#sopesando
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El Gobierno sigue sopesando alojar inmigrantes en Ciudad Real pese a la advertencia de Page
El Ministerio de Inclusión ya ha recibido el informe en el que el Gobierno de Castilla-La Mancha le notifica que el aeropuerto de Ciudad Real se concibió como una infraestructura "para el desarrollo de actividades industriales". "No tiene cabida el uso pretendido para la implantación de un centro de acogida para inmigrantes en las instalaciones existentes"advierte el documento elaborado por el…
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Strawberries & cigarettes | Esteban Kukuriczka
Sumario: llamar a tu ex en la mitad de la noche jamás podrá ser buena idea, a menos de que se trate de él, claro.
Advertencias: sexo explícito (+18), masturbación, dirty talking, degradación, cigarrillos y engaños.
Créditos: el fic está basado en la canción de troye sivan y las fotos utilizadas para el collage las saqué de pinterest.
Nota del autor: este mi primer request, gracias por pedirlo, amoor xx
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La ciudad se alza orgullosa frente a mis ojos, los edificios brillando en todo su esplendor. Un limitado arsenal de vehículos se pasea por las calles; desplegada en una silla de mimbre, me pregunto su destino.
¿A dónde se dirigen a las 2 de la mañana?
La bulliciosa metrópoli parece tomarse un respiro a estas horas de la madrugada, logrando, por consiguiente, relajar a los escasos espectadores de su tranquilidad.
Jugueteo con el cigarrillo entre mis dedos, notándolo desperdigarse gracias a la brisa otoñal. Es un mal hábito, lo sé, pero es de los pocos resabios de su presencia que aún conservo, una de las pocas garantías que aseveran su paso por mi vida.
Lo introduzco en mi boca, inhalando el humo profundamente para luego exhalarlo. Degusto sus notas amargas en mis papilas gustativas, como casi saboreando sus labios…
Esteban y yo habíamos terminado en buenos términos; él vivía en capital y yo demasiado lejos, ahí fue cuando descubrimos que la relación a distancia simplemente no funcionaba para nosotros.
Después su carrera como actor despegó, yo senté cabeza con un viejo novio de la infancia- inofensivo, predecible- y en nuestras vidas ya no cabía lugar para el otro. Incluso ahora, cohabitando en la misma ciudad, nuestros rumbos se habían desviado del otro.
Tecleo los números de su teléfono de memoria, grabados a fuego en mi retina.
Soy perfectamente consciente de las horribles consecuencias que mis acciones podrían conllevar, pero nada de eso cobra importancia cuando la línea se interrumpe con su contestación, su voz dormida aguardando al otro lado de la llamada.
“¿Hola?”- Vocifera, ronco y un tanto desorientado.
Mi pulso se desestabiliza al escucharlo hablar luego de tanto tiempo, recordando de golpe los matices en su tono. Me lo imagino tumbado en su recámara, durmiendo en posición fetal, como siempre, la almohada abrazada entre su fuerte contextura.
“¿Tebi, te desperté?”- Mi respuesta se oye torpe ante el nerviosismo. ¡Es la madrugada, claro que lo desperté!
“Nena, ¿sos vos?”- Pregunta, esta vez un tanto más despierto y despabilado.
Aquel viejo apodo se desliza por sus labios sin siquiera notarlo, sin causarle ningún esfuerzo. Sin embargo, a mi me destruye, me obliga a rebobinar el tiempo y fundirme en los agridulces recuerdos.
“¡Si! Perdón que te llame tan tarde”- Me disculpo atropelladamente, de pasada nada más- “Yo se que no hablamos hace meses.”
Me arrepiento de mis palabras en el segundo en el que las formulo, mis miedos se solidifican ante mis ojos; el temor a parecer necesitada, débil, obsesiva incluso.
Más allá de ello, se que fue la decisión correcta. Es en noches como estas, solitarias y sin una estrella parpadeando en el cielo, en que más extraño su luz, la que jamás fallaba en brindar sin pretensiones.
Un par de lagrimas fugaces atentan mis mejillas, derrumbando por completo el sereno revestimiento que tanto me esforcé en construir.
“¿Estás bien? ¿Qué pasó?”- Cuestiona, todo en su actitud delatando una reciente preocupación. Puedo oír el rechinar de las bases de su cama, evidenciando su brusca reacción, la fricción contra las sábanas al enderezar su espalda.
“Si si, pero ¿Podes pasarte por casa?”- Propongo, más temblorosa de lo que me gustaría.
Agradezco el soporte que el asiento me proporciona, tal vez sin este, mis piernas hubiesen cedido ante la ansiedad.
Espero paciente al otro lado de la convocatoria, siendo testigo de su respiración acompasada, como sopesando mis palabras.
“Estoy allá en 15 minutos, máximo.”- Confirma, irguiéndose para emprender camino.
“Esteban”- Llamo su atención, provocando que sus extremidades se aquieten- “Muchas gracias…”
Una sonrisa brota de su expresión, dándole lugar a una leve risa, que escucho desde la quietud de mi balcón. Sin notarlo, mis comisuras imitan su gesto.
“No hay de qué, chiquita, ¡esperame que ya llego!”- Asegura, dando por concluida la comunicación.
Un poco más distendida, permanezco quieta en mi lugar, moviendo mis anestesiados dedos solo para fumar pausadamente.
Una pequeña expectativa comienza a burbujear en mi interior; con la simple idea de volver a estar en su presencia, mi corazón descontrolado golpetea mi caja torácica, como tratando de huir de sus confinamientos.
¿Cuánto tiempo habré permanecido así? Genuinamente, no lo sé, pero lo suficiente para que él arribe.
Mis ensoñaciones se ven interrumpidas por el timbre resonando en mi departamento, generando temblores en toda la superficie.
Salto de mi butaca impacientemente, avanzando con agilidad hasta el recibidor. Del otro lado de la puerta, lo descubro enfrentándome, jugueteando con las llaves entre sus dedos. Sus orbes se pasean por mi persona presurosamente, por lo que autorizo a los propios a hacer lo mismo.
A pesar de nuestro breve tiempo separados, él permaneció prácticamente intocado; su postura relajada, sus cabellos alocados y desparramados en todas direcciones… “tal vez dejó crecerse la barba”, filosofo al chequearlo.
Sin más premeditaciones, me arrojo a sus brazos entreabiertos, los cuales me reciben gustosamente. Escondo mi nariz en su cuello, inhalando aquella familiar fragancia, perdiéndome en su calor corporal engulléndome por completo. Se toma la libertad de posar su pera contra la corona de mi cabeza.
Contra mis propios deseos, me despego de su torso, alejándome levemente para guiarlo adentro. Estiro mi mano, aguardando que la tome para adentrarnos en el living.
Una vez allí, esquivo la pequeña mesa ratona para dirigirlo hacia el sillón, donde se sienta sin mediar palabra.
Allí, parada en la sala de estar, mis pensamientos giran en su torno, envalentonándose con cada segundo que transcurre. Por un impulso indescifrable, me apropincuo a su espacio personal, rompiendo dicha barrera.
Acomodo mis piernas de modo que las suyas queden entre medio, para luego sentarme sobre sus templados muslos, regodeándome en la sensación de su contacto físico. Mi boca busca la suya en un movimiento desesperado, moviendo mis labios contra los suyos con una inesperada urgencia.
Me inunda la decepción al sentirlo separar nuestros rostros. La confusión tiñe su semblante, mientras investiga la escena que se le presenta.
“¿Y tu novio?”- Consulta, penetrándome con el fulgor de su mirada.
Abrazo su nuca entre mis brazos, atrayéndolo nuevamente hacia mí. Una mano se desliza hasta juguetear con el cuello de su remera, señalizando mi deseo de arrancársela.
“No está en casa”- Ronroneo en su oído, serpenteando mis manos por sus hombros con delicadeza- “No pienses en él, amor, concéntrate en mí.”
Comienzo a despilfarrar besos por su cuello, succionando su sensible piel hasta dejar marcas, clavándole los dientes juguetonamente para luego chupar el escozor. Saboreo su colonia en mi lengua y me encuentro adicta a su sabor amaderado, incapaz de separarme. Una necesidad primal se cuece en mi interior al presenciar su tez brillante con mi saliva.
“Esto está mal, nena”- Gime profundamente, echando su cabeza hacia atrás y concediéndome más acceso.
Me cuelo entre nuestras siluetas, acariciando su agitado abdomen, el cual se estremece ante mi toque. Batallo con el botón de su pantalón hasta desabrocharlo, sin parafernalias desciendo el cierre y descanso mi palma en su entrepierna.
“Decime que queres parar y yo lo hago”- Respiro, sobre la ardiente piel de sus hombros. Aún estática sobre su ropa interior.
“Sabes que no te voy a pedir que pares”- Murmura pesadamente, levantando sus caderas hasta rozarse con mis dedos. Evacua un sollozo de alivio.
Como cobrando vida, deslizo mis yemas por su longitud, generando una creciente erección. Masturbo su miembro sobre el calzoncillo a un ritmo agonizantemente lento.
“Entonces no te niegues, Tebi”- Respondo, inmiscuyéndome en la tela para palparlo piel a piel y acelerar mis atenciones.
Sus gemidos llenan el aire, complaciéndome de sobre manera y excitándome más de lo que creía posible. Buscando desesperadamente calmar el ardor, me froto contra la tela del pantalón, escasas barreras separándolo de mi centro.
Sus músculos se tensan bajo mi coño, devolviéndome placer al golpear mi clítoris al unísono de mis caricias en su polla. Mis labios se entreabren ante la fricción, escurriendo murmullos de regocijo por mis cuerdas vocales.
“Al final, que puta que resultaste”- Se burla cínicamente, enjaulando mi cintura en su agarre para presionarme más contra él.
Subo el volumen de mis quejidos ante la nueva intensidad de sus acciones, la degradación dejándome sin raciocinio. Mi torso completamente presionado contra el suyo, mis manos aún tocándolo deprisa.
Utilizando su fuerza, me recuesta en el sillón y se despega de mí, sentándose en el otro costado de este.
“Quiero que me muestres como te estuviste tocando, pensando en mí, mientras tu noviecito dormía a tu lado”- Demanda, su vista fija en mi mientras comienza a palparse.
“Mi amor, por favor”- Ruego, un tanto agobiada ante las llamaradas quemando mi vientre bajo.
Observo sus movimientos con atención, como sus yemas rozan su glande perezosamente, excitándose aún más. Una gota de sudor descendiendo por su cuello ante el esfuerzo físico, escondiéndose bajo su camiseta de algodón.
Bajo mis shorts aun observando la imagen frente a mí, aventándolos al suelo junto con mi blusa. Recubierta únicamente por mi ropa interior, asciendo hasta mi busto, pellizcando mis pezones hasta formar duros picos entre mis dedos. Sus penetrantes orbes persiguen cada uno de mis movimientos, sintonizando los suyos para que ambos nos movamos al mismo ritmo.
“Tu noviecito no te sabe satisfacer, por eso tuviste que llamarme, ¿o no?”- Se mofa al presenciar la impaciencia que me consume, como me apresuro a infiltrarme por mis bragas para sobar mi punto mas sensible con urgencia.
“Nadie me coge como vos, Tebi…”- Susurro, extraviada ante el renovado éxtasis.
Fantaseo con su toque entre mis labios, desparramando mi humedad, saboreándola desenfadadamente, con los ojos cerrados y la lengua paseándose por sus propios dígitos.
Sin embargo, debo conformarme con la mediocridad de la autovalidez, hasta que decida tomar piedad de mis intentos en vano de remplazar sus atenciones.
“No doy más, necesito que te corras conmigo, mi amor”- Pide al sentir su orgasmo aproximarse, ahora follando su propio puño con premura.
Al ver su estado de frenesí descontrolado, decido avivar mis caricias a mis zonas intimas, introduciendo mis dedos en mi apretado agujero hasta notar que mi estomago empieza a tensarse.
El ambiente transluce nuestros inminentes apogeos con los suspiros que desangran nuestras gargantas, el sucio sonido de humedad encontrada por extremidades y suplicas al aire, con un destinatario en concreto.
Acerca su temblorosa complexión a la mía, atisbando mi muñeca moverse al compás de los bombeos en su longitud y arrimándose a mis piernas abiertas. Ante un sollozo particularmente estridente de su parte, despierto de mi ensimismamiento y lo acerco a partir de sus caderas en erráticos movimientos.
“Encima de mí, por favor, ¡correte encima de mí!”- Imploro, aturdida por las oleadas de placer poseyéndome por completo.
Suelta un grave gruñido seguido de improperios al momento de llegar a la culminación de la satisfacción, depositando cuerdas infinitas de semen blanco sobre mi meciente pecho. Su excitación comienza a chorrear por mi vientre, agrupándose en mi ombligo para continuar su descenso pausado.
Con tal candencia rodeando los actos desplegados, logro abandonarme al pasmo de la conclusión con un arrollador orgasmo; mi coño apretando mis propios dedos, deseando que se aniden allí, mi cuerpo gozando violentos espasmos, mi visión jamás partiendo de las farolas apuntadas en mi dirección.
“Muy bien, chiquita, siempre tan obediente para mi”- Me alaga, estirando sus yemas para recoger unas resbalantes gotas de semen y empotrarlas en mi boca entreabierta, indicándome tácitamente mis propias acciones.
Mi lengua recorre cada uno de sus surcos y recovecos, aspirando casi instantáneamente su salada carga, como si de un codiciado elixir se tratase.
“Ahora vas a dejar que te coja hasta que no puedas ni caminar, hasta que te olvides incluso de su nombre ¿si bebita?”- Propone sin remover sus dígitos de mi cavidad, sus crudas palabras contrastando con la suavidad de sus manos en mí.
Asiento frenéticamente, ahuecando mis mejillas para lograr tomarlo aún más profundo, notando un estremecimiento recorrer mi medula espinal ante la anticipación de una larga noche de pasión.
Aclarar que cumplió con sus promesas al pie de la letra sería, francamente, caer en un vago eufemismo…
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Llevaban unas horas haciendo papeleo, era parte de la rutina mensual y el silencio era cómodo, el tictac de un viejo reloj sonaba como un arrullo.
De vez en cuando Black Hat servía whisky para ambos, pero rara vez intercambiaban palabras.
Así que cuando la áspera voz llegó a sus oídos, Flug dio un respingo de la sorpresa.
-¿Qué dice? Jefecito-.
-Que si puedo preguntarle algo hipotético, Doctor-le sonrió.
-Uh...claro, lo escucho-.
-Si un día desaparezco ¿Que hará?-.
-Pues esperar y, si no aparece, buscar por usted-contestó sin dudar.
Black Hat lo miró unos momentos y se paró de la silla, paseándose por la oficina, sopesando algo en su mente.
-Se lo planteare de otra forma, Doctor, hipotéticamente hablando, si un día alguien viene a reemplazarme y yo desaparezco en consecuencia ¿Que hará?-.
-¿Es eso posible?-.
-Es hipotético-.
-Pues...-.
-¿Le es fiel a la organización, a la causa y a sus propios objetivos? ¿O a mi?-.
Flug lo miró con sorpresa ¿Qué clase de preguntas eran esas? Su jefe le devolvía la mirada con algo que no podía descifrar.
-¿Puedo pensarlo y darle mi respuesta luego?-.
-Está bien-asintió.
Y Flug pensó en ello por días, mientras trabajaba se formulaba aquello una y otra vez en su mente, hasta que tuvo una respuesta concisa.
Entró a la oscura oficina y habló con resolución.
-Tengo una respuesta para usted-.
Black Hat estaba de espaldas a él, mirando por la ventana, se volteó ligeramente para poder verlo.
-Lo escucho, Doctor-.
-Si alguien viniera a reemplazarlo, creo que no habría cambio para mi, le soy fiel a la organización, a su causa y a mis propios objetivos, si mi nuevo jefe es igual de competente que usted, entonces no hay diferencia-.
Black Hat se volteó de nuevo a ver la ventana.
-Ya veo, puede retirarse, Doctor-.
Cuando escuchó la puerta cerrarse y sus pasos alejarse, Black Hat se llevó las manos al rostro.
En verdad estaba solo, si desaparecía de ese mundo no iba a ser extrañado ni necesitado.
Y así, mucho después, una noche alguien llegó de visita a la mansión. Un hombre alto de fríos ojos azules.
-Flug, este es mi pa...- el otro hombre miró a Black Hat severamente, así que se corrigió a sí mismo- Mi creador, Seto-.
-Oh, un placer-Flug extendió su mano y aquel hombre la estrechó con firmeza.
-Igualmente, admiró su trabajo Dr Flug, somos colegas en las ciencias, así que creo que estará contento con las noticias-.
-¿Noticias? -.
Seto chasqueó los dedos y ante ellos apareció una mujer. Era casi idéntica a Black Hat, pero tenía cabello azabache atado en dos largas trenzas.
-Es el nuevo modelo-señaló Seto como quien presenta un auto nuevo-Mejorada en todos los sentidos, emociones más estables, mejor entendimiento de las ciencias, no tan adepta a métodos mágicos anticuados-.
La mujer los saludo con una reverencia.
-Será un placer trabajar con usted, Dr Flug-dijo, su voz suave a comparación de Black Hat.
Flug nada más asintió, sintiéndose bastante abrumado con toda la situación, miró brevemente a su ¿Ex? Jefe, pero este estaba tieso como estatua, apretando los puños.
Esa mujer iba a llevarse su nombre, su título, todo su trabajo duro que le había llevado milenia y él iba a desaparecer en la nada.
A nadie en esa oficina le importaba, iba a ser reemplazado como un electrodoméstico viejo.
Ni siquiera a su doctor le importaba, aquel de quien había creído al menos tener su lealtad.
Seto hizo aparecer un contrato sobre el escritorio.
-Cuando firmen, todo desde tu nombre hasta tu poder pasarán a posesión de ella-.
-¿Y qué tal si no quiero?-lo desafió.
-No es opcional-le contestó su creador con calma.
Ella ya había tomado una pluma y Black Hat tomó otra con resignación, pero al acercarse a la hoja de papel, le temblaron las manos. No quería nada de eso, quería seguir existiendo con todo aquello que había ganado por su cuenta ¿Por que ella podía tenerlo todo?
-No es justo-masculló.
-Si ella no resulta apta para el trabajo, haré otra versión, sin embargo para ello necesito el material, por eso debo reciclarte, es así de simple-.
Su creador...Su padre, le dijo aquello con absoluta frialdad y Black Hat iba a seguir discutiendo, pero Flug interrumpió.
-Tengo mucho trabajo, así que si pueden apurar esto se los agradecería-.
El corazón de Black Hat simplemente se hizo añicos, su expresión se volvió neutral, como para intentar conservar algo de dignidad, y firmó el dichoso contrato.
Sin mucha ceremonia Black Hat dejo la casa, no se despidió de nadie pues nadie quería despedirse de él, y fue encerrado en su viejo cuarto de cuando aún era un demonio joven en el Infierno.
Lentamente era drenado de su esencia, de aquel material que componía su cuerpo, se iba haciendo más pequeño y débil.
A veces lloraba, tenía miedo, no de la muerte si no del olvido. Sabía que era su culpa el no ser amado, pero aun así le dolía la traición.
-Quiero verlo-.
-Innecesario-.
-Por favor, solo quiero verlo-.
Seto miró como su creación le rogaba y suspiró con fastidio, ciertamente no perdía nada con aquello, tal vez así dejaría de lamentarse tanto.
Así que Flug fue llevado ante su presencia.
El doctor se sorprendió al verlo, era al menos una cabeza más bajo que antes, no llevaba sombrero, dejando ver cabello azabache y cuernos de obsidiana, la ropa le quedaba grande.
No sabía muy bien porque, aparte de lo obvio, pero le daba la idea de alguien con una enfermedad terminal, como si se estuviera desvaneciendo.
-¿Quería verme?-.
Y para doble sorpresa, Black Hat lo abrazó, muy fuerte y con desesperación.
-Lo siento, siento ser yo, siento las cosas que dije e hice, lo siento...-.
-Jefecito...-Flug solo atinó a rodearlo con un brazo.
Black Hat lloró, ocultándose contra su pecho, Flug lo dejo pues no sabia que más hacer, ni sabía como sentirse al respecto.
Cuando se calmó, se sentaron a hablar, aunque era incomodo. Su relación estaba rota en muchos sentidos y, para Flug, esa criatura enfrente suyo ya no era Black Hat.
Le tenía lástima ¿Tal vez algo de rencor? Pero más que nada le era indiferente, sin embargo no quería ser cruel con él.
-¿Y como es mi reemplazo?-le preguntó después de que las preguntas más generales quedaron de lado.
-Oh...-Flug se puso rojo-Bueno, ella y yo...eh...-.
-No sigas, entiendo-Black Hat miró el suelo y jugó con sus manos-¿Yo te gustaba de esa forma?-.
-No lo sé, si le soy sincero, tal vez sí, pero...-.
-Mis actitudes te resultaban repulsivas, lo se-suspiró-Imagino que ella es amable contigo-.
Flug nada más asintió y Black Hat rio, fuerte y burlón.
-Es que ella no sabe Flug, aún no sabe cómo debes proteger tu corazón de los mortales, cómo te usan, cómo te hieren-Black Hat se abrazó a sí mismo, clavandose las garras-Como te enamoran y luego te rompen el corazón con su traición y con su ausencia, como te ven como a una cosa para usar, como te temen pero no te respetan, no sabe que aunque son débiles pueden hacerte tanto, tanto daño-.
-Black Hat...-.
-¡Ese ya no es mi nombre! ¡Ya no soy nada ni nadie! ¡Voy a desaparecer y tengo miedo!-le admitió a los gritos-¡Nadie va a lamentarme! ¡Ni siquiera tú! ¡Ni siquiera tú quien creí que me veía! ¡Creía que me veías tal cual soy, creí que veías todo lo que oculto, todo lo que me duele, todo lo que realmente soy!-.
-Yo...-.
-¡Creí que me querías!-exclamó, desarmandose en llanto-¡Creí que me eras fiel! ¡Creí que podría darte mi corazón sin sentir miedo! ¡Pero eres igual a todos los mortales! ¡Y yo se! ¡Sé que me merezco tu odio y tu indiferencia! ¡Pero aun así...! ... Aun así duele tanto...-.
Tras eso no volvieron a verse, Black Hat se quedó en ese cuarto, a desvanecerse lentamente hasta que no quedó nada.
En la memoria de otros era apenas una sombra, un recuerdo siniestro y vago, como una pesadilla que se desvanece al despertar.
Flug a veces se acordaba de él y sentía una opresión en el pecho, pensaba en lo que podía haber sido y en lo que realmente fue, tal vez en cierta forma lo había amado, pero de eso ya no estaba seguro.
Quizás, hipotéticamente, un día podrían reencontrarse y las cosas serían diferentes.
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LAS VISIONES DE CHARLES ERMINGWAY
Y estando allí, en medio de la mesura congénita que acarrea la oscuridad absoluta, Charles observo como un cumulo de aberraciones en forma de látigos cruzaban el umbral abierto por ORNAMENT-GERSIS. Estos látigos de aspectos inquietantes y movimientos serpentinos, carecían de una forma apetecible a la mente y visión humana, suscitados por la comparecencia endeble de un arquetipo del averno, en ocasiones soltaban un líquido verdoso y viscoso de olor mortecino, eran traslucidos y podrían atravesar superficies solidas incluso, hasta la carne. Aun cuando charles inmóvil por lo inimaginable que la mente humana puede entender, experimento lo que se siente al ser atravesado por uno de los látigos. Su mente fue inundada de visiones aleatorias en donde todas convergen y terminan en un solo punto; la muerte, el caos, lo primigenio siendo devorado por una deidad monstruoso salida de los inmensos agujeros negros que se alojaban en alguna parte del averso cósmico, ejércitos de criaturas que se hacían llamar los HALLULAIS, y un general que no respetaba ninguna vida sopesando la muerte en una balanza para determinar cuál sería la siguiente civilización que este, destruiría. Su nombre FEMURAL el devorador de sangre. Todas esas ilusiones llegaban en una atiburrada sensación de vejaciones aniquiladoras. El látigo se alejó, Charles regreso de aquel trance ilusorio y ORNAMENT-GERSIS dio su siguiente orden. Charles debería regar su arte por todo el mundo, dejando vestigios de su poder, cuando fuera el momento cada una de sus esculturas tomaría la forma real dando comienzo al cataclismo en la tierra, devorando las almas, esclavizando aquellos que fueran dignos de perecer en las profundas oscuridades del averso. Reescribiendo una historia que ya de por sí, estaba siendo escrita en la memoria del universo como el planeta habitado por aquellos que no tienen escrúpulos en aniquilarse a sí mismos.
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De niños nos educan en aprender a idealizar, un acto natural que no se preocupan que evitemos. Nos llenamos de obras idealistas, aprendemos y crecemos junto a ellas. Y de repente, toca madurar, y te golpean por todos lados, te enseñan sobre crueldad viviéndola, y ninguna pregunta es respondida. Las obras idealistas van perdiendo nuestro interés, y las obras más realistas duelen en la asimilación.
Comprendo el lento camino hasta la madurez y la comprensión del dolor diario, pero a veces me da la impresión que de querer proteger a los niños, acabamos por ponérselo más difícil, engañando de más su ilusión aunque sea sin querer.
Deberían existir obras infantiles que terminen bien, sí, pero también alguna mal y otra de forma ambigua, para que el niño vaya sopesando opciones, que en la vida no hay nada definitorio y que los grises son las herramientas que usaremos.
Si van a idealizar o soñar, que lo hagan con responsabilidad, que todo es posible en su justa medida basada en las circunstancias, que no suelen parecerse a las del héroe o heroína de turno. Sin embargo, esas circunstancias se pueden mejorar/superar, de ahí el saber usar la idealización para enfocarla como objetivo realista que cumplir.
#niños#infancia#educación#ensayo#filosofía#vida#reflexión#cuentos#frases#pensamientos#reflexiones#textos#personas#sociedad#citas#literatura
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"¿Cuántas señales crees que nos faltan para el fin del mundo? Siento que nos morimos en cualquier segundo" ( @countcss )
la sonrisa se posa en sus labios con una facilidad que, nain ha notado, nara contribuye. está recostada en la mesa del kotatsu, de tal forma que su brazo izquierdo está estirado a lo largo y su mejilla se apoya en él. su mirada se posa en nara para escucharla. "puede que el fin del mundo llegue sin ninguna señal" susurra, sopesando la idea. "puede ser mañana, en las próximas cinco horas, en el próximo minuto..." allí realiza una pausa, suspirando. "¿tienes arrepentimientos nara? como vástago, por supuesto. la vida humana ya quedó atrás hace mucho"
#nara.#HOLAAAABB<33333#ya llegué jeje#si tengo que cambiar alguna cosita me chiflas me quedo atentísima uwu
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Mais um dia e eu trancada nesse quarto escuro
Mais um dia eu sopesando tudo na minha cabeça pra ver se viver vale mesmo a pena
Claro que eu amo algumas pessoas nesse mundo
Mas eu simplesmente não me importo em machucar nenhuma delas
E sinceramente
Ver todas elas chorando no meu caixão vai ser prazeroso como muita coisa nunca foi
Parece que cada dia que passa eu fico mais corajosa
Cada dia que passa é um corte mais fundo
Cada dia que passa é um comprimido a mais
Dizem que a depressão é uma doença silenciosa
Mas eu tenho gritado pra porra dos 4 ventos
E cada pessoa viva nos 4 cantos do mundo
Nunca vai poder dizer que não sabia
Que não percebeu
Que eu sempre fui alegre e feliz
Eu não sou feliz desde que tinha 05 anos
E cada pessoa viva nessa casa sabe o quanto eu tenho me segurado pra não passar uma faca no pescoço
Essa frase é pra ler sem respirar
Eu não consigo respirar há meses
E é engraçado como eu sempre me preocupei
Como eu parei de me automutilar
Como eu parei de escrever cartas de suicídio
Como eu pensava nas pessoas tendo que viver a vida sem mim
Mas acontece que
No fim
A vida é minha
E vai ser delicioso morrer sem nenhuma delas
Então
Talvez hoje não seja um adeus
Mas daqui a uns dias vai ser
E eu realmente espero que
Ninguém consiga arrombar a porta do meu quarto
a tempo de me salvar
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yo sopesando volver.
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Anímate, y vuelve a contemplar las estrellas!
Contemplar el cielo nocturno es una de las experiencias más impresionantes que puede vivir un ser humano. Los pensamientos profundos sobre el infinito, el amor por la belleza, la calma o incluso la creatividad, comienzan a aflorar en nuestro interior. Volviéndose una instancia de significativa purificación.
Desgraciadamente hoy en día vivir en ciudad significa estar rodeado de contaminación lumínica por las noches, además de edificios que nos tapan la vista, disminuyendo radicalmente nuestra posibilidad de observar en plenitud el cielo.
Pero no hay que desanimarse, será mejor ver el vaso medio lleno. Esta es una gran oportunidad para romper la rutina. Ya que si vives en ciudad, deberás alejarte y volver a ponerte en contacto con la naturaleza para observar el cielo estrellado. Lo que te ayudará a salir de tus preocupaciones diarias, y generar un espacio de paz donde encontrarte con tu interior. ¡Sin duda será un gran panorama!
Además, debemos aprovechar que en Chile contamos con un cielo privilegiado para mirar las estrellas y la luna. Con sectores tan emblemáticos y magníficos como el Valle del Elqui. Aunque ciertamente desde cualquier zona rural, en cualquier punto del país (mientras no esté nublado, claro), será una experiencia de lujo.
Observar las estrellas en silencio llevará a tu mente a un estado de relajación e incluso de reflexión, que te permitirá meditar de buena forma sobre las cosas que realmente importan. Sin el estrés cotidiano, sino que en paz, en calma, sopesando las cosas en claridad. ¡Puede que incluso aflore tu lado más místico, más poético y filosófico!
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# STARTER PRIVADO . . . para @wahlcs.
mirada ha estado puesta sobre figura masculina varios segundos, sopesando la posibilidad de acercarse en medio de lo que comienza a tornarse en aburrimiento, en creencia de que si no hace algo pronto terminará por enloquecer. pero así es como funciona la mente de percy, que hasta en situación más peligrosa logra ignorar la realidad. ❛ eres santhiago, ¿verdad? ❜ pronuncia una vez que se acerca, labios formando sonrisa más encantadora que es capaz de otorgar. ❛ me preguntaba si... ¿podrías acompañarme a buscar una cosa? ❜ entrelaza propios dígitos entre sí y muerde labio inferior. ❛ es que me da miedo la oscuridad. ❜
#wahlcs#⌗ ˢʰᵉ ʷᵃˡᵏᵉᵈ ᶤᶰ 𝗺𝗼𝗼𝗻 𝗱𝘂𝘀𝘁 〉 * intercambio .#obviamente se lo está inventando pero#es percy jsjs#gracias por darnos a santhiago lo queremos <3
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El valle de crecer
Donde el silencio viaja por nuestros recovecos del alma, apuntan hacia el corazón y cantan a través de nuestras farolas, cristales de luz que se dilatan como la gema más escasa en el tiempo.
En esos valles de lágrimas que brotaron las penas más profundas, las cicatrices forjadas por la erosión y los temblores que conllevan crecer. En el rostro se dibuja la transitada ruta de la vida, lo que ha costado sostenernos en el mapa y el precio de dejarnos morir en versiones lejanas, por un sutil sosiego cuyo valor nadie replica. De pronto, sopesando en el espejo, ha reverdecido la amplía pradera del semblante y la mente es ahora un reservorio de anécdotas imperturbables. Quizá la felicidad, es esa serenidad de regocijarse en una sabiduría que se vive en silencio y no en una parafernalia de teorías cuyas ramas se dividen infinitamente, mientras otros se inmovilizan antes de transitar.
Jana Brike (Latvian, b. 1980)
The Crying Woman, 2023
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1. Bifurcación
El bebé era muy pequeño, no lloraba, y sus ojos azules e inocentes parecían observar sus movimientos con curiosidad.
Además de sus ojos, otros rasgos se apreciaban con claridad; su tono de piel pálido y su cabello blanco como la nieve.
Era un bebé hermoso y, de alguna manera, extrañamente familiar. Qué lástima que ellos tuvieran que...
Desvió la mirada de inmediato. Si Grey seguía observando, la culpa lo consumiría, y no podría hacer lo que debía.
Este lugar era una abominación, y este bebé, producto de ello, debía arder junto con todo lo demás.
—¿Cuánto falta? —preguntó, tratando de no sonar apurado, pero el tono le traicionó. Se alejó de la cuna donde yacía el bebé y se acercó al escritorio que el conde Phantomhive revisaba, sacando papeles y extendiéndolos sobre la superficie de madera oscura.
—No lo sé —el hombre frunció el ceño, algo que había leído claramente no le agradaba.
—Sebastián aparecerá pronto y nos informará.
Grey resopló. Se cruzó de brazos con una expresión escéptica y se recostó contra la pared.
Pero la paciencia no era su fuerte, y tras unos minutos de espera, se aburrió y volvió a acercarse al escritorio. El conde Phantomhive parecía tan absorto en esos documentos que bien podría no haberse dado cuenta de su presencia.
—¿Encontraste algo interesante?
—Sí... —respondió, con un titubeo inusual en él. Le lanzó una mirada breve antes de entregarle un papel. Grey lo tomó y, a medida que leía, más perturbado se sentía.
—¿Esto es real? —inquirió, incrédulo.
—A mí también me cuesta creerlo —le contestó el conde Phantomhive, con la misma expresión.
—Pero... estas personas no han tenido ningún escrúpulo.
Grey dejó caer el papel abruptamente. —¡Esto es ridículo!
—Opino lo mismo —le dijo, cerrando los ojos, como sopesando algo. De repente, su expresión serena pasó a una fría y calculadora.
Por primera vez, Ciel se acercó a la cuna, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, solo lo suficiente para observar al bebé en su interior. El bebé lo miraba, y sus ojos azules, idénticos a los suyos, resultaban escalofriantes. Esos ojos grandes e inocentes parecían atravesar su alma corrupta, ofreciéndole un tentador camino llano e iluminado.
Quiso apartar la vista, evadir su efecto. Pero le sostuvo la mirada con firmeza; era lo mínimo que podía ofrecerle después de lo que le haría.
—¿Qué haremos con él? —preguntó Grey, rompiendo el silencio incómodo. Sabía lo que debía hacerse, pero esperaba que el conde lo dijera en voz alta.
La pregunta pareció interrumpir los pensamientos profundos del Phantomhive, quien frunció el ceño antes de apartar la vista del bebé definitivamente.
—Al igual que todo en este lugar, debe desaparecer.
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🈳BNHA 4: Shattered Boundaries - Capítulo 4: La sombra de la URSS🈂️🌎
El sol apenas comenzaba a elevarse en el cielo cuando el bullicio en la U.A. alcanzaba su punto máximo. Los estudiantes de todo el mundo seguían llegando, y el ambiente era una mezcla de emoción, nerviosismo, y un toque de caos. Deku, Ken, y Rodrigo, junto con el resto de sus amigos, se encontraban en medio del alboroto, charlando y riendo mientras observaban el desfile de culturas y personalidades que se congregaban en el campus.
De repente, un grito agudo y lleno de terror resonó en el aire, cortando de golpe la animada atmósfera. Todos se giraron en dirección al sonido, y el murmullo de la multitud comenzó a desvanecerse, reemplazado por un silencio inquietante.
Estudiante A (murmurando con miedo):
"¿Qué fue eso?"
Estudiante B (susurrando):
*"Algo no está bien…"
A lo lejos, desde uno de los accesos al campus, se podía ver un grupo de estudiantes avanzando en formación, todos vestidos con uniformes impecablemente ordenados. La bandera roja con la hoz y el martillo ondeaba sobre sus cabezas, y sus rostros eran de una seriedad casi impenetrable. Eran los estudiantes soviéticos.
Entre ellos, destacaba una figura que hacía que todos los presentes contuvieran la respiración. Era imposible no verla; una joven de imponente estatura, alrededor de 2,90 metros, caminaba al frente del grupo con pasos firmes y decididos. Su cabello negro y rojo caía en una cascada que revelaba un intrincado diseño que formaba una hoz y un martillo en sus mechones. Sus ojos, de un azul electrizante, parecían perforar a cualquiera que se atreviera a sostenerle la mirada.
Deku (susurrando para sí mismo):
*"¿Quién es ella…?"
La multitud se abrió para dejar pasar al grupo soviético, y un aura de respeto y temor envolvió el ambiente. Nadie se atrevía a hablar en voz alta, y todos observaban con asombro a la gigante comunista, Petrova.
Rodrigo (en voz baja, mientras observaba a Petrova con cautela):
"Eso… eso es increíble. Nunca había visto a alguien así. Es como si su sola presencia exigiera respeto."
Ken (asintiendo con seriedad):
"Petrova. He oído rumores sobre ella… dicen que es una guerrera formidable, una leyenda en su país. Parece que incluso aquí, lejos de su tierra natal, sigue representando la fuerza de la URSS."
Deku (todavía impresionado):
*"Y parece que no ha venido solo para aprender… sino para demostrar algo."
Mientras el grupo soviético pasaba, Petrova se detuvo por un momento y escaneó la multitud con sus intensos ojos azules. Era como si estuviera evaluando a cada estudiante, sopesando sus habilidades, sus miedos, y sus posibles debilidades.
Petrova (con una voz profunda y resonante, dirigiéndose a nadie en particular):
"La URSS puede haber perdido una batalla… pero no ha perdido su espíritu. Estoy aquí para recordarles a todos que el fuego que arde en nuestro país no se ha apagado. Y para aquellos que duden de nuestra fuerza…"
Se giró hacia el grupo, su mirada penetrante y desafiante.
"Demuéstrenme que están equivocados."
El silencio que siguió fue absoluto. Petrova y su grupo continuaron avanzando, dejando a su paso una estela de tensión palpable. Los estudiantes comenzaron a susurrar de nuevo, llenos de especulaciones y temores sobre lo que significaba la presencia de Petrova en la U.A.
Deku (con una mezcla de determinación y preocupación):
"Esto va a ser más complicado de lo que imaginaba. Tendremos que estar preparados para lo que sea que venga."
Ken (poniendo una mano en el hombro de Deku):
"No estás solo, Deku. Cualquiera que sea el desafío, lo enfrentaremos juntos."
Deku asintió, sabiendo que, aunque el ambiente se volvía más tenso, tenía a sus amigos a su lado, listos para lo que fuera. La llegada de Petrova y los estudiantes soviéticos era solo el comienzo de una nueva era en la U.A., una que pondría a prueba a todos en más de un sentido.
Mientras el grupo soviético se alejaba, la tensión en el aire aún era palpable. Deku y sus amigos intercambiaron miradas preocupadas, cada uno procesando la llegada de Petrova de diferentes maneras. El silencio se rompió cuando Ken, con una expresión seria, se inclinó hacia Deku.
Ken (con voz baja y grave):
"Deku, hay algo que deberías saber sobre Petrova… algo que la hace especialmente peligrosa."
Deku, todavía observando a la imponente figura de Petrova mientras se alejaba, frunció el ceño, sintiendo una creciente inquietud en su pecho.
Deku (volteando hacia Ken):
"¿Qué es? ¿Qué hace que sea tan temida?"
Ken respiró hondo antes de continuar, asegurándose de que los demás no estuvieran demasiado cerca para escuchar.
Ken (mirando a Deku con seriedad):
"Petrova posee catorce Quirks, Deku. Catorce. Algunos de ellos son increíblemente poderosos. Eso la convierte en una persona potencialmente peligrosa. No solo es fuerte, sino que tiene una gama de habilidades que la hacen casi imposible de predecir en combate."
Deku se quedó en silencio, sus pensamientos acelerándose mientras asimilaba la información. Catorce Quirks… Era una cantidad abrumadora, y la posibilidad de enfrentarse a alguien con ese nivel de poder lo hizo sentir una punzada de preocupación.
Deku (susurrando):
"Catorce Quirks… Es… increíble. Pero, ¿cómo es posible? ¿Cómo alguien puede manejar tanto poder sin perder el control?"
Ken (negando con la cabeza):
"Esa es la cuestión. No sabemos cómo lo hace. Los rumores dicen que fue producto de experimentos extremos, pero nadie fuera de la URSS conoce los detalles. Lo que sí sabemos es que ha sido entrenada toda su vida para ser una guerrera perfecta. No podemos subestimarla."
Deku apretó los puños, sintiendo una mezcla de determinación y precaución.
Deku (con firmeza):
"Entendido. Pero eso no significa que debamos tener miedo. Si ella está aquí, entonces es un desafío más que debemos superar. No importa cuántos Quirks tenga, lo que importa es cómo usamos los nuestros. Y sé que podemos hacerlo."
Ken asintió, pero su preocupación no desapareció del todo. La llegada de Petrova había cambiado la dinámica de lo que esperaban encontrar en la U.A., y ambos sabían que el camino por delante sería más difícil de lo que jamás imaginaron.
El bullicio a su alrededor comenzaba a reanudarse, pero tanto Deku como Ken sabían que la sombra de Petrova y su poder seguiría presente, añadiendo una capa de tensión a los días que estaban por venir.
El ambiente en la U.A. seguía siendo tenso tras la llegada de los estudiantes soviéticos. Mientras la mayoría mantenía una distancia respetuosa, Uraraka, conocida por su valentía y sentido de justicia, decidió que no podía quedarse callada ante la intimidante presencia de Petrova.
Con el corazón acelerado, Uraraka avanzó hacia Petrova, sus pasos decididos a pesar del temor que sentía. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, respiró hondo y habló con firmeza.
Uraraka (con determinación):
"¡Oye, Petrova! No puedes venir aquí y asustar a todos como si esto fuera tu dominio. Aquí, todos somos iguales."
Petrova, que estaba ocupada supervisando a sus compañeros, se giró lentamente al escuchar la voz de Uraraka. Sus ojos azules y penetrantes se posaron sobre la heroína con una frialdad que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de todos los que observaban. Con una lentitud deliberada, Petrova extendió una mano hacia su cabello, que comenzó a moverse como si tuviera vida propia.
Antes de que Uraraka pudiera reaccionar, el largo y grueso cabello negro de Petrova se extendió rápidamente, envolviendo a Uraraka en un apretado abrazo que la inmovilizó por completo. La poderosa joven soviética se inclinó hacia Uraraka, manteniendo su rostro cerca del de ella, mientras su acento ruso severo y cortante rompía el silencio.
Petrova (con voz baja y amenazante):
"Ты не знаешь, с кем имеешь дело, маленькая девочка..." (Tú no sabes con quién estás tratando, pequeña niña...)
El tono de Petrova era glacial, cargado de una autoridad y confianza que dejaba claro que estaba acostumbrada a controlar cualquier situación en la que se encontraba. Uraraka, luchando por liberarse, sentía cómo la presión del cabello de Petrova la mantenía firmemente en su lugar, cada palabra de la gigante resonando en su mente.
Petrova (acercándose más, susurrando con un tono amenazante):
"Здесь нет места для слабых. Запомни это..." (Aquí no hay lugar para los débiles. Recuerda eso...)
Los espectadores miraban con asombro y temor, sin atreverse a intervenir. Deku, que había visto la escena desde la distancia, sintió un impulso de correr en ayuda de Uraraka, pero Ken lo detuvo, sacudiendo la cabeza ligeramente. La situación era delicada, y cualquier movimiento en falso podría escalar la confrontación a niveles peligrosos.
Petrova finalmente soltó a Uraraka, quien cayó al suelo, respirando con dificultad pero manteniendo su espíritu desafiante. La gigante soviética la miró con desdén antes de dar media vuelta y alejarse, dejando un rastro de tensión y miedo en su estela.
Petrova (sin voltear, con frialdad):
"Увидимся на поле боя..." (Nos veremos en el campo de batalla...)
Uraraka, aún recuperándose, se levantó lentamente con la ayuda de Deku, que finalmente corrió hacia ella. A pesar de lo ocurrido, sus ojos brillaban con una determinación renovada.
Uraraka (con voz temblorosa, pero firme):
"No… no dejaré que alguien como ella me asuste…"
Deku asintió, sabiendo que enfrentarse a Petrova no sería fácil, pero también entendiendo que Uraraka, como siempre, no se dejaría intimidar sin luchar. La tensión en la U.A. solo estaba comenzando, y todos sabían que la presencia de Petrova significaba que las pruebas que enfrentarían serían más duras de lo que jamás imaginaron.
🌏🈳Fin del capítulo 04🈂️🌍
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