Tumgik
#son tiras de un mismo cuero.
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Ayer volvió a pasar. Hoy vuelve a pasar. Cada día sigue pasando. Cada día procuran someternos a su violencia.
El siguiente video es literalmente un desahucio que ejecutaron ayer y otro triple que han ejecutado hoy, sin salir de la comarca.
» Enlace al post original, pq subir vídeos a tumblr es siempre una epopeya.
El dato algunas ya lo conoceréis, pero en catalunya, solo el primer trimestre de 2022, se ejecutaron más de 2.400 desahucios. Esto son casi 10.000 desahucios anuales, repito SOLO en catalunya. La media quedó en un desahucio cada 55 minutos.
https://beteve.cat/economia/catalunya-lidera-ranquing-desnonaments-gener-marc-2022/
Estas cifras de la vergüenza, enmascaran decenas de miles de personas que son expulsadas y quedan en situaciones de extrema vulnerabilidad, aisladas y sin acceso a una vida digna.
Comparto un fragmento del comunicado de Obra Social Cataluña de ahora hace un mes:
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[Nota personal] Con toda la mierda de los meses de campaña electoral inevitablemente se me han removido cosas, cuestiones sobre mí misma, sobre gente que conozco y sobre colectivos en los cuales participo o no... Pero la realidad material de la gente sigue siendo la misma: gobierne quién gobierne, ganara quien ganara las elecciones el pasado domingo, mañana tendremos que volver a poner el cuerpo ante la brimo para que no tiren personas en la calle.
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deepinsideyourbeing · 5 months
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He calls me the Devil (I make him wanna sin) - Enzo Vogrincic
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+18! Needy!Enzo (unos segundos de Sub!Enzo, parpadeen y se lo pierden). Biting, choking, creampie, fingering, masturbación, (breves descripciones de) plus size!reader, sexo oral, sexo sin protección, (kind of) semi-public sex, spit kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El vestido fue idea de Enzo.
Luego de un par de días viéndote batallar frente al espejo e intentando consolarte cuando la frustración te vencía, recordó que la caja que contenía la prenda estaba sepultada en alguna parte del armario. Enzo odiaría que lo malinterpretes y no tiene absolutamente nada en contra de la chaqueta y el pantalón de cuero que pretendías combinar con un top burdeos, pero…
-No, no sé- recuerda cómo empujaste el vestido contra su pecho-. ¿No te parece que es mucho?
-¿Para mí…? Es poco- bromeó,  refiriéndose sutilmente a los atuendos  mucho más atrevidos y extravagantes que utilizaste en ámbitos mucho menos formales.
-No son los Oscar, Enzo, es un concierto de música clásica.
-¿Y?- se mordió el labio-. ¿No te gustó el vestido? ¿Es eso?
-Me encantó, amor, pero…
La inseguridad ensombreció tu rostro por un breve momento, evocando el recuerdo del día en que le enseñaste el vestido en una página web: las únicas fotos exhibiendo el producto eran de modelos utilizando la talla small, un detalle recurrente que te aquejaba a la hora de buscar ropa. Aún puede oír la forma en que suspiraste, entre harta y triste, antes de cerrar la página y bloquear la pantalla de tu celular para arrojarlo sobre la cama.
Normalmente Enzo no se habría atrevido a husmear en tus dispositivos electrónicos, pero esa noche luego de ver tu decepción decidió revisar tu historial. A falta de una referencia fotográfica, optó por confiar en que uno de los talles se correspondía con tus medidas.
-Te queda hermoso- insistió, sosteniéndolo con delicadeza entre sus manos-. Dale, probátelo otra vez.
La forma en que te sonrojaste le pareció tierna, un tanto divertida considerando el tiempo que llevaban juntos y la inocencia del cumplido en comparación con los comentarios que guardaba para otros momentos, los cuales hacían que la sangre de tu cuerpo ardiera no sólo en tus mejillas. Observó cómo deslizabas las tiras de tu camisón por tus hombros y su respiración se entrecortó cuando vio tus pechos desnudos.
El vestido se adhería a tu cuerpo como una segunda piel, los tonos rojos de la seda resaltando tu figura y volviéndote la viva imagen de lo que Enzo llamaría la perdición.
Ahora ese recuerdo lo atormenta y se obliga a mantener las apariencias, ocultando su erección con el programa del concierto y agradeciendo por la tenue iluminación de la sala. Intenta distraerse observando los detalles del lugar, tal como lo hizo desde que llegaron al Auditorio Nacional, y por unos instantes la sincronización en los arcos de la sección de cuerdas de la orquesta es más que suficiente para cautivarlo.
Es entonces cuando siente que te movés en tu asiento y sus ojos se centran en tu figura. Tus manos se encuentran entrelazadas sobre tu regazo, cubiertas por unos delicados guantes de largo asimétrico, y al ver tus dedos jugando distraídamente con el papel no puede evitar pensar en lo bien que se verían envueltos sobre su miembro, su semilla arruinando la seda que oculta tu piel.
El súbito aplauso del público lo saca de sus cavilaciones y está a punto de sumarse al mismo, pero tu mano se cierra sobre la suya a modo de advertencia. Si la calidez de tu palma empeora su estado, la forma en que el vestido abraza la curva de tu abdomen y resalta tus pechos es prácticamente una sentencia de muerte.
-Todavía no- aclarás, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Falta uno más.
El primer movimiento de la Serenata para cuerdas de Tchaikovsky le pareció sublime, ¿pero el cuarto…? Le resulta eterno y le cuesta horrores mantener la concentración, por lo que se muerde los labios hasta sentir el gusto metálico de la sangre en su lengua. Comienza a mover la pierna y tu mano acaricia su muslo -probablemente interpretando su agitación como nerviosismo o ansiedad- en un gesto que debería ser tranquilizador, pero que es en realidad todo lo contrario.
La preocupación en tus ojos es evidente cuando encuentran la mancha escarlata en sus labios y te inclinás para examinar el daño, ignorando que el ángulo le permite ver tu escote y el sostén de encaje rojo que contrasta con tu tono de piel. Es el mismo rojo que tiñe tus labios y que difuminaste en tus pómulos, el mismo rojo que en alguna ocasión utilizaste para dejar la marca de tus besos en su pecho, su abdomen y…
Se siente culpable cuando acerca sus labios a tu oído y susurra:
-¿Me acompañás?
La obra concluye y Enzo aprovecha el momento en que otro músico, un pianista, entra en escena. Toma tu mano y te arrastra hacia las puertas de la sala, más de una mirada curiosa posándose sobre ambos y algunos susurros, que te hacen sentir más insegura de lo que lo hicieron a tu llegada: Enzo juró que te miraban porque “¿Cómo no te van a mirar? Si estás hermosa”, pero vos no estás convencida de que ese fuera el motivo.
Ambos llegan a un corredor desierto y cuando Enzo tira de tu mano para guiarte hacia una puerta lateral, lo seguís al interior de la habitación sin hacer preguntas. Te sorprenden los estuches de instrumentos vacíos, desperdigados por doquier, y estás a punto de comentar que la puerta no debería estar sin seguro, pero el ataque de algún instrumento de viento -que no distinguís- en la habitación contigua hace que te sobresaltes.
-¿Qué pasó?- preguntás, recordando el motivo por el cual abandonaron el concierto. Cuando tomás la mejilla de Enzo para examinar su herida, sus dedos aprisionan tu muñeca-. ¿Qué…?
Dirige tu mano hacia su erección, cubierta por un costoso pantalón, sus ojos fijos en tu rostro para examinar tu reacción: tus labios se separan lo suficiente para permitirle ver tus dientes y tu respiración se torna agitada en un abrir y cerrar de ojos, obligándolo a admirar cómo el movimiento hace que tus pechos suban y bajen. Su mirada desciende hasta llegar a tu cadera y sus manos siguen el mismo camino, masajeando con fuerza tu cuerpo antes de atraerte hacia el suyo.
Soltás un gemido y, en algún recóndito lugar de tu mente, te preguntás si las personas presenciando el concierto pueden oírte con la misma claridad con la que oís el piano en este momento.
-¿Ves lo que me hacés…?- pregunta. Besa tu mejilla y sus labios trazan una línea hasta tu cuello, sus besos húmedos y su aliento cálido repercutiendo en tus sentidos-. Desde que llegamos estoy así.
El sonido del seguro llega a tus oídos.
-¿Qué hice?- fingís inocencia.
Su mano se cierra sobre tu cuello y vuelve a besarte, la intensidad de sus acciones provocando que sus dientes rasguen tu labio inferior y su lengua haciéndote gemir cuando invade el interior de tu boca. Se aferra a la parte más ancha de tu cadera con fuerza, como si la cercanía entre ambos no fuera ya suficiente, y su otra mano baja la cremallera de su pantalón.
El sonido provoca un cosquilleo entre tus piernas y mirás a Enzo de manera provocadora mientras tirás del botón de la prenda, la cual cede levemente dejando ver una franja de su ropa interior. Recorrés la tela visible con tu dedo antes de llevártelo a la boca, capturando la seda entre tus dientes para retirar el guante.
-No- te interrumpe-. Dejátelos puestos.
Le dirigís una sonrisa, intrigada y más que excitada por la situación y su petición. Tu mano colándose bajo su ropa interior hace que se muerda el labio y una expresión de dolor atraviesa su rostro, pero cuando cerrás tus dedos sobre su miembro esa expresión se transforma en placer y arroja la cabeza hacia atrás. Comenzás a masturbarlo con lentitud, tu oído atento a la orquesta percibiendo también el sonido de su piel y la aceleración de su respiración.
En cuestión de minutos y bajo las caricias que le suministran tus manos, Enzo se convierte en un desastre: sus dedos se clavan en tu carne y tenés que esforzarte para lograr mantener el ritmo de tus movimientos, el líquido preseminal brotando de su punta humedeciendo cada vez más tu guante y tus dígitos, y su miembro palpita desesperadamente en busca de alivio.
Te detiene antes de que sea demasiado tarde y te guía hacia el pequeño sofá en la esquina de la habitación, apartando unas partituras olvidadas sobre este para tomar asiento y señalar el lugar entre sus piernas. Obedecés inmediatamente, como siempre, y luego de ayudarlo a deshacerse de su pantalón y su ropa interior Enzo decide tirar de la cremallera de tu vestido y despojarte de tu sostén, liberando tus pechos.
Tomás su miembro entre tus manos para centrarte en su extensión mientras tus labios se acercan a la punta para besarla con delicadeza una y otra vez. Su excitación brilla bajo las luces de la habitación y es adictiva cuando el sabor invade tu lengua, haciéndote gemir cuando lo introducís en tu boca y provocando que las vibraciones amenacen con llevar a Enzo al borde del orgasmo nuevamente.
Sus caderas se mueven en contra de su voluntad y su punta golpea tu garganta, llenando tus ojos de lágrimas que rápidamente comienzan a deslizarse y humedecer tus mejillas. Te separás de Enzo, ya que no estás dispuesta a arruinar todo tu maquillaje, pero la solución que encontrás logra arrancar un gemido de su boca antes de que pueda procesar la imagen frente a él.
-Dios…- dice entre dientes, cubriendo su rostro con una mano luego de ver cómo rodeás su miembro con tus pechos y escupís sobre su punta. Recuerda todas las ocasiones en que lubricó el interior de tus muslos y se deslizó entre ellos hasta el agotamiento, oyéndote suplicar por un poco de placer a cambio y prometiendo hacer lo imposible para merecerlo-. Lo hacés a propósito, ¿no?
Permanecés en silencio, pero Enzo recibe una respuesta cuando tus manos presionan aún más tus pechos. Su excitación comienza a ser cada vez más abundante, gotas de líquido incoloro cayendo desde su punta hasta el largo de su miembro y entre tus pechos, llenando la habitación de los indecentes sonidos húmedos que tanto disfrutan ambos. Sus dedos contrayéndose sobre el sofá y sus nudillos blancos hacen que te detengas con una sonrisa de satisfacción.
Toma tu cabello entre sus dedos y se acerca peligrosamente a tu rostro, su pulgar delineando tu labio inferior y haciéndote sisear cuando toca la herida que sus dientes dejaron allí. Tira de tu cabello hasta posicionarte en un ángulo doloroso y te observa, el cabello cayendo a los lados de su rostro haciendo que se vea aún más imponente, y luego escupe en tu boca. Le enseñás tu lengua, su saliva mezclándose con la tuya, y tragás.
Te conduce hacia el otro extremo de la habitación sin delicadeza alguna y presiona tu cuerpo contra el espejo en la pared, el efecto de la superficie fría evidenciándose en tus pezones. Con movimientos lentos, Enzo toma el dobladillo de tu vestido y comienza a arrugarlo entre sus manos, descubriendo centímetro a centímetro de tu cuerpo y maravillándose como si fuera la primera vez que te ve.
Intenta no perder la razón al ver el encaje rojo cubriendo tu intimidad… Pero él es un hombre débil y vos, la tentación.
Se arroja sobre sus rodillas sin pensarlo y comienza a morder tus piernas con fuerza, haciéndote gemir y lloriquear debido a la sensibilidad, utilizando su lengua posteriormente como si fuera suficiente para aliviar las zonas abusadas. Aparta la prenda que lo separa de tu centro y observa cómo la humedad que cubre tu piel se adhiere en forma de hilos brillantes a la tela.
Introduce un dedo en tu interior mientras reparte besos y mordidas en tus muslos. Te oye gemir contra el espejo y sabe, aunque no puede verte, que tal imagen podría pertenecer al paraíso. Debería, asegura al introducir otro dedo y sentir tus paredes contrayéndose cuando los curva para dar con tu punto dulce, la resistencia de tus labios nula ante tus gemidos, jadeos y suspiros.
Los sonidos obscenos que producen los dedos de Enzo en tu cavidad no se comparan con la imagen entre tus piernas, tus fluidos cayendo sobre sus dedos hasta llegar a sus nudillos e incluso su muñeca. Tus piernas tiemblan y tus manos masajean tus pechos, imitando los movimientos que tu novio suele repetir para brindarte el máximo placer.
Tus rodillas están a punto de fallarte y le suplicás, pero cuando Enzo se detiene y te deja respirar la sensación de vacío junto con la desesperación te inundan. Encontrás sus ojos oscuros a través del espejo, un leve asentimiento de su parte que pretende ser un consuelo, y arqueás tu espalda para darle mejor acceso a tu entrada.
Sostiene el vestido, la tela arrugada a la altura de tu cintura, mientras acaricia tu entrada y tu clítoris con la punta goteante de su miembro. Suspirás al sentir su calor y el suspiro se vuelve un gemido cuando comienza a empujarse dentro tuyo, recibiendo el ardor que provoca su tamaño en tu entrada estrecha.
-Enzo...
-Sí, amor, ya sé- dice entre gruñidos-. Querés más, ¿no...? Vos siempre querés más.
Y él está dispuesto a dártelo todo.
Sus movimientos son delicados y mínimos para permitir que te acostumbres a la sensación, pero eso se acaba cuando ve tu expresión prácticamente pornográfica en el espejo. El placer dibuja en tus cejas una curva que acompaña la caída de tus párpados y tus labios entreabiertos permiten que un hilo de saliva caiga por tu mentón.
Desesperado por sentir más, comienza a penetrarte con fuerza y en profundidad. Adora los sonidos que dejan tu boca y aún más los que produce tu cuerpo al colisionar con el suyo, así como también adora ver los movimientos de tu carne como consecuencia de cada impacto originado entre las caderas de ambos.
El ritmo de sus estocadas es cada vez más rápido en contraste con la música (ahora muy lejana, como si la sala se encontrara a kilómetros de distancia) y te fuerza a sostenerte para no perder el equilibrio, pero la tarea resulta casi imposible cuando sentís la forma en que su punta abusa de tu cérvix de manera placentera.
Su mano repta por tu espalda y acaricia tu cuello antes de cerrarse sobre el mismo, la presión que ejerce mínima pero aún presente como un sutil recordatorio. Volvés a encontrar su mirada.
-Voy a...
-Sí- se limita a contestar. Arroja la cabeza hacia atrás.
Continúa embistiéndote hasta sentir las contracciones de tu interior caliente y te permite tocarte sólo después de atraer tu cuerpo hacia el suyo, con tu espalda sobre su pecho y su brazo rodeando tu cuello. Su otra mano sostiene tu cadera y se hunde dolorosamente en tu piel, amenazando con dejar alguna que otra marca.
El ángulo actual te deja sentir cada detalle de su miembro en tu interior y no pasa mucho tiempo antes de que llegues a tu orgasmo, con sus dedos aprisionando tus mejillas para mantener tu vista al frente, la imagen de tus pechos saltando de arriba abajo casi tan hipnótica como el rostro de tu novio al ver la escena.
Cuando Enzo alcanza su propio clímax sentís sus dientes mordiendo tu cuello antes de percibir cómo su semen caliente te llena por completo. La sensación es suficiente para causarte otro orgasmo, más breve pero de mayor intensidad.
-Te amo- dice Enzo contra tu piel-. Te amo, te amo, te amo.
-Yo también te amo- tomás su mano y la llevás a tus labios-. Mucho.
-¿No tenía razón?- oculta su sonrisa tras tu hombro-. El vestido era una buena idea.
Estás a punto de darle la razón, pero te interrumpe el sonido de alguien tocando la puerta.
-Te voy a matar- jurás, apresurándote para acomodar tu ropa.
Enzo sólo suelta una carcajada.
Notas de Lu:
La inspiración para el vestido, estoy completamente obsesionada. Espero hayan disfrutado la lectura y si ven algún error..., un hechicero lo hizo ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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cwrotes · 2 years
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The holy battalion of thebes; larry au
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pairing: louis tomlinson x harry styles
language: spanish/español
genre: romance au, open ending
word count: 8,996
tags/warnings: a bit of angst, writer au, secret relationships, emotional harry styles, omegaverse, louis alpha/harry omega, they missed each other, feelings realization, writer louis tomlinson, critic writer harry styles, harry crying over louis, alternative universe
Summary: Finales del siglo XVIII. Donde Harry es un crítico romántico que está profundamente enamorado de Louis, el poeta más famoso de todo Londres. Y la única forma que tienen de expresarle al mundo lo que sienten, es por medio de obras literarias. 
(Con crítico romántico me refiero a crítico en la época del romanticismo, justamente a finales del siglo XVIII.) 
                    .・。.・゜✭・.・✫・゜・。.
               commissions | ko-fi  | wattpad | ao3
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 El sol se oculta en alguna esquina del horizonte, los rastros de su presencia quedando regados por un cielo bañado en tintes rosáceos, violetas y diminutas pizcas anaranjadas que se pierden con los únicos destellos de claridad que le darán paso a la noche y su reina. 
 Harry se rasca la esquina del cuello distraidamente, en donde el collar no lo cubre demasiado pero tampoco le deja llegar al lugar en donde se encuentra su mordida oculta con recelo secreto para nadie que no se encuentre dentro de esas cuatro paredes. El rumor del ventilador a su lado hace eco dentro del estudio, las paredes son sigilosas y consideradas al brindarle ese silencio que lo ayuda a concentrarse, siempre intactas y discretas, cargadas de reconocimientos de su juventud temprana y los recuerdos de sus mejores reseñas que ahora incluso se leen un tanto absurdas. 
 El sofá mullido en ese marrón desgastado se hunde cada vez más bajo el peso de su cuerpo en todas las ocasiones en las que se remueve en la búsqueda de su constante comodidad, y sus ojos tan verdes como un par de faroles esmeralda de una escena surrealista se pasean por la superficie repleta de letras que aún le quedan por conocer.
 Hace rato que la mano se le ha acalambrado en esa posición, pero esa no ha sido razón suficiente para que detenga su lectura, en realidad, no cree que pueda existir un solo motivo que lo separe de aquel texto tanto como debería, cada vez más obsesionado con los párrafos nuevos que conoce a paso de minutos, absorbiendo las quejas de oraciones en las que encuentra pequeños fragmentos de sí mismo, disimuladamente, asombrosamente, como pequeñas piezas de un rompecabezas que todo el mundo tiene y que aun así, él es el único capaz de resolver la imagen final. 
 Una sonrisa tira de sus comisuras ante la graciosa e irónica forma que tiene el personaje del cuento para lamentarse por su amor, y se vuelve a rascar donde justo lo había hecho antes tan solo para obtener el mismo resultado. Le pica la mordida en desesperación, en esa ansiedad casi irracional de tener cerca al alfa que se la ha otorgado y que le ha dejado ese mismo collar para que la cubra durante su lejanía. 
 A veces le asfixia el llevarlo puesto, el cuero en ocasiones es pesado como nada y le aprieta los hilos de la garganta como si quisiera estrangularlo, y podría deshacerse de él dentro de la casa, tiene la posibilidad de quitárselo mientras se encuentre en el refugio de su hogar si lo quisiera, pero ahí está el asunto, no quiere hacerlo, porque en el único momento en que se brinda esa libertad es cuando él está allí.
 No podría contar los días de su ida ni siquiera, aunque lo intentara, pero lo que sí puede hacer es contar la cantidad de páginas que ya lleva del libro, y cuántas le faltan. Se encuentra por la mitad de la tercera historia, ha sido la más larga de las dos anteriores y de todas las que ha podido leer del poeta si se pone a generalizar, y hasta ahora ha estado bastante bien, igual de encantador, hipnotizante como siempre, misterioso para todo aquel que no se dé cuenta de quién es qué habla el famoso escritor de Londres que ha estado en la boca de cientos y miles durante los últimos tiempos.
 En la suya ha estado más que millones, una y otra vez, por momentos cortos, por instantes breves que pueden dividirse en cada una de las emociones que ha logrado sentir por él y sus magníficos escritos. 
 Nadie podría saberlo, sin embargo, primero porque solo se las confiesa al viento y él se las lleva consigo al horizonte, y segundo porque delante de todo el mundo, no son más que un par de amigos cercanos que se ven de vez en cuando y que no tiene nada que ocultar más allá de esa singular amistad. Cualquiera que los mire de cerca se daría cuenta, porque todo está en los pequeños detalles y el escritor siempre lo ha dicho, vestigios de pormenores casi insignificantes como el aroma, o sus miradas, o ese minucioso contacto físico que se reduce a segundos fugaces cada vez que consiguen estar en la misma habitación que otros. 
 Pasan desapercibidos ante ojos que no quieren sencillamente ver, y ninguno de los dos tiene un problema con ello, en lo absoluto y sin necesitar gritarlo a todo pulmón porque con que ellos lo sepan es más que suficiente.
 Un suave suspiro escapa de sus labios antes de poder darse cuenta de que está exhausto, tiene la vista cansada a pesar de estar llevando sus lentes de lectura, y su boca está tan seca que esa es la señal que necesita para apartarse de la obra, marcar la página en la que se ha quedado con ese trozo de manualidad que su sobrina le regaló un día que lo fue a visitar y se pone de pie con un pequeño gruñido que no llega a ninguna parte más que a sus oídos. 
 La noche finalmente ha caído, fría en medio de ese otoño londinense cuya llovizna se hace cada vez más presente, la fragancia a tierra mojada se le cuela por las fosas nasales a pesar de tener las ventanas cerradas y su mente inconscientemente trata de comparar ese olor con el del alfa que no se encuentra. Prefiere el segundo por encima de cualquier otra cosa, completamente decidido de que no existe nada mejor que ese perfume natural de hierbabuena y té hirviendo que tanto está echando de menos ahora. 
 Tiene que apartar esos pensamientos con un movimiento de mano, deja la obra sobre su escritorio desordenado y repleto de papeles rayados y bolígrafos sin destino, y sale de su oficina hogareña para pasearse por el pasillo y llegar a la cocina.
 Su ritual de descanso es bastante sencillo, toma agua del grifo sin preocuparse qué tan helada pueda estar o no, se queda mirando por la ventana como las ramas del enorme árbol que tiene en el jardín le chocan el cristal con cada empujón retozado de la brisa y repite en su mente todas y cada una de las historias que ha logrado leer hoy. 
 Las de Louis son las que más resuenan en su mente, con sus relatos cortos de un omega con mucho miedo a ser mordido por la muerte tan solo para entregarse a ella eventualmente, otro sobre un omega con el corazón tan roto que ha sido comparado con el gran cañón de estados unidos y otro acerca de un omega que cuya alma gemela está guardada en alguna parte del mundo y no se sabe si alguna vez llega a encontrarla. 
 Es un poco curioso como el poeta siempre está contando sus historias desde la perspectiva de una casta a la que no pertenece, pero es aún más inquietante cómo cada uno de esos personajes tienen una parte de Harry en ellos. A veces es absurdo —Harry ha llegado a regañarlo disimuladamente en una de esas críticas que le ha redactado a pura consciencia y en nombre de su talento, guardando de vez en cuando sonrojos que solo el escritor comprendería e imperceptibles agradecimientos formados por caligrafías que varían en esos mensajes secretos que comparten fervientemente—, en otras ocasiones le resulta un tanto exasperante ver cómo lo rompe en miles de pedazos tan solo para pegarlos en personas completamente nuevas, pero al final de cuentas sólo puede resignarse y tal vez regodearse un poco en el conocimiento de que, aun si su cuerpo se marchita con la fuerza del tiempo, él vivirá eternamente en todos y cada uno de esos relatos. 
 Ese es su regalo de amor, lo ha sabido por un tiempo ya.
 Enjuaga la orilla del vaso para dejarlo sobre la mesada, se enrosca el dedo en la esquina del collar para tirar de él sin muchos efectos, y se pregunta qué debería de preparar para cenar antes de que se le haga muy tarde y no encuentre el camino de regreso a la cocina. Sin embargo, ni siquiera tiene tanta hambre, el agua le ha llenado las tripas y hace una hora o menos estaba comiéndose unas galletas de chocolate que no le pertenecen pero que de todas formas tiene el derecho de probar. 
 Se retira de esa sección de la casa sin nada más que hacer allí, va directo hacia su recamara con toda la intención de tomar una ducha y busca sus artículos de higiene para lograr su cometido. No tarda mucho, la lluvia artificial no lo hace sentir tan solo, el shampoo de su alfa le brinda una grata sensación de compañía que lo ayuda a sobrevivir a su lavado personal y en un santiamén esta con la cintura cubierta por una toalla y pequeñas gotas transparente salpicando sus hombros desnudos.
 Sale del baño, se desplaza por la habitación con la espalda encogida por la inevitable gelidez en el ambiente y busca su ropa de noche y la interior en esos cajones compartidos que están medio vacíos solo porque por el momento contienen solo sus prendas y alguna que otra ajena. Se viste en silencio y con un estiramiento en el cuello, se truena los nudillos y con pasos lánguidos y casi cansados por el letargo de un largo día y una noche reciente, vuelve hacia su despacho. 
 Ha dejado la luz encendida, así que la oscuridad no tiene la oportunidad de recibirlo por la espalda en un abrazo que no necesita. El libro de Louis sigue estando sobre la madera del escritorio justo como lo ha dejado, y las ganas de estar con él lo atacan como un animal hambriento que finalmente ha afincado los dientes en una presa que ha estado vigilando por horas y que sólo ahora ha encontrado el momento perfecto. 
 No es la primera vez que se siente de este modo, ya conoce de cerca lo desolador que puede ser el silencio constante, y lo espantosamente incómoda que puede llegar a ser esa aflicción que se le queda en el pecho cada vez que no lo tiene cerca, siempre tan ocupado con sus creaciones, siempre siguiendo las recomendaciones de su editor y su equipo de promoción que lo instan a irse lejos para ser mucho más que un escritor famoso en Londres y nada más.
 Harry lo comprende, en serio, y es justamente por esa razón que simplemente respira y se dice a sí mismo que puede hacer una noche más. Consuela a su espíritu con el recuerdo de la voz de Louis y de nadie más, piensa en él con tanto fervor que sus mejillas terminan vistiéndose de un suave coral que se expande hasta cubrir más allá de su tabique y la sección de sus pómulos. 
 No es una buena idea el continuar con ese hilo de pensamiento, de todas formas, porque sus poros se abren y la habitación corre el riesgo de llenarse por milésima vez de todas esas flores de cerezo que en algún instante borrarán lo poco que queda de la fragancia del escritor.
 No es algo que pueda permitirse.
 Avanza hacia su mesa para volver a retomar su lectura con la esperanza de acercarse a un nuevo cuento o por lo menos terminar el que ha dejado casi a medias, pero lo único que logra es sostener el espaldar de la silla y arrastrarla sobre el suelo para tomar asiento. Agarra una de esas tantas hojas de papel en blanco, un lapicero negro que cuente con la suficiente tinta para cargar con la responsabilidad de sus confesiones secretas, y todo el peso de su corazón latente en el nombre de una sola persona para, finalmente, comenzar a escribir. 
 No se le hace demasiado difícil, no cuando le llama William —a pesar de que Louis no permite que nadie en el mundo le diga de esa manera y sin embargo a él jamás le ha dicho nada al respecto— y le saluda con un queridísimo amigo solamente porque esa es su forma de referirse a él como su amante en secreto. Le pregunta cómo le está yendo durante su recorrido europeo, si el viaje en trenes está siendo una molestia o si por fin ha vencido ese ligero mareo que la distancia siempre parece causarle aun cuando eso no tiene el mayor de los sentidos. 
 Le cuenta, en un párrafo diferente, siendo minucioso con el espacio al no querer utilizar más de una página y sentir que está robándose su tiempo, sobre cómo ha pasado las horas engullendo su libro como si fuera lo único que pudiera hacer en todo el día, declarándose culpable por millonésima vez ante la fascinación que siente por sus letras y lo cerca de cada personaje que se encuentra en el momento en el que encuentra la voz de cada uno. 
 Le comparte una opinión coloquial sobre los cuentos que lleva, siendo especialmente cuidadoso con los adjetivos que utiliza y con no ser demasiado obvio al decir que está enamorado de su prosa porque en realidad, solo está muy enamorado de él. También, se queja un poco sobre el conflicto principal del segundo relato, que por cierto ha sido más largo que el primero y probablemente más corto que el tercero, y se inventa una manera completamente distinta de resolverlo solo porque sí, porque le ha parecido divertido encontrar otra alternativa, porque sabe que para Louis significa mucho que comparta con él sus ocurrencias aun si no tienen nada que ver con el escrito actual. 
 Harry se asegura de recalcar que su versión ha estado bastante bien, y que espera poder continuar con su lectura al día siguiente porque las horas del recurrente ya se habrán acabado para cuando termine con su oración. 
 Espera que esté pasando un buen rato en donde quiera que se encuentre, que esté comiendo apropiadamente y que, si se le da la oportunidad de mirar hacia la luna, recuerde que tiene un amigo en él para una eternidad completa o hasta que sea sencillamente suficiente.
 Firma con cariño, diciéndose a sí mismo que la amistad es solo una forma de amor más, y su nombre. Dobla el trozo de papel para introducirlo en uno de los sobres que guarda en el cajón de madera y escribe la dirección que Louis le dio en cartas pasadas en la que le hizo saber que se estaría quedando en París durante más semanas de las previstas y que podría hacérselas llegar a esa residencia en particular. 
 Se promete buscar una estampilla en la mañana o incluso en la tienda de conveniencia más cercana, le echa un último vistazo al libro que dejará por esa noche y se levanta de la silla dejando la carta al lado de la obra para retirarse hacia su alcoba. 
 Todavía es temprano, y aún no ha cenado, pero la ausencia del alfa lo agota más de lo que está dispuesto a admitir y no tiene demasiadas ganas de soportar la picazón que persiste en su mordida solo porque su omega lo está echado muchísimo de menos.
 Va a sobrevivir a estos meses relativamente eternos, solamente porque ya ha pasado por muchos parecidos. Sin embargo, una parte de él le sigue recordando que su experiencia pasada no hace la presente menos complicada, ni siquiera por lo mucho que se esfuerce por hacerlo de otro modo, uno más llevadero. 
 Es una suerte que se mantenga ocupado durante los próximos días. Después de todo, su trabajo como crítico literario lo mantiene constantemente atareado, con la mente siempre llena de un centenar de historias, poemas, ensayos, fragmentos, novelas e incluso obras de teatro escritas que ha tenido el gusto de ver en más de una ocasión. 
 Nunca le ha parecido una labor pesada, a pesar de que tiene que hacer un mayor esfuerzo mental para ofrecer una visión panorámica, pero sobre todo crítica, que persuada o que incluso disuade a los potenciales lectores de este texto, jamás se le ha complicado hasta el punto en el que sienta que tiene que renunciar a ello y dedicarse a otra cosa. 
 No podría aunque quisiera, ha encontrado su vocación en todo ese asunto de orientar al público de manera eficaz y clara, y le agrada bastante el poder ir más allá de su propia opinión o incluso su juicio de valor, ofreciendo a todo aquel que le interese, ejemplos que ilustren lo que tiene para decir, en fragmentos que ayuden a los lectores para que puedan decidir si realmente la obra es algo que encaja de acuerdo a sus gustos literarios, o si también corresponde a lo que se espera de cada autor conocido y posiblemente destacado. 
 Se le da bastante bien, y la paga que recibe por ello en su columna del periódico —que desde hace unos cuantos años ha sido la sección más aclamada ya que cada vez más personas están dedicando su tiempo a la lectura y parecen confiar bastante en su juicio— es lo suficientemente buena como para mantener su residencia y colocar el plato de cada día sobre su mesa, más de una vez, sin mencionar los ingresos que su amante recibe por igual. 
 Es de mañana durante un jueves cualquiera de septiembre, su taza de café se mantiene humeante sobre la superficie de su escritorio y la ventana abierta deja entrar toda esa ventisca momentánea que en cualquier instante se transformará en llovizna. Los rayos del sol se cuelan entre los cristales, radiantes y cegadores si se les queda viendo por más tiempo del que es necesario. 
 No se siente como si tuviera mucho que hacer ese día, por el momento solo le llega a la cabeza que debe revisar unos cuantos textos, continuar con la recopilación de cuentos de Louis, y adivinar si tendrá la posibilidad de empezar con su crítica ese mismo día o si tendrá que dejarlo para el siguiente. Espera poder hacerlo para no retrasarse con su calendario, ni tener que pedirle más tiempo a la editorial del periódico tan solo porque se ha distraído con su enamoramiento bien intencionado con ese alfa que permanece en su mente la mayor parte de los minutos y en su corazón durante horas completas. 
 Ha estado pensando en él desde anoche, desde mucho antes en realidad, y aunque ya sabe que solo faltan menos días para su retorno, no puede evitar pensar en lo mucho que está ansiando su reencuentro. 
 Se pregunta si Louis tendrá consigo algún recuerdo de cada país que haya recorrido, si le contara las historias de trenes o de habitaciones de hotel quizás sofisticadas o tal vez no, así como también se cuestiona si tendrá alguna anécdota divertida con algún admirador que le haya hecho saber que sus obras le han salvado la vida —a pesar de que sus libros no tienen ese propósito pero la interpretación de cada quien es sumamente subjetiva y él omega sabe de primera mano cómo funciona eso al ser el primero en tomar todos sus cuentos como confesiones de amor— o si siquiera regresará con el aroma de muchos pegado en la ropa tan solo para echarla a un lado tan pronto como se encuentre delante de él y marcarlo con esa esencia que tanto está necesitando en estos momentos.
 Es una suerte que su celo no esté cerca, y que los supresores sean lo suficientemente buenos como para ocultar esa melancolía que lo persigue a rastras cada vez que sale de la casa. Ha sido su arma protectora, lo único que ha logrado ocultar esa relación que tiene con el escritor y que en ocasiones le gustaría gritar a los cuatro vientos porque está harto de tener que fingir delante de todo el mundo que solo son amigos íntimos y nada más. 
 Se ha resignado ya a todo ese trote de Louis alquilando una residencia en otra calle para no levantar sospechas, y también al hecho de que tienen que estar constantemente separados por razones que no tienen nada que ver con el trabajo. Sin embargo, todavía le está costando acostumbrarse a tener que dejarlo ir cada noche tan solo para recibirlo a escondidas nuevamente en la madrugada, cuando el pueblo duerme y la luna mantiene su secreto guardado, cuando los ebrios lo confunden con sus propias sombras y nada es certero por la falta de confianza que le tiene a la oscuridad, así como tampoco se termina de habituar a tener que despegarse de su lado antes de que salga el sol, todavía con la desnudez de su amor previo cubierta por unas frazadas que se quedan tan frías como la somnolencia que le sigue pesando en los ojos y que no le permite concebir cómo es que tienen que complicarse la existencia al ser incapaces de delatar su amor al viento. 
 Por lo menos lo vuelve a ver a la hora del desayuno, o sino a la hora del té durante las tardes, cuando sus mejillas están sonrojadas por el esfuerzo de toda la mañana y su cabeza casi saturada de la cantidad de materiales que ha tenido que leer a lo largo de los intervalos inevitables que le tocan vivir. Tiene que conformarse con ello, es el martirio que tiene que sobrevivir en nombre de su amor secreto y está dispuesto a ello, solo porque se trata de Louis, solo porque lo ha conocido desde que tiene dieciocho y su existencia no giraba en torno a absolutamente nada hasta que llegó a él. 
 Los años han pasado con amabilidad latente, guardando ese romance que al inicio no era más que una amistad ocasionada por esa crítica que Harry escribió sobre uno de sus libros de para aquel entonces, siendo bastante claro con sus pensamientos al respecto, cumpliendo su labor de mediador entre el autor y sus lectores pero desprendiendo todo este encanto y está fascinación por el alfa que aparentemente al castaño se le hizo imposible el no acercarse a él para conocerlo y averiguar por qué decidió adorarlo a través de sus letras. 
 Fue en un verano durante sus veintiséis que sus sentimientos se desarrollaron, pasando de la admiración a un cariño incondicional que no creyó correspondido, cuando se había regresado a Cheshire para cuidar de su madre enferma y el alfa se había aparecido delante de su puerta con una bolsa de medicinas en la mano y una vergonzosa sonrisa ligada a esa fragancia divina que expulsó durante toda su estadía. Habían estado comunicándose a través de cartas durante esos tiempos, contándose cada detalle insignificante de sus días y hablando acerca de los que faltaban para verse aún si estaban ocupados con sus respectivos trabajos y Harry seguía estando fuera de la ciudad. 
 Fue bastante divertido todo ese intercambio, al omega de rizos le hacía bastante ilusión a pesar de que al principio solo platicaban sobre esas trivialidades, mencionando especialmente lo que leían y las cosas que les inspiraban, hasta que una cosa llegó a la otra y un día recibió una carta de Louis expresándole que lo echaba de menos y que ansiaba volver a tener ese intercambio de ideas tan elocuentes con él y una taza de té al lado.
 Harry lo supo en el momento en el que lo vio en el marco de madera a la tarde siguiente, que la razón por la que su corazón se desbocaba en su pecho con cada letra chueca y todas esas oraciones secuenciales cargadas de emociones, no era porque siguiera admirando a Louis como el escritor tan maravilloso que hasta el sol de hoy considera que es, sino más bien porque ya había caído en el azul de sus ojos y el olor de su presencia, en esa sonrisa a medias que cuando se ensancha le encoge las esquinas de los ojos hasta dibujarle estos pequeños pliegues que lo hacen lucir mucho más joven de lo que ahora ya no es. 
 Fue esa la misma sonrisa que le decidió al aparecerse en Cheshire, y Harry lo había comprendido todo.
 Un bostezo se le escapa de los labios mientras se termina de beber el café que ya se le ha enfriado tras distraerse con la vista del horizonte y el resto del vecindario, la brisa le vuela unos cuantos mechones rizados que se guarda detrás de la oreja con paciencia y crea una nueva lista mental de todas las cosas que tiene que hacer en el día de hoy al sentir que algo le está faltando.
 Cuenta con los dedos cómo debe terminar de leer, comenzar a escribir, e ir al supermercado porque la despensa se está quedando vacía. Tiene que pasar por el periódico, y de paso por la librería al haber sido notificado de que esos libros que ha estado ansiando por leer ya han llegado, así como también tiene planeado ir a la tienda de muebles a ver si consigue otro librero pequeño porque el suyo ya está demasiado lleno. 
 Tuerce ligeramente la boca pensando en que el día no tiene tantas horas para ello, y que si quiere hacer por lo menos la mitad de esas diligencias debe ponerse manos a la obra desde ya y dejar de mantenerse sentado en la esquina del ventanal como si quisiera que el viento se llevara consigo la melancolía que se desborda de él y que trata constantemente de reprimir. 
 Respira profundamente, se pasa la mano por los ojos, estrujándose el párpado derecho y se pone de pie para caminar en dirección al escritorio y agarrar el libro creado por su amor.
 No llega ni a rozar la madera con los dedos, el timbre de la casa resuena llamando su atención y sus cejas se fruncen ligeramente al no estar esperando por la visita de nadie. No le toma mucho tiempo recorrer la estancia con pies arrastrados y un silencio sepulcral siguiéndole el paso, su mano se envuelve alrededor de la perilla tan pronto como llega a la entrada y abre la puerta para encontrarse con el pequeño Thomas, un niño de catorce años que vive a unas cuantas cuadras y que ha estado trabajando como cartero hace aproximadamente tres meses. 
 Harry no entiende exactamente la razón por la que lo está haciendo, y tampoco se ha tomado la molestia de preguntar al respecto al no tener la suficiente curiosidad. 
 —Correspondencia para el señor Styles —anuncia el chiquillo, con pecas café salpicando todo su aniñado rostro, del mismo color de esos enormes ojos que lo observan con la misma emoción de su sonrisa.
 Lleva el cabello liso y oculto debajo de esa gorra oscura que le cubre la mayor parte de la frente, y el bolso repleto de todo ese correo que tiene que entregar se le envuelve alrededor del hombro con un recelo que le hace cuestionarse qué tanto valor debe de tener cada mensaje. 
 Thomas tiene las manos extendidas hacia él, llenas con varias cartas y un sobre marrón un poco más gordo de lo que podría esperar. El entrecejo de Harry se arruga un poco más al no saber el contenido, ni siquiera imaginar qué puede haber allí dentro. 
 —¿Cómo estás, Thomas? —cuestiona tranquilamente, tomando lo que le pertenece y haciendo a un lado todos los envoltorios para ir directo hacia el más grande. 
 Reconoce la letra chueca y desastrosa, casi ininteligible para la comprensión de cualquier persona que no esté acostumbrada a ella, y aun para el mismo rizado, quien en ocasiones pasa un mal trabajo intentando descifrar qué rayos es lo que quiere decir.
 —Todo bien, señor —contesta con educación, pasando los dedos por la cintilla de su mochila y mirándolo con esa claridad en los orbes—. ¿Y usted?
 Harry se tarda unos segundos, su mirada está puesta todavía en aquella caligrafía mal tramada y hay un suave rubor que amenaza con encender sus pómulos hasta querer delatar el rápido ritmo que empieza a tomar su corazón sin pensar en las consecuencias.
 Porque sé que has estado deseándolos: lee en su mente, un silencioso suspiro saliendo de sus pulmones mientras una sonrisa quiere tirar de sus comisuras.
 —Todo en orden —Asiente, finalmente decidiendo apartar la vista del sobre cuyo contenido continúa siendo desconocido pero que ahora le causa mucha ilusión abrir. 
 Se fija entonces en que Thomas no se mueve un solo centímetro, y que en realidad luce como si quisiera decirle algo importante, algo que sabe que no debería decir pero que no puede mantener en su interior por más tiempo.
 —Uhm —titubea, su agarre apretándose un poco más, sus mejillas manchadas colorándose mucho más de lo que Harry podría esperar que lo hicieran. 
 Luce diminuto ahora, impensablemente adorable, y el omega se pregunta si en algún momento de su tardía vida llegará a tener un retoño justo así.
 —¿Sí? —insta para que se confiese de una vez por todas.
 Apoya la cadera en el marco de la puerta antes de alzar una de las cejas con expectación inofensiva, y eso parece ser suficiente para que el chico se arme de valor, se hinche el pecho y suelte lo que sea que quiera decir.
 —Mi mamá me dijo que era de mala educación —comienza a decir, y esa definitivamente no es la mejor manera de iniciar ningún discurso, pero Harry lo deja continuar de todas formas sin ser prejuicioso al respecto—, pero siempre quise preguntarle para qué es ese collar que lleva.
 Thomas señala hacia su propio cuello, logrando que el crítico alce la mano instintivamente hacia la posesión que le rodea la garganta. Sus dedos tocan la superficie casi airadamente, casi como si fuera una sorpresa el darse cuenta de que todavía lo tiene y que es visible para todo el mundo. 
 Se llena los pulmones de aire pensando en que su interrogante está fuera de lugar y que su madre de hecho tiene razón. Sin embargo, no pretende ser cruel con el muchacho sabiendo que solo es un infante al que todavía le falta por aprender que existen cosas en la vida que se pueden cuestionar y otras que simplemente no.
 —Ah —murmura, volviendo a bajar el brazo para sujetar su correspondencia que casi no le caben en una sola palma. Tiene ganas de desenvolver el paquete y averiguar qué es lo que Louis le ha mandado desde donde está, y qué tiene para decirle en esa carta que de seguro sirve como contestación a la que le envió hace un par de semanas—, es para evitar que me muerdan durante mi celo. 
 Es una mentira a medias, el propósito del accesorio en sí el que menciona. No obstante, su papel para él no es más que el de ocultar el hecho de que alguien ya lo ha marcado. Alguien de su mismo sexo, que tiene tanto que perder como él si cualquiera se llega a enterar que están envueltos en esa relación que nadie podría ver como normal por mucho que su cuerpo esté diseñado para cumplir con la función de la vida y pueda ser cultivado tanto por hombres como mujeres. 
 En su caso, y por su condición, lo ideal sería una mujer, sin duda, pero Harry no podría tener jamás ojos para nadie que no sea el castaño de orbes azules.
 —Pero, es solo un collar —señala, sin conocimiento alguno aparentemente, tan inocente como los chicos de su edad deberían de ser.
 Ni siquiera ha presentado su casta todavía, le quedan aproximadamente dos o tres años para declararse como sus genes decidan, por lo que no hay ninguna prisa por que conozca todos esos términos y complicaciones. Debería de estar familiarizado, por supuesto, pero no es deber de Harry educarlo al respecto y lo sabe.
 Hay una suave sonrisa que termina extendiéndose por sus labios, acompañado de una respiración tranquila que logra que los hombros del pequeño cartero se bajen al darse cuenta de que no lo ha ofendido ni nada por el estilo.
 —El cuero no deja que los dientes pasen, muchacho —explica de la manera más sencilla que encuentra, sin entrar en muchos detalles y sintiendo como la ansiedad de estar solo con la presencia escrita de Louis comienza a rumiar su pecho con disimulo. Ha tomado sus supresores, así que sus poros están tan cerrados que no hay posibilidad de que Thomas se dé cuenta—. Es más eficiente de lo que te puedes imaginar.
 —Ya veo —Asiente pensativo, como si estuviera tratando de digerir la información y buscando en alguna parte de su cabeza un recuerdo que corrobore con lo que dice. Es graciosa la manera en la que arruga un poco la nariz antes de ladear la cabeza y mirarlo con mucha curiosidad destellando en sus orbes—. ¿Y es difícil?
 —¿Qué cosa? —inquiere de buena gana a pesar de todo.
 Thomas pellizca la cinta de su mochila.
 —No estar emparejado con alguien —aclara y quizás Harry lo ha subestimado al respecto y ahora se encuentra lo suficientemente desconcertado como para poder pensar en el tipo de situación en la que ahora se encuentra—. Mi mamá dice que sí, y que por eso espera que cuando me presente como alfa encuentre a una omega muy bonita.
 El rizado no va a culparlo por las palabras que repite, recordándose que es un niño y su cerebro es como una esponja que absorbe todo lo que mira, escucha y sienten los demás, hasta que tenga la capacidad de decidir qué de todas esas cosas es correcta o no. 
 No va a corregirlo en su pensamiento, tampoco va a contestar su interrogante, primero porque hace tiempo que dejó de sufrir por la ausencia de una marca en su cuello, y segundo porque no podría decir en voz alta que en realidad ya tiene un compañero. Se abstiene de todo eso y simplemente vuelve a sonreírle como si no sucediera nada y las palabras de su confesión no se atoraran en su garganta.
 —Una omega muy bonita —repite en un murmullo considerado, pensando en que, si eso es lo que realmente quiere, entonces no hay nada de malo en ello—. Eso suena bien, espero lo mismo.
 Thomas no parece haber caído en cuenta de su evasión, lo cual es bastante bueno al Harry estar deseando regresar al interior de su casa de una vez por todas. 
 —Gracias, señor —Sonríe ampliamente, dando un paso hacia atrás antes de alzar la mano en una despedida. Es tan ingenuo y agradable—. Ya me tengo que ir, no le diga a mi mamá que le pregunté sobre eso, por favor. Me regañaría.
 —No te preocupes, de mi boca no saldrá nada —Promete, con una suave risa de por medio, creyendo que su juventud es una joven y cuestionándose si él también era así a esa edad. Está casi seguro de que si, solo que un poco más enérgico y mucho menos discreto—. Ten cuidado al cruzar la calle.
 Se despide del niño una nueva vez y cierra la puerta solo cuando lo ve doblar la calle y desvanecerse en una esquina. Deja escapar un suspiro y su atención va directo hacia la correspondencia que todavía sigue estando entre sus dedos. 
 Se muerde el labio inferior, la curiosidad creciendo como flor en plena primavera, arrastrándose por sus entrañas hasta remover las esquinas de su espíritu y obligarlo a ir hacia la sala. Deja las cartas sobre la mesa y rompe rápidamente el envoltorio marrón, tres libros apareciendo dentro de su campo de visión al mismo tiempo en el que su corazón da un vuelco.
 Revisa los títulos de cada uno con las cejas alzadas, las versiones inglesa de El desdén con el desdén de Agustín Moreto se muestra delante de sus ojos, acompañado de Noches Lúgubres de José Cadalso y Odas a Lisi de Juan Meléndez Valdés, de quien ya leyó La paloma de Filis y escribió un ensayo de diez páginas explicando por qué ha sido probablemente la compilación de odas más elocuente que ha podido leer, sobre cómo se alegra que la censura no haya caído sobre ninguno de esos poemas y sobre cómo difiere con esos poco críticos que han considerado este ciclo como monótono y hasta frívolo. 
 Un jadeo se le quiere escapar mientras los coloca de la madera para poder apreciarlos, uno al lado del otro sin poder creerse que en serio su alfa los haya conseguido para él de forma tan inesperada. No es que Louis nunca haya tenido detalles de esa índole con él. En realidad, es bastante simplón y secretamente cursi dentro de la medida de lo posible —especialmente por su profesión— llegando a regalarle cosas como esa corbata negra con un diminuto patrón de flores que Harry utiliza para cada ocasión que considera sumamente importante y que puede exhibir delante del todo el mundo sin la necesidad de revelar su relación. 
 No obstante, lleva queriendo devorar estas obras desde hace menos y no había podido hacerlo debido a su inexistencia en la colección de la librería a la que frecuenta, y el hecho de que Louis se haya tomado la molestia de conseguirlos para él y de enviárselos antes de su retorno, sólo consigue que su emoción vaya en aumento con cada segundo que transcurre observándolos. 
 Se muerde el labio inferior queriendo retener la enorme sonrisa que al final de cuentas se le termina plantando en la cara, y se traga la saliva que se le acumula en la boca sin aviso previo. Su contentura es inquebrantable, y no puede hacer más que rebuscar el mensaje de su amante entre esas cartas que a estas alturas han pasado a segundo plano. 
 La encuentra casi de inmediato, su nombre escrito en esa tediosa caligrafía y su dirección por igual.
 Sale del comedor para ir directo hacia su oficina, consigue el abrecartas que guarda en uno de los cajones del escritorio, y con el corazón resonándole en los tímpanos, abre la hoja de papel tan solo para comenzar a leer. Es una verdadera pesadilla el intentar descubrir lo que aquellos deliciosos garabatos tienen para decirle, adentrándose en el gozo puro de la adivinación y arropando cada una de esas hermosas sílabas misteriosas plasmadas sobre el papel, percibiendo como su espíritu se retuerce en un cariño incondicional y una añoranza que no tiene nombre.
 Louis lo saluda con un queridísimo Styles —porque dice que su apellido es probablemente uno de los más sofisticados que ha escuchado en toda su vida y que si algún día decide dedicarse a la publicación debería de utilizar un seudónimo basado en sus iniciales y su primer apellido— y le pregunta cómo se encuentra tan solo para comenzar a responder las interrogantes que le hizo en la correspondencia anterior. Le cuenta sobre París y que ha hecho turismo, así como también le hace saber qué pasó toda una madrugada escribiendo la que sería su próxima obra literaria más deslumbrante del mundo, añadiendo si es que tiene la suficiente suerte como para lograrlo. Le hace saber cuánto le entusiasma que esté leyendo su libro, y concuerda con él sobre su opinión acerca del segundo relato y un poco más.
 Le dice que lo está pasando bien, y que cuando se vayan de allí estará echando de menos el tiempo que ha estado compartiendo con su equipo editorial. Y ahí es donde Harry encuentra el encanto de la letra de Louis, porque hace esto de cambiar la inclinación de ciertas palabras para él y la forma en la que estas sean escritas para que formen nuevas frases que solo pueden ser interpretadas si se les presta demasiada atención. Ha hecho que la q en equipo parezca una g, y así mismo ha logrado que esa oración en particular se convierta en una confesión de cuánto lo está extrañando durante su viaje sin ser demasiado obvio.
 Harry tiene el corazón en la mano mientras termina de leer como ha buscado esos libros en más de cinco librerías porque ha pensado que serían un buen souvenir para él, mencionando que es lo mínimo que podría hacer por él en agradecimiento a todos esos años de amistad incondicional que han vivido y la consideración que ha tenido con él durante ese mismo tiempo, y aunque no lo dice indirectamente —o quizás sí, pero el omega ahora está insufriblemente emocionado como para caer en cuenta—, es capaz de sentir como su verdadera intención ha sido hacerle saber cuán presente lo tiene en su mente, y lo mucho que lo adora a pesar de todo lo que tienen que atravesar.
 Se le quieren salir las lágrimas al ver su promesa acerca de cómo dentro de pocos días estará regresando a Londres y lo mucho que está esperando compartir una taza de té junto a él, y finalmente repasa su firma chueca en esa tinta seca que ya ha quedado permanente sobre el papel. 
 El alma se le remueve inquieta por todo su ser, extasiada, entusiasmada a tal punto en el que cree que si da un brinco de repente llegará al cielo. Es una sensación inevitable, burbujeante y bastante plácida para su corazón, y le gusta, le agrada lo suficiente como para querer quedarse con ella el resto de sus días, hasta que dé su último aliento y, aun así, después de esa vida, continuar sintiéndose de ese modo.
 Aprieta la carta contra su pecho, justo en donde sus latidos rebotan sin parar, saltándose palpitaciones y volviéndose histérico de tan solo pensar que Louis finalmente estará llegando a casa pronto y que podrán pasar todas las horas del mundo juntos con la excusa de que tienen mucho que contar. 
 Esa es la ventaja de ser cercanos delante de todo el mundo a pesar del verdadero secreto detrás de su relación, que nadie los cuestiona mientras ríen al lado del otro o cuando salen a cenar a algún restaurante con vino en la mesa y alguno que otro platillo casi exótico que pueden permitirse, porque todos piensan que están hablando sobre libros e historias y no confesando su amor por enésima vez a través de esas miradas constantemente ebrias que intercambian entre sus conversaciones que no tienen nada que ver, porque nadie piensa más allá del hecho de que simplemente tienen tantas cosas en común, que se han convertido en la mejor historia de amistad y nada más.
 Son lo suficientemente cuidadosos como para que nadie sospeche de otra manera, pero aun así no se descuidan ni un solo instante y mantienen dentro de sí mismo todo lo que sienten por el otro para poder externarlo en las horas de la madrugada, cuando la luna está en lo más alto del cielo y no hay nadie más que las estrellas para ser testigos de lo que ocurre en las sábanas de uno, o del otro.
 Deja escapar el aire con ilusión, vuelve a leer la carta ahora que ya sabe lo que dice y no tiene averiguar si eso es realmente una r o una n —porque santo cielo, ¿es realmente posible que un escritor tenga una caligrafía así de detestable? La respuesta es sí, y Harry siente algo de pena por el transcriptor de la editorial en la que Louis se publica—, y espera sinceramente que los días continúen pasando con la misma rapidez con la que lo han hecho hasta ahora.
 Su deseo es escuchado por el cielo, porque las semanas se le pasan en un abrir y cerrar de ojos y octubre finalmente llega con una ventisca mucho más friolenta y pequeños indicios de que en cualquier instante el otoño dirá adiós y le dará su puesto al invierno. Harry ya ha terminado de leer el libro de Louis, y como siempre —siendo tan objetivo como su personalidad profesional se lo ha permitido— ha sido espléndido, en todo el sentido de la palabra y hasta un poco más. 
 No siente que ha perdido el tiempo con su prosa, y hasta ha tenido ganas de darle una segunda leída tan sólo para vivir la experiencia una vez más. Se ha abstenido de ello, sin embargo, solamente porque es consciente de que tiene que trabajar en la crítica y que no puede retrasarse tanto como pretendería hacerlo. 
 Ha estado toda la mañana en ello, las hojas de papel permanecen regadas por todo su escritorio y parte del suelo tras haber sido arrugadas como cierta furia y lanzadas lejos al ser tan inútiles como las equivocaciones que ha cometido en ellas sin querer. 
 La muñeca le duele ligeramente por estar afincándola constantemente a causa del bolígrafo y han sido muchas las veces que ha tenido que hacer una pausa para enderezar la espalda y recordarse que el dolor ser�� insoportable si continúa así de erguido sobre la superficie. Se ha tomado ya dos tazas de cafés repletas, su estómago continúa lleno del desayuno a pesar de que la hora del almuerzo ya está cada vez más cerca, y el calambre que se le forma en los pies por la posición en la que se encuentra es un claro aviso de que tiene que ponerse de pie y descansar un instante.
 No puede hacerlo, de todas formas, tiene la inspiración a flote y sus ganas de escribir son tan grandes que no le interesan ninguna de esas adversidades ni mucho menos esos tormentos físicos a los que se está sometiendo. 
 Quiere tener la crítica lista a más tardar mañana, y si tiene que renunciar a sus horas de sueño para lograrlo, entonces no tiene ningún problema con ello. Se torturara en la ausencia de su alfa mientras pueda, no solo porque Louis lo regañaría por ello a pesar de que sus hábitos son incluso peores que los de Harry, sino porque también suele distraerse con gran facilidad cada vez que el castaño está demasiado cerca, siempre yendo a trepar sobre su regazo para esconderse en la esquina de su cuello, siempre buscándolo en la cocina para hundir el rostro en su delgada espalda, siempre queriendo rozar aunque sea la más diminuta esquina de su piel y sentir que está con él. 
 Sí, Harry realmente no puede trabajar mucho si Louis está en casa, y como los días de su regreso están cada vez más cerca, entonces se propone adelantar todo lo que se le sea posible para poder pasar todo su tiempo con él.
 Es un buen plan, lo motiva a tronarse los nudillos y a agarrar su lapicero para continuar con esas oraciones explicativas y resumidas acerca de los relatos del escritor, abordando los puntos más importantes y siendo sincero acerca de cuáles han sido los más interesantes y cuáles otros no tanto. 
 Está a punto de caer en una racha productiva que le beneficiará completamente hasta que de repente el timbre resuena por todo el lugar. 
 Las cejas se le arrugan tan pronto como es sacado de su burbuja, por un momento piensa que se trata de Thomas que ha llegado con la correspondencia como siempre, pero recuerda que ya ha recibido al muchacho y que no existe la posibilidad de que se haya olvidado de algo, menos dos horas después de la entrega.
 No está esperando por nadie, así que pretende dejarlo pasar y que sea quien sea el que se encuentre del otro lado de la puerta interprete que no hay nadie dentro de la casa gracias a la falta de respuesta. No obstante, la campanilla vuelve a hacer ese ruido tan estridente que evita que se concentre, y luego otra vez, y una vez más, y Harry pierde la paciencia de un segundo a otro. 
 Se pone de pie arrastrando la silla por el suelo, aplasta el bolígrafo contra la madera y con las cejas ridículamente arrugadas, sale de su oficina para caminar fastidiosamente hacia la entrada.
 Maldice en voz baja a quien sea que esté del otro lado y le haya causado aquel repentino mal humor que tendrá que disimular para no ser particularmente grosero, pero a medida en que va avanzando, su corazón comienza a temblar enloquecidamente en su pecho, como si se le quisiera salir de repente, como si fuera un colibrí enjaulado que se ha desesperado por esa libertad que está delante de sus ojos y justo al otro lado de la puerta. 
 Su entrecejo se calma tan solo para volver a fruncirse con confusión y curiosidad de por medio, y solo cuando es consciente y su mirada viaja hacia su propia mano temblorosa es que se da cuenta de lo que realmente está sucediendo.
 Abre la puerta de un solo tirón, por poco se queda con el manubrio entre los dedos y ni siquiera le interesa, le importa tan poco lo peligroso que ha sido su manera tan estrepitosa de abrir porque ahora, en ese preciso momento, tiene un par de cuencas azuladas mirando en su dirección, acompañadas de una sonrisa que tira de unos labios que ha estado anhelando desde el primer día que dejó de sentirlos antes de cada amanecer.
 Aprieta los dedos y se hace a un lado para dejar entrar al alfa que ha mirado a su alrededor antes de dar un paso hacia adelante. 
 Va vestido formalmente, con un chaleco olivo que ha combinado con unos pantalones oscuros y una camisa marrón. tiene las manos libres de maletas, lo que significa que ya ha pasado por su residencia antes de llegar allí y que, quizás, hasta ha tomado una ducha por la forma en la que su piel todavía luce húmeda en la sección de su cuello que la prenda superior deja ver.
 A Harry no le molesta, no podría hacerlo, no cuando ya ha cerrado la madera con pestillo y lanzado hacia sus brazos en una confianza cegadora para ser atrapado sin dudas ni mucho menos percances. El cuerpo de Louis se tambalea, pero se mantiene estable, la risa se le escapa de los pulmones al mismo tiempo en el que al omega se le llenan los ojos de lágrimas y siente como sus rizos son consolados por dedos que le recorren el cráneo en una caricia que ya conoce.
 Está guapísimo, justo así, con el pelo recortado y la barba baja, con esa añoranza que se escurre de él incluso si no es intencional.
 —¿Qué haces aquí? —cuestiona en un susurro, su voz más trémula de lo que le gustaría, haciéndolo incapaz de aumentar el volumen a pesar de que quiere ser escuchado claramente.
 No es un reproche, ni pretende soñar desagradado y definitivamente no quiere que sea la primera frase que le dirige después de tantos meses sin verse. Pero está tan atónito, tan sorprendido, que es lo único que puede dejar salir por sus cuerdas vocales sin morir en el intento.
 Louis lo aprieta más contra su cuerpo, frotando la mejilla en su pelo, marcándolo con ese aroma a bosque en pelo florecimiento que se queda atascado en sus fosas nasales ahora que se ha enterrado a sí mismo en donde su fuente de olor reside. Las piernas le tiemblan ahora, volviéndolo incapaz de sostenerse sobre su propio peso, convirtiendo su agarre en una verdadera fortuna porque de lo contrario ahora mismo estaría en el suelo. 
 —No podía estar tanto tiempo lejos —confiesa para sus oídos, con ese acento inglés tan marcado y ese tono de voz tan melódico que a Harry se le rompe todo por dentro. Llega a ser dolorosa la forma en la que el pecho se le encoge, se siente tan feliz ahora que está agonizando—, ya quería regresar a casa.
 Un jadeo se le escapa ante esa repentina honestidad, su médula espinal es víctima de un escalofrío que lo hace estremecerse todavía más y sus dedos ya no encuentran la manera de fundirse contra la tela de su cuerpo. 
 Escucharlo decir que esta es su casa lo conmociona mucho más de lo que podría haberse imaginado, y el simple hecho de que ha querido sorprenderlo con su retorno sólo logra hacerle saber cuánto significa para él. No podría ponerlo en palabras, aunque quisiera, no podría ni siquiera ponerse a pensar ni mucho menos adivinar todo lo que Louis siente por él. 
 El sentimiento no es como las cartas que ha recibido por su parte a lo largo de los años, aquí no tiene la oportunidad de interpretar nada como se le dé la gana, ni burlarse de lo misteriosas que pueden llegar a ser sus oraciones. No, ahora los latidos de ese corazón ajeno son claros en sus tímpanos ensordecidos, el destello que reluce en ese cielo claro atrapados en esos cristales oculares es imposible de pasar desapercibido, y el cosquilleo en su propia piel por su cercanía en conjunto a este asfixiante calor que de repente lo acoge de pies a cabeza, envolviéndolo como un capullo que no está cerca de romperse, sin suficientes para hacerle saber que jamás sería capaz de escapar de Louis, incluso si lo hace por el bien de ambos, por mantener sus vidas intactas. 
 Nunca tendría la posibilidad de desprendérselo del alma porque se lo ha guardado demasiado adentro, hasta que su propia mano es incapaz de alcanzarlo.
 Lo sabe, mientras traga saliva y se llena los pulmones con ese hipido que no sabe de dónde es que sale, al mismo tiempo en el que deja que el alfa se frote un poco más contra su pelo tan sólo para establecer la mínima distancia entre ellos y atrapar su boca en un beso que solo las paredes atestiguan. 
 La calidez de sus labios es lo más cercano que estarán al sol, sus pasos son como algodón de nubes que los hacen flotar dentro de su recorrido a ciegas por la sala, y si llegan al comedor, justo hacia la mesa que se queja bajo el repentino peso al que es sometida, entonces el resto es historia.
 Ellos tal vez se pondrán al día más tarde, cuando sus bocas se acalambren y sus músculos se agarroten por el esfuerzo al que los someterán una y otra vez hasta el cansancio y en silencio, porque todavía tienen un secreto que mantener.
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Volar juntos, pero jamás atados...
Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que, una vez llegaron a visitar al viejo brujo de la tribu, una pareja de jóvenes enamorados capaces de todo por su amor.
Toro Bravo, el más valiente y honorable guerrero, y Nube Alta la hija del cacique y la más hermosa de la tribu. Ambos tomados de la mano, se presentaron ante el viejo y empezaron a hablar.
- Nos amamos – dijo Toro Bravo.
- ¡Nos vamos a casar! - continuó Nube Alta.
- Pero tenemos miedo.
Queremos un hechizo, un talismán. ¡Algo! que nos garantice que estaremos juntos toda la vida.
- Por favor - repitieron ambos- ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró tan enamorados, pero a la vez tan desesperados. Que se tomó su tiempo para responder.
- Hay algo...- pero no sé...es una tarea muy difícil.
- ¡No importa! - dijeron los dos – Haremos Lo que sea - añadió Toro Bravo.
- Bien. -dijo el brujo- Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena.
¿Comprendiste?
Nube Alta asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...
¡Salgan ahora!
Los jóvenes se miraron nerviosos, pero seguros de poder lograrlo. Y corrieron a cumplir su misión cada uno por su lado. Ella hacia el norte, él hacia el sur.
Al tercer día, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes heridos y magullados esperaban con las redes que contenían sus respectivas aves.
Sáquenlas con cuidado- dijo el Viejo.
Eran verdaderamente hermosas, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste...dijo Toro Bravo
- ¿Y ahora? - ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?...
- ¡Noooo! -dijo el viejo-.
- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? - propuso Nube Alta.
- ¡Nooooo! –Claro que no-. Harán lo que les digo:
Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero, cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
Cuando El águila y el halcón intentaron volar por su cuenta solo consiguieron revolcarse en el piso.
Incapaces de volar, las aves empezaron a picotearse entre sí hasta lastimarse.
- ¡Jamás olviden lo que han visto! ¡No les daré ningún hechizo!
Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro.
Si quieren que el amor entre ustedes perdure...
¡VUELEN JUNTOS, PERO JAMÁS ATADOS!
Para reflexionar: El amor no reclama posesiones sino que da libertad. Nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre… a tu lado.
Créditos a quien corresponda.
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lordcmaya · 8 months
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Una vida junto a ti
Como hacer que el amor de pareja perdure.
Cuenta una vieja leyenda Sioux, que un día Toro Bravo, el más valiente y honorable de los guerreros, y Nube azul, la bellísima hija del jefe de la tribu, llegaron a la tienda del anciano sabio de la aldea a pedir consejo. Nos amamos –empezó el joven- y nos vamos a casar –prosiguió ella- Y tenemos tanto miedo de perdernos, que venimos a rogarle que nos haga un conjuro o un hechizo, o nos entregue un talismán para que nos proteja y garantice que estemos juntos hasta la muerte. ¿Hay algo que pueda hacer por nosotros?” El anciano se emocionó mucho al verlos tan jóvenes, tan enamorados y esperando su consejo con tanto anhelo.
Habría algo – dijo- pero no sé si sea un reto muy difícil, pues implica gran sacrificio. Haremos lo que sea – respondieron al unísono los enamorados- Nube Azul –dijo el anciano- ¿ves ese monte al norte de la aldea? Tendrás que escalarlo sola, y, sin más armas que tus manos y una red, atrapar al halcón más bello y vigoroso que jamás se haya visto. Si logras atraparlo, deberás traerlo vivo al tercer día después de la luna llena. Esa es tu misión.
Y tú, Toro Bravo, -continuó el sabio- tendrás que escalar la montaña del trueno y cuando alcances la cima, deberás capturar, sin hacerle daño, a la más valiente de las águilas, usando sólo tus manos y una red, para traerla el mismo día del regreso de Nube Azul. Ahora, partan, ordenó el anciano. Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego emprendieron su camino, ella al norte, y él hacia el sur de la aldea, para cumplir con las misiones encomendadas.
El día señalado, los amantes regresaron a la tienda del anciano, cargando cada uno el ave que le había sido pedida. Eran, en verdad, unos hermosos ejemplares. ¿Qué debemos hacer ahora? preguntó Toro Bravo, ¿Debemos matarlas y beber su honorable sangre? No, respondió el anciano. ¿Debemos cocinarlas y comer su carne preciosa? preguntó ella. No -repitió el sabio-, ahora deben atarlas entre sí por sus patas, con estas tiras de cuero, y luego dejarlas para que vuelen libres.
La joven pareja hizo lo que se les había ordenado y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo varias veces pero lo único que conseguían era terminar cada vez, revolcadas en el suelo. Después de muchos intentos, irritadas y frustradas por su incapacidad para volar, empezaron atacarse con sus picos, haciéndose mucho daño. Este es el conjuro que pidieron, dijo el anciano, nunca olviden lo que acaban de ver. Ustedes son como el águila y el halcón.
Si se atan el uno al otro, así sea por su inmenso amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que terminarán lastimándose inevitablemente. Si quieren que su amor perdure, vuelen juntos, pero jamás atados.
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davidsoto666 · 1 year
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Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- Y nos vamos a casar - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa - dijeron los dos-. Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta...¡salgan ahora!.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste... ¿y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No - dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne - propuso la joven-.
- No - repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero soloconsiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
Este es el conjuro...
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano,empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, VUELEN JUNTOS PERO JAMÁS ATADOS.
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emir7838 · 2 years
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injerto bigote para Hombre transgénero
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El proceso de restauración de un bigote para los hombres transgénero generalmente implica someterse a un trasplante de cabello facial. Este procedimiento es un método altamente efectivo para crear un perfil facial masculino y un patrón exacto de crecimiento del cabello. Si el cabello trasplantado puede volver a crecer en el mismo patrón que el bigote original, será obvio tanto para hombres como para mujeres. Este procedimiento se ha vuelto extremadamente popular entre los hombres transgénero que desean parecerse más al hombre que son.
Fue
Si le preocupa el adelgazamiento de su bigote, un injerto de bigote FUE para hombres transgénero puede darle la plenitud que le ha perdido. Un injerto de bigote FUE es una forma efectiva de restaurar el cabello perdido, sin someterse a una cirugía. En este procedimiento, los folículos pilosos de una parte del cuero cabelludo se trasplantan al área deseada.
Durante el procedimiento, el Dr. Gabel usa las mismas técnicas que para los hombres transgénero, utilizando el mismo área de donantes. Este procedimiento también se conoce como recolección de tiras de elipse lineal. Los folículos pilosos del donante se eliminan individualmente usando un microscopio. El paciente luego tiene el área cosida. La cicatriz que resulta es lineal y solo ocurre en un área.
Patillas
El trasplante de cabello es un tratamiento común para los hombres transgénero que desean verse más masculinos. Este procedimiento se realiza para restaurar el cabello en la cara de una persona, típicamente en forma de patilla, bigote o cejas. El procedimiento se realiza para crear un aspecto más masculino, que generalmente resulta en cabello facial más oscuro y más oscuro. A diferencia de los trasplantes de cabello que simplemente reemplazan un parche de cabello perdido, este procedimiento crea un patrón más preciso de crecimiento natural.
La mayoría de los pacientes con FTM tienen el cabello en la cara, pero el cabello a menudo es escaso y retrocede. Un injerto de ceja para los hombres transgénero puede proporcionar al paciente el cabello que siempre han querido. La cirugía también puede crear cabello facial más grueso que imita el aspecto de un bigote o perilla de los hombres. También se puede usar para crear una barba delgada y correa a lo largo de la línea de la mandíbula.
Barba
Ya sea que desee una barba completa o solo unos pocos folículos, un injerto de barba puede ser la solución perfecta para usted. Los hombres transgénero pueden someterse a este procedimiento para cultivar cabello facial que coincida con su identidad de género. Este procedimiento de restauración del cabello cosecha el cabello del cuero cabelludo y lo implica en las mejillas y la barbilla. Este cabello crece permanentemente en la nueva ubicación. El cirujano cosechará el cabello del cuerpo de los pacientes o la parte posterior de su cabeza.
Mientras que la barba del donante es una gran fuente de cabello, los injertos no crecen en el área donde fueron extraídos. Debido a que este es el caso, los cirujanos deben eliminar estratégicamente el cabello del área de los donantes. Existen dos métodos de trasplante de barba: injerto de unidad folicular y injerto de tiras. Ambos procedimientos implican cortar una tira de cabello del cuero cabelludo.
Ya sea que intente hacer crecer un bigote para una ocasión especial o simplemente quiera cambiar su apariencia, el Dr. Yates puede ayudarlo. Es un cirujano de restauración del cabello certificado por la junta y miembro de la Sociedad Internacional de Cirugía de Restauración del Cabello. Es experto en FUE, o extracción de unidades foliculares. También es instructor de la técnica. Su clínica también es un centro de enseñanza para los aspirantes a cirujanos, y es un apasionado defensor de las necesidades de los osos.
La restauración quirúrgica del cabello puede ayudar a los hombres transgénero a recuperar el aspecto masculino que alguna vez tuvieron. El Dr. Yates utiliza tecnología robótica avanzada para cosechar unidades foliculares individuales desde la parte posterior del cuero cabelludo. El cirujano utiliza varios instrumentos de mano manuales y un sistema robótico ARTAS para implantar los folículos pilosos en el cuero cabelludo del paciente. Al finalizar el procedimiento, el paciente tendrá vello facial de aspecto natural que se puede recortar y peinar como el vello facial normal.
Dr. Tenedor
Los hombres transgénero a menudo están preocupados por la falta de vello facial. Buscan una apariencia más completa para que coincida con su identidad de género, y un injerto de bigote puede proporcionar esto. El proceso generalmente requiere una anestesia local, y los pacientes generalmente experimentan poco o ningún tiempo de inactividad después del procedimiento. El Dr. Gabel ofrece instrucciones y atención postoperatorios integrales para ayudar a los pacientes a mantener su nuevo aspecto.
Otra opción para los hombres transgénero es someterse a un trasplante de cabello facial. El Dr. Gabel realiza estos procedimientos en su oficina. El procedimiento consiste en trasplante el cabello de los sitios de donantes. Este tipo de cabello coincide con el color y la textura del vello facial existente, y se puede peinar y recortar como cualquier otro vello facial. Este procedimiento puede proporcionar a los pacientes un bigote y barba completos.
injerto bigote para Hombre transgénero
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emir7968 · 2 years
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rafa nadal trasplante pelo
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Rafael Nadal tuvo un trasplante de cabello hace solo unas semanas. El procedimiento se realizó utilizando un anestésico local, y el proceso tomó dos días. El procedimiento se llama extracción de la unidad folicular e implica eliminar los folículos pilosos. Cada folículo está compuesto por dos o tres pelos. El procedimiento de trasplante de cabello implica la eliminación de estos folículos y luego implantándolos en el paciente.
Rafael Nadal ha tenido un trasplante de cabello
La estrella del tenis ha sufrido un trasplante de cabello en 2016. El procedimiento se realizó en el tenista, que había estado sufriendo de adelgazamiento. Implica trasplantar los folículos pilosos desde la parte posterior y los lados de la cabeza a las áreas calvas. El cabello nuevo tarda aproximadamente un año a 18 meses en crecer, y cuesta alrededor de PS7,700. El costo del procedimiento es relativamente modesto.
Un trasplante de cabello es un pequeño procedimiento quirúrgico que reemplaza el adelgazamiento del cabello con el cabello nuevo. Nadal optó por obtener una cosecha de unidad folicular en lugar de un trasplante de tiras. La cirugía de trasplante de cabello es popular entre las celebridades, ya que proporciona soluciones permanentes a la pérdida de cabello. También es un procedimiento seguro y efectivo que puede ayudar a restaurar los folículos pilosos y evitar más adelgazamiento. El procedimiento de trasplante de cabello se ha vuelto popular en los últimos años debido a un aumento dramático en la pérdida de cabello en la población.
Procedimiento
Un trasplante de cabello es un procedimiento quirúrgico para mover hilos de cabello de un área del cuero cabelludo a otro. Es un procedimiento simple que no requiere puntadas y permite a los pacientes regresar a casa el mismo día. Este procedimiento puede costar tanto como PS7,700 y es realizado por un cirujano de trasplante de cabello. El proceso de trasplante de cabello parece raspar el cabello de la cabeza de una persona, pero no es doloroso.
Rafa Nadal, el mejor tenista del mundo, recientemente tuvo un trasplante de cabello. El procedimiento, conocido como extracción de la unidad folicular (FUE), implica tomar folículos pilosos individuales de un sitio de donantes e implantarlos en un área caldada. El procedimiento generalmente tarda un año a dieciocho meses en entrar en vigencia. Nadal se tomará un descanso de jugar al tenis durante 15 días después de su procedimiento, pero su cabello volverá a crecer en un año más o menos.
Costo
Si está buscando un trasplante de cabello de celebridades, el nombre de Rafael Nadal puede ser familiar para usted. Este tenista de renombre mundial ha sufrido un trasplante de cabello para restaurar sus cerraduras dañadas y adelgazadas. Desde el procedimiento, tiene una cabeza de cabello más completa y saludable. El procedimiento también lo ayuda a verse más juvenil y atractivo en general. Y, a diferencia de muchos otros atletas famosos, el costo de un trasplante de cabello no es prohibitivo.
Un trasplante de cabello es un procedimiento quirúrgico para reemplazar el cabello adelgazante. Un trasplante de cabello implica colocar los folículos pilosos individuales en áreas calvayadas. El trasplante de cabello Rafa Nadal fue un procedimiento FUE (extracción de la unidad folicular). Este procedimiento consiste en extraer folículos pilosos individuales de un sitio de donantes, que luego se trasplantará al área calvayada. Esta cirugía no está exenta de riesgos. Los trasplantes de cabello pueden dejar cicatrices finas en el área posterior, pero generalmente son puntos muy pequeños.
Resultados
En los últimos años, la cirugía de trasplante de cabello se ha vuelto más accesible, con avances en tecnología y procedimientos. Un trasplante de cabello es una pequeña cirugía que implica la colocación de folículos pilosos en áreas donde faltan. El procedimiento, que se conoce como cirugía de regeneración del cabello, se está volviendo popular entre los atletas debido a su efectividad en el cabello de regreso. El trasplante de cabello permite a los atletas tener resultados permanentes mientras mantienen una apariencia atractiva.
El procedimiento utilizado para realizar el trasplante en Rafael fue la extracción de la unidad folicular (FUE), y costó PS7,700, lo que lo hace más costoso que los métodos tradicionales. También lleva más tiempo y deja cicatrices visibles. Pero a diferencia del proceso tradicional de trasplante de cabello, FUE requiere menos tiempo de recuperación. Además, la mayoría de los pacientes de FUE pueden regresar a sus actividades regulares el día después del procedimiento. Sin embargo, algunas personas eligen mantenerse fuera del centro de atención durante una semana después de la operación. Sin embargo, esto no es médicamente necesario.
Cuidado por los convalecientes
Las primeras semanas después de un trasplante de cabello son los más críticos. Es importante cuidar el cabello trasplantado adecuadamente para prevenir la infección. También debe evitar la exposición al sol. Este procedimiento causará una cantidad significativa de incomodidad. Sin embargo, vale la pena. Además de mejorar su apariencia, también ayudará a prevenir la recaída. Es posible que tu cabello comience a adelgazar nuevamente.
En 2016, Rafael Nadal se sometió a un trasplante de cabello. El procedimiento tomó diez horas e implicó trasplantar los folículos pilosos de diferentes partes de su cuero cabelludo. La cirugía le costó sobre PS7,700. Posteriormente, su cabello parecía más lleno que antes. Después de seis meses, Nadal tenía una cabeza llena de cabello. El procedimiento no es barato, pero valió la pena para el tenista.
rafa nadal trasplante pelo
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Ahir va tornar a passar. Avui torna a passar. Cada dia continua passant. Cada dia procuren sotmetre'ns a la seva violència.
El següent vídeo és literalment d'un desnonament ahir i d'un altre tripe avui, sense sortir de la comarca.
La dada algunes ja la sabreu, però a catalunya, només el primer trimestre de 2022, es van executar més de 2.400 desnonaments. Això són gairebé 10.000 desnonaments anuals, repeteixo NOMÉS a catalunya. La mitjana va quedar en un desnonament cada 55 minuts.
https://beteve.cat/economia/catalunya-lidera-ranquing-desnonaments-gener-marc-2022/
Aquestes xifres de la vergonya, emmascaren desenes de milers de persones que són expulsades i queden en situacions d'extrema vulnerabilitat, aïllades i sense accés a una vida digna.
Comparteixo un fragment del comunicat d'Obra Social Catalunya d'ara fa un mes:
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[Nota personal] Amb tota la merda dels mesos de campanya electoral inevitablement se m'han remogut coses, qüestions sobre mi mateixa, sobre gent que conec i sobre col·lectius dels quals participo o no... Però la realitat material de la gent continua sent la mateixa: governi qui governi, guanyés qui guanyés les eleccions el passat diumenge, demà haurem de tornar a posar el cos davant la brimo perquè no llencin persones al carrer.
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deepinsideyourbeing · 4 months
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Luego de leer "Con toda devoción" me quedé pensando... Habrá algún momento en que la actitud de mean!dom de Mati le hubiera dados ganas a Enzo de dejar de ser un soft!dom por cinco segundos y ponerlo a Mati en su lugar? 👀
+18!
Los dedos de Enzo rozan tu mejilla con delicadas caricias que bordan la devoción y pretenden hacerte olvidar lo que sucede entre tus piernas: allí Matías se encarga de hacerte delirar con una combinación no-tan-perfecta de placer y dolor, tu centro sufriendo una tortura a manos de su lengua y sus dientes.
El mayor busca tus labios y sobre ellos recita palabras de aliento cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación. No le parece del todo correcta la forma en que Matías te hace llorar y teme que en tu estado -alterada y muy sensible- sean peligrosos todos los apodos despectivos que este te dirige.
No le corresponde interferir, sabe que ambos son completamente diferentes a la hora de dominarte, pero cuando te oye gritar otra vez y decir su nombre en busca de ayuda... Se pone de pie y tira del cabello de Matías para alejarlo de tu cuerpo, encontrándose con una mirada de disgusto y sus labios húmedos.
El reclamo de Matías jamás deja sus labios porque se interrumpe gritando cuando el uruguayo golpea su pecho. Lo mantiene en su lugar, sus dedos aún en su cabello, y se acerca hasta que entre sus rostros sólo hay pocos centímetros de distancia. Cuando habla su voz suena mucho más grave y peligrosa.
-A vos no te va a gustar que te haga lo mismo, ¿o sí?- pregunta. Cuando Matías intenta empujarlo vuelve a tirar de su cabello con la suficiente fuerza para aturdirlo-. Siempre lo mismo con vos pendejo.
La escena te resulta extraña y por un momento sentís angustia ante la expresión de dolor en el rostro de Matías, pero también te recorre la curiosidad cuando notás la facilidad con la que Enzo manipula su cuerpo. Conduce al menor nuevamente hacia tus pliegues, brillantes e irritados por la brutalidad de tu novio, y comienza a guiar sus movimientos.
Matías, para su propia confusión, obedece. Cuando sus labios entran en contacto con tu piel permite que Enzo lleve el ritmo y el ardor en su cuero cabelludo provoca que busque alivio frotando su erección contra el colchón. Sus gemidos y la estimulación constante te hacen temblar rápidamente.
Enzo deshace su agarre y golpea su cabeza casi sin fuerza. Cuando regresa a tu lado besa tu frente y toma tu mano con el mismo cariño de siempre, actuando como si lo ocurrido fuera sólo un producto de tu imaginación delirante.
-Enzo- gemís-. ¿Qué pasó...? No...
-No pasa nada, bebé, ya está- besa tu mejilla-. Vos tranquila.
-Pero...
-Mati se va a portar bien, ¿sabés? Hoy va a hacer todo lo que quieras- promete-. Y lo que yo quiera también.
Originalmente no tenía intención de hacer de este ask un drabble porque sabía que iba a escribir más sobre la historia y podía jugar con esa dinámica ahí, pero desde que lo recibí pienso siempre en este escenario :) Espero que estén de acuerdo conmigo cuando digo que Enzo puede hacer lo que quiera con Mati y Mati lo aceptaría porque... bueno, es Enzo y ��l lo adora.
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace @lastflowrr ♡
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shamira-namel · 3 years
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"AMOR LIBRE, LEYENDA SIUX"
Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribú y tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube alta la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos - empezó el joven.
- ¡Nos vamos a casar! - dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor - repitieron - ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo...- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé...es una tarea muy difícil y sacrificada.
- ¡No importa! - dijeron los dos - Lo que sea - ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo- Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena.
¿Comprendiste?...
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo - deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... ¡salgan ahora!
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.
El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas.
Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste...
- ¿Y ahora? - preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?...
- ¡No! -dijo el viejo-.
- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? - propuso la joven.
- ¡No! -repitió el viejo-. Harán lo que les digo:
Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero...
Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso.
Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
¡Este es el conjuro!
- ¡Jamás olviden lo que han visto!
Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro.
Si quieren que el amor entre ustedes perdure...
¡¡VUELEN JUNTOS PERO JAMÁS ATADOS!
(Tomados de la red)
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chorizobombonhelado · 3 years
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pampero badalone
más que offcorrs que emborracharse cerca de la cama
y me ves que queda un poco en fondo
y ya es mirando en una lengua que me es completamente oscura
y de triunfadorxs y comer a los cumplidos que se dejan
y otra vez quiero hacer de nene en las espaldas
de esos ojos
tu pecho en hambre de desesperado
en eso de la bicha entre los pies
del cactus que me atrajo asesina
al tajo y decisiones rectas
que habré perdido tantas de mejillas al portón de las franquicias
lo pesado siente sí que vivo patas para arriba
lo ganado bovino
los mejillones bien rosados
desde las 40 de temprano en toda la extensión de otra territorio
no hay que retirarse tan temprano
al mercado de pescados
y prolongar en la actitud el don de afrocaribeña
esos idiomas y esos cuidados
hace arena alta ver la puerta cerrada desde afuera
vos la menos canina de la fiesta
tiene la mordida al cielo
tira
tu velamen tempranero
que ni el infinito sala
de todo lo que dejás pendiente
me permanece tranza de dirección equivocada
cama de tiradores malos
lo que llagan y lo que llegan
y las que no
son y estaban y todes muy de cerca
bailando bajo la lluvia seca
la reina de los videogames
los calzaditos de nieves de unos pibes
que cogen y las lenguas bien lo dejan dividido
de piedra y cuero para que los materialicemos
en tantas vainas idealizadoras
con suerte termino al lado del sonido
por estar a la cornisa y en el techo
las todas que se van y vuelven(me) a trazar
de acá a la cumbia que le mandan saluditos
al olvido que después de ser más que con su tiempo
le fue a caer la noche más lluviosa
del calor que tengo de cagón y andar
cual veleta de anticiclón pampeano
o en la de guíarme a mi misme en la neblina
a un operativo especial de comando
pero que me habiendo socavado
las motivaciones tampachao
al punto que cuesta tratar de sortear el susurro del oído
el culto al ídolo son las contraseñas
de tener por querer una invisibilidad más profunda
como un desague
entonces ahora quedábamos de pie
dos que son mejores
para derribar totalmente paisaje alguno
no el plácido disecado que soy desde los nutrientes
a los inútiles escolares
para cara la internet
la del interrogatorio y pesadillas que son de años
esa fila que soy de cuerpos viejos y muñecas huecas
un culto
ni sondero pero
cuánto variarás tus outliers
cuchame cuchame
qué modelos de mamíferx creerías más
tenés los que con las calorías de un fideo te nadaron por el mar de los 90s
y para descansar todas las playas del mundo
les que fuman sin parar y se escabean
mismo nosotrxs en un binomio sexo - perreo evocando al churrasqueo
todo tirado por la parrilla
arrastrado por la braza en forma de bebote y nena de mortaja
las braguetas todo hacia el norte que las hacía ser dolor
que ahora careta me hago que lo sé mucho
pero en un estado entre dos mesas estaba a lado y lado
de día cuando elles ya dormían
me ví de amanecer drogado un muelle sin ningún mar
era trash y estaba corrompido por el agua
de igual manera quise volver a estar.
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Descubre al doctor Panno y su Clínica Capilar, una excelente web para buscar información sobre el injerto capilar en Marbella
Conseguir información sobre el injerto capilar en Marbella es super fácil, aquí te traemos la Clínica Capilar del doctor Panno
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Ha desarrollado una técnica original para aumentar la eficiencia del trasplante capilar. El Dr. Panno es un cirujano especializado en trasplantes capilares y en el trasplante de pelo, con amplia experiencia en varios países. Si estas buscando al mejor profesional del injerto capilar en Marbella, visítanos en: la Clínica Capilar del doctor Panno.
Responderemos a sus preguntas a fin de que pueda obtener un asesoramiento especialista sobre todas y cada una de las posibilidades que ofrece la cirugía capilar. En la Clínica capilar del Dr. Panno, ofrecemos técnicas de injerto capilar de vanguardia para devolver el aspecto natural al pelo.
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No dude en ponerse en contacto con nosotros el día de hoy mismo. La gama de tratamientos capilares que se ofrecen en las clínicas especializadas de actualmente es muy variado. En la clínica del Dr. Panno, ofrecemos una extensa gama de tratamientos capilares diferentes. Para esto, utilizamos los equipos y máquinas más modernos, así como las técnicas más innovadoras.
Alrededor del 50 por cien de los hombres padecen alguna forma de pérdida de cabello, llamada caída del cabello masculina, y buscan una solución en forma de trasplante capilar. Esto puede suceder en la adolescencia, a los veinte o bien a los treinta años, en verdad puede suceder a cualquier edad.
Si sufre de entradas, calvicie, adelgazamiento del cabello o pérdida repentina del mismo debido a una enfermedad, estrés o bien cualquier otra causa, puede tener un impacto significativo en su apariencia, conducir a una falta de confianza en sí y, por lo tanto, reducir su calidad de vida. La buena noticia es que es posible recuperar una melena sana y espesa para que pueda sentirse cómodo y volver a sentirse orgulloso de su aspecto.
La clínica capilar del doctor Panno en Marbella ofrece procedimientos de trasplante y también injerto capilar para la pérdida de cabello de patrón masculino que son mínimamente invasivos y requieren una recuperación mínima para conseguir resultados discretos y naturales. Es posible tratar una pluralidad de zonas como las cejas, la barba y las cicatrices quirúrgicas de trasplantes capilares precedentes. Su renovadora técnica consiste en trasplantar folículos pilosos sanos de parte de la cabeza o bien del cuerpo a la zona afectada.
Ventajas del injerto de cabello con el doctor Panno.
Pelo más lleno para un aspecto más natural y un mayor volumen. Todos los procedimientos se efectúan bajo anestesia local por el equipo de expertos del Dr. Panno. Tiempo de recuperación más corto en comparación con el procedimiento de supresión de tiras (donde se suprime una tira de piel). La técnica de extracción de unidades foliculares del Dr. Panno no requiere puntos de sutura.
Inflamación mínima y reducción del tiempo de inactividad (uno o dos días laborables y una semana sin deporte). Impacto mínimo en el cuero cabelludo. Oculta las cicatrices, las quemaduras y los indicios de trasplantes anteriores.
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Este método usa una combinación de procedimientos quirúrgicos y médicos, lo que da como resultado una mayor cantidad de pelo en un tiempo más corto. El doctor Panno, especialista en injertos capilares, ha desarrollado un procedimiento innovador de trasplante de pelo de altísima densidad, conveniente para tratar la pérdida de pelo o alopecia masculina grave.
El Dr. Panno emplea una serie de tratamientos capilares no invasivos, incluida la mesoterapia capilar, para fortalecer el cabello del paciente y acrecentar la tasa de crecimiento, el volumen y el brillo tanto del pelo trasplantado como del nativo. Tras un injerto capilar Tricomplete, va a tener revisiones mensuales gratis en las que podrá seleccionar entre los tratamientos de restauración acelerada que, combinados de forma adaptada, harán que su pelo tenga un tiempo de restauración mínimo. Se trata de un servicio adaptado a sus necesidades, que emplea una combinación de técnicas, como el trasplante capilar FUT y FUE, para restaurar un gran número de unidades foliculares y microinjertos de cabello en las zonas dañadas en un plazo de dos a 3 días.
En lugar de extraer los folículos pilosos del cuero capilar, este procedimiento del Trasplante capilar corporal (BHT) se hace cargo de trasplantar folículos pilosos extraídos del pecho, la espalda, los brazos, las piernas o bien incluso la cara. Los folículos se extraen esmeradamente y se preparan las zonas a trasplantar, siendo esta técnica ideal cuando no es posible utilizar folículos del cuero cabelludo. El Trasplante capilar corporal (BHT) suele emplearse para acrecentar la densidad de la barba, el bigote y las cejas y para cubrir cicatrices. El Trasplante capilar corporal (BHT) es un procedimiento de tratamiento capilar ambulatorio que puede efectuarse en un día con anestesia local.
El trasplante capilar es una ciencia que evoluciona continuamente. En la Clínica capilar del doctor Panno, usamos las técnicas más modernas de trasplante capilar para trasferir pelo a la zona de la cicatriz y cubrirla. Si no le gusta la cicatriz que suele cubrir su pelo, no dude en eliminarla.
Puede requerir un mayor número de sesiones y de cuidados a lo largo de la recuperación; sin embargo, conseguirás un cabello natural y sano como resultado. Se han hecho grandes avances que permiten trasplantar pelo en el tejido de la cicatriz para cubrirla. El empleo de esta clase de tratamiento estimula el desarrollo progresivo del pelo en el tejido cicatricial, aunque no con exactamente la misma densidad que en el tejido normal debido a la carencia de elasticidad y de riego sanguíneo de la piel.
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Family’s Enemy
Capítulo 3
7 de Septiembre 2019.
9 am
Mansión Malfoy
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Me desperté en una habitación de él y a lado mío estaba Draco Malfoy, un hombre desnudó guapísimo con quien había salido la noche anterior. Los dos después de salir del restaurante, nos dirigimos a la casa de él, dónde nos acostamos y dormimos juntos.
Yo me levanté de la cama, me dirigí al baño,quité el maquillaje que tenía en la cara, hice mis necesidades y salí del baño. Me puse mi ropa interior y la camisa del hombre que estaba durmiendo, para luego bajar a empezar a hacer el desayuno.
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Me levanté por el olor rico aroma que venía de la parte inferior de la mansión. Me puse mi bóxer y una camiseta del closet,baje las escaleras, esperando encontrarme con los elfos cocinando mi desayuno pero en vez estaba una sexy pelirroja haciendo de comer, yo me acerqué por atrás y la abracé.
-¿qué haces cocinando? Por algo hay elfos para que nos sirvan.-le mencioné. Ella apagó la hornilla y me vio.
-Estoy acostumbrada que me hagan las cosas con mis manos y no por elfos sirvientes.- besó mi mejilla, cogió los dos platos y los puso en el comedor. Yo fui detrás de ella, para darle uno en los labios.
-No hay problema- le di otro beso- solo es raro ver a alguien además de los elfos cocinando.
-Ósea nunca en tu vida has hecho por lo menos un sanduche-Yo negué con la cabeza.
-Siempre he tenido sirvientes. - senté en la cabecera de la Mesa y ella a lado mío.- y siempre cada uno se sienta en la cabecera de la mesa.- ella empezó a comer y yo la seguí.
-¿Para qué necesitan tan espaciosa  diferencia al momento de comer? Parece que necesitarían gritarse para pasarse la comida.-se rió y yo la seguí.-¿Cómo conversan así?
-Usualmente no conversamos, nos gusta comer en silencio.-metiendo un pedazo de comida.
-Scorpius no lo demuestra cuando come con nosotros.
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Estábamos conversando en la sala, abrazados mientras jugábamos con las manos del otro. Él me contaba sobre su trabajo y yo lo escuchaba atentamente. Era linda la conexión que teníamos pero lamentablemente era algo pasajero, no es que yo no quiera una relación con Draco, no quiero ilusionarme sobre algo que no ninguno ha aclaró que es exclusivo. Tal vez solo quiere sexo, pero es raro que no me haya despechado apenas terminamos de desayunar, literalmente casi me arrastro al sofá a conversar.
Después de tanta charla, mi bolso que estaba en el sillón, al frente nuestro, comenzó a sonar indicando varios mensajes.
Es tan hermosa e inteligente. Aun no puedo creer que ella y yo estemos saliendo, es algo imposible. No porque no crea que sea guapo, soy súper sexy. Quien diría que yo Draco Malfoy se empezaría a enamorar de una Weasley, que es 20 años menor.
Ella es tan diferente de quien usualmente he salido. Yo soy alguien recto mientras que ella más divertida y liberal. Me encanta hablar con ella, siempre es tan interesante y amable. Solo espero que no acabe.
...
Cada uno con un pensamiento diferente, uno que cree que ya son novios y el otro que solo están pasando el tiempo. Ninguno de los dos, siendo capaz de aclarar el estado de la relación, quien sabe tal vez en un futuro muy cercano llegara unas personas que traerán el drama.
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Yo me paré del mueble para coger mi bolso y sacar mi celular, que era un IPhone X, me puse a revisar el grupo de mis amigos.
...
Farreando hasta la Luna 🌑
Ava: 9am
-Chicos!!!!
Ava:
Es Sábado. Debemos salir plisss.
Layla:
No se si pueda. Debo hablé con mis papás.
Logan:
Ni que te fueras de viaje una semana, solo vamos a farrear.
Layla:
No tengo quien me lleve hasta el mundo Muggle además mis papás no le gusta que vayamos allá.
Ezra:
No seas aguada. Solo aparécete a las 9pm en el Callejón Diagon y yo te paso viendo.
Layla:
Déjame decirle a mis papás y te confirmó.
Maddie:
Yo si voy. A mi también pásame viendo al Callejón.
Ezra:
Pero no se demoren o las dejó.
Maddie: 10am
Ok
...
-¿Qué haces con esa cosa rectangular?-me preguntó Draco señalando mi celular.
-Es mi celular¿no sabes que es un celular? Es un teléfono más moderno?
- ¿Teléfono?¿qué es eso?
-Es una máquina Muggle que se usa para hablar con personas y en los celulares puedes mandar mensajes de WhatsApp.-dije mostrándole el celular.-si no tienes celular ¿Cómo te podrías comunicar conmigo?-mencione viéndolo.
-¿Dónde consigo uno?-me pregunto creo que preocupado.
-En el Mundo Muggle en las tiendas Apple. Si quieres te acompaño.-Él asintió feliz.
-Genial. Voy a bañarme y ahora vamos.
- Yo voy a mi casa a cambiarme de ropa y regreso. -Me dio un beso en los labios y subió las escaleras, yo me desaparecí a la Madriguera.
Estaba en la sala, podía oír a mi abuela que estaba en el patio. Rápida y silenciosamente subí las escaleras a mi habitación. Metí a bañar, en unos 20 minutos ya estaba lista, me vestí con una camiseta negra, falda de cuadritos balcón con negro,un bolso del mismo color de la camiseta y unos botines de tacón rojo. Sin olvidar mi labial Maple Red.
...
Cuando llegue a la casa de Draco, ya eran las 10h30 am y él ya estaba vestido con un traje negro, esperándome.
-Bellísima.-me dio un beso. Agarró mi cintura y aparecimos en el Callejón Diagon. Desde ahí comencé a dirigirnos a  la salida al Mundo Muggle, pedí un taxi hacia la tienda Apple. Los dos nos adentramos agarrados de las manos.
Él vio varios teléfonos pero quería el que yo tenía, le hice escoger un forro para protegerlo, era de color negro, el pagó las cosas y nos dirigimos a su casa.
Ahí le enseñé cómo usarlo y le escribí mi número para que me escriba por WhatsApp.
Después de todo, eran las 12 de la mañana. Mi celular sonó , Draco se sobresaltó un poco,antes de contestar le di beso para que se tranquilice.
Llamada de teléfono
Ava.
Oye loca. Si vienes en la noche, verdad?
Maddie
Obvio que voy. ¿A qué hora es?-Draco me hizo sentarme en sus piernas mientras el revisaba su celular.
Ava.
9pm empieza la barra libre.
Hay que ir temprano para emborracharnos y conseguirnos unos culitos.
Maddie
Si voy pero no quiero entrarle tanto.
Ava
No seas aguada. Hay que farrear. Aprovechar que es fin de semana.
Te toca llamar a Logan para preguntarle, si es que viene.
Maddie
Yo lo llamo ahorita.
Avisarle que venga con Plata.
Ese chucha nos deja calada con sus cosas.
Bye. Ahí nos vemos.
-Nos vemos loca. Vístete Sexy.
Fin de llamada.
-¿Vas a salir?-me preguntó Draco.
-Si, con mis amigos a una fiesta. ¿Por?
-Pensaba que podrías quedarte aquí conmigo.-besarme en los labios lentamente. Yo seguía en sus piernas así que era complicado virarme, así que me paré y me senté con horcajadas en sus piernas, luego comenzar un nuevo beso. Él me tenía sujetada de mi cintura mientras que yo tenía los brazos en su cuello, jalando su pelo. Bajó las manos a mi trasero y manoseando como si fuera suyo.
Iba a cambiar las cosas al sillón, cuando mi teléfono comenzó a soñar con el tono de llamada de Logan, que era la canción Bootylicious, se la puso el mismo. Yo contesté.
Llamada:
Maddie:
Hey Loguie ¿Qué pasa?
Logan:
¿Qué te vas a poner?
Maddie:
Un vestido rojo corto. El que compramos cuando fuimos a Paris.-
Logan:
Ohh el de te hace ver las piernas increíbles.
Maddie:
Exacto. Ese. Es bellísimo, debes verlo. Antes de ir a la fiesta, ven a mi casa para arreglarnos juntos y ahí te muestro la última ropa interior que me compré. Es de Seda, súper buena calidad.
Logan:
¿Enserio?
Tienes que ver la nueva paleta que me regalaron
Maddie:
Llévala a mi casa y ahí me la muestras. Tengo que colgar. Bye.
Logan:
Te amo, bae
Maddie:
Yo también, bae.
Fin de llamada.
Antes que pudiera ni siquiera pensar en continuar lo que hacíamos, Draco se paró del mueble y me dejó en el, confundida.
-¿Draco, qué pasa?¿no quieres que continuemos?
-No pasa nada, solo que la chica con la que me estaba besando, se puso hablar con otro sujeto de su ropa interior, de invitarlo a su casa, que le dices te amo y se dicen apodos.
-Si no veo problema.-dije parándome del sillón-Él es mi amigo, Logan. Por si no te pudiste dar cuenta, es súper gay. Por eso tengo la confianza de hablar de esas cosas con él. Además no tienes derecho en ponerte celoso, si ni siquiera hemos formalizado para que puedas hacerlo.- Omg, no puedo creerlo.- pensé yo. Yo cogí mis cosas y me dirigí a la chimenea
-Maddie. Yo...-estaba aún enfadado pero quería resolverlo.-No te vayas, no debí ponerme así-se acercó a mi rápidamente, me cogió del brazo, evitando mi huida.
-Hablamos otro día- soltándome de su brazo, entrando en la chimenea y apareciendo en mi casa con los polvos flu.
...
9pm
Entrada del Callejon Diagon
Estabamos Layla y yo esperando a que Erza pasará  por nosotras, en su automovil. Yo estaba vestida con un vestido rojo con un escote en v y unos monos en los hombros,llegaba unos centimetros mas abajo de mi trasero, tenia el pelo semi-recogido, unos tacones rojos, un maquillaje no tan cargado y mis labios de color rojo maple. Layla estaba usando un vestido dorado corto sin tiras, con unos tacones de tiras del mismo color, una chaqueta de cuero negro y un maquillaje un poco cargado.
Unos minutos después, llegó Erza en su carro, las dos nos subimos, lo saludamos y nos encaminamos hasta la fiesta. Apenas llegamos, nos encontramos con Ava bailando con Logan muy provocativamente en broma, ellos dos eran mejores amigos a muerte, practicamente se conocen desde hace años y lo mismo me pasa con Layla, nos conocemos desde que empezamos Hogwarts, las dos compartimos habitación durante toda nuestra estadia ,mientras que Ava y Logan estaban en Slytherin pero nos topabamos en diversas clases. Erza es unos dos años mayor que nosotras, Layla lo conoce desde hace años y yo lo conocí años después en una fiesta.
Todos empezamos a bailar, los chicos fueron a ver el trago, al mismo tiempo que conversabamos y nos reiamos. Erza llego con dos vasos de ron con cola, uno para él y el otro para mi, empezamos a bailar juntos muy pegaditos, él me cogia de la cintura y yo ponia mis manos en su hombro.
...
Ya para las 1am, Erza y yo nos estabamos manoseando en su carro, yo buscaba olvidarme de un rubio que rondaba por mi cabeza y él aprovechaba la oportunidad.
Lo único que supe, es que al día siguiente, desperté en la habitación de uno de mis mejores amigos y que en mi Instagram habian muchas fotos donde saliamos muy pegados.
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11fractal11 · 4 years
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* Hay local/tienda física? : por el momento no pues muy under para eso 
* Los productos son de cuero?: No utilizo cuero animal, el material que ocupo es en su mayoría cuerina sintética (si no es plástico o recicles entre otrxs) 
* Trabajas únicamente con stock disponible o también realizas pedidos personalizados?: hago ambas! ♥ pero no cuento con un catalogo actualizado en constancia de los diseños ya en stock, solo se pueden adquirir en ferias o cuando especifico en historias de instagram “tal modelo tengo ahora mismo en stock, tantas unidadesX disponibles”. Para los diseños personalizados, me mandas referencia de lo que deseas tener y yo te muestro la elección a tu disposición para elegir respecto a materialidad, color, tamaño, etc.
* Cómo me contacto para una compra?: únicamente vía DM en instagram, o por WSP aclarando nombre o usuario de ig. Detallando cuál es el producto/s que te interesa adquirir 
* Cuánto tiempo tardas en hacer mi pedido?: esto es muuy relativo. A veces puedo tardar 1 semana o a veces 1 mes, real. Esta tardanza varía según el pedido, los chokers conllevan menor tiempo de confección a comparación del que me demandan los arneses por ejemplo. Pero ademas de ese factor, el cuánto me demoro también varia según mi disponibilidad de materiales el cual es muy variado en relación a tamaños, colores, forma y calidad ( de tiras de cuerina, metales, hebillas, ganchos, cadenas, remaches, hojales, etc), y como no muevo plata a lo grande cual empresa que genera al por mayor, entonces me cuesta recaudar el dinero para ir a comprar los insumos necesarios. Esto es muy importante que lo recuerden ya que, mas allá de que me deposites tu seña, no puedo ir hasta el lugar que compro insumos solo por la materialidad que conlleva tu pedido porque vivo en bsas pero bastante lejos de capital, entonces cuando voy, debo ir con el dinero suficiente como para abastecerme por un buen rato. 
Por favor, te pido que consideres todo esto mencionado a la hora de hacer tu encargo, porque ademas de todo lo dicho, también tengo una vida más allá del trabajo y situaciones/emociones/salud mental/contextos X que por ahí hacen que no pueda dedicarle al 100% mi tiempo (como SI hago cuando estoy estabilizadx). Por lo tanto, no tomo pedidos que me EXIGAN/requieran tiempo de entrega menor a una semana, a no ser que me giren una muy buena propina que lo amerite jiji 
* Cómo cuido mis accesorios?: los podes mantener en bolsitas individuales separados unos de otros para que no se rayen al contacto de diferentes metales o se manchen porque pueden ensuciarse fácilmente con el polvillo si los dejas fuera. Para evitar que se gasten antes de tiempo (ya que debido a su resistencia en si, todos los accs tienen muuuucho tiempo de vida y uso! ♥) recomiendo limpiarlos antes/dsps de cada uso con un algodón o tela SEMI húmedo (o sea casi que no, muy poco) con alcohol si así lo deseas. Con el tema de las púas metálicas XL recomiendo revisarlas y ajustarlas a cada una antes y despues de cada uso, ya que son con una base de tornillo a rosca y NO están remachadas de manera permanente como sí lo son las púas pequeñas. Con respecto a las púas plásticas, recomiendo mantenerlas con sumo cuidado ya que las puntas son muy puntiagudas y frágiles (esto me excede a mi, no es que yo las elijo de mala calidad, sino que se debe a la materialidad de las impresiones 3d en general). 
SI TENES ALGUNA OTRA PREGUNTA NO DUDES EN CONSULTARME! ♥
GRACIAS
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raynecrimson · 5 years
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Parte III "Mensaje"
Entra en la habitación, hay algunos libros y una planta en una esquina; la ventana americana refuerza el cliché de consultorio de psicólogo tirado a menos, como a quien el paso de los años no ayudo mucho a salir a flote. Una mujer de unos sesenta y tantos está sentada en un sillonsito clásico verde oscuro con detalles en la madera.
Psic: - Liam, como estas?
Liam: - Hola, buen día, normal, ¿usted?
P: - Normal, no me parece que me estés siendo sincero. Sabes que acá estas solo por tu voluntad, si no queres, tranquilamente podés irte.
Era una de esas profesionales de pocas vueltas. Tal vez eso fuera lo que la había llevado a trabajar en aquel lúgubre espacio medio olvidado. Pero a él le había resultado.
P: - Sin embargo, no creo que Annabel valore mucho esa actitud.
L: - Ella no posee más interés que el que posee usted, es ya un hecho meramente profesional diría, un tecnicismo…
P: - Vaya modo de hablar de los sentimientos de quien te ama! Supongo que si hay algo que hablar al fin de cuentas.
L: - No creo que sea así. Tal vez no fue la mejor decisión venir.
P: - Humm. Sera hasta que vos lo decidas entonces, realmente lo lamento.
Mientras ella hablaba Liam ya había posado su mano en el picaporte, y con la puerta entre abierta y sin voltear, replico:
L: - No, no lo lamenta. Pero no es algo de lo que deba preocuparse.
La mente de quien se encuentra agotado o perseguido por algo se puede volver muy confusa, errática, su mente estaba así. La realidad es que tenia mucho que decir y no sabia como, como expresar ese sentimiento que le provocaba tanto dolor; solo una cosa estaba constante, un termino: soy nadie. En torno a esto el había conjeturado en cada una de las situaciones diarias diferentes motivos con los cuales justificaba que la gente le hable, encare una amistad o alguna clase de trato con el, incluso lo mismo para Ann.
L: - Ya está, ¿Cuál es tu pregunta?
Rusalka: - Porque no le dijiste?
L: - No tiene sentido, no es algo que me moleste en realidad. Simplemente me adapto, aprendo y bueno, llegado el caso soy duro, puedo rehacerme.
R: - Y así es como vas aceptando que se te use y descarte y cuando encontras alguien que realmente te valora no lo notas. ¿En serio no lo notas? Creí que aprenderías después de lo que paso. Esas palabras no pudiste evitarlas, por más “duro” que digas ser esa herida aún se mantiene abierta. ¿Porque te cuesta tanto sentir que sos algo?
L: - Ya discutimos esto.
R: - Aham, sin embargo, la perdiste por no ser capaz de ver más allá de lo que crees que es la verdad.
L: - Si me pudieras probar vos o cualquier otro que es verdad tal vez lo creería.
R: - Ella te lo hizo dudar, es más, ese día lo creíste. No querías ser mas solo porque si, te creíste suficiente, por primera vez en mucho tiempo, sos demasiado orgulloso a veces.
L: - Sí. Pero lo hecho hecho estaba.
R: - Y en vez de darle la opción de elegir fingiste. “Tome una decisión”
La calle estaba bastante desierta, la noche empezaba a caer y un frio viento corría estrepitoso entre las ramas de los árboles. Él iba con una campera de cuero, marrón y gastada, de la cual tomo su celular y lo reviso. Abrió los mensajes y busco su conversación, habían pasado ya unos meses, y comenzó a tipiar “Hola, ¿cómo estás?”.
De repente una mano agarra su cuello desde atrás, las uñas se hincan en su garganta y es arrastrado unos pasos hacia atrás de manera abrupta, haciéndole soltar el celular que en cuanto toco el piso fue aplastado por un camión que pasaba a gran velocidad.
Como si nada hubiera pasado reclino su cabeza para poder ver el brazo de quien lo sostenía, el rostro serio de la criatura convertida en una bien lograda imagen humana lo acusaba con desagrado. Soltándolo con enojo, como quien se despega de una cinta pegada en la mano, refunfuño y continuaron caminando. Si ella no lo hubiera detenido hubiera sido atropellado, pero por que motivo lo había evitado escapaba su pensamiento, tal vez ninguno de los dos tenia la certeza.
Son las siete y media de la tarde, el celular esta apoyado sobre la barra, olvidado. Hasta que el tono de mensaje suena. Desprevenida lo agarra, desbloquea y revisa las notificaciones, nada muy importante: amigos, trabajo, algún amante... Y el mensaje de el. Empalidece, tira el celular sobre la mesa, resopla y sigue con su charla o al menos eso intenta.
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