#marca de ropa
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im-the-hero-jess · 3 months ago
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diamondswears · 1 year ago
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VISITA NUESTRA WEB ESTE BLACK FRIDAY DESCUENTOS DE HASTA EL 50% !! https://diamondswears.myshopify.com/
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telerealrd · 2 years ago
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Tanya Guefre, la marca de ropa de madre e hija que une a Miami y Brasil en un negocio exitoso
Tanya y Danubia Guefre, madre e hija, han creado la marca de ropa Tanya Guefre “de una latina para otra”. Esta marca tiene la peculiaridad de que Tanya maneja el negocio en Miami y Danubia en Brasil, a pesar de las distancias han logrado crear un negocio estable. Producen en Brasil, con la supervisión directa de Tanya, y distribuyen en Estados Unidos, bajo la guía de Danubia. La marca surge…
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aricastmblr · 2 months ago
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231123 jmjk ✈️ 241123 jmjk 벙 beong aturdido
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merqries · 1 year ago
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CAPÍTULO XII : 𝐌𝐄𝐑𝐂𝐔𝐑𝐘 𝐊𝐖𝐎𝐍 en el museo del louvre .
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adribosch-fan · 1 year ago
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Estafa en redes sociales: Ropa de marca, ¿real o falsa?
La emoción de comprar ropa de marca se desvanece cuando la entrega revela una falsificación. Conoce la nueva estafa que azota las redes sociales. Nueva estafa en auge. Con los precios en alza, la población desea seguir adquiriendo ropa de marca y de calidad, pero también está dispuesta a explorar otras alternativas. Es en este momento cuando se encuentra con una estafa, que los espera detrás de…
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julissadesigns · 2 years ago
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Modelos hombres modelando ropa de mujer , nueva campañia de Addidas #ult...
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karlitachan · 2 years ago
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Les dejo este pequeño video #Haul donde comparto compras de cosmeticos y ropa con marca 3B 😃
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myillicitaffair · 1 year ago
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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im-the-hero-jess · 1 year ago
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Hellou soy Jess jeje tengo una marca de ropa en Ecuador y también hago envíos a todo el mundo 🌎🩷 si les gusta síganme, lo hago con todo mi corazón 🫶🏻 me pueden encontrar en Instagram como @romee.ecu
Mil gracias linda vida ✨
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flan-tasma · 1 year ago
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Their favorite
💖~ Clothes they like on you
Remember that requests are open!
Warning: spicy | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Kaeya, Childe, Itto, Heizou, Wanderer, Lyney, Wriothesley
Les gustan las faldas cortas, son bonitas y frescas, y las adoran más cuando tú las usas. Cuando la tela se mueve cuando caminas, cómo parece que se encoge cuando te sientas en su regazo. Sobre todo adora las faldas porque puede tenerte alrededor de su polla con total libertad, levantar tu falda y follarte en ese mismo momento sin mucha batalla, solo levantando tus piernas y abriéndote para él.
Aether, Venti, Thoma, Gorou, Tighnari, Cyno
Existe un placer culposo en verte en pantalones cortos, ver tus muslos es uno de esos placeres y lo disfruta cada vez que puede, pero ver sus dedos perdiéndose entre tu piel suave y la pequeña prenda lo vuelve loco. Desea arrancarte la ropa, tirarla a un lado y exponer todo para él, follarte los muslos y mancharlos con su semen hasta quedar seco. Le gusta verte sentada, ver tus muslos rozando y casi saliendo por el short. Siempre tiene sus ojos en ti y su respiración se entrecorta.
Diluc, Albedo, Zhongli, Kazuha, Alhaitham
Le gustas tu enteramente, pero verte en pantalones es tan bonito que no puede evitar tocarte, no te quita las manos de encima. La forma en que el pantalón se pega a tu trasero y a tus caderas lo hace ver la gloria, poder apretar tus glúteos y meter la mano entre tus piernas lo hace tan feliz. Siente que están más juntos que nunca sin importar la ropa que llevan puesta. Ama las nalgadas, los apretones y los rasguños ligeros contra los pliegues del pantalón que le sorprende no haber manchado sus pantalones todavía.
Xiao, Baizhu, Ayato, Kaveh, Neuvilette, Dainsleif
Los muslos y el trasero son geniales, si se lo pides jamás dirá que no. Pero nada puede ser más excitante que verte con ese escote pronunciado. El más mínimo centímetro que revele tus pechos lo hará sonreír y no apartar la mirada hasta que se lo pidas. Sueña con tocar, amasar y morder alrededor del escote sin quitarte la blusa, solo acariciando sobre la tela y mordiendo la piel expuesta hasta pintar diversas marcas ovaladas y rojizas que griten su nombre a todos los que te vean.
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English:
Kaeya, Childe, Itto, Heizou, Wanderer, Lyney, Wriothesley
They like short skirts, they are pretty and fresh, and they love them more when you wear them. When the fabric moves when you walk, how it seems to shrink when you sit on his lap. Above all he loves skirts because he can have you around his cock with total freedom, lift your skirt and fuck you right then and there without much of a fight, just raising your legs and opening you for him.
Aether, Venti, Thoma, Gorou, Tighnari, Cyno
There is a guilty pleasure in seeing you in shorts, seeing your thighs is one of those pleasures and he enjoys it every chance he gets, but seeing his fingers getting lost between your soft skin and the small garment drives him crazy. He wants to rip off your clothes, throw them aside and expose everything for him, fuck your thighs and stain them with his cum until he's dry. He likes to see you sitting, to see your thighs rubbing and almost coming out of the shorts. He always has his eyes on you and his breathing hitches.
Diluc, Albedo, Zhongli, Kazuha, Alhaitham
He likes you completely, but seeing you in pants is so nice that he can't help but touch you, he can't keep his hands off you. The way the pants cling to your butt and hips makes him look glorious, being able to squeeze your buttocks and put his hand between your legs makes him so happy. You feel like you are more together than ever no matter what clothes you are wearing. He loves the spanking, the squeezing, and the light scratches against the folds of his pants that he's surprised he hasn't stained his pants yet.
Xiao, Baizhu, Ayato, Kaveh, Neuvilette, Dainsleif
The thighs and butt are great, if you ask him he will never say no. But nothing can be more exciting than seeing you with that plunging neckline. The slightest inch that reveals your breasts will make him smile and not look away until you ask him to. Dream of touching, kneading and biting around the neckline without taking off your blouse, just caressing the fabric and biting the exposed skin until you paint various oval, reddish marks that scream his name to everyone who sees you.
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aricastmblr · 7 months ago
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Jimin Jungkook en pijama
la marca dice que efectivamente eran pijamas de pareja
"¿Qué tal usar pijamas de pareja y ver el programa juntos?"
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angel-amable · 2 months ago
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Compra ropa de marcas reconocidas por su durabilidad, no para presumir. Sin embargo, a mi, la ropa Carrefour™ me dura lo mismo o más
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deepinsideyourbeing · 1 month ago
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Solstice Tales - V. Dry Humping + CNC (Enzo Vogrincic)
El sonido de las ramas que mece el viento llena la pequeña sala como de costumbre. Normalmente sos consciente de detalles como ese, las largas sombras reflejándose en las cortinas y la calma del día cuando la ciudad se apaga, pero hoy le restás importancia a todo porque estás concentrada en los fuertes latidos de Enzo.
Llevan todo el día juntos en el sofá, él sentado cómodamente y vos sobre su regazo, relajándote y dormitando contra su pecho. La sala está sumida en un silencio íntimo y tranquilo, pero con una extraña tensión provocada por la electricidad que se genera cada vez que están imposiblemente cerca.
Enzo masajea tus hombros, tu espalda y tu cadera en tiernos movimientos lentos, perdiéndose en los contornos familiares de tu cuerpo; vos besás su pecho antes de levantar la vista, buscando sus labios, suplicando silenciosamente. Conecta su boca y la tuya en un beso suave e inocente que pronto se vuelve intenso, desesperado y demandante, sus manos sujetándote con fuerza.
El beso se vuelve salvaje y refleja la necesidad que los corroe.
-Te extrañé- confesás luego de romper el beso. El hilo de saliva que los conecta se corta cuando volvés a hablar, todavía en voz baja, como si revelaras un secreto-. Te extrañé mucho.
-Yo también te extrañé, mi vida, no sabés cuánto.
Dibuja una línea de besos húmedos hasta detenerse en tu cuello y tus suspiros se convierten en gemidos cuando captura entre sus labios la piel sensible de tu clavícula, mordiendo y succionando, esforzándose para dejarte su marca.
Cuando sus manos recorren tus muslos desnudos y se deslizan bajo tu camiseta oversize, reclamando nuevamente todo lo que ya conoce, no objetás. Permitís que te pellizque, que masajee tu carne entre la calidez de sus palmas, robándote gemidos y algún que otro sollozo cuando el placer se convierte en un dolor exquisito.
-Enzo- intentás llamar su atención cuando comienza a guiar tus movimientos sobre su regazo. El pantalón de corderoy rozando tu piel es imposible de ignorar y jurás que podés sentir cada pliegue del tejido, cada minúscula fibra robándose tu atención y deshaciendo lentamente tu estado de excitación.
-¿Qué pasa, bebé?
-No puedo- negás frenéticamente y colocás tus manos en su pecho para separarte de él. Tus hombros están tensos y tu respiración, que hasta hace unos segundos era profunda y estaba cargada por el deseo, se vuelve tan rápida como para hacerte hiperventilar-. Pará. Basta.
La comisura de sus labios se curva en una sonrisa imperceptible.
-¿Por qué?- pregunta con voz grave e intimidante. Sus ojos parecen oscurecerse un tono y no estás segura de que el motivo sean sus pupilas dilatadas-. Si te encanta...
Dirigís tu mirada hacia el lugar donde tu centro entra en contacto con su bulto y descubrís tu humedad oscureciendo el material. Intentás empujarlo con tus manos en su pecho y en su estómago, tirás de su camiseta para llamar su atención, pero es en vano: Enzo es más fuerte y puede controlar tu cuerpo como le plazca.
Lo hace todo el tiempo.
-Me molesta...- repetís mientras las lágrimas comienzan a caer por tus mejillas.
Cerrás los ojos con fuerza para no ver su expresión de placer, sus párpados pesados, la manera en que muerde su labio inferior mientras contempla tu sufrimiento. Temblás entre sus manos, nerviosa y rezando para controlar la sobrecarga, respirando con dificultad mientras contás durante cada exhalación.
Con una mano entre tus omóplatos te empuja hasta que caés sobre su pecho y tus pezones, erectos y sensibles, duelen cuando te sostiene firmemente contra su cuerpo. Tus lágrimas mojan su hombro mientras continúa torturándote con movimientos cada vez más rápidos.
Mordés su camiseta para silenciar tus sollozos cuando desliza tu ropa interior hacia un lado, dejándote todavía más expuesta y vulnerable, pero cuando vuelve a guiarte hacia su erección tenés que hacer un esfuerzo para no gritar por la sensación que el contacto te genera. La línea entre el dolor y el placer parece ser cada vez más difusa.
Podés sentir el calor brotando de su cuerpo y te perdés instantáneamente en los recuerdos. Todas las veces que golpeó tus mejillas con su miembro caliente, las noches que mantuvo tu boca ocupada o que se entretuvo con tus muslos y las incontables ocasiones en que lloraste bajo su cuerpo y confesaste -hecha una víctima del placer- cómo se sentía en tu interior.
Su voz te saca de tus pensamientos.
-Mirá cómo estás- dice entre suspiros, todavía sujetándote con fuerza, inclinándose para poder esconder su rostro en tu cuello y arrancándote un gemido con sus besos húmedos-. Me encanta cuando te ponés así.
-Enzo...
-¿Qué querés, mi vida? ¿Querés más?- su voz ronca impacta contra tu piel y su respiración sólo provoca que el cosquilleo en tu centro se intensifique. Te muerde y luego de escuchar tus jadeos desliza su lengua por la marca que sus dientes dejaron-. Sí, querés más... ¿Cómo no vas a querer? Si sos una putita.
El tono cruel de sus palabras y sus manos forzando tus movimientos te hacen delirar. Cuando lográs separarte de él contemplás su rostro, sus pupilas dilatadas realzando el color de sus ojos, sus labios ligeramente hinchados por la intensidad de los besos, esa arruga entre sus cejas que se forma cada vez que frunce el ceño en una mueca de placer.
Intentás tomar sus mejillas, convencida de que el gesto te brindará un poco de control sobre la situación, pero entonces los primeros síntomas de tu orgasmo se hacen presentes y tus manos se quedan a medio camino. Rodeás su cuello y clavás tus uñas en su piel, casi en contra de tu voluntad, todo tu cuerpo encogiéndose y contrayéndose en busca de tu clímax.
Enzo golpea tu mejilla, la primera vez para llamar tu atención y la segunda por puro sadismo, regalándote el último estímulo perfecto para dejarte ir. Temblás bajo su mirada y los incontrolables espasmos que sacuden tu cuerpo le dificultan el continuar sometiéndote, pero no cesa sus movimientos hasta que lo siente.
Tu dedo índice y medio golpeando su brazo dos veces. Amarillo.
-Ya está, ya está- susurra mientras toma tus mejillas. Sus pulgares acarician el lugar bajo tus ojos, allí donde las lágrimas dejaron una fina película brillante, mientras disfrutás los vestigios de tu orgasmo por tu cuenta-. ¿Estás bien?
Humedecés tus labios. Fruncís el ceño mientras pensás.
-Sí- contestás luego de una interminable exhalación-. Sí, estoy bien.
-¿Estuve bien? ¿No fui muy...?
Besás su mejilla y puede sentir tu sonrisa.
-Estuviste muy bien. Gracias.
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nebulamorada · 7 months ago
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Tu esposo, Cregan Stark, quien a pesar de su gruesa y estoica constitución jamás fue más que tierno entre las sábanas; su gran cuerpo sobre ti brindando proteínas y calor en lugar de dominación mientras ambos hacían el amor durante las largas noches del invierno.
Tu esposo, Cregan Stark, quien comparte una mirada de complicidad contigo cada que debe irse fuera de Winterfell, sabiendo lo que les espera a ambos en su regreso.
Tu esposo, Cregan Stark, quien luego de unas semanas cumpliendo algunos deberes en el muro irrumpe en sus aposentos compartidos, despidiendo a las damas que te asistían ordenándoles cuidar de Rickon y prohibiendoles interrumpir el resto del día.
Tu esposo, Cregan Stark, quien acaricia toda la piel que se muestra de tu cuerpo a medida que quita las ropas, completamente desesperado por sentirte de nuevo a su alrededor.
Tu esposo, Cregan Stark, que pasa al menos una hora con la cabeza entre tus piernas una vez te tiene en la cama, después de días que se sintieron como años lejos de ti, de tu calor, de tu olor...de tu sabor.
Tu esposo, Cregan Stark, quien hace que cada quejido y gemido que tengas para decir sea lo suficientemente alto como para que gran parte del castillo lo escuche.
Tu esposo, Cregan Stark, quien no importa como te haya tomado, siempre hace que haya una bañera de agua caliente para cuando terminen, en la que ambos se meten para que él cuide de ti, frotando suavemente la esponja enjabonada contra tu piel, mientras una vez que ordenas tus pensamientos y recuperas la capacidad de decir algo más que su nombre, está feliz de responder cada pregunta que tengas de sus días en el muro.
Tu esposo, Cregan Stark, el responsable de que la mañana siguiente tengas a tus damas sonrojadas entre risitas cuando aplican cremas y aceites en tus marcas y chupones.
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silasluna · 6 days ago
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descanso del laberinto, día tres.
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había recién logrado huir de una de esas bestias que solo había visto en alguna película. y, si bien antes de ser exiliado había sido entrenado para proteger de cualquier peligro, había perdido la práctica. ‘ llevó tres días aquí y no logro acostumbrarme ’ le contó a la persona que se apareció ahí, también, mientras permanecía sentado en el suelo.
tenía algunas marcas en sus brazos, pero eran casi invisibles por su habilidad de resistencia física. el problema es que le habían rasgado la ropa, ¡y tampoco tenía tantas mudas! lo bueno, por lo menos, era que ya había perdido el miedo, en comparación con los primeros dos días. ‘ ¿cómo lo llevas tú? ’
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