#meseras
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📌 #Sábado 25 de #Febrero 📍 #Pereira #Risaralda 👉 #Meseros #Meseras 🟣 𝗔𝗺𝗽𝗹𝗶𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗩𝗮𝗰𝗮𝗻𝘁𝗲 𝘆 𝗹𝗮 𝗘𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮 𝗮𝗾𝘂𝗶́👉 https://empleosdeleje.com/empleos/ ⛔ Las Vacantes publicadas en Empleos del Eje, no representan vínculo con ninguna de las empresas oferentes. ❗𝗥𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗿 𝗮𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗼𝗳𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗹𝗮𝗯𝗼𝗿𝗮𝗹 𝗡𝗢 𝗱𝗲𝗯𝗲𝗻 𝗽𝗮𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼❗ . 👉#𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 👉#𝗥𝗲𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝗱𝗮 👉#𝗘𝘁𝗶𝗾𝘂𝗲𝘁𝗮 . . #solocomparto #empleosdeleje #empleoejecafetero #empleopereira #empleodosquebradas #buscoempleo #Trabajosihay (en Pereira, Risaralda) https://www.instagram.com/p/CpFq0I6LsOQ/?igshid=NGJjMDIxMWI=
#sábado#febrero#pereira#risaralda#meseros#meseras#𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲#𝗥𝗲𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝗱𝗮#𝗘𝘁𝗶𝗾𝘂𝗲𝘁𝗮#solocomparto#empleosdeleje#empleoejecafetero#empleopereira#empleodosquebradas#buscoempleo#trabajosihay
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# 📍 cerca del área de bebidas y/o la sección de bocadillos .
' para acompañar tu vino podría ofrecerte un poco de ese queso o, quizá- un poco de ese otro... queso ' .
#su mesera más comprometida; pero solo le sabe a los quesos :$#oneliner porque así lo permite esta economía :$#si tienen guardado esto 'me gusta' puede responder sin problema O/
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GRAN COMEDOR.
el sonido de la copa cayéndose fue ahogado por todo el ruido que había en el lugar, de alguna manera, agradecida por ello. era la segunda que se le caía por lo que decidió que era suficiente por ahora, usando uno de sus dedos rascarse la cabeza en señal de ligero estrés. ' vale, ya es suficiente, necesito un descanso. ' se volteó, viendo a una persona de su misma academia, sonrisa nervios haciéndose presente. ' si preguntan, no fui yo. ¿por favor? '
#poner a la niña más torpe de sus movimientos de mesera es#lo más chistoso que le han hecho a hari#FLASJKD#cuento likes c:#abro con ella y contesto con los dos niños c:
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Mesera por 6 horas
Hace un tiempo atrás me surgió una oportunidad de trabajo que parecía ser la que tanto había estado esperando.Me la ofrecía una vecina que tenía una panadería y estaba buscando a alguien que se quedara atendiendo de 8 a 6.Era algo que yo nunca había hecho, pero era un trabajo tentador porque era muy cerca de mi casa y no tendría que pagar pasajes, parecía algo maravilloso, así que yo acepté ir la…
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¡Turista agrede a mesera puertorriqueña en Rincón!
Peroooo, eso no es problema. En Puerto Rico se les permite a los extranjeros emprenderla contra los puertorriqueños, simplemente no les pasa nada. Pero ay de ti si les dices algo o te pones una camisa de MUERTE AL PNP. Ahí te arrestan de una. Pero es normal para un grupo que se siente inferior que les agrade el maltrato. Para ellos es un tipo de sacrificio para alcanzar la igualdad.🤦🏻 Si supieran que, al darse a respetar, es que gana el respeto.
#puerto rico#noticias de puerto rico#despierta puerto rico#despierta boricua#esto es puerto rico#puertorriqueños#boricuas por el mundo#boricuas be like#despierta puñeta#el gobierno de puerto rico#jenniffer gonzález colón#Turistas en Puerto Rico#Muerte al PNP#la policia de puerto rico#la politica en puerto rico#noticias de pr#noticias importantes de Puerto Rico#Turista agrede a mesera puertorriqueña en Rincón
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las comisuras de sus labios se alzaron en una sonrisa que casi se transformó en una ola de carcajadas, sin embargo estas fueron frenadas en un último minuto ' ¿también eres mesera? ' preguntó al no recordar haberla visto mientras hacía sus rondas entre las personas, pero sabía que eran demasiados y que era difícil encontrarse con cada uno ' hace media hora más o menos. ' confesó sin vergüenza alguna ' se supone que debía ayudar a mover unas cosas en la cocina, pero nadie quería ayudar. ' estaban demasiado ocupados, esa era la excusa que la mayoría le había dado, por lo que decidió salir un rato a tomar aire ' ¿te importaría acompañarme por unos momentos? ' preguntó, labios abultándose en un pequeño puchero mientras dedos se aferraron delicadamente a otra muñeca ' ¡después podemos tomarnos todos los descansos que queramos! '
"Trato hecho," porque le parecía más que justo que el apoyo fuera mutuo. "De mis responsabilidades y de las personas que parecen volverse salvajes cada que paso cerca de ellos. Me tocó ser mesera en el evento y," pausó y movió la cabeza en ambas direcciones para dejar entrever que era todo un caos del que había huído. "¿Y tú? ¿Estás huyendo de lo mismo?"
#vala.#bien también ~#GASPS no me había dado cuenta que ambas eran meseras#ahora se verá obligada a soportar a harin
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Luego pasa que por ejemplo
a un poema ya no le salen lágrimas
está solo haciendo ruido
con un pie en el olvidó y otro adelante
no sé quiere ir de tanta lluvia
adelante están promesas desiertas
sin ningún origen ni voz de nadie
se a roto tantas veces el poema que
no puede romperse de más
el polvo ya no puede romperse ni ser llanto seco
solo lo amontona el viento
es parte del paisaje arruinado
tal vez alguna humedad antigua
lo haga verde como el musgo en los muros abandonados
y alguna rama como un dedo que nace de la nada sea poema viviendo
de sueños distantes y sea florecitas
diminutas que olvidaron nacer ayer
tendrán sueño y el viento les mesera como el sabe arrullar tantito sueño
o ya se conformo a si mismo de verse en un espejo eterno de agua
o se cansó de llover
tal vez sea la orilla de agua tranquila mejor
que ser la tormenta que se levanta
sobre la vida y se cansó de caer y caer
que se yo que solo supongo está escritura necia
que recuerda sueños de nubes
y se despierta mil veces sin sueño
otra vez y otra vez
.
.
.
De el limbo y cosas peores
Diciembre de 2024
Patas de gato 🐾🐾🐾🐾🐾
#poem#poetry#poets on tumblr#poetas méxico#my words#poemas de patas de gato 🐾#poetas en tumblr#cositas rotas#de santa#books#pendulo sin sueño#siempre#santa#palabras sin sueño#cositas#tristeza#tragedias#versos negros
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satosugu au donde suguru es mesera(y madre soltera) y satoru es un estudiante que se enamoró de ella 🤍🖤
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Flicker.
Logan (2017) x female reader.
Summary: Sumido en la monotonía y el enfado, sentía que ya no vivía, solo existía. Pero un día la vió, y por primera vez en mucho tiempo, encontró algo bonito y esperanzador en su vida. A pesar de sentir que no lo merece, no puede dejar de ignorarlo, actuando como un viejo amargado.
Category: Angst, Slow Burn, Forbidden Love, Emotional Struggle, Healing, Self-Discovery {TW}: Age Gap, Internal Struggle, Self-Doubt, Mentions of Violence, Isolation, Toxic Behavior, Unresolved Trauma
El sol apenas se filtraba por las grietas oxidadas de la persiana, bañando la habitación con un resplandor apagado, como si el mundo también estuviera cansado. Logan se levantó del sillón con un gruñido bajo, sintiendo cómo sus huesos protestaban con cada movimiento. No era nada nuevo. El dolor siempre estaba ahí, constante, un recordatorio de que su cuerpo seguía vivo aunque su espíritu no. Ese día no tenía nada planeado, como siempre. La rutina era una niebla pesada que lo envolvía, y Logan se había rendido a ella hacía mucho tiempo.
Había aprendido a no esperar nada de los días. Era más fácil así. Cada jornada se deslizaba como arena entre los dedos, insignificante, olvidable. Pero ese día fue distinto. Logan lo sintió primero en el aire, en cómo el viento se colaba entre las grietas de la vieja puerta del motel, trayendo consigo un aroma que no reconocía. Levantó la cabeza, frunciendo el ceño. Había algo ahí, algo diferente, como un leve cosquilleo en el borde de su conciencia. Era irritante. Molesto. Y, aun así, no pudo ignorarlo.
El motor de la vieja limusina rugió débilmente cuando Logan giró la llave. Era uno de esos días en los que su paciencia ya estaba agotada antes de siquiera empezar. Salió del motel sin mirar atrás, pero al girar hacia el estrecho estacionamiento, algo captó su atención. Ella apareció como un fantasma entre las sombras del edificio, cerrando la puerta de una habitación apenas iluminada. Llevaba un uniforme de mesera, algo arrugado, como si el día hubiese sido tan largo como el suyo. Su cabello desordenado caía sobre su rostro cansado, pero no ocultaba del todo esa belleza que parecía hecha para destacar incluso en un lugar tan miserable como aquel.
Logan se detuvo sin darse cuenta. Ella alzó la vista, y por un instante, sus miradas se encontraron. Había algo en sus ojos, una intensidad que lo atravesó. No supo si era curiosidad, desafío, o simplemente un rayo de humanidad en el lugar más inesperado. Entonces, ella sonrió, apenas un gesto, pero lo suficiente para hacer que él apartara la mirada y apretara el volante con más fuerza de la necesaria.
El plan inicial de Logan era quedarse solo unos días, lo suficiente para cumplir con los encargos de su jefe y seguir adelante. Pero las semanas comenzaron a alargarse, y la limusina se convirtió en su excusa perfecta para no pensar demasiado en el próximo paso. Aquella noche, regresó al motel tarde, cansado y con las manos aún oliendo a cuero y cigarrillos viejos. El estacionamiento estaba casi vacío, y el aire frío lo envolvió mientras se dirigía a su habitación.
Fue entonces cuando la vio de nuevo. Subía las escaleras con una bandeja en las manos, equilibrando cuidadosamente un par de platos cubiertos. Su cabello, ahora recogido, dejaba ver el cansancio en su rostro, pero también ese brillo natural que Logan había notado antes. La observó desaparecer en una de las puertas del pasillo, y algo en su interior, algo que llevaba años apagado, se agitó débilmente.
Se encerró en su habitación y dejó caer el cuerpo sobre la cama. El silencio era pesado, roto solo por el zumbido del ventilador. Sus ojos se clavaron en el teléfono de la mesita. Podría llamar a recepción, pedir algo, lo que fuera. No tenía hambre, pero quería verla otra vez, aunque fuera por unos segundos. Se frotó el rostro con las manos, sintiéndose ridículo. "Eres un viejo imbécil", murmuró para sí mismo, pero sus dedos ya estaban marcando el número.
El teléfono sonó un par de veces antes de que alguien atendiera. Logan pidió algo simple, casi al azar, solo para llenar el silencio. "Un café. Negro." Su voz salió más áspera de lo usual, como si hasta eso lo delatara. Colgó antes de arrepentirse, mirando su reflejo en el espejo del baño. Su cabello estaba enmarañado, las canas en su barba más prominentes que nunca. Soltó un bufido. "Ridículo..."
Abrió el grifo y se echó agua fría en el rostro, dejando que las gotas recorrieran su piel cansada. El frío lo despertó un poco, pero no lo suficiente para sacarlo de ese extraño nerviosismo que se había instalado en su pecho. Tomó la vieja afeitadora de su neceser, pensando que al menos podía intentar domar el caos en su barba.
Estaba terminando de arreglarse cuando un golpe seco en la puerta lo sobresaltó. Su mano tembló apenas un segundo, pero fue suficiente para que la cuchilla rozara su piel. "Mierda", murmuró entre dientes, viendo la fina línea de sangre que empezaba a formarse en su mejilla. Otro golpe, más insistente, lo hizo apresurarse. Se enjuagó rápidamente, ignorando el ardor, y salió del baño con una toalla en la mano, listo para abrir.
Logan abrió la puerta sin mucha ceremonia, todavía secándose la cara con la toalla. Ahí estaba ella, sosteniendo la bandeja con el café que había pedido, su expresión entre neutra y amable, aunque había un leve brillo de curiosidad en sus ojos al verlo. Su mirada bajó un segundo al pequeño corte en su mejilla, y luego volvió a encontrarse con la de él.
—Aquí está su café. —dijo, su voz calmada pero con un toque de cansancio que no lograba opacar lo natural de su tono.
Logan asintió, tomando la bandeja de sus manos con una torpeza que lo irritó consigo mismo. Había pasado mucho tiempo desde que alguien lo había hecho sentir así, tan expuesto.
—Gracias —murmuró, su voz más baja de lo habitual. Se detuvo un momento, buscando algo más que decir, pero las palabras no llegaban. Ella, sin embargo, no parecía apresurada por irse.
—¿Se cortó? —preguntó, señalando con un leve gesto su mejilla.
Logan llevó los dedos al corte, sintiendo el escozor. Bufó, una mezcla de vergüenza y frustración.
—Nada grave —respondió, encogiéndose de hombros.
Ella esbozó una sonrisa, una de esas que parecían a la vez ligeras y sinceras. Había algo en esa expresión que hizo que Logan desviara la mirada, incómodo con la intensidad que crecía entre ambos en ese pequeño espacio de tiempo.
—Bueno, espero que disfrute su café —añadió ella antes de dar un paso atrás, como si esperara su permiso para irse.
Pero Logan, por primera vez en años, sintió que no quería que se marchara tan pronto.
Por un momento, ninguno de los dos dijo nada. Logan seguía sosteniendo la puerta abierta, sus ojos oscuros fijos en ella, intentando descifrar qué era lo que lo tenía tan inquieto. La chica se quedó inmóvil, como si estuviera esperando algo, y luego su mirada se posó nuevamente en su mejilla. La sangre comenzaba a deslizarse lentamente hacia su mandíbula, un contraste llamativo contra su piel curtida.
Sin pensarlo demasiado, ella dio un paso adelante. —Si me deja, puedo curarlo. Podría infectarse. —Su tono era suave, pero había algo decidido en sus palabras.
Logan frunció el ceño. —No es necesario. —Su voz salió más brusca de lo que pretendía, casi un gruñido. Al instante notó cómo ella se tensaba, su incomodidad evidente en el ligero cambio de postura. Logan apretó los dientes, odiándose por su reacción.
—Perdón —murmuró, su tono más relajado ahora—. Si quieres, adelante. Pero no voy a pagarte por eso.
Ella soltó una pequeña risa, que sonó más sincera de lo que él esperaba. —No se preocupe, no voy a cobrarle. Será rápido.
Antes de que pudiera decir algo más, ella dejó la bandeja a un lado y sacó de su bolsillo un pequeño botiquín, una de esas cosas que probablemente llevaba consigo por costumbre. Logan observó cómo lo abría con movimientos precisos, y por un segundo, el silencio que se creó entre ellos no se sintió incómodo, sino extraño... casi íntimo.
Logan se sentó en el borde de la cama, sintiendo el colchón ceder bajo su peso. Ella se colocó frente a él, sacando un pequeño frasco de desinfectante y un algodón. La cercanía le resultaba extraña, incómoda y, al mismo tiempo, imposible de ignorar. Cuando el algodón presionó suavemente sobre el corte, un leve ardor lo hizo fruncir el ceño.
—¿Cómo sabes hacer esto? —preguntó, su voz ronca y algo cortante, aunque más por costumbre que por intención real.
—Estudié enfermería un par de años —respondió ella sin levantar la vista, concentrada en limpiar la herida. Sus movimientos eran meticulosos, casi profesionales, como si el tiempo no hubiera desgastado lo que había aprendido.
Logan soltó un leve bufido, más para sí mismo que para ella. — Es solo un rasguño. Ni siquiera deberías molestarte.
Ella levantó la mirada un momento, con una expresión entre curiosa y divertida. — Bueno si me molestara no te hubiera dicho de hacerlo.
El comentario lo golpeó con una especie de dulzura y ternura, y algo en su interior se revolvió. Mientras ella volvía a concentrarse en su trabajo, Logan dejó que su mirada vagara por su figura. El uniforme de mesera, a pesar de su simplicidad, se ajustaba perfectamente a su cuerpo, realzando curvas que no había notado antes.
Trató de apartar la vista, de distraerse, pero sus ojos volvían a ella casi por voluntad propia. Se maldijo en silencio por mirarla de esa manera. No era correcto, no debería hacerlo, pero había algo en ella que lo atrapaba. Una belleza natural, casi etérea, que contrastaba con el cansancio reflejado en su rostro.
Logan apretó los dientes, buscando controlar sus pensamientos. Ella no merecía ser objeto de su mirada, mucho menos de los pensamientos que empezaban a rondar en su mente.
Cuando ella terminó de limpiar y desinfectar la herida, guardó el algodón y el desinfectante con calma, sin prisa. Alzó la mirada nuevamente y, por primera vez, se permitió observarlo de cerca. La distancia entre ambos era mínima, apenas unos pasos, y eso le dio la oportunidad de notar cosas que antes no había percibido.
Las facciones de Logan hablaban de su historia. La edad era evidente en las arrugas que surcaban su frente y el contorno de sus ojos, pero había algo en esa imperfección que no resultaba desagradable. Era un rostro descuidado, sí, marcado por el tiempo, pero eso le daba un atractivo particular, casi crudo, como si llevara consigo la esencia de alguien que había vivido más de lo que deseaba.
Y luego estaban sus ojos. De un tono verdoso ya casi cafés, pero profundamente expresivos, como un reflejo de todo aquello que no se atrevía a decir. Era fácil perderse en ellos, y por un instante, ella lo hizo. Se dio cuenta de que estaba mirándolo más de la cuenta y sonrió, un gesto pequeño, casi tímido, como si intentara disimular su distracción.
Logan, que había estado evitando fijar la mirada en ella, notó el cambio. Ese pequeño gesto, esa sonrisa, lo dejó inquieto. No sabía qué significaba, pero podía sentir cómo el ambiente entre ellos se volvía más pesado, más difícil de ignorar.
—Listo —dijo ella, su voz suave, como si no quisiera romper del todo el momento—. Eso debería bastar, pero si siente que molesta más tarde, avíseme.
Sin darse cuenta, su mirada volvió a encontrarse con la de él, y ambos quedaron atrapados en ese intercambio silencioso, donde las palabras no eran necesarias.
Ella se giró hacia el pequeño cesto de basura junto a la cama para tirar los restos del algodón y el envoltorio del desinfectante. Al inclinarse un poco, algo captó su atención: una placa metálica sobresalía entre los desperdicios. Estaba sucia y algo desgastada, pero claramente visible. Al mirarla con más detalle, pudo leer un nombre grabado en ella: Logan.
Se enderezó lentamente, sosteniendo la placa entre sus dedos. Había algo en ese objeto, en su peso y en la frialdad del metal, que parecía contar una historia. Giró hacia él, levantándola apenas para que la viera.
—¿Es suya? —preguntó con curiosidad, sus ojos fijos en los de él.
Logan la miró, y algo en su expresión cambió. No era exactamente enojo, pero había una dureza en su rostro, como si esa pequeña placa desenterrara algo que prefería mantener enterrado. Se puso de pie, acercándose para tomarla de su mano con cuidado, casi con reverencia.
—Sí —respondió después de un momento, su voz baja y áspera. Guardó la placa en el bolsillo de su chaqueta sin añadir nada más, como si eso bastara para cerrar el tema.
Ella lo observó en silencio, notando cómo apretaba los labios, claramente incómodo con la situación. No quería insistir, pero la curiosidad seguía latiendo en su interior. Había algo en él, algo más allá de lo que dejaba ver.
—Es un bonito nombre —dijo finalmente, rompiendo el silencio.
Logan dejó escapar un leve bufido, más una reacción automática que algo genuino. —Bonito, tal vez. Pero eso no significa nada.
El peso de sus palabras cayó entre ellos como una barrera, pero ella no retrocedió. En cambio, volvió a esbozar esa pequeña sonrisa que, por alguna razón, comenzaba a desarmarlo.
Ella observó la taza de café sobre la mesita de noche, ahora casi fría, con una ligera mueca de desaprobación. Se acercó a la mesa y la señaló suavemente.
—Seguro ya se enfrió, pero... cuando quiera, puedo traerle otro. —El tono de su voz, aunque casual, llevaba algo más. Un leve matiz que parecía sugerir que, tal vez, habría un segundo reencuentro, algo más que una simple visita ocasional.
Logan la miró en silencio, sin saber si debía responder o simplemente dejar que esas palabras se quedaran en el aire. Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, ella ya estaba de pie, recogiendo sus cosas con movimientos tranquilos.
—Bueno, ya me voy. —Su voz, ahora más suave, apenas un susurro, se despidió con una ligera sonrisa antes de dar un paso atrás, dejando el espacio entre ellos aún más palpable.
Logan la observó irse, el sonido de sus pasos desapareciendo en el pasillo, pero algo en la atmósfera había cambiado. Él se quedó allí, sentado en la cama, con la mente revuelta por esa última frase, por la insinuación que ella había dejado flotando entre ellos.
No estaba seguro de lo que realmente había querido decir, pero algo en su interior le decía que no era algo que pudiera ignorar tan fácilmente.
Con un suspiro, miró la taza de café y luego, sin darse cuenta, pasó su mano por su barba canosa, reflexionando en silencio sobre todo lo que había sucedido.
Los días transcurrieron lentamente para Logan. A veces, mientras caminaba hacia su trabajo o cuando estaba de regreso en el motel, veía a la chica pasar. Él la reconocía al instante, por su paso ligero, por esa sonrisa que le dirigía cada vez que sus miradas se cruzaban, una sonrisa que él no sabía si correspondía a un simple gesto o a algo más. A veces, cuando la veía, se debatía con la idea de llamarla de nuevo, de romper el silencio que se había interpuesto entre ellos después de su última conversación. Pero siempre, al final, se mantenía firme, alejándose del impulso.
Se decía a sí mismo que ya estaba demasiado grande para estos juegos, para las complicaciones emocionales que una chica como ella podría traer. Se sentía como si estuviera demasiado lejos de ese mundo, como si los años que había vivido lo hubieran colocado en un sitio donde las cosas simples, las sonrisas y los reencuentros, ya no tenían cabida. Y, sin embargo, había algo en ella que lo llamaba, algo que le hacía dudar, que lo hacía sentirse vulnerable de una manera que no quería aceptar.
Cada vez que ella le sonreía desde lejos, él desviaba la mirada y apretaba los dientes, como si esa pequeña muestra de amabilidad fuera una tentación demasiado peligrosa. La idea de acercarse a ella lo incomodaba, pero la atracción que sentía hacia ella seguía ahí, oculta bajo capas de indiferencia y autocompasión.
Logan suspiraba, sintiendo el peso de su indecisión. Si bien su mente le decía que lo mejor era seguir ignorándola, algo dentro de él comenzaba a desear lo contrario. Pero esa lucha interna no parecía tener fin.
Una noche, después de un largo día de trabajo al volante, Logan decidió entrar al pequeño restaurante del motel. No era su primera opción para cenar, pero el hambre y el cansancio lo convencieron de que no había tiempo para buscar algo mejor. El lugar era modesto, con mesas de madera gastada y una iluminación cálida, pero tenue. Apenas cruzó la puerta, sus ojos la encontraron.
Allí estaba ella, moviéndose con soltura entre las mesas, una bandeja en equilibrio sobre una mano mientras entregaba pedidos con una sonrisa tan natural como desarmante. Llevaba el mismo uniforme de mesera que había notado días atrás, ceñido a su figura de manera sencilla pero que lograba llamar su atención sin esfuerzo.
Logan pensó en girarse y salir, pero antes de que pudiera reaccionar, ella lo vio. Su mirada se encontró con la de él, y esa sonrisa que tanto intentaba ignorar apareció de nuevo, iluminando su rostro.
—¡Bienvenido, Log! —dijo con una entonación juguetona y carismática, haciendo que su nombre sonara más familiar de lo que a él le gustaría.
Logan arqueó una ceja, cruzando los brazos mientras ella pasaba a su lado con la bandeja en alto. Esa informalidad lo tomó por sorpresa, pero algo en su tono, en la forma despreocupada en que lo dijo, lo desarmó más de lo que quería admitir.
—¿Así me llaman ahora? —respondió, su voz más áspera de lo que pretendía, aunque con un leve atisbo de humor.
Ella se detuvo por un momento, girándose hacia él con una sonrisa aún más amplia. —¿Prefiere que le diga "señor Logan"? —preguntó, inclinando la cabeza con un toque de ironía.
Él negó con la cabeza, soltando un suspiro y acercándose a una mesa vacía. —No me llames nada, solo haz tu trabajo.
—Como diga, señor. —Guiñó un ojo antes de girarse y seguir con su camino, dejando a Logan allí, sintiendo que algo en su interior se revolvía.
Logan comió en silencio, intentando ignorar las miradas furtivas que ella le lanzaba entre mesas mientras seguía atendiendo. El restaurante se fue vaciando poco a poco, y para cuando terminó su plato, el ambiente se había vuelto más tranquilo, casi íntimo. Se levantó de su asiento, llevando consigo el plato vacío hacia el mostrador, donde ella estaba ocupada anotando algo en una libreta.
—¿Todo bien con la comida? —preguntó ella, mirándolo con una sonrisa amable.
—Sí, estuvo bien. —Logan dejó el plato en la barra y sacó la billetera para pagar.
—¿Algo más para esta noche? —su voz tenía ese tono que empezaba a reconocer: ligero, despreocupado, pero con un trasfondo que lo hacía sentir bajo un reflector.
Logan titubeó un momento antes de decir: —Un café.
Ella asintió, girándose para prepararlo. —¿Lo quiere aquí o... prefiero llevárselo a su habitación? —El guiño que acompañó la pregunta era sutil, pero lo suficientemente evidente como para que él lo notara.
Se aclaró la garganta, desviando la mirada mientras sacaba un billete del bolsillo. —A la habitación, por favor.
—Como diga. —Ella tomó el dinero y se lo guardó con rapidez, mientras llenaba una taza humeante con café recién hecho. —Estará allí en un minuto.
Logan asintió y se dirigió hacia la salida del restaurante, sintiendo cómo su presencia lo seguía como una sombra cálida. Cada vez que interactuaban, la barrera que había intentado construir entre ellos parecía desmoronarse un poco más, y no estaba seguro de si debía resistirse o simplemente dejarse llevar.
Unos minutos después, el sonido de un golpe suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Logan se levantó de la cama, ajustándose la camisa por puro reflejo antes de abrir. Allí estaba ella, con su sonrisa inconfundible y, para su sorpresa, sosteniendo no una, sino dos tazas de café en una pequeña bandeja.
—¿Dos cafés? —preguntó él, arqueando una ceja mientras sus ojos pasaban de las tazas a su rostro.
Ella le devolvió una mirada despreocupada, como si su elección fuera lo más natural del mundo. —Pensé que tal vez le vendría bien algo de compañía. —Levantó un poco la bandeja con una sonrisa ladeada.
Logan suspiró, cruzando los brazos mientras evaluaba la situación. No estaba acostumbrado a que alguien tomara ese tipo de iniciativas con él, y mucho menos de esa manera tan directa.
—¿Así de simple, eh? —murmuró, aunque no pudo evitar que un leve tono de curiosidad se filtrara en su voz.
—Así de simple. —Ella dio un paso al frente, dejando la bandeja sobre la mesita junto a la puerta, y luego se giró hacia él. —Pero si prefiere estar solo, puedo irme.
Logan negó lentamente con la cabeza, cerrando la puerta detrás de ella. —No es eso... Solo no estoy acostumbrado.
—Bueno, entonces será una experiencia nueva. —Le tendió una de las tazas antes de tomar la suya propia y darle un sorbo, manteniendo sus ojos en él con una mezcla de desafío y calidez.
El silencio que siguió no fue incómodo, sino denso, lleno de esa tensión inexplicable que parecía surgir cada vez que estaban cerca. Logan tomó su taza, sin apartar la mirada de ella, sintiendo que algo en su interior cedía poco a poco.
Tomó un sorbo de su café, dejando que el calor recorriera su garganta antes de fijar su mirada en ella. Había algo en su actitud, en su forma de moverse con tanta naturalidad, que lo descolocaba. Y esa sonrisa, siempre ahí, como si supiera algo que él no.
—¿No te molesta? —preguntó de pronto, rompiendo el silencio.
Ella frunció ligeramente el ceño, confundida. —¿Qué cosa?
Logan apoyó la taza en la mesita, cruzando los brazos mientras sus ojos vagaban por el suelo, buscando las palabras. —La diferencia de edad.
Ella lo miró, sus labios curvándose en una sonrisa suave. Se recargó en el marco de la ventana, sosteniendo su taza entre las manos.
—¿Por qué debería molestarme? —respondió con un tono despreocupado.
—No sé… —Logan se encogió de hombros, su voz grave cargada de una mezcla de inseguridad y escepticismo. —Podrías pensar que es raro. Que no tiene sentido.
Ella dejó la taza sobre el alféizar y lo miró directamente, con una intensidad que lo hizo sentir expuesto. —Creo que lo único raro sería que tú te lo creyeras.
Logan se quedó en silencio, sin saber qué responder. Había esperado una respuesta diferente, quizás algo más superficial o distante, pero sus palabras lo golpearon con una fuerza inesperada.
—Además —añadió ella, con un toque de diversión en su voz—, no es como si yo estuviera aquí preocupándome por lo que piensen los demás.
Él soltó una risa baja, seca, mientras sacudía la cabeza. —Tienes una manera de simplificar las cosas.
—A veces la vida es más simple de lo que queremos admitir, Log. —Su voz se suavizó al decir esto, y esa familiaridad al usar su nombre volvió a desarmarlo.
El silencio volvió a llenar la habitación, pero esta vez no era incómodo. Era como si cada palabra dicha antes hubiera dejado una marca en el aire. Ella dio un paso hacia él, su mirada clavada en la de Logan, llena de algo que él no supo interpretar del todo: curiosidad, ternura, quizá incluso desafío.
Sin pensarlo demasiado, ella levantó una mano y la posó suavemente sobre su mejilla. Sus dedos rozaron la barba áspera, canosa, deteniéndose apenas para sentir la textura.
—¿Siempre has sido tan terco? —preguntó, su voz apenas un susurro mientras lo miraba, como si quisiera desentrañar lo que se escondía detrás de esos ojos.
Logan no se movió al principio, su cuerpo rígido como una roca bajo el toque de ella. Su mirada bajó hacia la de ella, capturando cada detalle de su rostro: la curva de sus labios, el brillo en sus ojos, la calidez en su expresión. Algo dentro de él pareció tambalearse.
Pero entonces, con un leve movimiento, Logan se apartó. No fue brusco, pero sí lo suficiente para marcar una distancia.
—No deberías hacer eso. —Su voz sonó más dura de lo que había planeado, aunque el peso de sus propias palabras le cayó encima como una losa.
Ella bajó la mano lentamente, sin dejar de mirarlo. Había algo en su mirada, una mezcla de decepción y comprensión, que lo hizo sentirse peor.
—¿Por qué no? —preguntó, sin reproche, solo curiosidad genuina.
Logan negó con la cabeza, llevándose una mano a la nuca mientras se giraba ligeramente hacia la ventana. —Porque no soy alguien con quien debas involucrarte.
Ella dejó escapar una risa suave, como si esa respuesta no fuera suficiente para disuadirla. —Tal vez no me corresponde a ti decidir eso.
Él no respondió, permaneciendo con la mirada fija en la ventana. Había algo en su postura que parecía cargado de peso, como si llevara años arrastrando una batalla interna que no podía ganar.
—Bueno... —dijo ella después de un momento, retomando su tono ligero. — si necesitas algo más, ya sabes dónde encontrarme.
Cuando ella se giró para dirigirse hacia la puerta, Logan sintió un impulso que no pudo controlar. Dio un paso adelante y, con una mano firme pero cuidadosa, sujetó su brazo, deteniéndola en seco. Ella lo miró sorprendida, con los ojos amplios y curiosos.
—Espera. —Su voz sonó grave, cargada de algo que ni él mismo podía identificar del todo. Se quedó mirándola por un momento, como si buscara algo en su rostro, algo que pudiera explicar lo que estaba ocurriendo. — No lo entiendo, ¿si? ¿Qué ves en un viejo molesto y amargado como yo?
Ella parpadeó, el asombro suavizándose en una expresión de ternura que él no pudo entender. No había burla, ni lástima, ni duda en su mirada, solo una calidez que lo desarmaba por completo.
—Veo mucho más que eso, Logan. —Su voz era baja, sincera, cada palabra parecía elegida con cuidado.
Logan frunció el ceño, sin apartar los ojos de ella. —No entiendo.
Ella sonrió, ladeando la cabeza ligeramente mientras lo estudiaba. —Eso es porque tú mismo te has convencido de que no hay nada más en ti. Pero yo veo a alguien que, a pesar de todo, sigue adelante. Alguien que ha vivido más de lo que probablemente quiera admitir, y que, aunque intente esconderlo, todavía tiene algo bueno ahí dentro.
Logan se quedó callado, sus dedos aún aferrados a su brazo, aunque sin apretar. Sus palabras lo atravesaron como un golpe, porque no estaba acostumbrado a que alguien lo mirara de esa manera. Para él, su reflejo siempre había mostrado a alguien cansado, roto, un cascarón del hombre que alguna vez fue.
Ella, en cambio, lo miraba como si hubiera algo más, algo que él mismo había olvidado hacía tiempo.
—No soy ese tipo de hombre. —Su voz salió más suave, casi un susurro, como si estuviera admitiendo una derrota que llevaba tiempo evitando.
—Tal vez no lo eres para ti, pero eso no significa que no puedas serlo para alguien más. —Ella se inclinó un poco hacia él, sus ojos buscando los suyos con una determinación dulce y firme.
Por un segundo eterno, Logan no supo qué decir ni cómo moverse. Entonces, soltó su brazo lentamente, sus dedos dejando su piel con un cuidado que no se correspondía con la fuerza que él creía tener.
—Debería irme. —Ella rompió el momento con una sonrisa ligera, y aunque parecía que quería quedarse, dio un paso atrás hacia la puerta. Logan sintió una urgencia desconocida que lo hizo actuar antes de pensarlo.
—No. —La palabra salió de sus labios en un susurro áspero, como si cargara más peso del que él mismo entendía.
Ella se giró a mirarlo, sus ojos reflejando sorpresa y curiosidad, pero no tuvo tiempo de responder. Logan dejó que su mano se deslizara de su brazo hacia su cintura, con una firmeza que no era brusca, pero sí lo suficientemente decidida como para dejar claro que no quería que se fuera.
El contacto hizo que ella contuviera el aliento, no porque fuera incómodo, sino porque la diferencia en sus cuerpos era innegable. Su mano era grande y áspera, contrastando con su figura más delicada, y la manera en que la acercó hacia él la dejó momentáneamente sin palabras.
—¿Qué haces? —preguntó ella en un susurro, su voz quebrándose apenas al sentir la proximidad.
—No lo sé. —La sinceridad en su respuesta la desarmó, y durante un segundo largo se quedaron así, mirándose tan cerca que cada respiración parecía compartida.
Ella no intentó alejarse, aunque su mente le decía que tal vez debería. Algo en la intensidad de sus ojos, en la vulnerabilidad que escondían, la mantuvo allí, atrapada en ese instante que parecía detener el tiempo.
Logan se inclinó un poco más, su mirada vagando entre sus ojos y sus labios, pero antes de que pudiera hacer algo más, una chispa de razón lo golpeó. Se apartó con un movimiento torpe, liberándola de su agarre y girándose hacia el costado, frotándose la nuca con una mezcla de frustración y autodesprecio.
—Lo siento. No debí... —murmuró, su voz más baja, como si hablara consigo mismo.
Ella se quedó quieta, su corazón latiendo con fuerza mientras lo miraba. Logan levantó la vista hacia ella, confundido por su dulzura, pero no dijo nada. Ella esbozó una pequeña sonrisa, inclinándose hacia la puerta para abrirla, aunque esta vez lo hizo con lentitud, como si le diera una última oportunidad de decir algo más.
Ella ya había dado un paso hacia la puerta, pero algo en su interior la hizo detenerse. Giró lentamente, y esta vez fue ella quien tomó la iniciativa. Con una suavidad inesperada, deslizó su mano sobre la de Logan, que aún estaba cerca, y la guió de nuevo hacia su cintura.
Él no se resistió, sorprendido por su gesto, y dejó que su mano descansara allí, sintiendo el calor de su cuerpo a través de la tela del uniforme. Ella se acercó un poco más, sus ojos clavados en los suyos con una intensidad que desarmaba cualquier argumento que Logan pudiera haber tenido para detener aquello.
—No pienses tanto. —Su voz fue apenas un susurro, casi una súplica, mientras mantenía su mirada fija en él.
Logan respiró hondo, luchando contra todas las barreras que había construido durante años, pero cuando ella se inclinó levemente hacia él, algo en su interior se rompió. No había nada más que aquel momento, y por primera vez en mucho tiempo, decidió ceder.
Se inclinó hacia ella, su rostro acercándose lentamente mientras su mano en su cintura la acercaba aún más. Cuando sus labios finalmente se encontraron, fue un roce suave al principio, una prueba tímida, como si ambos estuvieran descubriendo algo que no sabían que necesitaban.
Pero la presión aumentó, y el beso se volvió más decidido, más cargado de emociones que ninguno de los dos podía verbalizar. Las manos de ella subieron instintivamente hacia su rostro, acariciando su barba con ternura, mientras él la sostenía con firmeza, como si temiera que ella pudiera desvanecerse si la soltaba.
Cuando finalmente se separaron, sus respiraciones estaban entrecortadas, pero ninguno se apartó del todo. Sus frentes se apoyaron, sus miradas entrelazadas en el silencio que seguía cargado de significado.
Logan la observó en silencio durante un segundo eterno, como si estuviera buscando algo en sus ojos que le diera el permiso que, en realidad, ya le había dado. Finalmente, sin decir nada más, se inclinó de nuevo hacia ella, esta vez con más firmeza, dejando que sus manos descansaran completamente en su cintura, afianzando el contacto.
El beso llegó con una intensidad distinta, más segura pero aún contenida, como si estuviera tratando de equilibrar lo que sentía con lo que creía que debía hacer. Sus labios encontraron los de ella en un choque suave pero decidido, explorando con más tiempo, con más necesidad.
Ella correspondió al instante, sus manos subiendo otra vez hacia su rostro, acariciándolo mientras se entregaba al momento. Logan la sostuvo más cerca, sus dedos presionando ligeramente en su cintura, como si quisiera memorizar el tacto de su piel bajo sus manos.
Fue entonces cuando dejó que su lengua se deslizara, probando con cuidado, esperando alguna señal. Ella la dio al instante, abriéndose a él con la misma disposición, y el beso se volvió más profundo, más cargado de emociones que ambos habían intentado ignorar hasta ahora.
Su sabor era un contraste perfecto con la aspereza de la barba que rozaba sus labios, una mezcla que la hizo suspirar contra su boca, enviando una corriente por el cuerpo de Logan que lo llevó a intensificar el beso, pero sin dejar que se volviera apresurado o desesperado.
Sus manos en su cintura parecían anclarla, y cada movimiento de sus labios y su lengua era una mezcla perfecta de control y pasión. Cuando se separaron, fue apenas por segundos, solo para tomar aire antes de que sus frentes volvieran a juntarse.
Logan cerró los ojos, todavía sosteniéndola cerca, mientras su respiración entrecortada hablaba de todo lo que no se atrevía a decir en palabras. Ella sonrió suavemente, acariciando su mejilla con el pulgar, permitiéndose disfrutar de aquel momento que parecía suspendido fuera del tiempo.
—Esto no estaba en mis planes. —Su voz ronca rompió el silencio, pero no se alejó ni un centímetro de ella.
—A veces, lo mejor no necesita estarlo. —Ella respondió con una dulzura que él apenas podía comprender, dejando que sus palabras calaran profundo.
Ella lo miró con una mezcla de decisión y ternura, dejando que sus manos se apoyaran suavemente en su pecho. Luego, sin romper el contacto visual, lo empujó con suavidad hacia el borde de la cama. Logan, sorprendido, dejó que lo guiara hasta sentarse, el colchón cediendo bajo su peso mientras su mirada permanecía fija en ella, tratando de descifrar sus intenciones.
Antes de que pudiera procesarlo del todo, ella se colocó en su regazo con una confianza que lo desarmó, sus piernas descansando a ambos lados de las suyas. La cercanía lo envolvió por completo, y el calor de su cuerpo hizo que olvidara cualquier excusa que podría haber intentado plantear.
Logan tragó con dificultad, sus manos temblando por un momento antes de apoyarse en sus caderas, como si necesitara asegurarse de que aquello era real. Ella sonrió, una expresión suave que contrastaba con la intensidad del momento, y sus dedos encontraron su lugar nuevamente en su rostro, acariciando su barba con una dulzura que él no estaba acostumbrado a recibir.
—No pensé que te dejarías llevar tan fácil, viejo gruñón. —Su voz tenía un deje juguetón, pero también una calidez que lo hizo sentir algo más que vulnerable.
Logan soltó un resoplido, medio riéndose, medio intentando mantener su fachada de dureza, pero sus ojos delataban la tormenta de emociones que ella había desatado en él.
—Y yo no pensé que fueras tan atrevida. —Su voz era grave, más baja de lo habitual, mientras sus manos apretaban ligeramente sus caderas, explorando el peso de ella sobre él con una mezcla de necesidad y autocontrol.
Ella inclinó la cabeza, sus labios a apenas centímetros de los suyos, y el silencio que los envolvía era denso, cargado de una tensión que ninguno parecía dispuesto a romper.
—Tal vez solo necesitabas a alguien que te recordara cómo es vivir un poco. —La respuesta salió de sus labios con una suavidad que lo desarmó por completo, y antes de que pudiera responder, ella se inclinó para reclamar sus labios en un beso que esta vez fue lento pero profundamente apasionado.
Logan correspondió sin dudar, sus manos afianzándose en su cintura mientras la sostenía más cerca, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. La intensidad del beso creció, sus movimientos coordinados en un vaivén que parecía borrar cualquier barrera entre ellos.
El aire se volvió pesado, cargado de emociones y deseos reprimidos durante demasiado tiempo. Y mientras sus bocas exploraban, Logan se dio cuenta de algo que lo asustó y lo reconfortó al mismo tiempo: hacía años que no sentía algo así.
Mientras sus cuerpos se movían al unísono, ella no pudo evitar moverse con un leve vaivén, un movimiento que se hizo más pronunciado sin que siquiera lo notara. Logan, al sentirlo, no pudo evitar dejarse llevar, sus manos deslizándose suavemente por su espalda, explorando la figura de ella con una delicadeza inesperada. El roce de sus dedos sobre su ropa era casi como una caricia, como si estuviera temeroso de hacer cualquier cosa que pudiera romper la atmósfera que se había creado entre ellos.
Logan comenzó a recorrer la línea de su cintura, siguiendo el contorno de su figura con cuidado, sintiendo la suavidad de su piel debajo de las telas. Cada movimiento de ella hacía que el deseo creciera, pero también que se diera cuenta de la vulnerabilidad en él, una que no quería reconocer, pero que estaba allí, palpable en el aire.
El contacto de sus manos era firme pero no posesivo, como si quisiera que ella entendiera que, aunque la atracción entre ellos fuera innegable, aún había algo más: respeto, paciencia. Cada vez que sus dedos pasaban cerca de su piel, él casi podía escuchar su respiración entrecortada, y eso solo lo impulsaba a ser más suave, más consciente de su cuerpo sobre el suyo.
Ella cerró los ojos por un momento, disfrutando de la suavidad con que él la tocaba, pero también de la extraña mezcla de sensaciones que provocaba en ella. No podía dejar de pensar que aquello era tan real, tan auténtico, y no importaba cuánto tratara de resistirse, se sentía completamente conectada a él.
Logan se detuvo por un segundo, sus dedos rozando el costado de ella, casi como si estuviera preguntando si podía continuar, pero en lugar de palabras, fue el gesto de ella, una pequeña inclinación hacia él, lo que lo hizo seguir.
El roce de su mano subió por su espalda, a la base de su cuello, donde sus dedos se enredaron suavemente en algunos cabellos sueltos. Los ojos de Logan se encontraron con los de ella, y por un instante, todo lo que podían sentir era la conexión pura entre ambos. Sin decir una palabra, él la sostuvo un poco más fuerte, mientras sus labios se acercaban nuevamente, buscando el contacto que ambos sabían que no podían evitar más.
La sensación de sus cuerpos tan cerca, el calor de sus pieles y la suavidad de sus movimientos era todo lo que existía, todo lo que necesitaban. Y por fin, cuando sus labios se encontraron de nuevo, fue un beso que selló algo mucho más profundo que solo deseo: una conexión que, de alguna manera, ambos sabían que podría cambiar todo lo que habían conocido hasta ese momento.
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No tienen idea de cuanto trabajo me costó ese maldito fondo. PERO AL FIN PUDE
Me inspire en la ropa de marte de su rediseño, cuando la ví pensé que trabajaba como una mesera en un restaurante de los 50' , un poco torpe pero cumple su trabajo.
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You have no idea how much work that damn fund cost me. BUT I COULD FINALLY
I was inspired by the Mars clothing of her redesign, when I saw her I thought she worked as a waitress in a restaurant in the '50s, a little clumsy but doing her job.
#kritadigitalart#krita 5.0#milky way and the galaxy girls#mars#art#digital art#sun#headcanon#💖#vintage#50's style
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☝🏻☝🏻😤
Prohibido ligarse a las meseras
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📌 #Jueves 16 de #Febrero 📍 #Manizales #Caldas 👉 #Asesor #Ventas #Meseros #Meseras 👉 #Auxiliares #Cocina 👉 #Pizzeros ✅ Preséntate este VIERNES 17 DE FEBRERO con tu HV. ✅ LUGAR: Carrera 17 #9-50 Pinares, Edificio Sol del Este Local 101 🟣 𝗔𝗺𝗽𝗹𝗶𝗮 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗩𝗮𝗰𝗮𝗻𝘁𝗲 𝘆 𝗹𝗮 𝗘𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮 𝗮𝗾𝘂𝗶́👉 https://empleosdeleje.com/empleos/ ⛔ Las Vacantes publicadas en Empleos del Eje, no representan vínculo con ninguna de las empresas oferentes. ❗𝗥𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗼𝗿 𝗮𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗼𝗳𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗹𝗮𝗯𝗼𝗿𝗮𝗹 𝗡𝗢 𝗱𝗲𝗯𝗲𝗻 𝗽𝗮𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼❗ . 👉#𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 👉#𝗥𝗲𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝗱𝗮 👉#𝗘𝘁𝗶𝗾𝘂𝗲𝘁𝗮 . . #solocomparto #empleosdeleje #empleoejecafetero #empleopereira #empleodosquebradas #buscoempleo #Trabajosihay (en Manizales, Caldas - Colombia) https://www.instagram.com/p/CoveHKFMbVq/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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Salí a merendar así y la mesera me halago el vestido 🥺🥺🥺
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* LOCACIÓN ›› jardines formales.
lejos de los numerosos invitados y del corazón del evento principal de la noche, leonie se encontraba a gusto entre el muro de rosas bajo la luz de la luna, ignorando responsabilidades como mesera tras haber cumplido por un rato. con unas cuantas flores diferentes ya en su mano izquierda que tomó durante el trayecto hasta allí para añadir a su diario, acaba de arrancar con cuidado una rosa cuando unos pasos reclaman su atención. “ oh, hola... ” mientras levanta la mirada, se aparta lentamente un mechón de pelo que le enmarca el rostro. “ ¿puedes guardarme el secreto, por favor? podemos meternos en problemas si no ” le dice, dulce sonrisa en labios en lo que le ofrece con aires despreocupados la rosa rosa que recogió a esa persona. “ para tí. ”
#la de trabajar no le gustó y dijo a otra cosa mariposa ahr#por si alguien tiene un lugarcito ~#conté likes hasta yiharin <3
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Día del cambio - Primo
El día del cambio es un evento que sucede una vez a la semana, las personas tienen la oportunidad de intercambiar de cuerpo. Existen dos condiciones para hacerlo, la primera dicta que dos personas deben estar cerca, y la segunda que ambas deben estar excitadas. Esa última es la más extraña, no logro comprender porque es relevante estar “caliente”. De cualquier forma no es ningún inconveniente para mi plan.
Pueden que me llamen enfermo por esto, pero no me importa, llevo mucho tiempo pensando en como tomar el cuerpo de mi primo, no será para siempre solo quiero saber que se siente ser él hasta el próximo día del cambio. He tenido esa fantasía desde que era un puberto.
Lo invite a comer a un lugar en donde sabía que encontraría meseras lindas, lo conozco bien, y sé que siempre ha tenido una debilidad por las chicas de servicio. Se acercaba la hora del cambio, mi primo ya estaba más que provocado, solo faltaba yo. No fue difícil excitarme, con solo ver la cara y sobretodo el bulto en sus pantalones fue más que suficiente.
De un movimiento imprevisto él se levanto para dirigirse al baño. Me puse nervioso el cambio no sucedería si no estábamos cerca. Esperé a que entrara para seguirlo a escondidas. El baño estaba solo a excepción de nosotros dos, mi primo estaba frente a un mingitorio, pero se veía extraño, puedo jurar que no estaba orinando.
Me quede perplejo, no podía pensar en otra cosa que no fuera su pene. Rápidamente el mío respondió a eso provocándome una erección. Miraba atentamente cada movimiento suyo, su cara se puso roja y esos pequeños gemidos confirmaron mis sospechas.
Una alarma de mi reloj sonó, provocando un eco en todo el lugar. Mi primo me miro bruscamente, mientras apagaba la alarma, la hora del cambio había llegado. Mi vista se oscureció y perdí sensibilidad en todo mi cuerpo. Mi espíritu fue violentamente expulsado de mi cuerpo para terminar estrellándose contra mi primo.
Poco a poco mi vista regreso, mis manos estaban situadas en mi entrepierna tocando con delicadeza mi pene. Inmediatamente supe que no era el mío, levanté un poco mi camisa roja, un vientre plano me sorprendió. Repentinamente sentí una mano en mi hombro provocando que sobresaltara. Mi propio cuerpo me miraba de pies a cabeza deteniéndose en mi pene.
─¿Quieres tocarlo? Es tuyo y esta duro.
No pude ocultar mi sonrisa. Mi primo, ahora en mi cuerpo, puso una mano en su rostro para aliviar la frustración.
─Oculta eso ─me dijo mientras lo guardaba en mi ropa interior.
El nunca sospecho que todo fue planeado, piensa que fue un accidente y se culpa por no controlar su calentura. Mientras tanto, tomaré su vida rato, quiero usar toda su ropa para sentirme más como él. Esto será emocionante.
Antes de irnos, pude ver como mi primo no aprendió nada ya que siguió viendo a las meseras. Ya en el auto miro su nuevo cuerpo más corpulento que el anterior.
─¿Crees que a las chicas les gusten los osos?
Le regrese una mirada fría junto con un suspiro. Para su sorpresa lo tome de la mandíbula y lo bese durando varios segundos, él me alejo inmediatamente maldiciendo. No paraba de decirme que entre primos eso estaba mal.
─No sé si atraerás chicas con ese cuerpo, pero te aseguro que los hombres se pelearan por ti ─respondo a su pregunta con asertividad.
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El bar de nacimiento parte 1
Nunca imaginé que iba a terminar trabajando en un bar cómo estés pero debido a mi situación actual fue la mejor oportunidad. Al momento de dar la noticia de mi embarazo mi pareja se fue y mi familia me dió la espalda así que tuve que buscar un trabajo donde me aceptaran embarazada y este bar parecía la mejor opción.La dinámica era fácil se trabajaba todos los días y el día del parto te pagan 4 veces más de tu sueldo más las propinas que eran generosas.Al principio era incómodo ver a mi compañeras gimiendo y esforzándose por el lugar pero luego de 9 meses me acostumbré tenia un poco de nervios sobre el día que me iba a tocar entregar a mi pero había visto a muchas compañeras dar a luz así que eso me tranquilizaba un poco. Finalmente el día había llegado mis contracciones comenzaron en casa por la mañana y mi turno empezaba ah las 21 así que iba a llegar bastante avanzada. Las contracciones fueron aumentando su intensidad. Cómo pude me coloqué el uniforme que consistia en una remera apretada y una falda corta está vez no me puse ropa interior sabía que iba a terminar sacandomela. El caminó al trabajo fue largo quedaba solo a unas cuadras pero tuve que frenarme por mis contracciones que actualmente se presentaban cada 10 minutos.Cuando llegue al bar el encargado me sonrió contento las ventas siempre aumentan cuando alguien daba a luz ponía a los clientes contentos. Así que nomás llegar me fui a una mesa y me presente - hola mi nombre es Tracy y seré su mesera - justo cuando termine una contraccion me hizo gemir y doblar un poco mis rodillas mientras masajeaba mi vientre.- quee aa van a querer de beber mmm- los clientes quedaron fascinados todos pidieron bebidas caras espero que la propina sea generosa Camine con las piernas abiertas hacía la barra pues la presión me impedia cerrarlas mientras esperaba otra contracción me hizo agarrar la madera- mmm vamos bb despacio ahh- el chico de la barra me dió un vaso de agua. Con los pedidos listos me dirigi a la sala que estaba atendiendo pues era el vip. Entrega las bebidas y cuando estaba por irme me pidieron su podía quedarme un momento con ellos acepte pues es parte del trabajo me senté en el medio de la ronda y otra contracción me atacó - desde cuándo estás de parto?- pregunto uno de los hombres - desdeeee mmmm desde esta mañana ahhh- conteste frotando mi vientre - será una noche interesante - dijo - eso espero- dije con una media sonrisa. Cuando me pare para salir decidí revisar mi progreso aún no se me había roto la fuente esperaba poder llegar al baño y que pasara ahí. Con
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