#un au que eh querido hacer desde hace tiempo
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birds-0n-space · 1 day ago
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"Cuando el castillo empezó a derrumbarse y todos huyeron olvidaron a alguien atrás"
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marumigamer · 7 years ago
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Si nada les hubiera pasado a los Dragneel - Raziel Dragneel AU alternation
This is an alternation to my own AU. The bad thing is that is in Spanish. I finally finished it after months of not writing it.
Language: Spanish.
Pariring: The confirmed ones or the non confirmed ones? Muahahaha!!! In tags, all of them.
--------------
En una casa de Magnolia, vivía una anciana. Estaba sentada en el sofá de su casa leyendo un libro, cuando alguien entró.
- ¡He vuelto, Mavis! - dijo el joven de cabello negro que había llegado con una gran bolsa de víveres.
- ¡Zeref! ¿Lo has podido encontrar todo?
- Claro que sí. ¿Has estado bien sola?
Mavis asintió. Zeref guardó todo lo que había traído.
Mientras, una joven de cabello rubio llegaba por primera vez al gremio de Fairy Tail, acompañada por un joven de cabello rosa y un gato volador de color azul.
- ¡Hemos vuelto! - gritó el joven al entrar.
Dentro del gremio había una pelea. Lo usual. El joven pasó a través de ella para ir a hablar con la joven camarera.
- Ah, Natsu. Bienvenido de vuelta - le saludó la camarera.
- Hola Mirajane. Traigo una nueva recluta. Su nombre es Lucy.
- ¿Y la has dejado allí con Happy? Es un poco peligroso.
- Debía de asegurarme de que yo podía llegar aquí antes.
Natsu creó un túnel de fuego para que Lucy y Happy pudieran pasar a través de la pelea.
- ¡Bienvenida! - la saludó Mirajane.
- ¿Siempre es así este gremio? - le preguntó Lucy.
- No siempre, pero la mayor parte del tiempo sí.
- ¿Cuál es el tema de hoy? - preguntó Natsu.
- Gajeel la ha empezado.
- Oh... Voy a terminarla.
Natsu se metió dentro de la pelea y golpeó directamente a Gajeel, haciendo que volara hasta el exterior del gremio.
- ¿¡Qué te crees que estás haciendo, Salamander!? - le gritó Gajeel a Natsu.
- ¿¡Qué te crees que estás haciendo tú, cabeza de metal!?
Ambos empezaron a pelear en el exterior. La pelea del interior del gremio terminó. Una joven de cabello azul oscuro se acercó a Lucy.
- ¿Eres la nueva recluta? - le preguntó la joven.
- ¿Eh? Sí, soy yo - le contestó Lucy.
- Bienvenida. Siento que en tu primer día aquí tengas que ver este espectáculo. Normalmente se llevan mejor.
- ¿No hay ninguna manera de detenerles?
- Si, pero tengo que intervenir y no me apetece.
Fue entonces cuando una gigantesca llamarada entró por la puerta, y la joven salió corriendo hacia ella.
- ¿Quién és? - le preguntó Lucy a Mirajane.
- Es la prima de Natsu, Wendy.
- ¿Wendy? ¿¡Wendy Marvell!?
- Esa misma.
- ¿¡Es su prima!?
- Sé que parece difícil de creer, pero así es.
- Se dice que Natsu lleva aquí desde que el gremio fue fundado - explicó un joven de cabello oscuro, que iba solo en ropa interior -. Soy Gray. Un placer conocerte.
- Lucy... - le contestó Lucy -. ¿Tan viejo es Natsu?
- Él ya era mayor cuando yo llegué aquí siendo un niño.
- No parece tan mayor...
- ¿Verdad que no? Pero nuestro maestro asegura que es así.
- Y es la verdad - dijo un pequeño anciano de repente detrás de ellos, asustándoles.
- Ah, maestro - dijo Mirajane -, está aquí.
- Natsu y su hermano Zeref llevan aquí desde que el gremio fue fundado. Zeref fue uno de los cinco padres fundadores. Natsu fue uno de los primeros miembros del gremio.
- ¿Está seguro de eso, maestro? - preguntó Gray -. ¿No lo habrá soñado?
- Eso es lo que me contaba mi padre. Y les recuerdo muy bien de cuando era pequeño.
- ¿Y dónde está Zeref? - preguntó Lucy.
- Él se casó con la primera maestra de Fairy Tail, Mavis Vermillion. Ella dejó el gremio a otro de los fundadores, Pretch, cuando nacieron sus gemelos. Era demasiada carga para ella. Viven juntos aquí, en Magnolia.
- ¿¡La primera maestra sigue viva!?
- A veces viene a visitarnos - comentó Mirajane -. Es muy alegre.
- Venías a unirte a nosotros, ¿Verdad, Lucy? - intervino el maestro con una sonrisa.
- ¡Sí! - le contestó Lucy con una sonrisa.
Mientras, en el otro lado del océano, había un imperio. Y en la capital de ese imperio, se encontraron varias personas en un restaurante.
- La emperatriz se ha pasado con los impuestos este año - comentó un hombre de tez morena que llevaba el cabello como si fuera una palmera.
- Más de la mitad de las ganancias de mi negocio se van en impuestos - siguió un hombre de cabello blanco que llevaba gafas.
- A mí me ha dejado arruinada - comentó una mujer rubia.
- Tú ya estabas arruinada, Dimaria. Ya nadie cree en la adivinación.
- ¿Y tú qué, Invel? ¿Has considerado en vender lana procesada de tus cabras también?
- No tengo tiempo para hacerlo. Además, ha aumentado la población de coyotes y lobos. Debo vigilar que no las maten. Ahora las tengo encerradas en los establos, así que estan seguras.
- ¿Y tú, Ajeel? ¿Todo bien con el negocio del cristal y el vidrio?
- No sabéis lo bien que se vende el vidrio artístico - explicó Ajeel -. Mi abuelo ha conseguido venderle un par de lámparas al emperador como regalo para la emperatriz. Y de las caras.
- ¿Enserio?
- Me alegro por ti, Ajeel - dijo Invel.
- Alguno de los dos podría contratarme. Me van a echar de casa por impago pronto, y a vosotros os va bien.
- Dudo mucho que sepas manejar el vidrio - le contestó Ajeel.
- Fuiste tú la que propuso lo de la lana procesada - siguió Invel -. ¿Por qué no lo haces tú y así puedo vigilar a los coyotes?
- No es mala idea - le contestó Dimaria -. Sé hacer varias cosas, y mi abuela puede enseñarme otras.
- Puedes hacer que venga tu abuela también. A ver qué le parece la lana, y si se la recomienda a sus amigas.
- Hecho.
- ¿Vas a venir este año para Navidad? - preguntó Ajeel de repente.
- Me gustaría que vinieras tú esta vez - le contestó Invel.
- Sabes que los niños de mi pueblo adoran que hagas nevar.
- Y yo quiero que veas la nieve en su estado natural.
- ¿Y mi abuelo?
- Puede venir también.
- Pero no sé si soportaría el frío.
- Tengo calefacción y chimenea en casa.
- Se lo preguntaré.
- A veces se me olvida que lleváis dos años saliendo - comentó Dimaria, que estaba escuchando la conversación algo sorprendida.
- ¿Cómo se te olvida algo así?
- Se me olvida.
- ¿Y Cronos no te lo recuerda? - preguntó Invel.
- Cronos es como si no estuviera. Creo que se pasa la mayor parte del tiempo pensando en sus amigos. Además, voy a liberarle cuando mi abuela muera, así que... Es hora de que recuerde las cosas por mí misma.
- Me sorprende eso de ti.
- Ha estado mucho tiempo atado a mi familia. Creo que es hora de concederle su libertad.
- ¿No es esa Eileen Belserion? - preguntó Ajeel, con la mirada fija al exterior.
Invel y Dimaria se giraron. Allí estaba esa mujer a la que ellos consideraban la más peligrosa de todo Alvarez, Eileen Belserion. Unos metros más allá, justo delante de ella, había una joven de cabello escarlata que llevaba un enorme cuerno con ella.
- ¿Quién es esa chica que está con ella? - preguntó Dimaria.
- No puede ser - se sorprendió Invel -. ¿Es la hija de Eileen?
- ¿¡Tiene una hija!?
- Así que los rumores son ciertos... - siguió Ajeel.
- No puedo creerme que la esté viendo - comentó Invel.
Eileen estaba mirando fijamente a la joven de cabello escarlata que tenía enfrente, en el exterior del restaurante.
- Ha pasado tiempo, Erza - dijo Eileen de repente.
- Sí... - le contestó la joven.
- ¿Te va todo bien en el gremio?
- Todo bien. Acabo de volver de una misión, por eso llevo este gigantesco cuerno.
- Me alegro. ¿Y con tu novio?
- Jellal no es mi novio...
- Yo no he dicho ningún nombre.
Erza se sonrojó. Eileen rió al ver la reacción de la chica.
- Erza... Cuídate mucho, ¿De acuerdo?
- Tú también, Eileen.
Erza se fue. Eileen sonrió mientras veía a su hija marcharse. Después siguió su camino.
Mientras, en el tren de Hargeon a Magnolia, había dos jóvenes. Acababan de conocerse, pero ya se habían hecho buenos amigos.
- Así que... ¿Eres un Machina? - le preguntó el joven de cabello morado al joven de cabello negro sentado delante de él.
- Eso mismo. Tengo una buena parte de máquina.
- ¿Y qué haces tan lejos de casa?
- Llevo tiempo fuera de ella. Mi familia intentó convertirme en una máquina de matar sin sentimientos, pero que disfrutara de ello. Voy a unirme al gremio de magos de Fairy Tail. ¿Qué hay de ti?
- Lo mismo. Voy a Fairy Tail. Mi familia me ha rechazado.
- ¿Qué clase de magia usas?
- Es un poco rara. Uso los recuerdos de las personas para mostrarles a sus difuntos seres queridos y hacer que peleen con ellos. Pero también puedo hacer que trabajen para mí, especialmente si les conozco.
- ¿Sólo los muertos? Interesante...
- ¿Qué hay de tu magia?
- La magia de los Machina se basa en máquinas. Básicamente puedo crear cualquier tipo de robot o arma que me apetezca.
- Tu magia es mucho más interesante que la mía.
- ¿Ya tienes sitio en el que vivir?
- No aún. ¿Y tú?
- Tampoco.
- ¿Y si vivimos juntos? Seguro que nos sale más barato.
- ¿Y hacemos equipo en el gremio? Ya que vamos a vivir juntos...
- No es mala idea.
- Wahl Icht.
- Neinhart.
- ¿Puedo llamarte Nein?
- Claro.
- Un placer conocerte, Nein.
- Lo mismo digo, Wahl.
Ambos rieron. Estaban felices. Acababan de conocer a su primer amigo de verdad.
- Oye, Wahl...
- Dime.
- ¿Cómo te salvaste de ser modificado? He escuchado que los Machina deben estar inconscientes o durmiendo cuando se modifica su código.
- Un hombre llamado Sting Eucliffe lo evitó. Me explicó lo que había pasado cuando desperté, y me pidió permiso para hacer una pequeña modificación en mi código.
- ¿Y se lo diste?
- Yo era un niño. Empecé a entender por qué mi familia se comportaba conmigo de esa manera tan rara cuando él me explicó todo eso. Puso un mecanismo de defensa en mi código, y una contraseña. Sólo aquellos que la saben pueden acceder a mi código. Ahora mismo sólo la sabemos él y yo.
- ¿Puedo saberla?
- No por ahora. Además, no tienes ni idea de cómo modificar mi código.
- ¿Y cómo sabía ese hombre el código Machina?
- Me lo explicó mientras me llevaba al pueblo más cercano sin nadie de mi raza. Ha vivido más de 500 años. Es el hijo de un arcángel.
- ¿Y le creíste?
- Al principio no, pero entonces me enseñó sus alas. Eran enormes. Nunca había visto nada igual.
- Un arcángel, ¿Eh? Ojalá yo conociera a alguien tan espectacular.
- Nunca se sabe. Quizás conozcamos a alguien así en Fairy Tail.
- O nos volvamos a encontrar a ese arcángel.
- También.
- Ya quiero llegar...
Wahl sonrió sin decir una palabra. Simplemente observó a Neinhart mirando por la ventana.
Mientras, una joven de baja altura y cabello azul entraba en Fairy Tail. Detrás de ella, dos jóvenes, uno de cabello negro peinado como si fuera una planta y el otro de cabello marrón con un enorme sombrero en su cabeza.
- Bienvenida de vuelta, Levy - dijo Mirajane al verla.
- Buenos días, Mirajane - le contestó Levy, antes de mirar a Lucy -. ¿Y tú eres?
- Soy Lucy - le contestó ella -, la nueva miembro del gremio.
- Levy McGarden. Un placer conocerte, Lucy.
- ¡Hey, Levy! - gritó Natsu, entrando en el gremio seguido de Wendy -. Bienvenida.
- ¿Con quién te has peleado esta vez?
- Gajeel. Había organizado una pelea en mitad del gremio.
- ¿Por qué?
- No lo sé.
- ¿Dónde está? Voy a hablar con él.
- Afuera. No quiere entrar.
Levy salió del gremio. Natsu se sentó al lado de Lucy.
- ¿De qué se conocen Levy y Gajeel? - preguntó Lucy.
- Se conocen desde pequeños. Bueno, desde que Levy era pequeña. Gajeel lleva aquí casi el mismo tiempo que yo, igual que Wendy.
- ¿Eh?
- Creí que el maestro ya te lo había contado.
- Algo me ha dicho, pero no sé si creermelo.
- Levy y Gajeel llevan saliendo un año. El cómo se ha desarrollado su relación me recuerda mucho a la de mis tíos.
- ¿Tus tíos?
- Hace mucho tiempo de eso. ¿Te apetece beber algo?
- No, gracias.
- ¡Natsu! - gritó una chica de cabello moreno desde el otro lado de la habitación -. ¡Las cartas dicen que él va a venir!
- ¡Gracias, Cana!
- ¿Él? - preguntó Lucy, curiosa.
- Es mejor que le veas.
Natsu se subió al techo del gremio con gran agilidad, sólo para saltar encima del hombre que acababa de entrar en el gremio. Un hombre con extrañas marcas azules en sus brazos y cara, y cabello azulado.
- ¿Quién es? - le preguntó Lucy a Mirajane.
- El rey de los Slayers, Raziel Dragneel. También conocido como Acnologia, el dragón de la esperanza.
- ¿¡Acnologia!?
- Natsu le tiene mucho cariño. Dicen los rumores que es su padre, pero ninguno de los dos lo ha confirmado nunca.
Lucy se quedó observándoles. Ambos hablaban en un lenguaje que ella no podía entender. Entonces, entraron dos chicos rubios muy iguales, pero algo diferentes, y se pusieron a hablar con ellos en el mismo lenguaje.
- ¿Y ellos?
- Son los hijos de la primera maestra, Over y Larcade. Son gemelos.
- Creo que les he visto antes.
- Es posible. Són el primero y el segundo en el ránking de magos más atractivos de Fiore según la Weekly Sorcerer.
- ¿¡Son ellos!?
- Los mismos. Fairy Tail está lleno de gente muy poderosa y famosa. Además somos el gremio número uno de Fiore. Sólo hay dos gremios que intenten quitarnos ese título.
- Phantom Lord y Sabertooth...
- Phantom Lord es un problema, pero Sabertooth está bajo control.
- ¿Por qué?
- El tío de Natsu y el hermano menor de Gajeel están allí. Seguro que has oído a hablar de ellos. Sting Eucliffe y Rogue Cheney.
- ¿¡Los dragones gemelos de Sabertooth!?
- Sorprendente, ¿Verdad? A veces vienen por aquí, ignorando completamente a su maestro.
- Este gremio está lleno de sorpresas...
De repente, uno de los gemelos se acercó a ellas. Su cabello estaba mucho más alborotado que el de su hermano. Incluso tenía un mechón de punta, igual que Natsu.
- Bienvenido, Larcade - le saludó Mirajane -. ¿Ha ido todo bien?
- Sí, hemos encontrado otro de los ingredientes necesarios - le contestó Larcade.
- ¿Qué hay del Consejo Mágico?
- Siguen intentando impedirnos que le despertemos. Ya les hemos contado miles de veces que no está muerto, pero no quieren escuchar.
- ¿De qué estáis hablando? - preguntó Lucy, algo asustada.
- Oh, hola. Eres la nueva, ¿Verdad?
- Mi nombre es Lucy.
- Un placer. Soy Larcade Dragneel, segundo hijo de la primera maestra.
- ¿A quién intentáis despertar?
- ¿Has escuchado alguna vez la historia del jade de Tenrou?
- Creo que sí, pero no la recuerdo bien. Es algo de un jade que es la piedra sagrada de Tenroujima.
- Exactamente eso, además de que tiene poderes mágicos. Pero fue corrompido por el hada oscura.
- ¿¡El hada oscura!?
- ¿Has escuchado de ella?
- Sólo cuentos y rumores.
- Yo tampoco sé mucho de ella, pero creo que es la actual emperatriz de Alvarez.
- ¿Es una emperatriz?
- Con su estatus puede permitírselo. Es la hermana gemela de la primera reina hada, conocida como Morgana.
- ¿Y Titania? ¿Quién era?
- La madre de la actual reina. Fue la que tuvo el reinado más largo, además de ser la más conocida. Pero tú querías saber lo que intentamos despertar, ¿Cierto?
- Sí...
- El jade de Tenrou fue tocado por uno de los padres fundadores cuando ya estaba corrupto. Eso causó que él se fusionara con el esqueleto del dragón del rayo y que muriera a temprana edad.
- Pero no murió.
- Veo que lo has captado. Está en un estado de muerte aparente. Parece muerto, pero solo está dormido y no puede despertar.
- Y el Consejo no os deja porque cree que se trata de una resurrección.
- Más de 100 médicos han venido a comprobar si de verdad estaba vivo. Todos salieron diciendo que sí que lo estaba, pero el Consejo sigue diciendo que los hemos comprado.
- ¿Y por qué no vienen ellos mismos a comprobarlo?
- Eso mismo nos preguntamos nosotros. ¿Te ha traído tío Natsu?
- Le conocí por casualidad en Hargeon.
- Debes de ser muy especial para que te haya traído.
- Me ayudó a salvar unas chicas que iban a ser secuestradas allí.
- ¿Fuiste tú primero a salvarlas?
- Sí, ¿Por qué?
- Él vio ciertas cualidades en ti que aún no conoces.
- ¿Cuáles?
- Deberás descubrirlas. Él me mataría se te las dijera. Debo irme, mi hermano me llama.
Larcade se levantó y volvió con su gemelo. Después ambos salieron del gremio, volviendo a casa con sus padres.
- Hey, Lucy - dijo Natsu, acercándose a ella seguido de Raziel -. Éste es Raziel, rey de los Slayers y de las hadas.
- ¿¡De las hadas!? - se sorprendió Lucy.
- Es una larga historia - le contestó Raziel.
- Se casó con la reina - añadió Natsu.
Raziel le pegó una colleja a Natsu, que éste fue incapaz de esquivar.
- Entrené a estos críos, así que sé como dominarles - explicó Raziel -. Si alguna vez tienes algún problema con alguno de ellos, llámame. Estaré allí tan pronto como pueda.
- Eh... Gracias... - dijo Lucy, algo extrañada.
- Lo sé. Es un poco extraño que yo diga ese tipo de cosas, pero Natsu siempre ha sido el más rarito. Si te ha traído aquí es por algo, así que mucha suerte con él - Raziel se dirigió a Natsu -. Más te vale cuidarla bien.
- Sí, Su Majestad - le contestó Natsu.
Raziel despeinó un poco a Natsu y fue a hablar con Wendy.
- ¿De verdad es quién dice ser? - le preguntó Lucy a Natsu.
- Sí, lo es - contestó él -. Es un buen maestro, y cuidó de nosotros como si fuera nuestro padre.
- ¿Lo es?
- Eso es algo que algún día descubrirás.
- ¿No me lo dirás?
- Jamás.
Lucy observó a Natsu y a Raziel atentamente. Pronto descubrió que tenían la misma mirada y la misma sonrisa. Puede que Natsu no le dijera nunca la verdad, pero ella estaba dispuesta a descubrirlo por sí misma.
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imagining-supernatural · 8 years ago
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El Otro Lado de la Barra
Inglés autor: @imagining-supernatural Traducido por: @kclaire1
Sumario: Camarero!Dean. Un AU en el que hace una apuesta contigo a ver quien puede permanecer serio más tiempo. En palabras de Sam, “El es flirteo más condenadamente raro que he visto en mi vida.”
Recuento de palabras: 2.517
Advertencias: ¡Fluff!
N/A: Tengo la impresión de que si no fuera por Azazel y la vida de cazador, Dean hubiera sido el tipo más feliz del mundo. Le hubiera encantado vivir la vida, y reírse de todo y básicamente ser la fuerza de la naturaleza que siempre logra todo lo que quiere. Hubiera sido imparable y hubiera sido condenadamente feliz. Así  que esta es la versión de Dean que imaginé para este AU.
English Version: The Other Side of the Bar
“¡Sam, mi hombre!” Terrance bramó cuando Sam entró en el bar. Al ver a su viejo amigo, Sam sonrió y de dio la mano, tirando de él para darle un abrazo. “Nuestro chico Dean no me ha dicho que estabas en la ciudad.”
“Bueno, los finales ya han acabado y Dean me ha estado insistiendo para que venga a ver su nuevo bar desde que lo inauguró.” Sam echó un vistazo mirando la habitación casi en penumbra y no pudo evitar sentirse impresionado. “Así que he pensado en venir y darle una sorpresa.”
Para alguien que no había puesto nunca un pie en la universidad, Dean era bastante bueno en los negocios. Este era el tercer bar que abría en el Este de Kansas, y a todos les iba ridículamente bien. Cuando Dean le pidió a Sam que echara un vistazo a sus finanzas para asegurarse de que todo estaba bien, Sam comenzó a pensarse su propio plan de vida. Si Dean estaba haciendo tanto dinero por bar, ¿en qué demonios estaba pensando Sam metiéndose en un préstamo cada vez más profundo para acabar sus estudios de Derecho?
Hablando de Dean, Sam echó un vistazo a la atestada habitación buscando a su hermano de pelo color arena. Como era habitual, estaba detrás de la barra hablando con una chica. Pero no estaba sonriendo o gastando bromas como habitualmente hacía en presencia de cualquier chica viva que respirara.
“¿Qué demonios?” preguntó Sam, atrayendo la atención de Terrance. “Está manteniendo una conversación con ella en lugar de estar simplemente flirteando?”
Terrance siguió la mirada de Sam y soltó una carcajada. Le dio una palmada en la espalda y se inclinó para hablarle desde más cerca. “Tío, está flirteando con ella. Mucho. Hacen esto cada noche.”
“¿Esto?¿Qué es esto?”
Con una sonrisa secreta, Terrance tiró de Sam para acercarlo a la barra. “Ni siquiera se ha dado cuenta de que estás aquí. Hasta que la apuesta acaba cada noche, ninguno de los dos son conscientes de nada de lo que les rodea.”
Sam y Terrance se pararon a unos pocos pasos de los dos, que parecían estar metidos en una conversación muy seria. Pero desde tan cerca, Sam pudo oír lo que estaban diciendo.
“Entonces la ardilla se le subió por la falda y ella comenzó a gritar y saltar.” La chica estaba diciendo con voz plana, sus ojos sin moverse de los de Dean.
Sam vio el brillo en los ojos de Dean, completamente opuesto a la expresión seria que su hermano estaba poniendo. Era el flirteo más raro que había visto en su vida.
“La ardilla no fue lo bastante rápida. Después de que paráramos de reírnos tanto que Clarice acabó gritándonos, Jimmy silbó y dijo supongo que la ardilla no ha encontrado la nuez que estaba buscando.”
Pasó un segundo en el que Dean luchó por controlar su rostro. Los músculos de sus mejillas y alrededor de su boca se tensaron y en un breve segundo las comisuras de sus labios se torcieron hacia arriba y la chica dejó escapar un grito de victoria, alzando los brazos en alto.
“¿Qué? ¡No!” Protestó Dean. “¡Eso no cuenta!”
“Cuenta totalmente, cielo.” Su sonrisa era la mas brillante del bar y Sam pudo ver que incluso aunque se estaba regodeando, Dean no podía apartar los ojos de ella. De repente Sam estuvo incluso más interesado en saber quién era esa mujer de lo que lo había estado antes. “Afróntalo Dean. Esta noche has perdido.”
“¡No he perdido! No ha sido una sonrisa completa. ¿Verdad?” Alzó la mirada buscando a alguien que le apoyara, deteniéndose cuando vio a Sam allí mismo. La sorpresa se pintó en su cara, pero no entretuvo con ello. La apuesta con esa mujer misteriosa era más importante que una visita sorpresa de su hermano. “¡Sammy! Dile a T/N que eso no era una sonrisa. ¡Yo no he perdido!”
“¿Sammy?” T/N se giró en su taburete y le miró. Sentir su mirada le puso un poco de los nervios. Le estaba mirando como si supiera más de él de lo que Sam hubiera querido. “¿Tú eres Sam? ¿El Sam que creyó en el Conejo de Pascua hasta los doce años?”
Sam bufó y le echó una mirada a Dean. “Sí. Ese soy yo.”
“Entonces conoces a Dean bastante bien. Dime, Sam. Eso era una sonrisa, ¿verdad? ¿Cuenta totalmente?”
“Yo, eh, ¿puede?”
“¡Puede no cuenta!” insistió Dean. “Y ya que no cuenta, eso significa que tú te has reído primero así  que tú pierdes. Paga, cariño.”
T/N bufó y se giró para mirar a Dean. “Tú, Dean Winchester, eres un mentiroso.”
“Lo que sea para conseguir ese beso,” se rió inclinando los codos sobre la mesa.
Haciendo girar los ojos, T/N se levantó y se puso de puntillas para encontrarse con Dean en medio de la barra, dándole un beso en los labios.
“Dan gana, consigue un beso. T/N gana, consigue bebida gratis toda la noche.” Terrance le explicó a Sam.
Tras unos segundos, T/N se separó y negó con la cabeza mirando hacia Dean. “Eres tan mentiroso. He ganado yo totalmente.”
“Te diré qué, cariño. Ya que Sam está aquí y vamos a celebrarlo. ¿Sabes lo que significa?”
Un brillo travieso iluminó sus ojos. “Claro que lo sé.” Se volvió para mirar al resto de la gente y le guiñó un ojo a Sam. Saltando sobre la barra, hizo altavoz con las manos y gritó, “En honor a la visita del hermano del dueño, la siguiente ronda es a cuenta de la casa.”
Un grito de alegría se elevó desde la multitud y T/N orgullosamente saltó del mostrador y le sonrió a Dean. “Dos pueden jugar al mismo juego, Dean.”
“La broma era para ti,” se burló, claramente tratando de ocultarlo. “Ya tenía planeado hacerlo de todas formas.”
“Claro que lo tenías planeado, cariño. Claro que lo tenías.” Hizo un gesto a las estanterías llenas de botellas detrás de Dean. “Ahora ponme una copa gratis y me llevaré a Terry-Berry a la pista de baile y os daré a ti y a tu hermanito un poco de tiempo a solas.”
“¿Terry-Berry?” Sam se asombró al oír el nuevo mote. Terrance había dejado bastante claro que prohibía los motes cuando se fue haciendo mayor.
Terrance apuntó a Sam con un dedo advirtiéndole. “No. Sólo T/N puede llamarme así.”
Sam archivó esa nueva información y se dio cuenta de que tendría que fijarse mucho más atentamente en T/N durante el resto de su visita. Tenía que haber algo especial en ella si Dean estaba tan pillado y Terrance estaba permitiendo que se saltaran la regla de no motes.
*****
“Disfruta.” Dean le guiñó un ojo a la mujer a la que acababa de poner una copa y caminó de vuelta a dónde Sam y Terrance estaban sentados en la barra, hablando sobre algún libro aburrido que a los dos les gustaba. Por quincuagésima vez en los últimos diez minutos, Dean levantó la mirada y miró alrededor, pero no pudo verla por ninguna parte.
“Tío, cálmate. Estoy seguro de que vendrá aquí.” Terrance hizo girar los ojos ante la obvia obsesión de su amigo.   
Dean ni siquiera hizo el esfuerzo de fingir que no tenía ni idea de lo que estaba hablando. “Normalmente ya estaría aquí. ¿Estás seguro de que no tiene una cita o algo?”
“Segurísimo. Vivo con ella, tío. Si hubiera tenido planes, me hubiera llamado a su habitación para hacer de su mejor amiga y ayudarla a escoger que ponerse mientras me hablaba del chico, de dónde la iba a llevar y de cómo era y demás. Probablemente se haya liado en el trabajo o algo.”
Dean resopló y se fijó en los habituales de nuevo. Cuando se enteró de que este viejo amigo de Sam estaba en la ciudad le sugirió que se pasara por el bar a tomar una copa. Sammy podía tener amigos raros, pero Terrance era uno de los que a Dean le gustaban de verdad.
Y cuando Terrance trajo a su compañera de piso, bueno, a Dean no le importó en absoluto. Entonces alguien comentó que Dean y T/N sonreían más que ninguna otra persona que hubieran conocido y eso inició una competición que ahora era una tradición. Cada noche cuando los dos estaban en bar, intentaban con todas sus fuerzas hacer que el otro se riera primero, sólo para probar que podían mantener la cara seria por más tiempo.
Era la mejor parte del día de Dean.
“Podrías mandarle un mensaje.” Dean le comentó a Terrance. “Sólo para asegurarte de que esta bien, ya sabes. En plan buen compañero de piso.”
“¿Por qué no le mandas tú un mensaje, Dean?” preguntó Sam.
Dean cometió el error de no pensar la respuesta. Al hacerlo dejo la puerta abierta para que Sam le hiciera todo tipo de burlas, pero no estaba muy centrado en su hermano en ese momento. “No tengo su número.”
“Espera. ¿En serio? Has estado flirteando todo lo que has podido con ella durante semanas y aún no tienes su número?”
Dean dejó de pensar en T/N para mirar a Sam con los ojos entrecerrados. “¿Y qué? Ella tampoco tiene mi número.”
Levantando las manos para hacer el universal gesto de me rindo, sacudió la cabeza. “Tío, a vosotros dos no os entiendo.”
“Nadie lo hace,” interrumpió Terrance. “Sólo les dejamos en paz.”
La puerta se abrió y, como si de un imán se tratara, Dean se sintió  atraído por la mujer que estaba entrando. Mirarla a ella hacía que todas sus preocupaciones parecieran insustanciales. Sus ojos se clavaron en los de Dean que miró cómo comenzaba a abrirse camino entre la multitud.
Y entonces fue cuando Dean entró en pánico. No tenía ninguna historia divertida planeada para esa noche. ¿Cómo iba a hacer que ella se riera y así ganarse el beso? Había sido un día largo, una reunión con unos potenciales inversores para abrir un nuevo bar al otro lado del estado y él había estado esperando ese beso durante todo el día. Vale, el beso duraría sólo unos segundos y claro, no era nada más que dos labios tocándose, pero hacían cada noche mucho mejor de lo que él podía haberse imaginado.
“Eh, T/N,” Sam saludó cuando estaba lo suficientemente cerca para oírle.
Con pinta de estar en una misión, le hizo un gesto con la cabeza antes de saltar sobre la barra. Dean la miró confundido mientras pasaba las piernas por encima de la barra y calculaba mal la distancia que había al otro lado. Su pie golpeó un vaso, que se hizo añicos contra el suelo. 
Apenas le dedicó una mirada, murmurando, “Lo recogeré luego,” antes de saltar al suelo al otro lado de la barra justo en frente de Dean.
Eso definitivamente estaba fuera de guion. A parte de las pocas veces en las que T/N había convencido a Dean pera jugar al billar con ella, la barra del bar siempre había estado entre los dos. Pero ahora ella estaba justo enfrente de él, mirándole con determinación.
“Eh, cariño,” dijo Dean despacio, mirando alrededor como tratando de averiguar que estaba pasando.
Entonces le puso las manos en la cara y tiró de ella hacia abajo hasta que sus labios se posaron sombre los de él. Durante un momento, Dean no supo que hacer. Se acercó a él, su cuerpo rozando el suyo y la realidad se abrió paso en la mente de Dean. T/N estaba justo ahí, besándole como él había soñado hacer durante semanas, y no había un maldito mostrador en el medio.
Los dedos de Dean se curvaron en su cintura y tiró de ella disfrutando la forma en la que sus suaves curvas presionaban su cuerpo hasta que su otra mano fue subiendo hacia su cabeza, entrelazándose en su pelo. T/N abrió los labios y trazó con su lengua la curva de los labios de Dean. Al instante él la dejó entrar, dejándose llevar por el instinto y besándola como si todo su futuro dependiera de ello.
Cuando ella terminó con el beso, respirando entre jadeos, Dean no abrió los ojos durante un momento, ni la soltó para dejarla ir. Y basándose en la forma en la que las manos de ella estaban agarrándole de la nuca y apoyando la frente en su hombro, a ella no le importaba en absoluto.
“¿A qué ha venido esto? No es que me queje,” Dean se apresuró a aclarar.
T/N levantó la cabeza lo suficiente para mirarle con ojos brillantes. “Era un gracias.”
“¿Gracias por qué?”
Se rió y miró hacia fuera durante un breve instante. “Por la estúpida historia del mono. He comido con mi ex hoy y es un gilipollas manipulador. No sé por qué accedí a comer con él para empezar.  Pero cada vez que intentaba soltarme un piropo ambiguo de los suyos, todo lo que podía pensar era en que tú me habías dicho que al mono le hubiera gustado mi pelo.”
“Le hubiera gustado hacerse caca en él,” Dean acabó, recordando esa noche de hacía tres semanas. Le había contado aquella vez que fue al zoo y un mono intentó tirarle caca. Ella no había soltado ni una sonrisilla, así que supo que tenía arrancarle la carcajada. La sedujo con un cumplido—A ese mono le hubiera encantado tu pelo—y después cambió el tono—le hubiera encantado frotar la caca en él, quiero decir. El inesperado cambio le arrancó una carcajada por sorpresa sonrisa y él consiguió su beso esa noche.
“Sí. Eso. Cada vez que me insultaba y luego lo intentaba suavizar con un cumplido lo único que tenía que hacer era pensar acerca de la historia del mono y de repente todo lo que salía de su boca era tan idiota como un mono queriendo frotar caca en mi pelo.” T/N se rió bajito y sacudió la cabeza antes de mirar de nuevo a Dean con los ojos tiernos. “Lo único que él quería era meterse en mi cabeza y minar mi confianza, pero lo único que tú querías era hacerme reír. Así que gracias.”
Dean se rió y una burbuja de alegría se expandió por su pecho. “Creo que ninguna chica me ha dado nunca las gracias por decirle que a un mono le encantaría frotar su caca en su cabeza.”
“Siempre hay una primera vez para todo,” dijo T/N, poniéndose de puntillas para darle otro beso en la comisura de los labios. “Y tú te has reído el primero esta noche así que yo bebo gratis.”
“Después de que recojas el vaso que has roto,” Dean apuntó, resistiéndose a dejarla irse. Después de ese beso, él accedería a todo lo que ella dijera, incluso si eso significaba perder la apuesta por una noche. Aunque, supuso Dean, había conseguido un beso mucho mejor que cualquier otra noche que hubiera ganado la apuesta, asi que no se le podía llamar perder.
Ella se separó y se sintió frío sin su cuerpo pegado al suyo. Tras encontrar una bayeta, se volvió hacia él y sonrió. “Por cierto, te voy a ganar mañana también.”
“Estoy deseando comprobarlo, cariño.”
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