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O grupo de estudos online sobre Terapias da Diferença pretende oferecer uma introdução sobre algumas propostas terapêuticas que reconhecem e valorizam a diferença enquanto uma característica positiva e saudável. Todos os encontros acontecem online, de acordo com as datas e horários abaixo, em cada encontro é utilizado um texto de referência. Os encontros são gravados, a gravação fica disponibilizada para quem não puder participar no dia e horário agendado. Datas e temas: 10/Abr: Terapia existencial 24/Abr: Filosofia clínica 15/Mai: Somaterapia 29/Mai: Esquizoanálise Horário: 15 às 16h30. (fuso horário de Brasília) Valor: R$ 60 / mês. (corresponde a dois encontros)
Mais informações / inscrições em: https://www.ex-isto.com/2021/03/terapias-da-diferenca-grupo-de-estudos.html
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Memória, Psicologia e Práticas de Liberdade com Cecília Coimbra
Segundo Cecília, Félix Guatarri dizia que, hoje, uma das coisas mais Importantes no sentido de dominar o outro, povos, populações - mais importante do que fazer uma guerra - é produzir subjetividades, produzir modos de viver e existir. Para dominar o outro é preciso controlá-lo. É Gilles Deleuze fala: nós vivemos na sociedade do controle, tudo é super controlado. Então, Guatarri vai dizer o seguinte: hoje, na sociedade contemporânea, talvez um dos dispositivos mais importantes de se produzir modos de viver, subjetividades, sejam os meios de comunicação de massa. Eles produzem modos de viver, de estar, de sentir, modos de existir no mundo. Os meios de comunicação de massa emergem, no capitalismo, como um braço defensor das subjetividades capitalísticas. Obviamente, não há nada de democrático nisso.
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Soma es un proceso terapéutico-pedagógico, que establece una relación permanente entre el comportamiento individual y la forma como nos relacionamos en la sociedad. Ella surgió de la unión singular de teorías y prácticas contemporáneas en algunos campos del saber, en la psicología, sociología, política y la filosofía. Su epistemología y metodología transdisciplinar le conceden un carácter original y en constante evolución y desarrollo. Posicionándose como una terapia libertaria, Soma entiende el comportamiento humano desde del cotidiano de las personas y sus interacciones sociales. Son los juegos de poder, presentes en las micro-relaciones cotidianas que producen el origen del autoritarismo social, donde los valores capitalistas como la propiedad, la competición, el lucro y la exploración ya no deben ser tratados solamente como cuestiones de mercado e ideología. Se torna innegable la influencia de estos valores sobre áreas vitales de las relaciones humanas. Para Soma, por lo tanto, la política empieza en el diario, en lo que llamamos una política del día a día, y está directamente implicada en nuestro funcionamiento emocional. Solamente la racionalidad es insuficiente para comprender la inmensa teja de controles impuestos socialmente y su impacto sobre la individualidad. Este es el gran paradojo: cómo escapar de las relaciones de poder con los sentimientos y todas sus extensiones emocionales contaminadas por algo que huye del campo de las ideas, del pensamiento. El hecho de que se crea en una visión de mundo, no basta para tener un comportamiento libertario en el amor, en la familia, en las relaciones afectivas. Infelizmente, parece más fácil intentar ser libre afuera de casa, lejos de la privacidad y exilado del cuerpo. Fueron estos cuestionamientos que llevaron a la creación de Soma – una terapia anarquista, al principio de los años 1970. Roberto Freire, militante clandestino luchando en contra la dictadura militar, no encontraba en la Psicología tradicional ni en la Psicoanálisis – metodología en que se graduó y después dejó por divergencias ideológicas – herramientas necesarias para ayudar a tratar de los conflictos emocionales y psicológicos de sus compañeros de lucha. Se hizo necesario, entonces, buscar las investigaciones de un científico renegado por el medio académico, el disidente más radical de la Psicoanálisis: Wilhelm Reich. Desde entonces, creó una técnica terapéutica corporal, en grupo y que está directamente implicada en la forma de cada uno vivir en sociedad. En los laboratorios sociales que representan los grupos de Soma, buscamos percibir nuestras prácticas de poder engendradas en nuestro comportamiento, como afectamos y somos afectados por otros. Al mismo tiempo, la dinámica de grupo autogestionaria nos auxilia en la construcción de un proceso terapéutico que no está separado de la forma de vivir ética y políticamente. De esa forma, la terapia de grupo crea un espacio de entendimiento sobre sí mismo, donde el otro es una especie de espejo social, reflejando nuestra forma de actuar y comportarse. ¿Los objetivos de Soma están ligados a cuestiones cómo construir una subjetividad libertaria? ¿Qué ética es posible para pensar la autonomía? Cómo establecer las bases de una sociabilidad apoyada en la defensa de las diferencias individuales? Y ¿Cómo ubicar el cuerpo en el centro de la intersubjetividad? Metodología Soma tiene un tiempo determinado de duración (cerca de un año y medio), para evitar la dependencia terapéutica/cliente y es realizada en sesiones de tres horas cada (son cuatro por mes). Cada sesión es compuesta de ejercicios corporales, dinámicas de grupo autogestionarias y estudio crítico de nuestro comportamiento. Una sesión comienza con la práctica de ejercicios corporales, que actúan sobre diferentes áreas del comportamiento, como la agresividad, la creatividad, la comunicación, la sensorialidad etc. Son juegos, elementos retirados de danzas etc, que tienen tanto una función bioenergética, como la capacidad de despertar cuestiones y entendimientos sobre nuestra forma de actuar en el día a día. Tras esta etapa, el grupo realiza la lectura del ejercicio , buscando verbalizar las sensaciones y percepciones producidas en la fase anterior, intentando articular tales impresiones con el cotidiano. La lectura puede ser tanto sobre sí mismo, como también sobre algún compañero de grupo. En esta etapa, el participante de Soma comienza a producir su autonomía terapéutica, desarrollando una mirada y una comprensión más grande, a partir del cuerpo, sobre las actitudes y comportamientos en el cotidiano. Por fin, hay el cierre de la sesión, donde el terapeuta busca sintetizar los principales elementos apuntados por el grupo dentro de la visión libertaria de Soma. Son cuatro sesiones por mes, distribuidas en fechas y horarios acordados colectivamente. A lo largo del proceso, son realizadas hasta tres jornadas de campo: viajes a regiones donde la naturaleza esté preservada (Visconde de Mauá – RJ, por ejemplo). EN estas jornadas, trabajamos en contacto directo con la naturaleza, como en subida de ríos, caminadas y tracking. Este es un importante momento para la dinámica del grupo, pues evaluamos la autogestión del proceso. Al fin del grupo, cuando se agota la batería de más de cuarenta ejercicios, se concluye el proceso terapéutico de cada miembro con la silla-caliente (cadeira quente). En esta etapa, cada sesión de tres horas es dedicada a un miembro del grupo como de organizar su material vivido durante el proceso del grupo. Este período es el más importante de Soma, donde atingimos el máximo de la comprensión autogestionaria del proceso terapéutico. Todos hacen la silla caliente, incluso el terapeuta. Soma se concentra, de esa forma, en la construcción de espacios de libertad, en busca de la autonomía y en la producción autogestionaria vividas en el presente. Las influencias teóricas y el momento político vivido en Brasil durante de creación de Soma, encontraron una convergencia común en la elaboración de una terapia con objetivos libertarios. Breve histórico El nacimiento de Soma aconteció en un crítico escenario de la historia reciente de Brasil, el en período del régimen militar, instaurado en Brasil en 1964. Los jóvenes que luchaban contra la dictadura no disponían de un método terapéutico en que pudieran confiar, políticamente, en el atendimiento de los desequilibrios emocionales y psicológicos provocados en sus vidas por el rechazo y la represión autoritarios de las familias burguesas, ligadas a la represión de los militares y políticos fascistas. El miedo de la denuncia era tan presente que padres entregaban a sus hijos, amigos y novios hacían lo mismo con sus compañeros. Era necesario crear un soporte terapéutico con objetivos políticos explícitamente libertarios, capaz de atender a esta realidad vivida en este período. Y así, surgió Soma, fruto de estas experiencias de Roberto Freire en teatro, en la acción política contra la dictadura militar y en el encuentro con las obras de Wilhelm Reich, de la Gestalt-terapia y de la Antipsiquiatria, todo eso mezclado con una visión anarquista de mundo. Soma nació de una investigación sobre el desbloqueo de la creatividad, realizada en el Centro de Estudos Macunaíma, en San Pablo, Brasil. A través de ejercicios teatrales, juegos lúdicos y de sensibilización, Roberto Freire y un equipo de colaboradores (Mirian Muniz, Silvio Zylber e Flávio Império) fueron creando una serie de vivencias que posibilitaban una rica descubierta sobre el comportamiento, sus infinitas y singulares diferencias. Percibir cómo el cuerpo reacciona delante de situaciones comunes en el cotidiano de las relaciones humanas, permite la construcción de aquello que caracteriza las personas en su singularidad para crear una sociabilidad nueva, donde la masificación ceda espacio a la diferencia. Aún ante una sociedad dicha democrática, tras la “apertura política” con el fin de la dictadura militar en Brasil, vivimos en un mundo cada vez más marcado por los sutiles mecanismos de control. Si en el pasado la presencia del autoritarismo era explícita, hoy el poder navega por capas menos obvias de captura de las singularidades, tornándose más complejo y perverso. Las corrientes teóricas en que nos basamos están directamente ligadas a estos análisis sociales y políticas en la actualidad y adoptadas por nosotros con el propósito de crear resistencias contra las prácticas de poder que intentan aniquilar lo que hay de singular en cada uno.
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O cão sem dono torna-se dono de si mesmo
Fevereiro de 2018.
Como Bernardo Pellegrini, músico e jornalista, luta para diversificar e perpetuar a cultura de Londrina
Sob o sol de verão, em uma casa de madeira no Jardim Monte Carlo, em Londrina, Bernardo Pellegrini e Felipe Melhado decidem quais músicas Pellegrini apresentará dali a dois dias no show de lançamento de seu site. Melhado, que é jornalista, pesquisou e organizou mais de quatro décadas da trajetória do músico, que também é jornalista e lança, em 2018, o projeto “Ber na Web”, que inclui, além do site, o lançamento do disco “Outros Planos”, uma fanpage no Facebook e o clipe da música “Frágil”, que faz parte do álbum.
A casa é aconchegante: o pé direito altíssimo dá a impressão de que o imóvel é imenso; o cheiro da natureza invade a casa toda, aberta, de janelas e portas enormes; o piso preto-e-branco da cozinha remete às casas de vó. Na parede, um quadro estampa os dizeres “eleições diretas”. CDs e livros tomam conta do chão, das mesas, cadeiras e armários. Uma guitarra descansa num banco de madeira. O pequeno Antônio, caçula de Pellegrini, assiste ao filme “O Rei Leão” enquanto o pai recebe as visitas. Todos sentem-se acolhidos. É hora de começar os trabalhos.
O intuito do encontro daquela tarde de domingo, cuja trilha sonora ficou por conta das galinhas, cachorros e pássaros, era escolher duas músicas – ou mais, a depender do significado das canções para o compositor – de cada um dos álbuns lançados autonomamente por Pellegrini ao longo destes quarenta anos.
“Vamos começar por ‘Mina D’Água, então”, diz Melhado, referindo-se ao primeiro show (e não álbum) montado por Pellegrini, em 1976, com o Grupo Rinha, formado também por José Claudio Rodrigues, Regina Estela Fonseca, Edson Roberto Valente e Graciema da Graça. O show apresentou composições de nomes como Itamar Assumpção, Jards Macalé e Sérgio Sampaio, além, é claro, do próprio Pellegrini. “Cantávamos os caras daqui, mas também estávamos conectados com a vanguarda paulista. Quando você trabalha com formas prontas de culturas prontas, é fácil fazer música, mas, quando você associa informações diversas e dá linearidade, lógica, o trabalho é muito mais longo e complicado”, avalia o músico. Segundo ele, o Brasil da década de 70 era “progressista, consensual, contra a ditadura. Tive o privilégio de viver nesse país”. Estas condições influenciaram as criações de “Mina D’Água”, cujos ritmos, de acordo com uma crítica publicada no jornal Panorama, “são bastante variados, com acalantos, sambas, baladas, jazz, rock e, inclusive, pesquisa”.
Escolhidas as canções, é hora de falar de “Humano Demais”, primeiro disco de Pellegrini, gravado em Londrina em 1990. Nesta época, o músico já havia passado uma temporada em São Paulo, conhecido e se aproximado do psiquiatra Roberto Freire, “um grande amigo”, trabalhado em veículos tais quais a Folha de S. Paulo, O Globo, Estadão e tantos outros. As influências mudaram: além de se relacionar com a turma da revista Realidade, que revolucionou o jornalismo tradicional e difundiu elementos pouco vistos na apresentação de uma narrativa, as vivências no Lira Paulistana, teatro e centro cultural da capital paulista, colaboraram para moldar um disco musicalmente mais maduro. Em 1988, Pellegrini lança, ao lado de Maria Angélica Abramo, o livro “Almanaque do Amor”, resultado das experiências que os autores tiveram com a somaterapia, processo terapêutico-pedagógico criado por Freire e baseado no anarquismo e na teoria de Wilhelm Reich, seguidor dissidente de Sigmund Freud.
Neste contexto de mudanças e amadurecimento, “Humano Demais” é marcado por experimentações sonoras que, para Pellegrini, são muito bem representadas pelas faixas “Lírio Branco”, versão em valsa para uma canção de Laurie Anderson, e “Tropeçando em Corpos Nus”, composição em parceria com Nelson Capucho. Estas foram as escolhidas para o repertório do lançamento do site, no qual é possível encontrar a discografia completa de Pellegrini, incluindo as letras das músicas.
Em 1994, surge O Bando do Cão sem Dono, nome inspirado por uma frase do filósofo grego Diógenes, o cínico (“Lambo aos que dão, ladro aos que não dão e mordo os maus”), em meio a uma fase na qual Pellegrini transita entre São Paulo e Londrina. Este é um marco na trajetória do músico: mais que uma banda, os integrantes do Bando compartilham não apenas os gostos musicais, mas as mesmas orientações políticas e o mesmo modo de vida, já que muitos deles moram juntos. Ao lado de Maria Angélica, Celmo Reis, Alessandro Laroca, Marco Scolari e Eduardo Batistella, entre muitos outros – o Bando chegou a agregar 34 músicos –, Pellegrini lançou, além da fita K7 “Iluminações”, o álbum “Dinamite Pura”, que contou com a colaboração de mais de 40 artistas. “Nós estávamos em busca da autossuficiência, da autonomia. Nos organizávamos não pelo poder, mas pelo trabalho. A ideia era não ter padrão”, explica o jornalista. “Eu não queria ir para São Paulo, brigar por uma gravadora e seguir a lógica de mercado. Eu precisava explicar o que sentia através da minha música.” Em setembro de 1994, o periódico Correio Popular, de Campinas, publicou uma matéria intitulada “A invasão dos anarquistas”, na qual descreve a obra do Bando como material de divulgação do “pensamento libertário”.
“Dinamite Pura” é influenciado pela linguagem leminskiana – “[Paulo] Leminski sempre foi pop” –, e as melodias têm pitadas de jazz, blues e rock. “Os caras queriam ouvir a música que eles tinham escutado no cinema”, alega Pellegrini. “Aquele violão da bossa nova, nessa época, me enchia o saco. Eu queria saber como imitar o som da guitarra no violão. Queria dar às pessoas o prazer sensorial da música, expresso pela mocinha chorando ao som do violino no cinema.” O álbum lança hits do repertório do músico, como “Dei um beijo na boca do medo”, “Essa Mulher”, regravada por Simone Mazzer e Elza Soares, “Olha” e “Game”, poema sonoro com participação de Roberto Freire.
Em 1996, o Bando é contratado pela Prefeitura de São Paulo para realizar uma série de apresentações pelas ruas da cidade, que dão origem ao projeto “Arte nas Ruas”. Para chamar a atenção do público, Pellegrini e os demais integrantes do Bando lançavam mão de performances artísticas que misturavam teatro e dança. “As pessoas não iam parar para ver algo que não conheciam”, ele diz. Vídeos com as apresentações também estão disponíveis no site do músico. Foram mais de 30 shows em menos de um ano e, ainda em 1996, Pellegrini ganha o 3º Concurso e Mostra de Música Criativa, parte do 14º Festival de Música de Londrina, por “Game”.
A trajetória do artista continua com o lançamento do disco “Quero seu Endereço”, em 1998, agora sem o Bando. “Ficou insustentável. Ninguém contrata um show com sete, oito pessoas. Mas matei a vontade que eu tinha e vivi uma dinâmica de clareza, transparência e convívio”, afirma. “Quero seu Endereço” é marcado por duas faixas principais: “Noite de longos punhais (Saudade do Paraná)” e “Gilete”. Ao compor a primeira, em parceria com Olegário Mazzer, Pellegrini tinha em mente “o colapso dos anos 70”, marcados pela Geada Negra no Norte Pioneiro do estado. “Foi uma transição, um sofrimento, um mal-estar. A noite dos longos punhais, [Adolf] Hitler, a sensação da metrópole como um gueto, um depósito. O Brasil rural tinha sido destruído”, lembra. “Gilete”, por sua vez, foi escrita ao lado de Mário Bortolotto, e é, sem sombra de dúvida, um dos hits lançados por Pellegrini. O álbum, que é mais uma amostra da influência do blues e do jazz na arte do músico, foi descrito pelo crítico musical Luís Antônio Gironi, à época do lançamento, como “um dos mais criativos do momento”.
Em 1999, Pellegrini e amigos do Bando reencontram-se para organizar o Cabarezinho, evento que reuniu artistas em quatro dias de música, literatura, exposições de artes plásticas, fotografia, cinema e oficinas de gastronomia. O Cabarezinho foi uma homenagem aos tradicionais cabarés londrinenses da década de 50. À Folha de Londrina, em 15 de dezembro de 1999, Pellegrini afirmou que o evento foi “uma coisa fantástica, de mobilizar artistas latentes da cidade, de dar novas possibilidades a eles. A resposta do público foi maravilhosa.’’
O novo milênio chega e, com ele, surge o Big Bando, uma parceria entre Pellegrini e o maestro Vitor Gorni. Com o Big Bando, o músico revisita algumas canções dos álbuns anteriores, e surpreende com as inéditas “Nonsense”, escrita com Nelson Capucho, e “Açucena”, em parceria com Ademir Assunção. O álbum jamais foi lançado, e as canções disponíveis no site do músico foram registradas em um show ao vivo, que reuniu inúmeros convidados em uma formação de uma verdadeira big band.
Chega 2010, por fim. Depois de um hiato de dez anos, nos quais Pellegrini dedicou-se ao jornalismo e à política, o músico apresenta “É isso que vai acontecer”, com um “som menos ruidoso, com arranjos sofisticados e novas investigações estéticas”, nas palavras de Melhado. No álbum, o músico é acompanhado por artistas de peso, e mostra majoritariamente letras poéticas convertidas em baladas suaves. No mesmo ano, Pellegrini e uma formação enxuta do Bando do Cão sem Dono levam o repertório do disco à estrada com o show “Anotações para um novo romance”, com mais algumas faixas inéditas.
Nos próximos oito anos que se seguem, o músico dedica-se quase que exclusivamente a este ofício, com umas pausas para frilas em jornalismo aqui e acolá. Ele produz o álbum “Sensacional!”, do jornalista Myltainho, lançado postumamente em 2014. A regravação de “Essa mulher”, do álbum “Dinamite Pura”, nas vozes de Elza Soares e Simone Mazzer, chamam a atenção do público para as composições de Pellegrini, que passa a fazer pequenos shows em Londrina. O novo trabalho, “Outros Planos”, tem previsão de lançamento para o fim de março, em São Paulo.
“Então fechou, Ber”, diz Melhado. As músicas foram escolhidas e a expectativa diante do show de lançamento do site é grande: Pellegrini convidou, além de familiares e amigos próximos, muitos colegas da imprensa. Ele quer, mais uma vez, se jogar de cabeça – e de vez – na música, e sabe que a ajuda dos jornalistas é muito bem-vinda.
ALÉM DO SOM
A trajetória de Bernardo Pellegrini não se resume aos palcos e estúdios – ele mesmo não consegue precisar se dedicou-se primeiro à música ou ao jornalismo. “Aprendi a tocar violão antes de começar a escrever, mas, aos 10 anos, minha mãe me disse que eu ganharia uma máquina de escrever se fizesse curso de datilografia. Fiz e ganhei uma Olivetti Studio aos 12 anos, quando morava em Apucarana. Ao mesmo tempo, todos em casa já participavam de festivais de música, meu primo [Domingos Pellegrini, escritor] ganhava prêmios… a renovação do Brasil pela juventude era um apelo muito grande”, conta. O cenário encantava o jornalista, cuja vontade de participar das mudanças da época crescia exponencialmente. “As famílias de Londrina estavam abertas à mudança. Em São Paulo era o contrário: lá, a mudança era o problema. Eu queria lutar pelas diferenças.”
O pequeno Bernardo acompanhava os ensaios dos familiares músicos já em 1969, aos 11 anos, na sede da União dos Estudantes Secundaristas de Londrina (ULES). Ao mesmo tempo em que arriscava uns acordes no violão, o interesse pela escrita fazia-o pensar no jornalismo com carinho. Aos 12 anos, o menino montou, ao lado do colega Marcelo Holanda, um jornal estudantil no Colégio Estadual Vicente Rijo. Aos 14, entrou, sob a batuta do grandessíssimo Délio Cesar, para a equipe da TV Tibagi, uma das mais tradicionais emissoras de televisão do Paraná. “Não tinha jornalista em Londrina”, declara Pellegrini, “e o Délio se propôs a formar uma turma de novos profissionais. Os jovens da TV Tibagi e da TV Coroados queriam fazer um jornalismo mais ‘pra frente’ que a Folha de Londrina, muito ligada aos ruralistas e a seus valores horríveis”.
Nos anos 70, no entanto, o jornalista passou a integrar o time da Folha. “Fui para mudar o jornal. Era menino e queria trabalhar. A Folha tem essa coisa da diretoria, mas também tem um DNA de jornalismo que é muito forte e sempre foi. Eles investiam em reportagem”, afirma. Ao longo dos anos, Pellegrini travou uma dinâmica de vai-e-vem com o jornal, do qual saiu e para o qual voltou cerca de seis vezes. As pausas foram, em sua maioria, para dedicar-se à música. Enquanto esteve no periódico, o jornalista fundou o Caderno 2 (hoje Folha 2), espaço dedicado às notícias da cultura da cidade.
No jornalismo, a trajetória de Pellegrini – “carreira é coisa de advogado”, diz – foi marcada pelas passagens nos grandes veículos de São Paulo, pelo trabalho como editor do jornal da Cooperativa dos Jornalistas, pela experiência na redação do jornal Panorama e pelo jornalismo independente, que o acompanhou durante anos na cobertura do Festival Internacional de Londrina (FILO). “Conheci, como jornalista, a potência da cultura. No FILO, através do jornalismo independente, vi que é possível organizar um grupo sem que ninguém ganhe nada, e fazer tudo isso em prol da cultura da cidade”, declara.
Cultura é a palavra chave da vida de Pellegrini, não apenas por englobar jornalismo e música, mas por ser a mola propulsora das transformações que ele se propôs a realizar. “Cultura é cultivo. É produto do que se cria. Como diz Humberto Maturana: é a conversação, a capacidade de conversar, de dialogar, de criar mundos”, define. Em 2000, o jornalista encabeçou a campanha de Nedson Micheleti, candidato a prefeito. À época, Pellegrini já havia trabalhado com política nas campanhas de Nitis Jacon à reitoria da Universidade Estadual de Londrina (UEL), em 1990, e na de Luiz Eduardo Cheida, candidato à prefeitura de Londrina em 1992. “O Nedson me chamou porque o Cheida ganhou uma eleição na qual ele tinha, no começo, apenas 2% das intenções de voto. Quando o Nedson ganhou, ele me convidou para ser Secretário de Cultura e eu aceitei. Fizemos um planejamento de oito anos de trabalho e eu, como secretário, queria transformar a cultura em política pública”, conta.
Esta ideia esteve sempre presente nas intenções de Pellegrini, tanto dentro do sistema político quanto fora dele. Para o jornalista, “a cultura é a ferramenta básica para uma pessoa entrar em contato com as emoções, com a subjetividade. Somos 90% emoção, e as emoções são desqualificadas. Em uma sociedade que avalia as pessoas pelo que elas produzem, quem se emociona não é considerado sério”. Em 2000, quando assumiu a secretaria, Pellegrini deparou-se com “um modelo neoliberal que trabalhava com renúncia fiscal”, no qual o governo abre mão de parte dos impostos cobrados da iniciativa privada para que ela invista em projetos culturais. “Mas os caras não estavam interessados em investir em campanhas que valorizavam o pedestre, o negro, a mulher. Eles redirecionavam todo o dinheiro para que houvesse retorno mercadológico”, explica. “Isso de renúncia fiscal me incomodava, então apresentei um modelo no qual havia um fundo, as pessoas apresentavam um projeto e os projetos aprovados ganhavam dinheiro deste fundo. É o Promic [Programa Municipal de Incentivo à Cultura].” À época, o projeto não tinha o nome que leva hoje, e foi institucionalizado como Lei Municipal de Incentivo à Cultura. “Pedi que fossem a Belo Horizonte e Porto Alegre, as duas únicas cidades que trabalhavam daquela forma, para termos uma ideia de como prosseguir. Cultura se resumia ao 7 de setembro, às festividades cívicas… uma coisa besta. A partir daquele momento, passamos a avaliar a dimensão da cultura através do que ela tinha de potência transformadora. Antes disso, o capitalismo havia chegado num grau predatório que fazia mal aos próprios capitalistas. A lógica neoliberalista havia entrado em colapso”, avalia.
Transformar a cultura em política pública, no entanto, não foi fácil. Pellegrini conta que, “além da lei, montamos um fórum no qual cada setor cultural tinha um representante e os representantes formavam um conselho que discutia, de dois em dois anos, os desdobramentos da política. Muitos questionavam o fundo porque pedíamos que explicassem como os projetos inscritos contribuiriam para a cidade. Achavam que essa contrapartida do artista era uma forma de cercear o trabalho. Não é assim – o artista pode fazer o que quiser, mas não é obrigação do estado bancar o trabalho de ninguém. Se eu quero fazer um disco, isto é problema meu, e não da prefeitura. Desde que o mundo é mundo os artistas de verdade lidam com estas questões desta maneira. O que a prefeitura tem que fazer é oferecer as obras à cidade. A secretaria trabalha para os artistas para que eles trabalhem para a cidade. A política pública é para o público, não para o artista. Mas é claro que eles se beneficiam disso”.
Outro importante feito durante os quatro anos em que Pellegrini permaneceu à frente da Secretaria de Cultura foi a criação do Rede Cidadania, cujo intuito era universalizar o acesso da população à cultura de Londrina através de oficinas e processos formativos. O jornalista explica que o programa surgiu de uma vontade de “levar às pessoas tudo o que eu tinha vivido quando organizava o FILO com a Nitis. Comecei em 1974 e foi lá que fiz minha primeira oficina de jornalismo. Era tudo muito simples, mas enriquecedor: víamos os espetáculos do festival, fazíamos a crítica, redigíamos, imprimíamos em mimeógrafo. Foi muito importante. Com o Rede, conseguimos fazer com que, em determinada época, cerca de 7 mil pessoas participassem das oficinas. Elas aprendiam técnica corporal, aprendiam a ter respeito pelo próprio corpo, a não ter vergonha de tocar o outro. Só a cultura pode proporcionar coisas assim”.
Hoje, Pellegrini olha para trás e vê com bons olhos tudo o que fez para perpetuar o trabalho que realizou de 2000 a 2004. “O Promic está aí. Isso significa que a cultura ainda é política pública”, declara. Ainda assim, o jornalista, que diz não ter planos de voltar a fazer parte do sistema político, tem um sonho: “transportar aquele trabalho para todas as secretarias”, ou seja, destinar entre 7% e 8% do orçamento de cada uma delas em “projetos públicos escolhidos por convicção da população. É a ideia da cultura transversal, que está presente na saúde, na educação, na economia”.
Como secretário de Cultura, Pellegrini sente que cumpriu seu dever. “Formatamos um modelo de gestão da cultura que embasou a política do governo Lula no país. Vinha gente em nome dele para cá o tempo todo. A minha ideia inicial era transformar aquilo em lei. Política pública precisa virar lei. Para isso, é preciso conversar com vereadores, tomar whisky na casa deles à noite, negociar, estar disponível para fazer mediações. E quando vira lei ninguém tira mais”, afirma. “Esse foi o salto que ninguém conseguiu dar.”
LIVRE ASSOCIAÇÃO
Bernardo Pellegrini sempre foi um sujeito tranquilo. Desde criança, quando começou a se insatisfazer com a mentalidade retrógrada de seus contemporâneos, o jovem queria usar calças coloridas, sentar-se à calçada, fumar um baseado e compor sem que ninguém o incomodasse. Via os debates da esquerda e não se interessava; via os da direita e queria distância. “Quando eu era adolescente, a esquerda achava inconcebível ser preso como bandido e não como herói. Os valores esquerdistas eram valores babacas: eles não mexiam no casamento, na relação com o filho. Eram militares. Era uma merda”, resume. “Sempre me considerei de esquerda, mas de uma vertente libertária que pendia para o anarquismo. O Pierre-Joseph Proudhon e o [Karl] Marx se estapeavam lá atrás. O Proudhon sabia que aquilo ia dar em autoritarismo. Isso de conduzir uma revolução, de ter um grupo que manda e depois distribui… isso não funciona. O homem precisa lutar pela sua própria liberdade – e quem pensa assim nunca vai aceitar a tirania. Eu queria fazer a esquerda avançar, fazer as mudanças no cotidiano das pessoas. Queria mudar a vida para mudar o estado, e não mudar o estado para mudar a vida.”
Entre o fim da década de 70 e o início dos anos 80, Pellegrini conheceu o psiquiatra Roberto Freire, que, como dito antes, desenvolveu a somaterapia. “Me formei em soma com Freire. Ele conseguiu pegar todos os conhecimentos da contracultura, dos trabalhos corporais, da mente expandida, e transformar em uma pedagogia para que as pessoas conheçam umas às outras. Descobri, depois, que não queria ser terapeuta. Eu amava a linguagem”, conta. Foi aí que surgiu o Almanaque do Amor e, na mesma época, Pellegrini passou a ministrar oficinas que utilizavam o método somaterapêutico no contexto do jornalismo (vira e mexe o jornalista ainda faz este trabalho). À época, ele lia Wilhelm Reich, psicanalista e cientista natural “cuja visão era de que a repressão não estava de fora para dentro, mas de dentro para fora”, explica. “Reich combateu toda a ideia freudiana de que a repressão era um problema mental. Não é. É uma coisa que fica no corpo. Você pode mexer nisso ou falar com um psiquiatra, a polícia de branco, e acabar com um psicotrópico nas mãos. É um controle absoluto sobre a insatisfação. É a normatização do insatisfeito, que vira o doente, o louco. Minha visão sociológica de mundo é bem limitada: somos bichos, e temos que nos adaptar a uma sociedade que nega seu lado natural, que formata as pessoas pela obediência.”
Apesar desta maneira alternativa de viver a vida e tomar decisões, ganhar dinheiro nunca foi um tabu para Pellegrini. “Esta sempre foi uma construção. Eu nunca me submeti a mudar meu modo de viver, mas tinha gente ao meu lado e era uma batalha para ver quem tinha mais talento para escrever melhor e apresentar a melhor matéria. Eu não queria impedir ninguém de trabalhar, mas queria que o cara ao meu lado comesse minha poeira. Tive que ganhar a vida para tratar dos meus três filhos. Foi outra contradição que tive que resolver. O que me orientou foi a ideia anarquista de livre associação e livre separação. As pessoas não se associam em liberdade porque elas têm medo de dizer sim e não. A chantagem afetiva pode te impedir de dizer não porque você magoa o outro. Fazer escolhas é um problema terrível. Uma estratégia para lidar com isto é estabelecer projetos com começo, meio e fim. Se der certo, você recompactua; se não, você muda de parceiro”, aconselha. A questão mais forte para o jornalista sempre foi a sobrevivência. Para ele, as pessoas têm uma visão equivocada de que ele é feliz por ser um “cara de boa. Ninguém imagina o que é criar filho, pagar escola. Dinheiro é importante. É necessário”.
As coisas mudaram quando nasceu Antônio, o caçula de Pellegrini, hoje com sete anos. O pequeno, que tem Síndrome de Down, exige a atenção e os cuidados do pai. “Eu não podia mais trabalhar o dia todo, voltar para casa e dar um beijo de boa-noite no meu filho. Foi quando percebi a falta de sentido em trabalhar em uma grande corporação. Me dava dinheiro, mas não era mais viável. Aquilo mexia com a minha sensibilidade e eu tive que fazer uma escolha”, conta. Foi quando voltou a estudar música, especialmente as melodias e composições de Dorival Caymmi. “Não toquei, mas acumulei muita coisa.” A música passou a dar um pouco mais de dinheiro, já que o artista começou a compor canções gravadas por outras pessoas, e os frilas no jornalismo também rendiam “uma graninha boa”.
BERNARDO HOJE
Mesmo diante das idas e vindas para São Paulo, Londrina é a casa de Bernardo Pellegrini. “Meus amigos, minha família e as pessoas que gosto estão aqui. A vida é gostosa”, diz. Quando o jornalista ainda era menino, seu avô comprou três hotéis, um para cada filho: um em Londrina, outro em Apucarana e o terceiro em Arapongas. No “sorteio”, o pai de Pellegrini ficou com o de Apucarana, “mas a vida da gente era toda aqui. Casei, me separei, fui para São Paulo, mas tinha que trazer minha filha para cá. Viver em Londrina era mais simples que viver em São Paulo, então nas épocas em que faltava grana eu voltava também”.
A casa de madeira onde mora hoje foi construída quando Antônio nasceu. “Morávamos na Estrada dos Pioneiros, mas a região cresceu muito. Ficou quase impossível ter uma vida na calçada, sair, brincar na rua. Eu tinha um dinheiro guardado das campanhas políticas e da época em que trabalhei na Sercomtel, então construí esta casa de peroba reciclada”, conta.
É sob a encantadora estrutura de madeira que Pellegrini “se vira”: o jornalista e músico faz frilas, está lançando o projeto “Ber na Web” e pretende, com o novo site, escrever mais. “Vivi 2017 praticamente com os direitos autorais da música gravada pela Simone Mazzer com a Elza Soares. Eu me viro. Não sei como sobrevivo. É uma vida alternativa: não tenho aposentadoria, não tenho poupança. As plataformas digitais deram uma sobrevida, mas é isso. Passei os últimos cinco anos em processo de assimilação. Não foi fácil sair de um esquema corporativo. Você vive um ano com o dinheiro guardado, e de repente começa a vender o carro, se desfazer disso e daquilo… chega um momento em que você volta à vida alternativa e precisa pagar as contas”, explica.
O lançamento do álbum “Outros Planos”, ao lado do clipe de “Frágil”, são as apostas de Pellegrini para retomar o trabalho com a música. Além disso, o artista produz e apresenta, na Rádio UEL FM, o programa “Sonora Londrina”, que toca canções que formaram o DNA da música londrinense. O programa não se atém apenas às composições antigas, mas desvenda o cenário independente atual, “cheio de riquezas, diversidade, qualidade técnica e artística dos novos músicos”, define Pellegrini.
Os planos para 2018 também incluem dois livros: “Londrina no tempo” e “Londrina de passagem”. O primeiro reunirá relatos dos londrinenses que viveram no tempo das fanfarras e dos festivais, e o segundo será formado por perfis de personalidades que passaram pela cidade, tais quais o clarinetista Booker Pittman, o arquiteto Vilanova Artigas e o compositor e jornalista David Nasser. Pellegrini conta que já reuniu bastante material, mas não tem pressa. “Vou soltando os textos no site, aos poucos, e depois vem o livro. Ainda tem muita entrevista para fazer, mas estou animado.” Os livros são uma boa saída para que o jornalista continue a escrever, já que “o jornalismo tradicional não pretende mais nada comigo. Um grande jornal não vai me dar um emprego – eu vou questionar os anunciantes, as informações que os leitores querem e que não têm nada a ver com a vida humana”.
A crítica em relação ao jornalismo tradicional vai além: para Pellegrini, o jornalismo popular acabou. “O povo saiu do jornal. Ele estava nos periódicos quando era a fonte de renda, quando comprava as edições nas bancas e era para ele que os jornalistas escreviam. Existia um compromisso com o leitor que passou a ser um compromisso com os anunciantes e com o governo”, afirma. “Tivemos uma geração de leitores e intelectuais magníficos no Brasil. Acho que o povo brasileiro tem duas linguagens: a canção, que é a fala, e o jornalismo, que é a escrita. Eu, por acaso, fui para os dois lados. Muitos outros também. Antigamente, o jornalista era artista. Ele enriquecia o trabalho, a linguagem, a construção do texto. Hoje, ele é funcionário. Antes, o jornalista era quem administrava o jornal, já que os donos não sabiam nada sobre escrita. Hoje, não mais. Hoje, em vez do feeling, contratam um cara para fazer uma pesquisa nas ruas e as pessoas dão respostas para uma única pergunta. Isso acaba com a diversidade. O jornalismo popular virou jornalismo empresarial. É um momento de degradação.” Apesar de não acreditar em uma solução para a retomada do jornalismo tradicional popular em veículos escritos – impressos ou digitais –, Pellegrini aponta que o cinema “tem sido mais jornalístico que muito jornal. A grande imprensa é foda. Não tem mais jeito”.
Mesmo diante desta conclusão desanimadora, o jornalista quer trabalhar – e não tem planos de fazer grandes projetos fora da cidade, a não ser divulgar sua música por aí. “Descobri na capoeira, quando me inseri profundamente na cultura negra, que o trabalho dignifica de verdade. Ele aliena, é claro, mas é o que dá razão à sua vida, por isso é tão importante amá-lo. O que dá energia é o que faz sentido. O que não faz sentido te mata. Estar em Londrina faz sentido para mim. Me dá vergonha que muitas pessoas pensem que fora daqui é melhor. Este foi um dos motivos pelos quais eu escolhi fazer o programa de rádio: queria dar um discurso às pessoas. Londrina tem um lastro, um enorme circuito de música alternativa, e ninguém fala disso. Não tem uma matéria sobre isso no jornal local”, afirma.
O cão sem dono quer, finalmente, tornar-se dono de si mesmo, e não tem medo de esperar para concretizar os projetos que estabeleceu com base nas livres associações. Para ele, “projeto de felicidade não é entrar na onda. Um cara que conheci na universidade dizia que Londrina tem dois lados: um lado empreendedor, dos pobres que deram certo, e uma cidade atrasada, de mentalidade oligárquica, atrasada, escravocrata, tardia. Para este cara, dois prédios representavam isto: o prédio da antiga rodoviária inventou o novo no meio do sertão; e a ferrovia, igual à que existe em Curitiba, mostra uma reprodução, uma cópia que não te leva a lugar nenhum. Eu senti o gostinho daquele mundo em branco no qual você podia escrever o que quisesse. Sempre lutei para puxar a cidade para este lado, mas ela oscila. A vida é assim. Não é linear. O que eu quero é ser o agente da minha própria existência, sem ouvir o que todos ouvem, escrever o que todos escrevem. É a coisa mais linda do mundo”.
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Lendo ame e dê vexame, de Roberto Freire, num momento que as questões que ele apresenta são as mesmas que eu tenho. O mais engraçado é que tenho esse livro há anosss e nunca passei da primeira página, assim como vários outros. Eu simplesmente o tirei do armário e logo na introdução ele começou falando da perspectiva Reichiana, e sobre somaterapia, sobre entrega do corpo, sobre a necessidade de sentir... Mero acaso? Eu estava em dúvida sobre ler Reich ou Roberto Freire, acabei lendo Reich em Roberto Freire. Coisas da vida. Roberto Freire fala sobre demonstrar sentimentos ser visto como vexação, socialmente falando. A dificuldade em demonstrar os sentimentos me faz prisioneira desse movimento, que é resultante de uma série de comportamentos sociais. A gente vai crescendo aprendendo que não devemos demonstrar tanto, se entregar tanto. Ah o "amor próprio"... "Não ame ninguém mais que a si mesmo." Num mundo onde a individualidade se faz mais presente que nunca, essa frase pode ser um tanto perigosa.
A gente vai se resguardando, criando barreiras, couraças, até chegar num ponto que o corpo pede socorro, não está sentindo nada, nem medo, nem calor nem fogo, não dá mais pra chorar nem pra rir. O corpo precisa sentir, e mostrar, reverberar, pra energia transmutar e fluir. E a gente vai se privando de ir e devir. Até quando suportar? Até quando vou fingir que não sinto, que não sei? Por mera vaidade. "Vai com calma", minha voz me fala, num afago de quem quer me avisar que já vivi isso antes. Lutando constante com meu próprio de medo de me entregar. Meu corpo tem desfeito barreiras constantemente, porque uma hora ele responde, e numa força inimaginável. Não dá pra segurar. Vou fazendo as palavras de refúgio pra tentar dar conta de tudo que me rodeia. Tem sido um processo construtivo, vomitar palavras pra me conhecer. São textos de mim pra mim, não tenho o menor intuito de escrever poeticamente, só soltar as palavras que definem o que me afeta.
Por mim e para mim.
Eu estive aqui
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Um militante do prazer.
Livro “Sem tesão não há solução”, que peguei num depósito do prédio da Lu e do Hugones em Botafogo. O livro foi escolhido pelo sobrenome, pensei que pudesse ter alguma relação com Gilberto Freyre e só depois fui descobrir e pesquisar sobre Roberto Freire.
Psiquiatra, escritor, dramaturgo... um cara extremamente culto e inquieto, crítico ferrenho do capitalismo por toda o seu poder de aprisionamento e destruição. Defensor da liberdade. A liberdade e liberdade e liberdade.
Criador da somaterapia.
Um grande homem
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“Odeio tanto seguir quanto ser guiado” [Friedrich Nietzsche]
Nesta conversação libertária, trazemos um pouco da vida e obra do escritor anarquista e criador da Soma, Roberto Freire (1927-2008). Em sua trajetória, está expressa não só o terapeuta idiossincrásico que criou seu próprio método terapêutico, como também os traços do militante do tesão. A defesa da liberdade como um modo de vida e a necessidade, sem concessões, do prazer como combustível vital. Ou ainda do dramaturgo, escritor, romancista, autor de mais de trinta livros. Os ingredientes? Não é difícil encontrá-los claros e expressos por exemplo, nos ensaios “Utopia e Paixão”, “Sem Tesão Não Há Solução” e “Ame e dê Vexame”: a ideologia do prazer como arma revolucionária de combate ao sacrifício imposto pelas sociedades autoritárias e hierarquizadas. A noção do tesão como uma espécie de bússola indicadora de nossa singularidade passou a ser a bandeira de luta de Roberto Freire desde seu rompimento com a Psicanálise e com a Psiquiatria tradicional, na década de 1960, quando afastou-se por divergências ideológicas. Achava-as equivocadas e adaptadoras ao sistema social vigente, e aventurou-se pelo jornalismo, teatro e literatura. Como escritor encontrou sua liberdade criativa e redescobriu sua paixão pela Psicologia no encontro com a obra do dissidente da psicanálise, Wilhelm Reich. No final da década de 60, após diversas prisões diante dos enfrentamentos contra a ditadura civil-militar, volta a clinicar e a pesquisar um método terapêutico mais próximo de sua ideologia de vida: o anarquismo no cotidiano. Hoje, depois de mais de 40 anos de sua criação, a Soma – uma terapia anarquista firma-se como prática terapêutica e pedagógica libertária. Em 2018 faz 10 anos de sua morte, mas seu pensamento continua atual, na incessante e intransigente defesa da liberdade.”
- João da Mata
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Para se falar de vexames no amor é necessário primeiro confrontar a ideologia do prazer, criada pelos anarquistas somáticos, com a ideologia do sacrifício, proposta pelo catolicismo, pelo socialismo autoritário e pela psicanálise: nem paraíso celeste, nem paraíso comunista, nem paraíso psicológico. Não acreditamos estar possuídos e dominados pelo pecado original, por qualquer tipo de infantilismo político nem por um instinto de morte primário. Só existe um instinto primário: o da vida. E sua realização, em todos os planos de existência, é o que chamamos prazer. Só a patologia aceita buscar o prazer através da dor. Conviver com a dor natural de viver é a garantia para sentir o prazer natural da existência. O anarquista somático não se sacrifica por nada e por ninguém, simplesmente porque nada ou ninguém precisa disso. Todo sacrifício é feito com segunda intenção, é um pacto de mediocridade, algo que se cobra com juros bem altos. Logo, a ideologia do sacrifício é fruto do autoritarismo e o favorece de forma disfarçada. Só o ato prazeroso é realmente livre, sincero e espontâneo. Só no ato prazeroso o amor serve apenas para se amar.
AME & DÊ VEXAME (Roberto Freire)
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Quero ainda ressaltar a importância do gesto corajoso e da atitude contestadora das pessoas que não se satisfazem com as migalhas de afeto nas relações apropriativas e parasitárias do amor burguês, nem se deixam iludir com as formas neuróticas das relações amorosas sadomasoquistas, implícitas ou explícitas, do amor autoritário. A solidão e a vida (estar vivo, inteiro, limpo e resistindo), enquanto preparamos o momento da libertação, valem mais que o poder e a falsificação de amor na vida autoritária. (...) Quando se optou pela liberdade, deve-se ter sempre em mente a possibilidade da solidão. A conquista da liberdade, incluindo a liberdade no amor, é uma longa batalha contra inimigo poderoso, o autoritarismo. Inúmeras vezes em nossa vida ele nos derrota, nos aprisiona, nos tortura ou nos põe em fuga por terras estranhas. Em qualquer uma dessas situações, somos obrigados a conviver cotidianamente com a solidão.
AME & DÊ VEXAME (Roberto Freire)
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Entrevista: João da Mata
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João da Mata é somaterapeuta, Dr. em Psicologia / UFF e Dr. em Sociologia / Univ. de Lisboa.
Qual é exatamente a relação da Somaterapia com as ideias de Wilhelm Reich e a sua pesquisa sobre corpo e emoção? Ao apoiar-se na obra de Reich e sua proposta em entender o comportamento a partir das relações sociais, a Soma privilegia o trabalho em grupo, com tempo determinado (cada grupo de Soma não dura mais que 18 meses) e realiza em sessões compostas por exercícios corporais e dinâmicas de grupo autogestionadas. Neste conjunto metodológico, os membros dos grupos de Soma são estimulados a produzir suas próprias práticas de liberdade dentro destes laboratórios sociais, desenvolvendo um olhar e uma compreensão maior a partir do corpo, sobre as atitudes e comportamentos políticos no cotidiano. Os objetivos da Soma estão ligados a questões como se pensar uma subjetividade libertária; que ética é possível para pensar a liberdade; como estabelecer as bases de uma sociabilidade apoiada na defesa das diferenças individuais; e como situar o corpo no centro da intersubjetividade.
A Somaterapia foi totalmente baseada em algum escrito ou afirmativa dele? A Somaterapia está fundamentada na articulação entre diferentes campos de saber, conferindo assim um caráter transdisciplinar. No campo das psicologias, a obra de Wilhelm Reich ocupa um lugar de destaque, especialmente quando procura implicar os fenômenos sociais na produção da neurose. Temos ainda a noção de organização vital proposta pela Gestalt-terapia e o estudo sobre a pragmática da comunicação humana, contemplado nas pesquisas da Antipsiquiatria.
Todas estas abordagens psicológicas estão como que “costuradas” pelas críticas anarquistas às questões sobre o poder. Os princípios anarquistas que visam combater o autoritarismo e as práticas de dominação no plano macrossocial são os mesmos que orientam o trabalho da Soma com o propósito de combatê-lo também no plano emocional-psicológico e nas relações mais diretas. O exercício do poder e do autoritarismo, em todos os planos e de diferentes formas, acabam por reverberar na produção e manutenção dos fenômenos neuróticos, que, para a Soma, são entendidos como a causa primária e prioritária das sensações de impotência e incompetência para a vida em liberdade.
As pesquisas desenvolvidas por Wilhelm Reich, Frederick Perls e seus colaboradores na formulação da Gestalt-terapia e as descobertas da Antipsiquiatria desembocam na mesma direção. Todas estas correntes de pensamento, cada uma a seu modo, foram enfáticas na denúncia que envolve elementos sociais e políticos com o comportamento dos indivíduos.
Quais foram as ideias promovidas por ele que incomodavam tanto a direita como a esquerda, a moral religiosa e os seguidores de Freud? Há algum livro ou texto específico em português indicado para entender melhor essas questões? Para entender as contribuições reichianas ao surgimento da neurose, é preciso voltar ao início do século 20. A Revolução Industrial, em meados do século 19, transformou o capitalismo em algo extremamente poderoso, presente nas instituições, nas famílias, na pedagogia e na sociedade de forma geral. Pouco depois, a Revolução Russa de 1917 trazia à tona a possibilidade do socialismo como uma nova forma de organização social e um combate da exploração capitalista. A experiência russa rapidamente se alastrou por todo o mundo e passou a influenciar os campos da ciência e cultura da época.
Para Reich, a análise crítica da sociedade e seu alcance sobre os indivíduos seria um papel fundamental de que a psicologia deveria ocupar-se. Ele acreditava que esta perspectiva não estava profundamente presente da psicanálise freudiana. Reich afirmava que, ao minimizar o papel da sociedade em relação ao comportamento humano, Freud teria dado menor importância à sociologia na produção da neurose.
O que interessava a Reich era perceber as possíveis relações entre sociedade e indivíduo. Fez isso, por exemplo, ao questionar o complexo de Édipo, uma das bases fundamentais de gênese da neurose para Freud. Segundo Reich, o complexo edipiano varia de acordo com as classes sociais, o que coloca em dúvida ser ele um aspecto cultural ou antropológico.
Em paralelo ao trabalho como psicanalista, em 1927, Reich se filiou ao Partido Comunista, onde desenvolveu, entre outras atividades, um curso permanente sobre orientação sexual. Chamou este curso de Sexpol – sexualidade e política – e chegou a ter quarenta mil inscritos, no qual dava periodicamente assistência emocional a jovens e proletários. Neste curso, Reich notou que as pessoas tinham grande dificuldade em falar de suas experiências afetivas e sexuais, portanto sugeriu que os participantes deixassem seus relatos e dúvidas em urnas, tornando-se anônimos. Ficou espantado com a desinformação sexual e especialmente com o empobrecimento emocional e afetivo dos relatos.
A partir daí, elaborou um de seus estudos fundamentais, que chamou mais tarde de “peste emocional”, no qual faz uma profunda análise de fatores como inveja, calúnia e miséria amorosa dentro das sociedades autoritárias, que tendem a mediocrizar a vida humana. Para Reich, não era possível haver qualquer transformação social enquanto as pessoas tivessem trocas afetivas e sexuais tão empobrecidas que as enfraqueciam energeticamente.
Wilhelm Reich foi acusado de comunista e de estar fazendo política no meio psicanalítico. A acusação fundava-se no fato de ali ser um ambiente científico e que não cabia aquele tipo de debate. Por outro lado, Reich afirmava não ser possível desvincular qualquer discussão científica das questões políticas e sociais de sua época. Ele atribuía grande importância ao impacto da sociedade sobre o indivíduo e via no marxismo uma possibilidade de melhora da condição humana a partir de uma sociedade mais igualitária.
Para Reich, os conflitos de poder são os principais responsáveis pela neurotização dos indivíduos e têm correspondência com os mecanismos de poder macrossocial. Portanto, a neurose é vista por Reich (1988) como uma peça da engrenagem que alimenta um sistema social hierarquizado e autoritário. O conflito básico se origina desde o nascimento da pessoa: a possibilidade de exercício da singularidade em choque com as malhas de poder que se ramificam na sociedade, produzindo padrões de conduta e modos de existência.
Se havia em Reich uma ideia de que o marxismo poderia oferecer uma possibilidade de sociabilidades menos hierarquizadas, percebeu-se que, na prática, o comunismo que por tanto tempo defendeu, tornara-se algo extremamente autoritário – como na antiga União Soviética – que chamou mais tarde de “fascismo vermelho”.
Para ele, o marxismo soviético não considerou o indivíduo, sua singularidade e características próprias. Este fato, aliado às descobertas feitas na Sexpol, levaram Reich a afirmar que, moldada por instituições autoritárias, o comportamento humano padecerá sempre de neuroses. As normatizações impostas e aplicadas por diferentes instituições e disseminadas nas mais diversas esferas da sociedade limitam e bloqueiam a autorregulação que determina a vida de cada um. Estes mecanismos estendem-se por todos os níveis da sociedade, sempre havendo alguma forma de disciplina e controle, que no seu entendimento determinarão o surgimento dos conflitos emocionais.
Nos escritos de Reich é comum percebermos um tema sempre presente e caro ao autor: sua luta contra o sofrimento humano e da procura pelas formas de minimizá-lo tanto do ponto de vista psicológico como também do ponto de vista político. Esta inseparabilidade entre psicologia e política aconteceu, em muitos momentos, pela sua inquietude em encontrar novas formulações de vida em sociedade, sempre calcada na elucidação da base da dominação: a servidão humana consentida.
É, sem dúvidas, em Psicologia de Massas do Fascismo que encontraremos a deificação do desenvolvimento dessa questão na produção reichiana. Em suas análises sobre os acontecimentos políticos investigados nesta obra, encontramos um dos temas centrais dessa inquietude, ou seja, Reich questiona por que o povo alemão teria tomado uma atitude adesista, contrária aos seus interesses e objetivos, por ocasião da ascensão nazista.
Sua atenção estava voltada para entender, do ponto de vista psicológico, a ação de um modo de vida que se ramificava pelos diferentes espaços da sociedade até atingir os indivíduos. Esta procura, expressa já no primeiro capítulo do livro Psicologia de Massas do Fascismo, estava em compreender a aceitação do autoritarismo, que faz homens e mulheres suportarem desde há séculos a exploração e humilhação moral, em resumo, a escravidão.
Nas investigações de Wilhelm Reich em Psicologia de Massas do Fascismo, o autor busca compreender a gênese da servidão voluntária a partir da construção de modos de existir. Esta construção, diz ele, ocorre por meio da educação e da moral, em acordo com as demandas da organização social, na relação com a figura que detinha o poder, e na “fraqueza” dos indivíduos em perceber o que lhes acontecia e em manter uma atitude crítica.
Ele acreditava que desde cedo o ensinamento à obediência, ao conformismo e ao princípio de autoridade eram estimulados como condição presente na vida das pessoas. Denunciava, assim, o papel da sociedade – por meio de práticas de poder e da manutenção de instituições – na produção de interferências ao desenvolvimento dos indivíduos e na geração de desequilíbrios neuróticos. O esquema dominador/dominado, que perdura até hoje mesmo que de maneira bem mais sutil, tem sua origem nas relações microssociais e corresponde ao principal mecanismo de sustentação no plano macrossocial. Assim, a neurose para Reich se torna algo necessário e coerente com a existência das instituições autoritárias e doutrinárias, dominadas por este esquema.
O que interessa mesmo na perspectiva de Wilhelm Reich é uma intensificação da potência da vida, por meio de um vitalismo que perpassa o corpo e a intersubjetividade. A atualidade de sua clínica localiza-se na importância em afirmar modos de existência singulares, e que emergem como resistência à reprodução, à massificação, à gerência da vida. A inseparabilidade entre psicologia e política faz emergir uma clínica como plano de produção do coletivo e como espaço de criação de sociabilidades horizontais.
Qual é a principal diferença da Somaterapia para as outras terapias? A proposta de Reich é deslocar a matriz psicoterapêutica centrada no indivíduo, tal como é concebida pelo capitalismo, para que se possa fazer uma intercessão no coletivo, nas práticas cotidianas e nas formas como as pessoas estão inseridas na vida social. A sua psicologia estaria, portanto, comprometida com um olhar sobre as práticas sociais, visto que é aí que a neurose emerge e se manifesta. No espaço da clínica reichiana, estamos em contato com modos de subjetivação que buscam, de alguma maneira, criar redimensionamentos e novas práticas de atuar no mundo. Assim, o fazer clínico é, também, um fazer político.
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Como você se envolveu com a Soma, com Roberto Freire, a terapia e a anarquia? Roberto Freire era, acima de tudo, um anarquista no sentido de acreditar numa revolução social, ou suas ideias tinham mais a ver com uma mudança de valores pessoais, uma libertação do inconsciente? Minha trajetória teve início no ano de 1988, quando conheci a Soma e o Roberto Freire em Recife. Após participar de um grupo de terapia, fui convidado por ele a integrar uma equipe de formandos em Somaterapia. O contato com sua obra, a passagem por um grupo de Somaterapia e, sobretudo, os vários anos como colaborador e difusor de seu trabalho, me possibilitou uma experiência de vida como pesquisador, somaterapeuta e anarquista. Um registro vital, histórico e afetivo. Desde esse encontro, venho trabalhando e desenvolvendo a Soma no Brasil e em alguns países da Europa. Talvez não seja exagero afirmar que a vida do Roberto Freire seja o reflexo de suas criações e vice-versa. Freire, de fato, procurou ser um inventor em sua própria existência, um artífice na criação de um modo de vida libertário. Não cansava, mesmo com o avanço da idade, de (re)inventar a própria vida. Certa altura, já quando não conseguia mais andar, costumava dizer: “agora, o que me interessa é o espaço sideral… vou ser um astronauta”. Dizia, de maneira bem-humorada, sabendo de suas limitações físicas, mas não cansando de buscar o que havia de juventude em um corpo que não mais acompanhava sua permanente inquietude. A convivência com Roberto era assim, algo rejuvenescedor, como uma carga de energia, incentivo e disposição para a luta libertária.
Freire procurou viver suas relações de amizade em liberdade, lutou pela construção permanente de sua autonomia, participou intensamente na produção e desenvolvimento da Soma, vivida de forma autogestiva entre os somaterapeutas que compartilharam do Coletivo Anarquista Brancaleone. Trazer a experiência da anarquia para sua criação, seu cotidiano e para perto de si era algo fundamental em sua vida.
O filósofo Michel Foucault formulou um interessante conceito em sua obra que nos parece vantajoso quando nos referimos a pessoas como Roberto Freire. Foucault, ao estabelecer a noção de “vida artista”, está interessado em pensar uma proposta ético-política que se coloque em oposição ao modo de vida burguês, caracterizado por ele como um modo de vida acomodado e acovardado.
Para Foucault, a vida artista é um modo de vida libertário, inventivo e não acomodado. É a forma pela qual escolhemos caminhos, rotas e percursos em nossas existências, capazes de torná-la belas, radiosas e potentes. Este processo, obviamente, não pode ser dado ou designado pelos outros, mas cabe a cada um aventurar-se nas entranhas da vida e nas descobertas de seus próprios caminhos.
O que encontramos na vida de Freire é justamente essa capacidade em buscar aventurar-se na elaboração criativa da vida, de forma rebelde e libertária, fazendo uso dos materiais e instrumentos necessários em sua criação. Em seu caminho de vida, procurou lutar contra as armadilhas da acomodação, da alienação e da mediocridade.
Entre suas invenções, Freire costumava defender a Somaterapia como sua principal obra e seu maior legado. Assegurava isto ao referir-se à contribuição que a Soma forneceu ao estudo do comportamento humano, social e político na atualidade, mas também como contribuição ao pensamento e ação libertária, através de seu anarquismo somático. Freire acreditava que a Soma poderia se tornar um instrumento instaurador de possibilidades libertárias no amor, na convivência social, na amizade e na produção. Sem anunciar diretamente este propósito, defendia sua criação como um conjunto de técnicas de luta e conscientizações políticas capazes de auxiliar na construção de nossa autonomia, de nossa “vida artista”, portanto.
Buscando valer-se da noção de um laboratório social, os grupos de Soma funcionam como espaços de experimentação libertária. Isto possibilita a identificação das práticas de poder entre os membros que compõem os grupos, o redimensionamento das sociabilidades ali envolvidas, além do exercício da convivência e da produção autogestiva. Dessa forma, a Somaterapia investe – através de uma dinâmica de grupo autogestiva – na construção de espaços de liberdade, na busca da autonomia e no exercício da diferença.
Hoje, mesmo diante de uma sociedade dita democrática, após a “abertura política” com o fim do regime militar no Brasil e em outras partes do mundo, vivemos num mundo cada vez mais marcado pelos sutis mecanismos de disciplina e controle. Se no passado a presença do autoritarismo era explícita, agora as práticas de dominação navegam por camadas menos óbvias de captura das individualidades, tornando-se mais complexo e perverso. Se há mais liberdade na vida democrática, ela é sutilmente limitada. A ideia da autonomia, atrelada ao poder de consumo, típica das democracias capitalistas, turva a presença do autoritarismo. Os indivíduos, incentivados a participar da ação política através de partidos e eleições, acabam por desejar e amar aquilo mesmo que as oprime. Dessa forma, eles próprios estabelecem os limites para as liberdades.
Como é possível liberar o fluxo da energia orgônica, ou a bioenergia, em nosso corpo? Quando a frustração é sistemática e permanente, atendendo a referenciais externos, percebemos os mecanismos autoritários da educação familiar e escolar produzirem seus efeitos. Geralmente esse tipo de ação se utiliza de chantagem, sentimento de culpa e ameaça de retirada do sentimento amoroso como instrumentos de poder a serviço de um sutil adestramento.
Reich dá excessiva importância à repressão sexual como a principal fonte das neuroses. Segundo ele, isso ocorre durante as principais fases da vida: primeira infância, adolescência e idade adulta. Os bebês e as crianças convivem com uma atmosfera familiar muitas vezes neurótica, autoritária e conservadora do ponto de vista sexual. As exigências dos pais em relação à boa conduta, ao bom comportamento e às autorrestrições produzem o que na puberdade se configura como desinformação e desconhecimento para uma vida sexual satisfatória. Por fim, na idade adulta, a maioria das pessoas se vê envolvida na armadilha do casamento compulsório, muitas vezes desprovido de um real prazer afetivo e sexual. Era nesta dimensão inicial da constituição da sociedade, estabelecida entre um casal e a formação da família, que ele via nascer o germe do autoritarismo.
Wilhelm Reich descobriu existir no corpo da pessoa quando neurótica, uma distribuição defeituosa e imprópria da bioenergia, especialmente em sua massa muscular. Defende assim, que a presença da neurose no corpo das pessoas é percebida por meio da couraça neuromuscular, resultante desse desequilíbrio energético. Ela serve de escudo contra as agressões externas à vida emocional e os impulsos próprios que não poderão ser atendidos. À medida que as agressões se tornam repetidas, cronicamente ativas e automáticas, as defesas emocionais evoluem para traços ou couraça caracteriológica, que será expressa no corpo sob a forma de rigidez corporal. As couraças se distribuem por diferentes regiões do corpo, formando, como dissemos, os anéis de couraça.
Cada indivíduo desenvolverá o que Reich chamou de anel ou seguimento de eleição, ou seja, aquela região que em seu corpo a tensão será mais percebida. Esta área do corpo será também onde se desenvolverão os sintomas típicos e próprios a ela. Assim, por exemplo, se a couraça de eleição de uma pessoa for a região pélvica, possivelmente seus sintomas terão equivalência com sexualidade. Muitas vezes estes sintomas físicos decorrentes da couraça são desencadeados quando há um desequilíbrio emocional. Para Reich há, portanto uma íntima relação entre corpo e emoção.
É interessante observar que mecanismos morais e de boa conduta muitas vezes inibem o orgasmo sexual e seus equivalentes. Geralmente o medo de parecer ridículo impede a espontaneidade, o que dificulta uma sexualidade mais livre, assim como movimentos e atitudes mais autônomas como dançar em público, gargalhar ou mesmo chorar, difíceis para muitas pessoas. Este ciclo só foi quebrado com a criação dos exercícios bioenergéticos, técnicas “artificiais” capazes de produzir o equilíbrio energético por meio de movimentos, respiração e toques. Os primeiros trabalhos corporais iniciados por Reich surgiram a partir do que ficou conhecido como Vegetoterapia. Eles visavam o restabelecimento da distribuição equilibrada de energia vital e, para isso, utilizavam o sistema neurovegetativo.
Na Soma, toda sessão terapêutica é iniciada por uma atividade corporal. Muitas delas têm um efeito bioenergético, ou seja, buscam mobilizar a energia vital por meio de movimentos, danças, brincadeiras etc. Provavelmente a contribuição da Somaterapia mais original à obra reichiana seja a utilização da capoeira angola como trabalho corporal terapêutico. Em muitos exercícios da Soma, utilizamos os movimentos da capoeira angola como ponto de partida para cada um perceber seus corpos, mobilizar suas tensões e fazer emergir questões que serão problematizadas ao final do exercício.
Neste sentido, a Soma cria uma espécie de tropicalização da obra de Wilhelm Reich, mesclando suas pesquisas com a cultura e a história de resistência da capoeira no Brasil. Sua prática tem nos mostrado um espaço de legitimação da singularidade: os movimentos de ataque e defesa, a ginga e o canto são a expressão singular de pessoa. No jogo da capoeira, literalmente cada um é cada um. Não se joga igual ao outro, assim como as estratégias de luta, tanto na roda da capoeira como na vida, também são próprias e únicas. O que se passa simbolizado durante o jogo, nos fornece um retrato de nossas existências e, como dizem os velhos mestres: “a roda da capoeira é a roda da vida”.
Além de servir como exercício bioenergético na perspectiva reichiana, a capoeira angola também traz uma preparação para a luta, um estado de atenção e alerta. Isso é visto, por exemplo, durante uma roda de capoeira, onde os jogadores estão atentos aos limites físicos da roda, ao som do berimbau, à música que está sendo cantada e, sobretudo, ao outro.
Na relação direta com o outro durante o jogo, os movimentos corporais dos capoeiristas buscam criar uma espécie de manto de ilusão para poder realizar o ataque. No entanto, isto não é feito de modo óbvio. Ao contrário, a brincadeira e a teatralidade dão espaço à criação de uma relação de comunicação entre os corpos, a partir de qual aspecto da luta está mesclado com a ginga e a malandragem. A capoeira angola é uma luta dançada, que se estabelece como relação agnóstica entre os jogadores. Não há vencidos nem vencedores, mas um encontro capaz de promover um diálogo entre corpos.
Para Reich, a distribuição defeituosa e imprópria da energia orgônica pelo corpo é a causa de doenças como o câncer? Energia vital, energia orgônica, orgone ou orgônio são termos desenvolvidos por WR para descrever a energia viva que alimenta todos os seres vivos. A existência desta energia ainda não foi comprovada pela comunidade científica internacional. Tudo o que se sabe sobre o orgônio baseia-se em conhecimentos ancestrais de diversas culturas e nos trabalhos de Reich, fundador da Orgonologia. Tem uma semelhança grande com a noção de energia vital desenvolvida há milhares de anos pela Medicina Chinesa, por exemplo. Mas Reich veio a descobrir bem mais tarde, já no final de sua vida, que tratava-se de concepções semelhantes. Esta energia orgônica é a energia cósmica primordial, da qual derivam por condensação e diferenciação, não só todos os corpos químicos conhecidos, como também todos os seres vivos. Seus estudos relativos às biopatias do câncer são resultados da última fase de seu trabalho. Na Soma, não trabalhamos com este período de suas pesquisas.
Quanto de suas teorias pode ser percebida na Revolução Sexual dos anos 1960? Wilhelm Reich, no início do século 20, viu surgir do conflito básico de poder nas relações interpessoais mais próximas não apenas a neurose como parte integrante de uma engrenagem social, como também mostrou sua implicação nos fenômenos do corpo. Os bloqueios energéticos resultantes de tais conflitos poderiam ser dissolvidos pelo prazer orgástico e escandalizou a sociedade vitoriana quando afirmou que quem não tiver orgasmos frequentes e satisfatórios terá uma vida empobrecida. Ele demonstrou que no momento do orgasmo sexual, a pessoa, além da obtenção de intenso prazer, produz em si mesma um curto circuito energético que realiza a harmonização da energia vital em todo o seu corpo, eliminando áreas quase desprovidas de energia e outras em excesso. O orgasmo produz intenso bem-estar corporal pela alimentação energética em todas suas partes. Os bloqueios na musculatura voluntária, também chamada de couraças neuromusculares, resultantes da vida cotidiana e produzida pelo autoritarismo individual e social são a causa dessa distribuição defeituosa da energia vital no corpo das pessoas.
Este reducionismo, criticado por muitos teóricos, apoia-se no pressuposto quase matemático de que homens e mulheres deveriam ter um número mais ou menos específico de orgasmos ao longo da vida como garantia de saúde. Se a ênfase colocada por Reich na economia sexual de seus pacientes pode significar uma simplificação das questões envolvendo o adoecimento, serve para alertar as diferenças entre relações de casamentos como contrato social e econômico ou uma associação pautada no desejo.
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