#roberta iannamico
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DESPERTAR
Me da besos
a la mañana
pienso que el amor
es animal
una cercanía de hocicos,
él es un perro
y yo podría ser una gata
con la cara ancha.
- Roberta Iannamico. Muchos poemas (2008)
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EL ARTE DE ESCRIBIR AL SOL
Roberta Iannamico
Poesía argentina, 2023
ISBN 978-987-4430-29-8
110 páginas
Roberta Iannamico vuelve de los paseos con sus colectas diarias para avivar el fuego, corazón del hogar: amistad, alimento, visiones, flores, conocimiento. Se raspa en el intercambio asombroso con los seres que comparten su hábitat, donde todo lo viviente tiene algo que enseñar. Andando los cerros, arroyos, montañas, ríos, llanuras, mares y bosques, los poemas abren caminos de justicia y belleza.
Roberta Iannamico nació en Bahía Blanca en 1972. Actualmente vive en Villa Ventana, provincia de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía El zorro gris, el zorro blanco, el zorro colorado (Vox, 1998), Mamushkas (Vox, 2000), El collar de fideos (Vox, 2001; Lux 2021), Tendal (Del Diego, 2011), Celeste perfecto (Crudo, 2003), Dantesco (Vox, 2006), Muchos poemas (Neutrinos, 2017), La medialuna (Belleza y Felicidad, 2010), El día nuevo (autoedición, 2013), Nomeolvides (Vox, 2015), Qué lindo (Zindo & Gafuri, 2015) y la poesía reunida Rosa: Poemas 1997-2021 (Gog & Magog, 2021). Publicó varios libros de poesía para las infancias. Es cantautora. Coordina talleres de poesía para niñxs y adultxs. Codirige la Editorial Maravilla. Es miembro fundadora y activista cultural en la Biblioteca Popular Macedonio Fernández.
Obra en tapa: Juan Hernández
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Feliz año nuevo
#ediciones neutrinos#edición independiente#literatura argentina#libros#poesía#edición#luciana caamaño#pablo katchadjian#roberta iannamico#alan courtis
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Roberta Iannamico
Dantesco
“No con palabras, con mejor acero,
si el juicio en el camino no tropieza.”
Era el mejor día de primavera
después de haber tomado refugio
en la casa de Patricia
descansado comido y bebido
emprendí el regreso
Patricia me acompañaría
hasta mitad de camino
ella me guiaba
era un campo abierto y brillante
en plena tarde
cuando nos despedimos
frente al tanque de agua
al final
de la hilera de árboles
ella dijo
-qué hermoso
el camino que nos separa-
le pedí que me indicara
una dirección
(valiente bramachari
con una remera de cielo
y un bolso cruzado)
-debe ser por allá-
y señaló una tranquera
imposible no verla
una tranquera blanca
abierta
justo en la línea del horizonte
un horizonte alto
y curvo
que hacía notar
la redondez de la tierra
la abracé dos veces
y la ví desaparecer
ni bien pegó la vuelta
empec�� a caminar
liviana
presa de un profundo bienestar
cuando llegué a la tranquera
la luz me pareció extraña
y tan fabulosa
que creía estar mareada
árboles sin hojas
a los costados de la entrada
hermosos árboles
eran los guardianes
y yo quedé en ese instante
por completo enamorada
decía ahhhh, ahhhh
no podía dejar de exclamar
de suspirar
frente a esos árboles
(la luz ponía de un leve amarillo
los troncos gris blanquecino)
frente a la puerta dudé
¿es cruzando esta puerta
el lugar?
porque el que acababa de pasar
no podía ser más lindo
la inclinación de los árboles
me dio a entender
que del otro lado
era todavía mejor
crucé
fui entrando de a poco
a ese campo sembrado
verde brillante el pasto
completamente parejo
el cielo celeste y el sol
no podría explicar con palabras
lo que yo sentía
en ese lugar
caminaba
olvidada de mi cuerpo
como si estuviera
hecha de espacio
y a la vez conciente
de la gran belleza
y de que había algo
que no era normal
se me ocurrió mirar al sol
(éramos el pasto, el cielo
el sol y yo)
y vi nada menos
que el sol
que no es con puntas
como se lo dibuja
es absolutamente redondo
y todo luz
podía diferenciar
el sol de sus rayos
rayos de luz
que se expandían
por todo el aire
cuando llegué al alambrado
comprendí
que comenzaba el descenso
crucé el alambre
y todo era naturaleza
piedras tierra
yuyos de distinto tipo
era bello pero ya no celestial
cierta semilla de temor
aparecía en mí
mientras bajaba
con el sol
un águila mora
fue el primer ser que vi
planeaba en círculos
por encima mío
me asustaba un poco
su cercanía
su vuelo rasante y su canto
y me di cuenta
que no se puede decir con letras
el canto de un pájaro
si quisiera escribirlo acá
no podría
tomé el ritmo de ese canto
para caminar
una liebre salió corriendo
cuando pasé por al lado
una liebre de ese dorado oscuro
del que suelen ser las liebres
(no sabía que eran tan grandes
las liebres)
mientras bajaba
cierto temor me acompañaba
crucé un campo
de plantas secas
caídas
sobre la tierra
caminaba esquivándolas
como a cadáveres
que eran
sabía
que no tenía
nada que temer
pero estaba tensa
exageradamente alerta
y comprendí
que el camino estaba marcado
sólo debía seguirlo
con gran comodidad
aparecieron los chimangos
más abajo las palomas
y ya casi se oía
el ladrido de los perros
de mi pueblo
siguiendo ese camino
que extrañamente aparecía ante mí
llegué al arroyo
crucé el arroyo
por un camino de piedras
allí dispuesto
una piedra muy grande
por la que tenía que pasar
era como una cabeza calva
con pasto como pelos
en forma de corona
me pareció la cabeza del Dante
o de mi abuelo Pascual
que sin duda se le parecería
Pascual Ian amico
el amigo de juan
(sin duda Boccaccio)
me reencontré con el arroyo
como con un hermano
era en la orilla
una plataforma de piedras
me imaginé un lugar
para oficiar ceremonias
ahí hice pis
di media vuelta y crucé otro alambrado
el sol justo se ponía
y yo entraba en mi aldea.
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Hoy en la #Galería la tercera ilustración de Jimena Tello. Ella cuenta en una entrevista cómo la influencia familiar fue fundamental para su vocación artística: “Nuestra casa estaba llena de bibliotecas con historietas (...) vivíamos en París, así que hacíamos visitas al Louvre, teníamos a mano todos los museos, y cuando llegó la hora de definir una carrera, en Francia hay escuelas de arte muy fuertes para poder dedicarte de lleno a eso. Tener historietas en mi casa me llevó naturalmente al formato libro y, en particular, a los libros para chicos. Ese combo entre el libro y las bellas artes es lo que me encanta, porque uno cuenta historias y porque la ilustración toca otros ámbitos del arte: el cine, la comunicación, la publicidad, la historieta, la literatura”. Esta imagen pertenece al libro Cereza y Kiwi, con texto de Didi Grau y editado por Edelvives. En nuestro afán de provocar encuentros, la acompañamos con este poema de Roberta Iannamico Paseo Tarde nublada pájaros cantan sobre un fondo de silencio total todo está detenido salvo algunos autos que perezosos pasan salvo los pájaros que pasean por la tierra aprovechando la tranquilidad yo voy a pasear por el cielo un día de estos como turista tímida y sin dinero nada más caminar andar volar mirar y estar. #poesía #ilustración #binomiofantástico #jimenatello #galeríadecosas #cosasinvisibles https://www.instagram.com/p/CCOBSalpsLQ/?igshid=1fpr74rt9adm4
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Dos de Mary Oliver o la versión gringa de Roberta Iannamico
EL GATITO
Ante todo asombrada
tomé al gatito que nació
muerto completamente negro
con un solo ojo grande
en la mitad de su pequeña frente
del moisés de la gata
y lo enterré en un campo
a espaldas de la casa.
Tal vez se lo podría haber donado
a algún museo,
podría haber llamado al diario
de la zona.
Pero en vez lo llevé hasta el campo
y abrí la tierra
y se lo devolví
diciendo: era real,
diciendo: es infinitamente creativa la vida,
diciendo: cuántas otras maravillas
yacen en la simiente oscura de la tierra,
sí, creo que hice bien en salir sola
y regresarlo en paz, y cubrir el lugar
con las flores audaces de los yuyos.
EL PEZ
El primer pez
que atrapé en mi vida
no quería quedarse
quieto dentro del balde,
sino que se sacudió y succionó
la abrasadora
extrañeza del aire
hasta morir
con la lenta efusión
de un arcoíris. Luego
corté su cuerpo y separé
la carne de la espina
y lo comí. Ahora el mar
está dentro de mí: yo soy el pez, el pez
reluce en mi interior; juntos nos alzan,
nos enredan, sin duda caeremos
al mar de nuevo. Con dolor
y dolor, y con más dolor
nutrimos esta trama frenética, el misterio
nos alimenta.
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Fronda
Hay plantas
que ponen toda su fuerza
en la raíz
otras en dar hojas
o crecer para arriba
yo sería de las que se van en hojas
muy desarrollada a simple vista
pero cualquier vientito y chau.
Roberta Iannamico.
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Frente al castillo
pero lejos
unos árboles tensos
como brujas
atrás otros
sauces llorones petrificados
más atrás del bosque
brumoso
mis pasos son un susurro
en el pasto húmedo
miro a mi perro
el Bandido
y no lo reconozco
es igualmente negro
pero otro animal
tengo que preguntarle
¿Sos el Bandido?
es el Bandido
pero transformado
completamente
Roberta Iannamico, El collar de fideos (2001)
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Caperucita Roja era una niña que vivía en la Quebrada de Humahuaca. Un día su mamá le pidió que llevara unos ricos tamales a la casa de su abuela, que estaba cruzando el cerro, del otro lado del bosque de cardones.
Autores: Carzon Walter, Iannamico Roberta
Editorial: ALBATROS
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#cuentostradicionales#cuentosclasicos#reversion#vertical-align: inherit;#<font style=><font style=>cuentos </font></font>
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Título: Muchos poemas
Autorx: Roberta Iannamico
Género: Poesía
Año de edición: 2017
Editorial Neutrinos
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Título: Muchos poemas. Segunda edición
Autora: Roberta Iannamico
Poesía
Año 2021
Link a la primera edición
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Misterio que atrae y guía
Prólogo a la nueva edición de El collar de fideos de Roberta Iannamico (Vox/Lux, 2021)
He visto gatos imantados por el humo vaporoso del poema, sentarse arriba de los libros que los portan como si fuesen portales, entre medio de las personas que se dan el intercambio o en la falda de la que lee y se las ingenia para esquivar la cabeza del gato que hay entre ella y el poema. Una vez estaba en un patio mirando a un gato en un tanque de agua lejano y le leí un poema, estaba sola, y no puedo contarlo sin que parezca exagerado pero el gato, lejos y arriba, se dio vuelta abruptamente, de la manera que nunca se dan vuelta los gatos cuando son llamados por su nombre. Casi sin perder contacto visual, lo vi escalonear en tejados, tapiales, techos de chapa, aires acondicionados, un cantero, el pasto y subir a mi falda con la confirmación de su presencia ronroneante. Como si la poesía fuera un aparato que se prende y el gato viniera a enchufarse. Una especie de hechizo.
Hay algo que nos congrega alrededor de los pensamientos y las emociones de otros seres humanos, porque vivir es realmente un misterio, y muchas veces la poesía sirve para espiar los modos de vivir que los demás inventan o traen consigo. Vivir en un sentido amplio, experiencial, no solo cultural o rutinario. Fernanda Laguna dice que "una obra es la posibilidad de que una experiencia única sea rearmada dentro de otra persona". Posibilidad porque –para qué mentir– estar frente a una obra no garantiza la experiencia. Hay algo de lo intrínsecamente humano que resulta curioso e irresoluble y que en contacto con los acontecimientos puede reconfigurarse. Cada nueva generación también tiene la posibilidad de reinventar lo que se supone que es propiamente humano. El desarrollo de vidas singulares, muchas veces incomprendidas, inspiran a quienes viven la fortuna de su encuentro. La poesía amplía en el espacio y el tiempo esa posibilidad.
Si en cada época se echa luz sobre determinadas cuestiones –dice Agamben–, contemporáneo es quien sabe mantener la mirada fija sobre las sombras, “capaz de escribir mojando la pluma en las tinieblas del presente”. Me gusta pensar que en la poesía, lo dado a la luz, aquello iluminado, se encuentra aún en el futuro, que la poesía trabaja sobre la sombra de algo todavía no evidenciado, y eso podría explicar la existencia de poemas premonitorios, de metáforas que con los cambios de época se corporizan y se vuelven casi literales, o formulaciones enigmáticas que se vuelven evidentes porque el contexto de su referencia cambió.
En gran medida el poema trabaja con una materia que desconoce. Es por eso que escribir es una aventura y un poema es un modo de saber.
Hay poetas que son como médiums entre un mundo, en el que viven, y otro. Ambos mundos son a la vez conocidos y desconocidos. Solo que les poetas no saben qué conocen de ese mundo que desconocen, y un poema sirve para descubrirlo. Alguien, siquiera la persona que lo escribió, ¿puede saber exactamente qué es lo que dice un poema? En todo caso, habría que diversificar las experiencias tanto como sea posible para que un poema pueda resonar de muchas maneras.
En una entrevista leí a Roberta decir que les niñes, a diferencia de les adultes, tienen con la poesía una relación absolutamente natural y que lo que “no se entiende” (tal vez palabras desconocidas o construcciones poco convencionales) no es vivido como frustración sino como misterio que atrae y guía". Esto me retrotrajo al momento de la infancia en que descubrí el gusto por los libros y las palabras y creí que la poesía era el arte de exponer sentimientos dramáticos de una manera complicada. Yo, que no había tenido un amor, trataba de ubicar en poemas de corazón roto la palabra ironía, cuyo significado desconocía, por el solo hecho de ejercer mi derecho de usarla.
Hace unas semanas visité a Luján, mi hermana de once años, ya era de noche y ella, que tenía que levantarse temprano para ir a la escuela, estaba desvelada. Me dijo "no sé qué soñar" y me pidió que le leyera un poema. Como tenía a mano el celular le leí poemas cortos de Roberta que me lanzaba el buscador. Más de una vez me detuve al sentir que su respiración ya era lo suficientemente honda, pero inmóvil y con los ojos cerrados pedía: "otro". Pensé en lo hermoso que sería dormirse en un poema de Roberta, o despertarse en un poema de Roberta del otro lado de los sueños.
Roberta, que escribió libros de literatura infantil, descubrió que en realidad sus poemas “para grandes” eran muy permeables en lectores de menor edad. Es que no hacen diferencia de especies, reciben a lo que sea que venga a su encuentro: adultes, niñes, adolescentes, lectores especializados y novatos, animales, plantas, fantasmas, astros, seres fantásticos.
Las rodillas verdes de bichijear, probándose frutas de narices, haciendo de flores su corona, viendo en el espejo un gesto oscuro venido del pasado, enamorada del amor, pasando de mano en mano en fiestas de humanos, dejando paso a lo oscuro, la soledad y el silencio necesarios para escuchar que un pájaro llama a su puerta, tropezones, caídas, tobillos salpicados de pis, gracia y torpeza, su poesía construye un entorno habitable y nada ingenuo.
Un collar de fideos presenta, culturalmente, la imagen de una artesanía de hechura infantil, manualidad de jardín de infantes para el día de la madre, objeto de valor sentimental cuyas aplicaciones son alimento no perecedero. Qué será del niñe que advierta que aquella pieza alegremente recibida y festejada no se incorpora al uso cotidiano de los aritos, anillos o cadenitas que se portan diariamente para ir al almacén, ni se reserva entre alhajas delicadas esperando la ocasión elegante que nunca llega? En el poema que le da título a este libro, un collar y una pulsera son fabricados, fideo a fideo, para una misma, devolviéndoles la posibilidad de una vida inesperada. Joyería sin valor de cambio, desjerarquizadora de acciones adultas e infantiles, enfatizadora de los movimientos de las manos, las hermosas manos.
Daiana Henderson
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Salió Rampante Nº 3 | Casas y caminos.
El periódico que hacemos con Lisa Daveloza y muchxs amigxs, para lxs niñxs de ayer y hoy y del mañana. Coleccionable.
Esta vez, ilustrado por Eleonora Arroyo. (Foto)
Como siempre -en la última página- una historieta de Max Cachimba.
Escriben en este número: Miguel Afonso Esteves, Elian Chali, Juan Manuel Costa, Roberta Iannamico, Pedro Lisdero, Ana Paula Méndez, Agustina Merro, Luciano Saracino y Eric Schierloh.
Gracias a todxs ellxs.
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Segunda imagen de María Pascual de la Torre en la Galería de Cosas. La de hoy integra el libro album "Malacatú" (editorial A buen paso, 2018) en el que le da vuelta como una media a la cotidianeidad para mostrarnosla de una forma desafiente y provovadora: a veces ¿no te gustaría transformar a tu mamá en pasta de dientes?, ¿o en otra cosa –preferentemente muda–? ¿Tu papá es experto en hacerse el distraído? ¿Te sorprende mirar a tu hijx y que no sea un monstruo? El humor y la ironía se convierten en dibujo y nos habilitan a hacer preguntas políticamente incorrectas.
Les invitamos a ver más de su obra acá: http://www.mariapascualdelatorre.com/
Para el cruce con la poesía, elegimos las palabras de otra pícara que admiramos, Roberta Iannamico:
Las cosas
Siempre con las cosas la ropa los platos los huevos duros el agua de la canilla los juguetes tirados lo caliente lo frío lo suave lo pesado las cosas que entran en una mano eso es lo que tengo para armar un mundo.
¡Feliz primavera!
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You can read 6 poems from my translation of Roberta Iannamico’s “Tendal [Wreckage]” in the new Seedings!
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Como Gepetto
En la panza de la ballena
enciendo una vela para escribir
las costillas son un arcoíris sin color
un templo donde escucho mi propia voz
afuera el mar baila solo.
Roberta Iannamico
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