#luces y sombras
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juliancallejo · 2 months ago
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lexxawhite · 2 years ago
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tearssonly · 1 year ago
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"Estuve pensando que nadie me piensa. Que estoy absolutamente sola. Que nadie, nadie siente mi rostro dentro de sí, ni mi nombre correr por su sangre."
Alejandra Pizarnik
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upsurge-esp · 2 years ago
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toappreciatelife · 27 days ago
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De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida – Friedrich Nietzsche
A veces leer a Nietzsche tiene ese efecto de quitar un peso de encima, aligerar, abrir la posibilidad de una relación más vital con el mundo, con lxs otrxs, con una misma. Su pregunta siempre es por la vida: qué la hace crecer, qué la alimenta, qué la detiene o apaga. La vida es creación, surgimiento de lo nuevo. La vida es también una potencia oscura, que en el fondo desconocemos. Por eso, no se trata tanto de una pregunta por la esencia, el qué de la vida, sino por los modos y las condiciones que la hacen posible o que la debilitan. A veces es muy sutil la diferencia por la cual una relación que mantenemos con algo pasa de ser vital a ya no dejarnos más respirar. Es bueno estar advertido sobre esa diferencia.
En este texto particular, la pregunta es por la relación que mantenemos con el pasado y la memoria, en tanto individuos y como colectivo. Fue escrito a fin de intervenir en un contexto histórico específico, la Alemania de fines del siglo XIX, que para Nietzsche sufría de “fiebre histórica”, un cultivo excesivo del conocimiento histórico que estaba ahogando algo vital y que por eso debía ser frenado en cierta medida. Este texto puede leerse, entonces, como una advertencia sobre los efectos perjudiciales que en una cultura puede tener una relación ilimitada con el pasado, pero a la vez puede leerse como una defensa de los beneficios que la historia puede tener para la vida, ya que una relación con el pasado es inevitable, incluso necesaria, y hay modos en que la historia sirve a la vida. Se tratará de investigar cuáles son esos modos vitales de relación, hasta dónde la memoria y hasta dónde el olvido.
Memoria y olvido, luces y sombras
El punto de partida es la imagen de un rebaño pastando. Uno puede ver que los animales comen, saltan, digieren, descansan y vuelven a comer, todos los días lo mismo. Probablemente sienten placer y dolor, pero según Nietzsche viven fundidos en un perpetuo presente que desconoce el pasado y el futuro. Una vez que pasa el instante, ya no queda recuerdo de él y se hunde para siempre en la nada, en la oscuridad, sin retornar.
Nietzsche toma el caso de los animales como un modo de vida no histórico. Los animales viven atados al poste del presente, sumidos en el olvido. Podría decirse que su horizonte se reduce a un solo punto luminoso y todo lo demás, pasado y futuro, queda en las sombras. Sus mundos dan la impresión de ser extremadamente reducidos y circunscritos. Pero cuando los contempla de afuera, al ser humano le parece que son felices y los envidia por ello, parecieran no saber nada de la tristeza o el aburrimiento, y cada vez se muestran totalmente como son, sin doblez, sin disimulo. Un rebaño pastando puede traerle el recuerdo de un paraíso perdido, como el niño que juega sin la carga de un pasado aplastante. También los niños son inocencia y olvido, al menos durante un corto tiempo…
Este ejemplo de los animales muestra que una vida sin recuerdo del pasado es posible e incluso puede ser feliz. La felicidad parece necesitar mucho de sombras, la capacidad de instalarse en el momento presente, olvidando el pasado.
Y si ahora nos desplazamos al polo opuesto, una vida que fuera puro recordar, pura luz y estar despierto, ¿sería posible?
No, será la respuesta de Nietzsche, no hay vida sin olvido.
En el extremo opuesto al del animal, se encuentra el modo de vida excesivamente histórico, en el que la vida se termina resintiendo y apagando. La pura memoria conduce a la muerte (ver el posteo sobre Funes el memorioso, de Borges, en este mismo blog). Porque en una atmósfera de pura luz y pura memoria, en la que los límites del horizonte se extienden permanentemente y todo lo extraño y pasado ingresa indiscriminadamente, nada puede germinar y la vida se extingue. La vida también necesita una parte de sombra para poder crecer, una parte de ignorancia, de oscuridad y de inescrutable. La salud, el vigor, la creación y el crecimiento sólo son posibles dentro de un horizonte, dentro de un mundo circunscrito y una envoltura protectora que implica mucho desconocimiento, mucho dejar caer lo que no nos concierne en la tarea que tenemos entre manos, mucho olvidar. La vida necesita límites y sueño.
El planteo de Nietzsche no es que la vida humana debería ser enteramente como la del animal, no histórica. Por un lado, en el fondo no la desea, desea la felicidad del animal pero no como el animal. Por otro, ya no puede serlo, él es diferente, tiene lenguaje y sabe decir “me acuerdo” y “fue”. Su vida implica la coexistencia con una multitud de fantasmas.
Es un verdadero prodigio: el instante, de repente está aquí, de repente desaparece. Surgió de la nada y en la nada se desvanece. Retorna, sin embargo, como fantasma, para perturbar la paz de un momento posterior.
Su planteo es que en el caso de la vida de los individuos, los pueblos y las culturas, tanto la historia como lo no histórico son necesarios, tanto luz como oscuridad. Y es siguiendo un profundo instinto y un conocimiento de nuestras fuerzas —conócete a ti mismo— que sabremos en cada caso cuándo es necesario olvidar y cuándo es oportuno recordar, cuándo tenemos la fuerza plástica suficiente para asimilar lo extraño y lo pasado, para transformarlo en más vida, y cuándo ya no podemos dominarlo y debemos dejarlo ir.
Todo es cuestión de grados sutiles y de ponderar, cada vez, porque cada vez es diferente, hasta dónde nuestras fuerzas pueden y hasta dónde no.
Me refiero a esa fuerza para crecer desde la propia esencia, transformar y asimilar lo que es pasado y extraño, cicatrizar las heridas, reparar las pérdidas, rehacer las formas destruidas.
La vida, entonces, requiere rodearse de esa envoltura protectora ahistórica que ciega para todo lo que no sean los intereses de la creación o la acción presente, que es injusta —en el sentido de arbitraria, equivocada, inexacta— con respecto al pasado y a toda la complejidad del mundo. Pero, a la vez, para que el ser humano llegue a ser humano es también necesario que deje entrar de tanto en tanto, y en la medida de sus fuerzas para asimilar lo extraño y pasado, rayos luminosos que penetren y atraviesen esa atmósfera fértil de oscuridad, con los cuales seguirá haciendo crecer la vida de un modo más rico.
Tres modos de relación con el pasado: la delgada línea entre lo vital y no lo vital
Si la historia/memoria en exceso daña lo vivo pero, a la vez, la vida humana necesita de la historia, la pregunta ahora es en qué medida la necesita, hasta dónde y en cuáles de sus formas.
La necesita, en primer lugar, en tres aspectos que implica el estar vivo: en la medida en que es un ser activo y persigue un objetivo, en la medida en que preserva y venera lo que ha hecho, en la medida en que es un ser que sufre y tiene necesidad de liberarse. Estos tres aspectos de lo vivo dan lugar a tres formas diferentes de historia: historia monumental, historia anticuaria, historia crítica.
Historia monumental. En cuanto el ser humano es un ser que actúa y persigue metas, necesita modelos, maestros y consuelos que a veces no encuentra en su propia época o en su entorno inmediato, pero sí en el pasado. Se busca entonces en la historia ejemplos a imitar, casos de vidas y acciones que ayuden a soportar las desgracias y dudas del presente, que inspiren, que recuerden que la grandeza que una vez fue posible puede serlo de nuevo. Si en el pasado se pudieron atravesar estas dificultades, también podrán atravesarse en el presente. La historia monumental es la historia de las grandes gestas, de los héroes que alcanzaron la inmortalidad, cuya contemplación a algunos fortifica y llena de entusiasmo, aquellos que esperan ellos mismos pasar a la gloria y servir de maestros y modelos para la posteridad.
Sin embargo, para que esta historia tenga efecto revitalizante, no puede más que resultar bastante arbitraria e inexacta, lindando con la invención poética, porque debe hacer generalizaciones, borrar las diferencias singulares e irrepetibles propias de las circunstancias de cada época (si un acontecimiento sólo pudo haber surgido en un tiempo particular, nada asegura que pueda volver a repetirse), desestimar algunos defectos que pudieran tener las figuras elevadas a modelos. Nietzsche pareciera decir que un poco de inexactitud y error está bien, mientras sirva a alguna causa vital, pero si esta distorsión y embellecimiento de los hechos pasados se lleva demasiado lejos, si las figuras del pasado se convierten en ideales intocables a reverenciar, si la historia monumental impera sobre las otras dos formas (sobre todo la historia crítica), su efecto deja de ser vivificador y se vuelve dañino y aplastante para la vida.
Nietzsche pone el ejemplo de una historia monumental del arte que, practicada por aquellos que no crean y se dedican a mirar de afuera, se convierte en un veneno para los artistas. Cuando esos maestros del pasado ya no funcionan como inspiraciones sino como ideales, como el único arte verdadero, como lo único digno de respeto y admiración, mientras que se juzga de modo negativo todo lo que está queriendo nacer, todo lo nuevo que está explorando nuevos valores estéticos sin estar consagrado; en ese caso, la historia aplasta el presente y mata lo vivo, lo paraliza en su acción.
Historia anticuaria. Es la historia que practican quienes conservan y veneran las condiciones que permitieron la vida en épocas pasadas, en las que ellos mismos se formaron, para que también puedan vivir allí quienes vendrán después. Se conserva la historia de la ciudad y se cuida el patrimonio arquitectónico heredado, los hábitos y objetos de generaciones pasadas. Este tipo de historia sirve a la vida cuando a través de ella un individuo o pueblo logra sentirse ligado a la tierra que habita y a las costumbres del lugar, aun cuando esa tierra sea modesta (“una colina pelada”) y esas costumbres rudas. Cuando puede sentirse parte de una comunidad con una identidad que es heredera de generaciones pasadas. Sin embargo, la historia anticuaria que sirve así a la vida no es una ciencia exacta. Nuevamente, la idea es que para que la historia sirva a la vida, no puede evitar volverse también a medias una ilusión. El campo de visión de esta historia es bastante limitado, localista, descuida la mayor parte de los fenómenos más globales y les da una importancia excesiva a cosas particulares, todas por igual, que luego no logra conectar entre sí.
Pero esta forma de la historia se vuelve francamente dañina para la vida cuando se transforma en una veneración y conservación de todo lo viejo por el hecho de ser viejo, sin discriminación; cuando deviene una furia coleccionista que gusta envolverse con el olor de lo rancio y cuando, por tanto, rechaza cualquier cosa que sea nueva, como si por el sólo hecho de ser nueva amenazara a esa identidad heredada que tanto se busca preservar y venerar. La historia anticuaria se vuelve dañina cuando las fuerzas de preservación del pasado dejan de estar subordinadas a las fuerzas de acción y creación en el presente y en pos de un futuro.
Historia crítica. Este tipo de historia es útil al ser humano en cuanto ser que sufre y necesita liberarse, ya que brinda la fuerza necesaria para poder romper con el pasado. Y lo hace a través de un juicio y condena de un pasado que siempre está plagado de errores, violencias y debilidades. Se examina el pasado desde un punto de vista crítico, revelando cuán injustos son ciertos privilegios y ciertas formas de vida, y cómo ellas deberían transformarse.
Podemos condenar ese pasado desde un punto de vista analítico y cognoscitivo, pero no es tan fácil librarse de él en el modo de vivir, pues esos hábitos se han convertido en nuestra naturaleza. Somos el resultado de generaciones anteriores, de sus pasiones y errores, de sus hábitos e instintos. Y será difícil transformarnos a menos que sigamos una disciplina que implique el cultivo de nuevos hábitos e instintos y que lleve a la creación de una segunda naturaleza que contrarreste la primera. Este proceso es peligroso, porque las segundas naturalezas no suelen ser tan firmes como la primera. Pero a veces se gana, y el consuelo es que esa segunda naturaleza será la primera para las generaciones que vengan después. 
Si bien Nietzsche no desarrolla tanto como las otras este tipo de historia, podemos decir que la historia crítica se vuelve dañina para la vida cuando se critica sin necesidad, cuando se condena todo el pasado en bloque, volviéndonos así incapaces para nutrirnos de los acontecimientos y las acciones de otros tiempos.
Entonces, resumiendo hasta aquí: la relación con el pasado resulta vital cuando nos provee de ejemplos valerosos que nos dan fuerza y consuelo para perseguir los objetivos de la acción presente; cuando la veneración y preservación de las costumbres y objetos del pasado contribuye a crear un sentido identitario de comunidad y nos afianza a la tierra que habitamos; y cuando la crítica de los injustos acontecimientos pasados que se continúan en el presente nos ayuda a liberarnos de esos privilegios y a cultivar otros modos de vida.
Pero la relación con el pasado se vuelve aplastante para la vida cuando las figuras y obras del pasado se convierten en modelos inalcanzables que sólo cabe admirar y que bloquean toda nueva acción y obra creadora; cuando la preservación del patrimonio se convierte en una conservación de todo lo antiguo por el hecho de ser antiguo y en una defensa de una identidad cerrada frente a la cual toda vida nueva es sentida como una amenaza; y cuando la crítica se ejerce innecesaria e indiscriminadamente y nos vuelve incapaces para tomar y alimentarnos de las acciones pasadas.
El conocimiento como pesada piedra
Nietzsche dedica varias páginas al diagnóstico sobre la relación entre historia y vida en su época: cuestiona la pretensión de hacer de la historia una ciencia objetiva y, además, advierte que el saber histórico inunda el presente sin ningún límite protector, en una cantidad tal que sobrepasa todo lo que es posible digerir, de modo que en lugar de ser algo vital se convierte en una carga, piedras pesadas.
Esta manera de relacionarse con el pasado y el conocimiento termina produciendo un desfasaje o no correspondencia entre interioridad y exterioridad. Todo ese ese saber consumido en exceso y sin hambre no puede elaborarse para producir ninguna acción o efecto creador en el mundo exterior, queda como un peso muerto adentro, como una interioridad que se amplía indefinidamente sin efectos en el exterior. Y, en cuanto se realiza una acción orientada al exterior, por no provenir de una elaboración propia, de una verdadera asimilación transformadora o apropiación, esa exterioridad es sólo convención o imitación vacía.
El hombre moderno confunde cultura con saber histórico y no se da cuenta de que esa acumulación enciclopédica de conocimientos sobre costumbres, artes, filosofías y religiones de otras épocas y de todas partes, por ser excesiva y mucho mayor de lo que puede asimilar, queda sin elaborar y no conduce a la creación de ninguna cultura singular.
Cuando es practicada en exceso, la historia/memoria es un modo de quitar la fuerza o potencia de cualquier acontecimiento, un modo de desactivarlo e impedir sus efectos. La historia sólo produce más historia, pero no efectos en el mundo real. Los acontecimientos se transforman en libros de historia ni bien ocurridos, se los neutraliza al historizarlos ni bien suceden, y así pierden la fuerza que podrían haber tenido, no conducen a nuevos acontecimientos. Este exceso de saber histórico debilita los instintos, el hombre moderno ya no confía en sí mismo, no deja nada a rienda suelta; para actuar, recurre a toda su erudición muerta, pero no es más que abstracción y sombra.
En una época así, diagnostica Nietzsche, la filosofía coincide con la historia de la filosofía. No es ya un modo de vida como fue entre los antiguos griegos y romanos, sino sólo un saber interior y académico desligado de la acción, sin fuerza ni efecto, que no se termina de tomar en serio, practicado por hombres que parecen máquinas de escribir, leer y hablar en conferencias.
La filosofía carece de todo derecho, en el ámbito de la cultura histórica, si pretende ser algo más que un saber restringido a los límites de la interioridad que no lleva a la acción.
La cultura histórica de nuestros críticos no permite que se produzca un efecto en el verdadero sentido de la palabra, es decir, un efecto sobre la vida y sobre la acción.
Nietzsche dedica el último apartado a cuestionar la educación histórica que se les da a los jóvenes de su época. La meta debería ser aprender a vivir y que la historia/memoria esté al servicio de la vida, o sea, partir de la vida misma y de la experiencia, que los estudiantes se vuelquen a la historia y al conocimiento a partir de un hambre y sed verdaderos.  Pero se educa a los jóvenes para que se vuelvan utilizables lo antes posible, se los educa para que se conviertan en personas “cultas” y se los satura con conceptos y conocimientos históricos aun antes de que los jóvenes tengan sed de ellos o se hayan hecho sus propias preguntas. Así, acumulan un conocimiento meramente verbal, desconectado de su propia experiencia; sufren de la enfermedad de las palabras y aprenden a desconfiar de cualquier sensación personal que no venga rodeada de palabras, por lo que sus instintos se van resintiendo.
Si bien en este ensayo Nietzsche trabaja fundamentalmente la relación con el pasado y la memoria, podemos utilizar sus preguntas y planteos para pensar la relación de los individuos, los grupos y las culturas con otros fenómenos, con cualquier fenómeno en realidad, pero en particular con el conocimiento, la información y el bombardeo de imágenes y sonidos a que estamos sometidos diariamente, o más bien en medio de lo cual vivimos. ¿Cómo posicionarse frente a todo ese caudal? ¿Hasta dónde lo que vemos y escuchamos y aprendemos puede ponerse al servicio de la vida y hasta dónde debemos apartar la mirada, dejarlo caer porque paraliza la vida con su exceso, su dispersión incesante y su producción de miedo? ¿Cómo sería una relación con el conocimiento o la cultura que no fuera superflua, de acumulación erudita y exhibición, sino de enriquecimiento espiritual, o sea, de transformación de sí al servicio de relaciones más vitales con lxs otrxs? ¿Cómo serían unas noticias y una información sobre los procesos que se desarrollan contemporáneamente en el mundo que contribuyera a la acción, que nos dejara fortalecidos para la creación conjunta de nuevos modos de existencia, o sea, unas noticias al servicio de la vida?
Si algo aprendimos de este ensayo es que esas respuestas dependerán en parte de nuestra capacidad para encontrar en cada caso, a través de una escucha atenta, el equilibrio vital entre luces y sombras, memoria y olvido, saber e ignorancia.
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kaelula-sungwis · 9 months ago
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Carla. (Explore 29-10-2023)
flickr
Carla. (Explore 29-10-2023) by Servssm Via Flickr: Fotografía realizada en el workshop impartido por Carmen Hache en Ávila el día 21 de octubre de 2023. Modelo Carla J.
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davidgv53blr · 11 months ago
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ET0177. XB220003.XT Primeras Luces en el Rio....
PHOTO-DGV = Fotografía original > davidgv53blr. Vegetación en el rio... oscuridades, luces, y reflejos.........
Serie = Alcoi-Alcoy 360º
PHOTO-DGV = photodgv  Fotografía original > davidgv53blr.Fotografía original > https://www.flickr.com/photos/tags/photodgv
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marlasallesphotography · 1 year ago
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Garibaldi, Ciudad de México, 2023.
Marla Salles
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juliancallejo · 3 months ago
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goldenliartrash · 7 months ago
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Se me había olvidado lo surrealista que es pasar por Chamberí cuando coges el metro normal...
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hansdurrer · 1 year ago
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Santa Cruz do Sul, Brasil, 4 Janeiro 2021
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zososu · 4 months ago
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Ignis
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translucent-serendipity · 5 months ago
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la otra noche me metí en demasiados pogos en un concierto de Nerve Agent, me llevé un cabezazo en la ceja, y desde entonces a ratos me dan microespasmos en esta 🤡
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marlasallesphotography · 1 year ago
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Facultad de Arquitectura, UNAM, C.U. Ciudad de México 2023
Marla Salles
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mividaenversos · 4 months ago
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Que hija de puta y complicada es la autoestima. Un día te sientes bien contigo mismo, con tus valores, con tus manías. Te sientes bien con el peso que te quitaste de la espalda, con las cosas que aún estás mejorando, con tus derrotas y tus victorias. Te sientes bien con ser quién eres, con tus luces y tus sombras. Y un día, a raíz de varios comentarios, todo eso se derrumba y no puedes evitar odiarte ¿Cómo no vas a odiar cada pequeña parte de lo que te hace ser quién eres? Si todo apunta a que eres un desastre, eres inútil y da igual todo tu esfuerzo porque no lo vas a lograr. ¿Cómo no vas a odiarte si la persona más importante en tu vida parece hacerlo?
— Recovecos de mi alma
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ohgoomi · 10 months ago
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hi! i hope ur doing well. i was going to personally dm you as i know you’ve already said to before on this matter, but i thought i’d ask publicly for anyone else who wants to know.
you’ve already explained the apps used ; but could you possibly do an in-depth tutorial on how you created your header, please?
hi ! aquí el tutorial espero que se entienda, igual si tienes alguna otra duda no tengas miedo de volver a preguntar 〜 。゚(゚´ ꒳ `゚)゚。
⠀⠀1) Primero use PicsArt para darle calidad a la imagen con las opciones de "herramientas", "ajustes", "saturación" y "luces" (estás dos últimas las vas ajustando de la forma que quieras).
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⠀⠀2) Para dar la impresión de los bordes desvaneciéndose presionas "agregar" e inmediatamente te lleva a tu galería en dónde seleccionas el png y lo acomodas.
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⠀⠀3) Y por último fui a la app "phonto" y use el font llamado "Billa Mount", también le puse sombra blanca para que se vea como iluminado ☝🏻🌟
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