sólo queda trazar… un par de normas…-intercalaba sus palabras con besos y lamidas en tu cuello- ¿bien?
Tú le mirabas expectante, dispuesta a acatar casi cualquier orden que te quisiera imponer. Al fin y al cabo, normalmente eras tú la que dominaba las situaciones, decías cuando sí y cuando no, especialmente por el temperamento de Blas al que debías poner límites. El hecho de poder invertir roles, de alguna manera, era algo que ni siquiera se te había cruzado por la cabeza, pero que comenzaba a tomar una forma deliciosa en tu cabeza.
-Debes decírmelo si te encuentras mal o no quieres que haga algo con nuestra palabra de seguridad que es la misma de siempre.
-Okay…
-Y no puedes llevar ropa interior. De hecho, quiero que lleves ese vestido suelto que te pones por casa. Tampoco quiero que me cuestiones ni que te quejes de qué, cuándo ni cómo hago lo que quiera, salvo situaciones en las que necesites usar la palabra de seguridad, claro.
-Me parece correcto – no sabías qué te pasaba, pero te sentías increíblemente dócil.
Después de una ducha juntos en la que hubo caricias y besos, pero nada más, preparaste un desayuno sencillo, no querías que Blas perdiese el apetito antes del almuerzo. A pesar del vestido, te sentías casi completamente desnuda por no llevar ropa interior.
Él se sentó a la mesa con el torso desnudo, luciendo su piercing en el pezón. Llevaba sus habituales pantalones cortos deportivos con rayas a los lados, y, muy presumiblemente, nada más debajo.
Mientras tomaba su café, tú estabas untando una pequeña tostadita con una mermelada casera de fresa que habías elaborado hace unos días. Te sobresaltó la mano de Blas metiéndose en tu escote para abarcar completamente tu pecho izquierdo y comenzar a amasarlo y jugar con él caprichosamente. Ni siquiera te estaba mirando, simplemente ojeaba su móvil, probablemente leyendo las novedades deportivas.
Entendiste que no era un farol: iba a utilizar tu cuerpo como si de una muñeca con vida se tratase; le pintó tener tu teta en la mano y así lo hizo, simplemente.
Tú comenzaste a suspirar y dejaste el trozo de pan sobre el plato, el placer estaba nublando tus pensamientos. Sin embargo, Blas paró para volver a coger su taza y beber de ella. No retomó el contacto, y eso te decepcionó un poco, pero recordaste la directriz que te había dado: nada de quejarse ni cuestionar.
Cuando el desayuno acabó, tu novio se encargó de lavar los platos y tazas, y también algún traste de la noche anterior, mientras tú doblabas ropa que habías quitado del tendedero.
Miraste la hora en la pantalla de tu móvil: 12:30.
Más vale que me ponga cuanto antes con el almuerzo, pensaste.
Cuando llegaste a la cocina, Blas ya se había ido, probablemente estaría jugando a sus emuladores de juegos antiguos en la televisión. Había dejado todo reluciente, sin embargo, decidiste limpiar un poco más concienzudamente la mesada, ya que ahí ibas a amasar la pasta fresca.
Aunque era una receta que conocías de memoria, tu inseguridad siempre te obligaba a mirar las cantidades, sólo por si acaso.
Con las manos ya enharinadas, comenzaste a trabajar la masa, que estaba bastante húmeda por la yema de huevo y el aceite de oliva que le habías agregado.
Intentabas bajar la pantalla para comprobar por decimoquinta vez un detalle de la elaboración, pero la harina en tus dedos impedía que la pantalla de tu móvil reaccionase. Justo antes de que pudieras limpiar tus manos con un paño húmedo, Blas apareció por detrás de ti, cubriéndote con su figura, y, con un gesto sutil, pero claro en sus intenciones colocó una mano en tu abdomen y presionó, dándote a entender que quería que te inclinases ligeramente sobre la encimera, separando tu cuerpo del mueble. Sin previo aviso ni mediar palabra, se colocó detrás de ti, haciendo que tu culo quedase apoyado en sus caderas; lo que implicaba que él flexionase las rodillas para poder estar a tu altura. Era vergonzoso cómo no hizo falta ningún tipo de lubricante – ni siquiera su saliva – para que pudiese penetrarte sin preámbulos. Estabas totalmente húmeda y caliente.
No pudiste evitar soltar un gemido mientas te agarrabas a la masa de harina como si tu vida dependiera de ello, apretándola y deformándola para no gritar. Estabais junto a la ventana abierta de vuestra pequeña cocina y tus vecinos podrían escuchar todo. A Blas no pareció importarle cuando embistió con todas sus fuerzas dentro de ti, llevando un ritmo rápido e inusual. Estaba preocupándose sólo por su propio placer, dando estocadas más cortas, menos profundas a ratos, y otras más lentas, casi inmóviles, en las que movía su miembro haciéndolo palpitar, volvi��ndote completamente loca.
Muy pronto, sus manos afianzaron su agarre en tus caderas, casi provocándote dolor, y notaste un movimiento inconfundible en tu interior. Blas se corrió en lo más profundo de ti, muy quieto, soltando gemidos roncos. Una vez lo hizo, salió de ti lentamente y te dio un beso en la mejilla.
-Gracias, nena. – dijo simplemente, lo cual a ti te pareció casi cómico dado lo que acaba de suceder.
Tal como vino se fue, sin mediar más palabra y regresó a lo que estuviera haciendo en la sala, dejándote a ti con las piernas temblorosas, aún agarrada a la masa de harina. Pequeñas gotas gotearon desde tu centro hasta el suelo- pues todavía tenías las piernas bien abiertas- como si se te hubiera derramado parte de la nata que aún no habías batido.
Con una sensación de incredulidad, cogiste un pedazo de papel de cocina y te limpiaste entre las piernas, y después el suelo.
¿Así iba a ser todo el día?
__________________________________
Te costó concentrarte más de lo que te gustaría reconocer, pero por fin, hiciste los ravioles rellenos de setas y preparaste el pesto casero con algunas hojas de la única planta de albahaca que te había sobrevivido en tu vida.
También montaste la nata con unas varillas eléctricas y lavaste las fresas en anticipación.
Cuando comenzasteis a comer, Blas te felicitó por el excelente trabajo que habías hecho cocinando la pasta fresca en su punto justo y lo delicioso que estaba el pesto genovés.
Era extraña la sensación de orgullo y validación que te estaban provocando sus palabras. Blas te solía halagar, pero en el rol que habías adoptado hoy, sus cumplidos sabían de otra manera.
Al pasar al postre, serviste las fresas en un bowl y la nata en otro.
Blas te indicó que te sentaras en su regazo para comer.
No tuviste que recordar la directriz de no objetar, te sentaste automáticamente en su muslo. Él rodeó tu cintura con un brazo y tomó una de las fresas entre sus dedos; después mojó la punta con bastante nata, cuidando que no se derramara en el mantel. Te la ofreció colocándola delante de tus labios, pero antes de que pudieras morder dijo:
-Chupá.
Tú obedeciste; sin abrir mucho la boca, sacaste la lengua y comenzaste a lamer la nata poco a poco de la superficie de la fresa.
En un acto de rebeldía, le diste una pequeña lamida a su dedo pulgar, que sostenía la fruta.
-Querés más? -dijo con una voz algo más profunda
Tú asentiste. Cuando volvió a recoger la crema con la pequeña fruta, tú adelantaste un poco tu cabeza para evitar que ésta cayese, ya que, al estar menos fría, iba perdiendo firmeza. Succionaste con avidez la dulce nata, sin poder evitarlo, un poco de saliva humectando la comisura de tus labios y los dedos de tu novio.
Blas se removió en su asiento y alineó su erección con el centro de tu humedad, que parecía querer tentarlo. Cualquiera diría que te había cogido brutalmente hacía escasos cuarenta minutos. Querías más. Pero hoy no se trataba de ti, y tenías la sensación de que a lo largo del día ibas a tener más en tu plato de lo que podrías comer, así que decidiste no iniciar.
-Vamos a cambiar – te sacó de tus pensamientos repentinamente.
-Eh?
-Sentáte en mi silla – indicó levantándose. Después arrastró otra para sentarse él enfrentado a ti. Con esos pantalones de deporte había poco que se dejara a la imaginación. La longitud del miembro de Blas siempre te sorprendía, la vieras una o mil veces, por no hablar de su grosor.
Tú lo mirabas expectante, pero cuando acercó su silla para encajarte entre sus piernas y tomó el bol de nata, no tuviste mucha duda de lo que pretendía hacer.
-Vestido fuera – ordenó simplemente. En realidad, si el vestido iba fuera, toda tu ropa iba fuera, porque no llevabas nada más. Obedeciste.
Con la pequeña cucharita que habías traído, aún sin usar, comenzó a dejar pequeñas cantidades de la crema batida sobre tus pechos y sobre tu cuello. Tu temperatura corporal estaba causando que ésta se derritiese y formase largas y sinuosas carreras blancas a lo largo de tu piel, que él fue lamiendo.
Se concentró, obviamente, en tus pezones mientras masajeaba el resto del seno.
Fijación oral, pensaste, como tantas otras veces en las que le habías molestado con eso.
Estabas perdida en el placer que la lengua lenta y caliente de Blas te estaba proporcionando. Habías echado la cabeza hacia atrás y cerrado los ojos hace rato; tus manos, aferradas a los bordes de tu asiento para resistir.
Cuando volviste un poco en ti y miraste hacia abajo, pudiste ver como tu novio había sacado su pija de sus pantalones cortos y se masturbaba despreocupadamente; de hecho, parecería más bien que se la estaba masajeando.
Unas cuantas gotas de la crema habían ido escurriéndose hasta tu centro, pero no eran suficientes. Blas, en un estado totalmente hedonista, cogió un poco del dulce y lo pasó por el exterior de tus labios, acariciando deliciosamente tu clítoris. No esperabas que fuera a introducir sus largos dedos tan manchados, pero lo hizo, haciéndote gritar y apretarlos con tu interior. Blas comenzó a lamer el delicioso postre que tenías entre las piernas con el hambre de un condenado. Tus piernas, lo más abiertas posible.
No pudiste evitar tener uno de los orgasmos más intensos de tu vida.
Le voy a arrancar los dedos, atinaste a pensar. Las oleadas de placer en forma de contracciones no parecían terminarse, provocándote gritar desesperada y abrir los ojos con incredulidad.
Esto debió ser una visión celestial para tu chico, que con un gruñido profundo y casi animal se incorporó y, mientras seguía bombeando su miembro en su derecha, se posicionó ante ti. Con el índice y el pulgar de su otra mano presionó en tus mejillas para que abrieras la boca.
No te lo pidió, pero también sacaste la lengua.
-Más nata, gatita -jadeó desesperado por llegar – tomá, tomá….
Fue entonces cuando empezó a disparar todo su semen en tu boquita que aún sabía un poco a nata. Tragaste todo mirándole a los ojos, volviéndolo, si cabe, aún más loco.
Con un pulgar, limpió la comisura de tus labios enrojecidos la mezcla de saliva, crema y su excitación.
-Pinta otra ducha, ¿no?
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tags: @madame-fear @deepinsideyourbeing @loveinsprings @lunitt @iamjustadoll @moviestarmartini @yanvgc @choccocake @bichotaaseason
#lsdln cast#blas polidori smut#blas polidori x reader#lsdln fics#lsdln smut#lsdln x reader#blas polidori fanfic
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hola mijente latino, por acá barb y después de un día de pura adultez vengo a ofrecer a mis criaturas : macarena bauer y fdr taylor. dejo la info de ambos bajo el read more y cualquier cosita, pueden colorear el corazoncito para que les hable por discord o directamente hablarme por ahí : @ malavmente.
# macarena bauer : veintiún años , argentina , asistente de arte en videoclips.
viene de una familia adinerada de buenos aires. su padre es hijo de alemanes que se exiliaron durante la guerra, y con su esposa fundó el imperio de lo que sería el laboratorio farmacéutico monopolio del país : si es bauer, es bueno. actualmente lleva viviendo un par de años en los ángeles, forzada a mudarse para dejar de ser mantenida. hágale una pregunta a la tarada coded. no es cien por ciento estúpida pero sí es bastante inútil, por eso la echaron de cientos de trabajos antes de entrar por la relación de don y su padre a westbound. al día de hoy ha mejorado pero eso no quita que siga siendo capaz de arruinar un café negro. para maca se me ocurren : roces de personalidades, problemas que haya podido causar porque vive y muere por un buen chisme, también cositas más leves como que solo les colma la paciencia. algún superior para el que haya trabajado en sus inicios, la relación puede ser buena o mala. colegas en general, sea un su área u otras. ella es tan ajena a su realidad que según ella es amiga de todes, así que no se sorprendan si se atribuye más confianzas de las que le dan. no es muy conocida en el medio porque tiene un rol secundario, pero eso no evita que intente figurar continuamente, así que también la veo intentando colgarse de quien sea por un poquito de fama, sea en un plano amistoso o tal vez romántico.
tablero , ficha.
# franklin delaney reed-taylor , conocido como ‘ fdr ’ taylor : veintitrés años , laredo, texas , cantautor solista de country ( toca guitarra y está aprendiendo piano ).
fdr [ ef · di · ar ] es el arquetipo de cantante de country promedio. viene de una familia sureña de clase media que se dedica a adiestrar caballos para películas hollywoodenses. fue reclutado por don cuando cantaba en un barcito en su pueblo natal y le ofreció un contrato al que él llama milagro. desarrolló un vínculo casi paternal con él # daddy issues, y su partida de las cosas más dolorosas que ha tenido que afrontar. es un chico bajo perfil, buenito, que confía en las buenas intenciones de la gente. imagínense su sorpresa cuando se dio cuenta de que westbound prefería curar, vender y exagerar su imagen e historia de vida más que su música en sí misma. para él busco vínculos que lo hayan guiado tras su llegada a la ciudad, ya sean influencias buenas o malas. que lo hayan intentando corromper un poquito también. es medio reservado así que asumo que las amistades le tomaron un tiempo de forjar, pero como lleva ya casi cuatro años en california, alguna que otra debe haber hecho. no le gustan los tabloides pero yo vivo y muero por una buena pr relationship, ya sea con otra persona que tenga una imagen similar a él o, por el contrario, totalmente distinta. a tener en cuenta que esto podría ser negativo porque a él todo esto de venderse no le convence mucho. por último, está abierto a colaboraciones incluso fuera de su género predilecto y a haber escrito canciones para otras personas también.
tablero , ficha.
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⌗ ESTUDIANTE: KHAI LEE HABILIDAD: PERSUASIÓN (1/3)
un momento con sus padres.
— khai, cariño — la voz de su madre resuena por todo el lugar, el penthouse podría estar lleno de muebles, pero si había algo de lee myungja es que sabía cómo alzar su voz para ser oída. sus tacones se detienen frente a su puerta y él solo puede ocultar su rostro contra su almohada y gruñir. ve su reloj, es muy temprano. — amor, son las siete de la mañana. no tenemos que estar en el evento hasta las nueve — la voz más calmada de su padre aparece del otro lado; agradece porque su padre es mucho más retraído y su voz es calmada. en ocasiones le llamaba su ángel de la guardia. — ¡khai lee! ¡mido lee! no sé en qué momento se pusieron de acuerdo, pero hoy se casa tu tía y los quiero listos a las ocho y media en punto — la voz autoritaria es suficiente para que el sueño se espante de golpe. se sienta en su cama, restregando sus ojos y alzando su brazo hasta la mesa de noche, tomando sus lentes.
— ya me desperté — anuncia, arrastrando sus pies mientras abre la puerta de su habitación. su padre, con ropa cómoda, lo observa mientras musita un suave "lo siento". él solo puede negar con su cabeza, dejando un par de palmaditas sobre la espalda de su padre mientras baja las escaleras hasta la sala de estar, donde ya la comida está lista, por supuesto, nada hecho por sus padres. primero le agradece a la señora jung, quien le tiene lista su taza de café para comenzar el día. — mamá, ¿qué tanto gritas si no estás lista? — le reprocha apenas la ve, todavía en pijamas y con tacones puestos. esa mujer no sabe lo que es estar cómoda en casa. padre va directo hasta su madre, dándole un abrazo sobre su cintura y dejando un beso sobre su sien. — tu mamá se despertó temprano para ir a yoga, además nos preparó la ropa a los dos — como siempre, mido va al rescate de su esposa, quien le sonríe como agradecimiento. — iremos de saint laurent, eso tiene tu tía por decir hace cuatro años que no tengo buen gusto. — solo puede rodar los ojos mientras pincha las frutas con su tenedor y come en silencio. — mamá, no hagas un escándalo. me quiero ir temprano — le dice bajito; algunas veces tiene miedo a las reacciones de myungja, pero ella solo lo mira con una sonrisa calmada. — lo sé, tu padre se irá contigo. si preguntan, tienes clases privadas mañana y tu padre tiene que llevarte — se levanta de su asiento, elegante como siempre, camina a su lado acariciando su cabello con delicadeza.
— ahora, los dos — se aleja de él, terminando por señalarlos con su dedo índice. — a comer, a bañarse, los quiero vestidos y en el lobby a las ocho y media. ninguno se llevará los lentes, usen los lentes de contacto y— padre e hijo se miran a los ojos y responden al unísono: — los rolex — la respuesta al mismo tiempo solo puede provocar que myungja ría con ganas. — sabemos que nos los regaló el abuelo. por eso quieres que los usemos — termina de dar otro sorbo de su café antes de tomar la taza consigo. — mamá, relájate. todo irá bien. me arreglaré rápido, ¿quieres hacerme mi cabello? papá también quiere — sabe que su madre amaba acomodarlos como quisiera; ¿quién era él para negarse? su padre solo lo mira con una mirada calmada, sabiendo que solo lo dice para hacerla sentir mejor. — si preguntan por tu hermana— la mirada del hombre va inmediatamente hasta su madre, odiaba ese tipo de situación. — está en la universidad, lo sé, ¿me puedo ir? — ambos asienten. se retira entonces, dejando un ambiente denso donde ambos adultos solo pueden intercambiar miradas. — oigan, los amo — y sabe que ese tipo de palabras tendrían peso para ambos, provocando que dejen sus cosas y vayan hasta donde está y lo detengan en un abrazo. besan su mejilla y, aunque se quiera quejar, sabe que en ese momento lo único que los mantiene cuerdos es él.
#sí; es un consentido y sacó muchas personality traits de sus padres#su mamá ansiedad andante y su papá calmao#los amo familia lee espero que algún día se calmen🫰🏼
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Pole Position (Formula 1 x lectora)
Resumen: Los pedidos del CM de Tania de subir su día a día a las redes para crear mejor comunicación con los fans terminó siendo de sus cosas favoritas. Por desgracia, no hay demasiados filtros en ese ámbito.
Nota: colores designados para pilotos por chat de voz
Alex, Carlos, Kimi, Oliver
~ Capítulo anterior Capítulo siguiente ~
Masterlist de capítulos
Masterlist de mi autoría
~ XIII ~
Era media mañana cuando Tania llegó al aeropuerto para recirbir a su familia. Sus padres y hermanos menores estaban por primera vez en sus vidas fuera de Argentina, y la chica se encargaría de darles las mejores vacaciones de sus vidas.
Pero mientras la mujer subía fotos a su Instagram pescando y paseando en bote con su familia, el resto de pilotos no la estaba pasando tan bien.
Lando volvía a sentirse miserable, y esta vez no había milanesas o tragos de frutas que lo ayudaran con ello.
Pero además de Lando, otro piloto más mantenía ala mujer en mente.
—Si tanto te preocupa, enviale tú un mensaje.—Kimi miró aburrido a Oliver, quien no pensaba seguir ese consejo de ninguna manera.
—Esta con su familia, no quiero molestar.—
—Entonces no te quejes y ya.—
Oliver miraba las últimas historias de la mujer, donde se la veía emocionada por un día de paseos en familia.
—Al principio no parecía convencida de todo esto de Instagram... Y mírala ahora, es genial.—
Kimi lo notó entonces. La forma en que el rostro de Oliver se iluminaba cuando hablaba de la mujer. Y una gran cantidad de otros recuerdos llegó a su cabeza.
—... Te enamoraste de ella.—Oliver lo miró—. No... Dime que no es asi.—
—No es asi... Creo.—el joven se llevó las manos a la cabeza frustrado.
—Es nuestra amiga, y si tú... Eres un idiota, arruinarás todo.—Oliver frunció el ceño.
—Esto a ti no te inclumbe. No tienes nada que ver.—
—Somos buenos amigos, salimos todos juntos, todo el tiempo... Si ustedes se distancian, yo quedaré en medio como un... Hijo de padres divorciados.—
—Que exagerado, además ¿Quién dijo que nos distanciaríamos?—
—¿Crees que confesar algo asi hará que todo siga igual? ¿Y si no eres correspondido?—
Oliver se preocupó entonces.
—Me habrías dicho antes que estabas en la ciudad, nos hubiésemos juntado a cenar antes.—
Carlos abrazó a Lando por unos segundos antes de sentarse del otro lado de la mesa de aquel restaurante.
—No me sentía muy bien, todo esto de las carreras que quedan... Me trae algo ansioso.—
—Todos estamos así, no te preocupes.—Carlos revisó su menú—. Si algo te preocupa, háblalo. Quedándote solo no lograrás nada.—
—... Fui a cenar con Tania la otra noche.—
Carlos bajó la carta enseguida, mirándolo con sorpresa por el repentino dato.
—Dime que no lo arruinaste.—sabía cómo era su amigo con las mujeres con las que "cenaba", y conocía a Tania lo suficiente como para saber que eso seguro salió mal.
—Ah, por supuesto que lo arruiné.—Carlos rodó los ojos frustrado.
—No es una de tus acompañantes.—enseguida comprendió por dónde iba el asunto—. ¿Qué esperabas que pasara?—
—Me invitó a cenar.—
—A cenar, no a que intentaras otra cosa. Diablos, imagino su decepción... Pobrecita.—
El camarero llegó, marchándose tan rápido como obtuvo los pedidos. Solo entonces el par siguió hablando.
—Iba todo genial, no es como que me haya apresurado o algo.—Lando sonó ofendido—. Confundí las señales, es todo.—
—¿Qué señales? Es nuestra compañera. Una colega... Tu admiradora. Y solo te invitó a cenar.—Carlos tomó un poco de su vino—. Si te hubieses molestado en conocerla un poco antes de intentar acostarte con ella, sabrías qué tipo de persona es y porqué la idea de meterte en su cama es impensable.—
—Ni que fuera tan malo.—
—Es la primera mujer en la Formula 1 en mil años, rodeada de hombres... ¿Crees que los comentarios maliciosos no le llegan? Se esfuerza para no meterse en polémicas.—
—¿Ella te ha hablado de eso?—
—Hablamos mucho, deberías intentar hacerlo de vez en cuando.—Lando rodó los ojos—. Como sea, la has cagado. Suerte recomponiendo eso.—
—... A Charles también le gusta.—
—Si, bueno. Él no está tan desesperado como para meterse en su casa e intentar acostarse con ella.—la comida llegó—. Va por algo más serio, no como tú.—
Algo serio...
Lando no quería eso.
Pasaron un rato agradable en la cena, sí. Y realmente le gustaba la chica. Pero la idea de algo serio en ese momento no le interesaba para nada.
Aunque la idea de ganarse el odio de la chica tampoco le hacía gracia.
La familia de Tania finalmente se fue de Michigan un viernes. Y el lunes la chica volvería a la base central de General Motors para seguir trabajando en su desempeño.
Por eso aprovechó el sábado para jugar con sus amigos por stream.
—Kimi, corazón mío. Sabes que te adoro, pero suelta a Tracer. Eres un desastre.—
~Auch... Pero cierto, voy Genji.~
~Yo te cuido.~
—Mercy Alex, no necesitamos nada más.—Tania rió bajito.
~Yo lo cuido.~
~No peleen por mi.~
~¿Y a mi quién me cuida?~
Mientras el grupo esperaba para entrar en una partida, Tania leía el chat y contestaba una que otra cosa.
Claro estaba que al estar jugando con 4 pilotos en línea, había mucha más gente de la usual. Tenía buenos números, y el chat era, milagrosamente, muy agradable y sin mayores incidentes.
O al menos fue asi hasta que llegó una notificación. La voz predeterminada de Twitch narró el mensaje patrocinado.
~¿Franco sale con la china Suárez?~
—Ah, sisi. Y también con Wanda Nara.—respondió de forma irónica la chica—. Franco está en la central de Williams, dudo que pueda salir con nadie justo ahora.—
~Franco se fue de la central hace días, no esta con el equipo. Yo también me fui, estoy en casa. Volvemos el lunes.~
La sonrisa de la chica se desvaneció un poco, y solo entonces le prestó más atención al chat.
Lo que empezó como un chiste rápidamente escaló a un desastre, y en cuanto Tania tomó su celular, vio las decenas de llamadas perdidas que tenía de todo el mundo.
—... Chicos, debo irme. Hablamos luego ¿Si?—
#formula 1#español#x lectora#lando norris#charles leclerc#franco colapinto#formula uno#formula 1 x lectora#formula x reader#formula one#oliver bearman#kimi antonelli#carlos sainz
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Amores que no fueron
Hace no demasiado tiempo que vengo pensando demasiadas cosas y no encontraba la forma de dejarlo salir. Este blog es como una sesión con el psicólogo porque puedo expresarme libremente y (si llega a uds.) también leer sus opiniones.
El tema radica en ese amor no correspondido que los hombres idealizamos cuando vemos que esa mujer cumple con todo lo que habíamos soñado. Somos capaces de hacer cualquier cosa para ser el primero en la fila. Si no es detallista, hasta se vuelve alguien que es capaz de romperse todo con tal de ver a esa mujer feliz.
Conocí a una mujer en el lugar menos pensado del mundo. He pasado por muchos problemas mentales. Demasiadas decepciones amorosas, intentos fallidos de rehacerme y superarme. Tengo miedo de enamorarme y recurrí al arte de pagar por amor o para que finjan amor. Físicamente, ella es atractiva. Literalmente es un sueño, me consta ya que para que te paguen bien debes invertir bien. Pero lo que más me llamó la atención es la conexión que tuvimos, súper alegres y relajados. Como dos personas que se conocían de toda la vida. Imaginaba que solo fue una casualidad.
Al cabo de unos días, volví a solicitar un servicio con ella. Nos vimos de nuevo y luego del servicio nos quedamos hablando, riendo y hasta molestándonos. Tal y como dos niños que se conocían de toda la vida. Me dio su número, me sentí agradecido porque estaba creyendo que tenía chances de ser "algo más que un cliente".
No resistí demasiado y al cabo de unas semanas le hablé para quedar. Lo hicimos y fue otro momento increíble, me convencí de que la conexión era real. De que ella no me ve como un cliente sino como alguien en quien puede confiar. Me habló de sus cosas personales, su pasado, sus motivaciones y proyectos. Mi cabeza aún no era conciente de lo que podía pensar.
Habrá pasado un par de semanas, aún veía su anuncio en la agencia y de rato en rato hablaba con ella aunque la mayoría de conversaciones eran para coordinar encuentros. Empecé a hacerme ideas que al principio no le di importancia tal y como "porqué ella no toma la iniciativa en el chat" o "solo te ve como cliente porque si le hablas para salir en un plan tranquilo no responde". Me recuperé de una faringitis y no dudé en quedar con ella nuevamente. Era el momento idóneo para despejar algunas dudas. Recuerdo que en ese momento el jacuzzi de la habitación no funcionaba bien y llamamos a recepción. Ella se había cambiado y tenía vergüenza de que la vieran en lencería por lo que le permití usar mi casaca. Puede que sea un detalle minúsculo pero demostraba que ella estaba segura conmigo y la visión que tenía de mí. Hablamos, intentamos tomarnos en serio el servicio pero nos ganó más el hecho de querer conocernos. No me arrepiento porque podría escucharla toda la noche.
Luego de ese momento, quedé súper confundido. La duda principal no la resolví, ni siquiera las secundarias. Que era yo para ella, puedo ser más que un amigo o algo que valga la pena. La cuestión era que me estaba enamorando y no quería admitirlo. Decidí aplicar algunas técnicas de relajación y paz mental. Tuve el típico contacto con ella basado en conversaciones media insípidas y que no van a nada (todo lo contrario a cuando estamos juntos). Pasé como dos semanas y decidí quedar nuevamente con ella. Nos vimos en la calle y compré algunas bebidas para amenizar el encuentro. Entramos al sitio y las ganas del jacuzzi nos ganó otra vez, estuvimos hablando bastante sobre lo que nos había pasado. Parecíamos una pareja de turistas intentando meter la tarjeta y así. Me estaba divirtiendo y ella estaba muy feliz ya que su lenguaje corporal así lo demostraba.
En la habitación nos faltó algo demasiado importante, el jabón para el jacuzzi. Fuimos juntos a reclamarlo porque el servicio a la habitación no funcionaba bien. No parabamos de hablar, de acariciarnos y decirnos lo mucho que nos extrañamos el uno al otro. Al llegar al lobby y preguntar nos llevamos una enorme decepción porque no tenían jabón. Entonces nos compensaron con una hora más en el tiempo de la habitación. Nos olvidamos de ese detalle casi de inmediato, seguiamos riéndonos y cuando entramos empezamos a calentarnos con un baile sensual al ritmo de reggaeton. La empecé a desvestir y ella me pregunta que es lo que traje para el encuentro. Entonces le muestro las latas de vino y trago que compré para brindar por nuestro encuentro. Ella se puso alegre y no dudamos en abrirla. Se nota que le encanta el vino, fue su primera vez que le hago una mezcla y lejos de incomodarse ella entró más y más en confianza. Nos pusimos a hablar, hasta se me fueron las ganas de tener sexo y no me importaba tenerla semidesnuda. Solo quería conocerla más y ella se notaba que quería saber máa de mí.
Cuando nos dimos cuenta de la hora, entendimos que debimos irnos. Hasta fuimos juntos al baño porque no veía el papel higiénico, se sentía tan relajada que no me miraba pidiendo privacidad. Era una mirada de: "quédate conmigo, tu compañía me agrada bastante" o eso entendí. A pesar de vestirnos, estábamos algo calientes porque seguíamos con el baile sensual y los besos pasaron de ser simples "picos" en los labios a "chapes" de verdad (pico en peruano es a un beso pequeño en los labios y los chapes son besos apasionados algo parecido al beso francés).
Pasó algo raro porque le planteé la pregunta de como ella me veía a mí. Que no tenía ningun problema a que se dedique a esto por un tiempo ya que ahora sabía sus motivaciones y sus objetivos. Ella parecía que me creía y como que algo la despertó del trance casi de inmediato y me hizo pisar tierra. Me dijo que no vaya tan rápido, que mejor quedáramos en conocernos bien y luego ver que pasa. Me pidió quedarme toda una noche con ella. Eso me sorprendió bastante y no dudé mucho en aceptar la propuesta. Estoy convencido que ella se divierte a mi lado, puede ser ella misma y no tiene que fingir ser una muñeca que simplemente va y se acuesta con su cliente. Sin embargo, en mi mente está esa idea de porqué no me dio el sí o acaso ella prefiere de verdad saber como soy fuera del ámbito del sexo. Desde ese día hablamos muy poco, casi nada. Lo cual me lleva a pensar muchas cosas, no sé si estoy haciendo mal en intentar llegar a alguien que no me ve como lo que soy y solo como un cliente VIP. Hace poco vi que estaba programada para hacer algunos servicios y en mi cabeza daba vueltas la idea de que ella me está congelando porque puedo ser alguien molesto para su trabajo. De verdad valgo tan poco para ella. Y si siento algo por ella, eso es amor o simple lujuria. Las preguntas son demasiadas y las respuestas muy pocas. Si todo sigue en pie, en algunos días tendré la respuesta a todas mis interrogantes.
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