#recordándole
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minbyuns · 14 days ago
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* ‘  si hay un laberinto gigante, ¿cómo no va a ver pastel? estaría decepcionado  ’  no era fanático de los dulces, pero reconoce que era un cumpleaños, lo único que lo detiene de pensar en el pastel es el hecho de que tenía que ser uno suficientemente grande para todo el pueblo. pero va, que ha visto varios casos y existen. además, le ayudaría así a ayudar su causa con el duo de padre e hija y jangmi recibiría su dulce.   una risa ligera se le escapó, mostrando sus dientes en una sonrisa sincera. ‘  se llaman minju y minsi, la próxima vez que las veas puedes saludarlas  ’  olvida algo importantísimo, es que no le ha mostrado una foto de los tres. detalles, piensa jaemin, no sabe que tantos pares de gemelas idénticas habrá en ese lugar.  ‘  así es, minju ya vivía aquí antes y nos escribió para vivir juntos en el proyecto  ’  entre otras circunstancias, piensa. que las tragedias los iban a unir, pero esa era historia para otro día. ‘  ¿también llegaste con el proyecto o vivías aquí antes?  ’ camina junto a ellos, tranquilo de la vida, principalmente porque los dos eran fáciles de llevar, una conversación amena y amable no se encontraba en todos lados.  ‘  ah, tuve el placer una vez, aunque pasé muy rápido creo que te perdí–  ’  es interrumpido por la niña, cuyo comentario lo hace alzar sus cejas y observar al padre. que modesto.  ‘  mira nada más, también periodista, ¿qué tipo de artículos escribías?  ’  aquello sí que le pica la curiosidad, esa línea entre dueño de librería y periodista se le hacía de lo más interesante.  ‘  como hablaste de tus dos profesiones haré lo mismo  ’  menciona mientras mirada va hasta la mesa de postres dando con los cupcakes de forma rápida.  ‘  solía ser cirujano deportivo,  ’  toma entre sus manos el cupcake decorado con un limón amarillo,  ‘  aquí soy médico farmacéutico así que ahí puedes encontrarme. no conozco mucho más de aquí así que por ahora la farmacia es mi lugar favorito  ’ al terminar de hablar le da un mordisco, llenándose las mejillas de dulce. 
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‘ me encantaría que hubiera pastel ’ las palabras de yonggun se enmarcan en unas comisuras elevadas, un poco más despreocupadas y entretenidas por las posibilidades más mundanas que se le brindan. a jaemin poco lo conoce, pero qué sencilla hace la comunicación. a él le provoca una curiosidad mayor el cuestionarse cómo es que no le molesta estar inmiscuido en una situación así, con un padre e hija que media hora atrás ni conocía. le preguntará a la próxima de dónde es que saca la paciencia.
« ¿gemelas? » eso llama la atención de jangmi, años atrás le había insistido en cuánto quería une hermane. « woah, me parece súper interesante. quizás sí las vi, pero confundí una con la otra, o pensé que eran la misma … » a yonggun le hace un poco de gracia porque él pensó exactamente lo mismo, por suerte, le cede la oportunidad de cuestionar algo más serio: ‘ ¿vinieron juntos por el proyecto? ’
« ¡yo quiero el de cheesecake! » padre e hija emprenden camino en tal dirección y él busca mentalmente una forma más adecuada de compensarlo. algo se le ocurrirá, quizá, con la cháchara, puedan venirle más ideas. ‘ ¿conoces la librería tales & tomes? es mi negocio ’ mientras habla siente la mirada de jangmi sobre sí, que irrumpe: « no es sólo eso, ¡es periodista! escribe sobre un montón de cosas y ha hecho millones de viajes » es cierto que a la menor le encanta leer sus escritos pero, ¡qué vergüenza que lo mencione así! ‘ ya no me dedico de forma tan activa a ello, me viene bien la calma de la librería ’ incluso si la obsesión por mejorar las ventas no le abandona del todo. ‘ ¿a qué te dedicas tú? ’
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sweetillnessofm · 9 months ago
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¡hola! antes que nada escribes muy bien, y fui fan de tu trabajo pasado, sigue así🫶
queria pedir algo de rough angry sex con enzo🫣después de una discusión!!
holii, aparezco gente, gracias por tus comentarios bonitos anon🫶 espero esto les guste 😪
kiss and make up☆
(one shot)
ADVERTENCIAS/TAGS🗯: enzo vogrincic x reader, smut, rough sex, fingering, kinda mean enzo(?), hair pulling, cum swallowing
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todo empezó por una mandarina.
o bueno, eso creyó enzo al principio.
desde que despertaron ambos en la mañana, el mayor pudo notar que tus ánimos no eran los mejores. apenas dándole los buenos días te dirigiste a la cocina para hacer el desayuno; sin ni siquiera un beso, o un abrazo, ni el típico rato que pasaban enrollados uno con el otro entre las sábanas disfrutando del calor corporal... pasaste de él.
trató de no hacerse mucha mente y unos minutos después bajó a la cocina donde te encontró de espaldas, frente a un sartén del cual se desprendía el olor de unos panqueques. se acercó hacia ti con pasos un tanto ruidosos para que no te asustaras cuando sintieras sus brazos rodear tu cuerpo, y apoyó su mentón en tu hombro cariñosamente, observando desde arriba los alimentos que preparabas.
"te comiste mi mandarina, enzo" espetaste con fastidio, saliendo de su abrazo y moviéndote hacia el tacho de basura para desechar unas cáscaras.
"¿cómo?" respondió con el ceño ligeramente fruncido, sintiendo genuina confusión.
"anoche, anoche cuando llegaste te comiste la mandarina que dejé en la heladera" te giraste hacia él enfrentándolo. "ya yo estaba dormida" murmuraste y devolviste tu atención al sartén caliente.
el castaño pareció recordar su travesura. "aah, sí, sí. sí me la comí, pero no creí que te molestaría, chiquita" dijo con un tono suave y se volvió a acercar a tu cuerpo "perdoname, no es tan grave, sabés que puedo salir a comprar más-".
giraste los ojos, más enfadada que antes. "déjalo, ya, no hace falta" serviste en los platos de cada uno los panqueques y le tendiste el suyo a enzo "toma, provecho".
consumieron sus desayunos en silencio, evitabas la mirada del castaño a toda costa con tus ojos fijos en el plato. confundido y pensativo, enzo quiso preguntarte si realmente era una simple mandarina lo que había causado tanta molestia en ti, cuando fue interrumpido por el sonido de una de sus alarmas recordándole que se le estaba haciendo tarde para llegar al trabajo, que era una nueva película en la que llevaba dos meses participando.
se disculpó contigo y te dio un beso en la frente antes de lavar su plato y subir a la habitación a prepararse, dejándote con la mirada perdida en la mesa y terminando tu desayuno sola.
en algún tiempo libre del día te llamaría y trataría de arreglar las cosas, pensó, no podían quedar mal por un pequeño error de él y una simple fruta. sí, definitivamente eso haría.
si tan solo hubieras contestado sus llamadas.
llegó el mediodía cuando sentiste la primera vibración de tu celular, y en vez sentir felicidad al ver el nombre de "mi vida ♡" en la pantalla, solo sentiste tu pecho llenarse con un incómodo sentimiento de enojo. lo mismo fue con la segunda, con la cuarta, y la séptima llamada, tanto así que llegó a un punto donde tuviste que silenciar por completo el aparato.
no estabas segura de por qué actuabas así, te sentías como una nena malcriada hasta cierto punto, pero supusiste que era por los días que llevabas acumulando tus sentimientos reales.
obviamente tu malestar no era por una mandarina, eso solo fue un gatillo para que se disparara tu estado de ánimo reprimido. la realidad era que te sentías descuidada por enzo.
desde que empezó con su nuevo papel pudiste notar como cada vez pasaban menos tiempo juntos; habían menos oportunidades para salir, para las actividades que solían hacer antes, para tener sexo. apenas teniendo un corto momento en las mañanas para poder sentir el calor y el cuerpo del otro antes de que el mayor se despidiera, no era suficiente. te hacía mucha falta y sentías también que no tenías siquiera el tiempo para poder expresarle cómo te sentías.
al principio era tristeza pura lo que te llenaba pero con los días se transformó en rabia. porque enzo parecía no darse cuenta y parecía que no se sentía afectado.
cayó la noche y estabas saliendo de la ducha cuando escuchaste la puerta de la habitación abrirse.
"¿amor?" escuchaste la voz preocupada del castaño "nena, qué pasó? te llamé mil veces y no me contestaste ninguna, me tenías mal" se acercó rapidamente a ti cuando te vio salir del baño envuelta en una toalla. "de verdad necesitaba hablar con vos, pero sabés como es todo, no podía regresarme a la casa" tomó tus manos entre las suyas, mirándote preocupado.
"disculpame, me quedé dormida" respondiste tosca. te soltaste de su agarre y fuiste al ropero a buscar tu pijama.
"pero por qué no me devolviste las llamadas?" siguió tu andar con su mirada y chasqueó la lengua. "mirá, no sé si realmente estés así por la estupidez de la mandarina, te dije que podía comprarte más, pero si no es eso necesito que me digas ya qué carajos tenés".
notaste como progresivamente su tono de voz dejaba de ser suave y comprensivo para volverse más alto. "desde que despertaste me tratas diferente, ni siquiera un beso nos dimos. todavía en la cocina me girás los ojos y me sacás de encima así sin más, y en todo el desayuno me ignoraste, te buscaba la mirada y nada" negó con la cabeza.
"entonces aparte de eso te llamo porque realmente me preocupa estar bien con vos, porque sos mi mujer y te amo, y qué recibo? el jodido buzón" se pasó una mano por el cabello, con estrés. "no soy adivino, necesitamos comunicarnos, entendelo".
"te preocupa estar bien conmigo?" esta vez fue tu turno de responder, alterada. "te preocupa tantísimo que en estos dos meses te has distanciado un montón y hasta ahora sigues sin darte cuenta?" estabas casi gritando, finalmente le estabas contando la verdad, aunque en una circunstancia que se pudo haber evitado. "andate al carajo" te giraste hacia el ropero de nuevo buscando la ropa, esperando de espaldas a él con la piel erizada una respuesta filosa de su parte.
"entonces era eso," rió con amargura "te costaba demasiado decirlo desde antes? sabés lo importante que es decirnos este tipo de mierdas, dios" con cada oración se iba acercando más a ti. ajena a ello seguiste buscando entre las gavetas.
continuó "parece que sí, porque tuviste que esperar y llegar a este punto, para que yo llegara cansado del rodaje y en vez de ser recibido con un abrazo al menos, soy recibido con este berriche". te diste la vuelta rápidamente hacia él para protestar cuando lo encontraste muy cerca de tu cuerpo, con sus ojos clavados en ti.
teniéndolo tan cerca pudiste observar con detalle su expresión. iracundo, con el cabello desordenado, el ceño fruncido, los ojos llenos de agotamiento y una mandíbula apretada, tensa.
realmente esta era una parte de enzo que no conocías, porque sus discusiones solían ser tan tontas y reducidas que ninguno de los dos acababa enojado propiamente. claro, hasta ahora.
algo que no esperabas en lo absoluto era que tal cosa empezara a causar una humedad entre tus piernas...
tal vez ya te estabas volviendo loca por la falta de sexo.
negaste con la cabeza tratando de deshacer tus pensamientos. "es esto solo un berrinche para ti, enzo?" soltaste con rabia. "dime, crees que no me afecta estar jodidamente sola acá en la casa? nada más que esperando como imbécil a que llegues tarde por la noche y ni siquiera podamos hablar un rato, porque llegas durmiendo. y ni hablar de los días libres donde nada más lees y lees guiones".
caminaste pasando de él y dijiste a lo ultimo "hace cuánto tiempo que no cogemos?" el tono de tu voz ya había bajado, casi en derrota.
al ver que enzo se quedó de espaldas a ti sin responder, suspiraste y te quitaste la toalla que envolvía tu figura, para empezar a vestirte.
con la mirada fija en el suelo, a punto de deslizar por tus piernas las bragas que escogiste, sentiste como enzo se abalanzó sobre ti haciendo chocar tu espalda contra la pared que había detrás de ambos, con su boca empezando un camino de mordidas y chupetones nada suaves en tu cuello, hacia tus hombros y clavículas.
gemiste agarrando sus brazos, sintiendo sus manos recorrer desesperadamente tu desnudo cuerpo y bajar hacia tu culo, el cual amasó con fuerza acercándote lo más posible hacia él. en un movimiento involuntario abriste las piernas, lo cual aprovechó el mayor para introducir una suya en el espacio entre ellas y poder rozar su muslo contra tu coño.
jadeaste al sentir la fricción de la tela contra tu clítoris y empezaste a mover tus caderas con la intención de estimularte más, cosa que no lograste por el fuerte agarre que tenía enzo en estas. en cambio, sentiste como este empujó su pierna ásperamente contra ti, restregándola de atrás hacia delante y mojando la tela con tus jugos en el proceso.
"entonces lo que querés es que te coja, no?" musitó contra tu oreja, soltando una pequeña risa sin gracia al escuchar tus agudos gemidos.
desviaste tus ojos hacia algún punto de la habitacion, evitando su pregunta.
detuvo los movimientos de su pierna mirando con sorpresa el desastre que estabas haciendo en su pantalón "mirá como estás de mojadita... acaso te calienta que discutamos? mhm? decime".
tomó con fuerza tu mandíbula obligándote a mirarlo. "te calienta que me enoje con vos".
no querías admitirlo aunque en el fondo sabías que era cierto. era algo que nunca habías sentido hasta ahora. "puede ser" dijiste sin aliento "igual, n-no puedes culparme, si estoy así es porque me has descuidado".
"ah, en serio?" dijo bajando su mano hasta tu coño e introduciendo dos dedos de golpe, haciéndote soltar un grito ahogado. "no sabía que por unos cuantos días sin sexo te volverías tan sucia, sos terrible".
esto no era nada parecido a las otras veces que tenían relaciones. esta vez eran acciones bruscas y descuidadas, movimientos en los que podías sentir el enojo de enzo y tal vez la misma desesperación que tu llevabas sintiendo hace semanas. todo muy distinto a las caricias delicadas y palabras de amor a las que estabas acostumbrada
y te estaba encantando.
enzo comenzó a mover sus dedos rápidamente dentro de ti, abriéndolos y cerrándolos en forma de tijeras ocasionalmente para poder estirarte, con su otra mano todavía sosteniendo tu cara con firmeza. sus bocas se rozaban sin llegar a besarse como tanto anhelabas, cada vez que intentabas acercarte al mayor este se separaba burlándose de ti y causando que formaras un puchero.
"aw, qué pasa amor, ahora querés que te bese?" dijo el contrario con falsa inocencia. "no fuiste vos la que me estuvo rechazando toda la mañana?"
sintió como te apretabas alrededor de sus dedos, intentando callar tus gemidos, y empezó a dar movimientos circulares en tu clítoris con su pulgar sabiendo que así no podrías contenerte. "estás cerca chiquita?"
"s-sí en, no pares, por favor-" los jadeos y gemidos comenzaban a salir de tu boca cada vez más fuertes.
curvó sus dedos golpeando con fuerza tu punto más dulce, y cuándo sintió tu cuerpo entero tensándose a punto de derrumbarse ante el orgasmo, los sacó por completo dejándote vacía, lloriqueando con tu coño pulsando alrededor de la nada.
"no, no, enzo, p-por qué?" tus piernas flaquearon por el orgasmo perdido pero el fuerte agarre del castaño en tu cuerpo te mantuvo firme.
"perdoname chiquita, pero quiero que nada más te corras conmigo adentro". llevó sus dígitos mojados de ti hacia tus labios y sentiste tus propios fluidos en ellos. "si tanto querías que te cogiera..."
"chupalos" dijo en referencia a sus dedos y abriste tu boca obedientemente succionandolos con vigor, saboreándote a ti misma, hasta que los dejaste limpios.
enzo te encaminó hacia el tocador que estaba al otro lado de la habitación, tus caderas chocando con la madera de este al llegar. te giró bruscamente dejándote ver en el gran espejo el reflejo de la imagen tan caliente de ese momento.
un enzo totalmente vestido, ocupado desabrochándose el cinturón, detrás de tu figura desnuda y llena de las marcas que dejó previamente en ella con su boca y sus manos. tus mejillas rojas al igual que tu boca de tanto morderla.
sentiste como enzo separaba tus piernas con su pie desde atrás y finalmente deslizaba su miembro entre tus labios, esparciendo tu humedad en él.
"metemela ya, en" arqueaste tu espalda alzando tu culo hacia él, persiguiendo su polla "te lo ruego-"
"que impaciente saliste," susurró en tu oreja, y sin más demora metió de una estocada su miembro en tu agujero arrancándote un gemido lastimero. "tan desesperada por tener una pija dentro".
al instante comenzó sus embestidas duras y rápidas, jalando con su mano un puñado de tu cabello y con la otra agarrando fuertemente tu cadera, tan fuerte que estabas segura de que aparecerían marcas.
solo te quedaba gemir y lloriquear al sentir como golpeaba fuertemente tu punto dulce con la punta de su miembro. en parte sentías alivio de por fin tener su polla dentro de ti, y por otra parte un hormigueo nuevo de excitación te crecía en todo el cuerpo por la manera ruda en la que te cogía. apoyaste tus manos en la mesa del tocador como soporte y observaste en el espejo la escena que ambos hacían.
enzo se deleitaba mirando como su miembro desaparecía en tu coño con cada estocada, sus ojos fijos en la forma en la que rebotaba tu culo. jaló con más fuerza tu cabello haciendo que echaras tu cabeza hacia atrás y tu cuello quedase expuesto a su boca, con la cual empezó a succionar y moder tu piel nuevamente causando que tus ojos se pusieran en blanco.
"e-enzo, besame" drogada de placer suplicaste al mayor quien, sin reducir la rudeza de sus embestidas, soltó tu cabello y envolvió sus brazos en tu torso, pegando tu espalda a su pecho.
recostaste tu cabeza en su hombro cuando sentiste su mano tomar tu mentón y girar tu cara hacia la suya, juntando al fin sus bocas en un hambriento y desordenado beso donde sus lenguas se enredaban.
gemiste en la boca de enzo quien gruñía con desespero al sentirte apretar su miembro, por lo que rompió el beso y habló "ya te vas a venir, chiquita? sí?" sus caderas no dejaban de chocar contra las tuyas, lo miraste con lágrimas de placer formándose en tus ojos y asentiste. "venite, preciosa, venite sobre mí".
a pesar de tus intentos de mantener contacto visual, inevitablemente tus ojos se cerraron al sentir un orgasmo azotarte con fuerza. te estabas viniendo sin siquiera haberte tocado a ti misma. espasmos recorrían tu cuerpo y tus piernas se volvían débiles con temblores, mientras que tus paredes se contraían una y otra vez en la polla del mayor haciéndolo gemir por lo bajo.
la velocidad de sus movimientos se redujo, pero no la profundidad, penetrándote así a través de tu clímax y sintiendo el suyo cerca.
cuando el conocido hormigueo se hizo presente en su vientre, salió del calor de tu coño y te giró dejándote frente a él. te arrodillaste aún temblorosa entendiendo el mensaje.
"abrí la boquita, amor" jadeaba mientras masturbaba su miembro frente a ti, moviendo su mano con rapidez.
obedeciste y abriste la boca, acercándola a la punta donde con tu lengua trazaste pequeños círculos llevando al castaño al límite. sentiste las calientes tiras de semen caer en tu boca, la cual cerraste tragando entero ante la mirada oscurecida de enzo.
la abriste de nuevo y sacaste tu lengua ante él, mostrándole que no dejaste nada. te ayudó a levantarte del suelo y empezó a besarte con desespero envolviendo tu cintura con sus fuertes brazos.
"perdoname por descuidarte, mi vida" rompió aquel beso juntando sus frentes, y habló con el tono de voz calmado que usaba siempre, ya relajado. "tenías razón, no me estaba dando cuenta de lo mucho que me hacías falta".
"no, perdoname tu a mí. sí debí decírtelo antes" susurraste acariciando su mejilla suavemente con tu mano.
"crees que me pasé?" el castaño recordó de repente la rudeza de su actuar hace unos momentos, escaneando tu cuerpo y observando todas las marcas que dejó en él.
"definitivamente no," no pudiste evitar soltar una pequeña risa ante su preocupación. "de hecho, creo que deberíamos discutir más seguido, no lo sé" bromeaste y reíste más al verlo lanzarte una mirada reprochadora.
"definitivamente, te volviste una sucia" dijo enzo sin poder ocultar la sonrisa divertida que se formó en su rostro.
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flan-tasma · 10 months ago
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With a Baby! (Neuvilette x Fem!Reader)
💖~ Hey, I'm back!
Yeh, I'm not dead, I just disappeared a lot.
Warning: Nope now💖, light spicy at point three, Female Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Neuvilette ha pensado antes en tener una familia contigo, siempre que te comportas tan bonita como siempre con él, cuando cuidas de alguna Melusine que encuentran en el camino a casa o cuando haces cosas tan normales como preparar algo de comer. Siempre piensa en ti como una madre fabulosa.
La idea de que seas una figura cariñosa con posibles hijos suyos pasa desde los escenarios más dulces y adorables, verte cargando a un pequeñito parecido a él y llamándolo tu amor, levantarse y verte arrullar a una niñita con sus ojos. Está en las nubes cada que lo imagina.
Luego todo lo dulce se va filtrando a la necesidad de que tengas a sus hijos, la necesidad de verte con el vientre abultado por su escencia, la necesidad de criarte. Y eso es exactamente lo que hace.
Luego de que logran tener un descendiente, creo que Neuvillette tiene problemas a la hora de llamarlo. Le dices que es un bebé y él dice que es una cría, con el tiempo aprende a llamarlo bebé, pero sigue susurrando que es una pequeña cría formándose en el vientre de su mamá, todo mientras acaricia tu estómago.
Durante el embarazo se vuelve muy sobreprotector. No quiere que te muevas mucho y te canses, no tienes que levantarte a cocinar porque puedes quedarte, no debes agacharte, él recogerá lo que tiraste o te conseguirá otro. Solo no quiere que te hagas daño.
Definitivamente hace una especie de nido con ropa vieja y cómoda, almohadas y deja alguna piedra brillante porque brilla y cree que te gustará.
Sigue preguntándose si pondrás un huevo o no, solo espera que no te duela mucho. Se prepara mucho para dar la bienvenida al pequeño nuevo ser que tendrá su sangre, ya eligieron un nombre, ropa y juguetes divertidos.
Estuvo muy enfocado en decorar la habitación del bebé, quería que los colores le dieran paz y que le gustara su habitación.
Cuando el bebé nace, casi está rezando a todas las deidades que conoce o conoció porque no quiere que sufras, pero se calma cuando le dicen que todo está bien y que el parto está llendo con naturalidad.
¡Felicidades, tienen un adorable bebé! Al inicio puede ser extraño, tal vez incómodo y doloroso, pero hey, estás dando a luz a un dragón.
Literalmente un dragón, largo y escamoso, con pelo muy corto y casi inexistente. Parece un pequeño perrito, pero Neuvilette dice que es normal, aprenderá a tomar forma humana cuando crezca.
Lleva al bebé y a su pareja a casa y los hace descansar mientras se toma su tiempo analizando al drahoncito que tiene en brazos, cómo se retuerce entre sus brazos y cómo su respiración se siente en su mano. Está casi llorando y lo sabes porque algunas gotitas empiezan a resbalarse por la ventana.
Está muy feliz, abraza a la cría y lo acurruca en su pecho, dándole calor, recordándole que su papá estaba con él. Que nunca estaría solo, siempre tendría a alguien que cuide de él.
Cuando pasa un tiempo y el pequeño ya abre los ojos, Neuvilette está decidido. Te mira con toda la seriedad del mundo y te pide dos o tres crías más. Quiere una camada.
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English:
Neuvilette has thought about having a family with you before, whenever you behave as nice as ever with him, when you take care of some Melusine you meet on the way home or when you do things as normal as preparing something to eat. He always thinks of you as a fabulous mother.
The idea that you are a loving figure with possible children of his comes from the sweetest and most adorable scenarios, seeing you holding a little boy who looks like him and calling him your love, getting up and seeing you cooing at a little girl with his eyes. He is in the clouds every time he imagines it.
Then everything sweet filters into the need for you to have his children, the need to see yourself with a bulging belly due to his essence, the need to breed you. And that's exactly what he does.
After you manage to have an offspring, I think Neuvillette has problems calling the baby. You tell him it's a baby and he says it's a offspring, eventually he learns to call it a baby, but he keeps whispering that it's a little baby growing in his mother's belly, all while caressing your stomach.
During pregnancy he becomes very overprotective. He doesn't want you to move a lot and get tired, you don't have to get up to cook because you can stay, you don't have to bend over, he will pick up what you threw away or get you another one. He just doesn't want you to get hurt.
He definitely makes a kind of nest with old and comfortable clothes, pillows and leaves some shiny stones because it's shines and he thinks you will like it.
He keeps wondering if you'll lay an egg or not, he just hopes it doesn't hurt too much. He prepares a lot to welcome the little new being that will have his blood, you have already chosen a name, clothes and fun toys.
He was very focused on decorating the baby's room, he wanted the colors to give them peace and he wanted them to like their room.
When the baby is born, he is almost praying to all the deities he knows or knew because he doesn't want you to suffer, but he calms down when the doctor tell him that everything is fine and that the birth is going naturally.
Congratulations, you have an adorable baby At first it may be strange, maybe uncomfortable and painful, but hey, you are giving birth to a dragon.
Literally a dragon, long and scaly, with very short and almost non-existent hair. He looks like a small dog, but Neuvilette says it's normal, he will learn to take human form when he grows up.
He takes the baby and his partner home and makes them rest while he takes his time analyzing the little dragon in his arms, how he squirms in his arms and how his breath feels on his hand. He is almost crying and you know it because some droplets start to slide down the window.
He is very happy, hugs the baby and snuggles it into his chest, giving it warmth, reminding him that his father was with him. That he would never be alone, he would always have someone to take care of him.
When some time passes and the little one opens his eyes, Neuvilette is determined. He looks at you with all the seriousness in the world and asks for two or three more offsprings. He wants a brood.
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erinaross · 6 months ago
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el atisbo de una sonrisa se forma ante las palabras de su compañera, al menos, ya no tiene a la pequeña sombra persiguiéndole. ❛❛  bora, debemos actuar con calma.  ❜❜ su tono es más sosegado de lo normal, tal vez porque era una voz que lograba reconocer, se permite advertir y recordar el objetivo a la otra samhain. ❛❛  ¿has logrado desempacar o necesitas ayuda con eso?  ❜❜ pregunta al darse la vuelta, algo que no ofrecía todos los días a desconocides, pero que le resultaba familiar y nostálgico. ( @boraye )
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"¿deberíamos comenzar a cobrar por el espectáculo?" un grado de ironía desborda sobre su tono voz, notando cómo tercero parte luego de unos segundos sin decir nada. "no es el primero que viene simplemente a quedarse observando. no sé si voy a seguir reaccionando tan tranquila con el que siga."
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izzakry · 5 months ago
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locαtıon: GIMNASIO.
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alemán y resto del equipo de fútbol han sido excusados por la tarde. dos horas de patear, correr detrás del balón e intercambiar estrategias pasaron en un abrir y cerrar de ojos. tal como están las cosas, práctica sin parar desde la mañana. lecciones en la biblioteca, sesiones en salón de entrenamiento y ahora gimnasio. prometió superarse, centrarse en fortalecer sus habilidades y aprender otras, por más grande que sea el precio a pagar. ni puede ocultar notorio agotamiento físico en sus hombros ligeramente encorvados, aliento entrecortado y rostro sonrojado. además de temblorosos dedos sosteniendo barandillas laterales. sólo un poquito, últimamente descuidó sus ejercicios diarios y con cinco minutos adicionales alcanzará récord habitual en cinta de correr, conquistándolo con lamentable gruñido. al finalizar sus rodillas colisionan contra tapiz, luciendo desastroso; empapado de sudor, como si pudiera desvanecerse hasta que sombra cerniéndose sobre él acaba recordándole dónde está realmente. ' yo— pásame el dulce de la bolsa marrón. '
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shactividades · 7 days ago
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FIN DEL CAPÍTULO 3: LARGA VIDA AL REY.
Ambientación: 19 de Octubre, 19:10 p.m.
La música suena animada en la gran sala de la casona, las risas y los murmullos llenan el aire festivo. La fiesta del cumpleaños del alcalde se desenvuelve en un ambiente de alegría y camaradería. Un grupo de recepcionistas se mueve entre los invitados, recolectando propinas en su honor. Las mesas están adornadas con globos y serpentinas, y el aroma de comida deliciosa flota por el aire.
Después de unas horas de celebraciones, Georgia, la secretaria del alcalde, se hace escuchar sobre el murmullo general. Con una sonrisa radiante, se acerca al escenario improvisado, donde el alcalde brilla como la estrella de la noche.
—¡Atención, atención! —anuncia, levantando un sobre lleno de billetes—. ¡Es hora de contar las propinas!
Los asistentes se agrupan, la curiosidad y la emoción en sus rostros. Georgia comienza a contar, sus dedos ágiles separando los billetes mientras los aplausos llenan la sala. Al finalizar, levanta la mano en señal de victoria.
—Y los ganadores de la noche son, con mas de $4,000 dólares… ¡el equipo de auxiliares del laberinto! —declara, su voz vibrante con entusiasmo—. ¡Felicidades a todos!
La multitud estalla en vítores y aplausos, y el ambiente se llena de alegría. Georgia entrega su premio al equipo ganador y les agradece por el esfuerzo, recordándoles que las ganancias serán utilizadas para cubrir los gastos médicos de muchos habitantes.
[...]
20:15 p.m.
El ambiente en la casona cambia drásticamente unas horas después, como si una sombra hubiera caído sobre la celebración. Un grito desgarrador atraviesa la alegría, cortando el bullicio de las risas y la música.
—¡Auxilio! —la voz de Georgia resuena desde la sala principal, cargada de pánico—. ¡El alcalde se ha desvanecido!
La noticia se propaga como un incendio en seco, extendiéndose entre los invitados en un instante. Dakota y James, que estaban conversando cerca de la entrada, se miran alarmados, comprendiendo de inmediato la gravedad de la situación. Sin perder tiempo, ambos se dirigen con paso decidido hacia la sala principal, el aire ahora tenso y cargado de inquietud.
—¡Por favor, todos regresen a sus casas! —ordena Dakota, su voz firme y autoritaria, proyectándose sobre el murmullo creciente—. Esto no es un simulacro, necesitamos despejar el área.
James asiente, pero su expresión es sombría; sabe que la situación es más seria de lo que parece. Dakota, percibiendo el miedo en las miradas de los presentes, intenta calmar la creciente ansiedad.
—No hay de qué preocuparse —dice, forzando una sonrisa tensa—. Todo está bajo control. Solo queremos asegurarnos de que todos estén a salvo.
Sin embargo la preocupación comienza a cernirse como una nube oscura sobre los invitados. A medida que Dakota y James organizan la salida, el eco de la fiesta se transforma en un murmullo inquietante, un murmullo que reverbera con dudas y temores. Dakota eleva la voz nuevamente, su tono ahora lleno de urgencia.
—Y por favor, eviten a toda costa el bosque. Es mejor que no se acerquen.
Las miradas de los presentes se tornan nerviosas, algunos intercambian miradas inquietas, pero la mayoría asiente, apurados por salir de la casona. Mientras el ambiente se torna sombrío, las luces parpadean intermitentemente, y la música se silencia, dejando solo el eco de la preocupación que se cierne sobre ellos como una sombra amenazante, presagiando que algo oscuro se aproxima.
Aquí pueden encontrar los resultados de las propinas. Se tomó la menor cantidad de propias conseguida durante las lanzadas de dados como cantidad ganada por los personajes que no completaron su ronda de lanzadas.
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silvertice · 19 days ago
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HANGOVER
PAIRING: logan howlett x female reader (18+)
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RATING: explicit smut | WORD COUNT: 4.1 K
Summary: Cuando Logan es enviado al pasado para evitar el apocalíptico futuro de los Centinelas, despierta en una habitación desconocida con una chica atractiva a su lado. Sin saber quién es al principio, los recuerdos de la noche anterior comienzan a llegar lentamente, recordándole los detalles de una intensa y memorable noche. A medida que las piezas encajan, Logan revive los momentos de pasión que compartió con ella, aceptando su naturaleza impulsiva y sin remordimientos, mientras enfrenta las consecuencias de la nueva realidad en la que se encuentra.
WARNINGS/TAGS: logan´s pov, pure smut - mdni 18+ slight dom/sub, drinking, reader has red hair dirty talk, anger!logan x sarcastic!reader, cigar smoking, age gap (27 vs 200), oral sex, fingering, finger sucking, unprotected piv, creampie, spanking
...
1973, New York.
No debería estar aquí. No se donde estoy.
El dolor en mi cabeza me lo confirma. Mi cuerpo, entumecido, me recuerda cada copa que algo paso anoche, pero el verdadero problema no es la mi dolor. Es ella. Está a mi lado, aún dormida, quien carajos es aquella linda chica que está conmigo.
Hasta que el dolor de mi cabeza comienza a bombardearme de una manera constante.
Lo recuerdo. Recuerdo cómo comenzó la noche anterior. Todo estaba bajo control. Las luces del bar parpadeaban mientras ella se reía, relajada, ignorando la preocupación en mi cabeza. No era la primera vez que me pedían que cuidara de alguien, pero esta vez se sentía diferente. El jefe confía en mí. Eso debería ser suficiente para mantenerme alejado de situaciones como esta.
Pero entonces vino la segunda copa. Y la tercera.
"Estás tenso, Logan" me dijo ella, con una sonrisa tan inocente que me hizo dudar por un segundo. Pero solo por un segundo. El alcohol no hizo más que borrar las líneas que había jurado no cruzar.
No soy el tipo de hombre que se deja llevar fácilmente. Sabes lo que haces, sabes lo que quieres, y anoche no fue distinto. Necesitaba despejarme, desconectar de toda la mierda que traigo encima. Lo último que esperaba era que termináramos aquí, pero... ella estaba tan malditamente hermosa. No me lo voy a negar ni a mí mismo. La vi, con esos shorts vaqueros que se ceñían a su cuerpo de una forma casi insultante, el cabello despeinado y esa sonrisa ladeada, y todo en mí gritaba que no me metiera en problemas.
Pero a veces, los problemas son lo único que parece real.
Habíamos tenido nuestros roces antes. Miradas que duraban demasiado, palabras que se quedaban en el aire. No había que ser un genio para notar la tensión. Una vez me tomó del brazo en la cocina del jefe, solo para hablarme de cualquier tontería, pero la forma en que me miraba me decía otra cosa. Siempre había algo, pero por una razón u otra, nunca llegaba a nada. Algún amigo de su padre entraba a la habitación, una llamada urgente, cualquier excusa del destino para interrumpirnos.
Anoche, no hubo interrupciones. No esta vez.
"Vamos, log ¿No puedes relajarte ni por una noche?" su tono era juguetón, pero había algo más detrás de esas palabras. Me desafiaba. Sabía lo que hacía.
El whisky ayudó a bajar las defensas, y no necesité mucho más para saber lo que venía después. Lo necesitaba. No solo la bebida, no solo un escape temporal. Necesitaba sentirme vivo, aunque fuera por unas horas. Y ella... joder, ella lo sabía. Sus ojos oscuros me atrapaban y, en ese momento.
Ya no se trataba de control. Se trataba de perderlo.
La música del bar es fuerte, el lugar está abarrotado, pero entre toda esa gente, ella es lo único que veo. Está sentada frente a mí, jugando con el vaso en sus manos. Esa sonrisa traviesa no se ha ido desde que nos sentamos. Intento concentrarme en cualquier otra cosa, pero esos shorts de jean y la forma en que su pierna roza la mía cada vez que se inclina hacia adelante no ayudan.
"¿Qué pasa, Logan?" pregunta, alzando una ceja mientras bebe otro sorbo. Sus ojos se clavan en los míos, desafiantes. Juega conmigo, pero ya no sé si quiere ganar o perder.
"Nada que no pueda manejar" respondo con una media sonrisa, llevándome el vaso a los labios. El whisky baja como fuego, quemando lo poco que quedaba de autocontrol. No debería estar aquí. No con ella. Y menos así, cuando ni siquiera tengo claro cómo acabamos en este lugar.
"¿Seguro?" se inclina un poco más, y la distancia entre nosotros se acorta peligrosamente. Su perfume me golpea, dulce pero con ese toque embriagador que me deja más perdido de lo que ya estoy.
No contesto. No hace falta. La forma en que la miro lo dice todo, y ella lo sabe. La tensión ha estado ahí desde hace tiempo. En cada maldito encuentro, en cada vez que su mano rozaba la mía o su mirada se quedaba un segundo de más. Siempre había algo, pero las reglas nunca nos dejaban pasar del límite. Hasta ahora.
"Siempre tan en control..." dice, casi burlándose. Se muerde el labio mientras me mira, y eso es todo. Pierdo la batalla.
"¿Es eso lo que piensas?" mi tono es más bajo, y sé que estoy cruzando una línea de la que no voy a volver.
"Creo que debajo de toda esa actitud fría... necesitas un respiro." Su sonrisa se ensancha, y por un segundo, todo parece demasiado claro.
La tomo de la muñeca suavemente, apenas un roce, pero suficiente para que sepa que estoy cayendo. Ella no se aparta, al contrario, se inclina un poco más hacia mí. Cada palabra, cada gesto, cada maldita mirada nos ha llevado hasta aquí.
"Tal vez tienes razón" murmuro, casi para mí mismo.
La noche sigue, pero los detalles comienzan a difuminarse. Copas vacías se apilan en la mesa, las luces del bar se vuelven más tenues, y antes de darme cuenta, estamos saliendo. Su risa se mezcla con el ruido de la ciudad, y mis pensamientos son un caos. Solo sé una cosa con certeza: la distancia que solíamos mantener se ha evaporado.
Llegamos a la habitación sin decir una palabra. Ninguno de los dos necesita hablar. Mi mente me grita que me detenga, que piense en lo que esto significa, pero su cuerpo, su piel contra la mía, lo borra todo.
La noche avanza, y en ese momento, no pienso en las responsabilidades. Solo nosotros dos, y lo que siempre había estado a punto de suceder.
La puerta se cierra detrás de nosotros, y la habitación queda bañada en un suave resplandor. Su risa se convierte en un eco lejano mientras me acerco, la adrenalina y el alcohol corriendo por mis venas. La miro, y en ese instante, el mundo se reduce a su figura: el contorno de su cuerpo, la forma en que se marcan sus curvas, y la manera en que su cabello cae desordenadamente sobre su rostro.
"No puedes seguir así, Logan." Su voz es un susurro desafiante, pero su mirada arde con deseo.
"¿Así? ¿Cómo?" la desafío, acercándome un poco más, disfrutando del pequeño titubeo en su voz. El juego que hemos estado haciendo toda la noche ha llevado esto a un nivel que ni yo esperaba, pero aquí estamos. Ambos jugando al borde.
"Mirandome como si fuera un maldito trofeo, lo haces muy obvio, cariñi" Su tono es juguetón, pero hay una seriedad en su mirada que me hace querer más.
"Es la verdad, eres un maldito trofeo, nena" respondo, sin quitarle los ojos de encima.
Cuando sus labios se curvan en una sonrisa, siento que mi autocontrol se desmorona. No hay más espacio para las dudas, no cuando ella da un paso hacia mí, el roce de su cuerpo contra el mío me deja sin aliento. La quiero. Y eso es un hecho que he ignorado un tiempo.
La atracción es eléctrica, y antes de que pueda pensar en las consecuencias, la empujo suavemente contra la pared. Ella ríe, pero es un sonido lleno de seducción, un eco que me invita a seguir adelante.
"Siempre quise ver c��mo eras en realidad "dice, sus ojos brillando con un desafío. Se acerca, su pecho tocando el mío y sus manos bajando lentamente por mi nuca hasta llegar a mis claviculas queriendo provocarme.
"¿Y cómo es eso?" le pregunto, inclinándome hacia ella, haciendo que nuestras respiraciones se mezclen, envolviendonos como si fuéramos uno. La tensión entre nosotros es mas que palpable.
"Despiadado." La forma en que pronuncia la palabra me hace estremecer. Es un reto y un deseo envuelto en una sola frase.
Y entonces, sin pensar más, la beso. La conexión es instantánea, una explosión de sensaciones. Sus labios son suaves y ardientes, y el sabor del whisky aún está en su boca. Se aferra de vuelta a mi cuello, y la forma en que responde a cada toque, cada caricia, me hace perderme en ella.
Ambos sabemos lo que estamos haciendo, y no hay lugar para la culpa. Nos estamos entregando a algo que hemos estado evitando durante demasiado tiempo. El roce de su piel contra la mía me quema, y no puedo evitar explorar cada rincón, cada curva. Ella se mueve, provocando, dejando que mis manos recorran su cuerpo.
"Así que... ¿ahora somos solo diversión?" pregunta, con un tono que desafía cualquier intento de que esto sea solo un momento pasajero.
"Divertido sería un eufemismo"
La besé con intensidad, y mientras nuestros labios se encontraban, el mundo exterior se desvanecía. Pero cuando finalmente me separé de ella, su risa ligera y traviesa rompió la tensión.
"¿Divertido sería un eufemismo?" me repitió, sus ojos brillando con picardía.
"Uhm, si, princesa." Había algo en su energía que me atrapaba.
"Vaya, entonces, ¿soy solo tu diversión por esta noche?" dijo, con un toque de desafío en su voz.
"Podemos hacer que no sea solo esta noche ¿no?" respondí, con tono juguetón, alzando una ceja mientras me acercaba más.
Ella se rió, un sonido que llenó la habitación. La forma en que se reía y me lanzaba esa mirada provocativa me hacía sentir una mezcla de admiración y deseo. Ella estaba aquí, tan cerca, con una confianza que me derritía.
"Te sorprenderías de lo que puedo manejar" le dije, acercándome de nuevo, sintiendo la chispa entre nosotros encenderse otra vez.
"Entonces, ¿qué esperas?" preguntó, con esa voz seductora mientras se inclinaba hacia mí, invitándome a cruzar la línea una vez más.
Sin decir una palabra más mis manos fueron por su espalda llegando hasta su cintura y atrayéndola hacia mí, sintiendo su cuerpo responder a cada uno de mis movimientos. No había más palabras. El murmullo de la noche nos envolvía mientras nos entregábamos el uno al otro.
Tomé su cintura con firmeza y la empujé, empotrándola contra la pared. La sorpresa en sus ojos fue reemplazada rápidamente por un deseo ardiente que reflejaba el mío. Estaba tan cerca de ella, podía sentir su respiración acelerada, y eso solo encendió la chispa dentro de mí.
"Eres tan deseable" le susurré, mi voz baja y áspera, mientras la miraba de cerca.
Sin darle tiempo a responder, empecé a recorrer su piel con mis manos, sintiendo la suavidad de su cuerpo bajo mis dedos. Gruñí suavemente, un sonido primal que resonó en la habitación, y me incliné para besar su cuello, sintiendo su pulso latir más rápido.
Ella arqueó su espalda, presionándose contra mí, provocando cada vez más ese fuego dentro de mí. Sin darle tiempo a responder, le quité la camiseta con un movimiento decidido, dejando su piel expuesta ante mí. Mis manos encontraron su piel, deslizando mis dedos sobre sus senos, sintiéndolos entre mis manos. Ella se arqueó hacia adelante, empujando su pecho contra mí, como si estuviera pidiéndome más.
"¿Te gusta esto?" pregunté, sintiendo su cuerpo temblar bajo mi toque. "Más de lo que te imaginas," respondió, su voz un susurro lleno de deseo.
Aumenté la presión de mis manos, acorralándola contra la pared mientras me acercaba más, asegurándome de que no hubiera espacio entre nosotros. La miré a los ojos, sintiendo la intensidad del momento, y ella me devolvió la mirada con una mezcla de desafío y anhelo.
"Voy a mostrarte exactamente lo que quiero," Ella cerró los ojos, disfrutando de cada caricia, y eso solo avivó el fuego dentro de mí. Bese su cuello con intensidad, dejando un rastro de besos y mordiscos que hacían que su cuerpo temblara. Gruñidos de placer escapaban de mis labios mientras la sentía responder a cada movimiento mío.
Mis manos descendieron lentamente hacia su trasero, ese que resaltaba de manera perfecta en los shorts ajustados que llevaba. No pude resistirme; lo agarré con fuerza, sintiendo su suavidad y la firmeza de su cuerpo. Ella soltó un jadeo, la reacción que tanto deseaba escuchar.
Sin pensarlo dos veces, la levanté, y sus piernas se enroscaron alrededor de mi cintura. El contacto era electrizante. Me froté contra ella, buscando ese roce que tanto ansiaba. Su cuerpo se movía al ritmo de mis movimientos, y cada roce provocaba un nuevo suspiro de su parte.
Mientras mis caderas se movían contra las suyas, el sonido de su respiración se hacía más intenso, más ansioso. Cada presión, cada fricción era un recordatorio de lo que ambos queríamos, lo que habíamos esperado tanto tiempo.
La habitación estaba llena de un deseo palpable, y me dejé llevar por la necesidad, dejando que cada caricia, cada roce hablara por sí mismo. Ella se aferraba a mí, y su respuesta me decía que estábamos en la misma sintonía, ansiosos por explorar lo que esta noche aún tenía reservado.
Cada movimiento era una danza entre la urgencia y el deseo. La habitación, iluminada solo por la tenue luz de la calle, se llenaba con nuestros susurros y los suaves golpes de nuestros cuerpos entrelazados. Mis manos seguían explorando, sintiendo la curva de su espalda, el contorno de su trasero, mientras ella se aferraba a mi cuello, sus dedos enredándose en mi cabello.
El ritmo de nuestras respiraciones se sincronizaba, cada jadeo y suspiro se convertía en un lenguaje propio, uno que hablaba de anhelos y promesas no dichas. La presión de su cuerpo contra el mío era intoxicante. Podía sentir su calor, su piel suave, y eso solo intensificaba la necesidad de tenerla más cerca, de perderme en ella.
La miré a los ojos, viéndolos brillar con una mezcla de deseo y desafío, y me incliné para capturar sus labios de nuevo. Este beso era diferente, más profundo, cargado de la urgencia que ambos sentíamos. Sus piernas se aferraban a mí con más fuerza, y mis manos no se detenían, explorando su cuerpo con una desesperación que no podía contener.
Pero entonces, el momento se volvió más borroso. La siguiente imagen que aparece es la cama, nuestras ropas dispersas por el suelo, y yo inclinado sobre ella. Mis manos recorren sus piernas, separándolas lentamente mientras me posiciono entre ellas. Sus labios entreabiertos dejaban escapar un suave suspiro, su cuerpo entregándose completamente. Mis dedos la tomaban con firmeza, y el calor entre nosotros era casi insoportable. Estaba perdido, completamente rendido a ella.
No esperé más. El deseo me consumía, y la necesidad de sentirla completamente era innegable. Mi lengua comenzó a recorrer su vulva con un movimiento lento, explorando cada centímetro de sus labios mayores, y luego deslizando hasta los menores. Podía sentir cómo su cuerpo respondía a cada roce, sus caderas levantándose ligeramente, buscando más contacto.
Me detuve un segundo, solo para escuchar su jadeo entrecortado antes de que mi lengua encontrara su clítoris. Lo rodeé con suavidad, aumentando la presión poco a poco. Su respiración se volvió más rápida, más pesada, mientras sus dedos se aferraban a las sábanas. La sensación de control y de saber que estaba llevándola al límite me encendía aún más. Mi músculo jugaba con su órgano placentero, alternando entre caricias suaves y presiones más intensas, disfrutando de cada respuesta de su cuerpo.
Ella jadeaba mi nombre entre susurros, y cada sonido que hacía me incitaba a continuar, a no detenerme hasta que su cuerpo se rindiera por completo.
Mis manos se deslizaron hacia sus muslos, acariciando su piel caliente antes de apretarlos con fuerza, provocando un leve temblor en su cuerpo. No me detuve ahí; mis dedos alternaban entre suaves caricias y pequeños golpes, justo lo suficiente para hacerla gemir un poco más fuerte. Levanté la vista un instante, viendo su expresión, completamente perdida en la sensación.
"¿Te gusta, nena?", le pregunté con voz ronca, sin dejar de mover mi lengua sobre su clítoris, sintiendo cómo su cuerpo reaccionaba aún más a cada palabra, a cada roce.
Ella respondió con un jadeo entrecortado, apenas capaz de formar palabras, lo que me arrancó una sonrisa. "Así me gusta..." murmuré, mientras seguía estimulándola, disfrutando de cómo sus caderas se movían al ritmo de mi lengua, de cómo se rendía al placer.
Mis manos seguían recorriendo sus muslos, apretándolos con más fuerza cada vez que sus gemidos se hacían más intensos. Estaba completamente entregada, y yo, perdido en el deseo de hacerla llegar al límite. Pero no iba a dejar que eso pase.
Dejé de estimularla justo cuando sus gemidos alcanzaban su punto más alto, sacando mi lengua de su clítoris de manera repentina. El sonido de su respiración agitada llenaba la habitación mientras me deslizaba sobre ella, inclinándome hacia su rostro sin darle tiempo para recuperar el aliento. Sin aviso, capturé sus labios en un beso profundo, posesivo, sintiendo cómo me respondía de inmediato.
En medio de ese beso, mi mano bajó entre sus piernas, y sin previo aviso, metí dos dedos dentro de ella, profundizando el contacto. Su cuerpo se arqueó bajo el mío, y sus uñas se clavaron en mi espalda. El calor de su interior, el sonido de su jadeo atrapado entre nuestros labios, me volvía loco. No le di tregua, mis dedos entrando y saliendo de ella con firmeza, al mismo ritmo que mi lengua exploraba su boca, como si ambos movimientos fueran una sola cosa.
La escuché gemir contra mis labios, y eso solo aumentaba mi deseo de seguir llevándola más allá, de sentir cómo su cuerpo respondía con cada embestida de mis dedos.
Mis dedos se movían con más rapidez dentro de ella, sintiendo cómo sus paredes se cerraban alrededor, completamente entregada. Cada vez que arqueaba su espalda, cada vez que sus jadeos se hacían más intensos, solo me impulsaba a ir más fuerte. Su cuerpo reaccionaba a cada embestida de mis dedos, y el sonido de su respiración desesperada llenaba el cuarto.
"Por favor…" jadeó, apenas siendo capaz de formar las palabras.
Me detuve un segundo, mis dedos aún dentro de ella, pero sin moverme, provocando que soltara un gemido frustrado. La miré a los ojos con una sonrisa burlona. "¿Por favor qué, pequeña?" murmuré, mi voz ronca y desafiante. "Pídelo… vamos."
Su respuesta fue inmediata, sin dudar ni un segundo. "Fóllame de una vez."
Esa súplica me arrancó una sonrisa satisfecha. "Eso quería oír…" Le di un beso rápido y profundo antes de retirar mis dedos, y sin darle más tiempo, me coloqué entre sus piernas y tomando mi extensión, la penetréme adentre a ella con una sola estocada y lo que salió de sus labios fue todo lo que necesitaba para saber que no había nada que ambos deseáramos más en ese momento.
Mi cuerpo se movía con fuerza, rítmico y firme, mis manos aferrándose a sus caderas mientras la embestía con todo lo que tenía. El cuarto se llenaba con el sonido de nuestras respiraciones mezcladas, su piel contra la mía, cada movimiento una promesa de que esa noche estaba hecha para perderse el uno en el otro.
Follarla se sentía como un maldito vicio, uno del que no quería ni podía escapar. Cada vez que me enterraba más en ella, sentía cómo su cuerpo me recibía con una mezcla de desesperación y deseo. Era adictivo, la manera en que se arqueaba contra mí, cómo sus uñas se clavaban en mi piel mientras me pedía más sin palabras. Su calor, su suavidad… joder, todo en ella me volvía loco.
Era como si cada embestida me conectara más con algo primitivo, algo que hacía que cada parte de mí gritara por tomarla, por perderme completamente en su cuerpo. Cada vez que me hundía en ella, más fuerte, más rápido, sentía esa satisfacción visceral, el placer de hacerla mía, de sentir sus piernas apretarse alrededor de mi cintura mientras se aferraba a mí como si yo fuera lo único que la mantenía en el maldito planeta.
No había nada más en ese momento. Solo el sonido de su respiración entrecortada, el latido frenético de mi corazón y el placer de estar dentro de ella.
Todo era puro instinto, cada movimiento guiado por la urgencia de sentir más. Sin embargo, antes de que pudiera procesarlo, ella me empujó hacia atrás, haciéndome girar hasta quedar de espaldas en la cama. No le di resistencia; al contrario, me encantaba verla tomar el control. Se colocó encima de mí con una sonrisa desafiante, esos malditos ojos llenos de deseo mientras sus manos recorrían mi pecho.
Se hundió en mi polla de golpe, y ambos dejamos escapar un gemido. Su ritmo era frenético, sus caderas moviéndose contra mí con una fuerza que me volvía loco. Podía sentir cada centímetro de ella apretándome, y mis manos volaron a sus caderas, guiándola, mientras mis ojos no podían apartarse de su cuerpo moviéndose sobre mí.
"Joder, Logan…" gemía ella, su voz entrecortada por el placer. "Oh, sí… así…"
Sus manos se aferraban a mi pecho, buscando apoyo mientras cabalgaba sobre mí, y cada vez que soltaba un "oh, sí" o un "joder", sentía cómo la tensión dentro de mí se apretaba más. El sonido de nuestros cuerpos chocando, de sus jadeos, de sus gemidos, hacía que todo el cuarto pareciera temblar. Verla perderse en el placer, cabalgándome sin freno, hacía que cualquier control que me quedara se desvaneciera.
Cada vez que sus caderas se movían sobre mí, no podía apartar la vista de su pecho rebotando con cada movimiento. Era una imagen que me quemaba la mente, imposible de ignorar. No pude evitarlo. Mis manos volaron hasta sus pechos, tomándolos con fuerza, apretando sin lastimarla, simplemente disfrutando de la sensación de tenerla completamente en mis manos mientras seguía cabalgando sobre mí.
Ella dejó escapar un gemido más alto cuando mis dedos apretaron sus pezones, y ese sonido fue suficiente para marcarlo todo en mi memoria. Verla así, tan entregada, con su cabello desordenado, sus labios entreabiertos y su mirada llena de deseo… era una imagen que sabía que no iba a olvidar jamás.
Sus gemidos se hicieron más intensos, sus movimientos más frenéticos. "Logan… estoy cerca," jadeó entre respiraciones entrecortadas, sus ojos brillando con una mezcla de placer y desesperación. El ritmo de sus caderas era caótico, imparable, y yo también sent��a esa tensión acumulándose en mí, apretando cada músculo como una maldita tormenta a punto de explotar.
Mis manos seguían aferradas a sus pechos, pero la necesidad de perderme en ella me hizo llevarlas de nuevo a sus caderas, guiándola, empujándola más fuerte contra mí. "Joder… yo también," gruñí entre dientes, sintiendo cómo el control se me escapaba, cómo cada embestida me llevaba más cerca del borde.
Un último gemido escapó de sus labios cuando se arqueó sobre mí, su cuerpo temblando mientras el orgasmo la sacudía. La sensación de tenerla apretándome, su calor rodeándome por completo, fue lo que me empujó al límite. Solté un gruñido bajo mientras me liberaba dentro de ella, sintiendo cómo mi cuerpo se rendía al placer.
La llené por completo, cada segundo prolongándose en un torbellino de sensaciones. Ambos nos quedamos jadeando, con nuestros cuerpos entrelazados, disfrutando del caos que habíamos creado juntos.
Cuando finalmente el placer se desvaneció, ella cayó sobre mi pecho, agotada. La abracé, moviendo su cuerpo a mi lado para envolverla con la manta, sintiendo su calor contra mi piel. La habitación, aún impregnada de nuestro encuentro, parecía más tranquila ahora, como si el mundo exterior hubiera desaparecido.
Podía ver lo exhausta que estaba, con el cabello desordenado cayendo sobre su frente. Era un desorden hermoso, una mezcla de cansancio y satisfacción que me hizo sonreír. La acurruqué más cerca, disfrutando de la suavidad de su piel contra la mía. En ese momento, con ella en mis brazos, todo lo demás parecía irrelevante.
Pero el golpe de la realidad llegó como una patada en el estómago. Sintiendo un dolor punzante en la cabeza, y todo lo que había pasado la noche anterior regresó a mi mente en un torrente. Me incorporé rápidamente, sosteniéndome la cabeza con una mano mientras trataba de recordar cada detalle. La habitación seguía en penumbra, pero el eco de sus gemidos resonaba en mis oídos, la imagen de ella cayendo sobre mí aún fresca.
Me dirigí al espejo. Observando mi rostro cansado y despeinado, pero joven, mucho mas joven. Mirando mi reflejo, una sonrisa sardónica se dibujó en mis labios. Después de todo, había algo liberador en la locura de la noche anterior. Claro, era un enredo, y la realidad de la situación pesaba en mi mente, pero el recuerdo de su risa, su piel contra la mía y la forma en que me miraba.
Dejé de lado mis pensamientos, sintiendo la adrenalina de la noche recorrerme. Así que me vestí y salí de la habitación, dejando atrás el eco de su risa y el sabor de su piel. No sin antes dejar un papel en su mesa de noche con mi número de telefono, aunque probablemente sea el incorrecto.
Con un último vistazo al espejo, me obligué a dejar atrás el pasado reciente. No podía cambiar lo que había sucedido, pero podía decidir cómo seguir adelante. Y, por ahora, todo lo que quería era recordar cómo se sentía vivir sin preocupaciones, aunque fuera solo por un instante. La vida seguía, y yo tenía que hacer algo para salvarla.
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lizveroworlds-blog · 10 months ago
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Rehusándome a dejar ir el fuego interior que suscita, cada vez que retengo el tiempo en mi memoria, recordándole.
Instinto
Angel Liz
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rubimoon45 · 4 months ago
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Una Gira Real bastante corta
Pairing: Benjicot Blackwood x fem!reader
Sinopsis: la gira real de la princesa comienza con rumores sobre su belleza e incapacidad de escoger a un pretendiente de su agrado. En las Tierras de la Tormenta se rumoreaba sobre su delicadeza, en el Valle del Arryn sobre su y ahora en las Tierras de los Ríos se hablaba sobre su austeridad en caso de elegir a un hombre de esa zona.
PARTE I
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La Gira Real inició en las Tierras de la Corona, continuó por las Tierras de la Tormenta y ascendieron al Valle del Arryn directamente en dragón. Buscarle un pretendiente adecuado a la princesa, según comenzaban los rumores, se estaba convirtiendo en una guerra en la que el victorioso sería alabado como un verdadero vencedor por cumplir todas las exigencias de la familia real. Aún sin tener la sangre de la Reina Rhaenyra corriendo directamente por sus venas, comenzaba a comentarse que la sangre del dragón se mantenía fuerte en todas sus líneas. Por supuesto, eso parecía contentar a Daemon Targaryen más que a cualquier otro, que respondía con cada rechazo con un cuervo instándola a continuar con la gira.
En su opinión, las Tierras de la Corona solo eran seguidores fieles a la corona y que aspiraban a relacionarse estrechamente con la familia real a cualquier coste. Estuvieron descartados desde el primer momento, por supuesto, y porque ninguno de los hombres que se presentaron consiguieron llamar su atención como esperaba. Había oído que la gira de la Reina fue corta, acortada por ella misma, antes de su primer matrimonio; no nacido de su gira, cabe mencionar, sino de una alianza para relajar las tensiones entre los Targaryen y los Velaryon. Los siguientes fueron los Baratheon en las Tierras de la Tormenta. Ahí fue recibida con agasajos propios de una dama de alta cuna y princesa, pero ese cuidado no fue compartido. Salió volando en Vermithor tan rápido como pudo, dirección al norte y con guardias Targaryen esperándola.
El Valle del Arryn no se quedaba corto. Lady Jayne la recibió de buena gana, al ser familia de la Reina, y no tuvo reparos en detener cualquier rumor que acechara a la princesa y a sus decisiones cuando ella rechazó al tercero. Había escuchado tantas Casas relacionadas con los Royce que al final de día acabó saturada de tantos cumplidos, promesas falsas y hombres adultos que comentaban haber conocido y competido por la belleza que fue Lady Laena, su madre, antes de comprometerse con Daemon Targaryen. Lady Jayne y los suyos la despidieron recordándole su próximo destino y esperando que de tener un pretendiente ya en mente lo anunciara próximamente a la Reina. Tal vez Lady Jayne fuese consciente de las tensiones que podrían generar esas acciones de la corona a la hora de buscar un pretendiente fuera del seno de los Targaryen, y quisiera ayudarla a mantener la mente clara.
Ciertamente la guerra se había evitado con las alianzas previstas por su tío. Los Hightower no impusieron su poder después de la reafirmación de Lucerys sobre su derecho sobre sucesor de Marcaderiva, perdiendo la fuerza que necesitaban para sus ambiciones. Con la muerte de Viserys I, Rhaenyra lo sucedió con éxito y todas las Casas recordaron su juramento, desligándose de la telaraña que Otto Hightower había tejido todos esos años para alzar a Aegon como rey sobre su media hermana. Por supuesto, no faltaron las amenazas de Daemon para recordar a los más reticentes a quién se enfrentaban ahora recién coronada y sobre quiénes iban a rebelarse; al puro lema de la Casa Targaryen, Sangre y Fuego.
Montó a Vermithor a primera hora de la tarde y salieron tan pronto como el sol asomó de entre las nubes de la cima del palacio de piedra. Volar en dragón era más rápido que seguir una caravana real. Afortunadamente, la organización de la Gira funcionaba perfectamente a cómo fue planeaba. Para cuando llegó a las Tierras de los Ríos a lomos del segundo dragón más grande de Poniente, Naerys Targaryen desmontó en el suelo húmedo y embarrado cercano a los dos ríos que confluían en Aguasdulces. La Casa Tully de Aguasdulces, Naerys se tomó su tiempo para observar el castillo en medio de ambos ríos, y el agua que chapoteaba contra los bordes. Su ancestro y fundador había entregado a los Tully los dominios de la antigua Casa Hoare como recompensa por su fidelidad en la Conquista de Poniente. Como Grandes Señores, se esperaba que fueran ellos los que la acompañasen a recibir a los pretendientes. Dado el temporal que se avecinaba por el este y que los había acompañado, los hombres de los Ríos estarían llegando a la fortaleza de los Tully para presentarse mañana a primera hora ante su princesa.
Como si fuera un presagio, el que parecía ser la cabeza de la casa
-Señor Tully, un placer estar en vuestras tierras.
-Lamento decirle que nuestro señor no ha podido levantarse de la cama para recibirla, princesa, pero me ha mandado a mí a recibirla con todos los honores que trae eso. Soy su hijo, Elmo Tully -dándole una larga reverencia, que se alargó un tiempo de más, los ojos del hombre, que no debía superar la cuarentena, se posaron sobre ella. Por supuesto, que la salud del viejo señor debía ser considerada con precaución a esas alturas-. Sin duda, mi princesa, y me consuela que haya llegado antes de las tormentas. Aquí, en nuestras tierras, conocemos el mal tiempo solo con levantar la cabeza al cielo y ver hacia dónde se mece el viento.
-Fortuna entonces en haber cogido a mi dragón.
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-La princesa Naerys Targaryen, hija de la Reina Rhaenyra -comenzó diciendo. Tuvo ganas de corregirle en lo último, pero era sabido por todos que la Reina la consideraba una hija más junto con sus hermanas, aún sin haber nacido de sus entrañas y útero. En compensación de la niña que abortó al escuchar de la repentina muerte de su padre, a la que habrían llamado Visenya-. Cada representante de su Casa expondrá su candidatura ante ella en orden, pacíficamente. Cualquier atentado contra su seguridad o el honor de cada Casa será severamente castigado.
Naerys se puso cómoda en el antiguo torno de la Casa Hoare, entregado por su ancestro a la Casa Tully. Definitivamente era más cómodo que sentarse en el Trono de Hierro, aunque los pies le quedasen colgando por su tamaño. Los primeros candidatos se presentaron con promesas de compromiso, felicidad y un hogar que darle a su enorme dragón una vez se mudase a sus tierras. La Casa Mallister y la Casa Cox. Una presumía de haberse relacionado en tiempos antes de los Conquistadores con los Targaryen, aunque eso fuera un desconocimiento para ella, y la Casa Cox, vasalla de los Baelish.
Rechazó a los dos, y señaló a los siguientes. Uno era un hombre adulto de la Casa Frey que alardeaba de haber entregado a su padre Daemon su lealtad en caso de haber ocurrido una guerra por la sucesión. Lo rechazó al instante con amabilidad, solo con la mención a la guerra. Una risa resonó en el espacio de piedra cuando el rostro del hombre Frey se frunció al ser cortado en su discurso. Solo la presencia de los guardias Targaryen llegados esa misma mañana consiguió que se retira de la fila junto con los rechazados. El siguiente pretendiente fue presentado por Elmo Tully, como había estado haciendo con cada uno y el mismo tono neutro y serio.
-Aeron Brakcen, de la Casa Brakcen de Soto de Piedra.
Naerys asintió, instándole a pasar. Era un joven de no más años que ella, con los colores bronce de su Casa, supuso, y el estandarte de un semental a dos patas en el pecho. Tenía el pelo por los hombros, de un rubio sucio, y un semblante redondo que aparentaba lucir más adulto.
-Soy Aeron Bracken, mi princesa, hijo de Amos Brakcen y sobrino del actual señor de Soto de Piedra -se presentó. Su voz resonó en la piedra fría del castillo. Fuera, llovía como lo predicho, y casi sentía pena por el dragón que esperaba por ella habiéndose acostumbrado a las cuevas de Rocadragón tras la muerte de su jinete anterior-. Puedo ofreceros tierras, joyas y todo lo que deseéis. Protección frente a las amenazas que acechen vuestro hogar.
Cruzó las piernas, dándole una larga mirada al heredero de la fortaleza a su lado. El rostro de Elmo Tully se mantuvo estoico, pero ese último comentario consiguió hacerle poner los ojos en blanco y que se recostara sobre su asiento, sacándole un suspiro. El silencio que se hizo se notó cuando las cabezas del resto de los pretendientes se volvieron entre ellos. Aeron Bracken se quedó inmóvil como el primero de la fila, sin saber bien qué hacer.
-Todos parecéis convencidos de que mi tío Aegon va a romper la sucesión de nuestra Reina, señores. Aún si se encuentra al otro lado del mar y no desea sentarse en el Trono de Hierro -Naerys se miró las uñas-. A no ser que usted apoye a mi tío Aemond que controla los dominios de los Peldaños de Piedra en nombre de la Corona, en una posible aspiración por ser varón. Supongo que sea eso.
Otra risa. Seguida de varias carcajadas. Pudo ver cómo Aeron Bracken perdía la compostura y sus orejas se ruborizaban a simple vista. Naerys levantó la mirada de su pretendiente. Tres chicos se reunían en la fila, apartándose del resto de pretendientes pero sin duda esperando a su turno con ella. Solo había uno que destacaba por su risa más escandalosa del resto y los ojos clavados en ellos.
-Usted, señor -anunció. Las risas se detuvieron, el silencio se instaló en la sala a excepción de su voz-. No puedo verlo bien desde aquí. Acérquese.
-¿Yo, mi princesa?
Naerys se inclinó para examinarlo. No debía de ser más mayor que ella, tal vez de la misma edad o unos años por encima de ella. Iba vestido de negro y rojo, colores similares a los de la Casa Targaryen, pero con la diferencia de que un broche en forma de cuervo sujetaba la capa que caía por la mitad de su cuerpo. Un rostro, atractivo y joven, con un pelo negro despeinado en una cara blanca.
-Supongo que viene a vender su candidatura a la hija del Príncipe Canalla.
-Por supuesto que vengo a por su mano, pero a diferencia de mi contrario puedo ofreceros a vos y a vuestro dragón vistas a algo más que no sean montañas y praderas secas. Todos conocemos cómo los Bracken hacen cuando nadie mira
Pudo ver cómo los hombres se separaban y echaban para atrás cuando Aeron Bracken se dio la vuelta con la mano en la empuñadura de su espada. El muchacho al que se enfrentaba, sin embargo, no retrocedió, simplemente les dio a todos una sonrisa arrogante y descarada que habría puesto a más de una dama patas arriba.
-Yo no, mi señor -interrumpió-. Me gustaría que me iluminaseis.
-Robando terrenos Blackwood, princesa. Cambias los mojones de las fronteras para que sus rebaños pasten en nuestras tierras y luego las cambian de nuevo para ocultar su fechoría.
-Es una vil acusación, joven Blackwood, y no es ni el momento ni el lugar en el que hacer un juicio -dijo Elmo Tully, agarrando los reposabrazos de su asiento en un intento de no responder a las intenciones del joven.
-Solo respondía a la pregunta de nuestra princesa, lord Tully. Nada más.
Aeron Bracken tensó los hombros, matando con la mirada a las acusaciones que habían hecho sobre su casa. Naerys, entonces, se puso en pie trayendo consigo la mirada de todos. Una vergüenza, es lo que era. Instar a un derramamiento de sangre en medio de la Gira Real de una princesa.
-Esto es una pérdida de tiempo -murmuró, atrayendo la atención de Elmo Tully. El hombre se inclinó hacia delante, hasta quedar de pie con los brazos a los costados-. Continuaremos mañana antes del banquete.
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Naerys miró al viejo árbol que se levantaba amenazante sobre su cabeza. No más grande que Vermithor pero sin duda capaz de derribar hasta al hombre más fuerte.
-Lamento haberlo convocado tan de repente. Quería disculparme por lo sucedido en el salón. Aquí puede exponerme su candidatura sin...amenazas externas.
-Es honor, princesa. Soto de Piedra nunca ha tenido una princesa Targaryen o una dama de tan alta cuna.
-Así tengo comprendido por los maestres -explicó, y señaló al árbol que tenía delante-. A las princesas nos enseñan a bordar y una historia general que a los príncipes se les explica con todo detalle. Todavía dudo cuando miro un mapa y me dicen que señale algún punto con un nombre raro.
Los ojos del muchacho se posaron sobre el árbol, y luego en ella. No dijeron nada, pero vio la extrañeza en ellos por cómo la miraba. Hubiese preferido una risa a como estaba acostumbrada por sus tíos adultos o sus hermanas, que ese semblante casi estoico y carente de emoción.
-En la Fortaleza tenemos un árbol arciano, como recordatorio de que representamos a todas las ramas de Poniente. Tenemos un septo, un altar a los dioses de Valyria y un arciano, que algunos tildarían como una ofensa a la fe verdadera -inició, pasándose la lengua por los labios y con las manos juntas. La tela del vestido se mecía con la brisa que ascendía por las murallas del castillo y acababa en el patio ralentizada-. ¿Qué opina de eso, lord Bracken?
El muchacho Bracken no perdió el tiempo en responderle, con los brazos a su espalda atendiendo a lo que ella decía. Habían acordado verse frente al árbol viejo del patio interior de la fortaleza de los Tully, con, por supuesto y razones de decoro, guardias que los vigilasen.
-Mi hogar se remonta a los tiempos de los Primeros Hombres. Luchamos por establecernos y seguir nuestras convicciones, hasta que la Fe se impuso sobre nosotros y la defendimos fielmente.
-Apoyasteis a los militantes, tengo entendido -repasó sus lecciones de historia con él.
-Sí, mi princesa -asintió. Las hojas oscurecidas por las estaciones se mecieron sobre sus cabezas, algunas siendo arrastradas por el viento y otras sujetándose a las ramas-. Cuando el rey Aenys y Maegor se enfrentaron a la Fe, nosotros defendimos la religión y lo que significaba.
Naerys asintió, comprendiendo bien sus palabras.
-Mi familia no verá bien eso con buenos ojos, dada nuestra facilidad para cabrear a la Ciudadela con lo mínimo que hacemos.
Aeron Bracken sonrió, el pelo meciéndose en su rostro. Naerys hizo lo mismo, poniéndose a su lado, alejándose la corteza dura del tronco y la fuerte corriente que comenzaba a entrar en el patio. Las nubes amenazaban con otra tormenta.
-A raíz de cambiarnos a la fe verdadera, con respeto a sus convicciones, los Blackwood llevan atacándonos y tomando nuestras tierras.
-No deseo escuchar de guerras ni de conflictos ancestrales, solo de lo que cada Casa cree que puede aportar a la Corona con mi mano -respondió con severidad, obligando al joven a contener su lengua. Luego, Naerys lo pensó mejor y le sonrió aunque su corazón tirase hacia el otro bando-. Temo que eso sea debatido por los otros, señor. Vuestra historia, me refiero.
-Solo un tonto debatiría la historia que narran las crónicas de los Ríos.
Las mismas crónicas que llevaban años siendo escritas y reescritas buscando una historia general pero que se enfrentaban a la opinión de los maestres y la historia escrita antes de la Conquista. Naerys se limpió las manos en el corsé del vestido, que empezaban a sudar por el nerviosismo de exponer a la lluvia o de discutir sobre la historia de un continente que nunca gobernaría.
Ya se estaba dando la vuelta, de vuelta a la fortaleza, cuando Aeron Bracken se giró sobre sí mismo con la mano en la empuñadura de su espada y el rostro descompuesto.
-¿Puedo acompañarla hasta su dragón, princesa?
Naerys no necesitó darse la vuelta para responder.
-A no ser que sea un jinete, temo que mi dragón lo queme como almuerzo.
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Al menos la conversación con Aeron Bracken le dio una idea de lo que hacer esa tarde. Volaría sobre Vermithor antes de que estallase la tormenta, de nuevo, y regresaría a la fortaleza Tully cuando bajase de entre las nubes. Había escuchado de su tío Aemond que volar sobre las nubes era más divertido en una tormenta, como vivir una aventura y salir de las formalidades que significaban quedarse en la Fortaleza y atender a cuestiones de nobles. La primera vez, lo consideró un imprudente, pero cuando lo hizo... Fue más divertido de lo que él le explicaba.
En la fortaleza se cambió de ropa a una más adecuada al vuelo, de cuero negro, y salió acompañada de guardianes leales hasta una distancia prudente del dragón al que la guiaban. Vermithor se veía desde lejos, con sus escamas doradas y largos cuernos blancos y amenazantes. A diferencia de Caraxes, tenía el cuello más corto, pero de un grosor más abundante y adecuado a su enorme tamaño. Lo que no se esperaba al llegar era ver, no tan lejos de aquella magnífica bestia, a tres figuras rondándole. Los ojos negros de Vermithor apenas les prestaban atención, como cosas insignificantes que rondaban a su alrededor y no suponían una amenaza para su posición.
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-Si tanta curiosidad tienen por un dragón, señores, solo tendrían que haber preguntado en el salón.
Los tres miraron a sus espaldas sorprendidos y asustados. Naerys terminó de colocarse los guantes de cuero negro, tirando de ellos. Reconoció a los dos primeros como los hijos del heredero de la Casa Tully, a su vez adornados con un broche con el símbolo de su familia respectivamente. El otro fue fácil de reconocer por los colores que llevaba y su ahora reconocida facita.
-¿Va a montar en esa bestia, princesa? -preguntó uno de ellos.
Aunque los reconociera, sus nombres se le atoraban en la cabeza después de una gira con tantos apellidos y regiones. No supo quién era Oscar y quién Kermit, pero simuló que los conocía por quiénes eran como pudo. Clavó un tacón en la tierra empapada, levantando el fango cuando volvió a caminar hacia su dragón, pasando por el lado de ellos sin prestarles más atención de la necesaria.
-¿Vermithor? No es más que un gato grande, amarillo y quejica. Prefiere el clima de Rocadragón.
Como si fuera convocado, la gran cabeza de Vermithor se meció en su dirección. No enseñó los dientes, pero bien podría haberlo hecho con el mar humor que tenía siempre. Sacudió la cabeza, alejando a los pájaros que bailaban a su alrededor entretenidos. La Furia de Bronce, el dragón nacido en la cuna del rey Jaehaerys I, el temible dragón que enfrentaba a Vhagar en tamaño.
-Las tierras de Benji son similares a las de la Corona, señora, podría enseñárselas para su dragón -comentó uno, seguido de unas risas nasales y varios golpes.
-No le haga caso, princesa, solo es un patán -dijo el otro.
Ninguno sonaba como un verdadero señor, pero supuso que la juventud tenía eso. Ella, que solo se relacionaba con su familia, apenas podía disfrutar de esos lazos de amistad con otras personas.
-¿No se proponen ustedes? Podrían tener un huevo de dragón con mi mano. A cambio de ser leales a la Corona.
-Lo somos, princesa -respondió uno, solemne-. Ella es la verdadera Reina y quien la usurpe se enfrentará a las Tierras de los Ríos con todo lo que tenemos. Pero no somos adecuados para su rango.
Por supuesto. Formalidad que sonaba a una promesa que bien podría estar vacía. La Gira le había dado esa enseñanza. Tiró de las cuerdas que colgaban firmes de la montura del dragón, que estiraba para comprobar su tensión y por las que podría ascender hasta la silla sobre su lomo.
-Por supuesto, sino se habrían presentado o aprovechado en la comida con su padre, señores -Vermithor gruñó, un sonido gutural y tan antiguo que calaba los huesos de aquellos que lo escuchasen. Su mandíbula temblaba, a la vez que los dos huesos de su craneo se separaban para enseñar los afilados y peligrosos dientes que abundaban en su boca. A sus espaldas se escucharon los jadeos de sorpresa y miedo. La Furia de Bronce, suspiró-. Gīda, Vermithor.
Estiraba el brazo, que aunque no llegaba hasta su cabeza, acarició las escamas doradas y sucias por el temporal de las Tierras de los Ríos, sintiendo la piel caliente de su interior. Del fuego nacían y del fuego vivían, pero su interior ardía como si su alimento fuera ese elemento y no la media docena de animales de pastoreo que le daban para tenerlo contento. Vermithor dejó de gruñir, pero no de mirar enfadado a los tres muchachos a sus espaldas. Naerys le rio las intenciones, acariciándolo un tiempo de más hasta que los brazos unidos a las alas se movieron para dejarla ascender.
-Pobre del hombre que pida su mano y su dragón no lo acepte, princesa.
-Pobre del hombre que tenga que compartir lecho conmigo si se atreve a retar a mi dragón por mi cariño -respondió ella. Los tres muchachos se tensaron-. Rȳbagon naejot issa -acarició su cuello, rígizo y escamoso, más duro que las piedras de la isla donde se criaban y pasaba el tiempo junto con sus jinetes. Vermithor sacudió una vez más su enorme cabeza, los cuernos con él, y aulló al cielo a la vez que se levantaba en sus patas traseras y usaba los brazos alados para moverse hacia delante, como una serpiente reptando pero más fácil-. Sōvegon.
Naerys se agarró a las riendas, dándole un último tirón a los guantes que la protegerían del tiempo y de las quemaduras de las cuerdas. En cuestión de segundos, Vermithor ya había extendido en su plenitud sus largas alas, estirándolas, y volviendo a flexionarlas esta vez en vertical. Su cuerpo tembló, cuando el peso del dragón se despegó del seguro suelo.
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Cuando Vermithor aterrizó con ella, gruñendo y exclamando quejas sobre el terreno húmedo propiedad de los Tully, Naerys tenía la trenza revuelta y la ropa revuelta pegada al cuerpo. La ropa de montar de los jinetes debía de ser ajustada para evitar accidentes durante las maniobras, pero había jinetes que se las arreglaban como podían, como la Reina Rhaenys y la Reina Visenya durante la Conquista. Desmontó con la facilidad de un gato, ayudándose de las gruesas escamas que descendían hacia el pecho del dragón dorado y de las membranas gruesas de sus alas, de diferentes grosores dependiendo de la zona.
Lo que no se esperó fue que una figura ya conocida en el muelle del río. Al castillo de los Tully solo podía accederse cruzando el río en barca, una que pasaba cada cierto tiempo cuando el tiempo empeoraba para evitar ahogamientos. De haber llegado con mejor tiempo, tal vez la espera no se hiciera tan insoportable como tener que esperar bajo la suave llovizna y humedad asfixiante que le inundaba los pulmones. Al parecer, volar sobre las Tierras de los Ríos no solo era tedioso por la lluvia, sino también por la presión y la humedad de ese lugar. No sabría decir por qué, pero culparía a los maestres de no haberla avisado antes de su Gira Real.
-¿Sus amigos lo han perdido, señor?
-Oscar y Kermit Tully, princesa. Esos bastardos... -se inclinó suavemente, aferrándose a la tirantez del cinturón que sujetaba parte de su capa roja y de sus ropas oscuras. El broche metálico resplandecía entre tanta austeridad-. Regresaron antes que yo a la fortaleza y aquí me tiene, solitario en mis pensamientos esperando al barquero.
-Lamento escuchar su mala suerte.
-No hay nada de lo que disculparse. Solo a esos dos tontos que comparten cabeza y maldades.
Naerys tiró con fuerza de los guantes, dedo por dedo, deshaciéndose de la pesada tela. Primero lo hizo con la mano diestra, y luego con la zurda, en la que tardó más por la tensión del tejido alrededor de su piel.
-Espero que su vuelo haya sido igual de placentero que el de un hombre común a caballo.
-Hay quien dice que son lo mismo, señor -explicó, dejándose caer a su lado. No había más asiento que el banco donde él esperaba sentado. Lo que la sorprendió fue ver que no se apartaba para darle más espacio o por incomodidad de tenerla a ella envuelta en el olor de un dragón, nada grandioso, a su lado-. Esos mismos dicen que en Dorne hay gusanos bajo la arena esperando a comerse a quien amenace al reino o a su pueblo.
-Vaya idiotas -se rio él, encogiéndose de hombros ante el repentino frío que se levantaba. Naerys agarró los guantes antes de que salieran volando.
Las nubes lucían amenazantes a cada rato que pasaba. Los estandartes Tully de la fortaleza se revolvían por el mal tiempo que parecía quererse dejar caer sobre las Tierras de los Ríos.
-Conozco la historia de muchas de las Casas de Poniente. Mi educación se basó en eso -confesó, recogiéndose la falda y sentándose en el banco de piedra que decoraba el patio mientras esperaban a la barca-. Sin embargo, tengo entendido que los Blackwood tienen una historia de lo más curiosa. Oh, por ahí viene.
Se levantó rápida, tomando el brazo que el muchacho le ofrecía para subirse a la barca de madera que con facilidad los llevó río abajo hacia la fortaleza. Benjicot Blackwood se sentó frente a ella con sencillez, recogiéndose el final de la capa para estar más cómodo. El hombre que impulsaba la barca, un hombre anciano pero de brazos fuertes, parecía sumido en sus pensamientos.
-Es uno de los castillos más antiguos en pie, que se remonta a los Primeros Hombres -inició él-. Tenemos un enorme arciano que es el hogar de cientos de cuervos, de ahí el nombre de Árbol de Cuervo. Estamos lo suficientemente cerca de la costa como para que puedas ver la bahía, en caso de que sientas nostalgia -estudió su expresión, a ella, sin saber qué más decir que pudiera no saber a esas alturas. Al menos era listo. Estaba aburrida de caballeros que hablaban de guerra, de la pureza de la sangre de los Targaryen, de la dichosa costa que veían los Blackwood desde su torre más alta.
Todo señor de sus tierras debía aprenderse la historia de su Casa como algo obligatorio, pero supuso que en el caso de la Casa Blackwood la historia tenía más peso si estaba constantemente en tensiones con su vecina. Aún con esas, le sorprendía el hecho de que no se hubiese presentado con los otros pretendientes y solo hubiera encarado la valentía de Aeron Bracken como si fuera un juicio y no una candidatura por la mano de una princesa Targaryen.
-No tuvo tiempo de presentarse cuando los pretendientes hablaban.
-Sin duda mi padre me castigará por ello.
Naerys jugó con los dedos.
-Lord Blackwood luchó por la mano de la Reina hace unos años en su Gira. Mató a otro pretendiente, un Bracken sin duda. Pensaba que años después haría lo mismo.
-Todavía queda tiempo, princesa -respondió. Al estar sentado, se dio cuenta de la daga que colgaba de su cinturón y lo cerca que estaba de su mano en caso de necesitarla-. Antes de que se vaya a las Tierras del Oeste con los leones.
-Un dragón no teme a las ovejas. Menos va a temer a un león bañado en oro.
-Dicen que las Tierras del Oeste están bañadas por costas tan suaves que solo los Greyjoy de las Islas del Hierro son una amenaza para ellos, esos cobardes -en un principio, pensó que iba a añadir algo más solo por el tono brusco y burlesco con el que hablaba de sus vecinos al oeste, pero le sorprendió ver que contenía su lengua-. ¿Hará la gira hacia las islas, princesa?
-No. Al parecer, han llegado a un acuerdo de tregua para ser recibidos como unos pretendientes más en el continente.
-Estaría más cerca del mar -comentó, al parecer haciendo muestra de su amplio conocimiento en la geografía del continente. Claro, porque era un joven más que aspiraba a convertirse el señor de sus tierra como heredero.
Otra vez con el dichoso mar. Solo le dieron ganas de soltar una carcajada y retirarse a sus aposentos antes que volver a hablar del mar, las vistas, el sal... Le daba igual todo eso.
-Echo de menos el mar, sí, pero para eso tengo un dragón con quien vuelo todos los días y me protegería. A veces es mejor que un marido al que...complacer.
Se bajaron de la barca. En compensación por su servicio, Benjicot le dio un par de monedas que el hombre agradeció con un gesto de cabeza. El hombre continuó el trayecto, remando sin dificultad y siguiendo el ritmo acelerado del río. Benjicot y ella quedaron solos, sin alguien que los vigilase.
-Suena como si no quisiera casarse.
-El deber y el disfrute no son lo mismo. Sin duda que una mujer gobierne avanzará Poniente, pero tardarán en vernos como algo más que un útero en el que trabajar.
Su propia madre había muerto para darle a su padre un heredero, un niño que también murió cuando Vhagar calcinó a su madre tras darse cuenta de que moriría en el lecho y sin esperanzas de salvar a uno de ellos. Pero, ¿cuántas mujeres habrían muerto por eso? La propia Aemma Arryn, su madre Laena, la hija de la reina Alyssanne, Daella, ... Todo porque los maestres no pretendían estudiar el cuerpo de una mujer por el decoro y la intimidad y seguir el curso natural de las cosas.
Antes de darse cuenta, estaba girando los anillos en sus dedos con la mirada perdida en lo que fuese. En el barro, en la tierra, en el fuerte caudal que azotaba los bordes erosionados.
-Mi señora madre también murió al darme a luz, y mi padre no ha vuelto a casarse desde eso.
-Dicen que la guerra es el campo de batalla de los hombres y el parto el de las mujeres, lord Blackwood -comentó, en un tono lúgubre que no dejaba a la imaginación los oscuros pensamientos que comenzaban a arremolinarse en su cabeza. El recuerdo de un lecho ensangrentado, los gritos de unas mujeres de tez que había pasado de uno saludable a uno casi funerario y los cuchicheos de las parteras... Todo eso había ocurrido hacía trece años, pero continuaba presente como su propio reflejo-. Los hombres del reino creen que les beneficiaría tener lazos con los Targaryen para reclamar un huevo de dragón y, sin embargo, ninguna lo ha hecho por temor a la furia de los dragones.
-Son magnificas bestias.
Ella sonrió, dándole la razón, tal vez un poco más altiva que de costumbre. El chapoteo del agua mecía el río en un incesante baile, retando a los banquetes en su honor celebrados para pedir su mano. Palabrería, juramentos, rostros encantadores que la perseguirían por una gota de sangre en su descendencia,...
-La madre de la Reina, Lady Aemma Arryn, que los dioses la acojan en su gloria, podría haberlo reclamado como herencia materna. Pero no lo hizo. Se conformó con un matrimonio real y vivir en la Fortaleza Roja -dijo ella. De repente, su rostro se ensombreció, la sonrisa cayendo y vacilante-. Lo cierto es que el desconocimiento hace a las personas tontas y ella al igual que su madre temía a esas bestias. Hasta el mejor de los jinetes dragón teme a algo.
El mejor y el peor. Sus hermanas temían que sus dragones, todavía consideradas crías por muchos, no crecieran más. Su padre temía los desaires de su dragón, que siempre se había mantenido fiel a él y nunca desobedecido una orden dada por su vínculo. A mayor tamaño, los dragones buscaban sus propios objetivos. Vermithor ansiaba regresar a los oscuros pasadizos de Rocadragón. Y un dragón tan anciano y respetado como Vhagar, descansar después de años con jinetes yendo y viniendo.
-Lo lamento -se disculpó, rápida, al ver el rostro serio y vacilante del muchacho que la observaba. Sus labios se había convertido en una fina línea y tenía el rostro pálido-. Mi tía Helaena debe de haberme pegado su incertidumbre para hablar.
Alzó la cabeza al cielo, dejando escapar un sonoro suspiro. Iba a llover, si no lo estaría haciendo ya en otra zona de las Tierras de los Ríos no muy lejanas. Lo que significaba que Vermithor iba a estar toda la noche quejándose solo porque a ella le desgradaba ese tiempo que le alborotaba los rizos y la humedad la asfixiaba.
-Espero verle en el banquete y mañana con los pretendientes que quedan -dijo, limpiándose el sudor en las faldas del vestido. El estómago le pesaba como si fuera a echar todo lo comido esos días-. Este lugar... Se vuelve tedioso, pero mantiene cierto encanto a diferencia del este.
Le dio una última sonrisa a Benjicot Blackwood, también vacilante y demasiado forzada, antes de reunirse con los caballeros leales a los Targaryen y a los Tully por igual que esperaban un movimiento. Aún de espaldas, podía notar el peso de dos pares de ojos clavados en su nuca, en ella, a medida que se alejaba e iba haciendo más pequeña al ojo humano. Lord Elmo Tully esperaba tranquilo en la puerta junto con uno de sus hijos, que miraba al suelo aburrido y moviendo algo entre los dedos. Cuando llegó a ellos, Naerys sonreía más tranquila y con el corazón latiendo desbordado por el nerviosismo. Algo que no había notado ni sentido desde que abandonaron la Fortaleza Roja.
Puede que aprendiese con eso que el deber y el disfrute sí eran lo mismo. Con la persona indicada.
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-Rȳbagon naejot issa, sōvegon = Listen to me , fly.
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leiderprincipe · 6 months ago
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This story is inspired by this image from Twitter or X, you can find the second part on my Wattpad profile, I will leave it here.
En la tranquilidad de su modesta morada en Tatooine, Obi-Wan Kenobi se encontraba compartiendo un momento de paz con el pequeño Luke Skywalker. La luz del sol de los dos soles gemelos se filtraba por las pequeñas ventanas, iluminando el hogar con un cálido resplandor.
Luke, de apenas cinco años, reía alegremente mientras jugaba con burbujas de jabón que Obi-Wan había conjurado para él. Obi-Wan, vestido con su túnica beige, sonreía paternalmente, disfrutando de la inocencia y alegría del niño. El simple acto de crear burbujas se había convertido en un ritual diario que ambos esperaban con ansias. Obi-Wan sentía un profundo cariño por Luke, recordándole tanto a su padre, Anakin Skywalker.
La risa de Luke se detuvo abruptamente cuando un presentimiento oscuro cruzó el rostro de Obi-Wan. Se levantó, dejando la jarra de cerámica en la mesa, y recogió a Luke en sus brazos. El rostro de Obi-Wan estaba tenso, sus sentidos Jedi alertados por una presencia que no había sentido en años. Luke, notando la tensión de su cuidador, se abrazó a su cuello con fuerza.
—Obi-Wan, ¿qué sucede? —preguntó Luke con un tono de inocente preocupación.
Obi-Wan no respondió de inmediato, pero su mirada se dirigió hacia la entrada de la vivienda.
—No te preocupes, pequeño Luke. Todo estará bien —dijo Obi-Wan, intentando calmar al niño, aunque su propia inquietud era palpable.
Justo en ese momento, la puerta se abrió lentamente. La figura oscura y amenazante de Darth Vader llenó el umbral, su respiración mecánica resonando en el silencio. Obi-Wan retrocedió un paso, sosteniendo a Luke con fuerza.
—Kenobi —la voz profunda y distorsionada de Vader rompió el silencio—. Sabía que te encontraría aquí.
Obi-Wan sintió una punzada de tristeza y culpa al ver lo que su antiguo aprendiz, Anakin, se había convertido. Sin embargo, no permitió que esos sentimientos lo distrajeran.
—Anakin —dijo Obi-Wan, utilizando deliberadamente su nombre original—, no permitiré que te lleves a este niño.
Vader dio un paso adelante, sus ojos detrás del casco fijos en Luke.
—El niño es mío por derecho. Es el hijo de Skywalker.
Luke, asustado, se aferró aún más a Obi-Wan.
—No dejaré que lo corrompas como te corrompieron a ti —respondió Obi-Wan, su voz firme.
Obi-Wan sabía que no podía enfrentarse a Vader con Luke en sus brazos. Necesitaba proteger al niño a toda costa. Con una mezcla de determinación y dolor, buscó una salida para Luke mientras se preparaba para enfrentar a su antiguo aprendiz una vez más.
Obi-Wan sabía que no podía enfrentarse a Vader con Luke en sus brazos. Necesitaba proteger al niño a toda costa. Con una mezcla de determinación y dolor, buscó una salida para Luke mientras se preparaba para enfrentar a su antiguo aprendiz una vez más.
—Luke —dijo en un susurro urgente, manteniendo sus ojos en Vader—. Corre a la parte de atrás y escóndete. No salgas hasta que yo te llame, ¿entendido?
Luke, con los ojos llenos de miedo pero confiando en su protector, asintió y corrió hacia la parte trasera de la casa, desapareciendo de la vista.
—Anakin, no hay necesidad de esto —dijo Obi-Wan, enderezándose y encarando a Vader—. Todavía hay esperanza para ti.
—Ese nombre ya no significa nada para mí —replicó Vader con frialdad—. Entrega al niño, Kenobi, y tu sufrimiento terminará.
—Nunca —respondió Obi-Wan, encendiendo su sable de luz con un característico zumbido azul.
Vader, sin perder tiempo, activó su sable rojo, iluminando la habitación con un brillo siniestro. Con un rugido de ira, avanzó hacia Obi-Wan, quien bloqueó el primer ataque con una fuerza que solo años de entrenamiento y experiencia podían proporcionar.
El choque de los sables resonaba por la humilde morada mientras Obi-Wan y Vader se enfrascaban en un feroz duelo. Obi-Wan, aunque mayor y más cansado que en sus días de juventud, todavía era un formidable oponente, utilizando la agilidad y precisión que lo habían caracterizado siempre. Vader, por otro lado, era una fuerza imparable de odio y poder, su estilo agresivo reflejando su rabia interna.
Cada golpe, cada bloqueo, era una danza de recuerdos y arrepentimientos. Obi-Wan intentaba razonar con Vader entre ataques.
—Anakin, puedes volver. Puedes ser redimido.
—¡No soy Anakin! —gritó Vader, arremetiendo con un golpe brutal que casi derriba a Obi-Wan.
La batalla se intensificó, y Obi-Wan sintió la creciente dificultad de mantener a raya a su poderoso adversario. Sabía que tenía que ganar tiempo para que Luke estuviera seguro, pero también era consciente de que la situación se volvía cada vez más desesperada.
En medio del combate, un sonido metálico llamó la atención de ambos. De la penumbra surgió una pequeña figura: Luke, con una expresión decidida, sostenía un viejo blaster que había encontrado en la casa. Apuntó hacia Vader con manos temblorosas pero firmes.
—Déjalo en paz —dijo Luke con valentía, aunque su voz temblaba.
Vader se volvió hacia el niño, y en ese momento de distracción, Obi-Wan aprovechó la oportunidad para desviar el sable de luz de su enemigo, apartándolo de Luke.
—¡Corre, Luke! ¡Corre ahora! —gritó Obi-Wan.
Luke, comprendiendo la gravedad de la situación, salió corriendo hacia el desierto, perdiéndose en la luz del atardecer de Tatooine.
Obi-Wan, exhausto pero determinado, miró a Vader con una mezcla de tristeza y resolución.
—Esta batalla no terminará hoy, Anakin.
Vader, enfurecido por la pérdida de su presa, lanzó un último ataque. Obi-Wan, utilizando la Fuerza, logró escapar en el último momento, dejando a un Vader furioso y derrotado en la entrada de la casa.
Obi-Wan sabía que tenía que encontrar a Luke y asegurarse de que estuviera a salvo. Con una última mirada hacia su antiguo aprendiz, desapareció en la vasta extensión del desierto, dispuesto a proteger a Luke cueste lo que cueste.
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diaviz · 1 year ago
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SALIR CON KEN INCLUIRÍA...
(Quiero mucho a Ken y no me resistí a escribir esto 🫶)
Advertencia: No hay spoilers importantes, pero si no han visto la película VAYAN A VERLA!!!
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•Ken haría muy obvio que está enamorado de ti: Te miraría como bobo todo el tiempo, tu sola presencia alegraría su día e intentaría impresionarte para llamar su atención.
•Una vez descubriera que no era necesario impresionarte para llamar tu atención querría pasar todo el tiempo contigo. Amaría hablar contigo sobre lo que sea ya que todo le era interesante si venia de ti y tu voz le resultaba muy dulce para sus oídos.
•Es el primero en hacerte cumplidos cuando te ve con un conjunto de ropa que te hace ver muy bien, (osea todo el tiempo para él), y querría alguna vez llevar uno que combine contigo.
•Se tardaría en confesar sus sentimientos debido a su temor a que lo rechaces, por lo que probablemente serias tú quien termine haciéndolo. Estaría muy sorprendido, pero también feliz de que compartas sus sentimientos.
•Se sentiría tan feliz de ser tu parejas que se esforzaría en ser el novio perfecto para ti. Comenzarían dándote pequeños regalos todos los días que le recordarán a ti por ser igual de lindos, tú le dirías que no era necesario, pero lo seguiría haciendo porque cree que te mereces lo mejor del mundo.
•Al inicio se avergonzaría cuando lo tomaras de la mano o besaras su mejilla, pero después sería él quién lo hiciera con gusto cada que te viera.
•Te escribiría canciones y te las cantaría en sus citas frente a la fogata de noche, en una de ellas sería donde se darían su primer beso.
•Sería el primero en decir "Te amo", te lo diría en cuanto se hicieran pareja, y desde entonces no podía evitar decírtelo seguido porque sentía que se enamoraba más de ti cada día.
•Disfrutaría mucho de hacer pijamadas juntos, también de arreglarse y vestir de manera combinada como tanto había querido.
•También le gustaba mucho bailar contigo durante las grandes fiestas, aún si en ese momento no querías hacerlo no dudaría en bailar con tal de impresionarte con sus increíbles pasos.
•Sería algo celoso, no le gustaba la idea de otro Ken haciendo esas actividades contigo o de si quiera teniendo tu atención, ya que sabía que cualquiera de ellos querría estar contigo.
•Claro que tú siempre estabas ahí para hacer que se vayan sus inseguridades recordándole que él era el único al único que amabas.
•En sus momentos privados te abrazaría y llenaría de besos mientras te dice cuanto te ama y que está muy feliz de estar contigo.
•"Te quiero más que ayer, pero menos que mañana" Sería la frase que describiría a su relación.
(publicado en wattpad también, no publicar de nuevo)
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spanishducktalesheadcanons · 5 months ago
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DUCKTALES HEADCANONS!!!
Después de un tiempo bastante largo vida de adulto me di chance de poder pensar unos cuantos HD quería sacarlos por personaje pero se me hizo tedioso, de todas formas voy a ir actualizando este mismo post de vez en cuando en su mayoría son principalmente de Gyro, BOYD, Max y los trillizos por ahora, quiero publicar algunos de Drake, Launchpad y Beakley en un futuro.
GYRO
Habla todos los idiomas existentes y una que otra lengua extinta, tiene uno que inventó que solo comparte y conocen BOYD y Lil bulb, además de que entiende el “lenguaje” de las maquinas .
No comparto el hd que Gyro no sepa cocinar, si mal no recuerdo en las historietas señala que es muy bueno haciendo pays, pero como es un workaholic no suele cocinarse o solo lo hace en ocasiones especiales, si Gearloose te cocina algo ya eres merecedor de su afecto, siéntete afortunado con lo difícil que es.
Hablando de ser un workaholic llega a experimentar alucinaciones después de días sin dormir y se puede convertir en el loquito de la cuadra.
Gyro definitivamente tiene gustos culinarios de anciano, un alma vieja, desde la broma del regaliz no puedo dejar de pensarlo, le gustan mucho las aceitunas, encurtidos, viseras, etc. y las semillas (porque es pollo dahhh) puede sentarse a comer con Beakley y Scrooge sin problemas.
De no ser por los eventos de Tokyolk creo que es bastante obvio que tendría el carácter y personalidad de las historietas y la serie clásica pero no tendríamos un Boyd(?)
Scrooge fue el que presento a sus padres.
Su padre sigue vivo, su madre falleció en su adolescencia, pero Gyro está en paz con eso.
Su madre era una especie de bailarina profesional y multiinstrumentista, Gyro por esa parte no se quedo inculto sabe mucho de artes, pintura, música y folclor, pero se inclino más por ser inventor igual que su padre.
El viejo taller esta a las afueras de Duckburg es un espacio aparte entre el terreno donde se encuentra la casa de su padre y una pequeña granja.
Hijo único.
Su madre era la bisnieta de la mejor amiga de Downy.
El padre de Gyro y Scrooge eran buenos amigos pero se fracturo su relación como todas las relaciones pasadas de McPato.
Fulton es todo lo contrario a lo que Gyro es actualmente, sereno, paciente, de voz apacible, amable, son casi iguales en físico y complexión excepto que es un poco más alto y pelirrojo, prácticamente con el diseño del DT87.
Los únicos que conocen al padre de Gyro son Scrooge, sus padres, sus hermanas y recientemente Huey que se le volvió una obsesión tomando en cuenta que Scrooge oculto la trascendencia de Fulton dentro de los jóvenes castores por una extraña razón.
Donald y él eran buenos amigos (Gyro ayudando a Donald como Duckavenger, manteniendo su identidad en secreto y siendo su conejillo de indias personal) pero se atravesaron los eventos de Tokyolk y la lanza de Selene y su amistad se fracturó durante los últimos años.
Se reconciliaron después de los eventos de la “La ultima aventura”
Durante su estancia en Tokyolk conoció a Dickie Duck también científica y fue su única pareja romantica conocida.
La relación entre Gyro y Della es pasivo-agresiva, pero sana, de las pocas personas después de Donald el científico no tiene reparos en tratarla pesado siempre recordándole cada vez que puede que no es una dama si no un monstruo y Della esta secretamente agradecida de que no la trate diferente con delicadeza o escrúpulos como otros por ser una chica.
Comenzó a practicar su tolerancia con los niños a raíz de que 2BO se mudara a su piso y se comprometiera a ser un padre más afectivamente responsable, le costó mucho, por ejemplo Huey está practicando su japones con él, Dewey frecuenta el laboratorio con Launchpad por algún recurso o alternativa que necesite Darkwing y Louie bueno le gustaba por su ambición , pero su preferida es Webby le gusta mucho su espíritu.
Sus conejillos de indias favoritos Fenton, Drake , Donald, LP y él mismo.
El fondo de pantalla de su celular es BOYD sonriendo casualmente en un viaje de pesca.
Este sujeto es bueno en futbol y beisbol y nadie me quita el dedo del renglón porque tengo evidencia (?)
Despues de todos los eventos de “La ultima aventura” ironicamente algunos de sus inventos son mas benevolos y menos hostiles.
Debido a que la conexion con los Drake no llego a ser tan fuerte con 2BO el pequeño paulatinamente termina viviendo con Gyro.
Con BOYD busca siempre las actualizaciones más reales y apegadas a un niño promedio y como Gyro no fue niño promedio cuando llego a su actualización a etapa adolescente su programación se volvió un tanto problemática e inestable, es la manifestación mas pura de un limbo entre el bien y el mal de todas sus creaciones.
Naciendo sin algún genero en especifico resulta envidiable como 2BO no expresaba inseguirdades, lo verdaderamente preocupante eran las crisis existenciales, a veces hacia corto circuito cuando se ponía complejo haciendo preguntas o cuestionando su existencia.
Esta inscrito en una escuela privada porque los Drake no podian proporionarle actualizaciones a su sistema como podria hacerlo un genio como Gyro solo podían ofrecerle la experiencia de un niño real.
BOYD el mas puro y educado de su clase, lastima que su padre sea el mas intenso y confrontativo en las reuniones escolares.
Inconscientemente Gyro programo a BOYD con un carácter similar al de su padre.
HUEY, DEWEY ,LOUIE Y MAX GOOF
Los trillizos se pelean entre si para llamar la atencion de Max porque es la persona mas cool, relajada y normal que conocen.
Definitivamente se refiere a Donald como su tío.
Max conocio a los trillizos aun cuando estaban en el cascaron el tenia aproximadamente entre 8 y 9 años, dias después eclosionarion, eventualmente fue un niñera intermitente cada vez que visitaban al tio Donald.
Ha sido entrevistado para el programa de Dewey , todo después de los juegos Xtreme, fue su invitado mas famoso.
Durante los juegos Xtreme en la mansion McDuck todos se reunian para ver a Max y a Goofy competir.
Donald casi le da un infarto durante el incendio del final.
Durante los eventos de Quack Pack el ya estaba recibiendo su carta de aceptacion a la universidad.
FENTON
Mitad o totalmente boricua por parte de su mamá.
Gustos musicales de señora hace toda la limpieza cantando a todo volumen como si experimentara su segundo divorcio. (Coincido totalmente contigo @rommaru )
Él y Launchpad comparten el mismo complejo de hermano mayor.
Sabe bailar bastante bien.
Después de Tokyolk su relación laboral con Gyro se vuelve más amable y participa más, a veces formando parte del equipo Ludwing Von Drake y otros equipos de científicos de la empresa.
Solía maldecir a Gyro con todos los insultos que sabía en español cuando se encontraba furioso, dejó de hacerlo cuando le dijo que entendía todo lo que le decía, oops.
Detesta la sangre pero llego a acostumbrarse por su trabajo como heroe.
En un futuro se convierte en jefe de recursos renovables y energía de la empresa.
Random
Estas son suposiciones mias perooo...
Boyd fue el reemplazo estratégico de Robótica para la readapatacion en DT17 asi como Mark Beaks de Emil Eagle
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vickdrake · 9 months ago
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¿Te conozco?
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Jake abrió los ojos encontrándose con el molesto brillo de su computadora, con aquellos códigos que habían quedado sin descifrar después de que cayó inexplicablemente dormido sobre la mesa.
No recordaba el momento exacto en el que había caído en el mundo de los sueños, pero sabía que se debió a un descuido que no tenía que volver a suceder. El cansancio llegó a pasarle factura después de meses sin dormir adecuadamente o más bien sin dormir en absoluto.
Hizo sonar su cuello, dejando salir un gruñido de alivio antes de mirar por la ventana de la habitación del hotel. Era otoño, las hojas caían marchitas de los árboles, indicando que el invierno se acercaba y que todo lo viejo debía desaparecer para dejar paso a un nuevo comienzo.
Sus perseguidores parecían estar cada vez más cerca, siempre colmándole la paciencia y haciendo que cambiará de escondite más seguido. Cuando despertó su primera preocupación había sido fijarse en dónde se encontraban, pero se sorprendió al ver que todavía no habían captado su señal, que aún estaban bastante lejos de él.
“Extraño” pensó.
Se reclinó en la silla, con los brazos cruzados y la mirada perdida en la esquina de la habitación mientras recordaba un sueño aún más extraño que el hecho de que sus perseguidores no hubieran ya tocado la puerta (aunque realmente nunca tocarían, lo más probable era que la rompieran).
¿Has escuchado de las personas que no sueñan? Jake era una de ellas. Los sueños no eran recurrentes en su vida desde que era pequeño.
Y te voy a decir otra cosa, de niño, Jake temía a sus sueños porque siempre eran demasiado reales.
Esta vez resultó ser un sueño dentro de otro sueño.
Allí también había estado durmiendo como si no tuviera preocupaciones en el mundo más que descansar, pero la diferencia fue que esta vez no se encontraba solo.
Una chica que irradiaba tanta luz como belleza acariciaba su cabello mientras abría los ojos.
—Buenos días, dormilón. Nunca te había visto dormir tanto como hoy —dijo ella, sonriendo con diversión y ternura al enredar sus dedos en los mechones que cubrían los ojos de Jake—. ¿Querés contarme que estabas soñando? Casi pensé que no te ibas a despertar.
Él mismo había pensado que le resultaría raro encontrar a una mujer extraña a su lado, hablándole como si se conocieran desde hace mucho tiempo, pero su cuerpo, su mente, habían reaccionado de una forma diferente, terminando por rodear con un brazo la cintura de ella y aproximándose para besarla.
—Espera, espera, todavía no me lavé los dientes —La mujer protestó, riéndose mientras él le dejaba besos en el cuello y en sus mejillas al querer buscar sus labios.
—No me importa —Se escuchó a sí mismo decir al mismo tiempo que conseguía hacer que ella se quedase quieta para poder besarla con hambre.
Ella se había quejado diciendo que aquello era asqueroso, pero a él le importó poco y nada.
En sus sueños tenía una vida con ella, ambos eran felices y Jake recordaba haber reído como no se había escuchado a sí mismo en años.
A través de los trucos que le jugaba su cabeza, consiguió sentir el calor humano de alguien más por un lapso de tiempo que se sintió como décadas. Le pareció que era la vida de alguien más, de alguien completamente ajeno a él pero que al mismo tiempo tenía todo que ver consigo mismo.
Recordaba sus delicados dedos sobre su cara, dibujando caminos por su pecho, recorriendo juguetonamente su cuello y trazando la forma de sus cejas de forma tranquilizadora.
Descubrió que un anillo de compromiso se encontraba en su dedo anular y un sentimiento de orgullo, alegría y un amor desbordante le invadió en cuanto vió aquella imagen. Su novia, su chica, su prometida. O más bien, la prometida de aquel Jake que si tenía una vida feliz y libre.
Su propia mente jugando con él, recordándole que jamás tendría una vida como esa, que antes terminaría pudriendose en una cárcel o muerto, enterrado y olvidado.
Después de un tiempo olvidó el sueño.
Olvidó por completo el rostro de la chica, el aroma de su cabello y la sonrisa que se convirtió en la cosa favorita de Jake por al menos unos cinco minutos después de que despertó.
Siguió huyendo porque era lo que mejor sabía hacer, lo único que podía hacer y no se permitió volver a dormir.
Pero… Una tarde, casi un año después.
Una fragancia invadió sus fosas nasales cuando la puerta del Rainbow coffee se abrió.
Una esencia de rosas, jazmines y… sal del mar.
Parecía una mezcla extraña, aunque cobraba sentido en cuanto comenzaba a recordar cada detalle de sus sueños.
Los pétalos de rosa que ella ponía en sus libros para que quedarán disecados, los jazmines que tanto le gustaban y que Jake le dejaba al lado de la almohada cada vez que tenía que volver a huir, y la sal del mar de aquella playa donde él decidió que quería pasar el resto de su vida estando a su lado, aquella playa donde en cuanto la vio salir del agua con su ropa y cabello mojados, riéndose y tirándole agua, él se quedó tan hipnotizado que las palabras salieron solas de su boca.
“Cásate conmigo”.
Había pasado un tiempo desde que la mina de hierro se había incendiado con Richy Rogers y Jake dentro, Hannah estaba recuperándose lentamente después de que habían logrado rescatarla y el resto de sus amigos trataban de ser fuertes por ella pero al mismo tiempo no podían ignorar el dolor de la muerte de Richy.
La mujer que había ayudado al grupo y al hacker, decidió tomar distancia aunque no perdió el contacto con ninguno. No se metió donde no la llamaron, reconfortó a los que fueron a ella y un día finalmente decidió que era hora de decir adiós.
Jake observó desde una mesa como ella entraba en la cafetería, como todo en ella le parecía tan increíblemente familiar incluso cuando jamás la había visto en su vida y también como podía sentir en lo más profundo de sí que él conocía cada lunar, cicatriz y marca de su cuerpo.
No le importó parecer un demente mientras la miraba, no tuvo interés en tener cuidado ya que se vió inmerso en la expresión perdida de su cara al mirar por la ventana, en como tamborileaba sus dedos en la mesa y luego como se llevaba la taza de café a los labios.
Quería tocarla, llamarla, decirle todas aquellas palabras que sólo le había dirigido por mensaje, descubrir si su cabello era realmente tan suave como en aquel sueño, si sus manos en serio irradiaban ese calor reconfortante.
Luego notó que ella ya no miraba la taza de café o a la gente pasaba por la calle sino directamente a él.
Su corazón comenzó a acelerarse y sintió como el latido le llegaba a los oídos, provocando también que su respiración se agitase.
“Te conozco”
Sus piernas se movieron solas, haciendo que se levantase para ir detrás de ella en cuanto la vió agarrar sus cosas y dirigirse a la cajera para poder pagar. No se acercó, no queriendo llamar demasiado la atención, pero fue inevitable para la mujer asustarse cuando lo encontró a unos metros lejos de sí misma. Por supuesto debía haber adivinado que era él en algún punto.
Jake se dirige hacia la puerta para abrirla, pero vuelve su cabeza su dirección sólo para hacerle saber que la está esperando. La ve dudar, observarlo, analizarlo, y él entiende que ella se pregunta si no está equivocada sobre quién es. Comienza a acercarse, sin quitar sus ojos de él, lo observa con detenimiento, con paciencia y Jake tiene que controlar el impulso de rodearle la cintura y apretarla contra su cuerpo en cuanto quedan enfrentados.
Ninguno dice nada. Se comunican por medio de miradas. Él piensa en lo que quiere decirle y parece funcionar, pareciera entenderlo, porque el ceño fruncido de ella se suaviza.
“Te amo” susurra un rincón de su mente y sonríe ligeramente.
Nadie más en la cafetería es importante, ella opaca a cualquier otra persona y hace que olvide que han estado mirándose por un rato, lo que lo despierta es su voz que pronuncia un suave “gracias” antes de pasar por la puerta e irse.
Jake la ve alejarse, pero sabe que ella espera que la siga así que no pierde el tiempo y con una sonrisa más notable, cierra la puerta de la cafetería y mientras se mete las manos en los bolsillos decide que desde el principio ella siempre fue su destino.
Pd: Esta historia está ligeramente vinculada a “With or without you”. Aún no está traducida al español, pero lo estará pronto.
Sólo por si quieres seguir leyendo y aún no has visto el otro lado de la historia -> With or without you
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flan-tasma · 1 year ago
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Aguas tranquilas (Freminet x GN!Reader)
💖~ Sorry for removing so much Fremmy content, now I'm going to try to remedy it.
Warning: Nope now 💖, comfort | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Las ocasiones en las que Freminet escapaba para dejarse hundir en su tristeza eran tantas que preocupaban. Por lo general cualquier persona con corazón trataría de consolarlo y no dejarlo solo, pero el mejor consuelo para el buzo siempre fue el mar que lo abrazaba y lo arrullaba, por lo que solo tu presencia en la orilla mantenía más tranquilo a Freminet, sabiendo que lo esperarías hasta que estuviera más tranquilo y pudiera tratar todo con la cabeza fría.
Cuando Freminet tenía la necesidad de huir a la profundidad del mar para esconderse de lo que lo atormentaba, tu lo acompañabas con preocupación, siempre recordándole que no lo dejarías solo al seguirlo desde atrás en el recorrido automático para ustedes hasta que Freminet, aún usando su casco y con voz profunda, te pide que entres con él. A ninguno de los dos les importa si la ropa que usas sea la adecuada para bucear, solo quieren meterse y eso es lo que hacen, dejando que la tela suba y se mueva como el agua lo desee, dejando que Freminet se libre de lo que lo atormenta en la prisión de su cabeza y su corazón.
Baja, baja, baja. Se deja hundir hasta que toca la arena en su espalda y está en total silencio, llorando, recordando todo lo que lo pone triste. No tiene la fuerza para hacerse bolita, solo se deja ser en lo profundo del mar y mira tu figura en la superficie, flotando y recurrentemente jugando con alguna nutria pasajera. Allí es cuando Freminet apenas siente el frío que siente al estar tan profundo, mira el sol apenas desapareciendo y siente que si cae la noche no podrá encontrarte más entre todo el mar, la marea te llevaría y se alejaría de ti, por lo que toma la fuerza para nadar una última vez hacia ti.
Los últimos rayos del sol te acarician el rostro y tu cabello mojado se mueve con su cuerpo cuando sale, aún con el casco puesto, viendo cómo esperas alguna respuesta, y solo se deja flotar junto a ti, tomando tu mano como si fueran las mismas nutrias que ahora los rodean, bañándose en los rayos lejanos del sol mientras sus dedos entrelazados los mantienen unidos contra las olas que chocaban contra sus cuerpos. Con los ojos cerrados, Freminet suspira una última vez y sonríe con lástima. Se siente más cálido al tomar tu mano, que el mar podría llevárselo y él estaría tan tranquilo mientras te lleve consigo.
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English:
The occasions on which Freminet escaped to let himself sink into his sadness were so many that they were worrying. Usually any person with a heart would try to comfort him and not leave him alone, but the best consolation for the diver was always the sea that hugged him and lulled him, so only your presence on the shore kept Freminet calmer, knowing that you would wait for him until he was calmer and could deal with everything with a cool head.
When Freminet had the need to flee to the depths of the sea to hide from what tormented him, you accompanied him with concern, always reminding him that you would not leave him alone by following him from behind in the automatic route for you until Freminet, still using his helmet and with a deep voice, he asks you to come in with him. Neither of you care if the clothes you wear are suitable for diving, you just want to get in and that's what you do, letting the fabric rise and move as the water wants, letting Freminet get rid of what is torments him in the prison of his head and his heart.
Go down, down, down. He lets himself sink until he touches the sand on his back and is in total silence, crying, remembering everything that makes him sad. He doesn't have the strength to curl up into a ball, he just lets himself be in the depths of the sea and looks at your figure on the surface, floating and repeatedly playing with some passing otter. That's when Freminet barely feels the cold that he feels from being so deep, he looks at the sun just disappearing and feels that if night falls he won't be able to find you anymore among all the sea, the tide would take you and move away from you, so he takes the strength to swim one last time towards you.
The last rays of the sun caress your face and your wet hair moves with his body when he comes out, still with his helmet on, seeing how you wait for some response, and he just lets himself float next to you, holding your hand as if you were the same otters that now surround both of you, bathing in the distant rays of the sun while your intertwined fingers hold them together against the waves crashing against your bodies. With his eyes closed, Freminet sighs one last time and smiles pitifully. He feels warmer holding your hand, that the sea could take him away and he would be so calm as long as he takes you with him.
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redcomunitaria · 1 year ago
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El escritor sin palabras
En la quietud opresiva de la noche, el alma del escritor yace atrapada en las fauces de un abismo sin fondo, como un solitario faro en medio de la tormenta, buscando desesperadamente destellos de inspiración en el vasto océano de la oscuridad. Las palabras, que solían danzar como luciérnagas en el jardín de su mente, ahora están confinadas en jaulas de dolor y silencio, como aves heridas que ya no pueden alzar el vuelo. El síndrome del túnel carpiano, ese verdugo sin piedad, ha extendido sus garras crueles y aprisionado sus manos en grilletes de sufrimiento.
Las metáforas que antes fluían con la gracia de un río salvaje han sido acalladas, como un coro de ángeles que se desvanecen en la oscuridad. Sus dedos, una vez hábiles navegantes en el océano de la creatividad, ahora son meros espectadores impotentes de su propia agonía. Cada movimiento es un recordatorio lacerante de la fragilidad humana, una sinfonía discordante de huesos y nervios que claman por un alivio que nunca llega.
El teclado, una vez su aliado confiable en la búsqueda de la expresión, es ahora un instrumento de tortura que le niega el acceso al mundo que anhela explorar. Cada pulsación es como una puñalada en el corazón, un eco sordo de la frustración que retumba en su mente. El sufrimiento se ha convertido en una constante, como un compañero siniestro que nunca se retira.
En la tela de su mente, las historias siguen tejiéndose en sueños inalcanzables, mientras sus manos yacen inmóviles, como mariposas atrapadas en telarañas invisibles. Cada frase no escrita es un lamento silente, un clamor desgarrador que resuena en las profundidades de su ser. La ironía se enreda en sus pensamientos, como espinas que se clavan en su piel sensible, recordándole la crueldad de un destino que le ha arrebatado su herramienta más preciada.
Sus ojos se deslizan por los estantes llenos de libros, testigos mudos de las historias que una vez compartió con el mundo. Ahora, esos mismos libros parecen burlarse de su impotencia, como monumentos a una época pasada de gloria y creatividad. Las lágrimas, compañeras constantes, son la tinta que ya no puede verter sobre el papel, la tinta que representa la desesperación y la impotencia en su forma más cruda.
El tiempo se desliza como arena entre sus dedos inútiles, una agonía interminable de minutos y horas que parecen eludirlo. Cada segundo perdido es un puñal que se hunde más profundamente en su corazón, un recordatorio constante de la fugacidad de la vida y la fragilidad de los sueños. Las paredes de su estudio parecen cerrarse a su alrededor, como un sarcófago que aprisiona su espíritu atormentado.
En la penumbra de la noche, el escritor se convierte en un fantasma de lo que una vez fue. Sus suspiros son versos sin rima, sus ojos cansados reflejan un abismo de dolor que trasciende las palabras. Cada intento de escribir es un acto de desesperación, como gritar en un vacío sin eco. La tragedia de su existencia se cierne sobre él como una nube negra e implacable, empañando cualquier destello de esperanza que se atreva a surgir.
Y así, el escritor lucha en la soledad de su encierro, una lucha que parece destinada a la derrota. Sus manos pueden estar atrapadas en el tormento, pero su espíritu sigue siendo un río turbulento de emociones y pensamientos reprimidos. Aunque la tinta no fluya sobre el papel, su historia se convierte en una elegía conmovedora, una sinfonía de tristeza que resuena en los rincones más oscuros de la tragedia humana.
Don Ggatto
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danielpulse85 · 4 months ago
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Daniel nunca antes había estado tan seguro de que iba a morir. Sin embargo, en el fondo, tenía que admitir que perecer a manos de un grupo de matones brutos después de una desastrosa fiesta de Halloween, a la que ni siquiera había querido ir, tenía el toque de drama perfecto para terminar su vida repentinamente miserable desde que se había mudado. Los Cobras, aunque violentos, eran al menos lo suficientemente considerados como para sostenerlo en brazos cuando ya no podía mantenerse en pie. Nadie hubiera querido patearlo en el suelo; eso sí hubiera sido realmente feo y deshonroso. Cada respiración le dolía tanto que estaba seguro de que le habían roto algo dentro.
Cuando sus párpados comenzaron a sentirse pesados, cayó al suelo y supo que estaba perdiendo la conciencia. Lo último que vio antes de cerrar los ojos fue una sombra, una que, igual que un ninja, derribó a sus atacantes y se ganó limpiamente el título de héroe en la mente de Daniel. La oscuridad lo envolvió y, con ella, un silencio que resultaba casi reconfortante.
Su triunfal regreso al mundo de los vivos fue marcado por la sensación caliente de una tela húmeda sobre su frente, un olor horrendo a hierbas y el recordatorio simultáneo de que probablemente ya no tenía huesos, sino astillas en su lugar. Con un quejido bastante patético, intentó quitarse el trapo de la cara.
—Dejar...
—Apesta. ¿Qué es? —Daniel miró a su alrededor, desorientado porque su cerebro estaba demasiado ocupado sintiendo dolor. La habitación era pequeña, desordenada y estaba escasamente iluminada por una débil lámpara que proyectaba sombras inquietantes en las paredes.
—Oler mal, sanar bien.
—¿A dónde se fue el hombre araña? —obedeció y, en lugar de apartar el trapo, lo sostuvo con fuerza. El anciano tenía razón; ofrecía un alivio extraño a pesar del horrible aroma.
—¿Quién?
—Ese hombre que me rescató. ¿Dónde se fue? —Daniel bromeaba a medias, pero incluso su mente, a medio funcionar, parecía rechazar la idea de que fuera el viejo conserje quien hizo semejante proeza—. ¿Fue usted? ... No puede ser.
—¿Y por qué no?
—Porque... porque... —Daniel se detuvo a tiempo antes de decir algo muy seguramente estúpido. Se sentía inútil como una muñeca de trapo, intentando averiguar qué partes de su cuerpo podía mover sin querer llorar de dolor.
—¿Porque... anciano?
Mientras servía dos tazas de té, el hombre mayor sonreía divertido, como si también le pareciera gracioso pelear así de bien a su edad. Bueno, era el momento de intentar levantarse y su cuerpo protestó. El dolor en sus costillas le pinchó fuerte cuando intentó enderezarse y, joder, el binder se le enterraba en la piel herida recordándole que llevaba muchas horas con esa cosa puesta, pero a esa sensación de asfixia continua estaba más que acostumbrado.
Los brazos del señor Miyagi le invitaron a volver a intentarlo, esta vez con la seguridad de que no se iba a caer sobre la cama si no tenía la fuerza. Por un momento, se sintió como un niño pequeño al que ayuda su padre. La calidez y firmeza de sus manos transmitían una extraña mezcla de seguridad y respeto.
—Beber té, sentirte mejor.
Las manos que le mostraron cómo sostener la taza de té fueron tiernas pero firmes con él, casi como si no hubieran hecho pedazos a cinco chicos fortachones y confiados. Daniel tampoco hubiera creído que el hombre de mantenimiento de su edificio fuera capaz de algo así.
—¿Por qué no me lo dijo?
—¿Decir qué? —preguntó Miyagi con fingida inocencia, ocupado con su taza de té.
—Que sabía karate.
—Nunca preguntar.
Buen punto, pero le había visto intentar aprender por su cuenta y no le había dicho nada. Debía estarse riendo de él cuando le vio repetir sus movimientos frente a una revista.
—¿Dónde aprendió?
En la mente de Daniel, la imagen del hombre mayor en un Dojo de Karate parecía imposible. Las luces titilaban ligeramente, creando un ambiente casi místico mientras Miyagi hablaba.
—Padre.
—Pensé que era pescador...
El anciano dejó su taza a un lado para poder usar ambas manos y acompañar su relato.
—En Okinawa todos los Miyagis saber dos cosas: pescar y karate. Karate venir de China siglo XVI, llamarse "te" mano y mucho después ancestro de Miyagi llamar "kara te" mano vacía.
Daniel asintió. Había algo realmente sagrado en esa explicación, siglos de enseñanza de padres a hijos que le intrigaron, se sentía como algo grande e importante de lo cual formar parte.
—Siempre pensé que provenía de los templos budistas o algo así...
—Tú mirar mucha TV.
—Mi madre me dice lo mismo... —Daniel se preguntó si el señor Miyagi tenía hijos que habrían aprendido de él sus artes marciales ancestrales—. ¿Alguna vez le enseñó a alguien?
—No.
Le colocó de nuevo el trapo, esta vez sobre su mandíbula adolorida.
Rayos, esperaba que se ofreciera a enseñarle después de verlo en problemas. Pero Daniel no se iba a rendir tan fácil.
—¿Y lo haría?
—Depende.
—¿De qué?
—Razón.
—Por venganza —parecía tan obvio. ¿Qué otra razón tendría? Más allá de intentar balancear las cosas después de un claro intento de homicidio.
—Daniel-san, si buscar la venganza así, empezar a cavar dos tumbas.
—Al menos tendré compañía, ¿no? —Después de sonreír con su propia broma, dejó la taza frente a él. No iba a dejar que el intento de sabiduría lo persuadiera.
—Pelear siempre última respuesta al problema.
Daniel cambió la tela de mano y, mientras comprobaba que en efecto la mandíbula le dolía al abrirla, se jaló el binder un poco para intentar respirar mejor.
—No se ofenda, señor Miachi, pero no creo que entienda mi problema.
—Mi-ya-gi —el hombre mayor hizo énfasis en su nombre de nuevo—. Entender problema perfecto... Tus amigos todos... ser estudiantes de karate.
—¿Amigos? Ah, sí, esos chicos. —Ahora que la hierba había hecho su trabajo, Daniel se entretuvo buscando daños en su rostro. Su madre iba a estar mortificada cuando lo viera.
—Problema actitud.
—No, el problema es que me patean el trasero cada dos días, ese es el problema.
La cara le dolía, justo arriba del ojo, y al tocarse notó que le había limpiado la herida y puesto un curita donde la piel se había abierto por los golpes.
—Sí, porque chicos tener mala actitud... Karate solo para defensa.
—No es lo que a ellos les enseñan.
Se metió la mano entre el binder y las costillas para tomar aire, como si eso ayudara.
—Entender. No haber malos estudiantes, haber mal maestro. Maestro decir, ellos hacer.
—Oh, genial, eso me soluciona todo —contestó sarcásticamente—. Iré a la escuela y lo hablaré con el profesor, no hay problema.
—Ahora usas cabeza para otra cosa que para atacar.
—Era sólo una broma.
Daniel sonrió a medias, incrédulo de tener que explicar ese punto.
—¿Por qué broma?
—Porque me matarían si fuera allí.
—Mmm, igual te matarán. —En otra circunstancia, Daniel se habría reído de la tranquilidad con la que el Sr. Miyagi dio un sorbo a su té después de semejante declaración. Pero tal vez valía la pena intentarlo.
—¿Vendría conmigo?
Miyagi negó de inmediato, como si Daniel hubiera sugerido una tontería.
—No poder.
—¿Por qué? Dijo que era una buena idea...
—Para ti buena idea, para mí buena idea no involucrarme.
—No, pero usted ya está involucrado, digo...
¿Salvarlo esa noche no había sido involucrarse? Ahora parecía que quería lavarse las manos con él como si nada.
—Tttt, lo siento mucho.
—¿Qué? ¡Ah! ¡Gracias por nada entonces!
Lanzó el trapo y se levantó enojado, ignorando por completo la protesta de su cuerpo por el ímpetu repentino.
—¡Gracias por nada, como si ya no tuviera suficientes problemas! Ahora también tendré que responder por lo que hizo usted. No me haga más favores, ¿de acuerdo?
—Daniel-san...
—¿Qué? —Se detuvo bruscamente, aún con la mano en la puerta.
—De acuerdo, yo ir.
Daniel deshizo sus pasos y se acercó con una sonrisa. Por un momento, quiso abrazarlo, pero se arrepintió en el último instante.
—¡Excelente! ¡Excelente, señor Miachi! ¡Es genial!
En cuanto lo tuvo cerca, el hombre levantó la mano y le acercó el trapo húmedo qué había recuperado a Daniel, presionando de manera firme pero amable contra su piel adolorida.
—Miyagi —le corrigió.
—Miyagi, Miyagi. ¿Qué cinturón tiene?
El señor Miyagi se separó de él para poner las manos sobre el cinturón, dedicándole una sonrisa enorme.
—De tela. ¿Gustar? Comprar a sólo 3.98.
Daniel no hizo ningún esfuerzo por reírse.
—No me refería a ese cinturón, digo...
—En Okinawa, cinturón ser solo para sostener pantalones —lanzó una carcajada con ganas, a costa de Daniel.
—¡Qué gracioso!
—Daniel-san...
—¿Qué?
El señor Miyagi volvió a un semblante serio, solemne.
—Karate aquí —señaló con su mano a su cabeza—, karate aquí —señaló su corazón, y por último, se volvió a sostener el cinturón—, karate nunca aquí. ¿Entiendes?
—Creo que sí.
Daniel asintió pensativo.
El señor Miyagi lo miró fijamente y, después de un segundo de silencio, cuando le vio de nuevo con la mano sobre las costillas, preguntó:
—Daniel-san... ¿Esa prenda bajo tu playera? ¿Estar lastimado antes?
Daniel se quedó congelado un momento. El miedo comenzó a subir por su garganta mientras se llevaba la mano al hombro, donde metió los dedos entre el binder y su piel nerviosamente. Ahora que había conseguido un aliado, era el peor momento para quedar así de expuesto. ¿Se negaría el señor Miyagi a ayudarlo cuando le contara la verdad? Nadie fuera de su familia sabía, ni sus amigos más cercanos en New Jersey. Y aquí, a kilómetros de su hogar, en una ciudad llena de extraños hostiles y adolescentes intentando matarlo, era seguramente el lugar menos probable para encontrar alguien que pudiera entenderlo. Una gota resbaló desde la tela que sostenía contra su rostro hasta su mejilla y cerró los ojos un momento. El líquido permanecía tibio y ese terrible olor a hierba le picaba directo en la nariz, pero le hacía sentir seguro. Deseaba tanto sentir que podía dejar de pretender con alguien que comenzó a hablar antes de poder pensarlo mejor.
—Lo uso porque... mire, es un tema complicado, pero soy un tipo de chico diferente, ¿entiende? Eso me ayuda a ocultar algunas formas que mi cuerpo no debería tener...
Miyagi se quedó en silencio, esperando que continuara con su explicación, y cuando pasado un buen rato no lo hizo, volvió a insistir.
—Daniel-san, no ser tan viejo como para no entender...
Y aun así, a Daniel le pareció que realmente no entendía. ¿Quién podría hacerlo?
—Se equivocaron conmigo, ¿de acuerdo? Cuando nací, el mundo entero, incluso el universo, pensó que debería ser una mujer, pero fue un error. El cielo me dio este cuerpo frágil y estoy un poco atorado aquí. Pero yo sé que soy un hombre, y esta prenda...
Se levantó la playera, para mostrar el binder, pero también los moretones sobre su piel, dejando un patrón floreado y nauseabundo donde Johnny le había pateado.
—Me ayuda a que nadie se dé cuenta de este error, pero no soy una mujer, jamás he sido nada parecido a una.
Miyagi asintió lentamente, se llevó las manos a la barbilla en un gesto pensativo y meditó un momento. Daniel habría podido revelarse como una chica para detener el abuso físico; incluso ese grupo de salvajes aceptaría sin chistar que no podían golpearla y ese sería el final de su tortura. Pero no lo había hecho. No cuando le habían empujado por un acantilado, ni esa noche, cuando sabía que había llegado a tiempo para impedir una tragedia (y muy a su pesar, no sólo salvar a Daniel, sino impedir que esos chicos terminaran en la cárcel). Ni siquiera cuando su vida corría peligro se retractaba, y él respetaba eso, lo respetaba en serio.
—Si tú decir ser hombre, nadie poder negarlo...
Admitió finalmente, y al abrir los ojos, lo miró como si lo viera por primera vez, como si intentara encontrar alguna diferencia. Ahora tal vez podía forzarse a notar lo delgado de sus hombros, o una curva ligeramente más pronunciada en su cadera. Pero poco más, nada que no hubiera visto en otros cientos de chicos como él. Si confiaba en lo que veía, jamás hubiera dudado que Daniel era, en efecto, un muchacho normal, demasiado testarudo, orgulloso y flaco, pero perfectamente normal.
Daniel había estado jugando con su pie mientras el señor Miyagi pensaba. Ahora no había vuelta atrás, y el temor de haberse equivocado arañaba su estómago con cada bocanada de aire. Pero sus palabras, tan simples como eran, fueron las primeras de aceptación sincera que recibía en toda su vida. Si no le doliera cada músculo de su cuerpo, lo hubiera abrazado.
—No, nadie puede. —Con una sonrisa, ahora sí continuó su camino hacia la puerta—. Buenas noches, señor Miachi... Miyagi, Miyagi... ¿Mañana por la mañana?
—A las 10 en punto.
—Bien... Amm gracias por ayudarme con mis "amigos" esta noche.
Con cuidado, Daniel cerró la puerta y dejó solo al señor Miyagi.
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