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Elders from Svaneti, Georgia, 1950s. Photographed by Manaba Magomedova.
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Arrival orientation & orientation (20th & 24th Sep)
Last time, for the arrival orientation for all the exchange students on the 20th of September, we already got a thick folder with so many documents, papers, information. About city registration, a comprehensive insurance that all students have to obtain during their time at the uni, additional optional insurance, immigration policies, safe living in Japan and around campus, how to register a bike, festivals around the campus,.... But most importantly: We got our student ID card, as well as the information for initiating our accounts for the Unified Authentication Sytem and the Microsoft 365 account.
The Unified Authentication System is important for example for the websites manaba and TWINS, where information and grades for each course will be published, as well as for the library and the on-campus WiFi System. Just like the BTU, Tsukuba Uni has a lot of different websites just to be able to obtain different information and it's hard to remember where to look up what....
The Microsoft account on the other hand is used to set up an uni related email address which is used for all communication. For online lectures, Microsoft Teams is used, and sometimes also MS Stream, for any on-demand videos related to the lectures.
Today, 24th of September, at the orientation by the Academic Service Office (School of Life and Environmental Sciences in my case), we got another big envelope with lots of paper.
The most important paper in that whole thing was this Student Record (see above). Due to privacy, I censured the upper part, but it basically just mentions your name and Faculty at Tsukuba that you're in. Plus, we have to submit a photo of ourselves.
The Student Record is used to apply for the courses you wanna take and has to be submitted to the Academic Service Office by the deadline of 9th of October. Until then, we need to collect the Seal of Approval from each instructor of the course on the first day of when the class is being held.
Regular students can apply for courses online, but exchange students can't. We're supposed to prioritise courses from our college (department) and school (faculty), but we don't have to stick to it. Unless you're having different requirements from your home university, of course.
One important thing they let us know is that if you have a student visa, you have to do at least 600 hours of classes per week, to keep the visa valid. Since at Tsukuba each class is 75 min, that means we have to take at least 8 classes per week. There is only an exception for FallC (the third part of the semester), which is shorter than FallA and FallB, hence we don't necessarily need those eight hours per week and instead it's enough if we achieved it in FallAB.
In the envelope that they handed us out today they also included a printout of the whole PowerPoint presentation..... (Poor trees). But we also got another handout with actual useful information:
The Pledge is also important, but only for the uni... We had to pledge that we're obeying by the rules and regulations of the Tsukuba Uni xD
With that, I got lots of paperwork to do 💪
#chelly in japan#Chelly student life#study abroad#studyblr#study blog#information#tsukuba#つくば#つくば市#university of tsukuba#tsukuba university#university#japan#preparation
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Di-Tinin
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Tumbado e inerte
con las cuencas vacías
descifrando las penumbras,
deseando estas le dictan
las letras escurridizas.
Sabe a perfección que busca
en el vacío, donde hace ya tiempo
el subsuelo fue húmedo.
Un subsuelo, del cual manaba
una inspiración desconocida,
pero qué en susurros le dictaba
a borbotones sus versos,
sinfín de historias, deseando
ser escuchadas;
las rimas se deslizaban al igual
que cataratas cristalinas.
Las letras hacían fila, inquietas,
tomando su lugar
en las líneas en blanco.
¿Dónde quedaron,
quién amordazó
su grito, euforia, su entusiasmo?
El camino es incierto, mas,
sus señales concisas.
¿A quién engaña?, se pregunta.
Si hace tiempo, mucho tiempo
en sus bolígrafos murió la tinta,
sus libretas cogen polvo,
de sus manos cae la pluma,
las ideas quedan a medias.
Todo en él quedó escueto,
y sigue con las cuencas vacías
en espera de su musa...
🎩
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10 de marzo del año de Nuestro Señor de 1884.
Todavía siento dolor al tragar. Y eso que cerró la herida con... con su lengua. Ha sido una experiencia aterradora. Por un momento pensé que ése era mi final.
La oscuridad en el interior de la iglesia se incrementó misteriosamente. Casi parecía viva, arrastrándose hacia el hombre canoso de ojos azules penetrantes vestido de negro. Por un segundo creí que esa negrura formaba parte de él... Retrocedí, hasta que topé con el altar, mis manos tocaron la carne que ocupaba su superficie y noté su viscosidad y la sangre que manaba sutilmente al tacto. Me sobresalté. Miré al altar, intentando ver a la mujer de los 6 dedos rematados en garras negruzcas en cada mano, pero no la vi. No vi nada. De repente la oscuridad me envolvió. No era tan fría como la de la sombra que me trajo hasta allí, pero se acercaba bastante...
"¿Sabes qué viene ahora?" escuché la voz de Mr. Shade pero no pude fijar de dónde venía. Era como si sonara a la vez en todas partes de aquella viscosa falta de luz. De repente recuperé mis sentidos, sentí su aliento en mi nuca, intenté darme la vuelta pero unas manos fuertes me agarraron por la cintura y los hombros inmovilizándome. Era una presa de hierro, no podía moverme ni escapar. Temí lo peor...
Sentí sus dientes afilados en mi cuello, de manera sutil. Casi no dolió, y experimenté una sensación placentera, como estar bañada en agua caliente. Sin duda mi vida se estaba escapando mientras bebía mi sangre y yo no podía hacer nada más que quedarme allí disfrutándolo. Tras unos segundos que me parecieron horas, sentí como lamía la herida de mi cuello rápidamente. El dolor que sentí durante unos segundos tras dejar de beber cesó de golpe. Estaba un poco mareada, pero aún me podía tener en pie.
"¿Qué... qué me has hecho?" le pregunté mientras me llevaba la mano al cuello, asombrada de que no estuviera sangrando ni hubiera heridas en mi piel.
"Probar tu sangre, querida. Y hacerte experimentar algo que jamás los Giovanni te podrán dar... Su mordisco no es como el mío. Sufrirás un dolor inenarrable cuando lo hagan." Se acercó a donde estaba la hechicera Koldun, se inclinó hacia ella (Shade mediría un metro ochenta y tres y ella probablemente un metro setenta) y ella usó su lengua para lamer la sangre que aún tenía en sus labios.
"Oh, hay poder en ella..." dijo Erzebeth Basarab mientras saboreaba la sangre que Shade acababa de tomar de mí.
El hombre de negro regresó a donde yo estaba. "Bien, querida Moira. Dinos. ¿Por qué era importante que vinieras a buscar al tal Antonio Giovanni aquí? ¿Por qué tú y no otros miembros con más experiencia o poder dentro del clan Giovanni?" Sus ojos azules seguían fijos en los míos verdes. De nuevo no pude evitar contestarle con suma franqueza.
"Antonio tenía que conseguir de un anciano judío, Moses, varios grilletes... objetos que sirven para poder invocar, comunicar y controlar a espíritus sin reposo, Wraiths... Son muy importantes para los Giovanni... no sé porqué..." le dije sin casi darme cuenta. "Me mandaron a mí porque tengo afinidad para buscar esos objetos... si no encontraba a Antonio al menos debía encontrar cuantos más grilletes mejor..."
"Interesante. Así que grilletes. He oído hablar de ellos a otros nigromantes cainitas en el pasado. Y tus amos entre los Giovanni buscan esos objetos con ahínco, hasta el punto de poner en peligro un valor tan curioso e importante como puedes ser tú, una maga de las Tradiciones... Por cierto, ¿a qué Tradición perteneces?" me preguntó Shade mientras se llevaba el dedo índice a los labios en actitud pensativa.
"Yo... no lo sé... No pertenezco a ninguna..." Era cierto. No tenía ningún maestro que me enseñara a usar mi magia ni a entenderla. Tan solo lo poco que Maeve me había instruido desde el punto de vista de sus conocimientos sobre hechicería y lo que había encontrado en algunos libros tanto en Venecia como en Londres. Mi experiencia con otros magos de las Tradiciones se limitaba a aquella Verbena que conocí en el culto Bahari de Edimburgo y acabó con mi sombra perdida...
"Una maga huérfana... Le auguro poco tiempo de vida. La Paradoja la devorará..." dijo Erzebeth, atenta a nuestra conversación mientras seguía modelando la carne del altar. Poco a poco aquello se iba pareciendo a... ¿una puerta?
La hechicera Koldun Tzimisce Erzebeth Basarab, compañera de manada Sabbat de Mr. Shade...
"Quizás deba ahorrarte el dolor de pasar por todas esas funestas experiencias, querida niña." Shade se acercó de nuevo hacia mí. La oscuridad a su alrededor se solidificó hasta crear cuatro enormes tentáculos de negrura sólida que con una velocidad inhumana me agarraron con fuerza. Estaba indefensa. A su merced...
"O quizás puedas ayudarme... ¿Puedes buscar grilletes? Tal vez necesite que busques uno para mí. Un objeto que preciso encontrar. Creo que actualmente está en los fondos del Museo Británico... Se trata de una estela de piedra, con grabados cuneiformes. Se dice que fue encontrada en Nínive en la década de 1840 pero que no ha sido expuesta por motivos... complejos. Supongo que eso no te resultará un problema, ¿verdad? Digamos que yo podría encontrarla y conseguirla por mis propios medios pero no quiero poner en alerta a la corte de Mithras, el señor de la Baronía de Avalon en la que nos encontramos... La Camarilla puede ponerse nerviosa si supiera que estamos en su territorio." Las palabras de Shade se estaban grabando en mi mente, a fuego. Por mucho que quisiera decirle que no, sería imposible.
"Lo haré... pero a cambio quiero que dejéis libre a ese hombre también..." y señalé al hombre que estaba malherido tras el altar. No iba a dejar que acabara como un tentempié para Erzebeth o parte de aquella extraña estructura de carne que la hechicera Koldun Tzimisce estaba moldeando.
"No estás en posición de exigir nada, niña..." añadió Erzebeth, mirandome de nuevo. "¿Y por qué ese interés en encontrar los grilletes para tus amos venecianos? ¿Es que no saben que tú podrías hacer cualquier cosa con los espíritus con tan solo desearlo? Incluso entrar en el mundo espiritual a voluntad..."
Me quedé boquiabierta, no tenía ni idea de que pudiera hacer algo así... Shade negó con la cabeza. "Está claro que necesitas aprendizaje o tus amos prescindirán de ti pronto... De acuerdo, puedes llevarte a ese tipo. Seguiremos en contacto, Moira Eritrea Dunsirn. Hemos probado tu sangre, sabemos cómo encontrarte. Y no te preocupes por contar lo que te ha ocurrido a tus amos, no podrías hacerlo aunque quisieras." El hombre canoso vestido de negro se acercó hasta donde estaba el hombre malherido, lo cogió con facilidad de su brazo derecho y lo arrastró hasta donde estaba yo, dejándolo a mis pies.
"¿Cómo... cómo podría contactar contigo si lo necesitara...?" me atreví a decir mientras miraba al hombre que acababa de dejar frente a mí.
"Muy fácil, querida Moira. A partir de ahora te estaremos vigilando. Si tienes que hablar conmigo, busca el lugar más oscuro donde estés y dirige tu voz hacia allí llamándome. Sabré que me buscas..." Tras esto, gesticuló con su mano derecha y de nuevo me vi rodeada por aquella negrura impenetrable y gélida. No podía ver nada ni oír nada, solo sentía el frío mordiéndome cada poro de mi piel.
Mr. Shade se despidió de mí...
Había sobrevivido a mi primer encuentro con dos cainitas ajenos a los Giovanni. Pero a qué precio...
#25ª entrada#Diario de Moira#Dunsirn#Hecata#Giovanni#Bahari#Despertada#Maga Huérfana#Sin sombra#Muse: Moira Eritrea Dunsirn#Un trato a cambio de mi vida#La estela mesopotámica
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Di-Tinin
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Avar girl from the village of Gidatl, Dagestan ASSR. Photographed by Manaba Magomedova
#dagestan#north caucasus#caucasusmountains#caucasus#culture#kavkaz#caucasian#avar#west asia#eastern europe
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A veces siento que me he convertido en palabra o, más bien, en un montón de palabras sin conexión, pero que generan sentido al arrojar luz a los escombros de mi mente y entonces comienzan a hacer frases, versos, poemas, monólogos enteros y cartas larguísimas, desde luego, diálogos que jamás diré, mensajes que no enviaré y probablemente confesiones que ya nunca haré.
Siento que las palabras andan ahí dentro revoloteando en tornados y que yo, minúscula, desde el centro las tomo a manos llenas y me atraganto hasta vomitar y de nuevo dejarlas regadas sin orden ni estructura, sin significar apenas algo.
A veces siento que las palabras dentro de mí ya no tienen a dónde ir, ya no hay oídos que las quieran escuchar, no hay ojos que intenten leer y se me han acabado las pieles en donde yo las quiera plasmar. Se me acabó la tinta que manaba de mis dedos y redactaba al acariciar, se terminó la saliva que las guiaba hasta mis labios sin lastimar mi garganta, se fue la luz en aquella calle donde solían transitar y no es que yo haya querido dejarla sin iluminar, sino que ahí ya no hay habitantes, ni alma alguna con intención de comprenderlas. Así es como mis palabras han perdido sentido, cuando ya no hay oídos ni miradas que conmover, no hay corazón que enternecer ni mentes que deseen arriesgarse a la incomprensión y el enredo de profundizar en los temas de la vida y la muerte, esas palabras simplemente se aplacan y caen en forma de pesadas rocas que yo soy incapaz de levantar, una vez convertidas en piedra no hay forma de levantarlas y mirar debajo por si acaso hubo un helecho naciendo o si vivió allí una linda flor.
A veces, siento que las conversaciones sin profundizar en nada no tienen sentido, la superficialidad me asquea, la vida sin palabras no me sirve porque no la entiendo, yo necesito nombrar las cosas, los gestos y los sentimientos, a cada paso he de bautizar lo que miro al rededor y lo que toco para comprender.
La vida sin palabra no es, y yo, que soy palabra, desordenada y agitada en frenesí pero al fin palabra, sin ella no soy.
-Nadia Fugaz🌠
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Lecturas del Martes de la 4ª semana de Cuaresma
Lecturas del día 12 de Marzo de 2024
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 47,1-9.12
En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.
Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho. Aquel hombre salió hacia el oriente, y con la cuerda que tenía en la mano, midió quinientos metros y me hizo atravesar por el agua, que me daba a los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo pasar; el agua me daba a las rodillas. Midió quinientos más y me hizo cruzar; el agua me daba a la cintura. Era ya un torrente que yo no podía vadear, pues habían crecido las aguas y no se tocaba el fondo. Entonces me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?”
Después me hizo volver a la orilla del torrente, y al mirar hacia atrás, vi una gran cantidad de árboles en una y otra orilla. Aquel hombre me dijo: “Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina”.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 46 (45), 2-3.5-6.8-9
R./ Con nosotros está Dios, el Señor.
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del mar caigan los montes. R./ Con nosotros está Dios, el Señor.
Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el alba. R./ Con nosotros está Dios, el Señor.
Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor sobre la tierra. R./ Con nosotros está Dios, el Señor.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Juan 5,1-16
Era un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, una piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo los cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Al verlo ahí tendido y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo en tal estado, Jesús le dijo: “¿Quieres curarte?” Le respondió el enfermo: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha bajado antes que yo”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Al momento el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.
Aquel día era sábado. Por eso los judíos le dijeron al que había sido curado: “No te es lícito cargar tu camilla”. Pero él contestó: “El que me curó me dijo: ‘Toma tu camilla y anda’ ”. Ellos le preguntaron: “¿Quién es el que te dijo: ‘Toma tu camilla y anda’?” Pero el que había sido curado no lo sabía, porque Jesús había desaparecido entre la muchedumbre. Más tarde lo encontró Jesús en el templo y le dijo: “Mira, ya quedaste sano. No peques más, no sea que te vaya a suceder algo peor”. Aquel hombre fue y les contó a los judíos que el que lo había curado era Jesús. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
Palabra del Señor
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Di-Tinin
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do pechuro namen, omanta dublem. bis manaba boblis. bis boblis bera. bera! aklaba! aklaba buptis! emen ba deprana bapanada octis. ba! puroctis, eh? munta munta munta chocta bana zur, munta arema bis nachala! otobe churo namen omanta manta dublem. emen, ba deprana bapanada octis. munta arema bis nachala.
O //w// O
pin... pin... pinsolio... nekku!!
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Te excitan las nalgadas
Si estoy en el acto sexual, si.
Si es andando y que de pronto me pegue una nalgada, se me sale lo manaba machetera y me voy a enojar 😂
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5 de marzo de 1983
Alfred se despertó. Con la zurda tanteó la mesita para buscar el reloj analógico. Por la oscuridad, encendió la lámpara. Las manecillas marcaban las 03:42. Recolocó el reloj en su lugar. Reacomodó la almohada y se volvió a acostar boca arriba. Su espalda le dolía, al igual que sus costillas y brazos. Revolviéndose un tanto, alucinó con que un hilillo de sangre manaba de una profunda herida escindida en la ingle. Se tanteó la pierna para demostrar la falsedad de esta impresión. Una vez convencido, sacó los brazos de la sábana para estirarlos junto a su cuerpo, en paralelo a su tronco. Dolor. Pinchazos, contusiones y la quemazón de la pomada que le habían aplicado para bajar la hinchazón.
Tres meses antes todo había terminado. La base antártica había explotado. La investigación de Alexia se había perdido para siempre. Todo ocurrió antes de que él mismo fuera a visitar a hermana y a su padre en el Polo Sur. Tan solo unos pocos días antes. Alexander y Alexia sobrevivieron. Cuando regresaron a Inglaterra, Alfred, en su intimidad, se sintió contento; hasta que el lacerante efecto de la realidad anuló su dicha. Alexia había llorado. Por primera vez, que él recordase, había visto a Alexia llorar. Sus lágrimas eran por la pérdida de su investigación, de su virus. Por su parte, Alexander se convirtió en una nova de furia y paranoia. Contactó con Spencer, con gente que desconocía, con otra gente de aspecto intimidante, para (según escuchó) averiguar la identidad de la desconocida organización que había saboteado y destruido la base antártica.
Sinceramente, el oprobio sufrido por su padre no le importaba. Como a su padre tampoco le había importado la existencia de su hijo. Sin embargo, Alexia tampoco se mostró dispuesta a regalarle su atención. Encerrada en su habitación, desde que llegó hasta el día de hoy, no la había visto nada más que en un par de ocasiones, y en ambas fue porque Alexia tuvo que salir para “discutir” con Alexander. Realmente, Alexia discutía, pero Alexander se lo tomaba como poco más que una conversación airada, justificada por la deletérea novedad del momento. Estas discusiones duraron dos instantes; o tres. La tercera vez sucedió entre Alexander y Alfred.
La desordenada vorágine de incertidumbre le había empezado a afectar emocionalmente. La ausente presencia de Alexia. La ira de Alexander. La negatividad que dominaba incluso entre los empleados. Alfred se sentía muy mal. Se sentía triste, herido e impotente. Sus intentos de hablar con Alexia habían fracasado. Por añadidura, Alexander le dedicaba palabras duras y cargadas de frustración. Parecía que el hombre le echaba la culpa.
Harto y enfadado, Alfred se encaró tímidamente a su padre. Al principio, fueron unas pocas palabras: «La culpa es tuya». Alexander lo miró durante unos segundos, sin saber cómo reaccionar. Mudo, Alexander se levantó de su silla y le propinó un manotazo en la mejilla izquierda. Alfred trastabilló; se tropezó con sus propios pies y cayó al suelo. Alexander lo agarró del cuello y le pegó un puñetazo en su costado derecho. Seguidamente, cambió de manos y le pegó otro puñetazo con la zurda en su costado izquierdo. Alfred escupió sangre por la boca y la nariz. Jadeante, boqueaba para regularizar su intermitente respiración. Dolor. Ofuscación. Incomprensión. Vacío.
Alexander le contó al mayordomo que Alfred se había caído mientras estaba en el jardín. Una caída muy dura que le había lastimado los costados, el brazo y la cara. Scott Harman se limitó a curarle en silencio. En cuanto despuntó la noche, Alfred se acostó sin cenar. Sin hablar con nadie más, ni siquiera con Alexia. Tardó seis horas en dormir, ya que cada paso que escuchaba en el pasillo le infundía temor. Esa breve noche no soñó.
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Di-Tinin
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DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN, fiesta
Leccionario
Primera lectura
Ez 47, 1-2. 8-9. 12
“Vi agua que manaba del templo, y habrá vida allí donde llegue el torrente (Ant. Vidi Aquam)”
Lectura de la profecía de Ezequiel.
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor. De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar. Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho. Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal. Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente. En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9 (R.: 5)
R. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.
V. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar.
R. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.
V. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora.
R. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.
V. El Señor del universo está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra.
R. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.
Aleluya
2 Crón 7, 16a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. He elegido y santificado este templo —dice el Señor— para que mi Nombre esté en él eternamente.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Jn 2, 13-22
“Hablaba del templo de su cuerpo”
+Lectura del santo Evangelio según san Juan.
Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Señor.
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