#me he quedado algo floja desde entonces
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translucent-serendipity · 1 year ago
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coger carrerilla
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jedivoodoochile · 3 years ago
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El día que Pink Floyd musicalizó la llegada a la luna en la transmisión en directo
Un día como hoy en 1969, una fecha absolutamente histórica para la ciencia y el desarrollo de la humanidad. La llegada del hombre a la luna fue tan trascendente que nadie ha quedado indiferente del suceso. Uno de ellos ha sido el gran David Gilmour, quien hace 10 años recordó en artículo en The Guardian el histórico hito y sobretodo el momento mágico en que fue musicalizado en la transmisión en directo por Pink Floyd.
David Gilmour comento:
“Nosotros [Pink Floyd] estuvimos en el estudio de televisión de la BBC tocando en el alunizaje. Era una transmisión en vivo, y había un panel de científicos en un lado del estudio, con nosotros en el otro lado. Yo tenía 23 años.
La programación era un poco más floja en esos días, y sin un productor de un programa nocturno tenía ganas, harían algo un poco fuera de lo común. Curiosamente, nunca lo he escuchado desde entonces, pero está en YouTube. Estaban transmitiendo el aterrizaje de la luna y pensaron que para proporcionarnos un descanso nos mostrarían atascos. Solo duraba unos cinco minutos. La canción se llamaba Moonhead: es un blues agradable, atmosférico, espacioso, de 12 compases.
También recuerdo cuando estaba en mi apartamento en Londres, mirando a la luna y pensando: “En realidad, hay gente parada allí ahora mismo”. Me trajo aquello a casa poderosamente, que podrías estar mirando la luna y habría gente parada en ella.
En ese momento, Pink Floyd había estado haciendo las cosas bastante bien. Por un tiempo, la banda había sido algo errática y su reputación se estaba hundiendo. Me uní en 1968, 18 meses antes de la llegada del hombre a la luna. Para entonces empezábamos a ascender de nuevo.
Fue fantástico pensar que estábamos allí haciendo una pieza musical, mientras los astronautas estaban parados en la luna. No parece concebible que eso suceda hoy en día en la BBC.
No tuvo un impacto significativo en nuestro trabajo posterior. Creo que en ese momento Roger (Waters), nuestro letrista, estaba más interesado en ir hacia adentro, hacia el espacio interior de la mente y la condición humana. Y creo que ese fue el final de nuestra exploración en el espacio exterior.
No hicimos ninguna canción fuera de la sesión de improvisación. En ocasiones, hicimos música en vivo que sería una sesión improvisada de algún tipo; Eso tendría alguna estructura que nosotros mismos organizaríamos. Y he escuchado documentales donde reconozco mi música. Es muy extraño estar viendo un documental y escuchar algo que sabes que es tuyo, pero no reconoces cuándo lo hiciste ni cómo lo hiciste. Sin embargo, nunca he olvidado a Moonhead.
Después de todo, no es difícil recordar exactamente dónde estaba.”
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peachymokka · 5 years ago
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Capítulo 17: Amárrame
Ay, quiéreme de apoco
Pero que no me dé cuenta y que nadie sepa
Ven y cuídame
Pero que parezca que me estás haciendo daño
Cúrame, y enférmame de poco a poco a poco
Cúrame, y transfórmame en un loco poco a poco
Amárrame
💭
Estaban en la cama del menor, no saben en qué momento o cómo, pero se habían abrazado y de un momento a otro ya estaban recostados, con Yuri apoyando su cabeza en el pecho de Otabek. El moreno cubrió a ambos con una manta, todo era paz y tranquilidad en la habitación, el silencio era interrumpido solamente por la respiración tranquila de ambos. Estaban despiertos, pero no podían hablar.
Otabek pensaba en Mila, inevitablemente. Yuri divagaba en su mente, viajando entre Jean y otras cosas, como el ballet.
Ambos se sorprendieron cuando Canela llegó hasta ellos, caminando sobre Yuri para luego llegar al kazajo, comenzando a lamer su rostro. Otabek sonríe y acepta gustoso la atención, mientras que Yuri observa indignado tal escena. Se levanta de golpe y mira ceñudo a su mascota, tomándola en brazos para luego dejarla en el suelo, haciendo reír a Beka.
— Es mi gata. —Otabek le sonríe a Yuri, viendo su rostro haciendo berrinche.— Yo soy tu gato.
La risa estridente del moreno molesta a Yuri, quien frunce el ceño inevitablemente. Otabek se detiene al ver su expresión, sabiendo por experiencia propia que no era bueno hacer enojar a Plisetsky.
— Entonces tendrás que lamer mi rostro.—Otabek sonríe de lado, provocando un sonrojo en Yuri, quien hace una mueca.
— Asqueroso.
Otabek mira embelesado al chico frente a él, acercándose con cautela, tomando su rostro entre sus manos ásperas. Yuri Plisetsky era tan distinto a él, todo en Yuri era perfección y suavidad, sus ojos eran hermosos, su cabello sedoso y su cuerpo poseía una belleza inexplicable. Podría pasarse toda una vida perdido entre los tonos verdosos y azules de Yuri, sus ojos eran una obra de arte, y sus labios, oh, sus labios eran el dulce que le gustaría probar por el resto de sus días.
Estaban sentados el uno frente al otro, Yuri podía sentir su corazón desbocado, incomodándole. Sin previo aviso, se puso de pie y rebuscó entre el desorden de su habitación, pasaron unos minutos hasta que lo encontró, el disco que Otabek le había dado. Quitó un poco de ropa que había sobre el mueble, poniendo el cd en el reproductor y escuchando las primeras notas de She's american. Sus labios dibujan una sonrisa mientras vuelve a posarse frente a su amigo, acariciando la piel morena de su rostro.
Yuri hunde sus dedos en el cabello oscuro de Otabek, él por su lado acaricia los hombros del menor, acercándose lentamente hasta que siente sus respiraciones mezcladas, viendo los ojos verdes de su amigo, pidiendo permiso. Yuri sonríe, uniendo sus labios con los de Otabek, moviéndolos lentamente, un simple roce que los mantiene juntos por largos minutos. El moreno introduce su lengua, repasando cada detalle con esta, escuchando un ruidito por parte de Yuri. Se separan sin prisa, con una sonrisa en el rostro.
Yuri se recuesta nuevamente, siendo seguido por Otabek. Altin deja su cabeza en el pecho del rubio, este le abraza contra él y acaricia su cabello, con calma. Continúan así por unos largos minutos, en la semi oscuridad del cuarto de Yuri, donde solo una lámpara ayudaba a que pudiesen verse, Otabek mirando fijamente los labios de Yura, quien seguía la letra de la canción en silencio, susurrando.
And if I believe you, Would that make it stop if I told you I need you?
Antes de dormirse, Otabek se ubica sobre Yuri, llenando su rostro de besos castos, desde sus párpados hasta sus labios, entre sus mejillas y sus pómulos, sobre su pequeña nariz. Luego vuelve a recostarse sobre él, abrazándolo con fuerza, sin separarse en toda la noche.
🌹
Al día siguiente, Nikolai Plisetsky llega al cuarto de su nieto, encontrándolo abrazado a su amigo. El ruso no puede hacer más que sonreír, tomando a Canela en brazos para ir a preparar el desayuno. Poco después el kazajo despierta, aún entre los brazos de Yuri, quien duerme en completa paz. Tanta paz que incluso un hilo de baba cae entre sus labios, haciendo que Otabek deba aguantar una carcajada. Toma su celular y le saca una foto, para reír luego. No obstante, toda risa queda en segundo plano cuando ve un mensaje por parte de Mila.
"Te extraño"
Pudo ver a Yuri removerse a su lado, casi despertando. No le costó mucho tomar una decisión, pues esa misma tarde terminaría con Mila, sin importar qué.
Yuri por su parte estaba recién despertando, sintiendo los rayos de sol iluminar su rostro. El olor a huevos revueltos le hace abrir los ojos por completo, quitándole la pereza. Otabek a su lado sonríe cuando le ve, acercándose para juntar sus labios en un beso lento que se interrumpido por la voz de Nikolai, llamándoles a desayunar.
Ambos bajaron las escaleras entre empujones amistosos y uno que otro beso robado, riendo luego por tal travesura. Plisetsky mayor les esperaba de buen humor, feliz de ver que Yuri volvía a sonreír junto a su amigo. Aunque a estas alturas, Nikolai no sabía si el joven kazajo y su nieto seguían siendo simples amigos. La manera en que Altin miraba a su Yuratchka le dejaba en claro que era algo más que amistad.
Otabek y Yuri acompañaron a Nikolai durante el día, ayudándole a preparar el almuerzo y limpiar la casa, aunque obviamente hicieron ambas cosas entre algunos juegos y risas. A las cuatro de la tarde, Otabek se despidió de Yuri con un beso profundo, ocultos en la cocina, donde su abuelo no pudiera verles. Al salir de la casa Plisetsky, le envió un mensaje a Mila, para que se vieran a las cinco.
🌹
Otabek nunca había sido bueno con el llanto ajeno, y es que siendo honestos, él ni siquiera era bueno con su propio llanto. El hecho de que estuvieran en una cafetería del centro, rodeados de algunas personas, hacía todo peor. Una parte de él quería consolar a la pelirroja, mientras que también pensaba que eso podía ser una mala idea. Abrazar a Mila podría confundirla, pero tampoco podía dejar que se deshidratara de tal manera.
La verdad es que se le había hecho un nudo en la garganta al ver las lágrimas que bajaban sin cesar por el rostro de Babicheva, tiñéndolo de negro gracias a su maquillaje.
— Mila, detente, escúchame.
No había servido de mucho hablarle, pues ella seguía sollozando, cubriendo su rostro con sus delicadas manos. Otabek mandó al carajo su ��tica y se puso de pie para luego agacharse frente a la pelirroja, tomando sus manos para que le viera a los ojos.
— Mila, no tendrías por qué estar llorando, soy un idiota, no vale la pena... — La chica separa sus manos, pasándolas por su rostro en un vago intento de limpiar parte de sus lágrimas.
— Otabek, estuvimos un año juntos, ¿Cómo puedes decir que no tengo por qué llorar?
— Lo siento, lo siento...—Un suspiro se escapa de los labios del moreno, a la vez que Mila pasa de la completa tristeza a la ira, golpeando el hombro del kazajo frente a ella.
— ¡Decir lo siento no arregla nada! No puedo creer que después de todo lo que he hecho por ti me termines así, ni siquiera hay un motivo...
Otabek desvía la mirada, alertando a la pelirroja, quien abre los ojos desmesuradamente, casi sin rastros de lágrimas.
— Oh, maldito desgraciado...
— Mila, no es...
— ¡Ni se te ocurra decirme que no es lo que creo! Mierda, Otabek, me engañaste. No puedo creerlo, grandísimo hijo de puta.
Otabek siente la mirada de algunas personas en ellos, sin embargo Mila no parece inmutarse, ni siquiera cuando el moreno intenta llamarle, sin resultado alguno. La pelirroja toma su bolso completamente furiosa, Otabek se pone de pie para darle algo de espacio, sin saber que la chica le daría una cachetada antes de irse.
Ni siquiera se quejó del dolor, pues sabía que la tenía muy merecida.
🌹
Peor que haber terminado con la mejilla ardiendo, fue el hecho de llegar a la escuela el lunes y darse cuenta de que ya todos sabían que Otabek Altin había engañado a Mila Babicheva, como el imbécil que ya todos conocían. Sus meses de salidas nocturnas con Víctor le habían dejado una mala fama, y ahora veía las consecuencias. Durante el almuerzo, sin embargo se sintió un poco menos miserable, pues se encontró con Yuri.
En cuanto el rubio vio a su amigo, no dudó en saltar sobre él, haciendo sonreír al resto de sus amigos, inclusive Jean. A pesar de que Yuri alegraba bastante su día, Otabek podía seguir sintiendo las miradas de odio de algunas personas, sobre todo del grupo de Sara Crispino, quienes de seguro habían esparcido el comentario de que era un hijo de puta.
No tenía derecho a quejarse.
No le molestaba tanto el hecho de haber terminado con Mila, pues era lo correcto, sin embargo lo que sí le molestaba (y mucho) era el hecho de que Yuri siguiera con Jean. En una relación sin sentido, y es que sentía que todo lo que había pasado entre ambos durante el fin de semana había sido olvidado por Yuri.
Ahora estaban en una cuerda floja, amándose sin querer, fingiendo que esas sonrisas son de simple amistad, que esos abrazos no buscan ser algo más. Quizás tendría que ser así, quererse sin que nadie se de cuenta, que para los ojos de los demás sean los mejores amigos de siempre, amigos que en cuanto tienen oportunidad comparten un beso.
Estaría amarrado a Yuri Plisetsky, estaba dispuesto, su amor era capaz de curarle y volverle loco de a poco.
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No podía mantener la calma, no mientras viera a Otabek y Yuri tan felices, le molestaba como el infierno. Sabía que ambos se gustaban, lo supo hace muchos meses, años incluso, sin embargo pensó que todo habría quedado en el pasado cuando consiguieron pareja. Obviamente eso no fue así, pues en la fiesta en casa de Víctor vio cómo ambos se encerraban en una de las habitaciones, de donde no salieron hasta el día siguiente, con un Yuri cubierto de lágrimas.
Le molestaba que Jean estuviera en medio, que Altin y Plisetsky sean los suficientemente idiotas para dañar así al canadiense. Si Yuri no quería decirle la verdad a su novio, entonces se vería en la obligación de interferir.  
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