#siento el recordatorio de literatura española que os he hecho
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flash56-chase05 · 2 years ago
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Notas de Europa está en guerra
Dado que este es el primer capítulo, las notas aún no revelan grandes detalles de la trama del mismo. Aunque preferiría que se leyesen una vez que se hubiese terminado el capítulo, más que nada para ya tener contexto de las cosas.
Aviso: es largo.
1. Neutralidad española durante la Gran Guerra:
Hay dos formas de denominar la situación de España: neutralidad «activa», y neutralidad «forzosa».
El término de «activa» es utilizado por Alfonso XIII, que aprovecha la posición de neutralidad para actuar como un intermediario del conflicto. Surgen de él y de varios de sus embajadores varias iniciativas para lograr la paz, y, aunque las relaciones con ambos bandos son «buenas», no se consigue ningún avance.
(Y Estados Unidos apoya e impulsa muchas de estas acciones, aunque la situación del país no era exactamente... neutral. Ya se explicará más adelante).
En lo que sí que destaca el Rey y todo su cuerpo diplomático repartido por Europa durante el conflicto es por su labor en la llamada Oficina (organismo al que le dedicaré un post aparte una vez que haya terminado de publicar toda la historia).
España no entra en la guerra porque, según se decide, «no está preparada para ella». Y, echándole un vistazo a la situación, como las derrotas —desastres—, militares de los últimos años y la situación del ejército, además del propio gobierno, es un hecho objetivo.
(Y, a pesar de que hubo una serie de situaciones que llevaron esta neutralidad al límite, se logró mantener durante todo el conflicto).
Sin embargo, hay un sector de la sociedad, sobre todo intelectuales, que piensan que esta neutralidad es «forzosa», y piensan que España debe entrar en la guerra. Ante el propio conflicto entre dicho sector sobre el bando en el que debería entrar el país, y la prohibición de promover una actitud pro-bélica en cualquier otro medio, empieza la denominada «Guerra Civil de las Palabras», que se lleva a cabo en diversas revistas, periódicos y seminarios.
Hay... dos bandos, o incluso tres, si se añade la posición de neutral:
Aliadófilos: O, como alegan algunos historiadores modernos, francófilos. A pesar de que la relación de España con ambos bandos es «buena», sí que es verdad que, debido a los asuntos en Marruecos —además de todo lo que se lleva arrastrando desde principios del siglo XVIII—, se interpreta a Francia como el aliado natural de España. Muchos liberales y demócratas desean que el país entre del lado de estas potencias para que se contagie de sus valores.
Por ejemplo, Miguel de Unamuno, el 19 de septiembre de 1914, publica ¡Venga a la guerra!, en la publicación Nuevo Mundo. En dicho artículo, él expone que la guerra es una oportunidad de corregir la mediocridad y el poco sentimiento nacional de la época.
Ortega y Gasset defiende algo similar en una conferencia que ofrece en el Teatro de la Comedia de Madrid, titulada Vieja y Nueva Política. También crea, el 29 de enero de 1915, la revista España, de ideas republicanas, reformistas y aliadófilas.
Otros ejemplos son; Ramón Pérez de Ayala, que publica el Manifiesto de Adhesión a las naciones aliadas (no hace falta comentar más al respecto, ¿cierto?) el 9 de julio de 1915; Luis Araquistáin, que, junto a Unamuno, funda la revista El Liberal, o Manuel Azaña, que en 1917 da una conferencia llamada Los motivos de la germanofilia.
En enero de ese mismo año se funda la Liga Antigermanófila, que pretende explicar la relación entre la política española y los posicionamientos en la guerra. Se verá la división española en dos reuniones que tuvieron lugar en la Plaza de Toros de Madrid, y, bueno, luego esta sería prohibida y... En fin, que se monta tremendo berenjenal. Que encima se mezcla con la crisis de 1917.
Germanófilos: Son tanto aquellos que rechazan la política internacional inglesa como los valores republicanos franceses. Además, ponen a Alemania como modelo ideal para España. En otras palabras; amantes del orden que representan los germanos.
Estos publican en revistas como Germania. Ejemplos son Antonio Maura (político español que varias veces ocupa el puesto de presidente del Gobierno durante esos años), o Jacinto Benavente, que el 18 de diciembre de 1915 publica el manifiesto Amistad hispano-germana en La Tribuna. En él defiende que la guerra no es un enfrentamiento de la libertad contra Alemania, que el imperio de Guillermo II es un modelo ideal y que Inglaterra es la causa de la mala situación del país.
Neutrales: Se les acusa de estar defendiendo de manera encubierta a los alemanes; se les pone en el mismo saco que a los germanófilos. Valoran los lazos de España con ambos bando, o son conscientes de la situación en la que está el país.
Eugenio D'Ors es uno de los únicos ejemplos de intelectuales. Funda una revista junto a sus compañeros de la agrupación Comitè d'Amics de la Unitat Moral d'Europa, que se denomina Els Amics d'Europe. También está Eduardo Dato, presidente del Gobierno al momento de declarar la neutralidad, y que logra mantenerla durante los años que dura (a pesar de que la crisis de 1917 causa que los gobiernos duren muy poco y se deba turnar con todos los demás).
Además de, bueno, el propio Rey.
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2. In Flanders' Fields
Y termino con este pequeño detalle. A pesar de que la amapola roja no se convierte en símbolo de los caídos durante la Gran Guerra hasta 1921 (actualmente se lleva en el Remembrance Day, el 11 de noviembre por el día en el que se firmó el armisticio en aquel vagón en Compiègne), el poema de In Flanders' Fields —En los campos de Flandes—, escrito por John McCrae, teniente coronel médico del Cuerpo Expedicionario Canadiense desplegado en Flandes, fue publicado el 8 de diciembre de 1915.
Teniendo en cuenta todo lo que tiene Bélgica encima —em... mucho H.C. que desarrollar aquí, y creo que se deja más o menos entrever en el capítulo. Si no lo hace, pues... lloro—, no me parece descabellado que tome dicho símbolo como suyo.
El poema hace referencia a que todas las bombas que cayeron sobre los campos de batalla cambiaron la composición de la tierra, y la hicieron ideal para que empezasen a florecer amapolas rojas. No solo en Bélgica, por supuesto, sino también en Francia, pero es Flandes el lugar que nombra el poema.
(Ahora son una plaga en esas zonas, pero, ¿sabéis qué? Me da igual. Es un detalle bonito).
Intento de traducción al español del poema (porque, ya que lo tuve que hacer una vez...):
«En los campos de Flandes, las amapolas se mecen. Entre las cruces, hilera a hilera, que marcan nuestras tumbas; y en el cielo. las alondras, que aún cantan con valentía, sin apenas ser escuchadas por el fragor de los cañones.
Somos los muertos. Hace unos días, vivíamos, sentíamos el amanecer, veíamos el brillo del atardecer. Amamos y fuimos amamos, y ahora yacemos en los campos de Flandes.
Tomad nuestra lucha con el enemigo: A vosotros con nuestras débiles manos os cedemos la antorcha; sea vuestra para sostenerla alto. Si rompéis vuestro compromiso con nosotros, que hemos fallecido, no descansaremos, incluso aunque las amapolas florezcan en los campos de Flandes.»
(Aquí el enlace al original, en inglés).
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