#paz del castillo
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groriatrevi10xx · 8 days ago
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✨ Mundo Oscuro ✨
⏳Fin de Ciclos/End of Cycles⏳
🎉¡Feliz año nuevo!.../Happy new year!...🎊
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*El famoso “Fin de Ciclos” es una pequeña celebración que celebra un nuevo comienzo... Un número más o un cambio de números en el calendario y un recordatorio de lo mucho que había crecido el Mundo Oscuro, existiendo durante siglos... Recordando su era de creación.../The famous "End of Cycles" is a small celebration that celebrates a new beginning... One more number or a change of numbers on the calendar and a reminder of how much the Mundo Oscuro had grown, existing for centuries... Remembering its age of creation...
Aunque la celebración fue alegre la mayor parte del tiempo, hubo eventos sangrientos que recordaron como las Brujas anteriores derrotaron a sus enemigos para ser libres, mucha sangre... Azra no lo admitiría, pero odiaba eso.../Although the celebration was joyful most of the time, there were bloody events that reminded how the previous Witches defeated their enemies to be free, a lot of blood... Azra wouldn't admit it, but she hated that...
Fue una estupidez separarse de sus demás amigas y terminar por error cerca de donde se estaba realizando un evento sangriento, las Brujas observaban como otras peleaban en las gradas, viendo quién sería la ganadora... Azra se pregunta cómo terminó allí, intenta buscar una salida... Pero ha tropezado varias veces ya sea por error o porque la provocaron, Azra era consciente de que aunque se llevaría bien con muchas Brujas, no era amiga de todas y algunas la odiaban... Así que vio a una que otra reírse de su desgracia.../It was stupid to get separated from her other friends and end up by mistake near where a bloody event was being held, the Witches watched as others fought in the stands, seeing who would be the winner... Azra wonders how she ended up there, she tries to find a way out... But she has stumbled several times either by mistake or because they provoked her, Azra was aware that although she would get along with many Witches, she was not friends with all of them and some hated her... So she saw one or another laugh at her misfortune...
Ser bastante pacifista, demasiado pacifista... No era tanto del agrado de las Brujas, ellas habían sido criadas para ser independientes, fuertes, sanguinarias y bastante duras en carácter.../Being quite pacifist, too pacifist... It was not so much to the liking of the Witches, they had been raised to be independent, strong, bloody and quite tough in character...
Claro, había gente como Azra que era igual de pacifista... Pero no tanto como ella, así que... Probablemente no era del agrado de todos.../Sure, there were people like Azra who were just as pacifist... But not as much as her, so... She probably wasn't everyone's cup of tea...
Y así fue como terminó con su segundo o tercer problema, no sabe quién la inscribió para participar en una pelea, obviamente alguien que no le agradaba la vio ahí, eso era un problema... Cuando alguien escribe su nombre... Es obligatorio pasar, así que Azra casi entró en pánico, intentó no hacerlo... Ella era alguien tranquila que podía razonar con las personas... Pero parecían un muro sordo, así que intentó salir... Ella no quería esto.../And that's how she ended up with her second or third problem, she doesn't know who signed her up to participate in a fight, obviously someone she didn't like saw her there, that was a problem... When someone writes her name... It's mandatory to go through, so Azra almost panicked, she tried not to... She was someone calm who could reason with people... But they seemed like a deaf wall, so she tried to get out... She didn't want this...
Pero los guardias estaban dispuestos a arrojarla directamente a la pelea, sin importar cuánto la arrastraran... Desde allí, también pudo ver la causa de su problema... Sentada en su asiento, una bruja que le sonreía burlonamente mientras sostenía una brillante pluma de cuervo que aún goteaba magia.../But the guards were willing to throw her straight into the fight, no matter how much they dragged her along... From there, she could also see the cause of her problem... Sitting in her seat, a witch who smiled mockingly at her while holding a shiny raven feather that still dripped with magic...
Azra se pregunta por qué no todos pueden ser amables y cariñosos.../Azra wonders why not everyone can be kind and caring...
Ella simplemente se resigna a su cruel destino, pero antes de que la arrojen a una pelea, antes de que las Brujas la vean como una decepción... Ella oye metal, siente que la liberan... Pero no cae al suelo, alguien la sostiene.../She just resigns herself to her cruel fate, but before they throw her into a fight, before the Witches see her as a disappointment... She hears metal, she feels herself being released... But she doesn't fall to the ground, someone is holding her...
Ella está confundida, pero se sorprende al ver a Roletty ahora en su vista, oliendo a alcohol, pero también a lavanda... Un olor inolvidable y algo reconfortante ahora, Azra parpadea para ver a los otros guardias en el suelo.../She is confused, but is surprised to see Roletty now in her sight, smelling of alcohol, but also of lavender... An unforgettable and somewhat comforting smell now, Azra blinks to see the other guards on the ground...*
Roletty: ¡Azra!... ¿Qué carajo estás haciendo aquí?/Azra!... What the hell are you doing here?...
Azra: Lo siento... No quería estar aquí, fue un error.../I'm sorry... I didn't want to be here, it was a mistake...
*Roletty todavía la sostiene, pero la ajusta para que pueda recuperarse... El caballero mira fijamente incluso a sus compañeros guardias.../Roletty still holds her, but he adjusts her so she can recover... The knight glares even at his fellow guards...*
Roletty: No, no necesitas disculparte... Lo que quiero decir es que sé que no te gusta estar en estos lugares, honestamente... ¿Por qué está tu nombre escrito en el panel de los concursantes?... Ya conoces las reglas.../No, you don't need to apologize... What I mean is that I know you don't like being in these places, honestly... Why is your name written on the contestants' panel?... You already know the rules...
*El Caballero observa como su amigo se queda en silencio, luego mira hacia las gradas, o mejor dicho hacia unos asientos especiales... Donde ve a una bruja riendo y jugando con una pluma de cuervo, Roletty tarda un tiempo en comprender... Pero al final lo entiende, aleja a Azra de la entrada donde se desarrollará la pelea... Lejos de los espectadores.../The Knight watches as his friend falls silent, then looks at the stands, or rather at some special seats... Where he sees a laughing witch playing with a raven feather, it takes Roletty a while to understand... But in the end he understands, he puts Azra away from the entrance where the fight will take place... Away from the spectators...
Los guardias quieren detenerla, pero Roletty les gruñe como un perro.../The Guards want to stop her, but Roletty growls at them like a dog...*
Roletty: Quedaos en los asientos de las lámparas, allí no se ve nada... Yo iré en vuestro lugar.../Stay in the seats of the lamps, you can't see anything there... I'll go in your place...
Azra: Pero... ¡Va contra las reglas dejar que otra persona tome tu lugar en la pelea, serás regañada!... ¡Además, eres un caballero!... ¡A la señorita Nomula no le agradará que rompas las reglas!.../But... It's against the rules to let someone else take your place in the fight, you'll get scolded!... Besides, you're a gentleman!... Miss Nomula won't take kindly to you breaking the rules!...
*Ella no levanta la voz, pero hay preocupación en ella... Roletty le sonríe feliz, como siempre lo hace cuando la molesta o intenta molestarla.../She doesn't raise her voice, but there's concern in it... Roletty smiles happily at him, as she always does whenever she annoys her or tries to annoy her...*
Roletty: ¡Mi deber como caballero es defender a cualquier bruja de la injusticia!... Y tú has sufrido un acto de injusticia, así que no creo que esté rompiendo ninguna regla.../My duty as a knight is to defend any Witch from injustice!... And you have suffered from an act of injustice, so I don't think I'm breaking a rule...
*Su amiga le guiña un ojo, mientras que Azra solo puede sonreírle.../Her friend winks at her, while Azra can only smile at her...*
Roletty: Así que... El deber llama, ¡nos vemos luego!.../So... Duty calls, see you later!...
*Y la ve ir directa a la pelea, no mira atrás y Azra corre hacia donde su amiga le ha dicho que la espere... Ignora a los guardias que la miran con desagrado.../And she sees her go straight to the fight, she doesn't look back and Azra runs to where her friend has told her to wait for her... She ignores the guards who look at her with displeasure...
Y sí... No es una noche eterna tan mala.../And yes... It's not such a bad eternal night...*
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*Ren mira a su alrededor buscando a Azra, los fuegos artificiales ya han comenzado, pero no la ve por ningún lado.../Ren looks around for Azra, the fireworks have already started, but he doesn't see her anywhere...
Probablemente debería ir a buscar a otro lado, pero Osca le da un golpecito en el hombro para llamar su atención... La diseñadora de moda señala a algunas personas bastante familiares, Ren no puede evitar sonreír... Al ver a Roletty mostrando un pequeño y poco creativo trofeo de un evento que obviamente ganó, mientras que en su otra mano lleva a Azra, asiento y todo... Es realmente sorprendente cómo la Mujer puede llevar un asiento de madera y metal con una mano, incluida una Bruja sentada en él... Pero no es tan sorprendente, ha visto a Nomula tirar un edificio entero.../She should probably go look somewhere else, but Osca taps her shoulder to get her attention... The fashion designer points to some pretty familiar people, Ren can't help but smile... When seeing Roletty showing off a small, uncreative trophy from an event she's obviously won, while in her other hand she's carrying Azra, seat and all... It's really surprising how the Woman can carry a wooden and metal seat with one hand, including a Witch sitting on it... But not so surprising, she's seen Nomula throw an entire building...
Ella suspira, Azra está bien y sonríe desde su lugar en lo alto, confiada en que Roletty nunca la derribará... Eso es bueno.../She sighs, Azra is fine and smiling from her place on high, confident that Roletty will never throw her down... That's good...*
Angélica: Bueno, no sé qué hizo Azra... Pero parece que Roletty se unirá a nuestro pequeño grupo por hoy.../Well, I don't know what Azra did... But it seems that Roletty will be joining our little group for today...
*Angélica sonríe, aunque Roletty es amiga de Azra... El Caballero nunca se une a ellas, ella espera que esta vez sí.../Angélica smiles, although Roletty is Azra's friend... The Knight never joins them, she hopes that this time he will...*
Ren: ¡Jaja!... ¡Probablemente!.../Haha!... Probably!...
Osca: ¡Oh, cállate, la cuenta regresiva está a punto de comenzar para el Fin de Ciclos!.../Oh, shut up, the countdown is about to begin for the End of Cycles!...
*Y permanecen en silencio con una sonrisa todavía... Fue un buen comienzo.../And they remain silent with a smile still... It was a good start...*
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G: Si chicos, antes que nada... Esto es una petición y a la vez aprovecho para decir que hay un "Año Nuevo" en el Mundo de las Brujas, solo que con el nombre "Fin de Ciclos"... Disfruten ustedes también de la pequeña historia y espero que a Kuro le guste su petición... ♥️/Yes guys, first of all... This is a request and at the same time I take the opportunity to say that there is a "New Year" in the World of Witches, only with the name "End of Cycles"... Enjoy the little story too and I hope Kuro likes his request... ♥️
Por cierto, ¡Feliz año nuevo a todos!... 🎉🎊♥️/By the way, Happy New Year to everyone!... 🎉🎊♥️
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Roletty, Osca y/and Angélica: Son mías... {They're mine...}
Azra y Ren Hua son de {Azra and Ren Hua are from}: @kurocookieemi
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senig-art · 2 months ago
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''Un guardián olvidado, en soledad se oscurecía su mente y predomina la envidia y el dolor'' . . .
Ssenkrad, el guardián de la oscuridad, a lo desconocido y el miedo, hijo de Luner y hermano de Eci.
Un ser sin cuerpo, mas que el que su propio creador le formo al nacer y al crecer, salido de un frasco con la esencia de la oscuridad que su dios podía controlar y con el tiempo este dios le dio forma, aunque su presencia seguía siendo una sombra, Luner lo hizo solido al contacto y así con el tiempo Ssenkrad podría controlar su cuerpo y poder moldearlo a su gusto.
Así luego se le otorgo vigilar el mundo bajo el reino lunar, pero nunca se imaginaria el cervario que viviría.
A diferencia de su hermana, el no podía crear vida, el no tenia ni la habilidad ni el poder para crear compañeros que le ayudaran, y al mismo tiempo, no era tan amado como a su hermana, todo el mundo le temía, todos se sentían incomodos con su presencia, pero todo empeoro cuando una de las lunas murio.
Luner quien era bueno con ambos, de repente se hizo hostil con Eci y se volvió indiferente con Ssenkrad, aun despues de ser echada, aun Luner vigilaba a Eci con recelo.
Lo que molestaba a Ssenkrad, que aunque no era maltratado, no tenia ni una sola pisca de atención de su creador, llenándose de odio y envidia a su hermana.
Ssenkrad siempre hizo todo por Luner, todo para ganar algo de su atención, pero nada, poco a poco su mente se quebró, dejando solo la idea de algo, matar a su hermana.
Así a escondidas del dios de la Luna, Ssenkrad bajo al reino de hielo, viendo como su hermana se las arreglo para sobrevivir en un mundo donde el era el vigilante, viendo como creaturas convivían entre si y ella los gobernada, con tanta tranquilidad y silencio, llevándolo aun mas a envidiarla.
Así una noche de luna llena ambos hermanos se enfrentaron, Eci no podía con Ssenkrad, pues su hermano podía estar en todas partes, cada sombra que existía en su pelea era un arma para Ssenkrad y una desventaja para Eci.
Eci agotada caer en lo mas alto del castillo, donde la luz de este mundo estaba, Eci pide explicaciones y Ssenkrad se las da...
-Te odio tanto, tu lo tenias todo, su amor, su admiración, incluso su odio, toda su atención era para ti, que hay de mi, ¿Que pasa conmigo?...
-Hermano...
-Porque todo el mundo me odia, porque todo el mundo me evita, yo era el que mas trabajo hacia, yo tenia que venir a este infierno oscuro sin luz, sin acompañamiento, y tu ahora lo llenas con nieve y luz, porque yo no tuve ese don, porque no pude gobernar este lugar, porque, PORQUE....
-Hermano, lo siento tanto...yo...yo no lo sabia...
-Claro que no, tu eres igual que todos, pero todo va a cambiar, cuando te mate...así que vete en paz...
Así Ssenkrad se dirige a Eci con velocidad, pero el miedo de Eci causo que se activara la luz de este mundo y todo su poder se dirigió a su hermano, quien murió lentamente hasta desvanecerse, dejando a Eci destrozada, pues nunca podría pagar el dolor que le causo a su hermano.
Gracias a eso, Eci descubriría a la gente sombra, seres parecidos a su hermano que vivían en este mundo que ella nunca quiso adentrarse, y por ello ahora conviven juntos en paz.
También se agrego un día de la oscuridad total, como un aniversario de la muerte de su hermano, donde su mundo de hielo se cubre de oscuridad y solo se vería la luna como el único brillo del cielo.
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''Oh, pobre guardián olvidado, que la oscuridad invadió su mente, y sus pensamientos se oscurecieron, aun sin darse cuenta que algo malvado esta gobernando ahora el reino de la luna, algo hostil, y el solo fue otra victima de ese poder maligno que emana, tal vez, solo tal vez, si hubiera seguido la débil luz que la luna emanaba, nunca hubiera seguido a la oscuridad''
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Este es Ssenkrad en su forma base XD como lo veríamos en la mayoría de los dibujos solamente en momentos concretos lo veríamos con la capucha abajo o cuando es pequeño donde allí lo veríamos su cara totalmente.
También mencionar que su traje es mágico, algo echo por Luner para que su hijo se vista, Luner luego le enseñaría como usar el poder de esa ropa para que esta se adaptara a todos las trasformaciones o desvanecimientos de su hijo.
Ssenkrad no gobernaba el reino de la oscuridad, era algo así como su vigilante para que la oscuridad nunca llegara al reino lunar, pero nunca imagino que en realidad este lugar podía ser habitado, no hasta que su hermana lo gobernó y ese reino se volvió de hielo y nieve.
Antes ambos hermanos se quería mucho, pero algo hizo el cambio, llevando a Ssenkrad a ser envidioso y a Eci ingenua. Si Eci tuviera otra oportunidad, haría que su hermano se sintiera bienvenido y querido. Pero tristemente eso no podrá ser.
Ssenkrad si tenia a una luz que lo protegía y lo amaba, su nombre era Ryue y era su sirviente y su único amigo, pero la oscuridad de Ssenkrad era mas grande que su luz, (´´tal vez, solo tal vez, si hubiera seguido la débil luz que la luna emanaba, nunca hubiera seguido a la oscuridad'') ahora Ryue vive en el reino de hielo, rezando por Ssenkrad y culpándose por ser débil, además de ser el único adulto a parte de Eci que December confía.
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Hola de nuevo, estoy aquí dibujando muchas cosas y no he podido dar seguimiento a nada XD además de unos acontecimientos que sucedieron en casa que me dejaron sin energía la verdad XD pero aquí estoy de nuevo, mas o menos desocupada, pero les dejo esto para darle vida a mi canal XD
Bueno espero y les guste 💙🤍🖤
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ihardblack · 2 months ago
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“Mira el firmamento como entenebrece las aguas y aprecia las últimas bandadas descendiendo hacia los árboles, mi amado Friedrich”,
con este enunciado, Madame J’adore regresa al castillo.
A pocos minutos de que la medianoche llegase, el joven se sentó en la butaca del salón y su cuerpo empieza a tiritar.
El vals ya había iniciado.
La hermosa joven rumana no quería desperdiciar la velada.
Alentando al atractivo muchacho le incita a la más extravagante danza.
Acomodando su camisa se acerca hacia ella y delicadamente la toma de la cintura para besarla.
Un salto. Un espasmo en su cuerpo se aleja de ella.
“¿Qué te sucede?”, interrogó la muchacha. “Nada”, citó el adolescente.
El terror en sus ojos no se hizo esperar. Ya casi eran las doce de la noche y Friedrich repentinamente agarra su mano derecha para evitar el acelerado descontrol de su transformación.
A vista y paciencia de los invitados, notaron su incomodidad. Y se preocuparon pero esto no detuvo ni interfirió en la celebración.
Entre murmullos y extrañezas, el jovencito se disculpó de su amada para dirigirse al tocador.
¡Madre Santa! ¡Madre de todos los cielos! ¡Se ha convertido en otra persona!
Encerrado en uno de los cubículos, Friedrich Manson golpea su cabeza contra las paredes a toda agresividad bañada en sangre su rostro y cabeza, extrae de su bolsillo su pañuelo de seda y la muerde con fuerza chillando de dolor.
Mientras tanto en el salón, el aterciopelado abanico de las pálidas pieles de las bellezas francesas, entre los encajes de sus pequeñas cinturas los invitados no hacían más que aplaudir e incentivar el menú. Por el otro lado, un desquiciado, enfermo, deforme, atolondrado yacía quien se casaría con la mujer de su vida.
De sus entrañas. De su carne y hueso. Lo han poseído. Se lo han llevado. El espíritu que hace tres días ingresó por la ventana de su habitación. Aquel que ayuda necesitó perdió la razón.
Huye.
Corre.
Escapa.
La celebración era realizada en uno de los castillos de su tío quien era conde.
Al paso de unos minutos, logra obtener la calma pero sus cambios físicos, no se iban.
No quiso desilusionarla.
El mensajero sanguinario.
El vampiro del vals.
Escribió con su sangre su temporal ausencia. Se ha fugado por la ventana.
Ahora se dirigía hacia las gárgolas quienes lo esperaban para tomar su carruaje.
El pobre se vio esclavo de la tormenta, los cimientos de su caballerosidad no hacían más que derrumbarse poco a poco. 
La tierra húmeda que enterraba sus pies, las larvas que salían de su cuerpo no apagaron la brutalidad de aquel espíritu.
Una sombra de más de tres metros de altura lo rodeó ahorcándolo sin piedad alguna.
Un fraile de la inquisición.
Los equinos horrorizados relinchan con fuerza despertando el pantano.
El chico le ordena al espectro que en paz lo deje.
La sustancia no obedece y nuevamente vuelve a espantar la arboleda pero esta vez con más belicosidad.
Las consecuencias de estos efectos prácticamente lo destrozaron mutilando su agonía.
Ahora, el ente, iba por la tenencia del cuerpo de su enamorada.
Autor: Valentina Neira Yáñez. ✅ Publicado bajo el Registro de Propiedad Intelectual. Todos los derechos reservados.
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yoestuveaquiunavezfrases21 · 7 months ago
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2034- Como lidiar con la distancia, que de mi te separa. Como llorar tu lejanía, cuando kilómetros de indiferencia mi corazón no repara. Como extrañar tus ojos y tú mirada, si mis recuerdos no encuentran tú figura lozana. Como mis dedos extrañan enredarse en tu cabello, más eso se transforma en ansia vana. Como desear abrazarte y consumirte en mi fuego hasta dejar tu alma calcinada. Como quiero tomar tus manos para llevarte a disfrutar de la luna enamorada. Como saber que existes en algún lugar del mundo, para recorrer cada centímetro de tierra, en busca de tu presencia y esencia para fundiera con la mía. Como te quiero ver, como te quiero extrañar. Como quisiera juntar miles de piedras para crear un castillo donde sólo sea llenado de amor y de mucha paz...como quiero... ¡Como quisiera...! 
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jartita-me-teneis · 5 months ago
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VENEZUELA: VERDADES INCÓMODAS
He borrado dos notas que había publicado sobre las elecciones en Venezuela, pues creo que no había contrastado suficientemente la información. Reitero lo que dije sobre el régimen de Nicolás Maduro, basándome en los informes de Amnistía Internacional. Según Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, "las autoridades que han ostentado el poder estatal desde, al menos, 2014 hasta hoy han cometido graves y masivas violaciones de derechos humanos, incluidos posibles crímenes de lesa humanidad, y han llevado al país a una emergencia humanitaria compleja que ha empujado a más del 25% de la población a salir de Venezuela, dejando atrás sus hogares y familias". Una izquierda verdaderamente democrática no debe apoyar un régimen de estas características. Lamento que un sector de la izquierda española haya elogiado el chavismo, pero no me parece menos detestable que la derecha haya utilizado el caso de Venezuela para atacar al gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez. Equiparar chavismo y "sanchismo" es pura y obscena demagogia.
Varios observadores internacionales señalan que se ha producido un fraude en las elecciones de 2024. Al parecer, el gobierno de Maduro dispone de un mes para enseñar las actas, pero su conducta hasta ahora ha abonado las sospechas de pucherazo. Desgraciadamente, la oposición posee unas credenciales democráticas bastante dudosas. María Corina Machado ha elogiado a Javier Milei y se acusa a Edmundo González Irrutia de haber colaborado a principios de los ochenta con Leopoldo Castillo, embajador de Venezuela en El Salvador, en la actividad criminal de los escuadrones de la muerte. No sé si es cierto, pero es una acusación gravísima que debe investigarse a fondo, pues de confirmarse, le invalida como candidato democrático.
No es un secreto que EEUU ambiciona controlar las reservas petrolíferas de Venezuela. América Latina sigue siendo su patio trasero y se reserva el derecho de intervenir en su vida política para preservar sus intereses. Pienso que Venezuela se merece un futuro de paz, democracia y prosperidad, pero no creo que la actual oposición sea una alternativa capaz de garantizar esa expectativa. En cualquier caso, debe prevalecer la voluntad del pueblo venezolano y su derecho a expresarse libremente en unas elecciones transparentes y con resultados contrastados.@rafael_narbona en X
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beardedmrbean · 7 months ago
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Bolivia’s capital of La Paz is reeling in the wake of an attempted coup as troops led by a top general rammed the doors of the government palace in tumultous scenes that threatened to drag the South American democracy into chaos.
Military forces led by army chief General Juan Jose Zuniga appeared to take control of president Luis Arce’s government by seizing control of the town square and unleashing tear gas on protesters who flooded the streets.
General Zuniga vowed to “restore democracy”, replae and cabinet and free political prisoners, but was condemned opposition leaders as it became clear he had little political support.
Mr Arce refused to bow to the pressure and named a new army commander, who immediately ordered troops to stand down, ending the rebellion.
The president’s supporters rapidly came to his aid and rushed the square outside the palace, waving Bolivian flags, singing the national anthem and cheering.
Mr Arce said: “Here we are, firm, in the presidential palace, to confront any coup attempt.”
General Zuniga and alleged co-conspirator former navy Vice Admiral Juan Arnez Salvador were arrested by authorities.
Government minister Eduardo del Castillo told journalists: “Their goal was to overturn the democratically elected authority,”
The short-lived rebellion followed months of mounting tensions between Arce and his one-time ally, left-wing former president Evo Morales.
Mr Morales, the country’s first Indigenous president, was forced to resign after 14 years in power in 2019 after mass protests against him.
He has since returned from political exile and is threatening to challenge Mr Arce in the 2025 primaries, which has caused a widening rift in their ruling socialist party.
Further fueling tensions in the country is the ongoing economic crisis, with the country’s foreign currency reserves diminishing, its natural gas exports plummeting and its currency peg collapsing.
As police in riot gear set up outside the presidential palace, Bolivians queued at ATMs, formed long lines outside petrol stations and emptied shelves in grocery stores.
Flanked by the newly appointed military chiefs late Wednesday, defense minister Edmundo Novillo sought to reassure the rattled public and shed light on what had happened.
The turmoil began earlier this week, Mr Novillo said, when Mr Arce dismissed General Zuniga in a private meeting on Tuesday over the army chief’s threats to arrest Morales if he proceeded with his presidential bid in 2025.
In their meeting, Novillo said that General Zuniga gave officials no indication he was preparing to seize power.
Just hours later tailed by armored vehicles and supporters, General Zuniga burst into government headquarters and declared that he was sick of political infighting. “The armed forces intend to restore the democracy,” he said.
Members of the country’s fragmented opposition, which General Zuniga claimed to support, rejected the coup before it was clear it had failed.
Prosecutors will seek the maximum sentence of 15 to 20 years in prison for General Zuniga on charges of “attacking the constitution,” he said.
“This grants control to the military and erodes democracy and is an important signpost that the problems of the 2019 coup have not been addressed,” said Kathryn Ledebur, director of the Andean Information Network, a Bolivia-based research group. “Bolivia’s democracy remains very fragile, and definitely a great deal more fragile today than it was yesterday.”
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nevenkebla · 9 months ago
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Una nueva era
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Books of Doom #6 Ed Brubaker (Escritor), Pablo Raimondi (Dibujante)
— Doctor Doom: El cohete púlsar era útil para distancias cortas, pero me permitió hacer una cosa… una entrada espectacular. No mueras silenciosamente, viejo necio… te lo ruego. Terminó… y ahora comienza una nueva era. — Hombre: El rey ha muerto… larga vida a Von Doom. Mis fuerzas están a sus órdenes, mi señor.
— Doctor Doom: Después de aquello, las cosas pasaron deprisa… Latveria había estado literalmente muriéndose esperando progreso, y yo se lo llevé como un huracán… Aquella semana mis robots derribaron el castillo del rey Vladímir. El pueblo donde cayó mi madre fue nombrado nueva capital. Y enseguida, sus hogares abandonados volvieron a vibrar con vida. Para el otoño, hice adiciones al modesto castillo donde había comenzado mi rebelión… y así, en un estrado sobre la ciudad y mi pueblo… tantos había que abarrotaron las calles… Victor von Doom fue coronado monarca de Latveria.
Doctor Doom: Que una nueva era de paz y prosperidad se extienda por el país… ¡Lo dice von Doom!
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a-pair-of-iris · 5 months ago
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Entre muros y silencios (Parte 3)
by Aris
5.432 palabras
Ao3 Wattpad
—Hemos tenido un clima estupendo ¿No te parece? —le comentó Manuel al perro que lo acompañaba caminando distraído por el pasillo, una costumbre que había adquirido hace un tiempo.
Lo decía en serio. Las nubes y la niebla seguían mayormente presentes, claro, pero la prolongada falta de temporales capaces de abrir huecos en los muros era algo que no le pasaba desapercibido. Incluso el diluvio desatado tras la llegada de Francisco había durado apenas unas horas antes de menguar y estabilizarse. Eso tenía a la gente de buen humor, esperanzados en que los frutos alcanzaran a cuajar y los techos a cubrirse antes de que asomara el próximo aguacero.
Él también se encontraba de un humor particularmente bueno. No que acostumbrase a estar molesto, solo pensó que sería diferente con la imprevista adquisición de su nuevo esposo, pero lo cierto era que las cosas con el príncipe iban bien. Inesperadamente bien.
Francisco era fácil de tratar. El miedo que exudaba del joven tras su llegada fue decayendo rápido, o al menos lo suficiente para hacerlo espabilar. Todavía se le veía nervioso y melancólico a ratos, pero se esforzaba por adaptarse a la vida del castillo, mostrar buen humor y ser útil, por lo que Manuel se esforzaba también en hacerle las cosas más llevaderas y atender a sus inquietudes de mejor manera que esa primera mañana en el comedor, cuando estalló en carcajadas como no se había reído en mucho, mucho tiempo. O cuando al día siguiente se despertó con el muchacho instalado en su puerta.
“—¿Ropa nueva? —Repitió Manuel con acidez.”
Reconocía que no había reaccionado de la mejor forma ante la primera solicitud de Francisco. Pero en ese momento le había parecido una petición odiosamente estúpida, como si el otro no fuera capaz de entender que las mantas apolilladas y manchas de humedad no eran simples decoraciones para crear ambiente. O tal vez lo había notado y solo estaba siendo un bastardo malcriado. Como fuera, estaba más que dispuesto a pensar lo peor de él.
“—Sí, es que- bueno, verá… —balbuceaba el chico evitando su mirada y frotando nervioso sus manos. Al menos tenía la sensatez de mostrarse avergonzado—. La que traje no es apropiada para este ambiente.
—¿Demasiado elegante para sus tareas mundanas, alteza? —siseó Manuel, listo para asestarle unas cuantas bofetadas verbales al chiquillo si le daba la oportunidad, pero por suerte Francisco se apresuró en poner paños fríos.
—Le aseguro que no es nada de eso. —dijo con suavidad, alzando las palmas frente a él en son de paz—. Pero la señora Marta me advirtió que podría pensar eso en cuanto se lo mencionara. Me aconsejó que mejor debía enseñarle la magnitud del problema.
Eso apaciguó enseguida a Manuel. Si Marta había considerado el tema digno de su atención, entonces debía de ser así. Ya más calmado, acompañó a Francisco hasta su recámara y comprendió que tenía toda razón.
—¿Se supone que esto es… una camisa? —preguntó Manuel, alzando con la punta de los dedos la supuesta prenda. Era un trozo de tela semitransparente surcada por varios hilos dorados y piedras brillantes. Relucía al contacto de la tenue luz de la mañana como si un firmamento de estrellas estuviera cosido a ella, o como si le hubiesen arrancado las alas a un millar de libélulas para prenderlas a una lujosa red.
Francisco bufó, a la vez avergonzado y divertido por sus reacciones y creciente espanto ante el desventurado guardarropa que abarrotaba sus baúles.”
El muchacho le había explicado que se trataba de la última moda en la corte en cuanto a ajuar de novios: telas finas y delicadas repletas de encajes y suntuosas terminaciones; cortes ceñidos al cuerpo, pero de vaporosas mangas; amplios escotes en pecho, espalda y otro buen tanto de sugerentes transparencias. Se notaba que estaba pensado para un clima mucho más cálido, y para enmarcar bellamente su figura e incitar el deseo de su pareja.
Nada de eso le serviría allí. Así que Manuel enseguida le encargó a Marta hacerse cargo del asunto y asegurarse de que Francisco tuviera ropa adecuada, algo práctico y cómodo para el ambiente y vida en el castillo, no fuera a ser que los demás lo acusaran de traer a su esposo en harapos.
A partir de ese momento, y como consecuencia de esa situación, su predisposición hacia el príncipe cambió y una especie de relación cordial comenzó a florecer naturalmente entre ellos, aunque era Francisco quien buscaba constantemente su compañía, como un patito aferrándose a lo primero que había visto al aterrizar en ese nuevo mundo.
Por lo general Manuel se las arreglaba para despachar pronto a cualquiera que lo importunara por demasiado tiempo, pero resultó que no le molestaba la presencia tranquila de Francisco a su lado.
El príncipe solía instalarse todas las tardes en los futones a la esquina de su taller mientras Manuel trabajaba reparando artefactos dañados o preparando ungüentos en el mesón, y se dedicaba pacientemente a remendar calcetas, pantalones y sábanas, o pulir botas y cacerolas, actividades que jamás hubiera imaginado que realizaría de buena gana. Cuando se aburría de pincharse los dedos con la aguja daba algunas vueltas inspeccionando los estantes. Manuel lo observaba de reojo, notando como los ojos del chico se iluminaban o sus cejas se alzaban al dar con algo interesante. A veces cogía frascos, estatuillas, o uno que otro libro, y pasaba los dedos por las ajadas y amarillentas páginas, hojeándolos hasta que el polvo que se levantaba de ellas lo hacía estornudar.
Era un poco adorable, de una forma sencilla y desarmante, y Manuel no podía evitar sentir cierta ternura creciente hacia él.
Eso lo conflictuaba sobremanera. Hubiese preferido que le diera motivos para rechazarlo, que se comportara con arrogancia y altanería hasta hacerse insufrible, para así poder seguir alimentando el desprecio instintivo que sintió al verse tan inesperadamente enlazado a él. Hubiera querido que le diera la excusa perfecta para poder volcar todo el resentimiento que sentía por esa despreciable familia sin culpas sobre él. En cambio, se veía obligado a lidiar con un frustrante conflicto de emociones, donde una parte de él quería mantenerlo lo más apartado posible, y la otra se hallaba incapaz de negarle el acceso a través de las barreras que inútilmente intentó levantar entre ellos.
También estaba el tema de la magia.
La dinastía de los Burgos había prosperado a costa de su linaje y de su gente, usando artimañas para mantener abierto el flujo de magia que era drenada de sus tierras temporada tras temporada. Sin embargo, hace semanas, desde que trajo al príncipe consigo, Manuel sentía su presencia intensificándose. El cambio era débil todavía, casi imperceptible, pero estaba retornando. Notaba que el aire a su alrededor se volvía un poco más denso cada vez que se concentraba; que la carga en la tierra, en las rocas y en las plantas estaba cambiando; que al despertar tenía un cosquilleo en la punta de los dedos, como si su antiguo poder hubiese vuelto durante sus sueños.
“El trato se ha cerrado y la vida puede seguir su curso…”
No había sopesado realmente las implicaciones cuando pronunció esas palabras, aturdido como estaba por lo reciente de la situación. Pero ya con la mente más clara comenzaba a entenderlo: el flujo se había cortado por fin. Después de siglos, el antiguo equilibrio volvería a sus tierras, y no sabía de qué formas extrañas les afectaría. Cómo le afectaría a él.
Se detuvo a medio pasillo al notar una silueta difusa caminando en el jardín trasero.
—¿Cómo fue que llegó allí? —No tuvo que pensar mucho para darse cuenta que se trataba justamente del joven que últimamente poblaba todos sus pensamientos y reflexiones. Nadie iba por ese sector ya que no había huertos ni nada útil que hacer, era simplemente un antiguo paseo abandonado y olvidado en el tiempo.
Lo observó por un rato en silencio a través de la ventana. Estaba a una distancia considerable, pero incluso desde allí podía notar el semblante triste y melancólico del chico mientras se envolvía a sí mismo con los brazos.
Eso bastó para ponerlo en marcha nuevamente.
-o-
—¡Pero por la miéchica! ¡Córrete bestia! —rezongó Muriel al tropezarse otra vez con uno de los perros que rondaban en la cocina, esperando por caricias o cualquier pedazo de comida que cayera de los mesones al suelo.
Francisco escondió una sonrisa escuchando a la anciana despotricando mientras el enorme perro negro y lanudo solo se estiraba perezosamente en el mismo lugar, haciéndole más difícil avanzar. Ya estaba acostumbrado a los reclamos de la irritable pero inofensiva anciana, así como a las risotadas burlonas y comentarios irónicos del resto. Aunque los había sufrido enormemente los primeros días, temiendo que sus amenazas de convertirlo en un sapo verrugoso o un insignificante ratón de campo cada vez que olvidaba tapar la cacerola del arroz o salar las papas se volvieran realidad, incluso luego de que Manuel le asegurara que ninguna de ellas tenía en realidad la capacidad de usar esa clase de magia.
Hasta los gigantescos perros que se acurrucaban frente a la chimenea en el comedor o allí junto a los fogones le habían parecido unas bestias imponentes y tenebrosas; pero con el tiempo entendió que solo eran cachorros como cualquier otro, ansiosos de que les rascaran la pancita, y que las palabras duras de esas personas casi nunca iban en serio. Solo era su forma habitual de relacionarse y mantenerlo en línea mientras se ganaba su lugar entre ellos.
—Están muy malcriados ustedes —continuaba Muriel, esta vez regañando a toda la camada amontonada frente al puchero hirviente de sopa. La miraban atentamente, sin inmutarse ni un poco por su tono severo—. En mis tiempos se las habrían visto feas, manada de haraganes. Entonces sí que había perros de verdad, cazadores astutos y bravos dignos de respeto. Si no hubiese sido por ellos todos nos habríamos muerto de hambre…
—Ay, no empiece… —protestó por lo bajo uno de los chiquitos sentados al lado de Francisco. El trío de niños había tenido la mala suerte de asomarse a la cocina en busca de golosinas justo durante la guardia de Muriel, quien los obligó a quedarse ayudando a Su Real Caracol -como le había apodado ese día- a limpiar lentejas para ganarse el derecho a un postre.
—¿Cómo así? —preguntó Francisco, genuinamente intrigado, al mismo tiempo que el chico. Los dos niños se llevaron las manos a la cabeza instantáneamente, y la pequeña que se había instalado sobre su regazo desde el momento en que entraron en la habitación se bajó de un salto en cuanto vio aproximarse a la enorme mujer.
Francisco se reprendió a sí mismo que ese breve momento de curiosidad le fuera a costar varios puntos de simpatía con los pequeños. Pero tal vez el brillo en los ojos de Muriel lo valiera. La anciana parecía entusiasmada ante la oportunidad de relatar, una vez más, la misma historia que había contado innumerables veces a lo largo de su vida, pero en esta ocasión a alguien que jamás había escuchado nada al respecto.
—Ah, esos sí que fueron tiempos difíciles, los de mi infancia. —comenzó Muriel, deteniéndose un momento para recordarlo bien—. Pasamos varios años con inundaciones y deslizamientos que sepultaban barrios enteros. Fue entonces que el señor decidió abandonar finalmente toda la zona Este y trasladarnos a los pocos que quedábamos dentro del castillo. Se imaginará que tanta lluvia también arrasó con los campos, ni el arroz aguantó mucho sin pudrirse, así que sobrevivíamos a puro grano y papas del silo, carne seca y las tórtolas que caían congeladas en los tejados. Y de la caza, claro. En ese tiempo había cuadrillas de batidores. Eran más grandes aún que estos, con unos ojos que brillaban como antorchas en la oscuridad y un olfato tan fino que podían encontrar un rastro de presas a kilómetros de distancia.
«Recuerdo una tormenta en particular. Yo era muy niña todavía, pero recuerdo que estuvimos casi un mes completo refugiados aquí dentro y las provisiones se acababan. El viento soplaba tan fuerte que parecía que las murallas se iban a derrumbar, y la nieve lo cubría todo, impidiendo salir a buscar alimento. Pero entonces el señor, terco como una mula, se montó el abrigo y con siete de sus mejores perros se aventuró en la tormenta, desafiando al frío y la oscuridad.
Estuvimos dos días esperando, temiendo lo peor. Al tercer día fue que escuchamos los ladridos a la distancia. Corrimos a las puertas y ahí estaba, con sus perros agotados pero triunfantes, arrastrando tras ellos un gran león de montaña y un buen atado de conejos. Aquella carne nos salvó, y a esos perros los teníamos por héroes. A los siete los enterramos en el Patio del Homenaje, junto a los antiguos nobles y señores, y otros grandes sabuesos y corceles. Algún día le mostraré las placas. —Entonces lanzó una mirada severa al grupo que seguía tumbado perezosamente—. Pero ahora, mírelos, con el clima tan bueno y ahí se los ve holgazaneando junto al fuego esperando sobras.
—Tranquila, Muriel, que todavía son cachorros. Ya espabilarán. —suspiró Carmen, que a medio relato había entrado a la cocina para relevarla de su guardia.
—No si dejan que los niños los sigan tratando como mascotitas… —protestó Muriel, viendo molesta como los chiquillos sacaban dos pancitos cada uno de la bandeja que la recién llegada les alcanzó, y huían raudos por el pasillo.
Francisco vio en ambas esa expresión poco frecuente de que estaban a punto de comenzar una discusión en serio, y se adelantó a Marta en su intento por distraer su atención.
—Manuel debió aprender de sus antecesores esa dedicación por su gente. Dígame ¿Se parece mucho a su abuelo? —comentó, buscando desviar la conversación de regreso al relato de Muriel. Intentó pensar en algo más cuando las mujeres solo se lo quedaron mirando—. ¿O a sus padres? Últimamente me he estado preguntado por su familia.
Todos en la cocina se quedaron en silencio por un largo instante. Las tres mujeres intercambiaron miradas significativas entre ellas, como si estuvieran deliberando sobre lo que debían decir y cuál de ellas debía hablar. Finalmente, fue Marta quien rompió el silencio.
—Se parece mucho a sus padres... —comenzó—. Y a su abuelo. Los señores han hecho siempre lo mejor que han podido. El amo Manuel, sobre todo, ha sacrificado mucho por la dedicación hacia su gente, y por eso todos le guardamos gran respeto y aprecio.
—Puede que a veces no lo muestre abiertamente, pero es un hombre muy atento y afectuoso. —complementó Muriel.
Francisco sintió una sensación reconfortante escuchando esas palabras sobre el que era su marido. Quería seguir preguntando, aprender más sobre la familia de Manuel, el pasado del lugar y sus historias. Pero antes de que pudiera formular otra pregunta, Carmen intervino con brusquedad.
—Tal parece que nos hemos quedado sin papas. —declaró, su tono firme retomando el control de las labores—. Altecita, sea bueno y vaya a buscar más al almacén, que todavía queda mucho por hacer antes de la cena.
Algo desorientado por el intempestivo corte de la conversación, Francisco se levantó dispuesto a cumplir lo que le había encomendado, pero en cuanto lo hizo notó los cuatro sacos de papas descansando junto a las alacenas, y entendió que solo quería sacarlo de la habitación y que dejara de interrogarlas.
-o-
Francisco dejó escapar un largo suspiro mientras se alejaba de la cocina, sus pasos resonando suavemente en los pasillos.
No era la primera vez que pasaba, de hecho, se volvía algo habitual que lo apartaran y le escondieran cosas. Era una sensación de desarraigo, como si siempre estuviera en los márgenes, sin pertenecer del todo a este nuevo mundo. Aunque se esforzaba por aprender y adaptarse, se daba cuenta de que aún lo trataban como a un forastero que no debía estar allí y, si bien sabía que era un proceso que le tomaría bastante tiempo, más que las pocas semanas que llevaba conviviendo con ellos, el recordatorio permanente de ser un intruso lo envolvía como la bruma fría que rodeaba permanentemente el castillo.
Con cada paso que daba, se sentía más pequeño, más aislado, más solo. Perdido en sus pensamientos, apenas notó cómo se desviaba de su camino hacia el almacén. Los pasillos parecían alargarse, las galerías se sucedían una tras otra, hasta que finalmente se detuvo, sin saber exactamente dónde estaba. Al levantar la vista, se encontró en un lugar diferente a todos los que había visto antes.
No era como los huertos, ordenados y bien protegidos de las inclemencias del tiempo. El lugar que se abría ante él se había dejado libre de resguardo para que la naturaleza reclamara lo suyo, así como el sendero por el que Manuel lo había traído al castillo. Los caminos de gravilla y piedras estaban desdibujados, apenas visibles entre las altas malezas y los arbustos que crecían sin contención alguna. Flores silvestres de colores apagados se asomaban tímidamente entre el follaje, mientras una fila de delgados árboles, antinaturalmente alineados, flanqueaban el espacio alzándose como colosos marchitos. Al seguir avanzando, sus ojos se posaron con los restos de una fila de asientos ocultos entre las enredaderas, junto a pilares y estatuas rotas cubiertas por gruesos mantos de tierra, musgo y líquenes. En el centro de todo se hallaba una enorme fuente, sus distintos niveles rellenos por múltiples capas de tierra acumulada, hojas secas y ramas caídas sobre las que generaciones de aves y otros animales habían construido nidos y madrigueras.
Francisco se detuvo frente a la fuente, sintiendo cómo el peso del lugar se apoderaba de su ánimo. Al parecer se había topado accidentalmente con los antiguos jardines de recreo, aunque en su estado actual más parecían un cementerio de lo que una vez fue un pasado brillante y glorioso. Otra vista trágica que hacía más evidente su decadencia actual y se transformaba en un reflejo de su propia melancolía. Era un asunto inquietante, y no podía negar que tenía gran atractivo para él y su curiosidad, pero aún no se sentía con la confianza necesaria para intentar abordarlo con sus nuevos vecinos o Manuel, por temor a ofenderlos y que se cerraran aún más con él.
Una ráfaga de viento frío le hizo estremecer y se envolvió instintivamente con sus brazos, deseando haber traído uno de sus nuevos abrigos. La superficie de su ropa ya estaba cubierta con una fina capa de rocío dejado por la niebla a su alrededor. No era tan espesa como el día en que llegó, desde el centro del patio podía ver la parte de los detalles en la fachada del castillo: los altos techos, las grandes ventanas y finas terminaciones bajo una cubierta de enredaderas que amenazaba con tragarlo y hacerlo parte del bosque circundante.
—No ha sido tan malo. —Se dijo, buscando salir del pozo emocional al que se estaba dejando arrastrar.
No había sido tan malo como se estuvo temiendo en un inicio. La vida que llevaba allí no le resultaba del todo desagradable tampoco. Aunque fuesen labores pequeñas, le gustaba ocupar sus días sintiéndose de utilidad, para variar. Dentro de todo, se sentía a gusto trabajando en la cocina y ayudando a servir la comida; estar con los animales en los corrales y en los huertos sin preocuparse por arruinar su ropa; interactuar con la gente sin tanto protocolo y jerarquías marcadas.
Tampoco le disgustaba el entorno, rodeado de bosques y verdor, respirar el aire fresco que se colaba por las mañanas. Pero seguía extrañando el sol, ese sol dorado de las tardes calentando con dulzura su piel, reconfortándolo. Todavía no se acostumbraba al frío permanente y a las múltiples capas de ropa en las que debía envolverse para soportarlo, aunque en algo se compensaba con la calidez de reunirse todos alrededor de la chimenea en el comedor, compartir con los demás, con los niños, los perros… Y Manuel.
Le agradaba Manuel. Era un hombre serio y terriblemente callado, pero era bueno con él y lo trataba con respeto y consideración. Francisco había empezado a notar los pequeños gestos que tenía con él, como el juego de dedales que apareció en su canasto de costura; las velas o la leña extra dejada para el bracero en su habitación los días que sacaba un libro del estante en el taller para leer de noche; o cómo siempre tenía a mano una manta para deslizar sobre sus hombros cada vez que lo veía temblar ligeramente. Eran detalles discretos, pero que apreciaba enormemente pues daban cuenta de su preocupación y atención.
Solo quisiera que le hablara más. No le molestaban las largas pausas en silencio, pero sí le gustaría poder conversar más seguido y libremente con él. Tenían temperamentos similares y estaba seguro de que se llevarían bien, tal vez incluso llegaran a volverse amigos, si tan solo pudieran conocerse mejor. Se le hacía evidente que a Manuel no le gustaba hablar mucho sobre sí mismo. Sus conversaciones, aunque cordiales, rara vez se desviaban de lo necesario y cuando lo hacían, Francisco notaba cómo el hombre rápidamente cambiaba de tema o encontraba alguna razón para excusarse.
Entendía que debía darle su espacio y acabaría soltándose con el tiempo, pero le estaba resultando demasiado difícil respetar sus ritmos cuando se sentía tan solo y desesperado por un contacto más íntimo. Anhelaba tener otra vez, aunque fuera una sola conexión autentica y profunda. Necesitaba con urgencia volver a sentir esa sensación familiar y de pertenencia que había perdido de golpe. Se sentía tan solo y perdido entre esa gente.
Francisco sintió el peso del grueso manto de piel extendiéndose sobre sus hombros, su tibieza abrasándolo de forma reconfortante, disipando parte de sus lamentaciones. Alzó la vista para encontrar a Manuel acuclillado frente a él, prendiéndole con cuidado el broche de madera para afirmar la capa en su lugar.
—Gracias. —murmuró Francisco, dedicándole una suave sonrisa—. Todavía no me acostumbro al clima de aquí. Pero hasta ahora no ha sido tan malo como me estuvieron advirtiendo.
Manuel soltó un leve suspiro.
—Eso es porque hemos tenido un clima particularmente bueno estas semanas. —comentó, sentándose a su lado. Francisco no se percató que estaba sentado al borde de la pileta destruida sino hasta que vio al otro haciéndose un espacio—. Aunque puede que a usted no le parezca, alteza. —dijo con cierto aire socarrón, sacudiéndose las gotas que se acumulaban en las puntas de su cabello.
Francisco volvió a sonreír. Eso era lo que llamarían mal clima en su casa, pero entendía que las cosas eran muy diferentes allí. Todo era mucho más duro: el clima impredecible; el frío que se colaba en los huesos; la comida, las personas, hasta las carcomidas paredes de ladrillo, que se sostenían en pie a pura determinación y puntales de madera. No había casi lujos, ni siquiera para ellos siendo los señores, cosa que se evidenciaba en los parchados bordes de la capa sobre sus hombros. Cada cosa tenía un fin práctico y no se desperdiciaba nada, hasta las cosas más extrañas tenían alguna utilidad.
Recordaba la primera vez que se había cortado picando pimientos. Manuel estaba con ellos en la cocina en ese momento, moliendo hierbas en una esquina. Luego de tranquilizarlo en su pánico inicial por la cantidad de sangre brotando de su dedo, el hombre detuvo momentáneamente a las mujeres en su intento por enrollarle la mano con un trapo y, en cambio, apretó la herida de tal forma que varias gotas del viscoso azul cayeron sobre el mejunje que había estado preparando. Rato después le explicó la razón de su perturbador comportamiento.
“—Siendo un príncipe, su cabello, uñas, lágrimas, o cualquier otro ingrediente que pueda obtener de usted tienen al menos diez veces más propiedades mágicas que la de cualquier otra persona de aquí. Más aún su sangre. —dijo Manuel, revolviendo el cuenco donde la preparación marrón comenzaba a volverse de un intenso violeta—. Lo había estado pasando por alto, pero a partir de ahora solicitaré más seguido de su cooperación, alteza.”
Entonces se había estremecido, pensando que lo haría sangrar y llorar sobre el caldero a diario, pero únicamente le había entregado varios frascos en donde debía meter cada pestaña perdida o hebra de cabello que quedara en su cepillo, cada lagaña, cada cerumen, y otras asquerosas menudencias de su aseo matutino; así como un pequeño tubito que transportaba a todas partes para cuando volviera a cortarse o se pinchara el dedo. Era algo vergonzoso y repugnante, pero inofensivo, así que no tuvo una verdadera excusa para negarse a hacerlo, y al cabo de un tiempo se volvió un asunto rutinario.
Había aprendido a apreciar esa mentalidad diligente y precavida con la que se manejaban, aunque le resultaba demasiado demandante en comparación con su hogar, donde no existía esa preocupación constante por el futuro y los tiempos de escasez, tan ajenas a la vida cotidiana de su gente.
Fue entonces cuando su mirada volvió a vagar por el lugar en el que se encontraban. Había algo desconcertante en ese rincón del castillo. Presentaba un marcado contraste con el resto de los espacios exteriores, donde cada centímetro de tierra estaba cuidadosamente cultivado o siendo preparado para ello.
—Es curioso. —dijo Francisco, rompiendo el silencio mientras sus ojos recorrían los viejos jardines—. Todo aquí es tan... utilitario, tan enfocado a lo esencial. Y sin embargo, este lugar... —hizo un gesto con la mano, abarcando la extensión de pilas de escombros y estatuas casi tragadas por la tierra y las enredaderas—. Este es uno de los antiguos patios de recreo ¿Verdad? De cuando las cosas iban mejor. —No pudo evitar deslizar una de las tantas preguntas que se agolpaban en su cabeza y en su lengua.
Manuel se puso tenso por un instante, observando el mismo paisaje con una expresión pensativa.
—Disculpe, no era mi intención incomodarlo… —comenzaba a disculparse Francisco.
—Sí. —Fue lo único que dijo Manuel al principio, haciéndole creer que de hecho estaba molesto—. Es otro vestigio de esos tiempos…
Había algo en su semblante que Francisco no logró descifrar, una mezcla de nostalgia y tristeza. A ese primer comentario le siguió una larga pausa, como si estuviera decidiendo qué y cuánto decirle, si es que debía decir algo más.
—Aunque más bien era un jardín privado, destinado para el uso de unos recién casados. —elaboró a continuación.
Francisco se giró enseguida en su dirección, intrigado por la pequeña pieza de información que acabara de soltarle voluntariamente. Ansiaba que no acabara allí, con esas dos escuetas frases. Quería saber más, que le contara más. Así que hizo lo mejor que pudo por inspirarle lástima y hacerlo sentir comprometido, mirándolo directamente con la súplica evidente en los ojos.
Manuel resopló al notarlo, arrepentido de haber abierto la boca, pero tuvo la gentileza de proseguir con el relato que hubiese preferido ahorrarse.
—Era un regalo de bodas, junto con todo este pabellón. —prosiguió, señalando el ala que tenía la fachada más finamente ornamentada de todo el edificio—. La construcción tardó varios años porque cada uno de los árboles, mármoles, flores y piedras que se usarían, así como las sedas, algodón y lana para vestirlo fueron seleccionados personalmente por el novio, que quería traer lo mejor de todos los reinos conocidos hasta entonces para deleitar a su futura pareja y no echara tanto en falta las bondades del mundo exterior luego de trasladarse a este pequeño y aislado confín. Decían que durante ese tiempo se podían ver grandes barcos que cubrían todo el horizonte hasta donde alcanzaba la vista, y la gente se amontonaba en las calles para admirarlos a su paso y las mercancías que traían. Fue el tiempo en que mayor prosperidad se vio en el señorío. La gente estaba contenta y expectante del gran acontecimiento… —Entonces se detuvo un momento, remeciéndose incómodo en su lugar—. Pero la boda no ocurrió, y el jardín nunca llegó a usarse para lo que fue creado. Con el tiempo y las desgracias que siguieron cayó en el olvido y los siglos de constante abandono lo transformaron en estas ruinas.
—Eso es… es bastante deprimente. —Francisco se sintió particularmente conmovido al escuchar ese pequeño trozo del pasado y el destino truncado que cubría con un nuevo halo de melancolía el lugar. Ahora los pilares caídos, troncos secos y curvados y las baldosas tragadas por la maleza y el tiempo le inspiraban más lástima que antes—. Como una flor marchita. El eterno fantasma de un corazón roto.
—No tanto así. No se puede decir que fuera un matrimonio motivado por amor, más que nada un intercambio conveniente. —quiso aclararle Manuel, todavía mirando el exterior del edificio, una nota de abatimiento colándose en su voz.
Francisco lo imitó, observando con nuevos ojos la gris y triste construcción. Intentó imaginar cómo habría sido durante sus días de gloría, con las molduras intactas y coloridos estandartes colgando de los balcones; las vidrieras completas y mármoles lustrosos reflejando la luz del sol y el oro y plata de las finas mercancías traídas para la boda; los caminos y senderos enmarcados por hileras de altos árboles y fragantes flores interrumpidas por hermosas esculturas.
—Tal vez se planteara así —dijo, apenas un murmullo—. Pero si el hombre se tomó tantas molestias para asegurar la comodidad de su pareja, es imposible pensar que no tenía esperanzas puestas en su unión. Grandes ilusiones de una vida que se vieron truncadas de un momento a otro.
Sintió los intensos ojos del otro hombre sobre él y al girarse para comprobarlo lo descubrió mirando en su dirección, pero no parecía mirarlo a él, sino más bien a través de él, a algo mucho más allá.
Manuel guardó silencio por varios instantes, perdido en sus pensamientos y Francisco se mantuvo muy quieto y callado para no importunarlo.
—Sí, ciertamente fue así. —admitió finalmente, volviendo al presente.
—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no ocurrió la boda? —se atrevió a preguntar Francisco.
—Solo él estaba dispuesto a cumplir con su parte del trato. Los reyes en realidad nunca tuvieron la intención de entregar al príncipe que habían prometido en matrimonio.
«Que esta unión de por concluida la deuda del reino.»
«Finalmente, los reyes han cumplido su palabra y la mano de un príncipe fue entregada en matrimonio.»
Francisco recordó las palabras del erudito, y las de Manuel en el comedor durante su primera mañana, y entonces tuvieron un poco más de sentido. Su esposo pareció notar la realización en sus ojos y asintió ligeramente antes de apartar otra vez la mirada.
—Supongo que finalmente cumplirá su propósito luego de tanto tiempo. No puedo hacer lo mismo con el pabellón porque lo necesito para las funciones del castillo, pero considere el jardín como suyo. Puede hacer cuánto le plazca aquí. Siento que se encuentre en tan pobre estado.
—Me gustaría restaurarlo. —dijo en un impulso. Pensó en arrepentirse de lo que acababa de decir, pero ciertamente no quería hacerlo—. Sé que es un capricho tonto, pero me gustaría intentarlo, saber cómo se veía y recuperar cuanto se pueda se esa antigua belleza. Si me lo permite y no es demasiado inconveniente, claro. Le prometo que no descuidaré mis deberes, ni tampoco le pediré que destine recursos a la empresa. Seguro se le puede dar uso a algunos de los materiales más duros, vaciar la fuente, quitar las malezas, podar los arbustos y volver a delimitar los caminos. Podría ser una buena zona de descanso, y de recreo para los niños cuando el clima sea más favorable…
—De acuerdo. —aceptó Manuel, más fácilmente de lo que habría pensado—. Puedo facilitarle un par de manos para que lo asistan con las tareas pesadas. Y buscaré entre los archivos los planos del diseño original si de algo le sirven.
—Gracias. —Una sonrisa tiró de los labios de Francisco, una verdadera y amplia sonrisa que le llegaba hasta los ojos y enviaba un cálido alivio por todo su cuerpo—. Y gracias por su regalo, en verdad lo aprecio.
—A usted. —Manuel le sonrió tímidamente de vuelta.
Se quedaron un buen rato más allí, lado a lado contemplando el patio en un cómodo silencio. Francisco realmente sentía que podría llevarse bien con ese hombre, desarrollar un mutuo afecto y confianza, y llegar a ser buenos amigos a pesar de todo.
A lo lejos, y varios metros por sobre sus cabezas, un amplio hueco se abrió entre el tupido cúmulo de nubes, dejando pasar un cálido rayo de sol.
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zonadelcaos · 2 months ago
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SONIC CHANNEL STAFF COLUMN - WALLPAPER NOVIEMBRE 2024
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Artículo Original del Sonic Channel (01/11/2024)
¡Hola! ¡Soy Tomoko Hayane!
El calor del verano ha disminuido, y por fin se empieza a sentir la profundidad del otoño. Esta época fresca y agradable es perfecta para disfrutar no solo de los juegos, sino también para avanzar en el trabajo o los estudios.
En estos días, en los que cada vez estamos más ocupados, también en Sonic hay personajes que están muy ocupados con sus deberes, aventuras y demás.
Así es, el personaje que os presentamos esta vez es…
¡Blaze, la princesa del Imperio Sol!
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¿Habrá encontrado un pequeño momento para relajarse en medio de sus deberes oficiales?
Aunque está en un momento de descanso, sigue manteniendo esa elegancia natural que es tan “propia” de ella. Esa presencia digna y serena como princesa es uno de los encantos de Blaze, ¿verdad?
En la ilustración de este mes, me gustaría pensar que Blaze está contemplando el paisaje pacífico del reino que ella protege, desde la ventana de su castillo.
Nacida como la princesa de un reino, y portando dentro de sí el poderoso "poder del fuego", Blaze viaja por el mundo impulsada por su sentido del deber como parte de la realeza y de la justicia como persona virtuosa.
Para ella, cuyo credo es “mi poder existe para proteger a los más débiles”, ver las sonrisas de la gente viviendo en paz es la mayor recompensa.
En la ilustración, Blaze parece interesada en algo… ¿habrá captado su atención alguna de las actividades de la gente común? ¿Tal vez ha visto a un grupo disfrutando del fuego de una hoguera y asando boniatos bajo el cielo azul otoñal?
Si fuera así, me gustaría darle un delicioso boniato asado a nuestra princesa, quien siempre da lo mejor de sí. ¡Quizás hasta nos enseñaría algún truco para asarlas a la perfección!
…Y así fue como me perdí de nuevo en mis pensamientos.
En fin, espero que todos hayáis disfrutado de la ilustración de este mes mientras dejáis volar vuestra imaginación! Si se os ocurre alguna escena o queréis compartir vuestras impresiones, contadnoslo en X (antes Twitter) con el hashtag #ソニかつ
¡Nos vemos de nuevo el próximo mes para la presentación de un nuevo fondo de pantalla!
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tecnicasancestrales · 2 months ago
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Lectura: “Arte prehistórico” en Enciclopedia Historia del Arte, tomo 1. Ed: Salvat. p. 15-51”.
(Paleolítico) Las manifestaciones y prácticas artísticas, pictóricas (poeisis) estaban enfocadas en retratar o plasmar lo que se presentaba en la cotidianidad, o a lo que se le admiraba por su carácter mágico/ritualista, en especial animales y seres zoomorfos, en donde es importante destacar el entendimiento de estos primeros sapiens acerca del movimiento de los animales.
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Estas representaciones fueron encontradas a lo largo de Eurasia, en especial las cuevas de Altamira en España y de Lascaux En Francia; las representaciones en cuevas se denominan parietales al estar dispuestas en un pared. Un ejemplo destacado son las Venus de Willendorf, en donde por medio de la piedra se talló a una mujer voluptuosa, de senos grandes y desnuda, de la cual se cree que es símbolo de fertilidad. La Venus también como Diosa, sexo que da la vida y el misterio del embarazo.
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(Neolítico) Con el paso del tiempo, se generan cambios significativos por la aparición de la agricultura y el sedentarismo, disponiendo al arte a figuras más geométricas  y abstractas, así mismo monumentos megalíticos, dolmenes  y Menhires: representaciones simbólicas y rituales asociadas a los cultos de la vida, la muerte y al territorio de los ancestros. El acto de dejar la piedra como herramienta, empezar a tallarla y convertirla en totem. (Edad de metales) Con la aparición del metal y la fundición el arte se tornó más utilitario, simbólico y arquitectónico. Como stonehenge.
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Lo arquitectónico en la prehistoria no se disocia de lo funerario; lo monumental engrandece en la medida en que sucede una trans-sustanciación, y al igual que objetos del arte mueble funcionan como vehículos de la memoria; objetos reflejo del individuo y de su actualidad, así como de sus pensiones y sugerencias.
Integrantes: Maria Paz Castillo Vanegas Julieta Castillo Paz Andrés Caicedo Isabella Malo
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groriatrevi10xx · 2 years ago
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✨...Mundo Oscuro...✨
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loshijosdebal · 2 months ago
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Capítulo XXXIII: Juego en la mesa
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Nadie los interrumpió hasta la noche del segundo día en el castillo. Hasta entonces Seth había estado desatado, loco. Lo que les había hecho, lo que les había obligado a hacer, Alicent estaba segura de que no podría olvidarlo nunca. Aunque daría lo que fuera por ser capaz de hacerlo, por poder recuperar un poco de la humanidad que sentía que le había arrebatado al tratarla peor incluso que a un animal, porque nadie le haría a un animal lo que él le había hecho a ella. 
—Te quiero —jadeó, agotada. 
—Sigo sin creerte —respondió Seth con una sonrisa cruel y la volvió a coger del cuello, a apretar los dedos sobre su piel, para ahogarla. 
Lo había hecho más de doce veces ya y, a esas alturas, hasta coger aire cuando la soltaba dolía. Entonces alguien llamó a la puerta y Seth la volvió a meter en la jaula. El brujo la abrió y un viejo vampiro de aspecto decrépito entró a la sala. Su piel era tan blanca, tan fina y estaba tan arrugada que parecía que se resquebrajaría en cualquier momento.
—Estás haciendo un buen trabajo, chico —expresó el hombre con una sonrisa, tras estudiarlos a ella y a Joric brevemente—. No estaba seguro de si serías capaz, pero me alegra haber errado. 
Hablaron durante un buen rato. Seth le contó que Hugo había estado tras su huida, mencionaron algo de una cena y luego el hombre se interesó por Joric, pero Alicent no pudo seguir bien la conversación. Estaba tan débil que estuvo a punto de desmayarse una vez más. Aunque Seth no dijo su nombre, Alicent supo quién era él. Harkon. Pudo adivinarlo por la manera en la que Seth se dirigía a él, por la forma en la que hablaron, como si se tuvieran ambos en estima y se considerasen del mismo rango. Se apreciaban. Alicent recordaba que Seth le había hablado de él, de Harkon, como alguien tan cercano que era casi de la familia, casi como un tío. Lo recordaba bien por lo sorprendente que le pareció que tuviera tanto aprecio por el tío de Alva. Pero no se parecía en nada a como Alicent se lo había imaginado.
Al final le pudo el cansancio. Lo último que vio antes de perder la consciencia fue cómo Harkon se llevaba de allí a Joric. Debía estar igual de débil que ella, porque apenas forcejeó, y Alicent sabía bien que, hasta el momento, Seth no lo había embrujado. Estaba empeñado en romper su voluntad por sí mismo y no mediante la magia. La de ambos.
Seth no la despertó hasta el día siguiente. Alicent abrió los ojos desnuda en la celda, muerta de frío y de dolor. La puerta de la jaula estaba abierta y Seth estaba frente a ella. Había dejado un vaso de agua y un trozo de pan duro en el suelo junto a él. Alicent los miró con necesidad, pero no se abalanzó sobre ellos de inmediato, sino que miró antes a Seth, buscando permiso. Cuando lo hizo, vio que se estaba desabrochando los pantalones. 
—Si lo quieres, ya sabes qué tienes que hacer. 
Lo sabía, así que gateó hasta él con las pocas fuerzas que tenía y se aferró a su cintura con ambas manos, para no desplomarse, sintiéndose sucia y humillada. Por suerte, tras correrse la dejó en paz y se fue, dejándola sola. No habían vuelto a llevar a Joric al cuarto. Fue extraño sentir alivio y envidia en vez de horror al pensar en lo que podría haber sido de él. En que quizá estuviera muerto. 
Para. No se podía permitir pensar esas cosas, o haría una locura. La locura es no hacerla, se replicó. Justo entonces, como si su bebé pudiera escuchar sus pensamientos, se removió en su interior. Alicent cerró los ojos con fuerza y se acarició la pancita que, con el paso de las semanas, se había ido haciendo cada vez más obvia. Aquel simple movimiento bastó para que le doliera todo el cuerpo. Allí, en el silencio del cuarto, tuvo tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Nadie se había molestado en ir a frenar a Seth, a pesar de los gritos y las súplicas, como si les diera igual la barbarie. Podía entender por qué Hugo había intentado alejarlos de todo aquello. Y por primera vez en mucho tiempo, Alicent volvió a rezar. Fue una súplica muda a cualquier deidad que la quisiera escuchar, en la que pedía por la criatura, para que la familia de Seth se hiciera cargo y pudiera tener una vida lejos de ese lugar de locos. Para que no fuera un monstruo como su padre. 
Se volvió a dormir al poco y, una vez más, Seth la despertó. En esta ocasión entró en la  celda y la sujetó de un brazo, obligándola a ponerse en pie. Bufó con fastidio cuando la tuvo que agarrar contra él, porque Alicent no tenía fuerzas ni para sostenerse a sí misma. La ayudó a subir las escaleras y luego la metió en el dormitorio. Alicent se sorprendió al ver que el cuarto, lujoso, estaba hecho un desastre, como si Seth lo hubiera destrozado todo en un ataque de ira. Cuando la hizo entrar en la bañera, la mente de Alicent colapsó ante el recuerdo de su primera vez juntos. Sintió vértigo, su corazón rompió a latir desbocado y respirar se volvió complicado, pero para su desconcierto, Seth solo le puso la mano encima para lavarla. Frotó su piel con un trapo áspero que la raspaba, pero que consiguió sacar todo el rastro de la sangre y la mugre que había acumulado en los últimos días. Una vez estuvo limpia, la obligó a beber una poción de aguante que, aunque no anuló el dolor, sí hizo desaparecer la sensación de agotamiento.
La peinó y vistió como si fuera una muñeca. El espejo roto del tocador le devolvía una mirada triste y cansada. A Alicent le pareció que las quebrajas del cristal formaban parte de su propia imagen. Tenía el labio inferior partido y, aunque Seth no le puso ninguna joya, las marcas moradas de sus dedos rodeando su cuello hicieron de collar. 
—Hoy mi padre dará una cena. Quiere que asistas —compartió Seth de pronto, detrás de ella. Había apoyado las manos en sus hombros, provocando que se tensara bajo ellas, y la miraba en el reflejo con disgusto—. ¿No vas a decir nada? —preguntó Seth al cabo de los segundos, con un deje molesto.
—¿Feliz cumpleaños? —preguntó con voz trémula, tras pensarlo un momento. Por la fecha, debía ser ya su cumpleaños. 
Por algún motivo, aquello pareció enfadar más a Seth.
—¿Eres idiota? Te acabo de decir que mi padre dará una cena.
Entonces Alicent comprendió lo que buscaba y se resignó a jugar su juego. A aquellas alturas, descubrir que Lord Athan estaba vivo ni siquiera le supuso una sorpresa.   
—Dijiste que tu padre estaba muerto…
—Bah —bufó Seth, por lo poco creíble que sonó su asombro—. Mentí.
Alicent asintió, sin dudar que fuera verdad y sin preguntar nada más. De todas formas, si lo hacía, probablemente le mentiría también. Seth la obligó a levantarse de nuevo. Tras asegurarse de que ya se mantenía en pie por sí sola, la empujó hacia la puerta de la habitación. La hizo detenerse antes de salir, clavando los dedos en su piel. Alicent apretó los labios en una mueca dolorida, pero no se quejó.
—¿Has aprendido ya la lección? —susurró contra su oído, con voz grave. 
Alicent forcejeó un poco contra su agarre, solo para girarse y mirarlo a los ojos, mientras asentía. Tras eso, se abrazó a él y escondió la cabeza en su pecho. 
—La he aprendido, lo juro por los Ocho. No volveré a intentar escapar nunca más. No volveré a hacer nada tonto, te lo prometo. No me hagas más daño, por favor… —suplicó contra la fina tela negra de su camisa, conteniendo el llanto.
Seth la tomó del mentón, con tanta fuerza que hacía daño, y la obligó a mirarlo a los ojos. 
—No me das ni un poco de pena. Tu futuro depende de lo que hagas hoy —dijo con rudeza, con una mirada amenazante—.  Ni se te ocurra avergonzarme. Si no lo quieres hacer por mí, ni por ti, al menos hazlo por nuestro hijo. 
Alicent echó a andar en cuanto Seth le dio un pequeño empujón, sin decir nada, aguantando como podía el nudo en su garganta. Esto se volvió especialmente complicado en cuanto llegaron al austero pero elegante salón principal. Había decenas de vampiros reunidos alrededor de dos mesas largas, inmensas y dispuestas en paralelo, sobre las cuales reposaban tumbadas las víctimas que servirían de banquete aquella noche. Sus pies se frenaron ante el horror, pero  las manos de Seth sobre ella se lo impidieron.
Alicent las miró a hurtadillas, mientras caminaba al ritmo que Seth marcaba. Algunas parecían estar tan débiles que era un milagro que siguieran vivas. Como yo. Tan cansadas que no parecían ni asustadas. Como yo, volvió a repetir en su cabeza. Por otro lado, los vampiros parecían algo ansiosos, como si estuvieran esperando por algo. Por un momento Alicent se preguntó si sería por ellos, pero les prestaron tan poca atención cuando cruzaron la sala que desechó rápido la idea.
Había una mesa más al frente de las otras dos en la que solo había cinco asientos. Las sillas de los extremos eran simples, viejas y de peor calidad que la de los demás vampiros. La del centro parecía más un trono que una silla, y las que estaban a su lado eran mucho más lujosas que todas las demás. Joric estaba allí, sentado en uno de los extremos, junto a Harkon.
Ya estaban cerca de la mesa cuando Seth la soltó con brusquedad y le hizo un gesto con la mano. Alicent entendió que quería que tomara el sitio que le correspondía. Por un instante pensó en huir, en salir corriendo, pero no fue capaz, convencida de que era una prueba. 
Caminó en silencio hacia la silla libre en el extremo opuesto a Joric, a quien buscó con la mirada. Pero Joric ni siquiera la miró. Como si no existiera o, más bien, como si no existiera él mismo. Sus ojos estaban abiertos de par en par y completamente vacíos, clavados en algún punto frente a él. Ni siquiera parecía ser consciente de lo que pasaba a su alrededor. Alicent tomó asiento y Seth se sentó a su lado. 
—Qué… —susurró, vacilante—. ¿Qué le habéis hecho? —le preguntó a Seth en voz baja.
—Nada que no te haya hecho yo a ti —contestó Seth,con una sonrisa perversa. 
Cuando Alicent comprendió a qué se refería, se horrorizó tanto que quiso ir hacia él y abrazarlo. Pero no se atrevió, se limitó a quedarse en su sitio, sin habla. No pasó mucho tiempo hasta que Harkon se puso en pie y el salón quedó en silencio. 
—Un año más, nos reunimos para celebrar el día de la Invocación de Molag Bal. Todos los aquí presentes habéis cumplido con su voluntad, sobresaliendo sobre los demás miembros del clan este año; por eso habéis sido invitados hoy a su casa. ¡Enorgulleceros! —bramó, y todos los presentes rompieron en vítores. Harkon esperó un rato antes de amagar con las manos, pidiendo silencio—. Y ahora, disfrutad del banquete. No todos los días tendréis el privilegio de respirar el mismo aire que nuestro señor.
Harkon volvió a tomar asiento mientras Alicent se tensó, aterrada. ¿Molag Bal? ¿El de verdad? Aquello no podía ser cierto, tenía que ser imposible. Se dio cuenta de que todos los vampiros miraban en dirección a su mesa con devoción, pero ya no miraban a Harkon, sino a algo más. Había alguien tras ellos. O algo. Agachó la cabeza, aterrada. ¿Por eso hay un trono? ¿Está detrás nuestro? Se hizo todo lo pequeña que pudo, tratando de no llamar la atención. Y de pronto, como en una pesadilla, una mano se apoyó en su hombro. 
—Así que tú eres el pajarito de mi muy querido hijo —dijo una voz masculina, cargada de sorna. 
Alicent levantó la cabeza despacio, con sorpresa. Cuando la giró, se encontró con un hombre apuesto, tan parecido a Seth que solo podía ser una persona. Lord Athan. Desvió la mirada de él por instinto, esperando encontrarse con Molag Bal mirándolos, pero no había nadie más.  
Todavía no ha llegado. Alicent sintió un poco de alivio al llegar a aquella conclusión, al comprobar que no había atraído la atención de ningún dios diabólico. Pero entonces, ¿qué estaban mirando? El padre de Seth debe de ser un señor importante incluso entre los vampiros, concluyó.
La mano de Lord Athan la sujetó del mentón, en un gesto parecido al que Seth le había hecho tantas veces, para obligarla a que lo mirase. Sintió su pulgar acariciando su piel, muy cerca de su boca, de su labio roto. Su mirada era fría, parecida a la de Seth, aunque sus ojos eran azules como el hielo y daban mucho más miedo. Sus dedos, tan gélidos como su mirada, la hicieron sospechar que él también era un vampiro. Eso explicaría muchas cosas. El hombre soltó una risa lenta y grave, cargada de burla. 
—Realmente eres un encanto. Me parece que es a mí a quien buscas, criatura. Espero que la fiesta sea de tu agrado —añadió por último, en un tono extraño. Se separó de ella y dio un par de palmadas a Seth en un hombro, sin dirigirle la palabra. Tras esto, ocupó el trono.
Miró a Seth con horror, boquiabierta, mientras la comprensión la atenazaba. Es su padre. Su padre es Molag Bal. Seth parecía tan tenso como ella lo estaba en su propia presencia. La miró de una forma extraña, cargada de sospecha. Incluso parecía que tenía dudas.
Un par de esclavos dejaron dos platos con venado asado y guarnición frente a Seth y Alicent. No habría comida para Joric, ya que él sería parte del menú. La noche anterior Harkon se había encaprichado de él y a Seth le pareció que su escarmiento no podría tener un final mejor que ese.
Aunque la comida tenía un aspecto estupendo, él tenía el estómago cerrado, pero ya estaba acostumbrado a hacer de tripas corazón. Como todos los años, su padre lo obligaba a asistir al día de su invocación, su fiesta anual. Aquella obligación le había arrebatado cada cumpleaños y, por más que había intentado sobreponerse, siempre terminaba con la misma sensación de vacío durante la ceremonia. Pero aquel año era incluso peor porque, contra todas sus expectativas de ser nombrado como adalid, Harkon no había mencionado nada al respecto, por lo que Seth había asumido que tendría que esperar al siguiente.
Seth no tocó su comida. Nadie lo hizo hasta que un chico joven, tanto como Alicent, se acercó a su mesa portando un cáliz de oro viejo forjado con espinas en la base y en el cuello. Seth había visto al crío más veces. Había acudido con sus padres a un par de banquetes más. Sintió alivio al comprobar que él sería la ofrenda anual de su padre; por un momento había temido, al ver como miraba a Alicent, que intentara arrebatársela.
El chico subió la manga de su camisa y se rasgó la muñeca con las afiladas espinas de la copa. Reprimió a duras penas un gesto de dolor y empezó a llenar el recipiente con su propia sangre. Mientras esto pasaba, Seth se inclinó hacia Alicent.
—Cada año mi padre acepta como ofrenda al heredero de alguna de las familias que pertenecen a nuestro clan. El año pasado Alva tuvo el honor… aunque creo que a ella no le hizo demasiada ilusión. Nunca me perdonó que revelase su paradero. 
Alicent asintió. Seth sabía que aquello la horrorizaba, pero por lo menos estaba sabiendo mantener la compostura. Al final, solo necesitaba un poco de mano dura, se dijo. 
—Muchas gracias por aceptarme como ofrenda esta noche, mi señor —dijo el chico cuando terminó de llenar el cáliz. 
Su padre sonrió discretamente, conforme, y dio un trago a la copa como respuesta. El joven hizo una reverencia torpe y volvió a su mesa, tambaleándose de forma sutil. Entonces, empezó el banquete. 
Los vampiros hincaron sus dientes en la piel de sus presas. Seth empezó a comer, fingiendo estar despreocupado, fingiendo disfrutar la comida mientras se forzaba a apagar sus emociones, escuchando cómo su padre hablaba tranquilamente con Harkon. Y a mi ni me ha dirigido la palabra, aunque hace un año que no me ve.  
Miró hacia Alicent, buscando evadirse. Se dio cuenta de que, aunque jugaba con el tenedor en el plato, no había pegado un bocado. Frunció el ceño, extrañado. Apenas le había dado de comer desde que habían llegado al castillo. 
—Alicent, come —ordenó en un susurro. 
Alicent asintió sin replicar. Cogió una de las patatas que acompañaban al venado y se la llevó a la boca. Temblaba tanto que a Seth le pareció que en cualquier momento se le iba a caer el tenedor. Por suerte, no lo hizo. Por suerte, no lo estaba dejando en evidencia. Alicent apenas había empezado a masticar cuando tronó sobre el castillo. El ruido fue tan estridente que Seth se llevó un susto, y fue a él a quien se le terminó cayendo el tenedor sobre la mesa. Ni se molestó en recogerlo, sino que miró a su alrededor, tan tenso como los demás asistentes a la ceremonia. Había empezado una tormenta.
Una tormenta en una situación así era una falta de respeto de dimensiones míticas. Era sabido que Sheogorath podía hacer eso, robar las fiestas de otros señores daédricos provocando una tormenta cerca de donde algún culto estuviera llevando a cabo la celebración. Pero que Seth supiera, nunca se había atrevido a hacerlo en una de las fiestas de su padre, no al menos en las que este era el anfitrión. Tal vez ha sido algo al azar, aventuró. Pero era imposible. Un trueno sobre el castillo Volkihar justo ahora tenía que ser a propósito. Aunque, tras pensarlo, tampoco le pareció tan descabellado. Hacerlo era una locura, pero por algo Sheogorath era conocido como el dios loco.
Seth se apuró a mirar a su padre, quien dejó la copa sobre la mesa de un golpe, haciendo salpicar unas cuantas gotas de sangre. 
—¿Qué significa esto? —bramó Molag Bal. 
Dio un manotazo sobre la mesa, tan fuerte que provocó que la copa cayera y la sangre se desparramase sobre la madera. Seth y Harkon se apartaron rápido, para evitar ensuciarse. Lord Athan se puso en pie, visiblemente enfadado. 
 —¡Que faltan cubiertos! Y montones de queso, si es que me lo preguntas a mí —dijo una voz a sus espaldas. 
Seth se giró buscando al dios loco, aquella sería la primera vez que lo vería. En cuanto lo reconoció, se quedó sin habla. 
—¿Señor Dogma? —preguntó Alicent a su lado, con un hilo de voz que anunciaba llanto. 
Madgod la miró con los brazos en jarras.
—¡Que respetes mis dés, niña! 
Seth lo observó en silencio, mientras rodeaba la mesa como si estuviera en su propia casa. De repente captó el sentido de su sinsentido. Si lo pensaba bien, si recordaba todo lo que había visto de él… ¿Cómo he podido estar tan ciego? Don Dogma es Madgod. Era un anagrama. Tensó la mandíbula. La verdad había sido tan obvia desde el principio. ¿Cuántas cosas más se le habrían escapado? Bajó la mirada a su plato, haciendo memoria. ¿Habría estado en contacto con algún daedra más sin haberse dado cuenta?
Los sollozos de Alicent lo trajeron de vuelta a la realidad. La miró con molestia, sin sentir ni un ápice de empatía. Solo era un cliente más, su traición no era para tanto. No aprende. 
—Deja de comportarte como una cría, Alicent —ordenó en voz baja.
Aunque le habló en un susurro, Sheogorath lo escuchó.
—¡Eso! —exclamó, y luego miró hacia su padre—. ¡Y tú deja de comportarte como un daedra!
—¿Te atreves a desafiarme en mi propia casa? —preguntó Bal, con los puños apretados por la rabia. A Seth le sorprendió el hecho de que se estuviera conteniendo. 
—¡JA! Si pedir queso es un desafío, ahora entiendo por qué mi señora está siempre tan enfadada. 
—Esto no quedará así, Sheogorath —siguió su padre.
—Por supuesto que no —Madgod se detuvo al otro lado de la mesa, junto a Harkon y Joric—. Necesito una silla. 
Sheogorath palmeó la coronilla de Harkon, quien se levantó con una mueca de disgusto y ocupó la silla de Joric, a regañadientes. Bal se llevó una mano a la sien y resopló, antes de volver a sentarse en su trono. Seth lo miró contrariado, sin entender por qué lo permitía, por qué no se había abalanzado ya sobre él. 
—¿Qué es lo que quieres, Sheogorath? —preguntó Molag. El tono fue paciente, como si hablara como un niño. Aunque yo he sido un niño, y nunca me habló así. 
—Queso, ya te lo he dicho. —Molag Bal lo atravesó con la mirada, en silencio, y Sheogorath dio una palmada—. Ah, también quería presenciar esto. Parece ser que tener adalides se ha puesto de moda; quería ver cómo es una ceremonia. Las mías nunca han resultado como deberían. Sigo intentando convencer a Pelagio, pero el muy bribón sigue empeñado en estar muerto. 
Seth reprimió una mueca de sorpresa, mientras el fastidio y los celos empezaban a arder en su pecho. No sabía que había más adalides. Hasta donde él sabía, no eran frecuentes. Por eso se había sentido tan especial, tan presionado por hacerlo bien. Apretó los dedos de las manos sobre sus muslos.
—¿Hay otros adalides? —se atrevió a alzar la voz.
—Claro, claro. Hasta Sanguine tiene a su rosa —respondió el loco.  
—Ha habido un cambio de planes —siguió Molag Bal. 
—¡De eso nada! No he venido aquí a que me cambien el pan —exclamó Sheogorath. El daedra se estiró sobre la mesa, invadiendo sin vergüenza alguna el espacio de Molag, y le robó el pan a Seth para, luego, señalar a Bal con este—. Hagamos algo, mi querido y cornudo amigo. Tú me dejas presenciar la sorpresa, ¡y tú conservas a tu presa! —Sheogorath miró al resto de presentes con una sonrisa amplia—. ¡Que siga la celebración! Haced como si yo no estuviera —y mordió el trozo de pan. 
Lord Athan lo miró con desconfianza y Seth lo hizo con sorpresa. Tenía entendido que Sheogorath se quedaba con las ofrendas destinadas a los daedra cuyas celebraciones robaba. ¿Será hoy la excepción? Su padre pareció pensar lo mismo. 
—¿Y qué ganas tú con todo esto, Madgod? —preguntó su padre, desconfiado
—Ya que está claro que nadie me va a servir unas onzas de queso… —Sheogorath se inclinó sobre el oído de Molag Bal y susurró algo que Seth no consiguió escuchar. 
Entonces la cara de su padre cambió poco a poco. Miró a Sheogorath con una ceja ligeramente arqueada y luego puso una cara que indicaba que, fuera lo que fuera lo que el daedra le había dicho, no le parecía mal. Tras esto se volvió hacia Seth.
—Puede que al fin no hayas hecho un mal trabajo —comentó, mirando luego a Alicent. 
—Fue Hugo —se apuró a excusarse, percibiendo la oportunidad que se le abría—. Él… 
—Y debes reconocer que el hecho de que sea la heredera de tus enemigos tiene su gracia. ¡Qué buena obra se habría escrito si el hombrecito de hojalata tuviera un corazón! —interrumpió Madgod.
Molag asintió y se levantó. Agarró a Seth de un hombro. Seth tuvo que reprimir un quejido al sentir la fuerza de su agarre.
—Levántate, hijo. Dadas las circunstancias, había pensado en postergar este momento, pero viendo lo visto, quizá Madgod tenga razón. Es hora de que ocupes el lugar que te corresponde como mi adalid. 
Aquello pilló a Seth tan por sorpresa que tardó un momento en reaccionar. Cuando se puso en pie, Molag Bal hizo aparecer su daga reconstruida, y a Seth le brillaron los ojos y se le aceleró el pulso.
—¡No! —sollozó Alicent. 
—¡La has reconstruido! —exclamó Seth. 
Estiró la mano hacia la daga, sin vacilar, pero su padre la retiró en el último momento, esbozando una sonrisa peligrosa. Lo dejó un rato así, en ascuas, hasta que al fin le tendió el arma. Seth la tomó por la guía casi con respeto, la sujetó sobre la palma de ambas manos y la contempló con admiración hasta que, de repente, sus ojos repararon en su propia cicatriz. Aquella que Joric había dejado en su mano. Fue esto lo que vio Idgrod. Reprimió un suspiro de alivio al pensar en la suerte que había tenido. De haber tenido una visión más panorámica, lo habría arruinado todo. La voz de su padre lo hizo volver en sí. 
—Pero antes tendrás que demostrar lo que estás dispuesto a hacer por obtener el título. Ya que yo no podré disfrutar de mi día, tú animarás la fiesta. —Tras decir eso último miró a Alicent. 
Seth se tensó, entendiendo las implicaciones de aquello. Él también miró brevemente a Alicent, que tenía la cabeza caída y la mirada fija en su plato. Seth sintió el miedo y la frustración burbujeando en su interior. Siempre había más. Algo más que hacer, algo más que destrozar, que arrebatarle. Volvió a mirar la daga y asintió, sin protestar, sin saber exactamente qué era lo que su padre le pediría, pero sabiendo que no sería nada bueno, ni para Alicent ni para él. No podía serlo cuando había dos daedra sentados a la mesa, dispuestos a juzgarlo si no actuaba de una manera adecuada para ambos.
Para un tirano y para un loco.
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waltfrasescazadordepalabras · 5 months ago
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Como lidiar con la distancia, que de mi te separa. Como llorar tu lejanía, cuando kilómetros de indiferencia mi corazón no repara. Como extrañar tus ojos y tu mirada, si mis recuerdos no encuentran tu figura lozana. Como mis dedos extrañan enredarse en tu cabello, más eso se transforma en ansia vana. Como desear abrazarte y consumirte en mi fuego hasta dejar tu alma calcinada.  Como quiero tomar tus manos para llevarte a disfrutar de la luna enamorada. Como saber que existes en algún lugar del mundo, para recorrer cada centímetro de tierra, en busca de tu presencia y esencia para fundiera con la mía. Como te quiero ver, como te quiero extrañar. Como quisiera juntar miles de piedras para crear un castillo donde sólo sea llenado de amor y de mucha paz...como quiero... ¡Como quisiera...!
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moonoftabantha · 2 years ago
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*maybe spoiler*
I just went to Hateno (Hatelia in spanish) specifically to the Lab and i just headcanon that Link couldn’t go alone to HIS AND ZELDA’s HOUSE for the first time without her, so Robbie decided to accompany him for a while and him entering to the livingroom/kitchen he broke there and needed to say how he felt. Btw i know a lot say that botw time lapse is 6 ish years, but i think three.
I have to write in spanish, cause in my head sounds more from the heart:
“Y-yo…No tengo recuerdo de cuando tuve conocimiento o era conciente que había caído completamente rendido a ella, enamorado de la princesa de Hyrule. No se si fue cuando vi sus ojos por primera vez, al principio llenos de amargura al tenerme ahí, estoico, invasivo según ella, siguiendo sus pasos. O si fue después, con el tiempo, con la amistad que se formó.
Lo que si sé y no olvido, es que años después del cataclismo mi corazón latía por su voz, por ella. Supe que la razón estaba de acuerdo con el corazón cuando una tarde, ella regresaba de la escuela de Hatelia, yo llegué de cazar. Ella vestía un vestido suelto y reflejaba lo dorado de todo, la casa, su cabello, su piel.
Solo me vio ya preparado para hacer la cena de esa noche, no se separó de mi, cocinamos juntos todo. La comida no fue nada especial, unas manzanas al horno y vegetales rostizados, y un buen té de escarchina con miel.
Pero fue ahí, cuando hablando del día vi cómo daba el primer sorbo a su té, cerró los ojos, parecía apreciar el aroma, el sabor, la paz que vivíamos. Fue en ese exacto momento que supe que la amaba, que la amo, y que no dejaré de amarla.
No le dije nada. Solo desee que ese momento nunca acabe.
Debí haberla besado, pedirle que se casara conmigo. Hacerla mía y que ella me haga suyo.¡Ese momento, era ahí, esa tarde! Pero, de qué me sirvió ser valiente y ser el héroe de Hyrule cuando me acobardo en momentos como ese.
Estoy arrepentido, de en estos años, en esta nueva era no haberle dicho cuan loco me tiene.
Hubiera… hubiera sido más veloz. Más fuerte. Más inteligente. No dejar que caiga, lograrla alcanzar. O mejor aún no bajar nunca a lo profundo del castillo!
No puede ser, la perdi nuevamente…”
Robbie no pudo hacer mucho, solo lo consoló dándole palmadas en la espalda mientras Link solo sollozaba y se quebraba más y más. Para cuando el espadahin se calmó un poco más ya era oscuro el cielo. Robbie debía avanzar al laboratorio no sin antes preguntarle
“¿Estarás bien, Link?”
Link solo asintió la cabeza.
“Yo confío en ti, todos confiamos en ti, y Zelda regresará a tu lado. Tengo fe.” Dijo el anciano con media sonrisa.
Una vez el Sheikah se marcho, Link se dispuso a descansar esa noche en casa que compartió con su princesa, lloró hasta perder conciencia por el cansancio del cuerpo y añoranza de poder abrazarla una vez más y pronto.
Al alba del día siguiente dio rumbo hacia su destino, nuevamente.
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dreamofspring-rpg · 5 months ago
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Ambientación General
Golden Blood - Foro de rol ambientado en el Torneo de Harrenhal
Si agudizas el oído en los pasillos del castillo o en los bulliciosos mercados, escucharás murmullos sobre el clima más cálido, que parece anunciar la esperada primavera. Sin embargo, aquellos con experiencia saben que el sol sobre sus pieles no presagia tiempos acogedores; el invierno aún nos acompañará por muchas lunas más.
Hace cinco años, en el 276 AC, la Fortaleza Roja se llenó de júbilo con el nacimiento del príncipe Viserys Targaryen, segundo hijo del Rey Aerys II y la Reina Rhaella. Viserys, pareció traer consigo el remedio necesario para recomponer los lazos familiares, otorgando algo de paz a los sirvientes del castillo y a los cercanos al rey, quien, aunque paranoico, estaba menos irritable de lo habitual.
Sin embargo, menos de un año después, estalló la Rebelión del Valle Oscuro, cuando Lord Denys Darklyn se negó a pagar sus impuestos y secuestró al Rey Aerys, en un intento de elevar su casa más allá de sus posibilidades.
Durante seis largos meses, el reino permaneció en vilo hasta que Ser Barristan Selmy, con valentía sin par, rescató al rey. Pero el daño estaba hecho; el trauma sumió a Aerys en una paranoia creciente, desconfiando de todos y recluyéndose en la Fortaleza Roja, arrastrando a su entorno al mismo espiral de miseria.
No hay certezas de por qué Aerys eligió a la princesa Elia Martell como pretendiente para el mayor de sus hijos, pero estando el rey más allá de la razón, en el año 280 AC, se celebró la unión entre el príncipe Rhaegar Targaryen y la princesa Elia en el Gran Septo de Baelor. Este evento debería haber sido una celebración de amor y alianza, pero el Rey Aerys, atrapado en su locura, se rehusó a asistir y prohibió la presencia del joven príncipe Viserys.
A pesar de estas sombras, ese mismo año vio el nacimiento de la princesa Rhaenys, la primera hija de Elia y Rhaegar.
En el tercer mes del año 281 AC, la noticia del segundo embarazo de la princesa Elia llenó de esperanza los corazones de aquellos que anhelaban la continuidad de la dinastía Targaryen. El carisma de Rhaegar era indudable, comenzando a provocar los celos del Rey, quien veía incrédulo el júbilo con el que se recibía a su nieta, aún más que para el nacimiento de su propio hijo Viserys.
Esta racha de festejos se intensificó con la caída de la Hermandad del Bosque Real, bandidos derrotados en el décimo mes. Fue entonces, en este clima de victoria y renovación, que Jaime Lannister fue nombrado miembro de la Guardia Real, un honor que provocó la renuncia inmediata de la Mano del Rey, Tywin Lannister.
La rapidez con la que Lord Owen Merryweather fue nombrado en su lugar dejó en claro que era una jugada cuidadosamente orquestada, una pieza más en el gran juego de tronos.
Año 281, mes XI — Aprovechando el clima benigno de la falsa primavera y el deseo de celebrar, Lord Walter Whent decide organizar un gran torneo en Harrenhal en honor a su hija, con el pretexto de mostrar el poderío de su Casa y encontrarle un pretendiente adecuado. No se ha visto una convocatoria igual en décadas, y no hay noble de Poniente que no haya recibido una invitación. Las huestes comienzan a llegar a Los Ríos, y Harrenhal se prepara para hospedarlos a todos.
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ignacionovo · 6 months ago
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¡Hola, buenos días, humanidad! 🌍 ¡Feliz domingo! 🌞 Hoy os traigo la imagen de Český Krumlov, una ciudad ubicada en la región de Bohemia Meridional, República Checa, a unos 170 kilómetros al sur de Praga.
Esta ciudad es conocida por su belleza y su rico patrimonio cultural, siendo declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992. Su centro histórico y el castillo, que incluye un teatro barroco y jardines del siglo XVII, son algunos de los lugares más destacados.
Además, la ciudad cuenta con una iglesia del siglo XV, el centro de arte Art Centrum de Egon Schiele, y el Museo Regional, que muestra la evolución de la región desde la prehistoria hasta el siglo XIX. Los visitantes pueden disfrutar de paseos por el río Moldava, que rodea el casco antiguo, y disfrutar de vistas impresionantes de la ciudad y su entorno.
Vida consciente 🌟
La tranquilidad no se negocia. Con el tiempo aprenderás a frenar la lengua, a no reaccionar cada vez que escuchas o ves algo que no te agrada. Entonces, aprendes a alejarte, a evitar esos lugares o personas que te hacen sentir incómodo. Y comienzas a proteger tu paz, tu círculo se vuelve cada vez más pequeño y, a su vez, más saludable. A esto yo le llamo inteligencia emocional. Hay que aprender a elegir las batallas, no todo el mundo merece tu atención, menos tu compañía. La tranquilidad no se negocia.
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